La Forestal

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Cuaderno deTrabajo Nº 40 Departamento de Literatura y Sociedad 1. Acerca de La Forestal. La tragedia del quebracho colorado. (Ensayo de Gastón Gori) Pablo Marrero Serie El sujeto social en algunas obras narrativas argentinas del siglo XX Ilustración: Carolina Iglesias

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Cuaderno deTrabajo Nº 40Departamento deLiteratura y Sociedad

1. Acerca de La Forestal. La tragedia delquebracho colorado. (Ensayo de Gastón Gori)

Pablo Marrero

Serie El sujeto social en algunas obras narrativas argentinas del s ig lo XX

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Mayo de 2004

* Escritor autodidacta, participó en talleres literarios con Ana María Ramb y RafaelSánchez, y también en la SADE (Sociedad Argentina de Escritores). Cursó seminariosnacionales e internacionales sobre Política, Economía y Filosofía. Obras publicadas: Anto-logía de Cuentistas argentinos contemporáneos. Buenos Aires, Ediciones Versibus, 1997.Sed, novela breve, Buenos Aires, Edición del autor, 1999. A orillas del Mar Dulce, novela,Buenos Aires, Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación, 2003. Fue director yguionista del espectáculo «Despertando con Tejada», homenaje a Armando Tejada Gómez(1999), puesto en escena en el Centro Cultural San Martín. Desde el año 2000 y junto conCarlos Carbone dirige La Bodega del Diablo, boletín cultural mensual de la Redeco, coope-rativa de trabajo periodístico.

1. Acerca de La Forestal. La tragedia delquebracho colorado. (Ensayo de Gastón Gori)El sujeto social en novelas argentinas del siglo XX

Pablo Marrero *

Serie El sujeto social en algunas obras narrativas argentinas del s ig lo XX

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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN

EDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOS

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Índice general

Prólogo al eje de investigación El sujetosocial en novelas argentinas del siglo XX 7

Prólogo 11El barrilete sin cuerda y la cometa de Franklin 13Un desconocido llamado Pedro Marangoni 17Y no le tembló el corazón 19El abogado del diablo 20La novela atraviesa el ensayo 24

Los personajes 24Lucha y de profundización de la conciencia 25

«La Forestal» como parte de un modelo 25Lo que quedó después 27Una obra perdurable 31Relación con otros trabajos 34Una digna invitación 34Bibliografía 35

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El brasileño Antonio Cándido considera que, desde el sigloXIX, la literatura viene conteniendo dentro de sí otros dosdiscursos: el político, y el de los estudios sociales. Para ejem-plificar nombra El sertón, de Euclides Da Cunha, novela quebuscaba romper las esferas cerradas entre literatura e inves-tigación científica. Describe Cándido la década entre 1920 y1930 como un período durante el cual, en Brasil, se asistió alesfuerzo por construir una literatura universalmente válida,pero que se caracterizaba a la vez por la «armoniosa convi-vencia e intercambio de servicios entre literatura y estudiossociales.»Tal vez sea la novela el género que ofrece argumentos másinmediatos a la hipótesis de la literatura como un saber, enuna categoría productiva que la revaloriza en la sociedad.Lo más característico de la novela suele ser el conflicto entreel héroe (individual o colectivo) y el orden social. Ese con-flicto puede darse a través del realismo, como también através de la más fantasía más peregrina. Porque en toda no-vela, de manera explícita o subliminal, se expone una visióndel mundo, sea...· por vía de la asimilación, aceptación o claudicación ante lodado (el mundo es así, y no se puede hacer nada por cam-biarlo),· por la crítica y/o la lucha (no aceptamos este orden delmundo tal como es),· a través de una distopía, suerte de metáfora a la que tantoacude la ciencia ficción (este mundo espantoso que mostra-mos como perteneciente a otro tiempo o a otra galaxia, esen verdad el nuestro, el de aquí y ahora ),· por la formulación de una utopía (éste es el mundo, talcomo debiera se.Cualquiera de estas opciones oscila entre dos polos: la rea-lidad y el sueño. El escritor y periodista francés ChristianSalmon opina que entre uno y otro se produce, sin pausa...

«...una aceleración continua, la experiencia humana. La novelaes un acelerador de la existencia».1

Es ya clásico el ejemplo de la opinión de Engels acerca deBalzac. A pesar de que el autor de La Comedia Humanaadhería públicamente a los grupos monárquicos más recalci-trantes, y a pesar también de su indiferencia ante los hechosrevolucionarios de 1848 en Francia, Engels encuentra quesu honradez y sensibilidad como novelista le permitió, inclu-so contra su propia adscripción ideológica, registrar la ver-dad de los conflictos sociales. También está la visión de

1 Salmon,Christian: «La

paradoja delnovelista». En:

Revista Letras, Nº21-22, 1991.

PRÓLOGO ALEJE DE

INVESTIGACIÓNEL SUJETOSOCIAL EN

NOVELASARGENTINAS

DEL SIGLO XX

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Lenin sobre Tolstoi, que es muy parecida a la de Engelssobre Balzac. Por su parte, Lucien Goldmann, crítico literariode formación marxista y brillante discípulo de Geörg Lukáçs,puso de relieve que...

«las formas artísticas están en estrecha dependencia respectode las condiciones histórico–sociales en que se producen».2

De todo ello inferimos la gran capacidad de transmisiónideológica de la novela. Lo saben bien y lo aprovechan losejecutivos de las grandes empresas editoriales.El Finnegan’s Wake del irlandés James Joyce parece, en unaprimera e ingenua lectura, apenas un galimatías. Su autorestuvo por años fatigando las salas de espera de sucesivaseditoriales, sin mayores resultados. Hasta que se topó conuna editora, dueña de un modesto sello. Y al cabo de unalectura inteligente, aquella visionaria supo encontrar la perlaescondida. De la lectura atenta del Finnegan’s surgiría lareivindicación del idioma y la cultura celtas, en contra delinglés, idioma impuesto por el invasor, y que el autor destru-ye una y otra vez a lo largo del texto novelístico.El llamado «realismo socialista» dio en su inicio obras litera-rias muy estimables. Pero ya impuesto como fórmula, fueprofundamente empobrecedor para la cultura soviética, alobligar a los autores a ceñirse a estrategias narrativas tradi-cionales, descartando toda ruptura formal, toda nueva bús-queda temática. La servidumbre de la literatura a la burocra-cia esterilizó las posibilidades creativas.Hoy por hoy, en un mundo unipolar (en realidad, ferozmentecapitalista), el mercado quiere imponer la hegemonía deldiscurso posmoderno, con un vaciamiento de contenidos, amenudo encubierto bajo la máscara de una búsqueda formalque sólo persigue épater le bourgois. Así, devendrápauperizante guarecerse bajo el paraguas de una formatransgresora, de ruptura con los moldes establecidos, si esapenas para ocultar que el rey está desnudo. Es decir, que nohay significado, incluso bajo una forma sorprendente y des-lumbrante. Lo que en verdad importa es cómo un escritortrabaja con sus recursos y sus materiales, como lo hizo Joyce,como lo hicieron en su momento los argentinos Arlt y Puig,y ver qué resulta de ello, sin caer en la trampa de falsasvanguardias que no hacen sino, al fin, sucumbir a lo institui-do por el poder. Cito a Juan José Saer, cuando se refiere a loque pretende ser considerado vanguardia:

«...no le basta al artista gargarizar un irracionalismo caprichoso,porque de este modo no hace más que obedecer, como contraparteque se pretende ingobernable pero que está perfectamente

2 Goldmann,Lucien: «Introduc-ción a los primeros

escritos de GeörgLukáçs». En: Geörg

Lukáçs: Teoría dela novela. Buenos.

Aires, Siglo XX,1974.

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gobernada, los designios del sistema racional pragmático,acantonándose en una función controlada».3

Ésta es tal vez la mejor definición que encontramos sobredictadura del mercado y sus juguetes favoritos.Julia Kristeva reconoce en la significancia el lugar del goce.Para que una novela albergue en sí misma el lugar del goce,no puede permitirse prescindir de la significancia. La lecturade una novela que no ha renunciado a ella da placer, así seaa través de sentimientos contrapuestos y revulsivos entreautor – lector: bronca, deseos de polémica, refutación o in-terpelación.Lukáçs vio en la novela una forma de la épica. ¿Y qué deciracerca de su héroe? Señalaba este autor que el individuoépico, el héroe de novela, nace de su alteridad con el mundoexterior. Y añadía:

«Rigurosamente, el héroe de epopeya no es jamás un individuo.En todos los tiempos, se ha considerado como una característicaesencial de la epopeya el hecho de que su objeto no es un destinopersonal, sino el de una comunidad».4

El propósito de nuestro eje de investigación es rescatar (comolo dijimos ya en el prólogo de la investigación de PabloMarrero sobre La Forestal: La tragedia del quebracho co-lorado de Gastón Gori), dentro de algunas novelas argenti-nas del siglo XX, al héroe de lo que podríamos consideraruna nueva épica. Con una carga subjetiva consolidada enun movimiento - o quizás en una incipiente protesta y movi-lización -, el héroe de esta nueva épica es el fruto maduro deun cambio en la subjetividad individual, que se trasciendeasí misma en la creación de un sujeto colectivo. De estedesafío no podrá estar ausente la calidad literaria como ellugar del goce, para que haya, al fin, literatura.

