La ilustración, kant, y e idealismo

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La Ilustración o la absoluta búsqueda del gobierno de la razón. Características generales de la ilustración La ilustración es una época histórica del pensamiento occidental que coincide aproximadamente con el siglo XVIII y que recorrió toda Europa, de este a oeste, y de norte a sur; si bien es verdad que se dio con mucha más fuerza, y fructifcó de forma esplendorosa, en Francia, mientras países como España parecían quedar al margen de este recorrido histórico 1 . La palabra ilustración misma nos ayudará a entender en qué consistía. ‘Ilustración’ viene de ‘Luz’, y de esa forma ilustrar signifca dar luz a algo 2 . ¿A qué se daba luz en el siglo XVIII? Al propio ser humano, al que se le habrían de par en par las puertas de la razón para que iluminara su pensamiento. Y eso fue la ilustración, un desarrollo de la razón humana, de sus posibilidades, y de la libertad que la acompaña. Cinco son los rasgos generales de la ilustración: 1. Confanza en los poderes de la razón, entendida como instrumento adecuado para aclarar todos los problemas del hombre, desde los estrictamente flosófcos y científcos a los religiosos, políticos y sociales. 2. Viva polémica contra el pasado y convicción optimista de poder dar comienzo, con el auxilio de la razón, a una era decididamente mejor que todas las anteriores. 3. Enfoque deístico en los problemas religiosos, o sea, rechazo de las polémicas internas entre las diferentes confesiones y búsqueda de un núcleo de verdad en torno a Dios, común a todos los hombres y superior a cualquier forma de superstición. 4. Búsqueda de una flosofía capaz de explicar los fenómenos cognoscitivos y los morales, sin remitirlos a las construcciones metafísicas del pasado, rechazadas como dogmáticas. 5. Interés por la difusión de la cultura en general, y en particular por los resultados de las ciencias, con la frme convicción de que esto aportará el mejor medio para destruir la intolerancia, los prejuicios y en general el oscurantismo. Es bien cierto que será en Francia donde la ilustración fructifque en su mayor apogeo, y lo hará en todos los campos; sin embargo, no fue un francés quien mejor defnió la ilustración, sino un alemán: Inmanuel Kant 3 . 1 Tampoco es verdad que España no llegara a ser una nación ilustrada, pues en ella fructifcó la ilustración como lo había hecho en otras, sin embargo el siglo XIX supuso en España un retroceso en el camino de la ilustración, y a partir de ahí sí va quedando al margen de los logros que la ilustración había preparado. 2 Todavía mantenemos ese signifcado: las fotos de los libros son ‘ilustraciones’. 3 Inmanuel Kant nació en Königsberg (Reino de Prusia) (actualmente Kaliningrado (Rusia)), el 22 de abril de 1724, y murió en la misma ciudad el 12 de febrero de 1804. Está considerado por muchos como el más grande flósofo de

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Capítulo IX del libro Histéricas historias de piratas y filósofos. Apuntes personales del profesor Ángel Luis del Barco para la asignatura Historia de la filosofía

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La Ilustración o la absoluta búsqueda del gobierno

de la razón.

Características generales de la ilustración

La ilustración es una época histórica del pensamiento occidental que coincide

aproximadamente con el siglo XVIII y que recorrió toda Europa, de este a oeste, y de norte a sur; si

bien es verdad que se dio con mucha más fuerza, y fructifcó de forma esplendorosa, en Francia,

mientras países como España parecían quedar al margen de este recorrido histórico1.

La palabra ilustración misma nos ayudará a entender en qué consistía. ‘Ilustración’ viene de

‘Luz’, y de esa forma ilustrar signifca dar luz a algo2. ¿A qué se daba luz en el siglo XVIII? Al

propio ser humano, al que se le habrían de par en par las puertas de la razón para que iluminara su

pensamiento. Y eso fue la ilustración, un desarrollo de la razón humana, de sus posibilidades, y de la

libertad que la acompaña.

Cinco son los rasgos generales de la ilustración:

1. Confanza en los poderes de la razón, entendida como instrumento adecuado para

aclarar todos los problemas del hombre, desde los estrictamente flosófcos y científcos a los

religiosos, políticos y sociales.

2. Viva polémica contra el pasado y convicción optimista de poder dar comienzo, con

el auxilio de la razón, a una era decididamente mejor que todas las anteriores.

3. Enfoque deístico en los problemas religiosos, o sea, rechazo de las polémicas internas

entre las diferentes confesiones y búsqueda de un núcleo de verdad en torno a Dios, común a todos

los hombres y superior a cualquier forma de superstición.

4. Búsqueda de una flosofía capaz de explicar los fenómenos cognoscitivos y los

morales, sin remitirlos a las construcciones metafísicas del pasado, rechazadas como dogmáticas.

5. Interés por la difusión de la cultura en general, y en particular por los resultados de

las ciencias, con la frme convicción de que esto aportará el mejor medio para destruir la

intolerancia, los prejuicios y en general el oscurantismo.

Es bien cierto que será en Francia donde la ilustración fructifque en su mayor apogeo, y lo

hará en todos los campos; sin embargo, no fue un francés quien mejor defnió la ilustración, sino un

alemán: Inmanuel Kant3.

1 Tampoco es verdad que España no llegara a ser una nación ilustrada, pues en ella fructifcó la ilustración como lo había hecho en otras, sin embargo el siglo XIX supuso en España un retroceso en el camino de la ilustración, y a partir de ahí sí va quedando al margen de los logros que la ilustración había preparado.

2 Todavía mantenemos ese signifcado: las fotos de los libros son ‘ilustraciones’.

3 Inmanuel Kant nació en Königsberg (Reino de Prusia) (actualmente Kaliningrado (Rusia)), el 22 de abril de 1724, y murió en la misma ciudad el 12 de febrero de 1804. Está considerado por muchos como el más grande flósofo de

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Kant fue el gran representante de la ilustración alemana, y fue un ilustrado de los pies a la

cabeza. En 1784 publica un pequeño escrito en un periódico de su ciudad, Königsberg, titulado

precisamente ¿Qué es la Ilustración? El pensamiento de Kant en ese escrito comienza de la siguiente

manera:

La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es

culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio

entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad

cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de

decisión y ánimo para servirse de él sin la guía de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de

servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.

De esta forma tan sencilla y amable expone Kant toda la flosofía ilustrada, (hombre, no en

vano Kant era el gran intelectual de la ilustración, muy por encima de todos sus compañeros

ilustrados en su pensamiento flosófco y crítico). La ilustración era confanza en la razón, y con ello

en el pensamiento que el hombre es capaz y debe desarrollar. ¡Ya está bien de escuchar lo que otros

tienen que decir! ¡Ya está bien de que otros vengan y nos indiquen cómo comportarse, cómo actuar,

qué hacer, cuándo, etc...! Ahora es cada uno en su medida y capacidad quien debe elevarse por

encima de los mandatos, pues la razón da frutos, y uno de sus frutos es que nos hace libres. El

pensamiento ilustrado es, ante todo, un pensamiento libertario, una defensa de la libertad inherente

del ser humano, frente a los intentos de tutela que durante la historia han ocurrido. Y Francia será

la nación que lleve a la práctica esta forma de pensar al destronar el absolutismo y poner en práctica

el poder del tercer estado4 con la Revolución Francesa de 17895.

La grandeza del pensamiento ilustrado francés fue, precisamente, que llevó a la práctica

política y cultural todos esos ideales; gracias a ellos el resorte propulsor de la razón no se

circunscribió a los habituales límites de la flosofía y de la ciencia, sino que entra como una

tormenta, desde la ciencia, en el mundo para despertar, excitar, iluminar a todos los hombres

interesados en el progreso de la cultura y de la civilización. Se transforma radicalmente el sentido de

la vida, pues la presentan como una lucha ardua y valiente para realizar en la tierra el reino de la

todos los tiempos, a la altura de Newton en física, y de Darwin en biología. Es cierto, indudablemente, que es el primer y más importante representante del idealismo alemán y que se le considera uno de los pensadores más infuyentes de la Europa moderna, de la ilustración, y de la flosofía universal. También es indudable que sus enseñanzas e ideas tienen vigencia hoy en día en muchos campos como la epistemología, el derecho, la ética, la estética, la ciencia, o la política. Pero Kant tenía un problema, era aburrido como él solo. Jamás salió de su ciudad y no se le conoce ningún amor, ni lío de faldas, ni nada por el estilo. ¡Vamos, un tostón!

4 El tercer estado era uno de los tres estamentos básicos de la sociedad propia del feudalismo y el Antiguo régimen. Se componía de la población carente de los privilegios de los que gozaban el clero y la nobleza. En la España de la época se usaba el término pecheros, también se usan términos como estado llano, pueblo llano, pueblo, plebe, o común.

5 La Revolución francesa acabó con el antiguo régimen, el absolutismo desaparece en Francia, así como los privilegios de la nobleza y del clero. El 14 de julio (actualmente es la festa nacional de Francia) de 1789 el tercer estado tomó la Bastilla (una cárcel en París) y dio inicio la revolución; el tercer estado se autoproclamó Asamblea Nacional y comenzó un gobierno sin clero ni nobleza. La revolución terminará en 1799 con el golpe de Estado que dará Napoleón Bonaparte, mediante el cual llega al poder en Francia, de la que se proclamará emperador.

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humanidad; era la victoriosa afrmación del hombre que, fuerte y elevado a las alturas gracias a sus

conquistas científcas, acepta la lucha sin seguir viviendo en la ilusión de ser el centro del mundo por

los inescrutables designios de Dios, y la vive de forma revolucionaria con el fn de llegar a ser el

centro del mundo, el señor y dominador de la naturaleza, sí, pero por sus propias fuerzas e

iniciativas, y no como regalo otorgado por Dios y descifrado por sus intérpretes, los sacerdotes.

Los antecedentes de la Ilustración

La Ilustración, como toda etapa histórica del pensamiento, no aparece así, de repente y sin

más. Tiene sus raíces en épocas anteriores, en formas de pensar que se dieron durante los siglos

XVI y XVII, así como en decisiones políticas y acontecimientos sociales que removían la conciencia

de los pensadores y de toda la gente en general.

