La Economía del Misterio II

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LA ECONOMÍA DEL MISTERIO Volumen II T. Austin-Sparks

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LA ECONOMÍA

DEL MISTERIO Volumen II

T. Austin-Sparks

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PRÓLOGO

En el año de 1939 publicamos dos volúmenes acerca de La Administración del Misterio - Tomo 1, el más voluminoso de los dos, cuyo recorrido estuvo basado bajo el subtítulo de TODAS LAS COSAS EN CRISTO. Este volumen más tarde fue reimpreso y publicado de nuevo, y está aún disponible. El volumen 2 fue más específico con relación al ministerio de Pablo y la Iglesia. Este segundo volumen ha estado agotado durante algún tiempo, y aunque hemos recibido tantas solicitudes en torno al mismo, se ha producido una extraña restricción de la reimpresión en su forma original. Pero ha habido una creciente carga a fin de poner por escrito la esencia de ese ministerio en particular de "El Misterio" y, bajo esta presión, que creemos que es de Dios, hemos escrito este volumen que, aunque modificado en varios aspectos del anterior volumen 2, es una concentración de esa “revelación” para el apóstol Pablo. En la abrumadora presencia de esta revelación tan grande, sería imposible hacer una presentación adecuada y, aunque demasiado cargados y urgidos, al final nos encontramos con un profundo sentimiento de fracaso. No podemos hacer más que "echar el pan sobre las aguas” y confiar en que eso pueda llegar a algunos corazones preparados como un mensaje de Dios de una manera oportuna. No se trata de una exposición que es necesita, sino una revolución similar a la que tuvo lugar en el apóstol Pablo, cuando Dios quiso revelar a Su Hijo en él (cfr. Gálatas 1:15,16). La oración en Efesios 1:17-21 puede ser respondida en el caso de muchos lectores.

T. Austin-Sparks

Forest Hill, Londres.

1966

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CONTENIDO

1. Introducción……………………………………………………………………………………………………5

2. El hombre en el mensaje……………………………………………………………………………….....9

3. Reconociendo la tierra…………………………………………………………………………………..15

4. Las inescrutables riquezas……………………………………………………………………………..17

5. El trágico intermedio……………………………………………………………………………………..20

6. La era del secreto oculto………………………………………………………………………………..25

7. El secreto revelado………………………………………………………………………………………..29

8. El "misterio" revelado……………………………………………………………………………………38

9. La iglesia local……………………………………………………………………………………………….41

10. El objetivo que lo incluye todo……………………………………………………………………..48

11. Conclusión. La base de todo…………………………………………………………………………51

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Capítulo 1

INTRODUCCIÓN

CERCA DEL FINAL DEL VIAJE

La última fase de la peregrinación del apóstol Pablo ha llegado. El final del viaje está a la vista. La carrera ha sido poco menos que acabada, y tal carrera ha sido cumplida. El siervo fiel, las cicatrices de la guerra del soldado, el mayor de los misioneros de Cristo, los constructores de la iglesia, y administradores de las riquezas del cielo, pronto recibirán "la corona de la vida" establecida para él. Sus "frecuentes viajes" están a punto de dar lugar al "permanente descanso". Su "trabajando más abundantemente" está prácticamente terminado. Él registra la expresión de una esperanza de que todavía puede visitar algunos de sus conversos más queridos (Filipenses 2:24). (Algunos creen que esta esperanza se hizo realidad, y que, por un corto período de liberación, viajó todavía más lejos. Pero no tenemos registro definitivo de esto en el Nuevo Testamento). Actualmente él se encuentra en prisión en Roma, y Lucas concluye su registro con el período donde Pablo habitaba "en una casa alquilada". Este hombre, que vio la soberanía de Dios en todas las vicisitudes de su vida, no dejó de hacerlo en esta llegada a Roma y la estancia allí, tan diferente de lo que había esperado y supuesto (Romanos 1:15).

ECLOSIÓN Y PROVIDENCIA DE DIOS

Haciendo un balance de su situación, él no tardó en llegar a la conclusión de que, en la soberanía divina, esto haría posible la realización de otro fuerte deseo que había estado en su corazón, pero que no había podido cumplir mientras realizaba sus muchos viajes. Las cartas que él había escrito, más o menos largas, había escrito cada una con una motivación relacionada con alguna necesidad y situación particular. Ninguna de ellas se dio –aparte de alguna referencia de pasada– fuera de esa necesidad especial. Durante sus largos viajes, al ejercer su oficio para ganarse la vida y hacer lo imposible, los críticos dicen con razón, que vivió para sus conversos; y por las especiales y extraordinarias experiencias, como ser arrebatado hasta el tercer cielo (en una visión o sueño) y escuchar cosas inefables (cfr. 2 Corintios 12:1-4); sin olvidar esos dos años en el desierto de Arabia; durante varios años solo , en Tarso, poco después de su conversión, y un largo encarcelamiento en Cesarea, todo esto le dio mucho tiempo para la meditación y para que el Señor hablara con él. De esta manera una inmensa acumulación de conocimiento espiritual se almacena en su corazón. Al estar tan seguro, como solía decir, que esta "revelación" fue una "administración" para "el Cuerpo de Cristo", él tendría sin duda la esperanza de un tiempo en que tendría la disponibilidad y el desprendimiento suficiente para desahogar su espíritu en la escritura. Ahora sabemos que ese tiempo y oportunidad tenía que venir, porque el fruto ha sido una bendición indecible a la Iglesia durante estos siglos.

Bueno, como ya hemos dicho, por extraño que le haya parecido la primera vez que miró alrededor de su apartamento, y, no menos importante, a su guardia romanos y la

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cadena, por la Providencia pronto se dio cuenta de que esta podría ser la gran oportunidad que él había estado esperando. Sería muy fuerte al parecer cómo le vino a él esta realización, y quizá en las largas noches cuando los visitantes se habían ido, él se quedaba casi abrumado por la eclosión de esa provisión de revelación. Estamos muy convencidos de la manera y forma, así como de la sustancia de lo que él se comprometió entonces a escribir. Él tuvo esas iglesias de Asia inmediatamente en mente (aunque el Señor tenía intenciones mucho más amplias) y lo que él escribió estaba destinado a ser distribuido entre ellas; probablemente dejó un espacio en blanco para llenarlo con el nombre particular de cada iglesia, tale como "a los santos que están en..." (el nombre de "Efeso" no aparece en manuscritos más antiguos). No hay la menor duda, sin embargo, de que este desbordamiento de corazón tenía una dirección especial hacia esa iglesia tan grande y espiritualmente influyente en Éfeso. Esto puede ser de importancia secundaria, en vista de la mucho mayor intención divina de esta inspiración.

EL DESBORDAMIENTO DEL CORAZÓN

Esta es su manera de expresar lo que significa por lo menos una primera impresión. Nuestro subtítulo es un ejemplo de esa característica. La Carta (llamada a los Efesios) está escrita en términos superlativos. Mira algunos de estos superlativos: "La supereminente grandeza de su poder" (1:19); "la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo" (1:23); "las abundantes riquezas de su gracia" (2:7); "las inescrutables riquezas de Cristo" (3:8), "la anchura, la longitud, la profundidad y la altura" (3:18); "conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (3:19); "mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (3:20); "subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo" (4:10); "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (4:13); "una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante" (5:27).

¿Acaso no tenemos la razón al decir que este hombre era incapaz de contener aquella plenitud? Entonces, de ahí no sólo sus frases, sino también su forma gramatical. Él comenzará en cierto derrotero, y luego, cuando un pensamiento extra le venga a la mente, se desviará y se saldrá por la tangente, no retomando de nuevo el primer hilo sino hasta después de alguna dirección. La frase más larga, sin un "período" o punto, en el Nuevo Testamento se presenta en esta Carta. Él está demasiado lleno y demasiado ansioso para detenerse en tecnicismos literarios. Las compuertas están abiertas, y, como un torrente, está saliendo esta plenitud tanto tiempo reprimida. Cuando lleguemos a considerar la naturaleza de su revelación, comprenderemos mejor por qué era tan expresivo en superlativos. Por el momento, sólo estamos registrando la fuerza de su ansiedad para sacarlo por fin.

COHABITAR UN POCO MÁS DE TIEMPO EN TORNO DE ESTA CARTA

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Algunos pueden no estar de acuerdo con nosotros, y algunos pueden pensar que estamos exagerando cuando decimos que la carta del apóstol Pablo a los Efesios es el más grande documento jamás escrito.

Tendremos que demostrar esta opinión, pero no hemos descendido por completo cuando hayamos terminado.

Cuando decimos "más grande", por supuesto, no queremos decir que esa grandeza radica en su longitud, sino en el valor y el contenido intrínseco.

Esta es la corona y la esencia que consuma el ministerio de Pablo. Es el punto culminante de su misión.

Éstos son algunos comentarios de destacados eruditos cristianos:

Para alguien, esta carta como tal es "la más completa y consumada declaración, incluso de todo lo que contiene el resto del Nuevo Testamento, del significado de la religión cristiana, combinando como en ninguna otra sus elementos evangélicos, espirituales, morales y universales".

Otro autor declara de esta carta: "La más sublime comunicación que se haya hecho a los hombres fue hecha desde una prisión romana por alguien que en su propia estima era ‘el más pequeño de todos los santos’”.

"Esta epístola es una de las más nobles en el Nuevo Testamento".

"Una epístola divina brillando con la llama del amor cristiano, y el esplendor de la luz sagrada, y fluye con fuentes de agua viva".

"El trabajo más celestial de uno cuya imaginación está muy poblada de cosas celestiales".

"En esta carta, la composición más sublime del hombre, toda la doctrina del cristianismo es, en primer lugar, esas doctrinas peculiares del cristianismo, etc.".

"Es enfáticamente la Epístola de la Ascensión. Nos levantamos en ella, como en alas de la inspiración, a la altura más sublime. Palabra tras palabra –y pensamiento tras pensamiento–, ahora "los lugares celestiales," ahora "espiritual", ahora "riquezas", ahora "gloria", ahora "misterio", ahora "plenitud", ahora "luz", ahora "amor", parecen, por decirlo así, dejar tras de sí una "huella luminosa" en este profundo y brillante cielo.

"Es lo más avanzado, lo más sublime, lo más profundo, la expresión más completa del Evangelio de Pablo".

Apresurémonos a decir que nuestra propia evaluación, no es el resultado de lecturas tan estimulantes como las anteriores, sino que se trata de descubrimientos muy posteriores. Hemos llegado a nuestra propia conclusión después de muchos años de leer y meditar en esta Carta, y el ministerio de Pablo en general. Pero estamos muy contentos de tener a nuestro juicio confirma o comprobado por hombres dotados de conocimiento mucho mayor que el nuestro.

Hasta ahora sólo hemos introducido la carta. Su contenido, enseñanza y mensaje van a ocupar el espacio principal, sin dejar de estar tan inmensamente más allá de

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nuestra comprensión. Antes de sumergirnos en esas profundidades, y nunca más allá de la superficie, tendremos la necesidad de prestar cierta atención al hombre mismo, y de cómo el hombre y su ministerio son una misma cosa. Antes de proceder así, debemos recordar a nuestros lectores acerca de una o dos cosas obvias, no obstante estos hechos impresionantes.

Cuando el apóstol Pablo se puso a escribir esta carta, no tenía la menor idea de que estaba escribiendo parte de la Sagrada Escritura –la Biblia. Su único pensamiento y deseo era el de confirmar y complementar ese "consejo de Dios" que él no "había rehuido" declarar a –y-a través de– Éfeso y Asia Menor durante los dos años que permaneció allí (Hechos 19). Era una carta que –en su propia mente– estaba escribiendo, y eso para un lugar y una necesidad. Nunca podría haber ocurrido que lo que estaba escribiendo sería leído por un número cada vez mayor de personas a través de casi veinte siglos, que iría a un mundo de un tamaño tal que él no sabía nada, que gentes de todas las razas bajo el cielo la irían a traducir a su propio idioma o dialecto, que iría a dividir la cristiandad en todo el mundo en las más grandes opositoras escuelas de teología e interpretación; que el pueblo de Dios en todo tiempo y ámbito se alimentaría con entusiasmo del contenido de la misma; que las librerías en cada país tendrían sus estantes crecientemente repletos de "Exposiciones", "Comentarios", "Sermones", etc, entorno de esta "Carta", y que, finalmente, tales apreciaciones como las que hemos dado anteriormente, se adjuntan a esa pieza de correspondencia personal. Él no sólo nunca hubiera imaginado esto como algo posible, sino que habría tenido un choque de asombro si hubiera podido haberlo previsto. ¡Qué reivindicación de su testimonio! ¡Qué justificación de sus sufrimientos! ¡Qué descubrimiento de la soberanía y de la gracia de Dios! ¡Qué inspiración y fuerza debe ser esto para cualquiera que pueda estar sufriendo en comunión con Cristo, y lo que es una prueba de la verdad de sus propias palabras: "Sus trabajos no son en vano en el Señor"!

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Capítulo 2

EL HOMBRE EN EL MENSAJE

Esto no pretende ser una "Vida del Apóstol Pablo," sino que tiene que ver con la importancia especial de este siervo de Jesucristo. Si bien están aquellos factores vitales y esenciales en su caso, que deben ser cierto de todo siervo de Cristo, y que son básicos para todos los ministerios fructíferos (como se mencionará más adelante), todo sobre Pablo indica que él era en realidad "un vaso escogido (elegido)", conocido de antemano, predestinado y seleccionado. Esto era especialmente cierto en la naturaleza del ministerio para el que fue "aprehendido". La naturaleza misma de su ministerio –en su medida– puede ser el "llamado" de los demás; pero esto fue explorado e iniciado con Pablo. Todos los apóstoles estaban en un terreno común en lo que se refiere a los fundamentos de la fe; esto es, la persona de Cristo, la obra de Cristo; la redención, la justificación, la santificación, la comisión mundial para predicar la salvación en Cristo a todo el mundo, la venida del Salvador, etc. Tenían el mismo fundamento. Cada uno puede haber tenido "la gracia conforme a la medida del don de Cristo", es decir, de acuerdo con su don (de servicio) personal, ya sea apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro, cada uno tenía "gracia" –unción, habilitación– correspondiente a la responsabilidad recibida, pero esto sobre "los fundamentos", es decir, sobre asuntos fundamentales, que hubieron acordado entre ellos. Digamos lo que digamos en la distinción de Pablo, no tendríamos ni por un momento que tomar un pequeño fragmento del gran ministerio de Juan, o Pedro, o Santiago, o de otros. Nunca podría nuestro Nuevo Testamento sufrir la pérdida de esos ministerios, y en otros lugares nos hemos glorificado en ellos. Cuando todo se ha dicho en cuanto a su valor –y sería un inmenso "todo"–, aún tenemos que afirmar que ahí estaba, y está, aquello que es único y particular, en lo que vino a través de Pablo. Corramos a decir una cosa muy importante y útil, antes de proceder.

Nunca hubiera sido posible para Pablo entender su vida antes de la conversión hasta que se vio bajo la mano de Jesucristo. Esa vocación con que fue llamado cuando Jesús se convirtió en su Señor arroja mucha iluminación acerca de la soberanía de Dios en su historia pasada. Este es un principio que ayudará a muchas personas y siervos de Dios, y muestra lo inmensamente importante que es que Jesús no sólo es Salvador, sino también Señor. Más adelante veremos esto con más detalle. El nacimiento judío de Pablo, su entrenamiento, su formación, su educación y el arraigo profundo a algo de lo que iba a ser rescatado por el poder de Dios, y todo aquello que iba a ser demostrado no ser lo que Dios necesitaba, es en sí mismo de gran valor educativo. El por qué Dios, en Su conocimiento previo (presciencia), debía poner a un hombre profundamente en algo que no representaba en última instancia Su pensamiento, contiene en sí mismo un punto para tenerse en cuenta. Muchos son los que argumentan que, debido a que tienen sobradas razones para saber que Dios les puso en cierto camino, cierto trabajo, cierta forma, en determinada asociación, ahí ellos han de permanecer para siempre, lo queramos o no. La historia de Pablo dice no

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a ese argumento. Los caminos de Dios en su caso llegó a demostrar que Él puede hacer una cosa así, y toda Su soberanía pueda estar verdaderamente en ello, pero sólo por un propósito y un objetivo temporal, es decir, para dar un conocimiento profundo y exhaustivo de primera mano de aquello que es realmente mejor que una limitación al pleno propósito de Dios. Es necesario que un siervo eficaz de Dios tenga conocimiento personal de a partir de qué pueblo va a ser liberado. Abraham debía conocer a Caldea, Moisés debía conocer a Egipto, David debía conocer la falsedad del reinado de Saúl. Así que Pablo debía conocer el proscrito judaísmo, de modo que pudiera hablar con autoridad, la autoridad de la experiencia personal. Si fuéramos el salmista, deberíamos poner "Selah" allí. Piensa en eso.

