La literatura intercultural
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NDICE
Ricardo Ivn Paredes Palacios EL INCA GARCILASO, EL PRIMER INMIGRANTE SUDACA , Y SU
INFLUENCIA EN POETAS IBEROAMERICANOS DE LA BARCELONA DEL SIGLO XXI
3
Laeticia Rovecchio Antn LA EXISTENCIA HISTRICA SEGN KUNDERA
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Alfredo Crdenas Cruz SOCIEDADES MIGRANTES Y RECEPTORAS EN EL ESPECTRO LITERARIO
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Gilda Zamora INTERCULTURALIDAD EN LA OBRA POTICA DE JOS WATANABE
23
Germn Vieco NAJAT EL HACHMI Y EL LTIMO PATRIARCA. ESCRIBIR EN LA
ENCRUCIJADA CULTURAL 29
POEMAS Carlos Almira Picazo
Jordi Bermejo Gregorio 32
ENTREVISTA A MANUEL VILAS 34
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El Inca Garcilaso de la Vega, el primer inmigrante sudaca, y su
influencia en jvenes poetas iberoamericanos de Barcelona del
siglo XXI -Ricardo Ivn Paredes Palacios-
El desembarco del Inca Garcilaso de la Vega (Cusco, 1539 Crdoba, 1616),
en las costas de la pennsula ibrica y su aparicin literaria a finales del siglo XVI,
visto desde nuestros tiempos, tiene el peso simblico del americano mestizo que
descubri Europa a travs de su proceso migratorio y que construy el primer
puente intercultural entre ambos continentes. Su talento y su perseverancia lo
convirtieron en explorador de nuevos mares de la literatura universal, cuyas rutas
-en la actualidad- son surcadas por un creciente nmero de jvenes poetas y
narradores llegados a Barcelona como resultado de las oleadas de inmigrantes
iberoamericanos, en los ltimos aos. Se trata de autores que plantean nuevas
formas de concebir la literatura del mestizaje. He aqu dos botones de muestra:
Alfredo Crdenas Cruz (Lima-Per, 1969) y Eduardo Atilio Romano (Salta-
Argentina, 1971).
Las coincidencias y los paralelismos entre el Inca Garcilaso -padre de las letras
americanas- y los dos literatos mencionados tienen como primer elemento la
reivindicacin de las races (indgenas y mestizas) y su fusin armnica con las culturas
latino-mediterrneas. En segundo lugar, existe la voluntad de testimoniar en clave
poticas y narrativas diversos periodos histricos (emigraciones, colonizaciones,
procesos de adaptacin cultural y social, exilios y nostalgias colectivas). En ltima
instancia, observamos la contribucin lingstica a travs de la traduccin y de la
interrelacin idiomtica insertada en sus respectivas obras. De manera que representan
distintas formas de dilogo y entendimiento entre el lugar de origen y de destino. Por lo cual, forzado del amor natural de patria, me ofrec al trabajo de escribir estos Comentarios, donde clara y distintivamente se vern las cosas que en aquella repblica haba antes de los espaoles, as en los ritos de su vana religin, como en el gobierno que en paz y en guerra sus reyes tuvieron, y todo lo dems que de aquellos indios se puede
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decir, desde lo ms nfimo del ejercicio de los vasallos, hasta lo ms alto de la corona real. Escribimos solamente del imperio de los Incas, sin entrar en otras monarquas, porque no tengo la noticia de ellas que de sta. [Garcilaso, 1985:5]
A travs de este fragmento del Proemio al lector de
Comentarios Reales (editado en Portugal en 1609), Garcilaso
deja claro un mensaje que exalta sus valores ancestrales
maternos (su madre era la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo),
los cuales no entran en conflicto con su ascendencia extremea
(era hijo del capitn Sebastin Garcilaso de la Vega). Ms bien,
mediante el yo narrativo del cronista se realiza una indita tarea
mediadora entre la civilizacin incaica y la espaola. Qu
factores influyeron en la consolidacin del proceso de sincretismo en el Inca Garcilaso?
La respuesta est directamente vinculada al factor educativo a travs de dos vas
paralelas: las enseanzas de los amautas1 y la formacin humanstica recibidas en las
escuelas jesuitas; es decir, los lderes intelectuales del catolicismo en los ltimos cinco
siglos. Esta primera fase de aprendizaje tuvo como escenario su ciudad natal, el Cusco
(Qosqo), la antigua capital del Imperio inca.
El ltimo poemario publicado por Eduardo Atilio Romano se llama tambin
Qosqo (2009). En idioma quechua, este vocablo significa Ombligo del mundo. El
libro retrata un viaje desde dicha ciudad andina hasta la Barcelona de nuestros das a
travs de metforas y analogas vinculadas a la traumtica historia americana, as como
al exilio socio-econmico de los nouvinguts2 en tierras ibricas.
QOSQO II
Atravieso el ombligo para llegar a este Nuevo mundo;
el nylon la computadora la Eur-opa
me dicen que son el paraso perdido [Romano, 2009: 23]
El poeta de Salta3 busca una relacin mstica con la pachamama (madre tierra) y
rescata su pasado inca. De esta manera, se sirve del ritualismo y la iconografa indgena
1 Sabios incaicos. 2 Inmigrantes recin llegados a Catalua. 3 Provincia del norte de Argentina que durante siglos perteneci al Virreinato del Per y donde existe un sustrato cultural incaico.
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para expresar su sentido de pertenencia, que va ms all de Amrica. A su vez, busca
transmitir su voz crtica contra el pasado postcolombino del Nuevo Mundo y descifrar,
como fruto de la observacin, la otredad del continente europeo. Por su parte, la imagen
paradigmtica del Qosqo tambin se hace presente en la obra de otro poeta inmigrante,
Alfredo Crdenas Cruz.
$ 647 000 000 000,00 (1992)
Dedicado a Cristbal Coln Despedirme del Qosqo fue decir adis y mantener como irona la tristeza en el brillo de los ojos, interpretando el tiempo los husos y los quipos4 de una hora rezagada hasta cuando abandon dejando entre las lunas
el amor el Dios
el maz amarillando y la Pachamama moribunda, cual me enseo a cantar en las colinas dndome su color agreste en las miradas. [Crdenas, 2003: 41]
Entre 1998 y 2005 la inmigracin iberoamericana en Espaa se multiplic seis
veces (se estima actualmente en 2 millones), lo cual ha generado un acelerado proceso
de incorporacin de nuevos agentes econmicos y una visible transformacin del tejido
socio-cultural de ciudades como Barcelona y Madrid. El fenmeno
se manifiesta a travs de la msica, la gastronoma, las artes
plsticas y audiovisuales. Esta metamorfosis tambin influye en el
lxico coloquial. Por ejemplo, la expresin sudaca (utilizada en un
primer momento despectivamente) atraviesa una fase de
resemantizacin, al ser adoptada por un creciente sector de
sudamericanos como un trmino relacionado con su identidad
multitnica y su orgullo continental. Ha sucedido lo mismo con palabras como: cholo,
chicano, negro y corroncho, entre el Ro Grande y la Patagonia. Estamos ante nuevas
formas de construccin colectiva. Retomando la figura del Inca Garcilaso, en el
imaginario panhispnico actual, se considera como el primer inmigrante sudaca en
Espaa.
4 Sistema complejo y nemotcnico de nudos codificados que hacan de libros contables y almacenaje de informacin durante el imperio incaico.
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La literatura no poda estar fuera de este ciclo de cambios, aunque su proceso de
germinacin siempre suele ser ms extenso, al ser una actividad creativa (sobre todo en
poesa, narrativa y teatro) y que no se circunscribe a la inmediatez del periodismo, el
video clip, la moda o de la msica de consumo masivo. El arte de las letras se cuece a
fuego lento, porque necesita de la contemplacin de objetos y sujetos que transitan por
diversas realidades histricas. Se refuerza con el anlisis introspectivo y con el ejercicio
disciplinado de los trazos estticos y de la correccin textual; y todo este paciente
trabajo tiene como resultado la configuracin de una unidad esttica. El Inca Garcilaso
de la Vega, consciente de ello, decide tras varios aos de reflexin adoptar el papel de
cronista y escribir la historia de los incas, la conquista y el Virreinato del Per. En el
Captulo I del Libro Octavo de los Comentarios Reales el autor cusqueo dice lo
siguiente: Porque la historia pide que cada suceso se cuente en su tiempo y lugar [] Mi intencin no es sino escribir los sucesos de aquellos tiempos y dejar los presentes para los que quisieron tomar el trabajo de escribirlos. [Garcilaso, 1960:127]
De esta forma, queda clara la voluntad de Garcilaso de testimoniar la historia de su pas
desde su visin de emigrante integrado en la sociedad peninsular. En el caso de Eduardo
Atilio Romano, en el poema Relato del libro Estrecho mar (2006), su discurso est
orientado a disear un artefacto esttico cargado de reflexin y crtica con la
intencionalidad evidente de retratar las oleadas migratorias globales, los naufragios y el
intento de numerosos ciudadanos extranjeros por alcanzar las costas de Espaa del siglo
XXI.
RELATO Al otro lado de la orilla
la serpiente emplumada reza al Dios cristiano:
Cudalo te lo encomiendo ahora est en tus dominios. Se cruzan tus fronteras
manos negras muchas manos
Y s de muchos ojos blancos cruzando flotando en las playas. [Romano, 2006: 3]
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Por su parte, Alfredo Crdenas Cruz coincide con Romano, desmarcndose de las
celebraciones que hacen algunos colectivos latinoamericanos que viven en Estados
Unidos el 12 de octubre (Da de la Hispanidad). As, el poeta peruano lanza sus
dardos contra la figura de Cristbal Coln, el paradigma de la dominacin de los
imperios europeos y de la destruccin de civilizaciones inca y la azteca. Ambos literatos
evitan que se pierda la memoria histrica de Amrica mediante la bsqueda de la
dignificacin tnica.
