La mosca del garbanzo y sus parasitoides

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Bol. San. Veg. Plagas, 17: 319-331,1991 La mosca del garbanzo y sus parasitoides J. TORMOS Y A. GARRIDO Una de las plagas importantes del garbanzo la constituye el díptero minador Liriomvza t ¡cerina (Rondani, 1875). En este artículo se realiza un resumen bibliográ- fico de su biología y se tratar, ciertos aspectos de interés para su control, a la vez que se aportan datos inéditos sobre los parasitoides de esta plaga en la península Ibérica. J. TORMOS Y A. GARRIDO Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. Aparta- do Oficial. 46113 Moneada (Valencia). Palabras clave: C. arietinum, L. acerina, biología, parasitoides. INTRODUCCIÓN Aunque el garbanzo ya era cultivado hace siete mil años en el oeste de Asia, se han hallado recientemente indicios de su cultivo, hace diez mil años, en Turquía. Por tanto, es posible que esté fuera el centro de origen desde donde se diversificó a la cuen- ca Mediterránea, la India, Etiopía y África del este. De la cuenca Mediterránea, donde llegó hace cinco o seis mil años, lo introdu- jeron los españoles y portugueses en Amé- rica Central y Sudamérica (GORDILLO & LIBRAN, 1989). Se cultiva en invierno, fun- damentalmente, en la India, Etiopía y Suda- mérica, y en primavera en la región Medi- terránea. En general se trata de un cultivo de secano, aunque un diez por ciento de la superficie total se riega (SING et al., 1983). Su área actual de cultivo ronda los diez millones de hectáreas, de los que más de siete millones se encuentran en la India. Comprende zonas con regímenes muy dife- rentes de temperatura, y fotoperiodo (SING et al., 1983). Según BUOCHEZ (1985), actualmente se pueden distinguir cuatro zonas de producción: América del Sur (3.2% de la producción mundial), Africa oriental (2.2%), cuenca Mediterránea (9%) y subcontinente indio (86%). En España, donde su cultivo se encuentra extendido fundamentalmente en las Comu- nidades Autónomas de Castilla León, Cas- tilla la Mancha, Andalucía y Extremadura, se halla sometido tanto a la presión de los hongos -que ocasionan la denominada "roya gangrenosa", "socarrina" o "rabia de los garbanzales" {Ascochyta rabiei (Pass) Lab.) y la seca (hongos del género Fusa- rium) que constituye, actualmente, la enfer- medad más importante del garbanzo de siembra de primavera en España (CUBERO, 1975; TRAPERO, 1983)-, como a los daños ocasionados por el agromícido minador denominado vulgarmente "mosca del gar- banzo". El cultivo de esta leguminosa aunque no presenta, actualmente, gran importancia en España -menos de noventa mil hectáreas, a pesar de ser la tercera leguminosa grano en importancia del mundo y la primera en la región Mediterránea-, se ha creído oportu- no al realizar este trabajo, ya que desde las contribuciones de NAVARRO (1903), DEL

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Bol. San. Veg. Plagas, 17: 319-331,1991

La mosca del garbanzo y sus parasitoides

J. TORMOS Y A. GARRIDO

Una de las plagas importantes del garbanzo la constituye el díptero minadorLiriomvza t ¡cerina (Rondani, 1875). En este artículo se realiza un resumen bibliográ-fico de su biología y se tratar, ciertos aspectos de interés para su control, a la vez quese aportan datos inéditos sobre los parasitoides de esta plaga en la península Ibérica.

J. TORMOS Y A. GARRIDO Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. Aparta-do Oficial. 46113 Moneada (Valencia).

Palabras clave: C. arietinum, L. acerina, biología, parasitoides.

