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La relación población-recursos en la periferia urbana. Una experiencia teórico-metodológica Clara E . Salazar Cruz* Este artículo tiene un doble objetivo: Por un lado, evidenciar que el quehacer de la investi- gación es un proceso continuo de aprendizaje, particularmente cuando nos enfrentamos a áreas del conocimiento para las cuales no existe una tradición disciplinaria específica co- mo es el caso de los estudios ambientales desde las ciencias sociales. Por otro lado, destacar, mediante un ejemplo práctico, que dicho proceso no es una práctica lineal sino un camino de ida y vuelta en el cual se construyen, se desechan y se reinterpretan los elementos teórico- metodológicos hasta conformar un cuerpo coherente de interpretación. Es por lo anterior que esta exposición no se ha organizado de acuerdo con un orden convencional sino que se ha estructurado más bien en fundón del proceso seguido para presentar las ideas, plantear las preguntas, definir y redefinir los caminos a seguir y, mos- trar las dificultades enfrentadas desde la primera concepdón de la idea hasta la apHca- dón e interpretadón del trabajo empírico, pasando por el desarrollo de la estrategia teórico- metodológica. La investigadón que nos sirve de pretexto 1 es un estudio exploratorio sobre la relaáón que los descendientes de los comuneros de San Nicolás Totolapan, hoy recono- ddos prindpalmente como los ejidatarios del mismo nombre, han estableado con los recur- sos naturales en su ejido, ubicado en la periferia sur de la Ciudad de México. Introducción Este artículo tiene como objetivo compartir la idea de que el quehacer de la investigación es un proceso continuo de reflexión y no una prác- tica lineal. En las investigaciones de carácter exploratorio como ésta, los investigadores no tenemos desde un inicio todas las respuestas, ni tampoco tenemos asegurado el tránsito por la vía exacta que nos he- mos trazado inicialmente. La complejidad de la vida social nos obliga a alimentarnos constantemente de diversos acercamientos analíticos hasta conformar un cuerpo coherente de interpretación. Es por lo an- terior que aquí no nos interesa destacar los resultados de la investiga- ción específica a la que hacemos referencia; más bien, nos propone- mos mostrar que el proceso de investigación requiere la revisión de caminos ya trazados hasta construir uno propio, cuya particularidad es * Profesora-investigadora del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México. 1 Esta investigación fue financiada durante seis meses por la Universidad Johns Hopkins. Colaboraron en ella Ariadna Gómez como ayudante de investigación, Friné López en el diseño y ejecución del mapa de recursos, y Juan Carlos Fuentes en el traba- jo de campo. [641]

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La relación población-recursos en la peri fer ia urbana. U n a experiencia teórico-metodológica

Clara E . Salazar C r u z *

Este artículo tiene un doble objetivo: Por un lado, evidenciar que el quehacer de la investi­gación es un proceso continuo de aprendizaje, particularmente cuando nos enfrentamos a áreas del conocimiento para las cuales no existe una tradición disciplinaria específica co­mo es el caso de los estudios ambientales desde las ciencias sociales. Por otro lado, destacar, mediante un ejemplo práctico, que dicho proceso no es una práctica lineal sino un camino de ida y vuelta en el cual se construyen, se desechan y se reinterpretan los elementos teórico-metodológicos hasta conformar un cuerpo coherente de interpretación.

Es por lo anterior que esta exposición no se ha organizado de acuerdo con un orden convencional sino que se ha estructurado más bien en fundón del proceso seguido para presentar las ideas, plantear las preguntas, definir y redefinir los caminos a seguir y, mos­trar las dificultades enfrentadas desde la primera concepdón de la idea hasta la apHca-dón e interpretadón del trabajo empírico, pasando por el desarrollo de la estrategia teórico-metodológica. La investigadón que nos sirve de pretexto1 es un estudio exploratorio sobre la relaáón que los descendientes de los comuneros de San Nicolás Totolapan, hoy recono-ddos prindpalmente como los ejidatarios del mismo nombre, han estableado con los recur­sos naturales en su ejido, ubicado en la periferia sur de la Ciudad de México.

Introducción

Este artículo tiene como objetivo c ompar t i r la idea de que el quehacer de la investigación es u n proceso c o n t i n u o de reflexión y no u n a prác­tica l i n e a l . E n las investigaciones de carácter exp l o ra to r i o c omo ésta, los investigadores no tenemos desde u n in i c i o todas las respuestas, n i t a m p o c o tenemos asegurado e l tránsito p o r la vía exacta que nos he­mos trazado in i c ia lmente . L a comple j idad de la vida social nos obl iga a a l imentarnos constantemente de diversos acercamientos analíticos hasta c on fo r mar u n cuerpo coherente de interpretación. Es p o r l o an­ter i o r que aquí n o nos interesa destacar los resultados de la investiga­c ión específica a la que hacemos referencia ; más b i e n , nos p r o p o n e ­mos mostrar que el proceso de investigación requ iere la revisión de caminos ya trazados hasta construir u n o p r o p i o , cuya par t i cu lar idad es

* Profesora- invest igadora d e l C e n t r o de E s t u d i o s Demográficos y de D e s a r r o l l o U r b a n o de E l C o l e g i o de México.

1 E s t a investigación fue financiada d u r a n t e seis meses p o r l a U n i v e r s i d a d J o h n s H o p k i n s . C o l a b o r a r o n e n e l la A r i a d n a Gómez c o m o ayudante de investigación, Friné López e n e l diseño y ejecución d e l m a p a de recursos, y J u a n Car los Fuentes e n e l traba­j o de c a m p o .

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dada por la combinación de los planteamientos teóricos más cercanos al autor y p o r los aspectos de la rea l idad que se pretende explicar. E n este contexto de construcción de l objeto de estudio mostramos que la perspectiva teórica que nos sirvió para u n p r i m e r acercamiento a l p r o ­b l e m a de investigación fue r e i n t e r p r e t a d a y r e f o rmulada , lo cual nos llevó hacia u n nuevo campo de preguntas, y esto a su vez nos c ondu jo a buscar los elementos teóricos complementar ios a los seleccionados i n i c i a l m e n t e , que nos p e r m i t i e r a n ajustar con mayor precisión nues­tros supuestos, y más tarde in terpre tar de f o r m a más r igurosa nuestros hallazgos; asimismo nos llevó a exper imentar con técnicas de análisis utilizadas con otros objetivos y en otras disciplinas.

Por dichas razones la exposición que presentamos a continuación se estructuró en función de l proceso seguido para presentar las ideas, plantear las preguntas, def inir y redef inir los caminos a seguir, y mostrar las dificultades enfrentadas desde una pr im e ra concepción hasta la apl i ­cación e interpretación de l trabajo empírico . Así, si b i e n empezamos p o r presentar algunos antecedentes de investigación que tocan la rela­c ión población-recursos, n o debe extrañar al lector que recurramos a nuevos a elementos teórico-metodológicos cuando nos es necesario re­gresar a ellos en el proceso de construcción de l prob lema , durante el trabajo de campo, y en la interpretación de los resultados.

El trabajo de investigación que nos sirve de pretexto para esta refle­xión es u n esfuerzo exploratorio por incursionar en las mediaciones por las que atraviesa la relación población-recursos ( P - R ) en la peri feria de la Ciudad de México; interesó part icularmente la relación de los poblado­res de San Nicolás Toto lapan con los recursos naturales a los que t ienen acceso. Optar por esta perspectiva implicó determinar cuáles de los po­bladores se aprop ian de los recursos naturales con los que tienen con­tacto y c ó m o lo hacen, explorar las categorías societales que def inen d i ­ferentes comportamientos frente a los recursos naturales en la peri feria urbana, observar las interacciones sociales que i m p i d e n o faci l itan a los pobladores establecer la doble relación ambiental rural -urbana, y escu­driñar el papel que desempeña el contexto espacial de la peri feria urba­na en la relación de los pobladores con los recursos naturales ( P - R N ) .

Antecedentes

Para c o n c r e t a r n u e s t r o o b j e t o de e s t u d i o fue necesar io r e d e f i n i r u n a y o t ra vez e l m o d e l o analítico que da cuenta de la r e a l i d a d que

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pretendíamos conocer. U n o de nuestros p r i m e r o s retos fue re cono ­cer q u e el verdadero p r o b l e m a de la incorporación de la perspectiva a m b i e n t a l en la p e r i f e r i a u r b a n a n o se e n c o n t r a b a sólo e n e l n i v e l empír i co , sino que procedía más b i e n de l teórico y analítico. Este se e n c u e n t r a reg ido p o r e l p a r a d i g m a campo-c iudad; la relación ent re la pob lac i ón y los recursos natura les ha sido poco t ra tada respecto de la dob le cond ic ión ( rura l -urbana ) en la per i f e r ia de las ciudades, e n d o n d e e l suelo m a n t i e n e u n uso agrícola o f o res ta l , a u n q u e en m u c h a s ocasiones de baja i n t e n s i d a d , p e r o sus poseedores se d e d i ­can p r i n c i p a l m e n t e a actividades urbanas.

