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    LA EUROPA SALVAJE

    Estudio sobre el movimiento de huelgas salvajes en Europa en la segunda mitaddel siglo XX.

    SUMARIOINTRODUCCION ...............................................................1LA EUROPA SALVAJE YA EXISTA- La Gran Bretaa, patria de las huelgas salvajes...........................3- Alemania: paz social y rebeliones obreras.................................9- Francia-Italia-Blgica: explosiones aisladas en ofensiva continua........131969 - 1970: UN NUEVO GIRO?- Wilson y la clase obrera.................................................21- Alemania: el final del "milagro".........................................24- El despertar escandinavo.................................................28- Blgica: 1970............................................................30- La Italia caliente.......................................................34

    Cuando las organizaciones obreras, dominadas por la burocracia, rehusan la luchay no oponen soluciones obreras a las contradicciones del capitalismo, cuandoaceptan la colaboracin de clases o la integracin en el sistema de la burguesa, laclase obrera afirma su autonoma en toda Europa, y reacciona por medio de lashuelgas salvajes contra todo intento de coexistencia pacfica entre explotados yexplotadores.

    Traduccin del francs. Extracto del "Livre-Journal. Pars-Londres 1970

    INTRODUCCIN

    Desde 1968, la burguesa europea descubre las huelgas salvajes. Descubre que,en toda Europa, los obreros se ponen en huelga sin sus sindicatos y, pronto,llevan contra estos su propio movimiento. Presenta como absolutamente nuevoeste fenmeno, con una mezcla de espanto y serenidad. No sabe cmocomportarse frente a esto. Se trata de una borrasca efmera o de una plaga queest volvindose crnica? Nos encontramos ante una falta de tacto por parte delas organizaciones sindicales o ante un retorno a la situacin de "clasespeligrosas"? Sin entrar ms a fondo en los dilemas especiales de la concienciaburguesa, parece preciso retener una de sus preguntas? el movimiento de lashuelgas salvajes es un fenmeno nuevo? Responder a esta pregunta esretroceder en el tiempo para ver las cosas a la luz de lo que hoy sucede, cosa quehacemos en este informe recogiendo un cierto nmero de elementos sobre lasluchas "sociales" tal como se desarrollaron en Inglaterra, en Alemania, en Franciay en Italia.

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    La respuesta que sugiere esta rpida perspectiva es doble. La Europa salvaje, noha nacido hoy. Tal es el primer elemento de la respuesta. Sin remontarnos msall de la post-guerra mundial, no es en absoluto preciso tomar, una lupa paradarse cuenta de que el proletariado europeo nunca se resign a compartir losdesignios de la burocracia sindical, que nunca le engaaron las polticas de

    convenio colectivo decididas por los sindicatos y el capital con el fin de regularizarla guerra social. Tanto en Francia o en Italia, donde los trabajadores transformanen autnomas unas huelgas tradicionales - es decir, en movimiento casi-insurgente - como en Alemania y especialmente en Gran Bretaa, donde lostrabajadores llevan a cabo sus huelgas contra sindicato y patronal, la huelgasalvaje tiene ya una historia y el proletariado ha empezado desde hace ya tiempoa levantarse a la vez contra sus explotadores y sus arribistas aprovechados. Seracompletamente absurdo afirmar que nada hay nuevo bajo, el sol en Europa. Larespuesta es clara por lo que respecta a Francia e Italia. No hace falta decrselo ala burguesa: lo ha comprendido. Pero, con una intensidad distinta segn loscasos, esta novedad concierne en realidad a Europa entera. En primer lugar por laamplitud y extensin de las huelgas salvajes. Desde 1967-68 se handesencadenado huelgas salvajes no ya aisladas en Espaa, Alemania, Blgica,los pases escandinavos. En Gran Bretaa, esas huelgas que ya existan se hanmultiplicado: el balance de huelgas para 1969 es el ms grande registrado en losltimos 12 aos. La violencia de ciertos conflictos, el choque registrado porpatronos y sindicatos en los pases en que estos movimientos eran espordicos, ysobre todo los fenmenos de "riada" de huelgas salvajes que en distintasocasiones han pasado por encima de las fronteras, muestran ya que se trata de unhecho general, irreductible a las dificultades econmicas particulares de tal o cualpas, interesa a la realidad poltica global de Europa occidental. El movimiento demayo en Francia, la Italia caliente, la crisis del mito del neocapitalismo, la epidemiade las huelgas salvajes forman un todo, incluso si las relaciones que puedenestablecerse no sean evidentes. La crisis universitaria internacional, ladegeneracin americana, el hundimiento definitivo de la imagen del socialismo deEstado no dejan de relacionarse con el final de la "estabilidad" de los paseseuropeos, incluso si no logramos captar las mediaciones, incluso si no hay nadaconcreto en este sentido.Pero podemos adivinar los contornos de esa novedad a la luz del pasado recientedel que damos ya algunos elementos. Podr verse que las huelgas salvajestuvieron ya un carcter de oleada internacional. Este informe, por incompleto quesea, hace aparecer de manera evidente a movimientos simultneos de huelgassalvajes y de rebelin en 1953-56 primero, luego a partir de los aos 60. Una yotra fase estn ligadas al final de la movilizacin total con vistas a la guerra fra, laculminacin del perodo de reconstruccin de las economas capitalistas, a la crisisdel estalinismo, al estallido de las contradicciones de la expansin neocolonialista,etc. La ltima fase anuncia ya la actual. La nueva perspectiva permite calibrar lanovedad de los movimientos que hoy se desarrollan de punta a punta de Europa.Mientras en los aos 50 se trataba esencialmente de explosiones de las masasobreras, localizadas especialmente en los sectores industriales en crisis, en luchaante todo para recibir aunque slo fueran las migajas de la reconstruccineconmica, a partir de los aos 60 la configuracin es distintas los conflictos

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    esenciales corresponden a los sectores "en punta", a los del gran capital. Tienenpor eje principal la rebelin contra la racionalizacin del capitalismo moderno,contra el sistema de la fbrica tecnolgicamente desarrollada; se enfrentan a unossindicatos que planifican la poltica de rentas en contra de un proletariado quelucha contra la agravacin de la esclavitud del trabajo. En la primera fase, la clase

    obrera mir hacia el pasado, defendi an lo que crea podan ser las conquistassociales de post-guerra. Hoy, perdidas sus ilusiones, pone nuevamente endiscusin la planificacin de la guerra social, se encara al porvenir, incluso si eseporvenir queda marcado por un inmenso punto de interrogacin que traza loslmites de este movimientos vale la pena batirse por el "socialismo"? Qu es elsocialismo?Este informe sobre la Europa salvaje es incompleto. No slo hemos dejado delado la Europa del Este (cosa muy comprensible, debido a una serie de diferenciaspor el hecho de pertenecer a una distinta rea de influencia) sino tambin Espaa(cosa realmente arbitraria): lo hemos hecho mucho ms por falta de datos que porrazn de su carcter pretendidamente "especial". Ya hace tiempo que en Espaael franquismo tradicional va dejando lugar a un capitalismo autoritario que prontoestar a la altura de los capitalismos francs y otros. Tampoco tenemos an datossuficientes sobre las huelgas salvajes escandinavas; y nuestra informacin sobreInglaterra es muy incompleta. Aadamos tambin que hemos soslayadodeliberadamente la segunda fase del movimiento francs. Por lo que respecta a laprimera poca, debemos buena parte de nuestro material a la revista "Socialismoo Barbarie", francesa, que fue en su tiempo una de las pocas que dio cuenta, conamplitud y sentido crtico, de las luchas del proletariado europeo contra laesclavitud del trabajo capitalista y de la burocracia sindical.

    LA EUROPA SALVAJE YA EXISTA

    LA GRAN BRETAA, PATRIA DE LAS HUELGAS SALVAJES

    La Gran Bretaa, con los USA, fue la cuna de las huelgas salvajes. La expresin"huelga salvaje" es precisamente una traduccin aproximada de la huelga nooficial fuera de la legalidad: "wild-cat-strike". Qu "oficialidad:"? Qu legalidad?La dada por el acuerdo del sindicato mismo, rama del Trade Union Council(T.U.C.). Todo paro que no es aprobado por el sindicato afiliado al TUC esdeclarado no oficial. El empresario no tiene porqu reconocerlo. Por su parte, lostrabajadores que se colocan as fuera de la ley, no solamente no gozan de lasgarantas por ella previstas, sino que no pueden beneficiarse del apoyo financierodel sindicato, o sea de las indemnizaciones de huelga. Tericamente los aparatossindicales ejercen pues un poder absoluto sobre toda decisin relativa a los parosde trabajo.

    Aunque la competencia "doctrinal" entre centrales sindicales no se daprcticamente, no por ello la estructura del sindicalismo ingls deja de serextremadamente compleja. Se caracteriza por la coexistencia de sindicatos deoficio, sindicatos de industria y confederaciones. 10.000.000 de trabajadores yempleados se reparten en 574 sindicatos. El conjunto forma un tejido complejo,

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    compuesto de elementos de talla variable, a menudo celosos de su autonoma yde sus prerrogativas y favoreciendo las tendencias corporativistas: en ciertasempresas hay casi tantos sindicatos como categoras de trabajadores (obrerosespecializados, torneros, fresadores...). Los trabajadores estn representados porlos sindicatos en su lugar de vivienda. La "Izquierda" es la agrupacin local de los

    sindicatos por categoras. A nivel regional se encuentra el comit de distrito.(District Commitee). Slo ciertos sectores industriales tienen sindicatos deindustria: las minas, los estibadores de los puertos... Pero muchos sindicatosestn reagrupados en grandes federaciones, verdaderos pilares de las TradeUnions. Tres de las mayores federaciones, el TGWU ("Transport and GeneralWorkers Union"), la AEF (Almagamated Engineering Federation) y la GMWU(General and Municipal Workers Union) agrupan ellas solas a ms de 5 millonesde trabajadores. Los dirigentes de cada una de estas grandes casas son quienesdetentan el verdadero poder en el TUC (Consejo de las Trade Unions). Este esuna potencia en la estricta medida en que las grandes federaciones tienen todas lamisma orientacin poltica fundamental, la ideologa social-demcrata (es decir,reformista). Ello no impide los conflictos de poder y de prestigio entre los "grandes"as como en el interior de cada federacin, entre los distintos sindicatos, ramas ycomits de distrito. Esta situacin hace difcil la organizacin de negociacionescentralizadas. Demasiado a menudo, numerosos intereses (categoriales o no)estn en juego. Pero en el otro extremo de la cadena, las ramas constituidas enlos lugares de vivienda y estructuradas segn la antigua organizacin industrial,ven disminuir objetivamente su papel y agonizan lentamente de modoirremediable. La situacin es parecida para los District Committee y los CentralCommittee (otra estructura intermediaria). Sin embargo, la concentracinindustrial, la aparicin del "Estado-providencia" (el Estado ha de proveer a todomgicamente), la integracin cada vez ms avanzada de los laboristas en elestado capitalista llevan a la necesidad de decisiones desde la cumbre. Va a seran preciso que tales decisiones se apliquen y completen en la base. Esta doblenecesidad se traduce por una doble evolucin. Mientras que se firman acuerdos anivel nacional, se establecen acuerdos particulares "en la base" o ya al nivel de lasramas locales sino directamente al de las empresas. El quid del asunto estriba enque precisamente no existen estructuras sindicales de empresa. Los acuerdosparticulares son siempre concertados por sindicatos cuyos representantes sonajenos a la fbrica. Ello refuerza el burocratismo pero tambin aumenta el papelde los delegados de taller, los famosos "shop stewarts".Las T.U. son el interlocutor por excelencia de la patronal y del Estado. Su posicinprivilegiada les permiti conseguir, tras las grandes huelgas de 1926, con elministerio laborista de post-guerra, "ventajas sociales" ms sustanciales que lasconcedidas a las centrales sindicales en los pases latinos. Pero una gran parte deestas conquistas sociales son en realidad conquistas del "aparato sindical". Elreconocimiento oficial de los sindicatos por los empresarios tiene su contrapartidaen el no-reconocimiento de todo paro de trabajo no decidido por ellos mismos.Poder tanto ms aceptado por el Estado y la patronal cuanto que el proyectopoltico del T.U.C. se limita explcitamente a arreglar el sistema establecido. La"democracia econmica", la "participacin de los asalariados en la gestin de laindustria nacionalizada" son los nicos objetivos que se asignan laboristas y

