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KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XX, 1992/93 LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA), ALAVA José Félix Alonso, Santiago Castellet, Eduardo Fernández RESUMEN En San Martín de Valparaíso, un pequeño valle cerca de la población de Villanueva de Valdegovía (Alava), se encuentran los restos de una antigua necrópolis altomedieval. En el abrigo rocoso, junto a ésta, se pueden apreciar los restos del antiguo pobla- do, y aunque todavía no se ha determinado la situación exacta de la iglesia que poseyó, existen evidencias de lo que pudo ser su emplazamiento. Este complejo (necrópolis, poblamiento e iglesia) pudo pertenecería al establecimiento de pobladores de las primeras migra- ciones hacia la Meseta, después de la invasión musulmana, ocupando los territorios limítrofes de la Cordillera Cantábrica. El pre- sente trabajo es una exposición del estado actual de conservación de estos elementos. SUMMARY The remains of an ancient Early Middle Ages necropolis, are situated in San Martín de Valparaíso, a small valley near the vi- llage of Villanueva de Valdegovía (Alava). In the rocky wall, next to the necropolis, we could detect the rests of the village. lt has not been discovered the exactly situacion of the church yet, but there exist evidences of what could have been its possible emplacement. These complex (necropolis, village and church) could have belonged to the settlement of peoples from the first migrations to- ward the "Meseta" up to the Cantabriam mountains after the Muslim invasion. This work is an exposure of the actual conserva- tion of these remains. LABURPENA Arabasko Villanueva de Valdegobiearen ondoan dagoen S. Martín de Valparaiso haranean, goi erdi i-aroko hilerri bateko hon- darrak. Aurkitzen dira Arkaitzezko horman, hilerri alboan, aintxineko herriko hondarrak ikus daitezke, eta elizaren den leku exaktua aurkitu ez arren lekua zein zen ebidentziak badaude. Musulmanen inbasio ondoren mesetarantz lehengo migrazioetako dire biztanleen establezimientoaren izan daiteke konplejy hau. Lau hau, ementoa (¿ ?) hauek nola <lauden gaurko egoerari buruzko erakusketa bat da.

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KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XX, 1992/93

LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA), ALAVA

José Félix Alonso, Santiago Castellet, Eduardo Fernández

RESUMEN

En San Martín de Valparaíso, un pequeño valle cerca de la población de Villanueva de Valdegovía (Alava), se encuentran los restos de una antigua necrópolis altomedieval. En el abrigo rocoso, junto a ésta, se pueden apreciar los restos del antiguo pobla­do, y aunque todavía no se ha determinado la situación exacta de la iglesia que poseyó, existen evidencias de lo que pudo ser su emplazamiento.

Este complejo (necrópolis, poblamiento e iglesia) pudo pertenecería al establecimiento de pobladores de las primeras migra­ciones hacia la Meseta, después de la invasión musulmana, ocupando los territorios limítrofes de la Cordillera Cantábrica. El pre­sente trabajo es una exposición del estado actual de conservación de estos elementos.

SUMMARY

The remains of an ancient Early Middle Ages necropolis, are situated in San Martín de Valparaíso, a small valley near the vi­llage of Villanueva de Valdegovía (Alava). In the rocky wall, next to the necropolis, we could detect the rests of the village. lt has not been discovered the exactly situacion of the church yet, but there exist evidences of what could have been its possible emplacement.

These complex (necropolis, village and church) could have belonged to the settlement of peoples from the first migrations to­ward the "Meseta" up to the Cantabriam mountains after the Muslim invasion. This work is an exposure of the actual conserva­tion of these remains.

LABURPENA

Arabasko Villanueva de Valdegobiearen ondoan dagoen S. Martín de Valparaiso haranean, goi erdi i-aroko hilerri bateko hon­darrak. Aurkitzen dira Arkaitzezko horman, hilerri alboan, aintxineko herriko hondarrak ikus daitezke, eta elizaren den leku exaktua aurkitu ez arren lekua zein zen ebidentziak badaude.

Musulmanen inbasio ondoren mesetarantz lehengo migrazioetako dire biztanleen establezimientoaren izan daiteke konplejy hau. Lau hau, ementoa (¿ ?) hauek nola <lauden gaurko egoerari buruzko erakusketa bat da.

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INDICE

l. INTRODUCCION Y METODOLOGIA.

2. EL YACIMIENTO.

2.1. Nomenclatura y emplazamiento. 2.2. Descripción.

2.2.1. Zona de poblamiento. 2.2.2. Necrópolis. 2.2.3. Iglesia.

3. LAS SEPULTURAS: DESCRIPCION Y TIPOLOGIZACION.

4. REVISION CRITICA DE LA BIBLIOGRAFIA EXISTENTE: ESTADO DE LA CUESTION.

5. CRONOLOGIA Y APROXIMACION AL CONTEXTO HISTORICO.

6. APENDICE GRAFICO:

7. BIBLIOGRAFIA.

Planimetría. Sepulturas.

Entrada al valle. En primer término el arroyo, a la izquierda se puede observar parte del perfil rocoso, un poco más adelante junto a los arbustos se encuentra el Sector I de la necrópolis.

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l. INTRODUCCION Y METODOLOGIA

El presente trabajo es el resultado de la consulta realizada, tanto a nivel arqueológico como bibliográfico, de un período histórico sumamente confuso y fragmentario como es el alto­medieval en los territorios comprendidos entre la Meseta y la Costa Cantábrica. La necesidad de documentar y sacar del anonimato a este pequeño valle nos sirve de referencia para evitar su total desaparición, y servirá, a su vez, a futuros in­vestigadores para continuar esta labor documental.

