La Fauna de Las Falacias

530
7/24/2019 La Fauna de Las Falacias http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 1/530

Transcript of La Fauna de Las Falacias

Page 1: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 1/530

Page 2: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 2/530

s falacias no solo han sido un tema tradicional en la historia de los estudios sobgumentación, sino que han desempeñado un papel de primer orden en su renacimiento duragunda mitad del siglo xx. Actualmente siguen representando un estímulo para la deteccálisis de la argumentación falaz, así como un desafío para la construcción de una teoría lúmprensiva y crítica de la argumentación.

te libro trata de responder a estas demandas en dos planos principales: uno, teórico y crítio, histórico y documental. En primer lugar, frente a la inercia de las nociones y clasificac

colares, desarrolla una concepción del discurso falaz que permite comprender su sutilplicar su importancia crítica. Luego, examina a esta luz las principales propuestas actualesrcar sus contribuciones y limitaciones propias, aparte de considerarlas no solo en las perspesicas sobre la argumentación (lógica, dialéctica, retórica), sino en la más mod

cioinstitucional, interesada en la llamada «esfera pública del discurso». En segundo lugar, y mplemento de estas revisiones y discusiones, avanza unas líneas maestras de la construtórica de la idea (o las ideas) de falacia, al hilo de diez momentos capitales por su cond

ndacional, significación e influencia y aportando una antología de sus textos más representativ

Page 3: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 3/530

Luis Vega Reñón

La fauna de las falaciasColección estructuras y procesos - Serie filosofía 

ePub r1.0

MadHatter 24.08.14

Page 4: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 4/530

Título original: La fauna de las falaciasLuis Vega Reñón, 2013Cubierta: Le Rêve, óleo de Henri Rousseau

Editor digital: MadHatterePub base r1.1

Page 5: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 5/530

PREFACIO

Sostengo que combatir la falacia es la raison d’être de la LógiSidgwick, 18

este libro intento una revisión general, es decir, analítica, histórica y crítica de la cuestión acias, un asunto principal de la teoría de la argumentación desde su lejana fundación aristosta nuestros días. Cierto es que no constituye la razón de ser  de la Lógica o, para el casoudio de la argumentación. Puede hacernos sonreír el énfasis puesto por Sidgwick en su crntra las falacias a finales del siglo xix, aunque formara parte de un programa bienintencionaentación práctica de la vieja disciplina. Pero, en cualquier caso, al margen de esa vindicación

altada, el replanteamiento de las falacias resulta obligado hoy por varios motivos. Para empezversos medios relacionados con los estudios sobre el discurso y la argumentación hay un int

a preocupación crecientes por los usos y abusos del discurso público, no solo debido al auge nicas de comunicación y de las estrategias de inducir a la gente a hacer o pensar algo, sino tabido al mejor conocimiento de los problemas que anidan en la trama cognitiva y discursiva dedir razón de algo a alguien o ante alguien[1]. Por otra parte, el análisis de la argumentacióntenido una estrecha relación con el despegue de los estudios de la argumentación en losenta del pasado siglo y aún sigue desempeñando hoy un papel crucial en la identificacaluación de argumentos. Así escriben Ralph H. Johnson y J. Anthony Blair, nuestros relciales del nacimiento y los primeros pasos de la actual lógica informal: «Dado el modo co

desarrollado la lógica informal en estrecha asociación con el estudio de la falacia, prendente que la teoría de la falacia haya representado la teoría de la evaluación dominan

gica informal» (2002: 369)[2]. Y, en fin, ya ha pasado tiempo, más de cuarenta años, desblicación de la obra que iniciara el estudio moderno de las falacias:  Fallacies  de Charlmblin (1970, 22004). Ha corrido bastante agua bajo los puentes desde entonces y parece gado el momento de dejar que remansen las corrientes, observar el caudal y hacer balancero trata de responder a estas demandas en tres planos principales. En primer lugar, frente la ilas nociones y clasificaciones escolares, desarrolla una concepción del discurso falaz cap

mprender su sutileza y de explicar su importancia crítica. Luego, examina a esta luz las princopuestas actuales para marcar sus contribuciones y limitaciones propias, amén de consideraro en las perspectivas clásicas sobre la argumentación (lógica, dialéctica, retórica), sino en lderna, socioinstitucional, interesada en la llamada «esfera pública del discurso». Por último,

mplemento de estas revisiones y discusiones, avanza unas líneas maestras de la construtórica de nuestra idea (o ideas) de falacia, al hilo de diez documentos textuales significativocondición fundacional o por su carácter representativo.Hamblin constataba la ausencia de una teoría de las falacias que mal podían compensar,

o, la existencia de un tratamiento tradicional, inmune —según él— al curso de la historia,o lado, la con-fección de catálogos de muestras escolares y especímenes disecados de argum

Page 6: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 6/530

aces. En la actualidad, seguimos careciendo de una teoría cabal de la argumentación falazo que nuestra conciencia histó-rica y crítica se ha vuelto más sabia: por una parte, conocrtos hitos —nombres y aportaciones— que han venido marcando la construcción de nuestrfalacia; por otra parte, sabemos que no hay una clasificación única y definitiva de los moos en que una argumentación falaz puede llegar a serlo. Así que las falacias tienen historia

n, la suya es una historia interminable. Pues no hay un procedimiento efectivo de identificacnos aún, de prevención de las fa-lacias: no todas las falacias llevan en la frente una marca cestigma indeleble, las hay que se dejan sentir apenas, antes que definir, y siempre es

puestos a incurrir en paralogismos, descuidos por incompetencia o inadvertencia, fallos pae no estamos inmunizados. En este, como en otros trances, es imperativo aprender de los eran propios o ajenos. En todo caso, lo que nos encontramos en el discurso común y en los depecializados es una prolífica fauna de falacias vivas, más o menos francas o encubiertas, alinarias, otras recidivas, pero muchas de ellas nuevas y acuciantes.Puede haber complicaciones añadidas en función de la manera más li-bérrima o más restrict

blar de las falacias. En el primer caso, ca-brían en el saco muy diversos tipos de errores, sesluso falsedades o malentendidos; en el segundo, apenas habría sitio para algo más qu

quemas tradicionales de argumentos falaces e inferencias fallidas. Luego habrá ocasión ciendo precisiones al respecto. Ahora adelanto que voy a entender por falaz el discurso que pquiere hacer pasar, por una buena argumentación y en esa medida se presta a error o ind

gaño pues, en realidad, se trata de un falso (pseudo) argumento o de una argumentación faludulenta. El fraude no solo consiste en frustrar las expectativas generadas por su expresión rco argumentativo —donde se da por supuesta, sin ir más lejos, la pretensión de discucutir con alguien de modo razonable y tratar así de convencerlo—, sino que además ponder a una in-tención o una estrategia deliberadamente engañosas, o a una manipulación

eracción discursiva. En el fondo representa una quiebra o un abuso de la confianza discumunicativa y cognitiva sobre la que descansan nuestras prácticas argumentativas. De ahí qacias sean un recurso tan socorrido como censurable, una tentación que hemos de vigilar enla salud y el valor del discurso, sea el nuestro propio, para cuidarnos de incurrir en paralogiea el de nuestras conversaciones y discusiones con los demás, para guardarnos de los sofismtoda suerte de falacias en general. Así pues, tenemos buenas razones para evitar las falacias pretos escépticos de este tenor: «¿Por qué argumentar bien si, para vencer en la discusión opaso, será siempre más fácil y a veces más eficaz hacerlo mal?». Unas razones tienen que v

entendimiento propio y ajeno, y con la comunicación con los demás. Otras se fundan ponsabilidad de argumentar bien e incrementar así nuestras posibilidades de tener creerdaderas y tomar decisiones acertadas, frente a la pereza de hacerlo mal. Cierto es que ninguas será determinante en la medida en que no hay ninguna razón que efectivamente nos oblionar —como tampoco la lógica nos obliga a ser lógicos—. Pero, por otro lado, la neg

dical a razonar nos condenaría al autismo discursivo y, en definitiva, al silencio para no caonsistencias pragmáticas cuando menos. La discusión de estas y otras cuestiones asoc

contrarán su lugar propio en la Parte I del libro dedicada a considerar los problemas

ernativas teóricas y filosóficas que se debaten actualmente acerca de las falacias.El libro

Page 7: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 7/530

ganizado en dos partes, precedidas de una introducción que quiere ser una invitación y unara adentrarse en el mundo de las falacias. La Parte I consiste en revisiones y discusnceptuales, teóricas y filosóficas, en torno a cuestiones como, por ejemplo, la viabilidad dría normativa o explicativa de las falacias. Su replanteamiento crítico y analítico se desarrollgo de tres capítulos en cierto modo autocontenidos, y sin embargo, también en cierto modontricos. La Parte II contempla la construcción histórica de la idea de falacia en dos seccionmera sección avanza unos apuntes de con-textualización de sus caminos y formas de desarro

gunda sección contiene una selección de diez textos relevantes, bien por su condicióntribuciones básicas o fundacionales en algún sentido, bien por su valor sintomátiresentativo. Algunos pasajes, en especial de la Parte I, han sido discutidos durante estos úl

os, en varios foros y ante diversos auditorios: en el marco de másteres y simposios eversidades de Alicante, Valencia, Salamanca, Santiago de Compostela, UNED, y en el cur

ngresos y seminarios en las de Miahuatlán, Morelia y UNAM (Instituto de Investigacosóficas), Diego Portales en San-tiago de Chile, Nacional de Córdoba (Argentina) y Montevcuerdo especialmente las conversaciones con Carlos Pereda, Raymundo Morado, Ariel CamGabriela Guevara, al otro lado del Atlántico, y con Manuel Atienza, Eduardo de Bustosguel Sagüillo, Lilian Bermejo y Paula Olmos, aquí —digamosen casa. Pero, claro está, auora no pueda nombrar a todos los demás interlocutores uno por uno, he de agradeceligencia y comprensión en todas esas ocasiones, así como reconocer el apoyo de dos proyinvestigación financiados por el Ministerio llamado entonces de Ciencia e Innovación (FFI

085, ya cumplido, y FFI2011-23125, actualmente en curso).Supongo que el lector ya habrá podido sospechar que el título del libro no es gratuito dida en que 1) las falacias distan de ser los animales del discurso disecados que cataloganuales al uso, 2) la  teoría de las falacias es un deseo todavía frustrado y 3) el empeño tradic

su definición y clasificación sigue siendo problemático. Quizás pueda ayudarle a irse haca idea de la jungla de las falacias un famoso cuadro, El sueño ( Le rêve), una fantasía onírica ytada por Henri Rousseau en 1910, el año de su muerte. Rousseau nunca había viajado fue

ancia. Así que es probable que esta escena selvática, como otras de tema y trama similares, tua punta de inspiración en los jardines botánicos parisinos. Él mismo confesaba que al entrar vernadero y ver las plantas exóticas de tierras lejanas, tenía la sensación de adentrarse en un s

cuadro, ahora alojado en el MoMA de Nueva York, es un cumplido ejemplo de la técnicicaba Rousseau a la representación de sus imaginarias junglas. Empezaba pintando los cielo

ndo e iba añadiendo capas de óleo hasta concluir con la figuración a veces iluminada y nítces en penumbra o desvaída, de los personajes, animales y plantas; podía llegar a usar mcuenta tonalidades de verde en estas ensoñaciones selváticas.En El sueño asistimos a un amplio espectro de matices y figuras que van desde los seres anim

s expuestos hasta los apenas entrevistos cuando parecen fundirse con la espesa jungla del fprimer plano resalta una mujer desnuda de largas trenzas, recostada en un diván en a

ierta: como si soñara y observara su sueño. Hay dos pájaros sobre ella, en la parte altauierda del cuadro. En segundo plano y casi confundido con la espesura, se vislumbra por enc

a izquierda de la mujer un elefante con la trompa levantada. Por el centro del cuadro asoma

Page 8: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 8/530

nas. Tras ellas viene un mono con delantal multicolor que toca una especie de flauta. Más ar encima, contra un raro trozo de cielo, se perfila un pájaro de larga cola. Sobre él, a su izquenas se deja ver un mono pequeño colgando de una rama. En la parte baja, a la derecha del cuzaguea una cola de serpiente. Al fondo y por diversas partes, fundidos con la vegetación, p

ber otros animales no identificables, quizás monos o pájaros. (Véase la reproducción rtada).Creo que esta es una buena imagen, exótica pero cabal, de la fauna de las falacias como

vos que habitan en la jungla del discurso: unas falacias se muestran nítidas y flagrantes, otlan medio escondidas hasta a veces confundirse con la espesura y las hay, en fin, que paarse sentir antes que definir, como ocurría a los llamados en el siglo xvi «espíritus animale

adro es, en suma, una viva estampa de lo que cabe encontrar en el animado mundo gumentación falaz antes de proceder a su discusión y revisión analítica.

El lector puede hallar otra valiosa pista en un relato de Julio Cortázar con el curioso títuodelo para armar. En su presentación dice Cortázar que este título puede llevar a creer querentes partes del relato se proponen como piezas permutables, pero a continuación precisa:

Si algunas lo son, el armado a que se alude es de otra naturaleza, sensible ya en el nivel de laescritura donde recurrencias y desplazamientos buscan liberar de toda fijeza causal, perosobre todo en el nivel del sentido donde la apertura a una combinator ia es más insistente eimperiosa. La opinión del lector, su montaje personal de los elementos del relato, serán encada caso el libro que ha elegido leer.

Si rebajamos el énfasis de esta declaración y nos aplicamos el cuento al presente libro, las eden quedar así. El libro, como ya he adelantado, consta de dos partes relativamente independ

claramente distintas en el fondo y la forma. El lector es muy dueño tanto de su seleccióneglo a sus propios intereses, como de su orden de lectura. Uno puede demorarse en la primeintereses que priman en su caso son más analíticos y conceptuales, teóricos y filosófico

mplo, ¿cómo se plantea, discute y trata de conceptualizarse o explicarse hoy en dgumentación falaz? —una cuestión de radical im-portancia para el renacimiento moderno dudios sobre la argumentación y de significación crucial para la construcción de la propia teoargumentación—. O, por ejemplo, ¿sobre qué supuestos éticos del uso de la razón y en qué gnitivas y discursivas se puede fundar el juego limpio argumentativo? Puede incluso camb

den de los tres capítulos en la medida en que estos, como ya he indicado, resultan autocontero si la curiosidad histórica es, en principio, lo que más le mueve, el lector puede centnción en la Parte II, sea en la selección de textos capitales o contribuciones representativasción segunda sea en los apuntes de presentación y contextualización avanzados en la pr

cción. Cualquiera de estas opciones es compatible con el propósito general que me ha llevcribir el libro y con los objetivos más específicos que han inspirado las dos partes y lacciones señaladas. Solo me queda pedir al lector la complicidad de su buen ánimo y deseajor suerte en la aventura.

Page 9: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 9/530

LA FAUNA DE LAS FALACIAS:UNA EXPLORACIÓN INTRODUCTORIA

La filosofía del razonamiento, para ser completa, debe comprender tanto la teor ía del

razonamiento como la teor ía del bueJohn Stuart Mill, A System of Logic (1843), V, i,

No tenemos en absoluto una teoría de las falacias en el sentido en que tenemos teorías razonamiento o de la inferencia corre

Hamblin (1970, cap

Buen entendedor. Arte era de artes saber discurrir. Ya no basta: menester es adivinar, y men desengañ

Baltasar Gracián, Oráculo manual (1647), aforismo

asladada a nuestros términos, la directriz de Stuart Mill establece que la teoría de la argumentra ser completa, debería comprender tanto la teoría de la mala argumentación como la teoríaena. Hoy conocemos posturas más fuertes en este sentido: hay quienes sostienen que la teoríala argumentación es un corolario de la teoría de la buena, en razón de que el mal argumentoo aquel que no cumple alguna de las condiciones o viola alguna de las reglas que definen el bes bien, los casos que suelen considerarse más característicos e instructivos de malos argumn precisamente las falacias. Por ejemplo, según un exitoso manual de Edward Damer, «una fauna violación de uno de los criterios del buen argumento»[3]. En esta línea es tentador supone

ía fácil contar con una teoría de las sombras, una teoría de la argumentación mala o falaz, ntrapartida de una teoría de la luz, una teoría de la argumentación buena o correcta.

Sin embargo, la constatación de Hamblin (1970), en el que se considera el libro fundacionudio moderno de las falacias, viene a ser un jarro de agua fría: «La verdad es que nadie, ens, está especialmente satisfecho de este rincón de la lógica… No tenemos en absoluto una teorfalacias en el sentido en que tenemos teorías del razonamiento o de la inferencia corr

amblin, 2004: 11). Esta declaración todavía no se ha visto desmentida en la actualidad, así qperanzas de obtener a contraluz de las lógicas sistemáticas del argumento válido una teoría

acia parecen fallidas. El punto se agudiza si reparamos en que las falacias han sido desde ansde el apéndice Sobre las refutaciones sofísticas de los Tópicos de Aristóteles (siglo iv a. n. e

Page 10: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 10/530

los argumentos más estudiados. De manera que, en suma, no deja de ser un hecho curiosmativo como frustrante, que todavía hoy, veinticinco siglos después del inaugural estotélico, sigamos sin tener una teoría cabal de las falacias.Lo que siempre hemos tenido han sido clasificaciones, unas mejor y otras peor fundadas, almás criterio que una suerte de orden alfabético para un listado de denominaciones[4]. As

ma la atención no solo la disparidad de claves y criterios de clasificación, sino más aún el emonómico mismo, en especial si se recuerda una lúcida observación de Augustus de Morgan

y una clasificación de los modos como los hombres pueden caer en el error; y es muy dudoseda haberla siquiera» (1847: 237; cursivas en el or iginal). Años después, a principios del sigprofesor oxoniense de Lógica, Horace W. B. Joseph cerraba el círculo de estas desilusion

rtida: «La verdad puede tener sus normas, pero el error es infinito en sus aberraciones y esteden plegarse a ninguna clasificación» (1906: 569). En nuestros días aún se piensa esto mismoo acerca del error en general sino, en particular, acerca de las argumentaciones: «Ninguna liegorías enumerará jamás exhaustivamente todos los modos como puede ir mal

gumentación», sentencia Scott Jacobs (2002: 122).Para empezar a saber de qué hablamos, convengamos en llamar falacia  a una

gumentación que, a primera vista al menos, parece razonable o convincente, y en esa multa especiosa. Es una idea harto genérica. Pero, por ahora, nos puede prestar tres bvicios: uno, acotar el campo de referencia de las falacias aquí pertinentes al dejar fuera lacurren al margen de un contexto o un propósito argumentativos[5]; dos, hacernos sospechrtos discursos persuasivos; y tres, advertirnos de las dificultades de encajar esos casos eilleros conocidos, en especial cuando envuelven trampas o lazos que se dejan sentir conilidad que identificar y definir. Consideremos la muestra siguiente. Se trata de un meblicitario puesto en circulación por la empresa R. J. Reynolds Tobacco Company en los

84‑1986, con la intención de contrarrestar la opinión antitabaco establecida y blanquear su immenos ante un público potencial como la gente joven[6]. Dirigiéndose a los jóvenes precisamabacalera recomendaba:

No fumes.Fumar siempre ha sido un hábito de adultos. E incluso para los adultos, fumar se

convertido en algo muy controvertido.Así que, aunque somos una compañía tabacalera, no creemos que sea buena idea que

gente joven fume.Pero sabemos que dar este tipo de consejos para los jóvenes puede resultar a vec

contraproducente.Claro que si te pones a fumar solo para demostrar que eres adulto, estás proband

 justamente lo contrario. Porque decidir fumar o no fumar es algo que deberías hacer cuanno tengas nada que probar.

Piénsalo.Después de todo, puede que no seas suficientemente adulto para fumar. Pero er

suficientemente adulto para pensar.

Page 11: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 11/530

Cabe sospechar que este alarde «reflexivo» nos quiere hacer pasar gato por liebre, esconde co. Lo difícil aquí, como en la ejecución de un buen ilusionista, es identificar el truco y expliede que no se encuentre mencionado entre las variedades tradicionales de falacias clasificadmanuales. También puede suceder que lo no dicho, la fuente y los objetivos tácitos del me

nto con el tenor del texto en su conjunto sean los que, en principio, hacen desconfiar dumentación especiosa, antes que tal o cual punto argumentativo en concreto. En ese caso, adla falacia como producto o como texto argumentativo, vendríamos a considerar la argumentaz como proceso, movimiento o maniobra, dentro de una estrategia de inducción de creeitudes o disposiciones; y así pasaríamos de un enfoque atomista de las falacias a un enfoque hla argumentación falaz. ¿Se le ocurre algo al avisado lector en cualquiera de esos respectos?Una pista: reparemos en las relaciones entre lo tácito y lo expreso y, dentro de este plano, en

clarado y lo sugerido. Para este segundo contraste puede ayudarnos una presentación sucintagumentación principal del publicista:

. Fumar siempre ha sido cosa de adultos.

. Incluso para los adultos se ha vuelto algo controvertido.

. Así pues, no es buena idea que los jóvenes fumen.

. En suma, si eres joven, no fumes.

Argumentación que podemos iluminar y reconsiderar a luz de lo que el mensaje, en su tentexto, sugiere. Es decir, en los términos:

. Las razones a  y b  son las únicas que se mencionan como razones por las que los jóvendeberían fumar: hacen aconsejable que si eres joven, no fumes.

. Ahora bien, no son buenas razones: los consejos de este tipo pueden ser a contraproducentes.

. Si solo hay malas razones para no hacer algo, entonces no hay buenas razones para no hac

. Claro está que también puede haber malos motivos para hacerlo, como el deseo de probaeres adulto, de modo que piensa sobre la decisión que vas a tomar al margen de ellos.

. En cualquier caso, que no te líen: juzga por ti mismo.

No estará de más reparar en que el criterio de edad aducido no es cronológico e insalvablecial —los adultos pueden y tienen el hábito de fumar—, y elástico —los jóvenes ya son a

ra pensar—, de modo que, aparte de ser el único motivo que aparentemente cuenta para no fulta equívoco. A todo esto se suman dos imágenes proyectadas por el tono mismo del mensgenerosa neutralidad de una empresa tabacalera —que dista de ser, por cierto, una ONG edu-7]; ii) la autonomía del consumidor —al que, por lo demás, se le hurtan las razones más seerminantes, como la exposición a un hábito con riesgo de la salud no solo propia, sino ajenarivaciones y complicaciones de distinto tipo (dentarias, pulmonares, etc.), a la hora de tomacisión informada y sensata sobre si fumar o no fumar—. En consecuencia, estas proyeccion no dejan de ser en-gañosas en sí mismas, ni dejan de contribuir al efecto global especioso

uncio procura. Pues bien, ¿bajo qué etiqueta de los repertorios usuales de falacias identific

Page 12: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 12/530

e anuncio? A la vista de los catálo-gos tradicionales, no parece que tenga prevista una casente con unas señas de identidad predefinidas. Bien puede tratarse de uno de esos trances de lovertía Gracián al buen entendedor: donde las viejas artes escolásticas no bastan y hay que enadivinar» el engaño[8].Ante casos de este tipo, las labores tradicionales de disección y taxidermia de las falacias a

rias limitaciones. Unas son más bien didácticas al representar una especie de muestrarimplos ad hoc, cada caso en su casilla, sin mayor interés ni mejor uso que el habilitado painto escolar. Otras resultan más serias como, en particular, estas dos: la insuficiencia crític

elevancia teórica del procedimiento.

a) La insuficiencia crítica se debe, en principio, a unas complicaciones de la detección gumentación falaz para las que el tratamiento taxonómico de tipos, especies y casos no

parado. Son complicaciones como las nacidas de la existencia en ciertos contextos de uses de unos esquemas argumentativos que bien pueden tener aplicaciones cabales y legítimos contextos; son, por tanto, complicaciones como las impuestas por la identificación y evaluntextual de los diversos usos discursivos de una determinada —se supone— clase de argum

ro la insuficiencia también se debe, además, a la imposibilidad de fundar sobre esa baslítica o una estrategia efectivamente preventivas: los casilleros de falacias son hormonocimiento a posteriori, puesto que, en razón de las complicaciones ya sabidas, no cabe asee todos los argumentos de una determinada forma lógi-ca, y con independencia de su conrticular de uso, sean falaces o no lo sean.

b) La irrelevancia teórica aún es más flagrante. La larga historia de las variedades y variacsificatorias no nos ha deparado, desde lue-go, una teoría establecida de la argumentación ro tampoco nos ha proporcionado un criterio o un conjunto de criterios taxonó

erminantes de una clasificación unitaria y efectiva, ni las recidivas dis-cusiones al resrmiten esperar que —por decirlo con el dubitativo acento de Augustus de Morgan— pueda habuen día.

Tras estos primeros escarceos con el tratamiento naturalista, clasificatorio, de falaciacontramos con algunos resultados provisionales de interés. Según parece: 1) No hay una neral de la argumentación falaz. 2) Tampoco hay una clasificación única y definitiva de los mcasos en que una argumentación falaz puede llegar a serlo. 3) Más aún, es dudoso que algú

ntemos con ella.Manteniendo la imagen biológica de la fauna de las falacias, podría-mos decir que en este csolo no hay un Darwin —es decir, no hay algo equivalente a una teoría general—, sin

davía no ha na-cido siquiera un Linneo —es decir, tampoco hay una taxonomía establecida—n: uno se sentiría tentado a añadir que ni se les espera, si no fuera por la persistencia del afsificación en aras, se supone, de la formación crítica de los estudiantes o de la pedagogíbargo, todavía hoy Frans van Eemeren, Bart Garssen y Bert Meuffels abren una panorátórica del estudio de las falacias con esta declaración que parece tener pretensiones tanto de rlo hecho hasta ahora en este campo como de directriz del trabajo posterior: «El objetivo geestudio de las falacias es describir y clasificar las formas de argumentación que deb

Page 13: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 13/530

nsiderarse infundadas (unsound) o incorrectas» (2009: 2). Me temo que esta declaración, entemo reseña, es par-cial y, tomada como directriz, resulta problemática. En cualquier casrcará el objetivo del presente estudio de las falacias, cuyo propó-sito será más bien de an

nceptual, revisión teórica y reconstrucción histórica como ya apuntaba en el Prefacio.Para seguir con esta exploración inicial del terreno y empezar con el análisis conceptual, b

á precisar la idea de argumentación falaz y de falacia. Nuestros usos cotidianos de los térmlaz’ y ‘falacia’ abundan en su significado crítico o peyorativo: insisten en la idea de que una falgo en lo que se incurre o algo que se comete, sea un en-gaño o sea algo censurable hechuien con la intención de engañar. Efectivamente, en los diccionarios acreditados del esual, el denominador común de las acepciones de ‘falacia’ y ‘falaz’ es el significado de enggañoso[9]. Son calificaciones que pueden aplicarse a muy diversas cosas: argumentos, actiniobras y otras varias suertes de actividades, tramas y enredos. Aquí vamos a atenernos ividades discursivas: solo estas resultarán falaces. Ahora bien, dentro del terreno discursiputación de ‘falaz’ o de ‘falacia’ también puede aplicarse a diversos actos o productos rtos (p. ej., «el tópico de que los españoles son ingobernables es una falacia»), preguntas (cuestión capciosa ‘¿Ha dejado usted de robar?’ es una conocida falacia»), normas (p. ej.,

rma tan tolerante que estableciera que no hay normas sin excepciones sería falaz») o argumej., «no vale oponer a quien se declara a favor del suicidio un argumento falaz del tenor d

fiendes el suicidio, ¿por qué no te tiras por la ventana?’»). Por otro lado, en ese vasto cnen a cruzarse y solaparse, amén de conchabarse, falsedades y falacias. Pero unas y otraores de muy distinto tipo: la falsedad tiene que ver con la falta de veracidad, en un sebjetivo, o con la falta de verdad, en un sentido objetivo; en el primer caso, lo que uno dice sta a lo que él efectivamente cree; en el segundo caso, lo que uno dice con referencia a algosta a lo que esto efectivamente es. En cambio, el error del discurso falaz consiste en otra e

incorrección o engaño que no es propia de unas meras declaraciones o proposiciones —lura la verdad o la falta de verdad—, sino peculiar de las tramas argumentativas de pro-posiciogeneral, de las composiciones discursivas que tratan de dar cuenta y razón de algo a alguien de ganar su asentimiento —aunque para ello puedan envolver, como ya he sugerido, ment

sedades—. Así pues, también supondremos que los términos ‘falaz’ o ‘falacia’ se apmordialmente a ciertos discursos: a los que son o al menos pretenden ser argumentosrivación, podremos considerar falaces otras unidades discursivas (proposiciones, preguntasla medida en que formen parte sustancial de una argumentación o contribuyan a unos prop

gumentativos.Recordemos, por ejemplo, una encendida y despiadada soflama que Francisco Rico —pro

iversitario, académico de la Lengua y co-laborador de  El País — dirigió desde la tribunión del periódico (11/01/2011) contra la recién aprobada ley antitabaco, a la que tildaba de

ntra los fumadores». El artículo terminaba con la apostilla: «PS. En mi vida he fumado unarrillo». Esta declaración levantó una nube de protestas contra la impostura de un Francisco

e había sido y seguía siendo fumador habitual. Pues bien, ¿constituye un remate argumentatidiatriba de Rico contra la ley, según entendieron la ma-yoría de los lectores del artículo? ¿O

n, representa una especie de juego irónico o de guiño para los conocedores de la v

Page 14: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 14/530

stumbres de Rico, una licencia retórica en suma? En el primer caso, podría ofi-ciar compecie de prevención frente al reparo de que sus ataques a la ley venían dictados por sus interemador y como una prueba adicional de la plausibilidad y neutralidad de las críticas vertidasículo. En el segundo caso, no pasaría de ser una broma quizás poco afor tunada en el marco dbuna de opinión de un periódico de información. En el primer caso, se trataría de una apoaz a la que cabría acusar de falsedad o engaño en tal sentido. En el segundo caso, se prestarín a una crítica estilística y a una sanción moral o deontológica. (Por lo demás, dada la ambigzás deliberada en que se movía esta nota final de Rico, no es extraño que se viera acusada

da en todos estos sentidos). El ejemplo muestra, por otra parte y una vez más, que no siemprquívoca la condición falaz o, siquiera, argumentativa del caso planteado.Pero sigamos. Pasándonos de generosos, podríamos reconocer incluso ciertos procedimi

neradores de falacias o ciertas maniobras que producen unos efectos nocivos similares soeracción discursiva en un marco argumentativo —así se habla, por ejemplo, de «manaces» de distracción o de dilación en una discusión o en un debate par-lamentario—. Ahoraa como fuere, convengamos en que las falacias tienen lugar de modo distintivo en un congumentativo o con un propósito argumentativo. En suma, para empezar, vamos a consaces ciertas argumentaciones o argumentos, incluidos los pseudoargumentos que traten de r argumentos genuinos en un determinado contexto discursivo. Y por extensión ponsiderarse falaces asi-mismo ciertos procedimientos y elementos discursivos en la medida enstituyeran o formaran parte de un proceso de argumentación o pretendieran tener vaopósito argumentativo, como la apostilla antes examinada en la interpretación mayoritaria dtores.En este sentido, también será bueno recordar que nuestro término falacia  proviene del é

ino fallo, fallere, un verbo con dos acepciones de especial interés: 1) engañar o inducir a err

lar, incumplir, defraudar. Siguiendo ambas líneas de significado, entenderé por falaz  el dise pasa, o se quiere hacer pasar, por una buena argumentación —al menos por mejor de lo q

y en esa medida se presta o induce a error, pues en r ealidad se trata de un pseudoargumenta ar-gumentación fallida o fraudulenta. El fraude no solo consiste en frustrar las expectneradas por su aparición o uso en un marco argumentativo, de modo que las razones aducidaumir la proposición o la propuesta que se pretende justificar no tienen realmente la fuerztud pretendida, sino que además puede responder a una intención o una estrategia deliberadamgañosas. En todo caso, representa una quiebra o un abuso de la confianza discursiva, comuni

cognitiva sobre la que descansan nuestras prácticas argumentativas. A estos rasgos básimordiales, las falacias conocidas suelen añadir otros característicos. Son dignos de mencióparticular: su empleo extendido o relativamente frecuente, su atractivo suasorio o su pod

ptación, su uso táctico como recursos capciosos de persuasión o inducción de creencias y actel destinatario del discurso.De todo ello se desprende la ejemplaridad que se atribuye a la de-tección, catalogación, aná

olución crítica de las falacias. Pero, por otro lado y más allá de estos servicios críticnsideración de las falacias también puede suministrarnos hoy noticias y sugerencias de inter

perspectiva de una teoría general de la argumentación. Este pa-pel de síntoma y de espej

Page 15: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 15/530

ado del campo de la argumentación, al que no suelen prestar atención los libros de falaciasbidamente atendido y aprovechado más adelante —véase Parte I, cap. 3—. De mo-mento, sigscando y precisando algunos conceptos básicos para continuar avanzando en la exploracióreno. Hay dos de cierta solera histórica y mayor relieve analítico: los conceptos de sofismaralogismo como especies de falacia.

Un sofisma es un ardid o una argucia deliberadamente engañosa, mientras que un paralognstituye más bien un error o un fallo involuntario de razonamiento. Hay quienes, en la actuan considerado esta distinción como una referencia intencional o psicológica, irrelevante a laexaminar un argumento[10]. Pero creo que resulta tan pertinente en el presente contexto comoun contexto jurídico la existente entre dolo y culpa, pongamos por caso, entre el asesinato

micidio involuntario, a la hora de calificar y juzgar un acto delictivo. En todo caso, espero mlo que sigue el interés de la distinción y de la interrelación de sofismas y paralogismos par

sible teoría normativa de la argumentación y, en particular, para la conceptualización dacias.Para empezar con buen pie, conviene advertir que la distinción en-tre sofismas y paralogism

be tomarse como una demarcación neta y tajante. Hay argumentos en los que no seríaerminar si hay dolo, es decir, sofisma, o hay simple culpa, es decir, paralogismo, y aún socuentes las situaciones en que los casos de una y otra especie se entretejen en la trama

oceso discursivo falaz. Consideremos, por ejemplo, la argumentación siguiente, esgrimida ctensión —quizás loable— de establecer la necesidad de argumentar:

Que argumentar es una capacidad inherente al ser humano es algo sobre lo que no hay dudaalguna. Es más, si alguien no estuviese totalmente convencido de ello, no tendría más remedque ofrecer razones para, así, poner en claro que su opinión está bien fundamentada, y tratar

por tanto, de convencer al resto de la validez de su posición; se vería, por tanto,inevitablemente condenado a argumentar para justificar y fundamentar su posición. El serhumano asienta su vida, pues, en su capacidad argumentativa[11].

El argumento cuenta, en principio, con la ventaja de partir de una creencia común o, pnos, ampliamente difundida en el sentido de lo que Aristóteles llamaba éndoxon, esto es, algima plausible todo el mundo o la mayoría de gente o los entendidos, a saber: la creencia e

gumentar es propio del ser humano. Siendo así, la carga de la prueba podría recaer sobre

siera en cuestión este sentir común. Aho-ra bien, la tesis de que argumentar es una capaherente y, más aún, inevitable porque solo puede cuestionarse argumentando, no deja de en-va petición de principio. De entrada, cabe argüir que no consiste tanto en una capacidad inhemo en una habilidad tal vez distintiva pero en todo caso adquirida, como el lenguaje, por ejeeguramente ligada a determinadas prácticas lingüísticas —recordemos los célebres casos de

alvajes» crecidos sin contacto ni comunicación humana, que luego se ven seriamente limiando no imposibilitados, en el ejercicio de sus «capacidades lingüísticas»—. En segundo mpoco es cierto que si alguien cuestiona la necesidad de argumentar, se vea «ine-vitablem

ndenado» a hacerlo, a argumentar, para justificar su po-sición: por un lado, puede adoptsición escéptica sin justificarla; por otro lado, la necesidad o el compromiso de argumenta

Page 16: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 16/530

vuelven imperiosos una vez que está decidido el jugar a este juego; salvo circularidad, nofundantes ni autocomprensivos[12]. En cualquier caso, para terminar, la aserción final acerntamiento de la vida del ser humano en su capacidad argumentativa resulta a todas lucerapolación tan infundada como desmedida, a pesar del marcador ilativo «pues» que trasentarla como recapitulación y consecuencia. Conforme aeste análisis, la parte primera, desstablecer de modo concluyente la necesidad de argumentar, representa un paralogismo. Es uconfusión no infrecuente en filosofía, propiciada por el uso y abuso de los argumentos que s

nido a denominar performativos, es decir: argumentos cuya conclusión no cabe negar sin caa contradicción, ni cabe establecer deductivamente sin caer en una petición de principioumentos típicamente llamados a sentar tesis trascendentales. En cam-bio, la segunda parte, qrra con una especie de conclusión infundada pese a su aparente cogencia consecutapitulativa, podría con-siderarse engañosa o especiosa al tener un aire capcioso y, en esa m

presentaría un sofisma.Estas y otras complicaciones del mismo género invitan a concebir el campo de la argument

mo un terreno común en el que medran tanto las buenas como las malas hierbas; entre las rbas, figuran las múltiples variantes de la argumentación falaz que se extienden desde el yerr

genuo debido quizá a incompetencia o inadvertencia, en el extremo del paralogismo, hagaño urdido subrepticia y deliberadamente, en el extremo opuesto del sofisma. Aunque mriantes se solapen y la región de la argumentación falaz parezca una especie de continuo, rra la distinción y separación entre ambos extremos, de modo parecido a como una gama de difumina la distancia entre lo blanco y lo negro.Los casos más interesantes de paralogismos son los que tienen lugar como vicios discursi

gnitivos que pueden contraerse con la misma práctica de una pauta de razonamiento fiabncipio. Así, por ejemplo, confiamos en polarizaciones y oposiciones para introducir cierto

la conceptualización del mundo[13] o para aprovecharnos de la eficacia y la economía discurpautas de argumentación como «el silogismo disyuntivo», aunque nos confundan las

ntraposiciones o se nos vaya la mano en unas categorizaciones de falsos opuestos comnunciadas por Carlos Vaz Ferreira en su Lógica viva  (1910) (véase más abajo Parte II, Seccxto 10)[14]. O, por poner otro caso, seguimos confiando en nuestra inveterada tendenneralizar, p. ej., a efectos de identificación, previsión o prevención, aunque esto no devarnos a veces a generalizaciones precipitadas o a categorizaciones indebidas. Unejemplocción de la paloma que empolla sus huevos cuando ve deslizarse hacia el nido a la alarg

zagueante Alicia, en el capítulo 5 de  Alicia en el País de las Maravillas  de Lewis Carrooma recela de la niña que se mueve culebreando entre las hojas de la copa del árbol donesto el nido, una niña que tiene el cuello largo y, para colmo, confiesa que ha comido huevosa serpiente! De modo que la prudencia preventiva de la paloma, más bien infundada o irracioquiere, desde un punto de vista teórico o cognitivo, parece hasta cierto punto razonable desdnto de vista práctico o estratégico[15]. En esta perspectiva del fallo de funcionamiento o dla ejecución de nuestras habilidades discursivas, se explica fácilmente la naturalidad codemos caer en paralogismos, la dificultad de corregirlos e incluso la peculiaridad de que a v

n siendo casos de mal proceder discursivo, nos parezcan buenos: se trataría de una situ

Page 17: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 17/530

recida a la de los procedimientos o los mecanismos familiares que se nos descomponen estra torpeza, descomponemos, de modo que, concluyendo con palabras del ya mencionadorreira, lo que podría haber sido instrumento de la verdad se convierte en instrumento delógica viva [1910], 2008, p. 132). Un mérito de Vaz Ferreira ha sido justamente el haber llamanción sobre los aspectos discursivos, psíquicos y cognitivos de los paralogismos, tras la idacia de confusión  avanzada por el System of Logic  de Stuart Mill (1843) (véanse más abajtos 9 y 10 de la Sección 2 de la Parte II y, en la Sección 1 de esa misma Parte, los comentóricos al respecto). Este planteamiento ha tenido posteriormente una inesperada confirmaca notable proyección a través del estudio, a partir de la década de los años ochenta, de los llameurísticos», recursos eficientes en condiciones acotadas de procesamiento de la informació

mitaciones de tiempo, memoria o competencia específica, que pueden prestarse a fallsunción o a distorsiones de juicio en casos no normales o en otros dominios cognitivos[16].Con todo, al margen de la significación cognitiva de los paralogismos y según una supo

bitual de la tradición lógica, las falacias más relevantes son las que tienden al polo de los sofctivos y con éxito, es decir, las estrategias capciosas que consiguen confundir o engañeptor, sea un interlocutor, un jurado o un auditorio. Han sido,al menos, las falacias ndidas y más estudiadas. El secreto de su importancia radica, en principio, en su interésnetración crítica; se supone, desde luego, que la familiaridad con los sofismas es una exi-genformación del pensamiento crítico y de la madurez discursiva, sea a efectos defensivos, luso a efectos agresivos, como estratagemas para hacer valer nuestra posición ante un adve

para atraerlo a nuestra causa. Por otro lado, esta idea del sofisma como argumentación espes permite detectar no solo el recurso a argumentos espurios, sino la manipulación falaz de frrectas de razonamiento —aná-logamente a como podemos reconocer el discurso que tragañar incluso con la verdad—. Este punto tiene cierto interés. Permite reparar en que así

ede haber malos argumentos que no son falaces, también pueden darse argumentos válidoran como falacias[17]. Avanzando un paso más, podemos advertir no solo sus efectos pervbre la inducción de creencias o disposiciones, sino su contribución a minar la confianza bás

usos del discurso. Este será un pun-to sustancial a la hora de considerar propuestas como lpodría llamar «maquiavelismo preventivo» de A. Schopenhauer (1864) (véase más abajo el e la Sección 2 de la Parte II).Pero su importancia también estriba en lo que unos sofismas cumplidos nos revelan acercaumentación en general. En tales casos, la argumentación falaz se perpetra y desenvuelve

rco no solo dis-cursivo sino interactivo, donde la complicidad del receptor resulta esencial perte del argumento: para que alguien engañe, alguien tiene que ser engañado. La dualidismas y paralogismos presenta así una curiosa correlación: el éxito de un sofisma cometidemisor trae aparejada la comisión de un paralogismo por parte de un receptor, de modo q

mplicidad del receptor viene a ser codeterminante de la suerte del argumento. Más aún, comícil que una misma persona se encuentre al mismo tiempo en ambos extremos del arco

gumentación falaz, el sofístico y el paralogístico —pues nadie en sus cabales logrará engaenua y subrepticiamente a la vez a sí mismo— [18], entonces laeficacia del sofisma típico com

efectividad de la interacción correspondiente entre los diversos agentes involucrados. Dic

Page 18: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 18/530

o modo y en homenaje a nuestro héroe de la infancia, Robinson Crusoe: Robinson, náufritario en la isla, no consumará un sofisma efectivo antes de Viernes. Pero no tiene por qué oen el caso de los paralogismos, puesto que no todo paralogismo es el resultado de una estraiberadamente engañosa, ni para su comisión es necesario contar con la intervención de

ente distinto del que incurre en la confusión o el fallo discursivo. En suma: un paralogismo monológico, cosa de uno mismo, mientras que un sofisma es más bien dialógico, cosa de

nos, y un sofisma solo se cumple efectivamente con la complicidad de un paralogismo[19].Llegados a este punto, creo que podemos avanzar un mapa provisional para señalar alg

ntos cardinales en el terreno discursivo de la mala argumentación y de las falacias en general

. Casos de mal proceder1. no argumentar —ignorar al interlocutor en la discusión, no responder, no manten

conversacióncuando es debido.2. argüir —importunar, interfer ircuando no es pertinente.3. otros tipos de maniobras o movimientos ilícitos, como las de dilación, distracc

ocultación del punto en cuestión.

. Errores, ilusiones inferenciales1. fallos y faltas de razonamiento, entre los que cabría incluir casos de incoherencia o ak

en la argumentación práctica.. Comisión de falacias

1. inadvertida → paralogismos2. deliberada → sofismas

Por lo demás, ciertos casos o procedimientos concretos de los tipos (a) y (b) pueden te

quirir un carácter falaz y constituir algunasuerte de falacias de acuerdo con su papel discurspropósito argumentativo en su contexto[20].Recapitulemos el terr eno recorrido en esta exploración inicial. En el supuesto de que argumuna actividad de dar cuenta y razón de algo a alguien o ante alguien, con el fin de log

mprensión y ganar su asentimiento[21], hemos partido de la noción básica o idea general de qaz el discurso que pasa, o se quiere hacer pasar, por una buena argumentación —al menojor de lo que es—, y en esa medida se presta o induce a error, pues en realidad se trata

eudoargumento o de una argumentación fallida o fraudulenta.

En la perspectiva conceptual adoptada, los rasgos principales de las falacias vienen a ser, en tres siguientes:

i) la comisión de una falta o un fraude contra las expectativas o los supuestos de la comuniccursiva y de la interacción argumentativa en curso, que desde un punto de vista normativnsigo la anulación y confutación del argumento en cuestión, o su retractación y reparacióniere mantener la conversación argumentativa;ii) el hecho de tratarse de una comisión común o relativamente sis-temática, esto es, de un

cursivo y no de una mera falta de virtud —como si se redujera a un simple fallo o

nsgresión ocasional, un despiste aislado—;

Page 19: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 19/530

iii) el encubrimiento del vicio o la (falsa) apariencia de virtud, de modo que una falacia sieá, inadvertida o deliberadamente, engañosa.

Por añadidura, a estos rasgos primordiales de las falacias los suelen acompañar, sobre tomanuales escolares, otros rasgos secundarios o subsidiarios que han tenido en ocasiones ta

luso mayor difusión que los primeros. Recordemos, en particular, su uso extendido y su fopular, es decir: el especial atractivo de los recursos falaces; la ejemplaridad consiguiente ección y de su reducción o disolución crítica; el rendimiento práctico de su estudio como rec

asorios, como estratagemas erísticas o, incluso, como ejercicios de formación y entrenamiendominio de las artes del discurso; y en fin, su probada eficacia al servicio de estrateginfrontación y de lucha dialéctica en la palestra del discurso público.

Page 20: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 20/530

Parte IPROBLEMAS Y PERSPECTIVAS

DEL ESTADO ACTUAL DE LAS FALACIAS

Page 21: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 21/530

1. LOS BUENOS DESEOS

Lo que necesitamos realmente es una teoría de las falacWoods y Walton, 1982

Page 22: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 22/530

1. El estudio de las falacias: elucidación teórica, investigaciónempírica

estudio de las falacias presenta en la actualidad las dos dimensiones habituales en los esbre el discurso. Consiste, por un lado, en propuestas y elucidaciones de carácter conceprico; incluye, por otro lado, ciertas investigaciones empíricas.

En el primer caso conviene recordar el papel motivador de la «teoría» de la falacia al omo la teoría de la evaluación de argumentos dominante en el momento del despegue de la lormal —según refieren los ya citados Johnson y Blair (2002)—. En esta línea, bien podrírtir de las dificultades y problemas que plantean la identificación y la evaluación intuitivas dgumentos, para reconocer la importancia de un diagnóstico más eficiente, explicativo y razobre la base de conceptos y criterios explícitos. Reparemos en que las falacias, como las mensuelen traer señalada en la frente su condición: son engaños sin marca lingüística propia. De e un buen propósito sería ir sustituyendo las intuiciones y juicios iniciales, por ejemplo, de

ay algo en ese argumento que me huele mal», mediante instrumentos analíticos y normativección y de sanción crítica que hagan justicia tanto a nuestras experiencias discursivas comodiciones reflexivas acerca de estas prácticas. Así, podríamos contar con indicaciones generalo de «un buen argumento es el que está libre de falacias y la presencia de una falacia nsiderarse, en principio, una debilidad o un defecto de un argumento, cuando no un fallo faas por el estilo, que apuntaran en la dirección de un concepto establecido de falacia. Por desgmo siguen comentando Johnson y Blair tras mencionar el papel motivador del estudio dacias yhacerse eco de dicha indicación, «el problema con esta intuición es que hay poco con

bre la teoría correcta general de la falacia o sobre cómo emplear las falacias en calidtrumentos para la crítica de argumentos» (2002: 369). De donde se desprende que, en el terico, nos vamos a ver ante una multiplicidad de programas, orientaciones y conceptualizac

ernativas.La segunda dimensión del estudio de las falacias, su investigación empírica, se encuentra, go, menos atendida y desarrollada que la primera. En realidad, los usos de la argumentaciónus aspectos derivados —p. ej., el empleo involuntario o deliberado de falacias, el reconocimtácticas y estrategias falaces, su valoración, su sanción, etc.—, en grupos experimentales, solrecido escasa atención y un estudio esporádico hasta los años noventa. Y tampoco puede de, en el curso de la primera década del presente siglo, la situación de los estudios empíricosumentación falaz haya mejorado espectacularmente. Hoy continúan obrando, en cierta mednos, los motivos y circunstancias que determinaban su escaso interés o su descuido en el

sado. En particular, los tres siguientes:

1) El estudio de la argumentación en general, de las falacias en particular, corre en buena pgo de lógicos y filósofos; son académicos que no suelen caracterizarse por sus ocupacioocupaciones experimentales, salvo cuando se trata de apelar a experimentos mentale

opósitos teóricos o analíticos.

Page 23: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 23/530

2) No se dispone de un cuerpo convenido y estable de conceptos y planteamientos teópaces de proporcionar hipótesis de contrastación cruciales o interesantes, de modo qvestigación empírica sigue careciendo de norte o de objetivos definidos y queda más bien al voluntades o de intereses ocasionales. Sin embargo, algo se ha mejorado en este sentido a la incipiente puesta a prueba de algunos códigos programáticos como la normativa de la disc

agmadialéctica (véase, p. ej., Eemeren, Garssen y Meuffels, 2009).3) Faltan, en fin, criterios reconocidamente efectivos de discriminación, dentro del camp

curso común e informal, entre la argumentación correcta o intachable y la argumentación r contraste con la tradición escolar de las sedicentes «falacias formales (o lógicas)» que, al mntaba con unos criterios presuntamente eficaces de validación e invalidación de argumentosmbién en este caso hay buenos deseos, aunque nazcan al calor de supuestos problemáticos, nsiderar que un argumento falaz es justamente el correlato negativo o el envés de un gumento, suposición que induce a confundir el argumento falaz con el mal argumenbargo, por otra parte, no han dejado de aparecer nuevas áreas de estudio cuyos resultados po

oyectarse sobre cier tos casos de falacias. Un área que ha cobrado especial relieve es la centrainvestigación y explicación de los errores de razonamiento y de juicio que han venido a smpo de prueba de teorías psicológicocognitivas como la teoría del proceder dual o de lotemas: 1) el heurístico e intuitivo, de respuesta inmediata, y 2) el analítico y reflexivo, de respdiatizada por el procesamiento de información y la memor ia y el tiempo disponibles.

Así pues, con todo y con buena voluntad, se pueden apreciar señales de un nuevo o un merés en los estudios empíricos de este género. Pero antes, como aún parecen ser las motivacricas las que llevan la voz cantante en las investigaciones en torno a las falacias, será convestarles oído. Consideraremos en primer lugar los estudios de la argumentación falaz

ponden directamente a propuestas o a intentos de dilucidación teórica de la idea de falacia, terios de identificación y de las normas de evaluación correspondientes.

Page 24: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 24/530

2. La teoría de las falacias como objeto de deseo

mo ya he adelantado, en el estado actual de los estudios sobre la argumentación no se perar una teoría cabal y única de las falacias. De hecho, con lo que nos encontramos es coriedad de programas y propuestas concurrentes, dentro de un abanico de orientaciones básicadejarían contraer a tres líneas principales: a) la línea escolar y trivial de los repertorios q

ecuan a las claves de clasificación tradicionales o proponen ciertas adaptaciones o simplificacevas, con el mismo espíritu taxonómico; b) la vía de los estudios sectoriales o individualos, familias o ejemplares de falacias que han adquirido una relevancia singular debidopularidad o a su solera histórica; c) la vía alternativa de los intentos programáticotematización y de explicación general de la condición falaz de una argumentación, frenteciones anteriores (a) y (b). Desde (c) cabe descalificar los resultados de (a) y (b) como respurciales y ad hoc a las cuestiones planteadas por la necesidad de una teoría precisa y comprensifalacias. Es una acusación característica de quienes proponen una alternativa programática

pragmadialéctica y, en efecto, ha sido reiterada por Frans H. van Eemeren y Peter Houtlosversas ocasiones como uno de los motivos determinantes de los nuevos pasos que ellos mn dado en esta línea[22]. Pero no debe considerarse simplemente un cargo sesgado o deeresada, pues se trata de una denuncia generalizable a la situación dominante en la medida e

vías (a) y (b) siguen siendo las más cómodas y transitadas. No es extraño, entonces, qienda la conciencia de los inconvenientes de la situación actual en este terreno teóricicultades que cercan no solo la identificación efectiva de falacias o de usos argumentativos fao la justificación y explicación de su condición falaz y la congruencia entre los div

ocedimientos de detección y evaluación empleados. Son motivos que antes de obrar en fav

a opción teórica determinada, mueven a reconocer la necesidad y la urgencia de teoría.Por otro lado, al margen de esos puntos críticos y por debajo de las diversas propues

ogramas, no deja de apreciarse una especie de pretensión relativamente común o al mminante, marcada por determinados supuestos de la búsqueda de teorías y por algunas demla teorización en este campo. Como aún no contamos con una reflexión metateórica

cusión sistemáticas acerca de un patrón de ese género, esos supuestos y demandas habrplicitarse a través de programas particulares o propuestas concretas. Veamos primerpuestos, en particular, una suposición de correlación  ampliamente extendida y característica

ntinuación las condiciones deseables o demandas que a veces quieren elevarse a la categorquisitos de cualquier teoría que se precie en el campo de la argumentación.

Page 25: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 25/530

.1. Los supuestos. El supuesto clave de correlación o «contrapartid

s supuestos sobre el modo de proceder al abordar la construcción de una teoría de las faeden contemplarse a través del transparente programa «reduccionista» que ha avanristopher Lumer, 2000. La reducción propuesta consiste en obtener la teoría de la falacirivación a partir de una teoría positiva de la buena argumentación que proporcione unos cri

cisos para los argumentos válidos y adecuados en el caso considerado. El orden pertinente suiente:

1) Para empezar, hay que disponer de esa teoría de la buena argumentación cuya funcioveer de criterios exactos y determinantes de buenos argumentos.

2) El segundo paso consiste en definir la falacia como el argumento que no cumple o no sathos criterios de bondad. Dado que un buen argumento puede considerarse válido o adecuado

caso, una falacia resultará, en consecuencia, un mal argumento de uno u otro tipo: será una fvalidez argumentativa si no cumple en ningún caso las condiciones determinantes del

umento; será una falacia de adecuación argumentativa si no las cumple en el presente caso, apueda hacerlo en otras ocasiones. Por ejemplo cabría pensar, respectivamente, en una falacición de principio, que nunca alcanza a tener valor de prueba en sus contextos específicos de la variante tu quoque de la falacia ad hominem que puede resultar una apelación falaz o apro

gún el contexto.3) El tercer paso constituye más bien una aspiración, de modo que nos invita a pasar al

rivado de las demandas que revisten la forma de desiderata: debe procurarse una sistematizaca explicación de las falacias en relación con tales criterios.

4) El cuarto y último paso se añade en atención y por respeto a la tradición histórica del elas falacias. Consiste en definir con precisión y explicar el carácter falaz de todos los

dicionalmente conocidos y analizados de falacias, en la línea de (3), o, si fuera el caso, rechago de falacia y responder a las cuestiones pendientes (Lumer, 2000, esp. 405-408).

Una peculiaridad adicional de esta propuesta reduccionista de Lumer es su sesgo monológtual que le lleva a distinguir entre la incorrección de un argumento y la incor rección de un d

un proceso argumentativo dialógico, y a proponer a este respecto que i) no toda falacia es un

debate incorrecto —como se puede apreciar, según Lumer, en las falacias que aparecen sparadas en los libros sin formar parte de una discusión—, y ii) la teoría del debate incorsupone la teoría del argumento incorrecto. De acuerdo con estos rasgos, la propuesta de Lsenta un perfil lógicoepistemológico de la teorización sobre las falacias, perfil que no es, go, la única representación teórica posible o razonable de este terreno.Pero el punto que merece especial atención es el supuesto clave de correlación o inclu

ontrapartida» que viene a tratar la teoría de las falacias como una teoría de las sombras a la teoría de la buena argumentación. Se trata de un supuesto con una larga historia y con el sost

ácito aprecio de lo que parece ir de suyo o darse por descontado. Quizás una temprana declarnca sea la que aduce el provocador Petrus Ramus, en sus Animadversiones aristotelicae  (1

Page 26: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 26/530

mo argumento para excluir el estudio de las falacias en la dialéctica por resultar innecesario:

¿No debería proceder la descripción cabal de los vicios a partir de la oposición directa de lavirtudes de modo que para cualquier tipo de virtud se diera únicamente un tipo de vicio y a lainversa? Así, en la medida en que hay dos virtudes generales en la dialéctica, una de Invencióy otra de Juicio,debería haber dos vicios generales, opuesto y enemigo uno de la Invenciónverdadera, el otro del Juicio cor recto; y así también se oponen a las virtudes del discursosensible los vicios contrarios del engaño, y el argumento capcioso al verdadero, y la mala

disposición de lo inventado a su disposición correcta y constante» (loc. cit ., f. 70; puede versen Hamblin, 2004: 138).

Ahora bien, este supuesto de caraycruz viene a obrar tanto en unos planteamientos monológativamente ingenuos —los de Lumer y Ramus, que hemos visto— como en otros planteammonológicos y más sofisticados. De hecho, en nuestros días, el supuesto presenta versiones dos: unas, asistemáticas o sin pretensiones de articulación sistemática; otras, sistemáticas tensiones en este sentido. Las primeras suelen partir de unos criterios o condic

acterísticos del buen argumento, cuya violación conlleva el cargo de falacia. Veamouestras.1) A juicio de Johnson y Blair:

Las premisas de un argumento deben ser aceptables (vs. verdaderas) y proporcionar un apoypertinente y suficiente para la conclusión (vs. implicarla deductivamente). Una falacia esentonces una violación de uno o más de estos criterios de aceptabilidad, pertinencia(relevance) y suficiencia (2002: 370).

Así pues, el criterio ARS (acceptability, relevance, sufficiency) o uno similar (ceptability, relevance, good ground]) es el que determina a contraluz el carácter falaumento en cuestión, sin mayores pretensiones explicativas. Este es, según Johnson y Blainteamiento de la lógica informal de las falacias» (2002: 371).2) T. Edward Damer desarrolla este planteamiento hasta obtener a partir de los criterios de

gumento una plantilla de organización de las falacias a la que denomina «teoría de las falas criterios arbitrados son: estructura inferencial correcta, pertinencia, aceptabilidad, suficienpacidad de réplica.

Una falacia es una violación de uno de los criterios del buen argumento. Cualquier argumentque no satisfaga uno o más de los cinco criterios es falaz. Las falacias surgen, pues, de unfallo estructural del argumento, de la no pertinencia de una premisa, del carácter inaceptablede una premisa, de la insuficiencia de la combinación de premisas para sentar la conclusión del hecho de no dar una respuesta efectiva a las impugnaciones más serias de la posiciónsostenida o de la argumentación en su favor (52005: 43; las cursivas pertenecen al original).

Pero Damer no deja de observar que una teoría de la falacia, debidamente desarrollada esve de la construcción de buenos argumentos. De ahí que una falacia sea mucho más que alg

Page 27: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 27/530

tar en la argumentación» (ibid.). Es una observación de gran interés para considerar, a la intratamiento de las falacias como un espejo en el que podría mirarse el tratamiento de la umentación, y para replantearse en esta línea las posibilidades y limitaciones de un supues

rrelación.Con todo, la plasmación ejemplar de la asunción y el uso del supuesto de correlacióntensiones teóricas más precisas y sistemáticas se encuentra en ciertos pronunciam

agmadialécticos sobre las falacias. Así, tras considerar el precario estado actual de la investigrica de las falacias, Van Eemeren y Houtlosser declaran:

En esta tesitura es bueno observar que a pesar de que entre los teóricos de la argumentaciónen general se reconoce que una teoría adecuada de las falacias presupone una teoría adecuadde la argumentación correcta, no se reconoce en absoluto por lo general que, además, estasdos teorías deben estar conectadas de modo que cada falacia tenga, por así decir, su«contrapartida» correcta. La relación entre la falacia y su contrapartida debe ser de hecho talque la razón de la incorrección de la falacia esté directamente relacionada con la razón de lacorrección de su contrapartida (2003: 289).

No estará de más anotar que, en este planteamiento pragmadialéctico, el supuesto fuerrrelación por «contrapartida» pretende no solo determinar de manera sistemática las falaciasr razón de su ilegitimidad por constituir violaciones de una o más reglas de buena congumentativa y, más en general, por representar el negativo de una contribución positiva alrso y desenlace de una discusión crítica.

Ahora bien, en cualquier caso, sea en su variante monológica, sea en sus variantes dialécticamenos sistemáticas, el supuesto de correlación ha de afrontar el problema de la distinción ent

gumentos buenos, malos y falaces, punto con el que ya nos habíamos topado a propósito dismas en nuestra exploración inicial del terreno (véase más arriba la exploración introducste reparar, de momento, en que no todo argumento malo resulta automáticamente falaz —á si se trata de una mera muestra de incompetencia o de torpeza, sin mayor trascendcursiva o fraudulenta—; ni a la inversa, no toda argumentación falaz es un compendio de

gumentos: así como decir la verdad puede prestarse a tender una trampa o urdir un engañmbién un argumento lógicamente correcto puede prestarse a un uso falaz.

Hay, por lo demás, caracterizaciones y análisis de las falacias que no envuelven esta supo

una especie de correlación o de contrapartida. Una muestra podría ser el planteamagmático desarrollado por Douglas N. Walton entre 1995 y 2009. En 1995, Walton consideraba falacia es una práctica discursiva que se distingue por estos rasgos básicos: i) consiste or o un fallo sujeto a crítica, corrección o refutación; ii) tiene lugar en lo que se supone que

gumento; iii) está asociada a un engaño o una ilusión; iv) viola una o más normas del dionable o se desvía de los procedimientos aceptables en este tipo de diálogo; v) es un

rteneciente a un tipo sistemático y subyacente de técnica erróneamente aplicada de argumenonable; vi) constituye una violación seria, frente a un mero error, un despiste o un fallo ocasejecución de esa técnica. No es preciso que una falacia concreta tenga todos y cada uno degos: por ejemplo —concedía entonces Walton—, la falacia de pregunta múltiple puede que

Page 28: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 28/530

enga a (ii) en la medida en que preguntar es un acto de habla bien distinto de argüir o avanzgumento. Sin embargo, todos ellos representan condiciones a las que habrá de atenerse una isfactoria de las falacias. Claro que, como luego observará, también será un punto ctinguir entre los casos o usos falaces y los no falaces de un determinado argumento. Pe

ucho más tarde, en 2009, cuando Walton vuelve sobre el asunto para proponer una caracterizs amplia y comprensiva de la noción de falacia de acuerdo con los rasgos siguientes: i*) coun argumento; ii*) suele ser un caso o una instancia de un esquema de argumentación revisaatible; iii*) el esquema es razonable, pero su uso resulta erróneo en algún aspecto o adida; iv*) incumple o no se ajusta al criterio de prueba correspondiente al diálogo en el q

pone que está tomando parte el agente que argumenta; v*) pero parece plausiblemente correccontexto dado de diálogo; y vi*) cometer este uso viciado o incurrir en él representa un stáculo para alcanzar el objetivo del diálogo en curso[23]. En suma, cabe entender que un usonsiste en un error o un fallo decisivo en el empleo de un esquema argumentativo, sea un faden interno, por incumplir alguna de sus condiciones, sea de orden externo, por emplequema inapropiado o por emplear de modo inapropiado un esquema dado o, en fin, por incurdesplazamiento del diálogo.

2.2. Las demandas

demos seguir el planteamiento pragmadialéctico por ser quizás el más crítico con las penursituación actual y el más elaborado en su intento de responder a ellas[24]. A juicio de Van Eem

Houtlosser, tres serían las demandas principales entendidas como requisitos de la teorizaciónmpo de las falacias, a saber:

1) La efectividad de la detección y determinación de las violaciones o incorreccionenstituyen pasos o movimientos falaces en el curso de un debate. Se trata, más bien, siderátum, pues descansa en la existencia de criterios no solo específicos sino efectivaicables que permitan decidir en casos concretos si se ha violado o no una norma. Ya sabemoe punto puede resultar arduo y delicado. La cuestión se complica si, en la línea de considero la trama dialéctica sino la urdimbre retórica del debate que la pragmadialéctica optando, nos encontramos con maniobras estratégicas falaces que obligan a matizar la refere «contrapartidas» razonables. Entonces habrá que identificar las modalidades relevant

niobras estratégicas que tratan de alcanzar tanto los objetivos críticos o justificativos

Page 29: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 29/530

gumentación como sus objetivos suasorios (retóricos), mediante la reducción de sus evensiones. Pero también habrá que reconocer que cada una de esas modalidades despliega una es«continuo» de actuaciones falaces y razonables que se dejarán identificar con mayor o milidad según discurra la discusión en su contexto. Todo lo cual, en suma, parece atenuar o msuposición fuerte de correlación del que el programa pragmadialéctico quería partir al princip2) Alguna capacidad explicativa de la eficacia suasoria o de la inadvertencia común de los

aces. Esta pretensión descansa a su vez en ciertas presunciones o atribuciones de razonabilidpasos o movimientos argumentativos, al tiempo que ha de afrontar también el «continu

uaciones correctas e incorrectas del maniobrar estratégico empleado.3) La integración sistemática en una perspectiva teórica que además procura acogerse

bertura filosófica. La integración viene propiciada por el marco paradigmático de la disctica que discurre con el propósito de resolver una diferencia de opinión de acuerdo coocedimiento convenido y normado. La cobertura es la que puede proporcionar una filoibilista y, en particular, un programa de razonabilidad o «racionalidad» como el propuesto pcionalismo crítico popperiano.

No está claro si estas demandas pragmadialécticas han de entenderse en el sentido fuerndiciones o requisitos de una teoría de las falacias o en el sentido débil de desiderpiraciones de la teorización al respecto. En el momento actual, al menos, tienen más de lo sege de lo primero. Pero, al margen de esta cuestión, pueden sugerir otra proyección y rendivicio. Pueden ser útiles, por ejemplo, como puntos cardinales para dibujar un mapa de nuciones al respecto. Veamos.

La primera, digamos ( a), ya nos ha permitido apuntar diversas rutas alternativas:

a.1) Monológica (Ramus, 1543; Lumer, 2000).a.2) Dialógica2.1) «contrapartida» en versión asistemática (Damer, 52005).2.2) «contrapartida» en versión sistemática (pragmadialéctica).2.3) sin suposición de «contrapartida» (Walton 1995, 2009).

La segunda, digamos (b), también sugiere una bifurcación de caminos:

b.1) El que adopta una perspectiva más bien descriptiva en aras de una explicación de ca

uralista de las falacias, consideradas básicamente errores o sesgos cognitivos. Puede adversas variantes como, por ejemplo, las propuestas por Woods (2003), Turner (2003), Wenndale (2007) o Walton (2010).

b.2) El que adopta una perspectiva más bien normativa y tiende a servirse de recursos analnque también procure alguna suerte de puesta a prueba empírica de ciertas presuncionpuestos de procedimiento. En esta línea, volvemos a encontrarnos con el protagonismo agmadialéctica.

Y, en fin, la tercera, (c), se presta a trazar un esquema sumario y general de las orientacsicas que cabe seguir en torno a la cuestión capital de si es viable una teoría de la argument

Page 30: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 30/530

az. Podemos agruparlas según los tres tipos socorridos de hipótesis en otras disciplinas comciales: hipótesis nula, mínima, máxima. Según la hipótesis nula, no hay ni podría haber una las falacias si por falacia se entiende un argumento inválido con apariencia de validez, puestr contraste con las teorías sistemáticas lógicas sobre las formas y las inferencias válidaponemos ni cabe disponer de una teoría pareja de la invalidez (Massey, 1981). Otra variante nsiderar que la empresa misma de la teorización normativa de las falacias sería improceummings, 2004). Según una hipótesis mínima, puede haber teorías de la falacia, aunqumento, quizás no las haya en un sentido cabal y sistemático. Hay, al menos, caminos practital sentido, bien por vías de carácter normativo o de carácter pragmático en las línencionadas de la pragmadialéctica y de Walton, bien por vías más naturalistas y descriptivas

preconizada por John Woods (1982,2003).Porúltimo,según la hipótesis máxima, podemos disteorías relativamente fuertes y sistemáticas de las falacias en la medida en que tratan de redu

riedad a una sola falacia capital o madre de todas las falacias para unificar así su evaluacióntamiento. Una candidata a este papel con cierta fortuna histórica ha sido la falacia de ambigüeuivocidad: nos encontramos con una primicia en el tratado Sobre las falacias debidas al lenGaleno (siglo ii)[25] y luego tiene alguna aparición esporádica, por ejemplo, en Feijoo (173

ase más abajo las notas históricas de la Parte II, Sección 1—; al fin, alcanza a nuestros díaopuestas como la «teoría de la falacia única» de Powers (1995), aunque la ambigüeduivocidad ya no sea la única que se ofrece como candidata para el papel de falacia paradigmdas las falacias. Si recapitulamos todo lo anterior, obtenemos en suma el siguiente esquemauación en torno a la existencia o viabilidad de una teoría de la argumentación falaz:

c.1) Hipótesis nula1.1) No hay tal teoría ni, al parecer, puede haberla.

1.2) Sería una empresa improcedente.c.2) Hipótesis mínima2.1) Teorización viable en la línea de la «contrapartida».2.2) Por la vía pragmática de los esquemas argumentativos.2.3) Por una vía explicativa cognitiva naturalista.c.3) Hipótesis máxima3.1) Teorías reductivas o unificadoras de las falacias.

Más adelante, en el capítulo 2, veremos con más detenimiento estas variantes, de modo qquema también puede tomarse como un guion de estudio.Ahora bien, la significación de la tercera demanda va más allá de este primer servic

sificación de orientaciones básicas en torno a la cuestión de la viabilidad de una opiamente dicha de las falacias. Además apunta a las cuestiones de integración y contemstencia posible —más aún, deseable a juicio de los pragmadialécticos— de una espec

bertura o fundamentación filosófica que garantice la idoneidad y la coherencia de las normaluación de la argumentación falaz. Pero en este punto prevalecen las referencias alusinintencionadas, por ejemplo, en la línea del racionalismo crítico popperiano que suele inn Eemeren, sobre las propuestas o las elaboraciones concretas. Más aún, a la hora de conc

Page 31: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 31/530

n Eemeren y sus colaboradores parecen preferir unos planteamientos metadiscursivos abertura filosófica propiamente dicha, de modo que a las reglas de primer orden del código dempor tamiento argumentativo vienen a sumarse otras reglas de segundo y de tercer orden, rela disposición de los agentes discursivos y al marco de la discusión. Sin embargo, no

dicaciones de lo que cabría considerar una «filosofía popperiana» de la argumentación raciojor dicho, razonable de acuerdo con la or ientación pragmadialéctica.Para empezar, hay una asunción franca del falibilismo característico de ese racionalismo c

to puede suponer tanto el descarte de una suerte de autofundamentación racionalista, comhazo de cualquier suerte de justificacionismo que pretenda una legitimación absoluta o definprimero puede responder a los motivos ya declarados por Popper en  La sociedad abierta

emigos  (1945) para descartar el racionalismo acrítico basado en el principio de que secharse todo supuesto o toda pretensión que no se funden en el razonamiento (o periencia). El punto estriba en que no hay ningún razonamiento ni experiencia que pueda sancactitud racionalista misma, pues solo quienes se hallan dispuestos a tomar en consideraconamiento y la experiencia y que así, por lo tanto, ya han adoptado dicha actitud, se d

nvencer por razones, pruebas o evidencias materiales (Popper,1957:II,cap.24,p.414).El rechaztificacionismo y de su pretensión de una legitimación absoluta del recurso a la razón descansparte, en la consideración de que conducen en última instancia a alguna variante de un fuema. En su versión como «trilema de Münchhausen», la pretensión justificacionista se ve abptar por una de estas alternativas: i) el regreso al infinito en busca de razones que justifiqu

elación a la razón; ii) la circularidad del proceso de remisión; iii) el corte del proceso en un itrario; ninguna de las tres es satisfactoria[26]. La crítica se puede extender a cualquier refer

ndacional trascendental, en el sentido de pretender que haya razones determinantes de la adouna actitud racional o razonable, pretensión que, por lo demás, nos devolvería al caso anterio

Un defensor de una (auto)fundamentación trascendental, como Karl-Otto Apel, puede replics direcciones: una negativa, dirigida a probar el absurdo del falibilismo; otra positiva, dirigstrar la necesidad de la fundamentación. En el primer caso, denuncia que una tesis comibilista, al enunciar una condición aplicable a toda proposición, resulta paradójica, pues tambica a sí misma: entonces, si la tesis misma es una proposición falible, no puede establecer qeda haber proposiciones no falibles; y si no se considera falible, ella misma se desdice. An, si la tesis falibilista es insostenible, la tesis contrapuesta en favor de una fundamentación verdadera (véase Apel, 1985, 1987). En una dirección más positiva, Apel recurre a un argum

corte trascendental que trata de sentar la necesidad de la autofundamentación sobre la base dnegación conduciría a su propio desmentido: por ejemplo, nadie puede cuestion

gumentación o sus presupuestos constitutivos sin argumentar, de modo que tal pretensión crícéptica vendría a incurrir en una contradicción performativa que da en cuestionar y negar ltamente está haciendo y presuponiendo[27]. Pero esta vindicación trascendental y a priori  dofundamentación de la argumentación no solo envuelve ciertos supuestos que un escéabiado no asumiría, como el de estar de entrada e inevitablemente dentro del juego

gumentación, sino que adolece de ciertas oscuridades y confusiones, por ejemplo entre el ca

nstitutivo o regulativo de los presupuestos en cuestión. En cualquier caso, como ya he sugerid

Page 32: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 32/530

rece escapar indemne a la crítica popperiana del racionalismo acrítico.En lugar de esas apelaciones trascendentales, la pragmadialéctica contempla una espec

ndación inmanente de la normatividad en el sentido de que la disposición a argumentar obonocer la fuerza de las razones, en el marco de la confrontación, de acuerdo con un principiramente popperiano: la exposición y sujeción de las alegaciones o pretensiones en juegonfrontación crítica. Otro punto, menos popperiano pero más acorde con nuestras posibilida

mitaciones discursivas en el terreno de la argumentación, es la sustitución de la dirximalista de racionalidad por las desideratas de razonabilidad y aceptabilidad. Se supone que prende una discusión en términos argumentativos, apela de modo implícito a la razonabiliddoble sentido:

1) Se compromete tácitamente a seguir las reglas de juego de la discusión, tanto a la hoecer razones como a la hora de responder a la demanda de razones.2) Asume tácitamente que el interlocutor también actuará como un partenaire o como un c

zonable al evaluar el argumento o considerar las razones aducidas.

Este segundo supuesto envuelve, en principio, la expectativa de la razonabilidad de la otra paa luz del primero, la confianza en una razonabilidad compartida. Pero entonces aún puede yor significación al apuntar una disposición a la universalización de las razones: cua

rticipante en, o asistente a, la discusión las reconocería. Cabe reparar, de paso, en quesunción de razonabilidad también contribuye a entender la facilidad con la que solemos inalguna falacia y a explicar por qué las falacias suelen pasar inadvertidas.Por otro lado, la aceptabilidad y la razonabilidad se relacionan en un plano que se p

nsiderar práctico o instrumental: una argumentación es aceptable en la medida en que es un m

ctivo de resolver una diferencia de opinión de acuerdo con las reglas de la discusión y a parprocedimientos aceptados por las partes. Las reglas son razonables en la medida en quecuadas para resolver diferencias de opinión. Según esto, la aceptabilidad referida umentación descansa en la razonabilidad de las reglas, que a su vez remite a su capaolutiva.

[En general,] la razonabilidad de un procedimiento se deriva de sus posibilidades de resolvediferencias de opinión ( problem validity), en combinación con su aceptabilidad por parte delos que debaten (conventional validity). A este respecto, las reglas de discusión yargumentación en una teoría dialéctica de la argumentación se deben examinar tanto entérminos de su efectividad para la resolución de problemas como en términos de suaceptabilidad intersubjetiva (Eemeren y Grootendorst, 2004: 132).

Con todo y a pesar del singular relieve que hoy tiene la pragmadialéctica en la empreborar una teoría comprensiva de la argumentación, no estará de más traer a colación

uestras de lo que podría oficiar como cobertura filosófica en este ámbito. Para nuestros propilustración y sugerencia, bastará considerar una cobertura específica, como la representad

presupuestos del discurso práctico que han formulado Robert Alexy (1978) y Jürgen Hab

Page 33: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 33/530

008), y otra quizás más genérica, de inspiración varia pero de elaboración propia, que prendar en determinadas presunciones básicas.

2.3. Las coberturas

propuesta de Habermas (2008), aunque se refiere originariamente al discurso práctico, no der proyección sobre un ámbito más amplio de la comunicación y la argumentación. Cotancialmente en un elenco de condiciones básicas del juego de la razón. Estas condiciones

gún el propio Habermas (2008: 101-102), obran como presupuestos tácitos más que como nonstitutivas, dentro de un determinado marco discursivo, son las siguientes:

1) En el nivel lógicosemántico o de los productos discursivos:1.1) Ningún hablante debe contradecirse.1.2) Todo hablante que aplique un predicado F a un objeto a, debe estar dispuesto a aplic

edicado F a cualquier otro objeto que coincida con a en los aspectos pertinentes.1.3) Una misma expresión no puede ser empleada por distintos hablantes con signifi

versos.2) En el nivel pragmático o de los procedimientos dialécticos:2.1) Los hablantes solo pueden afirmar aquello en lo que verdaderamente creen.2.2) Quien introduce un enunciado o norma que no es objeto de la discusión, debe dar una

ra ello.3) En el nivel de los procesos de interacción o retór icos:3.1) Todo sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en la discusión.3.2) a) Todos pueden cuestionar cualquier afirmación.

b) Todos pueden introducir una afirmación cualquiera en el discurso.c) Todos pueden expresar sus posiciones, deseos y necesidades.3.3) A ningún hablante se le puede impedir el uso de los derechos establecidos en (3.1) y (3.dios coactivos procedentes del interior o del exterior del discurso.

En esta propuesta pueden verse normas similares o parejas a algunas de las que constituydigo pragmadialéctico del buen proceder argumentativo en un debate armado para dirimdo razonable una diferencia de opinión, aunque Habermas, como ya he dicho, tenga presen

o la discusión teórica o el debate crítico sino la argumentación práctica. Pero tambiénservar algunos puntos problemáticos propios y específicos. Por ejemplo, la estipulación

Page 34: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 34/530

rece excluir las discusiones exploratorias o la puesta a prueba de hipótesis o de opciones tentaarte de marcar un énfasis exclusivo sobre las aserciones y los compromisos expresos. El 1), a su vez, podría considerarse limitado por (2.2), en la medida en que esta condición modpacidad de participación de cualquier agente: ¿también puede intervenir libremente el que se relatos o historias de vida en calidad de razones de su nueva contribución? Una dificultad parnda la precisión (b) de (3.2), cuya liberalidad no se aviene a ciertas constricciones previas comanzadas por (1.1), (2.1) y (2.2). En suma, se trata de algunos problemas de articulaciónarquización entre los presupuestos, que no se resuelven con su mera clasificación y distribucidiversos planos del discurso argumentativo conforme al consabido marco tripartito de prod

ocedimientos y procesos.Otra cobertura más genérica podría ser la inspirada en la concepción de la falacia comigro o una amenaza de distorsión o de quiebra de ciertas presunciones implícitas básicas, ide

sde un punto de vista discursivo y cognitivo reviste especial interés. Entendamos por presuncción de dar por buena una afirmación o un procedimiento salvo que, o hasta que, se pruentrario. Las presunciones así entendidas tienen dos rasgos característicos en un congumentativo. Por un lado, comportan una distribución de la carga de la prueba, que en prinrre por cuenta no de quien asume la presunción sino de quien se opone a ella. Y, por otronen un carácter revisable o rebatible, antes que falsable, es decir: resultan susceptiblrrección, antes que de refutación o de anulación. Por lo que resta, no estará de más precisar qsunciones que voy a explicitar no son manifestaciones de una confianza «natural» o prim

byacente como un tejido imprescindible de nuestra interacción discursiva —una confianza e cualquier duda o revisión serían parasitarias—, sino que representan una especie de conflexiva que habremos de revisar y restaurar si nos hemos visto en la tesitura de cuestionarla[28

Pues bien, las presunciones básicas que propongo asumir expresamente son las tres siguient

1) Presunción de inteligibilidad: todo agente discursivo pretende entender y darse a entenda conversación, es decir: toda intervenciónen una conversación (acto de habla, gesto, etc.) pre

inteligible, ser congruente con el curso de la conversación. La presunción recoge el conncipio de cooperación de Grice (1975): «Si quieres intervenir, haz tu contribución según lo esu momento, la intención o la dirección de la conversación en curso», y sus máximas deri

tas máximas también son adoptadas por la pragmadialéctica en calidad de principiomunicación bajo la fórmula sintética: «Sé claro, honesto, eficaz y ve al grano».

2) Presunción de fiabilidad: toda información o referencia pretende ser fiable y su fuente emdigna de crédito, es decir: la información y la fuente de información tratan de contrib

opósito general y al objetivo específico de la interacción discursiva, por ejemplo, a la resolproblema planteado, a la superación de una diferencia de opinión, a la inducción de una cre

una disposición, etcétera.3) Presunción de razonabilidad: toda acción o movimiento argumentativo pretende ser razo

decir: trata de contribuir al planteamiento de la cuestión o al desarrollo del debate de acuerdreglas de juego de la razón pertinentes en su contexto.

Una señal de su carácter básico reside en la incongruencia que traería consigo el inten

Page 35: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 35/530

garlas. Efectivamente, resultaría una incoherencia pragmática que alguien atentara consunción de inteligibilidad alegando: «A propósito de lo que está en discusión, yo digo que tal

ro no pretendo que nadie entienda lo que quiero decir». Lo mismo cabe pensar de un alegato cpresunción de fiabilidad en los términos: «Te aseguro que es así, pero no me creas». Y, en fipodría hacer ante una declaración de intenciones como esta: «Bien, vamos a discutir en se

unto; pero no esperéis que me atenga a ningún tipo de razones».En consecuencia, estas presunciones parecen fundar y justificar la sanción normativa —sea

lo por corregir, sea como fraude por denunciar— de las actividades o estrategias discuaces, en la medida en que estas atenten contra, o al menos contravengan, los presupuestos del dar y pedir razones en el curso de una confrontación argumentativa.Pasemos a considerar ahora la otra vertiente de los estudios actuales que había anuncia

ncipio, las orientaciones y aportaciones de la investigación empírica de las faumentativas.

Page 36: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 36/530

3. Orientaciones del estudio empírico de las falacias

eo que se pueden reunir bajo el socorrido número de tres las orientaciones relevantes:

1) Una tradición de investigaciones psicológicas sobre el razonamiento, marcada pentación cognitiva antes que argumentativa. Su objeto principal de estudio son, en esta líneores de inferencia, especialmente deductiva, por ejemplo, en el ámbito del razonamogístico o, luego, en el del razonamiento lógicoproposicional donde ciertos usos poco «natumo el del conector condicional han dado lugar a experimentos clásicos[29]. La discusión gno a las fuentes del error y a los elementos condicionantes —como sesgos heurísticos, fa

agmáticos contextuales o ambientales, etc.— de fallos inferenciales o de un proceder incorrluz, digamos, de la lógica estándar, del cálculo de probabilidades o de la teoría de la decntro de esta tradición no cabía esperar, en principio, que las falacias discursivas propiamhas merecieran gran atención; de hecho, parecen haberse limitado a algún estudio aisladstrativo, por ejemplo, el del propio Wason (1968) que, por lo demás, se muestra más interesa

disolución crítica de argumentos falaces por autocontradicción que en su investigpírica[30].Esta tradición ha adquirido en los años noventa y siguientes una proyección filosófica que

do mayor significación al tocar el punto de la racionalidad discursiva. Así, del reconocimientplicación de «errores» o desviaciones de la norma racional (lógica, probabilística, etc.) sado a la discusión de la presunción y del concepto mismo de racionalidad normativa. Entbe discutir si la significación de los resultados empíricos acerca de errores o fallos inferencn respecto a la atribución de racionalidad a los agentes experimentales, viene a ser: o bi

erminante, de modo que no cabe tal atribución, o bien b) nula e irrelevante, puesto que la cuconceptual o analítica, no experimental —la interpretación misma de una conducta comoerencial descansa en la presunción de su racionalidad—, o bien c) heurística, en la medida e

mite a una búsqueda de explicación de tales fallos en el marco de una concepción razonaotada de esa presunción de racionalidad[31]. De ahí también se han derivado resultados de inteno a la diferenciación entre los heurísticos, o atajos cognitivos, y los sesgos o ertemáticos inducidos por motivos que suelen considerarse «no racionales» en la medida eponden a disposiciones o actitudes (emociones, intereses, etc.) ajenas al proceso cognit

cursivo considerado. Una consecuencia notable de esta investigación empírica es la corroborla distinción entre la inducción consciente y deliberada de errores —correspondiente al sofisa inadvertida —correspondiente al paralogismo—, por una vía independiente que procergen de dichas correspondencias.En cualquier caso, revisten especial significación los estudios relacionados con la investigac

plicación de los errores cognitivos de razonamiento, en particular, con determinados sesgos de confirmación o el de creencia[32]. El primero se revela en la famosa tarea de la seleccitas de Wason (1977): disponemos de cuatro cartas con una letra mayúscula en una cara

mero en la otra, y las colocamos sobre la mesa de modo que las caras visibles sean: B, D

Page 37: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 37/530

tonces formulamos el siguiente enunciado referido a las cuatro cartas, que puede rerdadero o falso: «Si hay una letra D en una cara de una carta, entonces hay un número 3 en sa». La tarea que corresponde a los sujetos del experimento es decidir qué cartas y solo ellas

cesario volver para comprobar si el enunciado es verdadero o es falso. La mayor parte dpuestas seleccionan la carta cuya cara visible es D o las cartas cuyas caras visibles son Dora bien, al ser un condicional que únicamente resulta falso en el caso de una carta que tiena D pero no tiene otra cara 3, las únicas cartas que se deberían volver serían D y 7. El seslina hacia la confirmación del enunciado y descuida su refutación, a partir de la cara visible 7Pero el segundo sesgo tiene mayor relieve en el presente contexto, pues se refiere a la evaluargumentos formulados en términos de silogismos. En este caso, la prueba descansa e

versas correlaciones entre la validez o invalidez del argumento y la creencia o descreencianclusión. Las tasas de aceptación del silogismo en cuestión varían según la correlación: soacionales» cuando ambas calificaciones coinciden (validez y creencia, invalidez y descreencielven más sesgadas cuando las calificaciones entran en conflicto (validez vs. descreencia y, do, invalidez vs. creencia). Los resultados obtenidos a este respecto por Evans (1983) se umir en la tabla siguiente, que también recoge los silogismos empleados originalmente:

Si entendemos por sesgo un error sistemático, no eventual o circunstancial, el sesgo de creico de la aceptabilidad del caso <silogismo inválido + conclusión creíble> puede deberse b

norar información pertinente para «la lógica de la tarea» —por ejemplo, elementos determinsu resolución o realización correcta—, bien a dejarse influir por otros factores o motivos qnen que ver con ella. Por lo demás, estos resultados no solo son significativos para el estudgos de creencia, sino que cobran mayor relieve en el contexto de la investigación y pue

ueba de ciertas propuestas explicativas de nuestro irregular comportamiento en cuestion

onamiento y resolución de problemas, como la llamada «teoría del proceder dual» o «de lo

Page 38: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 38/530

temas»: un sistema o modalidad de proceder más bien heurístico y primario vs.  un sistedalidad de proceder más bien analítico y reflexivo[34]. Más adelante, al consideranteamientos de orientación más descriptiva o explicativa en el tratamiento conceptual dacias, volveré sobre esta teoría. Puede que algunas de las características que atribuye al siurístico, primario e irreflexivo, sean relevantes para explicar casos de paralogismos en los qurre por inadvertencia. Pero también el otro sistema, el reflexivo, puede ser un perezoso cómel recurso a atajos o verse sorprendido en un caso de incompetencia específica.

2) Investigaciones orientadas a la discusión de cuestiones particulares, inspiradas por lo remotivos teóricos. Una ha sido, por ejemplo, la planteada por las relaciones tensas y distantesvalidez normativa y la eficacia práctica de la argumentación. En este sentido, tienen interés alultados como los destacados por O’Keefe (2003). Hay ciertos aspectos de la con

gumentativa que los teóricos suelen considerar deseables desde el punto de vista normatiber: i) la formulación clara y precisa de lo que se sostiene; ii) la explicitación de las razoneven de apoyo; iii) la consideración y resolución de las objeciones o contraargumentos previsel examen crítico de los argumentos aducidos.

Pues bien, la revisión de varios estudios empíricos en el último tercio del pasado siglo ha llO’Keefe a la constatación de que esas virtudes no son incompatibles con el éxito prácticocacia persuasiva, antes al contrario parecen contribuir a ellos en la mayoría de los casos. Louralmente, no excluye la existencia de argumentos intachables que carecen de efectividadcacia, ni impide, a la inversa, el eventual éxito suasorio de una argumentación incorrecta orecordemos también a este respecto la alta tasa de aceptación de una conclusión creíble derivasilogismo inválido, con la que nos encontrábamos en el experimento antes citado de Evans (Otro aspecto digno de mención en sentido positivo es el hecho contrastado de que las fal

nestidad discursiva en el curso de una discusión suelen ser juzgadas críticamente poservadores o por el resto de los participantes (véase Schreier, Groeben y Christmann, 1995ticias que, en conjunto, ayudan a tener fe o al menos esperanza en el género humano.

3) Investigaciones dirigidas a la confrontación práctica y la contrastación empíricerminados supuestos o programas teóricos, en particular, la cuestión de si, y hasta qué puntrmas que siguen o dicenseguir los argumentadores comunes y corrientes en sus discusticas convienen con, o difieren de, las normas ideadas o propuestas para este tipo de disc

uí la cuestión es nuestra posible fe en ciertas teorías.Un estudio relativamente pionero ha sido el de Bowker y Trapp (1992) acerca de gumentadores ordinarios distinguen satisfactoriamente entre los argumentos sólidos y buen

débiles o malos. Aunque la investigación no asume de entrada una concepción precisa pecto, por ejemplo, un criterio definido de solidez, los resultados discurren en buena parteea de los criterios habituales en esa época, como el criterio de Johnson y Blair ARS (acceptaevance, suficiency) o el criterio asociado ARG (acceptability, relevance, good ground), que huna suerte de confirmación relativa, aunque un tanto vaga y genérica[35].Una investigación empírica mucho más precisa y cuidadosamente diseñada es la emprendid

n Eemeren, Garssen y Meuffels (2009) para poner a prueba el código de las r

Page 39: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 39/530

agmadialécticas de la discusión razonable. Conviene tener presente que, en esta perspectivaacia consiste en cualquier infracción o violación de las reglas que suponga un obstáculo enaza para la resolución de la diferencia de opinión que ha provocado o alimenta la disc

ás precisamente, «el término falacia está conectado sistemáticamente con las reglas de la disctica y se define como un acto de habla que prejuzga o frustra los esfuerzos por resolveerencia de opinión» (ibid.: 27). Los autores también introducen una distinción capital par

opósitos de contrastación, la que media entre la validez con respecto al problema  y la vanvencional. La primera se refiere a la contribución necesaria y efectiva de las reglasolución de diferencias de opinión sobre la base de los méritos o razones alegadas, cuestióerminar por medios analíticos o conceptuales, en suma, teóricos. La segunda se refiere

eptación de tales contribuciones por parte de los agentes implicados en la discusión, y se traa cuestión que determinar por investigación empírica. La validez con respecto al problema terios es prioritaria sobre la validez convencional y su proceder efectivo, pues no tendría seumir reglas vacuas o improcedentes. Así que la investigación empírica de la validez conven

determinadas reglas de discusión, como las propuestas por el código normativo agmadialéctica, supone su validez con respecto al problema. Más aún: dicho código no solo investigación, sino que determina su significado y alcance.Por lo que toca a los resultados, qmás relevante sea la comprobación de que, en términos generales, las intervenciones disculas que se produce una violación de las reglas no se consideran razonables, mientras qu

ntribuciones que no las violan se estiman razonables. Aunque los autores se cuidan de distire lo razonable y lo persuasivo o convincente, no deja de ser un resultado análogo a lKeefe. Hay, sin embargo, algunas cuestiones abiertas que se reconocen pendientes, en particue siguen:

a) Cuando se produce una violación o una incorrección, ¿por qué los argumentadores lerrientes juzgan esa contribución poco razonable, y estiman razonable en cambio la contribrrecta? ¿Qué tipo de normas subyacen en estos juicios de razonabilidad o no razonabilidad tintas intervenciones?b) ¿Coinciden esas presuntas normas, y siendo así hasta qué punto, con las arbitradas p

digo de discusión pragmadialéctico? Es decir, ¿hasta qué punto la normativa pragmadialéctie se supone convalidada con respecto al problema de resolver las diferencias de opinión— rnvencionalmente válida? En este caso, los autores sugieren una respuesta que consideran atra

nque reconocen que no sería muy satisfactoria empíricamente: las falacias son violacionglas instrumentales para la solución razonable de diferencias de opinión, de modo que la vale respecto puede explicar, en parte al menos, el reconocimiento inherente a la vnvencional (Eemeren, Garssen y Meuffels, 2009: 220). Pero este intento de justificación tees que explicación propiamente dicha, no deja de tener un aire de petición de principioteración de los supuestos de prior idad que han orientado la investigación desde sus inicios.

En un estudio concreto del caso de las falacias ad hominem, Van Eemeren, Garssen y Me008) parecen dar un paso más en la línea de la correspondencia entre lo que los sperimentales juzgan razonable y el código pragmadialéctico de discusión, así como en la lín

Page 40: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 40/530

rto paralelismo entre lo estimado razonable y lo efectivamente persuasivo, hasta concluir qurespaldo fuerte para estas dos tesis:

En general, 1) los argumentadores ordinarios solo consideran persuasivos unos pasos de ladiscusión si son razonables, y 2) las concepciones que los argumentadores ordinarios tienende la razonabilidad están en gran medida de acuerdo con las normas teór icocríticas de lapragmadialéctica (195)[36].

De estas primicias de investigación empírica de las falacias se desprenden unas consecuertamente provisionales pero no carentes de interés, como las siguientes. En primer lugar, se

una investigación cuya dimensión y significación empíricas parecen teóricambredeterminadas, de modo que no tiene la autonomía y el alcance que parece tener la investigralela, en un marco más cognitivo que discursivo, de las fuentes y las condiciones de errcología del razonamiento. Por otra parte, son reconfortantes los resultados en tornorrespondencia relativa entre las actuaciones correctas o incorrectas y los juicios comunonabilidad o no razonabilidad, respectivamente, acerca de ellas. Aunque no dejan de parecer

tanto sospechosas las confirmaciones que en esta línea suelen recibir los criterios o las regena conducta argumentativa que se toman en consideración, como en particulaagmadialécticas; es una impresión a la que contribuye, entre otros motivos, la desatencsibles alternativas explicativas o normativas. Y, en fin, tampoco deja de haber temvestigación prometedores y accesibles pero relativamente descuidados, en particularacionados con la explicación de los errores discursivos y con los factores eventualm

volucrados; precisamente en esta línea hay señales de un nuevo interés por la correlaciónrtos tipos de falacias y determinados sesgos inducidos por motivos presuntam

racionales»[37].Entre estos factores generadores de fallos o propiciadores de fraudes pueden contarse: a

cológicos y más bien personales, como las estrategias de proyección o de autoengañocuran aliviar o proteger al sujeto de disonancias cognitivas o desequilibrios emotivos; bcológicos o más bien «antropológicos», digamos, como los recursos heurísticos o estereotip) los socioinstitucionales, como los condicionantes del marco institucional en el que tienen acciones e interacciones discursivas. Son, desde luego, personajes familiares en la investigcológica y social. Pero lo que sería preciso estudiar frontalmente y en detalle es su repercus

campo de la argumentación, es decir: lo que haría falta sería tanto considerar su papel oducción y reproducción de falacias como explorar la perspectiva explicativa que su considers abre. Volveremos sobre estas cuestiones más adelante, cuando llegue el momento de recordición generativa y, en particular, el enfoque naturalista en la aproximación a la argumentaz (véase más abajo, cap. 2, § 2.2.3).

Page 41: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 41/530

2VARIACIONES EN TORNO A LA TEORIZACIÓN

DE LAS FALACIAS

El desarrollo de los medios adecuados para tratar con las falacias es un componente vitacualquier teor ía normativa de la argumentación. En mi opinión, el tratamiento de

falacias puede verse incluso como la prueba decisiva de cualquier teoría dargumentación: ¿es capaz de tratar de modo satisfactor io con todas las falaci

Eemeren, 2010:

gún el propio Van Eemeren, un tratamiento teórico debe cumplir dos condiciones para que nsiderarse satisfactorio: 1) ser suficientemente comprensivo, en el sentido de no ignorar o, m

n, excluir alguna de las variedades notorias y significativas de falacias; 2) no ser un tratamienc. No ser ad hoc, a su vez, quiere decir, por una parte, no acomodarse al legado escolar dacias tradicionales como si fueran fósiles naturales que la teoría está obligada a desemplasificar o glosar, sin mayores expectativas sistemáticas; también significa, por otra part

ntentarse con un tratamiento específico para cada caso, sin preocuparse por una perspectiva teitaria o, siquiera, por una metodología de análisis congruente. Pero, salvadas estas condicn queda mucho espacio libre para varias y diversas aproximaciones a la construcción de una t

hecho, cualquier observador puede apreciar la existencia tanto de variaciones históricas

entación del tratamiento teórico de las falacias como de variaciones filosóficas o metateóricno a la viabilidad de una teoría de la argumentación falaz. En el capítulo anterior ya tuvasión de aproximarnos a ellas, pero su interés y su relieve las hacen merecedoras de mnción.

Page 42: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 42/530

1. Variaciones históricas

la segunda parte, al llegar el momento de esbozar una reconstrucción histórica de la formasarrollo de las ideas sobre las falacias, veremos con detalle algunas de estas variacionencipio, cabe reconocer que disponemos de diversas perspectivas para apreciarlas. Podríamomplo, seguir el rastro de dos concepciones de las falacias: unas las ve en tanto fallos o de

ernos del producto examinado, como el debido al incumplimiento de una condición o un crevaluación, desde un punto de vista textual y monológico relativamente afín al de la lógica fnformal tradicional; otras, en cambio, las considera más bien fallos o defectos externo

oceder argumentativo, como el debido al mal uso de un esquema o a la violación de una norocedimiento, desde un punto de vista contextual y dialógico. No serían, por lo demás, perspesolutamente incompatibles entre sí; pueden tomarse como complementarias. Pero ahora tienerés otra visión panorámica de mayor alcance y significación, y a ella me voy a atener. ntrada en dos tradiciones u orientaciones principales que han venido conformando a lo largotor ia nuestra concepción de las falacias. Para distinguirlas acentuaré uno de sus respectivos rlamaré «discursiva» a una, más interesada en la identificación y evaluación de falacias usuaognitiva» a la otra, más interesada en considerar la aparición o producción de ecursivocognitivos y procurar una explicación al respecto[38].En la tradición discursiva, que cabe remontar a las  Refutaciones sofísticas  de Aristótele

opta una perspectiva más bien normativa sobre la comisión de falacias, entendidas como cursivos censurables que suponen un contexto expresamente argumentativo, y cobran esportancia su detección y prevención. En la tradición cognitiva, donde obran de modo especialces más modernas como los ídolos de Francis Bacon, se adopta una perspectiva más descri

falacias se consideran errores —y fuentes de error— discursivocognitivos, y merecen espnción su generación y explicación. No son alternativas estancas ni excluyentes, sino que, p

gular, marcan tendencias que se dejan sentir con mayor o menor peso en diversos autores, smo autor a veces. Así, en Aristóteles, la discursiva  tiene más presencia e importancia qgnitiva, aunque esta también se deje ver en las referencias a la falta de competencia discursi

propios agentes o a ciertas semejanzas de aspecto para explicar la apariencia de corrección gumentos falaces. Y saltando al otro extremo del arco histórico, veintitantos siglos descontramos que los paralogismos reciben en Vaz Ferreira un tratamiento combinado, aunque

gica viva prevalece la orientación cognitiva, y se presta mayor atención a los modos y las cincurrir en el error, antes que a otras cuestiones más afinesa la orientación discursiva, com

rmas de evaluación y corrección del discurso o los criterios de discernimiento entgumentación falaz y la cabal o correcta.

