La Crítica en La Edad Ateniense Reyes Alfonso Obras Completas XIII

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    letrasmexicanas

    OBRAS COMPLETAS DEALFONSO REYES

    XIII

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    OBRASALFO

    COMPLETAS DE

    NSO REYES

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    ALFONSO REYES

    La crtica en la

    ateniense

    edad

    La antigua retrica

    letras mexicanas

    FONDO DE CULTURA ECONMICA

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    Primera edicin, 1961Segundareimpresin, 1997

    Se prohbe lareproduccin total o parcial deesta obraincluidoeldiseo tipogrfico y deportada,

    seacual fuereelmedio,electrnicoo mecnico,sin el consentimiento por escrito deleditor.

    D. R. ~1961,FONDO DE CULTURA ECONMICAD. R. 1997, FONDODE CULTURA ECONM ICACarreteraPicacho-Ajusco, 227;14200 Mxico, D. F.

    ISBN 968-16-0346-X(obra completa)ISBN 968-16-1418-6 (tomo XIII)

    Impreso enMxico

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    NOTA PRELIMINAR

    Un antiguoproyectodeAlfonso Reyes, segn consta en una tarjetamanuscrita adjunta a su ejemplar de La experiencia literaria, erael de agruparsuslibros de teoray crticade la literatura bajo elrubrode Lamusa crtica, en el siguiente orden: 1) La experien-cia literaria; 2) Lacrtica en la edadateniense; 3) La antiguare-trica;4) Eldeslinde;y 5)Tres puntosde exegtica literaria. Esteproyectodebe de ser posterior a 1945, ao en que sepublicaron losTres puntosy, por supuesto, anterior a la iniciacin de sus ObrasCompletas. En otras listasmanuscritas de la posible organizacinde

    estas Obras, Reyes insista en reunirtodosestos ttulos, tan empa-rentados por su contenido como por las fechas de su redaccinyedicin, en volmenes inmediatamenteseriados. Una de las listasaparece ordenada tal como se anuncia en la solapa delvol. XI desusObras. Peroantela imposibilidadde concordarlastodas, sehapreferidohacerlo ahoraen el estricto ordende su escritura y apa-ricin.

    As, se juntan hoy La crtica en la edad ateniense, frutode Joscursos extraordinarios que Reyes impartientreel 7 de enero y el11 de febrero de 1941 en nuestra Facultad de Filosofa y Letrs,

    publicadaen el mismo ao,y La antigua retrica, curso dictado enmarzode 1942 en esa Facultad e impresatres meses despus. Heaqu la descripcin bibliogrfica, tal como Reyes acostumbraba ha-cerla al frentede cada volumen de sus Obras Completas:

    A) Alfonso Reyes //La crtica en la edad ateniense /1(600a300 a. c.) // El Colegio de Mxico // Mxico, 1941. 4,379pgs. e ndice.

    B) Alfonso Reyes // La antigua retrica // (Sello editorial)//Fondo de Cultura Econmica//Pnuco,63 Mxico //1942.8, 272 pgs.

    Segn consta en loscolofones, el primerlibro se acab de im-primir el da 24 de octubre de1941, en ios talleres deArtesGrfi-cas Comerciales, S. C. L., al cuidado de Daniel Coso Villegas yFranciscoGiner delos Ros; el segundo, e l 1v dejuniode 1942,en Grfica Panamericana, S. de R. L., Pnuco 63, Mxico, D. F.La edicinestuvo al cuidado de DanielCoso Villegas.

    Reyes dej dos ejemplares de cada una de estas obras, uno deellos el de su coleccin personal y, otro, destinado a la imprenta,ambos con adicionesy correccionesmanuscritas. Es natural que elde uso particular tuviera anotaciones ms numerosas y detalladas;se han cotejado unas y otras cuidadosamente y, fundindolas, seaprovechan en su totalidad en esta edicin, aunque sin indicarlo,

