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EnunpuebloperdidodelaprovinciadeBuenosAires,muchascosasestánapuntodeextinguirse.Durante la crisiseconómicade2001quedesembocóen el corralito bancario, un grupo de vecinos se propone reunir el dineronecesario para llevar a cabo un proyecto que podría ser una salida de ladecadencia y la pobreza. Pero enmedio de la incautación general de losahorros,sufrenunaestafaparticularquelosdecidearecuperarloperdido.

EnestanovelaEduardoSacherinarralahistoriadeesamerecidarevanchade los perdedores, consumada en una noche legendaria y secreta quequedaráenelrecuerdo.

Enunpaíssinjusticiasoloquedalarevancha.

«Pampaypolítica,tiemposmuertosdevidacotidianaydiálogosmuyvivos,con un trasfondo crítico lleno de suspenso en el que la rabia fecunda escompatibleconelhumormásfresco.»

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EduardoSacheri

LanochedelaUsinaePubr1.0

Meddle29.05.16

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Títulooriginal:LanochedelaUsinaEduardoSacheri,2016

Editordigital:MeddleePubbaser1.2

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Paraustedes,amoresmíos.Comotodolodemás.

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Los hechos y personajes de esta historia son ficticios, y cualquier parecido con larealidadesmeracoincidencia.

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PrólogoUnhombresentadoenunbancoviejo

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HastahaceunosañosaO’ConnorveníaelCircodelosHermanosLombardero.Paramayo,cuandoempezabaaapretarelfrío,oavecesantessielveranohabíasidomaloenlacosta,subíanporlaprovinciayaterrizabaneneldeslindedelasúltimascasas.Loschicosseenterabanenseguidaporqueelpuebloeramásexiguoqueahora,y porque apenas descargaban los primeros carros empezaba a escucharse el ruidometálicoyhuecoquesoltabalaestructuraamedidaquelalevantaban.

A la gente del pueblo no le atraían, del circo, ni los payasos ni los animalescansados. El que de verdad los cautivaba era el maestro de ceremonias. ArístidesLombardero se llamaba.Algunosdecíanqueno.Queen la intimidadde los carrosrodantessumujer lo llamabaCarlos,yqueArístideserasunombreartístico.Otrospensaban que nadie podía elegir un nombre como ese, y que la única justificaciónparacargarconél,comounacondena,eraqueaunolohubieranbautizadoasí.

Enmitad de la función, después de los trapecistas, Arístides se sentaba en unbancodemaderatanmustiocomoelrestodelasinstalaciones,bajolaluzimpiadosadelfocomáspoderoso.Abandonabalaentonaciónampulosadelaspresentacionesdelos números y adoptaba un tono casi íntimo, cercano, y empezaba a contar unahistoria.

Ahoraquehanpasadomuchosañosdesdelaúltimavezquevinoelcirco,lagentenoconsigueponersedeacuerdoparadecidirsiArístideseraunbuennarrador,afinde cuentas.A juzgar por la devoción absorta con la que seguían sus palabras, susgestos y sus pausas, debió serlo. Si uno piensa, en cambio, en lo mucho que lecostabamantenerelhilodelashistorias,nosepuedeestartanseguro.

Sus narraciones empezaban por cualquier sitio, y parecía encontrar placer enconfundiralauditorio.Teníaunrepertoriodequinceoveintehistorias.Loschicoslasteníannumeradasporquecadaañoechabamanoalasmismasqueyahabíarelatado.Quinceoveinte,esoeratodo.Suficientesparalasdosotressemanasquepermanecíael circo enO’Connor.Y no demasiado extensas: duraban el tiempo necesario paraquelostrapecistasrecuperaranlasnaricesrojasylaspelucasridículasoconvencieranalleóndesalirotravezalaarenacircular.

Sinembargo,Lombarderojamásrepetíaunahistoriaexactamenteigualacomoyala había contado.Al público eso lo divertía y lo inquietaba. Losmásmemoriosospretendíantenderletrampas,yalosgritos,desdelaplatea,lerecordabanloshechos,leexigíanque recorriesesenderosya transitados.Peroelmaestrodeceremoniasseburlabadeesoscaprichos«deburguesitos».Así los llamaba,y losgritones,quenotenían ni la menor idea de lo que significaba ser un burguesito, sentían subir lavergüenzapor lapielypor la sangrey se llamabana silencio.Quecontase loquequisiera,comoquisiera.Peroquecontase.

Comounjugadorsocarrónydesinteresado,arrojabaimágenes,frases,escenariosinconexos.Norespetabaelordencronológiconicausaldelossucesos.No.Disparaba

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personajes,climas,hechos trascendentes,detalles,metáforasquenadieentendía,enunaenumeraciónqueparecíacaótica.Despuésseponíaacontar,yerasuauditorioelencargadodeencontrarunhilo,unarazón,undesenlace.

Si Lombardero hubiese elegido alguna vez el cuento de Cenicienta, habríaempezadomirándolosalosojosydiciendoqueenesecuentohayunabúsqueda,undeseo, un hechizo roto, una viejamalvada, dos jóvenes que se enamoranmientrasbailan,unaniñezensoledad,unzapato.Ydespuéshabríaempezadoacontar,peronopor el principio, sino por el lugar adonde lo indujera su impulso, el azar o elescándalodelaconcurrencia.

De todos modos Lombardero jamás contó «La Cenicienta». Sus cuentos eranotros, distintos, propios. Los chicos suponían que los inventaba. Los grandes, queaspirabanallamarsesuspicaces,sepermitíansospecharqueerandealgúnautorcuyaidentidadLombarderovoluntariamentelesocultaba.

Nuncanadiepudosacarse laduda,porqueen losañosnoventael circodejódedetenerse enO’Connor.Cosa curiosa: nadie es capaz, ahora, de recordar completoningunodeesoscuentos.Enlosdíasmaloslosvecinospiensanqueselesextraviólamemoria. En los buenos lo atribuyen a la insólita maestría de Lombardero paraenredarlashistorias,parallenarlamesaconnaipesinverosímiles,paraserelúnicoquepodíaencontrarelordencapazdeubicarlascartasensulugar.Unaporuna.

Aveceshabla lagente, enelpueblo,de lanochede laUsina.Pero siempredemaneraparcial,confusaeinconexa.Engeneralserefierenadóndeestabacadaquien,aquéhicieronduranteelapagónylatormenta,aloquepensaroncuandoseenteraronde que había sido un sabotaje, a lo que sospecharon después con respecto a losculpables. Pero nadie puede contar la historia completa. Ni abarcarla, con suspormenores,susantecedentesysusconsecuencias.Sondemasiadoshilosenredados.SesupodeunperiodistadeBuenosAiresqueviajóhastaO’Connorconla ideadeindagar en el asunto. Se quedó varias semanas, pero terminó volviéndose con lasmanos vacías. No fue falta de voluntad de los testigos. Más de uno se sentólargamenteconelforasteroacontarleloquesabía.Peroeseeselproblema.Aunquejunten a todos, aunque eslabonen con cuidado obsesivo todas sus palabras, susrecuerdos y sus sospechas, hay cosas que quedan sin saber, sin explicar y sinentender.

Noesporquesíquesucedeesto.Esporquelosquesabenlahistoriasonapenasunospocos,unpuñadodepersonas.Ysonlosqueestuvieron.Losquelapensaron,laprepararon y la llevaron a cabo. Y aunque están entre nosotros, y son parte denosotros,fingensaberlomismoqueelresto.Esextraño.UnopodríapensarqueenunpueblochicocomoO’Connornohaymododeguardarunsecreto.YsinembargolanochedelaUsinaesunsecreto.Unsecretoamedias,esverdad.Unsecretohechodeasuntossabidosyconfundidosapropósito,oporazar,oporlasdoscosas.

PoresohaceacordaraLombardero.Porqueparecequehubiesesidoél,sentadoen ese banco viejo bajo la luz central de la pista, el único capaz de contar esta

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historia. Si esta fuese una de sus noches de circo, Lombardero miraría alrededor,haríaunapausateatraly,alzandolamano,enumeraríaalgunosdeloselementosquecomponenestahistoria.Diríaqueenellahayunvillano,unaccidentedeautosyungerente de banco que huye pero termina alcanzado por la muerte. Un tipo quesumerge una topadora en la partemás profunda de la laguna y unmuchacho queescapa para siempre. Una chica enamorada, unos cables eléctricos enterrados a lolargo de kilómetros y un hombre que llora porque sabe que jamás será feliz. Unalbañil rencorosoapuntodemoriryunaestaciónde servicioenel empalmede laruta.

Lombarderoterminaríasuenumeraciónconotrosilencio, igualdeteatral,yconuna sonrisa torcida.Diríaqueve la confusiónpintadaen los rostrosde supúblico.Así, exactamente, lo decía: «Veo la confusión pintada en vuestros rostros». Yagregaría que no se preocupasen. Que él disponía de las claves para contar esahistoria.Yquesihabíaqueponerlealgúntítuloaesahistoria,eltítulopodríaser…«LanochedelaUsina».

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PrimeractoUncorazónquedejadelatir

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DicenlosviejosquehubountiempoenquelascosasandabanbienenO’Connor,aunque lescuestamuchoponerle fechaaesaépocadeabundancia.«Acá…»,dicenconungestoampliodelamanoqueseñalalascasasyelcampoalrededor,hastaelhorizonte,«Nosabés…»,agregan,sinmayoresprecisiones.Peroesperanquequienlos escucha sí sepa, que entienda que se refieren a un tiempo en que todo eraprogreso.Hablandelaépocadesuspropiospadres,odesusabuelos,unositalianosanarquistasquevinieronyfundaronColoniaHermandaden1907.Yserefierenaquevinieronsinnada,ocasi,yqueenquinceoveinteañosledieronformaalpueblo.Ydicenquecambiarleelnombre,comoselocambiarondécadasdespués,fueunerrorquetrajolamalasuerte.

Los jóvenes sepreguntan sidicen laverdad.Si serácierto.En realidad,viendoestepueblochatoyentristecido,siempreigualasímismo,lescuestaimaginarseuntiempoenelquesí,lascosaseranbuenasyelfuturosepalpitabacomoprogreso.

Por algo tantosmuchachos, cuando terminan el secundario, optanpor irse.LosmásinteligentesolosmássacrificadossevanaestudiaraLaPlatayterminansiendoabogados, médicos o contadores. Claro que además de inteligencia y sacrificionecesitanplata,porquesisonhijosdelasfamiliaspobresnosevananingúnlado,sesacrifiquenloquesesacrifiquen.

Los pobres siempre se quedan. Los pobres y los que fracasan. Los que noterminandeestudiarsevuelven.Comosi laciudadlosvomitara.«Porburrosoporharaganes», concluyen las vecinas, que no se andan con vueltas al momento deponerles nombre a las cosas.Si vienen en tren le piden a alguienque los acerque,porque el único servicio que para en la estación es el nocturno, y nadie quierecaminaresostreskilómetrosqueseparanlaestaciónyelpuebloenmitaddelanoche.La ventaja de llegar así, tardísimo, es que el fracaso se mantiene subrepticio poralgunashorasoalgunosdías.Ledatiempoalreciénllegadodearmarunacoartada,undecálogoderazones.«Volvíporqueextrañaba.Volvíporquemenecesitanencasa.Volví pero por un tiempo. Volví pero me voy a volver a ir», es lo que dice elrepatriado. «Volví perono se ríandemíporquemevoy a ir a lamierda, yavan aver»,esloquepiensa.

Los que consiguen permanecer en La Plata o Buenos Aires o Rosario hastaalcanzar un título ya no vuelven. Regresan de visita, claro, para las Fiestas o lasvacaciones. Se los recibe con asados pantagruélicos y la conversación se prolongahastaquesehacedemañana.Alosidosylospermanecidoslesgustacomprobarquesiguenteniendocosasencomún.Quepuedenentenderse.Quesesiguenqueriendo.Peronoessuficiente.Yanoencajan.Lavidadelosqueestudiaronesotrayquedaenotrolado.Poresolomejoresquesequedenpocosdías.Sino,ellosylosquenohanpodidosesientendefraudados.

Estábienquevengan.Yestá bienque sevayan.Paraque losque sequedaron

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puedanextrañarlosyparaque los idos sientanque, llegadoel caso,puedenvolver.Aunquenoseacierto.Porqueningunovuelve,salvodevisita.Hayalgoquesecorta,quesemuevedesucentroodesusitio.Noestánibiennimal,peroesasí.

Cuando en esas sobremesas tardías se les da por discutir estas cosas, algunostraenacolaciónelcasodeFermínPerlassi.Lodancomoejemplodeuntipoquesefuemuy joveny le fuebienyvolvióysequedóacá.Yesverdad.PeroelcasodePerlassiesdiferente.Primeroporquesuviajeysuregresosucedieronhacemuchosaños.Másdetreinta.Ylascosas,talvez,enesemomentoerandistintas.Yademásporquenosefueaestudiar,sinoajugaralfútbol.Sefuedemuychico,condieciséis,odiecisiete.Ylaverdadesquetriunfó.Sehizofamoso,conlafamadeesaépoca.Esdecir,unafamadesalirenlosdiarios,enElGráfico,enelnoticierodelatelevisióntresocuatroveces.DicenqueunavezfuetapadeGente;perodicen,porqueningunoenelpueblovioesa tapayaPerlassino legustaalardear.Logróuna famaquenosignificabahacerserico,aunquesísignificaseganarplata.

PorqueesciertoquePerlassivolvióconplata.Conmuchaplata.Por lomenos,vistadesde loshorizontesdeO’Connor,eramucha.¿Cuáleseran,en1971,cuandoPerlassivolvióalpueblo, losgrandesnegociosquepodíacomprar,sinosehubieradecididoporlaestacióndeservicio?Lamueblería,quesehabíaampliadomuchoyvendíatelevisores,radiosyequiposdemúsica.Elrestaurantedelaplaza,queteníadeunladopizzeríaydelotromenúalacarta.Elhotel,enunadeesas.

PeroPerlassinosabíanadadehacernegocioseintuyóquelaestacióndeservicioseríamássencilla.Talveztuvorazón.Poresocomprólaestación.Laestaciónvieja,diríamosahora.Porquehaydos.Peroenese tiempoera laúnica.Ahorano,porquetambién está la nueva. La otra, la nueva, es la de FortunatoManzi. Está sobre elasfalto,tambiénnuevo,quesalederechoalaruta7.PeroManzinoesdeO’Connor.EsdeGeneralVillegas, laciudad, lacabeceradelpartido.Villegasesotracosa.LomismoqueManzi.

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Hace tanto calor que después de cenar prefieren sacar las sillas afuera, paraesperarlamedianoche.

—¿Vamosallá,debajodeloseucaliptus?—preguntaFontana.—No.Mejoracá.Correunpocomásdeaire.Ponenlassillasenlaveredaangostadebaldosas,enelcontrafrentedeledificio.

Alotroladoestálaestacióndeservicio,consussurtidoresysuplayóndecementocuarteadoyelparador.

—Acáseestámejor—dicePerlassi.Silviaseasomadesdeelfrente.—¿Traigolosturronesylasnuecesparaacá?—Sí,gorda.Correunpocodeaire,porlomenos—asientePerlassi.Loshombressequedanensilencio.Fontanatocalapavaparacomprobarqueel

aguasiguecaliente.Elmatepuedeesperarunrato.Silviaseaproximaconunafuenterebosantedeconfituras.

—¿Esperanamuchagente?—preguntaFontana,sonriendo.—LoquesobradeacálollevamosalaCruzRojaparadarledecomeraEtiopía

enteradurantecincomeses—ironizaPerlassi.—Oíme,CruzRoja,siqueréspodésayudarme,enlugardequedarteahísentado

comounpazguato.Perlassiignoraelcomentario.Fontanahaceademándeincorporarse,peroelotro

lodisuadeconungesto.—Dejá.Lodiceparajoder,nomás.Unabrisasacudelafrondadeloseucaliptusylesdejaunrumorfresco,liviano.

Fontanaconsultasurelojycomenta:—Faltamediahoraparalasdoce.—¿Abrounasidra?—Esperá.Nohayapuro.Fontanamiralapava.Notieneganasdecebar.—Siestuviéramosenunprogramaestúpidodeteletendríaquepreguntartecuáles

sontusproyectosparaelañoqueempieza,Antonio.—Peor,Fermín.Esta vez es elmilenio.Así que la pregunta esmás ambiciosa:

«¿Quéesperaustedparaelmilenioqueviene?».Silviadejalabotelladesidraytrescopasyvuelveadentro.—¿Elmilenioempiezaesteañooempezóelañopasado?—preguntaPerlassi.—Otrodebate interesantísimo—consideraFontana—.Pero si esto fuera la tele

nospondríamosahablardelY2K.—¿Dequé?—ElY2K,Fermín.¿Visteesodequeenunadeesaslascomputadorasinterpretan

queelcerounode2001eselde1901?

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—¿Peropuedepasaralgoasí?—Yoquésé.Dicenquesí.Hayempresasquesegastaronunaponchadadeguita

paraprecaverse.Silvia vuelve con un táper lleno de frutillas recién lavadas y lo deja sobre la

mesita.Porfinsesienta.—LaventajadeestarenlalonaesqueestamosmásalládelY2K,entonces…—Ajá.—¿Dequéestánhablando?—seinteresaSilvia.—Nada,gorda.Esodequelascomputadorassepuedenenloquecerconelcambio

demilenio.—¿Enloquecerseporqué?—Por el cambio de año. Pero en O’Connor da lo mismo, Silvia—interviene

Fontana—. No hay laburo. No hay computadoras. No hay un carajo. Estamosvacunadoscontraelprogresoytodassusconsecuencias.

—Lasbuenasylasmalas—corroboraPerlassi.—Lasbuenasylasmalas.—Hablandoenserio—Silviasedirigealinvitado—:¿Quéteimaginásquevaa

pasar?—Alasdoceesfindeaño—dicePerlassi.—Estoyhablandoenserioynoteestoypreguntandoavos,tonto.—Ah…Perlassiapoyaundedosobre labotelladesidra,quesehacubiertodegotasde

agua recién condensadas. Lo deja resbalar desde el cuello hasta la base de vidrioverde.

—Veamos—Fontanacarraspea—.Lode«unpeso,undólar»lovanadejarcomoestá,porquesilotocanelpaíssevaalamierda.

—¿Tanasí?—Ajá.Haycualquiercantidaddegentequedebeunmontóndeguita.Endólares.

No lo van a tocar.Y comono lo van a tocar, la única es que siganpidiendoguitaafueraparataparelagujero.

—¿Ylesvanaseguirdando?—Lesvanadarcadavezmenosguita,ycadavezmáscara.Hastaquellegueun

momentoenquenolesvanadarmás.—¿Ycuandopaseeso?—Elpaíssevaalamierda.Sehaceunsilencio.Perlassiempiezaadespegarelpapelmetalizadodelcorcho

delasidra,peroentrelahumedadyelpegoteselehacedifícil.—Ycomoeldólarestáregaladoestánentrandounmontóndecosasimportadas

pordosmangos.Yasínohayfábricaqueaguante.Asíquecadavezvanarajaramásobreros.Ycuantamásdesocupación,menosconsumo.

—Yelpaíssevaalamierda—acotaPerlassi.

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—Exacto.Elpaíssevaalamierda.—¿Ynohaymaneradehaceralgo?—preguntaSilvia.Sehaceunsilenciolargo.—Sí—diceporfinFontana—.QueDelaRúaleentreguelabandapresidenciala

Alfonsín,queeselúnicoquenospuedesacardeestequilombo.Perlassi sonríe.La idolatría deFontananomengua jamás.Pasan los añosy las

desilusiones,peroelamordesuamigoporRaúlAlfonsínsigueincólume.—Algúndíamevasatenerqueexplicarcómoconvivetuanarquismolibertario

coneseamoralocadoquesentísporelAlfonso.Fontanaasienteensilencio,conlosojosmuyabiertos.—Si querés empiezo hoy y para diciembre de 2001 termino de explicartemis

razones.—No,dejá.Otrodía.—Ustedes búrlense. Pero así no tenemos esperanza —dice Silvia, y Perlassi

piensaqueasuesposalaangustianloslaberintos.—Elcampo—diceFontana,despuésdeotrapausa—.Esovaaquedar.—¿Enquésentido?—Cuandosevayatodoalamierda,Silvia.Elcampovaaquedar.Unabengaladebrillosplateadoscruzaelcielo,paraelladodelpueblo.—¿Vieroneso?—Raro.Noséquiénpuedetenerguitaenelpuebloparafuegosartificialescomo

ese.Como si fuera una respuesta, otra bengala parecida surge delmismo punto del

firmamento.Peroesta,además,seabreconunaexplosiónenunadocenadeestelasdecolores.

—ComoenPlatadulce—dicePerlassi,derepente.—¿Dequéhablás,viejo?—Delodelcampo.¿Teacordásdelapelículaesa,quehabladelaépocadelos

milicos?Peronohabladirectamentede losmilicos.Sinode losque se llenarondeguitaenlatómbolafinanciera.

—Sí…—Bueno,enlaúltimaescenaestánlosdoshermanos.Losprotagonistas.—DeGraziayLuppi—acotaFontana.—Exacto.Luppiestáenlacárcel,yDeGrazialovaavisitar.—Yllueve—Fontanapareceestartambiénrecordando.—LlueveyDeGrazia comenta algo así como«Conuna cosechanos salvamos

todos».Otraesteladefuegosartificialesselevantadesdeelpueblo.Yenseguidaotra,y

otramás.—Eracierto,parece—derepenteSilviarecuerdaalgo—.Hoycomprandoen lo

de Benítez me crucé con Graciela Salvio, que me dijo que Horacio Lamas había

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compradounmontóndefuegosartificialesenVillegas.Yquelospensabatirarenlaplaza,hoyalamedianoche.

Perlassi se acuerda de la conversación quemantuvieron con Lamas dosmesesatrás,cuandocerrólafábricadeantenasparasiempre.LafábricalaedificóelpadredeLamasyensumomentodemayoresplendorllegóatenerochentaempleados,queenunpueblodemilpersonasesdecirmucho.Peroafinesdelossetentaseempezóairapique.Comolosdelapelícula,asociaPerlassi.Lamashizodetodo.Antenasdetelevisor,telescópicaspararadiosyparaautos…Alfinalintentóconlinternas.Perolas suyas, de costo, salían cuatro vecesmás que las importadas deChina.Ahí fuecuandobajólapersianayechóalosnueveempleadosquequedaban.Haceunpardesemanas pasó por la estación de servicio para saldar la deuda de combustible ycomentarlequeelautolovendíaparapagarlasúltimasdeudaschicas.Porsiconocíaa algún interesado. Pobre Lamas. Ahí, cruzando el cielo nocturno de O’Connor,debíanirselosúltimosbilletesdelRenault21contapizadodecuero.

—Lodelcampoesimposible—estádiciendoFontana—.Comprarcampos,digo.Cuandoelpaíssevaalamierda,comoahora,loscamposestánbaratos.Perocomonosotrosno tenemosunmango,nopodemoscomprarlos.Ycuandoelpaís levanta,loscampospasanacostarunojodelacara…

—Ynosotrosnopodemoscomprarlos—completaSilvia,amargamente.—Ajá…—concluyeFontana.Ahoraelcieloesunfestivalde lucesquesecruzanentodasdirecciones.Pobre

Lamas,piensaPerlassiotravez.Miraasumujer.Legustaverelbrillodelosfuegosenlosojosdeella.

—Comprarcamposnopodemos,perotenemosotraopción—PerlassiseenfocadenuevoenloqueestánconversandoconFontana—.Quenoeselcampo,perotienequeverconelcampo.

—¿Quéopción?—seinteresasuamigo.Perlassi alza el brazo hacia un costado. Señala más allá del ángulo del

contrafrente del edificio, más allá de los surtidores de combustible, más allá delasfalto.Señalalosseissilosenormesyvacíos,queseiluminandetantoentanto.

—LaavícolaLaMetódica.Esotenemosquecomprar—dicePerlassi.—Estupendo —dice Fontana—. Ya que el país se está por ir a la mierda

definitivamente,compremosunaempresaavícolaquequebróhaceveinticincoañosydediquémonosal engordedepollos.Asídespuésnos losmetemosenelortocomohizoLeónidashaceveinticincoaños.

—No—locontradicePerlassi—.VamosacomprarLaMetódicaporlossilos.Noporlospollos.

—¿Yparaquélosquerés?—preguntaFontana.—Yo coincido con vos en eso de que el campo,mal quemal, va a quedar. Y

ponelequelacosamejoreunpoco.Paraelcampo,digo.—Sí.

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—Bueno.Si ponemos una acopiadora de granos, les damos a los chacareros laposibilidad de almacenar, ¿entendés? Almacenan en nuestros silos, eligen cuándovender,cuandomejorsonlosprecios.¿Meseguís?

—Supongamosquetesigo.—Después, si la cosa prospera, uno lo puede armar mejor. Venderles a los

productores las semillas, los agroquímicos, los fertilizantes. Pero ojo: como unacooperativa.Quierodecir,noparaganarplata.

—¿Yparaquéloharíamos?—Mirá —Perlassi se lanza a enumerar sus razones con una seguridad que

demuestraquelotienelargamentemadurado—.Loarmamosparalagentequetienepococampo,¿meseguís?Paraquenotenganquearrendarle la tierraaunpool.Lohacenellos.Acopianconnosotros.

—EnLaMetódica.—En La Metódica, sí, tarado. Después venden cuando les conviene. Como

vendenamejorprecio,yno tercerizan,nospuedenpagaranosotrosel serviciodealmacenamiento.Yloprincipal…

—¿Qué?—Quelesdamostrabajoaunoscuantos,coneso.Fontana,quealprincipiomovíalacabezanegando,conescepticismo,asupesar

atiendealoquedicesuamigo.—¿Acuántos?—Ah,picaste…—sarcástico,sonríePerlassi.—Nopiquénada,viejito.¿Perocuántagentesería?—Mirá.Yocreoquequince,veintepersonas,pordebajodelaspatas.Ysilacosa

prospera,más.Sobre todosi le incorporamosesoquedigode los insumos,ycosasasí.

—¿Yquésabemosnosotrosdeacopiargranos?—Nopuedesertancomplicado,Fontanita.Escuestióndeiraprendiendo.—Unmomento—alzaeldedoSilvia,derepente—.Estámal.—¿Quécosa?—Esodelascomputadorasquedecíanustedes.Loshombresdemoranencomprenderqueserefierealoqueconversaronhaceya

unrato.—¿Malporqué?—Porqueellíopodíaarmarsecuandopasódel99al00.Nodel00al01.Esode

lascomputadorasfueelfindeañopasado.Noeste.Andanatrasados,jóvenes.PerlassiyFontanasemiran.—Ydespuésyolesdoybolillaatusanálisiseconómicos—ironizaPerlassi.—Yyo,atusplanesempresariales—Fontanaremedasusarcasmo.—Aver,aver,quevanaserlasdoce.¿Quiéntienebienlahora?—urgida,Silvia

seponedepie.

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Perlassidescorchalasidraysirvelascopas.—¡Dale,Fermín,dale!—loapuraSilvia.En el cielo de O’Connor sigue la fiesta de fuegos artificiales pagados por los

últimosahorrosdeHoracioLamas.

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Cualquier forastero que llegue a O’Connor lo ve a Antonio Fontana ahora ysuponequesiempreestuvoahí,enlagomeríadestartaladaquefuncionaenelgarajedesucasa.Peronoescierto.NisiquieraesnacidoenO’Connor.LlegócomosubjefedelCampamentodeVialidadNacional,elqueinstalaronenlostiemposdeFrondizi.Se suponía que elCampamento iba a ser transitorio,mientras se pavimentaban lasrutas del noroeste de la provincia. Pero fue quedando. Primero levantaron unasbarracas para las oficinas y un galpón enorme para los vehículos. Después seagregaron dos playones, un depósito de materiales áridos, más oficinas. A vecesllegabalanoticiadesdelaCapitaldequeibanacerrarlo.Peronuncapasaba.¿Cómolo ibanacerrarsi lamitadde losdelpueblo trabajabanahí?Esode lamitadesunmododedecir,capaz,porqueclaroquehabíagentequeno.LosnegociosdelacalleSanMartín,frentealaplaza,porejemplo.Losquevivíandelcampo.Algunosmás.Perolamayoríasí.

Fontana es del gran Buenos Aires. Zona sur, por el lado de Quilmes oLongchamps.Llegó en los ochenta, cuandoAlfonsín.Vino casado y con dos hijoschicos. En ese entonces había un plan de hacer unas lagunas encadenadas desdeSalguero hasta General Pinto, para evitar que toda la provincia quedase otra veztapadaporelagua.Ylodelaslagunasibaaobligaramudarunparderutasyvariospuentes.

Fontanasehizoelhábitodeiralbardelaplaza,aunquesecuidabamuchoconlabebida.Hablar, legustaba.Discutirdepolítica.Cuandolos lugareños ledecíanqueeratodounversoyqueeseplandelaslagunaserauninvento,alzabalamanocomopidiendo una calma que en realidad nadie había perdido. «Ya van a ver…Lo quesucedeesquetienenquepasarlaselecciones.HastaentonceselAlfonsonosevaamover». Eso de «el Alfonso» era por el presidente Alfonsín, por quien AntonioFontanaprofesabaunaadmiraciónapasionada«salvaguardandonuestrasdiferencias,porque en realidad yo soy anarquista». «Y si sos anarquista, ¿por qué lo querés,Fontana?»,lepreguntaban,paraquesoltaselalengua,porqueacontinuaciónFontanadespotricaba largamente contra losmilitares y los peronistas, a quienes odiaba concasiidénticaprofundidad.Alfonsínhabíareemplazadoalosprimerosyevitadoquelossegundosganaranlaseleccionesde1983,yFontanasesentíaendeudaporeso.

Ya llegaríael tiempode lasociedad libre.Peroprimerohabíamuchoquehacerdentro del marco de la democracia burguesa. Después sí, cuando esa democraciaburguesa estuviera consolidada, Argentina iba a pasar «así» al futuro libertario, yacompañabael«así»conunlevechasquidodelaspalmas,breveyfácil.

Enumeraba los logros de Raúl Alfonsín y consideraba que su propia venida aO’Connor era su modo de hacer patria. «¿Cómo, patria? ¿No se supone que losanarquistasodianlapatria?»,lodesafiaban.«Ustedesnoentiendennadaporquesonuna manga de chacareros brutos. El problema es la patria de los patrones, de los

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milicosydelosfascistas,nolapatria-patria.»Esodelapatria-patriaeraunconceptodifícil de situar, tanto para Fontana como para los que lo escuchaban, que no seprivabandelplacerdeponerloenelaprietodeintentarlo.

Losradicalesganaronlaselecciones legislativasde1985,comoqueríaFontana,pero la licitación para las encadenadas del noroeste no salió nunca. «¿Y quéquieren?»,preguntabaFontana,tristón,mirandohacialaplaza.«Conladeudaexternay los hijos de puta del Fondo Monetario. Y los milicos, meta y meta haciéndolequilombo.»

Las elecciones para gobernador del 87 lo agarraron en O’Connor, todavíaesperando.ParadesolacióndeFontanaysolazdesuscríticos,elperonismoganóenBuenosAiresynovolvióaperderencasitreintaaños.Yelplandelasencadenadassearchivóparasiempre.

«¿Yquéquieren…?»,insistíaFontana,peroyanoterminabalasfrasesydejabavagarlamiradaporlaplazavacíadelasdosdelatarde.SumujeryasehabíacansadoysehabíavueltoaBuenosAiresconloshijos.

Paraquehablasehabíaqueinsistirconlaspreguntasquemásloirritaban.«Aver,Fontana,¿cómomedefiendeusted,siendoanarquista,aunpresidentequesacaunaLeydeObedienciaDebida?¿Aver?»

Fontana chasqueaba la lengua y negaba, como dando a entender que no iba aentrarotravezenlatrampa.Peroentraba.Siempreentraba.Yterminabaacaloradoyafónico,soltandounasfilípicasdemoledorascontra losperonistas, losmilicosy loscomunistas,enordenaleatorio.Después,agotado,dejabaeldinerodelcafésobrelamesayseibadeunportazo.

Enlasdiezcuadrasqueloseparabandeldeslindedelpueblo,ahídondeempezabalacuadralargaderipiomalpisadoquellevabaalCampamento,seleibaapaciguandoelardor.Semetíaensuoficinayencendíaelprimerodelosmuchoscigarrillosquefumaríadurantelatarde,mientrasdestilabasumelancolía.

Enel92llegóelavisodequecerrabanelCampamento.Nisiquieraentonceslocreyeron.CerrarelCampamentoeracomocerrarlafábricadeantenas.Ocomocerrarelpueblomismo.Nopodíaser.

Y sin embargo fue cierto. Una mañana de agosto que amaneció limpia yescarchada Fontana juntó al personal en el playón y dijo que la semana siguienteveníandosauditoresdeBuenosAiresaexplicarbienelasunto.«¿Explicarqué?»,lepreguntaron. «Explicar qué carajo va a pasar cuando cierren este Campamento demierda»,dijoFontana.Esedíasefueasucasasinpasarporelbardelhotel.

Fuecierto esode losdos tipos.Vinieronmuybienvestidos enunPeugeot505grisoscuro.Fontanalesprestólaoficinayfueronllamandodeauno.Lasopcionesnoeranmuchas.Opedireltrasladooaceptarunretirovoluntario.Ydieronpocotiempoparapensar:hastaeldíasiguientealamañana,porqueseguíanviajeaLaPampa,alsiguienteCampamento.

Mientras los auditores se iban a dormir al hotel Antonio Fontana armó una

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reuniónmedioimprovisadaenelcomedor,paraquecadaempleadopudieradecirloquepensaba.Nadieteníademasiadasganasdehablar.

«Agarreneltraslado»,aconsejóFontana.«Peroyosoydeacá»,dijeronalgunos.«Yonosoydeacáperoestoyhaceunmontóndeaños»,dijeronotros.Hastalosquesequedaroncalladossenotabaquequeríanagarrarlodelretiro.Uncapataz,rápidoparalosmandados,yalosestabahaciendofirmarlospapelesparacomprarunosautosnuevosqueveníanimportadosdeEuropadelEste.«Óptimospararemís»,remarcaba,mientraslesmostrabaelfolleto.

«No sean boludos», insistía Fontana, «la guita parecemucha pero si no tienenlaburoselavanacomerenseguida».«Claro,tienerazón»,replicabaalguno,peroeraporque los ponía incómodos llevarle la contra, porque lo querían. Pero estabanconvencidosdequeestabaequivocado.O,comoyaestabanconvencidosdecomprarlosLadaqueveníandeRusiaolosDaciarumanos,necesitabanconvencersedequeelequivocadoeraél.

Al final casi todos agarraron el retiro voluntario. Por unos meses pareció queO’Connorsehabíaconvertidoenunpueblodericos,porqueaparecieronunmontóndeautosnuevos.«Sonunaporquería»,decíaFontana,«esosautosestánhechosbajola peor de las explotaciones: porque la explotación comunista es peor que lacapitalista,porqueengordaalosburócratasyperviertelossueñosdelosproletarios».Enrealidadelcomunismoyanoexistía,peroaO’Connorlasnoticiassiempretardanmuchoenllegar.

No pasó demasiado tiempo hasta que los que se habíanmetido a remiseros sedieroncuentadequefaltabagenteaquienllevarysitiosadondeir,peroyanohabíamodo de echarse atrás. A tres de los empleados de Administración se les ocurrióasociarse, juntar las indemnizacionesyponerunvideoclub.Esos tuvieron tresañosdebonanza.Despuésllególatelevisiónporcableyterminaronpeleadosyenlaruina.

«Hayqueserpelotudo»,decíaFontana,enelbardelhotel,a la tardecita.«Losburguesessonexplotadores,peropor lomenossabenhacernegocios.Ustedesse laquierendardeempresariosperosonunamangadeboludos.»

Seleterminódeagriarelcarácter.Éltambiénaceptóelretirovoluntario,peronopusoningúnnegocioenelcentro,nisesupoquédestinoledioaldinero.Loquehizofueabrirlagomeríaenelgarajeenormedesucasa.Comovivíaavariascuadrasdelaprincipal, fijó una cubierta de camión en la vereda del boulevard y un letreroseñalandoenquédirecciónhabíaquehacertrescientosmetros.

«¿Unagomería?», lepreguntaban.«¿Vaapasardeser jefedelCampamentodeVialidadagomero?»Leinsistíanconeso,peroFontanaparecíadispuestoaevitarlasrespuestas. A las cansadas, porque se hartó de la pregunta, o porque la última enpreguntarfueCecilia, lamujerdelhotelerodelaque,segúndecían,Fontanaestabaenamorado, porque se lo preguntó con interés genuino y con dulzura, a ella sí lecontestó.

«Deahoraenadelantequierountrabajoasí,Cecilia.Simple.Primeroelcricket.

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Después la llave cruz, tuercas afuera, sacar la rueda. Darle aire a la cubierta,sumergirlaenlabañera,localizarlasburbujas,señalarcontizalapinchadura.Ruedadesarmada, caucho pulido, parche puesto. Rueda armada, llave cruz, cricket, llavecruzparaelajustefinal.Esoescasi todoloquepuedepasarenunagomería.Yunmontóndetiempolibreparapensar.»

Esafuelaúnicavezqueloexplicó.Y,enhonoralaverdad,lefuemejorquealosvideoclubistas y los remiseros. La gomería tiene un aspecto deplorable, pero casitodas las gomerías tienen lamisma apariencia sucia y desvalida.Y funciona.Cadadía,algodetrabajotiene.Yesoesdecirmucho,sobretodosiunopiensaentodoslosnegociosvacíos,yentodoslosDaciaylosLadaqueterminandepicarsedeóxido,conlasgomasbajas,enalgúnbaldíodelpueblo.

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Fontana y Perlassi se quedan varios minutos contemplando la mole gris yabandonadade lossilos,elplayóndepavimentoagrietadoysalpicadodeyuyos,elalambretejidooxidadoymediovencidodelperímetro,elgigantescocarteldeletrasoxidadasyunpocotorcidasdeLaMetódica.

—¿Nohabríaqueavisarlealafamilia?—preguntaPerlassi.Fontanaloconsiderauninstanteyvuelveamirarelalambrado.—Nomeparece,Fermín.Mirá loqueesesto.Novienenadiedesdehaceaños.

Ayudameabuscarunagujeroenelalambre.—YvosdecísqueelhijoviveenBuenosAires…—Sí.Desdehace años.Desde lamuertedel viejoLeónidas, calculo, queviven

allá.Algunos en O’Connor dicen que Víctor Leónidas era de Laboulaye pero la

mayoríaestáseguradequeno,dequesecrioenVenadoTuerto.EsciertoquelaplatagrandelahizoenLaboulaye,conlacarne.Esofueafinesdeloscincuenta.Despuéssesiguióagrandando,talvezconesodequelaplatallamaalaplata.

LlegóaO’Connorenel65ycomprólasdoscarniceríasdelpueblo,peronuncasemudó para estos lares. Pasaba nomás a buscar la recaudación de los negocios, aconversarconlosclientesunratolossábadosalatardeolosdomingosalamañana.

Enel72o73salióconesodequeelfuturoeranlospollos.Quelacarnedevacatardeotempranoibaadejardesernegocio,peroquelospolloseranunaminadeoro.DicenqueLeónidaseraasí,untipoquesemovíaporimpulsosyestabasegurodequesuscorazonadas,alacortaoalalarga,terminabanentriunfos.Sialguienlesugirióprudencia, nunca se supo. Aunque lo más probable es que más de uno se hayaquedado callado con el tácito deseo de que le saliera mal el negocio, porque leenvidiabanlasuerteylaChevyCupéanaranjadaqueteníayqueponíaadoscientosporhoraenlasrectaslargasdelaruta33.

Y si alguien le recomendó recato pues no habrá hecho caso, por eso de suspálpitos.Undíacualquieraselevantóconvencidodequelospolloseranelfuturoysepusoacriarlos.

PrimerosededicóafaenarenelpeladeroquepusoenBanderaló.ComprabalospollosyaengordadosaloscriadoresdelazonaydespuésvendíalafaenaenBuenosAires.Peroleibatanbienyseentusiasmódetalmaneraquedecidiófundarsupropiaempresa.«AvícolaLaMetódica»,lepuso,ylaedificóquinientosmetrosmásalládela estación de servicio de Perlassi. Construyó tres pabellones larguísimos para elengorde,yseissilosdecasitreintametros,paraelalimento.ArreglóconunostiposdeConcordia,EntreRíos,paraquelemandaranlospollitosbebé,yéldevolvía lospollos crecidos a los cuatro meses. Los entrerrianos le mandaban las vacunas, elalimento,todolemandaban.

Por una temporada los números le dieron la razón con eso de lamina de oro.

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ComprómáscampostodavíayalaChevyCupélesumóunTorinoCupéS200colortostadoyunFordFairlaneazulmarinoquecasinuncasacabadeLaboulaye.

Hastael75lefuebien,peroahíselefuetodoalcuerno,porquefueronmuchoslosqueolieronlodelaminadeoroysededicaronalomismo.Deundíaparaotrohubopollopara tirar al techoyelprecio se fuea los infiernosyelviejoLeónidasquedópegado conunadeudagigantesca.No le ejecutaron las instalaciones porquesus acreedores principales, esos de Concordia, también quebraron y se llevaronpuestos aDios y aMaría Santísima en la caída.Y al final todo fue un enredo depleitosyabogadosyjuiciosdelosquenadievionuncaunpeso.Lospabelloneslosdesarmaron porque el zinc de los techos servía para unmontón de cosas. Pero lossilosquedaronahí,duranteaños,losseis,tresadelanteytresatrás,grisesyvacíos.

De todosmodosLeónidas no quedó en la ruina.Tipos con esas espaldas y esapicardía raramente quedan en la lona. Siguió con la carne y sus otros negocios, ypisando sus autos deportivos por las rutas de la zona hasta que un día mordió labanquinaconelFairlaneazulmarinoporelladodeLaCarlota.Esofueporel80,oel81,ylafamiliadejóLaboulayeysefueaBuenosAires.

Caminanunosveintemetrosdesdeelportónhasta la izquierdayencuentranunsitioenelqueelalambreestádesclavadodelpisoyabombado.

—Poracáanduvopasandogente—diceFontana,mientraslevantaelalambreyleindicaalotroquepase.

Perlassi duda, como si temiera ensuciarse la ropa o allanar ilegalmente unamorada.Alfinalseponeencuatropatasyavanza.

—Guarda que te vas a enganchar la campera. Mirá que el alambre este esasesino…

Perlassiarqueaunpocomáslaespaldaysigueavanzando.Seponedepiedelotrolado y se sacude la tierra de las manos. Fontana lo sigue. Aunque tienen casi lamismaedad,semuevemuchomásrápido,yPerlassinopuedemenosquenotarlo.

—¿Quémemirás?—preguntaFontana.Perlassiloignoraycaminahacialossilos.—Acá estacionan los camiones—arranca Fontana, señalando el amplio playón

queocupatodoelfrente.Sus pasos despiertan un ecometálico en las paredes de los silos. Perlassimira

haciaarriba.Desdetancerca,parecenedificiosdevariospisos,aunquecilíndricosysinventanas.

—¿Cuántomidendealto?—pregunta.—Nosé.¿Veintemetros?¿Veinticinco?—¿Tedascuentaelgranoquepodemosalmacenar?Siguenavanzando.Detráshayungalpóndedimensionesimportantesque,oculto

porlossilos,nosevebiendesdelaruta.—Creo que acáLeónidas tenía instaladas las incubadoras, las clasificadoras de

sexo,esascosas—informaFontana.

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—Ajá.Perlassi ve que faltanmuchas chapas del techo, que se habrán volado con las

tormentasylasventolinas.—Acápuedenirlasoficinas,depósitosdeinsumos,unmontóndecosas,Fontana.El otro asiente. Salen del galpón por los fondos, a una extensión de pastomás

grandequetodoloquellevanrecorrido.—Ahíestabanloscriaderos.Unospabellonesalargadosquetenían…,nosé,cien,

cientoveintemetros.—Sí,deesomeacuerdo—respondePerlassi.Cuando ibanconRodrigoapescara la laguna,devezencuando, tomabanpor

ahí,porqueadoskilómetroslasendaterminaenunaplayitalindadondelesgustabaestar.Ydecaminoveíanesospabellonesalaizquierda.

—Perodeesonoquedónada…—¿Yquéquerés?Maderaynailon.Lamaderasepudrióy losplásticoshabrán

volado.Vuelven sobre sus pasos y se detienen otra vez en el tinglado. Se ven algunas

máquinasdesvencijadas.—¿Vostenésideadeparaquésirvetodoesto,Fontana?—Supongoqueseránlastolvasparaelevarelgranoalossilos.Nosé.Algunase

parecebastantealasqueusábamosenVialidad.Seguroquesitraigoaalgunodelosmuchachossedaideadecómoecharlasaandar.

Perlassi echa un amplio vistazo y sacude la cabeza. Cuando sugirió lo de laacopiadora en esa sobremesa de fin de año tenía una ilusión lejana de que el planpodíaservir.Peroahorasientequepuedeser,quepuedeservir,quepuededarse.

—¿Quépensás?—lointerrumpeFontana.—Nada—dice,yreparaenuncolchónarrimadoaunaesquina,amediastapado

conunaschapascaídasdeltecho—.¿Esoquées?Caminanhastaelrincónymuevenlaschapas.Ademásdelcolchónsuciohaydos

botellasvacíasdecerveza,algunosprofilácticosusadostiradosalcostado.—Sicompramosestapocilga,lalimpiásvos,Fontana.Empiezanacaminarhacialasalida.—¿Yyoporqué?—Porqueyotuvelaidea.Soyelcerebrodelaempresa,oquétecreés.Perlassi mira a lo lejos, hacia su estación de servicio. Un Dodge 1500 está

detenidofrentealsurtidordenaftaySilvialoestádespachando.

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APerlassilecuestabastanteentrarentema,porqueLorgioesmástímidoqueélysiemprepareceocupado.Lo recibeconamabilidad, lohacesentary leofrececafé,pero después se pasa quince minutos seguidos hablando por teléfono, con cincopersonas distintas. Se le quedó un camión en Chascomús, y está combinando elremolque,elarregloyeltraspasodelacargaaotrocamión,todoalmismotiempo.

Cuando termina de hablar y se encara con él, Perlassi demora unminuto largocarraspeando y buscando cómo sentarsemejor en su sitio.Desea que hubiese sidoFontanaelencargadodehablarconLorgio,perocuandorepartieronlasentrevistasalazarletocóaél,yporesoahíestá.

Perlassinohablamucho,porquecreenosaberhacerlobienytemeenredarse.Serefiere a cómo está el pueblo, a cómo está todo, y Lorgio semuestra de acuerdo.Llegaunmomentoenquesesumenlosdosenunsilencioentristecido,peroPerlassisedacuentadequenotienesentidoyredondeasuidea:resumesuconversacióndeAñoNuevoconFontana,losargumentosdesuamigo,lavisitaquehicieronallugar,laconversacióntelefónicaquemantuvieronconelhijodeLeónidasparasondearsi,enunadeesas,leinteresabavenderlasinstalacionesdeLaMetódica.

Amedidaquehablavasintiéndosemásymásflojo,comosiélysusargumentosfueran desvaneciéndose al unísono. Cuando vuelva a la estación de servicio va allamarlo a Fontana para echarle la bronca. A quién se le ocurre llevar adelantesemejantedelirio.Unverdaderoamigodebeprecavernosdelridículo.YFontana,enlugardedisuadirlo,sesumóaeseproyectoestúpido.

Lorgiofrunceelceñomientrasloescucha.Nolointerrumpeylodejallegarhastael final (si a esos balbuceos erráticos con los que cierra su «propuesta» puedeponérsele un nombre tan ampuloso como «final»). Y después se levanta. Caminahastalaventana.Miraelcampo,porquesuoficinadahaciaelfondo,haciaelcampoqueenesesitiosonunospotrerossinsembrar.Yporfinseencaraconél.

—¿Y cuánto dinero hay que poner?—pregunta abrupto, pero sin agresividad.AbruptoporqueLorgiosiempreesasí.

—Loquequieda—respondePerlassi,haciendounamezclapenosaentre loquequiera y lo que pueda, mientras piensa que si fuera Lorgio lo estaría echando apatadaseneltraste,pormásquelleventreintaañosdeconocerseyapreciarse.

—Bueno,hombre…Lorgiohaceungestoraro,difícildeinterpretar,yPerlassisequedapensandoen

ese «hombre» dicho con tono español, como si Lorgio no llevase sesenta de sussesenta y dos años viviendo en Argentina. Cómo y cuánto pueden marcarnos lossonidosdelacasaenlaquenacimos,piensaPerlassi.

—Esquetodavíaestamosjuntando.FontanaquedóenhablarconArreguiyconelfarmacéutico.YoconBelaúnde…

—Claro,claro…¿Yencuántoestán?

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—Ciento treinta, ciento cuarenta…Estamos lejísimo de lo que pide el hijo deLeónidas,todavía.

EnrealidadaúnnohablarondelprecioconelhijodeLeónidas.Fontanasospechaqueestánmásde200.000dólaresdebajodeloquevaapedirleselempresario.Perole recomendó que no fuera demasiado específico con Lorgio. No todavía, para no«desentusiasmarlo».Claroqueparacorrereseriesgoprimerohayqueentusiasmarlo,piensaPerlassi.

—Estasoperacionesinvolucranmuchodinero…—murmuraLorgio.Perlassisequiere ir.MalditoFontana.LavozdeLorgio losorprendecasienel

gestodeincorporarsedesdeelsillóndelasvisitas.—QueridoFermín—arrancaelotro—,soyyoelquetienequepedirleunfavora

usted.Ynosécómolovaatomar.Esosíqueesunasorpresa,piensaPerlassi,peroseapresuraadecirquesí,que

porsupuesto,aunquedesconozcalaespecieyeltamañodelfavor.—UstedconoceaHernán,mihijo.Perlassiasiente.Lorgiomuevelasmanos.—Esunbuenchico,pero…—Lorgiosedetiene.Perlassicreecomprender.Ese«pero»tienequebastar.Lorgionovaacriticarasu

únicohijopúblicamente,aunquesuauditorioestéconstituidoapenasporunodesuspocosamigos.NovaamencionarlafamadequilomberoqueHernáncosechóenlaadolescencia, las broncas legendarias que le echó el hombre canosoy cansadoqueahora está de pie junto a la ventana, las borracheras y los escándalos, el choque yvuelcoquecasilomataenlaruta5yquedejóunaSuzukiVitaraflamanteconvertidaenchatarra,lasesperanzasflorecidascuandoHernánpareciósentarcabezayviajóaLa Plata a estudiar Agronomía, la desilusión renovada cuando volvió ocho mesesdespués,sinunpesoycondosparcialesaprobados,lasegundatemporadaenLaPlataporque lo suyo eran lasHumanidades y por esoLetras pero al final tampoco, o laterceratemporadaenIngenieríaAeronáuticaenlaquepermanecióporespaciodedossemanasymedia.Perlassipiensalomismo.QueHernánesunbuenchico.Yqueestábienqueese«pero»represente,compasivamente,elrestodesubiografía.

—Este…Ustedpensaráquesoyundesfachatadoporpedirlealgoasí…Perlassicreeentender.YnoquierequeLorgiodigamásporquenohacefaltaque

sesigahumillando.—MeparecequeHernánpodríaserdegranayuda—interrumpe—.Bueno,capaz

queélquierevolveraLaPlataaestudiar,nosé,Francisco…El rostro del empresario cobra vida. Se ilumina. ¿Todos los padres seremos

iguales?,sepreguntaPerlassi.—No,no,esquejustamente,paramísería…Paraél,enrealidad,sería…—Seguroquesí,Francisco.Perotampocoquieroquesesientaobligadoaponer

plata como un modo de hacerle sitio a Hernán. Si el proyecto prospera podemoscontarconHernándetodosmodosy…

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—Estásacandolaciudadaníaespañola—lointerrumpeLorgio,otravezlosojosclavadosenelcampo.

Noesloquedicesinocómolodice.YPerlassihacesilencio,esperandoquesiga.—Yono…CuandodijodeestudiarAgronomíaestuvedeacuerdo.Loayudéen

todoloqueestuvoamimano.Perovolvióconestasandezdequenoeralosuyo.YluegoLetras, ymás tarde Ingeniería.Y aquí seguimos sin saber qué diantres es losuyo…

LorgioregresaysesientaotravezfrenteaPerlassi.Apoyaloscodosenelbordedelescritorioymirasinverlospapelesquehayregadosencima.

—Pero con esto es distinto. Hernán dice que yo no lo apoyo, y es cierto. Noquieroqueobtengalaciudadanía.Noquieroquesevaya.

—Bueno, Francisco. Por otro lado… —Perlassi se pregunta qué haría él siRodrigolepropusieraalgoasí.Selopreguntaperonoquiererespondérselo.

—¿Sabequépasa,Fermín…?Yocrecíenunacasadeemigrados.Yonolosoy.Yomesientodeaquí.Aunquehableconesesyconzetas,yde«tú»,yenelpuebloseríandemiselles.Yosoydeaquí.Megustaserdeaquí.Mimujernacióaquíyestáenterradaaquí.Perorecuerdoamispadres.Losrecuerdosiempre.

LavozdeLorgiotiemblaunpoco.Apenas.Yseveobligadoapestañearvariasveces.

—Nuncahablabandeeso.Jamás.Almenosdelantedemí.Peromuchasvecesviamipadre,sentadoenelpatiodelacasa,alatardecer…Ustednosabeloqueeralatristezadeesehombre,Fermín.Jamáslodecía.Jamássequejaba.Sijustoyopasabapordelanteyél sospechabaquehabíaadivinadosuspensamientos, seapresurabaadecirmequenolepasabanada,quepensabaensupueblo,nadamás.Peroquehabíahecho bien.Así, lo decía. «Hice bien, Francisco.Hice bien en venir aquí.Allí nohabíanadaparanosotros.Noentonces.Noallí.»Segolpeabaelmusloconelpuño,creoqueparaconvencersedeltododequeloquedecíaeracierto.Ycreoqueloera,Fermín.Peroelprecio…Creoquepagaronunprecioaltísimo.Unprecioaltísimodetristezaqueacumularondurantetodoslosañosquevivieronlejosdesucasa.Porquesucasaeraallá.

LosojosdeLorgiosehumedecen,másalláde todopestañeo.Seponedepieyvuelvealaventana.

—Y estoy seguro de quemil veces hubieran hecho lomismo, ¿eh?Mil veceshabrían vuelto a subirse al barco que los trajo. Pero yo crecí viendo esa tristeza.Cuando pienso enmis padres pienso en eso.No pienso que sus huesos descansanaquí.Paramíesoeslodemenos.Loquedescansaaquíessutristeza.Sutristezaeselcimientodemividaaquí.Sutributo.Pagaronconsulejaníaunfuturoparasushijos.Paramí,queestoyaquíparadoenestesitio.Ysientoquesimihijoseva,simihijohaceelcaminoinverso…

Perlassi hace un gesto como diciendo que está bien, que entiende, que essuficiente,peroelotronolove,conlosojosfijosenelcampo.

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—Si mi hijo se vuelve a España me estoy cagando en esa tristeza y en esesacrificio.Hernánnoloentiende,ytalvezestábienquenoloentienda.Porquelosojos son los demis padres y el recuerdo esmío. No son suyos. Ni los ojos ni elrecuerdo.

La nariz de Lorgio hace un ruido, como si su dueño estuviera remontandolágrimas.Unbruscomovimientodel antebrazoen la caraparece indicar lomismo.PerosiguedeespaldasyPerlassiloprefiere.Porambos,loprefiere.ReciéndespuésdeesemovimientoLorgiosedavuelta.

—Cuenteconmigo,Fermín.Estoyenesto.Ynosehablamás.

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Perlassi se encuentra con JuanManuel Leónidas en un restaurante de PalermoSoho.Intentanopareceracobardado,peroestantalaopulenciaqueledamiedoqueel otro pretenda que paguen la cuenta a medias. En ese caso Perlassi estará enproblemas.Descuentaqueeneselugar,llenodevasijasderobleymueblescaros,unopuedepagarcon tarjetadecrédito.Elproblemaesqueno tienemargenparagastarcon la tarjeta. ¿Aceptarán que uno pague en cuotas con la tarjeta? ¿O en losrestaurantessolosepuedeabonarenunpago?Abonar.Eseverbonoessuyo.Perolopiensaasí, abonar,dichocon lavozdelmozoode lamaître, una chicapreciosayaltísimaquelocondujodesdelapuertahastalamesa.

Ahoraestánsentadosfrenteaunaentradadejamóncrudoyendivias,yPerlassino quiere ni imaginarse el costo. Un plato de dimensiones modestísimas. Peroendivias al fin.Todoes raro.Hasta la celeridadcon laque JuanManuelLeónidas,quesesuponequeesuntipoocupado,aceptóqueseencontraran.Perlassiseimaginóqueledaríalargasalasunto,oquedirectamentesenegaríaaconversarsobrelaventadelossilos.Perono.ApenascambiaronunasfrasesporteléfonoelhijodeLeónidassemostró interesado y entusiasta y le ofreció dos fechas posibles para almorzar lasemana siguiente. Perlassi se apresuró a aceptar. Por suerte pudo enganchar uncamióndeLorgioque loacercóaConstituciónyseahorróelviajede ida.Ni locoviene solo,manejandodesdeO’Connor.YSilvia teníaquequedarseal frentede laestación. Esta noche se volverá enmicro. Tiene el dinero apartado para el pasaje.Peroelalmuerzoesotrahistoria.

—¿Quévinolegustaríatomar,Fermín?Uy,Dios.Convino.Convinoderestaurante.Derestauranteasí,quedeporsíte

arrancanlacabeza,yconelvinotelaarrancaneldoble.—Elijausted…—Porfavor,¿cómo«usted»?¿Meconociódechicoymevaatratardeusted?Enrealidadtienerazón.—Escierto.Elegívos,JuanManuel.Elegívos.JuanManuelLeónidasseenfrascaenlacartadevinosyPerlassiaprovechapara

mirarhacialacalle.Parecementiraloquehacambiadoesesitio.CuandodejovensevinoaBuenosAiresajugaralfútbol,elbarriodePalermoeraunamezcladecasasviejas y talleres mecánicos. Se supone que es una buena noticia, pero son esasnoticiasqueaPerlassinolegeneranalegríasinosospecha.Algodebeandarmalpordebajo de todo ese lujo, de toda esa belleza funcional y elegante, detrás del trajeitaliano de Juan Manuel Leónidas y de su sonrisa gentil mientras le pregunta siprefiereestemalbecoestepinotnoir.

—Nosésituvistetiempodepensarenloquetecomenté,JuanManuel—arranca,comounmododedejaratrásporlomenosalgunasdesusdudas.

—Sí, sí, claro —afirma el otro, alisándose la corbata amarilla. Perlassi se

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preguntacuándofuelaúltimavezqueusóunacorbata.Elcasamientode…Elmozovieneconlosplatosprincipalesylaconversaciónseinterrumpe.Cuando

se reanuda, Leónidas comenta que en principio sí está interesado, porque esapropiedadquedódelaépocadesupadre,yquelosinteresesfamiliaresahorapasanpor otro lado, más por la inversión inmobiliaria urbana, bla, bla, y que seguro leinteresa desprenderse de un activo que bla, bla, pero bla, bla, y Perlassi hace elesfuerzo de seguir el discurso de esemuchacho, aunque le cuesta su buen trabajo,porqueesdeesaspersonascontendenciaaenamorarsedelsonidodesupropiavoz,gente que a Perlassi le cae especialmente mal, cuando de repente las palabras«cuatrocientoscincuentamil»losacanabruptamentedesuensoñación.

—Ycreoqueesunbuenprecio—estádiciendoeljovenempresario—.Esverdadque estos años no han tenido una rentabilidad demasiado positiva para losagronegocios,peroseguroqueesovaarevertirsetardeotemprano—ybla,bla,bla…

Perlassivuelveaperderse.Noimporta.Dalomismo.Esaguitaesimposible.ConFontana se propusieron ser pesimistas y calcularon 200.000 dólares, comomucho.Dos pelotudos. Eso es lo que son. Pero eso fue lo que calcularon para esos silosabandonadosysus instalacionesoxidadas.CuandoarriesgaunaminúsculapreguntalaverborragiadeLeónidashijo le sale al encuentroy le aclaraqueno,que a él lesirve enajenar lapropiedadcompleta, quequedarse conunaspocashectáreasno lesirveporquebla,bla,bla,yentonceshasidotodoalpedo,piensaPerlassi,yahoradequémedisfrazo.

—Epa, ¡qué suspiro! —comenta el joven, y Perlassi se da cuenta de que seabandonó a suspirar con toda la hondura y la depresión que quiso, sin tomar encuentaasuinterlocutor.

Fuerzaunasonrisa,haceungesto,aduceelcansanciodelviajemientrassofrenacomopuedelasganasdelevantarseeirseenesemismísimoinstante.

—Demasiadosnúmeros,pibe.Debesereso.Lomíoesunpocolimitado,enestosasuntos.

—Seráenestos,porqueenotros,enlosverdaderamenteimportantes…—eltonodevozdeljovenhacambiado.Esmáspausado,máscordial,másíntimo—.¿Sabeloqueesparamíestaralmorzandoconunagloriadelfútbolcomousted,Fermín?

Perlassi loobservaconcuidadoyno,noseestáburlando.Lodiceenserio.Lopiensadeverdad.Sino,nolebrillaríanasílosojos.«Gloriadelfútbol.»Habríaquever cómo se alcanza la gloria, y cuántos años tarda en gastarse. Perlassi prefierepensarseasímismoasí,conpocamística,muchodesganoyningunaceremonia.Peroalgo le dice que en este caso le conviene proceder distinto.Algo en ese almuerzoacabademodificarse.Ysihastaahoratodohasidotanbochornoso,taninútil,tansinesperanza,quecambieesdeporsíunabuenanoticia.¿Asíque,debuenasaprimeras,esejovenemprendedoraporteñadosemuestrainteresadoenconocersuhistoriacomojugadordefútbol?Buenísimo.Démosleelgusto.

—Ustedjugóenunaépocaenlaqueelfútbol…

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¿Enlaqueelfútbolqué?,piensaPerlassi,peronolodice.Sequedapensandoenla expresión de ese chico, porque ahora tiene una expresión de chico. Redonda,simple. Una expresión carente por completo de Palermo Soho y sus elegancias.Perlassi termina por entender. Ese pibe se crio en Laboulaye. Leyendo númerosviejosdeElGráficoyescuchandotransmisioneslejanas.Enesemundo,Perlassierauna especie de embajador, de iniciado. Por un minuto Perlassi recupera esa viejasensacióndesentirseadmirado.Amediaslegusta.Amediasloincomoda.Perohastalaactitudcorporaldelempresariohacambiado.Tieneloscodosenlamesa,losojosbienabiertos,elsilencio.Eso.Sobretodoelsilencio.Ahoraesunchicoqueseestádando el gusto de comer con uno de los jugadores que poblaron su niñez. Es eso.Perlassijugóenlaépocaenlaqueelfútbol…eratodo.EsaeslarespuestaqueJuanManuelLeónidasdejósincompletar.Paraesepibeelfútboleratodo.

Perlassiseobligaavencersupudor.Unpocoporquetalvezlesconvenga.Otropoco porque le genera un recóndito placer esto de abandonarse por un rato a lavanidad.Yotroporquenotienemásnadaquehacerenesaciudadenormehastaquesehagalanocheysepuedatomar,enRetiro,elmicroquelollevedevuelta.

Asíescomosepasantreshorasconversando.

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7

—Paraestaramediadosdeoctubrehacefrío,¿no,viejo?Silvia entra desde el playón con un saco de lana echado sobre los hombros.

Perlassinocontesta.Estánervioso,preocupado,yelclimalotienesincuidado.¿Ysitodoesunagranequivocación?Nolegustasentirseresponsableporeldineroajeno.Intentó compartir sus prevenciones conFontana, pero su amigo se desentendió delasunto:«Sinohacemosalgonoscomenlosbichos,Fermín.Sihacemosalgoynossalemal, tambiénnoscomen.Oseaqueparaelcaso…».Esofue todo.Después lointentó con Silvia, pero con ella también fue imposible. Esa mujer es demasiadooptimista,ysegúnsucriteriolascosasnopuedensalirmal.Nada.Nunca.

Enel silenciodelcampoyde lanochecreceunzumbidoagudoymetálico.ElCitroën2CVdeAlfredoBelaúnde,eljefedeestacióndelferrocarril.

—Ahívienen—diceSilviaeneltonodequienpiensaenvozalta.ElruidoseextinguecuandoBelaúndeestacionaenelplayón,frentealavidriera

del parador. Se oye el abrir de las puertas del auto, los gemidos de la suspensióncuando los tres hombres se apean cerca de los surtidores, el estruendo metálicocuandovuelvenacerrarlas.

—Che,Fontana,¿quéquerés,rompermeelauto?—Auto.Yonoseríatangenerosoalahoradecatalogarestecascajo.Lorgioeselprimeroenasomarseporlapuerta.Perlassiseincorporaylosaluda

con un apretón demanos. Silvia los recibe a los tres con un beso en lamejilla ydespuésbuscavasosyunabotelladecervezafríaenlaheladera.Fontanaseacomodaen su sillay abre el cuadernoespiral dehojas rayadasdonde lleva sus apuntesdelproyectodesdequeempezaronadarle forma.Carraspea.Lapiceraenmano,vuelvealgunashojasadelanteyatrás.CuandoSilviaocupasupuesto,elhombrecomienzaahablar.

—Empecemos por los aquí presentes. Fermín y señora, 30.000. TransportesFrancisco Lorgio, representado en este acto por su gerente general y accionistamayoritario…

—Único,másbien—intervieneelmentado,sinalegría.—Único, entonces, entra con 100.000. El señor Belaúnde, que en un gesto de

inusitadagenerosidadyestrechezdemirasdecideinvertirlos10.000pesosquetieneahorrados en este osado emprendimiento, en lugar de invertirlos en cambiar esecuatriciclo de chapa al que denomina pomposamente «automóvil» por uno quemerezcacabalmenteesadenominación.

—Notemandodondedeberíaporquehaydamaspresentes—respondeBelaúnde,sinbeligerancia.

—Muchasgracias—sehaceecoSilvia.—Nohayporqué—inclinalacabeza,galante,Belaúnde.—LoshermanosLópez—prosigueFontana—aportanlanadadespreciablesuma

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de20.000pesos,productodelasindemnizacionesquerecibieronporelcierredelafábricadeantenas.

