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LA ENSEÑANZA DE LA SOCIOLOGIA Y LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA POR ANTONIO PERPIÑA RODRÍGUEZ Doctor en Derecho Hace ya más de un siglo que Augusto Comte lanzó al mun- do el neologismo de "Sociología" para definir una ciencia nue- va, la de la sociedad, como objeto independiente del conocimien- to. De entonces hasta la actualidad ha sido revisado el contenido de esa nueva disciplina comtiana de tal modo, que puede afir- marse que apenas tiene nada que ver con el alcance y significa- ción que la atribuía su progenitor, hasta el punto de que no faltan autores que niegan al filósofo francés la paternidad y aun toda relevancia sustancial dentro de esa nueva ciencia (A. W. Small, L. von Wiese ... ) ; pero al través de todas las fluc- tuaciones teoréticas y pedagógicas que se han producido desde la aparición del "Cours de Philosophie positive", es indudable la firme presencia de tres fenómenos fundamentales: 1.° La consagración del término de "Sociología" en todos los idiomas como denominador de un cierto ámbito de conocimientos cien- tíficos: 2.° La progresiva depuración y sustantividad de esa es- fera de conocimientos frente a las demás ramas del árbol de las ciencia. 3.° La constante e ineludible infiltración del "espíritu sociológico" en el método, alcance e interpretación de las de-

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LA ENSEÑANZA DE LA SOCIOLOGIAY LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA

POR

ANTONIO PERPIÑA RODRÍGUEZ

Doctor en Derecho

Hace ya más de un siglo que Augusto Comte lanzó al mun-do el neologismo de "Sociología" para definir una ciencia nue-va, la de la sociedad, como objeto independiente del conocimien-to. De entonces hasta la actualidad ha sido revisado el contenidode esa nueva disciplina comtiana de tal modo, que puede afir-marse que apenas tiene nada que ver con el alcance y significa-ción que la atribuía su progenitor, hasta el punto de que nofaltan autores que niegan al filósofo francés la paternidad yaun toda relevancia sustancial dentro de esa nueva ciencia(A. W. Small, L. von Wiese ... ) ; pero al través de todas las fluc-tuaciones teoréticas y pedagógicas que se han producido desdela aparición del "Cours de Philosophie positive", es indudablela firme presencia de tres fenómenos fundamentales: 1.° Laconsagración del término de "Sociología" en todos los idiomascomo denominador de un cierto ámbito de conocimientos cien-tíficos: 2.° La progresiva depuración y sustantividad de esa es-fera de conocimientos frente a las demás ramas del árbol de lasciencia. 3.° La constante e ineludible infiltración del "espíritusociológico" en el método, alcance e interpretación de las de-

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más ciencias, incluso al través de las mentalidades más refrac-tarias a la nueva disciplina. En suma, la Sociología es algomás que una "moda" (como podía decir en su tiempo GabrielTarde), sujeta en su existencia al capricho cuotidiano; ha pa-sado ciertamente a ser una exigencia permanente para la ac-tual posición del espíritu científico.

Las críticas adversas a esta conclusión más proceden de unaimpremeditada y superficial actitud, de una desdeñosa ignoran-cia, que de una meditación seria y fundada; pero esa posicióndespectiva tiene el grave peligro de que al generalizarse y con-vertirse en "lugar común" priva a la Sociología de una atmós-fera propicia para su desarrollo y convierte en raquítico arbus-to lo que puede (y debe) ser árbol fructífero. Y lo malo es quesu falta de expansión perjudica inmediatamente a otras zonasdel saber, no ya por la general solidaridad y conexión entre lasdiversas ciencias, sino porque velis nolis, la especulación con-temporánea está matizada por el signo de lo social. No es quevayamos a hacer de la Sociología la disciplina central del cono-cimiento—Augusto Comte ha quedado ya muy atrás—, sino que,cómo ya dijimos, el "espíritu sociológico" impregna hoy, auninconscientemente, el pensamiento de la gran generalidad delos tratadistas y teorizantes de las más distintas ciencias. Desuerte que. muchos (muchísimos) que sin darse cuenta meditany estudian "a lo sociólogo", impiden irreflexivamente la per-fecta expansión de sus ideas, puesto que, desde un principio,han puesto el veto a la ciencia que debe suministrar el métodoy las' premisas primordiales de toda especulación más o menossociológica. ¿Qué diríamos del economista que, por una parte,concibiese su disciplina como "Economía pura", y, por otra, ne-gara toda autonomía y valor .a la' ciencia matemática? ¿Y quédel fisiólogo que sepultase eh el desprecio a

•la química? Pues

lo mismo hemos de pensar del historiador que en el suceder temporal 'confiere la prioridad a los grupos sobre los héroes y losgeniás, y que al propio tiempo se opone al florecimiento de laciencia específica 'de los grupos; y del jurista que a' la vez que

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quiere superar el verbalismo legal y penetrar en , la realidad so-cial, pone un dique al estudio autónomo de esta realidad; y delmoralista que trasponiendo los estrictos umbrales de la. "ra-zón pura práctica" desea hallar las normas de una ética reali-zable y posible, pero que simultáneamente condena todo estu-dio específico de las posibilidades sociales. Y cuenta que ennuestros días los historiadores, los juristas y los moralistasse adscriben, en general, a esas corrientes.

Si, por lo tanto, la ciencia moderna se orienta hacia la rea-lidad social, es evidente que postergar la Sociología y preten-der construir ciencia viene a ser lo mismo que querer navegararriando las velas.

II

Pero el cultivo de la ciencia tiene dos instrumentos muy di-ferentes: el libro, el tratado que cada autor lanza al lector anó-nimo y aislado, y la enseñanza, por medio de la cuál se prepa-ran las inteligencias en contacto espiritual e intelectual con elmaestro. Nuestros tiempos—de la letra escrita y de la impren-ta—han dado al primer instrumento

- una gran importancia; mas

a pesar del poeta Quintana, más grandiosa y fecunda es la pa-labra que de los labios del maestro se detiene y germina 'direc-tamente en la inteligencia de los alumnos. Quiere decirse quelas grandes editoriales y la indefinida profusión del papel im-preso no podrán nunca reemplazar, como vehículo del saber, alverbo vivo y al intercambio mental que desde Grecia han for-mado las grandes escuelas de pensadores. La Universidad mo-derna—desgraciadamente en .un plano mucho más modesto—es el vivero de estudiosos y el manantial de conocimientos in-mediatos en que no es indispensable el frío texto cuya tinta notiene la fuerza de persuasión de la palabra hablada.

Pues bien, de las dos premisas que hemos esbozado; necesi-dad del conocimiento sociológico y necesidad de la enseñanza,científica al través de la Universidad (la "escuela", privada es

Insuficiente o más bien nula), se deduce con imperativo de inex-cusabilidad, la de introducir en el plan de estudios universita-rios, ya asignaturas que especialmente tengan ese contenido pe-culiar, ya programas de curso que, versando sobre otras ma-terias, concedan cierta atención al aspecto sociológico de losproblemas. Es claro que esto último dependerá del criterio delProfesor que redacte el plan de curso (mientras no se impongaun mínimo oficial) y, por otra parte, no nos interesa ahora;'en lo que sí vamos a insistir es en la necesidad y convenienciadel estudio de la Sociología como disciplina universitaria sus-tantiva.

