La santa paz teatro

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México es un país surrealista en donde no hay una división entre los

buenos y malos: polícias y ladrones joden al pueblo, políticos y

narcos matan sin piedad.

En México los periodistas mueren por contar la verdad, los

estudiantes son asesinados a sangre fría y los delincuentes se pasean

en aviones privados.

Duele ver así a tu país, pero también hay que estar en contacto con

el otro México: el de las personas amables, honestas, honradas,

trabajadoras. Esas minorías que son mayoría, pero que no se notan

porque suelen permanecer en silencio, actuando no haciendo ruido.

Esta obra va dedicada a esas personas silenciosas, que hacen posible

que este país siga adelante a pesar de que contamos con una clase

política corrupta, estúpida e insensible.

Este texto lo escribí en el 2012, antes de las elecciones y se

estrenó en diciembre del 2013 en Minas Lavalleja Uruguay.

Mi agradecimiento enorme al director Eduardo Cotto y al grupo teatral

De Acá Nomás por haber puesto esta obra en escena.

Espero que este texto llegue a quien deba de llegar, espero que estaspalabras se conviertan en acción pura.

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Tania Ruiz

Las palabras son mi medio de expresión y a través de ellas busco aportar valor al mundo. Escribo cuentos, relatos, obras de teatro y la mayoría de mis palabras terminan en la papelera de mi computadora.

Entré al mundo teatral, al reducido mundo teatral de Guadalajara Jalisco, en 1996, actúe en varias obras durante poco más de 15 años, pero en el 2012 decidí que quería escribir, crear esas historias que emocionen a las personas, que toquen corazones, que hagan soñar.

Comencé con obras cortas, y tengo la fortuna de que casi todos mis textos se han representado, algunos en países como Argentina, Chile, Uruguay y España.

Mi sueño es vivir completamente de la venta de mis libros, ebooks o de las palabras que comparto en mi blog, por eso te pido que, si vas a presentar esta obra de manera profesional, te pongas en contacto conmigo para tratar el asunto de las regalías. Puedes escribirme a [email protected]

Si vas a presentar esta obra sin fines de lucro, adelante, por favor no olvides darme el crédito correspondiente y si es posible envíame fotos o vídeo de la presentación.

Sin más por el momento, te dejo con el texto...

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La Santa Paz

de Tania Ruiz

Personajes:

Paulina Hija del dueño de la funeraria

Mauricio El secretario de la funeraria

Rubén El tanatopractor de la funeraria

Alonso Trujano El político

Fernanda de Trujano La esposa de el político

El Chipo López El narco

Edelina de López La hermana del narco

Escenario la oficina de una funeraria pequeña, pero próspera. Podemos

ver ataúdes con distintas decoraciones, un escritorio y algunas

sillas.

Mauricio, el administrador de la funeraria, se encuentra sentado ante

el escritorio, está leyendo el periódico.

Después de un momento entra Paulina.

Paulina: Hola, Mau, no me tardé mucho ¿verdad?

Mauricio: No, para nada. Tienes una hora de retraso.

Paulina: ¿Tanto? Es que manejar en esta ciudad es un horror, no

sabes, el tráfico está insoportable, no entiendo que hace tanta gente

en la calle tan temprano y en sábado.

Mauricio: Trabajar, no todos son unos desobligados que llegan una

hora tarde y no culpes al tráfico, seguramente saliste hace quince

minutos de tu casa.

Paulina: ¡Ay bueno ya! No te pases con la confianza, Mauricio.

Además, ni me pagan. Así que no me regañes, sólo a mi papá se le

ocurre dejarme de encargada durante sus vacaciones, sabe

perfectamente que salgo todos los viernes. O sea no me puedo levantar

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temprano el sábado. Por suerte no hay clientes.

Mauricio: ¿Ya leíste el periódico?

Paulina: Obvio no.

Mauricio: Ayer hubo balacera entre dos bandas de narcos, dicen que

hay como seis muertos.

Paulina: ¿Apenas te estás enterando? ¡Qué atrasado estás! Anoche fue

trendin topic nacional. Parece que una de las bandas tiene políticos

involucrados, lo cual no es novedad.

Mauricio: ¿Y ni por eso llegas temprano? Qué tal si vienen a

contratar nuestros servicios.

Paulina: No creo, si no eran unos chalanes cualquiera. Según Twitter

eran capos y esos clientes no vienen a esta funeraria, ellos van a

las más elegantes. Lo bueno es que a mi papá de todas maneras le va

muy bien, porque la mayoría de los muertitos son de las colonias, así

como la tuya, y ... no me refiero a que haya balaceras en donde

vives, sólo digo que nuestros clientes son como más clase media baja.

Ups, perdón.

Mauricio: Paulina, no me importa tu comentario, lo que me preocupa

es que no seas sutil con los clientes. Ellos están pasando por un

dolor profundo y tú eres capaz de salir con una pendejada de ésas que

pones en tu twitter.

Paulina: ¡Mauricio, bájale a tus comentarios! Yo soy incapaz de decir

algo fuera de lugar, además, lo que pongo en el twitter tengo que

pensarlo mucho para que suene interesante. Sólo ahí soy inteligente,

sarcástica y divertida. ¿Pero no me vas a ayudar a recibir a los que

lleguen? Por fa ¿si?

Mauricio: No. Soy el administrador, nada más, ya te dije. Mi trabajo

no es vender ataudes. Y no me gustan los funerales, ni los muertos,

no sabría que decir, nunca doy el pésame.

Paulina: ¡Qué mal! Pero al rato llega Carla ¿no?, ella es buenísima

con eso de hablar bonito y tranquilizar.

Mauricio: No, ayer te comenté que Carla no viene hoy, van a operar a

su mamá. Te mandé un mensaje para que lo recordaras.

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Paulina: Pues se me olvidó. ¡Qué mal! Si ella no viene entonces

espero que no venga nadie en todo el día. No quiero trabajar hoy.

Mauricio: Tú no trabajas nunca.

Paulina: ¿Y para que voy a trabajar si mi papá me da todo? Eso de

trabajar se lo dejo a la prole.

Entra Rubén.

Rubén: (saluda efusivo a Paulina con un beso en cada mejilla) ¡mi

vida!, mua, mua. Mauricio, no puedo trabajar así, de verdad, soy un

profesional y tú quieres que haga obras maestras con pinturitas del

tianguis, por favor, comprame un buen set de pinceles porque no

pienso seguir utilizando los míos.

Mauricio: ¿Pinceles?

Rubén: sí, pinceles, “para devolverles el esplendor a los seres

queridos, permitiendo una agradable despedida, su familiar se verá

tan rozagante y lleno de vida que parecerá dormido y no muerto” ¿que

no era esa tu publicidad?

Mauricio: sí, pero no funcionó. Parece que a la gente le gusta que

los muertos se vean como muertos. ¿Oye y si no los maquillas?

Peinálos y ya.

Rubén: (a Paulina) Esto es lo que tengo que soportar todos los días,

no entienden la grandeza de mi arte.

Mauricio: ¿cuál arte Rubén? Si sólo le sacas las tripas a los muertos

y los embadurnas de maquillaje y ya.

Rubén: (a Paulina) mi reynis, dile a tu papi que su administrador lo

va a dejar en la ruina si sigue con esas ideas de escatimar en la

calidad del servicio. Toda la clientela se va a ir con la

competencia. Y tú no vas a poder presumir todo lo que presumes, que

ni tuyo es porque no trabajas. Esa pulserita la compraron gracias al

sudor de mi frente, pero tu papi es el que se queda con las

ganancias. En esa injusticia vivimos.

Mauricio: no es injusticia, es neoliberalismo económico, gracias a

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ese sistema tienes trabajo. Deberías de estar contento con la

cantidad de entierros que hacemos a la semana.

Rubén: hacemos, tú no haces nada Mauricio, sólo te sientas a llenar

hojas con númeritos.

Mauricio: A ver, intenta mantener el negocio a flote con tantos

impuestos que se tienen que pagar. Nos va bien, pero para tener

ganancias verdaderas necesitamos que esta sexenio siga tan violento

como comenzó.

Rubén: Bueno, tú no tienes corazón. ¿Te importa más el dinero que la

tranquilidad del país?

Paulina: ¿no me digan que ese de ahí es Alonso Trujano?

Mauricio: ¿quién?

Paulina: el que era diputado, el ex-compañero de copas del

gobernador, qué ahora anda brincando de un partido a otro.

Acuérdate, él que se casó con una dizque actriz de teatro.

Rubén. Sí es. Y viene para acá.

Paulina: ¡Ay no! Qué nervios, ¿qué hace aquí?

Rubén: dudo que venga a hacer proselitismo, lo más seguro es que

quiera enterrar a alguien.