Perlassisacudelacabeza,contrariado.—¿Ves?Estoesloquemedamiedo.—¿Quécosa?—preguntaBelaúnde.—Que estos pibes no tienen dónde caerse muertos. Tienen familia. Los dos,

tienen.LoquemásledolíaaLamas,cuandocerrólafábricadeantenas,fuedejarlosa ellos en la calle. «Los mejores torneros que conocí», me dijo Lamas. Y ahoradecidenusarlaguitaparaestalocuranuestra,yencima…

—¿Y qué querés que hagan con la guita, Fermín?, me cacho—lo interrumpeFontana—. ¿Que se compren un remís como todos los idiotas deO’Connor? ¿Esoquerés?

—Nodigounremís,pero…—¿Unkiosco?¿Queseponganunkiosco?Perlassijuegaconelvasodecervezaquetienedelante.Losojosfijosenelborde.

LegustaríaestarigualdeconvencidoqueFontana.—Hastaahíllevamos160.000,entonces…—retomaLorgio,ylosdemásparecen

agradecer su tono sereno que invita a que dejen atrás esa conversación que no losayuda.

—Exacto—confirmaFontana—.Yopongo los22.000que tengoahorrados.Yaestamosen182.000.

—¿Cómoesesodeunanarquistaqueahorraenpesosconvertiblesadólares,miestimado?—ahoraeselturnodeBelaúndeparaburlarse.

—«Mientrasesperamosquesematerialicen lascondicionesobjetivasnecesariasparaeltriunfodelarevoluciónproletaria,elobrerodebeprocurarlasatisfaccióndesus necesidades en el marco de la economía capitalista» —con el dedo en alto,declamaFontana—.MijailBakunin.

—¿Bakunindijoeso?—descreído,frunceelceñoBelaúnde.Perlassi sospecha que no, pero no piensa intervenir porque las lecturas de esos

dosloacobardanbastante.—Safa, el turco del supermercado, aporta 35.000 según acaba de confirmarme

estamañana.—¿Tanto?Bienelturco…—Silviasuenaapreciativa,contenta.—Esquelagenteloúltimoquedejadehacerescomer,señora—acotaLorgio,

sombrío—. Por eso el supermercado soporta la crisis un poco mejor que otrosrubros…

Losotrosasienten.Suenarazonable.—Yavan217.000.RodrigoPerlassi,eldulceretoñodelosamablesanfitrionesde

estavelada,aporta10.000pesos.Yaestamosen227.000.Perlassiresopla.Hastasuhijoestáinvolucradoenesalocura.—Parairredondeando.ElfarmacéuticoCacheutapone5.000.LaviudadeLlanos

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3.000.HernánLorgio,hijodelamigoaquípresente,5.000.—Debería ponermás—Lorgio abre lasmanos frente a sí—.SiCacheuta pone

eso,mihijodebería estar en condicionesdeponermásdinero.Lespidodisculpas,peronolotiene,noescapazde…Nohaymododequeaprenda…

—Nadaqueaclarar,Francisco—locortaPerlassi,aquienledapudoroírlohablarasí.

—Ya van 240.000. Y por último —termina Fontana, lapicera en alto—, elinefable,elinescrutable,elimpredecibleMedinasesubealproyectodelaacopiadoraLaMetódicacon2.000pesoscontantesysonantes.

—¿Medina?—incrédulo,preguntaBelaúnde.Losdemástampocoentienden.—¿YdedóndevaasacarelviejoMedina2.000mangosparaponer?LapreguntadeSilviaesladetodos.LosMedinasoncatorce,quinceodieciocho.

Nadielotienedeltodoclaro.Vivenjuntoalalagunaenunranchodeadobequeseinundaconcadacrecida.

—ParecequehaceuntiempoelMunicipio,olaProvincia,olaNación,onoséquién,porqueelamigoMedinanoesdemasiadocomunicativo,osíescomunicativoperonoseleentiendeuncarajo,conperdóndenuestraanfitrionaotravez,parecequealamigoMedinaledieronun«subsidioderelocalización»,loqueenbuencastellanosignificaquelepusieronundineroparaquedesalojaradeunavezportodaselranchoquetienealladomismodelalagunayseconstruyeraotroenunlugarmásalto.Peroelviejozorrohizolospapeles,seembolsólaguitaygastóbuenapartedelamismaen una pickup Chevrolet modelo 79 con la que emprendió un viaje turístico a lalocalidaddeMardelPlata con toda la parentela, habida cuentadequeno tuvo, nitiene, ni tendrá, la menor intención de proceder a la susodicha relocalización.Despejadalaecuaciónconsiguienteresultaque:subsidiomenospickup,menosviajealaCiudadFeliz,menosalfajoresparalosamigosdauntotalde…

—Pesos2.000—concluyeBelaúnde.—Mangomás,mangomenos—confirmaFontana—.Bueh,mangomenosno.Lo

conminé a que guardara exacta esa guita porque la necesitamos computar así,enterita.Ymedijoquesí.Yenesoelviejoesdefierro.Simedijo2.000,contáconlos2.000.

—Bueno,siesporpalabraempeñada,lodelsubsidio…—No,señor.Medinameloaclaró.Ahíélfirmóunmontóndepapeles.Peronole

dijo a nadie que sí. En voz alta, de frente, nadie le preguntó, y a nadie tuvo queresponderle.PorlotantoMedinanosientequehayaempeñadosupalabra.

—MadredeDios—musitaSilvia,ysigueunsilencio.—Enresumidascuentas…—PerlassiinterrogaconlosojosaFontana.—Son242.000pesos/dólares.Silviaselevantaabuscarotrabotelladecerveza.Latraeyadestapadayllenalos

cincovasos.

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—Nollegamos—comentaBelaúnde.—Nidecerca—confirmaFontana.—¿CuántopidióelhijodeLeónidas?—Dijo 400.000 —responde Perlassi, y se anticipa a la siguiente pregunta de

Belaúnde—.Y no quiere vender una fracción, ni acepta nada en parte de pago, ninadadenada.

—En 350.000 tiene que vender—afirmaLorgio, que lleva un rato callado. Lodiceseguro,sereno,sinprepotenciaperoconlacertezadequienestáacostumbradoamanejarnúmerosasídegrandes.

—Seguimos100.000abajo—acotaFontana.—Paraserexactos,108.000—corrigeBelaúnde.Sehaceunsilencio.FontanayBelaúndeterminansuscervezas.PerlassiyLorgio

dejanentibiarlassuyasenlosvasos.—Aunquenomegustenada,tendremosqueiralbanco—diceFontana.Elairesehacargadodetensiónydeauguriosextraños.TantoqueaBelaúndeni

selepasaporlacabezaburlarsedelanarquistaquequierepedirunpréstamo.—HabráqueiraVillegas—comentaLorgio.Silviaseponedepiey lleva losvasosa lapiletade lacocina,paraenjuagarlos

antesdecenar.

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Desde el café, Perlassi y Lorgio observan en silencio la puerta del banco. Espasadoelmediodíayesviernes,yenVillegascasitodoelmundoestáalmorzandoodisponiéndose a descansar un rato, porque noviembre termina con calor y el díaamaneciópesado.

Perlassiseencaraconeltransportista.—¿Ustedquédice?Lorgiolomirasinresponder.Sacudelacabeza.Vuelveamirarhaciaelbanco.—Amí nuncamegustó deberles a los bancos—dice, revolviendo el fondo de

caféquequedaenelpocillo—.Alfinal,siempreselasingenianparacagarloauno.Perlassi supone que Lorgio debe estar nervioso, porque es raro que se permita

utilizarpalabrasgroseras,aunentrehombres,aunentreamigos.—Peroporotro lado…Esos100.000que faltan…pues faltan.Noestán.Y los

necesitamos.Ynotenemosaquiénrecurrir.A Perlassi lo tranquiliza que su criterio coincida con el de un comerciante

experimentado. Él no sabe hacer negocios. Se crio en una casa donde esaspreocupacionesnoexistíanporquenuncasobrabanada.Ycuandocrecióytuvoalgodedineroseapresuróainvertirloenunnegocioqueconsiderórentableysimple.Lacompradelaestacióndeserviciofue«su»graninversión.Yenlosmesespreviosalacomprasepasónochesenvelaenlaqueporsucabezadesfilabantodaslascosasquepodíanarruinarseyarruinarlo.Quelerobaraneldinerocaminoalaescribanía.Queelescribanofuerauntránsfugaqueloestafara.Quenolorobaranyqueelescribanofuese honrado pero, a la hora de contar los billetes, lamayoría de ellos resultaranfalsos.Nada de eso había pasado y el negocio habíamarchadomás omenos biendurante unos cuantos años.Los suficientes comopara criar aRodrigo sinmayoressacrificios,yparairdevacacionesaMardelPlatacasitodoslosveranos.Ahoralascosassehabíanpuestodifíciles.Durísimas.Perosuhijoestabacriado,yconSilviasearreglabanconpoco.

—Podemosprobarotracosa…—ensaya,aunquenotengani ideadequépuedeseresaotracosa.

Lorgio lomiraconel ceño fruncidoyungestocasidespectivo.Cuandopiensaquesuinterlocutordiceestupideces,elespañolnopierdetiempoensutilezas.

—Quéotracosa,Fermín,válgameDios.Sinohaynada…Elmozocobraloscafés.Demoraendevolverelcambio,comosiquisieraforzara

esosdosclientesremisosadejárselocomopropina.Perlassi,queodiaquelehaganeso,componesumejorexpresiónbovinaylomiramientraselotrosacalosbilletesylasmonedasydejatodosobrelamesa.Lorgioestáajenoalasunto.

—¿Austed le resulta complicado si el préstamo sale a su nombre, Fermín?—preguntaelespañolderepente.

Perlassi se sorprende. No lo han hablado hasta ahora, pero supuso que todos

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seríantitulares.—Es que amíme resultamás complicado, por los negocios, las declaraciones

juradas…Notodomidineroestádeclarado,comosupondrá…Esperoquenolotomecomounatrevimientodemiparte…

—Paranada,Francisco.Faltabamás.Perlassisabequenohaytrampadepartedelespañol.Dehecho,Lorgioacabade

entregarle100.000dólaresenmano,sinreciboalguno,paraqueloguardeenlacajade seguridad que Perlassi tiene en ese banco. Como hicieron todos. Si eso no esconfianza…

—Graciasporentenderlo.Perlassisonríeapenas.—¿Dequéseríe?—Dequemedalasgraciasyestáponiendocienlucasverdesenunnegocioque

nonecesita,quenoseleocurrió,ydelquenosevaallevarunpesohastasabeDioscuándo.

AhoraesLorgioelquesonríe.—Bueno,peromehaprometidoemplearamiprimogénito,¿cierto?—Por supuesto. Gerente general, ministro plenipotenciario, eminencia

reverendísima…—Ja,ja.No.Quenoesparatanto,Fermín,quenoesparatanto…Sequedanotravezensilencio.Lorgioseaclaralagarganta.—¿Sabe lo único que espero? ¿Loúnico que realmente espero con ansias, casi

condesesperación?—Lorgio lomira abriendomucho sus ojos claros—.Que se lomerezca.Que el haragán, el atildado, el elegante y caprichoso señorito semerezcatodoesteesfuerzo.

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—Pensalo —dice Alvarado, el gerente del banco—. Perdón por el tuteo, ¿lopuedotutear?

—Sí,sí—respondePerlassi,queenel fondopreferiríaquesiguieran tratándosede usted. Es de otra época, en la que el tuteo se reservaba para la familia y losamigos,ynosiempre.

—Teconviene…desdetodopuntodevista—elgerenteseajustaunpocomáselnudodelacorbata—.Lascosasestáncomplicadas.Nodescubronadadiciéndotelo.Peroestáncomplicadas.

El gerente juguetea con la lapicera, acomoda la calculadora, hace círculosalrededordelacifraqueescribióhaceunrato.Undosycincoceros,queahoratienenvarioscírculosimperfectosysuperpuestosalrededor,amedidaquegarabatea.

—Medaunpocodemiedo—sesinceraPerlassi—.Estátodotanrevueltoque…nosé.

—Tesuperentiendo.Perlassi odia cuando la gente dice así. Te superquiero. Te superentiendo. Te

superextraño.Preferiríaque el gerente lo entendiera a secas.Silvia ledice siemprequenoseenredeenpavadasyprobablementeesloqueestáhaciendo.¿Quéimportanlosprefijosqueuseelidiotaesepararemarcarloquequieredecir?Loqueimportaesqueloaconsejebien.Ysielconsejoesbueno,Perlassiseráunidiotasilodesoye.

—Pero si yo tepresento la carpeta así, el préstamono sale.Te lodigoyo,quetrabajémuchos años enCasaCentral resolviendo créditos.Van a empezar con losavales,ladeclaraciónjuradadeganancias,lacapacidadderespuestacrediticia…Lamarencoche.

Esaexpresiónsílegusta.«Lamarencoche»,decíasiempresumadre.Dechicole llamaba laatenciónesa imagen:se imaginabaelChevrolet55desu tíoFedericoflotando en el agua. ¿De dónde saldrá esa expresión de «la mar en coche»? Sereprendeporseguirdistraído.Tieneentremanosunadecisiónimportantísimaparaél,parasusamigos,paraelpueblomismo.Ysiguedilapidandosuatenciónendetallesestúpidos.

—Esoloentiendo…—Encambio,sivostenésunacuenta,unplazofijotambién,peromejorcuenta

corriente,con200.000dólares…—Sonpesos…—Dólares. Lo hacemos en dólares. ¿En la caja de seguridad no tenés dólares,

acaso?Tenemos,piensaPerlassi,tenemos242.000dólares.Perolostenemosentretodos,

aunquelosguardeyo.Ypiensatambiénquetendríaqueconversarloconlosdemásantesdedecidir.Perosonlastresmenosdiez,yelbancocierraalastres.

—Puedovolverellunes…

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—Tranquilo, Fermín. Tranquilo. Lo único… es que no cambie todo de acá allunes.Vossabéscómoesesto.EstamosenArgentina.

—Sí,sí.Entiendo.Se hace un silencio y ninguno de los dos hombres se esfuerza demasiado en

interrumpirlo.—Ahorabien—elgerente apoya losdedosde ambasmanos en lamesa, como

afirmandoalgo—.Sicontamosconesedineroencuentayopuedodefendermuchomejortupréstamo.

—Enlacuentayahay3.000…—Sí,sí.Peroeseeselgirohabitualdetucuentacorriente.Perosilollevamosa

250.000,los100.000telosprestansinlamenor…vacilación.Linda palabra, piensa Perlassi. Alvarado la pensó bastante antes de decirla. Es

raroesegerente.¿Vacilación?¿CuándofuelaúltimavezquealguienusólapalabravacilaciónenunradiodedoscientoskilómetrosalrededordeVillegas?

Dentro de un tiempo, cuando Perlassi evoque esa tarde, esa oficina y esaconversación, sentirá que fue incapazde detectar las numerosas alarmas quedebióhaber percibido. Pero eso será después. Ahora lo que hace es asentir y palpar elbolsillodesucamisa,dondeguardalallavedelacajadeseguridad.

—¿Estoy a tiempo de hacer todo hoy?Digo, porque tendría que pasar por lascajasdeseguridad,depositar…

—Absolutamente, Fermín. Ningún problema. Lo del horario de cierre es algogeneral,noparaclientes…clientes-clientescomovos.Teneloencuentadeahoraenadelante, además. Vos me llamás, me decís: «Mirá, Alejandro, necesito que meesperenmediahora,unahora,porquenollego»,yteesperamos.Lesavisoalcustodioyaloscajerosyseteespera.Contáconeso.¿Dóndeestáelserviciodelbanco,sino?

Perlassi se incorpora rumiando esa expresión de «clientes-clientes». El gerentetambiénselevantayledaunapretóndemanos.

—Entoncesvoyhaciendoeltrámite…—Adelante,seguro.Yoleavisoalcajeroqueespere,quetenemosunaoperación

pendienteque tienequesalirhoy.YapenasestéacreditadomecomunicoconCasaCentral para que apuren la carpeta del crédito. Enmenos de una semana lo tenésacreditadoencuenta,yhacéslaoperacióninmobiliariasincontratiempos.

Perlassi desconoce el problema de dimensiones descomunales que enfrenta apartirdelinstanteenquedecidehacerlecaso.

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FortunatoManzientraalbancosobre lahoradelcierreysecruzaconPerlassi,quevasaliendo.AlgunavezsusamigoslepreguntaránaPerlassisobreeseencuentro,pero dirá que no lo recuerda. Estaba en otra, confundido, o angustiado ante laposibilidaddehaberseequivocadoconlodelcréditoylosdólaresdelacaja.

AlgunospiensanquesihubiesereparadoenlapresenciadeManzi,Perlassihabríasospechadoalgomalo,ysehabríaarrepentido,yhabríaechadolascosashaciaatrás.Peronoes cierto.Muchasveces laspersonasprefieren adjudicar los fracasosy lasderrotasamínimoscaprichosdelazar.Comosiesodisculparasusdistraccionesosusequivocaciones.YloúnicoquePerlassisentíaporManzi,hastaesemomento,eraunadesconfianzadifusa,esemalestarvagoqueunosientecuandosecruzacongentequeno es buena. Un pícaro, un tramposo, un vivo que se hizo rico jodiendo a otraspersonas.EsoesloquesepensabadeManzienO’Connoryenotrospueblosdeporahí.Poreso,dehaberlovisto,Perlassihabríapensado:«Miráaestetránsfuga,dóndemelovengoaencontrar».Nadamás.Habríasidotodo.

NoteníanadadeexcepcionalqueManziyPerlassisecruzaranenunbanco,enVillegas.EnO’Connornohaymovimientocomoparajustificarunbanco.Poresoloscomerciantesquenecesitanunacuentacorrientetienenqueabrirunaenlaciudad.Yen esos días, además, en que todo elmundo andaba como loco, embalándose contodoslosrumoresylostrascendidosylassospechas,eradelomásnormalqueunosecruzaraconunmontóndegenteenlosbancosdeVillegas.

Y loqueesseguroesqueManzinisiquiera reparóenqueel tipoquesalíadelbancomientrasélentrabaeraFermínPerlassi.ParaPerlassi,despuésdetodoloquepasó,FortunatoManzieselenemigo.Perodespuésdelosucedido.Antesno.YparaManzi,FermínPerlassiesnadie.Antesodespués.Sisedetieneunpocoapensarlo,sí,PerlassiesaquelexjugadordefútbolnacidoenO’Connorquefuemuyconocidoen los años sesenta. Nada más. Ah, y es el dueño de una estación de serviciodesvencijada en el acceso viejo al pueblo. Punto.Eso es todo lo que puede pensarsobreél.

Sobre todo si Manzi viene embalado porque acaba de llamarlo Alvarado, elgerente,diciéndolequetiene«unnegocioredondo»paraquehagan.ConsemejanteanticipoManzidejalaoficinaacargodesusecretariaycorre,casi,lacuadraescasaque lo separadelbanco.Noes laprimeravezqueAlvarado tienegrandes ideas,yManzisefelicitadehaberencontradosemejantesocio.

Manzi golpea directamente en la puerta del gerente, sin anunciarse con lasecretaria,quelodejahacer.Alvaradolorecibeconunasonrisayloinvitaasentarsecongestosigiloso,mientrascierralapuerta.Elgerentenovuelveasusillón,sinoqueseencaramaenelbordedelescritorio,delmismoladodesuvisitante.

—Perdonamequetehagavenirasí,Fortunato,peroestonopodíaesperar.—¿Hayalgúnproblemaconlodelotrodía?

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«Lo del otro día» es un circunloquio para referirse a la última entrevista quetuvieronenesaoficina,ellunespasado.Alvaradolepasóeldatodequeencualquiermomento«seva todoa lamierda»,así,sin tecnicismos.Quepasara todoadólares.«¿Todo?»,habíapreguntadoManzi.«Todo,absolutamente todo.»Yquevaciara lascuentas.Quepusieratodoencajadeseguridad.QueseveníalamaromaconCavalloyquedespuésnadie ibaapodersacarunmango,ymenosundólar.AManzinolehabíandadolaspiernasparahacerlecaso.Depaso,aprovechóparahacerseeldifícilconlospagosasusproveedores,llorandolágrimasdecocodrilo,ydifirióunmontóndecheques,enpesos,hastafebrero.

—No,alcontrario.Meacabadesurgirunaposibilidadqueesunfilón.Manzi escucha. Alvarado sabe ir al grano sin florituras. Hay unos tipos de

O’Connorquequierenunpréstamo.Alvaradoacabadeconvencerlosdequeingresenesosdólaresaunacuenta.

—Ylostengoacá.Reciéndepositados.Manzientiende.Alvaradopuedehacerleunpréstamoexprés.Sacarestosdólares

como sacaron todos los demás. Después Dios dirá. Si la semana que viene no sepuede retirar plata, tenerla fuera de la cuenta es un negoción, porque no habrá unbilletenidibujado.Siterminandevaluando(ytardeotemprano,vanadevaluar)esosdólaresvaldráncuatro,cincovecesmás,sinhacernada.

—Buenísimo.Hablemosdetucomisión.ManzilodicemirandodefrenteaAlvarado.¿EsideadeManzi,ounasombrade

decepcióncruzaporlaexpresióndelgerente?Manzisabeelegirlaspalabrascuandohace negocios. Y no es casual que haya elegido el término «comisión». No sonsocios.Quequedeclaro.Noesun«vamosyvamos».No,señor.ManziesunclienteyAlvaradoun…asesorfinanciero.Unasesorconinformaciónprivilegiada.Nimásnimenos. Sobre todo nimás. PeroManzi sabe que juega a ganador. Alvarado nopuedeprestarseeldineroasímismo.Alcomercianteleencantacuandolasrelacionessonasídeclaras.Manzigobierna.Alvaradocolabora.Ylavidaesperfecta.

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—¿Seenteródeloquehicieron?—preguntaelTuertomientrasPerlassilecarganaftasúperasuVolkswagen.

No. Perlassi no se enteró. Tampoco está muy seguro de querer enterarse.«Hicieron.»Esepluralnoescualquier«ellos».Eselgobierno.Cavallo,De laRúa.Daigual.Unenteindeterminadoyamenazante.

El viernesPerlassi salió del banco cargado, tapadode dudas. Se pasó el fin desemana intentando serenarse.ElTuerto se aleja conelGacel echandohumopor elescape.No seveporqueesdenoche,peroelolor es inconfundible.Eseautodebetenerlosarosdestruidos,piensaPerlassi.

—Fermín—escuchaqueSilvialollamadesdeelparador.La sola forma en que lo dice le eriza la piel. Un tono neutro, despojado de

emoción, pero porque lo gobierna un espanto que queda más allá de las otrasemociones.MientrascaminahaciadentroPerlassirecuerdados,tresocasionesenlasque Silvia le habló con esa voz. Nada bueno puede empezar así. Su mujer estásentadafrentealtelevisor,sintonizadoenuncanaldenoticias.

—¿Quépasa?—preguntaPerlassi,perosumujernoreacciona.Enlosminutossiguientesempiezaaentender.SuenaelteléfonoyPerlassisupone

que es Fontana.OBelaúnde. También podría serRodrigo. Pero no tiene ganas deatender.ElministrodeEconomíahabladequenosepuedesacarplatadelosbancos.Perlassiquieredeciralgopero lavozse leestrangula.Carraspea.Noquierequesumujerleescucheesavozdepánico.

—¿Ycuántodijoquesepuedesacarporsemana?—porfinlodiceconunavozmásomenosentera.

—250pesos.1.000pesospormes—diceSilvia.Perlassisabequetienequehacerunacuentaperonoloconsigue.Metelamano

enelbolsillo.Tienepuestoslosmismospantalonesqueayerviernes,cuandohizoeltrámiteenelbanco.Hurgaunpocoyahíestá,abolladoperoentero,elticketqueledieron. «Depósito en cuenta corriente», dice arriba de todo. Saldo anterior, dicetambién.Ayerapenasmiróelpapel,cuandoselodieron.Quétonto,piensaPerlassi.Élentregóunmontóndedineroyelúnicocomprobantequetienedequeloentregóes precisamente ese recibo.Y recién ahora se le da por leerlo.El recibo está bien.Primerodice:«Saldoanterior…$3.233,45».Estácorrecto.Eseeraelsaldoqueteníael viernes a la mañana en la cuenta. Después dice: «Depósito efectivo…$242.186,12». Ahí está la cifra exacta, hasta con las monedas. «Saldo actual…$245.419,57.»Ysinembargoahoraelministrodicequesepuedensacar250pesosporsemana.Esoquieredecirque,siquieresacarlosdólaresquejuntaronentretodospara comprarLaMetódica, tienen que pasar…No es capaz de sacar la cuenta.Esrápidoparaloscálculosmentales,peroestanocheno.Enabsoluto.Necesitasentarse.Mejorlodividepormes.Connúmerosredondosesmásfácil.Sison1.000pormes,y

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son242.000,significaquesondoscientoscuarentaydosmeses,yentonces…—Veinteaños—diceSilvia.Soloeso.YPerlassientiendequeellaacabadehacerlamismacuentaqueél,pero

conlalucidezyelvalordeterminarla.Doscientoscuarentaydosmesessonveinteaños.VeinteañossonlosquevanatardarensacarlaplataquePerlassidepositóayerenlacuentabancaria.

Perlassi se incorpora y camina hasta una de las heladeras. Saca una cerveza.Demoramuchoenabrirlaporquelasmanosletiemblan.Vuelveasentarse.Sumujercambiade canalunavez,dosveces, entre los canalesdenoticias.Siemprehace lomismo.Conelvolumendeltelevisormuyalto.EngeneralPerlassisequeja,perohoynisiquieralopercibe.Loúnicoqueveeslaimagendelosdólaresqueentregóayerenlaventanilla.Lacajadezapatosllenadefajosdecienbilletesdeciendólares.Losfajosdemenorvalor,dondeestabaeldinerodelosLópez,delaviudadeLlanos,deMedina. Los 2.000 dólares deMedina eran casi todos de cinco y de diez dólares.Hastadeundólar,unoscuantos.Elcajerodemoróunmontónencontarlo,peronohizocomentarios.Despuéslosguardó.YledioesereciboquePerlassireciénahoraacabadeleer.

Tienefrío.Apenasha tocado lacerveza.Losdosprimerossorbos loasquearon.Sigue con la imagen de los fajos de dólares. En los meses y los años siguientesvolveráapensarmuchasveceseneserecuerdo.Cuandolossacóalasapuradasdelacajadeseguridad,mirandoelrelojparaquenosehicieraelhorariodecierre,aunqueAlvarado—todo palmadas, todo sonrisas— le había dicho que se tomase todo eltiempo del mundo. Cuando los guardó en la caja de zapatos. Cuando salió haciadonde estaba el cajero esperándolo. Cuando empezó a pasárselos para que loscontara. Cuando el cajero los tuvo alineados frente a sí. 242.000 dólares. Perlassitiembla. Silvia le pregunta qué le pasa, que tiene tanmal semblante. Perlassi tienefrío,aunquecuandosetocalafrenteadviertequelatieneempapadadesudor.

Silvialehabla.Perlassilamira,peronoentiendeloqueledice.Seacuerdaunavez más de los billetes. Los fajos. De cien casi todos, pero algunos con muchosbilleteschicos.LosdeMedina,dediez,decincoydeuno.YtodosevuelvenegroySilviagritayPerlassisedesvanececontralamesa,queestáhumedecidaenelsitioenelqueestuvoapoyadalacerveza.

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Silviacebamateensilencio,sentados losdosen losbanquitosdemadera,auncostado de la playa de los surtidores. Si viene un cliente, desde ahí lo ven lomásbien.Detodosmodosesdifícilquevenganadie.Entodoeldíallevandespachadostres,cuatroautoscomomucho.Enlaradiohablandel«Corralito».Empezaronelotrodía y ahora están todo el tiempobatiendo el parche con eso delCorralito. Perlassisiente que es peor. Eso de estar escuchando la radio todo el tiempo, o viendo lasnoticias.PeroSilviaparecenecesitarlo.Como si la realidad entrase en suvida así:contitularesdelateleyboletinesradialescadamediahora.

Silviahaceungestoseñalandoelhorizonte.ElCitroënverdedeBelaúnde.Sonlas seis de la tarde y sigue haciendo calor.Cuando el auto se detiene se bajan doshombres: aBelaúnde lo acompaña su sobrino, el deVillegas.Trabaja en el banco.Perlassientiendequetienequevercontodoloqueestápasando.

Perlassi y sumujer se ponen de pie para recibirlos.Belaúnde lo presenta, peroellos le aclaran que no hace falta. Se han visto en cumpleaños, en bautismos y enalgúnvelorio.Silviaofreceunacerveza,algofresco,unossándwiches.Losvisitantessonríenperodicenqueno.Quetienenquecomentaralgoimportante.Belaúndeaclaraque es su sobrino el que tiene que comentarlo. Silvia se ofrece a, por lo menos,cambiarlayerba.Aesoledicenquesí.

MientrassumujertrajinaenelparadorPerlassihacepreguntasgenerales,paranoentrarentemayquedespuéselvisitanteseveaobligadoarepetirloquetieneparacontar. Fernando, que así se llama el sobrino de Belaúnde, responde con gestoresignado.Esunapesadilla.Cadadíaelbancoesunatorturarenovada.Lagenteseagolpaenlavereda.Loshacenpasardeacincoparaevitartumultos.Elprimerdíanotomaron esa precaución y la sucursal fue un caos. Ahora dejan baja la cortinametálica,ylosdeafueraselapasangolpeando.

Perlassiasienteporquelovio.Ellunes,despuésdelanunciodelministro,estuvoenelbancoalasseisdelamañana.Noeraelúnico.Debíansercomocienlosqueesperaban.Alasdiezde lamañanaerancomotrescientos,supone,porque tampocohaymaneradecontaralagenteenesejaleo.Perlassinosesumóalosquegolpeabanlapersiana,alosquegritaban«chorros»,alosquellorabansentadosenelcordóndelavereda.Semantuvoauncostado,comosienelfondosupieraquetodoerainútil.

Muyderatoenrato,cuandosalíadelbancoalgúnconocido,esperabaquedejarande asediarlo los más nerviosos, los que estaban en primera fila, y se atrevía apreguntarlecómolehabíaido.Contresocuatroveceslebastóparasaberquetodoera tanmalocomosuponía:nodevolvían laplata.Nohabíamanera.250pesosporsemana.Punto.

Silviavuelveconeltermoyelmatereciéncebado.Sesientayarrancalarondaporlasvisitas.Fernandolehaceunmínimoresumendeloquehanestadohablando.Cuandomencionalosgolpesenlacortinametálicadalaimpresióndeestarapunto

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dederrumbarse.Debeseratroztrabajarasí,piensaPerlassi.—Pero hay algo queme contó Fernando que tienen que saber, Fermín—dice

Belaúnde.—¿Quécosa?—preguntaSilvia.Fernandocarraspea,comoaclarándoselagarganta,yempiezaacontar.Habladel

30 de noviembre, el último viernes «normal» antes del terremoto. Le recuerda aPerlassiquesevieronysesaludaronaladistancia,porencimadelosvidriosdelascajas.Perlassiasiente.Elpibeestabaenlacajadelapunta,alaizquierda,alotroladodeltesorero.Aélloatendióotromuchacho,unopelado,conbarbita.«Sosa»,aclaraFernando.Perlassivuelveaasentir,mientras recuerda los fajosdedólaresapilados.AsíqueesemuchachopeladodebarbaquecontósusdólaressellamaSosa.

—Cuandoustedsefue,altoqueentróFortunatoManzi.¿Loubica?PerlassiyBelaúndecruzanunamirada.Claroqueloubican.Cuandoestuvierona

puntodecerrarlaestacióndeferrocarrildeO’Connorfue,entreotrascosas,porqueManzi tenía un arreglo—coimasmediante— para poner una línea de combis concabecera en Villegas. Los trenes iban a parar solamente ahí. Y los pasajeros quetuvieranqueiralospueblostendríanquetomarseesascombis.PerlassihabíamovidocieloytierrayhabíanconservadolaestaciónenO’Connor.PeroleshabíaquedadoclaroqueeseManzieraunpeligro.Recordarlo todavía lo indigna.PeroPerlassinoentiendeadóndevaelasunto.Todavía.

—EntróManziysefuedirectoalaoficinadelgerente.AlosdosminutossalióAlvaradoyloencaróaSosa,derechito.

Silviaterminalarondaysecebaunmateparaella.—Ledijoquenecesitabalosdólaresqueacababandedepositar.Sosalepreguntó

cuánto.Yelgerenteledijo:«Todo.Damelos242.000queacabandeentrarte».Perlassi está confundido. No llega a entender qué significa todo eso. Pero no

puede ser nada bueno. Que venga Belaúnde, que venga el sobrino de Belaúnde acontárselosolopuedesignificarqueesalgomalo.

—El gerente lo encaró al tesorero, Casco, y le dijo que le diera también losdólaresquetuviera.Cascolecontestóqueledieratiempoacontarlos,peroelgerenteledijoqueteníaquetenerotros80.000dólares,deoperacioneschicas.

—Yeracierto—agregaBelaúnde.—¿Ycómosabía?¿Siempresabeelgerente?—Nunca sabeelgerente—responde rápidoFernando—.No tieneni idea.Este

gerente, por lo menos, no tiene ni puta idea. Pero sabía perfecto lo que teníamostodos. Porque nomás desde la ventanilla del tesorero me dijo a mí que le pasaratambién los que yo tuviera, que debían andar por 5.000. Después, hablando conCasco,medi cuenta deque los dosdías anteriores habíanvenidovarios clientes adepositardólaresencajadeahorros.Raro,conlaquesevenía.YAlvaradosesabíadememoriaquiéneseran.

Silviadejadecebar.SemiranconPerlassi.Perlassisienteunapiedracreciéndole

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enelestómago.—ElasuntoesqueAlvaradojuntómásde300.000dólaresentretodaslascajas,y

semetióensuoficina,dondeloesperabaManzi.YalosdosminutossalióManziconunportafoliosqueseguroestaballenodeesosdólares.

Elsilencio,estavez,esmásprolongado.Elquelorompe,alfinal,esBelaúnde.—Estabatodoarmado,Fermín.ElhijodeputadeAlvaradodebíasaberdeantes

la que se venía, entendés. Convenció a unos cuantos boludos de que pusieran losdólaresenlascuentas,ylehizounpréstamoaManzijustitoantesdequeexplotaratodoalamierda.

Perlassisequedapensandosobretodoenlaexpresión.«Unoscuantosboludos.»Sabequeelferroviarionohapretendidoinsultarlo.Paranada.Perotienerazón.Detodosmodos,entreesoscuantosboludos,elmásboludoesél.Doscientascuarentaydosmilvecesboludo.Veinteañosparasacarlaguita,a1.000dólarespormes.

—Dicenqueestonovaadurar—acotaelsobrino.—¿Quécosa?—LodelCorralitoparaeldinero.—¿Porquesevaaarreglar?—eneltonodeSilviahayunmatizdeesperanza.—No.Porquevaavolartodoalcarajo,conperdón.Vanatenerquedevaluar…Elmuchachosedetiene.Silviahasoltadoungemido.Nadamás.Fernandomiraa

los hombres, que están con los ojos fijos en la mesa o en el piso. Perlassi sacacuentas.

—Perosiunoteníadólaresledevolverándólares…EscomosiSilviajamáspudieserendirse,piensaPerlassi.Ahora los tres hombres hacen silencio. Perlassi se acuerda de la vez que le

robaronelestéreodelauto.HabíanidoconRodrigoaBuenosAiresacomprarunadelasheladerasdelparador.EraenlazonadelAbasto.Estacionaronenlacalleporqueeranlasdiezdelamañana,porqueseibanenseguida,porestúpidos.

Cuandovolvieron,vieronlosvidriosregadosenlavereda.Loquemáslehabíadolido a Perlassi no había sido el estéreo. Ni siquiera la ventanilla rota. Comoandabancortísimosdeplatatuvieronquetaparelagujerodelvidrioconunplástico.Enelpueblo,contiempo,yaveríancuántocostabaarreglarla.

Lopeor fue la sensación.Lasensacióndesentirseusado,humillado.Elasientodelacompañanteestabatapadodevidriosminúsculos.Laguanteraabierta.FaltabanundesodorantedeambientechiquitoquelehabíaregaladoSilviayelmanualdeusodelauto.Yelestéreo,claro.

A lavueltahacía frío,yelplásticosesoltóa laalturadeSanAndrésdeGiles.Viajaron casi todo el camino con el chiflete entrando por la ventanilla sin vidrio,muertos de frío y callados. Perlassi preguntándose si el ladrón los habría vistoestacionar,caminarconversandohastaelnegociodelavuelta.Paraquécarajopodíaquereresehijodeputaelmanualdelauto.Paraquécarajo.

—¿Enquépensás,Fermín?—Silvialetocaelbrazomientraslepregunta.

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—Ennada,vieja.Ennada.

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Perlassi vuelve a Villegas el martes de la semana siguiente. No tan tempranocomolaprimeravez.Notienesentidollegaralasseisdelamañana,sielbanconoabre hasta las diez. Parece mentira. No le devuelven el dinero a nadie, pero loshorarios se siguen respetandoa rajatabla.Siguencon lapersianabaja,peroyacasinadiesetomaeltrabajodeiragolpearla.

Silvia insiste en acompañarlo. Perlassi intenta disuadirla, pero sin demasiadoénfasis.Leadviertequenosabecuántovaademorar.Quetalvezlellevetodoeldía,y que no tiene sentido que ella también padezca el plantón. Pero Silvia insiste.PerlassiaceptaconlacondicióndequehableconMabel,suprima,ysequedeensucasamientrasélesperaenelbanco.Delocontrario,nohayacuerdo.Silviaacepta.

Cuando llega al lugar las cosas están más tranquilas que la semana anterior.Mejor,piensaPerlassi.Asíel sobrinodeBelaúndesufreunpocomenos.Quedaránlosllantosdelosclientescuandoentranylesdicenqueno,quenopuedenayudarlos.Laimpotencia.Algúninsultosoltadoalvoleo.Peroporlomenosnoelbochinchedelascacerolasylosmartilloscontraelmetaldelapersiana.

Siguendejandopasardeapocoalosclientes.Ahoralastandassondesiete,ochocomomáximo.TampocoestavezPerlassisacanúmeroparaentrar.Sabequenotienesentido.Hacelacolaenelhalldelanteroparasacar250pesosdelcajeroautomático.A este paso, en veinte años recupera todo. Siempre y cuando no devalúen, porsupuesto.

Almediodíavahastalaesquinaytomauncafé.Alastressecierralaportezueladelapersianayalratosalenlosúltimosclientesrezagados.DoshorasdespuéssaleFernando.Un ratomás tarde,elcajeroque loatendióaél. ¿Sosa, se llamaba?Soncasi las seis cuando sale el tesorero. Perlassi sigue esperando. Como le dabavergüenzaseguirsentadoenelcafésinconsumir,ahoraestásentadoenlapuertadellocal contiguo al banco. Está cerrado desde hace tres años, y tiene una parecitacómodaparaesperar.

Son casi las siete cuando sale Alvarado. No cierra la puerta. Debe quedar uncustodiodelladodeadentro.CaminarápidoenladireccióncontrariaaPerlassi,queseincorporaylochista.Elotronosedaporaludido.

—¡Alvarado!Elgerentenotienemásremedioquedarsevuelta.—Ah,Perlassi,¿cómoleva?Selepasaronlasganasdeusareltuteo,parece,piensaPerlassi.—Acáandamos.—Quécosa.Perdónquenolollamé.Loquepasaesquesonunosdíasdelocos.

Peroquédesetranquiloquetodosevaaarreglar,yavaaverqueapenas…—Tengounapregunta,nomás.Elgerentehacesilencioylomira.

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—¿CuántotedioManziparacagarnosasí?El tipo se desinfla.Niega con la cabeza.Mira por encima de Perlassi. Tal vez

esperaqueelcustodionohayacerradoaúnconcandado.—Nosédequémeestáhablando…PerlassicaminadospasosendirecciónaAlvarado.—Miramealacaraydecimequenonoscagaste.—Yonosédequémeestáhablando…Mientras lodicevagirandoelcuerpoyempiezaacaminar,alejándose.Perlassi

sienteunarabianueva.—¡Esperá,cagón!¡Esperá!¡Miramealacaraydecime!Alvaradoyacorreporlavereda.Perlassihacelomismo.—¡Miramealacara,sorete!¡Decimequenonoscagaste!AlvaradosemeteenunRenault19celesteytrabalaspuertas.Perlassiduda.El

gerenteaccionaelencendidoydamarchaatrás,porqueestáestacionadoentreotrosdosautos.Perlassipegaunmanotazoeneltechodelauto.

—¡Pará,hijodeputa!¡Decimequenonoscagaste!¡Hablá,tedigo!Alvaradoponeprimerayavanza.Comonogiraelvolante lo suficiente, el faro

derechodelautoestallaalchocarcontraelparagolpesdelautodeadelante.Perlassidescargaunapatadafuriosaenlapuertatrasera.Algunostranseúntesobservan,peronointervienen.ElmotordelRenault19suenamásymásacelerado.Alvaradoavanzaempujando al auto de adelante, aunque tenga que abollar por completo elguardabarrosdelanterodesuRenault19.

—¡Pará,cagón!¡Pará,tedigo!A Perlassi la voz se le estrangula de indignación y de cansancio. El auto de

Alvaradoporfinconsiguezafarseysaleconunchirridodeneumáticos.Perlassisedeja caer contra uno de los autos estacionados. Semira lamano. Tiene los dedosrojosyunauñarota.Unaseñoraalaquenoconoceletiendeunpañuelo.Perlassileagradeceydadospasosparavolveralavereda.ReciénentoncesadviertequeelpieconelquepateóelautodeAlvaradotambiénleduelemucho.

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Unotienesuvida.Buena,mala,laquetiene.Lavieneusandodesdequenació.Lacuida. Se preocupa por conservarla, por ir poniéndole cosas. Todo lo que a uno lepasa, todoloqueaprendelo introduceenesaviditaquetiene.Unonopiensaenlofrágilquees.Osí,peroaveces.Tampocounosepuedepasarlavidapensandoenlofrágilqueesesavida,porquelaangustiaseríaperpetua.Insoportable.

Y con la vidita de la gente que uno quiere pasa lomismo. Con los hijos, porejemplo. O con la mujer. Pensar que la gente que uno quiere, la gente que unonecesitaes,entreotrascosas,entreotrasfragilidades,uncorazónquelate,cincolitrosdesangrequevanyvienen,fluidosyneuronas, todoenunequilibrioquesepuederomperasídefácil.Tantascosasquetienenquefuncionarbien,omuybien,omásomenosbien,paraquesigalavida.

Y las casualidades, los azares, las combinaciones de cosas. En la ruta, porejemplo. Uno se cruza con un camión de SanCor justo en este lugar preciso delcamino.Nocienmetrosmásadelante,niquincecentímetrosmásatrás.Yesosucedeporunmontóndemotivosquesesuman.¿Habrámaneradeenumeraresosmotivos?¿Cuántosson?

La hora a la que se despertó el camionero. La hora en la que uno mismoamaneció.Eltiempoylacalidaddeldesayuno.Siunofuealbaño,siusótiempoparaafeitarse, si lamujer de uno se dio una ducha demasiado larga. Y el almuerzo, lamerienda.¿Hizounasiesta?¿Unasiestacortaounasiestalarga?

Todoeso(sumadoaotromontóndehechosydecisiones)hacequeunosecruceacá,exactamenteacá,conelcamióndeSanCor.Camiónquepuedehabersedetenidoacargarlecheenuntambo,oendos,oentres,otodavíano.Ysisedetuvo,ellugarexacto de la ruta que ahora está transitando el camión depende, también, de lavelocidadalaqueelencargadodecadatambooperólasválvulasylasmanguerasdecarga,sieraduchoenesooestabareciénaprendiendoydemorócincominutosmás,o treintasegundosmenos.Delpesode la leche,queafecta lavelocidaddemarcha,porquenoeslomismouncamióncargadoqueuncamiónvacío.

Peroesasno son lasúnicas especulacionesqueunopuedehacer.PorquedetrásdelcamióndeSanCorvienenuno,dos,tressemirremolquesquellevancontenedoresrojoscon letrasblancasdeHamburgSüd,ymientrasuno secruzaconellospuedereiterar esos cálculos de usos del tiempo y sus consecuencias sobre las distanciasrecorridas.Unonohaceesoscálculos,porquecadavezqueterminadecruzarseconunodeesoscamionesellossalendelavidadeuno.Seescuchaelchicotazodelvientoen el techo del auto, zum, y el camión se ha ido para siempre y nunca másvolveremosatoparnosconél.Zum,ysucedelomismoconelquesigue.Zum,pasaeltercero.Ydosautosquevienenpegadosalúltimodelostres,zumyzum,aunquemenosintensosporquenodesplazantantoairealcruzarseconnosotros.

Yunkilómetromásallá,otreintasegundosmástarde,segúncómosemida,uno

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empiezaacruzarseconuna largacaravanaqueseha formadodetrásdeuncamiónVolvobastanteviejo,unsemirremolqueque llevauna jaulaconanimales.Novillos,paraserexactos.ElVolvovieneaochentakilómetrosporhora.CargólahaciendaenAarón Castellanos, tomó la ruta 62 hasta Rufino y ahí la 33 hacia el sur. Condemasiadoskilómetrossobresusespaldas,concuarentanovillosdeentretrescientosnoventa y cuatrocientos veinte kilos en la jaula, el Volvo avanza al límite de susfuerzasydelavelocidadpermitida,clavadoaochentaporhora,enesarutaquecasino atraviesa pueblos hasta Villegas —apenas Cañada Seca, Piedritas—, echandohumo y con las revoluciones por minuto arriba de cuatro mil. Detrás del Volvoempieza la caravana de todos los que pretenden irmás rápido.Veinte, veinticinco,entreautos,camionesyunmicrodelargadistancia.Imposibleenumerarlosmotivosquellevanacadaunoaestarallí,comoeslabonesocomovértebrasdeunaserpientequereptaporlaruta33denorteasur.

Ymientras tanto el corazón de Silvia late. A unmetro escaso a la derecha dePerlassi,quemanejalacamioneta.Adespechodetodoslosriesgosquepuedehabersorteado desde que nació o,más aún, desde que fue concebido, ese corazón siguevivo. No son cosas que se piensen todo el tiempo, claro. Uno no constata laperduracióndelaexistencia.Laasumecomoperpetua.Ysinembargoavecesunoseenfermayesa ilusióndeperpetuidadsedesvanece.Unaarteriaqueseobtura,oungrupodecélulasquecomienzanareproducirsecaóticamente,ounvirusquecolonizauncuerpo.

A veces uno se queda diez minutos en la casa de Mabel, la prima de Silvia,porque lamujer insiste enqueno se vaya sin tomarse unosmates, contar unpococómo le fueconelbanco,descansarantesdeviajarde regresoaO’Connor.Yunopuededecirquesíoqueno.Yesosignificacruzarseconlacaravanaaquí,oallá.Ono cruzarse, porque la caravana tampoco es eterna. Se formó en un sitio. SedesarmarácuandoelVolvoabandonelarutaporqueelcamionerodecidedescansar.

Ylasespeculacionessonesocasisiempre.Pensamientosfugacesqueolvidamosenseguida. Excepto cuando todo se combina para generar algo definitivo eirrevocable.Bueno,cruzarsecondoscientosautosenlarutaysalirindemnetambiénesunaformadeldestino.Perounonotiendeainterpretarloasí.Unonodice:«Lleguésanoysalvo.Fueeldestino».

Reserva la invocación al destino si, por ejemplo, una camioneta negra,modelonuevo,doblecabina—¿NissanFrontier?—,sedesprendederepentede lacaravanaque viene detrás del camiónVolvo. Porque pasa eso. El colapso de la realidad novendrádelamanodelcamióndeSanCor,nidelosdeHamburgSüd,nidelVolvodelosnovillos,nidelosprimerosdiecisietevehículosquereptandetrásdelVolvodesdehacevarioskilómetros.

No.Nacedeunapickupque sale del décimooctavo lugar de la hilera.Sale con su

propiacadenadecircunstanciasymotivos.Saleenunpuntoexactodelarutayese

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punto no es casual, sino producto de un encadenamiento feroz de exactascircunstancias.LamanejaCarlosMenéndez,quese levantóysaliópuntualperosedemoróesperandounsegundocaféenlaestacióndeserviciodelasalidadeRufino.CarlosMenéndez,quepretendellegaraveraunosclientesenAméricaqueledijeronqueloesperanenelnegociohastalasnuevedelanoche.

Claroquehayalgomás.Nosolocircunstanciashorariasyespaciales.Porque,enefecto:¿quéesloquellevaalosprimerosdiecisieteautosquevandetrásdelVolvoaseguir esperando elmomento propicio? ¿El temor? ¿La duda? ¿La prudencia? ¿Lacertezadequenohaytiemponidistanciaparapasarasalvo?¿YquéesloquellevaaCarlos Menéndez a bajar a tercera, forzar el motor, abrirse a la izquierda, metercuartaconelaceleradorafondo,enlapretensióndesobrepasaralosdieciséisautosqueloantecedenyalcamiónantesdetoparsedefrenteconesacamionetaFordF100en la que vienen dos personas desde Villegas en dirección sur-norte? ¿Impericia?¿Soberbia?¿Error?¿Desinterés?¿Suponetalvezque,llegadoelcaso,algunodelosautosdelacaravanaleharásitiopararegresarasucarril?¿CalculaquelaF100quevienedefrente,yquesehaacercadotantoquepuedeverlaexpresióndeasombrodelconductorydelamujerqueloacompaña,preferiráiralabanquinaparanochocardefrenteconél?

¿QuéesloquepiensaCarlosMenéndez?¿Sospechaquehacometidounerrorynosabecómorepararlo?Nodaesaimpresión,porquesehacetiempoparahacerunguiñodeluces,enlapretensióndequelacamionetaquevienedefrentesehagaaunlado.Utilizados segundos enterospara eso. ¿Comprendequedebe regresar cuantoantes y como sea a su propio lado de la ruta, porque de lo contrario alguien va amorir?Difícil,porquese limitaaacelerarunpocomás,aunqueesevidentequenollegaráasortearlalargahileraquetienepordelante.

¿Cuántoslatidosquedan?Pocos.Acelerados.PorqueSilviahavistolacamionetaNissan, y Perlassi clava los frenos pero no hay para dónde volantear porque estánatravesandounpuente,ylapickupqueconduceCarlosMenéndeztambiénclavalosfrenos y los dos vehículos reducen la fuerza con la que van a impactar, y es todorapidísimoyPerlassino tiene tiempodemirarasu lado,no tiene tiempodecruzaruna última mirada con Silvia. No. Pasa los últimos segundos de vida de Silviaaferradoalvolanteyapretandoelfreno.Noreza,nopiensa,noteme.Nolealcanzaeltiempo para ninguna de esas cosas. Apenas un pánico animal cuando escucha elchirridodesusfrenosylosdelaFrontier,unsegundomásylapartedelanteradelaF100quesubehaciaélyenseguidatodooscuro,silencioynada.

Tan nada, que a cincuenta centímetros de Perlassi el corazón de Silvia deja delatiryPerlassinosedacuenta.

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Alhijoleavisanenseguida,porqueSilviasiemprellevaenlacarteraunsobrecitode plástico con un papel manuscrito que dice «teléfonos de urgencia». Y el deRodrigoencabezalalista.Igual,paracuandollegadesdeLaPlatamediopuebloestáya apostado en el Hospital de Villegas, porque en lugares así las noticias correnrápido.Sobretodolasmalas.

AlprincipioparecequePerlassitambiénsemuere.Hastatienenquesacarlodeunparo cardíaco, ahí nomás en la ruta.Losbomberos, porque la ambulancia tardaunrato largo en llegar. Pero nadie está seguro de eso del paro cardíaco y de laresucitación.Sedicentantascosas.Sobretodoenlasdesgracias.

Lo cierto es que Perlassi permanece dos semanas en terapia intensiva. Alprincipionoquierencontarlenada.Igualnopodrían,porqueestámáscercadelarpaquedelaguitarrayandasiempreboleadoporloscalmantes.PerolasegundasemanaseleacomodanlasideasyempiezaapreguntarporSilvia.

Rodrigonosabequéhacer.Sidecirleonodecirle.Ocómodecirle,másbien.LohablaconAlicia,lamujerdeEladio,elmásgrandedelosLópez,lostornerosdelafábrica,queesenfermeradeahí,delhospital,yaunquetrabajaenNeonatologíasedaunavueltaporTerapiaacadarato,desdequelo ingresaronaPerlassi,paradarunamano.

Ellaleofreceacompañarlo.EstarpresentecuandoRodrigoletengaquedecirlodeSilvia.TambiénlesugierequeleavisenaBarisi,elmédicodecuidadosintensivos,queesbastantemacanudoyestáacostumbradoacosasasí,peroRodrigoalfinaldicequeno.Quetienequeencargarseél.

Así que al día siguiente, cuando llega el horario de visita,Alicia les cierra lascortinasparadarlesunpocodeintimidadyselasrebuscanconlasotrasenfermerasparadejarlosunratobiensolos.Yterminaelhorariodevisitaynadielosinterrumpe.Losdejan,nomás.

Recién a la nochecitaAlicia se arrima al box y corre la cortina. Están los dosdormidos. Rodrigo sentado a un lado, con la cabeza apoyada en un costado de lacamaortopédica,yPerlassitodollenodeenchufesconlamanoenlanucadelhijo.PoresocuandoAlicialosveasí,pegamediavueltayseva.

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Enloslibrosdehistoriadiráqueel19dediciembrede2001unamasarugientedepobreslanzóunaoladesaqueosasupermercados,almacenesynegociosdiversos,enlas inmediaciones de la Capital Federal. Que hubo represión, muertos, heridos,detenidos,negociosarruinados.Quealdíasiguiente,el20dediciembre,elpresidenteDe la Rúa renunció y abandonó la Casa de Gobierno en un helicóptero, que poraplicacióndelaleydeacefalíaasumióelpresidenteprovisionaldelSenadoRamónPuerta, que el 23 de diciembre laAsambleaLegislativa eligió aAdolfoRodríguezSaá,querenunciósietedíasdespuésyquesehizocargoelpresidentedelaCámaradeDiputadosEduardoCamaño,yqueel2deenerode2002asumió lapresidenciaEduardoDuhalde.

Perotodoesopasóenlatele,enlaradioyenlosdiarios.YpasóenBuenosAires.EnO’ConnorloquepasófuequevivieronunaNavidadfamélicayunAñoNuevoenel que casi no se tiraron cohetes. Algunos se acordaban del año anterior, cuandoHoracio Lamas dilapidó sus últimos pesos en unas bengalas enceguecedoras queiluminaron el cielo hasta las cuatro de lamañana.Nadie salió a cortar la ruta ni agolpearcacerolasporque…,al finyal cabo,¿contraquién?EldelegadomunicipaleraCánepa, que estaba tan hambreado como todos los demás y nadie le echaba laculpadenada.

Alomejorlaventajadeloslugareschicosesesa:queunosefijamejorconquiénselaagarra.Yeneseprimertiempo,despuésdequetodoelmundoquedóconelculoapuntandoalnorte,parecíaquenadieteníalaculpadenada.Unaculpaespecial,porlomenos.

Perlassisaliódelhospitalreciénenfebrero.Despuésdequeseasegurarondequenoibaamorirsesededicaronaemparcharlelaspiernasyelbrazoizquierdo,quelehabíaquedadoa lamiseria.Looperaronvariasvecesparaponerleunos clavos.Alfinalquedóbien.Apenasunarengueramínima,siunolomirabacaminaruntrecholargo.Comoestabadevacacionesen la facultad,Rodrigo sequedóparaatender laestación de servicio. Le hizo la gauchada de quedarse hasta bien entradomarzo yreciénentoncessevolvióaLaPlata.Cuandosefuesedieronunabrazoensilencio.Nosoloelhijonosabíaquédecirle.Elpadreparecíahaberperdidolasganasdetodo.Hastadehablar.

Lorgiovendiódoscamionesparaequilibrarlosnúmerosyaguantócomopudo.YsinpreguntarleanadielesdiotrabajoaloshermanosLópez.Paraquelimpiaranloscamionesylasoficinas,dijo.Perotodoelmundoenelpueblosabíaquelohizoparaquenosemurierandehambre.

Belaúnde siguió como jefe de la estación de trenes.De entrada supuso que enmediodesemejantedesbarajusteibanacerrarelramal,peropasaronlosmesesylanoticianollegó.Jodiendo,Belaúndedecíaqueeraprecisamenteporeso:habíatantoquilomboen todos ladosquenadie ibaaacordarsedeunaestacióndemorondanga

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comoesa,nisiquieraparaliquidarladeunavezportodas.Empezóavisitarloseguidoa Perlassi, con la idea de sacarlo de a poco del fondo del pozo. Pero lomás queconsiguió fue que le aceptara tomar unos mates silenciosos y lóbregos, al caer latarde.LlegabaenelCitroëndestartalado,lodejabaauncostado,ycebabasinabrirlaboca.Seibaapenascaíalanoche.MuchasvecesloacompañabaFontana.

Alquelefuebien,comosiempre,fueaManzi.Haytiposqueparecentocadosporuna varitamágica. Siempre caen parados. Siempre se salvan.Cuando todos andanbien, ellos andanmejor. Y cuando todos se hunden, ellos flotan. FortunatoManzipertenece a esa categoría. EnO’Connor es dueño de la casa de electrodomésticos.Conlacrisislaachicóperoconsiguióevitarcerrarla.YlecompróelsupermercadoalTurcoSafa,queestabacomplicadísimoconunmontóndechequesdiferidos.PeroloquemáslellamólaatenciónatodoelmundofuequeManzicompróunahectáreaenel fondodel pueblo, sobre la huella de tierra esa que, por el norte, se perdía en ellodazal. Y de la nada se puso a construir. Al principio la gente decía que era untambo, que era otro supermercado, que era un peladero de pollos. Pero cuandoempezó a tomar forma se dieron cuenta de que era una estación de servicio. AhímuchospensaronqueManzisehabíavueltoloco:¿aquiénseleibaaocurrircargarnaftaahí,enelfondo,enmediodelbarrial,teniendolaestacióndePerlassisobreelasfalto del empalme que a uno lo saca a la ruta 33? Parecía un sueño utópico yridículodealguienquehaperdidoelrumbodesuscosas.

Pero pasaron los meses y los que lo habían tratado de estúpido cayeron en lacuentadesuerror.Enjunio,julio,llegaronaO’Connorunastopadorasyempezaronatrabajarenlahuellaesa,laquesalíadelpuebloporelnorte.Alasdossemanashabíacamionesdetosca,unapisadoradeesasderodillos,unacuadrilladeveinteoperarios.Para septiembre ya estaban asfaltando, y se demoraron hasta noviembre porquetuvieronqueagregarunpuentecitosobreelarroyoNegro,quelesllevóunpocomásdetiempo.EndiciembreO’Connorteníauningresonuevoporlaruta7,yManzieraeldueñodelaestacióndeservicioflamantequequedósobreeseacceso.

Enesemomento,nohabiendounpesoparaobrapúblicaenningúnlado,fueunsecreto a voces que tuvo que haber pagado un montón de coimas para que leasfaltaranelcamino.Lociertoesquelescerrólabocaatodos.Silehubieseidomaltodo el mundo se habría indignado con el escándalo. Pero el éxito tiene esaparticularidaddequejuntoaélflorezca,fácil,lapacienciadelosotros.

Ningún soñador, el tal Manzi. Dio vuelta el pueblo entero. Como si fuese untornadoquelevantalascasasylasdejaotravezenelsuelo,peroapuntandoparaotrolado. Antes O’Connor miraba para el este, hacia la ruta 33. Ahora quedó todoapuntandoalnorte,alaruta7.YManzienelmedio,consuestacióndeservicio.ElmásperjudicadodetodosfuePerlassi,porqueahorasuestacióndeservicioquedabaenunempalmeviejoytodoroto,queempezóaquedaracontramanodetodo.

Alprincipiomuchospensaronenseguircargandonaftaconél.Peroconelcorrerdelosmesesdejarondeir.Sondoskilómetrosdeidaydosdevuelta,yesoescasi

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mediolitrodenafta,yladeManziencambioquedaaunpasodelpueblo.APerlassiparecióno importarle.Sepasaba lashorasenelparador,y losautos

teníanquetocarlebocinaparaquesalieraalplayónaatenderlos.Alfinalbajótantolasventasquelapetroleralecortóelcontrato.Tampocoahísehizoproblema.Bajósuscartelesy recuperóunoviejodeYPF,quenadie suponuncadedónde lohabíasacado.Unodeesoscon letrasnegras enelmediodedoscírculos celestes,que sedejarondeusarenlosañosochenta.Colocóesecartelylisto.MásquenadaparaquelovieranlosqueviniesendesdeVillegas.

Fontana también siguió en lo suyo, con la gomería. Eso sí. Se consiguió unabarretadehierrolarga,fuerte,mediooxidada,ylaapoyóauncostadodelescritorioqueusaparasentarsealeeryhacercrucigramas,ahímismoalfondodelagomería.Atodoelqueentratardeotempranoselaseñala,labarra,ylepreguntasisabeparaquéeslabarraesa.Cuandoelvisitantedicequeno,Fontanasonríeunpocoydicequeesa barra tiene dueño. Está ahí para romperle la cabeza a un tipo cuyo nombreprefiere,porelmomento,reservar.UncomercianteexitosodeVillegas,aclara,comounmododeaumentarlaintrigaylaoscuridad.Dicequetardeotempranovaairalagomería.Que todospinchanunacubiertaalgunavez,yqueeste tiponovaaser laexcepción.Yque cuando pinche una cubierta va a tener que entrar.Y que cuandoentre,él,Fontana,levaadecir:«Porfinviniste».Yquelovaainvitarasentarseylevaamostrarlabarra.Yaestetipotambiénlevaapreguntarsisabeparaquées.Yelreciénllegadovaadecirqueno,comotodoelmundo.PeroahíesdondeFontanavaacambiar.PorquealhombreindicadoFontanalevaadecir:«Esparavos,laputaqueteparió.Esparavos.Esparapartírtelaenlasabiolaavos».EsodiceFontanaatodoel quequiera oírlo.Esabarreta es para romperle la cabeza a unhijo deputa.Peronuncaexplicaporqué.

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SegundoactoAliviodeluto

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Perlassiguardaelbilletedeveintepataconesconelque lepagaron,mientraselauto se aleja hacia el empalme. Saca unas cuentas rápidas: hoy es miércoles. Elcombustibleestápedidoparael lunes.Sienesoscuatrodíasno levantaunpoco larecaudación,novaa llegarconelpago.Malasuerte.Llamaráeldomingoparaquesuspendanyaotracosa.

En la distancia crece el zumbido de un motor exigido al máximo. De repenterefulgeelCitroënverdebotelladeBelaúnde.Novienedesde laestaciónde trenes,sinodesdeelpueblo.Tuerceenelempalmehacia laestacióndeservicioyPerlassiadvierte que lleva un acompañante. Esforzando un poco los ojos descubre que esFontana.

Bingo. Perlassi andaba sin ganas de ver a nadie y ahora tendrá que ver a dos.MientrasBelaúndeestacionaPerlassisedesentiendedeellosyentraalparador.Losvisitantesnoseofenden.Bajandelautoyvandirectamenteasentarsealamesadelfondo, laquemiraalcampopordetrásdeledificio.EsaqueocuparonconSilviayconPerlassi—recuerdaFontana—lanochedeAñoNuevodelosfuegosartificialesdeHoracioLamas.

Unosminutos después los alcanza Perlassi, que lleva el termo y elmate y losponedelantedeFontana.Elacuerdoimplícitoesquecuandolovisitannolosechayaceptatomarseunosmatesconellos,peronoseencargadecebar.Fontanaseaplicaalatarea.

—Tenemosquecontarteunacosa,Fermín—empiezaBelaúnde.Perlassipiensaqueespeorde loquese imaginaba.Supusoqueel temadeldía

sería el consabido: «Tenés que salir del pozo, amigo querido» o «Tenés muchosmotivosparavivir»,dosdelastemáticasmásfrecuentesenesasmateadaspatéticas.Perono.Vieneporotro lado.Nopiensaponérselofácil.Ningunapregunta.Ningúnpieparaqueempiecen.

—ElotrodíaestuvoEladioLópezenlagomería—arrancaFontana.—Felicitaciones.Hayunsilencio,mientraselsarcasmotomacuerpoenelaire.—Sitevasaponerenesa…ElsilencioobcecadodePerlassi respondeporél.FontanayBelaúndesemiran.

Fontanainsiste.—Bueno,mirá.Telovoyacontarigual.Quierasonoquieras,teintereseonote

interese.AAlicia,lamujerdeEladio,laconocés.Perlassialzalascejas.Enunaráfagavuelvelasaladeterapiaintensiva,lamuerte

deSilvia,laslágrimasdeRodrigo.Peronodiceunapalabra.—Aliciatieneunacomadre,SusanaInocenti.—LamayordelashijasdeInocenti,elqueteníalaferretería—terciaBelaúnde.—Sí.Losubico—aceptaFermín.

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—Bueno.Estamina tuvounavidamuydura,muycomplicada.SecasóconuntipodeSantaRegina,untalSaldaño,ysefueavivirparaallá.Parecequeeltipofuesiempreunmalbicho.Peromalo,malo.Borracho,golpeador,unhijodeputahechoyderecho.

Perlassidevuelveelmate.Notienelamenorideadehaciadóndevalahistoria.—LacosaesqueesteSaldañoseenfermóhaceunosmeses.—Se agarró un cáncer de la puta madre —interviene Belaúnde, mientras le

alcanzaelmateaFontana.«Diagnósticocuidadoso.»Parasusadentros,Perlassirecurreotravezalsarcasmo.

Peropermanececallado.—LointernaronenelHospitaldeVillegas.Yestamina,Susana,lepidióaAlicia

queledieraunamanoconeltipo.—Estaban separados —agrega Belaúnde—. Pero cuando este Saldaño se

enfermó,alaesposalediolástimayempezóacuidarlo.—Quépelotuda,¿no?—Perlassiestáapuntodeecharlos.Seránsusamigos,pero

notieneganasdeseguiroyendolasperipeciasdelgolpeadorysulegítimaesposa.—¿Vasaseguirenesaactitud?—poreltono,sevequeFontanaestáempezando

acalentarse,piensaPerlassi.Mejor.—El tipo se ganaba el mango con trabajos de albañilería —Belaúnde parece

dispuesto a no perder los estribos—. Había sido puestero, en una época. Pero lohabían rajado por el asunto del trago. Desde hacía años que vivía de eso, de laschangascomoalbañil.