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    dirigentes sindicales. El partido comunista britnico slo juega un papel marginal.A la falta de tradicin marxista se aade una intensa conciencia de clasecorporativista fcilmente recuperada por la ideologa laborista. Pero pasado elperodo de reconstruccin nacional de post-guerra, la ilegalidad se vuelve monedacorriente: en los aos 50, entre el 80 y el 90 % de los paros de trabajo se inician

    con huelgas no-oficiales a nivel de taller; adems, los delegados de talleraparecen como los verdaderos pilares de todo conflicto social, cuando tal papelcorrespondera normalmente al delegado sindical oficial. Son muy numerosos loscasos en que el delegado de taller no slo no previene en absoluto al delegadosindical de una accin que est a punto de ser emprendida sino que, seguro de laresolucin de los obreros a quienes representa, se opone directamente aldelegado sindical sobre la oportunidad de un paro de trabajo, sobre lasreivindicaciones planteadas, sobre las modalidades del curso de la huelga. Lassanciones de huelga nada logran, los obreros y sus "shop-stewarts" llevan suaccin contra la patronal, el Estado y el sindicato oficial. Mientras las TU, deacuerdo con la patronal, tratan cada vez ms de negociar al nivel de las ramasindustriales, o sea a un nivel relativamente elevado, se asiste a una proliferacinde conflictos centrados en los "shop-stewarts" y en su papel.

    El movimiento de los shop-stewarts

    Que representan en realidad los shop-stewarts? Representantes de pequeosgrupos de trabajadores, son elegidos por cada departamento de la fbrica. Pero, yeste matiz es capital, esos delegados pueden ser revocados por una simpleasamblea de los obreros del departamento mediante un voto de "no-confianza", encuyo caso un nuevo delegado es inmediatamente escogido. Representantesdirectos de los obreros de una unidad de produccin, llevan de hecho la mayorade negociaciones con la direccin, particularmente sobre los conflictos a propsitode la produccin, normas, primas, etc. Los sindicatos, por su parte, seespecializan sobre todo en la formulacin, una vez al ao, de los niveles desalarios base. Pero peridicamente, las negociaciones realizadas arriba sonviolentamente impugnadas por los obreros, que desencadenan huelgas contra losacuerdos realizados. A pesar de tener su representacin legal slo oficialmentedel sindicato, los shop-stewarts ejercen en los hechos un poder independiente delsindicato. Son la pieza clave de las relaciones entro obreros, sindicatos y patronal.El shop-stewart tiene en realidad una larga historia. Su funcin aparece a fines delsiglo XIX en las construcciones mecnicas. Aunque al principio slo ejercanfunciones sindicales limitadas, a fines de la primera guerra mundial los: shop-stewarts tratan rpidamente de constituir un movimiento casi-revolucionario,ampliamente tributario de las teoras anarco-sindicalistas. Este movimiento fueentonces derrotado por el paro crnico de los aos 20. En esta lucha capital entreobreros y empresarios, stos se niegan a reconocer a los delegados y losdespiden a la primera ocasin. Aunque se ven a menudo obligados a recibirlos,aprovechan el primer reflujo de la presin obrera para atacarles de nuevo. Solo enel curso de la segunda guerra mundial comprendieron los capitalistas que eldesarrollo de la produccin del que dependa la suerte de Inglaterra exiga unreconocimiento por lo menos tcito de los delegados de taller. Los shop-stewarts

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    pasaron as a un estatuto semi-legal. Desde la segunda guerra mundial lossindicatos controlan tericamente el movimiento de los delegados de taller: les danun certificado. Poro la autonoma de los shop-stewarts con respecto a lossindicatos est conseguida: no hay ejemplo alguno en que el sindicato hayapodido rechazar el reconocimiento de un delegado, elegido por los obreros. Esta

    autonoma designa principalmente el modo como los delegados son elegidos. Ascomo en Francia por ejemplo, estos son prcticamente designados por lossindicatos y los obreros son llamados a votar por tal o cual central sindical, losshop-stewarts son elegidos primero en tanto que delegados de una unidad deproduccin, independientemente de los mltiples cuerpos de sindicatos habilitadospara representar las distintas categoras de asalariados. Adems y para sealaresta autonoma, el delegado sindical slo est en la rama como miembro ordinariodel sindicato.Durante toda la fase presidida por la reconstruccin de la economa britnica y larealizacin de ventajas sociales elementales (la ms importante fue la creacin delServicio de la Salud Pblica), los shop-stevrarts no jugaron un papel realmenteindependiente. En revancha, desde los aos 50, final del paro estructural, la"racionalizacin" de sectores enteros de la industria britnica y el desarrollo deacuerdos en la cumbre para limitar los conflictos y reivindicaciones en la baseagudizan la oposicin latente entre shop-stewarts y sindicatos. Ya en el planopuramente salarial, las discusiones en la cumbre se traducen en resultadosinferiores a los que podran ser obtenidos sobre el "terreno". B.C. Roberts,"eminente" profesor de la "London School of Economics", declara sin ambagesque "el nivel de los salarios se habra elevado mucho ms en Inglaterra durantelos 10 ltimos aos si las discusiones colectivas no hubieran estado hasta talpunto centralizadas" ("Political Quaterly" julio-septiembre 1956). Segundo hecho,sin duda ms importante, la proporcin de las huelgas sobre cuestiones desalarios en relacin con el total de huelgas pasa a ser ms dbil que en los demspases europeos (el 50 % contra el 70-90 %. Los dems conflictos nacen, segnlas estadsticas, de cuestiones relativas a las "condiciones de trabajo, reglamentosy disciplina", cuestiones que justamente son hegligidas por los negociadoresprofesionales. Hacia los aos 1955-57 s las huelgas "no oficiales" se desarrollanhasta tal punto que una comisin de encuesta es encargada por el gobierno delestudio de lo que el informante llama "el estado de anarqua y de desconfianza"que reina en las fbricas Briggs, sucursal de Ford.Se descubre que desde 1953 han tenido lugar 500 huelgas no oficiales slo enesta empresa. El peridico "Times" que informa sobre esta encuesta comenta:"Tales organizaciones (los shop-stewarts) son un cncer en el cuerpo delsindicalismo. Corresponde a los propios sindicatos el hallar un remedio eficaz, siquieren continuad protegiendo los intereses de sus miembros y preservar supropia autoridad" (Editorial del 12.IV.57). El informe de la comisin de encuestadaba sus conclusiones en el mismo sentido, recomendando que "los sindicatos encuestin estudien inmediatamente la organizacin de los comits de delegados yles retiren el poder excesivo de que disponen". Es lo que se hizo, por lo menos enparte, en Briggs. En 1955 se firma un acuerdo entre la direccin y los sindicatospara eliminar tales huelgas. Ello no impide que entre la fecha de su firma y 1957,tengan lugar, 254 nuevas huelgas de este tipo. Tambin en 1957 tienen lugar

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    numerosas huelgas en la industria mecnica con significativos incidentesrecogidos por el "Times" del 4.IV.57. Se pacta un acuerdo entre el sindicato de laconstruccin mecnica (A.E.U.) y la patronal. Se decide reemprender el trabajo.Pero 6.000 obreros de Glasgow escarnecen pblicamente a los representantes delsindicato a los que abuchean y desfilan luego por la ciudad al grito de: "Queremos

    la cabeza de Carron!" (dirigente del A.E.U.). En Manchester, 2.000 obreros semarifiestan contra el cese de la huelga. En Bristol, North Shields, Newcastle,Slough, etc., los obreros votan resoluciones que expresan su "profundo disgusto","condenando a los dirigentes que nos han vendido", etc.Los obreros contra la burocracia sindical: las huelgas de los estibadores. El primerconflicto se desencaden en Londres a propsito de las horas extra. Losestibadores pedan que se las convirtiera en "facultativas" y no "obligatorias".Qu contena tal reivindicacin? Antes de 1945, el trabajo de los estibadores eraoficialmente "ocasional", los estibadores permanentemente a disposicin de losempresarios esperando ser ocupados a medida que se necesitara. En 1947, conla subida al poder del Partido Laborista, E. Bevin, dirigente del TGWU hizo votaruna ley para la normalizacin del trabajo de los muelles. Pero los estibadores quese presentaban a diario al trabajo y que no reciban tarea alguna, reciban una"indemnizacin por presencia" igual al 40 % del salario mnimo. Segundainnovacin, se constituy una oficina nacional del trabajo en los muelles,compuesta por representantes de los empresarios y de los sindicatos, que actuabade hecho como empleadora, de los estibadores. Adems, por lo que respecta a lashoras extra, la ley se limita a disponer que cada estibador ha de "trabajar laduracin razonable en su caso particular". Pronto se vio que tales "conquistas" nohaban modificado en nada las condicionen do trabajo de los estibadores. Lareglamentacin estipulaba que el trabajo semanal estaba limitado a 44 horas, perolas horas extra seguan siendo prcticamente obligatorias. Los empresariossancionaban a quienes se negaban a hacerlas negndoles trabajo durante 3 dasy la consiguiente perdida del salario. Este sistema permita adems a losempresarios la prctica de una contratacin discriminatoria. Y de hecho losestibadores no luchaban tanto por una reduccin como para organizar ellosmismos sus tareas, hacer cesar lo arbitrario de la jornada de trabajo ejercido por lafraccin y el sindicato sobre la contratacin. El diario liberal "Observer" pona lospuntos sobre las es al decir: "Evidentemente los dirigentes sindicales han perdidoen gran grado la confianza de los hombres. En los muelles, hay una raznespecifica para ello (entre otras). La oficina de trabajo que tienen en todos losmuelles, el encargo de proporcionar la mano de obra incluye a los representantessindicales que actan as como agentes do los empresarios contra los hombresmismos que representan".El sindicato en cuestin es la rama del poderoso TGWU (l.500.000 miembros)dirigido hasta 1955 por Arthur Deakin sobre cuya actividad la prensa burguesa noescatim elogios. En los muelles, el TGWU ejerce un monopolio: todo estibador hade afiliarse por el simple motivo que el carnet sindical equivale a una carta detrabajo. En cambio, los shop-stewarts elegidos por los estibadores sonespecialmente activos y muy difcilmente controlables por el TGWU. Un solo falloen tal monopolio: en Londres hay otro sindicato, el NASD, de pequeasdimensiones, pero relativamente bien controlado por los afiliados y aceptado de

