LA FE EN LA VIDA DEL PADRE KENTENICH...Su fe en la Alianza, en la realidad del Santuario como fuente...

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1 LA FE EN LA VIDA DEL PADRE KENTENICH Aprender en la vida del Padre Kentenich nuestro camino de Fe. P. Kentenich, un hombre sellado por la fe; una fe probada y victoriosa. Veamos como él en su vida vivió la Fe : En primer lugar, el pequeño José Kentenich nace en una zona católica de Alemania, en una cultura y en el seno de una familia profundamente impregnada y marcada por la fe en Cristo y la Iglesia. Él Padre hereda la fe de los suyos; una familia religiosa, mariana, practicante, que le transmite el amor al Señor y a la Virgen de una manera viva, natural y evidente. Sabemos también del impacto y la transcendencia que tuvo la consa- gración a la Sma. Virgen que su madre, una mujer muy creyente, hace de él -a los nueve años-, al momento de dejarlo en el orfanato de Oberhausen. En los inicios de Schoenstatt, el P. Kentenich le dice a sus congregantes en una charla: “Hace varios años vi en la capilla de un orfanato una estatua de la Sma. Virgen. De su cuello colgaba una cadenita de oro con una cruz. Cadena y cruz eran el recuerdo de primera comunión de una madre que tuvo que dejar a su único hijo en un orfanato, a consecuencia de una situación familiar difícil. Ya no podía seguir siendo una madre para su hijo. ¿Qué hacer en medio de su angustia y preocupación? Tomó el único y valioso recuerdo de su infancia… y colocó dicha cadenita en el cuello de la Sma. Virgen, pidiéndole fervorosamente: ‘Educa a mi hijo; para él una verdadera madre; cumple en mi lugar los deberes de madre’, Hoy este hijo es un sacerdote de mucho celo y trabaja fecundamente para gloria de Dios y de su Madre celestial”. Más tarde (como en diferentes oportunidades), vuelve a comentar este hecho: “Ella (la Virgen) me formó y educó personalmente desde mis nueve años de edad… Al echar una mirada retrospectiva, les digo que no conozco ninguna persona que haya ejercido una influencia profunda en mi desarrollo… Si hubiese estado alguna vez ligado personalmente, no podría decir hoy con tanta determinación que mi educación fue enteramente obra de la Sma.

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LA FE EN LA VIDA DEL PADRE KENTENICH

Aprender en la vida del Padre Kentenich nuestro camino de Fe.

P. Kentenich, un hombre sellado por la fe; una fe probada y victoriosa.

Veamos como él en su vida vivió la Fe : • En primer lugar, el pequeño José Kentenich nace en una zona católica de Alemania, en una cultura y en el seno de una familia profundamente impregnada y marcada por la fe en Cristo y la Iglesia. Él Padre hereda la fe de los suyos; una familia religiosa, mariana, practicante, que le transmite el amor al Señor y a la Virgen de una manera viva, natural y evidente.

Sabemos también del impacto y la transcendencia que tuvo la consa- gración a la Sma. Virgen que su madre, una mujer muy creyente, hace de él -a los nueve años-, al momento de dejarlo en el orfanato de Oberhausen. En los inicios de Schoenstatt, el P. Kentenich le dice a sus congregantes en una charla: “Hace v ar io s años v i en l a c ap i l l a de un orfanato una e s t a tua de l a Sma. Virgen. De su c u e l l o colgaba una cadenita de oro con una c ruz . Caden a y c ruz eran e l recuerdo de primera comunión de una madre que tuvo que de j a r a su único h i j o en un o r f anat o, a consecuencia de una s i t uac ión f am i l ia r difíc i l. Ya no podía s e gu i r siendo una madre p ar a su hijo. ¿Qué hacer en medio de su angustia y preocupación? Tomó e l único y v a l io s o recuerdo de su in fan c ia… y colocó dicha cadenita en e l c u e l l o de l a Sma. Virgen, p i d i én do l e fervorosamente: ‘Educa tú a mi hijo; sé pa ra él una verdadera madre; cumple tú en mi lugar los deberes de madre’, Hoy e s t e h i j o e s un s ac e rd o t e de mucho celo y t rab a j a fecundamente p a ra g l o r ia de Dios y de su Madr e c elestial”.

