la negación (09-05-08)

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Algunas consideraciones acerca de las diferentes interpretaciones de Die Verneinung de S. Freud 1 El texto comienza con algunos comentarios del decir de los pacientes en relación a la función que en ellos ocupa la negación: “Usted pensará ahora que quiero decir alguna cosa ofensiva, pero yo no tengo realmente [wirklich nicht] esa intención”. Dice Freud que esto es una forma de decir “no” como un desaire [Abweisung] por proyección, el “yo” no tiene esa intención, sino que está mentado por el otro al que le adjudica dicho pensamiento. Este concepto corresponde al verbo alemán: Abweiser; y es el que trae de entrada algunos problemas. Según como optemos en su traducción, el texto se inclina hacia distintos lugares. Se ha traducido como: recusar 2 , denegar 3 , rechazar 4 , repulsa 5 . Términos específicos y habituales para el ámbito jurídico, que indican negación legítima a una instancia en particular, una desautorización a la ley, que la misma ley admite en su doctrina. Estos fuerzan de forma a priori una supuesta adhesión de Freud a dicho sentido jurídico 6 , comprendiendo la operación de la negación como rechazo de un pensamiento” inconsciente que debería imponerse como verdad. En forma de sustitución aparece un no como indicio del “contenido” negado. Queda establecido un juego elemental de simple oposición para acceder al pensamiento inconsciente. Intentando alejarme del sentido jurídico, propongo para Abweiser: desairar 7 , para acentuar el uso de la negación implicada en su dificultad formal, pero no en su aspecto legal. Nuestra hipótesis de lectura del texto de Freud, supone un juego complejo 8 del uso de la negación, y el esquema crítico que utiliza

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La Negacin Implance

Algunas consideraciones acerca de las diferentes interpretaciones de Die Verneinung de S. Freud[endnoteRef:2] [2: Las palabras que hacen referencia a otros idiomas estn entre corchetes en el idioma original.]

El texto comienza con algunos comentarios del decir de los pacientes en relacin a la funcin que en ellos ocupa la negacin: Usted pensar ahora que quiero decir alguna cosa ofensiva, pero yo no tengo realmente [wirklich nicht] esa intencin. Dice Freud que esto es una forma de decir no como un desaire [Abweisung] por proyeccin, el yo no tiene esa intencin, sino que est mentado por el otro al que le adjudica dicho pensamiento.Este concepto corresponde al verbo alemn: Abweiser; y es el que trae de entrada algunos problemas. Segn como optemos en su traduccin, el texto se inclina hacia distintos lugares. Se ha traducido como: recusar[endnoteRef:3], denegar[endnoteRef:4], rechazar[endnoteRef:5], repulsa[endnoteRef:6]. Trminos especficos y habituales para el mbito jurdico, que indican negacin legtima a una instancia en particular, una desautorizacin a la ley, que la misma ley admite en su doctrina. Estos fuerzan de forma a priori una supuesta adhesin de Freud a dicho sentido jurdico[endnoteRef:7], comprendiendo la operacin de la negacin como rechazo de un pensamiento inconsciente que debera imponerse como verdad. En forma de sustitucin aparece un no como indicio del contenido negado. Queda establecido un juego elemental de simple oposicin para acceder al pensamiento inconsciente. Intentando alejarme del sentido jurdico, propongo para Abweiser: desairar[endnoteRef:8], para acentuar el uso de la negacin implicada en su dificultad formal, pero no en su aspecto legal. [3: Iovine, G. y Reich, I.] [4: Vidal, E. , pero tambin ha sido adoptado en forma general como traduccin de La Negacin como La Denegacin.] [5: Jos L. Etcheverry, Amorrortu editores] [6: Lopez-Ballesteros y de Torres, Biblioteca Nueva] [7: Para esta interpretacin: Iovine, Gisela y Reich, Isabel, Die Verneienung: El (D) efecto de (la) lengua, Cuadernos Sigmund Freud N9: El discurso del analista, Publicacin E.F.B.A., Noviembre 1982.] [8: Elijo esta traduccin tratando de aumentar lo implicado en esa negacin, como abriendo ms que dos posibilidades en juego, sino apelando a otras escenas que promueven el desaire, hay un sentido de ofensa que llama a otro tiempo no explicitado. Algunos de sus sinnimos nos aseguran este camino: menospreciar, humillar, desautorizar, etc.]

