La Historia, entre la realidad y la ficción, entre la librería y la cotidianidad.

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De Nietzsche con amor.docx

Rodrigo Andrs Len Daza Historia y Antropologa Mara Jos Williamson RamrezAntropologa y Biologa______________________________________________________________________________

La Historia, entre la realidad y la ficcin, entre la librera y la cotidianidad.

Friedrich Wilhelm Nietzsche era el hijo de un pastor luterano, nacido en el seno de una familia religiosa el 19 de octubre de 1844, en Rckken, pequea ciudad de la provincia prusiana de Sajonia. Con una infancia complicada tras la muerte de su padre en 1849, se traslad con su familia a Naumburg, y a los catorce aos ingres a la escuela para internos de Pforta, donde conoci a sus dos grandes pasiones: la Filologa y las obras musicales de Wagner. Tras unos aos turbulentos como estudiante de la Universidad de Bonn, se traslad a la de Leipzig ya con la salud deteriorada por la sfilis, que haba adquirido aos atrs. Fue aqu donde su modo de pensar sufri un cambio monumental, tras conocer el pensamiento de Schopenhauer y a Wagner, con quien se reuni en distintas ocasiones, y a quien dedic su primer libro[footnoteRef:0]. Finalmente, tras muchos aos de convulsiones en su pensamiento y forma de vida, empez a mostrar sntomas de desequilibrio mental y emocional que revelaron la presencia de una paresia[footnoteRef:1]. Sufri varios colapsos que lo regresaron a su casa en Naumburg, donde bajo el cuidado de su madre y su hermana muri el 25 de agosto de 1900 a los cincuenta y seis aos de edad.[footnoteRef:2] [0: El nacimiento de la tragedia partiendo del espritu de la msica] [1: Enfermedad en la cual se reduce la capacidad motriz de quienes la padecen.] [2: Louis Untermeyer, Federico Nietzsche. En As hablaba Zaratustra. Friedrich Nietzsche (Medelln: Bedout, 1986) 8-13.]

Ya que tratamos de exponer un poco quin fue este hombre tan importante para el pensamiento del siglo XIX, es que podemos llevar a cabo el verdadero objetivo de este texto: reflexionar las distintas formas en que Nietzsche plantea el conocimiento de la Historia en tanto narracin que repercute en la realidad. De esta manera en su texto Sobre la utilidad y el ejercicio de la Historia para la vida, Friedrich Nietzsche hace algunos planteamientos un tanto interesantes dada la poca en que se encontraba. En primer lugar nos propone dejar de concebir la historia como algo que forma tan slo parte del mundo acadmico, pues en este sentido, hace palpable ese inters por demostrar que hace parte de nuestra cotidianidad, y que por ello no podemos dejar de plantearnos el conocimiento de nuestro pasado al tiempo que buscamos caminar hacia el futuro.Segn esto, debemos tener en cuenta que existen distintas formas de expresar este pasado, es decir, la narracin de la historia depender de quien la narra, cmo la narra, cmo se interpreta, para que tipo de lector va dirigida, etc. Tal vez, independientemente de su forma de narracin (oral, escrita, artstica, entre otras), sta siempre ser injusta con la realidad por ser meramente una interpretacin, [p]ero no es aqu la justicia la que aqu lleva las cosas humanas a juicio; y an menos la clemencia la que pronuncia el veredicto. Es nicamente la vida quien aqu se expresa, ese poder oscuro e incitante, ese poder que con insaciable afn se desea a s mismo. Su sentencia es siempre implacable, siempre injusta, porque nunca ha fluido de ninguna fuente pura del conocimiento; [...][footnoteRef:3] [3: Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el prejuicio de la Historia para la vida [II Intempestiva]. (Biblioteca Nueva). 65.]

As, la historia se reducira a la interpretacin, y esta interpretacin a su vez estar directamente relacionada con las distintas formas de mostrar los hechos. Sin embargo, se debe resaltar que no existen formas correctas de presentar los acontecimientos, siendo que las distintas formas de percibir y sentir este entorno (establecidas por el mismo suceso) crearn distintas maneras de exponerlo. Teniendo en cuenta lo anterior, la fiel creencia de que existe una manera correcta de narrar la historia, siendo normalmente escrita, objetiva y exacta a la realidad, podra ser simplemente una ilusin. Es decir que, an cuando esta forma de escritura casi cientfica utilizada para narrar la historia es vlida, se debe asimismo aceptar la validez de otras maneras de narracin histrica, debido al hecho de que sern otras formas de interpretacin de lo sucedido. Esto es que debemos entender la existencia de mltiples enfoques distintos al del vencedor o vencido, seor o vasallo, etc., y la convergencia de muchos elementos ocurriendo al mismo tiempo, lo que Koselleck llamara la simultaneidad de lo anacrnico[footnoteRef:4]. [4: Reinhart Koselleck, Futuro Pasado: para una semntica de los tiempos histricos (Barcelona: Ediciones Paids, 1993). 321.]

