LA EVOLUCIÓN DEL ENTORNO POLÍTICO ECONÓMICO EN EL SIGLO XXI Y SU IMPACTO EN LA EMPRESA

LA EVOLUCIÓN DEL ENTORNOPOLÍTICO ECONÓMICO EN

EL SIGLO XXI Y SU IMPACTO ENLA EMPRESA

Escuela Técnica Superior deIngenieros Industriales

Por el Profesor

Don Julián Pavón MoroteCatedrático de Organización de Empresas

Universidad Politécnica de Madrid

DiscursoLeído en el Solemne Acto de Entrega de los Diplomas

a los Titulados de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid

Madrid,Septiembre de 2013

2013

Escuela Técnica Superior deIngenieros Industriales

DiscursoLeído en el Solemne Acto de Entrega de los Diplomas

a los Titulados de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid

Madrid,Septiembre de 2013

LA EVOLUCIÓN DEL ENTORNOPOLÍTICO ECONÓMICO EN

EL SIGLO XXI Y SU IMPACTO ENLA EMPRESA

Por el Profesor

Don Julián Pavón MoroteCatedrático de Organización de Empresas

Universidad Politécnica de Madrid

SOLEMNE ENTREGA DE LOS DIPLOMAS ACADÉMICOS 2013

Excmo. Sr. Rector Magníficode la Universidad Politécnica de Madrid

Ilmo. Sr. Director de la Escuela Técnica Superiorde Ingenieros Industriales

Autoridades Académicas y Personalidades

Profesores del Claustro de esta Escuela

Señoras y señores

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LA EVOLUCIÓN DEL ENTORNO POLÍTICO ECONÓMICO EN EL SIGLO XXI Y SU IMPACTO EN LA EMPRESA.

Ilustrísimas Autoridades, queridos Profesores, familiares y alumnos:

Quiero agradecer en primer lugar a la Dirección de la Escuela de Ingenieros Industriales la oportunidad que me ha brindado de participar activamente en este Acto, a la vez solemne y entrañable.

El día de hoy es un día importantísimo para todos vosotros, queridos alumnos, porque culmináis un esfuerzo de muchos años, salvando los complicados obstáculos que suponen todas y cada una de las asignaturas de la carrera.

Si me permitís una breve referencia personal, os contaré un hecho que hasta ahora he mantenido oculto en mi curriculum ante el peligro de que pudieran desposeerme de mi plaza de Catedrático: El primer y único cero de mi vida me lo pusieron el primer día que pisé la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.

Los hechos ocurrieron así: las clases comenzaban un lunes. Tradicionalmente el primer día se dedica a las presentaciones de las Asignaturas. Hubo un Profesor de Tecnología de Materiales que el primer día pasó lista y explicó la primera lección. Yo, que venía de Ciudad Real y me había pasado el lunes buscando pensión en Madrid, aparecí por la Escuela el martes. El Profesor me sacó a la pizarra y me indicó: cuéntame lo que expliqué ayer. Lógicamente me quedé en blanco, me puso un cero y me mandó a mi sitio.

A partir de ese día, el Profesor me sacaba todos los días a la pizarra. Al profesor le llamábamos “butanito” por sus características físicas, y a mí mis compañeros “el niño de los Materiales”. Hoy lo cuento porque como estoy próximo a la jubilación, ya no puedo ser objeto de represalias por parte de la Dirección de la Escuela.

Sirva esta anécdota para ilustrar hasta qué punto soy consciente de lo que os ha costado llegar hasta aquí, y del enorme valor que tiene el Título que vais a recibir. Habéis estudiado en una Universidad y en una Escuela que en buena parte, deben su prestigio a ser una de las Universidades y una de las Escuelas, más exigentes de Europa.

Dicho esto que tiene que ver con lo entrañable vamos a lo solemne.

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L A G E ST I Ó N D E L E N T O R N O

“Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan al cambio”. Charles Darwin

Parafraseando el “yo soy yo y mis circunstancias” del Filósofo Ortega y Gasset, podemos decir que “la empresa es la empresa y su entorno”, o lo que es lo mismo el entorno es la circunstancia de la empresa.

En uno de los “best seller” empresariales de la década de los 80 del pasado siglo, el libro “En busca de la excelencia”, se decía que uno de los elementos clave en la gestión de empresas de las siguientes décadas iba a ser precisamente la “gestión del entorno” dado que frente a un entorno estable y razonablemente predecible que caracterizó buena parte de la segunda mitad del siglo XX, nos encontramos sobre todo en este comienzo del siglo XXI ante un entorno crecientemente turbulento y difícilmente predecible.

Esto exige de las empresas un esfuerzo por identifi car “escenarios alternativos” en los que se pueda desarrollar su actividad económica en los próximos años al objeto de, en la medida de lo posible, reducir incertidumbres y adecuar estrategias ante la eclosión de dichos escenarios.

Hemos de recordar que el análisis del entorno tiene tres componentes fundamentales:

a) El componente institucional.

b) El componente económico.

c) El componente tecnológico.

Los componentes económico y tecnológico son los más obvios y han sido profusamente analizados, existiendo diferentes herramientas y metodologías de “prospectiva y vigilancia tecnológica y económica”.

La rapidísima evolución de la tecnología hace crecientemente necesarios para la empresa la utilización de estos instrumentos de previsión al objeto de ir anticipando el desarrollo tecnológico que vaya a afectar a los correspondientes productos y procesos.

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Históricamente ha habido intentos de detener el desarrollo tecnológico, como cuando los trabajadores del sector textil en Inglaterra se dedicaron a quemar los telares automáticos que estaban sustituyendo a los telares manuales bajo la dirección de un revolucionario denominado Ludd, que ha dado nombre a aquellos que infructuosamente tratan de oponerse al avance inexorable del cambio tecnológico, a los que se denomina “ludditas”.

Por lo tanto nuestra estrategia no puede ser de oposición al cambio tecnológico, sino de anticipación y adaptación al mismo, conociendo su inexorabilidad y teniendo en cuenta que dicho cambio se realiza de forma permanente y acelerada en el tiempo.

Respecto del componente económico, tendremos ocasión de detenernos en él al fi nal de esta ponencia, por lo que voy a tratar de ilustrar el más desconocido y sin embargo importantísimo factor de entorno empresarial como es el componente institucional. Y lo voy a hacer recurriendo a un ejemplo que viví en mi época de Subdirector General del CDTI en el Ministerio de Industria a principios de los años 80.

España iba a ingresar en la Unión Europea el 1 de Enero de 1986 y en el proceso de negociación, el lobby de las multinacionales farmacéuticas europeas exigieron un cambio de legislación en España que recogiera la “patente de producto” puesto que hasta ese momento solo estaba reconocida la “patente de proceso”. Esto quería decir en lenguaje llano, que en España se podía patentar el proceso de fabricación de la aspirina, pero no la aspirina, es decir Bayer no podía patentar el principio activo de la aspirina que es el ácido acetilsalicílico.

Todo el mundo entiende que es mucho más fácil dar la vuelta a una patente de proceso que a una patente de producto, con lo que el sector farmacéutico español aplicaba la máxima unamuniana “que inventen ellos”, a lo que habría que añadir “que nosotros copiamos”. Con ello, los laboratorios farmacéuticos españoles se estaban ahorrando los entre 6 y 8 años que lleva el lanzamiento de un nuevo medicamento y los ingentes gastos de laboratorios, investigación, ensayos clínicos, etc. que conlleva el mismo.

La contrapartida a esta estrategia de copia pura y dura de los medicamentos desarrollados por las multinacionales farmacéuticas europeas, fue su absoluta dependencia tecnológica de las mismas y la ausencia de cultura y tradición investigadora por lo que, cuando bajo la presión de dichas multinacionales se legalizó la patente de producto en 1992 (los negociadores españoles habían

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conseguido 6 años de carencia para la adaptación de las empresas farmacéuticas españolas) el sector quedó prácticamente arrasado, pues la mayor parte de sus empresas tuvieron que cerrar o venderse a las multinacionales europeas que buscaban, no sus capacidades productivas o de investigación, sino como en otros muchos sectores, sus redes de distribución.

En este mismo sentido y a nivel institucional, el año 2001 se acepta la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y este acontecimiento también de carácter institucional, no tecnológico ni económico, va a condicionar enormemente, como veremos más adelante, el futuro económico del mundo al poner límites a la protección arancelaria contra los productos chinos competitivos en el mundo con estrategias de “dumping social” y tipos de cambio artifi cialmente devaluados.

