La Llanura 55

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    Fue en el mes de julio de 2008 cuan-

    do se solicit la inclusin de san Nico-ls en la Lista Roja del Patrimoniopor parte de la asociacin que editaesta revista. La iglesia es propiedad delobispado y el resto de las dependenciasson de propiedad municipal. Estba-mos rmemente convencidos de que lasautoridades haran algo para evitar laruina. Poderosas razones objetivas nosllevaban a pensar eso, aunque no existaunanimidad al respecto de ese conven-cimiento, pues algunos desconbamosde que nuestra reclamacin fuera aten-

    dida.Se presentaba en el horizonte una

    serie de celebraciones que haca pensarque se producira una intervencin paraevitar el desastre. Desde el primer mo-mento se aportaron diversas y variadaspropuestas para dar un uso inmediato alas dependencias del antiguo Colegiode los Jesuitas, ms conocido como ElCorraln como es ms conocido. Esteedicio se encontraba en perfecto es-tado, apenas unas pequeas labores deretejado y limpieza del inmueble permi-

    tiran de nuevo su uso.En el ao 2010 se celebr el 400 ani-

    versario de la eleccin de san Vitorinocomo patrn de la ciudad de Arvalo,hecho que tuvo lugar en dicha iglesiade san Nicols y siendo los jesuitas losque trajeron los restos de dicho santo.De entre todos los actos realizados nin-guno destinado a evitar la ruina. De loacaecido en el presente ao 2013 todoshemos sido testigos.

    Ha habido fondos econmicos para

    acometer unas obras que en el casodel antiguo colegio no eran demasiadocuantiosas. Los fondos se han gastadoy el edicio no se ha reparado. No va-mos a entrar en estriles polmicas de

    armaciones, desmentidos, solemnes

    declaraciones, disputas vanas o mediasverdades. La verdad est ah para el quela quiera ver. Cruda y real.

    Hoy la cubierta del antiguo colegioest hundida. Lo que era una sencillasustitucin de unas cuantas tejas rotashoy se ha convertido en ruina de todala cubierta, daos serios a un inmueblecargado de historia, patrimonio de laciudad de Arvalo y cuyo nico pro-pietario, el Ayuntamiento de Arvalo,no ha sabido dar la respuesta adecuadapara su mantenimiento y conservacin.

    Ahora la cuanta de la reparacin esconsiderable y parece segn todos losindicios que no hay sucientes fondospara detener la ruina total. En cualquiercaso, las tejas y ladrillos que se utiliza-ran para reparar el edicio ya no ten-dran la ptina que el tiempo, ms detrescientos aos, haba dejado sobre losque haba. De nada han servido las ad-vertencias. No nos sirven de consuelolas buenas intenciones ni las declara-ciones solemnes. Se trata ya de hechos

    irreparables.Desde ese primer acto, en el ao

    2008, hasta el da de hoy nos ha movidoel inters por la Cultura y la conserva-cin del Patrimonio. Nada duele msque comprobar, pasado el tiempo, quelos ms negros presagios se vean cum-plidos. Lo que duele es lo irreparablede la prdida. Nada ni nadie devolve-r a Arvalo un inmueble que ha esta-do ah desde hace cientos de aos. Denada sirven excusas. El propietario erauno solo, lo que descarta desacuerdos

    entre las partes; el gasto a acometer ensu da era insignicante si lo compara-mos con las, casi indecentes, cantidadesde dinero que se han destinado a otrosusos; existan mltiples opciones y no

    necesariamente tendran que haber sidolas que desde esta Asociacin se habanpropuesto; ver avanzar la ruina de esteinmueble y de la iglesia cercana no pa-

    rece haber sido suciente motivo paraintervenir en ellos por parte de los res-ponsables de cualquiera de las adminis-traciones que dicen velar por la Culturay el Patrimonio en Espaa; los valoresculturales, histricos, arquitectnicos,etc. que atesoraban ambos inmueblesno parece que hayan sido sucientes.

    Estamos asistiendo a un panoramaen el que no parece tener importanciacasi nada de lo que ocurre. Compara-mos con los pases de nuestro entorno

    y comprobamos con vergenza que enotros pases se muestra un respeto dig-no de encomio por todo lo que repre-senta el legado del pasado de los pue-blos. Estamos rmemente convencidosde que no se puede escribir ni hablar dela Historia de una nacin sin hacerlo dela de los pueblos que la componen. EnArvalo asistimos con profundo doloral maltrato al que se somete al Patrimo-nio, salvo en contadas ocasiones y porintereses concretos que se escapan anuestro entendimiento.

    Este dolor es consecuencia, tal vezcomo dijera alguno de los ms pesi-mistas de nuestra asociacin all porel ao 2008, de que esperamos que losresponsables de la gestin y cuidado dedicho Patrimonio hagan lo que no estndispuestos a hacer. Tal vez, porque si nomuestran respeto siquiera por los pape-les que el tiempo nos ha dejado escritos,no estn dispuestos a preservar de laruina la parte material de un PatrimonioHistrico que hemos recibido. Aunqueesto de los papeles, permtannos que

    lo dejemos para otro momento. Ahora,con nuestro dolor por la ruina del an-tiguo Colegio de los Jesuitas tenemossuciente.

    AO V

    TERCERA POCA NMERO 55

    ARVALO DICIEMBRE DE 2013

    http://lallanura.es

    Cuando acertar duele tanto

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    En memoria deDiego Garca Cuadrado.

    Te pido perdn, querido Diego,

    por no acompaarte en el funeral portu eterno descanso. Una inoportunaamigdalitis, acompaada de una fuerteafona, me tiene sentado en mi cami-lla al calor del brasero y a travs de laventana estoy viendo pasar a numero-sas seoras cubiertas con sus paraguas,procedentes de las calles Juan II, SanMiguel, Per, etc., que se dirigen haciala iglesia de Santo Domingo a acom-paar a tus familiares y a transmitir-les sus condolencias. La iglesia, no lodudo, estar a rebosar, incluso la parte

    del coro, donde ms de una vez hemosodo t y yo, juntos, la misa de docey media del domingo. Seguro que esaparte est ocupada, hoy, por tus gran-des amigos de la Banda Municipal demsica, que no podan faltar a tu des-pedida.

    Recuerdo el da que te conoc. Erasan un nio y jugabas con un grupo deamiguitos en la placeta que hay delantede San Juan, con la cruz en el centro.Qu vozarrona tenas! Eras, tambin,

    ms corpulento que los dems. Inte-resado en saber quin era ese mocete,una seora que os acompaaba, meexplic quines son tus padres y quese nio es...No la dej seguir. Recorduna frase que acu el gran presenta-dor Jos Luis Pequer en el programade televisin espaola un milln parael mejor, que dice as: Es un nio deldoble amor. Qu manera ms bonita

    de deniros!

