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PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS EL ALTET LA MISA DE HOY DOMINGO DE RAMOS (Ciclo C)

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PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS

EL ALTET

LA MISA DE HOY

DOMINGO DE RAMOS (Ciclo C)

Rito de la Bendición de los Ramos

SALUDO (sacerdote) Hermanos: Que Jesucristo, el Señor, el siervo obediente a Dios Padre, que por su

cruz y resurrección nos ha salvado, esté con todos vosotros.

La Celebración de la Eucaristía en este Domingo de Ramos es la puerta de la Semana Santa. Queremos acompañar desde una fe viva y adulta a Cristo en su Misterio Pascual, en su paso de la muerte a la vida, de la cruz a la resurrección.

Hoy, la celebración de la Misa, iniciada con la procesión de los Ramos, y la posterior lectura de la Pasión de Cristo, nos ayudan a conmemorar la entrada de

Jesús en Jerusalén. Dios Padre ha cumplido en Jesucristo las promesas de salvación hechas a la humanidad, y esto nos llena de alegría. Los ramos expresan

este gozo, y además anticipan y hablan del triunfo de la vida sobre la muerte. El relato evangélico de la Pasión nos recuerda que la muerte de Jesús, el Mesías prometido y esperado, es el camino hacia su resurrección y la nuestra.

Participemos en la procesión y la Eucaristía de este Domingo de Ramos:

acompañemos a Jesús en su entrada en Jerusalén. Que estos ritos sean expresivos de nuestra fe, de la certeza de que Cristo vive y actúa en medio de nosotros.

ORACIÓN

Haz crecer cada día, Señor, nuestra fe, y atiende las súplicas de cuantas personas acudimos a Ti, para que quienes alzamos estos ramos en honor de

Jesús permanezcamos siempre con El, dando frutos de amor para bien de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

Se rocían los ramos con agua bendita LECTURA EVANGÉLICA

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 28-40

En aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén. Al

acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos

discípulos, diciéndoles:

— «Id a la aldea de enfrente; al entrar, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: "¿Por qué lo desatáis?", contestadle: "El Señor lo necesita".»

Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el

borrico, los dueños les preguntaron:

— «¿Por qué desatáis el borrico?»

Ellos contestaron:

— «El Señor lo necesita.»

Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos y le ayudaron a montar. Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos.

Y, cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los

milagros que habían visto, diciendo:

— «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y

gloria en lo alto.»

Algunos fariseos de entre la gente le dijeron:

— «Maestro, reprende a tus discípulos.»

Él replicó:

— «Os digo que, si éstos callan, gritarán las piedras.»

PALABRA DEL SEÑOR MONICIÓN A LA PROCESIÓN (monitor) Hoy, traspasamos el umbral de la Semana Santa. La procesión que va a dar

comienzo en este Domingo de Ramos expresa la fe en Jesucristo. Sólo si creemos en Él podremos celebrar, vivir y anunciar de forma auténtica su muerte y resurrección. El nuestro no es un rey encumbrado sino cercano, de a pie, porque

así es mucho más fácil estar disponible para todos y así se hace cercano y vivo el Amor de Dios, en Jesús, que es aclamado por el pueblo sencillo como el que llega en nombre del Señor.

Igual que el pueblo fiel y sencillo aclamó a Jesús en su entrada en Jerusalén,

nosotros lo hacemos en este día, expresando nuestro deseo de seguirle cada día y de caminar a su luz, anticipando su vida sin fin. Saldrá delante la Cruz y los monaguillos, a continuación el sacerdote con los miembros del consejo de

pastoral y autoridades, y finalmente todos los fieles con nuestros ramos y palmas en las manos.

Rito de la Misa 1ª LECTURA

Vamos a escuchar el llamado tercer canto del Siervo. En el Nuevo Testamento se aplicó claramente esta figura a la persona de Jesucristo. El Siervo del Señor lleva a cabo, de parte de Dios, su misión de consuelo, de ánimo y fortaleza para los que

se encuentran atribulados. La escucha atenta a la Palabra de Dios, la disponibilidad a su voluntad y la confianza en el Señor son el fundamento de la

vocación y tarea del Siervo de Yahvé. Esta experiencia no sólo le ayuda al Siervo

en medio del sufrimiento y la prueba, sino que lo conduce al triunfo, a través de

la humillación y la muerte.

2ª LECTURA Pablo introduce este himno a Jesús, el Señor para fundamentar, en Cristo, la

invitación a la humildad, a la renuncia de uno mismo, a tener los mismos sentimientos y actitudes de Jesús. Nos presenta todo el itinerario de su

Encarnación, abajamiento hasta la muerte de Cruz, exaltación y resurrección. Su obediencia a Dios Padre y su solidaridad con el ser humano le llevan a la muerte. El crucificado es resucitado, exaltado por su Padre Dios.

LECTURA EVANGÉLICA

San Lucas nos cuenta la Pasión de Jesús. Destaca muchos gestos de misericordia en los distintos personajes que intervienen en los momentos de la Pasión y la

Cruz del Señor. Hagamos nuestros los sentimientos de Jesús: confianza, humildad, obediencia, generosidad. Sintamos con Él, identifiquémonos con Él, vivamos como Él vivió, amemos como Él amó… hasta entregar la vida. Como

discípulos suyos somos llamados a seguirle, llevando la propia cruz.

ORACIÓN DE LOS FIELES Al comenzar los días de la Semana Santa, presentamos al Padre nuestras

peticiones, junto con el deseo sincero de seguir los pasos de Jesús. Responderemos: CREEMOS EN TU AMOR, SEÑOR.

Para que la Iglesia esté atenta a las necesidades y sufrimiento de la humanidad, y pueda llevar en nombre de Dios una palabra de ánimo y

consuelo. Oremos.

Por todos los que sufren, para que, identificados con la cruz de Jesús, puedan también gozar de la alegría de la resurrección. Oremos.

Para que la contemplación de la Pasión de Jesús mueva nuestros corazones al

amor y a la entrega a los pobres y a cuantos ahora sufren, en su cuerpo o en su espíritu, los padecimientos de Cristo. Oremos.