La primera refl exión por lo tanto en esta exposición es la extraordinaria importancia que está teniendo ya para la buena gestión empresarial la adecuada gestión del entorno institucional, económico y tecnológico y como parte de esa buena gestión la importancia de los ejercicios de prospectiva institucional, económica y tecnológica respectivamente, que están normalmente ausentes de las buenas prácticas de gestión de las pequeñas y medianas empresas y que sin embargo constituyen un aspecto fundamental de la gestión de las empresas multinacionales a través de instrumentos y métodos de vigilancia económica, tecnológica e institucional, también identifi cados como instrumentos de “inteligencia competitiva”.

L A E ST R AT E G I A H E G E M Ó N I C A C H I N A

Ante la imposibilidad de desarrollar los diferentes componentes de la evolución del entorno internacional de las empresas en el tiempo disponible para esta ponencia, voy a centrarme en el que considero el elemento clave en la evolución institucional, económica y tecnológica del siglo XXI y que tiene por nombre China.

A fi nales de la década de los años 80 el politólogo y profesor de la Universidad Johns Hopkins de Washington, Francis Fukuyama, escribió un artículo que dio luego lugar a un libro con el mismo título, que se denominaba “El fi n de la historia”.

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Su tesis era que, ante la creciente descomposición de la URSS, que culminaría con la caída del muro de Berlín y el desarrollo de la Glassnot y la Perestroika y la desintegración del Imperio Soviético, la economía de mercado y la democracia política habían ganado defi nitivamente la batalla a la planifi cación central y al régimen comunista, y que el siglo XXI sería el siglo de la extensión a todo el mundo de la democracia liberal y de mercado con lo que en su opinión habíamos llegado al fi n de la historia.

La citada caída del muro de Berlín aumentó extraordinariamente la difusión de las ideas de Fukuyama que fue saludado como el profeta de lo que acontecería defi nitivamente en el siglo XXI.

A estas tesis de Fukuyama respondió otro politólogo y profesor universitario estadounidense, denominado Samuel Huntington, Profesor de la Universidad de Harvard, con otro ensayo y otro libro denominado “El choque de civilizaciones”, en el que argüía que estábamos muy lejos del fi n de la historia y que el siglo XXI se caracterizaría por el choque entre la civilización judeocristiana de los países occidentales con una cultura heredada de la Revolución Francesa de separación de poderes entre la Iglesia y el Estado y entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, característicos de la Democracia, y la civilización islámica que no había sido infl uida por la Revolución Francesa y que mantenía la no separación entre la Iglesia y el Estado y donde se confundía el “delito” y el “pecado “ con la aplicación de la sharía o Ley islámica.

Por poner un ejemplo que aclare lo anterior, el adulterio en la civilización occidental puede ser considerado “pecado” pero no “delito”. En la Ley islámica se confunden “pecado” y “delito” y se castiga con la lapidación.

Lo que llama la atención de pensadores tan inminentes y con tanto predicamento intelectual en los medios universitarios, es que, de la refl exión de ambos estuviera ausente China. La eclosión de China como líder potencial económico y tecnológico y quién sabe si institucional en el siglo XXI, echa por tierra las tesis de Fukuyama y revela un clamoroso error de apreciación por parte de Huntington, pues ni la Democracia Liberal ha vencido al Capitalismo de Estado Comunista chino, ni el factor que va a condicionar las relaciones económicas e institucionales del siglo XXI va a ser el choque de civilizaciones entre Occidente y el Islam, sino entre Occidente y China, en el que el islam jugará también un papel relevante, pero seguramente no el papel decisivo.

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Recordemos a este respecto que en Europa tenemos un antecedente de capitalismo de estado en la Alemania hitleriana y que la efi cacia que está demostrando en estos momentos la economía china frente a la economía de los países occidentales, recuerda al extraordinario empuje tecnológico y económico de los años 30 en la Alemania de Hitler.

La superioridad en la efi ciencia demostrada por el capitalismo democrático frente a la economía planifi cada soviética y que se ha aducido como el factor fundamental que motivó el triunfo del modelo de mercado occidental, se vuelve en contra de los intereses de occidente si utilizamos el mismo argumento que permitiría aducir que la superioridad en la efi ciencia económica y tecnológica del modelo de capitalismo de estado chino, conducirá al triunfo de dicho modelo sobre el más inefi ciente de las economías de mercado occidentales.

Esta es la batalla institucional en la que desembocará la actual competencia económica y tecnológica entre China y los países occidentales a lo largo del siglo XXI.

Porque la mayor parte de los analistas políticos y académicos coinciden en que China no se conformará en el siglo XXI con jugar un papel secundario, sino que pretende un papel hegemónico, como aparece claramente expuesto en el extraordinario y lúcido libro “La visée Hégémonique de la Chine: L’impérialisme économique” de los Profesores franceses Antoine Brunet y Jean-Paul Guichard, de la Universidad Sophia Antipolis de Niza.

La estrategia hegemónica china está perfectamente defi nida en base a la consecución secuencial de tres fases de liderazgo:

a) El liderazgo productivo (China la fábrica del mundo).

b) El liderazgo financiero (China el banquero del mundo).

c) El liderazgo tecnológico (China el laboratorio del mundo).

Este último tiene a su vez tres componentes:

1) El industrial o productivo y de servicios.

2) El militar.

3) El espacial.

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Hasta el momento se han culminado el liderazgo productivo y el liderazgo fi nanciero y en los próximos diez años, coincidiendo con el establecimiento de una base permanente en la luna y el desarrollo de cuatro portaaviones de última generación, se habrán culminado el liderazgo militar y espacial que, siguiendo la política de Estados Unidos de desarrollar tecnologías estratégicas en sus empresas multinacionales en base a los contratos de la NASA y el Pentágono, conseguirán también el liderazgo tecnológico, industrial y de servicios de alto valor añadido.

La consecución de estos objetivos, absolutamente legítimos en principio, no sería posible sin la colaboración de las empresas multinacionales occidentales que están transfi riendo masivamente su tecnología a las empresas chinas.

Estas empresas multinacionales se confi guran como un potentísimo “lobby prochino”, dado que desde la tímida apertura económica china tras su ingreso en la Organización Mundial del Comercio, están realizando pingües benefi cios a corto plazo a cambio de la transferencia de tecnología que el gobierno chino impone.

De hecho el gobierno de Clinton comenzó exigiendo a China ciertas concesiones en materia de derechos humanos para apoyar su ingreso en la OMC. Dichas condiciones desaparecieron por la presión de las empresas multinacionales de los Estados Unidos que fabrican sus productos en China y querían vender los mismos en el resto del mundo sin protección arancelaria alguna.

En la práctica, desde el año 2001 en el que China ingresa en la Organización Mundial del Comercio hasta el año 2012, el comercio de China con el resto del mundo se ha multiplicado por seis, pasando de 500.000 millones de dólares en 2001 a 3 billones de dólares en 2011.

Las exportaciones chinas crecieron en el periodo de 2000 a 2007 a un ritmo del 25% anual, con lo que han conseguido desbancar a Alemania como primer exportador del mundo dos años después de haber superado a la economía germana como la tercera más importante del mundo. En 2009 las exportaciones chinas alcanzaron 1,5 billones de dólares.

Por lo tanto, del cumplimiento por parte de China de sus objetivos hegemónicos no podemos culpar a los chinos, que están en su derecho de obtener para sus ciudadanos las mayores ventajas económicas posibles, sino más bien a la complicidad de intereses económicos cortoplacistas y de los políticos que sirven

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dichos intereses. “El hacha le pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio”, nos dice Rabindranath Tagore en una preciosa imagen gráfi ca. Eso es precisamente lo que occidente está haciendo con China.

La magnitud del problema se hace evidente teniendo en cuenta que China es un país con 1.300 millones de habitantes y que su modelo de crecimiento la está convirtiendo en una impresionante “máquina de succión” de recursos productivos, fi nancieros y de empleo que están gravitando gravísimamente sobre las economías de los países occidentales. La intensidad y el ritmo de dicha “succión de recursos” acentúan la gravedad del proceso.

Dado que como todos sabemos, lo recursos son limitados, es evidente que el desplazamiento de recursos productivos hacia China está provocando la “desindustrialización” de muchos sectores productivos en Occidente y que los desplazamientos de los recursos fi nancieros hacia aquel país están provocando la “descapitalización de los sistemas fi nanciero y público occidentales”.

Los más de trescientos mil millones de dólares de las reservas en divisas de China, lo que supone entre el 30 y el 40% del total de las reservas mundiales, están siendo utilizadas entre otras cosas, para generar una dependencia fi nanciera irreversible de países como Estados Unidos y para asegurarse el control de las materias primas estratégicas que el sistema productivo chino va a necesitar para mantener su hegemonía en los próximos años. Este tema lo trataremos con más detalle en los próximos minutos.

