La Prospectiva Ausente
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7/31/2019 La Prospectiva Ausente
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El presente que habr sido
Mauricio Mrquez Murrieta
El tiempo slo existe
Para los seres temporalesPara los dems, nada existe
Mauricio Mrquez Murrieta, Hace un instante
Qu es el tiempo?
Si me preguntan que es el tiempo, no lo s;
pero si me preguntan que no es el tiempo, si lo s.San Agustn de Hipona
No se puede pensar sin el tiempo
lo que no est en el tiempoAristteles
Pensar en prospectiva es pensar y pensarse en el tiempo, en constante devenir, es asumir
que todo lo que hoy es lo es en el tiempo y por lo tanto que el presente es el devenir del
ayer a maana, del pasado al futuro. Hoy es el futuro de ayer y el pasado de maana. Y
maana ser el presente de maana, tanto como ayer fue el presente del ayer.
Constatar algo tan evidente y casi banal podra parecer una perogrullada, si no fuera
porque ubica nuestro ser y nuestro hacer en un devenir para el que hoy no es el producto
de la necesidad sino la concrecin de una configuracin posible entre la heteronoma de
posibilidades inscritas en el ayer, lo que hace, de golpe, el maana la concrecin una
configuracin posible entre las potencialidades inscritas en el presente.
Esto nos lleva a constatar y reconocer que as como el hoy es la resultante de la
combinacin de la necesidad y la contingencia del ayer, tenemos hoy la posibilidad, la
libertad y, de hecho, la responsabilidad, de elegir y actuar entre los futuros posibles que se
abren ante nosotros y que se cerrarn tras nuestras pisadas. Como magistralmente lo
dijera Antonio Machado
Caminante son tus huellas el camino/ y nada ms/ Caminante no hay camino/se hace camino al
andar. Al andar se hace el camino/ y al volver la vista atrs/se ve la senda que nunca se ha devolver a pisar/ Caminante no hay camino/ sino estelas en la mar.
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Para la cual la prospectiva no slo es un mtodo imprescindible sino, incluso, una actitud
de vida impostergable, sin la cual nada podremos ante la inminencia, y el destino no ser
ms que el resultado de nuestra renuncia a asumir la responsabilidad que hoy tenemos en
el trazo del camino que tanto nosotros como las generaciones futuras habrn de caminar.
Traer el futuro al presente, pero cmo? De entrada parece que hay dos prospectivas
posibles: una prospectando lo que puede devenir, lo que puede llegar a acontecer, lo que
en el presente apunta y lo que no estamos en posibilidades ya sea de ver o de imaginar
que el futuro nos pueda deparar, pero ante todo lo cual habra que prepararse; y la otra,
gemela casi idntica de la primera, prospectando lo que es posible y deseable que sea, lo
que a travs de lo que hagamos y dejemos de hacer podemos verosmilmente esperar que
suceda o provocar que lo haga, considerando los escenarios posibles, tanto como las
estrategias, las acciones y las actividades que desde hoy tendramos que comenzar a
identificar y realizar para alcanzarlo.
Todo ello implica, a mi parecer, concebir de manera distinta la estructura temporal en la
que devenimos. Hasta hoy, la humanidad se ha movido a travs del tiempo en forma,
paradjicamente, esttica, asumiendo sin realmente hacerlo ni percatarse en verdad de
ello, que las cosas y los fenmenos son y no que devienen. De alguna forma nos hemos
movido, simultneamente, entre dos tiempos inconexos y ciegos el uno al otro. Por un
lado, vivimos como si el tiempo y el espacio dentro de los que transcurre nuestro existir
fueran eternos e intemporales, y como si lo que nos rodea fuera un mundo que se mueve
de estados estticos a estados estticos, en lo que las cosas si bien no son eternas guardan
una existencia objetal y no procesal. Y por el otro, vivimos presas del devenir, actuando
como si todo pasara de un da para otro, minuto a minuto, hora tras hora, da tras da y
ao tras ao, y como si lo nico que podemos hacer es navegar lo mejor posible en un ro
temporal cuyas aguas nos conducen a lo desconocido por un cauce ante el que lo nico
que podemos es elegir lo mejor posible la ruta y el trayecto o previamente existentes o
hacindose a cada momento, sin ton ni son, conforme el agua caprichosa dibuja sus
meandros hacia la desembocadura en un ocano ignoto e inescrutable.