Con arreglo a su propia idiosincrasia, y en armonía con suscaracterísticas peculiaridades, los países que marchan a la ca-beza en el aspecto cultural, y en general, la inmensa mayoríade las naciones, han establecido en sus planes de enseñanza uni-versitaria el estudio especial y separado de la Sociología y deotras muchas ciencias sociales más particulares. En Alemania,de acuerdo .con las líneas esenciales del pensamiento germáni-co, ese estudio se ha localizado en las Facultades de Filosofía.En Francia, desde que se creó en 1887 el curso de "ciencia so-cial y pedagogía", en Burdeos (a cargo de E. Durkheim) los es-tudios sociales se refugian principalmente en la Facultad dé Le.tras, aunque también en las de Derecho, en el Colegio de Fran.ola y en otras instituciones se dan lecciones de ciencia social.Es de notar que los franceses—más prácticos que los alema-nes—tienden a la separación rigurosa de Filosofía y Sociolo-gía, aun los mismos filósofos; lo que, por otra parte, se ha pro-ducido más recientemente en Alemania al través de la concep-ción "sistemática" de la Sociología. Esas concepciones y suconsiguiente repercusión en el tratamiento pedagógico han - pa-sado en mayor o menor escala a los países sometidos a la in-fluencia cultural germana o francesa. En fin, sin precisar m5,sdetalles (para cuyo conocimiento nos remitimos al bosquejo his-tórico que sobre el tema hemos hecho), destacaremos el pri-mer prtpel que juegan los Estados Unidos de Norteamérica en

la enseñanza universitaria de la Sociología. Aquí no sólo haycátedras de Sociología o ciencia social pura, sino que ademásse estudian en todos los centros académicos muchas y muy va-riadas disciplinas de contenido social. Más todavía: puede afir-marse que en la República norteamericana no sólo esos temasconstituyen una especialidad científica, sino que han dado lu-gar a un verdadero "espíritu social" que ya a principios de si-glo se había infiltrado en todas las disciplinas.

¿Y en nuestra Patria? Hubo un tiempo en que existía ladenominación de "Facultad de Derecho y Ciencias Sociales"(nombre que se ha conservado en la América española) ; perolo cierto es que los juristas españoles apenas se rozaban conesa clase de ciencias al través de la "Economía política"—porcierto muy poco orientada en el sentido que, en otras partes hadado lugar a que justamente se permutase esa denominaciónpor la de "Economía social"—y de la "Política social y legisla-ción comparada del trabajo", que forma parte de los estudiosde Doctorado. Y únicamente en la Facultad de Filosofía y -Le-tras ha habido una asignatura de "Sociología". Como pasa entodas partes, y es perfectamente lógico, esta penuria de estu-dios universitarios se corresponde ciertamente con uña escasaatención a los problemas sociológicos.

La recientísima reforma universitaria ha creado la Facul-tad de Ciencias Políticas y Económicas, introduciendo en ella,las asignaturas de "Teoría de la sociedad" y de "Sociología".Ignoramos el contenido y trascendencia que habrán de recibiruna y otra; no sabemos si la primera va a encubrir una real yefectiva Filosofía de la sociedad, o bien, como traducción de laGessellschaftslehre alemana, nos va a suministrar el análisis dela

'forma social concretamente más importante: la Sociedad ci-

vil. En todo caso es indudable que ha plasmado en realidad unaloable intención de conceder a los estudios sociológicos la im-portancia que merecen.

Pero no nos ciamos por satisfechos. Como ya queda consig-nado, esa clase de conocimiento no puede constituir una pura

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especialidad es necesario y adecuado el abstraer la autono-mía del objeto hasta establecer una asignatura propia en la.Facultad que evidentemente más relación con ese objeto tiene,

Mas al propio tiempo debe contagiarse a otras especializacionesque lo exigen, el gusto y el sentido de lo social. Ahora nos limi-tamos a considerar la conveniencia y oportunidad de difundirel, conocimiento de las cuestiones sociológicas en la Facultadde Derecho

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Diversos autores han destacado la poca simpatía—por lodemás recíproca—que los • estudiosos del Derecho sienten portodo lo que suene a "Sociología". A lo cual contribuyen dos cir-,cunstancias de indudable peso: la influencia que aún ejerce lamentalidad positivista, según la cual el análisis del fenómenojurídico se reduce a la interpretación de los textos legales envigor, y la creencia de que la Universidad sólo sirve para pre-parar a los que han de vivir del ejercicio práctico de la profe-sión, o bien han de ocupar los cargos de jueces, notarios, etc. a.quienes de modo análogo solamente preocupan las cuestiones delege data. Pero ni una ni otra opinión se encuentran justifica-das, como vamos a ver.

Empecemos por la primera. El pensamiento positivista y laConcepción "técnica" del Derecho han preterido de tal modo lainfraestructura sociológica de los fenómenos jurídicos, que re-dujeron el campo de estudio de la jurisprudencia a la exposi-ción, comentario e interpretación del Derecho positivo, enten-diendo por tal el que se halla , formalmente enunciado. Y comoel racionalismo moderno 'sigue imperando, con su imponentepredominio de la ley escrita, resulta que, en fin de cuentas,ciencia del Derecho no venía a resultar más que un análisis gra-matical y lógico de la palabra legal; la misma costumbre—nor-ma cuya raigambre social es mucho más íntima—quedaba sólocomo reducida fuente supletoria apenas digna de mención, por-

que; en consonancia con la mentalidad "legalista" de los teóri-cos, pasaba a ser una cuestión de hecho a probar y comprobaren cada caso; de este modo la generalidad de la teoría apenastenía que ocuparse de ella.

Y no se diga que el siglo actual ha superado el positivismojurídico; primero, porque tal superación no pasa, en general,de ser una afirmación platónica que se olvida al desarrollar eldetalle de cada rama del Derecho; y, segundo, porque en todocaso si se ha ido más allá de la ley escrita no ha sido para des-cender a la realidad social, sino para remontarse a la Filosofía,más alejada aún de esa realidad que' el Derecho positivo. Estolo saben todos los que han pasado por las aulas de la Univer-sidad.

Ahora bien, la concepción puramente lógico-técnica es enabsoluto insuficiente para \ iluminar el fenómeno del Derecho.No es esta la ocasión de justificar ampliamente ese pensamien-to, bastándonos el hacer unas breves consideraciones. El Dere-cho no es simplemente un "deber ser" ni un valor, ni la nor-ma jurídica es un "plan a realizar", como la definió un autor.El Derecho positivo, que es fundamentalmente el que se cursaen las Universidades, es una realidad social, así, con todas susletras, y por eso es vano querer agotar su esencia y su contenidoen el cuadro frío y cortado de los párrafos de la ley; por consi-guiente, una pedagogía que prescinda de las raíces sociales con-cretas de un sistema positivo será siempre incompleta y enga-ñosa. Porque la norma jurídica no es, repetimos, un puro deberser. "Lo que no es, lo que no puede ser, no debe ser objeto deun estudio jurídico", dice el positivista Jorge Jellinek. Ni el De-recho es tampoco un valor, sino un intento de realización de va-lores; pero su sustantividad y su consistencia radican en la cris-talización de ese intento, no en los proyectos inocuos de perfec-ción ni en la pura idealidad de los valores. En una palabra, elDerecho es realidad y posibilidad social, y será absurdo quererdesentrañarlo volviendo la espalda a la total realidad social.

Cuando un jurista como Ihering, más o menos inclinado ha-

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en el positivismo, trata de analizar el Derecho romano, no separa en las reglas formalmente formuladas, sino que escudriñael Derecho real y vivido, encontrando incluso unas "reglas la-tentes del Derecho" que, aunque no fueran expresamente decla-, radas de ninguna manera, no por ello dejaban de ser efectiva-mente positivas. Pero esas reglas, aunque no se • quiera, son pt-dazos de la realidad sociológica, la cual' constituye siempre unacantera de conocimiento del Derecho. Más todavía : cuando HansKelsen, el jurista más enemigo de la Sociología, quiere llegara la última esencia del Derecho positivo, no tiene más remedioque reconocer—claudicando en su "purismo" metodológico"—que la positividad es tanto como la eficacia y la vigencia, con-ceptos de irreductible significación sociológica.