L a p e r i f e r i a u r b a n a , e n las ciencias sociales, h a s ido p r i n c i p a l ­m e n t e re fer ida p o r los urbanólogos, quienes se h a n centrado en la re ­lación de los pobladores con el m e d i o construido abstrayéndose de la que éstos m a n t i e n e n con los recursos naturales; este último nexo ha sido analizado más minuc iosamente p o r sociólogos y antropólogos en áreas e m i n e n t e m e n t e rura les . L a visión d i co tómica que caracter iza los trabajos de investigación teórico-empíricos que invo lucran la re la ­c ión P - R resulta m u y entend ib le si consideramos que los temas de i n ­terés e n las tradiciones disciplinarías son distintos; en el ámbito u r b a ­n o los e lementos de l m e d i o n a t u r a l (aire , agua, vegetación y fauna) sólo p u e d e n ser entendidos d e n t r o de complejos elementos y proce ­sos metropo l i tanos ( in fraestructura básica, transporte , usos de suelo, p roducc i ón de desechos industr ia les , etc.) ( Q u a d r i , 1994: 141) , que genera lmente son inexistentes en el m e d i o r u r a l .

E n las áreas rura les la relación P - R h a sido anal izada p r i n c i p a l ­m e n t e en relación con las mujeres y a las comunidades rurales. E n el p r i m e r g r u p o , algunos(as) investigadores (as) h a n logrado desarrollos teóricos par t i endo de los estudios de la m u j e r hacia la perspectiva de género , dando a conocer c ó m o los hombres y mujeres de l campo, ba­sados en las diferencias socialmente construidas, t i enen distintas f o r ­mas de acceso, c o n t r o l , manejo y benef ic io de los recursos naturales. Además, pos ib i l i tan observar c ó m o esas relaciones, generalmente asi­métricas, actúan c o m o mediadoras para que unos y otras asuman y e n f r e n t e n diferentes responsabilidades y riesgos (Moctezuma y Rosa­les, 1992; Velázquez y M e r i n o , 1997). E n lo que se refiere a la segun­da perspectiva, los estudiosos analizan las experiencias de las c o m u n i ­dades rurales e n el mane jo de los recursos forestales ( M e r i n o , 1997) re lac ionando los cambios en el uso de suelo con el paso de u n a activi­d a d r u r a l a o t r a también r u r a l ; adv ier ten que e l es tab lec imiento de zonas agrícolas o ganaderas t iene como efecto la deforestación de ex-

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tensas superficies de bosques y que e l m a n t e n i m i e n t o de éstos depende en g r a n m e d i d a de las posibil idades que ofrece la organización social para llevar a cabo u n manejo c o m u n i t a r i o exitoso ( M e r i n o y A l a t o r r e , 1997), además de otros factores c o m o la introducción de ecotécnicas e n e l c a m p o , e l m e j o r a m i e n t o de las c o n d i c i o n e s de la p r o p i e d a d agraria , y la reducc ión de las contradicc iones legales entre la pro tec ­c ión al m e d i o ambiente y e l f o m e n t o agrar io (Moc tezuma y Rosales, 1992) . L a utilización de las mujeres y de las comunidades rurales co­m o u n i d a d e s de análisis se debe , e n e l p r i m e r caso, a l supuesto de que la población f emenina par t i c ipa c omo eje centra l para resolver la actual crisis a m b i e n t a l de l p laneta (Velázquez, 1996) ; en e l segundo caso, a que la mayoría de los bosques e n Méx i co está e n manos d e l sector social: los ejidos y comunidades ocupan 4 8 % de l t e r r i t o r i o na­c i o n a l y e n ellos se e n c u e n t r a 8 0 % de las superficies forestales (Ca-bar le , Chapela y M a d r i d , 1997).

E n las áreas urbanas, part i cu larmente en la per i fer ia de las c iuda­des, la relación P - R ha sido tratada ind i rec tamente p o r m e d i o de con­ceptos como "condiciones de v ida" o "pobreza", asociándose p r i n c i p a l ­m e n t e los elementos de l m e d i o constru ido (agua entubada, drenaje , energía eléctrica) con las condiciones de vida de la población de me­nores recursos que habita esas zonas de la c iudad (Schteingart , 1997; H i e r n a u x y Lindón, 1997). Cuando en el contexto de estos estudios se h a n i n c o r p o r a d o los recursos naturales, se señala de manera m u y ge­n e r a l que la expansión de la mancha u r b a n a avanza sobre zonas bos­cosas y agrícolas (Valdez, 1993) y que los suelos rurales están en proce­so de degradación avanzada ( D D F , 1997) , formulándose u n balance a m p l i o de los cambios de uso de suelo de r u r a l a urbano mediante c i ­fras globales. E n la misma f o rma , cuando esos esfuerzos analíticos h a n asociado la expansión física de la c iudad a las consecuencias sobre el m e d i o ambiente (Schteingart , 1987) se h a n ident i f i cado algunas ca­racterísticas sociodemográficas de los pobladores, sus condiciones de h a b i t a b i l i d a d y de salud (Rivera Márquez, 1997) y los efectos de los contaminantes en ésta (Castillejos y Serrano, 1997), pero n o se han rea­lizado acercamientos para observar las prácticas cotidianas de la pobla­ción y su relación con los recursos naturales en esos espacios.

E n conc lus ión , e l análisis d i c o t ó m i c o que prevalece e n la re la ­c ión P - R se caracteriza por : 1) asociarse en las áreas rurales al cambio entre actividades también rurales ; y en las áreas urbanas, a la expan­sión física de la c iudad ; 2) dar pre ferenc ia en las áreas rurales a la ac­c ión de las actividades humanas sobre los recursos naturales ; e n las

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urbanas , al efecto de las condic iones de l m e d i o c o n s t r u i d o sobre la ca l idad de v ida de la poblac ión. E l p u n t o de contacto entre estos dos paradigmas es que la relación P - R , ya sea en el m e d i o n a t u r a l o e n e l c o n s t r u i d o , se asocia p r i n c i p a l m e n t e a los grupos sociales en c o n d i ­ciones de pobreza.

Cons iderando que el ámbito espacial que nos interesó fue la p e r i ­fer ia de la c iudad , que ésta constituye u n área de transición 2 entre lo r u r a l y lo u r b a n o , y que la relación de la población con el m e d i o cons­t r u i d o ha sido re fer ida a m p l i a m e n t e en varias investigaciones, se d i o p r i o r i d a d a la relación que los pobladores de la per i f er ia urbana esta­b lecen con los recursos naturales (relación P - R N ) ; se exp lora la varie­d a d de situaciones que p u d i e r a n presentarse en ella.

E l camino recorrido para precisar la estrategia teórico-metodológica

Primer intento. Acercándonos al tema

C o m o nuestro interés en la relación P - R desde u n in i c io se ha enfocado a las prácticas cotidianas y su relación con los recursos naturales e n la per i fer ia urbana, nos planteamos como p r i m e r a i n q u i e t u d las siguien­tes preguntas: ¿ cómo se re lac ionan los pobladores de la per i fer ia de la c iudad con los recursos naturales contiguos a su lugar de residencia?, ¿cuáles son los e lementos que actúan c o m o mediadores en esta rela­ción, en el ámbito periurbano?, ¿qué efecto tiene la ubicación de la po­blación en la per i fer ia urbana sobre el uso de los recursos naturales?

Estos cues t i onamientos nos e x i g i e r o n concre tar u n a estrategia teórico-metodológica y def in ir quiénes eran esos "pobladores" a los que nos referíamos e íbamos a entrevistar. E n términos soc iodemográf i -cos n o es lo m i s m o preguntar le a los hombres que a las mujeres; t a m ­poco lo es acercarse a los ancianos, a los adultos o a los niños. E n tér­m i n o s de proceso social, n o es igual aproximarse a la población de la per i f e r ia que h a accedido a la t i e r ra p o r procesos irregulares m e d i a n ­te u n mode lo de urbanización que podríamos d e n o m i n a r "de conso­lidación urbana" , a acercarse a quienes t i enen y h a n ten ido derechos de posesión sobre el suelo - c o m o los ejidatarios y los c o m u n e r o s - d u ­rante varias generaciones, o a los que h a n c o m p r a d o la t i e rra en for -

2 Transición e n t e n d i d a c o m o transformación, pero n o íÉecesariamente c o m o pro-

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m a regular y residen en zonas habitacionales planificadas; las d i f e r e n ­cias de género y entre generaciones, así c o m o la h e t e r o g e n e i d a d en la f o r m a de p o b l a m i e n t o , eran variables que debíamos contro lar .