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    hecho por los empresarios como representativo de una seccin de los estibadores.En enero de 1954, se toman sanciones contra los estibadores (entre ellos, unresponsable del NASD) que se negaron a realizar horas extra. Los estibadores delNASD, dan la replica inmediata decidiendo prohibir todo trabajo ms all de lashoras normales. De enero a agosto, toda tentativa para hacerles desistir en su

    decisin fracasa y ello pese a un llamamiento firmado por las direcciones de todaslas secciones sindicales implicadas. En septiembre, a propsito de un incidentebanal, los estibadores del NASD deciden cesar el trabajo hasta que losempresarios acepten el discutir todos los problemas en suspenso. A los 7.000miembros del NASD se unen inmediatamente 45.000 remolcadores de barcazas y22.000 estibadores del TGWU pese a la oposicin formal de este. La huelga seextiende a Hull, Birkenhead y otros puertos afectando pronto a 70.000 estibadores,cuya aplastante mayora est afiliada en el TGWU. La huelga dura 5 semanas y setermina mediante un compromiso provisional (las horas extra ya no sonobligatorias en espera que la cuestin sea regulada mediante negociacionessindicatos-empresarios). Poco antes de esta huelga, 1.600 estibadores deBirkenheadi (de los 2.000 del puerto) decidieron abandonar el TGWU y fundar unaseccin NASD. El secretario local del TGWU amenaza framente: "Toda tentativade escisin va a poner en peligro sus empleos". Ante esta amenaza, losestibadores utilizan un rodeo; organizan su seccin NASD, y siguen pagando sucuota al TGWU. Al mismo tiempo, el sindicato NASD es excluido por su potenterival de toda negociacin con los empresarios. Tras la huelga de septiembre-octubre de 1954, las adhesiones al pequeo sindicato se multiplican,particularmente en la regin de Liverpool-Manchester. Blandiendo ultimatum trasultimatum, el TGWU logra suprimir al NASD de la Confederacin (TUC). Desdeentonces, la prueba de fuerza "fsica" queda entablada. En abril de 1955, cuandola renovacin de los carnets de trabajo en el NASD (que slo contaba con 7.000miembros 6 meses antes) queda constancia de su aumento aunque no estrepresentado en ninguna discusin con los empresarios. As, en mayo 18.000estibadores del NASD en Londres y en el Norte inician una huelga para pedir quelas secciones sindicales de su sindicato sean reconocidas en todos los lugares enque existan. Esta segunda huelga es desencadenada contra las propias tentativasde capitulacin de la direccin del NASD que intenta varias veces el regreso altrabajo de sus afiliados. La negativa a capitular es unnime. La huelga durar 7semanas y los estibadores lucharn solos, sin apoyo financiero alguno, contra lagran burocracia del TGWU y contra las maniobras de su propia direccin sindical.Desde el punto de vista del objetivo propuesto (la representatividad de las nuevassecciones del NASD en los puertos del Norte) la huelga no tuvo seguramenteningn eco: el NASD fue readmitido en el TUC pero en contrapartida eradeclarado culpable de "pesca furtiva" y obligado a devolver al TGWU los miembrosque le haba sustrado.El movimiento de los estibadores es sin duda excepcional por su radicalismo, porla forma sorprendentemente explcita del rechazo opuesto por los trabajadores a laburocracia represiva de los "bonzos" sindicales. Expresa adems una oposicinlatente de numerosos trabajadores, oposicin expresada en las grandes huelgassalvajes que se desencadenan peridicamente en Gran Bretaa a partir de finesde los aos 50. Sin duda que el trmino "huelgas salvajes" recubre conflictos de

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    muy distinto valor. Puede sealarse que buen nmero de huelgas salvajes sevuelven insensiblemente huelgas oficialmente "no oficiales". Muchas de entre ellasson reconocidas simplemente "en forma legal" por sus sindicatos sin que stostraten de oponerse prcticamente a ellas. La multiplicacin que acaba endisminucin debido a la duracin de los conflictos va en este sentido. Pero, a

    intervalos regulares, estallan autnticas huelgas salvajes contra las que lossindicatos ejercen una oposicin determinada con todas las armas de quedisponen. Tales conflictos pueden englobar huelgas iniciadas con el apoyo de lossindicatos, pero proseguidas y conducidas contra su gusto: cualquiera que sea supunto de partida, expresan la oposicin entre las reivindicaciones de lostrabajadores y las de la plataforma sindical. La huelga de los autobuses deLondres en 1958, que dur 3 meses es un ejemplo particularmente claro dehuelgas salvajes desencadenadas con el consentimiento de los sindicatos.Durante toda la huelga, los trabajadores pidieron un aumento igual para todos de80 ptas, mientras que la direccin propona un aumento menor, pero reservado enespecial a los trabajadores que conducan en ciudad (60 ptas.) excluyendo aquienes trabajaran en el extrarradio. Muy pronto, el sindicato se esforz por haceraceptar un dudoso compromiso: aceptacin de las 60 ptas. una parte de cuyoimporte global fuera distribuida a los conductores de extrarradio. Rechazando talcompromiso, los conductores organizaron ellos mismos su propaganda en laciudad y entre los estibadores y los obreros de los mercados, tambin en huelgaentonces. Pese a la oposicin encarnizada de los sindicatos implicados, lograrondesalojar lneas de metro y utilizarlas para el propio sostenimiento, lograronimprimir su propio peridico de huelga. La prueba de fuerza acab por medio deun compromiso (ms honorable que el preconizado al principio por el sindicato).

    ALEMANIA: "PAZ SOCIAL" Y REBELIONES OBRERAS

    Con el movimiento de huelga de septiembre de 1969, hasta Alemania (R.F.A) hasido contagiada. En este pas en que durante varias dcadas toda veleidad deresistencia fue regularmente ahogada, se pudo llegar a pensar que el movimientoobrero haba desaparecido de la escena poltica; en compensacin por lossufrimientos pasados la abundancia qued al alcance de la mano mientras que asimple vista el socialismo ofreca el rostro caricaturesco de Ulbricht. El capitalismode Adenauer tena el aspecto relleno y confortable con que los dems capitalismoseuropeos se limitaban an a iluminar sus promesas electorales. El "milagro"alemn, sin embargo, no fue el producto de ningn juego de manos. Desde el finalde la guerra, Alemania se benefici de un cierto nmero de golpes de suerte. Lasciudades haban sido destruidas en su mayora, pero la infraestructura industrialen manos de los aliados estaba casi intacta. Muy pronto, la llegada masiva derefugiados de los "territorios" del Este se vino a aadir a una poblacinprofesionalmente cualificada dando as a los capitalistas alemanes fuerza detrabajo barata. La regularidad de tal llegada masiva, al mantener el paro, constituaun poderoso ejrcito de reserva que permiti a la economa alemana mantenerdurante largos aos una poltica de freno de la tasa de crecimiento de los salarios,tanto ms fcilmente aceptada por la poblacin cuanto que los efectos de esta

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    restauracin, con ayuda del plan Marshall, se hicieron sentir rpidamente.Numerossimas medidas, a las que las autoridades aliadas no opusieronresistencia alguna, permitieron al capitalismo alemn el tergiversar las leyes anti-monopolio y organizar una reestructuracin de la economa que ponganuevamente en pie de modo ms o menos abierto todos los que en el pasado

    tenan en sus manos las palancas de mando. Esta reconstruccin no podahacerse sin que las bases de la "paz social" fueran aseguradas. Incluso si a fin decuentas el movimiento obrero fue derrotado, la batalla no fue fcil para elcapitalismo alemn y las resistencias de los trabajadores fueron importantes en losprimeros aos de la post-guerra: huelga contra la prolongacin de los horarios enlas minas del Ruhr en 1946, huelgas para la "Mitbestimmung" ("co-gestin")) unao despus. Es que la reconstruccin del capitalismo alemn no se hizo slosobre las ruinas del Tercer Reich. En 1947 (aunque se tienda a olvidarlo)capitalismo y nazismo eran a menudo confundidos en una misma condena; sobreeste punto, el programa de la Democracia cristiana imitaba entoncesparadjicamente el del Partido comunistas "El sistema econmico capitalista no hasatisfecho los intereses vitales del Estado y de la Sociedad, del pueblo alemn.Tras un espantoso hundimiento econmico, poltico y social, consecuencia de unapoltica criminal, slo un orden nuevo, que parta de la base es posible...".Las discusiones sobre una posible "tercera va" llevaron al sistema de co-gestin,precedente de la "participacin" gaullista. La ley sobre co-gestin prevee para lasempresas mineras y siderrgicas que empleen ms de mil personas unarepresentacin paritaria de accionistas y asalariados en el seno de los consejos deadministracin de las empresas y el nombramiento de un director del trabajo, querepresente al personal en el seno de la direccin (en general, el director del trabajoes el miembro de la direccin encargado de las relaciones con el personal); losrepresentantes de los asalariados son 5 (2 de los cuales pertenecen a la empresay los otros 3 son funcionarlos sindicales, aunque todos 5, tericamente designadospor el personal, han de someterse al beneplcito de la organizacin sindical).Puesta en marcha en mayo de 1951 contra la voluntad de la patronal, la ley sobrela Co-gestin tena por objetivos, segn los sindicatos, la transformacin de lasestructuras econmicas existentes. Aunque la co-gestin fue esencialmente unmedio para "socializar" las grandes empresas del acero y carbn, se asisti dehecho a una evolucin en sentido inverso, o sea a una cierta "capitalizacin" delos jefes sindicales. Esta operacin social explica la oposicin de la patronalalemana, que se vio obligada a ceder una pequea parte de su poder a la casta delos funcionarios sindicales. Su punto de vista se expresa en el sentido de que nocomprende la necesidad de este pequeo "sacrificio" para el asentamientoideolgico de "la paz social" y para controlar prcticamente los deseos de la claseobrera. As buena parte de dirigentes y cuadros sindicales entraron en losconsejos de administracin del Ruhn o tomaron puestos de directores del trabajo.Sobre un total de unos 10.000 puestos para proveer, el 85 % fueron ocupados pormiembros del D.G.B. (sindicato socialdmcrata). No es raro ver que un dirigentedel DGB est representado en una decena o ms de consejos de administracin(incluidos los de sociedades pertenecientes totalmente o en parte a sindicatos).Esta acumulacin de funciones ha dado lugar al nacimiento de una nueva capa de"managers". Tal situacin se hall progresivamente institucionalizadas en 1954, la

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    confederacin de los sindicatos alemanes firmaba con la patronal "la convencinde Margarethenhof" que planteaba procedimientos de conciliacin y prevea elcompromiso de las partes contratantes en respetar la paz social, o sea (a imitacindel procedimiento ingls) la renuncia a la accin hasta la expiracin de losacuerdos. Los estatutos de casi todos los sindicatos les obligan a no

    desencadenar una huelga ms que despus de un referendum entre lossindicados. Para que la huelga pueda ser declarada es preciso que el 75 % de lossindicados como mnimo se pronuncien por el movimiento. En cambio, para lavuelta al trabajo basta con el 25 % de votos. Toda huelga desencadenada duranteun convenio colectivo es completamente ilegal, y ya que los nuevos convenios sonnegociados antes de que expire el convenio precedente la huelga es ilegal,prcticamente de modo permanente. $i a veces se declara la huelga, el artculo 10de los estatutos del DGB estipula que "todo sindicato en cuyo mbito deincumbencia estallare una huelga no decidida y no autorizada tiene el deber deactuar por medio de sus representantes para conducir a una pronta vuelta altrabajo preservando en la medida de lo posible los intereses d los trabajadores".Los propios sindicatos estn interesados en cumplir firmemente la letra de la ley,ya que el patrn puede siempre recurrir a reclamaciones financieras contra unsindicato que no haya respetado el procedimiento. Es lo que pas en 1954-55 traslas huelgas del Schlewig-Holstein en que el patrn emprendi reclamaciones

    judiciales contira la I.G.Metall, reclamndole 100 millones de marcos entre daos yperjuicios e intereses.