Ambas orientaciones marcan o acentúan aspectos diversos de la condición falaz al considdiferentes perspectivas. La orientación discursiva  es una tradición con mayor solera histór

ne mayor peso en las contribuciones clásicas al estudio de la argumentación falaz. Está interla identificación y evaluación de las falacias como actuaciones discursivas ilegítimas —

oductos, procesos o procedimientos—, de modo que la condición falaz consiste no solo en un

Page 43: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 43/530

una falta de virtud, sino en la violación de una norma o en un vicio positivo. Así pues, las fan objeto no solo de corrección sino de denuncia, sanción y censura, y su comisión no ncipio una opción razonable. La corrección y la sanción pueden tener además mayor o mance: en el primer caso, la condición falaz daría al traste sin remedio con el argumento, mie en el segundo caso produciría un daño reparable. Y, en fin, en esta perspectiva normativa tambra relieve la distinción entre sofismas y paralogismos; no precisamente como un punto, digsicológico» de intención o inadvertencia, sino como una cuestión, digamos, «jurídicapuración de responsabilidades en una línea similar a la tendida entre el polo del dolo, querrespondería al sofisma, y el polo de la culpa, correspondiente al paralogismo.

La tradición cognitiva, por su parte, se halla interesada en la producción y explicación dacias como errores, fallos o sesgos primordialmente cognitivos. En esta orientaciónscriptiva y explicativa que normativa, son cuestiones relevantes las fuentes de error ndiciones o los factores generadores de errores, que pueden y suelen tener que ver con cdos naturales de responder cognitivamente a las demandas del medio. La condición falaz eun proceder viciado o deficiente que parece estar en orden o aparenta discurrir como es d

ta noción de falacia puede ser más genérica que la discursiva. En todo caso, las falacias son ocorrección e incluso de comprensión falibilista no solo en el sentido de que con frecuenc

mos abocados a cometer errores y muchas veces los cometemos de buena fe, sino inclusontido de que a veces es razonable cometerlos[39]. Por lo demás, esta tradición se ha desarrollas direcciones, una —digamos— naturalista, que se atiene a referencias y explicaciones de caropológico y psicológico, y la otra socioinstitucional, más pendiente de marcos ideológitrices prácticas.Pese a sus tendencias divergentes, nuestras dos tradiciones no constituyen, comadvertido, orientaciones netas y excluyentes, y en ocasiones pueden concurrir en mayor o m

ado como una suerte de variantes tendenciales. Al margen de esta relativa convivencia, no de

mpartir desde sus respectivas perspectivas ciertos rasgos que se suponen característicos del las falacias. Me limitaré a mencionar dos. Por un lado, comparten la idea de la (falsa) aparlas falacias, sea inducida por factores subjetivos u objetivos, sea debida a inadvertencia o frtodo caso, se trata de un aspecto añadido que distingue una falacia de un mero fallo, sesgo o

que por ello pide no solo discernimiento, sino alguna suerte de explicación. Por otro lado, amparten el reconocimiento de cierta normatividad en juego, bien en sentido débil, bien en serte. En su sentido débil, digamos como normatividad1, descansa en la presunción de un

cer o de una competencia discursiva y cognitiva: aplicada a los casos falaces, marca el proce

modo indebido o el no proceder tan bien como se debería. En su sentido fuerte, rmatividad 2, aparte de contar con una presunción similar de la capacidad pertinente de los agon la disposición por su parte a su ejercicio razonable, señala el incumplimiento o la violacia norma del discurso y apunta, más allá de un código específico, una amenaza a cndiciones o supuestos o propósitos del discurso mismo.

Page 44: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 44/530

2. Variaciones metateóricas: hipótesis acerca de una teoría de lfalacias

cordemos el cuadro de «hipótesis» avanzadas en torno a la viabilidad de una teoría de las faase más arriba cap. 1, § 2.2). Servirá para armar la exposición de estas variaciones:

c.1) Hipótesis nula1.1) No hay tal teoría ni, al parecer, puede haberla.1.2) Sería una empresa improcedente.c.2) Hipótesis mínima2.1) Teorización viable en la línea de la «contrapartida».2.2) Por la vía pragmática de los esquemas argumentativos.2.3) Por una vía explicativa cognitiva naturalista.c.3) Hipótesis máxima3.1) Teorías reductivas o unificadoras de las falacias.

2.1. Hipótesis nulas

jo este epígrafe se agrupan las consideraciones que ponen en cuestión la viabilidad misma dría de las falacias, en el sentido de que no cabe contar con una teoría adecuada al respecto

versos motivos, o incluso en el sentido de que la pretensión misma de una teoría cabal enreno resulta improcedente.

2.1.1. No hay una teoría de las falacias ni, al parecer, puede haberla

Page 45: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 45/530

primer motivo de la inviabilidad de una teoría comprensiva y sistemática de las falaciasinitud de los errores que puede cometer el ser humano. «El error es infinito en sus aberracio

ntenciaba un profesor oxoniense de Lógica, Horace H. B. Joseph, a principios del siglo xxerencia es un leitmotiv de una tradición académica moderna sobre las falacias, anterior y posbueno de Joseph (1906: 569), en la que se encuentran, por ejemplo, Augustus de Morgan (7), Morris R. Cohen y Ernest Nagel (1934: 382) o Scott Jacobs (2002: 122)[40]. Se supone qu

mala infinitud» no solo desafía cualquier intento de catalogación y clasificación, sino que co

alquier tratamiento sistemático de la argumentación falaz a ser incompleto e insatisfactorio.Pero un motivo de este género no es muy convincente. Por un lado, hace referencia a egnitivos y discursivos en general antes que a falacias en particular; el caso más aproximadode Jacobs cuando alude expresamente a «los modos como puede ir mal una argumentación»o lado, es una objeción contra las pretensiones taxonómicas tradicionales antes que contratensiones teóricas que bien pueden contemplar unos determinados tipos o patrones en núito, en lugar de la mala infinitud de todos los casos lógicamente posibles. Y, en fin, comotar Johnson (1995), se trataría de una cuestión análoga a la de los errores gramaticales que, c

mbién numerosos y frecuentes, no impiden ni desautor izan la elaboración de una teor ía gramaHay motivos más serios. De acuerdo con la idea tradicional de falacia como argumento inve aparenta validez, una teoría de la falacia debería incluir una teoría de la invalidez y una teo(falsa) apariencia. Pues bien, para empezar, la pretensión de esa teoría de la invalidez notificada. En primer lugar, parece alentar suposiciones erróneas al calor de una falsa analogíadeterminación de la validez y la determinación de la invalidez. Esta es la situación denunciadtesis de asimetría de Massey (1975)[41]. En segundo lugar y como consecuencia d

culiaridades lógicas de la invalidación, no cabe disponer, al menos por el momento, de una ecuada y efectiva a este respecto; así que, en suma, no podemos contar con una teoría adecuafalacias, concluye Massey (1981).Se puede detallar un poco más esta objeción aparentemente radical a través de ciertos princi

rtas suposiciones. Así, nos encontramos con dos principios:

1) Principio de la forma: Todos los argumentos que son instancias —o casos de aplicaciónmas argumentativas válidas, son argumentos válidos.Es decir, si un argumento dado, A, es instancia de una forma válida, A es válido. Pero ta

e su conversa: si A es válido, A es instancia de una forma válida. De modo que, en suma, ten

a versión fuerte de (1) como principio de la forma lógica:1*) Principio de la forma lógica: un argumento cualquiera, A, es válido si y solo si A es insuna forma argumentativa válida; por «válida» cabe entender aquí «convalidable en algún si

gico disponible».2) Principio de la traducción: Las traducciones formales de argumentos válidos son válidasargumentos inválidos son inválidas. Es decir, sea AF la traducción formal de un argumentoentonces, AF es válida o inválida según que A sea válido o inválido.Ahora, para alentar las expectativas de una teoría de la invalidez, se añade a estos principio

posición crítica: la suposición de que el caso de la invalidez procede como el de validez, de

Page 46: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 46/530

e un argumento es inválido si es instancia de una forma inválida —versión débil paralncipio (1)—, o es inválido si y solo si es instancia de una forma inválida —versión fuerte paprincipio (1*)—.

Sin embargo, no solo el principio (2) de traducción ya es de suyo discutible, sino queposición adicional de correspondencia entre validez e invalidez resulta falsa: descansa enrivación ilegítima del principio de la forma tanto en su versión fuerte como en su versión ste reparar, sin ir más lejos, en que todos los argumentos que revistan una forma silog

nónica y, por ende, sean reconocidos como válidos en la lógica aristotélica, serían instancimas inválidas en la lógica de conectores de enunciados estándar[42]. ¿A qué carta nos quedapor ejemplo, considérese este remedo de argumento A:

Si algo ha sido creado, todo ha sido creado.Ahora bien, todo ha sido creado.Luego, algo ha sido creado.

A puede revestir una forma proposicional, A FP, o una forma cuantificacional A FC :

A FP: ‘P → Q

Q∴ P’Forma inválida[43].

A FC : ‘∃x (Cx) → ∀x (Cx)

∀x (Cx)∴ ∃x (Cx)’Forma válida.

Según el criterio (1*) de validez,  A  sería un argumento válido conforme a su versiónvalidación A FC ; pero según el criterio paralelo de invalidez antes supuesto, A  también resu

válido bajo la versión A FP.

A juicio de Massey, lo menos que se desprende de tales casos es la falsedad del sup

ralelismo. Por el contrario, hay que reconocer la existencia de una asimetría, a saber:

Para mostrar que un argumento es válido, basta parafrasearlo en una forma argumentativademostrablemente válida de algún sistema lógico existente; para mostrar que un argumento inválido, es necesario mostrar que no puede parafrasearse en una forma argumentativa válidde ningún sistema lógico, real o posible (Massey, 1975: 66; cursivas en el or iginal).

En el presente contexto, la objeción de Massey puede prestarse a un despliegue como el sigu

Las falacias son, en todo caso, argumentos inválidos. Entonces, b) para mostrar que un argumalquiera es una falacia, hemos de mostrar que es un argumento inválido. Pero c) no hay un m

Page 47: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 47/530

malmente adecuado para mostrar que un argumento cualquiera es inválido. Así pues, damos en condiciones de mostrar que un argumento cualquiera es inválido de un modoteótemáticamente adecuado. Luego, e) no hay una teoría adecuada de las falacias.

Este desarrollo crítico ha suscitado a su vez varias réplicas de mayor o menor gravedevancia. Una, relativamente temprana y en todo caso contundente, fue la de Govier (1987cía referencia a la relación entre el carácter falaz y la invalidez de los argumentos que poner Massey en (a) y (b). Ninguno de estos supuestos es aceptable. La invalidez lógica no e

ndición necesaria —ni una condición suficiente— del carácter falaz de un argumentogumentos inválidos que pueden no ser falaces y argumentos válidos que pueden serlo. Apae pensar en los términos de (a) y (b), equivaldría como mínimo a reducir todos los argumenr derivación las falacias, a deducciones pretendidas, y así dejar la lógica informal, rivación la teoría de la argumentación falaz o no, prácticamente sin empleo.

Como muestra de otras observaciones críticas de orientación distinta podemos recordar oods (1995) que, por su parte, formula una contratesis de simetría en los términos: «No hay

la validez o de la invalidez para los argumentos en lenguaje natural». Esta vuelta de

scansa en la constatación de que no hay un procedimiento que asegure la efectividad de traduívoca desde un lenguaje natural a un lenguaje lógico formalizado. De ahí que el principducción que subyace en las empresas de convalidación o invalidación formal no sea operae fallo condene al fracaso ambas empresas. Por lo demás, Woods también asegura que nría de la invalidez en absoluto, ni siquiera informal. Recordemos, por ejemplo, el crormal usual de invalidación de un argumento en razón de que, en su caso, no se exclusibilidad de que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa. Pues bien, este criterio dinstituir una teoría. En realidad, no es sino el mero reverso de una definición de la consecu

gica o de la relación de seguirse lógicamente de  —si A es un argumento lógicamente válidnclusión se sigue de las premisas en el sentido de que no es posible que estas sean verdaderanclusión sea falsa—.

Más adelante, a la hora de considerar una perspectiva tradicional o «estándar» sobre las fael capítulo siguiente, volveremos a revisar la relación entre validez formal y validez

ultados que vienen a desmentir no solo ciertos supuestos y extrapolaciones como los plantr Massey, sino los principios básicos mismos de ese planteamiento, como el principio fuertema y el principio de la traducción.

2.1.2. Otra modalidad radical

Page 48: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 48/530

gún otra modalidad de hipótesis nula, el empeño en perseguir una teoría de la falacprocedente. De ser así, nos encontraríamos con dificultades más serias, en apariencia al me las que militaban antes contra la viabilidad de una teoría cabal y sistemática. Pues enrspectiva radical la empresa no solo resultaría inviable, sino que su planteamiento mismo eos de ser razonable o siquiera inteligible. Bien, esto es lo que en parte se teme y en parte denmmings (2004).Las aspiraciones de un teórico de las falacias han de ser, a juicio de Cummings, similares a

investigador científico que busca teorías completas, objetivas y ciertas sobre el objeto vestigación. Ahora bien, mientras que el científico da por supuesta la efectividad de sus recionales, de modo que su empeño es en principio razonable, el teórico de las falacias no

ntar con ellos en la medida en que su objeto de examen e investigación es justamencionalidad argumentativa misma. Así que habrá de suspender sus propios presupuestos y renusa racionalidad que se está poniendo en cuestión, para confiar en otra suerte de tribunal metarascendental que vuelve la empresa, en su conjunto, ininteligible. Este es, por lo demás, el dque se verá condenado cualquier filósofo que trate de teorizar sobre la racionalidad en gene

verse enfrentado a cuestiones irresolubles, por poner en cuestión los medios racionalntearlas y resolverlas, y abocado a una empresa ininteligible, por tener que apelar a una ins

acional.Dejemos al margen las ideas un tanto peregrinas de Cummings sobre algunos propósitos

vestigación científica —los de construir teorías completas y ciertas, en especial— y sobperiosa replicación de esos ideales de compleción, objetividad y certeza en el estudio dacias. Aquí nos bastará recordar dos puntos críticos. En primer lugar, es obvio que el examos productos o usos de la argumentación, que discurren en un lenguaje objeto o de primer o

ede hacerse en un lenguaje metadiscursivo o de orden superior sin por ello tener que renuncsoluto a la efectividad de los usos de la razón discursiva: se trata de una capacidad reflexalítica del discurso, una especie de autocontención que no remite a extrapolaciones metafísicgas fuera del ámbito de la razón. De modo análogo, cabe examinar y corregir ciertos usos y abituales del español con el propósito de establecer una gramática de la lengua española quez, puede exponerse en un español correcto sin que el gramático crítico y expositor haperimentar ningún calambre mental o lingüístico por ello. El segundo punto es tan simple comero. También estriba en deshacer otro equívoco subyacente en el planteamiento de Cummin

opósito característico del investigador de la argumentación falaz no consiste en buscar rara ser racional, empresa que quizás interese al filósofo de la racionalidad que no es necesariestro investigador lleve consigo o dentro de sí mismo. Antes bien, su propósito caracternsiste en determinar las condiciones y los casos en que el discurso es falaz y, si los interesvestigador son más generales y sistemáticos, en elaborar una teoría comprensiva, cohereusible al respecto.

Page 49: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 49/530

2.2. Hipótesis mínimas

s hipótesis mínimas nacen del supuesto de que la teoría de las falacias es una empresa legítble que, por cierto, va siendo hora de llevar a cabo. Esta disposición tiene mayor interés q

gativa anterior en la medida en que sus muestras nos hacen saber o, al menos, tratan de danocer algunas características relevantes de las falacias en la perspectiva de la teoriz

opuesta. Más aún, puede ocurrir que dicha caracterización pretenda ser la derivada dnceptualización más o menos cabal y sistemática de la buena argumentación o del buen argumque el empeño en una teoría viable de las falacias formaría parte de la búsqueda más gene

a teoría de la argumentación. Este es justamente el caso de las teorías que proponen entendacias como una suerte de «contrapartida» de la argumentación cabal y correcta, de modo ancomo las sombras son contrapartida de la luz. Como veremos, no será esta la única formntearse o de avanzar una conceptualización teórica de la argumentación falaz. Pero danificación y el interés de las concepciones que parten de esa presunta correspondencia ena de la buena argumentación y la cruz de la argumentación falaz, empezaremos por el

nsideración de las propuestas que apuestan por la viabilidad de la teorización en este pantreno.

2.2.1. Teorías de la contrapartida

a muestra puede ser la representada por dos figuras señeras en la vindicación y en los primsarrollos de la moderna Lógica informal, así como testigos de excepción de esta historia naclph Johnson y J. Anthony Blair. Ellos mismos han atestiguado los estrechos lazos que habían

os primeros pasos con el interés por el estudio de las falacias. El propio Johnson declara quelujo de las falacias calificadas de «informales» lo que les movió a dar el nombre de «Lormal» —en vez del más convencional por entonces: «Lógica aplicada»— a la nueva discunciada en el primer simposio internacional de Windsor (Ontario), en junio de 1978.Unosspués, en 1987, Johnson comentaba la revitalización de la teoría de las falacias en la línea finición por contrapartida:

(F#) Una falacia es un argumento que viola uno de los criterios/estándares del buen

argumento y que se da en el discurso con la frecuencia suficiente para merecer ser bautizado(Johnson, 1995: 116).

Page 50: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 50/530

Esta propuesta descansaba en los siguientes supuestos:

1) La gente comete errores en el razonamiento y la argumentación.2) Una categoría importante de estos errores puede caracterizarse como no formal.3) Los errores no formales pueden identificarse con arreglo a tipos.4) Tales errores tienen lugar en el razonamiento con la frecuencia suficiente para garanti

lidad de que sean catalogados y enlistados.

Pero Johnson y Blair podían ofrecer una versión más explícita de esta propuesta comogida en 1993: «Por falacia entendemos un patrón de argumentación que viola uno o más terios (pertinencia, suficiencia, aceptabilidad) que deben satisfacer los buenos argumentos» (4Los criterios en cuestión (acceptability, relevance, sufficiency  [ARS]/ good ground  [A

nstituían, quizás, la caracterización más popular del buen argumento entre finales de losenta y principios de los noventa. La propuesta asumía ahora, además, otra suposición bacutible: el supuesto de que la distinción entre los argumentos buenos o correctos y los argumaces es neta y exhaustiva; nos vemos una vez más ante las sombras y la luz, solo que ahora ba

de justicia a mediodía.Johnson y Blair no dejaban de añadir una puntualización interesante:

El cargo de falacia no es nada más que un tanteo inicial del argumento. Es un intento delocalizar una debilidad potencial, no la aserción terminante de que, debido a ese fallo, hay quechar el argumento por la borda. Aun en el caso de que el cargo de falacia esté justificado,esto no significa que el fallo del argumento sea ir reparable (1993: 51).

En términos de Blair (1995: 333), se trataba de adoptar una visión de la falacia como unarable (the injury view) en una argumentación —por ejemplo, mediante la incorporacióusulas de cautela o de nuevas pruebas— antes que como un daño fatal o un mal irreparablality view) que da al traste con el argumento en su totalidad y sin remedio. De ahí resultrspectiva gradualista y comprensiva de la gravedad del cargo de falaz imputado en prtancia a un argumento.Pero seguramente el empeño más cabal y deliberado de teorizaciónea de la contrapartida es, hoy en día, el programa de la autodenominada «pragmadialéctica»pezar, dejemos que sean dos portavoces tan autorizados como Van Eemeren y Houtlosser qu

claren este empeño del programa:

… Es bueno observar que aunque los teóricos de la argumentación reconocen generalmenteque una teoría adecuada de las falacias presupone una teoría adecuada de la argumentacióncorrecta, esto no significa en absoluto el reconocimiento general de que, además, las dosteor ías deberían conectarse entre sí de modo que cada falacia tuviera, por así decir, sucontrapartida correcta. La relación entre la falacia y su contrapartida debería ser en efecto taque la razón de la incorrección de la falacia estuviera directamente relacionada con la razónde la corrección de su contrapartida (2003: 289).

Page 51: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 51/530

Es decir, la teorización adecuada de los argumentos falaces y la de sus correlatos legítimrrectos no solo han de discurrir parejas, sino que deben compartir una misma base sistemáplicativa.

Apuntada esta declaración de intenciones y principios, no estará de más una presentación iprograma y de sus pretensiones teóricas. Para empezar, su propio nombre indica

mposición de pragmática y dialéctica. Por lo que concierne a la primera, consiste en la visiócurso argumentativo como un intercambio contextualizado de actos de habla complejmados sobre la base de actos de habla simples como aserciones, por ejemplo—, que se insprte en la teoría estándar de los actos de habla de Searle pero sobre todo en Gr ice, singularmeprincipio de cooperación y sus máximas de comunicación. El principio de cooperación, segn sabido, regula las contribuciones al curso de la conversación, de modo que respondanección y propósito en cada momento, y se toma como una presunción propiamente dichasencia de pruebas en contra, los oyentes pueden asumir que el hablante se atiene al principoperación» (Eemeren y Grootendorst, 1992: 50). Las máximas, dirigidas a los que participidad de proponente y oponente en una discusión, se dejan concretar en estos términos: «Sé nesto, eficaz y ve al grano». Por lo que se refiere al segundo miembro, la dialéctica, consisteión del intercambio discursivo entre los participantes en la discusión como un intento metódolver una diferencia de opinión sobre la base de los méritos respectivos de las posic

contradas y mediante un procedimiento de confrontación regulado. Una discusión de este tinsidera crítica, oficia como paradigma del debate razonable y supone un código de buena conde buen proceder argumentativo a este respecto.

Las pretensiones teóricas del programa son, a su vez, de dos tipos: unas son más bien analotras en cambio sistemáticas. Las primeras tienen que ver con el análisis y la determinación

idad de la actuación discursiva en el curso de un intercambio dialéctico y se centran

tinción entre i) normas para dicernir pasos o maniobras razonables y no razonables; ii) crira decidir cuándo se ha violado efectivamente una norma; iii) procedimientos para establecererminado acto de habla argumentativo satisface o no esos criterios de transgresión de una ns segundas componen el núcleo distintivo del programa en su empeño de teorización de la bumentación y las falacias. Consisten sustancialmente en la disposición de tres elementos capla constitución sistemática del programa, a saber:

i´) La adopción de la discusión crítica como modelo y marco general del objetivo caracter

resolver de modo razonable y aceptable una diferencia de opinión.ii´) La propuesta de un conjunto de normas o reglas de procedimiento dialéctico,

mplimiento sanciona la resolución razonable del debate y, en consecuencia, la buena conumentativa en ese contexto.iii´) La estipulación de una conexión sistemática de las falacias con dichas reglas:

nsgresión de una regla representa una amenaza, un obstáculo o un movimiento en falspecto a esa pretendida resolución, así que constituye una falacia. En este supuesto se funtensión fuerte del programa: la idea de que la razón de la incorrección de una falacia guard

ación estrecha y directa con la razón de la corrección de la regla violada o ignorada.

Page 52: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 52/530

A estas pretensiones básicas, se añade otra también relevante en la perspectiva teóricatensión integradora de ciertos aspectos y planteamientos coetáneos en el estudio

gumentación, como los lógicos y los retór icos, amén de los dialécticos. Así, según una declarfinales de los ochenta, atenta a la asociación entonces común de la lógica con el producto exla argumentación, de la dialéctica con el procedimiento de intercambio y de la retórica c

oceso de comunicación, «en el planteamiento dialéctico, el planteamiento orientado al produorientado al proceso de la argumentación están combinados»[44]. Más tarde, a partir de los

98 y siguientes, el programa procurará integrar en efecto, a través de la idea de manratégica, ciertos aspectos retóricos como el objetivo de persuadir a la otra parte en la discusia perspectiva, el objetivo de la argumentación deviene doble: consiste en 1) resolver de onable y normalizado una diferencia de opinión en el marco de una discusión crítica,

rsuadir de esa resolución o hacerla aceptable a la otra parte. De este modo a la razonabléctica viene a sumarse la eficacia retórica.Conociendo estos supuestos no va a constituir ninguna sorpresa la concepción pragmadialla argumentación falaz. Se desenvuelve, digamos, en tres planos. En el plano superior, cont

a suerte de criterio directriz o metacriterio para caracterizarla y sancionarla: una falacia repra obstrucción o frustración de la resolución razonable de una diferencia de opinión en el cura discusión crítica[45]. En el segundo plano, se ofrece un criterio general de identificaciónacia consiste en la violación de una o más reglas del código de buena conducta argumentativarso de dicha discusión. Se supone que el cumplimiento de las reglas facilita el logro del objetdiscusión crítica, tanto como su incumplimiento lo dificulta, y es la codificación cabal de

glas la que hace funcional, operativa y discriminatoria, la directriz superior. «El problemtinguir entre la argumentación correcta y la argumentación falaz coincide con el problem

erminar si una regla pragmadialéctica de la discusión ha sido violada» (Eemeren y Houtl03b: 397). En el desarrollo ulterior del programa en términos de maniobras estratégicas,laciones cobrarán la forma de descarríos o descarrilamientos (derailments) que primctividad suasoria a costa de la razonabilidad: «… las falacias no son movimientos enteraerentes en comparación con sus contrapartidas razonables, sino descarrilamientos o descarras contrapartidas razonables» (Eemeren, 2011: 37). Es interesante que esta idea del maniratégico en el curso del debate, para atender el doble objetivo de justificación y persuasión, nsigo la imagen de una especie de continuo entre los movimientos razonables y los falaces,

nsibilidad mayor hacia el contexto de la discusión. Por último, en un tercer plano más concicado, también cabe considerar ciertos criterios específicos como los derivados de la regu

opia de un determinado marco institucional del discurso público, por ejemplo, el jurídico,mbién el parlamentario, el médico o el académico, que parecen or ientar las líneas más recieninvestigación dentro del programa (véase Eemeren, 2011: 40-42).La popularidad del programa pragmadialéctico entre los interesados por la argumentación r

ncipalmente en su codificación de la buena conducta o del buen proceder argumentativo rso de una discusión crítica, regulación correspondiente al segundo plano antes señalado. Au

siempre ha tenido una versión única y uniforme[46]

, aquí me atendré a la más conocidarsión canónica que propone un código de diez mandamientos de la buena argumentación o, q

Page 53: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 53/530

jor dicho, del buen argumentador, cuyo incumplimiento determina el cargo de falacia.Como ya sabemos, este código descansa en un supuesto básico: el propósito característico d

cusión crítica consiste en la resolución razonable de la cuestión planteada. De ahí se desprs directrices primordiales: a) La conducta discursiva de los participantes en la discusiónoperativa en tal sentido; lo cual, sin ir más lejos, implica velar por el éxito de la conversacer que las contribuciones sean oportunas y congruentes con el sentido de la conversacigirse por las máximas asociadas a este principio de cooperación, como las de ser veraz, ser c

decir sino lo pertinente. b) Cada una de las partes adoptará una disposición razonable harso y la suerte de la argumentación, es decir, estará dispuesta a reconocer no solo la fuerza, sbilidad relativa de sus argumentos frente a los argumentos contrarios y a renunciar a su poando se vea indefensa ante ellos.

Por otro lado, también se supone que una discusión crítica tiene lugar entre dos partes que amo los personajes dialécticos de un proponente y un oponente, en torno a una tesis o una propcuestión, y que el proceso atraviesa ideal o típicamente por cuatro fases: 1) fase de apertura

e se exterioriza o plantea un conflicto; 2) fase de confrontación en la que se negocia y se acuenera de llevar a cabo el debate; 3) fase argumentativa, en la que entran en jueg

gumentaciones y contraargumentaciones en torno a la cuestión debatida; y 4) fase de claussenlace, durante la cual se considera la forma apropiada de concluir la discusión y se conviepunto final. La regulación de la interacción dialéctica habrá de tener en cuenta estas fase

oceso de la discusión.El código propuesto es, como ya había anunciado, un decálogo. Acompañaré la formulaci

da una de las diez reglas con la mención de algunas transgresiones típicas en su caso.

I. Ningún participante debe impedir a otro tomar su propia posición,  positiva o negativa

pecto a los puntos o tesis en discusión.Se aplica ante todo a la fase inicial. Las transgresiones de la regla dan en descartar un po

nto de confrontación —«Mire, de eso noquiero ni oír hablar»— o al propio interlocutor —«está en condiciones de contradecirme a mí», «Esta es una cuestión demasiado sutil par

endederas»—, o quizás a uno y otro —«Nadie en su sano juicio me discutirá esto»—.

II. Quien sostenga una tesis, está obligado a defenderla y responder de ella cuando su interlolo demande.

Se aplica ante todo a la fase (2) en que se acuerda el procedimiento que seguir. También larse de distintos modos, por ejemplo, eludiendo la carga de la prueba —«Los hechos hablamismos», «Te aseguro que es así, palabra (por mis muertos, etc.)»— o tratando de endosárserlocutor —«Si no me crees, demuéstrame que no tengo r azón»—.

III. La crítica de una tesis debe versar sobre la tesis realmente sostenida por el interlocutor.Puede aplicarse a todas las fases del proceso y regula el papel del oponente. Un oponente

a norma cuando atribuye al proponente una tesis ficticia o una propuesta harto simplifando caricaturiza su posición para hacerle decir lo que no dice —«Sé muy bien cuál es su po

esta discusión del proyecto de ley. La resumiré en pocas palabras: usted pretende qu

Page 54: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 54/530

incuentes entren por una puerta en el juzgado y salgan tan ricamente por la otra», «Usted diro dado que usted es empresario (o sindicalista, o miembro de una ONG, o lo que se tercie), ed sostiene es B, una tesis inaceptable por ser claramente interesada»—.

IV. Una tesis solo puede defenderse con argumentos referidos justamente a ella.Aunque sea una regla especialmente oportuna en la fase tercera o argumentativa, p

nsiderarse correlativa de la anterior para el papel del proponente. Suele transgredirse trayeación razones no pertinentes o alegaciones que poco o nada tienen que ver con la po

umida —«Hay siete planetas porque el cosmos es una composición perfecta y el siete es la sus números cabales en su género, el número par cuatro y el número impar tres»—. También plarla referencias demasiado genéricas o desviadas del punto en discusión —p. ej., motivactenor de «Así es, porque así piensa, en el fondo, todo el mundo», o del tipo de «Todos hem

eptar esta ley de calidad de la enseñanza porque a todos, al margen de nuestras ideas sobre poucativa, nos preocupa la educación de nuestros hijos», cuando se supone que son varias y divalternativas legales acordes con esta preocupación—.

V. Todo interlocutor puede verse obligado a reconocer sus supuestos  o premisas tácitas plicaciones implícitas en su posición, debidamente explicitadas, así como verse obligaponder de ellas.La regla también se aplica especialmente a la fase argumentativa. Un proponente

nsgredirla negándose a admitir tales supuestos o implicaciones; un oponente, a su vez, plarla por exageración o por deformación de lo que pretende descubrir y explicitar en la

ntraria. En el primer caso, el proponente trata de eludir las responsabilidades contraídas rticular, la carga de la prueba; en el segundo caso, el oponente trata de descalificar la te

estión embarcándola en compromisos desmesurados o absurdos. Por lo demás, puede ocurruna discusión acalorada se sucedan las transgresiones de uno y otro tipo por parte dntendientes. Sirva de muestra el breve extracto de un debate retransmitido por la BBC a prin

1990: los participantes eran matemáticos y la discusión giraba en torno al alcancenificación de las pruebas asistidas por ordenador en matemáticas, un tema candente no solo ciente presencia de los ordenadores en la resolución de problemas complejos, sino por

estiones asociadas, como las planteadas por el desarrollo de la inteligencia artificial, en gener el desafío que las nuevas pruebas por ordenador representaban para la idea de demostr

temática, en particular, habida cuenta de la suposición tradicional de que tal demostración coun proceso cabalmente deductivo, comprensible y controlable por los miembros de la comutemática. Pero veamos cómo, en ese extracto, dos participantes en el debate, uno en el pap

oponente (P) y otro en el de oponente (O), ignoran o violan la regla V. Dejo al lector el plaectar por su cuenta los dos tipos de transgresión.

O: Si admites que todos los resultados de las pruebas asistidas por ordenador, como «el teolos cuatro colores», son teoremas matemáticos genuinos, aceptas implícitamente que hay prtemáticas al margen de la idea clásica de demostración y que, a veces al menos, el conocim

temático discurre como un conocimiento empírico.

Page 55: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 55/530

P: Bueno, yo no diría tanto. La verdad es que rehúso pronunciarme sobre cosas como la íconocimiento matemático o la idea de demostración: son cosas de filósofos.O: Pues yo aún diría más: tu admisión del «teorema de los cuatro colores» implica que habonocer que los ordenadores de cierta potencia, p. ej., de quinta generación, han de ser adm

mo miembros ordinarios de la American Mathematical Society[47].

VI. Debe considerarse que una tesis o una posición ha sido defendida de modo concluyentefensa ha consistido en argumentos derivados de un punto de partida común.

También se aplica ante todo a la fase argumentativa del proceso de la discusión, aunque ga incidencia sobre su desenlace. Puede verse violada por ambas partes. Por parte del propouna tesis, cuando da en tomar una suposición que le conviene como si fuera un supuest

biera compartido desde un principio su oponente —son transgresiones típicas las presuposicmbradas de equívocos y las peticiones de principio «Tengo razón en afirmar lo que afirmo pla pura verdad»—. Y es violada por parte del oponente cuando pone en duda o desmiente, tica autodefensiva, alguno de los puntos que se habían convenido o asumido inicialmente —«o así habíamos quedado, pero es que no me entendiste bien (donde dije digo  quería

ego)»—.

VII. Debe considerarse que una tesis o una posición ha sido defendida de modo concluyentefensa ha consistido en argumentos correctos o resultantes de la oportuna aplicación de esqueutas de argumentación comúnmente admitidas.

Es una regla paralela a la anterior, si bien atiende a otro género de convenciones o acuerdose refieren tanto a puntos sustantivos como a formas de procedimiento inferencial y discutre sus violaciones figurarían muchos y variados ejemplares de la fauna tradicional de las fal

particular: a) la familia de las falacias cometidas en nombre de una pauta inadecuada, omilia de las cometidas mediante la aplicación inadecuada de una pauta. Entre las primerscuellan la que se ampara en una autoridad dudosa −«La decisión política de desarrollogramas de armamento nuclear es acertada porque cuenta con la bendición del doctor K, tobel de física»— y la que se remite a unas consecuencias deseables o indeseables —«Eso tien

verdad (o eso no puede ser verdad) porque contribuye a consolidar (o, respectivamestruir) los sagrados valores de nuestra fe cristiana»—. Entre las segundas (b) destacan el abugeneralización —«Sé muy bien cómo se las gastan los inmigrantes procedentes de Z: un

ntraté a uno de allí»—, o el abuso de la analogía —p. ej., el argumento de Platón (Timeo, gún el cual los elementos del universo, al no ser planos de frontera comunes, que tengan el mor) fue establecido en 1976, mediante una prueba que incluía unos procesos de comprobaci

nfiguraciones posibles que solo podían verificarse por ordenador. Estos procesos, en algmos, resultaban inaccesibles para el usuario, así que contravenían la cogencia y la posibilidcontrol consciente y deliberado del proceso discursivo tradicionalmente asociadas a la

sica de demostración. No obstante, la comunidad matemática ha reconocido este resultado teorema establecido, confirmado luego por una prueba más sencilla en 1996.sino só

quieren dos medias proporcionales para hallarse en proporción continua; de ahí que el democara el agua y el aire entre el fuego y la tierra, de modo que el fuego fuera al aire como el a

Page 56: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 56/530

ua, y el aire fuera al agua como el agua a la tierr a—.

VIII.  Los argumentos (deductivos) utilizados en el curso de la discusión deben ser válinvalidables mediante la explicitación de todas las premisas tácitas codeterminantes nclusión.

Esta regla, que también afecta sustancialmente a la fase argumentativa del proceso de la discdría considerarse como una señal de que la perspectiva dialéctica es capaz de acoger, dentroopio marco, una perspectiva lógica sobre la corrección del argumento como producto te

ora bien, la explicitación cabal y la convalidación de los tradicionalmente llamados «entimeargumentos textualmente incompletos, presentan por lo regular más problemas que los pres una lectura rutinaria de su texto expreso. Baste reparar en que cualquier argumento dado p, en principio, completado y reformulado de modo que resultara trivialmente completo y válvés de su condicionalización: si son ciertas las premisas P1, P2, …, Pn, no es menos cienclusión C. Por otro lado, no estará de más recordar una imagen habitual de la argumenando se piensa en entimemas: en el marco de una conversación y en la perspectiva de la interacursiva, todo argumento es un iceberg con parte de su masa oculta y un tanto a merced

ámica subyacente en el curso de la comunicación, de modo que a veces el cumplimiento caba regla parecerá un empeño irrealizable. En todo caso, toca uno de los puntos del análisis

gumentación más sensibles a los problemas de la interpretación y sus proyecciones cooperaitativa.

IX. El fracaso en la defensa de una tesis debe llevar al proponente a retractarse de ella y, pntrario, el éxito en su defensa debe llevar al oponente a retirar sus dudas acerca de la teestión.

La regla se aplica a la fase final del proceso de la discusión y trata de orientar su poolución en un desenlace convenido por las dos partes enfrentadas. Pero puede prestansgresiones y abusos tanto por una parte como por la otra: el proponente puede, por ejenferir un valor absoluto a su triunfo relativo sobre las objeciones del antagonista —«Comrecer, ya no te quedan más réplicas, lo que sostengo es verdad»—; mientras que el oponente p

el caso contrario, tomar como absolutamente falsa la tesis que el proponente no ha sfender. Son tentaciones peligrosas porque hacen depender la suerte de una discusión del mmpetente y más lerdo de los participantes. En el mundo habitual de la argumentación, rar

itado por verdades o falsedades absolutas, por un truismo lógico o por unacontradicción expbran suma importancia las virtudes y las habilidades dialécticas de quienes discuten, pues debuena medida, dependerán el desenlace del debate y la consideración ulterior que la tes

estión pueda merecer. Es bien sabido que una discusión inteligente puede llevar un asunto bas allá de su escasa entidad inicial, mientras que una discusión torpe u obtusa puede arruin

pectativas suscitadas por una gran cuestión. En la historia de la filosofía, la degeneración doblemas más radicales o sustanciales suele achacarse a los epígonos escolásticos de los ma

pensamiento. Pero no hace falta remontarse a la historia de las ideas; hoy bastaría zapebates montados en televisión sobre grandes temas de la actualidad —cada uno de ellos, por c

tema (o lo que sea) del siglo»—, para dar con vivos y variados ejemplos de de

Page 57: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 57/530

generativos.

X. Las proposiciones no deben ser vagas e incomprensibles, ni los enunciados deben ser conmbiguos, sino ser objeto de la interpretación más precisa posible.La regla se aplica, desde luego, a todas las fases del proceso y puede verse violada por cuallos participantes en la discusión. En todo caso, sus violaciones son fuentes harto conocid

acias y de trampas y trapacerías argumentativas, que se aprovechan del amplio margniobra abierto por los malentendidos, los equívocos, la incierta oscuridad. Por lo dem

rgen de este contexto dialéctico, la regla también alcanza a las frases oraculares y a las sentsignificado tan profundo que resulta insondable.

Tras haber expuesto las tablas de la ley de la confrontación racional de acuerdo cdificación pragmadialéctica estándar, puede tentarnos la idea de resumir al modo tradicionalz mandamientos del buen argumentador en dos, a saber:

I*. Guardarás por encima de todo una actitud razonable, cooperativa con el buen fin

cusión.II*. Tratarás las alegaciones de tu contrincante con el respeto debido a las tuyas propias.

Una ventaja de caer en la tentación es declarar estas dos presunciones básicas acerca posición razonable de las partes involucradas en una discusión crítica. Pero el decálogo tamrece prestarse a la exposición de una conformación interna que no deja de tener interés dento de vista de la teoría de la argumentación en general, incluida la falaz. Creo que se preciar tres núcleos normativos presididos por tres directrices capitales, a saber: i) el juego lir el que velarían ante todo las reglas I, II, V, IX y X; ii) la  pertinencia  de las alegaciones

gumentos a favor de una posición, conforme a la regla IV, y de las objeciones o los argumenntra, conforme a la regla III; iii) la suficiencia  y efectividad  de la argumentación en ordenolución de la cuestión o al buen fin del debate, con arreglo a VI, VII, VIII y IX. Y, en fin, ta

bría pensar en una suerte de prioridad relativa de la directriz (i) sobre las directrices (ii) y (la (ii) sobre la (iii), donde el seguimiento de las segundas supone el de las primeras.Por lo demás, el decálogo acusa ciertos problemas de interrelación y alcance de las reglas

e no nos detendremos aquí[48]  porque lo que ahora más nos interesa del programa oyección teórica, su significación como teoría de la contrapartida. Así pues, anotemos

minar algunas de las limitaciones y dificultades del programa en esta perspectiva. Una limiterna estriba en su planteamiento algo estrecho y restrictivo, a pesar de que luego aoyecciones más amplias hacia una filosofía de la razonabilidad. Entonces, ¿por qué tomncipio el concepto de argumentación falaz contra el fondo de un concepto de buena argumenvez de considerarlo contra el fondo de un modelo de racionalidad que permitiera constru

ralelo o por derivación, tanto uno como otro? Otra limitación reside en la escasa atención prpoder de persuasión y de engaño de la argumentación falaz. Es cierto que recientemente, enado Eemeren (2011), por ejemplo, hay un intento de corrección por referencia a una presunc

onabilidad que, en principio, cubriría la actuación de los participantes hasta que, o salvo q

Page 58: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 58/530

caso dado se mostrara lo contrario. En principio, diríamos, nadie que esté dispuesto a interuna discusión crítica de modo razonable, violará sus reglas hasta que eventualmente resu

ntrario; y de esta confianza o crédito inicial pueden beneficiarse todas las intervenciones, inque por inadvertencia o inducidas por el fragor del debate empiezan a descarriarse hasta d

acias flagrantes. Creo que es prometedora esta línea de referencia a las presunciones de conooperación para entender la plausibilidad de que parecen gozar algunas maniobras falaces, abrir una sugerente perspectiva sobre las falacias como parásitos discursivocognitivos de cconversación inteligente; pero por ahora no pasa de ser una referencia pendiente de elaboralcance explicativo.Al margen de estas limitaciones, el programa debe afrontar los problemas típicos d

rsiones de la contrapartida. Por ejemplo, ¿cómose distingue la mala argumentación o el proorrecto de la argumentación efectivamente falaz? En otras palabras, ¿cómo se distingue la fatud del vicio positivo? Creo que es un punto de cierta importancia para cualquier teoría con ftensiones normativas sobre las falacias.Otra cuestión similar es la planteada por el caso de los falsos argumentos que tratan de pasa

cerse valer como argumentos y en esa medida devienen falacias. En otras palabras, con relacdiscurso o intercambio discursivo con pretensiones argumentativas, ¿cómo se distinguelaciones de reglas o faltas regulativas, que caracterizan un mal argumento, de las deficien

fectos constitutivos, que más bien determinan la inexistencia del pretendido argumentobsiguientemente, ¿qué incidencia tendría esta distinción en la concepción y el tratamiento acias?Estas cuestiones, además, nos llevan a una cuestión principal para una teoría que pretend

nexión sistemática entre la argumentación correcta, conforme con las reglas, y la falaz. ¿glas, en su conjunto, determinan de modo suficiente o de modo necesario la argumentación c

emarcan con nitidez y precisión las luces de la argumentación correcta de formarrelativamente, queden fijadas las sombras de la argumentación falaz? Para empezar, el progsmo reconoce que la codificación canónica es insuficiente para resolver como es debiderencia de opinión. Desde 1995, viene apelando a otras «condiciones de orden superior, relatactitudes y disposiciones de los que debaten y a las circunstancias de la discusión», y so

njunción con el cumplimiento de estas condiciones pragmáticas y socioinstitucionaleservancia de las reglas puede constituir una condición suficiente[49]. El problema consiste entprecisar esas condiciones adicionales, de orden superior, con el fin de que no se conviertan e

erte de línea de fuga abierta. Pero, por ahora, solo hay indicaciones genéricas de i) ndiciones de segundo orden y ii) otras de tercer orden. Entre las primeras figuran ciertas actidisposiciones hacia la interacción discursiva, p. ej., del tipo de «todo el que avanza una propobe estar dispuesto a argumentar en su favor y a escuchar la opinión de la otra parte al respes segundas se refieren más bien a circunstancias del marco del debate, p. ej., en la línea de qupermitir que los participantes no solo puedan obrar con arreglo a sus disposiciones en el seerior, sino que sean libres de proponer y defender sus puntos de vista, así como de cuestion

optados por los demás. En todo caso, el programa supone que las reglas canónicas o de p

den constituyen condiciones necesarias, pues cada una de ellas establece una pauta determina

Page 59: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 59/530

consecución del propósito de la discusión crítica —en caso de cumplimiento de la regla— caso —en caso de incumplimiento o violación—. Pero ninguna de estas contribuciones, la poa negativa, son a su vez objeto de justificación ni se ponen a prueba de manera específigún parece, se consideran evidentes. En suma, la suficiencia y la necesidad de la regulopuesta dependen sustancialmente de las suposiciones del propio programa sobre la naturaleznificación paradigmática de la discusión crítica en el ancho campo de la argumentación.

2.2.2. Las propuestas de Walton

dría decirse que el canadiense Douglas N. Walton representa, casi por sí solo, la segunda emoductora de libros y artículos sobre argumentación, solo superada por la pragmadialéctica njunto. El campo de las falacias ha sido precisamente un terreno en el que ha trabajado desncipio y al que nunca ha dejado de volver de cuando en cuando. Le ha dedicado hasta ahoraros monográficos, varios artículos y abundan las referencias a este tema en otras publicacionParece útil y no muy desatinado distinguir tres etapas o momentos del desarrollo

vestigación y estudio de las falacias. Siguiendo una convención habitual las marcaré con subín

méricos, de modo que, en principio y en términos muy sumarios, nos encontraremos calton1 interesado en las aplicaciones de la Lógica al análisis de tipos de falacias, un Waltonopta unas nuevas bases pragmáticas, quizás a partir del creciente influjo de la pragmadialéctWalton3 que alcanza la madurez de esta orientación con la propuesta de esquemas argumentsuntivos y la consideración de patrones dialógicos de argumentación rebatible. Veamos.Walton1. Esta fase viene a cubrir los años setenta y ochenta, con muestras como Woods y W

982) o Walton (1987), y recopilaciones de ensayos y trabajos como Woods y Walton (1989acteriza por la elaboración de una especie de lógica y dialéctica de la argumentación inf

mo una lógica aplicada a estudios sectoriales, es decir, como un estudio de estructuras o «foicas subyacentes en determinados tipos clásicos de falacias. Así, comprende aplicaciones

gica inductiva al análisis de falacias secundum quid o  post hoc ergo propter hoc; o de la lógiconamiento plausible al argumentum ad verecundiam; o de la lógica de relaciones a la ignornchi; o de otras varias lógicas (modal, doxástica, epistémica, etc.). Dos problemas denteamiento son: 1) el estatuto algo incierto de las aplicaciones y proyecciones informale

álisis lógico «formal» o estructural; 2) la dificultad de proporcionar coherencia y cohesión tos diversos procedimientos empleados y los distintos casos examinados. Tal vez por estos mo

insatisfacción o quizás por otros más atentos al auge de la pragmática, lo cierto es que Waales de los años ochenta abandona este programa de análisis y con él a su compañero de

Page 60: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 60/530

oods, más formalista. Una señal de cambio o, al menos, de transición —pongamos, un Waltonsu Plausible argument in everyday conversation, donde empieza a cobrar relieve la determinntextual y dialógica del carácter falaz de un argumento[52].

Walton2. Se trata de una fase de construcción de una teoría pragmática de la falacia, cuya ms representativa es Walton (1995). La construcción se asienta en la asunción normativ

nsabido principio de cooperación de Gr ice y sus máximas conversacionales. A esta luz, una fede verse como una intervención en el curso de una conversación que se supone que gumento aducido como una contribución al propósito de la conversación en su línea discuro que en realidad interfiere o bloquea dicho propósito. Por otra parte, estas intervenccursivas tienen lugar en el contexto de un diálogo, diálogo que no ha de limitarse a secusión crítica —según daba en suponer el programa pragmadialéctico—, sino que rtenecer a otros tipos, como la negociación, la deliberación, la investigación o la simple quepuede, por consiguiente, atenerse a otras regulaciones específicas. En este sentido, lamordial de falacia deja de referirse a la violación de una regla y remite más bisplazamiento ilegítimo, por lo regular subrepticio, de un tipo de diálogo a otro. Otro asportante del giro pragmático es el cambio del anterior foco de atención que se centraba ensuntas estructuras subyacentes, lógicas o dialécticas, en favor de un nuevo interés po

quemas argumentativos. En esta perspectiva, el análisis de las falacias se hace cargo de dos ncipales: i) la identificación de las falacias como casos o «instancias» de aplicacióerminados patrones de argumentos o esquemas argumentativos; ii) la detección y corrección l uso o abuso del esquema en cuestión, generalmente debido a un desplazamiento ilícito de udiálogo a otro.La perspectiva pragmática también permite dibujar un perfil relativamente preciso de fa

gún A pragmatic theory (1995: 237-238), sus rasgos básicos vienen a ser los siguientes. Una fa

1) consiste en un fallo, lapsus o error sujeto a crítica, corrección o refutación;2) tiene lugar en lo que se supone que es un argumento;3) está asociada a un engaño o ilusión;4) constituye una violación de una o más máximas del diálogo razonable o se desvía d

ocedimientos aceptables en este tipo de diálogo;5) es un caso de un tipo fundamental y sistemático de técnica erróneamente aplica

gumentación razonable;

6) es una violación seria, frente a un error, un despiste o un fallo ocasional.

Tales serían los aspectos que una teoría debería cubrir o, al menos, disponerse a atender paa teoría satisfactoria de la falacia. Ahora bien, como reconoce el propio Walton, no todos losnocidos de falacias cumplen todas y cada una de estas condiciones; por ejemplo, la falacsuposición o pregunta múltiple parece no avenirse a (2) en la medida en que la actigüística de preguntar difiere de la actividad discursiva de argüir o argumentar. Al margen dentualizaciones —de las que no dejará de hacerse cargo luego el propio Walton al correndición (2) en el sentido de incluir no solo argumentos, sino estrategias argumentativvimientos en un contexto dialógico—, la teoría pragmática nos proporciona, en fin

Page 61: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 61/530

finición congruente de falacia que, a tenor de Walton (2011), reza:

Una falacia es un argumento, un patrón de argumentación o algo que trata de ser unargumento, que incumple algún criterio de corrección dentro de un contexto conversacionalpero que, por diversos motivos, tiene una apariencia de corrección en ese contexto y suponeun serio obstáculo para la realización del objetivo del diálogo (380).

Walton3. En los últimos años, Walton ha ido desarrollando estas ideas bajo una reconsiderlos esquemas argumentativos como formas de argumentación rebatible y sujeta a evaluaciócapacidad de cumplimiento o de respuesta a las condiciones o cuestiones críticas pertin

pecíficamente en su caso. Las muestras más cumplidas son el recién citado ensayo escritonthese  (2011) y prepublicado on line  en 2009 sobre el razonamiento rebatible y las faormales, y un artículo publicado en Informal Logic  (2010), en torno a la cuestión de por quacias parecen ser argumentos mejores de lo que son, artículo que trata de dotar a los esqu

gumentativos de una capacidad no solo analítica sino explicativa.Consideremos, por ejempquema de una argumentación que discurre sobre la base del dictamen de un experto. En una v

ándar consta de:

 — Premisa mayor: E es un experto o una fuente autorizada en el dominio D al que pertenoposición P. — Premisa menor: E asegura que la proposición P es verdadera (falsa). — Conclusión: P es verdadera (falsa).

Este esquema representa un tipo de argumento rebatible que no se deja reducir o asimilar

ducción o a una inducción. Más bien se trata de un argumento que puede sostenerse de ovisional o presuntivo cuando no se cuenta con un conocimiento cierto y cabal al respecentras no se disponga de pruebas en contra. Pero, en este sentido, no deja de ser rebatible puesto a unas cuestiones críticas (CC ) como las siguientes:

CC 1) Cuestión de competencia: ¿Hasta qué punto es fiable E como fuente experta?

CC 2) Cuestión de dominio: ¿Es efectivamente E un experto en el dominio D?

CC 3) Cuestión de dictamen: ¿Lo que asegura E implica P?

CC 4) Cuestión de crédito: ¿Es E una fuente digna personalmente de crédito?CC 5) Cuestión de consistencia: ¿Es P consistente con lo que afirman otros expertos?

CC 6) Cuestión de pruebas: ¿Se funda P en la evidencia disponible?

Dados estos supuestos, el argumento que discurre sobre la base del dictamen de un experto er usos razonables y usos o abusos falaces. Usos razonables en la medida en que represen

oceder tentativo y rebatible que, de momento al menos, responde satisfactoriamente estiones críticas que suscita. Pero, por el contrario, también puede admitir usos o abusos falamedida en que eluda estas cuestiones o no las responda del modo debido, sino que se precipvértigo de autosuficiencia y autor itarismo. Cabe generalizar esta observación en el sentido d

Page 62: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 62/530

a de las raíces principales de la argumentación falaz reside en el mal entendimiento o en el mla premisa mayor, premisa que debe tomarse como un aserto o una regla no incondicrada y categórica, sino abierta a excepciones y pendiente de nueva o mejor información, de e el argumento resulte rebatible[53] y suproponente, inicialmente comprometido con la conclueda retractarse de ella llegado el caso.Claro está que, por otro lado, también hay falacias consistentes en maniobras que resultan fun diálogo no a causa de una falta de razonabilidad inherente al argumento, sino debido al

mo se emplean en una secuencia de movimientos para tratar de impedir al interlocutor ponestión la tesis asumida o siquiera continuar el diálogo. De ahí se desprende la doble dimensióede adquirir el carácter falaz de un argumento: una dimensión más bien inferencialumplimiento de alguna condición crítica del esquema argumentativo correspondiente,

mensión dialéctica, por interferencia o por bloqueo de la respuesta del interlocutor o de lantraria. El resultado es una nueva definición pragmática de falacia que trata de sermprensiva y precisa que la avanzada en 1995 —véase la definición recogida en Walton (2011:es citada—. De acuerdo con la versión revisada, una falacia es: i) un argumento, ii) qucuencia consiste en una aplicación de un esquema argumentativo rebatible, iii) que es razoro que está empleado erróneamente y iv) no se atiene al estándar de prueba correspondielogo en que se supone que el argumentador está participando, v) aunque bien puede pa

rrecto, en dicho contexto de diálogo, y vi) su comisión opone un serio obstáculo a la consecobjetivo del diálogo (2011: 405).Sin embargo, el papel de los esquemas de argumentación rebatible cobra especial impor

mo contribución teórica al estudio de las falacias si se repara en dos de sus proyecciones, untensiones analíticas y la otra con pretensiones explicativas, relativamente singulares dentrado actual de dicho estudio. La primera consiste en la detección de nuevos tipos de intervenc

movimientos falaces, que podrían pasar inadvertidos fuera del contexto dialógico de aplicaciesquemas argumentativos. Cabe mencionar en este sentido los tres siguientes: a) la retractac

ulación ilícita de un compromiso; b) el blindaje o el encastillamiento frente a la rebatibilidaposición a las cuestiones críticas correspondientes; c) la reversión ilegítima de la carga ueba, un punto sumamente sensible y complicado del discurso presuntivo, en general, y duencias dialógicas de argumentos presuntivos en particular. La segunda proyección tiene qu

n la búsqueda de una explicación de las apariencias que dan a las falacias visos de ser argumjores de lo que son. El camino seguido en esta búsqueda discurre a través de los procedim

mados «heurísticos» en psicología y ciencias cognitivas hasta venir a dar en una especaraesquemas» falaces asociados a los esquemas argumentativos, según se muestra y detaalton (2010).Los heurísticos son procedimientos empíricos y más o menos expeditivos de solproblemas en condiciones subóptimas de procesamiento de la información disponible, comerminadas por la escasez de tiempo, la complejidad del asunto o la competencia del propio aun proceder heurístico, la eficiencia prima sobre la calidad o corrección de la respuesta, de

e este tipo de atajo o de recurso puede conducir bien a aciertos, bien a errores o sesgos. A suparaesquema consiste en una representación de la estructura de un heurístico discursivo com

ma rápida e irreflexiva de inferencia que salta de modo más o menos inmediato a la conclu

Page 63: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 63/530

ele usarse comúnmente para tomar decisiones en situaciones precarias e imperiosas. Por ejela línea del esquema argumentativo que discurre sobre la base de la opinión o del dictamen

perto, nos encontramos con el heurístico: «Si es la opinión de un experto, atente a ella»[5

raesquema correspondiente discurre así:

X es un experto, X asegura que P —heurístico (si es la opinión de un experto, atente a ella)—;

así que P es cierto.

El paraesquema sustituye la conexión inferencial plausible y rebatible del esquema (si E perto y asegura que P, entonces normalmente P es verdadera o al menos, en principio, digdito) por el heurístico, e ignora por añadidura las condiciones críticas pertinentes tanto en lrefiere a las asunciones o supuestos acerca de la calidad y significación del juicio de E comoe se refiere a la ausencia de circunstancias que motiven la revisión de esa presunta inferenc

el hecho de que E no sea una persona a la que se considere digna de confianza, o el hecho dsea inconsistente con lo que otros expertos en el mismo dominio aseguran sobre el particgún esto, «cada paraesquema discurre asociado a un esquema de fondo como un doble fantatra en juego para explicar la relación entre un argumento razonable que se ajusta al esqumentativo y un argumento del mismo tipo empleado de modo que resulta falaz» (Walton,

0‑161)[55].Esta explicación se pretende conseguir mediante la conexión entre la noción lógica de esqu

psicológica o cognitiva de heurístico:el paraesquema muestra, por un lado, que el argumenaz, pero, por otro lado y gracias a la mediación del heurístico, ayuda a comprender por q

gumento parece mejor de lo que es en la medida en que el proceder heurístico es un modo nateflexivo de pensamiento eficiente. Un heurístico es un recurso que puede ser sumamentenque no constituya la solución óptima, y en ocasiones puede resultar un medio inevitable para

apuro; mientras que, por otra parte, no constituye de suyo un procedimiento falaz o ilegítimEsta propuesta pragmática de Walton3, con su mayor complejidad y poder de sugerencia, sconsiderable avance sobre las anteriores de Walton1 o Walton2, pero no deja de tener un ferto a cier tos apuntes críticos. Me limitaré a mencionar los tres puntos siguientes.

1) Para empezar, el planteamiento explicativo envuelve algunas limitaciones: solo alcanzaos que se prestan a una reconstrucción en términos de esquemas argumentativos, de mod

recen quedar fuera ciertas falacias clásicas, como las de ambigüedad, petición de prinestión múltiple —punto reconocido por el propio Walton (2010: 175)—.

2) En segundo lugar, está la discutible apelación a unos paraesquemas. ¿Por qué hay que podoble falaz de un esquema argumentativo en lugar de referirse a un mal uso que pasa o se q

cer pasar por bueno? ¿Por qué dar a la tergiversación o al uso impropio de un esquema la enun esquema parejo? ¿Se debe a una secreta o tácita inspiración en los patrones falac

rmación del consecuente o negación del antecedente vs. los paralelos formales del Modus podel Modus tollens? Pero en este caso sí habría duplicidad de esquemas, inválidos vs. vá

Page 64: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 64/530

entras que en el otro caso no: estamos ante «un doble fantasmal», confiesa Walton (2010: 1603) Y por último, se nota la ausencia de referencias psicológicas o filosóficas a la racionali

razonabilidad o, al menos, a una base o cobertura de las referencias a heurísticos y dplicaciones de tipo generativo, punto que no se declara ni se examina. Es decir, se echa enuna suerte de complemento teórico en este sentido, como el que podría proporcionaentación cognitiva naturalista, p. ej., en los términos explicativos de la teoría del equipamienpervivencia racional (rational survival kit ) que ahora ha venido a sostener precisamente su anmpañero de aventuras, John Woods (2003). Podría ser interesante esta especie de reencuentrobos pioneros del estudio de las falacias, ya en terrenos propios o aledaños de la racion

áctica, después de la divergencia inicial entre la orientación más bien lógica de Woodscididamente pragmática de Walton.Pues bien, aprovechemos este nuevo derrotero para explvés de Woods y siquiera por encima las perspectivas explicativas abiertas en una orientgnitiva naturalista sobre las falacias.

2.2.3. La propuesta de Woods como muestra de una orientación cognitivanaturalista

cordemos las dos tradiciones históricas apuntadas en el apartado 1 de este mismo capítudición discursiva y la cognitiva. En esta segunda, las falacias consisten ante todo en determios de proceder que tienden a producir errores cognitivodiscursivos, y demandan no solnción normativa de tales fallos o deficiencias sino cierta explicación de su producción. Comgería, podemos considerar una muestra ejemplar de este planteamiento a través de las anzadas por John Woods en contribuciones relativamente recientes de los años 2003-2005[56].

Estas ideas se concretan en una propuesta que, para empezar, descansa en tres supuestos:

1) Una falacia es paradigmáticamente una ejecución deficiente o fallida, desde un punto decursivonormativo, a cargo de un agente provisto de razón.2) En consecuencia, su consideración remite a un agente que tiene a su disposición cursos de acción (agency) razonable, tanto cognitiva como estratégica, frente a las demand

a situación. Esta disponibilidad permite una ordenación de tipos de capacidad de acción, envel máximo que podrían representar bien un modelo teórico idealizado de actuación, biemunidad institucional, y el nivel mínimo y real de la disponibilidad limitada e imperresentada por la capacidad de acción práctica de un individuo. Así pues, cabe estimar qlización de una determinada tarea cognitiva puede resultar más o menos cumplida o ade

Page 65: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 65/530

gún el nivel de disposición y de adecuación correspondiente. De modo que, por un lado, vienea respuesta satisfactoria con arreglo a los precarios recursos que están a disposición del indila situación dada, mientras que, por otro, puede no serlo con arreglo a un estándar de pruebgente o a los recursos metódicos e institucionales disponibles para una comunidad profesio

pecializada.3) En todo caso, cualquier evaluación o consideración normativa se rige por el principio d

ber implica poder. Por consiguiente, ningún agente cognitivo puede ser censurado por realizaa tarea parala que no esté capacitado o no se encuentra en condiciones de hacer bien. Los errolos producidos en tales condiciones no son falaces. Para serlo han de tratarse de tareas qeden ejecutarse, y ii) deben hacerse bien o mejor que como se han hecho —en atención a divrámetros como fines, medios, competencia propia, recursos disponibles, etc.—. También poduar este supuesto en el marco de la idea de competencia que sugiere Turner (2003). Ser compra la tarea X es poseer las habilidades y destrezas que permiten hacer X; pero esto además suectar y corregir errores de ejecución, repetir y mejorar aciertos, aprender en ambos casos

cho por uno mismo y por los demás; de modo que ser competente no solo significa saber cóce algo, sino saber cómo se hace bien, así que envuelve el conocimiento de ciertos estándaraluación y cobra un carácter normativo. Pues bien, el razonamiento y la argumentacióividades que se prestan a ejecuciones más o menos afortunadas dentro de nuestro ámbimpetencia discursiva.

De estos supuestos se desprenden notables consecuencias tanto para la idea tradicional de fael sentido de mal proceder discursivo que parece bueno, como para una concepción modern

mpleja. En el primer caso, por ejemplo, cabe apreciar la existencia de argumentos que paenos porque efectivamente lo son con respecto a un determinado nivel de capacidad de acciónpuesta, pero no son  buenos debido a que no cumplen las exigencias de una pauta racion

uación teórica o práctica. Ahora bien, tienen más importancia las derivaciones de los supura una nueva concepción naturalista de las falacias. Algunas de estas derivaciones se pncretar en las siguientes:

a) Sobre la noción de falacia. Se trata de una ejecución deficiente o defectuosa, desde el punta discursivocognitivo, con la apariencia de que todo está bien. Dicho en términos más explnsiste en un error, fallo o sesgo sistemático —no ocasional— o sintomático —típico—, que par cognitivamente en orden o aparenta proceder discursivamente como es debido. Por otra

os sesgos y fallos constituyen casos o tipos de casos de ejecución deficiente o defectuobilidades racionales que son necesarias para la supervivencia humana (véase W04:15).Porañadidura,en este contexto, conviene distinguir entre [a] una dimensión cognacionada con las creencias verdaderas o falsas, que corresponde a la racionalidad teóricaeve en el plano de las virtudes intelectuales, y [b] una dimensión estratégica, que se remite ala supervivencia, corresponde a la racionalidad prudencial o práctica, y se mueve en el plano tudes prácticas. Esta distinción permite, por ejemplo, diferenciar entre los casos falac

gumentación que discurren en la línea de la generalización precipitada y otros casos nofala

eptables estratégicamente que, a través de generalizaciones de ese tipo, resultan prudenventivos en la práctica[57].

Page 66: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 66/530

b) Sobre el tratamiento de las falacias. La consideración tradicional de dos parámetros ndición falaz: i) parecer un argumento correcto y ii) no serlo en realidad, resulta simpldecuada. Hay que tomar en cuenta otros aspectos como los recogidos en el triplo: <C, Rnde C es un agente cognitivo y discursivo, R es un conjunto de recursos cognitivos y T njunto de tareas que C ha de ejecutar en tiempo real y en condiciones determinadas. R inmo parámetros la información, el tiempo y la capacidad computacional disponibles para Cuación dada. C, a su vez, es un agente dotado de medios de procesamiento de información pacidad para tener creencias, hacer inferencias y tomar decisiones, de modo que puede servionamientos teóricos o prácticos y atender a demandas de racionalidad teórica o de pruden

ortunidad estratégicas. Como ya sabemos, los agentes en cuestión pueden ser individuatitucionales y las capacidades respectivas no pueden ser evaluadas con arr eglo a un mismo pes, por ejemplo, una comunidad científica puede salvar ciertas limitaciones a las que se ve

miembro de la comunidad. Por otro lado, los individuos actúan normalmente con recasos en situaciones de precariedad, de modo que se ven en la tesitura de servirse de estrateg

mpensación como estas: propensión a la generalización precipitada, tendencia a inferenéricas, discernimiento de tipos naturales, razonamiento por defecto, tendencia a una economencias y presunciones como la proporcionada por la confianza en los demás, saber ha

nocimiento práctico inconsciente (véase Woods 2003: 2 ss.).c) Sobre la explicación de las falacias. Los sesgos o errores que se prestan a una calificac

nción como casos de falacias suelen tener lugar a) dentro de un comportamiento relativamciente y «natural», o más concretamente b) en la utilización de heurísticos o en el recurso erte de «atajos» discursivocognitivos como vías de respuesta inmediata a las demandas uación. Bien conocido es, por ejemplo, el heurístico de representatividad estudiado por Tverhneman en sus investigaciones en psicología del razonamiento, que han hecho popular la

radigmática de Linda[58]. Otro heurístico notablees el denominado por Gigerenzer (2000) takst , digamos: «atente a lo mejor». Supone una evaluación y un orden de la significación ñales o indicaciones disponibles para una conclusión o una decisión (véase Gigerenzer, 2000mplo, estamos navegando en el mar sin ver tierra y queremos saber si nos encontrativamente cerca de la costa por las señales de que disponemos: pájaros en general, andarranderas en particular, objetos que flotan en el agua, etc. Podemos considerar que la señaerminante de la cercanía de la costa es la presencia de determinados pájaros como los andaranderas. Entonces discurr imos así:

«Si estuviéramos cerca de la costa, veríamos volar andarríos; vemos efectivamente que vdarríos; así que estamos cerca de la costa». Inferencia que parte de la afirmación del consecuvuelve un esquema lógicamente inválido:

<si p, entonces q; efectivamente q; luego, p>.Pero, en realidad, nuestro razonamiento responde a la pauta heurística:<si  p, entonces q, r, s; atengámonos a lo mejor o más determinante en este caso, a sab

ctivamente se da q; así que es razonable o plausible que se dé p>.Se trata de un recurso propio de una racionalidad acotada por factores como las limitac

cológicas de procesamiento de la información (p. ej., tiempo, memoria, competencia

Page 67: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 67/530

acterísticas del dominio específico de aplicación y el ajuste entre el heurístico empleado yacterísticas concretas: los fallos de esta «racionalidad ecológica» pueden producir errores

gar a razonamientos o previsiones falaces.Más recientemente, ha empezado a estudiarse la incardinación de los heurísticos y las respuidas en estructuras psicológicas. Una propuesta en este sentido contempla la existencia dos de procesamientos, unos también denominados «heurísticos» frente a otros que se calificnalíticos». Los del primer tipo corresponden a respuestas de ejecución rápida, determinada ímulo dado, irreflexiva o independiente de sistemas superiores de control —como los baa reflexión consciente, en ciertas reglas o en el lenguaje discursivo—, o confiada en estereoentras que los procesamientos analíticos corresponderían a esos sistemas superiores de cgnitivo y discursivo; véase en particular Evans (2008)[59].

Siguiendo estas líneas de explicación, podemos encontrarnos con diversas caracterizaciotivos de la condición falaz de una respuesta a la demanda planteada, como las siguientesmplo:

• Respuesta inadecuada o fallida por discurrir al límite o fuera del ámbito de las compete

xtrapolación a otros dominios) o por verse afectada por factores motivacionales (inteociones, etc.). Véase Turner (2003).• Ejecución inferior a la debida al tener lugar en condiciones precarias y limitada

ormación y memoria, capacidad de procesamiento, tiempo —segúnWoods (2003)—, en sumusar los costes computacionales de la elaboración de la respuesta.

• Fallo inducido por la primacía de la eficiencia sobre la calidad en un marco de racionológica determinado por el ajuste entre, por un lado, los recursos heurísticos, que habríarse del modo debido, y por otro lado, los dominios específicos de empleo que su

nocimiento experto; son condicionantes que revelan el caso de la racionalidad limitada o acy bastante familiar en estudios de toma de decisiones y en filosofía de la economía.• Actuación racionalmente deficiente, sea debido a unos automatismos propiciados po

ocesamientos irreflexivos característicos de ciertos procesos «heurísticos», sea debido a cunstancias de limitación cognitiva o de interferencia emotiva.

Reparemos en que estas respuestas deficientes o fallidas han de contar con otros rasgos añara ser falaces; sin ir más lejos han de aparentar una corrección o efectividad que no tien

ducir por ello a error de juicio o a confusión.Por lo demás, el planteamiento cognitivo naturalista no deja de admitir ciertas proyecceriores, unas de carácter más bien epistemológico o filosófico, otras de carácter complemeciocultural. Una muestra de las primeras podría ser la idea lúcida y comprensiva de falibilismopone Woods (2005: 445):

El falibilismo no es simplemente el reconocimiento de que unos seres como nosotroscometemos errores a veces o incluso los cometemos a veces de buena fe. Es más bien laconsideración de que a veces los errores se cometen de modo razonable.

Page 68: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 68/530

Por lo que se refiere a la proyección sociocultural complementaria, podemos caer en la cuee viene propiciada por el entendimiento de las falacias no sobre el telón de fondo de los bgumentos, sino sobre el telón de fondo de un modelo de racionalidad teórica o práctica. An, estos modelos no dejan de responder a las tradiciones y marcos socioculturales que obrcomunidades de referencia. Según esto, la identificación y evaluación de ciertos fallos o s

aces responde antes a pautas de reconocimiento y sanción comunitarias que a los dictadosón objetiva o abstracta. En general, si consideramos las falacias como violaciones o umplimientos de unas normas de racionalidad, en un contexto sociocultural determi

bremos de tomar en cuenta el modelo o los modelos de racionalidad que obran en dicho conn entendido que esta contextualización no implica una relativización en la que todo v

alquier cosa da igual.

2.3. Hipótesis máximas

este tercer género de hipótesis acerca de la viabilidad de una teoría de las falacias, voy a atendos tipos de versiones: uno reductivo y otro unificador. Como muestra del primer caso conn el programa de reducir las falacias al caso único de la falacia de equivocidad o ambigüedamplo, en la línea seguida por Galeno o Feijoo y, en nuestros días, por Lawrence H. Powers (. Como muestra del segundo tipo, con una versión que no trata de reducir sino de unifitamiento de las falacias por referencia al caso paradigmático de la petición de principio, avar Polycarp Ikuenobe. No voy a considerar versiones triviales como la que postula una reducco de non sequitur  sobre la suposición tácita o expresa de que toda falacia tiene una estru

ductiva lógica o, cuando menos, implica un error o un fallo inferencial que invalida el argumposición que a estas alturas y a todas luces no es de recibo.

2.3.1. La propuesta reductiva de Lawrence H. Powers

Page 69: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 69/530

opta de entrada una perspectiva epistémica: considera que la argumentación es un disigido a dar razones de una proposición ojustificar un alegato. Además acaricia la idea de queumento falaz concurren un aspecto negativo, es decir, algún vicio o incapacitación, y un as

sitivo, es decir, alguna virtud o capacidad. De una parte, una falacia da en el vicio de incuún criterio o condición de adecuación a sus pretensiones justificativas, o en el de no constituón auténtica. Mientras que, de otra parte, tiene la virtud de aparentar lo que no es, una justific

bal, y con ella la capacidad de inducir a engaño. En todo caso, Powers propone la que den

oría de la falacia única» (Powers, 2005: 287), que radica en la ambigüedad. Pero lo cierto es opuesta no envuelve una teoría, sino que más bien descansa en una concepción de falaciaunas aplicaciones selectivas. De acuerdo con esa concepción, una falacia consiste en un fallo

oceso de argumentación o en un error en el procedimiento de prueba, producido por serviruívocos o jugar con la ambigüedad. Gracias a ella, el argumento malo o inválido puede aparcalidad o validez de la que en realidad carece: un argumento clara y descaradamente inváliía una falacia. Por lo demás, la ambigüedad puede residir en la estructura gramatical o eminos léxicos o en ambos componentes del argumento falaz.

No han faltado, desde luego, críticas a esta «teoría», que el propio Powers —aunque traoyarla en la autoridad fundacional de las  Refutaciones sofísticas  de Aristóteles— calificontrovertida». Baste mencionar dos de Ikuenobe para que todo quede en casa de la hipxima: 1) A propósito de las falacias, no cabe hablar de ninguna virtud sino, si acaso, desitivo: el de amenazar y atentar efectivamente contra el propósito de prueba distintivo umentación. 2) Las falacias tienen una dimensión primordialmente cognitiva y no p

ducirse a la dimensión lingüística en que hacen pensar los errores o las confusiones debidabigüedad.

2.3.2. La propuesta unificadora de Polycarp Ikuenobe

mo he adelantado, ahora ya no se trata de reducir las falacias a una falacia única, sino de untratamiento en atención a un paradigma de prueba falaz como el representado por la peticincipio. Ikuenobe también asume un planteamiento epistémico en razón de los propósitoibuye a la argumentación, a saber: uno primero y primordial, el intento de proporcionaueba adecuada en orden a otro, segundo y secundario, la intención de persuadir a alguien depte determinada proposición (2004: 200). Propone un principio o una directriz unificadora qtende plausible y no reductiva: considerar las falacias como fallos o errores en el méto

Page 70: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 70/530

tificación queimpiden aportar las razones o evidencias pertinentes para satisfacer la demana prueba adecuada. Siguiendo esta línea, las falacias vienen a consistir en dos pasos solidariucir una prueba inadecuada; ii) disfrazarla sistemáticamente como si fuera adecuada o crsión de que lo es, mediante el recurso a creencias o proposiciones que necesitarían estar proverse reconocidas pero no lo están. Según esto, la petición de principio constituye la fradigmática para entender a) las diferentes modalidades de inadecuación de la prueba, p. ej.,umir un supuesto que en realidad no es admitido o se halla en discusión, o la de pasarlo por

norarlo; b) los diversos modos de disfrazar la falsa prueba para hacerla pasar por adecuctiva. Toda falacia descansa en la asunción ilegítima de algún punto controvertido como unaprueba (2004: 204); en consecuencia, toda falacia envuelve alguna suerte de petición de printa consideración, sostiene Ikuenobe, permitirá unificar de modo relativamente comprensegrador la pluralidad y diversidad de las falacias sin tratar de reducir a una variante o a una ica sus efectos deletéreos sobre el discurso argumentativo.También en este caso conviene ser breve y contentarse con la mención de un problema:

sición reductiva de Powers adolecía de privilegiar una determinada dimensión dumentación falaz, su constitución lingüística, la postura unificadora de Ikuenobe no demar asimismo una perspectiva determinada sobre la argumentación en general, la perspstémica congruente con sus pretensiones de prueba, sin prestar la atención debida a

rspectivas, dialécticas o retóricas, por ejemplo, más acordes con otros propósitos y usocurso argumentativo. En ambos casos, el precio que pagar por un mayor o más ambmpromiso de sistematización teórica es un recorte de las perspectivas analíticas sobre el terra limitación de ese mismo terreno práctico de los usos de la argumentación como acceracción discursiva. Pero no parece que nuestros problemas teóricos acerca de las falaciyan a solucionar, en absoluto, con estos tipos de dieta.

Page 71: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 71/530

3LAS FALACIAS A TRAVÉS DEL ESPEJO

DE LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN

Through the Looking Glass and what Alice found thLewis Carroll (18

ra empezar, no estará de más recordar tres cosas ya señaladas en páginas anteriores. La prime aún no existe una teoría de la argumentación en el sentido de teoría como cuerpo establectemático de conocimientos al respecto; la denominación más bien designa un campo de estur más señas interdisciplinarios[61]. Las otras dos tienen que ver con la idea de falacia. Recorde nuestro término falacia  proviene etimológicamente del latino fallo, que cuenta con

epciones principales: 1) engañar o inducir a error ; 2) fallar, incumplir, defraudar. Siguiendo aeas de significado, entendemos por falaz  el discurso que pasa, o se quiere hacer pasar, poena argumentación —al menos, por mejor de lo que es—, y en esa medida se presta o indor, pues en realidad se trata de un pseudoargumento o de una argumentación fallida o fraudufraude no solo consiste en frustrar las expectativas generadas en el marco argumentativo, sinemás puede responder a una intención o una estrategia deliberadamente engañosa. En todoresenta una quiebra o un abuso de la confianza discursiva, comunicativa y cognitiva sobre l

scansan nuestras prácticas argumentativas. A estos rasgos básicos o primordiales, las fa

nocidas suelen añadir otros característicos: en particular, su empleo extendido o frecuender tentador y su uso táctico como recursos capciosos de persuasión o inducción de creenitudes en el destinatario del discurso. De todo ello se desprende la ejemplaridad que se atribdetección, análisis y resolución crítica de las falacias, así como la urgencia de su comprenceptual y explicación teórica.Pero la consideración de las falacias también puede suministry, más allá de sus servicios y sus demandas específicas, noticias y sugerencias de interés rspectiva de una teoría general de la argumentación —«el saber que buscamos», cabe rafraseando a Aristóteles ( Metafísica, 982a4)—. Pues bien, este papel de síntoma y de refleado del campo de la argumentación será el que primordialmente nos interesará aquí

dondear esta parte primera dedicada a la teorización sobre la argumentación falaz.Dado que el tratamiento estándar  o, mejor se diría, escolar  sigue más o menos vige

penitente en nuestros días, iniciaré esta revisión con el examen crítico de alguna dsunciones, como la existencia de falacias formales. Aparte de su pervivencia rutinaria, no duna tradición digna de consideración en la medida en que ha alentado buena parte d

juicios establecidos sobre las falacias. Luego presentaré un cuadro panorámico del estado campo de la argumentación sobre la base de una infraestructura pragmática, en parte sug

s arriba en el cap. 1, § 2.3, y a la luz de las tres perspectivas clásicas: lógica, dialéctica y retór

que se ha venido a añadir modernamente, en especial desde los años ochenta, una c

Page 72: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 72/530

rspectiva socioinstitucional. A través de este juego de espejos encontraremos nuevas ludicaciones para reorientar el estudio de las falacias en la línea de los desarrollos conceptuticos en curso, dentro del campo de la argumentación.

Page 73: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 73/530

1. Las ideas tradicionales sobre la argumentación falaz

1.1. El llamado «tratamiento estándar»

mencemos recordando una tradición escolar de trato con las falacias que recibe desde el influmblin (2004 [1970]) la denominación de «tratamiento estándar». Según Hamblin se cifra efinición: «Un argumento falaz es un argumento que  parece válido  pero no lo es» (2004: 1

nforme a esta noción —desprendida, se supone, de la idea de refutación sofística de Aristótellas falacias tienen tres características básicas: son 1) argumentos que 2) aparentan ser vá

ro3) no lo son en realidad. Esta caracterización se ha visto descalificada en varios puntos versos motivos. Las condiciones de validez, por ejemplo, solo se aplican de modo precisoidación lógica —formal o semántica— de argumentos deductivos, así que el mundo posible acias resultaría demasiado amplio al acoger cualquier argumento no convalidable lógicamendecir, la mayoría de nuestras argumentaciones efectivas en el discurso común—; o, p

ntrario, resultaría demasiado restrictivo al atenerse únicamente a unas apariencias de dedu

ro ha sido justamente la remisión a unas falsas apariencias, al aparentar lo que no es, el punsuscitado más discusión.Una cuestión que cabría plantearse es la extensión o el alcance presupuestos: podemos pens

o en el argumento que pasa por válido sin serlo, sino en lo que parece ser un argumento pees. Admitiendo este caso límite incluiríamos entre las falacias los discursos falsam

gumentativos y nos toparíamos con el problema inicial de discernir las actividades verdaderagumentativas de las que no lo son. Para empezar, las falacias son acciones o interacccursivas, de modo que no toda maniobra que bloquee o eluda la comunicación en el marco dcusión será falaz: no es una falacia de evasión de la carga de prueba el hecho de poner la mú

do volumen y volver la espalda a quien nos pide que justifiquemos nuestra posición. Pereracciones discursivas que pueden ser argumentativas o no según su versión y su uso conte

altar a un viandante con la frase «¡La bolsa o la vida!» no es una falacia intimidatoria (ad bacues un argumento, sino lisa y llanamente un asalto o una intimidación; mientras que su versitérminos: «Si no me da la cartera, le pego un tiro en la sien. Claro que usted es muy due

oceder como quiera. Pero yo le aconsejaría que eligiera bien. Así que, ¡usted mismo!», pnsiderarse un argumento coercitivo o intimidatorio con visos falaces de advertencia. No os casos problemáticos: recordemos, por ejemplo, las maniobras de distracción y di

caminadas a diferir la adopción de una medida o una resolución parlamentaria que Bentham,

Page 74: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 74/530

sayo pionero de 1824 (véase más abajo Parte II, Texto 6), incluía entre las falacias políticatancialmente estratagemas discursivas y desde luego, al margen de su conformidad c

glamento de la Cámara, no cabe duda de su incorrección en la perspectiva del buen curso y buuna deliberación, pero no por ello calificaríamos de falaz cualquier muestra de filibuste

lítico en general. En suma, el argumentar genuino, frente al que aparenta serlo pero no lo lidad, consiste en el uso discursivo del lenguaje con unas pretensiones distintivas como tificar algo ante alguien o convencer de algo a alguien o, mejor, ambas cosas a la vez: logntimiento de alguien a lo que proponemos por las razones que aducimos al respecto.Sin emb

mo ya adelantaba, es la referencia misma al «parecer lo que no es», a la falsa apariencia, la qo objeto de mayor atención y discusión. Unos la repudian por suponer una injerencia psicolla idea de argumento falaz; hay quienes la diluyen en el aura sociológica del uso notorio y dpular de ciertas pautas falaces de inferencia o de argumentación; mientras que otros la mantn el fin de explicar el éxito suasorio de las falacias, su capacidad de inducir a la confusiónor, o como referencia al contexto y a los destinatarios de la argumentación. Pero la apelación

ariencias no bastaría para explicar el poder de seducción de la argumentación falaz, puasiones sería ese mismo «aparentar lo que no es» lo que precisaría definición y explicación. r eso algunos se vuelven hacia sus causas. Hay quienes buscan motivos más bien internos comejanza estructural con pautas de inferencia acreditadas, o la afinidad con ciertos estereotipnsamiento o de razonamiento o, incluso, la capacidad de generar presunciones infundaencias poco fiables. Hay quienes se atienen en cambio a otros motivos externos de la

ariencia, como la simulación o la falsificación deliberada. En todo caso, por más interno quento de partida (una estructura lógica, un patrón epistémico, etc.), el punto de llegada ha de seracción pragmática en un contexto en el que un discurso con pretensiones argumentativas pta de hacerse pasar ante alguien, por lo que no es.

1.2. ¿Hay falacias formales?

ro punto discutible e instructivo de la tradición escolar es la distinción entre falacias formateriales. Está ligado en cierto modo al anterior —entre quienes ven una fuente de confusiónla semejanza con una estructura lógica o con un patrón de deducción—, y tiene incidencia socusión del papel de la lógica formal en el ámbito de las falacias en particular y

gumentación en general. Serían formales las falacias detectables por su propia forma o estru

ica (p. ej., unos argumentos que pasan por concluyentes pero descansan en una infe

Page 75: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 75/530

gítima o en el uso erróneo de los operadores lógicos). Serían materiales, en cambignosticables por vicios del contenido o la materia tratada, más allá o al margen de la forma falacias fundadas en unas premisas falsas o irrelevantes para la conclusión pretendida o la

ocuran sacudirse de encima la carga de la prueba de la conclusión en juego).Puede ser ilustrativo el planteamiento de la que llamaré «escuela de Buffalo»[64]. Parte

nsideración de dos planos: uno ónticosemántico, el otro epistémico. En el primerocontramos con la idea de argumento como sistema bipartito compuesto por un conjunoposiciones (premisas) y una proposición (conclusión). Un argumento es válido si mediación de consecuencia entre sus contenidos semánticos de tal manera que la información daconclusión se halla contenida en la existente en las premisas; en otro caso, es inválido. minio gobernado por el principio fuerte de la forma  (lógica): dos argumentos de la misma n ambos válidos o ambos inválidos

(véase más ar riba, cap. 2, § 2.1.1).Asimismo, en el plano epistémico, la idea primera es la de argumentación como sistema trip

mpuesto por un conjunto de premisas, una conclusión y una cadena de razonamiento entre te plano comporta —al menos implícitamente— un sujeto que razona y es un dominio regidprincipio de cogencia  (cogency) o de coerción lógicoepistémica[65]:  Dos argumentaciones

sma forma son cogentes ambas (ambas tienen encadenamientos concluyentes) o no es coguna de las dos. Otra idea importante en este contexto es la de deducción. Una deducción eumentación cuya cadena de razonamiento muestra o hace evidente para un sujeto epistémic

conclusión se sigue lógicamente de las premisas; así pues, el término ‘deducción’ solo se aptos lógicocognitivos, no a fracasos, y no cabe hablar de una deducción «fallida» o «erróificativos reservados, por ejemplo, para las pruebas falaces. El principio pertinente reza:

gumentación de la misma forma que una deducción constituye a su vez una deducción.

La tercera idea relevante en este plano epistémico es la de prueba. Una prueba es una deduyas premisas se reconocen o asumen como verdaderas, referencia que introduce en la pmponentes no formales (p. ej., conjeturas, datos o, en suma, proposiciones o conte

materiales»), de donde se deriva un corolario divergente de los principios anteriores, el cor: No toda argumentación de la misma  forma que una prueba constituye a su vez una pruebaducción de la proposición P cuyas premisas consideradas en un principio verdaderas han resu

al cabo del tiempo falsas, no constituye una prueba de P. Por ejemplo, una deducción de laa Tierra está inmóvil» a partir de premisas como «La Tierra ocupa el centro de la esfera cós

es una prueba efectiva de la inmovilidad de la Tierra, aunque en tiempos pasara por tal (en que, estando en el centro, la Tierra se mantiene equidistante de todos los puntos de la supeérica).Por lo que concierne a las falacias, se considera falaz toda argumentación pretendidam

ductiva que discurra a partir de las premisasde un argumento inválido y, por ende, a través ddena de razonamiento no concluyente. Serán entonces falaces las pruebas que resulten fallidasmplirse, sin ir más lejos, sus pretensiones deductivas. Así pues, se supone que la invalidez un argumento es una condición suficiente para determinar el carácter falaz de la argument

rrespondiente. Pero no es una condición necesaria en la medida en que pueden concurrir

Page 76: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 76/530

ores o faltas relativas a los componentes no formales de las pruebas, como la falsedad de asus premisas —conforme al ejemplo anterior—. Ahora bien, del corolario C1 se desprend

rolario C2:  No toda argumentación de la misma forma que una prueba  fallida constituye a sa prueba fallida. Así que, a la luz de las consideraciones precedentes, resulta en conclusrolario C3: No toda argumentación de la misma forma que una falacia es una falacia. De donue que la circunstancia o la propiedad de ser falaz no se preserva a través de la forma lógicansecuencia, se presta a serios equívocos su calificación o consideración como formal. Tambe decir, en términos más generales, que si bien la validez se preserva y transmite a travésma lógica a todos los argumentos de esa misma forma, ya no ocurre lo mismo con la invalidsde luego, con la propiedad informal de constituir una prueba epistémica, sea efectiva o sea fa

Creo que este resultado limita seriamente la suficiencia atribuida a los criterios formales pección de falacias y, en especial, pone en tela de juicio la referencia misma a unas fasuntamente formales. Pero la determinación y la existencia de tales falacias, en el campo

gumentación, son más problemáticas aún por otros dos motivos. 1) Para empezar, no haría de —o un método efectivo para— la formalización adecuada de la argumentación comúnvisible si se consideran las interacciones argumentativas en sus propios contextos discursiv

ra colmo, aun prescindiendo de la pragmática de los usos y contextos de la argumentaciósmo texto argumentativo podría revestir formas distintas en diversos lenguajes o sistemas lóa, por ejemplo, un argumento del tenor de A: «Todo X es Y; y por otro lado, todo X es Z; lún Z es Y». Pues bien, esta inferencia sería una deducción formalmente válida en la ogística, como silogismo de la forma darapti, pero también sería una inferencia inválida ría estándar de la cuantificación[66].En fin, ¿no va siendo ya hora de despedirse de las famales? ¿Por qué no reconocer la distinción entre los errores lógicos o fallos inferenc

milares a los errores aritméticos que uno puede cometer haciendo cuentas, y las fa

opiamente dichas? Por lo demás, esta revisión de la tradición escolar sobre las falacias tamne en cuestión la significación e incluso la pertinencia directas de la formalización lógica antro del terreno interactivo, inestable y pantanoso de la argumentación falaz. Quédense aros en meros apuntes de pasada porque ahora tiene más interés seguir adelante n

ploración a través de nuestros espejos: ¿cómo se ve y estudia este terreno desde otros enfoqrspectivas en curso?

Page 77: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 77/530

2. Perspectivas actuales I. Las perspectivas clásicas

s últimas décadas del siglo xx nos han legado la reanimación de tres perspectivas clásicas sogumentación: lógica, dialéctica y retórica, así como la incorporación de una cuarta más mosocioinstitucional. Pueden servirnos de referencia no solo por su raigambre histórica en la la argumentación[67], sino por el arraigo popular de ciertas metáforas familiares. Así: el pun

ta lógico estaría representado por la metáfora de la construcción de argumentos y nocociadas (solidez, fundamentación, etc.); el dialéctico, por la visión de la argumentación commbate, con sus armas, vicisitudes y leyes de la guerra; el retór ico, por la imagen de la presenepresentación de un caso en un escenario ante un auditorio; el socioinstitucional, por la imbniziana de una balanza de la razón (trutina rationis) asociada al paradigma de la delibersde luego, ninguno de estos enfoques puede considerarse autosuficiente ni exhaustivo, ni siqtres clásicos lo son en su conjunto; por añadidura tampoco resultan incompatibles o excluyre sí, sino solidarios, aunque uno pueda cobrar eventualmente más importancia que otro seg

dole del caso considerado. Por otro lado, su planteamiento como perspectivas puede prestartos problemas y, de hecho, no ha dejado de suscitar alguno. Una cuestión latente es, por ejede si consisten en meras perspectivas, es decir, enfoques instrumentales o fenoménicos,

miten a dimensiones efectivamente constitutivas de la argumentación. Aquí no voy a entrar ecusión, de modo que me serviré de ellas como un recurso simplemente expositivo. Las cuesya latentes sino efectivamente debatidas se refieren más bien a la caracterización de d

rspectivas. Por ejemplo, Kock (2009) sostiene que la retórica no es una perspectiva, sino un gun tipo de argumentación que se distingue por su dominio propio y tiene como paradigumentación práctica acerca de propuestas en ámbitos públicos de discurso. Puede que este

vista haga justicia a una tradición retór ica clásica, grecorromana, que tuvo notable vigencia dríamos decir, Petrus Ramus (véase Adrián, 2008). Pero hoy, precisamente a la luz de los recsarrollos que están teniendo lugar en los estudios sociales, éticos y políticos de la argumentla esfera pública del discurso, p. ej., en torno a la deliberación pública o colectiva, esa proyela retór ica ya no puede considerarse propia y distintiva e induce a perder de vista ciertos asp

sicos de la argumentación colectiva sobre asuntos de interés común. Otra alternativa más resido la propuesta por Blair (2012b): revisa críticamente la cor respondencia habitual desde loshenta de la lógica con la visión del argumento como producto, de la dialéctica con la visión

gumentación como procedimiento y de la retórica con la visión de la argumentación oceso; en su lugar propone considerar la retórica como teoría de los argumentos presentad

discursos de un orador a un auditorio, la dialéctica como teoría de los argumentos empleanfrontados en las conversaciones, y la lógica como teoría del buen razonamiento en cadaro la revisión crítica de Blair es un tanto simplificadora, su reducción de la retórica a una sueatoria unidireccional y no interactiva no parece justificada en nuestros días y, en fin, ignrspectiva socioinstitucional sobre la argumentación que, a mi juicio, ha venido a sumarse a larspectivas clásicas.

En lo que sigue adoptaré el planteamiento tradicional de estas perspectivas sin ma

Page 78: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 78/530

tensiones que la de facilitar luego la exposición de las cuestiones que aquí nos inteacionadas con su visión y tratamiento de las falacias. Así pues, de entrada, esbozaré un cquemático para dar una idea inicial y sumaria de sus papeles y aspectos respectivos. Pero ants de una concepción integradora de la «teoría de la argumentación», no estará de más precis

ntos de partida. Como ya es sabido, parto de una idea de la argumentación entendida en ividad de dar cuenta y razón de algo a alguien o ante alguien con el fin de lograr su compren

asentimiento. Puede discurrir a través de  proposiciones, de  propuestas  y de elemncionalmente equivalente, a efectos argumentativos, p. ej., imágenes. El paradigma de propola aserción, la afirmación o negación de quealgo es el caso; su lugar «natural» es el razonamrico y su pretensión de ajuste en la dirección <lenguaje → mundo> es evaluable en términ

rdad/falsedad o de mayor/menor plausibilidad. Una propuesta, en cambio, es otro tipo de acbla del tenor: «lo indicado [pertinente, conveniente, debido, obligado] en el presente caso es hacer] Z»; su lugar «natural» es el razonamiento práctico y su dirección de ajuste en la dire

mundo → lenguaje> es evaluable en términos de viabilidad/inviabilidad o mayor/meptabilidad, acierto, oportunidad. Pues bien, proposiciones y propuestas pueden considmpromisos cuando pasan a actuar dentro del juego argumentativo de dar y pedir razones o, otra forma, en el interior de «un espacio de razones»[68]. Un compromiso no es un mero ac

bla, sino una interacción social entre dos o más agentes que intercambian informaciónluyen mutuamente al menos en la medida en que crean determinadas expectativas sobmportamiento ulterior en calidad de agentes discursivos. Esto supone cierta coordinaciósidida por las presunciones básicas ya conocidas, véase más arriba cap. 1, § 2.3— en la q

mpromiso adquiere un sentido que no se identifica siempre y necesariamente con las intenclos agentes. Este sentido procede justamente de su inserción en un «espacio de razones»

ntribución al juego de dar y pedir razón en dicho espacio de expectativas, autorizacio

ponsabilidades entre unos agentes capaces de asumir obligaciones, prohibiciones y habilitacra actuar, «jugar», del modo debido y ser reconocidos y juzgados por ello. Por consiguienacterizar un episodio o una situación como argumentación no estamos dando una descripírica de algo simplemente dado, sino que lo estamos colocando en el espacio de las razoncomprensión y la justificación, y en el juego de las prohibiciones, habilitaciones y obligacntraídas al respecto. Así, dar razón de una proposición o una propuesta es producir oposiciones que permitan o habiliten al agente para asumirla, es decir, que justifiquen su asua hagan convincente ante los demás participantes en el juego; pero esta asunción com

mismo una responsabilidad y unas obligaciones inferenciales ante ellos, améompatibilidades con otras presunciones o asunciones. En cualquier caso, el desempeño racjuego de la argumentación supone la competencia no solo para hacer algo, sino para ha

bido y del modo debido en su contexto discursivo. De ahí cabe derivar unos primeros crira juzgar sobre la condición argumentativa o no de una intervención y sobre su carácter orrecto o especioso, tras admitir su condición de argumento. No se trataría de un argumeeciera de las pretensiones de justificación, comprensión y convicción de la activida

gumentar; y resultaría falaz si aparentara o tratara de aparentar el seguimiento de unas reg

go, en realidad incumplidas.

Page 79: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 79/530

Sobre esta base pragmática, cognitiva y normativa, podemos pasar a considerar los quelen considerarse y destacarse como aspectos discernibles, pero no estancos ni excluyentesmplementarios, de la actividad de argumentar.

a) El argumento como  producto, consistente en la expresión cabal o entimemática dgumento, por ejemplo, en su expresión textual; objeto característico del análisis lógicomalizado o informal.

b) La argumentación como interacción argumentativa, que a su vez podría entenderseb.1) como  procedimiento, p. ej., confrontación reglada entre argumentos y contraargumeto característico de la normalización dialéctica del debate o de la discusión racional;b.2) como proceso, p. ej., como una interacción entre personas o como la acción de una pe

bre otras en directo o en diferido; objeto característico del punto de vista retórico  sobducción suasoria o disuasoria de creencias o de disposiciones a actuar en el interlocutor oblico.

c) La argumentación como fenómeno socioinstitucional que tiene lugar dentro de, o entre, gciales en espacios públicos de discurso, bajo modalidades diversas como, pongamos por cansulta ( polling) pública, la negociación, la deliberación de un jurado o el debate parlamenjeto característico de estudio de una lógica del discurso en la esfera pública  o, digamos

reviar, «lógica civil».

Podemos construir entonces el siguiente cuadro general de enfoques o perspectivas.

Page 80: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 80/530

Page 81: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 81/530

Page 82: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 82/530

En lo que sigue, procuraré detallar brevemente alguno de estos puntos característicos de cadlos enfoques o perspectivas. El socioinstitucional, debido a su relativa novedad y su cre

portancia, merecerá mayor espacio.