—LacosaesqueelañopasadoestuvohaciendountrabajoparaManzi.Asupesar,Perlassisientenacerlacuriosidad.Peronovaadarleselgustodeque

selenote.—Esrarísimo…—anticipaBelaúnde,perodejaqueseaFontanaelquecontinúe.—Manziestuvocontratandogentetodoelaño.Esolosabrás.—No.Nosabía—lodesafíaPerlassi.Fontanasientequellegóallímite.—Ah,mirá.Penséquetehabíasdadocuentaapartirdelhecho,evidentedepor

sí,dequehacemesesqueaestaestacióndeserviciodemierdaquevostenésnoentranielloro,porquetodoelmundocargaenlanuevaqueconstruyóelhijodeputadeManzialotroladodelpueblo.Peronoimporta,novienealcaso.Depasotecuento.ResultaqueManziestuvoconstruyendoportodoslados.Laestacióndeservicioqueacabodemencionarte (y cuya existencia desconocías), las reformas que hizo en elsupermercadoquelecompróaSafapordosmangosconcincuenta,lamansiónqueseconstruyó en Villegas. El tipo parece Rockefeller, meta y meta construir y tomargente.

—Parececomosieltipotuvieradólarescuandonadiemáslostiene,¿no?—ahoraesBelaúndeelquesepermiteunadosisdesarcasmo.Perlassinosedaporaludido.

—Bueno.PeroelasuntoesqueaestebrutodeSaldañonolollevóalaburarnia

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laestacióndeservicio,nialsupermercado,nialamansión.No,señor.Loquehizofueponerloacavarunfoso…

—ComoBioyCasares—interrumpePerlassi.Losotrosdoslomiransinentender.—¿Qué?—«Cavar un foso», como el cuento de Bioy Casares. Un cuentazo —dice

Perlassi.La piel de la cara de Fontana adquiere un tono subido. Belaúnde vuelve a

intervenir.—Lohizoconstruiruncuadradodetresportres,Fermín.Unapiezacuadrada.—¿Yquétienedeespecial?—Dejame terminar.Enelmediode lanada.Enunoscamposquecompró.Que

tampocodeesotehabrásenterado.Compróunafraccióngrande.ComoquienvaparaCañadaSeca,peroantes,bastanteantesdellegar,hayquetorcerporlatierraparaelladodeVillaSaboya.

—ErandeLángara—agregaFontana.—Ajá.Bueno.Enelmediodeesecampo.Enelmediodelanada.Unapiezade

tresportres.—Enterrada.—¿Yquétiene?Seráunapiletadenatación—arriesgaPerlassi,mientrasalargael

matevacíohaciaFontana—.Gracias.Notomomás.—Techada,Fermín.Conuna escalera angostaquebajayunapuerta trampa—

Belaúndenopierdelosestribos.—Y algo más —refuerza Fontana—. Siempre lo llevaba a trabajar el propio

Manzi. Todos los días lo llevaba y lo iba a buscar. Y tardaba un montón con lacamioneta.

—Comosidieravueltasparadesorientarlo—completaBelaúnde.—¡Esunabóveda!¿Notedascuenta?—Fontanasesaledelavaina—.Eltipose

construyóunabóvedaenelmediodelcampo.YselaencargóaSaldañoporquesabequeesunparia,unborracho,unceroalaizquierdaalquenadievaadarlepelota,siseleocurreponerseahablar.

Golpeaelmatecontralapatadesusilla,paravaciarloycambiarlelayerba,yelsonido metálico es lo único que se escucha por un rato. Eso y los pájaros en elatardecer.

—Noséadóndequierenllegar.—Saldañoselocontóasumujerenelhospital.Cuandoyaestabaenlasdiezde

última.Andabaenplandereconciliación,parece.Ledijoquecuandosalieraqueríaqueellavolvieraavivirconél.Queibanaempezardecero.

—¿YquétienequeverManziconeso?—¿Notedascuenta?SaldañoseavivódequeManzilomandóconstruiresopara

acovacharlaguita.

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—YSaldañosevequeteníaplanesdeafanarlocuandoestuvierarecuperado.—¿Yparaquéselocontóalamujer?—Parecequeel tipoestaba todoel tiempoasí, con lamina.Unavez la fajaba,

otravezlepedíaperdón,otravezdesaparecíadosmeses,otravezlecaíaenlacasaconunramodeflores,otravezlafajaba…

—Paramíqueledijoesoparaablandarla.Comoqueibanahacersericos.Perlassisedespereza.Noencuentraunmodomejordedarlesaentenderquenada

deloqueleestándiciendoleimporta,lesirveoloafecta.—¿Entendésono,Fermín?—Fontanavuelvealataque.—Saldañosemurióelotrodía—retomaBelaúnde—.YAlicialediounamanoa

Susana,alfinal.YSusanalecontóesoquedijoSaldaño.—¿Yparaquéselocontó?—preguntaPerlassi.—¿Yyoquéséparaquése locontó?¡Perose locontó!YAliciase locontóa

Eladio,yEladiomelocontóamí,yahorateloestamoscontandoavos.—¿Yparaquémelocuentanamí?Fontanaseponedepie.Yaunqueseproponenolevantarlavozhablacadavez

másfuerteyterminaalosgritos.—Buenapregunta.Noséparaquéte locontamos.Supongoquete locontamos

paraquehagamosalgo.PorqueManzieselhijodeputaquenoscagólosdólares.Yhaceunañoque senos está cagandode la risa en la jeta, conesosdólares.YconBelaúndepensamosquehayquehaceralgo,quenopuedeserqueel tiponos robeasí,yderepentevieneEladioymecuentaestoyyopenséputamadre,porfin,untiroparaelladodelajusticia,mirápordóndeencontramosunapuntaparaentrarleaestehijodesumadre,yporesolohabléconBelaúndeytevinimosaver,perovosandásconganasdeseguirhaciéndotelavíctima,ylaverdadquetepodésirunpoquitoalamierda,simepreguntás,porqueyaestábien,yatebancamosconeldueloytodalasanatahacemásdeunaño,ytejuroqueestoyrepodrido.

—Pará,Fontana…—intentaBelaúnde,tomándoleelbrazo.—Paráno,Alfredo.Mellenélapaciencia.Mellené.Mellenóeste,mejordicho.

¿Oahoraresultaqueeselúnicoqueperdióaalguien?Perlassiseponedepieyconunmanotazofuriosorevoleaeltermo,queseestrella

contralapareddelparadorconestruendodevidriosrotos.Fontanalomidedesdesulugar.Belaúnde losmira desde su silla.Finalmente también se incorporay caminahaciasuauto.Fontanalosigue.ElCitroënnoenciendealprimerintento.Reciéneneltercero,ydespuésdealgunastoses,elmotorseponeenmarcha.LacajadecambioscrujecuandoBelaúndeponelamarchaatrás.Elautosealejahacialaruta.Escasidenoche. Perlassi levanta el mate de calabaza que ha quedado solo sobre la mesa ycaminahaciaeledificio.

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Perlassi lepregunta sinoquiere irseadormiruna siesta,quevienedemanejartantashoras,peroRodrigodicequeno,quesesientebien,queenunadeesasmástarde.Despuéssequedanensilencioporqueningunodelosdossabequédecir.Noesque estén incómodos con el otro.Esono les pasónunca.Ahora tampoco.Pero lesfaltan laspalabras.EraSilvia, lamadredeRodrigo, laque tenía laspalabras.Yeneste año largo que ha transcurrido desde su muerte las palabras también los hanabandonado.

ARodrigo legustaríadecirleasuviejoquearranque,quesepongadepie,quenecesita verlo como siempre, una estatua, un prócer en bombacha de campo, unamezcladeSandokányDragonBallZporquedelocontrarioéltampocopuededejarlatristezaatrás.Peronosabepordóndeempezar.

—¿TeacordásdecuandoaFontanalodejólamujer?Perlassiasiente.Rodrigoesperaquelepreguntealgo,perosupadresigueconla

vistaperdidaenelcampo.—¿Yteacordásdeloquedecíasvos,despuésdequelodejó?—No,nomeacuerdo.—Yo sí. Era chico pero me acuerdo perfectamente. Decías que se había

convertidoenunestropicio.Quelacasaeraunamugre.Queéleraunamugre.—Silodecíspormí,teaclaroquenomedejédebañar,nideafeitar.Ylaestación

deserviciosevieneabajoporquenotengounmangoparalevantarla,Rodrigo.—Yasé—Rodrigolamentahaberiniciadoesaconversación—.Pero…Telodigo

porvos…Sequedacomosinpilas.Putaspalabras.—Peroestásahí…quieto.Vosmeentendés,viejo.Sarcástico, Perlassi empieza a mover los brazos como si estuviera trotando,

aunque sigue sentado. Rodrigo vuelve al silencio. Perlassi alarga una mano comoparaapoyárselaenelhombro,peroelmuchachosesacudeparadarleaentenderquenoquiere.

—Bueno,che.Tampocoteofendas—dicePerlassi.Un camión jaula pasa por el acceso y toca un largo bocinazo.Mecánicamente

amboslevantanlamanoparasaludaraladistancia.—Nomeofendo.Meponetriste,nadamás.Rodrigohacemuchosesfuerzosparaquelosojosnoselellenendelágrimas,pero

noloconsigue.Giralacabezahaciaelladodelalaguna,paraquesupadrenolovea.Pestañea, y unosgruesosgoterones le resbalanhasta la pera.Se los enjuga conunmovimiento rápido. Sigue mirando hacia ese lado porque siente otra vez los ojosinundados.

—Loquepasaesquetuvieja…—lavozdePerlassisuenatrémula.Rodrigo entiende que, pese a sus esfuerzos, su padre lo vio llorando. Por eso

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arrancó también a moquear. Saberlo empeora las cosas. Sigue vuelto hacia laizquierda, como un tonto, o como un chico. O como un chico tonto. Perlassicarraspea,comosiintentaseencontraruntononeutro.

—Cuandonosconocimostumamánomedababola,sabés.Yolateníavistaacádelpueblo,desiempre.PerocuandomefuiaBuenosAiresajugardejédeverla.EllasiguióelsecundarioenVillegas.ElNormal,pararecibirsedemaestra.Ycuandoyovenía no me la cruzaba nunca. Preguntaba, yo, sabés. Tampoco quería quedar enevidencia.Amisprimos,a tu tíoRoberto,sobre todo,quevivíana lavuelta.Hastaquemelaencontréenunbaile.Yoyaeramedioconocido,alláenBuenosAires.Yacálomismo,teimaginás.Ylaschicas…Notedigoquecaíanmuertas,perocaritasmehacían.Peroentodalanochelaminanomedionicincodebolilla.Nada.Nimemiró.Yolamiraba…,lamiraba…Unpardevecesmedioqueatinéacruzarlapistaparasacarlaabailar.Ylaminanada.Lasdosvecessaleabailarconotroquesemeadelanta.Comosi lohicieraapropósito, sabés.A las tresde lamañanaveoque lavieneabuscarelviejo.Seasomaalapuertadelclub,haceungestoconlacabeza,yellaydosamigassaltancomoresortes.Yyolasigomirando.Laminacruzatodoelsalóndelclubsindarsevuelta.Unahormiga,mehizosentir.Ycuandopasahaciendotac, tac, con los tacos, yo pensé: «La perdí, la perdí. Si ahora que la tuve toda lanoche acá, delante de la nariz, no pude decirle nada, ni sacarla a bailar, ni darlecharla,ahoramevuelvoaBuenosAiresyestoysonado.Claro,mevecomounviejo—pensé—,yotengoveintiséisañosyparaestapendejasoyunanciano».YahítutíoRobertome levanta de lamangayme saca a la rastra.En el aire,me lleva, simearrugatodoelsaco.Ymellevaaremolquetodoelsalón,hastalaarcadadelhall.Yoledecíaqueno,peromedejaballevar.Total.Ycuandosalimosdeahímehizogirarparaelguardarropa.Entoncesmesoltóysehizohumo.Ytumamáestabasola,ahí,con el número para que le dieran el abrigo. Esa fue la primera vez quememiró.«¿Vas a seguir dando vueltas, Fermín?», me dijo. Ahí caí que la mina me teníarecontrajunadodesdehacíanosécuánto.

—¿Yvosquéledijiste?—Nada, no sé qué le dije.Me puse a tartamudear como un pelotudo, calculo.

Peromesonrióalpasar,ella.Eraotraépoca.Nopasónada,perofuecomosipasaratodo.Aldíasiguientecaíporlacasadetusabuelos,yellameestabaesperando.

Se quedan callados un rato. Al final Perlassi se levanta, le da a su hijo unapalmadaenelmusloyencarahacialaoficina.

—Vamosahacerunosmates.Vení—dice,ysealejasinesperarrespuesta.EnesemomentoRodrigosedacuentadequeledejaunpardeminutosparaque

sesequelaslágrimasasolas.Tiempodespuéssedarácuentadeotracosa:esesedía,en ese momento, cuando la vida de su padre vuelve a ponerse en movimiento.«Aliviodeluto»,queledicenlosviejos.

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—Vostenésquepensareso,Fontanita.AhoraelproblemaesPerlassi.Belaúnde habla convencido, piensa Fontana.Van por la autopista 25 deMayo,

hacia el oeste, saliendo de Buenos Aires, y el cielo es gris plomo. Una nubecilíndrica,vastísima,deladoa lado,abarcacasi totalmenteelhorizonte.Yalluevenunos gotones grandes y dispersos, pero todavía la nube no está encima de ellos.Cuandoloesté,serácomosumergirsedirectamenteenelocéano,piensaFontana.

—¿Vosdecísqueesdegranizo?—pregunta.—Tienetodalapinta—flemático,Belaúndehablaporelcostadodelcigarrillo.—¿Yesta catramina tuya resiste la pedrada?—Fontana abarca elCitroën 2CV

modelo67conungestodespectivo.Belaúndesonríe,sarcástico.—Esta catramina aguanta mucho más que una pedrada, señor mío. Vos

preocupatedeconvencerloaFermín.Poreso,preocupate.Fontana,quesedistrajoconlatormentaenciernes,vuelveapensarenlareunión

queacabandemantenerconJuanManuelLeónidas,elherederodeLaMetódica.OdeloquequedadeLaMetódica,enrealidad.LaprimerareuniónlatuvoPerlassi,quelo encaró por el lado de la gloria futbolística del ayer. Mejor dicho, Perlassi no:Leónidas fue el que encaró por ese lado. Pero ahora Perlassi está hecho un trapodesdeelaccidenteylamuertedeSilvia.Noquieresabernada.Noquierehacernada.Fontananoloculpa.Peroalgohayquehacer,piensaFontana.Nopuedenquedarseasí,acobrarunosbonoseldíadelarqueroporlosdólaresquelesquedaronadentrodelbanco.Porlomenos,puedenvolveraponerenmarchaelproyecto.

Leónidaslosescuchó.Pacientemente.Losdejóhablar.Ylesdijoqueentendíaloquehabíapasado.Quenoeraculpadeellos.Queseguroqueelgerenteteníaeldatoypor eso se había puesto de acuerdo con Manzi. Pero que tenía que ver cómomanejarse. Que las cosas estaban cambiando, y el valor de la tierra estabaaumentando.

Era verdad. Ellos también lo sabían. Los pocos tipos deO’Connor que habíanconservadoalgodecampoestabanempezandoasaliraflote.Peronoeraelcasodeellos.Ymásbroncatodavíalesdaba.AFontana,sobretodo,quesehabíaanticipadobastantebienalterremotoquesevenía.Manziylaputaqueloparió.

—Apurateunpoco,Belaúnde.Miráquetambiéntepuedenhacerunaboletaporirapasodeoruga.

Belaúndeapoyaeldedoíndiceenelanticuadovelocímetro.—Voyacincuenta.Nopuedendecirmenada.Es cierto eso de que va a cincuenta. A la ida, en algunos tramos en los que

tuvieronvientoafavor,llegaronalaastronómicavelocidaddesetentakilómetrosporhora.Peroalavueltatienenvientodefrente.Unvientodetormenta,deloeste,quelessalealencuentroylosfrenamástodavíaquelalimitadísimapotenciadelmotor

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del2CV.Vanporelcarrilmáslentoylospasanloscamiones,lascombis,losautos,lasmotos.

—Capaz que tiene que serRodrigo el que le diga—vuelveBelaúnde sobre lacuestiónimportante.

—VosdecísquelodeLeónidasestáconfirmado…Noseecharáatrás,¿no?Belaúndehaceotrogestoindescifrable.LareuniónconLeónidasterminósiendo

unlargomonólogodeljovenempresario.Elloslodejaronhacer,unpocoporcortedadyotropocoporquenoselesocurríaningúnargumento.Milagroono,cuandoterminódehablardeprecios,mercados, agroindustrias,commodities y otras yerbas les dijoqueibaahacertodoloposibleporconservarleselprecioquehabíanpactadoantesdelahecatombe.Queseloconfirmabaenunosdías.

Ahoralalluviaesmuchomástupida.Elalumbradopúblicoestáencendidoylasminúsculas escobillas del limpiaparabrisas no dan abasto para quitar el agua. Parapeor,cadacamiónquelossobrepasalesarrojaolasdeaguabarrosaqueempeoranlavisibilidad.

—¿Vosvesalgo?—inquieto,preguntaFontana.—Todo.—Porlomenosvienesinpiedra—intentaconsolarseFontana.Termina de decirlo y las escobillas se detienen en mitad de su recorrido. El

estrechoparabrisasdelCitroënquedaborrosoporlacantidaddeaguaqueseescurre.—Mierda—sueltaBelaúnde—.Seguroquesejodióelfusible.—¿Ysiparásenlabanquinaylocambiamos?—Esalpedo.Notengorepuesto.Mejorseguimos.—¿Perovosvespordóndevamos?—Y…nomucho—sesinceraBelaúnde.Ahora llueve a baldazos. Fontana se pregunta cómo hace su amigo para no

estrellarse.—¿Estáspreocupado?—lopinchaBelaúnde—.Siquerésayudarhayunmodo…—Loquedigas.Belaúndealzaelbrazoizquierdoyliberaelganchoquesostieneeltechodelona.

Conelvientolaesquinadeltechosealzaunpoco,perotodavíaestásujetadelotrolado.BelaúndelehaceungestoaFontana.

—¿Perovos estás enpedo?—preguntaFontana, cuandocomprendequequieresoltareltecho.

—¿Nodecíasvosdeayudar?Ybueno.Ayudá.Fontana vuelve a mirar al frente y decide salvar su vida. O por lo menos

intentarlo. Suelta el gancho restante y el techo de lona se levanta, henchido por elviento.

—¡Ataloatrás,ataloatrás!—indicaBelaúnde.Fontana se levanta y sujeta el techo a la altura de las puertas traseras.Mira al

frente.La lluvia le hace entrecerrar losojos.O lasgotas caenmuy fuerteo eso es

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granizo.—¡Pará,Belaúnde!¡Estácayendopiedra!—Perochiquita—diceBelaúnde—.Nadadelotromundo.El agua y el granizo entran a raudales. Fontana sigue asomado. Tiene que

reconocerquesevemuchomejordesdeahíarriba.—¡Ojoquetenemosunautoadelantequeestácasifrenado!—advierte.Belaúnde, con ademán de experto, mueve apenas el volante para cambiar de

carril.Sonvarioslosautosquehanaminoradomuchísimolamarcha.—Ahoraaladerecha—vociferaFontana,yBelaúndeloobedece.Siesofueseunacarrera,lasposicionessehabríaninvertido.Muchosdelosautos

que losestuvieronpasandocomoposteahoraestánconlasbalizasencendidas,casidetenidos en los dos carriles lentos. El Citroën avanza a su velocidad crucero decincuenta kilómetros horarios, conBelaúnde aferrado al volante y Fontana de pie,anticipando a los gritos lasmaniobras. El cielo continúa negro y vomitando agua.Siguendejandoatrásmásymásautos.Fontanaestátanempapadoqueyanosientelamojadura.BajalavistahaciaBelaúnde.Selenotaquedisfrutacomolocoesodequesucatraminasobrepaseaesemontóndeautosnuevos.

—¿Vasbien,Belaúnde?—pregunta,yelotroalzahaciaéllosojoseléctricos,laexpresióntriunfante.

—Perfecto,Fontana.Poleposition!—Ojoadelantequetenemosunautoazul.¿Loves?—Loveo,compañero.Loveo.—«Camarada»,Belaúnde,«camarada».Hasta«correligionario»alascansadaste

loacepto,porAlfonsín.Peroabstengámonosdelode«compañero»…

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Fontanalevantalavistadesdeelcrucigramaenelqueestáempecinadodesdelasdiezdelamañana.FrenteaélestáFermínPerlassi.

—¡Epa!Elregresodelosmuertosvivos—dice,ybajalavistaotravezsobrelarevista minúscula en la que estaba concentrado—. A vos que te gusta el cineclásico…

—El cine clásico, no las porquerías del cine de terror —responde Perlassi,mientrassesientaalotroladodelescritorio.

Fontanaalzalavistaysehaceunpocoaunlado,paraverlacalle.—¿Ylacamioneta?Perlassichistayniegaconlacabeza.—Nomanejomás.Vinecaminando.Fontanacalla.Sustrucosdesarcasmonohanservidoparasoslayarlamuertede

Silvia.Unalástima.—Quéraroverteporacá—esoestodoloqueencuentraparadecir.—¿Yesegarrote?Señala la enorme barra cilíndrica de hierro que descansa a un costado del

escritorio.—Noesungarrote.Esdehierro,ylosgarrotessondemadera.—Ajá.—EsporsivieneManzi.Lorecogíhacetiempo,enelbasural.Mientras habla, Fontana lo levanta con cierto esfuerzo, lo sopesa, le saca una

raspaduradeóxido,loestudiaatravésdesuslentesdelectura.—Fuepocodespuésdelpaloquetepegasteenlaruta.Frustración,queledicen.

Andaba por ahí, por el campo, y corté camino por el basural para volver. Vi labarra…—vuelveadejarlaen su sitio—ydecidí traérmelaa lagomería.SialgunavezManzi entra por esa puerta, cosa que puede suceder, porque cualquiera puedepincharunacubiertaenestemundo,yolovoyahacersentarahíenlasillaenlaquevosestásahora.«Espereacá»,voyadecirle.Deinmediatomevoyalevantar,voyatomarconambasmanoslabarradehierroylevoyadecirquetenemosunpequeñoasuntopendiente.Manzimevaamirarconciertaextrañeza.Claro,novaatenerniideadeloquepasa.Poresovoyatenerqueaclarárselo.

Fontana se pone de pie, mientras habla, dispuesto a sumarle la mímica a sunarración.

—Entonces,mientras levantoel fierrocon lasdosmanos (estoygrande,y si lolevantoconunasolamanovoyaterminarconlamuñecaesguinzada,seguro,asíquemejorlolevantoconlasdos)yledoyunbuenfierrazoenelcuello.

—¿Enelcuello?¿Yporquéenelcuello?—Ahhhh—Fontana pone cara de que agradece la pregunta, porque le encanta

aclararesepunto—.Porquesilepegoelfierrazoenlacabezalomatoypunto.No.

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Yoquieroqueentienda.Quesepaqueestoesunavenganza.Queestápagandoporserunhijodeputa.¿Entendés?Entonceselprimerfierrazoledaenelhombro,enlaespalda,porahí,ylerompealgúnhueso.

—Laclavícula.—Laclavícula,pongamos.Después,elsegundofierrazo,esesíselopongoenel

marote.Peroentre fierrazoy fierrazo leexplico,paraqueentienda.Sino,no tienegracia.

Fontanasesienta,resoplandoexhaustocomosiacabaseefectivamentedeasesinaraManzi.Exhaustoyfeliz.Perlassilomira.Sonríeyniega.

—Notecreo,Fontana.—¿Ah,no?Yavasaver.—No.Nososcapaz.—Vamosaversinosoycapaz.—No,nosos.Porquesosunbuentipo.—PeroManziesunhijodeputa.—Esverdad.Peroesolosabemosvosyyo,además.—¿Cómo,vosyyo?—Claro.Élnolosabe.—Nopuedenosaberlo.—Síquepuede.Loshijosdeputanosabenquesonhijosdeputa.Mejordicho:se

creenqueno.Quesonbuenagente.Ogentecomún,por lomenos.Elhijodeputatienesiemprecincuentarazonesquelo justifican.Cincuentamotivosquelocubren,queloescudan,quelolimpian.Vasaver.Preguntale.AManzioacualquierotrohijodeputa.Tevanadecirqueno.Queellosnosonmalos.Queloshijosdeputasonlosotros. Los que los consideran hijos de puta. Para Manzi los hijos de puta somosnosotros,Fontana.Nisiquiera.Parapensarquesomoshijosdeputatendríaquesaberqueexistimos,Fontanita.Ynisiquierasabe.

Se hace un silencio. Fontana no parece contento con lo que acaba de decirPerlassi,comosisupuntodevistaenturbiasedealgúnmodolavenganzalargamenteacariciada.Se levanta apreparar elmate.Mientras trajina con lapava, layerba, labombilla, Perlassi lo espera en silencio. Recién cuando el otro vuelve a sentárseleenfrenteempiezaahablar.

—Hablandodehijosdeputa,aquenosabésaquiénfuiaver—arrancaPerlassi.—¿Aquién?—AAlvarado.Elgerentedelbanco.—Noooo.¿Adónde?—Averigüéunpoco.Bah,Rodrigoaveriguó.Estáen9deJulio.Pidióeltraslado

ahí, y se lo dieron. Y parece que se construyó una casa de la gran flauta. Unamansión,parece.

—Notepuedocreer.—Sí.Creeme.EstuveunratolargoestacionadoconRodrigoenlavereda.Serían

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lasochoymedia,nuevede lamañana.Primero salió lamujer, con lasnenas.A laescuela, por cómo iban vestidas. Al ratito salió él. Elegante. De punta en blanco.Traje,corbata,portafolio…Nosabésloqueeslacasa.SeguroquelacompróconlacometaqueledioManzicuandonosacostóanosotros.

Fontanacebatres,cuatromatesensilencio.—¿Ysepuedesaberparaquéfuistehasta9deJulioaveralgerente?AhoraeselturnodePerlassidesonreír,conunrictusamargo,perosonreír.—Paraveralhijodeputa.Alotrohijodeputa.Nosé.Tampocoquierohacerun

campeonatodehijosdeputaentreManziyelgerente.Peroledoyvueltas,sabés.AvecespiensoqueelhijodeputamásgrandeesManzi.Porquetienelaguita.Porquesiemprecaebienparado.Porquecadaveztienemásguita,ynosotrosmenos.YotrasvecespiensoqueesAlvarado.Porquelaidea,paramí,fuedeAlvarado.SeenteródequeseveníalamaromaconelCorralito.Peroélnopodíaquedarpegadosacandolosdólares.Ibaasermuyobvio.EntonceslocontactóaManziylohicieronjuntos.Asídesimple,¿entendés?

—Seguíssinrespondermeaquéfuiste.—Y,nopuedodejardepensarqueelaccidentelotuvimosvolviendodeVillegas.

De verlo a este hijo de puta. De ir a reclamarle que hiciera algo, que devolvieraalgo…,quesehicieracargo,porlomenos.

Perlassitamborileaconlosdedossobreelescritorio,incómodo.—Hayotrohijodeputamás.Elquenoschocó.EltalMenéndez,eldelaFrontier.

Peroesehijodeputadesaprensivo, estúpido, egoísta…,ese semurióal chocarnos.Unalástima,piensoaveces.Ojaláhubiera…

—¿Ojaláhubieraqué?—Nada…—Perlassinoquiereseguirporesecamino,alparecer.—Ycuandofuisteahora…¿Alvaradotevio?—No.Estábamosestacionadosenlaveredadeenfrente.YRodrigoalvolante,del

ladomáscercadeél.Yalpibenoloconoce.No,quémevaaver.Igual,andáasabersimereconoce…Ahísalió,muyorondo.Conelmaletín,eltraje…Nosabésloqueeslacasa.YpensarquefuimosconSilviay…

Fontanamuevelayerbaantesdevolveracebar.Segúnlospaisanosdeporahíesonosehace.Peroaélnoleimporta.Élnoesdeporahí.

—Seguíssincontarmeparaquéfuiste.Perlassiseincorpora.Lasillachirríaconelretrocesosobrelasbaldosassuciasde

lagomería.—Elotrodíacharléconmihijo,¿sabés?Aesovine,enrealidad.—¿Quécharlaste?—Charlé.Yahoravineadecirtequesí.—¿Quesíqué?—LavezpasadavosvinisteconBelaúndealaestacióndeservicioadecirmelo

deSaldaño,elalbañil.Lodelabóveda,laguitadeManzi,todoeso.

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Fontanaapoyaotravezlapavaenlafórmicadelamesa.Elmatesiguevacío.—¿Yqué?—Eso.Quevamosahaceralgo.Vosmepreguntastesiíbamosahaceralgo.Yyo

tevengoadecirquesí.Quevamosahaceralgo.Fontana tienemuchas ganas de seguir preguntando, de obligarlo a sentarse, de

abrazarlo,depegarunpardegolpesenlamesaparadescargarlatensiónylaalegría.Perosabequeasuamigopodríaincomodarlocualquieradeesascosas.Demodoqueselimitaacebarunmatelavado,mientrasasienteconlacabeza.

—Deacuerdo—estodoloquedice.—Nosvemos—respondePerlassi, ya a la altura de la puerta, sin otrogestoni

otrapalabraqueanunciequeseva.

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—AyermellamóelhijodeLeónidas—diceFontana—.Ymeconfirmóquesí.—¿Quesíqué?—preguntaRodrigo.—QuesiPerlassi se lopedía,nosmantieneelpreciodeLaMetódica.Quenos

cobra lo mismo que nos iba a cobrar en diciembre de 2001, cuando se armó elquilombo.Trescientascincuentalucasverdes.

—Parecementira, el futbolista famoso y sus admiradores—comenta sarcásticoBelaúnde.

FontanalomirayambosdisfrutandelaincomodidaddeFermín.Fontanaestádepieenlacabeceradelamesa.Losdemásestánsentados.Aunlado,LorgioyPerlassi.Alotro,RodrigoyBelaúnde.EnlaotracabeceraloshermanosLópez,juntoscomosiameses,igualquesiempre.

—Elasuntoessivamosahaceralgoono—diceporfinFontana.Nadiepideaclaraciones.Todossabenaquéserefierecon«algo».Mejor,piensa

Fontana.—Yo…Amísemeocurrióunacosa,ymegustaríasaberquépiensanlosdemás

—dicePerlassi.—¿Dequé?—preguntaBelaúnde.—Acáestamostodos.TodoslosquenosjodióManzi.—Faltaalguno—diceRodrigo.—Sí,perolosquefaltannovanavenir.AlaviudadeLlanosnolacontés.Nola

podés meter en este quilombo. Cacheuta, el farmacéutico, está enfermo. Muyenfermo.Medionoséqué.Habléconlamujerynomepareció…

—No,másbien.—DespuésestáMedina,peronomeparecióconvocarloaesteprimerencuentro.

Entodocaso…—Sí,entodocasoparalapróxima,ahíledecimos—completaPerlassi.—YdespuésestáSafa,quelevendióelsupermercadoaManzi.Peropenséque

no.Nosé,bah.Siustedesdicenquesí,quehayquedecirle,ledecimos.Alguno se revuelve incómodo en la silla. Todos saben cómo se fue Safa del

pueblo, después de vender. Puteando a todos. Empezando por Lorgio y Perlassi.Fontanaintentóhacerloentrarenrazones,peronohubocaso.

—Yo creo que si recuperamos la guita hay que devolverle su parte —dicePerlassi.

—No.La respuesta de Lorgio es inmediata y contundente. No levanta los ojos de la

mesacuandosigue.—LevendióaManzi.Nosinsultóatodos.Noesdefiar.—Peropuso35.000dólares.—Todospusimosytodosperdimos.Peroningunodelosqueestamosaquíacusó

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anadiedenada.—Deacuerdo—aceptaPerlassi—.Perohayotracosa.Silocalizamoseldinero,si

robamoslabóveda,nosllevamosloquenossacó.Noselavaciamos.Sacamosloquenosrobó.

—¿Aesehijodeputa?Estásloco,Fermín—intervieneFontana.Selevantaalgúnmurmullo.Perlassialzalamano.—Yoséqueesunhijodeputa—dice—.Peronosotrosno.Ahoranohaymurmullosinounsilencio.—Yo acepto con una condición —dice Belaúnde—. Estos tipos no solo nos

afanaronlosdólaresquenoshicierondepositarenlacuentaantesdelCorralito.NosafanaronlaposibilidaddecomprarLaMetódica.Yesosdólareslosmultiplicaronportres,porcuatro,noséporcuánto,alsacarlosatiempo.

Haceunapausaporsialguienquiereobjetarlealgo.Prosigue.—YsiparacomprarLaMetódicanecesitamostrescientoscincuenta,otrescientos

setentaconlosgastosdeescrituraytodoeso,yodigoquenosllevemoseso.¿Esmásdeloquenosrobaron?Sí.Perohayqueconsiderar losdañosyperjuicios.Sinolohacemosasí,nosirve.

—Tienerazón—diceLorgio.CuandoPerlassilevantalavistaadviertequetodosloestánmirandoaél.—Deacuerdo.Esaguitasí.Perotodano.—Esosuponiendoqueencontremoslabóveda,quetengadineroguardado,yque

ese dinero sea más de lo que pensamos llevarnos —aclara Fontana, como si lasespeculacionesdelgrupoestuviesenanticipándosedemasiado.

—Exacto—confirmaBelaúnde.Enesemomento seescuchanunosgolpesen lacortinametálicade lagomería.

Aunquenotenganmotivo,sealarman.ElpropioFontanadaunrespingo.Seoyeunavoz desde afuera. Es Hernán Lorgio. Fontana abre la portezuela y Hernán entraagachado.Fontanavuelveacerrar.

—Disculpen.Semehizo tarde—sonríe, saludaconunbesoaRodrigo,conungestoalosdemás,acercaunbanquitoysesientaenunaesquina.

Los demás le retribuyen el saludo, excepto su padre, cuya expresión se haensombrecido todavíaunpocomás.Fontana seda cuentadeque lo avergüenza sutardanza.Temequelosdemáslointerpretencomounafaltadecompromiso.Siesporél,porFontana, tiene razón.No legustanadaqueHernánLorgioestéenelgrupo.Pero no puede evitarlo. El viejo es el que más capital arriesgó en todo aquello.Perlassihablaotravez.

—LoquequeríadeciresquemeparecequeFrancisconotienequetenerunpapelvisibleentodoesto.

—¿Aquéserefiereconquenotengoquetenerunpapel?—preguntaLorgio.—Visible.Papelvisible,Francisco.—Coincido—diceBelaúnde.

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—Dejequeleexplique—levantalasmanosPerlassi—.Déjemehablar.Mireunpocoestamesa,Francisco.Mírenos.Notenemosdóndecaernosmuertos.

—Notienenadaque…—Sítienequever.Si lacosasalemal,Manzinosvaacaercontodo.Perouna

cosaesquenoscaigaanosotrosyotracosaesquelecaigaausted.Tienemuchoparaperder.Laempresa,nimásnimenos.

—Puesno,señor,novoyaaceptar…—LosLópezestáncomiendodeahí,Francisco.Siaustedlepasaalgoestosdos

sequedanenlavía.Yunmontóndegentemás.—No tiene por qué pasar nada malo —insiste Lorgio—. Si es por eso, no

haríamosnada…—Seequivoca,Francisco—eselturnodeBelaúnde—.Sípuedepasaralgomalo.

Puedesalircomoeltraste.Yyaestáhablado.Noconusted,peroentrenosotrossí.YcuandodigonosotrosesFontana,Perlassiyyo.Somostrespordioseros,ocasi.Silacosasalemal,vamosanecesitarquealguiennosayude.Alguienquetengarespaldo,además.Poreso.Ustedtienequeestaralmargen.

—Almargendesdelasapariencias—buscatranquilizarloPerlassi.Sehaceunsilencioincómodo.Escomosiderepentesedierancuentadequese

estánmetiendoenalgodemasiadograndeydemasiadograveparaellos.Porlacalledesiertapasaunauto.Derepentesuenaunteléfono.

—Atendé,Fontana—diceBelaúnde.—No.Deacánoes.—¿Yentonces?Para sorpresa mayúscula de los concurrentes, Eladio López extrae un teléfono

celulardelbolsillodelacampera.—Hola.Sí,gorda.Ocupado.Despuéstellamo.Unbeso.Suspirayvuelveaguardarlo.Suhermanolomirahacer.Despuéslosdosmiranal

frente.—¿Yeso?—lepreguntaFontana.—UnMovicom—informaEladioLópez.—Yasé,boludo.¿PerodesdecuándotenésunMovicom?—Desdeantesdeayer.—¿Yparaquéloquerés?—Parahablarporteléfono.Paraquévaaser.Fontanaparecerendirseantelaparsimoniosalógicadesuinterlocutor.Peroesel

turnodePerlassi.—Decime,Eladio.Notenésunmango.Tenéscincopibes.Laburásenlimpiezaen

eldepósitodeLorgio.Vivísenunpueblodondenopodésestaramásdediezcuadrasdeningúnlado.¿Paraquécarajoquerésunteléfonocelular?

—Estabanbaratos—acotaJoséLópez.Fontana advierte el plural. Aunque no haya sonado todavía, José tiene otro

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Movicom,entonces.—Elotrodía,enVillegas—retomaEladio—,agarramosunapromoción.—Sí,poreldocumentodeél—convalidaJosé.—Ajá.Comotieneterminaciónpar,nosofrecíanunplanbuenísimo.—El mío no—aclara José—. El mío es impar. Pero sacamos los dos con el

documentodeél.—Menosmalqueelmíoerapar—secongratulaEladio.—Una consulta te hago… —empieza Perlassi—. ¿Tomaste en cuenta que la

mitaddelahumanidadtieneDNIpar,ylaotramitad,impar?Digo,porquenodebeserunapromocióntanexclusiva.Paraunospocosafortunados,merefiero…

Los López se miran, como si acabaran de sorprenderlos en un renuncio. AFontanalecorreunfríoporlaespalda.Sieseeselelementohumanoquehanpodidoreclutar…

—Igual la promoción es buenísima. Los primeros tres meses el abono es decuarentapesos—JoséLópezsiguedispuestoaargumentar.

—¿Ydespués?—seinteresaBelaúnde.—No,despuésesmás—cabizbajo,elmismoJosé.Belaúnde y Perlassi se miran por encima de la mesa. Fontana comprende que

estánpensandolomismoqueél.—Bueno,retomemos—dice.Notienesentidodeprimirse—.AcáLorgiotuvouna

ideaquemeparecebuenísima.YalohablamosconRodrigo,peroestaríabuenoquelosupieranlosdemás.

—¿Qué es, Rodriguito?—pregunta Hernán, que siempre parece un poco másalegredeloqueaFontanalodejaríatranquilo.

—ManzitienesuoficinaenVillegas—diceLorgio.AFontanaleparecebienqueexpliqueél.Yaquenovanadejarlotomarpartede

loshechos,quealmenossientaquetieneunsitioimportanteenlaplanificación.—Necesitamos que alguno de nosotros tenga cierto acceso a esa oficina. Y

pensamosquepuedeserRodrigo.—¿Ycómo?—preguntaHernán.FontanaentiendequeLorgiotienetanpocaconfianzaensuhijoquehastaahora

lo tieneenayunasconrespectoalesbozodeplanqueestándiseñando.Ydenuevosiente cómo se le forma una piedra en el estómago.Deja vagar lamirada hasta labarradehierroquedescansaaunladodesu«silladeatender»lagomería.Enunadeesas, laúnicaalternativaseausarla.Elúnico«algo»parahacerqueconservealgúnsignificado.

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Rodrigo llega a la oficina preguntándose por la serie de equivocaciones que lohanconducidohastaallí.No.Esunerror llamaraesoequivocaciones.Mejor seríadenominarlo…¿Aceptaciones?¿Afirmaciones?¿Asentimientos?¿Cómose llamaalactodetenerelsídemasiadofácil?¿Tendránombre?

Vino aO’Connor enmitad del cuatrimestre de la facultad para ver a su padre,porqueBelaúndeyFontanaselopidieron.Ydijoquesí.Sequedódossemanasenelpueblo, aunque eso le complicara la cursada, porque recién a partir de la primerasemanalepareciódarsecuentadequesuviejoestabaempezandoaabrirseunpoco.Acáfuesuconciencialaquelerecomendóquedarse,aunquelademoraenregresarlecomplicaramantenerregulareslasmaterias.Volvióadecirquesí.

Julioyagosto,deregresoenLaPlata,fueronunapesadilla,encumplimientodetodassusoscurasprofecías.AduraspenasembocóuncuatroenlaúltimaentregadeDiseño y aprobó dando lástima el último recuperatorio de Estructuras. A fines deagostofuedirectamentesuviejoelqueloconvocóporquelonecesitabaenelpueblo.Pensó en decir que no, que quería por lo menos meter el final de TécnicasConstructivas, porque al de Estructuras no llegaba ni por equivocación, ni al deHistoriadelArte.Perodijoquesí.Otravez.

Y cuando llegó aO’Connor se viometido en una conspiración de viejos locoscuyosdetalleslohicieronconcluir,sencillamente:«Vamosaterminartodosencana».Debióhaberdicho,enesemomento,queno.Quenocontaranconél.Queenrealidadtodaesaideaeraunaimbecilidadyunalocura.Quedeberíanbuscarporotrolado.Onobuscar.Peronoconeseproyectode locos.Perodijoque sí.Que sequedabaelrestodelañoenelpueblo.Quecontaranconél.Pusocaradetraste,comoparaquesuviejo, o Belaúnde, o Fontana, se dieran cuenta de que no estaba de acuerdo. Peroningunopareciónotarloy,silonotaron,prefirieronhacerselosdistraídos.

Yelacabose(aunqueconesosinsanosesimposibledeterminarcuáles,odóndeacabael«acabose») fuecuando ledijeronque teníaque trabajarde jardineroen laoficina de Manzi. Lo de «jardinero» lo dijo su padre, para simplificar. Belaúnde,haciéndose el específico, aclaró que no tenía que hacer de jardinero, sino de«cuidador de plantas». Y Fontana, al que le gusta la precisión semántica, prefiriódefinirlocomo«paisajista».Antesucaradepánicooincredulidadledijeronqueloque tenía que hacer era pasarse un par de horas, los jueves—o los martes y losjueves,mejor—,enlaoficinadeManzi,haciéndoseelquearreglabalasplantas.

LoscerebrosdelplanhabíandecididoquelesvendríabienteneraalguiencercadeManzi.«Unquintacolumnista»,dijoFontana,quetienedebilidadporlodramático,sobretodosiletraereminiscenciasrevolucionarias.

Habían estado dándole vueltas al asunto como dos semanas (mientras Rodrigointentaba que su año universitario no se fuera redondamente al carajo) y creyeronhallarlasoluciónperfecta:laviudadeLlanostieneunvivero,yeseviverolevende

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las plantas aManzi y le ofrece un servicio demantenimiento. «La viuda no tieneproblemaenquevosteocupes»,siendo«vos»elidiotaquenosabedecirjamásqueno, y siendo «te ocupes» que realice una tarea de la que no tiene el menorconocimiento.

Belaúndeseofrecióaenseñarlealgunos rudimentossobre fumigación, limpiezadehojasyremocióndetierra.Perolaclasefueefímerayuntantovaga.Diezminutosdurante los cualesRodrigo siguió aBelaúnde por el jardín que plantó detrás de laestacióndetren,mientrasestefumigabalosrosalesycomentaba,devezencuando,«alasplantashayquetratarlascomoalagente».

Elrestodelcomandotácticonofuedemasiadoexplícitoconrespectoalastareasque se esperaban de él una vez «introducido en el campo enemigo» (de nuevoFontanaysupelículabélica).Apenasun«vosabrílosojosyfijate».«¿Fijatequé?»,le preguntó a su padre cuando se quedaron solos. «Fijate a ver qué ves que puedaservir», fue la respuesta.Esafue laúltimaoportunidadque tuvoparadecirqueno.Queni loco.Porquenosabemantenerplantas,porquenoesunespía,porquenoleparece bien todo ese plan de energúmenos que están llevando adelante. Y sinembargo, dijo que sí. Una, dos, cincuenta putas veces dijo que sí. Por eso ahoraRodrigoterminadesubirlaescaleraquedesdelaveredaconduceaesaoficinaenunprimerpisoysetopacaraacaraconManzi.

Ahí está.Esun cincuentóngrandote, cargadodehombros, canoso, que lomiraconcarade«¿Teconozcodealgúnlado?».

—SoyRodrigo,delviveroLaRosa.Vengoporlasplantas…Elotrodemoraunratoencaer.Alfinalasienteconungesto.—Claro,claro—diceManzi,comopordecir.Rodrigolevantaelbolsoquellevaenlamano,delqueasomaelmangodeunas

tijerasdepodaryunfumigador,comodandoaentenderquequiereponerseatrabajar.Manzihaceungestodequepase.

—Yoestoyallá,trabajandoenmiescritorio—dice,yéndose.Rodrigomiraasualrededor.Laoficinatienedosambientes.Eldelfondoeselde

Manzi.Máschico,ocupadocasiporcompletoporsuescritorioyunpardesillonesgrandes.Eltipoyaestáenfrascadoensuscosas,olvidadodetodolodemás,incluidoRodrigo.Esoesbueno.Sealcanzanaverunpardeplantasdeinterior,enunestante.En la oficina más grande, en cuyo centro está él de pie, hay más espacio. Unescritorio grande que ahora está vacío pero tiene signos de tener un dueño. Unmonitorencendidoyvariascarpetasypapeles,bienordenados.Hayunaplantitaconflores.Seacercaparaversilograidentificarla.Floresamarillas.TendráquepreguntarelnombreenelviverodeLlanos.Rozaunahoja,conlaideadehacerseunanociónde la textura, del nivel de humedad que puede convenirle, porque supone que lasplantasmás tiernas requeriránmás agua y lasmás leñosas necesitaránmenos…, yresulta ser de tela.Rodrigo alza los ojos haciaManzi.No hablaría bien del nuevocuidador que no fuese capaz de distinguir las plantas artificiales. Por suerte sigue

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absortoensuscosas.Sueltalaplantaygira.Hay un arbolito en unamaceta. Arbolito de interior…Tiene que ser un ficus.

Rodrigo se siente reconfortado. Ese nombre lo sabe. Su mamá tenía uno en elparador,enlaestacióndeservicio.Laformadelashojasesparecida,aunqueeldesumadre tenía hojas verdes, lisas, y este tiene hojas verdiblancas. Será un ficusverdiblanco, capaz.Sigue suvistazopanorámico.Laoficinada, por el frente, aunbalcón terraza llenodeplantas.Maldita suerte.Ahí hayde todo: plantasgrandesychicas, otro ficus, un arbustomedio pinchudo. Intenta consolarse pensando que siesasplantasresistenlaintemperietambiénvanapodersobrevivirasuintervención.

¿Quémás?Dos, tres plantas de interior en un rincón. ¿Pero qué le pasa a estetipo?¿Tienecomplejode…agrónomo?Otravezlefaltanlaspalabras,ymenosmalquesemetióaarquitectoynoaperiodistaocosaporelestilo.

Abreelbolsoysacaalgunasherramientas.Oyepasosenlasescaleras.Lesuenanapasosdemujer.Sigueenlosuyo,enelafándepasarporexperto.Escuchaquelosaludan a su espalda. Se incorpora, gira y sonríe. Y después se olvida de todo lodemás,porqueahí,paradafrenteaél,estálamujermáslindadelmundo.

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Belaúnde y Fontana se pasan un largo rato de pie en la caja de la camioneta.Perlassi semantiene en el asiento del acompañante, unpocopor el frío y unpocoporquehacemuchoqueno se sube a laF100.Desde el accidente.No sabe cuántocostóarreglarla.Tampocopreguntó.Tampocoquisoque la repararan.Unbuendía,mientras él todavía estaba internado en el Hospital de Villegas, vino Fontana acontárselo. Lo escuchó como quien oye llover. Le daba lo mismo que viniera aproponerlecomponerlacamionetaoviajaraMarteoconvertirsealbudismo.LedabaigualporquePerlassinoqueríanada.Poresotampocolesignificónadacuando,unpardesemanasantesdequeledieranelalta,elpropioFontanavinoconlasllavesdelacamionetaadejarlassobresumesadeluzydecirlequeestabalista.

—¿Listaparaqué?—preguntóPerlassi.—Listaparaquelauses.—Nolavoyausar.Nomanejomás.Fontanasehabía tomadoalgunosminutosdesilencio,parapensarcómoseguir,

peronoencontrabaelmodo.—Bueno,igualteladejamos.—Llevalaalaestacióndeservicio.Acánoladejes.Cuandosalgadelhospitalles

aviso,asímevienenabuscar,vosoBelaúnde.¿Teparece?Asíhabíanhecho.Perlassipasótodavíavariosdíasmásenelhospital,avanzando

conlarehabilitación,yfueronabuscarloenelCitroëndeBelaúnde,conFontanayRodrigo.Habíanhecholoscincuentakilómetroscasiensilencio,comentandoapenasdelaslluvias,queveníanatrasadas.

Ahora Perlassi está sentado en el lugar que ocupaba Silvia cuando seaccidentaron. Y no hay nada, alrededor de su sitio, que indique el accidente, queseñaleeldolor,queofrezcaindiciosdelamuerte.

Unosgolpecitosenlaventanillalotraenderegreso.Belaúnde,emponchadohastala nariz con una bufanda de lana, le hace señas de que baje. A regañadientes loobedece.

Estánenunaloma.Llevanhorasrecorriendoesoslugaresaltos.Enparteporquelos campos de la zona sonmuyplanos e intentan conseguir cierto panorama, y enparte porque suponen que Manzi habrá elegido un sitio elevado para evitarinundaciones.DíasatrásBelaúndehizounaprimerarecorrida,señalandoloslugaresqueparecíanmásprometedores,porlaelevación,porlosmontesdeárbolesyporlaspocasprecisionesquehabíadejadoelrelatodeSaldaño.

Fontanasiguedepieenlapartedeatrás,girandolentamentemientrasobservaatravésdeunosbinoculares.

—Tenés muchas películas de guerra encima, vos. Demasiado Rommel,demasiadoPatton—seburlaPerlassi.

Fontanaloignora.Belaúnde,desdesulugar,señalaunpuntohaciaeloeste.

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—Enfocá para allá, Fontana. Ahí como a la izquierda del montecito ese deárboles.¿Ves?

—Sí,veo.—Alaizquierda.—¿Elloteesequeestásembrado,decís?—No.Antes.Entreelmontecitoyellote.¿Ves?—Sí,veo.Peronoséquéquerésquemefije.—Simirásbienvasaverquehaycomouncuadradodealambre.—Eselpotreroensí…Belaúnde chista con impaciencia y vuelve a subir a la caja. Perlassi lo sigue.

Belaúndeseñala.—Fíjense—insisteBelaúnde—.Todoalrededorhaytrigoreciénsembrado.Trigo,

trigo,trigo…,¿cierto?Bueno.Enelmediodeltrigo,esaespeciedecuadrado,omásomenos…¿Loven?

—Sí—dicePerlassi.—Másomenos…Ahorasí—Fontana,quesigueconlosbinoculares.—Oiga,compañero,meparecequeusted,conelcatalejo,vemenosquenosotros

dosqueandamossinnada.—«Catalejo.»PorDios.«Catalejo.»Ylodecompañerotelopodésguardardonde

mejortequepa,camarada.—Seguí,Belaúnde—instaPerlassi.—Bueno. En elmedio del trigo, ese potrero con vacas. ¿Para qué vas ameter

vacasahí,enelmediodelasiembra?—¿Ycómohaceconelagua?—preguntaFontana.—Hayunmolino,másallá—señalaPerlassi—.Che,enserionovesuncarajo…—Igualesraro—retomaBelaúnde—.Cuandoanduveporacáelotrodía,medio

siguiendolasindicacionesdelalbañil,medioimprovisando,estofueloquemásmellamólaatención.Bueno.Paramíquelodelasvacasesparanollegarconelcultivohastaelcentro.

—¿Elcentrodequé?—Elcentrodeesto—señalayseimpacientaBelaúnde—.¿Lovenonoloven?

Veanbienenelmediodellotedelasvacas.Bien,bienenelmedio.¿Loven?—¿Verqué?—¿Hay…hayotroalambreomepareceamí?—indagaPerlassi.—¡Exacto, Fermín!—convalida, triunfante, Belaúnde—.Adentro del cuadrado

convacas, hayotro cuadrado,más chico. ¿Loven?Debe tenerdos, tres hectáreas,desdeacánotepuedodecir.Árboles,nomás.Montecitosdeárbolesyesaespeciedebosquemásfrondoso.

—Debeserparalasvacas.—¡No! Fijate que las vacas ahí no pasan. No las deja ese otro alambre. Está

cercado.Cercadoporcompleto.

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—¿Yesoparaqué?—Paraquecuandovieneelpersonalconlamaquinaria,tantoalsembrarcomoal

levantar, queden lejosdel cuadradodelmedio.Lasvacas soncomoun…anillodeseguridad.¿Entienden?

Perlassiaguzalavista.Tendríanqueestarmásaltosparavermejor.PeroloquediceBelaúndesuenalógico.

—¿Entramos?—preguntaFontana.—¿Ahora?—Másbienqueahora.—No, no —interviene Belaúnde—. Falta un rato para que oscurezca. La

camionetahabríaquedejarlaacá,porquesientramossevaamarcarlahuella.Yentrequevamos,pasamoslosalambresyllegamosalcuadradonosquedamossinluz.No,tenemosquevenirpreparados,demañana.

Conmayoromenoresfuerzobajandelacajaysubenalacabina,conBelaúndealvolante.GiranenU,y lachatasebamboleaenlaszanjasdelos ladosdelahuella.Belaúnde conducemuy despacio, con las ruedas del lado derechomontadas en elpasto.Perlassicomprendequenoquiere levantardemasiadapolvaredayquepuedavérselosaladistancia.

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EstavezHernáneselprimero.Novaavolverapasarlelodelencuentroanterior,cuandollegóalagomeríadeFontanacuandoestabantodosymásdeunosevolvióamirarloconairederecriminaciónodeimpaciencia.Siquierencompromiso,tendráncompromiso.Vanatenerqueasombrarse,mangadeboludos.

El primer sorprendido es el propio Fontana. Hernán se presenta antes de queoscurezca,cuandolagomeríaestátodavíaabierta.Lohacepasar,leofreceunasientofrentealescritorioysiguehaciendosucrucigrama.

—Siquiereloayudo—diceHernán,irónico,cuandovequeelotrocompletafilasycolumnascomounautómataperfecto,sindudar,sintachar,sinequivocarse.

Fontanasonríe,porquepescalaironía.—Quélevasahacer,pibe.Algunoshemossidobendecidoscondonesinútiles.El

míoeslacienciadelaspalabrascruzadas…Hernán sonríe también. Ese Fontana es un tipo inteligente. Su padre, frente al

comentario,solosehabríaenojado.Comosimentarloloconvocase,FranciscoLorgioeselsegundoenllegar.Otroquesesorprendedesupuntualidad.Quesigan,nohayproblema.Está dispuesto a asombrarlos a todos.Ahora el divertido es Fontana, detodosmodos.PareceentusiasmarlolaincomodidadquesientenHernányLorgio.Devez en cuando levanta la vista de su revista y los ojos le sonríen. Pero enseguidavuelve a bajarlos. Hernán repara en el fierro enorme que descansa apoyado en elcostadodelescritoriomáscercanoalapared.

—¿Yesefierroparaquées?—Ah,¿nosabés?—Fontanadaunrespingo,ysedisponeaexplayarse,peroen

esemomentolleganlosdemás,todosjuntos.DemodoquesecruzanlossaludosdelcasoyFontanacierralacortinametálica

delagomería.RodrigolepreguntasicambióelhusohorarioyahorasemanejaporeldeGibraltar, por esode su inusitadapuntualidad.Hernán lomandamansamente alcarajoyseubicanalrededordelamesadelfondo.

—Porloquevimos,lacosaesacá—empiezaBelaúnde,mientrassacaunplanohechoamano,perobastanteprolijo—.ManzicomprócomoquinientashectáreasqueerandeLángara.

—¿CuáldelosLángara?—preguntaEladioLópez.—¿VosacuálconocésdelosLángara?—lointerrogaPerlassi.—Aninguno.Sehaceunsilencio.Belaúnderetoma:—Enmediodeesasquinientashectáreas,queplantasiempredesojaytrigo,hay

uncuadradoenelmedioenelquetienevacas.Sonveintehectáreas,másomenos.—Enunazonadondeloscamposdanparaagricultura—acotaFontana.—Exacto. O sea que está desperdiciando veinte hectáreas, que podrían darle

muchomás.

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—EstamoshablandodeManzi,quevivedesesperadoporsacarunmangodecadaboludezquehace—vuelveaintervenirFontana.

Belaúndedejaqueseconcentrenunminutoenelplanoyapoyalalapiceraenelcentrodelcuadrado.Enunsombreadomásoscuroseveotrocuadrado,muchomáschico.Ahíapoyalalapicera.

—Ylomásinteresantedetodo.Acáenelmediodelatierradepastoreotienedoshectáreassinnada.

—Nadadenada.—Exacto.Están alambradas, para que no pase el ganado, capaz. Pero es como

un…centro.Uncentrovacío.—Porafueradeesecentro—agregaPerlassi—estánlasvacas.—Yporafueradelasvacas,elcultivo.Sehaceotravezelsilencio,comosilosviejosesperasenqueatodoslescayerala

ficha.—El asunto es cómo accedemos al coso ese delmedio—parece abrir el juego

Belaúnde.JoséLópezcarraspeayalzalamano.—Hayalgoquenoentiendo.—Sí,José.Decime.—Nosotros…¿lasvacas,buscamos?Sehaceunsilenciomásprolongado.—¿Perovossospelotudootehacés?—loencarasuhermano.—Ahí saltó el genio. ¡A ver, genio, explicame lo de las vacas, porque no lo

entiendo!—No,no,José—didáctico,Fontana—.Noesporlasvacas.—¡Evidente, pelotudo! ¿Cómo vamos a estar buscando las vacas?—Eladio se

permiteimpacientarse.—¿Yquébuscamos?—La soja, boludo. ¿Quévamos a buscar?—socarrón,Eladiogolpea lamesay

miraalosdemás,conunamuecacómplice.—No,no,Eladio.Lasojano…Buscamoslabóveda.—¿Québóveda?—¿Ves?¿Quiénesmáspelotudo?¿Elpelotudoquepreguntaporquenoentiende

oelpelotudoqueseburladelpelotudo?¿Eh?¿Eh?Perlassiseponedepie,porquetemequeloshermanosterminenalastrompadas.—Momento,momento.Nadienació sabiendo.Nohayproblema.Aclaremos: lo

quebuscamoseslabóvedaqueleconstruyóSaldañoaManziantesdeenfermarse.Labóvedaenlaque,suponemosnosotros,guardalaguitaparanotenerlaenelbanco.

—Ese cuadrado en elmedio de la nada o,mejor dicho, ese cuadrado de nada,rodeadodevacasycultivos,ahíesdondetenemosquebuscar.

—En el cuadrado del medio hay árboles.Muchos. Formandomontecitos. Hay

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talas, eucaliptus, cipreses de los chatos. Calculamos que debe ser ahí, para que lesirvandereferenciayporquetapalavisióndealgunoquepuedaquererespiardesdelejos.

LoshermanosLópez,puestosaasimilar tanta información,seolvidandeseguirenemistados.Miranelplanoydevezencuandosemiranentreellosconmenguanterencor.

—Ahora lo que falta es ver si estamos en lo cierto, ni más ni menos—diceBelaúndey,comosihubieraterminadodeexponersutesis,sedejacaerenlasilla.

Fontanavahastaelfondodelagomeríayvuelveconunastenazasenormesydosmazas,alasquesumasubarradehierro.Dejatodosobrelamesa,comounarsenal.

—Como no sabemos con qué nos vamos a encontrar: candados grandes,cerraduras,pasadores…,llevamosvariascosas.¿Algunasugerencia?

—Sí—diceRodrigo,queestuvocallado toda lareunión—.¿Cuándolopiensanhacer?

—Primeropensamosenhacerlodenoche,perodespuésdijimosquemejordedía—empiezaPerlassi.

—Sí.Denocheíbamosanecesitarluces,ysevendesdelejos.—Mejorconluznatural.—Asíqueloharíamoseldomingoalamañana—concluyeFontana.—No,no.Domingono—loscontradiceRodrigo.—¿Porquéno?—Porquelológicoesquelohagamosundíahábil,undíadesemana.—¿Paraqué?—PorqueasípodemosverpordóndeandaManzi.Undomingoloperdésdevista.

Nosabéssiestáensucasa,enlaoficina,enelcampoguardandoguita…—Claro—coincideEladioLópez—.Mirási justocuandovasaafanarloel tipo

vaparaalláametermásguita.—Oasacar—sesienteenlaobligacióndeobjetarsuhermano.Hernán piensa que la buena noticia es que los dos palurdos parecen haber

entendido el plan.Lamala es que estar de acuerdo con losLópez nunca es buenaseñal.Nunca.

—Aloquevoy—se impacientaRodrigo—esaque tenemosquesaberenquéanda.Esmás:cuandoustedesvayanalcampo,yomevoyalaoficinadeManzi.

—¿Cómoalaoficina?—lointerrogasupadre.—Sí,papá.Alodelasplantas.¿Nomemandaronlaotravezacuidarlasplantas?—Sí,perovosnoqueríasynosdijistequeeraalpedo.—Nossacastecarpiendo—agregaFontana.—Sí,bueno,porquenomeparecíabuenaidea.—¿Buena idea? —interviene Belaúnde—. Nos dijiste que éramos tres viejos

enloquecidoscondemasiadaspelículasdeespíassobreellomo.Hernán nota que su amigo se pone colorado, mientras intenta encontrar las

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palabras.—Perocambiédeopinión—dicederepente,comobuscandounatajo—.Voyala

oficinadeManziyseacabó.Losdemásloescuchantanconvencidoquenolocontradicen.Siquierequesea

un día de semana, que sea. Quedan para el lunes. ¿Todos de acuerdo? Todos deacuerdo.InclusoHernán,quesesiguepreguntandolasrazonesdelrojoencendidodelasmejillasdesucompañerodeescuela.

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Rodrigo espía a través del follaje de uno de los ficus. Florencia está linda,lindísima, más linda que la primera vez, si es eso posible. Los cuatro díastranscurridossinverlaselapasórecordándola.Peroamedidaquelaevocabatendíaasospecharqueensurepasoestabaexagerando.Queeramenoslinda,quenoeranasísusojos,quenoteníatanbuenculocomotendíaaatribuirleélensuspormenorizadasreconstrucciones, que algún defecto se le habría pasado por alto en ese primerencuentrollenodenerviosysorpresas:unavozchillona,elcabellofeo,ladentaduraprominente.

Pues no. Hoy Rodrigo llegó a la oficina de Manzi pisándole los talones a lasecretaria.Casilaasustócuandosubiólosescalonesdedosendos,desdelacalle,yella apenas estaba abriendo la última de las cerraduras de la puerta de blindex.Rodrigosedisculpóporlapremura.Nopodíaexplicarlequeenlareunióndel«grupocomando»habíanquedado,casiporsugerenciadeél,enquebuscaríandarelgolpeellunesalamañanatemprano.

Rodrigoconsultaelreloj.Sonlasnueveycuarto.Miraenelfondodelbolso.AhíestáelteléfonocelularqueledioHernán.Sesintiópobreyrústicocuandoelotrolesugirió que estuvieran comunicados a través del móvil. Supone que se le habránotado,porqueHernán ledijoque leprestabael suyoyqueél,desdeelcampo,semanejaría con el de su viejo. Ahí está ahora, en el fondo del bolso. Rodrigo noconoce ese modelo de teléfono, pero se consuela pensando que no debe serdemasiadodistintoalosquesíhamanejadoalgunavezy,másquenada,quesitodosalebiennotendráqueusarlo.

Si sale bien…o si salemal.Manzi no ha dado señales de vida hasta ahora, yRodrigonocometerálatorpezadepreguntarleaFlorenciapordóndecuernosandasujefe.Lapiensaynopuedeevitarvolveramirarla,yvolveradecidirqueeslamujermáslindaquevioenlavida.Ysialgunavezvioalgunamáslinda,selahaolvidado.Demodoquenocuenta.

—Disculpame—suvozlosobresalta.Unavozquenochilla,definitivamente—.¿Seteocurrealgoquepodamoshacerconlasdifenbaquias?

LapreguntadeFlorencia lodescolocaporcompleto.Rodrigonotienelamenorideaacercadeloqueesunadifenbaquia.Lamira—ysí,esmuyperomuyhermosa—yluegointentaseguirlalíneadesumirada,quepareceirendireccióndelamesabaja,sobrelaquehaycuatroplantas,dosdehojasanchasverdesyblancas,ydosmáschicasconunaflorvioletaminúsculayaterciopeladaenelcentro.Cuálesserán lasdifenbaquias,sepreguntaRodrigo.

—Vos…¿porquélodecís?—preguntaparaganartiempooprecisiones.Supalodeciegotienedosresultadosinesperadosybeneficiosos.Uno:Florencia

vahacialamesaratonayseñala,desdemuycerca,unadelasplantasdehojasanchasverdiblancas. Bien. Así que esas son las difenbaquias. Dos: cuando le pasa por

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delanteRodrigopercibequeusaunperfumeperfecto,nimuyfuertenimuydensonimuydulcenimuyfrío.Ella, todaella,escadavezmásperfecta.Endos trancosseponeasulado.

—¿Ves?Tienenlosbordesmarchitos.Rodrigoextraedelbolsillotraserodeljeanunastijerasy,aferrandolahojaconla

manoizquierda,recortaelbordemarchitodetodalahoja.Florencialomiraconlosojosmuyabiertos.Rodrigopiensaunpiropofácil,vinculadoconsusojos,perotieneelbuentinodecallarlo.

—Sueleserporexcesoderiego—aclara,conaireacadémico.—Perosisiempremeolvidoderegarlas…—Tambiénpuedeserporfaltadeagua—secontradice,impertérrito.—¿Ynotedamiedo?—¿Quécosa?—Tocarasílashojasdelasplantasesas.Dicenquesonrecontratóxicas.Rodrigotragasaliva,semiralasmanos,sepreguntaconcuáltocólaputaplanta,

seaferraalhilodevozqueconserva:—Nopasanada.Imaginatequeestoytodoeltiempoencontactoconsustancias…

Despuésmeesterilizoenel…enellaboratorio,¿sabés?—¿Laboratorio?¿Peroustedesnotienenunvivero?—Sí, sí. Pero un vivero con laboratorio —responde Rodrigo pensando si

completalosrequisitosparadeclararselapersonamáspelotudadelplanetaolefaltaalgúnítem—.Vosquedatetranquilaqueyomeencargo.

