La Tierra, esférica en 1522… y muchos siglos antes · El proyecto de Magallanes y sus...

32 Revista del Ministerio de Fomento

Una leyenda urbana fuertemente implantada desdeprincipios del siglo XX ha propagado que sepensaba que la Tierra era plana hasta que CristóbalColón acudió a los Reyes Católicos para descubrirlesque en realidad era esférica y que, por tanto, se po-dían alcanzar las Indias partiendo de España y na-vegando siempre hacia el Oeste. Aunque la ideadefendida por el Almirante era correcta en cuantoa la forma de nuestro planeta, no era ni mucho me-nos una teoría novedosa. De hecho, el proyecto co-

lombino fue rechazado primero en Portugal y pos-teriormente en España ‒donde no fue admitidohasta varios años después‒, pero no porque la es-fericidad del planeta fuera considerada una maja-dería, sino porque, como veremos más adelante, eltamaño del mundo propuesto por Colón era exce-sivamente pequeño y la extensión en longitud delcontinente euroasiático era demasiado grande, locual acortaba notablemente la distancia teórica denavegación por el Oeste desde Europa hasta Asia.

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LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO: LA EMPRESA ESPAÑOLA QUE CAMBIÓ NUESTRA VISIÓN DEL PLANETA

La Tierra, esféricaen 1522… y muchos

siglos antesCuando la nao Victoria regresó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, casi tres añosdespués de una penosa singladura, se confirmó empíricamente algo conocidodesde hacía siglos: la «redondeza del mundo», en palabras del propio Elcano. Elmarino de Guetaria, que añadió esta apreciación al final de su carta al rey, parecíaquerer ratificar con ello que se cumplía así el otro objetivo principal del viaje,junto con el de alcanzar las islas de la Especiería navegando por la ruta del Oeste.

Magallanes.qxp__Maquetación 1 7/11/19 7:52 Página 32

A pesar de que en torno al 250 a. C. Eratóstenesmidió de manera increíblemente precisa la circun-ferencia terrestre ‒unos 39.600 km, frente a losaproximadamente 40.000 km reales‒, el tamañoadoptado por geógrafos posteriores fue sensible-mente más pequeño ‒aproximadamente unacuarta parte menor‒. Así, el geógrafo greco-egipcioClaudio Ptolomeo (siglo II), la figura más influyentede la historia de la cartografía, aceptó comotamaño de la Tierra el determinado por Posidoniosobre el año 100 a. C., y esos 180.000 estadios decircunferencia llegaron hasta la Europa del sigloXV como dogma de fe en la autoridad científicadel sabio de Alejandría (fig. 1).

El descubrimiento de América.¿Cómo encajar un nuevo continente en los mapamundis?

Cuando Colón llegó a América en 1492 estaba fir-memente convencido de haber alcanzado la costaoriental de Asia. Esto se debía principalmente aque, como hemos visto, consideraba un disminuidotamaño de la Tierra y una exagerada longitud del

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Aunque podríamos remontarnos a filósofos griegosaún más antiguos, de Aristóteles (384-322 a. C.) esel más antiguo testimonio escrito que propone evi-dencias físicas ‒y no metafísicas, como la perfecciónde la forma esférica en el universo‒ sobre la esferi-cidad del planeta como, por ejemplo, la diferenciade altura de un astro sobre el horizonte dependiendode la latitud del lugar. Por otra parte, también fueAristóteles el primero en sugerir la posibilidad dealcanzar la India navegando hacia el Oeste desdelas columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltaractual). Según esto, cuando la nao Victoria llegó aSanlúcar de Barrameda en 1522 se confirmó em-píricamente algo conocido desde hacía siglos: la «re-dondeza del mundo», en palabras del propio Elcano.Resulta curioso constatar que el marino de Guetariaañadió esta apreciación al final de su carta al rey,como si fuera la guinda de un pastel realmente con-formado por el objetivo principal del viaje, que noera otro que alcanzar las islas de la Especiería na-vegando por la ruta del Oeste.