Nuestra hiptesis de lectura del texto de Freud, supone un juego complejo[endnoteRef:9] del uso de la negacin, y el esquema crtico que utiliza Peirce[endnoteRef:10] al hacer girar el fundamento del cuadro de oposicin de la lgica aristotlica al cuadrante de la negacin absoluta[endnoteRef:11], para tomar de l una forma de la negacin que no implique la verdad como atributo de un contenido, sino la de una existencia no consistente, que pueda homologarse con la idea de un inconsciente sin pensamientos. As la negacin no sera la alusin a otro contenido que el anlisis descifra en su transcurrir bajo el campo de la transferencia, sino la de fundamentar un campo de inaccesibilidad del saber, para un sujeto que habla[endnoteRef:12]. [9: Esta complejidad, si bien el texto es sumamente sutil al respecto, aquella es el resultado de otras lecturas en la obra de Freud (en el mismo sentido como Heidegger nos invita leer a Platn). Tal vez sera suficiente un solo texto para admitir dicha hiptesis, pero podemos enumerar algunos textos implicados en esa lectura: Pegan a un nio, Lo Siniestro, Ms all del Principio del Placer, y El problema econmico del masoquismo.] [10: Peirce, Charles Sanders, Collected Papers, volumen II, Elementos de lgica del libro III, Lgica crtica, Captulo I, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge. Massachussets, 1965. Este est dedicado al silogismo lgico que recopil Boecio (siglo VI Dc), de la interpretacin de Apuleyo (siglo II Dc) al Organon de Aristteles, as nos llega a nosotros la lgica clsica.] [11: De la universal afirmativa (cuadrante A), hacia la universal negativa (cuadrante E).] [12: Determinacin en la que el propio analista se ver incluido. Esta misma referencia se puede encontrar en J. Lacan (Seminario XI) como deseo del analista. Un corolario de este problema es la diferencia entre lo abierto de lo abismal y el entre. En la historia de las traducciones de trminos de Lacan existen dos palabras que podramos repensar a partir de estos conceptos: bence e implence.El primero ya es conocido como hiancia, un neologismo centrado en el entre. Sin embargo tiene una significacin que se emparenta con los conceptos ms arriba desarrollado: el de caos [, abertura, y este de ]. Del francs proviene de beant, ber: estado de abierto (francs antiguo), be: boquiabierta, ante un espectculo, bayer (francs actual): tre ouvert, estado de boca abierta en espera largo tiempo de algo, mirando ociosamente, con aire de tonto. En la Teogona de Hesodo, y en el Proemio de Parmnides, encontramos el mismo empleo de caos.El segundo, es ms complejo. El uso de implance, fue el de forzar con un neologismo, algo que el uso del ne expletif no terminaba de conceptualizar, usando el impleo que en latn s existe: la accin de completar. En cambio el expletivo quiere decir redundante, y es por esa redundancia que el ne no lo traducimos ya que su sentido no es el de negar al verbo, sino redoblar su sentido positivo. Temo que venga: estoy casi seguro que viene, y temo por ello, es decir yo no lo quisiera. Temo que no venga: estoy casi seguro que no viene, y sin embargo yo quisiera que s. El expletivo se usa en el primer ejemplo, refuerza la idea de que yo no lo quisiera, pero en la frase no aparece.La idea de sobreabundancia, o decir de ms en exceso, es tal vez la que quiera Lacan cuestionar, para poner en juego el acto del hablante, que de ninguna manera sobreabunda en el ne expletif, sino que ms bien es en l, que se indica una falta, y al mismo tiempo se completa desde otro lugar. Aqu estara el cambio de expleo a impleo, pero notemos que adems la forma sustantivada del verbo transforma la accin en el instante del acto, que es justamente lo que Lacan dice en este seminario: la lengua, la lengua francesa, lo define bien en el acto de su empleo. Que es el cambio de expletif a implance. De la misma raz pero en griego (de la que supongo que proviene la latina), es: estar lleno, abundar, aumentar []. Que nos lleva a: cumplimiento, plenitud, satisfaccin []. Pero supongamos que quisiramos negar la total totalidad (como si al expletif lo pasramos a im...pletif), entonces encontramos: inmenso, inconmensurable [] e inabordable [], pero tambin terrible y horrible. Cmo podemos medir todo el todo para poder hacer su operacin inversa, la de vaciarlo en su totalidad? Es inconmensurable el decir todo el todo. El sentido se esfuma, ya sea en el que mide o en lo medido. Es en la misma direccin que la redundancia del expletivo es un contra sentido que no puede agotarse (en la cuenta), ya que lleva el inagotable (por no medible, tiempo fuera del tiempo) acto del que afirma con una negacin que recae sobre lo inaccesible, un simple ne: ya no estoy seguro que quiera que venga, cuando temo por su venida (que sea inabordable ya no garantiza un sitio cmodo), ms bien es terrible, horrible, su venida es casi un hecho!...Tenemos en el espaol una incomodidad curiosa, la que utiliza una negacin sobre el vaco, por ejemplo: no quiero nada. Todos sabemos que el que habla no expresa as la confirmacin de lo que realmente quiere, como si digiera por reduccin de la doble negacin a un simple: quiero. No es una doble negacin, el no recae sobre un lugar vaco (nada), que no permite su negacin, es entonces: indecidible e inconsistente. Aqu tambin existe una redundancia: no quiero y nada quiero! por si no lo habas entendido. Lo inabordable de tal formulacin, es que sta no explicita que el enunciado tambin es un querer inhabilitado por ser su sentido impropio, y si an as lo enuncio, es porque su enunciado llama a otra cosa.Negar lo absolutamente grande o lo absolutamente pequeo no es una accin simple, y cumplirla an menos. Esa funcin marca una ex-sistencia, cuya huella es abismal, ah donde se la busca.Tal es la funcin del ne en francs cuando es usado en su forma expletiva, pero al buscar su sentido redoblado se pierde lo abismal de su recorrido. Lacan quiere extraer la indeterminacin que la funda, llevndola a implance.]

