La Historia de la Ciencia en América Latina- · Mariano Beristain y Souza escribió la monumental...

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Quip" , vol. 1, núm.T, enero-abril de 1984, pp. 7·23 La Historia de la Ciencia en América Latina- ENR IQUE BELTRAN C onvocar a una Reunión Latinoamericana de Historia de la Ciencia es, indiscutibleme nte, un acier to; y quienes tan eficientemente lograron darle vida, merecen nuestras felicitaciones. Debe considerarse un acierto, porque aunque en varios países latinoa- mericanos viene cultivándose el estu dio de la his to ria de la ciencia y la de la tecnología está ya también recibiendo atención, estas tareas apenas comienzan a desenvolverse profesionalmente y, en consecuencia, cuanto se haga para impulsarlas es positivo y opo rtuno. Pero también porque entre los intelectuales latinoamericanos -qu izá con excepción de la literatura- los contac tos son en extremo deficientes. Solemos estar mej or i nfo rmados de lo que pasa en la p orción anglosajona del Continente, que lo que acontece en las hermanas repúblicas del Hemisferio, pese a la comunidad de origen, lenguaje y costumb res; y en esta consideración incluyo a nuestros colegas brasileños - a pesar de su distinto "fala r" - con los que tan fácilmente nos ent endemos y a quienes tanto estimamos; e igualmente al corto número de lengua francesa. Quiero comenzar esta exposición inaugural, que tan inmerecidamente me encomendó el Comité Organiza do r, agradeciendo a la Universidad de Puebla su generosa hospitalidad, porque pocos sitios, podrían ser tan adecuados para servir de marco a una reunión de historiad ores de las ciencias. Desde mucho antes de la llegada de los españoles, la región servía de asiento a grupos de alta cultura. El tiempo no me permite extenderme para justificar tal afirmación ante nuestros colegas extranjeros. Pero una Conferencia Inaugural pronunciada por el auto r en la Pri mera Reunión lat inoamericana de Historiadores de las Ciencias ; Puebla (México), agosto 23-26, 198 2. [7] http://www.revistaquipu.com

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Quip" , vol. 1, núm.T,enero-abril de 1984, pp. 7·23

La Historia de la Ciencia enAmérica Latina-

ENRIQUE BELTRAN

C onvocar a una Reunión Latinoamericana de Historia de la Ciencia es,indiscutib leme nte, un acie rto; y qui enes tan eficientemente lograron

darle vida, merecen nuestras felici taciones.Debe co nside ra rse un acie rto, porque aunque en varios países lat inoa­

mericanos viene cultivándose el estudio de la historia de la ciencia y la dela tecnología está ya tambié n recibiendo atención, estas tareas apenascomienzan a desenvolverse profesionalmen te y, en consecuencia, cuan to sehaga para impulsarlas es pos itivo y oportu no .

Pero también porq ue entre los intelectuales lat inoam ericanos -quizácon excepción de la literatu ra- los contactos son en ex tremo deficientes.Solemos estar mejor informados de lo que pasa en la porción anglosajonadel Continente, que lo que acontece en las hermanas repúblicas delHemisferio, pese a la co munidad de origen, lenguaje y cos tumb res; y enesta consideración incluyo a nuestros co legas brasileños - a pesar de sudistinto "falar" - co n los que tan fác ilmente nos entend emos y a quienestan to estimamos; e igua lmente al co rto núm ero de lengua francesa.

Quiero comenzar esta exposición inaugural , que tan inmerecidamenteme encomendó el Comité Organizador, agradeciendo a la Universidad dePuebla su generosa hospitalidad, porque pocos sit ios, podr ían ser tanadecuados para servir de marco a una reunión de historiadores de lasciencias.

Desde mucho antes de la llegada de los españo les, la región servía deasiento a grupos de alta cultura. El tiempo no me permite extendermepara justificar tal afirmación an te nuest ros co legas ex tranjeros. Pero una

• Conferencia Inaugural pronunciada por el auto r en la Primera Reunión lat inoamericana deHistoriadores de las Ciencias ; Puebla (México), agosto 23-26, 198 2.

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breve visita a la ex trao rdinaria zona arqueológica de Cho lula. a pocosminutos de distancia , bastará para convencerlos.

En Puebla han nacido o radicado ilustres historiadores de la ciencia ode la medicina; o personas que con sus contribuciones al avance de l cono­cimiento aportaron los materiales que sirven de base a nuestros estudios.

Mariano Beristain y Souza escribió la monumental Biblioteca Hispano­A mericana Septentrional (18 16-1 82 1). valiosa e indispensable fuen te deconsu lta; Marcos José Salgado fue autor del primer tratado de fisiologíapublicado en el Continen te Americano 11727)1; Antonio Cal y Brachofund ó en 1820 un Jard ín Bot ánico. contribuye ndo destacadamente.cua tro años después . a organiza r la "Academia Médico-Chirurgica de laPuebla de los Angeles", que en 1825 -cuatro años des pués de consumadanuestra Independencia- dio a luz las Tablas Botánicas de Julián Cervantes.primer tex to escolar en la mate ria. Y en 1832. publicó también la primerafarmacopea : Ensayo para la Materia Médica Mexicana.

En Puebla nacieron. entre otros muchos cient íficos. dos ilustres perso­nalid ades: José Luis Montaña 0 755-1 820) reformador de la medicina eimpulsor de l mét odo cient ífico: y el eminente Gabino Barreda(1824-1 881 I, discípulo de Augusto Comte, introductor del posit ivismo enMéxico y artífice de la ense ñanza superior.

En Puebla se estab leció también, en 1640 la cuarta imprenta del Conti­nente. precedida sólo po r las de México (1539), Lima ( 1584) Y Cambridge(1639).

En 1646 abrió sus puertas, con un cauda l de más de 6 000 volúme nes- elevado para la época- la biblioteca obsequiada por el obispo Palafox yMendoza: esa magnífica Bibliot eca palafoxiana que hoy form a part e de laUniversidad, y que ent re sus tesoros guarda el ún ico ejemplar comp leto- únicamente se conocen o tros dos incomplet os- de l primer libro demedicin a publicado en el Co ntinente: la Opera Medtctnalta de FranciscoBravo.

