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ALCALDÍAMAYORDEBOGOTÁ

LUISEDUARDOGARZÓN,AlcaldeMayordeBogotá

INSTITUTODISTRITALDECULTURAYTURISMO

MARTHASENN,DirectoraVÍCTORMANUELRODRÍGUEZSARMIENTO,SubdirectordeFomentoalasArtesylasExpresionesCulturalesANARODA,GerentedeLiteratura

SECRETARÍADEEDUCACIÓNDELDISTRITO

ABELRODRÍGUEZCÉSPEDES,SecretariodeEducaciónDistritalABELRODRÍGUEZCÉSPEDES,SubsecretarioAcadémicoISABELCRISTINALÓPEZ,DirectoradeGestiónInstitucionalELSAINÉSPINEDAGUEVARA,SubdirectoradeMediosEducativos©InstitutoDistritaldeCulturayTurismowww.idct.gov.coTodoslosderechosreservados.Prohibidasureproduccióntotaloparcialsinpermisodeleditor

ISBN958-8232-79-1Asesoreditorial:JULIOPAREDESCASTRO

Coordinadoradepublicaciones:DIANAREYQUINTERO

Diseñográfico:OLGACUÉLLAR+CAMILOUMAÑA

ArmadaeBook:ELIBROSEDITORIAL

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Contenido

CUBIERTA

LIBROALVIENTOPORTADACRÉDITOS

INTRODUCCIÓN

LAVENTANAABIERTAYOTROSCUENTOSSORPRENDENTESSAKILaventanaabierta

KATECHOPIN

Unamujerrespetable

HENRYJAMES

Losañosdemadurez

JACKLONDONElpagano

MARKTWAIN

Unahistoriasinfinal

AMBROSEBIERCE

Laventanatapiada

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Introducción

Lo que hoy llamamos y entendemos como un cuento, tanto por su estructuracomoporsuatmósfera,tensiónyritmo,tieneunodesusprincipalesorígenesenelmundoliterarioanglosajón,territoriodondelograunaformacasidefinitivaalolargodelsigloXIX,yalcanzalímitesincomparablesenelXX.Cualquierlectorpodría empezar con Edgar Allan Poe y terminar con Raymond Carver paradescubrirqueel cuentoescritoen ingléses, sinduda,unode losámbitosmásfértiles y ricos del género. La presente colección reúne a seis autoresanglosajones,seisejemplosfechadosenelsigloXIX,quenosofrecenseisformasdistintas,sorprendentesyclásicasdenarraruncuento.

Elvolumenseabreysecierracondosrelatosdehorror,dondeelprotagonistaes una ventana, que sirve para vislumbrar a través de su marco un hechosorpresivo y terrorífico. En el primero, “La ventana abierta”, escrito por elnarradoringlésSaki,elterrorsurgeenclavejocosa,mientrasqueenelotro,“Laventana tapiada”, escrito por Ambrose Bierce, la trama busca el efectoconvencionaldeperturbarallector,enfrentándoloaunasorpresaanormalysinexplicación.

Aotraparejadecuentoslosenlazaeltemadelosespejismosyavataresqueacompañan los enamoramientos sin destino; en uno, “Una mujer respetable”,escritoporlanorteamericanaKateChopin,ellectorseencontraráconunajovencasadacuyosbuenjuicioyvoluntadférrea lepermitensobreponersealembatede un amor inadmisible; en el otro, “Una historia sin final”, escrito porMarkTwain, la timidez y el apocamiento del joven protagonista, aunados a undesafortunadoaccidentesindesenlaceresuelto,daránaltraste,casiconabsolutaseguridad,consuspretensionesdeconquistadorsentimental.

Eneltercerpardecuentos,“Losañosdemadurez”,escritoporHenryJames,y“Elpagano”,escritoporJackLondon,dosdelosescritoresmásemblemáticosentre los narradoresmodernos, las tramas giran alrededor de una amistad quenaceysealimentaporunazarquebordealamuerte.EnelcuentodeJames,unescritordeciertafamaencuentra,en losdíasfinalesdesuvida,al lector ideal,encarnado en la figura de un jovenmédico, un espíritu vivaz que revela unapasión incondicional por su literatura; en el cuento de London, un hombreblanco,aventurerodelosMaresdelSur,lograencontrarseasímismoyescaparavariosembatesdelamuertegraciasalapresenciaylapoderosaprotecciónde

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unnativodelasislas,unpaganocuyoúnicocredosagradoeslaamistad.

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Laventanaabierta

Saki1870–1916SeudónimodeHectorHughMunro.NacidoenlaantiguaBirmania,hoyMyanmar,SakicrecióenDevonshire,Inglaterra,separadodesuspadres.Después,enlajuventud,viajóporEuropaacompañandoasupadre,oficialretiradodelapolicíaimperial.TrabajócomocorresponsalenlosBalcanes,RusiayenParís.En1914,sealistócomovoluntarioenelejércitofrancésymurióen1916enBeaumontHamel.Refiriéndoseasuobra,JorgeLuisBorgescomentó:“Conunasuertedepudor,Sakidauntonodetrivialidadarelatoscuyaíntimatramaesamargaycruel”.

–Mitíabajaráenunmomento,Sr.Nuttel–anuncióunaimperturbablejovencitadequinceaños–;mientrastantousteddeberátratardeconformarseconmigo.

FramtonNuttelseesforzópordecir lacosacorrectaquehalagarademaneraapropiadaalasobrinapresentesinqueporesodesairaraindebidamentealatíaporllegar.Ahoramásquenuncadudabaensecretositodasestasvisitasformalesa una serie de completos desconocidos iban a contribuir en algo con la curanerviosaquesesuponíaestarsobrellevando.

–Yasécómovaaser–habíaafirmadosuhermanacuandoélsepreparabaparasalir hacia su retiro rural–. Te recluirás allá y no hablarás con ningún almaviviente, y tus nervios estarán peor que nunca por el desánimo.Debería dartecartasdepresentaciónparatodalagentequeconozcoallá.Algunos,hastadondepuedorecordar,eranbastanteagradables.

FramtonsepreguntabasilaseñoraSappleton,ladamaaquienseencontrabapresentándoleunadelascartas,formabapartedeeseagradablegrupo.

–¿Conoceamuchadegentedeporaquí?–preguntólasobrina,cuandojuzgóqueyahabíantenidosuficientecomuniónsilenciosaentrelosdos.

–A casi nadie –contestó Framton–. Mi hermana estuvo aquí, en la casaparroquial,sabe,haceunoscuatroaños,ymeentregócartasdepresentaciónparaalgunadelagentedeacá.

Pronunciólaúltimafraseconunevidentetonodelamento.

–Entonces, ¿prácticamente no sabe nada sobre mi tía? –insistió la

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imperturbablejovencita.

–Sólo el nombre y la dirección –admitió el visitante. Se preguntaba si laseñoraSappletonestaríacasadaoviuda.Algoindefinibleacercadelahabitaciónparecíasugerirlapresenciamasculina.

–Lagrantragedialesucedióhaceapenastresaños–dijolamuchacha–.Debióhabersidodespuésdelaépocadesuhermana.

–¿Latragedia?–preguntóFramton;dealgunaforma,enesteapaciblerincónrurallastragediasparecíanfueradelugar.

–Talvezustedsepreguntaráporquémantenemosesaventanacompletamenteabierta en una tarde de octubre –dijo la sobrina, señalando una puertaventanagrandequedabahaciaunjardín.

–Hacebastantecalorparaestaépocadelaño–afirmóFramton–pero,¿tienealgoqueveresaventanaconlatragedia?

–Fueporesaventanaque,hoyhacetresaños,suesposoysusdoshermanosmenores salieron para su día de caza. Nunca regresaron. Cruzaban el coto endirección a su terreno favorito para cazar al acecho, cuando un pantanotraicionerose los tragóa los tres.Habíasidounverano terriblementehúmedo,sabe,ylugaresqueenotrosañosfueronseguroscedíandeunmomentoaotroysinprevioaviso.Nuncaserecuperaronloscuerpos.Esfuelomásespantosodetodo –En ese punto la voz de lamuchacha perdió el tono imperturbable y sevolvió entrecortadamente humana–: La pobre tía cree todo el tiempo queregresarán algún día, los tres y el pequeño spaniel castaño que se perdió conellos,yqueentraránporesaventanajustocomosolíanhacerlo.Esaeslarazónpor la que la ventana se mantiene abierta todas las tardes hasta que está yabastanteoscuro.Pobre tíaquerida,amenudomehacontadocómosalieron,suesposoconelimpermeableblancocolgadosobreelbrazo,yRonnie,elmenordesushermanos,cantando‘Bertie,whydoyoubound?’comohacía siempreparatomarla del pelo, pues ella decía que le ponía los nervios de punta. ¿Sabe?,algunasveces, en tardes silenciosasy tranquilascomoesta, tengo la sensaciónhorrorosaqueellosvanaentrarcruzandoesaventana…

Dejó de hablar con un ligero estremecimiento. Para Frantom fue un aliviocuandolatíairrumpióenelsalónconunaseriedeexcusasporhabertardadoenaparecer.

–EsperoqueVeralohayadistraído–dijo.

–Hasidomuyinteresante–respondióFrantom.

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–Espero que no le importe la ventana abierta –dijo de pronto la señoraSappleton–,miesposoymishermanosvolverándesujornadadecazaysiempreentranporahí.Hoyestuvieronporlospantanoscazandoalacecho,asíquevanaensuciardelolindomispobresalfombras.Peroasísonustedesloshombres,¿noescierto?

Siguió hablando alegremente sobre la cacería y la escasez de pájaros y elprospectodepatos para el invierno.ParaFrantom, todo sonaba absolutamenteespantoso.Hizounesfuerzodesesperado,aunquesóloparcialmenteexitoso,pordirigirlaconversaciónhaciaunasuntomenosaterrador;eraconscientedequesuanfitriona le prestaba sólo un fragmento de su atención, con la miradadesviándoseconstantementedeélhacia laventanaabiertayelpradomásallá.Eraciertamenteunacoincidenciadesafortunadaqueélhubieratenidoquehacersuvisitaenestetrágicoaniversario.

–Los médicos coinciden en ordenarme descanso absoluto, ausencia deexcitación mental y rehuir cualquier cosa que tenga que ver con el ejerciciofísicoviolento–anuncióFramton,apoyándoseenesemitobastanteextendidodequeloscompletosextrañosylagentereciénconocidaestánansiososporconocerelmenordetalle sobre los achaquesy lasdolenciasdeuno, con sucausay sucura–. En cuanto al asunto de la dieta, no se han puesto muy de acuerdo –continuó.

–¿No? –preguntó la señora Sappleton, con una voz que sólo consiguióreemplazarporunbostezoaúltimomomento.Entoncesderepenteseanimóyprestóunaatencióninmediata,aunquenoaloqueFramtondecía.

–¡Llegaron,porfin!–gritó–.¡Justoatiempoparaelté,ynoparecenestardebarrohastalosojos!

Framton se estremeció ligeramente y se volteó hacia la sobrina con unamirada que intentaba transmitir una comprensiva compasión. La muchachamirabahaciaafueraatravésdelaventanaabiertaconunaturdidoterrorenlosojos.Conlaglacialsacudidadeun temorsinnombre,Framtonsemovióen lasillayobservóenlamismadirección.

En la creciente oscuridad del crepúsculo tres figuras cruzaban el jardín ycaminaban en dirección a la puertaventana; cada una llevaba un arma bajo elbrazoyunadeellascargabaademásunabrigosobre loshombros.Unagotadospanielcastañosemanteníaasustalones.Seacercabansilenciosamentehacialacasa, y entonces una ronca voz juvenil cantó bajo la oscuridad: ‘I said,Berti,whydoyoubound?’

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Frantomagarróelbastónyelsombrerofrenéticamente;lapuertadeentrada,elcaminodegravilla,yelportóndelfrentefueronetapasapenasadvertidasensuprecipitadaretirada.Unciclistaqueavanzabaporelcaminotuvoquelanzarsealsetoparaevitarlainminentecolisión.

–Yaestamosaquí,querida–dijoelquellevabaencimaelimpermeablecuandocruzópor laventana–.Algodebarro,perocasi todo seco. ¿Quiéneraesequesaliócorriendocuandonosacercábamos?

–Un hombre de lo más particular, un tal señor Nuttel –contestó la señoraSappleton–. Sólo consiguió hablar de sus dolencias y se fue a toda prisa sinpronunciarunasolapalabradedespedidaodedisculpacuandoustedesllegaron.Cualquierapensaríaquehabíavistounfantasma.

–Imagino que fue el spaniel –dijo la sobrina con tranquilidad–.Me confesóque le tenía pavor a los perros. Alguna vez fue perseguido por una jauría deperrospariashastauncementerioenalgunapartepor lasorillasdelGanges,ytuvo que pasar la noche en una sepultura recién excavada, con las criaturasgruñendo,mostrándole losdientesyechandoespumapor laboca justoencimasuyo.Suficienteparaquecualquierapierdaelvalor.

Lashistoriasimprovisadaseransuespecialidad.

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Unamujerrespetable

KateChopin1851–1904NacidaenSaintLouis,Missouri,E.U.,quedóhuérfanadepadreantesdecumplirloscincoañosycrecióenunambientefamiliarhabitadoexclusivamentepormujeres,quienesseconvertirándespuésenlasprotagonistascentralesdesushistorias.Consideradaensutiempounaescritorapolémicaydesafiante,Chopinexpuso,conhumorysinambages,elconflictoentrelasupuestainocenciafemeninaylasensualidad,entreelímpetufísicoylasconvencionessocialesyreligiosasdelaeravictoriana.LastensionessocialesyracialesenlaNuevaOrleansdemitaddelsigloXIXtambiénfueronescenariodesuobra.Quiso,comosuadmiradoGuydeMaupassant,escapardelatradiciónylaautoridadycontarloqueviodelavidadeuna“maneradirectaysencilla”.

La señora Baroda se molestó un poco al enterarse de que su esposo habíainvitado a su amigo Gouvernail a pasar una o dos semanas en la plantación.Duranteelinvierno,habíaninvitadoyrecibidoamuchagenteytambiénhabíanpasadogranpartedeltiempoenNuevaOrleáns,sumidosenunavariadaysuavedisipación. Ahora, cuando ya estaba ansiosa por entrar en un periodo dedescanso ininterrumpido y en un calmado tête-a-tête con su esposo, él leinformabaqueGouvernailvendríaapasarunasemanaodosenlaplantación.

Era un hombre de quien había oído hablarmucho pero al que nunca habíavisto.Había sidocompañerodeuniversidaddesuesposo;ahoraeraperiodistaperonosetratabadeningúnmododeunhombredesociedadnideunindividuopopular,razones,quizás,por lasquenuncalohabíaconocido.Sinembargo,sehabíaformadoinconscientementeunaimagendeél.

Lohabíaimaginadoalto,delgadoycínico;conanteojosylasmanossiempreentrelosbolsillos,yesaimagennolegustó.Enrealidad,Gouvernailresultóserunhombredelgado,peronoeraaltoynoerademasiadocínico;tampocousabaanteojosni llevabalasmanosmetidasenlosbolsillos.Ycuandoélsepresentóporprimeravez,aellalegustóbastante.

Aún así, cuando intentó hacerlo, no pudo explicarse de manera totalmentesatisfactoriaporquélehabíagustado.Noconsiguiódescubrirenélningunodeaquellos brillantes y prometedores rasgos que Gaston, su esposo, le habíaasegurado con tanta insistencia que poseía. Por el contrario, Gouvernailpermaneció sentado, en silencio y en actitud receptiva hacia la parlanchina

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ansiedadconlaqueellaseesforzabaparahacerlosentirencasa,ylaelocuentehospitalidad de Gaston. Los modales de Gouvernail hacia ella resultaron tancortesescomolosquepodíareclamarlamásexigentedelasdamas,peronohizoningúnesfuerzoevidenteporbuscarsuaprobaciónynisiquierasuestima.

Unavezacomodadoen laplantación,aGouvernailparecíagustarlesentarseenelampliopórticosombreadodeunodelosgrandespilarescorintios,fumandosucigarrosinningúnafányescuchandoconatenciónelrelatodelaexperienciadeGastóncomoplantadordecañadeazúcar.

–Esto es lo que yo llamo vida –murmuraba con profunda satisfacción;mientrasqueelairequebarríael sembradodecaña loacariciabaconese roceaterciopelado,cálidoyaromático.

También le gustaba tratar con familiaridad a los grandes perros que se leacercaban y se frotaban amistosamente contra sus piernas. No le gustaba ir apescarynomostrabaningúnafánporsaliracazarpinzonescuandoGastónseloproponía.

LapersonalidaddeGouvernaildesconcertabaalaseñoraBaroda,peroaúnasíle gustaba. En efecto, se trataba de un hombre adorable e inofensivo. Sinembargo, al cabo de varios días, cuando no logró comprenderlomejor que alprincipio, dejó de sentirse desconcertada y empezó a estar irritada. Con eseestado de ánimo, dejaba solos, lamayor parte del tiempo, a su esposo y a suinvitado. Sin embargo, al ver que Gouvernail no adoptaba ningúncomportamientoexcepcionalfrenteasusactos,decidióimponerlesupresencia,acompañándoloensusindolentespaseoshastaelmolinoyensuscaminatasporlaelevadaorilladelrío.Buscabaconpersistenciapenetrarlacircunspecciónenlaqueélseenvolvíainconscientemente.

–¿Cuándo semarcha tu amigo?–lepreguntóundía a su esposo–.Me tieneterriblementeagotada.

–No en menos de una semana, querida. Pero no te comprendo; él no hacausadoningúnproblema.

–No.Megustaríamássilohiciera;sisecomportaracomotodoelmundoyyopudieraplanearalgoparaquesesientacómodoysedivierta.

Gastón tomó el lindo rostro de su esposa entre las manos y miró tierno ysonrientesusatribuladosojos.Seencontraban juntosenelvestierde laseñoraBaroda,mientrasterminabandearreglarseunpoco.

–Estásllenadesorpresas–ledijoél–.Nisiquierayopuedoadivinarcómovas

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areaccionarbajociertascircunstancias.

Lediounbesoypasóaajustarselacorbatafrentealespejo.

–Ahíestás–continuó–,tomándoteenserioalpobreGouvernailycreandotodaunaconmociónasualrededor,queesloúltimoqueéldesearíaoesperaría.

–¡Una conmoción! –replicó ella ofendida– ¡Qué insensatez! ¿Cómo puedesdecir eso? ¡Una conmoción, cómo no! Y además, tú asegurabas que era unhombreinteligente.

–Yloes.Peroelpobreseencuentraexhaustoporelexcesodetrabajo.Esafuelarazónporlaqueloinvitéaveniraquí,paraquesetomaraundescanso.

–Solías decir que era un hombre de ideas –volvió a rebatir ella, aúninconforme–.Deélesperabaquefuera,por lomenos, interesante.Partiréenlamañana hacia la ciudad para que me confeccionen los trajes de primavera.Avísame cuando el señor Gouvernail se haya ido. Estaré en casa de mi tíaOctavie.

Esa noche ella salió y se sentó sola bajo un vigoroso roble, al borde delsenderodegravilla.

Nunca antes había sido consciente de que sus pensamientos y sus anhelospudieransertanconfusos.Loúnicoenclaroquepodíasacardetodoestoeralasensacióndeunaevidentenecesidaddeabandonarlacasaporlamañana.

LaseñoraBarodaescuchóentonceselcrujirdeunospasossobrelagravilla,perosóloconsiguiódiscernirbajolaoscuridadelresplandorrojodeuncigarroque se aproximaba. Supo que era Gouvernail, pues su esposo no fumaba.Esperaba mantenerse oculta, pero el blanco de su traje la delató. Gouvernaillanzó el cigarro lejos y se acomodó a su lado, sin pensar que a ella pudieramolestarlesupresencia.

–Suesposomepidióque le trajeraesto, señoraBaroda–ledijo,mientras leentregabaunpañolónblancoycasitransparenteconelquealgunasvecesellasecubría la cabezay loshombros.Ella recibió el pañolóny lo agradeció conunmurmullomientrasquelodejabasobresuregazo.