Sin embargo, lo que sí había a principios del sigloXVI eran serias dudas sobre el tamaño de laTierra, heredadas de los antiguos geógrafos griegos.

uFigura 1. Mapa de la ecúmene o mundo conocido según Ptolomeo incluido en un manuscrito florentino ca. 1470. Estoscódices de lujo proliferaron en Italia durante la segunda mitad del siglo XV, convirtiendo a la Geographia en un artículo deprestigio para su poseedor. Códice Urbinas Latinus 274. Biblioteca Apostólica Vaticana.



continente euroasiático, cuyo efecto combinadoprovocaba que los extremos de Europa y Asia seacercaran entre sí al abrazar la circunferencia te-rrestre. La lógica de sus cálculos le llevó a creerque en la longitud oeste en la que tocó tierra se en-contraba un archipiélago próximo al reino delGran Khan descrito por Marco Polo. La realidades que, de no haber existido América, la expediciónhabría encontrado la muerte por hambre y sed enla inmensidad del océano (fig. 2).

La primera consecuencia política de la llegada es-pañola a las supuestas Indias fue la firma deltratado de Tordesillas entre las dos potenciasibéricas en 1494. A efectos de no interferir mutua-mente en sus exploraciones e intereses comercialesde ultramar, España y Portugal acordaron dividirel mundo en dos mitades separadas por un meri-diano ‒conocido como la raya‒ que discurría deNorte a Sur 370 leguas al oeste de las islas portu-

guesas de Cabo Verde. Todo lo que quedara alOeste de ese meridiano sería para España a efectosde exploración y comercio, y todo lo situado alEste, para Portugal (fig. 3). En el momento de lafirma nadie se preocupó de una cuestión que seríatrascendental antes de la primera vuelta al mundo:dónde quedaba exactamente el antimeridiano, esdecir, dónde se encontrarían ambas mitades en laotra parte del globo. Aún faltaban años para quelas exploraciones de ambos países llegaran a entraren conflicto al alcanzarse por la parte opuesta delmundo.

El interés que tanto Colón como su presuntallegada a las Indias por occidente despertaron enEuropa, quedó totalmente ensombrecido años des-pués por otro «descubrimiento» que sacudió lasconciencias renacentistas: la constatación de queaquellas tierras a las que habían llegado españolesy posteriormente portugueses, eran realmente un

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uFigura 2. Carta de Juan de laCosa (1500). Juan de la Cosaacompañó a Colón en susprimeros viajes y comoresultado de ellos realizó estemapamundi en pergamino. Suimportancia radica en que es elprimer mapa de la historia querepresenta América. MuseoNaval de Madrid.

uFigura 3. Carta de Cantino(1502). El planisferio de Cantino es

el primer mapa conocido enrepresentar el meridiano del

tratado de Tordesillas (en azul, a laizquierda), que dividía el mundo endos áreas de influencia para España

y Portugal. Biblioteca EstenseUniversitaria de Módena (Italia).


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nuevo continente. El navegante y cosmógrafo ita-liano Américo Vespucio participó en varios viajesenviados por España y Portugal y, como resultadode ellos y de la exploración de la costa del Brasil,llegó a la razonable conclusión de que las dimen-siones de esa costa cuyo límite sur nunca encon-traba, indicaban que toda aquella masa de tierracontinua era un mundo nuevo, y así tituló la cartapublicada en 1503 en la que lo narraba: MundusNovus. Esa carta llegó a manos del cartógrafoalemán Martin Waldseemüller quien, en 1507, pu-blicó el primer mapa de la historia que incluía unnuevo continente americano separado de Asia poruna masa oceánica, el aún desconocido océanoPacífico (fig. 4). No solo eso. Waldseemüller fuequien acuñó la palabra «América» para bautizar

a ese continente en honor a Américo Vespucio, aquien erróneamente atribuyó su descubrimientoa raíz de la lectura de su epístola Mundus Novus. Lagran tirada impresa (1.000 ejemplares) fue decisivaen la consolidación de este nombre. La consecuen-cia cartográfica de la inesperada aparición de «lacuarta parte del mundo» fue que ya no era posiblerepresentar el mundo dentro de una única circun-ferencia al estilo de los mapamundis medievalesporque literalmente no cabía. Con el planisferiode Waldseemüller aparece también la primera re-presentación de un mapa en doble hemisferio, unopara el mundo antiguo según Ptolomeo ‒conalguna actualización‒ y otro para el nuevo mundoerróneamente atribuido a Vespucio como descu-bridor (fig. 5). Este mapa simboliza el paso del me-

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uFigura 4. UniversalisCosmographia (1507).

