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LA REVOLUCIÓN CUBANA
LOS ANTECEDENTES
A finales del siglo XIX, Cuba era una de las últimas colonias españolas en
América. A pesar de su dependencia política de España, siempre había sido
codiciada por Inglaterra y Estados Unidos. La primera tenía fuertes
intereses en Cuba, especialmente en yacimientos mineros y en la
explotación y comercialización del azúcar. También desde l826, Estados
Unidos había hecho grandes inversiones en la isla y hasta habían llegado a
redactar un plan de anexión. En 1854, bajo la presidencia de E Pierce,
realizaron gestiones para la compra del país, gestiones renovadas en 1857
durante el gobierno del presidente Buchanan. Pero tanto la anexión como
la compra tropezaron en la decidida oposición de Inglaterra.
Hacia la mitad del siglo, el debilitamiento de la influencia ínglesa en la
América latina por una parte, y por otra la fuerte superioridad militar de
Estados Unidos y su intención de dominar todo el continente, revelada por
la anexión de los territorios mexicanos en Texas y Nuevo México,
decidieron la renuncia de Francia y de Inglaterra a oponerse a la tendencia
expansionista de Estados Unidos. Liberada de esta traba, la política de
Estados Unidos para dominar en Cuba era muy sencilla: ante todo,
aumentar la dominación económica y después fomentar y esperar la
independencia política de Cuba. Esta se realizó en dos fases:
a) primera en 1868; la rebelión de Carlos Manuel Céspedes contra el
ejército español dio lugar a la abolición de la esclavitud que proclamaron
los rebeldes;
b) la segunda tuvo lugar en 1895, con la insurrección desencadenada por
los grupos organizados del Partido revolucionario cubano a las órdenes de
José Martí y de los generales Antonio Macedo y Máximo Gómez. La lucha
se organizó en Florida y, aunque Estados Unidos les incautó armas y
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barcos, los revolucionarios consiguieron desembarcar en Cuba e iniciar el
combate. Martí fue asesinado por los españoles en mayo de 1895, pero la
lucha Continué al mando del general Máximo Gómez. En 1898 Estados
Unidos, apoyándose en la simpatía general que inspiraba al pueblo cubano
y con el pretexto de la explosión del acorazado norteamericano “Maine” en
la bahía de la Habana, hizo que el 19 de abril de 1898 el Congreso aprobase
una resolución exigiendo la soberanía y la libertad de Cuba. Estados
Unidos inició inmediatamente la lucha contra España, que después de una
guerra relámpago pidió el cese de las hostilidades y la paz. El tratado de
Paris del 19 de diciembre de 1898 terminó con el dominio español en Cuba
y concedió a Estados Unidos el derecho de intervenir en el país para
pacificarlo y para proteger a la propiedad privada. El tratado de París
también concedió a Estados Unidos, Puerto Rico y las Filipinas. Después
de la guerra, Estados Unidos estableció un gobierno militar provisional de
dos años. Durante este periodo se convocó una Asamblea constituyente,
pero la nueva Constitución tuvo que admitir la “enmienda Platt” impuesta
por Estados Unidos para establecer bases militares norteamericanas en
territorio cubano: además prohibía a Cuba la firma de tratados y de
préstamos con otros países sin el consentimiento de Estados Unidos y le
obligaba a admitir la intervención militar en el caso de que, en su opinión,
corriesen peligro las vidas, propiedades o libertades individuales.
Con este grave defecto de la enmienda Platt, la República cubana fue
proclamada el 20 de mayo de 1902. Tomás Estrada Palma fue su primer
presidente; la administración de sus sucesores se caracterizó por la
prevaricación, la corrupción, la desigualdad social y la discriminación
racial. Además de la mala administración cubana, la tutela de Estados
Unidos, su control de las elecciones, sus continuas intervenciones y los
gobiernos provisionales que imponían impidieron que funcionaran adecua-
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damente los mecanismos democráticos. Esta situación desembocó en la
dictadura de Gerardo Machado, entre 1925 y 1933.
Desde 1889 los americanos hicieron fuertes inversiones de capital en el
cultivo de la caña de azúcar y en la explotación azucarera. Empresas como
la Bethlehem Steel y la Rockefeller adquirieron importantes minas de
hierro, de manganeso y de níquel. En 1901 la United Fruit compró más de
70.000 hectáreas y estableció numerosas fábricas de azúcar.