2.1. La perspectiva lógica

realidad se trata de un enfoque lógicoepistemológico que considera los argumentos

oductos textuales, como tramas semánticas de premisas (P)  y conclusión (c)  con una urditiva o, si se quiere, como variaciones en torno a un eje esquemático (c, dado que P) del teno

luego c’; ‘ P, así que probablemente c’; ‘en los supuestos  P, lo obligado (debido, convenortuno) es c’, etc. Asimismo, adopta como paradigma argumentativo la demostración o, cunos, la  prueba  en el sentido de argumento en el que unas proposiciones —asercionsunciones de conocimiento—  P  sientan, avalan o justifican una proposición —asercitensión de conocimiento— c. Es natural, en fin, que a la hora de evaluar los argumentos, a

os criterios lógicos o metodológicos de corrección, de solidez o de acreditación epistémi

e contexto, una falacia viene a ser sustancialmente una prueba o un intento de justificstémica fallidos por seguir un procedimiento viciado, de modo que se trata de un error o unativamente sistemático y, por lo regular, encubierto o disimulado al ampararse en recóricos o emotivos para compensar la carencia o la insuficiencia de medios de persuasión rac

modelo arquetípico de falacia en este sentido epistémico es la petición de principio, el tigumento que pretende probar, o aparentar la prueba de, la conclusión en cuestión c* sobre la

una premisa  P*  no menos controvertida, o en todo caso inadecuada —bien porque  P*  erción equivalente a c*, bien porque  P*  presupone a su vez c*  o descansa en ella— (Ikue

04: 189-211). Como ya hemos visto en el cap. 2, § 2.3.2, este punto, a saber: la falta dtificación debida o la inadecuación de la justificación pretendida, quiere ser precisamenncipio unificador de las falacias por debajo de las variedades que pudieran presentar los fiasdisfraces discursivos.Ahora bien, más allá o al margen de esta referencia a un presunto paradigma, el enicoepistémico puede presentar variantes muy diversas. Una relativamente singular y proceden

estro medio hispano es la ofrecida por Carlos Pereda en su tratamiento del concepto de fsde 1986 hasta hoy[69]. En sustancia, una falacia es un mal argumento que parece bueno, de

e las nociones básicas vienen a ser las de argumentar, ser un buen/mal argumento y parecer

Page 83: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 83/530

se es. «Argumentar —a tenor de Pereda (1986: 115)— es una manera de tratar problemas cerentes creencias entran en desacuerdo»; reparemos, de paso, en esta referencia a creencetos epistémicos, no a creyentes, esto es, sujetos o agentes discursivos y epistémicos.cisamente, la idea de argumentar se elabora a través de las tres condiciones de 1) val

mprensión y 3) verdad. Según esto, «A es un argumentar sobre las creencias C si A es una aque (1) de plantearse un problema con respecto a C, A podría tratarlo» (1986: 116); además, «

n A] las premisas y sus relaciones, y relaciones con la conclusión respectiva, se constituyeún grado de inteligibilidad» (1986: 117); y, en fin, puesto que las relaciones pertinentes son paldar, justificar, probar y ofrecer garantías, han de discurrir en términos de apgnoscitivos, es decir, a través de enunciados o asertos capaces de ser verdaderos o falsos; así3) se ofrecen apoyos cognoscitivos, internos y externos, al enunciado propuesto para traoblema que procura tratar el argumento A» (1986: 118; véase asimismo 22012: 250). Estandiciones se suponen constitutivas o necesarias, pero basta su presunción explícita para consargumento.A partir de ahí, se vuelven regulativas, pues el grado en que un argumento sea bulo dependerá de la medida en que se cumplan o incumplan (cf. 1986: 118; 22012: 250

gumento es malo cuando no satisface una o varias de esas presunciones (1), (2), (3), esto eta de valor respecto del problema que se quiere tratar, por falta de comprensión o por fardad (22012: 250-251). De ahí resulta una noción precisa de falacia: «El argumento A es una fy solo si (a) A es un mal argumento, pero (b) A parece un buen argumento» (1986: 115; 29). En consecuencia, toda falacia es un mal argumento —incluido el caso extremo en quiera llegue a constituir un argumento—, pero no todo mal argumento es una falacia; para cisa además parecer bueno. Este parecer no consiste, por cierto, en una apreciación o un atun sujeto, sino en una simulación o una apariencia objetivamente engañosa determinada p

nformación del propio argumento. Pereda también considera la distinción entre unas

ectas, relacionadas con el incumplimiento de la condición (3) de verdad, aunque también incfallos inferenciales, que se producen con el argumento en marcha, y unas faltas indirect

rto modo más básicas, debidas a incumplimientos de las condiciones(1) de valor o (2) de comprensión. Sobre estos supuestos conjetura que el parecer un umento responde precisamente a la existencia de estas faltas indirectas (1986: 127), así quefaltas indirectas producen falacias, mientras que solo lo harían algunas faltas directas (2

1). En esta sucinta recensión, podemos ver reflejados algunos rasgos característicos rspectiva lógicoepistémica que adopta Pereda. Para empezar, cuenta con una noción relativa

finida y criteriológica del argumento falaz, conforme a la estipulación analítica de ndiciones constitutivas y regulativas. En segundo lugar, se muestra restrictiva al reconocumentos y, en consecuencia, las falacias: se componen de enunciados o de asertos, y de relacinferencia lógica y de apoyo epistémico entre ellos, de modo que consisten, al m

mordialmente, en productos textuales de carácter proposicional. Y por último, se trata nteamiento monológico e impersonal, correspondiente a una teoría de la argumentació

entes discursivos y a una epistemología sin sujetos epistémicos.Las virtudes de este tipo de planteamientos lógicoepistémicos residen en la propuesta de

terios finos y precisos para determinar la calidad del argumento analizado, y en la existen

Page 84: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 84/530

delos contrastados para juzgar sobre sus pretensiones de prueba. Las limitaciones tienen qun unos supuestos como los siguientes: 1) la argumentación puede responder a diversos propóro el fundamental es probar algo, así que el objetivo primordial de un argumento es protificar debidamente una proposición —frente a otros secundarios oderivados como induuien a aceptarla—; 2) de ahí que su calidad sea ante todo epistémica y que las condicerminantes de esa calidad se remitan a una justificación objetiva interna; y en esta línea,

álisis y la evaluación se atienen a un producto argumentativo autónomo, al texto de una prua demostración, más bien al margen de los contextos efectivos de uso del argumento y drcos de interacción de los agentes discursivos. Las falacias resultan, en fin, tipos fraudulen

ueba o casos de pruebas disfrazadas y fallidas. En suma, esta perspectiva lógicoepistémica tiemar uno de los propósitos de la argumentación, el cognitivo o informativo, a tommostración como arquetipo o modelo argumentativo y se limita a considerar los argumentos oductos textuales, autónomos y monológicos —hasta convertir la petición de principio en fradigmática— [70]. Pero en la argumentación hay más cosas que las que esperan ver los ojos gicos dados a leer textos de argumentos: hay, por ejemplo, interacciones dialógicas, discusioocedimientos de dar y pedir razones de lo que alguien sostiene ante algún otro.

2.2. La perspectiva dialéctica

enfoque dialéctico se centra en la interacción discursiva, más bien normalizada, entreentes que desempeñan papeles opuestos y complementarios en el curso de un debate, oponente o defensor de una posición y el de oponente o adversario. De ahí que su paradigdelo argumentativo sea la discusión crítica, y que el aspecto de la argumentación situamer plano sea el curso seguido en la confrontación en orden a la consecución del buen fin

cusión y conforme a unas determinadas reglas de procedimiento. El propósito principnducir la discusión a buen puerto y la normativa del debate deparan las condiciones y normade cumplir la buena argumentación: se supone que, por contraste, el bloqueo de la resolional del conflicto o la violación de las reglas de juego definen la mala argumentación en geal menos, son la marca de un proceder perverso o ilícito.En consecuencia, será falaz la intervención argumentativa que, en el contexto de la disc

nte contra las condiciones o las reglas que gobiernan el buen curso y el buen fin cooperativocusión, de modo que, por ejemplo, no respete las máximas conversacionales que presid

endimiento mutuo y la fluidez de la comunicación, o viole alguna de las reglas del código

Page 85: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 85/530

cusión crítica.El mismo Pereda (1994) también ha considerado otro modelo de argumentiada en este sentido que, en principio al menos, parece discurrir en paralelo a su concepcióumento falaz. Se trata de la idea de vértigo argumental, una idea de especial relienificación para el análisis crítico de las argumentaciones y discusiones en filosofía y curso común. Ahora nos vamos a mover en el marco de unos ciclos argumentales que func

mo ataque o defensa de un enunciado (1994: 81) y envuelven tanto papeles discursivos, pro/cmo respaldos de aseveraciones que se rigen por unas reglas específicas inferencrfológicas y procedimentales. En este contexto, epistemológico una vez más pero reanimadtensión dialéctica del debate, los vértigos argumentales vienen a ser tendencias viciosa

ompañan a la inevitable asunción de un punto de vista y a la consiguiente dirección o sesgonción. Tienen lugar, en particular, cuando los argumentos se usan para: a) exagerar de gítimo el alcance de unas creencias supuestamente verdaderas; b) debilitar o desdeñar las creeuestas; c) blindarse frente a los ataques que provengan de supuestos o puntos de vista alternapor añadidura, d) la prolongación de la discusión, la reafirmación de la propia posiciónndaje frente a la contraria se suelen hacer de modo no deliberado o intencionado, sino de monsciente al calor de la discusión. Por contraposición a estos vicios, Pereda (1994) recomietivo de ciertas virtudes epistémicas, como la integridad, el rigor o la coherencia internanción a ciertas reglas prudenciales, en especial estas cuatro: I) ante perplejidades, conflic

oblemas de creencias, piensa que tratarlos con argumentos conforma el modelo para hacer fres dificultades; II) ten cuidado con las palabras; III) evita los vértigos argumentales; IV) pre tus argumentos no sucumban a las tentaciones extremas de la certeza o la ignorancia, ni a lder o la impotencia (cf. 1994: 1-10). Salta a la vista no solo el cambio de marco de referenos nuevos vicios cognitivodialécticos, sino incluso su presentación más informal ynversacional, menos estipulativa y analítica, que la ofrecida en el caso de las falacias: lo qu

dictamen, ahora se vuelve consejo y advertencia.Pero la propuesta no solo más representativa sino quizás más influyente en esta línea ha sidn conocida a estas alturas: la pragmadialéctica. Como ya sabemos, considera que las falacia

ocedimientos de argumentación que contravienen sistemáticamente la finalidad o las normascusión crítica; pueden definirse más específicamente como actos de habla que sesgan o fruesfuerzos dirigidos a resolver una diferencia de opinión[71]. Siendo las falacias transgresi

determinación se confía al código de reglas que vienen a violar. Como también hemos vistodigo normativo se deja resumir en una suerte de decálogo presidido por dos mandam

sicos de la discusión crítica y tres directrices del debate racional. Rezan esos mandamienardarás por encima de todo una actitud razonable, cooperativa con el buen fin de la discusióntarás las alegaciones de tu contrincante con el respeto debido a las tuyas propias. Las directrivez, procuran velar por 1) el juego limpio, 2) la pertinencia de las alegaciones cruzadas, yiciencia y efectividad en orden a la resolución de la cuestión o con miras a un buen fin del deEntre sus méritos se cuentan desde poner la interacción discursiva del juego de dar y ones en primer plano o constituir una propuesta sistemática y normativa, hasta reconocieve de procedimientos ilegítimos un tanto descuidados por la tradición, como la evasión

ga de la prueba o el bloqueo de la capacidad de intervención de la otra parte en la disc

Page 86: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 86/530

ayor virtud es, a mi juicio, la introducción de un planteamiento de sumo interés en la perspneral de una teoría de la argumentación: la consideración de dos planos a los que ya he herencia, a saber, la infraestructura pragmática del discurso y la estructura regulativa eracción dialéctica, en el estudio de la argumentación. Pero luego da en tratar esta interaumentativa en unos términos más convencionales e institucionales —entre actores de pa

oponente/oponente— que comunes y efectivos —entre agentes que conversan o se enfrentan ca, entre personas de carne y hueso—. Por lo demás, acusa ciertos problemas de indeterminande a asociar en exceso el cargo de falacia a la idea de mala argumentación, al juntrapartida de la buena. En este punto puede ser oportuna la revisión de Walton (1995) cuade a la incorrección o falta de virtud la simulación u otra suerte de vicio como eativamente sistemático de una estratagema engañosa con el propósito de ganar una ventaja bre el contrario, para, sin ir más lejos, distinguir entre la falacia y el error casual o la fampetencia. En suma: una falacia es una argumentación que incumple alguna de las normocedimiento correcto, en un determinado marco de diálogo o contexto de discusión, pero simviste una apariencia de corrección yconstituye un serio obstáculo para la realización de losopios de la discusión o del diálogo. De modo que al final volvemos a encontramos enrspectiva dialéctica con el viejo tópico de la apariencia —si bien bajo un aspecto más actisivo de simulación—, frente a otras consideraciones pertinentes como la eficacia suaso

ductora. Será al tercero de los enfoques mencionados, el de la retórica, al que correspondicación de estas últimas.

2.3. La perspectiva retórica

a perspectiva retórica centra la mirada en los procesos de argumentación que discurren so

se de relaciones interpersonales de comunicación y de inducción, y en sus eventuales ersuasivos, suasorios o disuasorios[72]. Paradigmática en este sentido podría ser la defensa o ante un interlocutor, un jurado o un auditorio sobre cuyas creencias, disposiciones o decis

erca del caso en cuestión se procura influir. De modo que son consideraciones de eficaciactividad las que priman a la hora de juzgar sobre la argumentación: eficacia y efectividad qua parte, no se siguen necesariamente de las virtudes internas lógicas o dialécticas dgumentos y los procedimientos empleados[73], y que, por otra parte, pueden darse sin ellas.

En esta perspectiva cobran relieve ciertos aspectos pragmáticos y contextuales descuidado

perspectivas lógica y dialéctica complementarias. Por ejemplo, el éthos, el talante

Page 87: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 87/530

rsonalidad del argumentador o del orador —amén de su «imagen», su «encanto» y su actuacipáthos, la disposición receptiva de los interlocutores o del auditor io; la opor tunidad, kairós, dervención con arreglo al marco, la situación y el momento del discurso. En el presente conbe referir genéricamente el primero al agente inductor y el segundo, al receptor, mientras qerencias en el último caso pueden concretarse en la dependencia que la argumentación tien marcos determinados de desenvolvimiento. Por lo que concierne a las falacias en particulars parámetros determinan nociones como las siguientes. Del inductor lo que cuenta es ante toención persuasiva. Esta intención persuasiva puede ser recta e ingenua cuando el p

gumentador incurre en un paralogismo que, inadvertidamente, trata de transmitir al receptora intención se supone falaz, entonces habrá de ser dolosa o fraudulenta: el agente es conscienplear un recurso capcioso para inducir al receptor a adoptar una creencia o una decisión. Por

receptor, lo que cuenta es ante todo su asunción, su complicidad objetiva con el errnfusión o el engaño inducidos, al margen de si es más o menos inconsciente de participar redo o de ser engañado. Según esto, cabría distinguir entre un intento falaz, la «mentira» proel engaño pretendido por el inductor, y una falacia efectiva, la cumplida con la anuenceptor engañado, la mostrada en la línea de pensamiento o de conducta que este adopta bsión o la influencia inducida. Solo son falacias propiamente dichas las falacias efectivas: l

dríamos decir de un intento falaz que no logra su propósito de persuadir, engañar o confunde se trata de una falacia fallida. Con ello también se marca y acentúa la cooperación del recepéxito de una falacia cabal: un discurso no será cabalmente falaz si no llega a producetéreos efectos sobre el entendimiento, la voluntad o los sentimientos del receptor. Pero, al mmpo, esta consideración hace relativa la idea de falacia a la competencia discursiva del receptos contextos de uso concretos: habrá falacias frustradas o fallidas, o simplemente inaneserminada gente en determinados contextos y que, sin embargo, resultarán cabales y efectiva

a gente en esos u otros contextos —cabe suponer que los autores de manuales sobre falaciamplo, Damer (52005) o Tindale (2007) no asumen ni sostienen los argumentos que aducen mplos, aunque los hayan seleccionado precisamente por su eco popular o por su presunto éxdonde se desprende que, desde un punto de vista retórico, puede que no haya formas genéric

acias, salvo en los manuales o en los catálogos, porque distintos usos argumentarentemente de un mismo tipo, en diversos contextos, conforman y determinan en realidad disgumentos.

Hay otra contribución del punto de vista retórico no menos relevante tanto con respecto

acias usuales y comunes como en relación con la argumentación más en general. Se trata dmada de atención no ya sobre unos determinados usos sino sobre las estrategias argumentaeniéndonos al presente caso de las falacias, importa reparar en la existencia de estrategratagemas falaces. Son falaces, en esta línea, la estrategia escénica y la estratagema discuiberadamente capciosas del inductor que logran engañar o enredar al receptor y consigu

finitiva hacer efectivo su propósito suasorio o disuasorio. A juzgar por nuestros diccionarinificado común en español de los términos ‘falacia’ y ‘falaz’ suele moverse en este sedente alque he sugerido para el empleo discriminatorio de ‘sofisma’[74]. Las estrateg

ratagemas falaces pueden envolver viejos lugares comunes o estereotipos de nuevo

Page 88: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 88/530

sitivamente motivadores, de dominio público y eco popular, como los que suelen adoptar ocampañas publicitarias. Pero pueden asimismo obrar como estrategias preventiv

habilitadoras de la capacidad de respuesta lúcida y autónoma del receptor. Por lo regular, rategias eficaces, suelen no solo buscarse sino concurrir ambos efectos: el impulsor, a easorios en favor de nuestros propósitos, y el inhibitorio a efectos disuasorios en prevenculación de la resistencia de los otros. Una estrategia falaz viene a ser entonces un recurso pladeliberado de introducir sesgos, condiciones, obstáculos o impedimentos al proceserrelación discursiva, entre el inductor y el receptor, a expensas de la simetría que cabría suuna interacción franca entre los agentes involucrados; pero conlleva además, cuando no r

lida, una distorsión de la comunicación y de la interacción equitativa e inteligente entreentes. La distorsión de la comunicación radica básicamente en la no transparencia discursivductor: en la ocultación o el disfraz de sus intenciones y en la utilización de recgumentativos especiosos. La distorsión de la interacción estriba en la no reciprocidad o asiminductor se erige a sí mismo en autoridad, él sabe bien lo que conviene o se debe hacer uación, y condena al receptor a la condición de sujeto pasivo, encerrado en un marco de opcdeterminadas o incapacitado para asumir sus propias responsabilidades o adoptar sus pr

ciones. La distorsión, por lo que toca al receptor, consiste en su heteronomía: el receptor viedar al servicio de los fines del inductor, sea en orden a lo que este pretende hacer creer, sden a lo que pretende decidir o efectuar. Recordemos esta tríada de distorsiones: opametría, heteronomía, relevante por su alcance general y por su impacto perturbador no soloargumentación racional, sino sobre la comunicación y la interacción discursiva inteligent

do caso, la finalidad suasoria o disuasoria de una estrategia falaz es lograr la adhesión —puesta conforme o una actitud rendida, o al menos complaciente— de aquellos a los que se en este sentido, no difiere mucho del pleno convencimiento que se espera de una

gumentación: la diferencia estriba en los medios empleados para este fin y en el grado subsiglucidez y de autonomía con que los destinatarios se dejan persuadir o convencer.Este último

vita a una postrera consideración de las relaciones entre la argumentación persuasivnipulación y la seducción, cuya revisión nos permitirá ahorrarnos malentendidos y, en úmino, una descalificación tan tópica como infundada de la retórica. El tópico consiste en pe la retórica conlleva una intromisión de emociones, artificios y figuras literarias en el disca ingerencia de recursos suasorios, en suma, que lo envuelve en una sombra de irracionalice que toda argumentación persuasiva se vuelva sospechosa justo en la medida en que se s

caz. Pero la eficacia comunicativa y persuasiva no es sino el fruto natural de la calidad reta buena retórica es una retórica eficiente, así como un buen argumento, desde una perspórica, es un argumento efectivamente convincente. Para tener esto claro es impor tante precisciones involucradas: manipulación, seducción, argumentación persuasiva. Entiendonipulación (discursiva) una interacción comunicativa de A dirigida a inducir a B a creer o o, en la que se dan estas tres condiciones: 1) A persigue con ella un interés propio que puencidir con los intereses de B —condición de interés propio —. 2) Los intereses y propósitosán ocultos o son inaccesibles para B —condición de opacidad —. 3) B se ve inducido a resp

el sentido pretendido sin que medien por su parte ni advertencia, ni consentimiento —condici

Page 89: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 89/530

pendencia —. Todas estas condiciones admiten grados y matizaciones. La condición (1) no exe el interés de A sea uno de los presuntos intereses de B, como en el caso del padre que trar por la salud de su hijo, ni excluye, por el otro lado, que el interés de A se oponga suntos intereses de B, como en el caso del proxeneta que trata de ganarse a su víctima en ben

opio. Por otro lado, las condiciones (2) y (3) pueden darse de modo más o menos pleno. Cubas se cumplen efectivamente y el interés propio del inductor va en contra de los interes

ducido, nos encontramos ante una manipulación maliciosa o fuerte. La seducción (discursiva)z, puede prescindir de (1) y tener lugar de modo desinteresado o ni siquiera conscieencionado, pero en todo caso obra conforme a (3) y el seducido resulta dependiente del sedsta el punto de que, por lo regular, ni siquiera tiene la ocasión de considerar reflexivameación de dependencia: le basta con disfrutar de ella. Y, en fin, una argumentación persuasiva eeracción con pretensiones de inducción en la que se da (1) y puede incluso darse de algún , pero en ningún caso (3). Como ya sabemos, en la perspectiva retórica importa considerar ju

opósito justificativo, epistémico y dialéctico, de la argumentación cabal un propósito suarrelativo consistente en su efectividad pragmática o su eficacia comunicativa. También hemose la práctica de esta virtud de la argumentación persuasiva supone cierta complicidrticipación del persuadido. En esta línea, una argumentación persuasiva resulta razonable dida en que no solo cuenta con buenas razones, sino que además estas razones son asumionocidas por el interlocutor o el destinatario del discurso, de modo que este se deja llevaas con cierto grado de conocimiento y de consentimiento. En definitiva, una buena argumenrsuasiva, siendo ejemplarmente retórica, no descansa en manipulaciones o seducciones come puede envolver una argumentación falaz desde este punto de vista. Así que, al vernos anrgumento retórico», miremos con atención su trama y condición antes de exclamar «¡Falacar madera.

Por desgracia, no son estas confusiones y prevenciones las únicas que suelen pesar sobórica discursiva. Y, desde luego, no es ahora el momento de disolverlas todas. Pero hjuicio especialmente difundido entre lógicos y filósofos referido a la relación entre lógórica o, mejor dicho, a la falta de relación entre una y otra, que algo tiene que ver couívocos precedentes y que ya va siendo hora de desterrar. Descansa en el supuesto de una par

campo del discurso en el par de opuestos lógica vs. retórica, de acuerdo con el «axioma»:

1) La razón es a la lógica lo que la seducción a la retórica.

De donde se deriva por alternancia o permuta de medios[75]

 la conclusión:2) La razón es a la seducción como la lógica a la retórica, «teorema» que sentencia su excltua.

Esta partición conlleva una idea sesgada de la retórica que aún se mantiene como si el tisde mediados del pasado siglo hasta hoy, hubiera transcurr ido en vano[76]. La verdad es que u

legados reconocidos de la segunda mitad del siglo xx ha sido la constitución de la Retórica a nueva o renovada disciplina dentro del campo de la argumentación, más allá de la tradcolar que la reducía a la oratoria o a un género ornamental literario o estilístico y, por cierrgen de su inclusión entre las malas artes de la comunicación de masas. Esa renovada con

Page 90: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 90/530

cursiva nos permite reivindicarla como una perspectiva ineludible y solidaria de la argumenaz.

Page 91: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 91/530

3. Perspectivas actuales II.La nueva perspectiva de la «lógica del discurso civil»

gún algunas presentaciones de las perspectivas clásicas: lógica, dialéctica y retórica, las trnjunto se suponen suficientes para cubrir conjuntamente el amplio espectro de la argumentmbién en combinación se bastarían no solo para tratar aspectos tan diversos de la intera

gumentativa entre agentes discursivos como los que hemos visto, sino para abordar problemo género no menos relevantes. Un punto pendiente al que deben responder es, por ejemp

oblema de la coordinación y articulación de las tres perspectivas mismas, integración que en menos parece deseable —frente a prejuicios sobre la partición del campo del discurso comes denunciado a propósito del par lógica vs. retórica—. Otros problemas que aguardan propuegradoras son el ya sugerido de las relaciones entre la calidad y la eficacia de un re

gumentativo, o la cuestión más general aún de las relaciones entre la normatividad y la efectla argumentación, sea buena, mala o falaz. Como la buena argumentación, al menos

terios lógicos y dialécticos, no implica el éxito o el efecto pretendido, antes al contrario urrir que las peores razones y las más engañosas resulten las más eficaces a la hora de actuar creencias, decisiones o acciones de un lector, un interlocutor o un auditor io, ¿por qué argumn en vez de hacerlo deliberada y subrepticiamente mal, por qué debatir con franqueza y honevez de abatir al contrario con sofismas?Hoy, sin embargo, se están abriendo nuevos horizontes argumentativos como el del dis

blico en determinados ámbitos de carácter social o institucional, y nos estamos viendo ante nuces de caminos como los marcados, pongamos, por la negociación o por la deliberación

idad de encrucijadas del discurso práctico y del discurso público. Todo esto apunta hacia un ograma de exploración y de investigación en teoría de la argumentación que llamaré «lógiccurso civil»[77]. Creo que se trata de un terreno discursivo y una perspectiva argumen

eductibles a las anteriores en la medida en que tienen problemas propios, falacias peculiareseden considerarse una mera prolongación o proyección de las perspectivas clásicas al esblico, de modo análogo a como la racionalidad pública social no se limita a ser una ensión o generalización de la racionalidad privada o individual, según sabemos hoyultados críticos como el teorema de Arrow o el llamado «dilema discursivo»[78]. En todo ca

mpo peculiar de referencia, la esfera del discurso público, cuenta hoy con una identidad pron unos rasgos y problemas distintivos. Me permitiré un excurso a este respecto.

Se supone, de entrada, que el terreno del discurso es un ámbito de interacción lingüística comensiones básicas: una pragmática, marcada en este caso por el uso del lenguaje con propós

tensiones argumentativas; otra cognitiva, determinada por la comunicación de ideas, emoc.; y una tercera sociocultural, que remite a la situación y al contexto de interacciendimiento. La marca argumentativa consiste en determinados usos expresos e interactivosón, en particular, en el uso de la argumentación como modo de dar cuenta y razón de auien o ante alguien con el fin de justificar nuestras propuestas y de lograr su adhesión

ntimiento a lo que proponemos. Por otro lado, lo público  es en principio lo accesible a t

Page 92: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 92/530

ncerniente a todos y a disposición de todos —algo de interés y dominio públicos—, dentro dmunidad de referencia; descansa en la efectividad, fluidez y calidad de la comunicación entrembros. Se trata de un constructo[79] no solo conceptual, sino histórico y normativo, a la lonstrucciones como la de la esfera pública burguesa avanzada por Habermas, amén de

rias contribuciones y revisiones posteriores. Hoy nos encontramos además con almplicaciones añadidas, dos en especial: 1) la pluralidad de los públicos que suelen concurestras esferas de interacción comunitaria (concurrencia de grupos y culturas); 2) la construnuevos espacios públicos telemáticos —p. ej., comunidades «virtuales», foros de debate—

eden determinar cambios del discurrir en público[80]. Hay, en fin, efectos inducidos prcosociocognitivo del grupo que determinan errores y falacias de carácter específico, com

nómenos bien conocidos de pensamiento grupal, que tienden a distorsionar o ignorar la evidponible a cada miembro en favor de la convergencia y la cohesión del grupo, o de polarizaciitudes y posturas en el curso de discusiones, o siquiera conversaciones, entre grupos[81].Pasemos a contemplar ahora un caso ilustrativo de la argumentación dentro de este á

áctico social: en particular, el caso paradigmático de la deliberación.Entiendo por deliberación en este contexto una interacción argumentativa entre agentes que t

stionan y ponderan información, opciones y preferencias, en orden a tomar de modo responslexivo una decisión o resolución práctica sobre un asunto de interés común y debatible, al mprincipio, mediante los recursos del discurso público, p. ej., mediante razones comunicab

mpartibles más allá de los dominios personales o puramente profesionales de argumentpone no solo una interacción dialéctica entre alternativas, sino una confrontación interpersonproponentes, cuya presencia real puede propiciar tanto estrategias de poder e influencia,

itudes de cautela e incluso inhibición de maniobras descaradamente falaces[82]. Su éxito descre otras cosas, en la disposición al entendimiento mutuo y a la coordinación de las intervenc

no necesar iamente al consenso— y en la fluidez de la comunicación, p. ej., en la experiencia dmpartir información ayuda a salvar las limitaciones del conocimiento individual. El éxito pnsistir en un resultado satisfactor io para el colectivo, aunque no sea el mejor o el más satisfara cada uno de los individuos, de modo de que ese resultado no se obtendría si cada cupeñara en seguir el dictado de su razón práctica personal. Este ámbito del discurso públicocurrir en público, aunque seaterreno abonado para ciertos esquemas argumentativos commados «conductivos», conoce diversos tipos de argumentación parejamente plausibles y rebaefeasible), que discurren sobre bases pragmáticas y conversacionales de entendimiento y p

guir pautas parecidas de procedimiento; por ejemplo, la compuesta por estas fases o movimiplanteamiento del asunto y apertura; 2) distribución de información; 3) avance de propuentrapropuestas; 4) ajustes y revisiones; 5) adopción de una resolución, y 6) confirmación olución tomada y cierre[83]. También se presta a estrategias diversas, p. ej., unas más

mpetitivas frente a otras más bien cooperativas donde el oponente no actúa como un rivamo una fuente de recursos alternativos o complementarios (de información, revisión, etcétera

Pero la deliberación, en el sentido práctico y público relevante aquí, se distingue pportancia que cobran ciertos rasgos como los siguientes:

i*) El proceso discurre a partir del reconocimiento de una cuestión de interés público y pen

Page 93: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 93/530

resolución que, por lo regular, incluye conflictos o alternativas entre dos o más opciones pontre dos o más partes concurrentes.ii*) La discusión se teje no solo con proposiciones, sino con propuestas. iii*) Las propu

vuelven estimaciones y preferencias que descansan, a su vez, en consideraciones contrapuesverso orden y de peso relativo que pueden dar lugar a inferencias no ya simplemente lineadas dentro de un mismo plano, sino mixtilíneas y pluridimensionales, aunque la confrontponda a un propósito común o apunte al mismo objetivo.iv*) Las propuestas, alegaciones y razones puestas en juego tratan de inducir al

nsensuado de resultados de interés general.

Los rasgos (i*) y (ii*) determinan la vinculación de la deliberación al ámbito de la razón prádistinción entre proposiciones y propuestas que comporta (ii*) puede ser ilustrativa

culiaridad argumentativa de la deliberación, así que me demoraré un momento en ella, aunqapuntado una distinción al respecto al presentar los puntos de partida de la idea generumentación (véase más arriba § 2). Una propuesta es una unidad discursiva o un acto de ectivo y comisivo del tenor de «lo indicado [pertinente, conveniente, debido, obligado]

sente caso es hacer [no hacer] X». Se refiere a una acción y expresa una actitud hacia ellaes, envuelve tanto ingredientes prácticos como normativos y no se deja reducir a un mero «bgamos X»—aunque a veces, p. ej., en una sesión de brainstorming, se admitan propuestas tent

También puede verse como la conclusión de un razonamiento práctico en la medida en oponente está dispuesto no solo a asumir lo que propone sino a justificar su propuesta o, llego, a defenderla. Según esto, las propuestas se avienen a su registro como comproetivables o expresos, antes que a la ontología mental BDI (Belief ,  Desire,  Intention) usual tamiento de los actos de habla, y están relacionadas con la asunción y distribución de carga

ueba. De modo que se prestan a un análisis lógico modal peculiar, por ejemplo, a una lóntica no monótona o revisable de las obligaciones condicionales contraídas bajo la formmpromisos[84]. Lo cual supone varias tareas: unas analíticas, como la exploración de sistemndicionales normativos y la opción entre formalizaciones alternativas; otras dinámicas[85], resolución de los problemas de la revocabilidad de las normas y la retractabilidad o cancelacmpromisos; y otras, en fin, dialécticas o interactivas como el delicado punto de la asunctribución de la carga o responsabilidad de la prueba. Por otro lado, las propuestas nificables como verdaderas o falsas, sino como aceptables o inaceptables a la luz de div

nsideraciones de justificación, pertinencia, selección o viabilidad como las antes mencionadidad de preguntas críticas. Esto es importante para distinguir entre las propuestas del dis

áctico y las proposiciones del discurso argumentativo en general. Las proposiciones se muevdirección de ajuste del lenguaje al mundo, queremos que nuestras proposiciones se ajustenalidad; las propuestas se mueven en la dirección inversa de ajuste del mundo al lenguaje, quere la realidad se ajuste a nuestras propuestas. De ahí se sigue que, siendo el mundo uno y cra todos, si lo que uno dice es verdad, es una proposición verdadera, quienes piensen y digntrario estarán en un error. En cambio, al ser nuestros planes, fines y valores posible

tintos y distantes entre sí, el hecho de ser plausible y razonable una propuesta no implica queundadas o irracionales todas las demás que se opongan a ella; así como los argumentos a fav

Page 94: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 94/530

a alternativa no cancelan los que pueda haber en contra de esa misma opción, ni los que pucirse en favor de otras opciones. En suma, las propuestas hacen de la deliberación una empreo colectiva sino plural, en la que cuentan tanto los medios y los cálculos del razonamientoprtrumental como los valores y fines que guían y dan sentido a la acción. Esta última referrmite ver que la normatividad en juego no solo tiene que ver con la lógica deóntica o cructura de los compromisos dentro del proceso deliberativo, sino con otros aspectos sustantcos del discurso público.Sigamos. De los rasgos (i*) y (iii*) se desprende que la cuestión o el conflicto no puede diridiante una rutina o un algoritmo o método efectivo de resolución[86]. Además, conforme a evaluación del curso y desenlace de una deliberación se remite a consideraciones de plausibiterios de ponderación y supuestos de congruencia práctica, antes que a los criterios usualrrección de una línea inferencial o un esquema argumentativo. En fin, (iv*) indica la orientcia un interés u objetivo común, por encima o aparte de los intereses personales o privados rticipantes; objetivo no siempre logrado, pues la suerte del proceso deliberativo es sensiblerategias discursivas adoptadas —p. ej., competitivas vs. cooperativas—, así como a ndiciones y circunstancias relativas al marco y a la conformación social, comunicativa, etcéte

Todo esto deja entrever la complejidad de una evaluación o una estimación del curso senlace de un debate que envuelve no solo unas condiciones precisas para la calidad y el éxitoiberación —o al menos capaces de fundar expectativas razonables en tal sentido—, sino c

dicadores de la efectividad o del cumplimiento de esas expectativas. Entre esas condicionentan las que facilitan el flujo de la información y la participación, y buscan neutralizartores de distorsión como los que habíamos visto anteriormente en la perspectiva retórica dacias. Son, por ejemplo, exigencias de: a*) publicidad —no simple transparencia versus opala fuente de información, sino también accesibilidad e inteligibilidad de las razones en jue

) igualdad de las oportunidades de todos los participantes para intervenir en el proceso —nora escuchar, sino para hacerse oír en el curso de la discusión—; c*) autonomía del proceso o negativa, como exclusión de coacciones o de injerencias externas, sino positiva, en el sentntener abierta la posibilidad de que cualquier participante se vea reflejado en el curso o ultado—. De ahí cabe obtener precisamente algún indicador del éxito, consistente en la medie los participantes reconocen que han contribuido a, o influido en, el nudo y el deseproceso, o en la medida en que se sienten reflejados en él de algún modo, aunque discrepe

rso seguido o de la resolución final.

En consonancia con estos supuestos, serán falaces las maniobras discursivas torpes o delibee vengan a bloquear la comunicación entre los agentes deliberativos, a reprimir su participre e igualitaria o a sesgar de cualquier otro modo el curso o el desenlace de la deliberacintra del interés común y en favor de intereses «siniestros» —al decir de Bentham, esto es, int

partes o de grupos que miran por sus ventajas y privilegios en perjuicio de los derdividuales y de los objetivos comunitarios— [87]. Entre tales falacias cabe contar las faíticas denunciadas por el propio Bentham, p. ej.: las que tratan de acallar la discusión ddida o postergar indefinidamente su adopción, o las que tratan de contaminar y confundir

cargados de concretarla. Hoy podríamos añadir otras varias, como la de minar con sospec

Page 95: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 95/530

picacias preventivas una resolución por tomar o la de cargar con imputaciones merasivas e inconcretas la resolución tomada. Son falacias nacidas del trato social y que han crecdurado con el desarrollo del discurso civil, con el planteamiento y la discusión de as

munes de carácter práctico en espacios públicos. Así que no es extraño que se vuativamente inmunes a los tratamientos ordinarios como, por ejemplo, el que Tindale indica presentación inicial y sumaria de la argumentación falaz en su Fallacies and argument app007). Dice Tindale que «las formas de evitar el razonamiento falaz, sea el hecho por nosotroigido a nosotros, se reducen a algún tipo de educación» (2007: 16); esto es, se supone que sonaprendizaje y de competencia en las artes del discurso. Pero lo que ponen de manifiesto

acias como las sembradas en las deliberaciones o en otras modalidades del discurso civilstencia de condiciones o supuestos determinantes del ejercicio y de la eficacia real de esas

rendidas: en situaciones socioestructurales de opacidad, asimetría o no reciprocideronomía, o en situaciones socioculturales de discriminación del acceso, del usoonocimiento o de la publicidad de unas «buenas razones», no parece muy efectiva esa te

dáctica o educativa. Equivaldría a tomar el rábano por las hojas o, en mejores palabras, suponorar los condicionantes sociopolíticos y la normativa ética que, los unos por debajo y la otrcima, envuelven y codeterminan el ejercicio de la racionalidad discursiva, de modo que tamn de ser dignos de consideración por parte de una teoría lúcida de la argumentación. No en nuestros días, nos encontramos con encrucijadas del discurso práctico y del discurso civil y

nfluencias éticas, políticas y discursivas como las contempladas por los programas e idealesmada «democracia deliberativa».Esta nueva y compleja perspectiva, al mejorar nuestra lucidez, no solo nos depara nuevas v

o nuevos problemas que vienen a añadirse a los antes visibles en las perspectivas cláencionaré dos de distinto tipo.

1) Un desafío abierto en el estudio tradicional de las falacias, especialmente a la luz del enórico, consiste en un maquiavelismo preventivo como el propuesto por Schopenhauer paran librado de las malas artes de un antagonista en una discusión. Dice nuestro deseng

ósofo: «Si dominasen la fidelidad y la franqueza, sería muy distinto; pero como su uso cuente, también está permitido dejar de utilizarlas, o de lo contrario uno se verá mal pagadsmo ocurre en la discusión; si le doy la razón al adversario mientras parece que la tieneícil que él lo haga en el caso inverso; más bien procederá per nefas; por eso tengo yo que ha

smo» (Schopenhauer, 42011[88]

, p. 49, nota 3). He aquí un reto insidioso en varios aspectomplo, un supuesto del tipo «Piensa mal y acertarás», ¿puede justificar las malas artes frentrario y el recurso a estratagemas falaces? Por otro lado, la estrategia de recurrir al fraudgaño, en suma, a las falacias, ¿puede utilizarse no ya de modo ocasional sino de forma gentemática en nuestras interacciones argumentativas? Dejo al lector la respuesta a esta úgunta, aunque me permito sugerirle que sería una cuestión similar a la que plantearían el emtemático del fraude en nuestros intercambios comerciales, o el uso sistemático de la mentestras conversaciones y comunicaciones cotidianas, y así apunto una pista: son todas

rategias inviables y, más radicalmente, autodestructivas.Las ideas de Arthur Schopenhauer no dejan de tener un remedo irónico en el terreno po

Page 96: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 96/530

tes que él, los satíricos Jonathan Swift y John Arbuthnot, en el prospecto promocional de unla mentira política, ya habían declarado que «la mejor manera de contradecir una ment

onerle otra» (Swift, 2006: 62). Pero este mismo folleto también apunta la peculiar índole drategias falaces en este ámbito del discurso público al definir la mentira política como «el acer creer al pueblo  falsedades saludables con miras a un buen fin» (Swift, 2006: 30; subrayaoriginal). Una cuestión capital en este contexto podría ser entonces la planteada como temncurso por la Real Academia de Ciencias de Berlín en 1778: «¿Es útil o conveniente engaeblo, bien induciéndolo a nuevos errores, o bien manteniendo los existentes?»[89]. Salta a lae una cuestión de este género no puede dirimir se simplemente con los métodos conceptualesterios normativos al uso en los tratamientos de las falacias tradicionales.2) El otro problema tiene asimismo una notable relevancia teórica y crítica, aunque su proye

áctica sea menos notoria. También recuerda en cierto modo una cuestión similar a propósito aciones entre criterios de calidad y efectividad en el contexto de las perspectivas clásicasmos visto asomar en apartados anteriores. Pero en la compleja perspmocráticodeliberativa el punto adquiere una nueva tonalidad y un especial relieve. Se trata oblemas de correlación y ajuste planteados por la existencia de dos tipos de criterios a la honsiderar, juzgar y evaluar una deliberación en el sentido en que la venimos entendiendo: hayterios epistémicodiscursivos 1) relativos a la calidad interna y al poder de convicción racion

alegatos, las consideraciones y las propuestas aducidas; y hay unos criterios éticopolíticativos a la conformación del marco social de interacción discursiva. En el caso de (1contramos en el plano epistémicodiscursivo de las condiciones y directrices relativas puestos constitutivos de la argumentación, como la disposición a asumir las reglas del juerpedir razón, la disposición a contar con algún procedimiento de discriminaciójores/peores razones —aunque no haya un consenso definido al respecto— y la disposic

onocer el peso o la fuerza de la mejor razón o del mejor argumento frente a sus oponentembio, en el caso de (2), nos movemos en el plano éticopolítico de las condiciones y direcmocráticas de ejercicio del discurso, sean  procedimentales, como la libertad y la autonomcio, la simetría o reciprocidad de la interacción —que implica no solo igualdad sino distribuitativa de la información y de las oportunidades de intervenir—, y la publicidad o transparenfuentes, o sean sustantivas, como la referencia a asuntos de interés o de repercusión públican, la cuestión es: ¿Cómo se relacionan ambos planos? Terminaré con unos apuntes al respecta) El cumplimiento de las condiciones o directrices (2) no parece suficiente para asegu

mplimiento de las condiciones (1) o, en otras palabras, de una supuesta efectividad de (2) —qía poco suponer—, no se seguiría automáticamente la de (1). Ahora bien, en la rentrapuesta, ¿el incumplimiento de (1) podría implicar un incumplimiento de (2) al menosntido de que toda estrategia falaz supone o compor ta la violación de alguna de las condicionemo la transparencia o la reciprocidad de la interacción discursiva? ¿Arrojaría esto una nuevbre los supuestos estructurales del ejercicio racional del discurso público?

b) Asimismo, del cumplimiento de ciertas condiciones y directrices(1) tampoco se desprende necesariamente el cumplimiento de unos supuestos (2). En teoría

os de cumplimiento relativo de (1) que no se atienen a las condiciones (2), como el ideal

Page 97: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 97/530

is platónica gobernada por unos reyes filósofos que toman, se supone, unas medidas fundadmejores razones sin respetar la reciprocidad o la autonomía de los súbditos; o como, en ge

alquier forma de despotismo ilustrado.c) No obstante, pudiera ser que el cumplimiento de (2) tendiera a favorecer el cumplimienen la práctica de la razón y la deliberación públicas; así como el cumplimiento de (

opción e implantación como forma de uso público de la razón, podría favorecer a su vplantación de las condiciones (2). Pero, a fin de cuentas, ¿no sería esto una suerte de pensamsiderativo o, peor aún, una variante del desesperado recurso del barón de Münchhausen parala ciénaga en la que se había hundido tirando hacia arriba de su propia coleta?

Creo, en suma, que aun siendo planos independientes, no dejan de ser solidarios.nsideración nos remite a un nuevo problema de comprensión e integración que se añadiría alnteado por las tres perspectivas clásicas sobre la argumentación. Hoy, en fin, es una agenda trítica muy cargada la que las falacias nos endosan.

Page 98: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 98/530

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Adler, J. E. y Lance, J. R. (eds.) (2008), Reasoning. Studies of human inference and its foundambridge University Press, Cambridge.Adrián, L. (2008), «Petrus Ramus y el ocaso de la retórica cívica»: Utopía y p

inoamericana 43/4, pp. 11-31.Alchourrón, C. E. (2010),  Fundamentos para una teoría general de los deberes, Marcial

adrid.Alexy, R. (1978), «Eine Theorie des praktischen Diskurses», en W. Oelmüller

rmenbegründung, Normendurchsetzung, Schöningh, Paderborn.Apel, K.-O. (1985 [1976]), «El problema de la fundamentación última filosófica a la luz d

agmática trascendental del lenguaje. (Ensayo de una metacrítica del racionalismo crítico)»: Dipp. 140-173.Apel, K.-O. (1987), «Fallibilismus, Konsenstheorie der Wahrheit und Letztbegründung

ilosopohie und Begründung, Suhrkamp, Fráncfort d. M., pp. 97-116.

Baggini, J. (2010), ¿Se creen que somos tontos? 100 formas de detectar las falacias díticos, los tertulianos y los medios de comunicación, Paidós, Barcelona.Bentham, J. (1990), Falacias políticas, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid.Benthem, J. van (2009), «One logician’s perspective on argumentation»:Co-gency I/2, pp. 13Blair, J. A. (1995), «The place of teaching informal fallacies in teaching reasoning ski

tical thinking», en H. V. Hansen y R. Pinto (eds.), Fallacies. Classical and contemporary read, pp. 328-338.Blair, J. A. (2012a), Ground work in the Theory of Argumentation. Selected papers, Spr

rdrecht/Heidelberg/Londres/Nueva York.Blair, J. A. (2012b), «Rhetoric, Dialectic, and Logic as related to argument»:  Phi-losophyetoric 45/2, pp. 148-164.Blair, J. A. et al. (eds.) (2003),  Informal Logic at 25. Proceedings of the 2003  OSSA Confer

derrón, Windsor (ON, Canadá).Boger, G. (2003), «Formal logic’s contribution to the study of fallacies», en Pro-ceedings

fth Conference ISSA, cit., pp. 133-137.Bordes, M. (2011),  Las trampas de Circe: falacias lógicas y argumentación informal, Cá

adrid.Bovens, L. y Rabinowicz, W. (2006), «Democratic answers to complex questions — an epistemic perspective»: Synthese 150, pp. 131-153.Bowker, J. K. y Trapp, R. (1992), «Personal and ideational dimensions of good anduments in human interaction», en F. H. van Eemeren y R. Grootendorst (eds.), Argumen

uminated, Sic Sat, Ámsterdam, pp. 220‑230.Brandom, R. (2003 [2000]),  La articulación dzones, Siglo XXI, Madrid. Cattani, A. (2008), «Logical and rhetorical rules of debate», eigand (ed.),

Dialogue and Rhetoric, John Benjamins, Ámsterdam/Filadelfia.

Cohen, D. (2003), «Logical fallacies, dialectical transgressions, rhetorical sins and other fa

Page 99: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 99/530

rationality in argumentation», en Proceedings of the Fifth Conference ISSA, cit., pp. 201-206.Cohen, M. R. y Nagel, E. (1934), Introduction to logic and scientific method, Routledge & K

ul, Londres.Corcoran, J. (1989), «Argumentations and logic»:  Argumentation  3/1, pp. 17-43. Correi

011), «Biases and fallacies: The role of motivated irrationality in fallacious reasoning»: Co, pp. 107-126.Cummings, L. (2004), «Rejecting the urge to theorise in fallacy theory»: Argumentation  1

-94.Damer, E. (52005 [1980]), Attacking faulty reasoning. A practical guide to fallacyfree argum

omson Wadsworth, Belmont (CA).Dascal, M. (ed.) (2008), G. W. Leibniz, The art of controversies, Springer, Dordrecht.Eemeren, F. H. van (2001), «Fallacies», en Íd. (ed.), Crucial Concepts in Argumentation ThSat, Ámsterdam, pp. 135-164.Eemeren, F. H. van (2010), Strategic maneuvering in argumentative discourse, John Benja

msterdam, cap. 7, «Fallacies as derailments», pp. 187-212.Eemeren, F. H. van (2011), In reasonableness, Sic Sat, Ámsterdam.Eemeren, F. H. van, Garssen, B. y Meuffels, B. (2008), «Reasonableness in confront

mpirical evidence concerning the assessment of ad hominem fallacies», en F. H. van Eemerenrssen (eds.), Controversy and confrontation, John Benjamins, Ámsterdam, pp. 181-196.Eemerern, F. H. van, Garssen, B. y Meuffels, B. (2009),  Fallacies and judgmen

asonableness.  Empirical research concerning the pragmadialectical discussion rules, Sprrdrecht/Heidelberg/Londres/Nueva York.Eemeren, F. H. van y Grootendorst, R. (1984), Speech acts in argumentative discussions, Frdrecht.

Eemeren, F. H. van y Grootendorst, R. (1987), «Fallacies in a pragmadialectical perspecgumentation 1, pp. 283-301.

Eemeren, F. H. van y Grootendorst, R. (1988), «Rationale for a pragmadialectical perspecgumentation 2, pp. 271-291.

Eemeren, F. H. van y Grootendorst, R. (1992), Argumentation, communication, and fallacagmadialectical perspective, Lawrence Erlbaum, Hillsdale (NJ).

Eemeren, F. H. van y Grootendorst, R. (1995), «The pragmadialectical approach to fallacieV. Hansen y R. Pinto (eds.), Fallacies. Classical and contemporary readings, cit., pp. 130-144.

Eemeren, F. H. van, Grootendorst, R., Jackson, S. y Jacobs, S. (32008 [1997]), «Argumentaogido en T. A. van Dijk (comp.),  El discurso como estructura y proceso, Grcelona.Eemeren, F. H. van y Houtlosser, P. (2003a), «Fallacies as derailments of strneuvering. The argumentum ad verecundiam, a case in point», enProceedings of the Fifth Conference ISSA, cit., pp. 289-292.Eemeren, F. H. van y Houtlosser, P. (2003b), «The development of pragmadialectical approumentation»: Argumentation 17, pp. 387-403.Eemeren, F. H. van y Houtlosser, P. (2004),  A systematic theory of argumentation.

agmadialectical approach, Cambridge University Press, Cambridge.

Page 100: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 100/530

Eemeren, F. H. van y Houtlosser, P. (2008), «Más sobre las falacias como descarrilamientniobras estratégicas: el caso de tu quoque», en C. Santibáñez y R. Marafioti (eds.), De las fal

gumentación y comunicación, cit., pp. 37-51.Eemeren, F. H. van et al. (eds.) (2003),  Proceedings of the Fifth Conference ISSA  (2002), Si

msterdam.Eemereen, F. H. van et al.  (eds.) (2007),  Proceedings of the 6th Conference ISSA, Sic

msterdam,Elster, J. (2008), «When rationality fails», en J. E. Adler y J. R. Lance (eds.), Rea-soning. Stud

man inference and its foundations, cit., pp. 94-113.Evans, J. St. B. T. (2004), «Biases in deductive reasoning», en R. F. Pohl (ed.),Cog-nitive illus

handbook on fallacies and biases in thinking, judgement and memory, Psychology Press, U)/Nueva York, pp. 127‑144.

Evans, J. St. B. T. (2008), «Dualprocessing accounts of reasoning, judgment, and gnition»: Annual Review of Psychology 59, pp. 255-278.

Gabbay, D. M., Johnson, R. H., Ohlbach, H. J. y Woods, J. (eds.) (2002), Hand-book of the logumentation. The turn towards the practical, North Holland [Elsevier Science B.V.], Ámsterdam

Gamer, E. (2000), «Comments in ‘Rhetorical Analysis within a PragmaDialectical Framewgumentation 14, pp. 307-314.

García, J. et al. (1972), «Biological constraints on conditioning», en A. H. Black y W. F. Prs.), Classical conditioning II: Current research and theory, AppletonCentury, Nueva York, pp. García Damborenea, R. (2000), Uso de razón, Biblioteca Nueva, Madrid. García Moriyón, F.

007), Argumentar y razonar, CCS, Madrid. Gigerenzer, G. (2000), Adaptive thinking. Rationalreal world, OxfordUniversity Press, Oxford/Nueva York.

Goel, V. y Dolan, R. J. (2003), «Explaining modulation of reasoning by belief»: Neuroimag504-514.Govier, T. (1987), «Reply to Massey», en H. V. Hansen y R. Pinto (eds.), Fallacies. Classica

ntemporary readings, cit., pp. 172-180.Habermas, J. (2008 [1983]), «Ética del discurso. Notas para un programa sob

ndamentación», en Conciencia moral y acción comunicativa, Trotta, Madrid, pp. 97-101.Hamblin, C. L. (2004 [1970]), Fallacies, Methuen & Co., Londres; reimp. Vale Press, Ne

ws (VA).

Hansen, H. V. (2002), «The straw thing of fallacy theory: the standard definition of ‘fallgumentation  16/2, 133-155.Hansen, H. V. y Pinto, R. C. (eds.) (1995),  Fallacies. Classicantemporary readings, University Park (PA), The Pennsylvania State University Press.

Herrera, A. y Torres, J. A. (22007 [2003]), Falacias, Torres, México.Hertwig, R. y Gigerenzer, G. (1999), «The ‘conjunction fallacy’ revisited: How intel

erences look like reasoning errors»: Journal of Behavioral Decision Making 12, pp. 275-305.Hitchcock, D., McBurney, P. y Parsons, S. (2001), «A framework for deliberation dialogue

oceedings 4th Biennial Conference OSSA, Ontario.

Ikuenobe, P. (2004), «On the theoretical unification and nature of fallacies»: Ar-gumentation

Page 101: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 101/530

189-211.Jackson, S. (1995), «Fallacies and heuristics», en F. H. van Eemeren, R. Grootendorst, J. A. B

A. Willard (eds.), Proceedings Third ISSA Conference on Argumentation, Sic Sat, Ámsterdampp. 257-269.Jacobs, S. (2002), «Messages, functional contexts, and categories of fallacy. Some dialectictorical considerations», en F. H. van Eemeren y P. Houtlosser (eds.), Dialectic and rhetoricrp and woof of argumentation analysis, Kluwer, Dordrecht.Janis, I. L. (1982), Groupthink: Psychological studies of policy decisions and fiascos, Wadsw

ston.Johnson, R. H. (1989), «Massey on fallacy and Informal Logic»:Synthese 80, pp. 407-426.Johnson, R. H. (1995), «The blaze of her splendors: Suggestions about revitalizing fallacy th

visión de su artículo anterior del mismo título en Ar-gumentation 1 [1987], pp. 239-253), en nsen y R. C. Pinto (eds.),Fallacies. Classical and contemporary readings, cit., pp. 107-119.Johnson, R. H. y Blair, J. A. (31993 [1977]),  Logical Self-Defense, McGraw-Hill Rye

ronto.Johnson, R. H. y Blair, J. A. (2002), «Informal Logic and the reconfiguration of Logic», en

bbay, R. H. Johnson, H. J. Ohlbach y J. Woods (eds.),Handbook of the logic of argumentation. The turn towards the practical, cit., pp. 339-396.Joseph, H. (1906),  An introduction to logic, Clarendon Press, Oxford. Kahneman, D.

011]),  Pensar rápido, pensar despacio, Debate, Barcelona. Klayman, J. (1995), «Varietinfirmation bias»: The Psychology of Learning

and Motivation 32, pp. 385-417.Kock, C. (2009), «Choice is not true or false: The domain of rhetorical argumenta

gumentation 23/1, pp. 205-217.List, C. (2006), «The discursive dilemma and public reason»: Ethics 16, pp. 362-402.Lloyd, G. E. R. (1987 [1966]), Polaridad y analogía. Dos tipos de argumentación en los albor

nsamiento griego, Taurus, Madrid.Lucas, J. (1991), CastillonBeckerCondorcet. ¿Es conveniente engañar al pueblo?, Cent

tudios Constitucionales, Madrid.Lumer, C. (2000), «Reductionism in fallacy theory»: Argumentation 14/3, pp. 405-423.ManktI. y Over, E. (1991), «Social roles and utilities in reasoning with deontic conditionals»: Cog

pp. 85-105.Massey, G. (1975), «Are there any good arguments that bad arguments are bad?»:Philosophy in Context  4, pp. 61-77.Massey, G. (1981), «The fallacy behind fallacies»: Midwest Studies in Philosophy 6, pp. 489-5Morgan, A. de (1847), Formal logic, Walton & Maberly, Londres.Neys, W. de (2006), «Dual processing in reasoning. Two systems but one reaso

ychological Science (Association for Psychological Science) 17/5, pp. 428-433.Norman, G. (2009), «Dual processing and diagnostic errors»:  Advances in Health  Sc

ucation 14, pp. 37-49.

Page 102: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 102/530

O’Keefe, D. (2003), «The potential conflict between normativelygood argumentative practicsuasive success», en F. H. van Eemeren et al. (eds.),Anyone who has a view. Theoretical contributions to the study of argumentation, Kl

rdrecht, pp. 309-318.Oliver, J. W. (1967), «Formal fallacies and other invalid arguments»: Mind 76/304, pp. 463-4Pereda, C. (1986), «¿Qué es una falacia?», en A. Vargas et al.,  Argumentación y Filo

iversidad Autónoma de MéxicoIztapalapa, México, pp. 113-127.Pereda, C. (1994), Vértigos argumentales, Anthropos/Universidad Autónoma

éxicoIztapalapa, Barcelona/México.Pereda, C. (1996), «¿Qué es un buen argumento?»: Theoria  11/25, pp. 7-20. Pereda, C. (2

bre la confianza, Herder, Barcelona.Pereda, C. (22012), «Falacia», en L. Vega y P. Olmos (eds.), Compendio de lógica, argument

etórica, cit., pp. 249-253.Pettit, P. (2001), «Deliberative democracy and the discursive dilemma»:  Philosophical I

pl. Nous) 11, pp. 268-299.Pirie, M. (32003),  How to win every argument. The use and abuse of logic, Contin

ndres/Nueva York.Popper, K. (1957 [1945, 1950]), La sociedad abierta y sus enemigos, Paidós, Buenos Aires.Powers, H. L. (1995), «Equivocation», en H. V. Hansen y R. C. Pinto (eds.), Fa-llacies. Cla

d contemporary readings, cit., pp. 287-301Rabotnikof, N. (2011),  En busca de un lugar común. El espacio público en la  teoría po

ntemporánea, UNAM-Instituto de Investigaciones Filosóficas, México.Reed, Ch. y Tindale, C. W. (eds.) (2011), Dialectics, dialogue and argumentation. An examin

Douglas Walton’s theories of reasoning and argument , College Publications, Londres.

Rhodes, J. y Newel, S. E. (eds.) (1980),  Dimensions of Argument , Speech Communicsociation, Annandale (VA).Rips, L. J. (2008), «Reasoning and conversation», en J. E. Adler y J. R. Lance (eds.), Reasodies of human inference and its foundations, cit., pp. 694-730.Sagüillo, J. M. (2000), El arte de persuadir, Ludus, La Coruña.Santibáñez, C. y Marafioti, R.

008), De las falacias. Argumentación y comunicación, Biblos, Buenos Aires.Schopenhauer, A. (42011 [1864]),  Dialéctica erística o El arte de tener razón, expuesta

ratagemas, trad. e introd. de L. F. Moreno Claros, Trotta, Madrid.

Schreier, M., Groeben, N. y Christmann, U. (1995), «That’s not fair ! Argumentation integr ityics of argumentative communication»: Argumentation 9, pp. 267-289.Sellars, W. (1997 [1956]), Empiricism and the Philosophy of Mind, introd. de R. Rorty y gu

udio de R. Brandom, Harvard University Press, Cambridge (MA).Shafir, E. y LeBoeuf, R. (2002), «Rationality»: Annual Review of Psychology 53, pp. 491-517.Sidgwick, A. (21890 [1884]),  Fallacies. A view of Logic from the practical side, Kegan

ench, Trübner & Co., Londres.Stich, S. P. (1985), «Could man be an irrational animal?»:Synthese 64, pp. 115-135.

Sunstein, C. R. (2009), Going to extremes. How like minds unite and divide, Oxford Univ

Page 103: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 103/530

ess, Oxford/Nueva York.Swift, J. (2006 [1733]), El arte de la mentira política, Sequitur, Madrid. Tindale, C. W. (1

allacies, blunders and dialogue shifts: Walton’s contributions to fallacy debate»:  Argumen3, pp. 341-354.Tindale, C. W. (2007),  Fallacies and argument appraisal, Cambridge University

mbridge.Tindale, C. W. y Reed, Ch. (2011), «Introduction», en Reed, Ch. y Tindale, C. W. (eds.), Dialelogue and argumentation, cit.Turner, D. (2003), «Tempting mistakes: Towards a Rylean account of fallacies», en J. A. B(eds.), Informal Logic at 25. Proceedings of the 2003 OSSA Conference, cit.Tversky, A. y Kahneman, D. (1983), «Extensional vs. intuitive reasoning. The conjunction f

probability judgment»: Psychological Review 90, pp. 293-315.Val, J. A. del (comp.) (1977), Investigaciones sobre lógica y psicología, Alianza, Madrid.Vaz Ferreira, C. (2008), Textos. 4. Sobre lógica  [incluye  Lógica viva], Biblioteca NacioCE, Montevideo.Vega Reñón, L. (2008), «Los paralogismos según C. Vaz Ferreira: una contribución a la disc

ual en torno a la idea de argumentación falaz»: Praxis 10/13, pp. 151-162.Vega Reñón, L. (2012), «Las falacias: una introducción». Publicación on line, libre acce

ww.uned.es > Biblioteca > e-Spacio. Repositorio digital.Vega Reñón, L. y Olmos Gómez, P. (eds.) (22012), Compendio de lógica, argumentac

órica, ed. rev. y actualizada, Trotta, Madrid.Walton, D. N. (1987), Informal fallacies: Towards a theory of argument criticism, John Benja

msterdam.Walton, D. N. (1992),  Plausible argument in everyday conversation, State Univess, Albany.

Walton, D. N. (1995), A Pragmatic Theory of Fallacy, University of Alabama Press, TuscalooWalton, D. N. (2006), «Epistemic and dialectical models of begging the question»: Synthese237-284.Walton, D. N. (2010), «Why fallacies appear to be better arguments than they are»: Informal 2, pp. 159-184.Walton, D. N. (2011), «Defeasible reasoning and informal fallacies»: Synthese 179, pp. 377

ay una versión anterior en la red de 2009).Wason, P. C. (1968 [1964]), «The effect of selfcontradiction on fallacious argument», en

ason y P. N. Johnson (eds.), Thinking and reasoning, cit., pp. 124-130.Wason, P. C. (1977 [1962]), «Razonamiento sobre una regla», en J. A. del Val (c

vestigaciones sobre lógica y psicología, cit., pp. 249-263.Wason, P. C. y Johnson, P. N. (eds.) (1968), Thinking and reasoning, Penguin, HarmondsworthWenzel, A. y Tindale, C. W. (2007), «Fallacies as violations of rationality norms

erdisciplinary approach», en F. H. van Eemereen et al.  (eds.),  Proceedings of the 6th ConfeSA, cit., vol. 2, pp. 1483-1489.

Wittgenstein, L. (1978), Observaciones sobre los fundamentos de la matemática  (1939-1

anza, Madrid.

Page 104: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 104/530

Woods, J. (1982), Argument. The logic of the fallacies, McGraw-Hill Ryerson, Toronto.Woods, J. (1995), «Fearful symmetry», en H. V. Hansen y R. Pinto (eds.), Fallacies. Classica

ntemporary readings, cit., pp. 181-193.Woods, J. (2003), «A resourcebased approach of fallacy theory», en J. A. Blair et   al.  (

ormal Logic at 25. Proceedings of the 2003 OSSA Conference, cit.Woods, J. (2004), The death of argument. Fallacies in agentbased reasoning, Klrdrecht/Boston.Woods, J. (2005), «Respondeo», en K. A. Peacock y A. D. Irvine (eds.), Mistakes of reason. E

honour of John Woods, University of Toronto Press, Toronto, pp. 443-450.Woods, J. y Walton, D. N. (1982),  Argument: The logic of fallacies, McGraw-Hill Rye

ronto.Woods, J. y Walton, D. N. (1989),  Fallacies. Selected papers 1972-1982, Frdrecht/Providence.Zenker, F. (2007a), «Changes in conductrules and ten commandments: Pragmadialectics 19

04», en F. H. van Eemereen et al.  (eds.),  Proceedings of the 6th Conference ISSA, cit., vol. 81-1589.

Zenker, F. (2007b), «Pragmadialectic’s necessary conditions for a critical discussion», en nsen et al.  (eds.),  Dissenssus and the search for common ground  ( Proceedings OSSA Confe07 ), cederrón, Windsor (ON, Canadá), pp. 1-15.

Page 105: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 105/530

Parte IILA CONSTRUCCIÓN DE LA IDEA DE FALACIA

Page 106: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 106/530

Sección 1PERSPECTIVA HISTÓRICA

Es difícil que haya un tema más recalcitrante o que haya cambiado tan poco en el curso

tiempo. Después de dos milenios de estudio activo de la lógica y, en particular, tras hasuperado la mitad del siglo más iconoclasta, el siglo xx, todavía nos encontramos con

las falacias se clasifican, presentan y estudian en buena medida a la manera antigHamblin, 2004

s apuntes que siguen no tratan de ser una historia de la idea de falacia argumentativa, historir cierto, aún está por hacer. Pero sí quieren abrir una perspectiva panorámica de la formacsarrollo de los conceptos de falacia y de argumentación falaz en el pensamiento comúnmmado «occidental», a través de ciertas vías y algunos hitos de constitución. También pretende mismo sentido, contextualizar y facilitar la lectura de unos textos que bien se pueden consciertos casos contribuciones decisivas y en otros casos muestras representativas de divmentos de ese proceso de desarrollo. Consisten en diez extractos tomados de muy divores: Aristóteles, Tomás de Aquino (atribución), Antoine Anauld y Pierre Nicole, John Lnito Jerónimo Feijoo, Jeremy Bentham, Richard Whately, Arthur Schopenhauer, John Stuart Mrlos Vaz Ferreira, cuyos textos aparecen en este orden y en sucesivos apartados individuales

cción siguiente.Un propósito derivado de estos apuntes históricos y de los propios textos es mostrar que la

ién citada de Hamblin (2004 [1970]) sobre la nula o escasa variación de la idea y el tratamienfalacias en el curso de su larga historia, es una apreciación errónea, resulta una impresión

ede que esta falsa impresión de Hamblin tenga algo que ver con su caracterización del tratame denomina standard y, más aún, con su creencia en que dicho tratamiento constituye una trade se remonta, cómo no, a Aristóteles. Aquí no entraré en la discusión de estos supuestos —pmás ya puestos en tela de juicio— [90]. En todo caso, lo cierto es que la concepción y el estudfalacias, en general, y de la argumentación falaz en particular, han conocido notables camb«dos milenios» que menciona Hamblin. Cambios en la ampliación y restricción del cam

álisis; cambios en los criterios de detección, clasificación y evaluación de casos; cambios ieve, en el espacio y, en definitiva, en el reconocimiento concedido a su análisis mismo dendisciplina de la Lógica. De ahí también se desprenden actitudes diversas hacia ellas: por ejea noción restringida de falacia lógica puede propiciar la confianza en su determinación efr contrapartida, como el reverso negativo de una argumentación cabal, si se entiende quacia no es sino la transgresión de alguna regla o condición lógica y el número de estas rego y determinado —idea que se remonta a los padres de las grandes lógicas griega y buristóteles y Dignaga)—; mientras que una noción amplia de falacia como error o fallo discu

ognitivo propicia una desconfianza radical en su posible determinación, puesto que las fuen

Page 107: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 107/530

formas del errar humano no dejan de ser prácticamente infinitas.Cabe incluso considerar que una y otra concepción, la más restringida y la más amplia, t

rta relación con dos orientaciones relevantes para el tratamiento de las falacias en el segumentativo que nos importa: las tradiciones que he calificado como «discursiva» y «cognitiuparme anteriormente (Parte I, cap. 2, § 1) de las variaciones histór icas en torno a la teorizac

falacias. Recordemos que ambas orientaciones marcan o acentúan aspectos diversos ndición falaz al considerarla en diferentes perspectivas. La orientación discursiva es una tradn mayor solera histórica y tiene mayor peso en las contribuciones clásicas al estudio umentación falaz. Está interesada en la identificación y evaluación de las falacias uaciones discursivas ilegítimas —sean productos, procesos o procedimientos—, de modo qndición falaz consiste no solo en un fallo o una falta de virtud, sino en la violación de una noun vicio positivo. Entonces las falacias son objeto no solo de corrección sino de denuncia, saensura, y su comisión no es en principio una opción razonable, rasgos que parecen determinción relativamente restringida de falacia. La tradición cognitiva, por su parte, se halla interesaproducción y explicación de las falacias como errores, fallos o sesgos primordialm

gnitivos. En esta orientación más descriptiva y explicativa que normativa son cuestiones relevfuentes de error y las condiciones o los factores generadores de errores, que pueden y s

er que ver con ciertos modos naturales de responder cognitivamente a las demandas del medndición falaz estriba en un proceder viciado o deficiente que parece estar en orden o apacurrir como es debido. Así pues, esta noción de falacia es más comprensiva y puede senérica que la noción discursiva. En todo caso, las falacias son objeto de corrección e inclumprensión falibilista no solo en el sentido de que con frecuencia nos vemos abocados a coores y muchas veces los cometemos de buena fe, sino incluso en el sentido de que a veconable cometerlos. Pero recordemos, asimismo, que a pesar de sus diferencias, esta

diciones no constituyen orientaciones netas y excluyentes, y en ocasiones pueden concuryor o menor grado como una suerte de variantes tendenciales. Por lo demás, también es se al margen de esta relativa convivencia, no dejan de compartir desde sus respectivas perspertos rasgos que se suponen característicos del perfil de las falacias. En el lugar antes indicadoel capítulo 2, se mencionan dos de estos r asgos compartidos: a) La idea de la (falsa) aparienfalacias, sea inducida por factores subjetivos u objetivos, sea debida a inadvertencia o fraud

alquier caso, se trata de un aspecto añadido que distingue a una falacia de un mero fallo, seor, y que por ello demanda no solo discernimiento, sino alguna suerte de explicación.

onocimiento de cierta normatividad en juego, bien en sentido débil, bien en sentido fuerte. ntido débil, digamos como normatividad1, descansa en la presunción de un saber hacer o dmpetencia discursiva y cognitiva: sanciona el proceder de un modo indebido o el no procedn como se debería. En su sentido fuerte, como normatividad2, aparte de suponer una presu

milar de la capacidad pertinente y una disposición a su ejercicio razonable, señaumplimiento o la violación de una norma del discurso e incluso, más allá de transgred

digo específico, puede representar una amenaza a ciertas condiciones o supuestos o propósitcurso mismo.

Por otra parte, aun siendo una impresión falsa la imagen fija de un tratamiento estándar

Page 108: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 108/530

nos fuera de los recintos y usos escolares—, podemos reconocer no solo confluencias comdicadas, sino la existencia de algunos rasgos relativamente comunes o estables en la caracterizlas falacias, especialmente el ser i) razones o argumentos defectuosos, fallidos o incorrectosaparentemente legítimos o impecables e, incluso, convincentes y, en fin, iii) susceptibles nodescripción y análisis crítico sino de evaluación o sanción normativa. Es curioso que en

ntos —en su condición de fallos o fraudes discursivos bajo una falsa apariencia de virtuditud argumentativa y, por ende, sujetos a corrección o sanción—, también convengan ncepciones procedentes de las culturas lógicas orientales en cuya consideración no voy a r limitarme, como ya he adelantado, al pensamiento occidental. La lógica india, por ejeenta con una noción relativamente precisa de falacia en los términos de hetvabhasa («falacón» o «razón falaz»). Según el Nyayasutra, sistematizado a mediados del siglo ii d.n.e., se tra razón defectuosa o meramente aparente, cuyo empleo en un debate es uno de los moerminantes no solo de la derrota del infractor sino de su reprensión.Además de los propósitos —unos más generales o panorámicos y otros más específicos

ntextualización de los autores y textos seleccionados— que declaraba al principio, los apunteuen también responden a la intención de que el lector pueda juzgar por sí mismo sobportancia y el peso relativos de las variaciones y las coincidencias en la formación y el desanuestras ideas relacionadas con las falacias y con la argumentación falaz. En consonancia co

opósito añadido, esbozo al final de esta Sección un cuadro comprensivo y esquemáticsarrollo histórico de la idea de falacia, en el que se resumen diversos aspectos de las princriedades y cambios que han ido teniendo lugar a ese respecto.

Page 109: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 109/530

1El padre Aristóteles

s Refutaciones Sofísticas ( RS) de Aristóteles, un apéndice de los Tópi-cos dedicado a este tintrapruebas fallidas y engañosas, son el texto fundacional del estudio de las falacias. El pistóteles, en el apartado final del ensayo, afirma su paternidad con respecto al estudio

umentación en general —y de la argumentación falaz, en particular, dado este contexto—ntraste con el arte de la retórica, que ya contaba con cierta continuidad a partir de sus inicios,udio del razonamiento Aristóteles declara no haber encontrado ninguna primicia en que apoy

Sobre las cuestiones de retór ica ya se había dicho mucho y desde antiguo, mientras que sobrel razonamiento ( perì dè toû syllogídsesthai) no había en absoluto nada anterior que citar, sinque hemos tenido que empeñarnos y emplear largo tiempo en investigaciones tentativas ( RS,184a9-184b3).

De ahí que el autor no solo pida comprensión hacia su trabajo, sino el reconocimiento del me tiene haber sentado unos principios. Nadie, hasta ahora, ha desmentido la declaracióernidad en tales términos del viejo Aristóteles, ni le ha negado su reconocimiento[91]. Pero ess impide rastrear ciertos orígenes anteriores a su fundación del estudio de la argumentación ofística», en términos de entonces.

1.1. Los orígenes

y, desde luego, no podemos fechar la aparición de la idea primigenia de argumento falaz. Pdemos constatar la presencia de dos supuestos de su detección en la época de los sofistas ante

Aristóteles. Estos supuestos son:1) La distinción entre una argumentación mejor o más fuerte (kreítton) y otra peor o más

étton).2) La conciencia de la posibilidad del uso ilegítimo del argumento peor para impone

gumento mejor en una causa forense o en un debate público.Un testimonio puede verse en las  Las nubes  (ca. 424 a. n. e.), la comedia de Aristófane

niza a propósito de Sócrates representado en el papel de sofista. Los sofistas, según el pers

Page 110: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 110/530

trepsíades, «dicen que enseñan dos clases de discurso: uno mejor (o más fuerte), cualquiera, y otro peor (o más débil); y aseguran que con el segundo pueden ganar hasta las causacuas» (vv. 112-115); más adelante, el mismo personaje pide a Sócrates que enseñe a sudípides «los dos razonamientos, el fuerte, sea el que fuere, y el débil, que triunfa sobre el fuerdio de lo injusto; enséñale, al menos, el razonamiento injusto», con el fin de salir indemne cio de deudas. «Lo aprenderá de boca de los razonamientos mismos», responde Sócrates (vv6). Palabras que dan paso a una puesta en escena de la disputa entre el discurso o razonamto (díkaios lógos) y el injusto (ádikos lógos).Los sofistas se habían interesado por este tipo de debates y habían desarrollado en espec

nfrontación discursiva como forma de debate público; esto les había valido su caracterizaciórte de Platón como antilogikoí , los que oponen un logos a otro (Sofista, 232b). Protágoras mguraba que cualquier asunto se presta a argumentos opuestos y, como muestran los llam

scursos dobles ( Díssoi  lógoi), las contraposiciones de este género consistían en debilitar o rargumento dado,  A, mediante un contraargumento que el propio  A  generaba. Es un pro

tico cuya variante más fuerte como «refutación por reducción al absurdo» se suele remonón de Elea y los or ígenes de la dialéctica, antes y al margen de la sofística.La tradición retórica, por su parte, también venía destacando la importancia de la lysis 

ntido de refutación o impugnación, así como los recursos relacionados con la confrontcursiva. En la  Retóri-ca a Alejandro, el primer manual que hoy se conserva, tienen un ncipal las estrategias de amplificación de las alegaciones propias y minimización dntrarias, y aparece en escena la argumentación adhominem bajo la forma tu quoque  como exra aducir en el peor de los casos[92].

Estos precedentes sofísticos y retóricos presentan tres características notables:

a) El marco dialógico de la confrontación discursiva, que luego elaborará Aristóteles en TóII, mediante la regulación de los papeles del proponente, responsable de la tesis puesta en cueel oponente que trata de rebatirla o, cuando menos, de hacer que quien responde de ella caintradicción. No es casual que las primeras falacias estudiadas sean argumentos con pretensionutación.b) El contexto del discurso público, no privado: es decir, la consideración del discurso que

gar en los litigios, en las causas judiciales o en las deliberaciones políticas. Cabe preguntarseos contextos, la conciencia de los discursos fraudulentos y engañosos, esto es, sofismas 

ntido que ya he precisado en la introducción de este libro, no es anterior a la de los eopios, es decir, paralogismos; al menos, el caso de los sofismas puede parecer más relevantcho, el ensayo de Cicerón Sobre la invención retórica  solo menciona los errores que un oede detectar en su contrincante, los modi reprehensionis, mientras que la  Retórica a Healoga como vitiosa argumentatio tanto los errores que interesa denunciar en el oponente come conviene evitar en uno mismo —sin que, por cierto, se siga de ahí que el escrito citacerón sea anterior a esta Retórica anónima—.

c) La calidad y la fuerza de un argumento parecen relativas a las del contraargum

rrespondiente en la confrontación, pero no deja de haber algún criterio externo de valormo la aprobación de los jueces o del auditorio, según indican los listados retóricos de errore

Page 111: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 111/530

nunciar o evitar. En estos repertorios se mezclan los casos falaces y los usos lingüípropiados, y todos ellos se mencionan por intereses y con propósitos prácticos. Su objetivo opilar las directrices e infracciones de la discusión crítica, sino instruir sobre cómo ganar elra estos efectos, importa mucho saber aprovecharse de los errores del contrario, en partiando este viola o ignora ciertos estándares culturalmente establecidos de verosimilitonabilidad. Otro indicio en la misma línea son las referencias críticas e irónicas de Aristófaenseñanzas de los sofistas —por no hablar de su caricaturización platónica, p. ej., en Euti

93]. Pero todo esto supone la existencia tácita de tales normas y su conocimiento público, al mr parte del auditorio o del jurado; de lo contrario, la denuncia de las infracciones no sería eúltimo término, son motivos de eficacia los que presiden la catalogación de errores tanto

ndición de falacias o malas inferencias, como en su condición de formulaciones torpropiadas. Ambos aspectos seguirán presentes de algún modo en los catálogos aristotélicoo en el tratamiento de los entimemas aparentes del capítulo 2.24 de la Retórica, que constitumera discusión expresa de las falacias dentro de la tradición retórica, sino también sificación más elaborada de las Refutaciones sofísticas, que inicia el análisis de las falaciasdición lógica.

1.1.1. Tipos y casos en busca de una denominación común

tre los siglos vi y iv a. n. e., en el largo despertar de nuestra conciencia discursiva en Occiy, como hemos visto, prácticas deliberadas de argucias y argumentos capciosos; también sos primeros pasos en su detección y denuncia en el curso de una confrontación o de un dta, sin embargo, un término y un concepto específico de falacia. Ya hemos observado que erencias y clasificaciones de la tradición retórica se entremezclan los casos falaces y los

güísticos inapropiados, sin una idea precisa de la argumentación falaz hasta que Aristóteles acriterio de la (falsa) apariencia de legitimidad cuando habla de «entimemas aparentes». Ahoraque resulta aún más llamativo es que la ausencia de un término técnico se haga notar incluso

que están elaborando un nuevo lenguaje para el análisis conceptual y la reflexión filosatón en primera instancia, pero también el propio Aristóteles.

Platón no escatima la exposición de tretas y recursos falaces —y no solo en los conocidos pEutidemo (p. ej., 275d-278b, 283c-284e, 297e-298e)—; ni, por cierto, se priva de su uso llegao. Según Robinson (1942), son varios los tipos de falacias considerados por Platón: entre el

la pregunta múltiple o la cuestión compleja (p. ej.,Gorgias 466cd, 503a); el de la falsa analogCármides, 165e; República, I 337c); el de la conversión falaz de una premisa (p. ej., Protá-g

Page 112: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 112/530

0c-351b) y, en fin, diversos casos de ambigüedad. A juicio de Robinson, en alguno de estos ambigüedad es donde Platón se aproxima a un término específico como anfibolous (Crátilo, 4n todo y con eso, en Platón solo se encuentran referencias genéricas al ingrediente fa

pcioso del discurso álogon, erístico y sofístico, un ingrediente fundido con su contexto y ácter falaz tampoco se distingue por lo regular de la falsedad material[94].Platón tiene, en suma, cierta conciencia del uso y de la dimensión falaz, capciosa o especio

curso, aunque no se trate de un conocimiento o de un discernimiento cabal y preciso. Pmás, no parece que esos aspectos le merezcan mucha atención en el marco de sus intereocupaciones más sustantivas que lingüísticas. Platón no suele normalmente examinar, con

e será casi norma en Aristóteles, los usos múltiples y a veces problemáticos del lencursivo. Salvo en determinados casos, como en el contexto del Crátilo antes citado en que dimposición de nombres, no parece considerar que la ambigüedad sea una cuestión de esperés para el filósofo, por contraste con los usos y abusos de los sofistas.Con independencia de los intereses críticos y reflexivos de los forjadores de un lenguaje té

osófico, puede que el uso del verbo  paralogídsomai  y sus asociados en el sentido de comcursiva de un fraude o de un engaño, tenga el significado más aproximado a lo que hiende comúnmente por falaz, en su amplio espectro de significación. Hay usos constatados e

ntido en el siglo iv y no solo en Aristóteles, sino en otros autores como Esquines. Pero el pistóteles emplea  paralogismo  en varias acepciones, a veces para indicar un simple erronamiento (p. ej., RS, 165a17), otras veces para denotar una refutación solo aparente (p. ej4a21) y en ocasiones para referirse a un argumento falso en general (p. ej., RS, 183a17). As

definitiva, las denominaciones aristotélicas: ‘refutación sofística’, ‘refutación aparzonamiento erístico’, ‘argumento falso’, vienen a ser las que más se acercan a unos térmnicos para denotar una falacia y, en particular, una deducción espuria o falaz. Pero, desde l

alcanzan a cubrir lo que hoy entendemos específicamente por argumentación falaz, ni alcantinguir algunas de sus variedades principales, como laspolarizaciones del sofisma

ralogismo. Y por añadidura tampoco tienen un uso consistente, de modo que no pasan droximaciones. ‘Argumento falso’ parece ser la denominación más general a la luz de Tópicos 162b3-16 —véase este pasaje entre los textos traducidos más abajo—. ‘Argumento erístigumento sofístico’ pueden tomarse como equivalentes, dentro de una tradición de usos carmo los de Platón o Aristófanes, a la que no es ajeno Aristóteles, para indicar el deseo de gananvencer discursivamente a cualquier precio, incluso mediante argumentos especiosos. Den

a tradición, los argumentos sofísticos no son meros errores personales, monológicos o privmo pudiera serlo un paralogismo. Pero Aristóteles no parece conceder importancia atinción, pues tanto en el caso de quien trata de engañar como en el caso de quien es engañante del engaño vendría ser la misma: o el engaño proviene del lenguaje empleado o se d

nfusiones sustantivas, extralingüísticas. La denominación de ‘argumento  (silogismo, refutaarente’ podría considerarse, en fin, la más técnica o, al menos, la más característica ncepción aristotélica del discurso falaz[95].

Page 113: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 113/530

1.2. El carácter falaz de las refutaciones sofísticas

istóteles asume la matriz dialógica de la confrontación, pero esta, en el marco de Tópicos, puna interacción regulada entre dos personajes dialécticos en torno a una proposición disc

e se pone en cuestión, por ejemplo: «¿Se puede enseñar la virtud?». Hay dos supuestos tácitoarecen explicitados en diversos lugares, uno por el propio Aristóteles, a saber: los contend

án dispuestos a dirimir el asunto por la vía de la argumentación, pues nadie discute con ale se niegue a ello; el otro, por sus comentadores como Alejandro de Afrodisia, a sabeoposiciones que son objeto de debate son proposiciones plausibles en principio, pues tampococutir cuestiones indecidibles del tipo de «¿Es par o es impar el número de las arenas del ms personajes son un proponente y un oponente; el primero, con su afirmación de una dernativas (la virtud se puede enseñar/ no se puede enseñar), asume el compromiso de responcuestiones u objeciones del oponente, así que actúa como responsable y respondiente; el segu vez, solo puede dar por sentado lo admitido por su interlocutor para hacer que este incuntradicción. El sentido de la interacción dialéctica en Tópicos  no es, en principio,nfrontación entre argumentos contrapuestos (díssoi lógoi), ni un debate teórico en busca dución doctrinal o acerca de la verdad/falsedad de una proposición, sino un ejercicio prácticoe ambos contendientes dan prueba de sus habilidades, la incisiva del oponente y la defensivpondiente. El propósito declarado de los Tópicos  consiste, justamente, en proporcionarntodo que nos capacite para discurrir deductivamente acerca de cualquier cuestión que se pl

rtiendo de unas premisas plausibles y de modo que si sostenemos algo a ese respecturramos en ninguna inconsistencia (100a18-21). He ahí un fino rasgo de la sabiduría aristotque importa no es vencer, sino más bien no verse vencido en la confrontación.

Dentro de este marco general, Aristóteles declara los servicios específicos del estudio dutaciones sofísticas ( RS 16, 175a5-17). Dos se suponen de especial interés para el filósofo:

1) La conciencia de, y la puesta en guardia ante, los problemas relacionados con el usguaje, p. ej., los generados por términos equívocos o expresiones ambiguas.2) La formación y el desarrollo de nuestras habilidades argumentativas en orden a preserv

errores, sean inducidos (p. ej., por un sofista), sean propios.

Hay un motivo adicional que puede interesar a todo el mundo: el de ganar reputación o premo persona experta y avisada si se trata de censurar una argumentación. Responden quizás tivación los pasajes dedicados a exponer ciertas argucias y estratagemas dialécticas y retóricRS 15, 174a16-174b41).

Page 114: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 114/530

1.2.1. Conceptos y planteamientos básicos

mo ya he sugerido, el tipo de argumentación que Aristóteles considera es ante todo la deducrtir de premisas plausibles. Aristóteles habla de syllogismós. Se trata de un término técnico, d

haya, dentro del lenguaje aristotélico. Pero no deja de tener usos diversos: como razonamienneral, como deducción más en particular y, más específicamente, como tipo canónico de deduida perteneciente al sistema lógico de los caps. 4-7 del libro I de los  Primeros Analíticos.

ne el sentido de deducción, un sentido algo peculiar conforme a su concepción aristotélica discurso que parte de unas cuestiones puestas de tal modo que necesariamente ha de segui

vés de lo establecido, algo distinto de lo establecido (cf. RS, 165a1-2). Es decir, el silogismortinente es una deducción que se atiene a estas condiciones:

i) la conclusión se sigue necesariamente de las premisas aducidas;ii) la conclusión es una proposición distinta de cualquiera de esas premisas;iii) la conclusión se sigue intrínsecamente de ellas.

Según (i), se trata en principio de una deducción válida que descansa en una relaciónsecuencia lógica entre las premisas y la conclusión; según (ii), esta relación no es reflexiverencia de nuestra idea estándar de consecuencia lógica—; según (iii), comporta una pertinrte de las premisas con respecto a la conclusión —por contraste con nuestra concepción estla consecuencia formal—.Una refutación  (elénchos) es a su vez, en este contexto, un silogismo conducente

ntradicción de la conclusión en cuestión ( RS, 165a3-4), esto es, una deducción de la propontradictoria de la tesis mantenida por el interpelado o respondiente en el debate dialécticoes, una refutación suma a las anteriores (i)-(iii) la condición:iv) la conclusión es la proposición contradictoria de la tesis en cuestión. Por otra parte, a propósito de los Tópicos  (100a17-21) antes citado, cabe entender este cometido refutato

ntraargumentativo como la deducción bien de a) una proposición contradictoria de la tenida por el respondiente, bien de b) una proposición inconsistente con las premisas asum

r él —de acuerdo con una variante aristotélica de la argumentación ad hominem —.Una refutación sofística es, en fin, una refutación aparente: parece cumplir las condiciones (ihacerlo efectivamente. Por ejemplo, una petición de principio no cumpliría (ii), así com

acia de falsa causa —o de atribución causal en falso— no cumpliría (iii); serían, pues, deducccontrapruebas fallidas; resultarían además sofísticas si aparentaran o dieran la impresión ntrario. Sin embargo, este tipo de argumentación también puede darse en otros casos, a tenlamo refutación y deducción sofísticas no solo a las que parecen deducción o refutación, peson, sino también a las que siéndolo, solo en apariencia son apropiadas para el caso» ( RS, 16); así puede ocurrir, por ejemplo, si se emplean argumentos no geométricos en geomcordemos, por añadidura, el caso del razonamiento erístico: según los Tópicos, «un razonamstico es el que parte de cosas que parecen plausibles, pero no lo son, y también el que parec

a deducción, sin serlo, parte de cosas plausibles o que lo parecen» (100b16-18), así que tam

Page 115: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 115/530

ulta sofístico. Una refutación sofística es, en suma, la que aparenta partir de 1) unas proposicusiblespara concluir 2) deductivamente y 3) del modo pertinente 4) la proposición contradila tesis puesta en cuestión, pero en realidad falla en uno o más de estos respectos (1)-(4), de e solo es una contraprueba aparente.Estas nociones permiten hacerse una idea relativamente precisa de la fundación aristotélic

álisis de las falacias. Su contribución se puede resumir en tres puntos de especial significaciperspectiva de una posible «teoría de la argumentación falaz». Son los puntos siguientes:

i) es falaz la argumentación que aparenta ser una prueba o contraprueba, peroii) en realidad resulta una prueba o contraprueba fallida; más aún, iii) toda prueba o contrap

lida y aparente es el reverso de una genuina, al menos en el sentido de que cualquier fallo, dencumplimiento de una refutación genuina determina una refutación aparente cor respondiente

El punto (i) avanza una característica distintiva de la concepción aristotélica: la falsa apare induce a engaño o a error, característica que luego tendrá considerable fortuna en el tratamdicional de las falacias. El punto ( ii) preludia un supuesto típico de la perspectiva lógica sob

acias, aunque esta perspectiva pueda luego no compartir el deductivismo aristotélico de orignto (iii) marca, en fin, la temprana aparición de un supuesto que todavía hoy sigue activo —la orientación pragmadialéctica—: el supuesto de correlación o de contrapartida, según el cuacia denota una falta de virtud y toda falacia consiste en una argumentación mala por incumlar algún requisito o norma definitorios de la buena; en consecuencia, la «teoría» umentación falaz vendría a ser justamente la derivada de la «teoría» de la buena argument con todo y como ya sabemos (véase Parte I, cap. 1, § 2.1), un supuesto discutible en la mede ignora la eventualidad del uso falaz de buenos argumentos; eventualidad que, por cierto, no

prever Aristóteles al mencionar entre los argumentos falsos el caso de las deduccncluyentes cuyo empleo no es realmente pertinente en el contexto de referencia, p. ej., cuanucen argumentos solo aparentemente médicos en medicina o pruebas solo aparenteométricas en geometría (Tópicos, 162b7-11).

1.2.2. Explicaciones y clasificaciones

cordemos los servicios que, según la opinión común, cabe esperar del estudio de las falaciass bien prácticos en la medida en que tienenque ver con la adquisición y la demostraci

mpetencias y habilidades argumentativas. Pero uno de ellos, en particular, pendiente de la dete

Page 116: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 116/530

del tratamiento de ambigüedades y equívocos, responde a motivos más teóricos relacionadoproblemas que pueden generar nuestros usos del lenguaje. Y, en efecto, los intereses que m

Aristóteles no solo son prácticos, instructivos y preventivos, sino analíticos, de detecciricos o «filosóficos», de explicación. El planteamiento aristotélico envuelve dos planos teó

de la contraprueba fallida, en la línea del punto (ii) antes señalado, y el de la falsa apariencia dueba efectiva, en la línea de (i). Las explicaciones en ambos respectos no están desarrolladasdejan traslucir en algunas referencias a sus causas. Las causas de una contraprueba fallida re

n en las proposiciones (premisas, conclusión no justamente contradictoria), bien onamiento mismo o bien en la inadecuación contextual de la prueba en su conjunto (cf. picos, 162b3-16; RS, 169b20-22). Remiten a incumplimientos o violaciones de las condiciona refutación genuina. Por su parte, las causas de la falsa apariencia serán objetivas cuando elscanse en cierta semejanza con la contrapartida genuina; o subjetivas cuando el error se debompetencia o a la inexperiencia del agente discursivo que se vea engañado por ella (cf., p. e4a22-164b29).

Son, por otro lado, los propósitos aristotélicos de detección y explicación los que dan senensayo de clasificación y reducción de las contrapruebas aparentes o refutaciones sofí

istóteles no ofrece un catálogo al uso, ni un listado arbitrario —p. ej., por orden alfabétimo los que luego cundirán en las presentaciones de las falacias. Aparte de indicar las causor, Aristóteles pretende una especie de clasificación cabal y natural de los tipos falaces decursivo en función de sus fuentes. Y por si fuera poco, no deja de sugerir la ultematización o reducción de algunos de estos tipos a uno principal. También en esta istóteles marcará el camino de ensayos posteriores, tanto en la Antigüedad como en tiedernos e incluso en nuestros días.Hay, piensa Aristóteles, dos clases de fuentes del razonamiento erróneo. Unas tienen un ca

güístico: determinan las falacias que dependen esencialmente de nuestro modo de expresión ouraleza del lenguaje; las otras son de carácter extralingüístico: aquí las falacias provienen de

pectos y referencias del discurso. Entre las primeras ( RS, 165b23-30), se cuentan la equivoica (homonimia), la ambigüedad proposicional (anfibología), la composición y división dmentos de la frase, el acento y la forma de la expresión. La equivocidad y la ambigüedad yjas conocidas[96], pero las restantestambién resultaban familiares en el uso cotidiano, aparte ursos socorridos —p. ej., en declaraciones oraculares, a efectos retóricos, etc.—. A estas s

man otras siete no determinadas por el lenguaje ( RS, 166b20‑27). Estas son: las que tienen qu

n predicaciones accidentales, esto es, no convertibles, o con atribuciones modales erróneaibuciones absolutas, o no absolutas sino referidas a un aspecto, un lugar, un momento ación con algo; las debidas al desconocimiento de la refutación (ignorantia elenchi) o,cisamente, al incumplimiento de las condiciones de una prueba contradictoria efectiva de lacuestión; las relacionadas con la consecuencia —dan en suponer de modo indebido la sime

nvertibilidad de la relación de consecuencia, de modo que si un consecuente b se sigue ecedente a, entonces a se seguiría a su vez de b—; las que dan por sentada la conclusión qtende establecer ( petitio principii); las que aducen como causa lo que no es causa; las que f

rias y diversas cuestiones o preguntas en una sola y así prejuzgan o sesgan la respuesta (fala

Page 117: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 117/530

cuestión múltiple). También podían considerarse casos familiares, al menos en ciertos mosóficos, retóricos e intelectuales de la Atenas de los siglos v y iv a. n. e. En cualquier caso,ce clases de falacias han constituido su «clasificación natural» en la lógica escolar durante sn sido las especies dadas o «creadas ab initio» de la fauna de las falacias.

Por otro lado, como ya he sugerido, Aristóteles no deja de mostrarse a veces más sutil onsible a los especímenes falaces y nos invita a reconocer algún otro tipo de refutación sofístinción a las deducciones que son concluyentes, pero inadecuadas o improcedentes para el atado, aunque aparenten serlo.

Llamo refutación y deducción sofisticas no solo a las que parecen refutación o deducción y nlo son, sino también a las que aun siéndolo, solo en apariencia son apropiadas para el caso( RS, 169b21-23 cf. también el ya citado Tópicos, 162b7-11).

Más aún, conviene considerar una precisión adicional a tenor de la revisión de la nociutación aparente que propone el capítulo 10 de RS: «si se da una refutación aparente, la causasedad estará en el razonamiento o en la contradicción (en efecto, debe añadirse el caso ntradicción) y a veces en ambos» (171a5-8).

Y entonces, con respecto a la contradicción en particular, habrá que recordar las precisanzadas en el cap. 5 de RS:

Una refutación es una contradicción de uno y el mismo predicado —no del nombre, sino de realidad— y no de un sinónimo, sino del nombre mismo, a partir de las premisas asumidas yque se sigue necesariamente de ellas (sin que incluyan el punto originario en cuestión), y se den el mismo respecto, relación, modo y tiempo <que la asunción o tesis contradicha>

(167a23-27).

Llegados a este punto, será útil volver la vista atrás con el fin de recapitular los resulóricos» del análisis aristotélico. En principio, son cr iterios determinantes de la refutación sofsiguientes:

a) aparentar que es un silogismo, sin serlo efectivamente, por algún fallo o defecto de los(iii), indicados anteriormente en el apartado § 1.2.1.b) aparentar que es apropiado para el caso, pero sin serlo porb.1) no concluir lo contradictor io de lo que se pretende refutar —tipo (iv), véase § 1.2.1—, ob.2) aducir razones o consideraciones no pertinentes o ilegítimas en el caso planteado.

Dicho en términos más explícitos, que además propician el uso de los criterios a efectos noevaluación sino de detección, una refutación puede ser solo aparente y resultar una contraplida por uno o más de los defectos siguientes:

1) no contradice el caso real, sino su denominación;

2) contiene algún sinónimo en vez del término original;

Page 118: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 118/530

3) las premisas no han sido asumidas por el respondiente;4) la conclusión contradictor ia no se sigue necesariamente de ellas;5) el punto originario del debate o el «principio» que está en cuestión se encuentra entmisas asumidas;6) la prueba no resulta efectivamente contradictoria en el mismo respecto, relación, m

mpo.

Algunos de estos fallos determinantes tendrán luego larga vida. Por ejemplo, (1)-(2)

arecen en Boecio, (1) y (6) en Ammonio; y después reaparecen en tratados bizantinos mediase Hamblin, 2004: 104-106).Pero mayor importancia reviste la sugerencia de reducir todas las variantes determinada

os criterios y recogidas en las clasificaciones que derivan de sus fuentes lingüísticralingüísticas, a un defecto principal, a la ignorantia elenchi o ignorancia de la refutación. Pucio de Aristóteles, «todas las variedades incurren en la ignorancia de la refutación: unanción de la expresión, en cuanto que la contradicción, que es lo propio de la refutación, es apaas otras, en funciónde la definición de deducción» ( RS 6, 169a18-22); es decir, en función d

gos (i)-(iii) definitorios del silogismo  —véase § 1.2.1—. Con todo, Aristóteles no peresado en sentar sobre esta base una teoría reductiva maximalista, en el sentido de las hipricas máximas consideradas más arriba en el apartado 2.3 del cap. 2 de la Parte I.

1.3. Las falacias en la Retórica y en los Primeros Analíticos

ra hacerse una idea comprensiva de la concepción aristotélica de la argumentación falaz, no más recordar también algunas observaciones complementarias en otros escritos, en particu

Retórica y en los Primeros Analíticos.El pasaje más elocuente de la Retórica es el referido a los entimemas aparentes (II 24, 140

02a29). Empieza declarando: «Puesto que puede haber un silogismo y otro que, sin ser trezca, forzosamente habrá también un entimema y otro que, sin ser tal, lo parezca, dado qimema es una clase de silogismo» (1400b34-1401a1). El tratamiento paralelo a los criterios

riantes de la refutación aparente es el que ahora tienen los lugares comunes de los entimeme género. Estos lugares, en parte reservorios y en parte generadores de entimemas especiosos

1) Los que proceden de la expresión, bien 1.1) al formular como conclusión dada lo que aha concluido, bien 1.2) por equivocidad.

Page 119: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 119/530

Así como los consistentes en:2) Afirmar del todo lo que es verdad de las partes o a la inversa.3) Inclinar hacia la aceptación o el rechazo del argumento por medio de la ampliac

ageración.4) Usar un signo (indicio) o un único caso como evidencia concluyente.5) Representar lo accidental como esencial.6) Partir de la consecuencia (esto es, del consecuente para establecer el antecedente).7) Tomar o presentar como causa lo que no es causa.8) Omitir el cuándo y el cómo.9) Confundir las atribuciones absolutas y relativas.

Los tipos (3) y (4) no se encuentran en  RS; (3), en especial, es un recurso de induendencia retórica desde la coetánea  Retórica  a Alejandro. También es novedosa la arguc

cer pasar una conclusión de contrabando conforme a (1.1). Por otro lado, no figuran aición de principio, ni la fusión de varias y diversas cuestionesen una. Y, en fin, el caso

scribe como una interpretación del  post hoc  en calidad de  propter hoc, esto es, como e

endimiento de una mera sucesión temporal bajo la forma de una vinculación o conexión crsión que no aparece en RS —ni, por lo demás, en los Primeros Analíticos ( APr.)—, aunque ndrá a ser la preferida por la tradición.

Mientras que la  Retórica presenta un tratamiento en cierto modo paralelo al seguido en  Rmeros Analíticos  parecen contentarse más bien con una especie de adaptación sumaria al m

neral de la prueba deductiva que tiene lugar en los caps. 16-21 del libro II. No es extraño qe contexto adquieran mayor importancia las fuentes extralingüísticas como fuentes de prlidas. Una muestra instructiva es, por ejemplo, la siguiente:

Postular y asumir la cuestión originaria es un tipo de fallo en demostrar lo que se haplanteado [97]. Pero este fallo se da de diversos modos. Pues, en efecto, se da si uno no harazonado silogísticamente [«silogizado»] en absoluto, o si ha partido de premisas menosconocidas o igualmente desconocidas, o si ha deducido lo anterior a partir de lo que esposterior (porque la demostración procede a partir de lo que es más convincente yprioritario) ( APr., 64b28-33).