El trabajo de campo consistió en una prospección visual sin realizar ningún tipo de intervención que implicara remo­ción alguna del terreno. Se registraron un total de 30 tumbas, además de una serie de entalladuras realizadas a dos niveles a lo largo de un sector del cantil rocoso, que posiblemente sir­vieron de apoyo a las cubiertas de viviendas (zona de pobla­miento). Otro aspecto interesante es la localización de la su­puesta iglesia, pero no constatamos evidencias determinantes del lugar de su posible ubicación.

Para la realización de tipologías, fichas y cuadros, hemos recurrido a los trabajos de Manuel Riu y Jordi Bolos; sus cri­terios respecto a las sepulturas hacen hincapié en la importan­cia del esqueleto (a menudo el único contenido de las sepultu­ras medievales, aunque no sea éste nuestro caso), por lo que proporcionan también un modelo de ficha para la recogida de toda la información relativa al mismo (posición, huesos pre­sentes, etc.). El empleo de este tipo de fichas ha de proporcio­nar el marco de referencia fundamental para establecer com­paraciones entre el resultado de diferentes investigadores, y supone un paso decisivo en el camino hacia el procesamiento informático de los datos.

Un artículo de Montserrat Pages, junto a Jordi Bolos, abor­da la clasificación de un tipo concreto de tumbas medievales: las excavadas en roca, clasificación que se realiza en función de diferentes variables: situación, material en la que están ex­cavadas, forma de la cabecera, forma de los lados, forma del pie, encaje de la losa (línea de cubierta), ángulos, simetría, medidas, proporciones, orientación, posible constructor y po­sible datación.

Estos trabajos constituyen parte del soporte metodológico con el que se ha trabajado en el yacimiento. Hemos intentado integrar los datos obtenidos dentro del contexto cultural de la Alta Edad Media, pero las dificultades, tanto desde el punto de vista temporal como desde el histórico, hacen arriesgado decantarse de forma absoluta por un momento determinado; sin embargo, esto no ha sido obstáculo para realizar una apro­ximación a partir de las fuentes consultadas.

En definitiva, es un registro de una parte del abundante material arqueológico disponible, que desgraciadamente, por falta de una protección adecuada, se va perdiendo. San Mar­tín de Valparaíso se encuentra en un lugar privilegiado para el disfrute de su entorno, siendo proclive a su deterioro, dada la fragilidad de los elementos conservados y la afluencia, a ve­ces, de un público poco respetuoso (1) con el lugar.

(1) Apenas unos meses transcurridos desde la elaboración del pre­sente trabajo, hemos podido constatar, que desgraciadamente dos de las sepulturas más interesantes y mejor conservadas, n.º 6 y 7, han sido bárbaramente dañadas.

2. EL YACIMIENTO

2.1. Nomenclatura y emplazamiento

Denominación: San Martín de Valparaíso, Tipo: Necrópolis. Localización:

* * * *

Zona: V aldegovía. Ayuntamiento: Villanueva de Valdegovía. Entidad: Villanueva. Provincia: Alava.

Situación:

* * * *

Mapa 111. Orduña. Longitud: Oº 34' 51" Latitud: 42º 51' 33" Altitud: s.n.m.: 630 m.

Accesos: " ... a un kilómetro al norte de Villanueva se en­cuentra un espléndido valle rodeado por impresionantes cres­tas de piedra y ocupado por prados y juncales surcados por varios arroyos que se juntan en el fondo del vallejo ... " (2).

2.2. Descripción

El yacimiento se encuentra en la entrada de un valle estre­cho formado por calizas margosas, orientado en dirección N­S y atravesado por un pequeño riachuelo. Se trata de un lugar relativamente cerrado pero dotado de los recursos necesarios para la subsistencia (agua, caza, terreno cultivable ... ), hacia el O. el tope del valle está constituido por un cantil rocoso de unos 20 metros de altura; en las estribaciones de esta pared de roca se localiza el yacimiento, en el cual pueden distinguirse dos zonas claramente diferenciadas: la zona de poblamiento y la necrópolis.

2.2.1. La zona de poblamiento: Se encuentra en la parte meridional de la muralla rocosa y está atestiguada por la presencia en ésta de una serie de orificios labrados que sirvieron pa­ra sustentar la cubierta de las edificaciones. Estas entalladuras poseen forma semicircu­lar y cuadrangular y se encuentran a una distancia de unos 4 metros del nivel actual del suelo. Los agujeros forman una línea más o menos regular, sin interrupción, pero es de suponer que este largo tramo estaría dividido en diferentes viviendas; la regula­ridad de la techumbre facilitaría el desliza­miento del agua de lluvia, impidiendo la formación de bolsas de agua en la cubierta.

(2) MONREAL JIMENO: Eremitorios rupestres Alto Medievales, pág. 97.

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Vista desde el E., se puede observar el perfil rocoso donde se encuen­tran las entalladuras del poblamiento, alineadas a lo largo del abrigo.

Detalle de entalladuras. También aparecen en forma semicircular.

Sector I de la necrópolis, donde se puede apreciar la dispersión del agrupamiento. Mientras que algunas se hallan en el perfil, otras apro­

vechan afloramientos rocosos próximos al cantil.

En esta zona se constata una importante mer­ma del nivel del suelo primitivo, posterior, con toda probabilidad, a la etapa de utiliza­ción. Esta pérdida del suelo primitivo, que es especialmente importante en el área de la ba­se del cantil, se ha producido por lavado, co­mo consecuencia del régimen irregular de los arroyos que atraviesan el valle. Esta ero­sión permite presumir la pérdida de los posi­bles restos arqueológicos que pudieran haber quedado enterrados en el subsuelo.

2.2.2. La necrópolis: Dado que la necrópolis cons­tituye el principal objeto de estudio del pre­sente trabajo, la hemos dividido en dos sec­tores separados por un pequeño recodo del cantil rocoso, que abandona la orientación norte que tenía en la entrada (en la zona del

Parte del abrigo donde se encuentran los dos sectores de la necrópolis y el lugar donde pudo estar situada la iglesia. El arroyo discurre en

dirección N-S, atravesando el vallejo.