El planisferio deWaldseemüller fue el

primer mapa enmostrar América como

un continenteclaramente separado de

Asia por un océano,además de ser el mapaque le dio el nombrede América. El únicooriginal conocido se

conserva en laBiblioteca del Congreso

(EE. UU).

uFigura 5. Detalle delmapa UniversalisCosmographia.

Ptolomeo y Vespucioaparecen junto a los

hemisferios asociadosa sus figuras: el mundo

antiguo y el nuevomundo.



dievalismo geográfico al Renacimiento, al conver-tirse en el puente entre la tradición antigua y lamodernidad de un mundo que, en teoría, ya nocrecería más.

El proyecto de Magallanes y susmisteriosas fuentes cartográficas

Magallanes había servido desde joven en la ar-mada portuguesa, participando desde 1505 enla expansión de ese país cada vez más hacia elEste, cuya estrategia era asentarse en puertoscomerciales clave en la ruta de las especias.Estuvo en la India y participó en 1511 en la con-quista de Malaca, la joya de la corona portuguesadel Extremo Oriente, ya que dominaba el co-mercio de la nuez moscada, la canela y el clavoprocedentes de Banda y las Molucas. A estos dosarchipiélagos llegaron los portugueses en 1512,justo cuando Magallanes regresó a Portugal. Conla llegada a Banda y las Molucas se cumplió elobjetivo estratégico final de nuestros vecinos ibé-ricos: alcanzar el origen de la especiería más caradel mundo ‒el clavo y la nuez moscada‒ y con-seguir así el máximo beneficio al evitar interme-diarios comerciales malayos, chinos o árabes. Laexperiencia de Magallanes en aquellas aguas le

llevó a la conclusión de que, en su penetraciónhacia el Este, los portugueses habían sobrepasadoel antimeridiano establecido en Tordesillas, esdecir, se habían internado en aguas españolas.De esa misma opinión, aunque no basada en laexperiencia directa como la de Magallanes, erael cosmógrafo portugués Rui Faleiro, cuyos cál-culos arrojaban el mismo resultado: las islas Mo-lucas, verdadero origen de la disputa que pro-vocaría la primera vuelta al mundo, pertenecíana España a efectos de exploración y comercio.Sin embargo, la longitud geográfica no se pudomedir con precisión hasta la invención del cro-nómetro marino en el siglo XVIII, con lo cualera imposible establecer con certidumbre si lasMolucas se hallaban en el lado español o el por-tugués ‒el correcto‒). Entre Magallanes y Faleirodieron forma a un proyecto para alcanzar el Ma-luco por Occidente, presentado primero al reyde Portugal, que lo rechazó por falta de interéscomercial y estratégico, puesto que los portuguesesya controlaban la aquilatada ruta oriental. Trasel rechazo del rey Manuel, Magallanes, que sesentía agraviado por este y otros hechos, solicitópermiso para servir a la corona española ‒lo queequivaldría actualmente a nacionalizarseespañol‒ y le fue concedido sin ninguna objeción‒prueba palpable de desinterés‒. Así, el reciénnombrado rey de España, Carlos I, firmó en1518 en Valladolid las capitulaciones o contratocon Magallanes y Faleiro «para el descubrimientode la Especiería». En el plan que Magallanespresentó al rey Carlos se incluía cartografía delpaso hacia el Pacífico, algo aparentemente inex-plicable en 1518 puesto que no hay informaciónoficial de ningún descubrimiento anterior. Enotras palabras, Magallanes no iba a averiguar siexistía un paso, sino a encontrar el paso «que élhabía visto figurado en un mapa que el rey dePortugal conservaba en su tesorería», segúnrelata Antonio Pigafetta, superviviente y cronistade la primera vuelta al mundo. Por otra parte,Bartolomé de las Casas fue testigo presencial enValladolid de cómo «traía el Magallanes un globobien pintado, en que toda la tierra estaba, y allíseñaló el camino que había de llevar, salvo queel estrecho dejó, de industria, en blanco, porquealguno no se lo saltease». Existe un globo terrá-queo impreso en 1515 ‒cuatro años antes delcomienzo del viaje‒ por el alemán JohannesSchöner que podría haber inspirado a Magalla-nes, ya que muestra un estrecho suramericanoque comunica el Atlántico con el Pacífico. En lareproducción facsímil del Instituto GeográficoNacional (fig. 7) se puede apreciar ese detalle,