Ana María Ramb

3 Juan José Saer:El concepto de

ficción. BuenosAires, Ariel, 1998.

4 Lukáçs, Geörg:Teoría de la

novela. Buenos.Aires, Siglo XX,

1974.

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Mijaíl Bajtín, quien tan agudamente ha reflexionado sobrelos fenómenos culturales, escribió que la novela colonizaotros géneros . La novela de Ricardo Piglia Respiración arti-ficial alberga en sus páginas un ensayo sobre la teoría litera-ria de los formalistas rusos, lo que no impidió que la obra seconstituyera en una pieza de resistencia frente a la dictaduramilitar iniciada en 1976. Siguiendo en proceso dialéctico aBajtín (él mismo, un formalista ruso), podemos afirmar queotros géneros literarios se novelizan. Es lo que sucede conLa Forestal.El santafesino Gastón Gori, historiador de la colonia Espe-ranza, escribe el ensayo periodístico La Forestal, y plasmaen él un entramado de hechos, personajes y acontecimien-tos novelescos. El estudio realizado por Pablo Marrero so-bre el ensayo de Gori pone en valor presente aquella devas-tación. De ello surge, una vez más, que la vida (la historia)supera el arte y la literatura. La obra de Gori habrá estado, sinduda, en la investigación previa al guión escrito por JoséMaría Paolantonio para el filme Quebracho, dirigido por Ri-cardo Wullicher (1974) donde se da cuenta de la explotaciónintensiva y abusiva de hombres y naturaleza que tuvo lugaren el bosque santiagueño, hoy inexistente. El periodistaDavid Narciso realizó hace pocos años una nueva investiga-ción en la que entrevista a Gori (hoy fallecido) y a los sobre-vivientes de aquellas luchas. El pasado no está tan lejano.El objeto literario es social y material. La materialidad de losimbólico constituye su primer rasgo social, porque los sig-nificados tienen soportes materiales, y la comunicación mis-ma es un proceso material – social. Y es la sociedad la queproporciona a la literatura tanto las condiciones materialesde posibilidad como su forma. El objeto literario que ocupó aGastón Gori no está agotado. No sabemos todavía quiénesse dedicarán a investigar y novelizar la realidad de hoy.Porque el erial dejado por La Forestal se enmarca en la dolien-te actualidad del país: en esa provincia argentina, como enotras, perduró a lo largo del último medio siglo un perversosistema feudal que, dueño de tierras, vidas y honras, con sucerril autocratismo, su extrema injusticia social y su cruda vio-lencia, se erigió como tosca metonimia de un sistema. Esemismo sistema que hoy intenta someter las tierras más feracesde la Argentina al monocultivo de la soja. ¿Será un día todonuestro territorio un enorme erial? De aquí en apenas un lus-tro, ¿acabarán los herbicidas de los laboratorios multinaciona-les con una de las praderas más fértiles del mundo? ¿Es que«todo verdor perecerá»? No creemos en las maldiciones bíbli-cas. Sí sabemos de los planes del capitalismo global. La

PRÓLOGOal estudio de PabloMarrero sobre La

Forestal. Latragedia delquebracho

colorado, ensayode Gastón Gori

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desertización podrá enseñorearse de nuestro paisaje si hace-mos como el avestruz ante el peligro: meter la cabeza en elagujero mediático, y creer que nada pasa porque no lo vemos,y así justificar la indiferencia y la pasividad.Nada de esto es inevitable si, como lo hacen los campesinosdel MOCASE, se restituyen los lazos solidarios erosionadosdurante la última dictadura militar y la última década infame.Los santiagueños que hoy enfrentan al poder recurren a laconciencia de clase profunda, reponen la memoria de lostrabajadores de La Forestal y revisan sus luchas a la luz delas nuevas necesidades para extraer de ella lo que es aprove-chable y colectivo, y mediante un cambio molecular que nosiempre es visible, se unen, se organizan, se movilizan, abrenel conflicto y así producen un cambio cualitativo que alum-bra un nuevo sujeto social.De esto también se ocupa el trabajo de Pablo Marrero. Comoresultado del tenaz aprendizaje de autodidacta, el análisis deMarrero pretende, simplemente, sacar el ensayo – novela deGastón Gori de la pseudo vitalidad de archivo, para incitar allector a buscar la obra original que fuera y aún aspira a servida y lucha sentidas. Se trata de un documento social yliterario con méritos suficientes como para ser incluido enlas lecturas de nuestros adolescentes, revisitado por losadultos que alguna vez tuvieron este libro en sus manos, ydescubierto por aquéllos que no lo conocían.

Ana María RambCoordinadora del Departamento de Literatura y Sociedad

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Hablar de una obra literaria sin enmarcarla en la época en lacual se creó, es como referirse a un barrilete sin cuerda. Unolo mira deslizarse en el cielo y se pregunta: ¿de dónde viene?,¿hacia dónde va? Sostiene la mirada hasta que el barrilete sepierde en el horizonte, y después se marcha sin darle dema-siada importancia.Por eso, para referirnos a La Forestal. La tragedia del que-bracho colorado y a su autor, Gastón Gori, es insoslayablehablar de la época en que éste da a luz su obra. Hablamos delaño 1965. Nos situamos en un momento de alto significadoen nuestra historia reciente. Para ello basta recordar el granlevantamiento popular llamado «Cordobazo» que, poco añosdespués, hará tambalear a la dictadura del general Juan Car-los Onganía, y así anticipará el contenido de la década si-guiente. A nivel internacional, y en el mismo año que se produce el«Cordobazo», estalla en Francia un suceso que tendrá enor-me influencia en nuestra intelectualidad: nos referimos alMayo Francés con su consigna «la imaginación al poder».Ahora bien, no se podría entender esa influencia si no setiene en cuenta el gran suceso que sacudió los corazones ylas mentes de toda América Latina, y contribuyó a la forma-ción de nuevas subjetividades: la Revolución Cubana, pro-ducida en enero de 1959.Lo que iba a suceder en los años sesenta en la superestruc-tura política de la Argentina con el gobierno títere de JoséMaría Guido, el de Arturo Illia (sustentado en la proscripciónelectoral del peronismo) , y después la dictadura de Onganía,no puede explicar el cimbronazo intelectual que se desata enel país, sin vincularlo (aunque no exclusivamente) al triunforevolucionario en Cuba.La gran producción literaria de esos años y la calidad de susexponentes está estrechamente ligada a la ebullición generalque abarca a gran parte de nuestro continente.Nos referimos, por ejemplo, a las ediciones de la revista Larosa blindada, y los miles de libros y revistas lanzadas almercado por el Centro Editor de América Latina, que no tienenparangón en nuestra historia, si bien se reconoce como hon-roso antecedente las publicaciones populares de los años 20y 30, de los que Antonio Zamora y su Editorial Claridad esparadigma. En aquellos tempranos años, Claridad, Thor y otrossellos, con condiciones técnicas accesibles a la pequeña em-presa, inician las ediciones masivas que abaratarán los cos-tos. Suele decirse que aquellos pioneros «inventaron» unpúblico. Por supuesto, que en realidad descubrieron un vasto

EL BARRILETESIN CUERDA YLA COMETA DE

FRANKLIN

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segmento de lectores dispuestos a consumir tal cantidad ycalidad de literatura, entre otros títulos de ciencia a nivel dedivulgación, porque en el imaginario de los trabajadores esta-ba la expectativa de ascenso social a través de la cultura, de laenseñanza pública y del acceso al libro. La propuesta estéticaera variada y rica, con autores de prestigio universal, y algu-nos novatos deslumbrantes, como Roberto Arlt y Raúl y Enri-que González Tuñón, por mencionar apenas unos pocos nom-bres. Hablamos de una producción narrativa que no encuen-tra correlato en la actualidad, pero que en los años 60 y 70 lotuvo en la obra de Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, HumbertoConstantini, entre varios autores notables.Sería imposible enumerar la totalidad de autores y obras sindesviarse del objetivo del presente trabajo. La intención esapenas poner en contexto el surgimiento de La Forestal, yde ahí el intento de recordar algunos escritores y títulos enese período, fecundo en un mundo editorial donde la Argen-tina tenía lugar prominente, tanto en el país como en Hispa-noamérica.En primer lugar, es preciso señalar que nos referimos a unaliteratura de alto compromiso político y social con influen-cia, como decíamos, de la Revolución Cubana, y a la vez,desde el punto de vista intelectual, con gran peso de la figu-ra y obra de Jean-Paul Sartre. Así, pocos años antes delcomienzo de la década del 60, tenemos la revista Contorno,dirigida por los hermanos Ismael y David Viñas, que salehasta 1959. Un año antes nos había sorprendido la revistaliteraria El escarabajo de oro , dirigida por Abelardo Castilloy Arnoldo Liberman. En ese mismo año, 1958, David Viñaspublica Los dueños de la tierra, y, un año antes, ya tenía-mos a Rodolfo Walsh con Operación Masacre y a BernardoVerbitsky con Villa Miseria también es América.Así, a grandes trazos, recordamos cómo viene precedida ladécada del 60. Sus exponentes renuevan el compromiso deuna literatura estrechamente ligada a lo político y social, pero,además, se preocupan por la propuesta estética en la quedesarrollan una revisión y renovación de la estructura y ellenguaje de la obra literaria. Años antes, en 1943, AlfredoVarela había publicado El río oscuro , novela cuya tema sonlas trágicas rebeliones en los yerbatales misioneros. Se tratade la historia que, en los años 50, tuvo una mayor difusiónmediante la recreación cinematográfica del director Hugo delCarril, con el título de Las aguas bajan turbias.En el primer lustro de la década del 60 nos encontramos conuna gran producción. Desde el punto de vista de las revistas

