LA MIRADA DE ULISES · yendas, y eso condiciona muchas de las derivas del libro», expuso Grand....

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GIJÓN, 14 de julio de 2016 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL ÉPOCA XXIX GRATUITO • Nº 7 www.semananegra.org q La mirada de Ulises se tituló, en 1995, una película dirigida por el malogrado Theo Angelopoulos y que tuvo como uno de sus guionistas a un tal Petros Márkaris. El escritor griego mantuvo ayer un con- curridísimo encuentro con sus lectores en la Carpa 3, y hoy por la mañana tuvo otro en Oviedo, en la pri- mera incursión de la Semana Negra a tierras carbayonas. Se charló mucho ayer y se charlará mañana de la última novela del griego, que también lleva el nombre del héroe homérico, pero esta vez para matarlo: La muerte de Ulises. Ya saben que en este festival cabe todo el espectro cultural comprendido entre el churro relleno y la épica clásica grecolatina. Disfruten. LA MIRADA DE LA MIRADA DE ULISES ULISES LOS PAPELES PRIVADOS (DE RAZÓN) DE MR. SARDONICUS Por Jesús Palacios Página 7 LO MEJOR Por Miguel Escamilla Tena Página 5

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GIJÓN, 14 de julio de 2016 • DIARIO DE LA SEMANA NEGRA • DECANO DE LA PRENSA NEGRA MUNDIAL • ÉPOCA XXIX • GRATUITO • Nº 7

www.semananegra.org

q La mirada de Ulises se tituló, en 1995, una película dirigida por el malogrado Theo Angelopoulos yque tuvo como uno de sus guionistas a un tal Petros Márkaris. El escritor griego mantuvo ayer un con-curridísimo encuentro con sus lectores en la Carpa 3, y hoy por la mañana tuvo otro en Oviedo, en la pri-mera incursión de la Semana Negra a tierras carbayonas. Se charló mucho ayer y se charlará mañana dela última novela del griego, que también lleva el nombre del héroe homérico, pero esta vez para matarlo:La muerte de Ulises. Ya saben que en este festival cabe todo el espectro cultural comprendido entre elchurro relleno y la épica clásica grecolatina. Disfruten.

LA MIRADA DELA MIRADA DE

ULISESULISES

LOS PAPELES PRIVADOS(DE RAZÓN)

DE MR. SARDONICUSPor Jesús Palacios

Página 7

LO MEJOR

Por Miguel Escamilla Tena

Página 5

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jueves, 14 de julio de 20162

ASOCIACIÓN SEMANA NEGRA

Presidenta: Susana Quirós

Tesorero: Ceferino Menéndez

Secretaria: María Fernanda Poblet

Director del Comité Organizador SN: José Luis Paraja

Dirección: Pablo Batalla Cueto

Redacción:

Christian Bartsch

Yamel Buenrostro

Fotografía: José Luis Morilla

Preimpresión: Morilla Fotocomposición

D.L

.: A

s-2.3

91/2000

Imprime: Imprenta Mercantil

Colaboradores:Miguel Barrero

Jesús Palacios

Eduardo Morales

Daniel Mordzinski

...se contaron cuentos, Petros Márkaris se encontró con sus lectores, Beatriz Rato presentó su libro infantil Torimaki y otros, Alex Garzó hizo lo propiocon Ribera, fin de trayecto, nos rugieron las tripas con Fame Poétika una vez más y viajamos a las tierras del fin del mundo con Miguel Barrero.

AYER, EN LA CARPA 3…

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La Semana Negra se transformóayer en Semaine Noire en la Carpa delEncuentro, con dos invitados francesesllegados desde el país vecino con otrastantas novelas negras —polar, lo lla-man en Francia— bajo el brazo. Em-manuel Grand presentó Final de tra-yecto; Ian Manook, Muertos en la es-tepa.

Contra lo que pueda parecer, todavez que Grand tiene cincuenta años yManook cuenta ya sesenta y seis tacosde calendario, y que las dos novelashan cosechado un enorme éxito de crí-tica, tanto Grand como Manook sonautores casi noveles. Final de trayectoes la segunda novela de Grand; Muer-tos en la estepa, la cuarta de PatrickManoukian (tal es el verdadero nom-bre de Manook). «Llevo escribiendodesde que tenía 15 años, pero nuncaacababa nada. Un día mi hija me dijoque estaba cansada de leer borradorese hicimos una apuesta: yo escribiría unlibro cada dos años de un género dis-tinto cada vez y con un seudónimo di-ferente», explicó ayer Manook. Mano-ok y su hija hicieron una lista de géne-ros y el cuarto era el polar.

La novela de Manook se ambienta

en Mongolia, país que el muy viajeroManook conocía y que siempre le haatraído. «Cuando tuve que enfrentarmea la escritura de una novela negra nosabía nada de polar, y decidí aplicar elsistema que aplico dentro de mi campode trabajo, que es la comunicación:buscar algo que sea pertinente y quesea inesperado. Consideré que mi no-vela sería pertinente si no era banal einesperada si causaba sorpresa, y lasorpresa que ideé fue desarrollar la ac-ción en Mongolia», explicó el autor,que seguidamente expuso que, una vezdecidido ese sugerente escenario, pasó

a reflexionar cómo presentar una Mon-golia más allá de la postal de las este-pas, los jinetes y los chamanes. Comoresultado de esa preocupación, en lanovela aparece no sólo la tópica Mon-golia nómada, sino también los bajosfondos de su capital, Ulán Bator, y unmundo a caballo entre la tradición y lamodernidad en el que las yurtas vanequipadas con antenas parabólicas pa-ra ver la televisión occidental y conec-tarse a Internet. El protagonista del li-bro es el comisario Yeruldelgger, quedebe investigar junto con la inspectoraOyun y la forense Solongo la apari-

ción, en medio de la estepa, del cuerpode una niña de cinco años enterradajunto con su triciclo.