Tras conseguir el liderazgo productivo y fi nanciero, China aspira a ser líder también en tecnología. Debido a la disponibilidad de mano de obra barata, China ya es el fabricante de ordenadores y de productos electrónicos para el consumo que domina en el mundo pero, como dice Patrick J. McGovern, uno de los primeros inversores en la exitosa empresa de internet china, Tencent Holdings, “en 1978 veía a los trabajadores chinos uniendo las memorias de los ordenadores con agujas de coser. Ahora la innovación se está acelerando y en el futuro las patentes de los teléfonos inteligentes y las tabletas las crearán los ciudadanos chinos”.

De hecho los chinos han superado ya a Corea del Sur y a Europa en cuanto al número total de patentes, y están alcanzando a Estados Unidos y Japón. Además China es ahora el segundo mercado de capital riesgo más grande del mundo, al

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haber crecido desde los 2200 millones de dólares en 2005 a 7600 millones de dólares en 2012.

A fi nales de 2010, un superordenador chino, el Tianhe-1A, se convirtió en el ordenador más rápido del mundo, aunque poco después fue superado por otro ordenador japonés. El pasado Octubre, otro superordenador chino rompió la barrera del “petafl op” -1000 billones de cálculos por segundo- con lo que se colocó entre los 20 ordenadores más rápidos del mundo.

Nuevamente buena parte del desarrollo tecnológico chino está soportado por la complacencia tecnológica de occidente en la transferencia de tecnología hacia China. Así por ejemplo, la Universidad de California Berkeley tiene planes para crear un Campus de Ingeniería en Shanghai, lo que hace temer una transferencia de tecnología masiva desde una de las mejores Escuelas de Ingeniería de Estados Unidos. Por otra parte, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford en California, analizó recientemente la actividad de 769 empresas que habían invertido en 2203 compañías chinas. Concluyendo que “las mismas empresas que triunfaron en Silicon Valley han trasladado su experiencia a China”.

Por utilizar un símil, es como si el Dragón chino hubiera conseguido incorporar a su aparato digestivo a las empresas multinacionales occidentales, que con su incontenible voracidad de benefi cios a corto plazo estuvieran alimentando al Dragón para expulsarlas inmisericordemente cuando ya dejan de serle útiles.

Esta transferencia de know How no se limita solo a los Estados Unidos. Sin ir más lejos algunas de las Escuelas de Negocios más prestigiosas de España se han instalado en China para formar a los empresarios chinos que competirán en el mercado global con los empresarios occidentales, pero con sus propias reglas de juego. La globalización lo puede justifi car todo menos el de jugar el juego de la competitividad global con las cartas marcadas.

Por ejemplo, en Mayo de 2010 se descubrió que un grupo de hacker chinos había roto las defensas informáticas de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que es el mayor Lobby empresarial del mundo y obtuvo acceso a toda la información almacenada en sus sistemas incluida la relativa a sus 3 millones de miembros. La Cámara descubrió la infi ltración cuando la Ofi cina Federal de Investigación advirtió al organismo de que servidores de China estaban robando su información.

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Para ilustrar el liderazgo tecnológico en lo militar y espacial que China persigue, basta enunciar que China es actualmente el único país del mundo, que con Estados Unidos, ha conseguido hacer explotar un satélite en órbita con un misil tierra-aire, y que mientras Obama ha renunciado al Programa Espacial orientado a reenviar un hombre a la luna en el año 2020, los chinos planean para dicho año disponer de una estación permanente en el espacio desde la que preparar una hipotética misión tripulada a Marte.

Todo lo expuesto anteriormente no debe hacernos olvidar que China es un estado totalitario que, por poner un ejemplo, moviliza en torno a 30.000 agentes de policía solamente para el control de internet.

La estrategia hegemónica china, desde el punto de vista táctico, exige una profunda discreción. Siguiendo las enseñanzas del “Arte de la Guerra” de Sun Tzu, quien concluye que “el arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin combatir” y que tienen su continuación 2500 años después en el discurso de la estrategia de los 24 caracteres de Deng Xiaopin cuando afi rma: “Observa con calma, asegura tu posición, afronta los asuntos con tranquilidad, esconde tus capacidad y aguarda el momento oportuno, mantén el perfi l bajo y nunca reivindiques el liderazgo”, es evidente que es del máximo interés para China mantener desmovilizados a los países occidentales sin alarmar a su opinión pública con los avances económicos y tecnológicos chinos. Por poner un ejemplo, el lanzamiento del primer módulo de la estación espacial china del pasado mes de Septiembre, no mereció más de dos minutos en los telediarios españoles.

Por dar unas últimas cifras que ilustren lo anteriormente expuesto, el crecimiento económico chino entre 1979 y 1999 fue como media del 8% frente al 3% de los países occidentales, y entre 1999 y 2009 los crecimientos del PIB de China fueron como media del 10% frente al 1% de los países occidentales. La transferencia de recursos productivos, fi nancieros y tecnológicos, con estas cifras se manifi esta prácticamente imparable.

Este descomunal y vertiginoso proceso de absorción de recursos productivos y fi nancieros por parte de China, tiene su fundamento estratégico a medio y largo plazo, no solo en la transferencia de las capacidades productivas hacia China, sino también en el control de la distribución de sus productos.

Como ejemplo, cada vez que una boutique española cierra sus puertas y es sustituida por una boutique china, el personal español es desplazado por personal

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chino que vende productos chinos, fabricados por chinos en China. En lugar de operar con Bancos españoles, como normalmente es el caso de la boutique española cerrada, la nueva boutique china opera con Bancos chinos que transfi eren parte de los recursos captados por la comunidad china en España hacia China, que ve como se ven incrementando continua y aceleradamente sus reservas de divisas. Por lo tanto, China no solo controla la producción, sino también la distribución mundial de muchos de sus productos.

La estrategia china a este respecto podríamos denominarla “estrategia de esponja”, en la que los poros van siendo los cientos de miles de puntos de comercio minorista que tiene distribuidos por el mundo, y que van absorbiendo continuamente sin descanso los recursos de occidente para trasladarlos a China. En este mismo momento, cientos de miles de clientes occidentales están dejando sus euros y sus dólares en los comercios minoristas chinos, parte de los cuales son transferidos a través de Bancos chinos a China. Los recursos que los chinos van absorbiendo pueden volver a Occidente en forma de compra de deuda pública o de inversiones directas en empresas de alta tecnología o de sectores estratégicos, energéticos o de materias primas, a través de los fondos de inversión estatales que China está creando.

Por otra parte la ventaja competitiva china respecto del resto de países occidentales está fundamentada en el llamado “dumping social”. El salario medio de los obreros chinos está entre el 40% y el 80% según los sectores, de los salarios medios de Estados Unidos y Europa. Ello se debe no solo al coste salarial directo, sino también a que China tiene un coste prácticamente nulo en cobertura social, cuando en Europa representa un porcentaje muy importante de la masa salarial de las empresas.

Además la duración del horario semanal de trabajo en China es prácticamente el doble del de Estados Unidos. Con estas condiciones laborales la desindustrialización no solo está afectando a los países occidentales más desarrollados, sino también a países como México, cuyo coste salarial-horario es 9 veces inferior al de Estados Unidos, siendo el de China 9 veces inferior al de México. Una buena parte de la denominada “maquila mexicana”, empresas subcontratistas mexicanas de multinacionales americanas, se está desplazando por esta razón hacia China.

El otro pilar sobre el que descansa la competitividad tradicional china es lo que se denomina el “dumping monetario” con el que China mantiene su moneda

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artifi cialmente devaluada. A este respecto hay que señalar que el “proteccionismo monetario” y el “proteccionismo aduanero” son equivalentes y perfectamente sustituibles uno por otro. Cuando China impone al mundo un tipo de cambio de 6’80 yuan por dólar, en lugar de 3’40 que es el cambio que se considera razonable en el estado actual de las relaciones económicas internacionales, es como si frenase sus importaciones por derechos de aduana en un 100% del valor de sus productos y como si estimulase sus exportaciones subvencionándolas en un 50% del precio de sus productos.

Cuando se aceptó en 2001, bajo la presión entre otras de las multinacionales americanas y europeas que fabrican en China y venden en el resto del mundo, la entrada de los chinos en la Organización Mundial del Comercio y se produjo el desarme arancelario del mundo frente a China, y se la admitió sin tocar su “privilegio de control de cambio”, estaban permitiendo que un “elefante entrara en una cacharrería”. Obviamente no le importó desarmarse arancelariamente frente al mundo, porque disponía del proteccionismo que le otorga el privilegio del control del tipo de cambio y los obstáculos a las importaciones basados en “barreras intangibles” -entre ellos legislación complejísima y heterogénea según provincias y regiones, cultura e idioma-, y sin embargo ha sabido aprovechar espectacular e impunemente el desarme arancelario del mundo frente a China.

