La Patria Fusilada (Edición 2012)

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Entrevista de Urondo a los sobrevivientes de la masacre de Trelew

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  • (viene de contratapa) Paco fue es uno de los poetas en lengua castellana que

    con ms valor y lucidez, y menos autocomplacencia, luch con y contra la imposibilidad de la escritura y contra un siste-ma social encarnizado en crear sufrimiento.

    Su obra potica comprende Historia antigua (1956), Bre-ves (1959), Lugares (1961), Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antologa publicada en Madrid en 1971).

    Ha publicado tambin los libros de cuentos Todo eso (1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro); Veinte aos de poesa argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972); y en 1973, La patria fusilada.

    Es autor en colaboracin de los guiones cinematogrficos de las pelculas Pajarito Gmez y Noche terrible, y ha adapta-do para la televisin Madame Bovary de Flaubert, Rojo y Ne-gro de Stendhal y Los Maas de Ea de Queiroz.

    En 1968 fue nombrado Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y en 1973, Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universi-dad de Buenos Aires.

    Como periodista colabor en diversos medios del pas y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinin y Noticias.

    A PATRIA FUSILADA fue publicado originariamente en un cuadernillo en el formato de las separatas que solan acompaar a la revista Crisis. Posteriormente fue edita-

    do o reimpreso en distintas copias independientes. Asimismo fue publicado en tres nmeros (13, 14 y 15) de

    la revista El Descamisado durante el mes de junio de 1973. Una nueva edicin de La Patria Fusilada fue publicada en 2011 por Libros del Nufrago.

    resea extrada de ELORTIBA.ORG

    L

  • coleccin SETENTISTA SECCIN TRELEW

    LA PATRIA FUSILADA

    entrevista de

    FRANCISCO PACO URONDO

    testimonios de

    MARA ANTONIA BERGER ALBERTO MIGUEL CAMPS RICARDO REN HAIDAR

    sobrevivientes de TRELEW

    Diseo y edicin de esta versin: EDITORES MATREROS ( editoresmatreros.blogspot.com )

    Buenos Aires, Agosto de 2012 Fuentes: Edicin original publicada por la revista CRISIS en 1973,

    consultada en el Archivo de la BIBLIOTECA POPULAR LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA ( labibliopop.blogspot.com )

    Edicin en papel de la cooperativa de libros del CENTRO SOCIAL Y CULTURAL TIERRA DEL SUR.

    Edicin digital (2007) de EL ORTIBA ( www.elortiba.org )

  • NDICE

    pg.

    LA PATRIA FUSILADA 0 CONDICIONES 03 por JUAN GELMAN UBICACIN 04 por PACO URONDO LA ENTREVISTA 08 de PACO URONDO a MARA ANTONIA BERGER, ALBERTO MIGUEL CAMPS y RICARDO REN HAIDAR GLORIAS 67 por JUAN GELMAN

  • 3

    1973.

    CONDICIONES

    por JUAN GELMAN

    CONDICIONES

    l sencillo pajarito objetivamente casi muerto

    alz el ala y pi con qu fuerza? qu aire o

    mano

    le levantaba el ala? qu mano le sac

    aire del pulmn roto para piar? del cementerio de sus sueos algn sueo

    an brillando como aguas de plata movindose

    volvi a su voz? fue su voz? todo no estaba

    perdido entonces

    o pisoteado deshecho o roto? quin lo soaba

    si no al pjaro tocado por la puntita de la muerte para

    que pudiera alzar el ala y piar?

    oh muerte que as retroceds!

    oh muerte que as retroceds! y el espectador ya dipuesto a llorar no fue

    ayudante o cmplice de la que se llevaba al

    pajarito objetivamente muerto? el ciego

    a los oleajes de dolor y de sueo bajo las

    condiciones objetivas no ser oportunista?

    por falta de memoria o miedo quiere enterrar

    al ave?

    Juan Gelman

    e

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    1973.

    UBICACIN

    por PACO URONDO

    PREGUNTA: En qu circunstancias rea-liz esta entrevista a los tres sobre-vivientes de Trelew?

    FRANCISCO URONDO: Fue en la noche anterior a nuestra salida de la crcel de Villa Devoto, es decir, la noche anterior a la asuncin del gobierno popular. El 24 de mayo a las 9 de la noche empezamos a grabar. Lo nuevo fue que esa tarde, cuando volvimos a ver a las visitas se au-torizaron en el a partir del 11 de marzo, venan diputados, algunos familiares, se decidi tomar los ce-lulares de los cinco pisos donde es-tbamos alojados los presos polti-cos. La planta fue tomada y esto nos permiti intercomunicarnos en-tre los pisos, vernos, cosa que an-tes no ocurra. As me pude reunir con Alberto Camps y Haidar, que estaban en el celular del segundo piso, y con Mara Antonia Berger, que estaba en el quinto. Entonces nos metimos en una celda y nos pusimos a conversar sobre lo ocu-rrido en Trelew.

    P.: Desde cundo estaban presos en Villa Devoto?

    F.U.: Yo, desde el 22 de febrero, creo. Camps fue trasladado de Rawson das despus. Y Haidar, despus que lleg Camps. No recuerdo exactamente la fecha, porque ven-an contingentes de presos polticos de Rawson, citados para declarar por la Cmara Federal. Y Mara An-tonia estaba all, todas las compa-eras estaban alojadas en Devoto despus de la fuga de Rawson. Fueron distribuidas de a una en los celulares de los pisos tercero, cuar-to y quinto. Despus de cumplir con los trmites de la Cmara, esos contingentes deban regresar a Rawson, pero despus del 11 de marzo, los compaeros se negaron

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    a ser trasladados y quedaron en Devoto. Que se fue poblando mu-cho, hubo una especie de explosin demogrfica ah.

    P.: La entrevista a los sobrevivientes de Trelew dur horas. Cundo termi-n la grabacin?

    F.U.: Como a las cuatro de la maana. P.: Se oyen ruidos varios como trasfon-

    do de la grabacin.

    F.U.: S, claro, hubo distintas cosas. En primer lugar, todo el penal se haba puesto de acuerdo para cantar la Marcha Peronista a determinada hora. Seramos unos cuatro mil habitantes en el penal en ese mo-mento, incluyendo los presos co-munes. Ahora: no s si se cant o no. Como los cuatro estbamos grabando, yo ya perd nocin de si se cant la marcha. En principio, se iba a cantar a las 10 de la noche, despus la hora se modific, as que realmente no s si se cant. pe-ro adems haba mucho ruido en los celulares porque todo el mundo cantaba y gritaba y verdaderamente haba una fiesta muy grande. En to-do el penal. Tambin del pabelln de los comunes salan gritos que se escuchan en la grabacin. Y tam-bin de los compaeros, que estn ah cantando. Todo el mundo esta-ba contento por la inminencia de la salida en libertad, que iba a ser al da siguiente o, en el peor de los casos, 48 horas despus, con la tramitacin de la ley de amnista que el Congreso, efectivamente, sancion en 48 horas. El clima era festivo, la gente estaba muy alegre, todo el mundo trabajaba, pintando banderas, consignas en los muros. Porque nadie dudaba de salir en li-bertad: saban que el general Pern y quien, al da siguiente, iba a ser el presidente, Cmpora, lo mismo que

    el ministro Righi, haban comprome-tido nuestra libertad inmediata una vez que asumiera el gobierno popu-lar. Y nosotros confiamos en ese compromiso tomado frente al pue-blo. Y confiamos bien porque, en efecto, salimos al da siguiente, es decir, el 25. Despus del acto en Plaza de Mayo, una multitud conflu-y en Villa Devoto. Y comenz a cantar, a dialogar con nosotros, a pedir nuestra libertad. Esa noche, por telfono, el ministro Righi dio la orden de indulto, consultndolo pre-viamente al doctor Cmpora. Ah salimos. Esa noche, la siguiente a la grabacin. En la calle naci ese cli-ma tan especial, de fraternidad, de alegra. Esa necesidad de estar con la gente, de hablarnos, con perso-nas que no conocamos, porque es-taban all tomndonos las manos. Un clima muy especial, un poco in-descriptible.

    P.: Hay como un ruido a aguas en la grabacin.

    F.U.: Para reprimir a los presos comu-nes, dieron paso al agua que empe-z a brotar de las bocas de incen-dio. Comenz a inundarse el celu-lar, el agua entraba bajo la puerta de la celda. Paramos la grabacin, sacamos todo lo que estaba en el piso, lo secamos y seguimos. Esa noche se reunan por primera vez todos los compaeros para comer juntos. Hicieron una tumba muy ri-ca, con salsas, con todo lo poco que all tenamos. Pero no bajamos a comer. Estbamos muy trenzados reconstruyendo lo ocurrido en Raw-son y Trelew. Despus supe que los compaeros, afuera, cuidaban esa concentracin: se haba dado la or-den que todos cumplan estricta-mente de que en el piso donde es-tbamos los cuatro, nadie gritara, nadie hablara en voz alta siquiera.

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 6

    Pusieron custodias para que nadie interrumpiera la entrevista. Si al-guien necesitaba hablar con uno de nosotros, observaba por la mirilla de la celda y entraba con mucho cui-dado. Los compaeros favorecan, digamos, el trabajo. En una oportu-nidad entr Roqu, como en puntas de pie, como quien entra a la habi-tacin de un enfermo. Habl bajito: Che, vamos a empezar a comer, vienen?, dijo. No, en caso vamos dentro de un rato, respond. Se fue con el mismo cuidadoso silencio. Alguien me confes luego que todos se asombraban de la paz, la quietud que reinaba en esa celda, donde estbamos grabando, horas senta-dos en la misma posicin. Ustedes se sustrajeron al clima del triunfo popular que herva en el penal agreg. Pero fueron la presencia, en ese momento, de todos los com-paeros cados en 18 aos de gue-rra popular.

    P.: Se advierte la densidad del clima en lo grabado. Hay pocas preguntas suyas, las necesarias para ordenar la entrevista.

    F.U.: Prcticamente, no intervine. Algu-na vez, para retomar un tema pen-diente, nada ms. Porque los tres se trabaron en un dilogo, y se ayu-daban mutuamente, aclarndose datos que tenan confusos. Se cre una tensin muy grande, una aten-cin, ms bien, porque el clima era muy sereno. Se cre un clima de mucha conexin entre ellos. Muy conectado, pese a la sobriedad y equilibrio con que tratan el tema. Creo que eso se advierte en el texto reproducido. Hay un clima de luci-dez, por un lado, y de emotividad, por el otro, muy densos, sin que, en ningn momento, hubiera prdidas de control o desequilibrios. Tanto en la reconstruccin del fusilamiento de

    Trelew como en la permanente refe-rencia poltica, muy rica, que produ-cen. Era la primera vez, pienso, que los tres reproducen globalmente lo ocurrido y, por lo tanto, no debe haberles resultado muy fcil.

    P.: Sin embargo, parece una conversa-cin muy fluida.

    F.U.: Es fluida, s. Muy fluida. Ellos lo aclaran, adems: estn dispuestos a contar los hechos cuantas veces sea necesario. Como dice Haidar: Hemos sobrevivido para contarlo. Son, evidentemente, hechos muy trgicos. Los hechos trgicos, como toda situacin difcil que se vive, tienen una limpieza muy grande. No hay ornamentaciones en los hechos realmente trgicos. No necesitan ningn tipo de nfasis, especial-mente cuando se ha vivido lo que ellos. Su relato tiene esa caracters-tica, esa sequedad o austeridad, de las verdaderas tragedias. Que, ms que individuales, son tragedias co-lectivas. Ese es el estilo que tuvo el relato, si es que puede hablarse de estilo aqu.

