COMPAÑEROS DE SAN FRANCISCO

LA PAZ ES ES CAMINO HACIA LA PAZ

Tema de capítulo 2016

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Introducción

El presente tema fue propuesto por los compañeros y compañeras de Suecia y su título está tomado de un libro publicado en sueco en el año 2013: Fred är vägen till fred (La paz es el camino hacia la paz). Su autor es el arzobispo sueco K.G. Hammar, una persona comprometida con la paz y un referente religioso y moral en Suecia. Este libro fue escrito como documento de debate para la reunión general del Consejo Mundial de Iglesias1, celebrado en Busan, Corea del Sur, en 2013.

El libro de K.G. Hammar comienza con el siguiente prefacio: «La historia del mundo muestra muchos ejemplos de que hemos creído que la guerra es el camino hacia la paz. También la Iglesia ha incitado y justificado las guerras, pero las voces de la paz y del amor nunca se han callado. Con este libro se quiere mostrar la necesidad de cambiar el centro de gravedad para que el logro de la paz deje de estar en los objetivos militares y pase a ser responsabilidad de civiles».

A la hora de proponer el tema, las compañeras y compañeros suecos también se han inspirado en otro documento, “PAZ: Esto es lo que quieren las iglesias en Suecia”. Este texto, realizado por encargo de los líderes de las iglesias, fue redactado por un grupo de trabajo formado por representantes de las iglesias luterana, católica y ortodoxa, por representantes de las iglesias libres, y por expertos del Movimiento Sueco por la Reconciliación y del Consejo Ecuménico de Mujeres de Suecia.

Ya en el prólogo de este documento se afirma: «La paz es mucho más que la ausencia de conflicto armado. La paz necesita ser una realidad en las familias, en los barrios, en las ciudades, entre grupos y naciones». Más adelante se dice: «La historia muestra cómo la iglesia ha estado muchas veces involucrada en actos de violencia y guerra que no pueden justificarse con la ayuda del dogma de la guerra justa como, por ejemplo, las Cruzadas en la Edad Media o la conquista violenta del continente americano, tanto en América del Norte como en Sudamérica».

Por otra parte, el papa Francisco, en un encuentro con niños en la Ciudad del Vaticano, denunció los intereses que hay en torno al comercio de armas, razón por la cual los poderosos no quieren la paz:

El pontífice católico arremetió contra el comercio de armas, describiéndolo como «la

1 El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es la principal organización ecuménica cristiana internacional. Fue fundado por 147 iglesias el 23 de agosto de 1948 en Ámsterdam. Su sede está en Ginebra, Suiza; a él están afiliadas 348 iglesias y denominaciones con cerca de 600 millones de cristianos en más de 120 países (Fuente: Wikipedia).

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industria de la muerte» en respuesta a una pregunta de un niño sobre la guerra.«¿Por qué tanta gente poderosa no quiere la paz? ¡Porque vive de las guerras!», dijo durante un evento con niños en el Vaticano el lunes.El Papa les dijo a los niños que algunas personas hacen dinero al producir y vender armas.«Y esta es la razón por la que hay gente que no quiere la paz», dijo. «¡Hacen más dinero con la guerra!».2

En la actualidad, desgraciadamente, hay guerras: en el este de Ucrania, en Siria, en Irak, con parte de su territorio controlado por el denominado “Estado Islámico”; en Yemen, país agredido por Arabia Saudí; en Afganistán, con una interminable situación de guerra; en el norte de Mali, y en todo el Sahel en general; en Nigeria, país condenado a soportar el terror de Boko Haram; en el Kivu (este de la República Democrática de Congo), con la guerra por el control de los recursos naturales; en Somalia, sumida en un interminable conflicto; y en otros muchos países que soportan altos niveles de violencia, como Libia, Túnez, Palestina... A ello se suma, además, el terrorismo globalizado, que ha tenido su exponente más destacado por los medios de comunicación occidentales, en los dos atentados de París del pasado año 2015.

El camino de la paz es difícil y tortuoso. Con este tema, modestamente pretendemos ser un poco más conscientes de que la violencia no nos hace avanzar en el camino de la paz, pues sólo el perdón, la reconciliación y el diálogo constante conducen a la paz.

1. Sobre el título del capítulo: ¿Qué entendemos por paz?, ¿qué es la paz?

La paz es el Shalom, que en hebreo significa paz o bienestar, y puede referirse tanto a la paz entre dos partes enfrentadas, como a la paz interior o tranquilidad de una persona. Shalom se utiliza también como fórmula de saludo, equivalente a “hola” o “adiós”. La raíz lingüística de Shalom se vincula con le-shalem alechim, que significa completar, retribuir, compensar. Por eso, se puede decir que Shalom no es sólo la ausencia de conflicto o guerra, sino que también significa un retorno al equilibrio, a la justicia y a la igualdad integral. Shalom es la felicidad que todo ser humano anhela, es lo que le otorga a cada persona el lugar que le corresponde, es la plenitud de la vida.

Entonces, ¿qué entendemos por paz?, ¿qué es la paz? Cuando hablamos de 2 Harrison, Virginia (12/05/2015). “Papa Francisco: El comercio de armas es una ‘industria de la muerte’”. CNN. Disponible en: <http://cnnespanol.cnn.com/2015/05/12/papafrancisco-el-comercio-de-armas-es-una-industria-de-la-muerte/>

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paz, ¿de qué hablamos? Cuando hablamos de justicia, ¿de qué hablamos? ¿Tiene algo que ver la pobreza con la paz? ¿Es posible la paz habiendo injusticia? Veamos lo que dice J. Henri Bouché al respecto:

Si vis pacem –decían los romanos– para bellum. Preparar la guerra para construir la paz no parece hoy una buena solución. Pero, sin embargo, sigue practicándose el “arte” de la guerra aduciendo razones de la más diversa índole para conseguir la paz. Un mal camino.Tampoco nos parece justo considerar la paz como la ausencia de guerra, cosa bastante común en nuestros días. Es un hecho constatado que el fin de la guerra es una condición necesaria, pero no suficiente para el establecimiento de la paz. Demasiados ejemplos podríamos aducir para confirmar nuestra aserción. Donde reina la pobreza, la injusticia o la transgresión de los derechos fundamentales, aun con el silencio de los cañones, no hay paz.3

A nivel global, la paz es víctima de la injusticia y la desigualdad. En las sociedades donde el lujo y la pobreza conviven, ¿deberíamos sorprendernos de que surjan diferentes formas de violencia? Compartir los recursos y la riqueza alivia tensiones y es una importante contribución al bien común y a la paz.