Florencia le dedica una mirada que parece significar «no necesito quedarmetranquila,porqueyaloestaba»ysellevatodassusbellezasderegresoasuescritorio.Rodrigocalculaquesisaledisparadohaciaelbañoafregarselasmanossuimagendecuidadorexpertoydehombrecabal se irápor laborda,demodoquesedisponeacomponerlasotrashojasdeesadifenbaquiademierda.

Empieza con la segunda hoja, cuyo bordemarchito esmás ancho que el de laprimera.Cuandorecortaelsegundoladolamiraconatención: larebanadadel ladoizquierdo fuemás profunda que la del lado derecho. Empareja entonces este lado,para corregir la simetría, pero cuando lo hace termina en un ángulomás cóncavo.Ahora es el lado izquierdo el que requiere unnuevo retoque.Mejor se dedica a lasiguiente. Para peor, detecta un picor creciente en el párpado derecho. MientraslevantalamanopararascarserecuerdaqueFlorenciacalificóaladifenbaquiacomo«recontratóxica»ydetieneelmovimiento.Porsupuesto, lasensacióndepicazónsemultiplica.Elojoempiezaallorarle.

—¿VosestudiásenLaPlata?—lavozdeFlorencia,queaestaalturanosolonoeschillona,decideRodrigo,sinotanperfectacomosusojosydemássinuosidadesyprotuberancias,ledaunaidea.Tienequeconcentrarseenlaconversación.Enesoyendejarparejaslashojas.Dentrodeunratosí,podráiralbañosindespertarmayoressuspicacias.Peroahora,conversaryemparejar.Conversaryemparejar.

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—Sí,sí.Arquitectura.—Quélindo.Bah…,digoyo.¿Ytegusta?—Mucho.—¿Ytevabien?—Sí…,normal,supongo.MejornocompartirconFlorenciasulúgubrepronósticoacercadequelosfinales

deEstructuraseHistoriadelArtelosvaaaprobareldíadelApocalipsis.—¿Peroenestaépocanotendríasqueestarcursando?Malditaclarividenciadeesachicaparametereldedoenlallaga.Sí,debería.Pero

mejor estar ahí, enVillegas, como falso paisajista,mientras los otros pelotudos sehacen losagentes secretosenelmediodel campo.Eso le recuerdaquemientrasélconversa y arregla plantitas los demás están en el centro de la acción, buscando ysaqueandolabóvedadelhijodeputadeManzi.¿Losenvidia?MiraaFlorencia,quesehadesentendidodelospapelesquelarodeanylededicatodasuatención,conelmentónapoyadoenlamanoqueasuvezdescansaenelescritorio.No,nolosenvidianiunpoco.

—Sí,perotuvequeveniradarleunamanoamiviejo.Enviudóhacepocoyandamediocomplicado…

No dicemás. Qué ridículo. Prefirió decir que su viejo enviudó, como si él nohubieseperdido a sumamá.Noes la primeravezque construye las frases así.Norecuerda cuándo, peroya lo hizovarias veces.Unmodode alejar el dolor.Que lapérdidaseadesupapá,enlugardesuya.Florencianopregunta.Lomirahacer.Hacerqué,valdríalapenapreguntarse.Vaporlahojanúmeroveinte,calcula,delamalditadifenbaquia.

—Vos decís que la única solución es esa…—dice Florencia, señalando desdelejoslaplanta—.Hacerlabonsái…

Rodrigosaledesuensoñaciónyadvierteque,de tantoemparejar, lashojashanreducidodrásticamentesutamaño.Ladifenbaquiaparecehabersufridounataquedehormigasmarabuntas.Serecomiendafrialdad.

—Nopasanada.Despuéscrecen…aloancho.Seregeneran,¿sabés?Acompaña las palabras con un gesto amplio, como de hojas ensanchándose.

Florencialoobserva,impávida.Yderepente,asusespaldas,enlaoficinadeManzi,unachicharraestridentecomienzaaatronarelespacio.

—¿Esoquées?—preguntaRodrigo.—Nosé—diceFlorencia,espantada—.Perotengoordendellamarlourgente,si

llegaasonar.Esunaalarmadealgosuperimportante.Disculpame.FlorenciacorrealaoficinayRodrigoalbaño,conelbolsoenlamano.Loabre

conelcorazóndisparado.Sacaelcelular.Conmanostorpesabreelmenú:contactos,papá,llamar.Elteléfononotieneseñal.Mierda.Entreabrelapuerta.Florenciasigueenelteléfono,dandolaespaldaalaoficinageneral.SinpensarlodemasiadoRodrigose lanzahacia lapuertadeblindex,baja laescalerade tresen tres,desde lavereda

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intentaotravezllamarasugente.Laalarmanopuedesignificarotracosa.

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Hernán piensa que el «grupo comando», así como está, desperdigado por elcampo de Manzi, parece salido de una de esas películas en las que algunosrastreadoresbuscanaunfugitivoenmediodelospastizales.Faltaelfugitivo,claro.Yfaltanlossabuesos.Yfaltanotrosveinterastreadoresparaquelabúsquedaparezcaalgomásomenosserio,porqueelgruporeal,talcomoselove,seistiposunpocoaladeriva,comoquienbuscaunllaveroqueselecayóporunagujerodelbolsillo,nodalasensacióndequeestécapacitadoparaencontrarabsolutamentenada.

HernánloscontempladesdeeltechodelacamionetadePerlassi,estacionadaenlamismalomitade lavezpasada.Habríapreferidoserunodelosbuscadoresde labóveda,peroletocóquedarsedecampanaporqueeselúnicoquesabecómomanejarel teléfono celular. Los viejos no tienen la menor idea, por viejos. Y los Lópeztampoco,porbásicos.Ellos seofrecieron,peroel restodelgrupoprefiriódejarloaHernán.EncuantoaMedina,elsextointegrantedeesepelotóndesquiciado,nodebetenerideadecómomanejarnoyauncelularsinounteléfonodelínea,piensaHernán.

Echamano almóvil.Lo preocupa lo débil de la señal, aunque ha preferido nodecirnadaparanopreocuparalresto.Segúncómovieneelvientolaseñalesmínimaoinexistente.Ahora,porejemplo,estánincomunicados.

Ahí siguen los seis recorriendo el campo. Perlassi los ha puesto a seguir unitinerario más o menos geométrico, que arranca junto al alambrado y va hacia elcentro,haciaelmásfrondosodelosgruposdeárboles.Ahídebenconfluirenalgunosminutos, si siguen a este ritmo. Cuando atravesaron el campo de las vacas losanimalessealejaronaladisparada,perocuandovieronquelacosanoeraconellosvolvieronapastar,indiferentes.

Hernánpreferiríaestarahí,buscandoconellos.¿Ysiselespasaporaltoalgunaseñal que denote que ahí está la bóveda?Enuna de las reunionesHernánpropusoseguiraManzi.Partiendodelabasedequesoloélconocelaubicacióndelabóveda,y de que de vez en cuando debe traer o retirar dinero del escondite: ¿no esmejorrastrearalescondedor,másquealescondite?Deentradaalosviejoslesparecióbien.Incluso a su propio padre. Pero Rodrigo objetó que era muy difícil ir detrás dealguienporelcamposinqueseapiolaradequeloestabansiguiendo.Teníarazón,elpelotudo.PeroaHernánlemolestasentirquecadacosaqueseleocurreaélesunapavada,oquesiemprehayunaideamejorquelasuya.NoesculpadeRodrigo.Noesculpa de nadie, o es de su viejo, que dicho sea de paso no está ahí, entre losrastreadores. Los del grupo mismo son los que le dicen: «No, Lorgio, ustedmanténgase almargen.Ustednovenga». ¿Semerece tanto cuidado? ¿Porque tieneplata? ¿Porque tiene una reputación? ¿Un nombre?Si es por eso, Perlassi tambiéntieneunprestigio.Ysinembargoestáahí,agachandoellomoentrelospastosaversiencuentraalgo.

Vuelveamirarelteléfono.Ahora,porlabrisaquesopladeloeste,oporquesí,la

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pantallamuestraunabarritadeseñal.Ojalásigaasí.AunquenadaindicaqueRodrigotenga que llamar. Sería una combinación un tanto extraña: que efectivamente elloshubierandadoconel lugar, que el lugar tenga algún tipode alarma,que la alarmadetecte la presencia de ellos, que Rodrigo pueda tomar conocimiento de esadetección…yreciénentoncesRodrigoestaríanecesitandocomunicarseconél.

Los López discuten por señas, separados como están por casi cien metros.Perlassidebehaberlosubicadoasíparaevitarquesepeleen.Hernánsepreguntasitodosloshermanosseránasí.Lehubieragustado,esodetenerhermanos.Yaelgrupoestáapuntodeingresaralbosquedelcentro.Hernánnoconocemucho,perocreequealgunos son sauces y otros eucaliptus. Pierde a los hombres de vista y vuelve adescubrirlos,segúnsemuevenentrelavegetación.

Derepentesuenaelteléfono.Atiendedeinmediatoperosoloescuchaelsilencio.Miralapantalla.Estásinseñal.Seponedepiesobreeltechodelacabina,paraganarunmetromás.Siguemudo.Entraalmenúdelteléfonoydescubre,espantado,quelallamada perdida es de Rodrigo. Lo llama, pero salta el contestador. ¿Será que elpropioRodrigoestáinsistiendo?Desconectayespera.Porqueestásubidoahí,porlabrisa,oporque sí, el símbolode la antenaconservauna línea.Sequeda tanquietocomopuede.Elteléfonovuelveasonar.Comosiestuviesemanipulandounagranadadetonada,acercaelaparatoalaorejayoprimeelbotónverde.

—¿Hola?Sonidodeestática,odeviento.Luegosilencio.Unpardepalabras sueltas.Sin

dudaesRodrigo.—¿Qué?¡Noteescucho,Rodrigo!¡Moveteaotrolado!¡Noteoigo!Denuevolaalternanciadesilenciosysonidosininteligibles.—¿¿¿Qué???—Manzi…Villegas…a…ma…—¡Noteoigo!—No…ala…Denuevomudo.Lapantalladiceotravez«sinseñal».Hernántienequedecidirsi

la última palabra fue «alarma». Baja del techo de la camioneta, arroja el teléfonodentrodelacabinaysalecorriendotanrápidocomoledanlaspiernas.

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Estas son las situaciones en las queManzi se siente solo. Le gustaría tener aalguien con quien compartir su preocupación y su angustia. Sus dudas, al menos,mientrasconducesuToyotaHiluxacientosetentaporlaruta33haciaelnorteysepreguntasialguienleharobadolabóveda.

Peronotieneanadie.Anadieenquienconfíelosuficientecomoparacontárselo.Su hija no cuenta. Su mujer, menos. A sus amigos del club no va a cometer eldesatinodecontarles. JamáscometeráunerrorcomoeldeFiorentino, aquellavez,cuandopasadodewhiskyhablóenelclubdesupropioesconditeylediolaidea.

—Es así, Fortunato—venía diciendo aquella vez—. En el banco no se puedetenerlaplata.Esunpeligro.

Manzinohabíapodidomenosquedarlelarazón.ConelCorralitohabíazafadojusto.Porunosdías.PorunosdíasyporlabuenaideadelgerenteAlvarado.

—Igualnadiedicededejarlaguitaenlascuentas,Fiorentino—repusoalgunodelgrupo—.Paraalgoestánlascajasdeseguridad.

—¿Yquiéntedicequeeldíamenospensadonoteabrenlascajas?—preguntóFiorentino,y fuepalpable el escalofríogrupalque recorrió lamesa—.No…Ni enpedo.

—Hablandodepedo…—otrointentórelajarlatensióndelmomento,peronadiesesumóalachanza.

—Habloenserio,González—leretrucóFiorentinoalchistoso—.Hayquehacercomoenlaépocadeloscastillos,nene.Unagujero.Yenelagujero,laguita.

Fiorentinohizoungestohaciaelsuelo.—Enelsótano.Ahítequierover.Avercómohacésparaentrarmealsótano.De esa conversación aManzi le quedarondos sensaciones.Porun lado, que la

ideadeFiorentinoerabrillante.Peroalmismotiempo,quesuamigoeraunpelotudoqueleshabíacontadoadiezpersonasqueteníatodosudineroguardadoenelsótanode su casa. Que él supiese, esa confesión no había tenido consecuencias paraFiorentino.Seguíatancampanteconsuscamposysusviajesexóticos,ylascasasderepuestos enVenadoTuerto y enRufino que andaban viento en popa. PeroManziestáconvencidodequelosboludostienenmássuertequelagenteinteligenteycomoél,Manzi, es un tipo inteligente, necesita—además de inteligencia— esfuerzo. Elesfuerzodepensar,primero,ydehacer,después.

Yelesfuerzodesacrificar,también,queeslomásdifícil.ElcampocompradoaLángarahabíasidounagangadesdetodopuntodevista.Elprecio,lascondiciones,laubicación, lacalidaddela tierra.SiLángaranohubieraestadoasídeahorcadoconlasdeudasni locoselohabríavendido,ymenosenesostérminos.Laprimerasojaque lehizo lavendió tanbienque recuperó lasextapartede la inversión.YahíesdondeManzi se felicita:porque fuecapazde separarmásdecincuentahectáreasydejarlasimproductivas.Oconunascuantasvacas,queesmásomenoslomismo.O

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peor,porquelestuvoqueconstruirelmolinoparaelaguayalambrarlo.Yesocuestadinero.Peronoleimportó.

Uno tiene que ser inteligente y precavido. Y mejor no pensar en la renta quepierde,yperderáenelfuturo,dejandoesascincuentahectáreassinsembrar.Otrovaylas siembra. Todas. Las quinientas.Cuando empezó con el campo, el año anterior,Manzi no tenía ni idea de cómo hacerlo.Ahora tampoco ha aprendido demasiado,peroselasrebusca.Suplanteoesconservador,porqueél,Manzi,esconservador.Lastierrassonbuenas.Muybuenas.Dancomoparahacerlestrigoysoja.Yendoamenos,puedesacarle300dólaresporañoacadahectárea.Dejarcincuentadelasquinientassinsembrarsignificaresignar15.000dólaresporaño.

Esecuadradodecincuentahectáreasesnadamásqueeso.Uncuadradoalrededordeloquerealmenteimporta.Cualquierconocedordelcampopodríadecirqueesunzoológico de vacas.Unas cuantas vacas en estado semisilvestre. Con los cuidadosmínimoscomoparaqueningúnorganismopúblicolearmequilombo.Porlodemás,vacas inútiles. No importa. Que piensen lo que quieran. Que piensen que es uncomerciante que del campono sabe nada de nada.Mejor pasar por estúpido y porbruto.Además,lasotrascuatrocientascincuentahectáreassíqueledanganancia.Notodoslosañosseránigualdebuenos,peroencuatroocincoañossepagaelcampocompleto.Ylasgananciasahí,creciendoparaél.

ManzipasaelaccesoaSantaReginayunoskilómetrosmásallágiraaladerecha,porelcaminodetierraquevaaVillaSaboya.Ahoradeberáirmuchomásdespacioocorreelriesgodevolcarymatarse.

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CuandovenaHernáncorriendohaciaellosconlosbrazosabiertoscomosifueseun molino o un espantapájaros en estado de pánico, y escuchan sus gritosdestemplados, se miran sin saber qué hacer y a punto de quedarse paralizados deterror; pero Perlassi da un par de órdenes claras y certeras que los ponen enmovimiento.ABelaúnde,MedinayFontanalesgritaquerajenparalacamioneta.AEladioleordenaquejuntelaherramienta,yaJoséleseñaladospostesdelalambradoyledicequelosaflojesinromperlos.

CuandoHernán se los cruza en plena carrera, los viejos le dicen que se apure,porquePerlassi lonecesita.Cuandoloalcanza,Fermínlesalealencuentroconunasogaenlamano.

—Vení.Ayudameaenlazarunavaca.MientrasHernánintentadeterminarsiPerlassiestásufriendounbrotepsicótico,

EladioLópezlespasacercaconlatenaza,labarretadeFontanaylasierra.—¡Tirátodoenlacamionetayvolvéparaayudar!—leadviertePerlassi.Vanhaciaungrupodevacasque,cuando losvenacercarse, se incorporany se

alejanparaponerseasalvo.PorinerciaopordesesperaciónHernányPerlassisiguencorriendountrecho,aunqueesevidentequenovanadarlesalcance.

—¿Así,Perlassi?—elquepreguntadesdelejosesJoséLópez,quezarandeauntramode alambradodequinceoveintemetrosqueha conseguido aflojar—. ¡Tuvequeaflojarcuatropostes,porquecondosnisemovía!

—¡Perfecto, así… así está bien!—Perlassi responde en un jadeo—. ¡Tiralo alpisodeltodo!¡Eso,asíestáperfecto!

SeencaraconHernán.—Vamos—ytrotahaciaotrogrupodeanimales.Pero las vacas están sobre aviso, o son mucho menos estúpidas de lo que se

suponeque son,o ellosdos sondemasiadoenfáticos en susmovimientos, pero losanimales se espantan y huyen más rápido todavía que los anteriores. Perlassi sedetiene,agitadoamásnopoder.

—Así…asínovamosaningúnlado—suelta.—¿Pero vos tenés idea de cómo enlazar una vaca?—preguntaHernán, apenas

máscompuestoqueelviejo.—Ni la más puta. Pero necesitamos que algunos de estos bichos entren en el

potrerodelmedio.Sino,cagamos.Hernáncreecomprender.Perlassipretendefingirquefueronlosanimaleslosque

entraron e hicieron sonar la alarma. Vuelven a ponerse en movimiento mientrasHernánsepreguntasitodaesalocuranoseráalpedo.¿YsiloqueasustóaRodrigo,enlaoficinadeManzi,fueotraalarma?Difícil,peroposible.¿DedóndesacanellosquelaúnicaalarmadeManzitienequeverconladichosabóveda?Porque,dichoseadepaso,Hernánnisiquierasabesilabóvedaexiste,ysilaencontraron.

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—Che,Perlassi…Labóveda:¿laencontraron?JoséLópezpasacomounaexhalaciónasulado,distrayéndolos.—¡Pará, José! ¡Vení a ayudarnos!—grita Perlassi, pero el otro ni siquiera se

vuelveamirarlo.Se detiene recién cincuenta metros más allá, y empieza a hacer gestos a su

hermano, quien, doscientos metros adelante, viene de regreso de dejar lasherramientasenlaFordF100.Elotrolerespondecongestosigualdeherméticosyabundantes.

—¿Yestosdos?—preguntaHernán,quenopuedeevitarpensarenesostiposquedaninstruccionesalosaviones,medianteseñales,justoantesdeestacionarsejuntoalasmangasdelosaeropuertos.

PerlassiestátanenBabiacomoél.Despuésdemoverafirmativamentelacabeza,alunísono,loshermanosempiezanatrotardescribiendounadiagonal,JoséhaciasuizquierdayEladiohaciasuderecha.

—¿Quéhacenestosdosboludos?—murmuraPerlassi.Hernánobservaqueambos se estánacercando,desde las antípodas, aunavaca

quepacesola,alejadadelresto.—Vanhacialavacadeallá—arriesgaHernán,señalandoaeseanimal.Cuandoestánacincuentapasos,lavacadejadecomeryalzalacabeza,perono

se aleja.Hernán sepreguntaqué extrañomagnetismoemanarán losLópez, que lespermite aproximarse sin que el animal se alarme. Así los hermanos se acercan atreinta, a veinte metros del rumiante. Entonces alzan los brazos y empiezan a losalaridos.

—¿Peroquépretendenestosdospelotudos?—sedesesperaPerlassi.Lavacaagachalacabezaycorre,yentoncesHernányelviejosepercatandelo

que sucede: en el sitiohaquedadoun terneroblanco,quedudaentre el terrory lahuida.Eladioaprovechael instantedeperplejidaddelcachorroy leaferraunapatatrasera.Elterneroselanzaacorcovearparazafarse,mientrasavanzaunospasosenladirecciónenlaquecorriósumadre.Joséllegaenauxiliodesuhermanoyaferraalternero primero del cuello, y después de las patas delanteras. Eladio aprovecha asujetarlapatatraserarestante,yentrelosdos,yconmuchoesfuerzo,alzanalterneropor laspatas.Unavez en el aire el animaldejadepataleary se limita a lanzarunmugidolastimoso.Lavaca,quesehabíadetenidoaunatreintenademetros,saledesupasmoy seaproximaal trote.Loshermanos, temiendounaembestida,dejandecorreryempiezanalosgritos.Lavacasedetieneuninstante.

—¡Vamos!—gritaHernán,quecreecomprendercómopuedeayudaralosLópez.Perlassilosigue.Hernánsacudelasogasobresucabeza,contanmalasuerteque

lepegaunchicotazoaPerlassi,quesedetieneconunquejido,tapándoselamejilla.LosLópezcaminantanrápidocomopuedenhaciaelpotrerodelmedio,perotodavíaestánaunosbuenos cienmetrosdel alambradovencidoquepreparó José.Lavacaagachalacabezayseaproximaaembestirlos.Hernánemprendeotravezlacarrera

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peronollegaatiempo.LamadreledauntopetazoaEladio,quesederrumbaconungritoyarrastraensucaídaaJoséyalternero,queapenassevelibresalecorriendodetrásdesumadre.

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Manzi, sindetenerse, saca lapistola9milímetrosde laguantera.No lequitaelseguro, porque con los barquinazos que pega la camioneta en la huella desparejacorreelriesgodequeseleescapeuntiroencualquiermomento.Selaajustabajoelcinturón,alaespalda,mientrassepreguntasiserácapazdeusarla.Seconsiderabuentirador,yestuvopracticando.Peronoeslomismoenlatranquilidaddelpolígonoqueconlatensióndelmomento.Habráquever.Claroquetodavíaexistelaposibilidaddequeseaunafalsaalarma.

Sucedeesodequelasalarmassedisparensolas.Eltipoqueselainstaló,Seoane,insistióenqueno.Consusalarmas,esonopasaba.Peroquiénsabe.Elanunciollegóporpartidadoble.Asucelularyasuoficina.Comoestáprevisto.Poresolollamósusecretaria,segúnlasinstruccionesquelediocuandoempezóatrabajarconél,haceunosmeses.

¿Habríasidomejorquenosupieranada,lachica?Porunladosí,paramantenerlainformaciónlomásguardadaposible.Peroporelotrolado…,¿ysilaalarmasuenaconélenlacalleyenunsitiosinseñaldecelular?MejorquesueneensuoficinadeVillegas,yquelapibaleavise.Total,ellanotieneniideadeacuáldesusnegocioscorresponde.Hará loquehizohaceun rato.«Hola, señorManzi,acabadesonar laalarma.»«¿Hacecuántoquesuena?»«Hacemenosdeunminuto.»«Gracias.»«Nohaydequé.»Fin.Lachicanotienemododesabermás.

Algunavezloleyó,nosabedónde.Esaideadela«compartimentización».¿Asísedecía?Creequesí.Unosabeunacosa,otrosabeotra,otrosabeotramás.Ningunosabetodo.Solamenteél.Aunplayerodelaestacióndeserviciolepagóparahacerelpozo.Esepozoridículoenelmediodelcampo.

—¿Tresportresportres,jefe?—Sí,tresportresportres.Unapileta.—Unapiletaasí…,cuadrada.—Sí.Enrealidadlosquevanahormigonarladespuéstomanbienlasmedidas.—Yopenséquelosquehacíanlapiletahacíantambiénelpozo—diráelplayero.—Sí,peroasímesalemásbarato.Y ese instante, ese segundo de ojos brillantes en el playero. En el playero que

piensa«Tacaño.Sosuntacaño,Manzi».YManzifeliz,porqueleencantaconoceralagente.Conoceresanticiparse.Yelplayeropiensaquesu jefeesun tacañoyunboludo.Perfecto.Comomucholocomentaráconlosimbécilesdesuscompañerosdela estaciónde servicio, que concluirán lomismo.Después fue el turnodel albañil,Saldaño.

Noloeligióporquesí.Loeligióporturbio,porborracho,porquetodoelmundole hablómal de él. Al albañil tenía que encargarle las paredes y la loza para unahabitaciónenterrada.

—¿Esunapieza?

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—No.Tengoqueponerunasbombasdeagua.¿Violasvacas?—Ajá,lasvi.—Para las vacas. Para el agua. Y tengomiedo de que en la superficieme las

afanen.—Claro.—Yacáabajolasvoyatenercon50.000voltios.Elquetoqueseachicharra.Ylosojosabiertosdelalbañil,peroojosdeentender,ojosde«Claro,quiénvaa

sertanboludodeprendersefuegoporunasbombasdemierda».Yesofuetodo.Hastallevó unos folletos de esas bombas, y le hizo pasar unos caños corrugados por lasparedes.

—¿Paralaelectricidad?—preguntóSaldaño.—Paralaelectricidad—confirmóManzi.La compuerta del techo se la encargó a un herrero de Lincoln. Bien lejos de

Villegas, el encargo. Compartimentar todo. Esa es la cuestión. Y como hay quepensar en cada detalle, antes de amurarla la camufló en el garaje de su casa. Tresfinesdesemanadetrabajo,perovaliólapena.Unareddehilosfuertes,formandounamallaconagujerossosteniendounacapaderesacaparahacerlamásliviana,perodematerialorgánicoparaqueprontolecrezcapasto.

Elúltimosábadodetrabajosumujerterminóporpreguntarle:—¿Yesoquées,Fortunato?—Nada—dijoél.Ellanopreguntómás.Noporloquerespondió.Poreltono.Lostonosimportan

másquelaspalabras.Paracompletareltrabajodedistracción,aSaldañolehizopasarunascañeríasque

moríancuarentametrosmásallá,enmediodelanada.—Paraconectarconlaperforación—leexplicóaSaldaño.—Claro—dijoeltipo.Simplementeparahacermássólidoelcuento.Platabiengastada.Cuarentametros

decañoenterradosalpedoahíenelcampo.Loúltimo fueencargarleselmolinoaunostiposdeLaboulaye.Peroesonofueunapantalla.Fueparaasegurarlesaguaalasvacas.Lohizolevantarcientocincuentametrosmásallá, lejosdetodo.Unmesdespuésdequeelalbañilterminaraeltrabajo.

Pegaelvolantazoparatomarbiencerradalacurvaenlabifurcaciónquelolleva,ahorasí,asusquinientashectáreas.Dentrodecincominutoslascosasseránasuertey verdad: la suma de todos los argumentos que viene repasando desde que saliópitandodeVillegasesounasólidaredqueloprotegeouncúmulodenada.

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Hernánllegasacudiendolasogasobresucabeza.Laideaesquesalgacorriendoyel ternero sea incapaz de seguirla. Pero lamadre no se decide amoverse.Hernántomauna decisión arriesgada. Se lanza sobre la vaca y la golpea en el costado.Elanimal ahora sí corre aterrorizado. La cría queda paralizada de terror el tiemposuficientecomoparaquelosLópezvuelvanaabalanzárseleyalevantarlaenupa.Deahoraenmásloshermanossiguenensutorpecarreraconelanimalalzadoenvilo,mientrasHernángiralasoga,amenazante,paramanteneralamadrearaya,yPerlassilosecundapegandoalaridosululantesymoviendolosbrazoscomoaspas.

AsílleganhastaelsitiodondeJoséderribóelalambrado.—¡Siganhastaelfondo!¡Hastalaotrapunta!—ordenaPerlassi.Ahorasecomplicaporquenoesuncampodelabranzayestállenodepastizales,

arbustosyraícesdeárboles,ylasogaquesostieneHernánseenredaavecesconlasramas.Lavacaaprovechacadaoportunidadparaacercarse,peroPerlassilamantienearayaconsusaspavientosysusaullidos.Esquivandolosmontes,losLópezlleganalladoopuestoysueltanalternero,quesealejatanrápidocomopuede.Lavaca,alverlibre a su cría, corre para cubrirla y ponerla a salvo. Una vez juntos, se quedanquietos,madre e hijo, pegados al alambre, veintemetrosmás allá. Perlassi apenasdejaalosotrosrecuperarelaliento.

—¡Vamos!—grita.Losdemáslosiguenpero,derepente,Perlassituercehaciauncostado.—¡Esporacá!—leadvierteHernán.—¡Yavoy,yalosalcanzo!—respondesindarsevuelta.Salendelpotrero central saltandoel alambrevencidoy cruzanel campode las

vacas a todo lo que les dan las piernas.Más allá, en la camioneta,Belaúndey losdemásleshacenseñas.Hernánseponealvolanteyenciendeelmotor.

—Esperá,esperáquefaltaPerlassi—leadvierteMedina,golpeandoeltechodelacabinadesdelacaja.

—Yasé…Miraelreloj.Notieneniideadecuántollevanentodoelasunto.Seleocurreun

modo de averiguarlo. Empieza amanipular el teléfono para dar con la hora de lallamadadeRodrigo.Pasarondieciséisminutos.¿DóndeestaráManzi?Intentapensarpor dónde les conviene salir del campo.Vio varios senderos, desde que dejaron elpavimentocercadeAmeghino.

—¡Ahí,ahíviene!—elquegritaesFontana,yaHernánselehielalasangre.PeroserefiereaPerlassi,quevieneconlalenguaafuerayunacámaradefotosen

lamano.EslacámaradeLorgiopadre,dehecho.PerlassisetrepaalacajaconayudadelosLópez.Hernánponeprimerayarranca.

—¿Pordóndeteparecerajar?—preguntaFontana.—Yodigode salir para la ruta7.CalculoqueManzivendrádesdeVillegas.O

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vieneporelsuroporeloeste.Yodigodesalirparaarriba.¿LepreguntoaPerlassi?Mira por el espejo retrovisor y, sorprendido, no ve a nadie. Está a punto de

detenerse:¿puedehaberlosperdidoatodosenunvolantazo?Giraelcuerpoyatravésdelalunetavequeestántodosechadosenelpisodechapadelacaja.VequeFontanasonríe.

—AestePerlassinoselepasauna—comenta.Hernánpiensaqueescierto.Noeslomismo,llegadoelcasodequesecrucencon

alguien,toparseconsietetiposenunacamionetaqueverúnicamenteados.Retomalacuestióndelaruta.

—Yodigoquesalgamosala7.—¿EnRufino?—MejorenAarónCastellanos.Máschico,menosgente.Fontanaasiente,mientrassepalpaelbolsillodelacamisa,buscandouncigarrillo.

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Si cuando atraviese los lotes sembrados, y abra la tranquera del potrero de lasvacas,ypaseelalambradodelnúcleo(comolegustallamaralascuatrohectáreasdelmedio),ycaminehastaelbosquecitodeeucaliptusytalasdondeestálabóveda,selaencuentraabierta,oselaencuentracerradaperovacía,todassusprecaucioneshabránsidoinútiles.Yél,unimbécil.PeroesunimbécilnoporloquepiensanenVillegas:queesuncomerciantebrutoquecompróunoscamposynosabecómomanejarlos.Sinoporquealguienseleanticipó.Yesosíqueseríaunadesgracia.Porqueesunoelquetienequeanticiparse.Siempre.Enlosnegociosyfueradelosnegocios.Ypensarenloquevanapensarlosdemás,yganarlesdemano.

Abrelatranqueradeaccesoalcuadrodelosanimales.Nosemolestaencerrarla.Si se pierde alguna vaca, pues que se pierda. Vuelve a la camioneta y avanza elúltimotramodecamino.

Hayqueconocer.Conocerparaanticiparse.Anticiparseparaestartranquilo.Ylaclaveenestecasoesquenohayanadaqueocultar.Oqueparezcaquenohaynada.Apenasun sucuchoparaocultarbombasde agua.Enuncampodeuncomerciantebrutoytacaño.Esoestodo.ParacolmodebienesSaldañotuvolaestupendaideademorirsedecáncerunosmesesdespués.Casicomosilequisierahacerunservicioaél,esodemorirse.Ysellarelsilencio.

Cuandollegaalnúcleoledaunavueltaalperímetrodelascuatrohectáreas.Eneltercerodelosladossetopaconuntramodelalambradocaído.Dejalacamionetaahí.Se apea y corre. Saca el arma de la cintura y le quita el seguro. Va directo albosquecito.Latapaestáensusitio,cubiertadepasto.Respiraaliviado.Todoestáensulugar.

De repenteduda.¿Ysi lo robaronycerraron lacompuerta?Correesosúltimosveintemetros y levanta la cobertura de resaca y yuyos. Ahí está la compuerta dehierro,cerradaconsuscincocandadosdeaceroinoxidable.Otrosuspirodealivio.

Nuevosobresalto.¿Ysilerobaronyvolvieronaponerloscandados?Difícil,peroposible.Echamanoalllaveroy,condedostorpesdenervioseimpaciencia,abreloscincocandados,loshaceaunlado,levantalacompuerta,seagachaaencenderlaluz,baja los doce peldaños de la escalera,mira alrededor.Nuevo suspiro, porque estántodas las cajasdezapatos.Pero todavíaqueda laposibilidaddequeestén lascajasperonosucontenido.Poresolevantalasoncetapasdelasoncecajas,unaporuna,ytodoestáintacto.

Ahora sí, el alivio es definitivo. Las once cajas están ilesas, con sus fajos dedólaresodepesosbienordenados.Todo está ahí.Todo estáperfecto.Nadie entró,nadievino,nadievio,nadiesabe.

Únicamenteél.ÚnicamenteManzi.

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En la vereda, Rodrigo se quedamirando el teléfono, sin saber qué hacer. EstásegurodequeHernánloatendió,perodesconocesicomprendióelmensaje.Oyóalgosobrelaseñal,peroporloquevesuteléfonotienetodalaquecorresponde.Lascincorayitas. Debe ser el deHernán el que no la tiene. Prueba de volver a llamar. Dosveces salta el contestador.Depronto repara enque saliódisparadohacia la calleyFlorencia puede estar preguntándose qué bicho le picó.Duda entre volver arriba einsistirconHernán.

Guardaelteléfonoenelbolsillo,serascalacabeza,sepasalosdedosporlabarbade dos días que lleva sin afeitar. Son los gestos que hace siempre cuando quierepensaroganartiempo,peronoseleocurrenada.Finalmentevuelvehacialaescalera.CuandollegaarribasetopaconFlorencia.

—Ah,estabaporsalirabuscarte.Comodejastetodotirado…—No,no,loquepasaesquerecibíunllamadode…LaPlata,yteníaqueatender.Ledalaespaldacomoparaponerseatrabajardenuevo.Laalarmahadejadode

sonar,peronoseatreveapreguntarleaFlorencianiquéeralaalarma,nisihablóconManzi,nisiManzivaa ira laoficinaoalcampooadondecarajoseaqueManzidebairsisuenaesaalarma.

—¿Quétepasa?—preguntaFlorencia,conairecompasivo.—¿Por?¿Tengoaspectodeestarpreocupado?—No.Tenésaspectodetenertodalacarahinchada.Rodrigosetocaenlamejilla,casienlabarbilla,dondeleindicalachica.Sientela

piel levantada, como si tuviese hinchado. Y adormecida, además. De prontocomprende: sus gestos de pensar, tocándose la cara, y la reputísimamadre que laparióaladifenbaquiaysustoxinas.

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Estavez la reuniónesen laestaciónde serviciodePerlassiy losánimosestáncaldeados.Llegaroncasi todosdirectamentedesdeelcampodeManzi,despuésdellargo rodeo, y los únicos que tienen que agregarse son Rodrigo, que viene desdeVillegas,yLorgio,conquienacordaronquelosesperaseahí.

CuandoentraRodrigolesechaunvistazoatodos,unoporuno.—Estamos todos —dice Fontana, como adivinándole el pensamiento—. No

quedóningunoencana.—Menosmal—responde,portodosaludo,ysedejacaerenlasillalibre.Han juntado varias mesas del parador y Perlassi abrió dos cervezas, pero casi

todoslosvasosestánllenosoporlamitad,comosinadietuvieranidemasiadasganasnidemasiadased.Rodrigotomauntragodelvasoqueleponendelantey losmira,comoesperandoquealgunoempieceahablar.

—¿Cómofuequeteavivaste?Rodrigo se apresura a quitarse mérito. No fue ninguna adivinanza. La alarma

suenaenlaoficinadeManzi.Nodemasiadofuerte,tampoco.Desdelaveredayanoseescucha.Essuturnodepreguntar:

—¿Losvioalguien?Supadreniegacon lacabeza.Está segurodequeno.El rodeoquedieronpara

volverfuegigantesco.Yenlosprimeroskilómetros,apenassalidosdelcampo,estásegurodequenosetoparonconnadie.Elprimerautolocruzaronsobreelasfalto,yaenlaruta7.

—Yopropongoalgo—diceMedina,elúnicoquesetomósuvasodecervezaypidiórepetir.

PerlassiyRodrigosemiran.—Diga,donMedina—loanimaPerlassi,paciente.—Si el día en que vamos a robar la bóveda cuatro de nosotros se van a lo de

Manzi,¿no’cierto?Yselemetenenlacasa,yloagarran,ylotienenahíatado,¿no’cierto?Ylosotrossevanalcampoylesaqueanelescondrijo,¿no’cierto?Yreciéncuandolosdelcamposevolvieronyseescondieronlosueltan,aManzi.Ahínovaapoderhacernada,nillamaralapolicía,ninada,¿no’cierto?

—Eh…Noesmalaidea—titubeaPerlassi—.Peroloquepasa,donMedina,esquetardeotempranosevaaavivardequiénesfueronlosquelosecuestraron.

—¿Yporqué?—Porqueestossonpuebloschicos,¿vio?,ymalquemalnosconocemostodos,

donMedina—Hernán se muestra menos paciente—. Y no vamos a hacer ni doskilómetrosqueyavamosateneralapolicíaatrás.

—¿Vosdecísporquenosreconozcaeltipo?—Medinaseacomodaensusitio.—Claro.Sehaceotrosilencio,máslargo.

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—Yaloarreglé—arremeteotravezMedina—.Denoche.—¿Denochequé?—Vamosdenoche,ynonos reconoce.Lanochequevamosa robar labóveda

cuatrodenosotrossevanalodeManzi,¿no’cierto?Yselemetenen…—Hagamos una cosa —lo frena Fontana—. Vamos a intentar encontrar otra

soluciónquenospermitarobarsinquesuenelaalarma.Sinosenosocurre…vemoselplansuyo,Medina.¿Leparece?

—Meparece—Medinaasienteperoalzaundedo—.Perocuidado:elplanqueyodigoeseldelanoche.Noeldeldía.¿Estamos?

—Estamos.—Perfecto.Por cansancio, o porque el novedoso plan deMedina los aliviana un poco, se

sueltan a conversar. Rodrigo cuenta de su sobresalto, su desesperación, su carrerabajando la escalera de tres en tres escalones para ubicarlos a tiempo. Su posteriorcarreraalafarmaciaainyectarseunantihistamínicoporqueteníaelrostroconvertidoen un globo aerostático. Belaúnde cuenta en detalle la maniobra de los López demeter un ternero a upa.Hernán asiste al relato con cierta expectación.Quiere quediganalgosobreelmomentoenqueéllepegóuntopetazoalavacapararecuperarelternero.

—YacáHernánestuvobien,también—diceFontana,yHernánseloagradece—.Parecíaunjugadorderugby,eltipo.Seletiróencimaalavacaylahizorecular,quesino…

Alguno se ríe, recordando el momento. Hernán sonríe mientras sospecha estarponiéndose colorado. Querría mirar a su viejo, pero no se anima. Ojalá estéescuchando.

—¿Tegolpeastemucho?—lepreguntaPerlassi.Hernán, restándole importancia, se corre la remera para mostrar el hombro

derecho,quetieneunmagullónencarnado.—Alamierda—comentaFontana—.Debedoler…—Másomenos—respondeHernánaunque sí, leduelemucho—.Nuncahabía

chocadoaunavaca…—Lacuestiónesloqueharemosdeaquíenadelante—hablaLorgio,mirándoloa

Perlassi.Hernánsientecasielcortefísicodelairebajolaguillotinadelaspalabrasdesu

padre.Listo.Seterminó.NosehablemásdeHernán,nidelobienqueestuvoconlavaca,odelorápidoquereaccionóalllamadodeRodrigo.No.Aversielguachodemierdadesuviejoseveobligadoadeciralgobuenodeél.Laputamadre.Hernándisimulasudesencantoyéndosealbaño.Setomaráunosminutosahí,asalvodelosojosdesuviejo.Esosojosqueestánahíaunquenolomiren,osobretodocuandonolomiran.Cuandoregresadelbañolaconversaciónparecehabercaídoenunpozo.

—Tengounaduda,Fermín—elquehablaesBelaúnde—.Notienequevercon

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esto.Osí,peronoconloquevamosahacer,sinoconloqueyahicimos.Conlodehoy.

—¿Quécosa?—¿Mepodésdecirporquénoshicisteiratodosconmocasines?Perlassivuelveallenarlosvasosmediovacíos.—PorqueManzi anda siempre enmocasines,mi amigo. Y si dejamos huellas,

puesqueporlomenosseparezcanalassuyas—sueltaporfin.Algunomuevelacabeza,asintiendoyaprobando.Hernánmiraasupadre,queno

ledevuelvelamirada.

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Manzisube losescalones,ajusta lacompuerta,cierra loscincocandados,cubretodoconlamantadecamuflaje,miraalrededorconlosbrazosalacintura,sintiendocómoelalmalevuelvealcuerpopocoapoco.

Caminaderegresohaciaelalambradocaído.Lospostesestánvencidos,perolosalambresnoestáncortados.Debeserculpadelimbécildelpuesteroalqueleencargóalambraresecuadrado.Quefueunodistintodelquelealambróeldelasvacas.Otracompartimentación,claro.¿Existeonoexiste,alfinal,esapalabra?Noimporta.Loqueimportaesqueelpuesterofueunimbécil.Ounpiola,porquecobróuntrabajoquehizomal,quehizoamedias.

Se trepa a la Toyota y, mucho más despacio que antes, se pone a recorrer elperímetrodedoscientosmetrosdeladoqueencierraelmontecitodelabóveda.Casillegandoalfinaldel tercer ladolosve:unavacaquedejadepastaryretrocededospasos,conunterneroquelasigueylebuscalateta.Manziapagaelmotor,bajadelaHilux,pasaporencimadelalambre.Lavacatrotaunosmetrosconelternerodetrás.Debe haberse pasado el ternero y la vaca, desesperada, debe haber derribado elalambreatopetazos.Sisucedióesoesporquelosparantesestabanflojos.

Al principio, cuando empezó a guardar el dinero, iba todas las semanas acontrolarquetodoestuvierabien.Despuéspensóqueesosviajesalmediodelanadapodíanlevantarsospechassisecruzabaconalguien.Aunquemásnofueraconlosdelamaquinariaagrícolaquelehacíanelservicioenelrestodelcampo.Poresoespaciólasvisitasaunacadacatorcedías,losjueves.

Cadavezqueentraalabóvedayvelascajasdezapatosalineadasahí,casitodasconsusdólares,algunasllenasdepesos,sesientebien.Nopodríadecirfeliz.Felizesunapalabraquenoentiende.Queleparecesiempreunaexageración.Perosesientebien. Se siente seguro. Eso. Seguro.Mucho más que cuando sus ahorros eran unsimplenumeritoenunestadodecuentabancario.Muchomásquecuandonoerannisiquieraeso,porquecarecíadeellos.

Sefelicitapornohaberseprecipitadoallamaralapolicía.Llamarlasignificaríatenerqueabandonareseescondite.Esoesdefinitivo.Sinsecreto,labóvedanosirve.

Poresotampocolosabesumujer.Nilosabesuhija.Notienelamenorintenciónde decírselo. Pero jueves por medioManzi se sube a su camioneta, viaja más demediahora,quitalamantaderesaca,abreloscandados,muevelacompuerta,bajalaescalerayenciendelaluz.Legustaríadejarlasiempreasí,porquelabóvedaaoscuraslehacepensarenuna tumba.Antesdedormirmuchasveces laevocay la imaginaconlaluzencendida.Ysustemoresretroceden.Quesilaestacióndeserviciovaadarcomoparapagarlacuotadelcrédito.Quesielministrosevaazarparconsutajada.Quesivieneunainundaciónounasequíaytodosevaalamierda.QuesiponenotroCorralitoquedejeatodoelmundoenlavía.Quepaseloquetengaquepasar.Ahíestánlosdólaresescondidosdelmejormodo:enunsitiodondenadiesabequeestán.

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Hayunsobre, sí,queelescribano tienequeabrir si semuere.AhíseenteraránEster y Romina. Tampoco es estúpido, y representarse la posibilidad de que, a sumuerte,todaesaguitapuedaquedarparasiempreenterradaydesconocidalepareceunsacrilegio.Opeorquepeor:élsemuere,esastierrassevendenyelquelascompradecide,conmuchalógica,incorporarparalasiembraesascincuentahectáreasjuntoalasotrascuatrocientascincuenta.Yalsegundodíadetrabajosetopancontodoeso.

Escupeconrabia.Esasideasloinquietaron.Vuelvehacialacamioneta.Guardalapistolaensusitio,enlaguantera.Tendráquemandaraalgunoaquesaqueesosdosanimalesyrepareelalambrado.Vendráéltambién,asupervisarlo.Sedetiene,presode un súbito resquemor. Vuelve sobre sus pasos, hasta las inmediaciones de labóveda. Mira las huellas de pisadas que hay alrededor de la compuerta. Son unpuñado. Y él no es ningún experto como para analizarlas. Pero seguro que sí:definitivamentepertenecenasusmocasines.

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Con la excusa de que tiene que fumigar y preparar las plantas para la nacienteprimavera,RodrigosepresentaenlaoficinadeManzidíapormedioporespaciodedossemanas.Buscaalgúndatosobrelaalarmadelabóveda.

Sinembargonotieneniideadepordóndeempezarlabúsqueda.Enlaoficinahayunacomputadora,pero lausaFlorencia.YFlorenciaestásiemprepresente.Esoes,paraRodrigo,unamalayunabuenanoticia.Malaporquenopuederecorrerlaoficinaasuantojo.Ybuenaportodolodemás.

Haymásplantasquelosprimerosdías.SegúnFlorencia,«ahoraquehayquienlascuide»seanimaaincorporarejemplaresnuevos,porquecomoellanosabenadadecómocuidarlas,antestemíaquesesecarantodas.Rodrigosabequesuconfianzaesinfundada.Ahoraqueéllascuidaalgunassesecan,otrassepudrenylasrestantesseabichan.Perotodasterminanigualdemarchitas.SuúnicasalvacióneselviverodelaviudadeLlanos.

Cuandounaplantaexhibelasinequívocasseñalesdequeestáapuntodemorir,RodrigolediceaFlorencia:«Estamejormelallevoparatratarlaencasa»,aloqueellarespondeconsusonrisaysucaídadeojosytodolodemás.DespuésRodrigolallevaalviveroybuscaotroejemplardelamismaespecielomásparecidoposibleencolorytamañoytrasplantalaplantanuevaalaviejamaceta.Suconocimientodelascienciasagronómicasalcanzaparaeso:parasustituirunvegetalporotro.Elresultadoes,engeneral,aceptable.

Rodrigo toma la precaución de dejar pasar unos días antes de aparecer con elejemplar«sanado».Florencianocabeensídealegría,aplaude, lo felicita,eligeunlugarnuevoymejorparalucirlaplantayRodrigosedejaadmirar.

Suladoneuróticolediceque,aesteritmo,lacuentacorrientequetieneel«grupocomando»enelviveroestáascendiendoaunadeudaastronómica.Peropoco tienequehacereseladoneuróticocuandoelotrolado,otodossuslados,soninvitadosporFlorenciaa sentarseun rato, a tomarseuncafé, adejarunpocoesos traposyesosaerosolesyesaspalasysí,laverdadquelajardineríaesunapostolado,yaconversarunratoconella.

En esas situaciones a Rodrigo le cuesta recordar cuál es el objetivo de supresenciaenlaoficina.EspiaraManzi,claro.Buscaralgúndatosobrelaalarma,porsupuesto.

Enlaúltimareunión,cuandosecalmaronlosánimos,Fontanaleshizoundibujobastante detallado de lo que habían encontrado. El cuadrado con las vacas, elcuadradovirgendentrodelotrocuadrado,elmontecitodeárbolesylacompuertaconloscandados.Despuésagregóunospalitoscortos,inofensivosenelpapel,ydijoqueeranlossensoresdemovimiento.QuePerlassiloshabíafotografiadoantesderajar,eldíaenquecasilosdescubren.

PoresoRodrigosabequenopuedenhacernadasinoencuentran lamanerade

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neutralizarlaalarma.Ysinolaconocen,malpuedendetenerla.Esosuponiendoquehayaunmodo,yunmodoalalcancedeungrupodebrutoscomoellos.Perohayquebuscar.Losotrosproblemashabráqueresolverlosdespués.

EsmuyraroqueManziaparezcaantesdelasonce.PoresoRodrigovapuntualalasnueve: conManzi en laoficinacualquiermovimientoes imposible.AunasínotienemododeescaparlealamiradadeFlorencia.Muy,muydevezencuando,ellasetomaunosminutos para ir al baño.Rodrigo aprovecha esas pocasocasiones, pero:¿quéesaprovecharlas?

Laprimeravezquedisponedeesosminutosasolas,Rodrigoentraenlaoficinade Manzi y recorre con la vista los ficheros. Es un tipo ordenado. Una serie debiblioratos con etiquetas celestes que dicen «Proveedores», «Cuentas corrientes»,«IVACompras», «IVAVentas» y cosas así pueblan el estante que tiene detrás delescritorio.Rodrigoabandonalaoficinaalasapuradas,justocuandoescuchacorrerelaguaenelbaño,yaduraspenasagarraunaherramientayseencaraconunhelechoantesdequeFlorenciaestéderegreso.

Lasegundavezcaminamenos,yescudriñaenelescritoriodeFlorencia.Abrelosdoscajonesconpacienciaderelojero,muevealgunospapelescuidandodenoalterarelorden,losvuelveasusitiosinquetodalatensiónyelriesgolesirvanparanada.

Enunaterceraocasiónsedisponeaenfrentarsucomputadora,hastaqueadvierteque la conexióna internetpordialup va ameterunbatifondo imperdonable en laoficinasilenciosayabortaelprocedimientojustoatiempo.

Lecausaciertoremordimientoquepasenlosdías,quelosotroslepregunten,queningúnhallazgoaparezcaenelhorizonte,yqueéldisfrutecomolocodeloqueestápasando.CadavezquefracasaesuncafénuevoconFlorencia.Esescucharlahablar,reírse losdoscon los chistes tontosqueél lepropone.Ya la inversa: si encuentraalgo se acabará el paraíso. Se quedará sin excusas. Fontana, o Belaúnde, que soninteligentesycuidadosos,lediránquedejedeirparanodespertarsospechas.

Unanochecualquiera,unmiércoles,quedanparaverseconHernánatomarunacervezaylecuenta.Hernánloescuchaynosabequédecirle.Niquédesearle.Paraaflojarloledicequenosepreocupe,quemejorlodejeaél,queHernánestámásquedispuestoacuidarlelasplantitasaFlorenciayadejarlarequetecontenta.Rodrigosesonríeysequedancallados.

La vez siguiente, que es su sexta visita en dos semanas, Rodrigo vuelve aaprovechar los dosminutos de Florencia en el baño parameterse en la oficina deManzi.Ahíestánlosbiblioratos.Tieneunacorazonada.Echamanoalquedice«IVACompras». Lo abre y busca. Facturas del combustible. Florencia abre y cierra unacanilla. Facturas de los proveedores del minimercado de la estación de servicio.Florenciaaprietaelbotón.Facturasdelubricantes.LosdedosdeRodrigosearrebatanrepasando papeles. Sabe que le quedan diez, quince segundos. Factura de «SeoaneSeguridad»,fechadaenenerode2003,conunescuditoqueparecedelapolicíaoelFBI,yenelconceptodice«Por instalacióndesistemadealarma».Rodrigoguarda

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todovolandoylevantadeunzarpazolamacetitaquellevóhastalaoficina.Florenciasale del baño y se queda mirándolo, tal vez sorprendida de verlo ahí. Muestra lamacetita.

—¿Vosquédecís?¿Leponemosunpocodeverdealaoficinadetujefe?FlorencialomiradirectoalosojosyRodrigonosabesillorardelosnerviosode

gratitud.—Mejor esta —dice por fin Florencia, mientras se acerca con una plantita

achaparrada, de flores amarillas, de la queRodrigo ignora hasta el nombre—.Esadejalaenmiescritorio,quemegustamás.

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—Una ponchada de guita. Eso es lo que tuvo que haber pagadoManzi por laalarma.Nohayduda.Ylapagófortunasporquenohaypordóndeentrarle.

EsaeslaprimerafrasequepronunciaHernánenlareuniónmásimportantequelabanda ha sostenido hasta el momento. Y empieza así porque no encuentra uncomienzo mejor. De todos modos, la frase más señalada de esa reunión, la quequedarápara lahistoriade labanda,noes laprimera,sino laúltima.YnoestaráacargodeHernán,sinoquelapronunciaráPerlassi.

Elcomienzodelencuentrotienelascaracterísticashabituales:elanfitriónesperacon cerveza y una picada modesta, los viejos llegan primero y los más jóvenesdespués.YHernáncierraelpelotónderezagadosyseligaunamiradareprobatoriadesupadre.

Enestaocasión,porañadidura,Lorgioesquienrecibealosdemás,porprimeravez.Elmitinserealizaenlaempresa,enunrincóndelenormetingladodondeestálamesa de tablones y caballetes en la que almuerzan Lorgio, los empleados y loschoferes,aunladodelaparrillaquehoynadietienepensadousar.

No es casual que se haga en la empresa. Los Lorgio, padre e hijo, son losencargadosdeinformaralrestodeloquepudieronaveriguarsobrelaalarma,quedeverdadesmucho.Noestánsegurosdesisonbuenasomalasnoticias.Suponenquesonmalas,peroesmejoresperaraquetodoslasconozcanantesdepronunciarsealrespecto.LosLorgiopresiden lamesa.Depie, uno junto al otro, parecen, por unavez,bienavenidos.

—Puesbien—arrancaelpadre—.Losconvocamosaquíporquetenemosalgunosdatosquequeremoscompartirconustedes.SobrelaalarmaqueinstalóManziyquecasi nos cuesta el pellejo el otro día. Pero voy a dejar que sea Hernán quien lescuente…

AhíesdondesehaceaunladoyHernándiceesodequelaalarmaletienequehaber costado una fortuna. Para situarlos.No instaló cualquier porquería.Nada deeso.

—Fuimos a la oficina de Seoane con la excusa de que queríamos instalar unaalarmaenlaquintaquesupuestamentepiensahacersepapáenlasafuerasdeJunín.

Hernánhaceunapausa,mientrasdeseaquesupadrehayaescuchadobiencadapalabra.Apropósitodijo«quepiensahacersepapá».Aunquelahistoriaconlaquesepresentaronen lodeSeoanehayasido ficticia,aHernán lepareceadecuadohablarcomosifuesedeverdad.Y,enesecaso,hayquedecirlocomolodijo,porquenadadeloquetienesuviejoestambiéndesuhijo.Cadacosaquelehadadoenlavida…,precisamenteeso:selahadado.SupadrenuncapudocompartirnadaconHernánconnaturalidad, con la sencillezbásicade«Lomíoes tuyo».Siempre la ceremonia, el«Mirábienloqueteestoydando»yelconsabido«Esperoquesepasagradecérmelo».Poresonopodría ser laquintaque supuestamentepiensanhacerseambos.Sería la

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quintadepapácomoeslaempresadepapá,elautodepapá,elesfuerzodepapá.Mejorseguiradelante.Bastadedistracciones.Ponesobre lamesaelmanualde

usodelaalarmaUK16-VF.—Esta es la alarma que instaló Manzi. O una muy parecida. Tiene sensores

infrarrojos:sicruzáspordelante,suenan.Estáncalibradosporelvolumendeloquecruza.Siesunpájaro,ouncuis,nosuenan.Perosicruzaalgodeltamañodeunperrosí.Tambiéntienesensoresdepresión,comosifueranminasdeesasqueunoveenlaspelículasdeguerra.Silospisás,suenan.

MientrasHernánhabla,Perlassiponetambiénencimadelamesaunsobremarróndelquesacaalgunasfotos.Ahíestánalgunosdelossensoresinfrarrojosquesevenen el manual. Los señala en silencio, para que los demás reparen en ellos, sininterrumpiraHernán.

—Sialguiencruza,saltalaalarma.Sialguienpisa,saltalaalarma.Esunaalarmade aviso. Eso quiere decir que no tiene un mecanismo de cierre de nada, o debloqueo.

—¿Cómo«debloqueo»?—Me refiero a las de los autos, que cuando suenan bloquean el encendido del

motor.Acá no.Lo que hace la alarma es sonar y llamar por teléfono. Suena en laoficinayhaceunllamado.EsofueloquevioRodrigo.YseguroquepasalomismoenlacasadeManzi,yensucelular.

Vuelveadetenerse.Elfolletovayvienesobrelamesa,amedidaquecadaunoleechaunvistazomásomenossomero.BelaúndedeslizalasfotoshaciaEladioLópez,queestáasuizquierda,mientraspregunta:

—¿Ycómosedesactivaunacosaasí?—La alarma tiene un código de seis dígitos. Se activa y se desactiva con ese

código. El tablero de control está, seguro, en la bóveda.Cuando la alarma detectamovimiento o presión, empieza a contar un tiempo determinado. Eso lo decide elusuario.Unminuto,unminutoymedio,dos.Sinosedesactivaenesetiempo,suena.Lomismoalrevés.

—¿Cómo«alrevés»?—Claro.Suponetequeeltipovaalabóveda.Alirsetienequedejarlaactivada.

Poneelcódigoyelsistematienequedarleeltiempoparaquesalga,cierreysealeje.¿Entienden?

Lascarassondequesí,dequeentienden.Aunquetambiéndepesadumbre.Denotenerniideadecómoproceder.

—Noolvideslaalimentación…—murmuraelpadre.—Yava,papá.¿Querésexplicarvos?Lorgiohaceungestodedisculpaodedesagrado,perosequedacallado.Hernán

retomaelhilo:—La alarma es eléctrica, claro. Tiene que tener una alimentación que la haga

funcionar.Yeseléctrica.

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Hernán despliega en lamesa un plano del campo deManzi y sus alrededores.Estánmarcadaslaruta33ylaruta7,ylashuellasdetierraquepasancerca.Losacódelcatastro,enVillegas,parapodertrabajarenunaescaladetallada.Sobreelplanoprovincial Hernán trazó el perímetro del campo de Manzi y el doble cuadradoconcéntrico,eldelasvacasyeldelabóveda.Señalaelcentro.

—Cuando ledijimosal talSeoanequenosorientara, leplanteamosapropósitoquepensábamosinstalarlaenunlugarmuydistantedelaredeléctrica.Paraverquénosdecía.

—¿Yquélesdijo?—Arrancó comentando, muy entusiasmado, que hace un tiempo atendió a un

clienteconelmismoproblema:estodenotenereltendidoeléctricocerca.Yqueenun caso así hay dos posibilidades. O alimentación por paneles solares o llevar laelectricidaddesdedondehagafalta.

—¿Panelessolares?—preguntaBelaúnde.—Suponemos que paneles no puso. ¿Alguno de ustedes vio paneles, cuando

andaban buscando? Tendrían que tener un metro de alto, más o menos, y unasuperficie…

Hernánhaceelgestodeunplanodeunossesentaosetentacentímetrosdelado.Todosniegan.Nadieviosemejantecosa.

—Nocreoquehayapuestoenergíasolar—intervieneFontana—.Unpocoporlospaneles,quesonmuybuchones.Yademásdebesercaro.

—Sí…—Hernánduda—.Ojoquellevarelectricidaddesdelejostambiénescaro,eh.Perocoincidoconvos.Lospanelesdemostraríanqueestánalimentandoalgoenlazona. Y si el plan de Manzi es que nadie sepa que existe la bóveda… Podemossuponerquelaalimentacióneseléctrica.Delared.

Hernán busca otro plano, en papel de calcar, que superpone al anterior. Tienesolamentedoslíneasrectas.

—Haydos líneasdemedia tensiónquepasanmásomenoscercadelcampodeManzi. Las dos vienen deO’Connor, porque la planta de transferencia la tenemosacá.

—UnavaparaVillaSaboyaylaotraparaBlaquier—acotaBelaúnde.—¿Y ustedes piensan que toma la electricidad de una de las dos?—pregunta

Perlassi.Padreehijosemiran.—Enrealidad,calculamosquedelasdos.—¿Cómodelasdos?—Este Seoane nos sugirió que armemos dos circuitos independientes para

alimentarlaalarma.Secolocaunconmutadorautomático,ysifallaunalíneapasaafuncionarlaotra.

—Esoesporsisecortalaluz—deduceRodrigo.—Sí,peropeor.Porqueademásdeldoblecircuitodealimentación,elbichoese

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tieneunabateríaqueduracuarentayochohoras.Ysi lacargade labateríabajaamenosdelcuarentaporciento,suenalaalarma.SeguroqueladeManzicuentaconelmismosistema.

El silencio se prolonga mientras Francisco Lorgio retira las botellas vacías ybuscaotrasdoscervezasfríasenlaheladera.

—Enresumen…—diceporfinFontana—.Laalarmatienedoslíneaseléctricasdealimentación.Sise lecortauna,pasaa laotra.Sise lecortan lasdos,pasaa labatería.Siseagotalabatería,suena.Ycuandosuena,Manziseenteradeinmediatoporteléfono.¿Digobien?

Hernán asiente. Nadie más parece tener nuevos comentarios. De repente, JoséLópezlevantalamano.

—Yotengounaidea.Se acomoda para quedar más erguido en su silla. Hernán siente un atisbo de

emoción.Pormás que todos pongan lamejor predisposición, los roles en el grupoestánmuymarcados.Losque«saben» sonPerlassi yFontana, y enmenormedidaBelaúnde.El que sostiene los gastos es su padre.La«jovenpromesa» esRodrigo.Los demás, incluyéndolo aHernán, parecen de relleno. La tropa de infantería quesiempre es necesaria, por encima de las chambonadas que pueda cometer. Y derepenteJoséLópeztieneunaidea.¿YsielmododesalirdeestaencerronaenqueloshametidolaUK16-VFvienedeunodeesos tiposenlosquenadie tienecifradalamenoresperanza?

—Dale,José.Teescuchamos—loalienta.—Tenemosqueconseguirelcódigodelaalarmaydesactivarla—diceJosé,ylos

miraserio,asintiendo.—Y…¿cómoloconseguimos?—seatreveHernánapreguntar.Josévuelveamiraralrededorysusojossedetienenensuhermano,quehablapor

fin.—Tenemosquemeternosenelsistemadelaalarma,comohacenenlaspelículas,

y sacar el códigode ahí.Unavezque lo tengamos…—chasquea los dedos, comodandoaentenderqueloquerestaescoserycantar.

—¿Yustedes tienenalguna ideadecómoharíamosparameternosenelsistemadelaalarma?—preguntaRodrigo,convozneutra.

LosLópezsemiranenelcolmodelainocencia.RespondeJosé:—No.Enel silenciosubsiguienteFranciscoLorgiosirve lascervezasque trajo.Nose

escuchaotrosonidoqueeldellíquidollenandolosvasos.AhoraelquelevantalamanoesEladioLópez.Perlassi,casicondulzura,lehabla

directamenteaél:—AntesdequeningunopropongasecuestraraManzi lesrecuerdoque laúnica

maneraenlaquepodemoshacerestoessinqueManziseentere,porquelaideaesseguirviviendoacáynofugarnosaSiberia.AsíquesecuestraraManziyobligarloa

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darnoselcódigoparaquevayamoshastaallá,desactivemos laalarma,vaciemos labóvedaydejemostodocomoestaba,nocorre.

LaexpresióndeEladioLópez,unamezcladeimpotenciaydecepción,demuestraqueeseeraexactamenteelplanqueestabaempezandoatomarformaensucabeza.

Ahoralosvasosdecervezaseempañansinquenadielostoque.—Pero entonces es todo un quilombo—son las primeras palabras de Medina

desdequeentró.Undechadodeconcisión,porotraparte.ParecequeBelaúndeestáapuntodehablar,perosuiniciativasedesintegraenun

largosuspiro.—Momento—dice de repenteFontana—.Que tienen todos una cara que se la

patean,ynoesparatanto.—¿Ah,no?—escéptico,Hernánsientequesupesadumbrenotienelímites.—No,boludo.No.Seponedepie.Señalaelplanoyelfolleto.—Ahorasabemosunmontóndecosasquenosabíamos.Unmontón.—Espectacular…—Hernáninsisteentorpedeartodaformadeoptimismo.—Dejate de joder, pendejo. Que hablo en serio. Hace dos meses… ¿qué

sabíamos?Nada.QueManzi noshabía cagado a todos.Nadamás.Ahora sabemosquemandóconstruirunabóveda.Quelahizoenelmediodeuncampodequinientashectáreasparaquenolaencontraranadie.Ynosotroslaencontramos.Ysabemosquétipodealarmatiene.Quémodelo.Cuántocuesta…Todo.

—¿Yconesoqué?—¿Teparecepoco?Estamosmuchomenosenpelotasque loqueestábamos.Y

algosenosvaaocurrir.Hernán parece a punto de replicar pero se contiene. No parece motivarlo el

convencimientosinolacompasión.EladioLópezcruzaunamiradaconsuhermano.Porelmomentonodisponendenuevassugerenciasdelictivas.Medinasehurgaconunalicatebajolasuñasdelamanoizquierda.BelaúndeledavueltasalfolletodelaUK16-VF.DeprontoPerlassiseponedepieyextiendelamanohaciaelfolletoyelplano.

—Dame,porfavor.Belaúndeleacercalospapeles.Perlassilospliegaconpremura.—¿Pasaalgo?—preguntaFontana.Perlassi se rasca la pelada, echa un vistazo indistinto sobre la concurrencia,

guardalospapelesenunpequeñoportafoliosdecuerogastado.Nadielosabetodavía,perosedisponeapronunciarlafrasequepondráenmarchalossucesosqueterminanenlanochedelaUsina.

—Ahoramevoyacasa,quetengoquepensar.Saludaconungestoyseva.

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Enlassemanasquesiguennadiehacenada,si«nada»seentiendecomoencontraralguna estrategia para asaltar la bóveda deManzi sin que su dueño se entere. LaNavidad los aplasta con un sopor de infierno en el que quedan boqueando comopecesvaradosenel juncal.Reciénamediadosdeeneroelcalorafloja losuficientecomoparaempezarotravezavivir.Todoelmundosuponeque,coneseanticipo,elveranoserárigurosoyaduraspenastolerable.Ysinembargo,comotantasveces,seequivocan.Empiezaallovercasidíapormedioypareceotoño.