Gouvernail soltó entonces una observación banal sobre el nocivo efecto delairenocturnoenesaestación.Después,mientrassumiradaseperdíalejosenlaoscuridad,murmuró,unpocoparasímismo:

¡NochedelosvientosdelSurnochedeescasaseinmensasestrellas!Silenciosaysomnolientanoche…

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La señora Baroda no ofreció ningún comentario a ese apóstrofe hacia lanoche,que,porsupuesto,noibadirigidoaella.

Gouvernail no era un hombre tímido y, de ninguna manera, una personacohibida. Sus periodos de circunspección no formaban parte natural de sucarácter, sino el resultado de algún particular estado de ánimo. Sentado ahí alladodelaseñoraBaroda,susilenciosedisolviópaulatinamente.

Hablóconespontaneidadydemaneraíntima,conunmatizlentoyvacilantequenoresultabanadadesagradable.HablódelospasadosdíasenlauniversidadcuandoélyGastónhabíansido tanamigoselunodelotro,de laépocade lasciegasyentusiastasambicionesydelosgrandesproyectos.Ahoralequedaban,almenos,ciertafilosóficaresignaciónfrentealordenexistente;eldeseodequesimplementeselepermitieraexistirydevezencuandoalgunaligerabocanadadeauténticavida,comolaqueestabarespirandoeneseinstante.

LamentedelaseñoraBarodaapenassicaptabaloqueélestabadiciendo.Porel momento, lo que predominaba era su ser físico. Ella no pensaba en laspalabrasdeél,estabaembebidaúnicamenteenlostonosdesuvoz.Quisoestirarlamanoenlaoscuridadyconladelicadapuntadesusdedostocarlelacaraoloslabios. Quiso acercarse a él y susurrar contra su mejilla –no le importabasusurrarlequé–comolohubierahechosinofueraunamujerrespetable.

Entre más fuerte era el impulso de acercarse a él, más lejos, de hecho, seretiraba.Tanprontocomopudohacerlosinqueparecierademasiadogrosera,selevantóylodejóahísolo.

Antesdequeella llegaraa lacasa,Gouvernailencendíaunnuevocigarroyconcluíasuapóstrofehacialanoche.

LaseñoraBarodasesintiófuertementetentadaacontarleasuesposo–quienademáserasuamigo–sobreesalocuraquesehabíaapoderadodeella.Peronosucumbióa la tentación.Ademásde serunamujer respetable era tambiénunamujer bastante sensata, y sabía que había algunas batallas en la vida que lossereshumanosdebencombatirensolitario.

CuandoGastónse levantópor lamañana,suesposayahabíapartido.Habíatomado uno de los primeros trenes a la ciudad.No regresó sino hasta cuandoGouvernailhabíaabandonadolacasa.

Conversaronsobrelaposibilidadderecibirlodenuevoenelpróximoverano.AsílodeseabaGastón,perosudeseocedióantelaestruendosaoposicióndesumujer.

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Sin embargo, antes de que terminara el año, ella propuso, por su propiainiciativa,decirleaGouvernailque losvisitaradenuevo.Suespososemostrósorprendidoyencantadodequelasugerenciavinieradeella.

–Mealegrasaber,quefinalmentehaslogradosobreponerteatufastidiohaciaél;deverdadquenoselomerece.

–¡Oh! –le contestó ella sonriendo, después de plantarle un largo y cariñosobesoenloslabios–.¡Helogradosobreponermeatodo!Yaloverás.Estavezserémuyamableconél.

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Losañosdemadurez

HenryJames1843–1916NacidoenNuevaYork,E.U.,viviógranpartedesuvidaenLondres,Inglaterra.Hijodeunreconocidoteólogoyhermanodeunpsicólogofamoso,HenryJamesesconsideradounodelosmásgrandesnarradoresdelaliteraturaoccidental.Dejóvariasnovelashoyendíaverdaderosclásicos,comoRetratodeunadama,Laotravueltadetuerca,WashingtonSquareoLaleccióndelmaestro,paramencionarsóloalgunas.Cultivóelcuentoconigualmaestría,génerodondecombinómúltiplestemas,comolosobrenaturalyfantástico,lamuerte,elpasodeltiempoy,enmuchoscasos,eloficiodelaescritura.“EsunafiguratanúnicaenlahistoriadelanovelacomoShakespeareenlahistoriadelapoesía”,diríadeJameselescritorGrahamGreene.

Esedíade abril era agradableydespejado,y elpobreDencombe, feliz con lapresuncióndehaberrecuperadolaenergía,seencontrabadepieeneljardíndelhotel,comparando,conunadeliberaciónenlaquesinembargoaúnflotabaciertalanguidez,losatractivosdelascaminatasmáscómodas.Legustabalasensacióndelsurentantopudieraexperimentarlaenelnorte,legustabanlosacantiladosdearena y los pinos arracimados, le gustaba incluso el mar incoloro.“Bournemouth,centrodesalud”lehabíasonadocomosimplepropaganda,perosesentíaahoraagradecidoconlascomodidadesordinarias.Elamigablecarterorural, al pasar por el jardín, le acababa de entregar un paquete pequeño quedecidióllevarconsigo,abandonandoelhotelhacialaderechayavanzandoconpaso lento hacia una banca que conocía, un nicho seguro en el acantilado. Elnicho miraba hacia el sur, hacia las teñidas paredes de la isla, y por detrásquedabaprotegidoporeldecliveonduladode lapendiente.Estabayabastanteagotadocuandollegóyporunmomentosesintiódecepcionado;sesentíamejor,por supuesto, pero, después de todo, ¿mejor que qué? Nunca volvería a ser,como en uno o dos grandes momentos del pasado, mejor de lo que era. Elinfinito de la vida había desaparecido, y lo que quedaba de la dosis era unpequeño recipiente,marcado comoun termómetropor el boticario.Se sentóyobservóelmar,queparecíasólosuperficieycentelleo,muchomenosprofundoqueelespíritudelhombre.Elabismode la ilusiónhumanaera laprofundidadverdadera y sinmareas. Sostuvo el paquete traído por el correo de libros, sinabrir sobre la rodilla, complacido, a falta de tantas alegrías –su enfermedad lehabíahechosentirlaedad–,conelhechodesaberqueellibroestabaahí,pero

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consciente de que no podía haber una renovación completa de ese placer, tanapreciado por la experiencia juvenil, de verse a sí mismo “recién salido”.Dencombe, quien ya contaba conuna reputación, había publicadomuchísimasvecesysabíamuybiencuáldebíasersunaturaleza.

Estapostergaciónquedódealguna formaasociada, al cabodeun rato, aungrupo de tres personas, dos señoras y un hombre joven, que más abajoavanzaban sin rumbo y aparentemente en silencio, y a quienes pudo vermoviéndose juntos y con lentitud por la arena. El joven mantenía la cabezainclinada frente a un libro y de vez en cuando se detenía hechizado por esevolumenque,comopodíapercibirDencombeinclusoaestadistancia,teníaunaseductoracubiertaroja.Entoncessusacompañantes,queavanzabanunpocomásadelante, esperaban a que él las alcanzara, hurgando en la arena con susparasoles,mirando elmar y el cielo alrededor y evidentemente impresionadaspor labellezade esedía.Ante lo cual el jovendel libro semostrabaaúnmásclaramente indiferente; esa manera de quedarse atrás, crédulo, absorto, loconvertía en objeto de envidia para un observador que había perdido esacandidez en su relación con la literatura.Una de lasmujeres era acuerpada ymadura;laotramostrabaladelgadezdeunarelativajuventudydeunasituaciónsocial probablemente inferior.Lamujer acuerpada devolvió la imaginación deDencombea laépocade lacrinolina; llevabapuestounsombreroen formadechampiñón,decoradoconunveloazul,y,ensuagresivaamplitud,teníaelairedeaferrarseaunamodadesaparecidaoinclusoaunacausaperdida.Entoncessuacompañante extrajo de entre los pliegues de una manta una silla portátilflexible,queafirmóenelpisoydelaquetomóposesiónlainmensadama.Esteacto, y algo en el movimiento de cada una, caracterizó de inmediato a lasejecutantes–actuabanpararecreacióndeDencombe–comolaopulentamatronay su humilde subordinada. Por otra parte, ¿dónde estaba la gracia de ser unreconocido novelista si uno no podía establecer el vínculo entre estospersonajes?Laingeniosahipótesis,porejemplo,dequeeljoveneraelhijodelaopulentamatronayquelahumildesubordinada,hijaasuvezdeunclérigoodeunoficial, alimentabauna secretapasiónpor él. ¿No resultaba evidentepor lamanera comoella sedeslizaba furtivamente tras suprotectoraparavoltearlo amirar? Allá, donde él había decidido detenerse cuando su madre se sentó adescansar. El libro era una novela, tenía una encuadernación barata; así quemientraselromancedelavidapermanecíainadvertidoasulado,élseextraviabaenelde labibliotecacirculante.El joven semoviódemaneramecánicahaciadonde la arena eramás suave y se dejó caer, para terminar con comodidad elcapítulo. La humilde dama de compañía, desalentada por el aislamiento del

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joven, vagó en otra dirección, con la cabeza caída en un gesto martirizado,mientras que la exorbitante dama, observando las olas, ofrecía un confusoparecidoconunamáquinavoladoraquesehubieraaveriado.

Cuandoeldramaempezóaperderfuerza,Dencomberecordóquedespuésdetodoteníaotropasatiempo.Aunqueerararatalprontitudporpartedeleditor,yapodía sacar del envoltorio su “más reciente” y tal vez última producción. LacubiertadeLosañosdemadurezteníalaornamentaciónqueeradeesperarseyelaromadelaspáginasnuevaseraelmismodelasantidad;peroporelmomentolacosaquedóahí: acababade ser conscientedeunextrañodesvarío.Se lehabíaolvidadode qué se trataba el libro. ¿El ataque de su vieja dolencia, de la queengañosamentebuscabaprotegerseaquíenBournemouth,habríainterpuestounvacío total frente a todo lo que había sucedido antes? Había terminado larevisióndelaspruebasantesdesalirdeLondres,perolaquincenasiguientequepasó en cama desdibujó todos los matices. No hubiera podido recitarse a símismo una sola frase, no podría volver a una sola página con curiosidad oconfianza. El tema ya se le había escapado, dejando atrás una ilusión fugaz.Lanzóungemido sordomientras respiraba el aireheladode eseoscurovacío,que parecía representar de una forma tan desesperada la conclusión de unproceso siniestro. Las lágrimas llenaron sus ojosmansos; algo precioso habíamuerto. Esta había sido la punzada más aguda durante los últimos años; lasensacióndeltiempomenguante,delasoportunidadesreducidas;yahorasentíano tantoque se le estabayendo suúltimaoportunidad sinoqueya se lehabíaido.Habíahecho todo loque teníaquehacer,yaúnasínohabíahecho loquehubiera querido. Esta era la laceración: que su carrera, prácticamente, habíaconcluido; y era tan brutal como una garra en su garganta. Se levantónerviosamente–unacriaturaacosadaporelpavor–,peroladebilidadlohizocaerdenuevoyabrióel libro.Veníaenunsolovolumen;élpreferíalosvolúmenessencillosysudeseoeralograrunararaconcisión.Empezóaleery,pocoapoco,graciasaestalabor,seapaciguóyrecuperólacalma.Todovolvióaéldenuevo,pero volvía con un asombro, volvía sobre todo con una belleza soberbia ymagnífica.Leyósupropiaprosa,pasósuspropiashojasy loembargó,sentadoahí conel resplandorde laprimavera sobre lapágina,unaemociónpeculiar eintensa. Su carrera había terminado, no había ninguna duda, pero terminaba,cuandoyatodohabíasidodicho,coneso.

Durante la enfermedad había olvidado la obra del año anterior, pero sobretodohabíaolvidadoquefuera tanextraordinariamentebuena.Sesumergióunavezmásensuhistoriayfuearrastradoalfondo,comoporlamanodeunasirena,hasta donde, en el turbio mundo subterráneo de la ficción, en el inmenso y

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lustrosotanquedelarte,salieronaflotetemasextrañosysilenciosos.Reconociósuintenciónyserindióantesutalento.Talveznuncaantesesetalento,talcomoera,habíasidotanrefinado.Lasdificultadesseguíanahípresentes,peroloquetambiénestabapresente,para supercepción, aunque, ¡ay!,probablementeparanadiemás,eraelarteconelquelashabíalogradosuperarenlamayoríadeloscasos.Enelasombradodisfrutedeestahabilidadalcanzóaentreverunposibleindulto.Conseguridadlafuerzadeestadestrezanosehabíaagotadodel todo,aún había en ella vida y provecho. No le había llegado fácilmente, se habíapresentado con retraso y con rodeos. Era la hija del tiempo, la criatura de latardanza;élhabíaluchadoysufridoporella,haciendoincontablessacrificios,yentonces ahora que estaba realmente madura ¿iba a dejar de dar frutos yreconocersebrutalmentederrotada?ParaDencombehabíaunencantoinfinitoenelhechodesentir,comonolohabíasentidonuncaantes,queladedicaciónvincitomnia[1]. El resultado obtenido en su pequeño libro era de alguna forma unresultado que estabamás allá de su intención consciente: era como si hubieraplantadosugenioyhubieraconfiadoensumétodoylosdoshubierancrecidoyflorecidoconestadulzura.Siel logrohabíasidoreal,elproceso,sinembargo,habíasidomásquedoloroso.Loqueveíahoycontantaintensidad,loquesentíacomounclavoquese le incrustaba,eraquesólohastaahora, justoal final, éladquiría esa habilidad. Su desarrollo había sido anormalmente lento, casigrotescamente gradual. Se había visto limitado y retardado por la experiencia,habíaavanzadoatientasporlargosperiodos.Lehabíatomadomuchodesuvidaproducirmuypocodesuarte.Elartehabíallegado,perohabíallegadodespuésdetodolootro.Asemejanteritmo,unaprimeraexistenciaresultabademasiadobreve;buenasólopararecopilarmaterial;asíqueparafructificar,parahacerusodelmaterial,unodeberíacontarconunasegundavida,conunaextensión.Yestaextensiónerapor loque suspirabaelpobreDencombe.Mientras terminabadepasarlasúltimashojasdellibromurmuró:“¡Ah,porunnuevointento,porunamejoroportunidad!

Las tres personas a las que siguió con atención por la arena habíandesaparecidoyvueltoaaparecer;ascendíanahoraporunsendero,unapendienteartificialyfácil,quellevabaalapuntadelacantilado.LabancadeDencombeseencontrabaenlamitaddelapendiente,enunasalienteprotegida,ylacorpulentadama,unapersona imponenteyheterogénea,debrillantesojosnegrosy tersasmejillas coloradas, se tomaba ahora unos momentos para descansar. Llevabapuestosunosguantessuciosyunosinmensosaretesdediamante;aprimeravistaparecía vulgar, pero contrarrestó este rótulo con un agradable aire deinformalidad.Mientrassusacompañanteslaesperabansinmoverse,extendiósu

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faldasobreelbordede labancadeDencombe.El joven llevabaunosanteojosdorados, por entre los que observó, con el dedo aún metido en su libro decubierta roja, el volumen encuadernado en un tono del mismo color, quedescansabaenelregazodelocupanteoriginaldelabanca.Uninstantedespués,Dencombeintuyóquealjovenloimpresionabaelparecido;habíareconocidoelestampadodoradosobrelatelacarmesí,estabaleyendoLosañosdemadurezyahoraadvertíaquealguienmás lemanteníaelpaso.Eldesconocido semostróimpresionado,posiblementeunpocoofendido,aldescubrirquenoeraéllaúnicapersona favorecida con uno de los primeros ejemplares. Los ojos de los dosbeneficiarios se cruzaron por un segundo, y Dencombe encontró divertida laexpresión en los de su competidor, en los ojos, incluso podía inferirse, de suadmirador.Manifestaban algo de resentimiento, parecían declarar: “¡PorDios!¿esqueyalotiene?¡Porsupuestoquesetratarádealgunabestiadereseñador!”Dencombe apartó su ejemplar de la vista mientras la opulenta matrona,levantándosedesudescanso,exclamaba:

–¡Yasientolasbondadesdeesteaire!

–Yonopodríadecirlomismo–dijolaseñoritaconsuaspectoanguloso–.Mesientobastantedecaída.

–Y yo me siento terriblemente hambrienta. ¿A qué hora ordenaste elalmuerzo?–insistiósuprotectora.

Lajoveneludiólapregunta.

–EldoctorHughsiemprelaordena.

–Hoynoordenénada;lavoyaponeradieta–contestósucompañero.

–Entoncesdeberíairmeacasaadormir.¡Quienduerme,come!

–¿La puedo confiar a la señorita Vernham? –preguntó el doctor Hugh a suacompañantemayor.

–¿Noconfíoyoenusted?–preguntóellaasuvez,conmalicia.

–¡No demasiado! –se permitió declarar la señorita Vernham, con los ojospuestosenelpiso–.Usteddeberíavenirconnosotrasalmenoshasta lacasa–,insistió, mientras el personaje a quien ellos dos parecían estar atendiendoempezóaescalarmásalto.Estabayacasifueradelalcancedeloído,peroaúnasílaseñoritaVernham,encuantoaloqueteníaqueverconDencombe,sevolviómuchomenosaudibleparamurmurarlealjovencaballero:–¡NocreoqueustedsedécuentadetodoloqueledebealaCondesa!

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Distraídamente, por un segundo, el doctor Hugh hizo que el aro de susanteojosdoradoslailuminara.

–¿Asíescomolaimpresionoausted?¡Yaveo!¡yaveo!

–Ella es excesivamente buena con nosotros –continuó diciendo la señoritaVernham,forzada,porlafaltademovimientodelotro,apermanecerahíapesarde loprivadode la conversación. ¿Dequé le hubiera servido aDencombe sersensible a los matices si no hubiera detectado en la inmovilidad del joven laextrañainfluenciadelviejoysilenciosoconvaleciente,envueltoensugrancapadelana?LaseñoritaVernhampareciópercibirderepentealgúntipodeconexiónentreellos,puesañadióalcabodeunrato:

–Sideseatomarelsolaquípodríaregresardespuésdeacompañarnoshastalacasa.

Anteestaspalabras,eldoctorHughvaciló,yDencombe,peseasudeseodemostrarse como si no se percatara de nada, se arriesgó a lanzarle unamiradadisimulada.Loqueencontraronsusojosenestaoportunidadfue,porpartedelajovendama,unaextrañamirada fija,denaturalezavítrea,que lehizo recordaralgúnpersonaje–quenopodíanombrar–deunaobradeteatroodeunanovela,alguna siniestra institutriz o una trágica solterona. Ella parecía escudriñarlo,desafiarlo, exclamar con total desdén: “¿Y usted qué tiene que ver connosotros?”Eneseprecisoinstanteelhumorgraciosodelacondesalosalcanzabadesdearriba:

–Vengan, vengan, mis pequeños corderos; ¡tienen que seguir a su viejapastora!

La señorita Vernham se dio vuelta y prosiguió con el ascenso, y el doctorHugh,despuésdeotra silenciosa llamadaaDencombeydeunaevidenteperofugazvacilación,pusosulibroenlabancacomoparaguardarelpuesto,ocomoseñaldesuansiosoregreso,yavanzóasaltosysinningunadificultadhacia lapartemásempinadadelacantilado.

Taninocentescomoinfinitossonlosplaceresdelaobservaciónylosrecursosengendradosporlamaníadeanalizarlavida.Mientrasseabandonabaasutibiobaño de aire, al pobre Dencombe lo divirtió creer que estaba esperando larevelación de algo salido del fondo de una refinada mente joven. Observófijamenteellibroenelbordedelabanca,peronolohabríatocadopornadadelmundo. Le servía a su propósito de contar con una teoría que no deberíaexponerse a refutación. Ya se sentía mejor de su melancolía; según su viejafórmula, ya asomaba la cabeza por la ventana. El paso de una condesa podía

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hacer afluir cualquier fantasía cuando esta, como la mayor de las damas queacababan de retirarse, resultaba tan ostensible como la mujer gigante de unacaravanacircense.Sihayalgoterriblesonlasperspectivasgenerales;lasbrevesy súbitas, contrario a la opinión expresada algunas veces, significan refugio,remedio. El doctor Hugh no podía ser sino un reseñador que tuviera algúnarregloconloseditoresylosperiódicospararecibirlosprimerosejemplares.Elmédico reapareció un cuarto de hora más tarde, visiblemente complacido deencontrar a Dencombe en el mismo rincón y con el destello de unos dientesblancos en una sonrisa azorada pero generosa. Se veía perceptiblementedesilusionado ante el eclipse de la otra copia del libro; perdía así un pretextoparahablarconelcaballeroquesemanteníaensilencio.Perohabló,noobstante;sostuvoenelairesupropioejemplarydeclaróenunaexclamación:

–¡Sitieneustedocasióndeescribiralrespecto,digaquéeslomejorqueélhahechohastaahora!