Por un mayor compromiso a favor de la paz y la justicia, para que los cristianos participemos más valientemente en aquellas iniciativas que

favorezcan la construcción de un mundo fraterno. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial, para que en estos días acompañemos, como discípulos y testigos del Señor, los momentos de su Pasión, muerte y

resurrección. Oremos. Escucha, Padre nuestro, las oraciones que a Ti te dirigimos, para que los que acompañamos a Cristo, en su entrada en la ciudad santa de Jerusalén, vivamos desde la confianza en tus promesas y el servicio desinteresado a los hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

OFERTORIO

Entran el pan y el vino en unas bandejas adornadas con ramas de olivo. Música de fondo. MONICIÓN DE DESPEDIDA

Hemos comenzado la Semana Santa. La celebración del Domingo de Ramos nos

invita a que nos situemos, no como meros espectadores, sino que sean unos días en que revisemos nuestro estilo de vida. La pasión del Señor que hemos escuchado debe presidir la semana santa que comenzamos. Acompañemos a

Jesús que carga con la cruz para morir en ella, pero no olvidemos a los que hoy cargan con la cruz de la enfermedad, del paro, de la pobreza, del hambre, de nuestra indiferencia…

Dispongámonos a vivir estos días con intensidad. Sintámonos convocados a

participar de las celebraciones, allí donde estemos. El jueves y el viernes, para seguir paso a paso el camino de la cruz de Jesús; y especialmente el sábado por la noche, en la Vigilia Pascual, para celebrar, con toda la alegría, la resurrección

de Jesús, nuestro Señor.

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS

EL ALTET

JUEVES SANTO MISA DE LA CENA DEL SEÑOR

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos: En esta tarde Santa, a la misma hora aproximadamente en la que

Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Cena Pascual; nosotros, como comunidad creyente, nos unimos también a su Mesa, reviviendo aquel momento entrañable. Jesús, sabía que aquella era su "ultima cena"; sabía que estaba

decretada su muerte.

Por eso antes de despedirse de los suyos, quiso resumir con unos gestos todo el sentido de su vida y de su Palabra: Partió el pan y se los dio a sus discípulos. Tomó una copa de vino y la repartió entre ellos. "Haced esto en memoria mía".

Una vez terminada la Cena, se quitó el manto, echó agua en una jofaina y se puso a lavarles pies a los que estaban con Él. Desde entonces, generaciones de cristianos, de todos los tiempos y de todas las razas, han conservado vivos estos

recuerdos y los han transmitido hasta nosotros.

Vivamos con intensidad este momento, en este día que Caritas nos recuerda como el “día del amor fraterno”, un amor que ha cambiado la historia de la humanidad. No podemos separar Eucaristía y amor fraterno, servicio a los

hermanos y comunión con el Cuerpo de Cristo. Quien nos dio el mandamiento del amor es el primero en ponerse al servicio de los demás. Participar en la Eucaristía

es todo un compromiso de ser y vivir, como Jesús, hasta dar, hasta darnos, hasta formar común-unión. Bienvenidos a esta celebración que abre el Triduo Sacro. Bienvenidos a la Cena y a la Pascua del Señor en este día del amor fraterno.

Comenzamos la Eucaristía con el canto de entrada. 1ª LECTURA

El texto que vamos a escuchar del libro del Éxodo nos cuenta las tradiciones que

rodeaban la celebración de la Pascua Judía, y el espíritu con el que el pueblo de Israel debía vivirla. Gracias a la actuación del Señor, los israelitas fueron liberados de la esclavitud de Egipto. Para recordar esta liberación celebran la

fiesta de la Pascua. El gozo y la gratitud marcaban la memoria de este acontecimiento central en la vida del pueblo elegido.

2ª LECTURA

Pablo recuerda a los cristianos de Corinto la tradición que él recibió sobre la última cena del Señor Jesús con sus apóstoles y como arranca de allí mismo y

del mandato del Señor el hecho de que ellos se reúnan para celebrar la Eucaristía. El creyente que participa en ella se une al Señor muerto y resucitado:

establece comunidad de vida con Él, disfrutando de la nueva situación que Cristo ha establecido para sí y para los que se unen a él. La Eucaristía, según San Pablo, es memoria y presencia de la muerte y Resurrección del Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO

Seguir a Jesús no es sino participar en su destino, hacer lo que él hace. Él está al servicio de todos, no se sitúa por encima de nadie, sino que sirve a cada hijo del

Padre. El que no esté de acuerdo en esto, no tiene nada que ver con él. El lavatorio de los pies nos muestra el estilo del discípulo, a ejemplo del estilo de

Jesús: humildad ante todos, servicio a los pobres, actitud permanente de servir,

de rebajarse. El cristiano está llamado a vivir de la misma manera, con actitud de servicio, viendo en toda persona a un hermano. Eucaristía, amor fraterno,

servicio a los pobres, entrega, comunión... sólo son posibles desde el camino que recorre el que sirve.

MONICIÓN AL LAVATORIO DE LOS PIES

Jesús realiza un gesto desconcertante, propio de esclavos: arrodillarse ante sus discípulos y lavarles los pies. El mensaje que transmite no puede estar más claro. El cristiano está llamado a ser como Él: ser de los que sirven. Eucaristía y

servicio no pueden separarse. Ahora, entre nosotros, vamos a realizar el mismo gesto de Jesús, en la última Cena. El sacerdote, que preside la celebración y representa a Jesucristo, lavará los pies a algunos miembros de esta comunidad

parroquial, este año escogidos entre los voluntarios y los usuarios de Caritas. Es un signo del amor y la entrega de Jesús; es lo que debemos hacer cada día

también nosotros si de verdad queremos seguir el camino de Jesús.

ORACIÓN DE LOS FIELES

El amor que recibimos de Dios Padre, en la persona de Jesús, su Hijo y nuestro

hermano, crea y provoca fraternidad. Unidos por este amor oremos por la gran familia de la Iglesia y por las necesidades de todo el mundo. Diremos: PADRE, FORTALECE NUESTRO AMOR.

1. Por la Iglesia, por todos los cristianos, para que con nuestra vida sepamos

expresar y transmitir el amor y la entrega de Jesús. Oremos.