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    porquede igual manera hubieraprocedidosuautora ltimas fechasalenviar el original a las prensas. Los retoques ms abundantessonlos referentes a la ortografa de palabras griegas (farmacos pasaa

    frmacos; Poseidn, Posidn; Elena, Helena; Antipter, Antpatro;Harpalos, Harpalo; Cren, Creonte; Esquilax, Esclax; mimesis,

    mimesis; Laios, Layo; Erinas, Erinies; Jpiter, Zeus, etc.); loscuriosospueden estarseguros que aqu se conserva laltima moda-lidad aceptada por Reyes, tanto en este aspecto como en los de lainformacin general y la correccin estilstica. Un cotejo de lapre-sente edicin con las primeras de estas obras arrojara un saldoelocuente, que ahora cualquiera puede hacer, pero que aqu omi-timos porno ser el lugar apropiado. Se reproducen, pues, los tex-tos anteriormente impresos y el de las anotaciones manuscritassinmsalteraciones que el de laortografa vigente.

    Como Reyes sloalcanz a redactar 18 captulosde su Historia

    documental de mis libros, que cubren hasta el ao de 1924, sejuzgacottvenientedescribirlos aos ligados a la ejecucin de estasobras. La etapa madrilea,de 1914a 1924, es la queReyes dedicacon msahinco a la literatura espaolay a la publicacin de susobras retrasadasy de factura contempornea. De 1924 a 1939 seintensifica suvidadiplomtica,sin abandonar la pluma. Al estable-cersedefinitivamente enMxico, febrerode 1939, paradedicarseenlosucesivo a laslaboresintelectules,entreellas lapresidenciade LaCasa de Espaa (luego El Colegio de Mxico), encuentraReyesel tiempo oportuno paradesarrollar la aficinde Grecia, que ha-

    ba pospuesto desde los das de Cuestiones estticas, en las queya figuran Lastres Electras del teatro ateniense. Este remansomexicano lo lleva al repaso desus viejosclsicos y muy prontoloencontramos ofreciendo el zumo de sus lecturas y meditaciones enlos Cursos de Inviernode la Facultad de Filosofa y Letras. Estoscursos lo llevarn a formular una teora general de la literatura ydesu experiencia y exgesis. Un joven de 1941, traz el 3 de oc-tubre un Panorama de la crtica literaria en Mxico en el que lafiguray la obra de Reyes ocupan buena parte; entre otrasnoticiasanunciaba las siguientes: Inditos, aunqueya muypronto dejarn

    de serlo, guarda Reyes dos fragmentos ms de su bibliografa.Ellos son, en orden de su calculada trascendencia, La crtica en laedadateniense, que permaneceren Mxico para su edicin,y unafascinante reunin de Coordenadas [subttulo de La experiencialiteraria), esto es, de ensayos diversos y concurrentes a un mismofin: la localizacin del artista en el mundo que lo rodea, que iraBuenos Aires. Indits tambin, descansan en los nutridos estan-tes de su cuarto de trabajo los preciosos borradores de toda unafenomenolgade la literatura [El deslinde]. La primera obramencionada efectivamente apareci en Mxico el 24 de octubrede

    1941 y tuvo, de inmediato, econacional y continental. Como Reyes8

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    lo haca en su Historia documental de mis libros damos a con-tinuacin la nmina bibliogrfica de la crticay comentarios queesta obray La antigua retrica, aparecidaen junio de 1942, susci-taron; la mayor partedeeste material es accesible en Pginas so-bre Alfonso Reyes (Monterrey, N.L., Universidadde Nuevo Len,1955),vol. 1 , como se indicaen cadacaso:

    Jaime GarcaTerrs, Panorama de la crtica literaria en Mxico(Conferencia leda en el [segundo] Ateneo de la juventud en [3de] octubre de 1941). Mxico, s. p. i.,1941, 33 pp. Las pp.8-17,reproducidas con el ttulo de Fragmento sobre Alfonso Reyes enPginas sobre AlfonsoReyes, 1 , pp. 421.427.

    Jos Carner, La crtica en~la edadateniense, enBoletnBiblio-grficoMexicano, Mxico, 31 de octubre de 1941, ao II,N~22,p. 5. Reproducido en Repertorio Americano, San Jos, Costa Rica,6 dejunio de 1942.