E n el m o m e n t o i n i c i a l , cuando intentábamos formal i zar u n p r o ­yecto de investigación y realizábamos u n a revisión bibliográfica c o m o estrategia básica para constru i r u n p r o b l e m a de investigación, la pers­pect iva de género parecía p r o m e t e d o r a p o r varias razones: p r i m e r o p o r q u e nos interesaba el m a n e j o de los recursos naturales en la v ida c o t i d i a n a , y la categoría de género , u t i l i z a d a p r i n c i p a l m e n t e e n co­munidades rurales, ha mostrado ser prolífica en ese nive l de análisis; s egundo , p o r q u e clasif icar a los pob ladores e n h o m b r e s y m u j e r e s nos permitía analizar la f o r m a en que ellos y ellas, que c o m p a r t e n có ­d igos culturales y cond ic iones soc ioeconómicas similares, c onocen , usan, mane jan y c o n t r o l a n sus recursos de m a n e r a d i f erenc iada . E n varias investigaciones se ha demostrado que las mujeres en condic io ­nes de pobreza resultan más afectadas que los hombres de su m i s m o estrato social p o r los impactos de la relación P-R; que par t i c ipan c o m o trabajadoras n o r e m u n e r a d a s e n un idades agrícolas fami l ia res c o n largas jornadas que se acompañan de condiciones laborales inadecua­das c on graves riesgos para su salud (On es t i n i , 1996); y que in terv ie ­n e n como sujetos clave en los procesos de construcción d e l espacio u r b a n o y el mane jo de recursos naturales y de uso co t id iano (Masso-lo , 1994; Velázquez, 1996; Schteingart , 1997); además, que gran parte de las mujeres de escasos recursos realiza sus actividades domésticas y extradomésticas e n el m i s m o lugar en d o n d e h a b i t a (Salazar C r u z , 1999) , lo que in f luye en el mane jo c o t id iano de su habi tat . Esto nos permitía suponer que en la per i fer ia urbana las relaciones de género presentarían patrones específicos respecto al mane jo y uso de recur ­sos naturales.

A l explorar u n poco más el uso de estos recursos en la per i fer ia de la c i u d a d encontramos que variados aspectos de la real idad señalaban que había otros elementos que fungían como mediadores f u n d a m e n ­tales en la relación P-R, y que debíamos considerarlos antes de dec id ir u n a estrategia de análisis def init iva. Advert imos , p o r e jemplo , la hete­rogeneidad social de la población, la diversidad de or igen de la misma, y las variadas formas de relacionarse con la t ierra (regular e i r r egu lar ) ; estos elementos se combinaban en las formas de pob lamiento .

A l respecto, p o r u n lado nos percatamos de que el m e d i o cons­t r u i d o de la c i u d a d se expande sobre las áreas rurales de la per i f e r ia u r b a n a med iante tres procesos: a) la proliferación de asentamientos

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h u m a n o s con formados i r r e g u l a r m e n t e sobre t ierras ejidales, c o m u ­nales o de p r o p i e d a d pr ivada ; b) la conurbac ión de ant iguos pob la ­dos, y c) la construcción de nuevos c o n d o m i n i o s habitacionales para estratos m e d i o s y medios -a l tos . T a m b i é n a d v e r t i m o s q u e e n todos esos procesos de expansión se i n v o l u c r a n pob ladores de d i f e r e n t e o r i g e n m i g r a t o r i o , y que la c o n d i c i ó n m i g r a t o r i a p u e d e d e f i n i r u n c o m p o r t a m i e n t o d i f e renc iado respecto d e l m e d i o n a t u r a l . L a varie­d a d d e l l u g a r de o r i g e n parecía d e t e r m i n a n t e p a r a d i f e r e n c i a r las prácticas relacionadas con los recursos naturales porque definía tanto los valores culturales como las diferentes formas de relacionarse con los recursos.

A l v a l o r a r estas f o r m a s de expans ión , re lac ionadas c o n e l o r i ­gen m i g r a t o r i o , e n c o n t r a m o s que en los pob lados rura les absorb i ­dos p o r la m a n c h a u r b a n a había pob lac ión nativa, y cuya presencia p o d í a ser benéf i ca p a r a l a investigación p o r varias razones: l a p r i ­m e r a es que nos pos ib i l i taba ver la relación P - R N desde u n a perspec­tiva histórica, val iéndose de la pob lac i ón nat iva p o d í a m o s acercar­nos a los p r o c e s o s de t r a n s f o r m a c i ó n d e l m e d i o n a t u r a l e n e l t i e m p o e i d e n t i f i c a r actores sociales que , aunque i n t e r a c t u a r o n c o n los recursos e n o t r o m o m e n t o , p u d i e r o n sentar bases para de l inear las relaciones P - R N de hoy. 3 L a segunda es que u n a relación tradic ional c on l a t i e r r a y c on e l lugar que caracteriza genera lmente a la pob la ­c ión r u r a l nat iva nos permitía observar e n qué m e d i d a su i n c o r p o ­rac ión a actividades urbanas se acompañaba d e l a b a n d o n o , m a n t e ­n i m i e n t o o t r a n s f o r m a c i ó n d e p r á c t i c a s r e l a c i o n a d a s c o n l os recursos naturales . F i n a l m e n t e , que los derechos de posesión sobre t i e r ras e j idales o c o m u n a l e s , de la que n o d i s f r u t a n los m i g r a n t e s , nos permitía observar e l p a p e l que j u e g a la tenenc ia de la t i e r r a en la relación P - R N .

Segundo intento. Concretando una hipótesis de trabajo

E n e l c on tex to analítico descr i to , se dec id ió que la zona de estudio debía ser u n p o b l a d o de o r i g e n r u r a l absorb ido p o r la m a n c h a u r ­bana , y se planteó c o m o hipótesis que e l o r i g e n m i g r a t o r i o tenía u n

3 P o r e jemplo , l a concesión de los recursos forestales existentes e n suelo e j idal y c o m u n a l a la industr ia d e l papel .

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f u e r t e peso exp l i ca t ivo en la relación P - R N e n esa p e r i f e r i a u r b a n a ; las relaciones de género y entre generaciones se e n c o n t r a r o n a r t i c u ­ladas jerárquicamente a l o r i g e n m i g r a t o r i o p o r varias razones . Por u n lado las sociales: los h o m b r e s y mujeres que c o n f o r m a n la p o b l a ­c i ó n e conómicamente activa de los ej idos y c omunidades de l a p e r i ­f e r i a u r b a n a se e n c u e n t r a n insertos p r i n c i p a l m e n t e e n act iv idades u r b a n a s . 4 Por o t r o lado las espaciales: los pob lados rura les a b s o r b i ­dos p o r la m a n c h a u r b a n a se e n c u e n t r a n g e n e r a l m e n t e separados y distantes de las parcelas y de las áreas forestales de los ej idos. E n es­te c o n t e x t o social y espacial la t i e r r a que poseen los e j idatar ios o co­m u n e r o s e n la p e r i f e r i a u r b a n a n o es la que p r o p o r c i o n a subsisten­c ia y t r a b a j o a los m i e m b r o s de sus hogares , c o m o sucede e n los e j idos y c omunidades rurales . Bajo esta consideración, los recursos naturales e n los ej idos p e r i u r b a n o s n o necesariamente c o n s t i t u y e n u n fac tor d e t e r m i n a n t e e n la e c o n o m í a domést ica ( c o m o p r o v e e r l eña p a r a c o c i n a r , m a d e r a p a r a c o n s t r u i r las v i v i e n d a s ) ; los h o m ­bres y mujeres adu l tos , a l i g u a l que los n iños y las niñas, r e c u r r e n cada vez menos a ellos.

A p a r t i r de esta ref lexión se partió de l supuesto de que l a re la ­c i ón P - R N e n la p e r i f e r i a u r b a n a se construye soc ia lmente , y q u e e l o r i g e n m i g r a t o r i o med ia t i za , a través de la c u l t u r a y las t rad i c i ones , la acc ión y a c t i t u d de los i n d i v i d u o s f r e n t e a ellos; los sent idos aso­ciados a conductas y re lac iones específicas e n t o r n o a los recursos natura les son c o m p a r t i d o s p o r los m i e m b r o s p roven ientes de u n a m i s m a c u l t u r a ( H i r s c h y N a t h a n s o n , 1997) . E l a n t e r i o r supuesto se evidenciaría e n los h a b i t a n t e s d e l p o b l a d o de o r i g e n r u r a l según su o r i g e n m i g r a t o r i o y su c o n d i c i ó n de t enenc ia de la t i e r r a ; los na­tivos c o n d e r e c h o s c o m u n a l e s o e j ida les desarrol lar ían prácticas t rad i c i ona les r e s p o n d i e n d o a u n a relación ancestral c o n los r e c u r ­sos naturales y e l lugar ; los migrantes rurales tenderían a r e p r o d u c i r en e l l u g a r de des t ino las prácticas a p r e n d i d a s e n su l u g a r de o r i -

4 E n u n p r i m e r acercamiento a algunas A G E B (áreas geoestadísticas básicas) ofreci­das p o r el C e n s o de Población y V i v i e n d a de 1990, identif icamos u n poblado r u r a l i n ­serto e n l a m a n c h a u r b a n a , e n u n a z o n a d o n d e l a distribución de su P E A p o r sectores económicos favorecía la participación e n actividades urbanas : 6 4 % trabajaba en e l sec­tor terciario , 2 8 % e n el secundario y sólo 8 % e n el p r i m a r i o ; las ocupaciones se distri ­buían de l a siguiente m a n e r a : 8 1 % e r a n empleados , 1 4 % trabajadores p o r su c u e n t a y sólo 4 % j o r n a l e r o s o peones. Además, e n u n recorr ido de r e c o n o c i m i e n t o por la per i ­feria de la c i u d a d , sobre el Ajusco, se nos informó que la mayoría de los ejidatarios que tiene actividades agrícolas se d e d i c a a ellas sólo los fines de semana.