Más recientemente, el Senado norteamericano votó el martes 11 de Octubre a favor de una Ley que impone duras represalias económicas contra China si no revaloriza su divisa, el Yuan. Esta Ley debe ser sometida a votación en la Cámara de Representantes cuyo Presidente, el Republicano John Boehner, ha dicho que hará lo que esté en su mano para lograr que se rechace. Los republicanos en la Cámara de Representantes tienen mayoría. La Ley supondría en la práctica, mayores impuestos sobre las compras de productos chinos por parte de ciudadanos y empresas norteamericanas. Los que se oponen a esta Ley son los mismos que defendiendo los intereses de las multinacionales norteamericanas, favorecieron la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001.

El tercer pilar sobre el que se asienta el poder exportador chino es el “dumping ecológico”. Según la Agencia Internacional de la Energía, las previsiones para 2020 son que el total de la energía mundial procederá un 80% de carbón, gas y petróleo, y solo un 20% de energías renovables, con lo que el volumen mundial de CO2 emitido a la atmósfera será de 42.000 millones de toneladas frente a los 30.000

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millones de toneladas de 2010. El 40% del incremento de CO2 previsto procederá de China. Hay que tener en cuenta que el 70% de la energía china procede del carbón y por ello no ha fi rmado el protocolo de Kioto, lo que por supuesto tampoco ha hecho Estados Unidos. Los países europeos parten pues con una desventaja estratégica, debido a su sentido de la responsabilidad medioambiental frente a los dos colosos económicos mundiales.

Por otra parte, China está posicionándose estratégicamente en el sector energético mundial con la complicidad de algunos estados occidentales. El último ejemplo lo tenemos en la adquisición por parte de China de Electricidade de Portugal, empresa de la que ha comprado el 21%, que estaba en manos del gobierno portugués, superando la oferta de la alemana E.ON, que ofertaba en torno a 2.600 millones de euros, frente a los aproximadamente 2.800 millones de euros del gobierno chino. Porque curiosamente la empresa “Tres Gargantas” que se ha hecho con el porcentaje que tenía el gobierno de Portugal y que era el mayor, con diferencia, de los demás inversores, es una empresa estatal china, controlada por el partido comunista chino. Se ha cambiado la participación del estado portugués, por la participación del estado chino. Y todo por una diferencia de tan solo 200 millones de euros, que seguramente podrían haber sido negociados con la empresa alemana E.ON. Contrasta esta ligereza con la que se están entregando activos estratégicos europeos a China, con la actitud del Gobierno de Obama, que se negó a permitir que una empresa china controlara una empresa eléctrica que querían comprar en Estados Unidos el pasado año. Nuevamente la complicidad de empresas y estados occidentales, es corresponsable del creciente poder hegemónico de China. La empresa Electricidade de Portugal es propietaria del 100% de la empresa ubicada en España, Hidrocantábrico, y su división de energías renovables (fundamentalmente eólica) está también ubicada en España. Está claro que esta inversión China es una cabeza de puente para entrar en el mercado energético europeo.

El cuarto pilar es el “dumping tecnológico” derivado de una interpretación sumamente laxa de la legislación sobre propiedad intelectual e industrial por parte de las autoridades chinas, que permite a las empresas copiar impunemente tecnología desarrollada en otros países.

La adquisición de tecnología por parte de China se realiza fundamentalmente de tres formas: mediante la compra de empresas de alta tecnología occidentales,

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como fue el caso de la división de ordenadores personales de IBM por parte de la empresa china Lenovo, mediante la obligación de trasferir tecnología de última generación a las empresas multinacionales que se instalen en China y mediante la copia masiva de tecnología.

Como ejemplo de hasta que punto el acceso a un gran mercado como es China incentiva la cooperación tecnológica de las grandes multinacionales occidentales, está el hecho recientemente anunciado de que Bill Gates a través de su empresa de energía atómica “Terra Power” ha alcanzado un acuerdo con el Ministerio de Ciencia y Tecnología chino para invertir mil millones de dólares durante los próximo cinco años con el fi n de investigar y desarrollar los reactores de cuarta generación (4G), que utilizan como combustible uranio empobrecido en lugar de enriquecido. Curiosamente Estados Unidos en su regulación nuclear, prohíbe el uso del tipo de tecnología que quiere emplear Terra Power.

Respecto del escaso respeto de China por la propiedad intelectual en el Informe sobre “Piratería del Software Global de 2010” editado en mayo de 2011 por la Consultora Business Software Alliance (BSA), China aparece entre los países con un índice de piratería de software más alto (el 78% del software utilizado en China es pirateado) mientras que en los países occidentales nos encontramos con que en Estados Unidos el índice de piratería es del 20%, en Alemania del 27%, en Francia del 39% y en España del 43%, por citar algunos ejemplos.

Entre los BRIC también China es el país de índice más alto de piratería de software, seguido de Rusia con el 65%, India el 64% y Brasil el 54%. Es un dato más que indica como China juega en la economía global con las cartas marcadas.

El quinto pilar sobre el que se asienta el hegemonismo chino es el “dumping político”. Los sistemas dictatoriales, se denominen capitalismo de estado como en el caso del nazismo o comunismo de mercado como en el caso de China, son más efi caces en la toma de decisiones que los estados democráticos en los que los denominados “costes de transacción y negociación” pueden difi cultar enormemente la toma de decisiones como se comprueba actualmente en la Unión Europea.

Obviamente el reverso de la efi cacia de las decisiones empresariales en organizaciones o naciones no democráticas como pueden ser el ejército o China, es la falta de libertad y bien es sabido que en la cultura occidental “la libertad no tiene precio”.

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El proceso jerarquizado y dictatorial de toma de decisiones en China es sin duda más efi ciente que los procesos inherentes a la toma de decisiones en democracia, pero el coste de la efi ciencia en este caso es, como anteriormente indicamos, la libertad.

Por último la diplomacia china se caracteriza por una estrategia de “pragmatismo amoral” basado en el “principio de no ingerencia” con el que no duda en aprovechar los vacíos generados por el bloqueo de los países occidentales a algunos países en función de su régimen político despótico, como Sudán, Cuba o Guinea Ecuatorial, o de su amenaza para la seguridad mundial, como Irán con su plan de nuclearización, para convertirse en socio privilegiado de dichos países.

El veto conjunto de Rusia y China en Naciones Unidas a la condena promovida por Estados Unidos, Europea y los países Árabes sobre la actuación de Bachir El Asad en Siria, ilustra la acción diplomática de China, potenciada en este caso peligrosamente por Rusia, con quien cada vez comparte más intereses y con quien se está alineando en lo que parece un “resurgir de la Guerra Fría”, ilustrando el peligro que supone a medio y largo plazo, alimentar irresponsablemente al Dragón Asiático.

Además, China comienza a vender la superioridad institucional de su modelo por su efi cacia económica, lo que es especialmente peligroso a medio y largo plazo para las democracias occidentales.

L A C R I S I S D E L A S M AT E R I A S P R I M A S

Si hay un sector que ilustra a la perfección los problemas derivados de la enorme succión de recursos de un país con más de 1.300 millones de habitantes que suponen el 20% de la población mundial distribuida en un territorio de casi 10 millones de kilómetros cuadrados, y creciendo de forma continuada durante dos décadas que previsiblemente se extenderá a los próximos años a un ritmo del 10% anual, es el de las materias primas en su triple dimensión: materias primas agrícolas, materias primas energéticas y materias primas minerales.

Basta señalar a este respecto, para iniciar la exposición de este epígrafe, que China es el primer consumidor de energía del mundo, incluyendo 1.200 millones de toneladas de carbón que justifi can el que China se niegue a fi rmar el Protocolo de

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Kioto, y que se haya embarcado en un programa de nuclearización que incluye la construcción de hasta un centenar de reactores nucleares hasta 2030. Actualmente China cuenta con 13 reactores nucleares en funcionamiento, estando previsto que antes del año 2020 se construyan otros 60 reactores adicionales. Este Programa fué suspendido temporalmente tras el accidente de Fukushima, con el objetivo de añadir controles de seguridad tanto a las centrales operativas como en las que se encuentran en construcción. La suspensión ya se ha levantado.

China consume el 46% del acero vendido en el mundo frente al 6% de Estados Unidos, el 41% del aluminio del mundo frente al 11% de los Estados Unidos, y el 39% del cobre del mundo frente al 9% de Estados Unidos.

Estas cifras adquieren toda su relevancia poniéndolas en perspectiva de acuerdo con los resultados que se desprenden del Programa “Futureagenda. The world in 2020” fi nanciado por Vodafone y en el que se identifi can como las cuatro incertidumbres que se ciernen sobre la economía mundial en la próxima década las siguientes:

a) El crecimiento desigual de la población en el mundo.

b) El agotamiento progresivo y acelerado de las materias primas.

c) La desviación de los centros de poder económicos hacia Asia.

d) Los problemas vinculados al acceso universal de la información a través de las tecnologías de la información y de internet.