Filosófcamente, y en Francia, el movimiento Ilustrado es heredero directo del racionalismo

francés que había liderado René Descartes. Éste había descubierto el concepto del Yo, y lo había

situado, aunque sólo fuese en el campo de la epistemología, por delante de Dios; de la misma

manera son herederos de todo el progreso científco que hemos estudiado y que se dio entre los

siglos XIV y XVII. Esa inmensidad del conocimiento racional y de sus frutos cuajan como

pensamiento que confía en la razón de forma casi ciega, así como en el hombre, en ese Yo

desarrollado y que se sabe a sí mismo, en el siglo XVIII, como pensamiento Ilustrado. Al haber

descubierto su propia capacidad de conocimiento el ser humano no siente vértigo, sino confanza en

sí mismo, se siente poderoso, libre de las ataduras que le tutelaban desde tiempos inmemoriales, y

desea realizarse como hombre, como persona, como ser libre.

Políticamente el hecho que provocará un desarrolló práctico de posiciones ilustradas fue la

famosa revocación del edicto de Nantes6 por parte de Luis XIV, el rey Sol7, en 1685. Mediante

esa revocación el gran rey absolutista impedía la libertad de acción de las minorías calvinistas que

estaban muy ligadas al tercer estado. La fractura entre el absolutismo y la burguesía se hacía más

grande en el siglo XVIII, lo que llevó a la burguesía a posiciones cada vez más avanzadas y

radicales que quedarán plasmadas por los ilustrados en su pensamiento flosófco-político, y que

nadie, o muy pocos, en el interior del dominio absolutista fue capaz de medir en su justa medida.

Todo el pensamiento ilustrado francés estará guiado por dos ejes fundamentales que surgen

a partir de esos momentos: a) flosófcamente, una lucha contra el optimismo metafísico que habían

creado los racionalistas como Leibniz8. El optimismo metafísico anulaba la razón de ser de los

6 El edicto de Nantes fue frmado el 13 de abril de 1598 por el rey Enrique IV de Francia y en él se autorizaba la libertad de culto, dentro de unos límites, a los luteranos calvinistas en Francia, poniendo con ello fn a las guerras de religión que habían convulsionado el país durante el siglo XVI.

7 Luis XIV de Francia era llamado el rey Sol o Luis el Grande. Fue proclamado rey de Francia y Navarra, copríncipe de Andorra, y conde de Barcelona el 14 de mayo de 1643; sin lugar ha dudas es el gran representante del absolutismo y consiguió expandir el poder y la cultura francesa por toda Europa. Siempre será célebre su frase: L'État, c'est moi (El Estado soy yo). (Añadid el francés a mi currículum).

8 El optimismo metafísico es un pensamiento flosófco que tiene sus raíces en el racionalismo, fundamentalmente en el pensamiento de Leibniz. Sin extendernos en demasía en su conceptualización, se entenderá si se dice que el

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esfuerzos humanos tendentes a modifcar y corregir el curso de los acontecimientos, pues qué

podemos corregir si este es el mejor de los mundos posibles; y b) la lucha contra la intolerancia religiosa

que se derivaba de la revocación del edicto de Nantes.

En Inglaterra el movimiento ilustrado no fue un movimiento puramente político-social, e iba

muy ligado al pensamiento de dos autores: Locke9 y Newton.

Descubrir ahora la grandeza de Newton sería una tontería, quizá sea junto a Einstein el

científco más conocido de la historia; pero quizá no sea tan conocido que Newton no fue el ejemplo

clásico de científco genial e incomprendido cuyas grandezas sólo fueron reconocidas tras su muerte,

todo lo contrario. Newton gozó de la popularidad y la fama merecidas por su genialidad, lo cual nos

indica que su infuencia en el pensamiento fue enorme; lo que Newton decía prácticamente iba a

misa, así que es normal que fuera una de las fuentes de infuencia más poderosas del pensamiento

ilustrado inglés.

Newton signifcaba los enormes avances que el pensamiento racional era capaz de lograr,

era el fnal de una línea de pensamiento que había comenzado con Copérnico, con Kepler, con

Galileo. En pocas palabras, el ser humano se siente un dios, capaz de comprender las leyes que

rigen el universo y, por lo tanto, de dominarlo. Y si uno se siente un dios, para qué va a necesitar a

Dios; de esa forma el concepto divino, que ya había quedado muy tocado en el campo de la

epistemología con la aparición de la flosofía de Descartes, pierde la fuerza que le quedaba (no

confundamos a Dios con la religión, ésta mantiene un poder terrible en el seno de las más

importantes naciones europeas) y es relegado defnitivamente al campo de la fe.

Locke cubre otro campo de pensamiento muy diferente, el pensamiento político-social, y es

el primero que comienza a indagar la validez de las monarquías absolutistas, el mejor

funcionamiento de una democracia en todos los aspectos, etc... Su pensamiento cuajó, y mucho, en

la sociedad británica, y desde ahí se expandirá al continente, dando lugar a lo que hoy conocemos

como Ilustración. Locke y Newton siempre han sido considerados los padres de la Ilustración, a

pesar de que, como hemos dicho, donde esta de verdad verá la luz será en Francia.

La época que va desde la revolución inglesa (1688)10 hasta la revolución francesa (1789) es lo

que habitualmente se conoce como el siglo de las luces, (y que por lo tanto no coincide exactamente

con el siglo XVIII). Se tiene conciencia de que comienza algo nuevo, de que la razón y la ciencia

resultado de ese pensamiento era la expresión: Este es el mejor de los mundos posibles; basada en la confanza en el plan racional divino. Aunque el concepto de Dios había variado mucho desde los tiempos de la escolástica, los racionalistas defendieron una racionalidad cognoscible en su plan, que unida a la bondad absoluta inherente a Dios nos ofrecía la mejor de las posibilidades.

9 John Locke nació en Wrington (Reino Unido), el 29 de agosto de 1632, y murió en Oates (íbidem), el 28 de octubre de 1704. Se le considera el padre del empirismo y del liberalismo moderno.

10 La denominada Revolución Gloriosa fue el derrocamiento de Jacobo II de Inglaterra en 1688 por una unión de parlamentarios y el Estatúder holandés Guillermo III de Orange-Nassau. A partir de ella nace el parlamentarismo británico (el más antiguo del mundo) pues el rey no volvió a tener el poder absoluto, y la Declaración de derechos se convirtió en uno de los documentos más importantes de Gran Bretaña.

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iluminan por fn al hombre. Es una nueva cultura que tiene sus orígenes en Inglaterra y se difunde

por toda Europa gracias a los franceses, cuya lengua se convierte en la lengua culta por

antonomasia11.

El ilustrado

Nos interesa, sobre todo, comprender la fgura del ilustrado. Éste pertenece siempre a una

élite intelectual: es un pensador, un escritor, y domina la retórica. La época de la Ilustración

recuerda mucho a la época de los sofstas griegos o a la de los humanistas renacentistas. Algunos

ilustrados recibieron el nombre de philosophes. El término es originario de Francia, donde se aplica a

Montesquieu12, Voltaire13, etc.; pero pasa a otros países, utilizándose para personajes tan

diferentes como Franklin14, Beccaria15, Hume y Adam Smith16, Kant y Goethe17.... Algunos

se llaman a sí mismos librepensadores. Muchos de ellos son francmasones18 (la masonería se extiende

11 De hecho, hasta hace no mucho el francés seguía siendo la lengua ofcial en el mundo de la diplomacia. Todos los diplomáticos del mundo, es decir, embajadores, cónsules, y demás, debían saber hablar en francés. Hoy en día no es una lengua ofcial, por lo menos en la diplomacia española, pero los diplomáticos deben conocer, a la perfección, al menos dos idiomas, y suele darse que uno de ellos sea el francés.

12 Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu nació en el castillo de la Brède, cerca de Burdeos (Francia), el 18 de enero de 1689, y murió en París (Francia) el 10 de febrero de 1755. Uno de los ilustrados más infuyentes debido a su teoría de la separación de poderes que hoy se considera un principio absoluto de la democracia. Según esa teoría los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo, judicial) deben ser independientes los unos de los otros.

13 François Marie Arouet era más conocido como Voltaire. Había nacido en París (Francia), el 21 de noviembre de 1694, y murió en la misma ciudad el 30 de mayo de 1778. Fue escritor, poeta, dramaturgo, flósofo, y en general se acercó a toda disciplina de la razón. Es, sin lugar a dudas, uno de los principales representantes de la Ilustración. El pseudónimo de Voltaire lo adoptó al ser detenido en 1717 y existen varias y variopintas hipótesis acerca del origen de tal pseudónimo.

14 Benjamin Franklin nació en Boston (EEUU), 17 de enero de 1706, y murió en Filadelfa (EEUU), el 17 de abril de 1790. Fue político, científco, e inventor, y podemos encontrar su retrato en los billetes de 100 dólares, lo que nos da una idea de la importancia que tiene este hombre para los estadounidenses, siendo (junto a Alenxander Hamilton, primer presidente del Tesoro de los EEUU) el único estadounidense no presidente que sale en los billetes de dólares. Su invento más famoso es el pararrayos, aunque no es por eso que le otorgaron el honor de aparecer en los billetes, sino por ser una infuencia capital en la Declaración de Independencia de los EEUU. (Si queréis saber más sobre este importante documento ilustrado habréis de ver la película La búsqueda).

15 Cesare Beccaria, Marqués de Beccaria, nació en Milán (Italia), el 15 de marzo de 1738, y murió el 28 de noviembre de 1794. Fue el padre de Giulia Beccaria, madre, a su vez, de Alessandro Manzoni, uno de los escritores más valorados en el país transalpino. Estuvo fuertemente ligado a los ambientes ilustrados italianos, interesándose, especialmente por la situación de la justicia.

16 Adam Smith nació en Kirkcaldy, Escocia (Reino Unido), en 1723 (no se conoce el día, aunque se sabe que fue bautizado el 5 de junio), y murió en Edimburgo el 17 de julio de 1790. Es, seguramente, el mayor y mejor exponente de la economía clásica; considerado el padre de la ciencia económica por su obra Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. El actual sistema de comercio internacional se funda en su idea de relación entre el comercio de un Estado y su crecimiento económico.

17 Johann Wolfgang von Goethe nació el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt, Hesse (Alemania), y murió el 22 de marzo de 1832 en Weimar, Turingia (Alemania). Poeta, novelista, dramaturgo, y científco muy infuyente en el romanticismo del siglo XIX. Según George Eliot (pseudónimo que uso la escritora británica Mary Ann Evans) Goethe fue el más grande hombre de las letras alemanas... y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra. Y con eso queda dicho todo. Para que os hagáis una idea de su grandeza en Alemania, baste deciros que el Goethe Institut es en Alemania el equivalente del Instituto Cervantes en España, encargados de difundir la cultura Alemana y Española respectivamente.