Los capitales americanos asumieron la dirección del desarrollo económico
(financiación de la industria azucarera y las transformaciones necesarias
para su comercialización), controlaron la producción y comercialización
del tabaco y la explotación de las minas y de los latifundios. La economía
cubana se organizó de acuerdo con las necesidades internacionales de la
división del trabajo: suministraba las primeras materias a la industria de
Estados Unidos.
La Primera Guerra mundial provocó un importante desarrollo del azúcar
cubano, pero al reanudarse la producción europea, la baja brutal de los
precios hizo quebrar a las empresas azucareras de Cuba. Esta quiebra, que
afectó principalmente a la burguesía cubana (forzada a ceder sus empresas
a los americanos), arrastró el hundimiento de industrias marginales. La
dictadura de Machado coincidió con la gran crisis económica del país. La
deuda pública llegó a 145 millones de dólares. Desapareció la pequeña
propiedad y obreros y campesinos fueron los que más sufrieron las
consecuencias. Machado, incapaz de resolver los problemas planteados,
instaura hacia el final de la década de los años 20 la fase más dura de su
dictadura, originando manifestaciones de protesta y la violenta agitación de
los partidos obreros. En las huelgas que se declaran participan los
estudiantes, y en toda la isla aparecen focos de insurrección.
Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras dirigen la
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revuelta. El primero, líder del movimiento universitario, intenta coordinar
los movimientos espontáneos y las reivindicaciones laborales con la lucha
de los estudiantes y de los intelectuales. Fundador con Baliño en 1925 del
Partido comunista cubano fue asesinado por partidarios de Machado, en
México, en 1929.
Antonio Guiteras, representante del Directorio universitario, organizó
desde 1927 varios focos de insurrección y grupos de oposición en toda la
isla. Llegó a ser tan grave la situación que Franklin Delano Roosevelt envió
a Summer WeIles como embajador a Cuba para controlar la revuelta. Al
estallar varias huelgas generales, el gobierno de Estados Unidos obliga a
Machado a abandonar el país, huyendo a Nassau el 12 de agosto de 1933.
En septiembre, Grau San Martín llega a la presidencia e invita a Guiteras a
participar en el gobierno. Por su intervención se consiguieron importantes
reformas: salario de base, seguridad social, horario laboral de 8 horas y
retiro para los trabajadores. Se ordenó el secuestro judicial de los bienes de
los machadistas, fue derogada la enmienda Platt y se intentó inútilmente
nacionalizar a varias compañías americanas, como la del suministro de
energía eléctrica. Pero la situación política y económica no mejoraba,
continuando la agitación estudiantil, la oposición y los movimientos
obreros. Grau San Martín fue remplazado por el coronel Mendieta, que a
su vez fue sustituido por Mariano Gómez el 20 de marzo de 1935, aunque el
verdadero detentador del poder era Fulgencio Batista, un antiguo sargento
que ayudado por Estados Unidos creó un ejército popular que reprimió
brutalmente la huelga revolucionaria general que estalló en 1935. Guiteras
intentó Organizar desde el exterior una expedición para recuperar el
poder, pero fue asesinado en el momento de embarcarse.
El partido comunista cubano se vio forzado a entrar en la clandestinidad y
sólo volvió a la legalidad en 1938. Durante el gobierno de Batista (1940-
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1945), el Partido comunista colaboró con él, por razón de la situación
internacional.
En 1944, Grau San Martín recupera el poder y se dedica a la represión
anticomunista, tratando de destruir al movimiento obrero mediante la
infiltración de saboteadores (cuyo jefe fue Eusebio Mujal.) en los
sindicatos. Durante su gobierno aumentó la corrupción.
En 1948, Carlos Pilo Socarras fue elegido presidente y, al continuar la
misma política de sometimiento a Estados Unidos, convirtió a Cuba en una
prolongación de la economía norteamericana. La base económica del país
estaba formada por el monocultivo azucarero en tierras pertenecientes a
extranjeros ausentes del país. Hacia 1950, el azúcar representaba el 89 por
100 de las exportaciones cubanas y el 59 por 100 de este porcentaje era
absorbido por Estados Unidos, que a su vez suministraban el 79 por 100 de
las importaciones. Estados Unidos compraban el 90 por 100 de la cosecha
de azúcar al precio fijado para la cuota y según un acuerdo aduanero
preferencial. Poseía el 54 por 100 de las refinerías; el comercio marítimo se
realizaba por compañías norteamericanas; el 40 por 100 de la propiedad
inmobiliaria pertenecía a súbditos norteamericanos y el 90 por 100 de las
minas de hierro estaban denunciadas por Estados Unidos. En vísperas del
movimiento castrista, la economía cubana estaba desequilibrada, de tipo
especulativo, basada en extensos monocultivos y aquejada por un grave
problema de paro. Ante esta situación Estados Unidos en 1950 propusieron
la aplicación del plan Truslow, que pretendía resolver los problemas
económicos cubanos mediante la intervención de grupos financieros
americanos.
