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La rueda de la fortuna (1843) o la destreza de Tomás Rodríguez Rubí para convertir el drama histórico en tribuna política VÍCTOR CANTERO GARCÍA IES "Padre Luis Coloma" Jerez de la Frontera (C ŭdiz) Muy escaso es el interés que los estudiosos y críticos literarios han dedicado al drama histórico decimonónico de intención política. Observada esta carencia, en fecha reciente me dediqué a conocer la vida y la obra de aquellos autores que con más acierto cultivaron este género. De entre todos ellos fue Tomás Rodríguez Rubí (Málaga, 1817-Madrid, 1890) quien más llamó mi atención. Al analizar el contenido de sus obras viene a reparar en El arte de hacer fortuna cuya primera parte la escribió nuestro autor en 1843. En ella se condensan todos los afanes del dramaturgo por convertir el drama histórico del XIX en un alegato de clara intencionalidad política l . Tras la lectura del citado texto comprendí que había Ilegado el momento de sacar del olvido a una figura dramática, cuyas obras históricas contaron en su monnento con reconocido éxito. A tal fin se dedica la presente colaboración, pues con ella pretende este articulista dar a conocer al lector los motivos y razones por las que Rubi dedicó una buena parte de su producción teatral a los dramas histórico-políticos. 1.- Rodríguez Rubt: una personalidad intensamente comprometida con el drama y con la política Imaginar la vida de Rubi al margen de su desempeño de altos cargos y responsabilidades en los diversos Gobiemos de Isabel II carece de sentido. El hecho de que nuestro autor supiera compaginar de forma inteligente y productiva su actividad como compositor teatral y su dedicación a los asuntos de Estado es lo que, I No es esta la única obra en la que Ruhí nos deja testimonio de su interés por hacer política desde el teatro. Con Alberoni (1846). La Corte de Carlos II (1846), Bandera Negra (1847) e Isabel la Católica (1850) nos proporciona el autor cumplida muestra de sus afanes por convertir la escena en tribuna política.

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La rueda de la fortuna (1843) o la destreza deTomás Rodríguez Rubí para convertirel drama histórico en tribuna política

VÍCTOR CANTERO GARCÍA

IES "Padre Luis Coloma"Jerez de la Frontera (Cŭdiz)

Muy escaso es el interés que los estudiosos y críticos literarios han dedicado aldrama histórico decimonónico de intención política. Observada esta carencia, enfecha reciente me dediqué a conocer la vida y la obra de aquellos autores que conmás acierto cultivaron este género. De entre todos ellos fue Tomás Rodríguez Rubí(Málaga, 1817-Madrid, 1890) quien más llamó mi atención. Al analizar elcontenido de sus obras viene a reparar en El arte de hacer fortuna cuya primeraparte la escribió nuestro autor en 1843. En ella se condensan todos los afanes deldramaturgo por convertir el drama histórico del XIX en un alegato de claraintencionalidad política l . Tras la lectura del citado texto comprendí que habíaIlegado el momento de sacar del olvido a una figura dramática, cuyas obrashistóricas contaron en su monnento con reconocido éxito. A tal fin se dedica lapresente colaboración, pues con ella pretende este articulista dar a conocer al lectorlos motivos y razones por las que Rubi dedicó una buena parte de su producciónteatral a los dramas histórico-políticos.

1.- Rodríguez Rubt: una personalidad intensamente comprometida con eldrama y con la política

Imaginar la vida de Rubi al margen de su desempeño de altos cargos yresponsabilidades en los diversos Gobiemos de Isabel II carece de sentido. El hechode que nuestro autor supiera compaginar de forma inteligente y productiva suactividad como compositor teatral y su dedicación a los asuntos de Estado es lo que,

I No es esta la única obra en la que Ruhí nos deja testimonio de su interés por hacer políticadesde el teatro. Con Alberoni (1846). La Corte de Carlos II (1846), Bandera Negra (1847) eIsabel la Católica (1850) nos proporciona el autor cumplida muestra de sus afanes por convertirla escena en tribuna política.

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a juicio de este investigador, le confiere un especial interés. Cierto que Rubi no fueel ŭnico dramaturgo-político o político-dramaturgo del momento, seg ŭn sea el pesoespecífico de cada uno de los componentes de este binomio, pues en esta mismaaventura le acompañaron Francisco Martínez de la Rosa, R. de Campoamor, Nuñezde Arce y López de Ayala, entre otros. Sin embargo, el autor malagueño sobresaleentre ellos por su peculiar habilidad y personal ingenio para transformar el teatro enadecuado instrumento para la crítica social y política2 . ,Cómo y cuándo surgen enRubi estos ideales políticos convertidos a posteriori en asuntos drarnáticos?

La respuesta a este interrogante hemos de buscarla en los diversosacontecimientos que marcaron y condicionaron la dilatada existencia de nuestroautor. No es nuestra intención presentar al lector todos los pormenores de labiografía rubiniana, sino ofrecerle tan sólo los datos esenciales que le ayuden acomprender cómo su vocación literaria se combinó adecuadamente con sudedicación a la política. Nace Rubi el 21 de diciembre de 1817 en el seno de unafamilia acomodada. Fue hijo de un comandante de Artillería Naval que por suprofunda ideología liberal fue perseguido por el régimen absolutista. Estacircunstancia acarreó a nuestro autor una infancia Ilena de vicisitudes y continuostraslados familiares como consecuencia del acoso político al que su padre fuesometido. En esta defensa a ultranza que su padre hizo de sus ideales políticoshemos de ubicar la semilla de la futura dedicación de Rubi a la actividad política.Desde niño nuestro autor sufrió el azote de la intolerancia y de la persecución porparte de los defensores del poder establecido. Estos hechos determinarán suposterior propensión a defender sus principios políticos en los foros p ŭblicos, asícomo su activa participación en las responsabilidades y cargos que se leencomendaron; ello sin merma de su vocación y dedicación literarias.