    Despus seguvindote por Arva-lo y cada vez fui ha-cindome ms amigotuyo.

    Voy a plasmar al-gunos recuerdos.Vaya susto que nosdiste el da de tu Pri-mera Comunin. Es-taban los asistentes ala comida acoplndo-se en la mesa y Die-go haba desaparecido. Dnde estDiego?, se preguntaban unos a otros.Diego, haba hecho una inspeccin porlos pasillos, vio una habitacin abierta,

    se tumb en una cama y se qued dor-mido como un cesto. Una vez que des-pertaste diste buena cuenta del menque te serv.

    Te voy a recordar otra ancdota msreciente. Viaje a Galicia con la Pa-quita. Tras la visita a las Islas Ces,tu amigo Julio, autor de estas lneas,volvi al hotel con la cara y las piernascoloradas como un cangrejo. Cmodisfrutaste, a la hora de la cena, mien-tras me tomabas el pelo por mi aspec-to! Has sido un poco granuja, ms de

    una vez has pasado a mi lado y has di-simulado como si no me vieras, paradespus volver la cabeza y decir: Hola,Julio.

    Estoy pensando en el ltimo daque nos hemos visto. Hemos venidoandando desde el Arco hasta la puertade mi casa. En el camino te he hechovarias preguntas y t siempre me has

    contestado con tu escueto pero con-tundente S. Al sacar las llaves paraabrir la puerta te has adelantado haciatu casa y con ese ademn caractersticotuyo has agachado la cabeza y me has

    dicho: ADIS, JULIO. Ahora te digo yo: ADIS, DIE-GO, en la seguridad de que San Pedroya te ha dado permiso para entrar enel cielo y sabedor de tu enorme acinpor la msica te ha regalado un estan-darte para que lo luzcas encabezandola sinfona de los Coros Celestiales.

    Que all nos esperes!

    Julio Jimnez Martn.Arvalo, 17 de noviembre de 2013.

    LA LLANURAde Arvalo.

    Publicacin editada por:La Alhndiga de Arvalo,

    Asociacin de Cultura y Patrimonio.Avda. Emilio Romero, 14-B - 05200 Arvalo

    [email protected]

    Nmero 55 - diciembre de 2013 Depsito legal: AV-85-09

    Director:Fernando Gmez Muriel

    Redaccin:ngel Ramn Gonzlez GonzlezJavier S. SnchezJos Fabio Lpez SanzJuan A. Herranz LpezJuan C. Lpez PascualJuan C. Vegas SnchezJulio Jimnez Martn

    En este nmero: Segundo Bragado, Fer-nando Retamosa, Jos Flix Sobrino, ngelLus Snchez Fernndez, Ricardo BustilloMartn y Sintonas

    Fotografas:Julio Jimnez, Juan C. Lpez,y archivo de La Alhndiga.

    Diseo y maquetacin: La Alhndiga,Asociacin de Cultura y Patrimonio.

    Imprime:Imprenta Cid

    Adis! Diego

    En esta Navidad si regalas un libro regalas un buen

    detalle. Nosotros te damos algunas sugerencias:

    - Por la senda de Tumutde Luis Jos Marn Garca-Sancho.

    - La ciudad de los 5 Linajes de Jorge Daz de la Torre.

    - El sueo de la hormiga gigante de Juan Marn Garca-

    Sancho.

    - La iglesia de Barromn, Arquitectura y Arte de Jos Luis

    Gurrez Robledo y Raimundo Moreno Blanco.

    -Versos para el camino de Mara Jess Eleta Salazar.

    Aprovechamos para desearos feliz Navidad.

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    La aljama, la morera y la ju-dera de Arvalo.Jos Luis PascualCallejo, Jorge Daz de la Torre y Sera-fn de Tapia han sido los ponentes de lastres conferencias que sobre la aljama, la

    judera y la morera de Arvalo hemospodido disfrutar los das 18 de octubre,y 22 y 29 de noviembre respectivamen-te. Encuadradas en un ciclo sobre judosy moriscos, han servido, para poner demaniesto excepcionales e inditos da-tos sobre la historia de estas minoras enla Tierra de Arvalo.Las jornadas quieren completarse con undocumento resumen de conclusiones quese publicar en formato digital en breve

    y una visita organizada a los barrios quefueron habitados por aquellas gentes yque igualmente se est preparando paraque sea realizada prximamente.

    La tercera etapa de La sendade Tumut. El domingo 1 de diciem-

    bre, de la mano de Luis Jos Martn, serealiz la tercera etapa de La senda deTumut. Esta excursin que forma partedel recorrido que se est haciendo entreel puente Runel, en el trmino municipalde Olmedo, y el nacimiento del ro Adajaen el puerto de Villatoro, se realiz entrelas localidades de Tiosillos y Villanue-va de Gmez, caminando, a lo largo del

    pinar, por la orilla de nuestro ro.

    Siguiendo esta ruta los participantesrecrean el camino, la senda que vienedescrita, con todo lujo de detalles, enla novela de Luis Jos que nos ensea

    como era la vida de nuestros antepasa-dos prehistricos en el territorio que hoyocupamos.

    La localidad de Gotarrenduracelebra la matanza. Se celebr, enla localidad de Gotarrendura, el pasadodomingo 8 de diciembre, la tradicionalmatanza del cerdo. Como en aos ante-riores un buen nmero de vecinos y vi-sitantes de otras localidades han partici-

    pado en esta ya tradicional esta que seha convertido en un referente en cuanto ala promocin y conservacin de nuestrastradiciones ms ancestrales.

    Presentacin del libro Versospara el Camino. Se present enFontiveros el da 30 de noviembre de2013 el libro de la poetisa Mara JessEleta Salazar. En el saln de actos delespacio San Juan de la Cruz Llama deAmor Viva, tuvo lugar un bonito acto enel que Mara Jess recit algunos de los

    poemas que componen su libro. El actose complet con algunas canciones deFeliciano Iturero.

    Gala solidaria de Aydanos aAyudar. Se celebr el pasado da 13de diciembre la gala solidaria que des-de hace aos viene organizando la ONGAydanos a ayudar. La gala, que tuvolugar en el cine-teatro Castilla, ha cum-

    plido este ao su sexta edicin. En estaocasin, la recaudacin de la venta deentradas y el sorteo de regalos cedidos

    por diferentes empresas de Arvalo ycomarca, se ha destinado a ayudar a laadquisicin de material escolar para losnios del aula sustitutoria del colegio p-

    blico Arvacos y al mantenimiento de launidad de respiro familiar de enfermosde Alzehimer.