Pasemos ahora al otro punto, al de la especialización quedebe producir la enseñanza universitaria. Si las aulas no fue-ran más que viveros de profesionales del Derecho: abogadosen ejercicio, jueces, etc., todavía podríamos decir—de acuerdocon todo lo apuntado—que es peligroso dar de lado toda orien-tación y preparación sociológica. Pero si a mayor abundamien-to resulta, como no puede ser menos, que la Facultad es 'tam-bién centro de formación de , los teóricos de la ciencia y de lospolíticos activos (; los que han de constituir el nuevo Derecho!),entonces la cuestión se simplifica aún más y queda acreditadoque es de todo punto improcedente aquella eliminación. La cien-cia íntegra del Derecho, en efecto, no sólo es la ciencia de lojusto y de lo injusto, sino el conocimiento de las cosas divinasy humanas, como decían los romanos. Más concretamente, elconocimiento jurídico perfecto ha de nutrirse de una triple raíz:la Filosofía, que dirá qué es lo justo y qué es el bien común,como objeto inmediato del Derecho; la Sociología, que al su-

ministrar el detalle de la "materia" regulable permitirá concre-tar las normas generales que la primera nos da, y, finalmente,la Técnica jurídica, que allegará el instrumento conceptual ypráctico de realización de esa justicia necesaria y posible de lasociedad. La especulación doctrinal que prescinda concretamen-

te de la segunda no llegará a ningún resultado positivo y se ago-tará en un girar ciego en torno a un remoto ideal filosófico o noengendrará más que una bella "alquimia" jurídica, de impeca-ble estructura técnica, pero de total ineficacia. Al jurista quequiera prescindir de la realidad social podría hacérsele la mis-

ma objeción que Kant oponía a la filosofía de Platón; tambiénla paloma cree tal vez que volaría más de prisa si no tuviera elobstáculo del aire.

¿Y qué decir de la lege ferencla? No olvidemos que el Dere-cho positivo que se estudia en los Centros de enseñanza no vie.ne del cielo, como la legislación mosaica, ni surge de la tierra,como la hierba, sino que lo hacen los hombres, en último térmi-no los mismos abogados que antes estudiaron allí, pues la granmayoría de los políticos activos proceden de esa profesión y lacasi totalidad de los que constituyen las Comisiones asesorasson abogados. De donde se desprende que si en la Universidadno empezaron a imbuirse de un sentido sociológico y de unaconcepción real y social del Derecho, estaremos en peligro deque nos provean de leyes impracticables y nocivas, pues nadapeor que querer implantar un "deber ser" que "no puede ser".Solónéno quiso dar la mejor constitución a los atenienses, sinoúnicamente la mejor para ellos; y sólo por este detalle merece-ría elsobrenombre de sabio; mas para tal fin hubo de conocerla realidad social de su tiempo y país. Los americanos sabenmucha Sociología, pero una vez olvidaron que hay que legislarconociendo y midiendo la posibilidad social de dar normas... yal poco tiempo tuvieron que derogar la Ley Seca. En fin, cons-tantemente vemos cómo leyes muy "justas" y técnicamente im-pecables vienen a constituir una calamidad mayor que la quepretendieron remediar; o, por lo menos, a menudo observamosla promulgación de normas que no pasan del papel porquesu filo se embota en la malla compacta de las exigencias so-ciales.

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Esto y mucho más puede decirse para demostrar cómo laciencia del Derecho no puede caminar si se la pone una vendaque la impida examinar la realidad del mundo de los hechos. Ycomo el conocimiento racional y exacto de esa realidad socialsólo lo puede dar la ciencia sociológica, es innegable que nopuede haber juristas acabados que no sepan Sociología. Y si laformación y educación jurídica ha de obtenerse en las Univer-sidades, no debe existir una Facultad de Derecho que no dedi-que alguna atención a esa rama del saber. Desde el punto de vis-ta teórico,-una preparación sociológica suficiente facilitaría lasolución de muchos problemas que aún constituyen intermina-ble fuente de polémicas: concepto del Derecho positivo, sentidoy finalidad de la interpretación (que no ha de captar la menslegis ni la mena legislatoris, sino el ens sociales), significaciónde la costumbre, etc., etc. Y desde el punto de vista práctico,ese -género de preparación crearía buenos legisladores y ase-sores... y también más perfectos abogados.

Porque ¿para qué sirve la Sociología?—podrá preguntaraquel cuya vocación sea el ejercicio libre de la carrera—. Pues—le contestaremos nosotros—para que el día de mañana com-prendas y manejes mejor de lo que lo hacen gran número deprácticos el Derecho laboral, por ejemplo, cuya excitabilidadsocial hace que se escape de los dedos cuando se quiere captarlocon espíritu rígidamente tecnicista; o para que puedas infor-mar más adecuadamente si te requieren para la constitución deuna sociedad mercantil sui generis. Y no digamos qué respues-tas podrían darse al aspirante a la Judicatura: a pesar de laindignación de los "legistas", el buen juez Magnaud, que veíamás allá de la letra de la ley, es y será siempre un modelo, porlo menos discutible. En resumen, conoce a la sociedad en quevives y comprenderás qué Derecho es el que la rige. Y si quie-res comprender bien a la sociedad, llégate a ella con un método

adecuado y un conocimiento racional; es decir, estudia Sociolo-gía. Y, sobretodo, no hagas ni propongas nuevas leyes que va-yan contra la corriente social imperante; lo que te podrá pasaraunque seas un gran psicólogo y profundo conocedor intuitivodel alma humana. Porque la vida en común—que es a la que serefiere el Derecho—no es lluvia de gotas independientes, sinotorrente; no la capta la psicología, sino .la Sociología.

Una objeción podría suscitarse aquí : al jurista, sobre todoal que se especializa en una rama del Derecho, no le interesarámás que conocer bien la realidad social concreta que guardaconexión con su especialidad, por lo que, de un lado, no necesi-tará distraerse en estudios sociológicos generales, y, de otro,como la Universidad no puede atender a tantas y tan distintasmaterias, no se la puede exigir que incluya esa clase de estudiosen una Facultad de Derecho. Es cierto esto último; sería mons-truoso y desproporcionado que la pedagogía oficial previera laenseñanza de todas las cuestiones especiales que afectan y se re-lacionan con el mundo del Derecho; pero si lá Universidad nopuede, en sus temas jurídicos, recoger una Sociografía omni-comprensiva, sí puede y debe dar la preparación suficiente paraque cada uno sea capaz de profundizar en su propia especiali-dad social. Y esto sólo lo da la previa noción de los problemassociales generales, es decir, la Sociología.

Queremos insistir en este punto, que constituye el objetivoterminal de nuestras divagaciones. La Facultad de Derecho nopuede, por las razones expuestas, dejar las inteligencias de losalumnos completamente vírgenes de toda sombra sociológica, ycomo tampoco está dentro de sus límites e imperativos el su-ministrar el conocimiento minucioso de toda la realidad social,ha de limitarse a imponer la disciplina, que es base y fundamen-to de toda especulación y adoctrinamiento social: la Sociologíageneral. Las formas generales de reacción social, la naturalezaY sentido de las fuerzas que actúan en la sociedad, las tenden-cias más elementales del movimiento de ésta, las líneas esque-máticas de toda institución, etc., son cuestiones que no debe

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desconocer ningún estudioso del Derecho. De la misma maneraque al iniciarse los estudios de Derecho debe haber (aunque nola haya) una asignatura que con el nombre de Teoría generaldel Derecho, de Filosofía jurídica, o como sea, dé al alumno unanoción clara y uniforme de lo que es la ley, el contrato, la nor-ma consuetudinaria, etc., para evitar que al acabar la carrerano salga con tantos conceptos de ley, etc., como disciplinas hacursado (pues corrientemente cada una le da uno distinto), deigual suerte,' repetimos, debe emprenderse la formación mentaljurídica cursando una asignatura que instruya sobre lo que esen general la institución, la eficacia social, la materia y la for-ma 'de los grupos sociales, el poder y el bien común, etc., paraimpedir que análogamente termine sus estudios con diez o vein-te conceptos de esos temas... o con ninguno, a pesar de que losutilice en muchas de las definiciones que ha aprendido.