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gen ; los migrantes de origen urbano compartirían p o r su par te "los no saberes" respecto d e l uso y m a n e j o de recursos natura les y podr ían t e n e r prácticas depredadoras e n la zona a u n q u e , p o r o t r o lado , po ­dr ían t e n d e r a u n m e j o r m a n e j o de los recursos d e l m e d i o cons­t r u i d o .

H a b i e n d o d e f i n i d o teóricamente las características de la per i f e r ia (pob lado r u r a l ) y clasificado a los pobladores ( p o r lugar de o r i g e n ) , nos d i m o s a la tarea de conocer u n poco más los ejidos y c o m u n i d a ­des de la per i f e r ia u r b a n a de la C i u d a d de México para i r concretan­do empíricamente nuestra zona de estudio. A la vez revisábamos cuá­les e r a n las técnicas de análisis más adecuadas p a r a e n f r e n t a r la relación P - R N e n e l n ive l que pretendíamos analizar, para diseñar los ins t rument os , d e f i n i r e l p e r f i l de los in f o rmantes y d e l i m i t a r el n ive l de desagregación de los recursos naturales.

C o m o la per i fer ia de la c iudad es extensa, decidimos que se selec­cionaría u n pob lado ubicado en u n área de interés ambienta l para la c i u d a d ; 5 la zona media de l Ajusco satisface este requis i to ; cumple con la i m p o r t a n t e función ambienta l de ser fuente de abasto de agua para los mantos acuíferos, está cub ier ta en su mayor parte con vegetación n a t u r a l de pinus, querqus y oyameles, que constituyen u n pulmón pa­ra la c iudad , y es reservorio de especies representativas de flora y fauna silvestre; además, cumple u n a función social porque contiene áreas re­creativas y con fines de esparcimiento.

C o n datos proporc ionados p o r algunos in formantes clave y visitas a la zona de l Ajusco se se lecc ionó el p u e b l o de San Nicolás T o t o l a -p a n , c o n t i g u o a l e j ido de l m i s m o n o m b r e y d o n d e hab i ta poblac ión de estrato s o c i o e c o n ó m i c o bajo y med io -ba j o , la cua l se d i f e r e n c i a p o r su or igen m i g r a t o r i o (nativos y n o nativos) y la f o r m a de relacio­narse con el suelo u r b a n o (regular e i r r e g u l a r ) . A la tarea anter i o r su­m a m o s u n a revisión de las A G E B 6 u r b a n a y o b t u v i m o s u n p a n o r a m a genera l de los habitantes de l pob lado . De acuerdo c on el conteo de pob lac ión de 1995, allí viven a p r o x i m a d a m e n t e 18 691 personas dis­t r ibu idas en 3 757 viviendas particulares, l o que def ine u n a densidad de 5.1 hab . /v iv . Si suponemos que cada vivienda alberga a u n a fami l ia y consideramos que el e j ido es p r o p i e d a d de 304 ejidatarios, se puede

5 L a c i u d a d también se e x p a n d e sobre zonas de bajo valor ambiental : zonas degra­dadas, de baja productividad, s in áreas verdes, etcétera.

6 Se c o n s i d e r a r o n cuatro A G E B p a r a caracterizar el pueblo de S a n Nicolás T o t o l a -p a n ; s in embargo se trata de u n a aproximación a los límites de l pueblo .

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c o n c l u i r que sólo e n 9 % de los hogares d e l p u e b l o hay u n m i e m b r o c o n derechos ejidales; había que averiguar quiénes 7 hab i taban e l 9 1 % restante y c ó m o se re lac ionaban con los recursos naturales de l a zona.

C o m o e n e l i n t e r i o r de estos grupos domésticos existía también u n a g r a n he terogene idad de características demográficas ( tamaño y compos i c i ón f a m i l i a r , edad y sexo de sus m i e m b r o s , intereses i n d i v i ­duales, etc.) que podrían i n c o r p o r a r variaciones 8 en e l uso y m a n e j o de recursos naturales y e l m a n t e n i m i e n t o de las prácticas t r a d i c i o n a ­les, dec id imos que los in f o rmantes serían sólo jefes o jefas de hogar . R e t o m a n d o c o m o puntos de p a r t i d a e l lugar de o r i g e n y la t enenc ia de la t i e r ra , l legamos a u n a p r i m e r a clasificación de los (as) je fes (as) de hogar de l pueb lo de San Nicolás T o t o l a p a n : ejidatarios9 (jefes n a t i ­vos y con derechos ej idales) ; avecindados10 (jefes migrantes asentados en las tierras destinadas a la expansión de l núcleo de pob lac i ón ) , y co­lonos11 (jefes migrantes de o r i g e n r u r a l y u r b a n o ) allegados a l a zona en di ferentes m o m e n t o s y asentados i r r e g u l a r m e n t e e n tierras e j ida­les; estos dos últimos grupos n o poseían derecho legal sobre la t i e r r a .

C o n el fin de lograr la mayor h o m o g e n e i d a d posible en cuanto a las normas y valores asumidos, respecto de l m e d i o n a t u r a l p o r los j e ­fes y jefas de hogar según o r i g e n m i g r a t o r i o , se dec idió que las y los entrevistados fueran todos ind iv iduos mayores de 60 años, que los e j i ­datarios contaran con derechos legales sobre e l e j ido de San Nicolás T o t o l a p a n , que los avecindados t u v i e r a n c o m o m í n i m o 30 años v i ­v i e n d o en e l p u e b l o de l m i s m o n o m b r e , y que los migrantes d e o r i -

7 E l h e c h o de que l a población se haya multipl icado 16 veces e n u n periodo de 50 años se debe posiblemente a la migración. Si se c o n s i d e r a que e n e l C o n t e o 8 5 % de la población declaró ser n a c i d a e n la entidad y alrededor de 9 8 % tener c u a n d o m e n o s c in ­co años viviendo allí, podemos suponer que se trata de segunda y tercera generaciones de migrantes.

8 N o es lo m i s m o c o m p a r a r l a p e r m a n e n c i a de prácticas tradicionales entre p e r ­sonas de u n a m i s m a generación que c o m p a r a r esas prácticas entre individuos de gene­raciones distintas.

9 Son los h o m b r e s y mujeres titulares de derechos ejidales. 1 0 D e a c u e r d o c o n e l artículo 13 de l a L e y A g r a r i a , los a v e c i n d a d o s de u n e j ido

son los mexicanos mayores de e d a d que h a n res idido p o r u n año o más e n las tierras del núcleo de población y que h a n sido reconocidos c o m o tales p o r l a A s a m b l e a E j i d a l o e l T r i b u n a l A g r a r i o competente . C o m o e n l a práctica ese r e c o n o c i m i e n t o n o existe, p a r a efecto de este trabajo se reconoció c o m o avecindados de l ejido a los m e x i c a n o s y mexicanas mayores de e d a d que n o s iendo descendientes de los fundadores d e l p u e ­blo h a n residido p o r u n año o más e n las tierras destinadas p a r a tal propósito.

1 1 Son los m e x i c a n o s y mexicanas migrantes que res iden e n tierras que a l g u n a vez fueron parte d e l ejido de S a n Nicolás T o t o l a p a n ; l a mayoría de ellos tuvo acceso a l sue­lo e n forma irregular .

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gen r u r a l p r o v i n i e r a n de la m i s m a región, y los de o r i gen u r b a n o de otras zonas de l área m e t r o p o l i t a n a de la C i u d a d de México.

Ajustes entre la propuesta teórica y las características de l a per i fer ia u r b a n a

E n tanto diseñábamos los instrumentos de recolección de información, inic iamos los pr imeros contactos con los pobladores en la zona de estu­d io . Pr imero , nos relacionamos con el g r u p o más reconocido, que era el de los ejidatarios de San Nicolás Toto lapan y encontramos que n o te­nían u n compor tamiento h o m o g é n e o e n el uso y manejo de los recur­sos naturales; a pesar de que los indiv iduos seleccionados provenían de u n a misma cu l tura se observó entre ellos u n a m p l i o rango de actitudes que i b a n desde la resistencia a los cambios de los recursos heredados, hasta la transformación total y el abandono y venta de los mismos.

