LA VARIABILIAD CLIMÁTICA Y SU RELACIÓN CON LA SOSTENIBILIDAD DE … · 2018-01-21 · 1 LA...
Transcript of LA VARIABILIAD CLIMÁTICA Y SU RELACIÓN CON LA SOSTENIBILIDAD DE … · 2018-01-21 · 1 LA...
1
LA VARIABILIAD CLIMÁTICA Y SU RELACIÓN CON LA
SOSTENIBILIDAD DE TRES SISTEMAS AGRARIOS CAMPESINOS EN LA CUENCA DEL LAGO DE PÁTZCUARO
ARNÉS PRIETO, E. a,*, ANTONIO GAONA, J. b, DEL VAL, E. c, ASTIER, M. d a Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. Universidad Politécnica de Madrid. CP: 28040, España.
[email protected] b Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, Pátzcuaro, CP: 61614, México. [email protected]
c Centro de Investigaciones en Ecosistemas, Universidad Nacional Autónoma de México. Campus Morelia, CP: 581910, México. [email protected]
d Centro de Investigaciones de Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México. Campus Morelia, CP: 581910, México. [email protected]
RESUMEN
Uno de los retos más importantes para la agricultura, es hacer frente a la alta variabilidad climática
generando sistemas productivos, resilientes y adaptables con altos niveles de eficiencia en el uso del
agua y de la energía, con el fin de no degradar ni contaminar el ambiente. En México, muchos de los
sistemas agrícolas campesinos de temporal, sustentados en el uso de semillas nativas, cumplen con
estas características, produciendo una parte importante del maíz blanco para consumo humano,
además de ser salvaguardias de recursos genéticos agrícolas claves para la humanidad. En este
artículo se presenta una evaluación de la sustentabilidad de los sistemas campesinos en una
comunidad representativa de la Cuenca del Lago de Pátzcuaro que muestra cuáles son los retos y
oportunidades actuales. Se hizo un análisis del manejo agropecuario en la comunidad y se midieron
indicadores ecológicos, económicos y sociales en los años 2010 y 2011. En el primer año, los
sistemas de bajos insumos, basados en el uso de abonos orgánicos y rotación de cultivos, obtuvieron
los mejores resultados en indicadores ecológicos y resultados equivalente en los indicadores
económicos en comparación con el sistema de altos insumos químicos. En el segundo año, con
heladas tempranas y sequía invernal, la productividad se redujo para todos los sistemas pero los
sistemas más diversificados (en variedades de maíz y/o siembra de otros cultivos) pudieron resistir
mejor las adversidades climáticas.
Palabras clave: Indicadores, Agricultura familiar, Sequía, Heladas.
2
1 Introducción
Hoy en día, la agricultura campesina produce mas del 70% de los alimentos del planeta y está
representada por casi la mitad de la población mundial (ETC Group, 2009). De igual manera, estas
comunidades prestan servicios ecológicos de muy diversa índole ya que el vínculo existente entre el
entorno físico y las tradiciones socioculturales han permanecido inalterados en las prácticas
agropecuarias integradas con la naturaleza (Clapp, 1998; Altieri and Nicholls, 2000).
En México, el 22% de la población vive en áreas rurales1 (FAO, 2009) y el 78% practican
agricultura familiar (siendo el 57% de subsistencia) (FAO and BID, 2007). La conservación de especies
y variedades de cultivos tradicionales como el maíz, rubro que posee en este país la mayor diversidad
genética del mundo (Arslan, 2011) contando con un abanico de 41 a 65 variedades nativas (Kato et al.,
2009), recae sobre estas comunidades rurales ya que aun preservan la diversidad de los sistemas de
manejo de recursos naturales como consecuencia de las diferentes formas de apropiación de tales
recursos a su modo de vida (Toledo, 2010).
Numerosos estudios apuntan a que una mayor riqueza ecosistémica está directamente relacionada
con el logro de mejores estrategias de adaptación tanto a cambios bruscos como graduales del entorno
(Altieri, 1999; Astier et al., 2011). En este sentido, la extrema variabilidad climática registrada y
esperada en el centro de México asociada a los eventos del Niño y la Niña, incide de forma drástica en
la agricultura mexicana, ya que más del 60% de ella es de temporal (Conde et al., 2006). Es por ello,
que resulta crucial contar con una mayor diversidad agroecológica que minimice los efectos
meteorológicos. Si bien es cierto, no sólo las variables climáticas determinan dichas estrategias de
adaptación, también las hay de tipo social, económico o político, y son diferentes para cada caso
(Eakin, 2001).
En materia medioambiental, la agricultura en América Latina produce un 23,6% de las emisiones de
gases de efecto invernadero (Hoeggel and Giger, 2011) y México un 27% (SEMARNAT, 2007),
también más del 90% de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos en los últimos 100
años (CIP-UPWARD, 2003) y se ha perdido cerca del 37% de la cubierta forestal nacional
(SEMARNAT, 2007). Por todo ello, es importante conocer cómo de acertadas están siendo las
estrategias de manejo de los recursos naturales en medios agrícolas bajo un contexto de cambio
climático y qué pistas pueden aportar los estudios a escala de agricultura campesina.