Pero no es eso sólo. Si la. Facultad de Derecho no puede re-cargar sus enseñanzas con las de todas las ciencias sociales ymonografías sociográficas que se relacionan con el Derecho (yque son todas o casi todas), tampoco debe, en cambio, descui-dar el conocimiento de una rama especial: la Sociología jurí-dica. Porque las normas de Derecho (como las decisiones polí-ticas) no pueden oponerse pura y simplemente a los fenóme-nos o hechos sociales, como se opondrían la materia y la formacon, radical disparidad de tratamiento lógico y científico. Y elloes así porque tales normas son, a su vez, hechos sociales con de-terminada virtualidad y cierta trascendencia. Acudiendo al tes-timonio de un filósofo formalista, observemos que, "pese . a todo,siempre será al orden social al que debe imputarse legítimamen-te, en todo caso, el resultado a que se llegue. Pues está fuera detoda duda que si el Derecho no hubiera dictado esta o la otraregulación, no habrían podido surgir los fenómenos sociales

discutidos" (Stammler). Estas profundas palabras nos mues-tran que si el Dereceho puede ser lógicamente valorado como laforma de la materia social, sociológicamente es también un fe-nómeno social eficaz. El estudio del Derecho como tal fenóme-no formará una sección o rama de las ciencias sociales, la So-ciología jurídica precisamente.

Porque hasta ahora hemos hablado de que el Derecho debeamoldarse a la realidad social, y, por ello, el conocimiento deésta es indispensable para aquél. Ahora hemos de efectuar unainversión de perspectiva y comprender que, a su vez, la realidadsocial se moldea un tanto al dictado del Derecho. Y el juristano debe desconocer esa capacidad social de obrar de la normajurídica, no ya para adaptarla a los hechos sociales, sino, paraintentar, con probabilidades de éxito, el reformar "desde arri-ba" la realidad externa, así como para impedir los efectos no-civos de aquélla. La represión del aborto puede intentarse conmedidas jurídico-coercitivas; asimismo debe renunciarse, des-de luego, a conseguir, la total supresión del alcoholismo por me-dio de la ley (pues no hay paridad ele fuerzas sociales) ; pero alpropio tiempo debe medirse escrupulosamente que un preceptopromulgado no origine de rechazo males que sin él no existirían,o al menos sólo muy atenuados: el "gansterismo", verbigratia.Todo esto no es más que Sociología jurídica aplicada.

En resumen, la disciplina especial a que nos referimos en-señará a los juristas que el Derecho es una fuerza social conmagnitud limitada,

'que, por una parte, no puede configurar a

su capricho la realidad social (porque en ella hay energías irre-ductibles o más fuertes que él), pero que, por otra parte, sípuede tener aptitud, en ciertos casos, para suprimir males rea-les. No se podrán "inventar Constituciones", como soñaban nues-tros abuelos, pero tampoco hemos de resignarnos a un " laissezfaire" antinormativo, como imaginaron nuestros bisabuelos. Ytambién adoctrinará al jurista que el Derecho es un arma quedebe utilizarse con cautela, pues cuando se dispara no se sabeel efecto de su explosión; es un árbol que, sembrado en terreno

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del Mundo social, se ramifica y arraiga en insospechadas direc-ciones. Carlos Marx decía que el capitalismo (la burguesía) ha-bía tenido la ignorancia del aprendiz de brujo que puso enmarcha una fuerza que luego no pudo frenar ni contener, y locierto es que todos los Gobiernos deben recordar que puedenincurrir en la misma torpeza; pero la fuerza incontenible queponen en movimiento no son los medios económicos de produc-ción, sino las leyes y preceptos positivos.

Como síntesis de cuanto queda expuesto, estimamos que enuna reforma racional de la enseñanza universitaria debía crear-se en el primer año, o preparatorio de la Facultad de Derechouna asignatura de Sociología, implantando en el Doctorado otrade "Sociología jurídica"..La reforma no tendría nada de capri-chosa ni de revolucionaria. No hay capricho en ello, porque lasrazones aducidas que son una pequeña parte de las que po-drían esgrimirse—lo acreditan suficientemente, y no implicaríaun cambio radical de orientación, porque muchas y muy diver-sas escuelas y doctrinas, que han repercutido en los programasde curso, se muestran fuertemente contagiados por aquel "es-píritu sociológico" de qué hablábamos al principio. El Dere-cho penal ha superado, afortunadamente, la etapa positivistade Lombroso y Ferri; pero en esa evolución reciente ha surgidocontaminado en parte por las preocupaciones de la Sociologíacriminal y Crimonología. Y esto no es una desgracia. El Dere-cho político ya no es una exégesis del texto constitucional, sinoque, en parte, tiende a entremezclarse con la ciencia política(como a mediados del siglo pasado), y en parte—mayor aún—parece transformarse en una Sociología de la cultura (política).El mismo Derecho civil no ha dejado de experimentar la in-fluencia de autores que, como Ihering, Gény y Gierke, aprecia-ban en su justo valor el dato histórico y real.

En pocas palabras, la introducción dé los estúdios sodói62gicos en la Facultad de Derecho sería una buena base para per;feccionar la formación de los alumnos, a quienes én muchas' oca

se lleva al terreno de aquella disciplina sin la preparacióngeneral adecuada. Y contribuiría a lo que tanto es de desear: aq lie el abogado se apegase más a la realidad y comprendieseque los textos que maneja o son porciones de la realidad vividao no son más que palabras sin sentido. Y aún le quedaría tiem-po para meditar sobre la función social del jurisperito en elForo, en el pretorio o en la Administración.

La Sociología es una ciencia nueva aun para los momentospresentes. Mucho más "nueva" de lo que hubiera podido preverJuan Bautista Vico al cabo de dos siglos de su obra. Pero esecalificativo no supone que se trate solamente de una "novedad"llamada a desaparecer tras una vida efímera, como las modasantes al contrario, creemos que el tiempo irá delimitando susperfiles propios, consagrando su autonomía científica y borran-do la prevención con que desde muchos sectores aún se la mira.

Algo así ha pasado ya en gran medida en lo que se refierea su entronización en las esferas de la enseñanza, donde lenta-mente ha ido adentrándose hasta ocupar un lugar destacadoen todos los planes de estudio racional y sistemáticamente ela-borados. Ahora bien; si queremos tener una visión clara deesa evolúción, hemos de distinguir cuidadosamente a la Socio-logía como ciencia sustantiva en sentido estricto, y a la Socio-logía como "método", es decir, la conteMplación y exposicióndé otras disciplinas más o menos sociales con un criterio enmayor o menor medida sociológico. En este último sentido eltriunfo dé la nueva ciencia es completo: inconscientemente, in-cluso a regañadientes, la enseñanza universitaria se ha ido ma-ntarido del color propio de aquélla, y muchos juristas, filósofos

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e historiadores , al explicar sus materias, hacen Sociología sinSaberlo,. En el primer aspecto, en el de la Sociología pura, eléxito no es tan amplio, pero en cambio es más visible, toda vezye al .crearse nuevas cátedras y cursos de "Sociología" se san-,

0011a expresa y directamente su sustantividad teórica.Hemos anunciado como propósito de este breve trabajo el

mostrar un bosquejo. histórico y un cuadro sintético de la si-tuación que dentro de la enseñanza oficial superior ha llegadaa , adquirir actualmente nuestra disciplina. Pues bien; aunqueen el examen de la situación presente nos hayamos de limitar,por exigencias de brevedad, por lo menos, a exponer los Centrosuniversitarios en que se cursan asignaturas o estudios de So-ciología, en el desarrollo histórico hemos de hacer también, y

previamente, una referencia a la progresiva influencia del es-píritu sociológico en la pedagogía, advirtiendo desde ahora queel carácter desordenado y asistemático de esa influencia, asícorno la falta de una reflexión seria sobre su significado y al-anee, ha dado lugar contradictoriamente a que no se haya re-

cibido a la Sociología general todo /o abierta y claramente quecabía esperar dé una época preñada de sentido "social" y "so-,danzante".