Detalle del Sector I, "Las Gemelas" -tumbas 6 y 7- se encuentran a la derecha(.). Su orientación es más acorde con el agrupamiento de

las excavadas en el abrigo rocoso, cuyas cabeceras se encuentran dentro de la roca.

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poblado) para tomar una dirección N.O., creando un ramal secundario del valle.

*Sector I

Es el que se sitúa al sur del mencionado re­codo, más cercano al poblado. En dicho sector hemos localizado un total de 19 tum­bas. Este sector es heterogéneo, y sus tum­bas aparecen distribuidas en diferentes gru­pos. Presentan en general una buena factu­ra, conservando en muchos casos el encaje de la cubierta. En ocasiones se ha trabajado la parte exterior de la sepultura, de tal modo que en su momento debieron semejar sarcó­fagos exentos, por ejemplo tumbas de la 1 a la 7. La orientación es muy diversa, osci­lando entre los 75º Este y 175º Sur. Las tumbas de uno de los agrupamientos tienen la cabecera introducida en el cantil rocoso siendo su orientación perpendicular a la de dicho cantil, son las tumbas 8 a la 13. La tumban.º 17 está excavada en lapa­red de roca y en su parte superior se ha ta­llado una semibóveda de forma bastante irregular; junto a ésta aparecen otras dos tumbas una de las cuales, la n.º 18, es de re­ducidas dimensiones lo que nos hace supo­ner que albergó el cuerpo de un niño. Las tumbas 6 y 7 están muy bien talladas y dis­puestas de modo simétrico. Cerca de ellas se localiza un grupo de 5 tumbas, de la 1 a la 5, construidas en un mismo bloque de roca. Estos agrupamientos nos sugieren el posi­ble enterramiento en grupos familiares.

*Sector II

Constituye la zona peor conservada de todo el yacimiento debido a la erosión natural y la destrucción producida por la acción humana. Este sector está compuesto por 11 tumbas, que se encuentran en diferente estado de conservación y que, en todos los casos, si­guen la dirección del perfil rocoso. La orien­tación es más estable que en el Sector I, va­riando entre los 140º S.E. y los 120º S.E. En este Sector hemos observado la presen­cia de tres detalles significativos ausentes en el Sector I:

A) La presencia de una serie de canales es­trechos en forma de media caña cuya antigüedad y utilidad son difíciles de determinar. Se puede apreciar cómo uno de estos canales ha sido perforado a la altura del pie de la sepultura n.º 21.

Tumbas agrupadas del Sector Il. Algunas de ellas se encuentran cubiertas de maleza, otras, posible­

mente hayan sido destruidas.

Tumba 21. Se puede apreciar el canal perforado al pie de la misma.

Supuesto de nicho 111.h.:,1hadl1.

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Posible ubicación de la iglesia. En algunos lugares se han conserva­do entalladuras muy profundas.

Vista del supuesto nicho inacabado sobre el grupo de tumbas del Sec­tor II.

B) La existencia en el cantil, a unos 3 m. del nivel de las tumbas 27 y 28, de un supuesto nicho abovedado (de 2,3 m. de longitud, 0,5 m. de anchura y 1,10 de altura máxima). No tenemos datos para establecer una interpretación de la utilidad que tuvo esta oquedad tallada en la roca, pero nos parece verosímil atribuirla a una sepultura inacabada, única sepultura tallada a un nivel clara­mente superior a las demás, lo que tal vez indicara una cierta diferenciación social. También pudiera tratarse de una especie de "pudridero" en el que se ex­pusiera el cadáver al aire libre, durante un período de tiempo determinado, an­tes de introducirlo en la sepultura de forma definitiva.

C) La tendencia al amontonamiento de las tumbas unas sobre otras, como si no existiera espacio suficiente, a diferen­cia del Sector 1 en el que las tumbas se encuentran en una relación de horizon­talidad.

2.2.3. La iglesia: Hemos centrado su cronología a finales del siglo IX, en base a los siguientes datos: Ruiz de Loizaga la fecha en el año 919 en su obra sobre monasterios altome­dievales (3); por otro lado, Monreal Jimeno alude en una de sus obras ( 4) a monasterios existentes en la zona, entre ellos a San Mar­tín de Valparaíso, en tomo al siglo VIII. Nosotros hemos tomado como referencia el año 873 como más apropiado al acomodar­se al movimiento poblacional que experi­menta el territorio con "el presbítero Martín y sus socios, fundadores de varias iglesias", en el espacio geográfico de la cuenca del Omecillo-Ebro (5). Dos pudieron ser los lugares de ubicación. El primero de los posibles emplazamientos se sitúa justo al noroeste del recodo del can­til rocoso, entre los Sectores 1 y 11 de la ne­crópolis. En esta zona aparecen entalladuras en la roca, que denotan la existencia de una construcción. Cabe suponer que dicha cons­trucción tuviera una función religiosa, ya que resultaría extraña una vivienda tan cer­cana a los enterramientos y tan alejada del núcleo de población. Por otro lado, también existe la posibilidad de que el templo estuviera ubicado al Noro­este del Sector 11, bajo un pequeño abrigo que existe en la pared rocosa. En esta zona también aparecen orificios labrados, pero en este caso situados a poca altura (aproxi­madamente 2 m.).

3. LAS SEPULTURAS: Descripción y Tipologización

Las 30 tumbas catalogadas corresponden al tipo que el pro­fesor Riu denomina "excavadas en la roca". A partir de esta catalogación general pueden observarse algunas diferencias entre las tumbas del Sector 1 y del Sector 11.

(3) RUIZ DE LOIZAGA, S.: Monasterios Altomedievales del Oc­cidente de Alava: Valdegovía, cómo nacen los pueblos. Dipu­tación de Alava, 1982. Pág. 64.