Pero hay que subrayar dos aspectos de este principio. Nos estamos refiriendo a lo que sin duda estaba dentro de lo divino "conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad". Pablo no estaba cambiando su Dios en la conversión, Jehová era su Dios para siempre. El cambio tuvo ocasión en el método de Dios. En esto Dios sigue trabajando sin cesar. Decimos esto porque nadie puede decir que, porque haya nacido y crecido en esto o aquello, por tanto, "la Providencia" (que significa Dios) haya determinado que su modo de obrar deba ser para siempre. Debemos ser como somos y donde estamos por la soberanía de Dios, y debemos saber que igual cualquier cambio importante es definitivamente de Dios, y la única alternativa al hacer un cambio es clara desobediencia a la voluntad de Dios revelada. Tiene que ser una obligación, o una omisión del verdadero camino. Sin duda se le exija andar por fe con Dios, porque el elemento de aparente contradicción puede estar presente. No sabemos qué batallas mentales en el alma sostuvo Pablo. No hay constancia de que para hacer frente a esa inmensa revolución, él razonara con el Señor: «Bueno, Señor, por tu propia soberanía nací judío, y eso en términos más generales: "del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a ley, fariseo”. Y ahora, Señor, tú me estás exigiendo que tome un rumbo que repudia todo eso y lo contradice. Esto no es como Tú, Señor, para contradecirte a Ti mismo; parece tan inconsistente. Esto no es como si yo no hubiese sido temeroso de Dios y hubiese andado sin fe en Ti». El cambio fue tan revolucionario como si pareciera haber dos caminos opuestos en el mismo Dios. Esta fue una ocasión muy grande para "fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia". Podríamos citar casos de muchos siervos de Dios que han sido llevados a hacerle frente a crisis de este tipo entre la razón y la fe por la que Dios exigía una decisión que parecía contradecir todos Sus antiguos siervos. Algunos de ellos han llegado a ser grandemente justificados por la obediencia. Algunos han vivido para ser ejemplos de haber perdido el camino, o lo mejor de Dios.

Todo esto ha tenido que ver con la preparación soberana de Dios y equipamiento de un siervo para que ese siervo de verdad llegue a conocer por experiencia profunda de lo que está hablando y cuáles son las diferencias. Esto es entonces, en resumen, en cuanto a su relación judía.

Pero este hombre fue elegido y destinado a ser mensajero de Dios para las naciones, y no sólo para una nación. Las naciones estaban principalmente bajo el gobierno romano y la cultura y el idioma griegos. A través de su padre, Pablo heredó la ciudadanía y la libertad romana, y por su nacimiento y crianza en Tarso él había

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aprendido la lengua griega y pertenecido a una familia de la clase alta con la vida y la cultura griega. Estas tres cosas: la judería, la ciudadanía romana y el idioma griego, lo llevaron con facilidad y comodidad por prácticamente la totalidad del mundo. Pero, agregado a la cualificación de todo esto, fue natural que, sin que Pablo nunca hubiera sido el factor real de eso, la historia lo demuestra; él fue ungido con el Espíritu Santo. A veces la unción ha hecho mucho más natural la deficiencia en la educación y el nacimiento, y los hombres han hecho una historia espiritual tal que nunca han sido reconocidos por motivos meramente naturales. El Señor se ocupó con sumo cuidado de que Pablo nunca pudiese hacer de sus ventajas naturales el terreno de su verdadero éxito. Esto estaba implícito o indicado en las primeras palabras del Señor registradas sobre él (a Ananías) después de su conversión: "Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:16).

La soberanía de Dios es polifacética, y tiene muchas formas. Sólo cuando la historia completa es contada, es que se aprecia una verdadera explicación. Al principio y durante el transcurso puede haber espacio para muchos "¿por qués?" Un Moisés y un Jeremías pueden ponerse en marcha con aquellos que están convencidos de que es una desventaja y contradicción definitiva; pero la historia justifica a Dios y al final Su sabiduría es vindicada. Cuando Dios dice: "Es un vaso escogido", Él sabe todo sobre la arcilla de la que el vaso se ha hecho. A medida que vayamos avanzando, las dos cosas implícitas justo se refieren a que será cada vez más evidente,

Primero, que el mensajero y su mensaje son una misma cosa; el mensaje está en la constitución del hombre, y la historia bajo la mano de Dios.

Segundo, que el hombre no es reconocido justo por sus cualidades naturales solamente, sino por su excelencia, porque Dios lo ha ungido para su posición y trabajo. El hombre no puede ser cualquiera, pues hablaría desde una posición completamente falsa, fuera de la cual él expresa haber nacido de la experiencia real. Sólo que, por ejemplo, un hombre puede hablar de quebrantamiento sólo si él mismo ha sido quebrantado.

El ministerio de Pablo en todo procedía de una historia continua con Dios en profundas y por lo general dolorosas y conflictivas experiencias. Esto fue "el botín de batalla". Es absolutamente imperativo que debe ser obvio y manifiesto que cualquier posición, función y ministerio por parte de cualquier persona que tenga relación con Cristo, debe ser por la unción, y que la impresión y la conclusión hecha por los demás, sea "que el hombre es claramente ungido para ese trabajo". La unción simplemente significa que Dios se hace más evidente con la persona interesada en lo que está haciendo y en la posición que ocupa. Estar fuera de esa posición es estar fuera de la unción en ese particular. No podemos elegir, escoger, decidir nuestro lugar y función. Eso es una cosa orgánica, y justo como esto le es difícil a una pierna tratar de hacer el trabajo de un brazo en el cuerpo humano; de modo que siempre habrá algo mal cuando asumimos una obra o posición para la que la soberanía del Espíritu no nos ha elegido a nosotros. Con todas las adversidades y oposiciones, es más útil saber que estamos donde estamos por designación divina y no por nuestra propia voluntad. Es algo bueno cuando conocemos cuál es nuestra función; lo que es y lo que no es, y actuar en consecuencia. Hay suficientes funciones en el Cuerpo, la iglesia corporativa, para que todos los miembros tengan una muy definida unción y función, tal como se

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expresan los órganos en lo natural; el ojo ve, el oído oye, la mano agarra, y así sucesivamente, si la cabeza (la Cabeza) tiene el perfecto y control total. Pablo, entonces, tiene mucho que enseñarnos sobre este asunto, en primer lugar por su vida y también mediante sus escritos. En este punto nos trajo de nuevo hasta donde nos apartamos del mensaje al hombre, y ahora debemos considerar la diferenciación de la función para la que Pablo fue especialmente elegido y apartado.

DISTINTIVOS DE LA VOCACIÓN DE PABLO

Que haya habido una diferencia de singular importancia en el ministerio de Pablo tiene una serie de fuertes evidencias y testimonios. Él lo sabía por sí mismo, y a menudo se refiere a ello, tanto en cuanto al fondo como a la forma en que lo recibió. Esto es expresado en palabras como estas:

"La administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros"; "que por revelación me fue declarado el misterio... leyendo lo cual podéis entender cual sea mi conocimiento en el misterio de Cristo"; "A mí... me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio... y de aclara a todos (sacar a la luz a todos los hombres) cuál sea la dispensación (administración) del misterio" (Efesios 3:2-4, 8,9).

Mientras que Pablo no dice que sólo él tenía el "misterio" dado a conocer a él, él reclama que, como una mayordomía, un ministerio, se le reveló desde el cielo de una manera clara personal y directa. Afirmó que fue apartado por Dios para este ministerio en particular. Por lo cual esa revelación ha de extenderse sobre todo en lo que aún se escriba. Por el momento nos preocupa el hecho de la vocación específica de Pablo.

Especialmente entre las evidencias de ello fue la furia, la invectiva, el odio, la malicia y la crueldad asesina del diablo y sus fuerzas centradas sin descanso en este hombre. Fue sin duda debido a lo que iba a venir a través de él, y no sólo por su personalidad. Esto se inició y se desató sobre el mismo asunto antes de que Pablo fuese determinado como el vaso para esto. Para ver y entender esto, tenemos que volver al único hombre que previamente había visto lo que ha mostrado Pablo. Nos referimos a Esteban como el primer mártir cristiano, y somos profundamente conmovidos cuando leemos el relato de su muerte. Pero cuán poco ha sido entendido Esteban, y cuán ciegos hemos estado ante el verdadero significado de su muerte –su destrucción por Satanás– controlada por los hombres.

ESTEBAN, EL PRECURSOR DE PABLO

Un examen atento del discurso de Esteban ante el Sanedrín judío mostrará que Esteban fue como un "prefacio”, una introducción, al ministerio de Pablo. Si Esteban hubiera vivido, no hay duda de que él y Pablo habrían conformado una asociación fuerte en la administración del Misterio. Esto, por supuesto, supone que el Señor no preveía que Esteban iba a morir, y que, en ese conocimiento previo, Él no hubiese señalado a Pablo como el administrador único de este ministerio en su plenitud. La soberanía divina rara vez se ha evidenciado más que en la presencia de Saulo con Esteban en el momento de la muerte de éste, a pesar de ser un cómplice en este hecho.

A medida que avanzamos con Esteban a través de ese largo discurso, a raíz de su

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mente a través de Abraham, Isaac, Jacob, los patriarcas, José, Israel, Moisés, Egipto, el éxodo, el Tabernáculo, el desierto, Josué, David, Salomón, el Templo, los Profetas, hasta Cristo, el "Único Justo", hay una cosa que está en la mente de Esteban en todo, y esa cosa es la clave de todo y lo que –más que nada– explica, define y caracteriza a Pablo y su ministerio. Esa cosa es que Dios está siempre, desde toda la eternidad, presionando sobre todo lo que abarca el objetivo. A través de las fallas humanas, la obstrucción humana y satánica y las tentativas de frustración; por una variedad y multitud de formas, medios y personas, en todas las generaciones y edades, Dios siempre está avanzando. Sus deseados y seleccionados instrumentos pueden convertirse en un obstáculo más que una ayuda. Naciones, imperios y sistemas podrán oponerse y obstruir; circunstancias que pueden parecer que lo limiten, pero –dado el tiempo– Él es encontrado que no ha desistido, sino que aún sigue avanzando. Él mismo se ha fijado un propósito y una meta, y esa meta será alcanzada.

Que los judíos "siempre resisten al Espíritu Santo", como dice Esteban, tanto peor para los judíos. Ese es el tremendo resultado del discurso de Esteban. Dentro de esa inclusión hay otras características. El propósito de Dios es único en lo celestial, dilatado, espiritual, eterno. Ni el Tabernáculo, con su belleza interior y encarnación simbólica de los pensamientos divinos, ni el Templo de Salomón con toda su magnificencia y gloria, ni el mismo Salomón con su sabiduría e impresionante y abrumadora riqueza –dice Esteban–, ni remotamente se puede aproximar a aquello hacia lo que Dios se mueve con relación a Su Hijo. Eso no es "hecho con las manos". Eso no es de la tierra. Esa no es la Casa de Dios (Hechos 7:48,49). El Espíritu Santo –dice Esteban, en efecto–, se está moviendo hacia adelante, siempre de este modo –mucho más– en todo sentido. Esteban, en una hora gloriosa reúne esa devastadora fuerza con la que Pablo contendió toda su vida, a saber, la obstinada disposición del pueblo de Dios para traer lo que es esencialmente celestial a la tierra y fijarlo allí; cristalizar las cosas espirituales en sistemas artificiales; poner las manos en lo que es de Dios y convertirlo en algo del hombre, hacerlo algo exclusivo y legal bajo el control del hombre.

Esta actitud de Esteban, y su testimonio, esta "Visión Celestial" (que se convirtió en la frase de Pablo), lo expuso ante el odio más violento y vicioso de intereses religiosos creados, en lo que se refiere a los sistemas, y los celos feroces de Satanás están detrás de todo. Toca las tradiciones religiosas y el orden establecido y encontrarás lo mismo que Esteban encontró, un celo por causa de la ceguera ante el enormemente mayor propósito de Dios. De cualquier manera tú serás apedreado, condenado al ostracismo, a la exclusión, te cerrarán las puertas, te tendrán desconfianza y te acusarán de falsedad, todo lo cual se puede rastrear en el caso de Pablo.

¿Hemos dicho lo suficiente acerca de Esteban para justificar y establecer nuestra declaración de que él era –por así decirlo– un adelanto de Pablo? Esteban mismo es un ejemplo de Dios avanzando, a pesar del infierno y de los hombres, como Pablo fue el avance de Dios en plenitud cuando los hombres ponen a Esteban a distancia. Miramos hacia atrás en nuestra declaración al principio, que una prueba importante del ministerio específico para el cual Pablo fue elegido es la vehemencia del antagonismo satánico.

Todo lo que hemos dicho, y mucho más, por supuesto, sale en el examen del

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ministerio de Pablo mismo, pero estoy seguro de que estamos empezando a ver algo de su significado.

Aún ante nuestra contemplación de la coronación y consumación del ministerio del apóstol San Pablo, hay varias cuestiones de considerable valor que pueden hacer un breve capítulo de utilidad por sí mismas.

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Capítulo 3

RECONOCIENDO LA TIERRA

En dos ocasiones, cuando Israel estaba considerando entrar en la tierra de la alianza y la promesa, previamente fueron enviados espías a reconocerla. La primera exploración fue desastrosa, ya que fue la decisión del pueblo regido por el interés propio, y aunque Moisés cumplió y el Señor aceptó, el motivo secreto finalmente fue traicionado. Después de una larga y profunda disciplina causada, "la alegría del Señor" estaba presente y la fe triunfó. Los espías pueden ir con la aprobación y bendición cuando el motivo es la gloria del Señor, no del hombre. Nos gustaría creer que ese mover del capítulo 10 de la primera carta a los Corintios, Efesios, Filipenses, Colosenses, corresponden a ese cambio del primero al segundo reconocimiento de la Tierra. Es posible nuestra respuesta al segundo al contemplar la gloriosa tierra.

De esas consideraciones preliminares algunas son:

Primera. Pablo mismo –al escribir– fue consciente de que lo que había sido mostrado por el Señor había sido más allá de su poder de expresión. La misma frase “inescrutables riquezas” implica esto. Podría ser correctamente traducido como "imposible de rastrear", o "inexplorable". Más allá de la localización, más allá de la exploración, más allá de la búsqueda. Pablo se conocía a sí mismo como para intentar una tarea imposible. Él pidió a los creyentes en Asia que oraran por él, “a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio..." (Efesios 6:19). Él estaba trabajando para decir lo indecible, para sondear lo insondable, para comprender lo incomprensible. La paradoja de la predicación de lo impredicable caracteriza a estas notas finales. Si eso es cierto del hombre, ¿qué más podemos hacer que contemplar a distancia?

Segunda. Lo que Pablo hizo no lo pudo hacer por sí mismo. Pablo –en estos últimos escritos– no se puso a escribir un tratado sobre tal o cual tema, asunto o doctrina. Se observa toda la diferencia en este sentido entre "Efesios" y "Gálatas" o "Romanos". No fue conducido por ninguna amenaza particular contra la fe –como en esas cartas–, al escribir ésta la más importante de todas, a pesar de que pudo haber sido en parte cierto en el caso de "Colosenses". En la carta a los Efesios, Pablo no está "razonando", argumentando, debatiendo. Él no está sentando su "Filosofía del cristianismo". Tenía un conocimiento amplio y rico de las filosofías y de las ideas religiosas del mundo en el que se había movido. Pero él no es de tal mentalidad como para hacer frente a eso o para comparar las otras religiones con el cristianismo. Lo que Pablo hizo en esta Carta a Asia y, a través de Asia, a todos los que en Asia fueron tocados (e inconscientemente para nosotros) fue hacer una poderosa proclamación.

Aquí tenemos un hombre que hace una proclamación. Él está sólo proclamando una “expresión”, con un corazón demasiado lleno para la articulación. Es como un imperativo de difusión para la cual el micrófono es demasiado pequeño e inadecuado. Esto no es algo que él hubiese pensado, sino que fue el producto de su gran cerebro. Lo atribuyó a una “revelación" que le fue dada por iniciativa de Dios. Esto que está

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escribiendo es vital y, en cierto sentido, una presentación consumada del largo proceso de revelación de Dios, y encarna la revelación plena y definitiva de Dios de Su propósito eterno. Es porque es de esta naturaleza que Pablo cae de rodillas y eleva una oración especial por sus lectores (Efesios 1:15-17). Esto es a causa de una ley fija e inalterable y el principio que ha enunciado de manera clara y enfáticamente en otra parte (1 Corintios 2:14-16), que las cosas espirituales, las cosas del Espíritu, sólo pueden ser entendidas por personas espirituales, la gente del Espíritu. Tenemos que llegar a esto más tarde, pero todo lo que está delante de nosotros en esta Carta será poco o nada más que misterios escritos si no elevamos esta misma oración, en torno a la misma necesidad, antes de ir más lejos.

Tercera. Las últimas cartas, al ser tan inclusivas en esencia, naturalmente, reúnen en alusión, si no en la actualización, muchas de las cuestiones que abordó de forma incidental en cartas anteriores. Así, en alusión, tenemos puntos vitales en Romanos, Corintios, Gálatas, etc., y requeriría mucho tiempo y espacio para ubicar y tabular todos esos casos. Algunas importantes palabras tendrán carácter indicativo, como "redención", "espiritual", "hijos", "gracia", "adopción", "predestinado", etc.