18 La francmasonería, o masonería, es una organización que se autodenomina iniciática, flantrópica, y flosófca. Sus miembros y simpatizantes afrman que la masonería busca la verdad y el fomento del desarrollo intelectual y moral del ser humano. Los francmasones se organizan mediante estructuras de base que se denominan logias, que a su vez se agrupan en organizaciones superiores denominadas Gran Logia, Gran Oriente, o Gran Priorato. Lo mejor de la masonería es que siempre han sido organizaciones secretas. ¿Por qué? Yo tengo mi teoría. ¿Os acordáis de los pitagóricos? También formaban una secta secreta e iniciática, como los francmasones, y practicaban ritos

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en este siglo por toda Europa, a partir de Inglaterra). Muchas cosas les unen. Son inconformistas

con la situación presente. Ejercen una crítica universal: Es preciso examinarlo todo, revisarlo todo, sin

excepción ni miramiento, dice Diderot19. Atacan cualquier forma de superstición, fanatismo u opresión

intelectual, social o política. Todo dogma ha de ser destruido: la razón no debe encontrar más

límites que los suyos propios. Creen en el progreso de la humanidad gracias al desarrollo de la

razón. Una constante “inquietud” les domina. A pesar de su elitismo y su ideología burguesa,

ejercen una labor de “publicistas”. Se vive en el “siglo flosófco” y la cultura ha de llegar a todos: de

ahí su interés por la pedagogía y su afán de claridad, siguiendo el ejemplo de Locke. ¿Inmoralistas?

Ciertamente, no. ¿Ateos? Sólo algunos. ¿Anticlericales? Casi todos.

Entendamos estas últimas posiciones que hemos visto. ¿Qué signifca ser inmoral? Signifca

que no defendes moral ninguna y das libertad absoluta a la acción de los seres humanos, pero los

ilustrados no están defendiendo esto, lo que defenden es eliminar la moral religiosa que imperaba

en Europa y sustituirla por una moral racional, nacida, no ya de la religión, sino de un estudio ético;

el ateísmo es la afrmación de que Dios no existe, pero muchos de los ilustrados eran creyentes, lo

que afrman de forma generalizada es el deísmo20, o lo que es lo mismo, la religión en el interior de

los límites de la razón, o como ellos lo llamaban, una religión natural; evidentemente, estas posiciones

les lleva a enfrentarse con la iglesia, con la intención de los sacerdotes de ser representantes de Dios

en la tierra, pues si Dios es accesible desde la razón humana, entonces no necesita de ningún

intermediario.

Las ideas de la Ilustración lo penetran todo. Los philosophes están en las cortes e inspiran a

reyes o gobernantes. Sus libros se difunden rápidamente y se traducen a otras lenguas. En tres años,

El espíritu de la leyes, de Montesquieu tuvo 22 ediciones francesas; y se tradujo posteriormente al

inglés (10 ediciones), al polaco, holandés, italiano, alemán y ruso. Aparecen Enciclopedias y

Diccionarios (fundamentalmente científcos en Inglaterra; flosófcos en Francia). En Francia e

Inglaterra, además, se multiplican rápidamente los periódicos y las revistas. La penetración en la

aristocracia, la burguesía rica y parte del clero, fue extraordinaria. En cambio, en las clases

populares la penetración fue mucho más lenta, y sólo empezó a hacerse palpable en víspera de la

Revolución francesa. En algunos países, como España, apenas se hizo notar.

Por otro lado, esta cultura no es universitaria. Sus ámbitos son otros: academias, logias

orgiásticos; pues a mí me da que todo esto no es más que para tener una reunión de amiguetes con los que montarse una orgía, pegar polvos por aquí y por allá, sin que haya malos rollos, con la excusa de que están buscando el conocimiento verdadero, etc... En la película La búsqueda que antes os he comentado también salen los francmasones.

19 Denis Diderot nació en Langres (Francia), el 5 de octubre de 1713, y murió en París (La France), el 31 de julio de 1784. Fue una de las fguras más importantes de la ilustración y editó, junto a D'Alembert la primera enciclopedia de Francia (la segunda del mundo), que dirigió desde 1751 hasta 1772 (La enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, artes y ofcios). En la misma participaron juntó a él y D'Alembert personajes como Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Jaucourt, etc...

20 El deísmo es una postura religiosa que acepta la existencia y la naturaleza de Dios a través de la razón y la experiencia personal, sustituyendo así a la revelación, la fe, o la tradición.

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masónicas, salones (generalmente, presididos por un aristócrata), casas de los burgueses ricos, cafés,

clubes, sociedades literarias, etc. El philosophe ya no es el pensador solitario, ni el maestro: es un

hombre de mundo; incluso es un personaje colectivo: las ideas surgen, circulan y se asimilan por

medio de la conversación. El diálogo no es un artifcio literario, es un ámbito de creación flosófca.

La Ilustración y la Revolución francesa

Antes hemos comentado brevemente la relación que existe entre la ideología ilustrada y la

famosa revolución francesa de 1789; sin embargo, esa relación no es tan sencilla, y en según qué

aspectos, la propia revolución no era un elemento ilustrado.

En Francia, como en toda Europa, se había mantenido durante muchos siglos el feudalismo,

lo que producía una profunda desigualdad económica, social y cultural. La monarquía francesa,

como antes la española, se había convertido en una fuerza extraordinariamente poderosa que había

arruinado al país en continuas luchas por dominar Europa. París era una ciudad inmensa en la que

la corte reunía todo el lujo imaginable, en perfecto contraste con la miseria de las capas más

humildes de la población. Las desigualdades sociales impedían que germinase el espíritu de

fraternidad que toda religión pretende y que, según la fe católica, debía alcanzar a todos, y no a una

pequeña secta, como había sucedido con las comunidades americanas.

Francia sufría una vida social caótica. Mientras que las élites americanas querían, ante todo,

mantener una ciudadanía homogénea, las élites francesas exigían una política racional que

eliminara el caos social y organizara la vida de la sociedad entera. Mientras que en América el

Estado se limitaba a poner de acuerdo a los diferentes parlamentos, en Francia el Estado, en las

manos del rey, era muy poderoso y ahogaba a la sociedad con impuestos, intervenía sobre un

territorio muy unifcado, y se esperaba de él que regulara la vida de todos los hombres.

La previsión sensata había sido la de una ilustración paulatina, progresiva; pero la realidad

puso ante los espíritus ilustrados una situación revolucionaria, para la que no estaban preparados. El

antiguo Estado omnipotente se hundió y el vacío debía ser llenado revolucionariamente. La razón

debía ir por grados, paso a paso, pero la Revolución, por el contrario, no podía esperar. De esta

forma se le exigió a la razón ilustrada algo imposible, insensato para ella misma. Por mucho que los

fnes de la ilustración fueran las consignas de la revolución, esta no era el escenario previsto por la

propia ilustración.

El idealismo de los dirigentes de la Revolución prendió con entusiasmo en las clases

populares y se transformó a menudo en exaltación incontrolada.

La Revolución se inició con medidas radicales, pero en sí mismas esperanzadoras. Se exigió

una nueva constitución política para Francia. Se rompieron las diferencias entre nobles, burgueses y

plebeyos. El pueblo llano fue la nación y se defnió como el soberano. Muchos bienes de la iglesia

fueron puestos al servicio de ese pueblo llano. Los bienes de la nobleza tenían que legitimarse por su

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productividad, por el benefcio que producían y así podían venderse y comprarse. Muchos fueron

confscados y cambiaron de manos. Se afrmó el derecho del hombre a la igualdad, a la educación,

a la propiedad, a la cultura. Nadie podía dudar de que se trataba de una causa noble e ilustrada.

Como dijo Kant, los hombres no quisieron ser solo felices, sino ser libres y dignamente felices.

El caos social y político determinó el dogmatismo de los actores, (y consecuentemente la

pérdida del elemento ilustrado), inclinados a tomar decisiones drásticas y radicales sin pestañear.

Esa violenta situación, llena de riesgos e inseguridad, reclamaba una forma de vida parecida a la de

los viejos fanáticos religiosos. La ilustración no había querido esta situación, pero tampoco pudo

impedirla. Con la Revolución emergió lo imprevisible, lo impredecible de la historia, lo que ninguna

teoría podía anticipar ni dominar en concreción.

Sin embargo, ese hecho cambió la realidad social e histórica de Europa. Por primera vez, las

masas sociales tuvieron acceso a la acción política y la determinaron. Se alteró tanto la vida europea

y mundial que el movimiento de la ilustración se vio obligado a transformarse profundamente. La

Revolución creó poderes nuevos, los Estados contemporáneos, que no se dejaron infuir por las

consignas ilustradas en su totalidad. El siglo XIX produjo los primeros intentos de esa

transformación de la ilustración bajo el nuevo contacto de la sociedad de masas y del Estado

moderno.

¿Cuál fue la razón más profunda de la Revolución? ¿La Revolución formaba parte de la

propia ilustración o era más bien una consecuencia de algo ajeno a ella? Los jóvenes

revolucionarios, como Marat, Robespierre, o Danton21, no se vieron a sí mismos como los prudentes

ilustrados de la generación anterior, como Voltaire, Hume, Kant o Diderot. No se vieron como los

hombres confados en la experiencia, sino como los legisladores romanos antiguos, los forjadores de

nuevos Estados. No se vieron como los reformadores, que cuentan con mucho tiempo por delante

para realizar sus planes, sino como los apocalípticos que tienen poco tiempo, que lo quieren todo

aquí y ahora. Es verdad que la ilustración no supo ordenar la situación revolucionaria, y en ese

sentido se puede decir que fracasó al no poder ordenar el presente en el que se acabó desarrollando.

La Revolución seguía el sentido absoluto de la profunda razón política, y en ese aspecto, no era una

consecuencia necesaria del pensamiento ilustrado.

21 Los tres grandes dirigentes de la revolución, conocidos como los tres dioses, cuyo fnal revolucionario no fue precisamente festival; Marat murió en su bañera a manos de Charlotte Corday, una miembro de los girondinos, facción enfrentada a los jacobinos (que habían cogido el control de la Revolución, y de los que formaban parte Marat, Robespierre, y Danton), por el desarrollo revolucionario; Danton fue guillotinado por orden de Robespierre; y fnalmente el propio Robespierre murió en la guillotina en una de las últimas limpiezas que se hizo durante el período denominado ‘el terror’.

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Kant y el idealismo. ¡A la paz perpetua!