Según esto, en el contexto programático de la teoría de la demostración de los Analíticoentúa el tinte epistémico de la falacia como prueba fallida y se desactiva o al menos se desdibrco dialéctico. Como ya sabemos, la petición de principio aún representa hoy una f

radigmática desde un punto de vista lógico epistémico.Otras falacias identificables, aparte de las que envuelven la suposición o petición del pun

estión, son la ignorancia de la refutación —o más bien, en este caso, la ignorancia dndiciones de la prueba silogística—, el tratamiento como causa de lo que no lo es y quiposición de la simetría o convertibilidad de la relación de consecuencia, que tiene especial rel marco de la demostración. No faltan, por lo demás, algunas referencias a los erroresticas discursivas relacionados con el sistema silogístico (véase, p. ej., APr., 66a25-66b2).

Page 120: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 120/530

1.4. Otras contribuciones después de Aristóteles: los estoicos,Galeno, Alejandro

el estudio de las falacias no parece haber contribuciones reseñables de los estoicos. Cierto elógica estoica mostró interés no solo por la argumentación concluyente sino por l

ncluyente. Pero sus planteamientos eran de carácter estrictamente lógico y, por ende, text

nológico, sin consideraciones dialécticas ni proyecciones retóricas. Desde luego, no ppecial atención a la argumentación falaz. No obstante, Mates puede registrar su conocimienculo vicioso (ho diállelos trópos) en pretendidas pruebas (1985: 142). Por otro lado, su prealogación de las falacias como argumentos no concluyentes o «indefinidos» según

mpírico (p. ej., Contra los matemáticos, VIII, §§ 429-434), no deja de ser llamativa en cpectos, como el de hacer equivalente la condición de argumento falaz a la condición de argulo o defectuoso, y contar entonces como falaces los argumentos con premisas falsas misas superfluas, pero no incluir en cambio —al menos expresamente— entre ellos la petici

ncipio. Es una omisión curiosa, pues la idea más aproximada a una falacia, entre los estoicosde prueba inválida o fallida[98]. Hay, no obstante, una definición que Sexto Empírico atribuyeialécticos», es decir, los lógicos estoicos, en  Esbozos pirrónicos: «Un sofisma es un argumusible y dispuesto con engaño para <inducir a> admitir una conclusión que es falsa, o se asemfalso, o es no evidente o inadmisible de cualquier otro modo» (II, § 229).Al margen de su estudio de los argumentos concluyentes y no concluyentes, los estoicos tantuvieron y transmitieron el interés de algunas escuelas megáricas en diversas para

gnitivas y discursivas —como los casos de Electra, el calvo, el cornudo, el sor ites, el mentiro

e cobraron fama gracias a ellos y a su finura analítica, bajo la forma de argumentos «irresolporoi lógoi)», esto es, inaceptables aunque no sea fácil resolver o descartar el absurdvuelven o al que conducen.

Otro punto interesante por su influencia posterior fue la atención que prestaron a la ambigüda la relación que asumían entre la expresión (léxis) y lo expresado (lektón) y la suposadida de que en un argumento la cadena de las aserciones debe corresponderse con la vinculsus significados proposicionales.Galeno tiene cierto relieve en este contexto. Una contribución digna de mención es su e

bre las falacias debidas al lenguaje. Galenose mueve en un marco monológico, sin mayor inr la dialéctica o la retórica —aunque no falte alguna alusión a los errores del sofista, p. ej., 101 5—, y se atiene a las falacias (sophismata) lingüísticas. Los casos que considera princ

n los relacionados con la ambigüedad. Su idea de la ambigüedad se podría resumir como ra empezar, una proposición es ambigua si su uso o su inscripción tiene al menos dos signifitintos. En términos más precisos: una proposición es ambigua si admite dos o más paráfrplicaciones irreducibles entre sí. Sean a  una proposición dada y a1, a2, dos paráfrasis tonces, i) a1 y a2 son irreducibles entre sí si ninguna de ellas es a su vez paráfrasis de la oty a2 tienen implicaciones ir reducibles entre sí si la conjunción de a1 con alguna otra propos

mplica la proposición q, mientras que la conjunción de a2  con esa misma proposición

Page 121: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 121/530

plica q. Por lo demás, a1 y a2 no se implican entre sí.Recordemos, por ejemplo, la respuesta del oráculo de Delfos a la consulta del rey de

eso, sobre la suerte de su plan de campaña: «Si Creso cruza el Halys, destruirá un impmite dos paráfrasis: a1) «Si Creso cruza el Halys, destruirá el imperio enemigo» y a 2) «Si

uza el Halys, destruirá su propio imperio»; está claro que ambas paráfrasis son mutuaeducibles y dan lugar a implicaciones no menos incompatibles, como el infortunado Cresodo comprobar.Según Galeno, una expresión puede tener uno de estos tipos de ambigüedad:

a) actual, consistente en un doble o múltiple significado, sea por una causa léxica, esto emonimia, sea por una causa sintáctica, es decir, por anfibología;b) potencial, doble o múltiple significado debido a su conformación verbal superficial, es

bsanable sin cambios de léxico o de construcción sintáctica, como los casos de ambigducidos por pausas o acentuación.

c) aparente, ambigüedad léxica o sintáctica fácilmente reducible. Por ejemplo, a partir de ade día, no es de noche», caben las paráfrasis sintácticas a1): «si es de día, entonces no es noc

) «o es de día o es de noche», lógicamente equivalentes y reducibles entre sí (cf. Galeno, Eisa).

Pues bien, sobre estos supuestos, Galeno se propone una sistematización de las fagüísticas en dos pasos:1) Toda falacia lingüística se reduce a los casos recogidos en el catálogo aristotélico d

acias derivadas de fuentes lingüísticas (Sobre las falacias, cap. 2, p. 92 8 ss.). Como ya sabemopio Aristóteles se había hecho también ilusiones en tal sentido ( RS, 165b23-31).

2) Todos los casos del catálogo aristotélico de las falacias lingüísticas se reducen a casbigüedad (cap. 3, pp. 102 16-104 6).

Galeno también cree contar con un argumento que obliga a reconocer la ambigüedad acia o vicio del lenguaje sustancial en justa correspondencia con su virtud esencial, nificar. Según esto, el vicio o falta de virtud del lenguaje consistirá en no significar o en signl, de modo inadecuado. Ahora bien, como no cabe considerar lenguaje lo que no significa,nificar no sería un vicio del lenguaje propiamente dicho ni produciría un sofisma, ya que dría reconocer una expresión no significativa o asumir una proposición ininteligible. «Soleda, por tanto, la alternativa de que los sofismas del lenguaje se producen por no significar bo ocurre porque el significado es ambiguo» (cap. 2, p. 96 6-8).La tesis de la reducción de las falacias lingüísticas a casos de ambigüedad no dejará de

rta for tuna histór ica. Se verá incluso generalizada en términos de una formulación universalacia descansa en un equívoco —generalización que, por cierto, ya no podría contar cuencia de Aristóteles (cf. RS, 177b8-10)—. Así, a juicio de Benito Jerónimo Feijoo, «hablandopiedad, el principio único de donde viene la falacia al silogismo, o que hace al silogismo falambigüedad de alguna voz» («Desenredo de sofismas», § 1, 2, en Teatro Crítico Universal, t

739], véase más abajo, Texto 5). Y en nuestros días, Lawrence H. Powers (1995) ha sostenido

Page 122: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 122/530

ma «teoría de la falacia única», según la cual solo hay en realidad una falacia, la falacuivocidad consistente en manejar la ambigüedad de modo indebido (véase más arriba, Parte § 2.3.1).

Según la tradición escoliasta que pervive en la recepción medieval de las Refutaciones sofísejandro de Afrodisia, un coetáneo de Galeno algo más joven que él y a su vez distinmentador de Aristóteles, hizo un planteamiento y una clasificación similar en un comentarirdido. Pero Sten Ebbesen (1981) ha mostrado que el «Alejandro» o el «Comentador» citerido en los textos medievales de la segunda mitad del siglo xii y principios del xiii, ejandro de Afrodisia, sino un autor tal vez inexistente, cuyo supuesto comentario es produccolios y de versiones como la de Jacobo de Venecia[99]. Donde Galeno habla de ambigülejandro» se refiere a duplicidad  de significado y quizás a doblez  (a partir de dittón, «doro su esquematización de las falacias determinadas por el lenguaje sigue los pasos de Galendoble actual, sea equivocidad de términos, sea anfibología de frases; hay un doble potencialacento sobre los términos, bien de composición y división de las frases; hay, en fin, un

aginario o aparente, correspondiente a la forma de expresión. Este último puede ser un ativamente or iginal: se da cuando una expresión con un significado determinado parece teneerente debido a alguna semejanza[100]. Bajo la versión latina de ‘dittón’ como ‘multiplex’do que la duplicidad  deviene multiplicidad —, la clasificación de «Alejandro» alcanzó a rto eco en la lógica y la filosofía del lenguaje medieval.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones en español[101]

Aristóteles, Tratados de Lógica (Órganon), t. I: Categorías, Tópicos, Sobre las refutac

físticas, trad. de M. Candel, Gredos, Madrid, 1982.Cicerón, La invención retórica, trad. de S. Núñez, Gredos, Madrid, 1997.Contra los profesores ( Adversus mathematicos, I-VI), trad. de J. Bergua, Gredos, Madrid, 199Galeno, «Sobre los sofismas del lenguaje», en Tratados filosóficos y autobiográficos, ed. y

T. Martínez, Gredos, Madrid, 2002, pp. 385-402.Retórica a Alejandro, ed. y trad. de J. Sánchez Salamanca, Ediciones de la Universidamanca, Salamanca, 1989.Retórica a Herenio, trad. de S. Núñez, Gredos, Madrid, 1997.

Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos, trad. de A. Gallego y T. Muñoz, Gredos, Madrid, 1993.

Page 123: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 123/530

Sofistas. Testimonios y fragmentos, trad. de A. Melero, Gredos, Madrid, 1996.

B. Literatura secundaria

Blair Edlow, R. (1977), Galen on Language and Ambiguity  [ed. comentada de Galenoptionibus (On fallacies)], E. J. Brill, Leiden.

Botting, D. (2012), «What is a sophistical refutation?»: Argumentation 26/2, pp. 213-232.Boyer, G. (1988), «Aristotle on fallacious reasoning in Sophistical Refutations  and  

alytics», en OSSA Conference 1997,  Argumentation and Rhetoric, cederrón, Mac Miversity/Ontario Society for the Study of Argumentation, Hamilton (ON). Cf. tambiétchcock, «Comments on George Boyer ’s ‘Aristotle on fallacious reasoning …’», ibid.Braert, A. (2007), «The oldest extant rhetorical contributions to the study of fallacies (Cice

vention, 1.78-96, and Rhetoric to Herennius, 2.31-46: Reducible to Hermagoras?)»: Argumen4, pp. 416-433.Ebbesen, S. (1981), Commentators and Commentaries on Aristotle’s Sophistici  Elenchi, E. J.

iden, 3 vols.

Enriques, F. (1949 [1922]), Para la historia de la lógica, EspasaCalpe, Buenos Aires.González Ruiz, E. (1993), «La clasificación estoica de las falacias», en M. Beuchot y E. Gon

iz, Ensayos sobre teoría de la argumentación, Universidad de Guanajuato, Guanajuato, pp. 53-Hamblin, C. L. (2004 [1970]), Fallacies, Methuen & Co., Londres; reimp. Vale, Newport

A).Hansen, H. V. (1996), «Aristotle, Whately, and the taxonomy of fallacies»:  Lecture No

mputer Science 1085, pp. 318-330.Hansen, H. V. y Pinto, R. (eds.) (1995),  Fallacies. Classical and contemporary  readings

nnsylvania State University Press, University Park (PA).Mates, B. (1985), Lógica de los estoicos, Tecnos, Madrid.Poulankos, J. (1997), «The logic of Greek sophistry», en D. N. Walton y A. Brinton (

storical Foundations of Informal Logic, Ashgate, Aldershot, pp. 12-24.Powers, L. H. (1995), «Equivocation», en H. V. Hansen y R. C. Pinto (eds.), Fallacies. Cla

d contemporary readings, The Pennsylvania State University Press, University Park (PA), pp1.

Robinson, R. (1942), «Plato’s consciousness of fallacy»: Mind 51/202, pp. 97-114.

Schreiber, S. G. (2003), Aristotle on False Reasoning, State University of New York, Albany. eña de G. Boyer, Informal Logic, 23/1 (2003): 79-90.Sprague, R. K. (1962), Plato’s use of fallacy: A study of the Euthydemus and some other dialo

utledge & Kegan Paul, Londres.Woods, J. y Hansen, H. V. (1997), «Hintikka on Aristotle’s fallacies»: Synthese 113, pp. 217

f. J. Hintikka (1997), «What was Aristotle doing in his early logic, anyway? A reply to Woodnsen»: Synthese 113, pp. 241-249).

Page 124: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 124/530

2Una versión medieval de las falacias

mo muestra notable del tratamiento medieval, contamos con una pequeña monografía Sobacias ( De fallaciis) que ofrece una versión de la materia acorde con la tradición aristotélica futaciones sofísticas en el medio escolástico del siglo xiii —se ha datado hacia 1244‑1245—

o atribuida al propio Tomás de Aquino, aunque su autoría sea discutible. Sea por este patroa por la disposición clara y sintética del texto, la monografía alcanza a tener cierta for tuna. Vtituir en algún caso el tratado VII, dedicado a las falacias, de los Tractatus o Summulae logPedro Hispano, como testimonia el cambio que se produce en R. Llull desde su prim

mpendium logicae Algazelis  (1265-1272), compuesto a partir del manual de Pedro Hispano,Logica nova, donde toma pasajes enteros —con erratas incluidas— del De fallaciis (véase Wy

dora, 2009). También puede ser una indicación en el mismo sentido su posterior influjo en aulejanos en el tiempo y el espacio como Alonso de la Vera Cruz ([1554] 1989).

2.1. El legado griego

ro antes de detenernos en esta muestra escolástica, no estará de más considerar brevemeoblema general de las relaciones del pensamiento medieval con sus fuentes clásicas y, en concuestión de su recepción. Pues una cosa es el legado potencial, es decir, todos aquellos textor vía directa o indirecta eran, en principio, accesibles a los autores y comentadores escolásde el siglo xii, y otra cosa bien distinta es su recepción y su asunción efectiva[102].

El legado griego que tiene mayor interés en lo que concierne a las falacias se podría resumos puntos:

1) Hay dos tradiciones o hijuelas principales: la herencia aristotélica, con su considerléctica y epistémica de la prueba o contraprueba fallida; y la herencia estoica, centrada

álisis semántico y monológico del discurso, y en la lógica del argumento defectivo. Ambiben no solo por el cauce de los canales latinos como Cicerón o Boecio, sino a través

scolásticas» griega y bizantina de los comentadores. La primera tradición está representada do por la versión de Boecio del tratado aristotélico: De sophisticis elenchis, que empieza a

pecial reconocimiento a mediados del siglo xii. La segunda tradición, aunque no deje de hall

Page 125: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 125/530

esonancia en autores como Cicerón o Séneca, tiene una efectividad más bien práctica y difusmplo, en la jurisprudencia romana.2) Como ya hemos podido entrever en el apartado 1.4 anterior, son las falacias dependientguaje las que cobran especial relieve entre los comentadores y escoliastas. También sabemoo lado, de la existencia de intentos independientes de sistematización de tipos de ambigaleno) o de multiplicidad («Alejandro»).3) No falta además algún apunte crítico sobre la falta de explicación teórica en Aristóteles

mplo, según el autor desconocido de unas Cuestiones sobre las Refutaciones sofísticas  del :

Dice el comentador [e. d. «Alejandro»] que Aristóteles prestó escasa atención a la<argumentación> sofística, porque si es preciso tratar cabalmente de la falacia, primero hayque definirla, en segundo lugar se han de sentar sus principios, a saber, la causa de laapariencia y de la deficiencia, en tercer lugar se han de distinguir sus especies y modos, y encuarto lugar se ha de mostrar la falacia en sus aplicaciones falaces. También dice elcomentador que el Filósofo [e. d. Aristóteles] puede excusarse de la insuficiencia de su

tratamiento, puesto que argüir de modo sofístico no es una ocupación propia de filósofos,sino más bien de niños (De Rijk, 1962: I, 192).

Quizás sean unas observaciones de este tipo las que estén en el origen de las propudievales de explicación causal de las falacias por referencia a las causas o principios de la (

ariencia y del defecto o inexistencia correspondientes. También merece atención la considerla sofística como una ocupación infantil; puede ser sintomática de una incipiente trivializacicasos de falacias en las escuelas.

2.2. La recepción medieval

recepción medieval parece moverse en tres direcciones generales marcadas más bien pnsmisión del legado (a) o más bien por diversos intereses autóctonos (b) y (c).

a) La consideración de las falacias en el marco de la discusión sofística, conforme a la traristotélica». Aquí nos encontramos con ciertas nociones básicas sintomáticas como las de falralogismus, sophisma, dentro de una terminología que procede de las traducciones de Boe

rece quedar establecida en la segunda mitad del siglo xii, aunque no deje de presentar al

Page 126: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 126/530

riaciones.b) La relación de las falacias dependientes del lenguaje con la investigación medieval sob

gica y la filosofía del lenguaje, p. ej., cuestiones en torno al significado y la referencia, en esn la teoría autóctona de la suppositio.

c) La relación de las paradojas y los puzles discursivocognitivos, de diverso origen (aristotoico) con ciertos sofismas  (sophismata), que tienen tanto una dimensión analítica y teóriucidación, como una dimensión escolar de entrenamiento y puesta a prueba o examen. Entexto, ‘sofisma’ no designa un tipo de falacia discursiva, sino una expresión que pidsambiguada mediante el análisis lógico, sea por motivos de precisión conceptual, sea conácticos o escolares como poner a prueba la competencia analítica de un examinando.

Ilustraré brevemente cada uno de estos aspectos.a) Entre las nociones básicas, la idea de paralogismus, por ejemplo, responde según las Glostotilis Sophisticos Elencos  (De Rijk, 1962: I, 193 18-23)[103], a la composición etimológigismus’, es decir, ‘silogismo’ y ‘ para’, tanto en el sentido de ‘iuxta’, ‘lo que está al lado o cern, se parece’, como en el sentido de ‘contra’, ‘lo contrario, lo opuesto’, de modo

aralogismo», en suma, significa el discurso que parece un silogismo pero no lo es. A suphisma viene a designar en la Summa Soph. Elenchorum el argumento aparente que en realidargumento «donde haya argumento, no hay ningún sofisma» (I, 384 25-26, 32). Fallacia, prte, viene a corresponder al ‘elenco sofístico’ de la traducción de las  Refutaciones sofísticarte de Boecio y remite a los trece tipos de las falacias aristotélicas; incluso la Summa recién coge el punto de la reducción de las falacias a la «ignorancia del elenco»: «Se dice q

norancia del elenco es el principio y el origen de todas las falacias, cuando se toma en seplio» (I, 416 16-17); pero, ‘fallacia’ también puede equivaler a ‘paralogismus’ para signific

ogismo aparente. Por otro lado, en el tratado  De fallaciis  del siglo xiii, ‘fallacia’ funmismo como una denominación del lugar o tópico sofístico «puesto que es de suyo causgaño» (cap. 4, 88079; véase más abajo, Texto 2). Conviene observar a este respecto que egares sofísticos concurren las dos causas o principios del argumento sofístico: el principio mausa de la apariencia, que mueve a asentir, y el principio del defecto o causa de la inexistenque se aparenta (ibid.). Este planteamiento ya estaba presente en los Tractatus de Pedro Hisnde, por lo demás, también se llama fallacia tanto el engaño resultante en nosotros como la rincipio de ese engaño (VII, § 26).

No dejan de tener interés otros términos o expresiones relacionados como, en particular,sputatio sophistica’. A mediados del siglo xii, se denominaba así la discusión o refutaciócurría «a partir de premisas que parecen probables, pero no lo son» (cf.Summa Soph.  Elench7 25-26;  Fallacie Vindobonenses, 497 5-6); también incluía la deducción o el silogismo apagún la Summa (26-27). Más adelante, la propia Summa  introduce unas distinciones significatiopósito de las diversas especies de disputatio sofística, a saber: el silogismo aparente (redargfalso, el implausible o paradójico (inopinabile), el solecismo y el parloteo. Así, dice la Summa

Todas las especies de refutación sofística concluyen lo improcedente (inconveniens), aunqueno todas concluyen lo falso. Pues hay un improcedente que es falso y otro que no lo es. Lo

Page 127: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 127/530

improcedente falso es lo que concluyen el silogismo aparente, el falso y el implausible. Loimprocedente que no es ni falso ni verdadero es lo que concluyen estas dos especies: elsolecismo y el discurso que se ve obligado a repetir lo mismo, esto es, a parlotear» (405 27-23).

‘Improcedente’ (inconveniens) viene a significar en este contexto lo que resulta contra derepropiado. En fin, la idea de silogismo aparente, en el sentido de redargutio, es precisada pgíster Alberico en las Glose in Arist. Soph. El. como «refutación sofística en la que infiere l

se sigue, pero parece seguirse, preservada la construcción discursiva conforme al arte amática». La primera condición, la inferencia que envuelve una relación de consecuramente aparente, distingue esta especie sofística de otras como las que conducen a una concsa o a una conclusión paradójica; la segunda condición, de carácter gramatical, la distinguz del solecismo y del parloteo (205 27-30); por lo demás, dicha refutación puede discurr ir taplano lingüístico como en el extralingüístico, según la conocida clasificación principistóteles (206 5).b) Por lo que concierne a la relación del estudio de las falacias con cuestion

gica y filosofía del lenguaje, tienen especial relieve las falacias verbales en la versió

lejandro», referida a la multiplicidad actual, potencial o imaginaria. Un punto importante erspectiva es la vinculación inicial de las falacias con ciertas contribuciones medievales origmo la teoría de las propiedades de los términos y de la suppositio. Por ejemplo, el estudio acias debidas al uso o la naturaleza del lenguaje, en el nuevo marco del análisis gramaticalnción de los términos en el contexto de la proposición, estimula la discusión y el desarrollo rías de la significación en la segunda mitad del siglo xii y, posteriormente, de la teoría d

opiedades de los términos (véase De Rijk, 1967: II, i, 491-512). Un caso ilustrativo es el vocatio, univocidad, por contraposición a la identitas, identidad, y a la equivocatio, equivoc

ciones de interés para determinar la significación y la apelación del término considerado. Amino usado en diversos casos para denotar a un mismo individuo, está empleado idénticamenen la oposición «Sócrates es anterior a Platón» vs. «Sócrates no es anterior a Platón». Un tér

ado en diversos casos para denotar cosas diversas, manteniendo su significado, está empívocamente, p. ej., en la distinción «Sócrates es (un) hombre (en particular)» vs. «Sócrates no embre (en general)». Un término usado en diversos casos para denotar cosas diversas sin mansignificado, está empleado equívocamente, p. ej., en la falsa oposición «el can (el mamífero)mal doméstico» vs. «el can (la constelación) no es un animal doméstico». Solo en el primer

negación de la proposición original resulta contradictoria o, dicho de otro modo, la opore las dos proposiciones citadas es una contradicción («Sócrates es anterior/ no es anteratón»). La univocidad, por su parte, se describe como el uso que mantiene el significadombia la suposición o la apelación, caso este que incluye las referencias temporales determir el tiempo verbal (presente, pretérito, futuro).Por ejemplo, el término ‘hombre’, empleado en sentido unívoco, puedesuponer o «estar por

1) una categoría gramatical en «hombre es un nombre sustantivo» —uso del término ‘hon suposición material—;

2) una categor ía lógica en «hombre es una especie» —uso con suposición natural—;

Page 128: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 128/530

3) un tipo determinado de cosas en «el hombre es el rey de la creación» —uso con supomple—;

4) alguien en particular, «este hombre es (fue, será) magistrado» —uso del término elación o con suposición personal—.

Estos casos y otros en el mismo sentido han llevado a considerar que el estudio de la propoa luz de las falacias dependientes del lenguaje, la equivocidad en especial, y de la nueva

amatical marca el origen de la lógica terminista en el siglo xii. Posteriormente, entre final

lo xii y principios del xiii, se volverán las tornas: será la teoría del significado y dopiedades de los términos la que servirá a su vez para el análisis de los engaños sofísticos.

c) Como ya he sugerido, ‘sophisma’ también se moverá, en especial en el siglo xiv, enntextos de análisis conceptual, de investigación lingüística y de ejercitación escolar, distintodicional. Allí el término mismo de ‘sophista’ cobrará un nuevo sentido para designar al estudl maestro de ‘sophismata’. En estos casos, ‘sofisma’ designa tanto la proposición ambigua qeto de estudio como el desarrollo discursivo de su análisis: parte de una hipótesis (casus, señ

r una cláusula del tipo «supongamos que…»), y discurre deductivamente a través de su pobatio) y contraprueba (improbatio) hasta una resolución —luego también puede segui

plica a los argumentos opuestos y una determinación final—.Una muestra puede ser la siguiente:Pongamos por caso la afirmación «todo Sócrates es menor que Sócrates». — Deducción I: «El pie de Sócrates es menor que Sócrates; la cabeza de Sócrates es menocrates.., y así sucesivamente por lo que se refiere a cualquiera de sus partes integrantes. En

das y cada una de las partes de Sócrates son menores que Sócrates. Por consiguiente, todo

uello que sea) Sócrates es menor que Sócrates». — Deducción II: «Todo Sócrates es menor que Sócrates. Ahora bien, todo (e. d. elvidualizado) Sócrates es justamente Sócrates. Por lo tanto, Sócrates es menor que Sócrates, labsurdo».En I, el término ‘todo’ está tomado en un sentido distributivo y sincategoremático,

erencia pronominal a cualquier parte de Sócrates. ( Probatio).En II, en cambio, ‘todo’ está tomado en un sentido nominal, categoremático, que designa

dividuo en su conjunto, esto es, a Sócrates mismo. ( Improbatio).

Entonces se daría una falacia de equivocidad si de una premisa con el ‘todo’ empleado etara de inferir una conclusión con el ‘todo’ presente en II.Otras aplicaciones analíticas son las de los sophismata llamados  physicalia, como «lo infin

ito» dicho acerca de la constitución de una magnitud continua: es una proposición verdadfinito’ se toma en el sentido sincategoremático de que para cualquier magnitud finita dadahayor que ella —descansa en la posibilidad de una serie de incrementos infinitamente suceluso dentro de un intervalo finito—; en cambio, resulta falsa si ‘infinito’ pasa a designar,

ntido categoremático, una magnitud mayor que todas las magnitudes finitas.

Page 129: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 129/530

2.2.1. Contribuciones medievales: el caso de la petición de principio

s consideraciones anteriores en torno a la recepción medieval escolástica ya muestran su caivo y contributivo, no meramente «receptivo». Pero no estará de más apreciar en un caso conimportancia y el alcance de sus contribuciones. Bastará tomar como ilustración el caso

mosa falacia de petición de principio. Como en otros casos, no faltan indicaciones aristotélicsignificación en distintos planos y sentidos. Pero no dejan de ser méritos de los ana

dievales su desarrollo expreso e, incluso, algún apunte en una dirección que hoy podría estivamente actual y vinculada a los progresos de la pragmática de la argumentación.

Los desarrollos indicados consisten en el tratamiento de la falacia de petición de principio enos básicos y de acuerdo con tres tipos de condiciones definitor ias:

a) En un plano lógico, la petición de principio consiste en dar por supuesto en alguna dmisas del argumento lo que se pretende concluir. Su análisis se funda en unas condicionntidad proposicional que determinan su carácter de prueba fallida, al descansar en la asunc

suposición de una premisa lógicamente dependiente —p. ej., por implicación o por definicla conclusión que se pretende probar o establecer. Por otra parte, en el capítulo d

ntribuciones interesantes se puede anotar una lúcida observación de Pedro Hispano que remestra conocida distinción entre la validez deductiva de la petición y su nulidad demostrativa:

Y se ha de saber que esta falacia no impide el silogismo que infiere, sino el silogismo queprueba. Pues, de entre los silogismos, uno infiere solamente, mientras que otro tanto infierecomo prueba (Tractatus VII, § 148; cf. 1986: 150).

Si el tratado De fallaciis fuera efectivamente obra de Tomás de Aquino, esta distinción ya eablecida a mediados del siglo xiii, pues en su cap. 15 (véase más abajo Texto 2) se comenta

ntido de que la falacia «no peca» contra la fuerza ilativa del argumento, siempre que guaación debida entre el antecedente y el consecuente, sino que «peca» contra su capacidad de pno cumplir la condición de que lo aducido sea más o mejor conocido que aquello que se preobar.

b) En un plano dialéctico, la petición de principio consiste en tratar de extraer una conclusiún supuesto o principio que el contrincante en la discusión no acepta. Las condiciones de iden

n en este caso dialógicas y se refieren a la adopción de una premisa que resulta para el interlomenos discutible que la pretendida conclusión.c) En un plano epistémico, la petición de principio consiste en intentar probar una proposici

bida o incierta a partir o sobre la base de alguna otra no menos desconocida o dudosandiciones de identidad vienen a ser ahora epistémicas y se refieren a la falta de evidencia nola conclusión en cuestión, sino de lo que se aduce como justificación al respecto. En este con

mpoco falta una observación que hoy nos puede sonar sorprendentemente familiar y próillermo de Sherwood, tras aclarar que «lo pedido» o supuesto no es la conclusión, si

ncipio, es decir, el punto que ha originado la cuestión, se remite a la intención del agente

Page 130: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 130/530

tendida demostración:

Así pues, el punto originario de la cuestión es lo que mueve al demostrador como un finmueve a un agente ( efficientem). En consonancia con esto, no se debería decir que unapetición del punto or iginario de la cuestión se limita a una inferencia como tal; antes bien, sedebería considerar la intención del demostrador. Mejor aún, se debería decir que <una y lamisma inferencia> constituye a veces una petición del punto or iginario de la cuestión y otrasno» ( Introductiones in logicam, VI, § 324; véase la edición de N. Kretzmann,William of 

Sherwood’s Introduction to Logic, University of Minnesota Press, Mineápolis, 1966: 159).

La consideración de las intenciones y los estados cognitivos de los participantes en la discun respecto a lo puesto en cuestión, es hoy uno de los criterios que se estiman determinantácter falaz o no de este tipo de argumentación en su contexto.En última instancia, estos análisis tratan de responder a las demandas de explicación que alicos medievales se plantean a raíz de algunas indicaciones aristotélicas. En particular, la

ieren precisar las causas de los dos rasgos distintivos de las falacias: su carácter fallido

gumento o como prueba, y su falsa apariencia de efectividad. En el caso de la petición de princausa de lo primero, es decir, la causa de la inexistencia de la pretendida virtud, reside justala identidad entre lo que se pretende dar por sentado o admitido y lo que se pretende protificar; la causa de lo segundo, es decir, la causa del vicio de la falsa apariencia, estriba justala engañosa o meramente aparente diversidad entre ambos extremos.

2.3. El planteamiento del De fallaciis

te pequeño tratado se mueve dentro del cauce central de la tradición aristotélica. Su terminoloeciana y adopta la versión de «Alejandro» de las falacias lingüísticas, en particular, la referemultiplicidad actual, potencial e imaginaria (véase  De fallaciis, ed. cit., cap. 5, 88081). Porte, trata de combinar dos planos de consideración: el dialéctico de la discusión ya estandarre un respondiente y un oponente, y el epistémico, de acuerdo con el interés cognitivo del esrazonamiento correcto e incorrecto.En este último aspecto cabe destacar algunos puntos relevantes. A tenor del Proemio (cap. onamiento incorrecto puede presentar una doble dimensión según que uno a) razone co

smo o b) razone con otro. En el primer caso se trata de una reflexión propia que incurre en ervoluntarios —de los que se descarta el autoengaño deliberado—. En el segundo caso se produ

Page 131: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 131/530

curso de una discusión bajo la forma habitual de una victoria sofística que se logra por indugañosa al error a través de una argumentación que aparenta discurrir del modo debido; respoa intención o a una estrategia deliberada y su éxito alimenta la vanagloria del sofista. Dos punpecial interés en este planteamiento son, por un lado, su posible aproximación a la distintro de las falacias, entre el paralogismo cometido de manera inconsciente e involuntaria posmo, de modo que puede acontecer en un marco monológico de discurso, y el sofisma commo una forma consciente e intencionada de tratar de engañar a otro, de modo que ha de produn marco dialógico[104]; por otro lado, su posible relación con la teoría clásica, agustiniana,ntira y el engaño. Con respecto a este segundo punto, en la medida en que De fallaciis ctivamente obra de Tomás de Aquino, cabría pensar en su familiaridad con el tratado agusti

bre la mentira, De mendacio. Entonces también resultaría significativa la perspectiva del Aqubre la relación del engaño con la mentira y sobre sus grados cuando, comentando lasSentencidro Lombardo, declara: «El engaño (fallacia), que es complemento de la mentira, puede dars grados»[105], a saber: 1) más débil, como engaño correspondiente a una mentira o falsedácter jocoso, que solo se da en el hablante que bromea con un oyente; 2) como engaño prodr una mentira «oficiosa», que solo se da en la opinión del oyente que malinterpreta al hablanmo engaño debido a una mentira perniciosa que envuelve, por parte del hablante, la intelosa de engañar o confundir al oyente, de modo que implica no solo un grado más fuerte sineracción efectiva más estrecha que los grados anteriores. No estará de más recordar que, eno, el tratado excluye expresamente la posibilidad del autoengaño deliberado.El tratado también avanza unas líneas de sistematización y de explicación de las fa

bituales dentro de la tradición aristotélica escolástica. La clasificación de las falacias responado de las seis clases lingüísticas y las siete extralingüísticas. Por añadidura, reitera su prete

ducción a la ignorancia de la refutación (ignorantia elenchi), presidida por la noción convenid

nco  como el silogismo de la contradicción. Según esto, toda falacia viene a consistir lación de alguna de las condiciones requeridas por un silogismo genuino o una contradictiva, de modo que lo argüido falazmente no pasa de ser una refutación aparente. As

contramos una vez más ante la asunción tácita del supuesto de la determinación gumentación falaz por correlación o por contrapartida —sin atender en este caso a las precisadidas por Aristóteles en  RS  (véase más arriba, Parte II, cap. 1, § 1.2). Por lo que concierneusas de su condición falaz, la causa de la apariencia —o principio que mueve a su aceptaciónsemejanza aparente de la contradicción defectuosa con la cabal y la causa de la inexistencia

ta de validez como argumento o de efectividad como prueba— es la diversidad real entre a.También tiene cierta solera tradicional el recurso a la infraestructura discursiva de los tó

mo lugares dialécticos que pasan a ser lugares sofísticos en la medida en que deparan máximciones meramente aparentes. Una falacia constituye por sí misma un lugar sofístico puesto qyo causa engaño (cap. 4). Pero de nuevo se aprecia cierta limitación o insensibilidad, por conn la lucidez aristotélica, cuando no se considera el caso de las pruebas aparentes que fallan ntade validez, sino por falta de pertinencia, a pesar de darse en un contexto demostrativo.

Igualmente se mantienen los dos criterios básicos para pronunciarse sobre la condición fa

Page 132: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 132/530

a argumentación o un razonamiento: 1) la ilegitimidad de conducir a un resultado discursgnitivamente erróneo o inaceptable, en suma, improcedente (inconveniens); 2) la falsa aparidiscurrir como es debido, condición esta que se declara necesaria (caps. 4, 14). Así puácter falaz de un razonamiento o una argumentación no se reduce a su falta de virtud, como p

cer pensar una extrapolación precipitada del supuesto de contrapartida, sino que además cona apariencia engañosa —aunque el engaño pase inadvertido cuando la víctima es uno que razuye consigo mismo—. A estas consideraciones se añade, en fin, la perspectiva no tanto norm

mo explicativa de las causas de uno y otro factor determinante del carácter falaz umentación: una causa es la que hace que el argumento sea inefectivo debido a la inexistenc

xo conceptual o inferencial pretendido; la otra causa funciona como un principio motontimiento y es la que le proporciona al argumento la falsa apariencia de tener justamente aq

e le falta para ser efectivo o correcto.

2.4. Contrastes y señales posmedievales

ra tener una visión más completa del tratamiento escolástico de las falacias, no estará dadir un apunte sobre su desarrollo posterior en la época de la llamada «escolástica posmedinque este desarrollo responda sustancialmente a la tradición escolar que acabamos de consifaltan ciertos contrastes y señales de los nuevos tiempos que merecen atención. Tomaré nte de referencia el capítulo sobre las falacias del Compendio de lógica de Juan de Santo To

mado de la primera parte de su Ars logica editada inicialmente en la primera mitad de la déca30[106]. Por otra parte, aquí me limitaré a mencionar tres muestras que no solo ilustravisión influyente en la tradición escolástica posmedieval, sino que apuntan ciertas orientac

dernas del estudio escolar de las falacias.

La primera consiste en el tratamiento de la reducción de las falacias. Para empezar, se mantisificación en los dos géneros aristotélicos, el lingüístico y el extralingüístico, pero al mmpo se recogen ciertos elementos de la tradición, tanto de los comentadores comomedievalfalacias lingüísticas o «por parte de la dicción» se reducen a la equivocidad, en la línea ya tr

sde Galeno; mientras que las extralingüísticas o «por parte de la cosa significada» se remfectos del silogismo o a violaciones de sus reglas, en suma, a casos de inferencia dedválida o ilegítima. Pero será esta segunda referencia la que tome la parte del león. Como adan de Santo Tomás: «Ha quedado explicado casi todo lo que pertenece a las falacias al trat

fectos de los silogismos, pues las falacias son defectos de la consecuencia» (1986: § 381, 13

Page 133: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 133/530

e avisa no es traidor. En realidad, todas las falacias vienen a reducirse a este tipo de defectosn comunes, como los relativos a la suposición, la ampliación o la restricción, la apelación, oaciones de oposición, equipolencia, conversión o exponibilidad; los otros son violaciones glas específicamente silogísticas.

Este tratamiento es sintomático de la seleccionada como segunda muestra, a saber: la creportancia de la perspectiva lógica formal y de un marco de análisis monológico

gumentación, frente a la tradición aristotélicomedieval del marco dialógico, dialéctico, del elas falacias.La tercera muestra es coherente con esta reorientación y consiste en la menguante impor tan

falsa apariencia y de la dimensión intencional y normativa de la crítica de la argumentación a indicación a este respecto podría ser la búsqueda de explicación de su carácter sofístico a las dos causas tradicionales vistas bajo una nueva luz: a) La causa de la apariencia sigue sienncipio motor o el motivo del asentimiento a lo improcedente, pero en las falacias lingüística

usa se encuentra en la dicción, es decir en la naturaleza o el uso del lenguaje y al margen sible dimensión intencional. b) La causa del defecto sigue siendo la inexistencia de la caractebida y constituye la razón de no ser lo que se aparenta. Ahora bien, tanto en las falacias lingüímo en las extralingüísticas, esta causa se encuentra en las cosas u objetos de referencia, de e también parece pasar a un segundo término la dimensión normativa del discurso falaz.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

Alonso de la Vera Cruz (1989 [1554]), Libro de los elencos sofísticos, trad. de M. Beuchot, UNéxico.

Aristoteles Latinus, VI 1-3.  De Sophisticis Elenchis  [Boecio, Jacobo de Venecia, Guillermoerbeke], ed. de B. C. Dod, E. J. Brill, Leiden, 1975.Commentators and Commentaries on Aristphistici Elenchi. A study of postAristotelian ancient and medieval writings on fallacies, ed. besen, E. J. Brill, Leiden, 1981, 3 vols.De Rijk, L. M. (1962), Logica modernorum, vol. I, On the twelfth century theories of fallacyrcum, Assen. — (1967),  Logica modernorum, vol. II, parte I, The origin and early development of the the

pposition, y vol. II, parte II, Textes, Van Gorcum, Assen.

Juan de Santo Tomás (1986 [1631/1634]), Compendio de lógica  [Summulae], ed. y trad.

Page 134: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 134/530

uchot, UNAM, México.Pedro Hispano (1986 [h. 1230]), Tractatus llamados después Summulae logicales, trad. d

uchot, UNAM, México.

B. Literatura secundaria

Beuchot, M. (1993), «Las falacias en la teoría de la argumentación de Santo Tomás de Aqunvivium 6, pp. 27-38.

Dutilh Novaes, C. (2007), «Theory of supposition vs. theory of fallacies in Ockham»: Vivpp. 343-359.Read, S. (ed.) (1992), Sophisms in Medieval Logic and Grammar, Klrdrecht/Boston/Londres.Vega Reñón, L. (1999),  Las artes de la razón.  Historia de la demostración en la  Edad M

NED, Madrid.Wyllie, G. y Fidora, A. (2009), «Ramon Llull i el tractat De fallaciis del pseudoTomàs d’Aqu

rahonar 42, pp. 11-19.

Page 135: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 135/530

Intermedio. Signos de nuevos tiempos en el trato con falacias

tes de seguir adelante con un nuevo texto, me tomaré la licencia de referirme a una idea qele considerarse en este contexto, pero que merece atención por su papel en la conformacia tradición histórica algo distinta de la tradición más bien discursiva que venimos estudiandta de la idea baconiana de ídolo y de la tradición más bien cognitiva y crítica que en cierto m

dría decirse, despega con esta idea[107]

.

1. Los ídolos de Bacon

ra empezar, los ídolos de Bacon son unos personajes familiares en la historia de la filosofía,dejan de resultar una noción algo confusa. Consisten, por un lado, en predisposiciones al

ngénitas o en disposiciones adquiridas. Envuelven, por otro lado, aberraciones y representacsas o deformadas de la realidad. E incluso deparan falsas apariencias, especialmente los que Bma «ídolos de la nación o de la tribu» al venir asociados a la conversión del entendimmano en un falso espejo que deforma y distorsiona la naturaleza de las cosas reflejadas en éro esto no es todo, pues, según los aforismos 26-37 del Novum Organum de Bacon, tambiénportanciaen el orden discursivocognitivo la contraposición de las anticipaciones de la menteerpretaciones de la naturaleza. Las anticipaciones son modos de entender prematuros y temer

como concepciones o prenociones racionales transferidas al estudio de la naturalezantrastan con la interpretación recta o el conocimiento obtenido por la vía legítima de la experor. 26). Las anticipaciones y su instrumentalización dialéctica pueden ser útiles en las discie solo tratan con opiniones y máximas y donde se pretende el triunfo del espíritu, no uraleza (afor. 29). En la ciencia natural, en cambio, se han dirigir las inteligencias hacia el elos hechos, sus series y sus órdenes y, por tanto, se ha de renunciar a esos tópicos y noc

munes en favor de la realidad (afor. 36).Estas referencias apuntan a una doctrina general de Bacon sobre las falacias que viene a

ntexto inmediato de los ídolos de la mente. Hay tres grandes clases de falacias: a) las faísticas, de las que bien ha dado cuenta Aristóteles; b) las de interpretación, producidas por eóneo o confuso de nociones comunes o anticipaciones genéricas que deriva en sofismas; ylos, determinantes ante todo de deformaciones y falsas apariencias.

Según el pasaje más famoso del  Novum organum  (1620), que podemos acotar com

Page 136: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 136/530

mprendido entre los aforismos 39 y 68 del libro I, hay cuatro especies de ídolos que ocupnte, a saber: ídolos de la tribu, de la caverna, del foro y del teatro. Responden sustancialmea sumaria caracterización:

1) Los de la tribu  se deben a la propia naturaleza humana, son congénitos al género humherentes al entendimiento como espejo deformante o como espejo infiel que mezcla su pnstitución con la de las cosas y las corrompe (afor. I 41). — No son erradicables, aunque puedan ser reconocidos y quizás neutralizables.

2) Los de la caverna  proceden de la naturaleza individual, así como de la educación y dcunstancias personales de cada uno (afor. I 42). — Vienen a ser en parte innatos, en parte adquir idos. Tampoco son erradicables. Pero sí p

utralizarse mediante estudios analíticos y sintéticos complementarios de la realidad natural (a-58).3) Los del foro nacen con el trato social y vienen inducidos furtiva o subrepticiamente a travé

guaje (afor. I 43). — Son inevitables, pero también se muestran reducibles, aunque unos con más facilida

os: en el primer caso se encuentran losque nombran cosas que no existen, en el segundo, lonfunden o malentienden lo existente (afor. I 59).

4) Los del teatro  obedecen a las doctrinas y sectas filosóficas, así como al empleo de mtodos de prueba (afor. I 44). — Resultan adventicios y eliminables, pero no dejan de sucederse o de reaparecer continuaors. I 61-67).

Las características apuntadas suscitan la cuestión de determinar el posible alcance de

purgación del entendimiento, como la que se plantea el propio Bacon en la presentación del pInstauratio  Magna (1620). Parece problemática en el caso de los ídolos no erradicables: ¿pnsistir en alguna especie de vigilancia crítica de nuestras presuntas luces naturales? El caso dlos erradicables resulta en cambio más tratable: cabe recurrir a la depuración del lenguaje, po, y, por otro, al examen y la refutación de las doctrinas y los malos procedimientos filosón todo Bacon también parece tener momentos de optimismo que le hacen pensar en un anctivo contra los ídolos en general, sin mayores distingos: según el aforismo I 40, hay ciertam«verdadero remedio para destruir y disipar los ídolos», que consiste en «la formación de noc

principios mediante la inducción legítima». Puede que esto le lleve a sugerir, en el mrismo, un paralelismo entre esta corrección metódica de los ídolos y la crítica lógica dacias: «Existe la misma relación entre un tratado de los ídolos y la interpretación de la natue entre el tratado de los sofismas y la dialéctica vulgar».

Page 137: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 137/530

2. Signos de nuevos tiempos

ro, a mi juicio, la doctrina de los ídolos que ofuscan o nublan la mente no solo tiene repercla filosofía del conocimiento empírico y en la metodología de la ciencia natural. También prposterior crítica ideológica de los prejuicios por parte de John Toland en Inglaterra, o de Helel barón de Holbach en Francia —es sintomático que  préjugés  sea precisamente el tér

ferido por Condillac para la traducir el baconiano idola —. En todo caso, parece plausibnocida tesis de Hans Barth que defendía la conversión de la teoría de los ídolos en la teoría juicios desarrollada en el siglo xviii, de acuerdo con los ideales no solo críticosancipatorios de la Ilustración (véase Barth, 1951: 29-62). En este sentido, alcanza a tene

oyección sobre la crítica de las falacias que va más allá del paralelismo antes sugerido por Ben el aforismo I 40—, hasta el punto de que hoy, retrospectivamente, podemos considectrina de los ídolos no solocomo una de las raíces modernas de la ya consabida tradicióncogla historia de las falacias, sino como la primicia de una nueva dimensión del estudio del disaz que, en sus inicios, discurre al hilo de la tradición crítica moderna de los prejuicios y ologías establecidas. Esta anticipación consiste en un giro de la atención hacia los condicioncológicos y socioculturales, «ideológicos», de los sesgos y errores discursivocognitivos, y perspectiva del discurso común, antes de constituirse en la llamada «esfera del discurso púbpectos ambos que hoy se contemplan dentro del marco de la dimensión socioinstitucionálisis de las falacias.

La tradición crítica de los prejuicios se alimenta, por su parte, de diversos motivos, unos inicon marchamo baconiano, otros más decididos y marcados por el movimiento de la Ilustrtre los primeros cabe destacar dos: i) la crítica de la superstición como perversión de la verd

igión y como obstáculo para el conocimiento y la interpretación racional de la naturaleza;nuncia de los intereses sociales del estamento eclesiástico como concausas de la superspular. Entre los segundos, resaltan tres: i´ ) la crítica de los prejuicios religiosos mismos comnifestación y forma de fanatismo; ii´) la extensión de esta crítica ideológica al ámbito del

cial y político en general como manifestación y forma de despotismo; iii´) la nueva considerconocimiento y del discurso públicos.El desarrollo de estas líneas de la tradición crítica de los prejuicios supone una amplitancial de la doctrina original de los ídolos de Bacon en un doble sentido: una extensión

onocimiento del ámbito de las ideologías sociales y políticas, más allá del dominio de la cural; y b) a la consideración de las relaciones, intereses y poderes sociales establecidos

usas generadoras e inductoras de opacidad o encubrimiento, error y confusión, con su correlarversión no solo cognitiva sino moral. De ahí que vaya mucho más lejos de lo que la expurglos errores y sesgos del entendimiento permitía entrever a Bacon. Según la Ilustración, en úmino, la depuración crítica de los prejuicios supone el ejercicio de la libertad de pensamientto de la libre discusión. Expresado del modo sentencioso que conviene a los valores invocad

época:

Page 138: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 138/530

Todo vicio, dicen los filósofos, es un error del espíritu. Los crímenes y los prejuicios sonhermanos. Las verdades y las virtudes son hermanas. Pero ¿cuáles son las matrices de laverdad? La contradicción y la discusión. La libertad de pensamiento trae consigo los frutos dla verdad (Helvetius, 1989: 276).

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

The Works of Francis Bacon, ed. de J. Spedding, R. L. Ellis y D. D. Heath, Longman anndres:  Instauratio Magna,  Novum Organum, t. I., 1858, pp. 120-146 y 147-365, respectivamad. inglesa, t. IV, 1860, pp. 5-33 y 39-248.

Francis Bacon, The Great Renewal. The New organon, ed. de L. Jardine y M. Silverthmbridge University Press, Cambridge, 2000.

B. Literatura secundaria

Barth, H. (1951), Verdad e ideología, FCE, México.Brandt, R. (1986), «Francis Bacon. Die Idolenlehre», en J. Speck (ed.),Grundprobleme der g

ilosophen, Vandenhoeck & Ruprecht, Gotinga, pp. 9-34.Helvetius, C. A. (1989 [1772], De l’homme, de ses facultés intellectuelles et de son éducation

Fayard, París.Rossi, P. (1990), Francis Bacon: de la magia a la ciencia, Alianza, Madrid (esp. caps. 4-6).

Page 139: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 139/530

3La Lógica de Port-Royal y su propósito de formar el juicio

3.1. La significación histórica de la Lógica como Arte de pensa

gún reconoce de buen grado el Avis liminar de La logique ou l’Art de  penser de Antoine Arnaerre Nicole[109], la obra tuvo un origen casual: se debió más al azar de una conversación

tivos académicos. Una persona —probablemente Arnauld—, no muy entusiasta de los esgicos, se comprometió a enseñar al joven duque de Chevreuse en cuatro o cinco días todo cra de utilidad en esta disciplina. El manuscrito original, que seguramente recapitulaba la ensepartida en las Petites Écoles de Port-Royal, alcanzó tal profusión de copias que los aucidieron imprimir el texto para evitar equívocos y errores[110].

Más allá de esas circunstancias de composición y publicación, esta  Lógica  tiene unos objeácticos, epistemológicos y éticos que pueden cifrarse en la formación del juicio, puesto que eser la ocupación principal del espíritu. Es elocuente a este respecto el «Discurso» de present

la primera edición. Veamos algún fragmento:

DISCURSO PRIMERO, en el que se hace ver el propósito de esta nueva Lógica[111].Nada hay más estimable que el buen sentido y la justedad del espíritu para discernir

verdadero de lo falso. Todas las otras cualidades del espíritu tienen usos limitados; pero exactitud de la razón tiene una utilidad general en todas las partes y en todas las ocupacionde la vida. No solo es en las ciencias donde es difícil distinguir la verdad del error, sino en mayoría de las cuestiones tratadas por los hombres y de los asuntos en que se ocupan. H

casi por doquier diferentes caminos, unos verdaderos y otros falsos, y es a la razón a la qtoca elegir. Los que eligen bien son los que tienen el espíritu justo[112]; los que toman el mcamino son los que tienen el espíritu falso. Y esta es la primera y la más importante de ldiferencias que cabe introducir entre las cualidades del espíritu de los hombres.

De modo que nuestra dedicación principal debería ser la de aplicarse a formar el prop juicio hasta volverlo tan exacto como pudiera llegar a serlo, y es a este fin al que deberítender la mayoría de nuestros estudios. Nos servimos de la razón como si fuera instrumento para adquirir las ciencias cuando, por el contrario, deberíamos servirnos de l

ciencias como instrumento para perfeccionar la razón.<… > Los hombres no han nacido para emplear su tiempo en medir líneas, en examin

Page 140: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 140/530

las relaciones entre ángulos, en considerar los diversos movimientos de la materia. Sespíritu es demasiado vasto, su vida demasiado corta y su tiempo demasiado precioso paocuparlos en tan limitadas tareas. Sin embargo, están obligados a ser justos, equitativos juiciosos en todo cuanto dicen, en todo cuanto hacen y en todos cuantos asuntos tratan. Y es esto en lo que especialmente se deben ejercitar y formar ( Logique, pp. 15-16).

Por lo que se refiere a la tradición de la disciplina en particular, los autores no sol

nscientes de la trascendencia de su propósito, sino de su novedad:

Parece que los filósofos ordinarios apenas se han ocupado de otra cosa que no sea dar r eglade los buenos y malos razonamientos. Ahora bien, aunque no se pueda decir que estas reglasson inútiles, puesto que a veces contribuyen a descubrir los defectos de algún razonamientoembarazoso y a disponer sus pensamientos de un modo más convincente, con todo no debecreerse que la utilidad de este servicio llegue además muy lejos, pues la mayor parte de loserrores de los hombres no consiste en dejarse engañar por malas consecuencias, sino endejarse arrastrar a falsos juicios de los que se derivan malas consecuencias[113]. Es a esto a lo

que apenas han procurado remedio cuantos hasta ahorahan tratado de lógica. Y es lo queconstituye el objeto principal de las nuevas reflexiones que se encontrarán por doquier en eslibro» ( Logique, p. 21).

Para otras aclaraciones y precisiones de los propios autores sobre el sentido de su obra, no más recordar algún fragmento del Discurso de la segunda edición.

DISCURSO SEGUNDO, que contiene la respuesta a las principales objeciones que se han

hecho contra esta Lógica[114]

.No han faltado personas que se han visto sorprendidas por el título de Arte  de pensar querrían poner en su lugar arte de razonar bien. Pero se les ruega que caigan en la cuenta dque, teniendo la Lógica el propósito de dictar las reglas para todas las acciones del espírittanto para las ideas simples como para los juicios y los razonamientos, apenas existía otpalabra que abarcara todas estas acciones diferentes, y  pensamiento, ciertamente, lcomprende todas; pues las ideas simples son pensamientos, los juicios son pensamientos y lrazonamientos son pensamientos. Es verdad que podría haberse titulado arte de pensar biepero esta adición expresa no era necesaria al hallarse suficientemente indicada por el términarte, que por sí mismo denota un método de realizar bien cualquier cosa, como el propAristóteles ha señalado. <…>

Una objeción bastante más sustancial es la formulada contra la multitud de cosas tomadde las diversas ciencias que se encuentran en esta Lógica. Como ataca enteramente propósito y así nos da pie para explicarlo, es preciso examinarla con más atención. ¿A qviene, dicen <los objetores>, toda esa mezcolanza de Retórica, Moral, Física, MetafísicGeometría? <…> ¿No hubiera sido preferible facilitarnos una lógica simple y desnuda dtodo, en la que las reglas se nos explicasen con ejemplos tomados de los casos corrientes

molientes en vez de sobrecargarlas con tantas referencias que las ahogan? Pero los que a

Page 141: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 141/530

razonan, no han prestado suficiente atención al hecho de que un libro no podría seguramentener mayor defecto que el de no ser leído, puesto que no servirá sino a quienes lo lean. Dmodo que todo lo que contribuya a hacer que un libro se lea, contribuirá también a hacerútil. Ahora bien, lo cierto es que si se hubiera seguido su propuesta y se hubiera compuesuna lógica completamente seca y escueta, con ejemplos al uso como animal  o caballo, pmuy metódica y exacta que hubiese podido ser, no habría venido sino a aumentar el númede tantas lógicas como llenan el mundo y que nadie lee[115].

Pars I, art. xxxii, A.T., VIII-1, 17). Por otra parte, es bien sabido que Descartes y lautores de la  Lógica  no concedían una importancia decisiva a las diferencias entre idea juicios y razonamientos, puesto que todas ellas eran pensamientos, modalidades del pensVéase más abajo el primer párrafo del discurso segundo.Pero no ha sido este el principobjetivo que ha dado lugar a esta mezcla <de referencias>, a saber: el de atraer lectorhaciéndola más amena que las lógicas usuales. Se ha pretendido, además, seguir la manemás natural y más provechosa de tratar este Arte, al remediar en la medida de lo posible uinconveniente que vuelve su estudio prácticamente inútil.

Porque la experiencia muestra que de los miles de jóvenes que estudian lógica, no llegandiez los que aún sepan algo de ella seis meses después de haberla cursado. Pues bien, pareque la verdadera causa de este olvido o de este descuido tan común reside en que, con stodas las materias de las que trata la Lógica sumamente abstractas y alejadas de aplicacialguna, encima se les añaden ejemplos poco atractivos y de los que no se habla jamás ninguna otra parte. <…>

Además, como esos ejemplos tópicos no dan a entender que esta arte pueda aplicarsealgún caso de provecho, acostumbran a encerrar la Lógica dentro de la Lógica, sin extendermás allá de sí misma, cuando en realidad es una disciplina que no ha sido creada sino pa

servir de instrumento a las demás ciencias. De modo que al no haber visto nunca su verdadefunción, jamás la ponen en uso y gustan de prescindir de ella como si se descargaran de uconocimiento trivial e inútil.

En consecuencia, se ha estimado que el mejor remedio de este inconveniente consistía no disociar, según se hace de ordinario, la Lógica de las otras ciencias a las que se haldestinada, sino en ligarla a conocimientos sólidos a través de ejemplos de modo que se vieral mismo tiempo las reglas y la práctica, con el fin de aprender a juzgar esas ciencias por Lógica y de retener la Lógica por medio de esas ciencias.

Así que poco importa que la diversidad <de referencias> amenace con ahogar lpreceptos, puesto que nada puede contribuir más a su buen entendimiento, ni mejor a retención, que esa misma diversidad, habida cuenta de que tales preceptos son de suydemasiado sutiles para dejar huella en el espíritu si no se los vincula a algo más atractivomás tangible ( Logique, pp. 26-29).

Estas referencias introducen la  Lógica  en el mundo coetáneo de los debates religioosóficos[116], las nuevas ideas metodológicas y científicas[117]  e incluso la tradición ret

eroniana, al tiempo que le dan un aire informal que la aproxima a lo que hoy se conoce

Page 142: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 142/530

seña como «pensamiento crítico» (Critical Thinking). Todo ello induce a consideraralestiones relacionadas con el papel y la significación histórica de esta obra, más allá de sutorial y académico, que podemos resumir en tres puntos: a) qué representa la  Lógica  de yal en su propio medio; b) cuál puede ser su proyección actual; c) cuáles son sus principales identidad.

a) Representa el paradigma de la lógica tradicional que asiste al nacimiento de la filderna (Descartes, nueva metodología inductiva), de la nueva sensibilidad moral nacida d

ores jansenistas y de la nueva cultura de la conversación (nueva forma de discurso públiculos distinguidos, «salones») (véase, p. ej., Caraveri, 2003). Responde a nuevos inte

gicoepistemológicos, metodológicos y éticos —e incluso apologéticos—: el diagnósticovención de errores y sesgos cognitivos en el pensamiento y el discurso, con especial atenccuestiones de método en el campo de las ciencias y a las cuestiones morales y prácticas de lail. Frente a la lógica tradicional de las escuelas, procura un marco cognitivo de la disciplina

e vindicar, en palabras de Descartes, la lógica «que enseña a conducir bien la razón para desverdades que se desconocen» (cartaprefacio de 1647 a la versión francesa de sus  Prin

losophiae; Descartes, Œuvres et   lettres[118], p. 565). En el terreno analítico y crítico, prisedad de juicio en la comisión de errores sobre los fallos o defectos inferenciales (Discurte III, introducción).b) Según Maurice Finocchiaro, cabe considerarla como precursora de nuestra lógica infor

ría de la argumentación o al menos, vista retrospectivamente, como el antecedente clásico ddición cuyo desarrollo está representado actualmente por ella (1997: 394). Como ya he adelan

parece más pertinente contemplarla en una línea más afín al Critical Thinking, así como rspectiva de la «lógica civil» o del discurso público. Declaraciones como la siguiente pu

strar este campo de aplicación de esa suerte de pensamiento crítico:

<La> falsedad de espíritu no solo es causa de los errores que se introducen en las ciencias,sino de la mayoría de las faltas que se cometen en la vida civil, querellas injustas, procesosmal fundados, opiniones temerarias, empresas mal concertadas. Pocas hay que no tengan suorigen en algún error o fallo de juicio, de modo que no existe defecto alguno en cuyacorrección se deba estar más interesado (Discurso primero; Logique, p. 17).

Por otra parte, abunda en rasgos de informalidad muy próximos a los constituyentes dvimiento crítico, como, por ejemplo, estos:1) los intereses prácticos y formativos; ncreción real y el carácter multidisciplinario de los ejemplos; 3) la concepción instrumentalilógica. En suma, para los lógicos de Port-Royal, sobre el análisis y la regulación formal o ex

discurso prevalecen la luz natural de la razón y las observaciones dirigidas a la formaciócio, es decir: a la discriminación entre verdad y falsedad, y la prevención del error. Por ejesu opinión, conviene evitar el defecto de atenerse a las r eglas más que al buen sentido, o el a

dantería que afectan algunos lógicos, y para ello «debemos examinar la solidez dzonamiento por la luz natural antes que por las formas» (III, cap. ix; Logique, pp. 204-205).

c) Entre sus señas de identidad merecen destacarse: c.1) el marco epistemológico d

Page 143: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 143/530

eraciones del espíritu —recuérdese la noción de «Lógica» avanzada en la presentación ( Log37); c.2) la referencia a la luz natural de la razón; c.3) el nuevo programa formativo, concepalítico frente a las secuelas escolásticas y a ciertas pretensiones humanistas, dentro del culuye un interés inédito por las falacias que tienen lugar en el discurso común y en los as

ácticos; y, en fin, c.4) una idea ponderada y apreciativa de la Retórica: si, por un lado, no ultar ni suplantar la falsedad, «solo lo que es verdadero es bello» (III, cap. xx; Logique, p. 278o lado debe realzar y hacer atractiva la verdad, en vez de crear aversión hacia ella posentación torpe, y «este es el precepto más importante de la Retórica, tanto más útil por c

ve para reglar el alma así como las palabras» (ibid., p. 288).

3.2. La consideración del discurso falaz

Logique de Port-Royal representa, como ya he sugerido, la incorporación de la tradición dacias a un nuevo contexto escolar en el que su análisis adquiere una nueva orientación, corcada por unos intereses cognitivos y prácticos atentos a asuntos comunes, y cobra un n

ntido, como el constituido por la formación del espíritu y la prevención del error de juicio.De ahí se derivan algunos otros rasgos característicos. Para empezar, la  Logique  adopta

culiar posición frente a las tradiciones escolares coetáneas (escolásticas, humanistas). En efecueve en la perspectiva prácticocognitiva de la formación del juicio, y del replanteamientálisis de los errores discursivos tanto en las ciencias, con nuevas falacias, como en la conversbre temas comunes, con nuevas consideraciones de carácter dialógico y retórico —frentefectos silogísticos, de carácter monológico, o las reglas convencionales de ladialéctica escota opción no deja de tener ciertas repercusiones de importancia de diverso orden. Mencionaré

a) Un relativo abandono del marco dialéctico de la tradición escolar, en favor del nuevo mcursivocognitivo presidido por cuestiones de análisis gnoseológico —aunque no deje

rsistir algunos vestigios del marco tradicional, cf. p. ej., III, cap. xix, sec. 1; cap. xx, sec. 7—.b) Una consideración entreverada de juicios erróneos, malos razonamientos y disposicio

itudes censurables, que descansa en la indistinción ya apuntada entre juicios y razonamientos:

No nos hemos detenido a distinguir los falsos juicios de los malos razonamientos y hemosindagado indiferentemente las causas de unos y de otros, tanto porque los falsos juicios son

fuentes de los malos razonamientos y los producen por consecuencia necesaria, como porqude hecho, hay casi siempre un razonamiento oculto y latente en lo que nos parece un simple

Page 144: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 144/530

 juicio, así como siempre hay algo que sirve de motivo y de principio para este juicio. Porejemplo, cuando se juzga que un bastón que parece curvado dentro del agua, es en efectocurvo, este juicio descansa en una proposición general falsa: lo que parece curvado a nuestrosentidos, es curvo realmente; y envuelve así un razonamiento, aunque no desarrollado» (III,cap. xx; Logique, pp. 260-261).

c) La consideración de un nuevo terreno discursivo, en especial al tratar el mal razonamienvida civil y en el discurso ordinario (III, cap. xx) que, al tener que ver con la conducción

opia vida, se estima más frecuente y más relevante que el mal razonamiento en la ciencia treriormente (III, cap. xix). Según Hamblin (2004: 150), ese capítulo xx se mueve en el nreno baconiano de las predisposiciones. A mi juicio, contribuye en todo caso a la aperturarspectiva del discurso público en la historia de la formación de nuestro concepto de falacia.

Todo lo apuntado conduce a un tratamiento or iginal de las falacias que, para terminar, podrrar en los seis puntos que siguen:

1) Su consideración descriptiva, analítica y evaluativa informal, que descansa en la glomplos y muestras concretas, frente a:i) los catálogos tradicionales de tipos y esquemas falaces (con una actitud además no exen

rto escepticismo hacia ellos, cf. más abajo punto 6);ii) los tratamientos más sistemáticos o canónicos de otras partes de la Lógica o todología, como, por ejemplo, la sistematización expresa de las reglas del silogismo (III,), o las pretensiones axiomáticas en cuestiones cognitivas (IV, cap. vii) o, en fin, la regultodológica (IV, cap. xi).2) La determinación de las causas principales de los errores de juicio y de razonamiento e

untos comunes y prácticos, que se concretan en dos tipos de motivos —unidos y cómplicestinguibles por su mayor o menor influjo según el caso—, a saber: a) unos interiores (III, ca 261-274) consistentes en sesgos subjetivos, que dan lugar a sofismas provocados por el

opio, el interés y la pasión; b) otros exteriores  (ibid., pp. 274-289), procedentes de furasubjetivas como las que obran en errores inducidos por la falsa apariencia de los objetos os factores externos, y producen sofismas debidos1 inducciones falsas, apelaciones o usos indebidos de la autoridad, confusiones

ndoforma; pero estos motivos son insuficientes por sí solos, pues ha de mediar algún

bjetivo —por ejemplo, un juicio precipitado— para que se produzcan sus especiosos efectos.3) El tratamiento algo diferenciado entre los sofismas 1-9 del cap. xix, propios de ma

osóficas o científicas, donde se consideran argumentosproducto o textos monológicos, zonamientos incor rectos en la vida civil, cap. xx, referidos a asuntos prácticos y a la consider

la argumentación como proceder dialógico o como proceso retórico en temas comunnversación.

4) La identificación de los sofismas con los malos razonamientos en la línea tradicional de l razonamiento es el complementario del bueno, de modo que el conocimiento de las regl

en razonamiento procura el reconocimiento del malo o incorrecto (véase III, cap. xix,

Page 145: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 145/530

16. 241). Se trata, una vez más, del socorrido supuesto de correlación o de contrapartida pntificación del discurso falaz por contraste con el correcto o bueno.5) No hay una definición expresa del concepto de sofisma, sino una noción algo genérica ismas como faltas notorias en las que se incurre con mayor frecuencia al razonar, sea en dom

osóficos o científicos, sea en asuntos comunes y prácticos de la vida civil (III, cap. xx, p. 260)mbién cuentan con algunas otras señales más específicas, como la de consistir en errorevisten importancia en diversos dominios cognitivos (III, cap. xix, p. 242) y la de representar inr rupciones del espíritu y del discurso (véase, p. ej., III, cap. xx, sec. 8, pp. 271-272).

6) Arnauld y Nicole dan muestras, en fin, de un discreto escepticismo sobre la reduccvención de tales errores dada la disposición común de la condición humana, por ejemp

spíritu de contradicción», y la constatación de que «la fertilidad del espíritu para alumbrar ones es inagotable» (III, cap. xx, p. 266).

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

La Logique ou l’Art de penser, contenant, outre les regles comunes, plusieurs observuvelles, propres à former le jugement , par Antoine Arnauld & Pierre Nicole [11662-51683]. Étique par Pierre Clair et François Girbal, PUF, París, 1965.Antoine Arnauld y Pierre Nicole,  La Lógica o el Arte de pensar, ed. de G. Quintás, Alfag

adrid, 1987.René Descartes, Œuvres de Descartes, ed. de Ch. Adam y P. Tannery [París, 1891-1912, 13

in, París, 1982-1991, 11 vols. (citado como A. T., seguido de volumen y página).René Descartes, Œuvres et lettres, ed. de André Bridoux, NRF (La Pléiade), París, 1996.

B. Literatura secundaria

Arce Carrascoso, J. L. (1972), «Metodología cartesiana y Lógica de Port-Royal»:Logos. Anales del Seminario de Metafísica  7, pp. 65-84. Caraveri, B. (2003),  La cultura

nversación, Siruela, Madrid.Finocchiaro, M. A. (1997), «The Port-Royal Logic’s theory of argumentation»: Argumentatio393-410.

Hamblin, C. L. (2004 [1970]), Fallacies, Vale, Newport News (VA), esp. pp. 148-158.Marin, L. (1998), La critique du discours. Sur la Logique de Port-Royal et les Pensées de P

Page 146: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 146/530

nuit, París.Nuchelmans, G. (2003), «Logic in the Seventeenth Century», en D. Garber y M. Ayers (eds.

mbridge History of SeventeenthCentury Philosophy, Cambridge University Press, Cambridgepp. 103-117.

Watson, R. A., «The  Port-Royal Logic  in the Twentieth Century»: Journal of the  Histoilosophy 51/1 (1967), pp. 55-60.

Page 147: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 147/530

4John Locke y la distinguida familia de los argumentosad 

La lógica ha cobrado un aspecto completamente diferente del que presentaba anteriormen

qué distinta es su forma en el Ars Cogitandi, Recherches de la vérité , etc., de la que teníaSmigletius y en los comentadores de Aristóteles. Pero a nadie debemos un mayor avance

esta parte de la filosofía que al incomparable señor LocW. Molyneux, Carta dedicatoria de Dioptrica No

2. Tooke, Londres, 1693, p. 3[

4.1. Una concepción gnoseológica de la Lógica

testimonio de Molyneux puede dar una idea de la consideración y del prestigio que tenía el ncerning Human Understanding de Locke como libro de Lógica, a juicio de sus contemporáy también podemos convenir en que representa la culminación de la orientación informstemológica seguida por Port-Royal: una orientación centrada no precisamente en las relacmales entre proposiciones, sino en los poderes de la mente humana y en el desarrollo y mejoestras facultades cognitivas. El propósito de la Lógica, en esta línea, es sentar principios ppleo correcto de esas facultades. El propio Hume nada a favor de esta corriente de una Loseológica[120]: «La única finalidad de la Lógica es explicar los principios y operacion

estra facultad de razonar y la naturaleza de nuestras ideas»

[121]

.La declaración de Hume puedera nosotros el valor añadido de apuntar una doble caracterización de esta lógica en nuestrosr un lado, se la denomina «lógica de las ideas» (Yolton, 1955); por otro lado, se la conoce gica de las facultades» (Buickerood, 1985). En realidad, no parecen caracterizaciones excluyo más bien complementarias. Según esto, la Lógica se mueve en un doble plano: en el de las

en el del razonamiento. En el primer caso, ya está clara su vocación gnoseológica pues idegún Locke por ejemplo, un término empleado para denotar en general «todo lo que sea objeendimiento cuando el hombre piensa» ( Essay, lib. I, cap. i, § 8, p. 47). También sabemos

rtir de la gnoseología cartesiana y de la  Logique  de Port-Royal, lo que en primera insteresa es su constitución criteriológica como ideas claras y distintas o determinadas. En el seg

Page 148: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 148/530

o, la atención se centra en los nexos conceptuales e inferenciales entre las ideas, desarrolladorazonamiento sobre el supuesto de la capacidad natural de nuestras facultades para obserablecer conexiones «naturales», intuitivas e ilativas, entre ellas. Por otro lado, la lógica ultades de Locke se ahorra el paso de Arnauld y Nicole por los elementos lógicolingüídicionales, proposiciones y silogismos, para ir más directamente de las ideas al razonamienalquier caso, ya nos encontramos lejos de las lógicas tradicionales, más o menos «aristotélnde, por ejemplo, la denuncia de los patrones silogísticos de inferencia por su incapaurística y su improductividad cognitiva, de modo que solo tendrían un papel expositivo acartr su falta de naturalidad y su artificio escolar.Dentro de este marco, los sofismas no merecen una consideración específica y vienen a tr

mo casos de absorción o disolución en errores discursivocognitivos (véase, p. ej., Essay, lip. x, «Sobre el abuso de las palabras», §§ 2-7, 14, 17-21, 26-34, donde se consideran las msas adscripciones de palabras a ideas). Tampoco hay muestras de interés en las falacias coos tratan de engañarnos o nosotros tratamos de engañar a otros, sino más bien en los erroreque nos engañamos nosotros mismos. Esta es una disposición constante y peligrosa, en la mque somos más indulgentes con nosotros mismos que con los demás. Los tipos de erro

torios se dan: a) en el plano de las ideas, por ejemplo, al adoptar ideas oscuras o confusas se del subsiguiente razonamiento; o b) en el plano del razonamiento, como fallos o defcursivos que, por cierto, no suelen prodigarse una vez que contamos con ideas claras y prete planteamiento se desarrolla en The Conduct of the Understanding y se contrapone al proe tienden a seguir los «maestros de Lógica» aristotélicos, cuyos silogismos pueden omalmente de modo válido con cualquier suerte de contenido material, aceptable o inaceptabta, en suma,de un planteamiento monológico interesado no ya en la confrontación dialécticaconvencimiento de un oyente o un oponente, sino en la adquisición propia de conocimiento

probable y en la autopreservación de errores, gracias las luces naturales de la razón, tanto intumo inferenciales.

Al margen del tratamiento derivado y genérico que reciben las falacias como ecursivocognitivos, suele considerarse que el desarrollo más amplio y sofisticado del esstemológico del error en el siglo xvii se encuentra en  Recherche de la vérité   de Ni

alebranche (1674-1675), que replantea la cuestión en términos no tanto de una «lógica de las imo de una «lógica de las facultades», aunque una y otra deban conjugarse. Malebranche se ate principio general de procedimiento metódico: «Tener claro el razonamiento es siempre nece

ra descubrir la verdad sin miedo a equivocarse. De este principio depende una regla general anuestros objetos de estudio, a saber: que debemos razonar solamente sobre cosas de lagamos ideas claras» ( Recherche…, VI.I, § ii; cursivas en el original)[122].

Page 149: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 149/530

4.2. La familia de los argumentos ad 

n todo, la presencia de Locke en una historia de la construcción del concepto de falacponde tanto a su tratamiento gnoseológico de los errores discursivocognitivos, como sentación de cuatro miembros distinguidos de la que luego será una famosa famil

gumentos: la familia de los argumentos ad. Estos argumentos consisten en un determinado g

apelaciones o remisiones a una instancia de la que se esperan ciertas funciones o podertificación, acreditación o alguna suerte de apoyo —p. ej., pueden comprender desde invocacsentir popular o del peso de una tradición hasta apelaciones a sentimientos del interlocutor,

compasión o el miedo—. Son, como decía, cuatro los tipos de argumentos de este génernsidera Locke en un pasaje breve y relativamente autónomo hacia el final del cap. xvii «Soón» del libro IV, dedicado al estudio del conocimiento y de la probabilidad. No secisamente de una clasificación de falacias, sino de procedimientos discursivos para ganantimiento de los otros o acallar sus reservas, así que funcionan en contextos dialógicos. El itórico de ese pasaje estriba en ser, digamos, el acta de bautismo —no de nacimiento— d

milia como grupo de alegaciones o apelaciones ad. En este sentido, conviene precisar una vee originariamente no estamos ante unas falacias ad  como las recogidas hoy en los catácolares al uso, sino ante unos argumentos que podrán ser, llegado el caso, empleos falacelaciones ad.

En particular, se deben a Locke las denominaciones de tres de esas alegaciones o apelacionecundiam, ad ignorantiam y ad judicium, aunque en algún punto vengan a recoger o complem

pectos ya reconocidos. En un argumento ad verecundiam  apelamos al respeto que mereinión de un autor consagrado o reconocido como autoridad en la materia. En un argumen

orantiam exigimos a nuestro oponente en un debate que admita nuestras pruebas si no disponguna otra mejor. En un argumento ad judicium fundamos nuestra conclusión en pruebas extr

unos fundamentos objetivos del conocimiento cierto o probable, al margen de las virmitaciones o condiciones propias de los sujetos. Por lo que se refiere al tipo restangumentación ad hominem, el propio Locke declara que es un nombre en uso. Ahora bien, segn sabido, son diversas las modalidades de argumentos cubiertas por esta denominación y tintas raíces.

Las dos modalidades básicas de alegación ad hominem en una discusión consisten en:a) argüir a partir de las suposiciones o las asunciones propias de nuestro interlocutor, es de

ncessis —a partir de lo que él mismo nos ha concedido o reconocido en el curso de la discusib) argüir por referencia no al asunto en cuestión o a la tesis opuesta, sino a determiacterísticas personales o no pertinentes de nuestro oponente.

Las raíces de una y otra parecen ser las siguientes (véase Nuchelmans, 1996):a.1) La idea aristotélica de lógos peirastikós, o argumentación que pone a prueba lo sostenid

en debe responder de una proposición (p. ej., Tópicos, 101a30-35; Refutaciones sofísticas, 1transmitida a través de Boecio como disputatio temptativa: se trata de una prueba o contrap

Page 150: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 150/530

valor relativo, pues depende de los supuestos o asunciones de la parte que sostiene la teestión.

a.2) Una noción relacionada es la de demostración o prueba refutadora (demonstrare elencr oposición a la de demostración absoluta (demonstrare simpliciter). Es el tipo de pruebistóteles aduce en la Metafísica (IV 4, XI 5) contra los que niegan el principio de no contradiesto que los primeros principios no admiten otra suerte de prueba que la obtenida de los prpuestos de quienes se empeñan ennegar o impugnar su validez: «De tales principios nmostración en sentido absoluto, pero sí la hay como refutación contra este <el que los niegetafísica, XI 5, 1062a2-3). La expresión ad hominem  en este contexto se difundió a través dmentarios de Tomás de Aquino a la  Metafísica de Aristóteles. Por ejemplo, Pedro Fonseca, ementarios de 1615 a esos pasajes, insiste en que un primer principio solo puede demostrarminem, mediante la confutación de la persona que lo niega a partir de sus propias palabrtis illius. A lo largo del siglo xvii se extenderá este uso a cualquier asunto debatido en el seargüir sobre la base de lo asumido por el adversario.b.1) La distinción aristotélica entre resolver una cuestión por referencia a lo dicho ( pròon) o por referencia a la persona ( pròs tón  ánthropon), en  RS, 178b17. Se trasmite luego eminos medievales: solutio ad orationem y solutio ad hominem; esta presenta un carácter de parente o falaz en el marco de la contraposición entre argumentar ad rem, con relación al objebate, y argüir ad hominem como vía de escape o de distracción del punto en cuestión.

b.2) Por otro lado, no falta una tradición de origen retórico que también viene a incidir erencia entre ocuparse del asunto planteado ( prágma) y hacer referencias improcedentesrsona involucrada o concernida ( prósopon).

Cabe recordar, por último, la propuesta de Schopenhauer de introducir una doble distinción

lado, entre argumentación ad rem y ad hominem, entendida esta segunda en el sentido (a), o lado, entre argumentación ad hominem, conforme a dicho sentido, y argumentaciórsonam, tomada esta expresión en el sentido (b), de modo que la argumentación ad personaa estratagema discursiva falaz, condición que no tiene de suyo la argumentación ad homineelación a lo que nuestro propio interlocutor ha supuesto o admitido en el curso de la discusión

Por lo demás, la familia de argumentos ad  siempre ha sido acogedora y abierta, dispuemitir nuevos miembros al margen de sus inclinaciones virtuosas o falaces. Y la verdad eonto da muestras de esta gentil disposición. Leibniz, en su réplica  Nuevos ensayos sob

endimiento humano  (1765), ya menciona la posibilidad de añadir nuevos tipos de apelacmbién de uso frecuente, a los señalados por Locke:

… como el que podría denominarse ad vertiginem [vértigo], cuando se razona así: Si no seadmite esta prueba, no disponemos de medios para alcanzar la certeza en el punto en cuestiónlo cual resulta absurdo. Este argumento es conveniente en determinados casos como, porejemplo, en caso de quealguien quisiera negar las verdades primitivas e inmediatas,e. g., quenada puede ser y no ser al mismo tiempo, o que nosotros mismos existimos, pues de tenerrazón, no habría ningún medio de conocer nada (lib. IV, cap. xvii, § *19)[123].

Page 151: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 151/530

Naturalmente la familia no ha dejado de crecer con el paso del tiempo y en la actualidad, segistro que llevan algunos catálogos escolares colgados en la red, sus miembros se sltiplicando ad nauseam.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

John Locke,  An Essay concerning Human Understanding  [1689], ed. de P. H. Nidditch, sose de la 4.ª ed. (Londres, 1700), Clarendon, Oxford, 1975, 8.ª reimp. 1991.

John Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, trad. de E. O’Gorman, FCE, México, 19John Locke,  La conducta del entendimiento y otros ensayos póstumos, ed. bilingüe de Á

renzo, Anthropos, Barcelona, 1992.

B. Literatura secundaria

Auroux, S. (1993),  La logique des idées, Bellarmin/Vrin, Montreal/París. Buickerood,

985), «The natural history of understanding: Locke and the rise of facultative logic in the eightntury»: History & Philosophy of   Logic 6, pp. 157-190.

Easton, P. A. (ed.) (1997),  Logic and the Workings of the Mind: The logic of ideas and  faychology in early modern philosophy, Ridgeview, Atascadero (CA).

Howell, W. S. (1971), EighteenthCentury British Logic and Rhetoric, Princeton, University nceton (NJ).Nuchelmans, G. (1996 [1993]), «On the fourfold root of the argumentum ad  hominem», en

s (ed.), Studies on the History of Logic and Semantics, 12th-17th  Centuries, Ahsgate/Vari

llected Studies Series, Aldershot, xvii, pp. 37-47.Nuchelmans, G. (2003), «Logic in the Seventeenth Century», en D. Garber y M. Ayers (eds.mbridge History of SeventeenthCentury Philosophy, Cambridge University Press, Cambridge,3-117.

Schuurman, P. (2001), «Locke’s logic of ideas in context»: British Journal for the  Histoilosophy 9/3, pp. 439-465.— (2004),  Ideas, mental faculties, and the method: the logic of idscartes and Locke and its reception in the Dutch Republic, 1630-1750, E. J. Brill, Leiden, caps

p. pp. 1-55.

Winkler, K. (2003), «Lockean logic», en P. R. Anstey (ed.), The philosophy of   John Locke:rspectives, Routledge, Nueva York, pp. 154-178.

Page 152: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 152/530

Yolton, J. W. (1955), «Locke and the SeventeenthCentury logic of ideas»: Journal of the Histoas 16, pp. 431-452.

Page 153: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 153/530

5El desengaño ilustrado de Feijoo

5.0. Una cuestión preliminar

gún Arturo Ardao, al llegar a Feijoo nos encontramos ante el primer filósofo de lengua espaenito Jerónimo Feijoo resulta ser, en el siglo xviii, el fundador de la filosofía de lengua espa

mprensiva de entonces en adelante tanto de la filosofía española como de la filopanoamericana» (1963: 41) En términos más explícitos: «Aunque algún escritor meneceda, Feijoo fue el primer pensador español representativo que vierte su filosofía en el id

cional, haciendo, además, la política expresa de dicho idioma» (ibid.). Cierto es que el pijoo declara dos razones para escribir sus ensayos críticos en castellano: 1) «Para escribiroma nativo no se ha menester más razón que no tener alguna para hacer lo contrario». 2) Sdesignio desengañar al público de creencias erróneas, «no sería razón, cuando puede ser uniprovecho, que no alcanzase a todos el desengaño» (Teatro Crítico, t. I., Prólogo, pp. lxxxl

mbién cabe entender esta segunda razón como un buen motivo para emprender una potural en esa línea. Con todo, me temo que el juicio de Ardao es discutible por no decir arbitraPor lo que a nuestro tema se refiere en el presente contexto, Feijoo no fue el primero en tra

gica en lengua vernácula, ni en vindicar una política del uso del castellano para la instruntífica. De corresponderle a alguien esos méritos, antes contaría Pedro Simón Abril por smicias de i) una Lógica en castellano concebida como la primera entrega de su programosofía,  Primera parte de la filosofía llamada la Lógica o parte racional  (1587), y imorando al rey Felipe II sobre la conveniencia de la enseñanza en vulgar, Apuntamientos de

deben reformar las doctrinas(1589)[124]. Aunque puede que se le juzgue autor «menor» y no «representativo», estimace entonces deberían justificarse.En cualquier caso, Feijoo no es el primer autor que trata de las falacias de modo relativa

table en español. Recordemos una vez más a nuestro intrépido Simón Abril, Primera parte osofía llamada la Lógica, o parte racional, lib. III, caps. xxxiii, «Qué cosa es discurso engañántas maneras hay de él…» y xxxiv, pp. 297-299 y 299‑306[125], donde puede leerse:

Es, pues, el discurso engañoso aquel que o por falsas proposiciones, o por mala forma dedisposición, pretende engañar al con quien trata, y traerlo a que confiese algún error, o

Page 154: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 154/530

disparate con que dé que reír a los que los estuvieren escuchando (xxxiii, 297).

De esta definición se colige llanamente que hay dos maneras de discursos engañosos: una qutomando principios falsos por verdaderos, viene en figura y modo a colegir una cosa falsa, otra que, viciando la figura o el modo, colige mal lo que pretende (ibid., 297-298).

La primera es realmente discurso y «colige muy bien», la falta no reside en la ilación sino ncipios o premisas. La segunda, en cambio, «peca en la disposición o forma del discursodo que solo merece el nombre de discurso con «este aditamento, discurso engañoso» (198ta en la ilación puede producirse a su vez de dos maneras: «la una consiste en no tomar bmino medio, y la otra en no guardar la disposición del modo y la figura» (298); en el primermedio se tomaría por ejemplo en dos sentidos distintos; en el segundo, se violaría algunaogística (298-299). Por lo demás, los vicios de tomar mal el medio, como reza el título mismp. xxxiv, «se reducen a trece diferencias, de las cuales las seis consisten en el vocablo, y las si

cosas significadas por él» (299), en la línea de la tradición aristotélica. Hay, sin embargoeresante alusión final a propósito de la cuestión o pregunta múltiple: dice Simón Abri

nviene distinguir las cosas para considerar cada una por sí misma y no todas a bulto, pueofistería» frecuente de «algunos que proponen negociosde república» consiste en proponer leren que se haga junto y revuelto con lo que parece ser muy útil, para que determinando hacehaga también aquello (305).Por lo demás, también es digno de mención un contemporáneo de Feijoo, autor de la consid

jor Lógica del siglo xviii en España, también escrita en castellano. Se trata de Andrés PiqueLógica  moderna o arte de hallar la verdad y perficionar la razón  (1747)[126]. En su Parte

dican dos capítulos a los sofismas, el XI, que trata de los sofismas en general, y el XII, q

upa de los «sofismas que ocasiona el amor propio» en particular. A juicio de Piquer, un sofisn razonamiento que nada concluye, y tiene apariencia superficial de concluir» (cap. XI, § rtiendo de esta noción, hace un estudio detenido de los sofismas independientes del lenguaje pportancia en la Filosofía natural (§§ 201-213), campo en el que Piquer tiene más interés darcicio profesional de la medicina. No falta, sin embargo, la obligada referencia final

quivocación de las voces» (§ 214), determinante de la existencia de cuatro términos ogismo. Pero conviene reparar en que a estos ecos de la tradición escolar, se añade un motivogica de Port-Royal en el cap. XII, el caso de los sofismas debidos al amor propio: errores de

estimaciones viciadas, propiciadas de modo casi natural por un amor propio desordenadnque Piquer supone que pueden reformularse en términos silogísticos—.

Page 155: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 155/530

5.1. El marco del desengaño

desengaño es un tópico arraigado y fecundo en la cultura española desde el Barrocosentaba dos dimensiones, una más bien psicológica y emotiva que envolvía un sentimien

rdida, una desilusión e incluso alcanzaba a tener cierta proyección moral como pecarmiento; otra más bien cognitiva, consistente en un caer en la cuenta del error de apreci

metido que abre una salida del autoengaño. Su marco primordial era el topos  barroco deltro del mundo, donde la realidad se presenta y se desenvuelve como representación. En este mbran especial relieve, por un lado, la parábola y la alegoría en función de la importancia queber interpretar, leer o descifrar los signos y señales de las acciones y las cosas; por otro ladonsecuencia,el problema de la relación y distinción entre realidad y apariencia, dentro dcenario de (re)presentaciones, espejos, espejismos y exempla o emblemas. Recordemos la sentcitada de Gracián: «Arte era de artes saber discurrir; ya no basta: menester es adivinar, y m

sengaños» (Oráculo manual y arte de prudencia, afor. 25). De ahí el papel crítico que toscifrador y al arte práctico de la prudencia, nuestra guía ante las apariencias y frente a los engiempre el desengaño fue pasto de la prudencia» (ibid., afor. 100).Ahora bien, con las primicias de la Ilustración se va armando un nuevo marco para el desenel que este pierde sus connotaciones anteriores como desilusión o decepción al tiemp

quiere un sentido cognitivo más preciso y una proyección más activa y socioculturatomático el propósito declarado del Teatro Crítico Universal, a saber: liberar al públicspecies perniciosas» y «errores comunes». En el mismo Prólogo Feijoo asegura:

Tan lexos voy de comunicar especies perniciosas al público que mi designio en esta Obra esdesengañarle de muchas que, por estar admitidas como verdaderas, le son perjudiciales; y nosería r azón, cuando puede ser universal el provecho, que no alcanzase a todos el desengaño I [1726], Prólogo, pp. lxxxlxxxi)[127].

Para que no le quepan dudas al lector, también ha aclarado:

Error, como aquí le tomo, no significa otra cosa que una opinión que tengo por falsa,prescindiendo de si la juzgo o no probable. Ni debaxo del nombre de errores comunes quiero

significar que los que impugno sean transcendentales a todos los hombres. Bástame paradarles ese nombre que estén admitidos en el común del Vulgo o tengan entre los Literatos mque ordinario séquito (ibid., p. lxxx).

En este nuevo marco, Feijoo, no solo se sabe desengañado, sino que asume consciecididamente el arduo papel de «desengañador». «Inmenso trabajo toman sobre sí los desengae en esta materia se meten a desengañadores» (t. V [1733], Discurso 5.º, § I, 3, p. 103). La m

cuestión no es otra que la vasta extensión de los errores debidos a, y mantenidos c

tendidas «observaciones comunes» (véase Marichal, 1971). Amén de este propósito crítisengaño ilustrado se distancia del barroco en otros dos puntos sustanciales: por un lado,

Page 156: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 156/530

mensión social como desengaño público; por otro lado, en el sentido positivo y activo del emla liberación del error, del prejuicio, de la superstición y de la pasión (véase Álvarez de Mir92). Ensuma, desengañar es una labor propia de desengañados que se conviertesengañadores al tratar de sacar a la gente de los errores comunes, en una tarea de educacstración. Según Álvarez de Miranda (1992: 575), la lucha contra error común, la opinión fpliamente extendida, constituye un episodio esencial en la primera fase de la Ilustración en Es

ecisamente el lema «desengaño de errores comunes», que define expresamente el objetivatro Crítico Universal en su propio título, viene a ser una especie de fórmula consagrada (varez de Miranda, 1992: 574-578).Pero no estará de más considerar algún punto sensible para apreciar las posibilidades

mites de la crítica ilustrada. Uno especialmente indicado en el presente contexto puede ser el caargumentos de autoridad o, más en general, el caso de la apelación a la autoridad y del u

oridades. En principio y en situaciones normales de conflicto, Feijoo da preferencia a la nte a la autoridad y, tratándose de autoridades, a la autoridad acreditada frente a la

mplemente descansa en su antigüedad. Sin embargo, en su concepción de la autoridad, Feijoo estela de la hermenéutica teológica de Melchor Cano y procura combinar la veneración debidtud y la especial competencia en un dominio determinado, en particular el de la fe (t. VIII, Dis, § V 28). A primera vista, parece tratarse de una suerte de subsunción religiosa, católica, de cpectos del éndoxon aristotélico, como el ser una opinión plausible al provenir de alguien digdito. Ahora bien, por un lado, ya se habían abierto otras vías de consideración de la auto

mo las sugeridas por la  Logique de Port-Royal acerca de los sofismas de autoridad o por Lbre la argumentación ad verecundiam. Por otro lado, no deja de apreciarse en la práctica de Fa doble vara de medir. Supuesta la libertad de disentir de los santos en el dominio de las cieurales, donde no parecen tener singular competencia, Feijoo mantiene la necesidad de guar

respeto y la reverencia debidas bien a su virtud, bien a sus doctrinas teológicas. En caicena y Averroes, cuya autoridad era reconocida en los cursos de Artes, solo merecen en gtrato diametralmente opuesto: «Yo no sé por dónde merezcan tanta contemplación», prjoo, amén de asumir de buen grado el juicio de Luis Vives que ya tildaba sus doctrin

elirios coránicos» (ibid., Corolario 29).

5.2. El contexto de la lógica natural

ro factor determinante del sentido que adquiere la crítica de los errores discursivocognitivo

Page 157: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 157/530

falacias en este momento de la Ilustración es el contexto disciplinario de la Lógica, marcadreformamoderna de estos estudios a partir de la  Lógica  de Port-Royal y de otros manualeusan su influencia. Esta reforma se mueve en una doble dirección, en la línea de una simplificla Lógica escolar y en la de una búsqueda de la utilidad y eficacia de las reglas. Con ello p

a disyuntiva entre la disciplina moderna, fundada en las luces naturales de la razón, y la tradicda del aparato silogístico, que suele categorizar en los términos: «Lógica natural» vs. «Lificial». Puestas así las cosas, Feijoo, hombre curioso y culto de su tiempo, no duda en declarones que a su juicio avalan la superioridad de la Lógica natural en el tratamiento de las faleden resumirse como sigue:

a) La Lógica natural es más útil y está mejor dispuesta para el descubrimiento o la deteccisofismas (t. VIII, § III 11). Por otro lado: «Si la Lógica natural no es buena, no sirve la art

o para embrollar y confundir» (t. VII, Discurso 11.º, § V 19).b) Las reglas de la Lógica artificial, por su parte, no cubren todos los sofismas (ibid., § II

emás son subsidiarias, representan una especie de andamio del que se prescinde una vez asentficio del aprendizaje (ibid., § II 5).

c) En suma: «Digo que para descubrir los trampantojos sofísticos, la Lógica natural hace ms que la artificial» (t. VIII, Discurso 2.º, § III 11).

Ahora bien, esto no convierte la tradición escolar artificial en una disciplina superflua o ijoo le reconoce de buen grado cierto sentido y rendimiento. Solo que sus servicios consistto en la detección de los casos de sofisma como en la determinación y explicación técnica dios cometidos. De ahí se desprende que los propósitos de Feijoo irán en consonancia cderno contexto reformado: no buscarán la desaparición de la disciplina escolar, sino la redu

sus reglas y la reforma de su enseñanza con el fin de hacerla más útil y eficiente. En esta línemplo, solo serán reglas dignas de memoria las que sean generales y estén efectivamente en uI, Discurso 11.º, §§ II 7, V 19). También es congruente con este contexto el lugar destacadupan las falacias entre los abusos cometidos en las disputas verbales (t. VIII, Discurso 1.º). Pijoo que unos de los abusos más notorios y, a veces, ridículos que tienen lugar en las dirbales o los debates dialécticos, son los enredos sofísticos. También considera que, ademásdicional descalificación tanto discursiva como moral, se hacen acreedores a mayor cerque se oponen directamente al objetivo del debate: «El fin de la disputa es aclarar la verdad,

isma oscurecerla» (ibid., § V 17). Pasemos ya a ocuparnos de la idea que Feijoo se forma acias.

Page 158: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 158/530

5.3. Concepción y tratamiento de las falacias

ijoo entiende por falacia el abuso o vicio discursivo que tiene la apariencia de ser un onamiento o una «buena ilación» (t. VIII, Discurso 2.º, § I 2). No se trata de un vicio ftorio, pues entonces no podría mantener la apariencia de un buen argumento. Tampoco consicaso de falsedad patente, defecto que no cabría reducir a una regulación general al depender

teria tratada (ibid., § I 3-4).El vicio que reviste especial importancia para Feijoo es la ambigüedad. Así se trasluce a trava argumentación relativamente explícita como la siguiente: i) El carácter falaz estriba ariencia de ser buena que presenta una ilación que es mala en realidad. ii) Esta apariencia prola ambigüedad con que se emplea alguno de los tres términos que conforman el silogism

mbigüedad cuyos efectos deletéreos son, a su vez, causas determinantes de la mala ilaciónsecuencia: iv) «el principio único de donde viene la falacia del silogismo, o que hace al silogaz, es la ambigüedad de alguna voz» (t. VIII, Discurso 2.º, § I 2).Esta consideración da al planteamiento de Feijoo el aire de una «teoría de la reducción»

acias —tradicionales o aristotélicas— a la ambigüedad. La teoría se puede desarrollar de preso en estos términos:

a) Las falacias en cuestión son las recogidas en el catálogo aristotélico de Sobre las Refutacfísticas, sin prestar mayor atención a la distinción tradicional entre las relativas a la expresiónativas a lo expresado: unas y otras se puede reducir a una sola «que es la ambigüedad presión» (ibid., § I 1).

Una prueba de esta tesis podría ser la argumentación anterior que relaciona la ambigüedad

ariencia como condición característica de las falacias. Otra prueba adicional es su ejemplificla falacia de accidente, a través del sofisma: «Sócrates es diferente de Corisco, Corisco es hogo, Sócrates no es hombre». Si ‘diferente’ se toma en el sentido de diferencia plena y cabción es buena, pero la primera premisa resulta falsa; si ‘diferente’ se toma en otro sentido pasencial, la primera premisa es verdadera pero la ilación es mala (ibid.)[128].b) Esta reduede abrigar ciertas pretensiones explicativas, en la medida en que la ambigüedad se propone usa de la apariencia característica del carácter falaz de un silogismo, al tiempo que los nsiguientes de la ambigüedad, como la existencia de cuatro términos y la indeterminación

nsecuencia, determinan su invalidez.c) En todo caso, la reducción facilita una regla general para la detección y solución d

acias. La regla consiste en observar si entre los términos que emplea el argumento, hay ayo significado sea ambiguo «en orden al intento de la disputa»; observada la ambigüedad de mino, se exige al arguyente que precise su significado; precisión que, en fin, hace patente la fid., § II 7). Este procedimiento también se puede aplicar a todos los casos en que se advierte qe la inferencia, pero no se sabe dónde reside la falacia: si no se aprecia defecto en la forma alas reglas silogísticas, entonces alguno de los términos pecará de ambigüedad. Y a partir de

ocede según la rutina anterior (ibid., § II 9).

Page 159: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 159/530

La «teoría de la reducción» de las falacias al vicio capital de ambigüedad tiene, según ebido, precedentes tanto lejanos como próximos a Feijoo. Un precedente lejano es la monograleno, Sobre las falacias debidas al lenguaje. Recordemos sus dos pasos reductivos: 1) toda fgüística se reduce a las recogidas en el catálogo aristotélico de las falacias dependienteguaje; 2) todos estos casos se reduce a casos de ambigüedad (véase más arriba, Parte II, cap). Un precedente próximo se encuentra en la Institutio Logica (1658) de Pierre Gassendi. Gas

mbién propone la reducción de todos los «lugares» de los silogismos sofísticos a unbigüedad. Véase  Institutio,  Pars  III, Canon  xxi: «Unus fere Locus ad Syllogismum Sophisbiguitas est, ex cuius retectione manifestum fit, eum, qui videbatur, Syllogismum non esse

981: 67). Gassendi hace referencia asimismo al procedimiento general de resolución: detecciambigüedad y distinción pertinente de los significados implicados (ibid.: 69). Incluso consideos del  Mus non rodit caseum, que remite a Séneca, y del Quod non amisisti, habes  (ibid.uerda Feijoo (véase más abajo el Texto 5). Pero, naturalmente, de ahí no se desprende que F

piara o siguiera a Gassendi: bien pueden haberse inspirado los dos en una tradición comúcho, en la tradición escolástica coetánea, ya estaba asumida la reducción de las falacias aristote dicción», o dependientes del lenguaje, a la ambigüedad de un término o de una proposase, por ejemplo, Juan de Santo Tomás, Artis logicae prima pars (ca. 1631; 21634 en Alcalácap. xiv, §§ 382-383 (1986: 135).