1 Con población inferior a 2.500 personas
3
2 Antecedentes
La Cuenca del Lago de Pátzcuaro (CLP) localizada entre 19º25’ a 19º45’ N y 101º25’ a 101º54’ O,
es una región situada en el estado de Michoacán, México con aún una importante presencia indígena
purhépecha.
Este territorio presume de realizar agricultura desde hace aproximadamente 5.000 años. La
relevancia del maíz en esta región ha sido mostrada por numerosas investigaciones realizadas desde la
década de los cincuenta (Argueta et al., 1982); Mapes et al., 1994; Astier and Barrera-Bassols, 2007).
Se destaca, que esta agricultura, ha estado siempre ligada a una dinámica social regional compleja y
cambiante que se expresa en los sistemas agrícolas actuales, donde puede encontrarse multitud de
hibridaciones, conjugaciones, exclusiones y coexistencias entre una cultura que defiende su presencia y
otra u otras que tratan de dominarla o desplazarla (Mapes et al., 1994).
Estos cambios tienen hoy una mayor magnitud, y como muestra, podemos mencionar la continua
exposición de estos sistemas a la aplicación de insumos fósiles e irrigación, particularmente para los
maíces “híbridos” o “mejorados”(Seefoó Luján, 2008). También los campesinos son afectados por los
cambios y pérdidas de mercados y sistemas alimentarios locales, (motor del uso de numerosas
variedades locales), así como por las amenazas de la introducción de OGMs). Sin embargo, la realidad
muestra que en esta región persisten acciones de resistencia expresadas en sistemas agrícolas que
involucran conocimiento tradicional, además del manejo de la agrodiversidad plasmado en los
diferentes paisajes agrícolas, los cultivos y la organización sociocultural que los sustenta (Astier et al.,
2010).
Napízaro es una comunidad representativa de las comunidades agrícolas de la CLP, aunque cuenta
con sus propias características edáficas y usos del suelo. Pertenece a Erongarícuaro, municipio que en
2005 contaba con casi dos mil agricultores, representando el 38% del total de productores de la región
(Paré et al., 2005). Los sistemas de manejo agrícola que se practican en Napízaro, son también
representativos del manejo de la agrodiversidad del paisaje de la región ya que utilizan sistemas de
rotación y descanso de tierras además de maíces nativos.
En este contexto, los objetivos de este trabajo estriban en la realización de una evaluación
comparativa ambiental, social y económica de tres sistemas de manejo en la comunidad de Napízaro,
4
en el municipio de Erongaricuaro (Michoacán, México) haciendo una caracterización detallada de los
mismos, determinando qué manejo expresa mayores niveles de sustentabilidad (menores impactos
ambientales, mayores beneficios económicos y mejor integración social) bajo contrastantes condiciones
climáticas.
3 Materiales y Métodos
Las técnicas de obtención de información fueron: medidas de campo in situ, entrevistas,
cuestionarios y consulta de fuentes bibliográficas. La escala del análisis se considera múltiple ya que en
ocasiones las mediciones se realizaron a nivel parcela y otras a nivel comunitario. Los datos que se
reportan en el estudio se tomaron de forma idéntica en los dos años consecutivos de análisis.
3.1 Descripción de la zona de estudio
Napízaro se sitúa a 19º36'00'' de latitud norte y 101º43'00'' de longitud oeste y a una altitud de
aproximadamente 2.100 msnm con topografía variable. El clima es templado con precipitaciones que
alcanzan los 1.040,8 mm repartidas en cinco meses al año (de junio a octubre) y unas temperaturas que
oscilan de los 6,1ºC a 24,1ºC, mínima y máxima respectivamente. Sin embargo, la variabilidad
climática de los dos últimos años rompe con la tendencia promedio, habiéndose registrando mínimas de
hasta 5ºC por debajo de lo habitual, y precipitaciones escasas durante la época de lluvias¡Error! No se
encuentra el origen de la referencia.1).
La agricultura, actividad principal, demanda mucha cantidad de insumos naturales ya que debido a
las escasas lluvias, los productores se ven obligados a abastecer los cultivos con agua del lago y la
creciente demanda de leña y madera está mermando los recursos forestales de la región (SEMARNAT,
2007). Sin embargo, el manejo agropecuario de la zona es muy diverso en sus prácticas y
consecuentemente en sus impactos para con el ambiente.
Los 520 habitantes de Napízaro no se consideran purépechas, aunque viven en un territorio
considerado tradicionalmente indígena y por ello, han sabido apropiarse de ciertos aspectos culturales
en su vida cotidiana y en los sistemas de manejo territorial. Se diferencian tres sistemas agropecuarios
predominantes en los que versaremos el análisis; El sistema de cultivo convencional (SCC), el sistema
de rotación de cultivos (SRC) y el sistema de fertilización orgánica (SFO), todos ellos pertenecientes al
régimen de temporal. La mayor parte del territorio es ejidal, siendo el número de ejidatarios 84, pero
debido al éxodo rural de la última década y el envejecimiento de la población, sólo quedan en activo 62
productores.
