La Nueva Mayoría o El Fantasma de La Concertación

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La Nueva Mayoría o el Fantasma de la Concertación La Concertación (2/2/1988 / sin fecha 2013): In memoriam Este texto es un fragmento del libro La Concertación nació como una de las formas orgánicas de la resistencia ante la dictadura. No la única, por cierto. Ni siquiera se puede garantizar que haya sido la más eficaz. Pero evidentemente fue ese pacto político el que capitalizó el proceso de resistencia y obtuvo el triunfo en el plebiscito con el que tuvo el honor y el placer de derrotar al dictador, para esperar luego que él entregase la banda presidencial. Pero Pinochet no se retiró en lo más mínimo. Y siguió a cargo del Ejército. Y luego continuó como Senador. Todo como certificando que no se negocia con un dictador si no se negocia con una dictadura, todo para demostrar que la democracia seguía lejos y convicta, mientras el dictador seguía cerca y libre. La Concertación fue la forma político-partidista de la resistencia, fue el órgano que hizo la función electoral. Y todo el trabajo de las ollas comunes, de las poblaciones, de la Iglesia católica (y de otras), todo el trabajo de los exilados, de los intelectuales, todos los trabajos del mundo, tomaron la forma eficaz del voto, encontraron su cauce en la Concertación y se resumieron en un “No” escueto y escrito que vencería al dictador en nombre de los muertos, detenidos desaparecidos, torturados, detenidos aparecidos, pero también de los trabajadores con sueldos de miseria, de los sindicatos destruidos, de los jóvenes que pasaron a pagar sus estudios, también en nombre de los humillados y ofendidos, de los pensionados y de los hijos de un modelo donde el precio coordina a las personas. Decir que “No” era más que un resumen, era una cristalización, la forma superior de la piedra, pero al mismo tiempo era una usurpación, un robo, como en la película sobre el plebiscito donde la franja televisiva del “No” vence al dictador, como en una película de Hollywood, donde la publicidad, la televisión y los cineastas destruyen con sus ramilletes de flores del bien a la política oscura y tenebrosa del dictador latinoamericano. El gran clivaje de la política chilena de la transición ha sido el del plebiscito: los que votaron que “Sí” querían que siguiera Pinochet, los que votaron que “No” querían que siguiera el dictador. Las coaliciones, sumando y restando, se han estructurado a partir de este clivaje. Sólo que el “Sí” nunca ha terminado de consolidarse, nunca acabó por ser aceptable. Los que votaron que “Sí” han llegado a ser gobierno con Sebastián Piñera, pero él votó “No”. Y por tanto, el “Sí” no conoce de triunfos, solo de derrotas leves y brutales (año 2000 para lo primero, año 2013 para lo segundo). El elemento relevante de este clivaje es la Concertación, es ella la que permite entender la transición; o son sus vacíos y silencios, además por cierto de sus actos y discursos, los que permiten hacerse una idea de lo que está en juego cuando hablamos de esta coalición, que sumó cuatro gobiernos consecutivos y que retoma hoy el poder configurando una nueva coalición. Y mientras el cuerpo presente de la Concertación se imponía con toda evidencia, mientras millones de preguntas arreciaron para cuestionar su quehacer, parece

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La Nueva Mayora o el Fantasma de la ConcertacinLa Concertacin (2/2/1988 / sin fecha 2013): In memoriam

Este texto es un fragmento del libroLa Concertacin naci como una de las formas orgnicas de la resistencia ante la dictadura. No la nica, por cierto. Ni siquiera se puede garantizar que haya sido la ms eficaz. Pero evidentemente fue ese pacto poltico el que capitaliz el proceso de resistencia y obtuvo el triunfo en el plebiscito con el que tuvo el honor y el placer de derrotar al dictador, para esperar luego que l entregase la banda presidencial. Pero Pinochet no se retir en lo ms mnimo. Y sigui a cargo del Ejrcito. Y luego continu como Senador. Todo como certificando que no se negocia con un dictador si no se negocia con una dictadura, todo para demostrar que la democracia segua lejos y convicta, mientras el dictador segua cerca y libre. La Concertacin fue la forma poltico-partidista de la resistencia, fue el rgano que hizo la funcin electoral. Y todo el trabajo de las ollas comunes, de las poblaciones, de la Iglesia catlica (y de otras), todo el trabajo de los exilados, de