INTRODUCCIÓN

Aunque el garbanzo ya era cultivadohace siete mil años en el oeste de Asia, sehan hallado recientemente indicios de sucultivo, hace diez mil años, en Turquía. Portanto, es posible que esté fuera el centro deorigen desde donde se diversificó a la cuen-ca Mediterránea, la India, Etiopía y Áfricadel este. De la cuenca Mediterránea, dondellegó hace cinco o seis mil años, lo introdu-jeron los españoles y portugueses en Amé-rica Central y Sudamérica (GORDILLO &LIBRAN, 1989). Se cultiva en invierno, fun-damentalmente, en la India, Etiopía y Suda-mérica, y en primavera en la región Medi-terránea. En general se trata de un cultivode secano, aunque un diez por ciento de lasuperficie total se riega (SING et al., 1983).Su área actual de cultivo ronda los diezmillones de hectáreas, de los que más desiete millones se encuentran en la India.Comprende zonas con regímenes muy dife-rentes de temperatura, y fotoperiodo (SINGet al., 1983). Según BUOCHEZ (1985),actualmente se pueden distinguir cuatrozonas de producción: América del Sur

(3.2% de la producción mundial), Africaoriental (2.2%), cuenca Mediterránea (9%)y subcontinente indio (86%).

En España, donde su cultivo se encuentraextendido fundamentalmente en las Comu-nidades Autónomas de Castilla León, Cas-tilla la Mancha, Andalucía y Extremadura,se halla sometido tanto a la presión de loshongos -que ocasionan la denominada"roya gangrenosa", "socarrina" o "rabia delos garbanzales" {Ascochyta rabiei (Pass)Lab.) y la seca (hongos del género Fusa-rium) que constituye, actualmente, la enfer-medad más importante del garbanzo desiembra de primavera en España (CUBERO,1975; TRAPERO, 1983)-, como a los dañosocasionados por el agromícido minadordenominado vulgarmente "mosca del gar-banzo".

El cultivo de esta leguminosa aunque nopresenta, actualmente, gran importancia enEspaña -menos de noventa mil hectáreas, apesar de ser la tercera leguminosa grano enimportancia del mundo y la primera en laregión Mediterránea-, se ha creído oportu-no al realizar este trabajo, ya que desde lascontribuciones de NAVARRO (1903), DEL

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CAÑIZO (1934, 44) y MIRA (1942), ningúnautor se ha ocupado de este minador en lapenínsula ibérica.

Según GORDILLO & LIBRAN (1989) ennuestro país se da actualmente, el fenóme-no de contar con una gran tradición en estecultivo, de producir los garbanzos de mejorcalidad del mundo y, sin embargo, de enca-bezar, junto con Etiopía, la lista de paísesimportadores. Estos mismos autores seña-lan, entre las causas que han originado estasituación, a las plagas, que causan estragosperiódicamente y generan una sensación deinseguridad en los agricultores que lesinducen a la elección de otros cultivos. Aeste respecto debemos indicar que en oca-siones la importación del producto del exte-rior, por ejemplo mejicano, ha derrumbadolos precios en el interior (CARLON, 1987).

Recientemente SITHANANTHAM & REED(1980), SITHANANTHAM & CARDONA(1984), SITHANANTHAM et al., (1984), yHARIRI & TAHHAN (1983) se han ocupadode los insectos que atacan a Cicer arieti-num L., tratando, en algunos de sus artícu-los, a Liriomyza cicerina (Rondani).

atacando posteriormente a C. arietinumcuando este cultivo fue introducido, desdela India, en el sur de Europa.

Esta especie causa considerables dañosen todos los sitios donde se cultiva el gar-banzo, y es una plaga seria en España, Tur-quía, Ukrania (SPENCER, 1976) y Siria(CARDONA, 1983).

DESCRIPCIÓN

Fue descrita por CAMILO RONDANI en Ita-lia en 1875, siendo descubierta, a principiosde siglo, en la península Ibérica por Nava-rro, quien supuso que se trataba de unanueva especie, describiéndola con el nom-bre de Agromyza cicerina NAVARRO, 1903.

TAXONOMÍA

Orden: DípteraSuborden: CyclorraphaFamilia: AgromyzidaeGénero: Liriomyza Mik.Especie: L. cicerina (Rondani, 1875)

DIFUSIÓN DE LA PLAGA

Este díptero presenta una distribucióntípicamente mediterránea, habiendo sidoconfirmada su presencia en Italia, Yugosla-via, España, Portugal, Dinamarca, Marrue-cos, Túnez, Turquía, Ukrania, Inglaterra,Alemania, y Sucia (SPENCER, 1973, 76).Recientemente SITHANANTHAM et al.,(1984) la han citado como plaga en dos paí-ses del este de Asia, Siria y Jordania. Envarios de estos países han sido confirmadosdaños de cierta consideración.