Más tarde (como en diferentes oportunidades), vuelve a comentar este hecho: “Ella ( l a Virgen) me formó y educó personalmente desde mis nueve años de edad… Al echar una mirada r e t r o spe c t i v a , l es digo que no conozco ninguna persona que haya ejercido una in f l u en c i a profunda en mi de sar r o l l o… Si hubiese estado alguna v ez l i g a do personalmente, no podría de c i r hoy con t an ta determinación que mi educación fue enteramente obra de l a Sma.

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Virgen, s in o t r a in f l u en c i a humana pr o fun d a. Se cuanto e s t o y diciendo con e s t as palabras.” (Ambas cit as, tomadas de“Los años o cu l tos ” , Hna. D. Schlikmann, p. 98 y 99)

Todas estas vivencias desde su infancia, nos permiten afirmar que el P. Kenten- ich vivió la fe como un don que impregnó decisivamente y marcó el rumbo de su vida.

Desde que toma conciencia de si mismo, siente que Dios y la Virgen están presente, en su vida, lo conducen y lo han elegido para una misión. Esto se expresa claramente en una carta al Padre Menningen: “Desde mi in fan c i a –sin que nadie desde fuera l o haya mot i - vado pe r c e p t i b l em en t e - e s t a ba viva y de s p i e r t a en mi l a idea de l hombre nuevo en l a comunidad nueva. Esta idea dir e c t r iz v i t al s e fue haciendo poco a poco e f icaz, g r ac i as a l a f u e rz a pr opu l s o r a de una f e en l a Div ina Pr ov ide n c i a sumamente s enc i l la , ac t i v a y pr o funda” . (tomadas de Autorretrato del P.K., P. J. P. Catoggio, p. 70s.) Algo semejante afirmará también en relación a su vocación al sacerdocio. Es como una certeza que poco a poco se le va ha- ciendo evidente. Al hacer su primera comunión, con 12 años, se le hace absolutamente clara, manifestándola con decisión. (Cfr. “años ocultos”, p. 106; J. Kentenich, Monnerjahn, p. 38) • Pero el don de esta profunda fe y vivencia de la acción de Dios y la Virgen en su vida, fue también puesto a prueba, exigida y templada constantemente. El P. Kentenich tuvo que luchar con fuerza y perseverancia, para ser fiel en su entrega a Dios y a sus planes para con él. A lo largo de toda su vida, le tocó cargar con pesadas cruces, a través de la cuales Dios lo purificó, lo educó, lo modeló y lo preparó para su misión; para ser el portador de un extraordinario carisma de renovación para la Iglesia de nuestro tiempo. “¿Puedo descorrer un poco e l velo que cubre mi pasa do? Desde mi entrada a l noviciado has ta mi ordenación sac e rdo ta l , y aún un poco más allá , tuve que s o po r t a r permanentemente l a s l u c h as más t r em en das . De sa t i s f a c c ión y a l e g r ía in t e r io r n i l a más í n f ima hu e l l a . Mi dir e c t o r e sp i r i t ua l no me com- pr end ía . Y por mi orientación in t e l e c t ua l t an rac iona l i s t a , e s c ép t i c a , in sana , yo t en í a muy poco s o s t én s obr enatu ra l . Fu- eron su f r im i en t o s in t e r io r e s y ex t e r io r e s t r em en do s . (…) Si mi camino no hubiese s i do t a n ex t r ao r d in ar i am en t e anormal,