A consecuencia de tanto cambio de domicilio, el dramaturgo adquirió sueducación básica tal y como estas circunstancias se lo permitieron. Estudió enGranada las primeras letras en el prestigioso Colegio de Santiago de manos de D.Manuel Urbina. De su permanencia en dicho Centro educativo hasta 1827 y de sucondición de buen estudiante nos da noticia su gran amigo Antonio Ferrer del Río alseñalamos que "en este colegio siguió perfeccionándose en latín y destacando enlos exámenes pŭblicos, tanto por su aplicación, como por la prontitud y

2 Rubt destaca por su importancia en la recuperación del agónico drama histórico de lasegunda mitad del XIX. Esta importancia es resaltada por F. San Vicente, para quien Rubt "nofue un dramatureo romántico sino un puente entre el drama histórico, tan practicado por losrománticos, y la alta comedia burguesa que Ilegará a dominar las tablas a mitades del sielo. Rubtocupó una posición central en la actividad teatral del XIX. En esta época se le consideró relevantecompetidor de Bretón, Gil y Zárate, Hartzenbusch, Rivas, García Gutiérrez. Zorrilla y Vega encuanto a su productividad y originalidad. "El teatro (II): continuidad del drama histórico •, enHisto •ia de la Literatura Española XIX, (I). Madrid. Espasa Calpe, 1997, p. 396

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desembarazo con que satisfacía las cuestiones y recitaba sus discursos. La Sociedadde Amigos del País lo admitió en su seno como especial recompensa." 3

Acosado por sus perseguidores, el padre de Rubi recaló finalmente en Melillaen 1829, pasando a ejercer el cargo de Administrador de Rentas. Poco pudodisfrutar la familia de este nuevo emplazamiento, pues debido a las muchas fatigasy penalidades nuestro autor perderá a su padre pocos días después de pisar suelomelillense. Este luctuoso acontecimiento precipita el regreso de Rubí y de su madrea su Málaga natal. Allí son testigos de una de las más crueles escenas de la historiade nuestro tiempo: el fusilamiento de Torrijos, Calderón, Golfín y otros. Estefatídico acontecimiento golpeó de nuevo el alma de nuestro autor, quien junto a sumadre se traslada a Madrid en busca de mejor fortuna. Tan sólo era Rubi unadolescente y ya se tuvo que ganar la vida como escribiente en varias dependenciasy oficinas; en ellas fue muy apreciado por su conducta, su amor al trabajo y laelegancia de su letra. Fue en estos momentos de penuria económica cuando secruzó en su vida D. Cipriano de Guzmán, Conde de Teba y Montijo, antiguo amigode su padre, quien, tal como sostiene Ana María de Burgos: "toma al huérfano bajosu protección, dándole un puesto en el archivo de su casa. Su estancia allí hubo deser en extremo beneficiosa para el joven Rubí, por haber sido durante largo tiempoel punto de reunión de la mejor sociedad madrileña. Ya entonces, cuando todavíaera muy pequeño, se dedicaba en sus ratos de ocio a la lectura de la Historia y alestudio de los modelos del teatro antiguo, lo que revelaba su inclinación por lasletras."4 Fue en este periodo de acogimiento bajo la tutela del Conde de Tebacuando Rubí comenzó sus escarceos literarios componiendo unos "mal Ilamadosversos" que trataban de temas legendarios, así como el poema La inspiración parael diario No me olvides. Dicho poema fue rechazado por Salas y Quiroga, directordel citado periódico, por su escasa calidad literaria.

Los primeros fracasos no desanimaron a nuestro autor, el cual continuó consus colaboraciones poéticas en la prensa madrileña: Las Musas (1837), El Laberinto(1844-1845), Semanario Pintoresco Español (1840-1848), Los españoles pintadospor si mismos (1845), La Ortiga (1849), El Clarnor (1845), El Sur (1856) y El Alba.Una dilatada experiencia periodística que culmina con el desempeño del cargo deredactor y director de El Sur en 1856. Con tan sólo veinte años ya era Rubiconocido en los círculos literarios madrileños. Gracias a la recuperación del antiguoLiceo Literario, nuestro autor tuvo la oportunidad de darse a conocer ante los socios

Antonio Ferrer del Río. "Bio grafia de Tomás Rodrí guez Rubi", en El Laberinto. Tomo I,n° 5 (1844), p. 3

4 Ana María de Burgos. "Vida y obra de Tomás Rodri guez Rubi", en Revista de Literatura,23, (1963), p. 66

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de dicha Institución Cultural, en la cual ingresó como miembro numerario trassuperar la correspondiente prueba de admisión5.