Para cerra r co n broche de oro estas referencias. mencionaré a unpoblano hijo de l ento nces Colegio del Estado, del qu e egres ó co n el t ítulode médico en 1916 y una tesis recepcional dedicada a problemas de supatria chica : me refiero a José Joaquín Izquierdo 0 893-1977 ), eminentefisiólogo reformador de la enseñanza de esa disciplina y el más completohistoriador mexicano de la medicina y la ciencia, con una bib liografía queexcede de 300 títu los; en tre ellos I I exce lentes libros de índole histórica .Que el recuerd o de ese gran poblano, distinguido fisiólogo. erudi to his to­riador de la medicina y de la ciencia, amigo íntimo y muy querido po rlargos cuaren ta años, sea gu ía y est ímulo de nuestros trabajos.

y como muest ra de que los esfuerzos pioneros de Izquierdo repercu-

t . Salgado , M.I., CUrsur medicus mex ícenut pon prima. Phyriologietz . México . 1121 .

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ti eron en su tierra natal . es jus to citar a Ramón Sánchez Flores - supaisano - que apenas el a ño antepasad o publicó un inte resante libro :Historia d e la tecnologia y la invencion en M éxico , fru to de años depacientes invest igaciones.

Pero antes de pasar a temas más generales. con carácter muy personal.quiero decir a nuestros amigos de es ta Universidad la emoció n que meembarga al es tar aquí . por la de uda de gratitud que con ella me liga. Enefecto . el año de 1963 a moci ón del Dr. Ju lio Glock ner, el Co nsejo Unive r­sitario me ho nró - inmerecidamente- impo niendo mi nomb re al Institutode Biología que Glockner había fundado y dirigía. e invitándome adescubrir el retrato y la placa correspond ientes. Segu í con inte rés losimpo rtantes trabajos que en él se realizaban. que cuando su fundador dejóla di recc ión para ocupar la Recto ría queda ron a cargo de l Biol. SergioGuerrero López, has ta 1971 en qu e se fusionaron en un solo centro losdiversos institutos uni versit arios. perdiend o su individualidad . Po r eso,querid os amigos de la Universidad permitan que hoy me sienta parte deustedes.

Pero salgamos de esta amable y acogedora Ciudad q ue cump le ya 450a ños de existe ncia. y contemplemos panorámicamen te esa eno rme ex ten­sión que es la América Lati na. tan brillan temente representada en estaReunión por de stacadas personalidades que en las diversas Rep úblicashermanas se dedican a escud riñar el apasionan te campo que es la historiade las cie ncias,

Lo primero que debe me rece r nues tra atención es la índole especial de levento que hoy nos reúne, po r su peculiar individualidad.

En d iversos países de hab la hispana se han realizado reunion es nacio­nales de índole semejante: Argen t ina. 1945 ; México 1963 , España 1979.tomand o tres al azar. También. a par tir de 19 29 en que se reunió en Parísel Primer Congreso Internacion al de Historia de la Ciencia. éstos se hanseguido realizando con intervalos irregulares.

Pero ni unos ni otros pueden co mpararse con el que hoy se inicia. Losnacionales so n demasiado estrechos y uniformes , mientras que los int erna­cionales pecan de exceso de amplitud y son marcadamente he terogéneos.

En cambio Amé rica Lat ina es caso ún ico . Veint idós países co n3 13 663 000 de habita ntes. En d iez y' ocho de ellos hab lan español185 208 000 de seres hum anos; 6 428 000 en tres de las islas de ex tensiónapreciab le en el Caribe son de lengua francesa ; y 121 967 000 hablanportugués en Brasil. Esas tr es lenguas. ramas del mismo tronco , las utilizanpueblos de grandes similitudes, qu e se ex tiende n en un inmenso territorio.

La base origina l de esta erecida población , es un co njunto de pueblosaborígenes, que po r un erro r geográfico de Co lón se denom ina n " indi os" .Muy distintos en t re sí, tan to f ísica como culturalmente, hasta fine s de lsiglo XV no habían ten ido contac to eon los europeos.

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A partir de entonces tres países de Europa - de raíz latin a- conqu is­taron y colonizaron tan vastos territorios, a los que denomi naron IndiasOcciden tales. España llegó primero, ocupó la mayor parte del " NuevoMundo" y contribuyó con la mayoría de co lonizado res. Fue segundoPortugal, que sólo alcanzó a fundar un país qu e hasta tiempos recientestuvo moderada población, pero que hoy representa cerca del 40% del tot aldel área; mientras qu e los descendientes de los franceses que ocuparon tresislas del Caribe apenas alcanzan el dos por ciento .

Este conglomerado humano está constitu ído por cuatro eleme ntos :a) abo rígenes que llegaron al hemisferio occidental decenas de millares deaños an tes de l siglo XV; b) europeos que originalmente llegaron a partir de1492, para quedarse: españoles, portugueses y franceses; e) africa nosimportados como esclavos que se extendieron por todos los países. cuyasupe rvivencia étnica fue muy distinta de unos a otros; y d] grupos más omenos numerosos procedentes de diversos países, principalmente italianos ,alemanes y holandeses.

Todos esos grupos se fusionaron en forma s muy diversas produciend ou n a bigarrado mestizaje. Conside rando Latinoamérica en conjunto- aunque cada nación tiene peculiaridades propias- podemos deci r que elelemento ind ígena original - excepcionalmente étnicamente ..puro" ­sigue constituyendo facto r predominante en algunos países, como Bolivia.Ecuador, Guatemala o Perú ; mientras qu e en otros como Argent ina. v.sr.prácticamente han desaparecido.

El elemen to africano, en conjunto, es igualmente muy numeroso, perosu dis trib ució n es más selectiva que la del indio, concentrándose en paísescomo Hait í do nde domina, e igualmente en otras islas del Caribe; mientrases muy redu cido en otros como la ya mencionada Argentina, o en Méxicodonde sólo se localizan como enclaves en las costas.

Sobre ese trasfond o general vienen a establecerse, después de la Inde­pende ncia, grupos de emigrantes italianos. mayoritarios en Argentina; oalemanes y holandeses en Brasil, junto co n otras muchas nacio nalidades .

Estos grupos se han cruzado entre sí en las formas más diversas. pro­duciendo todo tipo de mestizos. que puede n considerarse en la actualidadelemento do minante y un ificador. a pesar de sus diferencias que son muymarcadas. Considerando solamente como factores de este fenómeno aindios, españoles y negros, en el México colonial se distingu ían nadamenos que 22 grupos, a los que se denominaba "castas" .

Me he de tenido para ofrecer estos da tos elementales, porque la natu­raleza de los grupos y subgrupos aborígenes, y la manera y proporció n enque se mezclaron con negros. europeos - principalmente españoles, fran­ceses y porlUgueses- y norteamericanos . explican múltiples fenómenossocio-culturales, que el histo riador de las ciencias no puede pasar por allo .

Como anteriormente se mencionó, los pueblos aborígenes carecían de

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LA Hístoeia de ID Ciencia ~n A m érica Latino I I

uniformidad , pues ihan desde peq ue ños grupos nómadas de bajo nivelcultural, hast a gran des conglomerados hu manos con una avan zada civili­zación, como era el caso de los que hab itaban lo q ue hoy es Perú y los quemo raba n en varios sit ios de la ac tual República Mexicana.