2. Te pedimos por los que sufren, por los parados, por los desahuciados, por los

que han perdido la esperanza en su vida, para que encuentren en la Eucaristía y en la caridad de sus hermanos la fortaleza para poder caminar cada día. Oremos.

3. Por quienes dan su vida por la humanidad, por quienes mueren, como Jesús,

pensando en los demás, por quienes trabajan por la paz. Oremos.

4. Te pedimos para que todos los cristianos, alimentados por la Eucaristía,

construyamos comunidades de fe que vivan en el amor. Oremos.

5. Por nuestra comunidad parroquial, para que viva atenta a los pobres de la

tierra y les apoye en sus luchas por salir del subdesarrollo. Oremos.

6. Por los voluntarios y voluntarias de Caritas, por todas las personas que dan su tiempo y su dinero para ayudar a los más necesitados, para que nos recuerden que todos somos Caritas y estamos llamados a manifestar a Cristo

en medio de la comunidad con nuestro amor y entrega. Oremos. Padre de amor, éstas son algunas de nuestras necesidades; haz que toda la

Iglesia nos pongamos al servicio de los más desfavorecidos. Sabemos que Tú nos darás el ánimo y la fuerza necesarios. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS

Ahora, traeremos en procesión las ofrendas de este día que colocaremos sobre la

Mesa del altar. Lo hacen los miembros del equipo de Caritas, cuya labor recordamos y reconocemos en este día del amor fraterno.

PRESENTACION DEL PAN Y EL VINO: El Pan y el Vino son necesarios para celebrar este Sacramento. Nos fortalecen para poder llevar el pan de la vida, de la

dignidad, de la justicia, del amor y de la paz a los que no los tienen. PRESENTACION DEL CARTEL DE CARITAS: Solo cuando la fe vivida ha hecho

poner en común lo propio, entonces se puede participar en la comunión con Jesucristo. Así sí celebraremos en serio la Eucaristía. Es lo que nos recuerda Caritas en el día del Amor Fraterno con estos carteles que presentamos para que

nos recuerden nuestro compromiso con los más pobres.

ANTES DE LA COLECTA: Hoy estamos viviendo los gestos de amor y entrega de Jesús. Un amor que le llevó a lavar los pies después de haber compartido el pan. Por eso, hoy día de Amor Fraterno, día del Pan compartido, día del sacerdocio, día

de la entrega voluntaria, Caritas nos acerca el rostro de la pobreza a través de personas como tú, vecinos tuyos, que sufren la crisis. Caritas nos hace un

llamamiento a la solidaridad para paliar los efectos de la terrible crisis que afecta a nuestro pueblo y a todo el país, con nuestra aportación económica y también con nuestro tiempo dedicado a los más necesitados a través de Caritas

parroquial. Hoy es el día de Caritas, la colecta será destinada a sus necesidades. Que en estos tiempos de crisis, los cristianos respondamos desde la fraternidad y la solidaridad.

MONICIÓN ANTES DE LA COMUNIÓN

Hoy es el día más indicado para participar en la Comunión bajo las dos especies de pan y vino. Es el signo de la participación plena en la Muerte y Resurrección

del Señor. Participación que vivifica nuestra muerte al sembrarnos ya de vida eterna, comprometidos al servicio de los hermanos aquí en la tierra. Por tanto, al

comulgar bajo las dos especies, lo haremos todos en la boca. Al acabar la comunión y antes de la oración… AVISOS EN TORNO A LOS ACTOS DE CULTO Jueves Santo:

21:30 HORA SANTA ante el Monumento Viernes Santo

10:00 Se abrirá la Iglesia de Santa María del Mar Se podrá hacer la VISITA Y ORACIÓN ante el Monumento

11:00 VIA CRUCIS en Santa María del Mar

17:00 Celebración de la PASIÓN Y MUERTE del Señor en San Fco. Sábado Santo

23:00 VIGILIA PASCUAL en Santa María del Mar

TRASLADO DEL SANTÍSIMO

Trasladaremos a continuación el Santísimo Sacramento a un lugar aparte que

llamamos Monumento. Durante la noche de hoy permanece para nuestra oración y adoración. Oramos y contemplamos a un Dios apasionado con la vida. Adoramos a Aquel que cuenta con nosotros para ser signos de su amor en

nuestro mundo. Exaltamos el amor y el servicio de un Dios que se manchó las manos de barro para darnos la salvación.

La reserva del Cuerpo de Cristo para la comunión de mañana nos da ocasión de hacer este acto de fe y de adoración. Si podemos, hagamos también esta noche

un rato de oración ante el Santísimo Sacramento. Mañana nos volveremos a reunir para celebrar la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, en espera de la gran celebración de la resurrección en la noche de Pascua.

Canto: Cantemos al amor de los amores

ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO (1)

He deseado locamente celebrar esta Pascua con vosotros y manifestaros todo el amor que os tiene mi Padre, que es el vuestro. Yo también os quiero y no quiero perderos a nadie. Escúchame Judas, no te vayas, recapacita, no te pierdas… Y tú, Pedro, ¿de verdad no quieres tener parte conmigo? Déjate lavar los pies, no quieras bastarte a ti mismo… Juan, reclina tu cabeza en mi hombro, descansa, confía. Y tú, Antonio, Raquel, Maruja, Loli, Carmen, Pepe, como quiera que te llames, déjate querer, confía en mi gracia, cuenta conmigo, ¡podemos cambiar el mundo! Basta destruir las armas, desterrar el odio, no inventar más enemigos. Poned en marcha todo el potencial de amor que hay en cada uno. El amor puede hacer realidad el gran sueño de la familia humana. ¡COMO NO DARTE GRACIAS, SEÑOR! Tu amor es tan grande, que no tiene límites.

Tus Palabras son eternas, y permanecen aquí y ahora. Tus gestos nos dejan impresionados. Tu mirada nos hace sentir tu amor. ¡CÓMO NO DARTE GRACIAS, SEÑOR! Has bajado a este altar en Cuerpo y Sangre. Te has quedado para alimentarnos. Has puesto tu cuerpo en tierra para lavarnos.

¡CÓMO NO DARTE GRACIAS, SEÑOR! Te ofreces por la humanidad. Mueres sin recompensa alguna.