Pasado este bautismo iniciático, ya contaba el dramaturgo malagueño contodos los elementos necesarios para dar el salto a la fama. Y lo dio con lapublicación de sus Poesías Andaluzas (1841) 6 . Con este retrato de las costumbres yde la vida popular del sur de España obtuvo un sonado éxito, tras el cual se leabrieron las puertas de editores y empresarios. Ya en 1839 había escrito su primeracomedia con el título Del mal el menos. En aquella época dirigían la empresa teatralde Madrid los señores Lombía y García Luna. Las primeras dificultades pararepresentar el texto citado se disiparon tras el fortuito encuentro de Rubí con elfamoso actor Julián Romea en los salones del Liceo. El actor prometió representarsu obra y a las pocas semanas se estrenó en el Principe. El p ŭblico aplaudió la piezacon tanto estruendo que el autor tuvo que salir a escena. Desde ese momento y hasta1871 el autor malagueño no dejó de escribir para el teatro, logrando una serieininterrumpida de éxitos en todos los géneros. Ya en 1857 contamos con una notade prensa en La España, en la que se indica que "con La escala de Ia vida son ya 59los dramas escritos por Rodríguez Rubí." 7

Alcanzado el renombre literario, nada hacía sospechar que Rubi sintieseinterés por dedicarse a la política. Sin embargo, su fama y prestigio acabaríanIlamando la atención de aquellos amigos suyos que por entonces militaban endistintas formaciones. Ellos fueron lo que lograron que nuestro autor superase susiniciales reticencias y acabase ingresando en el partido moderado. A los treintaaños, cuando ya era Diputado por varios distritos, comienza a hacer carrera políticade la mano del Conde de San Luis, Ministro de la Gobemación en el Gabinete deIsabel II. Sus relaciones con el Gobiemo de tumo y con la monarquía fueronsiempre muy estrechas, sobre todo a partir de la representación de su drama Isabella Católica (1850) en el Teatro Español. La Reina le honró con su presencia en elestreno y por lo acertado de su contenido le concedió el diploma de Comendador deCarlos III. El hecho de que fuese un protegido del Conde de San Luis le propició

5 Según el nuevo reglamento del Liceo, quien aspirase a ser socio de su Sección Literariatenía que presentar una olira a dictamen de un tribunal o junta calificadora. Rubi escribió al efectoEl Aguila. No convenció Rubi al tribunal y el aspirante contó con una segunda oportunidad. Enesta ocasión presentó una leyenda titulada Un recuerdo de la Alhanzbra, que por su ameno giro yfluidez en el lenguaje le valió la deseada admisión. Nombrado socio del Liceo en 1838 se aplicóaŭn más al estudio de la Historia y de la Literatura. En dicho Centro cultural compartió Rubiveladas con sus primeros y más intimos amiaos: R. de Campoamor y A. Ferrer del Río. al mismotiempo que se integró en la nueva generación literaria formada. entre otros, por Bretón, Venturade la Vega. Espronceda, Zorrilla Larra y García Gutiérrez.

6 Son un conjunto de poemas. que tal como señala Salvadora Agudo Pérez -tienen un tonojocoso y festivo, aunque no falten los temas graves. En realidad son un conjunto de cuadros decostumbres en verso que van desde la leyenda a la poesía cantable Salvadora Agudo Pérez.

en Revista Jábega. Málaga. Diputación Provincial. 1979. p. 597 La Espaha, (7.4.1857).

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por parte de la Corona todo tipo de favores; así, en 1852 se le asig,nó una pensiónvitalicia de 30.000 reales anuales, al mismo tiempo que se le encargó que reunieratodos los materiales necesarios para escribir una Historia General Filosófica de laMonarquía Española, que nunca realizó.

Dada la repercusión que la carrera política y administrativa de Rodríguez Rtibihabría de tener en los contenidos de sus dramas histórico-políticos, especialmenteen La rueda de la fortuna, creo oportuno indicar que desde 1853 nuestro autordesempeñó cargos pŭblicos, tanto durante el reinado de Isabel II como durante laRestauración. Ese mismo año es nombrado Vocal de la Junta de Teatros y Diputadoa Cortes por Cuenca. En 1854 ocupa el plaza de Oficial Mayor del Ministerio de laGobernación. En 1858 se le nombra Jefe de Sección y Director General deBienestar y Salud, desempeñando interinarnente las Direcciones Generales deCorreos y de Establecimientos Penales 8 . Si bien nuestro autor cumplió con sucometido en el desempao de todos estos cargos, fue su nombramiento comoDirector del Teatro Español el que suscitó mayor polémica. Fue el propio Conde deSan Luis quien lo puso al frente de un experimento teatral con el que se pretendiadar un impulso definitivo a las reformas escénicas promovidas desde el Gobiemoen 1849. Tal proyecto dramático consistía en transformar el teatro del Principe enun Teatro Nacional que simbolizase los esfuerzos de las autoridades españolas porsacar al espectáculo escénico del estado de abandono que padecía. En un primermomento se puso a Ventura de la Vega al frente de esta propuesta. Estenombramiento no fue del agrado de Rubi, quien desde las páginas de La Ortigaacusa a Velza -no sin razón- de aprovecharse del puesto para escenificar muchas desus traducciones, de organizar una claqué que aplaudiera sus obras, de repartirentradas gratuitas entre sus amigos y de presunta malversación de caudalespŭblicos. Nuestro dramaturgo acusa a Vega de no contar todos los ingresos detaquilla dentro de las ganancias del día, lo cual afectaba negativamente a los sueldosde autores y actores, pues estos cobraban en función de los ingresos brutos. InclusoIlegó a menospreciarlo, tachándolo de "señor infinitamente pequeñito, caprichoso ydepósito de todas las pasioncillas pequeñas" 9.

