LA GESTIÓN DEL ESPACIO URBANO LOCAL Y … LA GESTIÓN DEL ESPACIO URBANO LOCAL Y SU DIMENSIÓN...
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LA GESTIÓN DEL ESPACIO URBANO LOCAL Y SU DIMENSIÓN COMUNICATIVA. MEMORIAS DE LA RED COMUNIDAD – UNIVERSIDAD
Argentina Morúa 1
“Escuchar el murmullo del secreto que todos y cada uno tenemos adentro... Escucharlos, no como respuestas a alguna pregunta sino como
puentes que posibiliten encuentros”.
(Laura Duschatzky: 2009:210)
RESUMEN
Objetivo:
Describir las iniciativas de trabajo comunitarias – universitarias relacionadas con la gestión para el rescate del espacio público local, realizadas a través de la Red Comunidad – Universidad, con el propósito de distinguir y analizar hitos conceptuales significativos vinculados con una práctica social participativa y comunicativa.
Palabras claves: Prácticas Sociales, espacio Público Local, gestión urbana, dialógica Urbana. planificación comunicativa.
Metodología:
Enfocamos la metodología cualitativa la cual es considerada según Denzin y Lincoln (cfr. 1994:1,2) como “… el campo de la averiguación de los fenómenos en su medio natural…”. En este contexto, abordamos la investigación-acción, que según Bansart (cfr.1993:11), es un proceso científico capaz de provocar nuevas alianzas entre los sujetos sociales, hombres y mujeres, su ambiente y con los demás en su ambiente humano, resaltándose la existencia del ser social y el ser interior como una estrategia de movilización del saber para producir un cambio social participativo y para actuar sobre su ser y sobre su estar.
Fundamentamos metodológicamente, la dimensión comunicativa, de diálogo de saberes, de relaciones y prácticas sociales que tienen lugar en el espacio público como escenario abierto de procesos de socialización entre los ciudadanos, cuya riqueza está dada por su potencial para recrear intereses compartidos, en cotidiano diálogo, y posible contrapunteo, con intereses del otro.
Resultados principales o aportes:
Compartir información sobre el desarrollo de algunas prácticas comunitarias y universitarias de gestión conjunta de proyectos urbanos que procuran el rescate del espacio público local, como una praxis de complementariedad de saberes, con tendencia a la conformación de procesos educativos ciudadanos.
Intercambiar algunas reflexiones sobre fundamentos teóricos que soportan una cultura de planificación participativa, en la función urbana de hacer ciudad en conjunción con la gente -
1 Lic. en Educación. Mención Planificación. MSc. Gestión Universitaria. Extensión Instituto de Urbanismo.
Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela Telf. 0414-106-2559 [email protected]
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planificación comunicativa- que potencialmente favorece el sentido de pertenencia y la identidad con su hábitat.
Ofrecer una contribución que sugiera una ventana para la producción y difusión de estrategias educativas, metodologías, teorías y vías de solución conjuntas en pro del espacio urbano local, fundamentado en la dinámica de la práctica comunitaria-universitaria estudiada.
El VI Seminario Taller “Cultura ciudadana y espacios públicos 2015”, ofrece una valiosa
ocasión para conocer e intercambiar diversos referentes y estudios realizados en esta área,
que apuntan gran interés en la relación de los sujetos sociales con el espacio público, en la
gestión de políticas urbanas y en su relevancia en la cultura ciudadana. Con este ánimo,
hemos tomado interés en participar para compartir algunos apuntes que se han gestado
progresivamente como parte del proyecto de tesis en el Doctorado en Urbanismo -del
Instituto de Urbanismo, Universidad Central de Venezuela- que versa sobre las prácticas
sociales e intercambio de saberes y su incidencia en la transformación del espacio público
local.
En dicho estudio nos ha ocupado la inquietud de indagar en aquella dimensión de la ciudad
en la que prevalece la noción del sujeto social como determinante en sus procesos,
diversidad y dinámica, encontrando fértiles análisis sobre su vasta complejidad y significado
como construcción social. Este matiz de la ciudad nos invita a mirar el tema urbano desde su
dimensión comunicativa, en la que entra en juego la actuación de los sujetos sociales que la
habitan, aunado a su alcance y retroalimentación, que pudiera anclarse en la significación de
lo cotidiano manifestado en el relato de procesos sociales de una práctica urbana local,
figurando que “…Las interacciones entre individuos producen la sociedad y esta retroactúa
sobre los individuos (…) individuo y sociedad existen mutuamente…” (Morin, 2000:113).
Como manera de estructurar esta presentación, proponemos en primer lugar, un
acercamiento a algunas teorías, conceptos y categorías, como hitos significativos a partir de
los cuales comprender las prácticas sociales urbanas y a la par señalados como clave
metodológica en extenso para explicar los planteamientos y resultados vinculados a la
gestión urbana local participativa y comunicativa; proponemos puntos de vista diferentes que
de manera transversal nos aproximen a nuestro marco de reflexión central, el espacio urbano
y en este sentido mostrar en un segundo momento un referente que pudiera ser apreciado
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como relato de una práctica de gestión urbana para el rescate del espacio público local,
realizada por la Red Comunidad-Universidad.
De tal manera, daremos curso al objetivo planteado para el desarrollo de esta ponencia,
acometido desde una perspectiva metodológica cualitativa, por considerarse como “… el
campo de la averiguación de los fenómenos en su medio natural…” (Denzin y Lincoln: cfr.