Te entregas por nuestra felicidad eterna. ¡CÓMO NO DARTE GRACIAS, SEÑOR! Sirves para que nosotros sirvamos. Amas para que nosotros amemos. Perdonas para que nosotros perdonemos. Mueres… para que nosotros no muramos. ¡CÓMO NO DARTE GRACIAS, SEÑOR!

ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO (2)

QUE NO SE ME ENDUREZCA EL CORAZÓN

Que no se me acostumbre, Padre, el corazón, a ver personas muriendo de hambre,

sufriendo en situación injusta. Que no vea normal que cada día

millones de mujeres sufren discriminación, soledad, desamor.

Que me sorprenda cada día de este mundo que hemos montado

en el que unos tenemos de todo, y a otros les falta también de todo.

Que no se me acostumbre el corazón,

a la mirada triste y perdida, al dolor aceptado,al gesto caído y desanimado,

a la inseguridad, a las pocas ganas de vivir, a cualquier deterioro del hermano,

que es su grito desde la cuneta de la vida.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, a ver como normal el trato diferente a hombre y mujer,

el lenguaje que discrimina o el trabajo mal repartido, o el abandono del anciano.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, a ver a mis hermanos tristes, desanimados, cansados, por el peso del trabajo o del paro,

por no tener sus necesidades cubiertas, o vivir en desamor, desilusión o desencanto.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, al ver a la mujer prostituida, al drogadicto, al alcohólico, al ludópata o al solitario,

que adivine su dolor, su soledad, su asco, que con mi mirada acaricie su historia, sin juzgarla,

dignifique su persona dolorida y suavice su vida.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, a ver a los inmigrantes como extraños,

a no salir a su encuentro y facilitarles la vida, a no hacer hueco entre nosotros para que se sientan en su casa.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, a aceptar las cosas como están.

Que construya una iglesia como una familia, llena de mujeres y hombres vivos, en la que cada uno aporta lo mejor de sí mismo,

sin clases, sin reservas, sin servilismos ni privilegios.

Pon ternura, Señor, en mi mirada, pon caricia en mi mano que saluda,

pon misericordia en mi mente que hace juicios, pon sabiduría, Padre, en mi lenguaje,

pon escucha en mis oídos, inunda de misericordia mi corazón.

Que no se me acostumbre el corazón, Padre, al dolor del hermano en la cuneta. Que acaricie su historia con ternura

y se produzca un encuentro de dos hijos, que en un trozo del camino se dignifican mutuamente, se alegran y se descansan la vida. Amén.

ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO (3)

CONFIDENCIAS Y DESAHOGOS

Esta tarde estamos todos: María, Pedro, Magdalena, Santiago, Juan... mis amigos y amigas. Tenía enormes deseos de que llegara este momento. Sé que mi hora se ha cumplido. Sé que esta cena será la última que como con vosotros. ¿Pero por qué tendrá que ser? Apenas estamos empezando. Ojalá fuera un mal presentimiento. No quiero poneros tristes.

Ya sabéis que tenemos una cita para otro banquete, allá en la hermosura del Reino. Enseguida tendremos que separarnos. ¡Dios mío!, ¿por qué me cuesta tanto? Antes quiero dejar constancia de todo lo que os he querido, de todo lo que os estoy queriendo. No lo podéis comprender. Tiene algo de misterio. Quisiera quereros y cuidaros como una madre. No penséis que estoy loco. Son cosas del amor. En fin, vamos a cenar. Antes quiero lavaros los pies, y no me digáis que no. Vosotros lo necesitáis, pero soy yo el que realmente necesito hacerme vuestro servidor, expresaros mi ternura, algo que tenéis que aprender. Mi palabra final, mi testamento, es que todo consiste en el amor. Que el amor sea vuestra tarea y vuestra gloria, Que saquéis de este pan y de esta copa las fuerzas para amaros, para amar, como yo lo he hecho con vosotros.

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS

EL ALTET

VIERNES SANTO

CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN

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¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza! Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto. ¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza con un peso tan dulce en su corteza! Cantemos la nobleza de esta guerra, el triunfo de la sangre y del madero; y un Redentor, que en trance de Cordero, sacrificado en cruz, salvó la tierra. Dolido mi Señor por el fracaso de Adán, que mordió muerte en la manzana, otro árbol señaló, de flor humana, que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida, y que el Amor redima la condena!" La gracia está en el fondo de la pena, y la salud naciendo de la herida. ¡Oh plenitud del tiempo consumado! Del seno de Dios Padre en que vivía, ved la Palabra entrando por María en el misterio mismo del pecado. ¿Quién vio en más estrechez gloria más plena, y a Dios como el menor de los humanos? Llorando en el pesebre, pies y manos le faja una doncella nazarena. En plenitud de vida y de sendero, dio el paso hacia la muerte porque él quiso. Mirad de par en par el paraíso abierto por la fuerza de un Cordero. Vinagre y sed la boca, apenas gime; y, al golpe de los clavos y la lanza, un mar de sangre fluye, inunda, avanza por tierra, mar y cielo, y los redime. Ablándate, madero, tronco abrupto

de duro corazón y fibra inerte; doblégate a este peso y esta muerte que cuelga de tus ramas como un fruto. Tú, solo entre los árboles, crecido para tender a Cristo en tu regazo; tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo de Dios con los verdugos del Ungido. Al Dios de los designios de la historia, que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza; al que en la cruz devuelve la esperanza de toda salvación, honor y gloria. Amén.

MONICION DE ENTRADA

Hoy es Viernes Santo, el día en que Jesús, el Señor, muere en la cruz. Por eso

nuestra celebración es diferente. No celebramos la Eucaristía, sino que hacemos una celebración de su Pasión. Escucharemos las lecturas, que nos introducirán en el misterio de lo que hoy recordamos. Sobre todo la Pasión según San Juan,

que nos ayudará a acompañar a Jesús en sus últimos momentos antes de morir. Después, adoraremos su cruz, como expresión de nuestra fe, admiración y

agradecimiento, porque sabemos que de esta cruz nace nuestra salvación. Y finalmente comulgaremos, para que el Cuerpo de Cristo nos alimente en ese camino de la cruz que también nosotros queremos recorrer con él.