E n lo que toca a los avecindados, nos percatamos de que n o con­f o r m a b a n u n g r u p o organizado. Cuando realizamos la entrevista con u n avecindado, además de responder a m p l i a m e n t e nuestras p r e g u n ­tas, nos informó que g r a n parte de los allegados al pueb lo en los años c incuenta había m u e r t o o cambiado de res idencia y que sus re lac io ­nes c o n ellos se habían d i l u i d o e n el t i e m p o . También nos d i j o que los avecindados n u n c a habían establecido contacto d irecto con los re ­cursos naturales de la zona, que reconoc ió como el bosque y las áreas agrícolas, y que si b i e n ellos habían part i c ipado activamente en e l me­j o r a m i e n t o d e l área urbana , ésta ya estaba trazada a su l legada y sólo habían t e n i d o u n a relación estrecha c o n e l p r o b l e m a de l agua; este entrevistado tenía u n a m e m o r i a bastante completa y ant igua sobre d i ­cho recurso n a t u r a l y d i o información detal lada sobre él.

C o n el apoyo de algunos in formantes clave, ident i f i camos a los lí­deres de u n g r u p o de migrantes provenientes de G u e r r e r o y de u n a c o l o n i a en d o n d e h a b i t a n varios co lonos de o r i g e n u r b a n o . A pesar de que los p r i m e r o s se c o m p r o m e t i e r o n a r e u n i r a varios de sus paisa­nos p a r a r e s p o n d e r a las entrevistas que estábamos d iseñando , e n ­f rentamos serias di f icultades para llevarlas a cabo. Después de varias citas frustradas con ellos, debimos aceptar que los colonos n o querían colaborar. E l t i e m p o inver t ido t ratando de convencerlos y la i n f o r m a ­c i ó n o b t e n i d a en esta exp lorac ión f u e r o n cruc ia les p a r a e n t e n d e r que la condic ión de i r r e g u l a r i d a d de acceso al suelo y la f o r m a i legal en que se re lac ionan con la t i e r ra los ubica en u n a situación vulnera ­ble ante extraños; ellos dec lararon que n o tenían nada que decirnos

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p o r q u e no se r e la c i onaban d i r e c t a m e n t e c on los recursos natura les de l lugar. Los colonos n o percibían que la transformación de l m e d i o n a t u r a l a consecuencia de l cambio de uso de suelo de r u r a l a u r b a n o era u n a cuestión de d e t e r i o r o a m b i e n t a l . Más b i e n l o c ons ideraban c o m o una pos ib i l idad de me jorar sus condic iones materiales de v ida , que se consigue med iante la posesión de u n terreno y pos te r i o rmente la obtención de satisfactores básicos que n o dependen exclusivamen­te de su ingreso, sino de la capacidad de respuesta g u b e r n a m e n t a l pa­ra solventar necesidades socialmente reconocidas como de uso colec­tivo: agua entubada, drenaje y luz eléctrica.

E n esta etapa de r e conoc imiento de l lugar nos enteramos de que en e l pob lado hab i taba u n g r u p o organizado a u t o d e n o m i n a d o "Co­m u n e r o s de San Nicolás T o t o l a p a n " . Hasta ese m o m e n t o desconocía­mos su existencia p o r q u e esta c o m u n i d a d n u n c a ha sido reconoc ida c o m o ta l e n e l Regis tro A g r a r i o N a c i o n a l ( R A N ) . A pesar de q u e e l p u e b l o de T o t o l a p a n data de la época prehispánica y de que los cam­pesinos de l m i s m o so l i c i taron en 1920 ante la Comisión Loca l A g r a r i a de l D i s t r i t o Federal la restitución de sus t ierras, montes y aguas, ésta les fue negada. A c a m b i o , e n 1924 se o r d e n ó m e d i a n t e reso luc ión presidencial dotar al pueb lo de San Nicolás T o t o l a p a n de u n e j ido , y así permaneció inexistente la c o m u n i d a d . 1 2

A pesar d e l carácter de " inex i s tenc ia " de la c o m u n i d a d , su per ­m a n e n c i a y l u c h a en el lugar , r e lac i onada d i r e c t a m e n t e c o n los r e ­cursos natura les , nos impulsó a cons iderar l os c o m o u n g r u p o que convendría analizar para entender la relación P - R N . Debe decirse, sin embargo , que c o m o descendientes de los fundadores de l p u e b l o , a l ­gunos de los " comuneros " t i e n e n también derechos ejidales; la d i f e ­r enc ia entre unos y otros rad ica en que los e j idatarios se r e l a c i o n a n sólo con los recursos naturales de l e j ido , en cambio los " comuneros " cont inúan disputándose e l d e r e c h o sobre t ierras c omuna les y bos­ques externos al e j ido que les p e r t e n e c i e r o n a sus antepasados; esta disputa t iene u n efecto d irecto sobre esos recursos.

La tercera es la vencida. Acercando los niveles teórico y empírico

A n t e la i m p o s i b i l i d a d de entrevistar a los colonos y a los avecindados, la carencia de las relaciones de estos últimos con los recursos na tura -

1 2 P a r a ampliación véase Salazar C r u z , 2000.

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les de l lugar , el r e conoc imiento de posiciones distintas ante los recur ­sos natura les e n t r e los e j idatar ios , y e l ha l lazgo de u n a c o m u n i d a d i m a g i n a r i a : "los comuneros " , era evidente que debíamos r e p l a n t e a r nuestro marco analítico. Si b i en podía ser c ierto que la relación P - R N se construye socialmente, n o nos era posible, c on los recursos e c o n ó ­micos y temporales de que disponíamos, ins ist i r en abordar ésta se­gún el o r i g e n m i g r a t o r i o de los pobladores que habíamos ident i f i ca ­do ; tampoco era congruente seguir considerando a los descendientes de los fundadores de l pueb lo como u n g r u p o h o m o g é n e o basado e n sus relaciones de descendencia.

Inmersos en la c omple j idad de las relaciones sociales que caracte­r i zan a l a población de la p e r i f e r i a u r b a n a , habíamos o m i t i d o e l he ­cho de que este ámbito espacial n o era sólo u n escenario al que se i n ­corporan grupos humanos con distinto or igen migrator io y en el que se mezclan actividades rurales y urbanas. Era necesario recordar que las áreas p e r i u r b a n a s son p r i n c i p a l m e n t e zonas de transición e n t r e l o t r a d i c i o n a l y lo m o d e r n o y receptáculo de recursos naturales, que se van t rans fo rmando en la m e d i d a en que van siendo afectadas p o r las distintas dinámicas de las estructuras económica , social y c u l t u r a l .

L a presencia de "los c o m u n e r o s " en el lugar nos llevó a cuestio­nar el supuesto de que los descendientes de los fundadores de l pue ­b l o compart ían h o y los mismos valores en t a n t o provenían de u n a misma c u l t u r a y f o r m a b a n parte de u n a misma cohorte . L a p e r i f e r i a urbana tenía u n signif icado en la relación P - R N y había que enfrentar ­lo . ¿Por qué algunos de los descendientes de l pueb lo n o se aceptaban como ejidatarios y seguían reconoc iéndose como comuneros , cuando estaban insertos en actividades urbanas?, ¿qué efecto tenía la nega­ción o aceptación de u n a transformación ident i tar ia en el mane jo de los recursos naturales?, ¿ cómo se diferenciaba la relación P - R N entre los descendientes de l pueblo?, ¿en qué se basaba esa diferenciación?

A la luz de la confrontación entre la teoría y la praxis, observamos que la relación P - R N existente en San Nicolás T o t o l a p a n n o podía ser e n t e n d i d a si n o comprendíamos la r e d de relaciones de la que era re ­sultado; igua lmente nos d imos cuenta de que el c onoc imiento n o po­día ser r iguroso si lo observábamos sólo desde el contexto teórico en el cual l o habíamos enmarcado in i c ia lmente ; parafraseando a T u c k e r (1998) , e l c o n o c i m i e n t o científ ico der iva también de la natura leza subjetiva de la vida social que allí se amalgama.

Basados en estas reflexiones entramos en la dinámica de reforzar los conceptos teóricos fundamentales para dar cuenta del prob lema de

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investigación que debíamos enfrentar, y responder así la pregunta cen­t r a l , que q u e d ó replanteada de la siguiente manera : ¿ c ó m o se re lac io ­n a n los descendientes de los fundadores de l pueblo de San Nicolás T o -tolapan, comuneros y ejidatarios, con los recursos naturales que poseen o sobre los cuales reclaman derechos, en tanto n o se han desplazado de su lugar de or igen pero han sido alcanzados por la mancha urbana?