(4) MONREAL JIMENO, L.A.: Eremitorios rupestres Altomedie­vales. El Alto Valle del Ebro. Universidad de Deusto. Bilbao, 1989. Nota 48, pág. 99.

(5) RUIZ DE LOIZAGA, S.: Repoblación y religiosidad popular en el Occidente de Alava. Siglas IX-XII. Diputación de Alava. Vitoria, 1989. Pág. 30.

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Tumba en buen estado de conservación, perfectamente integrada en el perfil rocoso. (tumbanº 17).

Las del primer Sector, que se encuentran en mejor estado de conservación, presentan una elaboración más trabajada y precisa; su orientación es diversa, encontrándose tumbas dis­puestas en posición perpendicular a otras; todas las sepulturas están emplazadas aproximadamente en un mismo plano hori­zontal. Por el contrario en el Sector Il las tumbas presentan todas una orientación similar (aproximadamente S.E.); están dispuestas siguiendo la línea del cantil rocoso y a veces se amontonan unas sobre otras; su construcción parece menos trabajada aunque el estado de deterioro en que se encuentran no permite afirmar nada con seguridad.

En general todas las tumbas del yacimiento oscilan entre los tipos que Jordi Bolos y Montserrat Pages (6), denominan "rectangular", "trapezoidal", y "de extremos redondeados". En la mayor parte de los casos es difícil adscribir las tumbas a uno de estos tres tipos concretos, pero sí se puede señalar con rotundidad que ninguna tumba presenta separación tajante en­tre el espacio destinado al cuerpo y el destinado a la cabeza (sin cabecera diferenciada). Exceptuando la tumba "del ni­ño", todas parecen responder a inhumaciones de individuos adultos. No se conserva ningún resto de las cubiertas, que es­tarían constituidas por una o varias losas, a una o dos vertien­tes. De este dato se desprende que no se conserva ningún res­to humano ni ningún objeto de ajuar funerario, si es que los hubo (lo cual es poco probable en este tipo de enterramien­tos). Siguiendo los criterios de M. Riu (7), primer autor que ha propuesto una clasificación tipológica de las tumbas me­dievales, hemos elaborado unas tablas en las que quedan re­flejados los datos esenciales de cada una de ellas (forma, me­didas, orientación ... ).

(6) BOLOS, Jordi y Pages, Montserrat: Les sepultures excavades a la roca, en Necrópolis i sepultures medievals de Catalunya, anexo 1, Acta Medievalia, Universidad de Barcelona, 1982.

(7) RIU, Manuel, op. cit.

4. REVISION CRITICA DE LA BIBLIOGRAFIA EXISTENTE: ESTADO DE LA CUESTION

El primer estudio serio sobre sepulturas medievales exca­vadas en la roca es el de Alberto del Castillo (8). Este autor, siguiendo la tradición iniciada por Milá i Fontanals, denomi­na "tumbas olerdolanas" aquellas sepulturas antropomorfas excavadas en la roca, las cuales reciben este nombre por ha­ber sido descubiertas por primera vez en Olerda, un alto si­tuado en el Penedés, en la provincia de Barcelona.

A lo largo de su artículo, el profesor Del Castillo realiza un repaso de todas las estaciones con tumbas de este tipo en las que él ha trabajado, con el objeto de obtener una tipología y una cronología aproximadas.

Por lo que se refiere a la tipología distingue dos clases fun­damentales de tumbas:

A) Tipo oriental: se localiza en Cataluña y se caracteriza por la forma trapezoidal, tanto de la tumba como del encaje para la cabeza. La profundidad de las sepultu­ras destinadas a adultos ronda los 30 cm. En las necró­polis que presentan este tipo de tumbas no suelen exis­tir agrupamientos por familias.

B) Tipo occidental: Se extienden por Castilla y Navarra y se caracterizan por tener la cabecera en forma de arco de herradura. Las tumbas de este tipo suelen agruparse por familias.

Ambos tipos de sepulturas coinciden en su localización (en las inmediaciones de las iglesias), en su orientación, (general­mente hacia levante), y en poseer cabecera diferenciada.

En el terreno cronológico, el autor, apoyándose en diferen­tes criterios, en función de la necrópolis estudiada (9), llega a la conclusión de que este tipo de enterramiento debe datarse en torno al siglo X.

Poco después en el año 1972 el mismo autor publica la me­moria (10) de las excavaciones que realizó en diversos yaci­mientos medievales, entre los que se encuentran varias necró­polis con tumbas excavadas en la roca. Se trata de un trabajo descriptivo más que interpretativo que mantiene su vigencia por la claridad de su redacción y la aportación de abundante material gráfico (planimetrías, fotografías, etc.).

En el mismo año aparece un artículo de Armando Llanos (11) en el que se realiza una recapitulación de la información

(8) DEL CASTILLO, Alberto: "Cronología de las tumbas olerdo­lanas", en el XI Congreso Nacional de Arqueolog(a, Secretaría General de los Congresos Arqueológicos Nacionales, Zarago­za, 1970. pp. 835-845.

(9) En algunos casos se fundamenta en la documentación escrita y en otros se apoya en principios estratigráficos (hay casos en los que se ha construido un templo encima de las sepulturas, lo cual proporciona un térrniono "ante quem").

(10) DEL CASTILLO, Alberto: Excavaciones altomedievales en las provincias de soria, Logroño y Burgos. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Madrid, 1972.

(11) LLANOS, Armando: "Necrópolis altomedievales en la zona occidental de La Rioja Alavesa", en Estudios de Arqueolog(a Alavesa, 5, 1972, pp. 219-245.

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Vista desde la entrada al valle en dirección a Villanueva de V aldegovía, justo donde termina la zona cultivada comienza

el pueblo.