    P.: Qu sinti usted mientras se des-arrollaba el reportaje, mientras los tres sobrevivientes del fusilamiento iban contando su experiencia?

    F.U.: Me senta como cuidndolos. Es-tbamos en una celda pequea, de sas donde caben apenas dos ca-mas dobles, un water, una piletita, con una reja arriba, alta grande. Yo estaba sentado en una mesa, frente a los tres. No me mov para nada. Sentados, delante mo, estaban Al-berto Camps y Mara Antonia Ber-ger. En una cama, al costado, el Turco Haidar, acuclillado. Habl-bamos todos muy bajito, lentamen-te. Nadie se mova, casi. Como si estuviramos pegados, como si es-tuviramos amarrados por algo. El

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    recuerdo de todo eso nos amarr. Los tres hablaban tranquilamente, serenamente, sin gestos dramti-cos. Claro, haba cosas. En algunos momentos, la mirada de Mara An-tonia. O la de Alberto. Muy significa-tivas. El gesto ms enftico, el ademn ms dramtico, lo produjo Haidar. Fue cuando Mara Antonia relataba cmo se senta despus que la balearon en Trelew, cuando siente que se va a morir y piensa que no es tan duro y dice que siem-pre ha estado preocupada por cmo se sinti su compaero cuando mu-ri y que se alegraba mucho pen-sando que no lo habra pasado tan mal, dentro de todo, que no era tan espantoso. Lo nico que hizo Hai-dar, el gesto ms ampuloso, di-gamos, fue taparse la cara con las dos manos. Eso fue todo y, eviden-temente, no era un ademn enfti-co. Haba una gran contencin y yo senta que deba ser muy delicado con ellos, como si ellos, en ese momento, fueran muy frgiles. Y, evidentemente, yo quera intervenir lo menos posible, como correspon-de a todo entrevistador, no es cier-to?, que procura que hablen los otros. Pero esas intervenciones fue-ron lo ms delicadas que pude, para no distraerlos o afectarlos de alguna manera. S, me parecan muy frgi-les. Orles contar las cosas que les haban pasado, creo, no puede de-jar a nadie prescindente. Entonces me sent muy complicado con ellos, muy complicado, y con esa mezcla: la necesidad de cuidarlos. No s por qu, porque realmente los tres han dado muestras de una enorme ente-reza y fortaleza en todas las cir-cunstancias que enfrentaron enton-ces y pasaron despus. Es decir, seguramente fue una impresin ma, y ellos no necesitaban para nada de mi proteccin, o de ese

    cuidado. Pero eso sent. La solidari-dad que despertaba en m lo que iban contando, me produca ese sentimiento de cuidado sobre ellos. Y ahora me pregunto: acaso no hay que cuidarlos?

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    1973, mayo 24.

    LA ENTREVISTA de PACO URONDO

    a MARA ANTONIA BERGER ALBERTO MIGUEL CAMPS RICARDO REN HAIDAR

    FRANCISCO URONDO: En principio, sera interesante saber para ustedes c-mo se llega al actual momento pol-tico y cmo se encuadra la fuga del penal de Rawson.

    ALBERTO MIGUEL CAMPS: Las organiza-ciones armadas fueron uno de los elementos, junto con las moviliza-ciones populares y la conduccin del general Pern, las que posibilita-ron que hubiera elecciones en con-diciones que ellos no pretendan: de alguna manera estos elementos hacen naufragar el proyecto de la camarilla militar. Por eso mismo, pienso que la fuga de Rawson fue una operacin de caractersticas especiales, perfectamente encua-drada dentro del momento poltico que se estaba viviendo.

    MARIA ANTONIA BERGER: Claro, porque hay dos problemas, uno es determi-nar la incorreccin o no de la opera-cin y otro es la evaluacin que se hace en ese momento de la situa-cin poltica y de las repercusiones que poda tener esa fuga. Por un lado creo que es cierto lo que deca el turco recin, antes de empezar a grabar que no se vea en ese mo-mento la posibilidad de llegar a elecciones. Estaba la clusula pros-criptiva que afectaba la candidatura de Pern, incluso el accionar de las organizaciones armadas estaba bastante frenado; o, mejor dicho, era una poca en que haba muy pocas operaciones. En cuanto a la posibilidad de llegar a elecciones, creo que incluso en el comunicado no se la ve, porque en el comunica-do de Rawson no se llega a eso.

    A.M.C.: Indudablemente, en aquel mo-mento la evaluacin concreta que hacamos era que no se llegaba a eso, la clusula del 25 nos mostra-ba otra vez un proceso eleccionario

  • LA PATRIA FUSILADA 9

    proscriptivo para el Peronismo. En eso estoy de acuerdo con vos: vindola ahora, esa apreciacin que hacamos nosotros era incorrecta. Pero justamente la fuga de Rawson, esa operacin militar fue una de las tantas operaciones militares que, junto con el accionar del pueblo y de Pern, posibilita que no se den las elecciones, la batalla, en el te-rreno que elige el enemigo, aunque aceptando muchas de las imposi-ciones que en un primer momento estaban concretamente incluidas en el GAN.

    F.U.: Se puede hablar de una evalua-cin incorrecta teniendo en cuenta los elementos de juicio que haba en ese momento?

    A.M.C.: No, no. Evaluacin incorrecta al determinar que no se llegaba a las elecciones?

    F.U.: Al determinar la operacin de Rawson, la fuga.

    A.M.C.: No, pienso que al realizar la fu-ga con la evaluacin que se haca, que no se llegaba a las elecciones, era correcta. Bueno, creo que pen-sarlo de otra manera era imposible. Yo apuntaba un poco a lo que deca Mana Antonia, si hoy, habiendo lle-gado a elecciones, consideramos a esa operacin militar como incorrec-ta o no. Pienso que no, porque est dentro de las operaciones militares que estuvieron golpeando constan-temente a la camarilla militar; por lo tanto fue correcta. Sumado a eso la evaluacin que hacamos antes.

    F.U.: Turco, ests de acuerdo con es-to?

    RICARDO RENE HAIDAR: Si, yo estoy de acuerdo. La decisin de realizar la operacin en ese momento es muy correcta y an en este momento, mirndola retrospectivamente, es

    correcta. Donde tal vez quepa algu-na autocrtica es en el sentido de qu posibilidades tenamos noso-tros, en ese entonces, de conducir el proceso al triunfo; bueno, no con-ducido precisamente, sino de parti-cipar en el proceso y de que este proceso desencadenara lo que fue, un triunfo popular. En aquel mo-mento nosotros evalubamos como escasas las posibilidades de que hubiera elecciones; eran muy remo-tas. Incluso podamos llegar a pen-sar que, de llegar a las elecciones, podra ser una derrota para noso-tros en la medida que diera el triun-fo del GAN, tal cual vena levantn-dolo Lanusse. De lograrse el GAN en esos trminos era una derrota para nosotros. Esta visto que las elecciones se dieron pero con una derrota para el GAN.

    F.U.: Porque se haba revertido el sen-tido del GAN

    R.R.H.: Claro, el acuerdo fue para el pueblo, pero no para la clase domi-nante. Esa es la perspectiva que, tal vez en aquel momento y en aque-llas circunstancias nosotros vela-mos como muy remotas. Eso, en el contexto poltico-histrico de aquel momento, era imposible de evaluar.

    F.U.: Te parece que era posible en ese momento haber previsto esa reversin del proceso?

    R.R.H.: No se si la reversin, pero pienso que hubiera sido posible, evaluar las condiciones o la evolu-cin del proceso en otra forma. Es-to, de haber tenido conocimiento ms a fondo de las contradicciones internas del enemigo, de la conduc-cin que estaba en condiciones de realizar el general Pern, incluso de la capacidad de conduccin, del rol que jugaba el general Pern.

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 10

    F.U.: As que el error estara fijado bsicamente en el desconocimiento del grado de deterioro que haba su-frido el enemigo en todo su campo interno y en la justa estimacin del rol que jugaba Pern?

    R.R.H.: Exactamente. F.U.: Eso seria lo que pudo haber de-

    tectado en el momento de la opera-cin

    M.A.B.: Yo creo que en aquel momento nosotros sobrestimbamos el poder de los militares; pensbamos que el GAN era una maniobra del poder militar y que nosotros lo que tena-mos que hacer era desnudarlo, pero no se veta la posibilidad de revesti-do. Incluso con lo que se planteaba con el programa de los cinco puntos (pern presidente): eran condicio-nes imposibles de aceptar.

    F.U.: Los diez puntos de Lanusse? M.A.B.: No, el programa de los cinco

    puntos de los montos. Se lo vea impracticable realmente.

    F.U.: Entonces, con esta ptica, con esa limitacin de deteccin, en ese marco se decide la operacin fuga de Rawson?

    M.A.B.: Si, pero antes de seguir ade-lante quera sealar otra cosa: lo que significaba la posibilidad de re-cuperar compaeros. Eso creo que tambin es un elemento a sealar. Hay elementos polticos que hacen a la caracterizacin del momento en que se hace la operacin, pero tambin hay otras cosas: si noso-tros pensamos que la guerra va a ser larga, no tenemos que esperar el triunfo para recuperar a todos los compaeros. Sea de una manera o sea de otra, siempre tenemos que tratar de que los compaeros sirvan en el mejor lugar posible. En ese

    sentido, una fuga creo que es una operacin vlida, en trminos gene-rales; y ms en aquel momento, porque daba la posibilidad de recu-perar gran cantidad de compaeros para actuar justamente contra el GAN Y dentro de la lucha poltico-militar. Eso hay que sealarlo por-que quedara si no como si enton-ces fuera claro ver que se podan dar las elecciones y lo que se est dando ahora, que es nuestra liber-tad. Pero fijate que de todas mane-ras, aunque hubiese sido as, ya exista, en aquel momento, la posi-bilidad de que participara toda una cantidad de compaeros dentro del proceso de las luchas populares. Siempre es un aporte que no slo no hay que desdear, sino que hay que impulsar al mximo.

    R.R.H.: El punto de partida para ese anlisis es el hecho de que los pro-yectos de las organizaciones arma-das revolucionarias, es un proyecto de guerra popular y prolongada. Tiene un carcter estratgico, es decir, metodolgicamente nosotros queremos utilizar la guerra popular para alcanzar la toma del poder. Desde ese punto de vista, nosotros, todos los que estbamos en ese momento ah, estbamos en manos del enemigo; un enemigo poderoso, que lo era entonces y lo sigue sien-do ahora, con la diferencia que de que en este momento estn en re-troceso poltico, fundamentalmente poltico. Pero en aquellas circuns-tancias nuestra perspectiva de salir en libertad era totalmente remota. Nuestro compromiso es un com-promiso con el pueblo y con la lucha que tenamos que llevar adelante. La obligacin era cumplir con ese compromiso, y la nica forma de cumplir con ese compromiso de lu-cha era completando la fuga.

  • LA PATRIA FUSILADA 11

    F.U.: Adems est el otro elemento que ustedes tocaron cuando empeza-mos a hablar. Decan que la fuga fue una operacin ms que golpea-da (y en este caso por la magnitud de la operacin) muy duramente al enemigo. Creo que ustedes lo dije-ron pero un poco al pasar. Aparte de argumentos polticos, la falta de detencin del grado de deterioro del enemigo, del rol de Pern, de la va-lidez de recuperar compaeros para la lucha as falten 15 das para el fin de esa lucha, est el elemento pol-tico-militar en si. Los efectos que produce esta operacin, como cual-quier otra, y especialmente esta, en la medida que fue una operacin muy grande.