A estas incertidumbres, yo añadiría una quinta que considero fundamental y que enlaza con la primera parte de mi exposición al referirme a Huntington y su “choque de civilizaciones”, que es la evolución de los países islámicos y la resolución defi nitiva del juego de poder establecido en las denominadas “primaveras árabes” y cuyo desenlace fi nal no está ni mucho menos escrito entre las alternativas del modelo iraní de islamismo radical y el modelo turco de islamismo moderado.

Pues bien, en dicho informe se analizan los años para los que siguiendo las tendencias actuales del consumo, existirían reservas minerales en el mundo.

Por citar algunos ejemplos, para el cobre se calculan 61 años, para el níquel 90 años y para el cinc 46 años. Habría oro para 45 años y plata para 29 años.

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En relación con la energía los estudios más aceptados apuntan a que las reservas de petróleo se agotarán dentro de 40 años en el mundo y dentro de 8 en Europa. Las de gas, dentro de 63 años en el mundo y de 12 en Europa, las de uranio en 80 años en el mundo y 50 en Europa, mientras que el carbón perdurará 150 años más.

La situación es especialmente delicada para España puesto que su dependencia energética de los combustibles fósiles es del 75% frente al 50% de la media europea.

Estas cifras son lo sufi cientemente ilustrativas para explicar la batalla soterrada, que esperamos no se convierta en una batalla explícita, por los recursos minerales de nuestro planeta.

Para los que piensan que la solución pasa por las energías renovables, hemos de recordar que con el estado actual de la tecnología, la generación eléctrica fotovoltaica cuesta en torno a los 400 euros megavatio/hora, la eólica 85 euros, el gas 60 euros, el carbón 50 euros y la nuclear 45 euros. Hoy por hoy pensar en un modelo 100% basado en las energías alternativas o prescindir de la energía nuclear es prácticamente impensable desde el punto de vista de la efi ciencia económica, sobre todo cuando China está apostando fundamentalmente por mantener como fuentes fundamentales de energía el carbón y la nuclear, que son precisamente las más baratas en sus costes de generación.

La estrategia china pasa por el control paulatino, discreto pero inexorable de los recursos minerales y energéticos de África y América Latina, apoyándose en el ingente poder económico y fi nanciero que le conceden sus más de 3 billones de dólares de reservas en divisas y haciéndose cargo de la construcción de las infraestructuras de transporte, tanto por carretera como por ferrocarril, para transportar las materias primas desde sus lugares de origen hasta puertos del Pacífi co que les permitan llevar dichas materias primas minerales a China.

En África por ejemplo, hay en estos momentos más de 5.000 empresas chinas con un millón de técnicos y trabajadores y 2.000 proyectos en el que están involucradas dichas empresas, sobre todo en minas, petróleo, refi nerías, carreteras y puertos. Es el tercer socio comercial e inversor de África, muy cerca ya de Estados Unidos y Europa, posición que ha escalado en tan solo los últimos 8 años, cuando occidentes lleva en África entre 200 y 300 años. A este ritmo, antes de que termine la década ocupará el primer puesto comercial e inversor en África.

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Respecto de América Latina, el comercio bilateral entre América Latina y China, ha pasado de 5.000 millones de dólares en 1995 a 160.000 millones en 2009, sobrepasando a Estados Unidos como su primer socio comercial. En Perú, por ejemplo controlan ya el 30% de la producción minera, y a Chile le compra el 50% de su cobre.

Mención aparte merece el capítulo de las denominadas “tierras raras” que contienen minerales con componentes metálicos, como el cerio, el lantano, el disprosio, el europio, el neodimio, el terbio, el tulio, el niobio o el escondio, imprescindibles para la industria informática y electrónica de alto nivel, como radares, satélites, láser, fi bra óptica o pantallas táctiles.

China tiene las mayores reservas del mundo, entre el 95 y el 97% de tierras raras, y para su explotación en el Océano Índico, ha obtenido una licencia de 10.000 kilómetros cuadrados para los sulfuros polimetálicos ricos en oro, plata, cobre y tierras raras que se encuentran a unos 1.500 metros de profundidad marina, y de 150.000 kilómetros cuadrados para los nódulos polimetálicos ricos en cobalto, níquel o cobre a 3.500 metros de profundidad.

Para su explotación están desarrollando prototipos de sumergibles que han descendido hasta más de 3.700 metros de profundidad en el Mar de China con una tripulación de 3 personas. En el 2014 esperan alcanzar los 7.000 metros de profundidad, nunca alcanzada por el hombre hasta la fecha.

La consecuencia económica previsible del progresivo agotamiento de los recursos minerales, será una imparable tendencia al alza del precio de las materias primas que alimentará lo que más delante identifi caremos como “estanfl ación estructural”.

Uno de los sectores que mejor ha estudiado el impacto de las materias primas en su actividad económica es el sector del automóvil. La consultora Price Waterhouse Coopers ha realizado a este respecto una encuesta entre ejecutivos de las principales empresas automovilísticas del mundo de la que se deduce que el sector de automoción se considera especialmente vulnerable a la evolución del mercado de materias primas dado que el 25% del peso y más del 25% del valor fi nal del producto corresponde a metales y minerales crecientemente escasos.

Esta escasez, se concluye en el estudio, se debe al incremento de la demanda de los BRIC y a problemas geopolíticos, dado que China produce en torno al 50% de 27 de los 52 minerales y metales críticos para la industria y en “tierras raras” de

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las que, como comentamos anteriormente, depende toda la industria tecnológica actual, es prácticamente único productor con un 97% del total.

Por otra parte, la Sociedad Americana de Física alerta del papel fundamental que el telurio, germanio, platino, litio y terbio juegan en los equipamientos de alta tecnología industrial, medioambiental y militar y cuya escasez será crítica en la evolución de numerosos sectores industriales en el futuro.

Las soluciones que se apuntan a los problemas planteados en este estudio, se basan en una radical efi ciencia en la utilización de estas materias primas, en el establecimiento de alianzas estratégicas con proveedores y en la diversifi cación, si fuese posible, de dichos proveedores, así como en la obtención de materias primas sustitutivas naturales o sintéticas.

Dicho lo anterior y para fi nalizar este epígrafe, hay que tener en cuenta que el espectacular crecimiento de las relaciones entre China y por ejemplo Latinoamérica, no están exentas de problemas.

Me van a permitir a este respecto que reproduzca parte de un artículo del periodista argentino, Andrés Oppenheimer, Premio Rey de España en 2001, publicado el 8 de Septiembre de 2011 en el periódico New Herald de Miami, y que ilustra perfectamente el “modus operandi” de las empresas chinas en América Latina.

“Después de varios años de exportaciones latinoamericanas récord a China –que ayudaron a la región a crecer signifi cativamente pese a la recesión global- hay signos de que esa luna de miel podría estar a punto de terminar.

Cada vez más empresarios y expertos en comercio latinoamericanos se están quejando de que China le compra a la región casi exclusivamente materias primas, y se niega a comprar productos latinoamericanos más sofi sticados –y costosos-, impidiéndole así a los países de la región tener economías más diversifi cadas. Además, las empresas chinas están introduciendo en la región dudosas prácticas comerciales, explotando a los trabajadores y destruyendo el medio ambiente.

Una columna reciente del ex diplomático brasileño Rubens Barbosa publicada en el diario O Estado de Sao Paulo, dice que junto con un aumento del comercio y de las inversiones, las empresas chinas están llevando a los países en desarrollo “una cultura del vale-todo, que incluye hasta la violencia física en las relaciones laborales”.

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Citando un artículo de la revista The Economist sobre las inversiones chinas en África, Barbosa dice que China “está destruyendo parques y bosques en busca de recursos minerales y agrícolas, y viola las reglas más rudimentarias de seguridad laboral. Los caminos y hospitales construidos por los chinos están mal terminados, entre otras cosas porque sus empresas constructoras sobornan a los funcionarios locales”.

Casi simultáneamente, un nuevo estudio de la Comisión Económica Para América Latina y El Caribe de las Naciones Unidad, CEPAL, titulado “Panorama de la Inversión Internacional”, revela que el 87% de las exportaciones latinoamericanas a Asia –principalmente a China- son materias primas, y sólo el 13% son productos manufacturados. En comparación, el 60% de las exportaciones Latinoamericanas a Estados Unidos son productos manufacturados, y el restante 40% son materias primas, dice el estudio. Una de las principales asignaturas pendientes de América Latina es diversifi car sus exportaciones a China, para no ser vulnerables en el caso de una repentina caída de los precios, agrega el informe.”

Y concluye: “Desafortunadamente, varios gobiernos sudamericanos están engañando a su población afi rmando que su reciente crecimiento se debió a un supuesto novedoso modelo económico, más que a una ola de compras chinas que podría no durar para siempre. Ojala que una visión más realista ayude a que estos países procuren intercambios comerciales más maduros con China, que benefi ciarían aún más a la región”.