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literarias podemos nombrar Hoy en la cultura (1961) conPedro Orgambide, Raúl Larra y David Viñas; El barrilete(1963), dirigida por Roberto Santoro; Cuadernos de crítica(1964), con Valentín Criclo y Jorge Carlos Caballero, y Yun-que (1965) con Salguero y Campodónico, sin olvidar los «Cua-dernos de Cultura», dirigidos por Héctor Pablo Agosti.David Viñas produce tres obras: Dar la cara (1962), Lasmalas costumbres (1963), y Literatura Argentina y realidadpolítica (1964). En la novelística tenemos a Roger Plá conLas brújulas muertas (1960), Bomarzo (1962) de ManuelMúgica Láinez (con su versión operística prohibida por ladictadura de Onganía), La tierra es azul (1962) de BernardoVerbitsky, Rayuela (1963) de Julio Cortazar; Andrés Riveraedita Sol de sábado» (1962) y Cita (1965).Pero aquí no termina la larga lista de obras y autores. Prosi-guiendo con la narrativa, tenemos a Álvaro Yunque que enel 60 publica El amor sigue siendo niño, y a Daniel Moyanoque da a luz Artistas de variedades (1960) y La lombriz (1964).Abelardo Castillo nos trae Los otros puentes (1963) y JuanJosé Saer En la zona (1960) y Responso (1964). En 1962aparece el libro de cuentos Sudeste de Haroldo Conti y en1965, del mismo autor, Todos los veranos. En el 63 HumbertoConstantini publica Un señor alto, rubio, de bigotes.Esta impresionante producción de los primeros años de ladécada del sesenta, continúa en la segunda mitad con obrascomo Los oficios terrestres (1966) y Un kilo de oro (1967),ambos libros de cuentos de Rodolfo Walsh. Y en el 69 apare-ce su notable trabajo ¿Quién mató a Rosendo?. Un año an-tes, José Murillo ha publicado su novela Los traidores, ins-pirado en la vida y manejos espurios del dirigente metalúrgi-co Augusto Vandor. Por su parte, Manuel Puig lanza La trai-ción de Rita Hayworth, novela anticanónica donde se cru-zan los discursos más dispares, y que es apreciada de inme-diato por la crítica de Héctor Pablo Agosti, mientras desde elclaustro académico se la descalificaba.Para finalizar con el largo listado podemos nombrar a Lastierras blancas de Juan José Manauta y el importante librode ensayo de Héctor P. Agosti Nación y Cultura.En cuanto a la poesía, basta enumerar algunos exponentes dela época para darnos cuenta de qué estamos hablando. Juntoa Raúl González Tuñón se alinea Juan Gelman. Y, dentro deestéticas diferentes, surgen las voces de Olga Orozco, Arman-do Tejada Gómez, Roberto Santoro, Julio Huasi, Paco Urondo,mientras Juan L. Ortiz sigue siendo un solitario autor de culto.

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Faltaría destacar una obra que sale al ruedo unos años des-pués de La Forestal y que sigue el mismo camino de ésta,con una investigación minuciosa y trazos novelísticos. Ha-blamos de Los Vengadores de la Patagonia Trágica deOsvaldo Bayer.Sería interesante hacer un parangón de tal producción con lade nuestra actualidad, no para desalentarnos, sino para po-der sacar conclusiones sobre el estado actual de nuestrasubjetividad. O, quizá, para reconocer cómo los dictados delmercado configuran el gusto literario de lectores ingenuos,desprevenidos y/o conformistas.La década del 60 trajo un extraordinario aporte de la literaturaa la realidad política, social y cultural del país. Construyó unlenguaje y un discurso que pasarían a ser parte de esa reali-dad, de la que, a su vez, se nutría.Volviendo a la metáfora del barrilete, podemos hablar de laliteratura de esa época como la cometa de Franklin: sobrevuelala realidad política y social, conectada por la cuerda: a travésde ésta recibe, pero a la vez, trasmite por el mismo conductoa esta realidad política y social la energía que le da luces.

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Casi desconocido en los núcleos intelectuales de Buenos Ai-res, lejos de la gran metrópolis, un hombre llamado PedroMarangoni tenía ya para esa década una importante produc-ción literaria. Nacido y criado en Esperanza, colonia agrícolade inmigrantes, en la provincia de Santa Fe, Pedro Marangoniestudia y se recibe de abogado; pero pronto deja esa profe-sión para dedicarse a la literatura con el seudónimo de GastónGori. Es vasta y rica su obra, con más de cuarenta libros publi-cados. Se puede destacar de ella, en poesía: Bajo el naranjo(1940), Mientras llegue la aurora (1942), Se rinden los nar-dos (1946), Una vez la poesía, en colaboración con FernandoBirri (2000). Ensayo: Anatole France (1940), El indio, el crio-llo y el gringo (1947), Vagos y malentretenidos (1951), Inmi-gración y colonización en la Argentina (1964). En narrativa:Vidas sin rumbo (cuentos, 1943), Y además era pecoso (cuen-tos para chicos, 1945), La muerte de Antonini (novela 1956),Pase señor fantasma (cuentos, 1976), El moro Aracaiquín(novela, 1977). Y no podemos dejar de mencionar dos tomossobre la historia de Esperanza, madre de colonias.Esta producción habla a las claras de un autor de notableenvergadura en nuestra literatura. Además, Gori fue funda-dor y presidente de la Sociedad Argentina de Escritores,filial Santa Fe. Fue miembro de la Academia Argentina deLetras y profesor Honorario de la Universidad Nacional delLitoral. Por su notable labor recibe la Faja de Honor en Poe-sía (1981) y Gran Premio de Honor (1990) de la SociedadArgentina de Escritores. En 1969 es nominado al premio «JoséHernández» y al «Príncipe de Asturias».Más allá de sus meritorios reconocimientos, es en 1965, consu obra La Forestal. El drama del quebracho colorado,que Gori da un aporte fundamental a una década destacadapor una literatura comprometida con la realidad política ysocial. El mismo Gori habla de este compromiso cuando serefiere a las nuevas camadas de escritores:

«Los jóvenes escritores deben saber también que el compromisono es con la literatura como dicen muchos. Decir «estoy com-prometido con la literatura» es decir una entelequia. Ni tampocodecir «estoy comprometido con el hombre». Vaya gracia, si so-mos hombres la humanidad, ¿con quién nos vamos a comprome-ter si no es con el hombre? Hay que decir «Tengo compromisocon los ciudadanos en la sociedad donde vivo, aunque tenga queafrontar dificultades sin fin». Pobre del estudioso e investigadorque cuando descubre una verdad siente que le tiembla el corazón.Afortunadamente mi corazón no tiembla nunca... Quizás no seaun mérito, quizás se deba a mi buena salud».

En cuanto al seudónimo literario que lo acompañaría toda suvida, al punto de que, de hecho, sus lectores, amigos y se-

UNDESCONOCIDO

LLAMADOPEDRO

MARANGONI

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guidores olvidaran al Pedro Marangoni original, la elecciónde este autor se inscribe dentro de una genealogía de luchasy luchadores. Puede suponerse que con «Gastón Gori», elnacido Pedro Marangoni quiso rendir homenaje a Pietro Gori,el gran luchador anarquista internacionalista, que viviera ennuestro país entre fines del siglo XIX y principios del XX, yque a lo largo de sus cuatro años de estadía dejara importan-tes ejemplos de organización obrera, la más importante delas cuales fuera la fundación de la Federación Obrera de laRepública Argentina (FORA).