    M.A.B.: La operacin se planificaba como una operacin ms; as era como estaba planteada. Se vea que era una operacin de gran en-vergadura, incluso nos planteba-mos si eso no iba a traer una espe-cie de catstrofe dentro del poder militar; porque como operacin era una operacin de mucha enverga-dura, que golpeaba al enemigo en un lugar donde ellos se crean muy fuertes.

    F.U.: La gente apreciaba que poda producir un cambio de guardia (co-mo se deca en esa poca) en el elenco ejecutivo del gobierno. Inclu-so haba gente de afuera que saba de la operacin y que pensaba que la llegada a Chile de toda la patota poda producir la cada de Allende. Me parece exagerada la operacin, es cierto que al Chico, era previsi-ble, le iba a traer serias dificultades, como por otra parte le trajo, era evi-dente. En suma, Rawson era una operacin de una magnitud como creo que no ha conocido la guerrilla en esta parte del mundo, por el Contexto poltico en que se iba a

    producir; por la resonancia que ten-dra. Incluso por lo que supona fu-garse de una zona geogrfica como esa donde estaba ubicada la crcel.

    M.A.B.: Es que nos haban puesto jus-tamente en una zona tan alejada para que no pudiramos irnos.

    F.U.: Precisamente, como medida de seguridad no es casual que la cr-cel de Rawson est rodeada por un desierto.

    R.R.H.: Despus, cuando veamos las condiciones, cmo veamos las po-sibilidades de escape, podemos hablar del aspecto geogrfico. Aho-ra quera decir que para nosotros era objetivo, por supuesto, no era lograr un cambio de guardia, el ob-jetivo era sacar esa cantidad de compaeros que estaba ah, para seguir la lucha.

    F.U.: y golpear al enemigo. R.R.H.: Claro. Si se llegaba a dar un

    cambio de guardia, valorbamos eso como un paso ms, un retroce-so ms de ellos. No como un paso hacia adelante del enemigo en co-ntra del pueblo, sino todo lo contra-rio. Un cambio de guardia para ellos, en esas condiciones, signifi-caba un retroceso. Como objetiva-mente lo ha venido siendo todos los cambios que hicieron desde el inicio de la revolucin argentina.

    F.U.: Bueno, por qu no me empiezan a contar un poco como fue la plani-ficacin? La idea surgi concreta-mente, cuntos meses llev la pre-paracin?

    A.M.C.: Yo pienso que para la mayora de los presos el fugarse es la tarea principal. Por lo tanto, apenas se lleg al penal, de alguna manera se estuvo funcionando en el conoci-miento del terreno como fundamen-

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 12

    talmente, para ir viendo las posibili-dades que existan. A lo largo de meses se fueron viendo varias po-sibilidades y descartando otras. A veces por irrealizables y a veces porque se iban consiguiendo ele-mentos, conociendo cosas que permitan pensar en la idea de am-pliar la cantidad de compaeros a fugarse. Al principio se pensaba en contingentes limitados. En un prime-ro momento el aislamiento, ese elemento de seguridad que es la zona donde estbamos, una zona totalmente aislada, nos impeda pensar en una fuga como la que fi-nalmente se plante, en una fuga masiva.

    F.U.: Cundo llegaron ustedes al pe-nal de Rawson?

    A.M.C.: Bueno, el primer grupo de pre-sos polticos eran compaeras, es-taban en ese penal desde el tiempo del Viborazo.

    F.U.: Compaeras? A.M.C.: S que haba compaeras.

    Cuando nosotros llegamos, el grupo que haba, es decir, el primero con-tingente de compaeros, es el 8 de septiembre; dos das despus de la fuga de Villa Urquiza. Ah entran compaeros de Tucumn y de Cr-doba. Pero cuando llegamos ya haba compaeras.

    R.R.H.: Desde el principio, digamos, marzo del 71, haba gente en Raw-son. Estaban los compaeros esos de Santa Fe que despus se fueron al Per, los que haban cado en fe-brero del 71.

    A.M.C.: De compaeros, no se. Se po-sitivamente que haba un pabelln con compaeras, hasta que lleg el grupo ms numeroso; despus vi-nieron los otros grupos en marzo y abril del 72.

    M.A.B.: Son los traslados masivos de Devoto a Rawson.

    R.R.H.: En los das previos a la ejecu-cin de Sallustro fue que traslada-ron un contingente a Rawson, all estaba Robi Santucho, Pedro Ca-ses, y una cantidad de compaeros. Despus, el 23 de abril traen al gru-po ms numeroso. Estaba yo, con-cretamente, estabas vos, Mara Antonia? Estaba la gorda Susana, y, en fin, cincuenta y pico de com-paeros. Era un avin Hrcules de la Fuerza Area.

    F.U.: Es decir: la poblacin del penal de Rawson se completa despus del ajusticiamiento de Snchez.

    R.R.H.: Si. F.U.: Es entonces cuando comienzan

    a trabajar decisivamente sobre el plan?

    A.M.C.: Se haban abierto varias posibi-lidades y se empez a plantear una fuga masiva.

    F.U.: Cuntos hombres haba en el penal en ese momento, ustedes lo recuerdan?

    A.M.C.: Eran seis pabellones casi com-pletos, tienen cuarenta celdas cada uno.

    F.U.: Es decir, alrededor de 250. A.M.C.: 200 y pico de compaeros. A

    partir de entonces se visualiza la posibilidad de tomar el penal y de solucionar el problema de salir de la zona. Ese era nuestro problema, porque eran dos operaciones: en una, tomar el penal por un lado y asegurar la retirada de 100 compa-eros dentro de un marco de segu-ridad.

    F.U.: Desde el principio se plante la salida de 100?

  • LA PATRIA FUSILADA 13

    A.M.C.: Siempre estuvo en la mente de todos hacer una fuga lo ms masiva posible.

    F.U.: Y se lleg a la suma de 100? A.M.C.: Se lleg a la suma de 100. Eso

    se defini un poco despus, cuando se vio cmo iba a ser la retirada. De varios planes que haba se eligi el de copar el aeropuerto y tomar un avin comercial. El lmite de la gen-te a salir estaba fijado concretamen-te por las plazas del avin. Ese fue uno de los detalles que se resolvi ltimo.

    F.U.: Poco antes de la fuga? A.M.C.: S el copamiento del penal fue

    uno de los aspectos en que ms se trabaj porque estbamos nosotros adentro prcticamente todo el da. Se pens en varias posibilidades para la retirada: aviones particula-res, hasta el copamiento de un avin comercial, o ambos combina-dos. Finalmente s opt por copar el aeropuerto y tomar un avin co-mercial. Con respecto a lo que fue el trabajo interno, se contaba aden-tro con muchos cuadros poltico-mi1itares, con lo cual se descentra-liz bastante el trabajo, que tena mltiples aspectos. Abarcaba ob-servaciones, conocimiento a fondo del terreno, conocimiento del perso-nal.

    F.U.: Del personal de vigilancia, que-rs decir?

    A.M.C.: Del personal de vigilancia. R.R.H.: Finalmente se vislumbr la po-

    sibilidad de este plan porque, como dijo Alberto, hubo varios planes que se fueron pensando y desechando a medida que se vea la imposibilidad o su concrecin a muy largo plazo. Cuando se acentu la posibilidad de una fuga en base a este plan, se

    concret una coordinacin entre las distintas organizaciones poltico-militares que estaban en este mo-mento en el penal de Rawson. Es necesario destacar la unidad de ac-cin que hubo desde un principio en las tres organizaciones que partici-paron de la fuga: FAR, Montoneros y el ERP. Con miembros de cada una de estas organizaciones se construy un cuerpo de conduccin del plan de fuga. A partir de ah se form una estructura organizativa que fue previendo con precisin los detalles ms nfimos.

    F.U.: Tenan compartimentadas estas tareas?

    R.R.H.: A partir de este equipo de con-duccin haba equipos que estaban estructurados en forma comparti-mentada, en cuanto a la visin que tena cada uno. Las limitaciones de vivir en un lugar cerrado, de esca-sas dimensiones hacan que se vean los movimientos, las reunio-nes; no se poda ocultar algo que estaba pasando. Pero el objetivo que tena cada grupo organizado era solamente conocido por ese equipo de conduccin, que tenia una visin global del plan.

    F.U.: El nmero de gente se fue am-pliando a medida que progresaba el plan?

    M.A.B.: S se iban incorporando com-paeros y conocan el proyecto en la medida que era necesario. Desde ya que no todos estaban enterados.

    R.R.H.: Para hacer una divisin en eta-pas: primero vimos la posibilidad, decamos: tenemos esta situacin, es posible que lleguemos a reali-zar la toma del penal? Bueno, es posible. Entones, qu tenemos que conseguir para lograr esto? Qu es lo que tenemos que lo-

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 14

    grar? Esto, esto y esto. Hasta aqu tambin sigue siendo posible. Es decir, fue un periodo de ms o me-nos un mes, durante el cual estuvi-mos constantemente evaluando las posibilidades, la factibilidad del plan. A partir de entonces vino la segun-da etapa, en la que se recogieron elementos, observaciones, que ne-cesitbamos para perfeccionado. Una tercera etapa fue el montaje de toda esa estructura organizativa, y la preparacin para llevar el plan a su ejecucin previo simulacro, y el entrenamiento de todos los grupos operativos.

    F.U.: Entiendo que hubo preparacin f-sica especial en los ltimos tiempos.

    R.R.H.: Exactamente, se daba una gimnasia especial, con vistas a re-solver los problemas que se presen-taran en la misma operacin. Kara-te, caminata...

    M.A.B.: S, una gimnasia especial, que es la preparacin fsica que tiene que tener todo combatiente, por eso en ese momento se trataba de que todos los compaeros estuvieran en las mejores condiciones. No es que para una fuga se necesite una gim-nasia especial. Lo fundamental era que todos estuviramos en las me-jores condiciones posibles para que esa fuga fuera exitosa. Yo dira que ese era uno de los puntos que ms se cuidaron.

    A.M.C.: La preparacin fsica es parte de la militancia en la crcel, lo que pasa en este caso es que se espe-cializ en algunos aspectos. La pre-paracin fsica en general fue cons-tante.

    F.U.: Cmo se determin quines iban a ser los ciento diez compaeros que salan? Cmo fueron selec-cionados?

    M.A.B.: Por cada organizacin. Se de-terminaron los cupos que tena cada una, y a partir de eso cada organi-zacin fij criterios internos para la inclusin de los compaeros. Se procur que estuvieran todos los compaeros, incluso de otras ten-dencias polticas.

    R.R.H.: Hay dos fundamentalmente: la FAR y el ERP.

    M.A.B.: Si bien el esfuerzo haba sido hecho en su mayor parte por las or-ganizaciones ya mencionadas, se trat de que todas las organizacio-nes armadas tuvieran tambin una participacin, que no fuera una cuestin limitada solamente a las que pusieran el esfuerzo, aunque, por supuesto, iban a tener una ma-yor ingerencia. Pero que estuvieran todas las organizaciones en la me-dida que se las consideraba partici-pantes de la guerra. Es decir, se cuid ese derecho que todos tenan; y se cuid en todo aspecto, no slo en la incorporacin dentro del plan, sino tambin en los roles a cumplir dentro de la operacin. Para ver quienes eran los que participaban y el grado de responsabilidad que se adjudicara, se tuvo en cuenta la capacitacin previa, si el compaero haba tenido algn tipo de experien-cia poltico militar. Tambin se tra-taba de que hubiera equipos en que estuvieran todas las tendencias.

