La Francmasonería en la historia moderna

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www.parthenon.org.pe La Francmasonería en la historia moderna 1 ALGDGADU SFU La Francmasonería en la historia moderna H Juan Antonio Dughi Martínez RLS Parthenon Nº 4 Múltiples criterios tratan de definir los orígenes de la Orden, tantos como los hay en una institución integrada por asociados de diversas tendencias y respetuosos de los demás: 1. La remiten a la más remota antigüedad 2. Dicen que se originó en los antiguos misterios de Egipto, Grecia y Roma 3. Algunos opinan que la fundó Pitágoras, en Crotona, Italia hacia el 530 a.C. 4. Atribuyen su nacimiento en el seno de la Orden de los Templarios 5. Otros escriben que, tal como es, tiene que ver con rosacruces, astrólogos y alquimistas medievales. 6. Refieren su surgimiento en las asociaciones de constructores a través de la historia en diversos lugares que intercambiaron técnicos, unificaron conocimientos y generaron una doctrina común manejada por una fraternidad integrada por hombres de múltiple pensamiento en aspectos que no tenían que ver, precisamente, con el arte que nos ha legado inmensas obras en distintos pueblos y que aún podemos apreciar. Lo real es que podemos dividirla, sin errar, en tres categorías: 1. La Masonería operativa 2. La Masonería especulativa tradicional 3. La Francmasonería especulativa moderna Los inicios de la Masonería operativa –de los que se tiene noticias– se remontan al siglo X de nuestra era, como una corporación dirigida por constructores y que en sus diversas células trabajaba en el levantamiento de construcciones monumentales de tipo religioso, militar o social, como templos o catedrales, castillos, plazas fuertes, acueductos, murallas, puentes, etc., edificios que indudablemente hacían más cómoda la vida en los pueblos de la época. Y para lograrlo se valían de una serie de conocimientos técnicos que lo hacían posible, además de transmitirlos entre los miembros de las corporaciones, de manera tal que se asegurara la continuación de las obras en el tiempo, aunque los asociados a ellas por efecto natural fuesen desapareciendo, ya que eran sustituidos por otros con mayor o similar energía a la de los desaparecidos. Los talleres de piedra labrada existieron y la mejor prueba de ello son sus obras que los han sobrevivido; pero para llevar a cabo proyectos de diversa envergadura como las pirámides egipcias, las construcciones aztecas, la gran muralla china o los templos cristianos europeos del medioevo, se necesitó de toda una organización que, indudablemente, superó a la de los surtidores de piedras sin labrar y a la de los talleres de cualquier escultor pétreo. Estas

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Juan Antonio Dughi Martínez

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La Francmasonería en la historia moderna 1

ALGDGADU

SFU

La Francmasonería en la historia moderna

H Juan Antonio Dughi Martínez

RLS Parthenon Nº 4

Múltiples criterios tratan de definir los orígenes de la Orden, tantos como los hay en una

institución integrada por asociados de diversas tendencias y respetuosos de los demás:

1. La remiten a la más remota antigüedad

2. Dicen que se originó en los antiguos misterios de Egipto, Grecia y Roma

3. Algunos opinan que la fundó Pitágoras, en Crotona, Italia hacia el 530 a.C.

4. Atribuyen su nacimiento en el seno de la Orden de los Templarios

5. Otros escriben que, tal como es, tiene que ver con rosacruces, astrólogos y alquimistas

medievales.

6. Refieren su surgimiento en las asociaciones de constructores a través de la historia en

diversos lugares que intercambiaron técnicos, unificaron conocimientos y generaron una

doctrina común manejada por una fraternidad integrada por hombres de múltiple

pensamiento en aspectos que no tenían que ver, precisamente, con el arte que nos ha

legado inmensas obras en distintos pueblos y que aún podemos apreciar.

Lo real es que podemos dividirla, sin errar, en tres categorías:

1. La Masonería operativa

2. La Masonería especulativa tradicional

3. La Francmasonería especulativa moderna

Los inicios de la Masonería operativa –de los que se tiene noticias– se remontan al siglo X de

nuestra era, como una corporación dirigida por constructores y que en sus diversas células

trabajaba en el levantamiento de construcciones monumentales de tipo religioso, militar o

social, como templos o catedrales, castillos, plazas fuertes, acueductos, murallas, puentes, etc.,

edificios que indudablemente hacían más cómoda la vida en los pueblos de la época.