En un o y o tro luga res florecie ron du rante la Colonia los dos cen t rosmás import antes q ue fun daron los españoles en el .Nu evo Mund o, lo cualda la razón al ce rtero plan teamie nto de Arnaiz y Freg". cuand o escribeque : " no huho gran virreinato dond e antes no ex istía un pod eroso pu ebloprecolombino" .

Los prim eros co ntactos qu e los europeos tuv ieron co n los pob lad oresde l Hemisferio Occ idental fuero n con los gru pos antillan os de baja cultura ,represen tados po r d óciles y pacificos "taínos" , que pro nto some t ieron asu dominio , a los be licosos " ca ribes" q ue les o frec iero n tenaz resist en cia.

Pero no pasó mucho tiempo en que, saliend o principalmente de Cubatocaran playas con tine nta les Hern ández de Córdoba , 15 17 y Juan deGrijulva, 151 8, que regresaron con relatos de tierras más amplias y ricasqu e las de las Islas, co n abu nda nte población que había alcan zad o ungrado mayor de civilización.

Co mo result ado de lo anterio r, el gobe rnador Diego Vel ázqu ez quehabía despachad o los me ncionados viaje s de descubrimiento, prepa ró en151 9 o t ro de mayo r enve rgadu ra a cuyo fren te puso a Hern án Cortés que ,sobrepasando sus ins trucciones no só lo toc ó en Yucatán y Tabasco, sinoque con tinuó a Verac ruz, y de ahí al alt iplano, has ta llegar a la magn íficay poderosa metrópoli que e ra México Ten ochti tlan, cuyas maravillas lecausan una admi ración sin l ímites, que plasmó en cinco misivas que de151 9 a l 5 ~ 6 remitió al empe rado r Carlos V,3 E igua l admi raci ón produ­jeron tamb ién en sus compañeros, como con frescu ra incomparable relataaños más tard e uno de ellos : el so lda do cro nista Bernál Díaz del Cas t illo .'

No es raro que ad miraran el adelan to logrado por los aztecas, en plenoflo reci mie nto cult ural, pues como ace rt adame nte op ina Cook de Leonard :" , , . el nivel in te lec tua l gene ral de Europa en el siglo XV, en muchasins ta nci as era meno r del de los centros de las alta s civilizaciones de Amé­rica" ."

Est a disparidad de los grupos ind ígenas explica, en par te, la asincró­nica impla ntación de la cult ura med it errá nea en las d iversas regiones delCo ntinente, que Bab in i, el gran historiad or argent ino de la cie ncia come n-

2. Amaiz y Frcg, A., "Presencia y significación de \ téxico dentro de la vida de Occi dente",Filosofía y l .e tras 113·124, 194 8, p. 11 4.

3. ("ortc~ , 11., Cortas de retavión, \té , k o tcscrltas cn 15 19, 1522, 1523 , 1525, 1526),1960.4 . Díal. del Castillo, 8 . Historio verdadera de la Conquista de lo Nueva Espa ña, Méxioo (origi­

nal terminado en 1558) . 196 2.5, Coo k de Lccn ard . C,; "Ciencia y misticismo", R. S oricga el al.. Esplendor del México

Antíeuo , \léxico, 2 vals. 1: 127·142,1 939.

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ta refiriéndose al Cono Sur: "La zona austral de América nace tarde a lavida de la cultura. Mientras en México y Perú los co nq uistado res ent ran enáreas culturales extrañame nte iluminadas, en el desolado Río de la Plat a sedespuebla la recién fund ada Buenos Aires."6

Est e fenómeno nos lleva a co nside rar que el planteamiento que tradi­cionalmente se hacía co nsiderando que la substi tuci ón del idioma. la reli­gión , el arte , la cie ncia y la técnica de los indios po r lo que los conquis­tadores imponían co n la fuerza sabiame nte combinada de la cruz y laespada, era un don que obligaba a la gratitud e terna de los puebl os latinoa­mericanos, puesto que ello nos elevó culturalmente, acepta ndo a priorique la civilización .que ven ía de allende los mares era superior a la queexist ía en el Nuevo Mundo co nside rada inferior ; cuando en realidad loúnico q ue cabía decir es que eran diferentes.

Comas? y otros investigadores han llama do la atenc ión al hecho deque el proceso de acu ltu ración no fue en una sola d irección : EspañaMéxico, sino en ambas, co mo el ci tad o autor ejemplifica en el campo de lafarmaco logía co n el empleo de plantas medicinales que los ind ios enseña­ron a los hispanos.

Sería muy interesante presentar en esta ocasión, como grato y út ilanticipo a lo que se irá ofreciendo en las siguien tes sesiones, una visión decómo se fue desarrollando la ciencia europea en nuestro co ntinente. puesproporcion ar ía valioso material para mejor comprender las peculiaridadespropias del proceso en nuest ros respec tivos países.

Ello es desgraciadamente imposible por dos razo nes: limitación detiempo para la presen tación, y escasez de fuentes de informaci ón de quedispongo, fuera de lo que se refiere a México. y un pu ñado de da to s deo tros sit ios.

Voy pues a inten tar un bosquejo de la manera có mo la ciencia med i­terránea se fue implan tando en nuestro co ntinente, tomando como ejem­plo lo que sucedió en Nueva España, que es lo que personalmente co no zcoco n cierta profundidad, y dando a dic ho eje mplo una marcada o rientac iónhacia la biología por idén tica raz ón. Sin perjuicio de alud ir a otros paíseslat inoamericanos y co nside rar ocasionalmente o tras ciencias.

Además, y esto es una justi ficac ión ad icional para referirme a la NuevaEspa ña, po rque prácticamente todos los pasos iniciales en materia cien t í­fica que post eriormente se extend ieron por el resto de la Amér ica hispa­no-lusitana - o se o riginaron en la porción anglosajona- tuvieron en ella sunacimi ento , para radia r después a los otros países del uevo Mundo .

Vencida la heroica resistencia de los az tecas comandados por Cuauht é-

6. Babini , J., Historia de ta ciencia argentina, México, 1949 , p. I l .7. Comas. J., Un ca...o de acul tur ación farmacológica en la Nueva España del ... igln XVI : e l

"Tesoro de Medicina" de Grcgorio t. ópez. Ans. Antropol. 1: 145·173. 1964.

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L4 HislOl'iJl de 14 Ciencia ~n Améríca Latina 13

moco destru ida casi por co mpleto la opulenta ciudad lacustre México­Ten och titlan: se in ició de inmediato su reconstrucción en el mismo sitio,organi zada bajo las normas españolas de vida.