Esta pregunta y las anteriores nos ob l igaron a re f lexionar sobre e l p rob l ema de la integración de sociedades tradicionales y modernas, y a acercarnos a ejes teóricos c o m p l e m e n t a r i o s a los anter iores . Si b i e n Redf ie ld (s.f.; 1973) ya había hecho referencia a la distinción entre u n a urbanización p r i m a r i a y u n a secundaria, 1 3 era necesario observar hasta qué p u n t o éstas seguían coexistiendo en la per i fer ia urbana y ver q u é consecuencias tenían en relación con los recursos naturales. Los tipos de relación P - R N que pudiéramos encontrar hoy en la per i fer ia u r b a n a son consecuencia de l encuentro o "desencuentro" de estructuras d i f e ­rentes ( cu l tura les , e conómicas y sociales) en u n m i s m o m o m e n t o y área t e r r i t o r i a l , y éstas, a l p r o v e n i r de d i s t intos sistemas sociales, se mueven con d i ferente r i t m o . E n este contexto analítico r e c u r r i m o s a los conceptos de integración de B e r i a i n ; universo simbólico de Berger y L u c k m a n n , y campusy habitusáe Bord ieu .

E n l o que respecta al p r i m e r concepto, Ber ia in (1996: 9) expone que hablar de integración significa dar cuenta también de su alteridad, de su ausencia o de su déficit. L a relación P - R N en la per i f er ia u r b a n a puede ser explicada, entonces y en parte , p o r u n proceso de integra ­c i ón i n c o m p l e t o de la poblac ión de o r i g e n r u r a l , que c on todos sus recursos naturales, derechos legales y herenc ia c u l t u r a l , es absorbida p o r la m a n c h a urbana . S iguiendo la lógica de Ber ia in , en el instante e n que la población in i c ia e l proceso de integración a la vida u r b a n a se expone a ta l multiplicación de nuevos ámbitos sociales que empie ­za a c o m p a r t i r c on otros grupos humanos los mismos espacios y t i e m ­pos, aunque n o el mismo espacio social, e i n c o r p o r a en su lógica valo­res y n o r m a s d i s t i n t o s a los de su tradic ión , c o m o e l i n t e r c a m b i o ind iv idual i zado de los recursos naturales p o r d i n e r o y poder .

L a p e r i f e r i a u r b a n a , c o m o c o n t e x t o a m p l i o de transformación de las relaciones sociales y de l uso de los recursos naturales , p r o d u -

1 3 L a p r i m e r a n o n i e g a n i destruye l a ant igua c u l t u r a folk, s ino que l a d e s a r r o l l a d e n t r o de los mismos valores; l a segunda , p o r e l contrar io , supone e l surgimiento de valores y de u n a estructura social que modif ica sustancialmente la c u l t u r a r u r a l y tradi­c i o n a l .

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ce f racturas en la relación que los descendientes de los f u n d a d o r e s d e l p u e b l o h a n establecido o r i g i n a r i a m e n t e con los recursos n a t u r a ­les, y der iva en d i ferentes posic iones f r e n t e a e l l os . 1 4 T a l d ivers idad de posic iones se re lac iona también c o n la transformación y c r i s ta l i ­zac ión de los "universos s imbó l i cos " de los i n d i v i d u o s vistos c o m o procesos de significación. E n otras palabras, c o n real idades que n o son n e c e s a r i a m e n t e las de la e x p e r i e n c i a c o t i d i a n a p e r o q u e son "retenidas p o r [a lgunos de] los i n d i v i d u o s y estereotipadas en el r e ­c u e r d o c o m o e n t i d a d e s r e c o n o c i b l e s y m e m o r a b l e s " ( B e r g e r y L u c k m a n n , 1997: 9 1 ) . Parafraseando a Berger y L u c k m a n n (idem), la re lac ión P - R N de hoy e n la p e r i f e r i a u r b a n a se exp l i ca p o r e l e n ­c u e n t r o o choque de la h i s t o r i c i d a d de los descendientes de l p u e b l o c o n u n c o n t e x t o u r b a n o q u e n o la c o n s i d e r a v i a b l e . E l h e c h o d e q u e e l p o b l a d o de San Nico lás T o t o l a p a n ex i s ta desde l a é p o c a prehispánica, sus pob ladores hayan sido considerados desde la Co­l o n i a c o m o u n a c o m u n i d a d , y reconoc idos c o m o ej idatarios d u r a n ­te e l proceso revo luc i onar i o , es u n a exper ienc ia r e t e n i d a y sed imen­t a d a i n t e r s u b j e t i v a m e n t e e n l a c o n c i e n c i a de los i n d i v i d u o s d e l g r u p o . D i c h a e x p e r i e n c i a , r e l a c i o n a d a c o n los R N , c o m p a r t i d a y t r a s m i t i d a lingüísticamente de u n a generación a o t r a en la p e r i f e r i a u r b a n a , m a n t i e n e relevancia sólo en algunos de los ind iv iduos q u e j a -más la v i v i e r o n ; en o t ros es fáci lmente sust i tu ida p o r los universos simbólicos proporc i onados p o r las i dent idades m o d e r n a s que o f re ­cen dist intas relaciones económicas y políticas y posiciones ventajo ­sas hac ia f u e r a d e l g r u p o o r i g i n a l .

Esa alteridad señalada p o r Ber ia in es lo que posibilitaría que den ­t r o de u n g r u p o social con los mismos antecedentes culturales se regis­tre hoy diferentes comportamientos , incluso contradictorios , f rente al mane jo y uso de los recursos naturales; desde los basados en u n a "soli­d a r i d a d mecánica" que surge de las normas , creencias y valores c o m ­part idos , es decir , de la conciencia colectiva ( D u r k h e i m , 1986); hasta los

1 4 Se encontró que algunos individuos de f ienden l a p e r m a n e n c i a de los recursos natura les , otros a s u m e n posic iones de i n d i f e r e n c i a frente a l a suerte de éstos y otros más que p r i o r i z a n l a valoración económica individual . L a s actitudes de los pr imeros se t r a d u c e n e n prácticas tradic ionales c o m o l a h e r b o l a r i a , s a n e a m i e n t o d e l bosque s i n corte y m a n t e n i m i e n t o de las especies animales ; las de los segundos e n i n d i f e r e n c i a y n o participación e n e l manejo adecuado de los recursos ; las de los últimos e n cambios de uso de suelo de r u r a l a urbano , ventas ilegales de los recursos madereros y permis i -b i l idad p a r a e l acceso de actores sociales externos al ej ido c o n intereses empresariales que n o a s u m e n de m a n e r a c lara el m a n t e n i m i e n t o de los recursos naturales y los bene­ficios p a r a l a c o m u n i d a d .

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apoyados en u n a "sol idaridad orgánica" asentada en la independenc ia de roles especializados (Ber ia in , 1996: 21) pasando por la var iedad de situaciones intermedias en la coexistencia de estas dos posiciones.

E l que las formas de relación P - R N basadas en valores comuni tar ios vayan de jando poco a poco de f o r m a r parte de l acopio c o m ú n de co­noc imientos compart idos y p e r d i e n d o peso relativo en el cuerpo más vasto de la tradición que cohesiona al g rupo , contr ibuye a que la re la ­ción P - R N en la peri feria urbana sea "una relación de condic ionamiento : e l campo estructura el habi tus" ( B o r d i e u y Wacquant , 1995: 87 ) . Esto i m p l i c a asumir que d e n t r o d e l g r u p o en cuestión (los descendientes de los fundadores) , las conductas específicas respecto al uso y manejo de los recursos naturales eran compartidas p o r sus miembros en tanto e l m u n d o social con el que se re lac ionaban tenía las condic iones ob je t i ­vas de las cuales ellos son p r o d u c t o . Pero también aceptar que cuan­d o estas cond i c i ones objetivas ( económicas , cu l tura les , simbólicas) cambian , surgen desfases en los comportamientos ; la relación P - R N se mod i f i ca depend iendo de la capacidad de los ind iv iduos de l g r u p o de preservarla o varía generando diferentes actitudes f rente a ellos: des­de las m u y tradicionales hasta las de rebelión y transformación.

L o anter i o r i m p l i c a también que la relación P - R N sea de "conoc i ­m i e n t o o construcción cognoscitiva". De acuerdo con B o r d i e u , "el ha­b i tus contr ibuye a const i tu i r e l campo como m u n d o signif icante, do ­tado de sentido y de valía, d o n d e vale la pena desplegar las prop ias energ ías" ( B o r d i e u y W a c q u a n t , 1995: 8 7 ) . L a h e t e r o g e n e i d a d de prácticas que caracteriza la relación P - R N en la per i fer ia u r b a n a se ex­presa en la división d e l g r u p o o r i g i n a l en "los c o m u n e r o s " que res­p o n d e n aún a esa "fuerza m o r a l " de la c o m u n i d a d que, i n d e p e n d i e n ­te de ellos, se transforma en la repetición frecuente de actitudes y en su r e p r o d u c c i ó n c o n e c o n o m í a de esfuerzos (Berger y L u c k m a n n , 1997) ; los ejidatarios, que aceptan y empiezan a responder a través de u n a habituación m o d e r n a , mediada p o r el Estado y el capital pr ivado , a nuevas relaciones P - R N ; y, finalmente, d e n t r o de l g r u p o de los ejida­tarios, por los ind iv iduos que subjetivamente empiezan a habituarse a f o r m a s de v ida u r b a n a y a e jecutar acciones ind iv idua l i zadas c o m o pauta de integración a ésta.