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Conoció Gastón Gori parte de la realidad de La Forestal y lasituación de los obrajes por el año 1935 en Villa Ana. A partirde ahí, empezó a rumiar en su cabeza la necesidad de sacar aluz la verdad; de cumplir su función de escritor, esa que va-rios años después nos diría Eduardo Galeano:

«La literatura cumple una función alumbradora y liberadora cuan-do nos ayuda a saber quiénes somos, de dónde venimos, a dóndevamos, a dónde podemos ir y quiénes podemos ser.»1

Recién en 1964, después de varios años de acercamiento aesa realidad de los montes, Gori puede sumergirse de llenoen el trabajo. En ese año una editorial le pide que escriba unanovela sobre La Forestal. Él contesta que no puede, porqueno conoce ni el lenguaje ni las costumbres de la gente de losobrajes, pero en cambio ofrece hacer un estudio sobre eltema. La editorial acepta la propuesta.Entonces empieza el investigador un trabajo titánico parasacar la verdad oculta a la superficie. El poder había hechosu discurso sobre La Forestal basado en el progreso quetraía a la zona la inversión del capital extranjero. Como diceRicardo Piglia:

«El Estado necesita construir consenso, necesita construir histo-rias».

Pero agrega:«Al mismo tiempo, hay una serie de contrarrelatos estatales,historias de resistencia y de oposición»2

Había que salir a construir ese relato y, para eso había queesforzarse.Así trabaja doce horas por día; pero no solo en su escritorio.Gori hace una minuciosa labor en el terreno de los hechos, loque lo lleva a perderse varias veces en el monte. Consulta elarchivo histórico de la provincia de Santa Fe, el archivo delSenado y el de la Cámara de Diputados de la provincia, yrevisa las sesiones de la época. Trabaja en la Escribanía deGobierno, en el Registro Público de Comercio y en el Depar-tamento Topográfico de la Provincia. Utiliza variada biblio-grafía sobre el tema, destacándose los trabajos de Peyret,Gabriel Carrasco, José Gervasoni y Gustavo Doldán. Con-sulta los diarios de la época: El Litoral, Santa Fe, NuevaÉpoca, La Razón, La Prensa.De este modo Gori va construyendo su trabajo. No se tratade un mero reflejo del sujeto social. Hay aquí un lenguaje,hay una construcción ideológica en el contenido de su obra.Como dice Mijail Bajtín:

«El contenido no es un dato social inmediato, que el escritorencuentra constituido previamente en el medio ideológico, sinouna construcción».3

Y la labor de Gori rinde sus frutos. En el año 1965 se publicasu libro: La Forestal. La tragedia del quebracho colorado.

Y NO LETEMBLÓ EL

CORAZÓN

1 Galeano,Eduardo: Entrevis-

tas en Acción I.Buenos Aires.

Desde la gente.2000.

2 Piglia, Ricardo:«Tres propuestas

para el próximomilenio (y cinco

dificultades)».Primer Seminariode análisis crítico

de la realidadArgentina (1984-1999). Madres de

Plaza de Mayo.Buenos Aires.

diario Página 12.Año 2000.

3 Bajtín, Mijail:Teoría y estética dela novela. Madrid,

Taurus, 1989.

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Los sectores dominantes de la provincia de Santa Fe tomana La Forestal para construir su relato sobre «las bondades»de la inversiones extranjeras en el país. Hablan de progresoy civilización, y llaman retrógrados a todos los que se opo-nen al monopolio o simplemente quieren ejercer un control.Así habla el diputado Romeo Saccone cuando se pretendecobrarle impuestos a la empresa por todos los comerciosque tienen en «su» territorio:

«Pretender gravar con un sistema impositivo elementos primor-diales del progreso, cuando precisamente el Congreso Nacional,para ayudar toda iniciativa privada, suprimió totalmente los de-rechos a la importación de rieles, no sería digno de una provinciaque pretende y con razón ser uno de los exponentes más firmesdel adelanto y de la civilización en este país».4

Había que desarmar este relato. Construir el relato del pue-blo, el de los llamados retrógrados, el de los malos. Y habíaque hacerlo con la verdad. Y, en los once capítulos de LaForestal y en cada uno de los subcapítulos, Gori se dedica aesta tarea. Comienza así:

«El investigador inicia su tarea con el espíritu limpio de todasospecha».

Y con ese espíritu, penetra en una minuciosa investigación.Así saca a luz cómo llega a fundarse la «Compañía de tierras,maderas y ferrocarriles La Forestal Limitada» en el año 1906.Una empresa de mayoritario capital inglés que llegó a serdueña de 2.100.000 hectáreas de nuestras tierras. Dedicada ala explotación del quebracho colorado y al procesamientodel tanino extraído de éste para ser utilizado en el tratamientodel cuero, La Forestal ocupó parte de las provincias de SantaFe, Chaco y Santiago del Estero.Gori nos ofrece datos precisos de cómo funcionarios delgobierno de la provincia de Santa Fe, en un negociado frau-dulento y en forma vergonzante, entregan parte de nuestroterritorio una empresa extranjera.En el año 1881, el gobierno de Santa Fe paga un empréstitoque le había otorgado la firma «Murrieta y Cía.» de Londres,dándole a la venta 668 leguas cuadradas de nuestro territo-rio. Le da mandato para negociar con Murrieta a LucasGonzález, como representante de la provincia. Increíble:González era a la vez apoderado de la empresa a la que se lesentregaba las tierras para su venta.«Murrieta y Cía.» transfirió estas tierras a la «Santa Fe LandCompany Limited». Lo que pagó $1500 por legua, lo vendióa pesos 5292. En este negocio ganó $3792 por legua. Asícomenzaron en nuestro país los negocios que serían des-pués de La Forestal: a razón de 245 % de ganancia.

EL ABOGADODEL DIABLO

4 Gori, Gastón. LaForestal, Pág. 151.

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Desde ese año hasta 1906 se suceden las sabidas historiasde nacimientos, compras y fusiones de empresas, hasta lle-gar al surgimiento de La Forestal. Y de ahí en adelante si-guen más de cincuenta años de presencia en nuestro país,con un caudal de fabulosas ganancias a costa de lasuperexplotación de nuestros hermano, y de hacer desapa-recer de nuestra tierra el quebracho colorado, que tarda arazón de cien años en desarrollarse. Ningún beneficio paranuestra patria, ni siquiera en concepto de impuestos. En elaño 1921 se calculó que ingresaba al fisco provincial en con-cepto de impuesto unos $ 300.000 anuales, mientras que LaForestal pagó en el año1916 al gobierno inglés en impuestosla suma de $ 8.797.503, 27. Así eran (son) nuestros patriotasque hacían (hacen) lo imposible para favorecer la inversiónextranjera en pos del «progreso» de nuestro país.A partir de aquí, el autor nos describe la realidad de los obrajesde La Forestal; la situación de los trabajadores y el poderilimitado de la empresa. Así nos introduce en la vida de losobrajeros (hacheros, cargadores, carreteros), en su mayoríacorrentinos, chaqueños, santiagueños y paraguayos. Jóve-nes, entre veinte y treinta años, que se internan en el montecon sus familias, bajo la amenaza constante de víboras,jejenes, arañas, y todo tipo de alimañas que los hostiganconstantemente, y que le transmiten diversas enfermeda-des. Así, en muchas de estas poblaciones, el 80 % de losfallecidos no llegaba a la edad de 35 años.Vivían aquellos trabajadores en ranchos construidos controncos, ramas y cuero. Los pisos eran de tierra y en elloshacían huecos donde se acostaban para sufrir menos el fríoa la hora de dormir. Se alimentaban de carne asada, guisos ylocro, y no comían frutas ni verduras.En esas condiciones, trabajaban de sol a sol por un salariomensual de $41,81 al mes, lo que equivalía a diez kilos decarne. Se les pagaba en vales o en fichas que debían gastaren los almacenes de la misma empresa.Esta tremenda miseria contrastaba con los lujosos salonesque poseía La Forestal, en los que recibía a funcionarios ypolíticos para que se deleitaran con exquisitas comidas ybebidas importadas, mientras disfrutaban de la paz y recogi-miento que transmitían los grandes jardines. Allí, esos políti-cos, les daban la espalda a sus compatriotas para vender susangre y para entregar nuestras tierras y nuestro patrimonioal inglés.La Forestal era dueña de las tierras, de los árboles, de lasfábricas de tanino que le proveían fabulosas ganancias. La

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empresa era dueña de todo lo que había y se construía den-tro de «su» territorio, expandidos en pueblos como La Galla-reta, Villa Ana, Villa Guillermina, Santa Felicia, Tartagal. Su-yos eran las viviendas de los trabajadores, los alimentos, laluz, el agua. Tenía moneda propia; tenían policía y leyes pro-pias. Dice Gori:

«Quien saliera de los dominios de La Forestal debía introducirseen la verdadera realidad de la nación. En este sentido decimos queesas poblaciones estaban aisladas de muchos aspectos de la cul-tura nacional. Con razón se lo llama Estado dentro del Estado».5

Después de esta minuciosa descripción, el autor pasa a rela-tarnos las huelgas de 1919 y 1920, lanzadas contra los despi-dos, por aumento de salarios y por las ocho horas de trabajo.La lucha logra algunas conquistas, pero también alerta a laempresa. Al calor de estas huelgas nace «La Gendarmería vo-lante», creada por gestión de La Forestal y pagada por ella.Tiempo después, decía al respecto el diputado Salvadores:

«En un año de actuación no hay un solo ejemplo de que su pasohaya dejado jamás en ninguna parte otro recuerdo que no sea delágrimas, desolación y muerte».6

Así llegamos a la huelga de enero de 1921, conocida como«La huelga grande». Comienza bajo una creciente desocu-pación y en un ambiente de represión y terror. En la huelgagrande, los obreros y obrajeros enfrentan la embestida de lapolicía, de la gendarmería y del ejercito, internándose arma-dos en el monte y utilizando tácticas guerrilleras. Así resis-ten aproximadamente un mes, destacándose el heroísmo demuchos trabajadores que combaten junto a sus familias. Eneste tramo, el trabajo de Gori se convierte en una obra deauténtica épica.Es de destacar las notables diferencias de los contrincantesen esta lucha. No sólo en lo que se refiere al poderío militar,sino fundamentalmente a cuestiones éticas. La empresa ysus representantes no dudaron en incendiar las viviendasde los trabajadores alzados, mientras que éstos, teniendotodas las posibilidades de atentar contra la infraestructurade la empresa, no produce ni un solo atentado. Referido aeste punto, una frase sintetiza el profundo contenido huma-no de la lucha de los trabajadores:

«Lo que levanta la mano del hombre no debe ser destruido por elhombre».7

Estas palabras fueron dichas por el dirigente obrero LorenzoCochia en pleno fragor del combate.La huelga termina con una sangrienta derrota para los obre-ros y, a partir de allí, vienen años donde poco a poco la

5 Gori, Gastón.Pág.145.

7 Idem. Pág. 201

6 Idem. Pág. 181

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empresa se va desarticulando. Comienzan los despidos enmasa y se agiganta la miseria. Estudios en el departamentode Vera indican que entre 1928 y 1938, de 4.463 fallecidos el42,5% correspondían a niños menores de 10 años; y que enese mismo periodo, el 80% de los fallecimientos ocurridos enel distrito de Garabato correspondía a la juventud, entre losonce y los treinta y cinco años.El caso es que el quebracho se iba acabando y un mejornegocio aparecía en otro continente. El mercado del taninoempezaba a ser dominado por el producto extraído del árbolde mimosa y las condiciones de explotación en Sudáfricadaban mejores garantías de ganancias para invertir. La Fo-restal no dudó en desmantelar la empresa en nuestro país ydejar 2.1000.000 hectáreas abandonadas, despobladas y amerced de los yuyales. Pueblos fantasmas, miseria y desola-ción fue lo que quedó en esas tierras.Dice Gastón Gori:

«Los yuyos que invaden las casas abandonadas son un símbolode su herencia colonialista y, desde allí, un inmenso yuyal fan-tasma se entroniza en las tierras que fueron su «territorio», sulatifundio...De esas soledades, de esos campos yermos, de esosbosques, de esa miseria del hombre, se han obtenido sumas fabu-losas de dinero».8

Culmina esta obra con un apéndice, que es un relato vivo deÁngel Borda, dirigente del Sindicato de Obreros Marítimos,quien ha participado en la huelga de 1921. Roberto Ferro diceque la puesta en relato de testimonios por parte del / losnarradores / cronistas, está autorizada por la presencia de losmismos en tanto interlocutores del material recogido, por loque se conforma en tanto fundamento del verosímil creado.9

9 Roberto Ferro: Ellector apócrifo,Buenos Aires,

Ediciones de laFlor,1998.

8 Idem. Pág. 245

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LA NOVELAATRAVIESA EL

ENSAYO

LO S PERSONAJES

El ya citado crítico ruso Mijaíl Bajtín, quien tan agudamenteha reflexionado sobre los fenómenos culturales, señaló quela novela coloniza otros géneros. Esto quiere decir que losgéneros literarios se novelizan. Y así aparece con nitidez enesta obra. Claro, Gastón Gori no puede escindirse del poetay narrador que tiene dentro suyo. No sólo ofrece una inves-tigación precisa; a la vez, lleva al lector a compenetrarse conla historia y sus personajes, y a aprehender la constituciónde un sujeto social en lucha. Al leer sus páginas, es imposi-ble no sentir indignación, o repulsa ante la actitud de losfuncionarios del gobierno argentino y los personeros de laempresa. Así, también el lector llega a sentirse comprometi-do con la lucha de los trabajadores.El autor nos cuenta su investigación; hace un relato de ésta.Se asombra, da opiniones y contagia al lector, llevándolo aser partícipe de lo que él muestra. Bronca, indignación, im-potencia son sentimientos que crecen a medida que se desa-rrolla la lectura y que crean en el lector la necesidad de queestalle de una vez la lucha de los trabajadores.Aparecen en la obra otras voces, como, por ejemplo, lasdeclaraciones de diputados, dirigentes obreros, profesiona-les, periodistas.Las pinceladas literarias hacen vívidas las escenas. Comocuando Gori nos describe el terreno en el cual se internan losobrajeros para trabajar:

«El bosque tuvo y tiene ese fondo de salvajismo, y si se haperdido su directa sugerencia de sitio para cualquier sorpresa,para cualquier riesgo de vida, es porque otras generaciones lehan puesto sus manos, lo han desollado a golpes de hacha ymachete. Pero aún así, el bosque tiene algo de hermoso, de mag-nífico y amenazante, a la vez».10

A lo largo del libro, personajes de la realidad toman carnadu-ra. Aparecen vivos y en diferentes circunstancias con suspalabras y su accionar. Tenemos así a los representantes delgobierno y de la empresa. Están los diputados como Saccone,acérrimo defensor de la empresa, y están también los Salva-dores y Doldán, con su denuncia valiente contra los atrope-llos de La Forestal. Nos encontramos con dirigentes obreroscomo Cochia, Lotito, Giovetti y, al final de la obra aparece elrelato vivo de Ángel Borda, quien cuenta en primera perso-na los avatares de la lucha en la cual participó.Por supuesto, son anónimos obrajeros los personajes prin-cipales de esta obra.

10 Gori, Gastón,La Forestal, pág,

79.

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Los sucesos que se relatan están claramente enmarcados enun período de lucha creciente del movimiento obrero de nues-tro país, en el que a la vez se destaca un desarrollo de laconciencia. Esto tiene que ver con la experiencia traída por elimportante contingente de inmigrantes que ingresa a nues-tro país en ese período. Es producto de la abnegada labor deanarquistas, socialistas y comunistas, realizada a través delos sindicatos y de la propia FORA. En el caso de La Forestalse personifican en hombres como Giovetti que en esa épocafunda en Villa Guillermina, el periódico obrero «Añá membuí».Es de tener en cuenta la enorme influencia que tuvo en esaépoca la gran Revolución Rusa de 1917.Las huelgas en La Forestal se desarrollan en los años 1919,1920 y 1921. En ese período se producen luchas obreras,como las de los talleres metalúrgicos de Vasena en BuenosAires, y las de los peones rurales de la Patagonia. Es ciertoque terminan en forma trágica, pero no es menos cierto quemarcan un hito epopéyico en la historia del movimiento obre-ro de nuestro país.

Empresas como La Forestal no constituyen un ente aislado;éste es el producto de un modelo denominado «obrajero-forestal». Ese modelo comenzó a implementarse en el No-roeste de la República Argentina a principios del siglo pasa-do, a partir de la demanda de madera para la expansión delferrocarril (durmientes para las vías férreas) y de postes dequebracho para alambrar los campos de la llanura pampeanaLa socióloga Ariadna Laura Guaglianone, en su trabajo Laconfiguración del modelo obrajero - forestal y su impactoambiental en la región del NOA Argentino. El caso de lacomunidad de Los Juríes, investigó este proceso en la pro-vincia de Santiago del Estero. Vale la pena citar parte de sutrabajo, para demostrar que la obra de Gastón Gori sobrepa-sa los marcos de La Forestal. La autora nos dice, al referirsea los albores del siglo XX:

«Durante este período la tierra fue ocupada por compañíasobrajeras de origen extranjero, las cuales, debido a su actividademinentemente extractiva, produjeron la deforestación de la zona».

Este hecho pasa a ser determinante en todos los aspectossocioeconómicos de la región, ya que, en ese período, elobraje requirió considerables contingentes de mano de obra.No fue casual que su emplazamiento geográfico tuviera pa-ralelismo con el trazado de las vías del ferrocarril. Por eso,los asentamientos humanos no dependieron en primer tér-mino del hallazgo de agua para la ganadería, sino del desa-rrollo de la red ferroviaria .

LUCHA Y DEPROFUNDIZACIÓN

DE LACONCIENCIA

«L A F ORESTAL»COMO PARTE DE UN

MODELO 10

10 AriadnaGuaglianone. «Laconfiguración delmodelo obrajero-

forestal y suimpacto en la

región del NOA. Elcaso de la comuni-dad de los Juríes».

Buenos Aires.2002. Inédito.