Jun to con las provide ncias sociales y económicas que habrían de regirel Reino de la ueva España. se labora en el terren o de la cult ura.

Instrumento básico para ente nde rse co n los indios co n la fina lidadaparente de convertirlos a la fe cristia na, cumpliendo la obligación que laSanta Sede había impuesto. y además para afianzar el dominio político delos nuevos amos , se elabo ran alfabetos fonéticos de las lenguas ind ígenas ,que permit ían esc ribirlas co n caracteres latinos.

Este proceso de aculturación, se facilita con el establecimiento tempra­no de la prime ra imprenta del uevo Mundo, en 1539 , apenas diez y ochoaños después de la caída de Tenochtitlan. La primera obra qu e sale de susprensas es un folleto de doce fojas en cuarto, de carác te r religioso comoera de esperarse. co n text o bilingüe y el título de Breve y más compen­dioso doc trina chrtstiano en lengua m exicana )' castellana, que contiene lascosas más necesarias de nuestra sancta f e catholica para aprovechamientodestos indios naturales y salvacion de sus ánimas, mandada imprimir ycosteada po r el Obispo Zurn árraga .

García lcazbalcet a, en 18868 publicó su erudi ta Bibliograf ía Mexicanadel siglo XVI mencionando 115 "incunables americanos" (1539-1 600 ):que en la edición de 1954 preparada por Millares Carla. se elevan a 179 .Además de mencio nar o tros 85 impresos de los qu e no se conoce ningúnejemplar, y 48 más fragmentarios o co n irregularidades.

Sólo o tra imprenta se estableció en el siglo XVI , la de Lima en 1584 : ycuat ro más en la siguie nte centuria : Cam bridge 1639, Puebla 1640.Pernambuco 164 7 y Gua te mala 1660.

Aunque es de suponer que en esos co lonizadores de la Nueva Españano predominaban los intelec tua les, la producción de libros en el siglo XVIfue considerab le, como ya se vio, dent ro de las normas de la época .

Para co mp leta r el mat erial de lectura de producción doméstica seimportaban libros impresos en Europa, Leonard? ha publicado una inte­resant e relación en qu e analiza tres envíos de libros, procedentes de Espa­ña : dos en 1576 conte niendo 341 y 1 190 volúmenes, respect ivamente : yuno de I 600 co n 678 volúmenes . o sea un total de 2 128 lomos. Predomi­naban como era natu ral t ítulos religiosos, pero tam bién se inclu íanasuntos profanos entre los cua les apa rece n obras cie ntíficas diversas.

Importante de me ncionar es la d ifusión de la enseña nza, que en NuevaEspaña se inició en 1523 co n un a escuela elemental inst alada en Texcocopor Pedro de Ga nte, quien dos a ños despu és fundaba en la ciudad de

8. Garc ia lcazbalceta, J., Bibliograf ía mextcena d~l siglo X VI, ~téxico 1886 , (2a . ed . 1954 ),9. Lconard. I.A.. Los libro s del conquistado" México. 1953.

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México la Escuela de San José de los Naturales. llamada aSl por esta rdestinada a hijos de indios caciques .

El primer cen tro para impartir enseñanza superio r fue el ImperialColegio de Indios de Santa Cruz de Tlatelolco que fundó el virrey Mendo­za en 1536. Alonso de la Veracruz estableció en 1540 o tro semeja nte enTiripit ío , Michoacán. "Si estos dos establecimientos avanzados - Tlat e­loleo y Tiripitío - tuvieron corta vida, no sucedió lo mismo co n el fund a­do por Vasco de Quiroga por el año de 1540 en Pát zcuaro, Miciioac án.pues se le considera origen de la hoy llamada Universidad Michoacana deSan Nicolás de Hidalgo. en la ciudad de Morelia, la de mayor abolengo enla Repúb lica después de la de México." O

La Real Universidad de México fue creada por Real Cédula de CarlosV fechada el 21 de sep tiembre de 1551 ; y el 25 de enero de 1553 abrió suspuert as a la juventud novohispana nada menos que con siete cát edras. a lasque paulatinamente se agregaron ot ras. Surgió así la primera Universid adcontinental, y la segunda del Hemisferio pues desde 1538 exist ía la deSanto Domingo! l . Antes de fin de siglo se agregaban o tras dos: Quito( 1586) y Cuzco (1598); y en la siguiente centuria tres más: Córdoba(16 13 ), Guamanga (1617 ) y Chuquisaca (1624) .

Aparte de la importancia in trínseca que la creación de una Universidadtiene para la difusión del conocimiento, la de México es particularmentesignificativa, en el campo que específicamente nos in teresa, como se ve acontinuación.

Al fundarse la Universidad se designó Secretario a Esteban del Portilloqu ien con ese carácte r levantó el acta de la sesión inicial. Lo sucedió Ju anArias de Paz. al mo rir el cual fue substit u ido po r el Bachiller Cristo bal dela Plaza. qu e el 14 de ju lio de 1587 fue designado Secre tario y Mayor­domo de la Universidad, puesto que heredarían su hijo Cristobal Bernardode la Plaza, estudiante de Derecho Can ónico , quien en 1620 qu edó co moSecretario. Síndico y Maestro de Ceremonias, y su niet o el Bachiller Cris­tobal Bernardo de la Plaza y Jaen, desde 1663 suplente y ayudante de supadre, a cuya muerte asum ió el cargo de Secretario y Maestro de Ceremo­nias en 1667. y lo sirvió hasta su fallecimiento en 1696. Se cerró así elciclo de la dinastía Plaza que inició el abuelo en 1587. y cerró el nieto en

10 . Bel trán, E.. "Fuentes mexicanas para la historia de la ciencia". Ans. Soc. Mu. Hin , Ctenc.Tecnol. 2:S1-112, 1970, p. 68.

11. Se ha discutid o mucho si esa primacía corresponde a México o a Perú, co n base a que laCédula Real de la segunda expedida el 12 de mayo de 1SS 1, le antecede en cuatro meses y nuevedí.., . Pero como explico en otro sitio donde discuto el punto (véase 10. p. 59 ): Para mí lo decisivopara terminar este alegato , es el hecho irrebatible de que la Universidad de México quedó solem­nemente instalada, y comenzó a trabajar, en enero de 155 3 : mientras quc la de Lima no pudoiniciar sus labores hasta 1556 o 157 1, según los auto res. Y estimo que es más importante la Icchuen que se empieza a trabajar, que cualquier documento anterio r que autoriza una eventual o rgani­zación.