Dencombe se rió como respuesta. El hasta ahora le resultaba totalmentedivertido y abría una grandiosa avenida hacia el futuro. Aún mejor, el jovencaballerolotomabaaélpor reseñador.Sacódedebajode lacapaLosañosdemadurez, pero ocultó instintivamente cualquier reveladora expresión depaternidad.Enpartelohizoporquelagentesiempreactúatontamentecuandolesinsistealosotrosensuobra.

–¿Esoesloquepiensadecirusted?–lepreguntóasuvisitante.

–No estoy muy seguro si deba escribir algo. No lo hago, por lo regular;disfrutoenpaz.Peroestoesterriblementebueno.

Dencombepensó:sieljovenhubieraempezadoainjuriarloélhabríareveladodeinmediatosuidentidad,peronohacíaningúndañoestimularelimpulsoaloselogios. Lo llevó a cabo con tanto éxito que en pocos segundos su nuevoconocido,sentadoal ladosuyo,yaconfesabacontotalfranquezaquelasobrasdelautordelpardevolúmenesqueteníanalfrenteeranlasúnicasquepodíaleerporsegundavez.HabíallegadodeLondreseldíaanterior,dondeunamigosuyo,un periodista, le había prestado su copia; la copia enviada a la redacción delperiódico,yahabíasidoobjetodeuna“nota”que,segúnafirmaba–aunquehayquetenerencuentala“fanfarronería”–,laelaboróentansolouncuartodehora.Confesóquesesentíaavergonzadodesuamigoportanvulgaresmodales,sobretodoenelcasodeunaobraquedemandabaycompensabaunestudiodetallado;y,así,conesaespontáneaapreciaciónyesedeseotanirregularparaexpresarla,empezóaconvertirseenunaextraordinariaydeliciosaapariciónparaelpobre

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Dencombe.Elazarhabíapuestoalfatigadohombredeletrascaraacaraconsumayoradmiradorentrelasnuevasgeneraciones,ydequiensesuponíaélpodríaenlosucesivoufanarse.Eladmirador,enverdad,eradesconcertante,yresultabauncasorarísimoencontrarseconunjovenmédicohirsuto–teníaelaspectodeunfisiólogo alemán–enamorado de la forma literaria. Era un accidente, peromásafortunadoquelamayoríadelosaccidentes,asíqueDencombe,tanemocionadocomo confundido, pasómedia hora haciendo hablar a su visitantemientras élpermanecíaensilencio.ExplicólaprematuraposesióndeunacopiadeLosañosde madurez aludiendo a su amistad con el editor, quien, al saber que seencontraba en Bournemouth por cuestiones de salud, había tenido con él esadelicada atención. Reconoció haber estado enfermo, pues el doctor Hugh detodos modos lo hubiera adivinado; incluso fue más allá, al preguntarse si nodeberíaindagarporalgún“consejo”higiénicodeunpersonajequecombinabadeforma tan brillante el entusiasmo con algún presumible conocimiento de losremediosenboga.Quizássufesetambalearíasituvieraquetomarenserioaunmédicoquepodía tomarloaél tan seriamente,perodisfrutabaconesa efusivajuventudmodernaysintió,conunaagudapunzada,queaúnhabría trabajoporhacerenunmundodondesepresentabanestascombinacionestaninsólitas.Noeracierto,comohabíaintentadocreerensumomentoderenuncia,quetodaslascombinaciones sehabíanagotado.Noestabanagotadas,deningúnmodo;eraninfinitas;elagotamientosedabaeneldesgraciadoartista.

EldoctorHugh,unardientefisiólogo,estabasaturadodelespíritudelaépoca;en otras palabras, acababa de recibir su título; pero era independiente ypolifacético,yhablabacomounhombrequehubierapreferidoamarlaliteraturapor encima de todo. Le hubiera encantado elaborar frases elegantes, pero lanaturalezalehabíanegadoesedon.AlgunasdelasfrasesmásexquisitasenLosaños de madurez lo habían impresionado extraordinariamente, y se tomó lalibertad de leérselas aDencombe para sustentar su alegato. Bajo el aire tibio,adquirió intensidad frenteasu interlocutor;parecíahabersidoenviadoparasumás completo deleite; y sonó particularmente ingenioso al describir lorecientementequehabíaentradoencontacto,yhastaquépuntohabíaquedadoencantado,conelúnicohombrequesupoponercarneentre lascostillasdeunarte que languidecía a punta de supersticiones. Aún no le había escrito; lofrenabaunafánderespeto.Enestepunto,Dencombeinternamentesealegrabamásquenuncanohaberaccedidoalosfotógrafos.Laactituddesuvisitanteleauguraba un intercambio maravilloso, aunque estaba seguro de que para eldoctor Hugh esa favorable libertad dependería no poco de la voluntad de lacondesa.Seenteróenseguidadequétipodecondesasetrataba,ycomprendió

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ademáslanaturalezadelvínculoqueuníaalcuriosotrío.Lavoluminosadama,inglesadenacimientoehijadeunreconocidobarítono,cuyogusto–aunquesinsutalento–ellahabíaheredado,eraviudadeunnoblefrancésyseñoradetodoloquehabíaquedadodeunaatractivafortuna,frutodelasgananciasdesupadre,yquehabía constituido sudote.La señoritaVernham,una criatura curiosa, perounadotadapianista,estabaunidaaellaporunsueldo.Lacondesaeragenerosa,independiente, excéntrica; viajaba con su intérpretemusical y con sumédico.Ignorante y apasionada, tenía sin embargo momentos en los que era casiirresistible.DencombelavioposarparasuretratoenellibrebocetodeldoctorHughysintióquelapinturadelarelaciónqueteníasujovenamigoconellasele enmarcaba en la mente. Este joven amigo, para ser un representante de lanuevapsicología, resultabamuy fácildehipnotizar,ymostrarseanormalmentecomunicativoeraunaseñaldesuverdaderosometimiento.Asípues,Dencombehizo con él lo que se le antojó, incluso sin haberse dado a conocer comoDencombe.

HabiendocaídoenfermaenunviajeporSuiza,lacondesaloencontróenunhotel, y como además le agradaba decidió ofrecerle, con su imperiosagenerosidad, unas condiciones que no dejaron de deslumbrar a un médicoprácticamentesinpacientesycuyosrecursossehabíanagotadoconlosestudios.Noeralaformacomoélsehubierapropuestopasareltiempo,perosetratabadeuntiempoquepasaríarápido,ypor lopronto lacondesaeramaravillosamenteamable. Exigía atención perpetua, pero era imposible que a uno no le cayerabien.Ofreciódetallessobresusingularpaciente,todoun“tipo”siesqueexistíauno,quesufría,enconexiónconsuabundanteobesidad,ycomoañadiduraalamórbida tensión de una voluntad violenta y sin objetivo, un grave trastornoorgánico;peroregresóasuamadonovelista,aquientuvolabondaddedeclararmásesencialmentepoetaquemuchosdeaquellosqueselanzabanalverso,conun celo estimulado, como lo había sido también toda su anterior indiscreción,porelfelizazardelaamabilidaddeDencombeyporlacoincidenciadetenerlosdoslamismadistracción.DencombeconfesóhaberconocidodepasadaalautordeLos años demadurez, pero no estaba tan preparado como hubiera queridocuandosuacompañante,quenuncahastaahorasehabíacruzadoconunsertanprivilegiado,empezóamostrarseimpacienteporlosdetalles.InclusoadivinóenesemomentoundestellodesospechaenlosojosdeldoctorHugh.Peroeljovencaballeroseencontrabademasiadoexaltadocomoparamostrarsesuspicazynodejabadeagarrarellibroyexclamar“¿Sediocuentadeesto?”o“¿Nosesintiótotalmenteimpresionadoconaquello?”

–Hay un hermoso pasaje hacia el final –exclamó y agarró de nuevo el

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volumen.Cuandopasabalaspáginasseencontróconalgodistinto,yDencombedescubrióqueelmédicocambiabasúbitamentedecolor.Comotambiénestabasobrelabanca,habíaagarradolacopiadeDencombeynolasuya,ysuvecinoadivinódeinmediatolacausadesusorpresa.EldoctorHughpermanecióserioporuninstante,despuéscomentó:

–¡Veoquehaestadomodificandoeltexto!

Dencombe era un apasionado de la corrección, un retocador del estilo; laúltima cosa a la que rara vez arribaba era a una versión definitiva para él. Suideal hubiera sido publicar en secreto, y entonces, sobre el texto publicado,entregarsealaaterradoracorrección,sacrificandosiempreunaprimeraediciónyempezando, para la posteridad e incluso para los coleccionistas, con unasegunda.Esamañanasulápizhabíamarcado,sobrelaspáginasdeLosañosdemadurez,unadocenadeindicaciones.Sesintiódesconcertadoporelefectodelreprochedeljovenyporunsegundoalcanzóacambiardecolor.Tartamudeódeforma ambigua y entonces vio, por entre la neblina de su conciencia endescenso, los ojos perplejos del doctorHugh.Apenas tuvo tiempo para sentirqueseenfermabadenuevo;laemoción,elentusiasmo,lafatiga,elcalordelsol,laansiedadporelaire,sehabíancombinadoparajugarleunabroma,yentonces,extendiendounamanohacia su compañero conunquejidodedolor, perdió elsentidocompletamente.

Después supo que se había desmayado y que el doctor Hugh lo habíaconducido hasta la casa en una silla de ruedas cuyo conductor, que siemprerondabaporahíalalcancedelosclientes,casualmenterecordabahaberlovistoporeljardíndelhotel.Habíarecobradolaconcienciaeneltrayecto,yesatarde,enlacama,lellegóunrecuerdovagodeljovenrostrodeldoctorHugh,mientrasavanzaban juntos, inclinado sobre él con una sonrisa consoladora y queexpresabaalgomásqueunasospechadesuidentidad.Estaidentidaderaahoraimborrable, pero sobre todo se sentía triste y dolido. Había sido imprudente,estúpido, había salido demasiado pronto, había estado por fuera demasiadotiempo.Nosedebióhaberexpuestoantelosdesconocidos,debióhaberllevadoconsigo a su criado. Sentía como si se hubiera precipitado a un agujerodemasiado profundo como para divisar un pequeño trozo de cielo. Estabaconfundido respecto al tiempoquehabíapasado; juntó los fragmentos sueltos.Habíavistoa sumédico,elverdadero,elmismoque lohabía tratadodesdeelcomienzoyquiensehabíamostradodenuevomuyamable.Sucriadoentrabaysalía en puntas de pie, comportándose con mucha prudencia después de losucedido.Másdeunavezmencionóalgosobreelinteligentejoven.Elrestoera

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vaguedad cuando no desesperación. Esa imprecisión se justificó, sin embargo,con sueños, con aletargadas ansiedades de las que emergió finalmente a laconcienciadeuncuartooscuroyunavelatrasunapantalla.

–Volverá a estar bien; sé todo respecto a usted –dijo una voz cerca y quereconoció como una voz joven. Entonces recordó su encuentro con el doctorHugh. Se sentía aún muy desalentado como para bromear al respecto, perodespuésdeunratoadvirtióqueelinterésporpartedesuvisitanteeraintenso.

–Por supuesto que yo no puedo atenderlo a usted profesionalmente; ustedtiene su propio hombre, con quien hablé y es excelente –El doctor Hughcontinuó:Perousteddebepermitirmeveniravisitarlocomoaunbuenamigo.Sólo he pasado un momento antes de ir a dormir. Está reaccionandoperfectamente,peroesungolpedesuertequeyomeencontraraconustedenelacantilado.Vendrémañanatemprano.Quierohaceralgoporusted.Quierohacertodo.Ustedhahechomuchísimopormí.

Eljovenmédicosostuvosumano,inclinadosobreél,yelpobreDencombe,conscienteapenasdeestapresiónviva, simplementepermaneció tendidoahíyaceptósudevoción.Nopodíahacermenos;necesitabamuchocualquierayuda.

Laideadenecesitarunaayudala tuvomuypresenteduranteesanoche,quepasó en una inmovilidad lúcida, en una intensidad de reflexión que constituíauna reacción a las horas de estupor. Estaba perdido, estaba perdido; estabaperdido si nopodía ser salvado.No le temía al sufrimiento, ni a lamuerte, nisiquieraestabaenamoradodelavida;perohabíatenidounaprofundamuestradedeseo.Alolargodeesassilenciosashoras,seleocurrióquesóloconLosañosdemadurezhabía tomadovuelo;sólohastaesedía,visitadoporunaprocesiónsilenciosa, reconocía su reino. Había tenido una revelación de su verdaderoalcance. Lo que lo horrorizaba era la idea de que su reputación tuviera quesostenersesobrealgoinconcluso.Noeraconsupasadosinoconsufuturoconloque debía estar relacionada esa reputación. La enfermedad y la edad selevantaban ante él como espectros de mirada inmisericorde: ¿cómo iba asobornarasemejanteshadosparaqueledieranunasegundaoportunidad?Habíatenido la misma oportunidad que tienen todos los hombres: había tenido laoportunidaddelavida.Sedurmiódenuevoyamuytarde,ycuandodespertóeldoctor Hugh se encontraba sentado cerca. Ya había, para entonces, algohermosamentefamiliarenél.

–No crea que he echado a sumédico –dijo–.Actúo con su consentimiento.Estuvoaquíyloexaminó.Dealgunaformaparececonfiarenmí.Lecontécómo

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nos encontramos casualmente ayer usted y yo, y ha reconocido que tengo underechoespecial.

Dencombesintiólaapremianteexpresiónensurostro.

–¿Cómohalogradoarreglárselasconlacondesa?

Eljovenseruborizólevemente,perolerestóimportancia.

–Oh,¡nosepreocupeporella!

–Ustedmedijoqueeramuyexigente.

EldoctorHughhizounapausa.

–Yloes.

–YlaseñoritaVerhamesunaintrigante.

–¿Cómolosabe?

–Losétodo.¡Unotienequesaberlotodoparaescribirdecentemente!

–Creoqueestáloca–afirmóconclaridadeldoctorHugh.

–Bueno,peronosepeleeconlacondesa;enestemomentoesunaayudaparausted.

–Yonopeleo–replicóeldoctorHugh–.Peronocongenioconmujerestontas–Entoncesañadió–:Ustedpareceestarmuysolo.

–Eso es algo que sucede a menudo a mi edad. He sobrevivido, he sufridopérdidasalolargodelcamino.

EldoctorHughvacilóyentoncespreguntó,venciendounleveescrúpulo:

–¿Aquiénhaperdido?

–Atodos.

–¡No!–dijoeljovenenvozbaja,poniéndoleunamanoenelhombro.

–Alguna vez tuve una mujer… alguna vez tuve un hijo. Mi esposa muriócuandonaciómihijoymihijo,enlaescuela,cayóvíctimadeltifus.

–¡Desearíahaberestadoahí!–exclamóeldoctorHugh.

–Bueno…¡peroestáaquí!–contestóDencombeconunasonrisaque,apesarde la penumbra, evidenciaba el valor que tenía para él sentirse seguro delparaderodesuacompañante.

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–Serefieredeunamaneraextrañaasuedad.Ustednoestáviejo.

–¡Hipócrita…tanpronto!

–Habloensentidofisiológico.

–Así es como yo he estado hablando por los últimos cinco años, y esexactamenteloquemeheestadodiciendoamímismo.Noessinohastacuandosomosviejosqueempezamosadecirquenolosomos.

–Peroyoséquesoyjoven–replicóeldoctorHugh.

–¡No lo sabe tanto como yo! –se rió su paciente, y su visitante en efectoprácticamenteconfirmóesaverdadporlahonestidadconlaquecambióelpuntodevista,recalcandoqueunodelosencantosdelaedad–yentodocasocuandoseacompañadeunaaltadistinción–deberíasersentirqueunohatrabajadoyhaconseguidologros.EldoctorHughempleólaconocidaexpresióndeganarseelpropio descanso, lo que, por un instante, hizo poner al pobre Dencombe casifurioso.Serecompuso,sinembargo,paraexplicar,consuficientelucidez,quesiél, por desgracia, no sabía nada sobre ese bálsamo, era sin dudaporquehabíadesperdiciado años inapreciables. Se había dedicado a la literatura desde elprincipio, pero le había tomado toda una vida ponerse a la par con ella. Sólohasta hoy había empezado finalmente a ver, de forma que todo lo que habíamostrado hasta ahora era una maniobra sin dirección. Había maduradodemasiado tarde y estaba tan torpemente constituido que había tenido queinstruirseasímismoapuntadeerrores.

–Prefieroentoncessusfloresalasfrutasdeotros,ysuserroresaloséxitosdeotra gente –afirmó cortésmente el doctor Hugh–. Es por sus errores que loadmiro.

–Ustedesfeliz…nosabe–respondióDencombe.

Despuésdemirarelreloj,eljovensepusodepieyanunciólahoradelatardea la que regresaría.Dencombe lo previno contra comprometerse demasiado, yexpresódenuevosutemordehacerlodescuidaralacondesa,yquizásprovocarsudisgusto.

–Quierosercomousted…¡quieroaprenderpormediodeerrores!–se rióeldoctorHugh.

–¡Tengacuidadodeno cometerunodemasiadograve!Pero regrese–añadióDencombe,conelindiciodeunanuevaidea.

–¡Debería haber tenido usted más vanidad! –proclamó su amigo, como si

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conociera la dosis exacta requerida para hacer de un hombre de letras alguiennormal.

–No, no… sólo debería haber tenido más tiempo. Deseo una nuevaoportunidad.

–¿Unanuevaoportunidad?

–Deseounaprórroga.

–¿Unaprórroga?–denuevoeldoctorHughrepetíalaspalabrasdeDencombe,conlasqueparecíahabersidogolpeado.

–¿Nolosabe?…Deseoloqueellosllaman‘vivir’.

El joven, como despedida, había tomado a Dencombe de la mano, queestrechóconciertafuerza.Semiraronelunoalotrofijamente.

–Ustedvivirá–dijoeldoctorHugh.

–Noseasuperficial.¡Estoesdemasiadoserio!

–¡Usteddebevivir!–declaróelvisitantedeDencombe,poniéndosepálido.

–¡Ah, eso estámejor! –y,mientras se retiraba, el inválido, con una risa deinquietud,sedejócaerdenuevohacíaatrásagradecido.

Durantetodoesedíaydurantetodalanochesiguientesepreguntósilacosapodíaarreglarse.Sumédico regresó, su criado semostrabaatento,peroera sujoven confidente hacia quien se sentía mentalmente atraído. El colapso en elacantilado tenía una explicación verosímil y su liberación, en elmejor de loscasos,eraunapromesadefuturo;mientrastanto,sinembargo,laintensidaddesusmeditacioneslomanteníatranquiloylohacíasentirindiferente.Laideaquelo ocupaba no era menos absorbente pues era una fantasía mórbida. Habíaencontradoauninteligentehijodelaépoca,ingeniosoyapasionado,quedabalacasualidaddehaberloelegidoaélcomoobjetodeculto.Estesiervodesualtarcontaba con todo el nuevo aprendizaje de la ciencia y con toda la viejareverenciadelafe;¿nopondríaentonces,todosuconocimientoadisposicióndeesaestima,todosuoficioadisposicióndeeseamor?¿Nopodíaconfiarenqueeljovenmédicoinventaraunremedioparaunpobreartistaacuyoarteéllehabíapagadountributo?Sieljovennopodíahacerlolaalternativaresultabapenosa:Dencombe tendríaquerendirsealsilencio,ni redimidoniadorado.El restodeese día y durante todo el siguiente jugó en secreto con esta dulce futilidad.¿Quiénmásibaaobrarporélelmilagrosinoesejovenquepodíacombinartantalucidez con semejante pasión? Pensó en los cuentos de hadas científicos y se

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encantóasímismoalolvidarquebuscabaunamagiaquenoeradeestemundo.EldoctorHugheraunaaparición,yesoloubicabaporencimadelaley.Eljovenentrabaysalíamientrasquesupaciente,queyasehabíasentado,loseguíaconojossuplicantes.Lafascinacióndehaberconocidoalgranautorllevóaljovenacomenzar de nuevo Los años de madurez y le ayudaría a encontrar unsignificadomásamplioentresustapas.Dencombelehabíaconfesadoloqueél“intento hacer”; a pesar de toda su inteligencia, el doctor Hugh no habíaconseguido adivinarlo en una primera lectura. La desconcertada celebridad sepreguntaba entonces quién en el mundo lo adivinaría: una vez más semaravillabadelmasivopesodifusoquepodíacaersobrelosdesaciertosdeunaintención. Aún así, hoy no iba a lanzar ninguna amarga queja contra lainteligenciauniversal,pormásconsoladorqueesolehubieraresultadosiempre.Larevelacióndesupropiatorpezaparecíahaberconvertidoensagradacualquierestupidez.