No me mires ms Cristforo Colombo como un indiecito embebecido en la ignorancia color de la guayaba derribada que corri descalzo de la colina que quemabas. Y esas lgrimas oscuras de su llanto, de sus penas mis hermanos hoy responden. Yo te respondo: T no pediste nacer aqu, nunca maldigas ni la Mamapacha entreg tu alma
al Apu5 y el no pidi tampoco el maz, la quinua, la papa mendigarla entre el abrojo ni te enseo adorar en pleitesa dioses flagelantes que te dieron hambre [Crdenas, 2003: 43]
En este fragmento queda la huella de la cosmovisin indgena, respecto a
la tierra como la alegora de una madre que ofrece los frutos y semillas a
todos sus hijos desperdigados por el mundo. Inclusive a los navegantes
llegados a Abya Yala6, desnutridos y harapientos, con la misin de
destruir los pueblos y apoderarse de todas sus riquezas, en nombre de la
cruz y de la espada. CARA DE PEDRA El cara de piedra
el Gran Capitn tiene su dedo inmvil
apuntando hacia Amrica.
El todava cree que toca y lastima las entraas
de esas tierra lejanas [Romano, 2009: 23]
En La Florida del Inca (1605), cuyo ttulo original era Historia de la Florida y
jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, el escritor peruano resalta, en
5 Dios de la montaa en las religiones indgenas de los Andes. 6 Trmino utilizado por la etnia kun (Panam) para hablar del continente americano. Los actuales pueblos indgenas usan esta denominacin como equivalente a Amrica.
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un pasaje de la obra, el encuentro entre el capitn de la expedicin y la monarca de
Cofachiqui (hoy valle del Misisipi, en Estados Unidos). En la reunin reina el dilogo
franco y corts entre las partes y, de esta manera, se evita una guerra entre los nufragos
espaoles y los indgenas. En el Inca Garcilaso de la Vega existe una predisposicin
natural a la bsqueda de elementos conciliadores entre culturas diferentes que actan en
un mismo espacio.
Seor queris paz o guerra? Y, porque sea regla general, es de saber en todas las provincias que el gobernador descubri, siempre, al entrar en ellas, al entrar en ellas le hacan esta pregunta. El general respondi que quera paz y no guerra y les peda solamente paso y bastimento para pasar adelante a ciertas provincias en cuya demanda iba, y que, la comida era algo que no se poda excusar, la perdonasen la pesadumbre que en drsela podan recibir y les rogaba que le proveyesen de balsas y canoas para pasar aquel ro y le hiciesen amistad mientras caminasen por sus tierras, que l procurara darles la menos molestia que pudiese [Garcilaso, 1960: 374]
En Naufragios (1542) -crnica del conquistador Alvar
Cabeza de Vaca sobre la exploracin de una extensa rea del actual
sur de Estados Unidos y norte de Mxico- se relatan circunstancias
similares. Los expedicionarios estuvieron perdidos ochos aos en
las selvas y los desiertos. Pudieron sobrevivir gracias a la
solidaridad de los indgenas locales, quienes les daban de comer y
les curaban las heridas, conmovidos por su aspecto famlico.
La obra del padre de las letras americanas se caracteriza por la influencia del
humanismo neoplatnico y la filosofa erasmista, que planteaba una reforma al interior
de la iglesia catlica. A travs de la lengua, de la palabra y del poder que sobre ella
tiene, el Inca Garcilaso, intentar la reconciliacin del Nuevo Mundo y del Viejo
Mundo, ese mestizaje feliz y utpico del que habla Jos Durand7 [25-26], dice
Mercedes Serna en su edicin de Comentarios Reales. En consonancia con el
pensamiento reformista de su poca y su voluntad de comprensin y lectura de nuevos
cdigos lingstico-culturales, el escritor mestizo logra traducir del italiano florentino al
castellano Dilogos de Amor (1586) del poeta judeo-portugus Len Hebreo. Un trabajo
filolgico aplaudido de forma unnime por la crtica europea de finales del siglo XVI.
Es de recordar que el Inca era polglota. Se expresaba en castellano, quechua, latn,
italiano y portugus.
7 Autor del libro Garcilaso, el Inca. Platnico (Lima, 1949).
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FILN.- El conocerte, oh, Sofa!, causa en m amor y deseo. SOFA.- Discordantes me parecen, oh Filn!, esos afectos que en ti produce el conocerme; quiz la pasin te hace decirlo as. FILN.- De tu parte discuerdan, que son ajenos de toda correspondencia. SOFA.- Antes, entre s mismos son contrarios afectos de la voluntad, amar y desear. FILN.- Por qu contrario? SOFA.- Porque de las cosas que estimamos por buenas, las que tenemos y poseemos amamos, y las que nos faltan deseamos. De manera que lo que se ama, primero se desea, y despus que la cosa deseada es habida, entra el amor y cesa el deseo. [Garcilaso, 1960: 17]
Alfredo Crdenas Cruz, en su labor de inmersin en la
cultura de su terra dacollida, tambin dirige su tarea de
fillogo a travs del anlisis de textos literarios y de la
traduccin de versos de lengua catalana al castellano de
Amrica, los cuales aparecen en diversos artculos que
publica de forma cotidiana en peridicos y revistas del
Nuevo Mundo.
Cuando llegu a Catalunya, uno de los primeros poetas que pude encontrar, slo en libros, entre tanta humareda editorial, fue Salvador Espriu (Barcelona, 1913-1985). Su libro Les canons d'Ariadna (1949) nos atrapa desde los primeros versos: "Seores, en el laberinto/ Ariadna gua cautos/ pasos vacilantes. Cautivo/ de m mismo, soy pesadilla/ desvelada dentro de la oscuridad/ en atisbo, de los ojos abiertos. /Me aprisiono todo entero/ en este extremo peligro..." [Crdenas, 2010: 1]
Crdenas Cruz no slo se limita a un clsico como Salvador Espriu, sino que dirige
tambin su mirada hacia el presente y destaca en el panorama la voz potica femenina
de Catalunya: hace hincapi en Gemma Gorga (1968) y su creacin lrica El desordre
de les mans (2003):
En Gemma [Gorga] destaca el amor y la nostalgia [] El amor huido o ausente con la imagen de nocturnidad nos presenta una visin, entre la vigilia y lo onrico, que persigue lo perdido y deseado: "Como el ltimo visitante a un museo a punto de cerrar, /me paseo por los salones sin sueo de la noche./Quin quisiera la salida? si pudiese contemplarte/ como yo te contemplo/ dormido bajo (...) /siete prpados estoy tan cerca de traspasar el lmite/ del agua, Si bajo las pestaas, sonar la alarma y me traers delante del odio." (El desorden de las manos) [Crdenas, 2010:1]
En cuanto a Eduardo Atilio Romano, en su libro Qosqo, incorpora el idioma
cataln en los ttulos de treinta y tres de sus poemas, entre los cuales destacan: Pupilla,
Carnestoltes, El Bruixot, Passatge a les Indies, Cara de pedra, Moviment mecnic,
Arracada dor, Epleg o comen?
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En conclusin, tanto Alfredo Crdenas como Eduardo Atilio Romano han
edificado puentes interculturales entre Amrica y Europa tras exorcizar sus demonios
histricos. Aunque la predisposicin creativa no basta en el ejercicio de las artes, saben
(como inmigrantes) que los procesos globales de desplazamientos de poblaciones
siempre ensean que el esfuerzo y el trabajo duro son claves en la lucha por sobrevivir y
hacen tambin de la literatura un acto de celebracin de la dignidad humana. Mientras
concilian pueblos y credos, Crdenas y Romano se reconstruyen como personas y,
armnicamente, se incorporan al paisaje soleado y multicolor de la ciudad de Barcelona.
POEMA Voy construyendo a ese hombre que dej hace muchos aos [] Ya lo veo nuevamente
erguido victorioso caminante de la rambla del mediterrneo
del barrio Maravilla. [Romano, 2009: 30] BIBLIOGRAFA Crdenas Cruz, Alfredo, Sobre el tejado de los venusterios, Promociones y
Publicaciones Universitarias, S.A, Barcelona, 2003. ______ , Dos poetas catalanes, Suplemento Cultural del Diario La Hora, Ciudad de Guatemala, 30 de enero del 2010. Gracilaso de la Vega, Inca, Comentarios Reales (Edicin de Aurelio Mir Quesada),
Fundacin Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1985. ______ , Comentarios Reales (Edicin, seleccin, introduccin y notas de Mercedes
Serna, Editorial Castalia, Madrid, 2000. ______ , Obras Completas (Edicin y estudio preliminar del P. Carmelo Senz de Santa
Mara, Tomo I y IV), Ediciones Atlas, Madrid, 1960. Romado, Eduardo Atilio, Qosco, Ediciones El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2009. ______ , Estrecho mar, Ediciones La aventura de leer, Mlaga, 2006.
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La existencia histrica segn Kundera -Laeticia Rovecchio Antn-
La figura del escritor de origen checoslovaco Milan Kundera representa un claro
ejemplo de las consecuencias de los conflictos polticos y blicos en pases europeos
durante el siglo pasado. En efecto, se inscribe en una larga lista de escritores que se
vieron obligados a emigrar hacia nuevos horizontes para evitar la represin y la censura.
Sus novelas se deben entender, en palabras del propio autor, como novelas de la
revolucin europea. Este afn de retratar un contexto histrico concreto parte de la base
de que el novelista se convierte en un explorador de la existencia humana. En el caso de
Kundera, el punto de partida de su reflexin histrica hace referencia a la invasin
comunista del pas, fuerza presente en casi todas sus novelas. El escritor checoslovaco
se da cuenta de la importancia del componente histrico para ambientar a sus personajes
en unas coordenadas precisas: Parmi les circonstances historiques je ne retiens que
celles qui crent pour mes personnages une situation existencielle
rvlatrice. [Kundera, 1995 : 51] De manera que la historia se configura
como un elemento existencial que slo puede ser analizado desde esta
primicia. Como comenta Eva Le Grand, en Kundera ou la mmoire du
desir, toda la labor literaria del escritor recae en la bsqueda continua de
los interrogantes sobre los cuales meditan los seres humanos:
Pour le romancier, il sagit avant tout de ne jamais interrompre linterrogation des possibilits encore inexplores de lexistence humaine et de continuer crire et rcrire pour garder la mmoire. [Le Grand, 1995: 27-28]
Volviendo a los elementos biogrficos que marcan los cambios vitales de
Kundera, en 1975, junto a su mujer Vera, se instala en Francia. Cuatro aos despus,
pierde su nacionalidad checoslovaca y es blanco de la censura en su pas, puesto que
est prohibida su publicacin. A partir de ahora slo podr ser un escritor traducido. De
ah que se involucre cada vez ms en la revisin de las traducciones de sus obras en
francs. A su vez, en 1981, el presidente socialista francs, Franois Mittrand, le
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concede la nacionalidad francesa, lo que le retira de la clandestinidad en la
cual se vio sumido. Toda esta serie de informacin biogrfica es
sumamente reveladora cuando, acercndonos a su trayectoria literaria, se
puede comprobar que a partir de la publicacin, en 1995, de la novela La
lenteur, escrita en 1993, Milan Kundera da un nuevo rumbo a su
produccin. El escritor, ahora francs, inicia lo que el crtico Franois Ricard denomina
el ciclo francs, configurado por La lenteur, Lidentit y Lignorance.
