La Esperanza de Liberación

29
“LA ESPERANZA DE LIBERACIÓN” Reflexiones sobre la génesis y el contenido de ‘Bariona 1 de Jean-Paul Sartre. INTRODUCCIÓN. “La Virgen está pálida y mira al Niño. Lo que habría que reflejar en su rostro es un estupor ansioso, que apareció una sola vez en rasgos humanos, ya que Cristo es su criatura, la carne de su carne, el fruto de su vientre. Lo ha llevado durante nueve meses y le dará el pecho y su leche se convertirá en la sangre de Dios. En ciertos momentos la tentación es tan fuerte que le hace olvidar que él es Dios. Lo aprieta entre sus brazos y dice: ¡Pequeño mío! Pero en otros momentos se queda en suspenso y piensa: Éste es Dios. Se siente invadir por un religioso temor por este Dios mudo... [...] Yo pienso, empero, que hay también otros momentos, que transcurren rápidos, en los cuales ella siente que Cristo es al mismo tiempo hijo suyo, el pequeño completamente suyo, y que es Dios. Lo mira y piensa: ‘Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Él está hecho de mí, tiene mis ojos, y esta forma de su boca es la forma de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí’. Ninguna mujer ha tenido de este modo a su Dios para sí sola. Un Dios pequeñísimo, que se puede tomar en brazos y cubrir de besos; un Dios todo calor que sonríe y respira, un Dios que se puede tocar y que vive. En tales momentos, yo, si fuera pintor, pintaría a María, y trataría de reflejar la expresión de tierna intrepidez y de timidez con que ella tiende el dedo para tocar la dulce epidermis de este Niño-Dios, cuyo tibio peso siente sobre las rodillas y que le sonríe”. Este texto, teológicamente sorprendente por su delicada aproximación al misterio de la maternidad de María, es incluido por María Donadeo, autora de “Iconos de la Madre de Dios” 2 , entre los comentarios contemporáneos a ese arte religioso, que es en sí mismo una plegaria. 1 se tata de la primera pieza teatral escrita por Sartre y publicada primero en una edición para uso privado e 1962, y después en 1970 fue incluída en el tomo Les Écrits de Sartre editado por M.Contat y M. Rybalka Maria Paola Scarinci de Delbosco 1

description

texto

Transcript of La Esperanza de Liberación

Page 1: La Esperanza de Liberación

“LA ESPERANZA DE LIBERACIÓN” Reflexiones sobre la génesis y el contenido de ‘Bariona1’ de Jean-Paul Sartre.

INTRODUCCIÓN.

“La Virgen está pálida y mira al Niño. Lo que habría que reflejar en su rostro es un estupor ansioso, que apareció una sola vez en rasgos humanos, ya que Cristo es su criatura, la carne de su carne, el fruto de su vientre. Lo ha llevado durante nueve meses y le dará el pecho y su leche se convertirá en la sangre de Dios. En ciertos momentos la tentación es tan fuerte que le hace olvidar que él es Dios. Lo aprieta entre sus brazos y dice: ¡Pequeño mío! Pero en otros momentos se queda en suspenso y piensa: Éste es Dios. Se siente invadir por un religioso temor por este Dios mudo...[...] Yo pienso, empero, que hay también otros momentos, que transcurren rápidos, en los cuales ella siente que Cristo es al mismo tiempo hijo suyo, el pequeño completamente suyo, y que es Dios. Lo mira y piensa: ‘Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Él está hecho de mí, tiene mis ojos, y esta forma de su boca es la forma de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí’.Ninguna mujer ha tenido de este modo a su Dios para sí sola. Un Dios pequeñísimo, que se puede tomar en brazos y cubrir de besos; un Dios todo calor que sonríe y respira, un Dios que se puede tocar y que vive. En tales momentos, yo, si fuera pintor, pintaría a María, y trataría de reflejar la expresión de tierna intrepidez y de timidez con que ella tiende el dedo para tocar la dulce epidermis de este Niño-Dios, cuyo tibio peso siente sobre las rodillas y que le sonríe”.

Este texto, teológicamente sorprendente por su delicada aproximación al misterio de la maternidad de María, es incluido por María Donadeo, autora de “Iconos de la Madre de Dios”2, entre los comentarios contemporáneos a ese arte religioso, que es en sí mismo una plegaria.El texto está acompañado por estas palabras de la autora: “Muchos siglos más tarde, otro pensador, no religioso ciertamente, describe tal contraste de sentimientos reflejado en la joven madre-virgen María. El fragmento fue escrito en un lager: se discutía cómo se debía representar el rostro de la madre de Dios. El verdadero arte tiene siempre intuiciones felicísimas (...)”3

El pensador es Jean-Paul Sartre, y el texto pertenece a la escena III del II cuadro de ‘Bariona’, su primera pieza teatral escrita en circunstancias muy particulares, puesto que su

1 se tata de la primera pieza teatral escrita por Sartre y publicada primero en una edición para uso privado e 1962, y después en 1970 fue incluída en el tomo Les Écrits de Sartre editado por M.Contat y M. Rybalka 2 Título original: Icone della Madre di Dio, ed. Morcelliana S.p.A., Brescia 1987trad.: Ezequiel Varona Valdivieso, Ed. Paulinas, Madrid 19913ibid.’

Maria Paola Scarinci de Delbosco 1

Page 2: La Esperanza de Liberación

autor era prisionero de guerra en el lager alemán XII D, cerca de Tréveris, en el cual estuvo desde el día de su trigésimoquinto cumpleaños, 21 de junio 1940, hasta marzo del 19414.La historia de ‘Bariona, le fils du tonnerre’, las circunstancias de su inspiración y realización y el análisis de su contenido constituyen el núcleo de este estudio.

1 EL EXISTENCIALISMO ATEO DE JEAN-PAUL SARTRE

J.-P. Sartre desarrolla su pensamiento filosófico sobre la base de una sistemática negación de Dios, como condición de una antropología de la absoluta libertad.“Si Dios no existe, todo está permitido”. Esta frase de Dostojevsky, citada por el mismo Sartre en su conferencia ‘El existencialismo es un humanismo’ (1946), es el disparador para una concepción del ser humano como creador de su propia esencia, en el ejercicio pleno de su libertad.Para que esto sea posible es necesario que la voluntad del ser humano no sea limitada por ninguna ley que pueda de algún modo interferir en la elección, por eso Sartre elimina todo vestigio de ley que pueda entorpecer el uso pleno de la libertad. No es posible, entonces, hablar de orden natural, que refleja la voluntad de Dios en la naturaleza, porque exigiría obediencia por parte del hombre; ni de valores objetivos en las cosas, que actuarían como imanes para la elección del hombre –como bien lo había entendido el mismo Kant-, ni tampoco de esencia humana, que impondría desde adentro lo que es bueno para la realización del ser del hombre. Este existencialismo se presenta como el esfuerzo de explicitación de todas las consecuencias de un ateísmo coherente, que consiste, en última instancia, en borrar de la realidad todos los aspectos de su condición de creación.De esta manera, puesto que todo lo que existe deja de ser fruto de la inteligencia y del amor de Dios, no queda fundamento alguno ni para la inteligibilidad de lo real ni para su apreciación objetiva. La razón de esta pérdida reside en que aquello que la filosofía conoce como ‘verdad ontológica’ tiene su raíz en las ideas creadoras de Dios, así como la llamada ‘bondad ontológica’ es efecto de la acción creadora de Dios, que hace que cada creatura salga de la nada por un acto de preferencia divina, es decir por lo que conocemos como ‘amor’.Liberado el ser humano de toda atadura, tanto de las que lo limitan por fuera como de las que lo limitan por dentro, él será el único responsable de su propia esencia e irá construyendo su historia a través de actos libres configuradores de valores absolutos para él pero incomunicables a otros.El resultado de esta realidad, cuyo rasgo más notable es una total ausencia de sentido previo a la acción, es un marcado individualismo. En efecto esta libertad resuta ser la directa consecuencia de un “cielo vacío”, coherente con el desarrollo lógico del proyecto emancipatorio de la Ilustración, pero claramente no puede ser el fundamento objetivo para la convivencia de los hombres.