En el plano político, Estados Unidos refuerza su influencia y, el
10 de marzo de 1952 organizan un golpe de Estado que permite
a Fulgencio Batista implantar sólidamente su dictadura. A pesar de la
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terrible represión ordenada por Batista, la oposición no ceja en su
actividad y, en marzo de 1952, un joven abogado de La Habana, Fidel
Castro, acusa a Batista ante el Tribunal de Garantía constitucional de
violar la Constitución.
FIDEL CAS TRO
Desde su ingreso en la Universidad, Fidel Castro se distinguió por sus
preocupaciones políticas y sociales y por su participación en los
movimientos de protesta contra la corrupción gubernamental y el coste de
la vida.
El 16 de agosto de 1949, en los funerales de Eduardo Chivas que se había
suicidado, lanzó un llamamiento a la lucha revolucionaria. En marzo de
1952, sin renunciar a las posibilidades de la lucha legal, presentó ante el
Tribunal de Garantía constitucional, una demanda contra Batista por
violación de la Constitución.
El tribunal no admitió la demanda de Castro y este sacó la consecuencia de
que la dictadura sólo podía ser derribada mediante la lucha armada.
Castro crea un grupo revolucionario y elabora el proyecto de adueñarse de
la provincia de Santiago para propagar desde ella la revolución en el resto
del País.
El primer paso consistía en un ataque simultáneo contra el cuartel de
Moncada, en Santiago, y contra el puesto de Bayamo (situado en la
carretera que une a Santiago con el resto de la isla).
Se forman células clandestinas en la provincia de La Habana y en la del
Pinar del Río. La Preparación militar de los afiliados se realizaba en
granjas pertenecientes a simpatizantes y las armas se compran en el
mercado negro de los cuarteles.
El ataque señalado para la madrugada del 26 de julio resultó un fracaso.
De los 162 «moncadistas», 3 murieron en la lucha y 78 cayeron prisioneros
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antes de ser asesinados. Los restantes, incluido Castro, escaparon. Castro
se internó en la sierra donde fue detenido por los soldados de Batista y
salvó la vida gracias la intervención del arzobispo de Santiago, monseñor
Pérez. Encarcelado en la prisión civil, el 21 de septiembre se celebra el
proceso de los supervivientes del ataque a Moncada. Defendiéndose a sí
mismo en un alegato que duró cinco horas (“La historia me absolverá»).
Castro es condenado a 15 años de cárcel. Entretanto, la oposición
«legalista» pide la amnistía y la celebración de elecciones y así lo exige a
Batista el 2 de mayo de 1955 el Partido socialista popular (P. S. P.). Castro
sale de la cárcel el 15 de mayo y a principios de julio de 1955 sale para
México.
LA TOMA DEL PODER
En México, Castro se encuentra con su hermano Raúl, con el grupo de
exiliados cubanos y con el médico argentino Ernesto Guevara, cuya
formación intelectual marxista y visión internacionalista de las condiciones
latinoamericanas perfilarán la evolución de la revolución cubana.
La fase mexicana se considera como la fase organizadora de la lucha
armada: se estudia a fondo la técnica de la guerrilla la recaudación de
fondos entre los exiliados cubanos y la compra de armas. Asimismo se
mantienen contactos con Cuba. En el interior de la isla se organiza la
resistencia y se prepara a las masas urbanas, campesinas y obreras. Este
trabajo fue realizado por los miembros del Directorio estudiantil y por
jóvenes del Partido ortodoxo que después del episodio de Moncada se
unieron a Castro, formando el Movimiento del 26 de julio. El partido
socialista popular se quedó al margen de la actividad castrista.
El desembarco estaba preparado para coincidir con la insurreccíón de
Santiago, donde se había formado una sección del Movimiento del 26 de
julio al mando de Frank País. Contaba con el apoyo del Directorio
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estudiantil de José Antonio Echebarría y, en cierto modo, con el Partido
socialista popular, que había pedido que el desembarco se retrasase para
coincidir con una manifestación de los obreros fieles al partido. En México,
Castro y sus hombres estaban amenazados de expulsión, por lo que el 25 de
noviembre de 1956, 82 hombres se embarcaron en el yate «Gramma»
construido para una tripulación de 8 personas. El exceso de carga hizo
perder el rumbo y retrasó el desembarco previsto para el 3 de noviembre.