Cuarta. Nuestro método será diferente del habitualmente empleado en el estudio de estas (y otras) cartas. A fin de que estudiantes de la Biblia puedan obtener una comprensión rápida, sencilla y simple de los libros, las cartas son reducidas generalmente por maestros de la Biblia mediante bosquejos, según el contenido y los temas mencionados, principalmente. Este es un método muy valiosa y útil. De modo que tenemos bosquejos y análisis (de la carta a los Efesios) muy útiles para este proyecto, y los análisis en torno a la Iglesia del Dr. Campbell Morgan. 1. El llamamiento celestial. 2. La conducta terrenal; cada una de estas dos secciones se subdivide a su vez en tres más. También tenemos a la Srta. Ruth Paxson, cuando habla de la riqueza, el caminar y la guerra de los cristianos; o ese pequeño libro de Watchman Nee, “Sentaos, andad, estad firmes”.

No tenemos idea de cómo podemos aprovechar todo eso, pero ese no es el método que estamos empleando, y nos apresuramos a decirlo. A lo siguiente no le estés dando una mirada “a vuelo de pájaro", como solemos describir un vistazo general a las cosas, a menos que sea el ojo de un águila que ve gamas extensas de las grandes alturas. En este sentido, "Efesios" toma el aspecto de águila de los querubines –misterio y celestialidad. Nuestro método –por así decirlo– será flotar sobre algunas de las eminencias que ascienden de este paisaje, o mantener nuestro título en pie, mirando con asombro a algunos de "las inescrutables riquezas de Cristo", que se presentan en estos escritos finales, sobre todo en "Efesios".

Esto, entonces, es lo que entendemos por "espiar la tierra". A lo más que podemos no

es sino vislumbrar las grandezas que se consagran en esta Carta. Pero si pudiéramos

verlas, libre de todo prejuicio, parcialidad e influencias naturales, deberíamos volver

con la misma admiración y garantía al igual que los espías de la segunda exploración.

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Capítulo 4

LAS INESCRUTABLES RIQUEZAS

No vamos a llegar muy lejos en el sentido práctico y el significado de este gran descubrimiento, hasta que tengamos la clave en nuestra mano. Una vez que tengamos esa clave, todo será explicado en cuanto a su propósito y valor. Curiosamente, la clave está en la forma de un pequeño prefijo que –por desgracia– no aparece en nuestras traducciones. Esto ocurre dos veces en "Efesios" (en los manuscritos más prominentes), cuatro veces en "Colosenses", una vez en "Filipenses", en las dos cartas a Timoteo, y en "Hebreos" (de que Pablo haya escrito en realidad "Hebreos" no se discute, pero no dudamos en decir que su influencia y su concepción están definitivamente en ella). En nuestra traducción tenemos la palabra “conocimiento” (gr. gnosis) en Efesios 1:17 y 4:13; en Colosenses 1:6,9,10; 3:10; y en Filipenses 1:9. Pero en estas y las otras cartas mencionadas, la palabra (en griego) tiene el pequeño prefijo griego epi. Epi significa "pleno", total, y, aunque "conocer" ocurre sólo en muchos lugares en el Nuevo Testamento, significa –por lo general– el principio del conocimiento, tales como "Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3).

Pero cuando nos hemos movido desde el principio y hemos llegado al estado más maduro, como en las más tardías Cartas de Pablo, lo que tenemos por delante es "pleno conocimiento" (epignosis). Por lo tanto, lo que Pablo ora en Efesios 1:17 es que los creyentes que ya han avanzado en el conocimiento aún pueden llegar al conocimiento pleno. Esa es la palabra de la madurez. Esta es, pues, la clave de todo lo que se presenta aquí, y lo que se presenta es que constituye el conocimiento completo. Todo lo que vamos a añadir más tarde es que este conocimiento, o conocimiento pleno, no es mental, intelectual, académico, obtenido mediante la lectura, el estudio, el oír (aunque puede llegar a través de este tipo), sino que, como Pablo enfatiza, es por la revelación del Espíritu Santo. Para nosotros ahora, desde que se terminaron las Escrituras, la revelación no es algo adicional a las Escrituras, sino que es la revelación o iluminación de lo que está en las Escrituras; y eso es inagotable. Volveremos a eso más tarde.

Tengamos en cuenta algunas de las principales características de la revelación definitiva.

En cuanto a cómo el apóstol Pablo llegó al pleno conocimiento que tenía, sólo podemos decir dos cosas que se dan a conocer. Uno era el más general, "espíritu de sabiduría y de revelación en el (pleno) conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento", etc. Ese es el derecho natural de todo creyente, pero pertenece a la obediencia a la verdad o luz ya dada. Eso es a lo que Juan se refiere con: "la unción que vosotros recibisteis de él... os enseña todas las cosas" (1 Juan 2:27). Pero, en el caso de Pablo, por su especial "administración" se le dio revelaciones especiales, como cuando fue arrebatado (en la visión, sueño o trance) hasta el tercer cielo y escuchó palabras inefables (cfr. 2 Corintios 12). Si seguimos esta iluminada e inspirada mente del apóstol Pablo, nos estaremos introduciendo a través de "las edades" desde la eternidad pasada a la eternidad por venir. Esto nos dará una idea de lo que ocurrió en

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cada una de estas épocas, y que las características de cada una, eran, son y serán.

Hay cuatro de estos períodos de tiempo que se refieren a:

1. "Antes de los tiempos de los siglos";

2. Desde la creación hasta Cristo – La época del Antiguo Testamento;

3. Desde la encarnación hasta la consumación del siglo;

4. "La edad de las edades".

Entre el primero y el segundo período ocurre un evento que ha afectado a todo el curso y carácter de las cosas del primero al tercero, como veremos más adelante.

ANTES DE LOS TIEMPOS DE LOS SIGLOS

Cabe señalar que el Apóstol apenas había comenzado esta carta (a los Efesios) cuando se abrió la compuerta de esta represada revelación, que llevó a sus lectores muy atrás el pasado todo el tiempo y aterrizó en lo que él llamó "antes de la fundación del mundo". Es el lenguaje que utilizó más de una vez: "antes de los tiempos de los siglos" (2 Timoteo 1:9; Tito 1:2). Habiendo tomado ese largo vuelo de regreso a lo largo de siglos y milenios, dio a entender lo que tuvo lugar en ese pasado sin fecha. En torno a esto están indicadas y establecidas dos cosas. En los consejos de la Divinidad, el Hijo de Dios fue designado y nombrado la Esfera eterna de todo lo que sería de Dios. La definición es "en él" (Efesios 1:4). El apóstol Pablo utiliza ese término doscientas veces en diferentes formas en sus escritos. El autor de la Carta a los Hebreos afirma lo mismo usando palabras exactas: "a quien constituyó heredero de todas las cosas" (Hebreos 1:2).

Esto no es exclusivamente del conocimiento de Pablo. Tanto Juan como Pedro hablan lo mismo en torno a la posición eterna del Hijo de Dios. Pero Pablo desarrolla mucho más esa designación. Allí, entonces, en primer lugar "antes de los tiempos de los siglos", el Hijo de Dios –ahora con el nombre que se convirtió en Suyo tanto tiempo después: "Nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 1:3)–, fue determinado el inclusivo ámbito de todo lo que pertenece a Dios. Del mismo modo que una raza sería "en Adán" (1 Corintios 15:22); del mismo modo que una nación sería de la única semilla de Abraham (Romanos 4:13, etc.); y como la cosecha se encuentra en el sencillo grano del trigo, así en el Hijo de Dios estaría contenido todo lo que eventualmente sería de Dios. De modo que el apóstol Pablo vinculó las persona con la Persona: "(Dios) nos escogió en él". Esto ocurrió en las deliberaciones Divinas. Nosotros no estamos familiarizados con este concepto. Jesús mismo hizo referencia a esto mismo: "mas por causa de los escogidos... de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mateo 24:22,24). "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos?" (Lucas 18:7), etc. Pedro también utiliza este término (1 Pedro 1:1).

En esos eternos consejos fue determinado y asegurado un "pueblo", un "cuerpo", una "nación", que tenía que ser para justificar el nombramiento del Hijo. No, no vamos a iniciar una discusión en torno a la "predestinación" o "la predeterminación". Todo lo que vamos a decir justo en este punto es acerca de dos cosas que regulan esta materia de la elección divina. Una de ellas es la que trata de lo corporativo, es un "Cuerpo" y, al igual que un cuerpo físico fue preparado para el Hijo de Dios en la encarnación por medio de un cuerpo –“me preparaste cuerpo" (Hebreos 10:5)–, así también fue preparado un Cuerpo colectivo para Él. Esto era tan esencial como lo es para un espíritu tener un cuerpo para todos los propósitos prácticos. (Más adelante

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hablaremos más sobre esto). La otra cosa que rige es que esta elección no es para salvación, queramos o no, sino para un propósito. Esto es fundamental en toda esta carta a la Efesios. Mira cuán grande y poderoso lugar ocupa el "eterno propósito" en la mente y los escritos de Pablo. Es ese "propósito" lo que determina tanto en los caminos de Dios. Las exhortaciones, las advertencias, los estímulos, las amonestaciones, los ruegos, todo está relacionado con "su propósito" en la salvación. ¡Cómo estará mucho más ligado al descorrer el velo sobre los eternos consejos! De ellos surgen las deliberaciones y actividades de Dios: "El propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad... según el puro afecto de su voluntad" (Efesios 1:11,5, etc.) Véase también Romanos 8:28-30.

Debemos, sin embargo, recordar que hay una cuestión absolutamente preeminente y predominante que determina todo, y con la cual todas las cosas están relacionadas. Esta es la única cosa que explica todo lo que está en esta Carta y en toda la Escritura. Es el lugar del Hijo de Dios. Eso de hecho explica el llamado, la conducta y el conflicto. Esto, entonces, en la eternidad pasada y desde la eternidad pasada, permanece por encima de todos los tiempos y la eternidad futura; afectando, determinando, regulando "todas las cosas." Para corroborar esto, sólo es necesario pasar un ojo a través de esta carta y tomar nota de cuántas veces el Señor Jesús es realmente mencionado. Su nombre personal es mencionado unas cuarenta y cuatro veces, además de señalar muchos de los pronombres "Él", "le", "Su" y "quién".

A menudo se ha dicho que el criterio por el cual se determina la verdad o error de cualquier sistema de enseñanza religiosa es el lugar que le da a Jesucristo, el Hijo de Dios. Ese es un criterio muy racional.

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Capítulo 5

EL TRÁGICO INTERMEDIO

Hemos mencionado que entre el "antes de los tiempos eternos" y la primera era del tiempo, es tocado algo que ha afectado de una manera trágica todo el curso de los acontecimientos. La Biblia tiene mucho que decir con relación a eso, pero Pablo, en sus últimas tres cartas (con exclusión de aquellas enviadas a Timoteo, Tito y Filemón) le concede un lugar y sentido muy prominente a ese evento. Nos referimos a la invasión dentro del universo.

EL GRAN CISMA

En cuanto a la carta en particular con la que estamos ocupados, hay tres alusiones a esta perturbación cósmica.

La primera, y este es un factor supremo en la importancia de Cristo, está en una frase muy breve. El contexto más amplio es este (capítulo 1:9,10): "Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo...." La cláusula que queremos resaltar es "reunir todas las cosas en Cristo".

La palabra (formada por la unión de dos largas palabras griegas) "de reunir" (recapitular), significa "traer de vuelta y sentarse alrededor de la idea principal", es decir, "en Cristo". Se trata de volver a reunir "todas las cosas". En la carta compañera, Colosenses, Pablo dice: "Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra" (1:16). Esto significa que en un principio todas las cosas estaban en el Hijo de Dios. Esto debía ser necesario decir que en la plenitud de los tiempos, todas las cosas serían recogidas o volverían a Él; esto significa claramente que algo les había sucedido a las cosas al haber sido alejadas de Él, o llevadas lejos de Él. ¡Oh, qué cantidad de revelación hay que apunta a eso! Jesús dijo que Él había venido a "buscar y a salvar lo que se había perdido". El dijo una parábola de los labradores malvados que mataron al heredero para apropiarse de la herencia. Él dijo que "todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores" (Juan 10:8). Es un aspecto de la verdad que encierra una inmensa cantidad de enseñanza en las Escrituras. Algo fue hecho para sustraer al Hijo de Dios de Su lugar y derechos en el eterno propósito de Dios, por lo que era necesario volver a reunir, volver a cubrir, reunificar. Volveremos a esto más tarde.

La segunda cosa que señala a ese gran acontecimiento y la irrupción de la interrupción, es el estado, la condición en contra de lo que se encuentra en el propósito revelado en esta Carta. Es un cuadro horrible.

"Muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo..., conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia..., en los deseos de nuestra carne..., y éramos por naturaleza hijos de ira"

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(Efesios 2:1-3). "En aquel tiempo estabais sin Cristo (nótese eso).... sin esperanza y sin Dios en el mundo" (2:12); “...como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios..., los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia, para cometer con avidez toda clase de impureza" (4:17-19). ¿Cómo fue que todo esto surgió cuando todas las cosas estaban en el Hijo de Dios originalmente? Todo esto está fuera de Cristo, y aparte de Cristo. Sin duda podemos decir de esto: "Un enemigo ha hecho esto".

Muy bien; pasemos ahora al tercer asunto en esta Carta, el que indica el gran cisma. Qué tan bien se conocen estas palabras, pero cuán poco se sabe de su vasto y siniestro contexto. "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.... Y habiendo acabado todo, estad firmes" (Efesios 6:12-14).

AHONDANDO EN TORNO AL SINIESTRO CONTEXTO

Las relaciones entre el Hijo de Dios y algún poder maligno y sus huestes han sido tan rotas y alteradas, que no puede haber apaciguamiento, ni concesiones, ni comunión, hasta que este maligno sistema haya sido destruido sin remedio. Este gran cisma comenzó en algún lugar fuera de este la tierra, sino que invadió la tierra, y ha sido la fuente y causa de todos los cismas y las interrupciones en toda la historia. La Biblia rotula a Satanás, el diablo, como el único responsable.

Por algún tiempo el racionalismo, la teología liberal, la psicología y ciertos filósofos han ridiculizado la existencia de un diablo personal; y lo que la Biblia le atribuye ha sido explicado nada más que como neurosis y complejos; es decir, que el mal no tiene nada que ver con los malos espíritus o "Satanás", que se trata sólo de trastornos nerviosos, o a lo más de imperfecciones en la estructura. La demonología es sólo una forma de mitología, dicen. Por lo tanto, Satanás ha jugado una mala pasada maestra al persuadir a los hombres a creer que él no existe. Pero el mundo ha tenido algunos choques en la historia reciente, y ha habido un desenmascaramiento positivamente terrible de la maldad más horrible en este mundo y en torno al comportamiento humano. No sólo en los ámbitos que son llamados "salvajes", "incivilizados" y "retrógrados", sino que la más pura malignidad, maldad y crueldad calculada, nada de eso ha sido peor que lo que se vive entre los pueblos que se piensa que son "cultos" y "avanzados". Su muy científico "progreso" (?) ha sido empleado para cometer la mayoría de los horrores indecibles.

Podríamos escribir muchas páginas en torno a este orden de ideas, pero nos abstenemos. La Biblia es terriblemente reivindicada como el derrotero de este proceder mundial, y no menos en su revelación de un maligno poder personal, que está dispuesto para el mal de la humanidad y en particular para quienes se han aliado con el Hijo de Dios. La batalla por la unidad es un conflicto doloroso y desgarrador. La irrupción del avance a buen ritmo de las naciones, y en medio del pueblo de Dios no hay nada demasiado sagrado para evitar esta determinación cósmica de interrumpir la más mínima aproximación a la comunión divina. Por supuesto, hay muchas

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"sociedades" y "fraternidades" que se quedan solas, pero esto no es cumplido si Satanás no es perturbado. No nos equivoquemos sobre este asunto. La Biblia no nos deja ninguna duda de que, al final de la era, cada elemento en el universo asumirá rasgos inconfundibles de intensificación. Esto, por supuesto, es lógico, si el fin es la plenitud en cada conexión. Cualquiera que sea tu interpretación de Apocalipsis 12, tenemos que señalar que la tenencia del poder en reducción de Satanás está marcada por su venida a la tierra con gran ira (cfr. Apocalipsis 12:12).

Pero volvamos a "Efesios", el gran compendio de la historia espiritual. Debemos tener en cuenta especialmente que el apóstol Pablo pone de manifiesto en una declaración completa y definitiva, que la Iglesia –el Cuerpo de Cristo– está involucrada en esta guerra de los siglos, y todo lo que él ha escrito resalta este hecho. Es como si él quisiera decir: "Todo lo que he estado diciendo con relación a los eternos consejos de Dios, el lugar y propósito de los elegidos –el Cuerpo de Cristo; la redención de este Cuerpo y su unión con la Cabeza; su vida, carácter, caminar y trabajar en esta dispensación, y la gran meta y propósito establecido por Dios para finalmente reunir a todas las cosas en Cristo, es el objeto y motivo de un inmenso, incansable, y cada vez más intenso conflicto cósmico, en el que ocultas e innumerables fuerzas del mal están amargamente compitiendo con el propósito y todo lo relacionado con esto".