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Lo HistoriD d~ la Ciencia en Am érica Latina 15

1696. Cient o nueve a ños de servir ininterrumpidamente la secreta ríauniversitaria.

Aprovechó de la Plaza y Jaen el conocimiento personal que desde suinfancia había tenido en relación con los asuntos de la Universidad. y seentregó a la árdua ta rea de escribir la crónica de la misma a partir de sufundación. empresa que llevó a feliz término. pues a su muerte dejó unvoluminoso manuscri to. al que puso po r t ítulo Crónica de la Real y In sig­ne Universidad de Méx ico de la Nueva España. En edades desde el allOde1553 hasta el de 168 7. por el Bachiller Don Christoba l de la Plaza y Jaen,Secretario y Maest ro de Ceremo nias de la dicha Real Universidad. Dedica­da a Christo Señor Nuestro Cruc ificado.

Se convirtió as í en el primer histo riado r de la ciencia en México. yposiblemente en toda América Lat ina. Desafortunadamente no he logradomayor información de tan inte resante pe rsonaje.

La Crónica. que es una valiosísima fuen te de información. despertó elinterés de la Universidad que. luego de la muerte del autor trató sin éxitode publicarla. Acaba ron por olvidarse de ella. y dos veces co misionaronotras personas que pudieran escribirla. lo que no suced ió. Fue has ta 1931cuando vio la luz en México. en dos gruesos volúmenes. paleografia da ycon prólogo de Nicolás Rangel,

Desde los primeros lustros después del descub rimiento se des pertó enEuropa el deseo de estudiar el Nuevo Mund o. Lo qu e dio nacimiento a tresob ras que pronto se convirtieron en clásicas. el Sumario . . . de Fern ándezde Oviedo (1526) y luego la Htstoria natural y general (153 5-1 557 ) delmismo autor.! 2 Y la Historia material y moral. . . (15 90) de Acosta .I ! alas que es justo agregar Problemas y secretos maravillosos de las Ind ias(1591 )1 4 por Juan de Cárdenas. nacid o com o los anteriores en España,pero que pasó muy joven a Nueva España, y se recibió de médico en laUniversidad de México .

Poco es lo que sobre los países americanos se escribe de primera man o,que sea de la misma categoría que las ob ras acabadas de citar; con exc ep­ción de la magis tral llistoria general de las cosas de Nueva España porSahag ún.t > que intencionalme nte no cité, porque aunque escrita entre1558 y 1590, no vio la luz has ta 1890 .

Basadas en relatos ajenos, y no en observaciones personales, sí apare-

12. Femández de Oviedo, G., Sumario de la 114tuTtll historio de los Indios, Sevilla, 1526.(México 1950). ldem. Historio notuTtll y general de las Indios, Sevilla, 1535-1557. Madrid185t ·1855.

13. Acosta. J., de Historio natural y moralde los Indias, Sevilla, 1590. Mé:d co, 1940.14. Cárdenas. J., de Problemas y stcr~tos maTO ~iIlosos de las Indias, México, 1591 , 2a, Ed.,

México 1940.15. Sahagún, B. De, Historio generaí de la, cosas de Nut~a España, México, 1939 .

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ce n algunas ob ras en el siglo XV I en tre las q ue destacan Angleria 11 5.10 116

Y Monardes (1574)1 7.Tod o es to fue fo rma ndo un vali oso cuerpo de conoc imien tos cicnt í­

ficos de la natura leza ame ricana. realizado por a ficio nados - aunq ue algu­nos tuvieran la ta lla intelectual de Acosta o SahagÍln - de ma nera incom­pleta y desordenada.

Par a remediar lo an te rio r. Españ a di o dos pasos de gran im porta ncia :o rdenó a las au toridades colo niales realizar enc ues tas en sus respect ivosterritorios ajus tá ndose a un cuestio nario u nifo rme - redac tado e n laMetró po li- cuyos resultados fueron buenos. y Saha g ún u tilizó comofuen te para su ma gist ra l h istoria a los "informad ores" ind ígenas.

El o tro paso . más im po rta nte aun. fue el q ue d io Fel ipe 11cuando en1570 ma nd ó a su Méd ico d e Cámara F rancisco Hern ándcz para q ue " elprimero con ojos y esp íritu cien t itico" 1 8 estudi ara las produccio nes vege­tales, anima les y minerales de la Nueva Espa ña, en la q ue Reed co nside ra" probablemente la primera exped ición bo tá nica enviada po r un Go hier­no" .1 9 Duran te sie te añ os laboró ac tivamen te co lec ta ndo, descri bien d o ypi n tand o. co n ay uda d e artist as ind ígenas plantas y anima les mexicanos.Desgraciadamente no logró q ue se publica ra la ob ra. y po r mu chos añossó lo se contó co n dos fuen tes poco sa tisfactorias pa ra conocerla : e l resu­men . con út iles adiciones. q ue publicó en México co n el t i tu lo de Quatrolibros de la Naturaleza.. .20 el frai le domi nico Franc isco Xim éncz. y ot raconde nsació n que el Rey encomendó al médico napolitano Recebo . yqu e en 1648 apareció en Ro ma : R erum Medicarum Novae HispaniaeThesaurus. . . 2 1 Dos ed icio nes una en el siglo XV II I y o t ra en el XXaportaron nuevos materiales. pero só lo e n 1959 bajo los auspici os de laUniversidad Nacio nal Au tó noma de México se in ició. en magn ífi caedi ción. la publicación de las Obras completas de Hern ández en seisvo lú me nes. de los qu e han aparecid o ci nco .

Aceptando ·co n Somolinos q ue Hern ández fue el primero en contem­plar la natu ral eza co n "ojos y esp íri tu cien t ífico" . nat u ra lmen te el de lacie ncia europea de la época. es muy interesant e ver con qué " ojos yesp íri tu cien t ífico" , la contemp laban los " ignoran tes' indi os , y pa ra ello

16. Anglerfa. P.~t. De. lÑ orbe noM decades acta , AIC3 lá. 1530. Ild . españo l. Buenos Aires,1944 ).

17 Monardc\ , N.. Primera )' sezunda y tercera partes de Ja historia medicina ! delas ('osos qurle traen de nut's,nu ¡ndiIJs Occidentales. Sevilla. 15 74 .

18 . Somolmos d'Ardois, <l.• Vida y obra de Fran cisco Itemdndez L . del "ul!) Fd . Obrascompletas de Francisco Hemández, ~féxico. 1969 .6 vols. 1: 97· 485.

19. Recd . II.S., A sho n h istory uf the plan t scicnccs, wa ttham, 1942. p. 77 .20 . Ximcncl, F., Quatro t íbrot de 141 Naturateza y realeza y virtudes de los plantos y anima­

l~$ . .. México , 161 5 , (23.1 d. 1888. ~Ié xico ) .