5
3.2 Descripción de la metodología
Para evaluar la sustentabilidad de los diferentes sistemas de manejo en la comunidad, nos basamos
en la metodología para la evaluación de sistemas de manejo de recursos naturales incorporando
indicadores de sustentabilidad (MESMIS) (Masera et al., 2000), y los pasos a seguir fueron: i)
Tipificación de los sistemas de manejo, incluyendo el contexto socio ambiental donde está inmerso y
las escalas espaciotemporales de la evaluación. ii) Caracterización detallada de los sistemas de manejo
bajo criterios ambientales, económicos y sociales. iii) Identificación de los puntos críticos o factores
que limitan las capacidades de cada sistema. iv) Elaboración, medición y monitoreo de los indicadores
específicos que muestran pocas tendencias de cambio a corto plazo.
Estos datos se obtuvieron gracias a la realización de 12 entrevistas a productores de la comunidad
que tipificaron las distintas formas de manejo de los recursos naturales de acuerdo a los diferentes
métodos de siembra y de manejo del suelo. El método de muestreo seleccionado fue el no
probabilístico de cuotas2 (Casal and Mateu, 2003) y se seleccionaron cuatro agricultores pertenecientes
a cada uno de los tres sistemas de manejo. Se realizaron continuamente recorridos por Napízaro para
corroborar la veracidad de las respuestas.
De la misma manera, se elaboró un diseño experimental donde se establecieron 12 parcelas (cuatro
parcelas para cada uno de los tres sistemas de manejo) con una superficie total de 4,75 ha y situadas al
azar dentro de la comunidad pero considerando las mismas condiciones edafológicas y climáticas para
todas ellas.
3.1.1 Elaboración y medición de indicadores
Como muestra la
2 Como no hay base de sondeo, el encuestador realiza la selección última de los componentes muestrales. Exige un conocimiento de las características de la población para poder estratificar la muestra.
6
Figura 1. Climograma comparativo de datos promedio de los últimos 40 años con los datos del año 2010 y 2011.
Figura , los indicadores se han elaborado partiendo de los puntos críticos identificados y siempre
manteniendo una relación directa con los atributos generales de la sostenibilidad. Se elaboraron 13
indicadores clasificados en tres áreas evaluativas, siete de los indicadores son ambientales, cuatro
sociales y cuatro son económicos.
Para evaluar la eficiencia de los sistemas, debido a que se detectaron bajos niveles de productividad
de grano y de forraje los últimos años, se seleccionaron cuatro indicadores; i) Rendimiento del grano
expresado en Mg/ha. En cada parcela de cultivo se delimitaron cuatro subparcelas, de 1,40 m x 5,0 m
donde se cuantificó la biomasa total (peso de la mazorca en seco) y se extrapoló a 1 ha; ii) Rendimiento
del forraje expresado en Mg/ha. En cada parcela de cultivo se delimitaron cuatro subparcelas, de 2 m x
7
2 m donde se pesó en seco el forraje total producido de todos los cultivos y se extrapoló, de nuevo, a
1ha; iii) Tasa Beneficio/ Coste (se explica más adelante); iv) Capacidad de Carga Animal temporal
expresada en ha/UA (Unidad Animal3) a lo largo del año (Berlijn, 1982). Se define como la superficie
necesaria para mantener a base de forraje una UA.
La conservación de cualquier agroecosistema y de sus componentes, se relaciona con el aumento de
su agrodiversidad, entendiéndose ésta, como la interrelación de 4 elementos; la agrobiodiversidad
(mayor número de especies y variedades), el manejo de los recursos físicos (tales como el agua o el
suelo), la diversidad biofísica (del entorno natural y los medios de vida) y la organización en el uso del
suelo (Brookfield et al., 2002). Por ello, se considera vital contar con los siguientes indicadores: i)
Balance de nutrientes (N, P, K) expresado en Kg/ha y calculado para cada uno de los sistemas como la
entrada menos la salida de nutrientes; ii) Número de especies agrícolas cultivadas; iii) Incidencia
Potencial de Plagas expresado en nº de Phyllophaga spp/m3. Una vez al mes y durante 6 meses (Junio-
Septiembre) se realizaron 4 cepellones de 30 x 30 x 30 cm, situados al azar dentro de cada parcela
donde se contabilizaron los insectos (Pacheco et al., 2008) ; iv) Presencia de arvenses expresado en
Mg/ha. En cada parcela de cultivo se delimitaron cuatro subparcelas, de 2 m x 2 m donde se extrajeron
y pesaron las arvenses en seco para luego extrapolar, de nuevo, a 1ha.
En los últimos años, la preocupación de algunos productores por el estado de sus suelos, ha
invertido ligeramente la tendencia de manejo convencional en pro del manejo orgánico. Sin embargo,
los subsidios estatales del paquete tecnológico4, los precios del maíz en alza, la menor eficiencia de los
jornales y los gastos de inversión, dificultan la capacidad de adaptación al cambio, suponiendo esto, un
reto a afrontar en el futuro. El indicador de grado de adopción a nuevas tecnologías expresado en nº de
productores que cultivan de forma orgánica, presenta cómo de posible es esta reconversión.
Para que un sistema sea económicamente viable, ha de contar con una distribución de costes y
beneficios equitativa. Para afrontar problemas de rentabilidad y distribución de beneficios, se
seleccionaron tres indicadores; i) Costes de producción expresados en MXN5/ha incluyendo: los costes
de mano de obra, de tracción y de insumos. ii) Tasa beneficio-coste. Establece una relación entre los
costes de producción y los ingresos percibidos por la venta del producto a precio de mercado. iii)
Suficiencia alimentaria expresada en Mg/ha y determinada por la demanda anual de maíz, frijol,
3 La UA equivale a un animal de 400 kg de peso vivo más un ternero de 160 kg. 4 Semillas, fertilizantes y fitosanitarios principalmente. 5 MXN: Código ISO de la moneda mexicana. 1MXN= 0.0606 EUR.
