La incoherencia, elemento consustancial del comunismo (I) · consustancial del comunismo (I) Javier...

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pág 70/enero/15 LECCIONES DE LA HISTORIA: LOS BOLCHEVIQUES ) La incoherencia, elemento consustancial del comunismo (I) Javier Fernández Aguado, Presidente de MindValue. Twitter: @jferagu. L os promotores de los diversos populismos que periódicamente aparecen en el panorama social caen con celeridad en contradicciones al denunciar lo mismo que ellos mismos obran. En ocasiones, son conscientes. En otras, parece que sólo un observador externo estaría en condiciones de juzgar la discrepancia entre el sentido común y lo proclamado por los salvapatrias. Trotsky, por empezar por uno de los adalides de la insurrección bolchevique, hablaba de continuo de la revolución permanente. Esa misma expresión ha sido copiada por muchos de sus seguidores. ¿Será, quizá, porque no reflexionan que son términos antitéticos? La revolución puede durar más o menos tiempo, pero necesariamente tiene un objetivo final, que luego dará lugar a un proceso evolutivo. No hay que meditar mucho para caer en la cuenta de que hablar de revolución institucionalizada es como hacerlo de un círculo cuadrado. Todos, y muy especialmente Lenin, pregonaron su preocupación por los proletarios. Eso sí, pronto mostraron que les traían sin cuidado. Promulgaron la democracia, pero renegaron de ella una vez ocuparon el poder. Se comportaron como esas trampas para ratones en las que una vez que el animal entra atraído por el queso, la puerta cae y no vuelve a abrirse bajo ninguna circunstancia. Así es el comunismo, al igual que el nazismo: se prometen nuevos aires de libertad sólo para realizar experimentos sociales que se han manifestado reiteradamente perniciosos. Promover la autocrítica fue -como veremos- una de las costumbres más extendidas entre los discípulos prácticos de Marx. Eso sí, sólo para los demás… Cuando se interroga por el fracaso del comunismo, sus defensores suelen replicar que el error ha sido el modo en el que se ha implantado y que otro modo de aplicar los principios tendrá éxito. Además, que como el liberalismo funciona mal, resulta ineludible intentar otras alternativas aunque se dañe a alguna gente. Sin excluir, porque es evidente, que el liberalismo tiene carencias innegables, cabe preguntarse -siguiendo la lógica de los comunistas- si un nuevo modo de instaurar el nazismo o el fascismo no sería, siguiendo su lógica, aconsejable. Obviamente la respuesta es un indignado rechazo. Trotsky denunciaba con fruición incoherencias ajenas. Narra él mismo que, encontrándose en la capital de Austria, de camino hacia la prefectura, en el coche, llamó la atención de Adler sobre el hecho de que en Viena la guerra había salido a la La revolución puede durar más o menos tiempo, pero necesariamente tiene un objetivo final, que luego dará lugar a un proceso evolutivo )

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LECCIONES DE LA HISTORIA: LOS BOLCHEVIQUES )

La incoherencia, elemento consustancial del

comunismo (I)Javier Fernández Aguado,

Presidente de MindValue. Twitter: @jferagu.

L os promotores de los diversos populismos que periódicamente aparecen en el panorama social caen con celeridad en contradicciones al denunciar lo mismo que ellos mismos obran. En ocasiones,

son conscientes. En otras, parece que sólo un observador externo estaría en condiciones de juzgar la discrepancia entre el sentido común y lo proclamado por los salvapatrias.

Trotsky, por empezar por uno de los adalides de la insurrección bolchevique, hablaba de continuo de la revolución permanente. Esa misma expresión ha sido copiada por muchos de sus seguidores. ¿Será, quizá, porque no reflexionan que son términos antitéticos? La revolución puede durar más o menos tiempo, pero necesariamente tiene un objetivo final, que luego dará lugar a un proceso evolutivo. No hay que meditar mucho para caer en la cuenta de que hablar de revolución institucionalizada es como hacerlo de un círculo cuadrado.

Todos, y muy especialmente Lenin, pregonaron su preocupación por los proletarios. Eso sí, pronto mostraron que les traían sin cuidado. Promulgaron la democracia, pero renegaron de ella una vez ocuparon el poder. Se comportaron como esas trampas para ratones en las que una vez que el animal entra atraído por el queso, la puerta cae y no vuelve a abrirse bajo

ninguna circunstancia. Así es el comunismo, al igual que el nazismo: se prometen nuevos aires de libertad sólo para realizar experimentos sociales que se han manifestado reiteradamente perniciosos.

Promover la autocrítica fue -como veremos- una de las costumbres más extendidas entre los discípulos prácticos de Marx. Eso sí, sólo para los demás…

Cuando se interroga por el fracaso del comunismo, sus defensores suelen replicar que el error ha sido el modo en el que se ha implantado y que otro modo de aplicar los principios tendrá éxito. Además, que como el liberalismo funciona mal, resulta ineludible intentar otras alternativas aunque se dañe a alguna gente. Sin excluir, porque es evidente, que el liberalismo tiene carencias innegables, cabe preguntarse -siguiendo la lógica de los comunistas- si un nuevo modo de instaurar el nazismo o el fascismo no sería, siguiendo su lógica, aconsejable. Obviamente la respuesta es un indignado rechazo.