4 cfr. Perrin,Marius, ‘Avec Sartre au stalag 12D’, Délarge, Paris, 1980

Maria Paola Scarinci de Delbosco 2

Page 3: La Esperanza de Liberación

De este proyecto emancipatorio, sin duda, Sartre se hace eco en una versión aggiornata, menos triunfalista y más consciente también del aspecto dramático de la existencia humana.El individualismo existencialista que Sartre nos presenta es tan radical que toda comprensión empática entre los seres humanos es imposible por razones filosóficas. De hacho, a pesar de que hablar de ‘esencia’ no es correcto en este planteo, el hombre sartreano está concebido de manera tal que le es ‘esencialmente’ imposible el encuentro con el otro.De esto tenemos evidencias más que explícitas tanto en las fundamentales obras teóricas del autor, como en su teatro. Consideremos por ejemplo el extenso ensayo “L’Être et le Néant”5. Allí, en el capítulo sobre la ‘mirada’, se describe la relación de necesaria rivalidad entre los seres-para-sí, es decir los sujetos o los seres conscientes, que, cuando perciben los ojos del otro, experimentan inevitablemente la vergüenza de verse ‘robar el mundo’ por otra conciencia, de ver su propio mundo tragado por la conciencia del otro, y además - y esto es lo más extremo- de verse ellos mismos ‘objetivados’. La reacción no puede ser sino de violencia y no puede no inspirar el intento de recíproca objetivación, como veremos explícitamente en “Huis clos”6, cuyo título original había sido ‘Les autres’ y cuyo núcleo conceptual se resume en la muy citada frase del protagonista ‘L’enfer, c’est les autres’. Esta postura es afirmada ya desde su primera novela, “La Nausée”7, en la cual el protagonista, Antoine de Roquentin, a pesar de sus reiterados intentos, no puede comunicarse con Anny, aún cuando es evidente que los dos experimentan la misma nausea frente a lo que existe: esa comunicación no es posible, porque cada uno está encerrado en su propio mundo que él mismo construye – mejor dicho: ‘dispone’- en su conciencia.La preocupación de todo el primer Sartre es poder denunciar la mala fe de quienes no aceptan la evidencia del cielo vacío, porque en el fondo saben que esto implica la aceptación de una total responsabilidad de todos sus actos, responsabilidad que es necesariamente solitaria. Parecería que el hombre prefiere fingir obedecer a alguien o algún mandato con tal de no cargar con el peso de su responsabilidad.Sólo el análisis fenomenológico de la fundamental soledad de la conciencia muestra la ineludible condición humana de estar condenado a ser libre y a constituirse por medio de decisiones personalísimas.Esta antropología, que implica una epistemología y una metafísica bien determinadas, tiene como objetivo romper el falso mundo burgués, alienado por sus relaciones ambiguas con las categorías culturales y sociales, un mundo ‘decente’ y fácil al ‘escándalo’ frente a todo lo que sea ruptura del decorado. Esta burguesía, que ama sus ‘manos limpias’, que cultiva hipócritamente remordimientos ancestrales y que siente temor y rechazo cuando su seguridad es puesta en peligro, es el blanco inicial del pensamiento sartreano.El primer paso para salir de ahí es sin duda atreverse a ensuciarse las manos con decisiones que no tienen por qué ser entendidas por los demás. Esto es al mismo tiempo una perentoria afirmación de la libertad humana, que renuncia al amparo de una justificación externa, y que es humana justamente por su inmanencia.

5 Ed. Gallimard, Paris 19436 Ed. Gallimard , Paris 19457 Ed. Gallimard, Paris 1938

Maria Paola Scarinci de Delbosco 3

Page 4: La Esperanza de Liberación

La autenticidad de la elección , y de la vida humana que de ella resulte, depende de la aceptación de esa irrevocable autoría que marca cada acto humano

2 DE LA LIBERTAD ABSOLUTA AL COMPROMISO

Sin embargo algo modificó la coherencia provocadora del planteo inicial de este autor, y dada su disposición a describir la existencia humana partiendo de su propia experiencia personal, este ‘algo’ debe buscarse en algún hecho relevante de su vida. Los primeros síntomas de esta radical modificación se advierten ya en el desarrollo de la novela “L’age de la raison”8, primera de la cuadrilogía –inconclusa- ‘Les chemins de la liberté’, y cuyo manuscrito ya terminado se remonta al 1940, pues aparece mencionado por el padre Marius Perrin en su diario de guerra.9

La trama de la entera cuadrilogía nos permite asistir a la transformación paulatina del protagonista Mathieu , sugestivamente un profesor de filosofía, que descubre los límites de su libertad de burgués anticonformista. Particularmente, en un episodio central de la primera de las novelas, el protagonista se encuentra con su amigo comunista Brunet, que le reconoce la necesidad de conquistar esa libertad para una existencia auténtica, pero lo invita a superarla en un compromiso con la humanidad y con la historia. Las reflexiones iniciales de Mathieu no eran más que el espejo de la mala conciencia de los franceses democráticos y republicanos frente a la posición neutral de Francia en la guerra civil española: ¿Cómo había sido posible ese abandono? ¿Quedaba todavía algo que hacer? Mathieu se sentía vagamente inquieto pero no había tomado ninguna decisión; también su vida privada se había visto contagiada por la inautenticidad.¿Será este concepto de autenticidad un nuevo disfraz para hablar de valor? Esta duda puede ser una buena pista para señalar el camino de salida que se le presenta a Mathieu a lo largo de las tres novelas y media que seguirán de cerca su paso del individualismo al compromiso.Los autores existencialistas describen su concepción de la realidad preferentemente a partir de experiencias de vida, y su filosofía alcanza su mayor brillo y claridad conceptual en las obras literarias en las cuales las categorías existenciales cobran relieve.Ahora, estas experiencias de vida muchas veces tienen acentos autobiográficos fácilmente reconocibles, lo cual no debe asombrar, puesto que siempre entendemos la realidad primero desde nosotros mismos.Por eso es lícito establecer un paralelo entre la evolución del concepto de libertad en el pensamiento de Sartre y su propia transformación personal desde una marcada prescindencia respecto de lo social y lo político hasta un compromiso militante.Que su primer despertar haya sido la guerra de España no implica que su participación en la segunda guerra mundial haya sido heróica como la de su personaje Mathieu (sobre todo como aparece en “La mort dans l’âme”)10.

