La Fortaleza de Carchuna. De Bateria artillera a Centro de Formación de Energías Renovables

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La Fortaleza de Carchuna De Batería Artillera a Centro de Formación en Energías Renovables

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Resumen de los trabajos de excavacion y proyecto de rehabilitación como centro de formación en enrgías renovables

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La Fortaleza de CarchunaDe Batería Artillera a Centro de Formación en Energías Renovables

José Antonio Huete Gallardo

José Javier Gómez Jiménez

Juan Manuel Ríos Jiménez

Ana Palanco Noguerol

Esta publicación ha sido realizada dentro del Proyecto ENER-COOP: “PROGRAMA MEDITERRÁNEO PARA LA

COOPERACION ENERGÉTICA SOSTENIBLE” financiado a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional

FEDER, en un 75%, proveniente del “PROGRAMA DE COOPERACIÓN TRANSFRONTERIZA ESPAÑA-FRONTERAS

EXTERIORES. POCTEFEX.

Equipo Técnico y de Gestión

Fernándo Alcalde Rodríguez, Director de la Agencia Provincial de la Energía de Granada

Jóse Luis Callejas Diez, Coordinador del proyecto ENER-COOP. Agencia provincial de la Energía de Granada

La Forataleza de Carchuna. De Batería Artillera a Centro de Formación en Energías Renovables

Edición

Diputación de Granada. Delegación de Promoción Económica y Empleo

Coordinación

José Antonio Huete Gallardo

Fotografía e ilustraciones

Domingo Leiva, Eduardo Cruz, José Miguel Antunez y autores

Diseño y maquetación

José Antonio Huete Gallardo

Impresión

Imprenta Comercial. Motril. Granada

© de los contenidos, los autores

© de la edición, Diputación de Granada, 2011

ISBN: 978-84-694-2669-2

Dep. Legal:

Impreso en España

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Índice

Presentaciones

Proyecto ENER-COOP

Introducción

Acotaciones para la identificación del bienJosé Javier Gómez Jiménez

Historia y etapas constructivasJosé Javier Gómez Jiménez

Intervención arqueológicaJuan Manuel Ríos Jiménez

Ana Palanco Noguerol

Proyecto de Rehabilitación: Centro de Formación en Energías RenovablesJosé Antonio Huete Gallardo

Bibliografía

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Presentaciones

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Que una construcción humana con una vocación militar, de defensa frente al otro, se transforme en su inverso, en una infraestructura para la paz y la cooperación, es, en sí misma, una empresa que ya debiera ser objeto de satisfacción.

Si a esto unimos que se trata de una actuación que sienta las bases para la capacitación técnica en un sector industrial emergente que, sin lugar a dudas va a ocupar de forma inmediata un puesto de vanguardia en el desarrollo tecnológico, esta satisfacción es doble.

Desde la Diputación de Granada y desde el Área de Cultura, Juventud y Cooperación Local que dirijo así lo hemos entendido. Por esta razón se apostó desde el primer momento por recuperar este espacio del pasado para proyectarlo al futuro y para que formase parte del necesario proceso de diversificación económica que nuestra provincia y la Costa de Granada necesita.

Así lo pensamos y así lo hemos llevado a cabo; corresponde ahora al pueblo de Carchuna-Calahonda, sus gentes y sus instituciones, lograr que este instrumento desarrolle sus potencialidades.

En ese empeño siempre contarán con nuestro apoyo.

Julio Bernardo CastroVicepresidente 2º de la Diputación de Granada

Presentarme y dar a conocer un elemento arquitectónico como el Castillo de Carchuna, puede ser tarea fácil y difícil a la vez, porque mi pueblo, donde nací, tiene poca existencia como tal.

Carchuna, es una gran desconocida, hay hechos que datan de finales del siglo XV, pero no como poblado, sino como asentamientos rurales en las estribaciones de los montes que la rodean, así que para quien nació en uno de esos asentamientos hace 51 años, se le puede complicar o facilitar la labor.

El Castillo de Carchuna o “El Castillejo” como también se le conoce, fue construido en 1777 para resguardar y dar seguridad a la zona. Su necesidad se debía a los constantes desembarcos y ataques de piratas, para que la caballería patrullase por toda la zona. Prueba de esta necesidad fue que una vez construido, los ataques de piratas dejaron de producirse y a su cobijo nació Calahonda, Carchuna sin embargo no fue hasta terminar la Guerra Civil Española cuando empieza la despoblación de los asentamientos rurales que la componían, creándose lo que hoy conocemos como pueblo y se comenzó a cultivar toda la extensión de tierra de los alrededores, los Llanos de Carchuna.

Varios moradores ha tenido este castillo, los últimos, la Guardia Civil, después se dejó mal parado hasta nuestros días que ha seguido un lento proceso de deterioro. Así, bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, en el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

En este castillo, se llevo a cabo una famosa operación militar, el objetivo de la operación era liberar a 308 oficiales y soldados procedentes del Ejército Republicano del Norte, Las tropas republicanas, mediante un pequeño desembarco de comandos de fuerzas especiales muy decididos, rescatarían a los allí presos.

Hoy, el Castillo de Carchuna, gracias a la Agencia Provincial de la Energía de Granada, la Excma. Diputación de Granada y los Fondos Feder de la UE, será rehabilitado y acogerá un centro de referencia en el estudio de las energías renovables y un centro de interpretación de las defensas costeras.

Esto, a mi juicio, es muy importante para los vecinos del Llano, que hemos visto deteriorarse el patrimonio cultural y que ahora podremos verlo transformado en un elemento dinamizador de la economía de la comarca.

Manuel Estévez VázquezAlcalde de Carchuna Calahonda

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A nadie escapa que asistimos a cambios sociales, económicos y ambientales de carácter global. El incremento de consumo de combustibles fósiles, su escasez e impacto sobre las dinámicas ecológicas globales y la alta dependencia que nuestro país y nuestra comunidad autónoma poseen de estas fuentes, obligan a buscar soluciones alternativas que garanticen nuestra independencia energética y la evolución del sistema hacia otro menos agresivo con el entorno.

Es esta una oportunidad para la generación de un sector de actividad productiva desconocida hasta el momento en la Costa de Granada. Una oportunidad que está ligada, además, a la cooperación con el norte de África, una zona cada vez más importante en las relaciones comerciales y sociales con nuestro territorio.

A través del programa ENER-COOP se han sentado las bases para tejer la infraestructura necesaria para el desarrollo de esta iniciativa. Los vínculos administrativos y políticos que se han establecido y las inversiones realizadas permiten que pueda avanzarse en este campo con ventaja frente a otros territorios e iniciativas.

Es por tanto para mi, por estas y otras razones más cercanas, un importante motivo de satisfacción prologar este libro que resume el resultado de los estudios previos llevados a cabo sobre el castillo de Carchuna-Calahonda como paso previo a su habilitación como centro de formación y transferencia de conocimientos en materia de energías renovables y eficiencia energética en el mediterráneo.

Fernando Alcalde RodríguezCoordinador de Energías Renovables de la Diputación de Granada

Director de la Agencia Provincial de la Energía de Granada

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El centro mediterráneo para la cooperaciónenergética sostenible en el marco del

proyecto ENER-COOP

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INTRODUCCIÓN

Andalucía, España y Marruecos, comparten en materia energética una alta dependencia exterior (80, 93 y 97% respectivamente) y un mix con un elevado peso de los combustibles fósiles (92-95%). Asimismo, el crecimiento en el consumo ha sido notable en los últimos años y, si bien en España se sufre la ralentización derivada de la crisis global, Marruecos espera una tasa de crecimiento del 6% anual. Estas características no son especialmente diferentes del contexto mundial, caracterizado por un consumo creciente de recursos energéticos fósiles que se estima alcancen el 57% de incremento en el año 2030.

Sin embargo, son conocidas las graves implicaciones que esta tendencia tiene desde las facetas de la garantía de suministro, volatilidad de los precios, impacto sobre la competitividad y la inflación, sobre el medio ambiente y la salud y, definitivamente, sobre el cambio global. A todas ellas hay que sumar la evidencia de que estamos ante el final de la era de los combustibles fósiles baratos por razones de agotamiento de los recursos, incrementos de la demanda, tanto de los países tradicionalmente consumidores como por nuevos actores, elevación de los costes de extracción y procesamiento y pérdida de eficacia energética en su ciclo de vida.

Andalucía, España y Marruecos se encuentran, así, ante la necesidad de acomodar su estrategia energética a las necesidades de sus economías y, especialmente en el caso de Marruecos, del incremento notable de los consumos derivados de su programa de electrificación y del crecimiento demográfico y económico.

En este sentido, el ahorro, la eficiencia y la aportación de fuentes renovables constituyen la base de la nueva estrategia energética. Y en este contexto disponemos de sinergias importantes. Andalucía, España y Marruecos cuentan con un elevado potencial de generación tanto solar como eólica, entre otras renovables. En el primer caso, los mayores rendimientos de las instalaciones en suelo marroquí y la cercana interconexión de las redes posibilitan que los intercambios eléctricos puedan realizarse con pérdidas de eficiencia asumibles. Por otro lado, la cercanía geográfica facilita un intercambio de tecnologías, experiencias y conocimientos que refuerzan el espacio de sostenibilidad energética, colaboración e inversión, favorecidos por las posibilidades de aplicación de los MDL entre ambos países

EL PROYECTO ENERCOOP

En este contexto surge el proyecto ENER-COOP dentro de la convocatoria POCTEFEX liderado por la Agencia Provincial de la Energía de Granada y la Diputación Provincial con la colaboración del ayuntamiento de Carchuna-Calahonda y la Association des Enseignants des Sciences de

la Vieet de la Terra au Maroc, y el apoyo de la Universidad Abdelmalek Essaâdi (Tetuán), el Ministerio de Energía, Minas, Agua y Medioambiente, la Association Marocaine d’Appui à la Promotion de la Petite Enterprise (AMAPPE), las administraciones locales y regionales de Tetuán y Chefchaouen y las Comunas Rurales de Nador, Tanakoub, Al Ouad, Bni Leit, Ajar Nhal, Lagddir, Talambot, Dardara y Bab Taza.

El proyecto, con un presupuesto de 1.150.000 euros, pretende el desarrollo de un marco de colaboración estable entre Granada y el norte de Marruecos mediante la formación y capacitación de técnicos municipales marroquíes en materia de eficiencia energética y producción de energía limpia. El proyecto comprende acciones de investigación y auditorias energéticas, becas de formación, intercambio de experiencias, medidas de difusión y la habilitación de un espacio físico, el castillo de Carchuna, como Centro de Formación e intercambio de experiencias permanente.

Su misión no es otra que impulsar un modelo de desarrollo energético sostenible en el Mediterráneo occidental, basado en el estudio del potencial de energías renovables y auditorías para el ahorro y la eficiencia energética, a través de la transferencia de conocimientos, la formación técnica y la divulgación de estrategias sostenibles.

Esta misión, se define a través de los siguientes objetivos específicos:

1) Promover el conocimiento de las potencialidades de las fuentes de energía renovable y mejorar el aprovechamiento de los recursos energéticos locales en Andalucía y el Norte de Marruecos.

2) Diseñar e implementar una propuesta de formación para satisfacer la demanda actual y futura de capacitación en temas de energías renovables en las dos orillas.

3) Fomentar la cooperación interinstitucional y empresarial entre entidades locales hispano-marroquíes en materia energética.

Por tanto, ENER-COOP, promueve un modelo energético sostenible en el Mediterráneo, un patrón de desarrollo fundamental, que tendrá un gran impacto en la utilización y explotación de los recursos de la región.

SOCIOS Y ÁMBITO

El programa Mediterráneo para la Cooperación energética Sostenible, ENER-COOP, se centra en la Región Norte de Marruecos. Dicha región ocupa una superficie del 7% del territorio Nacional, e incluye las provincias de Larache, Tanger-Assilah, Fahs-Bni Makada, Tétouan, Chefchaouen,

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Al Hoceiima, Nador, Taounate, Taza, Berkane, Taorit y Oujda-Angad. Se trata de una zona muy poblada que cuenta con el 21% de la población del país.

El principal impulsor del programa de colaboración transfronteriza es la Diputación de Granada, una entidad local de ámbito supramunicipal cuya función es el impulso de un nuevo modelo de relación con los Ayuntamientos bajo la premisa del diálogo interinstitucional, que permite que sean los propios municipios los que decidan cómo gestionan su colaboración con la Diputación en todos sus proyectos.

El socio y coordinador del proyecto ENER-COOP es la Agencia Provincial de la Energía de Granada. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es la promoción y difusión de las energías renovables. Desde el año 2001, trabaja bajo la supervisión de la Diputación de Granada con el objetivo de mejorar el aprovechamiento de los recursos locales y promover un desarrollo energético sostenible en la provincia.

En representación de la Región Mediterránea de Granada, se encuentra asociada al proyecto la Entidad Local Autónoma de Carchuna-Calahonda, una Administración Pública de carácter local que comprende los núcleos urbanos de Carchuna y Calahonda. La Entidad cuenta con competencias propias en materia de alumbrado público, gestión de residuos, etc.

Por otro lado y representando la Región Norte de Marruecos, participa la asociación AESVT., entidad sin ánimo de lucro, de carácter nacional y cuyos objetivos son: 1) Mejorar la enseñanza de las ciencias de la vida y de la tierra 2) Promover la educación ambiental y la salud. 3) Contribuir al desarrollo humano de los ciudadanos de Marruecos 4) Participar en la protección del medio ambiente. 5) Preservar la salud de los ciudadanos de Marruecos. Además, se encuentra asociado al Proyecto la Región Tánger – Tetuán.

LA ESTRUCTURA DEL PROYECTO

El proyecto se estructura en las siguientes líneas de actuación:

1. Estudios y Diagnósticos mediante auditorias energéticas y diagnósticos energéticos.

La campaña de Auditorias Energéticas Municipales ha consistido en la ejecución de 10 diagnósticos de eficiencia energética. Así se han realizado auditorias energéticas en edificios del norte de Marruecos, entre ellos: el Hospital Mohamed V. Tanger, la Faculté Plytechnique. Larache, Eclairage Public. De Chaouen, la CU Chaouen. Chaouen, Académie Education. Tétouan. Hospital Saniat Rmal. Tétouan. Edificio du Conseil Provincial. Tétouan. Edificio du

Conseil Municipal. Tétouan. Edificio Comuna Rural. Chaouen.

Por otro lado, se han realizado tres Diagnósticos Energéticos, en los que se ha evaluado el Potencial de Valorización Energética de los Residuos Sólidos Urbanos en las áreas de Tánger y Tetuán, el Potencial General de la Situación de las Energías Renovables de la Región Norte y el Potencial de la Biomasa del Olivar como fuente energética en el Norte de Marruecos.

2. Formación, asesoramiento y capacitación, con la formación de 50 técnicos/as marroquíes. 3. Cooperación Institucional energética en el Mediterráneo a través de un Plan de Intercambio de Experiencias entre personal técnico de administraciones regionales y locales de ambos lados del Estrecho, y la participación en Redes de cooperación e intercambio de experiencias en energías renovables.

4. Difusión de las Energías Renovables y la Eficiencia Energética en cuyo ámbito se ha organizado una exposición itinerante par su difusión en el norte de Marruecos.