21. Hemández, F.. Rerum medicerum Novae HisptlnuIt' tnesaurus. . . Roma. 1548 (Mc:xico1959, vols. 2 y 3, UNA~'{) .

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fA Hisr0ri4 de ta Ciendil en Al mm'ca Latina 17

contamos con un magnífico mat erial de comparación, el Libelus medicina­libus indorum herbis.t' 2 colección de excelentes láminas a colores, contexto en lengua n áhuatl por un indígena de nombre Martín de la Cruz ,traducido al lat ín por o tro indígena, Juan Badiano, con cuyo nombre sedesigna generalmente la obra: "Códice Badiano" . Fue compuesto en 1552,es decir 23 años después de la caída de Tenochtitlan y los aut ores sehabían formado en el Colegio de TIatelolco fund ado en 1536. Pero Somo­linos que estudió a fondo el manuscrit o y lo considera "el último granherbario medieval" ,2 3 así como del Pozo que encue ntra en él " la sabidu­ría pragmática del empirismo, que contrasta con los dogmas médicoseuropeos del siglo XVI"24 opinan qu e salvo la utilización del alfabetofonético para escribir en náhuatl , y la traducción de éste al latín , no sepercibe en la obra ninguna influencia europea . Desgraciadamente, el librobellamente encuadernado fue remitido al monarca hispano y prácticamentese olvidó hasta que apareció una primera y muy defectuosa edición en 1939,

Destino semejante tuvo el primer libro de medicina veterinaria que seescribió y publicó en América, del que fue autor Juan Suárez de PeraJta,sobrino de la prime ra esposa de Hernán Cortés, nacido en la ciudad deMéxico. El manuscrito del Tratado de A lbetterta t > fue escrito entre 1552y 1580, pero permaneció inédit o hasta que Quezada Bravo lo publicó en1953, en bella edición facsimilar y paleográfica.

También, antes del fin de la centuria, se publicó en 1556 - y probable­mente se escribió en México- el primer libro de mat emáticas del conti­nente: Sumario compendioso de las queras (cuentas ) de plata y oro. . , 26

cuyo auto r es Juan Diez Freyle, de dudosa identidad , al que algunossuponen capellán de Hernán Cortés .

Igualmente en México se escribió y publicó el primer libro médico deAmérica, Opera Medtctnalta por Francisco Bravo, 1570.27

Como se ve el siglo XVI tuvo gran vigor cient ífico que desgraciada­mente, a lo menos en Nueva España , disminuyó notoriamente en elsiguiente, aunque se publican algunos libros interesant es como Reporto­rio. , , de Henrico Mart ínez, 1606;28 Tesoros de Medicina. . . de GregorioLópez, 1672;29 así como Libra astronómica, 169030 de la que fue autor

22. Cruz, M. De La, LibeOus med ícina ííbus indorum htrbil, México , 1964 .23. Somolinos d'Ardois, G., Estudio histórico (véase 21), t 954 .24 . Del Pozo, E.C., 1964. Prefacio (véase 21).25. Suárez de Peralta, J., Tratado de albeitería, México, 1953, (escrito en 1552· 1580) .26. Díez Freyle. J., Sumario compendioso de I/ls quetas (cuentas) de plata y oro.. . México.

1556.21. Bravo , F., Opere mtdid lJllliIJ . México,1510 (facsimilar, Londres 1910 ).28. Martínc:z. H.• Repertorio de 101 tiempos y HiJrorl/l Natural deJtil Nueva EJP4ña, México,

1606.29. López. G., TelOl'Ol de I'Mdkln/l para rodal Itll enfermedildel, México, 1612.30. SigOenza y Góngora,e..Libra asrronómka y filosófica, México 1690.

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18 Quipll, ~n~f0.4lJ,il dt 1984

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el gran erudi to y polígrafo Carlos de Sigüenza y G óngora, aludie ndo alcual dijo Menéndez y Pelayo : "la aparición de un hombre así en los díasde Carlos 11 , es suficiente para exaltar una Universid ad y un país" .31

Term inaré esta breve mención al siglo XVII , co n Ju ana de Asbaje (SorJu ana Inés de la Cruz), poetisa de fama mundial pero también versada enciencia y filosofía, conocimientos que se vierten en algunas de sus compo­siciones, particularmente " Primer sueno", de que Gaos o pina: "La litera­tura de lengua española sería paupérrima en este género de poema filosó­fico, si no co ntara justo con éste." 32

Como el tiempo concedido va corriendo y se acerca a su término,saltaré hasta la . egunda mitad del siglo XVlII, cuando al influj o de lailustración que orienta al gobierno de Carlos 11I , la Metrópoli vuelve asentir interés en conocer lo qu e son sus colonias, y para ello impulsa lainvestigación científica en las mismas.

Para esa época ya existen en América fue rte s núcleos intelectuales decriollos y mestizos, algunos formados en España y otros en sus propiospaíses, qu e se asoman a diversos campos de la ciencia. En Nueva Españasobresalen Álzate, León y Gama, Montana, Bartolache , Cárdenas de León,y otros; en Venezue la Carnpins y Ballester ; en Perú Unanué, Llano yEspejo; en Cuba Espinosa, Mompox; en Colombia , Muti s, lea, Caldas,Lozano; en Brasil Andrada e Silva, Rod ríguez Ferreira, Conceicao Veloso :y seguramente una lista mayor en otros lugares que la carencia de informa­ción me impide citar.

En México, en esa época se fundan también dos instituciones quemod ernizan la investigación : la Real Escuela de Cirugía (1768)33 quepugnaba por desterrar el escolasticismo médico que privaba en las universi­dades; y el Real Seminario de Miner ía (1792) que no sólo laboró en losaspec tos tecnológicos, sino que introdujo métodos modernos de ensenan­za, y rutas de investigación, po r lo que, con toda justicia el historiadorpoblano de la medicina y la ciencia J.1 . Izquierdo tituló el excelente libroque en .1958 dedicó al establecimiento : La primera Casa de las Ciencias enMéxico.

Pero sin duda lo más importante fue el envio de las Reales Expedi­ciones Botánicas, que abarcaron amplia área geográfica y se prolongaronde 1778 a 1810-15.

Fueron tres. La primera la del Perú , que encabezada por HipólitoRuiz, al que acompañaba Manuel Pavón, laboró de 1778 a 1788; la segun­da - la del Nuevo Reino de Granada (Colombia)- dirigida por Celesti noMutis, se inició en 1783 para terminar en una fecha dificil de precisar

31. Menéndez y Pelayo, M.•H I. torill dr '" pM.ÍiJ hisptmCHlMtncll11Q. Madrid, 1890.32. Caos, J., " Sudo de un suollo", Hisr. Ma/co"" 1960, 10: 54-71.33. MartÚl" Cortés, F., " La Real Escuela de Oru.ía de México", I Col. Mtx. HISI. Cinte.

