La Memoria Histórica y Los Usos de La Imagen

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DOSSIÊ La memoria histórica y los usos de la imagen Alberto Del Castillo Troncoso* El interés de este artículo es el de reflexionar sobre el estatus de las fotogra- fías documentales, así como el uso y la circulación de las mismas con otros documentos para la investigación histórica, como los testimonios orales. El punto de partida obligado consiste en recordar que la tradición occi- dental ha privilegiado a lo largo de la historia las manifestaciones del lenguaje escrito por encima de las representaciones icónicas y con eso ha conformado la cultura logocéntrica que ha regido nuestra percepción de la realidad. En este contexto, lo que queremos enfatizar en este espacio es la posibi- lidad de trabajar con las imágenes consideradas no como un mero reflejo o copia de la realidad, sino como una construcción, esto es, como un artefac- to cultural que implica la necesidad de leerlas e interpretarlas en función de contextos concretos. Todo ello para poder llegar en un momento dado a ela- borar una interpretación iconológica, como planteaba en sus investigaciones Panofsky, o adentrarnos en “el ojo de la época”, como deseaba el historiador Michael Baxandall (1972). De esta manera, nos referiremos a las imágenes como vestigios y no como fuentes, ya que consideramos que los primeros se adecuan más a la complejidad de un concepto como construcción cultural, mientras que las segundas constituyen una metáfora muy gastada – la simple idea de fuente nos remite a una premisa de pureza – que implica una visión del acto de his- toriar como una simple búsqueda pasiva del saber, donde supuestamente se encontraría depositada la verdad, algo muy lejano a la perspectiva crítica de las investigaciones actuales. * Investigador del Instituto Mora-Conacyt, México.

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Memória histórica e uso da imagem

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  • DOSSI

    La memoria histrica y los usos de la imagen

    Alberto Del Castillo Troncoso*

    El inters de este artculo es el de reflexionar sobre el estatus de las fotogra-fas documentales, as como el uso y la circulacin de las mismas con otros documentos para la investigacin histrica, como los testimonios orales.

    El punto de partida obligado consiste en recordar que la tradicin occi-dental ha privilegiado a lo largo de la historia las manifestaciones del lenguaje escrito por encima de las representaciones icnicas y con eso ha conformado la cultura logocntrica que ha regido nuestra percepcin de la realidad.

    En este contexto, lo que queremos enfatizar en este espacio es la posibi-lidad de trabajar con las imgenes consideradas no como un mero reflejo o copia de la realidad, sino como una construccin, esto es, como un artefac-to cultural que implica la necesidad de leerlas e interpretarlas en funcin de contextos concretos. Todo ello para poder llegar en un momento dado a ela-borar una interpretacin iconolgica, como planteaba en sus investigaciones Panofsky, o adentrarnos en el ojo de la poca, como deseaba el historiador Michael Baxandall (1972).

    De esta manera, nos referiremos a las imgenes como vestigios y no como fuentes, ya que consideramos que los primeros se adecuan ms a la complejidad de un concepto como construccin cultural, mientras que las segundas constituyen una metfora muy gastada la simple idea de fuente nos remite a una premisa de pureza que implica una visin del acto de his-toriar como una simple bsqueda pasiva del saber, donde supuestamente se encontrara depositada la verdad, algo muy lejano a la perspectiva crtica de las investigaciones actuales.

    * Investigador del Instituto Mora-Conacyt, Mxico.

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    Por todo lo anterior, nos interesan las imgenes no como un simple reflejo de la realidad, sino como el punto de partida para la recreacin de universos simblicos que dotan de sentido e inteligibilidad al quehacer hu-mano en todas sus expresiones, al crear una serie de imaginarios colectivos que legitiman a una sociedad en un momento determinado. En este sentido, el estudio de la disputa simblica por las imgenes constituye uno de los ca-ptulos centrales de una historia cultural interesada en leer las maneras en que las sociedades se construyen a s mismas, como veremos en los siguientes apartados.

    Imagen e historia

    Los historiadores han utilizado las imgenes para sus trabajos desde hace mu-chos aos. Sin embargo, en la mayor parte de los casos lo han hecho con un sentido convencional, segn el cual la imagen solo ilustrara los textos escri-tos. En la dcada de los sesenta del siglo pasado se produjo una renovacin historiogrfica de gran calado que modific las premisas y los alcances de la historia social y cultural e incorpor nuevos enfoques y temticas, tales como la historia de la vida cotidiana, la cultura material, el cuerpo, la sexualidad, la criminalidad y la locura, entre otros tpicos que haban mantenido una presencia marginal en los catlogos de la produccin histrica.