    Cuaderno de Cultura y Patri-monio nmero XXI. En noviem-

    bre, nuestra Asociacin Cultural, haeditado el Cuaderno de Cultura y Patri-monio nmero XXI. Se trata en este casode una recopilacin de relatos de LuisJos Martn Garca-Sancho y su ttulo esNuestra tierra al desnudo. Se puedeacceder a esta nueva publicacin digitalen www.lallanura.es.

    pg. 3la llanura 55 - diciembre de 2013

    Registro Civil:

    Movimiento de poblacin novbre/2013

    Nacimientos: nios 3 - nias 3Matrimonios: 1Defunciones: 4

    Actualidad

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    Calles no muy limpias, desatendi-das. Casas abandonadas, algunas ya enruina, tapias medio hundidas. Se alter-nan con edicios nuevos, levantados alsocaire de la vorgine constructiva quenos ha acompaado en estos aos dela burbuja. Edicios nuevos que hanarramblado con casi cualquier resto,huella, indicio de historias olvidadas.Edicios que encajan en el entornocomo un transatlntico en medio deldesierto. Edicios que son reejo pal-mario del mal gusto, adems de la nulaexistencia de un mnimo criterio, deaquellos que los promueven, disean yautorizan. Esto es algo que, para des-gracia de todos, hemos podido consta-tar y contrastar de forma reiterada.

    Flanqueado, en su momento, porlas iglesias de San Juan, Santo Domin-go, el Salvador y San Andrs, el barriode la Morera de Arvalo conforma unespacio que estuvo habitado hasta elsiglo XVI por judos y moriscos.

    Nos dice Marolo Perotas, en unade sus crnicas lo siguiente: Inicie-mos nuestros pasos desde los primerosaos del siglo XIII, en el que Arvalocomenz a extenderse por el Arrabalagrupndose en este sector muchosmoros y judos, no sabemos si de co-mn acuerdo o con el n de favorecer-se mutuamente y dedicarse, sin obs-tculos, a sus prcticas religiosas; elcaso es que durante cientos de aos vi-vieron en las calles que hoy se llamande Tercias, Paraso, Larga, Figones ySan Juan a San Andrs o Principal dela Morera.

    El 6 de abril de 1443, el rey don

    Juan, en su palacio de Arvalo, conce-di una Real Pragmtica a los judos,protegiendo sus personas, su religin,su industria y su comercio, como pre-

    mio al trabajo y a sus negocios,por lo que el barrio de la jude-ra se convirti en un dilatado ysilencioso taller donde se fabri-caban innidad de artculos debarro, madera, hueso y lana, quelos hebreos exponan y vendanciertos das de la semana en lostenderetes de puntapi, que colo-caban a las puertas de sus mez-quinas casuchas.

    Conservamos en la memoriaotros nombres que evocan a lasgentes del Libro: El Albaicn, ElMentidero, la Pea Talaverana.Y en los documentos reseas,

    pequeas historias de algunos desus prohombres: Albitar, Perejil,Bori, Cordero o Casado; todosellos ricos hacendados y/o comercian-tes que aportaron parte importante desus fortunas, en forma de impuestos,para nanciar y sostener al Tribunaldel Santo Ocio, Tribunal que a lapostre, y haciendo uso de esos mis-mos dineros, se encarg de encarcelar,torturar y luego expulsar a muchas deesas gentes que vivieron en el Arrabal.Tambin aquellas casas fueron habi-

    tadas y aquellas calles fueron pisadaspor personajes de la talla de Yosef benSaddiq, Moshe de Len o El Mancebode Arvalo, personajes reconocidos encualquier otro sitio y aqu casi desco-nocidos cuando no menospreciados.

    Podramos seguir enumerando da-tos, nombres escritos y otros aspectosque coneren a estas calles una impor-tancia histrica, cultural y patrimonialverdaderamente excepcional. Podra-mos seguir insistiendo para que aque-llos que debieran ser los primeros quehabran de velar por la conservacin ysalvaguarda de estos histricos lugaresas lo hicieran.

    Sera deseable que, an hoy, a pesardel enorme deterioro que han sufridoestos barrios, se hiciera un detalladocatlogo de casonas, fachadas, porta-das, laudas, bodegas; datar las mismasy conferirles un mnimo de proteccina n de que, en el futuro, no se perdieranada ms.

    Para ello, aquellos que deben res-ponder de la preservacin de nuestroPatrimonio para las generaciones futu-ras; aquellos a los que el apartado 2 delartculo 24 de la Ley 12/2002, de 11 dejulio, de Patrimonio Cultural de Cas-tilla y Len, les conere la obligacinde garantizar la conservacin, protec-cin y enriquecimiento del PatrimonioCultural de Castilla y Len; esos, digo,deberan preocuparse, quiz en primerlugar, de aprender un poco, aunquesolo fuera un poco, de la historia deArvalo, de sus barrios, de sus calles,de sus plazas, de sus monumentos, desus gentes. Tal vez si pasearan Arva-lo... tal vez entonces, tal vez, pudieranempezar a quererle.

    Juan C. Lpez

    De barrios desatendidos

    C/ Palacios de Goda, 7 (Polgono Industrial) Arvalo

    Tfno. y Fax: 920 303 254 - Mvil: 667 718 104

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    Sobre la Msica, que es prima her-mana de la Poesa, de eso no me cabela menor duda, dicen que es el arte delbien medir el sonido con el tiempo.

    Acepciones estas que nos debieranservir de norma y dietario para otrascuestiones de nuestra existencia terre-na. De ser as otro gallo nos cantara.

    Distintos autores y artistas han acu-ado frases muy bellas sobre la m-sica. Teresa Berganza, creo recordar,deca: Con la Msica se vive mejory ms feliz; sin ella la vida sera muytriste y montona. Napolen Bona-parte, as mismo, aseguraba que: LaMsica era el ruido menos molesto.

    Y tenan razn, porque la Msicanos transporta a estadios maravillososdonde el corazn late ms deprisa ymejor, el alma se conmueve, elvello se eriza y la lgrima es ms f-cil. Estados de nimo estos, que todos

    hemos sentido y experimentado aqumismo y muy recientemente; en el se-pelio de mi pariente Dieguito Garca.O en el de Jos Mara Garca, msico

    y persona muy reconocida.La estampa del nieto ante el fretro

    del abuelo haciendo llorar el saxo esalgo que a m particularmente, como atodos ustedes pienso yo, nos ha impac-tado hasta el punto de hacerme escribirestas lneas bajo el ttulo de He vis-to llorar un saxo.

    Ha sido algo que me ha recordadola imagen de los msicos del Titanichaciendo sonar sus instrumentos cuan-do el nal era ya inminente.

    Desde aqu felicito a ese nieto y aMarta, porque los dos, el uno con sumsica y la otra con sus palabras en elcine Castilla han servido para honrara abuelo y hermano respectivamente.