Vivimos en un mundo donde los conflictos armados están provocando millones de refugiados, ¿cómo podemos acercarnos a las personas para las que no hay paz?, ¿cómo podemos estar particularmente atentos a los refugiados y migrantes?, ¿cómo podemos discernir las situaciones de injusticia y dar protección a las personas más vulnerables?, ¿somos capaces de identificar las formas modernas de esclavitud?, ¿podemos unirnos a otros para promover la paz?

Pues bien, un signo de esperanza, es que muchas personas no permanecen indiferentes ante este drama provocado por la falta de paz. Hay colectivos y personas que se comprometen para promover la paz aceptando responsabilidades en la vida pública de su país, en asociaciones, en partidos políticos, en movimientos sociales por la paz, denunciando las injusticias y las desigualdades, sirviendo a personas con necesidades especiales, ayudando y acogiendo a los migrantes y refugiados... Es mucho lo que se hace, pero es insuficiente.

Otro aspecto importante, en esta reflexión sobre la paz, son las justificaciones de las guerras y la propaganda vestida de información que se hace en los medios de comunicación de masas. Sobre esto es muy ilustrativo el siguiente texto de Eduardo Galeano:

Las guerras mienten, ninguna guerra tiene la honestidad de confesar, 3 Bouché, J. Henri (2003). “La paz comienza por uno mismo”. Educación XX1: pp. 25-43. Disponible en:<http://148.215.2.11/articulo.oa?id=70600602>

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“yo mato para robar”. Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de Dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia. Y si por las dudas, tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y, en un inmenso matadero. En Rey Lear, Shakespeare había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos, y cuatro siglos después los amos del mundo son locos enamorados de la muerte…Uno se pregunta, ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de la guerra?, ¿hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo, y que el exterminio mutuo es nuestro destino?, ¿hasta cuándo? Si el mundo, este mundo, merece ser otro mundo, la marcha por la paz, la marcha del 2 de octubre, merece millones y millones de pies.4

¿Cuántas personas participaron en manifestaciones por la paz y en contra de las guerras? La indiferencia no es un buen camino para la paz.

2. Personas que nos precedieron y que transitaron por caminos de paz: La lucha de las mujeres, desde la antigüedad, contra la guerra y en favor de la paz

Todas las corrientes del pacifismo confluyen en la figura de Gandhi, como máximo exponente de la lucha por la paz. Gandhi revitalizó el pacifismo a través de la filosofía y de la práctica de la no-violencia. Gandhi transitó el camino de la paz y se convirtió en referente imprescindible de la cultura de la paz. Así lo explica Alberto López Escuer:

«No hay caminos para la Paz, la paz es el camino». Esta frase de Gandhi tiene total vigencia en la actualidad. Vivimos en un mundo que está necesitado de paz, una paz que no es la ausencia de violencia sino una paz total y que ahora no existe.Algunos se esfuerzan en buscar caminos que nos lleven a la Paz y no existen caminos que nos lleven a la paz, sino que el único camino que existe es la propia paz como nos recuerda Gandhi [...].El camino de la paz no es muy transitado actualmente; el camino de la guerra y la violencia tiene más adeptos, una violencia que no sólo tiene porque ser física sino que también es verbal [...].Hay que coger el camino de la paz y transitar por él pues toda la humanidad saldrá ganando menos los señores de la guerra, esos que hacen del belicismo un negocio y un estilo de vida no importándoles las consecuencias. Demos una oportunidad a la paz, Gandhi fue un ejemplo de ello.5

4 Galeano, Eduardo (2009). “Adhesión a la marcha por la paz y la no violencia”.

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Dejando constancia de que Gandhi es la gran referencia en el camino de la paz, así como Martin Luther King, queremos dar a conocer, en este capítulo, un hecho desconocido por muchas personas: la lucha de la mujeres en la construcción de la paz desde los tiempos más antiguos.

Es muy significativo que la paz aparezca en el inicio de la historia de la cultura occidental, como un don para las polis de la Antigua Grecia, con atributos y cuerpo femeninos, encarnada en la diosa Eirene, vinculada al bienestar, la abundancia y la prosperidad.

Tal es así, que el dramaturgo Aristófanes (Atenas, 444 a.C.-385 a.C.) recoge esa tradición en su obra de teatro Lisístrata. En el argumento de la obra, Lisístrata es una mujer ateniense que cansada y harta de no ver a su marido, pues esta siempre en la guerra, decide reunir a un grupo de mujeres de diferentes partes de Grecia. Lisístrata les plantea que, tras mucho pensar, ha llegado a una solución para acabar con la guerra del Peloponeso y así poder ver a sus maridos: la abstención sexual.

En un primer momento las mujeres se escandalizan, pero tras el paso del tiempo las mujeres aceptan, y pactan un juramento por el que se comprometían a excitar a sus maridos pero no practicar sexo. Cada mujer se encarga de propagar el juramento por su ciudad, así ningún hombre podría satisfacer sus deseos sexuales.

Las mujeres toman la Acrópolis de Atenas, donde se encuentra el dinero de la ciudad, así no podría ser usado con fines militares. En el desarrollo de la acción, un coro de ancianos intenta echar a las mujeres de la Acrópolis, manteniendo un enfrentamiento verbal con el coro de las mujeres. Algunas mujeres intentan dejarlo, pues no lo soportan más, pero Lisístrata les convence para que vuelvan a su puesto de lucha en la Acrópolis. Los hombres de toda Grecia andan quejándose, pues tienen “inflamada la ingle”.

Finalmente, desde Esparta, vienen unos embajadores para firmar la paz con Atenas, pues el deseo sexual es tan grande, que puede hasta con la guerra. Así cada hombre se va con su mujer, ellas felices por el fin de la guerra, y ellos felices por el apetito sexual.