EL CENTRO DE DEMOSTRACIÓN Y CAPACITACIÓN EN ENERGÍAS RENOVABLES Y AHORRO ENERGÉTICO

La actuación central prevista en el Proyecto ENER-COOP es la creación de un “Centro permanente de cooperación y transferencia en materia energética”, donde técnicos/as, profesionales y representantes españoles/as y marroquíes, podrán capacitarse para conseguir un aprovechamiento óptimo de los recursos energéticos a ambas orillas del Mediterráneo. Orientado a desarrollar y fortalecer las capacidades locales para diseñar, instalar, operar, mantener y administrar sistemas eléctricos que permitan un mayor y mejor aprovechamiento de las energías renovables, especialmente en zonas rurales.

El centro estará situado en el Castillo de Carchuna (ELA de Carchuna-Calahonda, Motril, Granada). Uno de los valores añadidos del proyecto es la recuperación de este elemento arquitectónico declarado Bien de Interés Cultural, inscrito en el Registro General de BIC desde el 22 de junio de 1993. Esta actuación, por si misma, se incluye en el ámbito de intervención 3.1. Promoción de la cultura, del patrimonio histórico, etnográfico y de la identidad local.

Sus características, con amplias zonas libres orientadas al sur, junto al mar y en una zona expuesta a los vientos, lo hacen idóneo para constituirse en un laboratorio de referencia para la localización de sistemas de aprovechamiento energético sostenible y como lugar de formación y divulgación en estas materias.

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El edifico es titularidad de la Entidad Local de Carchuna Calahonda, Ayuntamiento de Motril, que apoya institucionalmente este proyecto, con la cesión de uso del recinto.

El centro se constituirá en un espacio para promover el desarrollo de las capacidades en técnicos, profesionales, especialistas y usuarios de los sistemas energéticos existentes a nivel local, nacional e internacional. La gama de eventos de capacitación realizados abarca desde charlas breves y visitas guiadas, hasta cursos internacionales, pasando por becas de estudio, talleres demostrativos y procesos de transferencia de tecnologías.

El centro contará con las siguientes instalaciones:Aulas de formación (2).Aula Taller (1).Aula Informática.Sala de Video Conferencia.Centro de documentación.Salón de actos (1).Salón para actuaciones culturales (1).Sala interpretativa del castillo (1).

A MODO DE SÍNTESIS

El proyecto ENER-COOP es una oportunidad para el desarrollo de una colaboración continuada entre Andalucía y Marruecos en el campo de las energías renovables. Es asimismo una oportunidad de diversificación de la actividad económica de la Costa de Granada hacia sectores emergentes de gran valor añadido.

Se trata por tanto de un instrumento de una gran potencialidad que todas las partes implicadas deben intentar desarrollar al límite de sus capacidades.

Fernando Alcalde RodríguezDirector de la Agencia Provincial de la Energía de Granada. Coordinador Energías Renovables

Diputación de Granada

José Luis Callejas DíezCoordinador del Proyecto ENERCOOP, Agencia Provincial de la Energía de Granada.

I Encuentro de Cooperación Transfronteriza Granada-Norte de Marruecos

Presentación del proyecto ENER-COOP. Carchuna-Calahonda 29 de Abril de 2010

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Introducción

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Ante la perspectiva de la rehabilitación de la fortaleza de Carchuna para un nuevo uso, alejado de los que históricamente se le han asociado, entre los que destaca su papel como batería artillera, esta publicación se suma al proyecto por el cual el conjunto edificado llegará a constituirse en un futuro inmediato en Centro de Formación en Energías Renovables.

Queremos subrayar que la reutilización es en este proyecto una estrategia de recuperación del Patrimonio Arquitectónico, si bien, no solamente lo es en lo tangible o material, sino que va más allá, al relacionarlo también con la recuperación de la memoria histórica del inmueble en sus diversos caracteres. Estimamos así, la relevancia especial que adquiere este “proyecto cultural” ante las motivaciones que lo orientan.

De tal forma, para el equipo implicado en la formalización técnica del citado proyecto, en lo que concierne a la definición y planificación del programa de intervención y a la concepción del nuevo equipamiento, constituye un motivo de satisfacción presentar una parte sustancial de aquellos estudios desarrollados que vienen a acotar la significación histórico-cultural de la fortaleza de Carchuna junto con aquel que representa la nueva propuesta de usos.

En el desarrollo de los contenidos que se tratarán se han de distinguir dos partes. Una primera, centrada en una investigación histórico-artística que detalla, entre otros, los aspectos relacionados con la definición tipológica de la fortaleza, el contexto histórico que explica su construcción, así como sus contingencias vinculadas a etapas históricas. Completan esta parte los datos aportados desde la actuación arqueológica, dirigida al conocimiento de la fábrica arquitectónica y a la indagación de la configuración del inmueble resultante tras sus periodos de ocupación. La puesta en valor del inmueble concreta el segundo apartado, en el que se trazan tanto las líneas generales de la intervención –conceptualizada desde la protección de los valores constructivos, estructurales y formales que concretan al conjunto edificado de Carchuna- como a exponer el programa de nuevos usos.

En síntesis, esta publicación pretende realizar un ejercicio de divulgación que busca acercar la fortaleza de Carchuna a su población local como parte constituyente de su historia y fomentar, respecto al bien, una mejor estima y disfrute por su condición de Patrimonio Histórico.

Los autores

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Acotaciones para la identificación del bienJosé Javier Gómez Jiménez

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Encuadre territorial y urbano

El territorio que comprende los Llanos de Carchuna enmarca de manera general el emplazamiento de la fortaleza de Carchuna que es más conocida como castillo, aunque también es nombrada popularmente como “El Castillejo”.

En tanto que ámbito geográfico, los Llanos de Carchuna se localizan en la zona meridional de la Península Ibérica y más concretamente, en la base litoral de la provincia de Granada o Costa Tropical, enmarcados por la orla semicircular que forma la sierra de Carchuna. Se ubica al sureste de los núcleos urbanos de Motril y de Torrenueva y queda delimitado en su parte sur por el mar Mediterráneo. Esta posición en litoral marca una de

las claves constitutivas del lugar. Asimismo, el sistema montañoso alomado, derivado del sistema de estibaciones Penibéticas, marca otra referencia clara en su delimitación ya que lo circunda territorialmente, a la vez que constituye una línea divisoria respecto a otras unidades geográficas que se producen en su entorno. De esta manera, los Llanos de Carchuna limitan al norte con la sierra del Conjuro, al oeste con el cabo Sacratif y al este con la rambla del Rejón.

La caracterización morfológica descrita para los Llanos de Carchuna explica en consecuencia el término “llanos” con que se referencia, ya que el ámbito en cuestión se ordena en planicie conformando una gran llanura litoral.

En datos, la carretera N-340 atraviesa en su parte central el sistema de llanura que aproximadamente alcanza unos 5,5 kilómetros en línea de costa desde el faro Sacratif hasta el cabo de Calahonda. Su anchura territorial alcanza 1 kilómetro, por lo que la superficie total sería de unos 4,5 kilómetros cuadrados.

Emplazamiento de la fortaleza. Ortofotografía digital de Andalucía, Vuelo 1956. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio

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La evolución histórica y antrópica que define a los Llanos de Carchuna se debe poner en relación con la actividad agraria, y principalmente con la que se viene produciendo desde la segunda mitad del siglo XX, hecho que ha fomentado la transformación de este territorio.

Derivada de esta actividad, se han consolidado los Llanos de Carchuna en lo demográfico y urbano. La llegada de pequeños agricultores conformará el actual núcleo poblacional, nutrido por familias que procedían de diversas localidades de la Alpujarra como Torvizcón o Rubite. La fecha de 1958 marca su afianzamiento definitivo mediante la construcción de viviendas a cargo del Instituto para la Reforma y Desarrollo Agrario. A presente, la actividad agraria se ha multiplicado mediante el cultivo intensivo de hortalizas extratempranas, utilizando para ello sistemas de explotación por invernadero. De igual modo, la actividad turística completa la caracterización del sitio y su economía. Esto ha propiciado un desarrollo urbano cercano a la costa a través de nuevos núcleos de residencia.

Entorno de la fortaleza

Emplazamiento de la fortaleza. Ortofotografía digital de Andalucía, Vuelo 2007. Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio

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El uso agrario dado hoy a los Llanos de Carchuna es remarcablemente diferente al que tuvo durante la Edad Moderna. En general la actividad de cultivo estuvo presente al menos desde el siglo XVI, si bien fue poco desarrollada por la principal causa de un déficit en el abastecimiento permanente para riego –hecho que ha sido solucionado plenamente a partir del siglo XX con la construcción del canal de aguas de Carchuna–, lo que imponía una imagen de terrenos baldíos y de carrizales. Situación que comienza a ser marcadamente mejorable desde el siglo XIX.

Este periodo de la Edad Moderna para los Llanos de Carchuna, también está caracterizado por una escasa relevancia en lo que se refiere al grado de ocupación humana, hecho que se explica por los problemas de inseguridad que representaban los ataques piráticos. Puede decirse, en consecuencia, que el hito constructivo más relevante que se ha desarrollado en este territorio, en lo que fue su último cuarto del siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XX, ha sido la propia fortaleza.

Cabe indicar, por su valor inmaterial, que la citada construcción constituye además un punto histórico destacado en la formalización de los Llanos de Carchuna como sistema de vega. La protección territorial que ofrecía ésta, disuadiendo a los piratas como objetivo preferente, coadyuvó tanto a una mejora en el movimiento comercial marítimo como a estabilizar cierta producción agraria.

La fortaleza de Carchuna, en su encuadre físico, se sitúa en la posición geográfica 36º 41.773” de latitud norte y 003º 26.128” de longitud oeste. Coordenadas UTM (461.200-4.061.420). Altitud: 2 metros.

El inmueble dista a unos 80 metros del mar y 500 metros de la carretera N-340. Se desarrolla en una parcela poligonal irregular de unos 3.990 metros cuadrados de superficie de suelo. Éste se encuentra aislado en el centro de la parcela con orientación

noroeste-sureste en su eje longitudinal principal. Ocupa una superficie construida de 1248,27 metros cuadrados. La parcela en la que se ubica el conjunto edificado, con referencia catastral 900, linda al sur con la carretera que discurre paralela a la línea de costa y al norte, este y oeste con parcelas dedicadas a la plantación agraria.

El acceso a su emplazamiento se ha de realizar por vía rodada secundaria que transcurre, en dirección este, paralela entre la línea de costa y la carretera N-340. Accesos más directos se realizan a través de la red de caminos que forman los invernaderos, siendo no obstante éstos de tierra y estrechos.

El edificio se encuentra rodeado de invernaderos en tres de sus fachadas, al noreste se emplaza una piscifactoría y hacia el sur la playa. Si bien ninguna instalación llega a adosarse directamente al inmueble la cercanía de éstos en algunos casos no supera los cinco metros. Este hecho supone la alteración más agresiva que ha

Entorno de la fortaleza

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sufrido el entorno físico y perceptivo de la fortaleza. La creación de invernaderos también ha conllevado la nivelación del terreno, lo que ha incidido de forma negativa para el ámbito constructivo de la batería, pues una parte de su altura original se encuentra enterrada. Otro hecho destacado por lo que supone de modificación, esta vez natural, ha sido la regresión marina que se ha producido y que ha alejado a la fortaleza-batería de la línea de costa.

Por normativa vigente la parcela donde se ubica el inmueble está sometido al PGOU 2003 de Motril, siendo la clasificación del suelo de no urbanizable. Así mismo, es Bien de Interés Cultural, en la figura de Monumento, en aplicación de lo establecido en la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español, estando inscrito en el Registro General de Bienes de Interés Cultural desde el 22 de junio de 1993. Destacar que a día de hoy se encuentra sin uso a excepción de ciertas jornadas para niños, denominadas “Pintemos el Castillo”, con las que se insta a su restauración-rehabilitación.

Definición tipológica

Atendiendo a los géneros más comunes que se emplean para identificar las construcciones militares históricas, se ha de nombrar como fortaleza –y para una mejor adecuación sería de tipo abaluartada– al que hoy es castillo de Carchuna, si bien, es la voz de batería la más usada en la identificación histórica, tanto documental como gráfica, que del inmueble se realiza, ya que se ajusta mejor a su caracterización tipológica y funcional de origen a la que fue adscrita. Por contra, si atendemos a la terminología empleada tanto en documentos más recientes –en especial la bibliografía– como a la forma que es conocido popularmente, se observa un uso mayoritario del vocablo castillo. Esto pone en evidencia que no hay un criterio unificado y homogéneo ante la cuestión.

Vista desde la fortaleza hacia la Sierra de Carchuna

Baluarte

Torreón

Torreón

Baluarte

BATERÍACUARTEL

Foso

FosoFoso

Puente levadizo RampaCaponera

Revellín

Componentes principales de la fortaleza de Carchuna

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Se entiende por fortaleza un recinto o construcción destinada a aumentar las posibilidades defensivas y de seguridad de una zona o territorio. Bajo esta tipificación genérica se enmarca el inmueble que nos ocupa.

Por la ejecución constructiva y formal que presenta el conjunto arquitectónico de Carchuna se ha de asociar con la fortificación abaluartada, que incluye a un amplio conjunto de obras levantadas desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX y que están adaptadas a las exigencias de la artillería. La denominación se debe a la presencia del baluarte o bastión, innovación más destacada de estas arquitecturas en tanto que elemento de fortificación que sustituye a la torre medieval. Constituye éste un elemento saliente de la muralla para flanqueo de la misma. El baluarte «en forma generalmente de torre pentagonal, se dispone en el ángulo de confluencia de dos cortinas o lienzos de muralla haciendo más difícil el hostigamiento y asalto». (PANIAGUA SOTO, 2005: 66).

Otras características que catalogan el edificio de Carchuna como fortaleza abaluartada serían tanto la disposición de la muralla en escarpa como el hecho de circunscribirse a los parámetros constructivos más básicos al emplear, por ejemplo, una menor altura en la configuración de los muros o fábricas que componen el sistema de muralla y que contrasta con el alto grosor dado a la caja mural en su ejecución material. Sobre este aspecto, siguiendo a Díaz Capmany, «la reducida altura de las murallas y su considerable grosor, (…) lograba ofrecer menos blanco a la artillería enemiga y mayor resistencia a sus efectos, disminuyendo de esa manera las posibilidades de apertura de brechas. Esas murallas anchas y bajas facilitaban, también, el asentamiento y la acción de la artillería propia». (DÍAZ CAPMANY, 2004: 14).

Respecto al término batería, considerándolo desde un punto de vista aplicado a los elementos de construcción defensiva, hace

referencia a la plataforma donde se asienta un conjunto de bocas de fuego destinadas a abatir un objetivo. Si atendemos a una definición basada en las tipologías arquitectónicas, se entiende por batería aquella obra fortificada destinada a contener algún número de piezas de artillería reunidas y a cubierto. En consecuencia, la batería es definible como un desarrollo edificatorio concreto de la fortificación.

En el caso del inmueble de Carchuna, la batería es una parte específica del global de la construcción, la cual se ubica en todo el desarrollo del frente sur. Por su significación como pieza arquitectónica puede decirse que la batería singulariza a este modelo de construcción, ya que su presencia se hace muy marcada y relevante.

Con las expuestas explicaciones, podemos concluir detallando que el edificio de Carchuna en su conjunto es una fortaleza abaluartada, aunque es clasificable como batería artillera, por el hecho de ser ésta el elemento que concreta la entidad histórica y tipológica del conjunto y representa la utilidad principal dada al mismo. Por ello, este modelo de construcción defensiva debe ser considerado bajo el término de fortaleza con batería, ajustándonos así a la nomenclatura original usada por José Crame, ingeniero responsable del diseño de este tipo de construcciones para la Costa del Reino de Granada en su proyecto fechado en 1765.