Al cabo de poco tiempo, el doctor Hugh se veía visiblemente preocupado,confesandounmotivodedesconciertoensucasa.

–Sigacon lacondesa…nosepreocupepormí–insistíaDencombe,pues suacompañantehabíasidosuficientementesincerosobre laactitudde la inmensadama.Estabatancelosaquesehabíapuestoenferma;resentíaesaviolaciónalalealtad.Ellapagabatantoporsufidelidadquedebíaposeerlatoda:lenegabaaélelderechoaotrosafectos,loacusabadeintrigarparaobligarlaamorirsola,pueseranecesarioseñalarlopocoqueserviríacomorecursolaseñoritaVernhamencasodeproblemas.CuandoeldoctorHughmencionóquelacondesayahubieraabandonado Bournemouth si él no la hubiera mantenido en cama, el pobreDencombelotomódelbrazoconfuerzaydijocondecisión:

–Lléveseladeinmediato.

Habían salido a caminar juntos, dirigiéndose de regreso al nicho protegidodonde, hacía unos días, se habían conocido. El joven, que le ofrecía a suacompañante un soporte físico, declaró con énfasis que su conciencia estabatranquila: podíamontardos caballos a lavez. ¿Nohabía soñadoacasoconunfuturoenelquetendríaquemontarquinientos?Antesemejanteanhelodevirtud,Dencombe replicóqueenesaedaddeoroningúnpacientepretenderíahaberlocontratadoparasuexclusivaatención.Yporpartede lacondesa¿noera lícitaesaavidez?EldoctorHughlonegó,comentóquenohabíaningúncontrato,sólounlibreacuerdo,yquesemejanteservidumbresórdidaresultabaimposibleparaunalmagenerosa;porotraparte,legustabahablarsobrearte,yestefueeltemahaciaelquequisoatraer,enestaoportunidad,alautordeLosañosdemadurez

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cuandoseacomodaronenlabancabajoelsol.Dencombe,tomandodenuevounpocodevueloconlasdébilesalasdelaconvalecenciayobsesionadotodavíaporesa idea feliz de un rescate arreglado, encontró una nueva vena de elocuenciapara abogar por la causa de cierta “última manera” espléndida, el verdaderoreducto de su reputación, como llegaría a demostrarse, el baluarte donde seacopiaríasuverdadero tesoro.Mientrassuoyente renunciabaa lamañanayelinmenso mar inmóvil aguardaba ostensiblemente, Dencombe contó con unamaravillosahoradelucidez.Inclusoaélmismoleparecióqueestabainspiradocuandorevelóenquéconsistiríasutesoro;losmetalespreciososqueextraeríadelamina,lasjoyasinsólitas,loscordelesdeperlasquecolgaríaentrelascolumnasde su templo. Se sentía maravillado consigo mismo, sus conviccionesagolpándose de una manera tan compacta, pero aún más maravillado por eldoctor Hugh, quien le aseguraba que en todo caso las mismas páginas queacababa de publicar ya estaban incrustadas con gemas. Este admirador, sinembargo, suspiraba por las combinaciones futuras y, ante el rostro de estehermoso día, le renovó a Dencombe la garantía de que su profesión se haríaresponsableporesavida.Entonces,derepente,elmédicolediounapalmadaasu reloj de bolsillo y pidió permiso de ausentarse pormedia hora.Dencombeesperóahísuregreso,peroalfinallohizovolveralarealidadeldescensodeunasombrasobreelpiso.LasombrasematerializóenladelaseñoritaVernham,lajovendamaalserviciodelacondesa;Dencombe,alreconocerla,percibiódeunamaneratanclaraqueellahabíaidohastaalláparahablarconélqueselevantódela banca para responder a esa cortesía. La señorita Vernham, en realidad,demostrónoserparticularmentecortés;seveíaextrañamenteagitada,ysutiporesultabaahorainconfundible.

–Perdón si le pregunto –dijo– si sería demasiado esperar que usted aceptedejar en paz al doctor Hugh. –Luego, antes de que el pobre Dencombe,totalmentedesconcertado,pudieraprotestar–:Deberíaestarconcientedequeleestátapandolaluz,ypodríacausarleunmalterrible.

–¿Haciendoquelacondesaprescindadesusservicios?

–Obligándola a desheredarlo –Dencombe al escuchar la respuesta se quedócon lamirada fijay la señoritaVernham, con la satisfaccióndeverquepodíaimpresionarlo, continuó–: Está en sus manos heredar algo muy atractivo. Haideado un prospectomaravilloso, pero creo que ahora usted consiguió echarlotodoaperder.

–Nodemaneraintencional,seloaseguro.¿Nohayesperanzadeenmendarelaccidente?–preguntóDencombe.

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–Ellaestabadispuestaahacercualquiercosaporél.Tienegrandescaprichos,sedeja ir…asíesella.Notieneparientes,es librededisponerdesudinero,yestámuyenferma–dijolaseñoritaVernhamcomoclímax.

–Sientomuchoescuchareso–tartamudeóDencombe.

–¿No podría usted abandonar Bournemouth? Eso es lo que he venidoaveriguar.

Élsedejócaerenlabanca.

–Yomismoestoybastanteenfermo.¡Perolointentaré!

La señorita Vernham permaneció inmóvil con sus ojos incoloros y lainmisericordiadesubuenaconciencia.

–Antes de que sea demasiado tarde, ¡por favor! –dijo, y con esto se dio lavueltaparadesaparecerdesuvistarápidamente,comosisehubieratratadodeunasuntoparaelqueellasólopodíadisponerdeuninstanteprecioso.

Por supuesto, después de este episodio Dencombe quedó ciertamente muyenfermo.La señoritaVernham lo había perturbado con sus brutales y terriblesnoticias;elgolpemásintensohabíasidodescubrir todoloqueestabaenjuegoparaun jovendegran talentoysinuncentavo.Temblabasentadoen labanca,mirando fijamente hacia la inmensidad del agua, sintiéndose aturdido por lacontundencia del golpe. Se encontraba en efecto demasiado débil, demasiadoinestable, demasiadoalarmado;peroharíaun esfuerzopormarcharse, puesnopodría aceptar la culpabilidad por interferir y además su honor estabaverdaderamente comprometido. En todo caso, regresaría tambaleante hasta lacasa,yunavezallípensaríaenloqueteníaquehacer.Caminóderegresohastaelhotel.Y,mientrasavanzaba, tuvounavisiónclaradelprincipalmotivodelaseñorita Vernham. La condesa odiaba por supuesto a las mujeres, eso estabaclaroparaDencombe;asíquelaávidapianistanoteníaningunaesperanzaysólopodía consolarse con la temeraria idea de ayudarle al doctor Hugh, para asícasarse con él despuésdeque él consiguiera el dineroobienpara inducirlo areconocerle a ella su derecho de compensación y pagarle por ello. Si ella leofrecíasuamistadenmediodeunacrisisprovechosaél,comohombredetacto–yellasabíamuybienquépensarsobreesepunto–,deverdadtendríaquecontarconella.

Enelhotel,elcriadodeDencombeinsistióenquedebíavolveralacama.Elinválido había hablado sobre tomar un tren y había dadoórdenes de empacar,despuésdelocualsusarruinadosnervioshabíandadopasoaunasensaciónde

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malestar.Consintióverasumédico,aquienllamarondeinmediato,peroquisoque todos entendieranque supuertaquedaba irrevocablemente cerradapara eldoctorHugh.Teníaunplan,tanadmirablequeseregocijóenelmismocuandose metió de nuevo en la cama. El doctor Hugh, al verse tan repentinamentedesairadosinningunapiedad,renovaría,connaturaldisgustoyparadichadelaseñorita Vernham, su lealtad hacia la condesa. Cuando llegó su médico,Dencombeseenteródeque tenía fiebreyqueesoestabamuymal:necesitabarecuperar la calma y, de ser posible, dejar de pensar.Durante el resto del díaprocuró atraer el estupor; pero existía un dolor que lo mantenía agitado, elprobable sacrificio de su “prórroga”, el límite de su camino. Su médicoconsejerosemostrabatodomenoscomplacido;susrecaídassucesivasresultabanunmal presagio. Le ordenó a nuestro personaje ejercermano dura y sacar aldoctorHughdesumente,loquecontribuiríaenmuchoarecuperarlacalmadeespíritu.Elperturbadornombrenovolvióapronunciarseenesahabitación,perosuseguridaderasólountemorcontenido,ysedesvanecióconlarecepción,alasdiezenpuntodeesanoche,deuntelegramaqueelcriadoabrióyleyóyalque,con dirección en Londres, venía adjunta la firma de la señorita Vernham:“Suplicamos a usted usar toda su influencia para que su amigo se reúna connosotras aquí en lamañana.Lacondesamuchopeorpor espantosoviaje,perotodoaúnpuedesalvarse”.Lasdosdamashabíanreunidotodassuscosasyporlatarde habían sido capaces de llevar a cabo una rencorosa revuelta. Se habíandirigido hacia la capital, y si la mayor, como había anunciado la señoritaVernham,seencontrabamuyenferma,tambiénhabíaqueridodejarmuyenclaroque se sentía resuelta en igualmedida. El pobreDencombe, que no se sentíaresuelto y sólo deseaba que todo pudiera en efecto “salvarse”, envió deinmediatosumisivaalahabitacióndeljovencaballeroyenlamañanarecibiólaplacenteranoticiadequeéstehabíaabandonadoBournemouthenelprimertren.

Dos días más tarde apareció en el cuarto con la copia de una publicaciónliterariaenlamano.HabíaregresadoporquesesentíaansiosoyporelplacerdemostrarconorgullolamaravillosareseñadeLosañosdemadurez.Aquíporfinaparecíaalgopertinente,queseelevabaalaalturadelcaso;eraunaaclamación,una reparación, un intento crítico por situar al autor en el nicho que se habíaganado limpiamente. Dencombe aceptó y se conformó, no objetó ni preguntónada,pueslascomplicacionespasadasregresaronyhabíatenidounpardedíasdesastrosos.No sólo estaba convencido de que nuncamás iba a abandonar lacama,yasípodríajustificarelquesujovenamigosequedara,sinotambiéndequelasolicitudquedebíaexigirdelapacienciadequienesloatendíanfueralamásmoderadaposible.EldoctorHughveníadelaciudadyéltratódeencontrar

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en sus ojos algún indicio de que la condesa se había apaciguado y que suherencia estaba asegurada; pero todo lo que vio en él fue el resplandor de suplacerjuvenilantedosotresfrasestrazadasenelperiódico.Dencombenopodíaleerlas,perocuandosuvisitanteinsistióenrepetirlas,másdeunavezfuecapazdesacudirsuaúnnointoxicadacabeza:

–No,¡esasfrasesseríanciertasparaloqueyohubierapodidohacer!

–Loquelagente“hubierapodidohacer”esporlogeneralloqueenefectohahecho–objetóeldoctorHugh.

–Porlogeneral,sí,¡peroyohesidounidiota!–afirmóDencombe.

EldoctorHughsequedó;elfinalseacercabarápidamente.Dosdíasmástardesupacientelehizoobservar,conelchistemásflojoposible,queyanoquedabaninguna duda sobre una segunda oportunidad.Ante estas palabras el joven lomirófijamenteydespuésexclamó:

–Perosiyasucedió,¡sucedió!¡Lasegundaoportunidadfueladelpúblico,laoportunidaddeencontrarelpuntodevista,derecogerlaperla!

–¡Ohlaperla!–suspirócondificultadelpobreDencombe.Unasonrisatanfríacomounatardecerdeinviernorozólevementesuslabiosmientrasañadía–:¡Laperlaesloquenosehaescrito,laperlaeslopuro,elresto,loperdido!

Desde esemomento estuvo cada vezmenos presente, sin prestar atención anadadeloquesucedíaasualrededor.Suenfermedaderadefinitivamentemortal,ysuavancetanimplacable,despuésdelbrevelapsoquelepermitióencontrarsecon el doctor Hugh, como el de un escape de agua en un buque inmenso.Hundiéndose sin interrupción, así su visitante, un hombre de raros recursosahora aprobados cordialmente por su médico, mostrara un arte infinito enmantenerloalejadodeldolor,elpobreDencombenoreparabaenningúncuidadonidescuido,nodelatabaningúnsíntomadepesarnidereflexión.

Sinembargo,haciaelfinaldioseñasdehaberpercibidoqueeldoctorHughnohabía estadoen su cuartopordosdías, una señalque consistió en abrir derepentelosojosparalanzarleunapregunta.¿Habíapasadoesosdosdíasconlacondesa?

–Lacondesahamuerto–dijoeldoctorHugh–.Sabíaqueenunacontingenciaparticularellanoresistiría.Fuiavisitarsutumba.

LosojosdeDencombeseabrieronaúnmás.

–¿Ledejó“algoatractivo”?

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Eljovenmédicolanzóunasonrisacasidemasiadoleveparauncuartodondehabíaaflicción.

–Niuncentavo.Memaldijodemanerarotunda.

–¿Lomaldijo?–gimióDencombe.

–Por abandonarla. La abandoné por usted. Tenía que escoger – explicó suacompañante.

–¿Escogiódejarirunafortuna?

–Escogí aceptar las consecuencias de mi obsesión, fueran las que fueran –sonrió el doctor Hugh. Entonces, como quien suelta una broma aún mayor,añadió:¡Aldiabloesafortuna!Esculpasuyasinopuedosacarmedelacabezasusobras.

La ofrenda inmediata a su sentido del humor fue un prolongado ydesconcertante gemido; después, durante muchas horas, durante muchos días,Dencombepermanecióinmóvilyausente.Unarespuestatanabsoluta,semejanteatisbodeunresultadodefinitivoytalsentidodelreconocimiento,obraronjuntosen su mente y lentamente alteraron y transfiguraron su desesperación. Lasensacióndeunasumersiónfríaloabandonóyleparecióqueflotabasinningúnesfuerzo.Como evidencia, el incidente resultaba extraordinario y arrojaba unaluz más intensa. Finalmente le hizo una señal al doctor Hugh para que loescucharay,cuandoestesepusoderodillasalaalturadelaalmohada,loatrajocerca.

–Ustedmehahechopensarquetodoesunengaño.

–Suglorianoloes,miqueridoamigo–balbuceóeljoven.

–Migloria no… ¡loquequedede ella!Lagloria es…haber sidopuestos aprueba, haber logrado nuestra pequeña excelencia y arrojar nuestro pequeñohechizo.Elhechoeshaberlogradoqueaalguienleimportara.Dalacasualidadqueusted,porsupuesto,estádemente,peroesonoafectalanorma.

–¡Ustedesungranéxito!–exclamóeldoctorHugh,poniendoensujovenvozeltañidodeunacampananupcial.

Dencombe lo comprendió sinmoverse; entonces reunió fuerzas para hablarunavezmás.

–Una segunda oportunidad… ese es el engaño. Nunca habrá más que una.Trabajamosen laoscuridad,hacemos loquepodemos,damos loque tenemos.

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La duda es nuestra pasión y nuestra pasión es nuestra tarea. Lo demás es lalocuradelarte.

–Si usted ha dudado, si usted se ha desesperado, usted siempre lo ha“conseguido”–replicósutilmentesuvisitante.

–Hemosconseguidohacerunaqueotracosa–concedióDencombe.

–Unaqueotracosaloestodo.Eslofactible.¡Esusted!

–¡Consolador!–suspiróirónicamenteelpobreDencombe.

–Peroesverdad–insistiósuamigo.

–Esverdad.Eslafrustraciónlaquenocuenta.

–Lafrustraciónessólovida–dijoeldoctorHugh.

–Sí,esloquepasa.

ElpobreDencombefueapenasaudible,perohabíatrazadoconestaspalabraselfinalmanifiestodesuprimerayúnicaoportunidad.

***[1]Lovencetodo.

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Elpagano

JackLondon1876–1916NacidoenSanFrancisco,California,E.U.,fuehijoilegítimodeunastrólogoambulanteynotuvounainfanciafeliz.Abandonólacasaalos15añosyalos17sehizomarinero.FuebuscadordeoroenAlaska,soldado,cazadordefocas,pescadordeperlas,corresponsaldeguerrayestudiantepasajeroenlauniversidad.Narradorpreciso,brillanteypoético,eléxitodesusrelatosynovelasfuecasiinmediatoalmomentodesupublicación,ytítuloscomoElllamadodelbosqueloconvirtieronenunodelosescritoresmásleídosyfamososdelmundo.Gastósufortunaconlamismaceleridadconlaquelaconsiguióysegúnalgunaleyendasesuicidóensu‘BeautyRanch’alos40años.“Vivílaaventurasobrelaquehabíaleídotanto…”,dijodesímismo.

Lo conocí por primera vez en el centro de un huracán; y aunque habíamosenfrentado el huracán en elmismobarcodevela, no fue sinohasta cuando laembarcación quedó hecha pedazos a nuestros pies que fijé los ojos en él. SinningunadudalohabíavistoabordoconelrestodelatripulacióndelosKanaka,pero no había sido consciente de su existencia, pues la Petite Jeanne seencontraba bastante atestada de gente. Además de sus ocho o diez marinerosKanaka,desucapitánblanco,desuprimeroficialydelsobrecargo,ydesusseispasajerosencamarote, laembarcaciónhabíazarpadodeRangiroaconalgoasícomoochentaycincopasajerosencubierta:paumotanosytahitianos,hombres,mujeres y niños, cada uno con una caja con artículos comerciales, para nomencionarlasesterasparadormir,lasmantasylosbultosderopa.

La temporada de las perlas había concluido en Paumotu y toda lamano deobraretornabaaTahití.Losseispasajerosdecamaroteéramoscomerciantesdeperlas.Doserannorteamericanos,unoeraAhChoon(elchinomásblancoquehubieraconocidonunca),otroalemán,otrounjudíopolaco,yyocompletabalamediadocena.

Había sidouna temporada fértil.Ningunode los seis teníamotivodequeja,comotampocoloteníanlosochentaycincopasajerosdecubierta.Atodosnoshabía ido bastante bien, y todos pensábamos con ilusión en un descanso y enpasarunbuenratoenPapeete.

Por supuesto que laPetite Jeanne llevaba sobrepeso. Tenía capacidad parasetentatoneladasúnicamente,ynoteníaautorizaciónpararecibirningúndiezmo

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de lamuchedumbre que llevaba a bordo.Bajo las escotillas, estaba atestada yrepletadeconchasdenácarycopra.Inclusoelcuartodemercancíasestaballenode conchas. Era un milagro que los marineros pudieran maniobrar laembarcación.Estossimplementetrepabanybajabanporlasbarandillas.

Durantelanochelosmarineroscaminabanporencimadelosdurmientes,quetapizabanlacubierta,lojuraría,unencimadeotro.Ah,ytambiénhabíacerdosygallinassobrelacubierta,ycostalesdeñame,ysiquedabaalgúnespacioestabaadornado con ristras de cocos de agua y racimos de bananos. Sobre los doscostados, entre laproay el cabomayor, sehabían extendidoalgunos lazos, losuficientementebajosparaquelaproaoscilarasinproblema,ydecadaunodeestoslazoscolgabanporlomenosunoscincuentaracimosdebananos.

Prometíaserunatravesíacomplicada,inclusosilahacíamosenlosdosotresdíasque sehubierannecesitado si los alisiosdel surestehubieran sopladoconfuerza. Pero no estaban soplando con fuerza. Después de las primeras cincohoras el viento se había desvanecido en un poco más de una docena deabanicadas. La calma continuó durante toda la noche y al día siguiente; setratabadeunadeesascalmasenceguecedorasyvítreas,cuandolasimpleideadeabrirlosojosparaobservarlaesyasuficienteparaprovocarunajaqueca.