Intentaré, con etos breve apunte, hacer comprensible la flosofía del gran pensador alemán Inmanuel Kant. No dudo, cieramente, de vuetra inmensa inteligncia, sino más bien de mi capacidad para que se entienda lo que otros, que no yo, pensaron y ecrbieron; mucho más cuando tras años de etudos al repecto yo mimo decubro cada ve algún nuevo vercueto, algún extraño entreijo racional; no obsante, no se entregó el mundo ni sus teoros a los cobarde, no tomaron Troya hombre sin ánimo; emulemos pue a los héroe, y cual bucaneros carbeños abarloemos nuetras nave en el puero y preparemos el plan de ataque Corsaros, piratas todos, ¿quién podá decir que nos rendmos ante los razonamientos teutónicos que se nos preentan? Más bien todo lo contraro, henchidos los pulmone de aire icemos la negra bandera y vayamos en busca de la victora. ¡Soñamos ya con las aguas ecarlatas que dejaremos tras nuetro paso! ¡A las armas flibuseros, hermanos de la cosa! ¡Empuñad las adargas y los sable, preparad los cañone, abrd las troneras! ¡Fijad las jarcias, levad anclas, timonel: rumbo sur surete, a por la glora, a por la inmoralidad!

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¡¿Quién podía así detenernos en nuetro bravo enfrentamiento con los alemane buque de Inmanuel Kant?! ¡¿Acaso nos asusará su nacimiento en Königsberg, el hecho de que siempre viviera en la mima ciudad, que no se le conozca ningún viaje, que se hiciera famoso por su extrema puntualidad, que legaran a contar que el relojero de la ciudad eperaba a que él pasara para poner en hora su reloj?! ¡No, por ciero que no! ¡No drán tal cosa de nosotros! No hubo ni habrá jamás buque, navío o paquebote que frenara nuetro valor intelectual, pue sabemos bien que en sus entrañas ateoran los teoros recogidos a lo largo de cientos de años de pensamiento. Menos aún cuando se trata de un grmano cuyo único deeo en la vida fue el de expandr la liberad y sacar a la humanidad de su culpable incapacidad.

Somos ya pue bucaneros libre que no conocen el límite de sus capacidade. ¡Confad en vuetras armas, pue las poseéi dede la infancia y las usái sin temor cuando las neceitái! ¿Por qué no habríai de saber usarlas ahora, cuando los enemigos acechan para negarnos el premio más deeado? Sin embargo, cuidado, hombre de Toruga, pue siempre, bajo el casilo de popa del más hermoso de los barcos del rey, acecha la cámara que oculta una belea sin par, una Venus salida del mar cuya piel e la pulpa de la fruta de la pasión, la hermosa Scarlet, hija del gobernador

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Johanson, que ansía decubrr el mundo que siempre le han vedado, y cuyas miradas atravearán vuetro corazón con más cerea y fuerza que el noble acero del enemigo. Sólo entonce, renddos ante el amor, ocultaremos nuetro teoro en alguna ila econdda y nos retiraremos a dsfrutar de los goce que Cupido haya tenido a bien concedernos.

Así que, sin más preámbulos, sin otras palabras que puedan nublar nuetro dulce entendmiento, renddos ante la gracia y los placere que eperamos encontrar en las entrañas de los buque enemigos, no ocultemos nuetra faz tras cobarde antiface y falsas aparencias y, ya, con la cara bien alta, el pecho frme, los ojos en rabia, la sangre caliente: bebamos todos del mimo ron, aclaremos nuetras gargantas y unamos nuetras voce para lanzar el grto que temen los cobarde: ¡¡¡AL ABORDAJE!!!

Longitud: 18o 33’ 17’’ N; Latitud: 40o 25’ 59’’ O.

Primer buque avistado: El Criticismo

Estos son los papeles encontrados en la cámara del capitán del Criticismo, de nombre

Inmanuel Kant, nacido en Königsberg, capital de Prusia oriental, en el año de nuestro señor de

1724:

(Debido a que están escrits en alemán del siglo XVIII, así como a su extema complejidad, Nos,

con permiso del rey nuesto señor, hemos decidido presentar un resumen de las ideas más importants de

los mismos.)

Parece ser que Kant, después de haber estudiado como racionalista, la flosofía de moda en

Alemania por aquella época, y al leer a Hume, declaró: me despertó del sueño dogmático de la razón.

Básicamente ese era el problema que Kant le veía al racionalismo, que caía en lo que denominaba

el dogmatismo de la razón, expresado mediante los paralogismos y las antinomias22. De esa

22 Un paralogismo consiste en un razonamiento aparentemente correcto pero formalmente incorrecto, ahora bien, se

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forma la ciencia no era posible, no podía estar fundamentada en un posicionamiento según el que la

razón puede llegar a cualquier cosa, mediante el cual se puede contradecir, la ciencia no funcionaba

así. Sin embargo, Hume tampoco le convenció para construir una flosofía que explicara cómo era

posible la ciencia racional que conoce y comprende el mundo. Las posiciones de Hume habían

acabado por acercarse mucho al escepticismo y fundamentaba, en última instancia, la ciencia en la

psicología al afrmar que la costumbre regía lo que nosotros denominamos leyes universales.

Ante esta dicotomía del pensamiento, lo que parecía ser un callejón sin salida para la

epistemología, Kant pensó que el problema radicaba en cómo concebíamos la relación que se

establece entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. Hasta entonces el sujeto había sido

entendido siempre como un sujeto pasivo, receptor de una información que comprendía y a la que

se denominaba conocimiento. Sin embargo Kant pensaba que el sujeto no era como una cámara de

fotos que capta el mundo sin “hacer” nada, más bien era como el fotógrafo, que impone

condiciones al modelo para realizar la fotografía. Se establecía así lo que él mismo denominó un

Giro copernicano de la razón.

Para establecer cómo realiza esa actividad el sujeto, permitiendo de esa manera explicar

cómo es posible que ese sujeto conozca el mundo mediante leyes universales, fundamentando así la

ciencia, Kant desarrolló lo que se ha dado en llamar su flosofía crítica o Criticismo. El

nombre se debe a los títulos que puso a los tres libros mediante los cuales desarrolla su plan

reformador.

Lo que Kant pretende es establecer los límites de la razón, conocer cómo es posible que

conozcamos el mundo de una forma científca, y para eso desarrollará una crítica a la razón en

todas sus formas. Mediante la Crítica de la razón pura Kant pretende establecer los límites de la

razón a la hora de conocer; ahora bien, el ser humano no conoce sin más, (puesto que su razón es

fnita debe dirigirla de alguna manera), sino que lo hace con vistas a su vida, para actuar en ella, en

defnitiva, y su actuación tiene intereses: conocer para obrar, obrar con vistas a un fn; así que, después de

esa crítica a la razón en su uso teórico Kant realizó una Crítica de la razón práctica, o lo que es

lo mismo, una investigación de los límites de la razón cuando se usa de forma práctica, es decir,

para actuar. Finalmente, (y ya fuera de nuestros intereses y expectativas como estudiantes de

segundo de bachillerato), realizó una Crítica del juicio, un intento de establecer críticamente las

legítimas aspiraciones racionales del ser humano.

Mediante sus tres grandes obras críticas Kant pretendía responder a tres preguntas

fundamentales para la flosofía: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me está

permitido esperar? Estas tres preguntas no eran más que el desarrollo de la única pregunta que

produce sin voluntariedad; una antinomia consiste en la contradicción de la razón consigo misma al llegar a una paradoja. Kant pensaba que Descartes había caído en paralogismos al considerar como objeto conocido al sujeto que conocía, y que la antinomia estaba en la demostración de Dios, pues la razón, según Kant, puede demostrar su existencia, así como demostrar que no existe.

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el pensamiento ansía responder: ¿Qué es el hombre? De esta manera el proyecto kantiano se

revela defnitivamente como una flosofía puramente ilustrada, pues nuestro querido capitán

Inmanuel Kant fue el gran representante de la ilustración alemana, es decir, un hombre guiado por

la confanza casi ciega en la razón, en la libertad del hombre, así como en el progreso de la

humanidad.

Longitud: 17o 59’ N; Latitud: 40o 37’ 53’’ O

Isla de la razón pura

Todo parece indicar que aquí pasó mucho tiempo nuestro ya querido capitán Inmanuel

Kant. Según las cartas que hemos encontrado su intención era residir por esta zona no más de un

año, sin embargo, sus tribulaciones y pensamientos acerca del uso teórico de la razón le llevaron

más de diez años, fnalmente.

“Cuaderno de bitácora del capitán del Démeter, nave de la fota pirata salida de Toruga en busca del pensamiento del gran Inmanuel Kant, en el año de nuetro señor de dos mil y quince:

Esero que los hombre y mujere que conmigo van puedan comprender rápidamente la imporancia de eta ila, y que no se pierdan entre las, en ocasione, complicadas etructuras racionale que el pensador de Königsberg nos dejó. Considero, pue, mi deber intentar que etos hombre accedan al pensamiento del gran teutón, facilitarle los planos para moverse por el interor de eta ila, así como de la que nos encontraremos algunas leguas más alá y que fue, sin duda, donde nuetro querdo capitán dejó su impronta como pensador ilusrado. Preta etá ya la batala fnal, mas creo no vilumbrar cobardía alguna en los ojos de mi piratas, mi fele bucaneros...”

Aportaciones del capitán del Démeter para la comprensión de los andurriales, trochas y

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senderos de la isla de la razón pura conquistada por Inmanuel Kant, y expuestos en toda su

complejidad en la Crítica de la razón pura:

Pretende pues Kant contestar a la pregunta: ¿Qué puedo conocer? O lo que es lo mismo,

¿cómo es posible la ciencia? Para ello se adentra el pensador germano en las expresiones de un

conocimiento. En pocas palabras, cómo puedo llegar a saber cómo funciona mi conocimiento, pues

a través de cómo lo expreso, es decir, la proposición, que él denomina Juicio. Tenemos así que los

juicios del conocimiento son de tres tipos: juicios de las matemáticas (o de las ciencias analíticas en

general), juicios de la física (o de las ciencias empíricas en general), y juicios de la metafísica (o de la

pretensión de fundamentar todo conocimiento.) Todos los juicios, sean los de la ciencia que sean,

expresan una relación del sujeto con el predicado, así como una relación de lo que dicen con la

experiencia que explican; de esa forma los juicios se pueden dividir en dos según cómo se relacionen

el sujeto y el predicado: a) son analíticos aquellos juicios en los que el predicado está incluido en el

sujeto, por ejemplo yo soy yo; b) son sintéticos aquellos juicios en los que el predicado no está

incluido en el sujeto, yo soy profesor. Por otro lado podemos dividirlos entre a priori y a posteriori,

según su relación con la experiencia: a) son a priori aquellos juicios cuya verdad o falsedad es

independiente de la experiencia, siete más cinco es igual a doce; b) son a posteriori aquellos juicios cuya

verdad o falsedad dependen de la información que se tenga de la experiencia, los humanos tienen un

período de gestación de treinta y seis semanas.