Pablo dice que esto se debe a que el ministerio lo compromete a hacer todo esto aun cuando sepa que le cuesta estar en prisiones y cárceles. Él muestra que este antagonismo de las inteligencias espirituales serán dirigidas a todo lo que se refiere a esta gestión, e implica que si los ministerios no son sólo "departamentos" o aspectos del cristianismo, sino de todo el ente corporativo, firmemente empeñado en un solo objetivo (Efesios 4:13), este carácter corporativo constituirá la amenaza más grave como para que el reino del mal saque su ponzoñoso y siempre soslayado esfuerzo unilateral para demolerlo y neutralizarlo.

LA ARMADURA DE DIOS FRENTE A LAS ARTIMAÑAS DIABÓLICAS El apóstol define esta oposición como "asechanzas del diablo". Entonces él pone

frente a cada uno tanto la armadura de Dios como las asechanzas del diablo. Se trata de la provisión de Dios para hacer frente a las "artimañas" satánicas. Por medios simbólicos él muestra la naturaleza de esas "astucias". En el lado positivo, el lado Divino, los puntos de ataque se muestran como "la Verdad", "la Justicia", "la Paz", "la Fe", "la Salvación", "la Palabra de Dios".

Frente a toda forma de sutil mentira, Dios provee el ceñirse con el Espíritu de la Verdad. Contra las acusaciones y las condenas del corazón, Él provee "la justicia de Dios que es por la fe en Jesucristo". Contra el miedo que hace que en la marcha, los pies sean inestables e inseguros, Él ofrece "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento". Contra las sugerencias, ideas, pensamientos, imaginación y razonamientos que asaltan la mente –la cabeza–, Él ofrece salvación por gracia. Contra los ataques a la credibilidad en torno a las promesas de Dios, Él suministra la espada del Espíritu Santo y responder con la Palabra segura. "Sobre todo", y con relación a todo, dice, "tomad el escudo de la fe”. Pero ten en cuenta, Dios no pone toda esta provisión en Su pueblo; Él lo proporciona, y a continuación, les dice: " Tomad en

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vosotros". Tiene que haber un acto de su parte, pues el elemento de la pasividad no es coherente con la guerra en acción. Quiera Dios que, cuando estos dardos de fuego comiencen a volar, instintivamente busquemos el arma adecuada para la defensa. Tal vez deberíamos conscientemente tenerlas siempre.

Como ya hemos dicho que en sus últimas cartas Pablo le dio un lugar prominente a este conflicto de los siglos, no podemos cerrar este capítulo sin una referencia a Filipenses. En Colosenses esto es obvio (véase 1:13,20; 2:15), pero en Filipenses es más, por deducción y por alusión. Creemos que cuando Pablo, al escribir sobre el anonadamiento del Hijo de Dios, dijo que "siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (Él pensó que no era algo que había que aprovecharse y mantenerse en eso), sino que se despojó a sí mismo" (2:6,7), el apóstol se refería al orgullo ambicioso de Lucifer cuando dijo: "y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:14; Lucas 10:18). Si esto es una interpretación correcta (cfr. 2 Pedro 2:4 y Judas 6), entonces la escena en Filipenses 2, en consonancia con la enseñanza de otras tantas en el Nuevo Testamento, es la de que el Hijo de Dios se hizo Hijo del Hombre, asumiendo forma humana para combatir esta batalla con el usurpador.

"Un Adán en la lucha Y vino al rescate". Y Pablo, un "buen soldado de Jesucristo", en la misma carta (Filipenses 3) pasa a

mostrar que el camino de la victoria es la manera de "contar todas las cosas como pérdida".

Resumamos. "Antes de la fundación del mundo" en los consejos divinos tuvo lugar lo que se llama "el puro afecto de Su voluntad", "el misterio de su voluntad", "el propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad", "el propósito eterno" (Efesios 1:4,5,9,11; 3:11). En estas deliberaciones se hicieron ciertas decisiones muy definidas. Estas decisiones fueron de dos tipos.

1. El Hijo de Dios fue "constituido heredero de todas las cosas". La esfera y el reino de todas las cosas (Hebreos 1:2; Efesios 1:10,11).

2. Un pueblo elegido fue "escogido" en el Hijo para que fuese el complemento de Él, para que fuese el vaso corporativo y ministración de Su expresión, calificado como Su Cuerpo, Su Esposa, Su Iglesia, etc.; vocación es la idea de esa elección y predestinación (Efesios 1:4,23; 5:25-32; 4:1).

3. Con posterioridad a esa doble constitución y elección, tuvo lugar una revuelta entre un gran número de seres celestiales, dirigida por uno que ostentaba una posición muy alta, probablemente muy cerca de la cima. El orgullo y los celos por el nombramiento del Hijo, fueron las causas de esta revuelta; el lugar de "igualdad con Dios" por el que aspiraba ese alto personaje. Este ser, y las huestes en complicidad con él, fueron expulsados del cielo, y "no guardaron su dignidad" (Judas 6, AV). El cisma, la ruptura y la división en el cielo con la ira de Dios sobre ellos, inspiró una eterna e imperecedera enemistad en ese líder contra el Hijo de Dios, y el género humano como la desposada, el potencial vaso de Su gloria. Tan pronto como la humanidad fue golpeada un poco después de la creación, la enemistad especial se centró en la línea de los que mantuviesen la fe en Dios y tuviesen rasgos característicos del Hijo de Dios. En primer lugar, así a través de todas las edades, el objetivo y actividad de ese maligno

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adversario ha sido la de perturbar, dividir y desintegrar a la humanidad, y muy especialmente a los "elegidos", el pueblo de Dios. Para tal fin, el objetivo es neutralizar el propósito de Dios y a sus vasos designados y elegidos. En esta intensificación de la batalla, la verdadera Iglesia se muestra profundamente involucrada. Dios ha hecho una provisión completa para la Iglesia para que se enfrente y se oponga a ese gran enemigo. Este es un resumen general de la presente enseñanza, y las implicaciones de un aspecto de esta “Carta a los Efesios".

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Capítulo 6

LA ERA DEL SECRETO OCULTO

"En otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres". "Escondido

desde los siglos en Dios" (Efesios 3:5,9).

"Que había estado oculto desde los siglos y edades" (Colosenses 1:26).

EL MISTERIO QUE NO ENCIERRA MISTICISMO

Se notará que hemos elegido la palabra alterna a la usada en las Escrituras

pertinentes, es decir, "secreto", en lugar de "misterio". Nuestra razón para ello es

evitar la necesidad de pasar mucho tiempo explicando que Pablo no estaba pensando

en términos de las religiones mistéricas paganas, y haciendo del cristianismo otro

tanto, con las diferencias del caso. Tampoco estaba pensando en algo misterioso.

Hemos oído hablar de "cristianismo místico" y "el Cuerpo místico de Cristo". Tales

términos, creemos, son peligrosos, porque abren la puerta de la mente al misticismo,

que es falsa espiritualidad. El misticismo conduce a multitudes de personas a una

posición totalmente falsa y engañosa en lo que respecta al cristianismo. Queremos

decir aquí, con mucho énfasis, contrariamente a muchas definiciones falsas acerca de

la Carta a los Efesios, que esta Carta está en otra esfera diferente por completo del

misticismo. Esta carta es intensamente real y práctica, y no hay ilusiones al respecto.

Utilizar la palabra "secreto" debe ser de fácil comprensión, mientras que "misterio"

sólo sugiere algo a la mente ordinaria, común, distante de esta comprensión. Por

"secreto", el significado simple es que algo no se ha hecho conocido, sino que está

escondido, o se mantiene en reserva. Esta será una definición más completa a medida

que vayamos avanzando. En este capítulo nos referimos principalmente al hecho del

secreto, no refiriéndonos a la naturaleza del mismo, que será el tema del capítulo que

sigue. En cuanto al hecho, por esto queremos decir que lo hizo definitivamente existir,

y que fue siempre y en todas las cosas la gran realidad en la mente de Dios. De hecho,

estaba implícito, si no explícito, en todos los modos y pensamientos de Dios. No era un

mito, sino una realidad positiva. Era el sentido oculto de los caminos de Dios, y de los

medios que Él empleó.

SECRETO LATENTE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

A nosotros, a quienes el "secreto" o "misterio" nos ha sido divulgado, nos resulta

muy difícil utilizar el Antiguo Testamento, sin darle el mismo significado. Pero en el

pueblo de esa dispensación, los hebreos, con algunas excepciones de parcial

iluminación, sólo eran conocidos los hechos, los instrumentos y los objetos. Ellos

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hicieron y emplearon las cosas porque se les ordenó hacerlo. Todo su sistema –que

había sido dado por Dios–, era objetivo, exterior. Aun en los casos cuando había

sinceridad, devoción, reverencia y celo, eso era una forma superficial y llevada a cabo

con medios externos. El corazón podía estar en ello, y podría haber la firme convicción

de que tenía razón, y, sin embargo, con todo, estar ausente una verdadera

comprensión espiritual. Esa falta de comprensión espiritual podía –y frecuentemente

ocurría– generar malentendidos, y eso dio lugar a duros malentendidos, e incluso

comportamiento cruel.

Este hecho se dio de una manera notoria en los días en que el Hijo de Dios estaba

aquí en la carne. Casi podría parecer que el Espíritu de Verdad tenía –entre otras

cosas– la deliberada intención de exponer, en la inspiración de los Evangelios, este

terrible hecho de que los hombres podían estar feroz y totalmente comprometidos

con el exterior y las cosas objetivas de la tradición, los rituales, los dogmas, etc., y, al

mismo tiempo, estar totalmente alejados de su significado y valor espiritual.

Justamente el apóstol de quien estamos hablando ahora, antes era una de esas

personas. Él dijo que "en verdad pensaba que debía hacer muchas cosas en contra de

Cristo", e hizo con vehemencia lo que en su comprensión creía que la Biblia exige. Es

precisamente en este punto que el apóstol Pablo centró su revelación en cuanto al

cambio en la economía divina de una época a otra. Este es el significado de sus

palabras con relación al misterio que estaba oculto desde las edades y generaciones.

EL SISTEMA DE LO VISIBLE Y TEMPORAL

Él conocía, y nadie lo sabía mejor que él, la naturaleza y características de la

economía del Antiguo Testamento. Era una economía de lo externo, de rituales,

vestimentas, liturgias, de formalidades, lugares, edificios y lugares; por ejemplo, los

hombres religiosos vestían de manera diferente a los otros hombres; además relucían

nombres y títulos, se dividían en clases religiosas, y mil y una cosas de diferentes tipos

que necesitaba colmar el sistema religioso; órdenes, adornos y procedimientos. Era el

sistema de lo visible, tangible, temporal, y palpable. Maravilloso, elaborado, atractivo,

impresionante; las procesiones de sumos sacerdotes, sacerdotes y ministros, con

batas, mitras y incensarios, etc., todo eso era muy familiar a Pablo en su vida anterior,

y eran justo las cosas junto a las cuales nada era comparable.

Ahora, algo que había sucedido, que había hecho todo un sistema de sombras, sin la

sustancia, estaba –para él– alejado de la realidad, y pertenecía a una pasada y reproba-

da infancia. Sí, así lo describió en su Carta a los Gálatas. Para él, cualquier prórroga de

ese tipo de cosas constituía el fracaso en la aprehensión de la mente de Dios, el fracaso

en "crecer", el fracaso en la comprensión espiritual, un apego a las cosas pueriles; en

una palabra, era una contradicción con el significado mismo de Cristo y el

advenimiento del Espíritu Santo.

Con Pablo, la revolución fue radical y, al mismo tiempo, él amaba al pueblo en ese

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reprobado sistema, y él sintió profundamente la falsedad de su posición. Será en

nuestro próximo capítulo que trataremos de mostrar lo que realmente fue lo que

estaba oculto a la gente de esa época, y que llevaron las características de la época más

allá del tiempo señalado por Dios en una era nueva y completamente diferente,

incluso a nuestro propio tiempo.

Actualmente estamos tratando sólo con el incluyente hecho del ocultamiento. Hay

uno o dos tópicos a los que debemos referirnos en particular. Uno tiene que ver con lo

que no estaba escondido en esa época. Esto es necesario para llegar al esencial

"secreto".

TÓPICOS EVIDENTES EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

La venida y la expectativa del "Mesías", el "Cristo" (la misma palabra en diferentes

idiomas), no era ciertamente un misterio. Esa "Simiente" había sido anunciada

inmediatamente entró el pecado en el hombre (Génesis 3:15), y Moisés había

profetizado el nacimiento del Profeta (Deuteronomio 18:15). Las referencias al que

había de venir son muchas: Su nacimiento, Su vida, Su unción, Su sufrimiento y Su

gloria.

Entonces no era un secreto que la salvación debía ser predicada a los gentiles. Eso

no es una verdad exclusivamente del Nuevo Testamento, ni una parte del misterio

revelado ahora. Lo mismo es cierto para el Reino de Dios. Eso no se da a conocer como

un hecho por primera vez en el Nuevo Testamento. Hay otras cosas también en el

Nuevo Testamento que son bastante evidentes en el Antiguo.

LA FE Y LAS OBRAS

Otra cosa que hay que subrayar que no cambia con las dos épocas, es la ley básica

de todo lo que se refiere a Dios. En la mente de muchos ha entrado cierta confusión

con relación al cambio de la dispensación de la ley a la de la gracia. Cuando todo se ha

dicho con razón en cuanto a nuestro estar ya no bajo la Ley, sino ahora bajo la gracia,

la idea se ha deslizado en que el principio fundamental ha cambiado con las

dispensaciones. Esto no es así. El principio, o ley, que es el mismo en todos los

tiempos, es la fe. La fe fue no menos el principio que rige en el Antiguo Testamento

que en el Nuevo, y no más en el Nuevo que en el Antiguo. En esa época no eran las

obras por sí mismas las que justificaban. Ni en Abel, ni en Enoc, ni en Noé, ni en

Abraham, ni en ninguna otra persona del ejército que se menciona en Hebreos 11 sus

obras fue lo que hizo que ellos encontraran el camino a través de Dios (aunque había

un significado en lo que hicieron), fue la fe en Dios lo que los hizo virtuosos.

Las obras sin fe son tan ineficaces como la fe sin obras. No hay conflicto alguno

entre Pablo y Santiago. Son sólo las dos partes a una misma cosa. (Tal vez Santiago

tuvo más de legalista que Pablo). La clave de toda aprobación en el Antiguo

Testamento es "él creía en Dios". Es muy claro que Dios puso esta ley bajo y detrás de

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todo. Es cierto que en las dos dispensaciones existen cambios muy grandes. En la

antigua dispensación, Dios los bendijo en forma temporal y material. Obedecer a Dios,

ser fieles a los mandamientos de Dios, significaba para ellos que la bendición estaría

en su canasta y su artesa de amasar, en su tienda, en su familia y en su campo. La

prosperidad estará en vuestros trabajos y habrá facilitación para tus éxitos. Pero

debajo de todo eso, estuvo la ley de la fe. Eso es invariable con el tiempo y las

economías.

Pablo no ha mostrado un nuevo principio. Esto no tiene nada que ver con su

“revelación" en particular. El "secreto" está más allá de eso, si bien su doctrina de la

justificación era ciertamente revolucionaria y perturbadora. Él realmente sólo inclina

la fe en la dominante y terminada obra de Jesucristo, y por ende, su cierre de un viejo

orden de cosas. Por supuesto, es necesario mucho tiempo y espacio para aclarar la

doctrina de Pablo de la justificación, pero él ha hecho eso por nosotros. Estamos

diciendo que "el misterio", como le fue revelado a Pablo en particular, no es una idea

nueva en cuanto a la ley de la fe, aunque la base de la fe puede ser cambiada

literalmente de las obras de los hombres a la obra terminada de Cristo. Las obras en sí

mismas no justifican, pero las obras del hombre justificado son obras de fe.

Es importante y útil saber que, no en la vieja era, Dios no estaba trabajando con una

mente diferente a la que pertenece a esta época actual. Su mente es inmutable en su

naturaleza y propósito. Si Su método y medios cambian, Sus pensamientos y objetivo

siguen siendo los mismos desde la eternidad hasta la eternidad. Debido a que en una

época Èl esconde estos conceptos esenciales, no significa que no están implícitamente

en todo lo que Él elige y utiliza. Lo que sale a la luz en la dispensación posterior no es

nuevo en el sentido de no haber estado nunca antes en las manifestaciones de Dios. Es

sólo lo que Dios ha estado siempre trabajando todo el tiempo. Así, cuando el secreto es

revelado, lo podemos ver en los caminos de Dios con personas y pueblos y cosas desde

el principio. No hay nuevos pensamientos de Dios.

"El gobierno soberano de los cielos es semejante a un tesoro que un hombre encontró en

un campo, y lo escondió, y en su alegría, vende todo lo que tenía, y compra aquel campo"

(Mateo 13:44 – traducción libre).

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Capítulo 7

EL SECRETO REVELADO

"Que ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu;... conforme el propósito eterno (de las edades), que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor" (Efesios

3:5,11).