Para cerrar el capítulo de las bases sobre las que se está soportando lo que identifi co como una estanfl ación estructural, tenemos que hacer una breve referencia al capítulo de las materias primas alimentarias.

De acuerdo con el informe anual del Banco Mundial sobre el precio de los alimentos de 2011, se ha producido entre junio de 2010 y enero de 2011 un aumento del 73% en el precio del maíz, un aumento del 80% en el precio del azúcar y los aceites comestibles y un incremento de en torno del 70% del precio del trigo.

En la India, la infl ación del precio de los alimentos llegó al 18,3% y el incremento de la infl ación en China se considera que está provocada en gran medida por el aumento de precio de las verduras y del arroz.

Con este panorama se está produciendo una adquisición masiva de tierras agrícolas por parte de países con gran capacidad fi nanciera, y así Japón ha adquirido en el

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extranjero tierras cultivables que triplican las que disponen en su propio país. Corea del Sur iguala a las disponibles dentro del país, mientras que Arabia Saudí, Kuwait, Bahréin, Emiratos Árabes y especialmente China, después de hacerlo en Brasil y Argentina, están comprando masivamente tierras fértiles en Pakistán, Filipinas, Birmania, Zambia, Tanzania y Uganda, dando lugar a un fenómeno que el Presidente de la FAO ha defi nido como “neocolonialismo agrario”.

Según la empresa Global Land Project, solo en África han cambiado de manos los últimos tres años 63 millones de Hectáreas, una superfi cie similar a la mitad de Francia. Lo más preocupante de este dato es que muchas de estas Hectáreas se destinan a la producción de biocombustibles o fl or cortada en vez de alimentación básica. Por ejemplo, según el periódico The Guardian, en Mozambique, de las aproximadamente 400.0000 Hectáreas aprobadas para inversión agrícola entre 2007 y 2009, solo 32.000 (menos del 10%) se destinaron al cultivo de alimentos.

En estas circunstancias, la imparable tendencia al alza de los alimentos en los próximos años, está haciendo que en la Bolsa de Chicago, que es el mayor mercado de valores de materias primas del mundo, el trigo, la soja o el maíz, estén cotizando como lo hicieron en su día las empresas “punto com”, convirtiéndose en un creciente refugio bursátil, para grandes corporaciones bancarias que ofrecen apuestas fi nancieras sobre fondos de inversión en productos agrícolas y en la compra de tierras de cultivo con fi nes especulativos.

Por ejemplo, J.P. Morgan compró 40.000 Hectáreas de tierra en Ucrania con altos niveles freáticos, es decir, tierra con agua, que puede dedicarse a fi nes especulativos o a cultivo para biocombustibles como alternativa a cultivo para la alimentación.

Por otra parte, China ha comprado 3 millones de Hectáreas en el Congo y otros 3 millones en Zambia para plantar palma, con lo que convierte 6 millones de Hectáreas de África en monocultivo, expulsando especies de fl ora y fauna y a pueblos enteros de pequeños agricultores, que normalmente son sustituidos por agricultores chinos.

Estas circunstancias avalan opiniones como la de la socióloga, Saskia Sassen, Profesora de las Universidades de Columbia y Chicago, quien considera que en estos momentos la inversión extranjera de los países menos desarrollados está devastando las economías tradicionales y aumentando la emigración tanto hacia el exterior como hacia las grandes ciudades.

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Para no hacer este epígrafe demasiado extenso señalemos que en el caso de la energía, la evolución prevista del precio del petróleo de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía es que, debido al rápido decrecimiento de las reservas y al mayor coste de explotación de los nuevos yacimientos, tendrá una evolución imparable desde los actuales aproximadamente100€/barril hasta los 150 en el año 2020 y en torno a 200 en el año 2030.

Por lo tanto todas las previsiones apuntan a un aumento tendencial del precio de los alimentos, del precio de la energía y del precio de las materias primas minerales en las próximas décadas. La “estanfl ación estructural” está servida.

L A E STA N F L A C I Ó N E ST R U C T U R A L

Desde que Keynes defi nió la demanda global de un país como la variable básica que determina la evolución de la economía y que puede resumirse en la ecuación:

Demanda Global = Consumo + Inversión + Gasto Público + Exportaciones

se estimó, desde recién terminada la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis del petróleo de 1973, que con este sucintamente descrito “modelo Keynesiano” se podían atacar los dos grandes problemas de la economía, a saber, el desempleo y la infl ación.

Para luchar contra el desempleo bastaría incrementar la demanda global aumentando la capacidad de consumo de las familias mediante la reducción de impuestos directos, aumentando la capacidad de inversión de las empresas con una política de bajos tipos de interés, aumentando el gasto público, en especial la inversión pública, y fomentando las exportaciones con un tipo de cambio devaluado.

Para luchar contra la infl ación las medidas serían exactamente las contrarias, es decir incrementar la demanda global mediante una subida de impuestos directos que disminuyera la “renta disponible de la familias” y por lo tanto el consumo, una subida del tipo de interés que desincentivara la inversión, una disminución del gasto público y una revaluación del tipo de cambio que encareciera las exportaciones.

La claves de este simplifi cado modelo radica en que Keynes consideraba imposible que coexistieran desempleo e infl ación, pues el desempleo es consecuencia de una insufi ciencia de la demanda global que tiraría de los precios hacia abajo y

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la infl ación sería consecuencia de un exceso de demanda global que conduciría a altos niveles de empleo.

El modelo keynesiano se enfrenta a partir de la crisis del petróleo de 1973 por primera vez a un hecho insólito en las economías desarrolladas desde la fi nalización de la Segunda Guerra Mundial: la coexistencia del desempleo y la infl ación. El fenómeno resulta tan novedoso que los economistas se tienen que inventar un nuevo concepto para defi nirlo que es el que se conoce como “estanfl ación” (en inglés stagfl ation).

La pregunta clave es como pueden coexistir desempleo e infl ación, fenómeno imposible de explicar a través del modelo keynesiano. La respuesta es que a partir de 1973 cambia la naturaleza de la infl ación. De una “infl ación de demanda” en la que los precios crecen como consecuencia de un incremento de la demanda global, se pasa a una “infl ación de costes”, en la que los precios crecen en un escenario de recesión de la demanda debido al incremento de los costes de producción provocados por el aumento radical del precio de la energía y las materias primas que se traslada a toda la cadena de valor de la empresa. Los empresarios se ven obligados a subir los precios para conseguir benefi cios en un escenario de incremento extraordinario de los costes de producción.

La batalla contra la infl ación se desplaza de lo macroeconómico a lo microeconómico, pues es a nivel de empresa, sobre todo a través del rediseño de los procesos industriales y a la innovación de productos y procesos, como se puede combatir el nuevo tipo de infl ación.

El escenario descrito en los epígrafes anteriores en los que analizamos la succión de recursos productivos de los países occidentales hacia China generando procesos de “desindustrialización masiva” con su importantísimo impacto sobre el empleo, así como la “descapitalización del sistema fi nanciero occidental” a través de la impresionante acumulación de reservas (en torno al 40% del total de las reservas mundiales de divisas) por parte de dicho país, conducen a una situación de “estancamiento y desempleo masivo” en los próximos años combinado con un incremento considerable del coste de la energía de las materias primas y de los alimentos (este último afectando gravemente a la capacidad de consumo de las familias) que es lo que hemos defi nido como “estanfl ación estructural”.

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L A E STA N F L A C I Ó N D E L O S A Ñ O S 7 0 :

S U S E N S E Ñ A N Z A S

Como hemos visto anteriormente el término estanfl ación se acuñó en los años 70 para defi nir una situación inédita después de la Segunda Guerra Mundial en la que coexistían estancamiento o recesión de la economía y desempleo con infl ación.

Esta situación había sido provocada por la ruptura del Sistema Monetario Internacional en 1971 por parte del Presidente Nixon, pasando de un sistema de cambios fi jos a un sistema de cambios fl otantes, lo que creó una extraordinaria incertidumbre fi nanciera internacional, y por la posterior crisis del petróleo de 1973 que elevó el precio del barril de menos de 2 dólares a más de 35 dólares en un corto periodo de tiempo.

La teoría económica Keynesiana no daba solución a la existencia simultanea de los problemas de desempleo e infl ación, debido entre otras cosas a que la infl ación que estaba gangrenando la economía mundial era una “infl ación de costes” debido fundamentalmente al extraordinario crecimiento del precio del petróleo, mientras que las recetas Keynesianas eran útiles para combatir la “infl ación de demanda”.