VIII

Henri Hauser, al tratar de la historia de la enseñanza delas ciencias sociales, cree que la misma comienza con el Dere-cho público, más concretamente con las cátedras de Derechonatural y de gentes, llegando incluso a saludar a Pufendorfcomo "el padre de la enseñanza social" ("L'Enseignement desSciences sociales", París, 1903, pág. 96); y cuando investigala entrada de los estudios sociales en las Universidades, vafijándose en la creación de las cátedras de Derecho natural y degentes y de Derecho constitucional, destacando naturalmentela creación en Ferrara, en 1797, de la de "Diritto costituzionalecispadano e giuspublico universale", y en París, en 1837, la de

Derecho constitucional, instituida por Guizot , para. l'ellegrinéRóssi. Más adelante pondrá de manifiesto otra nueva fecha dogran importancia en la enseñanza de las ciencias sociales: lade 1877, en que se introduce en las Facultades de Derecho. fran-cesas la de la Economía política. Por último, el autor citadose detiene a considerar los estudios de legislación comparada,de geografía y de historia económicas, de estadística, etc., aun-que naturalmente consagra especial atención asimismo a la en-señanza de la ciencia social general o Sociología.

Es indudable que el tema de la obra que hemos citado abar-ca mucho más que el nuestro, ya que apunta a las ciencias so-ciales en general; pero sus indicaciones sí nos van a servir paracomprobar la afirmación que ya hemos aventurado, a saber:que la forma impremeditada y anárquica, por decirlo así, conque la mentalidad sociológica fué filtrándose en la enseñanza,perjudicó a la admisión de la Sociología propiamente dicha enlos claustros universitarios. También partiendo de aquella ex-posición señalaremos brevísimamente la forma silenciosa conque el espíritu sociológico ha ido enseñoreándose de la peda-gogía superior.

Porque al principio no era así; las cátedras que Hauser se-ñala como primeros o principales jalones que marcan el trán-sito de las disciplinas sociales dentro de la Universidad, las deDerecho natural y de gentes y Derecho constitucional, no seexplicaban entonces con ningún sentido sociológico, al que eranopuestas las directices fundamentales del pensamiento cientí-fico a la sazón imperante. Mal podía compaginarse con el realis-mo social y con el constante acomodamiento a los hechos y alas tendencias fácticas y experimentales, propios de aquel sen-tido, el idealismo filosófico y el despreció por la realidad histó-rica que caracterizan la mentalidad racionalista del iusnatura-liámo y de las teorías constitucionales modernas. Para quienesla razón abstracta, atemporal y universal daba la pauta deta-llada de las directrices jurídicas, para quienes la constituciónpolítica era un resultado de principios de universal aplicación,

-ANTONIO PEPP4194 ROPIIIOTLTET

LA ENSEÑANZA Ot'LA SOCIOLOGÍA Y LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA 53hasta el punto de poder trasplantarse lindamente el modelo re.,cior

► - hallado a- todos los países, fuera cual fuera su cultura,

civilización., clima y raza, poquísima importancia habría de te-nerlel,peso dél dato social concreto o las leyes o tendencias his-«trinas de cada materia social determinada.

Por otra parte, la Jurisprudencia, en general, adolecía deigual limitación de perspectiva, y dando de lado las exigenciasde cada sistema positivo se prefería explicar y acudir a la "ra-zón escrita" del Derecho romano, a los inmutables principios.del Derecho natural o a las invariables reglas de Código deNapoleón.

La penetración del sentimiento sociológico en la enseñanzauniversitaria de las disciplinas ya existentes, con la consiguien-te reducción de aquel monopolio racionalista, se debe a muydiversas corrientes. La escuela histórica del Derecho, por unlado; el positivismo filosófico, por otro (no el positivismo jurí-dico que por su formalismo apenas llega al fondo material delas instituciones) ; las teorías marxistas y darwinistas, por suparte, y la progresiva revelación, en fin, de la cuestión socialComo problema de solución inmediata en la realidad, son fac-tores que se barajan entre sí y con otros para determinar unalenta transformación de la enseñanza universitaria.

Es claro que a.este fenómeno no podían ser ajenos los so-ciólogos propiamente dichos. Spencer, Durkheim, el propio Car-los Marx (que tiene tanto de sociólogo como de filósofo de lahistória) han influido en los profesores dando a sus enseñanzasun perfil sociológico que antes no tenían. Bouglé observa cómodesde Emilio Durkheim los profesores se van preocupando nosólo de enseñar una técnica del Derecho, sino que tratan tam-bién-de hacer comprender cómo y por qué se constituyen lasreglas; y pone de manifiesto ese modo de ver en las cosas enlos

. historiadores del Derecho, como Dareste y Girard,- en los

teóricos del Derecho público, como Duguit y Hauriou, etcétera.("Qu'est ce que la Sociologie?, sexta edición, Paris, 1932; Apén-(dice,) 'No hará falta recordar la influencia que en . Lombroso,

Terri, Garófalo, etc. han ejercido los positivistas, ni las reper-cusiones aún más amplias de las doctrinas de Heriberto Spe

.n-

eer en zonas muy diversas. En Alemania tampoco puede serignorado el influjo que en las enseñanzas políticas, económicasy jurídicas han tenido las teorías de Marx, de Lorenzo vonStein, etc.

Pero si la lenta aparición de la Sociología como rama espe-cial del saber ha favorecido la introducción de un criterio so-‘ciológico en la enseñanza de otras disciplinas, eso mismo, porcuriosa paradoja, la ha dañado a su vez, originando el que hayaaabido siempre alguna repugnancia a crear cátedras, cursos o'escuelas de Sociología pura.

Ix

Porque (y con esto entramos directamente en nuestro ternaconcreto) vino a . resultar que se iba reconociendo, sí, la necesi-dad de que los Centros universitarios recogieran las exigenciasde lo sociológico, pero sin duda se entendía también que esanecesidad quedaba suficientemente atendida eón el nuevo sesgó'que tomaba la pedagogía superior. Los juristas, los economis-tas, los historiadores; los psicólogos, los moralistas incluso, ex-plicaban dando acogida a las características de la nueva cien-cia; mas eón ello esta última parecía perder fuerza para rei-vindicar un puesto en el plan general de enseñanza. De estasuerte, a principios del siglo actual, cuando ya se habían de-lado atrás muchos años de "sóciologuización" de la enseñanza,apenas Henri Hauser podía citar en Europa algunas cátedrasdedicadas a la Sociología general.

Copio hemos de ver, en los momentos presentes el panoramaes muy otro;- pero conviene poner de' manifiesto esa contradic-eión, ya que además debe servir de lección para el futuro. Esabsurdo y paradógico dar valor e importancia al espíritu socialy al método sociológico y, al, propio tiempo, negar 'la necesidad

•zenpori RopRiGupz. LA ENSEÑANZA DE LA SOCIOLOGÍA Y LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA 67

4,4cipo. que 'en las nuevas. Estas últimas, ciertamente han te-do, general, el inconveniente de sancionar el prejuicio o

,prejuicios de que ya hablamos: eliminar la ciencia general dela sociedad en méritos de otras que son una especialidad de ella:Po

-demos afirmar desde luego que es imperfecto el plan de es-

tudios de una de esas recientes Facultades de estudios económi-cos, políticos o sociales, que no dé la debida importancia y re-coja en su justo valor a la. Sociología general, base de cualquierestudio de especialidades sociales. Porque, a mayor abunda-miento, la Economía política se va entendiendo cada vez máscomo "Economía social" y la Política va perdiendo su carácterde pura teoría del Estado, tomando aspecto de una técnica delgobierno o de una Filosofía de lo político, siendo necesario paraambas cosas el conocer sistemática y reflexivamente el hechosocial en su conjunto.