En lo que sigue entenderemos, pues, por conocimiento a priori el que es

absolutamente independiente de toda experiencia, no el que es independiente de esta o

aquella experiencia. A él se opone el conocimiento empírico, el que sólo es posible a

posteriori, es decir, mediante la experiencia. Entre los conocimientos a priori reciben el

nombre de puros aquellos a los que no se ha añadido nada empírico (...) Se trata de

averiguar cuál es el criterio seguro para distinguir el conocimiento puro del

conocimiento empírico. La experiencia nos enseña que algo tiene estas u otras

características, pero no que no pueda ser de otro modo. En consecuencia, si se

encuentra, en primer lugar, una proposición que, al ser pensada, es simultáneamente

necesaria, tenemos un juicio a priori (...) En segundo lugar, la experiencia nunca otorga

a sus juicios una universalidad verdadera o estricta, sino simplemente supuesta o

comparativa (inducción) (...) Por consiguiente, si se piensa un juicio con estricta

universalidad, es decir, de modo que no admita ninguna posible excepción, no deriva de

la experiencia, sino que es válido absolutamente a priori (...) Necesidad y universalidad

estricta son, pues, criterios seguros de un conocimiento a príori y se hallan

inseparablemente ligados a él.

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Todos los juicios analíticos son, por defnición lógica, a priori; y hasta Kant siempre se había

pensado que los juicios sintéticos eran a posteriori, sin embargo, afrma Kant que los juicios de las

ciencias, es decir, aquellos que forman el conjunto de nuestro conocimiento, son juicios

sintéticos a priori. Pone Kant el ejemplo de un juicio de la matemática como 7 + 5 = 12; al

tratarse de una relación de igualdad parece evidente que 12, el predicado, es lo mismo que el sujeto,

7 + 5, mas piensa Kant que no es así, pues afrma que el predicado 12 es el resultado de una

operación aún no realizada en el sujeto, sino tan sólo expresada. De esa forma, piensa Kant, la

pregunta ¿cómo es posible la ciencia? se puede convertir en la pregunta ¿cómo son posibles los juicios sintéticos

a priori? Mediante los juicios analíticos, y a priori por lo tanto, no hay conocimiento, no nos dicen

nada del mundo; mediante los juicios sintéticos a posteriori la ciencia no es posible, pues estos

juicios informan del mundo, pero su información no posee jamás la validez universal de las leyes

científcas. El juicio sintético a priori, por el contrario, posee la validez universal de su condición a

priori, y además emite información acerca del mundo por su condición sintética.

El mapa del tesoro: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?

No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la

experiencia [...] Pero, aunque todo él comience con la experiencia, no por eso procede

todo él de la experiencia.

En esta cita de la Crítica de la razón pura nos encontramos con el Kant empirista que plantea

su revolución copernicana de la razón. Por un lado afrma que el material del conocimiento es la

experiencia (ha aquí al Kant empirista); por otro enuncia que el sujeto no es pasivo en el proceso de

conocer, pues si no procede todo él de la experiencia es porque procede del sujeto, es decir que este

impone la forma a las sensaciones, organiza la caótica multiplicidad de estas.

Tenemos, por lo tanto, que el conocimiento es el resultado de un material de la experiencia

más la organización a priori del sujeto, lo cual se expresa en juicios que poseen la capacidad de

expresar esa experiencia (sintéticos), además de mantener una validez universal (a priori) propia de

una organización del sujeto previa a toda experiencia. Esto quiere decir que esa organización no se

da ante la aparición de una experiencia determinada, sino que son las condiciones de posibilidad de

que se dé toda experiencia. Por eso precisamente a la flosofía kantiana se la conoce como

Idealismo Trascendental23.

La razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según

los cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos concordantes, y en la otra,

el experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios. Aunque debe

hacerlo para ser instruida por la naturaleza, no lo hará en calidad de discípulo que

23 Trascendental signifca originalmente condición de posibilidad de que algo se dé, por eso decimos que algo es trascendental cuando es muy importante que ocurra.

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escucha todo lo que el maestro quiere, sino como juez designado que obliga a los

testigos a responder a las preguntas que él les formula, de modo que incluso la física sólo

debe tan provechosa revolución de su método a una idea, la de buscar (no fngir) en la

naturaleza lo que la misma razón pone en ella, lo que debe aprender de ella, de lo cual no

sabría nada por sí sola. Únicamente de esta forma ha alcanzado la ciencia natural el

camino seguro de la ciencia, después de tantos años de no haber sido más que un mero

andar a tientas.

Evidentemente, y como vuestras graciosas mentes privilegiadas ya habrán podido averiguar,

esto lleva a afrmar que, puesto que conocemos bajo las especiales condiciones de posibilidad que

impone el sujeto a la hora de conocer, lo que es la cosa en sí, el mundo al margen de la organización

del sujeto, nos está vedado al conocimiento. Conclusión: Kant divide entre Fenómeno (el objeto

conocido) y Noúmeno (la cosa en sí). La posibilidad de conocer el fenómeno es lo que Kant estudia

en la Crítica de la razón pura, una razón en su uso teórico a la que ya ha puesto dos límites claros y

tajantes: a) la experiencia, sin ella no hay conocimiento; b) la organización del sujeto a priori, es

condición de posibilidad de que el conocimiento se alcance.

Kant va a dividir la Crítica de la razón pura de la siguiente manera:

¿Se ve por qué su flosofía es un idealismo “trascendental”? Bueno, veamos, mediante la

estética trascendental Kant explicará las condiciones de posibilidad de crear los juicios de las

matemáticas, mediante la analítica trascendental los juicios de la física, agotando así todo nuestro

conocimiento. En la dialéctica trascendental Kant explicará las condiciones para que la metafísica sea

una ciencia, explicando cómo la razón pretende ir más allá de sus límites.

La facultad que se estudia en la estética trascendental es la sensibilidad, formada por el

Page 17: La ilustración, kant, y e idealismo

material de las sensaciones; este material no es más que el modo en que el objeto afecta a los

sentidos. El resultado es algo parecido a lo que nosotros entendemos por percepción y que Kant

denomina Intuición, un conocimiento directo de los objetos. Lo llama conocimiento directo porque no

es un verdadero conocimiento, éste se produce mediante conceptos, y aquí no hay concepto alguno.

Ahora bien, la intuición no es el material de la sensibilidad, sino el resultado de este material más la

organización a priori que el sujeto realiza. Y puesto que el resultado es una intuición empírica,

denomina a las condiciones de posibilidad de que estas intuiciones se den: Intuiciones puras.

Estas intuiciones puras, es decir, y lo repito, estas condiciones de posibilidad de que se dé una

intuición, son el espacio y el tiempo. Toda información de la experiencia que afecta a los sentidos

es interpretada inmediatamente por el sujeto como una realidad espacio temporal, no porque estén

en el espacio y en el tiempo, sino porque el espacio y el tiempo son condiciones de posibilidad de

que dicha interpretación se produzca24 y confgure el material con el que se construirá un

conocimiento.

¿Está claro, no? ¡Pues sigamos! ¡Y andando, que es gerundio!

Ahora bien, una intuición empírica no es un conocimiento, pues nosotros pensamos

mediante conceptos, no mediante intuiciones. Estas, las intuiciones, no son más que una

multiplicidad en el espacio y en el tiempo. Esta multiplicidad se ha de organizar en el entendimiento

mediante los conceptos puros del entendimiento o categorías. La organización es sencilla,

consiste en ir unifcando los conceptos al referirlos al objeto al cual presentan como conocimiento.

Nos volvemos a encontrar con el mismo esquema de la sensibilidad: el material de las intuiciones,

más los conceptos puros, nos da como resultado el concepto empírico, que es el conocimiento

propiamente dicho. Este concepto empírico está ya unifcado mediante la experiencia y la síntesis a

priori del entendimiento, que son, por lo tanto, los dos límites a mi conocimiento; cosa que por otro

lado ya vimos.

Sin embargo, dice Kant, el conocimiento, y el pensamiento en general, no es conocido, así,

sin más, sino que es un sujeto en particular el que conoce, lo cual signifca que el entendimiento

realiza una última síntesis en los conceptos, la síntesis suprema del yo, que si se convierte en

objeto del conocimiento (como hizo Descartes) no es más que el conocimiento de mi propia

existencia, pero que, sin embargo, representa la última de las condiciones de que mi conocimiento

pueda darse. Kant le da el nombre de Apercepción.

Ahora todo ha quedado claro. Puesto que Hume negaba la existencia de estructuras a priori

que condicionaban y posibilitaban el conocimiento, no podía explicar cómo era posible que la

ciencia funcionase mediante leyes universales, de tal manera que con el empirismo, en última

instancia, el conocimiento no es posible y se acerca mucho al escepticismo. Pero Kant hace

24 La demostración de que el espacio y el tiempo son intuiciones puras a priori se encuentra en la estética trascendental, y allí la dejamos, pues no afecta a la comprensión que nosotros necesitamos de la flosofía kantiana.

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intervenir a las categorías, que “organizan” todo el mundo que nos es “dado”, convirtiéndolo en

algo conocido a lo que llama fenómeno. Tanto la experiencia, por un lado, es decir, el material con el

que se construye nuestro conocimiento, como las condiciones impuestas por el sujeto que conoce,

por el otro, son los dos límites infranqueables del conocimiento humano.

Sin embargo la razón intenta, por su propia existencia, superar esos límites estrechos del

conocimiento; de hecho, dice Kant, la Razón es, en su uso teórico, el intento de superar dichos

límites. Y lo intenta realizando una síntesis de los conceptos empíricos para realizar una explicación

de todo lo conocido. Para ello hace intervenir a las Ideas. Veamos, siguiendo los mismos esquemas

que se han manejado hasta el momento, la razón pretende continuar con el conocimiento, e intenta

unifcar el material del entendimiento mediante las Ideas, para crear Ideas; ahora bien, resulta que

el material del entendimiento es el conocimiento y, por lo tanto, ya no es susceptible de ser

unifcado. Pretender hacerlo es un intento de superar el límite de la experiencia, pero la razón lo

intenta mediante las ideas de Alma, Mundo y Dios. Estas ideas no son conocimiento, sino

intentos de acceder al Noúmeno, por lo que la razón cae en contradicciones consigo misma, que es lo

que le pasaba a Descartes.