    Los mejores momentos de mi vidalos he vivido escuchando msica enMadrid, cuando hice la mili en laEscuela de Estado Mayor. All al laditode la Moncloa, en las noches estivalesde la Villa y Corte, escuchaba a lasbandas militares del Regimiento Inme-

    morial nmero uno y a la del Ministe-rio del Aire, ambas vecinas.

    A tal motivo, y ya termino, feli-cito desde aqu a todos los miembrosde esta Banda Municipal en el da desu patrona Santa Cecilia y les instoa que sigan y perseveren en esos be-llos menesteres musicales. As mismoagradezco a su Director por su amableinvitacin a estos actos y, cmo no,al seor Cura Prroco por permitirmehoy, aqu, desde este atril, poder decir

    estas palabras.Arvalo, 22 de noviembre de 2013,festividad de Santa Cecilia, patro-na de msicos, poetas y ciegos.

    Segundo Bragado

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    He visto llorar un saxo

    En el silencio de esta maana, con elrecuerdo de conversaciones ya pasa-das, me pongo a escribir. Escribo sobreeste papel de color indenido.

    Palabra. Escribo palabra. Estoypensando, por el contrario palabra,y casi ni me doy cuenta de que, real-mente, lo que quiero decir es pala-bra. Es evidente la diferencia.

    Es tan evidente, tan notoria, como di-ferentes son El Quijote de PierreMenard y el de Miguel de Cervantes.

    Escribi Miguel: la verdad, cuya

    madre es la historia, mula del tiempo,depsito de las acciones, testigo de lopasado, ejemplo y aviso de lo presente,advertencia de lo por venir.

    Menard, en cambio, escribe: la ver-dad, cuya madre es la historia, muladel tiempo, depsito de las acciones,testigo de lo pasado, ejemplo y avisode lo presente, advertencia de lo porvenir.

    La palabra no es una suma de letrasjuntas, no es un cmulo de slabasagrupadas en nexo lingstico. No es,siquiera, una unidad mnima de signi-cado, ni una representacin del sonidohablado.

    La palabra no es slo lo que yo escriboen este papel pintado. No es, tampoco,lo que yo pienso cuando escribo pala-bra. Es, adems, lo que percibes t,que me ests, ahora, leyendo. Lo quepiensa ella, sentada a tu derecha, y quete mira de reojo mientras lees. Lo quepercibe aquel que, mientras deja el frovaso de cerveza sobre la sucia barradel bar, escucha, al parecer interesa-do, cuando le cuentas lo que t creesque he querido decir cuando he escritopalabra, en el silencio de la maa-na, con el recuerdo de conversacioneshabidas, y sobre un papel de color in-denido.

    Juan C. Lpez

    Palabras

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    En una de aquellas reuniones denoche estival, de ideal temperatura yesplndida luna llena, se encontrabaentre los invitados don Emilio Rome-ro, que disertaba sobre lo divino y lohumano ilustrando al resto de asisten-tes, que enriquecan la velada enzar-zndose en interesantes debates.

    Empero, de tantos asuntos intere-santes tratados, recuerdo especialmen-te de aquella noche, cmo gustaba a D.Emiliorememorar su infancia en Ar-valo y los lugares que en esta villa sir-vieron de escenario a su niez; los cua-les, y presuma de ello, prcticamentese conservaban como en su recuerdo, y

    en el peor de los casos eran fcilmentereconocibles.

    Repasar los sitios que mi gene-racin frecuentaba y ubicarlos en elmapa de la ciudad ha sido desolador.No queda prcticamente nada!!.

    Lo cierto es que la suma de lospequeos e inadvertidos cambios dia-rios han transformado enormementela ciudad, lgico por otra parte, puestodo muta, nada permanece inalte-rable, el individuo, la sociedad, las

    costumbres, las necesidades; avanzarsignica modicar, inventar, aunquetambin, desgraciadamente, cometererrores, muchos irreparables. El hechoincontestable es la renovacin conti-nua y total del paisaje y del paisanajeasociado a aquel entorno; donde anteshaba una tienda de comestibles aho-ra hay una peluquera. All donde seubicaba un corraln encontramos unaparcamiento. Un palacio se transfor-ma en viviendas. Una fbrica de hieloque el progreso derrite. Y todo, todo

    se sucede y renueva, fenece y resurge,como las estaciones.

    La renovacin continua e inexora-ble tambin llega al mortal coetneoque lo contempl, el hombre despare-ce el personaje no, otro toma el relevo.Los papeles se repiten incesantemente

    a lo largo de los tiempos, cambian tansolo los rostros, lo dems es igual. Sefueron: populares y recordados por lamemoria colectiva como Mariano Gilo Marolo Perotasiconos casi divinosde este pueblo! Tambin se marcharonotros, ya olvidados y tan importantescomo los anteriores: la Ta Man ysu puesto de golosinas; los hermanosCanina; el bueno de Felipe, guardiade trco; Don Francisco, el mdico;el Seor Gins, portero de las pisci-nas; Don Ral, un cura; los hermanosMontes; el Seor Cipriano, jardine-ro del Ayuntamiento; Don Lucas, suconsulta y aquella forma de entenderla medicina; Mari, la comadrona olos seores annimos Prez, Martno Gonzlez y tantos y tantos otrosque han contribuido a forjar nuestrahistoria cotidiana. Todos sustituidos!,recambiados casi al mismo ritmo queel entorno en que moraron.

    Todas las generaciones han vistodesaparecer, transformar o crear, todoo parte del barrio, lugar de juego ode trabajo en los que crecieron, juga-ron, estudiaron, trabajaron, bailaron, oamaron. As, con el devenir del tiempo

    se esfumaron lugares del saber; comola abandonada y vieja escuela de D.Hilario, con su desvencijada y tris-te aula -igual a la que se intuye en elpoema de D. Antonio MachadoRe-cuerdo infantil-, que se transform enrecinto de imparticin de justicia. Elespeluznante cambio de la Plaza delReal, con su histrico palacio de JuanII y las historias que all sucedierondesapareci como los personajes queall habitaron, incluida la nia Isabel;sus olmos y su suelo de tierra, testigode conciertos con banda de msica ybailes las tardes de los sbados por losaos cuarenta, todo se destruy y cam-bi porpor...? Bueno, en realidadni se destruy ni desapareci, simple-mente se transform, al igual que laMateria.