Toda la celebración de hoy es de contemplación, de silencio y de oración. Acompañamos a Jesús en su pasión y en su muerte, muestra de su gran amor

hacia nosotros. Pero con esperanza, porque de esa entrega en la cruz nacerá la vida nueva de los hijos e hijas de Dios. Comencemos, pues, en silencio, con un

momento de oración profunda desde el fondo de nuestro corazón. Pongámonos de pie.

1ª LECTURA

El profeta Isaías nos presenta al Siervo de Dios, Cristo, que siendo inocente sufre por nuestros pecados, y nos salva a todos los hombres. Cristo está en los que sufren. El sufre con los que sufren. Está muriendo en los que mueren. Pero el

dolor no tiene la última palabra. El camino de la cruz, del sufrimiento conduce a la victoria, a la gloria, a la vida.

2ª LECTURA

La carta a los Hebreos habla de un sacerdocio solidario y compasivo con las personas. Cristo, el sumo sacerdote, semejante en todo a nosotros, menos en el pecado, nos da seguridad para acercarnos al Padre con confianza. Jesús nos

reconcilia a los hombres con Dios por medio del sacrificio de su vida. Es nuestro mediador con el Padre. En la oración de Jesús vemos como el deseo humano de

librarse de la Cruz, da paso a la obediencia confiada a la voluntad de Dios, hasta la muerte. Su sufrimiento se convierte, a través de la súplica, en ofrenda al Padre.

ANTES DE LA PASIÓN

En este día en que celebramos la muerte del Señor vamos a escuchar el relato de la Pasión de Jesús. La Cruz, para el evangelista san Juan, es el momento de la

glorificación y exaltación de Cristo. Él muere confiado en el amor y en la fuerza de Dios. Es la hora de Jesús: su "paso" de este mundo al Padre. La hora en que la humanidad entra en comunión de vida con Dios. Escuchar la Pasión no es sólo

una invitación a creer en Jesús es una llamada a comprometernos en el camino que lleva a la cruz. Cristo es el cordero pascual que nos conduce de la muerte a la

vida.

ORACIÓN UNIVERSAL DEL VIERNES SANTO La cruz de Cristo es el amor de Dios Padre hecho certeza victoriosa. No se puede dudar que Dios nos salva, nos perdona, nos ama. Jesucristo, su Hijo, ha dado la vida por nosotros. La cruz de Jesús es vida para todos. En este momento de nuestra celebración elevamos nuestras súplicas a Dios para que nadie quede fuera de ese amor, de esa vida que brota del “árbol” de la Cruz. Nos dirigimos a Dios enumerando los grandes problemas de la sociedad actual que nos sirven de recordatorio y de despertar a una realidad que, a veces, tenemos olvidada. A cada intención, todos rezaremos un momento en silencio y, después de la oración del celebrante, todos responderemos con nuestro Amén. Pongámonos de pie.

1. Por la Santa Iglesia

Oremos por la Iglesia santa de Dios, para que el Señor le dé la paz, la mantenga en la unidad, la proteja en toda la tierra, y a todos nos conceda una vida confiada y serena, para gloria de Dios, Padre todopoderoso. Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo manifiestas tu gloria a todas las naciones, vela solícito por la obra de tu amor, para que la Iglesia,

extendida por todo el mundo, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

2. Por el Papa

Oremos por nuestro Santo padre el Papa FRANCISCO, para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia, como guía del pueblo santo de Dios. Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna todas las cosas,

atiende bondadoso nuestras súplicas y protege al Papa, para que el pueblo cristiano, gobernado por ti bajo el cayado del Sumo Pontífice, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

3. Por todos los ministros y por los fieles

Oremos también por nuestro Obispo JESÚS, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, y por todos los miembros del pueblo santo de Dios.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, cuyo espíritu santifica y gobierna todo el

cuerpo de la Iglesia, escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, cada uno te sirva fielmente en la vocación a que le has llamado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

4. Por los catecúmenos

Oremos por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les ilumine interiormente, les abra con amor las puertas de la Iglesia, y así encuentren en el

bautismo el perdón de sus pecados y la incorporación plena a Cristo, nuestro Señor.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que haces fecunda a tu Iglesia dándole

constantemente nuevos hijos, acrecienta la fe y la sabiduría de los catecúmenos, para que, al renacer en la fuente bautismal, sean contados entre los hijos de

adopción. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 5. Por la unidad de los cristianos

Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han conocido.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que vas reuniendo a tus hijos dispersos y velas por la unidad ya lograda, mira con amor a toda la grey que sigue a Cristo, para que la integridad de la fe y el vínculo de la caridad congregue en una sola

Iglesia a los que consagró un solo bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

6. Por los judíos Oremos por el pueblo judío, el primero a quien Dios habló desde antiguo por los profetas. Para que el Señor acreciente en ellos el amor de su nombre y la fidelidad a la alianza que selló con sus padres; y de este modo sean, en todo lugar, portadores de paz y de espíritu de concordia. Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abrahán y

su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo de la primera alianza llegue a conseguir en plenitud la redención. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

7. Por los que no creen en Cristo

Oremos por los que no creen en Cristo: los musulmanes, los budistas, los hinduistas, los hombres y mujeres de todas las religiones. Para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo que, viviendo con sinceridad ante ti, lleguen al conocimiento pleno de la verdad, y a nosotros concédenos también que, progresando en la caridad fraterna y en el

deseo de conocerte más, seamos ante el mundo testigos más convincentes de tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

8. Por la paz en Tierra Santa

Oremos por la Paz en la Tierra Santa, donde el Señor Jesucristo realizó la obra de nuestra redención. Para que sean fructíferos las conversaciones y los tratados entre los gobernantes y para que los pueblos palestino e israelí sean capaces de encontrar vías de solución pacíficas a sus conflictos. Pidamos, así mismo, por nuestros hermanos que colaboran en la Tierra del Señor en las luchas por la paz y el entendimiento de ambos pueblos.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que elegiste la tierra prometida para

implantar en ella un pueblo que viviese en paz sellando con ellos tu alianza, una tierra en la cual, en la plenitud de los tiempos, redimiste a toda la humanidad en

Jesucristo, tu hijo, sacrificado en la cruz. Concede a los pueblos que ocupan la Tierra Santa entendimiento para alcanzar la reconciliación y la paz entre ellos, para que esa tierra pueda servir de nuevo como guía y ejemplo para todos los

pueblos de la tierra. Por Jesucristo nuestro Señor.