Así pues, se hace claro lo inapropiado, atendiendo al debate historiográfico, que resulta nombrar e identificar el edificio que nos ocupa mediante el sustantivo de castillo.

Haciendo una síntesis general de lo publicado, hay que diferenciar que el castillo es en rigor una obra adecuada a la tecnología de guerra y a los requerimientos estratégicos de la Edad Media y que daba servicio a los intereses políticos de un sistema de sociedad feudal. Al contrario, la fortaleza – también denominada obra moderna

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para distinguirla de las desarrolladas a la manera antigua, donde se incluye el castillo–, obedece tecnológicamente a las imposiciones propias de la evolución de la artillería y está al servicio distintivo de los intereses políticos y estratégicos de los estados modernos. Por ello, siguiendo a Fajardo G. de Trevecedo y Fajardo López Cuervo, no hay que examinar el origen de la fortaleza a través del supuesto de una evolución del castillo.

El acontecimiento más aceptado que viene a explicar la separación entre éstos dos modelos defensivos hay que situarlo ante la nueva acción y técnica de ataque por artillería. Esto impuso la necesidad de proyectar diseños arquitectónicos más capaces para hacer frente a esta fuerza de guerra, ejecución que se hace posible al relacionarlo también con las mejoras que se operan en el ámbito de los materiales y las técnicas de construcción.

De acuerdo con esto, Díaz Capmany acentúa que al imponerse el uso generalizado de la pólvora para la guerra y la consiguiente invención de las nuevas armas de fuego –la artillería pirobalística–, el castillo «que era la defensa por excelencia, casi inexpugnable, se acercaba a su ocaso, (…) la pólvora vino a revolucionar el mundo militar cerrando una larga etapa caracterizada por el empleo de las máquinas de guerra vigente hasta entonces (…) se iniciaba un largo periodo de marcado carácter experimental de unas nuevas técnicas, tanto ofensivas como defensivas, que culminaría, en el terreno de la arquitectura militar, en la fortificación abaluartada. Pero la evolución fue lenta, (…) por lo que podríamos decir que se produjo una progresiva adaptación. Con las variantes propias de cada país esta adaptación se prolongó hasta la primera mitad del siglo XVI. En esta etapa la artillería, que había nacido como arma ofensiva, se fue incorporando a la panoplia de elementos

Vista de los baluartes Vista de la batería

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Estas exigencias funcionales fundamentan en suma la definición del modelo o tipología defensiva moderna representada en la fortificación abaluartada, cuya génesis y foco de irradiación se hizo a través de Italia, siendo asociada bajo la denominación de “traza a la italiana”.

El arte de fortificar a lo moderno impulsó además una codificación formal de las arquitecturas asociadas –por ejemplo: torres artilleras, casas fuerte, ciudadelas, etc.–, inaugurando así una literatura específica que se desarrolla en lo fundamental hasta finales del siglo XVIII, expuesta mediante tratados, cuyos temas de análisis sobre artillería y fortificación hacen evolucionar la construcción militar a través de nuevas plantas para contrarrestar el armamento de asedio destinado a tomarlas. Paradigmáticas son en este sentido las obras, entre otras, de Cristóbal Lechuga, Sébastien Le Prestre –Vauban– y Pedro de Lucuze.

Centrándonos en la caracterización del inmueble de Carchuna como construcción defensiva, se ha de clasificar como sigue:

• Tipo de fortificación: permanente.• Género militar: batería a barbeta.• Ubicación geográfica: en llano.• Posición en el territorio: en costa.• Función: defensa fronteriza.

El conjunto edificado presenta, como esquema general, dos ámbitos marcadamente diferenciables, aquellos relacionados con la defensa y los destinados a uso de cuartel. Los de defensa lo representa la batería, la caponera (desaparecida), el parapeto y el recinto mural abaluartado. Quedaba este último estructurado en los siguientes componentes: el revellín (desaparecido), el foso (oculto), el puente levadizo (desaparecido) y los baluartes. Los dedicados a un uso habitable lo forman las estancias que se ordenan principalmente en torno al patio de armas.

defensivos, ligándose, estrechamente, a la fortificación». (DÍAZ CAPMANY, 2004:100).

Cabe completar lo expuesto, al señalar que la artillería hasta mediados del siglo XV se adaptó sin problemas al castillo abriendo en los muros cañoneras bajas o bien situándose en las almenas, pero será desde la segunda mitad del siglo XV cuando se muestra inapropiada para ser efectiva a los nuevos requerimientos de actuación militar y de armamento que se imponen, y ello dio paso a la fortificación moderna, que se justifica no sólo ante la amenaza de los nuevos proyectiles metálicos, sino por el hecho de ofrecer mejores posibilidades para disponer los nuevos sistemas de cañones. Entrado plenamente el siglo XVI, la fortificación abaluartada es capaz de instalar cómodamente y con un rendimiento práctico las piezas de artillería, prolongándose hasta la segunda mitad del siglo XIX.

Fachada principal

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Por último, incluir una valoración de la significación que presenta en lo arquitectónico y cultural la fortaleza con batería de Carchuna –sin considerar en este momento otras intervenciones y acontecimientos habidos a lo largo de su historia–, que se sintetiza por ser un ejemplo tardado de construcción o de ingeniería militar hecha en España, ya que su formalización se atiene al último cuarto del siglo XVIII, coincidiendo con el reinado de Carlos III.

Adquiere gran interés para la técnica y el arte de las fortificaciones abaluartadas, especialmente por tratarse de una construcción que compendia la evolución o tradición histórico-constructiva generada desde el siglo XVI, a la vez que es exponente de un desarrollo tipológico específico. Su construcción obedece a la política real de protección de las costas del Reino de Granada, por lo que completa de forma manifiesta la tradicional organización arquitectónica de la defensa militar ya existente desde la Edad Media. Representa un arquetipo de edificación normalizada en lo que a traza y composición se refiere, considerando para ello las otras siete fortalezas con batería que se conservan actualmente, siguiendo un proyecto tipo redactado por José Crame. En lo formal, presenta la singular característica de las obras fortificadas, definibles por su funcionalidad, regularidad y proporción en la composición y por lo sólido y firme de la construcción.

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Descripción

La fortaleza de Carchuna queda configurada mediante una traza geométrica, resuelta en distintos polígonos, que establece la composición cuadrangular que presenta la planta, a excepción hecha del espacio semicircular de la batería. Los componentes generales al exterior, que otorgan la imagen y caracterización arquitectónica, lo conforman en lo básico tanto el sistema abaluartado como la batería. El interior queda dispuesto en cuatro crujías que se ordenan a través de un patio que pone en relación los distintos ámbitos funcionales, entre estos, la batería.

En lo material, el inmueble se resuelve globalmente mediante un aparejo en mampostería con llagueados de mortero de cal. El uso de ladrillo se reserva principalmente para vanos, aspilleras y aristas, mientras que la piedra se reserva para concretos elementos constructivos. En lo formal, el inmueble responde a parámetros compositivos de influencia francesa e italiana.

El conjunto edificado queda estructurado claramente en dos partes: cuartel y batería. El cuartel constituye el cuerpo principal de la construcción y se desarrolla en una única planta. Exteriormente, se configura a través de la caja mural, la cual, en todo su perímetro, se presenta ataluzada y aspillerada. Este dispositivo defensivo de aspillera está reconstruido en su totalidad, basándose para ello en una interpretación de lo que fue el proyecto original de la fortaleza. Como testigo de esta recomposición, se observa en los muros laterales las huellas de lo que fueron en su momento huecos para ventanas.

La muralla queda rematada en su totalidad por un cordón o moldura de ladrillo aplantillado de perfil convexo realizado a bocel. La excepción se haya en las aristas que conforman los baluartes, donde el ladrillo queda sustituido por una pieza de piedra labrada de acuerdo al tratamiento formal dado a la moldura.

Sobre la muralla se dispone el parapeto que presenta aspilleras de eje directo. Señalar que una gran extensión del parapeto se muestra reconstruido mediante una fábrica de ladrillo hueco doble y enfoscado con mortero de cemento, si bien no se completó en la gola.

Frente sur de la fortaleza

Pieza de piedra labrada

Reconstrucción del sistema de aspilleras

Detalle del aparejo de mampuestos

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El conjunto murario completa sus frentes laterales acogiendo dos medios torreones destinados a proteger las esquinas inmediatas a la batería.

Hacia su parte norte, se dispone la fachada principal, la cual se desarrolla mediante un sistema en hornabeque que se compone por dos medios baluartes que protegen la entrada de acceso principal. La portada se dispone mediante un arco de medio punto rebajado. Su jambaje lo forman sillares de piedra caliza formando una composición de factura neoclásica muy sencilla. Este ámbito de fachada estaba provisto de un revellín que la protegía y del que se puede apreciar su arranque. Como hecho significativo es de anotar la presencia de un resto de enlucido donde se dibuja un motivo que simula una fábrica de ladrillo. Estaba a su vez defendida la fachada por un foso que se salvaba mediante un puente levadizo, del mismo queda como testigo el rehundido del paramento para el encaje de la estructura del puente y los vacíos de los mecanismos con los que se accionaba.

Al interior de la fortaleza se accede por un corredor que se pavimenta mediante bolos de río, observándose un dibujo –una línea recta– como tratamiento decorativo. Se cubre este ámbito mediante bóveda de medio cañón. En sus muros se abren huecos de paso y de iluminación.

El patio, de disposición rectangular y con función distribuidora, acoge en su centro la estructura de un pozo. Se observan restos del pavimentado original ejecutado mediante bolos de río. Los muros que delimitan este ámbito acogen el mismo esquema de moldura ya comentado. Destaca, además, la presencia en las esquinas de cuatro piezas de piedra para evacuar el agua de lluvia de la cubierta. En los paramentos, que conservan restos de pintura a la cal, se disponen tanto huecos de paso como de iluminación. La composición de los mismos es adintelada y se realiza con ladrillo. Asimismo, los vanos de ventanas presentan un alféizar en derrame tanto al interior como al exterior.

Sistema de evacuación de aguas pluviales

Portada principal Vista general del patio

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Desde el patio se accede al interior de las estancias –en origen: capilla, cuartel para caballería, cuartel para artilleros, almacén para pertrechos, etc.– que atienden a una disposición cuadrada o rectangular. Los paramentos se han enfoscado mediante mortero de cemento y de igual modo, se ha recrecido el solado mediante una capa de hormigón bajo la cual se instala una red de saneamiento. Se cubren las salas mediante bóvedas de medio cañón y de cuarto de esfera. En cinco de estas salas se disponen chimeneas.

El cerramiento superior del ámbito de la fortaleza se realiza mediante una cubierta aclástica, de tipo plana y transitable. Se accede a través de una escalera, dispuesta en el patio, de tipo mixta y en forma de herradura, siendo los travesaños en piedra.

Detalle de la escalera

Cañón de chimenea

Boca de chimenea

Interior de sala abovedada

Estancia interior con chimenea

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La caponera es el ámbito más alterado del conjunto edificado. Se dispone en rampa escalonada con inclinación suave y conserva retos del pavimentado de bolos de río. Ha perdido el tinglado de madera que cubría este espacio y que estaba destinado a guardar pertrechos militares, si bien quedan las improntas de esta estructura en el muro exterior que cierra el cuerpo principal de la fortaleza. Se ha reconstruido mediante fábrica de ladrillo macizo, hasta media altura, el muro que delimitaba la latitud de la rampa. Queda completado este ámbito por la presencia de fosos secos a ambos lados de la rampa.

Finalmente, la batería, que se dispone a menos altura que el resto del edificio principal, forma una barrera semicircular orientada hacia el mar. Presenta parapeto bajo y continuo para el tiro a barbeta de los cañones. Al exterior desarrolla el mismo tipo de moldura comentada si bien presenta una alta pérdida de material. Señalar a su vez que la batería –en origen constituida por un relleno de arena– se encuentra vaciada y cubierta mediante un forjado de viguetas de hormigón y bovedillas a base de piezas cerámicas.

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Historia y etapas constructivasJosé Javier Gómez Jiménez

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Los estudios realizados desde los últimos decenios del siglo XX sobre materias relacionadas con los planteamientos defensivos, tanto a nivel de organización territorial como de programas de arquitectura, del litoral del Reino de Granada –integrado hasta 1833 por las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería–, han consolidado una línea de investigación, conocida bajo el plural de “estudios de frontera marítima”, que vienen exponiendo en lo fundamental las vertientes de las distintas políticas de defensa que se han sucedido históricamente.

Atendiendo a este marco cognoscitivo científico que ha visto difundida gran parte de sus resultados en publicaciones de referencia –son de destacar para nuestro análisis los trabajos de Antonio Gil Albarracín, autor que mejor ha ordenado y compilado la documentación histórica más principal que trata sobre la Costa del Reino de Granada proporcionando además, una detallada

información sobre la fortaleza de Carchuna-, las observaciones que se desarrollan en el primer apartado de este capítulo, presentan una síntesis de hechos relacionables con la defensa del litoral granadino y la fortaleza de Carchuna en el contexto del siglo XVIII. Los siguientes puntos, exponiéndose mediante periodos históricos, tratarán aquellos aspectos referidos a la concepción del inmueble de Carchuna y sus episodios constructivos y usos asociados que han definido su vida útil.

Mediante un análisis diacrónico se quiere dar una visión de la fortaleza de Carchuna, aunando acontecimientos de su historia externa e interna, que abarca desde su formalización como batería artillera a partir del último cuarto del siglo XVIII hasta su intervención restauradora realizada a mediados de la década de los ochenta del siglo XX para su conversión en Laboratorio de Investigaciones Marinas.

Mapa Geográfico del Reino de Granada, 1804. Tomás López. Colección particular

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La defensa de la Costa de Granada y la fortaleza de Carchuna en el marco del siglo XVIII

Los sistemas de defensa generados en los territorios que hoy conforman la Costa de Granada, que se corresponden con la franja central del que fue Reino de Granada, deben diferenciarse de acuerdo a sus dos etapas históricas principales.

La primera, abarca la Edad Media, que concluye con el Emirato Nazarí, siglos XIII-XV. Sin restar importancia a otras etapas del Islam Andalusí, hay que señalar que las estructuras de defensa que se despliegan por el territorio costero granadino son mayoritariamente asociables a las distintas fases de gobierno de los nazaríes. En general, los desarrollos constructivos que identifican a este tiempo histórico incluían una organización defensiva del litoral a través de castillos y torres atalayas.

La segunda etapa, que presenta un mayor interés a la materia que nos ocupa, se desarrolla en el arco cronológico de los siglos XVI al XVIII y viene a corresponderse con la Edad Moderna. Su contextualización histórica viene marcada por el nuevo orden cultural y político que se impone para el litoral de Granada tras su incorporación a la Corona de Castilla, acontecimiento que origina un hecho de marcado interés, pues a partir de la fecha de 1492 el territorio en cuestión se constituye en frontera de civilizaciones entre los reinos cristianos españoles y los musulmanes norteafricanos.

Derivado de lo expuesto, la custodia tanto de las poblaciones costeras como de sus territorios vinculados, se convierte en la política de los monarcas españoles en un asunto siempre a resolver. De tal forma, la situación de conflicto que generaba la frontera marítima granadina, fue circunstancia determinante para promover distintas actuaciones constructivas de defensa.