    R.R.H.: Se hizo una evaluacin en casi todas las organizaciones (algunas ya las tenan hechas) de cada com-paero, contemplando los aspectos humanos y polticos que hacen a la formacin integral del militante; iba incluida su formacin poltica, su experiencia poltica y militar.

    M.A.B.: Y tambin su extraccin, es decir, de qu clase provenan.

  • LA PATRIA FUSILADA 15

    R.R.H.: S en realidad eso hace a la formacin, al encuadramiento de un militante, independientemente de su extraccin de clase. Lo fundamental era su formacin como militante. Ese fue el criterio que nosotros utili-zamos.

    A.M.C.: Otro criterio era que el compa-ero pudiera ser reencuadrado afuera rpidamente para su aporte ms inmediato al proceso revolu-cionario. Desde ya que los criterios eran esencialmente polticos.

    R.R.H.: Cada organizacin haca un or-den nico.

    M.A.B.: Despus las organizaciones discutan en conjunto las plazas que le correspondan a cada una.

    R.R.H.: Se hacia primero una lista por cada organizacin y luego una lista conjunta. En base a eso no haba ningn inconveniente que despus si el plan comprenda cincuenta, cien, o veinte, o diez, automtica-mente quedara establecido, en base a esas listas quienes ramos los que estbamos.

    F.U.: Cundo se determin el nmero de personas, es decir, los ciento diez compaeros que iban a partici-par de la fuga, en qu momento se abre a todos estos compaeros la operacin; es decir, con cuntos d-as de anticipacin la dan a cono-cer?

    M.A.B.: La gran mayora se entera el mismo da de la operacin.

    A.M.C.: Hay que diferenciar, haba los compaeros que operaban y los que no operaban; pero realmente a la gran mayora se les avis el lti-mo da.

    F.U.: Cuntos eran los que operaban?

    A.M.C.: La descentralizacin a veces no permita conocer todos los as-pectos de la operacin ni la canti-dad de compaeros que participa-ban.

    M.A.B.: Pero eran muchos. F.U.: Bueno, por qu no cuentan c-

    mo fue el da de la fuga y las vspe-ras?

    R.R.H.: Hubo en los perodos previos una sucesin de reuniones entre las tres organizaciones. Pero no hemos dicho todava cul fue el criterio que se utiliz para que se unieran esas tres organizaciones. Fundamental-mente porque eran las que tenan mayor fuerza, mayor capacidad ex-terna, y el esfuerzo externo era de-terminante para la fuga. Tal vez fue la nica operacin que se concibi unitariamente entre las tres organi-zaciones; incluso en este momento se puede seguir diciendo que es el nico tipo de operacin en la cual siempre vamos a estar unidos, jun-tos, en la planificacin, en la ejecu-cin y en los resultados. Porque es una operacin que tiene un neto contenido estratgico, que es el de aportar combatientes a la guerra. El resultado de todo ese proceso es la gran convivencia, el gran acerca-miento que se dio; no solo por la operacin en si, sino por todo el tra-bajo paralelo que se fue dando: cur-sos de formacin poltica, cursos de capacitacin militar, discusin polti-ca entre las tres organizaciones. Se hizo una discusin profunda, se lo-graron determinados acuerdos. Acuerdos limitados, pero que posibi-litaban ese accionar conjunto en es-ta fuga. Una de las grandes con-quistas, uno de los resultados ms importante en esa operacin, fue el acercamiento que se dio. Esa con-vivencia fue realmente muy, muy

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 16

    positiva. Nos permiti conocemos a fondo, reconocer los valores de ca-da uno, de todos los compaeros. En esas condiciones se llega a unas largas, largusimas horas-hombre de reunin hasta el momento de operar. Si no me equivoco, la prime-ra fecha fue el 6 de julio, no? Por-que la fecha se fue postergando va-rias veces.

    M.A.B.: S casi ya ni me acuerdo. R.R.H.: Yo me acuerdo que tena un

    seis. No se haba elegido un da es-pecial: poda ser un da cualquiera. Se tenan en cuenta una serie de factores que lo determinaban, pero que eran fundamentalmente exter-nos. Por supuesto, haba condicio-nes internas tambin, por ejemplo, que el da domingo haba menos personal en el penal era un elemen-to que tenamos en cuenta, aunque no fuera un elemento definitorio. Fundamentalmente lo que tena que darse eran las condiciones internas que facilitaran la fuga. Y la primera fecha creo que fue el 6 de julio. Se puede decir que tenamos todo listo. Por supuesto, fue pasando el tiem-po y como se postergaba fuimos perfeccionando el plan. Del 6 de ju-lio al 15 de agosto hay un mes y d-as, en los cuales juntamos nervios, pero tambin hicimos ensayos, pre-paramos los materiales, simulacros de operaciones que realizbamos en los pabellones.

    F.U.: Me contaron que un yuga se quejaba amargamente despus de la fuga: cundo los compaeros le decan hasta maana, recordaba: S, el doctor Quieto la ltima noche tambin me dijo hasta maana.

    R.R.H.: Otro yuga se iba despus de la hora del recuento, a las nueve de la noche, y nosotros ramos siem-pre medio morosos para metemos

    en la celda. Entonces vena y deca: Bueno, vamos, que nos vamos, es decir, que no furamos adentro, que l se tena que ir. Y nosotros pen-sbamos que cuando llegara el momento nosotros bamos a decir: Vamos, que nos vamos. Se hizo famoso: Vamos, que nos vamos.

    F.U.: Cmo fue el clima de trabajo en las horas anteriores a que se larga-ra la operacin?

    R.R.H.: Bueno, ah se hicieron las ms diversas tareas, desde mecnico, afilador, en grado de oficial, hasta costurero.

    M.A.B.: Hasta costurera y costurerita. F.U.: Me contaron que haba uno que

    era muy nervioso y que no partici-paba. No s si era un comn o algo por el estilo. Al tipo le gusta cantar boleros y esa noche uno tena la misin de embalarlo para que se pusiera a cantar boleros y con el canto no escuchara ni viera los mo-vimientos raros, lo que estaba pa-sando a su alrededor. Lo tuvieron toda la noche cantando boleros has-ta mucho despus, cundo la gente ya se habla ido Y el penal ya estaba rodeado.

    R.R.H.: Los yugas en cambio miraban con atencin lo que hacamos, a veces porque les llamaba la aten-cin. Especialmente los das pre-vios, aunque no creo que se imagi-naban de qu se trataba.

    F.U.: Y qu cara ponan cuando les hicieron la primera apretada?

    A.M.C.: En general, era de miedo, mu-cho miedo. Bueno, pero ya estamos en la apretada.

    F.U.: S, s, no saltemos etapas. R.R.H.: Antes se hicieron otras activi-

    dades.

  • LA PATRIA FUSILADA 17

    M.A.B.: Sabs, ya lo sealamos, pero esa actividad de conjunto era real-mente como un ejrcito que se es-taba preparando, antes de la opera-cin y durante la operacin, todo ese ensamble era realmente...

    R.R.H.: Eran doce o trece grupos ope-rativos.

    M.A.B.: No slo eso, sino toda la disci-plina que tenan los compaeros. Independientemente de las organi-zaciones a que pertenecan (porque eran equipos mixtos), se evidencia-ba un trabajo poltico muy homoge-neizador, un clima poltico muy bueno, pese a que participaban or-ganizaciones con diferencias polti-cas. Eso, que pudo ser un elemento que nos poda haber retrasado, de ninguna manera fue un elemento cortante, porque en todo momento se funcion como un solo ejrcito.

    R.R.H.: Incluso motiv la discusin de temas muy importantes, como era la confluencia entre Montoneros y FAR, y la relacin con organizacio-nes no Peronistas.

    F.U.: Simultneamente se fue elabo-rando el documento opiniones so-bre los problemas centrales de la guerra revolucionaria en esta eta-pa, lo que se llam el balido de Rawson.

    R.R.H.: Esa fue una tarea de FAR y Montoneros. Ese documento y la preparacin de la fuga nos llevaba todo el tiempo.

    M.A.B.: Y tambin las discusiones que tenamos con el ERP. Porque eso es una cosa tambin cierta, que cuando uno est con la perspectiva de una fuga bien concreta, o incluso como estamos ahora, con posibili-dades de una salida inmediata, uno parece que se toma las cosas ms

    en serio. Se trabaja a un ritmo muy intenso.

    R.R.H.: Pens vos que en general ra-mos todos fanticos por el ftbol y habamos dejado de jugar al ftbol como 15 o 20 das para poder dis-cutir.

    M.A.B.: Doce horas por da, discuta-mos. Haba un grado de elaboracin muy grande, ante la perspectiva de que bamos a salir. Y queramos sa-lir homogeneizados entre nosotros y con una posicin clara hacia las otras organizaciones, las Peronistas o no Peronistas. Era lo que yo deca del trabajo poltico que se vena haciendo: creo que posibilit la fu-ga, porque sin ese trabajo poltico no hubiera sido posible, indepen-dientemente de que no hayamos salido todos. Si la fuga era y fue po-sible, fue tambin posible por eso. No solamente por las condiciones que hacen al conocimiento del te-rreno, a todas las condiciones mili-tares que hacen a la planificacin de una operacin. Sino, y sobreto-do, yo dira, a las condiciones polti-cas.

    F.U.: Es decir, fue un hecho poltico mi-litar.

    M.A.B.: Si, es una demostracin de que en un hecho poltico mi1itar no est desvinculado lo uno de lo otro.

    R.R.H.: Se lleg a un grado tal de inte-gracin, aun siendo compaeros de distintas organizaciones, con prcti-cas totalmente diferentes. Pues ah nadie conoca ni la cantidad ni el ti-po de operaciones que haba hecho el otro. No haba convivido afuera con esos compaeros. Sin embar-go, aun con ese desconocimiento, aun en esas condiciones, el trabajo que se hizo permiti que todos realmente viviramos en un clima

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 18

    de confianza. Haba un compaero del ERP o una compaera de la R, o un compaero de la M, que tenan a su mando compaeros de otras organizaciones. Y era una cosa que funcionaba, se respetaba y acataba. Fue una prctica en la cual funcion la disciplina, la organizacin y los principios de conduccin militar. En ese sentido fue una identificacin muy, muy grande; se puede decir que ah las diferencias polticas eran las nicas que subsistan. Despus de la masacre, que se da posteriormente a la fuga, ninguno de nosotros poda hacer una distin-cin entre un compaero del ERP, de la M, de la R que hubiera cado ah, el 22 de agosto. Lo que no sig-nifica olvidar las diferencias polti-cas, pero si reconocer el valor que tiene la convivencia y la confianza entre revolucionarios. Y esto tam-bin est muy vinculado a un tema que se dio mucho en Rawson: el de la unidad de las organizaciones ar-madas. En ese momento nosotros, M y R, venamos realizando un tra-bajo de confluencia que no se daba afuera en ese momento. Al contra-rio, en la primera mitad del ao 1972, las prcticas eran bastante distintas y haba un distanciamiento entre ambas organizaciones. En cambio, adentro el proceso era in-verso, era un proceso de conver-gencia, en el cual haba una gran identificacin, y donde se discuti crticamente toda la etapa de los OAP. Se discuti la valoracin del movimiento peronista, se caracteri-z el rol del general Pern como conductor del movimiento, la tarea para la prxima etapa, la conduc-cin poltico militar de esa etapa y hasta adonde llegaba, la coyuntura que vivamos y que se vena dando desde el mes de junio. El endureci-miento por parte de Lanusse, que

    presionaba de distintas maneras, a travs de emisarios y negociadores, tratando incluso de comprarlo al ge-neral Pern. Tambin en ese mo-mento, a fines de junio, con el dis-curso, el 7 de julio concretamente, comenz un hostigamiento directo: es cuando larga la clusula del 25 de agosto, segn la cual no poda ser candidato a presidente quien no estuviera en la Argentina antes de esa fecha. Bueno, toda esa discu-sin se hizo en conjunto entre la FAR y Montoneros: de resultas de eso sali el documento al que luego se le dio el nombre de El Balido de Rawson. Lo de El Balido es por el asunto de que en Rawson coma-mos todos los das carne de corde-ro, de ah viene el nombre de El Balido. Con los compaeros de las organizaciones no Peronistas, y fundamentalmente con el ERP, se dio una discusin tambin en base a los proyectos estratgicos y valo-raciones coyunturales de cada una de las organizaciones armadas. No-sotros veamos que la consigna que levantaba el ERP por la unidad de las organizaciones armadas no era una consigna que fuera factible. La veamos un poco utpica en ese momento.