Siguiendo el texto de Freud, en el prximo ejemplo aparece un uso explcito de las categoras de la lgica. Hablando acerca de la persona que estaba en el sueo responde el paciente: la madre no es [Die Mutter ist es nicht], entonces [also]. Este ltimo es un operador llamado implicacin, que puede traducirse tambin como por lo tanto, pero en la lgica proposicional se lee como entonces. La funcin que Freud determina para l es el del valor de su contraria: entonces es la madre [Also ist es die Mutter]. En notacin proposicional: p -(p). Pero se desprende de lo anterior que Freud tambin hubiera podido decir exactamente lo mismo alterando el orden: -(p) p. El also del alemn se transforma en una doble implicacin, como condicin necesaria de una contradiccin en el campo del inconsciente. Freud no desconoce sin embargo, los lmites estrictos que la lgica impone al lenguaje, y sin embargo establece como funcin el uso de la contradiccin como propio del que-hacer del anlisis. Es bien conocido el significado de la contradiccin en lgica proposicional: afirmar y negar simultneamente una proposicin. Dado un sistema cualquiera de proposiciones (el conjunto de hiptesis del psicoanlisis podra ser uno) la existencia de contradicciones hace posible que cualquier cosa pueda ser demostrada (deducida) en su interior, lo que convierte a dicho sistema en ineficaz o intil (por ejemplo ante un mismo relato de un paciente diferentes analistas podran decir cosas diferentes y todas seran ciertas). Como conclusin es posible decir que donde hay contradiccin no hay lgica[endnoteRef:13] y dicho sistema es inconsistente. [13: Que quiere decir una lgica, C. Ruiz, Cuadernos Sigmund Freud N13, E.F.B.A., Ed. Nueva Visin, Bs. As., 1989. Es aqu donde se formulan las interrogaciones que trato de contestar a modo de continuar con ellas, obviamente que no es pretensin de este trabajo agotarlas, sino de estirarlas en otra direccin.]