los intelectuales, todos los trabajos del mundo, tomaron la forma eficaz del voto, encontraron su cauce en la Concertacin y se resumieron en un No escueto y escrito que vencera al dictador en nombre de los muertos, detenidos desaparecidos, torturados, detenidos aparecidos, pero tambin de los trabajadores con sueldos de miseria, de los sindicatos destruidos, de los jvenes que pasaron a pagar sus estudios, tambin en nombre de los humillados y ofendidos, de los pensionados y de los hijos de un modelo donde el precio coordina a las personas. Decir que No era ms que un resumen, era una cristalizacin, la forma superior de la piedra, pero al mismo tiempo era una usurpacin, un robo, como en la pelcula sobre el plebiscito donde la franja televisiva del No vence al dictador, como en una pelcula de Hollywood, donde la publicidad, la televisin y los cineastas destruyen con sus ramilletes de flores del bien a la poltica oscura y tenebrosa del dictador latinoamericano.El gran clivaje de la poltica chilena de la transicin ha sido el del plebiscito: los que votaron que S queran que siguiera Pinochet, los que votaron que No queran que siguiera el dictador. Las coaliciones, sumando y restando, se han estructurado a partir de este clivaje. Slo que el S nunca ha terminado de consolidarse, nunca acab por ser aceptable. Los que votaron que S han llegado a ser gobierno con Sebastin Piera, pero l vot No. Y por tanto, el S no conoce de triunfos, solo de derrotas leves y brutales (ao 2000 para lo primero, ao 2013 para lo segundo). El elemento relevante de este clivaje es la Concertacin, es ella la que permite entender la transicin; o son sus vacos y silencios, adems por cierto de sus actos y discursos, los que permiten hacerse una idea de lo que est en juego cuando hablamos de esta coalicin, que sum cuatro gobiernos consecutivos y que retoma hoy el poder configurando una nueva coalicin.Y mientras el cuerpo presente de la Concertacin se impona con toda evidencia, mientras millones de preguntas arreciaron para cuestionar su quehacer, parece persistir su carcter conceptualmente huidizo, su irreductibilidad al concepto. Qu fue la Concertacin? Cmo definirla? Social-liberal, liberal-social, social de mercado, de mercado, socialdemcrata, tercervista, conservadores. Y si fue todo eso, cmo se articul ese enjambre de definiciones en una gelatina viable, gobernable? Y por qu muri hace unos das, sin previo aviso, sin fecha conocida? Qu vieron sus lderes para declararla muerta o exnime y quizs para propinarle una eutanasia?Lo que es claro es que la razn de Estado de la Concertacin ha sido el crecimiento, el piloto automtico del crecimiento, el funcionamiento de la mquina. Chile ha sido capaz de producir crecimiento, con problemas de desigualdad y problemas de malestar social, pero la mquina produce crecimiento. Y el gran temor es detener la mquina. La evidencia indica que el crecimiento chileno est basado en los beneficios a grandes compaas en el sistema de tributacin, en las polticas de energa y agua, en la socializacin de las prdidas y la privatizacin de las ganancias, en la precarizacin del empleo, en las facilidades de las compaas para integrarse verticalmente y en la existencia de mercados regulados en los que el Estado facilita o garantiza la utilidad. La ausencia de riesgo en la inversin es lo que hace pensar en este tipo de empresariado como un tipo rentista, aunque en el caso chileno la magnitud de la utilidad es como si fuera un innovador y el riesgo es como si fuera una inversin con intereses fijos en el banco.En definitiva, todos los caminos nos llevan a definir a la Concertacin por su pragmtica. Los conceptos superiores son definidos como intangibles y etreos, por ellos mismos. Para muchos de los lderes conceptuales de la Concertacin, la transicin es ritual, etrea, intangible. La justicia, la reconciliacin, son valores absolutos que no se encarnan. La modernidad significa que se debe ir a lo concreto, a la calidad de vida. Irnicamente la historia reciente de malestar social demuestra que la sociedad chilena no cerr la transicin ni avanz en esa modernidad. La nica modernizacin fue la del mercado, la del sistema financiero. Pero hoy sabemos que no se avanz en la liturgia pblica porque no pudimos cerrar desde el poder la transicin, porque la Concertacin no pudo hacer una jugada simblica suficiente para ello (ms lo hizo Piera con el cierre del Penal Cordillera), porque de hecho hoy estn pendientes muchos temas de