De esa manera Kant divide a la metafísica en dos campos: a) como pretensión cognoscitiva

de la razón, en la que está abocada al fracaso; b) como epistemología, en la que se puede constituir

como ciencia. Por la misma causa las ideas de la razón tienen dos usos: a) un uso constitutivo,

mediante el cual pretenden conocer y llevan a la pretensión cognoscitiva de la razón y al fracaso; b)

un uso regulativo, mediante el cual no afrman la existencia del objeto buscado, pero dirigen al

conocimiento en su búsqueda. Y de ese doble uso de las ideas nace un doble uso de la razón: a) la

razón en su uso teórico, en el que no puede conocer sus objetos; b) la razón en su uso práctico, o la

facultad de intentar conocer esos objetos.

Aparece así la necesidad de realizar una crítica de la razón práctica.

Longitud: 17o 50’ N; Latitud: 40o 25’ 47’’ O

Isla de la razón práctica

Dura y cruenta fue la batala que vencimos en la ila de la razón pura, no menos de un veinte por ciento de los valerosos hombre y mujere que me acompañaban cayeron ante los cañone enemigos, o fueron asaetados por los alemane aceros de las tropas kantianas, protegidas y alimentadas por el emperador. No en vano sabemos ya que Inmanuel Kant legó a ser el más

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famoso de los pensadore de las tierras teutónicas, casi el flósofo ofcial de Prusia. Sin embargo no nos rendmos, y ante sus duros golpe impusimos nuetros cansancios infnitos; ante sus obedente brazos colocamos nuetros libre cuerpos; en defnitiva, supimos enfrentarnos a sus ordenadas tropas con nuetras soberanas fuerzas, y por elo vencimos, pue en nade confamos que no fuéramos nosotros mimos, de nade dependíamos, y de ea forma nos hicimos más kantianos que las mierable y siervas tropas que pretendían defender un pensamiento al que no se le puede poner cautivero.

Orguloso etoy de todos y cada uno de elos, de los que han caído y de los que siguen conmigo, sudorosos y dolordos, hambrentos, deeperados parecían por momentos, cuando no confando en sus armas y detreas pensaban etar ya mueros por los sable enemigos, y no le quedaba más que rear para que todos sus pecados piratas fueen perdonados por Dios nuetro señor. Mas no era así, supieron aferrarse con dente a la vida para seguir luchando; de tal forma se ensangrentó la batala que aquelos que caían al mar lo hacían sobre sus propios vómitos de plasma, y si fuee verdad aquelo que cuenta el Deuteronomio sobre que la sangre e la vida, podían haber renacido de sus cenizas y regrear a la contienda con los podere del averno.

Las aguas se calmaron pue siempre lega la calma tras la tormenta,

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jamás han durado para siempre las penas de ete inferno, y de ea forma nuetras nave puderon volver a hacerse a la mar y seguir su rumbo en drección a los pensamientos del gran pensador de Königsberg.

“Diaro personal del capitán del Démeter: Alguien o algo nos acompaña en secreto en ete viaje Los rumore comienzan a tener ecos entre los hombre. Ayer deapareció nuetra bela y hermosa Anglina, conocida entre los hombre por su “glamor”, echamos de menos su seducción, su hechizo, su fascinación por la palabra; epecialmente vulnerable se encuentra el valeroso Alejando, preto a la batala aun cuando no era ee ni su deber, ni su neceidad.

Tercer día de navegación por la ila de la razón práctica: Hoy ha deaparecido la preciosa prncea de Agraba, que hacía nuetras noche más arísicas con sus sinuosos movimientos. En medo del dolor y la fealdad de las herdas, ela supo intentar que bailáramos aun cuando nuetros pie no etaban hechos para eos movimientos. Adós te decimos, bela Charlize, contigo nos reuniremos algún día, epéranos como una sombra amiga que nos infunda valor para caminar por el vale de la oscurdad.

Cuaro día de navegación por la ila de la razón práctica: Llevamos extrañas cajas en las bodegas, ¿quién las ha subido a la nave? Esán lenas

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de tierra putrefacta. He ordenado que sean arrojadas al mar, sin embargo las mujere se han negado a elo. ¿Qué poder ejercen sobre elas? ¿Qué se pretende con ea tierra asquerosa y demoníaca? Temo que nos enfrentamos ahora a podere que etán más alá de nuetras fuerzas y valor... Esero que los teoros de la ila de la razón práctica nos ayuden a comprender todo eto.

¡Quizá podamos volver a ver a nuetras dos amigas!”Estamos ya en la isla, y para movernos por ella necesitamos los elementos que nos permitan

no perdernos entre los difíciles caminos que nos esperan.

Dijimos que Kant pretende ahora realizar una crítica sobre el uso práctico de la razón, o lo

que es lo mismo, un análisis y crítica de los principios por los que la voluntad se rige al

realizar una acción.

¿Cuál es la tarea práctica de la razón? Pues el establecimiento de las condiciones que

hacen posible la objetividad del objeto de la voluntad.

Intentemos entender todo esto:

Es evidente que nuestras acciones están regidas por nuestra voluntad, es decir, hacemos las

cosas porque queremos hacerlas de una manera y no de otra. Ahora bien, también es evidente,

piensa Kant, que el deber moral existe, pues existen los confictos entre los deseos (condiciones

subjetivas de la voluntad) y la razón (condiciones objetivas de la voluntad). La consecuencia de este

conficto es para Kant la necesidad de construir una moral racional, que obedezca pura y

exclusivamente a las condiciones objetivas que impone la razón. ¿Por qué se construye esta moral

racional? Pues porque la propia razón lo intenta al entrar en conficto con las condiciones subjetivas

o deseos del sujeto de la voluntad.

Esta construcción de una moral racional se efectúa mediante una crítica de la razón

práctica, mediante la cual podremos eliminar lo empírico, (condiciones subjetivas), [o lo que es lo

mismo, Kant exige a la razón en su uso práctico lo que le prohibía en su uso teórico, actuar al

margen de la experiencia], de la acción de la voluntad y desarrollar una guía racional de la

voluntad: lo absolutamente bueno.

¿Qué es lo incondicionalmente bueno, es decir, bueno sin condición alguna? Para Kant está

claro: la buena voluntad, sin infuencias externas, sin determinaciones empíricas. Por eso Kant

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divide las acciones en: a) acciones conforme al deber (acción legal); y b) el deber por el deber,

que es la acción moral. El valor moral de una acción, en defnitiva, reside en la intención de la

acción, (en pocas palabras, consideramos una acción como buena cuando el sujeto que la pretende

realizar intenta realizarla bien, no cuando lo consigue, pues las condiciones del mundo en el que

vive pueden impedírselo; por ejemplo: consideramos una buena acción que nuestro amigo intente

hacernos un regalo, y no le consideramos malo porque le roben ese regalo cuando venía a dárnoslo.)

Esa intención de nuestra acción es nuestra máxima moral, o principio subjetivo de una acción.

Ahora bien, una máxima moral no posee determinaciones empíricas, es decir, me guía en

mis acciones sean estas en las condiciones de la experiencia que sean; por ejemplo: una máxima

moral puede decir: “Yo nunca violaré a una mujer”, y no se especifca para tal o cual mujer. Pero la

máxima moral es un principio subjetivo, es decir, rige la acción del sujeto que la piense; para

convertirse en principio objetivo necesita convertirse en una Ley Moral, una fundamentación

racional de toda acción al margen de determinaciones empíricas. Esta fundamentación racional

deberá tener en cuenta la universalidad de toda ley y al producirse, no en el mundo de los

fenómenos, sino en el mundo de la voluntad, generará sobre el sujeto un sentimiento de obligación.

Por supuesto, ya que la ley moral es absolutamente objetiva, y por lo tanto está al margen de

cualquier consideración personal de un sujeto determinado o de un momento determinado, debe

construirse sobre una absoluta formalidad, y debe tener la forma de un Imperativo Categórico.

Este imperativo categórico es el criterio de la moralidad de una acción; la manera como la

razón se impone a la voluntad de una forma incondicional y necesaria, en contra de cualquier deseo

meramente subjetivo. Expresa el deber que ha de cumplirse por sí mismo, y no para conseguir

alguna otra fnalidad (en este caso, sería un imperativo hipotético o condicionado.) Es la ley de la

razón práctica, que no prescribe nada en concreto que hacer, sino sólo la manera, la forma, cómo

se ha de actuar.

Así lo expresaba el propio Kant:

Cuando pienso un imperativo hipotético en general no sé lo que contiene hasta

que me es dada su condición, pero si pienso un imperativo categórico enseguida sé qué

contiene. En efecto, puesto que el imperativo no contiene, aparte de la ley, más que la

necesidad de la máxima de adecuarse a esa ley, y ésta no se encuentra limitada por

ninguna condición, no queda entonces nada más que la universalidad de una ley general

a la que ha de adecuarse la máxima de la acción, y esa adecuación es lo único que

propiamente representa el imperativo como necesario.

Por consiguiente, sólo hay un imperativo categórico, y dice así: obra sólo según

aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal.

Puesto que la ley moral, el imperativo categórico, ha surgido del desarrollo del deber por el

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deber y no de la buena acción por tal o cual cosa, debe adecuarse al principio del ser racional,

osease nosotros, como fn en sí mismo y de esa manera acepta esta otra formulación:

Obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu persona como

en la de cualquier otro, siempre como un fn, y nunca sólo como un medio.

La ley moral, piensa Kant, posee la misma estructura formalmente racional que las leyes que

describen el mundo fenoménico, sin embargo son absolutamente diferentes, pues una ley natural ha

de ser cumplida de forma imperativa, mientras que la ley moral puede ser incumplida. ¿Cómo es

posible esto si son formalmente iguales? Pues porque la voluntad humana, que es la dueña y señora

de nuestras acciones, (recordemos que la razón lo que hace es guiar a la voluntad para actuar bien,

nada más), posee autonomía, es una voluntad libre. El ser humano es, por un lado, un ser

natural, un objeto más de la naturaleza, y en ese sentido no posee libertad, (de esa forma si nos

tiramos por una ventana nos caeremos y no podemos decidir no hacerlo); pero por otro lado es un

ser racional, y como tal es un ser libre al comprender las diferentes posibilidades que posee, como

ser libre puede decidir no cumplir la ley. Por eso, dice Kant, el mundo de la ética obliga

formalmente de la misma forma que el mundo natural, pero el sujeto al que se dirige esa obligación

es ahora un sujeto que se sabe a sí mismo, es un ser libre.

El resultado es, casi casi, un principio de la ilustración, pues este ser racional que se sabe a sí

mismo como libre, descubre, o puede descubrir que es el dueño de su futuro y que, por lo tanto, no

vivimos en el reino de Dios, sino en el Regnum Hominis.