    A medida que crecamos, se descu-bran nuevos entretenimientos comoel cine. En el del Tio Alubias, en lacalle Capitn Luis Vara, que sustituyal Cine Cervantes de la calle de SanIgnacio de Loyola. Muchos pasaron

    horas y horas en el patio de butacas oen el gallinero, viendo, con los ojoscomo platos!, lo que asomaba por lamgica ventana: mundos diferentes alque conocamos, vidas tan distintas ala nuestra, aventuras fantsticas, que,en las incmodas butacas, abran unparntesis atemporal y nos evadanconvirtiendo en realidad los inocen-tes o pecaminosos sueos estableci-dos para Todos los pblicos o paramayores de dieciocho aos. Quinsabe?, la respuesta, probablemente est

    en los confesores de la iglesia de San-to Domingo o en los confesionariosde los Reverendos Padres Salesianos,donde bamos a limpiar nuestras con-ciencias y expiar los horribles pecadosprovocados por la visin de aquelloscuerpos medio vestidos que mostra-ban las oas pelculas de la poca.En esa sala transcurran los ratos deocio de aquellas quintas, donde besosy encantos de mujer eran censuradospor la frrea moral catlica imperante,lo que no impeda que la secuencia eli-

    minada continuara en el imaginario decada cual para evadirse de la plmbeay aburrida cotidianidad.

    Otro lugar muy querido, donde elpersonal se diverta bailando era el sa-ln de La Esperanza que se empla-zaba en un edicio que ocupaba lo quehoy es la calle Ntra. Sra. de las Angus-tias. Aquel local con escenario y pistade baile rodeada por una platea a piede pista y una especie de palco corri-do ms discreto en la planta superior,acogi las galanteras de los mozospretendientes y las reticencias ngi-das o reales de las clibes pretendidas.Hoy solo quedan algunas fotos y losrecuerdos grabados en la memoria delos msicos y de los bailarines.

    Cmo no mencionar un lugar inte-

    Nada permanece inalterable

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    resante como el parque Gmez Pamo,popularmente El Paseo. All aconte-cieron durante largo tiempo, historiasde muchos Arevalenses y visitantes.Lugar de esparcimiento para los cha-vales que pateaban el baln o disfru-

    taban con juegos infantiles hoy yaolvidados y desconocidos, El Escon-dite, el Chorro, el Otorgao o al Bote,mientras merendaban con un zaliquede pan y una onza de chocolate. Tam-bin, lugar para encuentros de amorosdiscretos con la complicidad de la os-curidad nocturna.

    A la entrada de este paseo hubo unacruz con una especie de altar que eralugar de referencia para citarse o utili-zarlo, como hacan muchos adolescen-tes, de asiento desde donde observarel devenir diario e iniciar despus lasaventuras y juegos. Este hito de piedratambin desapareci, seguramente poralguna caprichosa decisin de la au-toridad de turno. Nadie ya se acuerdani del motivo ni de la autoridad. Perolo cierto es que como en otros casos laestupidez, una vez ms, contribuy aeliminar el testigo fsico del pasado degentes corrientes.

    Abro parntesis, -recientementetambin han quitado la placa conme-

    morativa que indicaba la casa de na-cimiento de D. Emilio Romero. Quobsesin esto de eliminar! Es el mismocomportamiento de los Faraones como

    Ramses II o Aquenatn para borrarcualquier huella dejada por sus antece-sores.- Cierro parntesis.

    En estos mismos jardines se ubic,en la dcada de los setenta, una pista debaile de verano, iniciativa de FernandoRetamosa, mi querido padre, y de loshermanos Arribas, Julin y Benigno, loque dio un cierto aire de modernidada los tediosos estos de aquella poca.Los bailes eran amenizados por gruposmsico-vocales, como se denomina-ban por entonces: All actuaron, entreotros, Los Peques, a mi juicio, ungrupo que debe pertenecer por derechopropio a la memoria colectiva de losArevalenses, junto a sus predecesoresLos Rubios. Por aquellos aos, el

    grupo de Los Peques, estaba forma-do por: Manolo Quili a la batera,que sustituy a Javi Curilla, que a suvez ocup el lugar de Mariano Tama-llo, que, al igual que el percusionista delos Beatles, Pete Best, formaron partede la formacin inicial abandonndolaal poco tiempo. Juanjo a la trompeta ylos teclados, los saxofonistas, Andrsel saxo bajo, y Felipe Prieto el saxoalto, ste, an pretendiente de Mila sufutura mujer, que junto como el restode novias esperaban, pacientemente

    sentadas bebiendo un refresco, el nalde la actuacin, y por supuesto Gonza-lo Pocholo, vocalista del grupo. Nose me olvida una actuacin de verano,

    anochecido ya, momento en que lasparejas aprovechaban, al no ser vistos,para bailar pegados, y evitar las con-sabidas y patticas crticas. Recuerdo,deca, a Pocholo, un Pocholo enamo-rado, contemplando con candidez in-

    nita a su amor Justi, susurrando convoz varonil y los labios pegados a lapiel de su rostro, una tierna balada quela incitaba a sucumbir y a transgredirla moralidad virginal con un Beeesa-meeee beeesame muuuchooo, contal sentimiento y pasin, que segura-mente, se insuaron en las decenas denovios que, abrazados, bailaban bam-bolendose lentamente al ritmo de losacordes bajo una luz morada y pcaraque ocultaba la caras, mostrndose suamor, musitando al odo del otro la

    misma letra de la cancin que sonaba.Aquellos y otros lugares cambia-

    ron, los de hoy tambin se transforma-rn. En todo caso, no nos deben entris-tecer las prdidas sino que debemosalegrarnos de haberlos disfrutado ycompartido.

    Lo que entonces fue una realidaddespareci, y Qu fue de los sue-os que all se forjaron para existir?...cada uno de los protagonistas lo sabr.Yo creo, como Caldern de la Barca :

    Que toda la vida es sueo, y los sue-os sueos son.Fernando Retamosa

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    pg. 8 la llanura n 55 - diciembre de 2013

    Unanimidad signica cualidad deunnime, que dicho de un conjunto depersonas es que convienen en un mis-

    mo parecer, dictamen, voluntad o sen-timiento.

    Nada tengo que objetar cuandodicha unanimidad hace referencia agrupos religiosos, ejrcitos o cualquiergrupo social en el que los elementoshan convenido, esto es, se han puestode acuerdo, son de un mismo parecer,vaya, y han decidido unirse en un mis-mo lugar o en torno a una idea, progra-ma o creencia. Nadie se imagina, porejemplo, una secta religiosa en la quecontinuamente se planteen dudas sobresus creencias; o un ejrcito en el quecada uno de los elementos individualesque lo conforman cuestione la conve-niencia o no de avanzar en la batalla.

    Tampoco veo mal, todo lo contra-rio, la unanimidad en cuestiones fsi-cas, naturales, astronmicas o ticas.No encuentro posibilidad de disidenciaen cuanto a la Ley de la Gravedad, almenos con los conocimientos que tene-mos; o en cuanto al movimiento de laTierra, el Sol y el resto de los astros en

    general. Cuando la informacin y co-nocimiento que poseemos vare, serel momento de cuestionarnos nuestrasrmes convicciones al respecto.