    1954-56: Primer ments a la "paz social"

    Es cierto que el "cebo" de la co-gestin lanzado a la clase obrera cuaj durantealgunos aos. Tras 20 aos de nazismo, un mito tal, patrocinado por las nacionesque se haban proclamado enemigas juradas de los monopolios y que habanconvertido el anta-fascismo en bandera ideolgica de la 2 guerra mundial, poda"envolver" las aspiraciones profundas de los trabajadores. Pero la realidad de suvida cotidiana aporta un claro ments a la repeticin de que su salvacin est ensu integracin a la sociedad pacificada: en 1953 el dbil aumento de su nivel devida es bloqueado mientras que la renta nacional sigue elevndose. Este"incidente" coyuntural proporciona la causa inmediata de su primera rebelincontra la paz social. En agosto de 1954, la clase obrera alemano-occidental, sinpedir opinin a los sindicatos, se lanza a la huelga. 15.000 empleados de losservicios pblicos de Hamburgo obligan a su sindicato a ponerse en movimiento,rechazan las proposiciones de la municipalidad, reenvan un primer compromiso-laboriosamente elaborado y obtienen 5 das despus las 4/5 de lo que habanpedido. Dos das despus, 250.000 metalrgicos de Baviera entran en accin. Alda siguiente unos acuerdos limitados a algunas fbricas cuyos patronesaterrorizados aceptan los aumentos pedidos, reducen a la mitad el nmero dehuelguistas. Pero los dems prosiguen la huelga, luchan contra la polica, impidentrabajar a los esquiroles, refuerzan sus piquetes de huelga. La huelga es dura. Lapatronal se aprovecha del desgaste, y los obreros obtienen un compromiso menosfavorable que en Hamburgo tras 3 semanas de lucha. Pero su combate es un

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    ments categrico de la "paz social". Los 75.000 metalrgicos del Ruhr denunciansus convenios colectivos, pero no necesitan ponerse en huelga: sindicatos ypatronal precipitadamente reunidos les dan rpidamente satisfaccin. En verano yotoo de 1955 estallan 2 importantes huelgas salvajes en los astilleros deHamburgo y en el puerto de Breme. Otros conflictos de menor envergadura son

    acompaados por vivas tensiones con los sindicatos.A fines de 1956, se desarrolla la gran huelga del Schleswig Holstein que enfrentadurante 4 meses a trabajadores, patronal y sindicato I.G. Metall. Es I.G. Metallquien decide una orden de paro total en la opulenta metalurgia del SchleswigHolstein y particularmente en los Astilleros de Kiel para hacer aplicar un acuerdohecho en la cumbre con la federacin patronal de la Metalurgia. Este acuerdo,hecho unos meses antes, prevee que la semana de trabajo pase de 48 a 45 horas,sin disminucin de salario. Presentado como una victoria por I.G. Metall, se venotablemente relativizado por las estipulaciones: se prevee un aumento del 8 %sobre el salario base, equivalente financiero de las 3 horas de trabajo quedesaparecen. Al mismo tiempo, los sindicatos se comprometen a presentarreivindicaciones salariales durante ao y medio, cuando precisamente el aumentode salarios se haba vuelto indispensable desde haca un cierto tiempo con motivodel alza de precios. Sin embargo, lo que los sindicatos ponen sobre el tapete en elSchleswig Holstein son reivindicaciones de prestaciones sociales, particularmentepoco desarrolladas en esta regin: prolongacin de las vacaciones pagadas,salario ntegro en caso de enfermedad (o sea, la diferencia entre el salario normaly la prestacin de la seguridad social), salario ntegro para los 3 primeros das deenfermedad, llamados "demora por carencia", durante los cuales el obrero norecibe prestacin alguna... La tercera reivindicacin es aparentemente la menor.Pero mientras los sindicatos van a sacrificarla con respecto a las otras dos, lostrabajadores por su parte van a movilizarse esencialmente por ella, que, ms quelas otras dos, cristaliza el rechazo de la disciplina del trabajo por parte de losobreros: 3 das de abstencionismo pagados al 100 % es para los obreros elderecho al descanso, el derecho a "hacerse empalidecer": el "krankfeiern"(literalmente: celebrar-la-enfermedad). Los patrones vieron confirmado su puntode vista por una encuesta llevada a cabo por el boletn de la Federacin Patronal:"En junio de 1955, de los 580.000 asalariados que faltaron al trabajo declarndoseenfermos, slo 174.OOO lo estaban efectivamente: datos procedentes de uncontrol efectuado por los mdicos" (ntese el papel policaco de los mdicos). Nodejan pues de mostrar y demostrar cunto va a permitir tal reivindicacin abusar alos obreros de la situacin. Los obreros, a quienes se niega el derecho areivindicar la pereza abordan sin embargo este tema de modo constante con sureivindicacin de igualdad con los empleados. Estos gozan en efecto de 3 das al100 % Por qu? Los patronos no lo ocultan: "Los empleados son ms adictos asu empresa". As pues, durante 4 meses, obreros y patrones van a enfrentarsesobre este diminuto punto. Tras rechazar los dos primeros compromisos por lossindicatos y los obreros, un tercer compromiso es fijado en Bonn entre I.G.Metall yla patronal, ambos deseosos de ponerle trmino. Compromiso: los 3 famosos dasse pagarn en su 3 parte. Ambas partes proponen entonces a los obreros lo quecreen que es un bonito acuerdo. Estupor: los huelguistas rechazan el acuerdo yvotan en un 77 % la prosecucin de la huelga, que est ya en su tercer mes.

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    Desde entonces, los trabajadores del Schleswig Holstein han de enfrentarse a laoposicin resuelta y conjugada de la patronal, la prensa y los sindicatos. Resistenan 3 semanas para obtener un compromiso apenas mejor que el precedente:Este compromiso es aun rechazado por referendum por el 57.66 % de losvotantes. Los estatutos sindicales estipulan sin embargo que hace falta una

    mayora de 75 % de votantes para proseguir la huelga.

    FRANCIA-ITALIA-BELGICA: EXPLOSIONES AISLADAS EN OFENSIVACONTINUA

    Como dijimos ya, la "huelga salvaje" en su acepcin precisa, no tiene sentido aprimera vista cuando se tirata de Francia, Italia o Blgica. En cada uno de estospases, la "huelga no-oficial" no existe ya que los sindicatos no tienen que"reconocer" los conflictos. Italia y Francia son los pases por excelencia delpluralismo sindical. Un pluralismo que adems es doctrinal. En realidad,especialmente hasta los anos 60, el proletariado francs e italiano estencuadrado por dos fuerzas que, ambas en forma bsicamente opuesta, seenfrentan en forma ms o menos abierta a las ofensivas de la clase obrera: lasocialdemocracia y los comunistas (P.C.). En Italia, el importante papeldesempeado por los socialistas en la resistencia anti-fascista va a retrasar talevolucin hasta 1956. Durante la guerra fra, el partido socialista se escinde endos: la fraccin ms importante, dirigida por Nenni mantiene su alianza con loscomunistas. En el frente sindical, nennistas y comunistas coexisten en el seno dela "Confederazione Genrale Italiana del Lavoro" (C.G.I.L.) aunque su ala derecha(Saragat) inicia la influencia socialista en la U.I.L. (Unin Italiana del Trabajo) y enla C.I.S.L. (Confederacin Itialiana de sindicatos libres, bajo la influencia de unaparte de la democracia cristiana). En 1956, tras la revolucin hngaraantiestalinista, el P.S.I. (tendencia Nenni) pasa definitivamente al camposocialdemcrata. En 1963 llega a compartir el poder participando, junto con elpartido de Saragat y la democracia cristiana. Los comunistas estn resueltamenteopuestos a los regmenes burgueses tal como se reconstruyen despus de laguerra, por lo menos despus de la expulsin de sus representantes de losgobiernos en los que participaban. Los comunistas se convierten ante todo enagentes celosos de la nueva puesta en marcha de la economa capitalista, losavatares de la guerra fra y la consolidacin del poder burgus les conviertenbruscamente en oponentes de una poltica que hasta ahora sostuvieron en contrade la clase obrera. Los P.C. francs e italiano se beneficiarn del apoyo electoralde una amplia parte de la clase obrera, que acta as como grupo de presin; peroestos mismos partidos van a frenar constantemente, a travs de las fuerzassindicales que controlan, el desarrollo de la lucha social en beneficio de uncombate poltico (a veces violento) subordinado a los intereses exclusivos de laburocracia sovitica. En tal sentido, defendern contra viento y marea un modelode socialismo del que la clase obrera va distancindose insensiblemente.