La obra de teatro de Aristófanes ha tenido influencia en épocas posteriores. En la actualidad, las acciones de protesta contra las guerras, con frecuencia ocultadas por los grandes medios de comunicación, también han tenido como protagonistas a las mujeres en diversos conflictos:

En Israel y Palestina, la colaboración de mujeres de ambas comunidades, no sólo ha

5 López Escuer, Alberto (26/02/2013). “No hay caminos para la Paz, la paz es el camino”. Salesianos Cooperadores – Bilbao. Disponible en <http://www.cooperadores-bilbao.com/web/?p=14769>

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demostrado que el entendimiento es posible sino que ha dado lugar a la construcción de un movimiento mundial de mujeres contra la guerra y el militarismo: Mujeres de Negro. Este movimiento se ha ido extendiendo a otros lugares del mundo afectados por conflictos armados como los de los Balcanes o Colombia.En Argentina, las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, sin dejar de caminar, continúan su denuncia contra la impunidad.Las mujeres norirlandesas –protestantes y católicas–, crearon una coalición para trabajar en las negociaciones de paz, por la igualdad, los derechos humanos, y la inclusión.Las mujeres de Sri Lanka participaron en el Subcomité de Género creado en el marco de las negociaciones de paz.Las mujeres Tamiles y Cingalesas fueron capaces de elaborar una agenda común, desde un mismo punto de partida: el reconocimiento de los efectos devastadores que el conflicto armado había tenido sobre la vida de las mujeres.6

También en África, un continente muy castigado por las guerras, las mujeres se han movilizado y levantado la voz para terminar con las guerras y conseguir la paz:

El pasado 22 de octubre, el periódico Sudan Tribune de Sudán del Sur informaba que un grupo femenino de activistas por la paz ha hecho un llamamiento a todas la mujeres del país y a las que viven en la diáspora para que se nieguen a mantener relaciones sexuales con sus maridos hasta que el actual conflicto que vive el país se solucione. [...]La idea de una huelga de sexo no es nueva. En 2003, la trabajadora social liberiana Leymah Gbowee decidió organizar a las mujeres de su país, empezando por las de la iglesia luterana, a la que pertenecía, luego al resto de cristianas y finalmente consiguiendo también el apoyo de las musulmanas. Vestidas de blanco y con el lema: “las mujeres de Liberia queremos la paz ahora”, empezaron a manifestarse y movilizarse, llegando a concentrarse diariamente 2.500 mujeres en el mercado existente delante de la residencia del presidente Charles Taylor, en Monrovia, y por donde su coche pasaba diariamente.Convencidas de que los hombres eran los principales perpetradores de la violencia decidieron denegar el sexo a sus maridos hasta que la guerra terminarse.El activismo de estas mujeres fue decisivo para poner fin al largo conflicto liberiano y Laymah Gbowee fue recompensada por su liderazgo y valentía con el Premio Nobel de la Paz en 2011.Ahora las mujeres sursudanesas quieren seguir el camino que abrieron las liberianas y que luego ha sido repetido en otros países como Kenia o Costa de Marfil con desigual resultado.[...]

6 Manifiesto “Rosas blancas para la paz”, escrito para la acción promovida por un grupo de actrices españolas entregando rosas blancas a los parlamentarios españoles, apoyando la terminación del terrorismo de ETA en mayo de 2005, Secretaría de la Mujer de la Unión de Actores de Madrid.

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De una forma u otra, lo importante, pienso yo, no es tanto la estrategia elegida, sino la implicación de las mujeres en el proceso de paz, muy en línea con las Resoluciones 1325 (2000) y 2122 (2013) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que reconocen que la guerra afecta a las mujeres de manera diferente que a los hombres y reafirman la necesidad de potenciar el rol de las mujeres en la adopción de las decisiones referidas a la prevención y la resolución de los conflictos.7

También en África, destaca la acción de Victoire Ingabire, una líder pacifista ruandesa, que después de participar activamente en el Diálogo Inter-ruandes para conseguir la paz en la región de los Grandes Lagos, decidió en 2010 volver a su Ruanda natal desde Holanda, donde vivía con su marido y tres hijos, para presentarse a unas elecciones presidenciales en su país.

Para ello, Victoire viajó a Ruanda, pero muy pronto fue detenida y encarcelada, acusada de todo tipo de delitos inventados, apoyados en pruebas y testigos falsos. Tras un largo proceso sin las mínimas garantías jurídicas se la condenó a 15 años de cárcel.

Cada día las autoridades de la cárcel le hacen la vida más difícil dentro de la prisión, llegando a pintarle de negro los cristales de su celda para que no pueda leer ni escribir, por lo que está perdiendo la vista. Ponen todo tipo de dificultades para que pueda ser visitada, incluso por sus abogados. Pero ella cada vez que sale de su celda o se comunica con el exterior luce un semblante sereno, que retrata su estado de ánimo esperanzado, firme y resistente.

También destacamos la figura de la pacifista palestina Jean Zaru, que insiste en la necesidad de analizar las causas de la violencia y en la globalización de la justicia para lograr la paz:

«[...] lo único que va a cambiar nuestro mundo no será la venganza ni la violencia de alto nivel ni más pérdidas de vidas, sino mirar las verdaderas causas de la violencia y el terrorismo y establecer la justicia. Nos guste o no, si hablamos de la globalización de la economía tenemos que globalizar los temas de justicia, y cuando algo sucede en un lugar otros lugares son afectados por ese suceso, así que pienso que ya es el momento de que las fuerzas de paz unan las manos, que no se dejen silenciar y digan: ‘no más venganzas, sí a la justicia y no a la guerra’». [...]Zaru, quien realizó una gira por veinte ciudades de Estados Unidos antes y después de los atentados del 11 de septiembre, dijo que éstos son un ejemplo de que todo el poder militar del mundo no le trae paz a los países en su propia casa, «lo que les puede traer paz es tener relaciones justas con el resto del mundo en vez de tratar de dominarlo. La violencia nos lleva a la violencia, y cuando la gente me pregunta si esta situación (la guerra de Estados Unidos contra Afganistán) va a ayudar a la

7 Caballero, Chema (28/10/2014). “¿De verdad que una huelga de sexo puede terminar con una guerra?”. Blogs de El País: África no es un país. Disponible en: <http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2014/10/huelga-de-sexo.html>

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causa palestina, yo contesto que no creo que podamos recibir ninguna ayuda de cualquier situación violenta».8

3. La verdadera paz pasa por el camino de justicia, la democracia y los derechos humanos, y no por el camino de la guerra

¿Puede haber justicia sin paz? ¿Puede haber paz sin justicia? Buscamos con demasiada frecuencia la justicia a expensas de la paz, y la paz a expensas de la justicia. Concebir la paz independientemente de la justicia significa poner en peligro la esperanza de que «la justicia y la paz se besan» (Salmo 85:10).