Camino acceso al interior del monte desde el vallejo de San Martín.

Al final del cantil rocoso aparece un abrigo camuflado por la curvatura de la masa rocosa. En caso de peligro suponía una ruta de

escape hacia el este.

extraída de varias necrópolis de tumbas excavadas en la roca, situadas en un espacio muy limitado en los alrededores de La­bastida. El autor coincide con A. Del Castillo en la cronología (siglo X) y en ligarlas al fenómeno de la repoblación. Por el contrario pone en entredicho la división realizada por A. Del Castillo entre tumbas Olerdolanas occidentales y orientales, ya que la mayor parte de las tumbas de estas necrópolis rioja­nas presentan forma trapezoidal y cabecera con encaje angu­loso (tipo oriental). Para Llanos la existencia en tierras rioja­nas de sepulturas orientales significaría la presencia en la Rioja de las mismas gentes que poblaban el oriente de la pe­nínsula, lo cual le parece poco probable. Por ello según él, la diferencia tipológica entre ambas clases de tumbas se debe a una evolución cronológica y no a una distinción geográfica o etnográfica. De cualquier modo no establece el orden crono­lógico, es decir, no señala la anterioridad de un tipo sobre el otro.

Por otro lado este texto resulta interesante para nuestros fi­nes, porque es el primero que señala la presencia de sepultu­ras excavadas en Alava, llegando a citar el Valle de Valdego­vía.

En las actas del XIV Congreso de Arqueología Nacional celebrado en Zaragoza aparece un breve trabajo escrito por Josefina Andrio en colaboración con Ester Loyola (12), que trata también el tema de los enterramientos medievales en ro­ca. El texto se reduce a una somera descripción de la ermita rupestre de San Pedro (Tartalés de Cilla) y de las ruinas del Monasterio de San Juan de la Hoz (Cillaperlata) acompañada de referencias a sus respectivas necrópolis.

La aportación más interesante de todo ello es la mención de dos tumbas antropomorfas relacionadas con la ermita ex­cavada en la roca, que presentan una orientación hacia el oes­te. La autora manifiesta su extrañeza ante este hecho pero no propone ninguna explicación.

En 1982 la Revista de Estudios Medievales ACTA ME­DIEV ALIA publicó un Anexo (13) titulado "Necrópolis i Se­pultures Medievals de Catalunya" y constituye un auténtico hito en el estudio del mundo funerario medieval. En este ane­xo se incluyen, entre muchos otros trabajos de interés, dos ar­tículos que dejándose de circunloquios acometen el siempre propuesto problema de la tipología de las tumbas medievales.

A mediados de los 80 Francisco Reyes Tellez (14) en el Primer Congreso de Arqueología Medieval Española aporta

(12) ANDRIO, Josefina, "Aportaciones a la arqueología medieval en el Valle del Ebro", en XIV Congreso Nacional de Arqueolo­gía. Secretaría General de los Congresos Arqueológicos Na­cionales, Zaragoza, 1977, pp. 1221-1225.

(13) El anexo es el citado Necrópolis i sepultures medievals de Ca­talunya, en el que además del reseñado artículo (cita 3) de Jor­di Bolos y Montserrat Pages, destaca un trabajo de Manuel Riu y el propio Jordi Bolos, titulado "Observacions metodologic­ques, esquernes i fitxes de treball per a !' estudi de les sepultu­res", pp. 11-28.

(14) REYES TELLEZ, Francisco, "Excavaciones en la ermita de Santa Cruz (Valdezate, Burgos)", en Actas del I Congreso de Arqueología Medieval Española, Diputación General de Ara­gón, Zaragoza, 1986, pp. 273-286.

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nuevos datos sobre las sepulturas medievales relacionadas con la ermita de Santa Cruz en Valdezate (Burgos). Este artí­culo saca a la luz los resultados de las campañas de excava­ción desarolladas entre 1981 y 1984. El texto gira en tomo a tres aspectos fundamentales del yacimiento: el centro de culto (cuyo origen se remonta a época precristiana) el centro eco­nómico (un conjunto de silos destinados al almacenamiento de cosechas y simientes), y la necrópolis. En ésta, debido a su extenso período de utilización (siglos IV al XVI), coexisten sepulturas de muy diversos tipos, pero, centrándonos en el objeto de nuestro estudio, fijaremos nuestra atención en las sepulturas altomedievales excavadas en la roca: su cronología parece situarse entre los siglos VII y XI; el cadáver se deposi­tó en posición de decúbito supino, con los brazos cruzados sobre el pecho; están orientados siempre en dirección Este; contienen en algunos casos ajuares, de cuantía y calidad muy diversas; se observa una reutilización de las tumbas acumu­lándose los osarios en la cabecera, en los pies, e incluso sobre la cubierta. Reyes Tellez interpreta esta reutilización como un enterramiento de tipo familiar ya que las características de la necrópolis impiden atribuirla a una falta de espacio.

En cualquier caso, en este trabajo se aprecia una importan­te laguna gráfica ya que no incluye dibujos ni fotografías que ayuden a una mejor comprensión de las dimensiones y forma de las tumbas.

En su "Yacimientos arqueológicos medievales del sector central de la montaña cantábrica" (15) Bohigas realiza un re­cuento de las estaciones medievales que se localizan en esta zona, entre las que se encuentran varias necrópolis. Su interés radica en presentar un repertorio de yacimientos a modo de carta arqueológica.