Rodrigo decide volver a La Plata a poner un poco de orden en sus materiasadeudadas.Aponerseaestudiarpararendirlas,másbien.Ledueledejarasuviejo,queentiendeperfectamentequetengaquepartir.YmásledueledejaraFlorencia,ala que se ha acostumbrado a visitar tres veces por semana con la excusa de lasplantas.Cuandoselocomenta,comoalpasar,elúltimomiércoles,leparecenotarenellaunamiradadetristeza.Envalentonado,leproponesalirantesdesupartida.Iralcine,acenarenalgúnrestaurantedeVillegas.Peroellaledicequeno,quenopuede,queestádenovia.Rodrigoponecarade«acánopasanada»,peronopegaunojoentresdías.Ydecidequeelaño2003hasidounareverendamierda.

Belaúndeconcluyequesisequedatodoelveranomanosobremanovaaterminardeprimiéndoseyencara lapinturade laestaciónde trenes.Consigueque leenvíenuna partida de látex blanco y otra de sintético bermellón y no para hasta dejar eledificiopintadodepuntaapunta.SegúnPerlassilaestación,deestiloinglés,pareceunacasademuñecasdelaUniónCívicaRadical.Fontanaconsideraquelaestaciónquedó bellísima precisamente por ese motivo. «Falta Alfonsín asomado por unaventanadelprimerpiso»,declara,entusiasmado.

ElviejoMedinapasaunveranoconciertosobresaltoporquedesdeelMunicipiosepresentanparaintimarlo,porvigésimavez,aquedejeelranchojuntoalalagunayacepte la casa social que le ofrecen enBanderaló. Se niega de plano.Dice que lafirmaqueobraenlospapelesnoeslasuya,quejamáshaestadoreunidoconnadie,queaningúnfuncionariolehaprometidonada.Poneenprácticasuviejoaxiomadecomponerunamuysólidaexpresióndeboludoyesperaraqueamainelatormenta.Ylatormentaamaina.Yhablandodetormentas,aunqueeseveranolluevetupido,sonlluviasparejasynomuyabundantes,ylalagunanohacenaufragarelranchodelosMedinaenningúnmomento.Paracolmodebendiciones,Medina tomapartede loscarnavalesdeLincolnyporprimerayúnicavezensuvidaconsuseñorasegananelpremio grande de una rifa. Un lavarropas automático, blanco, reluciente. Por unproblema con los papeles del premio la Casa Planas demora en entregarles elartefacto, pero losMedina no desesperan. Viajan en la camioneta hasta Lincoln ypiden permiso para ver el lavarropas en el depósito. Se quedan un rato largocontemplándoloyunodelosnietosdeMedinalesacaalgunasfotos.

Perlassi,porsuparte,sehacellevarporBelaúndehastaelvideoclubdeVillegas.

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Unlocalgrandeydesvencijadoqueconocióépocasmejores.Coneldueño,Bárcenas,seconocendesdetiemposinmemoriales.Desdecuandolosdossegastabanlastardesenelcinedelpuebloviendoelcontinuado.Hastaelaccidentede la rutanopasabaunasemanasinquePerlassisedejaracaerporelvideoclubparaalquilartresocuatropelículas y devolver las anteriores. Esta vez, cuando Belaúnde estaciona frente alvideoclub,Perlassileadviertequetieneparaunratolargo.

Se saludan con Bárcenas, hablan diez minutos de bueyes perdidos y despuésPerlassivaalgrano.Ledicequeestáconganasdeverpelículasclásicasdeespías,derobosyde laSegundaGuerraMundial.Bárcenassemeteen la trastiendayvuelvecon cincuenta títulos. Los meten en dos cajas de cartón mientras Perlassi saca labilletera.Elotrodicequeno.Estosalquileresvanporcuentadelacasa.Perlassinoinsiste.ApreciatantoaBárcenasqueestáapuntodeconfesarlelaverdad:necesitalaspelículaspara inspirarseconelplan.Peronoquiere levantarsospechas.Poresohasumadolasdelaguerra.Paradespistar.Ademásdeporqueleencantan.Sedespidenconunfuerteapretóndemanos.

Fontana,porsuparte,usaelveranoparacompletarcrucigramasysacarlelustrealabarretadehierro.Cadaveztienemenosconfianzaenlasvenganzassutiles,ymáscréditoledaalpuroysimpleejerciciodelabrutalidad.

LosLópezledemuestranaLorgioquehahechobienencontratarlos.Limpiansindescanso, reparan detalles en el depósito, barnizan las puertas y los postigos demadera sin que nadie se lo pida. Cada vez que Lorgio sale de su oficina los vetrajinando con algo, excepto que algún camión esté maniobrando en elestacionamiento.Enesecasoloshermanos,comomovidosporunafuerzasuperioreinquebrantable,dejancualquieractividadquetenganentremanosysequedantiesos,extasiados,mirandolasevolucionesdeesosmonstruosbrillantesyestruendosos.

YHernánsevadesinflandoamedidaquepasanlosdías.AlavueltadesuviajeaBuenosAiresparalaentrevistaconSeoanesehabíapasadodosnochessindormir,unpocopor laadrenalinade lamisiónyotropocoanticipando loquesería la reuniónconelgrupodeconspiradores.Perodespuésnosabecómoseguirysevacansando.Vienen las Fiestas, toma demás, se encuentra con quienes no debe, ymás de unatardesedespierta,pastoso,en lugaresde losquenoguardaelmenor registro.Parafinesdeeneroestáhechounaruina.SupadrelovaabuscaracasadeunosvagosdeGeneralPinto,alosqueHernánapenasconoce,losubealautocasiaempellonesynoledirigelapalabrahastaqueentranenO’Connor.

—¿Quétepasa?—lepreguntaHernán,mientrasrecorrenelboulevardasfaltado,unpocoparamolestarloyotropocoporquelepesaelsilencio.

Lorgiodemoraunbuenratoencontestar.Alfinsevuelveylomiraalosojos.—Desdeque salimosdePintovengopreguntándome,unayotravez, cómo fui

capazdeequivocarmetantocontigo.

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TerceractoAudrey,siempreAudrey

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RodrigollegaderegresoaO’Connorel26defebrerocasialamedianoche,eneltren de siempre.Belaúnde lo acerca hasta la estación de servicio y sigue viaje. ElsilenciosehacemásymásprofundoamedidaqueelCitroënsealejayretomalarutaenelempalme.Laplayadesurtidoresestáaoscuras.Elparadortambién.Atravésdelascortinassevelaluzazuladaycambiantedeltelevisor.Mueveelpicaporte.Comosiempre,lapuertaestáabierta.Supadrepareceestarenfrascadoenlapantallapero,apenasescuchaelchasquidodelpestillo,haceungestohaciaél.

—Hola,nene.Pasá.Pasáperonohagasruido.Rodrigoleconoceesavoz.Eslavozdemirarpelículas,amitaddecaminoentre

el secreto y el asombro. Desde que Rodrigo era chico es capaz de identificar esainflexión en la voz de Perlassi. Siempre le gustó ver películas con él. Sobre todo,películasquesupadreyahavisto.SiaPerlassilegustaunapelículalavetres,cinco,veinteveces.Seaprendelosdiálogos,losmovimientos,losritmosylosespacios.Ycuando otra persona la ve junto con él Perlassi no puede evitar actuar como unanfitrión,unbuenanfitrión.Esunaespeciededirectordeorquestaque,enesavozbaja y cargada de emoción—la voz de mirar películas—, anuncia los momentosculminantes, los planos imperdibles, las vueltas de tuerca del guion, las mujereshermosas.

Ylaqueestáenpantallaes lamáshermosa.Asíse loenseñósupadre.AudreyHepburn.CuandoRodrigoerachicovieronjuntos,unsábadoalatarde,Laprincesaquequeríavivir,aunquesupadre leaclaróqueel títulocorrectoeraVacaciones enRoma.MientraserantestigosdecómoAudreyviajabaporlaciudadenlamotocicletadeGregoryPecksupadreleadvirtió:«Estásviendoalaúnicamujerpor laqueyoseríacapazdeabandonaratumadre».Rodrigoentendióquedecíalaverdad,nosoloporlaseriedadconquehablósinoporqueRodrigotuvolasospechadequeél,llegadoelcaso,haríalomismo.

—¿Nohabíamosdichoquemeibasaesperar,paraquelaviéramosjuntos?Elpadresacudelacabeza,reconociendosudebilidad.—Sí,tenésrazón…—aceptay,sinquitarlosojosdelapantalla,arrastraunasilla

paraquesesienteasulado.—Cómorobarunmillón.AudreyHepburn.PeterO’Toole.HughGriffith.Charles

Boyertambiénestá,perohaceunpapelitodenada.Vanveinteminutos.Rodrigomiralavideocasetera.Notieneuncontadorhorario,sinonumérico.Sisu

padresabequevanveinteminutosesporqueyalavionomenosdequinceveces.—Estoycansado,viejo.Quéteparecesi lavemosmañana.Ahoraseguívos,ya

queempezaste,y…—¡Shh!No,señor.Tequedásacáymirásconatención.YPerlassi hace un gesto absolutamente inhabitual.Deja sola aAudrey durante

cincosegundos,mientrasella—tapadofucsia—discuteensuconvertibleconPeter

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O’Toole,ylomiraatentamente.—Estaeslapelícula.Recién entonces vuelve el rostro a la pantalla y Rodrigo entiende que su

cansanciotendráqueesperar.—¿EsenParís?—preguntaalverunapanorámicadeunaciudadelegante.Supadreasiente.—Tienenquerobarunaestatua.UnaVenus.—¿Yvaleunmillóndedólares?—No.Novalenada.—¿Yentoncesporquésellamaasí?—Se supone que vale unmillón de dólares. Pero no vale nada porque es una

falsificación.PeterO’Toolelosabeporqueesunexpertoenarte.PerosehaceelquenolosabeparaayudaraAudrey.

—¿Yparaquélaquierenrobar?—Porquesinolarobansedestapaqueesfalsa,yelpadredeAudreyvaencana.

ElpadreesHughGriffith.La película sigue. Audrey conduce el convertible de O’Toole en una carrera

enloquecidaporcallesnocturnas.LleganalHotelRitz.Rodrigoselevanta.—Necesitocomeralgo.—¡Shh!—Perlassileaferraelbrazo,deteniéndolo.Despuéslosuelta,comosilo

hubiesepensadomejor.—Andá.Peroapurateporque faltandosminutosparaquesebesenporprimera

vez.Rodrigovahastalasheladeras.Revisasomeramente.—¿Vosquécenaste?Lapreguntaquedaenelvacío.Perlassiobservacómolosprotagonistasconversan

bajolarecovadelhotel.Rodrigohurgaunpocoyencuentraalgodecarnefría.Lavadostomatesylosponeenelmismoplato.Ocupalamesamáscercanaalasilladesupadre.SesientaenelmomentoexactoenelquePeterO’Tooleladetienejuntoaltaxiy la besa. Perlassi suspira. Rodrigo, sin querer, también. Se pregunta si habránensayado antes ese beso. Prefiere pensar que no. Que la primera vez que PeterO’ToolebesaloslabiosdeAudreyHepburnesese.Exactamenteese.Lavidadeunhombretienequecambiardespuésdealgoasí.Unoesunoantesdebesaresoslabios,yesotrodespués.Unonopuedeserelmismoqueera,ahoraquesabeloqueesbesaresoslabios.

Laescenaquesiguedebeserde transiciónporquePerlassisedesentiendede loqueveparadecirlequehayflancondulcedeleche,depostre.ComoloveatareadoconlacarneylostomatesPerlassiselevantayvaaservirleasuhijo.Sesientaasulado.

—¿QuerésqueabraunaCoca?—No.Nohacefalta.¿Podemosseguirmañanacon…?

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—Estaesuna subtrama,no tienedemasiada importancia—Perlassi señalaaunmuyjovenEliWallachqueactúademillonarioestadounidense—.Yno.Nopodemosseguirmañana.

—Oíme,viejo…—Oímevos.Llevovistascuarentaycuatropelículasyleídostreintayunlibros

deespionajeyrobos.Rodrigonosabesireírse,darleunbesoenlafrenteogritardedesesperación.Van

a terminar todos en cana. Mejor pasar directamente a la estrategia del gritodesesperado.

—Miráestaparte.PeteryAudreyvisitanelmuseoenelqueexhibenlaestatua.O’Tooleseinteresa

poruncuartitodondeguardanescobas.Tomamedidasconunacintamétrica.Irrumpeenlasaladeguardiashaciéndosepasarporinspectordeseguridad.Retaaljefe.

—Estapartenonossirve—concluyente,Perlassi.—¿Peronomedijistequemiraraestaparte?—Latenésquemirarparaentenderlapelícula.Porqueeslindayvalelapenaque

lamires.¿Oyalahabíasvisto?—No.—Poreso.Mirala.Peroloqueanosotrosnos interesapara labóvedadeManzi

vienedespués.Rodrigosopesalaconvenienciadequejarse.Inútil.Mejorrelajarse.AhoraPetery

AudreypaseanalsolporParís.RodrigosepreguntasialgunavezpodrápasearconFlorencia por París. Por París o por cualquier lado. Peter O’Toole compra dosbúmeranylospruebaenunparquejuntoaunlago.Rodrigollevalosplatossucioshastalapiletadelacocina.Supadrevuelveasusillayalapelícula.Rodrigolavemientrasenjuagalavajilla.

—Ahoravienelaparteimportante.Empiezaelrobo—anunciaPerlassi.Rodrigo deja vagar la vista por el parador en sombras. Su mamá cocinaba al

mediodía para eventuales clientes. Duda que su padre haya podido mantener lacostumbre.Sinembargolasmesaslucenlimpiasylistas.Loentristecepensarensusoledad.

—Mirá.Mirá.RodrigodejalacocinayvuelveasentarsejuntoaPerlassi.PeterO’Tooleestáde

pie en elmuseo a oscuras, a unos quincemetros de la estatua que pretende robar.¿Quéhaceconelbúmeranenlamano?Lolanza,esteatraviesaloshacesdeluzysedispara la alarma.Rápidamente el protagonista se encierra junto conAudrey en elcuartuchodelasescobas.Losguardiassalendisparadosarecorrerelmuseo.Llegalapolicíayrevisatambién.Eljefedelosguardiasdesactivalaalarma.Lospolicíasseretirandespuésdechequearquenosehanrobadonada.Untécnicoafirmaquenohayningúncortocircuito.Suenaelteléfono:elministrodelInteriorlereclamaaljefedeguardiaporqueelbatifondodelaalarmaacabadedespertarlo.Elguardiasedisculpa.

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Todovuelveaestarencalma.Enelcuartucho,PeterO’TooleseencaraconAudreyymuestra sus cartas: sabe que la estatua es falsa. Lo supo siempre. Cuando ella lepreguntaporquélaayudó,Peter,enlugardeexplicárselo,labesa.Audreyentiende.Rodrigo se pregunta si él, alguna vez, podrá convencer a una mujer —preferentemente a Florencia— de lo que piensa o lo que siente así, simplementebesándola.

—Miráloquevieneahora—lavozdesupadrelovuelvealarealidad.Aunquelarealidadesbastantepocoreal:dosidiotasmirandounapelículaviejaparacopiarseunmétododerobo.

PeterO’Toole vuelve a salir con el búmeran y de nuevo hace saltar la alarma.Otra vez los guardias arribay abajopor elmuseo.Otra vez la policía.Otra vez lacomprobacióndequeno faltanada.Mientras lapolicía se retira, vuelve a sonar elteléfono.AhoraelquellamaparaquejarsedelruidodelaalarmaeselpresidentedelaRepública.Eljefedeguardia,aturdido,desconectalaalarma.

—¿Ves,nene?Deacáenadelanteseráfacilísimo.Rodrigosevuelvehaciasupadre,quesiguealdetallelosmovimientosdePeter

mientrasseencaramaenelpedestal,retiralaestatuayponeunabotellaensulugar.—Aversientiendo.TuideaesqueManzimismoseaelquedesactivelaalarma.—Ajá.Nolavamosadesconectarnosotros.Lavaadesconectarél.—¿Ycómovamosahacerqueladesconecte?—Ah. Eso todavía lo tenemos que ver. Para eso te necesito a vos. Para que

pensemos, ¿viste? Igual hablamosmañana. Si querés andá a dormir. La parte quenecesitabaquevieraseraesta.

—No,dejá.Laterminodeverconvos.—Ah,tegustó,afindecuentas,¿eh?—Ajá.

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2

Comonoquieregenerar falsasexpectativas,Perlassinocitaalgrupocompleto,sinoúnicamentealoshermanosLópez.Sepresentanpuntuales,elsábadoalaunadelmediodía, cuando terminan el turno en la empresa de Lorgio, ataviados con losmamelucos reglamentarios. Así, con la misma ropa, son casi idénticos, piensaRodrigo,quelosrecibeenelparadorconunapretóndemanos.

Intercambian un par de frases corteses.Rodrigo se acuerda de preguntar por elembarazo de lamujer de Eladio. Elmayor de los López asegura que sumujer sesientebien,asíqueseguroesunanena.

—Cuandonuestrasmujeressesientenbienenelembarazo,sonnenas—explicaJosé.

—Ysisesientenmal,sonvarones—completaEladio.—Claro,claro—coincidePerlassi,mientrasRodrigo,aquienselehaocurridoun

chistesobre lacienciade lagenéticay losuperfluodesusespeculaciones,adviertequeserámejorcallárselo.

Sobreviene un silencio embarazoso, mientras el viejo futbolista piensa cómoentrarenmateria.

—Tenemos una idea de cómo desactivar la alarma—empieza Rodrigo, comoparadarleelpie.

LosLópezabrenmucholosojos.Losdos.Almismotiempo.—Tenemosquehacerla sonar algunasveces—arrancaPerlassi, por fin—.Pero

nocomolaprimeravez,estandoenellugar.—No—intervieneRodrigo—.Necesitamoscortarlelacorrienteeléctrica.—Exacto.Ahíempiezaaalimentarseconlabatería.Cuandobajedelcuarentapor

ciento,suenalaalarma.¿Mesiguen?Lasdoscabezassubenybajanlentamente,tresveces.—Sabemosquehaydoslíneasdealimentación.Nouna,sinodos.Independientes.—Yloquenecesitamosesqueustedeslasencuentren.—Ylascortamos—intervieneEladio,haciendoelgestodeunatijeraconlamano

derecha.—¡No!—sesobresaltaPerlassi—.Nomásquelasubiquen.Despuésvemoscómo

seguimos.—Esque…—Rodrigobuscaserlomásclaroposible—.Loquenecesitamoses

encontrarlas.Despuéstenemosqueseguirlesbienelrecorrido.—Comounmapa—arriesgaJosé.—Sí, como si hiciéramos un mapa. Y después tenemos que pensar dónde

cortarlas. Pero tiene que ser un lugar medio escondido, porque hay que volver aconectarlas.

Elceñodeloshermanossefruncealunísono.—¿Yparaquélascortamos,sidespuésvolvemosaconectarlas?—Josépregunta

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yEladioapruebalasólidaobjecióndesuhermano.AhorasonlosPerlassilosquecruzanunamirada.ARodrigosololefaltadecir:

«Tedijequeeranunoscaballos».Elpadrehaceungestodequetengapaciencia.—Ya lo van a entender,muchachos. Es un plan con distintos…pasos. Eso. El

primerpasoesubicarlaslíneas.—Haydoslíneasdeposteseléctricosquepuedenserlosquealimentenlaalarma

—retomaRodrigo,ymuestraunmapadelcampodeManzi—.LasdossalendeacádeO’Connor,porqueestá laplantade transferencia,en laUsina.UnavaparaVillaSaboyaylaotraparaBlaquier.Enlazonanohaymásqueesas.

—Perotienenunaponchadadekilómetros,cadauna—terciaPerlassi.—Hayqueirposteporpostebuscandoalgoasí—mientrashabla,Rodrigodibuja

elcroquisdeunpostedeelectricidad,consucruzdemaderaenloaltoyloscables.Agregauncablequebajapegadoalposte,remarcándoloconlalapicera,yagregaunprismarectangular—.Enalgún lado,arribade todo,a lamitad,abajo,puedehaberunacaja.

—Debeestarmediodisimulada,capaz—intervieneelpadre.—Sí,es lomásprobable.Talvezbajaelcabley lacajaestáaniveldelpiso,o

medioenterrada.Queesuntransformador,enrealidad.—Onoestá.Peronoestamosseguros.—No—confirmaRodrigo—.Poresohayquemirararriba,almedioyabajode

cadaposte.Cuando lo termina de decir Rodrigo mira a su padre. Explicado así, con ese

detalle,latareaseevidenciainabarcable.¿Cuántoskilómetrosson?¿Cuántospostes,enesoskilómetros?LosLópezsequedanunratomirandoelmapadelcampo.

—Yome encargo de hablar con Lorgio—dice al fin Perlassi—. Si tienen quededicarse a esto, si aceptan dedicarse a esto—se corrige—, no van a poder ir atrabajar.

Seproduceunnuevosilencio,máslargotodavía.—Con sinceridad, muchachos. Si lo ven imposible, lo vamos a entender —

terminaPerlassi.Loshermanossemiranuninstante.—Imposibleno—diceJosé.—Perovaacostar—agregaEladio.—Eso.Vaacostar—confirmaJosé.—Yo…Nosotros…—Tenemos que pedirle un favor —dice José, y mira a su hermano para que

continúe.—Eso.Unfavor.—¿Quéfavor?—Quenosenseñeamanejar.—Eso.Quenosenseñe.

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LacaradeperplejidaddePerlassi ledemuestraalhijoqueestátandescolocadocomoél.¿Quétienequeveresepedidoconloquetraenentremanos?Porotrolado,porlamaneraabruptaydirectaconlaqueencararonlaconversaciónesevidentequelotienenhabladoafondoentreellos,piensaRodrigo.

—Este…¿Manejar?—Sí.Manejar.Nosabemos.—Yqueremossaber.Necesitamosaprender,laverdad.Rodrigosepreguntasiquerráncomprarseunauto.Supadreparecehaberpensado

lomismo,porquepregunta:—¿Quierencomprarunauto?Loshermanossacudenlacabeza,negando.—Noqueremosmanejarunauto.Queremosmanejarcamiones.—Eso.LoscamionesdeLorgio.—Ah… —Rodrigo cree entender—. Ustedes necesitan el carnet profesional.

Tienenregistroparamanejarauto,peronecesi…—No.Nosabemosmanejarnada.Bicicletas,nomás.Poresonecesitamosquetu

viejonosenseñe.—Queremossercamioneros.—Sivamosaaprenderamanejar,queremosmanejarcamiones.Seproduceuncortosilencio.—¿No tienen registro para manejar autos, pero quieren aprender a manejar

camiones?—Eso.Elnuevosilencioesunpocomáslargo.—Pero yo… Está la camioneta —dice Rodrigo, señalando el playón de la

estaciónde servicio.Ahí está su camioneta, esverdad.Perono lamanejadesde elaccidente.Yno tiene la intención de volver amanejarla—.Pero no es un camión,tampoco.

—Nohayproblema.Primeroaprendemosconlacamioneta.Despuéspasamosalcamión.

Perlassialzalamiradahaciasuhijo.—Loquepasaesquemiviejoyanomaneja…—dejaelcomentarioinconcluso.

Abuenentendedorpocaspalabras,dicen.—Yasabemos—corroboraJosé—.Nonecesitamosquemaneje.Necesitamosque

nosenseñe.Élnosenseña,nosotrosmanejamos.Joséintercambiaunamiradaconsuhermanoyambosasienten.Estánsatisfechos,

seve,decómosedio laconversación.EsprobablequePerlassinosientaelmenordeseodeenseñarlesamanejara losLópez.Yesprobableque lamiradadesúplicaquedirigeasuhijo tengaqueverconesa inquietud.Rodrigosabequesupadrenopiensavolveramanejar.Queselojuró,casi.Perounacosaesmanejaryotracosaesquemanejeotro.Nohayningúnjuramentoqueseloimpida.Ademássonmuchoslos

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kilómetrosquelosLópezvanatenerquecaminar,buscandolasbajadasdelaslíneaseléctricas.Suficiente.

—Hecho—diceRodrigoylestiendelamano.Loshermanosapenassonríen,yselaestrechan.DespuéshacenlomismoconPerlassi.

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3

LoshermanosLópezdejanlasbicicletasdetrásdeunospajonalesaltosparaquenoseveandesdelaruta.Josésemasajealasnalgas.

—¿Cuántoskilómetroshicimos?—Como veinticinco, treinta —responde su hermano, mientras libera la

botamanga de su pantalón, que traía aprisionada bajo la media para que no seengancharaenlacadena.

Setomanuninstanteparaorientarse.Lalíneadepostescruzalaruta33yahísebifurcaenlasdosdireccionesqueellostienenquerevisar.Seaproximanalpalomáscercanodelalíneaquecorremásalnorte,haciaVillaSaboya.Loobservandearribaabajo,lorodean,secerciorandequenobajeningúncableporlaestructura,yquenohaya ningún transformador ni en el tope ni amedia altura ni en la base. Semiranentreellos.

—Estenoes—concluyeEladio.—No.Empiezanacaminarhaciaelpostesiguiente,cincuentametrosmásallá.Repiten

elprocedimiento.Nadaarriba,nadabajando,nadaalpie.—Estetampoco—diceEladio.Caminanotroscincuentametros.—Estuvepensando—diceJoséderepente.—Enqué.—Enlodesercamioneros.—Guardaahí—señalaEladiounmontículodebostadevaca.Loesquivan.Llegan al poste siguiente. Tampoco hay vestigios de una bajada como la que

buscan.Emprendenotravezlamarcha.—¿Yquépensaste?—retomaEladio.—Quenohacefaltaqueaprendamosamanejarcamioneslosdos.—¿Cómo?—Claro.Quenohace faltaque losdossepamosmanejar.Alcanzaconqueuno

sepa,yelotrovadenavegante.Lleganalcuartoposte.Tampocohaynada.—¿Quéesesodenavegante?—Unomanejayelotrovaconlosmapasallado,sabés.Ylevadiciendo:«Curva

aladerecha,curvaalaizquierda…».—Ah…Pasanunalambrado,teniendocuidadodenoengancharseenlaspúas.—No—dicederepenteEladio.—¿Noqué?—Esoquedecísvos.—¿Quedigoyoqué?

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—Esodelnavegante,boludo.Esonoesenloscamiones.Esenlosautosderally.Siguen caminando en silencio.El tiempoque les lleva descartar los tres postes

siguientes.—Bueno.Peroigualyoprefieroirdecopiloto.Vosaprendésyyotevoydiciendo

—retomaJosé.—¿Porqué?—Porquesilosdosnoshacemoscamionerosnosvanadarcamionesseparados.

Vosunoyyoelotro.Encambiosivosmanejásyyovoydecopilotovamosenelmismocamión.

Eladio asiente y sigue caminando mientras hace un cálculo. Los postes estánpuestoscadacincuentametros.EstánadieciochokilómetrosdeVillaSaboya,másomenos.

—¿Sabéssacarunacuentaasí,enelaire?—¿Quécuenta?—Hay que dividir dieciocho kilómetros por cincuenta metros, y te da cuántos

postestenemosquerevisar.¿Entendés?—Sí.José sigue caminando con los ojos entrecerrados. Con el índice de la mano

derecha toca alternativamente la punta de los dedos de la mano izquierda, comocalculando.

—Esoesdieciochomilmetrosdivididocincuenta.Esaeslacuentaquehayquehacer.

—¿Y?—loapuraEladio.—Cuarentaydosmilpostes—respondeJosé,convencido.—¿Estásseguro?—Segurísimo.

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4

RodrigotragasalivamientrasdavueltalaesquinadeLarreahaciaPringles.Ahícerca, veintemetrosmás allá, está el banco.Hace un esfuerzo para regularizar surespiraciónycaminarnormalmente.Avanzalentoalolargodetodalacuadra.Dejaatrás el banco, la panadería, la tienda y la zapatería. En el café de la esquina dePringlesyVieytesgiraalaizquierda.Intentairunpocomáslentotodavía,perosintornarsesospechoso.Laferretería,lacasadeartículosdelhogaryotravezestáalaaltura de la escalera que lleva a la oficina de Manzi. Nadie en la puerta. Nadiebajandolaescalera.Mierda.

Avanza con la vista al frente para evitar sospechas, pero ahora lo hace a pasoveloz. Tuerce otra vez a la izquierda, en la esquina de SanMartín. Ahora le tocacorrer esas dos cuadras, la de San Martín y la de Larrea, completando la vueltamanzana,paravolveradoblarparsimoniosamenteenPringles.Segúnsuscálculos,siFlorenciasaledelaoficinahaciaelbancotienequecaminar,desdelacasiesquinadeVieytesySanMartínhastaPringlescasiLarrea,unoscientoochentametros.Rodrigotienequecubrir,enelmismolapso,unpocomásdedoscientosmetrosciegos,pararodearelrestodelamanzana.Antesodespuésdeberáencontrárseladefrente.

Una vez conseguido ese primer paso —toparse con ella— tiene que fingirsorpresa, sonreír con alegría, no preguntarle por su novio (tampoco es cuestión depasarporpsicópata),sípreguntarleporsuscosas(tampocoescuestióndepasarporindiferente),proponerleuncaféparacuando termineconelbanco,pero sin insistirdemasiado(tampocoescuestióndepasarporcargoso)ymantenersealtivosidicequeno como la vez que la invitó a cenar, antes de volver a La Plata, a principios delverano(tampocoescuestióndepasarporcaprichoso).

Mientras repasa todos estos sí y estos no, se le va otra pasada completa porPringlesyporVieytes—lasdoscuadrasposibles—.OtravezacorrerporSanMartínyporLarrea—lasdoscuadrasimposibles—,hastalaesquinadePringles.Temequecuandofinalmentelaencuentreestésudadoamaresyoliendoaestablo,peronoseleocurreotromododefingirunencuentrocasualconella.

Sesuponequecuandoelplanpase«a lasiguiente fase»—palabrasdeAntonioFontana—Rodrigo deberá «volver a infiltrarse»—palabras deAntonio Fontana—para «recabar cualquier detalle digno de consideración» —palabras de AntonioFontana—. Pero por ahora la orden tácita es que no ande por Villegas, ni muchomenosporlasinmediacionesdelaoficinadeManzi,nimuchomenosencontactoconsusecretaria,porqueesoaumentamuchoelriesgode«mandarseunacagadagrandecomounacasa»—palabrasdeFermínPerlassi—.

PeroRodrigonopuedeesperarhastaentonces,porquebienpuedepasarqueloshermanosLópeznolocalicenloscablesdealimentacióndelaalarma,yquesupapánoencuentreinspiraciónenotrapelículadelosañosdoradosdeHollywoodapartirdelacualarmarunplanalternativoytodosevayaalcarajo.Puesbien,sitodoseva

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alcarajoRodrigonoquierequetambiénsevayaalcarajolodeFlorencia,aunqueeserótulo de «lo de Florencia» suene a que existe, efectivamente, algo concreto,mensurable, plausible de ser perdido, cuando en realidad lo único que tiene sonalgunasconversacionesamablesenunaoficina,mientrasélsededicaadestrozarsinmétodoniciencialafloraautóctona,conunnoviodepormedio,porañadidura.

Enesoestá,despuésdeotrasdoscuadrasdetroteligero,cuandoapenasdobladalaesquinadeVieyteslave, jeanazulclaro,camisablanca,casinadademaquillaje,losojosperdidosenlaveredadeenfrente,unacarpetaen lamano,yaRodrigolasideasselevuelancomounabandadadepájarosasustadosyseolvidadequécallaryquédeciryenquéorden,yaduraspenascomponeunaexpresiónde«quésorpresaverteporacá»yunbesoen lamejilla, rogandoparaqueFlorencianoadviertaqueestáensopadodesudordespuésdelavigésimavueltamanzana.

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El viejoMedina golpea las manos a la entrada del parador. Perlassi sale a suencuentro.

—Andosincombustible,Medina.Mellegaelcamiónreciénalatarde…—No,Fermín,veaquenovengoacargarnafta.Tengoquemostrarlealgo.MientraselviejovahacialapartedeatrásdesucamionetadesvencijadaPerlassi

piensaqueeltipoestáraro.Sonríeapenas,yevitamirarlodirectoalosojos.Conunaagilidadquedesmienteloenclenquedesuapariencia,elviejotrepadeunsaltoalacajadesuvehículoyseñalaunacajadecartóndegrandesdimensionesquellevabiensujetaconvariascuerdas.

—Mire—estodoloquedice.Perlassientiendequetienequemirarlacaja,peronollegaacomprenderdeltodo.

El viejo parece advertir su azoramiento, porque conunmanotazo rompe el cartón.Comolossunchosledificultanlatarea,decidesoltarlos.Sacaunanavajadelbolsillotraseroyloscorta.Despuéssí,aferraelcartónylorompecondoszarpazos.

—¿Noes lindo?—preguntaMedina,mientras exhibeun lavarropas automáticodecargafrontalyveinticincoprogramas.Tieneuncartelquedice«Automático»enletrasgrandesyplateadas—.Mire,mireloquediceacá.

Señalaunacalcomaníaenorme,devarioscolores:«Waterfresh».Perlassientiendequeelotroesperaquelehagahonoresaeseobjetomaravilloso.Demaneraquesubetambiénalacajadelachata,aunquesusmovimientossonmenoságilesquelosdelviejo,yseacuclillajuntoalaparato.

—¿Puedo?—pregunta,cuidadoso.El viejo lo anima conungesto afirmativo.Perlassi desplaza losdedos sobre la

superficiebrillantedellavarropas,porlosbordesperfectos,yrozaapenaslaperilladecomando.Conmásprecaucióntodavíaaselacompuertadeingreso,laabre,lavuelveacerrar.Lacompuerta sueltaunchasquidomínimo, seco,queaMedina le arrancaunarisacorta,dealgarabíacontenida.

—Medemoraronunmontónlaentrega,nosabe.Peroalfinalmelodieronhoy.Havisto—Medinanopuedeestarsequietoycaminaporlacajadelacamioneta,dospasosparaunlado,dosparaotro.

—Es…perfecto—sentenciaPerlassi,mientrasse incorpora.Losdossequedanunlargominutocontemplandoellavarropas.

—SeloganólapatronaenlakermésdeLincoln,paraloscarnavales…—informaMedina,sindejardemirarlo.

—Eso es tener suerte, mi amigo—Perlassi se permite apoyar fugazmente unamano en el hombro del viejo, apenas un instante, como felicitación sentida ysilenciosa.

—Yalocreoquesí—diceMedina,ycarraspea,porqueseletrabanunpocolaspalabras—.Nuncame gané nada. Nuncame gané una rifa, un sorteo, nada. Y de

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repente…Lavozseleestrangulalevísimamente.Perlassilosacadelapuro.—Véngaseadentroquetomamosunosmates,parafestejar.—¿Seguronoloincomodo?Ustedcapazestátrabajando…—Nopasanada,Medina.Esunplacer.Notodoslosdíaspasancosascomoesta.Medina lo mira con cara de que ningún otro día pasan cosas como esta, y se

disponea seguirlohacia laoficina.Sinembargosedetieneporquealgo le llama laatención.

—Meparecequelobuscan,Fermín.PerlassisedavueltaenladirecciónenlaquemiraMedina.Desdeelpueblodos

bicicletasgiranenelempalmeysalvanlosdoscientosmetrosquelasseparandelaestación de servicio. Los hermanos López vienen pedaleando sin apuro, unoexactamentealladodelotro,comosiamesesligadosporunionesinvisibles.Cuandollegansaludanconunainclinacióndecabezaydejanlasbicicletascontralapareddelparador. Medina se dispone a iniciarlos también a ellos en la contemplación dellavarropas,peroPerlassilodisuadeconungestomínimo.

—¿Pasaalgo,muchachos?—Pasa—lacónico,respondeJosé.—Losencontramos—agregaEladio.—Loscables.Losdos—terminaJosé.AhoraeselturnodequeaPerlassielrostroselellenedeunamaravilladifícilde

explicar.

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LosLópezestánencorvadossobreelmapaquelesofrecePerlassi.Medinacebalosmatesensilencio.Alolejosseescuchaelsonidodeuncamiónquepasaporlaruta.EldedodeEladioseñalaunpuntosobrelalíneademediatensiónquedibujaronhaciaBlaquier.

—Unodeloscablessaledeunpostequeestáporacá—explica—.Yacercadelpueblo.

—Elposteeseldoscientossetentayseis—especificaJosé,yhaceunacruzrojaconunbolígrafoenellugarqueseñalóreciénsuhermano—.Contandodesdela33.

—Ajá.Yelotrocable…Elotrocable…—ahoraEladiopasaeldedosobrelaotralínea,laquepartedeO’ConnoryllegahastaVillaSaboya—.Poracá,másomenos.Esmásfácilmostrarlesenelcampoqueacá,ojo.Perocalculoqueesmásomenosdondeleestoymarcando,Fermín.

—Postenúmerotrescientosuno, tambiéncontandodelaruta—dibujaotracruzJosé,absolutamenteimbuidodesuroldecartógrafoespecializado.

—Vimosloquedijeronustedesqueteníamosquever.Uncablegruesoquebajay,casienterrado,untransformador.

—Enlosdoslomismo.—Notocamosnada.—No,notocamosnada.Anotamos,nomás.—¿EsoescercadePiedritas?—sepermitepreguntarMedina,señalandounade

lascruces.—No,másbienparaelladodeSantaEleodora—corrigeJosé.—Paraellado,perosinllegar—completaEladio.APerlassiloasaltaunaduda.—¿Lohicieronenbicicleta?Lasdoscabezasnieganalunísono.—Caminando—explica José—.Había que cruzar alambres, campos, siembras.

Conlasbicicletaseraunlío.Eldueñode la estaciónde servicio sacaalgunascuentasmentales.Observa los

números de poste, que José agregó junto a las cruces. A cincuenta metros porposte…,esostiposcaminaronunaponchadadekilómetrosdeidayotraponchadadevuelta,enmediodelcampo,entresdías.

—¿Qué pasa? —la pregunta la hace Eladio, mirando con cierta sorpresa aPerlassi, que cae en la cuenta de que debe haberse quedado con cara de bobo,mirándolos.

—Nada.Nada.¿Tienenunrato?Loshermanossemiran.—Sí—dice José—.Lorgionosdio libre toda la semana. Igualmañanaviernes

capazquevamosatrabajar.

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—Total…—dejalafraseinconclusaEladio.—Totalacáyaterminamos.—Bárbaro —dice Perlassi—. ¿Tienen ganas de recibir la primera lección de

manejodelacamioneta?Loshermanosabrenmuygrandeslosojos.Semiranentreellos.Vuelvenamirar

aPerlassi.—¿Hoy?—conunhilodevoz,preguntaEladio.—¿Ypor qué no?Lomenos que podemos hacer, después de semejante proeza

queacabandemandarse.Eladiosemueveensulugar,comosinopudieraestarsequieto.—Nosé,no…noestabapreparado,¿vio?—Igualhoyesunaclaseteórica—aclaraPerlassi—.Merefieroaquehoynovan

a andar. Les voy a explicar nomás cómo semeten los cambios, cómo se usan lospedales.¿Estábien?

Eladiosueltaelairequeveníaconteniendo,aliviado.—Igual yo…Yo le quería decir—arranca José—…que hablamos acá conmi

hermano,¿vio?Yelquevaamanejaresél.Yovoyaserelnavegante.—¿Elqué?—preguntaPerlassi,mientrasenfilanhacialaplayadelossurtidores.—Elnavegante.Elnavegante—repiteJosé,comosiconesoexplicaratodo.Medinalossiguealostres,conelmateenunamanoylapavaenlaotra.

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Lareuniónesenlaestacióndetrenes.Atodoslesquedaunpocoatrasmano,perocuandoBelaúndeseofreciócomoanfitriónnadiequisodesairarlo.Demodoquehanidollegandopocodespuésdelasochodelanoche.Lorgio,HernányFontanaenelautodeltransportista.LosdemásenlacamionetadePerlassimanejadaporRodrigo.MedinamandóavisarporlosLópezquenopodíaasistir,aduciendounproblemaconla instalacióndeun lavarropasque lo teníaamaltraer.Nadie lehizo reproches,unpocoporqueelviejosiempreestáalaordenyotropocoporquelosuyonosonesoslargosdebatescircularescomoelquepareceavecinarse.

Rodrigohaceunbreverelatointroductorio.Belaúndeleofreceelpizarróndondetodavía figuran los horarios de los trenes de 1986 (el jefe de estación no quisoquitarlos porque le recuerdan tiempos mejores) y Rodrigo fija con chinches unenormeplanodelcampodeManziysusalrededores.Ya todosestánfamiliarizadosconesasquinientashectáreas,consuformatrapezoidalmásanchaaloesteyafinadaalsureste,elcuadrodelasvacasenelmediodelperímetroylascuatrohectáreasdelabóvedaresaltadasenrojoenelcentrodetodo.Elesquemaincluyelasdoslíneasdemediatensiónquepasancercadelcampoydoscrucesenrojoseñalanlaubicacióndelos postes que marcaron los hermanos López, de los cuales, según todo pareceindicar,Manzisacalaalimentaciónparalaalarma.

—Ahoraelproblemaes…—Rodrigoduda—,sondos.Unoesdóndecortarloscables.Elotroesencontrarpordóndepasan.

Algunolomiraconalgodeconfusión.Rodrigoentiendequeloplanteódelmodoequivocado.

—Alrevés—secorrige—.Encontrarpordóndepasan,ycortar.—Elcablesemetebajotierraalpienomásdelospostes—agregaJosé.—Peronoseadivinaelsurco.Sevequeestáhechohacetiempo,yconlalluviay

todoesoestáborrado—agregaEladio—.Nohaycómoseguirlo.—Yopropongohacerunospozosdeprospecciónadiezmetrosdelposte—dice

Fontana, poniéndose de pie y señalando sobre el plano—. Así. Tenemos queencontrarlo fácil. Además, lo más probable es que el cable salga directo hacia elcampodeManzi.Novaaandargastandometrosdecabledegusto.Demodoquenoesunacircunferencia,sinounsemicírculoelquehayquerevisar.

Se escucha algúnmurmullode aprobación.Alguno se ofrece a ocuparsede lospozos.Otroofrecepalas.

—Estándiciendounapelotudezatómica.LavozdeHernánesdura,distante,extrañamentefría.Estásentadounpocohacia

atrás,comounalumnodíscolo, ignoranteodesinteresado.Losbrazoscruzadosyelhamacarseenlasillaadelanteyatráscompletanlaimagen.Siguehablando:

—Cuandocortenlaelectricidadsesuponequevaasonarlaalarma.Manzivaarevisar labóveda.Vaaencontrarquesedescargólabatería.Tardeotempranovaa

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revisar los postes. Y si los revisa se va a encontrar no con un pozo, sino con unmontóndepozosalrededordelposte.

—Perosilosdisimulamos…—¿Vostepensásqueestanfácil,disimularlos?Nienpedo.Sevaaavivardeque

estuvieronmetiéndolemanoenelcableado.Esunapelotudezhacerloasí.Se produce un largo silencio en el que se escucha un golpeteo distante pero

creciente.Belaúndemira el enorme reloj de pared fijadomás arriba del pizarrónydespuéseldesumuñeca.

—Hijos de puta…—suelta en unmurmullo, se incorpora y sale de la oficinahacialaplataforma.

Losdemássemantienencallados,no tantopornoseguir laconversaciónsinélcomoporqueno tienen ideadecómosuperarel escolloque lespresentóelhijodeLorgio.Mientrastantoelrumorhacrecidoytodosentiendenquesetratadeuntrenqueterminaporfrenarenlaestaciónenmediodeunbatifondodecrujidosmetálicosydelenormemotordiéseldelalocomotora.AlolejosseescuchalavozdeBelaúnde.

—¡Venganalahoraquequieran,total!Le responden, tal vez desde arriba de la máquina, pero no se distinguen las

palabras.—¡Dejatedejoder,essiemprelomismo!DenuevolavozdeunBelaúndeindignado.Despuésunabrirycerrardepuertas

eneldepósitodecargas,queestáalladodeldespachoqueocupan.Porfinunlargobocinazo,quemásqueadespedidasuenaasarcasmodelosconductores.Denuevoelestrépito, hasta que el tren se aleja y su traqueteo se convierte otra vez en unmurmullohastaquesedisipa.VuelveBelaúnde,sacudiéndoselasmanoscomosiselashubieseensuciado.

—Disculpen—dice,mientrasvuelveasentarse—.Perovienena lahoraqueseles canta el culo. A mí me da igual, porque lo único que traen son algunasencomiendas.Peroesuntrendepasajeros…Nopuedencagarseasíentodoelmundo—señalaelrelojdelapared—.Vanallegaracualquierhora.Acualquierhora.

Losdemásseremuevenunpocoensusasientos,incómodos,comosinosupierandeltodositienenqueacompañarlaindignacióndeBelaúndeconalgúncomentarioosiesmejormantenersecallados.Belaúndepareceadvertirlo,porquehaceunademánderestarleimportanciaalasuntoypregunta:

—¿Enquéestábamos?—Enquenotenemosniputaideadedóndecavarparaencontrarloscables—se

sincera Rodrigo—. Hernán tiene razón. No puede ser cerca de los postes, porqueManzisevaaavivar.

—¡Yasé!—Lorgioseentusiasma—.Hagámosloalotrolado.Enelotroextremo.¿Meexplico?Alrededordelúltimoalambrado,enelcuadrocentral,elquecontienelabóveda.Soncuatrohectáreas,darátrabajoperonoesimposible…

—Estamosen lamisma,Francisco—locontradicePerlassiconsuavidad—.Lo

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mismo que a nosotros nos facilita encontrar los cables, a Manzi le simplificaencontrarlospozos.

Rodrigoseacercaalplanoquedibujó,comosi le fueraajeno.Enun rincónhapuestolaescala,comoenlosmapasdeverdad.Amanoalzadamarcaelsegmentodelaescalaconelpulgaryelíndiceymarcaladistanciaresultanteapartirdeunadelascruces, laqueestádibujadasobrela líneaquevaaVillaSaboya.Conlaotramanoimitaelsegmentoyloapoyaacontinuación.Sigueconlamanoderecha.Otravezlaizquierda,acercándosealcuadradodelabóveda.

—Soncomodiezkilómetrosdecable.Yesosi fuerondirecto.Sipeganalgunacurvaesmástodavía.Nohaymaneradeseguirlossinosalejamosdelosextremos.

—¿Qué? ¿Vamos a hacer agujeros en todo el puto campo? —se impacientaBelaúnde,alqueleduralarecienteindignaciónferroviaria.

—Capaz quemarcando al azar…, un poco arriba, un poco abajo…—Perlassidejalafraseinconclusa,comosinisiquieraéltuvieralamenorconfianzaensuatisbodepropuesta.

—¿Yaterminarondehablarboludeces?Hernánseponedepieconviolencia.Comoacabadedejardehamacarse,susilla

sale resbalando hacia atrás y choca contra la pared. No parece preocupado porarruinarleelmobiliarioaBelaúnde.Abandona lahabitaciónagrandespasos.Se loescucha abrir el baúl del auto y volver a cerrarlo.Los demás lomiran a su padre,comosiestuvieraasualcancebrindarlesalgunarespuesta,peroLorgiolesdevuelveungestodeabsolutaperplejidad.

Hernán vuelve a la habitación con un aparato extraño: tiene un largo mangometálico,untablerodecontrol,unarcoqueparecedealuminioenelotroextremo.

—¿Yparaquécarajosnosvaaservirunabordeadoradecortarpasto,mequerésdecir?—escéptico,Fontanaponepalabrasaldescreimientogeneral.

Hernánpasealavistaportodoslospresentes.Sonríesinlamenoralegría.—No es una bordeadora, Fontana. Es un detector de metales que acabo de

comprarenJunín.—¿Y…?—EladioLópezdejalapreguntainconclusa.—Seenciendeasí.¿Ven?Yunoselecciona.Oro,plata,noeselcaso.Cobre.Los

cablesquepusoManzison largos.En tanto trayecto, lacaídade tensiónesgrande.Tienequehaberpuestocablesbiengruesos.Dosdedieciséismilímetros,calculo.Entotalesunsocotrocodeestediámetro.Todocobre.Sielcablevaenterradoamenosdetreintacentímetros,lesgarantizoqueelbichoestenosvaacantarpordóndeestápasado, sin necesidad de hacer ningún pozo. Lo único que hay que hacer es ircaminandoydibujandounplano.Odejandoalgunamarcamínima.

Le alarga el aparato aRodrigo, para que lo estudie un poco, y se aproxima alpizarrón.Señalaenelplano.

—Así comomarcaron las líneas demedia tensión, ahora habrá quemarcar loscables subterráneos.Sin tocar nada.Con esto, nomás.Después elegimosunpar de

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lugares.Dos.Tres,digoyo,encadalínea.Bienlejosdelosextremos.Nicercadelospostesnicercadelabóveda.Manzinienpedosevaaponerarecorrersiete,nueve,diezkilómetrosdecableenterrado.

Observaalaconcurrencia.Sedetieneensupadre,quelomiraconunaexpresiónindescifrable.

—Algomás.Lológicoesqueloscablesvayanenterradosalladodeloscaminosdetierra.Nodebenestarcruzadosporelmediodelcampo.

—¿Porqué?—preguntaBelaúnde.—Por la trilla, Alfredo. Para no hacerlos mierda con la maquinaria agrícola.

También es posible que, bajo los campos de labranza, los cables corran enterradosmás profundos. Pero si me preguntás a mí, deben ir como mucho a cuarentacentímetrosbajotierra.Laprofundidaddeunapalada.

—¿Másprofundono?—preguntaRodrigo.—Nocreo—dudaHernán—.Simepongoen la cabezadeManzi,digo«aesa

profundidadestábien».Él,por tacaño,paranogastardemasiadoenmanodeobra.Yo,porvago,nomás.Quelomíoeslavagancia,comotodoelmundosabe.

Hernánserecuestasobreelpizarrónylosmiraatodos:aPerlassi,aBelaúnde,aFontana,alosLópez.Alfinalsedetieneotravezaobservarlargamenteasupadre,quelesostienelamirada.

—Enunadeesas,quiéntedice—ahoraHernánlehabladirectamenteaél,convozlúgubre—.Capazquenoteequivocastetantocomomedijistelaotravezenelauto.Porunavez estehijo tuyo,que esunamierda, teviene a sacar laspapasdelfuego,¿viste?Enunadeesas.

Lorgionodicenada.Mantienelosojosenlosdesuhijo,queterminaporsacudirlacabeza,saludarconunabrupto«Nosvemos»yabandonarlaoficina.

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—Lapreguntaesesta,miamigo:¿haytantoshijosdeputacomounocree,olainfluencia de los hijos de puta sobre sus semejantes es mayor que la de la gentebuena,yesporesoqueunocreequesonmásquelosqueenrealidadson?

Fontanacaminacon lasmanosen losbolsillosy lamochilaa laespaldaydejaquePerlassicargueconeldetectordemetales,labrújulayelplano.

—Tendríamos que tener un Movicom —dice Perlassi, más atento a lasdificultadesprácticasdelatareaquealaselucubracionesfilosóficasdesuamigo.

—¿YparaquéqueremosunMovicom?Siacánohayseñal,ydondeestánHernányBelaúndetampoco.

Perlassinopuedemenosquedarlelarazón.Perosesuponequetienenqueactuarsincronizados,ytienemiedoderetrasarse.Despuésdetodo,sondosviejossiguiendouncableenterradoporelmediodelcampo.

—¿Quédecías?—Nada,nada.Yoteestoyhaciendountratadosobrelahijaputezyvosestásmás

preocupadoporllegarahorario.—Hablandodehorario,Belaúndeseguroquetienetodocalculado.—Cierto.Peronosotrosvamosallegarbien.Aver,dejameverelmapa.Se detienen y Perlassi obedece. Fontana recorre con el dedo lo que llevan

caminado.LosLópezhicieronunbuen trabajo.Dedicarondos semanas a seguir eltrazadode lasdos líneasdecablesyadibujarloenelmapa.Muy rápidosedieroncuenta de que Hernán tenía razón. Los cables no iban a campo traviesa, sinosiguiendoloscaminosdetierra.Esasituaciónlesfacilitabaaelloslascosas,aunquelos obligaba a ser prolijos tapando los pozos. No permanecerán cubiertos por lospastizalessinoquequedaránahí,juntoaloscaminos,pormássecundariosyborrososqueestossean.

—Esacá—diceFontana—.Acápordondemejornosparezca.Peroacá.Perlassi siente cómo le sube la angustia por la garganta. Pensó esta escenamil

veces. Pero una cosa es pensar las cosas y otra bien distinta es, por fin, hacerlas.Fontanasequita lamochilade laespaldaysaca lasdospalascortas.Sabenqueelcablenocorreamásdetreintacentímetrosdeprofundidad,denuevocomoanticipóHernánLorgio.Empiezanacavar.

—¿Sabéscuálesmiduda?Perlassihablamientrashundelapala.Evitanquelatierraqueextraenseesparza

demasiado.—Si los tipos comoManzi piensan que los hijos de puta son ellos o son los

demás.Losquelehacenlacontra.—Noteentiendo.—Claro.Manzinoscagó.Esonosotroslosabemos.PeroManzi:¿piensaquenos

cagó? ¿O piensa que hizo un negocio y que, de haber podido, nosotros habríamos

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hecholomismo?Fontana,quedetuvosulabormientraselotrohablaba,retomalaspaladas.Tres,

cuatroveces,hastaquesientequelapalahatocadoalgo.LehaceungestoaPerlassipara que se detenga. Con extremo cuidado raspa el fondo del pozo. Ahí está. Uncable negro de más de una pulgada de diámetro. Siguen trabajando alrededor,ensanchandoelespacioyeltramodescubiertodelcable.

—Ojo.Nonoszarpemosconabrirmucho,quedespuésvaaquedardemasiadoalavista.

—Tranquilo,Fermín.Yasé.Cuandotienenunsegmentodeunostreintacentímetrosliberadosdejandesacar

tierra.Fontanahurgaenlamochilaysacaunatenazaconelmangoaislado.Disponeel pico sobre el cable y mira a Perlassi, que a su vez revisa su reloj, un Seikoautomático«deltiempodelainundación»,comodecíaSilviaburlándosedeélydesucacharro.

—Sonlasdiezmenosuno—informaPerlassi.Fontanaasiente.—Enesotenésrazón—dice.—¿Enquesonlasdiezmenosuno?—No.Enquecasitodosloshijosdeputasecreenquenosonhijosdeputa.—Québueno,¿no?—¿Quécosa?—Esodeserunhijodeputaycreersebuenagente.Hacésloquequerés.Cagása

mediomundoydormíscomounangelito.—¿Vosdecís?¿Dormirácomounangelito?Perlassivuelveamirarelreloj.—Sonlasdiezenpunto.Fontana toma aire, aferra los brazos de la tenaza y hace un corte enérgico. Se

escucha el chasquidode los filamentosde cobre al separarse.Eso es todo.Nohaychispazos,nohayruido,nohaynada.

—Deunacosaestoyseguro,Fermín—diceFontanamientrasseincorpora.Tantotiempoderodillashacequeleduelanlasarticulaciones—.EstehijodeputadeManzinovaadormirmáscomounangelito.Telogarantizo.

Deinmediatocomienzanataparelpozo.

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9

AldíasiguienteRodrigosepresentaenlaoficinadeManzialasdosymediadela tarde.Estavezestámuchomásnerviosopor loque tieneque sucederdentrodequinceminutosqueporestar,otravez,caraacaraconFlorencia.

Lachicalorecibeconunasonrisa.Nosevendesdequesecruzaronenlaveredadel banco, a la vuelta, unas semanas atrás. Rodrigo no menciona ese encuentrosupuestamente casual. Florencia le muestra que uno de los ficus tiene las hojasapestadas.

—¿Estoquées,Rodrigo?¿Hongos?Rodrigoseaproximayobservalashojasconunaexpresiónqueintentapasarpor

ladeunentendido.Notienelamenorideadequésonesasmanchitasnegras,comohollín,quetienenlashojasdelladodelrevés.

—Yodiríaqueescochinilla—dice,porquecuandoestuvoenelvivero,haceunosdías,parapedirlealaviudadeLlanosqueleavisaraaFlorenciaquedenuevoélibaaocuparse del mantenimiento, escuchó a la viuda referirse a esa plaga mientrasconversabaconunaclienta.

—¿Seguro?—preguntaFlorencia.Lo único seguro es que te partiría la boca de un beso, piensa Rodrigo,

momentáneamente ajeno al verdadero motivo de su presencia. Pero en el fondo,cuandoellalomira:¿cuáleselverdaderomotivodesupresencia?

—Seguro—confirma,yseponearevisarensubolsoenbuscadelvaporizador.Decide que va a fumigar el ficus con el funguicida que le dieron en el vivero,

aunquenotengalamenorideaacercadesiesoserviráparaalgo.Mirasureloj.Tresmenosveinticinco.Segúnloscálculosquehicieronapartirdelfolletodelaalarma,laUK16-VF tiene que empezar a sonar faltando doceminutos para las tres. Echa unvistazo a unos potus que estuvo podando en su última visita. Las pobres plantas,obedeciendo al impulso vital de la naturaleza, han largado hojas nuevas y estánfrondosas y relucientes. Pobres de ellas. Acá volvió el exterminador, chicas. Mildisculpas. Estira un brazo hasta el estante superior de la biblioteca donde hay unaplanta parecida al potus en la forma de la hoja, pero de un verdemás claro y sinmanchas blancas. Eso de las manchas blancas tiene un nombre científico —estáseguro—,aunquetampocoseloacuerda.¿Nervaduras?No.Lasnervadurassonotracosa.Retiraesaplantaparaemprolijarla juntoconlasdemás,enelbalcón,peronocuentaconquetambiéneseejemplarhadisfrutadodeunveranoprósperolejosdesusmanos asesinas. Y así como tiene una larga rama que cuelga hacia adelante, la«planta-verde-claro-que-parece-un-potus-pero-no-es» tiene otra rama igual de largaque,altironeardelamaceta,seenredaapenasenunadornodecerámicaylolanzaalpiso.EnunintentocasifutbolísticodesolventarlacatástrofeRodrigoadelantaunpiepara ponerlo en la trayectoria del objeto (es un florero, una urna, algo así) yamortiguarlacaída.Perosoloconsiguequelepegueunlindogolpeenelempeine,

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cambielevementesutrayectoriayseestrellesobreelpisodecerámicoscolorbeigeconunestrépitodedemolición.¿Cómopuedeunobjetotanchicometerunruidotanenorme?Lopeoresqueenelgirorápidodesucuerposelezafalamacetaylaplantavatambiénalpiso,guiadaporidénticoprincipiogravitatorio.

DesdelaoficinaprincipalseasomaManzi.—¿Pasóalgo?—pregunta.CuandosusojossecruzanconlosdeRodrigohacenungestovagodesaludo,que

elmuchachoretribuyeconidénticavaguedad.—¡El cordatum!—exclamaFlorencia, pero enseguida suaviza el tono—.Yo lo

dejémalapoyadoysecayó.Rodrigoestáunpococonfuso.PorunladoagradecelasolidaridaddeFlorencia,

quebienpudohaberdichoqueelcordatumlotiróelestúpidodelcuidadordelvivero.Pero por el otro lamenta la pena que dejó traslucir Florencia al mencionar alcordatum. Ahora bien. ¿Qué corchos es el cordatum? ¿El coso de cerámica o laplanta? Por si acaso, Rodrigo se queda inmóvil mientras Florencia se aproxima.Segúnhaciadóndedirijasuscuidados,esoseráelcordatum.Tienequeserenlatín—reflexiona Rodrigo—. Cordatum es sustantivo neutro, supone. Pero… ¿sustantivoneutroparaplantitaverdeclarooparacacharritodecerámicahechopolvo?

Lachicalevantalaplantayrevisaqueestécompleta.Asíqueeseeselcordatum:laplantita.Buendato,piensaRodrigo.Perdióunpocodetierraenlacaída,peroporlo demás parece estar bien. El que no goza de tan buena salud es el cacharro decerámica(debehabersidodecolorazulyceleste,ajuzgarporlosfragmentos),queyaceestalladoenunradiodedosmetrosalaredonda.

Florencia, en cuclillas, deja el cordatum a un costado y empieza a juntar lospedazosmásgrandes.YRodrigocomprueba,extasiado,dosasuntosdeprofundísimointerés:porunlado,elperfumedelachicaesnuevoytanperfectocomoelqueveníausandohastaahora.Nimuydulce,nimuycítrico,nimuyraro.Sencillamenteexacto.Yporotro,losdosbotonessuperioresdelacamisadeFlorenciaestán,graciasaDios,desprendidos,yenesaposiciónRodrigopuedeextasiarseenlacontemplacióndeunabuena porción de sus senos, de su corpiño y del borde de encaje del susodichocorpiño. Alguna neurona que permanece en guardia, en lo más periférico de susistemanervioso,lerecomiendaquecierrelabocayquitedeahílosojosymodifiquela cara de estúpido embelesado que sí o sí tiene que tener en estemomento. Perocomo la mayoría de sus neuronas están dándose un banquete visual y olfativo deproporciones pantagruélicas, Rodrigo sigue exactamente como está. Y comoFlorenciaparecemuyentusiasmadajuntandopedacitosdecerámica(québuenoqueelcacharrosehayarotoensemejantemiríadadepartículas),conlosojosbajos,nosepercata del absoluto enamoramiento del aprendiz de viverista, ni de su penetranteobservación de lo más selecto de su anatomía. Pasan dos minutos o cinco años.Rodrigonolosabe.

Solosabequeloquelosacadesuensoñacióneselsonidoestridenteyabruptode

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laalarmadelabóveda.Ahílosdosalunísonolevantanlacabeza,atiempodeveraManzisalirdesuoficinaybajaralacallecomounaexhalación.

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Manzitomalaruta33enelempalmeanoventakilómetrosporhora,yenpocossegundosponelacamionetaacasicientoochenta.

Se equivocó. Hizo mal las cosas. Tendría que haberlo pensado de otro modo.Hacerlabóvedaensucasa.Enelfondo.Debajodelapiletadenatación.Algo.ComohizoFiorentino.FortunatoManziselasdiodeinteligente,dedistinto.«Elcampoeselmejorlaberinto,comoloeseldesiertoenelcuentodeBorges.»EsaimagenfuedeSeoane,nosuya.ÉlnuncaleyóaBorges.

Bueno.Alpedo,selasdiodedistinto.Estaveztienenqueestarrobándolo.Nopuedeserquelaalarmasuenesolados

veces.Ysiestavezelriesgoesdeverdad,construir labóvedadondelohizoesunerror imperdonable. Ahora tienemás de cincuenta kilómetros de asfalto y diez detierraparaarrepentirse.QueconlaHiluxnotieneproblemaporqueesunfierro,peroigual.Alavelocidadquelleva,el tramodepavimentoloharáenpocomásdediezminutos. Y después hay que ver cómo encontrará la huella. Pero otros seis, sieteminutosmásvaallevarle.

Mientras sobrepasa una hilera de tres camiones que van casi paragolpe conparagolpe, y obliga a un auto que viene de frente a bajar a la banquina para notopárselodefrente,intentacalcularcuántopuedendemorarenabrirlabóveda.

Lossensoresestablecenunperímetrodediezmetros.Ahílosladronestienenquehabertardadoalgúnminutomásenubicarlacompuerta,haceraunladolamantaconlaresaca,romperloscandados.Soncandadosfuertes,difíciles.Hayqueverconquéherramientacuentan.Peroigual.Despuéstienenquebajarlasescaleras,encenderlasluces,revisarlascajas,vaciarlas.

A esa altura pierde la cuenta del cálculo del tiempo porque lo gana el horror.Estuvoenlabóvedaeljuevespasado.Comosiemprecadadossemanas.Ahíestá.Esunpelotudo.Notendríaquehaberidoconesaregularidad.Cualquierapuedehaberloseguido. Se supone que no. Se supone que revisa. Se supone que frena cadakilómetro,enlahuelladetierra,paraasegurarsedenotenernadieatrás,adelante,aloscostados.Pero,¿siseequivocó?¿Silosiguieron?Saledelasfaltoamásdecientocincuenta por hora pero son tales los saltos que pega la chata, que aminora lavelocidad para no volcarla. El camino da una vuelta a la derecha, entre dosalambrados.Yaestáensuscampos.Peronopuedeacelerarporqueesdondepeorestáelcamino.Insultaalosgritosparaaflojarselosnervios,peronoconsigueserenarse.Otravezloasaltalaimagendeunostiposvaciandolascajasdezapatos,tirándolasenlos rincones, pasando los fajos de dólares a unos bolsos negros. Lo ha soñadodormido,ydespiertolosoñómástodavía.Miraelreloj.Vantreceminutos.Alfondove el alambre que cierra el camino. Al otro lado están las vacas. Embiste elalambradoacasiochentakilómetrosporhora.Escuchaelchasquidodelosalambresque secortanydeunpardepostesquegolpeancontrael costadode laHilux.No

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frena.Unasvacasqueestánpastandohuyendespavoridas.Unpocomásalláelotroalambrado,elúltimo,elqueguardalascuatrohectáreasmásimportantesdesucampoydesuvida.Tambiénselollevapordelante.Denuevoloschasquidosylosgolpes.Noveanadie.Sinaminorarlamarchaabrelaguanteraysacalapistola9milímetros,aunque todavíano lequitaelseguro.Alfrente tieneelmontecitodeárboles.Siguesinveranadie.

¿Pueden haber hecho tan rápido comopara cargar 800.000 dólares ymandarsemudarenmenosdecatorceminutos?

Frenaensecoysebajacon lapistolaen lamano.Ahorasídesplazael seguro.Miraalrededor.Ledaunavueltapordetrásalacamioneta.Reciéncuandosecercioradequenohaynadiecercacorre losquincemetrosque loseparande labóveda.Lacoberturaestáensusitio.Laquitaalosmanotazos.Loscandadosestánensusitio.Lanza un gemido que mezcla la angustia y el alivio. Con manos temblorosasmanipulaelllavero.Selecaedosvecessobrelaportezuelametálica.Porfinabreloscincocandados.Levantaelportón,enciende la luzybaja laescalera.Ahíestán lascajasensusitio.Pegaungritode inconfundiblealegría.Seacerca.Abreuna.Dos.Tres.Estánintactasyllenasdefajosdebilletes.

Se deja caer en el piso frío de la bóvedamientras intenta recuperar el aliento.Reciénenesemomentosedacuentadequeelcorazónlelatedesbocado,quesudaamares,que respiracondificultad.Peronose inquieta.Mira lascajasdezapatosensustresestantesysustreshileras.Calmarseescuestióndetiempo.