Aceptada la renuncia de Vega, nada impedía ya el nombramiento de Rubi alfrente del Español. Desde su toma de posesión intentó superar las deficiencias de suantecesor pero las circunstancias se le pusieron en contra. Por un lado, los actores,encabezados por Julián Romea, estaban en contra del experimento teatral y alcomienzo de la temporada de 1849 abandonaron el Español para trasladarse alVariedades. Por otro, era notoria la falta de obras de calidad y envergadura parasostener con di..enidad tal intento, a la par que resultaba imposible competir con elresto de los teatro madrileños. Este conjunto de contrariedades propició que "los

8 Cf. Archivo Histórico Nacional. Expediente de Tomás Rodrieuez Rubi. Ministro deUltramar. Intendente de Hacienda en Filipinas. Le2ajo 2.433. n° 85.

9 La Ortiga. (1849), p. 207.

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buenos propósitos del Conde de San Luis se estrellasen contra la apatía del p ŭblicoque dio en no ir al teatro del Principe (ahora Español), apatía que tenía suexplicación en la falta de novedades que ofrecía el espectáculo" I °. Rubí asumió sufi-acaso como gestor, y tal como sostiene W. F. Smith, el 10 de julio siguiente "thegoverment had recognized its failure, had abandoned the attempt at directing thetheatre and had invited the dramatic authors to undertake the task - I

No finaliza aquí la participación de nuestro autor en los asuntos p ŭblicos, puesen 1866 es nombrado Intendente General de Hacienda en Filipinas. De vuelta aEspaña en 1868 ocupa el cargo de Ministro de Ultramar. Por aquellas fechascomenzaba a respirarse un clima revolucionario y la permanencia de Isabel II en eltrono tocaba a su fin. El 19 de mayo de ese mismo año González Bravo disuelve lasCortes y la Reina parte para el exilio en Francia, acompañada por Rubí, entre otroscargos de su confianza. Tras la Restauración es nombrado Delegado Regio deHacienda en Cuba y poco después ocupa una de las Vicepresidencias del Consejode Estado. Tanta responsabilidad política, que siempre supo compaginar con sudedicación literaria, tocó a su fin el 14 de agosto de 1890. La noticia de su muertefue muy sentida por la ciudadanía, la cual vio siempre en él a un servidor honestode los intereses pŭblicosi2.

2.- "El arte de hacer fortuna" o cómo ejercer la política desde la prácticadramática

Estamos ya preparados para analizar con detenimiento el drama histórico-político que más éxito y popularidad proporcionó a Rubí: La rueda de Iaforluiia(1843). Con tal acierto logró el autor andaluz acuñar un molde dramático en el queverter sus postulados políticos, que el p ŭblico captó al vuelo sus intenciones yrecompensó con creces su intento. Dicho intento se suma a los que hicieron otrosautores de la década de los 40 "al producir un tipo de drama histórico de claraintención política, en el que junto a la exaltación de la unidad patria en defensa delas injerencias extranjeras, se preconizaban unos valores democráticos basados en lalibertad y en la ley." 13

I ° Narciso Diaz Escobar y Francisco de P. Lasso de la Vega. Historia del Teatro Español.Tomo II. Barcelona. 1924, pp. 25-28.

11 W• F. Smith. -The contribution of Rodriguez Rubi to the dramatic reforms of 1849-, enHispanic Review, (XVI). 1948, p. 313.

12 La noticia de su muerte fue recogida por la prensa. de cuyos comentarios destacamos elsieuiente: "Don Tomás Rodriguez Rubi deja un nombre ilustre, una reputación intachable dehonradez y gran humanidad, sus ideas e inclinaciones viven palpitando en las escenas de susobras. No se le ha hecho uno de los entierros de artificio. con oraciones, coronas de tlores ymarchas fŭnebres en el teatro, sino una modesta. cariñosa v amistosa despedida. conforme a susdeseos. - Cf. La Ilustración Españolav Anzericana. (14.8.18-90).

13 F. San Vicente. Ob. cit., p. 396.

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Sin embargo, la propuesta de Rubi supera a las que sus coetáneos hicieron porla singular habilidad con la que nuestro dramaturgo nos presente en La rueda de lafortuna asuntos políticos contemporáneos bajo el disfraz de lo histórico". Lasmaniobras políticas, las conspiraciones, las intrigas palaciegas, las traiciones yengaños están presentes en esta pieza que fue la más popular de cuantas se pusieronen escena en la temporada 1843-1844. Con la intención de situar al lector en eladecuado punto de partida, hemos de señalar que en La rueda de la fortuna Rubinos expresa su crítica contra los falsos valóres de una sociedad cortesana movidapor el afán de poder, el amiguismo, las recomendaciones, las maquinaciones yconjuras para lograr el favor del Rey. La obra es un vivo reflejo de lo que Rubicontempla en los círculos del poder cercanos al monarca y, tras un débil argumentocon fondo histórico, presenta al p ŭblico una drama de finalidad claramente política.Tan escaso es el peso de lo histórico en la pieza que Narciso Alonso Cortés lacalifica como "una ficción pseudohistórica con moraleja, y envuelta en el ambientede las esferas elevadas. Con todos sus defectos, supera a las comedias de Scribe y aotras muchas del mismo género que triunfaron en los escenarios franceses ypasaron luego a los españoles." 15 Se empeña nuestro autor en hacer desfilar a todauna serie de magnates, diplomáticos, cancilleres, etc., entre los que destaca elmarqués de la Ensenada, protagonista de la obra. Todos sueñan con alcanzar unaparcela de poder -tal es el caso de Ensenada que logra ser nombrado MinistroPrincipal del Rey-, pero justo cuando lo han loerado la caprichosa fortuna se lespone en contra y vuelven a caer en el total descrédito y olvido. Algo similar ocurríaen la Corte de Isabel 11, escenario político que nuestro dramaturgo conocía muybien. En este sentido, el autor del texto pretende establecer un directo correlato entrelos acontecimientos escenificados en su obra y los que de verdad se suceden en elreinado isabelino. En definitiva, la tesis que Rubi se resume en hacer unarecomendación a los que, como él, trataban de hacer carrera política; a saber: quelos ascensos se ganan y se consolidan por méritos propios, sin confiar demasiado enlos favores de la suerte.