8 Ed.Gallimard, Paris 19479 op. cit.10 Ed. Gallimard, Paris 1949

Maria Paola Scarinci de Delbosco 4

Page 5: La Esperanza de Liberación

Por lo contrario, aún admitiendo un antes y un después de su experiencia en la guerra y sobre todo en el Lager, se puede decir con J-F.Sirinelli11, que ‘su’ guerra, en realidad, fue la de Argelia, durante la cual él tomó una definida postura de oposición militante.Sin embargo el proceso de maduración de su responsabilidad cívica encuentra sin duda en la experiencia de la guerra un hito fundamental. De esta transformación tenemos un valioso y asombrado testimonio de Simone de Beauvoir, que cuenta en “La Force de l’Âge”12:

‘ Au début de février [1940], j’allai attendre Sartre à la gare de l’Est. La semaine se passa en promenades et conversations. Sartre pensait beaucoup à l’après –guerre; il était bien décidé ne plus se tenir à l ’écart de la vie politique. Sa nouvelle morale, basée sur la notion d’authenticité, et qu’il s’efforçait de mettre en practique , exigeait que l’homme ‘assumât’ sa ‘situation’. (...) On voit qu’on sérieux changement s’était produit en lui...’Sirinelli, intentando ser objetivo al máximo con Sartre, al punto de poner seriamente en duda su papel de ‘resistente’, durante la ocupación, reconoce sin embargo lo siguiente:‘La découverte du lien social, à peine amorcé dans les casemates de la ligne Maginot, se poursuivit donc au stalag XII D et s’amplifia même, du fait des conditions inhérentes à la captivité. Et c’ést un Sartre profondément refaçonné qui revient à Paris à la fin de mars 1941.’13

Su filosofía no puede no verse profundamente modificada por las nuevas experiencias, como se pone en evidencias por estos textos del 18 diciembre 1939, pertenecientes al cuaderno X de su diario de guerra (en parte extraviado): “...la naturaleza de la historicidad es tal que uno no deja de ser cómplice sino convirtiéndose en mártir. Los únicos hombres que no merecen la guerra son los que aceptaron ser mártires de la paz. Sólo ellos son inocentes.(...)Pagar porque se siente responsable de la realidad humana y quiere asumir su historicidad. Cómplice o mártir, ésa es la alternativa. Y nuestra decisión hace la Historia.”14

Sin embargo, el recorrido entre el primer asomo de esta responsabilidad histórica y su plena asunción es largo. En los cuadernos del diario de guerra de Sartre no faltan alusiones a episodios que evidencian actitudes todavía demasiado pendientes de una exacerbada autoafirmación, y hasta se justifica cínicamente la aceptación de ciertos privilegios. Una prueba de esto es el hecho irrefutable, mencionado por M. Perrin, de que Sartre se refugió durante un tiempo en la enfermería del lager.15

Con esto no nos permitimos mínimamente juzgar la actitud de un hombre expuesto a una situación tan extrema como la guerra y el campo de prisioneros; nuestra intención es resaltar cómo justamente la experiencia del lager pondrá a Sartre en contacto con rasgos de la vida humana que le permitirán madurar hasta ver con claridad el valor del compromiso y de la solidaridad. Frente a estas dos realidades que le dan a lo humano su carácter distintivo, Sartre se ve impulsado a modificar su concepción de la libertad, entendida ahora como ‘engagement’ con la humanidad y con la historia en acciones que permitan el camino de todos hacia la liberación.

11 ver en “Deux intellectuels dans le si`ecle, Sartre et Aron, Paris ,Fayard 199512 Ed.Gallimard, Paris 1960 p.49213 op.cit. p.16914 J.P.S. “Diarios d guerra” , ed. Losada, Buenos Aires 198315 “Il y a quelque temps déjà Boisselot m’avait dit qu’il y avait au ‘Revier’[Krankenrevier: enfermería en alemán] un écrivain qui est aussi prof de philo. Plus ou moin clandestin, car il n’est ni malade ni infirmier. Tout just un soldat de deuxième classe: un certain Jean-Paul Sartre...”, op. cit. p.15

Maria Paola Scarinci de Delbosco 5

Page 6: La Esperanza de Liberación

El episodio del lager, que se prolonga cerca de diez meses, nos presenta las etapas concretas de la transformación de Sartre de prisionero clandestinamente refugiado en la enfermería, en compañero activo y responsable, preocupado por mantener elevado el ánimo de los demás prisioneros franceses, víctimas de la derrota militar y de la ocupación alemana.Un factor decisivo de su nuevo papel en el campo de prisioneros se debe, llamativamente, a la amistad que J-P Sartre traba con un grupo de sacerdotes católicos, sus oyentes en un improvisado curso de filosofía que algunos de ellos le organizan para evitar el embrutecimiento producido por la vida del lagerPor ese curso - en concreto se trataba de una serie de clases sobre el sentido de la muerte en Rilke, Heidegger y Malreaux- Sartre sale de la enfermería y empieza a sentirse miembro activo de esa casual comunidad. En ese rol desplegará los dones de su inteligencia, su capacidad de comunicación y su creatividad.Hasta entonces nunca había escrito nada para el teatro, y justamente ahí, en el deseo de colaborar con los sacerdotes que se han convertido en sus interlocutores naturales por la afinidad de sus intereses y de su preparación intelectual, Sartre manifestará su intención de preparar una pieza teatral para celebrar la inminente Navidad. Su trabajo se desarrolla envuelto en el misterio; algunos ya hablan de su conversión, desmentida enérgicamente tanto por el mismo Sartre como por los colaboradores cercanos. Empiezan los ensayos todavía antes de terminar el texto; se integran a la representación coros de cantos navideños y se preparan sencillas escenografías hechas con los escasos medios disponibles. Pero toda penuria se convierte en un acicate para la creatividad del novel dramaturgo; hay mucho entusiasmo en los ensayos, y el mismo autor se reserva un papel en la obra.

3 “BARIONA”: LA HISTORIA

a- Un ciego vidente

La trama de la obra es sencilla y se desarrolla en pleno respeto de la unidad de tiempo y lugar del teatro clásico, así que la historia narrada dura casi exactamente el tiempo de la representación.

Como en un juego de espejos, la Navidad que la representación quiere celebrar estará presente, pero de costado, desde otro pueblo y focalizada en otros personajes.

El centro de la atención estará dado por la desesperación de la condición humana, sobretodo en la situación de opresión, y la esperanza que todo lo transfigura, inclusive el dolor y la muerte, mostrando la posibilidad de encontrar un sentido trascendente a la existencia de los hombres.

Como un cuento de Navidad, esta historia comienza de la boca de un narrador. Se trata del Montreur d’Images –mostrador de imágenes- un hombre ciego, que entre notas de acordeón introduce al público en los lugares y circunstancias en que se desarrollarás los acontecimientos. Lo hará presentando telones ilustrados, que sirven de escenarios a la obra que va a ser representada.

Maria Paola Scarinci de Delbosco 6

Page 7: La Esperanza de Liberación

Sus dibujos son ingenuos y algo rígidos, y los distintos personajes parecen a veces marionetas, nos dice el narrador; pero su ceguera le permite mostrar lo que no se ve, enriqueciendo aún más las figuras con un halo indefinible de trascendencia. Él ya no ve con los ojos del cuerpo, pero su memoria ha grabado hasta en los más mínimos detalles cada telón desde el tiempo de su infancia, cuando era su padre el que los mostraba mientras él lo ayudaba y aprendía el oficio.

Esta figura de montreur ciego pero más lúcido que los que solo ven con los ojos del cuerpo tiene antecedentes literarios tan nobles como el Tiresias de la Ilíada y de Edipo Rey, que Sartre seguramente tiene presentes. Pero resulta más sugerente ver al propio autor en ese papel. Efectivamente lo que Sartre está ofreciendo a sus compañeros y también a sus carceleros – él mismo lo admite – es una historia en la que ya no cree, pero sí recuerda muy bien su contenido con asombrosa delicadeza y profundidad, hasta penetrar el misterio mismo de la concepción virginal de María, su maternidad divina y la encarnación de Cristo.