1994:1,2) y apoyados en la investigación-acción, que según Bansart (cfr.1993:11), es un
proceso científico capaz de provocar nuevas alianzas entre los sujetos sociales, hombres y
mujeres, su ambiente y con los demás en su ambiente humano, resaltándose la existencia
del ser social y el ser interior como una estrategia de movilización del saber para producir un
cambio social participativo y para actuar sobre su ser y sobre su estar.
PARTE I: APROXIMACION A LA PERSPECTIVA TEORICA QUE FUNDAMENTA LA
INVESTIGACION
El estudio de la ciudad, su génesis, evolución espacial y temporal, así como los procesos que
en ella ocurren, es tema de profundos reflexiones y discusiones que ha tenido acogida desde
diversas aristas, entre las cuales interesa mostrar una caracterización de la ciudad como
hecho social complejo, dialéctico y de múltiples interrelaciones, que ilustraremos a través de
destacadas propuestas teóricas, apenas para destapar la profundidad con que puede nutrirse
y fundamentarse el estudio sobre la gestión del espacio urbano local, en la perspectiva de
apuntalar la importancia del intercambio de saberes presentes en los procesos comunicativos
para la conformación de una educación ciudadana y referenciando una praxis que puede
anclarse desde las memorias de la Red Comunidad – Universidad.
El espacio urbano: atisbos de su dimensión compleja
Este tema nos convoca a plantearnos con cuidado una discusión de fondo y es sobre la
dinámica compleja de la ciudad, dada como proceso de construcción social, entendido su
carácter espacial y temporal, que la configura como “… la más importante obra colectiva que
haya creado el ser humano a lo largo de su historia…” (Calvo: 1996:90). Con esto queremos
significar que se puede entender la ciudad a partir de sus edificaciones, lo sustancialmente
físico, pero también desde el mundo de las significaciones, de la diversidad de registros, de
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vivencias, de las praxis y dinámicas urbanas, dando lugar a una determinada cultura
ciudadana, que en su conjunto influyen en la construcción social y las condiciones materiales
del entorno, coexistiendo formas y procesos en la ciudad, mismos que nos remiten a la
diversidad de usos y costumbres -individuales o colectivas- que se dan en el espacio público,
creando obras de la que son testigo las huellas en sus espacios.
Como hecho histórico “… el espacio no es una realidad estática…”, según apunta Lefebvre
(cfr. 1976:243, 245), advirtiendo asimismo, que el espacio social puede concebirlo como el
“… espacio que envuelve (…) la naturaleza y la Madre Tierra (…) obra de la historia, del
pensamiento y de la técnica (…) la relación tiempo-espacio (…) desborda las utopías”. Esta
perspectiva nos asoma una interrelación espaciotiempo en la dinámica urbana, que va
demarcando hitos en la ciudad, íntimamente vinculados con la actuación y toma de
decisiones del sujeto social, de cuya vitalidad y conciencia deriva un potencial que marca
memorias, en permanente construcción social y transformación material en el entorno
urbano.
Visto desde la intencionalidad en la producción de la ciudad y la toma de decisiones que ello
implica que va demarcando la variedad de sus espacios, resaltamos el estudio arquitectónico
y urbanístico de Rauseo (cfr. 2012: 19, 23, 24, 25) quien plantea, entre otras profundas
reflexiones al respecto, que “La ciudad como estructura física, es un espacio socialmente
construido, que se produce y se reproduce..”, bajo determinados intereses de uso/consumo,
según las formas de vida humana en el tiempo, de manera dinámica y dialéctica, por lo que
la ciudad como “… producción morfológica conlleva no solo a la producción de los espacios
físicos y sus relaciones dentro de la ciudad, sino también a la producción de espacios y
relaciones: sociales, económicas, políticas, culturales…”. Comprendemos que la conjunción
de interrelaciones de estos componentes en una sociedad, determina la puesta en acción de
procesos de gestión urbana que van tejiendo así una caracterización de la ciudad como
espacio social e histórico, lo cual es de sumo interés mirar desde nuestro ángulo de gestión
urbana local y comunicación.
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En este acontecer socioespacial e histórico de la ciudad, se generan procesos de gestión
urbana, entendida ésta como el desarrollo de unos determinados procesos de planificación,
acciones, estrategias y procedimientos, que se conjugan para abordar necesidades e
intereses colectivos sobre el hábitat. En ellos figura una competencia social-política cuyo
principal agente es institucional desde el gobierno local, y otra competencia de carácter
social-público cuyo protagonistas son los ciudadanos usuarios/beneficiarios; ambas
competencias deberían actuar articuladamente, amén de la participación técnica-profesional
que se integra a la gestión desde diferentes disciplinas y prácticas, como aquellas que
asumen una clara visión sobre las interrelaciones del espacio urbano, la ciudad, sus
habitantes, siempre dando cuenta de su trascendencia en la acción social (sociología,
antropología, sicología, educación, comunicación social, filosofía, geografía, artes, entre
otras, así como desde la conjunción interdisciplinaria, tal como la geografía humana, el
urbanismo, por ejemplo).
A efectos de nuestro tema, en lo local, la gestión urbana tiene una connotación del trabajo
organizativo y participativo cara a cara con los diferentes entes y sujetos que define una
práctica social con miras al establecimiento de redes y procesos de comunicación de los
entes intervinientes, que agilice y efectivice las acciones emprendidas, en la búsqueda de un
hábitat sostenible.
