la provocación cosmológica de Schopenhauer

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    La provocacin cosmolgicade Schopenhauer *

    Podra uno volverse loco si considerase la desmesurada exuberancia dedispositivos, las innumerables estrellas fijas que resplandecen e n e l espacioinfinito y no tienen otra cosa que hacer sino iluminar mundos que s o n e l

    escenario de la miseria y la necesidad (Schopenhauer).

    De acuerdo con Freud, el egosmo narcisista de la humanidad ha tenidoque soportar en el transcurso de los tiempos tres grandes humillaciones envirtud de la investigacin cientfica:

    La primera, cuando se percat de que nuestra Tierra no es e l centro deluniverso, sino una minscula e insignificante parte de un sistema csmico ape-nas imaginable en su grandeza. Esta humillacin se liga para nosotros al nom-bre de Coprnico, si bien la ciencia alejandrina ya haba proclamado algosemejante. La segunda, despus, cuando la investigacin biolgica destruy los

    presuntos privilegios del hombre en la creacin, desterrndolo a su proceden-cia del reino animal y a lo inextinguible de su naturaleza animal. Esta transmu-tacin de valores se ha llevado a cabo en nuestros das bajo e l influjo de Ch .Darwin, Wallace y sus predecesores, no sin la m s vehemente resistencia delos contemporneos. La tercera y m s sentida humillacin la h a d e sufrir,empero, e l ansia de grandeza del hombre en virtud de la actual investigacin

    psicolgica, que va a demostrar al yo que ni siquiera es seor en su propia casa,sino que se halla supeditado a las mezquinas noticias de aquello que sucedeinconscientemente en su vida anmca.

    * El presente artculo pertenece a la Introduccin de la obra SPIERLING, V. (E-dit.), Materialien zu Schopenhauers Die Welt als Wille un s Vorstelungs. Francfort del

    Meno, Suhrkamp, 1984, segn un a seleccin de textos del propio autor, revisados ycompletados por l mismo. La traduccin del artculo ha sido realizada por Ana IsabelRbade Obrad.

    1 . S . Freud, Vorlesungen zur Einftihrung in die Psychoanalyse (Lecciones deintroduccin al psicoanlisis), leccin 1 8 (1917), en: StudienAusgabe, vol. 1 , edic. de A.Mitscherlich y otros, Francfort del Meno, 2. ed. , 1970, P P. 283 y s . Cfr 5. Freud, EmeSchwierigkeit der Psychoanalyse (Una dificultad del psicoanlisis) (1917), Gesammel-r e Werke, vol. XII, Londres, 1947, P p. 6-12.

    R. Carnap ha duplicado la trada de Freud. Al igual que Freud, se ha incluido a s mismo en la lista: Coprnico, Darwin, Marx, Nietzsche, Freud y (Sarnap. (R. Carnap,Psychologie in physikalischer Sprache (La psicologa en lenguaje fisicalista), en Er-kenntnis, 3, 1932/33, P p . 10 9 y s.).

    .4,,a/cs del Senii,,ario dc Mcta/Aiea, Nm. Extra. Homen a je a 8 . Rbade Ed . Complutense. 1992

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    400 Spierling, 1 , ed . cit., p .28 . (Sfr. del mismo autor, Die kopernikanische Wende, Francfort del Meno, 1965, P p . 12 2y s . y 15 8 y s .

    14 . F. Nietzsche, Zur Genealogie derMoral

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    su existencia . Para esta situacin de la existencia humana, para su fugaci-dad cosmolgica, no hay escapatoria. Schopenhauer habla del circulo comoel autntico smbolo de L a naturaleza, puesto que es el esquema del retor-no> . La circularidad que vuelve sobre s misma del eterno retorno es laforma ms general de la naturaleza, desde el curso de los astros hasta lamuerte y nacimiento de los seres orgnicos. En esta situacin sin salida einsoportable el hombre, acosado, se procura un alivio: inventa dioses:

    Djale estar sin miseria, des eo s y necesidades, que exista como un ser mera-mente intelectual y sin voluntad; entonces no necesita ningn dios y tampocofabrica ninguno. El corazn, esto e s , la voluntad tiene en su penosa opresinla necesidad de invocar un auxilio todopoderoso y, por lo tanto, sobrenatural.As, pues , porque haba que rezar se hipostasi un dios, y no a l contrario.

