La Psicologia Limites de La Objetividad
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tas y respuestas que se han formulado acerca del comportamiento?; ¿por
qué estas respuestas no han sido satisfactorias?; cuando se habla de la
evolución o el desarrollo de la psicología, ¿qué problemas se han detec
tado?; ¿cuáles han sido las limitan es en los supuestos, los métodos, las
técnicas de observación, de experimentación, de aplicación lógica omatemática, cuando se han formulado tales preguntas y sus respuestas
correspondientes?; ¿por qué razones una pregunta o un sistema de pen
samiento se hacen caducos?; ¿cuáles hechos, nuevas observaciones onuevas concepciones teóricas hicieron repensar el problema?; ¿qué
cambios ha provocado pasar de una concepción a otra?
Colocar a la psicología en este con exto para obtener su configuracióny sus alcances, es una tarea que pone en juego delicados procedimientos
de interpretación y evaluación, ya que requiere situar preguntas y res-puestas de la psicología en los contextos científico, técnico filosóficosocial y económico en que surgieron y definir su contribución a los pro
blemas que la psicología se plantea en el presente. La tarea es ardua, pero
sin lugar a dudas rendirá sus frutos.
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za psicologí
os límites de l objetivid d
ADRIÁN MEDINA LiBERTY
Es un error pedir o lo ciencia lo prueba de la objetividad de loreal. porque esta objetividad es una concepción del mundo.una filosofía y no puede ser un dato científico.
ntroducción la filosofía de la praxis
GR MSCI
Analizar el tema de la objetividad en el conocimiento de la psicolo
gía implica adentrarse en un problema tan fascinante como complejo.
En tanto una propiedad del conocimiento, la objetividad, quizá sea la
característica más deseada y venerada en el mismo, pero no por ello es
la más transparente ni la más precisa.
Objetividad es una palabra ambigua y a menudo inaprehensible,
sin embargo, las ciencias, la psicología incluida, difícilmen te pueden
prescindir de ella. Con frecuencia se ha pretendido compendiar yrepresentar mediante este término el ideal más alto de la ciencia: el
conocimiento puro. Así, algunos científicos han creído encontrar en
la objetividad la justificación racional de su quehacer, con lo cual laconvierten en una norma y en una perspectiva que se postula como di
rección de la ciencia. En este sentido, el psicólogo debería situarse
ante la disyuntiva de ser considerado como científico en caso de cum
plir con los preceptos de esta norma o por el contrario, en el mejm de
los casos, con vocación de científico si se aparta de ellos.
Naturalmente, una concepción como la anterior tiene un perímetro
muy restringido y acaso contribuya a tornar más confuso el problema, ya
que implica la reducción de éste al planteamiento maniqueo de una pala-
• Departamento de Psicología General Experimental y Metodología, Facullad de Psicología,
UNAM
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ridad: lo científico y lo no científico o en otras palabras, lo que se debe ylo que no se debe hacer. Pensar así es atribuir a la objetividad una jerarquía de tribunal supremo al que habría que acudír siempre que se quisie- ·ra dírimir una disputa o descalificar una posición antagónica. El abortosería el sucedáneo de la controversia, ya que cualquier díscusión quedaría frustrada antes de que pudiera manifestarse plenamente.
En realidad, en el concepto de objetividad se entrecruzan preguntas e intereses tan dí versos, y en ocasiones tan antagónicos, que el problema aparece como un archipiélago muy difuso en la geografía de lasciencias . Precisamente, el propósito de este trabajo es intentar rehabi
litar el significado del concepto de objetividad en la psicología. Esteintento no está orientado al descubrimiento de respuestas, sino a lafertilización de preguntas; no obstante al final se proponen algunasconclusiones, con el fin de que de ellas se desprendan más dudas queaseveraciones. Una interrogante es movimiento, una respuesta es anestesia para la imaginación.
DOS APROXIMACIONES EN RELACIÓNCON EL DESARROLLO DE LA CIENCIA
La pregunta acerca de la objetividad del conocimiento psicológico.Implica, al mismo tiempo, la siguiente pregunta: ¿cómo se hace posibleeste conocimiento en cuanto tal? A partir de esta interrogante se han ge-nerado díferentes aproximaciones al problema, una de las cuales -quizála más romántica, pero también la más ingenua y equivocada- concibea la producción científi ca como el resultado de la existencia de hombresdotados de una capacidad excepcional, que constantemente obligan a lanaturaleza a rendír sus secretos ante la pujanza de los métodos hábilmente desplegados. La superficialidad de los argumentos de esta concepción es tan obvia que éstos caen por su propio peso. Sin embargo, apartir de este punto de vista se han producido alguuas "historias" de lapsicología, en donde el desarrollo de ésta pareciera ser una interminablegalería de "personajes" y un extenso inventario de descubrimientos yhallazgos a menudo sorprendentes. 2
Esta situación es totalmente diferente en los casos de dos aproximaciones al problema planteado, por lo cual merecen especial atención. Setrata de dos tendencias básicas que han generado numerosos enfoques,muchos de ellos de enorme interés. La primera de ellas, denominadatendencia h ci l autonomía está representada por el científico britá-
1 Para una discusión más amplia véase Álvarez y Malina, 1982.2
Los trabajos realizados por Boring (1942 y 1978) ilustran perfectamente esta forma de hacer"historia" de la psicología. Con este comentario no se pretende impugnar por entero la obra de esteautor. Es preciso reconocer que Boring es un investigador serio que siempre se entrega con pasión a sutrabajo pero en el trabajo histórico no basta con las buenas intenciones. Cuando se propone hacer unrecuenlo del desarrollo de una disciplina resulta indispensable tomar en cuenta los determinantespolíticos, económicos e ideológicos -los cuales son prácticamente omitidos por Boring-, de otromodo el desarrollo de una disciplina podría convertirse en una imagen falsa e idealista de la misma.
1. 111 ' U1 I - ~ I I . . . U L U I . J I I 1
nico Michael Polanyi, cuyos postulados son un antecedente de los conceptos sociológicos que posteriormente formuló .Robert Merton acercadel desarrollo de las ciencias. Según PolanyV la práctica científica serealiza y desé\J:rolla medíante un conjunto de reglas, recursos y conductas diferenciadas y específicas que se diseñan especialmente para esefin. En este sentido, la ciencia progresa en virtud de una maquinariainterna que, al margen o a pesar de su entorno sociohistórico, se pone enmarcha con el fin de generar conocimientos y tecnología. Por ello,Polanyi considera que la intervención del gobierno en la libertad de laempresa científica es absolutamente indeseable. Los análisis que este
autor realizó acerca de la situación científica de la Alemania nazi y laUnión Soviética, lo condujeron a la necesidad de pugnar por una escisión entre el Estado y al quehacer de la ciencia; esta última debe conservar su indispensable independencia.