Hay también en la novela de Ma-nook una parte de denuncia de una re-alidad poco conocida del país: la de laexplotación minera de las llamadas tie-rras raras, que está contaminando ydevastando regiones enteras a un ritmoque hace prever un inminente cataclis-mo ecológico. «Para extraer un kilo detierras raras, necesitan acabar con unacolina entera», lamentó Manook, quetambién aludió a la «paradoja de queestas tierras raras se utilizan en Occi-

dente para las tecnologías limpias, esdecir, los híbridos, los led y esa clasede cosas. Para que en Occidente sepuedan fabricar tecnologías limpias,tenemos que destruir otras partes denuestro planeta».

Grand, por su parte, ambienta suhistoria en una isla bretona, Belz, y po-ne en escena a un ucraniano que esca-pa de su país pagando a una mafia ru-mana, de la que después huye, recalan-do en Bretaña. En Belz, sin embargo,no se acaban sus tribulaciones, puesdebe enfrentarse a la desconfianza y lamaledicencia de los lugareños, que loacusan de un crimen que se perpetra enel lugar. La denuncia de fondo en estecaso es la crisis de los migrantes. «Esimportante que la novela negra sirvapara denunciar que estamos en unmundo imperfecto», opinó el autorayer.

En la novela, según explicó el au-tor, «el Atlántico es un personajemás», y también se juega con la ricamitología bretona, en la línea de Dolo-res Redondo y su Trilogía del Baztán.«La gente cree realmente en estas le-yendas, y eso condiciona muchas delas derivas del libro», expuso Grand.

La Semana Negra continúa recibiendo a gran-des autores internacionales en el recinto de losantiguos astilleros de Naval Gijón. Ayer fue elturno de Clare Mackintosh, que trajo bajo elbrazo su novela Te dejé ir.

Mackintosh saltó de la carrera policial al pe-riodismo y al campo de la literatura. «A mí», di-jo, «me encantaba trabajar como policía, creoque era una buena agente, pero eso me estabaconvirtiendo en una mala madre, porque apenaspasaba tiempo con mis hijos. Así que decidí cam-biar de vida y dejar la policía para centrarme enla familia».

La obra de Mackintosh va más allá del canonde la novela de detectives: es una novela de con-flictos psicológicos, de contar lo que está pasan-do dentro de la cabeza de los personajes. Los fac-tores personales de la propia autora fueron un im-portante impulso para escribir, según comentó enla Carpa del Encuentro. «Mientras trabajaba depolicía me vi envuelta en un caso en el que atro-pellaron a un niño pequeño y el conductor se fu-gó. Me afectó mucho aquella tragedia. No podíaentender cómo alguien podía matar un niño pe-queño y darse a la fuga. Tampoco me podía ima-ginar todo el dolor que debía de estar sufriendo lamadre. ¿Cómo se asimila la pérdida en estas cir-cunstancias? Años después, en mi vida personal,sufrí una tragedia parecida: yo también perdí ami hijo en circunstancias distintas, y me di cuen-

ta de cómo la pena te puede cambiar la vida. De-cidí mezclar estas dos circunstancias y eso fue elcatalizador de mi primera novela».

Mackintosh considera que su carrera comocomisaria de policía en Scotland Yard le hace te-ner ventaja a la hora de escribir novela negra.«Yo», explicó, «me despreocupo mucho de la do-cumentación, ya que sé cómo se investigan loscrímenes: no tengo que hacer el trabajo de docu-mentar que sí tienen que llevar a cabo mis cole-gas escritores. Pero hay por lo menos dos des-ventajas claras en esto: a veces los escritores quehan sido policías cuentan de forma muy detalla-da cómo es el proceso de investigación de un cri-men. Yo creo que los lectores en general no nece-sitan saber todos y cada uno de los pasos que lle-van las investigaciones. Creo que está bienconocer algunos detalles, pero muchos llegan aaburrir. Los escritores tienen que tener en cuentaque están escribiendo ficción y no manuales paranuevos policías».

En Te dejé ir, Mackintosh aborda el dolor y lapérdida de los seres queridos, así como la posibi-lidad de reconstruirse y reinventarse en otro lu-gar. La autora comentó que este thriller tiene mu-cho de ella en todos los personajes: «cuando es-cribes tu primera novela, creo que es imposibleque no sea un poco autobiográfica, y creo quehay varios elementos que tienen que ver con mivida en cada uno de los personajes. Por ejemploel dolor de Jenna, el duelo por la pérdida de su hi-jo, es un poco el que yo sentí por la pérdida delmío. Pero también me veo identificada con elpersonaje de Kate: yo también era tan tenaz y en-tusiasta como ella cuando era una joven oficial.Y también puedo verme en el personaje de Ray,que siente cómo el trabajo lo va alejando de sufamilia».

La novela reflexiona sobre la verdadera natu-raleza del mal y muestra interés en la relaciónentre agresor y víctima, así como en la dualidaddel ser humano. Como comentó Mackintosh, losseres humanos «no somos completamente bue-nos ni completamente malos. Yo creo que todoslos que estamos ahora mismo en esta sala hemoshecho cosas en el pasado de las que nos avergon-zamos. Hemos hecho cosas realmente malas».

Mackintosh sigue teniendo interés en el mun-do psicológico, y el próximo año publicará otranovela de la que adelantó la trama para los asis-tentes a la Semana Negra: «trata de una mujer unviaja a casa de vuelta del trabajo. En el metro es-tá leyendo el periódico y en la sección de anun-cios por palabras se encuentra con una fotografíasuya en un anuncio y empieza a investigar quéhace allí».

Yamel Buenrostro

La tarde semanera se cerró ayer en laCarpa del Encuentro con la presentación deLos del San Patricio, la última novela delescritor italiano Pino Cacucci, a quienacompañó en la mesa el prologuista del li-bro, Luis Sepúlveda.