En Francia la ciencia social general se ha localizado funda-mentalmente en las Facultades de Letras. El primer curso secreó en 1887, en Burdeos, para Emilio Durkheim, bajo el títulode "Curso de ciencia social y pedagogía", que en 1896 se trans-formó en cátedra de "Ciencia social", que aún perdura. EnToulouse el curso de Filosofía, que de hecho estaba consagradoa la ciencia social, se transformó pronto en cátedra de "Filo:-sofía social", a cuyo frente estaba Bouglé. Fuera de Burdeos yToulouse la Sociología propiamente dicha sólo estaba repre-sentada en esos tiempos del cambio de siglo en Lyón por uncurso de Bertrand (Hauser, ob. cit.). Más adelante se ha estar;Mecido en las Facultades francesas de Letras un certificado de"Moral y Sociología" y otro de "Sociología". Finalmente con-yiene advertir que desde 1920 las Escuelas Normales de Fran-cia dan estudios de "notiona de Sociologie", con ideas sobre elmundo económico, la familia, el Estado y el papel social ae laReligión, el Arte y la Ciencia. •Se ve aquí, como en la Universi-4s.d, la, orientación de Durkheim y, al mismo tiempo, el pocoarraigo que en el país vecino ha tenido la concepción de la So-Pl9l

ogía como ciencia "pura" y formal, al modo alemán.

Pero es muy cierto que en el país germánico, el siglo pasadono fué propicio para la afloración de estudios estrictamente de

Sociología, por una de las razones que hemos apuntado. Losautores que como Roberto Mohl, Lorenzo Stein, Treitschke,etcétera dirigían sus ojos hacia la sociedad se dedicaban enrealidad a la Política teórica (vid. L. von Wiese: "Sociología",traducción española, Ed. Labor, S. A. Barcelona, 1932, cap. I) ;y de este modo la existencia de una ciencia del Estado

. y de la

política contribuía a impedir la formación de una Sociologíaindependiente (cfr. Raymond Aron: "La Sociologie allemandécontemporaine", París, 1935; Introducción). Ha sido desde co-mienzos de siglo (Tónnies, Simmel, etc.), y sobre todo desde laguerra de 1914-1918, desde cuando se ha tendido en Alemaniaa constituir una ciencia original autónoma, con la consiguienterepercusión en los planes docentes.

Lo interesante és hacer resaltar que en esta ilación la So-ciología ha buscado acomodo en las 'Facultades de Filosofía,por su manera especial de apreciarla. Ya Werner Sombart habíaopuesto a la Sociología, occidental "naturalista" (al niodo fran-cés o inglés) la Sociología alemana espiritualista, y en efecto,la mentalidad teutónica ha propendido, en general, a aproxi-marla a una Filosofía de la sociedad e incluso a la Filosofía dela Historia. Al propio tiempo ha de observarse que en ningúnotro país ha existido una preocupación tan honda por aquila-tar la autonomía y originalidad de la • Sociología como cienciay objeto de estudio; pero también la Sociología pura se cons-truye como verdadera ciencia del espíritu, con destiño normala las Facultades filosóficas.

En cuanto a Inglaterra, observaba Hauser a principios desiglo, que demuestra el divorcio que puede existir entre el pro-greso de la ciencia social y su enseñanza universitaria: "el paísde los Stuart Mill y los Herbert Spencer está lejos de estar en

primera línea en ese último punto de vista" observación que yahabía sido hecha por el sociólogo americano Lester F. Wárd:Y mucho después Lorenzo von Wiese ha de conipararl

Afertbtiol rtuFTSIA

LA ENSEÑANZA DE 'LA SOOTOLOOLI 71" LA TTNIPERSTDAD ESPAÑOLA

ciencias sociales; sin duda que la denominación resulta así másajustada al contenido docente.- un resumen totalmente esquemático de esta evolu-tián. debería reservarse para la terminación de este trabajo,queremos hacerlo aquí como introducción inmediata al cuadrodé los estudios de Sociología en las Universidades de todo élmunido. Y este resumen puede exponerse en dos proposiciones(que en dicho cuadro podrán verificarse) : que la admisión dela Sociología en los planes docentes es hoy un hecho consuma-ao, y que no hay, ni mucho menos, un criterio único para suadscripción a una Facultad determinada. Ya vimos, en efecto,como constituye un curso o cateara de las de Filosofía, de lasde Letras, de Derecho o de Ciencias políticas y sociales. Peroaún hay más: donde existen Facultades de Teología, se nosOfrece algún caso en que la Sociología es recogida por ellas, opor lo menos merecen ese trato ciertas disciplinas de marcadocarácter social, Esto sucede sobre todo en las Facultades deTeología católicas, ya que—y no puede preterirse esto—la Igle-sia y el movimiento católico han contribuido en muy buena me-dida a difundir la importancia de los estudios sociales y socio-15ígicos. Por último, y especialmente en Norteamérica, se pue-den encontrar enseñanzas sociológicas incluso en centros poli-té,cnic,os y de estudios de ciencias naturales.

Un censor malévolo podrá decir que esta indecisión que, losplanes pedagógicos reflejan en relación con la naturaleza y sig-nidcatión de la Sociología, no hace más que demostrar su faltade individualidad científica y lo artificioso de su autonomía teo-rética: Pero es al contrario: eso no se deben, nada más que alá rigützá de contenido de la nueva ciencia y a su conexión ló-gica con muy diferentes áreas del pensamiento doctrinal, No esqüenca'una disciplina incolora e inclasificable, sino: que por losnialltosTmaticeS Con que puede apreciarse puede legítimamentetener Cabida' den tipos de estudio muy diferentes. Y la pollero-tes:

uttffleá ha sido falta de color.

XI

Veamos ahora el balance que arroja la explicación de losestudios sociológicos en las diversas Universidades del mundo.Para ello nos vamos a servir de los datos suministrados por el"Index Generalis" de catedráticos y centros docentes dirigidopor S. de Montessus de Ballore y editado por Mason y Cíe., deParís, en su número de 1938, que es el último que hemos podidomanejar. Aclararemos desde luego que en general prescindimospor completo de toda referencia a las cátedras de Economíapolítica o Economía social. cuya difusión universal es sobra-damente conocida, lo mismo que de las de Ciencia política uotras que siendo más o menos "sociales" no recogen la mate-ria concreta de la Sociología como asignatura o disciplina pro-pia y sustantiva. En cuanto nuestra fuente de información lopermita, precisaremos la Facultad a que concretamente se hallaadscrita aquélla.

A) EUROPA.

1. Alemania.

Universidad de Berlín.—En la Facultad de Filosofía hay unaasignatura de "Teoría de la sociedad" (Gesselschaftslehro) yotra de "Rassenkunde, Vélkerbiologie und lándliche Soziologie".

En la Escuela Técnica Superior de Dresde, en su Sección deCiencias culturales, hay un curso de "Sociología".

Universidad de Francfort.—En la Facultad de ciencias so-ciales y económicas hay previsto un profesor extraordinario

• de "Sociología y política social".Universidad de Gieseri.—En la Facultad de Filosofía, II Sec-

ción, hay un profesor extraordinario de "Psicología social y So-cálogía general".