    Otro cantar es la unanimidad so-cial. En estos tiempos que corren pare-ce que una serie de cuentistas son losque deciden la unanimidad de todossin llegar a dejar manifestar a cada unosi convienen en ello. Siempre he des-conado de ella pues observo que la

    diferente naturaleza de cada uno de losindividuos que me rodean, sus muy di-ferentes formas de pensar, hacen poco

    probable que coincidan unnimementeen un parecer, voluntad o sentimiento,as en concreto.

    Como mi observacin del entornono coincide con el fervor unnime delos que me rodean, al menos aparen-temente, deduzco que hay veces enlas que la unanimidad se consigue pormedios coercitivos; al igual que esosgrupos sociales a los que antes hacareferencia, por ejemplo el ejrcito ouna secta religiosa, si no existe esanecesaria unanimidad se impone para

    mejor viabilidad del negocio o asunto.Disidente es, conviene recordarlo,

    el que diside, esto es, el que se sepa-ra de la comn doctrina, creencia oconducta. Por eso, desde siempre, dela Inquisicin a la Gestapo, las socie-dades se han procurado elementos oherramientas para acabar con los disi-dentes. Yo, que estoy avisado de ello,no pretendo buscar la autoinmolacin,pues carezco de la oportuna y necesa-ria vocacin de hroe, mrtir o santo.

    No ser yo el que diga que NO, que noes como pretenden hacernos ver esoscuentistas cuando dicen que todoest perfecto, que todo est bien. Allcada cual con lo que quiera creerse. Nome gusta dar siempre la razn de formaautmata al que manda, lo cual no sig-nica que tenga afn de controversia,es sencillamente que mi naturaleza nome permite desperdiciar la capacidadde mis sentidos para observar, analizary pensar las cosas que veo. El conoci-

    miento es facultad exclusivamente hu-mana hasta donde sabemos, es enten-dimiento, inteligencia, razn natural yno me parece oportuno despreciar estafacultad para tener un comportamientoborreguil. No quiero ser Hombre quese someta gregaria o dcilmente a lavoluntad ajena.

    Aspiro, eso s, a vivir de mayorhaciendo lo que ms me gusta. Y esque, por n, despus de mucho tiem-po y no menos dudas he encontrado laque creo es mi verdadera vocacin. Demayor quiero ser cuentista, pero de losque narran o escriben cuentos, no delos otros, esos de los enredos, chismes,embustes; no de esos que por vanidad uotro motivo semejante que desconozcoexageran o falsean la realidad. Ser un

    cuentacuentos callejero y ambulante.Quiero, de mayor, imaginar relatos

    amables en los que las princesas seaneso, princesas y no cmplices; que losogros den miedo a los nios buenos yno como ahora que huyen de los ni-os, buenos o no. Cuentos en los quelos animales hablen y piensen comosi fueran personas y personas quecomprendan lo que son los animales.Cuentos de buenos y malos, de feosque enamoran, de dioses comprensi-vos, de ejrcitos sin armas deslandocon claveles en la solapa. De mundosmejores, ms humanitarios y menosdeshumanizados. En denitiva, inven-tar en mis cuentos un mundo en el quetodos vivan felices, estn contentos,coman perdices y si hay algn disiden-te, pues nada, tiene plena libertad paraescribir otro cuento, su cuento, comoms le guste.

    Fabio Lpez

    Bueno, pues todos tan contentos

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    pg. 9la llanura n 55 - diciembre de 2013

    Todo era all como un recuerdo:

    los pjaros rondando alrededorde rboles ya idos, furiosos porcantar sobre ramas pretritas; elviento, trajinando de una reta-ma a otra, pidiendo largamentecopas verdes y altas que agitarpara sentirse sonoro (...). Todosonaba all a pasado, a viejo bos-que sucedido. Hasta la luz caacomo una memoria de la luz, ynuestros juegos infantiles, duran-te las rabonas escolares, tambinsonaban a perdidos en aquellaarboleda.

    Rafael Alberti.La arboleda perdida.

    Puedo presentir en el lector el mis-mo sobresalto, parecida emocin quela ma cuando encontr esta antiguapostal en una almoneda de Madrid. Enel reverso de la misma tan solo gurauna escueta leyenda: Arvalo. Par-que. Luego fue verdad, te dices, noera la casquivana memoria la que meengaaba inventando lugares, rincones

    que no existieron, historias que nuncasucedieron. El recuerdo recrea el pasa-do a su manera, discurre por sinuososlaberintos guiado por cada vez ms re-

    motos ecos, hasta que ya no somos ca-

    paces de asegurar que exista la menorcoincidencia entre lo que recordamos yeso que para entendernos llamaremosla realidad. O acaso sea que el recuer-do solo sobrevive en nuestra memoriaen forma de ccin, quin sabe.

    El caso es que, como el viajero delsoneto de Quevedo (Buscas en Roma aRoma, oh, peregrino , y en Roma mis-ma a Roma no la hallas), buscamos aArvalo en Arvalo y no siempre es f-cil encontrarlo. Arma con mucha ra-

    zn Antonio Muoz Molina que entrelos derechos fundamentales del hom-bre debera incluirse el derecho al pai-saje de nuestra infancia. Y es que losaprendices de brujo de la modernidadms imbcil y del progreso peor enten-dido, que tanto dao nos han hecho enlos ltimos aos, nos han arrebatadotambin buena parte de esos paisajes.

    Por ejemplo, el Parque de GmezPamo, el Paseo de la Alameda, El Pa-seo de entonces, ya no existe. Asedia-do por la incuria municipal y por la vo-raz graosis, lo que hoy sobrevive ensu lugar es solo un doloroso remedo, lamostrenca jibarizacin de lo que fue.

    Por eso celebramos con tanto alboro-zo el hallazgo de rastros, de vestigiosciertos de su existencia, casi comocuando un arquelogo tropieza con lavasija intacta de una civilizacin muyantigua ya desaparecida.

    Hubo sin embargo un tiempo notan lejano en que se trataba de un par-que de soleadas veredas que discurranentre altos setos recortados, amenasarboledas con espesores de manigua,umbros ddalos de rosaledas, oridoscenadores cubiertos de hiedra y surti-dores de agua que ponan un rumor decascada a nuestros juegos infantiles.Tengo escrito en otra parte que en ElPaseose producan extraos fenme-nos. As, en los das de niebla, El Pa-seose elevaba desde el suelo, levitaba

    ingrvido sobre s mismo y los niossentamos cmo el pueblo se iba ale-jando all abajo a nuestros pies, enuna brumosa confusin de espadaas ytejados. Cierta tarde en que yo estabajugando con el baln, ste lleg botan-do casualmente hasta donde se encon-traba Sarita, la virginal ninfa de quienyo me haba enamorado sin remedio.Entonces ella lo tom entre sus manossonriendo dulcemente y lo lanz hastadonde yo estaba, pero el baln se que-d all detenido, suspendido en el aire,

    como el parque mismo, entre sus ojosverdes y mi asombro.