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

Pedro Simón Abril, Primera parte de la filosofía, llamada la Lógica o parte racional…, ImpJuan Gracián, Alcalá de Henares, 1587; reed. Imprenta Barcelonesa (La Verdadera C

pañola, LXVII), Barcelona, 1886.Apuntamientos de cómo se deben reformar las doctrinas, Imprenta de Pedro Madrigal, M

89.Melchor Cano, De locis theologicis (1563), ed. y trad. de J. Belda, BAC, Salamanca, 2006.Benito Jerónimo Feijoo, Teatro Crítico Universal  (1726-1739), nueva imp. Joaquín I

adrid, 1778-1779, 8 vols.Pierre Gassendi, Institutio Logica, ed. de H. Jones, Van Gorcum, Assen, 1981.Andrés Piquer, Lógica Moderna, o Arte de hallar la verdad y perficionar la razón

(1747, 2.ª ed. rev. 1771), Joachin Ibarra, Madrid, 31781.

Page 160: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 160/530

Juan de Santo Tomás, Compendio de Lógica, ed. de M. Beuchot, UNAM, México, 1986.

B. Literatura secundaria

Álvarez de Miranda, P. (1992), Palabras e ideas: el léxico de la Ilustración temprana en E680-1760), Boletín de la Real Academia Española, Anejo LI, Madrid.

Ardao, A. (1962),  La filosofía polémica de Feijóo, Losada, Buenos Aires. Ardao, A. (1eijóo, fundador de la filosofía de lengua española», en Filo-

sofía de lengua española, Alfa, Montevideo, pp. 41-45.Beuchot, M. y González Ruiz, E. (1993), «Las falacias aristotélicas y Fray Jerónimo de Fe

Ensayos sobre Teoría de la Argumentación, Universidad de Guanajuato, Guanajuato, pp. 65-77García Dini, E. (ed.) (2006), Antología en defensa de la lengua y la literatura españolas (sigl

vii), Cátedra, Madrid.Marichal, J. (1971), «Feijoo y su papel de desengañador de las Españas», en La voluntad de ex Barral, Barcelona, pp. 135-149.SánchezBlanco, F. (1999), La mentalidad ilustrada, Taurus, Madrid.

Page 161: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 161/530

6Las falacias políticas según Jeremy Bentham

dney C. Rome, en una reseña tan breve como lúcida (1953) de la edición revisada del libroFalacias políticas de Bentham, a cargo de Harold A. Larrabee (1952), hacía notar que esta ob

ntham había conocido una suerte parecida al Sermón de la Montaña: como el Sermón, estaba

los que hoy han devenido tópicos comunes y, sin embargo, siguen siendo demandas ucación de cualquier ciudadano que se precie. Podemos pensar con Rome que se trata drencia de la  Age of Reason y de la época de instauración de las primeras repúblicas modernropa y América, cuando algunos entusiastas se empeñaban en aunar la libertad política certad intelectual y la responsabilidad moral y discursiva. Una cumplida muestra de este empetamente el pionero y accidentado ensayo de Bentham sobre las falacias políticas. Veamos s cerca este contexto y la suerte misma del texto.

6.1. Contexto y texto

6.1.1. El «gobierno de la palabra». Hamilton y Bentham

interés de Bentham por las falacias políticas se enmarca entre las últimas décadas del siglo xprimeras del xix, un tiempo de maduración de la autoconciencia del parlamentarismo britán

vés de las ideas del racionalismo ilustrado sobre el debate público. Según un dicho de la épogimen parlamentario se caracteriza justamente como «el gobierno de la palabra»[130].

ocupaciones propias del nuevo ámbito de discursopúblico son: 1) establecer un ordenamídico del Parlamento y unas reglas de procedimiento parlamentario; 2) instruir

rlamentarios en las artes del debate, la deliberación y la confrontación sobre asuntos de i

Page 162: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 162/530

blico. Tácticas parlamentarias  de Bentham (1781) trata de responder a la primera.  Lrlamentaria de Hamilton (1808) y  Falacias  políticas de Bentham (1816, 1824), dos obras detinta orientación, conformación y fortuna, vienen luego a hacerse cargo de la segunda

untes de Hamilton nada tienen que ver con lo que hoy nos diría su título: componen unasordenada y fragmentaria de 554 máximas, observaciones y consejos para argüir con eficasenvolverse con éxito; quieren servir a unos propósitos prácticos, sin mayores miramiricos, metodológicos o éticos. En cambio, el estudio de Bentham tiene aspiraciones crítitemáticas, y se desenvuelve en el marco de un ambicioso programa de reforma política

generación éticodiscursiva del debate político. El propio Bentham se encarga de marcaerencias:

El libro de Gerard Hamilton es una suerte de escuela donde los medios de abogar por unabuena causa y por una mala causa se presentan con la misma franqueza y se inculcan con elmismo desvelo por el triunfo. En pocas palabras, lo que a veces se ha supuesto que pretendíaMaquiavelo, no solo lo pretende Gerard Hamilton, sino que lo hace sin disimulo. <…> Cabealegar en defensa de Hamilton que las instrucciones para administrar venenos pueden ser

útiles para quien las lee con la intención opuesta de prevenirse mejor contra ellos. Pero en elcaso de Hamilton, la manera como escribe deja poco lugar a dudas sobre si lo que sugiere epara ser aceptado o rechazado. El objetivo considerado es, lisa y llanamente, hacer que en undebate parlamentario —o en una asamblea legislativa— prevalezca lo que uno se propone, slo que fuere… ¡Venid a mí quienes queráis salir airosos y os enseñaré cómo! (The Book of Fallacies/ Handbook of political fallacies, Introducción, § 7; cf. Falacias políticas, 1990: 12 y14).

Los intereses discursivos, éticos y políticos del análisis crítico de Bentham son fran

mativos tanto en su aplicación de juventud a las falacias anárquicas de los revolucionnceses, en los años 1790, como en este estudio de las falacias de los conservadores britáre 1810 y 1820. De ahí provienen los dos rasgos capitales de su tratamiento de las argucias dnero:

i) La consideración de las falacias políticas no solo como formas erróneas o especiosgüir, sino como intentos de impedir o abortar la argumentación racional en ámbitos públiciberación, singularmente en el discurso parlamentario. En este sentido envuelven tanto prod

cursivos como procedimientos.ii) La confianza en que bastaría la exposición cabal de las estratagemas falaces, intenciona para anular su poder o neutralizar su eficacia.«La sofistería es una hidra cuya fuerza que

struida si se hicieran visibles todas sus cabezas» (The Book of Fallacies/ Handbook of polacies, Introducción, § 4).Ambos supuestos distinguen el estudio crítico de Bentham y le reservan un lugar singular

toria de las falacias. Un lugar parejo al que suele merecer en la historia del pensamiento por supuestos del tenor de: «El fin o el objetivo que ha de perseguir toda medida política, estab

propuesta, es la mayor felicidad del mayor número de personas interesadas en ella, durayor tiempo posible» ( The Book of Fallacies/Handbook of political fallacies, cap. IX; cf. Fal

Page 163: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 163/530

íticas, 1990, Par te 5.ª, cap. VIII, p. 218).

6.1.2. Historia del texto

gún Burns (1993: 689), ya hay indicios manuscritos de un esbozo de lo que será el Libro dacias hacia 1806 o 1807, e incluso de un estado embrionario anterior. No era el primer esdicado por Bentham a las falacias políticas. En la última década del siglo precedente ya se upado de las que llamaba anarchical fallacies, falacias características de progr

mocráticorevolucionarios como, en particular, las contenidas, a su juicio, en la Declariversal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Asamblea Nacnstituyente en la Revolución francesa. Y hacia 1811, formaban parte del plan originblicación de una obra sobre las falacias políticas que incluía el análisis de la «falacidicador de anarquía». Pero unos diez años después, tal vez por consideraciones de oportu

lítica, renunció a publicar este complemento crítico de las falacias de carácter conservamovilista denunciadas en The Book of Fallacies. Por otro lado, dado el descuido y desapego qopio Bentham suele mostrar hacia sus propios escritos, no será este el único motivo que contr

que la historia de la publicación de esta obra resulte animada. Cuenta con dos ediciones: ación de Étienne Dumont (1816), Traité des sophismes politiques, que en realidad es tantducción como una versión del propio editor, elaboradas sobre material manuscrito de Benthablica como anexo a Tactique des assemblées législatives y todavía incluye los análisis críticphismes anarchiques; b) una edición a cargo de «un amigo», Peregrine Bingham (1824), TheFallacies, más controlada por el autor, aunque el editor también llega a tomarse algunas liberNo han faltado versiones españolas desde el siglo xix —al margen de que el utilitarism

ntham se haya dejado sentir entre algunos protagonistas intelectuales de la España moderna—

rsiones han seguido por su parte la doble vía de las ediciones de partida, aunque la de Dumconvertido más bien en una curiosidad histórica a partirde los años cincuenta, en particular revisión de Harold A. Larrabee (1952): Handbook of political fallacies, que afina y normalción de Bingham. El texto fijado por esta revisión de Larrabee es el que voy a seguir aquí.

Page 164: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 164/530

6.2. Una idea no tradicional de falacia

ntham parte de una caracterización inicial de falacia en función de su propósito y de los probctos de su empleo, que se cifran en inducir a engaño o a error a cualquier persona a la q

oponga como argumento (véase Introducción, § 1). Luego ofrecerá una noción algo más precjuicio, se denominará falacia cualquier discurso tendente a producir y mantener esos efectos

ención de engañar o sin ella. Justamente la pretensión de que se mantengan ciertas práctitituciones perniciosas es un rasgo distintivo de las falacias frente al error vulgar, aunque sgaño el rasgo tradicionalmente destacado (Introducción, § 5). También tiene interés la disterior entre la intención dolosa o mala fe, la temeridad o intención culpable y la acción carenintención de causar daño aunque lo produzca como secuela propia, distinción introducidalogía con el tratamiento jurídico de los casos de fraude (Parte 5.ª, cap. IX). Se trata, en suma noción de falacia que discurre al margen de la tradición de los patrones lógicos, las lécticas o la referencia común a las falsas apariencias. Así pues, nos encontramos conteamiento ajeno a la tradición escolar, que más bien se mueve en el marco de un programorma política y regeneración éticodiscursiva. En este sentido viene a combatir la mala pero c

ociación entre el ejercicio de la política y el discurso falaz, a la que opone una consideraciónida y comprensiva de las causas y fuentes de las falacias. Las falacias que le importan

pecialmente, las que tienen que ver con la adopción o el rechazo de alguna medida de gobiernislativa o administrativa, y consisten ante todo en la alegación o vindicación de unos inteiestros, esto es, intereses propios de un individuo o un grupo que son contrarios a, o resompatibles con, los intereses de la comunidad a la que el individuo o el grupo pertenecen.Pero, por otro lado, Bentham no se resiste a la tentación de catalogar las falacias políticas, a

mbién en este punto deja su sello original. Su criterio primordial no es lógico o metodológicortidista: las falacias se dividen en las procedentes de los de dentro (fallacies of the ins) ocedentes de los de fuera (fallacies of the outs) de las instituciones de poder. Además las falac

instalados en el poder pueden distinguirse —según constata Dumont— por la autoridaigro, la dilacióno la confusión (nombre debido al amigo editor Bingham), referencias que foa especie de líneas sucesivas de defensa —podrían recordar la estrategia de la teoría jurídica tus  o stasis[131] —, frente al discurso que aboga por cambios o reformas de la situación.oridad determina que las cosas son como son, así han de ser. Cuando falla esta invocación

currir al peligro de las consecuencias e imprevistos que conlleva lo nuevo. Si ambas apelaciouestran ineficaces, tratemos de retrasar la discusión de las medidas innovadoras o amortigu

rza o su alcance. ¿Tampoco resultan las tácticas dilatorias? Probemos, en fin, a crear confmodo que, en último término, no esté claro lo que se propone, ni se sepa a ciencia cierta quée está en cuestión. Por lo demás, Bentham nombra otras muchas falacias fuera de este catncipal, falacias que hoy son aún más populares y socorridas que en aquellos días: la falacobombo, que elude cualquier imputación, la falacia de la sabiduría de los antiguos, la falaciantificación («quien me ataca a mí, ataca a la Nación»), la falacia del fin que justifica los med

acia de la réplica oportunista («no es cuestión de procedimientos, sino de personas» o «

Page 165: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 165/530

estión de personas, sino de procedimientos»), las falacias de imputación al adversarioputaciones de mala intención, malos motivos, conexiones sospechosas…), etcétera.Hay, no obstante, una especie de denominador común básico de esta amplia batería de rec

nsiste en la no pertinencia  de las alegaciones y de ahí se derivan otras consecuencias norniciosas para el ejercicio del discurso público, sino censurables tanto en el caso de quienucen como en el caso de quienes las aceptan. Ahora bien, en cualquier caso, el planteamienntham parece abocado a enfrentarse al problema de distinguir entre las falacias discursivas yos de maniobras ilícitas, por ejemplo, cuando se recurre a la interrupción y dilación del debartas estratagemas obstruccionistas o intimidatorias. Aunque puede que la concepción compreBentham no vea aquí ningún problema y asuma, llegado el caso, alguna complicidad entre uas, falacias discursivas y maniobras ilícitas, como la sugerida al hilo de la característica cnta de las falacias, señalada en la Parte 5.ª, cap. I: «En razón de su no pertinencia, constituye

rdida de tiempo que estorba y retrasa el despacho de los asuntos necesarios y útiles». Tambiénuntar una raíz común y general de las falacias: el desequilibrio en las relaciones y en el eje

poder.Sobre esta base Bentham puede denunciar otras causas y fuentes determinantes d

gumentaciones, apelaciones y maniobras falaces. Recordemos que nos encontramos anteacias características de procesos de deliberación y, más en general, ante usos y abusos del disblico en un marco institucional como el parlamentario . Así pues, cabe esperar la influencia efto de unas causas sociales e institucionales, p. ej., los intereses opuestos al interés públicogo limpio de la confrontación de razones, como de una fuente consistente en la asimetr

der que sesga la contraposición entre mantenimiento y cambio de la situación dada. Intiestros de los ins  y los outs, que militan contra el mayor bien de la mayoría smplementarios unos, en la medida en que aspiran a sustituirse en el poder, y comunes

paremos un momento en estos últimos. Una causa, en este respecto, es el ejercicio corrupder y la existencia de una opinión pública ante la que dar razones, como condiciones necesaricurso falaz: el primero, sin la segunda, no precisaría acudir a maniobras falaces, pues no tee dar razones o rendir cuentas; la segunda, sin el primero, no se vería inducida a caer eores y las confusiones derivadas. Por añadidura, la demanda y la multiplicación de las falacpropiciada bajo la Constitución británica (Parte 5ª, cap. VIII), que ampara la discusión en do libre de los asuntos públicos: sin la existencia de instituciones como el Parlamento y

blicidad de los debates, no habría tal demanda. Pues la falacia es un fraude y el fraude,

ntham, es un gasto inútil cuando todo ha de hacerse por fuerza. De ahí la condición un bigua o, al menos ambivalente, de las democracias modernas que brindan oportunidades p

ra el ejercicio libre del discurso razonable y del especioso. Y de ahí, en fin, la necesidnvocar junto a la libertad política, la responsabilidad moral y discursiva.

Page 166: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 166/530

6.3. Cuestiones de interpretación

ensayo de Bentham sobre las falacias políticas no se acomoda fácilmente a un género intelecerario determinado. Por eso no es extraño que haya sido objeto de diversas ubicaciones y tentpares de determinar su sentido. En particular, se pueden cifrar en tres las interpretacioneevantes. Dejo al lector la oportunidad de pronunciarse sobre la que considere más acertada.

La primera es la avanzada por Jacob H. Burns (1993). Burns repasa las intervenciones polítintham marcadas por sus contribuciones críticas: la dirigida durante los años setenta, ntena, contra las falacias del conservadurismo legal representado por William Blackstone[1

prendida veinte años después, en los años noventa, contra las falacias anárquicas de la democvolucionaria a la luz de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del CiudadaAsamblea Nacional Constituyente francesa (1789), empresa que Bentham tilda no solo de coo de inviable, salvo que incurra en perversiones sociopolíticas como las sufridas por la p

ancia. En este famoso texto,  Anarchical fallacies, Bentham también aduce, por cierto, un mra descalificar el manifiesto de la Asamblea tan curioso como el siguiente:

Es en Inglaterra, antes que en Francia, donde el descubrimiento de los derechos del hombredebería haberse or iginado: somos nosotros, los ingleses, quienes tenemos el mejor derechopara ello. Es en el lenguaje inglés donde la transición es quizás más natural que en otrosmuchos, en cualquier caso más que en el francés (L-18, § 700).

Después de otros veinte o treinta años, cumplidos los setenta, Bentham cambia de nuevo esu atención crítica para dirigirlo contra las falacias del conservadurismo político y con

posición escribe sus notas del libro de las falacias. Así situada, concluye Burns, esta contribBentham viene a ser un arma de confrontación política, de modo que no responde a ningún irico o analítico, sino que sirve más bien a unos propósitos prácticos y políticos.Una segunda interpretación del Handbook of political fallacies es la que propone Marie J.

989) en su revisión del libro como una contribución básicamente retórica, incluso a despecintenciones políticas y críticas de su autor. En esta perspectiva, la obra de Bentham perten

nero de la retór ica deliberativa y no precisamente a la disciplina de la Lógica que venía acogdicionalmente la detección y el tratamiento de las falacias. Secor cree contar con var

derosas razones para esta asignación a la Retórica. Para empezar, Bentham no define la falaminos formales como la violación de un procedimiento silogístico o lógico, en general. Porte, al centrar su atención en los argumentos empleados en el debate parlamentario, está indice sus intereses se mueven en la dirección de la que los retóricos denominan «retórica deliberala línea de un discurso que recomienda una acción o una medida que tomar o que evitar

ntexto político determinado. En tercer lugar, las consideraciones y los recursos de análisiliza Bentham son asimismo más característicos de la Retórica que de la Lógica. Y, por últimtamiento crítico de las falacias también acusa una fuerte ascendencia retórica antes que lógica

consisten en errores de razonamiento, sino más bien en alegaciones y apelaciones fundad

Page 167: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 167/530

nvenciones socioinstitucionales sobre lo que conviene argüir para cambiar o manteneuación dada.

La tercera interpretación en discordia proviene de una relectura del texto que haceootendorst (1997) a la luz del programa de la pragmadialéctica. Grootendorst reconoce quacias políticas no son falaces desde un punto de vista lógico tradicional, no discurren

gumentos que parecen válidos pero no lo son. Ahora bien, tampoco resultarían falaces desnto de vista retórico como el adoptado por Perelman, Burke o la propia Secor, en la medida encionan como procedimientos efectivos de persuasión o disuasión. En realidad, tienen un caléctico, pues constituyen violaciones de reglas del debate racional sean de primer orden

gundo orden. Una muestra del primer caso son las falacias de autoridad que violan la regrtinencia para la cuestión considerada. Una muestra del segundo pueden ser las falacias de die bloquean la resolución efectiva del asunto en cuestión a través de su discusión crítica. En útancia, lo que pretende Bentham es vindicar la crítica pública y denunciar los abusos y estrae impiden nuestro ejercicio del discurso como seres razonables. Un corolario deerpretación pragmadialéctica es que no hay falacias típica o exclusivamente políticas, si es e a fin de cuentas las actuaciones falaces en este terreno se limitan a violar el código normmún del discurso racional como cualquier otro desmán contra las normas de la discusión cootendorst admite, sin embargo, cierta relación especial entre las falacias y la política en raz

pecial papel y la mayor responsabilidad de los políticos en su uso del discurso público.Con todo, a mi juicio, creo que las falacias denunciadas por Bentham tienen una carga reiberativa, en un sentido similar al señalado por Secor (1989), y una especifi

cioinstitucional que no parecen verse reconocidas por su reducción pragmadialéctica, un mplista. En cualquier caso, la consideración expresa de unas alegaciones y estrategias falaces

i inadvertidas como las políticas[133], asociadas a laemergencia de las democ

rlamentarias, no deja de ser una indicación más de la construcción histórica de nuestra idacia.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

Jeremy Bentham, Falacias políticasa. Ed. E. Dumont (1816), Traité des sophismes politiques. Versiones españolas del siglo

atado de los sofismas políticos, trad. de F. Ayala, Leviatán, Rosario, 1946, reimp. 1986. Extrac

Page 168: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 168/530

M. Colomer, Bentham.  Antología, Península, Barcelona, 1991, pp. 159-180.b. Ed. P. Bingham (1824), The Book of Fallacies, Hunt Londres. Ed. rev. de H. A. Lar

ndbook of political fallacies, Johns Hopkins, Baltimore, 1952; reimps. Harper Torchb62/T. Y. Crowell, 1971, Nueva York[134].  Falacias políticas, introd. de B. Pendás y trad. llarín, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1990.Jeremy Bentham (1991 [1791]), Tácticas parlamentarias, ed. de B. Pendás (recoge una tradu1834 a partir de la versión francesa de Dumont [1816]), Publicaciones del Congreso d

putados, Madrid.William G. Hamilton (1996 [1808]),  Lógica parlamentaria, versión bilingüe, Publicacione

ngreso de los Diputados, Madrid.

B. Literatura secundaria

Burns, J. H. (1974), «Bentham’s critique of political fallacies», en B. Parekh (ed.),Jeremy Bentham: Ten critical essays, Frank Cass, Londres, pp. 154-167.Grootendorst, R. (1997), «Jeremy Bentham’s Handbook of Political Fallacies», en D. Walton

nton (eds.), Historical Foundations of Informal Logic, Ashgate, Aldershot (UK)/Brooksfiels 114-124.Parekh, B. (ed.) (1993), Jeremy Bentham. Critical Assessments. Vol. III,  Law and   Po

utledge, Londres/Nueva York. Incluye: — Anonymus, «A Supplementary Sheet to Bentham’s Book of fallacies» ( Metropolitan Qua

agazine, I [1826]), pp. 664-685. — Dalgarno, M. T. [1975], «The contemporary significance of Bentham’s Anarchical fallac

ply to William Twining», pp. 727-735.

 — Twining, W. [1975], «The contemporary significance of Bentham’s Anarchical fallacies0-726.Rome, S. C. (1953), «Bentham’s Handbook of Political Fallacies»: The William  and arterly (Institute of Early American History and Culture), 3.ª serie, 10/2, pp. 313-314.Schofield, P. (2006), Utility and Democracy: The political thought of Jeremy  Bentham, O

iversity Press, Oxford/Nueva York.Secor, M. J. (1989), «Bentham’s Book of Fallacies: Rhetorician in spite of himself»:  Philo

d Rhetoric 22, pp. 83-93.

Page 169: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 169/530

7La bendición de las falacias lógicas por el arzobispo de Dublín

Richard Whately

7.1. La recuperación del punto de vista formal en lógica

chard Whately ocupa un lugar especial en la historia de la lógica escolar británica. Augustorgan lo distinguió con el título de «restaurador del estudio de la lógica en Inglaterra»[13

cho, devolvió a la lógica tradicional el carácter formal que se había ido diluyendo entre las mlos lógicos de «las facultades» o de «las ideas» y, en este sentido, representa una primic

evo r igor de la lógica moderna. Tienen relieve en particular:

a) Su concepción de la Lógica como una disciplina abstracta y normativa, ciencia antes que discurre estrechamente vinculada al lenguaje como una «gramática del razonamiento», al mlas aplicaciones a la regulación de las facultades cognitivas que le solía atribuir la «l

oseológica» (véase más arr iba, §§ 3.1 y 4.1). A su juicio, esta «lógica», interesada en la formjuicio y la depuración del conocimiento, adolece de una confusión similar a la que supo

nfundir la óptica con la oftalmología.b) Su consideración del silogismo como un esquema inferencial puramente formal, disp

ra determinar la validez de cualquier argumento.

Las dos son, en opinión de James van Evra (1984), contribuciones efectivas a mejorar la ccolar de la lógica británica y a preludiar la lógica moderna.Como muestra del nuevo

novador— punto de vista de Whately puede ser ilustrativa su réplica a los críticos coetáneosogística tradicional que no habían acertado a ver el sentido y alcance de su carácter abstrarmativo como disciplina formal:

La Lógica ha sido considerada habitualmente por estos objetores [los críticos modernos de ltradición aristotélica] como si su cometido consistiera en deparar un método peculiar derazonamiento, en vez de un método de analizar el proceso mental que debe tener lugarinvariablemente en todo razonamiento correcto. En esa línea, han contrastado el modo comúde razonar con la silogística y han destacado con aire de triunfo la habilidad argumentativa d

muchos que no han aprendido nunca este sistema. Error no menos grueso que el de quien

Page 170: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 170/530

considerase la Gramática como un Lenguaje peculiar y se pronunciara contra su utilidadsobre la base de que muchos hablan con corrección sin haber estudiado nunca los principiosgramaticales. Pues la Lógica, que es, como si dijéramos, la Gramática del Razonamiento, nopresenta el Silogismo regular como un modo singular de argumentación, destinado a sustituicualquier otro modo, sino como la forma a la que todo razonamiento cor recto puedereducirse en última instancia y que, por consiguiente, sirve (cuando empleamos la Lógicacomo un Arte) para el propósito de poner a prueba la validez de cualquier argumento( Elements of   Logic, Introducción, 14-15; cursivas en el original)[136].

Esta perspectiva operativa no deja de determinar los conceptos pertinentes de argumentogismo o argumento válido, y de falacia o argumento falaz.

7.2. Algunas nociones básicas: argumento, silogismo, falacia

bre las nociones de argumento y silogismo demos al propio Whately la palabra:

Un argumento es una expresión en la que «a partir de algo sentado y acreditado comoverdadero (e. d. las Premisas), debe admitirse además que algo otro (e. d. la Conclusión) esverdadero al seguirse necesariamente (o al resultar) de aquello». Y dado que la Lógica tieneque ver cabalmente con el uso del lenguaje, se sigue que un silogismo (que es un argumentoexpuesto en una forma lógica regular) debe ser «un argumento expresado de manera que sucarácter concluyente quede de manifiesto a través de la mera forma[137] de la expresión», estoes, sin tomar en consideración el significado de los términos. Por ejemplo, en este silogismo«Y es X, Z es Y; por consiguiente Zes X», la conclusión es inevitable, sea lo que sea aquellopor lo que se entiende que están respectivamente los términos X, Y, Z. Y, en última instancia,

esta forma pueden amoldarse todos los argumentos legítimos ( Elements of Logic, Libro II,cap. III, § 1, pp. 81-82; las comillas y las cursivas se encuentran en el original).

La validez del silogismo citado descansa en la regla o principio del dictum de omni, de nupuestamente aristotélico—, que puede formularse así: «Todo lo que se predique de un tétribuido[138], sea afirmativa o negativamente, puede predicarse de la misma manera de tontenido bajo él» (ibid., § 2, pp. 82-83). Este principio tiene además un alcance general al mo patrón de convalidación: «Esta regla puede aplicarse en última instancia a todoumentos (y su validez descansa en última instancia en su conformidad con ella)» turalmente, esto no implica que su aplicación sea inmediata y directa a todos los tip

Page 171: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 171/530

gumentos, como Whately se cuida de remarcar con cláusulas del tenor de «en última instann la admisión de reglas subsidiarias. Pero esta reserva práctica no es óbice para su significrica y su proyección metódica. Por lo que se refiere a su significación, basta reparar en el esatuto del dictum como «principio universal de razonamiento» (Libro I, § 3, p. 33; el énfasis opio Whately). Por lo que se refiere a su proyección metódica, basta recordar sus servicios t de convalidación de los argumentos legítimos y de invalidación de los argumentos falacestodo argumento puede reducirse al esquema abstracto de su forma silogística, también ablecerse si responde a la regla de convalidación y es efectivamente válido, o no, y entedará en evidencia su carácter incorrecto o falaz o, incluso, su condición de argumento apae en realidad no es tal (Libro I, § 4, p. 41). La reducción a forma silogística y la confrontació

reglas o leyes lógicas no es, desde luego, el único recurso disponible para este cometiección y exposición del carácter no concluyente y falaz de un argumento. Otro recursoormal y al alcance de los no versados en lógica, consistiría en aplicar el mismo proerencial a otro caso con una conclusión palmariamente absurda. Por ejemplo, si se tra

gumento: «Todos los legisladores sabios adecuan sus leyes al genio de su nación; Solón lo; luego, Solón fue un legislador sabio», bastaría mostrar que no es lógicamente concludiante este caso parejo: «Todos los vegetales crecen; un animal crece; luego, es un vegetal».

ñala Whately, «establecertales leyes [las leyes o reglas lógicas] y utilizarlas como tedentemente un modo de proceder más seguro y sumario, así como más filosófico» (Libro I,

).Recapitulando lo dicho hasta ahora sobre la regulación formal de la lógica:

Las reglas con las que ya contamos nos permiten desarrollar los principios sobre los queprocede todo razonamiento, sea cual fuere el tema tratado, y determinar la validez o el

carácter falaz de cualquier argumento en lo que se refiere a la forma de expresión. Estaconstituye por sí sola la provincia de la Lógica (Libro III, Introducción, p. 167).

El concepto de falacia quiere ser congruente con estos supuestos, aunque no deja de incorún aspecto que sería difícil calificar de lógicoformal. Para empezar, en los Elementos de Lóg

giere una doble perspectiva sobre la falacia que Whately no solo no señala, sino que tampocopresión de advertir: por un lado, nos vemos ante una actividad de argüir; por otro lado, an

gumento como producto. En el primer caso, contamos con esta definición: «Por falacia se en

múnmente ‘cualquier modo falso de argumentar que parece reclamar nuestra convicción cisivo para la cuestión planteada, cuando en justicia no lo es’» (Libro III, Introducción, p. 16segundo caso, se nos ofrece esta otra noción de falacia: «Cualquier argumento o apa

gumento que declara ser decisivo para la cuestión planteada, aunque en realidad no lo es» ( Fa«Index to the principal technical terms», 448); en este caso, se omiten tanto la activid

gumentar en favor de su producto, un argumento, como el reclamo de nuestra convicción. Haimo, otro par de rasgos de las falacias que resultan independientes de una y otra caracterizro complementan su perfil y responden con más nitidez al punto de vista lógico de Whate

rticular, a su noción de argumento: uno es su carácter básicamente monológico, el otro dole deductiva.

Page 172: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 172/530

7.3. Cuestiones de clasificación

mo acabo de indicar, el campo de los argumentos falaces se circunscribe a los argumductivos[139]. Esta limitación, al margen de ser discutible especialmente en su época y dición metodológicabritánica, tiene el mérito de contar con un criterio claro y primordisificación. A saber: en toda falacia, la conclusión se sigue o no se sigue de las premisas.nclusión no se sigue de las premisas, nos encontramos con las falacias lógicas, que pueden ss tipos: formales o semilógicas —casos de ambigüedad—. Las falacias lógicas consistores o fallos con respecto a las reglas silogísticas, sea en un aspecto puramente formal[140], s

pectos relacionados con el significado de los términos como cuando se incurre en un tratamuívoco del término medio del silogismo. Si la conclusión se sigue  de las premisascontramos con las falacias no lógicas o materiales que pueden provenir de alguna premisa erndebidamente asumida —p. ej., en el caso de una petición de principio o atribución de falsao de una conclusión no pertinente —p. ej., por ignorancia del punto en cuestión—. Sin emb

hately también es consciente de ciertas circunstancias que lastran el ejercicio de este criterio smeridiano de clasificación: así, de entrada y en orden a su efectividad, no cabe contar conglas cuyo mero conocimiento nos permita una aplicación mecánica y efectiva a la deteccióngumentación falaz; y por otra parte, en el plano taxonómico, las clasificaciones de falacineral, no dejan de envolver cierta indeterminación y arbitrar iedad, al menos en el sentido de qgumento falaz determinado puede prestarse a diversas denominaciones o ubicaciones.

Tiene interés reparar en los casos considerados por Whately dentro de cada una de las dos ncipales de falacias, lógicas y materiales. Entre las falacias lógicas, se incluyen: dar por fanclusión porque la premisa es falsa o porque el argumento es incorrecto; inferir la verdad d

misa en virtud de la verdad de la conclusión; discurrir de la negación del antecedentegación del consecuente (un caso de proceder ilícito), o de la aserción del consecuente infeablecimiento del antecedente (un caso de medio no distribuido). Por su parte, son fateriales notorias las ya mencionadas: la petición de principio, la atribución de una falsa causpertinencia de la conclusión obtenida. La falacia de petición de principio, calificada como «fpremisa indebida» consiste en «aquellos casos en los que la premisa o muestra palmariamenmisma que la conclusión, o se prueba efectivamente a partir de la conclusión, o es tal qudría probarse de modo natural y apropiado» (Libro III, § 13,

16. 226). Ahora bien, en su presentación inicial, Whately no deja deadvertir con su lu

Page 173: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 173/530

bitual una relación pragmática de la falacia con los agentes discursivos y cognitivos involucre podría relativizarla hasta el punto de que «no es posible marcar con precisión la distinciónfalacia en cuestión y un argumento legítimo, puesto que lo que puede constituir un razonamrrecto y legítimo para una persona, podría ser para otra una ‘petición de la cuestión’ en la mque para una <e. d. para esta segunda> la conclusión pudiera ser más evidente que las prem

ra la otra a la inversa» (III § 3, 177-178). Es un punto que solo en nuestros días ha vuelto a cnción y relieve. La falacia de atribución de una falsa causa, non causa pro causa  (§ 14), eso de premisa fallida o deficiente. El fallo reside en no establecer debidamente la existenciatendida causa o en no tratarse de una conexión causal en el sentido debido, como cuando sesigno por una causa —por ejemplo, se considera que la disponibilidad y circulación de monepaís es causa de su riqueza, cuando en realidad sería su efecto y, en todo caso, representar

ñal—. El punto estriba en la distinción entre una causa y una razón, es decir, entre la conusaefecto y la secuencia premisasconclusión, contra la tradición lógica escolar que tenorarla (véase § 14, 233). Pero a juicio de Whately la falacia no descansa, en última instancia,

nto lógico o conceptual, sino en la asunción de una causación falsa o espuria, de modo que suna falacia material, no de una falacia lógica. La falacia de no pertinencia de la conclusión v

rresponder a la tradicional ignoratio elenchi y consiste, según Whately, en un desplazamientoestión planteada (§ 16). Valga, por ejemplo, esta muestra de alegación improcedente: Se attema seguido en una universidad; los objetores se ven incapaces de mantener la acusación ique las Matemáticas están actualmente relegadas allí y pasan a alegar que esta universidad tenido reconocimiento por parte de los matemáticos, alegato «que no solo no establece, sin

ha por tierra su propia aserción inicial, pues si la universidad nunca ha tenido éxito en esa empa no puede ser la causa del declive actual» (ibid., 248). Hay una variante que se produce no tan

cambio de alegato como por una pretendida ampliación de las premisas: «‘Y además’ e

presión que se puede oír a menudo por parte de un litigante que pasa a aducir un nuevo arguando aún no ha establecido, pero tampoco abandonado, el aducido en primer lugar» (ibid.).

Junto con estas falacias tradicionales, Whately recoge otros casos que evidencian su sensibcursiva y su finura de análisis. Uno sería la llamada falacia de la objeción  (§ 17) consisten

mostrar que hay objeciones contra algún plan, teoría o sistema, e inferir de ahí que habríchazarlo; cuando lo que debería haberse probadoes que hay más objeciones o más fuertes coneptación que contra su rechazo» (250), que reintroduce en este campo unas consideracionnfrontación y de grado de plausibilidad de propuestas poco habituales en la tradición escolar

o notable es la falacia de establecer o refutar una parte de lo que, respectivamente, se deobar o rebatir, para dar por zanjada la cuestión sin más, esto es, sin hablar del resto, donde tanviene tener en cuenta los servicios que puede prestar la complicidad de una conclusión tác mismo sentido:

Fácilmente se caerá en la cuenta de que nada está menos indicado para el éxito de la falacia ecuestión que establecer de manera clara, desde un principio, la proposición que se pretendeprobar o la que se debe probar. Es más conveniente empezar con las premisas e introducir un

prolongada cadena discursiva antes de llegar a la conclusión. El oyente descuidado dará porsupuesto que la cadena llevará a la conclusión debida y, en el momento de llegar al fin, estar

Page 174: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 174/530

dispuesto a dar por sentado que la conclusión sacada es la debida, mientras su idea del puntoen cuestión se ha ido volviendo gradualmente imprecisa. Contribuye mucho a esta falacia lapráctica corr iente de dejar que supla la conclusión el oyente, quien, por cierto, se encuentraasí menos preparado para advertir si era eso «lo que había que demostrar», que si laconclusión se hubiera formulado con precisión. Se trata, pues, de una práctica en el mejor delos casos sospechosa, y en general es preferible evitarla, así como dar y pedir unaformulación precisa de la conclusión objeto de argumentación (§ 19, 256-257).

Un aspecto digno de mención de las falacias de este tipo es el carácter dialógico que adopvolver la colaboración del «oyente descuidado» o del que viene a suplir la conclusión. Puedsíntoma de que ya no estamos solo ante argumentos, sino también ante prácticas de argumentEste y otros casos falaces, como el desplazamiento del asunto tratado o del punto en cue

eden prestarse a lo que ha denunciado McKerrow (1997: 110) como un problema: el de inclurategias falaces entre las falacias. Así, el desplazamiento de la cuestión sería un error o

opio de una estrategia, no de un razonamiento o un argumento. Pero, como ya sabemnsideración y el tratamiento de las estrategias falaces parecen ser actualmente una extensió

o permitida sino obligada en el estudio de la argumentación falaz.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

Richard Whately, «Logic» (1823), en Encyclopaedia Metropolitana.Elements of Logic, comprising the substance of the article in the Encyclopaedia Metropol

h additions, &c., Mawman, Londres, 1826; B. Fellowes, Londres, 71840, ed. rev.; Lon

ndres, 91848.Richard Whately, «Rhetoric» (1817), en Encyclopaedia Metropolitana[141].Elements of Rhetoric, comprising the substance of the article in the Encyclopaedia Metropol

h additions, &c., John Murray/J. Parker, Londres/ Oxford, 1828.

B. Literatura secundaria

Evra, J. van (1984), «Richard Whately and the rise of modern logic»: History and Philosopgic 5/1, pp. 1-18.

Evra, J. van (2008), «Richard Whately and logical theory», en D. M. Gabbay y J. Woods (

Page 175: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 175/530

ndbook of the History of Logic. Vol. 4: British Logic in  the Nineteenth Century, Elsevier/lland, Ámsterdam/Boston/Heidelberg/Nueva York, pp. 75-91.Hansen, H. V. (1996), «Aristotle, Whately, and the taxonomy of fallacies»:  Lecture No

mputer Science 1085, pp. 318-330.McKerrow, R. E. (1987), «Richard Whately and the revival of Logic in NineteenthCe

gland»: Rhetorica 5/2, pp. 163-185.McKerrow, R. E. (1997), «Whately and the study of fallacious reasoning», en D. Walton nton (eds.),  Historical foundations of informal logic, Ashgate, Aldershot (UK)/Brookfield 99-113.Mill, J. S. (1928), «Review of Whately, Elements of Logic»: Westminster Review 6, pp. 137-17

llected Works, XI, Essays on Philosophy and the Classics, ed. de J. M. Robson, Routledge, Lo78, pp. 3-35.

Page 176: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 176/530

8Arthur Schopenhauer, el maestro en argucias

hopenhauer merece un lugar en estos apuntes por un famoso ensayo sobre cerca de cuaratagemas falaces que, por un lado, le ha acreditado popularmente una reputación parecida a roe homérico Odiseo, ho polyméchanos  (el rico en astucias), y que, por otro lado, lle

picacia erística al extremo del absurdo. Su contribución viene a ser, entonces, tan perspigerente como descreída y problemática. Empecemos por algunos problemas en torno al smo.

8.1. Dialéctica erística o Arte de tener razón: problemas deinterpretación

s problemas en torno al sentido del texto arrancan de su propio origen, así como no

estiones terminológicas derivadas de su título mismo. Para empezar, se trata de un opúrteneciente al legado manuscrito de Schopenhauer, recopilado por Paul Deussen para un proedición de sus obras completas, pero luego revisado y editado por Arthur Hübscher. Reda

cia 1830-1831, se trata de un opúsculo no solo inédito en vida del autor, sino en parte descalifr él mismo a la luz de lo que declarará más tarde en  Parerga y paralipómena, al recordandiciones iniciales de gestación de su Dialéctica erística:

Las argucias, artimañas y embrollos a los que <la gente> se aferra simplemente para tener

razón son tan numerosos y variados, pero también tan regularmente recurrentes, que en añopasados se convirtieron para mí en una materia propia de reflexión que se or ientó hacia lopuramente formal, una vez que hube conocido que, por muy distintos que pudieran ser tantolos temas de discusión como las personas, las argucias y las tretas siempre se repetíany eranmuy fáciles de reconocer. Eso me llevó a la idea de separar netamente la mera forma de taleargucias y tretas de su materia, y exhibir algo así como un exacto preparado anatómico. Asípues, reuní todos los artificios fraudulentos que tan a menudo aparecen en las disputas yexpuse claramente cada uno de ellos en su esencia peculiar, ilustrándolos con ejemplos ydando a cada uno un nombre; finalmente, añadí los medios que aplicar contra ellos, algo así

como las defensas para esas tretas, de ahí nació una dialéctica erística formal. <…> Suestablecimiento puramente formal sería entonces un complemento de aquella técnica de la

Page 177: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 177/530

razón que, compuesta por la lógica, la retórica y la dialéctica, se ha expuesto en el capítulonoveno del segundo volumen de mi obra principal [esto es, El mundo como voluntad yrepresentación] ( Parerga y  paralipómena, vol. II, cap. II, § 26, pp. 55-56; cursivas en eloriginal).

Pero este proyecto inicial no solo no contaba con el apoyo exterior de precedentes o de intralelos, sino que, a fin de cuentas, solo merecerá una especie de extracto o «resumen de lo estoda discusión» para el propio Schopenhauer. Él mismo confiesa cierto hastío de sus ante

nes de exploración naturalista:

Sin embargo, en la revisión ahora acometida de aquel trabajo mío anterior, encuentro que noes ya acorde a mi estado de ánimo hacer un examen detallado y minucioso de los rodeos yartificios de los que se sirve la común naturaleza humana para ocultar sus carencias, así queme lo ahorro (ibid., 57).

Por lo demás, el propio título de Dialéctica erística es un resultado laborioso de análisis cr

gún dan a entender sus notas y referencias al respecto. Y el subtítulo de Arte de tener razón, dsentido genérico de tener, también puede dar lugar a ciertas complicaciones terminológicasobserva una distinción capital en este contexto entre «tener razón» ( Recht haben), en seetivo, y «llevar razón» ( Recht behalten) o tenerla en sentido subjetivo[142], distinción en l

hopenhauer insiste con más contundencia y coherencia conceptual que verbal o terminológicaAl margen de estos aspectos relacionados con el texto mismo, su interpretación no ha dejacitar cuestiones y variaciones añadidas. Aquí podemos limitarnos a considerar las disponi

vés de las versiones españolas. La más antigua, por remontarse a la edición de F. Volpi (ed

91), sitúa la dialéctica erística en la tradición kantiana y en franca contraposición a la dialéctgel. Según Volpi, Kant ya inicia una reducción de la dialéctica a la erística en la línea tamiento de la dialéctica como lógica de la apariencia o de la ilusión, porcontraste con la lalítica que constituye el organon formal. La ilusión consiste en querer transformar las ideasón en contenidos objetivos, pretensión que conduce en último término a las antinomias ón. Pero no es este, desde luego, el sentido propio de la dialéctica erística de Schopenhauer.Garzón (1997), por su parte, se inclina más bien por una contextualización filosófica autó

ensayo representa un estudio de la naturaleza humana o, al menos, de un aspecto característi

endimiento humano: su tendencia a recurrir a ciertos mecanismos y subterfugios discursivonvencer y triunfar en la discusión. Y deja traslucir también otro motivo peculiar: el papelluntad, que cierra sus puertas a la verdad y se sirve de toda clase de ardides y sofismas mientinchera detrás de las limitaciones y carencias del entendimiento; como el propio Schopenntencia al declarar la falta de éxito de quien pretenda aducir razones y demostraciones: «razouebas contra la voluntad son como si un fantasma de sombra golpeara una roca» (1997: 130-1

Moreno (ed. orig. 1997), en fin, sin descartar la base antropológica que sugieren las reiteerencias a la malignidad natural humana, prefiere considerar el opúsculo como un ejercicidez, una guía de desenmascaramiento y un compendio de sabiduría práctica, que podr

oducto tanto de las frustraciones vividas por Schopenhauer, p. ej., en el terreno académico,

Page 178: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 178/530

los desengaños leídos, en Gracián, por ejemplo. Pues, en último término, los defectos en cuson justamente la maldad, la vanidad, la obstinación o la prepotencia del género humano, silas disposiciones que anidan en cada uno de nosotros (42011: 32).No son estas, por cierto, las únicas interpretaciones disponibles. Cabría aventurar inclu

sibilidad de ver cierto tono ligero y cierto aire irónico en el escrito o, al menos, en alvertencias «maquiavélicas» como la de esta nota a pie de página:

Maquiavelo escribió al príncipe que aprovechase cada instante de debilidad de su vecino paraatacarle, pues de lo contrar io este se aprovecharía a su vez de los suyos. Si dominasen lafidelidad y la franqueza, sería muy distinto; pero como su uso no es frecuente, también estápermitido dejar de utilizarlas, o de lo contrario uno se verá mal pagado. Lo mismo ocurre ela discusión; si le doy la r azón al adversario mientras parece que la tiene, será difícil que él haga en el caso inverso; más bien procederá per nefas; por eso tengo yo que hacer lo mismoSe dice fácilmente que debe buscarse únicamente la verdad, sin el prejuicio del amor a lapropia opinión; pero no se puede anticipar que el otro también lo haga; esta es la causa por lque tenemos que abstenernos de pretenderlo ( Dialéctica erística, p. 49, n. 3. Véase más abajoTexto 8, p. 327, nota *).Pero una interpretación en esa línea menor y retórica, supuestamentecaritativa, no se compadecería ni con el tenor del opúsculo en su conjunto, ni con la revisiónposterior en el apartado sobre la controversia de Parerga y paralipómena (II, cap. II, § 26), nimás en general con el ideario antropológico y epistemológico de Schopenhauer.

Así pues, en lo que sigue, no estará de más una alusión a este marco filosófico antes de pasnsideración específica del sentido de la dialéctica erística como arte de tener subjetivamevar razón en las discusiones habituales.

8.2. Un marco filosófico

turalmente, este no es el lugar ni el momento de esbozar el pensamiento filosófichopenhauer. Bastarán algunas indicaciones pertinentes para enmarcar las referencias del pto tanto de orden, digamos, antropológico como de orden epistemológico.Las primeras son las reiteradas alusiones a la maldad natural del género humano segnifiesta en la cerrazón y la mala fe usuales en las controversias. Cuadran con el ideario étihopenhauer que contempla a cada individuo humano contraído a un carácter innato e inmu

mado por una combinación de egoísmo, malicia y compasión. El egoísmo, que procura cons

Page 179: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 179/530

bienestar y evitar el daño propios, es el dominante y más extendido; la malicia, que busca elno, y la compasión, que busca su bienestar, tienen en cambio menos peso y serían excepcionaado puro. Ese egoísmo constitutivo bien puede inspirar la utilización de todo tipo de artodefensa, tanto en la vida como en el discurso, sin que haga falta el refuerzo negativo de lacuota de malicia. Pero hay además otros motivos epistemológicos que también contribuyenlas artes y las argucias en la discusión. Schopenhauer menciona en diversos momentos dosertidumbre derivada del carácter oculto de la verdad y 2) la debilidad o las limitaciones de nendimiento. De ahí que el interés por preservar y mantener la propia posición, y llevar rga que imponerse a la asunción pronta y desinteresada de la presunta verdad o a los idealetividad de la r azón. Cundo estos supuestos generales se aplican al caso concreto de la discfaltan declaraciones problemáticas. Por un lado, Schopenhauer no solo insiste en la bruta rela confrontación entre sujetos que pretenden tener razón o, al menos, pasar por tenerla fre

versario, sino que además recomienda sesgar la disputa antes de rendirse a las evidencias rdad. Pero, por otro lado, también parece reconocer que hay debates auténticos y que la vberíaser el resultado de la discusión. Bien, no parece fácil conciliar en todo caso una yposición, tanto la voluntad de hacerse valer por encima del otro como la esperanza de obún fruto objetivo, o siquiera intersubjetivo, de la discusión —máxime si, según consta sentación de la base de toda dialéctica, la determinación de si se tiene o no razón objetiva es l

be dirimirse por medio de una discusión propiamente dicha, lo cual nos envuelve en un círcudeterminación—. Como tampoco es fácil, incluso en una discusión seria, contener las linaciones y saber cuándo hay que parar antes de precipitarse por la pendiente de las estratagla mala fe. No es muy consoladora la recomendación con que Schopenhauer remaonsideración de la controversia en el ya citado apartado de Parerga y paralipómena: «Que a

al le proteja aquí su genio bueno, a fin de que no tenga que avergonzarse después» (62)[143]. A

n, puede que el propósito de la dialéctica no sea la consolación. Veamos entonces cuál paresentido y su finalidad.

8.3. Hacia un nuevo arte de tener razón

ra empezar, Schopenhauer trata de hacer un hueco para su nuevo género de dialéctica entciplinas discursivas del legado aristotélico. Aquí ha de situarse, de un lado, frente a la lógicsca la verdad o procura determinar la convalidación efectiva de lo que se sabe verdadero; de

o, frente a la sofística que busca el engaño o procura determinar la convalidación aparente

Page 180: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 180/530

e se sabe falso. La dialéctica erística, por su parte, solo busca tener razón, ya sea en el sesitivo de llevar razón en lo que uno arguye, ya sea en el sentido negativo de no caonsistencia ni verse refutado en el curso de la discusión.Siendo más específico, Schopenhauer viene a distinguir entre i) la dialéctica natural o el emllevar razón, propiciado por la incertidumbre de la verdad, por la debilidad del entendimie

r la inclinación torcida de la voluntad, dentro de la supuesta maldad congénita del género hudecir, una erística o arte práctica de llevar razón; y ii) la dialéctica científica, que se caracr desempeñar un cometido descriptivo y analítico de esa práctica natural, es decir, por sestica o arte disciplinaria de la argumentación o de la discusión. Como él mismo declara:

Desde nuestro punto de vista, la tarea principal de la dialéctica científica es formular yanalizar las estratagemas desleales utilizadas en la discusión, a fin de que en los debatesverdaderos se las reconozca de inmediato y se las destruya. De ahí que, en su planteamiento,esta deba asumir que su propósito final va dirigido al hecho de obtener razón, y no alesclarecimiento de la verdad objetiva.

A pesar de que he buscado a lo largo y ancho, no me resulta conocido que se haya logra

algo en este sentido; por lo tanto, este es todavía un campo sin cultivar. Para alcanzar el fpropuesto debería acudirse al manantial de la experiencia, observando en los debatcotidianos de nuestro entorno el modo en que uno u otro de los contrincantes utilizó estaaquella estratagema, y acto seguido, aquellos ardides que aparecen con más frecuencreducirlos a sus principios generales para poder formular desde ellos los stratagemata máusuales, que no solo han de ser útiles después para la propia ventaja, sino también paimpedir que sean usados cuando el adversario pretenda utilizarlos en su provecho ( Dialécticerística, p. 56. Véase más abajo, Texto 8, p. 331).

De estos propósitos se derivan los servicios que cabe esperar del arte de tener razón y álogo de estratagemas discursivas. Son, por una parte, servicios teóricos, como el de sentse de toda dialéctica» o el marco general del debate o la discusión. Son, en segundo vicios analíticos y críticos, como los que pueden prestar la formulación y el análisis de las p

guidas comúnmente por los procedimientos usuales de mala fe, a los que pueden acomdicaciones no tanto de prevención o inmunización frente a ellos como de detección, tratamiesintoxicación. Son, en fin, servicios instrumentales y prácticos, bien en su calidad de reservo

gucias y recursos de libre disposición, bien en su calidad de ejercicios discursivos que ponstituir una suerte de esgrima intelectual dispuesta para el entrenamiento en la defensa y el a

comparación con el arte de la esgrima le sirve a Schopenhauer una vez más para libeléctica erística del compromiso de la lógica con la verdad y del imperativo de tener objetivaón: la dialéctica erística es como el maestro de esgrima que desempeña su oficio sin repar

ál de los duelistas tiene verdaderamente razón en la por fía que ha llevado al duelo.Ahora bien, la propuesta de esta nueva dialéctica erística o arte de tener razón no parece libalgunos problemas abiertos por las declaraciones schopenhauerianas. Me limitaré a menc

s de mayor relieve e importancia:El primero es el planteado por la suposición de una especie de maldad humana natural

Page 181: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 181/530

erte de indisposición discursiva congénita. ¿Es compatible con los supuestos pragmáticestra comunicación lingüística efectiva?El segundo es el planteado por la suspicacia sunción de mala fe generalizadas, tanto en el plano discursivo como en el cognitivo, q

onen a la presunción básica de confianza en que descansan, una vez más, nuestra interaccendimiento mutuo[144].En el tercero vienen a desembocar las reservas anteriores. Se trata del problema de la viabun arte maquiavélico de la argumentación como programa sistemático y general, más allá dsibles servicios en casos determinados. Recordemos una vez más las palabras de Schopenhau

Si dominasen la fidelidad y la franqueza, sería muy distinto; pero como su uso no esfrecuente, también está permitido dejar de utilizarlas, o de lo contrario uno se verá malpagado. Lo mismo ocurre en la discusión; si le doy la razón al adversario mientras parece qla tiene, será difícil que él lo haga en el caso inverso; más bien procederá per nefas; por esotengo yo que hacer lo mismo ( Dialéctica erística, 49, n. 3. Véase más abajo, Texto 8, p. 327nota *).

Pues bien, por un lado, ¿un supuesto del tipo «piensa mal y acertarás» puede justificar las ácticas de la argumentación frente a un contrario y el uso de tretas o estratagemas falaces? Poo, la estrategia de recurrir al bloqueo, al engaño y a las falacias, ¿podría utilizarse de

neral y sistemático en nuestra interacción argumentativa? Imagínense, por comparaciónetéreos efectos de una sospecha y mala fe sistemáticas sobre las transacciones comerc

obreviviría el libre comercio a la generalización de esta especie de paranoia aguda o desconfirante? Y, en fin, la liberación con respecto a la verdad lógica o epistemológica que p

hopenhauer con respecto a su nuevo arte de tener razón, ¿implica también su exención d

mpromisos éticos, especialmente cuando se trata del uso del discurso común en asuntos de iblico?

Referencias bibliográficas

A. Ediciones y traducciones

Arthur Schopenhauer,  Eristik   (ca.  1830-1831), publicación póstuma en J. Frauenstädt (ed.)hopenhauers handschriftlichem Nachlaß, Leipzig: Brockhaus, 1864. Recogido en la edición

bscher, Schopenhauer. Der handschriftliche Nachlaß, Deutscher Taschenbuch Verlag, Mú85, vol. III, pp. 666-695.Arthur Schopenhauer,  Parerga und Paralipomena  (1851), vo

Page 182: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 182/530

ralipomena, ii, § 26. En Sämtliche Werke, vol. V, Suhrkamp, Stuttgart/Fráncfort d. M., 1986, p

Traducciones

 — Fulgencio Egea Abelenda (1921),  Algunos opúsculos de Arturo Schopenhauer, Reus, Mp. II, «Sobre lógica y dialéctica», pár. 26, pp. 34-41, fragmento de Paralipomena  (§ 26) sobntroversia y «la esencia de toda disputa».

 — Luis F. Moreno Claros (42011 [1997]), Dialéctica erística, o el arte de tener razón, expueestratagemas, Trotta, Madrid. — Dionisio Garzón (1997), El arte de tener razón expuesto en 38 estratagemas, Edaf, Madrid — Jesús Alborés Rey (2002), El arte de tener razón. Expuesto en 38 estratagemas, ed. de Flpi (1991), Alianza, Madrid.

B. Literatura secundaria

Schirmacher, W. (1982), «Schopenhauer als Kritiker der Dialektik», en Zeit der  Ernte. Stm Stand der SchopenhauerForschung. Festschrift für Arthur Hübscher, Fromman/Holzuttgart/Bad Cannstatt, pp. 300-324.

Trautmann, F. (1975), «Communication in the philosophy of Arthur Schopenhauer»: Soummunication Journal 40/2, pp. 142-157.Volpi, F. (2002), «Schopenhauer y la dialéctica» (1991), en A. Schopenhauer, El  arte de

zón…, Alianza, Madrid, pp. 75-116.

Page 183: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 183/530

9Las falacias en el Sistema de Lógica de John Stuart Mill

9.1. El marco de la filosofía del error y el contexto de la lógica dla prueba

clara Mill al comienzo del libro II de A System of Logic, al entrar en materia de razonamieerencia, que el objeto propio de la Lógica es la prueba (II, cap. i, § 1). Este planteamiento qudría parecernos más bien metodológico, en la medida en que las pruebas incluyen elementservación, generalización y deducción, constituye el contexto de su detenido y prolijo estud

falacias en el libro V del Sistema de Lógica. Pero este estudio se enmarca a su vez elosofía del error», según él mismo se encarga de precisar (V, cap. i, § 3, p. 737).Mill reconoce varios y notables patrocinadores y precedentes de su filosofía del erro

rocinio más antiguo podría ser el de Sócrates; entre sus precedentes cuentan la teor ía de los íBacon —en particular, los ídolos del teatro representados por la sucesión de las sectas filos

así como las sugerencias sobre los motivos de los errores comunes apuntadas por la Lógirt-Royal o, en fin, los testimonios más recientes y expresamente citados de Hobbes y Malebrvéase Rosen (2006: 126-132)—. Pero esta franqueza intelectual de Mill no debe ocultar los aspginales y característicos de su contribución, en buena parte relacionados con la importanciaudio de las falacias. Un punto relevante es, por ejemplo, que las pretensiones de la filosofor de Mill no son solo críticas y preventivas de los sesgos, fallos y fracasos cognitivos, recía ser la norma, sino explicativas de la naturaleza del error. Pues la prevención de los epone la comprensión y explicación de su producción. Las falacias, por su parte, son casos de

gnitivo en primera instancia, aunque también puedan tener repercusiones en la conducta indiven la práctica social. Pero suponen un tipo algo especial de error: por un lado, no consistores casuales u ocasionales, sino en vicios metódicos o sistemáticos; por otro lado, provienntes intelectuales, en calidad de sesgos o fallos cognitivos, no de fuentes «moraleitudinales, como la indiferencia hacia la verdad o las inclinaciones pasionales, que actuaría

mo como predisposiciones o como causas indirectas. De ahí que, a juicio de Mill, «si la sofientendimiento deviniera imposible, la de los sentimientos, al carecer de instrumento para

edaría reducida a la impotencia» (V, i, § 3, p. 739). Otro punto distintivo es el papel no ya exte

rte, sino interno y activo, de nuestra falibilidad en la búsqueda de conocimiento.

Page 184: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 184/530

Mill tiene una opinión dividida de la condición humana con respecto al error: mala, en razsesgos inherentes a la propia naturaleza humana y de experiencias como la interminable suc

prejuicios y doctrinas infundadas; buena, en atención a una cualidad de la inteligencia humannstituye «la fuente de todo cuanto de respetable hay en el hombre como ser intelectual y morber: la capacidad de rectificar los errores (On Liberty, cap. ii, § 7, p. 231). En esta virtud desemás el mayor peso ( preponderance) de las opiniones racionales y la conducta racional toria de la humanidad —salvo que nos encontremos, y siempre hayamos estado, en una situ

sesperada— (ibid.). La corregibilidad supone, desde luego, la libre expresión del pensamiennfrontación de pareceres y la concurrencia de ideas[145]. En suma, tiene lugar en la disctica, donde se manifiestan sus virtudes cognitivas; así, si uno rehúye o no puede respondereciones o los argumentos opuestos a su opinión, carece de base para sostenerla; por lo demcusión también puede convertirse en una fuente no solo de comprobación, sino de descubrimora bien, en su desarrollo, cobran un importante papel la detección y la crítica de los e

nsistentes en falacias, debido, por un lado, a la necesidad de disponer de antídotos contra nunfusiones y prejuicios, y por otro lado, a la conveniencia de poder mantener nuestra posiciómejor derecho. Así pues, el estudio de las falacias, aunque no sea una panacea universcurso cognitivo, ni pueda erradicar nuestros sesgos, tanto congénitos como adquiridos, vicial aliado del análisis crítico y puede propiciar el desarrollo de hábitos de prevenc

bilidades de detección.Dentro de este marco de la filosofía del error y de la rectificación, la concepción de la Lóg

idad de estudio de la prueba es, como ya había adelantado, el contexto en el que Mill propoálisis y la explicación de los errores caracterizados como falacias. Consisten en pretendencias que no lo son en absoluto o en pruebas aparentemente concluyentes que en realidgan a serlo. Ahora bien, de esta caracterización negativa no cabe extraer criterios efectiv

ntificación o de clasificación —tanto las pretensiones como los errores humanos puedeinitos—. Por fortuna, la teoría de la prueba pone de manifiesto tres elementos básicos del prprobar que algo es el caso: la observación, la generalización y la deducción. Pues bien, cadellos permitirá distinguir un tipo o una clase básica de falacias. A ellos se vienen a sumarores que se dan al margen de las pruebas, las creencias a priori, con abundantes muestras noprejuicios ordinarios sino en convicciones filosóficas y científicas; hay, en fin, un cajón de falacias de confusión, en el que hallan acomodo algunas falacias tradicionales de esp

nombre. Aparte de estas adiciones, cabe anotar algún que otro punto curioso: por ejemplo,

e, dentro de la orientación «empirista» de Mill y de una lógica de la prueba, resulte llamatta de consideración de los errores, sesgos y falacias experimentales[146].Con independencia de estos aspectos, el estudio de las falacias desde la perspectiva «lógica

or en el empleo de las pruebas tiñe el análisis de Mill de un tinte mentalista y predialéctico, asmentido por los casos discutidos —en contraste con los ensayos críticos de Mill sobre la libbre la condición femenina o sobre otros temas sociales—. En el Sistema de Lógica, una fnsiste básicamente en la operación intelectual errónea de admitir o emplear una prueba insufiallida como prueba. De ahí que el interés principal de Mill se centre en determinar las condic

las que la mente humana se persuade a sí misma de que cuenta con una base fundada o sufi

Page 185: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 185/530

ra una conclusión a la que no ha llegado por ninguno de los procedimientos legítimerencia y que, por lo demás, tampoco ha contrastado mediante ellos (V, i, § 2, 737).Pero ya va siendo hora de pasar al interior del terreno milliano de las falacias.

9.2. La idea de falacia y la clasificación de las falacias

términos generales, Mill considera que las falacias son errores muy frecuentes y extendidocometen de modo natural y resultan difíciles de corregir e imposibles de erradicar. Ahora bieacias no son errores de cualquier tipo dentro de este género: no son, para empezar, fallos casbidos, por ejemplo, a falta de atención, en la medida en que no implican el uso de un mal métmal uso de un método, sino que resultan del no uso de método. Tampoco son errore

ovengan de motivos o actitudes psicológicos, como disposiciones pasionales o predisposicotivas (amor propio, etc.), que explicarían por qué se ha caído en una falacia, pero no e

nsiste precisamente la falacia al ser esta una cuestión lógica, no ya psicológica. Por otro ladusas «morales» o motivaciones psicológicas obran indirectamente a través de las intelectualectamente —p. ej., la indiferencia ante la verdad no puede producir, por sí misma, unaencia, aunque induzca a pasar por alto las pruebas y controles apropiados; la inclinación no nte directa de malos razonamientos, pues «no podemos creer en una proposición solo porqu

ste, o solo porque nos aterrorice, creer en ella» (V, i, § 3, 738)—. Así que las falacias se distinotros errores comunes por ser fallos relativamente metódicos y sistemáticos, y de otros errogos inducidos por constituir fallos cognitivos derivados de fuentes intelectuales —una señal,as, de que el Sistema de Lógica parece ser menos «psicologista» de lo que nos contaban altor ias posfregeanas de la lógica—.Un poco más adelante, Mill dejará traslucir una idea más precisa de falacia al expon

opósito del libro V, dedicado a ellas, en el Sistema de Lógica: se trata del examen de los divos de a) evidencias aparentes que no son evidencias en absoluto, y de b) pruebas aparentemncluyentes que en realidad no llegan a ser lo (V, i, § 3, 739).

Esta noción no parece muy prometedora para los fines analíticos y explicativos que se proll (cf., p. ej., ii, § 1, 740). Él mismo reconoce «que las cosas que no sirven para probanclusión dada, son a todas luces infinitas, y que esta propiedad negativa, al no ser dependienguna otra positiva, no puede servir de base para una clasificación real» (i, § 3, 739). por tancia este reconocimiento en la medida en que descarta las socorridas teorías de la corre

a contrapartida, del par «caraycruz», para la determinación de las falacias como vicios deri

Page 186: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 186/530

la falta de la correspondiente virtud. Pero esto no implica renunciar a la pretensión dsificación bien fundada, como declara Mill:

… las cosas que, no siendo pruebas, se prestan a pasar erróneamente por tales, sonsusceptibles de clasificación por referencia a la propiedad positiva que poseen de aparentarser pruebas. Podemos organizarlas a nuestra elección sobre la base de uno de estos dosprincipios: bien con arreglo a la causa que las hace parecer pruebas, aunque no lo sean, o biecon arreglo al tipo particular de prueba que simulan ser (ibid.).

Otra pretensión loable de la clasificación de Mill es su propósito no solo analíticoplicativo. A la lógica no le interesa el mero registro de ciertas especies de error en las pruo la manera y la causa de incurrir en tal error. «La cuestión no es investigar qué hechos hanun tiempo u otro, tomados equivocadamente como pruebas de algunos otros hechos,

erminar cuál es en los hechos la circunstancia que dio lugar a esta equivocación» (ii, § 1, 74ncipio, cabe adelantar un diagnóstico genérico, el error radica en una garantía falsa o infunla conjunción entre las evidencias o elementos de juicio y la conclusión de la pretendida p

decir:

Las falsas conclusiones, tanto como las conclusiones justas, tienen una relación invariable couna fórmula general explícita o implícitamente entendida. Cuando de un hecho inferimosalgún otro que en realidad no se sigue de él, estamos admitiendo o, siendo consecuentes,deberíamos admitir una proposición general infundada con respecto a la conjunción entreambos fenómenos (ii, § 1, 741)[147].

Veamos cómo se cumplen en los tipos concretos de falacias identificados por Mill tensiones y propósitos. Su clasificación recoge cinco clases. Tres de ellas tienen una nstitución inferencial, de modo que se avienen al diagnóstico general y a la condición de setendida, pero solo aparente, prueba. Son las falacias inductivas, cometidas en la observacióngeneralización, y las deductivas, representadas paradigmáticamente por los razonamientolan la regulación del silogismo. Pero el caso de las otras dos es menos claro, y no tanto el

acias de confusión, dado su carácter harto comprensivo y heterogéneo, como el de las falacmple inspección o a priori, que no parecen envolver de suyo inferencias o pruebas.

Empecemos considerando esta última clase, la de las falacias de simple inspección o a priorla primera que Mill enumera. En ella se tomaría la relación de conexión o incompatibilidads cosas como una verdad autoevidente, que nos consta por sí misma a priori, sin necesidueba, o de modo que su simple inspección basta para crear una presunción en su favor qume de mayores o mejores pruebas. Por lo regular, dan en predeterminar la índole o el cursolidad de acuerdo con el orden o el curso del propio pensamiento. Abundan las muestras nore los tópicos comunes —p. ej., «nombra al diablo y asomará» (iii, § 2, 748)—, sino ent

puestos de la filosofía y de la ciencia. Así, una suposición que obra tácitamente en buena paerrores existentes en el mundo es la siguiente: «el orden de la Naturaleza debe ser el mismo

den de nuestras ideas» (iii, § 3, 751). En ella descansan dogmas como: «dos cosas que no pod

Page 187: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 187/530

nsar la una sin la otra deben coexistir»; asimismo, en la línea cartesiana, lo que puedncebido clara y distintamente debe ser verdad y debe existir si su idea comprende la existid., 750), «las cosas que no pueden ser pensadas juntas no pueden coexistir» o en otra vardo lo que es inconcebible no existe» (ibid., 751). Otro caso: «lo que puede ser pensado aste aparte» (ibid., § 4, 757), plasmado, por ejemplo, en la existencia de abstracciones o idealado, y de casos particulares o instancias concretas, por otro. La suposición también alim

lejos como el de la doctrina de los contrarios en antítesis naturales. Otras muestras popluirían la imposibilidad de que exista gente en las antípodas o de que una causa obre donde nrsus  la gravitación o la acción a distancia, ibid., 754), o el supuesto de que lo semejan

oducto de lo semejante. El punto crítico no es su falsedad o su referencia vacua, sinosuficiencia dogmática, es decir, la exclusión de justificación e incluso de puesta en discusesta a prueba, de modo que resultan creencias infundadas. En este sentido, Mill se muestraido que sus posibles fuentes, como un ya lejano Bacon.Conforme al orden de exposición de Mill, las falacias que siguen a continuación son la

nen carácter inferencial y discurren de manera metódica, con pretensiones fallidas de prueblo o el error puede darse en cualquiera de los procedimientos que componen el proceso comprobar que algo es el caso: la observación y la generalización, como procedimientos inductivrazonamiento, como proceder deductivo. De ahí resultan, en correspondencia, tres clas

uebas aparentes y erróneas: a) Los sesgos de observación, cuya causa principal es el influiniones preconcebidas sobre la consideración selectiva o arbitraria de los datos, p. ej., de e se resaltan los favorables y se ignoran o desestiman los adversos. b) Los erroreneralización, que a su vez pueden provenir de una concepción falsa del método inductivo oomprensión del proceder empírico y pueden dar lugar, por ejemplo, a atribuciones cauundadas o a analogías falsas o improcedentes. Y en fin, c) los sofismas deductivos derivad

umplimientos de las reglas silogísticas o de otras formas de non sequitur, en suma, argumgicamente inválidos a pesar de sus pretensiones o apariencias de poder concluyente. Son los se ajustarían a la tradición y, en particular, Mill remite a Whately para su detección y tratam

ogísticos, pero los que menos cabría esperar de sus ideas sobre la inferencia real y sobre el inferencia aparente que correspondería a la deducción clásica. En todo caso, el detenido aná

nuncia de las falacias inductivas, de (a) observación y (b) generalización, es el que nsiderarse la contribución más or iginal y significativa del estudio de Mill, aunque algunas dembién se encuentren en la tradición crítica de inspiración empirista. En el caso (b) se incluye

ducciones —p.ej., de todo fenómeno a un principio explicativo—, la confusión entre regularipíricas y leyes causales —amén de inferencias ilegítimas del tipo « post hoc, ergo  propter honalogías sesgadas. Una muestra interesante es la máxima de sentido común «lo que nunca hanca será», pues parece dar cobertura a derivaciones ideológicas, como la asunción de qugros no pueden ser tan civilizados como los blancos porque de hecho nunca lo han sidosunción de que las mujeres son inferiores a los hombres porque de hecho siempre lo han si, 788).En el último tipo de falacias examinado por Mill, bajo el nombre prestado de «falaci

nfusión»[148], vienen a coincidir especímenes varios y diversos, entre los que figuran las fa

Page 188: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 188/530

más rancio abolengo: ambigüedad, petición de principio, ignorancia de la cuestión. Las mue allí se encuentran también son las que cabría esperar: en su mayor parte, falacias discursivósofos. La fuente del error de las falacias de esta clase, en su conjunto, «reside no tanto esa apreciación del valor probativo de la prueba dada, como en la concepción vaga, indetermlotante de lo que es una prueba» (vii, § 1, 809). Pero su noción misma también incluye

determinación. Por una parte, Mill había avanzado que «casi todas las falacias cabrían en ntro de nuestra quinta clase, las falacias de Confusión» (ii, § 3, 745). Claro está queonocimiento no implicaba una suerte de reducción de todas las falacias a una clase únncipal[149], sino que más bien ilustraba, en su contexto, la relativa arbitrariedad que puede daatribución de un caso concreto a una determinada clase en exclusiva frente a otra, aunqtinción entre las diversas clases no deje de tener sentido y utilidad[150]. Porotra parte,

mbién viene a reconocer que «toda falacia de confusión, una vez esclarecida, llegará a ser (y eperfluo el repetirlo) una falacia de algún otro tipo» (vii, § 2, 826). Esta declaración no desmieerior, pero sí podría introducir en la categoría de las falacias de confusión, junto con la impcajón de sastre, un aire de casillero provisional dentro de su generalidad. Más tarde, se

guidor, Alexander Bain, el que acentúe estos rasgos de provisionalidad y generalidad que e esta clase resulte indefinida e indefinible, pues, a su juicio, «nadie puede prever los laberintoherencias, las perplejidades y los enredos posibles para el entendimiento humano» (1879: v6). Ahora bien, la historia continúa: esta indeterminación, que viciaba la categoría a los ojin —y a los de cualquier taxónomo coetáneo que se preciara de serlo—, se convertirá etud que la vuelve especialmente interesante para un especialista posterior en paralogismos, Cz Ferreira (véase el capítulo siguiente).

9.3. Notas para un balance de la fortuna histórica de la

contribución de Mill

reputación y difusión que tuvo pronto el Sistema de Lógica de Mill —baste recordar sus vdiciones en vida del autor— y, más en particular, algunos influjos concretos como la inspire parecen encontrar los paralogismos de Vaz Ferreira en las falacias de confusión, pueden nsar en una fortuna histórica considerable de las ideas de Mill sobre las falacias. En realidad n.Para empezar, el libro V sobre las falacias tuvo escaso eco y reconocimiento, frente a los de

mas y libros del Sistema de Lógica, como la discusión de las cuestiones relacionadas co

Page 189: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 189/530

mbres (libro I), la inferencia (libro II), la inducción (libro III) o la lógica de las ciemorales», esto es, humanas y sociales (libro VI). El propio Mill no le reconocía a veces la en

libro sino más bien la de capítulo.Por otra parte, tampoco se produjo ninguna contribución singularmente notable y meno

cisiva dentro de la tradición de la Lógica de las facultades y de la «escuela de la experiemo el propio Mill prefería decir frente a la llamada «escuela (o secta) empirista». Se marante algún tiempo y en determinados círculos su perspectiva mentalista, con intereses noalíticos sino explicativos y, en cierto modo, preventivos de las falacias cognitivas. Pero apenpo sacar partido de la novedad más sustancial de este planteamiento: la categoría sistemática ores y falacias relacionados con las inferencias inductivas. Puede que a esto contribuyeratores de diversa importancia: a) El hecho ya apuntado de que el propio Mill, aun llamanción sobre la inferencia empírica, no considerara los errores de experimentación, ni otros srecolección y tratamiento de datos. b) El rumbo que tomará la discusión en torno a la induc

rtir de intervenciones como la de William Whewell (1840),  Filosofía de las  ciencias indudada en su historia. c) La especialización ulterior de la metodología de los errores y s

xperimentales, métricos, estadísticos, etc.) dentro de las diversas ciencias empíricas.Pero los motivos más decisivos, en la medida en que afectarán no solo a la suerte del li

bre las falacias sino a la del propio Sistema  de Lógica  en su conjunto, serán, por una partmbios producidos en la lógica británica de la segunda mitad del siglo xix —inducidos no solaparición y desarrollo del álgebra de la lógica, sino por eventuales intereses hacia las parado

en la línea de Lewis Carroll) o hacia la lógica práctica (p. ej., en la línea de Alfred Sidgwickán, por otra parte, los nuevos problemas y planteamientos que marcan la orientación

osofía y la teoría de la lógica desde principios del siglo xx —por ejemplo, en las líneas husseposfregeana—.

Referencias bibliográficas

A. Ediciones

John Stuart Mill (1843), A System of Logic, Ratiocinative and Inductive, Being a Connectedthe Principles of Evidence and the Methods of Scientifc Investigation, Libro V, On Fallaciellected Works, vol. VIII** [libros IV-VI, Apéndices], ed. de J. M. Robson, introd. de R. F. Mutledge, Londres, 1974, reimps. 1996, 2001, pp. 735-831.

John Stuart Mill (1843), Sistema de Lógica inductiva y deductiva. Madrid, Daniel Jorro,

Page 190: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 190/530

ad. de la 6.ª edic. por E. Ovejero y Maury. En general, se atiene a la versión francesa de sse, Système de Logique déductive et inductive, (Librairie Philosophique de Ladrange, París,

mbién a partir de la 6.ª edic. inglesa), con el añadido ocasional de algún descuido propio. (Hamp. de esta versión francesa: Pierre Mardaga éditeur, Lieja/Bruselas, 1988).On Liberty, en Collected Works, ed. cit., vol. XVIII, pp. 213-310.

B. Literatura secundaria

Bain, A. (1879 [1870]),  Logic, 2 vols., Longmans & Co., Londres. Finocchiaro, M. A. (2Mill’s On Liberty and argumentation theory», en

D. Hitchcock (ed.), The Uses of Argument , Proceedings OSSA Conference 2005, OSSA/Mc Miversity, Hamilton (ON, Canadá), pp. 89-98.Hansen, H. V. (1997), «Mill on inference and fallaD. Walton y A. Brinton (eds.), Historical Foundations of Informal Logic, Ashgate, Aldersho

5-143.Hansen, H. V. (2007), «Mill on argumentation», en F. H. van Eemerenet al.(eds.), Proceedings of the 6th Conference ISSA, Sic Sat, Ámsterdam, vol. 1, pp. 575-581.

Hon, G. (1991), «A critical note on J. S. Mill’s classification of fallacies»: British  Journilosophy of Science 42, pp. 263-268.McKerrow, R. E. (1998), «Mill’s treatment of fallacies: A response to prof. M. Secor’s anal

C. Tindale et al. (eds.), Argumentation and Rhetoric. Proceedings OSSA Conference 1998, WiN), cederrón.Rosen, F. (2006), «The philosophy of error and liberty of thought: J. S. Mill on logical falla

ormal Logic 26/2, pp. 121-147.Secor, M. (1998), «Mill’s fallacies: theory and examples», en C. Tindale et al. (

gumentation and Rhetoric. Proceedings OSSA Conference 1998, Windsor (ON), cederrón.Woods, J. (1999), «John Stuart Mill (1806-1873)»: Argumentation 13, pp. 317-334.

Page 191: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 191/530

10El pulso de los paralogismos en la Lógica viva de Vaz Ferreira

10.1. Una figura paradójica

figura de Vaz Ferreira, vista a la luz de la Historia de la Lógica, presenta un perfilradójico. Su nombre no figura en ninguna Historia de la Lógica, sea formal o informa

bargo, su Lógica viva (1910) es la muestra más lúcida y sugerente de lo que cabe entender poa civil» en la cultura hispana, una tradición Guadiana de apariciones y desapariciones q

monta al siglo xvi[151]. Más aún, su visión y tra-tamiento de los paralogismos representntribución singular en el proceso histórico de formación de nuestra concepción de las falacinque, por cierto, no hallara eco ni reconocimiento en su momento—. Como colofón, mostraremás no deja de apuntar algunas ideas dignas de consideración en nuestros días.

Vayamos por partes. Para empezar, es notoria la invisibilidad de Vaz Ferreira en la historiagica. Con esto no me refiero a la invisibilidad genérica más o menos habitual de la mayoría

ósofos que escriben en español tanto en su feudo cultural propio como en los extraños. Me reprimer lugar, a su falta de reconocimiento en el dominio específico de la lógica. Sirva de mé Ferrater Mora: en el término «Lógica» de su Diccionario de Filosofía, ninguna de las div

gicas formales, informales o filosóficas, entre las que se cuentan lógicas vitales y concretas, Vaz o su Lógica viva; ítem más, en la monografía de Ferrater (1957), Qué es la lógica, su noo aparece como sujeto en un ejemplo de enunciado de identidad: «Vaz Ferreira es igual anocido filósofo uruguayo»[152]. Me refiero, en segundo lugar, a su falta de incidencia efectivercusión en el curso histórico de la lógica: la obra de Vaz discurre al margen no solo d

pectaculares avances coetáneos de la lógica formal, sino de las sugerencias esporádicas que ala lógica práctica o informal (p. ej., en la línea de Alfred Sidgwick y su Fallacies  [1884, 21este contexto, la  Lógica viva  se mantiene aislada como un libro curioso, antes que com

ntribución académica.No han faltado intentos de explicación de la invisibilidad y del ais-lamiento de la l

zferreiriana. Por ejemplo, Jorge Liberati achaca su falta de continuidad en su propio madémico al desvío de sus principios e intereses por parte de las generaciones siguientes, unsensibles a la investigación sobre el lenguaje e inclinadas a otra suerte de estudios, p. ej., so

980: 85). Puede que otro factor de discontinuidad haya sido el estilo analítico del propio Vaz,nsferible en la medida en que su sensibilidad y finura ante el discurso común parecen irredu

Page 192: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 192/530

cualquier rutina metódica. Lo cierto es que, según dejaba entrever el ejemplo antes citaunciado de identidad que aducía Ferrater, esta falta de eco en lógica contrasta con la resonanz Fe-rreira en la filosofía uruguaya y con su influencia en la cultura latinoamericana, hanto de ser considerado —junto con Rodó— un «for-mador de generaciones» en ambos sentidosófico y el cultural[153].

En todo caso, quizás al hilo de esta vindicación filosófica y, desde luego, en la estela del mospegue y desarrollo de los estudios sobre la argumentación, la  Lógica viva  de Vaz parece brado nueva vida. Podría tratarse, a primera vista, de una suerte de recuperación retrospectiv«reinar después de morir» como suele decirse en castellano en honor de Inés de Castro,

nsorte de Pedro I de Portugal a título póstumo. No es un recurso insólito en historiografíagica:así, se ha querido recuperar a un Leibniz inédito como padre fundador de la lógica simbderna o, luego, a Bolzano como precursor de Tarski en virtud de su concepto de deducib

bleitbarkeit )[154]. Pues bien, veamos cómo funciona este recurso de recuperación a propósz Ferreira. Creo que hay dos casos de retroproyección especialmente notables: uno nos remi

gica informal, el razonamiento crítico o el estudio de la argumentación en general; el otrrticular, a ciertas cuestiones que se resisten a una resolución única y terminante, y que han deto de ponderación y deliberación.

10.1.1. La Lógica viva  y el campo de la argumentación

rios lectores de la  Lógica viva  en nuestros días han visto en ella un preludio de diversas ruales del estudio de la argumentación: «el pensamiento crítico» (Piacenza, 1989), la «lógica

gumentación» y la «lógica informal» (Andreoli, 1996), la «lógica de la inteligencia» o la «teoargumentación» (Ardao, 2000). Se supone que con estas ramas comparte al menos tres asp

gnos de atención:

a) la referencia al lenguaje común y a casos concretos en distintos ámbitos del discurso púadémico, político, cotidiano) como campo de aplicación del análisis;b) el carácter lógico informal de este análisis y de sus medios reflexivos y ponderativ

ección y evaluación de confusiones, errores y malentendidos («paralogismos»);c) los propósitos educativos, no solo críticos sino terapéuticos de esta empresa que, a su v

o calificada como «analítica del error» (Arias, 1948: 104), «semiótica del error» (Liberati, ) y «terapéutica del lenguaje» (Andreoli, 1993).

Page 193: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 193/530

No estará de más recordar lo que decía Vaz a este respecto en una conferencia pedagógica (1lí distinguía claramente entre la lógica formal abstracta o teórica, por un lado, la lógica aplictodología, por otro. Y añadía:

… el vacío de la enseñanza práctica de la lógica, una lógica para la vida, una lógica sacada dla realidad y utilizable para la realidad. <…> Pienso que la dirección sería parecida a la queyo he procurado seguir en un modesto ensayo: tratar de estudiar, pero en la realidad viviente

en las discusiones de los hombres, en las conversaciones, en resumen, en la realidad de la vipráctica, las causas más frecuentes del error y las formas que el error toma habitualmente enla vida (citado en Ardao, 2000: 60-61).Según Vaz, las tres lógicas serían disciplinas necesariay complementarias, de modo que el reconocimiento de la tercera no llevaría en absoluto a laexclusión de las otras dos, en particular de la primera (la lógica formal), valiosa tanto por laverdad que encierra como por los servicios que prestan su precisión y el ejercicio de susreglas.

Por lo demás, no solo este interés por las conversaciones y las cuestiones de la vida práct

a marca del ensayo emprendido en la Ló-gica viva. Otro sello de su originalidad es su orientu sentido al partir de la psicología y proyectarse hacia una ética del entendimiento: de ahí prpreocupación primordial del autor por la detección, la denuncia y la disolución de nu

bituales confusiones.

10.1.2. La Lógica viva en el terreno de la deliberación

ntro del marco general recién esbozado, hay una anticipación particular que hoy está merec

gular atención: se trata de un combinado de argumentación práctica y deliberación públicñez (2008) denomina «lógica de las discusiones». Puede que esta denominación obedezpítulo de la Lógica viva que Vaz titula «La lógica y la psicología de las discusiones, etc.». P

juicio, su lugar propio es el capítulo dedicado a discernir entre las cuestiones explicativasrmativas[155].Las cuestiones normativas presentan, para empezar, ciertos rasgos distintivos (Vaz Fe

08b: 87-89, y apéndice, 96 ss.):

i) consisten en problemas prácticos de acción o de seguimiento de un ideal, es decir, se tr

cer lo preferible, lo indicado o lo debido en el caso dado;

Page 194: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 194/530

ii) carecen de solución perfecta o, cuando menos, de una solución única y forzosa;iii) su discusión baraja alternativas que son objeto de comparación y confrontación median

amen y evaluación de sus respectivas ventajas e inconvenientes, valores que, por cierto, no seducir a cuantificación o, en general, a una métrica exacta;

iv) la preferencia por una opción puede acusar el peso no solo de esas razones, sino de ctivos subjetivos, amén de responder a diferencias de temperamento.

Más tarde, Ardao (1961: 47) añadirá como rasgo (v) la pluralidad de fundamentos de ele

ualmente legítimos.Su tratamiento discursivo envuelve, en segundo lugar, tres fases principales: 1) la investigacerminación de todas las soluciones u opciones posibles; 2) el estudio y la valoración d

ntajas y los inconvenientes de cada una de ellas; 3) la elección efectiva, en función dndiciones y circunstancias concurrentes de acuerdo con los rasgos (ii), (iii) y (iv) antes señala

Por último, este proceso no es inmune a confusiones y paralogismos típicos. Uno de alneral reside en confundir la elección ponderada, propia y peculiar de estas cuestiones norman la solución perfecta, única o cabal, que demandan las cuestiones explicativas. Otros son má

pecíficos de cada una de las fases. Así, en la fase 1), podemos incurrir en la ignoranciamisión de posibles alternativas, o en falsas o forzadas oposiciones; en la 2), podemos descarta

ernativa simplemente por presentar algún inconveniente, o negar o atenuar los contras de la oferida o los pros de las opciones opuestas a ella; en la 3), podemos tratar esa opción pre

mo si fuese efectivamente la solución obligada o la única pertinente, o apelar a una pseudomla cuantificación o de la falsa precisión para fijarla y establecerla.El creciente auge de la deliberación pública a partir de los años ochenta puede invitarnos

rospectivamente en estas indicaciones una aproximación original y sustantiva. Ahora bien

gar a los programas contemporáneos sobre esta «esfera del discurso público», faltarían cos —si bien decisivos— pasos. A saber:

a) Tratar un asunto de interés y de dominio públicos —condición que de hecho cumplen vmplos tratados en la Lógica viva como el divorcio, la adscripción a un partido político, las fogobierno, etc. (cf. 2008b: 98-106)—.b) Habérselas con una pluralidad no solo de alternativas, sino de posibles aspectos o dimens

la cuestión, así como ponderar expresamente los méritos respectivos de las opciones en jueg

acuerdo con ciertas normas lógicas, institucionales y éticas, establecidas o al menos convenidc) Considerar no solo proposiciones o aserciones teóricas e imperativos o directivas prárivadas, sino más específicamente propuestas.

En cualquier caso, a pesar de su interés y poder de sugerencia, la significación históricagica viva no estriba precisamente en estas retroproyecciones, un tanto genéricas y aproximao además y sobre todo, en una contribución específica a nuestra idea moderna de falacia: su vratamiento de los paralogismos.

Page 195: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 195/530

10.2. El paralogismo como contribución a la formación de la idmoderna de falacia

n el fin de situar en la historia efectiva del tema de las falacias la con-tribución de Vaz, traiga vez más a colación aquí dos tradiciones principales que han venido conformando nncepción de falacia: la discursiva y la cognitiva. En la tradición discursiva, que cabe remon

sayo Sobre las refutaciones sofísticas de Aristóteles, se adopta una perspectiva más bien analírmativa sobre la comisión de falacias; las falacias se entienden como vicios discursivosables, de modo que suponen un contexto expresamente argumentativo; y cobran espportancia su detección y prevención. En la tradición cognitiva, donde también cuentan raícedernas como los ídolos de Francis Bacon, se adopta una perspectiva más des-criptiva, las faconsideran errores —y fuentes de error— cognitivos, antes que discursivos, y merecen esnción su generación y explicación. Como ya sabemos, estas dos tradiciones no represernativas de suyo incompatibles ni excluyentes, sino que, por lo re-gular, marcan tendencias q

an sentir con mayor o menor peso en diversos autores. Así, los paralogismos reciben en Vtamiento combinado, aunque en la Lógica viva prevalece la segunda or ientación y se presta mnción a ciertos aspectos naturalistas, como los modos y las causas de incurrir en el error, os tradicionalmente analíticos, como unas normas de evaluación y corrección de la argumennos criterios de discernimiento.Pero no son precisamente estos los puntos que mejor determinan la significación históricaa de paralogismo, sino otros relacionados con la originalidad y la singularidad de

ntribución en su momento.

10.2.1. Fuentes de inspiración e ideas propias

sde Arias, si no antes, es un lugar común referir se a una triple fuente de inspiración de las idz: el empirismo y el psicologismo procedentes de Mill, el pragmatismo de James y la corrieconciencia viva desvelada por Bergson (Arias 1948: 99 ss., 105-106). A estas fuentes cabría strato con otros autores como Nietzsche, por ejemplo, pero creo que su influencia no pable en la  Lógica viva. También podemos considerar que la recepción crítica de Millentación autónoma de Vaz a partir de las falacias de confusión del libro V de System of

rcan de modo especial la noción de paralogismo. Para empezar, la Lógica viva  se mueve

Page 196: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 196/530

rco cognitivo milliano de una filosofía del error: no en vano sus comentadores suelen hae respecto de una «analítica del error» (Arias 1948: 104), una «semiótica del error» (Lib80: 10) o, en suma, una «filosofía del error» (Claps, 1950: 12). Arias se muestra más explícgica viva viene a ser «una psicológica que tiende a mostrar en distintos campos (las discusidianas, la educación y la ciencia principalmente) las raíces del error. Su intención es norm

dagógica, y está orientada por una concepción empirista y psicologista que tiene su anteces directo en Stuart Mill» (1948: 105). Pero es el propio Vaz quien declara la clave de

cepción de Mill y de su reor ientación posterior.En el detenido tratamiento de las falacias que cubre el libro V de System of Logic, Mill

roducido una clase inédita y algo indeterminada, con cierto aire de cajón de sastre: las falacnfusión, es de-cir, errores discursivos cometidos por un pensamiento confuso e indistinto coe incurre inadvertidamente en ambigüedad, petición de principio o ignorancia de la cuestilos que, una vez advertidos, pueden parecer sorprendentes «en un espíritu sano»— [157]. Vaz ra propuesta, pero ya en «Un paralogismo de actualidad» (1908) hace notar que no constituylidad una clase de falacias, sino un modo de caer en ellas, sea cual sea su clase.

De manera que habrá diversos modos psicológicos de caer en las falacias: sin razonar o casisin razonar <…>; razonando muy confusamente, menos confusamente, y así por grados hasel caso en verdad menos común del mal raciocinio distintamente concebido (Vaz Ferreira2008a: 34).

Por lo demás, su comisión no revelaría solo incompetencia, poca in-teligencia o faltrucción, pues tales paralogismos también pueden darse de forma «incipiente, ind

bdiscursiva» en mentes preparadas (ibid.: 35). Estas observaciones llevan a reconocer div

dos de incurrir en usos —o de hallarse en estados— paralogísticos, en particular: a) un plícitamente discursivo; b) un modo confuso pero explicitable; c) un modo confuso e irreducicurso expreso o, al decir de Vaz, «sub-discursivo» o «prediscursivo», que sería el más comacterístico[158].Esta revisión obedece a una profunda convicción formulable en es-tos térm que expresamos es una mínima parte de lo que pen-samos y lo que pensamos es una mínimalo que psiqueamos [es decir, de lo que vivimos intelectual, sensitiva y afectivamente]»[159]. D

puesto se desprende un par de ideas básicas de la «psicológica» de Vaz: i) ni los esquemas vermenos aún los patrones lógicos, pueden imponerse y ahormar los procesos psicológicos; ii

a actividad psí-quica fluida pre- o subdiscursiva ignorada o desatendida por la lógica tradicmbas ideas se oponen a la pretensión clásica del análisis ló-gico de atenerse al razonampreso (2008b: 190), que es, por cierto, una directriz congruente con la concepción tradicion

sofismas como falacias clara y distintamente concebidas (ibid.: 34-35, 46). Frente a esta idisma, los paralogismos que a Vaz Ferreira le im-porta detectar y examinar vienen a ser pro

r los que caemos —o nos encontramos— en estados de neblina que tiñen, velan o enturbian nnte, «nos impiden ver y pensar con justeza» (ibid.: 144)[160].La singularidad de este planteamiento de los paralogismos sube de punto si se tiene en cuent

gún todos los visos, responde a una evolución de su propio pensamiento en torno a dos suputicos co-nexos: a) la esquematización ejercida por el lenguaje sobre el pensamiento y p

Page 197: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 197/530

nsamiento mismo sobre la fluidez mental psíquica; y en consecuencia, b) la inadecuaciónsamiento para representar la realidad mental y, más aún, la inadecuación del lenguaje tantpecto al pen-samiento y el discurrir mental —tema recurrente en 1910— como con respectlidad —tema ya presente en 1908— [161]. La inadecuación lingüística, según 1908, se deburaleza misma del lenguaje y, en particular, al esquematismo impuesto por el uso insoslayabos tér-minos como los generales. Esta disposición esquematizadora no solo constituy

mitación, sino que puede ser una fuente de errores y confusiones, por ejemplo, entre el lengualidad cuando proyectamos sobre las cosas mismas presuntas contradicciones generadas po

os lingüísticos. Pero la actitud de Vaz ante el lenguaje no se limitará a ser tan simple y unívoclado, en su Curso expositivo de Psicología elemental  (1897) encarece los servicios del len

mo medio de clasificación —los términos generales recogen clasificaciones elaboradaestros antecesores—, y como vía de análisis —pues la necesidad de expresar nuestras ideara y define en nuestro espíritu—; am-bos tipos de servicios bastan para comprender la utpreciable del lenguaje. Por otro lado, en (1908) y (1910) como ya sabemos, hace consdecuación por naturaleza —principalmente debida al es-quematismo de los términos generasolo para la representación de la realidad, sino con respecto al pensamiento y el discurrir mahí se desprenden unas limitaciones del análisis lógico tradicional que conviene record

pecial esta: «Los hechos fundamentales olvidados por la lógica clásica eran dos: el cactuante, vago y apenumbrado de las connotaciones de los términos, y la no adecuación comlenguaje para expresar la realidad» (2008b: 189)[162].O, peor aún, podemos encontrarnos con un vivero de errores y confusiones entre todos nos. Pero esto no será todo si, dando un paso más allá para situarnos en un plano refl

perior, reparamos en que la verdadera misión de las palabras es depararnos esquemas para p008b: 187), y en el servicio que esta función puede rendir en determinados dominios restrin

ej., en matemáticas. Por último, Vaz no deja de señalar las expectativas de una nueva époestros tratos con el lenguaje, pues con el afinamiento de nuestro sentido crítico si, de una rendemos a usar mejor el lenguaje (2008a: 44), de otra parte, también estamos aprendiedependizarnos de las palabras (2008b: 36).

10.2.2. La significación del concepto de paralogismo

ás allá de estas consideraciones sobre la singularidad del estudio de los paralogismos, a la l

antecedentes y de su marco conceptual en Vaz Ferreira, la idea misma de paralogismo repreuiera virtualmente, una aportación original y sustantiva en un doble sentido: tanto i)

Page 198: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 198/530

ntificación y tratamiento de una determinada variedad de falacias, como ii) a la commación de nuestra idea moderna de falacia[163]. En el primer caso, recordemos la rspectiva de los modos graduales de con-fusión más o menos inadvertida que componen la mrte de los pa-ralogismos según Vaz, frente a la constitución expresa y la taxonomía fija acias tradicionales; así como también podemos reparar, en par-ticular, en ciertas modalidadralogismos dentro de esa perspectiva —p. ej., la falsa oposición o la falsa precisión—, qblicarse la  Lógica  viva  no se encontraban ni eran previsibles en los catálogos escolares.

reciar, en el segundo caso, la significación de la idea de paralogismo en el contexto mación de nuestra idea moderna de falacia, ha-gamos un breve recordatorio de sus caracteríncipales.

a) Un paralogismo consiste, para empezar, en un error cognitivodiscursivo, que nmplemente casual u ocasional, sino que representa un sesgo frecuente y por añadidura sintom

una disposición o un proceder generadores típicos de errores.Una versión moderna de esta concepción podría ser la propuesta por Fogelin y Duggan, cuen que usamos el término «falacia» para criticar «cualquier procedimiento general empleado

ación de creencias que tiene una tendencia inaceptablemente alta a generar creencias falundadas con respecto a ese procedimiento de fijar creencias» (1987: 257).b) Los paralogismos constituyen además falacias de confusión en el sentido declarado en Va

ralogismo de actualidad» (véase 2008a: 34-35): es decir, se dan en realidad como casos y modmisión, más o menos inadvertida, no como clases netas o especies naturales, según daponer la lógica tradicional. De ahí proceden sus peculiares problemas de detección gnóstico, hasta el punto de que a veces se hacen sentir «instintivamente» antes que dejarse d

mo razonamientos expresos (véase el capítulo «Valor y uso del razonamiento» de  Lógica

08b: 190-193, en especial). Puede haber, sin embargo, ciertos indicadores morfológicosmplo, el uso de términos como «no…, sino…» para llevar una contraposición entre alternatiremo de su exclusión mutua en contextos en los que dichas alternativas resultan complemenienen lugar no de modo absoluto sino gradual (véase Liberati, 1980: 24 ss.). Por otra parálisis de casos y de modos de comisión efectiva de paralogismos también puede evidenciar cdalidades o formas típicas de cometerlos: la falsa oposición, el pensar por sistemas antes quas que tener en cuenta, la cuantificación indebida o la falsa precisión, las confusiones de p

ngüísticoreal) o de cuestiones (de palabras y de hechos, normativas y explicativas), las fa

rboideológicas.c) Por lo que se refiere a la explicación o etiología de los paralogismos, Vaz considera dosgeneradores: unos son a su juicio más básicosy cabría calificarlos de «naturales» en la mede se derivan de la naturaleza misma del lenguaje; los otros tienen que ver más bien coposiciones o actitudes propias de quien los comete. En el primer caso, nos encontramos cneralidad y el esquematismo consabidos del lenguaje referencial. En el segundo casocontramos con malos hábitos cognitivos o con actitudes indebidas de autoafirmación, obstin.

d) El tratamiento de estos errores es delicado y complejo. En principio, no hay un procedimctivo de inmunización frente a ellos —pueden darse inopinadamente en personas competen

Page 199: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 199/530

onables—. En su lugar, cabe recurrir a medidas reflexivas y prudenciales, en particular dstar atención a los modos como se suele caer en paralogismos, y 2) adoptar en consecuenc

bidas cautelas para prevenirlos y, en la medida de lo posible, evitarlos. Por otro lado, paractos de tratamiento, no hemos de limitarnos a los recursos lógicos del razonamiento exp

mbién habrá que contar con otros recursos «instintivos» y ciertas habilidades coadyuvantes gan la experiencia discursiva, como un «instinto empírico» o un «instinto lógico» o el «buen serlógico» (véase 2008b: 190-193 en especial)[164].A pesar de las dificultades de detección y prevención de los paralogismos, su estudio no der un propósito crítico y terapéutico, el de salir al paso y deshacer confusiones habituales

áctica común del discurso. El objetivo terapéutico ha sido destacado por diversos comentadotextos lógicos de Vaz Ferreira, por ejemplo, por Andreoli:

[El mencionado objetivo] se vincula con el análisis de las confusiones verbales yequivocaciones en cuanto a la naturaleza de los problemas, producidas ya sea porinterferencias provenientes de hábitos intelectuales, como por distorsiones generadas poractitudes y expectativas que tienden a autoverificarse y, más profundamente aún, por la

inadecuación del lenguajetanto respecto al pensamiento que quiere expresar como en relaciócon la complejidad a la que pretende referir (1993: 10-11).