Paulina: ¡Qué horror! ¿Y por qué no se va a las funerarias más

elegantes?

No me dejes sola, no voy a saber que decirle.

Mauricio: Que te acompañe Rubén, ya te dije que no soporto a los

deudos.

Rubén: y yo no soporta las deudas y vivo con ellas gracias a que

estos políticos desgraciados jodieron la economía del país. No mi

reynis, lo atiendes sola.

Paulina: Rubén si te quedas y me ayudas, te regalo la peluca de

Paulina Rubio, la que use en Hallowen.

Rubén: ¿con todo y el trajecito dorado de lentejuelas?

Paulina: Sí.

Rubén: Hecho. Pero conste que sólo lo hago por tu cara desesperada.

Paulina: ¿Entonces no quieres el traje?

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Rubén: Claro que sí, y espero que sea de mi talla.

Mauricio se mete a su despacho. Rubén y Paulina ponen cara de

circunstancia. Entra Alonso Trujano, con lentes oscuros, sombrero y

gabardina, como si quisiera ocultar su físico.. Su mujer va igual.

Paulina: Buenos dias, bienvenidos a la Santa Paz ¿en que le podemos

ayudar?

La mujer llora desconsolada ante el imprudente saludo de Paulina.

Rubén: (toma una caja de pañuelos) tomen asiento por favor, un

pañuelo. Sentimos mucho la pena por la que atraviesan, estamos

preparados para mitigar un poco el dolor que sienten. Podemos

hacernos cargo de cualquier cosa.

Alonso: pues, desgraciadamente, ayer falleció mi sobrino, uno muy

querido. Era como mi hijo. Tan joven. 27 años. No tenemos nada

preparado para esta ocasión, no esperábamos que sucediera algo así...

Rubén: Lo siento licenciado.

Alonso: ¿Me conoce?

Rubén: claro, es el licenciado Trujano, diputado.

Alonso: bueno, no soy diputado en este momento. Me estoy preparando

para la próxima campaña.

Fernanda: Ya vez, te dije que te iban a reconocer aunque te pusieras

ese sombrero ridículo. Ahora ¿podemos regresar a lo que nos importa?

Mi sobrino predilecto, el niño que cuidé desde que nació, ¡está

muerto! mi hermana murió cuando él era un bebé y es, fue como un

hijo para mí.

Ruben: entiendo.

Fernanda: quiero algo sencillo, pero inolvidable, quiero que su

muerte sea tan espectacular como su vida. Algo con un tema como Una

estrella fugaz, o Alcanzar una estrella.

Alonso: ¡mujer!

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Fernanda: es lo menos que puedo hacer Alonso, ya que no quieres

celebrar un funeral por todo lo alto, lo menos que puedo hacer es

elegir un tema.

Alonso: mujer, dadas las circunstancias del accidente, es mejor que

hagamos las cosas así.

Fernanda: así sin que nadie se entere. Claro, primero está tu

carrera, antes que mi dolor de madre, que ha perdido lo más sagrado

de su vida.

Rubén: entendemos, su dolor señora. Podemos preparar el funeral

adecuado para su sobrino, con tema de estrellas, podemos ofrecerle un

ataúd con una cubierta decorada de estrellas fugaces, de cometas, de

soles. Podemos ofrecerle el bañado del ataúd en una pintura especial

con partículas de oro. Es más caro, pero la ocasión lo vale. Este

acabado le asegura una conservación perfecta del cuerpo.

Alonso: Lo que queremos es una cremación, dadas las condiciones en

que quedó el cuerpo. Preferiríamos que nos entreguen sus cenizas, en

una urna.

Fernanda: Una urna decorada con estrellas.

Alonso: sí mujer.

Rubén: muy bien, comencemos con los trámites entonces; Paulina,

preciosa, trae café para los señores. Y para mí un expresso doble. Ya

sabes donde esta la bandeja.

Paulina va a negarse, pero prepara el café. Rubén saca unas formas

del cajón.

Rubén: Disculpen, tiene poco tiempo aquí y no conoce sus

obligaciones. Pero le reitero que estamos capacitados para atenderlo

en este difícil momento. Podemos hacernos cargos de todos los

trámites necesarios. ¿Usted trae el certificado de defunción?

Alonso: Pues verá... es un poco complicado, todo fue tan imprevisto.

Yo en este momento no tengo cabeza para pensar en eso, lo único que

deseo es que esto se arregle y termine.

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Rubén: Claro, entiendo. Nosotros nos encargaremos del certificado.

Alonso: ¿Es indispensable?

Paulina sirve el café.

Rubén: ¿El certificado de defunción? Sí, es indispensable. En este

caso, tratándose de un accidente, debemos dar parte al ministerio

público.

Alonso: ¿Y no habría manera de saltarse ese trámite?

Rubén: No, sin un certificado no podemos tramitar el Acta.

Licenciado, usted mejor que nadie debe conocer los trámites.

Alonso: Sí, por eso mismo sé que debe haber una manera... mire mi

sobrino... bueno... no quisiéramos hacer esto muy público.

Rubén: No se preocupe, tenemos salones pequeños, adecuados para un

velorio íntimo y familiar.

Alonso: Creo que no me ha entendido, lo que quiero decir, es que

queremos que nadie se entere de esto. Ni siquiera el ministerio

público.

Rubén y Paulina se ven, se hace un pequeño silencio.

Fernanda: Lo que el monstruo insensible de mi marido quiere hacer, es

pretender ante todos que mi sobrino sigue vivo y que está viajando

por el extranjero. Quiere que yo finja una felicidad que no siento,

que me trague mis lágrimas, que llore en silencio como tantas

mujeres. Si no fuera por mi insistencia, el cuerpo de mi sobrino ya

estaría tirado en una de ésas zanjas donde dejan los cadáveres de

tanta gente.

Alonso: ¡mujer, tranquilízate!

Fernanda: ¡No me puedo tranquilizar! ¡No me pidas que me tranquilice!

Hago todo lo que quieres por el bien de tu carrera, y tú carrera no

despega, lo único que has logrado es que maten a mi Juanito y todo

porque lo usaste como intermediario para tus sucios negocios. Él no

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debía estar anoche en ese encuentro, debiste ir tú. Pero el señor se

quedó en la casa y ahora Juanito tiene la cara destrozada por las

balas expansivas y ¡tú quieres que yo me tranquilice!

Después del ataque de histeria todos se quedan en silencio.

Alonso: disculpen los excesos de mi mujer, siempre quizo ser actriz.

Fernanda: (dándose cuenta de su error) fuí actriz sí, lo siento, no

me hagan caso, el dolor me hace decir cosas extrañas. En realidad a

Juanito lo atropellaron. Lo que dije de los sucios negocios y las

zanjas es ...

Alonso: ¡Fernanda! Cállate. (Pausa) Lo que quiere decir mi mujer es

que no estamos preparados para afrontar la muerte de mi sobrino. Y

menos en estos tiempos tan complicados.

Paulina: ¡Su sobrino estuvo en la balacera de anoche y usted es el

político del que hablaban! No me lo puedo creer, qué emoción.

Rubén: ¡Paulina!

Paulina: ¿Qué? (Paulina se da cuenta de su indiscreción) Lo siento.

Alonso: ¿Hablaron de mi? ¿en dónde?

Paulina: en el twitter, bueno no dijeron su nombre, sólo mencionaron

que probablemente había un político involucrado.

Alonso: Mire, no me voy a andar por las ramas. ¿Cuánto quiere por

incinerar a mi sobrino sin que nadie se entere? En estos momentos me

encuentro en una posición delicada con el partido y no cuento con

apoyo de mi grupo. Mi mujer quiere velarlo y necesito que todo sea

clandestino. ¿Me entiende? Lo único que quiero es que se lleven el

cadáver de mi sobrino de la casa y lo quemen rapidito.

Fernanda: ¡Lo sabía! Siempre deseaste correrlo de la casa, en

realidad nunca lo quisiste.

Alonso: Fernanda deja de hacerte la dramática. Ya complicaste todo

con tu indiscreción, te dije que me dejaras hacerme cargo. ¿Cuánto?

Rubén: Señor, creo que está confundido; esta es una empresa decente y

no aceptamos sobornos de...

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Paulina: un millón de pesos

Alonso: Hecho. Un momento, usted es la que sirve el café, no voy a

negociar con esta niña.

Paulina: Paulina Paz, a sus órdenes, hija de Esteban Paz, el dueño de

la funeraria. Tengo autoridad total en este lugar, señor Trujano. ¿A

qué dirección vamos por el cuerpo?

Rubén: Paulina, creo que antes de tomar esa decisión debería

considerar la opinión de tu padre.

Paulina: mi papá dijo que yo era la responsable del negocio, Rubén,

si no quieres perder tu empleo, quédate en silencio y deja que me

haga cargo.