14 Para dar verosimilitud y aparentar rigor histórico, Rubi intercala entre los dos primerosactos la siguiente cita de la Historia General de Espana de Modesto de la Fuente: " así que. lasrelaciones entre España y Francia se hicieron severas. hasta que el monarca francés. conociendoque debía captarse la benevolencia de su antieuo aliado. mudó el embajador que tenía en Madrid:pero a pesar de esto no adelantó nada. Por otra parte, la Inglaterra deseaba al mismo tiempo tenersu parte en el gabinete español, y de esta suerte se movía una especie de lucha diplomática entrelos aeentes franceses e ineleses por ver cuál de las dos naciones conseeuiría preponderancia enMadrid. Por entonces subió también al Ministerio el marqués de la Ensenada..." Cf. Modesto de laFuente. Historia General de España. Madrid. I 850-1859.

15 Narciso Alonso Cortés. "El teatro español del XIX", en Historia General de lasLiteraturas Hispánicas. Tomo IV. Barcelona. Barna. S.A. 1953. p. 287

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a.- El argumento de la obra

La trama argumental de La rueda de la fortuna se centra en la descripción delascenso y de la caída del marqués de la Ensenada como Ministro de Femando VII6.Dejando a un lado el rigor histórico, Rubi nos presenta a un Ensenadacompletamente distinto al real. El Ensenada auténtico fue una persona inteligente,capaz y uno de los ministros más ilustrados de la Espafía de la época. Sin embargo,nuestro dramaturgo lo convierte en un personaje sin voluntad ni carácter, siempresometido a los deseos de la marquesa de Torrecusso.

Se abre el acto 1° en la casa de Mauricio y Petronila, ricos labradores riojanosy padres del joven •Zenón, quien acabará siendo el marqués de la Ensenada. Ellosesperan impacientes la Ilega de su hijo que regresa de Madrid tras graduarse comoDoctor en Leyes. Una típica escena familiar en el que también están presentesClara, novia de Zenón y D. Diego, padre de la joven y noble cortesano caído endesgracia. En este personaje tipifica Rubí las ambiciones y sueños de grandeza detodos aquellos a los que en su día tocó el dedo de la fortuna y hoy ya no les espropicia. Así nos los da a entender en este breve diálogo entre hija y padre:

Clara: Se enftda usted?Diego: No hija mía

pet-dona a mi mal hwnorque hasta contigo se estrellasin motivo ni razón.Es de nii suerte enemigatan esquivo el rigorque ya me faltan las.fiterzasla fe y la resignación.

16 En la primera parte. (1843) nos presenta Rubi la llegada de Ensenada al poder, mientrasque en la segunda. (1845) nos dibuja la caída en desgracia de dicho personaje. Tal como nosindica David Thatcher Gies. -aprovecha Rubi la fiebre de las seeundas partes de obras populares,la cual creció en la década de 1840. que es cuando se representan en Madrid, entre otras, Elzapatero y el rev, seeunda parte (1842) de Zorrilla, Don Frutos en Belchite, (1845) de Breton, Elpunal del godo, de Zorrilla ( y su continuación en La calentura, en 1847) y Españoles sobre todo,segunda parte (1845) de los hermanos Asquerino. Rubi contribuyó a esta moda con La rueda dela fortuna, segunda parte (1845), obra en la que cae Ensenada de su posición de poder. Cf.David Thatcher Gies. El teatro español del X/X. Cambridge University Press. Cambridge. 1994.p. 232.

Esta moda de las segundas partes fue explotada también por los actores, los cualesutilizaban las piezas más populares para organizar los Ilamados -beneficios - . Así nos lo da aconocer el cronista de la Revista de Teatros. al señalar que -comoquiera que el año cómicoanterior algunas producciones merecieron buen éxito. sus autores se han apresurado a escribir lasegunda parte de las obras que entonces aeradaron, y los primeros actores a escogerlas para susrespectivos beneficios. La idea, si bien tiene mucho de interesadæ no deja de ser por esoineeniosa, porque al fin el complemento de una idea que ha gustado es el mejor cebo para atraerla concurrencia." Cf. Revista de Teatros, (15.1.1845)

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Medito en lo grande que eray en lo peqzteño que sovy al cabo me he convertido,ya lo ves, en un hurón."(I, 33, p. 10) 17

Nada sospecha la ingenua Clara de los planes de su padre, quien pretendevolver a la Corte con la ayuda del conde del Valle, influyente personaje. Comopago por sus favores le promete entregar a Clara en matrimonio:

Diego: "Por eso, Clara,mirando a lo sucesivo,y para evitar qzte un díaalgŭn villano atrevido,al mirarnos colocadosdonde nuestra suerte quiso,ose elevarse a la altezade tu nombre esclarecido,he dispuesto de tu manoen favor de mi sobrino....