8
calabaza y haba per cápita multiplicada por el número de habitantes por familia para cada uno de los 12
entrevistados.
Para un sistema campesino, la dependencia de insumos externos, puede suponer un problema tanto
económico como ambiental si no se cuenta con una organización fortalecida que emita medidas de
control o compense el riesgo al que se enfrentan los productores que utilizan el SCC (claramente más
dependiente), los indicadores que miden tales pretensiones son: i) Grado de dependencia de insumos
externos expresado en MXN/ha y tomando en cuenta tanto productos fitosanitarios químicos como
semillas mejoradas incorporadas a cada sistema de manejo, y ii) Grado de organización interna según el
sistema de manejo que se aplique. Este último indicador se midió según la percepción de los 12
agricultores entrevistados.
3.1.2 Estandarización de los indicadores
Para comparar los sistemas de manejo y facilitar la evaluación de las tres dimensiones de la
sustentabilidad, las variables se estandarizaron transformándose cada indicador a una escala porcentual
de 0 a 1, siendo 1 el mayor valor de sustentabilidad y 0 el más bajo. Todos los valores, al margen de su
unidad original, se adaptaron a esta nueva escala para posibilitar la integración de indicadores de
distinta índole o complejidad. Posteriormente, los indicadores se compararon con un valor óptimo
(también estandarizado) que se consensuó con los productores y el grupo de evaluación, siendo éste en
ocasiones uno de los valores obtenido en algún manejo, o tomado de la fuente secundaria consultada.
4 Resultados y Discusión
4.1 Sistemas de manejo
La tipología de los sistemas de manejo de la comunidad de Napízaro se expresa en la Tabla 1,
donde se diferencian las características de cada uno de ellos. Los datos revelan que para el SCC hay un
mayor consumo de insumos químicos y de maquinaria, lo que deriva en un peor estado de los suelos en
comparación con el SFO y el SRC, que conjugan unas prácticas de manejo más orgánicas.
4.2 Comparativa de indicadores
Los resultados para cada indicador y cada año, que comparan los distintos sistemas de manejo, se
muestran en la Tabla 2. Los valores de referencia se obtuvieron tanto de fuentes bibliográficas como de
valores consensuados por el equipo evaluador y los productores, bajo los siguientes criterios:
• Rendimiento del grano: 3,10 Mg/ha fue el óptimo, ya que fue la producción media en Napízaro.
9
• Rendimiento de forraje: 4,62 Mg/ha expresa la cantidad mínima de forraje para el hato ganadero
medio de Napízaro, (Berlijn, 1982).
• Capacidad de Carga Animal: 0 ha de sobrepastoreo es el valor ideal en cualquier finca ganadera.
• Balance de Nutrientes: 0 kg/ha se considera el óptimo para todo tipo de suelos y en concreto para
acrisoles (Pajares et al., 2009).
• Nº de especies: 5 especies representan el manejo más rico y resiliente de todos los evaluados.
• Incidencia potencial de plagas: De 0-2 insectos/m3 es el rango óptimo por encima del cual el número
Phyllophaga spp. se considera una plaga en nuestro contexto (IICA, 2010); (Ruiz et al., 2006).
• Biomasa de arvenses: 4,5 Mg/ha resulta un margen adecuado para transformarlo en materia
orgánica al aplicarlo al suelo.
• Adopción tecnológica: 62 productores es el número máximo de adopción a un tipo de manejo ya que
es el número total de productores.
• Costes de Producción: 4.210 MXN/ha es el valor óptimo por encima del cual los productores no
podrían hacer frente a la inversión (consensuado con los productores de Napízaro).
• Tasa Beneficio/Coste: 2,5 es un valor consensuado ya que sólo se toman en cuenta los costes
derivados de la producción agrícola y no el coste de la vida, mientras que sus únicos beneficios
derivan de la agricultura.
• Autosuficiencia alimentaria: 1,54 Mg/año es el consumo óptimo por familia que cumple con los
valores de consumo anual per cápita balanceados de maíz, frijol, calabaza y leguminosas que son:
274 kg/ha (Alarcón-Cháires, 2001), 13,9 kg/ha (Oxfam, 2009), 6,36 kg/ha (SAGARPA, 2008) y
13,9 kg/ha (tomando el mismo valor considerado para el frijol) respectivamente.
• Dependencia de insumos externos: 0 MXN/ha representa el mayor grado independencia económica.
• Grado de organización: 3 puntos es el grado óptimo valorado por los productores.
4.3 Discusión
La sostenibilidad integral de cualquier sistema de manejo agropecuario está condicionada por
multitud de factores, muchos de los cuales, son difíciles de determinar y/o de consensuar su rango
óptimo (Moctezuma-Malagón et al., 2008). En un contexto climatológico irregular como el que
estamos viviendo, la incertidumbre es máxima, por ello la importancia de tender a sistemas más
resilientes y estables se ha convertido en una necesidad (Walker et al., 2002). La ¡Error! No se
encuentra el origen de la referencia.3, representa 15 indicadores en tres gráficos radiales que comparan
10
el grado de sostenibilidad de cada indicador para cada sistema y la relación existente entre ese valor y
las condiciones meteorológicas dadas en los dos años medidos.