Ardao, a su vez, sostiene que buena parte de la  Lógica viva  puede remitirse a una teorílentendido. Las dos fuentes de las falacias y los paralogismos son el ejercicio equivocadolograda expresión  del pensamiento propio, de donde se derivan los malentendidos dendimiento o de la no comprensión del pensamiento ajeno, bien por fallos de emisión, bie

ficiencias de recepción (1996: 32-33; las cursivas se encuentran en el original).

En todo caso, por decirlo en unos términos tomados del análisis moderno de las falaciasrece inclinarse hacia una teoría del daño reparable (injury theory), objeto, por otra partimación y tratamiento gradual, antes que hacia una teoría del error incorregible y fatal (faory) que da completamente al traste con el argumento[165]. Por lo demás, Vaz tambiénonocer en determinadas usos y contextos paralogísticos ciertos aspectos posiblemimulantes (p. ej., en la falsa oposición, 2008b: 67-70), o razonables (p. ej., en la falsa prec08b: 118‑119), de modo que los efectos o las secuelas de las disposiciones o procedimitrices de paralogismos también pueden resultar no solo negativos sino positivos, aunque

ance final tiendan a prevalecer y sean más graves los negativos hasta el punto de requernción especial y un tratamiento crítico.Recapitulando esta caracterización de los paralogismos, podemos des-tacar los tres asp

uientes. En primer lugar, dada su condición psicológica concreta, consisten en procesos, estaposiciones nor-malmente detectables y evaluables por sus síntomas, efectos o secuelas, inclucaso de darse en un nivel pre- o subdiscursivo y hacerse sentir antes que amoldarse a nu

quemas verbales, a nuestros pa-trones lógicos o, en general, a sus trasuntos escolares. En seggar, constituyen —o inducen a— confusiones, sesgos o distorsiones en las que se incurrilidad y con menor, mayor o a menudo total inadvertencia. Se hallan muy extendidos curso común y en al-gunos especializados (como el político o el filosófico), y son difíci

Page 200: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 200/530

venir, aunque algunos puedan parecer pueriles tras ser detectados. Por último, desde un puntognitivodiscursivo, son no solo errores, sino fuentes de error con serias repercusiones tantoden del pensamiento —donde pueden llevar a la ofuscación y la falta de entendimiento— comterreno de la acción —donde pueden llevar a la inactividad—. En esta perspectiva no represlos ocasionales o errores esporádicos, sino tendencias o hábitos constitutivos de vicios.Con todo, no sería cabal la imagen de la contribución, siquiera virtual, de la idea vazferreparalogismo a la concepción histórica de las falacias sin contemplar asimismo a esta lu

mitaciones y sus deficiencias. También podemos contraerlas a tres muestras especialnificativas:

1.) La ausencia de una infraestructura pragmática, que malamente podrían compensaerencias psicológicas a procesos mentales, discursivos o subdiscursivos[166].2) La adopción, tal vez inconsciente e ingenua, de un punto de vista monológico que ind

nsiderar productos verbales o textuales antes que procedimientos o procesos de interaumentativa. No faltan alusiones a situaciones dialógicas, p. ej., a la dinámica de la discusión erencia entre la constitución o el carácter del mensaje y su recepción o impacto psicológico.

luso en estos casos, el foco de atención crítica se dirige a la confrontación entre individuos neración de malentendidos, antes que a una efectiva interacción discursiva. Puede ser sintom

este sentido la ignorancia de la dinámica interactiva existente entre los sofismas, friberados, y los paralogismos, fallos o errores inadvertidos.3) El papel confiado al talento analítico y al olfato crítico personal, que se hace tanto

mativo cuanto más se hace notar la falta de una teoría propiamente dicha de la detevención y disolución de los paralogismos. Pero esas referencias  psicológicas, por lo dprecisas, ¿podrían considerarse un sucedáneo aceptable de los medios con-ceptuales y metó

e demanda el estudio de las falacias o, al me-nos, un recurso eficiente mientras vamos cubrestras carencias teóricas y analíticas? Es evidente que no. Menos aún si Vaz se considera condy de paso nos condena— a esquematismos o a penumbras. A la luz de lo que hoy vamos sabbre sesgos y heurísticos, es evi-dente que Vaz también resulta víctima de una pobre psicología

10.3. Ideas para tener en cuenta en el campo actual de laargumentación

ra terminar y como colofón de esta revisión de la contribución de Vaz al concepto moder

Page 201: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 201/530

acia, propongo trasladar sus ideas sobre los paralogismos desde su lugar psicológico  de osta el campo actual de la argumentación para considerar sus posibles sugerencias o «ideas par en cuenta» en este terreno. No faltarán, por cierto, proyecciones sobre otros campos vecinparte, solapados —p. ej., zonas de la filosofía de la lógica o de la psicología cognitiva— q

dré considerar aquí.De entrada, el planteamiento de Vaz propicia una visión de la argumentación como una sue

berg discursivo, cuya parte oculta o «sub-discursiva» es mucho mayor que la porción visibgumento explícito. Pero esta imagen, como ya he apuntado, nos conduce hoy a la pragmática aciones entre lo implícito y lo explícito antes que a la psicología supuestamente pre-lingüísb-lingüística de la  Lógica  viva. El trasfondo marino del iceberg de la argumentación ncisamente las cor rientes de la vida mental, sino más bien el tejido lingüís-tico de la comunica conversación entre los agentes discursivos —donde el diálogo o la deliberación de uno cosmo, lejos de ser el caso paradigmático, solo es un caso derivado y límite, punto que qui-opio Vaz habría asumido a pesar de su monologismo ingenuo—. Así pues, el traslado propmbién lleva a modificar lo que se en-tiende por paralogismo o por falacia en general: ynsistirá en una disposición o un estado del espíritu, o en un modo de pensar —y menos aquear —, sino en una actividad discur siva que tiene lugar en un contexto y con un prop

gumentativos (para dar cuenta y razón de algo a alguien, o para inducirle a creer o erminadas cosas, por ejemplo). Todo lo cual supone, en fin, contar no solo con las dimensluriagenciales» —si se me permite la expresión para hablar de varios y diversos interlocutoentes— e interactivas del discurso argumentativo, sino con las perspectivas pertinentes paión y re-conocimiento, p. ej., la dialéctica o la retórica, más allá de los aspectos lógicológicos en los que se detiene Vaz Ferreira[167].Por otra parte, en nuestro marco argumentativo actual, las referencias a los paralogismos

ores o fuentes de error en el sentido de usos o disposiciones concretas, frente a la idea tradiunas clases o patrones generales de falacias, suscitan un punto delicado. Sea C un concursivo dado: ¿cabe distinguir entre el empleo falaz  de un argumento en C y el empleo

gumento falaz  en C? Una consecuencia de la distinción sería admitir, en el primer cassibilidad de un uso falaz o paralogístico de un buen argumento, posibilidad no contempladen se atenga únicamente al segundo caso. Vaz, a tenor de sus observacionescríticnteamiento de las falacias de confusión por parte de Stuart Mill y de su insistencia en los m

ncretos de incurrir en usos o estados paralogísticos, apoyaría no solo esta distinción, si

oridad del primer caso sobre el segundo. Una postura más radical, favorecida por la visióngumentación desde el punto de vista de la retórica, lleva a reducir el segundo caso al prim

tener que los distintos usos de un mismo (patrón de) argumento conforman y determinlidad distintos argumentos en sus contextos de empleo. Pero, sin dar este paso reductor, ta

be reconocer la posibilidad de casos prácticamente indistinguibles o inciertos entre aremos.Supongamos, en todo caso, que nos encontramos no solo con usos falaces concretos sino ta

n esquemas o falacias típicas reconocibles. ¿Cabría pensar en estas clases o tipos reconocid

acias como si fueran cristalizaciones de prácticas discursivas relativamente comunes y arraig

Page 202: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 202/530

es de pasar a su registro escolar en los catálogos o los manuales? Esta sugerencia crfectamente con algunos rasgos de los paralogismos vazferreirianos: su comisión fácuente, por lo regular inadvertida; su arraigo y la dificultad de erradicarlos; su naturalidama.

Creo que además la idea podría rendir importantes servicios al es-tudio teórico gumentación falaz. Dos, en especial. Por un lado, podría contribuir a explicar el atractivopacidad de confusión o el poder de engaño que normalmente se atribuye a este género de dis-r otro lado, podría abrir una interesante perspectiva analítica en el tema de las falacias, dentrodición cognitiva naturalista. Los dos servicios descansan en un mismo supuesto básicnsideración de los paralogismos como casos o modos de mal funcionamiento de unas habilicursivas en las que solemos confiar. Un mal fun-cionamiento que, a la luz de la distinvencional entre paralogismos —fallos inadvertidos— y sofismas —fraudes deliberados—,

más bien endógeno y «espontáneo», como el fallo producido en el discurso monológicopio agente, o más bien exógeno e inducido como el error o la confusión producidos ceptor por el éxito de una estrategia sofística del emisor del discurso. Ahora bien, en todo casl funcionamiento no es un fallo ocasional, sino que representa una tendencia con una inversino: un modo de proceder que en ciertos contextos y con ciertos usos podría tener ciertas virimulantes, en otros ámbitos de aplicación y con otros usos constituye un vicio. Según estralogismos o las falacias en general, lejos de reducirse a meras disfunciones, constinfusiones habituales y errores de cierta trascendencia, amén de ser censurables como práorrectas; son vicios, hábitos o disposiciones perniciosas que piden corrección. Por vicioiado  en este contexto podemos entender unprocedimiento discursivo que, sin necesidad diberadamente perverso, conduce normalmente a la adopción o al mantenimiento de creeustificadas, o de actitudes infundadas o de resoluciones no razonables, según el asunto en cue

l sería el caso general de los paralogismos, mientras que algunos sofismas o estrategias falacrticular, supondrían un modo de proceder deliberadamente inductor, perverso y engañoso, qudemás supondría ciertas relaciones de interacción entre agentes discursivos. Pero, aquí, el tico no radica simplemente en si estos modos falaces de proceder violan alguna pauta, rendición del buen argumentar o del argüir como es de-bido, según parece obligado en altamientos normativos de las falacias —pues aun concediendo que toda práctica falaz sea unaáctica argumentativa, no se sigue que toda mala argumentación sea una falacia—. El punton estriba en que esos procedimientos vi-ciosos o viciados dan al traste con la calidad

gumentación o de la confrontación, sesgan la interacción y obstruyen o deterioran su cur-sosenlace, en el marco discursivo dado.

Recordemos, en fin, otro rasgo distintivo del tratamiento vazferreiriano de los paralogismorovechar la que aquí habrá de ser una últi-ma idea que tomar en cuenta. Se trata del cuidadidez de Vaz a la hora de ponderar tanto algunas virtudes como los claros vicios que pueden alas actitudes determinantes de paralogismos: así, no olvida el va-lor y el poder estimulante

ntraposición, la precisión o el pensar por sistemas, al menos bajo ciertas formas y en cntextos, aunque lue-go se echen a perder y sus perniciosas secuelas arrojen un saldo negativo

esta línea, da a entender que sus usos viciosos o viciados provienen de alguna suer

Page 203: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 203/530

rapolación, arrogancia o exceso que convierte un procedimiento prometedor en un sesgo ruesto puede ocurrir, por cierto, tanto con las buenas ideas como con las buenas observacionecuestión que entonces podría sugerir el discernimiento mostrado por Vaz en punto a las vir tuios de los modos de proceder que dan en pa-ralogismos, vendría a ser esta: Cómo es que c

ocedimientos habituales posiblemente fiables y estimulantes, virtuosos, degeneran o se vici mismo sentido discursivo y cognitivo.No faltan en el entorno actual del estudio de las fa

dicaciones que pueden ayudarnos a situar esta cuestión en un marco teórico más bá-smprensivo. Nuestras habilidades, como agentes discursivos, for-man parte de nuestras habiliionales como agentes, necesarias para nuestra supervivencia y nuestra calidad humana detas habilidades tienen dos dimensiones o ámbitos de desempeño relevantes en el presente cona cognitiva, relacionada con la información y su tra-tamiento, que viene a corresponderionalidad teórica; otra estratégica, relacionada con el éxito de planes o proyectos y, en ge

n nuestras actuaciones e interacciones con el entorno, que viene a corresponder a la racionaudencial o práctica. Como agentes discursivos en una y otra dimensión, contamos con cursos, en especial información, tiempo y capacidad de procesamiento, de los que disponemyor o menor grado —pero siempre limitado—. Por ejemplo, si se trata de acometer y llen término empresas científicas o tecnológicas de cierta envergadura, una comunidad titución establecida dispone de esos recursos en mayor grado que cualquiera de sus individu

do caso, siempre dispondremos de ellos en grado limitado y habremos de actuar con informompleta, falta de tiempo y dificultades de procesamiento —como las experimentadas, en el tepecíficamente discursivo, con condicionales, negaciones y cuantificaciones incrusdalidades iteradas, probabilidades compuestas, etc.—. Así que nos veremos abocados, en el una economía de recursos pre-carios, a situaciones de riesgo donde habremos de confirtas habilidades comprobadas en la ejecución de tareas, aunque nunca tengamos por lo regu

to asegurado. Confiaremos, por ejemplo, en polarizaciones y oposiciones para introducir den en la conceptualización del mundo o para aprovecharnos de la eficacia y la econcursivas de pautas de argumentación como el «silogismo disyuntivo», aunque a vecenfundan las falsas contraposiciones o se nos vaya la mano en categorizaciones de falsos opurapolaciones y, como Vaz diría, «trascendentalizaciones» erróneas. O, por poner otro

guiremos con-fiando en nuestra inveterada tendencia a generalizar, p. ej., a efectontificación, previsión o prevención, aunque esto no deje de llevarnos a veces a generalizaccipitadas, a actitudes inadecuadas o a creencias indebidas[169]. Mantendremos ciertas presunc

luso aunque las cosas vengan a complicarse cuando nos movamos entre diversos contcursivos o cuando, por ejemplo, entremos en conflicto entre lo que no es razonable desnto de vista, pongamos el teórico o cognitivo, pero sería razonable desde otro punto de ngamos el práctico o estratégico[170]. En esta perspectiva del fallo de funcionamiento o dla ejecución de nuestras habilidades discursivas, se explica fácilmente la naturalidad codemos caer en paralogismos, la dificultad de co-rregirlos e incluso la peculiaridad de que a vn siendo casos de mal proceder discursivo, nos parezcan buenos: se trataría de una siturecida a la de los procedimientos o los mecanismos familiares que se nos descomponen

estra torpeza, descomponemos, de modo que, en palabras de Vaz, echamos a perder una

Page 204: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 204/530

celente y lo que podría haber sido instrumento de la verdad se convierte en instrumento del008b: 132). El problema es que, por lo regular y salvo en dominios restringidos de aplicacioritmos elementales y métodos efectivos, no disponemos ni de criterios a priori de prevenci

slices o descuidos, ni de pautas capaces de garantizar el éxito. Por lo tanto, hemos de aprenestros errores, así como de nuestros aciertos o, mejor dicho, hemos de aprender de nuores en el marco de nuestros aciertos, porque de lo contrario puede que no sobrevivammpo suficiente para seguir aprendiendo.

Referencias bibliográficasA. Ediciones

Carlos Vaz Ferreira,  Lógica viva, Escuela Nacional de Artes y Oficios, Montevideo, sada, Buenos Aires, 41945.Carlos Vaz Ferreira, Textos, 2. Sobre filosofía teórica [incluye «Un paralogismo de actualid

rascendentalizaciones matemáticas ilegítimas y falacias correlacionadas»], Biblcional/FHCE, Montevideo, 2008a.Carlos Vaz Ferreira, Textos, 4. Sobre lógica  [incluye  Lógica viva], Biblioteca Nacional/F

ontevideo, 2008b.

B. Literatura secundaria

Andreoli, M. (1993),  El pensamiento social y jurídico de Vaz Ferreira, Facultarecho/Universidad de la República, Montevideo.Andreoli, M. (comp.) (1996),  Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira, FHCE/Universidad

pública, Montevideo.Ardao, A. (1961), Introducción a Vaz Ferreira, Barreiro y Ramos, Montevideo. Ardao, A. (1énesis de la Lógica viva»: Cuadernos de Marcha 46, pp. 31-41.Ardao, A. (2000), Lógica de la razón y lógica de la inteligencia, Marcha/FHCE, Montevideo.Arias, A. C. (1948), Vaz Ferreira, FCE, México.Caorsi, C. E. (2008), «Introducción», en Textos de Carlos Vaz Ferreira 2. Sobre  filosofía teó

blioteca Nacional/FHCE, Montevideo, pp. 11-26.Claps, M. (1950), «Vaz Ferreira. Notas para un estudio»: Número 2/6-8, pp. 5-29. Claps, M. (1

rólogo», en C. Vaz Ferreira, Lógica viva. Moral para intelectuales, Ayacucho, Caracas, pp. ixxlviii.

Page 205: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 205/530

Fogelin, R. J. y Duggan, T. J. (1987), «Fallacies»:  Argumentation  1, pp. 255-262. Liber980), Vaz Ferreira, filósofo del lenguaje, Arca, Montevideo. Liberati, J. (2005), «Tendencia spués de Vaz Ferreira»: Cuyo. Anuario

de Filosofía Argentina y Americana 21/22 (2004-2005), pp. 191-208.Núñez, M.ª G. (2004), «El análisis del discurso según Carlos Vaz Ferreira»:  Enfo

www.enfocarte.com>, pp. 4-24 [2004, 01/05-30/07].Núñez, M.ª G. (2008), «En diálogo: lógica de las discusiones y acción comunicativa»: Con

ontevideo] 9, pp. 5-21.Palladino, J. (1962), «La  Lógica viva  y la teoría de los sofismas»:  Revista de la  Faculta

manidades y Ciencias [Montevideo], pp. 165-192.Piacenza, E. (1989), «Vaz Ferreira y el análisis filosófico», en L. M. Barreto y E. Piamps.),  II Congreso Nacional de Filosofía. Ponencias, Sociedad Venezolanaosofía/Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, pp. 177-190.Sasso, J. (1996), «Análisis y penumbra: sobre la práctica filosófica de Vaz Ferreira»,

dreoli (comp.), Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira, cit., pp. 129-148.Seoane, J. (2008), «Introducción a  Lógica viva: ¿Es posible desarrollar el análisis argum

zferreiriano?», en Textos de Carlos Vaz Ferreira  4. Sobre  lógica, Biblioteca Nacional/Fontevideo, pp. 11-31.

Vega Reñón, L. (2008), «Sobre paralogismos: ideas para tener en cuenta»: Crítica. Rspanoamericana de Filosofía 40/119, pp. 45-65.

Page 206: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 206/530

Un cuadro histórico de la formación de la idea de falacia

mo anunciaba al principio de estas notas de contextualización histórica, uno de sus propnsistía en mostrar que la tesis de Hamblin (1970) sobre la nula o escasa variación de la idetamiento de las falacias, en el curso de su larga historia, es una apreciación errónea, una imprsa. De hecho, hemos visto que la concepción y el estudio de las falacias, en general, y

gumentación falaz en particular, han conocido notables cambios en los «dos milenios»nciona Hamblin. Cambios en la ampliación y restricción del campo de análisis; cambios terios de detección, clasificación y evaluación de casos; cambios en el relieve, en el espaciofinitiva, en el reconocimiento concedido a su análisis mismo dentro de la disciplina de la Lóg

He intentado recoger y resumir en un cuadro sinóptico de desarrollo histór ico algunas muesdicaciones bajo varios epígrafes: rasgos más acusados de la idea de falacia en cuestión; clasacias distinguidas; explicaciones de la comisión de falacias; perspectivas en las que se consipor último, las fuentes correspondientes en cada caso señalado. Aunque las referencia

mamente sintéticas y abreviadas, con el fin de presentar una panorámica general relativamnejable, he procurado atenerme a las notas de contextualización y a los propios textos que el ede encontrar en la segunda sección de esta Parte II[171].Sin embargo, no conviene que los árboles nos hagan perder de vista el bosque. Así qu

ncipio, será oportuno recordar que a pesar de los cambios, no han faltado tradiciones dominmo las que he llamadodiscursivaycognitivaen el cap. 2, § 1, de la Parte I, —al mar-gen rcias escolares—, ni deja de haber ciertos rasgos comunes o coincidentes que dan un acterístico a la argumentación falaz. Entre esos rasgos básicos de las falacias descuellan lo

e siguen:

i) ser alegaciones, razones o argumentos defectuosos, fallidos o incorrectos;ii) pero aparentemente legítimos o impecables e incluso convincentes;iii) y en fin, susceptibles no solo de descripción y análisis crítico, sino de evaluación o sa

rmativa.

Page 207: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 207/530

Page 208: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 208/530

Page 209: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 209/530

Sección 2TEXTOS

siguiente antología reúne diez textos especialmente relevantes en el estudio histórico gumentación falaz, bien por su importancia fundacional, bien por su carácter representativor su influencia escolar —disyunción por cierto no exclusiva—.

Los textos seleccionados son:

1. Pasajes fundacionales de Aristóteles (384-322 a. n. e.), tomados en especial de su ensayorefutaciones sofísticas.2. Primeros capítulos de un opúsculo que podría considerarse representativo del tratam

colástico medieval, Sobre las falacias, atribuido a Tomás de Aquino (1225-1274).3. Extractos del manual más influyente en la lógica tradicional asociada al despegue

osofía moderna, La Lógica o Arte de pensar  (1662, 51683) de los señores de Port-Royal Annauld (1612-1694) y Pierre Nicole (1625-1695).4. Un apartado del Ensayo sobre el entendimiento humano (1690) de J. Locke (1632-1704) qu

brevedad y su carácter autocontenido, se recoge íntegro: son cuatro parágrafos que han vennificar la presentación en sociedad de la famosa familia de los argumentos ad… —no sieaces, desde luego—.5. Fragmentos de ensayos de Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) incluidos en los tomo

736) y VIII (1739) de su Teatro Crítico Universal.6. Extractos del Libro de las falacias (1824, ed. de P. Bingham) de Jeremy Bentham (1748-1

izás más conocido por el título de Falacias políticas.7. Apartados básicos del libro III, «De la falacias», de los influyentes Elementos de Lógica (

840) de Richard Whately (1787-1863), más un fragmento notable de sus  Elementos de Ret828).8. Pasajes programáticos de la  Erística, el arte de tener razón expuesto en 38 estratag864, publicación póstuma) de Arthur Schopenhauer (1788-1860).

9. Fragmentos sustanciales del libro V, «Sobre las falacias», del Sistema de Lógica [1843] deuart Mill (1806-1873).

10. Extractos de la Lógica viva (1910, 41945) de Carlos Vaz Ferreira (1872-1958).

Estos textos son, a mi juicio, unos puntos cardinales de referencia de la histor ia de las ideasfalacias, una historia que he esbozado precisamente al hilo de ellos en el primer bloque d

rte II, como el lector que haya llegado hasta aquí ha podido comprobar. Ahora van solosas ni comentarios en la esperanza de que, más allá de esas primeras noticias histórica

opios textos sepan cuidarse y explicarse, hablar por sí mismos. De ahí que, a veces, los luyan no solo referencias al tema de las falacias, como es de esperar, sino extracto

ntextualizan el planteamiento o declaran el pensamiento, la filosofía, digamos, de los autoredemás, solo habrá, según obligue la ocasión o el caso, alguna breve nota aclaratoria o a

erencia adicional por mi parte.

Page 210: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 210/530

Soy responsable de la selección y de las traducciones. Las versiones están hechas sobre la bafuentes indicadas en cada caso.En adelante, en el cuerpo de los textos, me serviré de las siguientes convenciones tipográ

aré los paréntesis angulares ‘< >’ para indicar pasajes omitidos en la traducción y para explpresiones elididas en el original; los corchetes ‘[ ]’ para acotar mis propias interpolaciones, gular, las páginas del original y a veces variantes terminológicas; las comillas latinas ‘« »marcar citas; y, en fin, el asterisco ‘*’ para señalar una nota a pie de página del autor del textobiera, y así diferenciarla de las mías, que irán numeradas de la forma habitual.

Page 211: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 211/530

1. ARISTÓTELES (384-322 a. n. e.)

FuenteTopica et Sophistici Elenchi, ed. de W. D. Ross, Oxford University Press, Oxford, 1958; r

n cor recciones 1963, 1970.

A. Contexto silogístico del estudio de la refutación

Es completamente absurdo discutir acerca de la refutación [elenchós] sin haberlo hecho prierca del silogismo [syllogismós], puesto que una refutación es un silogismo; del mismo modpreciso tratar de la deducción [syllogismós] antes que de la falsa refutación, pues tal tiputación es una deducción aparente de la contradicción. Por tanto, si se da una refutación apacausa <del fallo> residirá bien en el razonamiento [syllogismós], bien en la contradicción adirse, en efecto, el caso de la contradicción), y a veces en los dos ( Refutaciones sofística1a1-8). <…> Si <la refutación> no falla en ninguno de los dos respectos, es una verdadera pethès syllogismós] (ibid., 171a11-12)[172].

B. Marco general

Tópicos I, 1[100a18] El propósito de este estudio es hallar un método con el que podamos con

ogismos sobre cualquier problema que se proponga a partir de premisas plausibles y gracal, si nosotros mismos sostenemos algo, no digamos nada que sea inconsistente. Así pues, haclarar primero qué es un silogismo y cuáles son sus diferentes variedades para que

enderse qué es el silogismo dialéctico, pues esto es lo que buscamos en el presente estudio.[100a25] Un silogismo es un discurso en el que, sentadas ciertas cosas, se da necesariamentz, a través de lo establecido, algo distinto de lo establecido. Es una demostración  cuanogismo parte de cosas verdaderas y primordiales o de cosas cuyo conocimiento se ha obtenvés de cosas verdaderas y primordiales. Es dialéctico, en cambio, el silogismo construido a cosas plausibles. Ahora bien, son verdaderas y primordiales las cosas que son dignas de crédr otras sino por sí mismas (pues tratándose de los principios del conocimiento no hay que inporqué, sino que cada principio ha de ser digno de crédito en sí mismo). Por otra parte, sonusibles las que así se lo parecen a todos o a la mayoría o a los sabios y, entre estos, a todos yoría o a los más conocidos y reputados. Y un silogismo erístico  es el que parte de cosa

recen plausibles pero no lo son, o también el que aparentando ser un silogismo (sin serlo) pasas plausibles o que parecen plausibles. <…> Digamos, pues, que el primer caso de los silogsticos mencionados es efectivamente un silogismo, mientras que el otro es erístico pero no ogismo, porque parece proceder como un silogismo pero no lo hace en realidad.[101a5] Además de todos los silogismos mencionados están los paralogismos  que parten

e es propio de una ciencia específica, como los que podemos encontrar en la geometríancias emparentadas con ella. Este tipo, en efecto, parece diferir de los silogismos mencion

es quien traza figuras falsas no discurre a partir de cosas verdaderas y primordiales, ni de

Page 212: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 212/530

usibles <…>, sino que construye el silogismo a partir de premisas que, aun siendo caracteríuna ciencia, no son verdaderas. Así, por ejemplo, construye el paralogismo bien trazanma incorrecta los semicírculos, bien tirando ciertas líneas como no debe hacerse.

Tópicos VIII, 12[162b3] Un argumento se llama falso  de cuatro modos. De un primer modo cuando p

ncluir sin ser concluyente, y recibe el nombre de silogismo erístico. De otro modo cuncluye, pero no con respecto a lo que se había propuesto (lo cual ocurre sobre todo e

gumentos que llevan a lo imposible). O bien concluye con respecto a lo que se había propro no según el método apropiado (esto es, cuando parece ser un argumento médico sin ser mgeométrico sin ser geométrico, o dialéctico sin ser dialéctico), tanto si lo que se sigue esmo si es verdadero. Y de otro modo, si concluye mediante falsedades. La conclusión dumento será a veces falsa y a veces verdadera, pues una falsedad siempre se concluye mesedades, mientras que una verdad puede concluirse incluso de premisas no verdaderas, comobía dicho anteriormente[173].

C. Las refutaciones sofísticas

Sobre las refutaciones sofísticas

1[164a20] Tratemos acerca de las refutaciones sofísticas, refutaciones aparentes que solidad pseudosilogismos[174]. Empecemos por las primeras en su orden natural.Es evidente que unos silogismos lo son realmente mientras que otros, aunque no lo so

recen. En efecto, tal como se da en otros casos debido a cierta semejanza entre lo genuino

udulento, así pasa en los argumentos. Pues también <entre los seres humanos> unos estenas condiciones físicas, mientras que otros lo aparentan inflándose y ataviándose como haceblos tribales <a las víctimas para el sacrificio>, y unos son hermosos a causa de su beentras que otros aparentan serlo con adornos. Lo mismo ocurre en las cosas inanimadas;

mbién entre estas, unas son auténticamente de plata o de oro, mientras que otras no lo sonrecen serlo a nuestros sentidos, p. ej., cosas hechas de litargirio y de casiterita parecen de plas de pátina dorada parecen de oro. Del mismo modo, hay a veces un silogismo o una refutenuinos>, mientras que otras veces no hay tal cosa, pero la inexperiencia hace que lo parezca

gente inexperta ve las cosas como <si mirara> desde lejos.El silogismo parte efectivamenas cuestiones puestas de modo que necesariamente ha de seguirse, a través de lo establecidotinto de lo establecido; una refutación es a su vez un silogismo que deduce la contradicción

nclusión <que se trata de refutar>. Ahora bien, las hay que no hacen esto, sino que lo aparentnción de muchas causas y, entre estas, la más natural y prolífica es la que obra a través mbres. Como en una discusión no es posible aducir de forma presencial las cosas mismas dtrata, sino que empleamos los nombres como símbolos en lugar de ellas, creemos que l

cede con los nombres, sucede también con las cosas, tal como les ocurre con los guijarr

culo a los que cuentan. Pero no hay tal semejanza: los nombres, así como el conjunto d

Page 213: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 213/530

presiones, son limitados en número, mientras que las cosas son numéricamente infinitas. Es,vitable que una misma expresión y un mismo nombre signifiquen varias cosas. Por tanto, ale en el caso anterior, los que no son hábiles para manejar los guijarros de cálculo, son engar los que saben hacerlo, de la misma manera, en el caso de los argumentos, los que nomiliarizados con el poder de los nombres, incurren en pseudosilogismos, tanto en sus prcusiones como si escuchan a otros. Por este motivo, pues, y por los que luego se diránrgumentos> que aparentan ser silogismos y refutaciones pero no lo son en realidad. Ahoramo para algunos aparentar que son sabios es de más provecho que serlo sin parecerlo (puística es lo que aparenta ser sabiduría pero no lo es, y el sofista es uno que se lucra por medque aparenta ser sabiduría pero no lo es), está claro que, para ellos, también es esencial apare desempeñan la tarea de un sabio antes que hacerlo sin que parezca así. Y por limitarnosnto de contraste, la tarea del que sabe es, en todo caso, evitar los sofismas acerca de lo que scapaz de poner en evidencia al que los comete. Lo cual consiste, de un lado, en la capacidad dones y, del otro, en la de asegurarse al recibirlas. Así pues, los que quieran ser sofistas se ligados a buscar argumentos del género indicado; les será efectivamente de provecho, porquultad de este tipo le hará a un hombre parecer sabio, y este es el objetivo que vienen a proponEs evidente, en suma, que existe tal género de argumentos y que tener esta facultad es ltenden los que llamamos sofistas. Pero digamos ya cuántas son las especies de argumísticos, de cuántos elementos consta esa facultad, cuántas vienen a ser las partes de este estudemás cosas que integran esta técnica.

2[165a36] En la discusión se dan cuatro géneros de argumentos: didácticos, dialéc

ticos[175]  y erísticos. Son didácticos los que prueban a partir de los principios propios de

teria y no a partir de las opiniones del que responde (puesto que es preciso que el discípunvenza); son dialécticos los que deducen la contradictoria <de una tesis dada> a partir de preusibles; son argumentos críticos los construidos a partir de premisas plausibles para eponde y que se ve obligado a saber cualquiera que presuma de tener un conocimiento al resel modo de proceder ya se ha precisado en otros textos [cf.Tópicos, VIII 5]—; son erísticos locurren deductivamente o parecen discurrir así a partir de cosas que parecen plausibles, pero

n. De los argumentos demostrativos se ha tratado en los  Analíticos[176]; de los argumlécticos y de los críticos, en otros lugares [en los Tópicos, I-VIII]; de los contenciosos y erí

blemos ahora.

3[165b12] En primer lugar, hay que considerar cuántos objetivos se proponen los que contien

piran a vencer <al otro>. Estos objetivos son cinco: la refutación, la falsedad, la paradoecismo[177] y, el quinto, hacer que el adversario parlotee en vano —esto es, obligarle a que mismo varias veces— <…>.

4

[165b23] Los procedimientos de refutar son dos: unos, dependen del lenguaje, mientras que

Page 214: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 214/530

oceden con independencia del lenguaje. Los que producen una <falsa> apariencia dependiendguaje son, por su parte, seis: la equivocidad, la ambigüedad, la composición, la divisi

entuación y la forma de expresión. Cabe asegurarse de esto tanto por inducción comducción —y puede que medianteotras pruebas también— de que esas son todas la maneras dríamos significar lo que no es una misma cosa con los mismos nombres o expresiones. <…Así pues, las refutaciones <aparentes> dependientes del lenguaje son de esos tipos. Por su pseudosilogismos que se dan con independencia del lenguaje son de siete tipos: están, prique dependen del accidente; segundo, las atribuciones absolutas o las no absolutas sino referaspecto, un lugar, un momento o una relación con algo; tercero, los debidos al desconocimla refutación; cuarto, los que dependen de la consecuencia; quinto, los debidos a dar por sent

nclusión que inicialmente se pretendía deducir; sexto, poner como causa lo que no es cauptimo, convertir varias cuestiones en una[178].

6[169a19-22] Todas las refutaciones aparentes caen, en suma, bajo el desconocimiento

utación: unas en virtud del lenguaje en cuanto que la contradicción, que es lo propio

utación, resulta <solo> aparente; y las otras en razón de la definición del silogismo [esto ecumplir sus condiciones definitor ias].

8[169b20] Llamo refutaciones y silogismos sofísticos no solo a los que parecen ser un silogis

a refutación y no lo son, sino también a aquellos que, aun siéndolo, solo son apropiadariencia para el punto en cuestión. Tales son los <argumentos> que no refutan ni prueban quversarios> son ignorantes respecto de la naturaleza del punto en discusión, que era justame

e correspondía a la técnica de poner a prueba. Ahora bien, esta técnica es una parte de la dialéesta puede deducir una conclusión falsa debido a la ignorancia del queresponde. Perutaciones sofísticas, aunque deduzcan la contradictoria de la tesis, no ponen de manifiesto versario> ignora la cuestión; y <los sofistas>, en efecto, enredan con tales argumentos inclue sabe.Que <las refutaciones sofísticas> las conocemos por el mismo procedimiento, es evidente:

efecto, cuantas veces les parece a los oyentes que la conclusión se deduce a partir de las cuestnteadas, otras tantas le parecerá así también al que responde [esto es, al proponente o respon

la tesis en cuestión], de modo que los razonamientos falsos se darán por esas cuestiones, bir todas o por alguna: pues lo que uno cree haber concedido sin haber sido cuestionadtendría también si fuera cuestionado. Solo que a veces hay casos en los que, al preguntar so

e aún falta, se ponen de manifiesto los errores, por ejemplo, en las <refutaciones aparependientes del lenguaje y en los solecismos. Luego, si los pseudosilogismos de la contradiponden a la apariencia de refutar, es evidente que las deducciones de conclusiones falsberán a tantos elementos cuantos concurran en las refutaciones aparentes. Ahora bien, la refuarente está en función de los elementos constitutivos de la genuina refutación, pues cada uos que falle dará lugar a una refutación meramente aparente. <…> Y de este modo tendremoscausas de las que surgen los pseudosilogismos: pues no lo serán en virtud de más causas, sin

Page 215: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 215/530

dos lo serán en virtud de las mencionadas.

34[183b16] Está claro que todo lo que nos habíamos propuesto se ha cumplido cabalmentbargo, no debemos olvidarnos del sentido del presente estudio. En todo descubrimiento hcto, resultados recibidos que, tras su primera elaboración, han conocido avances parcia

ulatinos por parte de aquellos que se han hecho cargo de ellos; hay, por contra, descubrimiginales que, por lo común, tienen inicialmente un desarrollo pequeño, pero de mayor utilida

progresos ulteriores a partir de ese inicio; porque el principio es sin duda, como suele decirs importante de todo. De ahí que sea también lo más difícil. Pues cuanto mayor es el potenca cosa, tanto menor es su tamaño y más difícil es que se deje ver. Ahora bien, una vez hallancipio, más fácil resulta desarrollarlo y añadir lo que falta. Como así ha ocurrido en el casoórica y en el de prácticamente todas las demás ar tes. Efectivamente, los que hallaron los prinla retórica, la hicieron progresar muy poco en su conjunto, mientras que los autores actualm

nsagrados, recogiendo la herencia de una especie de tradición que la había hecho avulatinamente, la hanllevado a su punto actual de perfección. Así, Tisias inmediatame

ntinuación de los precursores, Trasímaco después de Tisias, Teodoro tras él y luego muchosn hecho múltiples contribuciones; por eso no es extraño que el arte <de la retórica> cuente coueza. En cambio, por lo que concierne al presente estudio, no es que una parte estviamente elaborada y otra parte no, sino que no había nada en absoluto. Pues la formpartida por los instructores a sueldo acerca de los argumentos erísticos venía a ser semejantor de Gorgias: unos daban para aprender de memoria procedimientos retóricos, mientraos daban procedimientos de puesta en cuestión, que, en opinión de los unos y de los ostumbraban a seguir los discursos respectivos. De modo que la enseñanza impartida

cípulos era expeditiva, pero asistemática. Así, al dar no la técnica, sino lo que se deriva nica, creían estar educando; como si uno declarara que iba a transmitir el conocimiento de tar el daño en los pies, pero no enseñara ni la técnica del oficio <de prevenirlo>, ni los med

ocurarse el calzado adecuado, sino que ofreciera un surtido variado de zapatos de todas clasedejaría de prestar un servicio útil, pero no transmitiría un conocimiento técnico. Pues bien,cuestiones de retórica ya se había dicho mucho y desde antiguo, mientras que sob

zonamiento no había en absoluto nada anterior que citar, sino que hemos tenido que empeñarplear largo tiempo en investigaciones tentativas[179]. Y si, tras su consideración, os parece qu

iendo en cuenta las condiciones de partida, nuestro método es adecuado en comparación coaquellos otros estudios que se han desarrollado en el curso de una tradición, entonces a

sotros o a quienes hayáis seguido nuestras lecciones no os restará sino mostrar vumprensión hacia sus lagunas y un profundo reconocimiento por sus hallazgos.

Page 216: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 216/530

2. ¿TOMÁS DE AQUINO? Sobre las falacias (siglo XIII)

FuentesDe fallaciis, opúsculo de atribución dudosa a Tomás de Aquino (1225-1274). C

omisticum, Opera philosophica, ed. de R. Spiazzi, Marietti, Turín, 1954; transcripción en cedR. Busa, Editel, Milán, 1992.

Sobre las falacias

Proemio Hay un doble modo de razonar: correcto e incorrecto

[88071] Como la lógica es la ciencia racional, inventada además para el razonamiento, y raede hacerse de modo correcto e incorrecto, uno y otro modo reclaman la atención del lógicfin de llegar mediante el razonamiento correcto al conocimiento verdadero de las cosas y evor de la falsedad eludiendo el razonamiento incorrecto. Ambos modos de razonar competen

rsona [uni homini], tanto en relación consigo misma como en relación con otra persona. Pueede razonar correcta o incorrectamente tanto al reflexionar él mismo, como al conversar conora bien, el razonamiento incorrecto en la reflexión propia solo se produce de forma involunrque nadie trata de engañarse a sí mismo. Pero el razonamiento incorrecto dirigido al otro prveces con toda intención por parte del que razona, por ejemplo, cuando uno pretende poueba al otro o ganar para sí la gloria de la victoria. El razonamiento dirigido a uno mamente puede llamarse silogismo o alguna otra especie de argumentación. En cambio, el dir

otro no es meramente un silogismo o una argumentación, sino una discusión [disputatio],

curre entre dos personas, a saber, una que se opone y otra que responde <del asunto en cuestióobjeciones del oponente>. Y, por tanto, a la hora de ocuparse de los falsos razonamientos, ha

tar primero de la discusión.

Capítulo 1Sobre la discusión conforme a su género

[88073] La discusión es el acto silogístico de una persona dirigido a otra  para mostrar algsido propuesto. Al decir acto se señala el género de la discusión y al calificarlo de silogísti

dica el instrumento del debate, el silogismo, bajo el cual se hallan comprendidas todas las dpecies de argumentación como lo imperfecto bajo lo perfecto; así <el acto de> la discusitingue de los actos corporales, como correr o comer, y de los actos voluntarios, como aiar. Pues calificarlo como silogismo muestra que se trata de un acto de la razón y decir drsona a otra indica los dos papeles, el de oponente y el de respondiente, entre los que discucusión; punto que también se añade para diferenciarla del razonamiento propio de quien rnsigo mismo. Así mismo, al mencionar la finalidad de mostrar lo propuesto, se indica el efecdiscusión, o su término o su fin próximo, y por esto la discusión se distingue de los silog

mplares que no se aducen para poner de manifiesto algo que ha sido propuesto sino

Page 217: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 217/530

mplificar una forma silogística.

Capítulo 2Sobre las cuatro especies de la discusión

[88075] Cuatro son las especies de la discusión, a saber: la doctrinal, la dialéctica, la tentativística, que por otro nombre también se llama litigiosa. Doctrinal o demostrativa es la disp

ra la ciencia, procede de los principios primeros, verdaderos, conocidos de suyo y propi

uella ciencia de la que trata la discusión, y tiene lugar entre el que enseña y el que aprendcusión dialéctica parte, a su vez, de cosas probables y tiene por objeto una opinión o

opuesta. Por lo demás se llama probable lo que les parece a todos o a muchos o a los sabre estos, a todos o a los pr incipales y más conocidos. La discusión tentativa es la dirigida a po

ueba algo a través de lo que asume el respondiente[180]. La sofística a su vez está orientadria de aparentar ser sabio: de ahí que se llame sofística, algo así como sabiduría aparencurre a partir de lo que aparenta ser verdadero o probable, pero no lo es, o bien, hablanminos absolutos [simpliciter], mediante la asunción de proposiciones falsas que pa

rdaderas o arguyendo en virtud de proposiciones falsas. Las argumentaciones lógicas discurtud de proposiciones verdaderas, de las que depende todo el valor de la argumentación, com

gumento: «Sócrates es hombre; luego, Sócrates es animal» discurre en virtud de esta propose todo cuanto se predique la especie, también <se predica> el género», que es en tér

solutos verdadera. A la manera de los sofistas se arguye así: «Sócrates es animal; luegmbre», que discurre en virtud de esta proposición falsa: «De todo cuanto se predique el g

mbién la especie».

Capítulo 3Sobre la discusión sofística

[88077] Dejando a un lado las demás modalidades de discusión, ahora nos interesa la quee ver con la sofística. Como ya se ha dicho, la sofística busca la gloria queriendo parecer ata de conseguirlo mediante una victoria aparente sobre el adversario con el que discute, cosctivamente se produce cuando le lleva a <admitir> algo improcedente [inconveniens]. El térla discusión sofística es algo improcedente adonde el sofista procura conducir al respondieibe el nombre de meta, esto es, fin o término. Así pues, conviene considerar dos cosas: pri

metas de este tipo; segundo, los modos de argumentar con los que los sofistas procuran conrespondiente. Las metas son cinco: la refutación [redargutio], lo falso, lo implausible [inopinasolecismo y la vana palabrería [nugatio][181]. La refutación consiste en la admisión viamente negado o en la negación de lo previamente admitido, obtenidas en virtud

gumentación [vi  argumentationis]. Por ejemplo, si el que responde negara comer carne crugüiría de modo sofístico en contra así: «Comiste lo que compraste; carne cruda compraste; lne cruda comiste». Si en virtud de una argumentación de este tipo, el respondiente concede les había negado, queda refutado. Y tal modo de argumentar se llama elenco  si el silogism

eno; o se llama elenco aparente  si parece ser un silogismo o una contradicción, pero no

Page 218: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 218/530

Page 219: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 219/530

parte, de cuyas relaciones ilativas proviene la verdad de la proposición máxima sobre la qenta la verdad del argumento dialéctico. Así, por ejemplo, de la relación ilativa de la espenero se toma esta máxima: «De todo aquello de lo que se predica la especie, también <se pregénero», de la que se forma este argumento: «Sócrates es hombre; luego, Sócrates es animamodo parecido, el lugar sofístico consiste en una relación de la proposición inferente a la indonde se toma una proposición falsa, pero que aparenta ser verdadera, con arreglo a lacurre el argumento sofístico, como cuando se dice: «Conozco al que viene, Corisco viene; lnozco a Corisco». Aquí se discurre del accidente al sujeto, es decir: del que viene a Corisctud de esta máxima: «Lo que es verdad del accidente, también <lo es> del sujeto»; máxima qlidad resulta falsa a causa de la disparidad entre el accidente y el sujeto, aunque parezca verdvirtud de su coincidencia. Así pues, dos <principios> concurren en el lugar sofístico citadola causa de la apariencia, lo que hace que el argumento parezca bueno, también llamado printor  porque mueve a asentir al argumento sofístico; y en el argumento anterior consiste

ociación del accidente al sujeto. El otro es el principio del defecto porque produce la facesidad en el argumento, también llamado causa de la inexistencia, que en el argumento annsiste en la disparidad entre el accidente yel sujeto. Por estos dos <motivos> se produce lamana en el engaño, debido a que una cosa aparenta ser algo y no lo es. De ahí que el lugar sollame por otro nombre falacia puesto que es de suyo causa del engaño, aunque uno no se enctivamente a sí mismo, salvo cuando no se da cuenta. Además, tal como los lugares dialéctictinguen según las diversas relaciones ilativas de las que resulta la solidez del argumento y e proceden los argumentos mismos, así los lugares sofísticos o falacias se distinguen con aros principios motores de los que proviene la aparente solidez de los argumentos sofísticosurre de dos modos. Uno tiene lugar a partir de las palabras, cuando dada la unidad de la palae en la unidad de la realidad por ella significada; por ejemplo, las cosas que se significan c

mbre ‘can’ parecen ser una porque este nombre, ‘can’, es uno. El otro tiene lugar a partir dsas: dado que algunas cosas convienen entre sí en algún respecto, parecen ser absolutamentemo antes se había dicho a propósito del accidente y el sujeto.

Capítulo 14 Acerca de la falacia por ignorancia de la refutación ( ignorantia elenchi )

[88099] <…> Como el silogismo y la contradicción forman parte del concepto de refutació

do lo que contravenga la definición del silogismo y de la contradicción, contraviene la definla refutación. Y por eso, como en cualquier falacia, el fallo es debido a la omisión de mento definitorio del silogismo o de la contradicción, toda falacia se reduce a la ignoranciautación como a un principio general. Pero como, por otra parte, en la definición de la refuhace constar la contradicción en calidad de diferencia específicamente constitutiva, es la omlas condiciones requeridas por la contradicción la que constituye especialmente la ignoranciautación como una falacia especial. Ahora bien, como no puede haber haber falacia si faariencia, para que la falacia se remita a la contradicción es preciso que se dé una contradiarente y con ello que algo falte a la verdad de la contradicción.

Page 220: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 220/530

Capítulo 15 Acerca de la falacia de petición de principio

[88101] <…> Se ha de saber que esta falacia no peca contra la fuerza ilativa de la argumentesto que, dadas las premisas, la conclusión se sigue correctamente al observarse la relación d

antecedente al consecuente [inferentis ad illatum]. Pero peca contra la capacidad de pruebgumento, puesto que lo aducido como prueba debe ser más manifiesto <que lo que se pre

obar>, condición que aquí no se cumple. Así pues, aquí el fallo no estriba en que la conclusisiga de las premisas, dado que las inferencias antes citadas[185] discurren con arreglo a los lulécticos, sino que reside en que se pide la admisión de la misma proposición <en cuestión>

fuera <otra proposición> distinta. De ahí que si en los precitados modos de argumentar se aspremisas por ser mejor conocidas y no en calidad de suposiciones, el argumento no será sofo dialéctico.

Page 221: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 221/530

3. ANTOINE ARNAULD (1612-1694) Y PIERRE NICOLE (1621695)

Fuente

La logique ou l‘Art de penser, contenant, outre les regles comunes, plusieurs observuvelles, propres à former le jugement   [1662, 51683], par Antoine Arnauld & Pierre Nicol

tica de P. Clair y F. Girbal, PUF, París, 1965 (las referencias de página son a esta edición).

A. Contexto

Lógica o Arte de pensar que contiene, además de las reglas comunes, varias observaciones nropiadas para la formación del juicio, título significativo en un doble sentido: i) la adscripciódición escolar de la Lógica regulativa no ya de la razón sino, más en general, de las operac

pensamiento, y ii) la aportación de nuevas consideraciones dirigidas a la formación del jes esta es justamente la ocupación principal y distintiva del espíritu humano, como ya declar

scurso de la primera edición (1662) que daba a conocer el propósito de la obra (véanse más Notas históricas, 3; también p. 15). Veamos la propia presentación de la disciplina:

La Lógica es el arte de conducir bien la razón en el conocimiento de las cosas, tantotruirse uno mismo como para instruir a otros.Este arte consiste en las reflexiones que los hombres han hecho sobre las cuatro operac

ncipales de su espíritu: concebir, juzgar, razonar y ordenar.<…> Todo esto se realiza de modo natural y a veces mejor por parte de aquellos que no

guna de las reglas de la Lógica que por parte de quienes las han aprendido. Así que este arnsiste en hallar la forma de realizar estas operaciones, puesto que la naturaleza misma noporciona al dotarnos de razón, sino en unas reflexiones sobre lo que la naturaleza nos hace e sirven para tres cosas:La primera es asegurarnos de que usamos bien la razón <…>. La segunda es descubrir y exs fácilmente el error o el defecto que pueda darse en las operaciones del espíritu <…>.La tehacernos conocer mejor la naturaleza de nuestro espíritu mediante las reflexiones que realiz

bre sus acciones (pp. 37-38).

El estudio de los sofismas responde primordialmente al segundo objetivo. Pues bien, al conrazonamientos, su estudio corresponde a la parte III del tratado.

B. Textos

Parte III, <Que trata> Del razonamiento (pp. 177-178).

Esta parte que ahora vamos a tratar y que incluye las reglas del razonamiento, está considers importante de la Lógica y es casi la única que se expone con cierto cuidado. Pero cabe du

también tan útil como se supone. La mayor parte de los errores de los hombres, como ya h

Page 222: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 222/530

ho en otro sitio, proviene de razonar sobre la base de falsos principios, mucho más qonar mal a partir de unos principios[186].

Parte III, cap. xix, pp. 241-259. De las diversas maneras de razonar mal que se llaman sofismas

Aunque si se conocen las reglas de los buenos razonamientos, no es difícil reconocer los qulos, sin embargo, como los ejemplos que hay que evitar suelen llamar más la atención q

mplos que hay que seguir, no será inútil presentar las principales fuentes de los onamientos, llamados sofismas  o  paralogismos[187]  porque esto contribuirá a evitarlos conilidad aún.Los reduciré a siete u ocho al ser algunos tan burdos que no merece la pena mencionarlos.

1. Probar algo distinto de lo que está en cuestión.Este sofisma es llamado por Aristóteles ignoratio elenchi, es decir, ignorancia de lo que uno

obar contra su adversario. Es un vicio muy común en las controversias humanas. Se d

aloradamente y, a menudo, los interlocutores no se entienden entre sí. La pasión o la mala fe e uno atribuya a su adversario lo que este dista de sentir, a fin decombatirle con mayor ventajpute consecuencias que imagina que pueden seguirse de su doctrina, aunque él las desaprugue como propias[188]. Todo esto puede referirse a esta primera especie de sofisma q

mbre sincero y de bien debe evitar a toda costa. <…>

2. Suponer verdadero lo que está en cuestiónEs lo que Aristóteles llama  petición de principio, y resulta totalmente contrario al verd

oceder de la razón, pues en todo razonamiento lo que sirve de prueba debe ser más claro y

nocido que lo que se quiere probar.Galileo le acusa, sin embargo, y con justicia, de haber incurrido él mismo en tal defetender probar que la Tierra está en el centro del mundo por este argumento:La naturaleza de las cosas pesadas es tender al centro del universo y la de las cosas lige

jarse de él.Ahora bien, la experiencia nos hace ver que las cosas pesadas tienden al centro de la Tierracosas ligeras se alejan de él.Luego, el centro de la Tierra es el mismo que el centro del universo. Está claro que en la pr

yor de este argumento hay una manifiesta petición de principio. Pues bien vemos que las sadas tienden al centro de la Tierra; pero ¿cómo sabía Aristóteles que tienden al centriverso sin dar por supuesto que el centro de la tierra es el mismo que el centro del universtamente la conclusión que se pretendía probar por este argumento. <…>También cabe relacionar con este tipo de sofisma la prueba cuya conclusión se obtiene

ncipio diferente del punto que está puesto en cuestión, pero del que se sabe que no es moblemático para aquel con quien se discute. <…>

Finalmente, pueden remitirse a este sofisma todos los razonamientos en los que se prueb

sa que no se conoce por otra que es tanto o más desconocida, o una cosa incierta por otra q

Page 223: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 223/530

to o más incierta.

3. Tomar por causa lo que no es causaEste sofisma se llama non causa pro causa. Es muy frecuente entre los hombres y se incurremuchas maneras. Una, por el simple desconocimiento de las verdaderas causas de las cosasfilósofos han atribuido mil efectos diversos al horror al vacío, del que se ha probado en nu

mpo y por experimentos muy ingeniosos que no tiene otra causa que el peso del aire, según rse en el excelente tratado de Pascal que acaba de aparecer[189]. Esos mismos filósofos enseña

común que los vasos llenos de agua se rompen al helarse porque el agua congelada se comprdeja un vacío que la naturaleza no puede soportar. Sin embargo, se ha llegado a reconocer qrompen sino porque, al contrario, el agua helada ocupa más espacio que antes de congelaa es también la causa de que el hielo flote en el agua.A este mismo sofisma cabe remitir los casos en que se aducen causas remotas y que nada pr

ra demostrar o bien cosas de suyo bastante claras, o bien cosas falsas o al menos dudosas. <…La otra causa que hace caer a los hombres en este sofisma es la necia vanidad que nos ll

ergonzarnos de reconocer nuestra ignorancia. Pues a esto se debe que prefiramos invent

usas imaginarias de las cosas de las que se nos pide razón, antes que confesar que no sabemusa. Y la manera como evitamos la confesión de nuestra ignorancia es bastante divertida. Cservamos un efecto cuya causa nos es desconocida, nos imaginamos haberla descubierto une hemos unido a ese efecto una palabra general del tipo de virtud  o facultad  que no formestro espíritu ninguna otra idea nueva, a no ser la de que el efecto tiene alguna causa, cosa qbíamos antes de haber dado con tal palabra. Nadie ignora, por ejemplo, que las arterias laten, rro cuando está próximo a un imán va a unirse a él, que la hoja de sen es purgante y q

ormidera produce sueño. Los que no presumen de saber y no tienen por vergonzosa la ignor

nfiesan francamente que están al tanto de esos efectos, pero no conocen sus causas. Mientrasabios que enrojecerían de hacer tal confesión, se las arreglan de otra manera y abrig

tensión de haber descubierto la verdadera causa de esos efectos, a saber, que hay en las ara virtud pulsátil, en el imán una virtud magnética, en la hoja de sen una virtud purgativa yormidera una virtud dormitiva. <…> Y aún hay otras palabras que sirven para volver sabiosmbres con poco esfuerzo, como simpatía, antipatía, cualidades ocultas[190]. <…>También seluir en este tipo de sofisma este error común del espíritu humano: post hoc, ergo propter

go ha acontecido a continuación de tal cosa, luego es preciso que tal cosa sea su causa. <…>

4. Enumeración incompletaApenas hay otro defecto del razonamiento en el que las personas diestras incurran conilidad que el de realizar enumeraciones incompletas, y no considerar suficientemente todmas como algo puede ser o puede llegar a darse. Esto les hace concluir temerar iamente o bieo no es, porque no es de cierta forma aunque pueda ser de otra, o bien que es justamente ma, aunque pueda ser de alguna otra que no han tomado en cuenta[191]. <…>

5. Juzgar acerca de una cosa por algo que solo le conviene de modo accidental

Este sofisma tiene el nombre escolar de fallacia accidentis. Se incurre en él cuando se sac

Page 224: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 224/530

nclusión absoluta, simple y sin restricciones, de lo que solo es verdad por accidente. Es lo quta gente que se despacha a gusto contra el antimonio porque, mal aplicado, produce ecivos. O lo que hacen quienes endosan a la elocuencia todos los malos efectos que geneuso, o a la medicina los errores de algunos médicos ignorantes. <…>

También se incurre a menudo en esta mala forma de razonar cuando se toman las asiones por verdaderas causas[192]. <…>

6. Pasar del sentido dividido al sentido compuesto, o del sentido compuesto al sentido dividid

Uno de estos sofismas se llama fallacia compositionis; el otro, fallacia  divisionimprenderán mejor mediante ejemplos.

Jesucristo dice en el Evangelio hablando de sus milagros: los ciegos  ven, los cojos andados oyen. Esto solo puede ser verdad si se entienden estas cosas por separado y no de

njunto, es decir, en un sentido dividido y no en un sentido compuesto. Pues los ciegos nentras están ciegos y los sordos no oyen mientras están sordos. Pero los que habían sido cien dejado de serlo, ahora ven; y lo mismo respecto de los sordos. <…>Hay, por el contoposiciones que solo son verdaderas en un sentido opuesto a este que es el dividido. Como

mplo, cuando san Pablo dice que los maldicientes, los fornicadores, los avaros no entraránno de los cielos. Pues esto no quiere decir que no se salvará ninguno de los que hayan tenidoios, sino que solamente aquellos que sigan ligados a esos vicios y no los abandonen

nvertirse a Dios, no tendrán parte en el reino del cielo.Salta a la vista que no se puede pasar de uno de estos sentidos al otro sin cometer un sofism

…>

7. Pasar de lo que es verdad en cierto respecto a lo que es verdad sin más

Es lo que recibe el nombre escolar de a dicto secundum quid ad dictum simpliciter. He aquí mplo. Los epicúreos probaban incluso que los dioses debían tener forma humana porque nnguna otra más bella y todo lo que es bello debe darse en Dios. Era razonar muy mal. Pues la mana no es belleza en un sentido absoluto, sino solo con respecto al cuerpo. Y así, al serfección en cierto respecto, pero no una perfección sin más, no se sigue que deba darse enrque todas las perfecciones se den en Dios, puesto que solo las perfecciones absolutas o sin mcir, las que no envuelven ninguna imperfección, son las que se dan necesariamente en Dios.

8. Abusar de la ambigüedad de las palabras, lo que cabe hacer de diversas manerasPueden incluirse en este tipo de sofisma todos los silogismos que están viciados porque t

atro términos, bien porque el término medio está tomado particularmente en las dos premisasrque se toma en un sentido en la primera y en otro sentido en la segunda, o bien, en fin, porqminos de la conclusión no tienen el mismo sentido en la conclusión y en las premisas. Puervamos la calificación de ambiguas solo para las palabras que son palmariamente equívo que no induce a error casi nunca, sino que por ambigüedad entendemos todo aquello que

cer cambiar el significado de una palabra, sobre todo cuando los hombres no reparan fácileste cambio al tomar por una y la misma cosa las diversas cosas que está significando un m

nido. Sobre este punto se puede ver lo dicho al final de la primera parte, donde también se

Page 225: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 225/530

remedio que se debe aplicar ala confusión de las palabras ambiguas mediante definicioncisas que nadie pueda verse engañado[194].Así que me contentaré con aducir algún ejemplo de este tipo de ambigüedad que a veces ind

or a personas competentes. Como la que se encuentra en las palabras que significan un todbe tomar o colectivamente, referido a todas sus partes en conjunto, o distributivamente, refeda una de ellas. Por medio de esta distinción hay que resolver este sofisma de los estoicoban en concluir que el mundo era un animal dotado de razón: Lo que tiene uso de razón es e aquello que no lo tiene en absoluto. Ahora bien, no hay nada, decían ellos, que sea mejor qndo. Luego, el mundo tiene uso de  razón. La premisa menor de este argumento es falsa, pibuye al mundo lo que no conviene sino a Dios, un ser tal que nada puede concebirse más pemejor[195]. Pero, limitando el caso a las criaturas, aunque se pudiera decir que nada hay mejomundo tomado colectivamente como la universalidad de todos los seres creados por Dios, toe cabe concluir es, a lo sumo, que el mundo está dotado de uso de razón por lo que se refunos de sus componentes, como los ángeles y los hombres, pero no que el todo en su conjunanimal dotado de uso de razón.De igual modo razonaría mal quien dijera:  El hombre piensa. Ahora  bien, el hombre

mpuesto de cuerpo y alma. Luego, el cuerpo y el alma piensan. Pues para atribuir el pensamiembre entero, basta con que piense según una de sus partes integrantes, sin que de ahí se sido alguno que piense según la otra.

9. Sacar una conclusión general de una inducción deficienteSe habla de inducción cuando la investigación de muchos casos particulares nos lle

nocimiento de una verdad general. Así, cuando se ha comprobado en bastantes mares que ua es salada, y en bastantes ríos que el agua es allí dulce, se concluye con carácter general q

ua del mar es salada, y la de los ríos, dulce. Las diversas pruebas realizadas de que el ominuye con el fuego, han hecho juzgar que esto es verdad de cualquier oro. Y como no contrado un pueblo que no hable, se considera muy cierto que los hombres hablan, es decven de sonidos para significar sus pensamientos. <…>En todo caso y con la reserva de otro lugar para tratar esta materia, baste decir aquí qu

ducciones deficientes, es decir, las que no son completas, suelen hacer caer en el error[196

ntentaré con ofrecer un ejemplo notable.Todos los filósofos habían aceptado hasta nuestros días como verdad indudable que, estand

inga obstruida, era imposible tirar del pistón sin reventarla, y que por medio de bombas aspipodía hacer subir el agua hasta la altura que se quisiera. Y lo que hacía creerlo con tal firmee se suponía haberlo verificado por una inducción bien asentada tras haber hecho una infinidperimentos. Pero tanto lo uno como lo otro ha resultado falso. Pues nuevos experimentoesto de manifiesto que cabe tirar del pistón de una jeringa, por muy obstruida que esté, siempemplee una fuerza igual al peso de una columna de agua de más de treinta pies de altura

osor de la jeringa; así como han hecho ver que, por medio de una bomba aspirante, no se pvar el agua más allá de los 32 o 33 pies[197].

Parte III, cap. xx, pp. 260-289.

Page 226: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 226/530

 De los malos razonamientos que se cometen en la vida civil y en los discursos ordinarios[198

Hasta aquí hemos visto algunos ejemplos de las faltas más comunes que se cometen al razonterias científicas. Ahora bien, como el principal empleo de la razón no se da en este tipo de e tienen pocoque ver con la conducta en la vida diaria y en los que incluso es menos peliuivocarse, sería sin duda mucho más útil considerar en general qué es lo que induce a los homos falsos juicios que se forman acerca de cualquier materia; principalmente en cuesti

stumbres y en otros asuntos que son importantes en la vida civil y que constituyen un tema c

sus conversaciones. Pero dado que esta tarea exigiría un tratado aparte que abarcara casi toral, nos contentaremos con señalar aquí, de modo general, alguna de las causas de esos cios que tan comunes son entre los hombres.No nos hemos detenido a distinguir los falsos juicios de los malos razonamientos y h

dagado indiferentemente las causas de unos y de otros, tanto porque los falsos juicios son fulos malos razonamientos y los producen por consecuencia necesaria, como porque, de hechoi siempre un razonamiento oculto y latente en lo que nos parece un simple juicio, así mpre hay algo que sirve de motivo y de principio para este juicio. Por ejemplo, cuando se

e un bastón que parece curvado dentro del agua, es en efecto curvo, este juicio descansa eoposición general falsa: lo que parece curvado a nuestros sentidos, es curvo realmente; y env

un razonamiento, aunque no desarrollado. Por lo tanto, considerando en general las causestros errores, parece que pueden reducirse a dos principales: una interior, consistente sorden de la voluntad que perturba y trastorna el juicio; la otra exterior, referida a los obre los que juzgamos y que inducen a engaño a nuestro espíritu por falsas apariencias[199]

n estas causas casi siempre actúan unidas, hay, no obstante, algunos errores en los que unas que la otra, motivo por el cual nos ocuparemos de ellas por separado.

Sobre los sofismas debidos al amor propio, el interés o la pasión

1. Si se examina con atención lo que por lo común ata a los hombres a una opinión antes a, se hallará que no es la penetración de la verdad y la fuerza de las razones, sino más bien o del amor propio, del interés o de la pasión. Tales son los pesos que inclinan la balanza van a decidir en la mayor parte de nuestros casos de duda; eso es lo que da el mayor impuestros juicios y lo que a ellos nos aferra más fuertemente. Juzgamos acerca de las cosas no e ellas sonen sí mismas; sino por lo que son con respecto a nosotros, y hacemos de la verdadutilidad una misma cosa. <…>

Sobre los falsos razonamientos que surgen de los objetos mismos

Ya se ha señalado que las causas interiores de nuestros errores no deberían separarse de aqas derivadas de los objetos, que pueden llamarse exteriores, dado que las falsas apariencias etos no serían capaces de hacernos caer en el error si la voluntad no impulsara al espímarse un juicio precipitado cuando aún no tiene luces suficientes al respecto.

Pero como la voluntad no puede ejercer ese dominio sobre el entendimiento cuando se trsas completamente evidentes, salta a la vista que la oscuridad de los objetos contribuye en

Page 227: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 227/530

dida a nuestros errores. Así como, por cierto, se dan con frecuencia casos en los que apena notar la pasión que lleva a un mal razonamiento. De ahí que sea útil considerar por separasiones que surgen principalmente de las cosas mismas. <…>

4. Las falsas inducciones por las que se derivan proposiciones generales a partir de cperiencias particulares, son una de las fuentes más comunes de los falsos razonamientos dmbres. No hacen falta más que tres o cuatro ejemplos para formar una máxima o un lugar cque servirse en calidad de principio para determinar todos los casos[200]. <…>

6. Pero no hay razonamientos falsos más frecuentes entre los hombres que aquellos en los qurre, bien al juzgar temerariamente acerca de la verdad de algo sobre la base de una autouficiente para garantizarla, bien al decidir sobre el fondo de un asunto por la forma. Daremmer caso el nombre de sofisma de la autoridad, al segundo, el de sofisma de la forma.Para comprender hasta qué punto son comunes, basta con reparar en que la mayoría d

mbres no se deciden a adoptar una opinión en vez de otra por razones sólidas y esenciales qrían conocer la verdad, sino por ciertas marcas exteriores y ajenas que se corresponden me

e ellos estiman que se corresponden mejor, con la verdad que con la falsedad.La razón es que la verdad interior de las cosas se halla con frecuencia oculta y que los espírihombres son por lo común débiles y obtusos, y están llenos de neblinas y falsas clarid

entras que las marcas exteriores son, por el contrario, meridianas y palpables. Así pues, commbres se inclinan de buen grado hacia lo que les resulta más fácil, se colocan casi siempre desde el que aprecian las marcas exteriores que disciernen con facilidad.

Pueden reducirse a dos principales: la autoridad de quien propone la cosa y la forma comopuesta. Estas dos vías de persuasión son tan poderosas que arrastran a casi todo el mundo. <…

Aquí no vamos a abordar la empresa de establecer las reglas y los límites precisos ferencia que se debe a la autoridad en las cosas humanas, sino que se trata simplemente de seunas faltas de bulto que se cometen en tales asuntos[201].A menudo solo se toma en cuenta el número de testimonios sin r eparar en si este número ha

a más probable que se haya dado con la verdad. Esto no es razonable. Pues, como un auestro tiempo ha señalado con buen criterio, en los asuntos difíciles y en los que se impone quo dé con la verdad por sí mismo, es más verosímil que la halle uno solo que no el quscubierta por muchos. Así que no es una buena relación de consecuencia la siguiente: Esta op

la que sigue el mayor número de filósofos; luego, es la más verdadera.Es frecuente dejarse persuadir por ciertas cualidades que no guardan relación alguna crdad de las cosas de las que se trata. Hay así una multitud de personas que creen sin mcernimiento a los que tienen más edad y más experiencia en aquellas cosas que justamenpenden de la edad ni de la experiencia, sino de las luces del espír itu. <…>

7. Cierto es que si hay errores disculpables son aquellos en los que incurrimos al condescn el sentir de quienes estimamos que son gentes de bien. Pero hay una ilusión bastante absuryo y que, sin embargo, es muy común: la de creer que alguien dice verdad porque es de noble

rico u ostenta una alta dignidad. <…> Pero esta ilusión es mucho más fuerte aún en los Gr

Page 228: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 228/530

smos, que no han tenido el cuidado de corregir la impresión que su fortuna les produce de ural en su espíritu, que la que pudiera darse en sus inferiores. Pocos hay queno hagan razónndición o de sus riquezas, y que no mantengan que sus opiniones deben prevalecer sobre enes están por debajo de ellos. No pueden tolerar que gentes a las que miran con desptendan tener tanta capacidad de juicio y tanta razón como ellos; y esto es lo que les vuelvpacientes ante la menor contradicción. <…>

8. Hay algo que es aún más engañoso en los errores que provienen de las formas. Pues, de

ural, nos inclinamos a creer que una persona tiene razón cuando habla con gracia, con facin gravedad, con moderación y con dulzura; así como a creer, por el contrario, que alguienuivocado cuando se expresa de forma desagradable, o da muestras de arrebato, acritsunción en sus palabras y acciones.Sin embargo, si solo se juzga sobre el fondo de las cosas por estas formas externas y sensib

posible que uno no se equivoque con frecuencia. <…>Pero así como es razonable estar en guardia para no concluir que una cosa es verdadera o

rque ha sido propuesta de tal o cual manera, también es justo que quienes deseen persuadir

más de una verdad que han llegado a conocer, se afanen en revestirla de las formas que mengan para ser aceptada, y en evitar las formas odiosas que solo son capaces de alejar a los hoella.Si se toman en serio y honran la verdad, no deben deshonrarla cubriéndola con las marcas

sedad y la mentira; y si la aman sinceramente, no deben atraer sobre ella el odio y la aversihombres por la forma abstrusa de proponerla. Este es el precepto más importante de la Retto más útil por cuanto sirve para reglar el alma y las palabras. Pues aun siendo dos cosaerentes, equivocarse en el fondo y equivocarse en las formas, con todo, las faltas en cuesti

mas son a menudo mayores y más considerables que los errores de fondo.

Page 229: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 229/530

4. JOHN LOCKE (1632-1704)

Fuente

J. Locke,  An Essay concerning Human Understanding  [1690], ed. de P. H. Nidditch, Clareess, Oxford, 1975, 81991 (las referencias de página son a esta edición).

A. Contexto

El Essay de Locke se ha considerado no solo exponente, sino promotor de la nueva lógica «as» (Yolton, 1955) o «de las facultades» (Buickerood, 1985), que ya había empezado a difuel continente bajo la influencia de Descartes. Se trata de una lógica que no está interesada eaciones formales entre proposiciones —ni siquiera en la distinción entre forma y contenido pecto—. Está interesada en los constituyentes cognitivos de la mente humana, primordialmenas, en el estudio y mejora de nuestras facultades dirigidas al conocimiento o a la opinión fun

en la prevención del error. Así pues, esta nueva lógica no consiste ni en la lógica formal

dición antigua y medieval, ni en la lógica psicológica de las leyes de la razón que ntemplará el siglo xix, sino en una suerte de lógica epistemológica que acompaña los primsos de la ciencia y metodología modernas.

El contexto inmediato del texto seleccionado es un capítulo dedicado a la discusión de la facos usos de la Razón, donde los párrafos 19-22 representan una digresión dedicada a un temlexión autocontenido. A pesar de que a la lógica de las ideas o de las facultades le importan ms los errores cognitivos en general que las falacias discursivas en particular, esta digresicke no deja de tener cierta importancia. Pero se trata de una importancia histórica, ante

rica o analítica: es el acta de bautismo —no de nacimiento— de lo que podríamos llamamilia ad», una familia tan fecunda como rancia y prominente en el reino de las falacias.

B. Texto

Libro IV, cap. xvii, §§ 19-22, pp. 685-687.

§ 19. Antes de abandonar este asunto, puede que valga la pena reflexionar un poco sobre cos de argumentos  que los hombres [686] emplean comúnmente en sus razonamientos co

más para vencer su resistencia a dar su asentimiento o, al menos, para imponerse a ellos ducir al silencio su oposición.

Primero. El primero consiste en aducir las opiniones de aquellos hombres que por su cuinencia, poder o alguna otra causa se han hecho un nombre y han asentado su reputación imación común con alguna suerte de autoridad. Cuando alguien tiene reconocida una dignidún tipo, se considera una falta de modestia por parte de los otros privarle de algún modo de ner en tela de juicio la autor idad de que está investido. Suele censurarse, como muestra de or

smedido, que uno no suscriba fácilmente lo que han determinado los autores consagrados y humido con respeto y sumisión por los demás; y se tiene por insolencia que un hombre form

Page 230: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 230/530

ntenga su propia opinión en contra del caudal legado por la Antigüedad, o que la ponga tillo de la balanza frente a la de un instruido doctor o algún autor consagrado. Quien basa sutales autoridades, cree que con ello debe sacar adelante su causa y está presto a tild

svergonzado a cualquiera que ose contradecirlas. Este es el que creo que cabe llamar argumverecundiam[202].

§ 20. Segundo. Otro procedimiento del que los hombres se valen comúnmente para apremos, y para obligarles a doblegar su juicio y admitir la opinión objeto de debate, consiste en

adversario que admita lo que ellos aducen como prueba o que indique otra mejor. Y llamo gumentum ad ignorantiam[203].

§ 21. Tercero. Un tercer procedimiento es presionar a un hombre con las consecuencias derisus propios principios o sus concesiones previas. Esto es lo que ya se conoce por el nomb

gumentum ad hominem[204].

§ 22. Cuarto. El cuarto es el empleo de pruebas extraídas de cualquiera de los fundamento

nocimiento o de la probabilidad. Lo llamo argumentum ad judicium. Este es el único de los ce comporta una verdadera instrucción y nos hace avanzar en el camino del conocimiento. Pe: 1) No argumenta que la opinión de otro hombre esté en lo cierto solo porque yo ntradiga debido al respeto que le tengo o en virtud de cualquier otra consideración que no sopia convicción. 2) No prueba que otro hombre siga el camino correcto, ni que yo deba ton él solo porque yo no sepa [687] de otro mejor. 3) Ni se sigue que otro hombre esté en el carrecto porque me haya mostrado que yo estoy en el equivocado. Puede que yo sea modesto o no me oponga a dejarme persuadir por otro; puede que yo sea un ignorante, incapaz de ao mejor; puede que yo esté en un error y que el otro me muestre que es así. Motivos que, qedan inclinarme a aceptar la verdad, pero no me sirven para asumirla. Esta asunción debe prolas pruebas, de los argumentos y de la luz que surge de la naturaleza de las cosas mismas, yvergüenza, ignorancia o error[205].

Page 231: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 231/530

5. BENITO JERÓNIMO FEIJOO (1676-1764).Teatro Crítico Universal

A. Una reforma de la disciplina de la Lógica

Fuente

* Tomo VII (1736). Nueva impresión: ed. de A. Ortega, a costa de la Real Compañpresores y Libreros, Joaquín Ibarra, Madrid, 1778.

Discurso undécimo: «De lo que conviene quitar en las Súmulas[206]», pp. 288-298.

[Extractos]

§ II 5. Pero acaso a los principiantes serán necesarias las reglas expresadas[207], aunque dehayan de olvidar o no tengan uso; del modo que los andamios son precisos para form

ficio, y después se derr iban, porque él se sostiene por sí mismo sin ese auxilio. Digo que ennvengo en ello, como aquellos preceptos se den muy sucintamente: pues en ellos se aprendces facultativas propias para expresar las buenas o malas condiciones de los argumentos. rsuadido a que todo hombre de buena razón, al momento que sobre materia que tiene estudiapropone un silogismo vicioso, sin atención a regla alguna, y aun sin memoria y estudio denoce que es defectuoso; esto es, que la ilación no es buena, y aún dará alguna explicación dele tiene aunque no con voces propias y facultativas. <…> ¿Quién al oír aquel vulgar sofismavox monosyllaba, sed vox monosyllaba non manducat caseum; ergo mus non manducat caseum

conocerá que es un modo de argüir defectuosísimo, y se reirá de el que lo propone? Pero nocir que el vicio que tiene es la variación de suposición[209].6. Y si se mira bien, se hallará que ningún Escolástico, sea principiante o no, toma en dispu

glas Sumulísticas como medio para examinar si algún silogismo es vicioso o no. La pruera, porque para eso sería menester detenerse en el examen de cada silogismo una o dos hes todo ese tiempo sería menester para ir repasando mentalmente todas las reglas y contempen la aplicación falta, o no, la observancia de cada una. Lo más, pues, que pueden servir las Escolástico, es para dar razón del vicio del silogismo, cuando el Arguyente se la pide. <…>

7. Pero ni aun esta utilidad se logra, sino en una mínima parte. Rarísimo es el Escolásticne presente todas las reglas. A este rarísimo no se le da espacio para reflexionar lo que es mera ver a qué regla se falta en el silogismo; conque ya por falta de tiempo, ya por falta de memo a unas poquísimas reglas generales se recurre en la disputa: pongo por caso si se vaelación, si se varió la suposición, si se infiere la consecuencia de dos proposiciones negativasduce de dos particulares, si hay algún término en el consiguiente que no aparezca en las prem.[210]. Luego convendría instruir solo en estas reglas generales que son las que han de tener eno descender a tanta menudencia, cuya enseñanza consume mucho tiempo y después no vicio.

Page 232: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 232/530

§ III 8 Confieso que si se pudiesen dar reglas para desenredar todo género de sofismas,lísimo aprenderlas y conservarlas presentes en la memoria aunque fuese a costa de mucho esro el mal es que todas las que dan los que con más prolijidad escriben las Súmulas no alcannifestar ni aun la centésima parte de las trampas de que se puede usar en la disputa. Aqiguos dialécticos Crisipo, Euclides de Megara y Eubúlides inventaron varios sofismas

senredo no se ha logrado con todas las reglas sumulísticas prolijamente estampadas en tros. Tales son aquellos de la invención de Eubúlides a quienes él, con alusión a la materia d

taban, dio los nombres de el Mentiroso, el  Engañador, la Electra, el Sorites, el Velado, el CorCalvo[211].

11. El ingenio humano siempre fue más fértil en cavilaciones para oscurecer la verdad qcursos para descubrirla.

§ V 19. No por eso concluyo que las Súmulas sean inútiles, sino que la utilidad que se puedeellas se logrará con los poquísimos preceptos generales, que se reducen a dos pliegos. Con e

n una buena Lógica natural, se puede cualquiera andar arguyendo por todo el mundo. Y

gica natural no es buena, no sirve la artificial sino para embrollar y confundir.

2. Abusos dialécticos y sofismas. Una propuesta de reducción a la ambigüedad

FuenteTomo VIII (1739). Nueva impresión: ed. de P. Marí, a cargo de la Real Compañía de Impres

breros, Joaquín Ibarra, Madrid, 1779.

Discurso primero: «Abusos de las disputas verbales», pp. 1-12.

§ I 1. He oído y leído mil veces (mas ¿quién no lo ha oído y leído?) que el fin, si no tal, prilas disputas escolásticas es la indagación de la verdad. Convengo en que para eso se institudisputas; mas no es ese por lo común el blanco a que se mira en ellas. Dirélo con

olásticas. Ese es el fin de la obra; mas no del operante. O todos, o casi todos, los que van al Ampugnar o a defender, llevan hechopropósito firme de no ceder jamás al contrario, por bones que alegue. Esto se proponen y esto ejecutan.5. Mas por lo que mira a aclarar la verdad en los asuntos que se controvierten en las Escue

rosímil que esta se estará siempre escondida en el pozo de Demócrito[212]

. Bien lejos de poconatos que se jactan para descubrir la, yo me contentaría con que no se pusiesen para oscure…> No de todos lo profesores me quejo; pero sí de muchos que en vez de iluminar la aula

de la verdad, parece que no piensan sino en echar polvo en los ojos de los que asisten en eco clases podemos reducir a estos, porque no en todos reinan los mismos vicios, aunquunos que incurren en todos los abusos que vamos a tratar.

[Primer abuso, el de los que disputan «con demasiado ardor» (§ II, 6 [p. 3]).Segundo abuso, «herirse los disputantes con dicterios» (§ III, 10 [5]). Tercer abuso, «la fa

plicación por lo que se refiere al significado de los términos empleados, de modo que a

Page 233: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 233/530

rtes, ‘arguyente’ y‘sustentante’, pueden estar diciendo lo mismo sin enterarse» (§ IV, 14 [7])].

§ V 16. El cuarto abuso es argüir sofísticamente. Los Sofistas hacen un papel tan odioso las como en los Tribunales los tramposos. Entre los antiguos Sabios eran tenidos por los trula escuela. Luciano los llamó Monos de los Filósofos. Y yo les doy el nombre de Titereteroslas Aulas. Una y otra[213] son artes de ilusiones y trampantojos. Platón (in Euthydemo) dice qicación de los Sofistas es un estudio vilísimo y ridículos los que se ejercitan en él. Poco

bía dicho (sentencia digna de Patón) que es cosa más vergonzosa concluir a otro con sofismaconcluido de otro con ellos. En las guerras de Minerva, como en las de Marte, menos desl

e el que es vencido peleando sin engaño, que el que vence usando de alevosía. <…>17. Es el Sofisma derechamente opuesto al intento de la disputa. El fin de la disputa es acla

rdad; el del Sofisma, oscurecerla <…>.18. Estoy bien con la máxima, que han practicado algunos, de no dar a los Sofismas otra res

e la de un gracejo irrisorio. Un Sofista le probaba a Diógenes que no era hombre, congumento:  Lo  que yo soy, no lo eres tú; yo soy hombre; luego, tú no eres hombre. Respon

ógenes: Empieza el silogismo por mí, y sacarás una conclusión verdadera. Motejo agudo; pra empezar por Diógenes elsilogismo, era preciso que el Sofista lo formase así: Lo que tú ersoy yo; tú eres hombre; luego, yo no soy hombre. <…>19. Son los sofismas unos nudos, como el gordiano, mejores para cortados que para desa

sátalos el estudio, córtalos el desprecio. Aquello es más difícil, esto más útil; porque los sondo que se trabaja en deshacer sus enredos, haciendo gala de la dificultad que en ello se encu

man más aire para proseguir en ellos, y al contrario, cesarían en ese fútil ejercicio, corridos de no se les daba otra respuesta que la irr isión.

20. Esto se debe limitar a los sofismas que evidentemente son tales. De esta clase son uellos argumentos que intentan probar una cosa evidentemente falsa <…>.

21. Mas como en las aulas rara o ninguna vez se proponen sofismas contra verdades evidennque se propusiesen, siempre quedaría desairado el que respondiendo solo con el despitamente confesase su inhabilidad para desatar el nudo, en el discurso siguiente[214] daremotrucción general para disolver todos, o la mayor parte de los sofismas.

§ VI 22. El quinto y último abuso, o defecto, que hallamos en las disputas verbales,

ablecida precisión de conceder, o negar, todas las proposiciones de que consta el argumentofecto (si lo es) es general, pues todos lo practican así. <…> Ocurren muchas veces en el arguoposiciones de cuya verdad o falsedad no hace concepto determinado el que defiende. Parentra razón que entonces conceda, ni niegue. ¿Por qué ha de conceder lo que ignora si es verdanegar lo que no sabe si es falso? ¿Pues qué expediente tomará? No decir concedo ni niegodo. Esto manda la santa ley de la veracidad.

Discurso segundo, «Desenredo de sofismas», pp. 13-30.

§ I 1. Aristóteles, en el Libro primero de los Elenchos[215], señaló trece principios de la fala

Page 234: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 234/530

argumentos sofísticos, o trece capítulos por donde los silogismos pueden ser falaces. Dece capítulos, los seis constituyó en dicción, y los siete en la cosa expresada por la dicción.n mirado, todos los que señaló Aristóteles, tanto los primeros como los segundos, se p

ducir a uno solo, que es la ambigüedad de la expresión. <…>2. Hablando, pues, con propiedad, el principio único de donde viene la falacia del silogis

e hace al silogismo falaz, es la ambigüedad de alguna voz. La razón es, porque la falacogismo consiste, según el mismo Aristóteles, en la apariencia que tiene de ser buena la ilando mala en la realidad, y esta apariencia solo puede venir de la ambigüedad de alguno de lominos de que consta el silogismo, el cual, tomándose en diferentes partes del silogismo en d

ntido, falta la identidad de las extremidades con el medio; por consiguiente, no puede ser bución.3. De aquí infiero, lo primero, que no es silogismo falaz o sofístico aquel donde la i

rtamente es mala por faltarse notoriamente a la forma; como este: El hombre es animal; el asmal; luego, el hombre es asno. La razón es porque aquí falta enteramente la apariencia de

ciocinación buena. Infiero, lo segundo, que tampoco es propiamente argumento sofístico aqupor defecto de la forma, sino por alguna proposición falsa, infiere un consiguiente notoriam

so. <…>6. Estos argumentos [las aporías de Zenón de Elea en torno al movimiento] y otros semej

ya dificultad no pende de las voces de que usan, sino del principio que toman, aunque infiernsiguiente evidentemente falso, como el que infería Zenón, no son comprendidos, como dijese de los argumentos sofísticos; porque la falacia no está en la forma, sino en la materia. Po

zón tampoco para disolverlos se pueden dar r eglas generales. Cada uno tiene su especial difice no se puede evacuar sino mediante la penetración del principio en que se funda, y materia.

§ II 7. Volviendo, pues, a los silogismos o argumentos propiamente sofísticos, digo, que así falacia de todos se puede reducir a un principio solo, que es la ambigüedad de las voces, tama regla única se puede reducir la solución de todos ellos, que es observar si entre las voces da el argumento, hay alguna cuya significación sea ambigua en orden al intento de la disputa.

orden al intento de la disputa, porque hablando absolutamente apenas hay voz en nificación no quepa alguna ambigüedad. Observada la ambigüedad de la voz, se le debe preciuyente a que determine su significación; lo cual hecho, se verá patente la falacia. <…>

9. La regla, pues, que en esto cabe es una y única. Cualquiera de mediana razón, al proponeumento falaz, a la simple inspección de él, y antes de advertir en qué está la falacia, conoce

nsiguiente no se infiere en realidad de las premisas. Advertido esto, si se ve que según el sonvoces no hay defecto en la forma, es cierto que alguna de ellas es de significación ambig

al reconocido, como las voces son pocas, a brevísimo examen se descubrirá cuál es la que adeste defecto; en cuyo caso se le debe precisar al que arguye a que determine la significacióngo dos ejemplos en dos sofismas vulgarísimos y antiquísimos. Sea el primero aquel ogismo:  Mus est vox monosyllaba; sed vox  monosyllaba non rodit caseum; ergo mus non

seum[216]

. Cualquiera, a la simple vista del silogismo, comprende que el consiguiente no se ijuntamente, que atento solo el sonido de las voces, el argumento guarda la debida forma. De

Page 235: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 235/530

iere que hay en él alguna voz ambigua, y al momento hallará que la ambigüedad está en s, la cual en la <premisa> mayor supone por sí misma y en la <premisa> menor por el anificado por ella. Sea el segundo el que por su materia llamaron los antiguos «cornuto»:Quoisisti, habes; sed non amisisti cornua; ergo, cornua habes[217]. Con el mismo método se hilmente que la ambigüedad está en el non amisisti [ no has perdido ]. No haber perdido se dic

opiedad de lo que se ha poseído, pero abusivamente de lo que nunca se poseyó. Así, conminos:  proprie loquendo, impropie  loquendo  [hablando con propiedad, no hablandoopiedad], se puede distinguir mayor y menor. Más: no perder una cosa es conservarla, o sma o en equivalencia suya. Sustitúyase en el silogismo el verbo conservar a no perder, y salnor evidentemente falsa.

§ III 11. Digo que para descubrir los trampantojos sofísticos, la Lógica natural hace muchoe la artificial. Un buen entendimiento con mediana reflexión, sin atender a regla alguna más general que hemos señalado, conoce luego si en el argumento se usa de alguna vobigüedad: si su significación es o equívoca, u oscura, o impropia, etc., y descubierto esto

scifrado el enigma.

C. Apéndice sobre la referencia a autoridades

Discurso cuarto: «Argumentos de autoridad», pp. 41-53.

§ II 4. No solo nace la gloria de los hombres grandes cuando muere la vida; pero cuanto mjan de la vida, tanto más crece su gloria. Puede decirse con alguna verdad, que no solo c

ueren empiezana ser elogiados; sino que son más elogiados, cuanto más muertos <…>; ycritos> como los vinos, si no se pierden enteramente, son más apreciados cuanto más añejos.

5. Este mayor aprecio no tiene fundamento alguno razonable. La senectud de los hombres cerlos hombres más sabios; pero no a los Escritos la senectud de los mismos. <…>

6. Es, pues, conforme a la razón que a la doctrina de los hombres grandes que florecieron los anteriores a nosotros, concedamos toda aquella diferencia que merecen como grandes;

ordándonos siempre de que fueron hombres. La antigüedad no los ha deificado. Pudierono, como hombres, cuando escribieron; y si dejaron tal o cual yerro cuando salieron de estacierto que no lo enmendaron después.

§ III 7. ¿Qué persuade todo lo dicho, sino que en las disputas debe preferirse la razónoridad? Aun la misma autor idad concede la preferencia a la razón. <…>10. La <veneración> que merecen los Santos Doctores, la explicó con exactitud el Ilustr

no en su famosa obra  De Locis Theologicis, lib. 7, cap. 1[218], donde después de distinguises de cuestiones o materias: la primera, de las que tocan a la fe; la segunda, de las teológicaonexas con los dogmas revelados; la tercera, de las que pertenecen a las ciencias naturales, e

nclusiones va señalando el grado de autoridad que tienen los Santos Doctores con respeado de autoridad de los Santos Doctores, ya unidos, ya divididos, respectivamente, a cada u

as clases. Las conclusiones son como siguen.11. Primera. Sanctorum auctoritas, sive paucorum, sive plurium, cum  ad eas facultates aff

Page 236: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 236/530

ae naturali lumine continentur, certa argumenta non suppeditat; sed tantum pollet, quantumturae consentanea persuaserit. [La autoridad de los santos, sean pocos o muchos, no proporgumentos ciertos cuando se refiere al campo de aplicación de las facultades comprendidas

natural; sino que vale tanto cuanto sea el valor de convicción de la razón natural acorde con 12. Segunda: Unius, aut duorum Sanctorum auctoritas, etiam in his  quae ad Sacras litter

ctrinam Fidei pertinent probabile quidem argumentum subministrare potest; firmum verotest. Ita despicere,

& pro nihilo habere, imprudentis erit. Suspicere & habere por certo, erit omnino imprudentoridad de uno o dos santos, en lo que concierne a la sagrada escritura y a la doctrina de ede suministrar un argumento probable, desde luego, pero no un argumento firme. Asnospreciarla y tenerla en nada, será imprudente. Venerarla y tenerla por cierta también será p

neral imprudente].13. Tercera.  Plurium Sanctorum auctoritas, reliquis licet paucioribus  reclamantibus,

gumenta Theologo sufficere, & praestare non valet.  [La autoridad de muchos santos, aun snos el resto de los que se oponen, no tiene el poder suficiente para proporcionar y garantilogo argumentos firmes].14. Cuarta. Omnium etiam Sanctorum auctoritas in eo genere quaestionum, quas ad Fidem di

nime pertinere, fidem quidem probabilem facit; certam tamen non facit.  [La autoridad de todontos, en aquel género de cuestiones de las que dijimos que tocan mínimamente a la fe, depaencia sin duda probable, pero no cierta].15. Quinta.  In expositionem Sacrarum Litterarum communis omnium Sanctorum ve

elligentia certissimum argumentum Theologo praestat ad Theologicas assertiones corroboraa interpretación común de todos los santos antiguos referida a la exposición de la sagrada escrantiza al teólogo un argumento certísimo para la confirmación de aserciones teológicas][219]

16. Sexta. Sancti simul omnes in Fidei dogmate errare non possunt . [En un dogma de fe no puuivocarse a la vez todos los santos][220].

Page 237: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 237/530

6. JEREMY BENTHAM (1748-1832)

FuenteThe Book of Fallacies, ed. de P. Bingham, Londres, 1824. Ed. rev. de H. A. Larrabee, Handboitical fallacies, Baltimore, 1952/Nueva York 1962, 1971.

El libro de las falacias

Introducción [pp. 3-16]

[3] Sección 1. Qué es una falaciaCon el nombre de falacia se suele designar cualquier argumento empleado o tema sugerid

propósito o la probabilidad de inducir a engaño, o de hacer que adopte una opinión eralquier persona a cuya consideración se proponga el argumento.

<…>

[5] Sección 3. Relación entre falacias y errores vulgaresError — vulgar error en latín— es el nombre que se da a una opinión que, teniéndose por fal

nsidera únicamente en sí misma y no por las consecuencias de cualquier clase que privarse de ella. Se llama vulgar por referencia a las personas que la sustentan, tanto por sumero como por su bajo nivel de respetabilidad o inteligencia. La denominación de falacia se aualquier tipo de discurso tendente, con o sin intención, a provocar la adopción de una opónea o, por mediación de alguna otra opinión errónea [6] ya sustentada, a hacer incurseverar en una determinada línea de actuación perniciosa. Así, es un error vulgar creer qu

rsonas que vivieron en los primeros tiempos o en el pasado eran, por haber vivido enmpos, más sabias o mejores que las que han vivido después o en tiempos modernos; pero ut error con la pretensión de hacer que se mantengan unas prácticas o instituciones pernicios

a falacia.La mayoría de los que originariamente emplearon el término falacia consideraban el engañ

mo una mera consecuencia más o menos probable de tales argumentos, sino como la consecuctivamente perseguida al menos por algunos de quienes los esgrimían.  Elenchoi soph

gumentos propios de los sofistas, es el nombre dado por Aristóteles a los trece argumentounos de sus comentaristas latinos llamaron fallaciae  (de fallere, engañar), de donde viemino actual falacia. Argumentos que Aristóteles juzgaba, sin lugar a duda, instrumentgaño, pues siempre que los menciona, la intención de engañar consta expresamente o se dpuesta.

Sección 4. Falacias políticasLa presente obra se limita al examen y la explicación de solo una clase de falacias: las relat

adopción o el rechazo de alguna medida de gobierno, sea legislativa, sea administrativa <…>Bajo el título de Tratado sobre las falacias políticas  , esta obra tendrá la naturaleza y el e

opios de un manual sobre el arte de gobernar, y serán su finalidad práctica y su objeti

Page 238: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 238/530

roducción de aquellas características del buen gobierno que todavía nos faltan, así comrpetuación por medio de la razón, único instrumento idóneo para producir un efecto útil.

Dos son los modos como puede emplearse en este empeño el instrumento de la razón. El prmás directo consiste en mostrar positivamente, en relación con cualquier medida [7] propuesté vías cabe alcanzar el fin que se dice perseguir y cuáles serían las consecuencias. El segunos directo consiste en poner de manifiesto la falta de pertinencia de los argumentos engae pueden apartar a los hombres de la senda de la razón, para así prevenir y destruir su frsuasiva.

<…> Un trabajo anterior tenía por objeto producir buenos argumentos[221]; el presente mo propósito exponer los malos, revelar su verdadera naturaleza y destruir así su frniciosa. La Sofistería es una hidra cuya fuerza quedaría destruida si se hicieran visibles todabezas. En esta obra se han buscado con diligencia y se han puesto en evidencia las principales ivas entre ellas.

Sección 5. Clasificación de las falaciasTantos son los medios de persuasión que este libro mostrará como falacias, que resulta de

nto indispensable una guía de clasificación para que el entendimiento pueda hacerse una idea esta materia. Para construir tal clasificación con perfecta precisión lógica sería preciso dismás [8] tiempo del que el autor o el editor[222] pueden dedicar a la tarea. Pero al ser preferiblsificación imperfecta a la ausencia de clasificación, el autor ensayó varios principio

visiónen categorías. Uno fue el de la situación de los que profieren las falacias, especialmente erpo legislativo como un parlamento: habría así falacias de los de dentro [the Ins]; falacias dfuera  [the Outs] y falacias de una y otra parte  [ Eitherside Fallacies][223]. Un princip

bdivisión hacía referencia a la facultad a la que se aplica la falacia en los sujetos sobre lo

úa: falacias de los afectos, falacias del juicio; y falacias de la imaginación.A cada uno de los grupos de falacias delimitados mediante este principio se le atribuyución latina que expresara la facultad o afecto a que se apela, no por pedantería, sino para rercar y dejar claro su concepto. Así, tenemos argumentos dirigidos: 1) Ad verecundiam (al rea modestia); 2) Ad superstitionem (a la superstición); 3)  Ad amicitiam (a la amistad); 4) Ad mmiedo); 5) Ad odium (al odio); 6)  Ad invidentiam (a la envidia); 7)  Ad quietem (a la inacciósocordiam (a la indolencia); 9)  Ad superbiam (a la soberbia); 10)  Ad judicium (al juicio), y 1

aginationem  (a la imaginación). John Locke ha empleado del mismo modo expresiones la

ra distinguir cuatro clases de argumentos:  Ad verecundiam,  Ad ignorantiam,  Ad hominemdicium.

M. Dumont, que publicó hace pocos años una traducción o más bien una versión  de una nsiderable del presente trabajo, dividió las falacias en tres clases de acuerdo con el objrticular para el que cada una de ellas parecía inmediatamente aplicable. Suponía que unas esstinadas a eliminar toda discusión; otras, a postergarla; y otras, en fin, a causar perplejidad cdiscusión no pudiera eludirse. Llamó a las primeras falacias de autoridad; a las segundas, fadilación; y a las últimas, falacias de confusión, al tiempo que añadía al nombre de cada u

ución latina que indicaba la facultad o el afecto al que apelaba principalmente.[9] El presente editor ha preferido la disposición de Dumont a la seguida por el autor

Page 239: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 239/530

emás del objeto inmediato de cada clase de falacias, ha tomado en consideración la mateda una, con el fin de agrupar todas las falacias que se asemejan por su materia bajo una megoría. Las categorías se han dispuesto por el orden en quepuede esperarse que recurran a

gún demande el caso, los enemigos de toda mejora.En primer lugar, las falacias de autoridad, incluidas las alegaciones personales encomiá

udatory personalities], cuya materia es la autoridad en sus diversas formas y cuyo obmediato consiste en reprimir, bajo el peso de tal autoridad, todo ejercicio de la facultonamiento.En segundo lugar, las falacias de  peligro, incluidas las alegaciones personales denigra

tuperative personalities], cuya materia es la sugerencia de un peligro bajo diversas formas yeto consiste en reprimir totalmente, al conjuro de ese peligro, la discusión de la medida propEn tercer lugar, las falacias de dilación, cuya materia es la afirmación de razones para la dilo diversas formas y cuyo objeto consiste en postergar la discusión con el propósito de elr completo.En cuarto lugar, las falacias de confusión, cuya materia se compone principalmen

neralidades vagas e indefinidas y cuyo objeto estriba, una vez que la discusión ya no tarse, en causar tal confusión en las mentes de los oyentes que les impida formarse un juicioasunto tratado[224]. <…>

Parte Primera. Falacias de autoridad

Capítulo I. Naturaleza de la autoridad [pp. 17-42][17] El primer camino seguido por los adversarios de cualquier medida propuesta en or

ocurar la mayor felicidad del mayor número de personas ha sido comúnmente el de in

rimir por completo el ejercicio de la facultad de razonamiento, mediante la invocacióácter concluyente de una autoridad, en sus distintas formas, con respecto a las medidas propu…>

Sección 1. Análisis de la autoridad <…>[19] La siguiente es una escala de los grados probables de fuerza legítimamente persu

ibuibles a supuestas expresiones de autoridad:1. Autoridad derivada del estatuto profesnsiderada el nivel superior de la escala.