Y para lograrlo se valían de una serie de conocimientos técnicos que lo hacían posible, además

de transmitirlos entre los miembros de las corporaciones, de manera tal que se asegurara la

continuación de las obras en el tiempo, aunque los asociados a ellas por efecto natural fuesen

desapareciendo, ya que eran sustituidos por otros con mayor o similar energía a la de los

desaparecidos.

Los talleres de piedra labrada existieron y la mejor prueba de ello son sus obras que los han

sobrevivido; pero para llevar a cabo proyectos de diversa envergadura como las pirámides

egipcias, las construcciones aztecas, la gran muralla china o los templos cristianos europeos del

medioevo, se necesitó de toda una organización que, indudablemente, superó a la de los

surtidores de piedras sin labrar y a la de los talleres de cualquier escultor pétreo. Estas

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organizaciones tenían sus directores políticos, militares, religiosos; pero todas contaban con sus

directores técnicos, con sus constructores, con sus arquitectos y artistas, que ejecutaban

estructuralmente las exigencias de quienes los contrataban para ello.

Esto hombres, estos constructores y artistas fueron conformando una élite que poseía

conocimientos secretos y gran experiencia en la construcción y uno de los bastiones de su

experiencia y permanencia era que sólo ellos podían realizar estas construcciones y estaban

organizados:

1. Para la edificación de sus obras: su planeamiento y coordinación

2. Para la transmisión de sus secretos de forma tal que cualquiera pudiera acceder a ellos,

garantizando su permanencia, pero bajo determinadas condiciones

3. Para la convocación de reuniones privativas, que se llevaban a cabo en pequeñas

construcciones: cabañas o logias anexas a sus obras, después del trabajo y por la noche,

como decimos, en pequeñas habitaciones o “lodges” en inglés, “loges” en francés”,

“loggias” en italiano y “bauhütten” en alemán.

Los diversos acontecimientos históricos y la defensa de los intereses políticos hicieron prosperar

a los constructores que eran requeridos para la ejecución de sus obras con tal demanda que

gozaron de unas características especiales en cuanto a su contratación y al desarrollo de sus

trabajos, de tal forma que incluso fue atractiva para quienes no eran precisamente

constructores, naciendo los “francmasones aceptados” que eran personajes destacados y, como

los actuales doctores “honoris causa” que, a veces, no han pisado una facultad universitaria

antes de su nombramiento honorario por haberse destacado en otras actividades sociales, así

eran aceptados por alguna logia sin ser francmasones, con el objeto de compartir su prestigio y

de gozar de su protección. Ante lo anterior también surgieron los masones antiguos que

mantenían una ortodoxia estricta y los masones modernos que propugnaban por la evolución de

la Orden como todo lo existente, en el sentido de que lo que no crece indudablemente decrece.

Durante los siglos XV al XVII las Logias prosperaron, pero al término de las actividades

militares (uno de los principales clientes), la contracción de las actividades religiosas (otro gran

cliente) y el crecimiento de grandes epidemias que diezmaron las poblaciones, así como la

atención social en otros descubrimientos y conquistas, comenzaron –las Logias– a decaer,

puesto que sus obras les superaron en el tiempo y la necesidad de otras nuevas decreció, así

como el número de estos talleres dedicados a la construcción de obras monumentales y al

desarrollo urbanístico que ya no era tan necesario por el decrecimiento de la población de baja

tasa natal que supera la infancia, y que viajaba hacia otros continentes cuya esperanza de vida

no era precisamente muy alta. La Francmasonería tenía que cambiar si quería seguir

existiendo.

En el siglo XVIII se fundó la Gran Logia de Londres y de Westminster de carácter netamente

especulativo a pesar que, entre sus miembros, también había arquitectos y constructores

operativos; éste fue, definitivamente, el fin de la Masonería operativa y cuya fecha

precisamente sí es conocida, simbólica y muy solsticial; nos referimos al 24 de junio de 1717

EV. También existía –entre brumas históricas, por lo menos para mí– la Gran Logia para

Inglaterra que presidía Sir Christopher Wren, por segunda vez (que no debemos confundir con

la actual y retrógrada Gran Logia Unida de Inglaterra).