4rapPrict„recig' 11 1,AcDPI9vEl. . LA ENSEÑANZA DE',LA -SOCIOLOGik 11( ITN~SIDAO ESPAÑOLA 0,8

Universidad de Colonia.—En la Facultad de Ciencias econ6-Micas y sociales hay un Dozent de "Sociología".

Universidades de Hamburgo, Leipzig y Marburgo.—En cadaunaxl,e isus Facultades. de Filosofía se explica , un curso de "So-ciología" (a cargo de un Dozent en las dos últimas).

Universidad de Jena.—En la Facultad de ciencias jurídicasy económicas se estudia "Sociología y Derecho internacional"y "Ciencias económicas y sociales".

Escuela Superior Técnica de Munich.—Hay una asignaturade "Lehrgebiet der Soziologie".

Superiores de Ciencia política, para los que se exige: "Historiade las ideas políticas y sociales", "Historia económica", "So-ciología y Psicología del trabajo" y "Sociología y Psicología delas masas", entre otras materias.

Universidad de Strasburgo.—Facultad de Letras: "Socio-logía".

Universidad de 'Toulouse.—Facultad de Letras: "Filosofíasocial". En el . Instituto. Católico de Toulouse hay una EscuelaSuperior de Ciencias sociales.

Rabat (Marruecos francés).—En el Instituto de EstudiosSuperiores Marroquíes se estudia "Sociología marroquí".

2. Francia.

Universidad' de París. Facultad de Letras, Sección de Fi-losofía. Hay una asignatura de "Sociología".

En el Instituto Católico de París existe un "Instituto de Es-tudios sociales", y además, en su Facultad se estudia "Socio-logía".

En el Colegio de Francia existe una Sección de Cienciasfilosóficas y sociológicas en que se cursan estudios de "Sociolo-gía y Sociografía musulmana" y "Sociología".

Por último, en la misma capital francesa hay una Escuelade Estudios Supériores Socia:es, en cursos de Sociología, De-mografía, Historia intelectual y social, Literatura social, Filo-sofía social, Psicología social, etc.

Universidad de Burdeos.—En la Facultad de Letras hay un"chargé de conferences" de "Ciencia social".

Universidad de Grenoble.—En la Facultad de Letras hayun "chargé de conferences" de "Sociología".

Universidad de Lille.—Facultad de Derecho.—En su Escue-la de ciencias sociales y políticas se estudia "Sociología".

Universidad de Nancy.—En la Facultad de Derecho hay uncurso 'complementario de "Sociología y psicología del trabajo"y otro de "Historia social". Además, el Instituto de Cienciaspolíticas de la misma Facultad concede diplomas de Estudios

3. Imperio británico.

En la Universidad de Londres hay asignaturas de "Socio-logía" y "Biología social". Además se estudia también "Socio-logía" en el Bedford College for Women (en su Facultad de Le-tras) y en la Escuela de Ciencias económicas y política, ambosde la misma Universidad de Londres.

Universidad de Liverpool.—Facultad de Letras: "Cienciasocial".

Dalhousie University de Halifax (Nueva Escocia).—Hay unprofesor adjunto de "Sociología"; también se estudia ésta enel University of Kings College, asociado a la propia Universidad.

McMaster University de 'Hamilton (Ontario).—Hay un lec-tor de "Sociología".

Universidad de Montreal.—Hay una Facultad de Cienciassociales, económicas y políticas en que se cursan diversas dis-ciplinas sociales. En la McGill Univ. de Montreal, en su Facul-tad de Letras y Ciencias, hay una cátedra de "Sociología".

Universidad de Winnipeg (Manitoba).—En la Facultad deLetras y Ciencias hay una disciplina de "Sociología".

Universidad de Cape Tow (El Cabo).—Se estudia "Cienciasocial" y "Antropología social".

Univ. College de Potchefstroom (Africa del Sur).—Se estu-dia "Sociología y Etica".

Real Univ ersidad de Roma.—En la Facultad de Ciencias po-líticas hay un encargado de curso de "Sociología".En la Universidad Pontificia Gregoriana, Facultad de Filo-sofía, hay una cátedra de "Sociología".

Real "Instituto Superior de Ciencias sociales y políticas "Cé-sar Alfieri", de Florencia.—Hay un encargado de curso de "So-ciología".

Universidad de Génova.--Facultad de Jurisprudencia: "So-ciología".

Universidad Católica del Sacro Cuore, de Milán.—Facultadde Ciencias políticas, económicas y mercantiles: "Sociología".

Real Universidad de Palermo.—Facultad de Jurisprudencia,Sección económico-política. Hay un encargado de curso de "So-CiOlogía".

5-,‘ España.

En 1938 no existía más que la cátedra ae "Sociología" de laFacultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Laordenación universitaria llevada a, cabo por Decreto de 7 dejulio de, 1944 ha creado la Facultad de Ciencias políticas y eco-nómicas, en Madrid, con estudios especiales de "Ciencia de lasociedad" y "Sociología". Además se ha conservado en el plande estudios de las Facultades de Filosofía y Letras, en el quintocurso, un cuatrimestre de "Sociología".

. Otros países europeos.

Austria.—Universidad de Viena. En la Facultad de Teolo-gía católica hay un profesor extraordinario de "Filosofía rno4Vál y teoría -cristiana de la sociedad. En la Facultad de cien-cias jurídicas y políticas de la misma Universidad hay Privad

dozenten de "Teoría de la sociedad", "Teoría del Estado y So-ciología", "Teoría de la sociedad y Filosofía del Derecho", "Fi-losofía social" y "Derecho de previsión social". En la Facul-tad de ciencias jurídicas y políticas de la Universidad de Grazhay un Privatdozent de "Sociología".

Bélgica.—Universidad Libre de Bruselas. En la Facuttad deCiencias políticas y económicas: "Sociología". Universidad deLovaina: en su Escuela de Ciencias políticas y económicas, de-pendiente de la Facultad de Derecho, se estudia "Previsión so-cial" y "Doctrina socialcatólica"; y en el Instituto Superior deFilosofía (Escuela Santo Tomás de Aquino) ,de la Facultad deFilosofía y Letras, se cursan "Historia de las teorías sociales"y " Derecho natural y Filosofía social".

Bulgaria.—Universidad de Sofía. Facultad de Derecho: "So-ciología general".

Checoes/ovaquia.—Universidad de Carlos IV de Praga. Enla Facultad de Letras hay una cátedra de "Sociología", y dedi-cado a la misma materia hay constituido un Seminario. En laEscuela Superior Politécnica checa, de Praga, tanto en su Es-cuela Superior dé disciplinas especiales como en la de estudioscomerciales, hay un profesor agregado de "Sociología". Uni-versidad alemana de Praga. Facultad de ciencias jurídicas ypolíticas: hay un Privatdozent de "Sociología". UniversidadCheca de Brun. Facultad de Letras: "Sociología".

Finlandia.—Universidad de Helsinki. En la Facultad de Le-tras y Ciencias hay un profesor extraordinario de "Sociología"..

Holanda.—Universidad de Amsterdam. En la Facultad deDerecho hay una cátedra de "Sociología y Criminología", más-un profesor extraordinario de "Sociología del Derecho". Uni-versidad Católica de Nimega. Facultad de Teología: "Moral,Sociología general y Mística".

Noruega.—Universidad de Oslo. Facultad de Derecho: "So-ciología".

Polonia.—Universidad de Varsovia. Tanto en la Facultad

4,e Derecho como en la de Letras hay una asignatura de "Soclo-logia". También se cursa esta 'misma disciplina en la Facultadde Ciencias " -políticas y sociales de la Universidad Libre de Po-lonia, radicada en Varsovia.