    Esta renovacin oblig a re-pensar el uso de las imgenes y a considerarlas como cdigos culturales, susceptibles de ser ledos e interpretados en funcin de una hermenutica particular y de contextos histricos concretos. Un ejem-plo de este tipo de revalorizaciones lo constituye la investigacin de Philipe Aris (1987) sobre la historia de la infancia en el Antiguo Rgimen, que par-ti de la tesis fundamental que sostena que esta etapa era un producto de la modernidad occidental y que en etapas anteriores como la Edad Media no se desarroll un espacio cultural para reflexionar en torno al concepto de niez.

    La documentacin bsica aportada por el investigador francs se remita a la cultura visual europea de la poca, segn la cual los nios no existan en s mismos, sino que aparecan representados como adultos pequeos. A medio siglo de distancia ha corrido mucha tinta alrededor de estos planteamientos y se han matizado muchas de las tesis y argumentos de Aris. Sin embargo, queda fuera de toda duda la importancia de esta investigacin y su papel en las siguientes dcadas como referencia para el resto de los historiadores al

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    tratar estos asuntos, por ejemplo, en la explicacin acerca de la manera en que ciertas categoras biolgicas son en realidad construcciones sociales.1

    Se trata de un ejemplo paradigmtico que nos muestra de que manera la incorporacin de las imgenes como vestigios documentales desempe un papel estratgico en este cambio de puntos de vista que modific la visin de los historiadores en la segunda mitad del siglo pasado. En el caso concreto de Mxico, las imgenes y representaciones infantiles adquirieron una notorie-dad visible a principios del siglo pasado. (Foto 1).

    Si atendemos al caso de la fotografa nos vamos dar cuenta de que la revalorizacin de las imgenes tambin ha cambiado el mapa historiogrfico en las ltimas dcadas. En el caso de Mxico, este cambio es visible a partir de la dcada de los ochenta, cuando una generacin de investigadores pro-

    cedentes de distintas disciplinas sociales comenz a desarrollar una vasta aportacin al campo de la his-toria poltica, social y cultural, que abarc desde la recuperacin y cla-sificacin de todo tipo de archivos fotogrficos y documentales hasta la apertura de nuevas discusiones metodolgicas y hermenuticas en torno a los documentos, pasando por la generacin de informacin y planteamientos en torno a la com-prensin de personajes, perodos y problemticas histricas concretas.

    La lectura e interpretacin de las imgenes de los viajeros-antroplogos de la segunda mitad del siglo XIX y su influencia en la reflexin de un pensamiento y una visin sobre los indgenas, el surgimiento de una cultura visual mexicana en los ltimos dos siglos,

    1 La investigacin clsica del autor es Philippe Aris (1987). Un balance de su recepcin y una reflexin sobre el caso mexicano puede verse en: Alberto del Castillo (2006).

    Foto 1. Nia adolescente. Charles B. Waite, 1908 (Archivo General

    de la Nacin).

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    las distintas versiones sobre la revolucin mexicana, con el liderazgo de sus caudillos y la irrupcin de nuevos actores sociales que modificaron la realidad del pas, as como la reinvencin de la nacin misma, a travs de la creacin de uno de los imaginarios colectivos ms poderosos de Amrica Latina en el siglo XX y la generacin de un fotoperiodismo creativo y vital en las dcadas posteriores, son solo algunos de los tpicos y problemticas que ha encarado esta nueva historia basada en evidencias documentales de carcter visual y que abarcan desde las litografas, los grabados, las caricaturas y las fotografas hasta la pintura y el cine documental y de ficcin.2 (Foto 2).

    Foto 2. Retrato de mujer en un vagn de segunda clase, Mxico. Rodrigo Moya, 1966 (Archivo Fotogrfico Rodrigo Moya).

    2 Una lectura global, rigurosa y documentada de algunas de las lecturas ms destacadas en torno a una historia social de la fotografa en Mxico puede consultarse en Emma Garca (2005).

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    La circulacin de las imgenes

    A continuacin revisaremos un caso concreto que da cuenta del enriqueci-miento de una problemtica histrica a partir de la aportacin de la lectura de las imgenes y su confrontacin con los testimonios orales.

    El episodio que queremos comentar se refiere al movimiento estudiantil de 1968, el cual es considerado en la actualidad como un punto de inflexin central para el estudio de la historia contempornea de Mxico.