2. Autoridad derivada del poder, pues cuanto mayor sea la cantidad de poder de cualquiere un hombre tiene, más se aproxima la autoridad de su opinión a la del experto por lo qiere a la facilidad de obtener los medios conducentes a una opinión cor recta.3. Autoridad derivada de la opulencia, pues siendo la opulencia un instrumento de poder, p

e tiene que figurar a continuación de este en la escala de la facilidad para obtener los medioguren una opinión correcta.4. Autoridad derivada de la reputación, tomada en el sentido de reputación general y nutación específica y relacionada, pues la correspondiente a esta última es una especie de auto

e podría situarse al nivel de la del estatuto profesional.

Únicamente la primera de estas cuatro clases de autoridad comprende tanto los motivos com

Page 240: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 240/530

dios. En la medida en que cuenta con los motivos que conducen a la información correcta[2

perto cuenta también con los medios; pues debe a la fuerza de sus motivos la posesión de toddios que ha adquirido. Y de que tenga los motivos, se sigue que tenga los medios. Pero os tres casos, sean cuales fueren los medios que la situación de un hombre le permite alcanzsigue que posea los motivos para hacer uso de ellos.Por el contrario, en la medida en que una persona asciende en la escala del poder sobre el

mún, en esa misma medida aumenta la posibilidad de que caiga por debajo de ese nivel en crefiere a los motivos para el esfuerzo. <…>

[25] Sección 2. En qué casos es falaz la apelación a la autoridadLa apelación a la autoridad puede denunciarse como falaz cuando, en el curso de un debate

a cuestión que puede ser comprendida por los participantes y con respecto a la cual tamultarían, por tanto, comprensibles los argumentos más estrechamente ligados a su discusifiere, no obstante, recurrir a la autoridad o una argumentación no pertinente, en lugar de ate

os argumentos pertinentes a los que cabría recurrir.El uso más falaz de la autoridad se da cuando los que intervienen en una discusión p

marse un juicio correcto sobre la base de los oportunos argumentos y, en lugar de preseos argumentos, setrae a colación la opinión, verdadera o supuesta, de una persona cuya profea situación particular envuelven un interés opuesto al interés público[226]. <…>

Capítulo II. La sabiduría de los antepasados o argumento chino. Ad verecundiam [pp. 43-51]

[43] ExposiciónEste argumento consiste en establecer una supuesta incompatibilidad entre cierta medida q

opone y las opiniones de quienes, en tiempos pretéritos, habitaban en el país de los que debadida; opiniones extraídas de las palabras expresas de algún autor de aquella época o de las ltituciones entonces vigentes. <…>

ExplicaciónEsta falacia proporciona un llamativo ejemplo de cómo un mismo intelecto puede alb

iniones contradictoras entre sí, gracias al influjo conciliador de la costumbre, esto ejuicio. Pues, en efecto, esta falacia, tan frecuente en el campo del Derecho, se halla en opoecta con un principio universalmente admitido en todos los demás ámbitos del saber hu

mo fundamento de todo conocimiento útil y de toda conducta racional.«La experiencia es la madre del saber» es una máxima transmitida al presente y promet

uro por la sabiduría de los tiempos pasados. «¡No!», alega [44] esta falacia, «la verdadera mla sabiduría no es la experiencia, sino la inexperiencia».Un absurdo tan manifiesto se refuta por sí mismo. <…>La propia expresión que significa la parte del tiempo a la que se refiere la falacia, encierr

oposición falsa y engañosa que, al correr de boca en boca de todos, acaba por tomarse como s que el lenguaje vulgar llama viejos  tiempos, cualquiera que sea el periodo al que se apliq

acia, deberían calificarse de jóvenes o tempranos. Entre individuos coetáneos y en igual situ

Page 241: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 241/530

más viejo posee, como tal, más experiencia que el más joven. Pero entre generaciones lo ciecontrario. Aun si, conforme a la norma del lenguaje vulgar, llamáramos vieja a la genecedente, esta no podría tener, como tal, más experiencia que la siguiente. En lo que se refiereteriales o las fuentes del saber que obtenemos por los sentidos, ambas se hallan en pie de igu

ro respecto de los materiales y las fuentes que se transmitenpor mediación del hombneración posterior cuenta con una indudable ventaja. Denominando vieja o mayor a la genererior se incurre en una desfiguración tan burda y una falsedad tan incontestable commáramos viejo al niño que está en la cuna.[45] Así pues, ¿en qué consiste la sabiduría de los tiempos llamados viejos? ¿Es la sabiducanas? No. Es la sabiduría de las cunas[227]. <…>

Parte Segunda. Falacias de peligro

Capítulo I. Alegaciones personales denigratorias. Ad odium [pp. 83-94]

[83] A esta clase pertenece un grupo de falacias tan estrechamente relacionadas entre sí que

pezar, bien podemos enumerarlas y hacer algunas observaciones sobre ellas en conjunto.s falacias pertenecientes a este grupo pueden denominarse como sigue: 1) imputación de opósitos; 2) imputación de mala condición; 3) imputación de malos motivos; 4) imputacionsecuencia; 5) imputación de relaciones sospechosas (noscitur ex sociis); 6) imputación fullevar el mismo nombre (noscitur ex cognominibus).Todas estas falacias revelan la intención común de desviar la atención de la medida al hombdo que la imperfección de una propuesta se desprende de la maldad de quien la apoya, mi

e la excelencia de una propuesta se desprende de la maldad de quien se opone. <…>

[84] ExplicaciónSon varias las consideraciones que vienen a probar la futilidad de esta clase de falacias

ereza de quienes las dan por buenas (por no hablar de la poca honradez de quienes las emptá, de entrada, la característica general de no pertinencia que comparten esta y las demás faene luego su completa falta de poder concluyente, incapacidad igualmente manifiesta de aplfalacia tanto a la peor como a la mejor medida imaginable. <…>

Parte Quinta. Causas de las falacias

Capítulo I. Características comunes a todas las falacias expuestas [pp. 227-228][227] Los distintos argumentos que hemos denominado falacias comparten las caracterí

uientes:1. Cualquiera que sea la medida en cuestión, no son pertinentes para decidir al respecto.2. Su empleo abona la presunción de que se carece de argumentos de peso o incluso de arguuno en absoluto.3. No son necesarios para ningún buen propósito.4. No solo pueden emplearse todos ellos para malos propósitos, sino que en efecto sueleplearse así, es decir, para obstaculizar o impedir la adopción de medidas dirigidas a

Page 242: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 242/530

saparecer los abusos y las imperfecciones existentes en la estructura y la práctica del gobierno5. Debido a su falta de pertinencia, constituyen una pérdida de tiempo que obstaculiza y retr

spacho de los asuntos útiles y necesarios.6. Su condición de no pertinentes para el caso, así como la deshonestidad y flaqueza que rehacen ser tan irritantes que destemplan el ánimo y pueden incluso conducir a derramamien

ngre.7. Por parte de quienes los emplean, revelan falta de honradez o debilidad intelectual, o

sprecio de la inteligencia de aquellos a cuyas mentes se dirigen.8. Por parte de quienes les prestan atención, revelan debilidad intelectual; en fin, por lo q

iere a aquellos que pretenden darles crédito y los usan a su vez, prueban su falta de sinceridadLa conclusión práctica es que cuanto más pueda evitarse el empleo y la aceptación de

acias, más vigor cobrará el entendimiento público, más quedará su moral purificada y gará a ser la práctica del gobierno.

Capítulo II. Primera causa del empleo de estas falacias: el interés siniestro[228]  consciente smo [pp. 229-234]

[229] Las causas del empleo de las falacias pueden enumerarse así:1. El interés siniestro, deonsciente de sí mismo».

2. El prejuicio engendrado por el interés.3. El prejuicio engendrado por la autor idad.4. La defensa propia o conciencia de la necesidad de defenderse frente a las falacias opuestasEn cuanto a la primera de estas causas, el interés siniestro que es consciente de sí mismo, ha

cir que todo hombre público está sujeto a la influencias de dos intereses distintos: el públicvado. Su interés público lo constituye la parte que le toca en la felicidad y bienestar

munidad en su conjunto. Su interés privado está formado por la parte que tiene en el bienesuna porción de la comunidad, más reducida que su porción más numerosa. La porción

queña posible del bienestar público que constituye el interés privado de un hombre es la que propio interés personal o individual.Estos dos intereses, el público y el privado, casi siempre son no solo distintos, sino contr

sta el punto de que si alguno de ellos hubiera de perseguirse de modo exclusivo, sería a cosrificio del otro. <…> [230] Si se considera toda la duración de la vida humana, no ha exist

ede existir hombre que, pudiendo sacrificar el interés público al suyo personal, no lo haga. L

e puede hacer el hombre más celoso del interés público (o lo que viene a ser otra manera demismo, el más virtuoso) es procurar que el interés público (incluida la parte que en

rresponde) coincida con sus intereses personales con la mayor frecuencia que sea posible. <…

Capítulo IX. Diferentes papeles que pueden desempeñarse en relación con las falacias [pp.6]

[253] Con los argumentos falaces pasa lo mismo que con la falsa moneda: es preciso el conpersonas distintas, en diferentes papeles, para ponerlos en circulación. Para poner en circuchelín falso han de juntarse el que lo acuña, el que lo emplea y el que acepta. Y estos m

peles distintos se pueden desempeñar para poner en circulación un argumento falaz.

Page 243: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 243/530

Pero en el caso del argumento falso, el que lo acuña tenderá también a usarlo. Mientras queuchos más quienes lo usen sin haberlo acuñado. También hay que considerar los diversos esntales que la ley distingue en la autoría de un fraude: 1) conciencia dolosa o mala fide

meridad o, a veces, culpa; y 3) acción no culposa o actus carente de la intención de dañar auoduzca como resultado un daño.

Ya se trate de argumentos o de chelines, el dolo consiste en la conciencia de la falsa condicique se transmite como bueno. <…>[254] De las tres operaciones tan estrechamente conecuñación, empleo, aceptación), es obvio que las dos primeras pueden ir acompañadas de inteosa. En cuanto a la aceptación, para dictaminar a ese respecto, debe distinguirse entrdalidades interna  y externa. Cuando la opinión, por falsa que sea, es efectivamente tenidrta por la persona a la que ha sido propuesta, su aceptación puede calificarse de intern

mbio, cuando son los demás quienes del discurso o de la conducta o de otros signos dados porsona concluyen que esta ha aceptado en su fuero interno una opinión, podemos hableptación externa.

En el orden natural de las cosas, estas dos especies de verificación aparecen juntas: la exue a la [255] interna como una consecuencia natural. Sin embargo, una y otra pueden produforma independiente. Aunque reconociera la fuerza de un argumento, puedo afectar no haonocido; y aunque no me hiciera ninguna impresión, puedo dar a entender que sí me la ha hrte o ligera según me convenga. Es obvio que la aceptación interna no puede producirs

nciencia dolosa; pero esta puede dictar, y así ocurre de hecho, la aceptación externa siempra última no venga acompañada de una aceptación interna.Hasta aquí hemos expuesto una distinción nítida entre la intención dolosa y la temeridad;

n, en el curso de un examen más detenido, aparecería una suerte de estado intermedio entre aahí donde el poder de persuasión de un argumento admite diversos grados, como cuand

gumento que tiene cierto predicamento sobre la mente de quien lo emplea, es propuesto pmo si su peso fuera muy superior. <…>

Capítulo X. Utilidad de la exposición precedente [pp. 257-259][257] Bien cabría preguntarse: ¿Qué utilidad práctica tienen estas disquisiciones sobre los es

as características mentales de quienes emplean estos instrumentos de engaño? Su exposiciónra oponer el freno de la razón al uso de esas armas tan ponzoñosas. Así como al hacerse la la sinceridad objeto de amor y veneración, resultará aborrecido el vicio opuesto, cuanto

endido esté y más profundo sea el conocimiento público de la insinceridad de quien emplenero de argumentos, tanto mayor será la fuerza de los motivos que obliguen a abstenerplearlos.Supongamos que la tendencia engañosa y perniciosa de tales argumentos y, en consecuenc

blez de quienes recurren a ellos, quedaran claramente impresas en las mentes de los hompongamos también que la virtud en forma de sinceridad fuera objeto de respetopúblico genevicio contrario fuera objeto de aversión y desprecio; entonces, la práctica de este tipo de impharía tan infrecuente como la de aquellas otras indecencias que logra reprimir la autor idad m

Si el objeto de esta obra consistiera en probar la naturaleza engañosa y el nulo valor degumentos, la exposición de la catadura intelectual de las personas que los emplean no p

Page 244: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 244/530

eptarse como prueba. Por llamativa que resulte su falta de probidad, los argumentos valen len, ni más ni menos. Pues presentar como prueba de la falsedad de un argumento la inmorquien se sirve de él, es un procedimiento que, en este libro, hemos contado entre las falacias.Pero creemos haber sentado debidamente la impropiedad y la nocividad de estas falacias

as bases, [258] bases ahora inobjetables. Por ello también hemos de procurarnos los mediocaces para conseguir un fin tan deseable como el de desterrar por completo el uso de nzoñosas armas. Sin embargo, el simple hecho de mostrar una argumentación deshonesnstituye su única ni su principal perversidad. Es, más bien, en su aceptación como argumncluyentes o de peso, donde radica su mayor, singular y fundamental perversidad. Al objetinseguir que uno se avergüence de quedar en evidencia con tales argumentos, hay que añaetivo ulterior de que se sienta vergüenza de su aceptación, siempre que se sepa que se les dis

alquier o tra acogida que no sea el desprecio y la aversión.Porque si la práctica de la insinceridad es algo de lo que habría que avergonzarse, no es m

rgonzoso alentarla o tolerarla. <…>Como la tendencia a las falacias que nos ocupan es realmente perniciosa, todo el que contrib

sterrarlas por medios lícitos e irrecusables habrá prestado sin duda un buen servicio a su paísmanidad.[259] <…> El momento en que esos instrumentos engañosos hayan quedado por compl

scubierto, de modo que ya sean inservibles para inducir a engaño, marcará un hito en la histocivilización.

Page 245: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 245/530

7. RICHARD WHATELY (1787-1863)

FuenteElements of Logic (1826), B. Fellowes, Londres, 71840.

Elementos de Lógica

A. Idea de Lógica

Introducción [pp. 1-20].

[1] La Lógica, en la acepción más extensa que este nombre pueda tener con propiedad, nsiderarse como la Ciencia, y también como el Arte, del razonamiento. Investiga los prinbre los que discurre la argumentación y proporciona reglas para preservar la mente del err deducciones. Su cometido más apropiado es, sin embargo, el de fundar el análisis del proce

mente en el razonamiento y, en esta perspectiva, constituye en sentido estricto una Ciencia,

he dicho. Mientras que considerada con respecto a las reglas prácticas antes mencionadas, llamada Arte de razonar. Esta distinción <…> ha sido pasada por alto o no señalada con cl

r la mayoría de los autores que han tratado la materia. La Lógica ha sido contemplada simplemo un Arte por muchos, y su pretensión de ocupar un lugar entre las Ciencias se ha visto ingada expresamente por algunos. <…>

[14] La Lógica ha sido considerada habitualmente por estos objetores [críticos modernos dición aristotélica] como si su cometido consistiera en deparar un método  peculiaonamiento[229], en vez de un método de analizar el proceso mental que debe tener

ariablemente  en todo razonamiento correcto. En esa línea, han contrastado el modocomonar con la silogística y han destacado con aire de triunfo la habilidad argumentativa de me no han aprendido nunca este sistema. Error no menos grueso que el de quien consideraamática como un Lenguaje peculiar y se pronunciara contra su utilidad sobre la base d

uchos hablan con cor rección sin haber estudiado nunca los principios gramaticales. Pues la Le es, como si dijéramos, la Gramática del Razonamiento, no presenta el Silogismo regular modo  singular de argumentación, destinado a sustituir  cualquier [15] otro modo, sino comma a la que todo  razonamiento correcto puede reducirse en última instancia y quensiguiente, sirve (cuando empleamos la Lógica como un Arte) para el propósito de poner a pvalidez de cualquier argumento <…>.También ha habido protestas de que la Lógica deja sin tratar las dificultades mayores, am

uellas que son la fuente de los principales errores en el razonamiento, a saber, la ambigüedistinción de los términos, y las dudas en relación con los grados de evidencia de divoposiciones. Objeción que no se verá desmontada por ningún intento, como el de Watts[23

ablecer «reglas para formar ideas claras» y para «guiar el juicio», sino por la réplica de que censurarse ningún arte por no enseñar más que lo que cabe dentro de su provincia, ni desde s de lo que pueda enseñar cualquier arte concebible. [16] Un sistema de conocimiento univer

alcance que nos instruyera en el significado o los significados cabales de todo término, y

Page 246: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 246/530

rdad o falsedad —condición cierta o incierta— de toda proposición, de modo que vinimplazar todos los demás estudios, es lo menos filosófico que cabría esperar o siquiera ima

encontrar un defecto en la Lógica por no realizar esa tarea es como poner reparos a la cienciatica por no dar vista a los ciegos; o como quejarse de unas lentes porque no prestan nvicio a quien no ha aprendido nunca a leer.En realidad, las dificultades y los errores antes aludidos no  se dan en el proceso mism

zonamiento (que es él único ámbito apropiado de la Lógica), sino en la materia sobre la que te proceso habrá discurrido de modo correcto si se ha atenido a las reglas lógicas, que excluysibilidad de que se deslice algún error entre los principios de que partimos en la argumentacconclusión que deducimos de ellos. Pero a pesar de todo, esta conclusión puede ser falsa ncipios de partida lo son. Del mismo modo que la habilidad aritmética no asegurará el resurrecto de un cálculo a menos que sean correctos los datos con los que calculamos; pero nosprecia por este motivo la Aritmética. [17] Pues bien, los reparos contra la Lógica no descun fundamento mejor. <…>

B. Idea de falacia

Libro III. De las falacias [pp. 163-260].

Introducción

Por falacia se entiende comúnmente «cualquier modo falso de argumentar que parece recestra convicción y ser decisivo para la cuestión planteada, cuando en justicia no lo esniendo en cuenta que la fácil detección y la clara exposición de las falacias resultan ambaportantes y también más difíciles de lo que muchos piensan, propongo adoptar una perspe

gica sobre el asunto; esto es, distribuir las diferentes falacias en las categorías más conveniencer un análisis científico del procedimiento que tiene lugar en cada una.

Después de todo, por cierto, en la detección práctica de cada falacia individual, es mucho lde depender de la agudeza tanto natural como adquirida. No cabe dar reglas cuyo

rendizaje nos capacite para aplicarlas con celeridad y certeza mecánicas. Aun así, veremos qopción de una visión general correcta del tema de las falacias y la familiarización con las cusiones científicas sobre el particular tenderán, sobre todo, a generar ese hábito mental comjor disposición para la práctica.

Se trata, desde luego, del mismo caso que se da con respecto a la Lógica en general. Rara vpráctica cotidiana, se formula uno a sí mismo su propio razonamiento o el de otros eminos cabales de un silogismo en Barbara. Pero la familiaridad con los principios lógicos tnsiderablemente (como bien saben los que han tratado realmente con ellos) a engendrar hábizonamiento claro y bien fundado.

Pero sería ajeno a mis presentes propósitos investigar a fondo el modo como ciertos esteran en la producción remota de determinados efectos sobre la mente; baste sentar el hecho d

hábitos del análisis científico (además de la belleza y dignidad intrínsecas de tales estu

ortan ventajas prácticas. Así pues, propongo discutir el tema de las falacias sobre la base de

Page 247: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 247/530

ncipios lógicos, y posiblemente esté de más disculparse por ello después de lo eriormente en defensa, en general, de la Lógica. <…>[167] Las reglas con las que ya contamos[232] nos permiten desarrollar los principios sobr

e procede todo razonamiento, sea cual fuere el tema tratado, y determinar la validez o el caaz de cualquier argumento en lo que se refiere a la forma de expresión. Esta constituye por sprovincia de la Lógica.

Pero es evidente que, a pesar de todo, seguimos expuestos a vernos engañados o perplej68] la argumentación debido a la asunción de premisas falsas o dudosas, o por el uso de térmbiguos o confusos. En consecuencia, muchos autores de tratados de Lógica, queriendo qutemas aparecieran tan perfectos como fuera posible, se han propuesto dar reglas para «consas claras» y para «guiar el juicio». E imaginándose o dando por cierto el éxito en esta em

n dado a la Lógica la denominación coherente de «Arte de usar la razón». Y lo sería en veraría muy cerca de reemplazar todos los demás estudios, si pudiera determinar por sí misnificado de todo término y la verdad o falsedad de toda  proposición, tal como efectivamente cerlo respecto de la validez de todo argumento. <…>

El desprecio justamente debido a tales pretensiones ha recaído injustamente sobre la pencia <…> Y esos autores de tratados de Lógica [169] se han visto censurados no —como dber sido— por hacer tales declaraciones de intenciones, sino por no cumplirlas. En especial, etado que las reglas de la Lógica nos siguen dejando inermes en el punto más impor tante y un curso de razonamiento, a saber, en la determinación del sentido de los términos empleadoeliminación de su ambigüedad. <…> (E)s una queja harto injustificada, en la medida en que nposiblemente pueda haber, un sistema de ese género, destinado a disipar efectivamenbigüedad de los términos. Ahora bien, no es pequeña ventaja que las reglas de la Lógica, auder precisar y eliminar por sí solas la ambigüedad de cualquier término, sí señalen, no obs

ál es el término que hay que examinar en el argumento al dir igir nuestra atención al término mmo aquel sobre cuya ambigüedad es más probable que se construya una falacia. <…>

§ 2La conclusión, en toda falacia, o se sigue o no se sigue de las premisas. [173] Si la conclusi

sigue de las premisas, es obvio que el fallo está en el razonamiento y solo en él. Por esta blamos de falacias lógicas, al consistir propiamente en violaciones de las reglas de razoname compete establecer a la Lógica.

Sin embargo, una clase de ellas son puramente lógicas por cuanto la mera forma de la exprnifiesta su carácter falaz, sin referencia alguna al significado de los términos. A esta

rtenecen las falacias por: 1) término medio no distribuido; 2) proceder ilícito; 3) ambas pregativas, o conclusión afirmativa a partir de una premisa negativa, y a la inversa; a las queadir 4) las que tienen ostensiblemente (es decir, expresos) más de tres términos.

Las de la otra clase pueden calificarse con más propiedad como semilógicas, a saber: todoos de término medio ambiguo, salvo el de su no distribución, pues aunque en tales casos a la conclusión y aunque las reglas de la Lógica muestren que así es, con todo, tan pronto co

ablezca la ambigüedad del termino medio, el descubrimiento y la determinación debigüedad exigen atender al sentido del término y tener conocimiento de la materia en cuestión

Page 248: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 248/530

es, aquí, [174] la Lógica «no nos enseña cómo encontrar  la falacia, sino solo dónde buscarbre la base de qué principios sentenciarla. <…>

§ 3Las de la clase restante (es decir, aquellas en las que la conclusión se sigue de las prem

eden llamarse falacias materiales o no lógicas. [176] Son de dos tipos[233]: 1) cuando las pren tales que no deberían haberse asumido; 2) cuando la conclusión no es la requerida, sino ortinente. Esta falacia es llamada comúnmente ignoratio elenchi, dado que el argumento qu

uce no es el elenchus (esto es, la demostración de la contradictoria) de la aserción de su opone es lo que debería ser, sino que demuestra, en cambio, alguna otra proposición que se le p

ahí que, al definir la Lógica qué es la contradicción, algunos pueden preferir agruparla coacias lógicas, en la medida en que parece venir a caer bajo la jurisdicción de este artbargo, quizás sea mejor atenerse a la división originalmente propuesta, tanto en razón ridad como también en consideración a que pocos se sentirían inclinados a imputar a la falaestión el cargo de no ser concluyente y resultar, en consecuencia, un razonamiento ilógico. Pmás, suponer en todos los casos un oponente  y una contradicción  tiene visos de se

nteamiento artificial y tortuoso <…>. [177] El otro tipo de falacias por razón de la mmprenderá (hasta donde el lenguaje vago y oscuro de los autores de Lógica nos penjeturar) la falacia de non causa pro causa y la de petitio principii. La primera de ellas se subdgo en a non vera pro vera y a non tali pro tali; esta última significaría según parece argüir a un caso no parejo  como si lo fuera; lo cual es, en lenguaje lógico, contar con una pr

primida que es falsa, pues en ella es donde se asume el paralelismo. Y la fórmula non vera pronificará de modo parecido que la premisa suprimida es falsa. Así pues, en lenguaje llanoacia viene a consistir ni más menos que en la falsedad (o en la asunción ilegítima) de una prem

El tipo restante, la  petitio principii  (petición de principio), tiene lugar cuando una premisardadera o sea falsa, es claramente equivalente a la conclusión o depende de ella para su pmisión. Hay que reparar, no obstante, en que las premisas deben implicar virtualmennclusión en todo razonamiento correcto. De manera que no es posible fijar con precisierencia entre [178] la falacia en cuestión y un argumento legítimo, pues lo que para una pedría constituir una petición de principio, bien puede ser para otra un razonamiento correítimo, en la medida en que a uno la conclusión le puede resultar más evidente que la prem

estión, mientras que al otro le ocurre lo contrario. La forma más plausible de esta falacia

gumentación en círculo, y cuanto mayor sea el círculo, más difícil será detectarla.

§ 4No hay falacia que no pueda incluirse de modo apropiado en alguna de las categorías anter

s que se ven enumeradas por separado y distinguidas frente a estas en los tratados lógicos slidad variedades suyas y, por ende, se recogen con más propiedad en las subdivis

rrespondientes. Como en el esquema adjunto [véase la página siguiente].5

[180] § 5

Me propongo ofrecer algunos detalles más acerca de cada una de las falacias que han

Page 249: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 249/530

umeradas y distinguidas. Pero antes de proceder a esto, será conveniente avanzarservaciones de carácter general: 1) sobre la importancia, y 2) sobre la dificultad  de detecscribir las falacias.

[234]

1. Al parecer, la mayoría de las personas dan por sentado que una falacia es temible solameidad de arma dispuesta y manejada por un sofista hábil. O si conceden que alguien, con intencnestas, puede incurrir en una falacia de manera inconsciente, en el calor de la discusión, toponen que donde no hay disputa, no hay motivos para temer la argumentación falaz. Ahoraluso en el razonamiento que podríamos llamar solitario, hay mucho peligro de deslizarse ydarse cuenta en alguna falacia, donde uno puede engañarse hasta el punto de actuar sobre lala conclusión así obtenida. Por razonamiento solitario entiendo el caso en el que uno no

scando argumentos  para zanjar la cuestión debatida, sino que está ocupado en extrae

nocimiento previamente disponible alguna inferencia útil. <…>

Page 250: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 250/530

[187] § 6La segunda observación es que si bien el razonamiento correcto siempre resulta tantostamente admitido cuanto más claramente se percibe como tal, el razonamiento falaz, p

ntrario, aun viéndose rechazado nada más ser detectado, tendrá mayores probabilidades de obeptación cuanto más oscurecido y desfigurado se presente por el estilo tortuoso y la complesu expresión. Es así el que mejor se presta al desliz accidental de un razonador descuidado,

opuesta deliberada del sofista. Tampoco quiere el sofista que se adviertan su oscuridad

mplejidad; antes bien, procura que la expresión aparezca  tan clara y simple como sea poando en realidad es la red más enmarañada que puede urdir.

Así pues, mientras que es usual expresar nuestro razonamiento por medio de elipsis, de modsobreentienda una premisa (o incluso dos o tres pasos enteros en el curso de una argumentabreentendido que puede suplirse fácilmente al ser perfectamente obvio, el sofista suprime de ralelo lo que no es obvio, sino que constituye en realidad la parte más débil del argumento; yorra ninguna otra estratagema para desviar nuestra atención del lugar en el que reside la falace se asemeja mucho al del prestidigitador). De ahí la inseguridad, antes mencionada, con resp

é clase habría que adscribir una falacia individual concreta. Y de ahí que la dificultad de deteponer una falacia sea mucho mayor que la de comprender y desarrollar un procesgumentación cor recto. Lo mismo ocurre en la detección y captura de un delincuente a pesar es de ocultación y disfraz; cuando ha sido apresado y llevado a juicio, y se presentan al tri

das las pruebas del delito, su condena y castigo no tienen mayor dificultad. Este es justameo de las falacias que se aducen a título de ejemplos en los tratados de Lógica: ya hanctivamente detectadas y han recibido una formulación tersa y cabal, de modo que solo ha

cerlas comparecer para, digamos, recibir la sentencia.

Elementos de Retórica (1828)

Parte I, cap. III, § 2.

De acuerdo con el uso más correcto del término, una «presunción» en favor de una supoalquiera quiere decir, no un predominio de la probabilidad en su favor (como a veces nsado er róneamente), sino una ocupación previa del terreno de discusión, de modo que implicsuposición debe mantenerse en pie hasta que se aduzca una razón suficiente en contra; en

abras, que la carga de la prueba recae sobre el que la discuta.Así, es un principio legal bien conocido que todo hombre (incluido el preso llevado a juic

presumirse inocente hasta que su culpa quede establecida. Esto no significa, por cierto, que hdar por sentado  que es inocente; porque si este fuera el caso, tendría derecho a una liber

mediata. Ni significa que, de antemano, es más probable que no que sea inocente; o que la malos que se ven llevados a juicio lo es efectivamente. Solo significa, obviamente, que la «carga

ueba» corresponde a los acusadores —así que el acusado no es el llamado a demostrcencia, ni ha de ser tratado como un delincuente mientras no la demuestre; sino que son

ienes han de formular los cargos contra él, y si él puede rebatirlos, queda absuelto—. <…> S

Page 251: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 251/530

ne la «presunción» de su parte y puede rebatir todos los argumentos que se formulan en conposición, ha logrado, por el momento al menos, la victoria. Pero si abandona esta posic

rmite que se pase por alto la presunción, con lo que de hecho está renunciando, quizás, a uno ds fuertes argumentos, puede dar la impresión de estarse empleando en un débil ataque en lug

cer una triunfante defensa[235].

Page 252: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 252/530

8. ARTHUR SCHOPENHAUER (1788-1860)

FuentesEristik , publicación póstuma en J. Frauenstädt (ed.),  Aus Schopenhauers handschriftl

chlaß, Brockhaus, Leipzig, 1864. (Legado manuscrito de Schopenhauer). Escrito en torno a 31.

En la ed. de A. Hübscher, Schopenhauer. Der handschriftliche Nachlaß, DTV, Múnich, 1985

pp. 666-695.Parerga und Paralipomena  (1851), vol. II,  Paralipomena, ii, § 26. En Sämtliche Werke, v

hrkamp, Stuttgar t/Fráncfort d. M., 1986, pp. 32-42.

Erística, el arte de tener razón expuesto en 38 estratagemas

La dialéctica erística[236] es el arte de discutir, y discutir de tal modo que uno siempre lleve rdecir, per fas et nefas [por medios tanto lícitos, como ilícitos]. Uno puede, por cierto, tener jetiva en la cuestión misma debatida y, sin embargo, carecer de ella ante los ojos de los prese

luso a veces ante sus propios ojos. Así ocurre cuando, por ejemplo, el adversario rebate mi psto se considera una refutación de la tesis misma, para la que, sin embargo, bien puede haber

uebas; en tal caso, como es natural, la relación se invierte para el adversario: parece llevar nque objetivamente no la tenga. Por consiguiente, la verdad objetiva de una proposiciónidez conforme  a la aprobación de los contendientes y oyentes son dos cosas distintas. (Deimo trata la dialéctica).¿A qué se debe esto? A la maldad natural del género humano. Si esta mexistiera, si fuéramos honestos por naturaleza, intentaríamos que la verdad saliera a la luz en

bate, sin preocuparnos en absoluto de que se adaptara a la opinión primera que hubiér

tenido o a la opinión del otro; esto sería indiferente o, en cualquier caso, muy secundarioora es lo principal. La vanidad innata, especialmente susceptible en punto a nuestra capaelectual, se niega a aceptar que aquello que habíamos sostenido al principio resulte falso y smbio, cierto lo propuesto por el adversario. En este caso, todo lo que uno tendría que hacerorzarse por juzgar correctamente, y para ello debería pensar primero y hablar después. Per

nidad innata la mayoría de los seres humanos suman la locuacidad y una congénita mala fe. Hes de pensar y luego, cuando se dan cuenta de que su afirmación es falsa y no tienen razón, arentar que es al revés. El interés por la verdad que en la mayoría de los casos bien pudo h

o el único motivo para sostener la tesis supuestamente verdadera, se r inde ahora del todo al ir la vanidad: lo verdadero debe parecer falso y lo falso verdadero.Sin embargo, incluso esa mala fe, la obstinación en mantener una tesis que a nosotros mism

s parece falsa, aún tiene una excusa. Con frecuencia, al principio de la discusión, esmemente convencidos de la verdad de nuestra tesis; pero ahora la argumentación del adverece desbaratarla; si de inmediato nos damos por vencidos, no es raro que descubramos luegn todo, éramos nosotros quienes teníamos razón: el argumento salvador no se nos ocumpo. De donde colegimos la máxima de oponernos a la argumentación del adversario, aun c

rezca correcta y convincente, en la creencia de que esa corrección no es sino aparente y que

Page 253: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 253/530

rso de la discusión, ya se nos ocurrirá otro argumento para rebatirla o para establecer de o modo la verdad de nuestra posición. De ahí que nos vemos casi obligados a actuar con mlas disputas o, al menos, fácilmente tentados a hacerlo. Así se amparan mutuamente la debilidestro entendimiento y la inclinación torcida de nuestra voluntad. Este es el motivo deneralmente, el que entable una discusión no se bata por la verdad, sino por su propia tesis o ara et focis [por el altar y el hogar] y  per fas et nefas, dado que, según se ha mostrado, nocer otra cosa.

Así pues, por regla general, no hay quien no quiera imponer su tesis aunque, de momento, luso a parecerle falsa o dudosa[237]. Losmedios para lograrlo son, en buena medida, los que

o le deparen su propia maldad y su astucia; esto se aprende en la experiencia cotidiana cusión. En efecto, así como todo el mundo tiene su propia dialéctica natural, también cuentpropia lógica natural. Si bien aquella no le guiará con tanta seguridad, ni mucho menos, a. No es fácil que alguien piense o infiera en contra de las leyes lógicas: los juicios falsocuentes, pero sumamente raros los silogismos falsos. Por lo común una persona no da muestecer de lógica natural; sí, en cambio, de falta de dialéctica. Esta última es un don n

sigualmente repartido (en lo que se asemeja a la capacidad de juicio, mientras que la razótribuida de forma más homogénea). Es frecuente, por cierto, dejarse confundir y confutar poumentación aparente en un punto en que se tiene razón, o justamente a la inversa; y el qu

ncedor de una discusión tiene muchas veces que agradecérselo no tanto al acierto de su juimular su tesis, como a la astucia y habilidad con que supo defenderla. Aquí, al igual que encasos, lo innato es lo mejor[238]. Sin embargo, el ejercicio y la reflexión sobre las artimañaque cabe derribar al adversario, o sobre las que este suele utilizar por su parte, contrib

cho a convertirse en un maestro del arte. Así pues, aunque la lógica quizás no tenga de lidad práctica, sí puede ser útil la dialéctica. Creo que también Aristóteles concibió su

alítica) básicamente como fundamento y preparación de la dialéctica, y que esta vino a ser pprincipal. La lógica se ocupa de la mera forma de las proposiciones; la dialéctica, de su contmateria. De ahí que la consideración de la forma, en cuanto universal, debiera precedernsideración del contenido, en cuanto particular.

Aristóteles no define el objeto de la dialéctica tan estrictamente como yo lo he hecho. Ciee le asigna como objeto principal la discusión, pero también al mismo tiempo el descubrimieverdad (Tópicos, I, 12). <…> Desde luego, es consciente de la distinción y separación enrdad objetiva de una tesis y el hecho de hacerla valer o de obtener su aprobación, pero n

erencia con la nitidez suficiente para confiar esto último únicamente a la dialéctica[239]. Sus rra alcanzar este último propósito se hallan entremezcladas con las correspondientes al primer

que me parezca que Aristóteles no supo rematar airosamente su tarea en este caso. <…>Para definir con nitidez la dialéctica, es preciso considerarla únicamente como el arte de ón (sin preocuparse en absoluto de la verdad objetiva, que es asunto de la lógica), cosa que

sde luego, tanto más fácil cuando efectivamente se tenga razón en la cuestión misma de que sero la dialéctica, como tal, debe enseñar únicamente el modo de defenderse frente a ataques deo, especialmente contra los que proceden con mala fe, y el modo como uno mismo puede ata

e el otro afirma sin caer en contradicción y, sobre todo, sin verse refutado. Hay que disti

Page 254: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 254/530

ramente el descubrimiento de la verdad objetiva del arte de hacer valer como ciertas lasopias: lo primero es objeto de una pragmateiva (ocupación) completamente distinta, es obraultad del juicio, de la reflexión, de la experiencia,y no existe un arte específico al respec

gundo es, en cambio, objeto de la dialéctica. Se la ha definido como lógica de la apariencia: eso; pues, de ser así, solo serviría para la defensa de tesis falsas. Pero incluso cuando uno tieparte la razón, necesita la dialéctica para defenderla. Además hay que conocer las estratagemla fe para saber afrontarlas y hasta para, llegado el caso, saber emplearlas y atacar al adve

n sus propias armas. Por lo tanto, en la dialéctica hay dejar a un lado la verdad o considmo algo accidental, y preocuparse únicamente de cómo defender las tesis propias y cómo rdel otro. Y con respecto a las reglas del arte, no se debe tener en cuenta la verdad objetiva pla mayoría de los casos se desconoce su paradero. Con frecuencia ni uno mismo sabe sictivamente razón o no, a veces cree tenerla y se equivoca, otras veces son ambas partes las qen puesto que veritas est in puteo  (ejn buqw`/ hJ ajlhvqeia [la verdad está en lo profumócrito). Al surgir la discusión, por regla general, cada una de las partes cree tener la razóno; durante su transcurso, ambas partes empiezan a dudar; es a su desenlace al que corresperminar y confirmar la verdad. Pero la dialéctica no tiene que entrar en esto, del mismo modmaestro de esgrima tampoco repara en a quién le asistía realmente la razón en la porfía qnducido al duelo. Atacar y parar, eso es lo que cuenta, al igual que en la dialéctica, que egrima intelectual. Solo así entendida puede establecerse como una disciplina por derecho pres si nos propusiéramos la determinación de la pura verdad objetiva, nos encontrar íamos densimple lógica; y si, por el contrario, nos propusiéramos la imposición de tesis falsasveríamos dentro de la mera sofística. Y en ambos casos se daría por supuesto que ya sabr

é es lo objetivamente verdadero o falso, punto sobre el que rara vez se tiene certeza de anteverdadero concepto de la dialéctica es, por consiguiente, el formulado: esgrima intelectua

var razón en las discusiones. <…>Así pues, en este sentido, la dialéctica debe consistir simplemente en una recapitulación

posición, bajo la forma de un sistema y un conjunto de reglas, de aquellas técnicas dadas puraleza, de las que se sirve la mayoría de la gente para llevar razón aun cuando advierta,

rso de la discusión, que la razón no está de su parte. De ahí que sería absurdo que en la dialntífica se tuviera en cuenta la verdad objetiva y su elucidación, pues esto no acontece nunuella otra dialéctica natural y originaria, cuyo propósito no es otro que tener razón. Lancipal de la dialéctica científica, en el sentido en que nosotros la entendemos, es la de expo

alizar las estratagemas de la mala fe en la discusión, para reconocerlas y anularlas de inmedidebates reales. Por eso, en su exposición, debe asumir que su finalidad es el hecho de tener rla verdad objetiva.Hasta donde yo sé y pese a haber buscado por doquier, nada se ha progresta línea. Así que se trata de un terreno virgen. Para lograr nuestro propósito, habría que acexperiencia, observar cómo una u otra parte emplea esta o aquella treta en los debates que sn frecuencia en nuestro entorno, y reducir a principios generales las estratagemas  más uso diversas formas, que luego podrían servir no solo para emplearlas en propia ventaja, sino

utralizarlas cuando sea el adversario quien las utilice.

Lo que sigue debe considerarse un primer intento.

Page 255: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 255/530

La base de toda dialéctica

En primer lugar hay que considerar lo esencial de toda discusión, qué es lo que realmente oella.El adversario (o nosotros mismos, para el caso es igual) ha planteado unatesis. Para refutarl

s modos y dos vías.1. Los modos: a) ad rem  [con referencia al objeto de discusión], b) ad hominem o ex con

n referencia a las concesiones previas de aquel con quien se discute]. Es decir, o mostramos qis no concuerda con la naturaleza de las cosas, con la verdad objetiva absoluta, o mostramoconcuerda con otras afirmaciones o concesiones del adversario, esto es, con la verdad subjo último no es más que una prueba relativa y no afecta al punto de la verdad objetiva.2. Las vías: a) refutación directa, b) indirecta. La directa ataca la tesis en sus fundament

directa en sus consecuencias. La directa muestra que la tesis no es verdadera; la indirecta, qede ser verdadera.a) En orden a una refutación directa  podemos proceder de dos maneras. O mostramos qu

ncipios de la afirmación en cuestión son falsos (nego maiorem, minorem [niego la premisa mmenor]), o admitimos los principios, pero mostramos que la afirmación no se sigue de ellos nsequentiam) y atacamos así la consecuencia, la forma de la conclusión.

b) En orden a una refutación indirecta utilizamos la apagogé  o el contraejemplo [instancia][2

a) Apagogé: tomamos la tesis del adversario como si fuese verdadera y luego mostramos lsigue de ella si la empleamos como premisa de un silogismo en combinación con cualquie

oposiciónreconocida como cierta; a continuación deducimos del silogismo una conclnifiestamente falsa, bien porque contradice la naturaleza de las cosas, bien porque contradi

más afirmaciones del adversario, es decir, falsa ad rem o ad hominem (Sócrates en  Hipias maos lugares). Por consiguiente, la tesis también es falsa, puesto que de premisas verdaderaseden seguirse conclusiones verdaderas, aunque de premisas falsas no siempre se nclusiones falsas. (Si contradice abiertamente una verdad incuestionable, hemos reducidsurdum al adversario).

b) El contraejemplo (e]nstasi~, exemplum in contrarium). Refutación de la tesis general medindicación directa de casos particulares comprendidos en esa afirmación que la desmientedo que la tesis misma tiene que ser falsa.

Este es el armazón básico, el esqueleto de toda discusión; tenemos, pues, su osteología. A educe en el fondo todo discutir. Aunque puede darse de modo efectivo o solo en aparienciaones auténticas o espurias, y como en este punto no podemos pronunciarnos con segurida

bates resultan tan largos y obstinados. Tampoco podemos separar lo real de lo aparente, puessiquiera los propios contendientes lo saben de antemano. Así que pasaré a expone

ratagemas sin tener en cuenta si objetivamente se tiene o no razón, dado que ni siquiera uno mede saberlo con certeza y debe dilucidarse a través del debate. Por lo demás, en toda discusiónda argumentación, en general, es preciso que los contendientes estén de acuerdo en algún punrtida sobre cuya base, como si se tratara de un principio, podamos debatir el asunto en cuentra negantem principia non est  disputandum [no cabe discutir con quien niega los principios]

Page 256: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 256/530

Sobre la controversia

FuenteParerga y paralipómena  II,  Paralipomena, cap. ii, § 26. En Sämtliche Werke, ed. de W. Fr

n Löhneysen, Suhrkamp, Stuttgart/Fráncfort d. M., 1986, vol. V, pp. 32-42.

[32] La controversia, la discusión sobre un asunto teór ico, puede resultar muy fructífera, sin ra las dos partes implicadas, ya que sirve para rectificar o para confirmar lo que una ynsaban, amén de dar lugar a que surjan ideas nuevas. [33] Es un roce o colisión de dos cabezan frecuencia produce chispas. Pero también se asemeja al choque de dos cuerpos en el que ebil se lleva la peor parte, mientras que el más fuerte sale ileso y lo proclama con sones de viniendoesto en cuenta, es necesario que ambos contrincantes se aproximen, al menos en dida, tanto en conocimientos como en ingenio y habilidad, para hallarse de este modo en igucondiciones. Si a uno de los dos le faltan los primeros [conocimientos], no estará a la d

ura, así que no podrá entender los argumentos del otro; es como si en el combate estuvierajuego. Si le falta lo segundo [ingenio y habilidad], la indignación que le provoque esa carenvará paso a paso a recurrir a toda clase de engaños, enredos e intrigas en la discusión y, si esto en evidencia, terminará por ponerse grosero. <…>[34] Las astucias, ardides y bajezas a las que se recurre con el propósito de llevar razón son

an variados, y se repiten con tan regularidad, que en años anteriores constituyeron para mí mreflexión. Se limitaba esta a sus aspectos puramente formales, tras haber advertido que aun sdispares los temas en discusión, así como las personas implicadas, se reiteraban una y otra v

curso de las discusiones las mismas astucias y los mismos ardides, lo cual los hacía fácilntificables. Esto me condujo entonces a la idea de separar en tales estratagemas lo pura

mal de lo material, para de esta manera, como si de un [35] limpio preparado anatómico se trservarlas con detalle. Por eso reuní las tretas más utilizadas en la discusión y asigné a cada uopio de su esencia, las ilustré con ejemplos y distinguí cada caso con un nombre partiemás, finalmente, añadí los medios preventivos, es decir, las paradas correspondientes aque. De ahí surgió toda una dialéctica erística  formal. Las argucias o estratagemas ocupaba, en calidad de figuras dialécticoerísticas, un lugar semejante al que ocupan en lógica las fiogísticas, y en retórica, las figuras retóricas, con las que tienen en común el ser en buena mnatas, dado que su práctica precede a la teoría, de modo que para usarlas no es preciso hab

rendido con anterioridad. Este planteamiento puramente formal sería un complemento de anica de la razón que consiste en la lógica, la dialéctica y la retórica, cuya exposición se encuel capítulo noveno del tomo segundo de mi obra capital[241]. <…>

[Presentación del armazón básico o esqueleto de toda discusión, consistente en reiterposición de La base de toda dialéctica, véase más arriba, pp. 331-332].

[38] Toda forma de ataque en la discusión puede reducirse a la del procedimientosentado: tales ataques son a la dialéctica lo que a la esgrima son [39] las estocadas regularesimañas o stratagemata que he reunido serían comparables a su vez a las fintas y, en fin, los at

Page 257: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 257/530

rsonales a lo que los maestros académicos de esgrima llaman golpes bajos. Como prumplo de las estratagemas reunidas, sirvan las siguientes.Ampliación. La tesis del adversario se interpreta en un sentido más amplio del que él pretenluso del que había expresado, para luego refutarla con facilidad bajo esta interpretación. <…Uso abusivo de la implicación. A la tesis del adversario se le añade, a menudo tácitamente

gunda tesis emparentada con la primera a través del sujeto o del predicado. De ambas, tommo premisas, se extrae una conclusión falsa y casi siempre inaceptable, que se atribuversar io. <…>

Diversión. Si durante [40] la discusión se advierte que la controversia sigue un curso desfavoel adversario lleva las de ganar, se procura evitar el resultado a tiempo mediante una mntroversiae, es decir, desviando la discusión del asunto principal y, en caso de apuro, salectamente a otra proposición. Luego se intenta atribuir esta al adversario para combatirla enla tesis principal y convertirla así en el objeto del debate, de modo que el adversario teng

andonar la partida a medio ganar para emplearse en una nueva defensa. <…>[41] De tales estratagemas reuní y expuse cerca de cuarenta. Pero el examen de todos

bterfugios que junto con la obstinación, la vanidad y la mala fe, se alían con la cortedadapacidad humanas, ahora me resulta repugnante. Por lo demás me bastan esas muestras para serio las razones antes aludidas y evitar la discusión con ese tipo de gente que es el qu

unda. Siempre se puede intentar ayudar a la inteligencia del otro con argumentos, pero en cuantraargumentación dé pruebas de terquedad, conviene dejar la cuestión de inmediato, pues pofaltar para que acuda al engaño, y lo que en teoría es un sofisma, en la práctica es una vejs estratagemas de las que hablo son todavía más indignas que los sofismas, pues en elluntad se pone la máscara de la inteligencia para representar su papel, algo siempre abomicas cosas despiertan tanta indignación como advertir que alguien no tiene intenció

mprender. Quien no admite que prevalezcan las buenas razones del contrario denota padeca inteligencia débil o de una inteligencia sometida al dominio de la propia voluntad, es directamente debilitada; de modo que solo hay que enzarzarse con alguien así cuando la natu

la profesión o la imposición del deber lo hagan necesario.No obstante, he de admitironocerles su parte de razón a los engaños mencionados, que muchas veces puede que actu

resuradamente al renunciar a nuestra opinión ante un argumento certero del adversario. <…>be incluso que la prueba con que defendíamos nuestra tesis fuera efectivamente falsa y qubargo, haya otra correcta para acreditarla. Ante una impresión de este género, hay gentes ho

mantes de la verdad que no se rinden fácilmente y de inmediato a un argumento, sino que intguir defendiendo su causa, aunque la argumentación contraria las haga dudar. En esto se asecomandante de un ejército que procura mantener un poco más de tiempo una posición queostenible, con la esperanza de que lleguen refuerzos. Confían en que mientras se defiendelos argumentos, se les irán ocurriendo otros buenos, o en que acabarán por advertir la fal

argumento del adversario. De ahí que esta ilusión obligue casi necesariamente a peqgaños en la discusión, puesto que, de momento, uno no está luchando por la verdad sino pis. Lo cual es, por otra parte, consecuencia de la incertidumbre de la verdad y de la deficienc

endimiento humano. Pero también existe el peligro de ir demasiado lejos, de empeñ

Page 258: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 258/530

masiado tiempo en falsas convicciones, de que finalmente nos ceguemos y, cediendo a la mla naturaleza humana, defendamos nuestra tesis per fas  et nefas, con estratagemas de malahemos por ella mordicus (con todas nuestras fuerzas). Que a cada uno le ampare en este tran

nio particular y luego no tenga que avergonzarse. La clara comprensión de lo que hsentado aquí es también de suma importancia para una autoeducación en este sentido.

Page 259: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 259/530

9. JOHN STUART MILL (1806-1873)

FuenteA System of Logic, Ratiocinative and Inductive, being a connected view of the princip

dence and the methods of scientific investigation (1843).

Libro V. Sobre las falacias

[En CW , VIII, ed. de J. B. Robson, Routledge, Londres, 1974, pp. 735-831].

«Errare non modo affirmando et negando, sed etiam sentiendo, et in tacita homincogitatione contingit» (Hobbes, Computatio sive logica, cap. v)[2

«Il leur semble qu’il n’y a qu’à douter par fantaisie, et qu’il n’y a qu’à dire en général notre nature est infirme; que notre esprit est plein d’aveuglement; qu’il faut avoir un gr

soin de se défaire de ses préjugés, et autres choses sembables. Ils pensent que cela supour ne plus se laisser séduire à ses sens, et pour ne plus se tromper du tout. Il ne suffit

de dire que l’esprit est foible, il faut lui faire sentir ses foiblesses. Ce n’est pas assez de d

qu’il es sujet à l’erreur, il faut lui découvrir en quoi consistent ses erreurs» (Malebranc Recherche de la verité )[2

[735] Capítulo I. De las falacias en general

§ 1. [ La teoría de las falacias: una parte necesaria de la Lógica  ]. Es una máxima dolásticos que contrariorum eadem est scientia: no sabemos realmente lo que una cosa es a m

e seamos capaces de dar una explicación suficiente de su contraria. Conforme a esta máximarte considerable de la mayoría de los tratados de Lógica está consagrada al tema de las falac

a práctica es demasiado digna de consideración para que nos apartemos de ella. La filosofonamiento, para ser completa, debe comprender tanto la teoría del razonar mal como lonar bien.Hemos intentado sentar los principios por los que pueda comprobarse la suficiencia de cua

ueba, y puedan determinarse de antemano la naturaleza y el conjunto de evidencias necesariaablecer una conclusión dada. Si se siguieran estos principios, entonces, aunque el númeroportancia de las verdades acreditadas estuvieran limitados por las oportunidades, o pbilidad, el ingenio y la paciencia del investigador individual, por lo menos no se asumiría el

lugar de la verdad. Pero el género humano, fundado en su experiencia, conviene en atestigua

Page 260: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 260/530

sde luego, se halla muy lejos de alcanzar este tipo siquiera negativo de perfección en el uso deres de razonamiento.En la conducción de la propia vida —en los asuntos prácticos de la humanidad— las infere

óneas, las interpretaciones incorrectas de la experiencia, son absolutamente inevitables, a ne se haya cultivado mucho la facultad de pensar; y en la mayoría de los hombres, por más ala el nivel de cultura alcanzado, las inferencias erróneas de ese tipo, con los errespondientes en la conducta, son lamentablemente frecuentes. Incluso en las investigacionese se han dedicado sistemáticamente las inteligencias eminentes, y con respecto a las cuales la ectiva del mundo científico siempre está dispuesta a apoyar los esfuerzos y a corregir los elos [736] individuos, solo en las ciencias más perfectas y cuyo objeto es menos complicadogado a expulsar, hablando en términos generales, las opiniones que no están fundadducciones correctas. En los sectores de la investigación relativos a los fenómenos más com

la Naturaleza y especialmente en aquellos que tienen por objeto el hombre, bien como peral o intelectual, o como sujeto social, o incluso como entidad física, la diversidad d

iniones que aún prevalecen entre las personas instruidas, y la confianza pareja con qurtidarios de las más opuestas maneras de pensar se aferran a sus creencias respectivas, pruebo que en estas materias no se han generalizado los buenos métodos de filosofar, sino que p

gular se han adoptado los malos; prueban que los investigadores, en general, no solo no hann la verdad, sino que a menudo han profesado el error; que incluso la porción más cultivaestra especie no ha aprendido aún a abstenerse de sacar conclusiones que no están acreditadapruebas.La única salvaguardia completa contra el mal razonamiento es el hábito de razonarfamiliaridad con los principios del razonamiento correcto y la aplicación práctica de ncipios. Pero no carece de importancia considerar cuáles son los modos más comunes de ral; por qué apariencias es más probable que la mente se deje seducir y desviar de la observan

verdaderos principios de la inducción; cuáles son, en suma, las variedades más comuigrosas de prueba aparente que siguen las personas al incurrir en opiniones para las que no e

uebas realmente concluyentes.Un catálogo de las variedades de esas pruebas aparentes que no son realmente pruebas, e

umeración de las falacias. Así pues, sin esta enumeración, la presente obra quedaría manca nto esencial. Y si bien los autores que no incluyen en su teoría del razonamiento nada más ducción, se ciñen, de acuerdo con esta limitación, al examen de las falacias procedentes drte del procedimiento de investigación, nosotros, que pretendemos hacernos cargo

ocedimiento en su conjunto, debemos añadir a las directrices para hacerlo bien, las prevencntra hacerlo mal en cualquiera de sus partes, sea la parte deductiva o la parte experimental la qcuentre en falta, sea una deficiencia relativa a la deducción y la inducción conjuntamente.

§ 2. [ Las equivocaciones casuales no constituyen falacias]. Al considerar las fuentes erencia infundada, no es preciso reparar en los errores que provienen, no [737] del uso todo incorrecto, ni de la ignorancia del correcto, sino de un lapsus casual, debidocipitación o a un descuido, en la aplicación de los verdaderos principios de la inducción

ores de este tipo, como las equivocaciones accidentales en la cuenta de una suma, no reclamálisis o una clasificación de carácter filosófico; las consideraciones teóricas no arrojan luz

Page 261: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 261/530

medios de evitarlas. En el presente tratado lo que requiere atención no es la simple fastreza en la ejecución correcta de la operación (cuyos únicos remedios son la creciente atencpráctica asidua), sino la forma radicalmente incorrecta de ejecutarla; las condiciones baales la mente humana se persuade a sí misma de que tiene bases suficientes para sentanclusión a la que no ha llegado por ninguno de los métodos legítimos de inducción —y quiera, bien por descuido o bien por precipitación, ha tratado de comprobar por d

ocedimientos legítimos—.

§ 3. [ Las fuentes morales de la opinión errónea, cómo se relacionan con  las intelectuales]a rama de la que podría llamarse Filosofía del error que debemos mencionar aquí, aunque

a para excluirla de nuestro tema de referencia. Las fuentes de las opiniones erróneas son dos, morales e intelectuales. Las morales no entran dentro del alcance de este. Pueden clasifn arreglo a dos apartados generales: la indiferencia con respecto a la consecución de la verinclinaciones sesgadas, cuyo caso más común es aquel en que nos vemos arrastrados por nu

seos; aunque estemos tan expuestos a la adopción indebida de una conclusión desagradable code una conclusión agradable, siempre que sea de tal condición que excite alguna de nuestra

rtes pasiones. Las personas de carácter tímido son las más predispuestas a creer cuaclaración dirigida a alarmarlas. Es, por cierto, una ley psicológica, deducible de las leyenerales de la constitución de la mente humana, que una pasión fuerte nos vuelve crédulopecto a la existencia de los objetos idóneos para excitarla.Pero las causas morales de las opiniones, aunque las más poderosas de todas en la mayoría

rsonas, no son sino causas remotas: no actúan directamente, sino por medio de causas intelecn las que guardan la misma relación que la que tienen las llamadas en medicina causedisposición  con las causas determinantes. La indiferencia con respecto a la verdad no pued

yo y por sí misma, producir una creencia errónea: actúa impidiendo a la mente reunir las prropiadas, o someterlas a las condiciones de una inducción legítima y rigurosa; omisión qpone indefensa a la influencia de [738] toda suerte de pruebas aparentes que se prespontáneamente o suponen el menor esfuerzo intelectual. La inclinación sesgada tampoco ente directa de conclusiones erróneas. No podemos creer en una proposición solo porqu

ste, o solo porque nos aterrorice, creer en ella. La más fuerte inclinación a encontrar verdadenjunto de proposiciones, no hará al espíritu más débil capaz de creérselas sin la menor traza tivo intelectual —sin prueba alguna, ni aparente siquiera—. Actúa indirectamente poniéndol

ojos los motivos intelectuales para creer de forma distorsionada o parcial. Le hace apartartidioso trabajo de una inducción rigurosa, cuando sospecha que el resultado puede re

sagradable; y, en el examen al que procede le hace aplicar lo que depende en cierta medida untad, su atención, de manera sesgada, prestando suma atención a las pruebas que pa

vorecer la conclusión deseada y muy poca a las que parecen contrariarla. La inclinación tamra induciéndole a buscar afanosamente razones, o aparentes razones, que apoyen las opinnciliables, o rebatan las inconciliables, con sus intereses o sus sentimientos. Y cuando ereses y estos sentimientos son compartidos por un gran número de personas, se aceptan

nen en circulación unas razones que no seescucharían ni por un momento si la conclusiiera nada más fuerte que tales razones para hablar en su favor. Los prejuicios sesgados natur

Page 262: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 262/530

quiridos de la humanidad están promoviendo continuamente teorías filosóficas cuya omendación consiste en proporcionar premisas para probar unas doctrinas predilectas otificar unos sentimientos favoritos; y cuando una de estas teorías ha quedado desacreditada hanto de no prestar ya este servicio, siempre hay otra dispuesta a reemplazarla. Cuandorcialidad se ejerce en favor de una creencia o de un sentimiento, viene a menudo aderezadtetos halagüeños; y el hábito contrario de subordinar cabalmente el juicio a las pruebas, igmatizado con diversas denominaciones inmisericordes del tenor de escepticismo, inmoraaldad, dureza de corazón y otras por el estilo, según la naturaleza del caso. Sin embargo, a que las opiniones de la generalidad de los hombres tengan, cuando no dependen de un mero hulcado, sus raíces en las inclinaciones mucho más que en el entendimiento, una con

cesaria para el triunfo de los sesgos morales es haber pervertido antes la inteligencia. erencia errónea, aun teniendo su origen en causas morales, envuelve la operación intelectualmisión de pruebas insuficientes [739] en calidad de suficientes. Y quien estuviere en guardia cda suerte de pruebas no concluyentes que podrían tomarse erróneamente por concluyenterrerá peligro de verse inducido a error ni por la inclinación más fuerte. Hay mentederosamente armadas en el aspecto intelectual que no podrían cerrar sus propios ojos a la luzrdad, por más que, efectivamente, lo desearan; no podrían, con toda la inclinación del marse colar malos argumentos haciéndolos pasar por buenos. Si la sofistería del entendim

viniera imposible, la de los sentimientos, al carecer de instrumento para obrar, quedaría reduimpotencia. Por consiguiente, una clasificación comprensiva de todas aquellas cosas que, sueba, se prestan a aparentar que lo son ante el entendimiento, incluirá de suyo todos los errocio que provengan de causas morales, con la única exclusión de los fallos que se cometenáctica aun contando con mejor conocimiento.

Así pues, el objeto de esta parte de la investigación en la que ahora vamos a entrar será el ex

los diversos tipos de evidencias que no son evidencias en absoluto, y de las pruebas aparentemncluyentes que en realidad no llegan a serlo.

No es una materia refractaria a una visión y una clasificación comprensivas. Cierto es qsas que no sirven para probar una conclusión dada, son a todas luces infinitas, y que esta propgativa, al no ser dependiente de ninguna otra positiva, no puede oficiar debase parasificación real. Pero las cosas que, no siendo pruebas, se prestan a pasar erróneamente por

n susceptibles de clasificación por referencia a la propiedad positiva que poseen de aparentuebas. Podemos organizarlas a nuestra elección sobre la base de uno de estos dos principios

n arreglo a la causa que las hace parecer pruebas, aunque no lo sean, bien con arreglo articular de prueba que simulan ser. La clasificación de las falacias que vamos a intentar pítulo siguiente, descansa en ambas consideraciones a la vez.

[740] Capítulo II. Clasificación de las falacias§ 1. [ En qué criterios debería basarse una clasificación de las falacias]. Al tratar de estab

rtas distinciones generales que demarquen entre sí los diversos tipos de falacias, nos proponobjetivo completamente diferente del pretendido por muchos pensadores eminentes que, b

nominación de falacias políticas u otras falacias, solo han dado una simple enumeración de mero de opiniones erróneas, proposiciones generales falsas de uso frecuente, loci commun

Page 263: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 263/530

los argumentos sobre algún tema particular. A la Lógica no le interesan las falsas opinionesgente se le ocurre sostener, sino la manera como viene a sostenerlas. La cuestión no estrierminar qué hechos se han tomado erróneamente, en algún momento, por pruebas de

chos, sino qué característica presente en los hechos ha inducido a alguien a esta supouivocada.

Cuando se supone, si bien incorrectamente, que un hecho es probatorio o indicativo de o, debe haber una causa del error. El hecho presuntamente probatorio debe hallarse conectaún modo determinado con el hecho del que se supone prueba —debe guardar con él una relerminada, sin la cual no sería considerado bajo este aspecto—. Esta relación puede venir sugr la simple visión conjunta de los dos hechos emparejados, o puede depender de alguna operntal por la que se ha establecido una asociación previa entre ambos. Pero, en todo caso, la re

be presentar cierta peculiaridad. El hecho que, aun por la más extravagante aberración, marse como prueba de otro hecho, debe hallarse en una posición especial con respecto cho; y si pudiéramos averiguar y precisar esta posición especial, podríamos conocer el origeor.No podemos considerar un hecho como indicio de otro a menos de suponer que los dos s

njuntamente siempre o en la mayoría de los casos. Si creemos que A es indicio de B, si cmos A nos sentimos inclinados a inferir de ahí B, la razón es nuestra creencia en que de dambién se dará B, siempre o en la mayoría de los casos, en calidad de antecedente o de consecueconcomitante.Si cuando vemos A nos sentimos inclinados a no esperar B —si creemos que Aindicio de la ausencia de B—, es porque creemos que, de darse A, B no se dará nunca o solz. En suma, las conclusiones erróneas, no menos que las correctas, tienen una relación invan una fórmula general, expresa o tácitamente implicada. Cuando de un hecho inferimos algúe en realidad no se sigue de él, estamos admitiendo o, siendo consecuentes, deberíamos admit

oposición general infundada con respecto a la conjunción entre ambos fenómenos.Así pues, a cada particularidad de los hechos o de nuestro modo de considerarlos que nos in

creer que ciertos hechos están habitualmente unidos cuando no lo están, o que no están uando en realidad lo están, le corresponde un tipo de falacia. Y la enumeración de las fansistirá en la especificación de las particularidades de los hechos y las peculiaridades de nudo de considerarlos que dan lugar al error.

§ 2. [ Las cinco clases de falacias]. En principio, pues, la conexión o incompatibilidad sup

re dos hechos puede que consista en una conclusión a partir de la evidencia (esto esnclusión derivada de otra o de otras proposiciones), o puede que sea admitida sin nintificación en tal sentido; admitida, según se dice, en razón de su propia evidencia intrín

umida como una proposición autoevidente, como una verdad axiomática. Esto da lugarmera gran distinción, la existente entre Falacias de Inferencia y Falacias de Simple Inspetre estas últimas deben incluirse no solo todos los casos en que se cree y se tiene por verdade

oposición sin ninguna prueba extrínseca en absoluto, sea una experiencia específica, sonamiento general; sino también los casos más frecuentes en que la simple inspección cre

esunción  en favor de la proposición. Esta presunción no basta para determinar la creencia,sta para neutralizar los principios estrictos de la inducción regular y para generar

Page 264: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 264/530

disposición a creer en atención a unas razones que se considerarían insuficientes si disposición no existiera. Esta clase, que incluye el conjunto de los que se podrían deno

ejuicios Naturales y que llamaré indiscriminadamente Falacias de Simple Inspección o Falaori, encabezará nuestra lista.Las Falacias de Inferencia, o conclusiones erróneas a partir de unas supuestas pruebas,

bdividirse de acuerdo con la naturaleza de las pruebas aparentes de donde las conclusionrivan; o (lo que viene a ser lo mismo) de acuerdo con el tipo particular de argumento correctfalacia en cuestión simula. Pero hay que hacer primero una distinción que no responde a nilas divisiones de losbuenos argumentos, sino que proviene de la naturaleza de los malos. Pod

ber con exactitud en qué consisten las pruebas y, no obstante, sacar una conclusión falsa ddemos hacernos una idea cabal de las premisas, de cuáles son los puntos de hechos alegadosncipios generales que fundamentan la inferencia y, no obstante, nuestra conclusión puede reónea porque las premisas son falsas o porque hemos inferido de ellas algo que no prantizar. Pero un [742] caso quizás aún más frecuente es aquel en que el error procede de qncebimos nuestras premisas con la debida claridad, esto es (según se ha mostrado en el cedente)[244], con la debida precisión. De modo que nos formamos una concepción de las pr

ando las recogemos o asumimos, y otra distinta cuando nos servimos de ellas; o bien, sin ccuenta o, en general, inconscientemente, introducimos, según vamos discurriendo, otras prelugar de las propuestas al principio, o una conclusión diferente de la que tratábamos de p

to da lugar a una clase de falacias que pueden llamarse justamente (en expresión tomantham) Falacias de Confusión[245], donde se incluyen, entre otras, todas las que tienen como flenguaje, por proceder de la vaguedad o de la ambigüedad de nuestros términos o de asociacuales entre ellos.Cuando no se trata de una Falacia de Confusión, esto es, cuando la proposición admitid

mo la prueba en la que descansa su admisión, tienen una concepción precisa y una expquívoca, cabe hacer dos subdivisiones que se bifurcan. La prueba aparente puede consis

chos particulares o en generalizaciones previas, es decir, el proceso discursivo puede simuducción simple o la deducción. Y de nuevo esa prueba, consistente ya en unos presuntos hech

unas proposiciones generales, puede resultar falsa en sí misma o, siendo verdadera, no justconclusión que trataba de fundamentar. Esto nos da, en primer lugar, unas Falacias de Induccas Falacias de Deducción, y luego una subdivisión de cada una de ellas con arreglo a si la supueba es falsa o verdadera pero no concluyente.Las Falacias de Inducción en las que son err

hechos sobre cuya base procede la inducción, pueden denominarse Falacias de Observaciónominación no es rigurosamente exacta o, mejor dicho, no es exactamente coextensa con lafalacias que propongo que designe. La inducción no siempre descansa en hechos inmediata

servados, sino a veces en hechos inferidos; y cuando estos últimos son erróneos, el error pueun caso de mala observación, en el sentido estricto del término, sino un caso de mala infer

rá conveniente, no obstante, reunir en una sola clase todas las inducciones cuyo error estribamprobar suficientemente los hechos en los que se basa la teoría: bien porque el fallo se debala observación o simplemente a una falta de observación, y ya se trate de una mala observ

ecta o proceda por medio de indicios que no prueban lo que se supone que vienen a prob

Page 265: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 265/530

ecer de un término comprensivo que designe la comprobación por cualquier procedimientiesgaré a mantener el rótulo de Falacias de Observación para esta clase de falacias, en el see acabo de explicar.[743] Las falacias inductivas de la otra clase, aquellas donde los hechos son exactos pe

rantizan la conclusión, se denominarán con propiedad Falacias de Generalización. Y estasz, se subdividen en diversas clases subordinadas o grupos naturales, algunos de los cuales dicados en el correspondiente lugar.

Ocupémonos ahora de las Falacias de Deducción, a saber, aquellos modos de argumenorrecta en los que las premisas, algunas al menos, son proposiciones generales, y el argum

nsiste en una deducción. También podemos subdividirlas, por cierto, en dos especies simildos subclases precedentes, es decir, las que cuentan con premisas falsas y las que cuentamisas que, aun siendo verdaderas, no garantizan la conclusión. Pero la primera de estas esp

be caer bajo alguno de los rótulos ya mencionados. Pues el error debe darse o bien en las pree son proposiciones generales, o bien en las que aseveran hechos particulares. En el primer cta de una Falacia Inductiva, de una u otra clase; en el segundo caso, de una Falacia de Observo ser que, en ambos casos, se haya asumido la premisa falsa por simple inspección, de modtrate de una Falacia a priori. O, en fin, puede que la concepción de las premisas, sean del tip

an, no haya tenido nunca la precisión suficiente para deparar una conciencia clara de los mr los que se ha llegado a ellas, tal como ocurre en el caso del llamado razonamiento circuonces la falacia es de Confusión.Por tanto, con respecto a las falacias que tienen propiamente su asiento en la deducción

eda como única clase la de aquellas donde las premisas del argumento no aseguran la conclusuma, los diversos casos de argumentación viciosa contra los que nos previenen las regla

ogismo. Las llamaremos Falacias de Razonamiento.

Así pues, contamos con cinco clases discernibles de falacias que pueden representarse uiente cuadro sinóptico de simple inspección

[744] § 3. [ La remisión de una falacia a una u otra clase es a veces arbitraria]. Sin embargbemos esperar que los errores concretos de los hombres caigan, siempre o siquiera comúnm

manera tan inequívoca en una de estas clases que no puedan hacer referencia a otragumentos erróneos no admiten divisiones tan netas como los argumentos válidos. Un argumbalmente formulado, con todos los pasos distintamente marcados, en un lenguaje inmune

lentendidos, puede, si es erróneo, pertenecer netamente a uno de estos cinco tipos; o, en reali

Page 266: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 266/530

o de los cuatro primeros, puesto que el quinto, en tales supuestos, quedaría descartado. Pero opio de la naturaleza del mal razonamiento expresarse con esa nitidez. Cuando un sogañándose a sí mismo o queriendo engañar a los demás, llega a verse obligado a declaristería de modo tan palmario, ya no hay necesidad, en la mayoría de los casos, de que pros

posición.En todos los argumentos, y en todo lugar salvo en las escuelas, se suprimen algunos

cursivos. Tanto más [a fortiori] cuando el que arguye tiene intención de engañar o es un razoapaz o inexperto, poco habituado a comprobar el curso de su razonamiento. Y en esos pasonamiento que discurren tácitamente y sin plena o ninguna consciencia, es donde concuencia se desliza el error. Para detectar la falacia, debe declararse la proposición silenciosa

umida; pero es muy probable que el razonador nunca se haya planteado en realidad qué es laba asumiendo; así que su refutador debe juzgar por sí mismo cuál habría de ser, en ortener la conclusión, la premisa elidida, si no puede sacársela por el procedimienerrogación socrático. De ahí las palabras del arzobispo Whately:

Con frecuencia ha de resultar dudosa o aun arbitraria la cuestión no solo de a qué género deremitirse cada tipo de falacia, sino incluso a qué tipo corresponde una determinada falaciaindividual; pues como es habitual que se suprima una premisa en el curso de cualquierargumentación, cuando se trata de una falacia, ocurre con frecuencia que se deja a los oyentela alternativa de suplir o una premisa que no sea verdadera, o en otro caso una que no pruebela conclusión. Por ejemplo, si un hombre se explaya sobre la desgracia del país y en esta línconcluye que el Gobierno es tiránico, hemos de suponer que asumeo bien que «todo país endesgracia sufre una tiranía», lo cual es evidentemente falso, o bien que «todo país bajo unatiranía es desgraciado», lo que aun siendo verdad no prueba nada por no estar distribuido eltérmino medio.

Conforme a nuestra distribución, el primer caso se contaría entre las Falacias de Generalizasegundo entre las de Razonamiento.

¿Qué hemos de suponer que el hablante quiere darnos a entender? Seguramente (si él seentiende a sí mismo) [745], justo lo que cada uno de sus oyentes tenga a bien preferir: unospueden asentir a la premisa falsa; otros, admitir el silogismo inválido[246].

Por consiguiente, casi todas las falacias cabrían en rigor dentro de nuestra quinta claslacias de Confusión. Rara vez podrá una falacia corresponder exclusivamente a una de lasses; solo podemos decir que si se cubrieran todos los huecos de conexión que pudieran supliargumento válido, lo que resultaría sería así (una falacia de tal clase) o así (una falacia de tase); o a lo más que podemos llegar es a que lo más probable es que la conclusión se derive dacia de determinada clase. De modo que en el ejemplo recién citado, el error cometido mitirse con mayor probabilidad a una Falacia de Generalización: a tomar por cier to un indiciomento de prueba incierto; a partir de un efecto para concluir una sola de sus posibles c

ando hay otras que igualmente lo habrían podido producir.

Page 267: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 267/530

Sin embargo, por más que las cinco clases se solapen y a menudo parezca arbitrario asignor determinado a una de ellas en particular en vez de a alguna otra, es bastante útil distingurá conveniente reservar un lugar aparte, a título de Falacias de Confusión, para aquellas donnfusión es la característica más obvia; donde no cabe asignarle otra causa al error cometido qscuido o la incapacidad para plantear debidamente la cuestión y para entender las pruebas de ro y preciso. En las cuatro clases restantes situaré no solo los casos en que se aprecia clarae la evidencia es la que es y aun así se extrae de ella una conclusión errónea, sino también aqos en que, si bien no falta cierta confusión, la confusión no es la únicacausa del error y ha

mbra de motivación a este respecto en la naturaleza de las pruebas mismas. Cuando al distos casos de confusión parcial entre las cuatro clases, haya alguna duda sobre el lugar precisoacia, supondré que esta se da en aquella parte del procedimiento en la que, a juzgar puraleza del caso y por las tendencias de la mente humana, sería más probable el error ecunstancias concretas dadas.

Page 268: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 268/530

10. CARLOS VAZ FERREIRA (1872-1958)

FuentesLógica viva (1910), Losada, Buenos Aires, 41945.Reed. en Textos de Carlos Vaz Ferreira. 4. Sobre lógica, Biblioteca Nacional y Departamen

blicaciones, Universidad de la República, Montevideo, 2008. «Un paralogismo de actual908), recogido luego en Fermentario, Losada, Buenos Aires, 1938, pp. 116-139. Reed. en Tex

Sobre filosofía teórica.

A. Lógica viva

[7/35[247]] Prólogo de la primera edición (1910).Tengo en proyecto un libro que sería positivamente útil si pudiera escribirlo algún día, y silización se aproximara siquiera al ideal que concibo. Sería un estudio de la manera commbres piensan, discuten, aciertan o se equivocan —sobre todo, de las maneras como se equi

pero de hecho: un análisis de las confusiones más comunes, de los paralogismos más frecu

la práctica, tales como son, no tales como serían si los procesos psicológicos fperponibles a sus esquemas verbales. No una  Lógica  entonces, sino una  PsicoLógncillamente, un libro (que sería, si se quiere, la segunda parte de cualquier tratado de lógica munes), con muchos ejemplos, tomados no solo de la ciencia sino de la vida corriente, cusiones diarias; destinado no a demostrar o a aplicar ninguna doctrina sistemática, sino spositivamente práctico de que una persona cualquiera, después de haber leído ese libro, fueras capaz que antes de evitar algunos errores o confusiones que antes no hubiera evitado, o hutado con menos facilidad.

Tal como lo concibo, el libro no necesitaría tener composición sistemática. Más: en realidnsidero indefinido; o, mejor, lo que concibo no es un libro, sino un tipo de libros que pocribirse en número indefinido, porque su materia es inagotable, y siempre ser ían útiles. <…>

aquí algunos títulos de los que podrían servir para agrupar (sin demasiada estrictez) el materlibro de esa clase:Paralogismos comunes: sus manifestaciones, sus causas; circunstancias qu

e tener presentes, o hábitos mentales que conviene contraer, para evitarlos (la esquematologfalacias está casi acabada por la obra de los lógicos; pero no su psicología).Ejemplos de malos razonamientos (tomados de la realidad); su análisis. Muchos de esos

onamientos serían utilizables didácticamente, como ejercicios (en distintos grados señanza), señalándose al estudiante la tarea de analizarlos.

Estudio lógico y psicológico de discusiones tomadas de la realidad (es aplicable la mservación anterior).Estudio de la lógica habitual de ciertos profesionales (Diderot hablaba de «idiotismos mor

los profesionales de las diversas artes; estos otros serían los idiotismos lógicos).Observaciones de orden teórico concernientes a las relaciones de la psicología y la lógic

nsamiento y el lenguaje, etc., destinadas a corregir los conceptos falsos que el esquematismo

gica ha or iginado. Esto es algo que hoy flota en el ambiente. <…>

Page 269: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 269/530

[9/37] Monografías lógicas de algunas cuestiones reales en debate. Prefiero no continuar, pclasificación ya de por sí desnaturaliza la lógica viva. No sé si las o tras obras especulativas qprendido, y mi vida de acción, me dejarán alguna vez el tiempo y la serenidad necesaria

cribir tal libro, ni si soy realmente capaz de escribirlo. Tal vez el carácter no sistemático de práctico de pura utilidad, me permitirán ir publicando fragmentariamente y sin

determinado, algunos de los apuntes que continuamente preparo, dándoles al eovisionalmente, un mínimum de forma[248]. Pueden ser útiles; y pueden determinar a algún cribir obras análogas a la que proyecto; yo lo desearía, e invito a ello, muy sinceramente,nsadores.

B. «Un paralogismo de actualidad»

[176/34] Cuando estudiamos en los tratados lo que es una petición de principio o un cioso, nos parece inconcebible que en estado de salud mental se pueda incurrir en tales fasta la ambigüedad de términos y la ignorancia de la cuestión nos parecen causas de erroalquier persona de juicio medianamente recto podría evitar con un poco de atención y,

to… Lo que hay es que esos tratados, o nuestra manera de entenderlos, nos hacen pdominantemente en las falacias, no como son en la realidad psicológica, sino como serían

e incurre en ellas hiciera el mal raciocinio de una manera clara, expresa, discursiva. Muchouart Mill por corregir esta tendencia, con su estudio de los sofismas de pruebas indistintamncebidas; pero creo que se equivocó al suponer que las falacias de confusión eran una clase acias; más bien, y ya que es fuerza establecer esas clases, refiriendo también [177/] a ficquemas típicos nuestros malos razonamientos como lo hacemos con los buenos, hay que pre

falacias de confusión, no como una clase de falacias, sino como un modo de caer en las fal

a cual sea su clase. De manera que habrá diversos modos psicológicos de caer en las falaciaonar, o casi sin razonar (simple inspección, a cuya pretendida clase se aplicaría la mservación): razonando muy confusamente, menos confusamente, y así por grados hasta el cardad menos común del mal raciocinio distintamente concebido. Todo esto nos llevaría muy sta haber sugerido cómo es posible que nuestro paralogismo produzca efectos considerablero hay algo más importante todavía, en el mismo sentido: pensando ligeramente, tendencia a creer que solo puede caer en una falacia la persona que no tiene inteligenctrucción, o experiencia lógica suficiente para evitarla, y que quien sea capaz de no incurrir

acia no caerá nunca en ella; error, una vez más, procedente de nuestra misma costumbmplificar [/35] los procesos mentales; así será, y aun no demasiado categóricamente, para eremo; e indudablemente podemos afirmar que en la inteligencia de tal persona, cuya inteligetrucción conocemos, no llegará tal falacia a formarse completa y definitivamente clara; perquiere decir que, incipiente, indecisa, subdiscursiva, no origine ella en esa mente e

nfusos, no perturbe u oscurezca en ciertos momentos el proceso intelectual, o lo vele ligeramntorpezca la exposición, la desnaturalice o la enturbie como por una oscura acción de prese desespera tener que usar estas metáforas; el lector querrá interpretarlas de acuerdo con la cología).

Page 270: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 270/530

C. Lógica viva

[11/39] Errores de falsa oposiciónUna de las mayores adquisiciones del pensamiento se realizaría cuando los hom

mprendieran —no solo comprendieran, sino sintieran — que una gran parte de las teniones, observaciones, etc., que se  tratan como opuestas, no lo son. Es una de las falacias

munes, y por la cual se gasta en pura pérdida la mayor parte del trabajo pensante de la huma

que consiste en tomar por contradictorio lo que no es contradictorio; en crear falsos dilemas, osiciones. Dentro de esa falacia, la muy común que consiste en tomar lo complementarintradictorio, no es más que un caso particular de ella, pero un caso prácticamente muy import

Empecemos por algunos ejemplos, simples, a veces hasta groseros, tomados, como todos, de la realidad, y que servirán para comprender la naturaleza del paralogismo.De un discurso:

La unión entre los pueblos no la forman hoy día la comunidad de la lengua, de la religión y

las tradiciones, sino que surge de la comunidad de las almas en un ideal de progreso, delibertad y de simpatías recíprocas.

He aquí un párrafo como tantos que se leen naturalmente todos los días, sin que nada en emera vista, nos llame la atención; contiene, sin embargo (si se lo toma literalmente), una f

osera: falacia de falsa oposición. La [12] unión entre los pueblos no la  forman la comunidadgua, de la religión y de las tradiciones, sino que surge…, etc. Para el que escribió, y para el q

sprevenido, hay oposición  entre esas cosas: si la unión entre los pueblos es formada p

munidad de la lengua, de la religión y de las tradiciones, no será formada por los idealogreso, de libertad, etc., y si es formada por los ideales de progreso y de libertad, como afiror, entonces no será formada por la comunidad de la lengua, de la religión y de las tradicion

mo si hubiera oposición—. Se crea así un falso dilema.En realidad, la unión de las naciones es formada, o podría ser formada, por todas esas

ntas, en proporciones diversas: podrán entrar todos esos elementos, en proporciones vardrán entrar solamente algunos de ellos; pero no hay oposición entre unos y otros. Es unonamiento. <…>

[18/45] Ahora, debo advertirles que en la mayoría de los casos prácticos nuestro paralogismve tan claramente. En la realidad, lo que hace la falacia de falsa oposición es, sobre nfundir más o menos:como sombrear las cuestiones. Vean ustedes algunos casos, ya menos fpercibir.Es difícil, para el que no esté prevenido, percibir, por ejemplo, la pequeña sombr

ralogismo de falsa oposición que hay en este párrafo:

Todos estos libros (se refiere el autor a uno de John Lubbock), que nos enseñan el arte de sefelices, de tener voluntad, de prolongar la vida, y otras cosas semejantes, no sirven para nadNadie es feliz por receta, ni convierte su ánimo flojo en voluntad conquistadora y activa

Page 271: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 271/530

porque un día halló en las páginas de un libro el secreto de esa transformación. Sin embargoinfinitas personas compran esos libros y los leen con deleite y con fe, creyendo que van aservirles de algo, que van a encontrar allí el secreto de ser dichosos, de ser fuertes o de llegaa viejos.

En realidad, la verdad sobre este punto es la siguiente: la influencia de los libros que dan rebre la felicidad u otras análogas, es secundaria [/46] y nunca vale tanto como el temperamemo otras muchas causas de felicidad. Pero se percibe aquí el sombreo de la falsa oposici

or ha exagerado. [19/] La contradicción  (falsa) que subconscientemente ha sentido entre usas o razones de felicidad y la lectura de libros, ha falseado su pensamiento y le ha hecho afe la influencia de la lectura de libros es nula; no ya que es menos eficaz (esta es la verdad) queusas, sino que es completamente nula.

Veamos un caso mucho más sutil todavía. De un artículo de la Revue Philosophique:

Los sociólogos, como de la vida los biologistas, hacen del bien social la única medida de lamoralidad, de manera que su moral es una moral no de la lucha, sino de la solidaridad.

Cuando se objeta a esto que la solidaridad es un hecho más bien que una orden, una realidadmás bien que un ideal…

Yo creo que nadie, que no estuviera muy especialmente prevenido, notaría que todo este pá como velado por una sombra de falsa oposición, tanto en las ideas que se atribuyen otros, el mismo pensamiento del autor. Ante todo, aparecen algunos «sociólogos» que, como de lbiologistas, hacen del bien social la única medida de la moralidad; estarían, pues, en un e

ntal paralogístico al creer que la moralidad solo puede medirse por una cosa sola, y qu

cluye a las demás. Después se nos dice que su moral es una moral, no ya de la lucha, sinoidaridad; como si una moral tuviera que ser forzosamente y solamente una de estas cosas; y no pudiera, como si no debiera haber una moral que tomara todo en cuenta y que fuera a ral de solidaridad, moral de lucha, etc. Y después, a estos sociólogos y biologistas, se les

e la solidaridad es más un hechoque una orden, una realidad más que un ideal; y aunque sás», se siente que hay una exclusión ahí; como lo prueba el hecho de que la objeción que sig

e no leo por brevedad) está basada en que, si es un hecho, no es una orden, y en que, si elidad, no es un ideal. Hay tres casos del paralogismo (bastante sutiles y difíciles de percib

s líneas. <…>[23/50] Naturalmente, no estando preparado y muy ejercitado en percibir la falacia como popecie de instinto, cualquiera se deja llevar por razonamientos de esta especie, y cae en alquiera, digo: yo la estoy explicando aquí; ella es para mí una especie de obsesión, y tengo instinto especial, formado por el ejercicio, para descubrirla por todas partes; entre tanto aca

urrirme lo siguiente:Corrigiendo las pruebas de uno de mis libros, me encuentro con esta frase: «Entre tant

mbios sociales no se hacen por la argumentación, por la teoría, sino que los hombres cambiado de espíritu».

Page 272: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 272/530

[24/] Era una falsa oposición: si los cambios sociales se hacen porque los hombres cambiado de espíritu, no se hacen por la argumentación, por la teoría…; excluía completament

gumentación y la teoría como causas de cambio. Entonces al corregir las pruebas, rincipalmente»: «los cambios sociales no se hacen  principalmente  por la argumentación»ralogismo quedó corregido. Pero lo interesante es lo siguiente: cuando ayer preparaba turas para la presente lección, tenía apuntada la página 119 de mi libro Moral para intelectnde se encontraba el paralogismo. No lo había subrayado. Empiezo a leer esa página,

contrarlo; y era otro; otro, que se me había escapado no solo al escribir el libro, sino en la mrrección, y que, si bien aparecía algo paliado, no lo estaba bastante. De modo que había dossma página[250]. He aquí el segundo: «Y no nos damos cuenta de que el progreso y los camciales nunca o casi nunca se hacen a consecuencia de raciocinios, sino que lo que cambiaado de espíritu».Es cierto que aquí está atenuado en cierto sentido por el casi nunca; pero nada más que en

ntido: pues parece entenderse que, salvo [/51] esos casos especiales comprendidos en el casi nhay más que una causa; y en cuanto a los casos de casi nunca, parece que fueran casos en q

ce por otra causa. En tanto que, en realidad, probablemente cada progreso se hace a la vez ps causas; y lo que yo debía haber dicho, era que los cambios de estado de espíritu tieneluencia mucho mayor que los razonamientos en el progreso. <…>[41/65] Una última observ

bre este paralogismo. Él es una de las causas, tal vez la más importante, de las que hacentor ia del progreso intelectual de la humanidad, una especie de ritmo de exageraciones.Difícilmente una idea ha llegado a imponerse sin haber pasado antes por este período

ageración. De que la humanidad sea el «ebrio a caballo, que, si lo enderezan de un lado, se caotro», el sofisma de falsa oposición es una de las causas. A tal punto pensar por esta

osición de exageraciones se ha hecho un hábito mental de los hombres, hasta tal punto se tro que parece condicionado por alguna anomalía mental, que si por excepción algún obser/] o pensador presenta desde el principio una observación, una explicación o una teoría

ado justo, sucede una de estas tres cosas:O bien, primer caso: no llama la atención. <…>[/66] Segundo caso: Un escritor presenta desde el principio su doctrina o sus observaciones

ado justo, con las reservas y atenuaciones debidas. Pues se prescinde de estas resernuaciones, y se procede como si la doctrina se hubiera presentado exagerada <…>.

[43/67] Finalmente, puede ocurrir un tercer caso. El público, desconcertado por las reservaatenuaciones que indican el esfuerzo del pensador para presentar su teoría justa y exacta, prezarlo a dar una fórmula simplista y exagerada: «Pero, en resumen, al fin y al cabo, en

entas, ¿qué es lo que opina usted? ¡Decídase, resuelva!» —procurando así arrancarle una fómplista y exagerada, sobre la cual se efectuará después el trabajo de siempre—.

Apéndice sobre el paralogismo de falsa oposiciónPudo decirse en el texto que este paralogismo tiene una virtud estimulante.La falsa oposición es, efectivamente, estimulante, en arte y en pensamiento, en vida y en a

…>

Page 273: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 273/530

[44/68] Es estimulante en arte, donde los creadores, los productores, pueden encontrar sma estrechez de sus conceptos, en su oposición o su rivalidad contra [45/] conceptos, tendenuelas, una fuerza; y, muchas veces, la encuentran de hecho. De la crítica, ya podría decirs

n menos razón; pero siempre cabría juzgar la polémica extremada y unilaterizada, comrza excitante. En pensamiento, ciertos pensadores han intensificado y quizá fecundado el suyunilateralidad. Y en acción, es evidente cómo muchos de los grandes activos fueron estrechn para ciertos apostolados, reformas, movimientos, la estrechez y la falta de crítica han poditores muy eficaces.Es indudable, en consecuencia, que algunos efectos buenos de la osición interfieren con los malos. <…>[47/70] Resumen: que, sin perjuicio de algunos efectos estimulantes de la falsa oposdominan los malos; y que, además, la tendencia a reconocer y a perseguir ese paralogism

ede producir prácticamente malos efectos.

[78/96] Apéndice sobre cuestiones explicativas y normativasPunto no bien explicado en el texto, evidentemente por no haber sido acabado de pensar cu

e se hizo[251].

Es efectivamente cierto que hay dos clases de cuestiones: las que se refieren a cómo es algoe se refieren a cómo debe hacerse algo o qué debe hacerse o desearse; esto es: las cuestionemos llamado respectivamente explicativas y normativas. Pero, al tratar de las normativas, priexpliqué más que uno de los paralogismos que pueden cometerse en ellas y, segundo,

pliqué completamente bien. El plan del texto debió ser el siguiente (y corríjase ahora lo queser corregido en este sentido):[79/97]  El examen de una cuestión normativa comprende tres momentos. Primer mom

estigación o determinación de todo lo que podría hacerse o desearse; especificación de tod

uciones que podrían tomarse. Segundo momento: estudio de las ventajas e inconvenientesmprensivamente, de los bienes y males de cada una de esas soluciones. Y, tercer momento: eleora bien. En cada uno de esos tres momentos, pueden cometerse diversos errorralogismos[252] <…>

En el primer momento, los paralogismos posibles consisten, sobre todo en no tomar en cuno prever todo lo que podría hacerse, esto es, en no prever o no enumerar completamenuciones posibles. Estos errores por omisión son muy comunes <…>[80/] El segundo momento consiste en el estudio de las ventajas e inconvenientes, o de los m

bienes, de cada una de las soluciones. En él, errores posibles, muy frecuentes o fáciles: cuanta de soluciones ya aplicadas, por la dificultad de la observación; cuando se trata de soluc

mplemente aplicables o posibles, por la dificultad, mayor generalmente, de la previsión.Y en el tercer momento, muchas dificultades. Entre ellas, la especial que resulta de

aluable: para elegir, muy a menudo hemos de tener en cuenta cualidades o factores moéticos, etcétera: en resumen, [/98] valores no cuantificables; a lo que hay que agregar la difetemperamentos, que hace que ciertas ventajas o inconvenientes deban pesar más o pesen m

cho para unos que para otros.

Ahora, además de esos errores y dificultades especiales de cada uno de los tres momentoo es lo que habría convenido que se explicara bien en el texto—, está el error muy característ

Page 274: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 274/530

os problemas, que es precisamente el único que allí expliqué: creer que en las cuesrmativas debe existir forzosamente una solución sin inconvenientes y discutir, pensar, etcétensecuencia.

[119/130] Pensar por sistemas y pensar por ideas para tener en cuentaVamos a encontrar ahora otra de las causas más frecuentes de los errores de los hombres, y

do del mal aprovechamiento de las verdades, al estudiar, como vamos a hacerlo, la diferenciansar pos sistemas y pensar por ideas para tener en cuenta.

Hay dos modos de hacer uso de una observación exacta o de una reflexión justa: el primar de ella, consciente o inconscientemente, un sistema destinado a aplicarse en todos los cas

gundo, reservarla, anotarla, consciente o inconscientemente también, como algo que hay quecuenta cuando se reflexione en cada caso sobre los problemas reales y concretos.Entremos inmediatamente en algunos ejemplos.Supongamos que se me ocurre la reflexión de que es conveniente en la higiene, en la medici

enseñanza, en otros muchos órdenes de actividad o de pensamiento, seguir a la naturaleza. A esta tendencia pueden invocarse ciertos hechos y hacerse ciertos razonamientos. He

nstataríamos la superioridad de adaptación de los animales salvajes con respecto a los animesticados; en la misma raza humana, ciertos males especiales de la civilización, etc. Y tamlexiones: así (nos diríamos), por una causa cualquiera, y sea cual sea la explicación que se aya sido [120/] la raza humana creada por un ser superior que la ha adaptado a las condicione había de actuar, o haya resultado de una evolución que ha producido naturalmente esa maptación, es un hecho, de todos modos, que el hombre está adaptado al mundo en que vivnsiguiente, debe seguir las indicaciones naturales, no debe perturbar, alterar la vida natural, et

[/131] He aquí hechos, y reflexiones de aspecto razonable. Les decía que hay dos maner

lizarlos.La primera sería hacerse un sistema (lleve o no un nombre que acabe en ismo): crear

mplo, una escuela, que podría llamarse naturismo, y cuya síntesis fuera esta: siempre, en todos, tenemos una guía infalible en la Naturaleza.Y la segunda sería la siguiente: para cada casme presente, caso de dietética, de higiene, de medicina, de pedagogía, me propongo ten

enta  la adaptación del hombre a las condiciones naturales, y la tendencia de los actos naturprovechosos.Les pido que analicen bien la diferencia entre estos dos estados de espíritu.

A primera vista, parece que en el primer caso estamos habilitados para pensar mejor quegundo, puesto que tenemos una regla fija, tenemos una norma que nos permite, parece, resdas las cuestiones. Cuando se nos presente un caso, no tenemos más que aplicar nuestro siss bueno inyectarse tal suero? No, porque los sueros no son «naturales»: hay que dejar que ganismo el que combata las enfermedades. Tal sistema de alimentación ¿es bueno? Sí (ctas), porque es natural: no (comer dulce), porque no es natural. ¿Cómo debemos abrigagún las indicaciones que nuestro organismo se encargará de hacernos: ¿Tenemos frío?…rigamos; ¿tenemos calor?… no nos abrigamos. —Vean qué fácil es, o parece, pensar, en est

En cambio, parece que del segundo modo nos hemos quedado [121/] en la incertidumbre.

Page 275: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 275/530

e tener en cuenta esa idea…»; ¿en qué casos?, ¿hasta qué grado?, ¿dentro de qué límites?…o nos parece vago.Pero en la práctica (fíjense en esto, que es fundamental), el que se ha hecho, conscie

onscientemente, su sistema, para casos como estos, se ha condenado a pensar teniendo en ca sola idea, que es la manera fatal de equivocarse en la gran mayoría de los casos (basta, paerror sea casi fatal, que la realidad de que se trate no sea de una gran simplicidad).

El que se hiciera «naturista» en nuestro sentido expreso y sistemático, se condenaría a no adr ejemplo, nunca, jamás, una operación quirúrgica; a no admitir nunca, jamás, un remedioyección, etc. Y ¿qué resulta de aquí? Que una idea excelente, como es la de seguir [/132]rto punto, hasta cierto grado, según los casos, las indicaciones naturales, ha sido echada a pen vez de ser ella un instrumento de verdad, se nos ha convertido en un instrumento de erroservido, por ejemplo, para destruir o para inhibir la acción de otras muchas verdades.¿Cómo se debía haber pensado? Reservando nuestra idea. <…> [122/133] En rea

beríamos simplemente haber tomado en cuenta nuestra observación para guardarnos dageraciones; para guardarnos, por ejemplo, de la sistematización opuesta <…>.

[136/145] [S]urge la cuestión de grados; y la cuestión de grados no se puede resolver de un ométrico. Lo único formulable es esto: «En pro, hay tales razones; en contra, hay tales otrae tenerlasen cuenta a unas y a otras; pensar y proceder sensatamente según los casos». <…>[137/146] En realidad, lo que hay que hacer, y esto es lo difícil, es equilibrar esas ideas; y

o, nadie es capaz de dar una fórmula: la solución más o menos justa, más o menos sensacuentra en los casos de la vida práctica, tomando en cuenta todos los razonamientos; por eje

que hicimos en uno y otro sentido en el caso general anterior. No puede eximirse nadie de lapensar; no se puede dar un sistema hecho donde hay cuestión de grados.[138/147] Ahora, ¿qué se deduce de aquí?

Se podría deducir una especie de apología del buen sentido; pero no del buen sentido vuljor dicho, del buen sentido entendido vulgarmente, sino de otro buen sentido más elevado: dllamaría buen sentido, no infralógico, sino hiperlógico. El sentido común malo, ese que con

zón ha sido objeto del estigma de la filosofía y de la ciencia, el que ha negado todas las verddos los descubrimientos y todos los ideales del espíritu humano, es el sentido común inconcin la lógica: el que no admite el buen razonamiento. Pero hay otro buen sentido que viene de

razonamiento o, mejor, junto con él. Cuando [139/] hemos visto y pesado por el raciocinones en pro y las razones en contra que hay en casi todos los casos, cuando hemos hecho t

gica (la buena lógica) posible, cuando las cuestiones se vuelven de grados, llega un momene una especie de instinto —lo que yo llamo el buen sentido hiperlógico— es el que nos resuelestiones en los casos concretos. Y sería bueno que la lógica no privara a los hombres de esta perior de buen sentido.