no podría haber s ido pa r a con Uds. l o que en v i r t ud de mi cargo debo s e r y me esforcé por ser”. (Autorretrato, p. 71s.) “ ¡Desv a l im ien to ! Si recuerdo cómo todo ha ido c r e c i end o : todo e s un r e g a l o ex t rao r d i na r iam e n t e grande que e l Padr e Dios me ha da do : l a mentalidad orgánica opuesta a l a manera de pensar mec an i c i s t a . Esta fue l a lucha pe rs o na l de mi j u v en tu d . En e l l a pude vencer aqu e l l o que hoy conmueve a Oc c iden t e ha s ta en su s r a í c e s más p r o fun das .Dios me dio in t e l i g en c i a c l ara . Por eso tuve que pa sa r durante años por pruebas de fe. Lo que guardó mi f e durante e s o s años fue un amor profundo y s en c i l l o a María. El amor a María r e ga la siempre de por s í e s t a manera de pensar o r g án i c a . Las lu- chas terminaron cuando f u i ordenado sac e r do t e y pude pr oyec t ar, formar y modelar en o t r o s, e l mundo que l l e v ab a en mi int e rior. El constante es- pecular encontró un saneamiento en l a vida c o t id i ana . Éste e s además e l motivo por qué conozco t an bien e l alma moderna, aqu e l l o que causa t an t o mal en Oc c iden t e . ¿A quién debo agradecer todo e sto ? Viene de ar r i ba . Sin duda de l a San t í s ima Virgen. Ella e s e l gran r e ga l o. De e s t e modo pude ,

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además de l a enfermedad, ex pe r im en t a r también en mi pr o p ia pe r s ona , y muy abundantemente, l a medic ina. ..” (de la plática de l 31 de mayo 1949, Bellavista)

Sabemos que sus pruebas y luchas, su entrega y fidelidad a la misión que Dios le había encomendado no terminaron con su ordenación sacerdotal. Animado por la fe y la certeza de la Alianza de amor con Maria, fue capaz de enfrentar al regimen nazi y sobrevir al campo de concentración de Dachau; la fe y la fideli- dad a su misón le confirieron también la fuerza para confrontarse con la Iglesia y soportar el exilio en USA., con entereza y confianza victoriosa.

“Los tiempos s e vuelven más g rav e s . Si podemos suponer que l a Mater t e r adm ira b i l i s qu i e r e r ea l iz ar su t ar ea h is t ó r i c a de una manera pa rt i c u la r a t rav é s nu e s t r o, entonces tenemos que comprometernos en s e r io. Quién t i e n e una misión ex t rao rd in ar ia debe s op o r t ar pruebas ex t rao rd inar ias . El mundo y l a I g l e s ia tienen derecho a ex ig i r t a l e s pru ebas, y aún a im - pon e r las . No nos t i en e que e s c an da l iz a r de qué medios s e valgan p a ra ell o, aún cuando sean l a de sh on ra , l a in j u s t i c ia y e l de s t i e r r o. Nec e s i tan tener pruebas de l a au t en t i c id ad y d iv i n i d ad de una misión así.” (De una carta a sus colaboradores, de 1951). “Tales r e f l ex ion e s in sp i r ar on en gran medida mis v ia j e s mundiales en e l tiempo después de l regreso de Dachau . Nuestra misión mariana nunca me ha dejado t r anqu i l o y me ha dado l a f u e rz a y e l coraje pa r a r e c o r r e r todo e l mundo buscando al ia do s p a ra l a plena r e a l iz ac ión de e s t a mis ión . Este e s también e l t e l ó n de fondo de l a h is t o r ia de l 31 de Mayo de 1949”. (De carta a P. C. Sehr, Chile, 1953) “Para mi, l o e s en c i a l ha s ido siempre poner cada v ez más en primer plano l a misión de l a Sma.Virgen pa r a l a época y l a I g l e s ia ac tua l , y en t r e ga r por e s t a misión t o da s l a s f u e rz as de mi v ida . (…) Tua r e s ag i t u r ! ( ¡Se t ra t a de t u c au s a ! ) Desde un p r in c ip io l a misión de Scho en st a tt , como también l a gran misión de l 31 de Mayo de 1949, ha s ido poner en primer plano a l a Sma. Virgen, a fin de que pueda cumplir su misión en l a h is t o r ia contemporánea. Todo e l sufrimiento que t ra j o consigo e l 31 de Mayo de 1949 fue aceptado y asumido conscientemente en función de l a misión mar iana” . (De una charla en Liebfrauenhöhe, 1966).