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uFigura 7. Reproducción facsímil del globo de Schöner de1515 donde se aprecia un paso hacia el Pacífico por el sur deAmérica. Esta u otras fuentes similares podrían haber inducidoa Magallanes a creer erróneamente que conocía la situacióndel estrecho que llevaría su nombre. Instituto GeográficoNacional.


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aunque todo indica que el estrecho que aparececorresponde al estuario de la Plata, posiblementealcanzado ya por navegantes portugueses enviajes clandestinos y que sería confundido conun paso oceánico debido a sus enormes dimen-siones.

La realidad es que el mundo oficialmente conocidoen 1519, año de la partida, era el representado enel planisferio de Jorge Reinel (fig. 6), que llegabaprecisamente hasta el Río de la Plata o de Solís,como fue llamado durante años en honor a su des-cubridor oficial.


La búsqueda del paso hacia las Indias

Con el avistamiento del llamado mar del Sur por Vasco Núñez de Balboa en 1513, se confirmó loque ya intuyeron Américo y Waldseemüller: existía un océano al oeste de América que la separabade las riquezas del Extremo Oriente. En efecto, a principios del siglo XVI la expansión española enAmérica aún no había producido los réditos económicos esperados y se percibía el nuevo mundocomo un enorme obstáculo terrestre interpuesto entre España y el oro, la plata, las perlas, la sedao las especias de las Indias. Además, el tratado de Tordesillas impedía a España utilizar la ruta porOriente rodeando el sur de África, cuya exclusividad era portuguesa. Una vez constatadaempíricamente la continentalidad de América se desató entre las potencias de la época una carrerapor encontrar el valioso paso hacia el mar del Sur. Portugueses, ingleses y franceses lo intentaronprincipalmente por el Norte y los españoles lo buscaron primero en Centroamérica y luego haciael Sur. Una expedición comandada por Juan Díaz de Solís llegó en 1516 hasta el estuario del Río dela Plata en busca del paso, y ese fue el límite sur de la exploración oficial española (fig. 6).

uFigura 6. Detalle del planisferio de Jorge Reinel (1519) donde se refleja el mundo conocido oficialmente el año de lapartida de la flota de Magallanes y Elcano. La costa suramericana se interrumpe al sur a la altura del estuario de la Plata,alcanzado por Juan Díaz de Solís en 1516. Biblioteca Nacional de Francia.



La primera etapa del viaje hasta el estrecho

Tras un año de retraso en los preparativos, la flotade cinco naves y unos 250 tripulantes ‒la cifra con-creta varía según las fuentes‒ partió de Sevilla un10 de agosto, hizo escala en Sanlúcar deBarrameda y zarpó desde allí hacia América el 20de septiembre. Tras una parada en Canarias (Te-nerife), plataforma aventajada hacia el Atlánticodonde hacían escala todas las flotas de la Carrerade Indias, las naves avistaron la costa suramericanael 29 de noviembre y tocaron tierra el 13 de di-ciembre a la altura de Río de Janeiro. En el Brasil,las relaciones con los indígenas fueron pacíficas, apesar de los informes y relatos ‒ciertos‒ que ha-blaban de canibalismo en la zona (fig. 8).