    Slo en virtud de la peculiar conexin del copernicanisrno con esta radi-cal crtica de la religin, propuesta tambin desde otro punto de vista, porejemplo, Ludwig Feuerbach y Karl Marx, y que engloba interpretacionesinevitablemente pantestas, puede hacerse posible aquella humillacin nar-cisista, tal como Freud 20 la entiende. El humillado por su propia pequeeze inferioridad ya nunca ms ocultas suea, por as decirlo, el sueo deJean Paul con el Cristo muerto y viaja con l a travs del universo vaciadode sentido, en el cual toda pregunta, bsqueda y esperanza desde la pers-pectiva teleolgico-teolgica de la tradicin aristotlico-tomista es, a partir

    de entonces, absurda y fracasa:

    Cristo prosigui: Viaj a travs de los mundos, sub a los soles y vol conlas galaxias a travs de los desiertos del cielo; pero no hay dios. Descend hastaall donde e l ser arroja sus sombras, me asom al abismo y grit: Padre.

    dnde ests, pero slo escuch e l eterno torrente que nadie gobierna, y e lresplandeciente arco iris de los seres se alzaba sobre e l abismo sin un sol quelo crease y dejaba caer su s gotas. Y cuando alc mi mirada a la inmensidad del

    1 7 . W 1 , 57 , pp. 426-428.1 8 . W II, cap. 41 , p. 609. Nietzsche abunda en este aspec to : Pensemos este pensa-

    miento en su forma m s fructfera: la existencia, tal como e s , sin sentido ni mcta, peroretornando ineludiblemente, sin un final en la nada: cl eterno retorno. Esta es la formaextrema del nihilismo: la nada (el sinsentido) eternamente!> (Aus deni NachlaJi der

    Achtzigerjahre, cd. cit., vol. [II, p . 853; cfr., p . 919).1 9 . P 1 , p . 1 47 .20 . Posiblemente se refiere Freud tambin a una opinin de Goethe, d e s d e e l punto

    de vista de la historia de ta ciencia, sobre e l copernicanismo. Goethe no habla de humi-Ilacin, sino del acaso m s grande y difcil reto a la humanidad (Materialien zur Ges-chichte derFarbenlebre (Materiales para la historia c e la teora de los ce/ores) ( 1 810), en

    Smrliche Werke, vol. 16 , Arxems-Gcdenkausgabe, edic. de E. Beutier, ZurichlMunich,1977. p . 395).

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    mundo en p os del ojo divino, me miraba fijamente con la cuenca vaca y sinfondo; y la eternidad yaca sobre e l caos y lo roa y se consuma. Seguid

    gritando, disonancias, aniquilad las sombras!, pues l no existe! 2 1

    Jean Paul hace que el soador despierte. Dios no ha muerto (todava).Para Schopenhauer la vida es este mismo sueo y su esfuerzo argumentati-vo se dirige contra la tentacin siempre recurrente tambin en filosofa--de un despertar a priori.

    Volker SPERLIN;

    21 . Jean Paul. Siebenkiis, en Siimtliche Werke, vol. II, edie. de N. Miller, Munich,

    1971, p . 273.En los manuscritos inditos de Schopenhauer se encuentra e l significativo dilogo si-

    guiente:

    ~

    (HN IV, 2, Senilia, ni 62, p . 21). A pesar de es te dilogo, Schopenhauer no deja de sersensible a la idea cristiana de la salvacin de la salvacin por medio del amor.

    Volker Spierling (Francfort del Meno, 1947) es Dr. en Filosofa por la Universidad

    de Munich. Dedicado a la tarea investigadora, es un reconocido especialista en la filoso-fa de Schopenhauer y organiza asimismo seminarios de Filosofa para un pblico inter-disciplinar. Entre su s trabajos publicados destacan: Schopenhauers transzendenalidealis-tisches Selbstmisverstdndniji (1977), Materialien zu Schopenhauers Die Welr als Willemd Vorstellung (edit., 1984), Lust an der Erkenntnis: Die Philosophie des 20. Jahrhun-derts (1986), Schopenhauer im E Je nk e n der G egenwart (edit., 1987), KleineGeschichte der

    Philosophie (1990), as como numerosos artculos y una edicin de las PhilosophischeVorlesunge n (4 vols., 1984-1986), de Arthur Schopenhauer.

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