El desfase entre la insurrección de Santiago y el desembarco de la fuerza
castrista tuvo consecuencias catastróficas: los hombres de Castro fueron
descubiertos y ametrallados por la aviación y mas tarde atacados por las
tropas de Batista cerca de Alegría del Pío; sólo quedaron 22 supervivientes
que se dispersaron para reunirse más tarde en el Pico Turquino. El 18 de
diciembre sólo 12 hombres llegaron a la cita. Los obreros comunistas y los
simpatizantes del movimiento sufrieron la terrible represión de Batista.
Los doce supervivientes, a los que se unieron cinco campesinos, formaron el
primer grupo de la guerrilla que el 10 de enero de 1957 atacó al cuartel de
La Plata.
Poco a poco, los campesinos empiezan a ayudar y hasta a intervenir en el
combate, reforzados por gente procedente de las ciudades. La resistencia
urbana se organiza. El Directorio estudiantil pasa a la acción el 13 de
marzo de 1957 en un intento de asesinar a Batista; el 5 de septiembre se
levantan los oficiales de la base naval de Cienfuegos. La organización
clandestina del Movimiento del 26 de julio se ramifica, convirtiéndose en
uno de los factores esenciales de la resistencia contra Batista. Con todo esto
va avanzando la rebelión de Sierra Maestra: se organizan talleres,
hospitales y escuelas; se imprime «Cuba libre» y, en febrero de 1958,
empieza a emitir «Radio Rebelde».
Raúl Castro se desplaza para abrir un segundo frente en Sierra Cristal;
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Camilo Cienfuegos baja a Bayamo y Juan Almeida se dirige a El Cobre;
ambos atacan al ejército. El terrorismo se extiende por todo el país. El 19
de abril se ordena la huelga general, que resulta otro fracaso, pero el 28 de
mayo los guerrilleros atacan con éxito al cuartel de El Uvero.
Hasta este momento la lucha de Castro se había apoyado principalmente en
el Movimiento del 26 de julio, pero desde ahora recibe el sostén de la
«resistencia cívica» y de la burguesía «antibatistiana». De esta manera, en
el Movimiento del 26 de julio llegan a confluir elementos de la izquierda,
comunistas y liberales.
En mayo de 1958, Castro cree que ha llegado por fin el momento decisivo y
hace un llamamiento a la unidad de todas las fuerzas, sobre la base de la
igualdad entre ellas.
En la provincia de Oriente, Raúl Castro firma un pacto con el grupo de
José Ramírez, del Partido socialista popular. En julio de 1958, Fidel Castro
constituye en Sierra Maestra el Frente civil revolucionario que agrupa a
todas las fuerzas de la oposición. El 10 de octubre se promulga la primera
ley sobre la reforma agraria. Se intensifican los ataques contra el ejército
de Batista y la ofensiva final queda confiada a Camilo Cienfuegos y a
Ernesto Guevara: el primero tenía que atravesar toda la isla para llegar a
la provincia de Pinar del Río, mientras que Guevara tenía que llegar a la
provincia de Las Villas; al mismo tiempo, Raúl y Fidel Castro y Juan
Almeida debían liberar a la provincia de Oriente para después dirigirse
hacia Santiago de Cuba.
Para encontrar un respiro Batista convoca elecciones, que son boicoteadas
aunque la represión se intensifica en La Habana. El 20 de diciembre
Cienfuegos desencadena el ataque final contra Yaguajay y Guevara toma
Santa Clara, capital de la provincia de Las Villas. El 31 de diciembre
Batista huye a Santo Domingo.
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Se forma un gobierno amplio con el magistrado Urrutia como presidente
de la República y como primer ministro Miró Cardona, liberal de derecha.
Pero el pueblo exige que se cumplan los objetivos revolucionarios.
Cardona dimite el 15 de febrero y Castro como primer ministro toma el
poder impulsado por una revolución popular en la que han participado las
clases medias.
Aunque en su viaje a Estados Unidos del 15 de abril de 1959 Castro defina
a su revolución como «humanista», lo cierto es que ya en la primera ley
sobre la reforma agraria promulgada en Sierra Maestra y en ciertos
puntos del «programa de Moncada» se perfila como una revolución de
tendencia socialista; pero para que esta característica prevalezca será
necesario el concurso de complicaciones internacionales.