La red de alerta y vigilancia que se desarrollará para la Costa de Granada durante toda la modernidad, se caracterizará, haciendo una valoración general, por la reestructuración de las edificaciones medievales heredadas y por la ejecución de nuevos proyectos edificatorios militares.

Este despliegue constructivo queda enmarcado, no obstante,en un proceso que históricamente ha estado sujeto a distintas etapas de impulso. Haciendo un breve sumario, serían los Reyes Católicos los primeros en mostrar una preocupación por la defensa de la Costa del Reino de Granada, para lo cual proveen en 1497 de una instrucción y para 1501 de una provisión, referentes al modo de proceder para la defensa del citado territorio. Ambas órdenes, «van directamente dirigidos no a organizar la defensa de la costa del Reino de Granada (…) con todos sus factores y elementos bélicos, sino a establecer un sistema de vigilancia y guarda costera que dé tiempo y ocasión de la forma más rápida y eficaz, para que actúen las tropas y guarniciones de los núcleos defensivos (castillos y fortalezas) o de las poblaciones de importancia ante la presencia de enemigos, particularmente los islámicos, de las costas andaluzas de principios de siglo XVI» (GÁMIR SANDOVAL, 1988: 12). La torre de vigilancia costera, será el desarrollo constructivo principal que se realiza para dicho fin. La función de éstas era poner en preaviso las fortificaciones del interior y tomar medidas preventivas ante un intento de ocupación.

El reinado de Carlos I no prestó una destacada atención a la Costa del Reino de Granada, por lo que hasta la segunda mitad del siglo XVI, que viene a coincidir con el reinado de Felipe II, no se realizará una acción efectiva tendente a conseguir la defensa del litoral motivada por la cada vez mayor agresión de los norteafricanos y otros atacantes.

La crisis económica que se instala durante todo el siglo XVII, bajo el reinado de los Austrias Menores, hace que la actividad de defensa

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costera para el Reino de Granada se dirija principalmente a obras de reparos y mejoras de lo existente. A la muerte del rey Carlos II, en la fecha de 1700, la situación que dibujaba la organización de defensa dentro del escenario territorial que comprendía el litoral de Granada, como ejemplificación concreta, se definía básicamente por un estado general de abandono.

El punto de cesura en esta declinación sobre defensa lo establece la llegada de los Borbones en el siglo XVIII como nueva dinastía reinante, puesto que activan de nuevo la cuestión defensiva para el litoral del Reino de Granada. Las preocupaciones más reiteradas que justifican los proyectos a acometer para este tiempo serían: el enfrentamiento británico-español causado por la Guerra de Sucesión; los problemas que generaban en lo económico y en lo social los constantes ataques piráticos procedentes de Berbería; el temor de un ataque islámico como reacción de la recuperación española de Orán en 1732 y por último, el contrabando de mercancías que se desarrollaba en las costas.

De todos los Borbones, será Carlos III, rey de España desde 1759 a 1788, quien impulse de forma más definida un conjunto de medidas y actuaciones tendentes a superar las deficiencias más destacadas sobre la defensa de las costas del Reino de Granada tanto en lo que atañe a la dotación de personal militar como en el apartado constructivo. El programa de reorganización defensiva que fomenta dicho monarca, sin duda el más ambicioso y relevante de todos los desarrollados durante la modernidad, repercutirá en todo el litoral de Granada y por ende al lugar de Carchuna.

En resumen, el dispositivo de defensa que se articula en la Costa del Reino de Granada desde las postrimerías del Quinientos, es resultado de una concepción del Estado para contrarrestar en lo militar cualquier acción ofensiva enemiga ya sea musulmana, francesa e inglesa. No obstante, será a partir de mediados del Ochocientos cuando la organización defensiva costera se vea

completada. A tal efecto, «frente a las opiniones que asignaban buena parte del dispositivo defensivo de la costa del Reino de Granada a la etapa medieval, la documentación aportada desde diferentes archivos demuestra de forma incontestable que la mayor parte del dispositivo defensivo de dicho litoral que nos ha llegado es posterior a la incorporación del mismo a la corona de Castilla e incluso una parte sustancial del mismo corresponde al siglo XVIII» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 25). En este sentido, es adscribible al rey Carlos III el capítulo que cierra la defensa costera del Reino de Granada para la Edad Moderna mediante un meditado plan.

Estas acotaciones generales vienen a contextualizar de forma específica a la fortaleza de Carchuna en su aproximación histórica. De tal manera, se ha de vincular el inmueble a la organización territorial de defensa que se efectúa para el litoral del Reino de Granada a partir de su segunda mitad del siglo XVIII y, más concretamente, forma parte de un proyecto global que incluye toda una serie de sistemas militares fronterizos para la línea de costa, los cuales son amparados por la Corona en la figura del monarca, Carlos III.

De igual modo, el proyecto constructivo de Carchuna establece uno hecho de importancia para el territorio donde se emplaza –identificado con los Llanos de Carchuna–, pues hasta la mitad del siglo XVIII estuvo ajeno, de forma manifiesta, a la política de defensa de frontera de costa que se venía realizando durante la Edad Moderna, de tal manera la edificación dotó al territorio de una entidad militar de la cual carecía hasta ese momento, puesto que la existencia en el citado territorio de desarrollos constructivos militares anteriores a la cronología citada no eran lo suficientemente destacables y pujantes. La fortaleza de Carchuna, por suposición de centralidad en el territorio, focalizó además el sistema de defensa ideado para el lugar de los Llanos a partir del último tercio del siglo XVIII, estableciendo una relación

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de apoyo logístico y de alerta visual con la torre de Carchuna –también construida en la segunda mitad del siglo XVIII– y con la torre medieval del Chucho o Calafaja –que aunque actualmente desaparecida, se situaba cerca del faro de Sacratif–.

Cabe completar el análisis que se viene detallando al señalar que las construcciones defensivas que se desarrollaron para la Costa del Reino de Granada en el marco de la actuación reformista ilustrada de Carlos III –donde se inserta la fortaleza de Carchuna–, se justifican dentro de la política exterior que dicho monarca realizará para el norte de África, cuyo objetivo más principal será conseguir liberar el mar Mediterráneo de piratas o corsarios berberiscos. Problema, por lo demás, que era ya tradicional para la costa granadina y cuyos antecedentes se remontan al propio siglo XVI. A modo de contexto, los piratas berberiscos operaban

desde el norte de África, identificada como la “costa berberisca”, teniendo sus bases en Túnez, Trípoli, Argel, Salé y ciertos puertos de Marruecos. Su presencia se hizo especialmente intensa tras la toma de Constantinopla, en 1453, por los turcos otomanos. Su actividad se dirigía tanto al asalto de barcos mercantes como a atacar pueblos costeros europeos, entre los que figuraba el litoral sur español, donde capturaban a sus pobladores cristianos para ser vendidos como esclavos, entre otras acciones encaminadas a obtener concesiones económicas.

Los hermanos otomanos Hızırbin Yakup, conocido como Jeireddín Barbarroja, y Arujhan sido los corsarios más destacados en la historia ya que fundaron una organización pirata que les llevó a alcanzar gran poder. A través del control que ejercieron sobre Argel y el Magreb a principios del siglo XVI, la piratería se

Torre vigía de Carchuna Faro del Cabo de Sacratif

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consolidó sin dificultad durante los siguientes tres siglos.

Así, «el problema de los piratas berberiscos fue uno de los más graves que afectaron a las costas mediterráneas de la Península durante la Edad Moderna. El problema aumentó cuando los turcos se aliaron con los reyes de Francia contra la Corona española. Desde 1535, el pirata y almirante turco Barbarroja organizó expediciones sistemáticas sobre las costas peninsulares desde el puerto francés de Tolón. Todo ello obligó a atender con diligencia la defensas de esas costas, bien fuese fortificando sus principales ciudades y puertos, o bien construyendo una línea de torres de vigilancia que descubriese y diese aviso de la presencia de ese enemigo». (DÍAZ CAPMANY, 2004: 135).

A pesar del esfuerzo de siglos realizado en la defensa costera del Reino de Granada, se puede decir que la práctica indefensión que se venía padeciendo hasta bien entrado el siglo XVIII en lo que ala piratería se refiere, nos sitúa ante un fracaso en los objetivos que fundamentaban el sistema defensivo que arranca, como ya se ha subrayado, desde la época de la Reconquista. De forma particular, la amenaza berberisca para el litoral granadino, se hace continua desde el siglo XVI al XVIII y se ve favorecida por el escenario geográfico tan accidentado que presenta este territorio, abierto al mar principalmente mediante calas y ensenadas, lo que les permitía establecer bases y ocultarse de cara a sus incursiones ofensivas.

En consecuencia, los desarrollos constructivos de defensa que se programan en tiempos de Carlos III para la Costa del Reino de Granada vienen a paliar en lo posible el expuesto problema, evitando con ello el negocio institucionalizado del corso que afectaba a los pobladores del litoral, al ser éstos agredidos, robados, esclavizados o vendidos por los piratas. En este contexto, la fortaleza de Carchuna queda justificada como una obra de refuerzo del litoral de Granada para contrarrestar en lo posible los ataques piráticos.

Carlos III a través de su política diplomática y de consolidación del dispositivo defensivo, daba solución al problema de la piratería que venía aquejando a la Costa del Reino de Granada en lo que se refiere a su estabilidad y seguridad como frontera marítima. Un problema secular que había comprometido gravemente la soberanía de la Corona española sobre dicho territorio. Apuntar, como hecho significativo, que «tras la toma Argelia por los

Carlos III. Museo del Prado

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franceses en 1830 la piratería quedó prácticamente extinguida, lo que unido al desarrollo de nuevas técnicas defensivas, hizo que la mayoría de las fortificaciones perdieran su valor militar» (ORIHUELA UZAL Y ALMAGRO GORBEA, 2008: 122-123). Con ello, la edilicia militar costera de tiempos de Carlos III quedará extinguida en su funcionalidad de origen.

Como último apunte a considerar, hay que poner en relación estas arquitecturas defensivas de Carlos III con otros proyectos estratégicos, típicamente ilustrados, que buscan el progreso de los territorios. Por un lado, cabe hablar de la búsqueda de un fomento económico, pues el control y la custodia del litoral aseguraban, entre otros efectos, tanto un comercio marítimo más estable como la posibilidad de poner en valor agrario nuevas extensiones territoriales. Por otro lado, se intentaba favorecer la repoblación en los terrazgos inmediatos a las nuevas fortificaciones.

En este aspecto, los Llanos de Carchuna se ajustaban a un territorio de claras expectativas para el desarrollo económico y social, ya que hasta el momento el asentamiento de población era poco relevante y asimismo no había sido convenientemente explotado en su capacidad productiva. Así, la fortaleza de Carchuna venía a dar garantías tanto de defensa como de estabilidad territorial.

1761-1764: Carlos III y el nuevo dispositivo de defensa artillera

«El 18-8-1764 fue promulgado el Reglamento que su Majestad manda observar en las diferentes clases destinadas a el real servicio de la costa del Reino de Granada en el cual, preocupado el monarca por las “frecuentes correrías de los corsarios” que amenazaban el comercio y las tierras de dicho reino, se realizó una extensa planificación por la que se dotaban las guarniciones y se marcaban los planes a desarrollar para completar el sistema defensivo de todo

el litoral afectado» (GIL ALBARRACÍN, 1994: 27). El citado documento, aprobado en Madrid, encuadra el nuevo programa político sobre construcción defensiva mediante fuerza artillera que el rey Carlos III define para la Costa del Reino de Granada.

Como antecedente, se debe tener presente que el plan sobre defensa dado a partir de la expuesta fecha de 1764, se hace explicable a través de un informe preliminar, bajo encargo de Carlos III, que hace el Mariscal de Campo Antonio María Bucarrelli y Ursúa (1717-1779). Personaje éste, de interés notable por su condición de noble, militar y administrador colonial español que llegó a ocupar los cargos de Capitán General de Cuba y Virrey de Nueva España.

Ante «la situación en que se hallaba la defensa de la costa del Reino de Granada, y el deplorable estado de sus fortificaciones, hizo que Carlos III, a finales de 1761, dispusiera que se efectuara un detenido estudio (…) y que se propusieran las medidas conducentes para poner fin a la situación. El comisionado para realizar esta tarea fue el mariscal de campo don Antonio María Bucarrelli y Ursúa, a quién el 9 de noviembre de 1761 desde San Lorenzo del Escorial, el secretario de Estado y Guerra don Ricardo Wall y Devreus, en nombre de su Majestad, le daba instrucciones para que diera principio a su importante encargo (…) Para su asesoramiento en el aspecto técnico que le era propio, fue designado el ingeniero don Miguel del Corral, que debía de hacer el estudio de las obras necesarias para rehabilitar las fortificaciones, y el de las nuevas construcciones que fueran necesarias. Presumiblemente a él se deba la idea de las trazas de las torres y baterías que más adelante se edificaron, a las que en lo sucesivo habían de ajustarse las construcciones de este tipo, a las que para distinguirlas de las anteriores se les llamó “de nueva planta” (…) el 6 de diciembre del mismo año Bucarelli iniciaba su tarea» (POSADAS LÓPEZ, 1996: 69).

Antonio María de Bucarelli y Ursúa

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Se viene señalando que al año siguiente, en 1762, Bucarelli emite su Dictamen para el reguardo y seguridad de las Costas de Granada y Murcia, desde la Torre de la Chullera a Cartagena. Si bien, «este documento carece de fecha, figurando solamente debajo de su encabezamiento en el primer folio, obra de otra mano, 1762. Un autor lo data el 15 de febrero de este año» (POSADAS LÓPEZ, 1996: 70). Con un introito sobre la situación de la defensa de la Costa del Reino de Granada, el alcance del informe de Bucarelli se resume tanto por el hecho de detallar las circunstancias que los distintos partidos territoriales de costa presentaban respecto a sus sistemas defensivos, como por establecer las medidas más oportunas que se habían de tomar para su reestructuración y mejora.

Atendiendo a las apreciaciones dadas por Bucarelli en dicho informe es de reseñar, en relación a la materia que nos interesa, los siguientes comentarios: «En los Llanos de Carchuna se necesita otra Batería como la del Varadero, inmediato a la playa frente de donde existe hoy el pequeño cuerpo de Guardia de Caballería, con igual número de Artillería y Tropa, para que la Caballería patrulle toda la extensión que permite el terreno a Levante y Poniente» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 814). Es sugerente resaltar el objetivo que justifica la necesidad para Bucarelli de la batería de Carchuna, que nos remite a ideas ya apuntadas en párrafos anteriores, así«se logrará de este modo contener el desorden con que en los años pasados han desembarcado los Moros, llegando a los Cortijos de dos leguas tierra adentro, se cultivarán las tierras de este llano, que son muy fértiles y tal vez se logrará que al abrigo de las fortificación se forme algún Pueblo» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 814).

En el documento Preferencia con que se deben de construir las Baterías y costo en que se gradúa la obra, fechado a 15-2-1762, Bucarelli señala en primer lugar a los Llanos de Carchuna y cifra la obra en 20.000 escudos de vellón.