La novela cuenta la historia real deJohn Riley y sus hombres, irlandeses queen 1846 peleaban en las filas de EstadosUnidos durante la guerra fronteriza conMéxico que terminó con la anexión esta-dounidense de California, Arizona y NuevoMéxico. Tal como cuenta la sinopsis del li-bro, publicado por Hoja de Lata, «ellos,que habían escapado del hambre y de laopresión de su Irlanda natal, no pudieronpermanecer sumisos ante la carnicería quesu ejército cometía para expulsar a los me-xicanos de sus tierras», y en consecuencia«se cambiaron de bando para combatir lainjusticia y formaron el Batallón de San Pa-tricio, una unidad de artillería del ejércitode la República mexicana». Esa deserciónlos llevó, una vez terminada la guerra conla derrota de México, a ser juzgados por al-ta traición, condenados a morir en la horcay marcados a fuego en la mejilla con la Dde desertores.

Aquella guerra fue pionera en muchossentidos, uno de ellos la excusa civilizadoraque más tarde fueron teniendo todas lasguerras libradas por Estados Unidos. Segúnexplicó Cacucci, «Estados Unidos necesita-ba espacio, pero también un pretexto parainvadirlo, y entonces comenzó una campa-ña racista feroz en los periódicos en contrade los mexicanos, que presentaba a los me-xicanos como vagos y borrachos y comouna raza inferior que no merecía tener un te-rritorio tan grande. Walt Whitman llegó adecir que los mexicanos eran un error de la

naturaleza. Sin embargo, México fue el pri-mer país de Latinoamérica en prohibir la es-clavitud en su Constitución. En ese país tanbárbaro no había esclavitud cuando en Esta-dos Unidos era absolutamente normal». Dehecho, muchos negros huían de EstadosUnidos para enrolarse en el batallón SanPatricio, donde gozaban de iguales dere-chos que los soldados blancos. Según siguiócontando Cacucci, «en cada batalla el SanPatricio pierde cincuenta, sesenta, cien vo-luntarios, pero llegan 500 desertores más».

«Para un contador de historias como yo,esta historia era una tentación irresistible»,explicó Cacucci, que mostró su pasión porla figura literaria del héroe derrotado. Se-púlveda, que describió el San Patricio co-mo «primera brigada internacional de lahistoria» y describió la novela como «unahistoria fuerte a partir de la primera pala-bra, de la primera línea», coincidió con Ca-cucci en declarar su fascinación por las«novelas protagonizadas por grandes per-dedores: gente que no tiene miedo al actode perder porque sabe en nombre de quéestá perdiendo y que es capaz de pasarse alotro bando a sabiendas de que es el que vaa perder la guerra y de que no les esperamás que la muerte».

Cacucci contó además que «esta histo-ria está totalmente olvidada en EstadosUnidos, porque no les conviene recordarla,pero en México todavía está viva: hay labanda de gaitas Batallón San Patricio, for-mada por descendientes de irlandeses y es-coceses y que sigue haciendo cada año unao dos conmemoraciones en el día que ahor-caron a los últimos 71 supervivientes delbatallón y en el día de San Patricio. Hay,también, estatuas de Riley, una de las cua-les está en el jardín donde los ahorcaron».

BLACK WEEKSETTIMANA NERA

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julio de 2016 5CONCURSO DE RELATOS NEGROS SEMANA NEGRA 2016CONCURSO DE RELATOS NEGROS SEMANA NEGRA 2016

Lo mejorMiguel Escamilla Tena (España)

FINALISTA

—¡Lo prometiste!

Si, se lo prometí pero ahoradudo de que sea el momento.Tiro de su brazo, intentandoque me acompañe por las bue-nas, pero él se deja caer con to-do el peso de su cuerpo y, en lu-gar de andar, clava los pies enla acera. Sólo tiene seis añospero se diría que ya ha desarro-llado la determinación de unadulto. Me desafía con la mira-da ceñuda que guarda para en-frentarse a sus enemigos, lamisma que, en la guardería,consiguió disuadir al ladrón dejuguetes pese a ser un año ma-yor que él. Sigo andando y suszapatitos raspan la acera. Soyuna lancha a motor y él un es-quiador acuático, cumpliendonuestro papel sobre cementogris a falta de un mar azul. Dossombras negras contra el blan-co calcáreo de la calle, aplasta-dos por el sol de esta calurosatarde de junio. Al principio gri-ta pero luego sólo aprieta losdientes y emplea todas susenergías en resistirse a seguir-me. Todas son muchas pero ladiferencia de edad también esdiferencia de fuerza y juega ami favor. Al final cae de rodi-llas. Me agacho junto a él paraayudarle a levantarse. Me re-chaza con un empujón.

—Ya soy mayor. Puedo le-vantarme sólo— me dice y yopienso que debería cogerlo porla cintura y llevármelo a casapero también es mayor para quelo lleve en brazos. Le pongo lamano en el hombro y le ofrezcoun pacto.

—Vamos a merendar y lue-go veremos.

—Lo prometiste— contestaférreo. Pero los dos hemos he-cho una brecha en el otro y losabemos. Me da la mano y andacallado a mi lado, camino decasa.

Pan con queso. Leche conchocolate. Lo devora y lo sorbea grandes tragos. Entro en lahabitación, me quito la ropa yempiezo a vestirme con el uni-

forme del trabajo. Unos brazosde mujer me abrazan por detrás.Siento el calor de su cuerpo através de su blusa de seda, sussenos aplastándose contra miespalda, sus pezones duros y sualiento suave cuando me besaen el cuello.

—¿Lo vas a llevar hoy?—me pregunta en un susurromientras sus manos acaban deabotonarme la camisa.

Me vuelvo para contestarle ala cara. Para que pueda leermeen la mirada mis miedos y misdudas.

—No sé. ¡Es tan pequeño!

Ella sonríe con ternura, pasala corbata alrededor del cuellode mi camisa y, como todos losdías, comienza a hacerme el nu-do. Como madre, siente igualque yo la necesidad de protegera su hijo. También como madresabe de la necesidad de educar-lo. Cuando habla lo hace con elmiedo contenido por la espe-ranza y con la misma determi-nación firme que el niño ha he-redado de ella.

—Ya tiene seis años. Es laedad.