Ante tales referentes vigentes sobre la trayectoria y dinámica que señala la complejidad de la
ciudad como hecho social, nos alienta la inquietud seguir indagando en ¿cómo aproximarnos
y trascender al entendimiento de las manifestaciones, interacciones, prácticas sociales, su
multiplicidad, dialéctica, significaciones e intenciones – la gestión urbana- aquella que da
cuenta de la construcción social de la ciudad como hecho social e histórico? ¿Qué deriva de
tales interacciones? en términos de la gestión del espacio urbano local y su dimensión
comunicativa, divisadas las memorias de participación organizada realizada a través de la
Red Comunidad-Universidad.
Pensando en posibles acercamientos, nos llama la atención la perspectiva teórica que
proviene de la visión del pensamiento complejo, sustentado por Morin, et.al (2006:63-64),
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como camino de posibles respuestas y clave generadora de nuevas inquietudes, enfoque
que privilegiamos por la intimidad que establecemos en esta exposición entre la dinámica
compleja de la ciudad y su énfasis en la comunicación y educación necesaria a nuestra
sociedad, visitada desde el significado de la gestión urbana local, pues “… si existe un
ámbito al que le corresponde por antonomasia el calificativo de “complejo”, ese es el mundo
social y humano, que por cierto, es primordial para la experiencia educativa. La razón es
obvia porque una de las preocupaciones fundamentales de toda educación que se precie, es
la preocupación por el mejor modo de convivencia política en la polis…”. Visión que se
relaciona con la necesidad de fundamentar la integración de teoría y práctica –en una praxis-
en función de su aprovechamiento para la gestión de procesos educativos ciudadanos,
situados en el espacio público, el cual es el ámbito donde “…tenemos oportunidad de ser
ciudadanos…”, que según la experiencia de ciudad educadora que adelantó Mockus
(cfr.2002, 2010) es el lugar para el respeto, la confianza, la solidaridad social, la convivencia
ciudadana, como beneficios públicos y ejercicio fundante para el desarrollo de la ciudadanía.
Nos sentimos así, alertados sobre la generación de una multiplicidad de posibles encuentros
entre las personas que socializan en espacios urbanos y que pueden sucederse con una
intencionalidad. Nos interesamos en el espacio de lo social, cultural, propuesto por Ontiveros
(1999:63), en el cual “…Los grupos y comunidades, además de crear un espacio íntimo,
profundo, poético, lo delimitan también para su funcionamiento económico, social, político e
ideológico”. Se va asomando esa vitalidad propia de la dinámica urbana a propósito de su
carácter social, que abre la necesidad de desplegar el estudio y pertinencia de los procesos
de gestión urbana local en tanto que conforma un reto comunicativo: reconocer la existencia
de “otro”, en un proceso de intercambio de saberes entre quienes saben y otros quienes
también saben sobre el entorno urbano, sus necesidades, potencialidades y escogencia de
posibles alternativas de solución, y que pueden aportar conocimiento cada quien desde su
ámbito de acción. En este tema de la producción y transmisión de saberes, nos recuerda
Amodio (2007 :27) que “… La cultura de una sociedad o de un grupo social está constituida
por todo lo que cada uno de sus individuos piensa y hace, desde los sueños, los relatos y las
imaginaciones, hasta las relaciones sociales y los objetos materiales que producen…”
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Espacio público: escenario abierto para los procesos de socialización y comunicación
en la gestión urbana local
Una de las inquietudes principales que nos motiva, está referida a las formas y alcance de la
comunicación que se establece entre individuos, grupos organizados, entes de gobierno
público local y planificadores urbanos, en el desarrollo de prácticas sociales, que transitan
desde forjar ideas, cultivar expectativas, compartirlas, contrastarlas, hasta acometer acciones
conjuntas sobre situaciones inherentes a la búsqueda de un espacio público habitable.
Se hace notorio que los procesos sociales que se desarrollan en el ámbito urbano, toman
concreción en el espacio público, como ámbito que acoge las diferentes percepciones,
manifestaciones y prácticas de los sujetos que lo habitan, lo cual prefigura un escenario:
como desafío para aprender e intercambiar saberes acerca de “… cómo dialogar sobre
nuestras ciudades como lugares para vivir, sostenibles (…) y pensar la ciudad (…) desde una
dimensión ontológica (…) a través de la sorprendente forma de nuestro ser, permanecer en
contacto con la naturaleza (…) lo uno es siempre presuposición de lo otro, nosotros somos
ese otro y ese otro somos nosotros mismos.” (Giraldo 1996:3). Con esto queremos significar,
que, en el fondo de manera trascendental, todos figuramos como sujetos sociales, solo que
en un momento determinado cumplimos una función que nos coloca el “sombrero” de alguna
competencia dentro de un proceso de gestión urbana: finalmente el único “sombrero” que
portamos es el de habitante, ciudadano, en definitiva ser humano. Este planteamiento gira
hacia la apertura de una real y efectiva comunicación, estando en los zapatos del “otro”.
Aspecto de mucha valía en el contexto del despliegue de estrategias para consolidar una
educación ciudadana.
Entendemos así que el proceso de socialización que referimos está planteado para los
sujetos sociales que integran cualquiera de las competencias en la gestión urbana local, para
hacer posible un ideal de ciudad, el cual es definido desde la geografía humana por Santos
(cfr.1996) como un espacio humanizado en el que se comprende como aliadas la historia de
la sociedad mundial y la sociedad local. Pensamos que más allá de la idealización o utopía
de interacciones sociales, aquí se argumenta la posibilidad de entablar un estrecho vínculo
del binomio gestión urbana local – comunicación, que venimos enfatizando. En el marco de
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la perspectiva teórica de la complejidad -referida por Morin et.al. (cfr. 2006: 17-25) como un
método en ensayo- que permite el conocimiento no como una llegada, sino como la
posibilidad de una partida y no como una solución sino como la posibilidad de tratar un
problema.