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Todas estas instituciones querían estabilizar la Orden, frenar su decadencia, atraer más

miembros y adecuarla a los tiempos vividos; así que el QH James Anderson se dedicó a

reunir antecedentes, revisar archivos y buscar documentos para encontrar las remotas reglas

que regían a la antigua Fraternidad, porque se le había encargado un hecho trascendental y

que después de informar con el Dr. Jean Théophile Desaguliers de una serie de estudios

colegiados, realizados por George Payne; sus informes fueron aprobados por la recientemente

constituida Gran Logia. Así nació la norma especulativa clásica que se publicó en 1723 bajo el

título de “The Constitutions of the Free-Masons”, conocida también como las “Constituciones de

Anderson” (que tuvo una segunda “edición mutante” en 1738) y que estaba dividida en tres

partes:

1. La parte histórica

2. La parte normativa o disciplinaria, y

3. La parte que trata de sus miembros organizados por grados

La primera parte trata de una serie de aspectos histórico-religiosos que resumen antiguos

documentos y que termina con una descripción acerca del arte de la construcción y la

Masonería especulativa; la segunda parte tiene dos secciones: una que trata de las obligaciones

de un francmasón y la otra de los Reglamentos Generales, siendo la primera la más importante

ya que se refiere a las costumbres que eran observadas en las Logias de las antiguas

corporaciones de constructores; y la tercera trata de los miembros de la Hermandad en sus

trabajos, de su gobierno y conducta en diversos lugares, bajo determinadas condiciones e

incluso cuando está lloviendo y en lugares a descubierto.

Y, ¿por qué decimos, más arriba, “edición mutante”? Reproducimos de la Constitución los dos: el

primer párrafo de 1723 y el primer párrafo de 1738 de James Anderson, como él los escribiera,

los originales, sin traducir y en letra cursiva los cambios importantes de 1738, de este primer

párrafo (que como muestra vale un botón); saque el lector sus condiciones, que aquí comenzó el

lío:

“A Mason is oblig’d by his Tenure, to obey the moral Law; and if he

rightly understands the Art, he will not be a stupid Atheist, nor an

irreligious Libertine. But though in Ancient Times Masons were charg’d

in every Country to be of the Religion of that Country or Nation;

whatever it was, yet ‘tis now though more expedient only to oblige them

to that Religion in which all Men agree, leaving their particular

Opinions to themselves; that is, to be good Men and true, Men of Honour

and Honesty, by whatever Determinations or Persuasions they may be

distinguish’d; whereby Masonry becomes the Center of Union, and the

Means of conciliating true Friendships among Persons that must

otherwise have remained at a perpetual Distance”.

Muy bien, en 1738 este párrafo fue escrito así:

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“A Masons is obliged by his Tenure to observe the Moral Law, as a true

Noachida; and if he rightly understands the Craft, he will never be a

stupid Atheist, nor an irreligious Libertine, nor act against conscience.

In ancient Times, the Christian Masons were charg’d to comply with the

Christian Usages of each Country where they travell’d or work’d; But

Masonry being found in all Nations, even of divers Religions, they are

now generally charged to adhere to that Religion in wich all Men agree

(leaving each Brother to his own particular Opinion) that is, to be good

Men an true, Men of Honour and honesty, by whatever Names, Religions

or Persuasions, they may be distinguish’d: For they all agree in the three

great Articles of Noah, enough to preserve the Cement of the Lodge.

Thus Masonry is the Centre of their Union, and the happy means of

conciliating Persons that otherwise must have remained at a perpetual

distance”.

El asunto es que esta segunda versión del mismo autor, escrita quince años después, no es la

que se aprobó en 1723 y contiene cambios notables que el lector podrá leer.