Él ya no ve con los ojos del creyente pero recuerda muy bien la fuerza de salvación que se desprende de esa historia sagrada y conoce muy bien los miedos y los anhelos de los hombres, su necesidad de esperar y de confiar todavía en alguien. Ninguna esperanza sobrenatural tiene ya poder sobre él, pues renunció a ella, pero todavía recuerda cómo la luz de la fe es capaz de iluminar.

La primera imagen es la de la Anunciación, donde María aparece misteriosa y perpleja, y el ángel se percibe solo como una inundación de luz en la habitación de la Virgen. No hace falta que nadie hable, porque María ya experimenta la misteriosa presencia de su maternidad sagrada. Su mirada se aleja llena de preguntas, pero ya ha aceptado.

Finalmente, nueve meses después, vemos aparecer la pequeña aldea donde empieza la historia. Se trata de Bethaur – Casa de la Luz – que queda muy cerca de Béthléem –Casa del Pan- el lugar donde se espera el nacimiento de Jesús.

Ahí va Lelius, funcionario romano, expresamente caracterizado con todos los vicios de los funcionarios contemporáneos – escéptico, cómodo, venal y desencantado de la vida – que avanza pesadamente a lomo de burro para encontrarse con Lévy, el publicano. Éste no podía ser sino obsecuente y servil, rápido para sacar ventaja de las desventajas de sus connacionales : habrá aumento en la capitatio – el impuesto per capita a los países dominados por Roma -, pero él sabe ya cómo aplicar la ley en su favor.

Todo es prosaico y práctico, las dificultades se resuelven sin recurrir a principios morales o ideales de justicia: es solo una cruda cuestión de poder, en el que el poderoso impone las reglas del juego al débil.

Ninguna otra movida es posible.

b- La más grande locura es la esperanza

Béthaur es una aldea agonizante: es extremadamente pobre y se va vaciando de sus habitantes, sobre todo de los más jóvenes que buscan su futuro lejos de ahí. Béthaur no es el lugar de la promesa. la tierra es árida, las pocas cabras están flacas, no hay nada que crezca, nada que nazca. Ningún porvenir.

Maria Paola Scarinci de Delbosco 7

Page 8: La Esperanza de Liberación

Bariona – Hijo del trueno- aparece con sus ojos de fuego16. Èl es el orgulloso jefe de la aldea; es todavía joven y combativo, pero, doblegado por el yugo romano concibe un gesto desesperado que, solo por su potencial destructivo, promete una amarga victoria.

Sí, los romanos cobrarán más por cada judío que tienen bajo su poder, pero ésta será la última generación que pague, porque no habrá otra.

Para el vencido la muerte es a veces una aliada: no se prolonga el dominio del vencedor más allá de sus umbrales. En este caso no solo la muerte es una ventaja, sino también el no dar vida, el cerrar las puertas a las vidas nuevas. “Plus d’enfants”17es la determinación del jefe: es un grito y una orden. El coro la repite con la fuerza de una jaculatoria.

Qué terrible para un adulto renunciar a esa presencia de su propia sangre en el futuro, a esa promesa que son los hijos, lo único que nos consuela, por lo menos en el orden natural, de nuestra condición de mortales.

Renuncia tanto más terrible cuando el hijo no ha sido rechazado sino largamente esperado. A esto renuncia Bariona, cansado de pedirle a Dios una descendencia. A esto pide que renuncien los demás. La salvación es una fuga. A la triste realidad de la dominación se responde con la nada: no habrá futuro. “El mundo no es sino una interminable caída”,18dice Bariona, y el coro le responde “Plus d’enfants” como única salida.

Pero esta terrible decisión llega como un golpe mortal a los oídos de Sarah, la mujer de Bariona, que queda paralizada de dolor e incredulidad.

Porque ella, ese hijo que no hay que dejar nacer, ya lo lleva adentro de su vientre. Es el hijo de la promesa, el que Dios parecía negarles por tantos años, y que ahora ha anunciado su presencia. En el peor momento, como signo de contradicción: posibilidad e imposibilidad, esperanza y desesperación.

Ella respeta a Bariona y le está sometida, como siempre lo estuvo: ”Bariona, je suis devant toi comme une esclave devant son Seigneur19 ”; pero no en ESTO. Su hijo no. A él hay que dejarlo nacer, debe vivir.

Sin embargo la postura de Bariona tiene su lógica: tener hijos significa aprobar la creación, es decirle a Dios que todo está bien, cuando el ser humano no hace otra cosa que sufrir en este mundo, tanto que su única pureza consiste en no dejar a nadie después de su muerte. Bariona se hace profeta de una religión de la nada20, la única que explique la existencia como derrota, y el universo como caída interminable21. Su pesimismo se presenta como la visión valiente del que no se quiere engañar ni quiere que los demás sean víctimas de engaños. El coro refrenda su posición con una terrible frase:

“ La plus grande folie de la terre, c’est l’espoir!”22 Que Bariona completa afirmando categóricamente:

“ la dignité de l’homme est dans son désespoir”23.

16 p.57517 p. 58018 p.57919 p.58220 p. 581 “l’origine de une religion nouvellel la relkgion du néant”21 p.57922 p. 58023 ibid.

Maria Paola Scarinci de Delbosco 8

Page 9: La Esperanza de Liberación

No hay salida, y la vida nueva no es más que una trampa de la que hay que salvarse; Bariona cree haber entendido no solo la gravedad de la situación de su aldea frente a los ávidos dominadores romanos, sino el sinsentido de la existencia humana en general.Él es un ángel rebelde, el ángel de la desesperación.

c- El ángel de la promesa

Los ángeles vienen cuando Dios no se queda quieto en el cielo. Eso no es bueno para el que ama la tranquilidad, porque cuando llega un ángel, llega el escándalo24.pues bien, esta vez los pastores se encuentran descansando junto a sus pobres rebaños en una noche apacible, hasta que un intenso perfume y un misterioso fermento sacuden la naturaleza, como un despertar anticipado de la fête magnifique du pintemps25.Se trata de una sensación nueva, la sensación de una presencia26. Caïphe, uno de los pastores, la experimenta como si una vida – que no es la suya - lo llenara hasta los tuétanos.27 Aparece finalmente el ángel, sin alas y temblando de frío: cumple su misión casi contra su voluntad, confesando además, con desconcierto, que su amo divino ha dejado el cielo vacío y expectante; de ahí el frío que padece su cuerpo. Pero el cielo se vació para traerles a los hombres la esperanza: este Dios, prisionero de una cuerpo de niño, asombrado por su actual ignorancia y su capacidad para el sufrimiento, es el Mesías, el que trae a los hombres una nueva oportunidad.El ángel envía a los pastores especialmente a hablarle a Bariona, porque conoce su amargura; el mensaje será ‘Paz sobre la tierra y a los hombres de buena voluntad’.Después de mucho tiempo se escuchan de nuevo gritos de alegría por estos pagos desolados. Alguien ,como Paul, interpreta la esperanza de liberación en clave terrenal: los romanos finalmente serán echados de la Judea28, y los publicanos sufrirán también su castigo.29

Bariona reacciona con la vehemencia que lo caracteriza, afirmando por encima de todo su libertad aún frente a un Dios todopoderoso, y, todavía no satisfecho, amenaza al cielo:

“Je veux me dresser contre le ciel”.30 La fuente poderosa de su orgullo – que él llama ‘su dignidad’- es su odio, por eso no doblará su rodilla delante de nadie. Él no cree en el Mesías, no cree en todas esas historias que darán vuelta la realidad del mundo, haciendo rejuvenecer a los viejos hasta la infancia y correr los ríos del mar hacia las montañas. No existe ese universo enloquecido.