    M.A.B.: Lo que si veamos, y seguimos viendo que es prioritario, era hacer la fusin entre la M y la R. Justa-mente El Balido tena ese sentido, era un aporte concreto que hacan los presos antes de salir, a ese pro-blema de la fusin. Todo el trabajo converge justamente sobre eso. Es cierto que en aquella coyuntura las diferencias con el ERP no eran visi-bles como ahora. Creo que en estos ltimos meses hemos profundizado mucho en la caracterizacin del Movimiento, en el rol del general Pern. Adems, en parte, las orga-

  • LA PATRIA FUSILADA 19

    nizaciones armadas, de ser grupos armados, creo que hemos llegado a ser, o somos ya, los embriones de la vanguardia. Y eso va mostrando un cambio cualitativo en cuanto a nuestro papel. En aquel momento estaba bastante lejos aunque no haya pasado un ao todava.

    F.U.: Perfecto. Entonces, ahora vol-viendo: la fuga.

    R.R.H.: Creo que hay que sealar una cosa ms respecto de la unin de las organizaciones armadas. Des-pus de la masacre se gener una tendencia a sobrevalorar ese hecho como catalizador de la unidad de las organizaciones armadas. No ha faltado gente (que no era de la or-ganizacin) que concretamente se dijo: este es un error poltico tre-mendo de la dictadura militar, por-que ha impulsado con este hecho la unidad de las organizaciones arma-das. Eso yo, al menos, siempre lo vi como una cosa errnea, como una sobrevaloracin. La fuga de Rawson fue ciertamente un hito en el proceso de unificacin, tiene ca-rcter estratgico: la unidad de las organizaciones armadas Peronistas y no Peronistas. Pero de ninguna manera la fuga poda significar la unidad de las organizaciones arma-das.

    F.U.: Si, claro, porque hay diferencias polticas que son de mayor profun-didad.

    R.R.H.: Tambin se dijo que significaba una unidad, un acercamiento tre-mendo con el pueblo. Que eso defi-na una situacin.

    M.A.B.: Yo creo que uno de los mxi-mos aportes que hace la fuga en cuanto a la unidad de las organiza-ciones armadas es que esa unidad se hace por hechos reales, y que

    adems de que el hecho de tener diferencias polticas no significa que no haya que discutidas, porque jus-tamente una de las cosas que se vea en aquel momento, y que se ve tambin en el comunicado, es que en el campo del pueblo existen tambin contradicciones y que es obligacin nuestra tratar de solucio-nar esas contradicciones y asumir un compromiso para superarlas. Creo que en ese sentido lo tena-mos bastante presente y as se lo expresa en el comunicado de la fu-ga. El hecho de decir bueno, si, a la unidad de las organizaciones arma-das, y estas son las diferencias, y son diferencias que en este momen-to nos separan.

    A.M.C.: El comunicado trataba de no crear imgenes ficticias de unidad. De alguna manera se pretenda que existan diferencias, pero estbamos dispuestos a discutirlas.

    F.U.: Ustedes queran soslayar la creencia de que un hecho tan im-portante produjera el milagro de zanjar diferencias polticas, diferen-cias que son muy profundas, que hacen a todo un proceso de desa-rrollo poltico-histrico. No solamen-te de un grupo de personas sino de todo un pueblo. Sin que esto le qui-te validez a todo lo que vos decas antes en el sentido de la importan-cia que tuvo el acercamiento entre organizaciones, vislumbrar la posibi-lidad de un trabajo en comn y toda una cantidad de cosas, en todo el proceso de trabajo previo a la fuga Son dos cosas distintas que, si bien no producen milagros, pueden ac-tuar como catalizador. Adems, es un elemento catalizador que permite profundizar los acercamientos, vi-sualizar las diferencias, la posibili-dad de discutirlas, etc.

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 20

    R.R.H.: Para mi no es un elemento ca-talizador, es decir, que acelera, sino que define, que marca a sangre y fuego.

    M.A.B.: y define tambin un mtodo de relacin entre las organizaciones que hasta aquel momento nunca haban aparecido, mostrar pblica-mente las diferencias. Nunca se haban tratado de mostrar pblica-mente los acuerdos y las diferencias entre las organizaciones. Yo creo que la conferencia de prensa en el aeropuerto es un testimonio de todo esto, porque ah se expresan cuales son las diferencias.

    F.U.: Bueno, yo creo que queda claro esto. Volvamos a Rawson otra vez.

    R.R.H.: A tomar sol. M.A.B.: El sueo nuestro era irnos a la

    playa.

    F.U.: Por qu? M.A.B.: Porque ya estbamos soando

    con irnos a la playa, estbamos so-ando con unas vacacioncitas corti-tas.

    F.U.: A qu playa pensabas ir, Mara Antonia?

    M.A.B.: No, pero eso era hasta que vol-viramos.

    F.U.: Pero, a qu playa pensabas ir? M.A.B.: En Chile seguro que nos que-

    dbamos.

    F.U.: En playas del Caribe? M.A.B.: Claro, era un poquito ms lejos

    que Chile.

    F.U.: Por qu no me cuentan como fueron las vsperas?

    M.A.B.: El da X era conocido por muy pocos compaeros. Si bien haba muchos compaeros que estaban al tanto de la fuga. Slo muy pocos

    conocan el da determinado. Pro-ducida la informacin de cuando es el da, se decide establecer un co-mando unificado, y el da de la fuga cesaban todos los vnculos orgni-cos y se responda a ese comando unificado.

    R.R.H.: Eso se haba establecido con bastante anterioridad, el comando unificado de la operacin. Primero fue la coordinadora esa de que hablbamos. Luego de eso fue la l-tima etapa, cuando ya se entraron a manejar los planes: ya estaban constituidos los grupos operativos y se form el comando unificado. Haba un responsable de la opera-cin, un segundo y dems. Habr sido ms o menos a mediados de junio cuando se form ese comando unificado. Si, el 6 de julio era la pri-mera fecha; creo que es por ah ms o menos. El da de la opera-cin dejaron de funcionar todos los grupos organizadores y se funcion de acuerdo a la estructura operati-va. En la cual no haba diferencias de organizadores de la M o de la R o del ERP. Haba slo un gran con-junto de compaeros que funciona-ban orgnicamente en virtud de un objetivo. En ese sentido no haba ningn tipo de diferencias. Frente al enemigo tenan que estar unidos.

    A.M.C.: Se venia dando antes que los grupos operativos que trabajaban eran mixtos, pero tambin se orga-nizaban tareas por separado, como la discusin poltica entre FAR Y Montos que dio como producto El Balido. Pero a medida que se acer-caba la fecha indudablemente, to-dos los aspectos que se relaciona-ban con la operacin iban cubriendo la mayor parte del tiempo. A partir del mismo da de la operacin ces todo otro tipo de actividad y sola-mente funcionaban los grupos ope-

  • LA PATRIA FUSILADA 21

    rativos afinando los ltimos detalles. Bueno, ya prcticamente estamos por salir.

    R.R.H.: Resulta que cuando ya se iba acercando la hora, haba un montn de recomendaciones, como llevar calzoncillos largos porque haca fro.

    A.M.C.: Por si uno se perda por ah. R.R.H.: Ir bien calzados, bien baadi-

    tos, limpios, no ir con el estmago lleno. A medioda, para colmo, lleg un asado de carne de vaca como nunca habamos comido.

    M.A.B.: Ese da lleg la carne de vaca que nunca habamos comido.

    F.U.: Y no la comieron? R.R.H.: S comer comimos. Comimos

    poco, la misma perspectiva de en-trar en la operacin a las pocas horas haca que se limitara una de las condiciones del hombre, el ape-tito. Haba una gran tensin en los momentos previos, como en cual-quier operacin, sumado a todo un mes de expectativa.

    M.A.B.: Haba un grupo que eran los felices sin preocupaciones, y otro los felices con preocupaciones, que eran los que estaban enterados.

    R.R.H.: Era una tensin bastante gran-de.

    M.A.B.: Aparte que era una responsabi-lidad muy grande porque fallaba un detallecito y poda saltar la opera-cin.

    F.U.: Cmo era el asunto de los cal-zoncillos largos?

    R.R.H.: En esa poca haca mucho fro. F.U.: Qu temperatura haca? R.R.H.: De noche 3 o 4 grados bajo ce-

    ro. Das antes haba nevado como haca aos que no nevaba en Raw-

    son. Me acuerdo que todos en esa poca le escriban a las familias: Nev en Rawson, era el lugar co-mn de todas las cartas. El aconte-cimiento era la nevada en Rawson.

    M.A.B.: Y... pasaban pocas cosas, sal-vo las gaviotas.

    R.R.H.: En el momento previo a la ope-racin cada cual estaba caracteri-zado, o se preparaba segn las fun-ciones que tena que cumplir. Me acuerdo que el gallego, Mariano Pu-jadas, tena unos bigotazos enor-mes, y en un momento lo veo apa-recer en la celda sin los bigotes, era una figura totalmente desconocida.

    M.A.B.: No lo reconocamos. R.R.H.: Vos que lo veas a travs del

    agujero no lo reconocas.

    M.A.B.: Vos sabs que vino y le diji-mos: vos quin sos? Y soy Ma-riano. No!

    R.R.H.: Despus a hacer corbatas. Las corbatas que utilizamos las hizo el costurero oficial del equipo; dentro de las tareas que se hicieron, esa fue una. Hermosas corbatas hechas por nosotros mismos. Los sacos. Vos me prestaste una camisa a m.

    M.A.B.: Nosotros tejiendo pulveres. R.R.H.: Las compaeras tejieron pul-

    veres negros de cuellos alto que eran parte del uniforme que utiliza-ba el personal del penal.

    A.M.C.: Y boinas tambin. R.R.H.: S, boinas tambin. Se hicieron

    los escudos blancos que llevan las gorras de penales, se hicieron repu-jados. Se arreglaron trajes. Trajes de oficiales del ejrcito se los arre-gl a medida del compaero que lo tena que usar. Cintos y cartuche-ras.

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 22

    A.M.C.: Se arreglaban muchos detalles. No vale la pena nombrados a todos. La operacin tena previstos dos anuncios. Dos seales que conti-nuaban que estaba todo listo dentro y fuera del penal. Una era a las 16 horas, la primera, a las 18, la se-gunda.

    R.R.H.: S esa hora, en alguna medida, estaba determinada por el momento de partida del avin desde Comodo-ro. De Comodoro o Buenos Aires?

    A.M.C.: De Comodoro. M.A.B.: No, desde Buenos Aires, por-

    que de Buenos Aires, de Comodoro son 20 minutos.

    R.R.H.: S desde Comodoro fue el otro que vino despus, de Aerolneas. As que ese era el indicador para dar la primera seal. Que fue a las 16:20 horas.