    En la imagen sepia de la postal apa-rece en primer trmino la fuente de re-dondo brocal y aguas verdeamarillas yal fondo se adivina la fuente metlicade doble cao, en la que yo presentadibujarse el amenazante perl de unsoldado prusiano enano y armado has-ta los dientes. Ambas se encontrabanen el centro de unas acogedoras roton-das con bancos de piedra. Hoy, mien-

    tras contemplo la postal, no puedo de-jar de pensar que quizs fuera verdadaquella tarde.

    Jos Flix Sobrino

    La arboleda perdida

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    pg. 10 la llanura n 55 - diciembre de 2013

    Nochebuena

    (A todas aquellas personas que entan entraable noche se encuen-tran solas)

    Bien repleta est la mesa.Con adornos y festonesla blanca mantelerade las grandes ocasiones.

    De cristal tallado y nohay copa para el licor,y otra para que el buen vinocause deleite mayor.

    Todava hay otra copa

    en la mesa, para el cava.Mas como aqu no se acaba,para el agua hay otra... copa.

    Da realce y engalanalujosa cubertera.Vajilla de porcelana.de Limoges o de Almera?

    La mesa est desbordante,surtida con bocaditosde gustos muy exquisitosque servirn como entrante.

    Pasaremos un buen rato,porque para gustos nosde gambas hay lleno un platoy otro ms de langostinos.

    - Un olorcillo se cuelade riqusimo tostn.- Ya est puesto en la cazuela.De alternativa hay salmn.

    Alegrar el entrecejoun nsimo rosadoo un tinto de cuerpo aejodespus del blanco afrutado.

    Nadie ha de poner mal gestoni formular una queja:De higos y nueces un cestoy a su lado una bandejacon peladillas, piones,mazapanes y marquesas,

    mantecados, los turrones,pan de Cdiz con frambuesas...

    Ocupados los asientos,Loli bendice la mesay pide por los hambrientos.Con qu compasin se expresa!

    Y cuando miro a mi madre,y aun antes, en mi memoriahay una falta, mi padre.Que Dios le tenga en la gloria!Tambin faltan a la mesaun hermano y dos hermanas.

    Cunto su ausencia me pesa!Cunto me quitan las ganas!

    El enfermo sin calor,el anciano solitario,matrimonio sin amorenterrndose a diario.

    Gentes sin un punto jo,otras gentes sin hogar,vagabundo sin cobijo,sin padre, sin madre o hijocon quien la noche pasar.Madre de preso que ansa

    que su hijo vuelva a casa.La comida que aqu haba,con el hambre que se pasa!

    Mi corazn se lamentay al mismo tiempo resiste:parte de m est contenta,pero otra parte est triste.

    ngel Luis Snchez Fernndez

    Narros del Castillo - vila

    Nuestros Poetas

    Carmen en invierno

    Que se lleven a Carmenque me da la espalda!Y me impone la curva

    de su sombra calva!Sobre todo de nocheal salir de casa,que hasta piso despaciopara no asustarla.

    Me asombra el ensueoy el suspense en calmaque infunde a la plazaen la noche larga.

    Me intriga su sueotan terco y profundo,an por las tardes,

    rodeada de niosy el gritero furibundo.

    Su inalterable gurade hierro fundido,su gesto tranquilode puro suspiro.

    Ensea del hombrey el destino incierto,la esencia tranquilade su ilusin despierto.

    Sentimiento en metal

    del amor tan cierto,de un padre a su hijodel abuelo al nieto.

    Qu bella y radiante,eternizado el momentodel milagro en silencio.

    Del sueo nacidoen breve quejidode un ser tan querido.

    Hoy ha nevado.

    Y dormida segua

    bajo la caricia fradel pauelo de invierno.Y su beso tan tierno.

    Ricardo Bustillo Martn

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    AGENDA DE ACTIVIDADESCASA DEL CONCEJO

    Exposicin de fotografa vila de los aos 20 en el ar-chivo MayoralSbados, domingos y festivos del 6 de Diciembre al 6 deEnero en horario de 12.00 a 14.00 h. y de 17.00 a 19.00 h.Organiza: Concejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Ar-valo.

    Presentacin del libro Versos para el camino de M Je-ss EletaSbado, 11 de Enero, a las 20.30 h.Colabora: Concejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Ar-valo.

    CINE TEATRO CASTILLA

    Concierto entre copla y cantautores de Jess MartnDochado

    Sbado, 28 de Diciembre, a las 21.00 h.Organiza: Concejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Ar-valo.

    Concierto espectculo de marionetas El zapatero y losduendos, a cargo de la Compaa Hilando Tteres.

    Domingo, 29 de Diciembre, a las 18.00 h.Organiza: Concejala de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Ar-valo

    Aunque muchos de vosotros lle-guis a pensar que la nica publicacinde nuestra Asociacin Cultural es la re-vista La Llanura, no estis, en modo

    alguno, en lo cierto.La revista La Llanura ve la luz el

    15 de junio del ao 2009. Pero algunosmeses antes, en febrero de ese mismoao, apareci, en formato digital, el pri-mer Cuaderno de Cultura y Patrimonio.Ese nmero I, con el ttulo de : Poe-tas arevalenses, poetas moraegosrecoga algunas poesas que se habanpublicado en diversos programas de lasFerias y Fiestas de Arvalo o que noshaban llegado a travs de nuestros co-rreos digitales. Eugenio Conde Sez,Mara Patrocinio, Elas Gonzlez Mo-reno, Alejandro Martn Hernndez, J.Garca Nieto, Pedro Martn o Mercheprestaron algunos de sus versos a estepequeo cuadernillo de diecisis pgi-nas.

    En marzo del mismo ao 2009 sepublic el nmero II. En este caso el t-tulo fue: De Don Eulogio Florentino

    Sanz. El texto procede de un folletobiogrco que public el Excmo. Ayun-tamiento de Arvalo, en el ao 1909,

    siendo Alcalde constitucional don An-tonio Prez Lpez y ejerciendo de Se-cretario don Florencio Zarza Roldan,hombre muy culto y amante de Arvalo.

    Siguieron ttulos como Un pocode la historia del ftbol arevalense,Personajes populares de nuestra tie-rra y Cuentos de la tierra. Alrede-dor de la Moraa. Con este ltimohabamos llegado a julio del ao 2009.Ya entonces comienzan a alternarse,aunque no de forma estrictamente pe-ridica, nuestros Cuadernos de Cultura

    y Patrimonio y la revista mensual La

    Llanura.