Lo que estas dos concepciones temporales comparten es la concepcin de un tiempo
externo al hombre, sea en forma intemporal, sea en la de un flujo incesante y caprichoso,
ante las que el hombre nada o poco puede.
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La perspectiva prospectiva, si se nos permite la expresin, nos permite concebir de otra
manera el tiempo y para el caso, tambin el espacio , de tal forma que no se erijan tanto
en la dimensin trascendente e inmutable dentro de la que todo es y todo pasa, sino en el
aspecto inmanente de los fenmenos, los sucesos, los procesos, las cosas mismas, que
hace referencia al devenir que los hace temporales y espaciales a la vez. Es decir, que la
prospectiva nos impone una forma diferente y ms proactiva de concebir el tiempo, no
como externo a los procesos sino como parte consustancial a los mismos, por lo que el
tiempo o los tiempos, se van haciendo junto con los fenmenos que le dan sustancia y a
los que otorga sustancia, ya que nada es si no en un tiempo y un espacio.
De tal forma que, de sbito, nos percatamos de que no es tanto que pase el tiempo, sino
que pasa nuestro tiempo, el tiempo de los procesos que nos hacen ser y nos constituyen,
procesos que no son nicos ni unvocos, sino mltiples y plurales, interconectados a la
vez que independientes, co-dependientes. Procesos que se suponen unos a otros, de los
que unos son el tiempo de los otros e influyen en sus ciclos y ritmos, en avatares y
periplos, que irrumpen e interrumpen, que crean y recrean, hacen nacer y morir, a la vez
que nacen y mueren.
As entendida, la prospectiva no es ms pero tampoco menos que la mirada que nos
hace ver tanto el ayer, como el hoy y el maana, no como dimensiones dentro de las que
pasa y sucede lo que sucede y pasa, sino como la urdimbre de sucesos, inerciales y
tendenciales unos, sbitos, azarosos y contingentes otros, que hacen el tiempo y, para el
caso, tambin el espacio; mirada que nos obliga a prefigurar las configuraciones posibles
en que las tramas del hoy pueden devenir en las del maana, tal y como las del ayer
devinieron en las de hoy, influidas como lo son y fueron, por las contingencias y la
libertad que, inyectando y conectando el azar a la necesidadparafraseando el ttulo del
genial libro de Jacques Monod , marcaron su devenir ms all no slo de lo que fue sino
de lo que habra sido e, incluso, de lo que habr sido.
La mirada prospectiva, de esta manera, se entiende en uno y varios continuums
temporales que incluyen como parte de lo que es y podra ser, y a lo que habr sido y
podr haber sido, a lo que pudo y podra haber sido; es decir, la prospectiva, la
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retrospectiva y a la perspectiva se implican mutuamente como momentos de un conjunto
de series temporales inextricablemente unidas, unas y mltiples a la vez.
La prospectiva no slo nos acerca al futuro sino acerca al futuro a nosotros, lo hace
presente, lo vivifica y posibilita. Permite echar un ojo a lo que vendr, pero tambin a lo
que no, a lo que puede venir y a lo que podra tambin venir, recordndonos en todo
momento las posibilidades inscritas hoy en los mltiples maanas, tanto como las
libertades, los azares, los constreimientos y las necesidades que se hallarn detrs no
slo de lo que llegar a ser maana sino tambin de lo que maana habr llegado a ser el
hoy.
De esta manera, sujetos objetivos y objetos subjetivos se enlazan en praxis objetivamente
subjetivas y subjetivamente objetivas en las que hoy, como dijera Marx, estamos en la
libertad absoluta para hacer la historia pero siempre a partir no slo de las condiciones
dentro de las que nos toc vivir, sino tambin de las que habrn de surgir a partir de lo
que hagamos y dejemos de hacer y de las que habrn de suceder hagamos lo que hagamos
pero cuyo impacto ser diferenciado en la medida en la que nos hayamos preparado
prospectivamente para hacerles frente.
Como dijera inigualablemente Ilya Prigogine,
Estamos en el inicio, en la prehistoria de nuestro discernimiento.