Todas las leyes: los Antiguos Límites, las denominadas Constituciones de York del año 926, las

Constituciones de Eduardo III, los Reglamentos de 1653, los Antiguos Preceptos para la Inst

de MM, los Antiguos Preceptos para las Inic, los Reglamentos y la Orden de 1703, los

Reglamentos de 1717, los Reglamentos de1720, los ya indicados de Anderson de 1721

publicados en 1723 y los Reglamentos Generales de 1721, forman el “Cuerpo Jurídico” del

Derecho Masónico, siendo las últimas fijas y obligadas, sin olvidar, por lo menos

referencialmente, el manuscrito Halliwell descubierto en 1840 con 794 versos, copiados en 1390

de otra versión mucho más antigua.

La Francmasonería de 1717, en su desenvolvimiento deja una estela de reforma y adecuación al

tiempo especulativo y es observada en sus aspectos liberales por sus miembros más ortodoxos

que ya en 1751 van generando un movimiento retrógrado y que definitivamente se opone

institucionalmente a la primera, fundando en 1753 una segunda “Gran Logia de Libres y

Aceptados Masones según las antiguas Instituciones” que pretendía el regreso a la observancia

de las normas tradicionales, declarándose opuestos al cambio, por lo que son llamados

“Antiguos”, y los que tuvieron su fundación en 1717, con el espíritu de cambio que los

caracterizó progresivo y liberal, son conocidos como los “Modernos”. Sesenta años después la

casa real inglesa propugna la unión de estas instituciones, apoyando a los llamados “Antiguos”

que se oponían a las reformas y a la llamada Masonería especulativa, desapareciendo esta

última y naciendo la Masonería dogmática en 1813, con el nombre de “Gran Logia Unida de

Antiguos Francmasones de Inglaterra”, propugnando su primera Constitución en 1815 y sexta

desde la primera de Anderson, donde la libertad de creencia de la primera (de 1723) fue

sustituida por el dogma, y la tolerancia, lamentablemente, por la intolerancia. Así se cambiaron

los artículos y el espíritu de las obligaciones liberales, transformándolas en credos obligatorios

y provocando desunión profunda en nuestras columnas que, después de muchos años, se va

acrecentando y es causa fundamental de una ineficacia social que jamás nos caracterizara.

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Sin embargo, muchas Grandes Logias esparcidas por el mundo conservaron en sus Estatutos y

Constituciones el espíritu de la Francmasonería de 1723 e incluso se asociaron

internacionalmente para defenderlo, lo cual provoca una respuesta de la Gran Logia Unida de

Inglaterra, publicando el 4 de setiembre de 1929 EV una Declaración de Principios, y que

tiene la finalidad de excluir cualquier trato con institución masónica alguna que no los

respetara, propugnando que sólo ella era la única y verdadera Masonería y no había ninguna

otra con diferentes principios; que la absorción de los “Modernos” por los “Antiguos” en 1813

equivalía a una capitulación y a una liquidación de suerte; que no había más “Gran Logia

Madre” que ella y que quien se apartara de sus principios, se apartaba de la auténtica y

verdadera Masonería, proclamándose como dueños anquilosados de la Verdad.

Así que, para el efecto, convendría que conociéramos la Declaración de la Gran Logia Unida de

Inglaterra (que, en realidad, son sus Normas de Reconocimiento de Grandes Logias o Standards

of Recognition), que no constituyen sino un intento más por perpetuar la Masonería dogmática

o de los “Antiguos Masones”, que cualquier ley de vida, tiempo y evolución ya han, en algunos

aspectos –definitivamente– superado, como a cualquier dogma:

1. Regularidad de origen: esto es, cada Gran Logia deberá haber sido

legalmente establecida por una Gran Logia debidamente reconocida o

por tres o más logias regularmente constituidas

2. Que sea una cualidad esencial para la admisión, una creencia en el

GADU y en Su voluntad revelada

3. Que todos los Iniciados prestarán juramento sobre, o a la vista del

Volumen de la Ley Sagrada, abierto, por lo cual se entiende la

revelación de lo Alto, que ata la conciencia del individuo particular

que se inicia

4. Que los miembros de la Gran Logia y Logias individuales se

compondrán de hombres exclusivamente, y que cada Gran Logia no

deberá tener relación masónica de clase alguna con Logias mixtas o

cuerpos que admitan mujeres dentro de sus miembros

5. Que la Gran Logia tendrá jurisdicción soberana sobra las Logias bajo

su dominio; esto es, que será una organización responsable,

independiente, soberana, con única e indiscutida autoridad sobre la

Hermandad o Grados Simbólicos (Aprendiz, Compañero y Maestro

Masón) dentro de su jurisdicción; y no estará de forma alguna sujeta

a, ni dividirá tal autoridad con, un Supremo Consejo u otro Poder que

reclame dominio alguno o inspección sobre esos grados

6. Que las Tres Grandes Luces de la Masonería (a saber: el Volumen de

la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás) estarán siempre exhibidas