Rubén y Fernanda se quedan callados y molestos.

Paulina. ¿A qué dirección vamos por el cuerpo?

Alonso: Calle Mártires de la guerra #23458 Colonia El purgatorio.

Paulina: Muy bien, arreglaremos todos el papeleo necesario para la

cremación. ¿El pago será en efectivo o con tarjeta?

Alonso: Efectivo, pero comprenderá que no tengo esa cantidad conmigo,

que le parece si le entrego la mitad cuando recojan el cuerpo y la

otra mitad cuando me entreguen la urna. Sólo le voy a pedir

discreción en este asunto.

Paulina: Señor Trujano, tenemos un trato. Soy la persona más discreta

que se pueda imaginar.

Fernanda: Quiero una urna dorada, con una estrella fugaz en la tapa y

estrellas alrededor.

Paulina: Claro señora, será la mejor urna, le aseguro que si su

sobrino estuviera vivo, se moriría por tener una urna así.

Rubén: ¡Paulina!

Paulina: Lo siento. Señor Trujano, en una hora y media estaremos en

el domicilio indicado recogiendo el cuerpo, a partir de las cuatro

podrán velar a su sobrino.

Alonso: Gracias, con permiso.

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Salen Alonso y Fernanda

Rubén: ¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre prestarte para una marranada

de esas Paulina? ¿Te das cuenta en lo que te estás metiendo? ¡Eso es

una guerra! Y tú ahora eres parte de la corrupción del país. ¡Ay, me

da! ¡Me da! ¡Me da!

Mauricio: (Saliendo de su despacho) A mí también que me de, pero mi

parte correspondiente. Ya es justo que nos toque algo de ganancia. Oí

todo, eres mi ídola Paulina, qué rápidez mental, a mí nunca se me

hubiera ocurrido pedirle tanto dinero.

Paulina: Mauricio es que tú estás acostumbrado a pensar como pobre.

En realidad le pedí muy poco, con todo lo que ganan entre sueldos,

bonos, prestaciones y tranzas, ese millón no es nada para él.

Mauricio: Estás bien enterada, quién te viera.

Paulina: Claro, tengo que saber en donde buscar pretendiente. ¿A poco

crees que no pienso en mi futuro? Casarse con un político es buen

negocio. Bueno, siempre y cuando tenga un buen hueso, porque si no...

bueno, ya vimos a la histérica de la mujer de Alonso Trujano. ¿Ya ves

que sí trabajo? A mí manera claro.

Mauricio: Pues yo con doscientos mil pesos me retiro de trabajar en

este lugar, ni un muerto más para mí, me iré a una playa desconocida

del pacífico mexicano y viviré feliz en un mundo sin muertos.

Rubén: ¿Tú también Mauricio? ¿Soy el único sensato aquí? ¿Se imaginan

que va a pasar si nos descubren?

Paulina: ¿Quién nos va a descubrir? Con tantas cosas que se hacen

todos los días, ¿a quién le va a preocupar una incineración más o una

menos?

Mauricio. Además, si nos descubren, Alonso podrá abogar por nosotros

y pasarnos su fuero.

Rubén: Ése no tiene fuero, ni poder, ni nada. Ahora está esperando

cualquier hueso que le caiga. Si pudiera hacer algo no vendría a

pedir nuestra ayuda. Me largo, ni crean que voy a ser parte de sus

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cochinadas.

Paulina: Rubén, si sales por esa puerta no vuelves a entrar aquí, te

lo advierto. Y le voy a decir a tu novio que hace dos semanas te

cogiste a un cliente sobre la mesa donde ponen los cuerpos.

Mauricio: ¡Rubén! ¿Estaba vivo o muerto el cliente?

Rubén: Vivo, era el pariente de un muertito y yo sólo le estaba

ofreciendo un poco de consuelo, no lo hice con mala intención.

Paulina llegó y, como siempre, entró a mi oficina sin tocar la

puerta.

Paulina: Tu oficina ja, ja, ja... bueno decídete, si te vas te quedas

sin novio y sin trabajo, si te quedas conservas el novio, el trabajo

y además, te llevas de bono 200,000 pesos que no te caen nada mal.

Imáginate, por fin podrás conocer el mar del mediterráneo acompañado

de tu amors.

Rubén: ¡Ay! Cómo te odio, desgraciada, ya sabes que no soporto estar

solo el amor es lo más importante en mi vida. Todo sea porque mi

amorcito no se entere de ese momento caritativo de mi parte. Está

bien, me quedo, pero sólo porque me obligan.

Rubén se queda callado, regresa y se sienta.

Mauricio: ¿Y cuál es el plan?

Paulina: Pues vamos por el muerto, lo quemamos y ya, no le decimos a

nadie.

Mauricio: “lo quemamos y ya”. Cómo se nota que no sabes nada del

trabajo o los trámites, Paulina. La cosa no es tan sencilla.

Paulina: ¿Por qué no? El horno es nuestro ¿no? ¿cuál es el problema?

Rubén: Se tiene que dar parte a las autoridades, Paulina, las cosas

no pueden hacerse cómo piensas. Tiene que intervenir el Ministerio

Público y la SEMEFO.

Paulina: ¡Ay por favor!, todos los días me entero de mil cosas que se

hacen fuera de la ley, ahora resulta que nosotros no podemos cremar

un cuerpo sin hacer trámites. Todo se arregla con dinero, así que

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arreglemos la situación y pensemos en el cliente y su satisfacción.

Mauricio: Bueno, yo podría encargarme. Tengo una amiga que nos puede

ayudar con todos los documentos y así no nos arriesgamos tanto...

Sólo que mi amiga va a cobrar...

Paulina: Encárgate del asunto y que Rubén vaya por el cuerpo. Te lo

traes en mi camioneta, no podemos usar la carroza de la funeraria.

Rubén: ¡Mira qué fácil!, ¿cómo crees que me voy a traer un cuerpo en

tu camioneta?

Paulina: Ni modo que no se pueda, ¿no ves películas o qué? Todo el

tiempo meten cuerpos a los carros. Toma (le da sus llaves) y no me la

vayas a ensuciar. Compra unas bolsas de plástico o algo para que no

me dejes vísceras en el carro. Y, Rubén, cuida el dinero, te tiene

que dar quinientos mil.

(Rubén toma las llaves enojado y se va)

Mauricio: ¿Oye y si se da a la fuga con el dinero y tu carro?

Paulina: No, él es decente, no se arriesgaría a robarse un carro que

lleva un muerto en la cajuela.

Mauricio: Eso espero. Bueno, voy a arreglar eso y regreso en un rato.

(Sale)

Paulina se queda sola, saca su blackberry, ipad o lo que se pueda.

Entra un hombre con sombrero, vestido muy estrafalariamente y

acompañado de una mujer que viste ropa negra con muchos brillos,

súper entallada y presume cuerpazo.

Paulina: Bienve... quiero decir... ¿Gustan sentarse?

El Chipo López: Buenos días señorita, bueno, no tan buenos para

nosotros, yo perdí a un compadre, mi hermana perdió un marido, pero

¿qué se le va a hacer? Así es la puta vida

Paulina: sí, tiene razón. Así es la vida, pero aquí podemos hacer que

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este mal momento sea un mejor momento. Bueno, quiero decir, que

podemos solucionar sus problemas. Bueno, no podemos solucionarlos,

pero si podemos ayudarlo. ¿Qué clase de servicio busca?

El Chipo López: Mire pues, no somos de aquí, venimos por unos

negocios y, pues tuvimos un accidente. Mi compadre no la libró, oiga.

Me recomendaron aquí su changarro, unos amigos que dicen que los

atienden muy bien. Ya han venido varias veces.

Paulina: la satisfacción del cliente es nuestra prioridad.

Edelina: oiga, dicen que ustedes pueden hacer un velorio por el

internet, para que todos los familiares y amigos lo vean a uno por la

camarita. ¿Si es cierto?

Paulina: sí señora es cierto, tenemos ese servicio.

Edelina: ¿Y es cierto que la cámara engorda? Porque quiero verme bien

buena, que se note el nivel de mi novio, no cualquiera anda con una

hembra como yo.

Paulina: pues yo creo que usted se va a ver muy bien en la cámara.

El Chipo: Sí Edelina, tú siempre te ves muy bien, ahí donde la ve,

ya enterró a cuatro maridos.

Edelina: a ver si el próximo me dura más.

El Chipo: el Junio me dijo que tiene unos ataúdes con la imagen de

Jesús Malverde y que le pueden poner unos cuernitos de chivo al

costado, pa que se vea que mi compadre era bien cabrón.

Paulina: sí, mire, yo desconozco un poco todas las especificaciones

de los ataudes, pero aquí hay un catálogo y algunas muestras para que

ustedes decidan qué modelo les gusta.