La infl ación de costes se combate a nivel microeconómico, en defi nitiva a nivel empresarial, con lo que el énfasis de las políticas económicas pasó de la macroeconomía, en la que se impusieron las teorías neoliberales de presupuesto equilibrado y utilización exclusiva de la política monetaria, a la política industrial.

Dicha política industrial orientada a combatir la estanfl ación apoyaba lo que se consideraba debería ser la reacción natural de las empresas ante la crisis, a saber:

a) Cambio en el modelo de negocio que desde el punto de vista de la estrategia suponía pasar del modelo de “integración vertical” de los años 50 y 60, al modelo de “core business” en el que las empresas se concentraban se sus actividades de alto valor añadido subcontratando las demás, con lo que pasó a ser central en la gestión empresarial la denominada “gestión de proveedores”. López de Arriortua desde su posición de Director de Compras de General Motors fue el gurú de este modelo de gestión.

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b) Reingeniería de procesos orientada fundamentalmente al ahorro de costes energéticos y la incorporación de nuevas tecnologías, en especial la automática y la robótica que se desarrollaron con profusión en estas décadas.

c) Gestión de Compras que permita optimizar la relación con los proveedores de forma que disminuya drásticamente los costes derivados de los “inputs” necesarios para la producción.

d) Innovación de productos y servicios, incorporando las nuevas tecnologías o productos ya existentes o desarrollando nuevos productos basados en estas tecnologías. En la Comunidad Valenciana, el “sector del juguete” ilustra perfectamente las oportunidades de innovación que surgieron con la incorporación de la microelectrónica a los juguetes tradicionales y el desarrollo de nuevos juguetes electrónicos.

e) Competencia en base a “intangibles”. Frente a la “competencia vía precios”, la competencia vía intangibles pone énfasis en aspectos como: “calidad”, “diseño”, “tecnología”, “marca”, “prestigio”, “servicio postventa”, “fiabilidad”, “mejora de prestaciones”, “facilidad de uso”, “accesibilidad”, “facilidad de mantenimiento”, “seguridad jurídica”, “cumplimiento de plazos”, “facilidades de financiación a clientes”, “cultura de innovación”, “cultura de emprendimiento” y “excelencia en la gestión”. Muchos de estos aspectos son privativos de las sociedades desarrolladas como la española y se encuentran, al menos temporalmente, fuera del alcance de algunos de los más importantes países emergentes que basan fundamentalmente su estrategia de competitividad en los precios.

f) Internacionalización de empresas. La diversificación del riesgo en entornos turbulentos exige diversificación de mercados a través de estrategias de internacionalización apoyadas en las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Estas recetas son de absoluta actualidad en este momento, en el que la salida de la crisis solo será posible mediante la actividad empresarial apoyada por una inteligente política industrial que facilite cambios en el modelo de negocio (el libro “¿Y Google cómo lo haría?” es paradigmático al respecto), reingeniería de procesos incorporando internet en todos los eslabones de la cadena de valor de la empresa e innovación

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de productos, apoyándose entre otras cosas en el desarrollo de nuevos materiales sintéticos, utilizando los avances de la nanotecnología que palíen los problemas de materias primas que inevitablemente vamos a sufrir en el inmediato futuro.

Estas políticas son las denominadas “políticas de oferta”, basadas en la “competitividad por el precio” disminuyendo costes productivos y en la “gestión de los intangibles”, frente a las políticas de demanda, que es como se conoce también a las políticas keynesianas. La competitividad por costes y precios tiene el mismo efecto en la actividad exportadora de las empresas que tendría una devaluación de la moneda, y por ello a la disminución de costes salariales y su impacto en los precios, se le denomina devaluación interna.

La “reingeniería de procesos” así como los cambios en los “modelos de negocio” tienen que tener en cuenta sobre todo la aparición de “tecnologías disructivas” o “mutacionistas” como lo fueron en los años 70 la microelectrónica, la robótica y la ingeniería genética o como lo es actualmente la revolución de las tecnologías de la información, en especial las directamente relacionadas con internet.

Internet modifi ca drásticamente la cadena de valor de prácticamente todas las empresas, afecta a todas las áreas funcionales de las mismas, desde el marketing y las fi nanzas a la gestión de recursos humanos y de la producción, y genera nuevas oportunidades de negocio como las que se derivan de la denominada “App Economy”.

En efecto, desde que en el año 2008 Apple abrió en su plataforma iTunes una tienda virtual de aplicaciones denominada “App Store” y posteriormente Google lanzó su plataforma “Android Market”, la economía “up” ha generado más de 20 mil millones de dólares en 2011 en aplicaciones que utilizan la infraestructura informática denominada Cloud Computing, y orientadas fundamentalmente al nuevo inmenso mercado vinculado a los “teléfonos inteligentes” y a todo tipo de dispositivos móviles.

Por otra parte, la fabricación de bienes físicos se va a ver revolucionada en un inmediato futuro por la aparición de las denominadas “impresoras 3D” que permitirá la digitalización de los medios de producción y fabricación transformando mediante dichas impresoras el “diseño industrial” en productos reales.

Esta revolución por venir en un futuro inmediatamente próximo tiene ya nombre, es la denominada “revolución de los prosumidores”, o “productores

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de bienes de consumo”, lo que supone un cambio de paradigma del modelo económico actual, en el que la distribución desaparece y no hace falta transportar materiales, pues el diseño de los objetos viaja digitalmente para luego adaptarse a escala local. Concretamente la NASA está planeando usarla para repuestos en misiones especiales.

Sin embargo estas políticas, basadas en la disminución de costes, en la gestión de intangibles, y en la incorporación de las nuevas tecnologías a los “procesos productivos” y a los “modelos de negocios”, pueden ser claramente insufi cientes si no existe una reacción internacional ante la “competencia desleal” que está realizando China a través de su moneda artifi cialmente devaluada, de su mercado de trabajo totalmente intervenido, de su permisividad en relación con los costes ambientales y con la copia masiva de tecnología, y todo esto haciendo abstracción de los temas relacionados con los derechos humanos y con la libertad política vinculada a la Democracia.

Especialmente sensibles a la irrupción de China como potencia económica, son los países como España que han basado su competitividad internacional en la política de precios y han descuidado tanto la política de gestión de intangibles como las políticas de desarrollo de tecnologías de procesos industriales y de innovación de productos.

El sector azulejero español, es un ejemplo paradigmático de esta situación, como he podido comprobar recientemente en le Congreso Internacional en el que participé, al verse sometido a un “efecto sándwich”, pues por un lado se ve constreñido por los productos cerámicos chinos que compiten por precio y copan actualmente un tercio del mercado, con productos de baja calidad, y por otra parte los productos cerámicos italianos, que compiten por intangibles aprovechando su “marca país” vinculada a la excelencia en la calidad, y sobre todo el diseño, marca e imagen internacional que no han conseguido los productos españoles por la ausencia de una política explícita de gestión de intangibles.

Por otra parte, ningún país individualmente puede enfrentarse a estos problemas si no existe un consenso internacional que obligue a China a cumplir escrupulosamente los acuerdos fi rmados, entre otros, con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además del cumplimiento imprescindible de los Acuerdos de Kioto sobre medio ambiente y cambio climático.

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Obama en su reciente discurso sobre el Estado de la Nación, ha planteado como objetivo la reindustrialización de Estados Unidos, enfatizando la importancia de producir en América, sustituyendo el “made in China” por el “made in USA”, teniendo en cuenta entre otros factores, que el 20% de los artículos que se consumen en Estados Unidos, se producen en China. Esto supone poner el énfasis en la política industrial para ayudar a las empresas de fabricación. Lo que no ha quedado claro, es el como hacerlo. Este sería, seguramente uno de los mayores desafíos económicos de Obama para un hipotético segundo mandato.

La frase: “Las empresas no pueden competir con países” ilustra el callejón sin salida a que ha llegado la economía internacional con la irrupción inversora y productora de China en el mercado mundial. El que un fondo público de inversión controlado por el partido comunista chino, le haya ganado la partida a una empresa privada como E.ON en la venta de Electricidade de Portugal, ejemplifi ca perfectamente la frase anterior.

L A I M P R E S C I N D I B L E R E A C C I Ó N I N ST I T U C I O N A L

D E E U R O PA

Trascendería el tiempo que se me ha otorgado para esta ponencia en desarrollar en profundidad lo apuntado anteriormente y las posibles soluciones institucionales, políticas y económicas imprescindibles a nivel global para enfrentar el nuevo escenario económico que se presenta a la humanidad en el siglo XXI. Por ello voy a concretar el análisis a un espacio geográfi co que es Europa y a uno solo de los aspectos anteriormente referidos, el institucional, que condiciona drásticamente todos los demás.

El problema que se le plantea a Europa en las próximas décadas es el de competir con los grandes protagonistas globales de la economía mundial, en especial con los ya tradicionales Estados Unidos y Japón y con los nuevos Brasil, Rusia, India y China, identifi cados con las siglas BRIC.

