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    La Misin Humanista

    del Abogado en Nuestro

    Devenir Histrico

    Not. Hctor Constancio Hernndez Allende

    Abogaca: profesin y actividad del

    abogado (advocatus, de ad: a y vo-

    care: llamar o sea abogar) quien al

    ejercerla debe actuar a favor de los

    intereses que tiene confiados; de las

    ms nobles por su importancia para

    lograr la paz y el bienestar social1.

    Vivimos tiempos difciles, satura-

    dos de ominosas y complejas tenden-

    cias externas e internas que invaden

    y pretenden sustituir los valores uni-

    versales del humanismo. Empobre-

    cemos paulatinamente la capacidad

    de vivir experiencias emocionales

    profundas, sin sentir que el amor, la

    alegra o aun el dolor, la soledad o

    la tristeza se condicionan en formanatural al ser humano. Olvidamos

    incluso el aliento vital que nos dan

    nuestras expresiones artsticas: la

    msica, la literatura, la poesa, el

    teatro, las artes visuales y plsticas,

    tan definidas en una nacionalidad y

    que han sido parte de una psicologa

    muy mexicana, de inters precisa-

    mente en la vida, la razn y la reali-

    dad que nos ha caracterizado.Cun gravemente se cierne la

    amenaza de la prdida de nuestro

    patrimonio cultural y de nuestro indi-

    vidualismo por tcnicas de comu-

    nicologa importadas, que queriendo

    o no, encauzan tendencias al alcoho-

    lismo, a la drogadiccin y a una delin-

    cuencia cada vez ms incontrolable.

    Todo pone de manifiesto la con-

    ducta de la prisa, la superficialidad,

    la impaciencia; el ansia de goces cos-

    tosos inducidos por una hipntica

    publicidad, de progresos materiales

    mal asimilados; la destruccin de

    recursos naturales no recuperables,

    la aparicin de profetas de la nega-

    tividad, entre tantos ejemplos que

    sealan las graves contradicciones

    agudizadas por los mal encaminados

    avances tecnolgicos y la generali-

    zacin de una cultura superficial,

    pedante, mediocre y agresiva.

    Mientras ms se extiende la rbita

    de supuestos avances tcnicos, el com-portamiento del hombre es menos

    reflexivo, se torna obediente y ciego

    a un estado de cosas prefabricado por

    una tecnocracia mercantilista y conve-

    nenciera que provoca desequilibrios

    sociales y una inconsciente renuncia a

    los tan importantes procesos de admi-

    racin, investigacin y libre examen

    analtico de las realidades presentes.

    Recuerdo haber utilizado la siguien-te frase alguna vez: En todos los

    dominios de la vida pblica nuestra

    tarea es impedir que el hombre se con-

    vierta en un simple instrumento. Qu

    1 Diccionario Jurdico Mexicano. UNAM. Instituto de Investigaciones Jurdicas,

    Porra, Mxico, 1995, p. 13.

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    ARTEYCULTURA

    importante resulta, entonces, reen-

    contrar los valores ticos y la fe en el

    humanismo!

    Cmo no ha de engendrar angus-

    tia esta falta de oportunidades para

    participar en una autntica cultura,

    que deja de serlo para los no privile-

    giados, carentes de los medios indis-

    pensables para convertirla en materia

    y sustancia ntima de su ser!

    Ahondando un poco en la historia,

    encontramos la utilizacin de instru-

    mentos auxiliares del hombre como

    determinantes de una vida mejor, lo

    mismo en las primeras sociedades

    egipcias, babilnicas, griegas, roma-

    nas, fenicias, etctera, que en pocas

    del maquinismo de las euforias

    industriales del siglo XIX. Empero,

    si bien producen grandes avances

    en la economa, tambin sobreviven

    graves conflictos sociales y blicos en

    la lucha de mercados, sobre todo por

    la aparicin desarrollista de podero-

    sas naciones poseedoras de ms y

    mejores medios de produccin. As,

    en la conducta del hombre resulta

    cada vez ms importante lograr uncontrol de las tcnicas de produccin

    que debe ser manejado en un equi-

    librio necesario, pues si se deja a la

    tecnologa seguir su propia lgica,

    llegar tarde o temprano a amenazar

    los sistemas estructurales de la vida

    social e individual. De ah la obligato-

    riedad de devolver al hombre como

    ente pensante, espiritual y sentimen-

    tal, el dominio sobre la tcnica, quedebe ser siempre un elemento auxi-

    liar en el ptimo desarrollo de la

    especie humana.