Clara: ( iCielos!)Diego: El conde del Valle"

(I, 73, p. 17)

Zenón, conocidas las pretensiones de D. Diego de separarlo de Clara, se lanzatambién a probar fortuna y parte para Madrid:

Mauricio: "Te han dicho que eres pequeño]y grande te quiero ver.Aquí no haces falta alguna,y ....anda que tan puede dar,qzte logres también cicn,arla rueda de la fortuna.Clara suspira por ti;de su gente has visto el porte,conqzte hazles ver en la cortelo que no vieron aquí

Zenón: ifth! ipadre del corazón!en Dios y en ztsted confío"(I, 17a, p. 28)

Ya nos pinta Rubi a un Zenón movido por la ambición de lograr un puestoimportante en la corte, aspiración más que legítima si no fuera por todas las intrieas

17 Tomás Rodriguez Rubi. La rueda de la fortuna. Madrid. Imprenta de Yenes. 1843. p. 10

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y rivalidades que habrá de vencer para lograrlo. Ayudado por la suerte nuestroprotagonista alcanzará el puesto de marqués de la Ensenada, una posición políticadesde la que participará en las disputas y rivalidades de los embajadores de Franciae Inglaterra por elevar al cargo de Ministro Universal a su respectivos candidatos:

Mr. Keen: "Entonces SOMOS felices.En nombre de la Inglaterrase han hecho varios regalosa personas de influencia,y su apoyo han ofrecidoen cuanto de ellas dependa.Ya veis que por rwestra parteos damos todas las pruebas.

Diego: Será igual mi gratitudmayor la recompensa."

(IV, 2a, p. 77)

Duque: "El sistema de gobiernoque hay en España, producemales sin cuanto a Francia...que no se cómo los sufre,y que no es justo, Marquésque por más tiempo la abrumen.

Zenón: Prosegzad, para que juzgue...Duque: Se trata de hacer ministro

a un hombre que al punto busquelos medios más a propósitopara que todo se aŭne.La Francia le sostendrámientras szi objeto secunde,y siempre que a todo trancelos de la Inglaterra frustre.Hay muchos que lo apetecen,pero pocos que disfrutendel prestigio de Ensenada.(IV, 5, p. 83)

No puede ser más evidente la alusión de Rubi a la situación política de laEspaña del momento. Los partidos políticos pugnaban entonces por lograr que sucandidato lograse ser aceptado en matrimonio por Isabel II. Al final será MaríaCristina, la Reina Madre, quien imponga su voluntad.

Completa el dramaturgo su caracterización de Ensenada y aprovecha suprivilegiada posición política para ofrecer al p ŭblico una apología del patriotismo yde la integridad moral de la que carecían muchos de los políticos de la corteisabel ina:

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Zenón: Os doy mil gracias por eso...que no sé cómo titule,porque hay cosas cuyo nombreno hay labios que lo pronuncien.Entre esos ilustres hombresque apetecen ese ajuste,y que nunca serán másque otros traidores ilustres,podéis buscar un ministroque nos venda y que os ayude,y que sin remordimientoa ser español renzincie;que yo no acepto tratosque al honor de Espana insulten,ni quiero que mi concienciatenga nada que el punce.''(IV, 5, p. 84)

Sin embargo, esta integridad pronto se quedará en meras palabras, pues elpoder y la influencia de la marquesa de Torrecusso serán capaces de convertir aEnsenada en un mero instrumento de sus pretensiones. Torrecusso, con el fln de quenadie le arrebate su parcela de poder, logra que el Rey nombre a Ensenada comoMinistro Universal, y con ello derrota a quienes pretendían imponer su candidato:

Marquesa: "Saludadal Rey Don Fernando sertoque ha serWdo nombrarossu ministro.

Zenón: iSantos cielos!iSeñora!... podrán mis hombrossostener tan grave peso?

Marquesa: Cuidado con vacilaren tan crítico momento:nada se sabe hasta ahora;y si el campo les cedemos,podremos ser los vencidosy los vencedores ellos."(IV, 7a, p. 88)

Los adversarios políticos son derrotados y el Rey ordena el destierro de todosellos, incluido D. Diego por ser aliado del bando inglés. Ensenada se proclamacomo triunfador indiscutible, pues de un lado loera su nombramiento comoMinistro Universal de Fernando VI, mientras que de otro permite que la Torrecussono pierda el favor de los Reyes. Así nos lo da a conocer Rubi en la siatiente cita:

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Marquesa: "Venid, señores venid,y cumplamos con la leyentre nosotros sagt-adasaludemos a Ensenadaprimer ministro del Rey.