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Describe así Guaglianone y, remarca las consecuencias:«Esta situación modificó los hábitos agrícolas y pastoriles de laregión, transformando a los campesinos en peones errantes, sinsentido de pertenencia, dispuestos a dejarlo todo y dirigirse adonde «la Compañía» lo determinase. (...) Como vemos, el obra-je modificó las costumbres económicas, sociales y productivas.Creó el hábito del éxodo como una necesidad, lo que produjo elabandono de las actividades agrícolas».

En cuanto a la metodología utilizada por estas empresas, nosdice en el mismo sentido que Gori:

«Nunca los obrajes cumplieron normas de racionalidad social yecológica en sus actividades (...) Cuando se acababa el bosque laempresa se trasladaba, mientras tanto se explotaba todo lo querendía ganancias».

La autora de este trabajo se detiene en las consecuenciasecológicas de este modelo implementado:

«Se perdió el equilibrio ecológico y se alteraron los parámetrosdel medio físico: se incrementó la evaporación del agua y seaceleró la erosión de los suelos. Se produjo la extinción de espe-cies y la pérdida de parte del tesoro genético de la zona. (...) Seexplotó el bosque chaqueño sin tener en cuenta que iba a agotar-se, a fin de explotar un yacimiento se extrajeron los árboles detodas las edades y no se llevó a cabo una política de reforestación»Y agrega con la vista puesta en el presente: «Lamentablemente latendencia en la actualidad, sigue siendo la explotación irracionaldel recurso.»

También echa por tierra los argumentos basados en la «in-versión extranjera y el progreso», en la que tanto hicieronhincapié los «patriotas» que entregaron nuestro patrimonioa la voracidad de las empresas extranjeras .La enorme riqueza extraída por la explotación forestal tampo-co significó un ingreso de capitales para la provincia, - nosdice Ariadna - sólo representó grandes ganancias para loscapitales de origen nacional y extranjero. Esta forma de dis-tribución de los recursos se reflejó en una distribución de latierra desigual, avalada y consolidada por un sistema políti-co caudillista que establecía un convenio tácito y expresocon los dueños de las tierras.

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¿Qué pasó después de que las empresas como La Forestal sefueron del país? ¿Qué sucedió con los obrajeros y con lastierras?Continuemos con la investigación de Ariadna Guaglianone:Una vez agotados estos procesos y a raíz de la disminuciónde la actividad obrajera en el área se produjo una elevadadesocupación de la mano de obra concentrada a su alrede-dor. Si bien, por un lado, predominó la expulsión y migraciónde parte de la población dedicada a la actividad forestal, porel otro, se verificó el asentamiento definitivo de algunos tra-bajadores del obraje en sus antiguas parcelas residencialesde autosubsistencia, quienes con el tiempo se transforma-ron en campesinos minifundistas.Pero, sin duda, las marcas de ese modelo de explotacióndeterminaron el desarrollo posterior de la zona:

«Las prácticas productivas, surgidas después de la desapariciónde los obrajes, generaron diversas estrategias de sobrevivencia enlas comunidades rurales que indujeron al uso ineficiente de lasfuentes energéticas naturales y, en muchos casos, llevaron a ladestrucción y desaprovechamiento del potencial productivo delos ecosistemas (...) La explotación de los recursos del bosquefue generando daños irreversibles en la productividad de losecosistemas naturales, impidiendo el desarrollo de una parteimportante de su potencial productivo y obstaculizó las alterna-tivas sociales de organización de un proceso productivo másigualitario, equilibrado y sostenible.» (...) Los procesos descriptosanteriormente y las prácticas actuales han producido el deteriorode la región al ocasionar graves modificaciones en el medio am-biente y han llevado a los actores a poner en riesgo lasostenibilidad de su hábitat».

Y rubrica la autora:«La problemática ambiental que vive la provincia de Santiago delEstero, producto del desarrollo de un modelo depredador deexplotación de los recursos naturales, no sólo se manifestó en ladestrucción del medio físico y biológico, sino sobre todo, en ladegradación de la calidad de vida, tanto en el ámbito rural comourbano. Asimismo la degradación del ambiente y la destrucciónde la base de recursos naturales ha conllevado a la desintegraciónde los valores culturales, de las identidades étnicas y de las prác-ticas productivas de las sociedades tradicionales».

Guaglianone profundiza su investigación en una localidadubicada en el Departamento de General Taboada, provinciade Santiago del Estero, llamada Los Juríes. En el área predo-minan los campesinos que constituyen el 86% de las familiasrurales. La mayor parte de estos productores no son dueñosde las tierras que ocupan sino que mantienen una tenenciaprecaria de la misma.

LO QUE QUEDÓDESPUÉS11

11 Ídem 10.

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«El origen social de la comunidad – nos dice la autora - es funda-mentalmente de ex-asalariados de la industria de extracción fo-restal. (…) Sus parcelas ya no pueden ser consideradas comomeramente residenciales por el tipo de mano de obra utilizada enla explotación, mayoritariamente familiar. Por el uso de herra-mientas de trabajo precarias, no mecanizadas, que implican unmuy bajo componente de capital, y por la imposibilidad de acu-mulación de capital, estos pequeños productores comienzan aadquirir las características preponderantes de los actores de «tipocampesino». (...) El producto principal que constituye el mayoringreso económico es el algodón, con mejores o peores precios deventa, según las condiciones del mercado».

En cuanto su situación actual, nos informa:«Los productores de Los Juríes se encuentran ante la imposibi-lidad de realizar actividades productivas rentables, por las cualesobtener una ganancia que les permita acumular capital debido a laescasez de recursos (tierra y capital). Esto les impide encararproducciones más rentables destinadas al mercado. Su recursoabundante es la mano de obra familiar, y en consecuencia desa-rrollan estrategias de ingreso complementarias que les posibili-ten asegurar su supervivencia a través de maximizar las posibili-dades de empleo del grupo doméstico».

A partir del año 1997, se produce una declinación del cultivode algodón, producto de la caída de su precio y de la disminu-ción de la demanda en el mercado internacional. Este contextoprovoca en los productores de Los Juríes un marcado deterio-ro en sus condiciones de vida, así como un acentuado retroce-so tanto en los aspectos económicos como sociales.

«Debido a la caída de los precios del algodón y al no contar, en lamayoría de los casos, con otra producción destinada a lacomercialización, los productores han dejado de producir y solorealizan actividades vinculadas con la autosubsistencia como elmaíz, el zapallo, la sandía y, en algunos casos, el cultivo dehuertas. (...) El sistema productivo de la zona carece de tierra,infraestructura, maquinaria, medios de producción, y en particu-lar se advierte la falta de la cultura característica del «agricultor».Esta situación es producto, no sólo del tipo de configuracióneconómica y social que se dio en la provincia, sino también de lafalta de un contexto que le permita al productor disponer de lascondiciones necesarias para el desarrollo de la producciónagropecuaria y ganadera».

Esta situación se refleja penosamente en la vida de los po-bladores de la zona, con precarias condiciones de vida, den-tro de viviendas tipo rancho que alternan con modestas cons-trucciones de ladrillo. Electricidad no hay, tampoco aguacorriente (la más común es la de pozo), y escuelas y postassanitarias están a un promedio de 5 y 6 kilómetros de lasviviendas, respectivamente. Esto lleva a la población a parti-cipar de distintos programas sociales, como el Proinder, elProhuerta y del Programa Social Agropecuario.

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Pero hay que destacar la búsqueda de respuestas que supe-ran lo individual. Estas tienen que ver con...

«... formas de organización colectiva en las que participan losproductores como la Cooperativa de Campesinos y el Movi-miento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE). Ambasorganizaciones surgieron a partir del reclamo de las tierras en elaño 1986 y constituyen, en este momento, espacios que no sólorefieren a la problemática de la tierra en Los Juríes, sino que seextienden a cuestiones vinculadas con mejoras productivas, ac-ceso a créditos, capacitación, educación, comercialización de losproductos, etc».

La socióloga Ariadna Guaglianone concluye su trabajo conestas palabras:

«En síntesis, podría decirse que las consecuencias del modeloobrajero - forestal para el actual sistema productivo de la regiónfueron diversas; no sólo afectó los aspectos ecológicos y produc-tivos antes señalados sino que también tuvo consecuencias paralas historias y comportamientos de los distintos actores sociales,implicó la depredación de los recursos naturales, impidió el bien-estar de la población, obstaculizó las alternativas sociales de unproceso productivo más igualitario, equilibrado y sostenible eimposibilitó la equidad intergeneracional del desarrollo».

Éstas son las consecuencias que dejaron en nuestro país lasempresas que, como La Forestal, no miraron más allá que susintereses rapaces. Pero así como en los albores del siglopasado, los obrajeros resistieron con luchas de epopeya losatropellos de la empresa, hoy los descendientes de aquellageneración encuentran nuevas formas de resistencia, queincluyen propuestas y proyectos concretos. En este senti-do, es importante detenerse en el Movimiento Campesino deSantiago del Estero (MOCASE). Su lema es: «No hay hom-bres sin tierra, ni tierra sin hombres», y sus objetivos vandesde resistir a los desalojos, pasando por diversosposicionamientos políticos, hasta formas propias de salir almercado con sus productos. El MOCASE está conformadopor nueve centrales campesinas, constituidas por pequeñosproductores y se pronuncia por la Reforma Agraria, que paraellos significa la posesión comunitaria de la tierra, contra lassemillas transgénicas y contra el ALCA (Asociación de Li-bre Comercio para las Américas).Además, contiene un proyecto de educación que retoma lossaberes de sus antepasados y han montado una radio (FMdel Monte) que transmite en quechua y en castellano. Encuanto a la comercialización de lo que producen, cada cen-tral acerca sus productos, éstos se acopian y después pasana venderse en forma común. En este sentido la idea es avan-zar en la conformación de una cooperativa.