A través de los citados documentos, se ha de subrayar que Bucarelli establece la necesidad de fomentar una nueva edilicia militar para la Costa del Reino de Granada, la cual debería estar articulada en proyectos constructivos que abarquen una dotación de torres, casas fuertes y baterías. Ambos documentos, por su significación, representan los antecedentes históricos que originarán, si bien en fechas más posteriores y en base a lo mandatado por Carlos III, las distintas propuestas constructivas nombradas sobre fortificación para la Costa del Reino de Granada. Asimismo, dichos documentos establecen la primera referencia nominal que se hace al inmueble de Carchuna.

Como consecuencia del Dictamen emitido por Bucarelli, será en la fecha de 1764 cuando fue promulgado por Carlos III el Reglamento que Su Magestad manda observar en las diferentes clases destinadas a el Real Servicio de la Costa del Reino de Granada. Un documento, en el que se recogían gran parte de las propuestas de Bucarelli, que debían cumplir las distintas unidades destinadas a la defensa de la costa del Reino de Granada. En general, este Reglamento de Carlos III, que se articula mediante un preámbulo y nueve capítulos, «supuso un plan de fortificación de la costa y re despliegue de las tropas y recursos disponibles que, junto a la firma de tratados de Paz y Comercio con los poderes norteafricanos, resultaron decisivos para acabar con el problema secular del Mediterráneo español durante la Edad Moderna: la piratería islámica» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 56).

El Reglamento, en su alcance propositivo, venía a reorganizar la defensa del litoral del Reino de Granada primero, aprovechando o ampliando las fortificaciones existentes y segundo, ordenando la construcción de 8 atalayas, 12 torres para 2 cañones, 10 baterías para 4 cañones y 2 casas fuertes para caballería. Con la orden que establecía el Reglamento, la Costa del Reino de Granada contaría con «un despliegue en el que se establecían, entre Torres, Baterías y Casas Fuertes, un total de 113 fortificaciones, entre las existentes

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y las que se habrían de construir» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 56).

El objetivo de dicho dispositivo sería dotar al litoral del Reino de Granada de una barrera artillera que disuadiera a cualquier navío enemigo de su aproximación a la costa ante la amenaza de ser hundido. En este sentido, la función de la fortaleza de Carchuna y, más concretamente su ámbito de batería, era repeler un ataque desde el mar o impedir un desembarco. Esto explica que la construcción, que en origen estaba más próxima a la línea de costa, este concebida para que su artillería batiese exclusivamente la ensenada marítima. La fusilería, que representa el otro sistema de fuego con que estaba dotado el inmueble, quedaba reservaba para la zona de cuartel y más principalmente para los ámbitos del parapeto y troneras.

Para una mejor gestión y aplicación práctica, el Reglamento dividió la Costa del Reino de Granada en diez mandos o partidos militares, quedando especificados como siguen: Estepona, Marbella, Mijas, Málaga, Vélez, Almuñécar, Motril, Adra, Almería y Vera.

De tal forma, Carchuna quedó integrado territorialmente en el partido de Motril, que ya figuraba como cabeza de partido desde 1567. Éste quedaba comprendido desde la villa de Salobreña hasta la torre del Cautor. Las unidades defensivas que integraba dicho partido, según lo dispuesto por el Reglamento, lo constituían: 8 torres, 3 baterías y 1 castillo. Para su cumplimiento, se hubo de construir de nueva planta 4 atalayas, 3 torres de dos cañones y 3 baterías de cuatro cañones, entre ellas la batería de Carchuna.

En lo que respecta a la dotación de personal militar con que debía contar el inmueble de Carchuna, el Reglamento especificaba los siguientes mandos: 1 oficial, 2 cabos y 16 soldados de la Milicia Urbana; 1 cabo y 8 soldados de Caballería; 1 cabo y 4 soldados de Inválidos de Artillería; 1 guarda-almacén y 1 capellán.

1765-1769: ejecución de la fortaleza con batería de Carchuna sobre proyecto de José Crame

A partir de la entrada en vigor del Reglamento de 1764 que preveía el refuerzo defensivo de las costas del Reino de Granada, su ingeniero director José Crame redactó los proyectos constructivos que darían cumplimiento al mismo. Realizará para ello, un proyecto genérico de arquitectura en serie muy versátil capaz de adaptarse a diversos emplazamientos y que incluía cuatro tipos de edificios: atalayas, torres para dos cañones, baterías para cuatro

Mapa de las Costas de España, 1772. Dufresne. Colección particular

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cañones y casas fuertes para caballería. En particular, aquel que se refiere a las baterías para cuatro cañones, en el que se basa la edificación de Carchuna, fue firmado en Málaga por José Crame el 20-03-1765 y estaba prevista la ejecución del mismo hasta en diez ocasiones.

El autor de estos proyectos fue ingeniero militar, llegando a alcanzar la graduación de brigadier. Durante el siglo XVIII, por iniciativa de los Borbones, estos ingenieros constituyeron un cuerpo técnico que vino a solucionar las deficiencias que presentaba España a nivel de infraestructuras y equipamientos variados, con el objetivo de impulsar el desarrollo y una mejor administración de los territorios. Su creación se atiene para el caso español a 1710. Las primeras ordenanzas serán de 1718 aunque no será hasta 1768 cuando, ya en el reinado de Carlos III, se regule de forma definitiva el cuerpo definiendo aquellas funciones que delimitarán su práctica profesional.

Entre los proyectos más destacados de José Crame hay que mencionar los estudios para construir el camino de Bilbao a Burgos, así como los necesarios para el puerto de Bilbao. Es en 1764 cuando es nombrado ingeniero director de la costa del Reino de Granada, aunque no será hasta 1765 cuando tome posesión del cargo que ostentará hasta 1767. Sus referencias en ingeniería militar se hallan en los desarrollos europeos llevados a cabo durante el siglo XVII por Vauban en Francia y Fernández Medrano en los Países Bajos. En base a éstos, Crame incorpora a sus construcciones militares soluciones poliorcéticas tales como hornabeques, taludes, barbetas y antepechos a fin de aumentar su solidez haciéndolas más resistentes frente a la artillería y a posibles tentativas de asalto.

El proyecto denominado Fuerte con Batería para cuatro cañones de a 24, atendiendo a lo ideado por José Crame en desarrollo del Reglamento de Carlos III, se concreta en un modelo general Plano de Fortaleza con Batería para cuatro cañones, 1765. José Crame. Archivo General de Simancas

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que combina «una batería artillera sobre terraplén a barbeta en su fachada marítima con estancias comunes, capillas y cuarteles, organizados alrededor de un patio, y un hornabeque con barbacana y foso para evitar un golpe de mano desde tierra. El núcleo del edificio está organizado en torno al patio rectangular centrado en el plano por una fuente (…) a dicho patio se accedía a través de una barbacana que complementaba el hornabeque y protegía el foso, con su puente levadizo que conducía a una portada, sin especial resalte que permitía el ingreso a dicho patio a través de un corredor que servía de acceso a las estancias del oficial y al calabozo. Desde el mismo patio, a través de una rampa que también servía para emplazar la caponera y el tinglado de los pertrechos de artillería, se accedía a la batería propiamente dicha, capaz para 4 cañones de a 24 libras, instalación que mantenía separada del resto de las edificaciones salvo la rampa y el muro de cerramiento que la envolvía (…) A ambos lados de la rampa y con acceso desde el patio, se podía subir por una escalera con baranda de madera al terrado del fuerte o entrar a las letrinas, respectivamente. El resto de las estancias a la izquierda de la rampa de acceso a la batería eran la capilla y el alojamiento del capellán y a la derecha de la misma el cuartel para el cabo y los soldados de caballería (…) ambos espacios están acabados en cubo o exedra (…) El lateral situado a continuación de la capilla aparece ocupado por el cuartel para los artilleros, la habitación del guarda almacén y los depósitos para pertrechos y pólvora, ya en el interior de uno de los baluartes. En el lado opuesto, a continuación del cuartel de caballería se situaba la caballeriza y pajar para siete caballos y el cuartel para la infantería, que alcanzaba hasta el otro hornabeque. Todas las estancias del edificio habrían de ser cubiertas por bóvedas que siempre descansaban en muros de carga, sobre ellas se situaba un terrado continuo (…) estaba dotado de un pretil hacia el patio y de un parapeto exterior erizado de aspilleras. El mismo plano (…) marcaba los conductos de la fuente y sus correspondientes desagües que, en caso de eliminarse la misma, seguían siendo válidos como procedentes de la cuadra para evacuar el orín de los Plano de Fortaleza con Batería para cuatro cañones, 1765. José Crame. Archivo General de Simancas

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caballos y, previo paso por las letrinas, para el desagüe general de la fortaleza. Los hornabeques hacia la puerta de entrada, los flancos de la fortaleza y su parapeto superior (…) presentaban sus muros horadados por las correspondientes aspilleras para el uso de la fusilería en caso de ataque»(GIL ALBARRACÍN, 1994: 71-78).

La ventaja y originalidad constructiva de esta propuesta de José Crame, está en el hecho de suponer una adaptación que le permite reducir espacios y costes aglutinando en un solo complejo edificatorio una batería de costa, un cuartel de caballería y otro de infantería, economizando sus dimensiones de la manera más eficaz. Las baterías costeras de Crame quedan acotadas a un modelo muy homogéneo que no prevé más variaciones que la inclusión o no de una fuente, dependiendo de la existencia de un manantial de agua, o en su ausencia, la instalación de un pozo con su pila.

De tal forma, las fortalezas con baterías ejecutadas según el modelo expuesto presentan mínimas «variantes en diseño en algunas de ellas, así como en materiales y técnicas constructivas»tal como se comprueba en aquellas edificaciones conservadas –se exponen de acuerdo a su nombre actual– tales como: Castillo de la Punta de las Escobetas, Garrucha (Almería); Castillo de Guardas Viejas, El Ejido (Almería); Batería de San Felipe, Los Escullos, Níjar (Almería); Castillo de San Ramón, el Playazo de Rodalquilar, Níjar (Almería); Castillo de la Duquesa, Sabinillas, Manilva (Málaga); Castillo de la Herradura, Almuñecar (Granada) y para nuestro caso, Castillo de Carchuna, Llanos de Carchuna, Motril (Granada) (ORIHUELA UZAL Y ALMAGRO GORBEA, 2008: 123-124).

La propuesta general de batería para cuatro cañones –junto con la de las torres de dos cañones– realizada por José Crame, quedaba completada con los cálculos económicos detallados de la obra e incluía especificaciones referentes a los materiales y las técnicas constructivas más apropiadas. El costo se evaluó en 200.000 reales

de vellón, cifra ésta que resultó del redondeo al alza, en previsión de imprevistos, de un montante que tras las oportunas correcciones ascendía a 189.615 reales de vellón con 30 maravedíes. Esta versión corregida fue remitida y aprobada en Madrid por Carlos III en la fecha 8-12-1765.

Es esta fecha además de especial significancia, ya que el Monarca da orden de comenzar a construir las baterías para la costa del Reino de Granada, donde se incluye la de Carchuna, en los diferentes emplazamientos señalados por el Reglamento de 1764.

Durante el tiempo que medió entre la presentación de la propuesta de Crame y su aprobación final, en Málaga a 2-06-1765, casi tres meses después de la presentación del proyecto de José Crame, «Antonio Jiménez de Mesa, teniente coronel de infantería y gobernador de Torremolinos, redactó una propuesta para construir a su costa las diez baterías aprobadas, la cual incluía un proyecto alternativo que incluía ligeras variantes respecto al anterior. Esta propuesta fue desestimada, pues finalmente fue aprobado en Madrid el proyecto de Crame. Las diferencias más notables consistían en que el proyecto alternativo carecía de foso y puente levadizo ante la puerta principal, así como de aspilleras en las diversas salas del edificio, pues su presencia se reducía al tambor, azotea y caponera. Por otra parte el talud de sus muros era menos pronunciado y la diferencia de cotas entre la rasante del Cuerpo principal y la correspondiente a la batería semicircular era sensiblemente menor» (ORIHUELA UZAL Y ALMAGRO GORBEA, 2008: 122). Aparte de las diferencias que se establece en lo constructivo, se ha de indicar que el proyecto de Jiménez de Mesa presentaba la particularidad de estar adaptado a los diferentes requerimientos concretos de cada construcción en cuanto a sus guarniciones y servicios militares.

Centrándonos en el ámbito de la Costa de Granada, y más particularmente, en el partido de Motril, las competencias de

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las obras de fortificación recayeron en el teniente coronel e ingeniero segundo del Reino de Granada José Gandón, auxiliado por el teniente e ingeniero extraordinario Peregrino Barnola y el delineador Pedro Mercadillo. Todos ellos tenían bajo su responsabilidad la ejecución de todos los proyectos emprendidos en su zona siguiendo los esquemas proyectivos dados por José Crame.

El patrón de Fortaleza con batería para cuatro cañones de a 24 codificado por José Crame establece, en consecuencia, la referencia donde queda encuadrada la edificación de Carchuna. Para ésta, se ha de destacar las siguientes fechas y acontecimientos asociados que vienen a definir su proceso constructivo hasta su terminación. Así, en fecha de 12-10-1765 en el documento titulado Relación general

sobre el estado de las fortificaciones de la costa del Reino de Granada, «Esteban Aymerick anotó que la Batería de los Llanos de Carchuna se debía de construir para cuatro cañones de 24 libras, quedando en el terreno demarcados los puntos de su emplazamiento. En Motril el 31-12-1765 se firmó la relación de haber construido la Barraca Cuartel de Carchuna que se elevó a 14.368 reales de vellón 21 maravedíes, actuó como maestro de albañil José de Uruenda. Según estado redactado en Málaga el 23-9-1766 por Juan de Urbina la Batería de los Llanos de Carchuna, del partido de Motril, presupuestada en 200.000 reales de vellón, se construiría a cargo de José Arias, obteniendo a cambio dos compañías de caballería. En 27-3-1768 Miguel María de Gamboa, cadete del regimiento de caballería de Santiago anunció que se había hecho cargo de la construcción de la Batería de Carchuna y solicitó poder sustituir la cantería por ladrillo para rebajar costes, siendo autorizado el 19-4-1768 por José Gandón. Concluida la obra, el 29-11-1769 fueron solicitadas las correspondientes patentes para él y para Jacinto de Uribarri»(GIL ALBARRACÍN, 2004: 241).

La aportación económica de José Arias en la construcción de la batería de Carchuna se debe poner en relación al hecho de que aprobada finalmente la propuestas de fortificación para la Costa del Reino de Granada, la Corona, ante su escasez de capital para la ejecución de las obras, optó por ofrecer prebendas a cambio de la financiación de una o varias construcciones que consistían en dotar de grados militares remunerados a proponentes privados.

Aunque fuera del marco cronológico que enmarca este apartado, es significativo reseñar las siguientes descripciones que hacen Gerónimo Santoyo en 1848 y Pascual Madoz en 1850 de la fortaleza de Carchuna, en tanto que sintetizan muy elocuentemente los comentarios que se vienen exponiendo a lo largo de este capítulo sobre su génesis y función prístina.

Plano de Fortaleza con Batería para cuatro cañones, 1765. Antonio Jiménez de Mesa. Archivo General de Simancas

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Para el caso de Gerónimo Santoyo, expone «Está situado á dos leguas menos cuarto de Motril; es fuerte muy moderno, bien construido, defendible, tiene cuarteles para artillería, caballería é infantería, capilla y capellán para decir misa; necesita bastantes reparos, puede montar ocho piezas de todos los calibres, y en la actualidad solo tiene una pieza inútil de á diez y ocho» (SANTOYO, 1849: 17).