En esta batalla por los recursos escasos energéticos, de materias primas, medio ambientales, de mercados, etc. Europa se encuentra con un défi cit institucional gravísimo: la enorme complejidad de su proceso de toma de decisiones derivado de un defi ciente diseño institucional.

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Estamos asistiendo a una situación tan paradójica como que, existiendo un Presidente del Consejo de la Unión Europea elegido por consenso de los 27 y denominado Van Rompuy, convertido en una caricatura de Presidente de la Unión Europea y una responsable de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, denominada Margaret Aston, que parece nominada por los más furibundos euroescépticos del Reino Unido, ha asumido el liderazgo de Europa sin legitimación democrática alguna.

Este es simplemente un refl ejo del tremendo desajuste institucional que confi gura a la Unión Europea y su proceso de toma de decisiones, para hacer frente a los importantísimos desafíos que se perfi lan en el inmediato horizonte del siglo XXI.

Recordemos a este respecto que lo que caracteriza a los grandes protagonistas de la economía del siglo XXI, salvo Japón, que por razones obvias está confi nado en un territorio muy escaso en relación con su población, lo que le hace ser uno de los países más densamente poblados del mundo, lo que caracteriza a los demás protagonistas, repetimos, es su enorme extensión territorial de millones de kilómetros cuadrados y de cientos de millones de habitantes. Ello implica la capacidad de autoabastecerse de una gran cantidad de materias primas y de energía imprescindibles para su desarrollo y de disponer de un mercado interior sobre el que fundamentar o incrementar su potencia exportadora. La toma de decisiones es única a través de regímenes presidencialistas o autoritarios, que imponen sus políticas económicas, fi nancieras, industriales, agrarias o medio ambientales en todo su territorio.

Por el contrario, Europa es un mosaico fragmentado de Estados con gobiernos impregnados, en muchas ocasiones de ideologías fuertemente nacionalistas y con tensiones disgregadoras en algunos de sus países, como España, que llevarían a una fragmentación aún mayor de la ya fragmentadísima Europa, que difi culta enormemente cualquier decisión, sobre todo en materia económica, ante la enorme difi cultad de conciliar los intereses contrapuestos de nada menos que 28 países que tienen que refrendar en muchas ocasiones las principales decisiones a través de 28 Parlamentos. En este contexto no hay nada más reaccionario que los separatismos en la Europa del siglo XXI.

En el caso de la eurozona el número de países se reduce a 17 pero el razonamiento anterior sigue siendo perfectamente válido para las economías del euro. El que en

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estas condiciones el euro siga existiendo 10 años después de su creación, es mucho más que un milagro.

Unamuno decía que “el nacionalismo se cura viajando”. Por supuesto suscribo esta tesis, por eso confío tanto en las experiencias de intercambio del Programa ERASMUS que deberían extenderse al último curso de Bachillerato, así como también suscribo la frase del independentista catalán recientemente fallecido, Heribert Barrera cuando decía, lógicamente con otro sentido del que aquí se expresa, “cuanto más europeos seamos, menos españoles seremos”. Precisamente de eso se trata, de ser menos españoles, menos catalanes, menos vascos, menos valencianos, menos franceses o menos alemanes, y muchísimo más europeos. Los nacionalismos deben quedar reducidos al ámbito de los sentimientos personales y no tener implicaciones en el ámbito de la economía, la política o las Instituciones.

Repito, no hay nada más reaccionario en el contexto actual de la Europa del siglo XXI que los secesionismos de diverso pelaje que pululan por la Unión Europea.

En estas circunstancias a Europa, con un enorme potencial cultural, económico y tecnológico si lo sabe poner en valor en el mundo en el siglo XXI, solo le queda un camino: el del desmantelamiento y la dilución de los nacionalismos alemán, francés, español, vasco, catalán, etc. en un profundo europeísmo cultural y social del que deben ser protagonistas los que yo identifi co como “la generación de los Erasmus” para crear una única nación, Europa, en la que se articule un Gobierno Federal Europeo con una Presidencia fuerte, con Ministerios de Economía y Finanzas, Industria, Agricultura, Asuntos Exteriores, fuertes, como consecuencia de una urgente transferencia de soberanía de los actuales estados nacionales europeos. Un nuevo Tratado de la Unión Europea que fuera real y defi nitivamente una Constitución Europea que dé soporte jurídico e institucional a la defi nitiva refundación de Europa, es el único camino posible para que los europeos podamos enfrentarnos a los impresionantes retos globales que nos esperan en el siglo XXI.

De la misma forma que no se puede construir Europa solamente desde la Economía, sino también desde la Política y las Instituciones, Europa debe ser forjada también desde los símbolos, por lo que deberían arriarse cientos de banderas y acallarse decenas de himnos nacionales que pueblan la Unión Europea, para cobijarnos

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todos bajo la preciosa bandera azul con el círculo de estrellas y el maravilloso “Himno de la alegría” de Beethoven. Muchas gracias.

E L S I ST E M A D E VA L O R E S E N E L S I G L O X X I

No se puede terminar una refl exión sobre la evolución del entorno de la empresa sin hacer referencia al Sistema de Valores que impregna una sociedad.

Todos estamos siendo testigos de los innumerables procesos de corrupción que se están desarrollando en España y en los que, inexorablemente aparecen totalmente imbricados, la política y las empresas, o dicho de otra manera, los políticos y los empresarios.

¿Cómo hemos podido llegar a este punto? Lo primero que hay que indicar es que los procesos de corrupción no son exclusivos de España, sino que se van generalizando a lo largo de la mayor parte de las sociedades, tanto orientales como occidentales. Dentro de estos procesos de corrupción debemos incluir los intentos de control total que, los Gobiernos de los países más poderosos están tratando de conseguir sobre sus ciudadanos, sobre la base del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información que a través de empresas multinacionales de distintos países y en una clara convivencia nuevamente entre las empresas y el poder político, los gobernantes sean de Estados Unidos, del Reino Unido, de Alemania, de China o de Rusia, tratan de tener sobre sus ciudadanos.

Tendríamos que remontarnos a fi nales del siglo XIX para observar como la ética global, que tenía una base religiosa basada en el premio al bien y el castigo al mal, con las creencias del cielo y el infi erno, se empieza a tambalear cuando fi lósofos como Nietzsche proclaman “Dios ha muerto” o cuando Heidegger afi rma “El cielo está vació, el hombre está solo”, o cuando Marx sentencia que “la religión es el opio del pueblo”.

Estas afi rmaciones de los fi lósofos de fi nales del siglo XIX se hubieran quedado en meros enunciados fi losófi cos si en 1917 no hubiera triunfado la Revolución Comunista Rusa y en 1949 la Revolución Comunista China.

A lo largo del siglo XX, 1.500 millones de personas fueron educadas en las ideas de que Dios ha muerto y que la religión es el opio del pueblo, y otro número similar se ha ido contagiando progresivamente de un espíritu, crecientemente

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laicista, incluso entre los creyentes, que acaban dando más importancia a la fe y a la liturgia, que a la ética en la religión. Lo podemos ejemplifi car en esos empresarios y políticos que creen en Dios y van a misa y luego son los campeones de la corrupción.

En defi nitiva nos encontramos con un mundo en el que prácticamente la mitad de los 7.000 millones de habitantes que lo componen, ya no creen en el premio del bien y el castigo del mal porque en defi nitiva han dejado de creer en el cielo y en el infi erno.

Complementar una ética de base religiosa con una ética de base humanística, es en estos momentos un enorme desafío para la humanidad en su conjunto y para cada uno de nosotros en particular, seamos creyentes o no creyentes, si queremos hacer que la tierra en el siglo XXI sea un mundo habitable.

En defi nitiva, vuestra generación tiene enormes desafíos por delante, a los que cada uno debe responder de forma individual con sus aptitudes personales y profesionales, y de forma colectiva en lo que concierne a la organización de la sociedad.

Sois la generación de los Estados Unidos de Europa y de la Unión Federal Europea, como yo prefi ero llamarla. Sois la generación de la colonización pacífi ca del espacio, que acabará poniendo un pie en Marte, y sois la generación que tiene que conseguir la regeneración ética de la humanidad, los creyentes desde su perspectiva religiosa, los no creyentes desde su perspectiva humanística.

Suerte y un abrazo muy fuerte para todos.

Escuela Técnica Superior de Ingenieros IndustrialesUniversidad Politécnica de Madrid

José Gutiérrez Abascal, 2. 28006 Madrid

Tel.: 91 336 3060

www.industriales.upm.es

LA EVOLUCIÓN DEL ENTORNO POLÍTICO ECONÓMICO EN EL SIGLO XXI Y SU IMPACTO EN LA EMPRESA

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