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Refiriéndose a esta experiencia en la búsqueda de nuevas for-mas de cooperación, dice Roque, integrante del movimiento:

«Al principio es difícil. Venimos de un sistema individualistaque nos marcó muy adentro. Pero se avanza porque toda suge-rencia y lo que sale en común, sale de la propia gente, no se bajacon una propuesta. Se trabaja a plena conciencia: pensamos to-dos, participamos todos, dándole los tiempos necesarios al con-senso y a lo que es la integración de los compañeros».12

12 RevistaResumen Latino-americano. Julio-

agosto 2003.Número 86.

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Lo expuesto por la socióloga Ariadna Guaglianonedimensiona el valor del trabajo de Gastón Gori. La Forestalsobrepasa los marcos del ensayo sobre una empresa extran-jera asentada en nuestro país, para convertirse en una obraque nos habla de una realidad que sufrida por una comuni-dad en una importante porción de nuestro territorio, y cuyasconsecuencias hoy seguimos sufriendo.Por su estilo, su agudeza, por su relato atrapante, por losvalores que destaca y, fundamentalmente, por su plena vi-gencia, nos encontramos con la perdurabilidad de una ver-dadera obra literaria. Su estilo tiene parangón con la obra deOsvaldo Bayer, fundamentalmente con su famoso libro Losvengadores de la Patagonia trágica, editado un tiempodespués que La Forestal. No por casualidad Bayer hace elprólogo de esta edición de La Forestal, y en él nos dice:

«Este libro tendría que ser un manual en las escuelas secundariasy en las facultades correspondientes. Un libro de lectura obliga-toria, obligatoria por razones morales y de curiosidad de oír,aprender y saber. Aquí está todo: la descripción de ese aspectode la Argentina tomando una zona de ella. Que sirve como ejem-plo. El latifundismo, la depredación de la naturaleza, el egoísmodel que tiene el dinero, y con él, el poder de ablandar al poder, laexplotación más deshumanizada del hombre de la tierra. GastónGori nos describe con todos los detalles una de las empresasextranjeras que conquistó lo que quería de acuerdo a la fórmula:Veni, vidi, vici. Y tras de sí dejó el tendal, el campo de los derro-tados, después de llevarse todo».13

Este libro constituye un alegato contra uno de los males queaún afecta a nuestro país. Dice Gori:

«El problema es de fondo y general, y ha de resolverse con lareforma agraria. La Forestal constituye una parte dentro del todoen lo que respecta a las tierras. El mal del latifundio es unadolencia del país. Mientras millones de hectáreas están en manosde sociedades extranjeras, o de argentinos que viven de sus ren-tas, centenares de miles de trabajadores del campo no tienendonde arrojar una semilla, donde criar un animal, donde hacer unavivienda, donde trabajar sin la zozobra de los desalojos. (...)Ante este panorama es sencillo comprender que la presencia deLa Forestal es un episodio más en el drama general de la tierra enla Argentina, pero que por las características que ha resumido ensus actividades forestales, industriales, ganaderas, etc., en base ala posesión de más de dos millones de hectáreas, es un ejemploaleccionador tanto desde el origen de los títulos de dominio comohasta en el desarrollo general de actividades que nos dejaroncomo herencia una zona Argentina – como tantas otras donde seprodujo un proceso similar de acaparamiento de la tierra – que, sicomparáramos su realidad con la que ha conquistado para síhasta hoy la clase terrateniente, constituye no sólo un símbolode asombroso atraso, sino una acusación viva, palpitante, queapunta hacia quienes han gobernado como si la patria fuera de la

UNA OBRAPERDURABLE

13 La Forestal.Pág. 7.

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minoría que ha acaparado al país, y lo vienen disfrutando desdeel siglo pasado, entregándolo, además, al capital extranjero en lamedida en que tuvo interés ese capital en posesionarse de bienesterritoriales argentino. A ésos se les llama «intereses respeta-bles», expresión que ha surgido, precisamente, del seno de losinteresados... Decir que es respetable el derecho de propiedadbasado en su ejercicio absoluto es pronunciarse, en lo que res-pecta a los latifundios, a favor de una exigua minoría; es colocar-se de espaldas a los ideales del pueblo trabajador y cooperar ensu sumergimiento social, con el agravante actual que esa minoría,en Sudamérica, con el rectorado colonialista norteamericano, haadherido a la elaboración de la teoría que propugna la interven-ción de tropas armadas extranjeras, cuando se necesite consoli-darse en el poder y en sus privilegios. No le importa, entonces,la patria ni la autodeterminación en sus asuntos; le importa con-cebir la patria hasta invadida por ejércitos de otros estados,como si la patria fuera cosa suya, de su exclusivo gobierno yusufructo. Es la alianza de minorías internacionales, en contra delas mayorías populares de las naciones sudamericanas. En estaoprobiosa tarea de opresión no se complicará la clase obrera, nilos campesinos que con su esfuerzo personal, trabajando la tie-rra, creen que la patria es un concepto humanista que se profun-diza y se hace sentimiento creador, potente, cuando la elabora-ción de su destino no está supeditada al manejo de sus propiosenemigos internos, conscientes o inconscientes, que por salvarsetemporariamente a sí mismos sacrifican su soberanía, declinansu libertad».14

Los sucesos de La Forestal no son aislados. Si miramoshacia atrás podremos ver la siguiente secuencia: explotaciónde nuestros recursos naturales por empresas extranjeras; lalucha de los obreros contra éstos, y la sangrienta represiónorganizada por los gobiernos a favor de estas empresas y encontra de sus compatriotas. Cargada de estos hechos estánuestra historia, en la cual se destaca sucesos como el de laPatagonia ocurridos en los primeros años del siglo veinte.Políticos corruptos y vendidos a los intereses de los gran-des poderes económicos extranjeros tenemos hoy de sobra.En este sentido, el FMI tiene para elegir.También vivimos en nuestra época el tema de las inversio-nes extranjeras como si fueran nuestra salvación. Sin ningúntipo de control del Estado, y sin tener en cuenta que estasempresas vienen a explotar nuestros recursos con el únicoobjetivo de llenarse los bolsillos, nos sorprendemos cuandose van a invertir a otros lugares más «provechosos»y sólonos dejan desocupación y miseria.La depredación de la naturaleza que hizo La Forestal con elquebracho colorado resulta en la actualidad algo menor com-parado con los desastres ecológicos que producen los mo-

14 Ídem. Pág. 247.

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nopolios y los estados imperialistas, llevando a nuestro pla-neta al borde del abismo.Pero la obra de Gori nos muestra a la vez el ejemplo de lostrabajadores. Los valores necesarios de recuperar en estosdías. La solidaridad aparece en forma constante en esas huel-gas de los obreros de La Forestal a través de los sindicatosde todo el país. En este sentido es emocionante leer lo quecuenta Ángel Borda, relatando su participación en la huelgade 1921:

«Un hecho conmovedor ocurrió en Santa Fe. Después de la de-rrota fuimos trasladados a esa ciudad en vagones de carga. Ya enuna playa ferroviaria del lugar, rodeados de soldados, nos hicie-ron formar para trasladarnos a pie a la jefatura de la policía,cuando fuimos sorprendidos por la aproximación de un contin-gente de «mateos» y carros de changadores que, suspendiendopor unas horas la huelga que mantenían en solidaridad con lospresos, se ofrecieron a llevarnos en sus transportes para evitar-nos en escarnio de ser exhibidos por las calles de Santa Fe endeprimente espectáculo de 135 obreros ensangrentados, sucios,derrotados pero nunca vencidos. ¡Así luchaban entonces losobreros organizados!»1515 Ídem. Pág. 266.

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Una obra de tal magnitud inevitablemente tuvo que te-ner continuadores y, además expandirse a otros terrenosdel arte. Gori es seguido hoy por historiadores jóvenescomo César Ramírez y David Quarín, quienes vandescascarando el muro del silencio que acompañó a lasdepredaciones de La Forestal. Hemos citado aquí larga-mente el trabajo de la joven socióloga AriadnaGuaglianone, y podemos destacar a Raúl Daregoltz consu trabajo Hacha y quebracho.Gori no tuvo una película basada en su libro como lo fueLa Patagonia Rebelde basada en los textos de Bayer.Sin embargo, nadie dudaría que el film «Quebracho» estáinspirado en su obra. Se produjo sí un documental exce-lente llamado «Crónicas para no olvidar» con investiga-ción y texto de David Narciso, realizado por la BibliotecaPopular Gastón Gori, de Santa Fe. En el ámbito de lamúsica, tenemos la cantata La Forestal de Ielpi y Enri-que Llopis.