Este entorno que se propicia puede ser el espacio público local como el ámbito para el
encuentro de quienes viven, perviven y manifiestan sus dinámicas, generando enlaces de
palabra y acción que “…pasa a primer plano cuando las personas están con otras (…) en
pura contigüidad humana” (Arendt, cfr. 2005:206, 209), no solo para dialogar, consensuar,
también para diferir, como parte de la diversidad que nutre las interacciones, si se asume su
potencial en la dialéctica urbana, en el sentido de palpar procesos desde adentro, desde la
percepción, valorando los criterios, los afectos y la convivencia de los sujetos que intervienen
en sus propias inquietudes sobre su hábitat, siendo el espacio público escenario abierto
donde se evidencian interacciones, donde se recrean intereses compartidos, en permanente
diálogo y posible contrapunteo con intereses del otro. Allí se reafirma la idea de consonancia
entre la reflexión y acción para movilizar intercambios, enlaces, con los pares – ciudadanos,
usuarios/beneficiarios, organizaciones sociales-con los entes de gestión social política de
gobierno local, y con quienes tengan en sus manos la competencia técnica-profesional: todos
sujetos sociales necesarios para lograr la transformación en beneficio del hábitat local.
Reafirmamos, en palabras de Ontiveros (2010a::9) desde la antropología urbana, que “La
gestión de la vida local, pasa por el debate político de qué queremos y aspiramos de
nuestros espacios de vida social”. La ciudad deseada es un tema de reflexión y acción,
porque está íntimamente relacionado con las costumbres, los sistemas de valores, creencias,
que se ponen en juego en el acto de habitar y socializar de los individuos; Trasciende a
poner sobre el tapete un conjunto de ideas que sustentan la relación entre la cotidianidad y
su potencial en las transformaciones urbanas, sugiriendo una invitación para hilvanar ideas
en cuanto a los pasos que recorremos para estar en la ciudad, en sus espacios urbanos. Ello
implica comprender que los procesos comunicacionales son vitales en la formación
sociocultural; en consonancia entre el discurso y la acción, en términos de nuestro ser y
hacer.
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Invitamos a reflexionar en la gestión urbana local sobre algo que pudiera semejar una chispa
en su proceso y dinámica, y es acerca del quehacer cotidiano en la ciudad. La cotidianidad
como hecho y práctica social, toma categoría que va más allá de su semejanza con lo
rutinario por su valor y repercusión, que transita desde lo más íntimo de cada individuo hasta
el impacto que genera en el encuentro colectivo, en la sociedad, visualizando -según figuras
que propone De Certau (cfr.2008) desde el ángulo cultural urbano- que en el arte de la vida
cotidiana “la historia comienza a ras del suelo, con los pasos (…) su hormigueo es un
innumerable conjunto de singularidades. Las variables de pasos son hechuras de espacios.
Tejen los lugares (…) No se localizan: espacializan…”. Ante lo cual pudiéramos entender que
allí, en lo cotidiano como práctica social, existe un ámbito sustantivo clave para el desarrollo
de procesos de gestión e implementación de políticas públicas urbanas, que cultiven y
alienten la convivencia, el diálogo, la integración, la corresponsabilidad.
Esta aseveración sobre la vida cotidiana es una invitación a generar de manera sistemática
procesos educativos ciudadanos, toda vez que se asume la educación como eje transversal
de transformaciones y dado que la educación “…como práctica compleja de formación, en
cuanto proceso de concientización y sensibilización, supone una particular relación de
conocimiento (…) como una relación del sujeto con su contexto (…) del cual es parte, actor,
protagonista y constructor…” (Omaira Bolívar: 1995:97-98). Mas no en soledad, desde un
pernicioso individualismo, sino desde su interpretación como comportamiento de los sujetos
sociales, cónsono con el reconocimiento del otro y con la reflexión y acción en torno al
diálogo sobre el hábitat del espacio local concebido, compartido, habitado, que desde una
caracterización social e histórica plantea una íntima relación con procesos de socialización y
comunicación entre los ciudadanos.
Toma lugar una inquietud que va más allá de lo particular en función de lo social, al respecto
señalamos que las acciones de los hombres y mujeres sobre su entorno, impulsadas de
manera organizada, aunada a la voluntad política, son las que pueden lograr los cambios en
el entorno que se requiere precisar. Así, el espacio público, como escenario social/político en
el cual se “recrea” las prácticas locales, también es un termómetro que permite evaluar la
gestión del gobierno regional/local y sus políticas e instrumentos de regulación urbana. Se
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abre así un elemento que camina de la mano con el tema de la cotidianidad, que no solo se
refiere a una ciudad idealizada, basada en expectativas y modos de vida particulares, sino a
lo que compete a la voluntad política, dada la envergadura que reviste la definitiva toma de
decisiones y asignación de recursos para la ejecución de propuestas. Hecho sensible que
puede superarse con total transparencia, además de las consideraciones sociales, políticas y
económicas, desde otro paradigma cultural que envuelve una visión ontológica del pensar,
ser y hacer que hemos referido. Señala Rauseo (2012:19), en la producción de la ciudad “…
Todo se centra en la condición de la estructura cultural”.