1964,2 vols. 2: 221·232 .

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exactamente por los agitados días que vivía entonces el país, que se colocaentre 1808 fecha de la muerte de Mutis, y 1815 en que se apagan susúltimos reflejos: Y la tercera de la Nueva España , encabezada por MartínSesse, que transcurre de 1787 a 1803 .

Las tres respo nden a un mismo propósito: toda s llevan el mismonombre, y en todas interviene desde España una figura clave: Casimiro Gó­mezOrtega, que goza de gran prest igio científico y no poca fuerza política .

La primera nació de un motivo circunstancial. La Academia de Cien­cias de Francia deseaba realizar estudios en América, y solicitó al gobiernoespañol se autorizara al bo tánico Joseph Dornbay, para ir al NuevoMundo. Las estrechas ligas que unían a las dos monarquías, hacían difícilnegar la franquicia solicitada, pero la tradicional desconfianza y suspicaciaespañolas en todo lo referente a sus dominios ultramarinos, no veían consimpatía la idea.

Otorgaron el permiso , a condición de que dos botánicos iberos acorn­pañaran al francés; ellos fueron los ya mencionados Ruiz y Pavón. Elobjeto único estudio de las plantas, y el personal muy reducido; los dosnombrados y dos dibujantes.

La segunda Expedición - Nueva Granada- se organizó con base a unproyecto elaborado en Bogotá por José Celestino Mutis, médico y botá­nico que había llegado como médico del Virrey Messia de la Zerda en1760. Como resultado de largas gestiones el Rey aprobó finalmente laidea, nombrando en 1783 a Mutis "primer botánico y astrónomo de lacitada exped ición", que ocupa dicho cargo hasta su fallecimiento en J808.

La tercera , con el ejemplo de las anteriores, la propone Martín deSessé y Lacasta, que hab ía venido a Cuba como médico del Ejército deOperaciones qu e mandaba Victorio de Nava, y mandó después Bernardode Gálvez. Radicó en La Habana y México , y en 1786 se aprobó su ideadesignándo lo directo r de la expedición en la que lo acompañaban cuatro" facultat ivos" y posteriormente se agregarían los dibujantes. Junto con lospropósitos básicos de las otras expediciones, tenía tres específicos:1) localizar mat eriales que Francisco Hernández hubiera dejado; 2) esta­blecer un Jard ín Botánico; y 3 ) crear una cátedra de Botánica, confiada aVicente Cervantes.

Sobre las tres expediciones, se han hecho publicaciones. Las mejores ymás abundantes referentes a la de Nueva Granada y su líder Mutis, cuyainíluencia fue considerable, y aun hoy se nota la huella . Pero no se habíahecho un estud io comparativo de las tres, hasta que intenté realizarlo, enforma breve, pudiéramos decir exploratoria, en un artículo publicado en1967;34 en el que creo haber presentado una visión preliminar, mostrando

3-4 . Beltdn. E.• "Las Reales Expediciones del siJlo XV1Ua Hispano-América", Rn. Soc./tIa.Hilt. " .... 1967,28: 179·240.

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la necesidad de que el tema se profundice y arnpl íe ,El límite reglamentario me impide incursionar en lo que a los siglos

XIX y XX se refiere, y ded icaré los últ imos párrafos a breves comentariossobre historiografía de la historia de la ciencia, incluyendo algunas men­ciones a la de la medicina, que es la que más se ha desarrollado.

En todos los países latinoamericanos se ha escrito acerca de la histo riade la ciencia pero, en tesis general, poco se ha hecho al respecto.

En este campo ha destacado Argentina, debido a la benéfica influenciaque ejerció el eminente historiador italiano de la ciencia, Aldo Mieli, queen 1939 se trasladó a Argentina donde murió en 1950. Su obra más ampliafue la iniciación de la serie en ocho volúmenes, Panorama general deHistoria de la Ciencia que inició en 1945, y de la que sólo alcanzó a ver loscinco primeros tomos. Afortunadamente , su muerte no interrumpió lapublicación, que continuó bajo la dirección de Desiderio Papp y JoséBabini, ampliando a 12 tomos los ocho originalmente planeados . Hay quehacer notar que la obra de Mieli se facilitó por los antecedentes queexistían en el país, pues desde comienzos de la década de los aftas 20 conel patrocinio de la Sociedad Científica Argentina, habían comenzado aaparecer los primeros volúmenes de la serie Evoluci6n de las Ciencias en laRepública Argentina.

También en Brasil la prod ucción edi torial sobre historia de la cienciaha sido considerable. Los t ítul os siguientes, únicos a mi disposición , sonuna muestra : Juliano Moreira 1912 Panorama das ciencias no Brasil; OsearFreire 1922 Evocacao da medicina no Brasil; A. de Souza 192 2 Historia damedicina no Brasil; A. Nascimento e Silva 1940 Quatro seculos de medict­na no Brasil; L. Ribeira et. al. 1926 Medicina no Brasil; A Neiva 1922Esboco hlst6rico sobre a Botánica e a Zoología no Brasil; C. de Mello L.1937 A Biología no Brasil; F. de Azevedo 1955 As ciencias o Brasil, 2vols.: L. Castro Santos 1977 Historia Geral da medicina brasileira ; N.Stepan 1976 Genese e evolucao da ciencia brastleira iidem¡ 1981 Begin­nings of brazüton science. Actualmente se está publicando Historia dasciencias no Brasil, coordinada por M. Guimaraes Feri y Shozo Motoyarna,en tres volúmenes, de los que han aparecido dos.

En Cuba, desde hace tiempo ha existido not orio interés por la histo riade la ciencia y más aún de la medicina, funcionando activamente en laactualidad el Museo Histórico de las Ciencias Médicas Carlos J. Finlay,

Entre otras publicaciones pueden citarse: O.J. Hemández 1972 Lazoo logía en Cuba (desde 1868 a 1968); H, Samkova y V. Sarnck 1962Btbltografta de botánica cubana ; J . López Sánchez y Z. de la TorrienteBrau 1979 Bibliografía cient ífica cubana (179 0-1848); J. Alvarez Conde1958 Historia de la botánica en Cuba; idem 1957 Historia de/a geología,mineralogía y paleontología en Cuba; . Multan ovsky 1967 Historia de lamedicina (trad . del ruso); E. Roig de Leuchsering 1965 Médicos y medio

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cina en Cuba; J .M . Carbonell 1928 Evolucion de la cultura cubana; A.Mitjans 1963 Estudio sobre el movimiento científico y literario de Cuba;F. López Segura 1968 Los orígenes de la cultura cubana.