En un primer análisis, vemos que el clima es un factor determinante para cualquier sistema de
manejo agropecuario, hecho que demuestra la variación de los indicadores de un año para otro. Sin
embargo, esta variación no posee la misma magnitud en todos los sistemas, ni la misma importancia
para todos los indicadores. En el SRC se observa una mayor variación del total de indicadores, seguido
del SFO y por último el SCC. Esta variabilidad no tiene porqué ser un hecho negativo, sobre todo para
los indicadores que responden a dinámicas y ciclos naturales en continua relación con los fenómenos
climáticos, por ello aunque aparentemente el SRC tenga una estabilidad menor, quizá sea indicativo de
sistema con un mayor estímulo adaptativo. Si medimos en cada sistema el área total de los polígonos,
observamos que en términos de sostenibilidad, el SRC con un 77,5% supera al SFO que obtiene 64,5%
y al SCC con 51%. Estos datos, colocan al SCC en una situación de insostenibilidad y estancamiento
dinámico justificando en muchos contextos de agricultura campesina, las críticas sobre los
monocultivos y el uso de agroquímicos (Eakin, 2001; Pfeiffer, 2006; Seefoó Luján, 2008; Godfray et
al., 2010).
Centrando el análisis comparativo por años entre los sistemas de manejo y volviendo a la ¡Error! No
se encuentra el origen de la referencia., vemos que durante el primer año, donde la climatología posee
una tendencia más parecida a la media (
11
Figura ), el sistema más productivo es el SRC ya que para los cuatro indicadores relacionados con esta
característica, obtenemos un 100% de sostenibilidad, seguido del SCC y por último el SFO. En
indicadores como el rendimiento del grano, el SCC es superior (4.7 Mg/ha) que el SRC (3.38 Mg/ ha),
sin embargo el rendimiento del forraje es mayor en el SRC (5.6 Mg/ha) frente a los 3.65 Mg/ha que se
midieron en el SCC.
Aunque el SRC sea el único en garantizar la capacidad de carga animal, el SFO se considera
alterado ya que no se ha contabilizado el estiércol extraído del sistema debido a que se comercializa y
por ende, no se aplica de nuevo al suelo. En cuanto a la conservación del estado de los recursos
naturales y la agrodiversidad, asociados a la resiliencia de los sistemas, llama la atención que el balance
de nutrientes sea positivo tanto para todos los sistemas, como para todos los macronutientes evaluados
(N, P, K) esto puede ser debido a que el Acrisol no es un suelo apto para este tipo de cultivos (INEGI,
2004). El indicador de incidencia potencial de plagas en el cultivo del maíz, adquiere mucha
importancia en este contexto ya que la Phyllophaga spp. (gallina ciega) es una plaga altamente invasiva
y común en estas latitudes (IICA, 2010), en este sentido, corroborar que el nivel de insectos tanto para
el SRC como para el SFO es menor que para el SCC tiene relevancia ya que es un hecho que demuestra
que el propio agroecosistema autorregula sus componentes biológicos sin necesidad de intervención
humana (Bolaños et al., 2001; Letourneau and Goldstein, 2001; Clough et al., 2007). La biomasa de
arvenses, considerada un problema de competencia para los convencionalistas y una ventaja indirecta
para los agroecólogos por aportar mayor materia orgánica al suelo y enriquecer la diversidad genética
(Altieri, 2004), obtiene su máximo valor en el SRC seguido del SFO.
En cuanto a la eficiencia económica, volvemos a ver la misma tendencia, el SRC prevalece aunque
en esta ocasión casi se ve igualado por el SCC. Económicamente hablando, el SCC tiene ventajas
relativas ya que en sistemas campesinos con poca capacidad de compra, no se pueden asumir ciertas
inversiones aunque la tasa beneficio/costo sea alta. En este sentido, la mano de obra es un factor clave
que enlaza y explica la tendencia de otros indicadores como la dependencia de insumos externos y el
grado de adaptación tecnológica; Por otro lado, encontramos que el 68% de los productores de edad
superior a 55 años utilizan el SCC, consecuencia de un menor esfuerzo físico, poca disponibilidad de
mano de obra familiar (éxodo rural) y encarecimiento de la mano de obra contratada. No podemos
olvidar la suficiencia alimentaria que queda cubierta por todos los sistemas con un amplio margen.
Por último, destacar que el SCC registra menores valores de autogestión y autonomía debido a su
alta dependencia de insumos externos, siendo el SFO el sistema más adecuado.
12
La desfavorable climatología registrada durante el año dos, reduce los valores de los indicadores en
los tres sistemas durante este año en comparación con el año anterior, sin embargo, la tendencia es
contraria tanto para el indicador de costes de producción (11), como para el de dependencia de insumos
externos (14), hecho que se puede explicar como mecanismo de defensa para ahorrar costes por parte
de los productores.