    Jos Gaos, La crtica en la edad ateniense y la filosofa de laliteratura de Alfonso Reyes, en El Noticiero Bibliogrfico [delFondo de Cultura Econmica], Mxico, enero de 1942, tomo III,N~3, pp. 9.13. Despus en elPensamiento de lengua espaola, deGaos, Mxico, Editorial Stylo, 1945, pp. 215-233, y en Pginas, 1 ,pp. 428.436.

    Pedro Gringoire, Para la historia de la crtica, en Excelsior,Mxico, 15 defebrero de1942. Reproducidoen Pginas, 1 , pp.437-438.

    Alone [Hernn DazArrieta], Crnicaliteraria. La crtica enla edad ateniense y Pasado inmediato, por Alfonso Reyes, en ElMercurio, Santiago de Chile, 15 de marzo de 1942. En Pginas, 1 ,pp. 439-444.

    WernerJaeger [Carta a Alfonso Reyes, Mar. 28, 1942], en P-ginas, 1 , pp. 445-447.

    Idem [Carta al Fondo de Cultura Econmica, April 10, 1942),Archivodel Fondode Cultura Econmica ycopiaen el Archivo deAlfonso Reyes.

    Mateo Solana y Gutirrez, De Eurpides a Jorge Simmel, enElUniversal,Mxico, 19 deseptiembrede 1942.

    Santiago Montserrat, La crtica en la edadateniense,enEduca-cin, Crdoba,Argentina, noviembrede 1942, N~1.

    Agustn Millares Carlo, La crtica en la edadateniense, de Al-fonso Reyes, en Filosofay Letras, Mxico, abril-junio de 1942,vol. III, N~6, pp. 271-273. En Pginas, 1 , pp. 450.452.

    JulioTorri, La antigua retrica, en Filosofa y Letras, Mxico,octubre.diciembrede 1942, vol. IV, N~8, pp. 364-365. En Pgin.xs,1 , pp. 456.457.

    Jos Luis Martnez, Laliteraturamexicanaen 1942, en Letrasde Mxico, Mxico, 15 de febrerode 1943, ao VII, vol. 1 , N~2,p. 9.

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    [ngel del] R[o], La crtica en la edad ateniense y La anti-gua retrica, en Revista Hispnica Moderna, New York, N. Y.,enero-abrilde 1943, ao IX, N~1-2,p.61.

    Ernestina deChampourcn, Libros de Alfonso Reyes: La an-tigua retrica, Los siete sobre E?evay ltima Tule, en Novedades,

    Mxico, 14 denoviembrede 1943.Manuel Olgun, La antigua retrica, en Books Abroad, Nor-man,Oklahoma, Autum, 1944.

    Felipe Pardinas Illanes La crtica en la edad ateniense, enTribuna, Guadalajara, Jal., octubrede1945, vol. 1 .

    El mismo ao deLa antigua retrica,1942, aparecieron, enBue-nos Aires, La experiencia literaria y, enMxico, ltima Tule y Lossiete sobre Deva, que significan otras preocupaciones de su esp-ritu y de sudisposicin literaria. Jos Luis Martnez,en su crnicasobre Laliteraturamexicana en 1942, hizo la valoracin quesus-

    cribimos: Alfonso Reyes, a partir de La crtica en la edad ate-niense del ao pasado, inicia una poca en su obra que podrallamarse de la cosecha y en la que est ofreciendo los ms ricosfrutos de su sabidura. De los tres volmenes que public en esteao, dos de ellos son de unasignificacin extraordinariay merecenllamarseobras maestras [La antigua retrica y ltima Tule; el otrofueLos siete sobre Deva]. . - De primer orden, aqu enMxico oen el pas ms civilizado de latierra,sondos de loslibros que dioa conocer duranteeste aoAlfonso Reyes. La qntigua retrica, per-tenece a la serie de trabajos que sobre las ideas estticas espe-

    cialmente crtica literaria del mundoantiguo viene realizando suautor. En 1941 apareci La crtica en la edad ateniense; en el aode 1942 el mencionado antes, y por estos das Reyes completa suciclo explicando en los Cursos de Invierno La crtica en la edadalejandrina. Y por qu ir a revisar las ideas de un mundo tanremoto? Sencillamente porqueReyes encuentraen la cultura anti-gua la ms ricaprovisinde enseanzas con el vivointersde cadauno de sus libros dedicados a esta disciplinaque l slo es capazde tratar con esa envidiablemezcla de rigor y de encanto. ltimaTulee s el nombre del otro de sus libros capitales publicados en el

    ao recin concluido. .