    Tengamos presente que en cada

    cultura existen tesoros de humanismo

    cuyo descubrimiento o redescubri-

    miento compete a quienes aceptamos

    el reto del esfuerzo, pues no hay camino

    sin espinas, o lo que es lo mismo, las

    grandes civilizaciones no hubieran

    llegado a una cabal superacin sin

    el empeo de vencer los obstculos

    naturales o artificiales; superacin

    que nunca ha sido hija de la facilidad.

    Ejemplificador nos resulta encontrar

    que las culturas mayores se explican

    por las dificultades sobre las cuales

    se erigieron. En un mundo en el que

    las soluciones fciles gozan de tantos

    adeptos, debe tenerse presente a cada

    instante la superacin cotidiana como

    humana tarea, que por difcil que sea,

    nos ayudar a librarnos de la desinte-

    gracin de los valores humanos.

    Se trata, en suma, de preparar-

    nos con vistas a la esperanza de una

    vida plena, merced a una continuidad

    superada del valor de lo humano,

    pues slo seremos nosotros mismos

    en la medida en que se logre la inde-

    pendencia del pensamiento, el poder

    decidir en justicia y actuar con liber-

    tad. Pensemos en un mejor destino de

    la niez, de la juventud, del hombre y

    de la mujer actuales, inmersos en estecotidiano habitat plagado de proble-

    mticas contradicciones; pensemos

    que frente a estos obstculos surge,

    para quienes ejercemos la noble

    profesin del abogado, el ineludible

    deber de luchar por construir un ge-

    nuino humanismo pleno de ideales,

    esperanzas, tolerancia, comprensin

    y fraternidad.

    Insisto, los pueblos como loshombres no se asocian fructuosa-

    mente cuando no flota sobre sus

    almas la bandera de una esperanza y

    cuando no se halla inscrita en dicha

    bandera la divisa de un ideal.

    Bienvenido el convencimiento de

    que la meta en la vida es el ser y no

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    el tener y usar; fundamental premisa

    de combinar verdaderamente la com-

    pasin con la justicia, la libertad con

    la estructuracin y el intelecto con

    el afecto, para lograr el crecimiento

    del hombre en todas sus potencias y

    la afirmacin de la vida en todas sus

    formas nobles.

    El factor ms importante del

    comportamiento humano es el des-

    pertar de la compasin, del amor, del

    sentido de la justicia y de la verdad

    en respuesta a las situaciones polti-

    cas, sociales y culturales caracters-

    ticas de una sociedad consumista,

    mecanizada, automatizada y cada vez

    ms inmersa en la postergacin del

    hombre como ser humano.

    En amalgama gentica, espiritual

    y fsica, nuestro pueblo mexicano

    ha vivido un proceso de integracin

    sumamente arduo, en el cual, la

    presencia del ejercicio del derecho

    se hermana, por razn natural, con

    el ejercicio de la justicia. Por ello, es

    fundamental el papel que desempea

    el honroso y fidedigno ejercicio de

    la abogaca. Me atrevo a exponer lacertidumbre sobre la trascendencia

    que este ejercicio ha tenido y tiene en

    nuestro desarrollo histrico. Nuestra

    concepcin de la vida es una concep-

    cin de carcter jurdico. Pensamos

    habitualmente en trminos de leyes,

    decretos, reglamentos y en cmo ade-

    cuarlos o modificarlos como remedios

    eficaces a nuestros conflictos.