Sin embargo, hay que aludir que durante este año, el rendimiento de forraje fue menor y por ello,
ningún sistema garantiza la capacidad de carga animal. Consecuentemente, al reducirse el aporte de
biomasa al suelo (tanto de forraje como de arvenses), el balance de N, P y K es negativo en el SRC (-
26,3 kg/ha, -10,7 kg/ha y -28,6 kg/ha), mientras que en el SFO, (que durante este año si que incorporó
estiércol animal), el balance de nutrientes acumulado en el suelo es positivo (53,7 kg/ha, 24,5 kg/ha,
52,7 kg/ha), también en parte debido al bajo rendimiento de los cultivos. En cuanto a las plagas,
aumenta la incidencia para el SCC y disminuye tanto para el SRC y SFO demostrando, una vez más, la
capacidad de autocontrol del propio agroecosistema.
La eficiencia económica sigue siendo más elevada para el SRC, y llama la atención que el SFO casi
no obtiene ganancias y no muestra signos de rentabilidad, lo que enlaza con la insuficiencia alimentaria
sufrida en los tres sistemas y más agudamente en el SFO (0,93 Mg/año).
5. Conclusiones
La evaluación de sistemas de manejo ayuda a hacer operativo el concepto de sostenibilidad y a
analizar la respuesta ante variabilidad climática a la que están sujetas todas sus componentes. Gracias a
este trabajo, hemos podido constatar que el Sistema de Rotación de Cultivos (SRC) obtiene mayores
niveles de conservación de los recursos naturales y agrobiodiversidad, de autoregulación de plagas y
autonomía económica.
Los indicadores resultantes muestran que en el ámbito productivo, el SCC iguala al SRC, quedando
el SFO en último lugar, sin embargo, esta característica tiene una alta dependencia climática lo que la
hace más susceptible a cambios. Destaca la alta dependencia de insumos externos del SCC y la alta
independencia de los mismos para el SFO y el SRC que optan por invertir en mano de obra y recursos
locales lo que les hace más adaptables a cambios externos.
En el futuro sería recomendable experimentar con un manejo combinado de rotación y asociación de
cultivos con fertilización orgánica para poder aunar las ventajas de ambos sistemas.
13
Agradecimientos
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología a través del Fondo sectorial Semamat-Conacyt 2008-
0107918 y a la Fundación CENSA y la Fundación CSFUND bajo el proyecto "Identifying and
understanding climate change resilient peasant farming systems in Latin America: disseminating
resiliency principles among small farmers of the region".
Referencias
Alarcón-Cháires, P., 2001. Ecología y transformación campesina en la meseta P’urhépecha: Una tipología socio-ecológica de productores rurales de Nahuatzen, Michoacán. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Secretaría de Difusión Cultural y Extensión Universitaria, p. 269.
Altieri, M.A., 1999. Applying agroecology to enhance the productivity of peasant farming systems in Latin America. Environment, Development and Sustainability. 1, 197–217.
Altieri, M.A., 2004. Linking ecologists and traditional farmers in the search for sustainable agriculture. Frontiers in Ecology and the Environment. 2, 35–42.
Altieri, M.A., Nicholls, C.I., 2000. Agroecología: Teoría y práctica para una agricultura sustentable. PNUMA (Ed.). México, p. 250.
Argueta, A., Ramírez, A., Alonso, P., 1982. El maíz en la cultura purépecha de Michoacán. Cuadernos 22, Culturas Populares-SEP. México.
Arslan, A., 2011. Shadow vs. market prices in explaining land allocation: Subsistence maize cultivation in rural Mexico. Food Policy. 36, 606–614.
Astier, M., Barrera-Bassols, N., 2007. Catálogo de maices criollos de las Cuencas de Pátzcuaro y Zirahuén. GIRA, INE, INIFAP, SEDAGRO, UNAM, México, p. 56.
Astier, M., Barrera-Bassols, N., Odenthal, J., Ramirez, M.I., Orozco, Q., Mijangos-Cort’Es, J.O., 2010. Participatory identification and mapping of maize diversity in the Pátzcuaro-Zirahuén Basins, Michoacán, Mexico. Journal of Maps. 6, 1–6.
Astier, M., Speelman, E.N., López-Ridaura, S., Masera, O.R., Gonzalez-Esquivel, C.E., 2011. Sustainability indicators, alternative strategies and trade-offs in peasant agroecosystems[: analysing 15 case studies from Latin America. International Journal of Agricultural Sustainability. 9:3, 409–422.
Berlijn, J.D., 1982. Pastizales naturales.Manuales para producción agropecuaria. Trillas S.A., p. 80.
Bolaños, A., Bravo, H., Equihua, A., Trinidad, A., Ramírez, G., Dominguez Valenzuela, J.A., 2001. Densidad y Daños de Plagas del Maíz, bajo labranza Convencional y de Conservación. Acta Zoológica Mexicana. 83, 127–141.
Brookfield, H., Padoch, C., Parsons, H., Stocking, M., 2002. Cultivating biodiversity: understanding, analysing and using agricultural diversity. H. C. Brookfield, U.N.U. (Ed.). ITDG, p. 292.
CIP-UPWARD, 2003. Agricultural biodiversity: farmers sustaining the web of life, in: Conservation and Sustainable Use of Agricultural Biodiversity. GTZ, IDRC, IPGRI y SEARICE, pp. 13–19.