Madoz por su parte, aunque no está acertado en la fecha de datación de la construcción, informa que «Está situado en el centro de la llanura de su nombre, en terreno arenisco y la distancia de 94 varas castellanas del mar, y forma un cuadrilongo amurallado de nueve y media varas de elevación con dos cubos salientes en sus ángulos del S., un tambor aspillerado al N. que defiende la puerta principal en la cual hay un foso con puente levadizo, y una batería semicircular para cuatro piezas de 24 que dan frente al mar, alcanzando sus fuegos desde el cabo Sacratif hasta los tajos al este del puerto de Calahonda. En su interior hay un patio cuadrilongo de 270 varas de cuadro, varios almacenes y oficinas, cuadras para 30 hombres y 6 caballos, y una capilla en donde se dice misa los días festivos y acude el vecindario de Calahonda y de los cortijos del contorno. Fue construido en 1783 para resguardo y seguridad de la costa marítima, y comunica por señales, a poniente con el castillos del Varadero por las torres del Chucho y Nueva, y a levante con el de Castell de Ferro por las torres del Llano, Calahonda y de la Estancia. Todo el castillo es de mampostería, con sus muros y baluartes aspillerados, y ocupa un espacio de 1.240 varas cuadradas. Al presente hay un guarda-almacén y un capellán para su servicio, tiene un solo cañón de hierro montado, casi inútil, y su obra se encuentra con alguna falta de reparación en los baluartes del norte. Hasta fines del siglo último toda la costa y sus llanos eran como antes se dijo, un lugar desértico e infestado de corsarios berberiscos desde donde extendían sus talas al interior y hasta las puertas de Motril, trabando en estos campos continuos combates. Pero construido el castillo acabaron sus correrías, y la tierra empezó a

labrarse y poblarse sobre todo Calahonda que cuenta de existencia los años que lleva el castillo. Este fuerte dista un cuarto de hora O., un cuarto NO. Del cabo Sacratif; un cuarto de hora dirección E. de Calahonda, y dos y media dirección NO. Motril. Comunica a esta ciudad y a Calahonda por dos veredas que atraviesan el llano hasta juntarse al camino de ambos puntos»(POSADAS LÓPEZ, 1996: 185-186).

De 1773 hasta el desalojo de la Guardia Civil: reparos, demoliciones y nuevos usos

Concluido el proceso de ejecución del dispositivo constructivo de defensa de la Costa del Reino de Granada, se asiste en general a un proceso continuo de mantenimiento de éste. Como medida, se realizarán informes de evaluación que con carácter anual recogen aquellas necesidades de reparos que precisan las fortificaciones para su buen funcionamiento y servicio. Encargo que quedara encomendado principalmente a ingenieros militares.

Para el caso del inmueble de Carchuna, pasados cuatro años desde su terminación, en 1769, se documentan las primeras noticias relativas a la necesidad de acometer reparos. A tal efecto, «En el informe redactado por Ramón de Nabas el 26-12-1773 se indicó que el Castillo de Carchuna necesitaba algunos reparos que presupuestó en 1500 reales de vellón. En la relación redactada en Málaga el 18-8-1774 Francisco Gozar anotó que la Batería de Carchuna (…) necesitaba algunos reparos que ya tenían su caudal dotado y se emprenderían antes de la conclusión del año» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 241).

Mismas noticias se hacen continúas en el tiempo. Así, «En el informe realizado en Málaga el 12-12-1781 por el mismo Gozar señaló que el Castillo de Carchuna necesitaba 600 reales de vellón

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para sus reparos. En 1783 Joaquin de Villanova anotó que el Castillo de Carchuna necesitaba diversos reparos de carpintería y restaurar el tejado del cobertizo que conducía a la batería, que presupuesto en 460 reales de vellón (…) En el informe fechado el 31-1-1821 por Juan Pérez anotó que el Castillo de Carchuna (…) necesitaba obras de consideración que presupuestó en 19.000 reales de vellón» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 242). En general, estos informes no especifican que dichos reparos lleguen a materializarse, sólo precisan su necesidad, por tanto no es posible determinar el alcance y grado de ejecución de las mismas en caso de haberse producido.

A pesar de las deficiencias de mantenimiento que sufrían en mayor o menor grado todas las unidades defensivas, es de señalar que el programa de Carlos III que dotó a la Costa del Reino de Granada de un amplio despliegue de modernas fortificaciones de vigilancia y control territorial se verá, transcurrido apenas cuarenta años, en gran parte destruido como causa de la guerra de la Independencia. La ocupación francesa, a partir de la fecha de 1808, convirtió a España en una de las regiones de batalla de las guerras napoleónicas. Uno de los acontecimientos más destacados que se produjeron fue el enfrentamiento entre las potencias internacionales de Francia e Inglaterra, actuando ésta como aliada española. En este marco de guerra, el dispositivo de defensa de la Costa del Reino de Granada fue desmantelado sistemáticamente. La estrategia de los ingleses, con una amplia fuerza naval, era impedir que la ocupación de las costas no fuera del todo fácil para los franceses. Por su parte, el objetivo de los franceses era evitar que ingleses y españoles dispusieran de la fuerza artillera instalada en las fortificaciones.

Como consecuencia de esta acción de guerra, las fortificaciones costeras del Reino de Granada fueron en gran medida voladas, inhabilitadas y desartilladas. Con ello, se destruyó la capacidad defensiva de unas instalaciones que resultaron costosas en su ejecución y eficaces en su función.

La lucha militar contra el invasor francés en el territorio del partido de Motril, del cual participaba Carchuna, comenzó en febrero de 1810 y se prolongará hasta septiembre de 1812. Como consecuencia, la situación de la fortaleza de Carchuna tras la guerra de Independencia queda resumida en la destrucción de concretas partes del conjunto edificado, debido tanto a la actuación de franceses como de ingleses. Aunque trascurridos bastantes años de la contienda, las noticias que siguen exponiendo y evaluando las necesidades de intervención que requieren las fortificaciones costeras del Reino de Granada vienen a ser muy ilustrativas por los comentarios que exponen del citado acontecimiento bélico. Para el caso del inmueble de Carchuna,«En el informe de 1830 Mauricio Rodríguez de Berlanga indicó que (…) los franceses habían demolido el parapeto de la gola hasta más abajo del cordón y los ingleses inutilizaron los cuatro cañones que se hallaban tirados en la arena; su situación y el abandono padecido, hacía necesaria sus restauración» (GIL ALBARRACÍN, 2004: 242).

Otras informaciones sobre el estado en que se hallaba el edificio de Carchuna, nos dan los siguientes datos, «En 1849 Miguel de Santillana anotó que (…) por no haber sido mantenidos por años sus edificios se hallaban deteriorados y en mal estado, destruidos parte de los parapetos, obstruido el foso y sin puente levadizo, también faltaba la mayor parte de la carpintería (…) En la memoria de 1857 de José Herrera García indicó que (…) se encontraba abandonado y muy deteriorado, por lo que necesitaba costosas reparaciones; propuso el abandono de esta fortificación por inútil tras la construcción de una batería anular al pie de la Torre de los Llanos de Carchuna»(GIL ALBARRACÍN, 2004: 242).

Desde el reinado de Fernando VII, la reconstrucción del dispositivo defensivo de la Costa del Reino de Granada fue inasumible ante los costes que representaba dicha operación. Conforme avanza todo el siglo XIX, los nuevos sistemas de armamento hicieron no aptas las fortificaciones por lo que fueron abandonadas, otras

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se reconvirtieron en instalaciones policiales y algunas fueron transferidas a particulares.

De forma particular, la fortaleza de Carchuna acogió a partir de la segunda mitad del siglo XIX nuevos usos vinculados con lo militar. Así, se ha se señalar su función como acuartelamiento de Carabineros y, en fechas más contemporáneas, de la Guardia Civil. Para el caso de los primeros, el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras fue fundado por el Rey Fernando VII en 1829, posteriormente en 1833 serán denominados Carabineros de la Real Hacienda y partir de 1842 son llamados Carabineros del Reino. Su actividad principal fue garantizar la seguridad y vigilancia de las costas y fronteras y la represión del fraude y el contrabando. Durante la Guerra Civil, 1936-1939, el Cuerpo de Carabineros se alineó con el Gobierno de la República, conformando un cuerpo élite del ejército popular. En represalia a este hecho, proclamado Francisco Franco Caudillo de España, se promulgó la Ley de 15 de marzo de 1940 en la que hace desaparecer el Cuerpo de Carabineros integrándolo en la Guardia Civil. En estos momentos la fortaleza de Carchuna pasará a ocupar la función de casa cuartel de dicho Instituto Armado hasta su desalojo.

Durante estos periodos, se realizan concretas obras con el objetivo de adaptar el inmueble a su nueva funcionalidad y especialmente las obras se dirigen a mejorar su habitabilidad. De tal forma, las troneras que se desarrollaban en la caja mural fueron desmanteladas para abrir en su lugar amplios huecos de ventanas, con ello se mejoró la iluminación de las estancias interiores. En el ámbito del patio se realizó una alberca, lo que coadyuvó a incrementar la reserva de agua de la fortaleza que hasta la fecha se realizaba sólo a través del pozo.

Como uso y suceso histórico destacable, por su valor inmaterial, hay que referir que la fortaleza de Carchuna fue prisión de republicanos con la Guerra Civil. Como contexto, tras la toma de

Málaga en 1937 por las Tropas Voluntarias Italianas junto con las de Franco, que provocan la retirada de las fuerzas republicanas hacia Almería, el frente se estabilizaría en la provincia de Granada, entre Castell de Ferro y Calahonda. Como consecuencia, la fortaleza de Carchuna será convertida en prisión y campo de trabajo acogiendo a más de trescientos prisioneros republicanos, procedentes en su gran mayoría de la caída del Frente Norte de Asturias. Éstos serán empleados en la construcción de fortificaciones, carreteras militares u otros trabajos análogos, como un aeródromo militar en la zona.

Si bien, el alcance que la historia hace de este tema se relaciona más directamente con el asalto de un comando republicano a la fortaleza de Carchuna, con la consiguiente liberación de los allí encarcelados. De tal forma, las tropas republicanas, mediante un pequeño desembarco con fecha de 23 de Mayo de 1938 , rescataron a los presos republicanos. Posteriormente, la Subsecretaría de Propaganda del Gobierno de la República editaría un completo folleto dando detalles del episodio.

Vista de la alberca

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La maniobra de rescate partió de la zona republicana, del frente de Granada, y fue llevada a cabo por un grupo de soldados y guerrilleros republicanos de la Compañía Especial, voluntarios de la 55ª Brigada, perteneciente a la 71ª División del XXIII Cuerpo del Ejército.

El desembarco se produjo casi en la medianoche del día 23 de mayo –se utilizó para ello varias barcazas y se aprovechó la noche para evitar ser descubiertos- y desde allí se dirigieron a las proximidades del fuerte de Carchuna, donde eran esperados por paisanos del lugar junto con algunos marineros y pescadores de Adra y Almería, que actuaron como enlaces debido a sus conocimientos de la zona. Éstos facilitaron al grupo de rescate información para el desarrollo de la operación, si bien los principales datos habían sido ya aportados con anterioridad por cuatro asturianos evadidos de la fortaleza en las vísperas del 23 de mayo.

El asalto culminó tras breves enfrentamientos entre los guardianes y los asaltantes, sufriendo los primeros algunas bajas como fue el caso del alférez que mandaba el destacamento que vigilaba a los prisioneros. A pesar de ello, el grupo de rescate logró liberar a los presos, a los que les entregarían armas y granadas, emprendiendo todos juntos la marcha para regresar a las líneas republicanas. Para ello, el 220º Batallón de la 55ª Brigada, que cubría el frente granadino, facilitó el paso a zona segura del grupo de rescate junto a los 308 asturianos liberados lanzando un ataque de distracción al llegar a la línea de ataque del frente nacional. De esta manera consiguieron regresar a posiciones republicanas antes de la amanecida del 24 de mayo.

1984: intervención restauradora

En el año 1984, se iniciaron las obras de ejecución del proyecto de Restauración del Castillo de Carchuna para Laboratorio de Investigaciones Marinas, según propuesta del arquitecto Eduardo Ortiz Moreno. La institución que promueve la puesta en desarrollo de la actuación fue la Diputación de Granada, si bien el beneficiario del uso sería el Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. Las obras, sin embargo, fueron interrumpidas dejando incompleto el proyecto de intervención previsto. Lo ejecutado hasta dicha circunstancia, se había dirigido a la restauración del inmueble –aspecto de mayor interés para este apartado– y a su acondicionamiento para el uso asignado, a modo de ejemplo es de señalar la instalación de la red de saneamiento a nivel de solado.

Dentro de los estudios planimétricos que se realizaron para evaluar el inmueble, se infiere el estado en que el equipo técnico se encontró la construcción. En base a los planos y alzados realizados, se hacen especialmente visibles los daños provocados durante la guerra de la Independencia. Así, tanto el parapeto, especialmente aquel que se desarrolla en la zona de los medios baluartes del hornabeque, se encuentra demolido como también todo el sistema aspillerado.

Imágen exterior de la fortaleza. Primera mitad del siglo XX

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La línea de barbeta, dentro del ámbito de la batería, presenta deficiencias de fábrica, hecho que también ocurre en la portada principal de la fortaleza. El antepecho que cierra el perímetro del patio, a nivel de la cubierta, de igual modo muestra partes derruidas. En cuanto a modificaciones producidas para adaptar nuevos usos, se ha de señalar que la caja mural exhibe los huecos de ventanas, practicados en la etapa en que la fortaleza es acuartelamiento de Carabineros y de la Guardia Civil, en sustitución de las troneras. Destacamos estos datos, entre otros, por ser los más prevalentes en el estado anterior al ejercicio proyectivo de Eduardo Ortiz.

Planta y alzados de estado previo a la intervención de reconversión en Laboratorio de Investigaciones Marinas.Planimetría de Eduardo Ortiz

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Estas alteraciones y modificaciones se verán en gran medida atendidas con objeto de revertir las insuficiencias que alejaban la fortaleza de Carchuna de su lectura como construcción defensiva. Atendiendo de nuevo al proyecto de Eduardo Ortiz, es de interés la planimetría que se realiza en la definición del estado reformado, en tanto que es indicativa de las líneas propuestas para la restauración. En general, dicha restauración es calificable de reconstructiva o repristinadora.

De tal forma, las actuaciones al exterior de la fortaleza preveían restablecer sus componentes defensivos principales. Entre otras medidas, se propone la recomposición del parapeto con sus aspilleras y la recuperación de las troneras, la batería quedaba adecentada en sus daños, se eliminaba la impronta correspondiente al tinglado de la caponera y se programaba recuperar la disposición formal y constructiva de la portada principal. A pesar de lo programado, el parapeto no llegó a completarse en la gola, la portada verá alterado el diseño previsto, no se actuó en la huella del tinglado y en lo que atañe a la recomposición de las troneras incrementará su número en una más, disponiéndola en el extremo norte del muro de levante, correspondiéndose al antiguo almacén de pólvora.

Las obras en el interior de la fortaleza, atendiendo a lo realizado, se enfocaron a la recomposición en el ámbito del terrado del antepecho que vuelca hacia el patio y a la recuperación del espacio de la caponera, aunque no llegó a completarse.