Como ya dije an terio rme nte estimo qu e el prim er histo riado r de laciencia en México, fue el Bachiller Cristobal Bernardo de la Plaza y Jaen,autor de la Cr6nica de la Real y Insigne Universidad de México de laNueva España, ob ra que desgraciadamente, aunque se terminó de escribiren el último lustro del siglo XVII , no vio la luz hasta co mienzos de lacuarta década de l siglo XX.

Su oportuna apa rició n, seguramen te hab ría estimulado el interés en losestudios sobre histo ria de la ciencia, qu e en nuestro país nunca han recib í­do la atención que merecen . Es apenas en 1950 cuando un grupo demédicos organiza la Academia Mexicana de Historia de la Medicina , quetiene corta vida, y es sustitu ída por la Sociedad Mexicana de Historia yFilosofía de la Medicina, que trabaja activamente.

La Sociedad Mexicana de Historia Natural, fundada en 193 6 diosiempre interés a temas históricos, y desde la iniciación de su Revista lesdestinó amplio espacio; en los 37 volúmenes hasta la fecha publicados hanaparecido 138 ar tículos sobre la materia .

No es pues de ext rañar que cuando en 1962 propuse a la Corporaciónque auspiciara la celebración del 1 Coloquio Mexicano de Historia de laCiencia, la idea fue recibida co n entusiasmo y aprobada por unanimidad.Posteriormente, por gestio nes de Arturo Arnaiz y Freg se adhirió a laempresa la Asociación Mexicana de Historiadores: y el evento se llevó acabo en la Unidad de Co ngresos del Centro Médico del 2 al 7 de septiem­bre de 1963.

El éxito fue rotundo, la concurrencia muy nutrida , y el número deponencias se elevó a 59. Las Memorias aparecieron en 1964 en dos volú­menes con un total de 835 páginas.

En la sesión de clausu ra se acordó dar los pasos co nducentes a lacreación de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecno­logía, que quedó fo rmalmente establecida el 11 de agosto de 1964 conuna directiva integrada por Enrique Beltrán, Presidente; José JoaquínIzqu ierdo, Vicepreside nte; Germán Somolinos d'Ardois, Secretario Gene­ral; Francisco Mart ínez Cortés, Secret ario de Actas y Samu el Fastlicht,Tesorero.

En 1969 apa reció el primer número de los Anales de la corporación,que desde entonces ha seguido publicándose, aunque con irregularidad,habiendo aparecido el No. 5 en 1979, lo que da un total de 2193 páginaspara la serie.

La literatura sobre historia de la ciencia en general es muy pobre, ysolamente puedo mencionar los libros siguientes, aunque quizá existanotros que escapa n a mi con ocimiento: Beltran, E. Medio siglo de ciencias

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mexicanas 1952; Gortari, E. de La ciencia en la historia de México . 1963 ;Bravo Ugarte, J. La ciencia en México , 1967.

En lo que a la biología en part icular se refi ere, la situaci ón es igual­mente insatisfactoria, pues únicamente me es posible mencionar los cuat rolibros que a continuación se listan, escritos por el autor de este trabajo ;Consejos a los biólogos, 1951: Las ciencias naturales en MicllOacán, 19ó2:Medio siglo de recuerdos de un biólogo mexicano, 1977 ; Contribución deMéxico a la biología, 1982 .

Desde luego, no son éstas las únicas fuen tes de información, puesexiste buen número de folletos y artículos en publicaciones periódicas quecontienen valiosos materiales. Simplemente las aportaciones de la Socie­dad Mexicana de Historia atu ral y de la Sociedad Mexicana de Historiade la Ciencia y de la Tecnología, representan un total de 30 1 artícu los.

En lo que respecta a la historia de la medicina, el número de publica­ciones es muchas veces mayor (libros, folletos y artículos de revistas). Perolo más importante en este ramo, es la próxim a publicación de una monu­mental Historia General de la Medicina en Méx ico , redactada por unselecto equipo del que es Coordinador General Francisco Mart ínez Cortés,Secretario de Actas de la primera directiva de la S.M.H.C.T.

Un feliz acon tecimiento fue la reciente designación de Roberto More­no de los Arcos - Secretario General de la Sociedad Mexicana de Historiade la Ciencia y de la Tecnología- como Director del Instituto de Investi­gaciones Históricas de la U AM, pues ha dado un impulso considerable ala historia de la Ciencia. En sólo dos años ha llevado a cabo con not ableéxito, nada menos que cuatro interesantes simposios : I. Enfoques de laHistoria de la Ciencia y la Tecnología en países de habla hispana, 1980 :11. Plantas y anima les en la historia de la ciencia mexicana , 1981 :lIJ. Metodología y prob lemas de fundamentación de la historia de la cien­cia y la tecnología, 1981 ; Y IV. Historia de la astronom ía en México.

Además ha reunido pacientemente los escritos de Alzare que apare­cerán en diez volúmenes con el t ítulo de Obras en una cuidadosa y erudi taedición, que será recibida con general beneplácito, y de la cual vio ya laluz el prime r tomo. Tiene también en preparación otro libro que llevarápor t ítul o José A ntonio A Izate y la Ilustración mexicana que, ¡por fín!permitirá a los estudiosos conocer y apreciar en su verdadero valor, lapersonalidad del padre de la ciencia moderna mexicana.

Un obs táculo que debía vencerse para impulsar y lograr un crecimien­to orgánicamente sólido de la investigación y enseñanza de la historia de laciencia, es profesionalizarla. Desgraciadamente en nuestro país no exist íala posibilidad de ob tener un grado académico específico de esa disciplina.Por fortuna tambi én en este aspecto se está trab ajando, y espero que nopase mucho tiempo sin que la Universidad Nacional Autónoma de Méxicoconfiera maestrías y doctorados en la materia.

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lA HiJtoritl dr l.J CirnCÚI rn Amm ar Latina

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Mientras esto sucede, me llena de satisfacción que esta reunión la hayaorganizado el prime r mexica no. hasta donde tengo not icias, doctoradoespecíficamente en historia de la ciencia, nada menos qu e en la Sorban ade tan brillante pasado en este ramo.

Ojalá que en ocasiones próximas, tengamos el placer de que se sientenjunto a nosot ros compa trio tas que posean diplomas semejantes peroexpedidos por mi gloriosa y venerada Alma Mater, la Universidad NacionalAutónoma de México.

• - 'o ....Dibujo de Guarnin Poma representa I unastrólogo nevando un qulpu en su mano.

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