    En Mxico, el abogado debe serun hombre polivalente, conocedor

    de la ley por preparacin profesional

    y aplicador de la misma en su ejerci-

    cio, ya sea en el honroso desempeo

    del notariado, desde un despacho

    profesional escuchando las mltiples

    quejas de una clientela en demanda de

    ayuda, o bien, como legislador, fun-

    cionario pblico, juzgador, consejero

    y desde luego, impartiendo lucidez y

    conocimientos en la ctedra univer-

    sitaria. El abogado, repito, es para

    nuestro pueblo una respuesta inme-

    diata y perceptible a una amplsima

    problemtica social, poltica y ju-

    rdica. De ah la importancia de no

    perder jams ese sentido humano tan

    ligado a esta noble profesin, cuya

    vala no se limita a su presencia pro-

    fesional sino al fundamento de una

    conciencia tica que permita actuar

    adecuadamente en beneficio de la

    colectividad.

    Atados por hilos numerosos a un

    pas que desde su origen ha vivido en

    la eterna bsqueda de ms y mejores

    ordenamientos legales, el abogado es

    parte de un todo en una frontera de-

    licada que separa al mundo apacible

    de la intencin del mundo dramtico

    de la accin.

    Pregunto: acaso no fueron abo-

    gados, es decir, abogaron en pro y

    defensa de la cultura autctona y de

    los derechos humanos de nuestrasetnias, un fray Pedro de Gante, fran-

    ciscano que estableci la primera

    escuela formal que existi en el Con-

    tinente Americano; o un fray Juan de

    Zumrraga que peda una universidad

    raz de las ctedras humanistas mexi-

    canas; un padre Kino, un fray Anto-

    nio Margil, un fray Junpero Serra, un

    fray Pedro de Crdoba, un fray Antn

    de Montesinos, un Vasco de Quiroga,un fray Bartolom de las Casas; sin

    que olvidemos las valerosas cartas

    que Abad y Queipo envi a la Corona

    espaola sealando los vicios y defec-

    tos del gobierno virreinal?

    An antes de la independencia

    poltica encontramos las vvidas pre-

    LAMISINHUMANISTADELABOGADO...

    Mientras ms se

    extiende la rbita de

    supuestos avances

    tcnicos, elcomportamiento del

    hombre es menos

    reflexivo, se torna

    obediente y ciego a

    un estado de cosas

    prefabricado por una

    tecnocracia

    mercantilista yconvenenciera que

    provoca

    desequilibrios

    sociales y una

    inconsciente

    renuncia a los tan

    importantes

    procesos de

    admiracin,

    investigacin y libre

    examen analtico de

    las realidades

    presentes.

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    ARTEYCULTURA

    tensiones de alcanzar ordenamientos

    legales humanistas. Ah estn las can-

    tidades de tinta vertidas para la Reco-

    pilacin de las Leyes de Indias y desde

    entonces tantos decretos, tratados,

    constituciones, codificaciones, regla-

    mentos, enmiendas, modificaciones

    de modificaciones. Cunta tinta ju-

    rdica empleada a travs de los aos;

    asimismo, esa tinta muchas veces se

    mezcl, se combin con la sangre

    derramada por un pueblo en armas

    durante las gestas de la Independen-

    cia, la Reforma y la Revolucin.

    Eso s: en todo movimiento social

    y poltico, pacfico o violento, lo

    mismo vistiendo el uniforme cas-

    trense, la levita, el hbito talar que la

    ms humilde vestidura, siempre han

    estado presentes ciudadanos a quienes

    el ejercicio del derecho y la aplicacin

    de la justicia les hizo imprescindibles

    en pica dignidad. Recordemos entre

    otros a los integrantes del Ayunta-

    miento de la Ciudad de Mxico en

    vsperas del trueno independentista:

    Francisco Primo de Verdad y Ramos,

    progenitor de la autodeterminacin,Juan Francisco de Azcrate, el licen-

    ciado Cristo y el revolucionario Fray

    Melchor de Talamantes que ya se

    atreve a formular un plan de inde-

    pendencia; no olvidemos las conspi-

    raciones de Valladolid y Quertaro,

    las figuras de Hidalgo, Allende, los

    Jimnez, los Aldama, vctimas propi-

    ciatorias de la brutalidad colonialista.