• Sin duda, todas estas reflexiones y citas no nos pueden dar una visión más aca- bada y completa de las dimensiones de la fe de nuestro Padre y Fundador; sólo son atisbos que nos permiten tener una cierta noción de la profundidad de su fe y de cómo ésta animó todo su ser y su vida; de cuán cálido y consistente era su amor filial a María, a la que, por su Alianza de Amor, se entregó en cuerpo y alma, hasta la cruz, como su discípulo e instrumento predilecto. Su fe en la Alianza, en la realidad del Santuario como fuente de gracia para la renovación de la Iglesia, que animaba la conciencia del carisma y la misión que le había encomendó Dios, son los ejes centrales de su vida…

2) La manera propia del P. Kentenich de vivir la fe: la fe práctica en la Divina Providencia •

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A manera de síntesis, podemos afirmar que la actitud fundamental de fe en el Padre y que lo llevó a ser el fundador de un vasto Movimiento de renovación en la Iglesia, fue lo que él llama la “fe pr ác t i c a en l a Div ina Pr ov idenc ia”. Esta actitud de fe impregna toda su vida. Se podría decir que fue “un contemplativo de l a ac c ión” ; su pasión era hacer en todo y siempre, sólo la voluntad del Dios- vivo. Voluntad que reconocía a través de las fuentes normales de conocimiento, sin recurrir a fenómenos o revelaciones extraordinarias de lo sobrenatural. El Padre ausculta y descubre el querer de Dios en las “almas” y los procesos vi- tales de los suyos, en los acontecimientos y las circunstancias del tiempo, en la realidad objetiva de la cosas y del magisterio de la Iglesia… Tampoco parte d

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. . . . . . . . . . . . . . . . esquemas y teorías preconcebidas; la voluntad de Dios no es una verdad para

contemplar, sino un plan a realizar; esto es parte de su carisma…de nuestro carisma.

“Toda persona que haya tomado contacto más estrechamente conmigo, sabe que todos mis emprendimientos se ajustan a un plan claro y bien medi- tado, y no a simples antojos o emociones. Igualmente resulta evidente que ese plan tomó como norte el plan divino. Lo hizo con gran cuidado, con un cuidado excepcional, y siempre a conciencia. Por eso la frase: “Está en el plan” es una frase clave para interpretar toda mi estructura personal, mi pensamiento, mi amor, mi vida y mi labor; es el alma de mi alma, el alma de Schoenstatt y el secreto de mi extraordinaria tranquilidad, seguridad y audacia.” (De carta al P. Möhler 1956)

Otro testimonio suyo: “¿En qué s e b asa , en r ea l idad , esa s en c i l l a f e en l a D iv ina Prov- id en c ia? En l a convicción de que Dios ha t r az ado un pl an pa r a todo e l universo y un p lan de mi v ida , de su s v idas, en r ea l idad , de l a vida de cada s e r humano pequeño o g ra nd e . A e s t o hay que agregar que e s t e p lan e s un plan de amor , un plan de s ab idu r ía y de omnipotencia. Ust ede s me causan tan - t a al e g r í a porque yo s é que desde l a eternidad Dios tuvo pre- v i s t o en su plan que mi vida y l a de u s t ed e s s e en t r e l az aran . Dios ha querido desde l a eternidad que yo fuera padre p ar a u s t ed e s y que u s t ed e s fueran mis h ijos . Cuando yo s é que Dios qu i e r e al g o, sea l o que fuere – me da l o mismo – l o r ea lizo. No s e t ra t a en primer lugar, de una s im pat ía p e r s on a l de pa rt e mía. No, yo s ó l o necesito sa be r primero que Dios l o qu ie r e , entonces e s t o y conforme con t o do. La nu e s t ra e s una r e l a c ión fundamental r e c íp r o c a , querida por Dios y por l o t an t o debe permanecer ina l t e rabl e . Si quieren comprenderme a mí, deben comprender primero l a f e en l a Div ina Pr ov i de n c i a que ex i st ió en l o s comienzos de Schoenstatt.Yo siempre tengo que decirme: as í l o ha pr ev i s t o Dios desde l a eternidad pa r a nosot ros…”. (V.Ballester, Argentina, 15.03.1949) • Sólo desde esta perspectiva y a la luz de la fe práctica, se puede entender el origen, el desarrollo y la fecundidad de Schoenstatt. Los “4 hitos” que determinan y marcan la historia de Schoenstatt sólo se pueden comprender y asumir como ir- rupciones de gracia por la iniciativa de Dios, según su plan de amor y sabiduría, y que se hacen fecundas por la respuesta libre, valiente y comprometida de su aliado humano.