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—Haceteunosmates,José.—¡Shh!¡Bajenlavoz,quieren!ElquepidemateesEladioLópezyelquelohacecallarconunchistidonervioso

esHernánLorgio.Lostresestánechadoscuerpoatierra,protegidosentreelfollajedeunmontedecipresesachaparradosdistanteunossetecientosmetrosdelabóveda,desdeelquevieronllegarlapickupsaltandoporelcaminoyderribandoalambrados.HernánlosigueatravésdeunosbinocularesmientrasManzibajaalostumbosdelaHilux,trajinaconlacompuertaydesaparecebajotierra.

—¿Vostepensásquenospuedeescucharaestadistancia?—preguntaEladio.Hernán no está dispuesto a conceder que tal vez su precaución sea excesiva.

Siguemirandoporlosbinoculareshaciaelbosquedelabóveda.Contraataca:—Tepasáseldíatomandomate.¿Tevasamorir,acaso,pordoshorassinelputo

mate?Ahora son los dos hermanos los que le clavan lamirada, unodesde cada lado.

Habrá sido el calificativo de «puto» aplicado al mate el que los ha ofendido ointranquilizado.Hernánchistaysigueatentoalosárbolesdistantes.

—Ahísale—anunciaporfinenunmurmullo.Lostres,sindarsecuenta,pegantodavíaunpocomáslapanzacontralatierra.—Tieneelteléfonoenlamano—informaHernán.—¿Tienetapita?—preguntaJosé.—¿Quécosa?—Elteléfono:¿tienetapita?—¿Yyoquésé,José?Apenaslodistingo,desdeacá.¿Por?—Amímegustanesoscontapita,poreso.—Uh,esossonlindos…—enlavozdeEladioparecenmezclarselaenvidiayla

ensoñación.—Shh…Estásaliendo.Quédensequietos—advierteHernán.Otravezlostresseaplastantodoloposible.—Debeestarbuscandoseñal—especulaHernán,porqueveaManzisalirde lo

másfrondosodelbosquecito,estirarelbrazoconelteléfonoenalto,mirarlapantalla,llevarlodevezencuandoaloído,caminarhastalacamioneta,treparalacaja,repetirelmovimientodealzarelcelular,negarconlacabeza.Terminaporguardarloenelbolsilloyquedarsemirandoelcampo,conlasmanosalacintura,comosiintentasedecidirsuspróximospasos.

—Estápensandoquéhacer—interpretaenvozaltaparalosLópez,quefruncenlosojosintentandodistinguirlosdetallesaladistancia—.Esoesbueno.

—¿Esbuenoporqué?Hernánsedistraeynoresponde.Esbuenoporquesusaccionessecorresponden

conlasqueHernánimaginóyhavenidoanticipando.

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Manzi llegó despavorido. Corrió a la desesperada desde la camioneta hasta elesconditedelabóvedaylaabrióalosmanotazos.Cuandocomprobóquenofaltabanadatienequehabersetranquilizado.Poresodespués,cuandovolvieronaverlo,susmovimientoseranmuchomáspausados.Desdelacajadelapickupestuvomirandoalrededor, las cuatrohectáreas del cuadrado.Seguro comprobabaque el alambradoestuvieraintactoyquenosehubiesencoladovacas,queesloqueterminócreyendola primera vez. Ahora volvió a bajar a la bóveda. Hernán supone que estaráchequeandoeltablerodecontrolparaanotarcualquieranomalíaypoderexplicarlealingeniero,después.Sihizoeso,habránotadoquelabateríadebeestarenuntreintaysieteotreintaycincoporciento.YselodiráalingenieroSeoaneapenastengaseñalenelteléfono.

—YoquierounMovicomcontapita—enunciaEladio,cuyospensamientoshanseguidounamuydistintadirección.

—¿Ah, sí? ¿Y para hablar con quién?—retruca José, a quien tal vez lo ponecelosoquesuhermanosueñeconelmismoteléfonoqueél.

Eladioserevuelveensusitio,incómodo.—¿Cómoconquién?—Claro,boludo.Conlasúnicasquehablásdesdeelcelularsonmamáytumujer.

¿Paraquécarajoquerésunocontapita?Hernándesatiendeunsegundoel largavistaparamiraraEladio,cuyaexpresión

ha virado al ofuscamiento. José hace una mueca hacia la lejanía y Hernán prestaatención. Buena vista, el tornero. Manzi acaba de emerger del bosquecitosacudiéndose la tierra del pantalón, comodandopor terminada la fajina.Sube a lacamionetayarranca.Casienseguidasedetieneybaja.Seinclinabajoelchasis.

—¿Quéhace?—preguntaEladio.—Seleenredóunalambre.Selequedóenganchadocuandoselollevópuesto,a

laida—aclaraHernán.—También,conlapiñaquelepegó…ManzivuelvealacabinadelaHiluxysealejaabuenavelocidad,dandotumbos.

Soloaminoralamarchacuandocruzalosdosalambradosquedestrozóenelviajedeida.Mandaráaalguienarepararlospronto,seguro.Alllegaralahuellaaceleraysealejaenmediodelpolvo.CuandosepierdeenladistanciaHernánseincorpora.Essuturnodesacudirselatierradelaropa.LosLópezloimitan.Lostrestrotanhaciaunosarbustos,doscientosmetrosmáslejosdelbosque,yrecogenlasbicicletas.LasdelosLópeztienenamarradaalmanubrio,cadauna,unamochila.

—¿Tienentodo?—preguntaHernán.Loshermanosrevisan losmorrales.Sealcanzanaveralicates,cintaaisladoray

unas herramientas cuyo funcionamiento Hernán ignora, que les dio Belaúnde paraempalmar otra vez los cables sin correr el riesgo de electrocutarse. Los Lópezasienten.

—Métanlepata—sugiere,aunquesabequeesinnecesario.Sondefiar.

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Loshermanossedespidenconungestoyempiezanapedalear.—YoloúnicoquedigoesquequierounMovicomcon tapita.Yaverédespués

para qué lo uso—retoma Eladio, en el tono de una declaración de principios—.Asuntomío.

Joséno le responde. Irán juntosun tramocorto,hastaque tenganquesepararsecada uno hacia una de las líneas de tendido eléctrico. Hernán calcula que tienenvariashoras,ohastaunpardedías,hastaqueManzipuedavolveralcampoconelingeniero de la alarma. Pero para entonces la instalación debe estar reparada y labateríaalcientoporcientodesucarga.Poresoestanimportantequeseapuren.Aladistancia ve que, antes de separar sus caminos, se dan la mano, ceremoniosos ydistantes.HernánguardalosprismáticosensupropiamochilaysedisponeapedalearderegresoaO’Connor.Lesechaunúltimovistazo.Conosincelularcontapita,losLópezsondefiar.

¿Yél?¿Esdefiar?Nosabequéresponderse.

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Manzisedejacaerenunodelossillonesdelliving.Yasuperóelpánicodehacetres horas, cuando salió disparado al campo creyendo que lo estaban robando. Yacomprobó que todo estuviera en su sitio, y hasta pudo verificar —él, que no esingeniero ni técnico ni una mierda— que el problema es que la batería estaba amediasdescargada.Apenassalióalaruta33recuperólaseñaldelteléfonoySeoanelo atendió enseguida.Manzi le explicóquehabía saltado la alarma, queno faltabanada.No,estaveznohabíavacasenel«perímetrodecontrol».Nohabíanada.Nihabíanforzadonada.Nifaltabanadanihabíanadafueradesusitio.Cuandoelotrolepidióuna«lecturadetablero»,Manzisuperólaimpacienciaquelegenerabalajergadeespecialistadelfulanoyleleyósusanotaciones.Claro,claro.Eslabatería.«Claro,claro las pelotas», respondióManzi, abandonando la fría urbanidad de la primeraparte de la charla. El asunto es por qué se descarga la batería. Ahí Seoane habíaabandonadoloscircunloquiosypactadoconManziunencuentroenel«perímetrodecontrol»paraeldíasiguientea lasocho.Manzicortósintiendoquesumalestar,enlugardedisminuir,crecía.

NolegustanadaqueSeoanevayasolo,porsuspropiosmedios,hastaelterrenode labóveda.Esun remilgo inútil, peronopuedeevitarlo.Escierto: sería ridículoque Seoane pretenda hacerse el olvidado con respecto a su localización. Si estuvotrabajandoahídurantedossemanas,lológicoesqueseamuycapazdellegarsinsuayuda.PeroaManzinodejadeinquietarloqueeltiposepaperfectamentecómoir.Sesuponequelaalarmatieneunaclavedeseisdígitos«inviolable».Inviolableporquela tuvoqueponerManzi,soloen labóveda,mientraselotroesperabaarriba.¿YsiSeoanetienemaneradeneutralizarla?¿Odedecodificarla?

Paraquémierdalepusealarma,piensaManzi.Paraquenomeroben,secontesta.Peronohaysistemainfalible.Nohaymaneradequenoquedencabossueltos.

Mañana,porejemplo.Nosolovaa tenerquebajarconSeoanea labóveda.Eltipotambiénverátodalaguitaquetieneguardada.¿Perocómoevitarlo?¿Sacándolahoyalanoche?¿Parallevarladónde?

Cuando,hacecasidosaños,Manzipensóenlodelabóveda,sintióqueacababadealumbrarunaideagenial.Unadeesasideasqueleservíanparaponerseasalvodela angustia. El aviso que le había dado el gerente Alvarado lo había salvado delCorralito y de la devaluación. Lindo milagro, porque había hecho un montón denegocios fenomenales desde la posición ventajosa de sus dólares contantes ysonantes. Pero había tenido que poner su dinero en una caja de seguridad. Y esotambiénledabamiedo.Enlosmesessiguientesmuchasveceshabíacorridoelrumorde que el gobierno iba a incautarlas. Y cada vezManzi se lo había creído. Habíahablado con el gerente (el nuevo, porqueAlvarado se habíamandadomudar, y lobien que había hecho, por el bienestar de ambos). Y, más allá de sus palabrasapaciguadoras, Manzi no se tranquilizaba. ¿O acaso esas mismas palabras

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apaciguadoras,perodichas aotrosmásestúpidosqueél, noeran lasque lehabíanservido en bandeja 400.000 dólares al precio de un peso cada dólar? Si él habíaganado,otroshabíanperdido.Yahorapodíapasarlomismo,aunquecambiasenlasvíctimas.

Lodelabóvedahabíasidounailuminaciónsúbitaynocturna,motivadaporloscomentarios de sus amigos del club. Y había funcionado. Hasta ahora, habíafuncionado. Porque si empezaba a darle problemas la angustia volvía y nada teníasentido.

Dehecho,mañana,conSeoane:¿quéhacer?¿Taparlascajasdezapatosconunalona?

Manziselevantadelsillón,caminahastaelbarysesirveunamedidadewhisky.Una sola.Como cada tarde.Hasta en eso es disciplinado.Debe hacer veinte años,treinta,quenoseemborracha.Ynodebenhabersidomásdetresocuatrovecesentoda lavida.Noodia el alcohol, peroodiaperder el control, yodia a lagentequepierdeelcontrol.

Comosisuspensamientoslahubieranconvocado,escuchaelmotordelautodeEster. Guarda el vaso de whisky, ya servido, en un estante. No quiere tener queofrecerle uno, que se le siente al lado a hablar boludeces.Mejor apurar rápido laceremoniadelreencuentrovespertino.Hola,cómoestás,quétaleldía,cansadísimo,sí,cualquiercosaestábien,claro,ahoratealcanzo.

Perfecto. Ahí va Ester escaleras arriba.Manzi recupera el whisky y vuelve alsillón.No tienesentidosacareldinero.Seoanevaaconcluirqueesunestúpido,yestaráenlocierto.¿Gastarseloquesegastóenconstruiresabóveda,yeninstalarlesemejantealarma,paratenerlavacía?

No.Hayqueaceptarloscostos.Siempreselodice.Enlosnegociostambién.Lecuesta.Lecuestamucho.Odialoscostos.Odiapagarlos.Unavidasincostos.Esosíquevaldría lapena.Peronosepuede.Hayqueaceptar loscostos, se repite.Ganarmucho por encima de los costos, pero aceptar pagarlos. El dato y lamaniobra delgerentedelbancofueuncostoyvayaquehuboquecostearlo.Perovaliólapena.Lascoimas para la estación de servicio hubo que pagarlas. Y también sirvió. Y lossobornosenelMinisterioparaqueaprobaranelasfaltolargo,hastalaruta7,yquelaestacióndeserviciotuvierasentidofueronsiderales.Siderales.Perotambiénvalieronlapena.

Ysiahoraledabronca,omiedo,oalgoindefinible,queSeoaneentrealabóvedayvealascajasdezapatos,esprecisamenteporquetodosesoscostosvalieronlapenaylosdólaresentraronaraudales.Sino,nohabríacajasdezapatos.

Peronopuedeevitarlamezcladebroncaydeangustia.¿Ysitodofueinútil?¿YsisehapasadoestosdosañosjuntandoesefangotedeguitaparaquevengaSeoaneyselosople?Levienealacabezaunaimageninfantil.Horrible.Imperecedera.Estáensegundo,tercergrado,enlaescueladeVillegas.Esunrecreo.Todosloschicosjuntanfiguritas.Unasredondas,defútbol.Yanorecuerdalosdetalles.Manzitieneunpilón

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enorme de figuritas repetidas. Comprómuchos paquetes. Las ganó jugando contraotrospibes.Las robó.Hizode todo.Unoschicosdequinto juegancon lasmismasfiguritasperounjuegodistinto.Noeselespejitonielchupi.Hacenunosmontonesenormesylosapuestanalnúmerodelacamisetadeljugadorquesaleacontinuacióndelapila.Manzisemueve,nervioso,mientrasmira.Loinvitanajugar.Dicequeno.Le insisten. Manzi ve la pila del que está sentado en las baldosas del patio,esperándolo.Tranquilamenteahíestándiezodocedelasfigusquelefaltan.Manzisueña. Se representa dentro de tres minutos, cuando haya ganado el pilón. Laexclamaciónadmiradadesuscompañeros,larabiamudadelosdequinto.Sesienta,preparaelpilón,pierde.Lellevamástiemporecordarloqueloquele llevóvivirlo.Losdequintoson losquegritanyfelicitanalganador.Manzi tieneunarabieta.Seabalanzasobreelpibe,lepegados,tres,cuatropiñas.Elpibedemoraenreaccionarysevequeleduelenlosgolpes,porquepegaunchillido.Peroenseguidasereponeysus amigos lo ayudan. De todas maneras Manzi sigue pegando, pateando ymordiendohastaqueunosbrazosadultosyfuertesloalzanenvilo.Despuésvienenloscastigosdelosmayores,quesonmenosaparatososperomuchomásefectivos.

Sumujer lo llamadesde laplantaalta.Manzihacecomoqueno laescucha.Elrecuerdo no ha hecho sino aumentarle la angustia. ¿Y si lleva dos años juntandofiguritasqueotrovaaganarle?LaputaqueloparióaSeoane.Malrayoloparta.Perolo necesita. Está jugado. Tendrá que esperarlo mañana en el campo. Eso. Va aesperarlo.Unmodo demarcarle la cancha. Cuando llegue Seoane él,Manzi, va aestar esperándolo. El dueño de casa. El patrón. El que manda. El jefe es él. ElempleadoesSeoane.Elque tienequeexplicarporquémierda saltó la alarma,porquécarajossedescargólabatería.Lodemásseverá.

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Seoanecaminahaciasucamioneta,unaAmarokgrisplata,bajalaportezueladela caja y se sienta. Manzi lo alcanza unos minutos después, lo que le ha llevadoactivarotravezlaalarma,cerrarelaccesoalabóvedaycaminarhastaelalambradodondedejaronlosvehículos.

—Es difícil decir, así, qué pasó —Seoane suena dubitativo. Muy lejos de laseguridadconlaquelevendiólaalarma,ensuoficinadeBuenosAires,hacemásdeunaño.

Manzi espera.No quiere enemistarse con el ingeniero.No tiene sentido.No leconviene,enrealidad.

—Loque sabemosesque sedescargó labatería.Y si sedescargó labatería esporquesecortóelsuministroeléctrico.

—PeroenVillegasnohubocortedeluzestosdías—objetaelcomerciante—.YenO’Connortampoco,queesdedondevienenlaslíneas.

—Sí,sí,esoestáclaro.Estáclarolaspelotas,piensaManzi,perosemantienecallado.—Poresotenemosquehabertenidounproblemaenlaslíneasdealimentación.—¿Enlasdos?Seoaneabremucholosojosydemoraenresponder.—Ysí,yaséquesuenararo.Peroacabodedesmontareltableroyrevisartodos

loscircuitos,ytodofuncionaperfecto.Esverdad.Llevatreshorastrabajando.YManziperdiendoeldía,depiecomoun

edecán,asulado.Ysintiéndoseridículo,conlascajasdezapatossobrelosestantes,asusespaldas.

—Lo que podemos hacer es revisar las bajadas, en los postes. A ver si estánrecibiendo el voltaje correcto.Acá llega bien.Ahora, llega bien. Le propongo querevisemoslasbajadas,comoparaquedarnostranquilos.

«Quedarnos»,piensaManzi.Seguroqueestásnerviosísimo,laputaqueteparió.Seguroquenodormísalanoche,pensandoenmialarma,turro.

—Ysí.Supongoquehabráquerevisarlo.—Porquelaotraesrevisartodoeltendido.—¿Cómo,eltendido?—Claro.Desdelosposteshastaacávienenlasdoslíneas—Seoanesedejacaera

tierraytrazaunaslíneasconunpalito—.Uncablevienedesdeaquellado—Seoaneseñala al norte—y el otro desde allá—marca un punto vago hacia el sudoeste—.Perosonunaponchadadekilómetros.

Esverdad.Manzirecuerdalatorturaquesignificóenterrarpocomenosdeveintekilómetros de cable. Y enterrarlo por tandas, empleando a gente distinta en cadatramo, para que ninguno tuviera ni remota idea de lo que estaba haciendo. Losúltimosquinientosmetrosloshizoél.Enlosdosextremosdelasdoslíneas:dellado

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delbosquecitoydelladodelaslíneasdemediatensión.Doskilómetrosdezanjaconsuspropiasmanosysupropiapala,hijosdeputa.Ytantaprecauciónparaahorateneresossobresaltos.

—Por esoyodigode revisar las bajadasde los postes.Que funcionenbien lasbajadasylostransformadores.Puedeserquetengamosunafallaahí.¿Quéleparece?

«¿Yamímepreguntás?Sesuponequeelexpertososvos,mecacho.»—Ysí,meparece.Sígamequeleindico.Manziseacuerdadelospostes.Menosmal.Comoparaolvidarse,también,conel

laburoqueledieronesaszanjas.ArrancaconsucamionetaySeoanelosigueenlasuya.Levantanunalindanubedetierraquesevedesdelejos.

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—¿Los seguimos?—pregunta Fontana, desde el mismo montecito de cipresesbajosenelqueayerseescondieronHernányloshermanosLópez.

—No, no—dice Perlassi—. Nos pueden ver. No conviene. Dejémoslo así porhoy.Igualtodomarchacomodebe.Poralgoselotrajoaldelaalarmahastaacá.

Fontanaasiente,complacido.Perlassiseincorporaysueltaunquejido.—¿Quétepasa?—seinteresasuamigo.—Nada.Medueletododeestarahítirado.—Estamos viejos —responde Fontana mientras se palpa con precaución la

cintura.—Estamos—coincidePerlassi,pensandoquesiahoraledueletodoelcuerpodel

modoqueleduele,loqueledolerádespuésdepedalearenbicicletaderegresohastasu estación de servicio—. ¿Cuánto decís que tenemos, de acá al pueblo?¿Veinticinco?

Fontanasujetalabotamangaderechadesupantalónbajolamediaparaquenoseleengancheconlacadena.

—Treinta,másbien,meparece.Flemático, Perlassi sujeta su propia botamanga, levanta la bicicleta y alcanza a

Fontana. Pedalean sin apuro, para no cansarse, en dirección contraria a la quetomaronlascamionetas.

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Estavezpiensadisfrutarlo.Nadadedistraersepensandoenotracosa,consultandorelojes o considerando si la cacerola con agujas que usa su viejo tendrá una horaparecidaaladesupropioreloj.Sifuncionóbienlaprimeravez,nohayrazonesparaquevayaafallarlasegunda.

Poresosubelosescalonesdedosendos,silbando,ycuandollegaarribasetopaconlasonrisadeFlorencia,queledicealgoasícomoqueloreconocióporelsilbido.Rodrigonolopuedecreer.Esachicanosoloeslamáslindadelmundo,sinoquesabereconocerlo a él entre el resto de los mortales. Sabe algo de él que mucha genteignora.Sabequesilbacuandoestásoloyvaaalgúnlado.Esolosabesuviejoylosabíasumamá.YahoralosabeFlorencia.Ysilosabeesporquelonotó.Ysilonotóesporquesetomóeltrabajodeobservarlo.

Claro que también puede ser que haya reparado en eso porque es observadora,nadamás.Porquelegustamiraralrededoryenterarsedeloquesucedeconlagente.Puede ser eso y punto. Pero Rodrigo no está dispuesto a dejarse vencer en suoptimismo.No,señor.

Nadadepensarenquelaalarmatienequevolverasonarenunrato,yéltienequeverificarquesucedasegúnloplaneado.No,señor.AhoravaapensarenFlorencia,encómo sacarle charla, en cómo convencerla de que él es un chico lindo, bueno ysimpático,yquelomejorquepuedehacereslargaraesenoviopelotudoquetienedeunavezportodas.

Difícil, tal vez, la empresa. Pero para eso están los grandes hombres. Para lasgrandesempresas.Paralasempresasimposibles.Suladoneuróticodudadequeseaungranhombre.Ydudatambiéndequeestélistonoyaparaacometerdosgrandesempresas,sinosiquieraunadelasdos.Yacometerlayteneréxito…Demasiado.

Algo le está preguntando Florencia en este mismo instante. ¿Qué? Algo deljazmíndelbalcón.Lasiguehaciaallísinpoderquitarlosojosdesuscurvas.Comoellacaminaadelante,Rodrigopuededarseunbanquetedesuposiciones.Ypensarquehayunidiotasueltoporahíquepuedetrocaresassuposicionesencertezas.

Otra vez la cara de Florencia interrogante: ojos abiertos, poco pestañeo, unasuerte de sorna, una especie de «¿Qué mirás?», pero apenas, nada demasiadoevidente.Siesdeinjertooesdegajo.¿Qué?Eljazmín.«¿Quépasaconeljazmín?»«Eso, que si es de injerto o es de gajo.» Ymientras Rodrigo semira en sus ojosgrandescomoespejossepreguntaparaquécorchosquieresabereso,aunquesecuidade cambiar los términos de la pregunta para que suenemenos impropia.Porque ledijeronque losdegajodanmás follajeymenos flores,y losde injertodanmenosramasymásflores,yellaquieresaberporqueesejazmínloplantóéllasegundavezquevinoacuidarlasplantas,yesoestodo.

Rodrigosientequeelpechoseleinflaporsegundavezendiezminutos.Nosololoreconoceporelsilbidocuandosubelaescalera,sinoquerecuerdaquéplantatrajo

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la segunda vez que vino. «Qué raro que te acuerdes», dice él, pretendiendo serincisivo, audaz e inteligente, y ella lo mira con absoluta inocencia, pero no lainocenciaqueescondesegundasytercerasintenciones,sinoinocenciaypunto,yledicequeseacuerdaporquelegustanlosjazmines,yRodrigosesienteunestúpidoyuncréduloyunilusoporqueclaro,lomáslógicodelmundo,alachicalegustanlosjazminesyseacuerdadecuandolotrajo,yparamásdatosFlorencialedijoqueseacuerdadequetrajolaplantalasegundavezporqueellaselopidiólaprimera.Nadamásrazonable,porotraparte,laputamadre.YRodrigo,yaderrotado,yasinganas,yasinairedentrodelpecho,quesepreguntacómodistinguirunjazmíndegajodeunjazmíndeinjerto,ymiralaplantaypiensaquedigaloquedigatieneuncincuentapor ciento de posibilidades de acertar, un porcentaje nada despreciable, nadadespreciableymuchomásaltoqueelquetienedequealgunavezFlorenciaaceptesalirconél,quedeberondarentreundosyunmenostresporciento.Deinjerto,diceél.Québien,contestaella.Asítendremosmásflores.

Yesjustoenesemomentoqueempiezaaescucharselaalarma,peroRodrigoestátantristequecasileimportauncominoquesuene,queestalleoquedejedesonar.

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—Vienemáscalmado—dicePerlassi,desdeatrásdelosprismáticos.—¿Cómosabés?—preguntaBelaúnde,quetambiéntienelossuyos.—Guarda.Agachatebien.Ambosseagazapantodavíaunpocomás.—Porqueelotrodíasellevópuestoslosdosalambradosparahacermásrápido,

medijoHernán.Belaúndeasiente.Manzibajadelapickupjuntoalalambrequeseparaelcampo

desiembradeldelasvacas,dondeterminalahuella.—Ojoqueigualllevalapistolaenlamano.¿Tefijaste,Perlassi?—Ysí.Tampocovaaconfiarsetanto…Manziselanzaauntrotecitomoderadoatravésdelpotrerodelasvacas,quese

levantanysealejanalverlo.Cuandollegaalotroalambradoloatraviesa,encorvado,entreelcuartoyelquintoalambre.Peroantesguardaelarmaenlacintura.Cuandoseincorpora,alotrolado,vuelveaempuñarla.

—Tipocuidadoso,esteManzi…—murmuraPerlassi.—¿Porqué?Perlassiniegaynoresponde.—Loperdí—comentaBelaúnde.—Alláatrás.¿Vesquehayunárbolpetisoalaizquierdadedosmuchomásaltos?—Sí.—Bueno,ahídebajo.Lovasaverencorvado,moviéndoseenelsuelo.—Sí,sí.Ahíloenganché.—Debeestarsacandolatapa.¿Podésseguirfichandovos,quetengolosojosala

miseria?—Seguro—respondeBelaúnde.Perlassibajalosbinocularesyserestriegalosojos.Demasiadotiempoforzando

lavista,conesesolinclementequehacebrillartodohastaenceguecerlo.—Mefumaríaunpuchito…—suspiraBelaúnde—.Yaséquenosepuede.Perlassisepercatadequedebeponerseinsoportablemuyamenudo,siBelaúnde

seandacontantasprecauciones.Sonríesinganas.—¿Quépasa?—preguntaBelaúnde.—Queelserhumanoesunestúpido.Si lascosasnosalencomounoespera,se

ponemalporquelascosasnosalen.Ysilascosassísalencomounoespera,tambiénseponemalporqueleagarramiedodequeencualquiermomentosetuerzanydejendesalir.

Belaúndesacauncigarrilloy,sinencenderlo,selocolocaentreloslabios.—Elserhumanono,Perlassi.Algunossereshumanos.—Tenésrazón—Perlassiloasumecomounregaño.—No,no.Guardaqueyosoyigual—aclaraBelaúnde—.Entodocasoseremos

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dosestúpidos.Perlassimiraelcigarrilloapagadoenlabocadeljefedeestación.Élmismodejó

defumarhace…¿Cuántosaños?Yaperdiólacuenta.Silviaselopidióunavezyéllehizocaso.Ellaledijoquedejara,quenoqueríaquedarseviuda.Sehabíasalidoconlasuya,alfinal,Silvia.Enesodenoenviudar.

—Ahísale—Belaúndeinterrumpesuspensamientos.Perlassialzalosprismáticos.AhívaManzi.Yanotrota.Camina.Lapistolatiene

que estar guardada a la espalda, sujeta por el cinturón. Cruza el alambrado máspróximoalbosquecito.Cruzaelsegundo.Setrepaalacajadelapickup.

—Guarda—diceBelaúnde,ylosdosseaprietanmáscontraelsuelo.Manzimirahaciatodosladosyserascalacabeza.Perlassipiensaquesonbuenos

esos binoculares que consiguióRodrigo.Están a unos cuantos cientos demetros yaunasívecómoelotroserascalacabeza.

—Megustaverloasí—confiesaPerlassi.—¿Verlocómo?—Así.Conelculollenodepreguntas.

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—Loqueyolepropongoesunarevisiónprospectivadetodoeltendido.Depostea terminal, sobre la línea1aVillaSaboya,ydepostea terminalsobre la línea2aBlaquier.

ManzisientecrecersuenojoamedidaqueescuchalaspalabrasdeSeoane,perosecontiene.Solosepermiteunlargosuspiro.Quieredejarloterminar.

—¿Yesoquécostostiene?—Y…—Seoaneduda—.Planosdeltrazadodelsoterramiento…¿nohay,no?Manzicreeentender.Hacaídoenmanosdeunodeesosestúpidosqueconsideran

que pueden aumentar los precios si dicen cosas sencillas con palabrasgrandilocuentes. Algo que se llama «planos del trazado del soterramiento» es, sinduda, mucho más caro que «un dibujo de por dónde están pasados los cables».Muchomás,seguro.Aunquesignifiquelomismo.

YManziseodiaporestarenestasituación.Ladehaberquedadoenmanosdeunboludo pretencioso. Nunca. Nunca, jamás, hay que caer en manos de un boludo.Porque si uno termina en manos de un boludo significa que uno también es unboludo.Unboludomásboludoaúnqueelboludoencuyasmanoscayó.¿YenquésebasaManzi para concluir que, en esa escala del más boludo, él, Manzi, ocupa elpeldañosuperior(queenestecasoescualquiercosamenosunmérito)?Enlasimplecircunstanciadequeelboludoquefija lospreciosesSeoane,yelboludoquepagaesospreciosesManzi.Incógnitadespejada.

—No—respondeporfin—.Planosnohay.Seoanesuspira.Manzisabeque,ensupapeldeboludosupremo,loqueletocaes

callar.Peroelsuspirocompungidolosacadesuscasillas.—Nohayplanosporqueustednoloshizocuandoarmólainstalación.Elingenieropestañea.Variasveces.Despuésvieneunsilenciolargo.Incómodo.—Igualtodavíanomedijoloquevaacostaresta…—Revisiónprospectiva—completaSeoane.Claro. Para qué decir «sacar los cables afuera a ver si hay alguno en

cortocircuito» si uno puede decir «revisión prospectiva» y sacudirle el cañazo enconsecuencia. Seoane tira una cifra escandalosa. Manzi no deja traslucir ningunaemoción. Eso sí lo sabe hacer. Escuchar imbecilidades sin inmutarse. En losnegocios.Enlacomisióndirectivadelclub.Ensucasa.

Seoane agrega algo sobre unos detectores de metales, planteamiento decartografía, trabajodequitamiento,análisisyreposición,costosoperativos.Enplandefensivo,agregaqueeltrabajotuvoquecotizárseloporquenoestáamparadoenlagarantía.Ynoloestáporquelascondicionesdeinstalaciónfueron…excepcionales.No son alarmas pensadas para que se las instale amuchos kilómetros del tendidoeléctrico,sinoenáreaspobladasquecuentanconeseservicio.Ylarevisiónpuntualdelaalarmaydelabateríadiocomoresultadounfuncionamientoidóneo.Ysegúnel

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contrato,hastaahíllegalaobligacióndeSeoaneSeguridad.—Técnicamente,loqueestáfallandoeslaalimentacióneléctricadelequipo.No

elequipo—completaSeoane,ycalla.Técnicamente, piensa Manzi, este sería el momento de mandarlo a la mierda.

Este.Ahora.Ahoraquelotienedelanteyenactituddeescucha.PerocomoManzinocontesta,Seoaneseveenelcompromisodeagregarquesuempresaestádispuestaatrabajaralcosto,sinánimoalgunodelucro,porqueloqueimporta,loquerealmenteimporta,loúnicoqueimporta,esqueManzisequedeconforme.Yqueesacifraqueacabadepasarlees,nimásnimenos,elcostodeltrabajo.

—¿Ycuántotiempodemandaríaeltrabajo?—preguntaManzi,monocorde.—Unosdiezdías,comomucho.Ocho,creoyo.—¿Ycuántagentetrabajando?—Y…cuatrooperarios…Concuatroestamosbien.—Entiendo.Cuatro.Asíqueelcostodesquiciadoquelepasócorrespondealjornaldecuatrooperarios

duranteochodías.Buenísimo.Manzi tiene laoportunidaddecontratara loscuatrojornalerosmejorpagosdelahistoriadelahumanidad.Lopiensaperonolodice.Notienesentidopelear.Nogananada.Ningunapelealobajaráaéldelmásaltopedestalenlapirámidedelosboludos.

Manzi quiere pensar. Quiere quedarse solo. Quiere que Seoane se lleve de laoficinasuimbecilidadysuscertezas.Porahora,conesolealcanza.

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Despuésdeestacionar,niHernánniRodrigohablanduranteunbuenrato.EneltrayectodesdeO’ConnorhastaVillegassí,vinieronconversando.Tambiénduranteellargo rodeo que, por precaución, propuso Rodrigo. No entraron a Villegas por elacceso más directo, el de la ruta 33, sino por el más distante, el de la ruta 188.Cuando Hernán preguntó el motivo, Rodrigo le dijo que si iban a estacionarprecisamente en el acceso de la 33, los otros conductores, losmuchos que iban aencontrar estacionados en el mismo sitio, podían preguntarse qué hacían esos dostiposentrandoalaciudadyquedándoseahí,enelacceso,sinirmásallá.

—Villegas es mucho más grande que O’Connor —se quejó Hernán, mientrasobedecíaelpedido—.Acánocreoquesepandequiénescadaautoqueaparece.

—Cierto—concedió Rodrigo—. Pero los que estacionan acá seguro que estánpendientesdequenadielosjoda.Asíqueenunadeesasprestanmásatencióndelanormal.Alosquellegan,digo.

—¿Te parece?—terminóHernán, señalando el auto detrás del cual terminaronestacionando,enlaoscuridaddelabanquina—.Aestosnolosveodemasiadoatentosaloquepasaafueradelauto,che…

Señaló hacia adelante. El auto más próximo, como todos los demás, tenía lasluces apagadas y los vidrios empañados.Y si uno se detenía amirar con atenciónadvertía un ligeromovimiento ascendente y descendente de la carrocería. Rodrigosoltóunarisita.Hernánteníarazón.Demasiadasprecaucionesparaacamparen«VillaCariño».

HernánmiralahorayRodrigopregunta:—¿Quéhoraes?—Unaycuarto.—Esperemosquefuncione.—¿Y por qué no va a funcionar? Digo… Las dos primeras veces funcionó

perfectamente,¿no?—Sí—concedeRodrigo—.Peronomepuedosacarde lacabezaquesomos…

¿Vosvisteloquesomos?Hernánsonríeyasiente.Rodrigo,quetienelaspiernassobrelaguanteradelauto

para desentumecerlas, empieza a enumerar, contando con los dedos de la manoizquierda.

—Fontana.Belaúnde.LosLópez.Vos.—¡Yvos!¿Quétecreés?Tuviejo.Miviejo…—¡YMedina!¡Medina!¡Noteolvides,tepidoporfavor,queestamosintentando

darelgolpedelsigloconelviejoMedina!Ahoraseríenacarcajadas.Cuandosecalman,Hernánvuelveahablar.—Igualmepasaalgoraro,contodoesto.—¿Conqué?

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—Conesto,boludo,todoestoqueestánarmando.Hayvecesquemepareceunaestupidez.Lopiensoypiensoqueenelmejordeloscasosvaasalirmalynosvamosadarcuentadequeinvertimosunmontóndetiempoydeesfuerzoalpedo.

—¿Yeseeselmejordeloscasos?—Sí,bolas,porqueenelpeordeloscasosterminamostodospresos.¿Ovosnolo

pensás?Losdoshandejadodesonreír.—Sí.Seguroquelopienso.Opeor.Manzinosdescubreynoscagaatiros.Hernánponecarade«precisamenteaesomerefiero».Sigue:—Igualaloquevoy,aloqueiba,esaqueavecesnomepareceunaestupidez.

Engeneralsí,peroavecesno.Avecespiensoquenoesunaimbecilidad.Salgacomosalga.Yhastaquepuedesalirbien.Yqueesalgo…útil.Algoque…encastra.

Acompañasuspalabrasconungestode lasmanoscomosiambasconformaranunmecanismoderosca.

—¿Cómo«queencastra»?—Sí.Queencastra.Quecierrabien.Yenmivida,flaco,nunca,ocasinunca,me

pasaesodesentirquelascosasencajan.Conmiviejono.Niestoninadanosvaahacerencajar.Peroconlosdemás…Nosé.Nomesaleexplicarlomejor.Peroeseso.Enestalocurasientocomoquelascosas…encajan.

Repite el gesto de las manos. Rodrigo mira por el parabrisas y vuelve a reír.Señalaelautodeadelante.

—Hablandodeencajar…Hernán mira también. El auto ha reiniciado el leve movimiento ascendente-

descendente.Otravez ríen losdos.YenesemomentounapickupHiluxazulpasacomounaexhalaciónasulado,dejandoatráslaciudadparaencararlaruta.

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En lacabezadeManzi rebota,unavezyotravez, lapreguntadecómo llegóaeste punto. Porque la clave, la razón de todo, de todo esto, era la tranquilidad, elsosiego,elestarenpaz.Yenestemomentoes launayveintede lamañanadeunjueves y él está manejando por la ruta 33, rumbo al norte, a ciento cincuentakilómetrosporhora.

Hace doce minutos estaba dormido como duerme siempre, en su cama desiempre,consumujeralladoyeltelevisormudoperoencendido.Sonóelteléfonoyatendió al segundo timbrazo. La voz grabada de Seoane. «Atención. Disparo dealarma.Horaunayochominutos.»

En esemomentoManzi gimió. Solo eso. Gimió. Y como demoró en colgar eltubo, la voz de Seoane repitió: «Atención. Disparo de alarma. Hora una y ochominutos».

Sumujer,quenosehabíasobresaltadoconelteléfono,síserevolvióenlacamaconsuprotestalastimera.

—¿Quépasa?—Nada.Sonólaalarmadelaoficina.—¿Enlaoficina?¿Quéalarma?Manzino le respondió.LavozdeEsterveníacargadadeunapesadezmórbida.

Le dio un par de palmadas suaves en la espalda, como quien induce a un chico aregresarasussueños.SevistióentresmovimientosyendosminutosestabasacandolaHiluxdelgaraje.AcelerófuertereciénalasalidadeVillegas,alaalturadelacceso.

Ahoraelrelojdeltableroindicala1.22a.m.EsjuevesyManzicorreaverificarsila tercera es la vencida.Lasdosprimerasveces, por lomenos, fuededía.Esto espeor.Muchopeor.Mierda.

LaHiluxdaunviandazoenelpavimentodesparejodela33yManzicorrigelamarcha con un volantazo firme. Lo único que le falta es ponerse la camioneta debonete. Digno final pelotudo para un pelotudo. Baja la velocidad, o esa ruta demierdaterminarámatándolo.Cientoveinte.

Duda.YaManzinolegustadudar.Alavelocidadalaquevaahoravaademorarvarios minutos adicionales en llegar al bosque de la bóveda. Y si alguien estádesvalijándolaledarámástiempoparaescaparseconsusdólares.Entoncesdeberíaacelerar,paraevitarlo,aunariesgodeterminarvolcando.

Perolomásprobableesquelleguealalambredelasvacas,dejeahílacamioneta,saquelalinternaylapistoladelaguantera,paseelalambre,troteatravésdelpotrero,lleguealalambredelcuadrocentral,loatraviesetambién,yencuentresubúnkertantranquilo y tan seguro como siempre. Y que para cuando termine de abrir, bajar,revisar,anotarqueellectordelabateríadicetreintaysieteotreintayseisporciento,seanlasdosymediadelamañana.Yquenoestéderegresoensucamaantesdelascuatro.

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¿Concuáldelasdosrealidadesseencontrarácuandollegue?Estácasisegurodeque será con esta última. Pero entonces… ¿para qué va? ¿Por qué no colgar elteléfonoapenasidentificaqueeslavozdeSeoaneconsuputomensajede«Atención,disparodealarma»?

Por eso. Porque es casi seguro. Pero no seguro. A la distancia,Manzi intentaidentificarsilasombraquehayadelante,enmediodelaruta,esunbache,elparchedealquitránquedejancuandoarreglanunagujero,unhipopótamoechadoovayaunoasaberqué.

Y sigue con la pregunta martillándole la cabeza. Cómo. Cómo se metió ensemejantequilombo.

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—Se va a hacer mierda él, o nos vamos a hacer mierda nosotros—murmuraHernán,conlasmanosaferradasalvolante.

—¿Acuántovas?—Notengolamenoridea,boludo,sinoveonada.Como llevan las luces apagadas, el tablero del auto también está a oscuras.

Hernán se guía como puede con la claridad de una luna menguante y la pinturadesvaída que, de tanto en tanto, conserva la ruta. Rodrigo, una o dos veces, hafrenado el impulso de decirle que se detenga. Las luces traseras de laHilux estáncadavezmáslejosycorrenelriesgodeperderlas.

—¿Cuántofalta?—preguntaRodrigo.—¿Notengoniputaideadeacuántovoyypretendésquesepadóndeestamos?

—retrucaHernán.Tiene razón.Mejor callarsey agarrarse fuerte.Devez en cuando se escucha el

topetazo de una cubierta contra el fondo de un pozo.Con tal de que no revientenninguna…

—¡Mirá,mirá!—señaladerepenteHernán,entusiasmado.LaslucestraserasdelaHiluxadquierenunaintensidadmayor,ydesaparecende

inmediato.Rodrigo comprende que acaba de frenar para torcer hacia el camino detierra.Listo.Misióncumplida.

Hernánaminoralamarchayseacercaalempalmequeyalesresultafamiliar,detantasvecesquehantenidoquetomarlo.Muyalláalolejos,laslucesrojasaparecen,intermitentes, semiocultas por los barquinazos y por el polvo que levanta lacamionetaamedidaqueavanzaporlahuella.

—¿Ahoraquéhacemos?—preguntaHernán.—Esperamosdoshoras,quemásnolevaallevar.Despuésvamosarepararlos

cortes.—¿Cómovienenlostiempos,hastaahora?—LosLópezlepusierontreintaycincominutosmenosquemiviejoyBelaúnde.—¿Treintaycinco?—Ajá.—Lespasaroneltrapo.—Sonbuenos.Se han turnado para cortar los cables y volver a empalmarlos. La primera vez

fueronlosLópez.Lasegunda,PerlassiyBelaúnde.Lostornerosfueronmuchomásrápidos que su viejo y el jefe de estación. Fontana fue el de la idea de hacer unavaquitadecincuentapesoscadauno,viendoquiénlohacemejor.Laparejaqueganesequedaconeldinero.HernányRodrigosoneltercerturno.Sihacefaltaunacuartadupla,letocaráaFontanaconMedina,oconquiensedesigneenlugardeMedina(alviejonoletienendemasiadafeconcuestioneseléctricas,tomandoencuentaquecasi

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leprendefuegoalranchocuandointentó,porlassuyas,instalarleunallavetérmicaallavarropasautomáticodeveinticincoprogramas).

Rodrigobuscaenelasientodeatrásyaferralasmochilasquecontienen,ademásdelasherramientas,unalinternaconpilasnuevas,cadauna.

—Igualanosotrosnostendríanqueconsiderarquevamosatrabajardenoche—diceHernán—.Nosvaallevarmástiempo.

—OjaláseveanbienlospalitosquenosarmóBelaúnde.Eljefelespintóunospalitosdeheladoconpinturafosforescentedelaqueseusa

enlasseñalesferroviarias.Cuandocortaronloscables,lamañanaanterior,señalaronelsitioconvariosdeesospalitos.

—ConelasuntodelalunaFontanatuvorazón—diceHernánseñalandolaluna,quearrojaunaclaridadmínimaperoevidente.

Rodrigo asiente. Eso le da una mínima tranquilidad. Fontana y su viejo noeligieron porque sí esa noche para generar la tercera falsa alarma. La eligierontomandoencuentalalunayelcielodespejado,paraquepudieranguiarseenlarutaconlaslucesapagadasyahora,cuandodebancaminarporelcampoentinieblas,cadaunohaciaunodelosempalmesquedebereparar.Sacadelbolsillodelamochilalospalitosdeheladoquelesobraron.Brillan,comoprometióBelaúnde.Iluminadosporla linterna, cuando llegue al sitio correcto, los que colocaron deberán brillar mástodavía.

—¿Pongoenmarchaelcronómetro?—preguntaHernán.—Esperáqueestemosenlaposicióndepartida.Sino,lesdamosventaja.

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21

—Sopesemos—diceManzi.Habla en voz alta aunque está a solas, como hace a menudo cuando necesita

tomarunadecisióndifícil.Noesquedesarrollelargosmonólogos.Sueltaunafrase,unasentenciamínima,unapalabra,comoenestecaso.Avecesesun«Nilosueñen».Oun«Hayquehacerlo».Otambién:«Ocupatevos».

Hilandofino,enrealidad,cuandollegaalpuntodesoltaresasfrasesenvozaltasignificaque ladecisión la tiene tomada.Decirloesdecírselo.Pero faltaunúltimopaso. Un repaso final de las razones, los argumentos en pro y en contra. Pero ladecisiónestátomada.

Enelcasoactualesadecisiónnosetrasuntaenel«Sopesemos»,quemásdaríalaimpresióndeserunainvitaciónaseguirpensando.Manziyasopesó.Dudó.Ensayóydescartó.Yladecisiónesunhechoconsumado.

Estáensuoficina.Sinohubieranadieenlapartedelantera,saldríaalbalcón,amirar la calle, a dejar vagar lamirada sobre los autos y los transeúntes. Pero estáFlorencia,susecretaria,yelpibequevieneacuidarlasplantasdosvecesporsemana.PoresoManzisequedaencerradoensuoficinaparaterminarde«sopesar».

Busca una aspirina en el primer cajón de su escritorio y la toma sin agua,masticándola.Odiaesesaborácido,peroestáconvencidodequeasí lehaceefectomásrápido.Eldolordecabezaesatroz.Siempreledueleasícuandoduermemaloduermepoco.Yvayaquehadormidomal lanochepasada.Volviódelcampoa lascuatro,yeramayorelfastidioporlanuevafalsaalarmaqueelalivioporcomprobarqueno faltabaun solobillete.EncimaEster lo escuchó acostarse y le cuestionó latardanza.NoalcanzóconqueManziledijesequetodoestababienyquelaalarmasehabía disparado sola. Sumujer quiso saber por qué había demorado tres horas enhacerquincecuadrashastalaoficinayvolver.Buenpunto.

—Loquepasaesquehayuncortoenlabatería—improvisóManzisirviéndose,en parte, de la verdad—.Y se activa sola, perome obliga a ir a revisar.Las otrasvecessedisparóconmigoahí.Peroestavez…

—¿Yelquetelainstalóquédice?—¿Quévaadecir?—Seoaneylaputamadre—.Quelaalarmafuncionabien.—¿Yporquésedispara?Manzipensóque,silosupiera,suvidaseríamuchomássencilla.—Dormite.Mañanaveremos—terminó.Estamañanallegóalaoficinaconlacabezahechaunbombo,loshuesosmolidos

yunhumordeperros.Seencerróconuncaféylasegundaaspirinadelamañanaysepusoasopesar.

¿EstádispuestoagastarlafortunaquelepidióSeoaneporrevisarmetroametrolos cables de alimentación?No. Porque además ha estado pensando algo. Los doscablesproveenunaalimentaciónindependiente.Puedeserqueunodeloscablesesté

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encorto,pero…¿losdos?No,señor.Seguroqueesunproblemadelabatería.PeroparaSeoaneesmuchomásnegociodecirlequesonloscables.Sieslabateríatienequecambiarla,acargodesuempresa.Sisonloscables,nosolonopagaSeoanesinoquelecobraaManziunafortunaporrevisarlos.Ademáshallegadoaunaideaqueleparece esclarecida. Superadora, como les gusta decir a los políticos y a losperiodistas.

Loqueleestátrayendoproblemasnoeslaalarma,sinolabatería.Laprimeravezquesonó,haceunosmeses,fueporesasvacasquesepasarondesdeelpotrero.Esosignifica que la alarma, la única vez que tuvo que reaccionar a una intrusión,funcionó perfecto. Cuando tuvo que sonar, sonó. Esta seguidilla de disparos, encambio,nolosprovocalaalarma,sinolabatería.Sidesconectalabatería,laalarmavaaseguirfuncionando.Si lacentralquedaconectadadirectamentea loscablesdealimentaciónexternos, la alarma siguearmadacomosiempre.Labatería solo sirveparacortesdeluzprolongados.YahíenVillegas…¿cuándolescortanlaluzmásdeveinteminutos?Nunca.

Todos esos argumentos le indican que es mucho más sano para su descansodesconectarlabatería,yparasubolsillonointentarrepararla.Perohayunargumentomásimportanteydefinitivoquecualquierotro.Noexisteningunapersonaquesepaqueéltieneunabóveda.Ymuchomenosexistealguienquepuedadecirdóndeestá.Unasombraseciernesobreesaidealuminosa:Seoanesí.Seoanesabelasdoscosas.PeroeltrabajodeSeoaneessabersinsaber.Poralgoselorecomendaronenelclub.Sieltipoquiereseguirtrabajandoenseguridadsabequenopuedemandarseningúnmococonsusclientes.Demodoquepuedesentirseseguroporeselado.

Otroargumentoadicional:detantoiralcampoacualquierhora,manejandoalaschapas,alguienpuedeterminaravivándosedequetienealgoescondidoahí.¿Ysisonsuspropiasequivocacioneslasqueterminandelatándolo?

«Sopesemos»,repite.Peroyahasopesado.Bastadehacersemalasangre.Ahorasevaasucasa,comeconEster,setiraunratoadormir,yalatardecitasevuelvealcampo y desconecta la batería como le vio hacer a Seoane.Y deja el sistema conalimentacióndirecta.Ysisecortalaluz,yaverá.Yaestartranquilo.

SaledelaoficinayleavisaaFlorenciaquesillamaalguienavisequenovuelvehastamañana.Tambiénsaludaconunainclinacióndecabezaalpibedelasplantas,queledevuelveelgesto.

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Fontana, con el detector de metales en mano, camina unos pasos más hastaasegurarsedelsitioenelquelaseñalesmásfuerte.

—Acá—leseñalaalviejoMedina,quehaceunacruzconunarama.Las otras parejas de saboteadores han trabajado separadas, con un integrante

dedicadoacada línea.PeroFontananoconfíaenqueMedinasearreglesinayuda.Poresoprefierequelohaganjuntos.

Esosignificaquenotienechancesdeganarlaapuestaqueélmismopropuso.LosLópezsiguensiendolosmásrápidos.HernányRodrigoestuvieroncercadeltiempodeloshermanos.Peronopudieronsuperarlos.Adujeronquehabíantrabajadomitadalanocheymitadalamanecer,yqueesoloshabíaperjudicado.Peroelrestodelgrupofue inflexible. «Jódanse», concluyeron, Fontana incluido. De modo que ahora nopuede pretender despertar su compasión. Cincuenta mangos tirados a la basura.Paciencia.Noquieresacarelrelojdelbolsillopormiedoaqueserayeelvidriocontantatierra.

—¿Quéhoraes,Medina?Medinalevantalavistahaciaelsol.—Nueveycuarto—sostieneelviejo,concisoycertero.Fontanaduda.Hurgaunpocoenelbolsillo,losuficientecomoparaqueseasome

laesferadelreloj.Sonlasdiezymediapasadas.Buenísimo.Conformadúoconunverdaderoastrónomo.Ynovanallegaracortarlasegundalíneaantesdelasdoceodoceycuartodelmediodía.Entoncesseabrirándosposibilidades.SiManziprefiriódejarlabateríaconectada,laalarmasonarámañanahacialascincodelatarde.Perosilograron colmarle la paciencia gracias al «Plan Audrey Hepburn» de Perlassi, sedisparará de inmediato el aviso de corte de energía, apenas Medina le meta eltijeretazoalsegundocable.Yenesecasohabráqueponerenmarcha,alosrajes,el«OperativoSeñuelo».Fontanasabequelosdemásseburlandesumaníadebautizarcon nombres llamativos los planes, las acciones y sus variantes. Pero lo tiene sincuidado.Siesporél,quesevayanalamierda.

—Vamosapurándonos—dice.Medinasacaunapalayempiezaacavar.—Dejemoslatierralomásjuntaposible,Medina.Despuéstenemosquevolvera

tapar.Medinaobedece.Conunascuantaspaladasmásdescubreelcablenegroygrueso

delaalarma.Alzalapalaconlasdosmanos,apuntandoalcable.—¡Nooo!—gritaFontana.—¿Noloqueríacortar?—¡Sí,peroconelalicategrande,Medina!¡Asísevaaelectrocutar!Medinacomponeungestodeescepticismoychistaladeandolacabeza,comosi

su humanidad estuviese más allá de esos riesgos, pero deja la pala. Busca la

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herramientaqueindicaFontanaycortalosgruesoscablesdecobre.Deinmediatoseponedepieparaempezarapalear.

—Momento, momento —lo ataja Fontana. Con mucho cuidado envuelve losextremoscortadosencintaaisladora—.Ahorasí.

Entrelosdosterminandedevolverlatierraalpozoydisimulanlasuperficie.—¿Usteddicequehabrásonado,donFontana?—No, no, Medina. El sistema conmuta automáticamente a la línea que sigue

funcionando.Medina le dedica unamirada escrutadora, levemente desconfiada. Se ve que el

verbo«conmutar»noseencuentraentresuspreferidos.—Me refiero a que al cortar esta línea se alimenta de la otra. Recién cuando

cortemoslasegunda,sedispara—agregaFontana.—Ah…—Métale,amigo.Vamos.Medina encabeza la marcha al trotecito. Fontana se apresura a seguirlo y a

alcanzarlo.DesdesustiemposdejefeenVialidadtienelateoríadequetodojefedebesercapazdehacerlascosasrápido,bienysincansarse.Doscientosmetrosmásallá,complacido,dejaatrásaMedinaydominalamarchaelrestodeltrayecto.

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Rodrigotomaposiciónenelúnicocafédelacuadraalasdiezdelamañana.Laoficina de Manzi está en la vereda de enfrente, cuarenta metros más allá. Y sucamionetaestáestacionadacasidelantedelcafé.

Trajounlibroparaleeryunosapuntesdelafacultadparaestudiar,aunqueenlaprimeramediahoraloúnicoquehaceesmirarhacialaveredadelaoficina.Florenciadebeestartrabajando.Rodrigonovadesdelasemanapasada.Hoylehabríatocado,pero charlando con su viejo decidieron suspender. Si la batería sigue conectada, laalarmasonaráreciénmañana.Yparaentonces,sí,Rodrigoestarárociandolasplantasdelaoficinaconfunguicidaseignorancia.Poresooptaronporqueseapostaseenelcafé. Ayer le avisó a Florencia que iba a ausentarse. Le habría gustado encontrarpena,desilusión,cualquiercosaenlavozdelachicacuandoselodijo.Peroloúnicoque encontró fue una burocrática simpatía que le revolvió las tripas. Sí, cómo no,ningúnproblema,teagendoparamañana.

Mierda.Alasdiezymediaintentaponerseaestudiar.Instalaciones.Bien.Quécarajose

acuerdaéldelacursadadeInstalaciones.Nada.Nadadenada.Florenciaestáatreintametros.Deesosí seacuerda.Alpedo,peroseacuerda.Ysielcuadernoque tieneenfrentepareceescritoenarameo,hayalgoenélquetienequeestarmuyextraviado.Porque esamateria la dejó regular connueve.Connueve.Y ahora no es capazdesacar ni una hilacha de idea de las primeras doce páginas. ¿En qué se equivocó?Porqueenalgo,algogrande,setienequehaberequivocadoparaquesuvidasehayaconvertidoenesepuñadodecosasinabarcablesquenofuncionan.¿Fueenobedecerelllamadodesuviejo?¿DebióquedarseenLaPlata?¿Explicarle?¿Disuadirlo?¿Fueenengancharseconesachicaquenisiquieralediocalceperoquelotienesujetodelanarizcomoaunternero?¿FuequeseequivocódecarreraylaArquitecturanoeslosuyo? Pero… ¿qué es lo suyo? ¿Dar el golpe del siglo con un amigo que tiene lacabezaquemadayungrupodeviejosquesecreendelaCIA?

Alasdocecambiatododerepente.Porquedepieenlaveredadeenfrente,delanada, como si acabase de aterrizar de regreso desde el espacio exterior, estáFlorencia. Jeans, una camisa verde que no le conoce, un blazer azul, la cartera alhombro. Rodrigo baja la vista hacia sus Instalaciones. Supone que el reflejo de lavidriera lo pone a salvo de ser visto. De todos modos toma precauciones cuandodecidealzarunpocolacabezaymirar.Florenciaestácruzandolacalledirectamentehaciaelcafé.Rodrigosienteelcorazónlatiéndoleenlagarganta.

¿Qué va a decirle cuando la vea? ¿Y si está enojada porque se ausentó de laoficinaysinembargoestáahí,enfrente,perdiendoel tiempo?Ojalá.Seríahermosoqueestuvieraenojada.Perfecto.Rodrigopiensarápido.Cuandoellaentrealcafé,élalzará lamirada.Un vistazo casual, propio de quien escapa del tedio de las cincocurioseandoaverquiénviene.Sonreiráalreconocerla.Inocente,apenasinteresado.

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Ellavendráconsusreclamos,talvezsuenojo.Éldiráqueestabamuyatrasadoconelestudio, que por eso se tomó el día, esas cosas, pero lo hará con cara de «No tealteres,chiquita,quenoesparatanto».

Rodrigo baja la vista para ponerse en su «posición inicial». Florencia abre lapuerta.Rodrigo alza lamirada, dispuesto a componer lamirada de «Qué sorpresa,ínfimaperolevementeagradable».PeroFlorencianisiquieralomira.Avanzaporelcafédos,cuatro,cincomesasmáshaciaelfondo,ysebesalevementeenlabocaconunflacoqueselevantaarecibirla.Despuéssesientan.RodrigosehundeotravezenelputocuadernodelasputasInstalaciones.Nolopuedecreer.Nisucandideznisudecepción.Ynosabecuáldelasdosledamásbronca.

Un iluso.Un ilusopelotudo.Cuandohacemesesél la invitó a salir ella ledijoclarito:graciasperotengonovio.¿Quépartenoentendió?Loqueacabadesucederessencillísimo.Lapibasalióaalmorzaryseencuentraconelnovio,quelaesperaenelcafédeenfrente.Elnovio.Noelidiotaquelecuidalasplantasaljefe,lesacacharlasobrelosjazminesyseenvenenaconlasdifenbaquias.Elidiotaquesecreyóqueellavenía a recriminarle que la hubiera dejado plantada. Ahora se siente acorralado.Querríasalircorriendo,peronohayotrocaféenlacuadra.Ynovaaquedarseenlavereda esperando a ver si Manzi sale corriendo para el campo. Tampoco quierelevantarlamanoyllamaralmozo,porqueelbarnoesdemasiadograndeytampocohaytantagente,yseguroqueFlorenciayelpelotudodelnovio,comocualquiera,vanamirarlosichistayalzaelbrazo.¿Yquévaadecir?«Hola,Florencia,preséntameaesteflacoaltoyfacheroquetieneloqueyonuncavoyatenerymemueroportener.»Yalpibe:«Hola,soyelpelotudodeRodrigo,encantado».

No.Deningunamanera.Dehecho,tieneganasdeiralbañoperonovaaponersedepieporqueelresultadoseríaelmismo.¿Fingirlasorpresa(otrabiendistintaalaquehabíaplaneado,peroigualsorpresaeigualfingida),saludar,besitoacá,apretóndemanosallá,quécasualidad,buenolosdejoquevoyparaelbaño,sí,nosvemosundíadeestos,tengoquellevarteunoscrisantemosparaelbalcón?

Tampoco.A las doce y veinticinco, de repente,Manzi aparece en la vereda, al pie de la

escaleradesuoficina.Correlosveintepasosqueloseparandesucamioneta,sesubeysalepitando.Rodrigoestá tan tristey tanenojadoqueve la situacióncomosi élestuviese afuera. No siente ansiedad, ni alivio, ni lo entusiasma comprobar que elplan avanza otro peldaño. Con la misma serenidad melancólica comprueba queFlorencia(quenolohavistoalentrar,oquesehacelaquenoloviomientrasestádearrumacosconsunovio,paraelcasoda lomismo)atiendeel teléfono,contestaunpardefrasesbrevesysaledisparadahacialaoficina.Claro,Manzidebehaberdejadotodoabiertoenelapuro.

Cuando lo pasa por delante tampoco lomira.De todosmodosRodrigoya estáatentoaloqueletocahacer.YloqueletocaesllamarporcelularaHernán.

—Hola,Hernán.Acabadesalir.Armálodelacamioneta.

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—¡No!¿Enserio?¿Salióparaacá?El tono de Rodrigo es tan sombrío que contrasta todavía más con la alegría

expectantedesuamigo.—Sí.Preparátodo.Ymeteleporqueestáencamino.Corta la comunicaciónydeja el teléfono sobre lamesa.Vuelve al cuadernode

Instalacionesalque,sifueraporsudeseo,leprenderíafuego.Alcuaderno,almantel,alamesa,albar,aVillegas,aO’Connoryasísucesivamente.

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Manzillevadoskilómetrosmanejandoenmediodeunanubedepolvo,desdequeabandonólaruta33ytomólahuelladetierra.

Otravezlogobiernaunaangustiaqueescasidesesperación.Desactivólabateríasuponiendo que el problema era ese. Que desactivándola se detendrían las falsasalarmasylossobresaltos.Ypasóunasemanatranquilo,unasemanadurantelacualse fue convenciendo de que todo estaba solucionado.Y de repente hoy, hace diezminutos, le sonó el celular y apareció la voz de Seoane: «Precaución. Corte desuministroeléctricoenelsistema».Yotravezlaruta33adoscientoskilómetrosporhorayunnudodepiedraenlagarganta.

Tomalasiguientecurvaamásdecien,porqueyaconoceelterrenoyaesaalturala tierra está bien asentada y no hay peligro. Pero al final de la curva tiene queaminorar de repente: un poco más allá hay una camioneta casi cruzada sobre elcamino.Estádetenidadondeelsenderosejuntaconlalíneademediatensión.Dosoperariostrabajansobreeltendidoeléctrico.Unoestátrepadoaunalargaescaleradealuminio apoyada contra el poste más cercano, y el otro se la sostiene y le daindicacionesdesdeabajo.

¿Será posible? ¿Será posible que la realidad termine siendo tan sencilla ytranquilizadora? Aminora la marcha y se detiene junto a la camioneta de losoperarios. En la puerta luce un cartel que dice «Al servicio de la CooperativaEléctricadeO’Connor,ProvinciadeBuenosAires».

Eloperarioquesostienelaescaleravequequierehablarleyseacerca.Haceunmódico saludo tocándose su casco amarillo. Usa unos grandes lentes de solespejados.Manzi oprime el botón que baja el vidrio del asiento del acompañante,parahacerseoír.

—Buen día, jefe. Ya le saco la camioneta, si le estorba —se le adelanta eltrabajador.

—No,no…¿Quéestánhaciendo?AManzilapreguntalesaleabruptayseca,peronoesintencional.—Saliódeserviciountransformadordemedia.Estamosreparando.—Ah…—Manzisuspira—.¿Laluzestácortadaentodalazona?—Sí—diceeloperario—.No,no,delarutaparaacá.Enelpueblotenemosluz.

Esacá,elproblema.Peroenunratoyadamosservicio.—Oseaquedeacáparaallá…Manzi señala el campo.El campoqueeloperarioeléctricoconocey labóveda

queignora.—Exacto,jefe.Peroenseguidarestablecemos.Manzinopuedeevitarotrosuspiro.—No hay problema, no hay problema. Si no hay apuro. Gracias por la

información,miamigo.

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Manzi levanta el vidrio del acompañante. Enciende el motor y saluda con ungestoal tipodecascoamarillo,quesequedamirandocómoelcomercianteavanzacon cuidado para no rozar la camioneta de la Cooperativa. Por otra parte, quévergüenzaquelaempresaeléctricadeO’Connorusevehículoscomoese,unachatadesvencijadadeltiempodeÑaupa.CuandohableconVázquez,eldirector,selovaacomentar.Nocomocrítica,peroquesefijenunpoco,también.

Avanzaunosquinientosmetrosmuydespacio,paranolevantartierrayllenardepolvoa los tiposde lacuadrilla.¿Quéhacer?¿Vuelvealpuebloose llegahasta labóveda para quedarse del todo tranquilo? Está seguro de que no pasa nada. Es uncortede luznormal, por eso le avisó el sistema.Otrabuenanoticia, piensaManzi.Aunsinlabatería,laalarmafuncionaperfecto.

Ybueno,yaquesevinohastaacá,nolecuestanadaseguirhastalabóveda.Hoyesmiércoles,ymañanaletocabalavisitaquincenal.Nohaynadamaloensalirseunpocodelarutina.

Talcomoprevió,encuentratodoperfecto.Todoestáensusitio,ylaelectricidadestárestablecida.Losbotonesrojos,azules,amarillosyvioletasbrillan,algunosfijos,otrosintermitentes.Comodebeser.

Enelcaminodevueltasesientetanbienytanagustoquesepermitetararearunparde tangosdecuandoera joven,unplacersecretoquenadieconoceni tienequeconocerjamás.

Comosuponía,lacuadrilladelaCooperativayaseharetirado.Lehabríagustadoagradecerles.Esbuenocuandoaunoledicenqueuntrabajovaaestarterminadoenciertoplazo,ylecumplen.Noimporta.Seguroquealgunavezseloscruzaporahí.

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RodrigoestacionasuFiatUnorojosemidestartaladoenelplayóndelaestaciónde servicio.Es de nochey se ve, por las luces encendidas, que su viejo está en elparador.Mientrascaminaesosveintemetros recuerda lospizarronesde losmenúesquesumamáescribíacontizasdetrescoloresysuhermosaletracursivademaestranormal. La ausencia de su vieja lo asalta así: desde los rincones inocentes ysuperfluos.

Golpeaypasa.Suviejoestáviendounapelícula.Giralacabezacalvaysonríe.Le hace un ademán para que se acerque.Rodrigo no le hace caso. Sigue de largohastalaheladeraindustrialdelparador.Abreunadelasgrandespuertasplateadas.

—Vení, sentate—invita Perlassi, en el susurro vehemente de su voz de mirarpelículas—.Seguroquelavimos,peronecesitosacarmeunaduda.

LapelículaesScaramouche,conStewartGranger,yRodrigoyasabecuáles laduda,peronoestádehumorparaseguirleel juego.Sacatresempanadashorneadasdeunafuentequecontieneunadocena.Piensa.Silasponeenelhornovanademorarun rato largo en calentarse.Si laspone en elmicroondas se entibiarán rápidoperosaldránblandas,babosas.Lasponeenelmicroondas.