As pues, estas tres novelas se distancian de las anteriores obras de Kundera no
tanto por su temtica, sino por la brevedad de los escritos. En efecto, el estilo de las
producciones checas se basa en captulos largos a travs de los cuales destaca la
ingeniosa agudeza irnica de su escritura. En cambio, las novelas escritas en francs
ofrecen un mayor nmero de captulos (entre 51 y 53) sumamente cortos. Otra
caracterstica comn de estas tres novelas sera la discontinuidad que se perfila en los
relatos. El escritor apuesta por el juego de contrastes de las diferentes voces que van
apareciendo de manera intercalada, sin que aparezca nunca una voz nica. En la
mayora de los casos, los personajes se reagrupan en binomios, lo que permite la
confluencia de estas voces a lo largo del transcurso del relato. Ahora bien, a pesar de
esta diferencia formal, Kundera sigue mezclando relato y ensayo, lo que favorece la
mditation interrogative, ahondando en la necesidad de memoria de los seres
humanos. De hecho, en Lidentit, el escritor ofrece una reflexin acerca del concepto
de amistad ntimamente ligado con la nocin de pasado y, por consiguiente, de
memoria: [] Lamiti est indispensable lhomme pour le bon fonctionnement de sa mmoire. Se souvenir de son pass, le porter toujours avec soi, cest peut-tre la condition ncessaire pour conserver, comme on dit, lintgrit de son moi. Afin que le moi ne rtrcisse pas, afin quil garde son volume, il faut arroser les souvenirs comme des fleurs en pot et cet arrosage exige un contact rgulier avec des tmoins du pass, cest--dire avec des amis. Ils sont notre miroir; notre mmoire; on nexige rien deux, si ce nest quils astiquent de temps en temps ce miroir pour que lon puisse sy regarder. [] Jaimais dire: entre la vrit et lami, je choisis toujours lami. Je le disais par provocation mais je le pensais srieusement. Je sais aujourdhui que cette maxime est archaque. Elle pouvait tre valable pour Achille, lami de Patrocle, pour les mousquetaires dAlexandre Dumas, mme pour Sancho qui tait un vrai ami de son matre, en dpit de tous leur dsaccords. [] Je vais si loin dans mes pessimismes que je suis prt aujourdhui prfrer la vrit lamiti. [Kundera, 2007: 61-62]
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De modo que la lectura de estas tres novelas otorgan una mayor facilidad al lector de
recordar los diferentes episodios narrados al mismo tiempo que se encuentra cautivado
por la bsqueda de los personajes acerca de las claves interpretativas de algunos de
estos interrogantes vitales, clara muestra de la lucha en contra del olvido del ser
humano.
En La lenteur, el tema central de la obra recae en la fascinacin del
hombre moderno por la velocidad y, en consecuencia, por el olvido de las
virtudes de la lentitud. En este sentido, Kundera es consciente del hecho
de que la presencia cada vez ms intensa de la velocidad en la vida de los
seres humanos slo puede desembocar en un olvido total. As, pues, se
presenta toda una serie de personajes, siempre unidos por pareja. Los captulos se van
moviendo entre el siglo XVIII con la aventura amorosa entre la Seora de T. y un
caballero y la poca actual con personajes como Berck y Pontevin, Vincent y Julie, o el
cientfico checo. De hecho, es curioso comprobar que este ltimo personaje es el nico
que no se encuentra en relacin directa con otro. Sin embargo, dicho personaje
constituye la nica aproximacin a la Historia de su pas. Es sumamente significativo su
intento de defensa de la lengua checa con la explicacin potica de la presencia de
acentos circunflejos revertidos: - Je me demande, dit le savant tchque de plus en plus mlancolique, pourquoi on les oublie toujours. Ils sont si potiques, ces accents circonflexes renverss! Vous ne trouvez pas? Comme des oiseaux en vol! Comme des colombes aux ailes dployes! (Dune voix trs tendres) Ou, si vous voulez, comme des papillons. [Kundera, 2006: 73]
Con la llegada del comunismo, nuestro cientfico checo tuvo que dejar atrs sus
investigaciones para convertirse, por culpa de su cobarda, en albail. De este cambio
drstico, slo conserva un aspecto fsico muy saludable que se convierte en su nica
preocupacin, como lo demuestran sus ansias de hacer ejercicio. Despus de la cada de
la fuerza comunista, decide presentarse en un congreso en Francia durante el cual se le
atribuye la corona del mrtir. De hecho, el auditorio aplaude con suma insistencia su
intervencin: [] Vous, prcisment vous, les intellectuels de votre pays, en manifestant une resistance opinitre loppression communiste, vous avez montr le courage qui si souvent nous manque, vous avez montr une telle sois de libert, je dirais mme une telle bravoure de libert, que vous tes devenus pour nous lexemple suivre. [Kundera, 2006: 91-92]
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Frente a esta muestra de comprensin y afecto de Berck que, gracias a la pluma irnica
de Kundera, slo cae en palabras vanas, puesto que ni siquiera sabe ubicar
geogrficamente Checoslovaquia en el mapa, el cientfico checo se olvida totalmente de
pronunciar su discurso, lo que le sumerge en un malestar personal y en objeto de burla
de sus compaeros.
Este ltimo comentario enlaza directamente con la temtica de la novela
Lignorance. Como su ttulo lo indica, esta novela se centra en el
sentimiento de ignorancia del ser humano sobre las cosas. As pues,
Kundera evidencia los conflictos de los personajes a partir de la aoranza
del pas con las evoluciones y cambios sufridos as como la poca
predisposicin de los seres humanos para interesarse en la vida de los otros. En este
sentido, Kundera recupera la tradicin homrica y, ms concretamente, a la figura de
Ulises. El hroe de taca no puede atreverse a volver a su casa, ya que no encontrara
nada de lo que dej. De manera que la nica posibilidad que le queda es permanecer
junto a Calypso. Mediante esta exposicin, el escritor checo ahonda en la cuestin del
exiliado en busca de su identidad empresa que slo puede caer en un fracaso- a partir
de la puesta en relacin de los personajes de Josef e Irena. Josef, despus de un largo
tiempo de exilio en un pas nrdico en el cual se cas y enviud, vuelve, por primera
vez, a la nueva Repblica Checa. Pronto se da cuenta de que toda la realidad de su
juventud que tena fosilizada en su mente ya no existe. De modo que no consigue
reconocer ni a su pueblo ni a su familia ni a sus amigos, lo que dificulta la posibilidad
de aclimatarse de nuevo en este pas tan extrao. De hecho, la imagen de este nuevo
pas totalmente desconocido se contrapone con la representacin ms viva de su pas de
adopcin. Esta vivencia sumamente traumtica se emparenta con la de Irena cuyo temor
por la vuelta al pas se expresa mediante la confrontacin de los dos pases:
Le mme cinaste du subconscient qui, le jour, lui envoyait des morceaux de paisaje natal telles des images de bonheur, organisait, la nuit, des retours effrayants dans ce mme pays. Le jour tait illumin par la beaut du pays abandonn, la nuit par lhorreur dy retourner. Le jour lui montrait le paradis quelle avait perdu, la nuit lenfer quelle avait fui. [Kundera, 2008: 23]
As pues, frente a este primer choque de Josef, Irena se configura como un sujeto
paralelo, propenso a desatar otro choque. Para ella, volver a la nueva Repblica Checa
coincide con la sensacin de desarraigo. A su llegada, intenta reconstruir cierta
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normalidad, invitando a sus antiguas amigas a comer, pero esta empresa fracasa porque
las realidades vividas son tan dispares que no consiguen alcanzar ningn dilogo.
Ambos reencuentros con sus familiares y amistades respectivos se inclinan a favor de
esta sensacin, puesto que ninguno de los dos bandos se preocupa por la vida del otro.
Los personajes de Kundera se convierten en extranjeros de s mismos as como
de su propio pas. De ah que la impresin de presenciar un conflicto psicolgico de
estos seres vivificados slo se constituye como un artfice de la bsqueda de los
interrogantes vitales antes aludidos. De manera que la obra del escritor de origen checo
debe entenderse como un intento de plasmacin de los valores hermenuticos, segn los
postulados de Gadamer y Heidegger. En este sentido, la produccin literaria permite
situar el ser humano en el mundo que le rodea, creando una suerte de hermenutica del
sujeto, puesto que la novela es el nico gnero, segn Kundera, que posibilita esta
indagacin humana.
Bibliografa Kundera, M., Lart du roman, Gallimard : Folio, Paris, 1995. ______ , La lenteur, Gallimard: Folio, Paris, 2006. ______ , Lidentit, Gallimard: Folio, Paris, 2007. ______ , Lignorance, Gallimard: Folio, Paris, 2008. Le Grand, E., Kundera ou la mmoire du desir, ditions LHarmattan, Paris, 1995. Ricard, F., Le roman o aucun mot ne serait srieux, postface sur La lenteur,
Gallimard: Folio, Paris, 2006, 185-197. ______ , Le regard des amants, postface sur Lidentit, Gallimard: Folio, Paris, 2007,
209-220. ______ , Le pige de lemigration, postface sur Lignorance, Gallimard: Folio, Paris, 2008, 225-237.