Edelina: Chipo, este está a toda madre, mira cubierto de oro, ya ves

que al Papirri le encantaba todo lo que brillaba.

Chipo: pero también era bien devoto de Chuyito, ¿no los podemos

juntar? ¿qué nos hagan un diseño así como de oro y le pongan la foto

de Malverde?

Paulina: sí, claro que en ese caso el costo del ataud se incrementa

un poco.

Chipo: lo que cueste me vale madres, yo lo quiero es que mi compadre

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tenga la despedida que se merece porque era bien chingón.

Edelina: hay que llevarlo al panteón en una hummer, ya ves que

siempre fue su sueño, pero nunca pudo tener una. El Junio nos contó

que tienen una hummer blindada de carroza.

Paulina: Pues... no sé si esté disponible... creo que sí tenemos una.

Chipo: Yo quiero la Hummer, ¿se podrá o no se podrá? Cuésteme lo que

me cueste.

Paulina: claro que se puede. Entonces quiere el servicio de lujo, con

hummer, el ataúd especial, le puedo ofrecer el salón Dicha Celestial,

que está decorado en relajantes tonos azules, con cómodos sillones de

estilo mexicano ó el salón Descanso Eterno, de estilo barroco,

decorado en suntuosos tonos dorados y tintos con capacidad para 150

personas.

Edelina: ése, qué sea el Descanso Eterno. Y con el internet para que

todos lo vean.

Chipo: y con una banda para que toque en el velorio, ¿qué te parece?

Edelina: que se va a morir de envidia el Kitie, porque él nunca puede

hacer velorios para sus compadres, siempre terminan en fosas

clandestinas.

Chipo: ojalá se muera, así me deja el terreno libre y ahora sí me

hago jefe de neta.

Paulina: ¿firmamos los papeles?

Chipo: ¿cuáles papeles?

Paulina: pues el contrato.

Chipo: ¡Ah chingao! Si el Junio me dijo que no se firma nada, que

nada más se paga y ya. ¿O qué para mí no hay ese servicio?

Paulina: bueno, yo, tendría que preguntar, no sé qué se haga en estos

casos. Creo que costará un poco más.

Chipo: ya le dije que no hay problema por el dinero, yo le pago. Es

más le pago ahorita, a ver ¿cuánto va a ser?

Paulina: pues, el ataud de la mejor calidad con decorados especiales,

más el paquete de lujo con la hummer y el servicio de velación en

vivo por Internet, y considerando que no hay firma de por medio, pues

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nos da la cantidad de un millón de pesos. ¿Qué le parece?

Chipo: no pos bien, el Junio me dijo que iba a ser cómo el doble.

¿Dónde le dejo el cuerpo?

Paulina: ¿Qué?

Chipo: pos ire, aquí traigo a mi compadre, pobre, lo tuve que poner

en unas bolsas negras, lo bueno es que está chaparro.

Edelina: Dile lo de las heridas

Chipo: ¡Ah, sí! Tiene como unas perforaciones de bala, pero no son

balazos, fueron unos fierros de la camioneta, no vaya a creer cosas

que no son.

Edelina: luego andan contando que estuvimos en la balacera de anoche

y pos no.

Paulina: entiendo.

Chipo: pos voy por el dinero y por mi compadre. (sale)

Edelina: Que no lo maquillen mucho, al Ranas le pintaron unos

chapetes que hasta joto parecía y mi viejo era bien machito.

Paulina: no se preocupe, el maquillaje es muy natural, su muerto

lucirá como si estuviera vivo.

Edelina: Aquí está su ropa favorita para que se vea muy guapo y

queremos el ataúd abierto, para que todos puedan despedirse de él.

Tenemos muy buenos amigos aquí que van a venir a verlo.

Paulina: por supuesto.

Edelina: que no le quiten el bigote, estaba orgulloso de ese bigote.

Chipo: (entra cargando un bulto cubierto con bolsas o plástico negro)

aquí se lo dejo, menos mal que la calle es tan discreta, así nadie se

entera de nada. Y aquí está el dinero (le da una maleta deportiva).

Cuéntelo.

Paulina: (abre la maleta, se sorprende) no es necesario, confío

plenamente en usted. El cuerpo estará listo entre las 4 y 5 de la

tarde. Estos son mis datos, ¿a dónde me comunico con usted?

Edelina: a ver, le anoto mi número, diríjase conmigo para cualquier

cosa. Aquí estaremos a las 4 de la tarde. Señorita, no se le olvide

contratar a la banda.

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Chipo: Hasta al rato.

El Chipo y Edelina salen. Paulina se queda con el cadaver, preocupada

y sin saber qué hacer, después de un rato, entra Mauricio.

Mauricio: Pues resulta que mi amiga no puede hacer nada hoy porque

es sábado y sólo trabaja medio día, pero dice que el lunes me

arregla todo para que no haya problemas con la incinerada de hoy.

Necesito llevarle como 150,000 para que los reparta entre todos los

implicados.

Paulina: Esta bien. Oye Mauricio, ¿tenemos una hummer de carroza?

Mauricio: No, ¿porque?

Paulina: pues porque vino otro cliente y quiere una hummer blindada

de carroza. Me contrató el paquete de lujo, con un ataúd cubierto de

hoja de oro, con una imagen de Malverde y cuernos de chivo a los

costados.

Mauricio: ¿Qué? ¿Cuánto le cobraste por el ataud?

Paulina: 90,000 pesos ¿está mal? Aquí en las notas no tengo cuánto

cuesta la hoja de oro.

Mauricio: claro, nosotros no tenemos de esos ataudes, podemos

pintarlo de color oro, pero no le ponemos lámina de ese material. A

ver, dame el contrato para ver qué se puede arreglar.

Paulina: pues no firmamos nada.

Mauricio:¿Qué?

Paulina: pero no te preocupes, ya me pagó y hasta me dejó el cuerpo.

(Paulina le señala la bolsa de plástico)

Mauricio: ¿Qué hiciste Paulina? Ahora sí nos vas a meter en un lío.

Paulina: yo sólo estaba tratando de hacer bien el trabajo, ¿se trata

de vender no? Pues le vendí el paquete de lujo y le cobré un millón

de pesos. Por fin estoy trabajando y ahora resulta que no hago nada

bien.

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Mauricio: ¿un millón?

Paulina: sí, aquí está el dinero.

Mauricio: (abriendo la maleta) madre mía, nunca había visto tanto

dinero junto. A ver, déjame hacer cuentas ..... parece que hiciste un

buen negocio.

Paulina: ¿De dónde vamos a sacar la hummer? Porque no me gustaría

meterme en problemas con ese hombre, traía pistolas.

Mauricio: claro, si quiere hummer y ataúd de valverde es narco, por

supuesto que trae pistolas. Le puedo rentar la hummer a los del

funeral Recinto del Pez, ellos tienen.

Paulina: necesitamos una banda y también instalar la camarita, para

que vean el velorio por Internet.

Mauricio: ¿cómo que una banda?

Paulina: pues eso quieren.

Mauricio: ¿A qué hora es el velorio?

Paulina: les dije que a las cuatro o cinco.

Mauricio: Espero que me de tiempo de preparar todo. En qué líos me

metes. Lo de la banda lo arreglas tú.

Entra Rubén, arrastrando una bolsa negra.

Paulina: ¿por qué traes eso aquí? Lo hubieras dejado en el

crematorio.

Rubén: ¿cómo crees que voy a llegar al crematorio con un muerto en

una bolsa de plástico?

Mauricio: Tienes razón, vamos a tener que darle su parte a don José

para que nos guarde el secreto.

Paulina: ¿Cómo cuanto?

Mauricio: pues don José gana 4,000 al mes más prestaciones, así que

le ofrecemos 10,000 y listo. Le decimos que es una mascota de un

señor muy rico.

Rubén: ¿Y nos va a creer?

Mauricio: seguramente no, pero los diez mil pesos lo mantendrán

Page 21: La santa paz teatro

callado.

Rubén: ¿Y esa otra bolsa que es?

Paulina: ¡Que crees! ¡Tienes trabajo! Conseguí otro cliente, y a ese

sí lo tienes que poner guapo.

Rubén: ¿Y qué hace en una bolsa de plástico?

Paulina: es que es es una situación especial.

Rubén: No me digas que es otra víctima de la balacera de anoche.

Paulina: creo que sí, el cliente traía una pistola, pero me dijo que

era una víctima de accidente de carro.

Rubén: (observa el cuerpo) no me jodas, éste es narco se le nota a

leguas. Mira Mauricio se parece a ti.

Paulina: ¿A ver? Es cierto, es identico, bueno te faltaría el bigote

y la piel un poco más oscura. Ven.

Mauricio: ¡No! Ya te dije que no me gustan los muertos.