Estrategias de encuentro (o desencuentro) entre los sujetos sociales para la gestión
urbana local
Hablemos entonces de algunas pinceladas provenientes de la ciencia de la planificación
participativa y comunicativa, que permite incorporar el carácter de complementariedad de
conocimientos al desarrollo de proyectos urbanos. En esta área se han estudiado estrategias
y practicado mecanismos que se orientan a integrar a los pasajes de la vida cotidiana al
ordenamiento urbano. Según lo analiza y comenta Foley (cfr. 2004) a partir de Gans (1972) y
Forester (1989), la planificación participativa y comunicativa es comprendida como la
capacidad de favorecer el diálogo para planificar con sensibilidad a la diversidad de valores,
visiones y necesidades de aquellos excluidos de la toma de decisiones. En el mismo texto
Foley considera que esta visión de la planificación orienta su funcionamiento hacia las
necesidades de los usuarios que abarque no solo la solución de problemas inmediatos, sino
también el tipo de sociedad, ciudad, localidad que se quiere alcanzar.
Nos preguntamos, ¿qué estrategias de interacción se constituyen para lograr que en efecto
la ciudad sea una obra colectiva (cfr. Calvo, 1996:90), que consolide el espacio en su
dimensión social y cultural (Ontiveros, 1999:63) que motorice la producción y reproducción
de los espacios como morfología citadina (Rauseo, 2012:25) que en su conjunto se tome en
cuenta a la hora de establecer políticas públicas urbanas? Apostamos al encuentro entre los
sujetos sociales que propician una gestión urbana local de matiz comunicativo, lo cual exige
pensar en unas líneas de acción que conduzca a tal fin
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Acercarnos a esta respuesta es inherente a un asunto de estrategia y método, que a tales
fines toca una mirada hacia procesos medulares que se manifiestan en la comunicación que
se propicie en el ámbito urbano. Tal como lo expresa Rogers (2000:126) “Las ciudades
deben ser, ante todo lugares de encuentro entre las personas…”. Las maneras como se llega
a conciliar ese encuentro urbano, puede ser estudiado a la luz de la dialógica urbana,
entendida como mutuo aprendizaje a partir de la convivencia en la ciudad, de los
sentimientos y acciones de los sujetos sociales en permanente dialéctica con el entorno,
aclarando según lo expresa González (2005:49, 50) que “… lo urbano en tanto convivencia
es también una relación en tensión con el otro …”, en el que se enfrenta sin duda, los
riesgos y conflictos propios de las relaciones de poder, de los juicios de valor, del sentimiento
de amenaza a los intereses paradigmáticos afectados, al riesgo de la incertidumbre,
desconfianza y escepticismo ante una forma diferente de abordar la gestión urbana local,
tendente a llevar a cabo una práctica de carácter comunicativo entre los diversos sujetos que
contribuyen con sus saberes en la construcción social de la ciudad, de cara a una
planificación participativa; todos esos riesgos puede generar descalificación y cierne un
ultimátum al consenso, al encuentro.
Foley (cfr.2004) ha conformado una amplia gama de temas referidos a la teoría de la
planificación participativa, que él denomina también como comunitaria o dialógica, la cual a
continuación comentaremos aquí y allá, para considerar lo pertinente a algunas estrategias y
métodos de valor para la gestión urbana desde el papel que le toca al planificador urbano. En
sus apuntes. Foley considera que al planificador se le exige cada vez más que trabaje
estrechamente con las comunidades organizadas y debe comprender que existen este tipo
de comunidades que manifiestan sus propias visiones del deber ser acompañándolas de sus
propias estrategias para alcanzarlas, con la sensibilidad para no desvirtuar tales objetivos
válidos. En su actuación con la comunidad debe hacer un mapeo de sus bienes y visiones.
Haciendo referencia a Stoecker (2001) (quien estudió el desarrollo de la comunidad en
Estados Unidos), Foley señala la existencia de un enfoque de poder y un enfoque de
programas. En el primero la comunidad organizada busca un proceso de igualdad de
oportunidades, para lo cual confronta al Estado tal como los movimientos sociales, pero por
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lo general tienen una base local. En el segundo caso, enfoque de programas, las
comunidades buscan la implementación de programas más integrales para el mejoramiento
de sus condiciones de hábitat, prestación de servicios, fuentes de empleo, entre otros. En
este mismo tema Hess, otro autor comentado por Foley, añade a las anteriores, otra
modalidad de organización comunitaria y se refiere a la formación comunitaria, considerando
que así se complementa tres aspectos necesarios para lograr los cambios deseados en una
localidad: enfoque de poder, enfoque de programas y formación comunitaria.
Foley (cfr. 2004) considera que aunque no existe un método ideal ni un solo camino a seguir
para ejercer una práctica de planificación y gestión urbana comprometida con las
necesidades de los usuarios, sigue siendo un camino potencial para los profesionales con
conciencia social que decidan dejar de lado los paradigmas de planificación racional o
pragmático y prefieran congeniar su desempeño con una práctica de gestión urbana de
dimensión comunicativa, como una forma de contribuir a la incorporación activa de las
comunidades que se traduce en una práctica que fomenta el empoderamiento de las
comunidades en términos de su formación, en el acceso a la información, para finalmente
participar también en la toma de decisiones. Asegura el autor, que este escenario pasa por la
discusión de profundizar el sistema democrático, aspecto del cual no puede desvincularse las
acciones de gestión urbana pues dan el marco de fuerzas políticas, económicas y sociales
concretas a las acciones de gestión urbana.