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Sociedades migrantes y receptoras en el espectro literario
La ciudad es la que debe ser juzgada, aunque
seamos sus hijos quienes paguemos el precio. [Lawrence Durrell, Justine]
-Alfredo Crdenas Cruz-
Las ciudades son organismos artificiales donde se consume lo cotidiano y se
perfilan los ciclos histricos y vivenciales que el individuo y su colectivo protagonizan
como parte de su dinamismo, adems, inspiran las grandes obras artsticas de esta
poca. En los acontecimientos, actores y observadores fijan con sus experiencias los
lmites, fortuitos o provocados, con un pie en la historia concreta y el otro en la
irrealidad, porque muchas veces los hechos verdicos y la imaginacin proyectan en la
memoria los ribetes de una historia con tirones de fabulacin, tan inasible, en un
instante, como un relato oral o un paisaje dibujado. La primera obra del espaol
Antonio Muoz Molina, El Robinson urbano (Granada, 1984), nos ofrece, en prosa gil
y directa, el rumbo azaroso del explorador urbano, que deshila
los atributos sombros y luminosos del individuo en medio de la
multitud. Nos recuerda los tiempos grises de Poe o de Quincey, que l
cita, hasta los aos setenta y ochenta. Las observaciones del autor y sus
reflexiones cruzan fcilmente fronteras reales o imaginarias. El
autor indaga por la ciudad ms all de unos cafs, la biblioteca o una oficina; pocas
veces, logra acercarnos a la sensibilidad ajena y a la personificacin del explorador
urbano. Los testimonios que recoge, alrededor de la ciudad de Granada o Mlaga, los
inserta con ms imaginacin que realidad, no ahonda en circunstancias, pues desvela
cierta superficialidad con tono, a ratos lrico y a ratos erudito, que resuelve con
naturalidad expresiva. Pero hay en sus relatos, mitad observacin, mitad biblioteca; si su
propsito era no mojarse en la realidad, lo logra. Sin embargo, faltan haces luminosos
de detalles que titilen en la piel del visitante o Robinson, porque procura mostrarnos el
paso de un personaje como un tren por la ciudad, que se para en cada estacin,
brevemente, para cargarse experiencias y costumbres con sus vacos existenciales y
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jolgorios repentinos, ms psicolgicos que objetivos, aunque reproduce cierto nfasis de
afirmacin entre su ser y el entorno, lo cual concepta bien:
es preciso que todo Robinson que aspire a cumplir su oficio con la adecuada dignidad los descubra, traspasando el teln pintado que la costumbre instala entre la mirada y la perpetua metamorfosis de la ciudad. Debe, para conseguirlo, renunciar a su nombre y convertirse en extranjero. Un nombre es un pretexto, un compromiso, una resignacin a las huellas y a las fotografas policiales. () A Robinson lo que le importa no es encontrarse, sino perderse y huir, usar la mscara del carnaval para irrumpir en las calles dejando al azar de su trazado la eleccin de las varias vidas posibles que lo estn aguardando, vivir las sietes vidas de los gatos en las ochenta vidas de Julio Cortzar. [Muoz Molina, 1993: 34]
La indagacin de lo forneo y los sentimientos inmersos confluyen y toman
sentido en esta poca de grandes masas migratorias sociales, a gran escala, que va ms
all de un simple explorador urbano y empieza a registrase en la literatura, aunque
todava no ha dado sus grandes frutos maduros. Los poetas peruanos de la dcada del
setenta, Jorge Pimentel y Juan Ramrez Ruiz, en el prlogo Palabras urgentes de su
revista Hora Zero (1970), definieron la actitud de su poesa:
Frente a esto nosotros proponemos una poesa viviente. No queremos que escape nada a nuestro trayecto de hombres momentneos en la vida. Todo lo que late y se agita tiene derecho al rastro. No queremos que se pierda nada de lo vivo. [Revista Hora Zero, 1970]
Aunque ellos no se referan especficamente a hechos migratorios,
existe una voluntad de integrar y abrir fronteras poticas. El poeta
Enrique Verstegui (Caete, 1950), que perteneci a la misma
generacin, describe en versos sus testimonios parisinos de la
ciudad y sus inmigrantes. El poeta explora la presencia de una
mujer de limpieza, que en un hotel se dedica a consumir su vida
casi sin sentido de su propia orfandad: El Mercado Comn no cuenta con ella, /y ella
no cuenta ms que con el ligero exceso/ que fue haber sido metida en un auto/ y trada a
fregar estos baos del XVI. [Verstegui, 1989: 189-197]
El coloquialismo de Verstegui es notorio, similar a los poetas de la
experiencia como Jaime Gil de Biedma, pero con mayor sensibilidad y altura narrativa:
Cruzarse con ella es como llorar, entristecerse, /ponerse a mascar llantos incomprensibles; /su zeta espaola, sus bvaros, /truenan cada vez que escucha que alguien pasa ante ella. /All donde alguien ha limpiado un trozo de pasillo, /ella viene y se orina, se ensucia, / como queriendo decir que prefiere esto /a los apagados fluorescentes abajo. [Verstegui, 1989]
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El poeta alude, sin nombrarlo, al local nocturno que observa en los bajos del
edificio y, no pocas veces, atraviesa en el destino de numerosas inmigrantes, que caen
en las redes de prostitucin. La espaola, probablemente gallega, extremea o andaluza,
representa a esa generacin de emigrantes que hasta los aos ochenta engrosaron las
filas de un largo exilio espaol en busca de libertad o una vida mejor. As, a principios
de los aos ochenta, el poeta limeo describi e impregn de dulzura los avatares de una
trabajadora incgnita, como en un lienzo de fondo gris:
-Trabaja- la cuenta de sus aos como sus aos perdidos/ es menos real, que todos los Svres/ que ella rompi limpiando desperdicios/ y baos en un edificio que paga puntual, / lo que al edificio le sobra; / la ltima chambre al fondo de un pasillo, / donde ha levantado su altar, / un cuartito que arde como una vela/ en un mundo sombro y extrao. / La portuguesa le dicen. / Yo paso en silencio, y para ella no existo. [Verstegui, 1989]
La emigracin no slo se impregna en el espritu de sus protagonistas, sino que
tambin formar parte de su prole o segunda generacin. El fenmeno produce, en los
hijos de los migrantes, una hibridacin cultural y un intermedio de cambio, que se
transmuta vivencialmente a los hijos, que muestran tambin cierta inseguridad personal
y reciben por una cadena atvica en sus conciencias, de padres a hijos. En la novela
catalana Quadern Australi, David Nello (Barcelona, 1959) retoma el tema de la
inmigracin sin el tpico del observador. Ms bien, el autor, lentamente, nos adentra a
las incertidumbres psicolgicas en la experiencia personal de una nia, cuyos padres
andaluces deciden trasladarse a Australia. Las diferencias culturales de la nia,
inteligente y madura, la aslan de los grupos escolares y juveniles, que le manifestarn
un cierto vaco social, que sus padres reforzaran con sus tradiciones y nostalgias
hispanas. La protagonista Marina Fuentes sufrira hasta la adolescencia cierta
frustracin, que la har madurar rpidamente y sobreponerse hasta conseguir su primera
amiga y despus un futuro prometedor. Sin embargo, el amor despertado a Marina por
sus padres hacia la tierra espaola, slo ser una parte de su riqueza personal y, al
mismo tiempo, de su lastre social para desenvolverse en grupo, que la inclinar a la
soledad y destacar escolarmente por su lengua materna espaola, como traductora y,
finalmente, escritora. A la vez, la protagonista Marina Fuentes sentir al llegar a
Espaa, que sus ansias espirituales y el amor inculcado a un pas lejano, no le eximir
de la reflexin, porque ella tampoco pertenece con naturalidad a aquel pas, que sus
padres tanto le hicieron venerar:
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La resposta em va partir en dos com un llamp. Perqu en realitat no era una resposta sin una pregunta, una pregunta que feia molt de temps que mempaitava i que jo no aconseguia esquivar: Marina Fuentes, filla de Manolo Fuentes i de Dolores Quintal, qui era jo, en realitat? I s clar, aquesta pregunta central nestirava daltres, com les cireres: era australiana o espanyola? [Nello, 2000: 121-122]
Las vicisitudes del inmigrante explorador se presentan tambin en el escritor
Roberto Quesada8 en su novela Big Banana (1999). Este hondureo que emigr a
Estados Unidos, plasm en su relato el impacto migratorio actual; las voces
protagonistas que surgen nos acercan a los matices culturales y mestizajes diversos, que
el autor hondureo introduce con retratos prximos y sensibles. Los personajes son
parte de nuestra realidad y sus imaginarios estn repletos de cotidiana modernidad. La
novela Big Banana recompone escenas y personajes que reconocemos en este mundo
ciberntico, y en el que se disear en adelante, donde los sueos de la actual
inmigracin van seguidos de puados, millones, de vidas reales, porque son sus sueos
o quimeras las que se adentran en una ciudad desconocida, casi paralela con su
experiencia vital. El trabajo duro y el contrato precario ponen a prueba los deseos y la
conciencia ante la dudosa irrealidad que se va transformando en realidad. Los
protagonistas de la inmigracin, pertrechados de un motivo vital, desnudan y
entrecruzan sus fronteras interiores y colectivas, psicolgicas y fsicas. Los migrantes
intentan formar parte de otro mundo, en apariencia mejor; una sociedad nueva, pero
cuando se aproximan a esas fronteras extraas sienten la aoranza y perciben la
marginalidad, como un pan diario, porque se asientan en una sociedad nada fcil. Ellos
desconocen muchos de sus cdigos sociales o lingsticos que, no pocas veces, los
observa con indiferencia o desprecio. De la obra Los Barcos del autor Roberto Quesada,
el crtico Juan Antonio Medina ha dicho:
Ofrece () una atmsfera de opresiva recurrencia. En su mayora, los personajes, escindidos entre la trivialidad cotidiana y la contemplacin de su propia marginalidad, buscan trascender, en suma el amor y la veta social o lo social descarnado cuya magnitud se capta a travs de la herida personal. [Argueta, 1998: 181-182]
Asimismo, la novela Big Banana, cuyo ttulo es un eslogan de mestizaje,
constituye una introduccin emocional y biogrfica al spanglish. Aunque el
ncleo de su lenguaje simblico es el espaol, surge una polifona de
8 Roberto Quesada (Olanchito, Honduras 1962) escribi El desertor (1985-cuentos), y las novelas, Los Barcos (1988); El humano y la diosa (1996); Big Banana (1999).