    Aunque retrasadas en el tiempo, Francia e Italia sufrirn sin embargo la mismaevolucin social y econmica que Gran Bretaa y Alemania: modernizacin de laeconoma, concentracin industrial, dominio creciente del gran capital, crisis y

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    reduccin de los sectores pre-capitalistas, racionalizacin del proceso deproduccin, poltica de salarios ms altos (en los sectores "modernos") a cambiode una explotacin creciente de la fuerza de trabajo, etc. Tal evolucin quedavinculada a las transformaciones del contexto poltico internacional. El fin de laguerra fra y el desarrollo de la "coexistencia pacfica" permiten a los comunistas

    una poltica reformista y nacional. Al mismo tiempo, la crisis del campo socialista(Hungra 1956, XX Congreso del PCUS) rompe los ltimos vnculos de la claseobrera con el modelo sovitico del socialismo y con las ilusiones que implicaba.Sin perspectivas polticas, desarmado ante las primeras consecuencias de la"modernizacin" capitalista, luchando la mayora de veces en forma aislada, elproletariado sufre una derrota duradera (1955 en Italia, 1956-57 en Francia). Apartir de los aos 60 los conflictos "piloto" nacen en los sectores modernizados dela industria. En vez de combates defensivos aunque violentos, los trabajadores delas ramas ms avanzadas emprenden luchas ofensivas no solo sobre los salarios,sino asimismo sobre las condiciones de trabajo del "capitalismo dinmico". Porello, el contenido de tales luchas toma un valor general para la clase obrera.- Agosto de 1953. 4 millones de trabajadores entran en huelga sin pedir opinin asus centrales sindicales: tras 5 aos de apata, en 3 das unos 4 millones detrabajadores de los sectores pblicos entran espontneamente en huelga ilimitada.Pese a las maniobras sindicales, los ultimtums del poder, los esfuerzosdesplegados por la CGT para impedir la extensin del movimiento al sectorprivado, la huelga durar 3 semanas paralizando con ello a todo el pas: tren,correo, minas, gas y electricidad. El motivo inmediato es nimio: dotado de poderesespeciales, el ministerio Laniel pretende modificar, por motivos financieros, elsistema de las jubilaciones. Tras este objetivo se perfila la amenaza de un"reajuste" del conjunto de derechos conquistados en las grandes empresaspblicas: seguridad en el empleo, rgimen de seguridad social ms ventajoso. Dehecho, tales derechos obtenidos en una determinada relacin de fuerzas eranutilizadas desde entonces para asegurarse la fidelidad de los funcionarios. Pero alser amenazados, estas pobres ventajas se convierten en motivos de lucha. Losempleados de los servicios pblicos desencadenan ellos mismos un poderosomovimiento cuya direccin ceden por completo a las fuerzas sindicales, lasmismas que contribuyeron a mantenerles en un estado de impotencia.

    1955: El movimiento salvaje de Nantes-Saint-Nazaire

    Mientras que los funcionarios no pudieron superar los lmites de lasorganizaciones sindicales, durante el verano de 1955 los obreros metalrgicos deNantes y de Saint-Nazaire entran espontneamente en la lucha, por vez primeradesde 1936, llevan a cabo una lucha autnoma, independientemente de lasorganizaciones sindicales. En los astilleros de Penhot en Saint-Nazaire, losnuevos procedimientos de soldadura comportan una disminucin de salario deunas 1'2O ptas. por hora. El 20 de junio los soldadores invaden el edificio de ladireccin para forzarla a recibir una delegacin. Al da siguiente arrastran con ellosa todos los obreros del astillero. Ante la persistente negativa de la direccin arecibirles, empiezan a pasar por las ventanas material, planos, mesas de dibujo y

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    a quemarlo todo en el patio de la fbrica. La bandera roja es alzada sobre losedificios. Los dirigentes sindicales, sorprendidos ante la rapidez de losacontecimientos organizan un mitin de unos 5.000 obreros que desaprueba losexcesos cometidos. Pero al da siguiente, tras un primer combate con los CRSllevados a toda prisa a "proteger a los patronos", los obreros de todas las fbricas

    metalrgicas de Saint-Nazaire entran en huelga, atacan a los CRS que ocupan losastilleros, se enfrentan violentamente a ellos y obligan al alcalde socialista aretirarlos precipitadamente. Los sindicatos entablan discusiones y logran hacervolver al trabajo a los obreros mediante la organizacin de huelgas rotativas. Peroentre el 23 y 28 de junio, los distintos compromisos negociados entre lossindicatos y la direccin son rechazados por los obreros. El conflicto esinterrumpido por las vacaciones de julio. Las direcciones patronales lo aprovechanpara enviar a todos los obreros cartas individuales presentndoles las ventajas deun acuerdo inmediato. El 1 de agosto, los sindicatos reemprenden su tctica dehuelgas rotativas pero son nuevamente desbordados por la base. El 2 de agosto,los obreros de Penhot se renen ante la direccin, hacen una hoguera con lascartas individuales, atacan el edificio de la direccin y se repliegan a los astillerosante la llegada de los CRS. Un combate muy violent se entabla; durar hastamedia no che. El 3 de agosto, todos los sindicatos unidos, logran, con el espejuelode un nuevo procedimiento de mediacin en Pars y el anuncio de la retirada delos CRS, hacer votar a mao alzada la vuelta al trabajo. La patronal concede alcabo de pocos das un aumento de una tasa inhabitual del 22 %. Para justificar talmedida, declara (Le Monde, 3-VIII-55) que "ello queda sobradamente compensadopor el restablecimiento de un clima social sin el que no hay industria posible".Tal apreciacin es el punto de vista de un capitalista individual, incapaz de pensaren sus colegas. La victoria de Saint-Nazaire iba a tener consecuencias inmediatasen Nantes. El 17 de agosto, al regresar de vacaciones, el conocimiento de losresultados de Saint-Nazaire es la chispa que enciende la metalurgia de Nantes.Las negociaciones sobre los salarios se eternizaban, los patronos proponen un 3% de aumento que se aada al 3 % concedido a principios de ao. Sindicatos ydireccin conversan en la sede de la Federacin patronal. Desde las 10 h,, sinhaber sido convocados por los sindicatos, los obreros se aglomeran ante elinmueble. Los patronos ofrecen entonces de 10 a 15 francos (l'20 a 1'80 ptas.) deaumento por hora y los sindicatos piden 25 %, tasa similar a la conseguida enSaint-Nazaire. A las 12, los patronos quieren retirarse y proponen el recurso alprocedimiento de mediacin, la hostilidad de los millares de obrerosaglomerndose en la calle les obliga a proseguir las discusiones; a las 14 h. lospatronos ofrecen 20 francos (2'40 ptas.) que son rechazados por los obreros algrito de "Queremos 40 francos" (4'80 ptas.). Entonces los obreros invaden elinmueble patronal y empiezan a pasar el mobiliario y los papeles por las ventanas;a las l5 h., los patronos ofrecen los mismos salarios que en Saint-Nazaire; losobreros lo rechazan; a las 15,15 h., 33 francos (3'96 ptas.) tambin sonrechazados. Un obrero abre la puerta del saln de sesiones y todos invaden lasala; a 15,30 h., ante la amplitud de la manifestacin, los patronos ceden los 40francos (4'80 ptas.) y salen del saln de sesiones en fila india entre una turba deobreros que les injurian, hallando sus autos con los neumticos reventados y

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    debiendo regresar a pie. Al anochecer, las direcciones denuncian el acuerdologrado bajo presin.La respuesta obrera es terrible. El jueves 18, las fbricas son cerradas. 10.000obreros se aglomeran ante la prefectura, protegida por los CPS (que han recibidorefuerzos por la noche) y donde los delegados discuten sobre el reemprendimiento

    de las negociaciones. "Yendo ms all de las consignas de los dirigentes" (LeMonde 20-VIII-55) los obreros atacan a las fuerzas del orden, las peleas seprolongan hasta entrada la noche. Una bomba fabricada por los obreros hiere a 27CRS (11 gravemente). El viernes 19 por la maana, un grupo de obreros ataca alperidico local. Por la tarde 15.000 metalrgicos reunidos para un mitin, se dirigenluego hacia la crcel que atacan para libertar a sus camaradas apresados el daanterior. El Palacio de Justicia es tambin atacado. En vistas de que un obrero hasido matado con bala por un CRS, los obreros asaltan una armera, 7.000 policas(4.500 CRS y 2.400 guardias mviles) no han logrado poner en cintura a losobreros de Nantes. La situacin es favorable para una huelga general en la reginde Nantes (como lo muestran las huelgas espontneas de Cholet y de Mans). Lossindicatos prefieren buscar "desesperadamente el armisticio" con las autoridades.El sbado 20, los sindicatos desautorizan en sus comunicados a "losprovocadores cuya actitud es incompatible con la accin consecuente que llevan acabo los trabajadores en la unidad por una solucin favorable de susreivindicaciones". Durante todo el domingo 21, se prosiguen negociaciones enRennes entre el super-prefecto, los patronos y los delegados, sindicales. Unprotocolo de acuerdo es firmado, acuerdo que los sindicatos avalarn el lunes porla maana a toda marcha. El lunes 22 es el punto de ruptura del movimiento, lossindicatos y la patronal podrn recuperar el terreno perdido. En este protocolo deacuerdo, los sindicatos destacan esencialmente la suspensin del lock-out y laretirada de las fuerzas del orden teniendo por contrapartida "una situacin normalen el interior de las fbricas, en el marco de la legalidad". En cambio, hablan lomenos posible de la clusula que prev que el acuerdo del 17 de agosto seasometido al examen del tribunal el cual decidir sobre su validez, y silencian porcompleto que este regreso al trabajo constituye una renuncia cierta a tal acuerdo,caracterizado esencialmente por la reivindicacin anti-jerrquica de los 40 francos.Un referendum sin discusiones se organiza aquella misma maana, entre las 10 ylas las 11: el protocolo es aceptado. La mitad de los obreros no ha podido votar.La fase autnoma del movimiento ha terminado.El 23 de agosto, en pleno regreso general al trabajo y reemprendimiento denegociaciones, los patronos proponen aumentos evidentemente inferiores a los 40francos hora, pero sobre todo diferenciados segn los sectores. El 25 de agosto,vuelven las irregularidades. El 9 de setiembre, los patronos declaran el lock-out dela metalurgia. Los comits, constituidos por los sindicatos a partir del 22 de agosto,slo deciden una huelga de protesta da 24 horas. Los das siguientes, algunasdirecciones proceden a despidos individuales. El gobierno entra en el juego: elmediador oficioso enva un informe cuyas conclusiones son menos favorables quelas de los patronos. La cuestin de la validez del acuerdo del 17 de agosto escada vez ms "olvidada" en las discusiones. La cuestin de los despidos retrasaan las negociaciones oficiales que no se reemprenden hasta el 20 de setiembre.Las condiciones de la patronal son las anunciadas un mes ante: aumentos