Zenón: Señora(Escena ŭ ltima, p. 97)

Un triunfo que no podría ser completo si Ensenada no recuperase el amor deClara, con la que por fin de casa:

Marquesa: "Estáis en presenciade vuestra esposa..esta es de su majestadla aprobación y licencia

Zenón: iAh marquesa generosa!.(Escena ŭ ltima, p. 97)

Asistimos, por tanto, a una representación dramática en la que los puntoscomunes con el acontecer político del momento son más que evidentes. El p ŭblicoera capaz de percatarse de que con esta trama argumental el autor pretendía hacerlever que la imposición de Francisco de Asís como consorte de Isabel II no era másque una estrategia política para dar margen de maniobra a la propia Regente, MaríaCristina, simbolizada aquí por la marquesa de Torrecusso.

b.- Análisis de los contenidos políticos y de su reflejo en la situación deinestabilidad y debilidad del gobierno isabelino

El afán de Rubi por lograr la dramatización de la actualidad política encuentraen La rueda de la fbrtuna la fórmula más adecuada. Tal fue el acierto de nuestroautor, que en opinión de Salvadora Agudo Pérez "la obra cosechó un rotundo éxitoy propició un duro golpe a la comedia bretoniana, a los dramas históricos, etc., hastael punto que muchos dramaturgos se encaminaron en la dirección de Rubí, yquienes no lo hicieron tuvieron que dejar de escribir." 18

La sutileza y la habilidad con la que el autor malagueño supo expresar en clavelos errores y corruptelas de la corte isabelina le hicieron merecedor de los másencendidos elogios por parte del pŭblico. Su profundo conocimiento de los asuntospolíticos y su posición de privilegio como favorito de Isabel 11 le facilitaron estalabor de teatralización de los asuntos pŭblicos. Con ello pretende que el pŭblicoconozca los verdaderos intereses de sus gobernantes y que sea capaz de exigirles lahonestidad y la transparencia que el arte de la política siempre requirió a quienes a

IsSalvadora Agudo Pérez. Art. cit., pp. 60-61

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ella se dedicaron. En el fondo de su propósito, Rubi esconde una intencionalidaddidáctica y moral, a saber: que nadie pretenda acceder a un cargo p ŭblico con otrasmiras que no sean las del servicio a sus conciudadanos, pues de lo contrario, lafortuna, voluble y caprichosa, se encargará de que pague con creces su osadía.

b1.- Descripción del marco político de la obra y su paralelo con la situaciónsociopolítica de la época

Bien sabía Rubi que si en La meda de la fortuna se incluían alusiones directasa la política de su época la censura prohibiría su representación 19 . En consecuenciasitŭa la acción del texto hacia 1746, en pleno reinado de Fernando VI. Un marcopolítico que, pese a su lejanía en el tiempo, ofrecía claras semejanzas con losavatares e incertidumbres propios del reinado de lsabel II. Las mismas rivalidades ypugnas con las que el dramaturgo nos describe empeño de los embajadores deFrancia e Inglaterra por influir en las decisiones del monarca están presentes en laCorte madrileña a la hora de adjudicarle un consorte a la Reina. Si en la obratriunfan la marquesa de Torrecursso y Ensenada, en la vida real vencen MaríaCristina y sus partidarios.

b2.- D. Diego Fajardo o la ambición por el poder y el capricho de la fortuna.El personaje de D. Diego representa el lado más deplorable de la actividad

política: la ambición por alcanzar el poder a costa de lo más preciado, la felicidadde su propia hija. No se resigna a la mala suerte y se empeña en recuperar el poder yla posición perdidas. D. Diego no duda en aliarse con el bando inglés en su intentode lograr un alto cargo:

Diego: "Cada minuto que pasa

una esperanza me Ileva.

Si el nombramiento tne envían

si esta noche la cartera

de secretario de Estado

19 Esto es lo que le ocurrió con Bandera Negra, (1844). pieza en la que tal como sostieneDavid Thatcher Gies -resultó ser a ŭn más provocativa que La rueda de la fortuna, aunque -oquizá porque- se referia a problemas históricos y contemporáneos similares. La ambición politica.los contlictos y hostilidades entre nobles más gobemados, las luchas por el poder y lasmaquinaciones de la corte poblaban la nueva obra de Rubi." Cf. David Thatcher Gies. Ob. eit.. p.229. Debido a este atrevimiento las autoridades prohibieron la obra a los pocos dias de su estreno.

Pero al p ŭblico le fascinó Bandera Negra, y de ello nos deja constancia Gil y Carrasco en sucrónica en El Laberinto. cuando señala que -se pidió al autor por medio de las aclamaciones másestrepitosas, sinceras y unánimes que se han oido nunca en el teatro. No se puede decir de estacomedia que agradó. sino que encantó, hechizó a los espectadores de todas las clases, sexosopiniones y genios. Ni el éxito de La rueda de la fortuna. comedia del mismo autor, fue tanuniversalmente completo como este. - El Laberinto. (1.4.1844)

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VíCTOR CANTERO GARCÍA

y del despacho me entregan,veréis al de Somodevillaqué pocas ganas le qztedande volver a hacer alardeconmigo de su grandeza...(IV, 2, p.78)

Pero sus sueños no se harán realidad porque la conjura será descubierta y lamala fortuna volverá a cercenar sus aspiraciones:

Diego: "Le nombran ministro..iAy DiosUy me he dejado engazIar!

Conde: " Vuelta otra vez a viajar;nos destierran a los dos...(IV, 12, p. 95)

Este fracaso de D. Diego simboliza la derrota del bando político contrario a losintereses de María Cristina, es decir el partido liberal. La Regente, apoyada por losmoderados logró imponer a Francisco de Asís como consorte.

b3.- Ensenada, las argucias políticas de la marquesa de Torrecusso y lassonrisas de la fortuna

La transformación del joven Zenón en marqués de la Ensenada se debe a lahabilidad política de Torrecusso. Ensenada queda desde el primer momento amerced de los caprichos de la marquesa, la cual representa al modelo de cortesanohábil, astuto, inteligente y capaz de escalar hasta lo más alto en busca del poder.