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matices que atraviesan fronteras lingsticas americanas. Roberto Quesada, sin
desprenderse de su voseo centroamericano, introduce formas subyacentes de
expresiones y giros con variaciones dialectales que recoge como oyente en un contexto
multicultural. El vuelco emocional de ese viaje y la misma experiencia, Roberto
Quesada nos lo transmite y retrata con crudeza en su novela: la fragilidad econmica
que acompaa a los viajeros sin fortuna, pero tambin sus sueos, locos o
economicistas. Sin dejar de transmitir las tiernas secuencias de orgullo, amistad y
solidaridad, por afincarse en un terreno difcil y extrao para todos ellos, porque es parte
de la trayectoria humana de esta poca: la trashumancia y sus huellas son la rbrica de
la globalizacin. Las comunicaciones y los mercados producen, como en tiempos del
comercio con el antiguo Oriente, una nueva Era que no slo lleva consigo pcimas,
olores y productos que acompaan a los solitarios en el largo camino a sus destinos
respectivos; ahora los migrantes y nmadas viajan en avin, automviles, autocares,
trenes y, principalmente, provienen de Europa del este, Latinoamrica, Asia o frica,
cuyos destinos son Europa occidental, Japn o Estados Unidos. Del norte de frica
muchas veces los inmigrantes llegan en barcas de madera, detrs de todos ellos llegan
nuevas voces, comidas, bailes y juventud, aunque en voz baja se hable de mano de obra
barata y en voz alta de inseguridad ciudadana. Los personajes de Big Banana no pierden
actualidad alrededor del protagonista Eduardo Lin, hondureo, que llega a Estados
Unidos. El relato se divide en dos secuencias intercaladas: la primera es la historia
narrativa del argumento; y la segunda, la constituye el de sus recuerdos, pensamientos y
sueos de grandeza, que comparte con su mujer (Mirian) que dej en su terruo.
Tambin es inolvidable el chileno Casagrande, los ecuatorianos, Jos y Rosa, que
subarriendan el piso a Casagrande, Eduardo, Mauro y Alfredo. Casagrande, quien ayuda
a Eduardo Lin a subarrendar una habitacin, defiende a su futuro amigo:
Jos, el subarrendatario, intervino (dirigindose al nuevo inquilino Eduardo Lin): -El alquiler se paga cada semana. No esperen que yo ande detrs de ustedes para poder cobrarles. A propsito, Casagrande, usted tiene dos semanas atrasadas. -Joder. T te callas. Acaso no te dije que te pago la prxima semana todo junto y una adelantada? () -Y por qu viniste a Queens? pregunt Jos. -El tren me quedaba muy lejos, a media hora. -Y dnde trabajas? -En una compaa de construccin. -Eres legal o ilegal? -Ya -interrumpi Casagrande-, Qu putas te pasa huevn?, ya pareces cura o torturador. [Quesada, 2000: 28]
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Los personajes se unen, cada vez ms, a medida que transcurre el relato, aunque
los acercamientos mutuos de los latinoamericanos incorporan personalidades y
sentimientos nacionales dismiles, en principio, pero pesan ms la amistad y la
solidaridad, bajo un denominador comn que comparte sus historias: la orfandad de los
viajeros. As, sus primeros roces no desgastaran, en absoluto, el reconocimiento mutuo
porque sus diferencias son mnimas o son slo gestos adustos pasajeros, un preludio
para que consoliden una sincera fraternidad, aunque todos lleguen cargados de orgullo y
dignidad propios de sus orgenes. As, el hondureo y el boliviano discutiran (en un
captulo) por cuestiones de orgullo patrio. El mismo Casagrande, el chileno, interpelara
en otro segmento:
-Y qu dice Banana Republic? se ri-. En Honduras slo producen bases militares yanquis, verdad huevn? -A Eduardo no le pareci mucho, pero tampoco tena mucho material para desmentir: -Bueno- trat de sonrer- aparte de las bases, producimos caf, algodn () - Claro, huevn, ahorita si te ests inventando. Aparte de lo ya mencionado, por supuesto, sin tomar en cuenta las bananas ni las pias, porque se cultivan all, pero no son de ustedes, qu ms producen? () Somos los mejores productores de semen. [Quesada, 2000: 29-30] (Dira el hondureo) 9
El protagonista hondureo replicara dentro de la forma amical sin romper el
tono burln, que a veces requiere la conversacin, para no torcerla en enemistad. Pero
todos al final seran parte del mismo barco y su rumbo, un mismo
itinerario y destino, que los acerca a nuestra realidad e implica el
movimiento silencioso de colectivos versus individuos en
interrelacin simbitica, con un fondo de sueos, no fugaces,
sino constantes e instintivos, que significa la bsqueda del
bienestar, y el autor Roberto Quesada lo refleja muy bien en
una densa contrastacin de culturas y tradiciones. El escritor argentino Ernesto Sbato
[Lpez Lazo, 1994: 27] afirmaba, en consonancia, con Martn Buber (Yo y T), que:
Esas dos reacciones del hombre contemporneo son el anverso y el reverso de la situacin inhspita, de esa soledad csmica y social en que se debate: refugiarse dentro de s o refugiarse dentro de la colectividad. Pero la verdadera posicin no es ni una ni otra sino el reconocimiento del otro, del interlocutor, del semejante. Tanto el individuo aislado, como la colectividad son abstracciones. Ya que la realidad concreta es el dilogo, puesto que la existencia es un entrar en
9Aclaracin ma.
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contacto con el ser humano con las cosas con sus iguales. El hecho fundamental es el hombre con el hombre. [Sbato, 1983: 342]
Por ello, el narrador de Big Banana gratifica el esfuerzo de los
navegantes, de estos Robinson del siglo XXI, que se han expuesto a la
intemperie en una sociedad, como nunca comunicada y culta, que
desprecia a los frgiles, como una antigua paradoja, pero los dbiles
no se resignan ni a la incultura ni a la infelicidad. Y Big Banana
representa esa lucha y ese triunfo.
Bibliografa Argueta, Mario, Diccionario de escritores hondureos, Ed. Universidad Nacional Autnoma de Honduras, Tegucigalpa, 1998. Buber, Martin, Jo i Tu, Ed. Claret, Barcelona, 1994. Lpez Lazo, Jos, Voces de la literatura hondurea, Ed. Universitaria, Tegucigalpa, 1994. Muoz Molina, Antonio, El Robinson urbano. Ed. Seix Barral, Barcelona, 4ta. Edicin, 1993. Nello, David, Quaderns Australians, Ed. Crulla, Barcelona, 2000. Quesada, Roberto, Big Banana, ed. Seix Barral, Barcelona, 2000. Revista Hora Zero, Ed. Hora Zero, Lima, 1970. Sbato, Ernesto, Hombres y engranajes. Reflexiones sobre el dinero, la razn y el derrumbe de nuestro tiempo, Ed. M. Fernndez y Ca, Madrid, 1983. Verstegui, Enrique, Angelus Novus, Ed. Antares, Lima, 1989.
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Interculturalidad en la obra potica de Jos Watanabe
-Gilda Zamora Escalante-
Per es un pas diverso por donde se lo mire. As, podemos hablar de
biodiversidad, diversidad lingstica, o diversidad racial. Y hablar de estas dos ltimas
es tambin, claro est, hablar de diversidad cultural. La poblacin peruana asciende
actualmente a 28 millones de habitantes, de los cuales ms del 3% son de ascendencia
asitica. Jos Watanabe Varas, de padre japons y madre peruana, o Fernando Iwasaki
Cauti, nieto de un japons afincado en Lima, entre otros escritores, son parte de ese
porcentaje. En el presente ensayo nos centraremos en el caso del poeta Jos Watanabe,
en cuya sensibilidad esttica se funden lo andino con lo nipn, pero no sin antes recalcar
que la interaccin de esos dos aportes culturales slo constituye una de las piezas del
entramado de componentes que conforman su universo potico.
Mucho se ha comentado sobre la influencia de la literatura japonesa en la poesa
de Jos Watanabe. Sin embargo, l nunca se reconoci como un poeta peruano con
influencia de dicha literatura. Lo que s reconoci siempre fue la influencia de su padre,
quien le traduca haikus10 y poemas japoneses que llev consigo a Per en su viaje sin
retorno desde Japn, el pas del sol naciente:
Yo reconozco la influencia de mi padre ms que de la literatura, a nivel de comportamiento, de manera de ser, a ser discreto, no hablar mucho, a contemplar la naturaleza. Yo siempre digo que los poemas estn organizados fuera antes que yo los haga, y eso es lo que tiene ms o menos un haijin, que es el escritor de haiku, que encuentra el poema afuera, y sa es mi actitud. Pero que eso venga de los haikus, no necesariamente. Puede venir de Juan Ramn Jimnez o de otros poetas igualmente contemplativos, como el espaol Antonio Machado.11
Asimismo, Jos Watanabe, como dijo en una entrevista, nunca tuvo la pretensin de
hacer una poesa que fusionara lo oriental con lo occidental:
10 Un haiku es un poema breve de aproximadamente 17 slabas, que se suelen organizar en tres versos (5-7-5) 11 De la entrevista de Harumi Nako y Beatriz Torres a Jos Watanabe realizada en 2005. (Fuente: Pgina web Asociacin Peruano Japonesa.)
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No me he propuesto fusionar dos culturas. Uno escribe como escribe, porque te gusta escribir, porque tienes una vocacin. Si me preguntas si lo japons aparece en mis poemas no lo s, me obligaras a inventar al paso algo. Los crticos, exageradamente, tambin dicen que tengo alguna influencia japonesa. Yo no me reconozco como poeta con influencia de la literatura japonesa. Tengo algo del haiku porque es natural, ya que lo conoc desde nio, tena 8 o 9 aos...12
Y aunque no tuviera esa pretensin, es posible advertir, en sus poemas,
referencias a la tradicin cultural nipona. As pues, la voz lrica alude a
personajes como, por ejemplo, Hokusai13, que aparece en Acerca de la
libertad; Utamaro14, en Las manos; o Matsuo Basho15, en Imitacin
de Matsuo Basho.