Al segundo día un hombremurió, de la Isla de Pascua, uno de losmejoresbuzos de esa temporada en la laguna.Viruela, esa fue la causa; aunque sabercómopudohaberllegadoabordolaviruela,cuandoenelmomentodesalirdeRangiroa no había habido ningún caso reportado, está más allá de miscapacidades.Ahí estaba, sin embargo: viruela, un hombremuerto y otros trestumbadosdeespaldas.

No había nada qué hacer. No podíamos separar a los enfermos, tampocopodíamos atenderlos. Estábamos como sardinas. No había más remedio quepudrirse y morir; es decir, no había nada que hacer después de la noche quesiguióa laprimeramuerte.Esanocheelprimeroficial,el sobrecargo,el judíopolaco, y cuatro buzos nativos se escabulleron en el bote ballenero. Nuncavolvimosasaberdeellos.Porlamañanaelcapitánechórápidamenteapiquelosbotessobrantesyahíquedamos.

Ese día hubo dosmuertesmás; al siguiente día, tres; después fueron ocho.Resultabacuriosocómo loasimilábamos; losnativos,porejemplo,cayeronenun estado demiedo soso e impasible. El capitán –su nombre eraOudosse, unfrancés– se volvió extremadamente nervioso y voluble. En efecto empezó asufrirdeespasmosnerviosos.Eraunhombrealto,corpulento,quepesabaporlo

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menos unas doscientas libras, y se transformó de inmediato en la fielrepresentacióndeunagelatinosaytemblorosamontañadegrasa.

El alemán, los dos norteamericanos y yo acaparamos todo el whisky yprocedimos a mantenernos borrachos. La teoría era hermosa: si nosmanteníamos sumergidos en alcohol, todo germen de viruela que entrara encontactoconnosotrosquedaríadeinmediatocarbonizado.Ylateoríafuncionó,aunque debo confesar que ni al capitánOudouse ni tampoco aAhChoon losatacólaenfermedad.Elfrancésnobebiónada,mientrasqueAhChoonselimitóabeberuntragoaldía.

El clima era una maravilla. El sol, al avanzar en dirección norte, nos caíaverticalmente sobre la cabeza. No había viento, excepto algunas ráfagasfrecuentesquesoplabanconfuriaporcincominutosohastapormediahora,paradesaparecer luegodejándonos inundadosde lluvia.Despuésde cada ráfaga, elterriblesolvolvíaasalir,formandonubesdevaporquesubíandesdelacubiertaempapada.

Noeraunvaporagradable.Eraelvapordelamuerte,cargadoconmillonesymillonesdegérmenes.Siemprebebíamosotrotragocuandoloveíamoselevarsedesdelosmuertosylosmoribundos,yusualmentetomábamosdosotrestragosmás, alternándolos con una solemnidad excepcional. También volvimos reglabebervariostragosadicionalescadavezquetirabanalgúnmuertoporlaborda,dondelosesperabanlostiburonesquepululabananuestroalrededor.

Estuvimosuna semanaasíy entonces se terminóelwhisky.Fueuna suerte,puesdeotraformanoestaríavivoahora.Serequeríadeunhombresobrioparasobreponersealoquesiguió,comocomprenderáncuandomencioneelpequeñohechodeque sólodoshombres conseguimos salvarnos.Elotrohombre fueelpagano;almenosasífuecomoescuchéquelollamabaelcapitánOudouseenelinstanteenquefuiconscienteporprimeravezdesuexistencia.Perovolvamosatrás.

Fue al final de la semana, ya sin whisky y con los comerciantes de perlassobrios, quepor casualidad le echéunvistazo al barómetro que colgaba en laescalerilla.Su registronormalenPaumotuerade29.90,y solía sercostumbreverlooscilarentre29.85y30.00,oinclusohasta30.05;peroverlocomolovi,descendiendohasta29.62,resultabamásquesuficienteparadejarsobrioalmásborrachodeloscomerciantesdeperlasquehayaincineradolosgérmenesdelaviruelaenwhisky.

Llamé la atencióndel capitánOudouse al respecto, y supepor él quehabía

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estadodescendiendodurantevariashoras.Habíapocoporhacer,perohizomuybien ese poco, considerando las circunstancias. Recogió las velas menores,redujo todo a velamen para tormentas, desplegó los salvavidas, y esperó lallegada del viento. Su error estuvo en lo que hizo después de que llegara elviento.Virórumboababor,queeraloquehabíaquehaceralsurdelEcuadorsi–y ahí estaba el problema– uno no se encontraba en la trayectoria precisa delhuracán.

Nosotrosestábamosenlatrayectoriaprecisadelhuracán.Yopodíaverificarlopor el aumento uniforme del viento y por el descenso también igualmenteuniformedelbarómetro.Yopretendíaqueelcapitándiera lavueltayavanzaracon el viento en dirección a babor hasta que el barómetro dejara de bajar, yentonces ahí sí virar.Discutimoshasta que cayó en la histeria, peronodio subrazo a torcer. Lo peor de todo es que yo no podía hacer que el resto de loscomerciantesmeapoyaran.¿Quiénerayo,entodocaso,parasabermássobreelmar y sus secretos que un capitán debidamente cualificado?Eso, sabía, era loquepasabaporsuscabezas.

Evidentemente,conelvientoelmarseelevódeunaformatremenda,ynuncapodréolvidarlostresprimerosembatesdeaguaqueencajólaPetiteJeanne.Sehabíadesplomado,comosuelesucederalasembarcacionesalvirar,yelprimerembateabrióunabrecha.Lossalvavidaseranparalosfuertesysanos,ydepocosirvieroncuandolasmujeresylosniños, losbananosyloscocos, loscerdosylascajasdemercancías,losenfermosylosmoribundos,fueronbarridosenunasólida,chirriante,yquejumbrosamasa.

El segundoembatede agua llenó las cubiertasde laPetite Jeannehasta lasbarandillas;ycomolapopasehabíahundidoylaproaapuntabahaciaelcielo,todoelmiserablecargamentodevidasyequipajeseprecipitabaporelextremodeatrás.Erauntorrentehumano.Caíandecabeza,depies,delado,rodandosinparar, torcidos, revueltos, retorciéndose y desplomándose. De vez en cuandoalgunolograbaagarrarseaunpuntaloaunlazo;peroelpesodeloscuerposqueveníandetráshacíaqueperdieraelasidero.

Vi a un hombre salir arrojado, directamente, contra uno de los puntales deestribor.Lacabeza se le rompiócomounhuevo.Alver loque sevenía, saltésobrelacabinaydeahíalavelamayor.AhChoonyunodelosnorteamericanosintentaron seguirme, pero yo me encontraba un salto por delante de ellos. Elnorteamericano fuebarridohacia lapopacomoun trozodebasura.AhChoonagarróunodelosradiosdelaruedadeltimónyquedócolgadoalotrolado.Perounarobustawahine–quedebíapesardoscientascincuentalibras–loalcanzóyle

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pasó un brazo por el cuello. Él agarró al timonel kanaka con la otramano; yjustoenesemomentolaembarcaciónseprecipitódeungolpehaciaestribor.

El torrente de cuerpos y agua que bajaba por el pasillo de babor entre lacabina y la borda cambió abruptamente de dirección y se desparramó haciaestribor.Todosfueronarrastrados:lawahine,AhChoonyeltimonel;yjuroqueviaAhChoondirigirmeunasonrisitadefilosóficaresignacióncuandopasóporencimadelabordaycayóalmar.

Eltercerembatedeagua–elmayordelostres–noocasionótantodaño.Paracuando llegó casi todo elmundo estaba en los aparejos. En la cubierta habríaquizás una docena de desgraciados jadeando, medio ahogados y medioaturdidos, dando botes o tratando de arrastrarse para ponerse a salvo. Sedirigieronhastalaborda,comolosrestosdelosdosbotessalvavidassobrantes.Losotroscomerciantesdeperlasyyohabíamos logrado,entre losembatesdeagua, reunir a unos quince pasajeros, entremujeres y niños, en la cabina y lahabíamosasegurado.Alfinal,depocolessirvióaestaspobrescriaturas.

¿Viento?Apesardetodamiexperiencianuncahubieracreídoposiblequeelvientopudierasoplarcomolohizo.Nohayformadedescribirlo.¿Cómopodríaalguiendescribirunapesadilla?Sucedió lomismoconeseviento.Nosarrancóliteralmentelaropadelcuerpo.Digoquenoslaarrancó,ylodigodeverdad.Nolesestoypidiendoquemecrean.Escasamentecuentoalgoqueviyexperimenté.Haymomentosenlosqueyomismonolocreo.Losufrípersonalmente,yesoessuficiente. Era imposible enfrentar ese viento y seguir vivo. Fue una cosamonstruosa, y lo más monstruoso de todo era que aumentaba y seguíaaumentando.

Imaginenincontablesmilesdemillonesde toneladasdearena. Imaginenesaarenaprecipitándoseanoventa,acien,acientoveinte,ocualquierotracifrademillasporhora.Imaginenademás,queesaarenaseainvisible,impalpable,peroqueretengatodoelpesoyladensidaddelaarena.Imaginentodoesoyquizáslogrentenerunvagoatisbodeloqueeraeseviento.

Talvez laarenanosea lacomparacióncorrecta.Piensenenbarro; invisible,impalpable, pero pesado como barro. No, esmuchomás que eso. Considerencadaunadelasmoléculasdeairecomounmontículodearena.Entoncestratende imaginar elmultitudinario ataquede esosmontículos.No; estámás allá demis capacidades. El lenguaje tal vez sea adecuado para expresar lascircunstancias ordinarias de la vida, pero posiblemente no pueda expresarninguna de las circunstancias de tan enorme ráfaga de viento. Hubiera sido

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mejor atenerme a mi intención original de no pretender hacer ningunadescripción.

Dirésóloesto:elmar,quesehabíalevantadoalprincipio,habíasidoabatidoporeseviento.Aúnmás,parecíacomosi todoelocéanohubierasidoaspiradoen las entrañas del huracán y lanzado hacia esa porción de espacio quepreviamenteocuparaelaire.

El velamen, obviamente, había desaparecido hacía rato. Pero el capitánOudouseteníaenlaPetiteJeannealgoqueyonuncahabíavistoenunagoletadelPacíficoSur:unancla.Se tratabadeunsacocónicodelienzo,conlabocamantenida abierta por un aro de hierro. El ancla estaba enlazada como unaespeciedecometa,detalformaquepenetrabaenelaguadelamismaformaqueunacometaatraviesaelaire,peroconunadiferencia.Elanclapermanecíajustopordebajodelasuperficiedelocéanoenposiciónperpendicular.Asuturno,unlazo largo la conectaba con la embarcación.Como resultado, laPetite Jeanneavanzabaconlaproahaciaelvientohubieraelmarquehubiera.

Esta situación hubiera resultado verdaderamente favorable si no nosencontráramos en la trayectoria de la tormenta. Sin duda, el viento habríaarrancadolasvelasdesusjuntas,destrozadodeungolpelosmástiles,convertidoel mecanismo de control en una lotería, pero aún así hubiéramos salido bienlibrados de no haber estado orientados exactamente hacia el centro de latormentaenavance.Esofueloquenosarruinó.Yomeencontrabaenunestadodepasmado, entumecidoyparalizantedesfallecimiento a fuerzade soportar laembestidadelvientoycreoqueyaestabaapuntoderendirmeymorircuandoelcentro nos golpeó con violencia. El impacto que recibimos fue una calmaabsoluta.Nohabíaunalientodeaire.Elefectoqueprovocabaerarepugnante.

Recuerdenquellevábamoshorassometidosaunaaterradoratensiónmuscular,resistiendo la pavorosa presión de ese viento. Y entonces, de repente, toda lapresión desaparece. Recuerdo que me sentí como si estuviera a punto deexpandirme, de salir volando en todas las direcciones. Parecía como si cadaátomoquecomponíamicuerporepelieraatodoslosotrosátomosyestuvieraalborde de precipitarme irresistiblemente al espacio. Pero eso sólo duró uninstante.Ladestrucciónyaestabasobrenosotros.

Por laausenciadevientoypresiónelmarseelevó.Saltó,diounbrinco, seremontódirectamentehacialasnubes.Recuerden,desdetodoslospuntosdelabrújulaesevientoinconcebiblesoplabahaciaelcentrodelacalma.Elresultadoeraquelasolasdelmarselevantabandesdetodoslospuntosdelabrújula.No

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habíavientoquelasdetuviera.Estallabancomocorchosliberadosdesdeelfondodeunbaldedeagua.Noseguíanningúnmétodo,noteníanningunaestabilidad.Eran oleadas huecas, demenciales. Tenían por lomenos unos ochenta pies dealtura.Noeranenabsolutoolas.No separecíananingúnmarqueunhombrehubieravistonunca.

Eransalpicadas,salpicadasmonstruosas,esoeratodo.Salpicadasdeochentapiesdealtura.¡Ochenta!Eranmásdeochenta.Sobrepasabanlosmástiles.Eranchorros, explosiones. Estaban ebrias. Caían en cualquier parte, de cualquierforma. Se empujaban unas a otras; colisionaban entre sí. Estallaban almismotiempoycolapsabanunaencimade laotra,o sedesintegrabancompletamentecomomilesdecascadascayendoalmismotiempo.Setratabadeunocéanoconel que ningún hombre había soñado nunca, ese ojo del huracán. Era unendemoniadofosodeaguaenloquecido.

¿Y laPetite Jeanne?No lo sé. El paganome dijo después que él tampocosabía.Quedó literalmente hecha pedazos, desgarrada por completo, reducida apulpa,aplastadaenunamasademaderablanda,aniquilada.Cuandorecuperéelconocimientomeencontrabaenelagua,nadandodemaneraautomática,aunquedosterciosdemicuerpoestabanhundidos.Norecuerdocómolleguéhastaahí.RecuerdohabervistoalaPetiteJeannevolarenpedazosenelquedebióhabersidoel instantemismoenqueperdí laconcienciadeungolpe.Peroahíestabayo,sinotracosaquehacerqueesforzarmelomejorposible,aunqueenesemejorhabíamuypocaesperanza.Elvientosoplabadenuevo,elmarhabíabajadoyeramásregular,yyosabíaquehabíaatravesadoelcentrodelhuracán.Porfortuna,no había tiburones cerca. El huracán había disipado la horda hambrienta queasechabaalaembarcaciónmuertayquesehabíaalimentadoconsusmuertos.

FuealrededordelmediodíacuandolaPetiteJeannevolóenpedazos,ydebióhabersidounpardehorasmástardecuandomeencontréconlatapadealgunade sus escotillas. En ese momento caía una lluvia espesa y a la menoroportunidadnosarrastraríaalatapayamíjuntos.Unpequeñotrozodecuerdacolgaba de la manija y yo sabía que estaría bien por un día, al menos si noregresaban los tiburones. Tres horas más tarde, posiblemente un poco más,pegadoalatapa,conlosojoscerradosconcentrandoelalmaenteraenlatareadeinhalar el aire suficiente paramantenerme a flote y almismo tiempo evitandotragardemasiadaaguaparanoahogarme,meparecióescucharvoces.Lalluviahabíaparado,yelvientoyelmarseamainabanmaravillosamente.Anomásdeunos veinte pies de distancia, sobre otra tapa de escotilla, estaban el capitánOudouseyelpagano.Luchabanporlaposesióndelatapa,almenosasílohacía

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elfrancés.

–¡Paganonegro!–loescuchégritar,yalmismotiempolovipatearalkanaka.

Paraesemomento,elcapitánOudousehabíaperdidotodalaropaaexcepcióndeloszapatos,queeranunpardebotinespesados.Fueungolpeinmisericorde,pues alcanzó al pagano a la altura de la boca y parte de lamejilla, dejándolomedioaturdido.Esperéquerespondieraalgolpe,perosecontentóconnadarconaspectotristeparaponerseaunosdiezpiesdedistancia.Cadavezqueunembatedelmarlolanzabacerca,elfrancés,colgadodelasmanos,lemandabapatadascon los dos pies. Además, cada vez que soltaba una patada, llamaba paganonegroalkanaka.

–¡Pordoscéntimosiríahastaalláparaahogarlo,bestiablanca!–legrité.

Laúnicarazónporlaquenolohacíaeraporquemeencontrabaexhausto.Lasimpleideadenadarhastaallámeprovocabanáuseas.Asíquellaméalkanakapara que se uniera amí y procedí a compartir la tapa con él.Me dijo que sellamaba Otoo (pronunciado õ– tõ–õ); me contó además que era nativo deBarabora, la islamásoccidental entre las del grupode laSociedad.Comomeenterémástarde,élhabíadadoconlatapaprimeroycuandoalcabodeunratoseencontróconelcapitánOudouse,lehabíaofrecidocompartirlaconélparaserarrojadoapatadasdespuésdetodossusesfuerzos.

Yasí fuecomoOtooyyonosencontramosporprimeravez.No legustabapelear.Era tododulzura y amabilidad, una criatura amorosa, a pesar demedircasiseispiesdealturaysertanmusculosocomoungladiador.Nopeleaba,perotampocoerauncobarde.Teníaelcorazóndeunleón;yenlosañosquesiguieronlo he visto correr riesgos que yo nunca hubiera soñado tomar. Lo que quierodeciresqueasícomonoeraunpeleador,yasícomosiempreevitócomenzarlapelea,nuncaseescabullíacuandoempezabanlosproblemas.YunavezqueOtooentrabaenacción,lacosaerade“¡Sálvesequienpueda”!Nuncapodréolvidarloque le hizo a Bill King. Sucedió en la Samoa alemana. Bill King había sidoaclamadoelcampeóndelospesospesadosdelaMarinanorteamericana.Eraunabestiadehombre,unverdaderogorila,unodeesostiposdepegadafuerteydurode cabeza, aunque también hábil con los puños. Él empezó la pelea. Pateó aOtoounpardevecesylogolpeóunavezantesdequeOtoosintieralanecesidadde pelear. No creo que hayan pasado más de cuatro minutos, al final de loscualesBillKing era el infeliz poseedor de cuatro costillas rotas, un antebrazopartido y un omóplato dislocado. Otoo ignoraba todo respecto al boxeocientífico. Era escasamente un torcedor de brazos, y Bill King pasó algo así

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comotresmesesrecuperándosedelapequeñatorcidadebrazosquerecibióesatardeenlaplayadeApia.

Peromeestoyadelantandoalahistoria.Compartimoslatapadelaescotilla.Nos turnábamos una y otra vez; primero uno tumbado sobre la tapa paradescansar,mientras elotro se sumergíahasta el cuello, apenasagarradode lasmanos.A lo largodedosdíasydosnoches,entre tandassobre la tapaoenelagua,avanzamosaladerivasobreelocéano.Haciaelfinalyodelirabacasitodoel tiempo;yhubomomentos, también,en losqueescuchéaOtoomurmurarysoltar insultos en su lengua nativa. Nuestra inmersión continua impidió quemuriéramosde sed, a pesar deque el aguadelmary el sol nosdaban lamásgraciosacombinaciónimaginabledesalmueraeinsolación.

Alfinal,Otoomesalvólavida;puesterminéechadoenlaplayaaunosveintepies delmar, protegido del sol por un par de hojas de coco.Nadie sinoOtoopudo haberme arrastrado hasta allá y haber enterrado las hojas para hacersombra.Seechóamilado.Perdíelconocimientounavezmás,ycuandovolvíarecuperarlo la noche era fresca y estrellada y Otoo me ponía un coco en loslabiosparabeber.

Éramos los únicos sobrevivientes de la Petite Jeanne. El capitán Oudousedebióhabersucumbidoalcansancio,puesvariosdíasdespuéslatapaquehabíaagarrado llegó a la costa sin él. Otoo y yo permanecimos con los nativos delatolónduranteunasemana,hastaquefuimosrescatadosporuncrucerofrancésyllevados a Tahití. Entre tanto, sin embargo, habíamos llevado a cabo laceremoniadeintercambiarlosnombres.EnlosMaresdelSurestaceremoniaataa dos hombres aún conmás fuerza que la hermandad de sangre.La iniciativahabíasidomía;yOtoosemostrócompletamenteencantadocuandolasugerí.

–Está muy bien –comentó en tahitiano–, pues hemos estado juntos comocompañerosdurantedosdíasenloslabiosdelamuerte.