El mayor atentado contra la justicia es la creciente desigualdad. Un informe de Oxfam-Intermón afirma que la desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países. La riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante. A propósito de la desigualdad y la injusticia ofrecemos una profunda reflexión de Leonardo Boff:

[…] Son muchas y hasta misteriosas las causas que destruyen la paz e impiden su construcción. Me limito a la primera: la profunda desigualdad social mundial. Thomas Piketty ha escrito un libro entero sobre La economía de las desigualdades (Anagrama, 2015). El simple hecho de que alrededor del 1% de multibillonarios controlen gran parte de los ingresos de los pueblos, [...] muestra el nivel de desigualdad. Piketty reconoce que «la cuestión de la desigualdad de los ingresos del trabajo se ha convertido en el tema central de la desigualdad contemporánea, si no de todos los tiempos». Ingresos altísimos para unos pocos y pobreza infame para las grandes mayorías. No olvidemos que la desigualdad es una categoría analítico-descriptiva. Es fría, ya que no deja escuchar el grito del sufrimiento que esconde. Ética y políticamente se traduce por injusticia social. Y teológicamente, en pecado social y estructural que afecta al plan del Creador que creó a todos los seres humanos a su imagen y semejanza, con la misma dignidad y los mismos derechos a los bienes de la vida. Esta justicia original (pacto social y creacional) se rompió a lo largo de la historia y nos legó la injusticia atroz que tenemos actualmente, pues afecta a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos.Una de las partes más contundentes de la encíclica del papa Francisco sobre el Cuidado de la Casa Común está dedicada a “la desigualdad planetaria” (nn.48-52) Vale la pena citar sus palabras: «Los excluidos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. De hecho, a la hora de la actuación

8 Rojas, Rosa(10/10/2001). “’La venganza no cambiará el mundo’, afirma la pacifista palestina Jean Zaru”. La Jornada. Disponible en: <http://www.jornada.unam.mx/2001/10/10/014n1mun.html>

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concreta, quedan frecuentemente en el último lugar… deberían integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (n.49). En esto radica la principal causa de la destrucción de las condiciones para la paz entre los seres humanos o con la Madre Tierra: tratamos injustamente a nuestros semejantes; no alimentamos ningún sentido de equidad o de solidaridad con los que menos tienen y pasan todo tipo de necesidades, condenados a morir prematuramente. La encíclica va al punto neurálgico al decir: «Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia» (n.52). La indiferencia es la ausencia de amor, es expresión de cinismo y de falta de inteligencia cordial y sensible. Retomo siempre esta última en mis reflexiones, porque sin ella no nos animamos a tender la mano al otro para cuidar de la Tierra, que también está sujeta a una gravísima injusticia ecológica: le hacemos la guerra en todos los frentes hasta el punto de que ha entrado en un proceso de caos con el calentamiento global y los efectos extremos que provoca. En resumen, o vamos a ser personal, social y ecológicamente justos o nunca gozaremos de paz serena. A mi modo de ver, la mejor definición de paz la dio la Carta de la Tierra al afirmar: «la paz es la plenitud que resulta de las relaciones correctas con uno mismo, con otras personas, otras culturas, otras formas de vida, con la Tierra y con el Todo del cual formamos parte» (n.16, f). Aquí está claro que la paz no es algo que existe por sí mismo. Es el resultado de relaciones correctas con las diferentes realidades que nos rodean. Sin estas relaciones correctas (esto es la justicia) nunca disfrutaremos de la paz. Para mí es evidente que en el marco actual de una sociedad productivista, consumista, competitiva y nada cooperativa, indiferente y egoísta, mundialmente globalizada, no puede haber paz. A lo sumo algo de pacificación. Tenemos que crear políticamente otro tipo de sociedad que se base en las relaciones justas entre todos, con la naturaleza, con la Madre Tierra y con el Todo (el misterio del mundo) al que pertenecemos. Entonces florecerá la paz que la tradición ética ha definido como «la obra de la justicia» (opus justiciae, pax).9

La desigualdad económica extrema y el secuestro de los procesos democráticos por parte de las élites económicas son interdependientes. La falta de control en las instituciones políticas produce su debilitamiento, y los gobiernos sirven abrumadoramente a las élites económicas mundiales en detrimento de la ciudadanía de a pie. Pero la desigualdad extrema no es inevitable, no es algo que produce la naturaleza, y, por tanto, puede y debe revertirse lo antes posible para que sea posible la paz.

4. El diálogo interreligioso es esencial en el camino hacia la paz

9 Boff, Leonardo (12/06/2016). “Paz: un bien escaso y siempre deseado”. Servicios Koinonía. Disponible en: <http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=748>

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El monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh, activista por la paz, resume ejemplarmente las enseñanzas de las religiones sobre la paz y marca el camino a seguir:

Consciente del sufrimiento causado por la destrucción de la vida, hago el voto de cultivar la compasión y aprender maneras de proteger la vida de las personas, animales, plantas y minerales. Estoy resuelto a no matar, a no dejar que otros maten y a no tolerar ningún acto mortal en el mundo, tanto en el pensamiento como en mi forma de vivir.10

Los mismos evangelios cristianos llaman “regla de oro” a una máxima en la que Jesús resume “toda la Ley y los Profetas”, que dice: «traten a los demás como quisieran que ellos les tratasen». Resulta que esta máxima de vida está presente en prácticamente todas las religiones mayoritarias. Sería el mejor punto de partida en el diálogo entre las religiones.