A su vez, encontramos poemas en donde el yo potico pronuncia haikus, de
modo que tambin podemos hablar de intertextualidad en su poesa. En Imitacin de
Matsuo Basho se atreve a componer un bonsi literario con la simplicidad con la que
suele caracterizarse este tipo de poemas y teniendo como referente a Matsuo Basho:
En la cima del risco
Retozan el cabro y su cabra. Abajo el abismo.
[Watanabe, 2003:33]
En el poema Mi ojo tiene sus razones, el yo potico incluye otro haiku:
Entre la niebla toco el esfumado bote.
Luego me embarco. [Watanabe, 2003:29]
Matsuo Basho defini el haiku de la siguiente manera: Haiku es sencillamente lo que
est sucediendo en este lugar, en este momento, es decir, que retrata el aqu y el
ahora. El haiku, que nace esencialmente de la contemplacin de la naturaleza, trata de
12 De la entrevista de Harumi Nako y Beatriz Torres a Jos Watanabe en 2005. (Fuente: Pgina web Asociacin Peruano Japonesa.) 13 Katsushika Hokusai, pintor, dibujante y grabador japons, es tambin uno de los principales referentes del Ukiyo-e. Es clebre su serie de grabados Treinta y seis vistas del Monte Fuji (1826-1833) En 1814, acu el trmino manga. A mediados del siglo XIX, sus grabados, as como los de Utamaro, Hiroshige o Sharaku, ejercieron una gran influencia sobre los pintores impresionistas. 14 Kitagawa Utamaro, pintor japons, fue uno de los artistas ms importantes del movimiento artstico conocido como Ukiyo-e (pinturas del mundo flotante o estampa japonesa). A mediados del siglo XIX, su obra lleg a Europa, donde comenz a obtener popularidad. Son especialmente reconocidos sus retratos femeninos y sus escenas erticas. 15 Matsuo Basho, poeta del perodo Edo de Japn, se le considera uno de los grandes maestros del haiku.
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captar el momento, y de describirla de forma sencilla y concisa. Los poemas de
Watanabe, como los haikus, surgen tambin de la observacin del paisaje. En efecto,
Jos Watanabe miraba el universo, contemplaba detalladamente a su alrededor, y, como
si de un haijin se tratara, escriba a partir de ello, dotando de
trascendencia a acontecimientos triviales como podra ser el
descubrimiento de un insecto, o el de la raz de un rbol que brota del
suelo de una sala, el encuentro con una ardilla o una piedra iluminada
por un rayo de sol. En cualquier escenario, en cualquier situacin,
en cualquier objeto, en cualquier ser vivo, el poeta poda descubrir la belleza, seal esta
de que la naturaleza se manifestaba. Es a esto a lo que se refiere Watanabe cuando dice
que el poema se encuentra fuera. En este punto, cabe atender lo que dice respecto a qu
es la poesa para l: Para m la poesa es algo as como que hay momentos privilegiados en los que la naturaleza se abre y nos dice algo. De pronto estamos caminando y vemos una piedra iluminada por un rayo de sol, por ejemplo. Ah hay una verdad, ah se nos est diciendo algo, pero no podemos decir qu es. Entonces la poesa es usar el lenguaje para intentar decir qu es eso. Pero como el lenguaje es limitado, todo poema es una aproximacin a esa verdad descubierta de modo sbito16.
Jos Watanabe era muy observador, discreto, perfeccionista y sumamente
detallista. Y en su obsesin por encontrar las palabras exactas, precisas, que se
acercaran lo ms fielmente posible a la realidad, a la verdad que acababa de descubrir,
poda pasarse horas y horas escribiendo y corrigiendo sus poemas. El poema Los
versos que tarjo refleja esa necesidad de intentar reproducir en el lector, con
transparencia y sencillez, la experiencia que le ha sido revelada: Las palabras no nos reflejan como los espejos, as exactamente, pero quisiera. Escribo con una pregunta obsesiva en las orejas: es sta la palabra exacta o es el amague de otra que viene no ms bella sino ms especular? Por esta inseguridad tarjo, toda la noche tarjo, y en el espejo que an porfo slo queda una figura borrosa, mutilada, malograda () [Watanabe: 2003, 39]
16 Reproduccin textual, del mismo poeta, extrada del bloque dedicado a su obra emitido por el programa peruano Presencia Cultural.
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Lo que debe tener la poesa es una tica contina Jos Watanabe en la misma
entrevista; el poeta transmite una tica ante la vida, una forma de ver la vida. Y su
poesa, cmo no, transmite la suya, as como su actitud contemplativa, actitud que,
como hemos trazado anteriormente, tambin se encuentra en el haiku. Dice de l,
Watanabe, que es un ejercicio de pudor frente al propio descubrimiento de la belleza,
lo cual significa que el haijin, el escritor de haikus, transmite desde el refrenamiento,
como los poemas de Watanabe, de los que se diferenciaran bsicamente en su
estructura. Como vemos, son evidentes, pues, las similitudes entre la poesia breve
japonesa y las composiciones de Jos Watanabe, sobre todo, en cuanto a contenido se
refieren. As pues, hay una influencia del haiku en su obra potica, influencia que se
dio, segn el mismo poeta, de modo natural e inconsciente.
En casi todos sus poemas siempre hay un ojo que mira. El yo
potico puede estar tendido sobre los pastos mirando el mar, puede
estar mirando a unos muchachos mientras se baan, a una cuadrilla de
obreros en plena faena, o puede apartarse de un grupo de estudiantes
de medicina para observar un cadver, etc., pero casi siempre mira. En
el poema Mi ojo tiene sus razones dice lo siguiente: Mi ojo todo lo vea, no
descartaba nada. S, es un ojo que lo ve todo, pero que, tras un recorrido por el
escenario, slo capta lo que le interesa, slo inmortaliza lo que es importante para l:
Creo que mi ojo tiene un arbitrario criterio de seleccin. / Obviamente hubo ms
paisaje alrededor, / imposible que slo furamos ella y yo en el rompeolas. La voz
lrica sabe que haba ms paisaje alrededor de ellos, ms paisaje que el rompeolas, pero
arbitrariamente decide centrarse en el personaje femenino que le acompaa, pues, de
pronto, algo de ella ha despertado su inters: el contraste de su muslo blanco contra la
roca gris. Y como una cmara, con un movimiento de travelling de avance y de
retroceso, el yo potico regresa una y otra vez a ese detalle: Hubiera querido inscribir
mi poema en todo el paisaje, / pero mi ojo, arbitrariamente, lo ha excluido / y slo
vuelve con obsesiva precisin / a aquel bello y extremo problema de texturas: / el muslo
/ contra la roca. En este sentido, se puede decir que no se trata de un ojo perturbado
que ve cosas atroces; no, es un ojo meditativo que sabe extraerle a los hechos ms
cotidianos su oculta condicin de parbola universal17.
17 Cita textual de Eduardo Chirinos, poeta y profesor de literatura, recogida de la introduccin del Elogio del refrenamiento.
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La mirada de Watanabe no es como, por ejemplo, la mirada manitica del
Neruda de Residencia en la tierra, una mirada angustiada que registra absolutamente
todo, como un basurero incesante donde va a caer todo lo destruido 18. No, es una
mirada serena, pausada, sosegada, que recorre un escenario a la espera
de descubrir algo, que, por algn motivo, ha hecho que se fijara en l,
y desentraar lo oculto. Ese algo podra ser el muslo blanqusimo de
una mujer contra una roca gris, el deslizamiento ondulante de una
oruga. En el poema La mantis religiosa, el yo potico recorre con
su mirada cansada un escenario, que intuimos que podra ser harto
conocido por ste, hasta descubrir por fin algo que le ha llamado su atencin: una
mantis religiosa que permanece imperturbable ante su presencia, confiando
excesivamente en su imitacin de ramita o palito seco. El yo potico la ha descubierto
y quiere capturar ese descubrimiento (el momento y el objeto): Quise atraparla,
demostrarle que un ojo siempre nos descubre.
La mirada de Watanabe es una mirada, podramos seguir ahondando, que se
sumerge en la cotidianidad a la espera de esos momentos prodigiosos que la naturaleza
est dispuesta a regalar esos momentos de los que hablaba el vate peruano. De
sbito algo altera la cotidianidad y la voz lrica est ah para captar y atrapar ese
instante, la fugacidad de la vida encarnada en todo lo que nos rodea. Y
en cierto modo, sus poemas son como los Ukiyo-e o pinturas del
mundo flotante, porque, como stos, captan escenas de la
cotidianidad. Y si los Ukiyo-e retrataban la vida cotidiana en Edo19;
las composiciones de Watanabe retratan paisajes norteos, el Laredo
de su niez, la urbe limea, entre otros. Segn Carmen Oll20, su poesa es un caso
curioso porque rene en una misma potica lo popular y lo culto. Lo popular est
reflejado en personajes de la vida comn y corriente, del campo, los rituales,
campesinos, que tienen que ver con sus orgenes o su formacin. Pero lo culto se
vincula ms con la impronta de la poesa oriental, de la poesa japonesa.
18 Abelardo Castillo, escritor argentino, califica as la mirada del Neruda de Residencia en la tierra en el prlogo del mismo libro, en la edicin de 2004 de DeBolsillo. 19 Es el nombre que recibi Tokio antes de la restauracin Meiji. 20 Carmen Oll, poeta, narradora y crtica, es autora de los poemarios Noches de adrenalina, Todo orgullo humea la noche y de las novelas Por qu hacen tanto ruido?, Las dos caras del deseo, Pista falsa y Una muchacha bajo su paraguas. Cita extrada del bloque del programa Presencia Cultural dedicado al poeta, a un ao de su fallecimiento.
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La poesa de Watanabe no es una poesa confesional, ni desgarradora ni
sensiblera, donde los versos emergen atropelladamente y con violencia, sino que
avanzan de forma pausada y firme. El yo potico no dramatiza, sino que describe y
narra con un tono calmado escenas en donde la naturaleza irradia su belleza. Y esos
momentos en un principio triviales se convierten en experiencias trascendentales. Y
todo ello expresado a travs de un lenguaje coloquial y traslcido, sin florituras: Ese era el sentido de la risa. Acepta estrictamente ese sentido y declina La especulacin potica. Porque es tu verso opaco Contra tu brillante alegra de muchacho [Watanabe: 2003, 40]
Pero a pesar de su sencillez, de su contencin, de su silencio, es una poesa que sugiere
y conmueve.