¿Qué deriva de la interacción de unos y otros sujetos en el escenario que describimos, dadas
las fuerzas que intervienen en el quehacer de la gestión urbana local? Es una inquietud que
nos abre muchos caminos por andar. Nos alienta seguir indagando y ensayando posibles
caminos que nos conduzca a afianzar una cultura de planificación participativa, cultura de
hacer ciudad en conjunción con la gente., y en tanto caracteriza una planificación
comunicativa puede incidir en el sentido de pertenencia y la identidad con su hábitat.
En el referente que deseamos destacar, no están dadas todas las respuestas a un tema tan
complejo, dinámico, dialéctico, que se caracteriza por estar en permanente cambio y bajo
constantes presiones y contradicciones, sin embargo, nos alienta algunas acciones que se
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han conformado como memorias de la Red Comunidad-Universidad, como actuación y
analogía de participación organizada para la gestión del espacio urbano local, experiencia
que describiremos en busca de vestigios de una práctica social con dimensión comunicativa
e intercambio de saberes para la transformación su hábitat parroquial, su espacio público
local.
PARTE II: GESTION URBANA LOCAL EN ACCIÓN: UNA VENTANA DE REFLEXION Y
APRENDIZAJE
Para delimitar estos apuntes sobre el ámbito geográfico en el que encuentra el área
referencial, identificamos que la localidad donde se enfoca esta experiencia se encuentra en
el área metropolitana de Caracas, Parroquia San Pedro, Municipio Bolivariano Libertador, un
área de interés por su cercanía a la Universidad Central de Venezuela y a la Universidad
Bolivariana de Venezuela y por su particular historial de participación y organización.
Parroquia San Pedro
La Parroquia San Pedro (imagen 1) es la de más reciente creación del Municipio Bolivariano
Libertador del Distrito Capital, según se publica en Gaceta oficial (1994) el 13 de octubre de
1994 (Gaceta Municipal, 1994). Es conocida como la Parroquia Cultural de Caracas, por su
extenso acervo histórico patrimonial: entre otros, el Sistema La Nacionalidad, concebido
como un gran eje urbano de articulación vial y peatonal (imagen 2). Según datos reseñados
por José Juan Requena (2010:1), ilustre habitante de uno de los 12 sectores que hoy
conforman la Parroquia San Pedro, él cuenta desde sus vivencias y estudios sobre la historia
parroquial, que ésta
“…es una de las privilegiadas del valle de Santiago de León de Caracas (…). La Parroquia
San Pedro, según datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Censo
2001 cuenta con un total de habitantes censados: 56.373 (% 3,1) Crecimiento tasa anual
geométrica: 0,1% Crecimiento Relativo: 0,7% Total Viviendas: 20.412 (4,2%)”.
Imagen 1. Ubicación geográfica de la Parroquia San Pedro
14
Fuente: Taller I. Maestría en Planificación Urbana, Mención Política y Acción
Local. 2004. Instituto de Urbanismo. FAU-UCV. Facilitado por Prof. Yelitza
Mendoza
Con el aliento de organizaciones comunitarias pertenecientes a la Parroquia San Pedro, se
crea en el año 2004 (CID-WO/FAU-UCV, 2004) la Red Comunidad – Universidad,
constituyéndose un espacio de trabajo conjunto en procura de satisfacer necesidades
comunes planteadas y abordar la gestión de sus propuestas de solución en procura de la
calidad de su hábitat, enfocándose en el rescate del espacio público local. Así, se avanzó en
esta iniciativa, desde la Unidad de Investigación y Extensión del Centro de Información y
Documentación “Willy Ossott”, en labor conjunta con miembros del Área de Políticas Urbanas
– Instituto de Urbanismo, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad
Central de Venezuela. Actualmente (2015) la Red Comunidad-Universidad está a cargo de la
Dirección del Instituto de Urbanismo siempre en actividad conjunta y permanente con
diferentes miembros de organizaciones sociales de la Parroquia San Pedro.
Desde esta mirada, actúa la Red Comunidad – Universidad, como espacio de interacción en
la definición y búsqueda de soluciones a las situaciones que preocupan y ocupan a
miembros de las organizaciones que conforman esta Red. Las acciones tomadas propician la
gestión de conocimiento con la intención de identificar, jerarquizar, priorizar y contribuir con
información pertinente para la ejecución de proyectos relacionados con necesidades de la
parroquia, registrándose sus resultados en el denominado “Plan Diagnóstico de la Parroquia
San Pedro” (2004).
N
15
Dicho Plan fue elaborado mediante una caracterización conjunta de necesidades,
potencialidades y limitaciones. En este sentido, se registró y constituyó una visión común a
mediano y largo plazo, sobre la base de articularlos en los programas, planes y proyectos
parroquiales a ejecutar en la localidad. El Plan ha sido un recurso estratégico para impulsar
las gestiones de manera coherente con la respectiva jerarquización de necesidades y
alternativas de solución, abarcando aspectos inherentes a la vida cotidiana que inciden en la
calidad del hábitat. Sus propuestas se clasificaron y caracterizaron según la problemática, en
ocho “mesas de trabajo” (Comunidad San Pedro, 2004:26,27), sobre: 1. Seguridad 2.
Infraestructura 3. Gestión Social 4. Deporte y Cultura 5.Organización para la participación
comunitaria 6.Medios y Comunicación. 7. Educación 8. Economía local.
Para matizar el relato sobre esta experiencia con el método y premisas, a que se ha venido
haciendo alusión, tomemos como referencia la trayectoria de trabajo que realizada en la Red
Comunidad – Universidad, en la que cobra relevancia los diferentes procesos organizativos,
comunicativos y de gestión, constituidos a partir de las prácticas sociales de sus miembros.