9. Por los que no creen en Dios Oremos por los que no creen en Dios: por los que no lo conocen, y por los que, conociéndolo, no se sienten atraídos a la fe. Para que por la rectitud y sinceridad de s vida alcancen el premio de llegar a él.

Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que te busquen y, cuando te encuentren, descansen en ti, concédeles que, en medio

de sus dificultades, los signos de tu amor y el testimonio de los creyentes les lleven al gozo de reconocerte como Dios y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

10. Por los gobernantes

Oremos por los gobernantes de todas las naciones. Para que Dios nuestro Señor, según sus designios, los guíe en sus pensamientos y decisiones hacia la paz y la libertad de todos los seres humanos; que trabajen decididamente al servicio de una vida más digna para toda persona, y se esfuercen por lograr que los países más pobres puedan salir de la situación injusta en que se encuentran. Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que tienes en tus manos el destino de

todos los hombres y los derechos de todos los pueblos, asiste a los que gobiernan, para que, por tu gracia, se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo y la libertad religiosa de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

11. Por los atribulados

Oremos a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de toda falsedad, del hambre y la miseria. Oremos por los que sufren los horrores de la guerra, de las dictaduras crueles, de la tortura, del terrorismo y de toda violencia. Oremos también por los perseguidos y encarcelados, y por los que son tratados injustamente por los hombres. Oremos por las familias que están en situaciones difíciles, por los que no tienen trabajo, por los pobres. Y oremos por los que son víctimas del racismo, por los emigrantes y desterrados, por los que se encuentran solos, por los enfermos, los moribundos y todos los que sufren. Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los que lloran y fuerza de los

que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que sientan en sus adversidades la ayuda de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ADORACIÓN DE LA CRUZ

Llega el momento culminante de la celebración del Viernes Santo: la Adoración de

la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo, el lugar en el que nuestro Dios se pone a la altura de los más pequeños para levantarlos a la categoría de hijos con todos los derechos de hombres y mujeres libres. La Cruz es signo de

dolor, de humillación, de amor, de victoria, de salvación. Vamos a adorarla, a besarla. Adorar la Cruz es adorar a Cristo. Es agradecerle su entrega por amor,

un amor que da la vida para librarnos de la muerte y el sinsentido. Es contemplar a los que, como Él, hoy están crucificados; a los que son víctimas de la maldad y el olvido humanos. La Cruz de Jesús es luz que ilumina nuestros sufrimientos,

nuestras cruces personales y comunitarias. Dispongámonos a recibir la Santa Cruz. Poniéndola en el centro de nuestra celebración y pasando después a adorarla y besarla, expresamos nuestro agradecimiento por ese amor tan grande

de Jesús por nosotros que se ha manifestado en su entrega hasta la muerte. Pongámonos de pie.

Mientras se hace la colecta, se prepara el altar

MONICIÓN A LA COLECTA

La colecta de hoy va destinada, como todos los Viernes Santos, a los cristianos de

Tierra Santa, donde un grupo de Franciscanos custodian la memoria del paso del Señor por aquellos santos lugares, además de ejercer la pastoral en parroquias, dirigir escuelas, hospederías, residencias de ancianos, orfanatos, etc. También

ayudan a las familias necesitadas y promueven la acción científica, cultural y ecuménica. Todas estas actividades se pueden llevar a cabo gracias a la ayuda generosa que los cristianos de todo el mundo hacemos hoy con esta colecta.

RITO DE LA COMUNION

Hoy no celebramos la Eucaristía, pero sí que comulgamos con el pan consagrado en la misa de ayer, que simboliza y hace presentes a todos los que en el mundo

sufren, necesitan, trabajan, se agobian y buscan. El símbolo del esfuerzo humano y de la necesidad es el mismo que Dios ha elegido como símbolo de su presencia.

Es el símbolo de la vida, pero su fecundidad procede de la entrega y esfuerzo de muchos que, como Cristo, han dado su vida por los demás. Comulgar a Cristo nos compromete a hacer nuestro el camino de Jesús: su entrega total y gratuita.

La comunión con el Cuerpo de Jesús entregado por nosotros nos ayuda a estar más unidos a Él, en espera de la gran Eucaristía de la noche de Pascua.

DESPEDIDA

Hemos celebrado y vivido la entrega de Jesús en la cruz. Podríamos pensar que todo termina aquí. Pero no es así: en la cruz está la muerte, pero también está la vida, la victoria y la gloria. La Cruz del Viernes Santo no es el final de la vida de

Jesús, sino una etapa que nos lleva al triunfo de la Resurrección. Mañana, a las 11 de la noche, en la Iglesia de Santa María de Mar, nos volvemos a convocar para terminar este Triduo y celebrar la gran Vigilia Pascual, la resurrección del

Señor. Para los cristianos es la celebración más importante de todo el año litúrgico. Proclamaremos la gran noticia: Cristo Jesús, ha resucitado. Todos

estamos llamados a vivir y participar intensamente en esta celebración.

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS

EL ALTET

SÁBADO SANTO

VIGILIA PASCUAL

1ª PARTE: LUCERNARIO

MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a esta celebración de la Vigilia Pascual. La fuente, la “madre” de todas las vigilias, de todas las celebraciones del año cristiano. La noche santa en que Jesús ha pasado de la muerte a la vida: Cristo, ha

resucitado.

En esta noche todo nos habla del triunfo de Jesús sobre la muerte, todo está lleno de su resurrección. Primero será la luz nueva de la Pascua, después la Palabra de Dios nos irá recordando como Dios se ha hecho presente en nuestra

historia; más adelante el agua nos hablará de la vida nueva en el Bautismo, (que estos niños recibirán en esta noche) y, por último, en esta Eucaristía de Pascua,

el pan y el vino serán consagrados, serán para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesús, el Resucitado.