Y para concluir, recurro a las palabras de Eduardo Chirinos, porque en ellas se
resume lo que de alguna forma se ha mencionado en este ensayo sobre la poesa de Jos
Watanabe: La poesa de Watanabe discurre entre la visin de un ojo atento al mundo y
el registro de una mano amable y censora que refrena el exceso y controla severamente
cualquier desborde. Ah radica su potica y as llega Jos Watanabe hasta nosotros,
lectores.
Bibliografa: NERUDA, Pablo, Residencia en la tierra, DeBolsillo, Barcelona, 2004. WATANABE, Jos, Elogio del refrenamiento, Renacimiento, Sevilla, 2003. Pginas Web: http://www.cossio.net/actividades/pinacoteca/p_02_03/estampa_japonesa.htm http://es.wikipedia.org/wiki/Matsuo_Bash%C5%8D http://es.wikipedia.org/wiki/Ukiyo-e http://www.elrincondelhaiku.org/index_cont.php http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/costa_neyra_ana/sendero_meditativo.htm
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Najat el Hachmi y El ltimo patriarca. Escribir en la encrucijada cultural
-Germn Vieco-
La escritora catalana de origen marroqu Najat el Hachmi (Nador, 1979) define su
novela El ltimo patriarca (2007) como el alejamiento de unos orgenes que duelen.
Esos orgenes se refieren, ms que con la pertenencia a un colectivo (palabra de la que
la autora abomina cuando hace referencia a una identidad concreta) al concepto de lo
patriarcal y misgino a nivel universal. La novela, que se desarrolla durante la primera
oleada de inmigracin marroqu en Catalua de los setenta, es tambin la historia de las
primeras generaciones de europeos (o americanos) que estn rompiendo con ideas y
preceptos anclados en el pasado, a menudo a un precio muy alto:
Sabemos poco acerca de cmo se forma un gran patriarca o un patriarca mediocre, su origen se pierde en el principio de los tiempos y aqu no nos interesan los orgenes. Hay muchas teoras respecto a ello que pretenden explicar la perpetuidad de este tipo de orden social, que ha existido desde siempre y que an hoy perdura. Tanto dan los razonamientos deterministas y las explicaciones pseudomgicas. El hecho es que Mimoun marca la finalizacin abrupta de esta lnea sucesoria. Ningn otro hijo suyo se identificar con la autoridad que lo preceda ni intentar reproducir los mismos esquemas discriminatorios y dictatoriales [El Hachmi, 2007:7]
El patriarca de esta novela, Mimoun (destino, en rabe), es el primognito de la
familia Driouch, un clan rifeo aferrado a las tradiciones, que personifica y traiciona a
la vez los valores patriarcales y machistas de la sociedad en que vive. Personaje
fuertemente conflictivo, educado en el egocentrismo y la superioridad sobre las mujeres
y por tanto consentido y caprichoso, Mimoun no dudar en explotar y traicionar
repetidamente a su familia y a todos los que le rodean, tanto en Marruecos como en sus
viajes a Espaa.
Es conocido en Espaa, por ejemplo, el fuerte auge de la inmigracin
latinoamericana en el ltimo cuarto del siglo XX, o, mucho ms representativo, el de la
inmigracin marroqu, que en principio escogi pases como Francia (antigua
colonizadora del pas junto con la propia Espaa), Blgica o Pases Bajos y que en los
aos posteriores a la descolonizacin del Marruecos espaol y sobre todo desde el fin de
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la dictadura de Francisco Franco, empez a llegar a Espaa de forma c onstante y
progresiva.
Segn datos de la Secretara de Estado de inmigracin y emigracin, los 1.000
marroques residentes en Espaa en 1968 pasan a ser 9.000 en 1975 y 26.000 en 1982.
Esta progresin se disparar en los noventa, cuando de los 59.000 marroques residentes
en Espaa en 1990 se llega a los 200.000 en 1998 y a los 397.000 en 2005. Estos datos
no cuentan a los nacionalizados o a los hijos de familias inmigrantes nacidos en el pas
que, afortunadamente, no son considerados extranjeros.
La insatisfaccin existencial de Mimoun, su incapacidad de
empata con los dems y su tendencia a distorsionar la realidad para
adecuarla a sus propios propsitos, se ven dramticamente
justificados y apoyados por el machismo y la doble moral de su
cultura de origen. El mismo hombre que hace prometer a su mujer
lo siguiente:
No saldrs de casa si no es para ir al cementerio. No tengo problema alguno en que tus padres te vengan a visitar , o tu hermano, no me importa. Pero t no saldrs de aqu hasta que yo vuelva. Piensa que en cuanto des un paso en el patio de fuera yo ya lo sabr, por lejos que est. Debes jurrmelo por tus padres, y por tus hijos. Jramelo y me ir pensando que tengo a la nica mujer decente del mundo [El Hachmi, 2007:128]
La primera parte de la novela (gan el Premio Ramn Llull en el 2007) nos
hablar de Mimoun y de su progresivo descenso a la animalidad y la locura con la
eterna excusa de su funcin de patriarca.
() todava se especializ ms. Descubri que entre las mujeres mayores haba un grupo especfico que no slo le provocaba una gran satisfaccin conquistar, sino quesos hembras se dejaban llevar por l del todo con slo pasar una noche juntos () Las divorciadas solan tener un sentimiento de inferioridad por el hecho de considerarse un poco como de segunda mano [El Hachmi, 2007:147]
En la segunda, su hija toma el relevo para explicarnos en primera persona las
consecuencias de ese descenso, en el que arrastra a toda su familia, especialmente a su
mujer, a la que se compara significativamente con heronas de la novela catalana como
la Mila de Solitud (Soledad de Vctor Catal) o la Colometa de La Plaa del Diamant
(La Plaza del Diamant, de Merc Rodoreda), mujeres sensibles vencidas o
menospreciadas por el entorno en que viven. En el primer caso, una naturaleza hostil y
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en el segundo, una sociedad urbana mezquina y pobre. Pero en este caso hay alguna
superacin puntual de estos modelos de mujer vencida y triste. Pese a saberse sujeta a la
locura y el odio de su marido, la madre de la narradora intentar luchar contra un
invencible poder.
Entonces mi madre hizo algo que lo sellaba todo. Le estamp una bofetada, plaf, y la cara le gir cuarenta y cinco grados. Se hizo el silencio. Un momento y yo admir a madre por ser ms que Mila, ms que Colometa, por ser autntica. Hasta que le cay un rosario de lgrimas por las mejillas, primero por una y despus por la otra [El Hachmi, 2007:227-228]
Es la hija sin nombre de Mimoun la que narrar, decamos, esta segunda parte de la
historia. Para huir de la miseria ancestral de su alrededor y del aislamiento que le
imponen, esa nia, convertida en testigo involuntario del naufragio de todo un sistema
de creencias, se refugiar en el Diccionario de la Lengua Catalana (lengua en la que la
novela se escribi originalmente): Yo, que no saba cundo acabara todo aquello,
comenc a leer el diccionario.
Hachmi junto a escritores como Hanif Kureshi (Londres, 1955) se encuentran en
una situacin curiosa singular, que llega a ser surrealista en ocasiones: herederos de una
tradicin cultural ajena a la del pas donde han nacido pero educados en los valores y
cdigos de su sociedad de acogida, se encuentran en una verdadera encrucijada en todos
los planos, viviendo en muchos casos una relacin de amor-odio con alguna de las dos.
En la literatura, esta situacin de interculturalidad determina la obra de muchos
escritores que, en ocasiones sin proponrselo, consiguen reflejar el mundo en el que
viven desde un punto de vista fresco, libre de apriorismos o lastres culturales
especficos. En una sociedad cada vez ms globalizada y uniforme, son estas letras
mestizas las que aportan contenidos ms frescos y menos encorsetados.
BIBLIOGRAFA:
EL HACHMI, NAJAT. El ltimo patriarca. Planeta, Barcelona, 2008.
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POEMAS
HORA DE CLASE
Es hora de clase: en la sala desierta moscas en los vasos, un almanaque, fro; libros arrumbados, voces junto a la puerta; la Derby con su trueno, la calle como un ro. No hay futuro: ms all la maana entreabierta, vergeles en los ojos, zarpa para el vaco; nunca ms en las voces; en la escollera muerta de las manos, un algo azul como un envo. Futbolines, ednicos prados del billar; cada segundo un oh! negro como un zarpazo; el Play Boy, polizn triste de la cartera. No future: los ojos a punto de zarpar; y dime que me quieres, mientras dura el abrazo; y la lluvia, la noche, al acecho all afuera.