[142/149] Apéndice: ampliación y corrección al capítulo: «Pensar por sistemas y pensar porra tener en cuenta»

Creo que el texto hace efecto de que yo creyera y enseñara que pensar por sistemas es sie

lo. Debió explicarse bien en él que pensar por sistemas es malo en los casos en que no sensar así. (Ese capítulo [/150] era el estudio de otro paralogismo más: «El paralogismo de

Page 276: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 276/530

tematización»; y este debió ser el subtítulo).Hay casos en que pensar por sistemas es legítimo y conveniente. Y, sin refinar demasiados más comunes, por ejemplo, de las matemáticas o de la mecánica: para multiplicar enterosraer raíces, para trazar una perpendicular o para hallar la superficie de un triangulo, se aplicla encontrada y establecida de antemano, y esta es precisamente la característica de pensatemas, o sea, aplicar en los casos particulares que se van presentando una regla de conneral, ya de antemano establecida. Razonar en cada caso, en ejemplos como esos, podrá ser ando en cuando para refrescar el razonamiento, paramejorar la comprensión, tal vez para ime los procedimientos se vuelvan demasiado reflejos (aun cuando esto último, desde otros punta, es en esos casos muy útil); pero ni es necesario, ni alterará el resultado. Y no sotemáticas y en mecánica se encontrarán los casos, sino en otras ciencias; especialmente entncias que tratan de la materia inerte; y también hasta para algunos hechos de la vida. No se cir de antemano cuáles sean esos casos, aunque abunden más en ciertos órdenes de conocimien general se quisiera [143/] establecerlos, se diría que, en grueso, en esquema, se puede pr sistemas (esto es: es legítimo y conveniente hacer el raciocinio antes y una vez por todasda caso aplicarlo sin razonar de nuevo para ese caso), se puede pensar, digo, en esa formnde: primero, se sabe todo, lo de hecho y lo de principio; esto es: cuando se poseen bien todoos de la cuestión, y todos los principios que han de ser aplicados; y segundo: cuando todo e

ede combinar, integrar —diremos— en el sistema. (Podría ocurrir, entre paréntesis, lo primee ocurriera lo segundo: en posesión de todos los datos y principios, podríamos ser incapacegrarlos, sea por la naturaleza misma de los hechos, o por impotencia de la razón humana gepor impotencia especial de la nuestra). Pero esta manera de pensar por sistemas, o seaonamientos hechos de antemano, se va haciendo cada vez más difícil y peligrosa a medida qta de cosas más complejas; y, en los órdenes de la moral, y de la psicología, y en la literatura

osofía, en lo social, y en muy amplio grado en lo práctico, entonces… lo del texto; esto eigros de pensar por sistemas, y la conveniencia de pensar por ideas para tener en cuenta as examinar cada cuestión y del modo más amplio.

[190/190] Valor y uso del razonamientoSuele creerse que siempre se debe pensar o discutir única y exclusivamente por raciocjor dicho, por raciocinios formulables verbalmente. Esto es, por una parte, creencia vulgar otra parte, un postulado de la lógica tradicional, la cual pretendía dar las reglas teórica

iocinio, partiendo del principio, consciente o inconsciente, de que toda creencia, toda discu., puede formularse por raciocinios exclusivamente, o que, por lo menos, debería formulars

ciocinios exclusivamente, debiendo considerarse eso como el ideal.A esta opinión extrema se ha opuesto alguna vez otra opinión extrema opuesta. Muchos ló

servadores, muchos hombres de ciencia también, han notado que en la práctica el racioulta para los hombres sumamente engañoso y falaz; que todo, o casi todo, ha podido demostarecer que se demostraba, por razonamientos <…> [191/191] Y entonces viene aquella otra arema, que consiste en decirse: «El razonamiento no sirve para nada; el razonamiento es fal

gañador;es un peligro para el espíritu humano, razonar: dejémonos llevar única y exclusivamr el instinto o por el sentido común».

Page 277: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 277/530

Otro hecho, todavía, parece corroborar a primera vista esta última opinión, y es que buenalos espíritus falsos son a menudo formidablemente aficionados a razonar. <…>Conviene que nos acostumbremos a observar y a entender lo que hay de verdad en esta cuvalor del raciocinio, cuya solución dista mucho de ser tan absoluta y tan simplista como la

sentan las dos tendencias opuestas y extremas. Podríase, desde luego, anticipar que el raciociuy legítimo y sumamente útil en la práctica, siempre que concurran ciertas condiciones; primas, que los que razonan o discuten se encuentren más o menos en el mismo [192/] plano; sege su espíritu no esté unilateralizado, ni prevenido intelectual o afectivamente por sistemas (eo puede decirse que el raciocinio es inútil, que no sirve sino tal vez para falsear más el eslateralizado); y tercero, especialísimamente, que se razone y se discuta para averiguar la vecomo discuten ordinariamente los hombres, esto es, para triunfar. Pero, aun supuestas

ndiciones y todas las demás, correlativas, que la práctica nos ha enseñado como favorablese el razonamiento sea útil, aun supuestas esas condiciones, no hay que creer que el raciocinmo estamos acostumbrados a ejercitarlo, sea todo, y sea siempre bastante.

Hablamos, en una de las anteriores lecciones, de lo que allí llamamos el «buen seerlógico», esto es, esa especie de instinto lógico que, en las cuestiones de grados sobre to

uchísimas son cuestiones de [/192] grados, en la práctica), venía a intervenir después del racioimultáneamente con él, para equilibrar los razonamientos opuestos, para mantener constantejuego de las múltiples ideas e impedir que una de ellas predominara indebidamente sobmás y nos llevara a la falsa sistematización. Vamos a volver ahora sobre esas cuestiones de gmándolas desde otro punto de vista: no ya, ahora, como ejemplos para mostrar los inconvenbituales de pensar pos sistemas, y la conveniencia de pensar por ideas directrices, udiándolas como casos en que el raciocinio puro falla, y en que la clase de buen sentido que vescribir dentro de un momento, necesita controlar o completar el raciocinio.

Sea un caso semejante a los que analizábamos en aquella lección. Supongamos que se discoblema de cuál debe ser el color del papel de los libros de los textos escolares. Un raciociniosiguiente: conviene que entre el color de la tinta y el color de papel haya la mayor difersible, con el objeto de que las letras puedan distinguirse con mayor facilidad, lo cual abajo a la vista; de aquí se deduciría, por ejemplo, que la inscripción negra sobre el papel blanmejor. Otro raciociniosería el siguiente: conviene que no haya demasiado contraste entre el la tinta y el color del papel, porque el contraste hiere la vista y la hace sufrir. Así se lleg

ncluir que el papel debe ser amarillento, o tal vez casi negro; en fin, no sabríamos d

enernos…Aquí hay dos r aciocinios. Cada uno de ellos, aislado, parece bueno. Cuando hemos hecho lo

tamos que hay una cuestión de grados, que debemos combinar los dos raciocinios y deconviene, por una parte, que haya bastante diferencia entre el color del papel y el color de la ra que la letra se vea bien; por otra parte, conviene también que el contraste no sea demaande, porque entonces llegaría a herir la vista». Hasta aquí el raciocinio . Ahora: ¿cuál es el ciso al que debe llegar, y del que no debe pasar la diferencia? ¿Cuándo es «excesiva» o dlo? No niego que, teóricamente, pueda tenerse la esperanza de resolver este punto por racioc

ro en las condiciones prácticas en que nos encontramos lo más que podemos hacer en cua

Page 278: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 278/530

iocinio es lo que ya hemos hecho, esto es: hacer los dos raciocinios, limitar el uno por el ogar a la conclusión de que debe haber algún punto, algún grado que sea el más convenients adecuado. Pero ¿cómo puede resolverse cuál es ese grado? Únicamente por la experienciaeste caso, la experiencia sería posible: observar los resultados que producen [/193]

presos de diferente manera. Pero como en la vida práctica la experiencia en muchos casos sible o no está a nuestro alcance o no es cómodo realizarla, o no se ha realizado, sencillamtando la experiencia, nos encontraríamos completamente desarmados en estos casos de gradtuviéramos lo que se puede llamar el instinto empírico, esto es, una especie de instinto que sexperiencia general, que es como un resumen y contracción de la experiencia, y que nos s o menos, que nos hace sentir aproximadamente cuál debe ser aquel grado más justo.[194/] Nótese bien que este instinto empírico no viene en lugar del razonamiento, sino ademáonamiento.Pues bien, en gran parte de las cuestiones que discutimos en la vida, el razonamiento inter

n esa función y ese alcance. Hay juegos de razonamientos, que se traducen en cuestiones de grcuales han de ser resueltas por el instinto empírico, no pudiendo prescindirse de ninguno

s factores, sobre todo del último. El instinto empírico gana con que el razonamiento le prepaestiones: el razonamiento es completado por el buen sentido hiperlógico[253], controladoiocinio.

Page 279: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 279/530

Es una vigilancia crítica que también trasluce inquietudes comunes como las que se cifran

ulo indignado de algunos libros contra los sinsentidos que nos rodean, por ejemplo el de Ba010): ¿Se creen que somos tontos? 100 formas de detectar las falacias de los políticotulianos y los medios de comunicación.

Page 280: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 280/530

«Informal logic and the reconfiguration of logic», en Gabbay et al. (eds.) (2002), esp. pp. 3559, 374-377.

Page 281: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 281/530

Damer (52005: 43; cursivas en el original). Así pues, una enumeración de los criterios delumento puede deparar a contraluz una matriz clasificatoria de las falacias, y esta es efectivam

clave de catalogación que adopta Damer, entre otros muchos autores en este campo.

Page 282: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 282/530

Véanse, por ejemplo, los socorridos listados del ya citado Damer (52005) o de Pirie (32003pañol, cf. el convencional de García Damborenea (2000); o los propuestos por Herrera y T2007) o Bordes (2011). En la red, «Fallacy Files» <www. fallacyfiles.org> presume domplete alphabetical list of fallacies» con 175 especímenes, aunque el artículo «Fallacie

adley Dowden en la Internet Encyclopedia of Philosophy <http://www.iep.utm.edu> suma 205s que la anterior— bajo la que llama una «partial list of fallacies»; modestia que parece augempresas clasificatorias una tarea de Sísifo: inagotable. Por lo demás, también disponem

rsiones y actualizaciones on line en español de la famosa Guía de falacias de Stephen Downemplo, en http://filotorre.sinnecesidad.com/falacias.pdf. Cuando me refiera a falacias concré por supuestos estos listados sin mayores explicaciones.

Page 283: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 283/530

Me refiero a las que suelen llamarse «falacias» entre psicólogos o entre economistas, coalacia de la conjunción» —consistente en la subestimación de la improbabilidad conjunta de dependientes—, o la «falacia del jugador» —que ignora el carácter aleatorio de tiradas suce

o la «falacia del coste no recuperable» —que mueve a seguir invirtiendo en una empresa in

Consisten por lo regular en sesgos e ilusiones cognitivas debidas a precipitación heurísticompetencia o inadvertencia, y en este sentido, como veremos, podrían considerarse una sue

ralogismos extraargumentativos.

Page 284: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 284/530

Pueden verse otras muestras de esta campaña publicitaria de Reynolds, y detalles sobntexto, en Eemeren et al.  (32008: 320-328). El intento de salvar la cara y de presentar una bagen de la compañía ha sido especialmente destacado por Gamer (2000: 307-314).

Page 285: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 285/530

El anuncio es una espléndida muestra de la moderna tendencia publicitaria que trata de «vea buena imagen social o incluso ética de la marca, antes que, o al margen de, la venta doductos.

Page 286: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 286/530

Pueden verse otras muestras de distinto tipo y de diverso grado de complejidad, así como dera su análisis y evaluación, en mi ensayo  Introducción al estudio de las  falacias  (2pecialmente en el apartado 1, «La resistencia de las falacias a las clasificaciones». Es accesibe  en la Comunidad virtual de Lógica, Argumentación y Retórica, www.innova.uned.es,

p://espacio.uned.es/fez.

Page 287: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 287/530

Cf., por ejemplo, el  Diccionario de la lengua española, de la Real Academia (Espasa, M2001); el  Diccionario de uso del español, de María Moliner (Gredos, Madrid, 21998);ccionario del español actual, de M. Seco, O. Andrés y G. Ramos (Aguilar, Madrid, 1999). Tameden verse las asociaciones comunes de ‘falacia’ con ‘fraude’ y ‘engaño

p://ideasafines.com.ar.

Page 288: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 288/530

  Por ejemplo, Walton (2011: 378) afirma que el ser intencionado o no es algo que no imsde el punto de vista del análisis del argumento y de la determinación de su carácter falaz. Bvez no importe mucho en este último caso, pues tanto los sofismas como los paralogismo

aces; pero es importante para su análisis, evaluación y juicio, en los planos discursivo, cogni

gumentativo, como se verá, sin ir más lejos, a propósito de la distinción entre sofismralogismos.

Page 289: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 289/530

García Moriyón et al.  (2007: 13). El énfasis tipográfico de negritas y cursivas perteneginal.

Page 290: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 290/530

  Puede traerse a colación en este punto la crítica paralela de Popper a la preteofundamentación del racionalismo ingenuo. «La actitud racionalista se caracteriza pportancia que le asigna al razonamiento y a la experiencia. Pero no hay ningún razonam

gico, ni ninguna experiencia que puedan sancionar esta actitud racionalista, pues solo aquello

hallan dispuestos a considerar el razonamiento y la experiencia y que, por lo tanto, yoptado esta actitud, se dejarán convencer por ella. Es decir, que debe adoptarse primero una aionalista […] y esa actitud no podrá basarse, en consecuencia, ni en el razonamiento ni

periencia» (Popper, 1957: 413‑414). En suma, el reconocimiento de la argumentación, compromisos y las obligaciones correspondientes, presupone la disposición a argumentaropción de una actitud «prodiscursiva», antes que a la inversa.

Page 291: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 291/530

  Recordemos el papel sociocultural de ciertos pares de opuestos como izquierda/derudiados hace tiempo por los antropólogos, o en un terreno cognitivo más concreto, el papetablas de opuestos desempeñaron en unos primeros desarrollos del pensamiento griego, co

smología pitagórica o la teoría tradicional de los elementos. Puede verse a este respecto

987).

Page 292: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 292/530

 Los datos completos de las ediciones citadas de los autores tratados en la Parte II se hallarrespectivas referencias bibliográficas de la Sección 1 como también en las fuentes indicadaslos respectivos textos de la Sección 2.

Page 293: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 293/530

  En esta misma línea, investigaciones experimentales sobre el aprendizaje han mostradrtos animales tras una mala experiencia con determinados alimentos, descartan todos los qecen en análogas circunstancias: drástica medida que si bien les depara más creencvenciones falsas que verdaderas, puede contribuir a mejorar sus probabilidades de preservac

pervivencia.

Page 294: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 294/530

 Ahora, al parecer, casi nadie se acuerda ya de Vaz Ferreira. Las primeras proyecciones dnto de vista sobre el terreno de las falacias proceden de los años noventa; cf., p. ej., Jackson (1

Page 295: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 295/530

 El reconocimiento de casos de este tipo, bajo la forma de silogismos o refutaciones deduce resultan sofísticos en su contexto de aplicación, se remonta a Aristóteles ( Refutaciones sofís9b20-25). También cabe pensar, por poner otro ejemplo, en el uso de ciertas reglas dedusicas como la que permite derivar una proposición cualquiera de una contradicción («d

ntradicción se sigue cualquier cosa»), con el propósito —así infundado— de estableceoposición concreta o una conclusión determinada.

Page 296: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 296/530

 Aunque uno pueda transitar más o menos clara o confusamente entre los extremos del arcomo no se excluye la existencia de múltiples casos intermedios entre ambos extremos, el sofísparalogístico, tampoco cabe excluir la de otros casos no infrecuentes en los que uno puedluso a veces quiere— engañarse a sí mismo. Lo que no puede es hacerlo a la vez con

iberación y total inadvertencia: hallarse en uno y otro extremo al mismo tiempo. Todo esto srta analogía de la idea de sofis ma con una concepción clásica de la mentira, de raíz agustini

mite a la discusión abierta en torno al «autoengaño», punto en el que ahora no puedo detense a su interés discursivo y cognitivo. Sobre el curso moderno de esta discusión, puede vemero monográfico de Teorema sobre  Autoengaño: problemas conceptuales (XXVI/3 [2007]).

Page 297: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 297/530

 Una observación de paso: vengo siguiendo la práctica habitual de referirme indistintamenteentes discursivos y a los argumentos como incursos en falacias. Sería más apropiado decir qente comete o incurre en una falacia, mientras que su argumentación contiene o consiste eacia. Pero supongo que esa práctica común es inocua y no representa una confusión m

adida.

Page 298: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 298/530

  Para un tratamiento más comprensivo y detallado, véase el apartado 2, «Una brújulaentarse por el terreno», de mi ya citada Introducción al estudio de las falacias, accesible on li

Page 299: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 299/530

  Sobre esta idea de la argumentación puede verse la entrada «Argumento/Argumentacióga y Olmos (eds.) (22012).

Page 300: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 300/530

 Véase, p. ej., Eemeren y Houtlosser (2003); Eemeren y Houtlosser (2008); Eemeren (2010).

Page 301: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 301/530

 Cf. Walton (1995: esp. 237-238) y Walton (2011: 405).

Page 302: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 302/530

 Véanse los ya citados Eemeren y Houtlosser (2008: esp. 38-40) y Eemeren (2010: cap. 72).

Page 303: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 303/530

 Aristóteles, en Sobre las refutaciones sofísticas, ya se refería a alguna sugerencia en este seando declaraba: «También es evidente que no todas las refutaciones dependen de la ambigmo algunos dicen» (177b8-10), pero no da más noticias al respecto.

Page 304: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 304/530

  Otras variantes son el «trilema de Freis» con las alternativas: i) regreso al infinitgmatismo o detención dogmática; iii) psicologismo de la evidencia sensorial inmediata;ilema de Agripa» con las alternativas: i) regreso al infinito; ii) circularidad; iii) dogmatismo.

Page 305: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 305/530

 El modelo canónico de este tipo de argumentos es la vindicación aristotélica del principio mno contradicción frente a quienes temerariamente pretenden negarlo sin renunciar al usguaje unívoco, inteligible y significativo. Cf., por ejemplo, Aristóteles,  Metafísica, 100

09a5. Una peculiaridad de este tipo de argumentación —con el que ya nos hemos encontrado

consiste en tratar de probar que si, por un lado, la deducción de la tesis en cuestión envuelvición de principio, por otro lado, su negación incurre en autocontradicción, de modo que r

a especie de demostración indirecta. Pero, desde luego, no todas sus pretendidas aplicacnen la misma for tuna.

Page 306: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 306/530

 Acerca de esa confianza primordial y otras confianzas derivadas puede verse Pereda (2009).

Page 307: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 307/530

  Son bien conocidos el experimento de las tarjetas de Wason y sus variantes. Hay visiovisiones panorámicas en Wason y Johnson (eds.) (1968) y Val (comp.) (1977).

Page 308: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 308/530

  Amén de mantener la vieja concepción de las «falacias lógicas» como inferencias deduicamente inválidas que revisten, sin embargo e inexplicablemente, cierta apariencia de vaase Wason (1968).

Page 309: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 309/530

 Véase, p. ej., el informe de Shafir y LeBoeuf (2002).

Page 310: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 310/530

 Véase, p. ej., Evans (2004).

Page 311: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 311/530

  Véase Wason (1977). Estudios posteriores han mostrado que los sujetos cumplen la tarmprobación de modo mucho más satisfactorio desde el punto de vista lógico, cuanndicional viene motivado por referencia a una situación concreta que favorece la «eleional». Cf. Manktelow y Over (1991); Klayman (1995).

Page 312: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 312/530

  Véase el informe de uno de los avanzados en esta línea de investigación, Evans (2008), otaciones de Neys (2006). Puede verse una exposición más reciente y comprensiva en Kahn012), Primera Parte, «Dos sistemas», pp. 33-143.

Page 313: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 313/530

 Sobre los criterios mencionados, véase la voz «Criterios/Modelo ARG» en Vega y Olmos 012: 155-157).

Page 314: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 314/530

  La segunda tesis invita a excluir referencias alternativas; en particular, los autores descarplicación de la conducta razonable ante las falacias en términos de cortesía.

Page 315: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 315/530

 Véase el informe de Correia (2011). Por lo demás, la presunción de irracionalidad sigue soblemática como fuente de discusión entre analistas filósofos e investigadores experimentales

Page 316: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 316/530

Page 317: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 317/530

 Cf., p. ej., Vaz Ferreira (2008: 118-119) sobre ciertos usos razonables de la falsa precisiónplanteamiento general y programático puede verse Woods (2005).

Page 318: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 318/530

 Pero no faltan precedentes tan lejanos como la referencia de la Logique de Port-Royal (1662gotable fecundidad del espíritu humano para alumbrar errores (Parte III, cap. XX, p. vi).

Page 319: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 319/530

 Hay precedentes críticos en este sentido. Oliver (1967) ya había denunciado la falsa analogíban en suponer algunos manuales entre un criterio usual C : «el argumento A es válido tancia de una forma argumentativa válida», y el pseudoanalogado C' : «el argumento A es inves instancia de una forma argumentativa inválida». Está claro que C'  no se sigue de C , contr

posición escolar habitual por entonces. Uso el neologismo «instancia» en el sentido técnico deaplicación de una forma o un esquema lógicos.

Page 320: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 320/530

 Por ejemplo, el silogismo canónico en barbara: «Todo A es B, todo B es C; luego, todo A ebraría en lógica de conectores la forma: «P, Q; luego, R», obviamente inválida.

Page 321: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 321/530

 Se trata de la famosa «falacia lógica de afirmación del consecuente».

Page 322: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 322/530

 Véase Eemeren y Grootendorst (1988: 281). Pero, en aquellos años, la integración de los aspprocesos retóricos no pasaba de ser, en el mejor de los casos, un deseo que no se había hlidad.

Page 323: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 323/530

 Ya sabemos que por discusión crítica se entiende la que procede a dirimir la cuestión discutido razonable y sobre la base de los méritos propios de las posiciones concurrentes.

Page 324: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 324/530

 Su primera formulación procedía en términos afirmativos y negativos de deberes y obligaciase Eemeren y Grootendorst (1987). Luego fueron ganando espacio las formulaciones negativ en Eemeren y Grootendorst (1992: 208-209), hasta llegar a cubrirlo por completo en términ

ohibiciones en Eemeren y Houtlosser (2004: 190-196). Por lo demás, las reglas no siempr

o exactamente diez. Véase Zenker (2007a).

Page 325: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 325/530

 El resultado de los «cuatro colores» (bastan cuatro colores distintos para dividir cualquier regiones, de manera que no haya dos r egiones adyacentes, con línea.

Page 326: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 326/530

  Tienen que ver con cuestiones de reducción mutua entre las reglas según sus diferdificaciones y más aún con la aspiración del programa a presentar las reglas como condiccesarias del buen curso de una discusión crítica. Cf., por ejemplo, el examen de Zenker (2007b

Page 327: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 327/530

 Véase Eemeren y Grootendorst (1995: 153, esp. n. 7).

Page 328: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 328/530

 Como ya hemos visto en el capítulo anterior, lo que el programa ha empezado a poner a pel reconocimiento y la aceptación de ciertas reglas entre diversos grupos de s

perimentales. Véase Eemeren, Garssen y Meuffels (2009).

Page 329: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 329/530

 Véase Tindale y Reed (2011: 9).

Page 330: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 330/530

Page 331: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 331/530

 Sobre esta noción puede verse la entrada «Rebatible, argumento» en Vega y Olmos (eds.) (21-513).

Page 332: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 332/530

 Otros heurísticos discursivos eficientes en otros contextos podrían ser: «Si no hay razónnsiderar P falsa, acéptala como verdadera», «Si algo es temible (deseable), evita (haz) lo qovoca».

Page 333: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 333/530

  Ahora bien, no es preciso que el argumentador tenga el paraesquema en mente. Se trata ncepto metódico etic, del observador o analista, no de un concepto emic o del agente discusmo.

Page 334: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 334/530

 Véase el ya citado Woods (2003), así como Woods (2004, 2005).

Page 335: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 335/530

  Recordemos una vez más los experimentos de aprendizaje de animales que tras una mnosa experiencia con ciertos alimentos de un sabor determinado, rehúyen todos los que tiensmo o parecido sabor. Véase García et al.  (1972). Cf. la revisión y el planteamiento genetch (1985).

Page 336: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 336/530

  Linda es una mujer de 31 años, soltera, franca y brillante. Está titulada en Filosofía. Sudiante, se interesó en cuestiones de discriminación y justicia social, y participnifestaciones antinucleares. Supongamos que, con estos antecedentes, su ocupación probab

ueve en el rango de las siguientes: i) es maestra de escuela elemental; ii) trabaja en una libr

ma clases de yoga; iii) es feminista activa; iv) es trabajadora social en un psiquiátrico; v) es cbanco; vi) es feminista y cajera de banco. El experimento pide a los sujetos un ord

obabilidad relativa para los casos (iii), (v) y (vi). Sus respuestas priman esta ordenacióminista activa, 2) feminista y cajera de banco, 3) cajera de banco, donde (vi) se estima más proe (v). Experimentos específicos con (v) y (vi) confirmaron luego tal estimación. Este resunstituye una flagrante violación del cálculo de probabilidades, pues la probabilidad njunción <ser feminista y cajera> se considera mayor que la de uno de sus miembros <ser caro responde de modo natural a la representatividad que, a tenor de la descripción de Linda, tie

caso el ser feminista, frente al ser meramente cajera. Véase Tversky y Kahneman (1983: 293 la revisión comprensiva de Hertwig y Gigerenzer (1999).

Page 337: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 337/530

 Los procesos de uno y otro tipo parecen contar con localizaciones propias en la corteza cefrontal (Goel y Dolan [2003], citados en Norman [2009]). Por otra parte, como ya he sug

mbién es frecuente presentar uno y otro tipo de procesamiento como dos sistemas, véanse006) y Kahneman (2012).

Page 338: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 338/530

 Los casos de Galeno y Feijoo se tratan más abajo en las notas y textos históricos de la Parte I

Page 339: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 339/530

 Véase el panorama trazado en la entrada «Argumentación, teoría de la» en Vega y Olmos 012: 55-66).

Page 340: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 340/530

 Puede que este planteamiento no tenga la implantación y la solera que le atribuye Hamblin. ns V. Hansen la tradición dominante tendería más bien a ver la falacia como un argumento qneral, aparenta ser mejor de lo que es (Hansen, 2002).

Page 341: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 341/530

  Dice Aristóteles en su presentación de Sobre las refutaciones sofísticas: «Es obvio queogismos lo son realmente mientras que otros, aunque no lo sean, lo parecen» (164a22-23)recer sin ser puede deberse a cierta semejanza (164a25) o a una falsa impresión productoxperiencia (164b29).

Page 342: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 342/530

  Procede de John Corcoran y de quienes han estudiado Lógica con él en la Universidaffalo, Nueva York. Véase Corcoran (1989); Sagüillo (2000); Boger (2003).

Page 343: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 343/530

  Una buena ilustración de la idea de cogencia podría ser la expresada por Wittgenstein eminos: «Sigo una demostración y digo: ‘Sí, así tiene que ser ’» (1978: § 30, 136).

Page 344: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 344/530

 Cuya versión normalizada —digamos, preformalizada— de  A podría ser el argumento  Ao es X, entonces es Y (no hay X que no sea Y); y por otro lado, si algo es X, entonces es Z (nque no sea Z); luego, hay al menos un Z que es Y’, traducción que a su vez suscitaría la cuestiestamos ante un mismo argumento. Para otras consideraciones adicionales, me remito

cusión ya abierta en el cap. 2, § 2.1.1, a propósito de las ideas de Massey y de Woods en tornbilidad de una teoría «estándar» de las falacias.

Page 345: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 345/530

 Las tres perspectivas clásicas, nacidas del padre común, Aristóteles, pero separadas y dispersépoca moderna, han cobrado nueva vida en nuestros días a principios de los años ochenarta, aunque también cuenta con raíces grecolatinas, especialmente en la retórica deliberativcurso público, procede más bien de Leibniz en atención a su referencia a la ponderación d

ones en la resolución de casos de jurisprudencia, y se ha reanimado a finales del pasadoacias a una confluencia de motivos discursivos, éticos y sociopolíticos, relacionados con la blica.

Page 346: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 346/530

 La expresión procede de la tradición de análisis de Wilfrid Sellars y Robert Brandom. Cfmplo, Sellars (1997); Brandom (2002). La idea de este juego y este «espacio» de razones ecisa que la noción genérica de «juego de la razón» subyacente en las pretensiones y presunccursivas que ya tuvimos ocasión de ver en el cap. 1, § 2.3.

Page 347: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 347/530

 Cf. Pereda (1986; 1996; 22012: 249-253).

Page 348: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 348/530

 Sin embargo, más allá de estos límites epistémicos o desde una perspectiva más comprensiudio de la propia petición de principio puede complicarse y refinarse bastante, según malton (2006).

Page 349: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 349/530

 La propuesta se remonta a una de las contribuciones fundacionales de la escuela de Ámstease Eemeren y Grootendorst (1992). Luego, a veces, parece atenuarse el énfasis inicial gumentación como acto de habla para adoptar un punto de vista más estratégico y aproximevas ideas, como la de esquema argumentativo. Aunque la pragmadialéctica no ha llegad

agmática del compromiso, en el sentido antes precisado. Por otro lado, más recientementemeren y Houtlosser vienen a definir las falacias como «descarrilamientos» de maniratégicas en aras de la persuasión, cf. Eemeren y Houtlosser (2003). Pero no ha variado la crcial en que toda argumentación falaz es el correlato viciado o ilegítimo de un pro

gumentativo correcto o legítimo y así remite a la contrapartida correspondiente de argumentaomo es debido.

Page 350: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 350/530

 Ni que decir tiene que, a todo lo largo de este libro, vengo hablando de inducción no en el senico en metodología de la llamada «argumentación o inferencia inductiva», sino en el se

ual de pretensión o acción de inducir a alguien a creer o hacer algo.

Page 351: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 351/530

  En este aspecto, la relación entre la justificación o la calidad interna de un argumentocacia o su poder de convicción tiene una contingencia similar a la que los teóricos de los acbla advierten en la relación entre la fuerza ilocutiva  de un acto de habla y su efectirlocutiva: no basta pedir a alguien 100 € del modo apropiado y que esa persona entiend

ones de nuestra petición, para que efectivamente las asuma como razones determinantes yguido, nos preste los 100 €.

Page 352: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 352/530

 Por ejemplo, ‘falacia’, según el Diccionario de la Real Academia Española (2001), significa:gaño, fraude o mentira con se intenta dañar a alguien; o 2) el hábito de emplear falsedades enno. El Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos (19ntifica con engaño o mentira. ‘Falaz’, califica a su vez, lo embustero o falso, según el DRAE

gañoso, falso o mentiroso, según el Diccionario de uso del español de María Moliner (1998).

Page 353: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 353/530

Si a:b:: c:d, entonces a:c:: b:d, según la teoría clásica de proporciones (Euclides, Elementos, V

Page 354: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 354/530

 Se ha asegurado incluso que «la oposición ‘lógica/retórica’ representa un antagonismo cundamental», véase Cattani (2008: 119).

Page 355: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 355/530

 Empleo ‘civil’ como versión de  public en expresiones del tipo de  public sphere,  public reblic argument ,  public deliberation. Me ha sugerido este término una tradición hispánica qica al discurrir común, en un marco práctico social, y se remonta al siglo xviii (p. ej., a a

mo Benito Jerónimo Feijoo, Andrés Piquer, Gregorio Mayans). En francés pueden detectar

siglo antes, usos en un sentido similar y en el contexto de las falacias comunes y cotidianas, la Logique de Port-Royal (1662, 51683), Parte III, cap. xviii: «Des mauvais raisonnements qummet dans la vie civile & dans les discours ordinaires».

Page 356: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 356/530

 Véase, p. ej., Pettit (2001), List (2006).

Page 357: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 357/530

 Este carácter de constructo puede reflejarse en los diversos sentidos adquiridos por el términn destacado tres: 1) lo  público como lo común o general, p. ej., en la expresión «interés (oblico» versus «intereses (o bienes) privados»; 2) lo  público como lo manifiesto o expuesto a tlo  público  como lo abierto  o a disposición  de todos, p. ej., «plaza pública». Véase Rabot

011).

Page 358: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 358/530

 Uno de estos cambios puede ser el inducido por la aparición, junto o frente a la tradiciónblicidad  presencial, de una nueva  publicidad  virtual o electrónica como la propiciada pmunicación mediada y mediatizada por el ordenador. La publicidad  presencial  supone nomunicación corporal e integral, directa, en persona, sino publicidad en el sentido de estar an

s de los otros, bajo su mirada, según advertía un antiguo proverbio griego recordadistóteles ( Retórica, 1384a34): «La vergüenza está en los ojos». En esta línea, la vergüenza: insigo una conciencia de la exposición y riesgo personales, pudor, autocontención; ii) planuar en público como motivación para contribuir al curso de la conversación ateniéndosenvenciones pertinentes con el fin de lograr estima y reconocimiento: se trata de una manifes

llamado «papel civilizador de la hipocresía»; iii) comporta una asunción de responsabilida obligación de responder de las propias opiniones y propuestas, frente a las objeciones o anniones y propuestas alternativas.

esta publicidad presencial se suele contraponer una publicidad electrónica, que supone: i*sencia virtual, transcrita y leída en la pantalla del ordenador (no sentida, ni vista); ii

rsonaje y una actuación o representación, antes que un agente personal con sus señas realntidad —salvo la dirección IP ( Internet Protocole) de la interfaz del dispositivo en red—;

ma, iii*) una publicidad desvergonzada (en particular, en chats). Con todo, las contraposicione tipo deberían considerarse más sintomáticas que categór icas.

Page 359: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 359/530

 Sobre el pensamiento grupal, véase Janis (1982). Sobre las polarizaciones, Sunstein (2009).

Page 360: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 360/530

 Para evitar complicaciones ulteriores, dejo al margen la deliberación virtual por vía electrón

Page 361: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 361/530

 Un proceso similar es el considerado por Hitchcock, McBurney y Parsons (2001).

Page 362: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 362/530

  Hoy todavía en fase de construcción. Cf., por ejemplo, las sugerencias acerca de una lóntica de «condicionales derrotables» avanzadas por Alchourrón (2010, ed. póstuma).

Page 363: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 363/530

 En el sentido de Benthem (2009), quien, por cierto, asegura que «todavía no hay buenas lóstémicas dinámicas con dinámica de compromisos» (22, n. 19).

Page 364: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 364/530

 Aquí no nos vale la ilusión del joven lógico Leibniz cuando ante una cuestión debatida invipartes a sentarse ante un ábaco y decirse una a la otra: «Calculemos», sino la perspicac

ibniz maduro jurista cuando recomienda la ponderación de alternativas y el recurso a una barazones, cuya posesión considera «un arte mayor que la fantástica ciencia de conseguir

ase sus Breves comentarios sobre el juez de las controversias o Balanza de la razón (ca. 1669-1Dascal (2008: 2, § 60, p. 19).

Page 365: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 365/530

 Según Bentham (1990: 202 ss.), es siniestro el interés que hace valer no un derecho o un invados, sino un interés parcial o de grupo frente al principio fundamental de todo buen gobie

ber: la mayor felicidad del mayor número. Así pues, lo opuesto al interés público no soereses de los individuos que componen una sociedad, sino los intereses parciales o particula

grupos que siguen vías tortuosas para obtener ventajas ilegítimas o mantener privilustificados. Los intereses siniestros conscientes y deliberados son la primera causa de las faeste marco.

Page 366: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 366/530

 Véase más abajo Parte II, Sección 2, Texto 8.

Page 367: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 367/530

 29. Véase la edición de algunas contribuciones a cargo de Javier de Lucas (1991). El concursnvocado bajo los auspicios de Federico II de Prusia, pero a instancias de Condorcet, con quinía discutiendo sobre el asunto. La Academia dictaminó dos ganadores ex aequo: el matemédéric de Castillon, con un ensayo en favor de una respuesta afirmativa —a la que se inclina

y Federico II—, y el jurisconsulto Rudolf Zacharias Becker, con un ensayo en favor dpuesta negativa, a la que se inclinaba el marqués de Condorcet.

Page 368: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 368/530

 Cf. Hansen (2002). Recuérdese que, según ese presunto tratamiento estándar, una falacia venun argumento «que parece válido, pero no lo es» (Hamblin, 2004: 12).

Page 369: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 369/530

 Ni siquiera alguien tan reacio como Federico Enriques: «Aristóteles es tenido por padre gica; pero solo cabe considerarlo como recopilador y sistematizador de lo que —en este cam

elaborado antes de él, cualquiera que haya sido la contribución original que pudiera ortado al sistema» (Enriques, 1949: 8).

Page 370: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 370/530

 Digamos como una réplica del tipo de: «Y tú, qué» o «Nadie está libre de tropezar en la mdra». Véanse las formas de la argumentación ad hominem en mi ya citada Introducción al eslas falacias (2011) accesible on line  en la Comunidad virtual de Lógica, Argumentac

tórica, www.innova.uned.es, y en el repositorio digital de la Biblioteca de la U

p://espacio.uned.es/fez.

Page 371: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 371/530

  En  Eutidemo, Sócrates escenifica ante Critón una conversación de los sofistas Eutideonisodoro con el joven Clinias, al que proponen la cuestión: «¿Quiénes son los que aprendebios o los ignorantes?», con el fin de mostrar sus habilidades sofísticas refutando cualpuesta mediante el uso equívoco de los términos en juego: ‘aprender’ (manthánein), ‘s

phós) e ‘ignorante’ (amathés) (275d-276c). En el mismo diálogo, tras algunas otras perlas, apmbién esta famosa y delirante inferencia del propio Dionisodoro: dado que Ctesipo posee un p

mal perro, por cierto, y este perro tiene cachorros —desde luego, tan malos como el prog«entonces, siendo padre y siendo tuyo, Ctesipo, el perro es tu padre y tú eres el hermano

chorros» (298d-298e).

Page 372: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 372/530

 Cf. Robinson (1942), Sprague (1962). Por otra parte, aunque sigue abierto a discusión el punrelaciones posibles entre las concepciones platónica y aristotélica de este tipo de discurso

e la idea platónica de argumento sofístico que se aproximaría más a la idea aristotéliutación aparente sería la de refutación que incurre en falsedad o es pragmáticamente inconsis

Page 373: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 373/530

  Así pues, la hipótesis adoptada por Hans V. Hansen: «Las falacias son errores lógicos utaciones sofísticas son sofísticas porque contienen falacias» (1996: 319; cursivas en el origresulta adecuada en varios sentidos: por un lado, introduce una distinción más bien mode

acrónica entre las falacias, como errores no solo lógicos sino monológicos, y los argum

ísticos, dialógicos; por otro lado, no es cierto que la condición falaz se deba únicamenteor lógico, pues también envuelve un aparentar lo que no es.

Page 374: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 374/530

  Un lugar clásico es el pasaje ya mencionado del  Eutidemo, 275d-278b, en el que primeplota y luego se desenreda la equivocidad de manthánein, que puede significar tanto aprende no se sabe como comprender  algo aprendido, equivocidad a la que Aristóteles alude e5b31-33.

Page 375: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 375/530

  Se trata, naturalmente, de un caso general de petición de principio: «Siempre que se traobar lo que no es evidente de suyo por medio de ello mismo, se pide la cuestión. Esto cerse postulando directamente lo que se ha de probar; pero también cabe recurrir a algunasoposiciones probadas por medio del principio en cuestión» ( APr., 64b2-65a1).

Page 376: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 376/530

 Cf. un intento de convertir estas referencias genéricas en una «teoría» de las falacias, Goniz (1993).

Page 377: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 377/530

 Véase Ebbesen (1981), en par ticular, vol. I, V.3, pp. 242-244 y V.15, pp. 286-289.

Page 378: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 378/530

0]  Esta referencia es críptica. Por otra parte, los ejemplos traídos a colación —verbos njugación parece desmentir su significado o nombres cuyo género parece desmentir el derentes denotados— tampoco ayudan mucho; son los aducidos por Aristóteles para mostruívocos debidos a la forma de expresión ( RS, 166b10-19). Hay detalles del planteamiento y

sificación en Hamblin (2004: 97-101), aunque la autoría haya de revisarse a la luz de Eb981).

Page 379: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 379/530

1]  Las fuentes o ediciones críticas de los textos de referencia se encuentran en sus lupectivos en la sección siguiente de esta Parte II, sección dedicada a recoger (extractos d

opios textos.

Page 380: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 380/530

2] En otro lugar he dedicado especial atención a esta cuestión en punto a la transmisión y recela idea de demostración. Véase Vega Reñón (1999: 29-52).

Page 381: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 381/530

3]  En los textos citados (Glose in Arist. Sophisticos Elencos, Summa Sophisticorum  Elencorllacie Vindobonenses) sigo la edición de L. M. de Rijk (1962).

Page 382: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 382/530

4]  No es una distinción perfectamente clara y de dominio público en la época y en el concolástico medieval del tratado. Por ejemplo, Guillermo de Sherwood, en sus  Introductiongicam, identifica la disputatio, entendida como medio por el que una persona puede organinsamiento, con el propio silogismo sobre la base de que la sustancia de la disputa no es otra

e el silogismo, así que este planteamiento ignora o no repara en la dualidad de mnológico/dialógico (véase la edición de N. Kretzmann, William of Sherwood’s Introducti

gic, cit., cap. 6, § 1, pp. 132-133).

Page 383: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 383/530

5] «Fallacia, quae est mendacii complementum, in tribus gradibus consistere potest» (Super 3, d. 38, q. 1, a. 2). Está claro que esta acepción de fallacia como engaño no coincide exactam

n el uso del término en  De fallaciis  para designar la argumentación falaz o el razonamorrecto, pues, sin ir más lejos, esa acepción del comentario a las Sentencias no parece adm

rco monológico del razonamiento incorrecto de uno cuando delibera consigo mismo.

Page 384: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 384/530

6] Sigo la edición y traducción española de Mauricio Beuchot: Juan de Santo Tomás (1986), lip. xiv, pp. 135-137. También hay, desde luego, autores más apegados a la tradición comoado fray Alonso de la Vera Cruz.

Page 385: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 385/530

7] Empleo los calificativos de una y otra tradición, discursiva/cognitiva, en el sentido ya declsado anteriormente en la Parte I, especialmente en el § 1 del cap. 2, y al principio de esta Part

Page 386: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 386/530

8] La concepción de la mente humana como un espejo generador de falacias y falsas apariene gran importancia en la filosofía baconiana. Baste una elocuente muestra: «Efectivamennte humana dista mucho de ser como un espejo claro y liso en el que los rayos de las coedan reflejar según su verdadera incidencia, antes bien viene a ser como un espejo encantado,

supersticiones e imposturas, si no se la libera y pule» ( Advancement of Learning  [1605], l.9; cf. El avance del saber, Alianza, Madrid, 1988, p. 140).

Page 387: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 387/530

9]  No es fácil distinguir la contribución de cada uno, en razón de su propia discreción mbres piadosos y retraídos de Port-Royal. Si acaso, parece que Nicole se ocupó de locursos preliminares y que la composición del cuerpo de la obra fue compartida, con mayor poridad de Arnauld, especialmente en la Parte IV sobre el método.

Page 388: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 388/530

0]  Una vez impreso, el libro ganó aún mayor popularidad y se convirtió en el mradigmático de la lógica «moderna» desde mediados del siglo xvii hasta finales del siglo xie periodo llegó a sumar 62 reimpresiones francesas, 13 versiones latinas, ocho inglesasiana y una española. Ya en vida de los autores había tenido cinco ediciones (1662, 1664,

71 y 1683) y 14 impresiones. El texto que seguiré aquí corresponde a la 5.ª edición, segción crítica de P. Cair y F. Girbal,  La logique ou  l’Art de penser, contenant, outre les

mmunes, plusieurs observations nouvelles, propres à former le jugement . Par Antoine Arnaurre Nicole, PUF, París, 1964. Citaré esta edición como  Logique, indicando, en su caso,

pítulo, sección y página, por este orden.

Page 389: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 389/530

1] Primera edición, Savreux, de Launay, Guignart, París, 1662; Logique, pp. 15-26.

Page 390: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 390/530

2] Según la primera edición de 1662: «justo y razonable».

Page 391: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 391/530

3] ‘Consecuencia’ mantiene aquí el sentido tradicional de ‘inferencia’, de modo que una inferválida sería un caso de «mala consecuencia». Esta atribución del error al juicio, antes quducción o a la inferencia, es uno de los rasgos cartesianos de la Lógica de Por t-Royal. En Des

una tesis con una formulación más categórica: el entendimiento no yerra en la deducc

ción pura ( Regulae  II, A.T. X, 365), sino en el juicio sobre lo que no ha sido suficiebidamente advertido (p. ej., Principia Phil..

Page 392: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 392/530

4] Discurso añadido en la segunda edición, Charles Savreux, París, 1668; Logique, pp. 26-35.

Page 393: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 393/530

5]  En 1606, Bartolomé Keckermann, un profesor de Lógica interesado en su historia, escesde el comienzo del mundo no ha habido nunca un periodo tan proclive a la lógica, o en el yan escrito más libros sobre lógica y hayan florecido más los estudios de lógica que este peque vivimos» ( Praecognitorum Logicorum Tractatus  III, Hanoviae, 1606, 109). Y para ent

davía eran escasos los manuales compuestos en lenguas vernáculas que luego se prodigaránrso del siglo xvii.

Page 394: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 394/530

6]  Por ejemplo, en torno al jansenismo predicado y practicado en Port-Royal. Las fuelectuales más influyentes sobre Arnauld y Nicole son, en teología y moral, san Agustín,osofía, Descartes.

Page 395: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 395/530

7]  Bacon y Galileo, por ejemplo, son citados con aprobación, a veces frente a un anticistóteles. Pero en este terreno la autoridad más reconocida por Arnauld y Nicole es la rreligionario Pascal.

Page 396: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 396/530

8] R. Descartes, Œuvres et lettres, ed. de André Bridoux, NRF (La Pléiade), París, 1996.

Page 397: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 397/530

9]  Ars cogitandi es la edición de la Lógica de Port-Royal o Arte de pensar en latín.Logica, sive ars cogitandi, Martyn, Londini, 1677. La Recherche de la vérité  es la conocidaN. Malebranche, aparecida entre 1674, vol. I, y 1675, vols. II y III. Martinus Smig

miglecius) fue autor de un difundido manual de Lógica escolástica posmedieval: Logica [161

ypps, Oxford, 1658, 2 vols.

Page 398: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 398/530

0] Utilizo este añejo término filosófico para distinguir esta forma histórica de la Lógica entemo disciplina de las facultades intelectuales, frente a la Lógica epistémica, especializada udio de las modalidades epistémicas mediante operadores del tipo de X cree que, conoce que,e.

Page 399: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 399/530

1]  A Treatise of human nature, ed. de L. A. SelbyBigge, rev. de P. H. Nidditch, Clarendon, O78, Introducción, p. xv.

Page 400: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 400/530

2] Véase N. Malebranche,  De la recherche de la vérité , en la edición de A. Robinet de sus Œmplètes, Vrin, París, 1960 ss., vols. 1-3. Hay traducción española: Acerca de la investigaciónrdad: donde se trata la naturaleza del espíritu del hombre, Sígueme, Salamanca, 2009.

Page 401: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 401/530

3] Véase G. W. Leibniz, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Editora Nacional, M83, p. 600.

Page 402: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 402/530

4] La vindicación de la lengua vulgar para los estudios clásicos y para los científicos es un murrente en P. Simón Abril. Por ejemplo, en su inédita Segunda parte  de la filosofía llaología o filosofía natural, pueden verse declaraciones del tenor de: «Todo lo cual con el D

vor avemos trabajado para el bien i utilidad de nuestra naçion, i onra i aumento de nuestra l

stellana: para que los nuestros puedan en su misma lengua saber las cosas graves i dinender, no menos que las supieron los Griegos i los Latinos, i todas las demas naçiones antigusuyas propias» (Biblioteca Real, Madrid. Ms. II/1158, folio 4v). Y desde luego, Simón Ab

aba solo en esta empresa vindicativa, véase García Dini (ed.) (2006).

Page 403: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 403/530

5] Cito por la edición moderna de 1886, indicando en su caso capítulo y página.

Page 404: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 404/530

6] Imprenta de José García, Valencia. La Lógica moderna conoció en 1771 una segunda ediciónborada y extensa, y aún otra tercera en Madrid: Imprenta de Joaquín Ibarra, 1781. Las referee siguen son a esta última edición. Según Marcelino Menéndez Pelayo, esta Lógica de Piquedisputa la mejor, la más razonable y más docta del siglo xviii» ( Historia de las ideas estétic

paña, CSIC, Madrid, 1974, vol. II, p. 108).

Page 405: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 405/530

7] Citamos por la tercera edición de 1781.

Page 406: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 406/530

8]  Mauricio Beuchot y Edgar González (1987) también contemplan una tesis más fuerte apecto: la reducción de toda falacia, sea de la tradición aristotélica o no, a la ambigüedad. Eneralización que Feijoo no se plantea; por lo demás, tampoco recuerda las falacias tratadaistóteles fuera del catálogo citado de las Refutaciones sofísticas. En su versión más débil, den

limitación a este listado aristotélico tradicional, Beuchot y González convienen en queriantes sofísticas son reducibles bien a la ambigüedad, bien a la sinonimia —caso únicaervado para la falacia de petición de principio— (véase Beuchot y González, 1993: 65-77, e9-71).

Page 407: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 407/530

9]  «Uno viene a ser el lugar para formar el silogismo sofístico, la ambigüedad, de plicitación resulta manifiesto que lo que parecía un silogismo, no lo era» (cursivas en el or igi

Page 408: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 408/530

0] «Parliamentary government is government by talking», frase atribuida por Josef Redlichítico inglés según E. García en el «Estudio preliminar» de su edición de Hamilton (1996: 23,

Page 409: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 409/530

1] Considera, por ejemplo, si ha ocurrido el hecho denunciado, cómo se define o califica, cóalúa y cómo se ha procedido a lo largo del proceso. Véase «Status, teor ía de los», en Vega y Os.) (22012: 572-573).

Page 410: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 410/530

2]  Véase, por ejemplo, su escrito Comment on the Commentaries  (de Blackstone, 1765blicado póstumamente en ed. de C. W. Everett, Oxford, 1928, y recogid.

Page 411: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 411/530

3] Cierto es que no falta una tradición de la, digamos, mentira política que se remontaría a Playa muestra más llamativa y próxima a Bentham sería el opúsculo satírico The art of political712), atribuido a Jonathan Swift, pero escrito por su amigo John Arbuthnot. Véase J. Swift, Ela mentira política, Sequitur, Madrid, 2006. La mentira política «es el Arte de hacer creer al p

sedades saludables y hacerlo en aras de un buen fin» (p. 31), definición que constituye la dive renacimiento de la tradición en las nacientes democracias modernas. La originalidad de Benide en su consideración de argumentaciones y estrategias falaces —no reducibles, por cieras mentiras— y en su referencia específica al marco institucional parlamentario.

Page 412: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 412/530

4]  La edición de Larrabee añade como apéndice una referencia a la recensión de Sidney dinburgh Review  LXXXIV [agosto de 1825], pp. 367-389), recensión que incluye el facurso «The Noodle’s Oration», donde se despliegan y ejemplifican todas las falacias tratadasok of Fallacies. Véase este discurso en las pp. 262-265 de la edición de 1952 a cargo de Lar

citada.

Page 413: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 413/530

5] En su artículo «Logic» para la English Cyclopedia (Londres, 1869). Recogido en A. de Mothe Syllogism and Other Logical Writings, ed. de P. Heath, Routledge & Kegan Paul, Lo

66, p. 247.

Page 414: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 414/530

6] Sigo la séptima edición (B. Fellowes, Londres, 1840).

Page 415: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 415/530

7]  En el texto se lee force; parece tratarse de un errata en lugar de form, pero se mantuversas impresiones de los Elements (cf. Evra, 2008: 84, n. 20).

Page 416: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 416/530

8] Un término está distribuido cuando se toma en sentido universal y aplicable a todos los e caen bajo él. Suele venir indicado por operadores del tipo de «todo X», «cada X», «ningú. En cambio, los operadores particulares, como «algún X», señalan lo contrario. (Véase Lib

p. II, § 2).

Page 417: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 417/530

9]  Whately, guiado por su criterio formal de convalidación, considera que toda argumentuctiva es reducible a la deductiva, véase Libro IV, cap. 1, «On induction», pp. 263-26

rticular.

Page 418: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 418/530

0] Según Hamblin (2004: 195), fue Whately quien introdujo la distinción expresa de unas famales  a partir de una indicación del Compendium  de Aldrich (1691). De ser así, deberíamhately no solo la bendición de las falacias lógicas sino el bautizo de las formales.

Page 419: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 419/530

1]  La  Encyclopaedia Metropolitana  fue una ambiciosa obra concebida por Samuel Tleridge para proponer perspectivas de progreso que pudieran verse enraizadas en el pensamiinstituciones tradicionales. El retorno de Whately a la lógica aristotélica, depurada d

crecencias escolásticas y de alguna contaminación escolar moderna, así como situada en su m

etáneo con ejemplos vivos o de actualidad y un buen sentido crítico, puede representapresión cabal de ese programa.

Page 420: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 420/530

2] «Llevar razón» en un sentido parejo a «tener o llevar ventaja» (véase el Diccionario del esual, de M. Seco, O. Andrés y G. Ramos, «llevar», acepción 9), especialmente en el curso dcusión.

Page 421: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 421/530

3] Nuestro autor, buen vendedor de mercancía dudosa, no deja de recordar además el auxilimbién cabe esperar de la autoeducación propiciada por la comprensión de su dialéctica erid.).

Page 422: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 422/530

4] Sobre algunas cuestiones en torno a la presunción de una confianza básica que da sentidoudes ocasionales y las desconfianzas derivadas, véase C. Pereda, Sobre  la confianza, Hrcelona, 2009. Tampoco estará de más recordar la discusión presentada más arriba en el § 2

p. 1, en la Parte I.

Page 423: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 423/530

5] La significación del capítulo II del ensayo de Mill On Liberty  (1859) ha sido tradicionalmy reconocida y comentada. Puede verse, por ejemplo, la introducción de A. Izquierdoducción española de G. Cantera: Sobre la libertad, Edaf, Madrid, 2004. Tampoco faltan apbre su significación desde el punto de vista argumentativo, cf., p. ej., Finocchiaro (2005) y H

007).

Page 424: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 424/530

6]  Es un punto destacado por Hon (1991). Lo atribuye a que la clasificación de Mill estándiente de criterios lógicos discursivos, relacionados con la inferencia, que de los métodperimentación. Se trata, por lo demás, de una actitud tradicional y generalizada en el estudio acias desde las perspectivas de la lógica y de la teor ía de la argumentación.

Page 425: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 425/530

7]  Las declaraciones de este tipo hacen recordar el famoso esquema argumentativo básiulmin (1958): datos, conclusión y garante inferencial (data, claim, warrant ), salvadas las distaiferencias. Cf. Hansen (1997: 129-130).

Page 426: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 426/530

8] Mill, al parecer, tomó este nombre del estudio de la clasificación de las falacias políticntham, más precisamente de la adoptada en su versión francesa inicial a cargo de Étienne Du

816). No es, por cierto, el único préstamo notorio del Libro de las falacias políticas de Benthae se sirve Mill. Otro será, p. ej, la idea de considerar no solo peticiones de princ

umentativas, sino «apelativas» que también prejuzgan y dan por supuesto el punto en cuemo —en la política británica de la época— el uso del peyorativo «innovación» (innovation)signar lo nuevo pero deplorable, frente al meliorativo «perfeccionamiento o adel

mprovement ) que designa, en cambio, lo nuevo y deseable (vii, § 2, 823).

Page 427: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 427/530

9]  Recordemos el apunte aristotélico de la reducción de todas las refutaciones sofísticasoratio elenchi, o las propuestas tradicionales (p. ej., desde Galeno hasta, pongamos, Feijo

ducción a la ambigüedad, ambas incluidas, como ya sabemos, entre las falacias de confusión.

Page 428: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 428/530

0]  Recordemos el apunte aristotélico de la reducción de todas las refutaciones sofísticasoratio elenchi, o las propuestas tradicionales (p. ej., desde Galeno hasta, pongamos, Feijo

ducción a la ambigüedad, ambas incluidas, como ya sabemos, entre las falacias de confusión.

Page 429: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 429/530

1] Llamo «lógica civil» a una tradición del análisis lógico informal que se ocupa con cuests bien prácticas y de interés común, discurre en el lenguaje autóctono de la comuniderencia y tiene un curso extraescolar o extracurricular, con apariciones esporádicas. En nutura hispana se puede seguir su entrecortado curso desde Pedro Simón Abril (1587) hasta

rreira o Recaséns Siches en el siglo xx, pasando por otros autores como Gracián, Mayans, Pijoo o Balmes.

Page 430: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 430/530

2]  Véase J. Ferrater Mora, Qué es la lógica, Columba, Buenos Aires, 1957, 31965, p. 14erencias al  Diccionario de Filosofía  se hacen a la edición póstuma actualizada: Ariel, Barce94, 4 vols.

Page 431: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 431/530

3] Es un contraste que acusa, sin ir más lejos, el Diccionario de Filosofía  de José Ferrater Mste comparar el trato que recibe en las voces «Lógica» —nulo— y «Vaz Ferreira, Carlocomiástico—. Según Jorge Liberati (2005), tras inaugurar Vaz hacia 1910 con su Lógica viveva forma de hacer filosofía, un puñado de profesores, filósofos y pensadores, discípu

guidores de la generación siguiente, se sintió fuertemente atraído por el fervor de una nueva lciente. Pero es una idea sumamente genérica la de esa nueva «lógica». Más bien se trata dentación filosófica hacia, y una vindicación de, la experiencia integral y lo concreto, presenuardo Dieste, Luis Gil Salguero, Juan Pedro Massera o Carlos Benvenuto, hasta alcanzar en«lógica de la inteligencia» de Arturo Ardao. A su vez, la influencia cultural de Vaz se hizo sr ejemplo, a través del semanario  Marcha  (1939) y se mantuvo durante la primera época dadernos de Marcha (1967-1974).

Page 432: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 432/530

4]  Véase, p. ej., J. Danek,  Les projets de Leibniz et de Bolzano, deux sources de la  lontemporaine, Presses de l’Université de Laval, Quebec, 1975.

Page 433: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 433/530

5] Cf. Núñez (2008). «La lógica y la psicología de las discusiones» se ocupa de la diferenciacomponente lógico y el efecto o impacto psicológico, no siempre acordes en la argumentase Vaz Ferreira (2008b: 152 ss.), mientras que «Cuestiones explicativas y cuestiones normaid.: 87-106) no solo procura distinguir unas de otras —p. ej., en razón de que las prime

stan a procedimientos metódicos o estandarizados y a una solución única, pero no así las segsino que confía el tratamiento de las normativas a una suerte de deliberación reflex

nderativa, especialmente relevante en el presente contexto.

Page 434: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 434/530

6] Punto que ha propiciado incluso algún ensayo en la dirección de una métrica de la ponderamucha fortuna por el momento (cf., p. ej., R. Alexy, «La fórmula del peso», adenda a suTeo

argumentación jurídica, CEPC, Madrid, 22007, pp. 349-374). Lo cierto es que aún nos movntro del campo metafórico de la «balanza de la razón» (trutina rationis), abierto y expl

cialmente por Leibniz, y donde conviene cuidarse de lo que Vaz llamaba «falsas precisiones»

Page 435: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 435/530

7] Véase J. S. Mill,  A System of Logic, Ratiocinative and Inductive… [1843], V, On  Fallaciellected Works, vol. VIII**, ed. de J. M. Robson, Routledge, Londres 1974, cap. II, §§ 2-3, pp5.

Page 436: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 436/530

8] Véase Palladino (1962: esp. 170, 173).

Page 437: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 437/530

9] Esta formulación se encuentra en Claps (1979: xxii).

Page 438: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 438/530

0]  En ocasiones, Vaz lamenta verse obligado a esta suerte de expresiones metafóricas parenta de los fenómenos confusos e innominados aludidos: «Me desespera tener que usartáforas < ‘teñir’, ‘velar’, ‘enturbiar’, etc.>: el lector querrá interpretarlas de acuerdo con la cología» (2008a: 35). Cf. también una acotación en análogo sentido a propósito de lo que, en

ntexto, denomina «instinto lógico» o «buen sentido hiperlógico» (2008b: 193, n. 1).

Page 439: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 439/530

1]  Según Ardao (1996: 14-15), esta evolución en torno al esquematismo y la inadecugüística y cognitiva arranca de 1903. Con todo, las relaciones entre el plano lingüístico y el nceptual no dejaron de ser un tanto imprecisas, por contraste con las planteadas entre ambos pl de la realidad.

Page 440: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 440/530

2]  No son estos los únicos reproches que podría merecer la lógica tradicional a juicio debría añadir su inadaptación y falta de respuesta ante las exigencias de unos usos discuncretos y prácticos y, por añadidura, su ocultación o suplantación de los complejos procesovuelven por lo regular las discusiones, como el modo de presentarse la cuestión, los p

ntales en que sitúan los interlocutores o la ponderación pertinente de los grados de resolonable que admite.

Page 441: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 441/530

3] Hablo de representación siquiera virtual, es decir: de lo que  podría  haber representado,terar el hecho de que esa aportación fue ignorada en su momento y hoy se mantiene aún epecie de limbo.

Page 442: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 442/530

4] El razonamiento es útil cuando concurren cier tas condiciones: 1) que los que razonan o disencuentren en el mismo plano; 2) que su espíritu no esté unilateralizado, ni prevenido intelecctivamente por sistemas; y 3) que se razone y discuta para averiguar la verdad, no para triro aun supuestas estas condiciones, «no hay que creer que el raciocinio, tal como es

ostumbrados a ejercitarlo, sea todo y sea siempre bastante» (2008b: 191). Hay un buen seerlógico que ayuda a resolver cuestiones de grados (ibid.: 147) y a controlar y compleiocinio (ibid.: 192). Así pues, «cuando hemos visto y pesado por el raciocinio las razones enrazones en contra que hay en casi todos los casos, cuando hemos hecho toda la lógica (la

gica) posible, cuando las cuestiones se vuelven de grados, llega un momento en que una espetinto —lo que yo llamo el buen instinto hiperlógico— es el que resuelve los casos concreía bueno que la lógica no privara a los hombres de esta forma superior de buen sentido» (7). Se trataría de «una especie de instinto que sale de la experiencia general, que es com

umen y concentración de la experiencia y que nos indica más o menos, que nos hace roximadamente cuál debe ser aquel grado más justo» (ibid.: 193). Vaz, según es bien sabido, ntía muy feliz con expresiones como «instinto empír ico» o «instinto hiperlógico».

Page 443: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 443/530

5] Véase J. A. Blair, «The place of teaching informal fallacies», en H. H. Hansen y R. C. Pinto llacies. Classical and contemporary readings, The Pennsylvania State University Press, Univrk (PA), 1995, p. 333 en particular.

Page 444: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 444/530

6] La situación aún es peor si se repara en el carácter especulativo de la «psicología bergsonVaz, muy alejada de los actuales desarrollos en psicología de la mente y en ciencias cognitiva

Page 445: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 445/530

7] Es sintomático que en las ocasiones en que advierte la incidencia de las maneras de presiniones, planteamientos, ejemplos o argumentos, solamente se refiera a sus efectos psicolór contraste con los lógicos, sin contemplar su condición retórica —quizás bajo el influjo dja idea de la retórica como mera oratoria—; cf., p. ej., 2008b: 110-111, 152-158, 178, 198-199

Page 446: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 446/530

8] Por ejemplo, en la doctrina sistemáticamente naturista, «una idea excelente, como es la de ssta cierto punto, hasta cierto grado, según los casos, las indicaciones naturales, ha sido echrder, y, en vez de ser ella un instrumento de verdad, se nos ha convertido en un instrumenor; nos ha servido, por ejemplo, para destruir o para inhibir la acción de otras muchas verd

008b: 131-132). O a propósito de una posición higienista que llevara a sostener una teoría cuna permanente por infección continua con microbios, «una observación buena, excelenteber hecho de ella un uso moderado y razonable, la hemos echado a perder y la hemos convuna causa de error, y de error funesto» (2008b: 133).

Page 447: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 447/530

9]  John Woods ha insistido en este caso y en el de la estimación de probabilidades conjmbién propone reinterpretar las falacias tradicionales en este marco del funcionamiento precactuación fallida de nuestras habilidades en la ejecución de tareas cognitivas. Véase J. Woodath of argument. Fallacies in agentbased reasoning, Kluwer, Dordrecht, esp. pp. 8-15 y 351 ss.

Page 448: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 448/530

0] Cf. los estudios citados en el cap. 2, § 2.2.3, de la Parte I, o los resultados conocidos enbitos de la teoría de la decisión en ciencias sociales que muestran que a veces no es intelpeñarse en ser estrictamente racional.

Page 449: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 449/530

1]  Las dos únicas referencias a la literatura historiográfica son las conocidas: Ch. L. Hamllacies, Methuen, Londres, 1970; Vale, Newport News (VA), 2004, y H. V. Hansen, «The strawfallacy theory: The standard definition of ‘fallacy’»: Argumentation 16 (2002), pp. 133-155.

Page 450: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 450/530

2]  Este párrafo es importante no solo porque explicita las relaciones entre la deducciónutación, sino porque muestra la variedad de sentidos en que cabe entender el término syllogntro del Organon  aristotélico. Esquemáticamente podemos pensar en las siguientes acepcgún el contexto.

i) Silogismo0  = razonamiento, en general. ii) Silogismo1a  = deducción concluyente, pductiva; silogismo1b = deducción a efectos refutatorios en una confrontación dialéctica, bien ducción de una proposición contradictoria de la tesis en cuestión, mantenida por el propon como deducción de una proposición inconsistente con alguna otra anteriormente asumide mismo proponente, en suma: una contraprueba deductiva. iii) Silogismo2 = modo o esquemtema silogístico.Los dos primeros casos, especialmente el segundo, tanto en la vertiente probatoria como m

la refutator ia, son los pertinentes en los Tópicos y en su apéndice Sobre las refutaciones sofís

entras que el lugar propio del tercer caso, el uso de silogismo  en su sentido aristotéliconico y característico, son los Primeros Analíticos.

Page 451: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 451/530

3] En Tópicos, VIII 11, 162a10. Cf. también Primeros Analíticos, II 2. Según esto, la falsedad dgumentos puede darse de cuatro modos o entenderse en cuatro sentidos: 1) eudo)silogismo erístico (100b23-25) o sofístico ( Refutaciones sofísticas  2, 165b7-8). 2) C

ducción efectiva, pero con una conclusión no pertinente para el punto en cuestión;

istóteles, se da con frecuencia en los intentos de refutar una proposición por la reducciónposible de alguna otra proposición, es decir, en casos de lo que se llamaría ignorantia elnorancia del punto en cuestión). 3) Como deducción efectiva, pero a partir de preprocedentes o inadecuadas. 4) Como argumento válido, pero no sólido —esto es, con amisa falsa—: en el argumento lógicamente válido, de las verdades solo se sigue otra ventras que una falsedad solo se sigue de falsedades (de alguna falsedad en las premisas).

Page 452: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 452/530

4]  Adopto aquí «pseudosilogismo» como versión del término «paralogismo» que Aristógún hemos visto, ya empleaba en otro sentido más específico en Tópicos  (101a5-6), cf. supguiré esta versión genérica en todo este contexto.

Page 453: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 453/530

5]   Peirastikoi, esto es, argumentos que ponen a prueba las presunciones o habilidadentrincante para someterlas a examen crítico, o que simplemente sirven de ensayo y ejercicmino «críticos» puede recordarnos una línea actual de trabajo en argumentación, como mado Critical Thinking, que se orienta a la formación de habilidades discursivas media

esta a prueba y la ejercitación.

Page 454: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 454/530

6]  Los argumentos demostrativos  son los calificados antes como didácticos. A la luz onología de los escritos del Órganon, esta referencia a los  Analíticos  se consideraerpolación posterior.

Page 455: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 455/530

7] Es decir, se trata de hacer que el otro contendiente incurra en una contradicción, en una falsuna paradoja —opinión que contraviene otras opiniones plausibles (éndoxa) o el sentir comúuna incorrección gramatical, respectivamente.

Page 456: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 456/530

8]  Algunas de estas alusiones pueden resultar crípticas por ser demasiado sumarias. En lomeros casos, se trata de modo indebido una identificación, una predicación o una atribdal —p. ej., considerando convertibles o transitivas unas predicaciones que no lo son—, erencia o respecto. En el tercero, se da una ignorantia elenchi: se procede a contradecir un

e no está en cuestión. En el cuarto caso se da en suponer la simetría o convertibilidad de la reconsecuencia, de modo que si el consecuente B se siguiera del antecedente A, entonces A taseguiría de B. El quinto viene a incurrir en una petitio principii. El sexto es el conocido pdición como non causa  pro causa, donde «causa» significa razón, así pues, consiste en aducirpertinente como si fuera una razón determinante; en cambio, en la Retórica, pasa a ser equiva confusión entre la relación de sucesión y la de causalidad, p. ej., como B se da después deusa de B es A ( Rhet ., 1401b31-34). El séptimo, en fin, es un caso de pregunta o cuestión múltmbién, a veces, de presuposición indebida.

Page 457: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 457/530

9]  Las Historias de la Lógica suelen citar esta declaración como el acta de la fundación gica a cargo del propio Aristóteles. Así parece ser si la Lógica se incluye en lo quemaríamos «Teoría de la argumentación», pues a este ámbito discursivo general es justamee se refiere la investigación que vindica Aristóteles en el presente texto.

Page 458: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 458/530

0]  Los calificativos ‘probable’ y ‘tentativa’ proceden de la versión de Boecio ( probamptativa) de los originales aristotélicos éndoxos  y  peirastikós, respectivamente. Véaducción de las Refutaciones sofísticas en la ed. citada de B. G. Dod (1975), Aristoteles latinus,

Page 459: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 459/530

1] La terminología empleada (inconveniens; redargutio, inopinabile, soloecismus, nugatio), tamocedente de la traducción de Boecio de las Refutaciones sofísticas, se había asentado en la segtad del siglo xii. A mediados de este siglo, la Summa sophisticorum elenchorum ya distinguíos de conclusión improcedente (inconveniens), la consistente en lo falso bajo las formas d

utación, una falsedad o algo implausible, y la que no remitía a lo falso ni a lo verdadero, sinnsistía en un solecismo o en palabrería (véase la edición de L. M. de Rijk, Logica Modernorumrcum, Assen, 1962, vol. I, p. 405). Por lo demás, puede que conviniera rescatar el antiguo e inmino de confutación como versión específica de redargutio en este contexto, en vez del genutación.

Page 460: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 460/530

2] ‘Can’ (Canis) era el nombre de una constelación celeste casi tan popular en esta sección dtados lógicos, como pudiera ser lo en los tratados de Astronomía. Otros personajes habituales

gica medieval de las falacias fueron no solo el inevitable Sócrates sino el Corisco, con el qude nos vamos a encontrar (véase más abajo, cap. 4), y que no en vano había sido introducido

opio Aristóteles.

Page 461: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 461/530

3] En el original latino está mucho más clara la impropiedad de la construcción gramatical dmedo de argumento. Dice: «Tu scis hoc; hoc autem est lapis. Ergo tu scis lapis», donde el segpis  (piedra) tendría que ser lapidem, en acusativo como corresponde a su condición de oecto del verbo scis (sabes) —exigencia gramatical que, por lo demás, destruiría la aparienc

ntidad del predicado de la segunda premisa y de la conclusión—.

Page 462: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 462/530

4]  Refutación corresponde a elenco. Recordemos que, según declaraba el capítulo 3 [88077]sentación de esta noción, «el elenco es el silogismo de la contradicción».

Page 463: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 463/530

5]  Citadas anteriormente como ejemplos de los cinco modos en que puede darse la falacdiante la suposición de una definición; 2) mediante la suposición del caso universal para pro

rticular; 3) mediante la suposición de cada caso particular para probar el universal; 4) mediaposición del caso en sentido dividido para probarlo en sentido compuesto; 5) median

posición del caso correlativo. Veamos una muestra del primer modo y otra del quinto y únforme al modo (1), se trata de probar que un hombre corre; para estos efectos, se pide sue un animal racional mortal corre y, asumido este supuesto —que, al envolver precisamefinición de hombre, sería lo que hay que probar—, se arguye así: «Un animal racional mrre; luego, un hombre corre». Conforme al modo (5), para probar que Sócrates es padre de Paduce este argumento: «Platón es hijo de Sócrates; por consiguiente, Sócrates es padre de Pla

Page 464: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 464/530

6]  Nicole ya había avanzado en el Discurso Primero (1662) esta tesis característica de la nentación informal, aunque luego la Logique no deje de ocuparse de los sofismas tradicionales

Page 465: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 465/530

7] No parece que Arnauld y Nicole estén interesados en distinguir entre sofismas y paralogmo luego será habitual en la tradición escolar francesa, donde los primeros son argiberadamente capciosas o engañosas, mientras que los segundos consisten en e

voluntarios; véanse, p. ej., las voces sophisme y  paralogisme en A. Lalande, Vocabulaire tech

critique de la philosophie, F. Alcan, Par ís, 1926; PUF, 202006.

Page 466: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 466/530

8]  Tanto la deformación de la opinión del contrario como la atribución de consecueaginarias e inaceptables a sus tesis, son sesgos no aristotélicos que parecen preludiar la falacicaturización que suele denominarse «falacia del pelele (o muñeco de paja)».

Page 467: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 467/530

9]  Las  Experiences nouvelles touchant le vide  fueron publicadas por Pascal en octubre de erre Margat, París). Sin embargo, el texto parece referirse a suTraité  de l’équilibre des liquela pesanteur de la masse de l’air, compuesto por la misma época pero editado el año siguiemuerte por Florin Périer en 1663 (Deprez, París). Véase B. Pascal, Œuvres complètes, Seuil,

63, pp. 194-263.

Page 468: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 468/530

0]  Las referencias a «virtudes» y «facultades» (o «potencias»), y a «simpatías/ antipaualidades cultas», etc., eran cargos comunes contra ciertas pretensiones escolásticas de explicusal en filosofía natural.

Page 469: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 469/530

1] Se trata de una falacia inédita en el catálogo tradicional escolar. Consiste en una disyuncióhaustiva, en la que no se consideran todas las opciones pertinentes para descartar o para sento determinado. Vaz Ferreira mucho más tarde, en las primeras décadas del siglo xx, tambié

uy sensible a este «paralogismo».

Page 470: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 470/530

2] No es fácil ver en qué difieren tanto este caso, como el anterior, de los errores correspondsofisma 3, que da en tomar o proponer como causa de algo lo que no es su causa.

Page 471: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 471/530

3] Un sofisma de ambigüedad al menos, si el  paso  consiste en tomar un sentido por otro smo contexto discursivo (véase más abajo, sofisma 8). Por otra parte, si el paso  es infere

mbién sería un sofisma tanto inferir de una premisa en sentido dividido una conclusión en sempuesto como inferir de una premisa en sentido compuesto una conclusión en sentido dividi

o no mencionado en la 1.ª edición de 1662, pero incluido en la 5.ª edición de 1683—.

Page 472: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 472/530

4]  Cf., por ejemplo, el capítulo xii de la parte I, en el que los autores introducen ademtinción entre la definición nominal, reclamada por Pascal para la geometría, y la definició

d. cit., pp. 86 ss.). Los autores no parecen atender a la demarcación tradicional entre fagüísticas y extralingüísticas, de modo que la ambigüedad podría darse en ambos casos.

elante, en el cap. xi de la parte IV, que presenta una reducción del método de las ciencias aglas principales, Arnauld formula dos reglas correspondientes a las definiciones; no dejaminos oscuros o equívocos sin definir y no emplear en las definiciones otros términos qurfectamente conocidos o ya explicados (ibid., p. 334).

Page 473: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 473/530

5] Noción aducida por san Anselmo en el  Proslogion (compuesto en Bec hacia 1078) para deella la necesidad de reconocer la existencia de Dios, conforme al llamado más tarde «argum

tológico»; también fue empleada en un sentido similar por Descartes. Aquí no tiene, naturalmas pretensiones y obra solo como una noción establecida o común en el medio cultural

gique.

Page 474: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 474/530

6]  Error que, al igual que el caso 4 de «enumeración imperfecta», no venía recogido eálogos escolares de falacias. Hoy, bajo la denominación cor riente de «generalización precipivenido a ser una de las falacias más conocidas y tratadas —e incluso, en ciertos cont

cutidas—.

Page 475: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 475/530

7] Fue, al parecer, una observación que intrigó a los fontaneros de Florencia en 1643 y luego mo unos de los puntos de partida para los estudios y experimentos de Torricelli y de Peden verse al respecto el tratado de Pascal sobre el vacío, antes mencionado (nota 4), y su crier del 15 de noviembre de 1647 (en la ed. citada de sus Œuvres complètes, pp. 221-222).

Page 476: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 476/530

8]  Este capítulo es uno de los lugares que acusan el desarrollo que ha tenido lugar desde ción (1662) hasta la 5.ª (1683). En la primera, se trataba del cap. xviii; su redacción tenía us suelto y moralizante, con abundantes consideraciones particulares y psicológicas. En la ú

nque los cambios ya se inician en la 2.ª edición de 1664, el tratamiento es más general y met

ncluso, un tanto sistemático, por ejemplo, a partir de la distinción entre causas de error inteernas.

Page 477: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 477/530

9]  Esta distinción puede ser un precedente de la propuesta por John Stuart Mill entre las furales  e intelectuales  del error (Sistema de Lógica, lib. V, cap. 1, § 3; ed. cit., pp. 737-7

pecial), aunque su influjo y su peso relativos difieran de los que la Logique reconoce a los moernos y externos. Según Mill, las morales solo obran de modo indirecto, como predisposicio

nsisten principalmente en la indiferencia a la verdad y en inclinaciones sesgadas; las intelecran de modo directo y determinante para dar lugar a pruebas aparentes pero infundadas o fall

Page 478: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 478/530

0] Vienen a ser un trasunto de las inducciones deficientes o generalizaciones precipitadas comel campo científico —véase el caso 9 del cap. xix, más arriba—.

Page 479: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 479/530

1]  Según Hamblin, estamos asistiendo a la primera aparición de la falacia ad baculum  baulo de sofisma de autoridad (2004: 156-157), e incluso a cierta forma moderna de argumenhominem  (157). Según Hansen y Pinto, aunque este tratamiento de la autoridad difiera del q

ría a la argumentación ad verecundiam, no deja de envolver alusiones a la fuerza y

pularidad. De modo que, a su juicio, aun sin catalogar ni identificar las falacias correspondmo miembros de la ilustre familia ad, «cabe sostener que es la  Lógica de Port-Royal  lanstituye el locus classicus del género de las falacias ad, no el Ensayo de Locke» (1995: 12). Dgo, es un estatuto que no se le suele reconocer; y, en cualquier caso, las alusiones y observacArnauld y Nicole se parecen más a una especie de  pool  germinal que a una fuente o un ciso de nacimiento.

Page 480: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 480/530

2]  ‘Verecundia’ significa modestia, discreción o respeto. Este tipo de argumento apela a la areconocimiento que debe inspirar, se supone, una autoridad legítima o acreditada. No se traisma de autoridad considerado en la Lógica de Port-Royal, P. III, cap. xx (véase más arriba),

e se aducen autoridades aparentes o no pertinentes.

Page 481: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 481/530

3] Aunque la denominación también parece ser or iginal de Locke, la exigencia de una contrapun contraargumento mejor como recurso para defender la causa propia ya era familiar dición retórica. En todo caso, plantea una de las cuestiones relativas a la carga o responsabla prueba, un asunto de importancia en la argumentación retórica y jurídica, pero ignorado

dición lógica.

Page 482: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 482/530

4] Locke se está haciendo eco de una denominación usual en el siglo xvii para los argumentombién se llamaban ex concessis  en la tradición escolar. Hoy, sin embargo, es otro el tipgumentos en que primero se piensa bajo la denominación de argumentación ad hominem: el de se refieren a las circunstancias personales de quien sostiene una tesis o debate un asunto, e

referirse a la tesis o al asunto en cuestión. A diferencia de los considerados por Lockumentos que descansan en esta referencia extemporánea —que también se dice ad person

elen constituir un recurso discursivo no solo no pertinente sino falaz.

Page 483: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 483/530

5] Al igual que la argumentación ad hominem  se ha relacionado con la dialéctica de Aristóe tipo de argumentación ad judicium  se ha querido relacionar con sus pruebas demostrati

dácticas, que discurren a partir de los debidos principios (cf. Hamblin 2004: 161). Sin embnviene reparar en la distinción lockeana entre el conocimiento —siempre cierto y en este se

mejante al saber demostrado— y la probabilidad, de modo que la argumentación ad judicium espectro bastante más amplio de pruebas que el limitado a las pruebas apodícticas de Aristóte

Page 484: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 484/530

6] «Súmulas», esto es, tratadillos o compendios, se llamaban los manuales de la Lógica escole se impartía en el curso de Artes, una enseñanza preparatoria en las Escuelas menores pudio en las Facultades o Escuelas mayores (Derecho, Medicina, Teología). Solían ser versmentales y menguadas de los tratados medievales de Lógica escolástica, en las que buena pa

e legado ya se había trivializado en rosarios de reglas, o simplemente había desaparecido.

Page 485: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 485/530

7] Reglas de modalidades, apelaciones, conversiones, equivalencias.

Page 486: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 486/530

8] En adaptación del latín al español: Ratón es una palabra bisílaba, pero una palabra bisílame queso; luego, un ratón no come queso.

Page 487: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 487/530

9] Según la teoría de la suposición legada por la tradición del análisis lógico escolástico medtérmino mus (ratón) se usa en la primera premisa con una suposición material en la medida ea palabra se denota a sí misma como término, pero pasa a tener en la conclusión una supomal  al denotar el objeto que significa o el roedor al que se refiere. Este cambio incur

bigüedad y viola la regla que prohíbe a un silogismo contar con más de tres términos (véII, Discurso 2.º , § I 2, infra).

Page 488: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 488/530

0]  La apelación es otra propiedad de los términos considerada por la teoría de la suposiere de esta en que la apelación siempre se r efiere a una cosa existente, mientras que la supoede no solo significar sino referirse a algo inexistente; por ejemplo, el término ‘Anticristo’, dro Hispano (Tractatus, X, 1), tiene significado y suposición, pero no apelación. Una variaci

elación podría ser la que cambia la referencia de un término común como ‘hombre’ cuandoreferirse al hombre como especie existente, p. ej., en «el hombre es un animal racionerirse a los hombres particulares, p. ej., en «el hombre es un lobo para el hombre». Como mvariación de suposición, recuérdese el ejemplo anterior (véase nota 4, supra). Por otro lado, reglas silogísticas, no cabe obtener una consecuencia válida ni a partir de dos premisas negaa partir de dos premisas particulares: en el primer caso, porque no hay un término commparación y, en el segundo caso, porque el término medio no está tomado en sentido univetribuido; así pues, en ambos casos, la relación entre el sujeto y el predicado de la p

nclusión queda indeterminada. Por último, la presencia de un nuevo término en la conclemás de los empleados en las premisas (mayor, medio y menor), violaría la regla de qogismo no puede tener más de tres términos.

Page 489: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 489/530

1] Hoy algunos de ellos se considerarían más bien paradojas, como sin ir más lejos el casntiroso: «Un hombre profiere esta <proposición> Yo miento. En la cual se infiere que si drdad, miente, porque eso es lo que afirma en la proposición; y del mismo modo se infiere ente, dice verdad» (§ III 10, p. 293). En cambio, ser ía un sofisma elCornuto, véase Discurso 2

infra.

Page 490: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 490/530

2] La sentencia que Diógenes Laercio atribuye a Demócrito: «En realidad, nada sabemos. La vce en lo profundo» (Vidas de los filósofos…, IX, § 72), cobró fama en la posteridad bajo la vea verdad yace en (el fondo de) un pozo».

Page 491: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 491/530

3] La empleada en las Aulas y la empleada en los Tribunales.

Page 492: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 492/530

4] Véase más abajo Discurso segundo, «Desenredo de sofismas».

Page 493: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 493/530

5]  De sophisticis elenchis, es decir, Sobre las refutaciones sofísticas.

Page 494: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 494/530

6] Adaptación en español:  Ratón es una palabra bisílaba; pero una palabra bisílaba no roe qgo, un ratón no roe queso. Se trata del ejemplo escolar ya aducido en el t. VII, Discurso undéI 5, con la variante manducat  («come», véase nota 3, supra), en lugar de rodit .

Page 495: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 495/530

7]  Lo que no has perdido, lo tienes; no has perdido los cuernos; luego, tienes cuernos. Tambcaso escolar y recurrente en estos  Discursos  de Feijoo. Descansa en el supuesto de diriguien que nunca ha tenido cuernos, con el propósito de inducirle a considerarse cornudo o, pnos, no poder responder a esta imputación. De ahí la pertinencia de la observación final:

opta la versión «lo que conservas, lo tienes; conservas los cuernos; luego, tienes cuernomisa menor, es decir, «conservas los cuernos», resulta obviamente falsa a la luz del supuesto

Page 496: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 496/530

8]  Melchor Cano (1509-1560). En su innovador tratado  De locis theologicis libri  duoalamanca, 1563), se propone trasladar a la teología el método que Aristóteles habría expues

Tópicos sobre la base de unos lugares comunes considerados sedes y señales de argumentocap. 3). Las conclusiones citadas por Feijoo se encuentran en el capítulo 3 —no en el capítul

libro 7. Por otro lado, se citan en latín sin traducción: ahora Feijoo parece suponer qutores son bilingües.

Page 497: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 497/530

[219] Según parece, Cano mostraba más respeto por la sanción de la Antigüedad qu.Feijoo.

Page 498: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 498/530

0] La posición crítica de Feijoo y estas «conclusiones» de Cano cobran interés en la perspetórica de los argumentos de autoridad, desde la idea aristotélica de plausibilidad como op

gna de crédito, en la medida en que responde al parecer de todos o de la mayoría, o de los seditados, hasta la idea actual del crédito que merece el dictamen técnico de un experto

minio de competencia. Por ejemplo, léase «santo» como «persona acreditada o experta minio de la fe». Recordemos, en esa perspectiva histórica, las ideas expresadas por la Lógirt-Royal sobre el sofisma de autoridad, por Locke sobre los argumentos ad verecundiam y, er Bentham sobre el recurso falaz a la autoridad en política, ideas que abren otras línensideración y desarrollo de la autoridad.

Page 499: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 499/530

1] Bentham alude a su Traité de la législation civile et penale, publicado or iginariamente en frr cuenta de E. Dumont (París, 1802); hay traducción española de 1821, reimpresa en edicgo de M. Rodríguez Gil en Editora Nacional, Madrid, 1981.

Page 500: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 500/530

2] El autor es Bentham, el editor es Peregr ine Bingham.

Page 501: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 501/530

3] Los neologismos de Bentham, the Ins y the Outs, vienen a sustituir denominaciones antemo Court party  y Country party, respectivamente.  Ins  o Court Party  son los partidariobierno. Las falacias cometidas por los de dentro  tienden a eternizar su posición, mientras qufuera  tratan de derrocarlos y sustituirlos mediante descalificaciones, por ejemplo. Este jue

der hace a unos y a otros perseguir sus propios intereses en detrimento de los públicos e inemás en falacias comunes. Pero las partes también han de tener en cuenta en sus cálculos polo aspecto de la situación: las buenas medidas pueden beneficiar a todos, vengan de donde vincomo su bloqueo o dilación puede perjudicar a todos, se hallen dentro o fuera. Cf. Parte V

II, «De cómo el estado de los intereses crea la demanda de falacias»; en Falacias políticas, pp1.

Page 502: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 502/530

4] En estos grupos se pueden incluir algunas de las variedades antes mencionadas. Por ejere las falacias de autoridad se cuenta la alegación ad verecundiam; entre las de pelig

elación ad metum; entre las de dilación, las apelaciones ad quietem  y ad socordiam. El arto, el de las falacias de confusión, recoge además otras falacias más escolares y tradicio

mo las propiciadas por abusos lingüísticos o las que descansan en una suerte de peticióncipio o en una falsa imputación causal (en tomar por causa lo que no es causa).

Page 503: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 503/530

5]  Entre los motivos que llevan a un hombre a aplicarse a recoger información correcta rcicio de la profesión en que es experto, Bentham menciona la esperanza de ganarse la videdo de no ganársela, y supone que tales motivos valen para cualquier ocupación que pueda beneficio.

Page 504: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 504/530

6]  En un apéndice a este capítulo, Bentham presenta a los hombres de leyes y a los hombresia como personas especialmente expuestas a pronunciamientos y abusos falaces, en conterés público y en aras de sus propios intereses siniestros —sobre este concepto véase más rte V, cap. II—.

Page 505: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 505/530

7] Nadie negará que en épocas precedentes ha habido hombres eminentes que se han distinr su humanidad y genio. A ellos debemos todos los avances hechos en el curso de la mmana. Pero al no poder desarrollar sus talentos sino al compás del desarrollo de los conocimsu época y al no poder obrar sino en las circunstancias entonces existentes, es absurdo confi

autoridad en una época y en unas circunstancias distintas por completo.

Page 506: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 506/530

8] Según Bentham es «interés siniestro» (sinister interest ) el que hace valer una pretensión pde grupo frente al principio fundamental de todo buen gobierno, a saber: la mayor felicidayor número. El gobernante debe actuar en interés común de los gobernados. El interés cge de la suma de los intereses de los miembros de la sociedad, de modo que lo opuesto al i

blico no son los individuos —ni sus derechos privados—, sino los intereses particulares, parde grupo, que abren o siguen una vía tortuosa para obtener ventajas ilegítimas o priviustificados y constituyen por ello intereses siniestros  que es preciso combatir y neutralizabernante debe articular sabiamente lo público y lo privado, tomando en cuenta la opinión púgida, mediante una especie de ficción útil, en «tribunal de la opinión pública». Cf., no obstamplicada relación entre el interés público y el interés privado que Bentham apunta en este mpítulo. Según Schofield (2006: 5), la noción de interés siniestro, elaborada entre los años 109, marca la diferencia entre el Bentham ilustrado del siglo xviii y el Bentham radical del sigl

Page 507: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 507/530

9]  Whately podía estar pensando en Locke, entre otros. Recordemos el famoso pasaje de say concerning Human Understanding (1690): «Si el silogismo se considera el único instrumopio de la razón y medio de conocimiento, se seguirá que, antes de Aristóteles, no hubo nmbre que conociera o pudiera conocer algo por medio de la razón, y que desde la invenció

ogismo tampoco llega a uno de diez mil que lo haga. Pero Dios no ha sido tan mezquino combres como para limitarse a hacerlos criaturas bípedas y dejar a Aristóteles la tarea de haionales» (IV, cap. xvii, § 4; ed. de P. H. Nidditch [1975], p. 671).

Page 508: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 508/530

0] Isaac Watts (1674-1748), un autor muy popular por su composición de himnos, también pumanual de cierto éxito: Logick, Or The Right Use of Reason, John Clark, Londres, 1725, al qiere cr íticamente Whately en este y otros pasajes de los Elements.

Page 509: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 509/530

1]  Es interesante reparar en la noción de falacia que aparece en el «Índice de los princminos técnicos», recogido al final de los Elementos de Lógica. Allí Whately define la falacia ualquier argumento o aparente argumento que declara ser decisivo para la cuestión plantnque en realidad no lo es» (p. 448). Whately ha pasado de la perspectiva de la argumentación

ividad, en el cuerpo del texto, a la perspectiva del argumento como producto, en el índicegún parece, sin advertencia. En todo caso, no es una distinción que Whately sugiera o tenenta. Por otro lado, esta noción del índice de términos también omite el reclamo de la convicc

Page 510: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 510/530

2] En especial, las expuestas en el libro II de estos  Elementos de Lógica, donde Whately sego de la tradición silogística en términos lógicamente depurados y relativamente formale

gla básica y primordial es el dictum  tradicional de omni y de nullo, entendido sobre la base ría de la distribución. En  Elementos de Lógica  tiene varias formulaciones. La que p

nsiderar más precisa es: «Todo lo que se predique de un término distribuido, sea afirmatgativamente, puede predicarse de la misma manera de todo lo contenido bajo él» (lib. II, cap.pp. 82-83).

Page 511: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 511/530

3] Pues está claro que el fallo, si hay alguno, debe darse, 1) en las premisas, o 2) en la concl) en la conexión entre unas y otra.

Page 512: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 512/530

4] Aquí he presentado por separado, una a continuación de la otra, las dos ramas principaleacias lógicas y las falacias no lógicas o materiales, que aparecen agrupadas conjuntamente, o esquema arbóreo, en la p. 179 de Elements of Logic.

Page 513: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 513/530

5] He añadido este pasaje de los Elementos de Retórica por dos razones: a) Una nota de Whatecontexto de la consideración de la falacia ad hominem ( Elements of Logic, § 15, p. 245), dicgumentum ad hominem tendrá a menudo el efecto de desplazar de modo no ilegítimo la cargaueba y hacer que corresponda al adversario», y remite justamente a este pasaje de los Element

tórica (Parte I, cap. iii, § 2). Parece pensar en casos de incoherencia atinentes a la cuestión debenor del ejemplo: si un cazador de zorros es acusado de barbarie, puede cambiar las tlicando: ¿Y por qué usted se alimenta de carne de inocentes ovejas? b) La segunda razónportancia del concepto inicialmente jurídico de presunción, en cierto modo complementarioción dialéctica de plausibilidad. Durante un tiempo se creyó que este apartado representaroducción expresa en teoría de la argumentación, pero hoy es sabido que precisamentcedentes en contextos jurídicos.

Page 514: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 514/530

6] ‘Erística’ no es sino una expresión más dura para decir lo mismo. Aristóteles, según Dióercio, V 28, emparejó la retórica y la dialéctica, cuyo objetivo es la persuasión, to; piqanovmo la analítica y la filosofía, cuyo fin es la verdad. <…> Aristóteles distingue: 1) la lógalítica, como la teoría o disciplina para la obtención de silogismos verdaderos o apodícticos

léctica  o disciplina para la obtención de silogismos que se tienen por verdaderosneralmente pasan por tales, e[ndoxa, probabilia  (Tópicos, I 1-12). Silogismos con respectoales no está demostrado que sean falsos, pero tampoco que sean verdaderos (en sí y psmos), silogismos en los que tampoco es esto lo que importa. ¿Y qué es esto sino el arte de ón, con independencia de que, en el fondo, se tenga o no? Así pues, consiste en el ar

nseguir una apariencia de verdad sin preocuparse del fondo del asunto. <… &gt.

Page 515: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 515/530

7] Maquiavelo prescribe al príncipe que aproveche todo momento de debilidad de su vecinocarle, pues de lo contrario este sería a su vez quien se aprovechara de los suyos propionaran la lealtad y la buena fe, el caso sería muy distinto; pero como no podemos confiar áctica, uno tampoco puede practicarlas, pues no se vería recompensado. Lo mismo ocurre

cusión: si le doy la razón al adversario tan pronto como parezca tenerla, es difícil que él haopio cuando se vuelvan las tornas; más bien actuará  per nefas; por consiguiente, yo tengcer lo mismo. Es fácil decir que se debe buscar únicamente la verdad, sin prejuicios en favoropia tesis; pero como no cabe anticipar que el otro lo haga, tampoco nosotros debemos haemás, si tan pronto como me parezca que el otro tiene razón, renuncio a una tesis que inicialbía considerado verdadera, puede ocurrir que renuncie a la verdad y asuma el error, inducida impresión momentánea.

Page 516: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 516/530

8]  Doctrina sed vim promovet insitam  (Si bien la educación desarrolla la fuerza innata) (Hormina, IV, 4 33).

Page 517: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 517/530

9] Por otra parte, en el libro sobre las  Refutaciones sofísticas, Aristóteles se ocupa en exceparar la dialéctica de la sofística y la erística: allí se supone que la distinción debe estribar e

silogismos dialécticos son verdaderos tanto en la forma como en el contenido, mientras qusticos o sofísticos (que solo se distinguen por sus propósitos respectivos: el de los primer

sticos—, hacerse con la razón, y el de los segundos —sofísticos— conseguir conconocimiento y, a través de este, dinero) son falsos. Pero saber si las proposiciones son verdano, respecto de su contenido, es algo siempre demasiado incierto para extraer de ahí un criteerminación; y son menos que nadie los que discuten quienes pueden tener plena seguridadluso el resultado de la discusión solo ofrece un indicio incierto al respecto. Por consiguienteléctica de Aristóteles debemos incluir la sofística, la erística y la peirástica, y definirla coe de llevar razón al discutir; para lo que, desde luego, el mejor medio es tener efectivamente la cuestión debatida. Sin embargo, dado el sentir de la gente, esto no es suficiente y, por otra

da la debilidad de su entendimiento, tampoco es absolutamente necesario. Hay, pues, una serategias que, al ser independientes del hecho objetivo de que se tenga razón, también se prelizarse cuando objetivamente no se tiene; aunque si este es el caso, tampoco es algo que berse casi nunca con absoluta certeza.

Mi punto de vista, pues, es que hay que distinguir la dialéctica de la lógica más estrictamentistóteles; esto es, dejar a la lógica la verdad objetiva, en la medida en que esta sea formal, y ldialéctica al arte de llevar razón . Por otro lado, no cabe separar de esta la sofística y la erímo hacía Aristóteles, ya que esa diferencia se remite a una verdad material objetiva sobre la qdemos estar seguros de antemano, sino más bien preguntarnos con Poncio Pilato: «¿Quérdad?». Pues «veritas est in  puteo (ejn buqw`/ hJ ajlhvqeia [la verdad está en lo profundo])», dicho de Demócrito (Diógenes Laercio, IX, 72). Es fácil proclamar que, cuando se discute, be tener otro fin que el de poner de manifiesto la verdad; pero el hecho es que no se sabe dá, y uno se ve inducido a error tanto por los argumentos del contrario como por lo argum

opios. Por lo demás, re intellecta, in verbis simus faciles  [entendido el asunto, expresémonoridad]; y puesto que, en general, se acostumbra a tomar el nombre dialéctica como sinónimica, deseamos dar a nuestra disciplina la denominación de dialéctica erística.

Page 518: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 518/530

0] Según el  DRAE  (222001), el término ‘instancia’ aún conserva el significado de su antiguolar, el de impugnación mediante un caso concreto en un contexto argumentativo. Tod

rsiones españolas que he visto mantienen dicho término aquí como si fuera una expresión téro hoy está completamente fuera de uso en este sentido y parece preferible su correspond

ual: ‘contraejemplo’.

Page 519: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 519/530

1] Se refiere a  El mundo como voluntad y representación , vol. II, Complementos al libro I, 2.ª p. 9. Cf. la edición de Roberto R. Aramayo, FCE/Círculo de Lectores, Madrid, 2003, pp. 106-1

Page 520: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 520/530

2] «El errar acontece no solo en la afirmación y la negación, sino también en la sensación ynsamiento tácito de los hombres». Esta cita y la siguiente presiden el Libro V sobre las falacia

Page 521: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 521/530

3] «Les parece que solo cabe dudar por imaginación y que solo cabe decir, en general, que nuuraleza está enferma; que nuestro espíritu está completamente obcecado; que es preciso

mo cuidado en defenderse de los prejuicios y otras cosas parecidas. Piensan que esto basta paarse seducir más por los sentidos y para no engañarse más del todo. No basta con decir q

píritu es débil, es necesario hacerle sentir sus debilidades. No es suficiente decir que está suor, es necesario descubrir le en qué consisten sus errores».

Page 522: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 522/530

4] Libro IV, «De las operaciones subsidiarias a la inducción», cap. ii, § 5 [«Lo que se entiendncepción clara»]. En esta edición de A System of Logic a cargo de Robson, cf. VIII**, pp. 65especial.

Page 523: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 523/530

5] J. Bentham, The Book of Fallacies, Parte IV, «Fallacies of Confusion», p. 213 (véase p. 309 a

Page 524: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 524/530

6] Whately, Elements of Logic, Libro III, § 1, pp. 171-172.

Page 525: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 525/530

7] El primer número corresponde a la paginación de la edición de Buenos Aires; el segundoMontevideo.

Page 526: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 526/530

8] Efectivamente, este fue el camino seguido desde la 2.ª edición (1919), como allí mismo dnota añadida por Vaz Ferreira al respecto: «Al aplicar esta obra en la enseñanza, fui notannveniencia de hacerle algunas ampliaciones y correcciones. Faltándome tiempo para una revneral —y también por no quitar espontaneidad a la exposición originaria; y por respetarla—

ferido agregar algunos apéndices». En las ediciones subsiguientes, hasta la última que pudo vida (51952), mantuvo este procedimiento de correcciones, ampliaciones y apéndices del

cial.

Page 527: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 527/530

9] Se trata del paralogismo que es objeto de examen en este artículo: el consistente «en atribulidad las contradicciones en que a menudo se incurre, y muchas veces es forzoso incurrir,

presión de la realidad; en trasportar la contradicción de las palabras a las cosas; en hacer cho verbal o conceptual un hecho ontológico» (174/31). A juicio de Vaz Ferreira, represent

uestra paradigmática de la imposición directa de nuestros esquematismos lógicos y de nuuficiencias lingüísticas a la realidad, sin tomar las debidas precauciones y distancias, de eden desprenderse «trascendentalizaciones» como las que presentan algunos sistemas de Filoid., 177/35).

Page 528: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 528/530

0] Véase la edición citada de Textos (Montevideo, 2008), 1. Sobre moral y la cuestión social, p.

Page 529: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 529/530

1] Cf., por ejemplo, la versión inicial en la 1.ª edición de Lógica viva  (Tipografía de la Escional de Artes y Oficios, Montevideo, 1910, pp. 47-60).

Page 530: La Fauna de Las Falacias

7/24/2019 La Fauna de Las Falacias

http://slidepdf.com/reader/full/la-fauna-de-las-falacias 530/530

2] Las cursivas pertenecen al original, así como el punto inmediatamente después de Ahora bie