Ni en las peores previsiones de Magallanes estabaemplear casi un año en encontrar el ansiado pasohacia el mar del Sur, ese que aseguraba haber vistoen un mapa del rey de Portugal. En efecto,obligados a invernar durante cinco meses en elpuerto de San Julián, donde Magallanes sofocó demanera sangrienta un motín, tuvieron tiempo paraque surgiera otra leyenda, la de los gigantes pata-gones. Según el cronista Pigafetta, «un día en quemenos lo esperábamos se nos presentó un hombrede estatura gigantesca. (...) Nuestro capitán dio aeste pueblo el nombre de Patagones». Incluso lle-garon a capturar a dos ellos para traerlos a Españacomo prueba de su existencia, aunque no sobre-vivieron a las penalidades del viaje. La creencia enla existencia de esa raza de gigantes perduródurante siglos en mapas, grabados y relatos deviajes antiguos (fig. 9).

Finalmente, la avanzadilla de la flota penetró enel estrecho de Magallanes el 21 de octubre de 1520,para desembocar el 27 de noviembre en el océanoal que bautizarían como «Pacífico». Para entoncesla flota había quedado reducida a tres naves porquela Santiago naufragó cerca de San Julián ‒aunquela tripulación y gran parte de la carga pudieronsalvarse‒ y la San Antonio, que para mayor desgraciatransportaba la mayoría de víveres, desertómientras cruzaban el estrecho de Magallanes, po-niendo rumbo a España.

La travesía del Pacífico

Nos cuenta Pigafetta que «durante tres meses yveinte días, recorrimos más o menos cuatro mil le-guas en este mar, que llamamos Pacífico porque

durante todo el curso de nuestra travesía no expe-rimentamos tormenta alguna». La desconocidaamplitud de este océano ‒nada pacífico, por cierto‒nunca antes explorado, provocó estragos en la tri-pulación, obligada a consumir alimentos y aguatotalmente corrompidos, a comer el cuero que cu-bría los palos de la nave o pagar medio ducado poruna rata que llevarse a la boca. En todo este tiempo

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uFigura 8. Detalle del mapa de América del Sur del atlas de Diogo Homem (1565) a partirde una reproducción facsímil de los fondos del IGN. Entre las escenas «costumbristas»mostradas en este y otros mapas del Brasil de la época aparece la popular imagen de la«barbacoa humana» bajo el rótulo Caníbales Brasilis. Biblioteca Nacional de Rusia (SanPetersburgo).

uFigura 9. Otro detalle del mapa de América del Sur de Diogo Homem (1565). Dos gigantespatagones ilustran la región al norte del estrecho de Magallanes, aquí llamado «estrecho detodos los santos». Biblioteca Nacional de Rusia (San Petersburgo).


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solo avistaron dos islotes, inútiles para el avitualla-miento, a los que por ese motivo llamaron islas In-fortunadas, que quedarían registradas en los mapasde la época (fig. 10).

El 6 de marzo de 1521 llegaron a la isla de Guam,en el archipiélago de las Marianas, a las que bau-tizaron como «islas de los Ladrones» por la des-medida afición de sus habitantes por tomar de lasnaves sin permiso todo aquello que podían. Elescaso respeto de los nativos de las Marianas porla propiedad ajena fue también relatado por expe-diciones posteriores, como la de Legazpi, primergobernador de Filipinas y fundador de Manila.