Esta forma de participación organizada, ha encauzado la conformación de un equipo de
trabajo que promueve acciones estructuradas mediante el Programa denominado “Hábitat
Comunitario”. En el que se incorporó en un principio -2004- la actividad estudiantil, mediante
pasantías, trabajo de pre y postgrado y otros trabajos de campo. Para su ejecución se
implementó – aún vigente- una estructura de trabajo que toma en cuenta la participación de
tutores comunitarios y tutores universitarios, valorando la responsabilidad social – y
corresponsabilidad- de la Universidad, y la oportunidad de incorporarse como universitarios
con aportes y alternativas de solución, a partir del intercambio y consolidación de alianzas
con las comunidades y entes gubernamentales.
Se constituye de esta forma, un instrumento de convergencia para fomentar un espacio de
reflexión, y acción incesante, en procura del rescate y transformación del espacio público. A
tales efectos, se ha incentivado un proceso hacia la producción e integración de saberes
comunitarios, técnicos y gubernamental, conjugando el saber comunitario con la dinámica
propia de las disciplinas, que evidencia una perspectiva de trabajo transdisciplinaria.
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Las acciones tomadas tienden a la gestión de conocimiento, con la intención de identificar,
jerarquizar, priorizar y contribuir con información pertinente en la ejecución de proyectos
relacionados con necesidades de la Parroquia San Pedro. Allí converge intereses
compartidos, por una parte, se favorece la solución a situaciones vinculadas con la calidad
de vida de la comunidad, que redunda en el interés de miembros universitarios en
profundizar y ampliar los límites de su aprendizaje a partir de la diversidad del saber y del
encuentro con el entorno y modo de vida inherentes a las comunidades con las cuales se
interactúa.
Así, la Red Comunidad Universidad, nace como instancia organizativa universitaria que tiene
por objeto el desarrollo de todas aquellas relaciones internas y de su entorno, a través de
metodologías participativas que conducen al trabajo productivo, mediante una política
universitaria de cara a la calle y en acciones conjuntas con las comunidades para incorporar
también, mediante las gestiones pertinentes, a los organismos públicos o privados,
relacionados con la labor encomendada. Se han aunado al equipo de trabajo de este
proyecto de la Red Comunidad –Universidad, el Instituto Jardín Botánico de Caracas, el
“Teatro y Títeres Cantalicio” de la Dirección de Cultura de la U.C.V., estudiantes
universitarios de la UCV.: Antropología, Artes, Arquitectura, Biología, Computación,
Psicología y de Química; y de la Universidad Bolivariana de Venezuela: Gestión Ambiental y
Arquitectura (cfr. CID-WO/FAU-UCV: 2009). Así también, algunos entes gubernamentales
que tienen que ver con la gestión municipal, siendo estas unas alianzas a ampliar y
consolidar, en virtud del principio de corresponsabilidad. Surge así la oportunidad de
consolidar la interrelación y organización de redes sociales; otro tema a ser explorado en
profundidad.
Uno de los fines es estimular el uso de la información y el desarrollo del conocimiento,
producido a partir de estos procesos comunitarios-universitarios, con el objeto de respaldar
su generación, sistematización, intercambio, transferencia, difusión y preservación.
Específicamente al momento de creación de la Red Comunidad – Universidad, fue de interés
del CID-WO/FAU-UCV, instancia organizativa de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de
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la UCV, auspiciar este trabajo conjugado al ámbito institucional, como producto de la
integración de las funciones docencia, investigación y extensión universitaria; en aras de la
diversidad y gestión del conocimiento y en coherencia con su visión y misión de consolidarse
como un espacio abierto para la búsqueda y aporte flexible e innovador de conocimiento. Tal
como describimos en las consideraciones del riesgo que afronta una visión de trabajo tal,
esta iniciativa fue cercenada del ámbito del Centro de Documentación; sin embargo, la
realidad y necesidades comunitarias desbordaron esos riesgos y aún permanecen vigentes
los vínculos comunidad-universidad mediante las acciones de la Red.
En un proceso transversal de conocimiento, la dinámica de esta práctica local comunitaria se
encuentra vigente, identificando diferentes problemáticas de hábitat en el sector que a su vez
está asociada con propuestas de solución esencialmente con miras al beneficio de la
comunidad, más allá de los participantes de la Red Comunidad-Universidad. En este sentido,
se presenta un trabajo estructurado a través de esta instancia organizativa que procura
incidir en la transformación de su hábitat, a través del abordaje y recuperación del espacio
público de una parroquia caraqueña.
¿La comunidad imagina, asume, trabaja por la dinámica de su ciudad como espacio
habitable? Se ha delimitado el trabajo en la Plaza Las Tres Gracias del Sector Los
Chaguaramos, Parroquia San Pedro; espacio público que se escoge como ámbito espacial
de las acciones y el lugar señalado responde a su ubicación estratégica entre dos
universidades (la UCV y la UBV), una estación del metro “Ciudad Universitaria” -que le
imprime características de un tramo altamente transitado- además, por ser un ícono
patrimonial del Sistema urbano La Nacionalidad, referente histórico de la ciudad.
Actualmente se ha proyectado abordar desde el punto de vista de la ocupación del espacio
mediante el programa cultural educativo de la Red, la Plaza Bicentenaria Simón Bolívar
mejor conocida como “plaza de los estadios”.