Casal, J., Mateu, E., 2003. Tipos de muestreo. Revista de Epidemiología y Medicina Preventiva. Barcelona. p. 7.
14
Clapp, R.A., 1998. Regions Of Refuge and the Agrarian Question[: Peasant Agriculture and Plantation Forestry in Chilean Araucania. 26, 571–589.
Clough, Y., Holzschuh, A., Gabriel, D., Purtauf, T., Kleijn, D., Kruess, A., Steffan-Dewenter, I., Tscharntke, T., 2007. Alpha and beta diversity of arthropods and plants in organically and conventionally managed wheat fields. Journal of Applied Ecology. 44, 804–812.
Conde, C., Ferrer, R., Orozco, S., 2006. Climate change and climate variability impacts on rainfed agricultural activities and possible adaptation measures . A Mexican case study. Atmósfera. 19: 3, 181–194.
ETC Group, 2009. Who will feed us? Questions for the food and climate crisis. 34.
Eakin, H., 2001. Crop Choice as Adaptation to Climatic Risk in Central Mexico. Open Meeting of the Global Environmental Change Research Community, Rio de Janeiro. Rio de Janerio, Brazil, pp. 1–20.
FAO, 2009. La FAO en México. Más de 60 años de cooperación 1945-2009., p. 370.
FAO and BID, 2007. Políticas para la Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe. Soto Baquero, F., Rodriguez Fazzone, Marcos Falconi, C. (Eds.), p. 34.
Godfray, H.C.J., Beddington, J.R., Crute, I.R., Haddad, L., Lawrence, D., Muir, J.F., Pretty, J., Robinson, S., Thomas, S.M., Toulmin, C., 2010. Food security: the challenge of feeding 9 billion people. Science. 327, 812–818.
Hoeggel, U., Giger, M., 2011. El potencial de la agricultura campesina para la mitigación del cambio climático, pp. 1–6.
IICA, 2010. Guía de campo para la identificación y manejo integrado de plagas del frijol en América Central. IICA,, Managua, Nicaragua, p. 45.
INEGI, 2004. Guía para la interpretación de Cartografía y Edafología. INEGI, Aguascalientes, México, p. 27.
Kato, T.Á., Mapes, C., Mera, L.M., Serratos, J.A., Bye, R.A., 2009. Origen y diversificación del maíz. Una revisión analítica. Universidad Nacional Autónoma de México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, p. 116.
Letourneau, D.K., Goldstein, B., 2001. Pest damage and arthropod community structure in organic vs . conventional tomato production in California. Journal of Applied Ecology. 38, 557–570.
Mapes, C., Toledo, V.M., Barrera, N., Caballero, C., 1994. La agricultura en una región indígena: la cuenca del lago de pátzcuaro, in: Rojas Rabiela, T. (Ed.), Agricultura indígena, pasado y presente. CIESAS, México, pp. 275–341.
Masera, O., López-Ridaura, S., GIRA, 2000. Sustentabilidad y sistemas campesinos: cinco experiencias de evaluación en el México rural. López-Ridaura, S. (Ed.). Programa Universitario de Medio Ambiente, p. 346.
Moctezuma-Malagón, A., González-Esquivel, C.E., De la Lanza-Espino, G., González-Rebeles Islas, C., 2008. A methodology for evaluating the sustainability of inland wetland systems. Aquaculture International. 16, 525–537.
Oxfam, 2009. Cuando sube el precio de los alimentos... ¿quién gana, quién pierde? México, p. 16.
Pacheco, C., Castro-Ramírez, A.E., Morón, M.Á., Gómez y Gómez, B., 2008. Fauna de Melolóntidos (Coleoptera: Scarabaeoidea) asociados al maíz (Zea mays L.) en los Altos de Chiapas, México. Acta Zoológica Mexicana. 24, 139–168.
15
Pajares, S., Gallardo, J.F., Masciandaro, G., Ceccanti, B., Marinari, S., Etchevers, J.D., 2009. Biochemical indicators of carbon dynamic in an Acrisol cultivated under different management practices in the central Mexican highlands. Soil and Tillage Research. 105, 156–163.
Paré, L., Robinson, D., González, M.A., 2005. Gestión de Cuencas y Servicios ambientales. Perspectivas comunitarias y ciudadanas. RAISES, INE, SEMARNAT, PNUMA, ITACA (Eds.). Mexico, p. 292.
Pfeiffer, D.A., 2006. Eating Fossil Fuels: Oil, Food and the Coming Crisis in Agriculture. New Society Publishers, p. 125.
Ruiz, V.J., Girón-Pablo, S., Aquino, T., 2006. Umbrales para el uso de entomopatógenos en el control de “gallina ciega” (phyllophaga vetula horn), in: Castro Ramirez, A., Morón, M., A., A. (Eds.), Diversidad importancia y manejo de escarabajos edaficolas. Publicacioón especial del Colegio de la Frontera Sur, la Funadación PRODUCE Chiapas, A.C. y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, p. 273.
SAGARPA, 2008. Proyecto Estratégico de Apoyo a la Cadena Productiva de los Productores de Maíz y Frijol, p. 176.
SEMARNAT, 2007. ¿Y el medio ambiente? Problemas en México y el mundo. SEMARNAT (Ed.). México, p. 191.