En otro texto Freud nos advierte que el inconsciente est fuera del espacio y del tiempo[endnoteRef:14], y que en l no existe la contradiccin ni la negacin[endnoteRef:15]. Una lgica del inconsciente sin el operador de la negacin jams fue planteada. Pero debemos prestar atencin a que la discusin acerca de la verdad del enunciado puesta en juego por el uso del operador de la negacin, no se trataba del inconsciente, sino del yo. El inconsciente no plantea entonces ni una semntica, ni una sintaxis (toda escritura siempre parte de un escriba?). Definitivamente, si no tenemos semntica, sintaxis, y pragmtica, no tenemos lgica del inconsciente[endnoteRef:16]. No debemos desesperarnos por esto, sino ms bien advertir de cierta incapacidad de la lgica para nuestra fundamentacin, pero al mismo tiempo es esta incapacidad, si la profundizamos, la que nos puede dar un indicio del camino a seguir. El planteo freudiano subvierte la lgica aristotlica (topologa esfrica)[endnoteRef:17], para abrir un campo extrao (fuera del tiempo y del espacio?) con la condicin necesaria de ser inconsistente para pensar el concepto del inconsciente. [14: Una referencia a la obra kantiana cuyo mal entendido es finalmente corregido por Freud en sus ltimas palabras escritas en Conclusiones, ideas, problemas de 1938, pero que merecen un trabajo aparte por la extensin de dicho mal entendido.] [15: Lo Inconsciente, 1915.] [16: En el marco de la reuniones de la ctedra Clnica Psicoanaltica de la Facultad de Psicologa de la U.B.A. en el 2007, fue motivo de una exposicin, el sostener esta misma formulacin a la luz del trabajo de J. Lacan El tiempo lgico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma, escrito para la revista Les Cahiers d'Art en 1945. El problema planteado entonces era la implicacin en dicho trabajo de la idea de una lgica modal, dado que el tiempo no puede escribirse en lgica, ya que esta es temporalmente chata (aplanada, incapaz de tiempo).] [17: Que quiere decir una lgica, op. cit.]

Para el yo en cambio, el valor de la contradiccin se justifica por la dicotoma entre placer/displacer que el paciente supone como su verdadero sentir: No me place [lust] esa ocurrencia. Aqu s encontramos a la lgica, y su lucha para que el no, con muchos esfuerzos no abra ese mundo inconsistente. El ejemplo entonces es la madre es muy importante, porque es a partir de la interpretacin que se le ha dado desde hace mucho tiempo, que se ha fundado la idea acerca del lugar en donde la verdad del inconsciente se enuncia. Se la ha tomado como paradigma del saber inconsciente. No por su valor de funcin, sino de contenido. Descuidando la construccin lingstica misma, la que Freud tiene tan presente. Nuestra perspectiva se encamina no tanto si realmente es o no la madre, sino al elemento que permite dicho juego lgico de valores, y que da motivo al texto. La atencin se dirige al valor del no, pero no en dichos juicios mismos, sino al esfuerzo as instituido, que no se logra obturar. Abre el campo en donde la verdad parece recaer sobre el operador mismo, de una manera muy particular que iremos desarrollando. Debemos entender que estos juicios[endnoteRef:18] no son los de una instancia superior que establece una condena[endnoteRef:19], sino los propios de la lgica en donde un cuestionamiento al mismo tiempo se va componiendo. [18: En el siglo XIX y principios del XX es el trmino que se usa en lgica para nombrar a un enunciado que se va analizar, actualmente se utiliza razonamientos.] [19: Esta idea fue ampliamente desarrollada en El Yo y el Ello de 1923. Pero all toma el sentido del desdecir o desmentida (Verleugnung) en el fundamento de Ley que condena, la idea de un supery como gracia (lo que otorga) imperativa. Concepto que seguir en Moiss y la religin monotesta, la perversin tiene aqu el sentido del negativo de la neurosis, pero sin la cual sta no se comprende. Esta temtica fue desarrollada en otro trabajo: La ascritura del Supery, presentado en las clases de la Maestra de Psicoanlisis de la Facultad de Psicologa, U.B.A., para el Colegio de Psiclogos de Chubut, realizadas en octubre del 2007, en la ciudad de Pto. Madryn (indito).]