    Este movimiento surgi a finales del mes de julio de aquel ao como una respuesta de los estudiantes del Instituto Politcnico Nacional y la Universidad Nacional Autnoma Nacional de Mxico en contra de la represin policaca y

    Foto 3. Estudiantes queman un gorila de papel mach que representa al Jefe de la Polica, Mxico. Rodrigo Moya, 13 de agosto de 1968

    (Archivo Fotogrfico Rodrigo Moya).

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    militar del gobierno. En los siguientes dos meses, cientos de miles de jvenes marcharon por las calles y reivindicaron la necesidad de un estado derecho en un pas gobernado por un rgimen de partido de estado. Fue un movimiento gil y contestatario, que renov las formas de protesta pblica en el pas y que fue violentamente reprimido por el Estado la tarde del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en el barrio de Tlatelolco, en el norte de la ciudad de M-xico, exactamente diez das antes del inicio de los XIX juegos olmpicos.

    Foto 4. Soldados del ejrcito en los alrededores de Ciudad Universitaria, Mxico. Rodrigo Moya, 18 de septiembre de 1968 (Archivo Fotogrfico

    Rodrigo Moya).

    A cuarenta aos se ha construdo en aquella plaza en Tlatelolco un mu-seo conmemorativo del movimiento estudiantil por parte de la UNAM, el cual ha recibido el nombre de Memorial del 68.

    Los elementos claves de la puesta en escena fueron el rescate de nuevos testimonios orales y la presentacin de una sntesis fotogrfica compuesta

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    por imgenes publicadas en su momento en la prensa. Todo ello conforma un sitio de la memoria que condensa distintas visiones en torno a los hechos al tiempo que proporciona referencias y puntos de partida para la lectura de las nuevas generaciones, en la medida en que puede considerarse a la memo-ria no slo como la conservacin de ideas previamente retenidas, sino sobre todo, como la construccin simblica y elaboracin de sentidos del pasado.3

    Los testimonios de cerca de sesenta personas, entre los que se encuen-tran los principales exlderes estudiantiles, as como diversos polticos, inte-lectuales, artistas, escritores y analistas de distintas tendencias, se entrecruzan en monitores y otros espacios audiovisuales y se contextualizan a travs de la presentacin de secuencias fotogrficas que dan contenido a cada uno de los episodios ms relevantes del 68.4

    Esta valorizacin del testimonio de los protagonistas solo puede entender-se a partir de la renovacin de la historia cultural y social de las ltimas dcadas, la cual enfatiza la importancia de los sujetos como actores sociales. A su vez, forma parte del llamado giro subjetivo estudiado por Beatriz Sarlo (2005).

    En el ao 2008, con motivo del aniversario nmero 40 del movimiento estudiantil, varios autores inauguramos una nueva exposicin en el Memo-rial, titulada Miradas en torno al 68, la cual agreg distintos testimonios orales y fotogrficos desde puntos de vista diferentes, no contemplados en la exposicin original. Distintos investigadores elaboramos una reflexin sobre el mundo de la literatura, la msica, el cine y las artes plsticas, con lo que se concret una nueva puesta museogrfica basada en el universo de la cultura. Una de sus aportaciones consisti en la realizacin de entrevistas a siete des-tacados fotgrafos de la poca con las seleccin de algunas de sus imgenes ms importantes, en su mayora no publicadas hasta este momento.5

    3 La memoria es una dimensin que atae tanto a lo privado, es decir, a procesos y modalidades estric-tamente individuales y subjetivos de vinculacin con el pasado (y por ende con el presente y el futuro), como a la dimensin pblica, colectiva e intersubjetiva. Ms an, la nocin de memoria nos permite trazar un puente, una articulacin entre lo ntimo y lo colectivo, ya que invariablemente los relatos y sen-tidos construdos colectivamente influyen en las memorias individuales. (Franco; Levn, 2007, p. 31).

    4 La curadura de esta exposicin y la realizacin de las entrevistas corri a cargo del investigador lvaro Vzquez mantecn.

    5 La exposicin Miradas en torno al 68 tuvo lugar en el Memorial DEL 68 del Centro Cultural Uni-versitario Tlatelolco de la UNAM de septiembre del 2008 a febrero del 2009. El autor de este articulo se encargo del tema de la fotografa, mientras que los investigadores Ricardo Prez Montfort, lvaro Vzquez, Greco Sotelo y Pilar Garca se ocuparon de la msica, el cine, la literatura y las artes plsticas.