Equidistante del punto de vista de Polanyi se encuentraJohn D. Ber-nal para quien el conocimiento científico es una producción social y
por ello las diferentes formas de definirlo, así como los fines que se hapropuesto lograr y sus posibles aplicaciones, han variado a lo largo de lahistoria.4 Bernal formuló un análisis muy profundo del desarrollo de lasciencias, pero, a diferencia de Polanyi, proponía que dichos análisispodrían ser de enorme utilidad para una mejor planificación estatal delas actividades científicas.
Las consecuencias de estos puntos de vista o de sus múltiples ver
tientes- acerca del problema de la objetividad son obvias. Por un lado,si se acepta la perspectiva de Polanyi (cuyo cercano emulador es elpositivismo), la producción científica es una cuestión interna de laciencia; por lo tanto, la objetividad del conocimiento no sería un temaconcerniente a los marcos sociohistóricos, sino exclusivamente a losrecursos de la ciencia en sentido estricto, es decir, a sus teorías, métodos y técnicas. Por otro lado, si se adopta el punto de vista de Bernal (ola moderna sociológica del conocimiento), la producción de conocimientos (y la pretendida objetividad de los mismos) es una cuestiónque sólo podría ser dirimida con probidad al basar los análisis en unconocimiento profundo del contexto sociohistórico, político y socialen donde se manifiesta aquélla .
Ahora bien, la pregunta ¿qué postura es la correcta? conduce a unatrampa. Al elegir la primera, la tarea a seguir sería apuntalar los recursos de la ciencia para obtener verdades objetivas y permanentes, exentasdel relativismo político y social; pero con ello se corre el peligro deanquilosar y empobrecer el conocimiento mediante la intolerancia. Sinembárgo, optar por la segunda tampoco evita los peligros, puesto queimplica insertarse en los elusivos caminos del relativismo. A cada unosu verdad, como diría Pirandello, o a cada clase social sus intereses eideologías.
3 Polanyi, 1962.
4 Berna , 1979.
5 Mannheim, 1983.
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Como se mencionó anteriormente, es ta forma de plantear el pro
blema es errónea porque no se trata de una disyuntiva tajante, de si la
objetividad es una propiedad del conocimiento que se determina
sociohistóricamente o, por el contrario, se erige con absoluta inde
pendencia del entorno social. No tiene sentido hablar en términos de
una polaridad, cuando la síntesis parece ser lo más apropiado. Sin
embargo, con frecuencia se da mayor importancia a una concepción en
detrimento de la otra. En el caso particular de la psicología, la balanza
se ha inclinado por la posición autónoma de la ciencia. En la mayoría de
los manuales y textos de psicología se invita -o exige- al lector a seguir
una serie de lineamientos con el fin de salvaguardar el carácter científico u objetivo de las investigaciones. A quien sigue estos lineamientos
fielmente se le podrá eximir de todo riesgo de subjetividad; por el con
trario si emite una opinión personal, un juicio de valor o un término
pareciese vago por la ausencia de una definición operacional, sería
criticado por contaminar el trabajo científico con apreciaciones sub
jetivas . Entonces, las apreciaciones acerca de las posibles influen
cias sociales o políticas en el desempeño de la ciencia, no sólo son
escasas o nulas, sino que, se tratan de soslayar por su carácter supues
tamente subjetivista .Por todo lo anterior, es necesario -antes de argumentar en favor de
una necesaria síntesis- analizar lo que tradicionalmente se ha entendi
do por objetividad en la psicología.
De manera genérica, implícita o explícitamente, dentro de la psicología se ha caracterizado a la objetividad de tres modos fundamentales:
a) La objetividad como una propiedad de los términos empleados.
b) La objetividad como propiedad de una teoría.
e) La objetividad como un problema metodológico.
a objetivid d como un propied d de los
términos emple dos
Con el establecimiento del primer laboratorio de psicología experimental en 1879, surgió uno de los problemas más espinosos de la
psicología : ¿cómo hacer concreto lo intangible?, ¿cómo observar lo
inobservable? o, dicho en los términos de la presente problemática,
¿cómo tornar objetivo lo que, por naturaleza, es subjetivo? Wundt fue
el primer psicólogo que, de manera oficial y con recursos técnicos, se
enfrentó al problema de estudiar científicamente algo tan etéreo
como la conciencia. Este problema operó como un poderoso acicate
para el ingenio y la creatividad de los psicólogos, quienes después de
los farragosos cambios ocurridos durante más de 100 años, han apor
tado innumerables posibilidades de solución para poder acceder al
hermetismo inherente a los fenómenos psicológicos. Algunos teóri-
1 1 . Z Ll l ¡ ~ 1 \ U L
cos que se abocaron a este problema consideraron que los fenómenos
psicológicos no eran intrínsecamente subjetivos, sino que el propio
objeto de estudio que se proponía no era del todo objetivo. Es decir,
proponer a la conciencia como el objeto de ·estudio de la psicología era
erróneo, ya que conducía irremediablem énte a un callejón sin salida;
sería cometer un suicidio epistemológico , puesto que la labor del
psicólogo se constituiría en una extraña paradoja, en donde sería
necesario proponer medios objetivos de aproximación hacia instan
cias y propiedades de orden subjetivo.
Motivado por este tipo de reflexiones Watson, entre otros, esta
bleció que la conducta era el legítimo objeto de estudio de la psicología. Paralelamente, se pretendió desterrar, por considerárseles meros
productos de la especulación, a todas aquellas entidades inobserva
bles o repetibles. De esta manera, la paradoja de la psicolo gía se resol
vía como un simple problema de términos. Con el advenimiento del
conductismo, la psicología perdió -como objeto de estudio- sumen-te, su conciencia y el pensamiento, pero adquirió a la conducta como
propiedad legítima. La esencia del conductismo consistía, precisa
mente, en convertir a la psicología en una ciencia objetiva. Para
, lograr este ambicioso propósito se optó por el empleo del método
experimental y por el uso de conceptos con un referente estrictamen
te empírico.
La base de la pretensión conductista es su conocido apego a términos
que se refieran directamente a operaciones experimentales u observaciones empíricas. Un extremo de esta posición, tributaria del empirismo,
lo ejemplifica la conducta del fisiólogo soviético Iván P. Pavlov, quien
cobraba multas a sus colaboradores cada vez que incurrían en el uso de
términos vagos o subjetivos tales como hambre , querer o voluntad .