Esta forma tan distinta de ver la historia puede estar, por ejemplo, reflejada en ciertos objetos que normalmente consideraramos como habituales. As, podemos afirmar que tenemos fragmentos de historias variadas en nuestro alrededor, historias tan ocultas pero tan obvias que estn presentes de una manera muy sutil en nuestro entorno, sutilezas que nunca detallamos por estar impregnadas de cotidianidad. Algunas veces, estas historias son vistas por algunos observadores, quienes, en ciertos casos, pueden considerar esto como arte.Por ejemplo, la obra Espina dorsal del artista Juan Fernando Herrn muestra algunas escaleras de las laderas de Medelln. Esas formas gigantes surgieron de las escaleras que, como columnas curvas y poco simtricas, representan la condicin de los habitantes de los barrios y tambin una necesidad bsica, como es la de acceder a sus casas. Las escaleras hablan de la gente y cuando uno las recorre se da cuenta de que est interiorizada en sus vidas. All se encuentran, se enamoran y viven.[footnoteRef:5] [5: Juan Fernando Herrn, Juan Fernando Herrn, el artista de las escaleras Revista Cromos, http://www.cromos.com.co/personajes/espectaculo/articulo-141116-juan-fernando-herran-el-artista-de-escaleras]

Espina dorsal, como una obra de arte, pasa a ser un medio para exponer esa historia escondida en un entorno comn, mostrando una versin de la historia que slo el objeto en s nos puede mostrar. En el momento en que esto se convierte en arte, la sociedad actual no la catalogara primeramente como una exposicin de la historia, slo como una obra artstica. Asimismo, si esta sociedad se acercara a las escaleras originales en Medelln, las considerara slo como escaleras y no como historia viviente. Injusto, tal vez?Estos relatos, al ser pensados como slo narraciones cotidianas e irrelevantes para la historia, sern simplemente olvidados en el pasado y slo se resaltan aquellas grandes historias que percibimos como importantes para la construccin de nuestra identidad. Pero, no son tambin estos pequeos sucesos cotidianos los que nos forman y constituyen como lo que somos en nuestro presente? Esto, claramente expuesto por Nietzsche:Cuando la consideracin monumental del pasado domina sobre las otras maneras de considerar la historia, esto es, la anticuaria y la crtica, sufre el pasado de ese mismo dao: grandes partes de ste se olvidan, se desprecian, constituyndose algo parecido a una corriente gris continua en la que slo hechos particulares previamente adornados se alzan como archipilagos aislados.[footnoteRef:6] [6: Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el prejuicio de la Historia para la vida [II Intempestiva]. (Biblioteca Nueva). 57.]

Es decir, ese sentido histrico planteado por Nietzsche no debe ser relacionado nicamente con cierto tipo de historias, o en su defecto, con cierto tipo de formas de narracin, debido a que existen otros relatos no expuestos. As, la injusticia frente a otras historias no nos har ver un panorama completo sobre lo que tal vez es nuestro presente, o lo que podra ser nuestro futuro. Esta limitacin de relatar el pasado nos encasillar a su vez en una forma de ver nuestro presente y de anhelar nuestro futuro.Para concluir, las distintas maneras de percibir nuestra realidad (ya sea pasada, presente o futura) tales como las prcticas artsticas, nos harn sentir, observar, olvidar y recordar de maneras diferentes por el hecho de presentarlas desde una perspectiva nueva. De este modo, si nosotros como individuos recordamos la historia desde distintas visiones, sabremos qu es lo que realmente queremos olvidar, y no lo que de cierta manera nuestro entorno nos obliga a olvidar. Sabremos el porqu de ese olvido, el porqu de un recuerdo, y an cuando sigamos siendo injustos con ciertos relatos que no conocemos o que simplemente olvidamos, podremos reconocer el presente de una manera ms amplia:Y, pese a todo, este estado (ahistrico y contrahistrico de principio a fin) es el seno donde no slo nace una accin injusta, sino toda accin justa. Y ningn artista lograr su imagen pretendida, ningn jefe militar su victoria, ningn pueblo la libertad anhelada, sin antes haberla deseado y anhelado en un estado ahistrico de este tipo. As como, segn las palabras de Goethe, el hombre que acta siempre carece de conciencia, as ste, tambin desprovisto de la ayuda del saber, habr de olvidar lo principal para centrarse en lo nico que le importa y ser injusto frente a lo que permanece a su espalda sin reconocer ms que un nico derecho: lo que debe realizarse en ese momento.[footnoteRef:7] [7: Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el prejuicio de la Historia para la vida [II Intempestiva]. (Biblioteca Nueva). 47.]