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LA GRAFOLOGÍA EMOCIONAL DE HONROT

Curt A. Honroth nació en Hannover, Alemania en 1898. En 1950 lo hallamos en la Argentina inscribiendo oficialmente el Instituto de Grafología “Ho-Ri”, sigla que sintetizara el comienzo de su apellido y el del doctor Ramón Ribera, socio y amigo, con cuyo concurso publicó dos obras señeras: “La Escritura Infantil” y “Grafología, Teoría y Práctica”, firmadas por ambos estudiosos.

Entretanto Honroth había descubierto personalmente las leyes de la emocionalidad en la escritura; hallado el paralelo entre el “lapsus cálami” y el conocido “lapsus linguae” de Freud, logró demostrar que el acto fallido escritural integraba, junto a los actos fallidos en la conversación, un todo psicofísico. Quedaban sentadas así las bases de la Grafología Emocional, que el autor definiera como el estudio de los accidentes gráficos escriturales o erratas (lapsus cálami), debidos a alteraciones emocionales circunstanciales o dominantes del sujeto.

Inspirado por los originales y sorprendentes descubrimientos del grafólogo vienés Rafael Scherman, Honroth llevó adelante una trascendente investigación personal sobre palabras reflejo o estímulo, en un aporte tan novedoso que constituyó una nueva escuela.

Poco después se agregaría al estudio “Ho-Ri” el profesor Angel Zarza, dilecto discípulo de Honroth, con el que mantuvieron vínculos estrechos de trabajo, investigación y publicación.

A solicitud del profesor Nerio Rojas y con destino al libro “Psicología de Sarmiento”, ambos estudiosos realizaron el análisis grafológico emocional del sanjuanino ilustre.

El “Test del Hongo o Fungus-Test”, “Trama punteada o estado del ánimo circunstancial”, “Ritmología grafoescritural”, “Si y No en la Grafología Clásica”, son otras obras que llevan la firma de Honroth-Zarza.

La grafología emocional está basada en las que el creador llamó palabras reflejo y que son las que ostentan una gran diferencia gráfica con respecto

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a otras palabras de la frase, pudiendo ser mayores o menores que el resto.Eso no es todo: presión, pastosidad o nitidez, ligaduras, torsiones, temblores, sacudidas, retoques o correcciones efectuadas posteriormente, se añaden al diagnóstico. Puntos accidentales que no tienen razón de ser, trazos superpuestos, sacudidas, soldaduras (o sea letras con remiendo), suministran otras inefables pistas al rastreador.

“Este estudio no sólo permite aquilatar la personalidad perenne del individuo sino su estado de ánimo”. “Es posible verlo tanto anímicamente como orgánicamente, a través de palabras que dejan traslucir estados de salud o de enfermedad. Incluso la grafología emocional puede ser usada como detector de mentiras”.

En realidad tanto Honroth como sus continuadores propiciaron siempre que se abandonara la investigación caracterológica clásica para suplantarla por la grafología emocional, de profundo sentido humano.

Esa continuidad existe más allá de la desaparición física de Honroth, muerto el 16 de junio de 1966.

El maestro escribió una vez que cada individuo registraba al escribir su modo peculiar de expresión psicosomática, los microgestos que conformaban su personalidad. En ese territorio desconocido que no puede ser controlado por la conciencia, exploró Honroth con gran pasión investigadora pero principalmente con gran respeto humano.-