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LIBRO DE ESTUDIO BIBLICO

LA GRAN TRIBULACION

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Y EL ARREBATAMIENTO

Primera Edición, Febrero 2008. 131 páginas, blanco/negro. Incluye gráficos, mapas y dibujos. ISBN 978-9972-33-696-6

AUTOR: José J. Juárez Castillo

PRECIO: $ 9.00 (S/. 24.00)

El presente libro en su primera aproximación, tiene como base principal de interpretación de las profecías de la Biblia que se encuentran en forma desordenada y no se pueden interpretar en el tiempo ni en el contexto de su cumplimiento a las profecías graficadas de Daniel, las cuales son:

1. Las setenta semanas (Dn 9.20-27) 2. y el tiempo del fin (12.7-13). Ambas profecías integradas en un solo gráfico, constituye el principal marco espiritual, que Jehová Dios en su sabiduría ha dejado, porque contiene señales proféticas; y en cada una de estas señales se van articulando y ordenando de acuerdo al tiempo de su cumplimiento en forma asombrosa y maravillosa las profecías anunciadas por: 1. El Señor Jesucristo 2. los Profetas del Antiguo Testamento

3. los Apóstoles de Jesús 4. y el Apocalipsis de Juan

EL PASAJE BÍBLICO Y EL GRÁFICO DE LA PROFECÍA LAS SETENTA SEMANAS.

* (…) Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el

desolador (Dn 9.20-27). Jehová Dios envió a su ángel Gabriel para que le revelará a Daniel la profecía de “las setenta semanas”, y que esta profecía está determinada para su cumplimiento sobre el pueblo judío y sobre la santa ciudad de Jerusalén y las razones de su cumplimiento serán para: 1. Terminar la prevaricación 3. expiar la iniquidad 5. sellar la visión y la profecía 2. poner fin al pecado 4. para traer la justicia perdurable 6. y ungir al Santo de los santos

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Y las setenta semanas se desarrolla en 3 etapas y además incluye entre estas etapas 2 grandes señales (Gráfico N° 01), como se detalla a continuación:

a. La Primera Etapa: 7 Semanas

Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas.

b. La Segunda Etapa: 62 Semanas Y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

c. Dos grandes señales entre las etapas de “las setenta semanas” c.1. La Primera Señal: Y después de las sesenta y dos semanas, se quitará la vida al Mesías, mas

no por sí. c.2. La Segunda Señal: Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el

santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

d. La Tercera Etapa: 1 Semana (la última semana) - Y por otra semana confirmará el pacto con muchos. - a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. - después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la

consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

INTEGRACIÓN DE “EL TIEMPO DEL FIN (Dn 12.7-13)” EN “LAS SETENTA SEMANAS (Dn 9.20-27)” La profecía de “el tiempo del fin”, contiene algunas señales que son iguales al de la profecía de “las setenta semanas”, pero además contiene otras señales que la complementan. Para entender las 2 profecías, se ha integrado las señales de “el tiempo del fin” en la profecía de “las setenta semanas”, para mejorar la interpretación de ambas profecías durante el desarrollo del libro. Son 11 las señales proféticas que componen la profecía integrada de Daniel “las setenta semanas (Dn 9.20-27) y el tiempo del fin (Dn 12.7-13)”, y en estas señales se van articulando perfectamente todas las demás profecías; como ejemplo articularemos profecías en la primera señal que dice:

Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas.

1.1. Para comprender la primera parte de la primera señal profética que dice: Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén (…): Se debió restaurar y edificar Jerusalén, porque la ciudad de Jerusalén y el templo de Dios fueron destruidos y quemados por el imperio de Babilonia gobernado por el rey Nabucodonosor, y este hecho sucedió debido al pecado del pueblo de Judá; por lo cual Dios desecho a la ciudad de Jerusalén (capital de Juda), que había escogido y a la casa (templo de Dios) de la cual había dicho: Mi nombre estará allí (2 R 23.27). Porque la ira de Jehová Dios se había encendido contra Judá, debido a que muchos de sus reyes que los habían gobernado y especialmente el rey Manasés condujeron a los habitantes de Judá a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová había destruido delante de los hijos de Israel (2 R 21.1-16; 2 Cr 33.1-10).