–Perolamuertetartamudeó–dijeconunasonrisa.

–Fueunavalienteacciónlaqueustedhizo,señor–replicóél–ylamuertenofuelosuficientementevilparahablar.

–¿Porquémellamas‘señor’?–pregunté,mostrandoquemehabíaheridolossentimientos–.Hemos intercambiadonombres.Para tiyosoyOtoo.Paramí túeresCharley.Yentretúyyo,parasiempreyporsiempre,túserásCharley,yyoseré Otoo. Así es la costumbre. Y cuando hayamos muerto, si sucede quevivamos de nuevo en algún lugar más allá de las estrellas y el firmamento,seguirássiendoCharleyparamí,yyoOtooparati.

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–Sí,señor–contestóél,losojosresplandecientesysuavizadosporladicha.

–¡Ahíestásotravez!–gritéindignado.

–¿Qué importa loquediganmis labios?–refutó–.Sonsólomis labios.PerosiemprepensaréenOtoo.Cadavezquepienseenmí,pensaréenusted.Cadavezque los hombresme llamen pormi nombre, pensaré en usted.Ymás allá delfirmamentoymásalládelasestrellas,siempreyparasiempre,ustedseráOtooparamí.¿Estábien,señor?

Reprimíunasonrisaycontestéqueestababien.

PartimoshaciaPapeete.Yopermanecíaenlacostapararecuperarmeyélsalióenuncúterhaciasu isla,Barabora.Seissemanasmás tardeestuvode regreso.Yoestaba sorprendido,puesélmehabíacontadoacercade suesposa,yhabíadichoqueregresaríaalladodeellaydejaríadenavegaryviajarlejos.

–¿Haciadóndeva,señor?–preguntódespuésdenuestrosprimerossaludos.

Meencogídehombros.Eraunapreguntadifícil.

–Portodoelmundo–fuemirespuesta–.Portodoelmundo,portodoelmar,portodaslasislasquehayenelmar.

–Iréconusted–contestó–.Miesposaestámuerta.

Nuncatuveunhermano;peroporloquehevistorespectoaloshermanosdeotroshombres,dudoqueotrohombrehayatenidounhermanoquefueraparaélloqueOtoofueparamí.Fuehermanoypadreytambiénmadre.Yestoestodolo que sé: fui un hombre más recto y un mejor hombre gracias a Otoo. Meimportaban poco los otros hombres, pero tenía que vivir con rectitud ante lamiradadeOtoo.Porqueporélyonomeatrevíaperderelbrillo.Élmeconvirtióen su ideal, construyéndome, temo, principalmente de su propio afecto ydevoción;yhubomomentosenqueestuveaunpasode labocadel infiernoyhubieradadoelsaltodenoserporqueelpensamientodeOtoomecontenía.Elorgulloqueélsentíapormíseintrodujoenmiespíritu,hastaqueélseconvirtióenunadelasreglasmásimportantesdemicódigopersonalquenomepermitíahacernadaquedisminuyeraeseorgullosuyo.

Naturalmenteyonoconocíenseguidacuáleseransussentimientoshacíamí.Él nunca criticaba, nunca censuraba; y poco a poco el lugar exaltado que yomantenía ante sus ojos empezó a revelárseme, y poco a poco empecé acomprendereldañoqueyopodíainflingirlesieramenosdelomejorquepodíaser.

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Durantediecisieteañosestuvimosjuntos;durantediecisieteañospermanecióami lado,atentomientrasyodormía,cuidándomela fiebrey lasheridas;sí,yrecibiendoheridaspormicausa.Sealistóenlosmismosbarcosqueyo,yjuntosatravesamos el Pacífico desdeHawai hasta SydneyHead, y desde el EstrechoTorres hasta lasGalápagos.Nos remontamosdesde lasNuevasHébridas y lasIslasLinehastaelpasoendirecciónoesteporentrelasLuisídas,NuevaBretaña,Nueva Irlanda y Nueva Hanover. Naufragamos en tres oportunidades: en lasGilbert, en el grupo de Santa Cruz y en Fidji. Y Otoo negociaba y guardabacualquierdólarquevinieradelasperlasylasconchasdenácar,delacopra,delaconchadetortugamarinaodealgúnbarcoencallado.

La cosa comenzó en Papecte, inmediatamente después de anunciar que iríaconmigoportodoelmarytodaslasislasqueseencontraranenél.EnesosdíasexistíaunclubenPapecte,dondesereuníanperleros,comerciantes,capitanesytodotipodeaventurerosdelPacíficoSur.El juegoeraabundanteyel licoreraabundante; y me temo que me quedaba hasta horas de la noche no muyapropiadasniconvenientes.Noimportabalahoraalaquesaliera,Otoosiempreestabaahíparaasegurarsedequellegaraseguroalacasa.

Alprincipioyosonreía,despuésloreprendí.Ledijedirectamentequeyonoteníaningunanecesidaddecuidados.Luegoyanolovolvíaveralasalidadelclub.Unasemanamástarde,ycasiporaccidente,descubríqueaúnmevigilabaal llegar a la casa, escondido al otro lado de la calle entre las sombras de losárbolesdemango.¿Quépodíahaceryo?Séloquehice.

Empecé de manera insensible a quedarme hasta más tarde. En las nocheshúmedas y tormentosas, en medio de la locura y la diversión, no dejaba deasediarmelaimagendeOtoomanteniendosutediosavigilanciabajolosmangoschorreantes.Deverdad,élhizodemíunmejorhombre.Aunquenoesquefuerauntiporemilgado.Ynosabíanadarespectoalamoralcristiana.TodoelmundoenBaraboraeracristiano;peroéleraunpagano,elúniconocreyentedelaisla,unmaterialistaneto,quecreíaquecuandomurieraquedaríamuerto.Creía,sobretodo, en el juego limpio y en los negocios justos. En su código, la másinsignificantemezquindad era casi tan seria comoun homicidio sinmotivo; ycreoquerespetabamásaunasesinoqueaunhombredadoaprácticasbajas.

En lo que a mí concierne, él objetaba cualquier cosa que me resultaraperjudicial. Jugar estaba bien. Él mismo era un fervoroso jugador. Perotrasnocharse, explicaba, eramalo para la salud. Había vistomorir de fiebre ahombres que no se cuidaban.No era ningún abstemio, y recibía uno que otrotragofuertecuandohabíaquetrabajaralaintemperieenlosbotes.Perocreíaen

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el licor bebido con moderación. Había visto muchos hombres asesinados ocaídosendesgraciaporculpadelaginebraoelwhisky.

Otoo tenía siempre presente mi bienestar. Se me anticipaba, sopesaba misplanes,yseinteresabaenlosmismosmuchomásqueyo.Alprincipio,cuandoyo ignoraba su interés en mis asuntos, él tenía que adivinar mis intenciones,comoporejemploenPapecte,cuandocontemplélaposibilidaddehacermesociocon un compatriota estafador en un negocio de guano. Yo no sabía que elhombreeraunbribón.TampocolosabíaningúnhombreblancoenPapecte.Otootampoco lo sabía, pero sedio cuentade cuánestrecha se ibahaciendonuestraamistad, hasta que lo descubrió pormí y sin que yo se lo pidiera.Marinerosnativosde los extremosdemar llegaban a las costasdeTahití yOtoo, guiadosólo por una leve sospecha, se entremezcló con ellos hasta que recogiósuficientes datos para justificar su desconfianza. Oh, resultó ser una historiamaravillosaesadeRandolphWaters.NopudecreerlecuandoOtoolarelatóporprimeravez;perocuando leenviéunanotaescrita a sucasa,Waters se rindióantelaevidenciay,sinunapalabra,partióhaciaAucklandenelprimerbarcodevapor.

Enprincipio,deboconfesarquenomegustóqueOtoometieralasnaricesenmis asuntos. Pero sabía que lo había hecho de manera desinteresada, y muyprontotuvequereconocersusabiduríaydiscreción.Élestabasiempreatentoacualquier oportunidad que se me presentara, y se mostraba igualmente sagazcomo previsor.Con el tiempo se convirtió enmi consejero, hasta el punto deconocermisnegociosmejorqueyomismo.Realmentesabíamásqueyodeloquemeconvenía.Lomíoeraelmagníficodescuidodelajuventud,puespreferíaelromancealosdólares,ylaaventuraaunconfortablealojamientoparapasarlanoche. Así que fue una suerte tener a alguien que me cuidara. Sé que si nohubierasidoporOtooyonoestaríahoyaquí.

Entremuchascircunstancias,déjenmeofrecerlesuna.Yohabía tenidociertaexperienciaenlatratademanodeobraantesdeentraralnegociodeperlasenlasPaumotus.Otooyyonos encontrábamos en la playa enSamoa–en efectoestábamos en la playa y completamente encallados– cuando me llegó laoportunidad de ir como reclutador en un barco de tratantes. Otoo se registrócomomarinero;ydurantelasiguientemediadocenadeaños,anduvimosporlosrincones más inhóspitos de la Melanesia en gran número de embarcaciones.Otoosiempreseencargódeserelprimer remeroenmibote.Loquesolíamoshacer para reclutarmano de obra era llevar la embarcación principal hasta laplaya.Elbotequenoscubríapermanecíaconsusremoslistosavariospiesdela

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costa, mientras que el bote de reclutamiento, también con los remos listos,quedaba a flote al borde de la playa. Cuando yo bajaba a tierra con lasmercancías,dejandoeltimónenposiciónvertical,OtooabandonabasuposiciónderemeroyseacercabahastalapopadondehabíaunWinchesterlistobajounasvelas dobladas. La tripulación del bote también estaba armada, con las armasocultasbajo losdoblecesde lasvelasque se extendían a lo largode laborda.Mientras yo estaba ocupado discutiendo y persuadiendo a los confundidoscaníbalesdequesevinierana trabajaren lasplantacionesenQueesland,Otoopermanecía atento. Y una y otra vez su voz baja me advertía de actossospechososydealgunatraicióninminente.Algunasveces,lavelozdetonaciónde su rifle era la primera advertenciaqueyo recibía.Y enmi carrerahacia elbote sumano siempre estaba lista para lanzarmevolando abordodeun tirón.UnavezenSantaAna,recuerdo,elbotequedóentierraantesdequeempezaranlosproblemas.Elbotequenoscubríaacudióennuestraayuda,peroelelevadonúmerodesalvajesnoshubieraarrasadoantesdequellegara.Otooselanzódeunsaltoalaplaya,hundiólasmanosenlamercancíayempezóalanzartabaco,abalorios,hachas,cuchillosytelasentodaslasdirecciones.

Esto fue demasiado para los desconcertados aborígenes. Mientras sedisputabanlostesoros,empujamoselboteynoslanzamosabordahastaquedaracuarentapiesdedistancia.Yyoconseguíreclutaracuarentadeesamismaplayaenlassiguientescuatrohoras.

ElsucesoparticularquetengoenmentefueenMalaita,laislamássalvajeenelextremoestedelasSalomón.Losnativossehabíanmostradoparticularmenteamigables;¿cómoíbamosasabernosotrosquetodoelpueblohabíahechounacolectaalolargodedosañosconlaquecomprarlacabezadelhombreblanco?Todosestostipossoncazadoresdecabezasyenespecialaprecianlacabezadelhombre blanco. Aquel que capturara la cabeza recibiría toda la recolección.Comohedicho,semostrabanmuyamigables,yesedíayomeencontrabaenlaplaya a cien yardas del bote. Otoo me lo había advertido, y, como sucedíasiemprequenoleprestabaatención,ibaaenfrentarmeaunverdaderodesastre.

Cuandomedicuenta,unanubedelanzasvolóhaciamídesdeelpantanodemanglares.Por lomenosunadocenaibanadarenelblanco.Empecéacorrer,pero tropecé con una que me golpeó en la pantorrilla y caí al piso. Losaborígenes se abalanzaron sobre mí, cada uno con un hacha de mango largoadornadaconplumas,dispuestosacortarmelacabeza.Estabantanansiososporelpremioqueseinterponíanunosaotros.Enlaconfusiónevitévarioshachazosmoviéndomedeizquierdaaderechaenlaarena.

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Entonces apareció Otoo; Otoo el castigador de hombres. De algún modo,había echado mano de un pesado mazo de guerra, que en la lucha cuerpo acuerporesultabamáseficientequeunrifle.Sepusojustoenelcentrodetodos,de tal formaqueno lopodían atacar con las lanzas, al tiempoque sushachasparecían menos que inservibles. Estaba luchando por mí y lo impulsaba unaverdaderafuriaciegaeincontrolable.Lamaneracomomanipulabaelmazoeraincreíble.Suscráneosseaplastabancomonaranjasmaduras.Ysólocuandoyaloshabíaobligadoaretroceder,ymearrastrabaenlahuída,recibiólosprimerosgolpes.Llegóalboteconcuatroheridasdelanza,agarróelWinchester,yderribóavariosatiros.Despuéssaltamosalaembarcaciónynospusimosasalvo.

Estuvimos juntospordiecisieteaños.Élmehizoquiensoy.Yoseríahoyunsobrecargo,unreclutador,ounrecuerdo,denohabersidoporél.

“Tegastaseldinero,despuéssalesyconsiguesmás–medijoundía–.Esfácilconseguir dinero ahora. Pero cuando seas viejo, te gastarás el dinero y ya nopodrássaliryconseguirmás.Losé,señor.Heestudiadoelcaminodelhombreblanco.Enlasplayashaymuchoshombresviejosquealgunavezfueronjóvenes,yquepodíanconseguirdineroigualquetú.Ahoraestánviejosynotienennada,yesperanporahíaquehombres jóvenescomotúaparezcanpor lacostay lescomprenuntrago.”

“Los negros jóvenes trabajan como esclavos en las plantaciones. Recibenveinte dólares al año.Trabajan duro.El capataz no trabaja duro.Monta en sucaballoyobservatrabajaralmuchachonegro.Recibemildoscientosdólaresalaño.Yosoyunmarineroenestaembarcación.Reciboquincedólaresalmes.Esoesporquesoyunbuenmarino.Trabajoduro.Elcapitántienedobletoldoybebecerveza enbotellas largas.Yonunca lo hevisto arriar unavela ni empujar unremo. Recibe ciento cincuenta dólares al mes. Yo soy un marinero. Él es unnavegante.Señor,creoqueseríamuybuenoparatiaprendernavegación.”

Otoomeespoleóaquelohiciera.Navegóconmigocomosegundodeabordoenmiprimeragoleta, y él se sentíamásorgullosodemi comandanciaqueyomismo.Másadelantedijo:

–Un capitán está bien pagado, señor; pero el barco está bajo su custodia ynunca queda libre de ese peso. Es el dueño quien estámejor pagado; y es eldueñoquiensesientaenlaplayarodeadodesirvientesycuentaeldinero.

–Es verdad, pero una goleta cuesta cinco mil dólares, una goleta vieja –objeté–.Seréunhombreviejoantesdehaberahorradocincomildólares.

–Hay caminos cortos para el hombre blanco para hacer dinero –continuó,

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señalandohacialacostaconlaplayabordeadadecocos.

Nos encontrábamos en las Salomón en ese momento, recogiendo uncargamentodepepasdemarfilalolargodelacostaestedeGuadalcanal.

–Entreestadesembocaduraderíoylasiguientehaydosmillas–comentó–.Elterrenoplanosiguebienhastaadentro.Ahoranovalenada.Peroelañosiguiente–¿quiénsabe?–oel siguiente,variospagaránmuchodineroporesepedazodetierra.El fondeaderoesbueno.Grandesbarcosdevaporpodríanatracarcerca.Podríamoscomprartierracuatromillasadentroalviejojefepordiezmilbarrasdetabaco,diezbotellasdeginebrayunriflequetecostará,talvez,ciendólares.Después autenticas la escritura con el comisario, y al año siguiente, o unodespués,podrásvenderyconvertirteendueñodeunbuque.

Seguísuconsejo,ysuspalabrassehicieronrealidad,aunquenoendossinoentresaños.DespuésvinoelnegociodetierrasdepastoreoenGuadalcanal:veintemilacres,bajouncontratogubernamentaldenovecientosnoventaynueveañosasuvalornominal.Fuidueñodelcontratopornoventadías,yselasvendíaunacompañíaporlamitaddeunafortuna.SiempreeraOtooelqueseanticipabaatodoydescubríalamejoroportunidad.Élfueelresponsabledelarecuperacióndel Doncaster, comprado en una subasta por cien libras y vendido a unaganancianetadetresmildespuésdehaberpagadotodosloscostos.ÉlmellevóhacialaplantaciónenSavaiiyhacialaaventradecocoaenUpolu.

Yanosalíamosanavegartantocomoenlosviejostiempos.Yoestabamásqueacomodado.Mecaséyminiveldevidaaumentó;peroOtoopermaneciósiendoelmismoOtoodesiempre,deambulandoporlacasaovigilandolaoficina,consu pipa de madera en la boca, una camiseta de a peso y unos pantalones decuatrochelines.Nohabíamaneradehacerlogastardinero.Nohabíaotraformade pagarle que con afecto, y Dios sabe que lo recibió sin medida por partenuestra.Losniñosloadorabanymiesposahubierapodidodañarloafuerzadeconsentimiento.

¡Los niños! Fue realmente él quien les enseñó el camino por el mundopráctico. Empezó enseñándoles a andar. Se sentaba al lado de ellos cuandoestaban enfermos.Uno a uno, cuando apenas si sabíangatear, los llevaba a lalagunaylostransformabaenseresanfibios.Lesenseñómásdeloqueyonuncaaprendísobrelascostumbresdelospecesydecómoatraparlos.Enelbosqueeralo mismo. A los siete años, Tom conocía secretos del bosque que yo jamáshubiera soñado. A los seis, Mary había trepado a la Sliding Rock sin unestremecimiento, y yo había visto hombres fuertes detenerse ante semejante

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tarea.YcuandoFrankcumpliólosseisañosyapodíasacarmonedasdelfondodelmarentresbrazadas.

–AmigenteenBaraboranolesgustanlospaganos;todossoncristianos,yamínomegustanloscristianosdeBarabora–comentóundía,cuandoyo,conlaideadehacerlogastareldineroqueerasuyoporderecho,habíaestadotratandodepersuadirlodehacerunavisitaa su islanatalenunadenuestragoletas;unviaje especial con el que yo había tenido la esperanza de romper el récord encuantoagastos.

Digo en una de nuestras goletas, aunque legalmente en esemomento todaserandemipropiedad.Yohabíadiscutidodurantemuchotiempoconélparaqueentráramosensociedad.

–Hemos sido socios desde el día que la Petite Jeanne se hundió –dijofinalmente–.Perosiasílodeseatucorazón,entoncesseremossociosporley.Notengo trabajo que hacer, aunquemis gastos son altos.Como, bebo y fumo encantidades,esocuestabastante,losé.Nopagoporjugaralbillar,puesjuegoentumesa;peroaúnasíeldineroseva.Pescarenelarrecifeessólounplacerparaun hombre rico. Es escandaloso el costo de los anzuelos y de los sedales dealgodón. Sí, es indispensable que nos volvamos socios por ley. Necesito esedinero.Lorecibirédelsecretarioprincipaldelaoficina.

Así que redactamos los papeles y los registramos. Un año después me viobligadoaquejarme.

–Charlie –le dije–, eres un perverso impostor, un miserable tacaño, unmiserablecangrejodetierra.Fíjate,tuparteennuestrasociedadhasidodemilesdedólares.Elsecretarioprincipalmehaentregadoestedocumento.Dicequeentodoesteañosólohasretiradoochentaysietedólaresconveintecentavos.

–¿Medebenalgo?–preguntóconansiedad.

–Tedigoquemilesymiles–lecontesté.

Elrostroseleiluminó,comoconuninmensoalivio.

–Muybien–comentó–.Asegúratedequeelsecretariollevebienlascuentas.Cuandolosquiera,loscobraré,ynodebefaltarniuncentavo.Ysihacefalta–añadiófuriosodespuésdeunapausa–tendráquesalirdelsalariodelsecretario.

Y durante todo ese tiempo, como me enteré más tarde, su testamento,redactado por Carruthers, donde me nombraba como único beneficiario,permanecíaenlacajafuertedelconsuladoamericano.