Ya el 27 de enero de 1957 Ernesto Guevara anunciaba reformas de tipo
socialista (expropiaciones y nacionalizaciones). Pero todos estos proyectos
chocaban con intereses financieros norteamericanos que en aquel momento
dominaban la economía. De todas maneras, el nuevo gobierno inicia
transformaciones económicas y sociales, reduciendo en un 50 por 100 los
alquileres, rebajando las tarifas de la electricidad y del teléfono (propiedad
de empresas extranjeras); el precio de los medicamentos y de los alimentos
y aumentando los salarios. Se suprimen las cotizaciones sindicales
obligatorias y se garantizan las libertades sindicales.
El 7 de mayo de 1959 se publica oficialmente la primera reforma agraria,
expropiando las fincas superiores a 402 hectáreas (30 caballerías),
indemnizando a los propietarios mediante bonos del Estado con interés.
Se crean granjas del Estado, cooperativas de pequeños campesinos y
cooperativas de antiguos obreros agrícolas. Los terratenientes se oponen a
la reforma agrada y rechazan todo cambio que conduciría a una situación
socialista; tanto en el interior como en el exterior del país se realizan
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acciones contra el régimen, sabotajes, robos, incendios, etc., con la ayuda
de Estados Unidos (C. I. A.).
El 23 de octubre La Habana sufre una incursión aérea procedente de
Miami; Castro convoca al pueblo, que reclama el establecimiento de los
tribunales revolucionarios y una policía popular.
En este momento las relaciones internacionales se complican: el 7 de enero
de 1960, el presidente de Estados Unidos, Eisenhower reduce la cuota de las
importaciones de azúcar. Aprovechando la visita de Mikoyan a Cuba,
Castro firma un acuerdo comercial con la U.R.S.S, en cuya virtud esta se
compromete a comprar 5 millones anuales de toneladas de azúcar, y el 8 de
mayo se formalizan las relaciones diplomáticas entre los dos países.
También en mayo la U. R. S. S. concede una ayuda para la
industrialización del país y se compromete a suministrar petróleo a Cuba;
el 17 de junio las empresas norteamericanas se niegan a refinar el petróleo
soviético; como represalias, el gobierno cubano ordena el secuestro judicial
de las refinerías de la Texaco, Shell y Esso.
El 5 de julio Estados Unidos suspende toda importación de azúcar. Castro
decide la expropiación de todas las empresas y bienes americanos en Cuba
y el 6 de agosto publica el primer decreto para aplicar esta ley de
nacionalización. A su vez, Estados Unidos convoca en Costa Rica a la
Organización de los Estados Americanos, que en la Declaración de San
José condenan a Cuba y proclaman el bloqueo de la isla por los países de la
América latina y que sólo será rechazado por México. El 2 de septiembre
Castro declara que, como no tiene otra salida, tiene que realizar todas las
reformas necesarias para cambiar las estructuras que permitan llegar a un
régimen socialista. Rápidamente se emprenden transformaciones radicales:
en el exterior, las relaciones con los países socialistas y la política respecto a
la América latina. En el interior, la alfabetización, la salud pública, la
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consolidación de la reforma agraria, la diversificación de la agricultura y la
industrialización, se reorganiza al país con ayuda del antiguo ejército
rebelde y las medidas de nacionalización se aceleran: el 14 de octubre el
gobierno nacionaliza las grandes empresas, los bancos (excepto dos
canadienses) y establece el monopolio del Estado sobre el comercio. El 17
de octubre promulga la ley de la reforma urbana. El 3 de enero se rompen
las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. El 15 de abril son
bombardeados los aeródromos cubanos, y el 17 tiene lugar la invasión de
Playa Girón.
Con ocasión del entierro de las víctimas, Castro en su discurso califica a su
revolución de socialista. En el desarrollo de la revolución cubana lo más
asombroso es la rapidez de su evolución estimulada por la intervención de
Estados Unidos que determina la forma de transición al socialismo: el
antiamericanismo. Gracias al apoyo popular, esta transición se realiza fácil
y rápidamente.
Si en la primera fase revolucionaria el campesinado desempeñó el papel
principal en la constitución del ejército rebelde, esta función corresponde a
la clase obrera en la segunda fase, la de consolidación de la revolución y de
transición socialista. Otros estratos sociales se incorporan al socialismo, ya
que lo consideran como el único medio para mantener la independencia
nacional. Además se intenta extender la conciencia socialista en la
población mediante campañas «pedagógicas» de prensa radio y televisión.
Se ha animado a las masas para que se organicen en comités de defensa
mediante la voluntaria integración de los ciudadanos; se han pedido
voluntarios para las zonas más remotas para alfabetizar y dar nociones de
higiene y de nutrición. El éxito es innegable.
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LA PRIMERA PLANIFICACIÓN.