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    El tema es importante y tiene que ver con los usos de estos testimonios e imgenes en el contexto de esta puesta en escena museogrfica, como parte de una contribucin a la formacin de espacios que funcionan como dispara-dores de la memoria colectiva.

    El Memorial constituye una importante referencia para el pblico ca-pitalino y se ha posicionado como uno de los museos con mayor audiencia juvenil. La propuesta de reflexionar sobre el 68 a partir de la convergencia de testimonios orales y fotografas permite no solo el enriquecimiento de la historiografa sobre un tema central para el pasado reciente de Mxico, sino la construccin de puentes y vnculos con generaciones que no vivieron el conflicto, pero que tienen familiares y amigos que fueron protagonistas de los hechos. En esta medida, la demanda social generada en torno al 68 mexi-cano en todos estos aos permite revisar la perspectiva del historiador como parte de un proceso cvico que acompaa la reivindicacin de un importante sector de ciudadanos.6

    Las imgenes fotogrficas cumplieron en el 68 un papel muy destacado, ante la cerrazn casi absoluta de los distintos medios de comunicacin, como la radio y la televisin, y ocuparon un lugar simblico de primera importan-cia, por lo que fueron utilizadas y manipuladas desde las posturas polticas y los lugares sociales ms diversos.

    Este imaginario generado en las pginas de los medios impresos circul en forma amplia a nivel nacional e internacional, perme las conciencias y el pensamiento de distintos sectores sociales y proporcion referentes visuales claves para la construccin de una memoria colectiva que se alimentara de algunas de estas fotografas convertidas en iconos a lo largo de varios aos.

    Estas lecturas resultan de gran importancia para comprender los distin-tos ngulos de percepcin con que fue registrado el movimiento y la manera en que se fue construyendo un imaginario colectivo que influy en vastos sectores sociales y que se fue reciclando a lo largo de cuatro dcadas hasta convertirse en una referencia importante de la memoria colectiva. Cuando el movimiento comenz a ser recuperado por las distintas facciones polticas a partir de la dcada de los setenta del siglo XX, la amplia cobertura de que

    6 Este trabajo fue discutido en un seminario coordinado por el filsofo Andreas Huyssen en el Centro de Las Artes de San Luis Potos en septiembre del 2009. Agradezco la invitacin de las organizadoras de este foro interdisciplinario, las investigadoras Mara del Carmen y Mnica Szurmuck. Para una reflexin ms amplia del autor en torno al ejercicio de la memoria y la poltica, vase: Andreas Huyssen (2002, p. 34-37).

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    fue objeto se fue decantando en unos cuantos iconos emblemticos que se divulgaron una y otra vez en los distintos aniversarios y conmemoraciones del conflicto estudiantil como parte de la narrativa oficial de los sucesos.

    Esta reduccin empobreci notablemente la riqueza y la heterogenei-dad del movimiento y lo redujo a la exhibicin de unas cuantas imgenes convertidas en estereotipos. Tomemos el ejemplo de la que constituye quiz la imagen ms famosa e influyente del 68, esto es, la secuencia del fotgrafo Jess Daz que muestra a la periodista Oriana Fallaci arrastrndose por el piso del Edificio Chihuahua el 2 de octubre, la cual fue publicada en Mxico por la revista Life en Espaol y le dio la vuelta al mundo a travs de la agencia UPI.

    Fotos 5, 6, 7, y 8. Secuencia de la agresin contra la periodista Oriana Fallaci y su asistente en Tlatelolco, Mxico, 2 de octubre de 1968. Revista

    Life (Coleccin Particular.)

    El ejemplo es significativo y vale la pena detenerse en l. A diez das de la inauguracin de los juegos, una parte importante de prensa extranjera ya cubra la fuente olmpica y buscaba familiarizarse con los usos y costumbres del pas anfitrin. La violencia gubernamental desplegada en CU y el Poli-tcnico en la segunda quincena de septiembre llam la atencin de cualquier observador no comprometido con el discurso oficial, que aseguraba tener el control de la situacin. La celebracin de un mitin en Tlatelolco el 2 de octu-bre convoc a un sector importante de esta prensa. Como botn de muestra,

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    tomemos el caso de Brasil, el pas latinoamericano que registr uno de los movimientos estudiantiles ms poderosos en aquel ao, el cual sacudi las ra-ces del rgimen militar sudamericano durante varios meses, lo que configur para la prensa de aquella nacin un espacio de reflexin muy significativa so-bre lo que estaba ocurriendo en Mxico.