El papa Francisco, en su viaje a Kenia, destacó que el diálogo interreligioso «no es un lujo» para la construcción de la paz:

«Queridos amigos: les agradezco su presencia esta mañana y la oportunidad de compartir con ustedes estos momentos de reflexión. Deseo dar las gracias, de modo particular, a Monseñor Kairo, Arzobispo de Wabukala, y al profesor El-Busaidy por las palabras de bienvenida que me han dirigido en nombre de ustedes y de sus respectivas comunidades.Siempre que visito a los fieles católicos de una Iglesia local considero importante el poder reunirme con los líderes de otras comunidades cristianas y tradiciones religiosas.Espero que este tiempo que pasamos juntos sea un signo de la estima que la Iglesia tiene por los seguidores de todas las religiones y afiance los lazos de amistad que ya nos unen.En realidad, nuestra relación nos impone desafíos e interrogantes. Sin embargo, el diálogo ecuménico e interreligioso no es un lujo. No es algo añadido u opcional sino fundamental; algo que nuestro mundo, herido por conflictos y divisiones, necesita cada vez más.En efecto, nuestras creencias y prácticas religiosas influyen en nuestro modo de entender nuestro propio ser y el mundo que nos rodea. Son para nosotros una fuente de iluminación, sabiduría y solidaridad, que enriquece a las sociedades en las que vivimos.Cuidando el crecimiento espiritual de nuestras comunidades, mediante la formación de la inteligencia y el corazón en las verdades y en los valores que nuestras tradiciones religiosas custodian, nos convertimos en una bendición para las comunidades en las que viven nuestros pueblos […]».11

10 Nhat Hanh, Thich (1996). Buda viviente, Cristo viviente. Barcelona: Kairós, p. 89.11 Mora, Sergio (26/11/2015). “El Papa en Kenia: El diálogo interreligioso no es un lujo, es fundamental”. Zenit. Disponible en: <https://es.zenit.org/articles/el-papa-en-kenia-el-dialogo-interreligioso-no-es-un-lujo-es-fundamental/>

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Hay una creencia muy generalizada de que la paz es solamente un componente emocional y espiritual de las religiones, pero no es así. El siguiente texto nos muestra cómo las religiones tienen una importancia fundamental en la regulación de los comportamientos colectivos:

El anhelo de Paz es un componente muy importante en la dimensión espiritual y emocional de todas las tradiciones religiosas, y así lo encontramos en el dhyana hinduista y budista o en el ascetismo cristiano, en los que a través del yoga o la meditación se intenta lograr la paz interior. Asimismo los movimientos místicos de todas las religiones pretenden –mediante la unión con el cosmos y/o el ser supremo, en algunos casos, o mediante la aceptación de la experiencia ordinaria con alegría y serenidad, en otros– alcanzar la paz con una proyección colectiva. En otro orden, la mendicidad, como práctica religiosa (ordenes cristianas mendicantes, sangha o monjes jainistas, etc.), se fundamenta en la caridad y solidaridad entre los distintos estamentos sociales de la comunidad religiosa.A primera vista, la finalidad esencial de las religiones es satisfacer los aspectos espirituales del individuo, sin embargo también es consustancial a las religiones regular los comportamientos colectivos, es decir las relaciones de los miembros del grupo, entre ellos y con su entorno; por lo tanto una de las misiones de las religiones es reglar los conflictos que puedan surgir entre uno y otros. Es cierto que en algunos momentos las instituciones religiosas no han dudado en justificar, e incluso fomentar, la resolución violenta de los conflictos, pero con el mismo grado de normalidad encontramos a esas mismas instituciones creando y aplicando mecanismos de resolución pacífica de los conflictos.12

Pero en la actualidad estamos asistiendo a una creciente utilización de la religión para justificar la violencia. Grupos extremistas utilizan la religión, mezclada con el odio, para perpetrar atentados indiscriminados que tienen como víctimas personas inocentes. Ofrecemos a continuación algunos textos de reacciones ante los atentados de París, que pueden iluminar nuestra reflexión:

Hablando de monstruos, recuerdo un célebre cuadro de Goya: “el sueño de la razón produce monstruos”. Esos monstruos del 13N ¿no habrán sido producidos, en parte al menos, por el sueño de nuestra razón económica? ¿Por esa razón del máximo beneficio, del mínimo salario, de nuestra monstruosa “reforma” laboral, de las jubilaciones de 3 millones para los banqueros, del saqueo del tercer mundo, del lujo, el despilfarro y la ostentación como motores de la economía, del acaparamiento del petróleo y del armamento cada vez mayor, para defensa de ese todo desorden?... ¿Son esos en realidad nuestros verdaderos valores, o los otros a los que apelamos para justificarnos? No cabe olvidar que, en la historia, cuando las cosas se han torcido y no se enderezan a tiempo, acaban llevando a situaciones insolubles, o cuya solución sólo puede venir de un cambio radical de rumbo que sólo puede

12 Molina Rueda, Beatriz; Cano Pérez, M.ª José; Rojas Ruiz, Gloria (2004). “Culturas, Religiones y Paz”. En: Muñoz, Francisco A.; Molina Rueda, Beatriz (eds.). Manual de Paz y Conflictos. Granada: Universidad de Granada, pp. 106-107. Disponible en: <http://www.ugr.es/~eirene/publicaciones/ manual/Culturas_ religiones_y_paz.pdf>

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hacerse poco a poco y a largo plazo […].Ese “desorden establecido” (Emmanuel Mounier) o ese “pecado estructural” de nuestro mundo desarrollado, del que nosotros disfrutamos y que otros padecen ¿no será uno de los progenitores de ésos y otros monstruos? Porque cuando el odio se junta con la religión, ésta se corrompe, el odio se potencia y se acaba cumpliendo el sabio refrán latino: “la corrupción de lo óptimo es lo pésimo”. Por eso, dado lo infinitamente manipulable que es el nombre de Dios, es necesario recuperar lo que escribió antaño José A. Marina: la ética nace de las religiones, pero luego ésta debe criticar a la madre: para evitar que algo tan valioso como la fidelidad se confunda con algo tan monstruoso como el fanatismo. (José Ignacio González Faus sj, teólogo)13