A pesar de que el interés principal de la restauración se encuadra, a nuestro juicio, en la recuperación de la tipología histórica, valorando como ideal constructivo la etapa que se corresponde con el siglo XVIII, es de señalar ciertas actuaciones realizadas que son contrarias a este objetivo. De tal forma, la eliminación del revellín y el vaciado estructural de la batería han venido a alterar dos elementos claves que conceptualizan la construcción dentro del sistema de fortaleza con batería que se vino a desarrollar en la Costa del Reino de Granada. Para el caso de la batería, se hace más gravoso puesto que su valor constructivo residía en que era de tipo terraplenada. También es enjuiciable, el enfoscado con mortero de cemento que han recibido por completo las estancias interiores.

Reconstrucción parcial de la caponera

Imágen interior del vaciado de la batería

Enfoscado de mortero de cemento en interior de las estancias

Propuesta de alzados en la intervención de reconversión en Laboratorio de Investigaciones Marinas. Planimetría de Eduardo Ortiz

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Intervención arqueológicaJuan Manuel Ríos Jiménez

Ana Palanco Noguerol

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El proyecto de rehabilitación que se pretende realizar sobre la fortaleza de Carchuna para su nuevo uso como Centro de Formación en Energías Renovables, hacía necesaria una intervención arqueológica preventiva que ofreciera las pautas adecuadas de actuación sobre el mismo.

Así, el 2 de Junio de 2010 se presentó, en la Dirección General de Bienes Culturales de la provincia de Granada, la solicitud de Intervención Arqueológica Preventiva mediante Sondeos y Análisis paramental de la fortaleza de Carchuna, recibiendo autorización y número de expediente Ref. Expte. MH 8/PU/GR/10 el día 15 de septiembre de 2010.

Dado que la fortaleza está amparada por la legislación como Bien de Interés Cultural, se estableció una estrategia de intervención con unos objetivos acordes al proyecto de rehabilitación, que permitiera a través del conocimiento aportado resolver con acierto la adaptación del espacio al nuevo uso.

Los trabajos arqueológicos se iniciaron el 4 de octubre del 2010 y finalizaron el 16 de noviembre del 2010. Sus objetivos generales han sido:

• Conocer la totalidad de la secuencia crono-cultural y estratigráfica del edificio y del solar en que se encuadra, para poder establecer la secuencia diacrónica del mismo.

• Estudiar las reestructuraciones paramentales y estructurales de la fortaleza, con el fin de establecer si la organización espacial actual corresponde a la de su construcción en el siglo XVIII.

• Conseguir a nivel planimétrico documentar la mayor extensión posible de la fortaleza original.

• En general extraer el mayor volumen de información histórica del edificio.

• En particular comprobar el grado de adecuación en los distintos elementos constructivos respecto al proyecto de José Crame.

Las clases de actividades arqueológicas necesarias para este proyecto fueron:

• Sondeos: son la remoción de tierra en la que predomina la profundidad de la superficie a excavar sobre la extensión, con la finalidad de documentar la secuencia estratigráfica hasta el nivel geológico.

• Análisis paramental de estructuras emergentes: actividad que va dirigida a la documentación de las relaciones físicas entre las diferentes estructuras arquitectónicas, al conociemiento de los tipos de fábrica que componen las mismas y a establecer la secuencia cronológica del edificio en general.

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Sondeos

El procedimiento de intervención seguido ha sido el estratigráfico. Los estratos los distinguimos por su coloración, textura y composición, siendo un todo que les hace ser distintos unos de otros. En realidad, la interrelación que presentan los elementos que los forman es muy fuerte, de manera que cada uno de ellos aporta características a los otros y reúne las de los demás.

El registro arqueológico (documentación de campo) se basó en unas fichas adaptadas al inmueble y completadas in situ. Dichas fichas prestaron especial atención a las unidades estratigráficas (UEs) teniendo en cuenta como tales los depósitos sedimentarios naturales o antrópicos, las estructuras y las interfaces (punto, área o superficie donde dos elementos de diferente naturaleza convergen ó el corte que los divide); En ellas se incluyó todo tipo de datos como su identificación, localización, relaciones físicas y estratigráficas con otras unidades, descripción de los depósitos (composición, color, textura, conservación,...), interpretación y datación cronológica.

Estas unidades se fueron nombraron con números correlativos según su orden de aparición, sin tener en cuenta las diferencias de naturaleza, estructura o composición.

Esta documentación recogida se acompañó tanto de un inventario de materiales asociados, recuperados en los sondeos, como de documentación planimétrica y fotográfica.

Se plantearon 10 sondeos de intervención designados: A, B, C, D, E, F, G y H, justificados por el proyecto de rehabilitación; y otros dos, I y J que se utilizaron a modo de “limpieza” para revelar el estado de conservación de los empedrados del pasillo que da acceso al patio y de la rampa de entrada a la batería.

E-25

E-28

E-3

E-16

E-17

E-18

E-15

E-14

E-34 E-35

E-33

E-31 E-30E-13

E-12E-21

E-19

E-20

E-29

CM3

S-I

S-J

CM6

CM2

CM7CM8

CM9

CM10

CM11

CM5

S-A

S-E

S-BS-G

S-H

S-DS-F

S-C

CM4

E-32

E-8

E-24

E-23UF-1

UF-3

UF-5

UF-10

UF-11

UF-12

UF-13

UF-14

UF-19 UF-20

UF-21

UF-18UF-16UF-15 UF-17

UF-6

UF-7

UF-8 UF-9

UF-4UF-2E-7 E-9

E-22 E-11

E-6 E-10

E-5E-26 E-27

Cata MurariaSondeo

E-1

E-2E-4

Plano de ubicación de sondeos y catas murarias

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Se han documentado dos tipos de niveles. El primero, son estratos naturales, pertenecientes a los sedimentos marinos del Cuaternario, caracterizados por gravas finas y arenas, intercaladas con niveles de limos de una tonalidad marrón. El segundo, lo constituyen los rellenos y estructuras pertenecientes a la construcción y usos de la fortaleza, que llegan hasta la actualidad.

Encontramos el nivel de pavimento empedrado originario, al modo en el que era costumbre en los edificios similares de la época. Ejemplos de este tipo de pavimento se pueden encontrar en el Castillo de la Herradura o en la Batería de San Felipe (Los Escullos, Almería).

Así mismo, han quedado manifiestas las diversas intervenciones en la red hidráulica, realizada en el siglo XX, que han alterado la estructura de este pavimento.

Se documentan los dos tipos de niveles ya especificados. Por un lado, los estratos naturales y por otro, los rellenos y estructuras pertenecientes a la construcción y usos de la fortaleza, que llegan hasta la actualidad. Así mismo, se ha documentando la cimentación de los muros y parte del pavimento empedrado original de la estancia UF-12. En este sondeo también nos quedan reflejadas las intervenciones del los años 80 con respecto al saneamiento, intervenciones que han alterado los restos del pavimento empedrado del patio.

Se esperaba documentar el conducto del albañal de las Caballerizas, tal y como refleja el plano guía de Crame. Este conducto servía para recibir la descarga de las aguas residuales producidas por las caballerizas. No se ha encontrado evidencia alguna su existencia.

Sondeo BDimensiones: 2,7 x 1,2 m.Profundidad máxima: 1,5 m.Ubicado en el extremo oeste del patio, (UF-11) y su comunicación con la estancia UF-12, las Caballerizas. Este sondeo tenia como objetivos la localización de los niveles de pavimento y red de saneamiento originales y la definición de la estratigrafía en esta zona.

Sondeo ADimensiones: 4 x 3 m.Profundidad máxima: 0,90 m. Ubicado en la zona este del patio (UF-11). El objetivo de este sondeo ha sido la localización de restos y a la definición de su estratigrafía.

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La evolución estratigráfica comienza con el relleno de materiales de construcción procedentes de la actuación restauradora que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX. Debajo de éste, se encuentra un depósito que parece ocupar la totalidad del foso.

Se observa como la mitad de este depósito está compuesto por dos grupos cerámicos básicos: servicio de mesa y menaje de cocina. A continuación y con menos presencia, se observan cerámicas destinadas al almacenamiento, transporte y conservación. A partir de este contexto podemos plantear que seguramente se trata de un vertedero en el que se depositaban los desechos domésticos del fuerte.

Por otro lado, este depósito de índole detrítico nos ha permitido recuperar un número considerable de objetos propios de la cultura material de la época. El hallazgo está formado por restos de la producción cerámica en uso a fines del siglo XVIII. Junto a ellos, otros vestigios de diversa naturaleza como vidrio o metal, que presentan un estado de conservación deficitario. De manera más destacada, aparecen una serie de restos orgánicos, como huesos, espinas de peces, conchas, etc.

Se ha alcanzado la cota de -2,45 m sin localizar el suelo del mismo, no logrando documentar la profundidad del foso.

Sondeo CDimensiones: 2 x 3 m.Profundidad máxima: 2,40 m. Abierto en la portada principal de la fortaleza, en el lugar donde se ubica el foso según los planos de José Crame. Los objetivos de este sondeo fueron la documentación del foso, su estado de conservación y su cota de profundidad.

Se ha documentado la boca de salida del desagüe original de la fortaleza, así como el nivel de cota que tuvo la batería, que se corresponde con una hilada de ladrillos que marca el límite entre la cimentación y el alzado.

Se localizaron niveles que posiblemente respondan a la fase de abandono del fuerte, como muestran un estrato compuesto por aportes naturales de grava y otro, que posiblemente se trate de un nivel de derrumbe, ya que los materiales que lo componen se corresponden con los originales de la construcción de la fortaleza. Además en los muros E-2 y E-3 se observan pérdidas de masa de cierta entidad.

Sondeo DDimensiones: 2 x 1 m.Profundidad máxima: 1,90 m. Localizado en el exterior, en el frente oeste de la barrera, junto al ala oeste. Se ha ubicado en esta zona con el objetivo de localizar la boca exterior del conducto para el desagüe, como se refleja en el plano de Crame, así como determinar la cota de profundidad real de la cimentación de la batería, que actualmente está semienterrada.

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En este caso no se han encontrado restos de interés arqueológico.Siguiendo los objetivos planteados, no se localizó el conducto de abastecimiento. Si bien, la ausencia de cimentación en esta parte del muro E-8, plantea la hipótesis de su recorrido bajo el mismo.

En este sondeo, la secuencia estratigráfica está intacta, no presentando alteraciones recientes. Se ha documentado la bóveda del conducto para el desagüe al exterior.

Sondeo EDimensiones: 1,80 x 1,80 m.Profundidad máxima: 0,90 m. Localizado a la derecha de la puerta de acceso, en el exterior a la estancia UF-3, junto al pie del muro E-8. Se ubicó en esta zona con el objetivo de localizar el conducto de abastecimiento de aguas.

Sondeo FDimensiones: 3 x 1 m.Profundidad máxima: 1 m.Situado en la zona oeste del foso interior de la barrera, estancia UF-20. El objetivo planteado era localizar el conducto de desagüe. Sondeo G

Dimensiones: 2,70 x 2,70 m.Profundidad máxima: 0,80 m. Situado en la zona central del patio (UF-11), con el objetivo de localizar la fuente del patio, como el surtidor y el desagüe originales de la batería.

Se ha documentado la estructura del pozo asociado a la etapa de fundación del inmueble. Está fabricado en ladrillo macizo que apoya sobre estructura de mampostería a hueso, es decir, sin ningún tipo de mortero. Lo más destacable es el hallazgo de tres posibles taponamientos en la mampostería que pueden estar relacionados con el surtidor de aguas y la evacuación de las mismas para la limpieza del desagüe.

Como dato relevante cabe destacar la aparición de la siguiente inscripción “G.C.:1959”, asociada a la etapa de ocupación de la Guardia Civil en una estructura, de taponamiento realizada por éstos.

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Se han documentando la cimentación de los muros y parte del pavimento original de esta estancia (UF-9) compuesto por tierra batida mezclada con abundante cal del que apenas conserva unos centímetros, junto al muro E-27 de este sondeo.

La instalación de una red de saneamiento en la intervención de los años 80, ha alterado casi toda la secuencia estratigráfica.

Así mismo, se han documentado tanto el nivel de pavimento empedrado originario de la fortaleza, junto con las piedras esquineras para el desagüe del terraplén como las diversas reparaciones y replanteamientos del sistema de saneamiento, que han afectado a los niveles de pavimento originales y a la cimentación de los muros.

Sondeo HDimensiones: 3,6 x 2 m.Profundidad máxima: 0,8 m.Ubicado en la esquina noroeste del patio, en el umbral entre éste y la estancia UF-9. Los objetivos de este sondeo han sido la localización de restos y la definición de la estratigrafía de esta zona de la fortaleza.

Sondeos I - JLimpieza superficial que ha tenido como objetivo documentar los empedrados originales de la rampa de acceso a la batería y el corredor de acceso a la fortaleza.

Tras la limpieza del nivel superficial de gravas, aparecieron los dos niveles de empedrado, constituidos por bolos de río de tamaño pequeño dispuestos verticalmente, tomados con un mortero de tierra pobre en cal. Presentan muy buen estado de conservación, aunque tiene arreglos de épocas posteriores.

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Análisis estratigráfico paramental

Se planteó la realización de un análisis de las estructuras murarias del edificio a partir de la secuencia estratigráfica de su construcción. Para ello y en primer lugar, se ha analizó la lectura estratigráfica de los alzados.

La metodología en la que se articuló el análisis paramental de la fortaleza se resume en el siguiente procedimiento:

• Estudio previo pormenorizado de la estructura emergente.• División zonal ó unidades funcionales (UF´s) e identificación

de unidades murales guía (E´s). • La intervención propiamente dicha mediante catas y su

posterior documentación.• Estudio de los sistemas de adosamiento y contacto entre

alineaciones.• Análisis tipológicos.• Constatación de los principales eventos estructurales.• Redacción de la secuencia estratigráfica y conclusiones.

Se ha procedido a la distinción de las partes constructivas homogéneas, delimitando sus contornos en función de los materiales, las técnicas constructivas, dimensiones y relaciones

físicas. Para ello fue necesaria la apertura de una serie de catas cuya localización ha sido selectiva y estratégica a fin de documentar los conceptos anteriormente expuestos.

La ejecución de estas catas se realizó por medios manuales, seleccionándose aquellos puntos de los muros susceptibles de proporcionar una mayor información, mediante el picado superficial de los enlucidos contemporáneos hasta conseguir una superficie amplia del muro desnudo que permitiera su correcta lectura e interpretación.

Al inicio de esta actividad, se puso en evidencia que la mayor parte de los muros ya habían sido modificados a partir de una serie de alteraciones como lo fueron el picado superficial intensivo de los enlucidos de los muros interiores y su posterior enlucido a base de mortero de cemento. Acciones que han sido constatadas en cada cata.

No obstante, en los muros principales del edificio, todos aquellos estructurales que definen la planta original y que no son de separación de estancias interiores (no estructurales), se hizo patente que se había respetado tanto la técnica constructiva original como su conformación. Por esto mismo, nos centramos básicamente en el estudio de los aparejos de los muros que forman las crujías principales, siguiendo las grandes unidades estructurales y sus distintas fases constructivas. Para entender y definir las distintas unidades estratigráficas y así diferenciarlas, partimos de un principio de existencia de regularidad u homogeneidad del aparejo y de su ruptura, cegamiento o taponamiento.

El poder efectuar este análisis nos ha proporcionado la opción de caracterizar y concretar las distintas técnicas constructivas empleadas en el edificio, definir el modelo constructivo, determinar

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las distintas intervenciones o alteraciones que ha sufrido a lo largo de su existencia, documentar los fenómenos naturales o antrópicos que han dejado huella en el inmueble y corroborar la secuencia cronológica que ya conocíamos por fuentes documentales.

