La metáfora y lo sagrado

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Elena Gálvez Sanz Página 1 TRASCENDER POR LA PALABRA BREVE APUNTE SOBRE LA METÁFORA Y LO SAGRADO DE HÉCTOR MURENA

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Breve reseña sobre La metáfora y lo Sagrado de Hector Murena

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TRASCENDER POR LA PALABRA

BREVE APUNTE SOBRE LA METÁFORA Y LO SAGRADO DE HÉCTOR MURENA

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Junto con los imprescindibles diálogos, casi siempre encontrarás otro diálogo que aparenta ser superfluo: pero examínalo con cuidado, y te darás cuenta de que éste es el único que el alma puede escuchar profundamente; desde este punto es cuando se hace énfasis en el alma.

Maurice Maeterlinck. El tesoro de la humildad, 1916

UNA PALABRA PREVIA…

La metáfora y lo sagrado es la síntesis de una carrera de fondo sobre la búsqueda del sentido y la necesidad de la palabra poética.

Héctor Murena (1923-1975) es, en palabras de Octavio Paz, “imaginación en medio de la anemia generalizada, claridad en las tierras de la máscara y el equívoco, valentía en un continente de leones disfrazados de borregos (y a la inversa)”.

Heredero de Martínez Estrada, inicia su andadura literaria en 1946 con una antología de cuentos (Primer testamento). En su obra podemos distinguir dos periodos, el primero en relación con el peronismo (hasta el inicio de los sesenta) y el segundo orientado “a preocupaciones de orden metafísico en relación con la modernidad occidental”1.

En el primer ciclo se encuentran cuentos como El coronel de caballería, la trilogía de novelas Historia de un día o el ensayo Notas sobre la crisis argentina. Además en éste Murena indaga sobre las raíces del espíritu nacional en obras como El pecado original de América. Al segundo momento de su escritura se adscriben obras tales como La cárcel de la mente o La metáfora y lo sagrado.

También colabora activamente durante dos décadas en las revistas Sur y Cuadernos, así como en la revista Verbum.

Como ensayista publica sus más importantes obras: El pecado original deAmérica (1954), Homo atomicus (1961), Ensayos sobre subversión (1962), La cárcel

1 José Olivio Jiménez

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de la mente (1971), La metáfora y lo sagrado (1973). Murena explicaba en el prólogo a El pecado original de América que sus ensayos eran como mitos que se forjaba para explicarse “el juego de las fuerzas humanas y sobrehumanas que hacen que este trozo de orbe llamado América milagrosamente ande”.

A pesar de su calidad como ensayista, se ha visto abocado a la exclusión por parte de la crítica hasta muy entrados los noventa, momento en el que se le ha vuelto a reditar y se han comenzado a tener en cuenta sus consideraciones. El aparente discurso silencioso de Murena probablemente se deba a que “no es tan revulsivo como para generar un bloque de impugnaciones y repudios, no es tan potente como para marcar una línea de pensamiento”2

2 Diego Poggiese

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LA METÁFORA

El ensayo se articula en torno a cuatro fragmentos (Ser música, El arte como mediador entre este mundo y el otro, La metáfora y lo sagrado y La sombra de la unidad) y una especie de prólogo (Una palabra previa), en el que da la clave interpretativa de la obra:

“Lo que tal vez se pueda leer en las páginas que siguen es el intento de practicar el arte de volverse anacrónico para poder mira a ambas orillas y alcanzar así la vida en su plenitud”.

Comienza la obra con Ser música, en donde, partiendo de la idea de que la esencia del universo es musical (“Dios crea nombrando con ondas sonoras”), afirma que el arte tiene un temperamento “poco visual y sí auditivo”. El “canto es el arte del tiempo”. Y como música entiende la poesía, la palabra poética como máxima expresión del arte.

El arte nace de la melancolía, de una melancolía “fundamental, ontológica”. Es la nostalgia que siente el hombre por algo que ha perdido, por algo que no logra alcanzar: el otro mundo. Las dos orillas de las que hablaba Murena en el prólogo se referían, una, al Más Allá, otra, por extensión, al “más acá”. La metáfora, en su sentido etimológico, significaría “llevar más allá” (meta/fero). Y partiendo de esta premisa, la metáfora “lleva más allá el sentido de los elementos concretos empleados para forjar una obra”, lo que equivale a “traer más acá el Otro Mundo”. Así el arte nos permite vivir nuestra vida de un modo esencial, como una metáfora. Al traer el Otro Mundo, el arte coincide con la religión. Ambas se encuentran en un mismo punto de fuga desde el cual el hombre encuentra las respuestas sobre la trascendencia vital del ser humano. Por eso cree Murena que las religiones desconfían del arte.

El hombre, el hombre cósmico, hace que la potencialidad de todos los elementos de la tierra pasen a ser actos. El hombre es el equilibrio entre el cielo y la tierra, “entre las fuerzas yang y ying que reactualiza la boda originaria entre esos dos

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elementos”. Del mismo modo que el arte media entre este mundo y el otro, el hombre media entre el cielo y la tierra.

