La Espada Que No Le Donó Rosas a Solano López
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La espada que no le donó Rosas a Solano López
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witter Por Luis Fernando Beraza |
28/06/2015 | 02:35
E n todos los tiempos existió y existe por distintos motivos el reemplazo
de la historia por el mito. Las razones suelen ser, entre otras, descuido,
ignorancia, polítiquería o mala fe. Como nadie se toma el trabajo de ir a
las fuentes o revisar nada, se repiten lugares comunes que se instalan
en el sentido común colectivo de una comunidad. La espada que
supuestamente le donó Juan Manuel de Rosas a Francisco Solano
López sería un buen ejemplo de lo dicho, repetido hoy hasta por la
presidenta de la Nación en sus habituales charlas televisivas.
¿De dónde nace el error? Hete aquí que el 17 de febrero de 1869
Rosas le escribió una larga carta a su amigo Rojas y Patrón, en la que
le manifiestaba su deseo de legar su sable a Francisco Solano López.
De este texto se toman todos los historiadores revisionistas para afirmar
que Rosas le donó el sable al presidente paraguayo. Y aquí –por falta
de lectura exhaustiva y mala fe– se empieza a sostener el error. En
primer lugar, suena raro que Rosas done su sable a López, puesto que
los paraguayos siempre se sumaron a cualquier coalición en contra del
Restaurador. No es que quisiera a Mitre, pero López no era santo de su
devoción.
Sin embargo, la primera confusión partió de José María Rosa, quien en
su libro La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas confundió
dicho sable de Rosas con el que el general José de San Martín le había
donado previamente. En su testamento Rosas aclara que se trata del
sable que recibió de la Legislatura porteña por la Campaña al Desierto.
¿Y la donación de este otro sable? Y aquí viene el tema. El párrafo
aislado dice lo que el revisionismo sesentista afirma. Sin embargo, la
famosa carta habla de cualquier tema y en un impromptu Rosas lanza
esa frase de la supuesta donación. Su amigo Rojas y Patrón le contesta
el 23 de marzo de 1869 explicándole que todos sus papeles y su
espada deberían estar en un Museo Argentino. Finalmente el mismo
Rosas zanja la cuestión indicando que éstos (papeles, libros, espada y
demás objetos) serán entregados, una vez fallecido, a él (Rojas y
Patrón) y su esposa. Y esto nunca se modificó.
En conclusión: de una frase aislada y que finalmente no pasó de un
impromptu, al parecer sarcástico, se tomaron muchos historiadores o
pseudohistoriadores sesentistas revisionistas argentinos para decir que
Juan Manuel de Rosas le donó su espada a Francisco Solano López. El
neo-revisionismo macaneador actual, que es más improvisado y menos
consistente que el anterior, lo repite como loro y se lo hace decir a una
dirigencia política bastante huérfana de conocimiento histórico. En
definitiva, estamos peor que en los 60. Se intenta reescribir la historia
citando errores y violando una de las leyes de oro del revisionismo: el
análisis crítico del pasado evitando lo que por muchos años se llamó “la
historia oficial”.
*Profesor de Historia e historiador.