Comienza esta Vigilia Pascual con la Bendición del fuego. De él encendemos el CIRIO PASCUAL, que simboliza a Cristo Resucitado, presente en medio de su

Iglesia. Queremos que Cristo sea nuestra luz. Que nuestra fe en él, ilumine nuestra vida. Al recibir la luz del cirio, y pasarla a otros cristianos, queremos hacernos testigos de la Resurrección del Señor, de esta buena noticia de vida y

esperanza para todos.

Para comenzar, nos saldremos a la puerta y la Iglesia quedará a oscuras. MONICIÓN AL PREGÓN PASCUAL

El pregón pascual que vamos a proclamar ahora, y con el que comenzamos la gran fiesta cristiana de la Pascua, nos invita a descubrir la entrañable

misericordia de nuestro Dios que es capaz de transformar el pecado en gracia, la muerte en Resurrección y Vida.

2ª PARTE: LITURGIA DE LA PALABRA MONICIÓN A LAS LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Comenzamos ahora la segunda parte de nuestra celebración recibiendo la PALABRA DE DIOS, que entra de manera solemne desde el fondo de la Iglesia. La

trae una miembro del grupo de oración, que todos los jueves se reúne para escuchar la Palabra y dejarse iluminar por ella. La recibimos de pie y

manteniendo aún las velas encendidas. Ahora podéis apagar las velas y sentaros.

Las siguientes lecturas nos recuerdan los momentos claves de la historia de la

Salvación, en los que contemplamos cómo actúa Dios con la humanidad: nos ha creado, nos llama a la vida, nos saca de la esclavitud y, en Jesús, destruye la muerte, para que todos tengamos abiertas las puertas de la Vida.

La primera lectura que vamos a escuchar es del Génesis, donde se nos explica

como Dios creó todas las cosas, y de una manera especial creó al hombre haciéndole a su imagen y semejanza. Después, en la segunda lectura, tomada

del libro del Éxodo, se nos dice cómo Dios libró a los israelitas de la esclavitud de Egipto por medio de Moisés. De la misma manera que ahora nos ha librado del pecado y la muerte a todos los seres humanos por medio de Jesucristo. En la

siguiente lectura, por medio del profeta Ezequiel el Señor nos dice que arrancará nuestras idolatrías, nuestros egoísmos, nuestras inmundicias, pecados y vicios.

El Señor nos rociará con agua pura y nos dará un espíritu nuevo, un corazón de carne, un corazón humano. Escuchemos con atención.

MONICIÓN AL GLORIA Hermanos: Hemos escuchado estas lecturas que nos han recordado algunas de

las maravillas hechas por Dios en favor de todos los seres humanos. ¿Cómo no sentir ganas de expresar ahora, con jubilo, nuestro agradecimiento y nuestra

alegría a nuestro Dios, siempre fiel y eterno en su amor? Por eso, tal como quiere la Iglesia, tal como lo harán millones de cristianos hoy, en esta noche de luz y de gozo, pongámonos en pie, encendamos nuestras velas de nuevo y entonemos

todos juntos el himno de nuestra alegría.

MONICIÓN A LA EPÍSTOLA (ROMANOS) Pablo nos recuerda que el bautismo nos identifica con Cristo Muerto y

Resucitado. Hemos renacido a una vida nueva, y este renacer supone vivir de una manera nueva. Es un canto de alegría y de esperanza, pues sabemos que nuestra vieja personalidad ha dado paso a la vida sin fin, la misma vida de Cristo

Resucitado.

MONICIÓN AL EVANGELIO Vamos a escuchar el anuncio de la Resurrección de Jesús. El Evangelio de esta

noche proclama el núcleo de nuestra fe. “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. HA RESUCITADO”. Los dos primeros testigos de la

resurrección son las mujeres. Ellas después de oír la gran noticia de la Pascua, el triunfo de Jesucristo sobre la muerte, recuerdan las palabras de Jesús sobre su destino. Los miedos y las dudas desaparecen. Ellas, nerviosas y llenas de gozo,

van a comunicar a los demás la buena noticia.

3ª PARTE: LITURGIA BAUTISMAL LETANIAS/BENDICION DEL AGUA

Comenzamos la tercera parte de nuestra celebración. Ha llegado el momento de bendecir el agua, (administrar el Sacramento del Bautismo a N.) y renovar nuestras promesas bautismales. Los catequistas bautismales presentan EL AGUA,

signo de la vida nueva que con su resurrección nos trae Jesucristo.

El símbolo del agua hace referencia al Bautismo. En este Sacramento recibimos la vida nueva de Jesús. Ahora, después de haber escuchado la palabra de Dios, el

agua bautismal va a ser el centro de nuestra celebración. El agua que significa

nuestra incorporación a Jesucristo muerto y resucitado, el agua viva y fecunda que nos hace hijos de Dios Padre.

ANTES DE LA ASPERSIÓN

Ahora, recordando nuestro propio bautismo por el que se nos incorporó a la vida de Dios, vamos a recibir sobre nosotros el agua que acabamos de bendecir. Se

trata de un signo que nos hace presente la grandeza de Dios y el compromiso que adquirimos en el Bautismo, cuando renacimos a la nueva Vida de Cristo Resucitado. Para ello volvemos a encender nuestras velas de la Luz del Cirio

Pascual. ORACIÓN DE LOS FIELES

Pidamos al Padre Dios en esta noche que nos ayude a ser luz en medio de

nuestro mundo. Oremos diciendo: JESUS RESUCITADO, ESCUCHANOS.

Por el Papa Francisco, por nuestro Obispo Jesús, por todos los que formamos

la Iglesia, para que nuestra vida sea un testimonio constante de la resurrección del Señor. Oremos.

Por aquellos que rigen los destinos de los pueblos, para que la Resurrección de

Jesús ilumine sus proyectos y decisiones, y sea posible la paz y el desarrollo, la justicia y el perdón en todas las naciones. Oremos.

Por los hombres y mujeres del mundo entero que sufren en su cuerpo o en su

espíritu; para que puedan participar de la nueva vida que Dios da a toda la humanidad. Oremos.