Esta propensión por los hechos también se manifiesta en la actitud de
B F. Skinner hacia las teorías. Este investigador siempre hizo explícita
su preferencia por los datos y principios empíricos, antes que elaborar
teorías que a la larga pudiesen resultar prematuras o simplemente in
necesarias. 6
Aunque el propósito del enfoque conductista pudiese ser legítimo,
se queda a mitad del camino . Pretender objetividad mediante un apego
estricto a los datos , es parte de una actitud defendida desde las trinche
ras del empirismo, pero que en la actualidad ha perdido toda su vigen
cia. Sin duda alguna, la utilidad de un determinado tipo de lenguaje al
formular una teoría o un marco de referencia, depende en gran medida de
que sus símbolos y las reglas que gobiernan su uso correspondan a las
observaciones y generalizaciones empíricas a las que se refiere la teo
ría y puedan, por lo tanto, representarla. Pero, si bien es cierto que las
observaciones y generalizaciones empíricas influyen en la selección de
los términos con los cuales serán simbolizadas, también es cierto, yde manera fundamental, lo contrario: el lenguaje y los conceptos con los
6 Skinne r, 1950, 19 76a y 19 76b.
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cuales están formuladas las teorías, influyen en la determinación delobjeto por investigar, en el planteamiento de las hipótesis y en el tipo degeneralizaciones y contrastaciones que puedan hacerse.
Debido a loan erior, la solución propuesta por el físico Bridgman aeste respecto tampoco es satisfactoria. Según Bridgman, para que exis
ta una correspondencia objetiva y exacta entre los términos científicos
y sus referentes empíricos, aquéllos deben definirse operacionalmen
te, lo cual implica definir un concepto en función de las operaciones
mediante las cuales se mide; por ejemplo, la definición del concepto
longitud sólo exige la serie de operaciones correspondientes. Las
consecuencias adversas de esta postura son múltiples. A continuación
se examinarán dos de ellas dentro del panorama particular de la investigación psicológica.
Con frecuencia, existen varios procedimientos experimentales
para determinar, por ejemplo, cierta conducta de un organismo
(humano o infrahumano). Sin embargo, debido a que los conceptos
se identifican con una combinación de operaciones, cada procedi
miento experimental definirá un concepto diferente. De este modo,
habrá tantos conceptos distintos de conducta como procedimientos
para determinarla. No obstante, la corriente conductista considera
que estos diferentes procedimientos experimentale s miden la misma
cosa: la conducta. Por lo tanto, la definición operacional no es satisfactoria para analizar el significado.
El propio Bridgman intenta responder a esta objeción, al señalarque la disciplina científica (en este caso, la psicología) no aclara que
en realidad hay diferentes conceptos y los confunde de manera indis
criminada . Pero, aun si se acepta lo anterior, los conductistas, e inclu
so psicólogos de otras corrientes afirman que los diferentes conceptos
de conducta son equivalentes y los emplean como si fueran intercam
biables. De hecho, estos psicólogos no podrían cumplir sus objetivos si
no admitieran tal intercambio. Por consiguiente, para sostener la pos
tura de Bridgman sin descalificar a las teorías psicológicas como un
absurdo m etafísico o como vanas especulaciones, es necesario estable
cer criterios que regulan el intercambio de los diferentes conceptos de
conducta. El único medio para lograr esto consiste en introducir algún
tipo de concepto superteórico o metateórico de conducta que conten
ga los diversos conceptos de conducta definidos operacionalmente.Esta solución no es satisfactoria por dos razones:
a El argumento que justifica la introducción del superconcepto
impide que éste sea definido de manera operacional y, por
consiguiente, al no ser cognoscitivamente significativo esilegítimo.
b Si el superconcepto fuera definible operacionalmente, los otrosconceptos no serían necesarios. 7
7Suppe, 1974.
P 2 LA PSI OLOGÍA 37
l operacionalismo se convirtió en una corriente obsoleta, debido alos sucesivos problemas que planteaba y a su p o s i b i l i d d práctica;
aunque, persistente y deplorablemente, el conductismo aún adopta este
modelo en sus definiciones . Muy pronto, l8s científicos -los físicos fue-ron los primeros- se percataron de que el significado de los términos
que emplean las teorías científicas depende de los principios de tales
teorías, de modo que, para conocer el significado de un término se
requiere conocer la teoría que lo emplea.
De lo anterior se desprende que una distinción entre términos obser-vacionales o empíricos, por un lado, y términos teóricos, por otro, resul
ta errónea, si con ello se entiende que hay una distinción entre datos no
interpretados e interpretados. Por empírico que se lo pretenda, un tér-mino aislado es absolutamente vacío, puesto que su valor y significado
sólo se revelan en virtud de las relaciones que mantiene con el resto de
los términos de un determinado marco conceptual. En este aspecto, Fe-yerabend es muy explícito al señalar que el significado de cualquier tér-mino depende del contexto teórico en el que se presenta. Las palabras
aisladas no significan nada; adquieren su significado al ser partes de
un sistema teórico. 9
En conclusión, los hechos no hacen diferenciables a los conceptos,
aun cuando, naturalmente, siempre es necesario un referente empírico;
los conceptos se diferencian y caracterizan en virtud de las relaciones
mutua s que se establecen entre los diversos conceptos que pertenecen auna red conceptual. Entonces, los conceptos son eficaces y objetivos no
en razón exclusiva de su característica externa, sino gracias a su posi
ción relativa dentro de un sistema teórico. De no ser así, resultaría
incomprensible la utilización que hace la física de un concepto teórico
clásico: el átomo. Este término es teórico por que aún no ha sido posible
observar un átomo directamente, lo cual no es un obstáculo para inferir
su existencia y sus particularidades a partir de ciertas investigaciones.
Estas inferencias siempre ocurren incorporadas al marco de una teoría,
misma que permite realizar una lectura interpretativa de los datos.
En párrafos anteriores se mencionó que el término conducta se
emplea en forma indistinta por los psicólogos de diferentes tendencias.
Pero, esto sólo es cierto en un nivel general y abstracto. Por ejemplo, si
se define conducta como todo aquello que los organismos hacen , ladefinición es tan general que ciertamente es difícil discrepar con ella.