En el año 1987 Josefina Andrio vuelve a publicar un artí­culo (16) sobre sepulturas medievales, recogido en las actas del segundo Congreso de Arqueología Medieval Española. Se trata de un trabajo mucho más denso e interesante, en el que tras una introducción sobre la evolución en el conocimiento de las sepulturas labradas en la roca (desde los inicios "ama­teur" hasta los primeros estudios científicos del tema), reali­za, un recuento estadístico de los diferentes tipos de tumbas que se encuentran diseminados en 30 yacimientos repartidos por el curso alto y medio del Ebro y en el curso alto del Due­ro. Es en este artículo donde encontramos un primer intento de establecer una cronología en función del tipo de sepultura; según esta autora pueden distinguirse cuatro períodos en la realización de enterramientos: a) Siglos VIII-IX. Se utilizan sepulturas de bañera y hay un inicio de estructuras antropo­formas. b) Siglos IX-X. Sepulturas biformes y con encaje de la cabeza redondeado. c) Siglos X-XI. Tumbas con encaje de

(15) BOHIGAS ROLDAN, Ramón, Yacimientos arqueológicos medievales del sector central de Ja montaña Cantábrica, Aso­ciación Cántabra para Ja defensa del Patrimonio Subterráneo. Santander, 1986.

(16) ANDRIO, Josefina, "Formas de enterramiento medievales en los valles del Ebro y Duero" en 11 Congreso de Arqueología Medieval Española, Asociación Española de Arqueología Me­dieval, Madrid, 1987, III, pág. 273-286.

la cabeza en arco de herradura trapezoidal y cuadrangular. d) Siglos XI-XII. Tumbas de lajas y sarcófagos exentos.

Esta cronología resulta sugestiva, pero la autora no propor­ciona ningún tipo de dato que sirva de apoyo. A nuestro jui­cio esta cronología se basa en el concepto de seriación, según el cual los objetos más evolucionados y más complejos son más modernos que los más simples. Contra esta teoría se al­zan muchos ejemplos concretos y en nuestro caso específico basta con recordar la temprana ejecución de los sepulcros de Argiñeta (Elorrio ).

También en este segundo Congreso de Arqueología Me­dieval Española aparecieron dos estudios referentes al tema que nos ocupa. Uno de ellos está realizado por Kliemann (17) y analiza el problema de la orientación de las sepulturas, que a pesar de su interés ha sido muy poco estudiado. La autora considera que la orientación normal de las tumbas medievales es de Oeste a Este, esto es con la cabecera al Oeste y los pies hacia el Este. La razón de esta orientación parece pertenecer al terreno de la simbología cristiana (Jerusalén está hacia el Este, la luz de Dios viene del Este, Cristo aparecerá por el Es­te en el Juicio Final, etc ... ), si bien no hay que olvidar que el cristianismo no hace más que asimilar en este caso tradicio­nes anteriores en época precristiana). Según Kliemann esta orientación normal puede ser objeto de "desviaciones" provo­cadas por los siguientes motivos: el deseo de orientar la tum­ba hacia el recorrido del sol durante el día (esto determina orientaciones hacia el Sur o hacia el Sureste); la necesidad de aprovechar las características geológicas del terreno o de uti­lizar el espacio libre entre sepulturas; y por último la inten­ción de colocar las tumbas siguiendo la orientación de los muros de la iglesia. El trabajo introduce también la teoría del "Arco solar", según la cual, en principio es posible fijar el momento del año en que se construyeron o fueron excavadas las tumbas. Esta teoría, que se asienta en la premisa que la orientación de las sepulturas se realizaba en relación a la po­sición del sol en el momento de su salida, ha sido aplicada por arqueólogos ingleses y alemanes que han obtenido resul­tados poco convincentes: el análisis indica que la mayor parte de las tumbas fueron construidas en primavera, verano u oto­ño. Así pues, suponiendo que la construcción de las tumbas corresponda al momento de defunción del individuo, este da­to significaría que la mortalidad era más baja en el período más frío y de mayor escasez de víveres (en invierno). La pro­pia investigadora, cuya postura nunca queda del todo clara, termina poniendo en entredicho la validez del método que po­co antes había presentado con entusiasmo.

En conjunto, el artículo resulta superfluo, ya que se limita a refundir la bibliografía existente sin aportar datos tomados sobre el terreno. Se echan en falta esencialmente una relación entre los distintos tipos de tumbas medievales y las distintas posibilidades de orientación. Asimismo, es asombrosa la falta de tablas de porcentaje en un aspecto que tan fácil se presta al tratamiento informático.

(17) KLIEMAN, Katja, "La orientación de las sepulturas medieva­les", en 11 Congreso de Arqueología Medieval fapañola, III, pp. 495-501.

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166 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

Mayor interés tiene el trabajo de Bosch i Casadeval en co­laboración con Valles i Cuevas (18). Resulta extremadamente curioso que sea en un artículo destinado al estudio de las tum­bas de lajas (de su tipología y de los tipos de necrópolis don­de suelen aparecer) donde se encuentre un primer intento de explicación del fenómeno de las sepulturas excavadas en la roca, si bien limitado al entorno de Cataluña y alrededores.

Los autores consideran que en el ámbito catalán el origen de las tumbas excavadas se encuentra en las comarcas del Pi­rineo y Prepirineo, zonas superpobladas donde era necesario un aprovechamiento del terreno al máximo; por ello, en el momento de establecer el lugar destinado a la necrópolis se escogen las zonas marginales donde la poca potencia del es­trato de tierra fértil o incluso la aparición de la roca en la su­perficie hacían imposible el cultivo; esta es la razón de que las tumbas, relegadas a estos espacios improductivos, tuvie­ran que excavarse en la roca.

Posteriormente durante los siglos IX y X se desarrolla un movimiento colonizador hacia la llanura y el litoral, que se traduce en la construcción de castillos, iglesias y poblados en lugares fáciles de defender. Estos hábitats se localizan pues, en zonas rocosas y, a consecuencia de ello, el fenómeno de las tumbas excavadas en la roca se extiende por la montaña oriental, el altiplano central y algunas zonas de la región me­diterránea. Por último a medida que se van ocupando los va­lles y las llanuras, las tumbas horadadas en la roca son susti­tuidas por las sepulturas de lajas.