    F.U.: Y el otro a las 18? M.A.B.: Que lleg a las 18:22. Me

    acuerdo que el horario era a las 18:20. No, lleg 18:24. En el ltimo segundo ya se estaba por levantar la operacin porque el lapso de tiempo que duraba la operacin te-na que ser calculado en relacin a la hora de salida del avin como hacer la operacin adentro del pe-nal demoraba su tiempo y el trasla-do del penal hasta el aeropuerto y la toma del aeropuerto era otro tiem-po, no poda pasar de un determi-nado margen, sino, nos quedba-mos sin el avin. Empez a ltimo momento, casi se levanta.

    A.M.C.: S, fueron los momentos de ms tensin.

    R.R.H.: Yo creo que la tensin no era accidental., por lo que dijimos antes, pero tambin nosotros ramos conscientes del riesgo que se corra en esa operacin. Nosotros valor-

    bamos que de encontramos en un lugar desguarnecido en que tuvi-ramos que enfrentar a las fuerzas de represin, sin tener una cubierta, an cuando estuviramos armados, con las armas que sacamos del pe-nal, pero sin tener alguna forma de proteccin o de comunicacin, o forma de hacer trascender esta si-tuacin, s nos encontrbamos a campo traviesa con las fuerzas mili-tares, por el hecho de que haba superioridad numrica en trminos absolutos, considerbamos que era segura una ejecucin, una masacre, all en el campo. Desde ese punto de vista cada compaero que esta-ba comprendido en la lista para sa-lir, y que ese compaero estuviera consciente de que, aun cuando no participaba en la accin en si mis-ma, en la operacin propiamente di-cha de toma del penal., el riesgo que tena era de muerte, de ser eje-cutado a mansalva.

    F.U.: Cuntos efectivos tena el asen-tamiento represivo?

    R.R.H.: Sumando las tropas de Trelew y las que estaban asentadas en Rawson, eran alrededor de mil. In-fantera de Marina y 200 hombres de gendarmera.

    F.U.: El Ejrcito tena efectivos ah? R.R.H.: No. A.M.C.: Haba un pelotn de vigilancia

    en Rawson.

    R.R.H.: Era Gendarmeria. A.M.C.: No, era Ejrcito. Era un pelotn

    de 60 hombres que tena asiento en Gendarmera.

    M.A.B.: Estaban a dos cuadras del pe-nal.

    F.U.: Ese era el asentamiento ms cercano?

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    A.M.C.: S. F.U.: La base, tambin estaba cerca

    de Trelew?

    R.R.H.: De Trelew estara a 6 kilme-tros, o tal vez menos, a 4.

    A.M.C.: La base de Trelew con res-pecto a Rawson pregunts vos?

    F.U.: No. La Base Naval desde el aero-puerto.

    R.R.H.: No, desde el aeropuerto seran dos o tres kilmetros. Lo que pasa es que el aeropuerto de Trelew es-taba a dos o tres kilmetros aproxi-madamente.

    F.U.: Entonces habra ms o menos cuatro kilmetros. Bueno, segu Es-tabas hablando de la tensin que haba.

    R.R.H.: Como te deca, teniendo en cuenta ese riesgo y la cantidad de compaeros que entraban en la operacin y todo lo que se estaba jugando, hizo que esos momentos previos a la iniciacin de la opera-cin fueran muy largos. Comenza-ron desde las 18:05 hasta las 18:10, el tiempo en que tena que llegar la seal de iniciacin. Llegaron las 18:10 y no pasaba nada, hasta las 18:15 y tampoco pasaba nada, has-ta las y dieciocho y hasta las y vein-te y hasta las y veintids.

    M.A.B.: A las y veinte ya se levantaba, entonces se dijo: bueno, cinco mi-nutos ms, y en esos cinco minutos lleg la seal.

    R.R.H.: Realmente se largo sobre la hora. Ya estbamos al lmite de la flexibilidad del tiempo de la inicia-cin. Por supuesto, toda esa tensin fue in crescendo.

    M.A.B.: Yo creo que en si la ejecucin de la operacin fue impecable.

    F.U.: Cunto tiempo dur la operacin adentro?

    M.A.B.: Creo que en total no pasaron de diez a quince minutos, porque cuando se van son ms o menos las y treinta y cinco.

    R.R.H.: Primero hubo cinco minutos que perdimos en la iniciacin por-que se haba extraviado una llave. Se perdieron ah minutos muy im-portantes. Desde las seis y media hasta las siete que se fueron los compaeros de la vanguardia media hora, o veinticinco minutos. A las siete menos cinco se habrn ido.

    A.M.C.: Si, ya estaba realizado total-mente el copamiento.

    R.R.H.: Yo digo hasta el momento final, incluyendo al grupo que tomaba la parte de talleres, incluyendo la toma de eso.

    A.M.C.: Pienso que el copamiento debe haber durado entre diez y quince minutos. Despus hubo minutos de espera. Por el problema que no en-traban los camiones. Pero el penal ya estaba copado.

    M.A.B.: Se podr decir qu es lo que se cop? Yo no se si sali en los diarios qu es lo que se cop.

    F.U.: Creo que no. M.A.B.: No se. Es para dar una idea de

    la envergadura de la operacin.

    F.U.: Eso lo saben los servicios, as que aunque no se haya dicho se puede decir, no hay ningn proble-ma, qu cosas se coparon?

    R.R.H.: La distribucin del penal, como la de todos los penales, desde la entrada, el acceso a los pabellones, es a travs de un largo pasillo. No-sotros, el grupo que iniciaba la ope-racin, parti del ltimo de los pabe-llones. A partir de ah fue una suce-

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    sin de toma de puestos. Se toma-ron concretamente cuatro puestos, cuatro centros que controlan res-pectivamente dos pabellones cada uno. A medida que se iba tomando esos puestos se iba reemplazando a los controles de personal del pe-nal por compaeros nuestros que se quedaban ah y controlaban el trfico y los movimientos, ordena-ban toda circulacin de los compa-eros. De ah en adelante se fue copando la sala de biblioteca y un aula, que quedaban a la izquierda del pasillo.

    M.A.B.: Fue un copamiento por zonas, a medida que se avanzaba se iban controlando las zonas. Es decir, se tomaba un centro y todo lo que de-penda directamente de l. Como ser, cocina, enfermera, biblioteca, y una puerta que daba haca los pasi-llos al fondo, para llegar despus al centro neurlgico, que era todo el pasillo de direccin donde estaban todas las oficinas y sobre todo la sa-la de armas.

    R.R.H.: La parte fundamental de toda la cuestin era la toma del pasillo de la parte de adelante, donde estaba to-da la administracin, donde estaban los oficiales, donde poda estar el director. En ese momento no estu-vo. Posteriormente, el paso siguien-te fue la toma de la sala de armas, que era el punto neurlgico.

    M.A.B.: Porque hasta ese momento era todo personal desarmado. La cosa se pona ms pesada cuando se tomaba la parte donde haba armas. Ah se haca una toma simultnea de la sala de armas, la conserjera y creo que los dos puestos.

    R.R.H.: No. Primero se tomaba la sala de armas. Previamente coparon la parte de pasillo los compaeros de vanguardia; despus quedaban

    grupos que asentaban ese copa-miento, reduciendo oficinas secun-darias. La vanguardia pas a copar la sala de armas, en la cual haba alrededor de 20 guardias que esta-ban armados. El copamiento se hizo con la participacin de un compae-ro que estaba vestido con un uni-forme de capitn del ejrcito. Pre-viamente, al subir a la sala de ar-mas, que estaba en un primer piso, se cop una pequea salita de guardia que hay junto al hall de en-trada del penal, en el que haba dos guardias tambin armados. De esa salita de guardia, por una escalera, hasta la sala de armas. Ah se irrumpi.

    M.A.B.: El factor sorpresa. R.R.H.: Se quedaron todos inmoviliza-

    dos por la cantidad de compaeros que subieron, por el armamento de que disponan y por la sorpresa. Simultneamente que se suba a la sala de armas, estaba el grupo que iba a la conserjera.

    M.A.B.: Claro, era lo que yo deca, que se hacia simultneamente, la sala de armas, y la conserjera. Sera bueno aclarar todo el asunto de conserjera porque es el nico lugar donde se arma el enfrentamiento armado.

    A.M.C.: S tiene todas las caractersti-cas de un enfrentamiento armado. Por lo menos en esta etapa. Cuan-do se le da la voz de alto a cual-quiera de los integrantes de las fuerzas represivas, y es acatada, no pasa nada. Es decir, cuando hay resistencia por parte de ellos no queda otra posibilidad que hacer fuego, considerando que es perso-nal armado. Podra nombrar otros detalles, como el trayecto que ten-an que recorrer esos compaeros, que haba mucha ms luz que la

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    que se esperaba, pero pienso que estos detalles no son determinan-tes. Pero si fue un enfrentamiento armado. Los guardias que estando armados recibieron la orden de ren-dicin, la exigencia de su rendicin, se resistieron haciendo fuego. Que es el caso de los numerosos enfren-tamientos que se dan. Era importan-te, eso si, el copamiento de la con-serjera. Era determinante de las posibilidades de salida, porque era una casilla un poco alejada del gru-po de edificios. Eso aumenta la res-ponsabilidad de los compaeros que fueron a coparla: asegurar ese copamiento. Despus si se daba, no simultneamente; fue la nica parte de simultaneidad que hubo. Des-pus haba los grupos de taller y copamiento de los puestos de vigi-lancia, se ocuparon nicamente dos puestos, los que daban hacia el frente. El resto de los puestos no quedaban con el personal del penal. De ah se les sacaba porque era de donde tenan visin directa sobre la entrada a los camiones, que era lo que ms poda llamarles la aten-cin. Aparte, ellos tenan rdenes ms o menos precisas de no mo-verse de esos puestos y si comuni-carse por telfono ante cualquier novedad.

    M.A.B.: Sali todo como se esperaba, salvo la parte de los vehculos, de la retirada, donde nos faltaron los ve-hculos, eso determin la cantidad de compaeros que se fueron en un primer momento.

    R.R.H.: Para completar el copamiento, lo que nos faltaba decir era que, in-mediatamente que se toma la sala de armas, se realiza el copamiento de los puestos uno y once de la pa-sarela, y de los que se llam talle-res, que eran salones de dos cua-dras donde estaba asentado el per-

    sonal de retn y que era una canti-dad de doce a quince guardias ar-mados que estaban en condiciones de entrar en accin en caso de que no se los dominara.

    F.U.: Cunto personal fue reducido en total?

    R.R.H.: Haciendo una estimacin muy gruesa sern 60, 70 personas.

    A.M.C.: Puede ser, porque las previsio-nes en muchos casos fueron supe-radas, donde se pensaba encontrar 5 personas haba diez o quince.

    F.U.: Y en el momento que salan se encuentran que no tienen los veh-culos suficientes para irse? parten los compaeros de vanguardia?

    A.M.C.: Claro, inmediatamente copado el penal se hace una seal y deban ingresar varios vehculos, cuatro. Una camioneta, dos camiones y un auto. El nico vehculo que ingresa es el auto, que informa que los ve-hculos estn, que vienen hacia el penal. Se llaman taxiflets de todas maneras, taxis de la zona, y se los espera un tiempo determinado por la afirmacin que hacan los com-paeros de que los vehculos esta-ban y que venan para el penal. Cuando se ve que se empieza a hacer demasiado tarde, se decide que parta el grupo de vanguardia hacia el aeropuerto para asegurar el copamiento del mismo.

    M.A.B.: S. El grupo de vanguardia sale para all y tambin para ver s ve los camiones.