cuando la Gran Logia o Logias subordinadas estén trabajando, siendo

la principal de aquellas el Volumen de la Ley Sagrada

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7. Que sea estrictamente prohibida la discusión en Logia de religión y

política

8. Que los principios de los Antiguos Límites, usos y costumbres de la

Hermandad serán estrictamente observados.

Por lo que los puntos 2 y 3 confirman la primera Obligación de 1815 y su dogmatismo que liga

la conciencia de los recipiendarios en estricta oposición a la primera Obligación de 1723, que

garantiza la libertad incondicional de creencia y de conciencia.

El 20 de junio de 1938 EV la Gran Logia Unida de Inglaterra precisa su Declaración de

1929 en cuanto a que la primera condición para ser admitido en la Hermandad es la creencia en

un Ser Supremo, pero el resto de la Orden esencialmente no compromete en sus creencias a

nadie ni le impone ninguna condición al respecto, porque es una asociación de hombres libres y

respetuosos de las creencias de los demás, lo que no significa que no las posean; pero esto no

implica que tengan que hacer una estricta declaración de fe como requisito indispensable para

su ingreso. Además la Biblia es reconocida en la Masonería dogmática como el Volumen de la

Ley Sagrada, que es el que debe estar siempre abierto en los trabajos Logiales, incluso se opone

a cualquier nueva interpretación que sobre ella se pretenda hacer, lo que se opone a la libertad

de conciencia porque, inicialmente, se habló de “Volumen de la Ley” y después de “Volumen de

la Ley Sagrada” dependiendo de cual fuera la Ley para determinados hombres o cual fuera la

Ley Sagrada de acuerdo a su confesión (para un musulmán sería el Corán y para un hebreo el

Pentateuco del Antiguo Testamento), por lo que no tendría ningún sentido poner la Biblia en

una Logia en la que más del 90% son budistas en lugar del Tripitaka. Además, constituye una

facultad jurisdiccionada de la Gran Logia la de determinar el Volumen de la Ley, de acuerdo a

la confesión mayoritaria de sus integrantes.

Antiguamente, en la época de la Masonería especulativa tradicional se hablaba de “Libro de la

Ley” (se usaba el Libro de los Antiguos Deberes o la Constitución de esa Obediencia”. Lo de

“Libro de la Ley Sagrada” vino después, porque el “Libro de la Ley” no tenía por qué ser

sagrado: ésta fue una introducción de la Masonería dogmática que era religiosa e imponía la

creencia en Dios y en la inmortalidad del alma como un requisito para ser masón, y al

declararse cristiana la Masonería dogmática en Occidente, impone como “Libro de la Ley

Sagrada” la Biblia exclusivamente, lo que la caracteriza precisamente como poco tolerante. El

“Libro de la Ley” originalmente fue “Libro de la Ley Masónica”.

Además de la palabra “landmark” o marca en la tierra o límite territorial y que se refiere a los

límites hasta donde llegaría la Orden, marcando lo que está dentro de ella y, por exclusión, lo

que ya no es masónico. La Masonería dogmática usa con mucha frecuencia las expresiones

“regular” e “irregular”, o “Regularidad” e “Irregularidad”; sin embargo, la Masonería liberal

jamás se ha referido a esta calidad respecto a otros organismos o HH en la Orden, quizás

porque con mayor tolerancia y consideración reconoce todas las tendencias en la Masonería

aunque no fuesen las propias, ya que cree que este sentido exclusivo es anti-masónico y anti-

fraternal y por supuesto anti-cristiano; más aún cree que sus miembros, como hombres de

buena voluntad, deben de luchar contra la intolerancia que destruye la Fraternidad.