TODO EL CONSEJO DE DIOS

Dado que ahora llegamos al corazón de todo el asunto, es necesario repetir, en primer lugar, que el apóstol Pablo no reclama la exclusividad en la revelación del misterio que había permanecido oculto mucho tiempo. Aunque sin duda positiva-mente se pretende que se le reveló en forma específica y particular, y que esta revelación le constituyó en un particular "mayordomo", y que fue elegido y tratado por el Señor de una manera especialmente relacionada con este fin, sin embargo, él allí incluye a "sus santos apóstoles y profetas" en el conocimiento de ese secreto tan oculto, pero ahora dado a conocer. Es evidente que Pablo tuviera una mayor "comprensión" y tal vez un temor único acerca de eso, pero no es difícil de encontrar por lo menos las huellas parciales de este conocimiento en Pedro y Juan, como también era cierto en Esteban.

También debemos destacar que el de Pablo no era un Evangelio distinto de ese predicado por los demás, y, ciertamente, Pablo no tenía dos evangelios, uno relativo a "la salvación" y otro sobre "el misterio". Cuántas veces hemos oído a los cristianos decir que sólo están interesados en "el Evangelio simple", "el Evangelio de la salvación", y que no están interesados en "la enseñanza más profunda de la verdad". Pablo habría sido sorprendido y entristecido al oír ese lenguaje, pues su "Evangelio", fue uno, y él decía que la revelación más completa y más profunda es el Evangelio. Sólo puede haber trágica y dolorosa pérdida y debilidad como resultado de la falta de ver que "todo el consejo de Dios" es el Evangelio. La posición en un gran número de cristianos que debe lamentarse mucho es en gran medida debido a esa falacia; ese engaño no es aconsejable, por no decir imprudente, para dar la grandeza y la inmensidad de la revelación de Dios en Cristo a cualquiera de los incrédulos o para los nuevos cristianos. Que sean conscientes de la enormidad de aquello a lo que se les llama. Muy poco de Cristo y un cristianismo limitado producirá cristianos en poquedad. Algunos de los mejores y más fuertes cristianos que hemos conocido vinieron al Señor en reuniones donde la grandeza de Cristo fue revelada a los cristianos, y cristianos con responsabilidad. "Volver al Evangelio simple" puede ser una trampa y una concesión a los que realmente no tienen intención de ocuparse con Dios.

PLENA REVELACIÓN DE CRISTO

En el momento de escribir esto, estamos en medio de algunos trabajos que se están realizando en nuestro hogar actual. Los martillos y los taladros están haciendo tanto

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ruido que casi ensordecen. Los obreros nos han explicado: "Esta casa está bien construida. Los ladrillos no fueron pegados con mezcla común de cemento y arena, sino con hormigón, y es una obra muy dura como para taladrar un agujero". El edificio de Dios es como eso, por cuanto los hombres construyen para la eternidad –no para el momento. Sin embargo, nota esto, no es sólo mediante la simple enseñanza que lo debemos defender, sino que el Espíritu Santo debe dar plena revelación de Cristo.

Esto nos lleva al mensaje y al contenido de esta carta en particular. Permaneciendo ante esto, nos encontramos ante algunas de las más importantes preguntas y problemas en las que los hombres han estado, y siguen estando, luchando en el ámbito de la cristiandad. Esta carta les da la respuesta, pero cuán pocos tienen que ver esa respuesta, y menos aún –si ellos lo miran con mirada rápida– que estén dispuestos a seguirlo. En una época de poco menos que de guerra en todo el mundo, ha habido algunos países que no han tomado parte en el conflicto y han perdido los honores, porque "no son libres para participar". Complicaciones internas, divisiones y compromisos les ataron las manos y los hicieron neutrales. El miedo, el egoísmo y falta de reconocimiento de los grandes intereses morales los mantuvieron como "aislacionistas".

UN INSTRUMENTO PARTICULAR

Dejadnos al mismo tiempo afirmar que "La Carta a los Efesios" representa la mayor crisis religiosa en la historia del mundo. Nos dice que, desde la eternidad pasada, ha llegado la revelación de un secreto que Dios había mantenido oculto en todas las épocas anteriores. La revelación ha presentado e inaugurado una dispensación de la mayor importancia y significación que cualquiera otra edad anterior. Se nos dice que para el ministerio de esta revelación, Dios escogió, preparó y nombró a un instrumento de una clase particular, uno formado por Dios de una manera particular. Este instrumento –el apóstol Pablo– nunca fue ordenado o nombrado para este trabajo por los hombres, aunque fue reconocido y "enviado" por la Iglesia. Él nunca fue enseñado o preparado para su trabajo por el hombre. El recibió todo directa y de primera mano desde el cielo. Pablo fue tratado por el Señor de una forma que correspondía totalmente con el propósito para el que fue elegido.

EL ECUMENISMO Y LAS DENOMINACIONES

La carta que está delante de nosotros va al corazón de un asunto que ha ido crecientemente ocupando la más seria consideración de toda la cristiandad, y es la cuestión, tal vez hoy más que antes, de mayor manifestación que cualquier otra. Este es el asunto de consecuencias muy reales para todos los cristianos, pero, por desgracia, se ha elevado por encima de la persona común y corriente mediante un vocablo intelectual, que es tan ampliamente empleado. La palabra o término que tanto se ha utilizado desde alrededor del año 1900 es "ecuménico", una palabra de otro idioma. Por supuesto, algo impresionante se pierde si es empleado su significado simple, que es "todo el mundo"; y su instrumento en estos tiempos es lo que se conoce como "El Consejo Mundial de Iglesias". Este "Consejo" está laboriosamente aplicándose a descubrir una solución al caos y las complicaciones de las divisiones de

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la cristiandad.

Durante siglos, las diversas secciones llamadas "denominaciones" o "Iglesias" de la cristiandad se han aferrado tenazmente a la posición con la que cada una se originó y justificó sobre la base de la autoridad de las Escrituras. Cada división eclesiástica ha hecho esa afirmación, y encuentra su fuerza en esa convicción. Ahora, el lema del "Consejo Mundial de Iglesias", o Movimiento Ecuménico, es que hay que des hacerse de "estas divisiones artificiales". Para una de sus grandes convocatorias, el tema elegido fue "El orden de Dios y el desorden del hombre". Esto fue cambiado posteriormente por “El desorden del hombre y el diseño de Dios". Pero todos los intentos de resolver este problema, ya sea en general o incluso entre los evangélicos, se encuentra con dificultades irresolubles, y el único recurso es el de tolerar o comprometerse sobre cuestiones de serias consideraciones. De modo que una serie de compromisos tiene que ser introducida en el programa de la unidad. El gran problema de las divisiones en el cristianismo es tan imposible de resolver por medio de recursos humanos, como son muchos de los problemas raciales.

Esta, entonces, es la tremenda situación que plantea y responde esta Carta. Ya hemos visto que este gran espíritu de cisma tuvo su inicio hacia atrás en algún momento sin fecha en el cielo, dividiendo las huestes angelicales en dos bandos irreconciliables; más tarde esto envolvió a la tierra y ha tenido una larga, muy larga historia, ganando impulso y siempre multiplicando e intensificando las guerras. Luego esto invadió al cristianismo, y esa vinculación de hecho es grave. Por lo tanto, no es cosa pequeña que esta carta trate acerca de esto y que dé la respuesta.

LA TRAGEDIA EN LA CRISTIANDAD ACTUAL

También hemos visto que el corazón de todo este asunto es alcanzado y tocado por una frase que resume el propósito de Dios al final. Esa frase es: "De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él también vosotros..." (Efesios 1:10,13). Pero, si bien podemos admitir que, al final, más allá de esta edad, nuestra preocupa-ción es por lo que está sucediendo en esta edad. ¿No hay manera o esperanza para que haya al menos una aproximación a eso ahora? La Carta a los Efesios seguramente nos dejaría en nuestro dilema si sólo se hubiese referido a una era futura y no hubiese ninguna respuesta a la tragedia de la cristiandad en el tiempo actual. Pero la carta tiene la respuesta. Esta respuesta viene dada por varios medios y formas. Tal vez el más sencillo, más directo, y la forma más útil será que el mismo Pablo sea la respuesta. Viendo que el apóstol hace afirmaciones tan fuertes y categóricas en cuanto a su revelación personal, será mejor examinar esa revelación, y lo que fue hecho en la vida de este hombre. Hemos observado al final del capítulo 4, que el nombre personal de Jesucristo se menciona unas cuarenta veces en esta breve carta, además de todos los pronombres "Él", "Él", "Su", "quién". Esto, en sí mismo, es la clave fuerte. En su Carta a los Gálatas, Pablo hizo la declaración con estas palabras:

"Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre...); pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno; sino por revelación de Jesucristo. Pero cuando agradó a Dios (por Su buena voluntad)... revelar a su Hijo en

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mí" (Gálatas 1:1,12,15,16).

LA CLAVE ES LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO

En la Carta a los Efesios, que es nuestro examen actual del apóstol, se da mucha importancia a la revelación; de hecho, él basa el "pleno conocimiento" sobre un "espíritu de sabiduría y de revelación". Muy bien, entonces, la respuesta a esta gran pregunta que tenemos ante nosotros, y que es el motivo de toda esta febril discusión y deliberación en la cristiandad, se encuentra en la revelación y la aprehensión del Hijo de Dios. Esto es totalmente una cuestión de si o no el Hijo de Dios ha sido muy visto por una operación del Espíritu Santo.

El tipo de visión a que nos referimos es una época, un encuentro, una revelación, una crisis. No hay poder en esta tierra que pudiera haber cambiado a ese rabioso, fanático, intolerante Saulo de Tarso, un "fariseo de fariseos", en "el apóstol de los gentiles" (Romanos 11:13; AV), el feroz e intolerante perseguidor y destructor de todo y de todos los que tuviesen alguna relación con Jesús de Nazaret, en su mejor amigo, abogado y devoto. El simple argumento no lo habría podido hacer. Ni la persuasión, ni la persecución, ni el martirio lo habría efectuado. Pero fue hecho. Esa "conversión" superó la prueba de todas las persecuciones, los sufrimientos y las adversidades posibles para este hombre por el resto de su vida. Por otra parte, esto proveyó la esencia del más grande de todos los ministerios apostólicos, de manera intrínseca, de modo que fuesen extendidos y agotados todos los esfuerzos, a través de muchos siglos, para penetrar, explicar y comprender. ¿Qué hizo? Pablo le respondería: "Cuando agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí", o, en otras palabras, "he visto a Jesucristo".

El verdadero fundamento y raíz de la vida de este hombre fue una "visión" que dividió su vida en dos, y le emancipó de las cadenas que lo ataban a una fuerte tradición. Él dijo: "Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Corintios 4:6). En ese rostro, Pablo vio el propósito eterno de Dios para el hombre. Vio el método de Dios para la realización de Su propósito. Él vio la gran importancia del Hijo de Dios en la creación y en el universo; y vio en ese Ser único a la Iglesia como Su Cuerpo.

EL VERDADERO FUNDAMENTO

No podemos inferir demasiado en este asunto de la revelación, la iluminación, la visión. Esto es fundamental en la salvación (Hechos 26:18). Es esencial para un ministerio efectivo (2 Corintios 4:6), y es indispensable para el pleno conocimiento y el pleno crecimiento (Efesios 1:17). Jesús causó una enorme cantidad de visión espiritual, como lo muestra una lectura del Evangelio de Juan. "Los ojos", fueron –en Su enseñanza– un criterio de vida o muerte. De hecho, una obra fundamental y eminente antes del Espíritu Santo tiene que ver con la iluminación espiritual y suprema en cuanto a la importancia del Hijo de Dios, Jesucristo. Todo está en las Escrituras, pero nuestros ojos pueden estar limitados. Seamos absolutamente categóricos al afirmar que nunca podemos ver a la Iglesia hasta que hayamos visto al

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Hijo de Dios, y no podemos ver realmente el Hijo de Dios, sin ver la Iglesia. Este es el punto en el incidente en Cesarea de Filipo (Mateo 16:16-18). Deja todos tus debates sobre si Pedro es la Roca sobre la que se edifica la Iglesia y da luz sobre la verdadera clave de lo que Jesús dijo: "No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos". "Te lo reveló mi Padre que está en los cielos”. ¿Le reveló qué? "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". ¿Y después qué? "Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". ¿Puede algo edificado sobre Pedro, incluso convertido a Pedro, resistir el poder del infierno o la muerte? Se trata de quién es Jesucristo, revelado desde el cielo, que es fundamental para la Iglesia, y "nadie puede poner otro fundamento" (1 Corintios 3:11).

VER A JESÚS ES VER LA VERDADERA IGLESIA

La carta a los Efesios es tremendamente contemporánea, es decir, tiene vigencia para estos días. En nuestro tiempo es costumbre, casi instintivamente, entre los cristianos que se reúnen por primera vez, de preguntar, o ser preguntados: "¿A qué denominación, o misión, o sociedad cristiana pertenece usted?" Para algunos tal pregunta es casi inevitable. La "Iglesia" (?) es designada por el nombre de una nación (anglicana), una doctrina (bautistas), un color, un "Estado", una "misión libre", el nombre de personas (por ejemplo, Wesley, Lutero, Calvino, menonitas, etc.), por un título, etc.

Si el apóstol Pablo se hiciera presente en la cristiandad de hoy, y se le hiciera esa pregunta acerca de su adhesión religiosa, su "asociación", abriría los ojos y miraría con asombro y dolor, y diría: "Oh, hermano, yo he visto a Jesús, el Hijo de Dios, y al verlo he visto la Iglesia, y he visto que sólo hay una verdadera Iglesia; he visto que la Iglesia no es esta mezcla de nacionalidades, colores, nombres, diferencias y distinciones sociales o culturales". En Cristo Jesús “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28)". “Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos" (Colosenses 3:11). Él añadiría: "no puede ser Pablo, Apolo, Cefas, o cualquier otro nombre". Lo menos que tal visión de Cristo haría sería revolucionar nuestra fraseología, nuestra manera de hablar.

Un pequeño incidente podría ser el punto aquí. El escritor lo había oído decir por un conocido siervo de Dios. En uno de los Estados del Sur de los Estados Unidos, los tranvías fueron divididos para los viajeros de raza "negra" y para los "blancos", y la norma de la separación era estricta. (Esta ley ya no existe). Un tranvía estaba a punto de partir desde el punto de parada y la sección para la gente negra estaba suficientemente completa. La sección para los "blancos", también estaba llena, pero había un solo lugar. Ese lugar estaba junto a una dama bien vestida y con apariencia de que vivía holgadamente. Un anciano de color negro, débil y muy pobre, cojeando se dirigió al vehículo y le pidió al conductor que le permitiera ocupar ese puesto, explicándole que su hijo estaba muy enfermo y tenía necesidad de llegar a él lo más pronto. El conductor empujó al anciano lejos, diciéndole que no había habitación. El anciano le pidió de nuevo que le permitiera viajar allí, y era tratado duramente por el conductor. La dama se volvió al conductor y le dijo: "Que venga y ocupe este puesto

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junto a mí". El conductor se opuso, diciendo que era contra la ley. Pero la señora insistió y se cumplió su deseo. Cuando el anciano se bajó, otra mujer, indignada le dijo a la señora: "¿Por qué permitió que el hombre de color entrara en nuestra sección? La señora respondió: "Soy una sierva de Jesucristo, y mi Amo es daltónico". Es una historia sencilla y conmovedora, pero es una exposición profunda de la doctrina del Nuevo Testamento en torno del Cuerpo de Cristo.

NO PUEDE HABER DISCRIMINACIÓN EN EL CUERPO DE CRISTO La revelación de Pablo acerca de Cristo es que no puede haber discriminación en el

Cuerpo de Cristo. No podemos estar divididos. "Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”; es decir, todos estos creyentes están en el Cuerpo como ocurre en el cuerpo humano en esta tierra. Dado que todos son verdaderamente nacidos de nuevo y bautizados por un solo Espíritu en un solo Cuerpo, ese es el fundamento para la asamblea en torno a los problemas reales en la esfera natural. Por supuesto, realmente no hay otra verdadera Iglesia. Te recordamos una vez más acerca del lugar muy grande que Cristo tiene en la existencia de Pablo y en sus cartas, y, por supuesto, esto lo determinará todo.

Cuántas cosas a las que les damos tanta importancia, perderían importancia, y justo se alejarían del primer, o incluso del secundo lugar, si realmente hubiésemos visto al Señor. ¡Qué cambio en la forma de expresión y en la conducta, habríamos conseguido sin esfuerzo si realmente lo viéramos en el Espíritu! Sería costoso, sí, pero maravilloso. Toda luz verdadera es costosa. Así es encontrado el hombre en Juan 9, cuando se le preguntó si iba a cambiar la vieja aceptación por su nueva vista. Por favor, lee de nuevo la evaluación de Pablo de su revelación de Cristo en Filipenses 3.