Se comprueba la dificultad para aplicar la planificación y su consolidación.
La transmisión del poder a favor del pueblo no está totalmente realizada y
la desunión cunde en las filas de la revolución. Hay que garantizar la
defensa del país, hay que organizar a la juventud, hay que educar al
pueblo, hay que sanear el territorio, hay que cambiar la mentalidad de las
masas y hay que ordenar el intercambio con los mercados exteriores. En
1962 se establecen planes quinquenales, inspirados en el modelo ruso y que
seguirán en vigor hasta el período 1963-1965, cuando se producen cambios
fundamentales.
Estos planes proyectan la transformación global de la sociedad cubana,
incluyendo al individuo.
Una de las realizaciones más notables del gobierno de Castro consiste en la
organización de la enseñanza nacional, gratuita y laica. La alfabetización
era el primero que debía solucionarse: se declara el año 1961 como al año
de la alfabetización. Toda la población se moviliza para esta campaña que
resulta un éxito completo: de 23,6 por 100 de analfabetos en 1959 se pasa al
3,6 por 100 en 1962.
A continuación se crean guarderías y escuelas maternales; se abren nuevas
escuelas primarias, secundarias, normales, técnicas e industriales.
Para la educación de los adultos se establecen cursos para obreros y
campesinos que dan clases hasta el 6 grado. Se abren escuelas en el campo
y en las fábricas y los obreros tienen acceso a la Universidad. Se registra
una gran expansión en la enseñanza técnica e industrial, en la medicina
veterinaria, en las matemáticas, en la administración, en la educación física
y en la deportiva.
Para comprender los problemas que la salud pública planteaba al gobierno
cubano es preciso situarse en el contexto cubano y latinoamericano, donde
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la población es asolada por las enfermedades endémicas y epidémicas, por
la deficiente alimentación, por la falta de higiene rural y urbana y por los
insuficientes recursos de equipo médico. A pesar de la huida de médicos y
del bloqueo que origina la escasez de medicamentos y de equipo médico, las
realizaciones conseguidas por Cuba en este terreno son verdaderamente
notables. Ante todo, se establece la asistencia médica gratuita; en diez años
de gobierno se pasa de un hospital rural (en 1958) a 47 hospitales con 1.300
camas (en 1969), y de 51 hospitales urbanos a 154 en la actualidad con
42.000 camas a diferencia de las 21.000 anteriores. Se crean 50 nuevas
clínicas y 250 centros de sanidad. Se crean institutos especializados, como el
Instituto cardio-vascular o el Instituto siquiátrico, que por sus técnicas
revolucionarias de curación se considera como un verdadero modelo. Se
prescribe la vacunación obligatoria para las enfermedades endémicas,
como la poliomielitis, la malaria, la difteria y el tétanos, que pronto se en-
cuentran en vías de regresión. Las enfermedades gastrointestinales pasan
del 50,8 por 100 en 1962 al 19,6 por 100 en 1966. Para mejorar la salud
pública se fomentan los deportes y la educación física.
Para remediar la insuficiencia de médicos se recurre a la colaboración de
los latinoamericanos y se forman nuevos médicos en las tres escuelas de
medicina de cuba, donde el 48 por 100 de los alumnos son mujeres.
La primera reforma agraria nacionalizó las propiedades mayores de 30
caballerías distribuyendo las tierras entre los pequeños campesinos. Al
fracasar la idea primitiva de fundar cooperativas de campesinos, se las
sustituyó por granjas del Estado; los obreros agrícolas procedentes de las
que fueron azucareras privadas no deseaban la propiedad de la tierra y
sólo querían conservar su condición de asalariados.
Otro problema era la actitud de los propietarios medianos que explotaban
la tierra de acuerdo con los anteriores criterios. Especulaban con el rápido
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aumento de los precios y de los productos, con la escasez y con el mercado
negro. Frente a esta situación, Ernesto Guevara, que deseaba desarrollar el
interés colectivo por la producción, aconsejó suprimir las cooperativas azu-
careras transformándolas en granjas del Estado. Mediante la acción
ideológica, se dedicó a desarrollar la concepción socialista del hombre,
desmitificando el dinero y el lucro, concediendo la prioridad a los estímulos
morales.
La industrialización y la planificación económica estuvo muy influida por
las ideas de Ernesto Guevara, que mediante los planes quinquenales
trataba de crear una estructura capaz de conseguir la independencia
económica de Cuba. Se presentaba una alternativa: crear una industria
pesada o una industria ligera. Guevara era partidario de la primera para
asegurar la producción de acero, cemento y electricidad, implantando
refinerías y fábricas textiles para después dedicarse a desarrollar la
industria ligera. Los comunistas se oponían censurando la implantación de
la industria pesada en Cuba, pero las ideas de Guevara se impusieron.