Ardan las lámparas de cera en las calles de París en memoria de todos los muertos y en consuelo de los vivos. Suba la plegaria piadosa. Pero recordemos a todos los muertos, también a los de Raqqa, y no olvidemos la historia. Los atentados que estamos sufriendo y todo lo que sucede en el Oriente Medio ¿no es acaso el reflejo del mundo que los poderes occidentales hemos contribuido a construir o seguimos empeñados en destruir? Recapacitemos sobre Afganistán, Irán, Irak, Libia, Egipto, Siria… Y Palestina, la sufrida Palestina. Recapacitemos sobre los cien últimos años de invasión y expolio de los poderes occidentales en Oriente Medio, sobre tantos derrocamientos de gobiernos legítimos cuando la democracia no servía a nuestros intereses, sobre tanta colaboración con los regímenes más corruptos y dictatoriales cuando convenía a nuestros intereses. Ante los muertos de París y ante las lágrimas de los vivos, sigamos preguntando: ¿Quién creó, financió y entrenó a Al Qaeda para combatir a Rusia? ¿Y quién concibió y sigue sosteniendo en la sombra al Estado Islámico para desestabilizar todo el Oriente Medio y sacar mayor provecho? ¿No se sientan en el G20 de los grandes del mundo algunos gobiernos amigos de países, Arabia Saudí en cabeza, en los que encuentran soporte ideológico y financiero los yihadistas que nos combaten y que decimos combatir? ¿No son extrañamente coincidentes los intereses del Estado Islámico y los del poder financiero del mundo occidental, a los que están sometidos casi todos nuestros medios de comunicación que tanto nos mienten? No nos dejan respirar. (José Arregui, teólogo)14

Me pregunto:¿Puede una guerra acabar con el terrorismo internacional? ¿Verdad que no?¿Puede un cazabombardero descargar sus bombas sobre una ciudad sin que mueran inocentes? ¿Verdad que no?¿Puede una guerra resolver un problema sin crear otros mucho más graves? ¿Verdad que no?¿Puede una guerra hacerse en función de intereses electorales? ¿Verdad que sí?¿Puede una guerra hacerse en función de intereses económicos? ¿Verdad que sí?¿Puede la guerra en Siria reducir nuestras libertades hasta límites que habíamos

13 González Faus, José Ignacio (15/11/2015). “Esos monstruos del 13N ¿no habrán sido producidos por el sueño de nuestra razón económica?”. Religión Digital. Información religiosa de España y del mundo. Disponible en: <http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2015/11/15/jose-i-glez-faus-esos-monstruos-del-13n-iglesia-religion-dios-jesus-papa-paris-francia-odio.shtml>14 Arregi, José (17/11/2015). “Ante la masacre de París” El blog de José Arregi. Disponible en: <http://blogs.periodistadigital.com/jose-arregi.php/2015/11/17/ante-la-masacre-de-paris>

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dejado atrás con la dictadura? ¿Verdad que puede?¿Puede la guerra en Siria condenar a muerte a los emigrantes subsaharianos que buscan una esperanza en Europa? Todo el mundo sabe que eso es lo que sucederá, aunque todo el mundo finja no saberlo.Y una última pregunta:¿Por qué se bombardea Siria, si el Estado Islámico está en Francia, en Bélgica, en España…? (Santiago Agrelo, Obispo de Tánger) 15

Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿Dejarnos influir por el miedo y el odio?, ¿quizás por el deseo de venganza? ¿Dónde está la raíz del fanatismo religioso? ¿Qué respuestas dar a este tipo de violencia extrema? ¿reaccionar contra nuestros conciudadanos y vecinos creyentes de otras religiones?

Tengamos en cuenta, que desde hace muchos años, en Europa convivimos personas de muchas religiones distintas. Vivimos en una sociedad religiosamente plural, en la cual no tiene sentido hablar de religión para referirse a una única religión. Afirmar que la religión es violenta, machista, dogmática, alienante o liberadora es muy arriesgado, porque hay religiones tan diversas incluso dentro de sí mismas que cuesta encontrar elementos comunes.

A pesar de que las autoridades religiosas, de cualquier religión, velan por la ortodoxia, todas tienen mucha pluralidad interna. En el interior de una misma religión pueden mantenerse posiciones contradictorias. Dentro de cada religión, hay corrientes revolucionarias y reaccionarias, hay dogmatismo y trabajo de la interioridad, hay reflexión y emoción.

Con tanta diversidad interna como hay, resulta extremadamente difícil decir algo certero sobre todo un grupo religioso. Con cualquier forma de expresarse, como «Los cristianos dicen...», «los judíos piensan...» o «los musulmanes creen...», corremos el riesgo de designar el todo por una de sus partes.

Dentro de las religiones hay que distinguir dos grupos: aquellos que entienden su fe como una certeza y, en consecuencia, estiman que se aleja de la verdad quien no comparte esa misma fe, y aquellos que entienden su fe como una búsqueda, abiertos a dudar y dejarse interpelar por personas de otras creencias.

Por tanto, no son buenas las generalizaciones, pues no nos relacionamos con las religiones, sino con personas concretas. Que ni la belleza ni la perfidia de las religiones nos deslumbren y nos tapen a las personas. Las personas somos libres, las religiones no son compartimentos estancos.

15 Publicado por Santiago Agrelo en su página personal de Facebook (25/11/2015).

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El diálogo interreligioso es fundamental para la construcción de la paz: el diálogo que se hace desde las autoridades religiosas y el diálogo que hacemos las personas en el día a día, conviviendo con respeto mutuo en una sociedad religiosamente plural.

5. San Francisco de Asís: el camino de la paz con todas las criaturas

No hay camino para la paz, la Paz es el camino. Con ese espíritu vivió Francisco la Paz y nos dejó su testimonio de vida. Francisco de Asís es, para los Compañeros de san Francisco, el referente máximo a seguir en el camino de la paz, comprometiéndonos y trabajando con lo que es justo y bueno para todos, también para la hermana madre Tierra, que es toda bendición y a todos nos mantiene y alimenta.