Rubén: Seguramente también quieres que hagamos este entierro ilegal

verdad.

Paulina: te prometo que es el último.

Rubén: no, yo no quiero participar en esto. Ahora sí me voy.

(Sale)

Paulina: Rubén, no te vayas... Se fue.

Mauricio: Ve por él, ¿de dónde sacamos a alguien que arregle al

muerto? Córrele.

Paulina: Arregla lo de la incinerada, llévate el cuerpo al

crematorio.

(Sale)

Mauricio: llévate el cuerpo al crematorio, qué fácil. Si no me gusta

estar cerca de los muertos, qué hice para merecer este castigo divino

de nacer en México y ser clase media trabajadora. (Sergio se acerca

Page 22: La santa paz teatro

con mucho asco y sin ver agarra la bolsa equivocada, se va)

(Entra Rubén y Paulina cargando el dinero)

Paulina: muchas gracias por quedarte. No volverá a suceder algo así,

te prometo que no vuelvo a trabajar en el negocio de papá.

Rubén: si no fuera por ese viaje al mediterraneo. Tú sabes cuántos

años tengo soñando con viajar a Europa. Pero esto va en contra de

todos mis principios, le estoy fallando a mi familia.

Paulina: no te sientas mal, si no somos nosotros, alguien más hará el

trabajo. De todas maneras, muertos ya están, tú en eso no

interveniste. ¿Y crees que va a servir de algo hacer una denuncia?

Rubén: pues ya sé que no. Pero involucrarme en estos asuntos no es lo

mío. No tengo estómago para soportar estas situaciones.

Paulina: Yo tampoco, no creas que me gusta lo que hice. Pero es

imposible nadar contra corriente. Mira imagínate que te sacaste la

lotería y borra lo demás de tu mente. Sólo piensa en que le estarás

dando un entierro digno a dos personas, por muy malas que hayan sido,

merecen una sepultura y no una zanja cualquiera. Además, por fin te

van a pagar lo que mereces ganar.

Rubén: Eso sí, trabajo horas extras y nunca me las pagan, pero ese es

dinero mal habido.

Paulina: Claro que no, tú estás dando un servicio. Ahora resulta que

te sientes mal por hacer tu trabajo. Mira los únicos que deberían de

sentirse mal son los que cobran sin hacer nada y los involucrados

directos en esta matazón sin control. Tú eres sólo un trabajador.

Rubén: No sé... es cierto que yo no estoy matando a nadie... alguien

lo tiene que hacer... Sólo lo haré esta vez. Está bien. Me llevo el

cuerpo antes de que me arrepienta.

Paulina: oye no lo maquilles mucho, quieren que se vea macho y no

joto.

Rubén: ¿Qué insinuas?

Paulina: Nada, sólo te paso el recado del cliente. Aquí está la ropa.

Page 23: La santa paz teatro

Rubén: entiendo. Maquillaje natural.

Se va Rubén, Paulina llama por teléfono.

Paulina: Hola, ¿cómo estás Peter? ¿oye, sigues teniendo tu banda? Sí,

qué bueno, ¿podrías hacerme un favorsote? Es que tengo un cliente que

quiere una banda en el velorio de hoy, ¿estarán libres a las cinco?

Pues no sé, las horas que sean necesarias. Claro, ya sabes tu pago y

tu propina. ¿Se saben narco corridos? Sí, genial. Aquí te espero a

las cinco.

Mauricio: (entrando) todo arreglado, convencí a don José, pero no se

conformó con 10 mil, pidió 30 porque va a irse de vacaciones a

Acapulco, aprovechando que todo está en oferta allá. Quería ver al

perro que quemó, pero yo le dije que no soporto ver cadáveres ni de

perros ni de humanos, le rogué y le supliqué. Lo metió así, sin abrir

la bolsa. Ya están arreglando el ataúd con la cubierta dorada y la

imagen de Malverde ¿Qué pasó con Rubén?

Paulina: ya está trabajando con el cuerpo, lo convencí. Y ya contraté

al grupo de banda.

Mauricio: muy bien, voy a arreglar lo de la hummer y el resto del

evento. Espero que nos renten el carrito ese.

Entra Rubén, agitadísimo.

Rubén: ¡Tengo el cuerpo equivocado!

Mauricio: Ya sabemos, se nota a leguas que eres una mujer en el

cuerpo de un hombre.

Rubén: No pendejo, tengo el cuerpo del sobrino del político. ¿Dónde

está el del narco?

Mauricio: en el crematorio.

(Los tres se ven y salen despavoridos al crematorio)(Después de un

momento entran cabizbajos y asustados)

Page 24: La santa paz teatro

Paulina: ¡Ay que horror! ¿cómo se te ocurre meter el cuerpo sin ver

cuál era?

Mauricio: ¿Y a quién se le ocurre poner las dos bolsas juntas?

Rubén: ¿A quién se le ocurre meterse en actividades ilícitas y ser

cómplices de la impunidad y la violencia?

Paulina: en vista de que los tres somos responsables de esta terrible

situación, propongo que busquemos soluciones.

Rubén: pues llama al narco y dile que te sucedió una desgracia.

Paulina: ¡Claro que no! Capaz que me mata.

Mauricio: dile que si prefiere una cremación, porque están en

descuento.

Paulina: bueno, le voy a llamar. (Marca) Hola, señora Edelina, soy

Paulina, de la Funeraria. No, ningún problema, sólo llamo para

ofrecerle una maravillosa oferta en la cremación del cuerpo de su

marido... no le interesa... mire que le puedo devolver casi la

tercera parte de su inversión... claro... comprendo hay que respetar

las creencias del muerto... sí, todo estará listo... en estos

momentos están preparando el cuerpo... gracias, aquí los esperamos a

partir de las cinco. (Cuelga) No le interesa, va en contra de sus

principios y quieren ver el cuerpo de su compadre.

Rubén: Ahora resulta que tiene principios.

Mauricio: ya nos jodimos, adios playa del pacífico mexicano. Si bien

nos va, amanecemos mañana en una zanja.

Ruben: nos van a quemar adentro de la camioneta de Paulina.

Mauricio: un momento, a mí no me vio el narco. Me puedo dar a la

fuga.

Paulina: que gallinita me saliste, no señor, no te das a la fuga. Te

quedas y afrontas tu responsabilidad como hombre comprometido.

Mauricio: ¿comprometido con quién?

Rubén: ¡ya sé!

Paulina y Mauricio: ¿Qué?

Rubén: tengo la solución, es muy sencilla. A ti no te han visto...

Page 25: La santa paz teatro

Mauricio: no.

Paulina: y qué bueno, porque capaz que les da un infarto, eres

igualito a ...

Rubén: ¿Ya entendiste?

Paulina: ¡sí!

Mauricio: ¡No!

Rubén: sí, es muy sencillo. Te pongo un bigote, te maquillo la piel

para que se te vea más morena y listo, tenemos el cuerpo del compadre

y podremos hacer el velorio.

Mauricio: ¡Estás loco! A mí no me meten a un ataúd ni de chiste.

Paulina: ¿qué prefieres: un velorio ficticio o aparecer sin cabeza

frente a un centro comercial?

Mauricio: ¿eso hacen?

Rubén: en este caso puede ser que nos torturen y quemen vivos para

vengarse.

Mauricio. ¿Pero por qué yo? A mí me da mucho asco la muerte, los

ataudes, no me gustan los velorios.

Paulina: eres el único que se parece al compadre difunto. Mira, sólo

estarás ahí durante el velorio, antes de irnos al cementerio, ponemos

el cuerpo del sobrino del político en el ataúd y listo. Le entregamos

las cenizas a Alonso, el ataúd al narco y nos vamos de vacaciones.

Mauricio: ¿Y cómo voy a respirar?

Rubén: podemos hacerle unos agujeritos al ataúd, para que te entre

aire.

Mauricio: ¿Y cómo le voy a hacer para que me crean muerto? Porque el

velorio dura mucho, se va a notar que se mueve el pecho al respirar.

Me voy a ahogar.

Paulina: Podemos sacar el ataud con algún pretexto para darte

oportunidad de salir de ahí por un momento. Es lo único que podemos

hacer para solucionar este problema y seguir con vida.

Mauricio: ¡Ay Dios mío! prometo que nunca más me meto en una

situación ilegal. Trae tus pinturitas.

Rubén: pinturitas... ya verás cómo mis “pinturitas” nos salvan la

Page 26: La santa paz teatro

vida. Paulina, consígueme una foto del difunto.

Paulina: ok.

(Rubén sale)

Mauricio: ¡La hummer! A ver si me la rentan.

(Mauricio habla por un teléfono, Pau habla por otro)

Paulina: Hola, soy Paulina, otra vez, de la Funeraria.

