La familia cristiana al servicio de la hermanidad

9
La familia cristiana al servicio de la hermanidad ESTUDIANTE: DANIEL ANTONIO GONZÁLEZ Q. PROFESOR: POCHO

Transcript of La familia cristiana al servicio de la hermanidad

Page 1: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

La familia cristiana al servicio de la hermanidad

ESTUDIANTE:

DANIEL ANTONIO GONZÁLEZ Q.

PROFESOR:

POCHO

Page 2: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

FAMILIARIS CONSORTIO NO. 86

Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén, a la fiesta de pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a celebrar la fiesta, según la costumbre. Terminada la fiesta, cuando regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Estos creían que iba en la caravana, y al terminar la primera jornada lo buscaron entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, no sólo escuchándolos, sino también haciéndoles preguntas. Todos los que le oían estaban sorprendidos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, se quedaron asombrados, y su madre le dijo:«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado angustiados».El les contestó:«¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?»Pero ellos no comprendieron lo que les decía. Regresó con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos. Su madre conservaba cuidadosamente todos estos recuerdos en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en aprecio ante Dios y ante los hombres. Lucas 2, 41-52.

Page 3: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

A Cristo, María y José encomiendo cada familia 

Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 86

Que Cristo Señor, Rey del universo, Rey de las familias, esté presente como en Caná, en cada hogar cristiano para dar luz, alegría, serenidad y fortaleza. A Él, en el día solemne dedicado a su Realeza, pido que cada familia sepa dar generosamente su aportación original para la venida de su Reino al mundo, «Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz»(183) hacia el cual está caminando la historia.

Que la Virgen María, como es Madre de la Iglesia, sea también Madre de la «Iglesia doméstica», y, gracias a su ayuda materna, cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una «pequeña Iglesia», en la que se refleje y reviva el misterio de la Iglesia de Cristo. Sea ella, Esclava del Señor, ejemplo de acogida humilde y generosa de la voluntad de Dios; sea ella, Madre Dolorosa a los pies de la Cruz, la que alivie los sufrimientos y enjugue las lágrimas de cuantos sufren por las dificultades de sus familias.

Que San José, «hombre justo», trabajador incansable, custodio integérrimo de los tesoros a él confiados, las guarde, proteja e ilumine siempre. (Juan Pablo II - Familiaris Consortio, 86)

 

BIBLIOGRAFIA: http://www.mariamediadora.com/Oracion/N

ewsletter52.htm

Page 4: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

  La familia, en los tiempos modernos, ha sufrido, quizá como ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia, se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales.

La Iglesia, consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad, quiere hacer sentir su voz y ofrecer su ayuda a todo aquel que, conociendo ya el valor del matrimonio y de la familia, trata de vivirlo fielmente; a todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad, busca la verdad.

BIBLIOGRAFIA: HTTP://MMF.CAMPUS-VIRTUAL.COM/CONTEXTO/ENCHI/Z_COMPONER.PHP?CODIGO=0998

Page 5: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

Dios ha creado el hombre a su imagen y semejanza (20); llamándolo a

la existencia por amor, lo ha llamado, al mismo tiempo, al amor.

Dios es amor (21), y vive en Sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y, consiguientemente, la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión (22). El amor es, por tanto, la vocación fundamental e innata de todo ser humano.

En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano, y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual.

En consecuencia, la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se donan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afec ta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal

Page 6: La familia cristiana al servicio de la hermanidad
Page 7: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

GAUDIUM ET SPES [email protected]

Page 8: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

La familia es escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y misión se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar, que necesitan principalmente los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima promoción social de la mujer. La educación de los hijos ha de ser tal, que al llegar a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la responsabilidad, seguir la vocación, aun la sagrada, y escoger estado de vida; y si éste es el matrimonio, puedan fundar una familia propia en condiciones morales, sociales y económicas adecuadas. Es propio de los padres o de los tutores guiar a los jóvenes con prudentes consejos, que ellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una familia, evitando, sin embargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o a elegir determinada persona. Así, la familia, en la que distintas generaciones coinciden y se ayudan mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social, constituye el fundamento de la sociedad.

Page 9: La familia cristiana al servicio de la hermanidad

En un importante discurso pronunciado el 8 de noviembre de 1995, para inaugurar un Seminario Internacional organizado por la Santa Sede y destinado a conmemorar los 30 años de la Gaudium et spes, el Santo Padre ha calificado esta Constitución conciliar como la «carta magna»para promover y defender la dignidad humana. Con esta afirmación destacaba, por una parte, cuál es el núcleo esencial del texto conciliar, a saber, la dignidad de todo ser humano según es revelada por el misterio de Cristo, y por otra, la actualidad de esta Constitución para el presente y el futuro de la evangelización de la sociedad.

Es especialmente importante este último aspecto, puesto que han sido muchas las voces que han calificado a Gaudium et spes como un texto demasiado optimista frente a la cultura y las relaciones sociales de la época en que fue escrito, optimismo que se habría visto prontamente desmentido en las tres décadas transcurridas desde su publicación. El Santo Padre, en cambio, usando la expresión del Sínodo extraordinario de 1985 ha calificado la actitud básica frente al mundo y a los problemas de la época que manifiesta Gaudium et spes con la expresión «realismo de la esperanza», porque, por una parte, reconoce y hace suyos todos los problemas y miserias humanas .