Como podemos comprender, la ética kantiana no pretende en ningún momento obligarnos

a tal o cual acción, en contra de las éticas materiales como la cristiana, que indican haz esto o no hagas

aquello, por ejemplo: aquello de No desearás a la mujer del prójimo25 26; Por el contrario, la ética kantiana

tan sólo muestra la forma que tiene la razón de poder guiar a la voluntad, y cuál es esa forma para

que la acción pueda ser considerada buena independientemente de toda consideración particular,

sea del sujeto, sea de las condiciones en las que le ha tocado vivir.

Regreo a Toruga.Hasa aquí hemos legado. Todos los hueos etán dolordos, las

herdas aún etán abieras y sangrante, y e posible que etos bravos piratas

25 Algo que por otro lado condena a todos los hombres al inferno, pues quién no ha “deseado” a la mujer de otro. ¡Venga ya!

26 Acerca del tema de las mujeres aparece la única anécdota un tanto divertida sobre Kant. Como que era famoso por su soltería, un día le preguntaron al respecto, a lo que contestó: Cuando pude haber disfrutado del matrimonio no estaba en condiciones de permitírmelo, y cuando pude permitírmelo no estaba ya en condiciones de disfrutarlo.

Page 24: La ilustración, kant, y e idealismo

que me han acompañado ni siquiera sepan observar la belea de los teoros que hemos decubiero. ¿Qué más da? ¿Qué impora eo ahora? El viaje valió la pena por sí mimo, y no habrá ahora quien pueda decir a aquelos que conmigo han viajado y guerreado, que exiten miteros y temore más alá de sus posibilidade. El mundo etá alá, por la proa, todo él eperando a que leguemos para entregarse a nuetros deeos y pasione, obedecerá nuetros deignios con sólo que ecuche nuetro siempre valiente grto.

¡Hermanos míos, piratas,... sucios perseguidos por los bienpensante, soi lo que más odan: librepensadore! ¡Bebamos por elo todos juntos, que el ron corra por nuetras gargantas, y regreemos a Toruga a gozar de nuetros teoros! ¿Quién sabe qué otros enemigos traerá el mar en su inceante baile?

Llegada a Toruga.“En secreto sigo teniendo miedo por eo, o ee ser, que nos

acompaña... parece poder hablar con nuetras belas compañeras, las etá hipnotizando de alguna manera...”

El terror se ha mosrado en una forma humana... María no e ya ela mima. Intento ocultar su verdadera eencia, pue ela e ahora nada,

Page 25: La ilustración, kant, y e idealismo

no hay vida en ee cuerpo. ¡Odada y temida, e aquela a quien los hombre vivos matarían! ¡Ela e vampira, Nosferatu! ¡La no muera! Ese ser no muere como la abeja tras el prmer aguijonazo, sino que se foralece e infecta a otros con su poder maligno. Para perseguirla debemos caminar como ela por la sombra de la muere durante toda la eternidad...

Ha ecapado de nuetra preencia (quizá porque me negué a sus deeos), mas sé que regreará, pue aún tengo clavadas en mi mente sus palabras: “¡Yo... te amo demasiado, para condenare!”

Escrbo pue, ya, etas líneas para depedrme de todas mi tropas, de mi valerosos hombre, de mi belas e intelignte mujere, de aquelos que sin tregua han entregado su inocencia racional; pue no tengo otra eperanza ya que la de eperar a que ela regree y clave sus colmilos sobre mi cuelo, ofreciéndome la inmoralidad; mas pienso que el tiempo ya ha dctado su sentencia, y otra enérgica batala nos epera.

FIN DE ESTA HISTORIA DE PIRATAS

Todos los nombres y personajes aparecidos en esta historia son absolutamente fcticios, cualquier parecido con la realidad es una pura coincidencia. El autor de estas líneas no se hace responsable de los efectos secundarios que las palabras aquí escritas puedan tener sobre los lectores.

Page 26: La ilustración, kant, y e idealismo

El idealismo subjetivo, objetivo, y absoluto. De lo que es en sí, por sí, y

para sí, (al resto ajo y agua).

Fichte, Schelling, Hegel

En 1804 Kant murió a los ochenta años de edad, y con él muere toda la ilustración; y es

precisamente la flosofía kantiana la que dará a luz a la corriente de pensamiento que suceda al

pensamiento ilustrado: el idealismo.

El idealismo dominará como pensamiento la primera mitad del siglo XIX, y participará

activamente de la vida intelectual de la segunda mitad en su dura pugna con el materialismo. Y

si el idealismo nació del seno del idealismo trascendental de Kant, el materialismo verá la luz desde

las posiciones idealistas. Así que, es evidente que existe una línea continua de pensamiento que va

desde Kant (iniciador del idealismo) a Marx (gran representante del materialismo del siglo XIX), y

esa línea pasa por el pensamiento idealista, cuyo máximo representante fue el flósofo alemán

Georg Willhelm Friedrich Hegel27.

Mientras en el resto de Europa había un resurgir de los descubrimientos científcos, no en

vano se ha llamado al siglo XIX el siglo de la ciencia, en Alemania se vivió fuertemente una

especulación flosófca a partir del pensamiento kantiano. Tres fguras son las que dominan el

pensamiento flosófco de la primera mitad del siglo: Fichte28, Schelling29, y, sobre todo, el ya

27 Este flósofo alemán nació en Stuttgart (Alemania), el 27 de agosto de 1770; murió en Berlín (Alemania), el 14 de noviembre de 1831, víctima de una epidemia de cólera que hizo estragos ese verano. Hegel tuvo la suerte y la desgracia de su parte. Por un lado llegó a ser el flósofo ofcial de la corte Prusiana, y sus clases se abarrotaban; por otro lado fue famoso porque no había quien le entendiera, y se quejaba de ello. Claro que si leemos lo siguiente, perteneciente a su Fenomenología del Espíritu, pensaremos que de qué se quejaba: Sólo lo espiritual es lo real; es la esencia o el ser en sí, lo que se mantiene y lo determinado -el ser otro y el ser para sí- y lo que permanece en sí mismo en esta determinabilidad o en su ser fuera de sí o es en y para sí. Pero este ser en y para sí es primeramente para nosotros o en sí, es la sustancia espiritual. Como dijo un flósofo: Para mí, sin comentarios, para sí, no sé. Cuentan que Hegel siempre quiso ser comprendido y que su última frase fue: Hubo uno que me entendió, y a este no lo entendí yo. Ahora bien, a pesar de esa oscuridad, muchos flósofos posteriores se sienten herederos de Hegel, y así lo afrmaron Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Sartre, Bataille, Derrida, y más... Al margen de todo esto, y para defenderle un poco, hay que hacer constar que Hegel era un verdadero juerguista, gustaba del buen comer y el mejor beber; de acompañar a su mujer a comprar sus vestidos y comentar sobre ellos; y de escapar corriendo de la casa de sus amantes casadas, lo cual le provocó una cojera. ¡No me digáis que no, mucho más divertido que Kant!

28 Johann Gottlieb Fichte nació en Rammenau (Alemania), el 19 de mayo de 1762; murió en la capital alemana el 27 de enero de 1814. Parece ser que en 1790 Fichte daba clases particulares para ayudar en su maltrecha economía, y un estudiante le pidió que le diera clases de Kant; como que Fichte no había leído la Crítica de la razón pura debió leérsela, y parece ser que se convirtió en una revelación para él. Sobre esa lectura dejó escrito lo siguiente: Me sentí el hombre más tonto e insípido del mundo.Con 30 años conoció al genio de Königsberg, que tenía ya 68 años, para presentarle su libro Ensayo de crítica de toda revelación. Kant pensó que era un buen heredero de su pensamiento, y de hecho Fichte lo había publicado bajo pseudónimo, corriéndose la voz de que aquel libro era una nueva obra del sabio prusiano, tan fel había sido Fichte a las pretensiones kantianas.

29 Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling nació el 27 de enero de 1775 en la alemana ciudad de Leonberg; y murió en Ragaz (Suiza), un 20 de agosto de 1854. Este flósofo acabará separándose, junto con Hegel, del idealismo subjetivo de Fichte, para caminar hacia su idealismo objetivo; sin embargo, su amistad con Hegel acabó también por romperse por cuestiones flosófcas. Y es que parece ser que en 1809 este pensador cambió radicalmente su flosofía a causa de la muerte de su esposa por disentería, importándole, a partir de ahí, muchísimo el problema de la libertad en el interior de su sistema. Hay que decir que, en medio del romanticismo puro, qué romántico resultó su pensamiento.

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nombrado Hegel.

La posición flosófca del Idealismo parte de la acusación a Kant de mantener vivos

dogmatismos empiristas que frenan el uso de la Razón. Piensan que el concepto de Noúmeno no es

más que un elemento dogmático para poner límites. La idea básica que conduce a los idealistas es

que para conocer un límite hay que poder traspasarlo, (de la misma manera que tenemos que

cruzar la puerta para saber que con ella se acaba la habitación.) Pero en el caso del conocimiento

cruzar la puerta signifca seguir conociendo, hemos de conocer la otra parte del límite para saber

que es un límite, ahora bien, si ya hemos conocido la otra parte del límite, entonces el límite deja de

existir. La Razón se vuelve, por lo tanto, ilimitada, (y no es un juego de palabras.)

Puesto que la razón es ilimitada no puede haber nada inalcanzable para ella y, por lo tanto,

e l Noúmeno deja de existir; siguiendo a Kant, si el Noúmeno no existe todo es Fenómeno. ¿Qué era el

fenómeno para Kant? Pues el objeto conocido bajo las condiciones a priori impuestas por el sujeto.

Estas construcciones a priori, piensan los idealistas, son resultado del desarrollo de la razón, son, en

consecuencia, ideas. El fenómeno es, por lo tanto, el mundo bajo el prisma de las ideas y es,

consecuentemente, una idea. Puesto que todo es fenómeno, todo es idea. De ahí el nombre de

Idealismo.

El idealismo subjetivo (Fichte)

Fichte analizará el destino del hombre en sí mismo, ajena a toda determinación. A partir de

la idea kantiana de ser humano, en tanto que tiene razón, el hombre es su propio fn, este flósofo construye

la idea del ser humano que existe para querer ser él mismo, de tal manera que todo lo que busca el

ser humano es a sí mismo, aunque la realidad material en la que se ve inmerso crea una realidad

concreta diferente a esa soñada.

Siguiendo con esa idea del sujeto como centro de todo pensamiento y de todo

comportamiento, a partir de ahí el mundo pasa a ser el No-Yo, lo ajeno al sujeto, lo que no soy.