Sin embargo, en un sentido estricto y si se contextualiza teóricamente el
término, éste adoptaría significados no sólo diferentes, sino incluso
antagónicos. Por ejemplo, para Pavlov, la conducta es una actividad
sujeta a procesos de condicionamiento clásico, para un organicista, la
conducta está dirigida propositivamente hacia una meta; para un con
ductista skinneriano, la conducta está gobernada por contingencias de
refuerzo. En este caso, la variedad de significados del concepto de con
ducta es un asunto que no puede dirimirse mediante una búsqueda de
8 Achinstein, 1968.
9 Feyerabend, 1965, pág. 175.
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relaciones entre el término en cuestión y su referente empírico; no setrata de una controversia empírica, sino de índole teórica. 10
En relación con el asunto anterior, Kuhn ha señalado que ninguna
teoría puede ser rechazada o superada si sólo se esgrimen datos empíri
cos. Según Kuhn, para que una teoría pueda invalidarse se requiere la
existencia de otra que la sustituya, lo cual muestra, por otra parte, que eldesarrollo científico no se produce de acuerdo con el estereotipo meto
dológico de falsificación por comparación con la naturaleza 12 sinocomo confrontación entre teorías.
Así se ha detectado una primera caracterización del empleo del
término objetividad : aquel que se implica en los diversos sentidosutilizados en el trabajo científico. Pero el valor de éstos no proviene
exclusivamente de fuentes empíricas, sino también, y de forma sustancial, del marco teórico que les da sentido.
La objetivid d como propied d de un teorí
El aparato anterior ha permitido ubicar plenamente la problemá
tica de la objetividad en la psicología, al poner de manifiesto la
importancia del papel que las teorías desempeñan dentro de la prácti
ca científica. De acuerdo con lo mencionado, las observaciones, las
descripciones y los términos en que se codifican dichas teorías, representan un acto que siempre excede al mero contacto sensorial con la
naturaleza. Un registro observacional o una descripción, van más allá
del puro responder a la sensación inmediata con lo empírico s i es
que existe semejante cosa-, puesto que siempre se efectúan con baseen un marco teórico.
También se ha pensado que establecer un control experimental
riguroso es una manera de prevenirse contra los estragos de la subjetivi
dad. Con ello nuevamente, se margina el papel de la teoría al mismo
tiempo que se intenta privilegiar una metodología. En efecto pocas
veces es posible reconocer que muchas de las aseveraciones acerca de
los fenómenos psicológicos no son sino interpretaciones de lo observa
do obtenidas a menudo por caminos muy intrincados, sin tener plena
conciencia del proceso. Entonces las descripciones no se derivan de
modo exclusivo y directo de la mera percepción de los fenómenos . Con
base en un argumento estrictamente empírico, todas las aseveraciones,
aunque estén en concordancia con los datos de rigurosos registros
observacionales, no dejan de ser ontológicamente consideradas, sino
meras conjeturas a las que se podrían oponer otras conjeturas, tan deacuerdo con datos observacionales como aquéllas.
Como se mencionó anteriormente, la descripción no es una mera
1° Wat e rn s 1958 .11
Kuhn 1971.
l 2 bid . pág. 77
CHIJ d. LH 1- >ILULU \.:7 111
traducción de lo percibido. Aún más, detrás de toda explicación (inde
pendientemente de la manera como se conciba) existe un marco organi
zativo un contexto teórico o conceptual sistemático que les da sentido.
Entonces, es obvio que las observacione¡; ·dependen en su totalidad de
las teorías. Los datos no tienen significado por sí mismos, su importan
cia deriva de su lectura, acto que se establece mediante el indispensable
arbitrio de un marco teórico.Ahora es posible afirmar que la objetividad de una teoría estriba en
su capacidad para organizar los datos y fenómenos que sin ella, y consi
derados uno por uno, se mantendrían aislados y en conjunto, serían con
fusos; en su coherencia no sólo interna sino también con otras teoríasaceptadas y aplicadas a sectores relacionados con la realidad; en su poder
heurístico para responder las preguntas que ininterrumpidamente surgen
durante el curso de las investigaciones, y, por último, en su poder de
fecundidad, es decir, en su capacidad para revelar nuevos fenómenos orelaciones no observadas anteriormente entre éstos. En resumen, la
objetividad de una teoría radica en la coherencia y riqueza de su marco
conceptual y en el poder heurístico derivado de las relaciones concep
tuales que implica. 13
Esta forma de caracterizar a la objetividad parece correcta y en apa
riencia no presenta problemas graves por establecer. Pero a partir de
ella pueden suscitarse algunos equívocos que conviene aclarar. En con
creto existe un problema que aún no ha sido esclarecido, por lo menos
suficientemente. Con frecuencia se piensa -y ésta es una idea heredada
de las concepciones del Círculo de Viena- que una teoría es objetiva en
la medida en que se adecua a su objeto de estudio; es decir, se pretende
lograr una concordancia mimética o isomórfica entre la teoría y su objeto.En este sentido, una teoría sería gradualmente más objetiva en la medi
da en que reprodujera conceptualmente las características y la diná
mica en su objeto de estudio. Esta pretensión de equivalencia entre la
teoría y su objeto implica un importante error epistemológico del que,
a su vez se desprende una consecuencia igualmente equivocada en relación con el progreso científico.
Respecto al primer error mencionado y desde una perspectiva epis
temológica, es posible afirmar que ninguna ciencia trabaja con objetos
concretos o empíricos Aún más, la naturaleza no está fragmentada endiversos objetos ni su constitución es una mezcla o integración de áreas
o niveles temáticos. Si se considera la manera ontológica, la naturaleza
simplemente existe como una totalidad indiferenciada. Sin embargo, el
conocimiento que de ella se obtenga es un asunto de carácter netamen
te humano. El acto de conocer es algo inherente e indesprendible del ser
humano; no puede manifest arse fuera de él ya que es un producto de su
actividad. La actividad humana se constituye, al mismo tiempo, en la
génesis y el desarrollo de todo conocimiento. Por lo tanto, pretender
establecer una equivalencia entre la teoría y su objeto implica, en lu
gar de una aproximación o identificación, una oposición artificial en-
13 Per eyra, 1979.
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tre ambos, puesto que el objeto de la teoría sólo es significativo a laluz de ésta.
La conformación de un objeto de estudio 4 es un acto que se esta
blece por la mediación directa de una teoría. l recortar una parte de
la realidad para su estudio la teoría constituye a su objeto. En primera
instancia, las diferentes ciencias "recortan" o dividen a la realidad en
diferentes niveles: físico, químico, biológico, psicológico, etc. En
segundo término, cada ciencia subdivide su propio campo temático;
por ejemplo, en la psicología existe una amplia -y muchas veces con
fusa- subdivisión en áreas tales como el aprendizaje, la motivación, la
percepción, etc. Inclusive, la propia psicología está fraccionada en teo-rías de tipo socioanalítico, conductista o cognoscitivista, por mencio
nar sólo algunas. Es necesario aclarar que la exposición anterior no se
refiere a dos momentos cronológicamente diferentes, ya que en la
práctica científica ambos ocurren simultáneamente; sólo se han distinguido con fines expositivos .