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Es triste constatar las profundas divergencias que existen en una Sociedad que se llama

“Fraternidad Universal” y que debería tener como principal objeto la constitución institucional

con ese carácter y no fomentar preocupaciones que tiendan a crear divisiones y grupos

exclusivos que pronuncian anatemas contra sus HH que piensan diferente, ya que la

infalibilidad y perfección no son precisamente una característica de quienes están en constante

evolución y, si se irrogan estas cualidades se están oponiendo –aunque no lo quieran– a la

libertad de los demás.

No se trata de distorsionar la Francmasonería ni de practicarla más allá de lo que ella es, sino

dentro de sus propios márgenes, de respetar la libertad de sus miembros en aspectos que

nuestra Orden ha dejado siempre a la libre convicción de sus asociados. Por otro lado, en la

Francmasonería llamada “Regular” no se admite en sus Trab a la mujer, sin expresar razones

para ello, ni considerar que antes del siglo XVIII, la mujer como principal asociada del hombre

formaba parte de las Logias operativas, e incluso después del nacimiento de la Masonería

especulativa; y cuando se emancipa socialmente la mujer del hombre, no sólo comienza a

formar parte de actividades políticas, comerciales y hasta militares, sino que constituye Logias

femeninas y es invitada a conformar Logias mixtas con quien había sido su principal asociado a

través de la historia.

Por lo que no es posible considerar a la Masonería que la incluya en sus Trab como una

Masonería inferior o irregular, ya que hay Grandes Logias que tienen bajo su obediencia Logias

femeninas y Logias masculinas, que practican ritos distintos pero que sus miembros se

encuentran en su jurisdicción y deliberan sus integrantes acerca de problemas que constituyen

preocupaciones comunes.

Creemos que la Masonería está dividida en campos opuestos y que ésta es la causa principal de

su ineficacia actual, y que las tentativas organizadas por contribuir a la fraternidad y

tolerancia en la Orden se han encontrado siempre con la actitud resistente de la Masonería

dogmática que tiene su principal bastión en la Gran Logia Unidad de Inglaterra, que a partir

del siglo XIX introdujo una serie de cambios y características que jamás fueron propios de la

Masonería tradicional; sin embargo, se autoproclamó antigua y ortodoxa cuando muchas de sus

normas fueron posteriores y nunca han sido precisamente tradicionales, como el uso del

“Volumen de la Ley” que sustituiría por el “Volumen de la Ley Sagrada” y, posteriormente, por

la Biblia, declarando a ésta como una de las Tres Grandes Luces de la Francmasonería.

Que la única forma de vencer esta división es abandonando las actitudes hostiles que no son

propias de una institución que ama la libertad y respeta a los demás. El diálogo basado en la

absoluta libertad de conciencia y en las Constituciones de Anderson de 1723 sobre los que se

construya una Fraternidad de HH libres que amplíen su conciencia en el conocimiento de sí

mismos y del universo en el que se encuentran, debe ser el principal objeto para perennizar los

ideales de los que tantas veces se reunieron precediéndonos en el siglo XVIII con este propósito.

Descripción y facsímiles

Hubo la oportunidad –hace algunos años, cuando era Gran Bibliotecario de la MR Gran

Logia del Perú– de adquirir una copia facsimilar de las Constituciones de Anderson que se

publicaron en 1723, por lo que no resisto la tentación de compartir con los HH que lean este

Trab, por lo menos:

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1. La portada del texto, impreso en Londres, por William Hunter, en 1723

2. El cabezal de “Los Antiguos Cargos de un Francmasón”, página 49

3. La Aprobación, página 73, del contenido para ser usado por los HH, y

4. Los que aprobaban lo anterior, desde el Gran Maestro y su Diputado Gran Maestro y

Grandes Vigilantes hasta los nombres de los Maestros y Vigilantes (Masters and

Wardens of particular Lodges) de los veinte tall que participaron en ella, página 74.

Así, no sólo se les hablará de las “antiguas Constituciones” sino que tendrán el escaso honor de

haber visto y leído algunas páginas grabadas del documento original, y aunque no me es posible

reproducirlo todo en su integridad, ello no los exime de poder decir “yo lo he visto”.