    El diario O Globo public la secuencia de la Fallaci al da siguiente de la masacre, y en el editorial correspondiente explic que la matanza de Tlatelol-co representaba el fin del supuesto milagro revolucionario y progresista de Mxico construido a lo largo de varias dcadas, que haba puesto a salvo a este pas de las dictaduras militares.7

    El titular seala: Pnico y muerte en la batalla de Mxico y omite el nombre de la periodista. El contexto de la primera plana es muy revelador y se refiere al conflicto estudiantil en Sao Paulo, con saldo de un muerto. La prensa brasilea abri as un interesante espacio de dilogo periodstico y visual entre las dos rebeliones estudiantiles ms poderosas de la Amrica Latina en aquel ao.

    La foto, leda como prueba documental de la violencia gubernamental, se complementaba con el testimonio de un periodista del diario brasileiro que haba llegado unos das antes al pas a cubrir las notas olmpicas y que asisti al mitin estudiantil aquella tarde, con tan buena puntera que se encontraba en el tercer piso del Chihuahua en el momento en el que se desat la balacera.

    En su testimonio, el periodista informa que fue testigo de la golpiza contra los estudiantes en Tlatelolco desencadenada por un agente guberna-mental mexicano, quin al llegar a l cambio la mueca agresiva por una sonri-sa al enterarse de su nacionalidad brasilera. Los insultos fueron cambiados de inmediato por una amena pltica en la que el agente disert sobre la belleza de las brasileas y la grandeza del futbolista Edson Arantes do Nascimento, Pel, de quin el polica aseguraba que haba nacido en Ro de Janeiro.

    Al final el periodista fue puesto en libertad y se escabull lo ms rpido que pudo entre las calles aledaas a la Plaza de las Tres Culturas. Termin su artculo en O Globo confesando a sus lectores que aunque saba que Pel haba nacido en Minas Gerais y no en Ro, jams pas por su mente la idea de contradecir al psicpata con licencia para matar que por varios minutos el gobierno del presidente Gustavo Daz Ordaz le haba puesto enfrente.

    7 O Globo, 4 de octubre de 1968.

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    Foto 9. Portada del diario O Globo, Brasil, 4 de octubre de 1968(Biblioteca Nacional, RJ).

    Este caso ilustra la divulgacin de una secuencia fotogrfica que adquie-re el valor de icono universal del movimiento y que sin embargo es leda de maneras muy distintas en diferentes contextos polticos y culturales. La exis-tencia del movimiento estudiantil brasilero proporcion un punto de refe-rencia ptimo a aquella nacin sudamericana para explorar los alcances y los lmites de la experiencia mexicana.

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    Finalmente, consideramos que este tipo de trabajos contribuyen a gene-rar una reflexin en torno a la construccin de estos sitios de la memoria en los que este tipo de documentacin es leda y asimilada por grupos sociales ms amplios, que en este caso proceden del sector juvenil que acude a los museos de la Universidad, la mxima casa de estudios del pas.

    Reflexiones finales

    Una historia social y cultural de las imgenes en Mxico contempla los cam-bios en la evolucin tecnolgica de los soportes materiales, as como en las implicaciones culturales de los cambios en la difusin y recepcin, que, como es sabido, el significado de las imgenes se modifica en funcin de los contex-tos. Al mismo tiempo, dialoga con los puntos de vista y enfoques historiogr-ficos predominantes para cada perodo histrico, para establecer las posibles aportaciones de la cultura visual a los distintos problemas planteados por los investigadores. An queda mucho por hacer al respecto. Sin embargo, los avances registrados en los ltimos aos en las distintas academias y centros de investigacin permiten visualizar nuevos horizontes estticos para una disci-plina histrica mucho ms creativa, que combine la lectura e interpretacin de las imgenes con todo tipo de documentacin oral y escrita.

    Por lo que respecta al movimiento estudiantil de 1968, a cuarenta aos de distancia, el tratamiento periodstico del 68 ha sufrido cambios especta-culares: la prensa controlada del gobierno que estigmatiz a los estudiantes como alborotadores al servicio de mviles comunistas ha sido desplazada por medios con una mayor independencia del poder poltico y el 68 ha sido reconocido como un episodio clave para la fundacin de un rgimen demo-crtico en Mxico, lo cual no lo exenta de otro tipo de usos y manipulaciones polticas.