—Contamesisaliótodocomodebía,viejo.Parálapelícula.—Lindahora,parapreguntar.¿Dóndetemetiste,todoeldía?Buenapregunta,piensaRodrigo.Despuésdesuamarguradelcaféamediodíase

pasólatardetirandopiedrasalalagunayodiandoalmundo.Enesoselefueelrestodeldía.

—Además —agrega Perlassi, señalando la pantalla—, en este momentoimposible: lo tengo a André Moreau a punto de ser ensartado en la espada delmarqués deMaynes. Pero ahora el profesor de esgrima, que es un revolucionariooculto,losalvaaAndréabriéndolelapuertadeunpasadizosecreto.

—Parálapeli.Despuésseguís.APerlassiparececonvencerlosobretodoeltonolúgubredesuhijoyoprimela

tecladeStopenelcontrolremoto.—¿Quépasa?Penséqueteibaavercontento,hijo.—No me des bola —Rodrigo hace un gesto como si pudiese borrar, con ese

ademán,sudecepcióny las imágenesdelcafé, todojunto.Pruebalaprimeradelasempanadas.Lamasareblandecidayacuosanocolaboraaquesesientamejor.

—¡Quéme contás! ¿Viste? Conseguimos queManzi desactive la batería—losojosdePerlassibrillandeentusiasmocuandolosfijaenlosdesuhijo.

—Manzivolvióalaoficinaalastresdelatardeytrabajónormalmentehastalassiete.Y ahí se fue a su casa, calculo—Rodrigo intenta sonreír.Unmodomínimo,aunquesea,dedevolveralgodeesebrillo.

Perlassiseponedepie.Caminahastalapartedelacocina.Vuelve.Vahastalosventanales que dan a la playa de la estación de servicio.Regresa hasta donde está

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Rodrigo.—Tenemosquejuntaralgrupo.Ahoravienelasegundapartedelplan.Nosllevó

muchomástiempoqueaPeterO’Toole,peroconseguimosquedesconectelaalarma.—Laalarmano.Labatería,quenoeslomismo.—Tenésrazón,hijo.Labatería.Larealidadesmuchomásarduaqueelcine.—Bueno—Rodrigo se levanta con su plato para tirar las migas a la basura y

enjuagarlo—.Mevoyaacostar.Estoyfundido.—Tepasaalgo,avos.Estásraro.—No, no me pasa nada. Estoy cansado. Fueron un montón de horas, no te

olvides.Seacuerdadelrestodelgrupo.Dela«cuadrillaeléctrica»,sobretodo.—¿Losdemásvolvierontodosbien?—pregunta.—¿Bien?¡Bienespoco!Elúnicoproblema…Enrealidadlosproblemassondos.

El viejoMedina se niega a sacarle a su camioneta el cartel que le pintamos de laCooperativa.Dicequelequedaprecioso,ynohayDiosqueloconvenza.

—SupongoqueseocuparáFontana.—Suponésbien.Ledijoquesimañananolerepintólaspuertas,leprendefuegoa

lacamionetademierdaesa.—BienFontana—concluyeRodrigo—.Perodijistequeerandos,losproblemas.—Ja—Perlassisonríe—.ElotrosonlosLópez.Nosabéselagrandequetienen.

Sepasaronlatardeacá,tomandocervezayrelatándomeconpelosyseñaleslacharlaconManzi.AEladioloescuchásy,segúnél,esJamesBond.

Rodrigo,casiasupesar,sueltaunarisita.—Encima Belaúnde les daba manija. No sabés. Les decía que trabajar como

«agentesinfiltrados»noesparacualquiera.Yestosdosnopasabanporlaspuertas,teimaginás.

—AhoralosLópezsondelMosad.—DelMosad,laKGB,algunodeesos.Rodrigosuspira.Listo.Esoestodoelesfuerzoquepuedehacerhoyparaestarala

alturadelaalegríadesuviejo.Mañanaseráotrodía.—Buenísimo,viejo.Teveomañana.—Quedateaverlapelícula,nene.Quetengoqueconsultartealgo.—No,pa.Enserio.Estoyfundido.Mevoyaacostar.Secaelplatoqueacabadelavaryloponeensupila.Sesecalasmanosytiende

elrepasadorsobreelbordedelamesada.Perlassiprefierenoinsistirconpreguntasyvuelvealapelícula.Rodrigoabrelapuertaquecomunicaconlashabitacionesperosevuelveamirarasupadre.Esapelículalavieronjuntoscomocincoveces.

—Además,yasécómotermina.—¿Lapelícula?—preguntaPerlassi.—No.Loquequerésver.Ladudaquetequeréssacar.—¿Ah,sí?¿Yquéesloquequierover?

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—SitequedaríasconJanetLeighoconEleanorParker.Perlassi,sabiéndosedescubierto,nopuedeevitarlarisa.—¡Ja!¿Yentonces?¿Aver?¿Concuálmequedo?Rodrigosonríe,casiapesarsuyo,ysevaporelpasillo.Hablacasialosgritos,

paraquesuviejoloescuche.—ConAudreyHepburn,papá.SiempretequedásconAudrey.

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ElCitroëndeBelaúndeseestacionaamediacuadradelaentradadelprediodelCampamento de Vialidad. Son dos hectáreas abandonadas donde hay un barracónlargo al que le rompieron todos los vidrios a piedrazos, un playón de pavimentocuarteadollenodeyuyosaltosyflacos,yungalpóndechapasquefuncionabacomogarajeparalamaquinaria.

Fontanaobservalosdoscandadosquecierransendascadenas,sobreelportóndeacceso. Saca un manojo de llaves y, casi sin dudar, elige las que corresponden.Perlassilomiraconciertasuspicacia.

—¿EstonoespropiedaddelEstadonacional?—Delprovincial.—¿Yporquétenéslasllaves?—Porquemegustavenirdevezencuando.Aver.—¿Averqué?Fontana,despuésdecerrarotravez loscandados,ymientrascaminanporentre

losyuyos,avanzamirandoa loscostados, reconociendoese lugarenelque trabajótantotiempo.Finalmenteresponde:

—Aver.Ysiguecaminando.Cuandolleganalgalpóntrajinaconotrosdoscandadosque

cierranunaenormepuertacorrediza.Cuandolaabreseescuchaunrevoloteosúbito:algunaspalomasescapanporunagujerodeltecho.AungestodeFontana,losotrosdos trasponen el umbral. En los rincones hay neumáticos, un par de carcazas devehículos difíciles de reconocer, un tanque rodante para transportar líquido con lasruedasdesinfladas,yelmotivoquetrajoalostreshombreshastaaquí:unatopadorabulldozeramarillaenorme,enpésimoestadodeconservación,provistadeunapalametálica también desmesurada. Belaúnde se aproxima a las ruedas altísimas ydesinfladas.Se trepaa la cabina.Accionaalgunaspalancasycomandos, congestoescéptico.DevezencuandolomiraaFontana,quelesostienelamiradadesdeabajo.Porúltimosaledelacabinaylevantaelchapónquecubreelmotor.SevuelveotravezhaciaFontana.

—Debeserjoda,¿no?—No—respondeelantiguojefedelCampamento.—¿Vos te das cuenta de que esta porquería debe llevar diez años,mínimo, acá

parada?—Doceaños,lecalculo.—Yquesinoselallevarondebíasermáscomplicado,ymáscaro,arreglarlaque

abandonarla.—Peroporsuerteladejaron—intervienePerlassi.—Este…Ustedessabenqueyoestoypara loquenecesiten.Desdeelprincipio.

Peroesto…Yonosoymecánico…

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—Noteechésabajo,Belaúnde.TenéseseCitroën2CVhechopuré,quetodavíacaminapormilagro.¿Cuántosañostiene?

—Esdel65.Sacálacuenta.—Bueno.Mantenés con vida ese cascajo de casi cuarenta años. Y ni Ruiz, el

mecánico,entiendecómohacés.Belaúndemenealacabezayvuelvealmotor.Murmuraalgosobrelasdiferencias

enormesquehayentresuCitroënyesemonstruoamarillento.—Nopodemosmandarlaareparar.Esoyponernosuncartelenelcuelloquediga

«fuimosnosotros»esmásomenoslomismo.—Esoyalosé,Fontana.—Ybueno.Pensáqueestatopadoraesnuestroventral—intervienePerlassi.—¿Nuestroqué?—Nuestroparacaídasventral.—Explicame,sisostanamable,quécuernosesesodelventral.Fontanasetrepatambiénalatopadora,perosequedaenlacabina,tocandoaquíy

alláeltablerodecomandos.—Hay una novela que a mí me gusta mucho, que se llama Los centuriones.

TambiénestáLosmercenarios—dicePerlassi.—¿Loscenturionesolosmercenarios?—Esunadelasdos.PorquehayotraqueesLospretorianos.—¿Meestásjodiendo?—No.Loquedigoesquesonvariasnovelas,con losmismosprotagonistas.El

autoresunfrancés,peronomepidaselnombre,porquenomeloacuerdo.—Bueno.¿Y?—Losprotagonistas son los soldados francesesquepierdencon losvietnamitas

enDienBienPhu.EnlaguerradeIndochina.Losfranceseslallamanasí.Belaúndeserascalacabeza.Perlassicontinúa:—Bueno, ahí, en Dien Bien Phu, ganan los comunistas y los paracaidistas

francesesse rinden.Y losvietnamitas losmetenencamposdereeducación.Con laidea de convertirlos en comunistas, para cuando vuelvan a su país. Y el jefe delcampo,queesunlíderdelVietcong(lógico),losadoctrinaparaquellevenyparaquetengan.

—Ajá.Sigosinentenderuncarajo.—Esperá.Esperá.Queyallegoalpunto.Unodelosoficialesfrancesessellama

Marindelle.—¿Denombreodeapellido?—¡Deapellido!¿CómosevaallamarMarindelledenombre?—Yyoquésé.Noséfrancés,Perlassi.¿Vossabés?—No.—¿Yentoncescómosabésqueeselapellido?—Porquesí.Elasuntoesqueel tipo,el soldado,el tenienteeste, seescapadel

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campodeprisioneros.Sefuga.Peroantesdeescaparse ledejaunacartaal jefedelcampo,aestedelVietcong,diciéndolequeteníarazón,razónentodo.Yqueahoraél,Marindelle,esuncomunistaconvencido.Yqueseescapaparapredicarlaverdadalmundo.Esunamentiragrandecomounacasa.PorqueMarindelle loquequiereesvolverapeleardelladodeFrancia.Peroesacartaeselventral.

—Noteentiendo,Perlassi.—Que al pobreMarindelle lo capturan otra vez los comunistas, después, en la

selva.Y lo vuelven a traer al campo.Y a los que se escapan los hacenmigas, engeneral.Losgolpean,lostorturan,losmetenenceldasdecastigo.Peroresultaqueeljefe del campo, con la carta, le termina creyendo aMarindelle eso de que era unconverso,yledicequeseprecipitó,queestuvomal,peronolocastiga.¿Entendés?Marindellezafadequelocastiguenporlafugagraciasaesacarta,queessuventral.¿Entendés?

—No.Fontana,harto,consideraqueeselmomentodeintervenir:—Elventralesunparacaídasdeemergenciaquellevanlostiposcuandosetiran.

Sinoselesabreeldelaespalda,elqueesunaespeciedemochila,abrenese.Esunparacaídasdeemergencia,¿entendés?Eltipoescribeesacartacomodiciendo:«Simeagarran,conestocapazquemesalvo».

—¿Ytantavueltamedaparaeso?—BelaúndeseencaraconPerlassi—.Decime:«Lodelatopadoraesparauncasodeemergencia».Ylisto.YnotantoMarindelle,ylosgladiadores…

—¿Quégladiadores?¿Quégladiadores?¡Centuriones!—Muchachos,muchachos…—intervieneFontana—.¿Podemosocuparnosdelo

nuestro?Belaúndeseencaraconél.—Yoentiendoquelanecesiten.Peronotengoniideadesilapuedoreparar.—Mirá.Yo lapuedomanejar.Eso lo séhacer.Perono la sé arreglar.Sivos la

arreglás,yolamanejo.—Nomedigásasí—seimpacientaBelaúnde.—¿Asícómo?—Así,metiéndometodalapresiónamí.Entoncessinosquedamossineldichoso

ventralespormiculpa,porquenosupearreglarla,porque,total,voslamanejássinproblema…

—Sí.Belaúndebufa.—¿Yconlascubiertasquépiensanhacer?Debenestartodaspodridas.—Serevisan.Ysinosirven,secambian.Sonde tractor—respondePerlassi—.

IgualparaesocuentoconlosLópez,quedatetranquilo.Vosocupatedequearranqueydequesemueva.

Belaúndevuelvesobreelmotor.Golpeaalgunaspiezas.Compruebaladurezade

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unastuercas.—Unacosa:eseMarindelleloestáengañandoalcomunista.¿Cierto?—Sí—respondePerlassi.—¿Yesosnosondelgremiotuyo,Fontana?Loscomunistas,digo.Fontanadaunrespingo.—¿Loscomunistas?Mirá,Belaúnde.Debehaberpocascosasquelosanarquistas

tengamosmáslejosqueloscomunistas.Asítelodigo.Belaúndeloconsideraconaireescéptico.—HayalgoquetenésdeAlfonsín,¿eh?Esoesindudable.—¿Ah,sí?¿Quétengo?—preguntaFontana,picadoensucuriosidad.—Elpico,Fontana.Elpico.Cómotegustahablar,hablar,enroscar…Fontana y Perlassi cruzan un vistazo. SiBelaúnde empieza a burlarse significa

que no va a poner más objeciones. De modo que Fontana se deja caer desde latopadoraalsuelo,caminahaciaelportónjuntoaPerlassiylanzaunaadvertenciasinlamenorsolemnidad:

—Voshacéloquequieras,Belaúnde.PeronotemetásconAlfonsín.Esotedigo,nomás.NotemetásconAlfonsínporquenorespondodemisactos…

—¡Momento!—losdetieneBelaúnde.—¿Quépasa?—Perlassisedetieneysevuelvehaciaél.—Ymientrasyomededicoarepararestacosa,¿ustedesquévanahacer?—Ahoravieneelúltimopasoparaqueelplanquederedondo—dicePerlassi.—¿Ycuáleseseúltimopaso?—Esperarquellueva—respondePerlassi,sinelmenorasomodeburla.—¿Cómoesperarquellueva?—Sí,eso.Esperarquellueva.—Perounalluviaenserio—agregaFontana.—Sí,nadadeunalluviecitaasínomás.—Unatormenta.—Eso.Unabuenatormenta.

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Tuercen por la última curva del camino de tierra. Desde ahí alcanzan a ver elranchodeMedinayatrás,anchaygrisácea,lalaguna.

—Cómolapicaelviento,¿no?Perlassi repara en las olas minúsculas que se levantan y rompen en toda la

superficie,hastadondealcanzalamirada.—Cierto—pensarenelviento,talvez,lollevaasubirseelcuellodelabrigo.Cuando faltan cincuenta metros para el rancho se acercan varios perros a

ladrarles. Fontana, quien cuenta en su pasado con un par de malas experienciascaninas, levanta un cascote y se lo deja ver. Los perros dejan de acercarse, perosiguenchumbando.Medinaseasomaypegaunpardegritos.Losperrossellamanasilencio y se desentienden de los dos forasteros. Apenas, cuando pasen a su lado,acercaránloshocicosparaolisquearlos.Perosinénfasis,casiporcumplir.Medinalosrecibeconunapretóndemanosylesofrecepasar.

—Muchasgracias,donMedina.Perotenemosquehablardeunacosa…—Claro, claro—Medinahabla apurado, casimontandounaspalabras sobre las

otras—.Peroentonceslesofrezcounmate,lesofrezcotortilla,peromedanoséquétenerlosacádepie.Lesofrezcounasgalletas,esosí,unasgalletas…

—Muchasgracias,Medina.Perocaminemos,asínonosmataelviento—proponeFontana.

Un poco porque sí y otro poco porque siempre le han gustado los muelles,Perlassiabrelamarchahaciaelminúscu-loembarcaderodemaderaquetieneMedinasobrelalaguna.Estábastantedesvencijado,atonoconelrestodellugar.

—Tengoquereparar,acá—diceMedina,comosiintuyeraloqueestápensandoPerlassi—.Loquepasaesqueconcadacrecidamelodejaunpocopeor,¿vio?

—No,no…,seentiende—Perlassiestuvoapuntodedecir:«Siestámuybien»,perosedetieneatiempo.Adornaresascuatromaderaspodridasconunafraseasílesuenaaunafaltaderespeto.

—Vinimos con Perlassi porque necesitamos hablar algo con usted,Medina—Fontananotienemayoresremilgosparaentrarentema.

—Sí,señorFontana.Usteddirá.—Acá Perlassi me dice que usted hizo el servicio militar en un batallón de

ingenieros…Medinasecuadrayadoptauntonocasimarcial,quelabombachadecamporaída

ylasalpargatasrotasnoalcanzanamitigar.—¡Sí, señor! ¡Soldado Atanasio Medina, Primera Compañía del Batallón de

ZapadoresPontonerosN.º2deMendoza,paraservirle!PerlassiechaunvistazodivertidoaFontana,queprefiereseguirhorrorizándose,

talcomohizodesdequesuamigolefueconlaidearidículaquetraeentremanos.—Descanse, nomás, soldado—ordena Perlassi, sin asomo de burla, yMedina

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obedece.—Eraasí,nomás—retomaFontana—.¿YporquéhizolacolimbaenMendoza?—Porquememandaron,nomás,señor.Se ve que, mientras conversen sobre esta materia, Medina no abandonará sus

ínfulascastrenses.—Necesitopreguntarlealgomuyimportante,donMedina.Muyimportante.—Diganomás,señor.—Usted ha comentado, a veces, en el bar, que en el servicio militar tuvo

instrucción propia de las operaciones de los ingenieros militares. Es decir, ¿leenseñarondeeso,diceusted?

Fontana no sabe cómo entrar en materia. Tiene miedo de que Medina se lesespante. Por otro lado, viéndolo pestañear rápido, y mirarlos a los dosalternativamente,senotaqueloestáconfundiendodelolindo.

—AcáFontananecesitasabersitrabajóendemoliciones,donMedina.—Peroclaro,donFontana.Claroquetrabajé.Experto,salí,endemoliciones.Perlassinopuedemenosquepensarque,conlamismaaltivaseguridad,Medina

podría haberse proclamado buzo táctico o astronauta, si le hubieran preguntado.Espera,porlatranquilidaddeFontana,quenoestépensandolomismo.

—Además,otracosa—señalaMedina—.Enlacolimbaconocílasmontañas.Medinaasientevariasveces,despuésdedecirlodelasmontañas.Perlassisupone

que sí, que para un tipo criado en medio de la llanura, y sin medios para andarviajando,habrásidotodaunaexperiencia.PerocomoMedinasequedaasintiendoensilencio,Perlassinosabesiesporqueestanfuerteelrecuerdodelasmontañasquenopuedesustraersealaevocación,oporquedeverdadfueloúnicoqueaprendióenel dichoso batallón de ingenieros. Si es el segundo caso, ellos están jodidos. Enrealidad,yaestánjodidosdesdeantes,sinnecesidaddeningúnsegundocaso.Enesemomentoseescuchaunportazo.LamujerdeMedinaacabadesalir.

—¡Atanasio,seráposible!¡Cómotenésalosseñoresalaintemperie,conestefríoyconesteviento!¡Hacéelfavordeconvidarlosconunmate,unasgalletas!

—Tiene razón la patrona, donMedina. Vamos—dice Perlassi, y emprende lamarcha—.Eraeso,nomás,loquequeríamoscorroborar.

Fontanaleechaunamiradaquepretendeserreprobatoria.¿Esoeraloqueteníanque corroborar? ¿Que Medina conoció las montañas durante el servicio militar?Perlassi ledevuelveunaexpresión tranquilizadora,deesasqueaFontana loponenmásnerviosotodavía.

Peronohaycaso.Ahívanlosdoshombrescaminandoadelante,tancampantes.—Tengo algo que pedirle, si no lo toma a mal, don Medina —va diciendo

Perlassi.—Usteddirá,miamigo.—Megustaríamostrarle acá al amigoFontana ese lavarropas suyo, que es una

maravilla.Perousteddirá,sinoesmolestia…

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—¡Peroporfavor,alcontrario,seráunplacer!—MedinasedavueltayretrocedeparaponersealaalturadelamarchadeFontana—.Nosabeloqueeseso,miamigo.¡Veinticincoprogramas,todoautomático!¡Ahora,ahoramismoselomuestro!

Fontanaentraalranchosinlogrardecidiraquiéntienemásganasdeacogotar,siaMedinaoaPerlassi.

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Parece hecho a propósito, pero basta que Perlassi diga aquello de ponerse aesperarunabuenatormentaparaqueenO’Connorempieceelotoñomássecodequesetengamemoria.

Los conjurados esperan sus instrucciones, que se demoran lo mismo que lasnubes.Ylaesperalosconfunde.Nolossorprendeelhermetismodesulíder.PorquePerlassiessulíder.Nadielodiceperonadieloduda,nilodiscute.Yentiendenqueeso de no soltar demasiada información es un modo de protegerlos, no demaltratarlos.¿Paraquéangustiarsetodosfrenteaunaempresaquenotienenniideade cómoacometer?Perlassi tampoco la tiene, y ellos son conscientes de eso.Peroque se ocupe él y que les asigne tareas concretas únicamente cuando tiene unamínimanocióndeparadónderumbear,lespermiteseguirhaciendocosaspequeñasyesencialescomocomerconhambreydormirporlasnoches.Ysinembargo,despuésde una etapa tan intensa demovimientos y de acciones, quedarse así,mano sobremano,losinquieta.

FontanaeselúnicoquecomparteconPerlassilacocinadelasunto.Perolohacedeunmodomuchomenosevidente.Noeselcabecilla.Noes lavozcantante.Unavez le preguntan al respecto y contesta que Perlassi esAlfonsín, y él, Fontana, laCoordinadora.ElúnicoqueentiendeesLorgio.Losdemássondemasiado jóvenes,como Hernán o Rodrigo, o demasiado brutos, como los López, o demasiadoperonistas,comoBelaúnde.

Lociertoesquesetransformaenunotoñoimprovisado,vividoasaltodemata.Belaúnderevisaelpronósticodeltiempodelaúltimahojadeldiariotodoslosdías,yFontanaoteaelhorizontedesdelaveredadelagomería.

Perlassisiemprehasostenido,enreunionesamistosas,quepuedesabercuándoycuántoestáporlloverenO’Connorconvariashorasdeanticipación.Poresosepasatodoelotoñosaliendoacaminaralahoradelasiesta,arrancandofrentealossilosyermosdeLaMetódicayllegandohastaunalomitaquebalconeasobrelalaguna.

Y no siente nada. Todos los días se costea hasta allá y vuelve de la caminatadudando:¿habráperdidoeldondeanticiparlastormentasolasquefallansonellas?Pasaotrodía,yotromás,ysiguesinllover.

ElquepeorlapasaesRodrigo.Definitivamente,elañolotieneperdido.Viajaarendirdosfinales,conlaideadevolverelmismodía,sihacefalta.Unoloapruebaraspandoyenelotrolobochandepuntaapunta.Peroesqueasíesimposible.Cómoponer la cabeza en el estudio si uno está esperando que su padre le diga, un díacualquiera:Vaallover.Eshoy.

FontanaproponecontactaraalguiendelServicioMeteorológicoNacional,peroPerlassiprefierenohacerlo.Acuentodequé,tantointerés,derepente,porelclima.Somos empresarios sojeros, arguye Fontana. Tenemosmenos pinta de empresariosquedeastronautas,reponePerlassi.Fontanamiraalrededor:lagomeríanecesitauna

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manodepinturadesde1993.Perolamugreyelabandonoson,paraunagomería,casiunacondiciónnecesaria.Poresolegustatantosutrabajo.Peroesciertoquenotienenpintadeempresariosagropecuarios.Además,agregaPerlassi, tenemosque tenerencuenta el después. El después de qué. El después del golpe: van a buscarresponsables, van a indagar, van a escarbarpor dondepuedan.Ypongamosque almeteorólogoseleocurreavisarquehubounpardetiposenO’Connorpreguntandoinsistentementecuándoibaahabertormenta.

Manzisigueconsusrutinasdesiempre.Juevespormediosevatempranodelaoficinay encarapara el campo.Acadakilómetro se frenaymirapara todos ladosparaasegurarsedequenohayanadie.Nuncahay.EstacionalaHiluxenellímitedelpotrerodelasvacasylocruzacaminando.Entraalcuadrodelabóvedaysequedaunratodandovueltasentrelosárboles,paraasegurarsedequenadielosigue.Despuésencarahaciaelescondite.Siemprerespiraconaliviocuandoquitalacoberturayvelaportezueladechapaconloscandadosintactos.Bajalaescalera.Digitaelcódigoeneltableroparadesactivarlaalarma.Sesientaenelbanquito.Devezencuandollevaunfajodedólaresparaagregaralaúltimacaja.Sequedadiez,quinceminutos.Verlosestantes y las cajas siempre lo serena. Cuando sale se siente bien, descansado. Laalarma no volvió a sonar.Hizo bien en desinstalar la batería. Seoane lo llamó dosveces.LasdosvecesManzilemintióquehabíadejadodedispararse.Québuenoquehayasidounerroraleatorio,diceSeoane.Québueno,confirmaél.

Un par de veces Rodrigo regresa al café frente a la oficina, pero Florencia novuelve a citarse ahí con el inútil de su novio. Sigue yendo, Rodrigo, a cuidar lasplantas,perounasolavezporsemana.Tienecuidadodequecoincidaconelhorariode almuerzo de Florencia. Mejor no cruzársela. De hecho, espera verla salir parasubir laescalera.Manzi leabre lapuerta, losaludacondisplicenciayvuelveasusasuntos.Rodrigo se dedica a las plantas sin interrupciones. Parecementira, pero afuerza dematar plantas parece estar aprendiendo. Por lomenos ya no jibariza lashojasmarchitas.Está lo suficientemente ducho comopara evitar que los bordes sepongan amarillos. Y sobre todo, ya no se provoca envenenamientos con lasdifenbaquias. A la tercera semana Florencia vuelve de comer casi enseguida, yRodrigose topaconellamientras limpia lashojasde los ficus.Porsuerte lequedatodavía toda la parte del balcón terraza, y el resto de su tarea la realiza a variosmetrosdeella,ydetodoloquevieneconella.

Perlassi, un día de tantos, después de comprobar que tampoco esa noche va allover, le pide aRodrigo que lo lleve a 9 de Julio, porque quiere ver en qué andaAlvarado. «El otro hijo de puta», como lo ha bautizado para sus adentros. Bienmirado,nodejadeserinjustoqueellosactúencontraManzi(enelremotísimocasode que consigan que pague por lo que les hizo) y que el gerente del banco salgaindemne. Más de una vez, tomando mate solo, al atardecer, en los fondos de laestación de servicio ymirando el campo, Perlassi se ha permitido soñar un sueñovengativo.¿Quépasasiundíaél,Perlassi,seapersonafrentealacasadeAlvarado?

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Tempranopor lamañana.Esperaquesalgansumujerysushijashaciael jardíndeinfantes,yquesalgaelpropioAlvarado,consutraje impolutoyelmaletínytodassusseguridades.Cuandosealejaelgerente,Perlassicaminaporel jardíndelanteroconelbidóndekeroseneenunamanoyunabarretadehierroenlaotra.Fuerza lapuertatraserayrecorrelacasaderramandoelcontenidodelbidón.Despuésarrojaunfósforo encendido y se va tan campante. ¿No sería un digno castigo? Obligarlo agastar,enlareconstruccióndesucasa,undineroequivalente,talvez,ala«comisión»quelepagóManzi.

Perlassi se sabe incapaz de hacerlo. Por empezar porque alguien puede salirlastimado.NosoloenlafamiliadeAlvarado.¿Quiénpuedegarantizarqueelfuegonoseextiendaalascasasvecinas?No.Perlassinoseanimaríaahacerunacosaasí.Pero no puede evitar soñar despierto con las imágenes del incendio, con el rostrodesencajadodeAlvaradoviendolasllamas.

Y sin embargo Perlassi no quiere perderle pisada. Quiere saber en qué anda.Necesitaseguirodiándolo.Poreso,ypesealasprotestasdeRodrigo,vanhasta9deJulio. No van al banco, sino a la casa del gerente. Les llama la atención, cuandoestacionanenfrente,elestadodeabandonodelacasa.Losyuyosaltos,laspersianascerradas, los sobres de papel apelmazados sobre el camino de la entrada. ¿Habrápedidootravezeltraslado?

Entoncessívanalbanco.Perlassipidehablarconelgerente.Laempleadadudamientras responde. «No tenemos gerente, en este momento.» «¿Y Alvarado?»,pregunta Perlassi. La mujer tarda en responder. «Alvarado no… ¿Usted no seenteró?»Losojosdelamujersellenandelágrimas.«Murióenunaccidente,caminoaBuenosAires.»Perlassisequedaparalizadodesorpresa.Lamujerinterpretaquesusilencio, sus ojos todavía fijos en los de ella significan que espera alguna otraprecisión.Noescierto.Perlassinoquieresabernadamás.Peroes tarde.Porque lamujerdice:«Loscuatro.Murieron loscuatro.Laseñora.Lasnenas».YPerlassi sedisculpaconun«Losiento»apenasmasculladoysaledelbanco,subealauto,lediceaRodrigoqueyaestá,quesevayan,yRodrigoquenoentiendeyPerlassiquelehaceungestodequenopuedehablar,ahorano.

Los primeros cincuenta kilómetros Perlassi no puede articular palabra. Cuandoconsiga hablar será para preguntarle a su hijo si cree en lasmaldiciones. Rodrigopediráquelerepitalapregunta.Quesicreeenlasmaldiciones.Rodrigodiráquenoypreguntaráporqué lesaleconsemejantecosa.Perlassi tardaráenresponder.Alfindirá(sindejardemirarporlaventanillaelcampointerminablequevandejandoatrás)quedesdequepasóloquepasóconsumamá,ladeRodrigo,sepasómaldiciendoaAlvarado.Quesinohubiesesidoporelgerenteysusmanejosnadahabríapasado.QuesinohubiesesidoporAlvarado,niPerlassiniSilviahabríanidoaVillegasesedía,enmediodelCorralito.Quesinohubiesesidoporélsumamáestaríaviva.

Rodrigoescuchasinpreguntar.Esperaquedigaloquefalta.Enesosepareceaél.Enesodedejarquelagentehablecuandoquiera.AlfinalPerlassisueltaquesemató,

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quesematóenlaruta,quesematóenlarutaconlamujeryconlashijas.Lodicevencido, lo dice entre sollozos, lo dice culpable, como si el responsable fuese él.Agregaquenuncaquisoeso,nisiquieraparaAlvaradoymuchomenosparaellas.Nodicelodeprenderlefuegoalacasa,porqueesosiemprefueunodeesossueñosqueunosueñasinquerer,enelfondo,quesecumplan.Rodrigodemoraencontestar.«Notepreocupes», ledicealfinal.«Sematóporquesemató,yvosnotuvistenadaquever.»Elrestodeltrayectolohacenensilencio.

Perlassi le pide que lo deje en la gomería de Fontana, porque le quiere contar.Cuandoestacionandelante,ymientrasPerlassisebaja,Rodrigoledicequeespereunsegundo. Perlassi se detiene, ya de pie en la vereda, inclinando el cuerpo haciaadentro.«Quedatetranquilo,viejo,quevosnofuiste»,diceRodrigo.PerlassisonríeyRodrigotambién.Despuéscierralapuertaycaminahacialodesuamigo.Mientrassealeja,Rodrigopiensaquesupapáeslapersonamásbuenaqueconoce.Yesolohacesentirbienylohacesentirtriste,almismotiempo.

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CuartoactoLanochedelaUsina

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Unoolvidalamayorpartedelosdías.Quéhizo,dóndeestuvo,conquién.Talvezdeotromodonosepuedeseguirviviendo.Lasimágenesseríandemasiadas.Peroesono sucede siempre. Al contrario, hay momentos que no se olvidan nunca. Porejemplo, si uno le pregunta a cualquiera que tenga más de cincuenta años dóndeestabacuandoseenteródequelaArgentinahabíadesembarcadoenlasMalvinas,en1982,seguroqueseacuerda.Odóndevio,yconquién,losgolesdeMaradonaalosingleses.LomismosucederáconcualquieraquetengamásdetreintasilointerroganacercadeldíaenquederribaronlasTorresGemelas.Yhastaloschicospodrándeciren qué televisor vieron la final delMundial 2014 cuando perdimos, otra vez, conAlemania.

Bueno,acáenO’ConnorpasalomismoconlanochedelaUsina.Lodicenasí,comountítulo.Algunosvanadecirqueestabanensuscasas,escuchandoelaguacerocontra las chapas, y que el estruendo y el apagón los sorprendieron pero no losasustaron.OtrosdiránqueestabanenelcumpleañosdequincedelahijadelmediodeRebollo. Lo festejó en el salón de los bomberos y tenía como ciento cincuentainvitados. Pobre la piba, hizo su entrada bajo el aguacero, llegó con el borde delvestidotodomanchadodebarro,ylamadreyunastíastuvieronquehacermilagrosparalimpiarloenunapiecitaalladodelguardarropas.Peroquedóbien,dicen,ynadiesedio cuenta.Y el apagón los agarró enplenobailongo, cuandoya la gentehabíacenado, y comido el postre y cortado la torta, porque alcanzó con un generadorchiquito que les prestaron los bomberos para alimentar el equipo demúsica y losparlantes y todo el mundo bailó a la luz de los relámpagos y terminó siendo elcumpleañosdequincemásoriginalyrecordadodelahistoriadelpueblo.

Los menos dirán que los agarró saliendo del club Mitre, donde el equipo debásquet acababa de perder contra Defensores de Villegas, un partido que empezóganandoperosecomplicóenlasegundamitad.Yquevolvieronconcuidadoporqueteníanmiedo de electrocutarse con algún cable pelado que hubiera caído sobre lascallesanegadas.

Todoelmundopensó,deentrada,quehabíasidounrayo.Porelestruendodelaexplosiónyporquehapasadomásdeunavez.PeronadiesupusoquetodalaUsinaibaaverseasídeafectada.

En O’Connor la Usina la conoce todo el mundo, aunque hace años que nofunciona como usina. La construyeron en los años treinta, cuando la electricidadterminóporllegarhastalugarestanperdidoscomoeste.Searmóunacooperativayseconstruyóunedificiodeladrillosrojos,paredesaltasyventanasdevidriorepartido.LasmáquinaslastrajerondeAlemania.Funcionabanagasoilyelserviciosecortabaalasdiezdelanoche:losmuyviejostodavíaseacuerdandequeaesahoravolvíanlaoscuridadyelsilencio.Reciénen tiemposdePerónconsiguieronhacerla funcionarlas veinticuatro horas. Y cuando en los sesenta conectaron O’Connor a la red

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nacional, la Usina dejó de usarse como usina. Mejor dicho, en los terrenos de laUsina, pero afuera del edificio y a cierta distancia, se instaló la planta detransferencia,laquetomalalíneadealtatensiónquevienedeElChocónysigueparaBuenosAires,y labajade135.000a13.200voltiosparaque sepuedausaren lospueblos. No solo en O’Connor. Porque desde la Usina salen las líneas a todo elnoroestedelaprovincia,paraVillegas,paraLincoln,paraCarlosTejedor.

La planta de transferencia es una maraña de torres, cables, transformadores ytablerosqueocupaunespaciodepocomásdemediahectárea,yestárodeadaporunalambretejidodedosmetros.

EledificiodelaUsinaviejaquedóparalasoficinas,aunquelasmáquinasdelosalemanes quedaron adentro. Unos dicen que las guardaron como recuerdo. Otrosdicen que daba más trabajo desarmarlas que arrumbarlas ahí. Alguno agrega queestaban tanbienhechasquehastaparadesguazarlashabíaquesabermásde loquesabíanlostécnicosdeacá.

Después de la noche de la Usina hubo que rehacer por completo la planta detransferencia.Lastorres,lostransformadores,todo.Porquenoquedónada.Peronadadenada.PerolaUsinaensínolarepararonnunca.Lesparecióquenovalíalapenareconstruir eseedificioviejo.Levantaronoficinasnuevasenel centrodelpuebloylisto.Poresocuando lagentepasaporelcaminode tierra loquevees la fachada,ennegrecida,ylosagujerosdelasventanas,quequedaroncomolascuencasvacíasdeunesqueletoquemado.A loschicos lesdicenqueno seacerquen,pormiedoa losderrumbes. Pero los pibes van igual a ver las máquinas de los alemanes, queconservan,bajoelhollín,losescuditosconlaságuilas.EslomáscercaqueloschicosdeO’Connorsepuedensentirdelaspelículasdelaguerra.

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Perlassicaminaconlasmanosenlosbolsillos.Susmocasinesdesuelahacenunruidoextrañosobreelasfaltodelaruta.Escuchaunmotorasusespaldas,alolejos.Sedavueltaapenas.UnautoacabadeentraralaestacióndeservicioyRodrigosalede la oficina para despacharlo.Menos mal que a su hijo no le interesa dormir lasiesta.

Sigue caminando. Ya está a la altura de los silos lúgubres de La Metódica.Siempre losmira, sindetenerse,mientraspasapordelante.Soncienmetrosquevacon la cabeza girada. Se acuerda de la vez que fueron con Fontana a recorrer lasinstalaciones. Esa vez también llegó un auto para cargar nafta, pero la que salió aatenderfueSilvia.Perlassiescupe,comounmododeahuyentarlanostalgia.Perolopersiguecomounasombraunlargorato,hastaquelarutasehacedetierra,hastaquedeja de ver el alambrado, hasta que llega a la loma que balconea sobre la laguna.Observaelcielohaciaelsur.Hueleelaire.

¿Y si se equivoca?Lleva tantas tardes evaluando y descartando, y fantaseandoconlatardeenqueseadistintoaldelasdemás,quetemeestarconfundiendoloquepercibeconsusensoñaciones.

Claroquepuededarlaordendemovilizacióngeneraly,siseequivoca,abortarelprocedimiento. Pero lo ve difícil. No solo por todas las acciones individuales ygrupalesqueelllamadoalaaccióninvolucraparacadaunodelosconjurados,yquetendríanquedesarticularsisupresunciónestáequivocada.Noessoloporeso.Hayalgomás.Sientequeestánalborde.Todos.Yqueponerlosenalerta,ycargarlosdeansiedad, para devolverlos al final a la parálisis de sus casas, puede terminar porquebrarlos. Al fin y al cabo son ocho chambonesmovidos por la desesperación ypocomás.

Sesientasobreelpasto,cuidandodequenohayacardos.Leda laespaldaa lalaguna porque lomás importante es ver el cielo del lado del sur. En el cielo hayalgunasnubessueltas.Nadamás.Peroesevientitoquearrancaysefrena,yarrancaysevuelveafrenar…

Ya se equivocó demasiadas veces. No con la lluvia. Con otras cosas. Y esasequivocaciones las pagaron otros.O las siguen pagando, comoRodrigo, que tieneperdidoelañoenlafacultad,aunquediga locontrarioparaqueélnosehagamalasangre.

Tal vez esté haciendo de todos un problema que es solo suyo.Tal vez es él, ynadiemás,elqueestáalbordedeldesmadre.Talvezseprecipitócuandosepusoenmovimiento,despuésdelamuertedeSilvia.Talvezdebiótomarmástiempoparasuduelo. Sí. Debe ser eso. Salió a jugar un partido de verdad sin hacer antes lapretemporada,yahoraseestárompiendoportodoslados.

Otravezelvientosuavequepeinalalomaycesa.Perlassihuele.Seponedepie.Se sacude los pantalones. Mira el reloj. Son las dos de la tarde. No. No es una

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ensoñaciónprecipitada.Deningunamanera.Perlassivuelvehacialaestacióndeserviciosabiendoqueestanochevaallover.

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Fontana levanta lavistade su crucigramayvequeesPerlassi.Saludaconunainclinacióndecabezayvuelvealosuyo.Perlassisesientaenfrente.

—¿Cómovenimos?—preguntaPerlassi.—Yalotengo.Vengocomplicadoconunaplantadelafamiliadelascigofiláceas,

de tallos largosy rastreros,hojascompuestasy frutocasiesférico,perjudiciala lossembrados.

—¿Calamento?—No.Seisletras.LacuartaesunaO.—Frutocasiesférico…—Hacemediahoraqueestoyconesa.¿Podéscreer?Perlassiseincorporaysedirigealacocinaparaprepararmate.Habladesdelejos.—¿Novedades?—¿HablasteconBelaúnde?—VengodelCampamento,precisamente.—¿Y?—Belaúnde se queja de que necesitamás tiempo, de que somos unos locos en

pretenderquepuedarepararelbichoeseendiezdías.—¿Y?—Yalatieneandando.Perlassi se deja caer otra vez en el asiento y acomoda la yerba. Se miran un

segundoysonríen.—Quéhijodeputa,Belaúnde—elogiaFontana.—LefaltameterleaireaunadelascubiertasqueconsiguieronlosLópez.Peroes

cuestión de un rato. Ya losmandé a los hermanos para allá con un compresor demano.Belaúndeyaanduvomoviendolatopadoradespacito,adelanteyatrás,adentrodelgalpón.¿Porquémepreguntás?

Fontanasequedamirándolo.—Es hoy, ¿no? —pregunta por fin Fontana, sin necesidad de que Perlassi le

conteste.Este lealcanzaelmate.Fontanaechaunúltimovistazoal crucigrama,comosi

tuviera que decidir si le queda alguna clase de escapatoria y concluyera que no.Reciénentonces,ymientrasdevuelveelmate,seencaraconPerlassi.

—¿Vosestássegurodeloquequeréshacer?—No.Fontanasepermiteunasonrisa.—Mequedomuchomástranquilo.SeincorporayhaceungestoconlacabezaparaquePerlassilosiga.Elotrodeja

lapavayelmatesobreelescritoriode lagomería.Pasan laarcadahacia lacasaydejanatráslacocina.Pasantambiénlapuertadeldormitorio.Perlassi,conunvistazo,

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comprueba que la cama está sin tender. Siguen hasta el comedor de diario, cuyosmuebles están tapados de libros apilados demalmodo.AlgomurmuraFontana deunabibliotecaquetienequecolocar,peroPerlassiselovieneescuchandodesdehaceaños. Salen al patio de baldosas rojas. Al fondo hay una pieza aislada del resto.Fontana abre con sus llaves. La pieza es un pandemónium de cajas, herramientas,pilas de diarios viejos y percheros con ropa en desuso. Fontana mueve algunoscartoneshastaquedejavercuatrocajasdemadera,grandescomocajonesdefruta,pero ciegas. En el costado tienen un letrero borroso. Fontana se agacha junto a laprimeraymiraaPerlassi,comodándose—odándole—unaúltimaoportunidaddearrepentirse.PeroPerlassihaceungestoinvitándoloaseguir.Fontanalepideconunademánquelepaseunmartilloqueestásobreunestante.Levantaconéllosclavosdelatapa.MuevelacajahaciaPerlassi.

—Acálatenés.Loscartuchosdedinamitaestánalineadosconprolijidad.Sueltanunperfumeque

Perlassinoconoceytienenuncolormarrónyuniforme.—Preguntartequéhacésvosconcuatrocajasdedinamitaentucasaes…ocioso,

¿no?—Melatrajecuandonoscerraron.Losprimerosdíasjugabaconlaideadevolar

losedificiosdelCampamentoalamierda.Despuéssemepasóelenvión.Yquedaronacá.

Perlassiserascalacabeza.—Vosdecísquefunciona…—¿Querésqueprobemosuna?Tengounencendedorenlacocina.Dejamearmar

lamechaylaprobamosacácontralapareddelvecino.Elotroignoraelsarcasmo.—Hablandodeeso.Mechas,fulminantes…Fontana,portodarespuesta,señalalamáslejanadelascuatrocajas.—Fulminantes,mechas,todoahí.—Vamosatomarunosmatesmásantesdequeseenfríe.Despuéslollamamosa

Belaúndeparacargarla.Fontanavuelveaponerlascajasensulugar,cierraconllaveylosigue.

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Manzi se asoma al hueco de la escalera y llama por tercera o cuarta vez a sumujer.AEsternolegustanadaquelaapurenyselorecuerdademalamanera.Manzitragasalivayvahastalacocina.Odialaimpuntualidadajenaynotoleralapropia.Sesirveunvasodeaguayselotomaentressorbos,menosporsedqueporteneralgoquehaceryquelodistraigadelatentacióndevolveraasomarseparaotroreclamoalosgritos.

Van a llegar a la cena del club cuando estén todos sentados, y a nadie va aquedarlelamenordudadequesí,eselmatrimonioManzielquellegaconcuarentaocuarenta y cinco minutos de retraso. Escucha por fin los tacos de su mujer en laescalera.

Por experiencia sabe que lo mejor es no decir nada. Es más útil subir a lacamioneta,ponermúsicaydejarqueelmalestardeambossevayadisolviendoconlamelodíayelronroneodelmotor.Abrelapuertadecalleydejapasarasuesposa.

—No.Novayamosconlacamioneta,Fortunato.—¿Porqué?—Pero, ¿no ves cómo estoy vestida? ¿Te parece que puedo levantar la pierna

hastaahíarriba?¿Quésoy?¿Contorsionista?Manzi piensa que sacar el BMW del garaje le llevará tres o cuatro minutos

adicionales.Perovuelveamorderlaspalabrasparaquenoseleescapen.—Deacuerdo,esperáquesacoelauto.—Pará—diceEster, con lamano en alto, avanzando tres o cuatro pasos en el

jardíndelantero—.Estáfresco.¿Lloverá?—No,mujer.Quévaallover,siestámássecoquenoséqué.Elladaunpaso.Vuelveadetenerse.—Esperáquemetraigoalgomásdeabrigo.Manzi,enunesfuerzosupremo,mantienelacalma.—Vosbuscáelabrigo.Yovoysacandoelauto.¿Teparece?Seseparanenlapuerta.Esterlepreguntaalgosobrellevarparaguas,porqueseve

elcielonublado,peroManziinsisteenqueno,deningunamaneravaallover.

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—Dejameamí—diceBelaúnde,mientrasFontanalaemprendeagolpescontraelvolantedelatopadora.

Se trepahasta lacabinayFontana lehacesitio.Desdeabajo,MedinayHernánobservanensilencio.BelaúndehacedosintentosquefracasanigualquelosanterioresdiezdeFontana.Seencaramaenelchapóndelmotor,murmurando:

—Peroquémierdatiene,ahora.Siloprobéveintevecesyandaba…Losotrostressiguencomoestatuas.—Pasamelallaveinglesa.Fontana se la alcanza.Belaúnde intenta desajustar una tuerca pero, como se le

resiste,optaéltambiénporlosgolpes,lisosyllanos.FontanayHernánsemiran.Sieltipomásmetódicoyserenodelgrupoinicialanochedeestemodo,loquequedaparaelresto.Fontanasebajadeunsaltoyleshaceunaseñaalosotrosdos.SalenalplayónabandonadodelCampamentoparadarleaBelaúndeunpocodeprivacidad.Medinaenciendeuncigarrillo.Lasráfagasdevientosoncadavezmássostenidasyelhorizonteseiluminaderelámpagos.

—Parecequevaallover,nomás—diceMedina,desdeatrásdelpucho.—Menosmal—eltonodeHernánesdealivio.—EstePerlassiesincreíble—diceFontana—.Cuandovinohoyalagomería,a

esodelasdos,habíaunsolquerajabalaspiedras.Esundon.Elhijodeputatieneundon,coneso…¿Medaríauncigarrillo,Medina?

Medinaseapresuraacomplacerlo.—Disculpe,donFontana,penséquenofumaba…—No,esquelodejé.Perohoy,sino,nopuedo.—Igualestálejos,elagua—Hernánseñalaelhorizonteiluminado—.Todavíano

seoyenlostruenos.—¿Vendráparaacá?—preguntaFontana,antesdesoltarlaprimerabocanadade

humo.—Paramíquesí—confirmaMedina.En ese momento escuchan otra vez el burro de arranque del bulldozer, que

engranadespuésdeunpardetoses.Elestruendosacudelaschapasdelgalpón.Lostresentrancorriendo.Belaúnde,desdelacabina,sonríecontodalacara.Fontanasetrepa y el otro le hace sitio para que tome los controles. Apenas Belaúnde sedescuelgapor el costadoFontana inicia elmovimientohacia adelante.La topadoracabecea,peroelmotornoseapaga.Hernánseapresuraaabrirelportóndelgalpón.Fontanaencarahacialasalida.Cuandolaatraviesa,Fontanagritaalgoquelosdemás,por el estruendo del motor, no entienden. Hernán advierte que se dirige hacia elportón de acceso al predio, a velocidad constante. Si no frena, se lo llevará pordelante.Hernántrotaparaalcanzarlo.FontanaestábombeandounpedalqueHernánnoalcanzaadistinguir.Mirahaciaadelante,hacialoscostados,hastaqueadviertea

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Hernán.Entoncesempiezaahacergestosinequívocosdequeelbulldozernofrena.Hernán se lanza a correr para abrir el portón, pero aunque los candados no estánpuestossíloestánlascadenas.Llegaaquitarladearriba,peronohaceatiempodesacarladeabajo.Conlojustosehaceaunladoantesdequelatopadoraimpacteenelportón, loarranquedecuajoylopaseporencima.MedinayBelaúndelleganunminutodespués.

—¿Quélepasaaesteboludo?—gritaBelaúnde.—Parecequenoandanlosfrenos.—Síqueandan.Nolesdiobombalosuficiente—sequejaeljefedeestación.—¿Yahoraquéhacemos?SibienelCampamentoestáeneldeslindedelpueblo,elplaneraquenadiesedé

cuenta de que sacaron lamaquinaria.Y ahora el portón está tirado en el piso. Sinnecesidad de hablarlo, los tres se distribuyen para izar el portón y apoyarlo en susitio. A golpe de vista parece que estuviera todo normal, salvo por un par deabolladurasquedejóelbulldozeralaplastarloscaños.

BelaúndeyMedinavanhaciaelCitroën.—Apagálaslucesacá,Hernán—diceBelaúnde,yasubiéndose—.Nosotrosnos

vamosyendo.Hernánobedece.AntessetomaunminutoparavercómosealejaelCitroën,que

vaconlacarroceríacasirozandolasruedastraseras.Parecementira,piensaHernán,cómopesanloscartuchosdedinamita.

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Apenas sale a la calle, Fontana consigue encender las luces del bulldozer. Enrealidadelfocoqueanda,porqueelotronodaseñalesdevida.¿NopudoBelaúnde,mientrasreparabaelcatafalcoese,verificarquetuvieraluces?Sobretodoteniendoencuentaquedeberáandarkilómetrosykilómetrosenplenanoche.Confíaenque,detantoiryvenirporlossenderosdeloscamposdeManzi,estosterminenresultándolefamiliares.

Lomáspreocupantesonlosfrenos,detodosmodos.Cuandolosaccionófrentealportónnodieronseñalesdevida.Ahoraquevaporlaúltimacalledelpueblo,laquedeunladotienecasassueltasydelotronadamásquecampo,aminoralamarchaparavolverahacerlaprueba.Hacetresintentosylacosamejoraencadauno.¿Seráquelabombadefrenoestabarígidaoqueéldemoróenponerseduchoconelmododeapretar los pedales? También, son un montón de años sin conducir la topadora.¿Cuántos? Desde la época de los paros generales contra Alfonsín. El sindicato,naturalmente,bajabalaordendeparar.Fontanaarengabaalatropalatardeanterior,echandopestescontraUbaldini,laCGTyelsindicalismofascista.Eldíadelahuelgasiempre se presentaban dos o tres empleados, de los cuarenta que eran, un pocoporque lo querían y otro poco porque les despertaba compasión dejarlo solo. YFontanasedecía:hoysontres.Mañanaserántreinta.Laprofecíajamássecumplía,porquesiempreeran losmismos tres.Pero lepermitíanaFontanasentirqueestabadandobatallayqueelfuturoibaasonreírles,aélyaAlfonsín.Despuéssetrepabaalatopadorayseibaatrabajar.Cruzabaelpuebloporlacalleprincipal,paraquelosque habían abierto los negocios, o los pibes esporádicos que iban a la escuela, loviesenydierantestimoniodequeél,AntonioFontana,nohabíaestadoenelbandodeloscerdosdelaparatoburocráticosindicalista-militar-reaccionario.

Hoyeligeunitinerariomuchomenosglamoroso.Sigueporlacalledeldeslinde,queesdetierra,ybuscalaruta33noporelempalmeprincipalsinoporuncaminodetierra que sale cerca de Cañada Seca. Toma el asfalto rogando que nadie vengademasiadofuerte.Laúnicaluzquetieneesaporqueríadahaciaadelante,ysialguienvieneensumismadirecciónademasiadavelocidad,terminaráembistiéndolo.

Tiene suerte. Durante los cuatro kilómetros que hace por la ruta 33 apenas secruzacondosautosylosobrepasantrescamionesquelodivisancontiempo.Tuercea la izquierda y se interna en el nuevo camino de tierra, que se irá estrechando yhaciéndosemásdesparejoamedidaqueavance.

Fontanaesbuenoparacalculardistancias,aunqueseadenoche,aunensemejanteoscuridad. Perlassi eligió un sitio exacto para su maniobra. A los ochocientos,ochocientos cincuenta metros de una larga recta que tiene en total casi doskilómetros, ya cerca de la bóveda. Hay unos sauces secos a un costado. Fontanaabandona lahuella,daunamplio rodeoconelbulldozery lodejaperpendicularalcamino, a unos veintemetros.Mira su reloj. No ve nada. Insulta por lo bajo. Sin

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apagarelmotor(estádecididoanoapagarloenningúnmomento,porquenolotieneahíaBelaúndeparaquelosaquedelapurosinovuelveaencender)sedejacaeralpiso, va hasta el frente y acerca la muñeca al foco que funciona. Según lasinstrucciones de Perlassi, ellos deben estar pasando en unos diezminutos. Y a él,Fontana,letocaponerseatrabajarenmediahora.

Vuelvealacabina.Tienelaprecaucióndeapagarlaluzporqueahí,enmediodela nada, el farol debe verse desde kilómetros y kilómetros. Después le seráimprescindible usarlo, pero hasta entonces le parecemejor tomar precauciones. Latopadoraquedóapuntandoalsur,defrentealespectáculodelcieloylosrelámpagos.De tanto en tanto, cuando la descarga es particularmente prolongada, llega aescucharseelrumoropacodelostruenos.

Losminutosselepasanrápido.Desdesuderechaaparecenlaslucesdelosfocosde sus compañeros, que vienen puntuales. Primero pasa la chata de Perlassi, conRodrigoalvolanteyloshermanosLópezasulado.DetrásvieneelFiatdeRodrigo,peroconducidoporHernán.AsuladoviajaPerlassiyatrásvaLorgio,quienpesealasprotestasdelosotrosdijoqueestanochesíosítomabaparte.

Unosmetrosantesdequelocrucenpordelante,Fontanaenciendelaúnicaluzdelbulldozer.Hernán,alnotarlo,enciendelaluzinteriordelauto,paraqueéltambiénlosvea. Fontana sonríe desde su cabina a oscuras.Antes de alejarse, y a través de suventanilla, Perlassi le dedica, con el único objeto de burlarse de él, el saludoperonista.

Enunarrebato,Fontanalerespondeconunvehementetomarselasmanosalladoizquierdo de su cabeza, en el gesto que popularizó Raúl Alfonsín en la campañapresidencialdel83.Tarde, sedacuentadequenohaymododeque lovean,en lacabinaaoscurasyencandiladosporlaluzdelatopadora.Unalástima.

Laslucestraserasdelosautosterminanperdiéndoseenlanoche.Fontanaacelera,bajalapalamecánicaalrasdelpisoysedisponeatrabajar.

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Comolecuestamuchoestarsequieto,paseajuntoalterraplénquebajaalpiedelaempalizadadealambretejido,mientrasMedinatrabajaconlascargas.

—Téngame la luz, don—le pideMedina a la vuelta de uno de esos viajes, yBelaúndeobedece.

Mientrassostienelalinternavetrabajarlasmanosdelviejo:unelasmechasalosfulminantesyestosaloscartuchosydespuéslosagrupa.

—Yusted,donMedina…,estoloaprendióenlacolimba…—Ajá—asienteMedina,quesigueenlosuyo.Está mucho menos locuaz que de costumbre. Belaúnde lo atribuye a la

concentraciónquerequieresutarea.Conunaagilidadgatuna,elviejosedesplazadeunladoaotro,enunradiodevariosmetros,entrelospilonesdecartuchos,elrollodemecha,lacajadefulminantes,elsitiodondeencintalosracimosdecargasyalistas.Belaúndeestáinquieto.Quierepreguntar,perotemeofenderalviejo.

—Yasí,elcálculodedóndeponer,cuántoponer…YaconPerlassi…—Sí, sí —Medina responde atropellando las palabras, como hace siempre—.

Todo hablado, todo hablado con Perlassi. Diez cargas en total, todo alrededor deltransformador4.

SedesentiendedeBelaúndeysigue.—Hágameelfavor,donBelaúnde,¿meiluminaacá?No.Másacá,eso.Belaúndealumbraelcostadodeltransformador.Porsuerteesdelosmáscercanos

alalambretejido.CuandoMedinaterminedeprepararlascargastendránqueasomarlajabalinatelescópicaporencimadelalambrado,comosifueraunacañadepescar,ydejar las cargas desde ahí, para no correr el riesgo de electrocutarse. Belaúnde sepreguntaquéhabríanhechosieltransformadorqueconducelaslíneashaciaelcampodeManzifuerael6oel7,queestánenelcentrodelpredio.Porsuerteesel4.

EnlareuniónquetuvieronfueFontanaelencargadodeinstruiralviejosobreelmodo de aplicar la carga explosiva. Hablaron de detonadores, fulminantes ydistancias de detonación, pero Belaúnde entendió poco y nada. Sí recuerda queFontanainsistióconque,paraestarsegurosdeinutilizareltransformador(nopuedendarseellujodequesigafuncionando),debenaplicarlenoventaytreshectogramosdedinamita,divididosendiezcargasdenoventaytresdecagramos.

A la luz de la linternaBelaúnde ve cruzar los primeros gotones de lluvia.Unagota,enormeyfría,seleestrellaenlanuca.

—Atienda,donMedina.¿Lopuedodejarsolodosminutos?TengounencargodeFontanayenunadeesasmástardenotengotiempo.¿Searreglaconlaluz?

—Seguro,seguro,donBelaúnde.Vayatranquilo,vayatranquilo,queacáyosigoconlomío.

Belaúndeapoyalalinternaenelsueloysetomaunossegundosparacomprobarque sí: Medina sigue preparando los detonadores sin mayor dificultad. Entonces

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hurga en el fondo de uno de los bolsos, encuentra el aerosol de pintura negra yemprendeuntrotecitohastaeledificiodelaUsina.

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CuandoestacionanPerlassi,quevasentadojuntoaHernán,lepidequesedetengabiencercadelacamionetaqueconduceRodrigo.

—¿Paraqué?—Vamosaengancharleslalingaderemolque.Hernánlomiraextrañado,peroterminacomprendiendo.SilluevemuchoelFiat

Unocorreelriesgodeatorarseenellodazal.Ahorapuedenusaralgunosminutosendejarelautoencondicionesdeserremolcado.Mástarde,encambio,esposiblequenodispongandeesetiempo.

CuandoHernánbajaaayudarloRodrigoyaestáenganchandoelgarfiodelalingaalchasisdelacamioneta.Hernánnopuedeevitar,aunenesascircunstancias,ciertaenvidia frentealgradodeentendimientoqueexisteentre losPerlassi,padreehijo.Vinieronenautos separados, conmil cosas aqueatender cadauno,y sin embargotienen presente el próximo paso en perfecta sincronía. EntreHernán y su padre loúnicoquehay,enlosmalosmomentos,sonrecelos;yenlosbuenos,torpezas.Ysonmuchomásfrecuentesaquellosqueestosúltimos.LosLópez,unpocomásadelante,cavanalpiededospostesdelalambrado,paraaflojarlos.

—Ayudame—lepideRodrigodesdedebajode lacamioneta,y learrojaelotroextremodelalinga.

Hernánseapresuraafijarelotroganchobajoelparagolpesdelauto.—Metele, que llueve cada vezmás—escucha que advierte su amigomientras

controla,conunpardetirones,quehayaquedadofirme.Es verdad. La tormenta está casi sobre ellos. Apenas terminan vuelven a los

autos, pasados por agua. Apagan las luces y los motores, pero casi en ningúnmomentopierdenelcontornodelascosasporquelosrelámpagossoncasicontinuos.Sealcanzaaverperfectamentequeestánalbordedelpotrerodelasvacas.SiPerlassidalaordendeavanzar,derribaránlospostesqueaflojaronlosLópez.Perosolosidalaorden.Esperanhastaúltimomomentoporsialgosalemalytienenquecancelarinextremis.

Riachosdeaguabajanporloscristalesdelosvehículos,yelvahodeloscuerposlosempañacontinuamente.Congestosmecánicoslimpianunayotravez.Alaluzdeunrefucilo,LorgiovequePerlassiintentaadivinarlahoraenelcuadrantedesureloj.

—¿Aquéhoraquedamos?—lepregunta.—No lo vamos a hacer según la hora, sino según la tormenta —le contesta

Perlassi, mientras se esfuerza por ver el cielo hacia el oeste—. Tenemos quesincronizarloconuntrueno,paraqueparezcaunrayo.IgualBelaúndequedóentirarunabengala.

—¿Ylavamosaver,contantalluvia?—inquiereLorgio.Perlassi traga saliva porque siente que cometió un error fatal. Probaron una

bengala de emergencia hace un par de semanas, con Belaúnde. La probaron una

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noche oscura pero serena.Ni se les ocurrió que iban a necesitar ver la bengala enmediodeunatormenta.Deberíanhaberlotenidoencuenta,peronolohicieron.

—Sí,sí,Francisco—miente—.Seguroquevamosaverlasinproblema.Despuésseencierraenelsilencio.

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Belaúnde, empapado, sostiene un paraguas abierto sobre el viejoMedina, paraprotegereldetonadormientrasterminadeprepararlo.Lalluviaescopiosa,aunquenotorrencial. Una cortina leve a través de la cual se divisan, a unos cien metros eiluminadosporsuspropiastorres,laplantatransformadorayeledificiodelaUsina.

—Yacasiestamos,don—sueltaMedinaporelcostadode laboca,sinsoltarelpuchoapagadoquellevadesdequeempezóatrabajar.

El viejo fue rápido y prolijo. Otro acierto de Perlassi, piensa Belaúnde. Si lehubieranpreguntadoaél,habríaobjetadoquedejaranuneslabóntandelicadodelatareaenmanosdelviejo.En realidad loobjetó igual,aunquenose lopreguntaron.Pero Perlassi lo convenció con dos argumentos sólidos: el viejo se ufanaba de suexperienciaendemolicionesynohabíaningúnotrovoluntarioquetuvieralamenorideadecómoproceder.Dilematerminado.

—¿Lascargas…quedaronbien?—Belaúndenoterminadeserenarse,ypreguntarlotranquiliza.

—Sí,sí,todobien,todobien,ilumínemeacá,así,no,másacá,eso.LosdedosdeMedina,nervudosyllenosdecicatrices,semuevensobrecablesy

conectores. Belaúnde repasa mentalmente. Medina colocó diez cargas, casiequidistantesentresí,enloscuatroladosdeltransformador.Lasfueaproximandoconlajabalinayuningeniososistemadecuerdas.Unaespeciedepescaalainversa.

—Listo. Vamos, vamos, vamos —Medina, así de viejo y encorvado, saledisparadohaciael lugardondehandecididoguarecersealmomentodeexplotar lascargas.

Belaúndelosigue.Enelapurónseolvidadecerrarelparaguasysusmovimientossontorpesyridículos.Medinaloayudaaplegarloparaquepuedanhacermásrápido.Bajanunpequeñoterraplénysecubren.AunladoestáelCitroënestacionado.Losrelámpagossiguensiendofrecuentes.

—¡Esperemosunobienfuerteybiencercano!—gritaBelaúnde,porqueahoralalluviaestorrencialyestállenadesonidos.

Medinaasiente,coneldetonadorenlamano.Unrelámpagoleiluminaelrostro.Belaúnde cuenta mentalmente. Cinco segundos después se escucha un truenoprolongado.

—¡Yacasiestamos!—vuelveagritar—.Elpróximo,¿eh?Medinasonríe.De inmediato losalumbraunnuevo relámpago,enceguecedory

cercano.—Noventaytreskilosdedinamita,lapucha—comentaMedina,comoparasí—.

Sevaaponerlindo…Belaúnde está contando mentalmente. Calcula que cuando llegue a cuatro

estallará el trueno. Por eso, porque está contando, asiente sonriendo, emulando elgestodelviejoMedina.Noreparao,mejordicho,reparademasiadotardeenqueno

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hadichonoventaytreshectogramos,sinonoventaytreskilos.Comosisumanoseindependizase de su voluntad y su razonamiento, cuando el conteo llega a cuatrochasquea los dedos para dar la señal.Medina oprime el botón.Belaúnde recuerda,conunaclaridad inaudita,queFontanahablódediezcargasconunamasa totaldenueve kilos, trescientos gramos. Pero Medina, al que se le dan mucho mejor lasmanualidades que los cálculos, confundió los decimales y preparó noventa y treskilogramosdeexplosivo.

—¡Noooo!—alcanzaagritarBelaúnde.PeroyaMedinaoprimióelbotón,yaestallanlosnoventaytreskilosdedinamita,

ya laenteraplanta transformadoradeO’Connorvuelapor losaires,yaBelaúndeyMedinasonlevantadosporlaondaexpansivayarrojadosvariosmetrosmásatrás,yalascuatroventanillasyelparabrisasylalunetatraseradelCitroënsehacenañicos,yauncipréslinderoconlaplantaesarrancadodesusitioyarrastraaotrostresensucaída, ya el transformadornúmero4, o loquequedade él, sale disparadohacia elcieloyaterrizasobreeltechodelaUsina,yalapareddeledificiosederrumbahaciaadentro por la sacudida, ya un nuevo relámpagoy su truenovienen a prolongar elruido ensordecedor, ya el edificio de la Usina, o lo que queda de él, empieza aincendiarseporelpisodeabajo,dondesealmacenaelarchivodesdelaépocadelafundacióndelaCooperativaeléctrica.

