La Practica Docente. Una Realidad Ignorada. Algunas Reflexiones

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La práctica docente: una realidad ignorada. Algunas reflexiones Luis Ernesto Cruz Ocaña La lectura, hace ya unos cuantos años, de un antiguo texto de 1987, por parte del profesor José Manuel Frías Sarmiento, titulado “La práctica docente: una realidad ignorada”; representó para mí un impulso a la formulación de algunas reflexiones que, en una opinión personal, son en demasía relevantes cuando del quehacer docente se trata. La docencia parece ser una profesión entre tantas. Otra de las formas todavía con cierto prestigio social aunque ya no como antesen que un individuo se gana la vida dentro de un sistema económico cuya columna vertebral es la acumulación de capital. En este sistema, toda actividad se realiza en busca de una retribución siempre de tipo económica. De esta forma, la docencia pierde su razón de ser, pierde su identidad, su meta. Ser docente no es ni puede ser sólo una forma de ganarse la vida, sino un estilo de vida. Existen ciertos comportamientos que diferencian el ser del docente con el ser de otros profesionistas. Asimismo, aparecen en escena otras problemáticas que vienen a ser específicas del docente, esto es, de su propio quehacer. La docencia no es una actividad que requiera el mero empleo de los conocimientos que el individuo posee, ni tampoco el uso de ciertas estrategias que le permitan formar un ambiente más propicio para generar aprendizajes en aquellos que comparten con él su espacio de acción: el aula. La docencia implica relaciones interpersonales, implica contacto directo con las personas. Contacto con sus ideas, con sus cosmovisiones, con sus valores, en suma, con su cultura. En la medida que la docencia es una amalgama compleja de relaciones interpersonales, aquél que la ejerce, que la experimenta, requiere ser auténtico, saber lo que realiza y la razón de lo que realiza. Ser consciente de lo que acontece y de lo que no en su espacio de acción. Para esto, no puede contentarse con una actitud irreflexiva, es decir, pasiva, acrítica ante su propia actividad; al contrario, en todo momento debe tender a la formulación de cuestionamientos a todo lo que se hace pasar por evidente, por establecido y legítimo. Este hecho lo colocaría en el límite de la certidumbre, de la seguridad y lo haría entrar en el ámbito de la incertidumbre, lugar que no por parecer inseguro significa peligroso ni catastrófico. Hablar de la incertidumbre, en ocasiones, se asemeja a discutir sobre la muerte. No se sabe que ocurre cuando ella se hace presente y, por lo tanto, se le teme, se realiza un intento por negarla. Lo incierto provoca temor, provoca desconcierto, sin embargo, es lo que le da sentido a la vida. Su dinámica interna es ser contingente. No hay nada escrito, solamente historias que se están escribiendo por la acción de cada individuo, de cada grupo, de cada comunidad. Es así que la persona que experimenta la docencia se encuentra en el estado creador de su propia historia como docente. Historia en la que entrará en contacto con una gran cantidad de seres humanos con características diversas, provenientes de lugares distintos y, por lo tanto, con pautas de comportamiento que pueden hasta hacerse pasar por

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Breves reflexiones a partir de la lectura "La práctica docente. Una realidad ignorada".

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  • La prctica docente: una realidad ignorada. Algunas reflexiones Luis Ernesto Cruz Ocaa

    La lectura, hace ya unos cuantos aos, de un antiguo texto de 1987, por parte del profesor

    Jos Manuel Fras Sarmiento, titulado La prctica docente: una realidad ignorada; represent para m un impulso a la formulacin de algunas reflexiones que, en una opinin

    personal, son en demasa relevantes cuando del quehacer docente se trata.

    La docencia parece ser una profesin entre tantas. Otra de las formas todava con cierto prestigio social aunque ya no como antes en que un individuo se gana la vida dentro de un sistema econmico cuya columna vertebral es la acumulacin de capital. En este

    sistema, toda actividad se realiza en busca de una retribucin siempre de tipo econmica.

    De esta forma, la docencia pierde su razn de ser, pierde su identidad, su meta. Ser docente

    no es ni puede ser slo una forma de ganarse la vida, sino un estilo de vida. Existen ciertos

    comportamientos que diferencian el ser del docente con el ser de otros profesionistas.

    Asimismo, aparecen en escena otras problemticas que vienen a ser especficas del docente,

    esto es, de su propio quehacer.

