La reconquista

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LA RECONQUISTA El plan de San Martin. Su permanencia al frente de las tropas encargadas de operar sobre el Alto a Perú convenció a San Martin de que la solución de la guerra no podía hallarse en esa región, pues cada vez que los patriotas penetraban en la meseta eran derrotados por los realistas y cuando estos bajaban al territorio argentino corrían igual suerte. Ante este hecho, que se venía repitiendo desde hacía 4 años, San Martin elaboro su plan: 1. Mantener en el sur una guerra puramente defensiva; 2.Organizar en Mendoza un ejército pequeño y bien disciplinado; 3. Invadir a Chile y derrotar a los realistas de este país; 4. Apoyar aquí un gobierno sólido y amigo; 5. Pacta alianza con este gobierno y unir las fuerzas y 6.Invadir por mar el Perú. Como Carrera siguiese llamándose “supremo gobierno del reino de Chile” y desconociese la autoridad del gobernador, este lo envió con sus parciales a Buenos Aires. El ejercito de los Andes. San Martin obtuvo auxilios del gobierno de Buenos Aires, aparento ante Osorio intenciones amistosas y pacificas, envió a Chile noticias tranquilizadoras para los realistas, exigió de los vecinos de Mendoza verdaderas contribuciones de guerra, liberto a los esclavos negros siempre que se enrolasen en sus tropas e incorporo a ellas a la emigración chilena que seguía a O’Higgins y a aquellos soldados de Carrera que estuviesen dispuestos a servir bajo sus banderas. Al mismo tiempo, enviaba a Chile emisarios de diversas condiciones sociales, que bajo el disfraz de expulsados de Mendoza, venían a este país a proclamar su arrepentimiento y a hacer circular noticias hábilmente calculadas para engañar a las autoridades realistas. Las guerrillas de Manuel Rodríguez. A fin de mantener disperso el ejercito de Marco, superior al suyo, San Martin encargo a Manuel Rodríguez emprender en Chile una campaña de montoneros.

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LA RECONQUISTA

El plan de San Martin.

Su permanencia al frente de las tropas encargadas de operar sobre el Alto a Perú convenció a San Martin de que la solución de la guerra no podía hallarse en esa región, pues cada vez que los patriotas penetraban en la meseta eran derrotados por los realistas y cuando estos bajaban al territorio argentino corrían igual suerte.

Ante este hecho, que se venía repitiendo desde hacía 4 años, San Martin elaboro su plan: 1. Mantener en el sur una guerra puramente defensiva; 2.Organizar en Mendoza un ejército pequeño y bien disciplinado; 3. Invadir a Chile y derrotar a los realistas de este país; 4. Apoyar aquí un gobierno sólido y amigo; 5. Pacta alianza con este gobierno y unir las fuerzas y 6.Invadir por mar el Perú.

Como Carrera siguiese llamándose “supremo gobierno del reino de Chile” y desconociese la autoridad del gobernador, este lo envió con sus parciales a Buenos Aires.

El ejercito de los Andes.

San Martin obtuvo auxilios del gobierno de Buenos Aires, aparento ante Osorio intenciones amistosas y pacificas, envió a Chile noticias tranquilizadoras para los realistas, exigió de los vecinos de Mendoza verdaderas contribuciones de guerra, liberto a los esclavos negros siempre que se enrolasen en sus tropas e incorporo a ellas a la emigración chilena que seguía a O’Higgins y a aquellos soldados de Carrera que estuviesen dispuestos a servir bajo sus banderas.

Al mismo tiempo, enviaba a Chile emisarios de diversas condiciones sociales, que bajo el disfraz de expulsados de Mendoza, venían a este país a proclamar su arrepentimiento y a hacer circular noticias hábilmente calculadas para engañar a las autoridades realistas.

Las guerrillas de Manuel Rodríguez.

A fin de mantener disperso el ejercito de Marco, superior al suyo, San Martin encargo a Manuel Rodríguez emprender en Chile una campaña de montoneros.

“Rodríguez, por su audacia y valor, se convirtió luego en un héroe popular. Sus guerrillas distrajeron a las tropas entre el Maipo y el Maule. Para sus correrías reunió un grupo de hombres de audacia ilimitada, y aun verdaderos bandidos. Estas bandas se dispersaban por los campos dando golpes esporádicos donde menos se les esperaba. Un famoso salteador, Miguel Neira, ovejero en su juventud y que había adquirido triste reputación, capitaneaba una de estas bandas”

“Las cabezas de Rodríguez y Neira fueron puestas a precio por Marco de Pont; pero tanto era el prestigio de Rodríguez que nadie lo delato” (Agustín Edwards)

La influencia de esta guerrilla en el desenlace de Chacabuco fue considerable. Contribuyo sin duda a la desorientación de Marco, que San Martin organizo astuta y pacientemente desde el otro lado de los Andes.

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Batalla de Chacabuco (12 de Febrero 1817)

Los movimientos de San Martin, efectuados con la precisión de un reloj, desconcertaron a los realistas, que no alcanzaron a reunir todo su ejército, que era muy superior en número al chileno-argentino.

San Martin, no queriendo dar a los realistas el tiempo de concentrar todas sus fuerzas y sabiendo que la división de Maroto no estaba separada de el por más que la cuesta de Chacabuco, ordeno que las divisiones de O’Higgins y Soler escalaran los cerros y cayeran sobre los realistas, que ocupaban la falda de aquella.

O’Higgins comenzó el combate, atacando a la bayoneta las posiciones de Maroto. En seguida, la llegada de las fuerzas de Soler consumo la derrota de los realistas.

Maroto y más de 600 oficiales, funcionarios y soldados se embarcaron en Valparaíso, trasladándose en seguida al Callao. Marco, que había huido a San Antonio, no hallo ahí el barco que creía encontrar y se dirigió a Valparaíso, siendo capturado en la hacienda de Las Tablas. Días después entrego su espada a San Martin, quien lo envió prisionero a la Argentina, donde murió en 1819.

La victoria de Chacabuco, aunque rápida y poco sangrienta, aseguro la libertad de las provincias de Santiago y Coquimbo: pero la guerra iba a proseguir en la de Concepción, donde los realistas disponían de importantes fuerzas.