L a estrategia de análisis

Para reconocer la relación P - R N se decidió que era necesario d e t e r m i ­nar los recursos naturales a los que íbamos a hacer referencia. Obser-

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vamos que hasta el m o m e n t o n o habíamos precisado cuáles eran és­tos y e n d ó n d e se loca l izaban. ¿Podíamos r e f e r i r n o s a "los recursos naturales" en general , o debíamos preguntar a los ej idatarios y c o m u ­neros c o n cuáles se r e la c i onaban ellos?, ¿era a t inado d e l i m i t a r u n a zona c o n recursos naturales específicos o era factible preguntar sobre su uso independ ientemente de su ubicación?

M e d i a n t e u n a visita de c a m p o e n c o n t r a m o s que los e j idatar ios de San Nicolás T o t o l a p a n sólo se re lac i onaban c o n los recursos n a ­tura les d e l e j i d o ; los c o m u n e r o s , e n c a m b i o , se r e l a c i o n a b a n c o n u n a zona boscosa cont igua al e j ido que se encontraba en l i t i g i o c o n e l p u e b l o de l a M a g d a l e n a A t i t l a y q u e d e n o m i n a b a n " la zona co­m u n a l " . Dec id imos entonces a g r u p a r los recursos naturales e n tres g randes categorías: agua, bosque y zonas de c u l t i v o , p e r o d i f e r e n ­ciarlas según se ub i caran en el e j ido o la zona c o m u n a l . Ej idatar ios y c o m u n e r o s debían dar t e s t i m o n i o de los antecedentes de la l u c h a p o r los recursos, expl icar c ó m o habían cambiado éstos y su relación c o n e l los , cuál era e l uso y e l m a n e j o que hacían de el los y cuál e l que ac tua lmente hacen, y r e f e r i r los prob lemas que en f rentaban e n esa relación.

Para observar e l proceso de integración de los descendientes de los fundadores d e l pueb lo a la p e r i f e r i a u r b a n a y conocer a grandes rasgos l a relación de c o n d i c i o n a m i e n t o o construcción cognoscitiva, se dec id ió que era necesario r e c u r r i r a aquellas técnicas de análisis que p e r m i t i e r a n descodificar la construcción y reconstrucción de las prácticas en la v ida cot idiana. Igua lmente había l legado el m o m e n t o de acercarnos a alguna técnica que nos faci l i tara observar la transfor­mación de los recursos naturales de l lugar.

Las técnicas de análisis

E n la búsqueda de técnicas para acercarnos a la dimensión ambienta l en la v i d a c o t i d i a n a , advert imos que las entrevistas en p r o f u n d i d a d j u n t o c o n las histor ias de v ida , h a n sido las técnicas más re curr idas para ese n ive l de análisis. 1 5 E l inconveniente radica en que su aplica-

1 5 P o r q u e p e r m i t e n : a) u n a explicación de los aspectos subjetivos que reflejan có­m o los sujetos se r e l a c i o n a n c o n los recursos naturales ; b) captar l a totalidad de l a ex­p e r i e n c i a respecto a l m e d i o natura l e n el t iempo y e n e l espacio , i n c l u y e n d o l a cons ­trucción de las re laciones desde la infancia hasta el presente; c) i n c o r p o r a r los cambios significativos tanto personales c o m o d e l contexto socia l , que l levan a u n a p e r s o n a a

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c ión requiere de u n a gran cant idad de recursos económicos y t e m p o r a ­les, de los que no disponíamos para esta investigación. 1 6 Sin presc ind ir t o ta lmente de ellas, se buscaron métodos alternativos y c o m p l e m e n t a ­r ios que nos p e r m i t i e r a n m a x i m i z a r los recursos e c o n ó m i c o s y t e m ­porales de que disponíamos.

C o m o partíamos d e l supuesto de que se presentaban conductas heterogéneas en el i n t e r i o r de u n g r u p o proveniente de la m i s m a cu l ­t u r a , supusimos que n o era necesario hablar con cada persona mayor de 60 años para acercarnos a la tendencia p r i n c i p a l en que los i n d i v i ­duos se r e la c i onaban c o n los recursos naturales ; sólo teníamos que p r o f u n d i z a r en las entrevistas c o n algunos e j idatar ios y c o m u n e r o s p a r a que nos i n d i c a r a n las tendenc ias de los c o m p o r t a m i e n t o s de los i n d i v i d u o s en el i n t e r i o r de esos grupos . Esto pod ía conseguirse a p l i c a n d o la técnica de J e l l i n e k 1 7 m e d i a n t e la cua l los i n f o r m a n t e s responden u n cuestionario de opinión. Se consideró que esto resulta­ría conveniente cuando se p lantearan preguntas referentes al m a n e j o inadecuado de los recursos naturales o prácticas devastadoras de los mismos. C o m o observa Natera (1982) , e l hecho de que los i n f o r m a n ­tes n o se sientan obligados a referirse a sus propias actitudes o las de sus hijos, los an ima a hablar con más certeza de los hechos y actitudes ante problemáticas específicas.

E n lo que se refiere a los recursos naturales, u n a socióloga que ha trabajado d u r a n t e varios años con comunidades rurales nos in formó sobre u n a técnica d e n o m i n a d a el "mapa de recursos"; los pobladores debían d i b u j a r los recursos naturales con los que se re lac ionaban en dos momentos : antes de que la zona entrara en u n proceso de rápida urbanización (época base) y en la actualidad. Esta técnica nos p e r m i t i ­ría conocer cuáles eran y son los recursos naturales de que d isponen y en consecuencia c ó m o se habían transformado éstos; c ó m o era y es la zona (el área urbana, el e j ido, el área comunal ) y la c o m u n i d a d (la po­blación) ; quiénes habían sido y son los actores sociales que están en contacto c on los recursos naturales; c ó m o eran y son las prácticas y el mane jo de ellos, y cuál era y es el estado en que se encuentran.

m a n t e n e r , agregar o mezclar prácticas que redef inen su forma de crear y recrear e l me­dio c i r c u n d a n t e .

1 6 E l apoyo p a r a l a investigación fue mínimo y n o dispusimos de d i n e r o p a r a real i ­zación y transcripción de m u c h a s entrevistas.

1 7 E s t a técnica d e l informante proviene de la antropología y h a sido adaptada y sis­tematizada c o n gran éxito e n México p o r G u i l l e r m i n a N a t e r a p a r a enfrentar proble ­mas concretos de salud (Natera, 1982) .

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C o m o los objet ivos de las dos técnicas menc ionadas se c o m p l e ­m e n t a b a n (con n i n g u n a de las técnicas se espera que los i n f o r m a n t e s d igan qué , c ó m o , d ó n d e , cuándo, n i c on qué frecuencia él o ella l leva a cabo ciertas prácticas, sino que proporc i onen información respecto a la dinámica de su c o m u n i d a d a l rededor de la problemática de estu­d i o ) , a l i gua l que su dinámica (ambas consisten en i d e n t i f i c a r i n f o r ­mantes y r e u n i r l o s ) , se cons ideró que c o n j u n t a m e n t e podrían acer­c a r n o s a l c o n o c i m i e n t o de los c o m p o r t a m i e n t o s c o m u n i t a r i o s respecto de l m e d i o n a t u r a l ; aplicadas al caso concreto que nos ocupa­ba, ambas nos ofrecían la pos ib i l i dad de captar la visión subjetiva de los in fo rmantes acerca de la conducta de sus semejantes y la de obser­var di ferentes aspectos relativos a los recursos naturales y e l c o m p o r ­t a m i e n t o c o m u n i t a r i o f rente a ellos.

E l diseño de los ins trumentos

Def in idos los ins trumentos para captar la información, llevamos a ca­bo u n a caracterización de las part i cular idades sociodemográficas de los hab i tantes de San Nicolás T o t o l a p a n basada en las A G E B corres­pondientes al conteo de población de 1995, y procedimos a hacer las adecuaciones de los instrumentos necesarias para este estudio. Se h i ­c i e r o n varias m o d i f i c a c i o n e s a l a técnica de J e l l i n e k . 1 8 P r o p u s i m o s acercarnos a u n i n f o r m a n t e clave p o r cada g r u p o d i ferenc iado (ej ida-tarios y comuneros ) para que estableciera contacto con los m i e m b r o s de su g r u p o , seleccionara los in formantes de la vida cot id iana (entre seis y o cho ) y los r e u n i e r a para que contestaran el cuest ionar io y d i ­b u j a r a n los mapas de recursos. E l i n f o r m a n t e clave n o debía ser e l Comisariado E j ida l n i el representante de los comuneros , pues proba­b l emente ellos intentarían hablar acerca de su gestión dando u n a v i ­sión sesgada p o r sus intereses, pero sí u n a persona adulta con conoc i ­m i e n t o de la zona y c on u n a b u e n a relación c on los hab i tantes d e l lugar . Ya conformados los grupos, propusimos realizar reuniones con ellos p o r separado. 1 9 A cada u n o de los part ic ipantes d e l g r u p o se le informó que debía responder p o r separado el cuestionario y referirse a los d ist intos c o m p o r t a m i e n t o s que se daban en e l i n t e r i o r d e l g r u ­po ; pod ía hablar de parientes, compadres, amigos o vecinos, se lleva-

1 8 P a r a l a aplicación de la técnica de J e l l i n e k e n México véase Natera , 1982. 1 9 E l número de los grupos estaba d e t e r m i n a d o por los recursos económicos dis­

ponibles p a r a el proyecto.