UNA CONTRAPARTIDA SUBJETIVA

Pero vamos a insistir y subrayar con fuerza que, a pesar de que Cristo en toda Su plenitud ha sido revelado y presentado en el Nuevo Testamento, el mismo Nuevo Testamento deja muy en claro, a través de la Palabra y el Espíritu Santo, que la presentación objetiva tiene una contrapartida subjetiva en el corazón –el espíritu– de los creyentes. Se nos dirá que es para ese propósito que vino el Espíritu Santo, para este fin tenemos el Espíritu que mora en nosotros. Pablo oró fervientemente para que ya bien enseñados, a los creyentes Dios les diese un espíritu de revelación en el pleno conocimiento de Cristo. Este don del cielo abierto y la facultad espiritual dada, es entendida que es para todos los creyentes. Pero recuerda que la demanda es de un espíritu absolutamente puro y honesto y con la disposición a aceptar y seguir adelante con todo lo que está en juego. Aquí, la Cruz, es decir, Cristo crucificado, en su más profunda aplicación a su propio interés en todas sus formas es la Roca de tropiezo, o la principal piedra del ángulo; tropezones y caídas o edificación y ascenso. Cualquier orgullo, prejuicio, o reserva nos encontrará tarde o temprano en el que tendremos que ser desviados de la plena intención de Dios para lo que nos ha llamado. Será una

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tragedia si, al final, somos hallados en un “remanso", un callejón sin salida, tal vez cómodos y libres de todas las tensiones de la batalla, pero desde el punto de vista del cielo –¡rechazados! Igual, una posibilidad era un temor siempre presente en Pablo. "No sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado"; y hay mucho más de eso. "Si, por cualquier medio...", dice.

EL MISTERIO, CRISTO Y LA IGLESIA

Debemos volver a la cuestión del gran "misterio", ya que hay cosas relacionadas con estas actividades en nuestra Carta, que requieren una aclaración. En todas sus cartas, Pablo utiliza esta palabra, misterio, unas veinte veces.

1. El misterio (secreto) de la ceguera que ha ocurrido a Israel. Romanos 11:25.

2. El misterio de la sabiduría de Dios. 1 Corintios 2:7.

3. Los misterios de Dios. 1 Corintios 4:1.

4. Los misterios en el hablar en lenguas. 1 Corintios 14:2.

5. El misterio del Rapto y el cambio de cuerpo. 1 Corintios 15:51.

6. "El misterio de su voluntad". Efesios 1:9.

7. El misterio dado a conocer a Pablo. Efesios 3:3,4.

8. La participación del misterio. Efesios 3:9.

9. El misterio de la unión entre Cristo y la Iglesia. Efesios 5:32.

10. El misterio del Evangelio. Efesios 6:19.

11. El misterio que había estado oculto. Colosenses 1:26.

12. El misterio de Cristo en el interior y en medio de vosotros. Colosenses 1:27.

13. El misterio de Dios, y de Cristo. Colosenses 2:2; 4:3.

14. El misterio de la iniquidad. 2 Tesalonicenses 2:7.

15. El misterio de la fe. 1 Timoteo 3:9.

16. El misterio de la piedad. 1 Timoteo 3:16.

(Algunos de los anteriores se duplican.)

Parece que hay muchos misterios, pero si miramos de nuevo, veremos que, al menos en la mayoría de los casos, el misterio se relaciona –de alguna manera–, a Cristo y a la Iglesia. Hay muy pocas excepciones con relación a esto, y cuando se trata de la concepción particular de Pablo, no es en plural, sino "el misterio", y siempre está conectado con el Cristo personal y el Cristo corporativo.

EN LOS LUGARES CELESTIALES

Lo siguiente que debemos tener en cuenta a este respecto es el punto de vista particular de Pablo. Esto es de arriba. En esta Carta a los Efesios el apóstol utiliza cinco veces la frase "en los lugares celestiales" (1:3,20; 2:6; 3:10; 6:12), y en esa forma no se encuentra en ninguna otra parte. Esta es una de los más difíciles de las frases de Pablo para que cualquiera de nosotros la pueda entender. No estamos del todo siendo ayudados por otras frases que se refieran al cielo, como "se doble toda rodilla de los

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que están en los cielos" (Filipenses 2:10). La traducción "en los lugares celestiales" no es demasiado afortunada. Pero echemos un vistazo a las diversas referencias.

1. La esfera y naturaleza de las bendiciones actuales del creyente están en los cielos (1:3).

2. Cristo está ahora sentado en los lugares celestiales "por encima de todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra" (1:20,21).

3. La posición de Cristo se dice que es también la de la Iglesia (2:6).

4. Hay principados y potestades en los lugares celestiales a los que se les hizo conocer, a través de la Iglesia, la multiforme sabiduría de Dios (3:10).

5. La guerra de la Iglesia no se libra en el ámbito de la carne y la sangre, sino en los lugares celestiales con los principados y potestades, etc. (6:12).

LA GUERRA ESPIRITUAL EN EL MISTERIO

Sólo esto: hay un reino o esfera encima y alrededor de la esfera material, sensible y tangible, donde son supremos los intereses espirituales, donde las actividades espirituales rivales prosiguen adelante. Grandes fuerzas están trabajando en ese ámbito, y tienen una constitución, sistema u organización adecuada para este propósito. Es un reino dividido entre principados celestes y demoníacos. Por un lado, hay tanto interés y cooperación como los intereses de Cristo en la Iglesia. Por otro lado, no sólo hay amarga e implacable hostilidad por esos intereses, sino un impacto en este mundo, "esta oscuridad", que es la intención de destruir tanto a las personas como a la tierra, por cuanto se trata de la herencia del Hijo de Dios. Sabemos que los elementos naturales sobre la tierra tienen una influencia poderosa sobre la vida física aquí. De la misma manera, hay inteligencias espirituales y fuerzas que ejercen una tremenda influencia sobre la vida moral y espiritual en este mundo. Es en este ámbito que Pablo ve las cosas que pertenecen al "misterio". Uno, que, en medio del conflicto, la confusión y todo lo que parece ser contrario, Dios está elaborando un "propósito", el cual, debido a que Él es el Señor absoluto, no sólo tendrá que enfrentarse a fuerzas adversas, sino que tanto mostrará Su superioridad como hará que las fuerzas adversas sirvan a la consecución de ese propósito. Esta es la visión a largo plazo y superior de los lugares celestiales.

Entonces, debido a que Cristo resucitado y exaltado está "sentado a la diestra de Dios", Él está en esa posición representativa e inclusiva de la Iglesia. La Iglesia, por lo tanto, está sentada junto a Él en los lugares celestiales, es decir, en el presente y supremo bien de Su soberanía.

LAS BENDICIONES EN LAS ESFERAS CELESTIALES

Además, las bendiciones de los creyentes son, no como en la vieja economía, materiales, temporales, sensitivas, sino "espirituales". "Las riquezas de Su gracia", "las riquezas de Su herencia", "las riquezas de Su gloria" , "las inescrutables riquezas de Cristo", etc. –todas estas son frases contenidas en Efesios. Estas son las bendiciones que la Iglesia y sus miembros tienen –a través de la unión con Cristo en Su muerte y

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resurrección–, siendo espiritualmente emancipada y librada “del presente siglo malo”, así como la esfera de su vida natural, ambiciones y recursos, y cuyos corazones estén puestos “en las cosas de arriba" (Colosenses 3:1-3). Si realmente has entrado en el bien de tales "riquezas", entonces tú has entrado proporcionalmente en los lugares celestiales. Si bien estamos en la concepción mental de "los lugares celestiales" como un reino, no debemos limitar la idea a la geografía. Al igual que "el Reino de los Cielos", esta es una esfera o ámbito en el que los factores espirituales, principios o leyes y condiciones obtienen y toman preeminencia. Es por eso que utilicé la palabra "proporcional".

Geográficamente estamos o no estamos en un reino, un país, pero espiritualmente podemos estar más o menos en la naturaleza, carácter y buen conocimiento de ese reino. No es una cuestión de definición de términos, sino de acuerdo, armonía, ajuste y concordancia espiritual. En un momento de gran bendición, sólo podemos decir: "Era como si hubiésemos estado en el cielo". Es una posición espiritual en unidad con las realidades espirituales. Si bien parece tan difícil de explicar, en realidad es sólo el hecho y el desarrollo de lo que realmente todo creyente nacido de nuevo sabe sin explicación; es decir, que algo ha pasado por ese nuevo nacimiento que ha cambiado su conciencia de pertenencia y gravitación, por lo que esa ruptura se ha producido en ellos con un reino y lo que pertenece a él, y se ha producido una unión con un ámbito totalmente nuevo y su contenido. Ellos sienten que pertenecen a otra parte y que hay un espíritu en ellos, que gravita allí y hacia esas cosas. El Nuevo Testamento tiene todo el lenguaje y las palabras para esto, pero es consciente de que el interior es el terreno para aprender el significado. El desarrollo de esa ley del "Espíritu de vida en Cristo Jesús" (Romanos 8:2) por disciplina –tal vez por procedimiento experimental–, o triunfo, es el camino de la "transformación por la renovación (haciendo de nuevo) de vuestro entendimiento" (Romanos 12:2). Este es el curso normal de la Iglesia y de los creyentes.

Pero todavía no hemos traído el aspecto actual de la revelación de Pablo a un relieve lo suficientemente claro. Para no sobrecargar este capítulo, lo dividiremos, y continuaremos en uno separado.

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Capítulo 8

EL “MISTERIO” REVELADO

En la maravilla y asombro de esta revelación, debemos ser claros en cuanto a su exacta naturaleza y significado. Para ello debemos poner nuestro dedo sobre algunas frases claves que precisamente lo encarnan y definen. Hemos encontrado la declaración que expone la cuestión última y consumada. Es en Efesios 1:10. ¿Podemos encontrar en esa misma carta una frase que traiga este propósito en la historia, es decir, la operación que conduce a ese fin? Creo que lo podemos. Se trata de un fragmento en la sección de 2:13-22, subtitulada como: "un hombre nuevo". Toda esa sección es una ampliación de ese fragmento, y se debe leer cuidadosamente como tal. Ha habido indicios de esto en otras cartas de Pablo, pero aquí se reúne todo junto, y no sólo eso, sino que –como era de esperar, si su mente estaba repasando las "edades" y el secreto escondido en ellas–, es comprendida toda la Biblia.

En cuanto a otras sugerencias, tenemos esos casos clásicos e impresionantes como en Romanos 5:12-19. Aquí, las dos cabezas genéricas y raciales son colocadas la una contra la otra –la de "un hombre", Adán, y la de "un hombre", Cristo–; y el contexto muestra la importancia de cada uno. Otro ejemplo tremendo se establece en un capítulo de sorprendente iluminación, en la primera carta de Pablo a los Corintios 15:45: "Fue hecho el primer Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante" (véase el contexto inmediato). En Efesios el apóstol Pablo primero se refiere al Cristo personal, y luego procede a referirse a “un hombre nuevo" corporativo. En un pasaje anterior, ambos aspectos se han mencionado: 1 Corintios 12:3, "Jesús" y "Jesús es Señor" es mencionado como personal; en el verso 12, la frase "así también (el) Cristo" (el artículo está en el original), hace que los miembros y la Cabeza sean idénticos para efectos prácticos de la expresión (ver el contexto): "Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo" (v. 27). La unión es “por un solo Espíritu", en la Cabeza y los miembros.

Es en Efesios que este "nuevo hombre" se revela plenamente. Si este es "el misterio escondido desde siglos y generaciones", aunque existiese todo el tiempo, ahora podemos ver, a la luz del "dar a conocer", cómo ha sido el concepto que rige toda la Biblia, es decir, la naturaleza humana de acuerdo con Cristo.

En el principio Dios dijo: "Hagamos al hombre" –EL HOMBRE. El salmista clamó: "¿Qué es el hombre?" –¿EL HOMBRE? En la encarnación de Cristo, la designación favorita de Él mismo fue "el Hijo del Hombre". En la redención hay "un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5). En la reconstitución está el patrón del "segundo hombre" (1 Co. 15:47). En la exaltación y la gloria, la pregunta del salmista es respondida en Jesús: "¿Qué es el hombre?" (Salmo 8:4; Hebreos 2:6). En la consumación hay "un hombre nuevo" –El Hombre. En el Antiguo Testamento aparecen prefiguraciones. Adán fue "una figura de Aquel que había de venir" (Ro. 5:14). "Aquel varón Moisés" (Núm. 12:3). David era "un hombre conforme al corazón de Dios" (Hechos 13:22). Estos son sólo ejemplos tomados de entre muchos, y su carácter o función, respectivamente, tiene características de Cristo.

Así, durante toda la historia de la Biblia, aparece la sombra de un hombre, tanto individual como colectivamente. El concepto divino del Hombre rige todas las

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maneras de Dios: en la creación, en la encarnación, en la mediación; del mismo modo en la Cruz es retirado un tipo de hombre para dar paso a otro; en la resurrección como el nuevo hombre –el primogénito "de entre los muertos"– acreditado; y en la exaltación de Jesús como el nuevo hombre instaurado; en la segunda venida del "Hijo del Hombre" para eliminar los restos la humanidad que rechaza a Cristo, y el establecimiento del nuevo orden, en la Iglesia, en términos de naturaleza humana corporativa, el vaso y vehículo de la integridad de Cristo y de la manifestación. Todo esto es lo que Pablo vio en "el rostro de Jesús".

La Iglesia misma no es el "Misterio" revelado a Pablo, pero sí la Iglesia como Cuerpo de Cristo –el Hombre nuevo– en el que todas las distinciones que no sea Cristo, no existen; en esto consiste la revelación. Tenía que ser una revelación del cielo dada ese rabioso, comprometido, fanático del judaísmo, con toda su ascendencia, descendencia, "nacimiento", tradición, formación y "sangre" para que pudiera llegar realmente al lugar donde él pudiera decir con convicción, "donde no hay griego ni judío”, etc., en donde los muros de toda división son derribados, donde no hay ni circuncisión ni incircuncisión, donde no existen "hijos" y "perros", sino que "todos somos uno en Cristo Jesús" (en griego, "Una persona en Cristo Jesús" –el género es masculino).

¡Qué gran parte del Nuevo Testamento se ilumina a la luz de este concepto de "Hombre Nuevo"! En efecto, abarca todo el sentido del verdadero cristianismo. Esto da el verdadero sentido al nuevo nacimiento (Juan 3). Esto explica la Persona, el carácter y la obra de Cristo. Es a lo que el apóstol Pablo se refería cuando dijo: "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es" (2 Co. 5:17). Y explica las palabras consumadas en Romanos 8:29: "A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo"; y Efesios 1:5: "habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo". Todo esto y mucho más indica cuál es el propósito específico, la obra y la naturaleza de esta presente dispensación. El anhelo ardiente en la creación que "gime" "es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios" (Ro. 8:19-23).

Integralmente, el Espíritu de Dios que «se movía sobre la faz de las aguas» (Gé. 1:2) está ahora trabajando sobre una "nueva creación en Cristo", pero con una diferencia profunda y significativa. En la vieja creación todo comenzó y se dirigió desde el exterior hacia el centro del Hombre. En la nueva creación, todo comienza desde el interior, y el "hombre exterior", el cuerpo, es la fase final de la redención y de la nueva creación. Es "la redención de nuestro cuerpo" (Romanos 8:23; 1 Co. 15, etc.).

CUATRO ASPECTOS DE LA OBRA DEL ESPÍRITU

La obra del Espíritu de Dios tiene cuatro aspectos en esta dispensación.

1. La salvación y seguridad del hombre nuevo. Esta es la evangelización y la integración de los individuos. En el evangelismo siempre debe tenerse en cuenta el objetivo final; de lo contrario habrá debilidad en los "conversos", debido a una motivación insuficiente.

2. A través de la salvación, la reedificación del hombre nuevo. En la vieja creación, Dios creó al hombre, formado a partir del polvo de la tierra. ("El primer hombre es de la tierra, terrenal" –1 Co. 15:47). En la nueva creación, Dios comienza con el espíritu del hombre, luego avanza hacia el alma, y se completa con el cuerpo. Todo en la nueva creación es básica y esencialmente espiritual. Véase 1 Corintios 2. El "hombre

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interior" es la regeneración –nacer de nuevo– del espíritu del hombre, hombre interior que se "renueva día a día". Aquí entra toda la enseñanza sobre el Espíritu Santo y la vida del creyente en el Espíritu, que ha sido "nacido del Espíritu", y "es espíritu" (Juan 3:6).

3. Luego sigue toda la disciplina, la formación y el crecimiento del hombre nuevo. El Espíritu de Dios obra por un modelo, "la imagen de su Hijo", "hasta que Cristo sea (completamente) formado en vosotros" (Gá. 4:19); "Dios os trata como a hijos" (He. 12:7). Es una larga y dura transición del "hombre viejo" al "hombre nuevo", pero que al final regula las relaciones de Dios, y con Sus propios medios, a saber, la "imagen" o la "semejanza", que fue el concepto primordial en la creación del hombre. "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Gé. 1:26); "estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza" (Salmos 17:15).

4. Y, final y plenamente, el Espíritu de Dios está trabajando para constituir el "nuevo hombre", Cristo expresado corporativamente, "el cuerpo de Cristo", "la plenitud (complemento) de Él", "la medida de la estatura de Cristo", "el hombre completamente desarrollado", metamorfoseado.