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Gráfico Nº 01: PROFECIA “LAS SETENTA SEMANAS (Dn 9. 20-27)”

Desde la salida

de la orden para

restaurar y edificar

Jerusalén

Y después de

las sesenta y dos semanas

se quitará la vida al Mesías

mas no por sí

Y por otra semana confirmará

el pacto con muchos

A la mitad de la semana

hará cesar:

1.- El sacrificio

2.- y la ofrenda

0 3.5 7

7 62 1

AÑOS

SEMANAS

Y sesenta y dos semanas

se volverá a edificar

- la plaza y

- el muro

en tiempos angustiosos

Y el pueblo

de un príncipe

que ha de venir destruirá:

1.- La ciudad

2.- y el santuario

y su fin será con inundación

y hasta el fin de la guerra

durarán las devastaciones

hasta el Mesías Príncipe

7

1

2

3

4

7

6

habrá siete semanas

Después

con la muchedumbre

de las abominaciones

vendrá el desolador

hasta

que venga la consumación

y lo que esta determinado

se derrame sobre el desolador

¿?

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4

Por lo tanto, Dios hablo por medio de sus profetas que él había decidido traer el mal sobre Jerusalén y sobre Judá y los entregaría en manos de sus enemigos, por cuanto habían hecho lo malo ante sus ojos y le habían provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy (2 R 21.10-15).

El enemigo que habría de destruir a la ciudad de Jerusalén y al templo de Dios, que Jehová Dios había designado eran del Imperio de Babilonia (2 R 20.17); este hecho se cumplió en 3 guerras que Nabucodonosor rey de Babilonia le hace a Judá:

PRIMERA GUERRA: Sucedió en el año 616 a.C. en el primer año del reinado de Nabucodonosor. Aquí el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá y parte de los utensilios de la casa de Dios (2 R 24.1; 2 Cr 36.5-8; Dn 1.1-2). SEGUNDA GUERRA: Sucedió en el año 608 a.C. en el octavo año del reinado de Nabucodonosor. Aquí se dio inicio al cautiverio de los habitantes Jerusalén y de Judea, y juntamente con los objetos preciosos de la casa de Jehová, Nabucodonosor los llevó cautivos desde Jerusalén a Babilonia. Fueron llevados en cautiverio: Joaquín rey de Judá, la madre del rey, las mujeres del rey, todos los príncipes, a sus oficiales, todos los hombres valientes, a todos los artesanos y herreros, y los poderosos de la tierra (2 R 24.10-15; 2 Cr 36.9-10). TERCERA GUERRA: Sucedió en el año 597 a.C. a los 19 años del reinado de Nabucodonosor. Aquí Nabucodonosor rey de Babilonia, mato a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos, además degollaron a los hijos de Sedequías rey de Judá en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia. Y quemaron, La casa de Dios, la casa del rey, todos sus palacios, todas las casas de los príncipes, y todas las casas de Jerusalén. Y rompieron el muro de Jerusalén, y destruyeron todos sus objetos deseables. Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia; y fueron siervos de él. Hasta que vino el reino de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías hasta que los setenta años fueron cumplidos (2 R 25.1-17; 2 Cr 36.11-21; Jer 52.1-23). La profecía de Jeremías en lo referente hasta que vino el reino de los persas y hasta que los setenta años fueran cumplidos, se refiere a que el reino de los persas conquistarían el reino de Babilonia, y es bajo el dominio del Imperio Persa que se cumplirían los setenta años de cautiverio de Judá y de Jerusalén en territorio de Babilonia y Dios los visitaría y los traería nuevamente a su tierra en Jerusalén, como nos confirma el mismo profeta Jeremías y el cumplimiento de la profecía:

* Toda esta tierra (Judá y Jerusalén) será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años (Jer 25.11).

* Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar (a Judá y a Jerusalén), (Jer 29.10).

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Cumplimiento de la profecía de Jeremías “los 70 años de cautiverio de Judá y

Jerusalén en Babilonia” y el inicio del cumplimiento de la primera señal de la

profecía integrada de Daniel “las setenta semanas (Dn 9.20-27) y el tiempo del fin

(Dn 12.7-13)”.

