La trampa

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 La trampa La cadena de protestas y actos vandálicos —perfectamente bien orquestados— replicados en varias partes del país demuestra que la desaparición y probable exterminio de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa forma parte de una trampa estrat!icamente puesta a "xico# $n esa tr ampa participan varios% el crimen or!anizado& !rupos !uerrilleros& a!rupaciones sindicales como la 'oordinadora de "aestros de (uerrero& mercenarios anarquistas como los que intentaron incendiar la puerta de )ala cio *acional& y partidos políticos —tipo "orena— que apuestan a !anar con la desestabilización# +asta mirar la ,rma de Andrs "anuel López -brador en la puerta incendiada de )alacio —.Lár !ate )e/a01— para entender sobradamente lo que está detrás de Ayotzinapa#  2 odos estos activistas y p ropa!andistas d el terror tienen el mismo modus operandi% utilizan un discurso provocador& en!a/ador y fraudulento para confundir y acerle creer a la sociedad que la desaparición y posible asesinato de los 43 jóvenes normalistas es un crimen de $stado& como si el !obierno mexicano ubiera dado la orden de exterminarlos# Anarcos y medios de información están dedicados a repetir aren!as como .vivos se los llevaron& vivos los queremos51& para crear la percepción de que las autoridades federales son las responsables directas de un crimen de lesa umanidad& cuando la verdadera autoría material e intelectual es de los cárteles de la dro!a y de funcionarios locales& claramente identi,cados& coludidos con ellos# $n este momento en el que está en jue!o el futuro de "xico& se tiene que llamar las cosas por su nombre& para que la sociedad deje de confundir a los profesionales de la desestabilización y a la delincuencia& con supuestos defensores de los derecos umanos#

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Beatriz Pagés escribe unas cuantas tonterías para justificar al presente gobierno.

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La trampaLa cadena de protestas y actos vandlicos perfectamente bien orquestados replicados en varias partes del pas demuestra que la desaparicin y probable exterminio de los 43 jvenes normalistas de Ayotzinapa forma parte de una trampa estratgicamente puesta a Mxico.

En esa trampa participan varios: el crimen organizado, grupos guerrilleros, agrupaciones sindicales como la Coordinadora de Maestros de Guerrero, mercenarios anarquistas como los que intentaron incendiar la puerta de Palacio Nacional, y partidos polticos tipo Morena que apuestan a ganar con la desestabilizacin.

Basta mirar la firma de Andrs Manuel Lpez Obrador en la puerta incendiada de Palacio Lrgate Pea para entender sobradamente lo que est detrs de Ayotzinapa.

Todos estos activistas y propagandistas del terror tienen el mismo modus operandi: utilizan un discurso provocador, engaador y fraudulento para confundir y hacerle creer a la sociedad que la desaparicin y posible asesinato de los 43 jvenes normalistas es un crimen de Estado, como si el gobierno mexicano hubiera dado la orden de exterminarlos.

Anarcos y medios de informacin estn dedicados a repetir arengas como vivos se los llevaron, vivos los queremos!, para crear la percepcin de que las autoridades federales son las responsables directas de un crimen de lesa humanidad, cuando la verdadera autora material e intelectual es de los crteles de la droga y de funcionarios locales, claramente identificados, coludidos con ellos.

En este momento en el que est en juego el futuro de Mxico, se tiene que llamar las cosas por su nombre, para que la sociedad deje de confundir a los profesionales de la desestabilizacin y a la delincuencia, con supuestos defensores de los derechos humanos.

Llama poderosamente la atencin que quienes dicen defender a las vctimas se hayan olvidado de los verdaderos culpables especialmente del exalcalde de Iguala y del crimen organizado y lleguen a la capital del pas tratando de que sus actos vandlicos aparezcan en las pantallas de televisin para crear el efecto de que el pas se est quemando.

Todos esos jvenes embozados que hoy delinquen, escudados en el anonimato, saldran a destruir lo que encuentran a su paso si no tuvieran enfrente una cmara de televisin? Es una simple pregunta para decir que el plan desestabilizador fue pensado a sabiendas de que contara con la ayuda voluntaria o involuntaria de los medios de comunicacin, con la finalidad de hacer de cada acto vandlico un espectculo y generar miedo entre la poblacin.

Otra parte de la estrategia consiste en ultrajar a los funcionarios que encabezan las principales instituciones. El viernes 7 de noviembre fueron utilizadas las redes sociales para tratar de denigrar y yo dira de aniquilar al procurador general de la repblica, Jess Murillo Karam.

En lugar de que los medios de informacin y usuarios de redes condenaran a quienes de manera bestial y salvaje pudieron haber asesinado a los jvenes normalistas, se dedicaron a condenar a un procurador cuyo nico pecado fue expresarse como cualquier ser humano al decir que est cansado.

Y en medio de todo este engranaje de perversidad, no podemos dejar fuera a los estudiantes del Instituto Politcnico Nacional, cuya misin hoy ya no es la democratizacin de ese centro de estudios, sino dar largas a la resolucin del conflicto para contribuir a la ingobernabilidad.

Conforme transcurren los das se le ven con ms claridad las orejas al diablo. Hay quienes estn operando a todas luces en contra de los intereses de Mxico, y los jvenes sean los de Ayotzinapa o sean los del Politcnico han sido escogidos para crear condiciones adversas a la inversin y al desarrollo de la nacin.

El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, pronunci en Jalisco un discurso donde dej ver los hilos que se mueven en la penumbra. Dijo: El rumor, la intriga y la deslealtad corroen los cimientos, mancillan las convicciones y debilitan el potencial que tiene el pas.

Los delincuentes se han salido, hasta ahora, con la suya. Han logrado impedir que las autoridades apliquen la ley, que sus actos vandlicos queden impunes y se multiplique la violencia por todo el pas.

La condena nacional e internacional por la desaparicin y posible exterminio de los 43 normalistas ha servido a los desestabilizadores para paralizar el gobierno mexicano, acusado por los mismos criminales de ser el principal violador de los derechos humanos.

Le han puesto al pas una trampa.

Es imperioso que los delincuentes dejen de seguir ganando espacio en las calles, pero sobre todo en la opinin pblica.

La recuperacin de la gobernabilidad debe empezar en el terreno de las ideas y de la conciencia nacional.