En España se halla presente en todas lasregiones donde se cultiva C. arietinum L.,encontrándose parcelas enteras donde granparte de las hojas presentan los foliólosminados.

Según SPENCER (1973) es probable que L.cicerina atacara, inicialmente, a especiesdel género Ononis L., ya que mina, común-mente, en las mismas en el oeste de Europa,

MORFOLOGÍA

ADULTO. Muy pequeño ( 1 (longitud):1.5-2 mm; e (envergadura): 2.16-3 mm);color oscuro, con manchas amarillas (fig. 1).Cabeza. Frente 1.5 veces la anchura de losojos, proyectándose por delante de los ojoshacia la base de las antenas; tercer segmentoantenal pequeño, redondeado. Alas (fig. la).Color. Frente amarillo-anaranjado; órbitasantenales amarillo pálido; tercer segmentoantenal variablemente oscurecido, en ocasio-nes casi enteramente negro; mesonoto negro;patas oscuras, fémures amarillos, aunqueoscurecidos.

FASES PREIMAGINALES. Huevo: Formaovalada (30 x 15 (is); coloración blancolechosa. Larva: Forma alargada, subcilín-drica; color amarillo claro. En su últimoestadio larvario (1 :3 mm; a: 0.70 mm).Espiráculos posteriores con 7-9 poros.

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Fig. 1.- De izquierda a derecha: a) Imago de L. acerina; b) pupa de L. cicerina; c) imago de O. monilicomis.

Pupario: Forma ovalada (1: 1.55-2 mm); a0.66-0.80 mm); color amarillo-parduzcopálido (marrón) (fig. 1).

DESCRIPCIÓN DEL CICLO

SHEVTCHENKO (1937) señala cuatrogeneraciones, entre abril y agosto, en Ukra-nia, dos antes de la floración del garbanzo ydos hasta el final de la vegetación de laplanta; en la península Ibérica este dípterodebe de presentar, probablemente, dosgeneraciones anuales.

A principios de abril, cuando las plantasde garbanzo presentan poco tamaño, ya sepueden observar los primeros adultos, eldesove se generaliza entre la última decenade abril y la primera de mayo, poniendo lashembras, generalmente, uno ó dos huevospor foliólo (fig. 2). Al cabo de dos o tresdías eclosionan los huevos y emergen las

larvas neonatas. La fase larval suele durarentre cinco y doce días, al final de los cua-les la larva de último estadio, por reglageneral, sale de la mina y se deja caer alsuelo, se entierra (a una profundidad entre 3y 6 cm) y pupa. Esta última fase suele durarentre catorce y quince días, con lo que elciclo completo suele abarcar de tres a cuatrosemanas.

DIAPAUSA. DEL CAÑIZO (1934, 1944)indica que, durante los veranos calurosos, noes probable que se desarrollen nuevas gene-raciones a expensas de plantas silvestres delgénero Ononis, ya que, en circunstancias des-favorables, el díptero entra en diapausa bajola fase de pupa. A continuación hace referen-cia a las observaciones de SHEVTCHENKO(1937), quien recogió en Jerson (Ukrania), eldía cuatro de junio, 44 pupas de L. cicerinaRondani, las depositó en una maceta sin tie-rra y esperó a que emergieran. Los resultadosque obtuvo fueron los siguientes: a) moscas

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Fig. 2.- Minas de L. acerina.

que emergieron: 9 (20.5%); b) pupas sintransformar: 22 (50%); c) pupas desecadas12 (27,3%) y d) pupas parasitadas I (2.2%).El clía uno de agosto el mismo investigadorcolocó, en tubos de ensayo, 1.059 pupas, delas cuales hasta el uno de octubre, o sea, ensesenta días, no emergió ninguna mosca; enel campo los últimos individuos observadoslo fueron el veintiuno de agosto.

A este respecto tenemos que indicar quedurante 1988 se recolectaron minas de L.cicerina en la Comarca Salmantina cono-cida como La Armuña. La operación sellevó a cabo recolectando hojas minadasde la base de la planta, ya que es en dichazona donde los foliólos se presentan másminados, y se depositaron en botes deplástico de dimensiones adecuadas (paraevitar una humedad excesiva), tapándoseéstos con tela de tul, lo suficientementetupida, sujeta mediante un aro de goma.Estos recipientes se mantuvieron a T, H yfotoperiodo en condiciones ambientales,esperando que emergieran hospedadores yparasitoides. Los resultados que se obtu-vieron, se dan en el cuadro n- 1 (los conte-nedores se examinaban cada tres días).