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Perollegaríaelfinal,comolellegaelfinalatodaslasasociaciones.Ocurrióen las islasSalomón,dondehabían tenido lugarnuestros trabajosmássalvajesennuestrosañosmássalvajesdejuventud,ydondenosencontrábamosunavezmás,básicamentedevacaciones,aunqueincidentalmenteleechábamosunojoanuestraspropiedadesenlaIslaFlorida.NoshabíamosquedadoenSavu,adondehabíamosllegadoparacomerciarporsimplecuriosidad.

Savuestáplagadadetiburones.Lacostumbredelosaborígenesdequemarasusmuertosenelmarnohaservidoparadisuadiralostiburonesdeconvertirlasaguasadyacentesensuguarida.

Puesfuetalmisuertequeestabayoabordodeunacanoanativadiminutaycon sobrecarga cuando esta se volcó.Quedamos cuatro aborígenes y yo en lacanoa o, mejor, agarrados de la misma. La goleta se encontraba a unas cienyardas de distancia. Estaba pidiendo a voces un bote cuando uno de losaborígenesempezóagritar.Agarradoaunodelosextremosdelacanoa,tantoélcomoesaporcióndelacanoafueronarrastradosalfondodelaguavariasveces.Entonceselhombresoltósuasideroydesapareció.Untiburónlohabíaagarrado.

Los otros nativos intentaron salir del agua ymontarse sobre el casco de lacanoa. Grité ymaldije y golpeé con el puño al que teníamás cerca pero fueinútil.Seencontrabanpresasdelmiedo.Lacanoaescasamentehubierapodidosoportarelpesodeunosolo.Bajoelpesodelostressebalanceabaydababotesdeunladoaotro,lanzándonosdenuevoalagua.

Yoabandonélacanoayempecéanadarhacialagoleta,conlaesperanzadeserrescatadoporelboteantesdellegarhastaallá.Unodelosnativosoptóporvenirconmigo,ynadamosensilencio, ladoa lado, sumergiendo lacaraunayotravezparamirarsihabíatiburones.Losgritosdelhombrequepermanecióenla canoa nos informaron de la presencia de tiburones. Estabamirando bajo elaguacuandovipasarunoinmensojustodebajodemí.Teníaunosdieciséispiesde largo. Lo vi completo. Atrapó al aborigen por el medio, y siguió haciaadelante, y el pobre diablo con la cabeza, los hombros y los brazos fuera delaguatodoeltiempo,gemíadeunamaneradesgarradora.Recorriódeestaformavarioscientosdepies,hastacuandoeltiburónloarrastróbajolasuperficie.

Nadécontenacidad,esperandoqueesehubierasidoelúltimotiburónsueltoporahí.Peroaparecióotro.Que fueraelmismoquehabíaatacadoantesa losnativos,oquesetrataradealgúntiburónquehabíatenidounabuenacomidaenotraparte,nolosé.Entodocaso,noestabatanansiosocomolosotros.Yoyanopodíanadartanrápido,puesgranpartedemiesfuerzoloinvertíaenseguirlela

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pista.Loestabamirandoconatencióncuandolanzóelprimerataque.Porsimplebuenasuertelogréponerlelasmanosenlanariz,yaunquesuimpulsoporpocome hunde, conseguí mantenerlo a raya. Giró y siguió derecho y de nuevoempezóaformarcírculosamialrededor.Lasegundavezlogréescaparmeconlamismamaniobra.Eneltercerataquelosdoserramos.Eltiburónsedesvióenelinstanteenquemismanosdebieroncaersobresunariz,perolalijadesupellejo(yo teníapuestaunacamiseta sinmangas)me raspó lapieldelbrazodesdeelcodohastaelhombro.

Para entonces, yo ya estaba fuera de juego y abandoné toda esperanza. Lagoletaaúnestabaaunosdoscientospiesdedistancia.Teníaelrostrobajoelaguaypodíaverqueeltiburónsepreparabaparalanzarunnuevoataque,cuandoviuncuerpomorenopasarentrelosdos.EraOtoo.

–Nadahacia la goleta, señor –dijo.Yhablaba alegremente, como si todo elasuntono fueramásqueunabroma–.Conozco los tiburones.El tiburónesmihermano.

Obedecí, nadando lentamente, mientras Otoo nadaba a mi lado,manteniéndose siempre entre el tiburón y yo, esquivando sus embestidas ydándomeánimos.

–La jarcia del pescante fue lanzada, y soltaron los aparejos –explicó unminutomástardeyenseguidavolvióasumergirseparadesviarotroataque.

Para cuando la goleta se encontraba a unos treinta pies de distancia yo yaestabacasiacabado.Escasamentepodíamoverme.Noslanzabancuerdasdesdela borda, pero siempre se quedaban cortas. El tiburón, al ver que no recibíaningúncastigo,sevolviómásaudaz.Envariasoportunidadesestuvoapuntodeagarrarme, pero cada vez Otoo aparecía justo antes de que fuera demasiadotarde.PorsupuestoqueOtoopodíaponerseasalvoencualquiermomento.Perosemantuvopegadoamí.

–¡Adiós,Charley!¡Estoyacabado!–conseguíbalbucear.Yosabíaqueelfinalhabía llegado, y que en el siguiente instante soltaría los brazos y me dejaríahundir.

PeroOtooserióenmicaraydijo:

–Teenseñaréuntruconuevo.¡Voyahacerqueesetiburónsesientaenfermo!

Sesumergiójustodetrásdemí,pordondeeltiburónsedisponíaaatacarmedenuevo.

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–¡Unpocomásalaizquierda!–gritódespués–.Hayunacuerdaahíenelagua.Hacialaizquierda,señor,¡alaizquierda!

Cambié de dirección y agité los brazos ciegamente. Para ese momento meencontraba ya apenas consciente. Cuando mi mano se cerró sobre el lazoescuché una exclamación desde la borda. Volteé la cabeza y miré. No habíaningunaseñaldeOtoo.Uninstantedespuéssaliódenuevoalasuperficie.Teníalasmanoscercenadasalaalturadelasmuñecas,ydelosdosmuñonesbrotabalasangre.

–¡Otoo!–llamóenvozbaja.Yentoncespudeverensumiradaelamorquepalpitabaensuvoz.

Entonces,ysóloeneseinstante,enelfinaldetodosnuestrosañosjuntos,mellamabaporesenombre.

–¡Adiós,Otoo!–gritó.

Enseguida fue arrastrado bajo el agua y yo fui subido a bordo, donde medesmayéenlosbrazosdelcapitán.

YasímurióOtoo,quienmesalvóehizodemíunhombre,yquienvolvióasalvarmealfinal.Nosencontramosenlasfaucesdeunhuracánynosseparamosenlasfaucesdeuntiburón,condiecisieteañosdecamaraderíacomointermedio;una camaradería que me atrevería a afirmar nunca ha acontecido entre doshombres,unomorenoyelotroblanco.SiestáJehováobservandodesdesualturalacaídadecadagorrión,allítambiénensuReinoestaráOtoo,elúnicopaganodeBarabora.

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Unahistoriasinfinal

MarkTwain1835–1910NacidoenMissouri,E.U.,sellamabaenrealidadSamuelLonghornClemens,perofueelseudónimoelqueloconvirtióenunaespeciedemonumentonacionalparalaculturanorteamericana.Comotantosdesuscontemporáneos,fueunhombredeaccióny,aunquesuvidagravitóalrededordelaescritura,practicómúltiplesoficios:impresor,soldado,minero,reportero,corresponsaldeviajes,capitándebarco.Reconocidoporsuingenioyhumor,logróuncuadrovivodelavidapopulardelavidadelsigloxix,plasmadaendosdesusobrasmásleídas,TomSawyeryHuckleberryFinn,quetraspasaronloslímitesdelasriberasdelMississippiparallegaraserpartedelaherenciaculturaldetodos.“Notellevesnadaquenoseatuyo,amenosquenopuedascargarlo”,sentencióenunodesustantosaforismos.

Teníamos un juego en el barco que era un buen pasatiempo; por lo generalsucedíaenlanoche,enlasaladefumadores,cuandoloshombressedesprendíande la monotonía y el aburrimiento de la jornada. Se trataba de completarhistorias incompletas. Es decir, alguno contaba una historia completa aexcepcióndel final, y entonces los otros tratabande ofrecer un final según supropia invención. Cuando todos habían tenido su oportunidad, el que habíapresentadolahistoriarevelabaeldesenlaceoriginalycadacualdabasuopinión.Algunasveces,losnuevosfinalesresultabansermejoresqueeloriginal.Perolahistoriaqueexigióelmáspersistente,resueltoyambiciosoesfuerzofueunaquenoteníafinal,detalformaquenohabíanadaconquécompararlosdesenlacesrecién inventados. Aquel que la contó declaró que podía ofrecer todos losdetallessólohastaciertopunto,puesesoeratodoloquesabíadelahistoria.Lahabíaleídoenunvolumenderelatosbreveshacíaveinticincoaños,ylohabíaninterrumpidoantesdellegaralfinal.Ledaríacincuentadólaresacualquieraquepudiera terminar la historia a satisfacción de un jurado elegido por nosotrosmismos. Nombramos el jurado y forcejeamos con la trama. Inventamosmúltiples finales, pero el jurado los rechazó todos. El jurado tenía razón. Setrataba de una historia cuyo autor tal vez habría podido completarsatisfactoriamente, y si en realidad contó con esa buena fortuna me hubieragustadoconocercuálfueelfinal.Cualquierasedarácuentaquelafuerzadelahistoriaradicaensunúcleo,yqueaparentementenohayformadetransferiresafuerzaalaconclusión,dondeporsupuestodeberíaestar.Enesencia,lahistoriaeracomosigue:

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JohnBrown,detreintayunaños,bondadoso,gentil,sugestionableytímido,vivía en un tranquilo pueblo de Missouri. Era superintendente de la escueladominical presbiteriana. Se trataba de una humilde distinción; aún así, era laúnicadistinciónoficialquetenía,sesentíamodestamenteorgullosodeellayseentregabacondevociónasutrabajoysusintereses.Todosreconocíanlaextremabondaddesucarácter;dehecho,lagenteafirmabaqueestabahechodebuenasintenciones y modestia, que siempre se podía contar con su ayuda cuandoresultabanecesario,y tambiéncon sumodestia, tanto si senecesitabacomosino.

Mary Taylor, de veintitrés años, humilde, dulce, agradable y hermosa tantoporsucaráctercomoporsufísico,significabatodoparaél.Yéltambiénloeracasitodoparaella.Ellasemostrabavacilante,lasesperanzasdeéleranaltas.Lamadredeellasehabíaopuestodesdeelprincipio.Peroella,también,vacilaba;élpodíadarsecuenta.Lahabíaconmovidoel interésafectuosoqueélmostrópordosprotegidasqueellateníayporlascontribucionesqueélhabíahechoparasusustento.Erandoshermanasdesamparadasyancianasquevivíanenunacabañade troncos, en un rincón solitario cerca de un cruce de caminos a unas cuatromillas de la granja de la señora Taylor. Una de las hermanas estaba loca, yalgunasveceseraunpocoviolenta,aunquenomuyamenudo.

Parecióporfinqueeltiemposemostrabapropicioparaunavancedefinitivo,yBrownhizoacopiodevalorparallevarloacabo.Llevaríaunacontribucióneldobledelousualyseganaríaalamadre;consuoposiciónanulada,elrestodelaconquistaseríasegurayrápida.

Echó andar a media tarde de un plácido domingo en el suave verano deMissouri, e iba convenientemente equipado para su misión. Llevaba un trajecompletodelinoblancoconunacintaazulcomocorbata,ycalzabaunosbotineselegantesyceñidos.Sucaballoysucalesíneranlosmejoresentreloquepodíasuministrar la caballeriza.La capapara el regazo era de linoblanco, nueva, yteníaunribetebordadoamanoquenopodíatenerrivalentodalaregiónporsubellezaydiseño.

Cuandohabíaavanzadounascuatromillasporelcaminosolitarioyconducíasucaballoalcabestroa lo largodeunpuentedemadera, susombrerodepajasalió volando y cayó en el arroyo, flotó corriente abajo y se atascó en unasramas.Nosupomuybienquéhacer.Teníaque recuperarel sombrero, esoeraevidente,pero¿cómo?

Entoncestuvounaidea.Elcaminoestabadesierto,nohabíaaúnnadieporahí.

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Sí, tomaríaelriesgo.Condujoelcaballohastaelbordedelcaminoylopusoapastarenlahierba;despuéssedesvistióypusolaropaenelcalesín,acaricióalcaballounratoparaasegurarsucompasiónylealtad,yselanzórápidoalarroyo.Nadó y recobró rápidamente el sombrero. Pero cuando alcanzó la orilla, ¡elcaballohabíadesaparecido!

Las piernas casi dejaron de sostenerlo. El caballo avanzabadespreocupadamenteporelcamino.Browntrotódetrás,diciendo,“whoa,whoa,buenmuchacho”;perocadavezqueseacercabalosuficienteparaalcanzardeunsaltoelcalesín,elcaballoacelerabaunpocoelpasoyfrustrabasuintento.Yasísiguió la cosa, el hombre desnudo desfalleciendo de ansiedad, y esperando acada momento ver aparecer gente. Sin embargo lo seguía, implorándole alcaballo,suplicándole,hastaquehuborecorridounamillayseacercabayaa lapropiedaddelosTaylor;entoncesporfintuvoéxitoylogrósubirsealcalesín.Sepusode ungolpe la camisa, la corbata y la chaqueta; entonces estiró lamanopara alcanzar los… pero fue demasiado tarde; se reacomodó de inmediato yagarrólacapa,pueshabíavistoaalguienacercarsealapuerta:unamujer,pensó.Hizo girar el caballo hacia la izquierda, y lo espoleó enérgicamente caminoarriba.Elsenderoeracompletamenterectoydespejadoaamboslados;perounastresmillasmásadelantehabíaunbosqueyelcaminodabaungiroabrupto,ysesintiómuyagradecidocuandollegóhastaahí.Mientrastomabalacurvapusoelcaballoalpasoyalargó lamanoparabuscar lospantalo…tambiéndemasiadotarde.

SeacababadeencontrarconlaseñoraEnderby,laseñoraGlossopylaseñoraTaylorconMary.Ibanapieyparecíanestarcansadasyagitadas.Selanzarondeinmediatohaciaelcalesínyleestrecharonlamano,ytodashablaronalmismotiempo, diciendo, ansiosas y serias, cuánto se alegraban de que él hubierallegado, de lo afortunado que resultaba el encuentro. Y entonces la señoraEnderbydijoconadmiración:

–Pareceun accidente su llegada en este preciso instante; pero que nadie loprofaneconesapalabra.Hasidoenviado…enviadodesdeloalto.

Todas se mostraron impresionadas, y la señora Glossop dijo en tonorespetuoso:

–SarahEnderby,nuncahasdichonadamásverdaderoentodatuvida.Estonoesunaccidente,esunaespecialDivinaProvidencia.Élhasidoenviado.Esunángel…unángeltanverdaderocomonuncalohasidoningúnángel…unángeldesalvación.Ydigoángel,SarahEnderby,ynousaréningunapalabradistinta.

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Nopermitanquenadienuncamevuelvaadecirquenoexistencosastalescomolas especialesDivinas Providencias; pues si esta no es una, díganme entoncesquées.

–Yo sé que es así –afirmó la señora Taylor, fervientemente–. John Brownpodría reverenciarte; podría arrodillarme frente a ti. ¿No hubo algo que te lodijo?…¿Nosentistequehabíassidoenviado?Podríabesareldobladillodeesacapaenturegazo.

Browneraincapazdehablar;sesentíaimpotenteporlavergüenzayelterror.LaseñoraTaylorcontinuó:

–PorDios, tan sólo da unamirada a tu alrededor, JuliaGlossop.CualquierpersonapuedeverlamanodelaDivinaProvidenciaenesto.Aquí,amediodía¿quéesloquevemos?Vemosunhumoqueseeleva.Yohabloydigo:“Seestáquemandolacabañadelasancianas”.¿Nofueasí,JuliaGlossop?

–Lasmismaspalabrasquedijiste,NancyTaylor.Yomeencontrabatancercade ti como lo estoy ahora, y pude escucharlas. Pudiste haber dicho choza enlugardecabaña,peroenesenciaeslomismo.Yteveíaspálida,además.

–¿Pálida? Estaba tan pálida como… por Dios, simplemente compáralo conestacapa.Entonceslosiguientequedijefue,“MaryTaylor,dilealjornaleroqueprepareloscaballos…iremosalrescate”.Yellacontestó,“Mamá,¿norecuerdasqueledijistequepodíairavisitarasufamiliaypasaralláeldomingo?”Yasíhabíasido,lodeclaro,lohabíaolvidado.“Entonces”,dijeyo,“iremosapie”.Ynosfuimos.YnosencontramosconSarahEnderbyporelcamino.

–Yseguimostodasjuntas–añadiólaseñoraEnderby–.Yencontramosquelalocahabíaprendidofuegoeincendiadolacabaña,ylasdospobresestabantanviejasydébilesquenopodíanponerseenmovimiento.Yentonceslasllevamosa un lugar cubierto y las acomodamos lo mejor posible y empezamos apreguntarnosquéhacerparaencontrarlamaneradetransportarlashastalacasadeNancyTaylor.Yyohabléydije…¿quéfueloquedije?¿Nodije,“laDivinaProvidenciaproveerá”?

–¡Puestansegurocomoqueestásviva!Lohabíaolvidado.

–Yotambién–dijolaseñoraGlossopylaseñoraTayloragregó:perosindudalodijiste.¿Noesesoasombroso?

–Sí,lodije.YentoncesfuimoshaciadondeelseñorMoseley,adosmillasdedistancia, y todos en la casa habían salido hacia un encuentro campestre enStony Fork; y entonces nos devolvimos todo el trayecto, las dos millas, y

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despuéshastaaquí,otramilla…ylaDivinaProvidenciahaprovisto.Lopuedenverporsímismas.

Semiraronentresíconunestremecimientoylevantandolasmanosdijeronalunísono:

–Esabsolutamentemaravilloso.

–¿Quécreenentoncesquedeberíamoshacer–dijo la señoraGlossop–,dejarqueelseñorBrownllevealasancianasdondeNancyTaylorunaporuna,oquelassubaalasdosenelcalesínyqueéldirijaelcaballoapie?

Browntragósaliva.

–Pero creo que tenemos un problema –comentó la señora Enderby–.Escuchen,estamostodasexhaustasydecualquierformaqueloarreglemosvaaserdifícil.Siel señorBrown lassubea lasdos,por lomenosunadenosotrasdeberáregresarconélparaayudarlo,puesnopodrásubirlasalasdosélsolotanindefensascomoestán.

–Esoescierto–dijolaseñoraTaylor–.Noparece…¡cómopodríaser!…unadenosotrasvahastaalláconelseñorBrown,ylasdemásvanhastamicasaylopreparantodo.Yoiréconél.Élyyojuntospodemossubiraunadelasancianasalcalesín;despuéslallevaremoshastamicasay…

–¿Peroquiénseharácargode laotramujer?–preguntó laseñoraEnderby–.No podemos dejarla allá sola en el bosque, y menos si es la loca. Son ochomillasdeidayvuelta,¿saben?

Enesemomento,todassehabíansentadoenlahierbaalladodelcalesínparadescansarsusagotadoscuerpos.Permanecieronunpardesegundosensilencio,debatiéndosementalmentefrentealaintrincadasituación.Entonces,alaseñoraEnderbyseleiluminóelrostroydijo:

–Creoteneryalasolución.Escuchen,nopodemoscaminarmás.Piensenenloquehemoscaminado;cuatromillasallá,doshastadondelosMoseley,sonseis,ydespuésderegresohastaacá…sonnuevemillasdesdeelmediodía,ysinprobarbocado: confieso que no entiendo cómo lo hicimos; y en cuanto a mí, estoysimplementemuertadehambre.Ahora,algunatienequeregresarparaayudarlealseñorBrown,esonotienediscusión;peroquienseaquevayatienequeirenelcalesínynoapie.Asíqueestaesmiidea:unadenosotrasvaenelcalesínconelseñorBrown;despuéssigueenelcalesínhastalacasadeNancyTaylorconunade las ancianas, dejando que el señorBrown se quede acompañando a la otraanciana,ylasdemásvanahoramismoalacasadeNancyadescansaryesperar;

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entoncesunadeustedesregresaenelcalesínyrecogealaotraancianaylallevahastalacasadeNancy,yelseñorBrownregresaapie.