    A.M.C.: Para buscar los camiones. M.A.B.: Eso queda en la mente de los

    compaeros, ver tambin qu pasa con los camiones que no llegan.

    A.M.C.: Si lo hacen, salen a buscar los camiones, no los encuentran. Y en

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    cambio se encuentran un par de ve-ces con un patrullero que les da or-den de alto, a lo cual el teniente responde con la venia y sigue.

    M.A.B.: Era un auto en que iban siete compaeros.

    A.M.C.: Iban bastante amontonaditos, por supuesto. Deciden ir hacia el aeropuerto. El resto de la gente que queda sigue esperando a los ca-miones, estos no aparecen. En el nterin llegan los taxis de la zona, se les hace ingresar, se reduce a los conductores. Siempre esperando a los camiones, pero como no llegan se decide iniciar la retirada, aparte porque ya haba habido problemas en conserjera. Se combino una contrasea: gritar desde conserjera podra significar alerta.

    M.A.B.: Estbamos a dos cuadras del ejrcito y adems estbamos ro-deados por todo un barrio de oficia-les del penal, que podan darse cuenta. Supuestamente, podan es-tar con una mentalidad ms avispa-ra para darse cuenta de que algo raro suceda. No se poda esperar mucho tiempo. Es decir, no era el mejor terreno.

    A.M.C.: Adems, a las 19:30 se reali-zaba el cambio de guardia, o sea, que empezaban a llegar los celado-res en reemplazo de los que esta-ban adentro. Esto tambin compro-meta el tiempo de espera. Enton-ces se decide empezar la retirada en los tres vehculos. Para ello se respet la lista de que hablbamos antes, la lista de prioridades. Y sube un total de 19 compaeros. Ya, por supuesto, a esa altura, con los die-cinueve compaeros que se iban, se daba por fracasado el intento de una fuga masiva, que era el plan mximo de la operacin.

    M.A.B.: Eso siempre se haba hablado. En toda operacin pueden producir-se imprevistos yeso se haba discu-tido mucho y daba esa posibilidad, el criterio era que fueran siempre el mayor nmero de compaeros po-sible pero siempre, aunque se fue-ran slo algunos, eso era tambin importante.

    A.M.C.: Otro criterio que se manejaba era que salan del penal aquellos compaeros que se podan asegu-rar la retirada, que no saliera nadie que no tuviera un plan de retirada concreto.

    M.A.B.: Y que se encontrara, por ejem-plo, a campo traviesa.

    A.M.C.: Por las fuerzas represivas. In-cluso despus el problema de la en-trega era criterio discutido. En el ca-so de que alguno tuviera que entre-garse, que lo hiciera con las garan-tas como las que se solicitaron despus de Trelew. En presencia del juez pblico, televisin, reporte-ros, periodistas.

    R.R.H.: Haba todo un plan que con-templaba las distintas posibilidades que se podan dar.

    A.M.C.: Por la alerta que viene de con-serjera, aparentemente tambin se haba alertado al enemigo. Adems, los camiones no haban llegado y se da la orden de marchar hacia el ae-ropuerto. Salen en caravana los tres autos, un Valiant y dos Falcon, creo, que los manejaban los propios due-os porque ninguno de nosotros conoca la ruta como para hacerse cargo del volante. Un poco pesaba en el nimo de todos la idea que seguramente haba habido algn ti-po de enfrentamiento por la ausen-cia de los camiones. Un auto iba mucho ms rpido que los otros dos, y tuvo que parar en la ruta a

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    esperar a los que venan atrs e in-cluso disminuir la velocidad. Siem-pre considerando la posibilidad de que tuviramos un enfrentamiento y que era necesario tener las fuerzas agrupadas. Ese fue otro de los ele-mentos que nos fue retrasando la llegada al aeropuerto. El horario de salida, creo que fue alrededor de las 19:20, y la llegada fue 19:45. Noso-tros no nos ponemos de acuerdo en eso.

    M.A.B.: Unos dicen y cuarenta. A.M.C.: Lo cierto es que llegamos y,

    me acuerdo, escuchamos el despe-gue del avin.

    M.A.B.: No solo eso, sino que se lo vio, y yo por lo menos lo vi tambin.

    A.M.C.: No, yo no lo vi porque estaba fijndome qu haba. Todava no sabamos bien con qu nos bamos a encontrar. Eso suscit cargadas despus en la base. Cuando est-bamos en la base, antes de la ma-sacre, decamos: aviones? avio-nes hay muchos!, un poco copian-do una propaganda de un tipo que pierde un avin, pero por otros mo-tivos.

    R.R.H.: Yo estaba diciendo algo hoy respecto de los planes. Nosotros tenamos previstas distintas posibi-lidades en el caso de que no pudi-ramos irnos; haba un plan de resis-tencia dentro del penal, que impli-caba una distribucin de la gente y de las armas en posiciones ade-cuadas para efectuar una resisten-cia. Nuestra intencin era entrega-mos en las mejores condiciones que garantizaran nuestras vidas; de no tener esa garanta nosotros nos re-sistiramos. Para eso, tenamos preparado adentro del penal un plan de resistencia. Un plan de difusin que consista en llamar a los diarios,

    a las radios, a un juez, para que vengan al penal. Lneas generales de negociacin con las fuerzas re-presivas, incluso cuando nosotros nos vamos en taxi, queda un grupo de compaeros a cargo del penal, que segua tomado, por supuesto, yesos compaeros son los encar-gados de llevarlo adelante todo. Se monta todo, pero sin llegar a la re-sistencia, porque se da la negocia-cin, y a travs de ella se logra ga-rantizar la vida de quienes estaban all adentro, rindindose. Y, concre-tamente, los compaeros que esta-ban adentro del penal fueron los que avisaron a la polica de que el penal estaba tomado. Por ejemplo, como dato anecdtico de la forma en que nosotros controlbamos la situacin: la jefatura llamaba al pe-nal peridicamente, preguntando a una determinada hora como estaba la situacin; era un llamado de ruti-na. En el momento se le respondi que la situacin estaba bien y si es-taba saliendo. Despus se los llam por telfono y se les inform. Con-testaron: cmo, si recin llama-mos y nos dijeron que todo estaba bien? si, recin S pero ahora est tomada. Y lo mismo para el aero-puerto: si nosotros en el trayecto te-namos algn problema, algn en-frentamiento, tenamos que tratar de llegar a algn lugar donde nos pu-diramos atrincherar. Cuando lle-gamos al aeropuerto vimos que el avin parta, ya haba despegado, la gente se haba retirado, haba con-fusin entre la gente. No saban a ciencia cierta qu era lo que estaba pasando. El personal del aeropuerto estaba utilizando radios, mucha gente sali. Cuando nosotros lle-gamos al aeropuerto haba autos que se retiraban y que ya estaban en conocimiento del copamiento del avin que haba hecho la vanguar-

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    dia. Porque los compaeros hicie-ron detener el avin diciendo que haban colocado un artefacto explo-sivo, lograron detenerlo y subieron. Era una situacin anormal, porque despus result que no haba arte-facto y los compaeros despus se subieron al avin y se fueron. Era una situacin anormal que aun cuando no hubiera sido aclarada por la radio, era una situacin que de hecho no encajaba en ningn esquema. As es que nosotros par-timos y al llegar ah, al aeropuerto, en esas condiciones, habindose retirado gente, ya estaba alertado. Se poda producir la alerta de las fuerzas represivas. Un poco esa fue la razn de que no se haya hecho regresar al avin, porque los com-paeros estaban dispuestos a re-gresar, como ellos mismos nos dije-ron.

    M.A.B.: Yo comparto la evaluacin que se hizo en aquel momento. Lo que se dijo fue no avisar a los compae-ros que iban en el avin, justamente porque se pensaba que si regresa-ban no se iba a poder garantizar que volvieran a despegar. Y en ese sentido era mucho mejor que ellos se fueran a que fallara eso. Eso fue lo que nos determin enseguida a pedir la presencia del juez. Al poco rato nos empezaron a rodear, pero tambin aqu surgi .la posibilidad del otro avin, que no estaba de ninguna manera en nuestros pla-nes.

    R.R.H.: Cuando llegamos al aeropuerto descartamos la posibilidad de hacemos pesar e irnos en ese avin. Tambin descartamos toda otra va de escape porque no la haba, no entraba dentro de las condiciones de seguridad que m-nimamente se requeran. El hecho de que, por ejemplo, nos largra-

    mos en un vehculo (cualquiera de los que haba en abundancia en el aeropuerto), al tratar de lograr un escape por tierra, lo consideramos una cosa suicida; tenamos muchos kilmetros antes de llegar a una zo-na segura. Consideramos que ellos nos iban a alcanzar antes de que nosotros pudiramos realmente te-ner un mnimo de seguridad. Y en el momento en que nos agarraran era una masacre, entonces descart-bamos esa posibilidad y nos que-damos ah, aplicamos el criterio que ya habamos analizado, y que tam-bin se utiliz en el penal: atrinche-ramos, negociar, hacer trascender la noticia. y negociar las mejores condiciones con el objeto de garan-tizar nuestras vidas.

    A.M.C.: Irse en otros vehculos no ga-rantizaba nada. En el momento que se copa el aeropuerto, se ve que en la pista aterriza un avin. O sea, que la idea de encontrar un medio ms o menos seguro exista, porque hubo compaeros que se acercaron a ver el tipo de avin que era. Si haba en los angares, si haba pilo-tos. Por supuesto, todos estos ele-mentos ya eran cosas espontneas que surgan pero no se pudo orga-nizar. Incluso haba una avioneta que recin terminaba de aterrizar, pero que no era apta para vuelos nocturnos. Entonces ese grupo se retir al edificio central, que fue lo nico que se cop en realidad, ya que el aeropuerto tiene otras insta-laciones; se cop nicamente el edi-ficio central donde est la torre de control y otras dependencias. En realidad fue en el comedor donde se concentr a toda la gente.

    F.U.: Cuntos tipos haba? R.R.H.: Calculo que eran 100 ms o

    menos.

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    A.M.C.: Despus, en la torre de control se intent tomar comunicacin con los compaeros, no con la idea de hacerlos regresar, como deca el turco, porque creamos que no se poda asegurar, no sabamos la ve-locidad de respuesta del enemigo. Pero se les envi un saludo revolu-cionario.

    F.U.: Llegaron a comunicarse con ellos?

    A.M.C.: No, se intent, pero la torre de control aseguraba que ya no daba el alcance de los aparatos. Pero de todas maneras se les transmiti un chau. Y posteriormente como de-ca Maria Antonia, apareci ese avin que no figuraba, totalmente inesperado, al que se intenta hacer aterrizar.

    M.A.B.: S pero a esa altura ya estaba la marina rodendonos, al mando del capitn Sosa.

    A.M.C.: S de todas maneras se intenta hacerlo aterrizar. Lo que pasa es que se establece un verdadero due-lo entre la radio de la base y la del aeropuerto, dndole instrucciones al piloto.

    F.U.: Quin transmita por la radio, al-guien tena que conocer tcnica-mente?

    A.M.C.: Haba un compaero con co-nocimientos suficientes para evitar que se cometiera algn error.

    R.R.H.: Nosotros, los 19, estbamos armados con pistolas y fusiles FAL, municiones y cargadores en canti-dad. Estbamos pertrechados con todo el armamento que habamos recuperado del penal. En esas con-diciones estbamos atrincherados en el aeropuerto. Incluso la gente que se qued ah se qued por su propio deseo, no se ejerci ninguna

    presin para que se quedara. Pos-teriormente si se exigi que se que-dara un grupo, pero se fue eva-cuando a nios, a mujeres, a la gen-te de edad.