Cuadro n-

h = hospedador, p = parasitoide, O* = macho, Q = hembra

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Fig. 3 y 4.- Jaula con plantas de garbanzo infestadas con L. acerina.

Durante 1989 se recogieron larvas, que notardaron en pupar, en las provincias deZamora (Villares y Villaruega y Salamanca(Aldealengua), siendo las fechas de recolec-ción las siguientes: 12-VI-89, 9-VII-89 y 20-VI-89, respectivamente. Únicamente emer-gieron imagos de un lote que mantuvimosdurante 25 días en un frigorífico a una T de5 grados Centígrados y 70% de Hr.

Durante 1990 (19-V-90) se recolectaronadultos de la generación invernate, tantodel hospedador como del parasitoide, en eltérmino municipal de Ayora (provincia deValencia). Con estos imagos se infectaronsiete plantas de garbanzo, depositadas endos jaulas de tamaño adecuado (figs. 3 y 4),y se dejaron a T, Hr, y fotoperiodo en con-diciones ambientales. El 6-VI-90 se sacaronlos foliólos minados que contenían larvas,despositándose en recipientes adecuados,con objeto de obtener imafos de hospeda-dores y parasitoides. De un total de 2.292foliólos, 627 se encontraban minados, sien-do mucho mayor el número de foliólos quepresentaban dos minas. Examinados losimagos emergidos, el 22-VI-90, estos sepresentaron en muy bajo número.

Igualmente, en la misma fecha y en elmismo sitio, se recolectaron una gran canti-dad de foliólos minados. Con estos se hicie-

ron tres bloques, depositándose cada uno deellos en condiciones diferentes de T, Hr. yfotoperiodo. Así, el primero de dichos blo-ques se depositó en una cámara con T (21-23C), Hr. (60-80%) y fotoperiodo (16:8).

Del 2-VI-90 al 6-VI-90, emergieron adul-tos, tanto de hospedadores como de parasi-toides, del primer y segundo bloques; mien-tras que del tercer bloque, únicamenteemergieron dos calcidoideos Eulófidos:Diglytphus isaea Walker, 1838.

Con algunos de los imagos de L. cicerinaobtenidos del primer y segundo bloques (seobtuvieron 203 hospedadores y 550 parasi-toides), se infectaron 19 plantas de garban-zo que se depositaron en la primera de lascámaras anteriormente mencionadas (fig. 5y 6) y cuatro plantas que se dejaron en con-diciones ambientales. Al cabo de 4 días, 9de las plantas de la cámara (fig. 6) y una delas cuatro que se dejaron en condicionesambientales, se infectaron con parasitoides.Del 2-VII-90 al 6-VII-90 se obtuvieron losimagos de hospedadores y parasitoides,aunque en muy bajo número, a pesar delgran número de folíolos minados y elamplio número de pupas obtenidas (de las19 plantas de la cámara, se obtuvieron untotal de 985 foliólos minados, frente a 2050contabilizados). Una posterior reinfesta-

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Figs. 5 y 6.- Plantas de garbanzo infestadas con L. cicerina en condiciones climatizadas.

ción, no dio lugar, prácticamente, a parasi-tismo.

Una parcela de garbanzo que se plantó enel I.V.I.A., en un lugar donde nunca habíanexistido garbanzales, y que se infestó el 7-VI-90, con adultos y pupas de L. cicerinaprocedentes de Ayora, no fue atacada.

Es este el momento de hacer hincapié enque estudios sobre la fenología, en particu-lar aquellos que tratan la diapausa -intro-ducción, mantenimiento, terminación y cre-cimiento, y desarrollo de postdiapausa- sonfundamentales para el control integrado deplagas, ya que las adapataciones estaciona-les son la base para las interrelaciones delas especies con su medio físico y biológi-co. A este respecto es obvio decir que elgrado de sincronización estacional entre elhospedador y el parasitoide determina lasrelaciones parasitoide/hospedador y, portanto, la eficacia del control biológico.