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    diferenciados, tasa media de aumento del 15 %. Los sindicatos creen controlar tanbien la situacin como para hacer votar a los obreros en dos tiempos. El 3 deoctubre, un primer referendum es organizado sobre la base de aceptacin orechazo da votar las proposiciones patronales. 10.657 participan en la votacin;5.716 siguen a los sindicatos y 4.825 estn en contra. El 4 de octubre, un segundo

    referendum sobre las mismas proposiciones dan resultados equivalentes: 10.825votantes; 5.842 s, 4.644 no. Pese al desgaste de la lucha, los sindicatos hanbordeado pues el fracaso y se han mostrado optimistas en exceso sobre larecuperacin del movimiento. Sin embargo, este voto finaliza con el movimiento yel problema de la validez del acuerdo del 17 de agosto va a ser definitivamenteenterrado.Pero esta coyuntura viene inscrita en transformaciones de mayor envergadura.Las clases dominantes han logrado controlar ms que antes el nivel de actividadeconmica y a impedir crisis y recesiones. La tendencia al aumento regular delsalario real est vinculada a un aumento del consumo "de masas", obligatorio,

    jerarquizado, vuelto indispensable para el funcionamiento mismo del sistemaeconmico. El aumento de salario es "a cambio" del aumento acelerado de laproductividad, la transformacin total de los mtodos de produccin. Estaevolucin que caracteriza esencialmente a los sectores "avanzados" de laindustria juega un papel importante en la evolucin paralela de los sindicatos. Elcapital, por lo menos su ala "modernizadora", aspira a asociar al sindicato a laregularizacin de los conflictos sociales.En el plano poltico, tales transformaciones se expresan por una acumulacin enlas clases dominantes de una experiencia colectiva de la lucha social. Elcapitalista individual es cada vez menos una realidad. El gran capital ya no delegasimplemente al Estado un papel de gendarme, se apropia del Estado y desarrollasus funciones. La concentracin capitalista lleva a la concentracin estatal, a laampliacin de su papel de gestor. Pero paralelamente, la necesidad de arbitraje enconflictos de intereses cada vez ms divergentes del Gran Capital y de los demssectores capitalistas refuerza an su carcter cada vez ms autoritario. Sinembargo, el sistema supera parcialmente las contradicciones tradicionales a costade suscitar otras nuevas. Son esencialmente de dos rdenes, la extensin a todoslos niveles del conflicto entre dirigentes y ejecutantes debido a la extensin mismade la burocratizacin en el conjunto de actividades sociales, la oposicin agudaentre el carcter inhumano y absurdo del trabajo y las posibilidades cada vezmayores de la produccin. Es pues en este contexto que es preciso comprender elnuevo auge masivo de las luchas sociales, a partir del inicio de los aos 60.El nuevo auge de la ofensiva de la clase obrera francesa se opera con ocasin dela larga huelga de los mineros en marzo-abril de 1963. Durante 5 semanas, losmineros del Norte y de la Lorena resisten a un poder decidido a romper estemovimiento que amenaza con fulminar y derrocar una poltica de acuerdoscontractuales entre gobierno, patronal y sindicatos que se perfila desde 1959.Hace cuatro aos que el poder ha ido tolerando huelgas reivindicativas regularespero que no pusieran en peligro el prestigio del "Estado fuerte". Regularmente, elsector pblico se ha movilizado para tratar de recuperar las ventajas conseguidasen el sector privado. Ante la amenaza de un conflicto duro (los ferroviarios en1959), el poder blandi con eficacia su arma de disuasin: la requisa. En marzo de

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    1963, ante la determinacin de los mineros, la reitera, pero esta vez fracasa: lahuelga dura 5 semanas. Se acaba, si tenemos en cuenta los resultados obtenidos,en match nulo. Los mineros no tienen lo que pedan pero el Estado por su parte hade retirar proposiciones que haba presentado como definitivas.

    La huelga general belga (diciembre 1960 - enero 1961)

    La huelga general belga extendi cierto temor, al poner en causa el poder delEstado y el de los sindicatos. Durante ms de un mes, de fines de diciembre al 18de enero, la clase obrera belga, esencialmente la fraccin valona (francfona),paraliz completamente la vida econmica y durante unos diez das hizoimpotente al propio Estado. El levantamiento tuvo como planteamiento la abolicinde la "ley nica" que el gobierno Eyskens quera hacer adoptar al Parlamento. Susprincipales disposiciones tienden a crear impuestos suplementarios por una partey a disminuir gastos del gobierno suprimiendo en ciertos sectores como el detransportes la ayuda estatal, sustituyndola con la elevacin de precios y tarifas, ycercenando la ayuda concedida a los parados. De modo general, tenda a paliaruna crisis econmica grave con una severa reduccin del poder adquisitivo de lostrabajadores. Los sindicatos quieren oponerse a este ataque frontal contra la claseobrera belga mediante una huelga limitada, bsicamente en el sector pblico. Lostrabajadores de la zona valona, de Gante, de Anvers, respondieron con la huelgageneral ilimitada. Los metalrgicos se oponen fsicamente a sus delegadossindicales que no juzgan oportuno desencadenar la huelga en la metalurgia. Lostrabajadores imponen adems a los sindicatos el bajar a la calle, se enfrentan alas fuerzas del orden, cierran el paso a los esquiroles, atacan los peridicosreaccionarios, defienden noche y da la puerta de sus fbricas contra la polica. Ysin embargo, este levantamiento formidable de la clase obrera belga ni siquieralogra hacerle ganan el planteamiento oficial de la lucha: la "ley nica" esmodificada slo ligeramente, sus captulos ms reaccionarios se mantienen.

    Asimismo, los sindicatos logran recuperar el control del movimiento a partir de lasegunda semana. Esta flagrante contradiccin se explica por las condicionesobjetivas del conflicto: el movimiento belga es en cierto modo el ltimo movimientoamplio de la poca precedente, aunque constituya debido a su alcance general elprimer acto de la nueva poca. Los trabajadores belgas luchan an contra el viejomundo con objetivos heredados del viejo mundo.

    Italia 1960-63: la apertura

    Es Italia la que inicia la fase realmente nueva del movimiento obrero europeo conlas grandes huelgas de 1962-63. La fase de expansin industrial de 1960-63revela tal transformacin, desencadenando en 1962 un nuevo lanzamiento masivode las luchas que llevan el sello de la nueva poca pese a desarrollarse en el senode las estructuras sindicales. Su planteamiento propiamente dicho es larenovacin de los convenios sindicales en la metalurgia. Empiezan en laprimavera de 1962 y no terminan hasta principios de 1963. Su resultado ms claro

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    es masivo: en 2 aos, los salarios industriales progresan en casi un 30 %. Peroeste resultado es quizs menos importante que los caracteres "cualitativos" delmovimiento. Ante todo, por vez primera desde haca mucho tiempo, lostrabajadores imponen una lucha ofensiva que rena simultneamente a un millnde ellos pertenecientes a los sectores ms avanzados (siderurgia, automvil,

    mquinas de oficina, electromecnica, electrnica). Y aunque las reivindicacionessalariales ocupen un lugar importante, los trabajadores se rebelan adems contrael mismo sistema de la fbrica, en los sitios en que se alcanza el nivel msavanzado. La rebelin contra el sistema est reforzada, de modo general, por lapresencia de "inmigrantes" del Sur, que vienen en masa a trabajar al Norte desde196O. Lejos de satisfacerse con salarios superiores y un empleo ms seguro, serebelan contra el gnero de vida a que les fuerza no slo el sistema de la fbricasino la gran ciudad capitalista en la que se ven forzados a vivir. Ellos son quienesconstituyen la punta de lanza de la batalla obrera de Turn, el ms elevadomomento del movimiento: exactamente 7 aos antes de las jornadas de julio de1969, se produjo el motn de la "Piazza Statuto" en el momento de la huelga Fiatde Turn. Desde entonces, la dictadura absoluta del Director Valletta sobre elImperio Fiat, que tan celebre fue en su caza de delegados sindicales y cabecillas,entra en crisis: es el smbolo del fin del neocapitalismo triunfante.

    Documentos sobre las huelgas belgas de 1960-61

    Del 10 al 20 de diciembre, reuniones y mtines sindicales sucesivos en los que loscuadros sindicales "proponen" a los trabajadores huelgas parciales, rotativas,sectoriales y todo eso. Pero los incidentes se multiplican, los trabajadoresexpresan sus "deseos".12 de diciembre en la Louvire (Borinage)."Los delegados de la regin del Centro (regin de Charleroi, en pleno pas minero)se renen. Una sala repleta. Los delegados dormitan.- S, queridos camaradas, he aqu el gobierno que tenemos. Esos hombres quepretenden dirigirnos, no hacen ms que chuparnos la sangre, etc.Los delegados esperan visiblemente el final. El orador es brevemente aplaudido.Un miembro de la mesa salta a la tribuna, pide perdones por no respetar elprocedimiento debido a lo embargado por la pasin que est...- Camaradas, nos hacen falta actos, estamos ya hartos de palabras.Ha tomado la palabra para ridiculizar al primero. Contina hablando en argot yhaciendo posturas. La gente le aplaude.El presidente quiere acabar. Rumores en la sala. Hay gente que se re acarcajadas.- Camaradas, creo que podemos levantar la sesin - dice el presidente. Undelegado responde a carcajadas. La mesa propone pues a cada sector que sedefienda, que organice huelgas parciales, mtines...- Cojones, huelgas de una hora! - exclama un delegado.El presidente parece sorprendido. Una ola de protestas barre el estrado. Unindividuo se levanta en la sala, pide la palabra y sube a la tribuna:

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    - Camaradas, jams en el movimiento obrero se vio a los capitalistas pitorrearsede nosotros como hoy. Quieren nuestro pellejo. Huelgas de una hora, no! Y sihace falta, subiremos a Bruselas. Aplausos frenticos." (Testimonio de A.).El 14 y 15 de diciembre, 50.000 trabajadores bajan a la calle en Lieja. A losvacilantes discursos de los lderes sindicales responden las pancartas "huelga

    general".20 de diciembre, regin de Lieja: Los metalrgicos desencadenan la huelga contrala voluntad de los delegados sindicales."El martes 20 de diciembre, algunos empleados municipales entran en huelga. Losobreros deciden apoyarlos pese a la oposicin de la FGTB. El 20, los obreros de la"Cockerill-Ougre" (siderurgia) abandonan el trabajo: un delegado sindical quequiso oponerse a su movimiento es "hospitalizado". Van en grupo a "L'Esprance"de Seraing (extraradio de Lieja) y obligan a los obreros de esta fbrica a pararpese a la oposicin de los delegados sindicales. Luego, obligan a los tranvas deLieja-Seraing a volver a las cocheras. Lo mismo sucede en Jemappe y enFlemalle. 3 grandes fbricas metalrgicas: "L'Esperance" de Jemappe, "Les tubesde la Meuse" y "Phnix Xorks" estn tambin en huelga pese a la oposicin de lossindicatos. Se forman comits de huelga organizados por los obreros mismos."(Testimonio de C.).Cockerill-Ougre, 20 de diciembre."Las cosas han ido muy deprisa. Centenares de obreros han abandonado lostalleres centrales. Han ido de taller en taller pidiendo a los chicos que pararan eltrabajo. 3.000 personas se han reunido en la nueva fbrica de acero Thomas,alrededor de un material muy caro. Era peligroso pero era donde haba ms sitio.Han habido escaramuzas con los delegados sindicales. Queran que los hombresvolvieran al trabajo hasta que llegaran instrucciones oficiales. Nos prometanmtines para los prximos das. Por qu no ahora?, preguntaron los obreros.Muchos se quedaron en los puestos de trabajo para impedir trabajar a los delturno de noche. Slo media fbrica trabaj esta noche. El mircoles todo estabaparado. Y hasta el jueves no nos llam oficialmente el sindicato a entrar enhuelga."Tambin el 20 de diciembre entran en huelga, contra la opinin de los sindicatos,las centrales elctricas de Gante, los trabajadores del puerto de Anvers, los de lafbrica ACEG de Charleroi y numerosas fbricas metalrgicas de la regin deLieja. El 21 y 22, la huelga se extiende rpidamente en Valonia y en algunoscentros flamencos. En numerosos lugares, los trabajadores se lanzan a la calle.Lieja, 22 de diciembre. Sede de la casa sindical."El jueves por la maana, unos 200 obreros se aglomeran en la plaza de SanPablo frente a la casa sindical. Abuchean a los jefes sindicalistas, exigen elreconocimiento de la huelga, tiran piedras a los cristales y tratan de entrar, por lafuerza en el edificio. 4 "bonzos" del sindicato tratan sucesivamente de calmarlosaunque en vano. Finalmente, un obrero de Cockerill logra la calma, pero a las 10h. la huelga es reconocida por la FGTB." (Testimonio de C.).Comits de huelga sindicales contra comits y grupos autnomos:"En cada Casa del Pueblo socialista funciona un comit de huelga organizado porla FGTB. Distribuye el trabajo de un centenar de huelguistas: sabotiaje nocturno,piquetes de huelga de da. Estos hombres comen y duermen en la Casa del