24 p. 58625 p.58826 la idea de Dios como presencia misteriosa que se ‘siente’ más que entenderse se encuentra a menudo en la obra de ficción de J.P.Sartre; piénsese en la carta de Daniel a Mathieu en ‘Le sursis’(‘El aplazamiento’). Es difícil no relacionar esta imagen con el texto autobiográfico ‘Les mots’ (1963) en la descripción del episodio infantil de la alfombra quemada involuntariamente en el baño.27 p.592 ¿Podría describirse más eficazmente la sensación de la gracia del punto de vista humano?28 á coups de pieds, p.59729 este comentario no puede no ser interpretada por el público de prisioneros franceses de un país ocupado, como una expresión de deseo respecto de la ocupación alemana. Los publicanos ¿habrá que identificarlos con los colaboracionistas? 30 p.599, más adelante insiste L’Éternel m’aurait-il montré sa face entre les nuages que je refuserais encore de l’entendre car je suis libre, et contre l’homme libre Dieu lui-même ne peut rien.

Maria Paola Scarinci de Delbosco 9

Page 10: La Esperanza de Liberación

Hay que atreverse a la desesperación, y contemplar cara a cara la infelicidad, pues en eso consiste la dignidad de los hombres.Pero esta prédica desesperada cede terreno inevitablemente frente al anuncio de los pastoresreforzado por las sabias palabras de los Reyes Magos, que han llegado a Béthaur camino a Béthléhem. La gente sencilla, los habitantes de la aldea, y entre ellos la misma Sarah, deciden dejar a Bariona solo con su dolor para ir a conocer al Niño divino nacido en un establo.Bariona atina solo a amenazar una vez más a Sarah:

“ Je veux être ton remords”.31

d- El brujo de la aldea

No podrían ser más dispares los dos personajes que, e la plaza de la aldea ya casi desierta, se encuentran con el viejo brujo. Por un lado está el cínico Lelius, interesado solo por saber si su puesto de funcionario corre algún peligro en un futuro próximo; el Mesías lo preocupa solo en la medida en que ponga en duda el poder de Roma. Por otra parte, Roma está habitualmente dispuesta a incluir nuevos dioses en su nutrido panteón, siempre que no desestabilicen el status quo.Bariona, en cambio, espera del futuro alguna claridad para entender el presente. ¿Por qué todo su pueblo lo abandonó, entre medio de acusaciones injustas? ¿Por qué lo abandonó inexplicablemente también la dulce Sarah, que siempre había aceptado sumisamente su voluntad?. Algo tremendo debe haber cambiado a la gente de esa manera. Algo que él no entiende y que no comparte, porque parece distraer a todos de la única lucha posible para seguir promesas irreales. Es así que todo empezó: Sarah oyó decir que en Béthléem una mujer dio a luz al Mesías, y esto significa que también su hijo vivirá, por eso se fue ella también con los demás.Bariona quiere entender quién es ese niño y qué fundamento tiene la esperanza de su pueblo. El viejo brujo preferiría adivinar cosas más triviales, a las que está acostumbrado porque son las que desvelan a los hombres en su vida de todos los días, pero no tiene alternativas y empieza a leer obtusamente un futuro que no entiende en absoluto.Así, las palabras inconexas del vidente cobran sentido solo para el que conoce algo de la historia de Jesús: del cuenco mágico interrogado por el brujo aparecen la matanza de los inocentes, la multiplicación de los panes, la resurrección de Lázaro y la crucifixión.De pronto la mención de esta muerte ignominiosa, mientras alivia a Lelius, sume a Bariona en una profunda reacción de ira: su pueblo se ha ido detrás de alguien que fracasará.Su deber le resulta ahora claro: debe liberarlos de esta inútil ilusión y simplemente acortar los tiempos, matando él al niño antes de que la gente de Béthaur llegue a adorarlo.Será fácil, porque un niño es un ser frágil e indefenso, y la mano no le temblará conociendo ese futuro de derrota.Si el Mesías hubiera llegado para liberar a su pueblo de los Romanos, él, Bariona, no habría tenido miedo a la lucha; habría alimentado aún más su furia mirando a los enemigos en sus uniformes de guerra, listo para sacrificar su vida en la batalla. Ése era el Mesías que

31 p.606

Maria Paola Scarinci de Delbosco 10

Page 11: La Esperanza de Liberación

esperaban, no este esclavo clavado en la cruz, que muere abandonado por su Dios, resignado. ¿Dónde está Jehová, el Dios de la venganza? No, decididamente no hay más tiempo para perder.

e- La mirada de José

Bariona había pedido un signo de Dios, un ángel que se atreviera a decirle cara a cara de qué se trataba todo eso, pero cuando el ángel se le presenta, no lo reconoce y no le cree cuando se da a conocer. Así y todo, Marc, el ángel sin alas - como aquellos a los que nos está acostumbrando Sartre -, le dirige palabras esenciales que lo pondrán sobre aviso: la mirada de un padre hacia su hijo está llena de esperanza.

Por otra parte, es casi inútil que Marc le hable, pues ni los ángeles tienen poder contra la libertad de los hombres, pero igualmente lo advierte. Esos ojos ven la nueva vida con todas sus posibilidades, y al mismo tiempo tienen en el fondo toda la trepidación del que teme los sufrimientos que el futuro esconde con certeza para todos los humanos. Ese padre no ha podido asumir en su cuerpo los dolores del parto, por eso no se atreve a acercarse más a María, pero asiste admirado a ese milagro de la vida nueva que aparece cargada de promesas. Y esa vida más que todas. José está un poco apartado, y mira con ojos límpidos como el cielo cumplirse la palabra de Dios a través de ese nacimiento; desearía proteger a ese Niño de todo lo que sucederá, pero lo único que atina a hacer es mirarlo largamente y sus ojos están llenos de luz.

Marc le había dicho que esa mirada era especial, y que ni él ni Bariona podían entenderlo porque ninguno de los dos tienen hijos aún; todo padre ve en el hijo el pasado y el futuro, siente su cuerpo, demasiado grande y fuerte, inadecuado para acercarse a él, pero no puede dejar de mirarlo.

Bariona, que no ve ni a Jesús ni a María directamente, por la mirada de José – sus ojos brillantes 32- entiende la enormidad del crimen que se proponía, y de solo pensar cómo iban a oscurecerse esos ojos tan luminosos por culpa de sus manos asesinas, renuncia definitivamente a su plan.

De esta manera, fiel a su estilo oblicuo, Sartre no nos muestra el Pesebre directamente, pero nos permite intuir todo su misterio desde atrás, un poco apartados. A este recurso escénico pertenece también el telón con la imagen de María, cuya descripción hecha por el narrador ciego está en la introducción de este estudio. La imagen de María es tanto más misteriosa porque no la vemos realmente sino que la imaginamos actuar a través de las palabras iluminadas del ciego; él se figura no solo su belleza virginal, sino sus titubeos de madre recién estrenada, deslumbrada por el milagro de la vida. Su hijo, además, también es su Dios, y dos sentimientos pugnan entre sí con gran vehemencia: la ternura y la adoración. ¿Qué fantasía divina pudo concebir la extraordinaria posibilidad de que su leche se convirtiera en sangre de Dios? ¿Cómo podría representarse ese orgullo mezclado con admiración de una madre que observa casi incrédula los rasgos diminutos de su bebé, reconociendo en ellos algo de los suyos y dándose cuenta al mismo tiempo de que se trata de su Señor?