Este No-Yo no se somete a nuestra voluntad sino que nos coacciona, nos presiona, nos somete a sus

necesidades y se establece una lucha entre la voluntad del sujeto, y la “voluntad” del No-Yo, que no

es tal, el ser racional se enfrenta a un obstáculo sordo que se alza frente a sus deseos. Si fuera por el

sujeto pensante que somos, si fuera por el Yo, su voluntad se cumpliría siempre. En pocas palabras,

si no hacemos siempre lo que queremos es porque no podemos; al ver que no podemos nuestras

aspiraciones alcanzan al deseo de que desaparezca ese No-Yo que me lo impide. El ser humano es,

así, para Fichte, una aspiración narcisista a verse siempre y en todo momento refejado, a que todo

sea Yo.

Page 28: La ilustración, kant, y e idealismo

El deber del Yo es buscar la autodeterminación, no dejar que la determinación de aquello

que somos nos venga impuesta desde algo ajeno. Fichte altera la fórmula kantiana del imperativo

categórico para alejar al Yo de la acción social. El nuevo imperativo reza: Actúa de tal manera que

puedas pensar la máxima de tu voluntad como ley eterna para ti . El último destino que el Yo (todo

ser racional) busca es a él mismo, su absoluta unidad. Esto signifca la realización plena de la

voluntad del ser racional, del sujeto, de tal manera que se realice su ser entero. ¿Cómo realizar esta

voluntad unitaria del ser humano total, si por doquier estamos atravesados por dependencias,

necesidades, humillaciones de la naturaleza? Para cumplir esta voluntad de ser siempre el mismo, se

debe actuar inmediatamente sobre las cosas que nos coaccionan, se tiene que buscar someterlas al

poder del hombre. Para ello no solo basta desear, se debe saber, se debe tener habilidad aprendida y

ejercitada. Ahora bien, lo que debe dominar es una voluntad racional, la única capaz de garantizar

la independencia moral del ser humano.

El Bien supremo es, también, una cuestión de narcisismo, de concordancia completa y

absoluta del Yo consigo mismo. No es que sea bueno lo que nos hace felices, como pensaban los

epicúreos, ni que seamos buenos y esperemos ser felices, como pensaba Kant, sino que únicamente

lo que es bueno no hace felices.

Lo que Fichte nos dice, a fn de cuentas, es que el fn supremo del ser humano consiste en

someter a todo lo irracional, dominar absolutamente libre y según sus propias leyes a la naturaleza.

Si el sujeto lo consigue se iguala a Dios, y se cumple el sueño romántico del Fausto de Goethe.

Evidentemente, el ser humano jamás alcanzará tal posición, pero ese es su deseo, eso es lo que busca

constantemente. Nunca seremos dioses, pero nuestro destino es aproximarnos siempre y todo lo que

podamos a ellos, o a él, llevar el dominio moral sobre nosotros mismos al infnito. En esta

concepción la flosofía debe despertar la conciencia moral, debe elevar al sujeto a una posición de

convencimiento del deber. El flósofo debe ser un ejemplo, un líder intelectual.

El idealismo objetivo (Schelling)

Schelling se separó rápidamente de la idea subjetiva de Fichte. Para este pensador la flosofía

no es un asunto de cualquiera, pensaba que los profanos debían alejarse de los textos flosófcos, y

así frmaba siempre Aléjate, aléjate, profano. Cualquiera no puede ser flósofo, ahora bien, el flósofo

debe llegar a todos usando un lenguaje asequible y conseguir construir una comunidad moral.

Sin embargo, si bien el flósofo debe intentarlo, ni todos los sujetos pueden ser flósofos, ni el

flósofo conseguirá llegar a todos; el profano vive en el tiempo y el devenir, el flósofo busca aquello

Page 29: La ilustración, kant, y e idealismo

que está fuera del devenir de las cosas, y a eso es a lo que Schelling denomina lo Absoluto.

Regresando hasta posiciones platónicas30, Schelling piensa que hay dos tipos de seres

humanos y de realidades, lo mutable y lo Absoluto. El flósofo estudia las conexiones que se dan entre

ambas realidades, el hombre llano y sencillo se deja llevar por los vaivenes de las cosas cambiantes.

La época de Schelling nos puede ayudar a comprender ese empeño en elevar lo Absoluto por

encima del mundo normal y corriente. Esa época revolucionaria, desordenada, donde nada parecía

sólido, donde las vidas pronto no tuvieron nada a lo que aferrarse para entender los sucesos.

Mientras Fichte soñaba con culminar los cambios que la Revolución francesa había traído,

Schelling pensó que la revolución no era más que parte de ese devenir por el que se dejan llevar los

no flósofos y no serviría para ordenar la vida de la época. Nunca confó en la política, ni en el

principio de publicidad, ni en el ámbito de la técnica, ni en la administración, por mucho que en su

juventud tradujera La Marsellaise al alemán y plantara el árbol de la libertad31.

Para Schelling lo Absoluto es una especie de abismo sin fondo, oscuro y tenebroso, es la

esencia de Dios. No es un Dios existente, es la razón por la cual Dios existe, pero es, en sí mismo,

anterior a la propia existencia de Dios, y este abismo es la naturaleza, el objeto que está frente a

nosotros.

Este pozo oscuro está dotado de un anhelo ciego e inconsciente. Este oscuro ser es pura

voluntad de transparencia. Schelling explica este paso con una metáfora: la naturaleza es como la

gravedad que anhela la luz. La naturaleza busca ser conocida, busca llegar a ser luz que ilumina,

pero eso es algo que jamás consigue, siempre hay un resto de oscuridad que nunca se desvanece.

Siempre habrá un punto negro en la naturaleza que jamás logrará ver la luz, un rastro del caos

original que nunca devendrá en orden. Al igual ocurre con las personas, y así, la moral no es tanto

el esfuerzo por dominar ese fondo abisal de la naturaleza personal, como su iluminación y

autoconocimiento.

El idealismo absoluto (Hegel)

Todo lo racional es real, todo lo real es racional, ese es el lema hegeliano. Es algo que resulta

de los postulados idealistas, puesto que si todo es fenómeno, todo ha de ser racional. Ello quiere

decir que la razón puede, por sí sola, desarrollar toda la realidad. Por ejemplo, Hegel piensa que

30 Algo nada raro si pensamos que Platón había planteado el idealismo como sistema ontológico y epistemológico por primera vez.

31 Toda esta especie de escepticismo se produjo a partir de la muerte de su esposa, cosa que ya indicamos anteriormente. Seguramente, el pensamiento de Schelling sea uno de los más infuidos por los sucesos trágicos de su vida, a pesar de que era precisamente lo que afrmaba no debía hacer el flósofo.

Page 30: La ilustración, kant, y e idealismo

toda la historia puede ser deducida racionalmente, (algo un tanto absurdo para el pasado, porque ya

lo conocemos), pero no sólo la historia, sino el porvenir. Quizá no podamos especifcar los sucesos

particulares que vayan a ocurrir, (no podemos saber si menganito matará a fulanito), pero sí las

líneas generales que han de gobernar la historia futura. Por ejemplo, Hegel piensa que de la

evolución histórica se deduce el futuro predominio de la nación alemana sobre el resto de los

pueblos del planeta como la nación donde se desarrolla plenamente la libertad; (supongo que si

Hegel hubiese sido ruso lo habría dicho de Rusia, que a fn de cuentas el siglo XIX fue también el

del advenimiento de los nacionalismos y los sentimientos patrióticos, como el pangermanismo que

se vivía por las teutónicas tierras de Hegel.)

A partir de aquí habría que entrar en arduas discusiones flosófcas que tampoco nos

interesan32; sin embargo, Hegel recupera del cajón del olvido el método de la dialéctica para

explicar ese desarrollo racional de la idea de una forma absoluta.

Hegel entiende la dialéctica como la oposición de contrarios, y está convencido que todo lo

real (todo lo racional) tiene un concepto opuesto con el que se enfrenta. Lo que llamamos

desarrollo, evolución histórica, progreso, etc... no es más que el fruto del enfrentamiento entre esos

contrarios. Por ejemplo, amo y esclavo son dos conceptos que surgen de la realidad, y en esa

realidad el amo y el esclavo están enfrentados (uno domina al otro y el otro intenta liberarse; si se

libera el esclavo, entonces deja de ser esclavo y, consecuentemente, el amo deja de ser amo puesto

que ya no tiene esclavo.) y tienden a anularse. De la anulación de los opuestos surgirán nuevos

conceptos, nuevas realidades, que a su vez tendrán sus contrarios, y así sucesivamente. La dialéctica

era, pensaba Hegel, la racionalidad que se desarrollaba en la realidad. Pero este proceso no es

infnito sino que llega a la comprensión de la Idea, el Todo, el Absoluto, es decir, la comprensión

de toda la realidad. Dicha comprensión recibe nombres diferentes según los campos de

investigación en que se aplique: La Libertad si hablamos de historia, (con lo que se deduce que la

historia tiene un fnal, el desarrollo pleno de la libertad, que Hegel pensaba se estaba dando en

Alemania); Dios si hablamos de religión; Idea si hablamos de flosofía; y Espíritu Absoluto si

hablamos en su concepción más global.

A partir de esas ideas Hegel desarrolló toda una construcción flosófca del Estado por la que

se haría famoso. El Estado representa para Hegel al Espíritu Absoluto en el desarrollo político, y todo

debe estar supeditado a él. El rey será la forma en carne y hueso del Estado, por lo que Hegel

defende y legitima nuevas formas de dictadura suprema, de absolutismo, pero no basadas en la

elección de un rey determinado, sino en el desarrollo del Estado en la forma de una persona que se

ve obligada a desarrollar la Idea, la Libertad. De esta forma la expresión antes vista sobre la

racionalidad de la realidad, y la realidad de la racionalidad cobra un nuevo sentido, el Estado y el rey

32 ¡Qué esto es segundo de bachillerato, qué leches!

Page 31: La ilustración, kant, y e idealismo

no pueden ser sino un desarrollo racional de la historia; ahora bien, todo se racionaliza, la guerra y

la muerte que acarrea, ya no se entienden como fracasos de la humanidad, sino como necesidades

de la historia para su desarrollo33.

La importancia de Hegel y su idealismo no sólo se debe a su sistema flosófco sino a la

magna infuencia que ejerció en el pensamiento posterior, tanto por sus seguidores como por las

críticas que surgieron en su contra.

33 A partir de aquí es fácilmente comprensible que los nazis alemanes miraran hacia el pensamiento de Hegel para legitimar su deseo de conquista del mundo.