En general, las investigaciones de ciclosestacionales de los animales pueden sercomplicadas, ya que son numerosas lasvariables que influyen en las interrelacionesentre el animal y su medio. La investiga-ción de los parasitoides puede ser especial-mente complicada debido a que ello impli-ca, a menudo, una planta, un insecto hospe-dador u hospedadores y, además, el/los

parasitoides. Hay que tener en cuenta, adi-cionalmente, que los parasitoides puedenrecibir y responder a estímulos que actúandirecta y/o indirectamente vía el hospeda-dor; es imprescindible incidir en estosaspectos si queremos obtener buenos resul-tados prácticos, tal y como hemos indicadoal principio.

Según nuestras experiencias, el modeloestacional que presenta este díptero perjudi-cial y su parasitoide en la península Ibérica,es el que se indica en la fig. 7.

Este es el modelo común para muchasespecies, en zonas templadas, que diapau-san en invierno, sobre las que algún estímu-lo específico ambiental tal como fotoperio-do, alimento, cambio fisiológico del hospe-dador... sirve para finalizar la diapausa enprimavera. Este modelo se situaría entreuna diapausa típica invernal y una estival-invernal. No es probable, por los datos quese poseen, que se presente una diapausa deverano. No obstante, cultivos de inviernode esta leguminosa, serían probablementeatacados por este minador, aunque conmenor intensidad.

Después de que la diapausa es inducida,es probable que no finalice hasta la exposi-ción al frió y/o corto fotoperiodo, sirviendo,a su vez, para mantener este estado factores

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Fig. 7.- Ciclo biológico de L. cicerina.

intrínsecos. Una vez transcurrido el otoñola intensidad de la diapausa iría decrecien-do, por ejemplo, la respuesta al fotoperio-do, y aumentando la baja T necesaria parala diapausa. Posteriormente los factores queregularan el período de postdiapausa sin-cronizarían la aparición de los individuosen las condiciones adecuadas.

Sería interesante iniciar y profundizar en lainvestigación de este fenómeno ya que, comohemos indicado anteriormente, somos de laopinión que los estudios fenológicos, enespecial aquello que se refieren a la diapausa,son fundamentales tanto desde el punto devista de la biología pura como aplicada.

A este respecto, y a pesar de que seposeen ciertos conocimientos generalessobre el fenómeno de la diapausa, existenmuchas cuestiones que necesitan una res-puesta. Adicionalmente, hay que tener encuenta que, aunque son numerosas lasinvestigaciones que se han llavado a cabosobre el fenómeno de la diapausa (pode-mos citar, entre otros a HOWE (1967),CHIPPENDALE (1977), MASAKI (1980),TAUBER & TAUBER (1976), TAUBER ETAL., (1983), prácticamente la gran mayo-ría de los estudios se han realizado en el

laboratorio y en condiciones previamentecontroladas.

DANOS

Los daños ocasionados por los agromíci-dos minadores de hojas, se deben tanto a lasgalerías que realizan las larvas (daños quedependen, naturalmente, de la severidad delataque y que repercuten en una menor asimi-lación por parte de la planta, desecación yposterior caída de las hojas, pudiendo llegar,en casos concretos, a una total destrucciónde la planta atacada), así como a las puntea-duras que en las hojas efectúan las hembras.Adicionalmente, y de forma indirecta, el ata-que por agromícidos puede facilitar la infec-ción por hongos, así como ocasionar dañosde tipo físico -como pueden ser quemaduras-debido a que favorecen la exposición directaa los rayos solares.

En lo que se refiere a L. cicerina, yaRONDANI en la descripción original en1875; indicaba "la larva mina en las hojasde C. arietinum, causando frecuentementedaños sustanciales". SHEVTCHENKO (1937)cita que los foliólos minadas se vuelven

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amarillas, se secan y muchas caen prematu-ramente. El ataque se manifiesta, en princi-pio, en las hojas básales de la planta, ata-cando posteriormente las más altas, de talforma que sólo se advierten tres o cuatrohojas sanas en cada tallo (rama) de la gar-banzera. Al disminuir considerablemente lasuperficie de las hojas, se reduce también lavitalidal de las plantas, con la consiguientedisminución o pérdida de la cosecha. Elanálisis de diez plantas recolectadas el cua-tro de junio de 1934, en un recorrido diago-nal del campo, en Jerson (Ukrania), aportólos siguientes resultados:

Total de foliólos en las diez plantas:2331Foliólos destruido: 599Foliólos con daños de segundo grado

(3.8%): 88Foliólos con daños de primer grado

(5.3%): 123Total de foliólos destruidos o dañados

(34.8%): 810Dos semanas más tarde, sobre el veinte

de junio, los daños se habían extendido,con un efecto presumible sobre la floracióny la fructificación, así como sobre el volu-men y peso de la semilla. El análisis deveinte plantas aportó los siguientes resulta-dos:

Número total de folíolos: 1023Foliólos destruidos o dañados: 955Número de flores: 123Número de vainas o legumbres formadas:

26El ataque repercute en la ramificación de

la plata, tamaño y número de las vainas ylegumbres, así como en el peso de las semi-llas. Las plantas, totalmente invadidas, nollegan a granar perfectamente.

De las diversas variedades de garbanzocon las que SHEVTENKO (1937) ensayó enUkrania, ninguna resultó indemne a los ata-ques de la mosca, aunque las plantas obte-nidas de semillas originarias de Asia centralresultaron menos atacadas que las de otrasprocedencias. Con pocas excepciones,resultaron menos propensas a sufrir dañoslas variedades o razas locales. El garbanzonegro de raza local, resultó también menosatacado que el blanco.

SITHANATHAM & REED (1980) dicen queL. cicerina (Rondani) fue muy común entodos los cultivos que visitaron, en un estu-dio preliminar que sobre los insectos plagadel garbanzo llevaron a cabo, durante losaños 1977 a 1979, en Siria. Adicionalmen-te, indican que los cultivos de invierno asícomo las variedades con pequeños foliólosestaban, generalmente, menos atacados quelos cultivos de primavera y las variedadesde anchos foliólos.

HARIRI & TAHHAN (1983) a raíz de unosestudios llevados a cabo en Siria, durantelos años 1980 a 1982, constatan que una delas mayores plagas del garbanzo esLiriomyza cicerina (Rondani).

CARDONA (1983) en un estudio llevado acabo en el norte y este de Africa, indica quela mosca del garbanzo constituye junto conHeliothis spp., la más importante plaga delgarbanzo.

En cuanto a la península Ibérica DELCAÑIZO (1934) indica que los daños alcan-zan, en ocasiones, verdadera importancia,ya que aunque no llegan a destruir la plan-ta, reducen su crecimiento y vitalidad, conla consiguiente merma de la cosecha. BEN-LLOCH & CAÑIZO (1931) añaden que laspicaduras que estos dípteros hacen en lashojas, pueden facilitar el ataque de éstaspor el hongo causante de la "rabia".

Durante nuestras observaciones y para elestudio de los niveles de infestación de losminadores, se recolectaron muestras, perió-dicamente, durante 1988, en Aldealengua.El método utilizado fue similar al yaempleado por JENSEN & KOEHLER (1970)para la determinación de los niveles deinfestación de minadores en alfalfa. El por-centaje de foliólos minados se utilizó comoindicador de densidad de población. Cadaquince días, de abril a junio, se recolectaronveinticinco plantas, al azar, de dos cultivosseleccionados -con plantas de similar desa-rrollo-. Para la obtención del porcentaje defoliólos minados en cada muestra, se hallóla razón entre el número de foliólos mina-dos y el número total de folíolos. No se dis-tinguió entre los foliólos que presentabanuna o más minas.

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Fig. 8.- Niveles de infestación de los foliólos.

A principios de abril, cuando las plantasde garbanzo son aún de pequeño tamaño, seobservó un escaso número de foliólosminados. El mayor número de minas seobtuvo en la segunda quincena de mayo.Durante el mes de junio el número de folio-Ios atacados, aunque importante, habíadecrecido sustancialmente (fig. 8).

TRATAMIENTOS

En 1934 DEL CAÑIZO decía que la luchacontra los insectos adultos podría intentarsepulverizando las plantas con una disoluciónazucarada de fluoruro sódico.