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    Pueblo. El comit de huelga organizado en Flmalle (extrarradio de Lieja) por losobreros no ha sido reconocido por los sindicalistas. Estos ltimos incluso buscanactivamente a sus miembros para excluirlos del sindicato (an no les handescubierto)." (Testimonio de C.)."El jueves a las diez, o sea 2 das despus de iniciarse nuestro movimiento, la

    FGTB reconoci la huelga. Tuvo lugar una reunin con los delegados de lossindicatos. El movimiento entraba en su fase oficial. Al da siguiente (viernes 23)altos mandos de la FGTB fueron a la fbrica y organizaron un gran mitin en elcurso del cual hicieron escoger el comit de huelga oficial. Nuestra accin de losdas precedentes fue ignorada por completo. Algunos compaeros tomaron lapalabra en favor nuestro pero no somos buenos oradores y los jefes sindicalessaban lo que se hacan. Tras esta reunin, ya no ramos nada. Fuimos pues aintegrarnos a los piquetes de huelga organizados sobre base local por las Casasdel Pueblo de cada municipio." (Un metalrgico de Lieja)."En la regin del Centro, aparecieron comits de huelga hacia los das 24 y 25 dediciembre, o sea 4 o 5 das despus del famoso 20, en que la regin quedcompletamente paralizada. Por aqu y por all, grupos de delegados sindicales seconstituyeron en comits de huelga. Desde el principio los huelguistasdesconfiaron. Reconocan ciertamente la necesidad de coordinar la accin de lospiquetes de huelga, de centralizar las informaciones, de adoptar medidas deinters general, en una palabra de asegurar la buena marcha de la huelga, perodudaban de los hombres que asuman tal responsabilidad."

    1967-1970: UN NEVO GIRO?

    WILSON Y LA CLASE OBEERA

    En la 2 mitad de los aos 60, el movimiento de huelgas salvajes en Gran Bretaano ha dejado de acelerarse: su promedio anual entre 1964 y 1967 se sita a 2.150frente a slo 84 huelgas oficiales, o sea una tasa del 95 % de huelgas ilegales. Lallegada de Wilson al poder ha reforzado la tendencia a romper a todo precio todalucha social que ponga en juego al sistemas frente a la crisis econmica yfinanciera crnica de Gran Bretaa, los conservadores han preferido entregar eltimn a los laboristas, habilitados para multiplicar las medidas anti-populares quefueran necesarias (limitar los aumentos salariales al 3,5 % anual, etc.).La huelga de los estibadores que paraliz los puertos ingleses durante 7 semanasmarca un punto culminante en esta fase. Ser uno de los factores que, con elcierre del canal de Suez, obligar a Wilson a devaluar en las peores condiciones.Las reivindicaciones de los estibadores eran sobre los salarios y sobre lascondiciones de trabajo: aumento de las tarifas por hora, mejora del rgimen delarga enfermedad, mantenimiento de la regla segn la cual un equipo que empiezaa trabajar sobre un barco tiene derecho a seguir con su trabajo hasta que se hayaterminado y no pueda ser transferido a otros en el curso de este perodo("continuity rule"), rechazo de las nuevas normas de trabajo, vestidos deproteccin a cargo de los empresarios. Al desencadenar el movimiento contra lavoluntad de los sindicatos, los estibadores se organizaron eligiendo comits y

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    mantuvieron regularmente asambleas para discutir y decidir la conducta a seguir.Asistieron a estas asambleas dirigentes sindicales que defendieron la posicinoficial de las T.U. A fines de octubre, la huelga alcanz a todos los grandespuertos. En Londres, al llamado del "comit de enlace no-oficial", 7.000estibadores haban entrado ya en huelga haca 4, semanas. En Liverpool, el

    nmero de estibadores huelguistas era de 10.000 desde haca 6 semanas. EnManchester, 1.100 estibadores entraron en huelga por 4 vez en un mes. Quedbloqueada la descarga de 27 barcos en Manchester, 44 en Londres y 103 enLiverpool. Pero a partir de principios de noviembre, la huelga empez a entrar encrisis. Por una parte, ciertas reivindicaciones haban sido parcialmente aceptadaspor el gobierno. Por la otra, los estibadores en huelga estaban diariamentesometidos a las presiones conjugadas de los empresarios, el gobierno, la prensa,las direcciones sindicales. Poco a poco, fueron volviendo al trabajo. El lunes 27 denoviembre, los ltimos huelguistas cesan el movimiento. Sin embargo, el conjuntode estibadores decide que tengan lugar reuniones el 1 de enero para examinar lasituacin y tomar las medidas precisas. En el curso de los 2 aos siguientes, losestibadores van a desencadenar regularmente huelgas salvajes. La metalurgia,particularmente el automvil, es el otro gran sector de punta de las huelgassalvajes. Desde 1968, los trabajadores de las fbricas Ford dan el tono:importantes concesiones les son concedidas para hacerles finalizar sus repetidashuelgas. Pero el ejemplo es contagioso; las huelgas salvajes se multiplican no sloen la metalurgia, sino asimismo en otros sectores hasta entonces poco movidos.

    A principios de 1969, queda claro que la poltica de rentas es un completo fracaso.En vez del 3,5 calculado, la masa salarial se ha incrementado en un 7 % en 1968.Es en este contexto que el gobierno Wilson lanza su gran operacin para laruptura, de las huelgas salvajes. Pocos gobiernos desplegarn tal determinacindesvelando tan claramente sus intenciones. Pocas burocracias sindicalesdesplegarn una duplicidad respecto a la clase obrera como la inglesa. A primeravista, asistimos a una lucha encarnizada entre el poder y los sindicatos. Lalegislacin anti-huelga salvaje del gobierno choca con la oposicin resuelta de lossindicatos, pese a las diversas enmiendas y reestructuraciones. El proyecto Castle(nombre del ministro del Trabajo) comporta dos puntos importantes: intervencinde funcionarios del Estado en las huelgas no-oficiales declaradas ilegales,aplicacin de sanciones penales contra los participantes en tales huelgas. LasT.U. se oponen resueltamente a tal proyecto: los sindicatos son los enemigosdirectos de la huelga salvaje, pero temen perder toda su importancia si pierden sucontrol sobre los trabajadores, si se cede al Estado el derecho de intervencin sinpasar por ellos contra las formas reales de la lucha de clases. Las T.U. y Wilsonestn de acuerdo en hacer cesar las huelgas salvajes, pero divergen por lo menosen cuanto a los medios de lograrlo. La duplicidad de la burocracia sindical surge aplena luz con ocasin del 1 de mayo de 1969, un 1 de mayo excepcional paraInglaterra (uno de los escasos pases europeos en que tal fiesta es respetada). Eneste da, 100.,000 obreros participan en una huelga de protesta contra el proyectogubernamental de reforma de los sindicatos. El T.U.G. ha dado a sus afiliados laconsigna de abstenerse de toda participacin a este movimiento "puramentepoltico". Los 3 sectores ms afecta dos son los puertos (Londres, Liverpool, Hull),la prensa y la industria del automvil. Varios millones de ingleses se quedan sin

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    peridico. Ms de 300 buques de carga quedan inmovilizados en los puertos.British Leyland y British-Motor-Corporation pierden ms de un milln de librasesterlinas cada una (una libra: 175 ptas.). El ala ms avanzada de la clase obrerainglesa responde as con la primera gran huelga poltica que tuviera lugar desde1926. Con ello, aunque la huelga del 1 de mayo era tanto anti-sindical como anti-

    gubernamental, las T.U. afirmarn que pese a todo estn ms bien armadas queel Estado para controlar la lucha social.Como respuesta al proyecto Castle, proponen simplemente un contra-proyecto: envez de dar un poder extraordinario a funcionarios gubernamentales, pretendenintervenir ellos mismos en su escaln ms elevado (el T.U.C.) para impedir lashuelgas salvajes. Por considerar excesivamente peligrosa la aplicacin declusulas penales (multas, penas de crcel), sugieren que pueden aplicar ellosmismos medidas disciplinarias como la suspensin e incluso la exclusin delsindicato. Y, como ya dijimos, el carnet sindical no slo comporta sustancialesventajas sociales sino que es garanta de empleo en ciertos sectores. Durante unmes (primeros de mayo a primeros de junio del 69) se asiste pues a una guerra decomunicados, rivalizando gobierno y T.U. en su pretensin de regular el problemade las huelgas salvajes. Este mes, a una semana del congreso extraordinario delTUC, un nuevo recrudecimiento de huelgas salvajes paraliza ciertos sectorespblicos y la industria del automvil, mostrando claramente qu sentido da buenaparte de la clase obrera a la batalla de los sindicatos contra el poder. Sin embargo,el congreso del TUC rechaza el proyecto Castle y adopta la contrapropuesta de ladireccin de las T.U. Pese a las "reservas" expresadas por el gobierno, Wilsonpuede finalmente considerar que los sindicatos han tenido en cuenta suspreocupaciones y avala oficialmente, al septiembre siguiente, el contraproyectosindical ante el congreso ordinario de las T.U. insistiendo en el carcter irreversibledel compromiso tomado en junio por el consejo general del T.U.C. de regularsegn su propio procedimiento el arbitraje de la cuestin de las huelgas no-oficiales: "No puede haber retorno atrs sobre este punto". Invita adems a lossindicatos a respetar sus compromisos a la letra exhortndoles a actuarindividualmente contra sus miembros recalcitrantes, promotores de huelgasilegales. Pero, el balance provisional es duro tanto para los sindicatos como paraWilson: 1969 fue en cuanto a huelgas el peor ao de los 12 ltimos; 2.854conflictos, 6.300.000 jornadas de trabajo perdidas en las que participaron un millny medio de trabajadores. El alza media de salarios fue de 7 a 8 %, o sea dosveces ms elevados de lo que quera el gobierno. Y sin embargo, la economainglesa est en un perodo de baja coyuntura y de paro muy elevado (entre 500 y600.000 parrados) habitualmente desfavorable a la agitacin social.Declaracin de los shop-stewarts: "Estamos decididos a hacen todo lo que est ennuestro poder para dar un apoyo mximo y una proteccin a los militantes y a loscomits que tanto han hecho estos ltimos aos para elevar el nivel de vida de laclase obrera. En la situacin actual en que la mayora de la burocracia sindicalapoya la poltica de rentas y la legislacin anti-sindical del gobierno, necesitamoscada vez ms una organizacin de base de los sindicalistas que estn decididos adefender nuestra causa comn. La poltica de nuestro comit nos compromete aayudar a todo delegado o militante sindical que, de una u otra forma, se veaatacado a dar un apoyo total a los camaradas obreros lanzados a una accin de

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    huelga para defender o elevar el nivel de vida de la clase obrera, tanto si la huelgaes oficial como si no; a hacer campana contra toda ingerencia en nuestros asuntossindicales contra las amenazas de la legislacin.Nuestro comit acoger toda ayuda y apoyo de cualquier militante sindical seacual sea el sindicato y la industria de que forme parte. Nuestro xito depender de

    la creacin de un amplio frente capaz de concentrarse sobre objetivos que recojanel apoyo ms amplio de todos quienes, en el movimiento sindical, estndispuestos a luchar para defender los principios bsicos de la clase obrera.El comit no tiene ideas a priori sobre la forma que habr de tomar la lucha.