Uno de los episodios que afloran espontáneamente a la memoria cuando se evoca la faceta pacificadora del “Pobre de Asís”, es su encuentro con el sultán Al-Malik-al-Kamel. El episodio aparece relatado cuatro veces en las fuentes franciscanas (1 Cel 57; LM 9, 7; Actus 27; Flor 24). También lo encontramos dos veces en los escritos de un testigo de valía y que casi se podría calificar de testigo ocular: el cardenal Jacobo de Vitry, que era obispo de San Juan de Acre cuando Francisco visitó al sultán durante el asedio de Damieta en el año 1219.

Pero no vamos a reproducir aquí un capítulo de la vida de Francisco Asís suficientemente conocido, sino una visión actualizada de toda una pedagogía de la paz, que nos dejó el “Pobre de Asís”:

Siempre ha habido en la humanidad, especialmente bajo el patriarcado, conflictos de todo orden. La forma predominante de resolverlos ha sido y es la utilización de la violencia, para doblegar al otro y encuadrarlo en un determinado orden. Ese es el peor de los caminos, pues deja en los vencidos un rastro de amargura, de humillación y de deseo de venganza. Y así se perpetúa la espiral de la violencia que hoy adquiere especialmente la forma de terrorismo, expresión de la venganza de los humillados. ¿Será esta la única forma de resolver sus contiendas los seres humanos?

Hubo alguien que se consideraba “un loco de Dios” (pazzus Dei), Francisco de Asís, que podría ser también el actual Francisco de Roma, que buscó otro camino. El anterior camino era el de gana-pierde. Este último, el gana-gana, vacía las bases para el espíritu belicoso. Tomemos ejemplos de la práctica de Francisco de Asís. Su saludo usual era desear a todos: «paz y bien». Pedía a sus seguidores: «Todo aquel que se aproxime, sea amigo o enemigo, ladrón o bandido, recíbanlo con bondad» (Regla no bulada, 7).

Consideremos la estrategia de Francisco frente a la violencia. […] Esta estrategia de renuncia a la violencia aparece claramente en la leyenda del lobo de Gubbio que atacaba a la población de la pequeña ciudad. Se supera de nuevo la

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esquematización: por un lado el “lobo grandísimo, terrible y feroz” y por el otro, el pueblo, lleno de miedo y armado. Se enfrentan dos actores cuya única relación es la violencia y la destrucción mutua. La estrategia de Francisco no es buscar una tregua o un equilibro de fuerzas regidas por el miedo. No toma partido por una parte ni por la otra, en un falso fariseísmo: «malo es el otro, no yo, por eso debe ser destruido». ¿Nadie se pregunta si dentro de cada uno puede esconderse un lobo malo y al mismo tiempo un buen ciudadano?

El camino de Francisco es esta unión de los opuestos y aproximar a ambos para que puedan hacer un pacto de paz. Va al lobo y le dice: «hermano lobo, eres un homicida pésimo y mereces la horca, pero reconozco también que es por hambre que haces tanto mal. Vamos a hacer un pacto: la población va a alimentarte y tú dejarás de amenazarlos». Luego se dirige a la población y les predica: «vuélvanse hacia Dios, dejen de pecar. Aseguren alimento suficiente al lobo y así Dios les librará de los castigos eternos y del lobo malo».

Dice la leyenda que la pequeña ciudad cambió de hábitos, decidió alimentar al lobo y este se paseaba entre todos, como si fuese un manso ciudadano. […]

El hecho es que la paz conseguida no fue la victoria de una de las partes, sino la superación de los lados y de los partidos. Cada uno cedió, se verificó el gana-gana e irrumpió la paz que no existe en sí, sino que es fruto de una construcción colectiva entre los ciudadanos y el lobo.

Conclusión: Francisco no estimuló las contradicciones ni removió la dimensión sombría donde se cuecen los odios. Confió en la capacidad humanizadora de la bondad, del diálogo y de la mutua confianza. No fue un ingenuo. Sabía que vivimos en la “regio dissimilitudinis”, en el mundo de las desigualdades (Fioretti, c. 37). Pero no se resignó a esta situación decadente. Intuía que más allá de la amargura, existe en el fondo de cada criatura una bondad ignorada a ser rescatada. Y lo fue.

Llegará el día en que los seres humanos asumirán la inteligencia cordial y espiritual, cuya base biológica identificaron los nuevos neurólogos, que completa la razón intelectual que divide y atomiza. Entonces habremos inaugurado el reino de la paz y de la concordia. El lobo seguirá siendo lobo pero no amenazará a nadie.»16

La sabia pedagogía de Francisco consistió en descubrir la capacidad humanizadora de la bondad, el diálogo y la mutua confianza, buscando, no la victoria de una de las partes, sino el beneficio de ambas.

6. Desde la paz interior se camina hacia una cultura de la paz. Desde una cultura de paz se construye la paz interior. Algunas conclusiones

Comenzaremos preguntándonos ¿qué es una cultura de la paz? Pues bien, entendemos por cultura de la paz un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad. Estos valores ponen en primer plano los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la promoción y la práctica de la

16 Boff, Leonardo (28/092015). “Otra forma de resolver los conflictos”. Servicios Koinonía. Disponible en: <http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=731>

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no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación solidaria.

La cultura de la paz se manifiesta en la adhesión a los principios de libertad, justicia, igualdad, solidaridad y respeto, así como en la comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas. Asimismo, comprende los esfuerzos para la protección del medio ambiente para las generaciones presente y futuras; el respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres; el respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, de opinión y, lo más importante, a una información veraz.

La construcción de una cultura de la paz es un proceso lento que supone un cambio de mentalidad individual y colectiva. En este cambio de mentalidad la educación tiene un papel importante en tanto que incide en la construcción de los valores de los niños, permitiendo una evolución positiva del pensamiento social. Los cambios evolutivos, aunque lentos, son los que tienen un carácter más irreversible y, en este sentido, la educación ayuda a construir nuevas formas de pensar. Pero la educación formal no es suficiente para que estos cambios se den en profundidad. La sociedad, desde los diferentes ámbitos implicados y desde su capacidad educadora, también debe apoyar y participar en todos los proyectos y programas educativos.