la transicin, entre ellos, el ms importante que es cambiar la Constitucin Poltica de Pinochet. Por otro lado, la crisis social que se desata desde 2011 est basada en la operacin concreta de la vida cotidiana, en el malestar por la calidad de vida, por el endeudamiento, por las contradicciones entre la modernizacin capitalista y la modernizacin social, generando la primera una precarizacin de la segunda. Porque en la medida que ms exitoso era el sistema financiero para producir mecanismos de provisin de salud y pensiones, peor salud y pensiones otorgaba y ms desigualdad construa. Por tanto, al final del camino, con las mismas categoras que la Concertacin se invent, esto es, poniendo al frente el avance de la transicin o la modernizacin, lo que tenemos es el fracaso visible en ambas dimensiones.Por qu fracas la Concertacin en el proceso de abordar esos dos desafos? En primer lugar, se debe sealar que hablar de fracaso resulta o inverosmil o doloroso para quienes participaron en esa coalicin. Durante aos el mundo politolgico consider la transicin chilena una de las ms exitosas en lo poltico, en lo judicial y en lo econmico. Los lderes de la Concertacin de Partidos por la Democracia se pasearon por el mundo recibiendo las loas por el logro. La coalicin pareca haber modelado una transicin muy eficiente. Las movilizaciones de 2011 sorprendieron a muchos alrededor del orbe. El caso chileno mostraba fisuras, sus logros eran cuestionables, al menos se deba reconocer la disonancia cognitiva de una sociedad que mostraba la educacin, la salud y la energa ms cara del mundo de acuerdo al ingreso, el tercer pas con ms presos cada mil habitantes con ndices de delincuencia y violencia bajos, con grandes niveles de precariedad laboral, con un paradojal incremento en los aos de estudios y un decrecimiento de las competencias culturales, un crecimiento de la calidad de vida muy inferior al crecimiento econmico, en fin, con malestar y desarrollo a la vez, eso que el PNUD llam las paradojas de la modernizacin en 1998. Pues bien, hoy debemos reconocer que la transicin chilena termin teniendo que volver al punto cero, volviendo a la Constitucin, regresando a remodelar las principales vinculaciones entre Estado y mercado respecto a la sociedad (tributos, pensiones, educacin, salud, trabajo). Si esto es as no es porque Chile ha dado saltos y debe resolver problemas nuevos. Chile tiene que resolver los problemas de hace aos. La superacin de la pobreza existe y es probablemente el principal logro, pero se da un ciclo econmico virtuoso que depende de fenmenos externos. Chile tiene una participacin creciente del cobre en el PIB y el cobre lleg a precios internacionales muy elevados en los ltimos aos, se le ha llamado el superciclo del cobre. Es altamente probable que ese ciclo haya terminado. Por otro lado, la superacin de la pobreza se basa en varias polticas que permiten superar formalmente la pobreza. Las pensiones chilenas se han definido por ley con un mnimo que es $7.000 pesos aproximadamente (US$12) sobre la lnea de pobreza. Tener un bolsn de poblacin no pobre justo en el lmite inferior de la clase media es un formalismo que no habla de las virtudes del modelo de desarrollo, sino de una gestin de datos.La sorpresa de la Concertacin por su fracaso ha sido mayscula. Su vergenza tambin. A tal punto que enterraron su coalicin sin honores, mejor dicho, sin siquiera funeral. Y comenzaron su nuevo proyecto sin proyecto alguno, con un programa que nuevamente (igual que Boeninger hizo en su momento) habita en la ambigedad respecto a los asuntos ms crticos del modelo, precisamente porque es el nico camino para evitar la escisin (y debemos agregar que Boeninger seala que fue el camino para imponer la visin ms conservadora).La ltima conclusin de este captulo es la ms importante. La Concertacin es un conjunto de grupos polticos y personas a quienes les pasaron las mismas cosas, una coleccin de padecimientos, temores, acontecimientos. La Concertacin es el nombre de un pathos, es la reaccin pragmtica a los caminos que se cerraron y se abrieron. La Concertacin nunca ha tenido proyecto, nunca ha modelado nada. La Concertacin ha sido modelada. A la Concertacin le aconteci su propia existencia por haber visto el camino de derrotar a Pinochet en su ley. A la Concertacin le aconteci heredar a Chile con crecimiento y temer parar la mquina. Le aconteci el temor a los procesos de hiperinflacin en Amrica Latina, le aconteci la cada del