Todo esto sale por fin en la revelación completa y clara en la finalidad de esta carta, Efesios. Es el concepto de Hombre desde la eternidad hasta la eternidad, y ese concepto, como una sombra, ha estado durante toda la historia de Dios con el hombre y la historia del hombre con Dios. Oculto de sus ojos en todas las extrañas, inexplicables y misteriosas maneras de Dios en cada hombre de fe y un singular pueblo y nación, ahora eso ha sido revelado a los hijos de los hombres en Cristo.

"Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados (perfección completa) aparte de nosotros" (Hebreos 11:40).

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Capítulo 9

LA IGLESIA LOCAL

UNA TOMA DE CONCIENCIA MUNDIAL

Es de importancia señalar que, a pesar de que la Carta a los Efesios, es una presentación majestuosa de la Iglesia en su totalidad, desde todas las dimensiones de la eternidad y ámbitos y edades, y exponiendo los profundos consejos de Dios, esta carta fue enviada a las iglesias locales. Este hecho plantea un gran desafío y búsqueda de implicaciones. Debemos recordar a nuestros lectores que en esta carta se abre a nuestro entendimiento una revelación positiva y definitiva de lo que es la Iglesia, y por lo tanto también del fundamento de su unidad. Puede ser algo como para tomar nota de que existe una preocupación, una actividad y toma de conciencia mundial con relación a la unidad de los cristianos, y esa preocupación debe encontrarnos en plena simpatía de corazón en torno a esto.

La gran diferencia radica entre, por una parte, un esfuerzo masivo para resolver el problema desde el exterior, tratando de ensamblar juntos todas esos sectores, y de alguna manera tratar de igualarlos, y, por otra parte, una preocupación por recuperar el poder espiritual que haga de forma espontánea que vengan y encajen los individuos. Lo uno es lo organizado, la colección compuesta y ensamblaje, como de una máquina; lo otro es lo orgánico, la relación espontánea de la vida corporativa. El primero ha fracasado repetidamente. De esto último finalmente surgirá, como dice Efesios, "una Iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante".

Pero, ¿qué ocurre con la iglesia, como representación local? Debemos recordar que cuando Pablo escribió esta carta y la envió a las iglesias en las localidades, él estaba muy consciente de las tendencias, o incluso los movimientos reales hacia la "desbandada" y la ruptura en las iglesias. Él se lo había anunciado así a los efesios cuando dejó a los ancianos de la iglesia cerca de la nave en su camino a Jerusalén: "Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán el rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hechos 20:29,30). Esa fue la división incipiente. Pero aquí, desde su prisión en Roma, él escribirá a Timoteo: "Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia".

LOS INICIOS DE UNA TRANSICIÓN

Igualmente el apóstol escribirá dos cartas a Timoteo (quien probablemente estaba en Efeso) que tratarán de los inicios de la transición de la cristiandad primitiva a todo lo que se ha convertido hasta ahora. Estas cartas tenían la intención de advertir contra el eclesiasticismo, el clericalismo, el ritualismo, el sacramentalismo, etc, que han invadido a la Iglesia y cambiaron su carácter primitivo. No, la cabeza de Pablo no estaba en las nubes, y sus pies estaban puestos en la tierra cuando, deliberadamente, escribió estas cartas exponiendo así lo que es la Iglesia. Sin duda, su referencia a la

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guerra espiritual era porque sabía muy bien que la batalla tenía particular relación con este relevante asunto, muestra cuán grande es la consecuencia que tiene para las fuerzas satánicas. Es impresionante cómo cualquier soporte de una verdadera expresión del Cuerpo de Cristo está lleno de conflictos más que otra cosa.

Si se trata de una congregación, es decir, un número de cristianos que recurren a un determinado lugar de culto público, sin ningún tipo de vida de iglesia y orden corporativo, o si se trata de una sala de alguna misión sobre todo para predicar el Evangelio a los no salvos, o, de nuevo, si se trata de un centro de predicación, donde la gente va a escuchar a un predicador bien conocido de todos, éstos seguirán en forma tranquila, con poca oposición desde dentro o desde fuera. Pero, que haya un movimiento en dirección de una expresión corporativa real por el Espíritu Santo, que constituya un testimonio de Cristo corporativo, entonces la batalla está en operación, y cualquier cosa será experimentada para romper con eso, desacreditarlo, o de alguna manera anular ese testimonio.

EL ANTAGONISMO ESPIRITUAL

El Libro de Nehemías es un ejemplo muy bueno acerca de esta polifacética hostilidad. Una vez más, apuntamos a Efesios, con relación al antagonismo espiritual vicioso como la finalidad fundamental de la Carta. En este primer punto especial, lo universal se transfiere a lo local, y lo local tiene carácter de lo universal. Una verdadera representación del elegido Cuerpo de Cristo es una amenaza permanente y el signo ominoso para el reino satánico, ya que es la Iglesia la que, por fin, va a despojar y suplantar a los "gobernadores del mundo de las tinieblas" y gobernar con Cristo.

Quiera Dios que el pueblo de Dios pueda ver todas sus divisiones y problemas internos en esta luz, en lugar de atribuirlo siempre a "segundas causas". Esta es la primera implicación en la revelación de Pablo al pasar de las iglesias locales al inmenso conjunto del "Misterio". Hay varias otras características y factores en esta Carta que llevan a tales tremendos significados. Ese es el factor que el apóstol mencio-na en uno de sus superlativos. "La supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos" (1:19,20). "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos" (2:1). La representación local de la iglesia debe ser y debe encarnar el testimonio de "el poder de su resurrección". Es que, su historia y constante experiencia es más que la simple doctrina, es declarar que Cristo ha resucitado.

LA ACTIVIDAD DE LA VIDA DIVINA

La impresión dada en primer lugar debe ser una de vivencia. El testimonio debe ser que, aunque tú puedes estar cansado, fatigado, muy fastidiado, incluso para hacer el viaje, descorazonado y abatido, física, mental y espiritualmente vacío, tú regresarás renovado, refrescado, revigorizado y levantado. La actividad de la vida divina ha resultado en una elevación espiritual. Ten en cuenta la forma en que se ha dicho: "la actividad de la vida divina". No hemos dicho: "la actividad de la vida humana". Es una ilusión o engaño en mucha parte del cristianismo y en muchas "iglesias" que la vida

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espiritual sea esencialmente esa actividad humana. De ahí los trucos, los programas, los lugares de interés, los "esfuerzos especiales", y un círculo sin fin de "especiales". Todo esto ocurre muy a menudo con el fin de dar la impresión de vida, o incluso de crear o estimular la "vida". Puede ser la vida de las obras, y no las obras de la vida. La vida funcionará, pero las obras no son siempre la vida. Esa fue la acusación a la iglesia en Efeso: "Yo conozco tus obras... pero...” (Apocalipsis 2:2).

La vida divina es espontánea y no forzada. Los muertos (espiritualmente) son levantados, y no por medios artificiales. El Señor de la Iglesia es el Señor resucitado, y Su evidencia es la vida de resurrección. Así que "el poder de su resurrección" debe ser el sello distintivo de una iglesia verdadera del Nuevo Testamento. Muy a menudo citamos las palabras de nuestro Señor, casi como una fórmula: "Donde dos o tres estén congregados en mi nombre, allí estoy yo". Al mismo tiempo, la atmósfera puede ser pesada, aburrida y carente de un ministerio de la vida divina. ¿Es esto realmente compatible con la presencia del Señor resucitado?

Vamos a proceder con las implicaciones de esta Carta. Si la iglesia local es un verdadero microcosmos de la Iglesia universal, entonces esta carta nos muestra que en la representación local debe –y puede– haber abundancia de alimentos sanos y edificantes. Nuestra carta ha alimentado y estimulado a los creyentes a través de muchos siglos, y aún los valores de ese alimento son inagotables. El ministerio en una verdadera expresión local del Cuerpo de Cristo debe ser un ministerio ungido; y debido a que eso es así, ninguna alma hambrienta jamás debe desaparecer sin que sea alimentada. No sólo por lo estudiado y "levantando" direcciones o discursos, sino mediante un mensaje desde el cielo es por lo que es posible que las personas digan: "hemos sido realmente alimentados hoy". Esto significa que el pueblo del Señor se nutre, está creciendo en estatura espiritual, capacidad y responsabilidad. No sólo se trata del aumento en el conocimiento mental o doctrina, sino realmente del conocimiento del Señor. El criterio del valor de una iglesia es la medida de Cristo en sus miembros. Esto no es idealismo simple, es el estado normal de un verdadero Espíritu Santo lo que constituye la iglesia en cualquier lugar. El uso de Pablo de la palabra "riqueza" en esta carta indica cuán espiritualmente rica debe ser cualquier asamblea del pueblo de Dios.

Hemos demostrado previamente que el hombre detrás de la Carta es, en su historia espiritual, idéntico a su mensaje. Vamos a tratar de demostrar que, en varios aspectos, la historia de la Iglesia universal y local, debe seguir la historia espiritual del Apóstol.

LA IGLESIA LOCAL DEBE NACER DEL CIELO

1. La iglesia en una localidad debe nacer del cielo. Es la comunión global o corporativa del creyente nacido de arriba. Entonces, lo que se puede decir de todo creyente debe ser cierto de la asamblea corporativa. Eso va directamente a la raíz misma de la concepción de la Iglesia, y esto será así conveniente si colocamos aquí y ahora que, en las Escrituras, no es conocida o reconocida otra cosa que tenga el derecho a ese nombre –Iglesia cristiana. Que sea zarandeada nuestra consideración por debajo de una inmensa cantidad que toma el nombre, pero no es lo cierto. La cristiandad o el cristianismo se ha convertido en un coloso de algo que es el hogar de

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todo tipo de aves en la creación.

Tratar de hacer una unidad de las tales es un fraude de quienes son "aves del cielo", naturalmente, algunas mejores y otras peores, pero lejos de todo nacido de nuevo o de arriba (Juan 3:5-13). Esto simplemente significa que cada asamblea local de creyentes, justo en sus inicios como tal, debe ser algo hecho por el soberano Espíritu Santo. Puesto que la Iglesia tiene el carácter de su "Cabeza", su "primogénito", su "Principal piedra del ángulo", el "Fundamento", debe en cada representación tener su origen en el cielo y encarnar la vida del cielo. Eso significa que es descartada la formación por la acción del hombre. Ella no es una "institución", ella brota de la vida. Debería ser posible decir de cualquier iglesia local o iglesia en cualquier localidad: "Eso fue un acto de Dios". Puedes señalar que estamos tratando de llegar a la raíz de esta cuestión de lo que es la Iglesia, y lo que no lo es. Lo primero es nuestra verdadera preocupación. Estudia lo que –en los Evangelios– Jesús dijo de Sí mismo y sobre los hombres, y tendrás la clave de lo que es la Iglesia en realidad.

LA IGLESIA LOCAL DE LOS DOLORES DE PARTO

2. Eso conduce a lo siguiente en cuanto a la "iglesia local". Si la Iglesia ha nacido del Espíritu Santo, nace de los dolores de parto del Hijo de Dios; entonces la ley de parto debe descansar justo en el origen de cualquier verdadera representación de ambos. En el Nuevo Testamento la Iglesia universal y las iglesias locales salieron del parto real. El parto, la agonía y el dolor de Cristo dio a luz a la Iglesia en Pentecostés. Los que fueron su núcleo fueron bautizados en Su pasión. Ellos sufrieron la ruptura de sus almas, cuando Jesús murió. De ahí su éxtasis de alegría cuando se levantó de nuevo. Juan 16:21,22 se cumplió literalmente en su caso. No se necesita ampliar sobre eso. Pero ¿qué de las iglesias? ¿Podemos poner el dedo sobre la iglesia del Nuevo Testamento que nació desde y hacia el sufrimiento? Inmediatamente que comenzó, esa iglesia estuvo en la perspectiva de la batalla por su propia vida, su propia existencia. Las lapidaciones, encarcelamientos, azotes, cacerías, intrigas, calumnias, persecuciones de todo tipo estaban en la emergencia de cada representación de ese potencial de Cristo corporativamente.

Alguien tenía que pagar un precio, y las iglesias eran el precio de sangre y lágrimas. Cuando el poder se pierde, tal vez por descuido, por insensatez, disensiones, divisiones, formalismo, o la pérdida del sentido del valor de la verdad, o por cualquier otra razón, la única forma de recuperación será la de un bautismo fresco en el dolor, el remordimiento, las lágrimas y sufrimientos. Esta es sin duda la correcta interpretación de la segunda carta a los Corintios, después de la primera. Esto también es sin duda la clave de la situación en la mayoría de las iglesias en Apocalipsis 2 y 3. Definitivamente, está implicado en el caso de Laodicea. Una iglesia que no sufre por su vida, por todas las leyes de la naturaleza y la gracia, es una iglesia débil e ineficaz.

LA IGLESIA LOCAL NACE COMO RESULTADO DE UN ENCUENTRO CON CRISTO 3. Sin embargo, siguiendo la línea de la historia de Pablo y la Iglesia, tenemos que

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decir que una expresión local de la Iglesia y todos sus miembros,-debe ser el resultado de un encuentro con Dios en Cristo. Cualquier congregación o ministerio personal que haya de ser tan fructífera como era el de Pablo, incluso en un grado más limitado, debe tener un "encuentro" en sus comienzos. La Cruz y la Resurrección de Cristo fueron semejantes para aquel núcleo, la iglesia representativa. La Cruz fue devastadora y desoladora para toda autosuficiencia, seguridad en sí mismo, confianza en sí mismo, orgullo, ambición y presunción del hombre. La resurrección fue la invasión y la toma de la vida de Otro. Esto es tan evidente en el caso del hombre que, más que cualquier otro, representa el núcleo, es decir, Simón Pedro. Él era un hombre quebrantado y destrozado por la Cruz, pero reconstituido sobre otra base de la Resurrección.

En cuanto a la inauguración del gran "misterio" de Cristo y Su Cuerpo –la Iglesia–, la devastación y supervivencia de Pablo fue a partir de este encuentro en el camino de Damasco. Tal encuentro, tarde o temprano, personal y colectivo, debe estar en el fundamento de una verdadera vida corporativa. Puede ser al principio o puede ser más tarde. Puede ser una recuperación, necesaria tras el fracaso. Más de una iglesia, y más de un siervo de Dios, había cortado la historia en dos por un encuentro igual. Antes de eso, una pastoral ordinaria, limitada y relativamente impotentes. Tras esto, la vivencia de una liberación y ampliación, con mucha fecundidad espiritual. Un pequeño libro publicado por la Editorial Moody, Chicago, llamado “Crisis Experimentadas en la Vida de Connotados Cristianos” es un ejemplo de esto en una serie de casos.

LA IGLESIA LOCAL POR ENCIMA DE TODA CATEGORÍA

4. Si la Iglesia universal está por encima de todas las diferencias de la tierra, entonces la iglesia local debe ser supranacional, supra-denominacional, supra-interdenominacional, en espíritu, comunión y divulgación. A menudo hemos dicho que Cristo no puede reducirse ni acoplarse exclusivamente a una categoría que es de este mundo. Su temperamento se superpone a todas las categorías. Su nacionalidad, tiempo, enseñanza y súplica personal son encaminadas a satisfacer las necesidades de todos, pero Él no puede ser la propiedad exclusiva de ninguno.

Hemos visto las obras de imaginación artística del hombre que supuestamente representan la gran escena de Apocalipsis 5: "Y su número era millones de millones". En representación del artista, con todo el buen sentido en el mundo, el artista pintó en las personas de cada nación, el color, aspecto físico, vestimenta, complexión, edad y estatura. Bueno, como hemos dicho, el motivo y la intención era buena, pero ¿quién puede describir la resurrección de los cuerpos? "Semejante al cuerpo de la gloria suya" (Filipenses 3:21); "Resucitará cuerpo espiritual" (1 Cor. 15:44). Podemos estar bastante seguros de que todo lo que ha sobrevenido como resultado del fracaso del hombre, causando el distanciamiento y lo que es "extraño", se habrá ido para siempre.

CRISTO PUEDE SER COMPARTIDO PERO JAMÁS DIVIDIDO

El punto es que si Cristo y lo que es de Él por el Espíritu Santo es la constitución de la Iglesia; entonces nuestra reunión, nuestra intimidad, nuestra comunión debe estar en el terreno de lo que es de Cristo en todos los creyentes. Nos referimos a la vida básica de todos los verdaderos cristianos. Cuando se trata de la obra del Señor, puede haber cosas que no podemos aceptar, mientras que todavía nos aferramos al terreno

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de una vida. Este es sin duda el significado de la Cena del Señor.

En Efesios, Pablo ve una sola Iglesia, mientras que él sabe todo acerca de las muchas iglesias. Puede haber un millón de panes y copas y mesas en el cristianismo evangélico en cada nación bajo el cielo; pero el Señor sólo ve un pan y una copa. Aun cuando el pan local se haya partido y "dividido entre vosotros", el Señor todavía sólo ve un solo pan. Cristo puede ser compartido, pero no dividido; Él permanece siendo un Cristo en "millones de millones" de creyentes que comparten Su vida. Cuando el Señor hace algo en nosotros y por medio de eso cambia nuestra opinión acerca de las aceptaciones anteriores, la tentación y batalla, puede así fácilmente hacerse independiente en el espíritu de aquellos que –hasta ahora– no han cambiado tanto, y entonces la obstinada inclinación casi incorregible en hacer una "secta" de ese particular carácter o experiencia particular.