También incluimos una “Tabla Cronológica”, basada en los comentarios de diversos autores,

pero que nos parece la más apegada a la realidad de la evolución histórica de nuestra Orden, y

que ayudará al lector a entender mejor este proceso. Está dividida en cuatro columnas, la

primera de la izquierda titulada Edad Media, va desde el año 926 porque es el de las

Constituciones de York, en la época del rey Athelstan y comprende el tiempo de la Alta Edad

Media y el Gótico, de la Masonería Operativa, de los constructores cuando se reunían en Logias

y Guildas sintiéndose en ellas la presencia religiosa con mucho vigor, en la vida de la sociedad

en general, como una forma de conservación y superación del ser humano.

La otra columna, desde el año 1400 al 1599, la época del Renacimiento donde los viajes

impulsan el comercio, el trueque y el futuro uso de dinero y la posterior hegemonía de los

burgueses sobre los terratenientes medievales, donde se impone la libre actividad y

emancipación en todos los ámbitos culturales. Luego, con la Reforma y los grandes

descubrimientos americanos, a la luz de las 95 proposiciones de Lutero expuestas a la puerta

del castillo de Wittenberg el 31 de octubre de 1517 EV, se debilita el universalismo de la

Iglesia y nace la ruptura con el poder centralizado en Roma que traía aparejada toda una

revolución no sólo religiosa sino política, económica y social; tanto es así que Enrique VIII,

nombrado “defensor de la fe” papal, a raíz de diversos amores, ayudado por Cromwell y

sometiendo al clero inglés se hizo reconocer “jefe de la Iglesia en los límites que permite la ley

de Cristo”, separándose de la Santa Sede, lo que detuvo la construcción de catedrales y

sobrevino la declinación de las Logias Operativas.

A partir de 1600, en la tercera columna, es notable que los Masones Operativos, en franca

decadencia, aceptaran a quienes los protegiesen; y libres pero sin nada recibieron en su seno a

príncipes, comerciantes opulentos, militares poderosos y políticos muy bien relacionados, pero

ninguno albañil o constructor, por lo que teniendo los mismos derechos que los otros, se

diferenciaban en que eran llamados “Masones Aceptados”.

Es decir, miembros de las Cofradías de constructores pero sin serlo (constructor), porque eran

“aceptados” por los originales constructores prácticos y ya, con el tiempo, fracasados los intentos

de María Estuardo de volver al catolicismo que acabaron en el castillo de Fotheringay el 8 de

febrero de 1587 EV, lo que no impidió que su hijo Jacobo I fuera rey de Inglaterra y Escocia

y soliviantara la animadversión entre ingleses y católicos. La célebre Sociedad Real no dejó de

ser asiento de científicos e ingenieros de la época que sustituyeron a sus antecesores en las

construcciones que realizaban.

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Al comienzo del siglo XVIII, una corriente de constructores quiso modernizar la Orden y fundó

una organización en 1717. Con este objeto, publicó sus “Constituciones” cinco años y medio

después, iniciándose la “Reforma de la Masonería Especulativa” que se proyectó en la

Masonería continental europea (España, Francia, Italia, Portugal, Alemania, Países Bajos,

Suiza, etc.), muchos de estos países “protestantes” y “liberales”. Pero en Inglaterra, en la Orden

fundada en 1717 había un grupo de masones que no aceptaba las modernizaciones y bajo la

sombra de lo tradicional se opuso a ellas (fundando en 1753 una “Gran Logia de Antiguos

Masones”), además de introducir modificaciones que la hacían cristiana más bien que universal,

porque estaban apoyados por la monarquía inglesa cuyos descendientes presidían las dos

Grandes Logias en disputa. Lo que hizo que, en 1813, la Gran Logia Unida de Antiguos

Francmasones –ahora con ese título ya que surgió de la unificación (mejor diríamos absorción)

de “modernos” por los “antiguos” y tradicionales disidentes, de los de 1717– fuera una sola, que

dictó en 1815 la primera de sus “Constituciones” dogmáticas, naciendo la Gran Logia Unida de

Inglaterra que sustentaría después su posición en 1929 y 1938, con sus “Normas de

Reconocimiento” y la Biblia como el V de la LS.