    F.U.: Cmo reaccionaba la gente? Estaban muy asustados?

    M.A.B.: Bueno, estaban desde los sor-prendidos, los asustados, hasta los curiosos.

    R.R.H.: Cuando estbamos adentro haba unas chicas, y ya estaban que se iban y les digo: pero por qu se van?, no les va a pasar na-da, y me dicen: no, lo que pasa es que estoy con los ruleros. Una re-lacin muy buena con los compae-ros que fueron a cubrir la confitera se dio con la gente que estaba ah.

    M.A.B.: Hubo una seorita que le dio un ataque de nervios y se le permi-ti que se fuera.

    F.U.: Cunto tiempo estuvieron en el aeropuerto?

    A.M.C.: Como cuatro horas. M.A.B.: Si, como a las doce de la no-

    che salimos.

    F.U.: Y el avin que llega de sorpresa, fina/mente no aterriza?

    R.R.H.: El avin haba llegado atrasa-do, por eso apareci en ese mo-mento. En realidad, no correspon-da.

    M.A.B.: En ese momento se estn haciendo simultneamente varias cosas: por un lado se est intentan-do que ese avin aterrice, por otro lado ya estn el juez y las fuerzas de seguridad que nos rodean. Hay un doble juego donde nosotros in-tentamos ganar tiempo esperando a que aterrice el avin (lo del avin como ltima posibilidad), y por otro lado ir haciendo las negociaciones

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 30

    de la entrega. Ya estaba el juez, un oficial de la polica de Trelew, y es-tbamos por tropas de la marina, las veamos, estaban a una distan-cia bien cortita. Lo que le pedimos al juez era que nos aseguren nues-tra integridad fsica, se llama a un mdico para que nos revise y que nos devuelva al penal de Rawson. Por otro lado, lo que tambin se pi-de es que dejen entrar a los perio-distas de la televisin, de la radio, que ya tambin para esa altura es-taban all. Vinieron muchos periodis-tas, la televisin la radio, que cola-boraron y tomaron nota de todo. A esa altura habamos elegido un re-presentante por cada organizacin; ramos un poco los que llevbamos las tratativas: Mariano Pujadas, y Pedro Bonet, y yo, que estuvimos discutiendo tanto con el juez como con el capitn Sosa.

    F.U.: Cmo eran esos dilogos? M.A.B.: Con el juez eran buenos, ya lo

    conocamos del penal, habamos hecho una vez un recurso de ampa-ro por una ley que era un preanun-cio de la que despus fue la de mxima peligrosidad. Por eso haba estado en el penal. Con el que era muy difcil discutir era con Sosa, no saba como tomarlo. Por un lado nos quera tratar como a soldados, dndonos rdenes, y como nosotros todos estbamos muy tranquilos y ponamos las cosas en su lugar y lo tratbamos de igual a igual, estaba descolocado. No saba, se le esca-paba as un poco de las manos la charla, porque nosotros bamos con proposiciones firmes y el no tena muchos argumentos para decirnos que no, porque su objetivo y la or-den que haba recibido era llevamos a la base. Y nosotros no queramos irnos a la base Comandante Zar, porque ya sabamos que bamos a

    estar muchos mas seguros con la gente del penal que con la marina., cosa que no era nada errada. Sosa saba, incluso, que tena que pasar por encima de la autoridad del juez, una actitud bien milica. En un prin-cipio me acuerdo que nos gritaba y Mariano le dice: Calma, calma, que ac no hay ninguna necesidad de gritar, hablemos normalmente, por-que el 'no hablaba, sino que gritaba. Mariano se lo tomo con mucha tranquilidad. Y yo, que era mujer, me miraba medio as, porque para colmo una mujer que lucha" para los esquemas de los milicos, es todava ms. Por ejemplo, no se dirigan a m, siempre la hablaban a Mariano, y a m me miraban medio con sor-na, por supuesto que yo no le daba bolilla. Bueno, muchos argumentos para llevamos a base no tena y as que tiene que aceptar eso de no lle-vamos. Adems, el juez le pregunta qu inconvenientes hay en que vol-viramos al penal, y ms o menos queda en que nos llevan a Rawson.

    F.U.: l acepta entonces las condicio-nes?

    M.A.B.: S, en principio acepta. Porque est el juez y no le queda otra alter-nativa. Es la autoridad de l o la au-toridad del juez. Lo que pasa es que pocos momentos despus se dicta la ley del Estado de Emergencia" con lo cual queda todo bajo el man-do unificado del ejrcito, del V Cuerpo de ejrcito. Es entonces cuando se produce nuestra entrega.

    F.U.: Justo en ese momento? M.A.B.: Adems, se ofreci tambin

    para ser rehn, deca que dejra-mos salir a toda la gente y que se ofreca l como rehn. l Y otros se ofrecieron tambin para ser rehe-nes.

  • LA PATRIA FUSILADA 31

    F.U.: Y vos, Alberto, qu estabas haciendo?

    A.M.C.: Yo estaba en la torre de control en ese momento. Despus baj: mientras yo estaba en la torre ya haban sido ocupados todos los puestos, muchos de los compae-ros haban almorzado muy liviana-mente, entonces buscbamos co-sas para comer, tropec con un Perlinger y consegu rebaja en las compras, porque me haban sor-prendido los precios de las cosas. Despus ocup un puesto de guar-dia: tambin estaba Perlinger por ah, buscaba fichar nuestra filiacin poltica, nuestra manera de pensar. Esto tambin se repeta con los pe-riodistas que circulaban por ah.

    M.A.B.: En la conferencia de prensa que hicimos tambin hubo gente del pblico que hizo preguntas, demos-traban un inters grande por cono-cemos.

    R.R.H.: Vos te acords algn detalle de la conferencia? Porque yo no es-tuve.

    M.A.B.: El tema de la conferencia fue un poco la difusin del comunicado. Fue muy linda. Empez hablando el Indio Bonet, y dijo que esta opera-cin continuaba y retomaba la lucha que se ha dado en la Patagonia, hizo referencia a todos los fusila-mientos que se haban hecho all. Realmente tena una memoria fabu-losa" porque se larg como diez o quince nombres de los fusilados de la Patagonia, en el ao veintipico. Les rindi un homenaje, hizo una caracterizacin del GAN y de todo ese momento poltico. Eso es ms o menos de lo que yo me acuerdo de lo que dijo el Indio. Despus habl Mariano Pujadas y dijo que esa operacin haba sido encarada por las tres organizaciones, entre las

    cuales haba diferencias, y habl un poco de lo que significaban esas di-ferencias y qu significaba la unidad de las organizaciones armadas, y hablar de las diferencias hizo la ex-plicitacin de cul era nuestra posi-cin poltica. Es decir, habl de las condiciones que nosotros le pona-mos al GAN: Pern, presidente. Seal que sa era justamente la diferencia que tenamos con el ERP. Ya haban dicho casi todo, as que a m me toc contestar las pre-guntas que haca la gente, que era sobre todo: Qu es la violencia. Me preguntaban desde distintos n-gulos.

    F.U.: Entonces, despus de todo esto, se lleg a las condiciones de rendi-cin entregaron las armas?

    M.A.B.: Cuando subimos a los mni-bus, uno por ah dijo un viva Pern haciendo la V.

    R.R.H.: Al subir al mnibus haba un clima de fiesta, porque aun cuando haba fracasado la operacin en parte

    M.A.B.: Lo que nos subi el nimo, fue cuando escuchamos por la radio que los compaeros haban llegado a Puerto Mont. Ah ya estbamos felices, porque esa era realmente la palabra. Pensbamos que con eso el objetivo de la operacin estaba ya cumplido: por lo menos algunos compaeros haban logrado irse. Y, justamente, por la calidad de esos compaeros. Adems, sabamos que poda darse la contingencia de que fueran pocos los que se pudie-ran ir, que otra vez sera. Que ya iba a haber una prxima vez: te-namos una gran fe en eso. Y cuan-do supimos que los compaeros ya haban llegado, pensamos que la operacin haba sido un xito.

  • PACO URONDO MARA ANTONIA BERGER ALBERTO CAMPS RICARDO HAIDAR 32

    R.R.H.: Sin embargo, las perspectivas nuestras ah no estaban del todo claras, porque cuando subimos al mnibus se nos inform que nos llevaban al penal. Pero subimos al mnibus y estuvimos ah como cua-renta y cinco minutos viendo cmo se hacan las conversaciones...

    M.A.B.: Ya antes se haba informado que estbamos bajo el operativo del ejrcito. El mnibus ese, un mni-bus de la marina, subi el juez y el abogado Amaya, que se encontraba en el aeropuerto. Estaban sentados ah adelante, y tuvimos que esperar que se reagruparan los efectivos de la marina, que realmente, como de-ca el Turco antes, eran numeros-simos. El despliegue que haban hecho era fabuloso. Incluso hubo un problema, se encontr en el auto, donde se haban ido los compae-ros que se fugaron, explosivos. Se nos pidi la colaboracin para des-armarlos, porque pensaban que eran trampas cazabobos. Para hacerlo descendieron del mnibus Mariano y el Indio. O sea, que estu-vimos un tiempo bastante largo so-bre el mnibus. Poco antes de salir para la base, sube Sosa y nos in-forma, en general, que ha sido de-clarada zona de emergencia. El juez nos explica entonces que l no puede hacer valer su responsabili-dad y que quedamos en manos de las decisiones que tome el V cuer-po. Por supuesto, la decisin haba sido trasladamos a la base. Hacen descender al juez y al abogado, y ellos se comprometen a acompa-amos basta la base, cosa que hacen, no en el micra, pero s en un auto, no s si un patrullero o un jeep de la marina.

    R.R.H.: Pareciera que hubieran estado haciendo un tiempo ex profeso para que saliera el estado de emergen-

    cia. Si no, no se explica que habiendo resuelto todos los proble-mas ah, se nos entretuviera arriba del mnibus totalmente al cuete. Porque no tenamos nada que hacer ah.

    F.U.: Sosa estaba contento? M.A.B.: S estaba ordenado. R.R.H.: Arriba del mnibus convers-

    bamos, intercambibamos opinio-nes sobre cmo se haba desarro-llado la cosa. Aunque en cuanto al objetivo planteado la operacin haba fracasado, desde el momento que nosotros plantebamos resca-tar a ciento diez compaeros y so-lamente rescatamos a seis, aun as nosotros considerbamos que la operacin haba sido un xito. Por eso haba un clima de fiesta. Pero estaba la sombra de cul iba a ser nuestro destino. Concretamente, nosotros valorbamos que la pers-pectiva inmediata era la prisin, la tortura. Ellos tenan razones para torturamos a nosotros, ya sea para sacamos informacin o para practi-car un verdugueo al que ellos no son ajenos.

    A.M.C.: S, ya es una prctica sistem-tica del enemigo de torturar al mili-tante. Y no slo al militante sino a cualquier detenido. En los militantes se dan los casos ms agudos, por-que, por supuesto, buscan quebrar moralmente y obtener informacin. Uno es consecuencia de lo otro. La quiebra de la moral significa infor-macin para el enemigo. Aparte, haba sido previsto en la planifica-cin que la actitud iba a ser como siempre, no declarar, ni ante la tor-tura ni ante el juez, hasta que no es-tuvieran presentes los abogados. Porque los jueces, sobre todo los de la Federal, son cmplices de las tor-turas y de las declaraciones obteni-

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    das por ese mtodo. Con la Cmara Federal seguramente no cabe otra cosa que no declarar. Pero aun as el trnsito a la base se viva una vic-toria. Yo pienso que poltica y mili-tarmente se haban obteni