Filipinas y la muerte de Magallanes

El 16 de marzo de 1521 las naves arribaron aSamar y fueron las primeras europeas en alcanzarlas Filipinas, cristianadas como «islas de San Lá-zaro». Tras una serie de intentos por estableceralianzas con los jefes locales, Magallanes y ochode sus hombres murieron el 27 de abril en un com-bate contra los indígenas de la isla de Mactán. Alparecer, el exceso de confianza del capitán en elefecto de la artillería, que causaba terror entre los

nativos, le hizo afrontar una lucha desigual entre50 europeos y cientos de enemigos. Pero las des-gracias no acabaron ahí, ya que pocos días despuésfueron asesinados a traición otros 27 tripulantesen un banquete trampa ofrecido por el rey deCebú. A pesar de disponer aún de tres naves, lossupervivientes no alcanzaban el número suficientepara tripularlas ‒los barcos a vela de la época ne-cesitaban de una considerable fuerza manual parasu gobierno‒ y decidieron sacrificar la Concepción,ya en bastante mal estado, que fue abandonada yquemada. Ya solo quedaban la Trinidad y la Victoria.Muertos Magallanes y sus sucesores DuarteBarbosa y Juan Serrano, el siguiente en asumir elmando fue Juan López Carvallo, destituido pocodespués por sus poco éticos negocios. Entoncesllegó el momento que cambiaría la historia.

Elcano toma el mando. Llegada a las Molucas.

Depuesto Carvallo, el mando de la Victoria fue asu-mido por Elcano mientras que la Trinidad seguíabajo la capitanía del alguacil Gómez de Espinosa.Al ser este último un hombre poco versado en cosasde mar, el liderazgo real de la expedición quedó


uFigura 10. Mapa de América de Sebastian Münster(1540) donde se observan los topónimos: RegioGigantum, Fretum Magaliani, Ins. infortunatae y Marepacificum. Este es el primer mapa impreso donde elocéano Pacífico aparece con ese nombre, con el que fuebautizado por los miembros de la expedición. BibliotecaWilliam L. Clements. Universidad de Michigan.



en manos del marino de Guetaria, quien coronóel objetivo principal de la expedición al alcanzarla recóndita isla moluqueña de Tidore el 8 de no-viembre de 1521. El único lugar del mundo dondecrecía el clavo eran cinco diminutas islas volcánicasen el otro extremo del mundo (fig. 11) ‒de ahí suvalor‒ y pasarían más de dos siglos hasta que unbotánico francés consiguió hacerse clandestina-mente con semillas de clavo y nuez moscada y acli-matarlas en la isla Mauricio, burlando así elestrecho control que los holandeses ejercían sobrelas plantaciones en el siglo XVIII y acabando conel riquísimo monopolio disputado por portugueses,españoles, ingleses y holandeses durante siglos.

Tras más de un mes comerciando con los nativosy llenando las bodegas de clavo, los españoles re-cibieron la noticia de que una flotilla portuguesahostil estaba próxima a llegar a las Molucas al tenerconocimiento de que naves castellanas están co-merciando en la zona reclamada por ambos países.Ante esa situación, aceleran la partida y cuandose hacen a la mar descubren que la Trinidad tieneuna importante vía de agua y debe permanecer enTidore para ser reparada. En este momento se fra-gua la decisión que cambiaría la historia. Elcano,marino avezado, decide regresar a España por laruta portuguesa, es decir, navegando hacia el Oeste,por varios motivos: es una ruta conocida y practi-cada por los portugueses, de entre los cuales hayvarios en la tripulación. Además, en el momentode la partida, los vientos estacionales son aún fa-vorables, pero esa situación cambiará en días. LaTrinidad intentará el tornaviaje por el Pacífico,dando lugar a una apasionante búsqueda del ca-mino de vuelta hacia América que no será resueltahasta pasados casi cuarenta años y cinco intentosfallidos, pero esa es otra historia... La sobrecargadanao Victoria se despide con lágrimas de sus compa-ñeros de la Trinidad y llega hasta la isla de Timor.