Mauricio: qué tal, Oscar, soy Mauricio de la Funeraria.

Paulina: ¿me puede mandar una foto de su marido? Para ponerla a la

entrada del salón.

Mauricio: tengo una situación especial con un velorio, me gustaría

saber si tienes disponible la Hummer, para que me la rentes.

Paulina: puede ser por Internet. Yo la imprimo y la pongo en un

cuadro que tenemos para esta situaciones.

Mauricio: ¿Tanto? Bueno, acepto, pero que venga con todo y chofer.

Paulina: perfecto, gracias. Si, en nuestro sitio web están los datos

de contacto... lasantapaz.com

Mauricio: muy bien, gracias.

Paulina: Ahorita me mandan la foto. Hay que poner el dinero en tu

oficina Mauricio, para que esté más seguro.

Mauricio: eso sí, de paso hago la transferencia a la funeraria por la

renta de la carroza. Por favor, no aceptes ningún trabajo mientras

estoy en mi oficina.

Paulina: Claro que no, sólo aceptaré trabajos legales, si es que me

llega alguno.

(Mauricio se mete a la oficina, suena el teléfono de Paulina)

Paulina: ¿Diga? ¿ya?... perfecto... sí yo la imprimo y la pongo en un

marco. Muchas gracias... sí todo está listo, estamos para servirles.

Mauricio: (sale asustado) ¿Con quién hablas?

Paulina: con la esposa del narco, tranquilo, ya te dije que me voy a

Page 27: La santa paz teatro

comportar.

Mauricio: ¿Qué te dijo?

Paulina: que ya me envió la foto. (Paulina imprime la foto y la pone

en un marco mientras habla con Mauricio)

(Entra Rubén)

Rubén: Listo. Aventajé un poco del trabajo con el otro cuerpo, pobre

sobrino del político, sí quedó bastante destruido. A ver Mauricio,

vamos a maquillarte. ¿Y la foto?

(Rubén maquilla a Mauricio)

Paulina: Aquí está. Dime la verdad Sergio, ¿mi papá hace entierros

ilegales?

Mauricio: Para nada, ¿cómo puedes pensar eso de tu papá?

Paulina: Pues el narco me dijo que le recomendaron nuestros

servicios, que sus amigos son clientes asiduos de aquí.

Rubén: Pues sí nos llegan muchos asesinados, antes la mayoría de los

clientes eran por causas naturales o accidentes de carro, pero ahora

arreglo a puros balaceados, ahorcados, asfixiados, decapitados y más

balaceados.

Mauricio: Pero todos esos entierros son legales. Es verdad que tú

papá, a veces no se pone muy estricto con la revisión de todos los

documentos. En algunas ocasiones ha sido evidente el engaño en el que

caímos. Pero la mayoría de las veces los documentos falsos que nos

presentan son muy buenos.

Paulina: Entonces sí hace negocios ilegales.

Mauricio: Si lo dices así se oye muy feo. Mejor piensa que él hace

su trabajo, entierra a los muertos porque alguien tiene que hacerlo.

Pero nunca ha aceptado algo como lo que vamos a hacer hoy.

Rubén: a mí, por lo menos, nunca me han dado un centavo extra de mi

sueldo. Así que si tu papá y Mauricio andan en malos pasos es sólo

asunto de ellos, yo no estoy involucrado.

Mauricio: ¡que no hacemos nada!

Rubén: no hables porque te voy a pegar el bigote.

Paulina: Qué raro, porque el narco me dijo que nunca pedían papeles.

Page 28: La santa paz teatro

Rubén: a lo mejor se equivocó de funeraria.

Paulina: Sí puede ser, pero eso significa que mi papá está perdiendo

mucho dinero por honrado.

Rubén: Ahora resulta que ser decente es malo.

Paulina: Malo no, tonto sí. Mi papá tendría que aprovechar estas

oportunidades, podríamos ser millonarios.

Rubén: El dinero no es lo único en la vida Paulina.

Paulina: Eso lo dices porque tú no tienes en qué caerte muerto, pero

espérate a que te dé tus doscientos mil pesos y estés paseando por el

mediterráneo para que veas cómo cambias de opinión y vas a querer más

negocios de estos.

Rubén: esto es una situación única, yo no voy a volver a caer en

estos negocios ilícitos. Prefiero vivir muchos años pobre a vivir

cinco años rico y con remordimiento de conciencia, ¿sabes lo que es

la conciencia Paulina?

Paulina: sí se, pero esta vez decidí no escucharla.

Rubén: espero que eso no se te haga costumbre. Listo, pareces un clon

del muerto. Sólo falta que te pongas la ropa que él usaba y vas a ver

cómo engañamos a todos. Toma.

Mauricio: (Sacando la ropa) No me chingues, ¿cómo voy a usar estas

nacadas? Por lo menos te hubieras conseguido a un muerto de la onda

fashion.

Paulina: ni te quejes y vistete.

(Mauricio entra a su oficina)

Rubén: bueno, yo continúo con mi trabajo. Voy a preparar al verdadero

muertito.

Paulina: y de paso investiga cómo van con el ataud, porque tenemos

que arreglarlo para que Mauricio pueda respirar y no le de

claustrofobia.

(Sale Mauricio, Paulina y Rubén no pueden evitar reirse de su

aspecto)

Mauricio: ¿qué? No se burlen.

Rubén: Y pensar que esos son los ideales de la juventud actual. (Se

Page 29: La santa paz teatro

va)

Mauricio: Paulina, ya me habló José, las cenizas están listas.

Paulina: qué bien, porque ya no tarda en llegar Alonso y su esposa.

¿Y el salón?

Mauricio: ya está todo preparado, sólo hay algo en lo que no pensamos

y podemos tener un problema.

Paulina: ¿Qué?

Mauricio: si los dos clientes estaban en la balacera de anoche, como

suponemos, es muy probable que sean enemigos.

Paulina: ¿Y?

Mauricio: Imáginate lo que puede pasar si se encuentran.

Paulina: ¡Ay no! Qué pendeja, ¿cómo no pensé en eso?

Mauricio: pues no te puedes exigir tanto Paulina, pensar mucho no es

tu fuerte.

Paulina: ¿Y ahora qué vamos a hacer?

Mauricio: Rogar con toda nuestra fe y encomendarnos a todos los

santos para que no se vean.

Paulina: como si rezar resolviera problemas, en serio Mauricio.

Mauricio: pues nada, no podemos hacer nada. ¡Ay, ya llegó el

primero! voy a checar que todo esté funcionando bien. Entreténlos un

poco, no quiero que me vean en esta facha, no vaya a ser que me

quieran matar de nuevo. Bueno no a mí, al muerto.

(Mauricio se va, entra Alonso y su mujer)

Paulina: Señor Trujano, señora. Ya tenemos todo preparado para el

velorio de su sobrino.

Alonso: le agradecemos mucho señorita. Aquí está el resto del dinero.

Paulina: Perfecto, muchas gracias.

Fernanda: también quiero un servicio extra.

Alonso: Fernanda, es arriesgado.

Fernanda: claro que no, señorita, quiero que graben el evento.

Después mandaré a hacer una edición para que parezca que el velorio

estuvo muy concurrido. Iba a contratar a un equipo profesional, pero

mi marido no quiere a más gente involucrada en esto. Así que necesito

Page 30: La santa paz teatro

que uno de ustedes grabe el evento.

Paulina: sí, no hay problema. De todos modos hay un mesero a su

servicio, él puede encargarse de hacer la grabación, sólo es cuestión

que usted se lo pida. Algo sencillo me imagino.

Fernanda: sí, cualquier tonto lo puede hacer.

Paulina: tontos es lo que sobra en este mundo, señora, ¿no le parece?

Alonso: bueno, ¿ya podemos ir a la sala?

Paulina: claro, la entrada es por la avenida. Aquí a la vuelta.

Fernanda: Sí, ya vimos por donde, gracias.

Paulina: cualquier cosa que se les ofrezca, estoy a sus órdenes.

(Salen Fernanda y Alonso por la puerta de la calle. Entra Mauricio

por la puerta interior del negocio)

Mauricio: Justo a tiempo. Ya llegó la hummer y la banda. La banda de

música que contrataste.

Paulina: Pues sólo nos queda hacer chonguitos para que todo esto

termine sin contratiempos.

Mauricio: ¡y para que yo salga vivo de este entierro prematuro!

Paulina: no te vamos a enterrar, Mau, te lo prometo, y si por algo

salen mal las cosas te prometo que te desentierro rápido.

Mauricio: ¡y se supone que con eso me voy a sentir animado!

Rubén: (entrando con el ataúd) ya tengo listo el ataúd. Sólo me falta

el muerto. Vamos Mauricio.

Mauricio: ¡ay no! Se me hace que me rajo.