Sin embargo, el espíritu de la Masonería liberal, que no pudo ser modificado por los ingleses ya

que se encontraba en el continente europeo, siguió trabajando y crearía después la Oficina

Internacional de Relaciones Masónicas, la Liga Universal de Francmasones (a la que me honro

en pertenecer), la Asociación Masónica Internacional y otras con normas doctrinarias

universales y que no se podían vulnerar ni dogmatizar como hicieran los ingleses en su

territorio. También, aproximadamente en 1730, surgiría el Rito Escocés Antiguo y Aceptado con

los 33 grados que ahora tiene, pasando a América y que vería con Federico II en 1786 sus

Grandes Constituciones que se estudiaron perfectamente en la reunión de Supremos Consejos

en el Convento de Lausana en 1875. Lo que no impidió que con la presión de Inglaterra,

surgiera un Segundo Supremo Consejo, en la reunión de París, Francia, en 1965 y de línea

dogmática.

Lo real es que si bien la Francmasonería tuvo un gran desempeño en Inglaterra y fue apoyada

por la corona inglesa para ello, eso no significa que naciese en ese país, pues sería ignorar las

obras por todo el mundo mucho más antiguas que cuando reinaba Athelstan. También es cierto

que la religión cristiana, llámese católica o anglicana, es una forma de perpetuación de ciertas

monarquías actuales que, si una vez lideraron pueblos ahora sólo forman parte de la historia

universal de ellos. Es como auto-titularse “Unida” cuando se pretende únicamente imponer un

solo criterio, declarándose la “Gran Logia Madre” en el mundo; se debería llamar mejor “Gran

Logia Única de los Masones de Inglaterra” pero no del mundo, porque si ese país no hubiese

existido jamás, las obras de la Francmasonería seguirían donde están, sobre la superficie de la

Tierra.

Vall del Lima, al año 2011 EV

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La Francmasonería en la historia moderna 10

Tabla Cronológica de la Francmasonería, por Juan Antonio Dughi, M:.M:.

Siglos XV-XVIEdad Antigua Siglo VVII Siglo XVIII Siglo XIX Siglo XX

Desde el año 926, de la Primera

Asamblea Masónica en York

Masonería Operativa

Guildas y Logias

Control de la Iglesia

Renacimiento

Reforma

Ruptura de la unidad de la Iglesia

Católica

Separación de Inglaterra de la

Santa Sede (Roma, 1531)

Suspensión de la construcción de

catedrales

Decadencia de la Masonería Operativa

Masones Antiguos y Masones Aceptados

Sociedad Real

Estuardos

1717 Gran Logia de Londres y

Westminster: Reforma de la

Masonería (Especulativa)

Se moderniza la Orden: Primera

Gran Logia liberal y humanitaria

1723 Constituciones de Anderson: 1ª

Constitución inglesa liberal

1753 Gran Logia de los Antiguos

Masones

1730 aprox. Rito Escocés Antiguo y

Aceptado(Grados 4º al 33º en Supremo Consejo)

1762 Grandes Regulaciones

1786 Las Grandes Constituciones de Federico II (Berlín)

31.05.1801 Fundación del 1º Supremo Consejo

en el mundo (EE.UU.)

1875 Convento de Lausana de los

Supremos Consejos

1740 aprox.Real Arco

1813 Fusión de los Antiguos con los Modernos F:.M:.

(absorción / capitulación)

Realizaciones europeas

continentales (con el espíritu de la Constitución de

1723

1815 Gran Logia Unida de los

Francmasones

Gran Logia Unida de Inglaterra (actual) -

Dogmática

1929 Normas de Reconocimiento

1ª Constitución(6ª en Inglaterra)

dogmática

1902 Oficina Internacional de

Relaciones Masónicas

1905 Liga Universal de Francmasonería

1922 Asociación Masónica

Internacional

1949 Cinco Puntos de Winterthur

1954 Convención de Luxemburgo

1960-1962 Conferencia de los

GG:.MM:.

Masonería Continental Especulativa

(europea) desde las Constituciones de

1723

Línea Liberal Humanitaria de los Supremos Consejos

Línea Conservadora Dogmática

1965 Segundo Supremo Consejo

(París)