Entonces, es obvio que el planteamiento de una adecuación entre la
teoría y su objeto es espurio, en cuanto que es la propia teoría la que
identifica y demarca a su objeto. Pero, por si acaso lo anterior no fuera
suficiente para impugnar de manera definitiva esta postura, aún existeotra forma -más sencilla, por cierto- de confrontarla.
Como ya se mencionó, para la postura de la adecuación la equiva
lencia es el ideal a seguir,5
esto es, se pretende lograr, en la medida de
lo posible, que una teoría cualquiera (simbolizada con la letra 1 seaun equivalente de su objeto (simbolizado con la letra O) T = 0). La teo-ría sólo será objetiva en la medida en que se cumpla la mencionada equi-valencia.
Ahora bien, es fácil percatarse de que esta equivalencia presupone
que existe un conocimiento tanto de T como de O. Además, en el caso de
O el conocimiento debe ser completo e inequívoco con el fin de poder
evaluar en qué medida se ha convertido en un equivalente de O. Sin
este conocimi ento no es posible establecer ninguna equivalencia entre
y O. Pero, es evidente que si se posee un conocimiento completo de O
resulta innecesaria. Quizá, alguien podría argumentar que el conoci
miento de O se establece gradualmente a medida que se desarrolla ycompleta y que, por consiguiente, la equivalencia entre Ty O también se
establece gradualmente. Sin embargo, esto proporciona un argumento
extra a favor de la impugnación de la equivalencia, debido a que en rea
lidad todo el conocimientoacerca de O siempre está mediado por T Con
ello, nuevamente, se muestra lo fútil del esfuerzo por edificar a la objeti
vidad de una teoría en términos de una equivalencia posible.
1
4 Esta den o m inación evita que surja otro tipo de artificialidad: la que se establece cuando se
habla ele la existencia ele un "objeto teórico" y de un "objeto real o empírico". Un objeto de es tudio
o un objeto - a sí, a secas-, en tanto sea objeto de y para una cie ncia , no puede ser empírico. En el
nivel de lo empírico o de lo real sólo existe la unidad de la realidad, sin límites o demarcacioneselea lguna especie.
1S Por ejemplo, Russell (1966), habla ele una "ana logía estructural en tre imagen y objeto, lacual debe ser entendid como un concordanci unívoca reversible
CAP 2 LA PSICOLOGÍA 4Entonces, es claro que si se construye una teoría, no es posible
abarcar dos niveles, es decir, el nivel del conocimiento del objeto y el
nivel del conocimiento del conocimiento <;lel objeto, sino únicamente
un nivel. ,No debe sorprender que de esta debatida postura se obtenga un inde
fectible desenlace en la suposición de que el conocimi ento se desarrolla
de manera acumulativa. En efecto, la actitud más coherente frente a un
ideal de equivalencia consiste, precisamente, en suponer que con el
transcurso de los años las nuevas investigaciones añadirán nuevos
datos que, paulatina y acumulativamente, completarán nuestra visión
de la realidad. 16
Esta inclinación por fundamentar el avance del conocimiento con
base en un constante proceso de acumulación, puede ser fácilmente vul
nerada si se analiza, aunque sólo sea de manera superficial, el desarrollo
de las ciencias. Dicho examen revelaría, de inmediato, que el progreso
científico nunca ha sido constante ni posee un carácter aditivo. Con fre-cuencia, aquello establecido como cierto devino en craso error o, en el
mejor de los casos, en una verdad a medias. Las revoluciones generadas
por Darwin en la biología, por Einstein en la física y por Marx en la eco-nomía, ilustran perfectamente esta idea de un cambio radical en el pro
greso científico. En ninguno de los casos mencionados la génesis del
conocimiento, respondió a un mecanismo de acumulación, sino que fue
el resultado de una oposición con el saber previo. La idea de una marcha
desigual en el conocimiento se encuentra, toute proportion gardée, en
Kuhn (1971) como confrontación de paradigmas, en Bachelard (1972 y1973) como superación de obstáculos epistemológicos, en Bernal
(1979), quien concibe el conocimiento como una empresa social, y, por
supuesto, en los pensadores marxistas, quienes han analizado.. la prácti
ca científica no sólo en su carácter estrictamente epistemológico, sino
también en el político, ideológico e histórico (Schmidt, 1976; Kosík,1967; Colletti, 1977; Habermas, 1976 y 1984; por citar sólo algunos).
Aunque el problema esbozado en esta sección se retoma en el cuar-to apartado de este trabajo, resulta oportuno adelantar una breve consi
deración en relación con el mismo. Si se descarta a la equivalencia como
criterio para juzgar a la objetividad de una teoría, queda pendiente esta
blecer un criterio sustituto de aquélla. Este nuevo criterio se encuentradentro de la propia actividad o práctica del científico frente a su objetode estudio; práctica cuyo contenido está determinado por las caracte-rísticas identificadas en el objeto. Pero, lo que se identifica en el objeto
sólo puede surgir, a su vez, de las interpretaciones que proceden de la
propia práctica científica. Teoría y objeto no son dos entidades distin
tas e independientes, sino que existe una identificación entre ambos;
son dos momentos de la misma práctica científica; la primera se nutre
del segundo, mientras que éste se constituye por medio de aquélla.
Naturalmente, en algunas corrientes filosóficas, como el positivismo
lógico y la filosofía analítica, se han realizado análisis muy riguro-
16 La postura ele Chalmers (1982) es muy ilustrativa de este enfoque.
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· · • • , '' - · - 1 V J J \ t iV LJiiL I
sos de esta práctica (por ejemplo, la formalización logicomatemática
de las teorías), pero es fácil demostrar que son análisis parciales,
puesto que sus concepciones acerca de la práctica científica son muyrestringidas.
La práctica científica se desarrolla, por lo menos, en tres dimensio
nes fundamentales: una dimensión epistemológica (que es la que se ha
discutido hasta ahora), una dimensión social y una dimensión históri
ca. Con esta caracterización no se pretende afirmar que la práctica cien
tífica se desarrolla mediante tres formas independientes, tan sólo se
han intentado distinguir -no separar- tres propiedades inherentes de
aquélla. Inevitablemente, las ciencias se constituyen y manifiestanmediante la estrecha relación de estas tres dimensiones.