    En losSentimientos de la Nacindelegregio Morelos en 23 puntos desarro-

    lla una plataforma constitucional, par-

    ticularmente nos resulta importante

    el punto duodcimo, que concreta un

    pensamiento social de gran alcance e

    influencia en las posteriores e histri-

    cas constituciones2. Apatzingn, con

    su decreto constitucional de 1814, es

    uno de los documentos liberales ms

    avanzados de su poca; los Tratados

    de Crdoba, que reconocen la con-

    sumacin de la Independencia; un

    Primer Imperio, la cada del mismo,

    un Congreso que es precursor de

    nuestras constituciones, la del 24, con

    la agitada voz de la insurgencia y la

    integracin republicana; la del 57, en

    la que se abordaron con genial intui-

    cin los problemas fundamentales de

    la Independencia ideolgica. Era el

    acento sublime de la adelantada cul-

    tura de la Academia de Letrn, que

    llegaba al constituyente en la voz

    atrevida e incomparable del abogado

    Ignacio Ramrez, El Nigromante,

    destructor de smbolos ficticios y

    constructor sublime de la libertad del

    pensamiento, quien sin temor a fana-

    tismos oscurantistas sacudi hasta sus

    cimientos la conciencia de la nacin.Mencionemos como corolario de

    las luchas revolucionarias de finales

    del XIX e inicios del siglo XX al Plan

    de Ayala, el Plan de Guadalupe, la

    importante y olvidada por la histo-

    ria oficialista Soberana Convencin

    Revolucionaria (1914-1916), llamada

    Convencin de Aguascalientes, que

    aunque no logr llevar a cabo su

    misin unificadora por no poderevitar el sismo divisionista revolucio-

    nario, en cambio estructur el Pro-

    grama de Reformas Poltico-sociales de la

    Revolucin, verdadera plataforma pro-

    gresista, que quirase o no, sirvi de

    base a la Constitucin del 17.

    Surge la convocatoria para reunir

    2 Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro

    congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la

    opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que

    mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapia y el hurto. De la Torre

    Villar, Ernesto, et. al.,Historia documental de Mxico, UNAM, 1974, T. II, p. 111.

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    al trascendental Congreso Consti-

    tuyente de nuestra historia moderna,

    que se celebra de diciembre de 1916

    al 5 de febrero de 1917, en el cual, tras

    histricos y sumamente relevantes

    debates, fue aprobada y promulgada

    nuestra actual Constitucin Poltica

    que, aunque hoy reformada, muti-

    lada y contrariada en muchos aspec-

    tos fundamentales, sent las bases

    jurdicas y sociales que han regido al

    pas en las cambiantes realidades que

    ha vivido y seguir viviendo nuestro

    pueblo.

    As, de escritorio en escritorio, de

    combate en combate, a pie, a lomo de

    caballo en la insurgencia, sobre polvo-

    sos carruajes decimonnicos cuando

    la trashumante presidencia juarista y

    luego en medio del traqueteo de los

    vagones ferrocarrileros con las adeli-

    tas y los hombres de la Revolucin,

    nunca falt, para bien o para mal, la

    presencia de un abogado, incluso en

    las distintas partes contendientes.

    Guste o no, nuestra historia se ha

    escrito en gran parte por abogados, y

    no hablo de los abogados que tantapresencia han tenido como relatores

    e investigadores, sino de aquellos

    hombres cuyas mentes organizadas

    dentro de la Ciencia del Derecho han

    dado a Mxico, en todas las perspec-

    tivas sociales o polticas, un orden

    legal que en su actualizacin o per-

    fectibilidad sigue ocupando cada vez

    ms, la intervencin de juristas que

    me atrevo a llamar especialistastodlogos.

    Introducindome un poco en

    la realidad de los ltimos sexe-

    nios gubernamentales que hemos

    soportado con estoicismo y pacien-

    cia ejemplares, vale sealar que surge

    en ellos una clase poltica avasalla-

    dora, tecncrata, corrupta, enajenada

    y enajenante, por desgracia con la

    lamentable presencia de distinguidos

    economistas en cargos polticos y

    administrativos, que han desplazado

    o relegado de manera sangrienta a

    naturales lderes sociales y polticos, as

    como han hecho desdeosamente a un

    lado de puestos clave a los abogados.