El funcionamiento de las nuevas industrias exigía fuertes importaciones de
máquinas y de bienes de equipo, piezas de recambio, combustibles y
materias primas que, a causa del bloqueo, costaba mucho.
Las máquinas-herramientas y las piezas de recambio importadas de la
U.R.S.S. no eran de gran calidad y además había que tener en cuenta la
escasez de cuadros y la insuficiencia de obreros especialistas.
Las dificultades para la industrialización y para la diversificación agrícola,
así como las complicaciones de los graves problemas internos y externos
que debía afrontar el gobierno de Castro, determinaron el gran cambio
político y económico que tuvo lugar durante el período 1961-1965.
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La crisfs empieza a dejar sentir sus efectos. La balanza de pagos es
deficitiaria: las importaciones aumentan y las exportaciones retroceden.
Se vuelve a la especialización de la agricultura, dando la preferencia a la
producción azucarera y a la ganadería. Cuba y la U.R.S.S. firman en 1964
un acuerdo comercial por el cual los soviéticos se comprometen a comprar
una cantidad creciente de azúcar hasta 1970 y parecidos acuerdos de
compra se firman con China y los países socialistas del Este. Se intesiflca la
producción de materias primas como el níquel, los agrios, el tabaco y el
café. En el terreno industrial se trata de aumentar la electrificación del
país/Con estas medidas se espera mejorar la balanza de pagos, péro llega a
desaparecer la amenaza de estrangulamiento económico que origina el
monocultivo y contra el que se luchaba ya desde la época de José Martí. El
callejón sin salida económico y la dependencia del extranjero se debían en
realidad a la situación internacional y a las dificultades con que tropieza
toda revolución socialista para realizarse en un país aislado.
EL ESTILO DE GOBIERNO
La práctica impone a Fidel Castro unas trabas que contradicen el estilo
que había escogido. Dado el estado de alerta en que se encuentra cl país
(por la animosidad de Estados Unidos y, sobre todo, por los sabotajes y
agresiones de los exiliados y contra-revolucionarios) y dáda también la
falta de tradición y de disciplina del pueblo cubano, se ve forzado a
imponer la militarización. Además hay que tener en cuenta ¡a escasez de
cuadros y
de personal especializado para los nuevos puestos de trabajo. En
consecuencia, Castro tuvo que recurrir al ejército para encuadrar a la
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sociedad, para construir viviendas y para hacer funcionar un sistema
organizador de la agricultura, de los transportes y de las comunicaciones.
El ejército era la única fuerza organizada.
Se comprueba la necesidad de Ii
El funcionamiento de las grandes empresas nacionalizadas y básicas para
la economía nacional, exigía una coordinación centralizada. Con esta
finalidad ya desde la promulgación de la reforma agraria se creó el
Instituto nacional de la Reforma agraria (I.N.R.A.), que al principio se
encargó de dirigir toda la economía, tanto en el aspecto agrícola como en el
industrial.
En 1961, el departamento de industrialización del I.N.R.A. se convirtió en
el ministerio (independiente) de Industria. Desde 1965 la Junta central de
planificación (JUCEPLA) presentó los planes sobre los que funcionan la
industrias del Estado. En febrero de 1965 Fidel Castro volvió a asumir la
dirección del
I.N.R.A.
A medida que la centralización se organiza, va disminuyendo la
participación de la iniciativa privada e individual.
Creación del partido ünico
En el plano político, los problemas son más difíciles de resolver dada la
diversidad de tendencias. A nivel sindical, es preciso eliminar ante todo al
«mujalismo», es decir, al sindicalismo de vocación apolítica y al
anarquismo procedente de los primeros movimientos obreros de la
industria del tabaco y que remontan a 1888.
En junio de 1961 Ernesto Guevara propone la creación de un partido
único. El 3 de julio se inicia la integración del Movimiento del 26 de julio,
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del P.S.P. y del Directorio revolucionario en un solo partido denominado
Organizaciones revolucionarias integradas (O.R.I.). Los militantes del
P.S.P., más numerosos que los demás, se adueñan de la dirección del nuevo
partido, de los sindicatos y de las administraciones. Esta situación desem-
boca en una crisis y en el proceso de Amilcar Escalante que, como
secretario de las O.R.I., infiltraba en todos los puestos a militantes
comunistas para situar a los antiguos cuadros del P.S.P. en los puntos
fundamentales del sistema. Como el descontento popular es creciente, el 22
de marzo de 1962 Castro y su equipo anuncian una depuración, el 24, un
reajuste del partido y el 26, denuncian públicamente la crisis del
sectarismo. Escalante es desterrado.