Fluoruro sódico: 250-300 g.Melaza o 2 kg. de azúcar morena: 4-5 K.Agua: 1001.Con este caldo se pulverizan las matas de

garbanzo de una, de cada tres o de cadacuatro líneas, siendo conveniente pulveri-zarlas desde últimos de abril cada diez oquince días, ensayando las dosis de fluoru-

ro que resistan las plantas sin soportar nin-gún daño.

Adicionalmente, dicho autor añadía quelas pulverizaciones cúpricas empleadaspara prevenir la "rabia de los garbanzales",pueden ejercer cierta acción insecticida,aunque insuficiente.

DOMÍNGUEZ (1980) recomienda pulveri-zar los garbanzales en el mes de abril conlindano (cuando se vean las primeras mos-cas) para matar los adultos, antes de querealizen la puesta. Este tratamiento deberepetirse en el mes de junio cuando aparez-can los adultos de la segunda generación.Añade, a continuación, que para combatirlas larvas puede ensayarse dipterex o dro-mofos ya que han sido indicados para otroscasos análogos.

Recientemente HARIRI TAHHAN (1.983) araíz de unos tests de insecticidas, llevados acabo en Siria -fundamentalmente en Alep-po-, indican que el metidation fue efectivocontra la mosca del garbanzo. Pulverizacio-nes foliares fueron igualmente eficientes, y

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la producción aumentó del 20% al 30% encultivos de primavera y del 13% al 19% encultivos de invierno.

En la lucha contra esta plaga se deben deobtener buenos resultados con insecticidassistémicos, con ciromacina como materiaactiva -aparecidos recientemente en el mer-cado, contra los agromicidos del géneroLiriomyza Mik.-, e inocuos contra la faunaútil, por los resultados que se poseen hastael momento-.

El dimetoato y el triclorfon son recomen-dados por el Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentación, a través de la Direc-ción General de producción Agraria(Manual de productos fitosanitarios, 1990)

PRACTICAS CULTURALES

NAVARRO (1903) recomendaba que, en laalternativa de cultivos, se procurase norepetir, durante dos años seguidos, el gar-banzo u otras leguminosas que pudieran seratacadas por este díptero. Esto, naturalmen-te, debería hacerse en una comarca o zonaextensa. Adicionalmente, añadía que la des-trucción de las plantas del género Ononis L.("gatuña", "detienebuey"...) es tambiénaconsejable.

SHEVTCHENKO (1937) aconsejaba laboresprofundas -en los campos que han llevadogarbanzos- para enterrar las pupas, o bienlabores que desenterraran éstas con objetosde que se desecaran.

DOMÍNGUEZ (1980) recomienda, si setrata de fincas aisladas, una alternativa decosechas que elimine su cultivo durante dosaños. Esto bastaría para extirpar la plagapor falta de alimento, hata que hubiera otracontaminación de garbanzales más o menospróximos. En el caso de no existir garban-zales inmediatos atacados, la sustitución deesta leguminosa, durante un par de años,permitirá continuar cosechando garbanzossin riesgo de mosca.

Adicionalmente, la rotación de cultivos ylabores profundas son prácticas culturalesmuy aconsejables contra la rabia (GONZALEZ,1.988).

HARIRI & TAHHAN (1983) observaron elefecto de ciertas prácticas culturales sobreel nivel de infestación.

RESISTENCIA DE VARIEDADES

SHEVTCHENKO (1937) aconseja la realiza-ción de ensayos con diversas variedades afin de seleccionar las que resulten menosatacadas. Los resultados obtenidos por esteautor, en este campo, apuntan a que lasvariedades más resistentes son precisamen-te las que tradicionalmente se han venidocultivando en una zona o área en cuestión("autóctonas").

SITAHANTHAM «fe REED (1980) han obser-vado que las variedades con pequeños folio-Ios y cultivos de invierno son menos ataca-das que las que presentan anchos foliólos ycultivos de primavera. Adicionalmente,GORDILLO & LIBRAN (1989) indican que uti-lizando variedades resistentes a la rabia ensiembras otoñales se evita el stress de hume-dad y temperaturas durante la fase reproduc-tora, se alarga considerablemente el ciclo yse reducen los daños ocasionados por laseca, redundando esto en un incrementonotable de los rendimientos. Se ha demostra-do, en la región mediterránea, que los rendi-mientos se pueden incrementar, hasta en un100%, adaptando este tipo de siembra.