Rubén: ¡qué me rajo ni que me rajo! El mundo tiene que apreciar mi

obra de arte. Quiero ver cómo reaccionan al verte. Me esmeré con la

caracterización.

Mauricio: Paulina, no voy a poder.

Paulina: pero si no te va a pasar nada. Tú concentráte en los

doscientos mil pesos que vas a recibir y ya, piensa que hay gente que

hace cosas más complicadas por menos dinero.

Mauricio: ¡Ay sí! ¿cómo cuáles?

Rubén: cómo trabajar de obrero en una fábrica sin prestaciones y sin

Page 31: La santa paz teatro

contrato.

Mauricio: ¡Ay no me salgas con eso! Nadie se muere por trabajar sin

prestaciones.

Paulina: No tenemos tiempo para sus discusiones sociales. Te metes a

ese ataúd y punto.

Mauricio: Pero me sacan de ahí en cuanto puedan porque me da mucho

miedo morir asfixiado. Y no te hagas, Paulina, serán más de

doscientos mil pesos, mínimo me toca el doble.

(Se mete, entran el Chipo y Edelina)

El Chipo: buenas señorita.

Paulina: buenas tardes.

Edelina: ¿ya está listo mi maridito?

Paulina: sí, aquí está.

Edelina: a ver, ¡qué bien lo dejaron! Si hasta parece que respira.

Rubén: pura ilusión óptica, señora, hago muy bien mi trabajo.

Edelina: lo felicito, quedo igualito a cuando estaba vivo. ¿Puedo

tocarlo?

Rubén: ¡no! Se puede quitar el maquillaje.

Edelina: está bien. Te ves muy bien, Papirri, te voy a extrañar.

Lloraría, pero se me va a correr el maquillaje.

El Chipo: ¿ya lo van a llevar al salón?

Rubén: yo lo llevaré en unos momentos a la sala de velación.

Paulina: la entrada es por la avenida la Paz.

El Chipo: ¿cómo que la Paz? ¿qué la calle esa no se llama Niños

Héroes?

Paulina: No, es la avenida la Paz, por eso la funeraria se llama La

Santa Paz.

Edelina: ¿Ya ves? te dije que no era aquí.

El Chipo: Pos ya ni modo, creo que me equivoqué de lugar, porque la

funeraria que me recomendó el Junio está en otra avenida. Bueno, pos

ni hablar. Lo chido es que usted es gente jaladora. ¿También está

Page 32: La santa paz teatro

involucrada en el negocio?

Paulina: sólo en el negocio de los muertos.

El Chipo: pos con mayor razón le agradezco las atenciones. Lo que se

le ofrezca, si recibe alguna amenaza o algo, cuente con mi gente para

arreglar cualquier asunto.

Paulina: gracias.

Edelina: oye, pos vamos a hablarles a todos, porque van a llegar a la

dirección equivocada.

El Chipo: no pos sí, ¿entonces entramos por la avenida?

Paulina: sí.

(salen El Chipo y Edelina, Mauricio se levanta)

Rubén: pobre, tienes una cara.

Mauricio: Estoy muerto de miedo.

Rubén: pues tranquilízate porque estás sudando tanto que se te está

corriendo el maquillaje.

Paulina: ¿crees que se den cuenta del engaño?

Rubén: ay reina, espero que no porque ya vi la facha de tus clientes

y ese no se va andar con sutilezas, ese nos mata.

Paulina: pero se portó muy bien, ya ves que hasta nos ofreció

protección.

Rubén: pues no sé si eso me tiene que dar gusto o susto.

(Suena la música de banda con un narco corrido)

Mauricio: ¡qué horror! Me voy a volver loco con esos ruidos, o por lo

menos, voy a quedar con el cerebro dañado.

Paulina: no está tan mal, con unas cervezas encima hasta suena

bonito.

Rubén: si toda la juventud está como tú, este país no tiene ninguna

esperanza.

Paulina: tampoco digas que nosotros tenemos la culpa, este país no

tiene esperanza desde hace mucho, lo único que nos queda es tratar de

vivir lo mejor que se puede en estas circunstancias. Así que hay que

aprovechar las oportunidades que se presentan, aunque sean ilegales.

Page 33: La santa paz teatro

Mauricio: aprovechar las oportunidades, como tú no estás en un ataúd

es fácil decir eso. Vamonos Rubén.

(Salen. Entra Alonso y Fernanda)

Fernanda: ¡Podrían hacer el favor de callar esas nacadas! ¿Cómo es

posible que en un momento de dolor como el que estoy viviendo se

escuche esa música infernal?

Alonso: Fernanda, sólo te molesta porque interrumpieron la grabación

de tu discurso.

Fernanda: ¡Cuál discurso! Sentimiento, puro sentimiento, tengo que

expresar mi dolor y me interrumpen con ese ruido. De fondo musical

quiero un vals o algo así, como música de novela.

Paulina: yo estoy completamente de acuerdo con usted. Voy a pedir que

le bajen al volumen, disculpen, vamos a solucionar esto lo mejor que

podamos. El cliente de la música no es de aquí, parece que en su

estado se usa hacer los entierros con música y todo.

Fernanda: ¿son los de la hummer?

Paulina: sí

Alonso: seguramente son narcos, sólo esa gente pediría una banda y

una hummer en un entierro. Cómo se ve que carecen de cultura.

Fernanda: Mira quien habla, si tú ni lees ¿cómo puedes criticarlos?

Además te dedicas a lo mismo.

Alonso: ¡Fernanda!

Paulina: (al teléfono) Rubén ¿me puedes hacer el favor de pedirle a

la banda que le baje al volumen de la música? Gracias. Listo, ahora

mismo van a solucionar eso.

Fernanda: Gracias, es lo mínimo que se debe de hacer.

Alonso: bueno, ya se callaron, vamos para que continúes con la

grabación de tu discurso.

(Salen, entra Rubén con el ataúd)

Rubén: Ya, puedes salir.

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Mauricio: ¡Ni muerto quiero volver a meterme en una cosa de estas!

Paulina: ¿qué te dijeron, se enojaron por la música?

Rubén: pues un poco, ahorita todavía no tienen mucha gente en el

velorio, creo que cuando lleguen más van a querer escuchar a la banda

a todo volumen. Todos los que están traen pistola.

Mauricio: no puedo respirar, me estoy ahogando. ¿Me veo morado? Voy a

tener daños colaterales por esto estoy seguro.

Rubén: el único daño colateral va a ser que nos maten a todos.

Paulina: ¿porqué te lo trajiste?

Rubén: porque no se deja de mover.

Mauricio: es que me da mucho miedo estar encerrado.

Rubén: A ver, te voy a arreglar el maquillaje porque te ves fatal.

Paulina: ¿Y no te preguntaron por qué te traías a Mauricio?

Rubén: sí, les dije que las vibraciones producidas por la música

estaban provocando una distención facial, que tenían que bajar el

volumen y que yo arreglaría de nuevo el maquillaje del muerto.

(La música se escucha de nuevo a todo volumen)

Rubén: ¡Ay no ya empezaron otra vez!

Paulina: espero que la esposa del licenciado ya haya terminado su

discurso.

Rubén: ya estás listo Mauricio. Metéte al ataúd para llevarte al

salón.

Mauricio: no quiero meterme ahí, se siente muy feo. Hay que decir que

tenemos que cerrar el ataúd, lo que sea, pero no quiero regresar ahí

adentro.

(Voces de Fernanda y Alonso)

Fernanda: ¡Es que tú nunca solucionas nada Alonso! Ni siquiera te

atreves a ir a callar esa banda, con razón siempre pierdes en las

elecciones internas.

Alonso: No puedo ir porque no quiero que me reconozcan, no por

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miedoso. Si hay reporteros en ese entierro van a querer investigar lo

que hago aquí.

Paulina: Escóndete, rápido.

Mauricio: en el ataúd ni madres.

(Mauricio se mete a su despacho, entran Fernanda y Alonso)

Fernanda: ¿qué clase de funeraria es esta? ¿que no se puede velar a

los muertos en paz? Me encontraba en el momento cumbre, una lágrima

se deslizaba por mi mejilla como símbolo de mi dolor, y suena la

banda a todo lo que da, sacándome de mi concentración.

Alonso: por favor, ¿pueden callar esa música? O mejor Fernanda,

vamonos a la casa, así no nos arriesgamos a que alguien nos vea.

Puedes hacer la grabación allá.

Fernanda: como se nota que no sabes nada de arte Alonso. ¿Cómo voy a

hacer la grabación en la casa? Necesito que se vea el salón de la

funeraria en el vídeo sino no voy a convencer a nadie.

Alonso: ¿A quién chingados tienes que convencer? Si esto entre más

oculto permanezca es mejor.