32 p.617

Maria Paola Scarinci de Delbosco 11

Page 12: La Esperanza de Liberación

A nosotros también nos es dado, de la mano del narrador ciego, el privilegio de presenciar tanta ternura, también nosotros desde un rincón, como se encontraría ese día allí, probablemente por modestia, el mismo José.

f- Balthazar: el sentido del dolor

Si un Dios decidiera de hacerse hombre como nosotros, aceptara compartir el dolor y nuestra carne humillada, establecería un lazo de sangre entre Él y nosotros, que no nos alcanzaría la vida para demostrarle nuestra gratitud. Esto piensa Bariona, pero no puede frenar al mismo tiempo su imposibilidad de creer: todo eso no es más que una locura. Sin embargo, aunque se trate de una trampa lamentable, ¡qué suerte la de su gente, poder por lo menos creer en un nuevo comienzo! Tal es la necesidad humana, que la fe, aunque engañosa, aparece en todo su poder:

“ ô puissance trompeuse de la foi, ah, le beau mensonge. Je donnerai ma main droite pour pouvoir y croire, fût-ce un instant”.33

De nuevo Bariona se encuentra al costado del camino, como espectador de la dicha de otros, y la sensación de soledad no podría ser más abismal.Entre villancicos, se escuchan los comentarios de Bariona, que no puede compartir la alegría sencilla de su gente porque él sí sabe que están todos destinados inevitablemente al sufrimiento, que este comienzo no es que una ilusión.En el momento de su mayor soledad, Bariona percibe la presencia de uno de los Reyes Magos, Balthazar, frente al cual es inútil ocultar su descreimiento, porque por su sabiduría conoce el corazón de los hombres. Sabe que Cristo está destinado a la cruz, y sabe que todos los que ahora rodean al Niño, lo abandonarán luego en los peores momentos; pero aún así, Balthazar le habla del verdadero poder de Dios, que no eliminó ni eliminará el sufrimiento de nuestras vidas, pero nos recuerda que somos a imagen de Él, y esto es suficiente para estar más allá del dolor. El hombre puede sobreponerse al dolor y sentirse liviano y de elevarse al cielo. Cristo devuelve al hombre la posibilidad de vivir de otra manera el sufrimiento y de sustraerse al peso terrenal de las penas para lanzarse con una fuerza inédita hacia las alturas. Sí, todavía hemos de sufrir, pero será de otra manera, porque Cristo vino a traernos la libertad de ser dueños de nosotros mismos, recordándonos nuestra semejanza con Dios. Sí, Cristo sufrirá y morirá porque realmente es hombre, pero está más allá del dolor porque es Dios. Bariona está cometiendo el error de identificarse con su dolor y de alimentarlo con su vida, haciéndolo crecer cada vez más, y, como el dolor es de la naturaleza de las piedras, arrastra la vida hacia abajo. Pero el Niño que ha nacido vino a recordarles a los hombres que ellos son libres, que su libertad los hace ligeros y que sus vidas pueden lanzarse hacia el cielo como columnas de bronce.Balthazar llama a Bariona ‘primer discípulo de Cristo’, porque conoce su entereza y sabe que no lo abandonaría frente a las dificultades, como en cambio harán los que ahora vinieron a adorarlo. Bariona es su discípulo porque no busca triunfos humanos sino un

33 p.619

Maria Paola Scarinci de Delbosco 12

Page 13: La Esperanza de Liberación

sentido trascendente para el dolor; y está dispuesto a asumir la plena responsabilidad por su libertad, por eso no quiere engañarse con esperanzas aparentes. Sabe muy bien que Dios no puede nada contra la libertad del hombre, pero es claro que el Creador la valora, porque ha preferido crearnos libres y no incapaces de pecar. Le falta solo reconocer que Cristo vuelve a nacer con cada niño, en cada niño, dispuesto a sufrir con él, para liberarse eternamente junto con él de todos los sufrimientos. Por eso hay que regocijarse esta noche, porque de nuevo habrá alegría.Balthazar, viejo y sabio, sabe que sus palabras son proféticas, por eso se anima inclusive a quebrar el pacto ficcional dirigiéndose directamente a su público de prisioneros:

“Regarde les prisionniers qui son devant toi, qui vivent dans la boue et le froid. Sais-tu ce que tu verrais si tu pouvais suivre leur âme? Les collines et les doux méandres d’un fleuve et des vignes et le soleil du Sud, leur vignes et leur soleil.”34

También se dirige a ellos cuando habla del futuro del niño de Sarah y Bariona, recordando de nuevo la guerra con sus horrores, o cuando anuncia que tampoco los prisioneros de guerra deberán renunciar a tener hijos, porque el bien será de nuevo posible. Balthazar es realista, mucho más que el pueblo y quizás más inclusive que Bariona. Éste último no quiere ser ingenuo como Sarah y los demás, por eso se anima a mirar cara a cara el dolor y cree descubrir el abismo del sinsentido. Pero el realismo de Balthazar, en cambio, no lo hace desesperanzado como sucede con una visión solo contingente de los males del mundo, porque, cuando se eleva la mirada a la verdad trascendente, surge de nuevo la esperanza de una manera más firme y profunda que antes.El verdadero realismo ahonda en la verdad de las cosas y descubre que sus raíces están en Dios, que es fuente de todo bien.Balthazar es la fe madura, por eso no es solo una respuesta a la necesidad humana de afirmar algo más allá del dolor presente, como parecen hacer Sarah y el pueblo. Pero tampoco es la respuesta de la razón, que al ser incapaz de elevarse más allá de lo terrenal, no encuentra sentido a la injusticia y al sufrimiento presentes en la vida de todos los hombres y se refugia entonces en un descarnado pesimismo ‘el mundo es una caída interminable’. Balthazar ve al mismo tiempo la miseria y la grandeza de los hombres, y encuentra en Cristo el anticipo de una existencia humana plenamente libre y llena de sentido. La dignidad humana reside en su capacidad para la Esperanza, y Cristo es la garantía contra una esperanza infundada. g Habrá de nuevo alegría Bariona no puede negarse frente a la invitación de Balthazar, justamente porque éste lo ha entendido completamente, por eso finalmente entra a adorar al Niño con los demás, pero un poca más atrás, sin que lo vean. Lo que ha entendido es que su libertad no le será arrebatada, sino que se asociará al proyecto divino de la salvación del hombre: cada ser humano puede ofrecer su vida para que la esperanza sea posible. Bariona ha aceptado a Cristo y se alegra del hijo que duerme en el vientre de Sarah, pero justo ahora, que se siente más que nunca con ganas de vivir y de que su hijo viva también, debe prepararse para la entrega total: el Niño está en peligro y hay que defenderlo enfrentando a los que vienen para matarlo. A Bariona nunca le faltó coraje, sin embargo ahora su fuerza no proviene de la raíz amarga de la desesperanza, sino de una fuente nueva que lo ha liberado de toda

34 p.604

Maria Paola Scarinci de Delbosco 13

Page 14: La Esperanza de Liberación

amargura: el amor. Por eso tiene para su pequeño hijo por nacer un último mensaje, que Sarah le transmitirá cuando crezca y empiece a sufrir. Cuando experimente en el fondo de su boca un gusto amargo producido por el dolor y la imposibilidad de gozar, le dirá así