    La combinacin de los testimonios orales desplegados por los fot-grafos cuarenta aos despus de los sucesos y el cotejo con algunas de sus imgenes constituye el punto de partida para nuestro anlisis. Reconocemos las diferencias entre la historia, basada en una pretensin de veracidad, y la memoria, alineada hacia un posible horizonte de fidelidad. Sin embargo, re-tomando a Ricoeur (2000), apelaremos a su necesaria interdependencia y de esa manera intentaremos superar el papel simplista de una historia conven-cional empeada en corregir los errores del recuerdo.

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    El relato de los distintos fotgrafos debe leerse al pie de este tipo de con-tradicciones y paradojas. Las escenas que ayer fueron capturadas en contextos peligrosos y con un carcter contestatario o progubernamental segn hayan sido las coordenadas de trabajo de cada autor, hoy son percibidas como par-te del patrimonio documental que recrea un episodio cvico ejemplar.

    En la actualidad y a contrapelo de posibles apologas y canonizaciones, el relato oral y grfico de los profesionales de la lente aporta interesantes cla-roscuros para una comprensin ms profunda de uno de los episodios ms relevantes de la historia contempornea latinoamericana.

    La proliferacin de detalles ilustrados por las escenas particulares de las imgenes fotogrficas se opone a la representacin generalizada y uniforme prevista por los lineamientos oficiales.

    Podemos conclur entonces que la fotografa siempre estuvo ah, y el tab obligado acerca de la ausencia de imgenes del 68 es un lugar comn que no resiste la prueba de la investigacin documental. El problema en realidad consisti en que cada medio le construy una contextualizacin distinta y en los aos posteriores esa diversidad fue reducida a la publicacin y la divulga-cin ad nauseam de unos cuantos conos que simplificaron y empobrecieron un proceso bastante complejo.

    En octubre de 1968 la clase poltica en su conjunto aplaudi el opera-tivo gubernamental del 2 de octubre y la represin generalizada contra los estudiantes. Las cmaras de diputados y senadores apoyaron la masacre y los directores de los peridicos expresaron su apoyo incondicional al gobierno de Daz Ordaz.

    Cuarenta aos despus, el poder ejecutivo ha exaltado al 68 como un episodio clave para la democracia del pas y el legislativo en pleno ha orde-nado inscribir en letras de oro el movimiento estudiantil, como un homenaje a los protagonistas del mismo y su contribucin a la democracia. Los antiguos alborotadores y terroristas quedaron convertidos en prceres y mrtires fundadores de la democracia en Mxico. Las coordenadas de lo polticamen-te correcto se alteraron drsticamente en unos cuantos aos, incidiendo en la memoria colectiva de todos los actores sociales.

    En este sentido, este tipo de propuestas representa un punto de refe-rencia poco utilizado en la historia del fotoperiodismo en Mxico y Amri-ca Latina. El propsito de este texto ha sido poner en evidencia su utilidad, aunque tambin subrayar la necesidad de contextualizar los testimonios con

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    otro tipo de documentos grficos y escritos, toda vez que las imgenes y las palabras comparten una perspectiva tica construda desde la investigacin.

    En palabras de Andreas Huyssen (2009, p. 15-16):

    No hay memoria sin imgenes, no hay conocimiento sin posibilidad de ver, an si las imgenes no pueden proporcionar un conocimiento total. Eso es algo que tienen en comn con las palabras. Pero si fuera cierto que las imgenes se prestan al abuso y al engao con ms facilidad que el lenguaje verbal, sera ms importante todava insistir en una tica y una poltica de las imgenes, as como damos por sentado que hay una tica del habla y la lectura.

    Referencias

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    Resumo: Este artigo reflete em torno dos usos da imagem fotogrfica e de sua vinculao com os testemunhos orais. Discute-se, particularmente, o caso do Mxico e a recente criao de um museu sobre o movimento estudantil de 1968, no qual se tem usado as imagens e os testemunhos como ponto de partida para a criao de uma memria histrica para as novas geraes.

    Palavras-chave: fotografia, memria, histria, cidado, represso.

    Historical memory and the uses of imagery

    Abstract: This article reflects on the uses of the photographic image and its relationship to oral testimony. In particular, it is argued on the case of Mexico and the recent creation of a museum about the 1968 student movement in which images and testimonials have been used as a starting point for the creation of a historical memory for future generations.

    Keywords: photography, memory, history, citizen, repression.

    Recebido em 01/12/2010Aprovado em 15/01/2011