Si bien puede haber valores reales y valores fundamentales en los tratos de Dios con nosotros, que deseamos firmemente que todos los demás conozcan y experimenten, nunca debemos poner nuestra experiencia como un muro entre nosotros y todos los verdaderos hijos de Dios. La única forma de esperanza y perspectiva es cerrar los ojos a muchas cosas que pueden ofender nuestra sensibilidad espiritual (siempre que no sea pecado en la vida), y seguir con el curso positivo de tanta comunión en Cristo como sea posible por la gracia de Dios, evitando siempre la probable calamidad de cualquier actitud o hablar que pueda ser justificadamente interpretada como superioridad espiritual. Los malentendidos debido a la ignorancia, prejuicios o investigación insuficiente son inevitables, pero aun así no se debe cerrar nuestros corazones y volvernos a nosotros mismos. Siendo que el muro de la Nueva Jerusalén significa un límite y demarcación definidos de lo que está "dentro" y lo que está "por fuera", como a Cristo, debemos recordar que se trata de "doce mil estadios" en cada una de las direcciones, cuyo simbolismo indica cuán grande es Cristo y, por tanto, cuán grande es Su Iglesia.

Cuando Pablo se puso a escribir la primera carta a los Corintios, él sabía que iba a tratar con el espíritu partidista y sectario. Por esta razón, él inició la carta con el verdadero fundamento y alcance de la comunidad cristiana: "A los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". En esta misma dimensión él cerró la carta a los Efesios: "La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable".

LA IGLESIA LOCAL Y EL SEÑORÍO ABSOLUTO DE CRISTO

5. Si es cierto, como hemos estado tratando de demostrar, que la historia de Pablo encarna los principios de la revelación que se convirtió en su "Mayordomía", una ulterior característica de esa historia debe ser observada y recogida en la iglesia local. Es decir, una dominante aprehensión de Cristo. "Fui también asido por Cristo Jesús" (Filipenses 3:12). La palabra "aprehendido" (asido) es una palabra fuerte. Esto significa ser arrestado, dominado, consignado bajo control. Es la palabra que se usa en Juan 1:5 con relación a la luz y la oscuridad: "Y la luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”. Significa que la oscuridad no venció (no

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detuvo) a la luz. También se usa con relación al poder de los demonios en posesión.

Como resultado de esta aprehensión, Pablo siempre hablaba de sí mismo como "prisionero de Jesucristo" y "el esclavo en cadenas de Jesucristo" y como el hombre que traía en su cuerpo las marcas del Señor. Esta experiencia, nacida de un evento, significa para Pablo la pérdida de toda independencia, auto-dirección, auto-gobierno, y el señorío del mundo. Esto significaba el señorío absoluto de Cristo. Aquí estaba un hombre que tenía un interés irresistible por Jesucristo. No por esto o aquello, sino por una Persona. Su primera expresión en el encuentro con el Señor fue "¿Quién eres, Señor?". Y en la capitulación él siguió con "¿Qué debo hacer, Señor?" Ese Señorío no era una mera doctrina para él; esto fue un completo dominio. Esto fue algo muy personal, pues muchas de las dobles llamadas en un encuentro con Dios –tales como "¡Abraham, Abraham!", "¡Jacob, Jacob!", "¡Moisés, Moisés!", "¡Samuel, Samuel!", "¡Marta, Marta!", "¡Simón, Simón!"–, la última no fue de ninguna manera la más pequeño: "¡Saulo, Saulo!". Esa real sensación de ser llamado con un propósito debe ser esencial en cualquier iglesia local verdadera. Perder el sentido de la vocación vital, propósito y destino es perder la dinámica y convertirse en una existencia más que un impacto.

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Capítulo 10

EL OBJETIVO QUE LO INCLUYE TODO

CRISTO NECESITA DE SU CUERPO

"Hasta que todos lleguemos hasta la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13).

Todo lo anterior a esto y después de esto en esta Carta tiene su foco en esta cláusula. ¿Tú preguntarás: "¿Qué es todo acerca de esta Carta?" La respuesta está en cuatro palabras: "La plenitud de Cristo". Los dos usos de la palabra "plenitud" por el apóstol Pablo en esta Carta no sólo resume toda la carta, sino que presentan la cosa más maravillosa y notable en este maravilloso documento y, de hecho, la cosa más maravillosa en la Biblia. En Efesios 1:23, la declaración sorprendente es que la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, es "la plenitud de Aquel que todo lo llena en todos". Eso parece claramente el sentido de que Cristo no puede ser suficientemente completo como Cabeza sin Su cuerpo, y para hacerlo completo Él necesita y depende de Su cuerpo para Su auto-realización y auto-expresión. Más conclusivo todavía: Él "lo llena todo en todos", y sin embargo, requiere de Su cuerpo a fin de cumplir Su llenado. El cuerpo es la plenitud, la realización de Él. En el capítulo 4, versículo 13, la finalidad de esa verdad es empujada a lo largo de una línea a un punto culminante del futuro. “Hasta que todos lleguemos" está vinculado con una diversidad en el ejercicio de funciones. Estamos informados de que, a Su regreso al cielo, cuando subió a lo alto, el Señor Jesús inmediatamente "dio dones a los hombres". Estos fueron dones personales o regalos como personas, y fueron tomados cautivos por Él. Pero estos hombres eran la expresión de diversas funciones: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros; funciones diferentes, “pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo", pero todos unidos ceñidos y fortalecidos para un objetivo. El apóstol incluido; los otros tres (pastores y maestros son de una función) conforman un ministerio inter-relacionado e inter-dependiente.

Estas no son diferentes "escuelas" o categorías de obras apartes, sino sólo los diferentes aspectos o funciones de un cuerpo. Tiene que haber un reconocimiento mutuo, una evaluación mutua y cooperación mutua. La separación de estas funciones sólo puede resultar en un estado de desequilibrio, y la falta de equilibrio siempre resulta en debilidad y pérdida. Dar una atención desproporcionada a la evangelización es sólo para los cristianos inmaduros. Dar una gravedad desproporcionada a la enseñanza puede dar lugar a la introversión, lo que viene a estar divorciado del interés objetivo para la salvación de los hombres.

UN MINISTERIO SELECTIVO, ESPECÍFICO Y VOLUNTARIO

En una asamblea local constituida por el Espíritu Santo, todas estas funciones deben estar presentes para su crecimiento completo. Aquellos que ministran deben

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saber cuál es su don, gracia y unción particular; y la Asamblea también debe saberlo. Las cosas son presa de la confusión cuando hay alguien tratando de ser y hacer lo que la unción no ha determinado. Qué patético, e incluso trágico, cuando esas situaciones se producen debido a que los hombres tratan de ser para algo que no han sido ungidos. Un líder debe ser, obviamente ungido para esa función, y la unción debe ser aceptada y reconocida. Lo mismo debe decirse de todas las demás partes del único ministerio. Sin embargo, cada regalo de carácter personal –y esto es absolutamente indispensable–, debe mantenerse dentro del objetivo a la vista, y sin duda contribuyendo en ello, "la plenitud de Cristo", porque eso es una "medida del don de Cristo". La pregunta puede surgir en cuanto a saber cuál es nuestra función en particular. La respuesta, en general, por supuesto, es que al tratar de ser un miembro responsable del cuerpo en la iglesia local, nos encontramos con que el Espíritu Santo nos "carga" y nos ejercita de una manera particular. Nota: esto no es oficial. Es decir, no es por nuestro ser nombrado por los hombres, o por nuestra suposición, sino por nuestro ejercicio espontáneo y voluntario en la preocupación por los intereses de Cristo en Su cuerpo. El Señor salvará a Su cuerpo, y sus miembros, el ministerio, de la patética escena de los ministerios que no son definidos de esa proyección. "Él mismo dio...". Él mismo dio, no al hombre elegido, nombrado; o "le abrió la plataforma" a cualquiera que la tomase. El "dar" del Señor ascendido es selectivo, específico y voluntario.

EL MINISTERIO PARA LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO

Aquí debemos indicar algo muy valioso y útil en este procedimiento conectado con el Nueva Testamento. Esto está indicado en 1 Timoteo 4:14, e implícito en otras instancias. "No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio". El "Presbiterio" aquí no significa necesariamente apóstoles en especial, sino seguramente lo que declara 1 Timoteo 5:17: "Los ancianos que gobiernan bien". Es cierto, Pablo habló de "el don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2 Timoteo 1:6). Parece claro que, en algún momento, hubo una oración sobre los miembros del cuerpo de Cristo, y en la oración al Espíritu Santo constriñó a pedir por alguna determinada cualificación por la cual las personas interesadas harían una contribución concreta para el ministerio en el cuerpo. En otro lugar Pablo exhortó a Timoteo, diciéndole: "haz obra de evangelista, cumple tu ministerio" (2 Timoteo 4:5), y a Arquipo le envió un mensaje específico, diciéndole: "Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor" (Colosenses 4:17). Podría ser una cosa muy buena si todos los ministerios fueran el resultado de la acción específica, en la oración. Podría ser algo mucho mayor hasta alcanzar “la estatura de la plenitud de Cristo", y mucho menos (por otra parte) que la ineficaz y poco productiva “sabiduría de los hombres”.

Nuestro pasaje de Efesios 4:13, indica que el cuerpo, de carácter universal o en la representación local, debe, por la acción de los ministerios, avanzar hacia la plenitud final. Las palabras son "la edificación del cuerpo de Cristo". La "edificación" en la versión autorizada, es engañosa porque transmite la idea de "encabezamiento". Si bien el crecimiento es corporativo, eso, por supuesto, debe ser cierto de cada miembro. Mientras Pablo mezcla sus metáforas, en un momento hablando de un

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templo y en el siguiente del cuerpo, él finalmente llega hasta el fondo en el cuerpo como "el hombre adulto", y lo que él entiende por edificación se ve en el capítulo 4, versículo 14, "para que ya no seamos niños". Es la transición de la niñez en la que los interesados no siempre tienen que ser asistidos y, como los niños, estar llamando la atención todo el tiempo hacia sí mismos, para convertirse igualmente mientras puedan asumir la responsabilidad espiritual y el cuidado de otros, con la preocupación hacia el exterior en busca de otros miembros del cuerpo. Se trata de una cuestión de entrar en una medida cada vez mayor de Cristo.

"Hasta (representa el proceso y progreso) que todos lleguemos (es el objetivo corporativo)... a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" –el objetivo alcanzado. En el capítulo 4, versículos 10-15, estamos mirando hacia atrás hacia la elección, el llamado y la vocación, a la conducta pertinente y el caminar, y en adelante en el conflicto y la demanda de "permanecer". Todo se relaciona y se centra en "hasta alcanzar la plenitud de Cristo".

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Capítulo 11

CONCLUSIÓN. LA BASE DE TODO

SITUACIONES QUE AMENAZABAN EL TESTIMONIO DE LAS IGLESIAS Después de haber señalado hacia el objetivo integrador, no podemos cerrar estas

consideraciones sin un énfasis especial sobre la base más inclusiva. La pregunta que estará en la mayoría de las mentes es, ¿cómo se cumplió todo esto en la Iglesia, las iglesias y el individuo? Hay una respuesta, pero se nos desafiará a la profundidad y en cada momento de nuestras vidas. Mucho –tal vez todo– dependerá de la seriedad con que estemos preocupados por el propósito de Dios, y por tanto, cómo estemos dispuestos a dejar de lado todos los prejuicios, la superficialidad, el escepticismo, la familiaridad y, tal vez nuestras tradiciones. Es el recurso universal de los apóstoles.

¿Habría otras cosas en las que ellos hubieran estado en sus días? ¿Existía una condición en la iglesia de Roma que exigiese tan tremendo correctivo como esa gran carta para ellos? ¿Existía un estado de cosas en Corinto –divisiones, carnalidad, trastornos, rivalidades, disensiones, y otras peores aun–, que necesitara semejante corrección como la Primera Carta a la iglesia de allí? ¿Existía un incipiente movimiento de reprobación de la gracia hacia el legalismo con todo lo que implica la pérdida de la gloria en Galacia? ¿Existía una "mosca en el ungüento precioso" en Filipos? ¿Existía la amenaza de una falsa espiritualidad en forma de misticismo en Colosas? Sí, todo esto existía y otras cosas más que amenazaban el testimonio de las iglesias y su influencia en el mundo. Los apóstoles no lo excusaron, ni aprobaron o aceptaron. Su actitud era "Estas cosas no deberían ser". ¿Cómo se acercaron ellos a estas situaciones? ¿Tuvieron ellos una base común y los medios de enfoque y solución? Sí, lo tuvieron. En todos los casos esto era lo mismo.

Para Roma era Romanos 6:3-10; 12:1,2.

Para Galacia, Gálatas 2:20, 5:24, 6:14.

Para Filipos, Filipenses 2:5-8.

Para Colosas, Colosenses 2:11,12; 3:3.

EL ESPÍRITU SANTO ESTÁ CASADO CON LA CRUZ

Bueno, ahí está, simple, claro y positivo: la Cruz de Jesucristo interpuesta por el Espíritu Santo directo a la raíz y fundamento de la vida de todo creyente. Una crisis fundacional y después, un efecto interior y una manifestación exterior. "Nosotros", "vosotros", "yo" –todos los pronombres de aplicación directa. Los cristianos creen en el Espíritu Santo. Muchos desean conocer al Espíritu Santo como una realidad y poder en sus vidas. Pero en realidad debería ser entendido y reconocido que el Espíritu Santo está comprometido y casado con la Cruz. Su venida aguardaba la obra de la Cruz.

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Sólo después de la representación simbólica de la Cruz en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo en el bautismo –así entendido–, el Espíritu Santo tomó Su lugar de poder en la vida de los primeros creyentes. Debido a que la raíz principal de todo lo que la Cruz estaba destinada a tratar es la vida del yo, el principio del yo, la palabra del Nuevo Testamento para lo que es "la carne", el Espíritu Santo guía a los creyentes bajo su gobierno en las experiencias que se calculan pueda exponer y llevar a la cruz la vida del yo de los hijos de Dios. Es una parte principal e inseparable de la actividad del Espíritu Santo para hacer bueno y real el significado de la Cruz.

Esto no es popular para la carne, pero es la puerta de entrada a la plenitud espiritual, y lo más profundo de la Cruz, lo más grande de la medida de la vida de resurrección, el poder y la luz. Esto afecta todo el ámbito y el alcance de la autoridad de Satanás. El poder sobre él es inseparable de la Cruz. Por lo tanto, él hará todo lo posible para debilitar, dejar de lado, menospreciar y desacreditar la Cruz. La Persona de Cristo y la cruz de Cristo han sido el motivo de las controversias más amargas en la historia del cristianismo. Por supuesto, en realidad ellos son una sola cosa. Es la Persona que da a la Cruz su verdadero significado y valor, y es la cruz la que reivindica la Persona, a condición de que se entienda por la cruz la muerte, sepultura y resurrección a la gloria.

LA LEY DE LA CRUZ

Las Escrituras citadas anteriormente y muchas otras hacen muy claro que la Cruz de Cristo es algo más que un evento histórico de hace mucho tiempo. Es algo que tiene que ser muy real en la experiencia, y no sólo como doctrina de los cristianos. Pero, ¿quién podría sobrevivir a la Cruz en lo que significaba en el caso de Jesucristo? Esto desgarró, devastó y desoló al Señor, en cuerpo y alma, corazón y mente. Para Él era un ir a las tinieblas exteriores y al abandono. Toda la eterna agonía estaba concentrada en unas pocas horas y un último y terrible momento. No hay ninguna otra criatura en el universo de Dios que pudiera pasar por eso y sobrevivir. Gracias a Dios, a ninguna otra criatura se le exige ir tan lejos; Él fue por nosotros. Y sin embargo hay un aspecto en lo que se refiere a nuestro ser "plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte" (Romanos 6:5) y "llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús" (2 Corintios 4:10) y la "participación de sus padecimientos" (Filipenses 3:10), un trago con la copa que Él apuró. Esta obra de Su muerte en la Iglesia y en el creyente será progresiva. La ley de la naturaleza, que es sólo otra manera de hablar de la ley de Dios, es más vida, más fruto, más crecimiento, para los períodos de invierno y primavera van alternando experiencias de vida y muerte, cada ciclo, hasta incrementarse. Esta es la ley de la Cruz (Juan 12:24). Dios no es un Dios que cree en las teorías, Él es inmensamente práctico.

Uno de los mayores enemigos de la plenitud es la superficialidad. Esta es una época de

"ganancias rápidas", ganancias fáciles, menos problemas, todo, en lo posible, con tan

poco esfuerzo, poca dificultad y poco costo. La profundidad es una dimensión perdida.

La resistencia es una cualidad negativa. Por eso es que Dios permite guerras y

trastornos y dificultades en la naturaleza. El cielo sólo está siendo introducido a través

de la tribulación –la tribulación es el principio de la cruz que Dios está sustentando

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ante los ojos de los hombres. Aquellos que estén compartiendo Sus dolores de parto,

serán quienes compartirán Su reino.