Se vuelven a reorganizar las O.R.I., dándoles una función de
transición y reclutando a los trabajadores ejemplares en cada empresa por
elecciones realizadas en la base. Cabe indicar que los candidatas
propuestas por las asambleas de trabajadores podían ser vetados por las
autoridades del Partido.
En 1965 este procedimiento dio lugar a la transformación del Partido unido
de la Revolución socialista en el Partido comunista cubano. La acción de
Escalante, conocida con el nombre de «microfracción», se fundaba en
principios políticos que rio se limitaban a la mera organización interna del
partido. Trataba de ajustar la revolución cubana a la línea política
soviética para asegurar la ahdesión de Cuba a la política exterior de la
U.R.S.S.
Castro quiere seguir una línea política A~4nomA4 y expresa su voluntad de
asumir un papel revolucionario fuera de Cuba: ya en 1963 reclamaba la
igualdad de derecho entre los paises del bloque socialista y, en julio de
1965, defendió el principio de la guerrilla en América latina, así como la
creación de un frente unido anti-imperiahsta entre todos los países
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socialistas.
En este punto Castro chocaba tanto con China como con la
U.R.S.S. En consecuencia, denuncia en 1964 el sectarismo chino y en 1965
le acusa de esparcir su propaganda en Cuba. Por otra parte. acusa a la
U.R.S.S. de tibieza en el conflicto del Vietnam y le reprocha que se oponga
a la primacía de la lucha armada como método principal anti-imperialista.
En la «Conferencia tri-continental» de enero de 1966, a pesar de la
resolución sobre la «coexistencia pacífica», se enfrentan las tesis opuestas.
Son las tesis cubanas las que triunfan.
Las diferencias con China se atenúan, a diferencia de las divergencias con
la U.R.S.S. con motivo de su política exterior. El 26 de julio 1966 Castro
denuncia la política comercial reformista de la U.R.S.S. con relación al
gobierno chileno de Eduardo Erei. A fines del mismo año desautoriza el
Partido comunista venezolano y la política exterior de la U.R.S.S.: el
primero, después de haber fomentado la oposición armada en 1962, trata
en 1966 de marginar a la guerrilla y expulsa de su or~nización al jefe
guerrillero Douglas Bravo que había decidido continuarla de acuerdo con
el Movimiento izquierdista Revolucionario (MÁ.R4. La línea castrista no
cede a las presiones exteriores, como se comprueba en la conferencia de la
Organización de solidaridad latinoamericana (O.L.A.S.) de 1967,
aflnnando que en América latina la liberación tiene que adoptar las
características de una revolución socialista. En 1967 se esparce el rumor de
un complot contra Castro. El Comité del gobierno se reúne para examinar
esta nueva situación y para redactar un informe público- A continuación se
depura y destituye a los antiguos miembros del P.S.P., hostiles a la línea
castrista y opuestos a que la revolución se extienda por toda la América
latina. Escalante (que ha vuelto del destierro) es condenado a 15 años de
cárcel y se suspende la publicación de la revista del P.S.P. (<Cuba socia-
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lista».
Se producen cambios importantes en la vida interna del régimen. Los
periódicos eliminan los debates políticos fundamentales. Se cierran las
escuelas educativas del Partido; se restringen las libertades de los artistas y
de los escritores; se prohíbe el periódico no oficial «Teoría y Práctica». El
poder corresponde cada vez más al Comité Central y al Primer ministro.
Hasta se modifica la política extranjera. Castro aprueba la intervención
soviética en Checoslovaquia, pero su postura es incómoda entre las críticas
de los ultra-revolucionarios y las de los partidos de la U.R.S.S. No hay que
olvidar que está en juego el futuro de la revolución cubana y de la obra de
Castro. El régimen es tributario de tres realidades históricas
fundamentales:
a) La situación internacional y su evolución; la dependencia económica
respecto a la U.R.S.S. y la debilidad relativa de Cuba dentro del bloque
socialista.
b) Las transformaciones y realizaciones hechas ya en la sociedad cubana y
las que quedan por hacer.
c) El papel de la revolución cubana respecto a la América latina y a los
pueblos del tercer mundo, para quienes la alternativa se plantea con la
misma intensidad que en la Cuba de 1958, y las relaciones con Estados
Unidos.
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