La marquesa utiliza a Ensenada como excusa para medrar políticamente. Elnombramiento de aquel como Ministro Universal será la forma más segura de queTorrecusso tenga siempre abiertas las puertas de Palacio:

Ma rquesa: "Venid, señores,venid,.32 cumplamos con la leyentre nosotros sagradasalztdemos a Ensenadaprimer ministro del Rey.(Escena Ŭ ltima, p. 97)

Con el triunfo de Ensenada alude Rubí a la victoria de los moderados sobre losliberales en el contencioso matrimonial que tanto afectó al reinado de Isabel II. Lasdisputas entre ambos bandos fueron tan violentas que el propio Narváez se vioobligado a dimitir como Primer Ministro en abril de 1 846.

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c.- Ecos y consideraciones de la crítica en relación con la obra analizadaA juzgar por las consideraciones de la crítica, el estreno de la obra fue un éxito

rotundo. El pŭblico supo apreciar la maestría de Rubi y el texto se mantuvo encartelera por mucho tiempo. Tan extraordinaria fue su acogida que tras cada una delas dieciocho representaciones se2uidas el autor fue llamado escena. La rueda de lafortuna tan sólo desapareció de los escenarios cuando Elías Noren, actor que hacíael papel de padre de Clara, cayó enfermo. De este éxito no sólo nos deja constanciala buena acogida que el p ŭblico dispensó a la pieza, sino la cuantiosa recaudaciónque de ella se obtuvo. A este hecho alude la Revista de Teatros, cuando nos precisaque "no tenemos memoria de ninguna producción que se haya sostenido tantasnoches y con tan pingiies entradas, careciendo de aparato teatral hasta el punto deno haber tenido que gastar ni un sólo real la empresa del Príncipe para ponerla enescena. Por un cálculo bastante exacto la ŭ ltima comedia del Sr. Tomás RodríguezRubi le ha producido al teatro no menos de cien mil reales libres." 20

No menos laudatoria se nos muestra la prensa de la época cuando consideraque La rueda de la fortuna es "una comedia sin rival en su género, vivido yanimado el diálogo, fluida la versificación, delicado el estilo." 21 Los ecos del éxitoIlegaron al Palacio Real y la Reina, a quien le había encantado la representación,concedió a Rubi la Cruz de la Orden de Carlos III. Dicha condecoración fueenriquecida por la Dirección del Teatro del Principe, la cual incrustó en elladiamantes en agradecimiento al triunfo cosechado por la obra. Algo muy especialdebía tener la obra para acumular tantos agasajos, y, en cierto modo, así era. Rubi selas ingenió para apartarse de la escuela terrorífica y extravagante del romanticismoy abrirse paso en un nuevo terreno, a saber: el drama histórico-político conalusiones directas al momento presente. Tanto en la primera parte como en lasegunda, el autor logra con La rueda de 1 a .fortuna acuñar una fórmula dramática enla que la razón y el buen gusto sustituyen a las grandilocuencias del dramaromántico.

Sin embargo, la fama y el renombre conseguidos por Rubi no pasaron de serefímeros, pues con el tiempo la crítica vino a subrayar la endeblez literaria y laescasa calidad dramática de este tipo de obras. Los críticos se empeñaron enachacar la escasa renovación de nuestro teatro al excesivo influjo que estos dramasejercieron sobre los gustos del p ŭblico. Este es el caso de Manuel Cañete, quienconsidera que con este tipo de obras nuestro teatro se hace intrigante y cortesano,abandona la vía de la espontaneidad y de la erandeza y antepone el talento deentretener al de crear.

Sea como fuere, lo cierto es que Rubi consiguió con La rueda de la fortunaponer un antes y un después en la evolución del drama histórico decimonónico. A

20 Revista de Teatros. (11.10.1844).21 Ibidem, (8.10.1843).

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lo largo de estas líneas hemos dejado constancia del buen hacer y del especialsentido crítico de un autor que compaginó como pocos su dedicación a la políticacon su vocación literaria. Muchos sinsabores le acarreó esta aCtitud crítica frente alejercicio arbitrario y despótico del poder, pero no por ello se mantuvo callado antelas muchas y continuas injusticias que en la Corte presenciaba. Gracias a estetalante combativo y decidido hoy contamos con más elementos de juicio paraapreciar en su justa medida la talla de aquellos políticos que, afincados en Palacio,buscaban medrar a costa de sus adversarios.

No menos importante es la contribución de Rubi al aleccionamiento moral y ala instrucción pŭblica de los ciudadanos. Al asistir a la representación de estosdramas, el pŭblico aprendía y apreciaba aquellos errores y vicios que susgobemantes trataban de ocultarle. He aquí el motivo por el que las autoridadescensuraban con sumo cuidado sus obras, las cuales en más de una ocasión fueronprohibidas antes de estrenarse. En tal sentido, la popularidad de Rubi siempreestuvo acompañada de la controversia y de la polémica. A la postre, la honradez yla energía con la que defendió sus ideales políticos y literarios le granjearon elrespeto y la consideración de toda la ciudadanía, la cual siempre vio en él a unindiscutible referente para las buenas prácticas en la gestión de los asuntos deEstado y en la anteposición de los intereses comunes a los propios.