En el año 539 a.C. al mando de Dario rey de Imperio de Media-Persia y siendo de 62 años, quién conquisto el reino de Babilonia (Dn 5.31). Fue bajo el dominio del Imperio Medo-Persa, en el año primero del reinado de Dario sobre el reino de Babilonia, pero aún estando en cautividad los judíos en territorio de Babilonia, que Dios envía al ángel Gabriel ante el profeta Daniel, para que le revelará a Daniel la profecía de las setenta semanas (Dn 9.1-27). En el primer año de Dario de la nación de los Medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos en territorio de Babilonia; fue cuando el profeta Daniel miró atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en 70 años; por lo cual Daniel volvió su rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza y orando a Jehová su Dios y haciendo confesión por su pecado y por el pecado de su pueblo Israel; y que conforme a todos sus actos de justicia, apartase ahora su ira y su furor de sobre su ciudad Jerusalén, su santo monte; que incline, su oído, y oiga; abra sus ojos, y mire las desolaciones de su pueblo Israel, y la ciudad Jerusalén sobre la cual es invocado su nombre; porque ellos elevan sus ruegos ante él confiados en sus muchas misericordias, y le pide que oiga y perdone; que preste oído, y no tarde, por amor de Dios mismo; porque su nombre es invocado sobre su ciudad y sobre su pueblo. Es en esta aptitud del profeta Daniel, cuando aun estaba confesando su pecado y el pecado de su pueblo Israel; cuando el ángel Gabriel le revela a Daniel la profecía “ las setenta semanas (Dn 9.1-27)” Y en el año 538 a.C. se inicia el cumplimiento de la profecía de Daniel, la primera etapa (7 semanas) de las setenta semanas: Desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén (…), cuando también se cumplió la palabra de Dios que hablo por medio del profeta Jeremías hasta que los setenta (70) años se cumplan, que Dios visito a su pueblo y los hizo volver a Jerusalén, para esto utilizo a Ciro rey de Persia. Siendo el primer año del reinado de Ciro, quién mediante un edicto legal, ordena a los judíos que estaban en cautividad, para que volvieran a Jerusalén, a edificar el templo de Dios y reconstruir la ciudad de Jerusalén (2 Cr 36. 22-23; Esd 1.1-4; Dn 1.21; Is 44.28):

* Para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías (...), hasta que los setenta años

(de cautiverio en territorio de Babilonia) fueron cumplidos (2 Cr 36.21); (...) que despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su

reino, diciendo: (...) quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba (desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén...) a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén (Esd 1.1-3). Dios por medio del profeta Isaías nos confirma que utilizó a Ciro rey de Persia para que diera la orden al pueblo judío que estaba en cautiverio en territorio de Babilonia para que subieran a Judá y edifiquen a Jerusalén y al templo de Dios:

* Que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado (Is 44.28). Establecido el pueblo judío en su territorio, el sexto año del reinado de Darío rey de Persia, que la reedificación de la casa de Dios “el templo” fue terminado (Esd 6.1-15); y también el muro de Jerusalén fue terminado de edificar y colocadas sus puertas en los tiempos de Nehemías (Neh 6.15; 7.1).

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1.2. Para comprender la segunda parte de la primera señal profética que dice: (…) hasta el Mesías

Príncipe, habrá siete semanas: El pueblo judío después de haber sido derrotado, destruida la ciudad de Jerusalén y el templo de Dios, y llevado en cautiverio por el Imperio de Babilonia (608-539 a.C.); nunca más pudo ser un estado independiente, porque luego de ser dominado por el Imperio Medo-Persa (539 -333 a.C.), pasaron a ser dominados por el Imperio Griego (333-63 a.C.), y finalmente por el Imperio Romano (63 a.C.-395 d.C.). Los romanos en el año 70 d.C. nuevamente destruyen la ciudad de Jerusalén y el templo de Dios, hasta hacer desaparecer al pueblo judío como nación. Fue durante el dominio político y militar del Imperio Romano sobre el pueblo judío en que nació Jesús (… hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas) el Salvador del mundo. Y desde el año 538 a.C., que se dio la orden para restaurar y edificar a Jerusalén y al templo de Dios hasta el Mesías Príncipe transcurrió aproximadamente 538 años, el cual es simbolizado por las 7 semanas. Entonces hasta el Mesías Príncipe o hasta el nacimiento del Mesías habrá 7 semanas; este hecho maravilloso es anunciado por el profeta Isaías, quién profetiza acerca del nacimiento de Jesús entre los hombres y nos describe que él será un Príncipe (Rey) y de otros atributos divinos que fortalecerán su gobierno eterno; también es atestiguado por el ángel a los pastores para que fuesen a ver a Cristo el Señor que había nacido; y además cuando el rey Herodes convocó a todos los principales para averiguar en donde había de nacer el Cristo (el Mesías); con la intención de ir a ese lugar para matarlo:

* Porque un niño (Jesús) nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado (reinado) sobre su hombro;

y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz (Is 9.6).

* Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y aquí, se les presento un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor (Lc 8.10).

* Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes (…); ¿Dónde está el rey (el Príncipe) de los judíos, que ha nacido? Oyendo esto, el rey Herodes se turbo, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo les pregunto donde había de nacer el Cristo (Mt 2.1-6). La palabra Mesías es un término hebreo que traducido al griego se pronuncia Cristo, como así lo atestiguan los siguientes pasajes Bíblicos:

* Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y les dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo), (Jn 1.40-41).

* Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando el venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo (Jn 4.25-26).

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LAS PROFECIAS PARA LAS IGLESIAS Y LAS NACIONES EN LA PROFECÍA INTEGRADA DE

DANIEL.

Aunque la profecía integrada de Daniel “las setenta semanas (Dn 9.20-27) y el tiempo de fin (Dn 12.7-13)” está indicada para su cumplimiento en el pueblo judío y en la santa ciudad de Jerusalén; sin embargo, en las señales de la última semana de la profecía integrada de Daniel, se articulan y desarrollan perfectamente en el tiempo las profecías para las iglesias de Dios y de los escogidos, porque existen dos razones fundamentales, en la que se concluye que la iglesia de Dios desciende del pueblo judío, las cuales son: 1. El fundador y sobre quién se edifica la iglesia de Dios, es el Señor Jesucristo, quien es judío. El Señor Jesucristo nació en la ciudad del Rey David, llamada en el momento de su nacimiento Belén, la cual pertenecía a la provincia de Judea:

* Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón (Lc 2.1-7).

* Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle (Mt 2.1-2).

* (…) Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca (el Señor Jesucristo) edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mt 16.13-18).

2. La primera iglesia de Dios, que se fundó en la tierra fue la iglesia de Jerusalén, la cual estuvo conformado por 120 judíos (incluido los 11 apóstoles, la madre y los hermanos del Señor Jesucristo), y este hecho ocurrió cuando todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo en el día de Pentecostés:

* Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacob, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo (Hch 1.12-14). Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen (Hch 2.1-4). De igual manera, muchas de las profecías para las naciones de la tierra se articulan en la profecía integrada de Daniel “las setenta semanas (Dn 9.20-27) y el tiempo de fin (Dn 12.7-13)”; porque de entre las naciones del Imperio de Roma Renovado saldrá la bestia; así tenemos que la primera señal de la última semana anuncia:

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Y por otra semana confirmará el pacto con muchos.

La bestia por otra semana (la última semana) confirmara el pacto con muchos (países

incluido la nación de Israel). Y con la entrada de la bestia al mundo se iniciará las etapas de la tribulación, la gran tribulación, la segunda venida de Cristo y el arrebatamiento de los escogidos (y del pueblo de Israel); como así lo anuncio el Señor Jesucristo en la profecía señales antes del fin (Mt 24.3-31; Mr 13.3-27; Lc 21.7-27), a sus discípulos, quienes mostraron interés de saber el tiempo y las señales que habrían de su venida y del fin del mundo; Jesús les respondió a sus interrogantes y les enseño 4 señales con el tiempo respectivo de su cumplimiento, en el siguiente orden de acontecimientos profetizados (Cuadro Nº 1): Cuadro Nº 1: 4 señales con el tiempo respectivo de su cumplimiento, que habrían de la segunda

venida del Señor Jesucristo y del fin del mundo. Nº Señales Tiempo Pasajes Bíblicos 1 Los principios de dolores. Pero aún no es el fin. Mt 24.5-8; Mr 13.5-8;