-Carlos Almira Picazo-
Viento del humo
Mi casa vivir doncella piedra vieja vestida de harapos. Har nacer claveles en ella; para siempre te querr, mi Campos. Humo, humo encima del monte que afrenta mi casa. Humo y pginas de retoques que abastecen mi balsa. De la ceniza de la ermita se hizo una cruz el cigarro. De las tardes de sequa luci el viento sus harapos. Era el verano del ao, para m goloso y trrido, cuando ca del tejado. Me lanc en viaje infinito
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hacia la nada del campo. Y no err: mi cada fue cual cornada de un astado que brama sin saber nada y sabe que ha corneado. El golpe fue crucial y vital; me rompi en seco el espinazo, mutil mis pies de sus piernas, las manos de los secos brazos, los pulmones me deshinch y la cabeza me raj. Pero el aire entr en ellos. Y no solo viento al corazn: espliego germin mis piernas, avispas movieron mis manos y se llen de sangre el aire, de rojo intenso, verde de amor. Yo, an sollozando al suelo, not mi cabeza a un palmo del ras de tierras y piedras. El surco de ese costado, por el viento repartidor, de cebada fue sembrado; lo reg el riego rojo y el golpe fue mi arado. Fui del suelo hacia el cielo volado como el harapo mientras los otros se hundan. Gloria! me haba salvado, liberado, extirpado el cicln del mundo urbano, puesto que por mi cabeza no fluye humo malvado. All fluye aire revuelto de sombro viento alto y resbaladiza agua alentadora del barro. Y del viento del humo, sereno como un palo, Cur los golpes de caer atado como un esclavo. Este verano me tir de lo alto de mi tejado Y al tocar el suelo not que me haba vuelto alado. -Jordi Bermejo Gregorio-
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ENTREVISTA A MANUEL VILAS
Ganador del XV Premio Internacional de Poesa Jaime Gil de Biedma con su poemario titulado Resurreccin (2005) y del VI Premio Fray Luis de Len con su obra Calor (2008), el narrador y poeta aragons Manuel Vilas (Barbastro, 1962) se erige como un autor de notable importancia en el panorama literario hispnico contemporneo. En tus obras, Magia (DVD Ediciones, 2004) y El cielo (DVD Ediciones, 2000), se aprecian unos personajes que van creciendo hasta adquirir formas monstruosas. Representan algn sector concreto de la sociedad? Me pareci que el dolor psquico tenda que tener correlato corporal. Eso que llaman somatizacin; solo que aqu la somatizacin es salvaje. Cuanto ms sufren, ms crecen fsicamente. Acaban sobrepasando los 2 metros. La integracin constante en la trama de tus relatos de Franz Kafka debe leerse como un homenaje o una crtica a la literatura de Kafka? Kafka es el escritor ms grande, junto a Cervantes, que he ledo en mi vida. Me di cuenta de que quera ser escritor cuando entend a Kafka. Sin Kafka, yo no escribira. Por un lado, "Z" refiere alegricamente a Zaragoza y recuerda la toponimia y la onomstica de El castillo (Mr. K., etc.). Por otro lado, es un espacio ficticio insertado en un contexto real aunque a diferencia de Comala, Macondo o Santa Mara, s alude a una ciudad concreta. Crees que tu novela pertenece al Realismo Mgico o que podra participar de la Literatura Fantstica kafkiana? Tal vez de un gnero creado a partir de ambos? Mi Z es un hbrido, pero no tiene nada de Macondo, ms bien de Comala. Macondo es exotismo latinoamericano. Comala es el infierno de Dante. Z es dantesca. En tu obra literaria aparecen conos del rock (Lou Reed, La Velvet, los Rolling Stones, Syd Vicious, Patti Smith), de qu manera han influenciado en el proceso creativos de tus versos y en tus narraciones o solo son el soundtrack de tu niez y juventud? Me paso el da escuchando msica Pop. Es mi vida. Me da energa y ganas de vivir. El Rock y el Pop son una exaltacin de la vida que comparto. Me encanta. En qu sentido te apartas de la poesa de la experiencia de las generaciones que te precedieron y qu recuperas de ella? Mi poesa es Vilas. No se parece a nadie. En los mediados de los ochenta la poesa de la experiencia reintrodujo la precisin en el lenguaje y el cuidado formal, y esas dos cosas son importantes tambin para m, muy importantes.
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El cielo escenifica el verano en distintas ciudades europeas. Hay elementos poticos, metforas, imgenes, que recuerdan algunos versos de Jaime Gil de Biedma. Lo reconoces como uno de tus padres literarios o su obra te es ajena? Siempre he admirado la poesa de Gil de Biedma. Es un poeta extraordinario. Debera tatuarme en la espalda Pandmica y Celeste. No s si tendra espalda para tanto. Pero yo soy Vilas, soy otra cosa.
Tus versos cuentan con una alta carga de prosasmo, en el mejor sentido del trmino. No te sientes cmodo con la prosa potica? Crees que tu voz lrica se adecua mejor a la versificacin libre de ideas? El verso libre es muy difcil. La gente cree que escribir verso libre es un todo vale. Mi verso libre me cuesta sudor y sangre. Luis Rosales escribi un verso libre excelente. El poema en prosa requiere de una formalizacin muy exigente. En muchas de tus obras (Las almas de Libia, Zeta, Calor, etc.), ambientas el hilo narrativo en las tierras aragonesas. Sabemos que t mismo eres natural de Barbastro, aunque ahora vives en Catalua. Sera Aragn una suerte de obsesin por parte de un exiliado? No, no vivo en Catalua, pero me gustara. Vivo en Zaragoza, una ciudad en mitad del desierto. En mi literatura salen tierras aragonesas porque vivo aqu. Si viviera en Pars, hablara de Pars, pero vivo aqu. Amo los Pirineos, ese es mi paisaje de la infancia. En Zeta (DVD Ediciones, 2002), circula un juego constante de voces entre el yo y el t. De hecho, incluso se puede dividir esta dicotoma entre voz psictica de un joven y voz de la razn. Ambas voces entran en un juego dialctico que surge por culpa de la toma de drogas. Por qu esta asociacin? Por qu haber querido bajar al mundo y al efecto de la droga en el ser humano? En Zeta todos los personajes estn locos y han sufrido mucho. Es el sufrimiento el protagonista de todo el libro. Hace mucho que no releo este libro. Me da miedo releerlo. En esta novela, todo el universo creado parece fruto de una alucinacin por parte del protagonista (confusin de un perro por una cabra, aparicin del cantante Sid Vicious, etc.) La alucinacin es de carcter poltico. Desordenar la realidad, eso quieren todos en ese libro. Acabar con la realidad, pero tambin desde el humor. Tanto en Resurreccin (Visor, 2005) como en Calor (Visor, 2008) una de las palabras ms referidas es "nada", planteas un debate sobre el nihilismo global de estos tiempos o solo es una recurrencia temtica? No soy nihilista. Espiritualmente, soy whitmaniano. Me exalta la vida. Pero en esos libros hay un deseo de plenitud
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que te lleva a la desesperacin. En dichas obras, incluso en Zeta, existe la mitificacin de los coches (HU-4091, Mazda 6, Audi 100 y Seat 150) Se trata de la humanizacin de las mquinas o de la mecanizacin de los seres humanos? Los coches se vuelven humanos. Yo los trato como a amigos del alma. Me gustan los coches. Mi padre era viajante, y me inculc el extrao y deforme amor a los coches. De hecho, en Zeta, vas todava ms lejos, ya que los personajes que pueblan la ciudad son vampiros. Esta presencia crea cierto clima inquietante a la vez que denota su soledad y, por extensin, la de los seres humanos. Como bien lo comentas en la obra, la gente se acompaaba de gente, pero yo estaba solo. Tampoco a la gente que se acompaaba de gente se la vea muy convencida de nada, o de tener compaa, verdadera compaa. Son vampiros morales. La vida les ha daado, y los ha convertido en monstruos, pero tambin son vampiros humorsticos. Dolor y humor al mismo tiempo. Tampoco estoy muy capacitado para interpretar mi obra. Hay muchas cosas que se me escapan. Toda la novela se basa en la creacin de un universo fantstico, pero plausible en el cual impera la ley del dinero. En este sentido, esta metfora econmica tambin queda retratada en el valor del libro que se est escribiendo: tu obra literaria est escrita en pesetas, pronto no tendr sentido, pronto la gente no entender los precios que salen en tus escritos, porque la gente hablar en euros. Tus pesetas sern como las maravedes. Me llama la atencin que todo cambie tan de prisa. Cualquier texto literario acaba necesitando notas a pie de pgina. La Historia vuela. Pronto la gente no recordar las pesetas. Todo envejece, la literatura especialmente. El pasado es ficcin. En Zeta, tambin se percibe otro elemento recurrente en el resto de tu produccin: el tema del calor. Los personajes padecen de este calor excesivo que se vuelve como una masa aplastante. Justamente esta sensacin de anquilosamiento del cuerpo se podra traducir como una necesidad de huir de este mundo aglutinante. Nietzsche deca que el calor es enemigo de la civilizacin, y tena razn. El ejemplo es Espaa. Pero ahora hemos domesticado el calor. Ahora del calor hemos hecho un paraso estival, con mar, cerveza y marisco. Me interesan los aparatos de aire acondicionado, dicen lo que somos. Me gusta tomar el sol en la playa. Me gusta beber cerveza muy fra frente al mar. Me gustan las patatas fritas, la marca Lays.
Asimismo, en el poemario Calor existe una realidad envuelta en la omnipresencia de altsimas temperaturas. Hablamos de un movimiento pendular entre el paraso turstico y el infierno autodestructivo en Espaa? S, ms o menos. El paraso y el infierno a la vez, como la vida misma. Qu opina un literato, cuya generacin hizo obligatoriamente la
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mili, cuando observa un sector de jvenes infantilizados por una sociedad de ultraconsumo y que incluso con arrogancia se hacen llamar "generacin Ni Ni" (ni estudia ni trabaja)? El capitalismo exalta la juventud, pero todo es una ficcin barata. Todo el mundo se muere. La mili fue algo nauseabundo. Lo que narro en Calor sobre la mili fue cierto. El PSOE fue incapaz de quitarla. Vi matarse a un chaval all. Nadie dijo nada. Espaa es un pas de mentiras. En el poema Lluvia (de Calor) plasmas el sentido esperpntico de la poltica estatal e internacionalizacin. Hablas del da de la boda real, el 22 de mayo de 2004 retransmitida a todo el estado por la televisin. Esta lluvia de imgenes origin la idea de escribir la novela Aire nuestro (Alfaguara, 2009)? Una lcida crtica social contra los medios de comunicacin de masas. S, Aire Nuestro surgi de la retransmisin de la boda del Prncipe Felipe. No, no es exactamente una crtica. Es una representacin precisa. No quiero criticar, quiero plasmar. Me interesa la ambigedad. Eso es Cervantes. Crees que Aire nuestro, por las formas narrativas empleadas, es una apuesta arriesgada? S, eso dicen. Para m es lo normal. Qu comentarios has recibido cuando dices -por ejemplo- que: MacDonald's es un restaurante comunista. Carne abundante por tres euros (MacDonad's); Me dejara cortar el cuello por ti, porque ests vivo. Porque te adoro (Fraternidad); Luz de la ciudad, te bebemos de noche./ Luz de la ciudad sobre tu cabello de ceniza Sulamita (Cocana) o Ay, hermana, que ya no eres mi amante, sino mi/ semejante;/ t que eres maga y mdium y bruja/ t que sabes qu soy y sabes que soy nada. (Sida)? Algunos se ponen nerviosos con esas cosas que digo; pero todo el mundo lo entiende. Todos saben de lo que hablo.
Despus de la novela Aire nuestro, en qu proyectos te encuentras embarcado? En la publicacin de mi poesa reunida, y en la redaccin de una nueva novela, que va de Inmortales, una road movie.