Ahora soy yo el que la rodeacon mis brazos, el que la besaen la boca con fuerza, con pa-sión, el que preferiría tumbarlaen esa cama vacía que nos miraa irme a trabajar.

En el salón, nuestro hijo yaha terminado de merendar.

—Lo prometiste, lo prome-tiste, lo prometiste...— le oigorepetir en voz baja.

—Mi hijo— es todo lo quenecesitan. Los dos hombres sehacen a un lado, abriéndonospaso. Abro la puerta de acero yentramos. Un chorro de luz ana-ranjada, cayendo desde unaventana alta. Un cuchillo de solque parte en dos la negra habi-tación. Paredes manchadas dehumedad, un suelo mugrientode baldosas levantadas y perdi-das repuestas con agrio cemen-to, una mesa de metal traída deun antiguo despacho o de un au-

la abandonada. Cojo a mi hijopor las axilas y lo siento sobrela mesa. De una taquilla verdeen un rincón, casi invisible en laoscuridad, saco un chubasque-ro. Estoy acabando de ponérme-lo cuando la puerta se abre. Losdos hombres traen a un tercero.Lo desnudan rompiéndole la ro-pa. Lo atan de pies y manos auna silla. Cubro los nudillos demis manos con puños america-nos y empiezo a trabajar.

Primero la cara. Golpes rá-pidos, no muy fuertes. La cejapartida, la nariz rota. Sangrepara impresionar, para que elhombre la sienta correr. Paraque se dé cuenta de dónde está,de lo que estamos dispuestos ahacer. Unos golpes en el estó-mago. Para que pierda la respi-ración. Para que le alcance eldolor. A veces hay preguntas.Yo no las hago. No es mi traba-jo. Si me dicen que pare, paro.Si me dicen que siga, sigo.Ahora más fuerte. Noto comoel acero del puño le fractura unpómulo. Vuelvo a golpear y sumandíbula cede. Algunos dien-tes tintinean en el suelo. Elhombre escupe un chorro desangre. El chubasquero cumplesu función e impide que semanche el uniforme. Un respi-ro. Un par de minutos para queel hombre se recupere. Mevuelvo a mirar a mi hijo. Senta-do sobre la mesa, los ojos muyabiertos mirando al hombre dela silla.

«La bañera», me dicen. Lemeto la cabeza en un barreño deagua. Mantiene la respiraciónmientras puede, luego tragaagua, se ahoga. Lo saco. Otravez. Y otra. Y otra. Vuelven losgolpes. Trabajo los riñones, lascostillas. Oigo quebrarse algu-na, astillarse otra. Continúohasta que me dicen que pare.En el suelo, el hombre respiracon dificultad, intenta incorpo-rarse sin conseguirlo, llora dedolor. Miro a mi hijo por el ra-billo del ojo. Sigue allí, sobre lamesa, tan inmóvil como una

gárgola infantil en una catedralde juguete. Intento verle losojos, saber qué piensa, pero es-tá demasiado oscuro y no haytiempo. Mi trabajo me reclama.

Descargas eléctricas, uñasarrancadas, quemaduras con so-plete, alguna amputación. Pa-san tres horas agotadoras antesde que acabe la sesión. Final-mente se llevan al hombre. Al-guien vacía un balde de aguapara limpiar la sangre. Me qui-to el chubasquero sucio de san-gre y vómito, lo dejo caer alsuelo y bajo a mi hijo de la me-sa. No dice nada. Sus ojos, sinlágrimas, continúan muy abier-tos, como mirando más allá delas paredes de esta sucia habita-ción, mirando muy lejos. Yotampoco le digo nada. Sólo ledoy la mano y salimos de allí.

En la calle se ha levantadoun viento frío. Andamos calla-dos hasta que él rompe el silen-cio.

—¿Papá?

Su voz me suena lechosa,como si las palabras se arrastra-ran por el fondo de un pantanoantes de llegar a su garganta, deescapar de su boca a la noche.

—¿Papá?

Repite, y me busca con lamirada como si no estuviera se-guro de encontrarme, como sino supiera que soy el hombreque lo lleva de la mano de vuel-ta a casa, al hogar.

—Papá... de mayor...

Se me hace un nudo en lagarganta y siento miedo, unmiedo que no conocía, un mie-do que sólo un hijo puede darte.

—...De mayor... quiero sercomo tú.

Y se abraza a mis piernas,emocionado, y son mis ojos losque se nublan con las lágrimas.Lagrimas de alegría, de emo-ción, de alivio. Porque en unmundo de torturadores y tortura-dos mi hijo ha elegido lo mejor.

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jueves, 14 de julio de 20166

Detrás de las muertes, asesinatos,secuestros, robos, chantajes y demáscrímenes con los que nos regodeamoscada día en la carpa del Espacio AQuemarropa (EAQ) siempre se en-cuentran personajes salidos de lasmentes, más o menos sanas, de los au-tores. Sus peripecias nos diviertenporque nos sentimos cómodos pen-sando que sus consecuencias se que-dan en las páginas de los libros. Sinembargo, cuando nos damos cuentade que esas historias no son más queel reflejo de la realidad, la expresiónde nuestra cara cambia en una muecade horror.