    La ilusin y los esfuerzos recaen du-rante aquellos meses en sacar adelantela revista mensual. Por ello el siguientenmero, el VI, tiene que esperar a juniodel ao 2010. El ttulo de este nmerofue Relatos del Camino de Santiago,por aquello de que 2010 fue Ao Jaco-beo.

    2010 fue tambin aniversario de laproclamacin de San Vitorino, comoSanto Patrn de Arvalo. Quisimospues, aprovechando este hecho, ponernuestro granito de arena y honrar alSanto reeditando un pequeo trabajoque el arquitecto Luis Cervera Vera pu-

    blic en la revista El Terral en julio de1983: San Vitorino, Patrn de Arva-lo. La presentacin o prlogo corri acargo de Jos Antonio Arribas.

    De este cuaderno se publicaron enpapel 250 ejemplares, siendo hasta aho-ra el nico de los editados que han teni-do su rplica impresa.

    En febrero de 2011 vio la luz elnmero VIII. Su ttulo, Lecciones de

    Historia (I), recoga algunas de esaslecciones de Cultura, Historia y Patri-monio que estaban siendo emitidas atravs de la emisora de Radio Adaja.

    El nmero IX, de agosto de 2011,recoge un extraordinario trabajo de n-gel Ramn Gonzlez Gonzlez: La Te-

    jada. Con l se inicia una serie dedica-da a los pueblos del Pinar (despobladosde la Tierra de Arvalo).

    Siguen Lo que las paredes escon-den de Fabio Lpez o Plazas y callesde Arvalo hacia 1920, El ex-mo-nasterio de Santa Mara de Gmez y

    Romn y Montejuelo de Garcilobo,

    este ltimo segundo de la serie de los

    pueblos del pinar. Isabel de Barcelosde Carmn Alicia Morales, Torreones,

    atalayas y campanarios en la Tierrade Arvalo de Jorge Daz de la Torrey Nana del Buen Pastor, de nuevo acargo de Fabio Lpez. El nmero XVIIrecoge importantes documentos extra-dos de la Sociedad Espaola de Histo-ria Natural sobre los fsiles de tortugahallados en Arvalo en 1933 y estudia-dos por el prestigioso paleontlogo donManuel Royo Gmez. El XVIII es eltercero de la serie de los despoblados ysu ttulo El Bohodoncillo y la Sego-buela. El nmero XIX es un estupendo

    trabajo que relata una visita al castrovettn de Yecla la Vieja de Jos Igna-cio de Juanes.

    Los dos ltimos publicados, son dosrecopilaciones de algunos de los excep-cionales trabajos a que nos tienen acos-tumbrados Juan Antonio Herranz y LuisJos Martn Garca-Sancho, tituladosrespectivamente Lugares Mudjares(I) y Nuestra tierra al desnudo.

    Son veintin Cuadernos de Culturay Patrimonio que podis encontrar en:

    http://lallanura.es

    Cuadernos de Cultura y Patrimonio

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    E.A.J. 69 Radio Arvalo

    El len. Anda y que te zurzan!

    La leona. Continas incomoda-do, pariente?

    El len. Ni me vuelvas a hablar!

    La leona. Ests rabioso todava,rabiosamente celoso y no tienes nin-gn motivo. Todos esos hombres quetrabajan en la Alameda no me intere-san nada al lado tuyo, creme.

    El len. Entonces, por qu tetimas con ellos?

    La leona. Yo?... Figuraciones

    tuyas. T, por lo que ests molesto yalo s. Te has gastado nuestros ahorrosen participaciones de lotera, y, al notocarnos ni el reintegro, ves el turrnen autogiro. Ah est el golpe. Lo de-ms, son armas al hombro. Y bueno;Que no te ha tocado nada?, pacien-cia Pero no te estn arreglando yael Paseo que es una bendicin? Fjatecomo se les cae la baba a esos arquitec-tos honorarios que estn viendo comolos dems trabajan! Oye, escucha loque dice un mirn.

    El mirn. (A sus compaeros losmirones que llevan cuatro horas vien-do cortar unos rboles). Qu poco tra-baja esta gente!

    El len. S que tiene gracia Yya que me has contentado un poco contus zalameras, voy a preguntarte unacosa.

    La leona. Lo que quieras, amormo. (Por lo bajo). No te matan, la-drn!

    El len. He odo que no he odoque la plaza de toros vuelve al tapete yla gente comenta de nuevo este asun-to

    La leona. T has odo campanasy no sabes donde Pues s, es cierto.Se vuelve a hablar de la plaza de toros,y dado el elogioso tesn de Cermeo yde la Comisin nombrada por el Ayun-tamiento y la Cmara de Comercio, yono dudo que, si no a este ao, al prxi-mo me presento de tu brazo en el cosotaurino arevalense, con mantilla, cla-veles, pauelo de manila

    El len. Ol!

    La leona. No te entusiasmes tan-to, que los hay antitaurlos

    El len. Se tiene ya en proyec-

    to lo que va a hacerse en las bolas delcao?

    La leona. No s Unos hablande un W.C. subterrneo; otros de unjardn para nios, viejos verdes y amasde cra; otros que no estara mal paraplaza cerrada, y hay quien proponeque se levante un monumento a la bolagorda con esta leyenda de mrmol: Ala bola gorda, alcaldesa honoraria. Elpueblo agradecido. En resumen, queen concreto no existe an nada.

    El len. Se me ocurre una pre-gunta: oye, si este Ayuntamiento esthaciendo cosas actualmente, sin re-currir a impuestos, ni a presupuestos

    extraordinarios, los innitos Ayun-tamientos que han deslado sin hacernada, vivirn tranquilos y felices?

    La leona. Ay, Arvalo, Arvalo,qu ciego has estado!...

    El len. No se te ocurre otrarespuesta?

    La leona Que me des plata parael turrn.

    El len. Gracias que podamoscomprar unas castaas y unos higos. Y,confrmate.

    La leona. Bueno, bueno

    Cortaremos la sesin radio-telef-nica. Las eras se estn y nos estnaburriendo. Hay das fatales, en que nose le ocurre a uno ms que tirar un cas-tillo, o tapar un cao, o hacer un rasca-cielos en el Tomillar, o decir tonteras,o presumir de guapo, o despreciar a lagente etc.

    Guardemos un minuto de silenciopor los bobos. Y a los vivos, FelicesPascuas y que con salud se dejen uste-des atracar por todos los empleados,

    ociales, no ociales y aprendices Yyo que lo vea.Sintonas.

    Clsicos Arevalenses