Seefoó Luján, J.L., 2008. Desde los colores del maíz: una agenda para el campo mexicano, Volumen 2. El Colegio de Michoacán, p. 950.
Toledo, V.M., 2010. La Biodiversidad de México: Inventarios, Manejos, Usos, Informática, Conservación E Importancia Cultural. Fondo de Cultura Económica, México, p. 356.
Walker, B., Carpenter, S., Anderies, J., Abel, N., Cumming, G., Janssen, M., Norberg, J., Peterson, G.D., Pritchard, R., 2002. Resilience Management in Social-ecological Systems[: a Working Hypothesis for a Participatory Approach. Conservation Ecology. 6, 1–14.
Anexo de figuras y tablas
Figura 1. Climograma comparativo de datos promedio de los últimos 40 años con los datos del año 2010 y 2011.
Climograma comparativo de datos promedio de los últimos 40 años con los datos del año 2010 y 2011.
16
Climograma comparativo de datos promedio de los últimos 40 años con los datos del año 2010 y 2011.
Figura .
Figura 3. Niveles de sostenibilidad de los tres sistemas de manejo de la comunidad de Napízaro a través de 15 indicadores para dos años
Variables del agroecosistema
Biofísicas
Práctica
s de
manejo
Condiciones del suelo
Especies y variedades
Figura 2. Derivación de los indicadores de sostenibilidad.
Niveles de sostenibilidad de los tres sistemas de manejo de la comunidad de Napízaro a través de 15 indicadores para dos añosclimatológicamente muy variables
SCC SFO El clima es templado y subhúmedo. La Tª media anual es 15ºC y la precipitación media anual es de 1000 mm. Se encuentra a 2100 msnm. La temporada de siembre se alarga hasta julio debido a las tardías y escasas lluvias. Hay heladas tempranas en noviembre que merman la producción.
Degradados agroquímicos
En proceso de conservación
Maíces criollos y Maíz criollo, frijol y
17
Niveles de sostenibilidad de los tres sistemas de manejo de la comunidad de Napízaro a través de 15 indicadores para dos años
SRO El clima es templado y subhúmedo. La Tª media anual es 15ºC y la precipitación media anual es de 1000 mm. Se encuentra a 2100 msnm. La temporada de siembre se alarga hasta julio debido a las tardías y escasas
Hay heladas tempranas en noviembre que merman la producción. Buenas condiciones
Maíz criollo, haba,
18
mejorados calabaza chícharo y janamargo
Especies dominantes Monocultivo de maíz Maíz blanco y
calabaza Maíz, haba, chícharo y
janamargo
Tracción Labranza Tracción mecánica Tracción animal Tracción animal
Labores culturales
Aporque asegunda y barbecho
Aporque y asegunda
Manejo
suelos Conservación
Aporte de abono
orgánico Rotación y abonado
Fertilización Química. Con 18:46:0
y 22:0:0 Orgánica con estiércol
bovino y porcino No aplica y si aplica
es orgánico Manejo de plagas Plaguicida No No
Manejo de arvenses Herbicida Manual y animal Manual y animal
Socioeconóm
icos
Tipo productores Ejidatarios con un área promedio de 3 ha de cultivo y 6 hatos de ganado.
Destino producción Forraje y venta de
excedentes Autoconsumo
Autoconsumo, forraje y venta
Tipo mano de obra Jornales Familiar y jornales Familiar Organización para producción
Sólo predios comunales
No No
Tabla 1. Características de los sistemas de manejo.
Indicadores SCC SRC SFO Óptimo Año 1 Año 2 Año 1 Año 2 Año 1 Año 2
1. Rendimiento de Maíz (Mg/ha) 4,07 1,30 3,38 1,16 2,66 1,02 3,10
2. Rendimiento Forraje (Mg/ha) 3,65 2,70 5,60 3,20 2,95 2,57 4,62
3. Capacidad Carga Animal (ha) -1,36 -3,00 0,20 -2,00 -2,40 -3,30 0,00
4. Balance de Nitrógeno (kg/ha) 19,0 3,0 25,0 -26,3 0,0 53,7 0,0
5. Balance de Fósforo (kg/ha) 0,0 33,0 0,0 -10,7 0,0 24,5 0,0
6. Balance de Potasio (kg/ha) 90,0 -41,0 37,0 -28,6 0,0 52,7 0,0
7. Número de especies cultivadas 1 1 5 5 5 4 5
8. Incidencia potencial de plagas (nº insectos/m3)
5,21 6,43 2,54 1,18 2,79 1,82 0-2
9. Aportación de Arvenses (Mg/ha) 2,00 2,70 4,50 2,00 3,25 2,56 4,50
10. Adopción Tecnológica (nº productores)
36 35 16 14 10 13 62
11. Costes Producción (MXN/ha) 5.870 4.070 5.070 3.120 4.210 3.360 4.210
12. Tasa Beneficio/Coste 1,37 1,40 2,59 2,80 1,27 1,09 2,50
13. Suficiencia alimentaria (Mg/año) 3,62 1,15 2,96 1,05 2,33 0,93 1,54
14. Dependencia de insumos externos (MXN/ha)
2.600 1.340 450 300 150 0 0
15. Organización interna 1 2 3 3 2 3 3
19
Tabla 2. Indicadores de sostenibilidad evaluados para tres sistemas de manejo en Napízaro, Michoacán