Sigue en el texto Freud: una ilustracin [Aufklarung] de lo reprimido inconsciente [unbewute Verdrngte], en el plano de la conciencia est dado por lo inverosmil [Allerunwahrscheinlichste], ajeno o lejos [fernsten] que en el juicio el yo [Ich] impone. Sus sentidos externos e internos, no son arbitrarios, estos llevan a una fuerte repulsa [verwirft] hacia todo juicio que contradiga lo permitido por la lgica. Esto ltimo supone la existencia de una lgica[endnoteRef:20] nica. Si dejamos en suspenso semejante pretensin, y repasamos los cuatro principios de la lgica clsica (identidad, no contradiccin, tercero excluido, y razn suficiente) a la luz de las lgicas, todas deben dentro de su formalidad evitar la contradiccin, y por lo tanto mantener la eficacia de una razn suficiente. Este punto de vista lgico [] que supone un orden[endnoteRef:21], es el que en el pensar de Freud a medida que avanza en el texto, va abandonando y la negacin nos introduce en un mbito diferente. [20: No trato de desconocer las mltiples lgicas que desde Aristteles hasta Kripke se han desarrollado en el campo del saber, sino el de plantear lo que en cada una de ellas se pueden identificar como La lgica, como plantea C. Ruiz, op. cit.] [21: Por orden entiendo la operacin simple de cuenta: primero una cosa y luego otra. Esto supone que el tiempo y el espacio estn homologados por la simultaneidad en la sucesin, y nos permite contar tanto hacia delante, como hacia atrs. Esta idea puede encontrarse extensamente desarrollada en Metamatemtica, Lorenzen, P., Tecnos, Madrid, 1971.]

Lo primero que nos advierte Freud es de los rastros que la operacin de la negacin [Die Verneinung] promueve, separando el contenido representativo (la comprensin intelectual) del afecto que conlleva (lo que deberamos sentir con dicho contenido). Para introducirnos en este problema utiliza una palabra afn en el pensamiento de Hegel: supresin [Aufgebung]. Pero a diferencia de este, Freud supone que la negacin suprime pero al mismo tiempo resguarda. Como ya habamos insistido ms arriba, la separacin introduce un tercer elemento difcil de ser contado, la apertura que permite la separacin. Esta a su vez no se encuentra en ningn espacio representado [Vorstellungs], entre parte y parte (contenido intelectual y afecto) la separacin misma (la negacin) no llega a la conciencia. Una imagen que nos puede ayudar a comprender es el de una marca que en el camino ha dejado una piedra, al suprimirla [Aufgehoben] de su lugar tenemos el paso allanado para seguir, pero ha ocurrido algo muy extrao con la piedra, nos ha dejado una huella, cuya consistencia es nula respecto a la piedra, pero sin embargo nos promueve un recuerdo difcil de borrar. No existe en la supresin freudiana una superacin del estado anterior, peor diramos, que los conflictos se complejizan en dicho mbito.La tarea del juicio (del yo) es afirmar [bejahen] o negar [verneinen] contenidos. Pero nos advierte Freud que el no es como un made in Germany, la huella en alguna consistencia (semntica del juicio) de lo que no tiene acceso a la conciencia. Aqu el texto va enlazando otro concepto, el de pulsin. En el principio[endnoteRef:22] es idntico [zunchst identisch] no puede existir diferencia alguna. Como producto del ejercicio del juicio, la diferencia que permite valorar, bueno/malo, placer/displacer, adentro (yo)/afuera (mundo) adviene en Yo-real definitivo [endgltigen Real-Ichs]. Los trminos pulsionales se reconocen en el yo ya diferenciados como eros [Eros] la unificacin del yo en la afirmacin, y pulsin de destruccin [Destruktionstrieb] como prolongacin o sucesin de la expulsin [Nachfolge der Ausstoung]. Lo expulsado por el no no se alcanza desde el yo, que trata de reencontrar en sus representaciones a la realidad (Realitt). Pero esta al ser segunda de una percepcin primera[endnoteRef:23], estar siempre modificada por las exigencias lgicas que la representacin exige al yo. El lenguaje como lgica permite al yo el representarse el mundo. Pero lo fragmentario de la escritura con que el lenguaje se plasma, nos da una idea del olvido operado en el acto mismo de juzgar a la realidad. La idea de objetos perdidos [Objekte verloren] no hacen alusin a un tiempo pasado en donde estos se encontraban, y realmente traan satisfaccin, decir que son mticos tambin nos puede confundir temporalmente, son necesarios a la negacin. [22: La idea del principio no es temporal, lo primero a ser contado no necesariamente est antes. Segn lo que venimos desarrollando, dicho principio no est propiamente en ninguna cuenta, es una induccin contingente la que operamos para determinar un fundamento primero al que no se accede, y sin embargo nos implica.] [23: Nuevamente debemos hacer una aclaracin sobre la tan mentada primera percepcin de satisfaccin. Una percepcin sin yo, slo es pensable si la direccin de la misma es desde el objeto al sujeto. Para que se entienda lo profundo de esta construccin la invertimos: un sujeto es percibido por el objeto. El sujeto en un principio es objeto del objeto que es ahora sujeto. Esta idea se encuentra en el segundo tiempo de Pegan a un mino, donde Freud nos advierte que esta es la parte ms difcil del psicoanlisis y depende de una mera construccin (no de una realidad). Razn por la cual algunos aos despus platea que el masoquismo es primario y es un problema para la economa, ya que no habr recuperacin posible de lo primero en lo secundario, idea que propicia una necesidad de retorno, repeticin, o compulsin de lo mismo.]