Lc 21.8-11

2 La tribulación. Después del cumplimiento de esta señal, entonces vendrá el fin.

Mt 24.9-14; Mr 13.9-13; Lc 21.12-19

3 La gran tribulación. Que es el tiempo del fin. Mt 24.15-28; Mr 13.14-23

4 La segunda venida de Cristo y el arrebatamiento de los escogidos.

El fin del siglo o el fin del mundo. Mt 24.29-31; Mr 13.24-27; Lc 21.25-28

Esta profecía, es una de las principales profecías anunciadas para las iglesias, los escogidos y para la nación de Israel.

Y según el tiempo de su cumplimiento las señales la tribulación, la gran tribulación y la segunda venida de Cristo y el arrebatamiento de los escogidos (y de su pueblo Israel) se complementan con otras profecías, y se articulan y desarrollan durante toda la primera mitad de la última semana de Daniel y parte de la segunda mitad de la última semana de Daniel (la última semana de Daniel comprende un periodo de 7 años “Dn 7.25; 12.7; Ap 12.6, 14; 13.5”). Y con respecto al tiempo, también Jesús prometió estar con los que guardan su palabra todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28.20). Así también el apóstol Pablo anuncio a la iglesia de los tesalonicenses (2 Ts 2.1-12), acerca de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión (por arrebatamiento) con él y les pide que no se dejen engañar con nadie, en el sentido de que el día del Señor esta cerca. Y nos advierte que para la venida del Señor Jesucristo se tendrían que cumplir primero 2 grandes señales, las cuales son: a. La apostasía. b. y la manifestación del hombre de pecado, el hijo de perdición (la bestia).

* Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él (...), nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga La apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición (La bestia), el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta, en el templo de Dios, como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo (la bestia), a quien el Señor (Jesús) matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo (la bestia) cuyo

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advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia (2 Ts 2.1-12).

El Señor Jesucristo manda a los creyentes a que se preparen: Jesús advierte a sus discípulos (integrantes de todas las iglesias) que él vendrá como “el Hijo del Hombre” y les demanda a que velen (cuidar de guardar los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo) para que estén preparados, porque él vendrá a la hora y el día que ellos ni lo piensan, para que cuando él venga puedan estar en pie delante del “Hijo del Hombre” y sean dignos de escapar de “la ira de Dios” que inmediatamente después vendrá sobre los pecadores de la tierra. Porque él vendrá sobre todos los que habitan en la tierra como lo demuestran los siguientes pasajes bíblicos:

* Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose

lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase. Velad, pues, porque no sabéis cuando vendrá el señor de la casa, si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana. Para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: velad (Mr 13.33-37).

* Mirad también por vosotros mismos que vuestros corazones no se carguen: De glotonería, y embriaguez, y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre (Lc 21.34-36).

* Velad, pues, porque no sabéis a que hora ha de venir vuestro Señor. (…) Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis (Mt 24.42-44).

* Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestra lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que guardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a serviles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallaré así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también estad preparados, porque a la hora que no penséis, el hijo del Hombre vendrá (Lc 12.35-40).

* (…) Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta (…). Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir (Mt 25.1-13). Cuando el Señor Jesús anuncia la profecía señales antes del fin (Mt 24.3-31; Mr 13.3-27; Lc 21.7-27); también aclara a sus 11 apóstoles, que solamente su Padre sabe el día y la hora en que él ha de venir, esto en referencia a su segunda venida, pero advierte que cuando los creyentes vean que se cumplen las señales: Principios de dolores, la tribulación la gran tribulación , sepan que su segunda venida está acerca

o a las puertas de entrar al escenario de este mundo:

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* De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas (principios de dolores, la tribulación y la gran tribulación), conoced que está cerca, a las puertas (…). Pero el día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre (Mt 24.32-36). Con esta demanda del Señor Jesucristo a que los creyentes se preparen, es que el apóstol Pedro también advierte que el juicio de Dios va a comenzar primero por los creyentes en el Señor Jesucristo, y que los justos o los que se prepararon con dificultad se van a salvar; esto en referencia a las etapas de la tribulación que pasarán las iglesias y a la gran tribulación que pasarán los escogidos:

* Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa (iglesia) de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Sí el justo (los que se prepararon) con dificultad sé salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien (1 P 4.17-19).