La actividad científica es un actividad humana que, al igual que cua-lesquiera de sus modalidades ocurre inmersa dentro de un contextosociohistórico que le impone cierta dinámica.
a objetivid d como un problem metodológico
Naturalmente, una teoría y su correspondiente terminología no ago-tan las posibilidades del uso que se ha establecido del término objetivi-dad . Al respecto, Pardinas afirma lo siguiente:
Quizá la función más importante de la metodología consiste precisa
mente en investigar procedimientos rígidos para disipar, si es posible por
completo, cualquier subjetividad en la observación, la interpretación o eljuicio de los hechos. 17
En el párrafo citado resulta obvio que la objetividad invocada no se
refiere a una teoría o a sus términos, sino a los métodos y las estrategias
para realizar una investigación. Debido a que este tema ha sido discuti
do en otros trabajos,18
se evitará reiterar razones o argumentos. Sin
embargo, es necesario recapitular ciertos puntos para no fracturar la discusión presente.
El problema de la objetividadpor el método implica recorrer los elusi
vos caminos de la validez: la metodología, la lógica o cualesquiera que
sean los criterios que se adopten al desarrollar una investigación.
A menudo se escuchan sentencias que condenan a un método u otro
como poco objetivo o definitivamente subjetivo . Por el contrario,
otras veces se promueve un método u otro como objetivo y riguroso , endetrimento de las metodologías restantes.
Al afirmar que un método es más objetivo que otro se intenta soste
ner, al mismo tiempo, que un método es más recomendable o aceptable
que otro. Las razones con que se establece este parangón entre metodo
logías algunas veces son de un candor casi evangélico, por ejemplo, el
17 Pardinas 1960, pág. 4.18 Medina Liberry , 1978 , 1981a y 1981b.
CAP 2. LA PSICOLOGÍA 43
método A (método experimental) es más aceptable que el méto
o (método clínico) si y sólo si su empleo propicia menos el error en
función de la exactitud de sus procedimientos y la precisión de sus
mediciones. ·
La circunstancia descrita permite considerar dos puntos fundamen
tales en relación con la atribución de la objetividad a los métodos:
l. La pretensión de que un método de investigación empírica sea
absolutamente objetivo es una autoconcentración, puesto que,
lógicamente, no es posible realizar una investigación de maneraque se evite por completo el error.
2. Juzgar los méritos de un método como propios, al margen de un
cuerpo de conocimientos, es tan errón eo como conceder objetivi
dad a los términos con independencia de un marco teórico. Losmétodos son ineludiblemente tributarios de la concepción que el
i n v ~ s t i g d o r tiene de su objeto de estudio.
Como ya se mencionó, concebir a los métodos como un camino
, racional y sistemático de aproximación a la realidad, aporta lineamien
tos confiables para obtener conocimientos. Pero, si bien un método se
constituye como un modo racional para el estudio de la naturaleza, es la
propia concepción de la naturaleza lo que será determinante para el
método. Los métodos -así como los datos que éstos aportan- presentados aisladamente, sustentados por sus propios medios, sin referencia ala teoría que los hace posibles son, como diría Canguilhem, puros sin
sentidos epistemológicos .
Definitivamente, no hay fractura entre las teorías y su método, entre
la experiencia. La inteligencia es cláusula obligada para el nacimiento yestablecimiento de la experiencia, y sin ésta no sería posible acceder a la
inteligencia. El dominio que el método comporta es aquel que la teoría
señala. Aspirar, y aún peor, promulgar un método como el mejor para el
estudio de los fenómenos psicológicos, no son más que eso: una aspira
ción en el primer caso, y un acto de vanidad en el segundo.
Para una elucidación más sensible a la heterodoxia de los métodos ydel grado de objetividad que los distinga, es conveniente afirmar que los
métodos son instrumentos indispens bles para acceder al conocimien
to de la realidad, establecen con eficacia procedimientos racionales por
seguir y habilitan al ser humano para operar sobre los fenómenos, pero
por sí mismos no conducen al conocimiento ni a la objetividad. Los
métodos son vías de acceso a la realidad y no un conjunto de rutinas pre
formadas o certezas hipostáticas, ya sea en relación con el conocimiento
o con las acciones mismas.
Entonces, pretender ostentar objetividad únicamente por medio del
método, de los conceptos o de las teorías, propiciaría la ilusión de un
yerro epistemológico. Pero tampoco es cierto que el conocimiento se
funda sólo por caminos de validación interna, puesto que la objetividad
también puede ser caracterizada como un proceso.
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44 PRIMERA PARTE . LA OBJETIVIDAD
Los tres apartados anteriores han permitido sondear el problema dela objetividad desde la perspectiva que sostiene una autonomía de la
ciencia. Sin duda alguna, éste ha sido punto de vista dominante en
la psicología , ya que la preocupación fundamental de los psicólogos
ha sido -y aún es la necesidad de garantizar la objetividad mediante eluso de los recursos metodológicos que proporciona la propia disciplina;
es decir, se piensa que el problema de la j e t i v i d ~ d de los conocimien
tos psicológicos puede resolverse en el interior de la psicología, in e-
pen ientemente de los posibles influjos históricos, políticos o sociales.En cambio, con base en la aproximación sustentada por Bernal y por
la moderna sociología del conocimiento 9 surge una idea muy distinta
del problema de la objetividad. En concreto, esta idea implica una con
cepción de la objetividad en términos de un proceso. Ciertamente, esta
concepción carece de aceptación dentro de la psicología y, por ello, ha
sido escasamente desarrollada por los psicólogos occidentales. 20
La objetividad como un proceso
Para Bernal, la historia de las ciencias es harto elocuente, ya que
pone de manifiesto que el desarrollo de las ciencias nunca ha sido uni
forme, ni en tiempo ni en lugar,21 es decir, periodos de enorme letargo
han alternado con imprevistos progresos y, con frecuencia, los momen
tos de lucidez han sido seguidos de precaria creatividad. Unas veces
dominó el ingenio y el tesón; otras, el oscurantismo y la represión. 22
Si se admite la idea de un desarrollo desigual en las ciencias, se
acepta que el conocimiento generado por éstas -y el grado de objetivi
dad que se les atribuya- también es desigual. En efecto, al visualizar el
desenvolvimiento de las ciencias es posible reconocer, al mismo tiem
po, que los conocimientos adquiridos por la humanidad en el transcurso
del tiempo no son algo absoluto e inmutable. Por el contrario, una y otra
vez la historia evidencia lo transitorio de la certidumbre, al mostrar
cómo multitud de verdades eran concebidas, desde su inicio, con el
gérmen del error o de una verdad parcial.