Bueno, tal vez haya exagerado,pero algo de eso hubo ayer en la pre-sentación del último libro de Carlos

Quílez, Sigue la mala vida. Se tratade una selección de crónicas del pe-riodista catalán, con el que continúasu Mala vida, publicado hace ya unosaños. Así lo explicó José Manuel Es-tébanez, que acompañó a Quílez en lamesa del EAQ. De un libro a otro hapasado tiempo, algunas cosas hancambiado, aunque no la fórmula queaplica Quílez en su trabajo: enterarsede cosas y contarlas de la manera más

honesta posible. «Es un libro de per-sonas que existen de verdad, con unavida peculiar, que he conocido, queme han enriquecido muchísimo y quehe querido mostrar en este libro», ex-plicó sobre este título. Historias comolas del atracador del chándal, JesúsContreras, del que Quílez se conside-ra amigo. O el juez Pascual Estevill,protagonista del mayor escándalo decorrupción judicial de la historia deEspaña. O el fiscal anticorrupción deCataluña David Martínez Madero,primer director de la Oficina Antifrau-de de Cataluña, ejemplo de la luchacontra el crimen. O…

La actividad en el EAQ había co-menzado un par de horas antes con lapresentación de Juegos de cloaca, la

última novela de Jon Arretxe, cuartaentrega de la saga dedicada a su per-sonaje Touré. Arretxe comparecióacompañado por Paco Gómez Escri-bano. Touré, el inmigrante sin pape-les buscavidas creado por el autorvasco, ha ido evolucionando desde eltono más humorística de las dos pri-meras entregas a la cruda realidad deltercer título. «En Juegos de cloacatrato de rescatar a Touré de la deses-

peración en el que lo dejé en la ante-rior novela, Sombras de la nada», ex-plicó. Arretxe envía en esta ocasión asu personaje deportado a Mali y, si enlas novelas anteriores nos había mos-trado las miserias de la sociedad occi-dental con Bilbao como escenario,aquí aprovecha para contarnos la rea-lidad de esa parte de África. No serála última novela de Touré, cuya quin-ta entrega ya está escrita. Así que yatenemos cita en nuestra carpa para2017.

Susana Hernández presentó acontinuación Cuentas pendientes, conuna notable presencia en el EAQ a pe-sar de la dura competencia que sufría-mos en la Carpa 3 por parte de PetrosMárkaris. Pero estar en nuestro rin-cón merecía la pena, porque, tal y co-mo resaltó Germán Menéndez, asis-timos a la presentación de un libro degrandes personajes, con una trama po-licíaca con temas muy potentes (con eltrasfondo de casos de secuestro de ni-ños), y un ritmo narrativo «que engan-cha desde las primeras páginas». Laautora se mostró muy contenta con es-te título, en el que recupera a la su-binspectora Rebeca Santana. «Creoque es el mejor de la saga. Los escrito-res tenemos que ir creciendo, y yo in-tenté dar un salto, hacer cosas que nohabía hecho antes y hacerlas mejor»,subrayó. Y para los fans: sí, habrácuarta entrega de las aventuras de San-tana y su compañera, Miriam Váz-quez. Pero antes, Hernández publicaráun libro que, según comentó, «no tie-ne nada que ver». Estaremos atentos.

Tras la presencia el martes deMauro Entrialgo, el cómic regresó ala carpa de la mano de Andrés Accor-si y Norman Fernández, quienes ha-blaron sobre el mundo del tebeo enArgentina. Editor, divulgador, progra-mador del festival Comicópolis… Ac-corsi habló sobre la actualidad del có-mic en su país, recuperado después dela crisis de 2004. «La historieta se re-formateó, dejaron de existir los sopor-tes habituales (revistas y remedos decomic books) y la industria se recon-virtió al formato del libro, principal-mente», explicó. En ocasiones, la di-fusión en su propio país de autores ar-gentinos que producen para losmercados francés o italiano es frenadapor las editoriales españolas, quecompran los derechos para todo el ha-bla hispana y hacen que sus libros lle-guen a Argentina en poca cantidad y aprecios disparatados. «Pero no lesguardamos rencor. Nosotros tambiénles enviamos a ustedes actores y can-tantes que son una porquería», apuntóAccorsi con sorna. A diferencia de laprensa española, «que se ha olvidadodel cómic», como criticó Fernández,en Argentina no se entiende un diarioque no contenga historietas y tiras có-micas producidas en el propio país so-bre temas de actualidad. Otra diferen-cia con España: el reconocimientoinstitucional que recibe el tebeo. Es-peremos que Macri no se lo cargue.

Otro argentino, Fernando López,fue el protagonista de la siguiente pre-sentación, la de su última novela, Lasuerte tiene sus planes, quinta entregade su personaje Felipe Gallo (Philip

Lecoq). Y lo hizo de la mano de otroGallo, nuestro Alejandro Gallo,quien explicó lo que caracteriza laobra de López: «la desdramatizaciónde situaciones conflictivas y el sexoexplícito». «Yo quería hacer algo di-ferente, fuera del canon, con persona-jes excluidos por la sociedad. Me en-teré de que existía una cooperativa deex convictos de entre sesenta y ochen-ta años. Eran los personajes que nece-sitaba», fue explicando López. Porquedevolver la voz a los marginados es elprincipal objetivo de esta serie de no-velas en las que el autor bebe de suexperiencia como abogado defensor yjuez que ha compartido con esta gen-te parte de sus vidas. «Son personascomo nosotros», subrayó. Una verdad

tan sencilla que, de obvia, muchas ve-ces no la vemos.

Paco Gómez Escribano regresó ala carpa, esta vez como autor, parapresentar Manguis, su último trabajo.La cita no se la quiso perder Ángel dela Calle, que ejerció como presenta-dor y destacó la progresión de la obrade Escribano. «Manguis es la conti-nuación de una carrera ascendente queva a convertir a Paco en uno de los re-

ferentes de la novela negra de este pa-ís», destacó. En esta obra, un policíacorrupto no consigue el ascenso queesperaba y, para asegurar su jubila-ción, decide atracar un furgón blinda-do. Esto desencadena toda una serie deacontecimientos que, como no podíaser de otra manera, van a acabar mal.Y todo con un grupo de personajesideal para el desastre, en un Madridmuy particular, fantástico y anacróni-co, made in Gómez Escribano. «Es unretrato de la cara B de mi barrio, Cani-llejas», un barrio en el que a la rutinadiaria se suman el crimen y la picares-ca. Pura marca España.