Cmo entender una necesidad no lgica? La primera noticia que tenemos al respecto es en El Banquete de Platn[endnoteRef:24], una necesidad [] que no sea lgica es la del amor [], una necesidad de la falta (el campo de la negacin). Aristteles en cambio, instaura el dominio de la necesidad en el juicio afirmativo universal, y este a su vez es el resultado de un proceso de induccin por la particular afirmativa[endnoteRef:25]. En lgica estudiamos el cuadro de oposicin, donde estn condesados todos sus fundamentos, recopilacin de aos de dominio en el saber, de la lgica aristotlica. Los juicios se dividen en atributivos y existenciales. Los atributivos determinan la cantidad [] y son los universales y particulares. Los existenciales determinan la calidad [] y son afirmativos y los negativos. Los universales afirmativos son necesarios, los universales negativos son imposibles. Los particulares afirmativos son posibles, y los particulares negativos son contingentes. Una vez definidos los cuadrantes, las leyes de lgica quedan establecidas como: contrarias (no pueden ser verdaderas simultneamente), subcontrarias (no pueden ser falsas simultneamente), contradictorias (si una es verdadera la otra es falsa), subalternas (la verdad de una implica la verdad de la subalterna). Este simple esquema rige el pensar sobre la base de los juicios afirmativos, a propsito de una vieja interpretacin del poema de Parmnides[endnoteRef:26], sobre la base de una supuesta indicacin que el pensar del ser es propicio para el saber, pero el pensar del no-ser nos pierde, nada nos informa, y ni nada podremos aprender de l. Los juicios negativos abandonaron el camino de la ciencia hasta que Peirce dedujo que el universal afirmativo no tiene consistencia en lo propio de su definicin, sino que su consistencia se define en el campo de lo que est absolutamente expulsado, de la existencia negativa, dicho de otra manera de la negacin absoluta del universal afirmativo. La teora de conjuntos, y con ella la de clases se define por lo que siempre ha sido excluido, el no-ser de la clase. [24: El Banquete, Platn, 199-201.] [25: Brunschwig: La proposicin particular y las pruebas de no-concluencia en Aristteles y Kant en: Ensayo para introducir Las Magnitudes Negativas.] [26: Proemio, Parmnides.]

Ledo desde esta perspectiva el trabajo de Freud, toma una dimensin extraordinaria para su comprensin. La prueba de lo inconsciente radica en la utilizacin del no en el uso de la lengua, que como huella grafa, nos remite a la inconsistencia de su campo indeterminada por lo impropio. nica formulacin que no remite a una moral para la justificacin de sus actos, an cuando nosotros analistas, somos inevitablemente dueos de la moral. Nuestra escucha est necesariamente ligada a una lectura que se nos es otorgada como una gracia.