Finalmente, en las conclusiones de su minucioso y metódi­co estudio, los investigadores señalan que el fenómeno de las tumbas excavadas es completamente distinto al de las tumbas de lajas: ambos responden a momentos diferentes de la socie­dad medieval catalana. A su juicio estas diferencias entre am­bos tipos de inhumación se demuestran por la variada locali­zación de las necrópolis de las tumbas de lajas, mientras que las excavadas se sitúan mayoritariamente en relación a un centro cristiano. Señala igualmente, que aunque ambos tipos de sepulturas están orientados hacia el Este, las condiciones del terreno afectan más a la orientación de las excavadas.

Este recorrido a través de la bibliografía existente sobre las tumbas medievales excavadas en roca, muestra la cantidad de trabajo que aún queda por hacer. Este vacío es especialmente importante por lo que se refiere al País Vasco, precisamente una de las zonas más necesitadas de investigación arqueológi­ca ante la escasez de testimonios escritos. Se hac~, pues, ne­cesario seguir estudiando las diferentes necrópolis medievales siguiendo unos criterios de trabajo normalizados para llegar a realizar una descripción científica y exhaustiva. Sólo cuando se haya alcanzado este estadio en el proceso de investigación podrá emprenderse con éxito la tarea de cronologización.

(18) BOSCH I CASADEV ALL, Josep y VALLES I CUEVAS, Jordi, "Sepultures tipus cista de !loses i/o "tegulae" a Catalun­ya: hipótesi interpretativa", en II Congreso de Arqueología Medieval Espa11ola, III, pp. 327-338.

S. CRONOLOGIA Y APROXIMACION AL CONTEXTO HISTORICO DEL YACIMIENTO

El yacimiento de San Martín de Valparaíso se ubica histó­ricamente dentro del período Altomedieval alavés, desde el final del siglo VIII, después de las invasiones musulmanas (19) hasta los siglos X y XI. Por lo tanto, desde el punto de vista cultural, al tiempo del postvisigotismo, como lo atesti­guan las estructuras construidas en la roca, dentro del marco geográfico de la cuenca del Omecillo, y la aparición de los primeros movimientos repobladores hacia la Meseta castella­na.

Desde el punto de vista cronológico, una fecha "ante quem" lo situaría a partir de la fundación de Villanueva de V aldegovía. Creemos, con cierta lógica, que atraería a los po­bladores de San Martín, dada la expectativa de mejoras res­pecto al anterior poblamiento, al gozar ahora de la protección de la nobleza y del clero dirigente de los movimientos repo­bladores del entorno, principalmente de los "bellatores".

La fundación de Villa Nova está documentada para el año 948, aunque ya existen noticias de una iglesia de tres naves en el término de San Martín hacia el año 919, como ya hemos comentado anteriormente (20).

El período "Post quem" es más difícil de precisar. Pode­mos tomar dos referencias geográficas y culturales. La prime­ra será el resultado del descenso del poblamiento desde los montes inmediatos, lo que implicaría un continuismo respecto a las zonas más alejadas (el pico de San Pedro donde han apa­recido restos del Hierro, así como cerámica medieval) (21).

Supondría la huída al interior en caso de peligro musulmán y luego el consiguiente descenso al río en épocas de tranquili­dad. La segunda referencia vendría a corroborar los efectos de la invasión musulmana con el consiguiente desplazamien­to de grupos huidos de las "razzias", y el asentamiento de nuevos grupos poblacionales.

Si seguimos lo propuesto por Ollich (22), la pervivencia de entalladuras en la pared de roca, tumbas excavadas en roca, poblamiento primitivo, parte de habitación excavada en la ro­ca y una iglesia en el entorno nos permiten aproximar la cro­nología a los siglos IX-X.

En definitiva opinamos que este yacimiento se basa en la fundación de un poblamiento en un pequeño valle escondido de la vía principal de comunicación (la actual carretera Sonci­llo-Villanueva-Gurendes). Localización ideal en un momento de inestabilidad política y social, más aún en un territorio de carácter fronterizo como éste.

En cuanto a la Alta Edad Media en el País Vasco opinamos que la documentación que existe en la actualidad es poca y fraccionaria para el período Alto Medieval. Los estudios han

(19) MONREAL JIMENO, op. cit., pp. 97-98 (20) RUIZ DE LOIZAGA, S., op. cit., pág. 32. (21) BARANDIARAN, J.M., "Excavaciones en el MOntico de

Charratu y en Sarracho", Estudios de Arqueología Alavesa, II. Vitoria, 1967.

(22) RIU, Manuel y BOLOS, Jordi, en Acta Medievalia et Archeo­logica, Universidad de Barcelona, Barcelona, 1982, pág. 147.

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA) ALAV A 167

intentado responder a fenómenos determinados como son la "cristianización", la "aculturación", la "sociedad", basándose exclusivamente en fuentes escritas y sin el apoyo de una labor arqueológica sistemática, con objeto de contraste o verifica­ción de datos, salvo honrosas excepciones.

Dada la orografía del territorio vasco, las corrientes cultu­rales en el tiempo y el espacio han conformado un carácter fraccionario y poco conocido para el período Altomedieval. En líneas generales nos encontramos con un Norte delimitado por el mar y el territorio pirenaico, a través del cual hubo in­tercambios poblacionales, al mismo tiempo que la cordillera de los montes cantábricos suponía el aislamiento de corrien­tes provenientes del sur, a pesar de las vías de penetración na­turales, ríos como el Ebro, valles de orientación Norte-Sur, o las llanadas Alavesa y Navarra que sufrieron de forma más continuada la presencia externa.