    La docencia no es una actividad que requiera el mero empleo de los conocimientos

    que el individuo posee, ni tampoco el uso de ciertas estrategias que le permitan formar un

    ambiente ms propicio para generar aprendizajes en aquellos que comparten con l su

    espacio de accin: el aula. La docencia implica relaciones interpersonales, implica contacto

    directo con las personas. Contacto con sus ideas, con sus cosmovisiones, con sus valores,

    en suma, con su cultura.

    En la medida que la docencia es una amalgama compleja de relaciones

    interpersonales, aqul que la ejerce, que la experimenta, requiere ser autntico, saber lo que

    realiza y la razn de lo que realiza. Ser consciente de lo que acontece y de lo que no en su

    espacio de accin. Para esto, no puede contentarse con una actitud irreflexiva, es decir,

    pasiva, acrtica ante su propia actividad; al contrario, en todo momento debe tender a la

    formulacin de cuestionamientos a todo lo que se hace pasar por evidente, por establecido y

    legtimo. Este hecho lo colocara en el lmite de la certidumbre, de la seguridad y lo hara

    entrar en el mbito de la incertidumbre, lugar que no por parecer inseguro significa

    peligroso ni catastrfico.

    Hablar de la incertidumbre, en ocasiones, se asemeja a discutir sobre la muerte. No se

    sabe que ocurre cuando ella se hace presente y, por lo tanto, se le teme, se realiza un intento

    por negarla. Lo incierto provoca temor, provoca desconcierto, sin embargo, es lo que le da

    sentido a la vida. Su dinmica interna es ser contingente. No hay nada escrito, solamente

    historias que se estn escribiendo por la accin de cada individuo, de cada grupo, de cada

    comunidad.

    Es as que la persona que experimenta la docencia se encuentra en el estado creador

    de su propia historia como docente. Historia en la que entrar en contacto con una gran

    cantidad de seres humanos con caractersticas diversas, provenientes de lugares distintos y,

    por lo tanto, con pautas de comportamiento que pueden hasta hacerse pasar por

  • contradictorias. Por tal razn, el docente como creador de su propia historia no puede

    conformarse con una historia lineal, repetitiva y hasta cclica, sino que debera buscar

    hacerla con ms rupturas, con frecuentes vaivenes.

    El docente tendra que ser negativo en todos los aspectos, entendiendo negatividad no

    como una actitud pesimista y fatalista, sino como un marco de confrontacin del mundo en

    que todo es sometido a constantes cuestionamientos. Donde nada se deja a un designio

    terminado, sino a una suerte de destino que se construye a cada instante. Es as que ninguna

    accin del docente, por muy buena que parezca, puede ser definitiva, absoluta, ni mucho

    menos universal. Slo podra ser un eslabn en la construccin de su historia, un punto en

    que encontr argumentos y estrategias adecuadas pero que ante otros individuos, en otro

    tiempo y espacio, quedan obsoletas. Pero no por eso son simples eslabones que precisan ser

    echados en sacos rotos, sino que implican fundamentos que permanecen y brotan

    nuevamente en otros momentos.

    La historia del docente, de esta forma, se construye eslabonando sus experiencias, la

    riqueza que obtiene de las innumerables relaciones interpersonales en las que se enmarca su

    quehacer. Su negatividad lo conduce siempre a estar alerta para recibir todos los

    aprendizajes posibles de las relaciones que experimenta durante su proceso de enseanza.

    Cabe expresar que todo proceso de enseanza lleva implcito un proceso de aprendizaje y

    viceversa. Asimismo, su negatividad es el aspecto que lo hace permanecer en constante

    vigilancia de s mismo en lo que se refiere a sus formas de establecer relaciones, las cules

    jams deberan ser de imposicin o autoritarismo, sino de creacin de ambientes dialgicos.

    En suma, la docencia es un estilo de vida porque se experimenta diariamente. La

    docencia se construye. El docente crea su historia. No es un mero producto de un sistema

    externo, sino tambin de sus propias concepciones al interior de ese sistema. De l depende

    que su historia sea digna de contar y rememorar o que simplemente sea para,

    eventualmente, desaparecer entre las filas de multitudes de otras personas que tambin se

    hacen llamar docentes.

    Referencia Bibliogrfica

    Frias, J. M. (1987). La prctica docente: una realidad ignorada. En La formacin pedaggica de los profesores. Mxico: Universidad Autnoma de Morelos.