LA NUEVA EVAPor Claudia Rosa Durán Torres

En los tiempos actuales - todo ese conjunto de transformaciones en los conceptos, en los hábitos y en los sistemas de vida – han creado un nuevo tipo de mujer que poco a poco se ha ido abriendo paso por entre una espesa maraña de resistencia, prejuicios y censuras. Es la Nueva Eva.

En todas las épocas ha existido la mujer vanguardista. Sin embargo, en el pasado ella se manifestaba a través de tímidas actitudes rebeldes frente a la tradición y a los atavismos, lo cual era suficiente para provocar el escándalo, a dar pávulo al cuchicheo comadreril y a nutrir el ocio de los costureros.

El concepto de la buena mujer - de la mujer virtuosa , de la buena esposa y madre de familia marchaba paralelo con la vida del claustro. El mejor elogio que podía hacerse a una mujer consistía en decir que era muy de su casa. Si salía mucho a la calle o si asomaba demasiado las narices a las rejillas del romántico ventanal, caía en desgracia. Pasaba a ser víctima de toda clase de epítetos, el menor de los cuales era el de muy moderna, el cual tenía en su tiempo las más audaces acepciones.... Y es que nuestras antepasadas tenían de la virtud un concepto muy casero.

Pero llegó el día en que la mujer se reveló contra el claustro y se lanzó a la calle; comenzó a invadir oficinas, a manejar automóviles, a ocupar posiciones gubernamentales....Ahí comenzó, realmente la liberación de la mujer, cuyo más alto logro hasta ahora ha sido neutralizar la milidicencia de los costureros.

No podría decirse sin caer en tremenda injusticia, que la vida del claustro, a través de la cual la mujer quemó sus mejores siglos, las redujo a la condición de parásitos

El haber tenido que aprender los menesteres de la procreación ( ¡ y en que forma: hasta provocar la actual explosión demográfica! ); a lidiar con el mal carácter de los genios incomprendidos del renacimiento; a ser reinas por herencia; a crear motivos para que los caballeros de la edad media pudieran lucir sus condiciones de buenos espadachines; a soportar el increíble cinturón de castidad; a inspirar pintores, poetas y músicos; a cuidar tiernamente el reposo del guerrero.- Ha sido valga

reconocerlo aunque sea tardíamente – suficiente trabajo, como para subestimar la misión que ha tenido la mujer a lo largo de los siglos.

La Nueva Eva, para decirlo de una vez, tiene mucha más personalidad y carácter que todas sus antecesoras. Es menos tímida y vive menos agobiada de supersticiones. Está mejor preparada para la vida y ha adquirido - y éste quizá el signo más elocuente de su liberación – el derecho fundamental a tomar la iniciativa, el cual fue siempre privativo del hombre.