PARASITOIDES

DEL CAÑIZO (1934) dice haber obtenido,en diversos pueblos de las provincias deToledo y Madrid, un bracónido, endoparasi-toide solitario, que pupa dentro de la pupadel hospedador, cuyos adultos son excelen-tes voladores y emergen simultáneamente alos dípteros. Añade que este himenópteroera tan abundante y eficaz, que en el año1932 el 90% de las larvas recolectadas esta-ban parasitadas. Adicionalmente indicabaque éste era el motivo por el cual la segundageneración del díptero suele ser muy limita-da y apenas causa ningún daño. Cuando latemperatura bajaba ("tiempo frío") el tanto

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Fig. 10.- Porcentajes de infestación de los foliólos.

por cien de las larvas parasitadas decrecíarápidamente.

A partir de nuestras observaciones,hemos podido comprobar que los ejempla-res del bracónico obtenido por DEL CAÑIZOpertenecen a la especie Opius monilicornisFISCHER, 1962 (fig. 1). Se trata de un endo-parasitoide solitario, probablemente bivolti-no (con dos generaciones al año, un porcada generación del hospedador), y quesoporta, al parecer, un fenómeno de diapau-sa que lo sincroniza perfectamente con suhospedador. Durante el estudio preliminarque hemos llevado a cabo se han mantenidoimagos vivos, durante más de treinta días,suministrándoles una solución a base deagua y miel. Aunque el "sex-ratio" esincierto, ya que ambos sexos han sidoencontrados abundantemente, se han obte-nido hembras en mayor número.

Para la obtención del índice de parasitis-mo se depositaron los foliólos minados, delas muestras anteriores, en bolsas de plásti-co -en cuyo interior se depositaron bolsasde papel higroscópico- que se llenaban,

aproximadamente, hasta un tercio de sucapacidad. Estas bolsas se inflaban, cerra-ban, y revisaban diariamente, a fin de reco-lectar las larvas que salían de las minas (apunto de pupar) o las pupas. Tanto las lar-vas maduras como las pupas se depositabanen placas petri de 50 x 20 mm -a las que seacoplaba un cilindro de plástico de unos 10

Fig. 9.- Recipiente de emergencia de adultos.

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cm de longitud, cuyo extremo se tapaba conmuselina (fig. 9), en las cuales se situabauna fina capa de arena esterilizada en elfondo -que se humedecía cada tres días-, ypor encima de la cual se depositaban untrozo de papel secante en el que se dejabanlas pupas. Estas placas se mantuvieron a T,H, y Hr. ambiente. El grado de parasitismopuede observarse en la figura 10.

A la vista de los resultados obtenidos -aunque parciales- es obvio que el controlejercido por este parasitoide del minadordel garbanzo constituye un excelente ejem-plo de control natural. El control biológicoes efectivo. Es probable, según ya indicóDEL CAÑIZO (1934) que el control que ejer-ce este himenóptero se vea afectado porcondiciones climáticas adversas y, natural-mente, por la aplicación indiscriminada de

plaguicidas.Como parasitoides de este minador, se

han obtenido igualmente, Diglyphus isaea yDiaulinopsis arenaria (ERDÓS, 1951).

SITHANANTHAM & REED, (1980) aunqueindican que muchas de las larvas y pupasque recolectaron en Siria durante los años1978 y 1979 estaban parasitadas, no apor-tan la identidad del parasitoide.

AGRADECIMIENTOS

Deseamos expresar nuestro agradecimien-to al Dr. Griffiths (Universidad de Ontario),así como al Dr. Fischer (Museo de Historianatural de Viena) y a la Dra. Verdú, por lacorroboración de la identidad del hospedadory los parasitoides, respectivamente.

ABSTRACT

TORMOS, J. Y A. GARRIDO. La mosca del garbanzo y sus parasitoides. Bol. San.Veg. Plagas. 17(2): 319-331.

One of the important pests of the chick-pea is the mining fly, Lyriomyza cicerina.In this paper a bibliographic summary of its biology is made, and certain aspects ofinterest for its control are treated. At the same time certain unedited data abour theparasitoids of this pest in the Iberian peninsula are given.

Key Words: C. arietimun, L. cicerina, bilogy, parasitoids.

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(Aceptado para su publicación: 2 Octubre 1990)