“ton père a souffert tout ce que tu souffre et il est mort dans la joie”35. La alegría lo invade como un río desbordante, por eso Bariona pide a Sarah que lo salude con la cabeza alta y sonriendo; él ama la vida pero no le teme a la muerte; irá hacia los soldados de Herodes pero sabe que Dios mismo marcha a su lado.Una fuerza nueva lo anima a dirigirse a sus compañeros para darles coraje y recordarles que son soldados de Dios. Todos saben demasiado bien que no pueden albergar esperanza alguna de vencer a los mercenarios de Herodes, pero su muerte será recompensada por la vida del Niño que se preservará gracias a su sacrificio. Es un destino grande al que están llamados, y la fuente de su esperanza no está en la tierra sino en el cielo.Vigorizado por el encuentro con la verdad y recuperada la fe, también Bariona se dirige ahora directamente a su público – los prisioneros - del que conoce y comparte los sufrimientos y las amarguras, pero les promete que, a pesar de sus penas y gracias a la Navidad, para todos ellos habrá de nuevo alegría.El telón se cierra entre villancicos.

4 J.-P. SARTRE Y “BARIONA”

En la entrevista aparecida en el número de junio de 1946 de la revista italiana “Sipario”, especializada en teatro, Jean-Paul Sartre admite que Bariona constituye su primera obra escrita para teatro, y que , a su manera, representa una forma ideal de teatro:. ” É stata quella esperienza teatrale cha mi ha deciso a scrivere per il teatro. Non era un buon lavoro, ma indipendentemente da questo, realizzava tutte le condizioni ideali perché fosse veramente teatro: era scritto da un prigioniero, trattava un soggetto.che interessava i prgionieri, messo in scena da prigioieri, recitato da prigionieri, con scenari dipinti da prigioneri, rappresentato di fronte a un pubblico costituito da prigionieri...Era l’unitá totale .del pubblico, dell’autore e degli attori (...) Come vi dicevo, il lavoro valeva assai poco...Ma mi ha consentito di vivere questo rapporto autore-attore-pubblico in modo intenso e profondo. É stata un’esperienza veramente interessante e avvincente.”

A pesar de eso, admite también haberla repudiado – son estas sus palabras – sin explicar las razones de tal repudio.La lectura del texto de Bariona deja en claro que se trató de un auténtico aporte de Sartre a la vida de los prisioneros de guerra, signo de una integración cada vez mayor con sus compañeros de desventura. Es un cambio real de actitud frente a los demás si recordamos cómo Sartre había aceptado refugiarse – haciéndose pasar por enfermero36 - en la enfermería del campo en un primer momento, y cómo poco a poco acepta compartir las frías e incómodas cabañas. Es él mismo el que lanza la idea de hacer algo para celebrar la Navidad, y la fuente de inspiración, además de la referencia directa al nacimiento de Jesús,

35 p63236 ver en De Beauvoir, S.,La force de l‘âge, vol.ll, Gallimard,1960, p.539 : “Kranken-Revier, stalag XII D. (... ..son mari et Sartre étaient tous les deux à l’infirmerie, et enchantés de cette plaque; ils aidaient soi-disent les infirmiers, ils étaient mieux logés, mieux chauffés que dans les baraques.”

Maria Paola Scarinci de Delbosco 14

Page 15: La Esperanza de Liberación

tiene que ver con la situación de sometimiento humillante que Francia padece durante la ocupación alemana, de la cual su situación de prisioneros no es más que una confirmación dolorosa. La ocupación de los Romanos es un marco adecuado para que los espectadores se identifiquen con los personajes37; pero también los carceleros son involucrados en la representaciòn, porque su situación varía solo en grados de la de los franceses: ellos también pasan una Navidad lejos de sus familias, sin comodidades ni clima festivo, con la perspectiva de una guerra que no ha terminado aún.En más de una oportunidad los personajes se asoman del escenario, fuera del pacto ficcional, para dirigirse directamente al público de prisioneros adivinando el contenido de sus recuerdos y de sus nostalgias: el calor del sol, la tibieza de los viñedos al momento de la cosecha, los rostros de los seres queridos. El fuerte efecto emotivo está fuera de duda en las circunstancias de la Navidad en el lager alemán, pero la nostalgia no parece ser solo el recurso capcioso para un efecto teatral : hay, en esas palabras, una sincera cercanía del hombre que , en su condición de prisionero, experimenta existencialmente la solidaridad.Queda atrás el proyecto individualista del burgués que, habiendo rechazado la verdad del cristianismo, tiene solo la certeza de su absoluta libertad y de su soledad. La experiencia de la angustia por un “cielo vacío”38 y una realidad sin sentido alguno acompaña inevitablemente la existencia de estos hombres sartreanos “condenados a ser libres”.Sin embargo, después del proceso de ruptura del orden fundado en la naturaleza, tributario del concepto de creación, Sartre no ha terminado de definir su visión del mundo.Podríamos fácilmente reconocer en él por este sentimiento de solidaridad, que se traduce en actos concretos, la superación de esta primera fase de su pensamiento – fase que constituye una especie de pars destruens -, necesaria quizás para alcanzar una libertad sin límites ni internos ni externos. Este modo nuevo de situarse frente a los demás hombres, o quizás habría que decir a su lado, hace necesaria la capacidad de compromiso. El hombre de Sartre, mejor dicho: Sartre como hombre, no es más un individuo aislado como Antoine de Roquentin en la Nausée39, sino alguien que se reconoce en la común humanidad de sus compañeros de prisión.Atrás quedó el aislamiento orgulloso del que se sabe libre y capaz de desenmascarar , en un mundo sin valores ni ley moral, la gente de mala fe, que, asustada por la responsabilidad que implica el ejercicio de la libertad, finge obedecer a mandatos divinos o a improbables deberes morales.Probablemente encontramos ya una transición a una forma nueva de entender la libertad en L’age de la raison (cuyo manuscrito ya estaba terminado en 1940, porque el P. Perrin lo lee en el lager, pero que fue publicado in 1946), especialmente en el diálogo central entre el protagonista Mathieu y Brunet.El diálogo marca las dos fases de la aceptación del compromiso, y muestra como la sola pars destruens es absolutamente estéril; es la adhesión a algún proyecto – concretamente se

37 esta idea es confirmada en la autobiografía de Simone de Beauvoir, aunque en un esfuerzo de dar más de veinte años después, una interpretación de los hechos ‘políticamente correcta’ “Au Stalag, il avait composé et mis en scène une pièce, Bariona; le sujet apparent de ce ‘ mystère’ était la naissance du Christ; en fait, le drame traitait de l’occupation de la Palestine par les Romans, et ler prisionniers ne s’y étaient pas trompés: ils avaient applaudi, la nuit de Noêl, une invitation a la résistance .Voila le vrai théâtre, avait pensé Sartre: un appel à un public auquel on est lié par une communauté de situation”, op.cit., p.556 38 concepto central de “Le Diable et le bon Dieu” que Sartre publica en 195139 su primera novela publicada en 1938