Trotsky denunciaba con fruición incoherencias ajenas. Narra él mismo que, encontrándose en la capital de Austria, de camino hacia la prefectura, en el coche, llamó la atención de Adler sobre el hecho de que en Viena la guerra había salido a la

La revolución puede durar más o menos tiempo, pero necesariamente tiene un objetivo final, que luego dará lugar a un proceso evolutivo )

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Así es el comunismo, al igual que el nazismo: se prometen nuevos aires de libertad sólo para realizar experimentos sociales que se han manifestado reiteradamente perniciosos )

superficie de forma festiva. “Quienes lo celebran son aquellos que no tienen que ir a la guerra”, respondió su interlocutor. Además, prosiguió: “Su alegría hora parece patriótica. Sin embargo, en este momento todos los desequilibrados y los inconscientes salen a la calle: es su día. Pero la gente seria está sentada en su casa muy preocupada”.

La inconsistencia forma parte intrínseca de muchas organizaciones, pero destaca esa patología en los ingenieros sociales inspirados en las ideologías que aquí analizo. Así, en mayo de 1924, el 13º Congreso del Partido condenó a la facción de Trotsky. Zinoviev presentó una moción solicitando que se le apartase de la dirección. Stalin bloqueó la propuesta un tiempo, pero doce meses más tarde, Trotsky fue efectivamente alejado de las responsabilidades militares. Stalin hizo repetir en ese momento que no había sido un verdadero bolchevique, sino un reportero y un aficionado, que era incapaz de apreciar la necesidad de unión del partido. Se acusó también a Trotsky de haber difamado a Lenin en 1903 y, poco más adelante, ¡de ser en realidad un menchevique!

En realidad, lo que los líderes de la facción gobernante entienden por unidad del Partido es lo siguiente: no osar criticar nuestra política; no atreverse a plantear nuevas tareas o nuevas preguntas sin permiso; no cuestionar seriamente la lucha contra la burocracia, la industrialización, los salarios, la pobreza de los campesinos, ni cualquier otro punto. Desde el punto de vista de quienes ocupan en cada momento el poder, la unidad del Partido se pondría en riesgo con cada palabra y cada acto dirigidos contra los errores del grupo dirigente. Olvidan -quizá ni siquiera lo piensan- que esto significa que el grupo dirigente se niega a reconciliarse con un régimen participativo.

En la década de los 30, la violencia del Estado en la Unión Soviética -como sucederá en cualquiera de los regímenes inspirados en el marxismo- fue incrementándose brutalmente.

Trotsky escribiría en “La revolución traicionada”: “Cuanto más se autoafirmó la burocracia soviética, tanto más duros eran los golpes para la clase trabajadora”. Consideraba Trotsky que Stalin fue seducido por los burócratas, que pasaron a ser los nuevos gobernantes. Tras luchar tanto por una revolución, en realidad había quedado institucionalizada… la burocracia. Sorprende que Trotsky se sorprendiera de ese proceso, que no tiene excepciones a lo largo de la historia, ni en su ideología, ni en ninguna otra de semejante cuño.

Más adelante irían formulándose las excusas para explicar la radical ausencia de democracia. Escribió Trotsky en un ensayo titulado “Estalinismo y bolchevismo”: “La prohibición de otros partidos no surgió de ninguna ‘teoría’ del bolchevismo, pero fue una medida defensiva de la dictadura, en un país retrasado y devastado, rodeado de enemigos por todas partes. Para los bolcheviques estaba claro que la adaptación de esta medida, más tarde completada con la prohibición de facciones dentro del propio partido gobernante, representaba un tremendo peligro. Sin embargo, la raíz del peligro se encontraba no en la doctrina ni en la táctica, sino en la debilidad material de la dictadura, en las dificultades de su situación interna e internacional. Si la revolución hubiese triunfado, aunque sólo fuese en Alemania, la medida de prohibir los demás partidos soviéticos inmediatamente habría sido descartada. Es absolutamente indiscutible que el dominio de un solo partido sirvió como el punto jurídico de partida para el régimen totalitario de Stalin. La razón de este desarrollo no radica en el bolchevismo, ni en la prohibición de otros partidos como una medida temporal, sino en el número de derrotas del proletariado en Europa y Asia”.

En 1921, Lenin, durante el Décimo Congreso, provocó escándalo al promover concesiones a empresas extranjeras para obras públicas a gran escala. También se permitía un cierto regreso a la propiedad privada. Tras aportar lo solicitado por el Estado, la producción sobrante sería para los privados. Eso sí, tras haber pasado por la caja del Partido, y más en concreto de algunos de sus miembros. )