Por los que en esta noche, o en el día de mañana, recibirán el Bautismo o la Confirmación, para que vivan siempre llenos de la fuerza del Espíritu Santo y

acompañados por el testimonio y la ayuda de los que ya somos cristianos. Oremos.

Por esta comunidad parroquial que en esta noche estamos celebrando juntos

la Resurrección de Jesús, para que la vivencia y la alegría de este día nos empuje a vivir el Evangelio de Jesús de forma auténtica y fraterna. Oremos.

Dios de la luz y Padre de la vida, sabemos que quieres para nosotros lo mejor. Ayúdanos a confiar en tu Espíritu y lánzanos a la vida del Reino anunciada por Jesús, tu Hijo. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

4ª PARTE: LITURGIA EUCARÍSTICA

PRESENTACIÓN DEL PAN Y EL VINO Vamos a dar comienzo a la cuarta y última parte de esta celebración, que es la Liturgia Eucarística. Lo hacemos recibiendo EL PAN Y EL VINO de manos de unas

catequistas que preparan a los niños de nuestra parroquia para su primera

comunión.

En el Bautismo todos entramos a formar parte de la Iglesia; ahora como hermanos en la fe, participamos en la mesa de Cristo, que es fraternidad y memorial de su muerte y resurrección. Jesús resucitado se hará presente en

medio de nosotros con los signos que Él mismo nos dejó: el pan y el vino. Con toda la alegría y con todo el agradecimiento, dispongámonos a celebrar la

Eucaristía de Pascua. Podéis apagar las velas y sentaros.

LA MISA DE HOY – DOMINGO DE PASCUA (C)

MONICION DE ENTRADA

Bienvenidos a esta celebración, la del día primero de la semana, en la que, reunidos como los discípulos del Señor, Él viene a ponerse en medio y hacernos su regalo de Pascua: transmitirnos la Paz a todos nosotros. Cada domingo del

año será la repetición de esta celebración, porque en ella nos reúne lo fundamental de nuestra fe: que con su muerte y resurrección Jesús nos ha

salvado, nos ha dado nueva vida, nos ha hecho hombres y mujeres nuevos. Hoy es la gran fiesta, el día más grande para los cristianos. Jesús, el maestro, el

amigo, el profeta, el confidente, el justo… no está entre los muertos. El padre le ha dado la vida para siempre. Está vivo. Él vive y es nuestra esperanza. Vive y hace que nosotros vivamos. (Y va a dar la vida nueva de los hijos de Dios a estos niños y niñas a través del Sacramento del Bautismo). Bienvenidos a esta celebración del día de la Pascua

RITO DE LA ASPERSIÓN

El agua limpia. El agua refresca. El agua da vida. Precisamente por eso el agua cumple un lugar tan importante como símbolo en la Pascua. Nos recuerda

nuestro bautismo, que es una forma de recordar nuestro segundo nacimiento, el nacimiento a la fe. Nos recuerda que también en nuestro bautismo se nos limpió

del pecado, y que debemos caminar siempre en una tarea constante de limpieza en la que evitarlo y procurar el bien. Nos recuerda también que en el bautismo Dios nos hizo sus hijos, y que ése es el mayor aliento y refresco que podemos

tener cuando nos cansamos en el camino de la vida. Que el agua que vais a recibir os recuerde

que sois hombres y mujeres nuevos, y que caminando como tales os veáis llenos de

fuerza, de vida y de su aliento, para poder de esa manera manteneros limpios de pecado hasta la vida eterna.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA

Ahora todo es nuevo. Ya no hablamos del Dios de los judíos, sino de ese mismo Dios

pero que ahora es el que resucitó a Jesús, ese mismo Dios que se hizo hombre para salvarnos; ese Jesús que nos ha hecho el

mayor regalo, que no es otro que el de librarnos de las fuertes cadenas que nos

ataban al pecado. Así lo descubrieron los discípulos y así se lo oímos predicar.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA

“Hoy empiezo una nueva vida”, solemos decirnos a menudo. O sea, decidimos

morir a lo viejo y empezar desde cero, como un recién nacido… Pablo hoy nos muestra en qué debe consistir nuestra nueva vida, dónde debemos poner los ojos, qué es lo que nos debe guiar. Para ser hombres nuevos, resucitados con Cristo,

tendremos que hacer nuestra la actitud que él propone.

MONICIÓN AL EVANGELIO Ante la resurrección, ante la idea de la vida después de la muerte, pueden surgir

en nuestros corazones muchos interrogantes. Podemos ver incluso como nuestra fe necesita mayores evidencias. Sólo con un corazón capaz de ver, entender y aceptar, más allá de nuestra razón, podremos alcanzar la fe que hoy nos reúne y

debemos hacer cada día más fuerte.

ORACIÓN DE LOS FIELES La Buena Noticia de Jesús Resucitado pasa de boca en boca. Oremos por los

creyentes y por los que no han llegado a la fe. Oremos por los que ponen su mirada en Cristo vivo y por los que ansían creer y digamos: JESÚS

RESUCITADO, ESCÚCHANOS.

Por la Iglesia, que pone su fundamento en la Pascua, para que sepa

reformarse siempre poniendo sus ojos en Cristo Resucitado, señor de la vida y de la historia. Oremos.

Por los que hoy hemos recibido el Bautismo, por nuestros padres y por

nuestros padrinos, para que vivamos llenos de la gracia del Espíritu Santo. Oremos.

Por todos los niños, adolescentes y jóvenes que son invitados a dar el paso a la fe en Cristo, para que sepan descubrir que Él es el que da firmeza, vigor y luz

a sus vidas. Oremos.

Para que sepamos contagiar alegría y esperanza con nuestra vida,

especialmente al lado de los pobres y de los que sufren por cualquier razón. Oremos.

Por nosotros y nuestra Comunidad, para que la alegría de la Pascua nos contagie a unos y otros, y fortalezca nuestra fe y nuestra esperanza. Oremos.

Escucha, Padre, las peticiones de tus hijos que hoy, llenos de alegría y de esperanza, celebramos la vida gloriosa de tu Hijo Jesús; concédenos participar de

su vida nueva y alcanzar para todo el mundo los frutos de su resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.