    (p. 9).Esecurso sobreLacrticaen la edadalejandrina, desarrolladotambin en la Facultad de Filosofa y Letras, enero y febrero de1943, y luego ampliado en los cursos de abril a junio de 1954 enEl Colegio Nacional, fue el origen deLa filosofahelenstica (M-xico-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 1959, 308 pp.)En mayo de 1943 Reyes fue electo miembro fundador y vitaliciode El Colegio Nacional, en cuya ctedra pudo desarrollar cursoscontinuados sobrediversos aspectos de suantigua aficin de Gre-cia; as, pasaron de la palabra a la pluma o de la pluma a lapalabra cuantiosos estudiospublicados despus bajo el sello de eseinstituto, como Junta de sombras (1949),Estudios helnicos (1957)

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    y, ya pstumamente,La aficinde Grecia (1960). Otrasmonogra-fas sobre temas helnicos se publicaron en las Memorias de ElColegio Nacional (1948-1960) y en elpropio Archivo de AlfonsoReyes (1954-1959). En septiembre de 1945, Reyes obtuvo el pri-merPremio Nacional deLiteratura, instituido el ao anterior,por

    La crtica en la edad ateniense. (Informacin periodstica en Ex-celsior,ElNacional, Novedadesy ElUniversal, Mxico, 28 desep-tiembrede 1945, en la primera plana de todos; actas y docunien-tos, en elArchivode Alfonso Reyes.) La aficinde Grecia invadeigualmente la vena creadora de Reyes: se patentiza desde sus pri-meraspoesas, alcanza la cima con la IfigenIacruel (1924) y llegatambin al remanso en los ltimos aos de Mxico: Homero enCuernavaca (1949-1951), treinta sonetos que Reyes compuso almismo tiempo que su versin parcialde laIlada: Aquiles agravia-do (1951). Esto sin contarsus traducciones de obras sobretemas

    helnicos deA. Patrie (Introduccin al estudio de Grecia, 1946),deC. M. Bowra (Historiade la literatura griega, 1948) y de GilbertMurray (Eurpides y su poca, 1949), todaspublicadas porelFondode Cultura Econmicay reeditadasya variasveces.

    Slo un aspecto de Reyes queremos subrayar en esta ocasin:aun en sus obras aparentemente ms alejadas del espritu local,nacional o continental, como podran considerarseLacrtica en laedad ateniense y Laantigua retrica, Reyes acude con frecuenciaa recuerdos, ejemplos y citas de autores y obras de su tierray denuestra Amrica. Se ha credoconveniente anotar lo que a ellos

    corresponde,no siemprepara insistiren esa constante espiritual deReyes, sino para ofrecer un servicio de americanera andante,como l deca, al lector extranjero, quiz especializado en otroscampos, a quien acaso estas obras estn ms posiblemente inclina-das. Lo mismo seha hecho con la propiaobra deReyes, tan soli.citada pordirecciones y preocupaciones convergentes a lo largo detodassus pginas y aos. Mi agradecimiento a doa ManuelaM.viuda de Reyes y al Fondo de Cultura Econmica por la confianzaqueme otorgaron al poneren mis manos estalabor y admitirmisiniciales como sola garanta. Igualmente al doctor Manuel Alcal,directorde laB iblioteca Nacional, a cuyoInstitutoBibliogrficoten-go ahonrapertenecer, porhabermeconcedido yautorizadode bue-naganael tiempo necesariopara realizareste trabajo. E[RNESTOIIM[EJAI S[NCHEZ].

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    LA CRTICA EN LA EDAD ATENIENSE

    [600a300ac.]