En 2008 se inició el abordaje con actividades socioculturales y educativas, en las cuales
paralelamente se difundían los resultados del trabajo conjunto, en las jornadas de trabajo
como parte del Programa “Hábitat Comunitario”, en su capítulo que se conformó como el
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proyecto Cultural Educativo: “Hábitat Comunitario, ampliando horizontes al quehacer socio
cultural de la Parroquia San Pedro” (CID-WO/FAU-UCV 2009) bajo el lema “Comunidad y
Universidad se unen”, en cuyo marco han surgido cinco mesas de trabajo: Promoción
Cultural, Seguridad, Socio ambiental, Infraestructura e Información, como capítulos de unas
acciones en los que se identifica la corresponsabilidad, mediante la participación estudiantil
universitaria y la comunitaria, promoviendo y gestionando la articulación con organizaciones
locales, empresas privadas del sector interesadas en dichas acciones, gobierno local e
instituciones educativas de diversos niveles. Se ha derivado en este marco de diálogo con
organizaciones comunitarias de los sectores que conforman la Parroquia San Pedro, la
consolidación, interrelación y organización de redes sociales con intereses afines.
En medio de esta dinámica se generó un conjunto de propuestas (CID-WO/FAU-UCV, 2005)
en proceso de diseño o gestión, entre otras: 1. “Mercaditos Parroquiales”, sobre la economía
local y ventas ambulantes (Asoconsumidores NUE-VE 2005); 2. “Seguridad Vecinal” con
organización policial en el sector; 3. “Un espacio para convivir”, respecto a las personas sin
hogar; 3. Cuidado de las áreas verdes (fitosanitario, poda de árboles) 5. Iluminación en las
áreas públicas; 6. Usos de suelo; 7. Sistema referencial y documental parroquial; 8. Radio y
periódico parroquial; 9. Historia parroquial; 10. Transporte público; 11. Mantenimiento de los
espacios (limpieza y cuidado de las calzadas, recuperación de parques, plazas). 12. Ideas
para el proyecto Piloto de Iluminación del Paseo Los Ilustres (Plaza Los Símbolos – Plaza
Las Tres Gracias) (CID-WO/FAU-UCV 2005).
De esta práctica se mencionan algunas derivaciones no tangibles, como impactos positivos
intermedios, que esperamos consolidar, vinculadas con el carácter experimental de esta
propuesta y su relación con el potencial para la transformación urbana local:
- Saldo organizativo: Encuentro de varias organizaciones locales, gobierno local,
empresas e instituciones educativas, especialmente la participación universitaria. Esta
última, en aras de la pertinencia social e institucional en las iniciativas y proyectos de
la Parroquia San Pedro
- Proceso de consolidación de la Red Comunidad - Universidad: Se procura un espacio
de reflexión y acción como una forma de organización y articulación, que ha permitido
el intercambio de saberes: ciudadanos y ciudadanas (en calidad de comunidad local
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organizada y como tutores comunitarios), el aporte técnico (profesionales de diversas
instancias articulando con profesionales en formación), instituciones que representan
al estado (gubernamental: lo cual refiere voluntad política para procesos de toma de
decisiones, asignación de recursos, ejecución), el sector privado y otras instituciones
aledañas a la localidad.
- Generación, sistematización, intercambio, difusión y preservación del conocimiento
producido a partir de procesos comunitarios-universitario, evidenciado en las
diferentes propuestas elaboradas en conjunto. Estas se han visibilizado mediante la
emisora comunitaria “El Canto de la Guacamaya” 90.1 fm.
- El uso de herramientas tecnológicas que se facilita desde 2008 mediante un taller
dirigido al adulto/a mayor que ha sido asumido actualmente (2015) por completo por la
Dirección del Instituto de Urbanismo de la FAU/UCV.
Sin embargo, el énfasis especial se realiza en el fortalecimiento de la organización
comunitaria, como herramienta que fundamenta el logro y permanencia de las
transformaciones, en procura de fomentar una cultura para un planeamiento urbano
sostenible, en la polis, entendida ésta como el espacio donde convergen diversas
interrelaciones sociales, como “…una esfera política que surge de actuar juntos (…) La
polis, propiamente hablando, no es la ciudad – estado en su situación física; es la
organización de la gente tal como surge de actuar y hablar juntos (…) sin importar donde
estén.” (Arendt: 2005:224).
Apertura al final para invitar al diálogo y la introspección
Con el planteamiento de la planificación participativa y comunicativa, se puede dar cabida a
intercambios valiosos, para crear soluciones acordes a las necesidades del espacio urbano,
buscando la originalidad de las propuestas entre los mismos usuarios o habitantes locales,
desde su ámbito de conocimiento y acción, como elemento que contribuirá a la sostenibilidad
de los proyectos que se requieran, aunado a los aportes técnicos-profesionales y a la
voluntad política para ejecutarlos. Señala González (2005:51,52) que en el “espacio urbano
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hay comunicación con otro, particularmente comunicación con base en el lenguaje más que
en las imágenes…” que permiten que exista la posibilidad de intercambiar saberes.
Queda entendido que, en estas reflexiones sobre la gestión del espacio urbano, que, se
desea remarcar la integralidad del ser como ente biopsicosociomaterial, que siempre actúa
como un todo. Asi, pudiéramos, ante todo, sentirnos usuarios, ciudadanos, capaces de
aportar, porque desde el ángulo que estemos siempre tendremos una sola parte del
conocimiento o de la información para comprender y aportar a las soluciones del hábitat. Con
lo cual nos damos cuenta que no se es poseedor de una varita mágica en esto de solventar y
actuar en el espacio urbano. La convivencia, en fin que las relaciones humanas implican
conflictos y que se debe también contar con las estrategias para el adecuado manejo de los
mismos.
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