Las características de poblamiento son poco conocidas, es a partir del siglo XII cuando lo medieval comienza a tomar forma, tanto en lo documental como en lo arqueológico. Has­ta entonces se habla de poblamiento de tipo agrícola-pastoril, de trashumancia, grupos aislados, atrasados e impermeables a los procesos de aculturización que sufre el resto de la penín­sula (23). Es a partir de la invasión musulmana cuando las

(23) GARCIA DE CORTAZAR, F., Organización social del Espa­cio en la España, Del Cantábrico al Ebro. Ed. Ariel. Barcelona 1982, pp. 69-77.

noticias, de forma fragmentaria y limitadas a la zona de con­tacto de la meseta comienzan a ser más frecuentes de lo que venían siendo hasta ese momento.

A todo esto hay que añadir la importancia de la invasión musulmana que desplazará población hacia los territorios li­mítrofes montañosos de la zona vasca.

La reconquista a partir del centro asturiano supuso el asen­tamiento de poblaciones en zonas antes peligrosas aunque no será hasta finales del siglo XIII cuando comiencen a aflorar testimonios mejor conocidos que nos permitan una construc­ción histórica más acorde con el período precedente.

En consecuencia, la época de actividad de San Martín po­dría situarse en los prolegómenos de las primeras repoblacio­nes y creaciones de "villas", dada la proximidad a la futura Villanueva.

6. APENDICE GRAFICO

Planimetría. Sepulturas. Fotografías.

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168 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE V ALDEGOBIA) ALA VA

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170 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

SAN MARTIN DE VALPARAISO

Distribucion del entorno

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA) ALA VA

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174 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

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176 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

SAN MARTIN DE VALPARAISO

NECROPOLIS

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Nº SECTORI 8 TOTAL PARCIAL TOTAL Csb. LM. 'les Csb. L.M. i>les Un.Cub . Variac.

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A 2 X 186 39 38 24 27 29 27 170 s almohada

A 3 X 180 39 34 31 24 D.O. O.O. 175 s A 4 X 180 43 46 30 29 ).0. 32 175 s almohada

A 5 X O.O. 43 o.o. O.O. 37 1 ).0. o.o. 170 s A 6 X 174 46 43 36 30 32 27 SI 120 SE almohada A 7 X 172 40 36 36 26 30 26 SI 120 SE A 8 X 180 40 38 30 32 34 34 SI 90 E almohada

A 9 X C.T. 44 42 C.1 68 C.i .C.1 SI 90 E A 10 X C.T. 44 40 C.l 31 C.1 C.1. SI 90 E A 11 X C.T. 40 40 33 33 C.1 .c.1. SI 80 E A 12 X 174 40 36 30 23 C.l .C.T SI 80 E A 13 X 184 38 40 30 35 37 e: . SI 70 E almohada o.o 14 X O.O. O.O . 31 o.e D.e 0.D D.D. 150 SE o.o 15 X O.O. O.O. 31 o.e .o.e o.e o.e 150 SE A 16 X 186 39 39 36 34 36 34 SI 150 SE almohada

A 17 X 191 36 50 42 35 29 27 SI 175 s almohada

B 18 X o.o. 38 36 o.o 30 o.o O.O 160 SE

B 19 X 66 20 23 22 13 13 13 75 E

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA) ALA VA

SAN MARTIN DE VALPARAISO

NECROPOLIS ..

TUMBA ~ CONSERVACION LONGITUD LONG. TRANSVER PROFUNDIDAD CUBIERTA Nº

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Cab: Cabecera

L.M.: Línea Media

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X X

X

X

X

X X

X

X

X

L.Cub.: tínea Cubierta

Corte A

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181

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C.T.

C.T.

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29 36 27 SI 43 43 43 SI

O.o o.e ID.e. C.T C.1 O.D. SI

o.r.: 34 35

35 36 35 SI C.1 C.1 .C.1

32 C.1 C.l. SI O.[ 0.D o.e. o.e 0.D O.D.

C.T.: Colmatada

O.O.: Oestrufda

Corte B

V Profundidad.- tomadas de la línea de cubierta (si conserva)

Longitud Total.- se ha tomado las medidas interiores

Conservación: Total.- más de un 70% conservado

ORIENTACION

o 11ariac.

140 SE 140 SE 130 SE 140 SE 140 SE 140 SE 140 SE 120 SE

140 SE 140 SE

140 SE

177

OBSERVACIONES

almohada

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ORIENTACION

TUMBAS dirección

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-

SECTOR 11 SE 11 tumbas 140º-120º

SEGUN TERMINOLOGIA DE RIU

CONSTRUCCION FORMA SITUACION ..

LATERAL HORIZONTAL RECTANGUL ,, BAÑERA" 1 AGRUPADAS 1 AISLADAS 1 EDAD

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SI SI SI SI 1 SI

SI --- --- SI 1 SI

DISPOSICION en relación a:

OTRAS TUMBAS

HORIZONTALI VERTICAL

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE V ALPARAISO (VILLANUEV A DE VALDEGOBIA) ALAV A 181

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA) ALA VA 183

Vista del interior donde se pueden apreciar la almohada y la línea de cubierta en la cabecera.

Aparecen en la cabecera restos de golpe de escoplo, como si no hu­biera sido terminada de forma definitiva.

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184 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET- EDUARDO FERNANDEZ

Estado actual de conservación de algunas tumbas. El Sector II, tal vez debido a su orientación y ubicación, ha soportado peor el paso

del tiempo. Un ejemplo es esta tumba.

Algunas sepulturas parecen haber sido destruidas con el fin de reutili­zar la roca. Conservación parcial de una de ellas.

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LA NECROPOLIS DE SAN MARTIN DE VALPARAISO (VILLANUEVA DE VALDEGOBIA) ALA VA

Una de las tumbas mejor conservadas, al encontrarse protegida por la pared. La cabecera se introduce en el cantil rocoso.

185

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186 JOSE FELIX ALONSO - SANTIAGO CASTELLET - EDUARDO FERNANDEZ

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