En la construcción de una cultura de la paz, como miembros del movimiento de los CDSF, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros? y ¿qué deberíamos hacer como CDSF? Es decir, debemos descubrir cómo transitar en el camino de la paz. Para ello proponemos:

1. Aclararnos y aclarar que la guerra NO es un camino para la paz. «La Humanidad tiene hoy cultura y experiencia suficientes como para rechazar la idea de que la paz deba ser impuesta por las guerras. La paz puede y debe ser un objetivo consciente de la inteligencia y la solidaridad humanas»17.

2. Tener cuidado con los mensajes de los medios de comunicación de masas. A veces sus mensajes nos desorientan en el camino de la paz. Dice Eduardo Galeano: «Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de Dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia. Y si por las dudas, tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y, en un inmenso matadero»18.

17 Yepe, Manuel (25/02/2015). “La paz como objetivo de la inteligencia”. Blog de Manuel Yepe – Opiniones desde Cuba. Disponible en: <https://manuelyepe.wordpress.com/2015/02/25/la-paz-como-objetivo-de-la-inteligencia/>18 Ver nota 4.

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3. Visibilizar, valorar y destacar la acción de las mujeres constructoras de la paz. Están presentes en nuestras sociedades y nos marcan caminos con sus vidas y sus luchas. Dice Chema Caballero, periodista especializado en África: «El activismo de estas mujeres fue decisivo para poner fin al largo conflicto liberiano y Laymah Gbowee fue recompensada por su liderazgo y valentía con el Premio Nobel de la Paz en 2011»19.

4. Trabajar por la eliminación de la desigualdad y la injusticia es un buen camino para la paz. La desigualdad es una enorme injusticia y, por tanto, fuente de conflictos. La desigualdad extrema no es inevitable, no es algo que produce la naturaleza, y, por tanto, puede y debe revertirse lo antes posible para que sea posible la paz.

5. Cultivar la paz interior manteniendo una actitud positiva hacia nosotros mismos y hacia los demás, procurando ver el lado bueno de las cosas, valorando lo que hacen las otras personas por nosotros, mostrando agradecimiento por aquello que nos hace sentir bien, y afrontando la vida con valor y confianza, con respeto hacia nosotros y hacia los demás.

6. Fomentar las relaciones interpersonales y evitar el individualismo. El camino de la paz será colectivo o no será. El camino de la paz es un proceso mixto de creación de conciencia individual y social. Al mismo tiempo que se cultiva la conciencia individual se deben llevar a cabo transformaciones en las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales para avanzar en la construcción de la cultura de la paz.

7. Denunciar la utilización de las religiones como justificación de la violencia, como hemos podido apreciar en los atentados de París en 2015 y, más recientemente, en el atentado en Ouguadugú (Burkina Faso), y fomentar el diálogo interreligioso. No podemos dejarnos arrastrar por el odio entre religiones.

8. Fomentar el diálogo para la resolución de conflicto es un buen camino para la paz. Es decir, buscar el bien de las dos partes enfrentadas. No es necesario que haya vencedores ni vencidos. Dice Leonardo Boff: «El hecho es que la paz conseguida no fue la victoria de una de las partes, sino la superación de los lados y de los partidos. Cada uno cedió, se verificó el gana-gana e irrumpió la paz que no existe en sí, sino que es fruto de una construcción colectiva entre los ciudadanos y el lobo»20.

9. Potenciar la educación como uno de los caminos fundamentales para edificar una cultura de paz. Desempeñan una función clave en la promoción

19 Ver nota 7.20 Ver nota 16.

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de una cultura de paz los padres, los maestros, los políticos, los periodistas, los órganos y grupos religiosos, los intelectuales, quienes realizan actividades científicas, filosóficas, creativas y artísticas, los trabajadores sanitarios y de actividades humanitarias, los trabajadores sociales, quienes ejercen funciones directivas en diversos niveles, así como las organizaciones no gubernamentales (ONGs).

10. No permanecer indiferentes ante el drama de los emigrantes y refugiados. En un mundo donde los conflictos armados están provocando millones de refugiados, ¿cómo podemos acercarnos a las personas para las que no hay paz?, ¿cómo podemos estar particularmente atentos a los refugiados y migrantes?, ¿cómo podemos discernir las situaciones de injusticia y dar protección a las personas más vulnerables?

Para finalizar, acabaremos con una “perla” de la sabiduría de Pepe Mújica, que nos invita a luchar por otros caminos... los de la paz:

[…] ante la cultura de la guerra a esta altura de la civilización, yo considero que el hombre, mientras necesite la guerra sigue viviendo en la prehistoria y que la explosión tecnológica de este tiempo transforma el recurso “guerra” en una condena sin misericordia a los más débiles que directa o indirectamente terminan pagando el costo peor.Hay que empezar a desterrar de nuestra conciencia el uso de la guerra, que no significa transformarse en corderos o en beatos. […] Hay que luchar por otros caminos ¡y vaya que existen!… y aparecen.21

(Pepe Mújica, expresidente de Uruguay, entrevistado por Randy Alonso Falcón, 30/01/2016)

Pedro Sanz, CDSF España, Valladolid, 6 de febrero de 2016

21 Entrevista de Randy Alonso Falcón a Pepe Mujica (30/01/2016): “Pepe Mujica: ‘Los únicos derrotados son los que bajan los brazos, los que dejan de luchar’” Cuba Debate. La izquierda en América Latina. Disponible en: <http://www.cubadebate.cu/especiales/2016/01/30/pepe-mujica-los-unicos-derrotados-son-los-que-bajan-los-brazos-los-que-dejan-de-luchar-video-y-fotos/#.VrSyFxjhAy4>

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ÍNDICE

Introducción................................................................................................................... 2

1. Sobre el título del capítulo: ¿Qué entendemos por paz?, ¿qué es la paz? ........ 3

2. Personas que nos precedieron y que transitaron por caminos de paz: La luchade las mujeres, desde la antigüedad, contra la guerra y en favor de la paz............ 53. La verdadera paz pasa por el camino de justicia, la democracia y los derechoshumanos, y no por el camino de la guerra ….............................................................. 9

4. El diálogo interreligioso es esencial en el camino hacia la paz …........................ 11

5. San Francisco de Asís: el camino de la paz con todas las criaturas …................ 15

6. Desde la paz interior se camina hacia una cultura de la paz. Desde una cultura de paz se construye la paz interior. Algunas conclusiones …........................................ 16

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