(Entran Edelina y El Chipo a la oficina)

Edelina: ¿Qué pasó con mi muertito?

El Chipo: ya llegó mi gente, tengo el salón atascado y el muerto no

está.

Paulina: sí, ya íbamos a llevarle el ataúd. Venga por favor.

(Alonso trata de cubrirse, pero El Chipo lo ve)

El Chipo: ¡Ah méndigo! (saca la pistola, gritos de todos, se esconden

tras el escritorio y los ataúdes) ¿conque me quieres quitar mi

territorio cabrón? (dispara)

Edelina: contrólate Chipo, que le vas a dar a tu compadre, y no lo

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quiero desfigurado.

Rubén: sí contrólese. Llévese al Licenciado, pero no a nosotros

¡somos inocentes!

Chipo: ¿cuál controlate? Por culpa de este pendejo mataron a mi

compadre.

Fernanda: ¡Asesino! ¡Me la vas a pagar desgraciado! (quiere salir,

Alonso la jala)

Alonso: Fernanda, no te hagas la valiente.

Edelina: por lo menos pon el silenciador, si viene la polícía nos

joden a todos.

Chipo: la polícia me la pela. Pero está bien, no quiero que arruinen

el velorio de mi compadre.

Alonso: Me está confundiendo yo no tuve nada que ver en la matanza,

yo ni fui.

Chipo: ¿cuál confundiendo? Me cree pendejo ¿o qué?

Alonso: no para nada. Guarde la pistolita y hablamos.

Edelina: Chipo, guarda la pistola, no arruines el primer velorio

decente que voy a tener, quiero que los de Sinaloa vean mi ropa por

la camarita.

Rubén: Y mira que te ves muy guapa, ¿tu bolsa es Louis Vuitton

original?

Edelina: sí, tú sí sabes. Y los zapatos también.

Rubén: están divinos.

Chipo: no me chingues Edelina, estoy arreglando una situación

importante y tú te pones a hablar de chingaderas.

Fernanda: Alonso, portáte como hombre y venga la muerte de mi

sobrino.

Alonso: yo no estoy para venganzas mujer. Mire, ya estamos a mano,

ustedes tienen un muerto, yo tengo un muerto. Quedamos empatados y

cada quien por su lado.

Chipo: pues ese el problema cabrón, que tu gente no está respetando

su lado.

Paulina: ¿por qué no se van a arreglar sus asuntos a un café? Una

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funeraria decente no es buen lugar para arreglar estas cosas.

Edelina: Después del velorio lo matas si quieres, Chipo.

Alonso: ¿para qué más muertos? Si ya son suficientes con los muertes

que hay, mire, dejémonos de guerras sucias y negociemos, es lo mejor.

Chipo: ¿lo mejor para quién? ¿para mí o para usted? Porque ahorita yo

tengo las de ganar.

Alonso: lo mejor para los dos, si me mata, va a haber otro en mi

lugar, y menos dispuesto a negociar.

Rubén: chingado, con razón estamos como estados. Ustedes salen

ganando y el pueblo que se joda.

Alonso: bueno ¿quieres que se arme una balacera aquí o qué?

Rubén: no, no. Pues arreglénse, ya qué.

Chipo: ¿qué propones?

Alonso: mira si tu me apoyas en la candidatura, yo te cedo mi terreno

y mi gente. Me pasas una parte de las ganancias y te dejo trabajar

sin broncas mientras soy gobernador, seis años tranquilos para ti y

tú familia ¿qué te parece?

Chipo: pos no suena tan mal. Podemos discutir el negocio.

Fernanda: ¿Cómo vas a negociar con un asesino?

Alonso: Fernanda, voy a ser gobernador, imáginate, después hasta

puedo llegar a Presidente. Por lo pronto, serías la esposa del

gobernador.

Fernanda: Bueno, después de todo, hagamos lo que hagamos no podemos

devolverle la vida a mi sobrino. Hay que cerrar este trato.

Edelina: lo cierran mañana, que nos están esperando para el velorio.

Ándale apúrate que se van a desesperar.

Chipo: aquí te veo mañana por la mañana.

Paulina: ¿Aquí?

Chipo: pos sí, no te preocupes linda. Mira, aquí te dejo una propina,

por las molestias ocasionadas. Pero calladita. Aquí no ha pasado

nada.

Rubén: si ya se nos olvidó todo, con un balazo cualquiera olvida.

Edelina: Vámonos. ¡No esta mi Papirri!

Page 38: La santa paz teatro

Chipo: ¿Qué? ¿On tá mi compadre? (Saca la pistola de nuevo) ¿Qué

chingados hicieron con mi compadre?

Rubén: está en el congelador, lo puse un ratito para el maquillaje

aguante el sonido de la banda.

Paulina: ahorita se lo llevan

Chipo: mire bato, más le vale que el cuerpo de mi compadre esté bien,

porque si no me lo chingo.

Rubén: todo está bien, se lo prometo.

Edelina: Pos lo quiero en la sala, inmediatamente. Que la gente ya

está llegando.

Alonso: ¿Vino toda tu gente?

Chipo: pos sí, es el primer entierro decente que podemos hacer.

Fernanda: en cambio mi sobrino quedó tan desfigurado que lo tuvimos

que hacer cenizas y poner en una hurna.

Edelina: cuanto lo siento. Pero cuando se vive en esto ya se sabe la

clase de muerte que nos puede tocar.

Chipo: pos sí, pero para morir nacimos ¿o no?

Alonso: sí, bueno, ya nos vamos, aquí nos vemos mañana. Vámonos

Fernanda. (Alonso y su mujer salen asustados)

Edelina: ándale Chipo. No se tarden con mi muerto.

Paulina: en seguida se lo llevan.

(Se van Edelina y el Chipo, sale Mauricio)

Mauricio: ¡Ay que miedo! ¿Y ahora cómo vamos a salir de esto? Ya

hasta agarraron la funeraria como punto de reunión. Cuando tu papá se

entere.

Paulina: ¿Y qué puedo hacer? si me niego me matan. Mira ya ni modo,

si la vida te da limones hay que hacer limonadas.

Rubén: yo renuncio mañana mismo. No quiero estar viviendo en medio de

balaceras todos los días.

Paulina: De todos modos estás en medio de balaceras. Mira, mañana lo

discutimos, ahora llevate a Mauricio, porque les urge continuar con

el velorio. Todavía no nos libramos de esta.

Mauricio: Chingado, ellos ya se arreglaron y nosotros seguimos en

Page 39: La santa paz teatro

problemas. Y yo no quiero meterme al ataúd.

Rubén: al rato voy por ti de nuevo. Métete ya anda. No podemos ni

quejarnos, ¿escuchaste sus amenazas?.

Mauricio: sí, y lo malo es que ahora, cómo ya nos involucramos, no

podemos hacer una denuncia. Pues ni modo, otra vez al encierro y todo

por unos méndigos pesos.

Rubén: yo les advertí desde un principio que no nos metiéramos en

esto.

Paulina: todavía tenemos el dinero, ni se quejen, además las

denuncias no sirven de nada. Ya llévate a Mauricio, no es para tanto.

Rubén: ¿No es para tanto? Bueno ahora nada produce impacto en la

juventud, caray, ni asustada está por la bala de hace rato. Vámonos,

en qué mundo vivo, Dios, en qué mundo.

(Salen, suena el teléfono de Paulina)

Paulina: Hola, papá, ¿cómo te va?... aquí todo tranquilo... sí... muy

bien... bueno, la verdad es que te vas a encontrar con algunas

novedades cuando llegues... sí... pero buenas, si todo sale bien

tendremos un gran crecimiento en el próximo sexenio... hasta

franquicias vamos a tener... pues estoy haciendo unas alianzas

estratégicas, hay que adaptarse a los nuevos tiempos... mejor te lo

cuento en persona... es que hay noticias que no se pueden dar por

telefóno... ¿Mauricio? Sí, completamente de acuerdo... ahora mismo

está trabajando en eso... Si quieres puedes tomarte otra semana de

vacaciones, yo me encargo del negocio, porque esto está mejor que

nunca. Hay Santa Paz para rato.

(Cuelga, se escucha una música de narcocorrido como Prefiero una

tumba en Colombia o Los cárteles siguen vivos)

Oscuro

Fin

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¡GRACIAS POR LEER!

Espero que hayas disfrutado esta historia tanto como yo disfruté alescribirla, no puedo agradecerte lo suficiente tu apoyo. Ser unescritor sin lectores no tiene sentido.

Ahora te invito a:

• Que visites mi web www.taniaruizg.com y leas las otras obras deteatro que encontrarás

• Que compartas este texto en tus redes sociales favoritas.

Recuerda que puedes escribirme a [email protected]

Y si llevas estas palabras a la escena solo puedo decirte: MUCHA MIERDA

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