El Colectivo de Historia Críticafue el protagonista de la siguiente ci-

ta, en la que Francisco Erice presen-tó la obra de Edward PalmerThompson Marxismo e historia so-cial. «Thompson era el prototipo dehistoriador capaz de no encerrarse ensu torre de marfil e imbuirse en unaconcepción política de la historia», re-señó Erice, que hizo un repaso a la vi-da del historiador británico, intelec-tual, sí, pero también, agitador y acti-vista. Erice concluyó describiendo elobjetivo del Colectivo de HistoriaCrítica, que no es otro que «plantearla necesidad de hacer una historia aca-démicamente rigurosa, pero, al mismotiempo, comprometida con el presen-te, con el objetivo de crear una socie-dad de hombres y mujeres libres eiguales». Así sea.

Y podríamos haber bautizado elmiércoles como el Día de Paco Escri-bano, ya que volvió a la carpa paraacompañar a Noelia Lorenzo Pino enla presentación de su novela La chicaolvidada. Es la segunda entrega de lasaventuras de los agentes que ya apare-cían en la anterior novela de Lorenzo,La sirena roja, Eider y Jon Ander. Es-cribano destacó la fuerza de los perso-najes que participan en la trama, tanto

protagonistas como secundarios, conuna gran caracterización basada en losdiálogos. «No me lo propuse. Soy unaescritora que intento meterme en lapiel del personaje y me sale natural»,explicó la autora. Lorenzo adelantóque ya tiene en mente dos historias pa-ra continuar con la saga de estos prota-gonistas, aunque todavía no se ha de-cantado por la que centrará su próximaentrega. «Como ha tenido tan buenaacogida, por el momento seguiré conellos. Les tengo cariño», confesó.

Y cariño les tenemos nosotros atodos ustedes, así que acompáñennosesta tarde en un nueva jornada plenade crímenes de todo tipo. ¿Se les ocu-rre un plan mejor?

Por Christian Bartsch

Paco Gómez Escribano y Jon Arretxe.

Germán Menéndez y Susana Hernández.

Fernando López firma ejemplares de su última novela La suerte tiene sus planes.

José Manuel Estébanez y Carlos Quílez.

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jueves, 14 de julio de 2016 7

Un monstruode la historieta

Por muy egocéntricos que seamos los mons-truos, tenemos también cierta capacidad de em-patía con nuestras víctimas. Estoy seguro de que,a estas alturas de la semana, ya estarán ustedeshartos de oír hablar de mí —yo nunca me can-so—, así que he decidido tomarme unas vacacio-nes de mis mascaradas diarias para disfrutar de laexposición dedicada a ese otro monstruo de miinfancia y adolescencia que fue Enric Sió, y aquien la Semana Negra ha recuperado para ale-gría y solaz de todos aquellos que amamos lo di-ferente. Porque, sin duda alguna, Enric Sió fue ysigue siendo diferente. De entre todos aquellospioneros de la historieta de autor o, mejor dicho,de arte y ensayo, por respetar la terminología his-tórica apropiada, que se atrevieron a finales delos años sesenta y primeros setenta a desafiar laestulticia nacional con que se juzgaba la praxis

—y el disfrute— del cómic en nuestro país, alre-dedor de publicaciones tan arriesgadas y casi ex-perimentales como Bocaccio, Sunday, Trinca,Drácula —en sus primeros doce fascículos—Bang, Trocha e incluso Mundo Joven o La Balle-na Alegre, puede que ninguno fuera tan arriesga-do y experimental como Sió. Aunque compar-tiendo ciertas inquietudes con nombres como losde Hernández Palacios, Esteban Maroto, Car-los Giménez, Víctor de la Fuente o Luis Gar-cía, por citar algunos —relativos— compañerosde viaje, Sió eligió desarrollar un estilo propio,singular y excesivo, más próximo al pop art quea la narrativa secuencial clásica, de inspiraciónestadounidense. Esto, como le ocurriera al olvi-dado Alberto Solsona —creador también paraDrácula de la inolvidable saga Agar-Agar— y alMiguel Calatayud de Peter Petrake, le condena-ría inevitablemente a la incomprensión no solode los enemigos de la historieta como forma deexpresión artística e intelectual, sino incluso —que es peor— a la de algunos de sus supuestosdefensores.

Por eso, entre otras cosas, Sió fue un mons-truo de la historieta española. Por elegir sus refe-rentes antes en Francia —Guy Peellaert, Jean-Claude Forest, Nicholas Devil, y el resto de ero-tómanos bajo la férula de Eric Losfeld— o enItalia —Hugo Pratt, Breccia y, sobre todo, suamigo y cómplice Guido Crepax—, que en lasfuentes tradicionales anglosajonas. Por su decidi-do carácter erótico, intelectual y exquisito, pro-pio de lo mejor de la gauche divine catalana, queotorgaba a sus historietas un halo deliciosamentedecadente, erudito y experimental a la par que ju-guetón, próximo a los lúdicos experimentos me-tagenéricos de los cineastas de la Escuela de Bar-celona. Por su búsqueda de fuentes estéticas tam-bién entonces denostadas entre nuestra crítica dearte, como el modernismo, ejemplificada en supasión gráfica por Klimt. Pero era también unmonstruo porque sentía una afinidad electiva in-dudable por lo extraño, siniestro e incluso esoté-rico —no es casual el título de una de sus obras

maestras: Aghardi—, que le llevó a plasmar algu-nas de las historietas más terroríficas que jamásleyera de niño —los monstruos somos precoces,sí—, tanto por su peculiar estilo gráfico, revela-do en negativo de formas y contornos vaciadosde volumen, etéreo, moderno y al tiempo conmucho de grabado clásico, como por sus crípti-cas anécdotas psicológicas, sobrenaturales y sim-bólicas, que atacaban mis nervios infantiles sinmadurar excitándolos hasta casi el colapso…

¿Cómo olvidar su silenciosa adaptación delrelato Eleonor de Juan Tébar? Si el cuentecillodaba miedo, su traducción en imágenes enigmá-ticas y montadas cual si fueran críptico story bo-ard de una película inexistente, digna de JeanRollin, provocaban pesadillas duraderas. ¿O Mi-nins, alucinación psicoanalítica que escarba freu-

diana en nuestra crueldad infantil nunca del todosuperada? ¿Y la mano/maniquí de Boutique, quecada noche intenta escapar no solo de su escapa-rate sino de su condición artificial para convertir-se en ser humano completo en mutación digna deCronenberg? Aquellos Mis miedos, publicadosen Drácula, que luego amplió con Mis miedos 2en la francesa Pilote —son estos últimos los queahora recupera el magnífico libro/catálogo edita-do por la Semana Negra (¡gratuito! Esto es mons-truoso…)— constituyen una de las obras maes-tras de la historieta no solo española, sino inter-nacional. Y su autor, Enric Sió, una víctima de supropio genio incomprendido. Como todos losmonstruos.