La Forestal de Gastón Gori es una obra donde el «suje-to» pueblo está presente de continuo, a partir de su vidacotidiana en los obrajes, y va cobrando una identidadmás nítida a medida que se organiza para la lucha, que eneste libro aparece como un verdadero relato épico.Dice Osvaldo Bayer en 2001:

«Se cumplen ochenta años de las huelgas de La Forestal.Otro de los hechos ignorados por la historia oficial. Fue eldigno Gastón Gori quien con su libro La Forestal dejó todoal desnudo».

Que este heroico sujeto social y el comprometido cro-nista de sus luchas iluminen la conciencia de las nuevasgeneraciones de trabajadores, y el papel de los intelec-tuales que habrán de acompañarlos.

RELACIÓN CONOTROS

TRABAJOS

UNA DIGNAINVITACIÓN

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Gori, Gastón: La Forestal. La tragedia del quebracho colorado,Rosario – Buenos Aires, Ameghino, 1999.Bajtín, Mijail: Teoría y estética de la novela. Madrid, Taurus, 1989.Galeano, Eduardo: Entrevistas en Acción 1. Buenos Aires, Desde lagente, 2000.Guaglianone, Ariadna: «La configuración del modelo obrajero-fo-restal y su impacto en la región del NOA. El caso de la comunidadde los Juríes». Buenos Aires, 2002, Inédito.Murillo, Susana (comp.): Sujetos a la incertidumbre». Buenos ai-res, Centro Cultural de la Cooperación, 2003.Piglia, Ricardo: «Tres propuestas para el próximo milenio, PrimerSeminario de Análisis crítico de la realidad argentina (1984-1999)».Buenos Aires, Página 12-Madres de Plaza de Mayo. 2000.Revista Resumen Latinoamericano. Buenos Aires. Julio-agosto2003. Número 86.

BIBLIOGRAFÍA

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integral en la Ciudad de Buenos Aires. Organizaciones de la SociedadCivil. Natalia Bauni y Julieta Caffaratti.

2. Departamento de Ciencias Sociales: Cooperativa de recuperadores deresiduos. Exclusión social y autoorganización. Julio Gabriel Fajn.

3. Unidad de Información: Racionalización y democracia en la escuela pública.La educación durante el período 1916-1930. Daniel Campione y MiguelMazzeo.

4. Departamento de Cooperativismo: La cooperación y los movimientos socia-les. Consideraciones sobre el papel del cooperativismo en dos movimientossociales. Trabajo colectivo (MTD Matanza, MOI, Mario Racket y GabrielaRoffinelli).

5. Departamento de la Ciudad del Tango: El tango en el teatro (parte 1). LilianaMarchini.

6. Departamento de la Ciudad del Tango: El tango en el teatro (parte 2). LilianaMarchini.

7. Departamento de Economía y Política Internacional: El petróleo en la estrate-gia económica de EE.UU. Valeria Wainer, Andrea Makón y Carolina Espino-sa.

8. Departamento de Economía y Política Internacional: La globalizaciónneoliberal y las nuevas redes de resistencia global. Dolores Amat, PedroBrieger, Luciana Ghiotto, Maité Llanos y Mariana Percovich.

9. Departamento de Estudios Políticos: La construcción del ejército de reservaen Argentina a partir de 1976. La población excedente relativa en el áreametropolitana de Buenos Aires, 1976-2002. Javier Arakaki

10. Departamento de Ciencias Sociales: La parte de los que no tienen parte. Ladimensión simbólica y política de las protestas sociales: la experiencia delos piqueteros en Jujuy. Maricel Rodríguez Blanco.

11. Departamento de Cooperativismo: FUCVAM. Una aproximación teórica ala principal experiencia cooperativa de viviendas en Uruguay. AnalíaCafardo.

12. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre a diciem-bre de 1974 (Parte 1). Gabriel Vommaro.

13 Departamento de Cooperativismo: El cooperativismo agrario en cuba.Patricia Agosto.

14. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre a diciem-bre de 1974 (Parte 2). Gabriel Vommaro.

15. Departamento de Estudios Políticos: Las nuevas organizaciones populares:Una metodología radical. Fernando Stratta y Marcelo Barrera.

16. Departamento de Cooperativismo: Empresas recuperadas. Aspectosdoctrinarios, económicos y legales. Alberto Rezzónico

17. Departamento de Economía y Política Internacional: Alca y apropiación derecursos. El caso del agua . María de los Milagros Martínez Garbino, Diego

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Sebastián Marenzi y Romina Kupellián18. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La participación

femenina desde un enfoque de género (Parte 1) Teresa Haydée Pousada.19. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La participación

femenina desde un enfoque de género (Parte 2) Teresa Haydée Pousada.20. Departamento de Cooperativismo: Dilemas del cooperativismo en la pers-

pectiva de creación de poder popular. Claudia Korol.21.Departamento de Cooperativismo: El zapatismo: hacia una transformación

cooperativa “digna y rebelde”. Patricia Agosto.22. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y recauda-

ción en el sistema tributario argentino (Parte 1). Rodrigo M. G. López.23. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y recauda-

ción en el sistema tributario argentino (Parte 2). Rodrigo M. G. López.24. Departamento de La Ciudad del Tango: Laburantes de la música. Apuntes de

su historia sindical. Mario A. Mittelman.25. Departamento de Cooperativismo: Debate sobre Empresas Recuperadas. Un

aporte desde lo legal, lo jurídico y lo político. Javier Echaide.26. Departamento de Ciencias Sociales . Asambleas barriales y mitologías: Una

mirada a partir de lasformas de intervención político cultural. HernánFernández, Ana Enz, Evangelina Margiolakis y Paula Murphy.

27. Departamento de Cooperativismo. Autogestión obrera en el siglo XXI:Cambios en la subjetividad de los trabajadores de empresas recuperadas,el camino hacia una nueva sociedad. Analía Cafardo y Paula DomínguezFont.

28. Departamento de La Ciudad del Tango: La escuela de todas las cosas.Tango: acercamiento a los modos de transmisión de la música popular através de la reconstrucción oral. María Mercedes Liska.

29. Departamento de Historia: Las primeras experiencias guerrilleras enArgentina. La historia del «Vasco» Bengochea y las Fuerzas Armadas dela Revolución Nacional. Sergio Nicanoff y Axel Castellano.

30 Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte I: El PRT-ERP: Nueva Izquierda e IzquierdaTradicional. Eduardo Weisz.

31. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte II: Militancia e historia en el peronismo revolu-cionario de los años 60: Ortega Peña y Duhalde. Ariel Eidelman

32.Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte III: Historia en celuloide: Cine militante en los‘70 en la Argentina . Paula Halperín.

33. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los ‘60y ‘70 en Argentina. Parte IV: Mujeres, complicidad y Estado terrorista.Débora C. D’Antonio.

34. Departamento de Economía Política: Deuda externa: verdades que encandi-lan. Colectivo del Departamento.

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35. Departamento de Comunicación: Los dueños de la palabra. La propiedad delos medios de comunicación en Argentina. Luis Pablo Giniger.

36. Departamento de Ciencias Sociales: Los discursos de la participación: Unamirada hacia la construcción de la figura del ciudadano en la prensaescrita de la Ciudad de Buenos Aires. Matías Landau (coord), AlejandroCapriati, Nicolás Dallorso, Melina Di Falco, Lucas Gastiarena, Flavia Llanpart,Agustina Pérez Rial, Ivana Socoloff.

37. Departamento de Educación: Reformas neoliberales, condiciones laboralesy estatutos docentes. Analía Jaimovic, Adriana Migliavacca, Yael Pasmanik,M. Fernanda Saforcada.

38. Departamento La Ciudad del Tango: Los tangos testimoniales. Julio CésarPáez.

39.Departamento de Comunicación: Espectáculos de la realidad. Cecilia Rovito.40. Departamento de Literatura y Sociedad: Serie El sujeto social en algunas

obras argentinas del siglo XX. Parte I: Acerca de La Forestal. La tragediadel quebracho colorado (ensayo de Gastón Gori). El sujeto social ennovelas argentinas del siglo XX. Pablo Marrero.

41. Departamento de Literatura y Sociedad: Serie El sujeto social en algunasobras argentinas del siglo XX. Parte II: Rodolfo Walsh. Hacia una nuevaépica. Nancy Denise Javelier.

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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓNEDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOS

Av. Corrientes 1543 - C1042AAB - Ciudad de Buenos Aires - Argentinahttp://www.cculturalcoop.org.are-mail: [email protected] del CCC: Floreal GoriniDepartamento de Literatura y SociedadCoordinadora: Ana María Ramb ISSN: 1666-8405

Las ilustraciones de tapa están realizadas por jóvenes becarios delDepartamento de Ideas Visuales del Centro Cultural de la Cooperación,coordinado por el artista plástico Ernesto Morales