muro de Berln. A la Concertacin le aconteci el modelo econmico, le aconteci la justicia en la medida de lo posible, le aconteci la democracia de los acuerdos y le acontecieron los gremios empresariales. Tambin le aconteci la detencin de Pinochet en Londres, que abri juicios antes cerrados y una ruta de justicia que ella no haba buscado porque no era posible. Y le aconteci la presin empresarial. Y aunque cambi la ley laboral luego de fuertes conflictos con trabajadores, no es menos cierto que redact la ley laboral para que tuviera excepciones tan grandes que quedaba igual, o casi igual. Redact una nueva Ley General de Educacin para sacar la Ley Orgnica Constitucional de Educacin de Pinochet, pero fue chivo expiatorio de la presin de los estudiantes secundarios en la revolucin pingina. Mientras la Iglesia tuvo legitimidad, la Concertacin se refugi en ella. Cuando le aconteci el caso Karadima, se volvi laica y se abrieron las alamedas homosexuales, abortistas y hasta el marihuanismo. A la Concertacin le aconteci el movimiento estudiantil, en cuyo desarrollo baj su aprobacin como bloque a niveles histricos. Y como ello le aconteci fuertemente, entonces fue el suceso final. Y se reinvent como Nueva Mayora. El proyecto? Adaptarse, el azar del darwinismo, probar frmulas, una y otra vez, hasta que funcione el nuevo rgano. El siguiente cambio ser para el siguiente acontecimiento que padezca.El temor a ejecutar cambios ha estado siempre cubierto con un velo que ornamenta el conservadurismo del modelo en favor de la empresa de un repertorio de excusas suficientemente slido. Uno de los recursos ms interesantes es la idea de excepcionalidad de la falla. Cada vez que el modelo fracasa, se seala que es una excepcin. El caso La Polar fue presentado como una excepcin, aunque el fenmeno de la unilateralidad de decisiones y el manejo de informacin privilegiada no se han cansado de aparecer (desde Cencosud, BancoEstado, hasta Cascadas).La Concertacin nunca ha modelado nada. Ella ha sido modelada por las presiones. Las que han sido sociales han generado sus avances en proteccin social. Pero la presin de lo social es inestable, es fiebre que se quita, espasmo de dolor que se mitiga en la rutina y el fracaso. Por eso el gran modelador de la Concertacin ha sido el capital, los gremios empresariales, la derecha negociando por ellos, ellos negociando por ellos, los centros de estudios negociando por ellos, los tecncratas negociando por ellos, los abogados, los socilogos, el lobby, los diarios, las radios, las revistas, la televisin, don Francisco negociando por ellos. En el nombre del capital, de la derecha y de su brazo militar.Hoy supuestamente la Concertacin debe remodelar el capital. Ella debe volverse en contra de su demiurgo y darle forma, hacer ella misma de nueva divinidad, de principio creador. A la Democracia Cristiana le duele. Creerse Dios es un pecado, definir el bien y el mal y no esperar que un superior lo dicte le produce pavor. Pero para eso llamaron a los comunistas, que bien pueden tener ms energa demirgica. Pero durante la campaa qued en evidencia que siguen siendo los mismos: les pas la educacin gratuita, les pas el cambio de gabinete antes del gabinete,, les pas la no paridad de gnero (lo intentamos, pero no pudimos, dijo Bachelet), les pas la reforma tributaria (es para educacin, no es que queramos), les pas la toma de su comando en la eleccin de primera vuelta por parte de la ACES (y eso defini el destino de ciertas rutas de ministeriables). Hoy la Nueva Mayora habita no solo en una casa que no construy, sino que remodel antes con plano ajeno. Hoy la casa no es capaz de resistir el peso de s misma y requiere nuevos cimientos. Pero la Concertacin no quiere tocar los cimientos (se puede frenar la mquina), al mismo tiempo que debe ser capaz de producir cimientos que eviten el derrumbe. Hoy la Concertacin padece su propia paradoja, su propia falta de proyecto, su propia banalidad. Pero en medio de su timidez, debe remodelar a su creador. En medio de su silencio, debe elegir adecuadamente el verbo. En medio de su falta de arquitecto, debe hacer los cambios en el edificio. Debe y puede, pero no quiere. Y en el esfuerzo por refugiarse de una transicin en otra, en el esfuerzo de pasar de la transicin poltica a la social, decidi hacer una Nueva Mayora, una nueva excusa, una nueva negociacin, una nueva espera, una nueva esperanza que se hace en el silencio.Publicado en El Mostrador, 10 de marzo de 2014