Transcrito por Jesús Palacios

[siete]El cantautor atormentado vaga por las ca-

lles de Norteña con el aire lánguido de quien sesabe condenado a rumiar en el presente las glo-rias desvanecidas del pasado. Es una digestiónlenta y pesada a la que ha tenido que acostum-brarse a lo largo de la última década, cuandocomprendió que los conciertos y los derechosde autor no daban para pagar las facturas y porprimera vez hizo caso a quienes trataban deconsolarle apelando al manido dicho de queuna retirada a tiempo también puede ser unavictoria. El cantautor atormentado dejó asíveinte años de exitosas escaladas en la gran ca-

pital y regresó a la casa familiar vacía con lavaga esperanza de que sus antiguos conveci-nos, aquéllos que le aclamaban cuando cele-braba sus triunfos en apoteósicos conciertoscon los que se culminaba el destello efímero delas fiestas del verano, supieran tener clemenciaante las consecuencias de un declive que habíasido evidente para todos mucho antes de que élmismo acertara a vislumbrarlo. El cantautoratormentado llegó a Madrid cuando la ciudadtrataba de deshacerse de los últimos estertoresde la movida, encontró allí un hueco reservadoa quienes abjuraban del invento new wave de-jándose extraviar por senderos más introspecti-vos y cogió una buena racha que le llevó a to-car en todas las salas consideradas ineludibles

dentro de los circuitos neonatos y le deparó suprimera gira por provincias. El cantautor ator-mentado aún recuerda la primera vez que vinoa tocar a Norteña en pleno paseo triunfal: elaforo lleno del Gran Teatro, el nudo en el estó-mago cuando aguardaba entre bambalinas aque sus músicos atacaran el acorde que marca-ba el instante preciso de su entrada en el esce-nario, la visión borrosa en primera fila de suspadres, aún vivos, sonrientes y llorosos por laemoción de ver en lo más alto a aquel hijo quehasta en las ecografías había tenido aspecto debala perdida.

El cantautor atormentado pasa ahora antelas puertas del Gran Teatro de Norteña comopasa un parado de larga duración por delantede las oficinas del INEM y lanza una mirada desoslayo hacia el vestíbulo en penumbra al otrolado de las puertas de cristal. De los amigosque creyó tener sólo le quedan dos o tres, losque han permanecido fieles desde los lejanosaños del colegio, y ni siquiera le ven muchoporque tienen sus vidas hechas y ordenadas yporque —esto es una corazonada suya, pero elinstinto le dice que cada vez hay más probabi-lidades de que sea cierta— en el fondo les de-prime tener que compartir un café o una cerve-za con ese despojo humano que siempre lesacaba pidiendo prestado algo de dinero y al quecada vez le cuesta más esbozar sonrisas con lasque concelebrar las alegrías que no le compe-ten. El cantautor atormentado vive solo en unpiso a medio hacer del viejo barrio de pescado-res y algunas veces sube a casa con algunaprostituta de medio pelo o consigue llevarse a

alguna admiradora tardía que se acuesta con élpensando no en quien es, sino en aquél que fueen un tiempo que ocurrió no hace tanto, peroque a él le resulta ya tan lejano que a veces in-cluso llega a dudar de su existencia. El cantau-tor atormentado lleva tres o cuatro años sin darun concierto y ninguna compañía quiere publi-car sus discos. Desde hace casi un bienio estáenfrascado en una canción triste de Norteñaque no ha podido acabar porque ni siquiera sa-be bien cómo empezarla. Una y otra vez vuel-ve sobre sus versos con la desasosegante im-presión de que falta algo, de que hay en esasestrofas desgarradas e imperfectas un vacíoabismal que nunca podrá llenarse. El cantautoratormentado se sienta todas las tardes en el so-fá desvencijado del salón, la guitarra en el re-gazo, y trata de que sus manos y su voz den conla forma de hilvanar las palabras ajustadas alvano propósito de condensar en dos o tres es-trofas y un estribillo con variantes todo lo quese ha visto obligado a aprender sobre la vida.Echa en ello un par de horas y luego lo deja ybaja a los bares en donde suelen fiarle y procu-ra beber hasta olvidarse de quién es y dónde es-tá, hasta convertir la noche en un mar difuso enel que las luces son barcos abocados inevita-blemente al naufragio. El cantautor atormenta-do no quiere confesarse que en realidad no de-sea acabar esa canción triste de Norteña en laque día tras día pone sus desvelos. Sabe que,cuando al fin la finalice, esa letra y esa músicano podrán ser otra cosa que su propia nota desuicidio.

Page 8: LA MIRADA DE ULISES · yendas, y eso condiciona muchas de las derivas del libro», expuso Grand. ... biar de vida y dejar la policía para centrarme en la familia». ... México.