19 Actualn1 ent e son muy numerosos los autores que cultivan la so ciología del conocilniento .
Sin embargo, en r ela ción con la problemática con c reta abo rdada en est e artículo, cabría desta car las
postmas de Barnes (1974 ) y ele Habermas (1976 ) . En las recopil ac ion es rea lizadas por Duvignaucl(1982) y Griffith (19 74 ) ta mbi én pueden consultarse los int e resan tes trabajos de div e rsos autores.
20 Sin embargo , e n los países socialistas esta concepción ha sido cultivada ampliamente. Con súltese, por ejemplo, a Smirnov (1973), Leonriev (1965 ) y Posmanski (1965).
2l Berna , 1979.
22 En este punto e vi s ta es tá implicito el problema de la ideología ; es decir, cuando el conoci
miento se utiliza para justificar la s ituación privilegiada de una clase en el poder. Por ejemplo, bajo un
régim en capitalista , la ideología es anestesia general en un orde n cuya e sencia debería ser la lucidez y
la ob tención del conocimi ento. Para una cliscusión sistemáti ca y profunda del problema ele la ideolo
gía véase la obra Ensayos marxist s sobre f i losofía e ideología e Sá nchez Vázquez ( 1983), particu
la rmente sus trabajos titulados "Filosofía , ideología y sociedad" (pág s . 109-136) y "La ideología e la
'ne utralidad ideo lóg ica ' en l as cie ncias s ociales" ( págs . 137- 164 ). Ta mbi é n Villoro ofrece un agudo
an áli sis ac erca ele es te pr obl ema en su obra El concepro de id logía 1985) .
CAP 2 LA l- :> llULUI.JII 1
Ahora bien, este movimiento fluctuante y desigual del conocimien
to sólo es comprensible si se parte de la idea de que el conocimiento no
es producto de la acción de un solo hombre, de uh individuo aislado amodo de átomo -tal ser no existe en la realiJiad-, sino que, por el contra
rio, es un acto social; es decir , el hombre -el científico- no se relaciona
con la naturaleza exclusivamente por los modos de conocer, sino tam
bién por los modos de ser, del ser social. Estos dos modos se implican y
se exigen mutuamente.23
Barnes es muy claro y contundente en este renglón. Para este
autor, el conocimiento es un recurso que se funda sobre bases de
índole social y cultural;24 es decir, la generación de nuevos conoci
mientos se establece con base en los marcos de conocimientos ycreencias pre-existentes. Por ello, la razón y los métodos con que se
pretenda alcanzar el conocimiento no bastan para acceder a un cuerpo
sólido y único de conocimientos.25 Lo que un científico pueda lograr
dependerá de los recursos cognoscitivos disponibles y de la manera en
que sea capaz de manejar dichos recursos .26
Estos recursos tampoco son suficientes para garantizar la objetivi-
, dad del conocimiento. Sin embargo, Barnes se abstiene de llevar tan
lejos su análisis y, por el contrario, señala que la objetividad es un pro
blema que escapa -por su propia naturaleza- al análisis sociológico.
Pero, de cualquier modo, si se admite el planteamiento de este autor, la
conclusiónes
evidente:los
criterios parajuzgar al conocimiento
y la forma como se le concibe también son productos sociohistóricos.
El filósofo marxista Karel Kosik también aborda esta problemáti
ca , pero su planteamiento es por completo diferenteY El concepto
fundamental de las reflexiones de este pensador checoslovaco es el de
praxis .28 Kosik afirma lo siguiente:
Cada peldaño del conocimiento humano, sensible o racional, y cada
modo de asimilación de la realidad es una actividad basada en la praxis
23 De h ech o , el hombre - aunque así lo d esee- no puede es cinclirse en científico, por un lado, y
ser soci a l, por el ot ro . La d eterminación ele nuestra pe rsonalidad y comportamiento no es un asunto
de "gustos" o de deseo s personales , se trata ele algo qu e está por encima ele una simple ele cción. Po r
ello, aunque el científi co pretenda sustrae rse ele ma ne ra form al ele toda influencia social o po lít ica en
su trabajo , difícilm ent e podrá lograrlo. No es que es ta pr etens ión sea c ondenable en sí mis ma, s in oque es prefe rible pa rtir del reconocimi ento de la imposibilidad ele un a marginación total ele las estru c-
turas sociales24 Un estudio mu y int eres ant e ace rca de las re lacion es qu e se es tablecen ent re las cie ncias y sus
entornos eco nómi co y político, se encuentra en la obra Económica poWic de la ciencia, de Rose y
Rose (19 79) .25 Barnes , 19 74 , 19 77 .26 El plantea mi ento de los recursos cognosciti vos " conduce a un peligro: el re lati vismo cog -
noscitivo. Aunque el propio autor sugiere algunas vías ele solución ( una especie de "con verge ncia
natural en el conoc imi ento ) , éstas no resultan del todo convincentes. Un análisis profundo de es te
problema , acom pañado de un a sug esti va tentativa de solución (qu e implica la unión de las re fl exio
nes sociol ógic a con la p ropiamente epistemológica), se en cue ntra en Bhaskar (19 78) .27 Una de las obras má s maduras ele Kosik es i l éc ti c de lo con cre to (1967 ), en la cua l se
expone am plia mente la po s tura ele est e int e res an te pe nsador.28 La a proximac ión m arxi s ta al problema del cono c imi e nto es, qui zá, la que con mayor so lidez
ha abo rdad o los aspec tos rela tivos al condicionamie nto soc ial de las ciencias. No ob stante, el sol o
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'''UPRIMERA PARTE LA OBJETIVIDAD
objetiva de la humanidad, y por ello, está vinculada, en uno u otro modo, atodos los demás .29
Más adelante, Kosik aclara su concepción de praxis:
La práctica es activa y produce históricamente -es decir, continuamente renueva y constituye prácticamente- la unidad del hombre y del
mundo, de la materia y del espíritu, del sujeto y del objeto del producto yde la productividad. 30
Para Kosik la actividad científica implica una práctica en la que elhombre -el científico- se relaciona de cierto modo con la realidad, con
el mundo. En esta relación se produce una doble transformación: elmundo es transformado y el propio hombre es transformado al modificarse su conocimiento de él y sus relaciones con otros hombres.