Maria Paola Scarinci de Delbosco 15

Page 16: La Esperanza de Liberación

trata de entrar en el partido, cuya finalidad en la transformación de la sociedad – lo que hace real a la libertad. Jean-Francios Sirinelli40 analiza las diferencias del compromiso político de Sartre y de Raymond Aron, figuras protagónicas entre los intelectuales franceses de la guerra y de la post-guerra. El autor sostiene que la concientización política de Sartre no es solo el efecto de los nueve meses pasados en el lager alemán, sino la culminación de un período preparatorio previo, en el cual tuvo su importancia también la falta de compromiso oficial de Francia – país de tradición libertaria - con la república española durante la guerra civil.Evidencias de este remordimiento son frecuentes en Mathieu, en la primera parte de la trilogía Les Chemins de la Liberté – L’Age de la Raison antes mencionada – que siente dolorosamente la vergüenza de su indecisión cuando recibe una tarjeta de un amigo desde la España en guerra.El proceso de acercamiento a una vida política activa fue largo para Sartre y culminó, no tanto con su participación en la resistencia a la ocupación nazi de Francia , participación que no parece haber sido tan radical, puesto que muchos de sus artículos obras de teatro y ensayos filosóficos son publicados antes del 1944, sino más bien, como ya vimos, en el posterior proceso bélico con Argelia. Allí él se define con claridad y de forma activa contra el colonialismo, y está dispuesto a la lucha por lo menos con los instrumentos propios de un intelectual.Simone de Beauvoir lo apoya y acompaña valientemente en este camino como demuestran dos escalofriantes capítulos de La Force des Choses41 , que dedica completamente a describir la desesperante situación de los confinados en los campos de refugiados, las torturas sistemáticamente utilizadas por las franceses en la lucha contra los argelinos, las clamorosas violencias de la que eran objeto también mujeres y niños. En este proceso de concientización política es también una valoración positiva de lo que cada uno puede aportar a la historia de los hombres cuando asume desde su libertad la situación concreta que le toca vivir. Finalmente, este compromiso implica el encuentro con los demás.Por cuanto concierne la actitud de Sartre respecto del contenido cristiano de su primera obra de teatro, evidentemente hay que descartar una súbita conversión. Lo aclara él mismo en la epígrafe a la primera verdadera edición del texto42

“Si j’ai pris mon sujet dans la mythologie du Christianisme, cela ne signifie pas que la direction de ma pensée ait changée, fût-ce un moment, pendant la captivité. Il s’agissait simplement, d’accord avec les prêtres prisionniers, de trouver un sujet qui pût réaliser, ce soir de Noêl, l’union la plus large des chrétiens et des incroyants”.

Que ésta y no otra era su postura lo confirma también el padre Marius Perrin43, pero no deja de comentar que eso no le impidió a él, sacerdote católico, considerar el contenido de la obra ‘profético’. Perrin, y otros con él, experimentaron el efecto de auténtica liberación interior promovida por la reflexión sartreana acerca de la esperanza así como por su actitud

40 op. cit.cap.lll41 tercera parte de su autobiografía que comprende los años entre la liberación y el comienzo de la guerra de Argelia, publicada por Gallimard 196342 edición que él permite realizar, junto con otros textos inéditos o incompletos, a dos discípulos, Michel Contat y Michel Rybalka con el título Les Écrits de Sartre, Gallimard, 1970 43 Au Stalag Xll D avec Sartre, Delarge, Paris,1980 p.75 y sg.

Maria Paola Scarinci de Delbosco 16

Page 17: La Esperanza de Liberación

personal de entrega solícita, que incluyó también su participación a la misa de Navidad en esa noche tan especial.No hubo conversión, y no debe ‘bautizarse’ a la gente contra sus explícitas intenciones; pero seguramente no hay muchas variantes cuando se trata de responder generosamente a las necesidades de las personas y cuando se trata de optar entre la indiferencia - o el egoísmo- y la solidaridad. Cuando aparece lo más auténtico y lo más profundo de la existencia humana, siempre se toca el misterio y nos aproximamos a la trascendencia.

4 CONCLUSIÓN : praepotentia veritatis

Aunque Sartre no haya querido escribir un texto religioso, el solo hecho de que haya propuesto celebrar con sus compañeros de prisión la Navidad hace que su gesto se revista de un valor especial. Que haya rescatado la idea de un Mystère de Noêl también es un signo de que lo más profundo en el ser humano se aproxima necesariamente a lo misterioso, a lo que no está bajo nuestro control. El problema del mal, la presencia de la injusticia, el sentido de la libertad, el constante anhelo de felicidad que el mundo no puede satisfacer, son todas realidades que le muestran al ser humano el límite de su propio ser y que lo abren a la trascendencia, si no quiere sumirse en el abismo del sinsentido. Seguramente él descubre en sí mismo una desproporción entre deseo y realidad, entre aspiración y concreción, como indicio de que realmente su destino no pertenece a este mundo. En la medida en que penetramos en lo más hondo del corazón humano, es imposible no encontrar también las verdades más esenciales de donde nuestra existencia cobra sentido. Y, como bien dice Sartre-Balthazar este sentido está más allá de esta tierra y más allá de nuestro dolor. Es una libertad que se hace ligera y se lanza hacia el cielo como una columna de bronce. Así presentada, la libertad humana podría parecer casi un desafío prometéico si Balthazar no se apresurara en decir que Cristo mismo ha venido para hacernos elevar más allá de nuestro sufrimiento, recordándonos que estamos hechos a imagen de Dios.Tan atractiva debe haber sido, inclusive para su autor incrédulo, la fuerza de las palabras de Balthazar, que Sartre eligió interpretar personalmente ese papel. Y cuando la verdad está bien dicha, nadie puede opacar su capacidad de convencer: la verdad habla también por boca de los que la niegan, igual que nos conmueven las imágenes sagradas descriptas por el montreur ciego.Sin duda fue la cercanía de una verdad poderosa la que le permitió interpretar con tanta delicadeza y tanta capacidad de penetración los sentimientos de María frente al Niño Dios, dándonos una versión muy atendible de lo que María puede haber sentido; Sartre, que no fue mujer y que no tuvo hijos, encontró un acceso a la verdad por el camino del arte, que es sin duda válido y lleva necesariamente a la fuente misma de la verdad al que se anime a seguirlo. Él no lo hizo – no por lo menos en su obra conocida y en sus declaraciones – pero lo abrió para otros. Finalmente, Sartre afirmó la esperanza como rasgo principal del hombre y como fundamento de su dignidad, pero es justamente la esperanza que pone al ser humano en

Maria Paola Scarinci de Delbosco 17

Page 18: La Esperanza de Liberación

contacto con un Dios que salva, y no puede hablarse de esperanza y salvación sin entrar en el ámbito de lo religioso. Sartre adquiere en Bariona una elevación espiritual que sus otros textos explícitamente rechazan, y es llamativo que las palabras más decisivas sobre el misterio del amor salvífico de Dios, los tres discursos de Balthazar, las haya pronunciado justamente él. La verdad es poderosa, y cuanto más es profunda, más es capaz de transformar. No es asombroso entonces lo que cuanta Rémy Roure en el Figaro Litéraire de marzo 1960

“Jean Paul Sartre a sauvée une âme “ relatando cómo la interpretación de Sartre-Balthazar, sincera, ardiente y encendida por la fe, había provocado la conversión de uno de los prisioneros que asistieron a la función.

No nos queda sino rendir homenaje a la grandeza humana que, cuando se expande en toda su capacidad creativa y se entrega para el bien de sus semejantes, manifiesta – aunque no se lo proponga - nuestra condición de creaturas hechas a imagen de Dios.

Maria Paola Scarinci de Delbosco octubre 2001

Maria Paola Scarinci de Delbosco 18