“Así creció en no so t r o s una marcada conciencia h is t ó r ic a ; e s dec ir, l a c on - vicción de que Sc h o en s t at t t i en e una misión creadora de h is t o r ia pa ra l a r ea l iz ac ión de una c l a r a y de f in ida v i s ió n de f u tu r o, convicción que emana de una profunda in t e r pr e t a c ión pr o v iden c ia l i s t a de l a h is to r ia . Así surgió Sch oens t att , as í c r e c ió , as í s e pe r t r e c h a p ar a nuevos t raba j o s, par a nueva

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l u ch as, par a nuevas v i c t o r ias . Es h i j o de l a guerra e s un h i j o de l a Pr ov iden - cia y qu i e r e s e r l o pa r a s i empr e…” . (De la carta de Octubre, 1949) “En l o nuc lear , ( Sc ho en st a t t) e s una obra de Dios.Y quien no e s t é conven- cido de ello, quien vea s ó l o l a ac tua l i d ad de l a obr a , pero no vea y a f i r m e l a Obra en su orden s obr enatu r a l ob j e t i v o, nunca podrá s e r dir i g en t e… No piensen en c ap ac id ad e s, no! Pien s en en l a fe, en l a f e filial, in sp i rada , formada y modelada por e l Espíritu Santo, l a f e que e s c apaz… de p e r c ib i r l o divino en l a Familia, de in c l ina rs e ante l o divino y de ayudar a l a vic - t o r ia de l o d iv in o. Les pido que analicen e s t o s e l em en t o s, que l o s e s t ud i en . En todo caso aquí tienen e l alma de mi alma: mi fe. Ser ía una l o c u ra , s e r í a temerario si me apoyara en cualquier o t ra c o sa… Ahora l es pido – y s e

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l o imploro también a l a Sma.Virgen como uno de l o s mayores r e ga l o s que esperamos de Ella – que renueven l a f e en Scho en st a tt , l a f e en lo divino en l a Obra, en l o divino de l a mis ión . Este e s a l Alfa y l a Omega, e l ceterum c en s eo”. (Jornada de Octubre, 1950).

Para pa rt i c ip ar en Sc ho ens t at t, estamos llamados a hacer nu e s t r a e in c o r po - rarnos a l a f e de nu e s t r o Padre… Cr ee r en Scho ens t at t, en l a Alianza de Amor con María, en l a fecundidad de l San tua r io y en su mis ión , s i gn i f i c a también creer en e l Padre , con é l y como él.

“Debo confesar ab ie r t a y s in c e r am en t e : veo que l a t ar e a que Dios me confió e s conducir a innumerables hombres a hacia l a entrega t o t a l a l Dios eterno e in f in i t o y hacer que s e arraiguen en e l mundo y en l a r ea l id ad s obr enatu - ral.O, si Uds.qu ie r en , ayudar y apoyar a t o do s l o s h ombr e s, en primer l u ga r a l o s miembros de nu e s t r a Familia, pa r a que sean hombres marcadamente s obr enatu r a l e s , hombres de l ‘má s allá’. De e s t a manera pongo de r e l i e v e l a t ar e a e s pe c i a l que Dios confió no solamente a mi, s i n o a t o do s l o s que tra- bajan conmigo como j e f e s de l a Familia”. (De una conferencia en Dachau, 1967)

Preguntas

para reflexionar

1. ¿Qué nos llama la atención en la forma de vivir la fe de Nuestro Pa-

dre? ¿Qué me interpela? ¿Con qué me identifico? 2 Contemplando la vida del Padre Kentenich, ¿dónde veo mis carencias y en qué me siento llamado a crecer en mi vida de fe?.