    Tales actitudes han producido

    resultados tan palpablemente nega-

    tivos que nos hacen reclamar nue-

    vamente la presencia en la vida

    institucional del pas, de la visin uni-

    versal y humanista del abogado, tan

    importante en las grandes decisiones

    polticas del mexicano, que no debe

    considerarse un objeto de relaciones

    mercantiles inhumanas.

    En cualquier actividad que se rela-

    cione con su profesin, el abogado

    ha de ser un legtimo defensor de

    los derechos humanos, defensor del

    deber por el deber en la ineludible

    tarea de vivificar la cultura, huma-

    nizarla en todos los campos contra

    las ridas y negativas abstracciones

    tan en boga, que amenazan ahogarla tica, el arte, la ciencia y el pensa-

    miento. A la tcnica de la prisa debe-

    mos oponer la tcnica de la solidez.

    No hagamos del hombre una entidad

    abstracta sino un imperativo de res-

    peto y consideracin a la personalidad

    humana en el empeo continuado de

    rehabilitar al hombre por el hombre

    mismo, en un constante anhelo de

    fortalecer el espritu en la libertad. Esel sujeto el supremo objeto a la vez

    de toda filosofa, nos dice Miguel de

    Unamuno.

    Centro de toda meditacin y de

    toda preocupacin es para nosotros

    esta poca en la que la inteligencia se

    asla, encerrada en compartimientos

    LAMISINHUMANISTADELABOGADO...

    En amalgama

    gentica, espiritual y

    fsica, nuestro pueblo

    mexicano ha vividoun proceso de

    integracin

    sumamente arduo,

    en el cual, la

    presencia del

    ejercicio del derecho

    se hermana, por

    razn natural, con elejercicio de la

    justicia.

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    ARTEYCULTURA

    cada vez ms hermticos, y cuando

    la profesin esencial del ser por el ser

    corre peligro de aniquilamiento bajo

    los efectos de inhumanas tecnologas.

    Fundamental es la aplicacin de la

    justicia y el derecho en el destino de

    una nacin. Un pas es, en democrtica

    solidaridad ciudadana, cuando coexiste

    en la autntica y humana imparticin

    de justicia. Cun importante resulta,

    por sobre todas las especialidades

    y superespecialidades, la humanista

    misin del abogado que, con slo ser

    cumplida de modo autntico, llena

    vacos y armoniza diferencias.

    A quienes nos agrupa el ejerci-

    cio del Derecho, nos incumbe, por

    vocacin y por funcin, fortalecer

    y contribuir a toda obra de depura-

    cin moral e intelectual, pues no hay

    reforma valedera ni progreso ni equi-

    librio social verdaderos, si no se pos-

    tula y se emprende como imperativo

    categrico una actualizadora reforma

    tica y jurdica de la vida nacional.

    Un pas se prueba a cada momento

    en la solidaridad o la decepcin de

    sus ciudadanos; no basta para ello unsimple cambio poltico direccional

    en cualquier nivel, si no encauzamos

    nuevos rumbos de solidaridad, tole-

    rancia, seguridad econmica y social

    y un decidido amor a Mxico por

    sobre todas las cosas.

    Seamos los abogados batallado-

    res incansables en la consecucin

    humanista y fraterna de una patria

    unida, abierta a todas las claridadesdel pensamiento y accesible a todas

    las formas generosas de humani-

    dad. Impartir justicia, pedir justicia,

    defender la causa de la justicia, es la

    ms alta misin humanista.

    En este obligado empeo como

    mexicanos, como universitarios y

    como abogados, podremos cumplir

    nuestro deber histrico de hacer un

    Mxico mejor en la realidad de la cul-

    tura y en la humanidad de la inteli-

    gencia. Esta impostergable misin

    ser la mejor manera de devolver al

    pueblo un alma lcida y vigilante,

    en el advenimiento esplndido de la

    patria mexicana.