–¡Magnífico!–exclamaron todasal tiempo–.Oh,esoseráperfecto,esaes lasoluciónperfecta.

Y todasafirmaronque laseñoraEnderby tenía lamejormenteplanificadoradel grupo, y afirmaron también que las sorprendía no haber pensado ellasmismaseneseplantansencillo.Nohabíasidointencióndeesasbuenasalmassencillasretirarelcumplidoynosepercatarondequelohabíanhecho.Despuésdeconsultarloentretodas,decidieronquelaseñoraEnderbydeberíaacompañarde regresoal señorBrown,puesse leotorgabaelderechoaesadistinciónporhabersidolaqueideóelplan.Teniendoyatodosatisfactoriamentearregladoyresuelto, las damas se pusieron de pie, aliviadas y contentas, sacudieron sustrajes y tres de ellas empezaron a caminar hacia la granja.La señoraEnderbypusoelpieenelestribodelcalesíndispuestaasubir,cuandoBrownencontróunrestodevozymusitó:

–Porfavor,señoraEnderby,dígalesqueregresen…mesientomuydébil.Nopuedocaminar,nopuedohacerlo.

–¡Pero, mi querido señor Brown! Se ve en realidad muy pálido. Meavergüenzo demímismapor no habermedado cuenta antes. ¡Regresen, todasustedes!ElseñorBrownnoseencuentrabien.¿Hayalgoquepuedahacerporusted,señorBrown?Losientomucho.¿Tienealgúndolor?

–No, señora, sólo estoy débil; no estoy enfermo, sólo un poco débil…últimamente,nohacemucho,sóloúltimamente.

Lasotrasmujeres regresaron,yexpresaron ruidosamentesuscondolenciasyconmiseraciones,ysereprocharonasímismaspornohabersedadocuentadelopálidoqueestaba.Ydeinmediatotrazaronunnuevoplan,ynolescostómuchoestardeacuerdoenqueeradelejoselmejorplandetodos.TodasiríanhastalacasadeNancyTayloryveríanprimeroporelcuidadodelseñorBrown.Élpodíaecharseenelsofádelvestíbulo,ymientraslaseñoraTayloryMaryloatendíanlas otras señoras tomarían el calesín e irían a recoger a una de las ancianas yentoncesunapermaneceríaconlaotray…

Paraeseinstante,ysinhacerningunaotraconsulta,yaestabantodasaunladodelacabezadelcaballoyempezabanadarlelavuelta.Elpeligroerainminente,peroBrownrecuperódenuevolavoz,poniéndoseasalvo.Dijo:

–Pero, señoras, ustedes están pasando por alto un asunto que hace el plan

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impracticable.Escuchen,sitraenaunadelasmujeresalacasa,yunadeustedessequedaalláconlaotra,habráentoncestrespersonasallácuandounadeustedesvayaabuscarlas,puesalguien tienequeconducir el calesín,y tresno podríanregresaracasaenelcalesín.

–¡Pero,claro,esverdad!–exclamaron todasal tiempo,yquedaronperplejasdenuevo.

–Dios, ¿qué podemos hacer? –preguntó la señoraGlossop–.Es la cosamásenredadaquehayavistonunca.Todoesecuentodelzorro,elgansoyelmaíz…noesnadacomparadoconesto.

Volvieronasentarseexhaustas,paraseguirtorturandosusmentesconunplanquepudierafuncionar.Entonces,Maryofrecióunplan;erasuprimeresfuerzo.

Lesdijo:

–Soyjovenyfuerte,yyarecuperélasenergías.AcompañenalseñorBrownhastalacasaypréstenleayuda,yavencuántolanecesita.Yomedevuelvoymehagocargodelasdosancianas.Puedoestaralláenveinteminutos.Ustedessiganhaciendoloquehabíanpensadoenunprincipio:esperarenelcaminoprincipalfrente a nuestra casa hasta que aparezca alguien conuna carreta, y lamandanparaquenostraiganderegresoalastres.Notendránqueesperarmuchotiempo;los granjeros estarán pronto de regreso del pueblo. Mantendré tranquila yanimadaalaviejitaPolly;alalocanoleharáfalta.

Discutieronelplany loaceptaron; frentea lascircunstancias,parecía serelmejorposible,yademáslasdosancianasdebíanestaryadesfalleciendo.

Brown se sintió aliviado y profundamente agradecido. Una vez lo dejaranllegaralcaminoprincipalencontraríaunarutadeescape.

EntonceslaseñoraTaylordijo:

–Dentro de muy poco empezará el frío de la tarde, y esas dos pobres yarruinadascriaturasvananecesitaralgoconquécubrirse.Llévateesacapadelinocontigo,querida.

–Muybien,madre,deacuerdo.

Entonces la muchacha dio un paso hacia el calesín y alargó la mano paraagarrarlacapa…

Ese era el final de la historia. El pasajero que la narró dijo que hacíaveinticincoaños,cuandolaestabaleyendo,seviointerrumpidoenesepunto:el

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trenseprecipitóporunpuente.

Al principio, creíamos que podíamos terminar la historia fácilmente, yempezamosatrabajarconfiados.Peromuyprontoempezóaserevidentequelacosanoera sencilla sinodifícil e intrincada.La razónestabaenel carácterdeBrown:grangenerosidadygentileza,peroconlacomplicacióndesutimidezysu retraimiento inusuales, particularmente en presencia de las damas. Estabatambién su amor por Mary, en un estado de esperanza pero aún no del todoseguro;justoenunmomento,enefecto,enqueelasuntodebíasermanejadocongrantacto,sincometererrores,sincausarofensas.Yestabaademáslamadre–indecisa, solícita sólo a medias– a quien había que conquistar mediante unadiplomacia hábil e impecable, y de inmediato, pues tal vez no habría otraoportunidad. Por otro lado, estaban las indefensas ancianas allá lejos en losconfines del bosque esperando; su destino y la felicidad de Brown estabandeterminadosporloqueélhicieraenlosdossiguientessegundos.Maryestirabalamanoparaagarrarlacapaensuregazo;Browndebíatomarunadecisión,nohabíatiempoqueperder.

Porsupuesto,eljuradonoaceptaríaningúnfinaldelahistoriaquenofueraunfinalfeliz; laconclusióndebíadejaraBrownmuybienparadoantelasdamas,sinmanchaensucomportamiento,sinmenoscabodesumodestia,manteniendointactosuespíritudesacrificio,conlasdosancianasrescatadasgraciasaél,subenefactor, y todo el grupo orgulloso y feliz gracias a él, todas cantando susalabanzas.

Intentamosacomodar todoesto,peronosacosabanobstáculospersistentes eirreconciliables.DescubrimosquelatimidezdeBrownnolepermitiríasoltarlacapa. Este hecho ofendería a Mary y a su madre; y sorprendería a las otrasseñoras, en parte porque talmezquindad hacia las sufridas ancianas estaría encontradicción con Brown, y en parte porque él era una especial DivinaProvidenciayclaramentenopodíaactuardeesemodo.Silepreguntaranporlacausadeesecomportamiento,sutimideznolepermitiríaconfesarlaverdad,ylafaltadeimaginaciónyprácticaloharíanincapazdeingeniarseunamentiraquearreglara todo. Trabajamos en ese complicado problema hasta las tres de lamañana.

Mientras tanto,Mary seguía alargando la mano hacia la capa de lino. Nosdimosporvencidosydecidimosdejarquelaalcanzara.Esprivilegiodellectordeterminarporsímismocómoseresolviólacosa.

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Laventanatapiada

AmbroseBierce1842–¿1913NacidoenOhio,E.U.,enelsenodeunafamiliapuritanaynumerosa,abandonótambiénelhogaralos15años.Vivióenlacasadeleditordeunperiódicolocalhastacuandosuspadreslointernaronenunaacademiamilitar.En1861,cuandoestallólaGuerraCivil,seenrolóenelbandoantiesclavista,experienciaqueinspiróvariosdesusmejorescuentos,recogidosenHistoriasdesoldadosyciviles.AutordeclásicoscomoEldiccionariodelDiabloyElclubdelosparricidas,Biercetransitóconmaestríaestilísticaporloslímitesdelterrorsobrenatural,desdedondenarróalucinacionespoéticasysiempreperturbadoras.Alos71añoscruzólafronteraconMéxicodondedespareciósindejarrastro.Ensuúltimacartafechadaen1913escribió:“Ah,sergringoenMéxico,esoeseutanasia”.

En 1830, sólo a unas cuantas millas de distancia de lo que es ahora la granciudaddeCincinati,seextiendeunbosqueinmensoycasiintacto.Laregiónfueescasamentehabitadaporgentedelafrontera,espíritusinquietosquenoenpocotiempo levantaban casas relativamente habitables en medio de la soledad yalcanzaban un grado de prosperidad que hoy llamaríamos indigencia paradespués, impelidosporalgúnmisteriosoimpulsodesunaturaleza,abandonarlotodo y avanzar más hacia el oeste, para encontrar allí nuevos peligros yprivaciones en su esfuerzo por recuperar las exiguas comodidades a las quehabían renunciado de manera voluntaria. Muchos ya habían abandonado laregiónpara irsea lugaresmásremotos,peroentre losqueaúnquedabanhabíaunoquepertenecíaaaquellosque llegaronprimero.Vivía soloenunacasadetroncosrodeadacompletamenteporelinmensobosque,conunalobreguezyunsilenciodelosqueélparecíaformarparte,puesningunolohabíavistosonreírnipronunciar una palabra innecesaria. Sus sencillas necesidades las cubríavendiendopielesdeanimalessalvajesenelpueblodelrío,puesnocultivabaniunasolacosaenesatierraque,desernecesario,élpodríahaberreclamadocomopropiaporderechodeposesiónpacífica.Habíaevidenciasde“mejoras”:algunosacresdelterrenocircundantealacasahabíansidodespejadosdeárboles,cuyostroncosquedabanmedioocultosporlosnuevosbrotesquesurgíanpararepararla destrucción llevada a cabo por el hacha. Aparentemente, el entusiasmo deaquel hombre por la agricultura se había extinguido con una débil llama,expirandoencenizasdeexpiación.

Lapequeñacabañadetroncos,conunachimeneadepalos,eltechodetablastorcidasprensadascontravesañosysu“grieta”dearcilla,teníaunaúnicapuertay,directamenteopuesta,unaventana.Estaúltima,sinembargo,estaba tapiada;

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nadiepodíarecordarunaépocaenlaquenolohubieraestado.Ynadiesabíaporquépermanecíacerradadeesamanera;desdeluegonosedebíaaunaaversióndesuocupantehaciala luzyelaire,puesenlascontadasocasionesquealgúncazadorcruzóporesesolitariorincón,alreclusoselehabíavistoasoleándoseenlapuertadeentrada,almenoscuandoelcieloleproporcionabaelsolnecesario.Imaginoquehabrámuypocaspersonasvivasquehayanconocidoalgunavezelsecretodeesaventana,peroyosoyunadeellas,comoverán.

Se decía que el hombre se llamabaMurlock. Por su apariencia parecía desetentaaños,peroenrealidadtendríaunoscincuenta.Algoademásdelpesodelosañoshabíatenidoqueverconsuenvejecimiento.Teníablancoselpeloylalargayespesabarba,hundidoslosojosgrisesysinbrillo,elrostroarrugadodeunamaneraparticular,conplieguesqueparecíanperteneceradossistemasqueseinterceptaran.Defísicoeraaltoyenjuto,conloshombrosencorvadoscomosisoportaranungranpeso.Nunca lovipersonalmente;estosdetalles losaprendídemi abuelo, a quien también le oí la historia del hombre cuando yo era unmuchacho. Él lo conoció cuando vivía por los alrededores en aquella épocapasada.

Undía encontraron aMurlock en su cabaña,muerto.No era épocani lugarparajuecesdeinstrucciónniparaperiódicos,ysupongoqueseresolvióqueelhombrehabíamuertoporcausasnaturalesoesofueloquemehabrándicho,yloquehabrérecordado.Sóloséqueprobablementeparacumplirconunsentidodecompensacióndelascosas,elcuerpofueenterradocercaalacabaña,aunladodelatumbadesumujer,quienlohabíaprecedidodesdehacíatantosañosquelatradición local apenas si había conservado un atisbo de su existencia. Así secierra el capítulo final de esta historia verdadera; exceptuando, claro está, lacircunstanciadequemuchosañosdespués,encompañíadeunalmaigualmenteintrépida, penetré hacia el lugar y osé acercarme lo suficiente a la cabaña enruinasparatirarleunapiedra,yalejarmecorriendoparahuirdeesefantasmaquetodo informado muchacho de los alrededores sabía que rondaba por el lugar.Peroexisteuncapítuloanterior,proporcionadopormiabuelo.

CuandoMurlock construyó la cabaña y comenzó a dar enérgicos golpes dehachaalrededorparaexcavarunagranja–elrifleera,porelmomento,suúnicomediodesubsistencia–eraunjovenfuerteyllenodeesperanza.Enelterritoriodel este de donde venía se había casado, como era costumbre, con unamujerjoven,merecedoraentodosentidodesuhonestadevoción,yquiencompartíalospeligros y privacionesde su suerte conun espíritu complaciente y un corazóndelicado.Noexisteningúntestimonioconocidodesunombre;desusencantos

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mentalesyfísicos la tradiciónnorevelanadayelescépticoestáenlibertaddeconsiderarválidasududa;¡peroDiosnopermitaqueyolacomparta!Delcariñoylafelicidadentrelosdos,quedóevidenciasuficientealolargodecadaunodelosdíasdelavidadeestehombredesdecuandoquedóviudo;pues¿qué,sinoelmagnetismo de ese recuerdo enaltecido, podría haber encadenado su espírituventurosoaundestinocomoelquetuvo?

UndíaMurlockregresódecazarenunalejadorincóndelbosqueyencontróasu mujer postrada con fiebre y delirando. No había ningún médico a variasmillas a la redonda,ningúnvecino; ella tampocoestaba en condicionesde sercargada,parairenbuscadeayuda.Asíqueélsepusoalatareadeasistirlaparaquesemejorara,peroalfinaldeltercerdíalamujercayóinconscienteymuriósinhaberrecuperado,aparentemente,ningúndestelloderazón.

De lo que sabemos sobre una naturaleza como la suya, podríamosaventurarnosabosquejaralgunosdelosdetallesdeeseperfilgeneraltrazadopormi abuelo. Cuando se convenció de que estaba muerta, Murlock tuvo elsuficiente sentido común como para recordar que a los muertos había queprepararlosparasuentierro.Conelpropósitodellevaracaboestesagradodeberanduvo a ciegas, hizo algunas cosas demanera equivocada, y otras que habíarealizadocorrectamentelasrepetíaunayotravez.Susfrecuentestropiezospararealizar cualquier acto simple y ordinario lo dejaban estupefacto, como elasombro de un borracho que se maravilla ante la suspensión de las leyesnaturales.Losorprendió,también,quenolloraba;estabasorprendidoyunpocoavergonzado;sindudaresultabadesalmadonollorarporlosmuertos.

–Mañana –dijo en voz alta– tengo que hacer un cajón y cavar la tumba; yentonces la extrañaré, cuandoyanovuelva averla.Pero ahora…estámuerta,porsupuesto,pero todoestábien… tienequeestarbien,dealguna forma.Lascosasnopuedensertanmalascomoparecen.

Permaneció inclinado sobre el cuerpo bajo la luzmortecina, arreglándole elpeloydándole losúltimostoquesalsencillovestido,haciendotododemaneramecánica, sin ninguna emoción. Y sin embargo bajo su conciencia corría laconvicciónocultadequetodoestababien,queéllatendríaaelladenuevocomoantesyquetodoquedaríaexplicado.Nohabíatenidoningunaexperienciaconeldolor;suhabilidadnohabíasidoincrementadaporeluso.Sucorazónnopodíacontenerlo en su totalidad, su imaginación tampoco alcanzaba a concebirlocorrectamente. No sabía aún que hubiera sido golpeado tan fuerte; eseconocimientolellegaríamástardeynoloabandonaría.Eldoloresunartistadepoderestanvariadoscomolosinstrumentosconlosqueinterpretasusendechas

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paralosmuertos,evocandodealgunoslasnotasmásagudasyestridentesydeotrosacordesbajosygravesquevibranrecurrentescomoellentoredobledeuntambor distante. A unas almas las sobrecoge; a otras las deja estupefactas. Aalgunaslesllegacomoelgolpedeunaflecha,incitandotodaslassensibilidadeshaciaunavidamásintensa;aotras les llegaconel impactodeunacachiporra,que paraliza al dar el golpe. Podemos suponer que esta fue la manera comoimpactó aMurlock, pues (y aquí pisamos terrenomás seguro que aquel de laconjetura) no bien había terminado con su piadosa tarea, dejándose caer en lasillaalladodelamesadondedescansabaelcuerpo,ydescubriendolablancuradelperfilbajolatinieblacadavezmásprofunda,cruzólosbrazosenelbordedelamesayhundióahílacabeza,aúnsinlágrimasyconunaindescriptiblefatiga.Enesemomento, ¡entróa travésde laventanaabiertaunprolongado lamento,comoelllantodeunniñoperdidoenlomásprofundodeloscurobosque!Peroelhombrenosemovió.Denuevo,yestavezmáscercaqueantes,seescuchóesegemidosobrenaturalporencimade sudesfallecimiento.Talvezeraunabestiasalvaje;talvezeraunsueño.PeroMurlocksehabíaquedadodormido.

Algunashorasmástarde,comodespuéssehizoevidente,elinfielvigilantesedespertóylevantandolacabezadelosbrazoscruzadosescuchóconatención,sinsaber por qué. Ahí, bajo la oscuridad total al lado de la muerta, mientrasrecordabatodosinestremecerse,forzólosojosparapoderveralgoquenosupoquéera.Teníatodoslossentidosalertayelalientocontenido;lasangredeteníasu marcha como si quisiera contribuir al silencio. ¿Quién… qué lo habíadespertadoydóndeestaba?

De repente la mesa se sacudió bajo sus brazos, y en ese mismo instanteescuchó, o imaginó escuchar un paso débil, después otro, como los ruidos deunospiesdescalzossobreelpiso.Estabaaterrorizadomásalládelafacultaddegritaromoverse.Forzosamente, tuvoqueesperaryesperarahíenlaoscuridadduranteloqueparecieronsiglosdeunpavorquequizásnadiehayaconocidoohaya podido vivir para contarlo. En vano trató de pronunciar el nombre de lamujermuerta,deestirarlosbrazosporencimadelamesaparaconfirmarsiaúnseguíaahí.No tenía fuerzaen lagarganta, susbrazosymanoserandeplomo.Entonces sucedió algo aún más terrible. Alguna clase de cuerpo pesado seabalanzó contra lamesa con tanto ímpetu que la empujó contra su pecho tanbruscamentequeporpocolotumba,yalmismotiempoescuchóysintiólacaídadealgocontraelpisoconunestrépitotanviolentoquetodalacasasesacudió.Siguió una especie de refriega, y una confusión de sonidos imposibles dedescribir.Murlocksehabíapuestodepie.Porexcesivo,elmiedohabíaperdidoel control sobre sus facultades. Lanzó los brazos por encima de lamesa. ¡No

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habíanadaahí!

Hayunpuntoenelqueel terrorpuede transformarse en locura;y la locuraincita a la acción. Sin ninguna intensión específica, sin otro móvil que elinexplicableimpulsoenloquecido,Murlocksaltóhastalapared,agarróunpocoatientaselfusilcargadoylodisparósinapuntar.Poreldestelloquealumbróelcuarto con una vívida luz, vio una enorme pantera que arrastraba a la mujermuerta hacia la ventana, ¡los dientes apretados sobre la garganta! Enseguidasobrevino una oscuridad aún más intensa que antes y el silencio; cuandorecuperólaconciencia,elsolestabaaltoydesdeelbosquellegabaelcantodelospájaros.

El cuerpo estaba tendido al lado de la ventana, donde la bestia lo habíaabandonado cuando escapó asustada por el resplandor y el estallido del rifle.Tenía la ropa revuelta, el largo pelo en desorden, losmiembros dispuestos decualquier forma. A un lado de la garganta, terriblemente lacerada, se habíaformado un charco de sangre aún no del todo coagulada; las manos estabanapretadasconfuerza.Entresusdienteshabíauntrozodelaorejadelanimal.

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