Entonces, el problema no se restringe al acto de conocer la realidad,sino que también implica la acción de transformarla prácticamentedurante el proceso de conocimiento. Esto significa que la realidad nosólo es un objeto de contemplación, sino también de transformación.Por lo tanto, es necesario considerar al hombre como un ser que, por suactividad práctica, al transformar el mundo se transforma a sí mismo ytransforma el mundo social en que vive. 31
Lo anterior significa, al mismo tiempo, que los problemas del conocimiento están necesariamente relacionados con esta actividad prácticade transformación. En consecuencia, lo que conocemos, en tanto seressociales, nunca es completo ni final, está en constante cambio y es porlo tanto, cambiable. Verdades cuestionadas pueden ser consolidadas, aligual que verdades aceptadas pueden ser cuestionadas, impugnadas oinvalidadas.
Considerar a la objetividad como un proceso es una idea que aúnrequiere de mayor concreción y solidez. Sin embargo, el solo planteamiento de la misma implica, por lo menos en el contexto de la psicología y desde el particular punto de vista sustentado en este artículo, unaperspectiva nueva y flexible del proceso de generación y validación del
conocimiento. Nueva porque ofrece lineamientos distintos de los queactualmente prevalecen dentro de la ortodoxia metodológica; flexibleporque, en cierto modo, vulnera la excesiva confianza depositada en losrecursos de la ciencia. Por consiguiente dicho planteamiento implicauna postura menos afín con el dogmatismo y la intolerancia, ya que no
intento de sintetizar -cosa que, dicho sea de paso, jamás ha sido la intención de este artículo- aquí losplanteamientos de esta postura -¿no posturas?- es algo que rebasa el espacio destinado a la presentediscusión. Si se qui ere profundizar en la aproximación marxista al conocimiento, se sugiere consultar los siguientes autores: Luckács (1969) Zeleny (1978), Heller (1978) Habermas (1976 1984) .
29 Kosik 1967 pág. 41.30 bid. pág. 240.31
Sánchez Vázquez desarrolló esta línea de argumentación co n mucho rigor profundidad ensu obra Filosofía de la praxis (1967).
CAP 2 LA PSICOLOGÍA 7
admite la pretensión de enarbolar a ningún tipo de conocimiento comoel único posible o el mejor. ·
Cuando el conocimiento es nuevo está pleno de arbitrio y fecundidad; pero, si se le inmoviliza como algo absoluto o prototípico, sevuelve un molde de sí mismo y se endurece, se fosiliza y muere . Elconocimiento que se petrifica sólo prolonga, e inclusive promueve elerror y la muerte.
La ciencia, es una actividad desarrollada por seres humanos que
actúan e interactúan y por lo tanto, es una actividad social. El conocimiento, las afirmaciones y polémicas, los criterios de cientificidad ylas técnicas de la ciencia han sido creados por seres humanos y hansido desarrollados, impugnados o compartidos por grupos o comunidades de seres humanos. Por consiguiente, el conocimiento científico es esencialmente conocimiento social. Como toda actividadsocial, la ciencia es un producto histórico que se manifiesta en eltiempo y en el espacio y que involucra actores humanos, quienes sedesarrollan no sólo dentro de la ciencia, sino también en sociedadesmás amplias de las cuales son miembros. 3
En conclusión, se pretende pasar del conocimiento individual al co-nocimiento considerado como un proceso social, así como caracterizara la objetividad como un proceso y no como una propiedad estática y abso-
luta; es decir, pasar de una concepción cerrada a una concepción abierta e ilimitada del conocimiento.
L SÍNT SIS
La finalidad del presente artículo ha sido proporcionar cierto ordena la problemática de la objetividad en la psicología. Si ha señalado queestablecer críticas o impugnaciones a teorías o corrientes con base en unexamen del método o de los conceptos, conduce a una complicadacomediade equivocaciones, puesto que el conocimiento sólo es accesible frente alas interrogantes planteadas desde la unidad de la práctica científica.
Pero esta práctica puede clasificarse en una doble circunstancia. Por unlado la actividad científica presente, entendida como un momento sincrónico del desarrollo científico, es un conjunto de elementos y relaciones que se definen en virtud de una función primordial: generar y validarconocimiento. En esta función los recursos de la ciencia (teorías, métodos conceptos y técnicas) no encuentran sucedáneo y se pretende que eldiálogo con la naturaleza sea probo y objetivo. Pero, por otro lado, lapráctica científica también es primordialmente, una práctica social ehistórica. En este sentido, la objetividad es el producto de individuosque abordan la realidad en términos de su propia praxis, misma que noes abstracta e imperecedera, sino concreta e histórica.
3 Éste es el punto de vista que sostiene Mendelsohn en su trabajo titulado The social construc-
tion of scientific knowledge , el cual forma parte de la interesantísima compilaci.ón que realizaron
Mendelsohn, Weingart y Whitley titulada The Social Produccion of Sciencific Knowledge (1977).
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Privilegiar la primera circunstancia de la práctica científica con lanegación de la segunda, podría convertir a los científicos en personajesdogmáticos y orgullosos que propagarían el conocimiento en un mundo desordos y ciegos. La sobreestimación de la segunda circunstancia sin laconcreción de la primera, podrá conducir a la abstracción.
En pocas palabras, mientras que la primera aproximación descrita sostiene que la objetividad en el conocimiento puede ser garantizada - porlo menos tentativamente- por los recursos de la ciencia, la segunda considera que la objetividad es una propiedad que se construye y desarrollasociohistóricamente.
El problema radica en que las dos aproximaciones son equivocadassi se les pretende excluir mutuamente, lo cual no significa que debanser rechazados, puesto que ambas son válidas en cuanto cada una deellas atiende a su propio dominio. Es decir, un análisis epistemológicode los conceptos, los métodos y las estructuras de las teorías psicológicas podría ser útil para discernir si los conocimientos que es generanson objetivos o no, y, al mismo tiempo, un análisis sociohistórico pondría en evidencia las condiciones sociales, políticas e históricas queinfluyen en el quehacer de las ciencias . En consecuencia, una vez suprimida la pretensión de exclusividad, ambas aproximaciones son igualmente válidas y necesarias.
Como es obvio, en este trabajo se propone una síntesis y se descarta enfáticamente la unilateralidad en los enfoques. Ahora bien, toda
esta discusión no es más que el planteamiento del problema. Aún resta desarrollar este esquema y trabajarlo en la práctica concreta . Sinembargo, es posible enunciar una afirmación firme pero dúctil, sólida aunque flexible: la verdad no es innaccesible, pero tampoco esalcanzable de una vez y para siempre, sino que el conocimiento mismo se construye, es decir, se realiza y desarrolla . La verdad y la objetividad, como tales no existen, excepto que se acepten por anticipado.
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