LAS 7 IGLESIAS DE ASIA (Ap 2.1-19, 3.1-22)

Forma como se preparan las iglesias esperando la Segunda Venida de Cristo

En el cuadro se puede apreciar, que la forma como se preparan las iglesias esperando la Segunda Venida de Cristo, tiene su espejo en el comportamiento de las siete iglesias de Asia: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea (Ap 2.1-19, 3.1-22), de las cuales Jesús conoce las obras de cada iglesia en la tierra y nos demuestra el nivel de preparación de ellas en base a:

1. El guardar los mandamientos de Dios 2. dar testimonio de la palabra de Dios 3. y dar testimonio de Jesucristo.

Y en base a estos 3 principios espirituales, encontramos 5 tipos de iglesias:

1. Iglesia caliente 2. iglesia frío 3. iglesia tibio 4. iglesia muerto 6. iglesia con integrantes calientes, fríos, tibios y muertos

El cuadro se ha dividido en 5 partes, para un mejor entendimiento de los mensajes a las iglesias, teniendo como criterio principal: 1. La forma como se identifica Jesús a cada una de las siete iglesias. 2. conoce las obras de cada iglesia:

2.1 Obras de acuerdo a la voluntad de Dios (significa que se están preparando). 2.2 Obras que no es de acuerdo a la voluntad de Dios (significa que no se están preparando).

3. a las iglesias calientes y a los integrantes calientes de iglesias, les advierte los acontecimientos terribles que van pasar, los fortalece, les anima y promete.

4. promete a los que vencieren.

5. advierte a las iglesias de cada una de las siete iglesias de Asia, que oigan lo que el Espíritu les dice.

Las palabras, que el Señor Jesucristo anuncia a las 7 iglesias de Asia, y relacionándolas a su segunda venida, es: Para las iglesias frío, tibio y muerto, y los integrantes fríos, tibios y muertos de iglesias, que no se están preparando, las palabras que pronuncia es de sentencia. Así la sentencia general contra estas

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iglesias y estos integrantes es: ARREPIENTETE. Y les da una esperanza, que aún pueden alcanzar el perdón de Dios, al decirles: He aquí yo (Jesús) estoy a la puerta (de tu corazón) y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Y las sentencias específicas para ellas, si no se hubieren arrepentido es: 1. Vendré pronto a ti y quitaré tu candelero de su lugar (dejará de ser iglesia de Cristo). 2. te vomitaré de mi boca (la iglesia, será arrojada como un vómito del cuerpo de Cristo). 3. pondré en gran tribulación a los que con ella adulteran (Mt 24.21-22; Mr 13.19-20). 4. vendré sobre ti como ladrón y no sabrás a que hora vendré sobre ti (Mt 24.42-43, 48-51; Lc 12.45-

48; 1Ts 5.1-4). 5. vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de mi boca (Ap 19.15-16, 21). Y para las iglesias calientes e integrantes calientes de iglesias, que se están preparando, para recibir a Cristo en su segunda venida y estén con él para siempre. Jesús les dice: 1. No temas en nada lo que vas a padecer, se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida. 2. te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero. He aquí yo vengo

pronto retén lo que tienes para que ninguno tome tu corona. 3. yo os digo no os impondré otra carga, pero lo que tenéis retenedlo hasta que yo venga. 4. y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO Las señales principales que caracterizaran la Segunda Venida de Cristo y el arrebatamiento de los escogidos y de su pueblo Israel, de acuerdo al ordenamiento de las profecías en las señales de la profecía integrada de Daniel "las setenta semanas (Dn 9.20-27) y el tiempo del fin (Dn 12.7-13)", se resume de la siguiente manera:

Jesús descenderá del cielo y vendrá como el resplandor de un relámpago que iluminará desde el oriente y se mostrará hasta el occidente, todas las tribus de la tierra verán (y todo ojo lo vera) al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con gran poder y gran gloria, y se ubicara entre el cielo y la tierra, acompañado de sus santos ángeles; y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, quienes juntarán a sus escogidos de los 4 ángulos de la tierra y a su pueblo Israel; como así lo anuncian los siguientes pasajes Bíblicos: Jesús advierte a los escogidos, cuando estén en la etapa de "la gran tribulación", que la principal señal de su segunda venida será como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente:

* Así que, si os dijeren (a los escogidos): Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (Mt 24.26-27).

* Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (Lc 17.24).

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Dos varones con vestiduras blancas, anunciaron a los 11 discípulos que como Jesús sobre una nube fue tomado de ellos al cielo, así vendrá del cielo sobre una nube, como así le habían visto ir al cielo:

* Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Hch 1.9-11). Todos los habitantes del mundo y el pueblo de Israel verán la venida de Cristo viniendo en las nubes del cielo:

* Más Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos

digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo (Mt 26.63-64; Mr 14.61-62).

* Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice: (El pueblo de Israel) Mirarán al que traspasaron (Jn 19.36-37).

* He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron (El pueblo de Israel); y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén (Ap 1.7).

El apóstol Pablo anuncia, que en la segunda venida de Cristo, el Señor Jesús se ubicará entre el cielo y la tierra, para recibir en el aire a los resucitados en Cristo y a los vivos en Cristo que quedaron:

* Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la

venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire (entre el cielo y la tierra), y así estaremos siempre con él Señor (1 Ts 4.15-17). Uno de los pasajes que anuncian las principales señales de la venida de Cristo y el arrebatamiento de los escogidos es:

* Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo (como el relámpago que sale del

oriente y se muestra hasta el occidente); y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y ¡untarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro (Mt 24.30-31).

* Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria, Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo (Mr 13.26-27).

* desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria (Lc 21.26-27). En la etapa de la gran tribulación, los del pueblo de Israel que estén escritos en el libro de Dios y los israelitas que serán resucitados, serán arrebatados por los ángeles para recibir al Señor Jesucristo (a quién por culpa de ellos fue traspasado con una lanza) en el aire, y este gran acontecimiento será en la segunda venida de Cristo:

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* En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo (Israel); y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces (la gran tribulación); pero en aquel tiempo será libertado (arrebatado por los ángeles hacia donde estará el Señor Jesús en el aire) tu pueblo (Israel), todos los (israelitas) que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los (israelitas) que duermen en el polvo de la tierra serán despertados (resucitados), unos (israelitas) para vida eterna, y otros (israelitas) para vergüenza y confusión perpetua (Dn 12.1-2). Aunque Jesús en su segunda venida se aparecerá como "el Hijo del Hombre" ante todos los habitantes del mundo; sin embargo, tendrá 3 personajes diferentes de Jesús de la forma cómo lo reconocerán 3 grupos de pueblos (Dibujo Nº 01) como detallamos a continuación: Nº 3 personajes de Jesús 3 grupos de pueblos

1 Como al que traspasaron

El pueblo de Israel (Jn 19.36-37; Ap 1.7).

2 Como el Hijo del Hombre Los escogidos: Las iglesias calientes “Esmirna (Ap 2.8-11) y Filadelfia (Ap 3.7-13)” e integrantes calientes de las iglesias “Pérgamo (Ap 2.12-17); Tiatira (Ap 2.24-25) y Sardis (Ap 3.4)”.

3 Como un Ladrón

Los pecadores de la tierra: Los que no creyeron en el Señor Jesús, sino que amaron el pecado (Mr 16.15-16; Jn 3.18-20, 36). Y las iglesias e integrantes de iglesias que no se prepararon: Las iglesias frías “Efeso (Ap 2.1-7)”, iglesias tibias “Laodicea (Ap 3.14-22)” e iglesias muertas “Sardis (Ap 3.1-3)”; e integrantes fríos, tibios y muertos de las iglesias “Pérgamo (Ap 2.14-16), Tiatira (Ap 2.20-23) y Sardis (Ap 3.2-3)”.

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REFLEXIONES ESPIRITUALES

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que

no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y

los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios (Jn 3.16-21).

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Jn 5.39).

Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos porque suyos son el poder y la sabiduría(…) da la sabiduría a los sabios

y la ciencia a los entendidos (Dn 2.20).