Rnmania. L—Universidad de Bucarest. Facultad de Filosofíay Letras: hay una cátedra de "Sociología, Etica y Estética", yun curso anejo de "Sociología comparada". Universidad de Cer-nauti: en la Facultad de Derecho hay un profesor de Conferen-cias de "Sociología" y en la de Filosofía y Letras una asigna-tura de "Sociología". Universidad de Cluj: en la Facultad deDerecho se estudia "Sociología y Filosofía del Derecho" y enla de Filosofía y Letras, "Sociología. Universidad de Jassy: enla Facultad de Filosofía y Letras (sección de Filosofía) se cursa"Sociología y Etica", y en la de Derecho, "Filosofía del Dere-cho y Sociología".

Suecia.—Universidad de Genebort. Facultad de Letras: "Eco-nomía política y Sociología".

Suiza.—Universidad de Berna. En la Facultad de Derechohay un curso sobre "Allgemeine und spez. Betriebswirtschafts-lehre und Soziologie der Wirtschaft". Universidad de Lausana:en la Facultad de Derecho se estudia "Sociología general", y en_su Escuela de ciencias sociales y políticas, "Sociología".

Turquía.—Universidad de Stambul. Hay un curso de "So-ciología" en la Fecultad de Derecho, y también en el Institutode ciencias .sociales y económicas agregado a la misma Facultad. Además, en la de Letras se estudia una asignatura de "So-ciología y Moral". En el Robert College (Colegio americano), deStambul, en su Facultad de Artes y Ciencias, se estudia "So-ciología".

Yugoeslavia.—Hay encargados de curso de "Sociología" enlas Facultades de Derecho de la Universidad de Belgrado y deZagreb, y en la Facultad de Derecho de Subotica, agregada ala Universidad de Belgrado.

B) ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA.

La relación de las Universidades, Colegios y demás Centrosen que se cursan estudios sociológicos, ya como "Sociología" o"Sociología general", ya como "Economía y Sociología" o "Cien-cia social", o en diversas especialidades de "Economía social","Acción social", "Sociología rural", etc., etc., haría casi inter-minable este trabajo. Por ello y porque puede decirse que lareferencia de dichas instituciones docentes coincidiría casi conel catálogo completo de todos los centros de enseñanza superiornorteamericanos (tal es el grado de desarrollo que la Sociolo-gía ha logrado en este país), ahorramos al lector su enume-ración.

Siendo de destacar además que la organización pedagógica,con la amplia autonomía de que gozan las Universidades y Co-legios y la ausencia de un plan oficial impuesto con uniformi-dad, depende, pues, no de un patrón único impuesto obligato-riamente, sino de que por separado se ha estimado en cada unade tales entidades que es conveniente y aun necesario el aten-der a las, enseñanzas ásociológicas. Ya hemos aludido a la men-ción elogiosa que autores como Henri Hauser y más moderna-mente F. W. Roman y L. von Wiese hacen de los estudios deSociología en los Estados Unidos, donde con una orientaciónpráctica y realista se consideran como indispensables para des-envolverse en la vida y para poder actua reficazmente en lavida pública. Criterio que se lleva—según quedó ya consigna-do—a las Escuelas Normales y a las primarias. Sobre estasúltimas, Roman recoge y comenta el informe emitido en 1919por el Comité nombrado por la "American Sociological Socie-ty" para conocer el estado de la enseñanza sociológica en las"High-Schools", informe que termina con estas palabras:

"Nunca se insistirá demasiado sobre el hecho de que la So-ciología debería ser considerada como una parte esencial de la

formación del alumno..." Palabras aplicables con mayor razónaún -a los que cursan estudios superiores de cualquier clase deciencias del espíritu.

C) AMÉRICA ESPAÑOLA.

Argentina.—Universidad Nacional de Buenos Aires. Facul-tad de Filosofía y. Letras: "Sociología". Universidad Nacionalde Córdoba. Facultad de Derecho y Ciencias sociales: "Socio-logía". Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Huma-nidades y Ciencias de la Educación: "Sociología, Historia ar-gentina". Universidad Nacional del Litoral, de Santa Fe. Seestudia "Sociología" en su Facultad de Ciencias jurídicas y so-ciales y en la Facultad de Ciencias económicas, comerciales y'políticas (en Rosario).

Brasil.—En San Pablo hay una "Escuela libre de Sociologíay Política", con enseñanzas de "Sociología general", "Psicolo-gía social", "Biología social" y "Economía social".

Chile.—Universidad Católica de Santiago. Facultad de Fi-losofía y Letras: "Doctrina social de la Iglesia".

Cuba.—Universidad de La Habana. Facultad de Letras yFilosofía: "Psicología, Filosofía moral, Sociología". Hay aquíuna "Facultad de ciencias políticas, sociales y económicas",cuyo plan es de orientación jurídica.

Ecuador.—Universidad Central de Quito. Facultad de Jri-risprudencia y Ciencias sociales: "Sociología". Universidad deGuayaquil. Facultad de Jurisprudencia y Ciencias sociales: 'So-.ciología y Estadística".

Guatemala.—Universidad Nacional de Guatemala. Facultadde Ciencias político-sociales: "Sociología". También se estu-dia la misma asignatura en la Escuela de Ciencias político-sociales de Occidente, perteneciente a la misma Universidad.

Honduras.—Universidad Cenfral de Tegucigalpa. Facultadde Jurisprudencia y Ciencias políticas (primer curso) : "Socio-logía".

Méjico.—En la Universidad Nacional de Méjico hay un "Ins-tituto de Investigaciones sociales".

Paraguay.—Universidad de Asunción. Facultad de Derechoy Ciencias sociales (primer ario) : "Sociología".

Perú.—Universidad de Lima. Facultad de Filosofía, Histo-ria y Letras: "Sociología".

Uruguay.—Facultad de Montevideo: "Sociología".Venezuela.—Universidad de Caracas. Escuela de Ciencia po-

lítica: "Sociología".

D) RESTO DEL MUNDO (ASIA) .

Japón.—Keiogijuku University de Tokio. Facultad de Le-tras: "Historia Oriental y Sociología". En su Facultad de Eco-nomía se cursan "Sociología, Historia y Economía en Alema-nia" y "Política social y Sociología urbana".

Meiji Univ. de Tokio.—Facultad de. Ciencias políticas y eco-nóMicas: "Sociología" y "Política social".

Universidad Imperial de Tokio.—Facultad de Letras: "So-ciología".

Universidad Católica de Tokio. Facultad de Letras: "So-ciología".

Universidad Imperial de Fukuoka. Facultad de Derecho yLetras: "Sociología".

Universidad Imperial de Kioto. Departamento de Letras:"Sociología".

Universidad Imperial de Sendai. Colegio de Derecho y Le-tras: "Sociología" e "Historia de los movimientos sociales".

China.—Universidad La Aurora, de Shanghai. Facultad deDerecho : "Sociología".

Chung Hwa University de Wuchang (Hopei). Colegio de Co-mercio: "Sociología".

Irán.—Universidad del Estado: "Sociología".Líbano.—Universidad americana de Beyrut. Facultad de Ar-

tes y Ciencias: "Sociología".

70 ANTONIO PERPINÁ RODRIGUEZ

Palestlna.—Thilversidad Hebrea de Jerusalén. Facultad de-Humanidades, en su Instituto de Estudios judaicos: "Sociolo-gía judaica". Y en la Sección de Humanidades: "Filosofíasocial".

Como se ve, la Sociología ha penetrado en todas las partesdel mundo y en todas las Facultades y Centros de enseñanza.Es ciencia sin fronteras, que no depende de nacionalismos niregionalismos, ni tampoco de la "genialidad" de un Mecenas ode un Ministro de Instrucción Pública. Ese rápido viaje alrede-dor del mundo pedagógico nos ha demostrado, en fin, que laSociología es verdadera ciencia y auténtica disciplina univer-sitaria.