EL DIRECTOR DE AQ RECOMIENDA

Lo escribí aquí mismo el otro día: mi parte favorita de la Semana Negrason las librerías. Ya decía William Somerset Maughan que «adquirir el há-bito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias dela vida». Y para adquirir el hábito de la lectura, ningún lugar mejor, al me-nos en Asturias, que la Semana Negra, que además de acoger diez o veintepresentaciones de libros cada día da cobijo a la mayor feria del libro de laregión. Lean, amigos semaneros, lean mucho, y compren muchos libros.Aunque sólo sea porque el sector no está muy boyante que digamos: en lascrisis, lo primero que deja de comprar la gente son libros. Yo ayer puse migranito de arena comprando La soledad del corredor de fondo, el mítico li-bro de relatos de Alan Sillitoe, en el stand de La Revoltosa, del que se ocu-pa la majísima chica de la foto de abajo. Les recomiendo mucho el stand deLa Revoltosa y el propio establecimiento de La Revoltosa, un bibliocafé dela calle Juan Alonso. Pero no sólo les recomiendo el stand de La Revoltosa.Les recomiendo el de La Manzorga, especializada en ensayos de izquierdas;el de La Buena Letra, otra coqueta librería del centro de Gijón; el de la Cen-tral y el de Magacín, otras dos librerías gijonesas con mucha solera; el de laFundación Juan Muñiz Zapico, donde también se pueden comprar camisetasde Allende y de Pablo Neruda —gracias por conseguirme la de Allende pa-ra comunistas anchos de huesos, Benjamín—; el de la Federico Engels, consus libros trotskistas; el de Mazinger; el de Tiempo de Cerezas; el de Trabe,especializado en libros en asturiano; el de Gizzmo, de cómics; el de Reutili-bro, donde hay libros a un euro y a dos… Se los recomiendo todos, vaya. Ypara que nadie se enfade por no salir en la foto voy a mencionar a los queme quedan: La Historieta, que es el que lleva nuestro buen amigo FritzGlockner; Versos y Trazos, 4Letras, Acuarel, Astur, DeBolsillo, Personajes,Cajón de Sastre, La Cruz de Grado, Alberto Santos y el ya mítico Supermer-cado del Libro. ¡Compren, compren, lean, lean!

J U E V E S 1414PROGRAMA

jueves, 14 de julio de 20168

AvantipopoloAvantipopolo

Cuando aprendes a reírte del dinero, deja de resultar mortal.Petros Márkaris retratado en el BAN

LA ÚLTIMA DE

MordzinskiMordzinski

PROGRAMA DELENCUENTRO INTERNACIONAL DE FOTO PERIODISMO CIUDAD DE GIJÓN

Jueves 14 de Julio - Carpa del enCuentroConFerenCias

22.15 Europa y los refugiados con Fran sevilla. Jefe Internacional RNE. Premio de Periodismo Rey España 2008.

23.00 Idomeni, el cierre de Europa con Jaime alekos. Premio Artículo 31 de Videoperiodismo 2016.

velada audiovisual

23.30 Videoperiodismo: Desahuciados con Jaime alekos.

Documental: Cinco años en las calles con Jesús Brandulas. Enkofrator-TV.

Los movimientos sociales en las calles de Asturias desde el 15M hasta la actualidad.

11.00 Inicio de la distribución gratuita del número 7 de A Quemarropa.

12.00 Visita de la Semana Negra a Oviedo.

17.00 Apertura del recinto de la SN: Feria del Libro. Mercadillo interétnico.Música en el recinto. Terrazas. Atracciones de feria.

Apertura de exposiciones:ENRIC SIó. LA GUERRA DEL POETA (carpa de Exposiciones).LOS AñOS SILENCIOSOS (carpa del Encuentro).RETRATOS INDIGNADOS (15 M Asturies) (calle Palafox).FOTO y PERIODISMO.

18.00 (Carpa del Encuentro) Presentación: La conexión Bogotá, de Nahuel Gallotta.Con Vanessa Gutiérrez.

18.00 (Espacio A Quemarropa) Presentación: Hambre a borbotones, de Alber Vázquez.Con Jesús Palacios.

18.00 (Carpa 3) Cuentacuentos. Con Merche Medina.

18.30 (CdE) Presentación: Los jugadores, de Carlos Fortea.Con Luis García Jambrina.

18.30 (EAQ) Presentación: Ángulo muerto, de Jordi Juan.Con Lorenzo Rodríguez Garrido.

18.30 (C3) Encuentro con los lectores: Ángeles Caso.

19.00 (CdE) Mesa redonda: Justicia, ley y crimen. Con José Antonio Vázquez Taín,Carles Quílez, Fernando López y Graziella Moreno Graupera.Conduce José Manuel Estébanez.

19.00 (EAQ) Presentación: Croatoan, de José Carlos Somoza.Con Germán Menéndez y Rodolfo Martínez.

19.15 (C3) Juvenil: Booktuber: Sebas G. Mouret.

19.30 (EAQ) Presentación: Nos mienten, de Eduardo Vaquerizo.Con Felicidad Martínez.

19.45 (CdE) Presentación: Mañana cuando me maten, de Carlos Fonseca.Con Ángel de la Calle.

20.00 (EAQ) Presentación: Gatas salvajes, de Julián Ibáñez.Con Ignacio del Valle.

20.00 (C3) Presentación: Matar no es fácil y El mar sin fondo, de José AntonioVázquez Taín. Con José Manuel Estébanez.

20.15 (CdE) Presentación: Todos náufragos, de Ramón Lobo.Con Ricardo Menéndez Salmón.

20.30 (EAQ) Presentación: Balbo, de León Arsenal. Con Rafa González.

20.30 (C3) Mesa redonda: ¿Deben los jóvenes leer literatura juvenil?Con Carlos Fortea, Rafa Gutiérrez y Sebas G. Mouret.Conduce Jesús Palacios.

21.00 (CdE) Hablando con: Petros Márkaris. Con Paco Camarasa y Ángel de la Calle.

21.00 (EAQ) Presentación: El bosque de los inocentes, de Graziella Moreno Graupera.Con José Manuel Estébanez.

21.15 (C3) Presentación: Dolores, de Ignacio Borel. Con Lorenzo Rodríguez Garrido.

21.30 (EAQ) Presentación: La vida te matará, de Rafa Calatayud.Con Alejandro M. Gallo.

22.00 (CdE) Entrega del Premio Novelpol. Con José Ramón Gómez Cabezasy Marcelo Luján.

22.15 (CdE) Foto y periodismo.

22.30 Concierto en el escenario central. Concierto COCA COLA:

Ana Mena / Maverick / Mario Jefferson / Amelie