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Dicen que el ruido se escuchó en Villegas, en Blaquier y hasta en AarónCastellanos, pero seguro que exageran. Además, en semejante tormenta: ¿cómodistinguir ese estruendo de los centenares de truenos que se dejaron escuchar esanoche?Losqueseufanandehabersabidodistinguirlodicenquefuemásfuerte,mássecoymáscortoque todas lasotrasexplosionesdeesanoche.Peroesdifícilestarseguro.Alagentelegustaserpartetantodelashazañascomodelasdesgracias.Yenesta,enlaquenohubomuertos,elprotagonismosalemásbaratotodavía.Demodoqueahívanporlavida,diciendoqueellosescucharonysupieronquehabíaalgoraro.Peroesmentira.

Lo que seguro todos notaron fue el apagón inmediato que arrancó en esemomentoyduróunmontóndedías.Encimanadieestabapreparado,ylascosasdelasheladerasseecharonaperderycomotodoelmundotieneperforaciónnohabíamanerade llenar los tanquesy lascasassequedaronsinagua.Pero todoelmundosupuso, al principio, que era lo de siempre: un rayo que había caído en untransformador y había dejado sin luz a todo el pueblo. Eso en O’Connor pasabasiempre.

Claro:lorarofuequenosucedióenunsolopueblo.Cuandofuepasandoelrato,yalgunosecomunicóconparientesoconamigosdeotroslados,resultóquenohabíaluzenO’ConnorperotampocoenVillegas,nienAmeghino,nienGeneralPintonienotromontóndepueblos.EnRufinosesalvaronporquelalínealesllegadesdeotrolado.

Perodeesosefueronenterandodespués.Alprincipiotodoelmundopensócomopiensa todo elmundo. Que las cosas le suceden a uno. Es su pueblo, su rayo, sutransformador,suapagón.Ysinembargolacosaeramucho,muchomásgrandedeloquetodospensaron.

La luz a O’Connor volvió como quince días después, por una conexión deemergencia que trajeron desde Junín, que si no se hubieran pasado un año enteroesperando.Comomínimo.

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Lossorprendemenoselruidoqueelfogonazodeluz.Elestruendo,aunquemásbreve,seterminapareciendoaldelostruenosqueestallanportodoslados.Laluz,encambio, es distinta. No viene del cielo como los relámpagos, sino de la línea delhorizonte,hacia eloeste.Ynoesblanca sinoamarilla, rojiza,y subey se sostieneunoscuantossegundosantesdedesaparecer.

—¿Labengala?—preguntaLorgio.Perlassidemoraenresponder.Esonopuedeser labengala,oes labengalamás

poderosadelaquesetengamemoria.PerosindudavienedelaUsina.Sepreguntasialgopuedehabersalidomalconlascargas.Suponequeno.Pero,entonces,¿cómoesposible semejante fogonazo?Temeque leshaya sucedido algomalo, perono tienemaneradeverificarlo.NosolonohayseñaldecelularnienlaUsinanidondeesperanPerlassiy losdemás:BelaúndeyMedinasondosdinosauriosquenosabríancómousarunteléfonomóvil.

—Sí, es la bengala —responde Perlassi, que teme estar acostumbrándose amentir.DespuéssedirigeaHernán—.TocaleunbocinazoaRodrigo.

Elmuchachoobedece.DeinmediatoRodrigoenciendeelmotordelacamionetaylas luces.Hernán lo replica en el Fiat. Sin acelerar demasiado,Rodrigo embiste elalambradoempujandounodelospostesqueaflojaronlosLópez.SigueadelanteconelFiatatrás.

—¿Teestáremolcandoél?—preguntaLorgio.—No, papá.Vamos a veinte por hora, como dijimos. Si nome empantano, no

hacefaltaquemeremolque.—Bien,Hernán,vasmuybien—dicePerlassi,intentandoveradelante.Dejan atrás un grupo de vacas que un relámpago alumbra de repente. Están

quietasylosmiranmientrassoportanlopeordelaguacero.Lleganalotroalambrado.Rodrigo empuja con la camioneta uno de los postes. Se oye el chasquido de lamaderacuandoseparte.Pasanporencimacasisintironeos.

—Perfecto,Hernán—murmuraPerlassi.Hernánsepreguntasisupadreestáescuchandoesoselogios.Siloscomparte.Si

seloscallaporpudor.Sinisiquierareparaencómoseestáconduciendo.—Vamos.Bajemos—dicesúbitamentePerlassi,porquehanllegadoallímitedel

bosquecitodelabóveda.Apaganlaslucesyobedecen.Losmotoresquedanencendidos.

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Después,muchas veces,Manzi se preguntará qué estaba haciendo exactamentecuandoelsalóndelclubquedóentinieblas.Conquiénestabahablando.Dequé.Peroleseráimposiblerecordarlo.

Deloquepuedeestarseguroesdequeestabasentadoenlamesaprincipal,conelrestodelacomisióndirectiva,dequederepentesecortólaluz,sinningúnpestañeoprevio,sinningunabajadetensiónqueloanunciara,dequecasienseguidaseoyóunestruendo profundo y lejano, de que algunamujer soltó un gritito de nervios o desorpresa, de que Ester buscó su mano sobre la mesa y él se la oprimió paratranquilizarla, de que a los pocos segundos se encendieron las pocas luces deemergenciadelasparedesdelsalónytodosquedaroniluminadosporunaluzsuciayanaranjada, deque sintióun fastidioprofundoporque el sistemade audiono iba afuncionare ibaa tenerquedar sudiscursoa losgritos,ydequecasi enseguida lesonó el celular y cuando atendió le llegó la vozmetálica del mensaje grabado deSeoane:«Precaución.Cortedesuministroeléctricoenelsistema».

Esunasuertequelavezpasadayalehayasonadoelteléfonoconesemensajito.Ahorasabequenohaynadaquetemer.Quesedisparasolocadavezquesecortalaluz.Sueltalamanodesumujerybuscaconlamiradaalmaestrodeceremonias,queseacercasolícito.

—¿Tienenideadequépasa?—Ya mismo llamo a la Eléctrica, señor Manzi. Debe haber caído un rayo en

algúntransformador.—Supongo—coincideManzi.Elhombresealejahacialacocina.Sumujerconversaconlaesposadeltesorero.

Manzitieneunaidea.Puedehacerquetraiganelgrupoelectrógenodesuestacióndeservicio.Total,desdeO’ConnoraVillegasnoestanlejos.Yesunmododesalvarlafiesta.Tecleaensucelularyespera.Escuchacómosuenaysuena,peronadieatiende.

—Estospelotudos…—Fortunato,laboca…—loretaEster.Manzientiendequepensóenvozalta.—Pasaqueenlaestacióndeservicionomeatiendenelteléfono.—Quéraro…Vuelve a intentar.Tres.Cuatroveces.El teléfono suenay suena.Finalmente lo

atiendeelencargadodelanoche.—¿Sepuedesaberquépasaquenoatienden,Gómez?—Disculpe,donManzi,peroestábamosconectandoelgenerador,yconlalluvia

nosestabadandotrabajo,laverdad.—¿Elgenerador?¿Por?—Nohayluz,donManzi.Secortóharáveinteminutos.Entodoelpueblo,¿eh?

No solo acá.Pareceque cayóen el pueblo, porque sevioun fogonazo terrible, nosabe…

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Manzicortalacomunicación.Suplanhafracasado.Perohayalgoqueloinquietapordetrásdetenerqueforzarlavozparadarsudiscurso.Llamaasuhermano,elquevive en Blaquier. No contesta. Busca en el directorio del teléfono y lo llama alcelular.Ahí lo atiende con voz soñolienta. Se había acostado temprano. ¿Cómo laluz?Aver,queespere.Escierto,nohayluz.EnBlaquiertampoco.No,pornada.Unabrazo.Mañanalollama.Manziescucha,desdelejos,larecomendacióndesumujerdequedejeelteléfonoyatiendaalaconversación.Suimpacienciacrece.Lehaceungesto a su mujer de que le falta una última comunicación. Llama a Vázquez, eldirectordelaCooperativadeO’Connor.Variasvecessaltaelcontestador.Cuandoloatiende,suenanervioso.

—Hola, Fortunato. Perdoname pero ahora no te puedo atender. Estamos yendoparalaUsina.

—¿Tenésideadesielproblemavaparalargo?¿Quéfue?¿Cayóunrayo,no?—No sé, Fortunato. Sí, calculo que sí. No te puedo decir. Acá se vio un

relumbróntremendo,comounabomba,tejuro.YestánsinluzdesdeO’ConnorhastaVillegas.

—Sí,yotellamodesdeVillegas.—YenBlaquier,yenLincolntampoco.Esunquilombo,Fortunato,tetengoque

dejar.—Pero…¿Cómopuedesertangrande?¿Dóndecayóelrayo?—Alamierda…—sueltaeldirectordelaCooperativa—.Estoesunquilombo,

Fortunato.EstoyllegandoalaUsina.Unquilombo.—¿Haymucholío?—¿Lío?Estátodoprendidofuego.Manzi se queda escuchando, porque en el apuro el presidente olvida apagar el

teléfono. Escucha algo de llamar a los bomberos, y de que hay un olor raro. «Apodrido»,dicealguienensegundoplano.Peroenseguidalallamadasecorta.

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Belaúndetoseporquequedótendidobocaabajoyseatragantaconelaguadeloscharcos.Esunasensaciónextraña,porquetoseperonoseescuchatoser.Nada.Nadaenlosoídos.Sedavueltabocaarriba.Consiguesentarse,conlosbrazosextendidos.Vomitaelalmuerzoylamódicamerienda.

Ahoralosoídosleduelen.Undoloragudoyprofundocomosidosagujasdetejerfuesenpenetrandoporsusorejashastaelcerebro.

Seponedepieentretambaleos.Lellamalaatenciónelresplandorqueasomaporencima del corto terraplén. Sube a los tropezones. La Usina arde por los cuatrocostados.Porlostres,enrealidad,porquelaparedquedabaalostransformadoresseha derrumbado por completo. No hay otra luz que la de las llamas. La planta detransferenciaparecearrasadaporuntornado.

Medina.DerepenteBelaúnderecuerdaquenoestabasolo,queelviejoestabaconél, que pensó algo que tenía que ver con pesos o medidas, pero está demasiadoembotado como para recordar. Baja otra vez el terraplén. Lo ubica a la luz de unnuevorelámpago.Medinaestáhechounovillosobreelpastoempapado.Belaúndeloponebocaarriba.Está inconscienteoestámuerto.Acercaeloídoalpecho,peroesinútil. Sus oídos apenas captan el rumor de los truenos.Eso y un zumbido lejano.Intentatomarelpulso,enlasmuñecasyenlagarganta.Leparecequeestámuerto.

Corre hasta el Citroën. Abre la puerta del conductor y se sienta sobre lospedacitosde cristal estallados.Acciona la llaveenel contactoy se enciende la luzroja del tablero. Por lomenos funciona el sistema eléctrico. Tira de la palanca deencendido.Elburrodearranquesueltaalgunosgemidosperoelmotornofunciona.Lo intenta dos veces más, pero no sucede nada. No insiste. Si sigue forzando elarranquevaagastarlabatería.

Siguelloviendoconfiereza.Dentroyfueradelauto.Belaúndemuevelapalancadelcebadoralpuntoexactodetantasotrasveces.

—Arrancá,laputamadre,telopidoporfavor.Elmotor engranaalprimer intento.Belaúnde lo acelera concuidado.Enciende

laslucesyavanzaenprimerahastadondeestáelcuerpodeMedina,queestácomoéllodejó:bocaarribaperoconlacabezadelado,paraquenoleentremásaguaenlanariz y en la boca. Belaúnde abre la puerta de atrás. Hace un último intento deencontraralgúnsignodevidaenelviejo,perofracasa.Lolevantadelosbrazosylosube comopuede al asiento trasero.Vuelve al volante y se aleja en primera.Es lamarcha con más empuje del Citroën y difícilmente se empantane. Pero tiene quealejarsedeahícuantoantes.Nosabesiestuvoinconscientepocoomuchotiempo,yla cuadrilla de emergencia eléctrica puede llegar en cualquiermomento.Enseguidasabrán que fue un sabotaje. Tal como tantas veces conversaron con Perlassi: nopuedenevitarquesepanelqué.Alcanzaconqueignorenelquién.Esoestodo.

Enlabifurcacióntienequeoptarentreiralpueblooseguirlahuelladetierraque

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saleparaVillegas.Decideseguirpor la tierra.Segúnrecuerda, lasendaesbastantealta.Ysinoseencallapuedeserquellegue.NecesitaintentaralgoconMedina.Yaveráquédicealllegaralhospital.Queloencontrótirado,quesedescompuso…Serásospechoso llegar en un Citroën todo embarrado y con los vidrios rotos. Pero nopuededejarqueelviejomueraasí,comounperro.

En ese momento siente una mano que se le apoya en el hombro. Es tal susobresaltoquegiraelvolanteyterminachocandoconlazanjaquecorreaunladodelcamino.GiralacabezayveaMedinaqueloobservaperplejo,sentadoenelasientodeatrás.

—¡Medina!¿Estábien?—Bueno…,bien…,loquesedicebien…Medinadebeestarcon losoídos tapados,porquehurgaconelmeñiqueencada

conductoauditivo,congestodedesagrado.—Penséque…Comonoreaccionaba…Medina sacude la cabeza afirmativamente y mira alrededor: la tormenta que

persiste,elcampo,elCitroënanegado.—Quécachodeexplosión,miamigo…Searrellanaenelasientotrasero,comosiestuvieramuycansado.Belaúndeleda

arranque al auto, retrocede dos metros y retoma el camino. De vez en cuando elCitroënsedesplazaunpocodecostado,cuandoelbarroesdemasiadoy lasruedaspierden adherencia. Pero consigue enderezar el rumbo y seguir avanzando en lanochenegraestalladaderefucilos.

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Manzi abandona lamesa sin atender a la súplicamuda de Ester de que por lomenospidapermiso.Unaidea,untemor,unaimagenhorribleestátomandoformaensucabezaynecesitahaceralgoalrespecto.Enlacocinadelclubseencuentraconelintendente.ElrostrodesencajadodeRamírezaumentasudesasosiego.

—¿Teenterastedealgo?Ojaládigaqueno,piensaManzi.—Sí. Los bomberos dicen que hay un olor muy raro, como a explosivos —

informaelfuncionario.—Mierda—estodoloquelesaledeciraManzi.Sinsaludarnidespedirsesalecorriendodelacocina,delsalónydelclub.Cuando

palpalasllavesenelbolsillotieneotrobreveataquederabia,porqueestáconelautoy no con la camioneta. Si semete en el campo con esta lluvia corre el riesgo deencajarse.

Leimportauncarajo.NovaaperdertiempoyendohastasucasaparabuscarlaHilux.Cruzalamediacuadraqueloseparadelauto,indiferentealalluvia.Cuandosesientaalvolantehaceunarespiraciónhonda.Momento.Estaeslacuarta,laquintavez que sale disparado a revisar si lo afanaron. Las otras fueron falsas alarmas.Tranquilamenteestaveztambiénpuedeserlo.

Perocomosisusemocionesysusmovimientostomasenunrumboindependientedeeserazonamiento,arrancatanrápidoqueelautosedeslizadecostadoyrozaaotroestacionado sobre la mano contraria. Lo endereza a duras penas y sigue adelante.Tomalacurvadelempalmedelaruta33acientoveinteporhora.Enlaprimerarectaponeelautoacasidoscientos.Novebien,perolarutaestádesierta.YelBMWtienebuenaadherencia.Enunadeesas,fuemejorsalirconelautoynoconlacamioneta,quiénledice.

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MientrasarrancanlacubiertacamufladaPerlassisepreguntasiestarásonandolaalarma.Notienemododeestarsegurodequelahayandesactivadoconelcortedecorriente.¿YsiManzisearrepintióyvolvióaconectarlabatería?Oaunsinosonó,¿quépasasiManzi,cuandorecibeelmensajetelefónicodelcortedeenergía,nosecreelodelrayoydecideiracerciorarsedequenopasanada?

LosLópez, inmunesa lasdudas, laemprendencon lasmazasy loscortafierroscontra loscandados.Sabentrabajar.Tresocuatrogolpessonsuficientesparahacersaltar los gruesos aceros con forma de herradura. Lorgio y los chicos esperan suturno, mientras alumbran con las linternas. Todos tienen guantes puestos. Perlassiesperaqueconesaprecauciónseasuficiente.Perosisonólaalarmatodasucautelaserá de una candidez imperdonable. Si cae la policía, aunque el comisario deO’Connor sea un estúpido, van a detenerlos. Al fin y al cabo son seis palurdos abordo de una chata modelo 85 y un Fiat Uno remolcado. No podrán escabullirserápidodeahí.Deningúnmodo.

EladioyJoséconvergenenelquintocandado.EladioamagaconocuparsedeélensoledadyJosésepermiteciertoforcejeo.Loquefalta.Queesosidiotasseponganapelearporelordendeprelacionesenladestruccióndeloscerrojos.CuandoPerlassiestáapuntodeintervenir,Joséretiralamanoydejahacerasuhermano.

—Metele—lourgeRodrigo.Suvoz suenamuynerviosa.Enel límite.Como tantasveces,Perlassi se siente

culpable por haberlometido en eso. Si todo salemal, una cosa es que él terminepreso.Nolecambiarádemasiadolascosas.Perosuhijono.PorDios.Suhijono.Seha pasado varias noches en vela pensando si será como en las películas, que leofrecenaalgunodelosdetenidoshacersecargodelosdelitosparabeneficiaraotro.Ojalásepueda.¿Serámenorlapenaconestodequenuncausaronarmas?Otracosaquenosabe,otracosaquetendríaquehaberaveriguado.

—Listo—diceEladio,mientrasretiralosrestosdelúltimocandado.Entrelosdoslevantanlacompuerta.HernányRodrigobajanprimero.Siguenlos

LópezyPerlassi.Han acordadoqueLorgio se quede en la superficie, haciendodecampana. JoséLópezaccionavariasvecesuna llavede luz.Suhermanohablaconfastidio:

—Miráquesosboludo,¿eh?¿Noteacordásdequeacabamosdecortarlaluz?José se muerde los labios, como buscando una respuesta que lo libre de la

humillación.—Másboludoserásvos—dice,al final, talvezrenunciandoa lasfloriturasdel

sofisma.—Córtenla—dicePerlassi,ysupalabraessagrada.Iluminanlaestancia.Sonunospocosmetroscuadrados.Enlapareddelfondohay

varios estantes empotrados. Y sobre los estantes doce cajas de zapatos alineadas.

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Rodrigolevantalaprimera.Hernánacercaelhazdelalinterna.Rodrigoabrelatapa:ordenados primorosamente hay decenas de fajos de billetes de cien dólares en unacantidadqueningunodelospresenteshavistojamásenlavida.

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CuandolefaltaunkilómetroparallegarderegresoaO’Connor,Fontanadetienelatopadoraenlabanquinayapagalaluz.Siguelloviendofuerte,peroelvientohaceratoquehaamainadoylosrefucilosahorasevenlejosporelnorte.Muydevezencuando un relámpago lejano dibuja el contorno del pueblo a oscuras. Qué cosa.Medina y Belaúnde lograron sacar de servicio el transformador de la Usina.Sinceramente,Fontananodabadosmangosporesapartedelplan,ysinembargoletaparonlaboca.

AhoraaélletocadevolverelbulldozeralabandonadoCampamentodeVialidad.Pero se enfrenta con un dilema. Si vuelve por la calle de tierra, la del límite delpueblo,laqueusóparasalir,conloquehallovido,vaadejarunashuellasprofundascomozanjas.Todoelmundo,conlaluzdeldía,vaaapiolarsedequealguienanduvomoviendounatopadoraporahí.

La otra es volver por el asfalto. Pero en ese caso pueden verlo o escucharlodirectamentemientraspasa.Cualquieraqueseasomeaunaveredaounaventanaloveráaél,aFontana,tancampanteenlacabinadeunatopadorasuciadebarrohastaeltecho.YPerlassihasidoclaro.Sinosaletodobiensignificaquetodosaliómal.Nohayresultadosintermedios.Nopuedehaberniunafalla.Hastaelfinaltienequeserperfecto.Yperfectosignificasecreto.

Fontana comprende que le queda un solo camino, pero lo apena y le da culpatomar esa decisión. Estúpido. Nadie va a pedirle cuentas del inventario. Ningúnsupervisor le preguntará qué pasó con la última topadora del Campamento deVialidad,simplementeporquenoquedansupervisores,niCampamento,niFontana.Peroigualleduele.

Pone primera y el enorme vehículo amarillo comienza a moverse. Doscientosmetrosmásallá,Fontanaabandonalarutayenfilahacialalaguna.

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—¡Luces!¡Vienenunasluces!ElgritodeLorgiolossacadesuensoñación.RodrigoyHernánmiranaPerlassi.

Estánperdidos.Seapresuranhacialaescalera,peroPerlassilosdetiene:—¡Metantodoenlosbolsos!¡Vamos!—¡Peronosencontraron!—¡Metétodo,Rodrigo,porfavor!—¡Peronohaytiempo!—¡Tedigoquemetaslaguitaenlosbolsos!LosLópezseponenatrabajarfebrilmente.—Pero…¿cómocontamos?—preguntaRodrigo,quesigueparalizado.—¡Dale,Rodrigo!—loinstaHernán,queseponeaayudaralosLópez.Perlassi entiende las dudas de su hijo. Supuestamente iban a llevarse 390.000

dólares.Peronopuedenponerseacontarahora.Haycajasquetienendólaresycajasconpesos.Ydistintasdenominacionesdebilletes.

—¡Nosllevamostodoydespuésvemoscómohacemos!—concluyePerlassi.Recién entonces Rodrigo empieza también a vaciar las cajas en los bolsos.

Perlassisubelosescalones.CuandollegaarribaLorgioleseñaladoslucesparalelasqueseacercanbajolalluvia.Malditasuerte:enlosmesesdenochesenvelaenlasque viene repasando imagen por imagen lo que debía suceder, ver unas lucesvertiginosasacercándosealabóvedaeraunaimageninfrecuente.Cuandoloasaltaba,Perlassisedecíaquehabíantomadonumerososrecaudos,pacientísimasprecaucionesparaevitarlo.SiManziestállegandoyellosestántodavíaahí,quieredecirqueestánaunpasodelmásabsolutodelosfracasos.

—¡Métanle!—grita—.¡Métanlequenosvamos!—¡Fermín!¿Noserámejordejarlo?—preguntaLorgio,desesperado.—No,Francisco.Todavíatenemosunaposibilidad.Nosquedauna.

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Volandoporlarutadetierra,Manzirevisaelcuentakilómetrosparasabercuántolefaltaparallegar.Cuatro,cincokilómetros.Nomásqueeso.Elautosezarandeaenelbarroperosigueavanzandoacienporhora.Miraadelante,nohayrastrodenada.Ningunaluzquedelateningunapresencia.Además,sitodaslasvecesanterioresfueunafalsaalarma,estavezpuedeserlotambién.Debeserlo.¿Porquéestá,entonces,taninquieto?

Porqueestaveznosonó.Poreso.Porquenohaynadaqueindiquequeloestánafanando.Yesovuelveaestasituacióntotalmentedistintaalasanteriores.Poresolaangustiadequeestavezseacierto.¿AcuentodequéalguienvaaexplotarlaUsina?Oalomejorno,alomejorfueunrayo.Pero,¿yeloloraexplosivo?

Manziyaconoceelcaminolosuficienteparasaberqueenfrentaunalargarectadevarioskilómetrosyque,alfinaldeesarecta,endoscurvasmásllegaalcorral,elmonteylabóveda.Seinclinaparaabrirlaguantera.Ahíestá:laotrapistola,idénticaa la que lleva en la camioneta. Si lo están afanando ya van a ver. Primero tira ydespuéspregunta.Hijosdeputa.

Alza la vista para ver otra vez el camino, pero es justo en ese instante que elcaminodesaparecedebajodelBMW.Así.Desúbito.Primerolosienteenlapanza,como si su estómago subiese cinco centímetros hacia la garganta, por propiavoluntad. Luego sí se sacude todo su cuerpo, y a duras penas consigue aferrar elvolanteconambasmanos,mientraselautodesciendeunmetrocomosilehubiesensacadoelmundodedebajodelasruedas.Elchasisoelparagolpesraspanelpiso.Unguardabarrosgolpeaunarueda.ElBMWcasiseclavadepuntacontraelsueloperoseenderezaysigueunosmetrosmáshastaquechocadefrentecontraunapareddetierra.

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Eladioemergeprimeroporlaportezueladelabóveda.DespuésRodrigo,Hernán,porúltimoJosé.SesumanaPerlassiyaLorgioylosseisemprendenlacarrerahacialosautos.Laslucesestánmáscercatodavía.

—¿YsidejamoselFiatUno?Nosvaaatrasarremolcarlo—sugiereHernán.—No se puede. Está a mi nombre —descarta la idea Rodrigo, mientras se

disponenasubiralosautos.Enesemomentoescuchanunestruendo.Vienedeloeste,delladodelaslucesque

se aproximaban.Además, ahora las luces no se ven.De ese lado no haymás queoscuridad.

—GraciasaDios—murmuraPerlassi,losuficientementealtocomoparaquelosdemásloescuchen—.¡Vamos!¡TodosalacamionetamenosHernán!

Rodrigoseponealvolanteconlosviejosallado.LosLópezsedejancaerenlacaja,resbalosadeaguaydebarro.HernánvahastaelFiat.Empiezanaalejarse.

—No vayas a encender las luces todavía —advierte Perlassi cuando ve queRodrigoestáapuntodeprenderlas,porquesiguelloviendoylanocheesmuyoscura—.Esperáaalejarte.Acordatequevolvemosdandoelrodeoporarriba.

Rodrigoobedece.Vanlento,paraevitarcontratiempos.Cuandosehanalejadounkilómetrosevuelvehaciasupadre:

—Esedeatrás…Eseautoyesasluces…¿eraManzi?Perlassiasiente.—¿Yquélepasó?Elpadresepermiteunamuecadesonrisa.—Elventral.ElventraldeltenienteMarindelle.Rodrigo sonríe. Le faltan los detalles pero entiende la idea, porque él también

leyóLoscenturiones.

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Manzi se sacade encima, endosmanotazos, labolsadel airbag.Los focosdelBMWsehanhecho añicos contra el taludde tierra y la oscuridad lo envuelveporcompleto.Sequitaelcinturóndeseguridad.Tieneque forcejearcon lapuertaparaabrirlahastaqueloconsigue.Sevequeelchoquelasacódecuadro.Buscalalinternaenlaguantera.

Baja e intenta recuperar el aliento. Cuando empieza a superar el aturdimientocomienzaaentenderloquesucedió.Unosmetrosmásatrás,nomásdediez,estáelcaminoporelqueélvenía.Peroelcaminoestáelevado.Mejordicho,ellugarenelqueestánahoraelautoyélseencuentraunmetromásabajoqueelcamino.Comosialguienhubierafabricadounescalónenorme.Undesnivelartificialhechoapropósitoen el que su BMW ha caído. El choque fue contra el borde donde termina eseescalón.Auncostado,diezmetrosmásallá,unamontañadetierradondeseacumulatoda laque sacaron.Hayunashuellas enormesde tractor, quecruzan todoel sitio.Manzi termina de entender: desplazaron un tramo entero del camino con unatopadora.

Ahorasí tienemotivosdesobraparadesesperarse.Suspropiospensamientos letaladranlacabeza.Alguienfabricóesoparaqueélcayeraenesatrampa.Esealguien,esosquiénes,hicieronloquehicieronpararobarlelabóveda.

Manzigritaderabiaydeimpotencia.Sesubealauto.Intentadarlearranqueperoelmotorestámuerto.Buscalapistola.Lahabíadejadoenelasientodelacompañantepero con el impacto terminó en el piso.Revisa su celular.No tiene señal. La putamadre.

Conlapistolaenunamanoy la linternaen laotrase lanzaa lacarreracaminoadelante.Queesténahítodavía.Queesténahí.Losvaacagaratiros.Biencagadosatiros.Porunmomento,mientrasatraviesaelúltimoalambrado, intentaconvencersedequelequedaunachancedequetodoseaunmalentendido.Dequelabóvedaestéintacta.

Pero no. Mientras atraviesa el bosque iluminándose con la linterna ve que elchapóndeaccesoestá levantado.Apuntacon lapistola.Apaga la luzycamina lospasosque lefaltanhasta labóveda.Cuandollegaa laentradaapuntahaciaabajoydisparatres,cuatro,cincoveces.

Queesténabajo.Queesténabajo,porfavor.Bajalosescalones.Conelcorazóndesbocado, ve las cajas de zapatos tiradas en el piso, un estante salido de su sitio,marcasdezapatosembarradosportodoslados.

Manzivomitalacenadelclubsobreelpisodelabóveda.Tieneescalofríosylecuestarespirar.Elmareoloobligaasentarseenelpisoparanocaerdesvanecido.Sele cruza una imagen estúpida: la escuela primaria de Villegas, un tumulto en elrecreo,unospibesdequintoqueseríendeélyunanubederabia.

Con gestos de autómata sigue pasando la luz de la linterna por las paredes.

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Detieneelhazeneltablerodelaalarma.Suslucesapagadassonahoraredondelesdecolores opacos: rojo, azul, amarillo, violeta. Deberían brillar, pero sin electricidadparecenojosciegos.

En el rincón inferior derecho del tablero, además, hay un agujero circular yperfecto:unadelasbalasquedisparódesdearribaimpactómuycercadelletreroconelescudoquedice«SeoaneSeguridad».

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Seencuentrandondehabíanplaneado,enelcaminodeaccesoaAmenábar.Siaalgunolehaparecidodemasiadolejos,nodicenada.CadaprecaucióndePerlassileshaparecidojustaynecesariayahora,despuésdelincidentedelaslucesdelauto,loque él diga alcanza simplemente la categoría de sagrado. Medina y Belaúnde losesperanalaveradelaruta,enmediodelalloviznabrumosaenquesehaconvertidola tormenta de la noche. Son más de las seis de la mañana cuando llegan con lacamionetayelFiat.Noesdedía,peroempiezaaclarear.

—¿Qué pasó? —pregunta Rodrigo al ver el Citroën con los marcos de lasventanasvacíosysinparabrisas.

—Un problemita de cálculo —responde Belaúnde, filosófico, echándole unvistazo fugaz al ingeniero militar—. Voy a tener que seguir para el norte, paracambiarloscristales.Nopuedovolveralpuebloconelautoasí.

—No,escierto—dicePerlassi,mientrasseaproximaaunodelosbolsos.Buscaunfajodepesos.Sacadosbilletesdecien.

—¿Alcanzará?—Supongo.Nuncamevienlanecesidaddereponertodoslosvidrios.Medinasiguefumando,enelmejordelosmundos.DelasientodeatrásBelaúnde

saca unas bolsas con zapatos.Empieza a apoyarlos sobre el pavimento.De vez encuandorelojeanhaciaelpuebloyhacialaruta,peronovienenadie.Todosseacercana cambiarse el calzado. Belaúnde junta todos los pares embarrados en una bolsa,inclusolossuyosylosdeMedina.Enlamismabolsaterminanlosguantesdegomaqueusaronenlabóveda.

—¿Tenésparaquemarlo?—preguntaPerlassi.—Tengo—lotranquilizaBelaúnde.VuelvenasubiralacamionetayalFiat,ahoraconMedinaincluido,giranhacia

elsuryvuelvenaO’Connor.Belaúndeterminaelcigarrilloybuscaelbidoncitodekeroseneparaquemarlascosas.DespuéssubiráhastaVenadoTuerto.Peroandacontiempo.Hoyningún servicio se detiene en el pueblo.Es comoundía franco en laestacióndetrenes.

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Fontanabuscaalguna referenciapara cerciorarsede estar enel lugar adecuado.Sí.Tienequeserporacá.Escompletamentededíayenelcielosedistinguengrisesoscurosyclaros.Casihadejadodellover.Tienequevolverprontoalagomería.Encualquiermomentoestaránvolviendolosdemás.Sedicequenotienesentidoseguiresperando. Se saca los zapatos, lasmedias, el pantalón y la camisa. Deja caer lascosasalpiso,juntoalatopadora.Despuéssesientaalosmandos,poneprimerayseinternaenlalaguna.Aceleraporquenoestásegurodecuántoaguantaráencendidoelmotordebajodelagua.

Va tomandonotamentalde laprofundidad,porque temecansarsedemasiadoalregresar. Cuando el agua rebasa la altura de las ruedas acelera más todavía. Lamáquinapareceunalanchaqueabredossurcosplateadosenelaguagris.Comollevala puerta abierta el agua comienza a entrar a raudales un trecho más adelante.Necesitaqueelmotorsigafuncionando,ocorreelriesgodequelatopadoraquedeamediosumergir.Lotranquilizaescucharelronroneodelamáquina.QuébuenlaburosemandóBelaúnde,lapucha.

Trabaelaceleradorcomoleindicóeljefedeestaciónquepodíahacersey,cuandoestá seguro de que no va a apagarse, Fontana se desliza fuera de la cabina. Nonecesita zambullirse, porque el nivel del agua ya llega amitad del habitáculo. Latopadora sigue adelante. Fontana sabe que debería empezar a volver en vez decansarseflotandoenellugar,peronopuedeirsetodavía.Nomientrassesigaviendoel techo amarillo y escuchando el rugido del motor. Recién cuando los dos seextinguen bajo el agua Fontana se decide a emprender el regreso. Deben sertrescientos,cuatrocientosmetroshasta lazonadondepuedehacerpie.Ojalá llegue.Ahogarseahoraseríaunamaneramuypelotudademorir.

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Manzillegaalaruta33alassieteycuartodelamañana.Eltercercamiónalquelehacededo lo levanta.Alverloempapadoyconcaradeespectroelcamionero lepreguntaquélepasó.Manzinodadetalles.Habladelauto,dequesequedóenunahuelladetierra,dalasgraciasyseencierraenelsilencio.

Con losojos fijosen la ruta, intenta sacarcuentas.Estuvoporúltimavezen labóvedael juevespasado.Contó490.000dólaresy948.000pesos.A trespesospordólarson…atrespesospordólarson…trescientosypicodemildólaresmás.Arribade 800.000.Otra vez siente que semarea. El camionero lo ve tanmal que decideentrarenVillegasyllevarlohastasucasa.

Todavía no lo sabe, pero en los próximos años la pregunta de quién saqueó labóvedaseconvertiráenunaobsesión.Luegodemuchasdudas,haráladenunciaenlapolicía.Total,yano tienesentidoconservarel secreto.Comose tratadeunvecinoimportante,untipoconinfluencias,elcomisariodaráprioridadalapesquisa.Loqueentérminosprácticosquerrádecirqueenlugardehacerdosdiligenciasestúpidasysobreseerlacausa,haráncincuentadiligenciasigualdeestúpidasyterminarán,igual,sobreseyéndola. Sospechará de Seoane, pero sus amigos del club intentarándisuadirlo.Sonmuchoslosquelehanencargadotrabajosasí.Yningunohatenidoelmenorproblema.Sospecharáde los empleadosde la estaciónde servicio.Tambiénserá inútil. Nunca ninguno andará por ahí gastando una fortuna. Hará tambiénaveriguacionesenlospuebloscercanos.EnPiedritas,enBlaquier,enO’Connor.EnCharlone, en SantaRegina, enEmilioBunge.Y nada. La gente de siempre en lascosas de siempre.Ningunamansión comprada de pronto.Ningún auto estrafalario.Nadiedándoserepentinamenteunavidaporencimadesusposibilidades.Tienequehabersidounabandagrandeymuyprofesional, leaseguraráelcomisario,yManziestarádeacuerdo.

Pero…¿Cómo?¿Cuándo?¿Cuántotiempoestuvierondetrásdesubóveda?Esasfalsasalarmasanteriores¿fueronpartedelplano fueroncasuales?Loquenopudosercasuales lavoladurade laUsina.Eso tuvoqueserapropósito.Paramásdatosestá el cartel que dejaron pintado sobre una de las paredes del edificio quemado:«Comando Anarquista Libertario 12 de Marzo». La policía nunca pudo aportarningúndatoalrespecto.Nisobreelcomandoensí,nisobreesafecha.¿Acuentodequéese12demarzo?

Nuncatendrálarespuesta.PocosdíasdespuésdelanochedelaUsinavolveráasuoficinaya susnegocios,quepor suerte seguiránadelante sincontratiempos.Lellevaráañosrecuperaresacantidaddedinero,peroterminaráconsiguiéndolo.Esosí.Laobsesiónsobrelosucedidoesanocheloperseguiráelrestodesuvida.ComolediceEster,sumujer,aveces,cuandodiscuten.Essimple.Manzinosoportaperder.

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AmedidaquecuentanlosfajosRodrigoanotalascifrasenuncuaderno.Hernántrabaja a buen ritmo, con el bolso que le ha tocado a él. Entra Perlassi, que vienedesdeelgaraje-gomería.

—¿Cómovan?—Terminando,viejo.Hernánvuelveaencintarelúltimo fajoque le faltabacontar.Anotaunaúltima

cifraysumalostotales.—Pesosson948.000.—Ydólares,491.214.RodrigoyPerlassisemiran.Apenassonríen.—Separálonuestro.—¿Todoendólares,omezclo?—Todoendólares,hijo.Noslorobóendólares,quenoslodevuelvaendólares.Perlassi vuelve a la gomería. Rodrigo y Hernán separan el dinero en dos y lo

guardanenbolsosdiferentes.—¿Cómovamosadevolverleelresto?—Hayquepreguntarleamiviejo.Seguroqueyaloestuvopensando.Hernánsueltaunarisabreve.Vanhaciael frente,con losbolsos.LosLópezya

hanlevantadoconelcricketlacamionetayelFiat,yloshanapoyadosobrepilasdeladrillos,parahacermásrápido.Losdosestánsinruedas,esperando.

Seescuchanunosgolpesenelportóndelgaraje.Lorgioseasomaporlamirilla.—EsFontana.Abrenlapuerta.—Póngansecómodos—saludaconironíaalaconcurrencia.—Veníalahoraquequieras,vos—lomolestaPerlassi.—Claro,porquemeestuverascando.—Habrásestado,peronosotrosestuvimoslaburandocomolocos.Cuandoconsideransuficienteelintercambioseponenmanosalaobra.Fontana,

con movimientos de experto, desarma los neumáticos y los cambia por otros,secundadoporlosLópez.

—Sabés que me parece que tanta precaución es al pedo, ¿no…? —comentaFontana.

—Puedeser,querido.Peroquierocubrirtodoslosflancos.Fontana, que está haciendo rodar una de las ruedas ya cambiadas, lomira con

sarcasmo.—¿Sabéscuálestuproblema?Muchocine,Fermín.Muchocine.Perlassiloconsideraconindulgencia.—Puedeser,Fontana,puedeser.Peroapuratequenotengotodoeldía.

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RodrigoyHernánsalendelagomeríaenelautodeRodrigo,peroHernáneselque maneja. El dinero para comprar la acopiadora quedará guardado en lo deFontana.EnelasientodeatrásdelFiatUnoestáelbolsoquecontieneelresto,elquevanaregresarleaManzi.

—Tellevohastalaestacióndeservicio,boludo…—No—diceRodrigo—.Dejamenomásalasalidadelpuebloyllevateelbolsoa

tucasa.Hagamoscomodijomiviejo.Nopasanada,sondoskilómetros.—¿Seguro?—Seguro.Despuésarreglamosparaquemedevuelvaselauto.Perohagamosasí.—¿Tenésideadecómoquierearmarlotuviejoparadevolverestaguita,alfinal?—Sé que estuvieron hablando con tu papá y con Fontana. Pero no tengo los

detalles.—Ojalánosemandenningunacagada.—Olvidate. Lo van a hacer bien. Lo único que falta es que, ya que no nos

agarraronafanándola,noscachendevolviéndola.Los dos sonríen y siguen en silencio. Cuando llegan al deslinde del pueblo

HernánledaaRodrigounapalmadaenelhombro.—Unplacer,querido.—Notedespidastantoquetellamodentrodeunrato—respondeRodrigo.Hernánlomiraunmomento,comosilesfaltaradecirsealgo.Porfinhabla:—Llamamealanoche.Piensodormirtodoeldía.—Deacuerdo.Alanochetellamo.ElFiatUno se aleja de regreso al pueblo.Rodrigo empieza a caminar hacia la

estacióndeserviciodesupadre.Cuandoladivisaaladistanciave,también,detrás,lossilosdeLaMetódica.

—¡Vamos,carajo…!—murmura,ycelebraapenasconelpuñocerrado.

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Dos días después Perlassi y Rodrigo van desde la estación de servicio a lo deLorgiosinhablarentodoelcamino.Noesqueseauntrayectolargo.Peroningunodelosdos sabequédecir.Rodrigoestaciona frentea laempresadeLorgioyapagaelmotor.Pasaunminutomuylargo.

—¿Querésqueentreconvos?Perlassisetomaunbuentiempo.—No,hijo.Dejameamí.—¿Seguro?Elpadrenoleresponde.Leacariciaapenaslanuca,uninstante,yretiralamano

antes de que al muchacho pueda darle pudor ese contacto con reminiscencias deinfancia. Se baja y camina hasta la oficina de atención al público.La secretaria lohacepasarenseguida.

Perlassi saluda a Lorgio con un apretón demanos.Mientras toma asiento sacacuentasdeltiempotranscurridodesdequeestuvosentadoahí,intentandoconvenceraLorgiodequese sumaraa la inversióndeLaMetódica.Casi tresaños.Perlassi sepreguntasiselepasórápido.Osiselepasólentísimo.Lasdoscosas,enrealidad.

—Tengoquecomentarlealgo,Francisco.Lorgio asiente. Ahora que se miran con detenimiento Perlassi ve los ojos

estragadosdelotro.Lasojeras.Lasarrugasprofundas.Elgestodequerer irsedesímismo.Perocomonodiceunapalabra,Perlassisuponequeletocaaélcontinuar.

—Antesdeayer,cuandoterminarondecontareldinero,HernánlodejóaRodrigocercadelaestacióndeservicio.Yquedóenllevareldineroasucasa,esconderloquehabíaquedevolverleaManzi,ydespuésregresarleelautoaRodrigo.

Lorgioasienteapenas,perodejalavistaenlaventana.Afuerahayuncamióndelaflotamaniobrandoantesdecargar.

—Habían quedado en hablar a la noche. Pero cuando lo llamó, Hernán nocontestó.Rodrigosefuehastalacasa,porsielteléfonosehabíadescompuestoporlatormenta.PeroHernánnoestaba.

APerlassiselehacecadavezmásdifícil.Lorgiosiguemirandohaciaafuera.—Ayernosupimosnada—Perlassisacalavozdedondepuede—.Perohoyala

mañana llamó. Hernán, digo. Parece que está en Paraguay, con la idea de irse aBrasil,oalgoasí.Rodrigoentendióeso,perolacomunicacióneramuymala.

—Concuántosefugó.Lorgio lo pregunta así. Afirmando. Sin inflexiones. Con una voz muerta que

Perlassinoleconoce.—Algo más de un millón de pesos. Hay que sacar bien la cuenta, porque el

cuadernodondeanotaronlascifrastambiénselollevó…yRodrigoseacuerdamásomenos…

Lorgiosetapalacaraconlasmanos.Inspirayguardaelaire.Cuandolosuelta,

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suelta tambiénunsollozoprolongado,contenido, llenodeunacongojaquePerlassinosabecómoatajar.Sequedamudoensusitio.Lorgiosigueconelrostrotapadoporlasmanos.Yllora.Cadavezmássueltoycadavezmásfuerte.Perlassinotieneunasola palabra para decir.Ningún consuelo. En realidad se le ocurren unmontón defórmulasestúpidasquepodríancaberenelmomento.Perocomosoneso, fórmulasestúpidas, prefiere ahorrárselas. Cuando Silvia murió odiaba los consuelos yagradecíalossilencios.CreequeLorgiosemerecelomismo.

Sequedamirandolaplayadeestacionamientodelaempresadelogística.Estánajustando con sunchos las lonas de un semirremolque descomunal. En las lonasverdesselee,enenormesletrasblancas,«FranciscoLorgio.O’Connor.ProvinciadeBuenosAires».

Transcurrenunosbuenosdiezminutosantesdequetermineel llantodeLorgio.Porfinselimpialacara.Tienelapielrojaylosojosvidriosos.

—Lodejoenpaz—dicePerlassiyseincorpora.Lorgioletiendelamano.—Lepidoperdón,lepidoque…—Ustednotienequepedirnada,Francisco.Faltabamás.Perlassiselaestrechaysevahacialapuerta.—Espere—lodetieneeltransportista—.Letengoquepagarelautoquesellevó.

ElFiat.—Esonolecorrespondeausted,Francisco.LotienequepagarHernán.—Por favor —y el tono de Lorgio es lo más cercano que su orgullo puede

permitirle a una súplica—. No puedo arreglar nada de esto. O casi nada. Déjemerepararloúnicoquepuedoreparar.

Perlassisetomauninstanteparapensar.—Deacuerdo.YoleavisoaRodrigoparaquepaseporacáyloarreglenustedes.—Gracias.—Nohaydequé.Y,yaconlamanoenelpicaporte,Perlassiagrega:—EnestosdíaspasoparaqueconversemossobreLaMetódica.PerlassisonríeyLorgiotambién,comosilosdosnecesitarandarselaposibilidad

desonreír.—Alfinyalcabo,vamosateneracopiadora.—Asíparece,Fermín.Asíparece.Perlassicierralapuertaconcuidado.

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En el pueblo empezaron a darse cuenta de que algo iba a suceder con LaMetódica recién cuando una cuadrilla de quince obreros reparó el playón de loscamiones,volvió aponer en funcionamiento las tolvasy el restode lamaquinaria,reparó los agujeros del alambre tejido. También armaron unos andamios enormesparapintarlossilos,peroparecequecambiarondeidea,osequedaronsindineroenelproceso,porquealfinallosdejaroncomoestaban.

Nadie está muy seguro sobre quiénes son los dueños. Algunos dicen que laacopiadoralaarmóelpropiohijodeLeónidas,ellocodelospollos.Perounoqueloconocedicequeno,queJuanManuelvendió lapropiedadyqueno tienenadaquever con el asunto. Otros piensan que es de Francisco Lorgio, el de la flota decamiones, porque lo ven entrar seguido y es el único tipo, en el pueblo, con elrespaldo suficiente comoparaponer enmarcha algo así.Yotros dicenqueunosyotrosestánequivocados,porqueLaMetódicaesunacooperativaconvariossocios.Quesejuntandosvecesporañoadiscutircómomarchanlascosas.Igualcasinadiese cree eso de la cooperativa, porque ese grupo que se junta incluye a gentemuydistintaentresí:desdeelpropioLorgio,eldeloscamiones,hastaelviejoMedina,eldelranchodelalaguna,pasandoporlosLópez,esosquetrabajabanenlafábricadeantenas. ¿Y de dónde gente como esa va a compartir negocios con alguien comoLorgio?

La mayoría concluye en que el negocio es de Lorgio y que los demás sonempleados.Aunque es raro: porqueLaMetódica contrató comoa treinta personas,entreoperariosyadministrativos.Yestosquesereúnenahídevezencuandosiguencada cual con sus asuntos de antes: Perlassi con su estación de servicio obsoleta,Fontana con esagomeríamugrientayMedina resistiendoa los funcionariosque leexigenquemudeelranchoaunlugarmásalto.

Los empleados cuentanque esverdad esodeque repartengananciasdosvecesporaño,yenel reparto los incluyen.ParececomosiFontana tuvieseunpuestodeadministrador o cosa por el estilo, porque es el que se encarga de reunirlos en elcomedor, anotar los números en un pizarrón y decir cuánto le toca a cada uno.Aveces son chirolas. Otras veces es un dineromejor. Pero nadie se queja. Un pocoporquevenquenolesmientenconlosnúmerosyquecasitodosereinvierte:elañopasadoagregaronventadesemillasydefertilizantes,yloschacarerosdelazonalescompranaellosporquelospreciossonbuenosydanplazoslargosparapagar.YotropoconadiedicenadaporqueFontanaesmediolocoyesmejornollevarlelacontra.Una vuelta vino el secretario de unMinisterio a proponerles no se sabe bien quénegocio y Fontana lo sacó carpiendo.Al secretario y a otro que venía con él. Loscorrióhastaelalambradoynosemoviódeahíhastaquelosvioalejarseconelauto.«Hasta que Alfonsín sea presidente de nuevo, no se puede confiar en el Estado»,declara.Ytodoelmundolesiguelacorriente,porqueesostreintaypicoalosqueles

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dierontrabajoenLaMetódicasondeacá,deO’Connor,yesascosasenunpueblocomoestesetienenencuenta.

El cartel lo dejaron igual. Sonunas letras enormesde chapa, y si uno lasmirabienadviertequeunaodosestánmedioladeadas.Ytienenmanchasdeóxido.Parecequecuandosehicieroncargo losdueñosnuevosdiscutieronelasuntoy lesparecióque algo, alguna cosa de la planta, la tenían que dejar igual. Un tributo al viejoLeónidas,parecequedijoPerlassi.Perodenuevo,lapreguntaesquécorchostendríaqueopinarPerlassisobrealgoasí,sinoeseldueño,ninada,yloúnicoquehaceesira comer un asado de vez en cuando. Lo que pasa es que los pueblos son así. Esmuchomásdivertidoconstruirhistoriasymentirasquesaberlaverdad.Eltiemposepasamásentretenido.

ALorgio tampoconadie lequierepreguntar.Primeroporqueelgallegoesmuyserio,yesdifícilentrarenconfianza.Apartehacetiempoqueestábajoneado.Elhijoparece que se fue a radicar no se sabe adónde.Unos dicen que aEstadosUnidos,otros a Australia. Pero nadie sabe a ciencia cierta. Las primeras dos Navidadesdespuésdeque se fue algunospensaronque iba avenir, comohacía antes.Porquesiemprevenía,aunquenosellevaranbienconelpadre.AunqueseaparalasFiestas.

Sinembargoyahacevariosañosquenovienemás.Loscamionerosquetrabajancon Lorgio contaron que las dos primeras Navidades el hombre mandó hacer unlechónenelhornodelapanadería,pensandoenlanochedel24,comohacíasiempre,tambiénenvidadesuseñora.PeroqueelhijonovinoyLorgio terminócomiendosoloyrepartiendoelrestoentrelosempleadosdesuempresa,el26alamañana.Yaeltercerañonolohizomás.

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EpílogoNadamásquecampo

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Noseinstalaenunaplaya.Enesesentido,rompeconelestereotipodelargentinoquesevaaviviraBrasilparacumplirsusueñodetenerunbarenlaarena.HernánLorgioeligeradicarseenunaciudadchicadelinterior,máscercadeBrasiliaquedelacosta.

Consigue un trabajo administrativo en una fábrica de pisos cerámicos.Seguramentesupadrepensaríaqueeseempleoestápordebajodesusposibilidades,aunquenisupadreniélhayanpodidoponersedeacuerdo, jamás,acercadecuáleseranesasposibilidades.

UnavezporañovaalasucursaldelBancoItaú,quetieneunsectordecajasdeseguridad, y retira 2.000 dólares. Se sube al Fiat Uno que alguna vez fuera de suamigoRodrigoymanejalosdosmilcientoochentakilómetrosqueloseparandeRíodeJaneiro.Duranteesosdíassí,probablemente,cumpleconelestereotipodelturista.

Cuandose leacabaeldinerovuelveasucasa.Tienealgunarelaciónocasional,peronotoleralaideadetenerunaparejaestable.Avecesconsiderasusoledadunaseguridad. Otras, un castigo. Pero es probable que su estado emocional sea, en elfondo,lapenitencia.

De vez en cuando piensa en escribirle una carta a su padre, porque lo extrañamucho, y teme que nunca vuelva a verlo con vida. Por eso una vez compró uncuadernodehojasrayadasyunalapiceraylosapoyóenunestanteimaginandoque,enunadeesas,porahí…

Perootrosdíaspiensaqueno.Queloquenopudieronconstruirnicomponerenveinticincoañosnovanapoder edificarlo enunencuentropostrero signadopor elrencorolanostalgia.Poresoelcuadernosigueenunestantedelacocina.Porquelamayoríadelosdíaspiensaquenohaynadaparaescribir.

Otrasvecespiensaenvolver.Peronoterminadedecidirse.

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Fontanabajalacortinametálicadelagomeríapocodespuésdemediodía.Esunviernesdeinvierno,estánubladoyhúmedoynohaynadieporlacalle.SaleparaelladodelaUsinaysonríealverlapintadaqueleencargóaBelaúnde.Leencantaveresas letras grandes y trémulas que siguen vociferando: «Comando AnarquistaLibertario12deMarzo»desdelapareddeladrillosennegrecidos.

Sigueporunahuellaquedesembocaenlalaguna.Cuandollegaalaorillasetomaunosminutos.Sopesalaenormebarradehierroquetuvodurantedosañosymedioapoyada en un costado del escritorio.Le quita un par de costritas de herrumbre, ypasalosdedosporellugar,comoemprolijándolo.

Despuésempuñalabarraconlamanoderecha,lallevaatrásparatomarimpulsoylaarroja.Labarrasehundeenlasuperficiegrisdelaguaconun«ploc»queFontanainterpretacomounadespedida.Lasondaslleganhastalaorilla,cadavezmáslevesyespaciadas.

Antes de que desaparezca la última, Fontana pega media vuelta y se alejasilbando.

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Rodrigo baja las escaleras de la pensión y pestañea varias veces porque laclaridadlodeslumbra.Caminadiezpasoshacialaderechaporlacalle2yderepenteseleterminaelmundo:depiefrenteaél,enmediodelavereda,lesonríeFlorencia.

—¡Hola!¡Quésorpresa!—dicelachica,sindejardesonreír.Rodrigo suelta un par de interjecciones sin equivalencia alguna en idioma

castellanomientrasintentaencajaresapresenciaenLaPlata,enlavereda,ensuvida,despuésde todos losmesesque llevasinverla. ¡Yahí!¿Cómopuedeserquese laencuentreahí?

—¿NoestásenVillegas?Comopreguntanoes lamejor.Yciertasombradedecepciónqueparececruzar

porlamiradadeFlorenciatiendeaconfirmarlequeno,noeslamejorpregunta.—No… Vine a La Plata por unos trámites… Me mandó Manzi… Pero qué

casualidad,¿no?—Terrible…Otra selección espantosa de qué decir. No es una casualidad terrible. Es una

casualidadinverosímil,remota,inadmisible.Peronoesterrible.Pensóquenolaibaavernuncamásenlavida.Bueno.Laviodenuevo.Laestáviendo.Ojaláellanohayareparadoenesetérmino.

—¿Terrible?Sí.Hareparado.—No, ja, ja.Merefieroa…¿quéposibilidadeshaydequenosencontremosen

unaciudadasídegrande,aseiscientoskilómetrosdeVillegas…?—Ah,sí,esosí.Quécosa…Silasfrasesquellevanintercambiadashansidoincómodas,elsilencioquesigue

esmásincómodotodavía.—Bueno…—lavozdeFlorenciahaperdidoelentusiasmo,comosisuperadala

sorpresasoloquedaseeso,laincomodidad—.Mejorsigoconlomío.—Claro… —si a Rodrigo le quedase cabeza para ocuparse de sus errores

semánticostambiénsearrepentiríadeese«claro»quesuscribeesodequemejorellaseva.Peronolequedacabezaparanada.

Florencia se aproxima y le da un beso en lamejilla. Sonríe. Sigue caminandohacialacalle56.Rodrigointentaacomodarseadentrotodoloqueacabadepasar.Olopoco.Olonada.

Dadospasoshaciala57yotravezloparalizalamismavoz.—No.Esperá.Se da vuelta.Ahí está otra vez Florencia, aunque ahora ella da la espalda a la

calle 56 y Rodrigo a la 57, es decir, al revés de como estaban situados hace dosminutos.Pensarenesecambioesestúpido,peroRodrigonoescapazdediscernirquéesestúpidoyquénoloes.

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—Tevoyadecirestounasolavez.Florenciatienelosojoscerrados,comosiestuvieseconcentradaacopiandovalor

oclaridad.Losabreyempiezaahablar.—Llevodoshorascaminandoestasdoscuadras.Ladirecciónmeladiotupapá,

enO’Connor.Lleguéyempecéacaminar.Adarvueltas.Voydesdelaesquinade57hasta la de 56.Y apenas giro la esquiname doy vuelta y encaro para el otro ladohastaquesalgasdeunavezportodasypuedafingirquetecruzoporaccidente.

Rodrigo la mira. Ella tiene puestos esos jeans que le quedan perfectos y unaremeraamarilla,entallada,benditoseaelverano.Yelpelolacioconesemechónquedeberíairaladerechaperoseempeñaencruzarhacialaizquierda.

—Haceunmontóndetiempovosmeinvitastealcineyacomeryyotedijequeno.Ydesdeesedíavengorogandovolveraesedíayaesaconversaciónparadecirtequesí.Perocomonome lopreguntastenunca,ydejastedecuidar lasplantas,y tevolvisteaLaPlata,notuvemásremedioquevenirhastaacáaquemelovuelvasapreguntar.

Rodrigonodudaacercadesiestádespierto.Seguroqueloestá.Todaslasvecesquesoñóconalgoasíeradistinto.Yestoesmuchomejorquecualquieradelasvecesquelosoñó.

—¿Ynoseráquelasplantasdelaoficinaestándecayendoynecesitásunexpertoquelasvuelvaaponerencondiciones?

Florenciaentorna losojosysonríe.Esaesunade lascosasbuenasque tiene lavida con alguna gente. Que basta con unas pocas palabras estúpidas para dar pordicholoimportante.

Rodrigoestiralamanoylaapoyasobreelbrazodeella.Cadavezquelavioenlaoficina,cadavezqueconversóconella,cadavezquelarecordóestandolejos,hastacuandolavioenelcaféconversandoconelidiotadelnovio,sevienepreguntando,unavezyotravez,cómoserábesaresoslabios.Mientrasadelantaelrostrohaciaellacomprendequeese,precisamenteese,eselúltimosegundoquevaavivir,entodalavida,ignorandocómoesbesarloslabiosdeFlorencia.

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Lacamionetaestádetenidasobreelasfalto,másalládelaestacióndeservicioydelaentradadeLaMetódica,paranoestorbaraloscamiones.

Eladio López está sentado al volante. A su lado, Perlassi. Contra la otraventanilla,JoséLópez.Loshermanosllegarontemprano.Perlassiloscitóalasnueveperoalasochomenoscuartoyaestaban.Perlassisospechaquenopegaronunojoentodalanoche,preparándosementalmenteparaestemomento.

Haceunosdías,cuandosepresentaronenlaestacióndeservicio,vinieronadecirquePerlassinolotomaraamal,peroquehabíanquedadoenalgo,tiempoatrás,yqueese algo estaba pendiente. Perlassi, que sabía perfectamente a qué se referían, lespreguntósiibanaaprenderamanejarlosdos,oúnicamenteEladio.

—Eladio—dijoJosé—.Yovoyaserelnavegante.—Peronecesitamosempezarpronto,¿sabe?Lorgioestáporcompraruncamión

nuevoynosdijoquesiaprendonosloencargaanosotros.—Ajá—respondióPerlassi,pensandoqueLorgioes,antetodo,unvaliente.Ahoraestánallí,enmediodelaruta,listosparalaprimeraclasepráctica.Antes

hansumadoalgunasclasesteóricas,durantelascualesEladioaprendiólosnombresyutilidadesdelospedales,usólapalancadecambios,encendióelmotor,manipulólasluces.

Como la camioneta sigue guardada en la estación de servicio tienen queempujarlaentrelostresuntrecholargo,porquePerlassinoestádispuestoafaltarasupromesadenovolveraconducirenelrestodesuvida.Eladioacabadeencenderelmotoryporesoahíestán,conelmotorronroneando,serios,circunspectos,listosparaempezar.Perlassihablapausado,sereno:

—Porahoramiideaesquevayasrecto,Eladio.Tenemosunkilómetrodeasfaltoantesdequesehagadetierra.Sivenísbien,seguimoshastaelranchodeMedina,quesevaaalegrardeverlos.Perovamosdeapoco.

—Entendido—contestaJosé,comosilacosafueraconél.Osí,porquealparecerlascosasconunosiempresontambiénconelotro.

—¿Quéesloprimero?—preguntaPerlassi,entonodepacienterepaso.En lugar de responder, Eladio actúa: mueve la palanca desde punto muerto a

primera, pero como no aprieta el embrague, la caja de cambios emite un chillidocavernoso.

—¡Embrague,pelotudo,embrague!—vociferaJosé.—¡Callate,enfermo,queyamedicuenta!—sedefiendeEladio.—Momento, momento… —apaciguador, interviene Perlassi—. Tratá de no

ponerlo nervioso a tu hermano, José. Y vos, Eladio, acordate de apretar elembrague…Así.Perfecto.Ahorapodésponerprimera.Ahoracuidadoalsolt…

Perlassi no consigue terminar de decir «soltar» que la camioneta sale haciaadelante entre tironesy cabeceos.Eladio acelera.Acelera y sonríe.Perlassi le dice

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quepaseasegunda,peroestalelbatifondoquemeteelmotorconlasrevolucionesencincomilqueelotronoloescucha.

—¡Segunda, boludo!—grita José, casi encaramado sobre Perlassi para que suhermanosepercatedesuindicación.

Elmétodo, sinocordial,pareceefectivo.Eladio,enunalardedecoordinación,oprimeelembrague,ponesegundayvuelveasoltarlo.Nuevoscabeceos,peroahorala camioneta se endereza conmenos zarandeo y adquiere velocidad, cada vezmásvelocidad,demasiadavelocidad.

Perlassiobservaelvelocímetro:vaasetentakilómetrosporhoraensegunda,yelrostrodeEladioirradiaunapazyunorgullodifícilesdeponderar.

—Aflojá,Eladio.Aflojale—recomienda.—¡Ponétercera,tarado!—gritaJosé,compenetradoensuroldenavegante.Perlassi no está muy de acuerdo, porque preferiría que Eladio aminorase la

marchaytodovolvieseaempezar.Peroelprincipianteseempeñaenobedecerasuhermano.Sindejardeacelerarintentapasardesegundaatercera,peroomiteapretarelembragueyvuelvenaescucharseloscrujidosdedemolición.

—¡Pará,pelotudo!¡Pará!—¿Quepareconqué,imbécil?—Eladio,ofendido,clavalavistaensuhermano,

porencimadePerlassi.La camioneta deriva peligrosamente hacia la izquierda y el veterano futbolista

terminasoltandountímido:—¡Guarda,Eladio!Elaludidovuelveamirarlaruta,cuandolacamionetayarozaelpastodelmargen

izquierdo.PegaunvolantazofuriosoylaFordsaledisparadahacialaderecha.Cruzalarutaamásdeochentakilómetrosporhora,sorteaalossaltosunazanjayseinternaenelcampo,mientrassusocupantessedangolpesnumerososcontrael techoy lasparedesdelhabitáculo,Josépierdetodacomposturaygritaquevanamatarse,Eladiovocifera que se calle y Perlassi murmura una oración. La camioneta termina porinternarseenuna lagunitapocoprofunda,uncharcoque siempre se formaporahí,despuésdelaslluvias,dondepierdevelocidadysedetienemientraselmotorseapagaconunpardeestertoresfinales.

Eladio, rojo de la bronca o de la vergüenza, mantiene las manos firmes en elvolante, como si el viaje fuese a continuar en cualquiermomento. José sepalpa lafrente,enelsitioquegolpeócontraeltecho.Perlassisuspira.

Adelantenohaynadamásquecampo.—Ybueh…—dicePerlassiporfin—.Cebalo.Cebaloydalearranque.

Castelar,diciembrede2015

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XIXPremioAlfaguaradenovela

El5deabrilde2016,enMadrid,unjuradopresididoporlaescritorayacadémicaCarmeRiera,eintegradoporMichiStrausfeld,CarlosZanón,SaraMesa,MercedesCorbillónyPilarReyes(convozperosinvoto),otorgóelXIXPremioAlfaguaradenovelaaLanochedelaUsinadeEduardoSacheri.

ActadelJurado

El Jurado, después de una deliberación en la que tuvo que pronunciarse sobrecinco novelas seleccionadas entre las setecientas siete presentadas, decidió otorgarpormayoríaelXIXPremioAlfaguaradenovela,dotadoconcientosetentaycincomildólares,alaobrapresentadabajoelseudónimodeAlfredoÁlvarez,cuyotítuloyautor, una vez abierta la plica, resultaron ser La noche de la Usina de EduardoSacheri.

Encuantoalanovelaganadora,setratadeunaemocionantehistoriasituadaenunpequeñopueblode laprovinciadeBuenosAiresaprimerosdenuestro siglo, justoantesdequeelgobiernodeFernandodelaRúaimpongael«Corralito»financieroybloqueelascuentasbancarias.Ungrupodeamigos—personajesinolvidablestodosellos—,quehasidoestafado,decide recuperar sudineroysudignidad tomando lajusticiaporsumano.Esunanovelacoral,ágilyemotiva,conmuchosingredientesdelomejordelthrilleryelwestern.

Pampaypolítica, tiemposmuertosdevidacotidianaydiálogosmuyvivos,conuntrasfondocríticollenodesuspensoenelquelarabiafecundaescompatibleconelhumormásfresco.

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EDUARDO SACHERI (Buenos Aires, 1967). Profesor y licenciado en Historia,ejerceladocenciauniversitariaysecundaria.GanadordelXIXPremioAlfaguaradenovela por La noche de la usina (2016), ha publicado los libros de relatosEsperándoloaTitoyotroscuentosdefútbol(2000),Teconozco,Mendizábalyotroscuentos(2001),Loraroempezódespués.Cuentosdefútbolyotrosrelatos(2004),Unviejoqueseponedepieyotroscuentos(2007),Lavidaquepensamos.Cuentosdefútbol (2013); la antología Las llaves del reino (2015), y las novelas Aráoz y laverdad(2008),Elsecretodesusojos(2005),Papelesenelviento(2011)ySer felizera esto (2014). Colabora en diarios y revistas nacionales e internacionales. ElsecretodesusojosfuellevadaalcineporJuanJoséCampanellayobtuvo,entreotrospremios,elOscaralamejorpelículaextranjera,suguionestuvoacargodelpropioSacheri y deCampanella.Ambos volvieron a trabajar juntos enFutbolín, cinta deanimación en 3D, basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa, que recibió elpremioGoyaalamejorpelículadeanimación.LasnarracionesdeSacherihansidopublicadasenmediosgráficosdeArgentina,ColombiayEspaña,e incluidasporelMinisteriodeEducaciónargentinoensuscampañasdeestímulodelalectura.Suobrahasidotraducidaamásdeveinteidiomas.

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