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r a b i e n c o n ellos o no . Si algún i n f o r m a n t e no sabía leer n i escr ib ir , sería ayudado p o r los entrevistadores. Se calculó que e l t i e m p o para responder e l cuest ionar io sería a p r o x i m a d a m e n t e de u n a h o r a c o n t r e i n t a minutos .

Después de u n re f r iger io se e laboró el mapa de recursos. A cada u n o de los grupos se le pidió que d ibu jara en con junto , sobre u n pa­p e l b l a n c o , dos mapas: u n o , sobre c ó m o r e c o r d a b a n a San Nicolás T o t o l a p a n antes de que el pueb lo fuera absorbido p o r la m a n c h a u r ­bana; en e l o t r o plasmarían su percepc ión de los recursos n a t u r a l e s de San Nicolás T o t o l a p a n en la actual idad. Los entrevistadores graba­r o n la sesión - p r e v i a autorización de los i n f o r m a n t e s - y les p r e g u n t a ­b a n acerca de lo que iban d i b u j a n d o y describiendo con el fin de evi­tar imprecisiones y l lenar vacíos.

C o n respecto al c u e s t i o n a r i o , se d iseñó u n f o r m a t o de 60 p r e ­guntas cerradas y 12 preguntas abiertas que, además d e l reg is tro c o n los datos básicos de l i n f o r m a n t e , capturaban información d e cuatro áreas temáticas: 1) acceso, m a n e j o y uso de los recursos naturales de la zona; 2) mane jo de desechos domést icos ; 2 0 3) acciones sobre situa­ciones de c o n t i n g e n c i a c o m o incend ios y plagas, y 4) o p i n i o n e s d e l g r u p o y percepciones.

Los elementos considerados en el mapa de recursos f u e r o n : los lí­mites de l área donde estaban los recursos naturales, los destinos (pa­r a asentamiento h u m a n o , tierras de uso común y parcelas) y los usos de suelo (cult ivo , pastizales, bosques y otros ) . Además, la representa­c i ó n de s i tuac iones re conoc idas o f a m i l i a r e s de a c u e r d o c o n la si­g u i e n t e clasificación: los n o m b r e s de los sitios, parajes y lugares ; la presencia de personas o inst i tuc iones de poder en ellos; las act iv ida­des que allí se real izaban; los recursos naturales que allí existían; las h e r r a m i e n t a s d isponibles , y otros aspectos que cons ideraran i m p o r ­tantes y n o hubiesen sido inc luidos .

Para d e l i n e a r c o n mayor certeza e l l u g a r que h a n o c u p a d o los descendientes de los fundadores de l pueb lo en el marco más a m p l i o de la dinámica de integración social, además de la realización de los cuestionarios y e l mapa de recursos, buscamos información e n el ar­chivo de la Re forma A g r a r i a y revisamos algunas tesis y monografías sobre San Nicolás T o t o l a p a n .

2 0 N o se i n c l u y e r o n características de l a infraestructura básica, ya que sus c o n d i ­c iones generales n o están determinadas por las prácticas cotidianas sino más b ien por l a d isponibi l idad y cal idad de los servicios.

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Conclusiones

Esta exper i enc ia de investigación nos l leva a dos t ipos de conc lus io ­nes: las que se re f i eren estrictamente al campo de l c onoc imiento q u e nos ocupa , y las que se r e l a c i o n a n más específ icamente con la cons­trucción teórico-metodológica de l p rob lema .

Respecto al p r i m e r p u n t o , la relación P-RN en la peri fer ia de la C i u ­dad de México es u n a real idad social sometida a cambios rápidos p e r o también discontinuos cuyo conoc imiento sistemático no es fácil de e n ­frentar. E l área estudiada fue vista como u n campo sin fronteras espacio-temporales en donde los elementos tribales que permanecen en la subje­t i v i d a d de los i n d i v i d u o s se mezclan y se rechazan con las estructuras sociales y económicas propias de la vida urbana, dando como resultado una fragmentación de las formas de uso, apropiación y manejo de los re­cursos naturales basadas en pr inc ip ios comunitar ios . D i cha fragmenta­ción se traduce en prácticas que van desde la conservación de los recursos naturales hasta transformación total del suelo de rura l a urbano, pasando por todo tipo de combinaciones intermedias entre estos dos extremos.

E l que u n p o b l a d o de o r i g e n r u r a l sea absorbido p o r la m a n c h a u r b a n a t iene c o m o consecuencia que la relación entre la pob lac ión nativa con los recursos naturales pase a ocupar cada vez menos espa­cio en la vida cot id iana de sus miembros ; que la t i erra , de ser trabajo y sustento a la vez, pase a ser u n a act ividad secundaria y u n recurso e n función de la v ida urbana , y que el valor c u l t u r a l y ambienta l que guía la relación de los fundadores de l pueb lo con los recursos naturales va­ya p e r d i e n d o peso ante la preponderanc ia que adquiere el valor eco­n ó m i c o de l suelo en la per i f e r ia de la c iudad . Esto p o r f o r t u n a no sig­n i f i c a q u e p o d a m o s a f i r m a r q u e l o u r b a n o , e n t a n t o u n i v e r s o s imból ico que t i ende a quedarse más a d h e r i d o a la r e a l i d a d , p u e d a permanecer p o r s iempre e n esa posic ión; u n a conveniente relación P-RN puede ser reforzada mediante la aplicación de u n a adecuada le­gislación ambienta l y urbana , y la capacidad de organización c o m u n i ­tar ia ; re forzar u n a y o t r a podr ía crear u n campo de acción que c o n argumentos contundentes adquiera poder suficiente para imponerse .

E n lo que se ref iere a la cuestión metodológica , es necesario e n ­tender que la c o m p l e j i d a d a que está sometida la relación P-RN en la per i f e r ia de la c iudad , concebida como zona de transición r u r a l a u r ­bana, n o debe ser vista como u n a limitación metodológica, sino como u n a pos ib i l idad analítica que nos p e r m i t e caminar p o r u n a m p l i o r a n ­go in terpre tat ivo . Y esto t iene sus ventajas.

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L a p r i m e r a ha sido que , al l levarnos a revisar investigaciones rea­lizadas t a n t o en e l ámbito u r b a n o c o m o en el r u r a l , hemos p o d i d o observar que las metodologías util izadas en esos estudios n o son nece­sar iamente excluyentes , s ino c o m p l e m e n t a r i a s . Esto nos a u t o r i z a a usar concertadamente variables util izadas t rad i c i ona lmente e n ámbi­tos rurales o urbanos , pero n o en ambos, y a su vez, nos lleva a supe­r a r , o al menos a i n t e n t a r l o , hábitos disc ipl inarios expresados e n la se­lecc ión, captura e interpretación de u n solo t i p o de información.

L a segunda es que , en la m e d i d a de nuestros hallazgos, nos per­m i t e alterar el camino trazado in i c ia lmente . Si b i en en l o básico p a r t i ­mos de una hipótesis de trabajo , e l diseño de investigación fue evolu­c i onando y reacomodándose c o n t i n u a m e n t e con forme transcurrió e l trabajo de campo; la construcción de l objeto de estudio n o se d i o p o r t e r m i n a d a sino hasta que fue posible esclarecer la r e d de relaciones sociales que pretendíamos conocer. Esta flexibilidad para trazar el ca­m i n o nos d i o más t i e m p o para re f l ex ionar sobre nuestras a p r o x i m a ­ciones teórico-metodológicas, ajustar con mayor certeza el n ive l teóri­co a los hallazgos provenientes d e l empír ico , r e c o n s t r u i r los p u n t o s de contacto e n t r e los d i s t in tos niveles de la r e a l i d a d y atravesar sin m u c h a d i f i cu l tad los límites disc ipl inarios .

E l no estar atados a una teoría específica o l imitados por u n a técni­ca estadística de preguntas cerradas y búsqueda de agregados, nos faci l i ­tó u n acercamiento a técnicas de investigación, como el mapa de recur­sos, casi n u n c a u t i l i z a d a s e n las zonas p e r i u r b a n a s . A d e m á s , nos permitió reor ientar nuestra investigación a las posibilidades concretas que la real idad social nos ofrecía, verif icar la capacidad explicativa de los conceptos que íbamos ut i l i zando , e i n t r o d u c i r , cuando fue necesa­r i o , otros nuevos que explicaran situaciones prácticas y hallazgos n o pre­vistos con anter ior idad pero surgidos en el proceso de conocimiento .

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