Se ha intervenido en los paramentos de la fortaleza con un total de 10 catas murarias y una en la cubierta. Los resultados han servido para el conocimiento de las técnicas constructivas, los materiales empleados y la delimitación de la línea temporal de transformaciones/intervenciones que se han sucedido en la batería.

La intervención que se produjo en los años 80, época en la que se produjo el picado intensivo superficial de los muros interiores sobre el inmueble, fue bastante desafortunada, arrasando con todos los enlucidos. Se perdieron así, las pátinas y los motivos decorativos originales que pudieran haber existido.

El elemento que, gracias a las catas murarias, hemos documentado y que más destacamos, a nivel estructural, es la recuperación del respiradero que aparece tanto en la CM10 como en la CM11, localizado en las UF5 y UF1 respectivamente. Muro, según plano de Crame, de separación entre el almacén de la pólvora y el almacén de pertrechos. Este respiradero se compone de un vano alargado que une las dos estancias. En su interior se dispone transversalmente un elemento pétreo que no permite el paso de objetos inflamables al polvorín pero si su ventilación.

Las catas murarias nos han venido a confirmar las técnicas constructivas desarrolladas en la fortaleza: todos los muros estructurales, ataluzados al exterior, son de mampostería ordinaria de piedra caliza, de tamaño medio y trabada con mortero de cal. Esta cara exterior se encuentra regulada mediante una capa de mortero llagueada que falsea la disposición real de los mampuestos. Los gruesos muros ofrecen al interior aparejos mixtos irregulares de mampuestos y ladrillos.

Esquema respiradero

Cata

s m

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Conclusiones

Haciendo un ejercicio de recopilación de todos los datos obteni-dos por el análisis estratigráfico paramental y la intervención ar-queológica mediante sondeos, podemos identificar cuatro fases en la secuencia cronológica del edificio:

FASE 1: Último tercio del siglo XVIII. Fase fundacional de la For-taleza. A esta fase pertenece la totalidad de la estructura principal de la batería de la que sabemos su fundación por documentación.

FASE 2: Siglo XIX. Suponemos que hubo una etapa de abandono de la fortaleza. A esta hipótesis llegamos gracias a la estratigrafía. En el estrato correspondiente, comprendido entre el nivel coetá-neo a la fundación y el estrato inmediatamente siguiente datado, por material y cerámica asociada, en el siglo XX, encontramos di-ferentes mampuestos de caliza facetada desmoronados del muro E-2 y E-3, lo que normalmente es indicio de abandono.

FASE 3: Siglo XX. Época de ocupación de Carabineros hasta el año 1940. Posteriormente es ocupado por la Guardia Civil, esta etapa está asociada a la modificación del pozo que pasa a conver-tirse en sumidero, como nos muestra la inscripción hallada en el cemento (“G:C:1959”). En este período se producen tapona-mientos y cegamientos en los paramentos del edificio, aperturas de grandes vanos para ubicar ventanas y puertas de acceso.

FASE 4: Intervenciones desde los años 80 del siglo XX: realizadas por el Arquitecto Eduardo Ortíz par adecuar la fortaleza para al-bergar un Laboratorio de Investigaciones Marinas.

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Proyecto de Rehabilitación:Centro de Formación en Energías Renovables

José Antonio Huete Gallardo

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La intervención sobre la fortaleza de Carchuna surge por el deseo y el propósito de poner en valor este bien inmueble a través de su rehabilitación y adecuación para albergar un nuevo uso como “Centro de Formación en Energías Renovables”.

A partir de la investigación histórico-artística y la intervención arqueológica, ambas necesarias e imprescindibles para la correcta comprensión del inmueble en cuanto a lectura de las características constructivas y espaciales que lo han definido, en este capítulo se pretenden mostrar las líneas generales de la intervención programada, comenzando con la recuperación material del inmueble –exponiendo de forma resumida sus carencias–, para dar paso a una exposición sintética de los objetivos y el programa del nuevo uso.

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Estado de conservación del edificio

Pese a los diferentes usos que ha albergado el edificio a lo largo de su vida –cuartel para artillería, cuartel de carabineros, prisión durante la Guerra Civil y cuartel de la Guardia Civil–, el edificio mantiene, en sus rasgos principales, una gran unidad constructiva y estilística respecto a su origen.

No obstante, se distinguen fundamentalmente dos etapas constructivas: la fundacional, a la que pertenecen la mayor parte de las fábricas y elementos constructivos; y la correspondiente al intento de conversión a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, en un Laboratorio de Investigaciones Marinas.

A pesar de todos estos cambios en las funciones del edificio y de las consecuentes adaptaciones a los nuevos usos, la fortaleza se encuentra en un estado de conservación estructural aceptable, si bien, nos muestra una serie de alteraciones y agresiones sobre los materiales de diversa naturaleza. Por ello, se ha llevado a cabo un minucioso estudio de las diversas patologías que presenta. Este estudio constituye una fase previa de análisis y diagnóstico cuyo objetivo es el conocimiento de los materiales que conforman el bien, sus características y su estado de conservación.

Así, se ha hecho necesaria la obtención de una documentación previa, relativa a la geografía, climatología y geología, que permite comprender bien el proceso, para definir y diagnosticar correctamente tanto las patologías y alteraciones como su causalidad, permitiendo así plantear soluciones a las mismas y detener, o al menos retrasar, los procesos de alteración a que se ven sometidas las estructuras.

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Se identifican las siguientes alteraciones y patologías sobre las que se propone intervenir:

• Revestimiento de mortero de cemento tipo portland.• Rejunteado de mortero de cemento tipo portland.• Pérdida de material pétreo y cerámico.• Pérdida de rejunteado.• Restos de pintura a la cal.• Humedades.• Hongos, líquenes y suciedad.• Revestimiento deteriorado.• Vegetación adosada al paramento.• Pintura en spray (graffity).• Oxidación de elementos metálicos.

Principales patologías presentes en la fortaleza

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Criterios generales de intervención

Para la definición de las obras de restauración y conservación se han seguido las pautas de intervención que dicta la llamada Restauración Científica. Consta de una serie de teorías recientes basadas en la llamada “Carta de 1987 de Conservación y Restauración” coordinada por el arquitecto Paolo Marconi por encargo del C.N.R. y Ministerio de Bienes Culturales italiano. La Carta de 1987 pretende mejorar las anteriores y defiende el uso de materiales y técnicas constructivas tradicionales similares a las originales de cada edificio, aunque permitiendo la diferenciación, al menos por expertos, de las partes modernas. Esto tiene una serie de ventajas como son la armonización de los elementos originales y los nuevos, solo diferenciables a corta distancia.

La propuesta de intervención sobre la fortaleza de Carchuna se ha orientado a la recuperación, conservación y consolidación de los elementos originales hoy presentes. Así mismo, se ponen de manifiesto –sin reconstruir– aquellos elementos que se han perdido con el paso del tiempo y de los que tenemos constancia, como la caponera, que cubría la rampa de acceso a la batería, o el revellín, cuya misión era cubrir –defender– la puerta de la fortaleza. Sí se propone la recuperación del fofo de acceso y la reconstrucción del parapeto en su zona norte.

Se proponen materiales similares a los originales debido a la gran durabilidad y al mejor comportamiento que ofrecen frente a los agentes externos en comparación con algunos materiales modernos, como el cemento tipo portland, cuyo uso masivo en edificios históricos a lo largo del siglo XX se ha mostrado sumamente perjudicial para los monumentos por su tenacidad, alta resistencia, baja porosidad y aporte de sales al soporte pétreo. Así mismo, el uso de materiales tradicionales –además de ser más respetuosos con el entorno y el medio ambiente–, a menudo obliga al uso y la recuperación de técnicas constructivas que de otro modo tenderían a desaparecer.

Adquirido el conocimiento de las características del bien a través del análisis y diagnóstico de las distintas patologías se ha procedido a la elaboración de una propuesta de intervención que las subsane en lo posible.

En aquellas zonas que han sufrido pérdida de material se propone la reintegración volumétrica o reconstrucción con mortero de reintegración. Esta medida se realiza para la adecuada conservación del conjunto y el reconocimiento formal de la obra, en todo caso respetando sus características estructurales y formales. Si la pérdida es debida a la alteración de los soportes por empeoramiento de sus características físico-mecánicas –por disgregación–, se procederá a la consolidación mediante procedimientos químicos. Este es el

Arranque de muro del revellín

Pérdida de material pétreo y cerámico

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Eliminación de pintura a la cal

Limpieza de pintura en spray

Picado de junta de cemento yreposición con mortero a la cal

Reposición parcial de junta con mortero al acal

Consolidación de revestimiento contínuo

Eliminación de mortero de cemento y reposición mediante mortero a la cal

Reposición de material pétreo y/o cerámico

Limpieza superficial Eliminación de elementos metálicos

caso que se manifiesta de forma más clara en las fábricas de la zona sur –batería–, debido a su exposición más directa a la agresión del ambiente salino.

Así mismo, se propone una limpieza sobre todas las superficies, encaminada a la eliminación de la suciedad, entendida como todos aquellos productos ajenos al soporte acumulados a lo largo del tiempo que son capaces de generar un daño o impedir el reconocimiento del objeto, como son, en este caso, la pintura a la cal y en spray, los hongos y los líquenes. La limpieza, además, facilitará la preparación del soporte para posteriores tratamientos de consolidación. Dado que se trata de un proceso irreversible, se realizará utilizando un sistema mecánico preciso y regulable en intensidad. Posteriormente, se eliminarán todas las juntas y revestimientos de cemento portland y se sustiuirán por mortero de cal.

Se han detectado dos tipos de humedades: por ascensión capilar y por filtración del agua de lluvia. Los muros de mampostería existentes requieren en la cara interior de los espacios acondicionados un tratamiento para el rechazo de humedades por capilaridad, para ello, se llevará a cabo un tratamiento de electroósmosis-foresis activa. Así mismo, se plantea un saneado completo de la cubierta en todas sus capas, asegurando su sellado e impermeabilización. Los interiores de las estancias se revestirán con varias capas de mortero de cal de diversa porosidad para facilitar su transpiración.

En la portada, se aplicarán técnicas de consolidación y estabilización en los sillares de piedra arenisca, que han sufrido pérdidas de material por disgregación.

Definición gráfica de la propuesta de intervención sobre las patologías

Alzado Norte

Alzado Sur

Alzado Este

Alzado Oeste

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Sala Exposiciones e Interpretación

Vestíbulo Aula Teórica

Aula / Sala de ConferenciasTaller de Formación

Almacén

Aseos

AdminstraciónConserjería

Despacho

Acceso

Instalaciones

Objetivos y programa de nuevos usos

El edificio, en general, se adapta bien al nuevo uso. En cuanto al programa de necesidades, los espacios específicos requeridos para el desarrollo de la nueva actividad se resumen en los siguientes: administración, despachos, conserjería, tutorías, aula teórica, aula-taller, aseos, un espacio exterior para el montaje de instalaciones solares térmicas, almacén y los espacios necesarios para las instalaciones del edificio. Además de este contenido con carácter de mínimo, se han planteado otros usos compatibles y de apoyo a los anteriores, constituidos por un salón de conferencias, un vestíbulo que articule las relaciones entre los distintos usos parciales y una sala de exposiciones.

Para la ubicación de los nuevos usos no se hace necesaria ninguna transformación espacial que altere la configuración original, si bien, se aprovecha el vaciado que se llevó a cabo sobre el relleno de la batería en la intervención que tuvo lugar en los años ochenta para ubicar en dicho espacio una sala de exposiciones y de interpretación de la fortaleza. Como única excepción, se elimina la división –no estructural– existente entre lo que eran la habitación del guarda y el cuartel para un cabo y cuatro artilleros, para unificarlos en un único espacio que posibilite y adquiera la capacidad para asumir el nuevo uso didáctico.

Así, el almacén de pertrechos y almacén de pólvora acogen los nuevos usos administrativos; los aseos están situado en la habitación para el oficial, en el lado oeste del corredor de entrada y con acceso por el mismo; el cuartel para un sargento, un cabo y dos soldados de infantería sirven de almacén y cuarto de instalaciones –aprovechando la chimenea existente para el paso de instalaciones hacia la cubierta–; la caballeriza se convierte en aula teórica; la habitación del guarda, cuartel para un cabo y cuatro artilleros y capilla, en aula taller; y el cuartel para un cabo y sus soldados de caballería, por sus cualidades espaciales, se destina como aula teórica y salón de conferencias, indistintamente.

Planta de usos

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124 125

Tanto la batería como la cubierta de la fortaleza, ambos espacios abiertos al exterior, servirán para probar el funcionamiento de las instalaciones solares térmicas –sin carácter permanente– por parte de los alumnos.

Como elemento destacado en esta intervención, el espacio del patio central asumirá la función de vestíbulo, de forma que organice y articule las relaciones entre los distintos espacios funcionales en un espacio protegido de las condiciones externas. Para ello se plantea la intrusión un nuevo cuerpo edificado, ajeno formal y materialmente al resto del edificio, cuyo planteamiento resuelve, organiza y optimiza las relaciones funcionales del programa. Este nuevo elemento, que se inserta a modo de caja, cubre el patio a través de una estructura de cerchas metálicas sustentada por cuatro pilares metálicos y retranqueada respecto al perímetro que define el patio por medio de un lucernario perimetral, todo ello orientado a que se mantenga la iluminación natural y no se pierda la lectura como espacio abierto. El objetivo principal, es mejorar la habitabilidad y el confort de los usuarios ya que la mayoría de las salas tienen el acceso directo a través de este espacio.

La nueva cubierta es opaca para evitar el sobrecalentamiento en los meses calurosos, aspecto muy importante en el proyecto, de cara al ahorro energético y a la reducción de las instalaciones de climatización. A demás, ésta cubierta servirá para, en un futuro, albergar una instalación solar fotovoltaica que regulará el balance de las emisiones de CO2, evitando así la dispersión de la misma por la azotea y dotando de un mayor orden al conjunto. Este nuevo elemento presenta un único cerramiento exterior hacia el sur, dando acceso a la batería, que se constituye por medio de una estructura de acero y amplias hojas de vidrio, y se protege de la radiación mediante un filtro enrollable accionado por motor.

El volumen final de la nueva obra queda enrasado con el peto interior del patio y retranqueado respecto de la estructura existente

a través del lucernario perimetral, manteniendo así el concepto de patio central. Todo esto en su conjunto, consigue que el proyecto se establezca sin condicionar la estética general del edificio y bajo el criterio de constituir una instalación exenta al mismo y por lo tanto, poco agresiva sobre el inmueble, facilitando así un posible futuro retorno a las condiciones de partida.

En definitiva se trata de introducir un nuevo elemento en el edificio que resuelve tanto la instalación de energía solar como la funcionalidad del programa sin dañar la estructura del mismo. Por ello, se proyecta sobre una cimentación superficial de zapatas aisladas y arriostradas entre sí, de forma que constituye una instalación independiente estructuralmente y completamente reversible. Así, el edificio existente no resultará dañado en forma alguna en cuanto a cimentación, estructura portante y horizontal.

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Definición gráfica del proyecto de rehabilitación

Alzado Norte

Alzado Sur

Sección Transversal

Sección Transversal

Sección Longitudinal

Alzado Este

Alzado Oeste

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