La depresión

“La depresión es uno de los trastornos mentales que se observa con mayor frecuencia en la población; sin embargo, muchas veces no se la reconoce y los pacientes solo reciben tratamiento para sus dolencias físicas pasándose por alto la depresión”.

Esta enfermedad mental está caracterizada por una serie de síntomas muy marcados como la tristeza, la desesperanza, la hipersensibilidad, la cual conlleva a un llanto frecuente. Se comienza a perder el disfrute por todo aquello que antes gustaba y también se pierde el interés por todo. Otra característica típica es el aislamiento. Todo esto produce un decaimiento emocional en el paciente, al punto de que siente deseos de morir, se presenta ideas suicidas, incluso se produce intentos de suicidio.

Como podemos observar, todos estos síntomas conllevan a una autoestima baja en el paciente, mostrándose lo siguiente: descuido personal, dejadez, apatía, se siente inútil, incapaz, es decir, todo lo que hace, lo hace mal. Se presenta sentimientos de culta. Todo ello conlleva a un aislamiento del individuo.

Otro síntoma típico de la depresión es la pérdida del apetito y como efecto de ello, la pérdida de peso, ocasionando fatiga, cansancio físico sin razón aparente, pero también, el paciente se cansa con facilidad al hacer las cosas; en resumen, todo aquello origina decaimiento físico.

La depresión también se caracteriza por la alteración de algunas funciones biológicas, como por ejemplo: Dificultades para dormir (insomnio), preocupaciones innecesarias, ideas negativas, disminución del interés sexual (baja la libido); dificultad para la concentración, por eso se observa al paciente en actitud de ido, abstraído.

La depresión como enfermedad mental se produce en la mayor parte de los casos, por factores desencadenantes como: situaciones de duelo, entendiéndose esta no solo pérdida de seres queridos (muerte), sino la pérdida de un empleo, la quiebra de un negocio, un divorcio, la pérdida de un bien inmueble (vivienda), etc. También por deudas, problemas de pareja, extorciones, etc.

Ahora, ¿Cómo prevenimos esta enfermedad? La respuesta está dentro del hogar, en el núcleo de la familia, ya que si los padres se preocupan por formarnos a los hijos con normas claras, valores y principios morales, a corregirnos con firmeza pero con amor, sin juzgarnos ni cuestionarnos, si nos escuchan, si nos dan una palabra de aliento y nos enseñan a tolerar las frustraciones, y ver el lado bueno de los eventos negativos o adversos, a tomar buenas decisiones; entonces con todo ello nos están ayudando a construir un autoestima alta, a valorarnos como persona y sentirnos seguros de nosotros mismos; para mejorar como persona y con ello construir en nosotros una alta resiliencia, es decir, la capacidad de sobreponerse con facilidad a una situación o evento adverso, saliendo fortalecido y en consecuencia, no seremos presa fácil de la depresión.