Hombre Arte

Cielo Tierra Este Mundo Otro Mundo

Con la deificación del hombre, que comienza en el Renacimiento y culmina con las vanguardias del siglo XX, el arte pierde el centro de gravitación. Ya no se representa a Dios, el hombre comienza a ser el centro de todo hasta que, finalmente, el hombre “mata” a Dios (Nietzsche). Así el hombre se vuelve autónomo, o al menos eso cree. Con la deformación de la imagen de cristo mediante “lo demoníaco y lo caótico (Goya), mediante el humor (Daumier), mediante lo onírico mecanizado (Gradville)” lleva finalmente a convertir al hombre en un objeto. Se presenta a los humanos como peleles monstruosos y se le denomina arte abstracto. La imagen del hombre desaparece en el arte y éste se convierte en un mediador entre la nada y la nada. De este modo, el arte se convierte en un utensilio inútil. Se valora la obra de arte por encima del arte, se mercantiliza el arte. Se mata el arte.

Por todo esto Murena teoriza sobre el estado actual del arte desde una perspectiva muy pesimista:

“El arte se encuentra hoy en una etapa de nigredo: abandonado por el espíritu, casi pura materia negra, con los movimientos convulsivos de un semimuerto.”

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LO SAGRADO

Se ha hablado de un “Murena religioso”3 [Noemí Paz, “La intermediación simbólica en el pensamiento de H. A. Murena”, Megafón, Buenos Aires, nº 9, 1979] y parece sencillo caer en esta reducción simplista ya que desde el título (en el caso de la obra que me ocupa) se presta a ello. Pero a la luz de una lectura más meticulosa (o menos estereotipada) se observa un sentido de lo sagrado que va mucho más allá del habitual concepto de deidad. Hay una amplitud inmensa en el término que puede abarcar (y convencer) a un espectro que va desde los lectores más místicos a los más descreídos. Esta es la esencia del ensayo: edificar un concepto de arte basado en la trascendencia.

Sin salir de ese concepto amplio de religiosidad o de misticismo, se encuentran en La metáfora y lo sagrado una serie de ideas que bien pudo extraer de la tradición prehispánica de su propio país. Me refiero a la cultura guaraní. Y es que el mundo precolombino, al menos en lo que a existencialismo se refiere, no difería mucho del europeo. Los guaranís “expresan el “gran canto” Ayvu Rapyta, como núcleo generador de su mundo […] La existencia guaraní era un culto místico, profundamente racional, a la palabra: palabra como divinidad, palabra como núcleo inicial de la persona (ayvu o ñe’ê) como porción divina por participación”4.

Así lo vemos en ese “gran canto” que se canta y se baila en las fiestas guaranís:

"El verdadero Padre Ñamandú, el primero de una parte de su propio ser-de-cielo, de la sabiduría en su ser-de-cielo, con su saber que se va abriendo como-en-flor hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina. Habiéndose incorporado y erguido como hombre, de la sabiduría contenida en su ser-de-cielo, con su saber que se abre-cual-flor conoció para sí mismo la fundamental palabra futura... e hizo que formara parte de su propio ser-de-cielo... Esto hizo Ñamandú, el padre verdadero, el primero"5.

3 Noemí Paz

4 Enrique Dussel

5 Bartomeu Meliá

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Toda la vida del Guaraní está consagrada a la palabra, su vida comienza cuando se les impone el nombre, no antes. Ñamandú es la personificación divina de la palabra. Los hombres, al nombrar las cosas, también las crean y se integran así en la divinidad.

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El arte, la poesía, posee un carácter trascendente. Es, por una parte, la única forma de perdurar, de que un sentimiento propio, personal, se haga universal. Por otra, el medio para alcanzar, lo inteligible, aquello que está por encima de nosotros: lo “otro”.

“La poesía es el solitario vuelo de la fe que une dos montañas por sobre el abismo. Nada distinto es la vida”

Para Héctor Murena el arte responde a la necesidad de Dios. La metáfora, la palabra poética, la literatura, nos acerca a Dios. ¿Pero a qué dios? ¿Al dios cristiano que "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios."? ¿O quizás nos acerque al Ñamandú guaraní?

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BIBLIOGRAFÍA

ANDRÉS ROIG, Arturo. Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano. Edición a cargo de Marisa Muñoz, con la colaboración de Pablo E. Boggia, Enero 2004.

DJAMENA, Leonora. “Una teoría del lenguaje y del arte en La metáfora y lo sagrado de Héctor A. Murena”, [en línea]. Cuadernos del Sur. Letras. N.32-33 Bahía Blanca, 2003. Disponible en la Web: http://scielo.org.ar

DUSSEL, Enrique; El encubrimiento del otro

ESTEBAN GARCÍA, Patricia. “La palabra imprecisa de Héctor A. Murena en los márgenes del ensayo argentino contemporáneo”. Director: Esperanza López Parada. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Filología Española IV, 2008.

JIMÉNEZ, José Olivio. “Necrologia. H. A. Murena”, [en línea]. Revista Iberoamericana. Vol. XLII, Núm. 95, Abril-Junio 1976. Disponible en la Web: http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana

MELIÁ, Bartomeu; El guaraní, experiencia religiosa. Biblioteca paraguaya de antropología, Asunción, 1991 págs. 29-30

MURENA, Héctor A. La metáfora y lo sagrado. Editorial Alfa. Col. El barco de papel. Barcelona, 1984.

PAZ, Noemí; “La intermediación simbólica en el pensamiento de H. A. Murena”, Megafón, Buenos Aires, nº 9, 1979

POGGIESE, Diego. “El proyecto de H. A. Murena: la espiral infinita”, [en línea]. Revista Pilquen. N.8 Viedma ene./dic. 2006. Disponible en la Web: http://scielo.org.ar

REY BECKFORD, Ricardo. “H. A. Murena: inventario de un silencio” [en línea]. Disponible en la Web: http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v09.html