La vuelta a casa

En Timor comenzó una navegación épica de ochomeses evitando en todo momento acercarse a lascostas africanas frecuentadas por navíos portuguesesque, de interceptarlos, les capturarían y confiscaríanla carga en el mejor de los casos. Una vez dobladoel sur de África por el cabo de Buena Esperanza,también conocido por el mucho más apropiadonombre de «cabo de las Tormentas», enfilaronhacia el norte pasando por la conocida como «costade los Esqueletos», de nombre muy evocador sobrelos riesgos para la navegación. Desesperados por

las circunstancias en que se encontraban, los su-pervivientes acuerdan hacer escala en elarchipiélago portugués de Cabo Verde para evitarla muerte por falta de víveres. Saben que la ma-niobra les puede costar la prisión e incluso la viday, por ello, deciden engañar a los portugueses fin-giendo haber llegado arrastrados por una tormentaque les había roto el palo trinquete. El lamentableestado de la nave y de la tripulación hace creíblela argucia y, gracias a eso, consiguen en dos oca-siones agua y provisiones a cambio de las merca-derías sobrantes para el intercambio en lasMolucas. En un tercer pago cometen un error fatal:pagan con clavo, y los portugueses descubren in-mediatamente que solo pueden venir del únicolugar donde crece esta especia. Apresan a los 12hombres que están en tierra y Elcano, conscientedel peligro, zarpa a toda prisa escapando de undestino nada prometedor. Una de las primerascosas que hace Elcano al regresar es rogar al reyCarlos que interceda por los 12 presos de CaboVerde, que serán liberados semanas después enLisboa. En Cabo Verde se produjo otra de las anéc-dotas del viaje: los hombres que habían desembar-cado con la lancha para avituallarse asegurabanque en la isla era jueves, mientras que todos losdatos de a bordo, minuciosamente registrados, in-dicaban que estaban en miércoles. Aunque al prin-cipio no dieron con la causa de este extraño fenó-

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uFigura 11. Detalle del Padrón Real (mapa del mundo conocido) de Juan Vespucio (1526). LasMolucas aparecen a la izquierda reclamadas para el rey de España mediante una bandera deCastilla. A partir de 1522 todas las copias del Padrón Real ejercerían la función de herramientade propaganda y reclamación territorial sobre las Molucas. Sobre una de las islas se puede leer,«Isla de Jilolo y de Maluco, donde nace la especiería y el clavo del rey de Castilla». HispanicSociety of America (Nueva York).


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meno, posteriormente recibieron la explicacióncientífica, hasta entonces no planteada porquenadie había rodeado el mundo en su totalidad enun viaje. Como relata el cronista Pigafetta, «nohubo error, sino que, habiendo efectuado el viajetodo rumbo a occidente, y regresando al lugar departida (como hace el sol con exactitud), nos llevabael sol veinticuatro horas de adelanto». En su rutasiempre hacia el Oeste «huyendo» del Sol habíancontemplado una puesta de sol menos que lasgentes de Cabo Verde y contabilizado, por tanto,un día menos.

Finalmente, el 6 de septiembre de 1522 la Victoriafondeó en Sanlúcar de Barrameda con 18 de lostripulantes originales y, al menos, tres indios de lasMolucas. Dos días más tarde la nao llegó al puertode las Muelas en Sevilla, remolcada río arriba porel Guadalquivir (fig. 12). La carga de clavo queabarrotaba las bodegas del barco sirvió para

obtener beneficios a pesar de la pérdida de 4 navesy más de 200 hombres. Sin embargo, este viajequedará en la historia no como una aventura co-mercial ‒que se demostró poco rentable en el futurohasta el punto de abandonarse‒, sino como lamayor gesta náutica de la historia, que cambió parasiempre la imagen del mundo y puso en contactolos extremos de la Tierra.

Los mapas que ilustran esta historia y mucho máspueden contemplarse hasta abril de 2020 en la Salade Exposiciones del Insituto Geográfico Nacional,en la exposición «Los mapas y la primera vueltaal mundo. La expedición de Magallanes y Elcano»,un resumen con los antecedentes, preparativos, de-sarollo y consecuencias del viaje, todo ello explicadoa través de la cartografía y ambientado en laEspaña del siglo XVI.


uFigura 12. Vista deSevilla (1588), origen yllegada de la primeravuelta al mundo. con elArenal repleto debuques de la Carrera deIndias y el puerto de lasMuelas situado junto a latorre del Oro. InsitutoGeográfico Nacional.

Marcos Pavo (IGN)


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