    Acogeremos todo consejo, ayuda y apoyo por parte de los trabajadores de laindustria."

    ALEMANIA: EL FINAL DEL "MILAGRO"

    "Volviendo un ao despus a Alemania, el visitante nota rpidamente el cambio declima econmico... Los obreros alemanes ya no trabajan como lo hicieron hastaaqu; los obreros de la construccin en especial slo van a trabajar cuando se lesantoja; la disciplina del trabajo se ha desintegrado; parece que el pleno empleoejerce su propia influencia sobre los hbitos de trabajo, influencia ms fuerte quelas caractersticas nacionales... Todos los banqueros e industriales distan de estarpesimistas. Un sorprendente nmero de ellos felicitan a los sindicatos por sumoderacin y expresan en privado la opinin de que es hora de dar a los obrerosun pedazo mayor del pastel..." (The Economist, 20-II-60). Los inicios de los aos60 constituyeron un giro en varios aspectos. Mientras que la tasa de crecimientode la Repblica Federal haba sido una de las ms fuertes del mundo (7%)durante la dcada 1950-60, la economa alemana se mantuvo firme. Pero la tasade crecimiento pas a 5,1 % en 1965, a 1 % en 1967: se haba puesto en marchaun nuevo mecanismo que no constitua nicamente una pequea crisis coyunturaly deba traducirse en cambios polticos importantes (cada del gobierno Erhard,padre "econmico" del "milagro", entrada en la escena poltica de la "grancoalicin") y en medidas econmicas y polticas destinadas a estabilizar lasituacin. En junio de 1966, un diputado democristiano aconsejaba as a lapatronal en una comunicacin confidencial: "Estad a punto para liberar vuestraempresa, en la debilitacin coyuntural actual, de pacotilla social. Lo que se os haarrancado durante el boom econmico puede ser recuperado poco a pocototalmente o en parte..." La clase obrera comenz a comprender que el tiempo delas charlas sobre el "buen vivir" alemn y la igualdad de las contrincantes socialeshaba terminado."En abril de 1967, la empresa de Kirchheim, Teck de AEG, trat de relevar en el30 % las normas del trabajo de piezas para siete obreras. En el curso de lasdiscusiones con la direccin una obrera tuvo un infarto de miocardio, otra unadepresin nerviosa. Las dems mujeres hicieron entonces huelga con ocupacindel lugar de trabajo exigiendo que se retiraran las medidas tomadas por ladireccin. Despus de conversaciones, se abandon el cambio de normas y sedecidi que toda nueva fijacin de normas tendra que tener el consentimiento delcomit de empresa."

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    "El 2 de mayo de 1967, la firma Ewald Speth, una fbrica de mquinas deWuppertal, comunic a sus obreros que los salarios por mximo de piezasdisminura en un marco por hora (17 ptas.). Aunque se les amenaz condespedirles sin aviso previo, 180 trabajadores pararon el trabajoespontneamente. La firma ejecut su amenaza y despidi inmediatamente a los

    l80 obreros. Pero al no poder sustituirlos slo pudo mantener tal medida unajornada. Al da siguiente, los obreros despedidos fueron readmitidos y se firm uncompromiso que les era favorable..."."En la fbrica Hanomag de Hannover, que fabrica camiones y maquinaria agrcola,6 movimientos de huelga entre abril y mayo de 1967 condujeron a un xitocompleto de las reivindicaciones de los trabajadores. La prensa not entoncessorprendida que la lucha reivindicativa haba entrado en una nueva fase: "Por vezprimera en la historia de la economa alemana se ha logrado asegurar con lahuelga ingresos no garantizados por los convenios colectivos." ("Welt am Sonntag"21-V-67).La rebelin estudiantil dio tambin ejemplo de combatividad, decisin, ysolidaridad.

    Alemania volva a ver, por vez primera desde haca aos, "banderas rojas ymanifestaciones callejeras violentas, tras retratos de Rosa Luxemberg y de KarlLiebknecht (mrtires de la revolucin alemana de 1918-19). Una nueva extremaizquierda estaba naciendo, dando a la lucha por el socialismo un rostro distinto delgris y triste "comunismo" del otro lado del teln. Aunque su aislamiento y carcterminoritario son evidentes, esta nueva extrema izquierda logr sin embargoalgunas salidas fuera del terreno universitario: las manifestaciones violentas contrael alza de las tarifas de tranva de que fue escenario la ciudad de Bremen aprincipios de 1968 vieron realizarse, con gran sorpresa de la prensa y de laopinin pblica, la unin militante en la calle, de estudiantes y de jvenestrabajadores. Tal tendencia se manifest de nuevo por Pascua 1968 comoreaccin a la tentativa de asesinato contra Rudi Dutschke. Las manifestacionesalcanzaron numerosas ciudades de importancia media que hasta entonces nohaban sido tocadas por el movimiento: el 1 de mayo de 1968, ms de 10.000trabajadores se manifestaron en las calles de Berln-Oeste junto a los estudiantes.Desde este perodo, el movimiento estudiantil, al no encontrar un punto de apoyosuficiente fuera de la universidad, comenz a perder empuje.El 2 de septiembre de 1969, cuando las primeras pginas de todos los peridicosestn dedicadas a la campana electoral, los trabajadores de la empresa Hoschde Dortmund paran el trabajo, desencadenando sin saberlo el ms importantemovimiento huelgustico que Alemania haya conocido desde haca dcadas. Lahuelga es desencadenada por los trabajadores de un taller inmediatamenteseguidos por los de toda la empresa. El motivo inmediato es la disparidad entre elaumento desmesurado de los beneficios del trust y la congelacin de los salarios.El descontento latente se cristaliza ante el anuncio de que la direccin se hadeclarado opuesta a un aumento de 20 pfennigs por hora solicitado por losdelegados. El primer movimiento de los trabajadores ser dirigirse hacia el edificiode direccin donde tienen lugar las negociaciones y ocuparlo. En el curso de unasentada colectiva ante los edificios de direccin los trabajadores criticaronabiertamente los sindicatos, manifestando "una gran desconfianza hacia ellos: el

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    presidente socialdemcrata del comit de empresa que acompaa la declaracinde su apoyo a las reivindicaciones de los huelguistas con un llamado al regreso altrabajo, es abucheado. Al da siguiente, un poco despus del medioda, mientraslos trabajadores regresan de una larga manifestacin que, durante 2 horas les hallevado hasta el centro de Dortmund, se anuncia la victoria: una huelga corta (da y

    medio) habr bastado para obtener 30 pfennigs de aumento por hora ms laretribucin de las horas de huelga. La victoria supera el aumento obtenido: durantela huelga, la cifra 30 adquiri un nuevo sentido, no eran 3 pequeas monedas sinoun signo de desafo a la direccin que el da anterior neg a los delegados los 20pfennigs que solicitaban. Los trabajadores de las dems empresas locomprendieron: estos 30 pfennigs haban abierto una brecha que ya no va acerrarse. Muy pronto el movimiento se extiende por la siderurgia, las minas, losastilleros, los servicios pblicos: el 2 de septiembre por la tarde hay ya 27.000huelguistas, el da 5 hay 40.000, el 6 hay 53.000, el 8 hay 55.000. En un mes, 69empresas son concernidas: el ministro de economa, Karl Schiller, invita a lostrabajadores a acabar con las huelgas salvajes y a confiar en sus sindicatos.Sin embargo, desde el verano, algunos sindicalistas notaron ya que reinaba en lasempresas una cierta tensin. El aumento de la produccin industrial la primeramitad de 1969 fue del 14,8 % con respecto a los 6 primeros meses de 1968. Losritmos aumentaron enormemente, as como la jornada laboral; en cambio losingresos no progresaron al unsono con los beneficios. Desde el final delmovimiento de huelga, la prensa sac conclusiones haciendo algunasdeclaraciones acertadas dirigidas a la patronal: "La poltica salarial no se acaba enlos convenios colectivos; pide flexibidad sobre el terreno. Los patronos han desaber qu piensa el personal, qu es lo que desea y lo que critica..." (Frankfurter

    Allgemeiner Zeitung). "Es preciso que los patronos comprendan que han de actuarde modo distinto hoy de como lo hacan hace 10 o 15, si no quieren ellos mismosdesequilibrar el orden social actual y su propia posicin..." (Rheinischer Post). Lafbrica Klckner de Bremen fue uno de los puntos ms avanzados del movimientode huelga de septiembre de 1969; la empresa posea una tradicin poltica bienanclada debido a la existencia en su seno de un fuerte grupo de sindicalistas deizquierda (comunistas y socialistas de izquierda) que unos meses antes de lahuelga entablaron una violenta batalla contra los socialdemcratas y los "bonzos"de la federacin metalrgica. Esta batalla, cuyo planteamiento principal eran laselecciones para el comit de empresa, culmin con una neta victoria de "laizquierda". Pero incluso esta izquierda pareca desbordada en el curso de lahuelga por una base ms radical y decidida a tomar los asuntos en sus propiasmaos. Los sindicalistas no tuvieron papel dirigente ni en la organizacin de lahuelga ni en su desencadenamiento; los trabajadores mismos ocuparon la fbricay organizaron materialmente la huelga: los piquetes, la seguridad, los contactoscon las dems fbricas del trust.El sindicato, el Partido Comunista y los mineros del Sarre.- Durante la huelga delos mineros del Sarre, las manifestaciones anti-sindicales de los trabajadorestomaron en ocasiones un carcter violento. En un mitin en que los trabajadoresreunidos escuchaban a sus delegados rendir cuenta de las primerasnegociaciones, uno de los dirigentes sindicales anunci que la direccin habadecidido finalmente pagar las horas de la huelga. Ante este resultado positivo la

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    manifestacin se deshace y los trabajadores regresan a sus hogares. Se enteranminutos despus, por la radio, que la direccin no est de acuerdo en pagar lashoras de huelga. El sentimiento de traicin se impone y se reemprende la huelga.Un grupo de militantes reunidos en torno de un antiguo delegado, el minero PaulHernig, ataca con octavillas a los burcratas sindicales: "No os fiis