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    NoTIcIA*

    La Facultad de Filosofay Letras de la Universidad Nacional deMxico organiz unos cursos extraordinarios de invierno al co-menzar el ao de1941. Este librose fundaen las lecciones que,como partede dichos cursos, sedesarrollarondel 7 de enero al11de febrero. Lo dedico, en general, a todos los oyentes del curso,sin cuya simpata e inters nunca me hubiera animado a publi-carlo. Lo ofrezco, en particular, al Claustro de aquella Facultadcomo una contribucin respetuosa. Y hago presente mi agradeci-miento a su Director,el Sr. Dr D. Eduardo GarcaMynez, cuyahospitalaria acogida estimul siempre mi voluntad y aunme ayuda sortear algunosescollos.

    Mxico, marzo de 1941.

    *Esta obra obtuvo el Premio Nacional de Literatura, Mxico, 1 9 4 5 .

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    1. LOS ORIGENES O LA CRTICA INDEFINIDA

    1 . Locos, CRTICA Y S U S CONCEPTOS

    1 . LA CULTURAgriega estsustentadaenelLogos, sostenidapor la palabra. Si en suhabitualmesura hay alguna exagera-cin,ellase descubre porlatendencia a multiplicar los en-tes, multiplicando las denominaciones. La informa el entu-siasmo verbal,slo frenadopor elamor del nmero, por elhorror alo indefinido. A laexpresin de lacantidad y a

    la expresinde la cualidad, en nmero y enpalabra, con-cede a veces un valor mgico, esperando que la realidad lasobedezca. Y cuando ha logrado captar un fenmeno en lared de un nombre, la estremece un jbilo de victoria. Nosignifica otra cosa el grito Eureka!, breve himno de lasiluminaciones mentales. Hablar es la forma suma del vivirhumano; el uso ms propio dice Aristteles que elhombre puede hacer desucuerpo. Manifestarse es purifi-carse. El guerrero mismo ignora el pudor de las lgrimasy las lamentaciones al aproximarse la horadel peligro. Sedesconfa, en general, del quecallamucho. Ysielbrbaroinfunde unadesazn de anithal extraoes porsusospechosomutismo. Lanaturaleza mudaes lanaturalezairredenta.

    2. Sin paradoja,puede investigarseelalmagriega a tra-vs de algunas significaciones verbales y supaulatino des-arrollo. Logos tanto es laideacomo subautismoverbal. Por

    su parte, Ideaviene a ser la forma visible y, literalmente,lo quees bello de contemplarse: estupendajustificacin deGoethe en su clebre discusin con Schiller sobrelas ideasperceptiblesporlosojos.* Teora valevisin. Cosmosequi-vale a ordenacin opuesta al Caos tras de pasar pordos significados concretos:primero, ladisciplinade un ejr-cito, y luego, la organizacin constitucional de un Estado.Armona msbien quieredecir estructura;y convencin, ms

    * [Cf. A. R., Trayectoria de Goethe (Mxico, Fondo de Cultura Econmi-

    ca, 1954), p. 127, y Obras Completas, XI, p. 78. E. M. S .l15

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    bien contingencia, como opuesta a la necesidad. Solrsynees la temperancia del nimo, sentido demoderacin, gobier-no y aun humildad ante las cosas universales. Koros, elexceso o superabundancia, peligrosos por cuanto despiertan

    los celos de los dioses, patticosentimientoque lateconstan-tementeen laconciencia helnica Hybris error ms pro-fundoque la injusticia es laextralimitacin queacarreaelcastigo deloshroes trgicos. Aret, mucho ms que virtud,es energa, aptitud, esencia y excelencia. Aids y Nmesisson dos polos de la conducta: respeto de s mismo, casihonor; e indignacin ante la injusticia ajena, y no venganzacomo ligeramente se afirma. Dik es la justicia contra laviolacin del derecho o de la esperanza fundados en la cos-

    tumbre establecida; Themis, la justicia contra el juramentoquebrantado; Horcos, la prenda del pacto, aunque sea lapalmada con que se acompaa una promesa, y tambines la sancin del pacto. Mucho sabemos sobre las Gra-cias, pero generalmente se nos escapa el que signifiquenlos espritus de losdeseos cumplidos, casi como cuandodamos las gracias por un favor. LaMoira se refiere origi-nalmente a laclasificacin de jurisdicciones y poderes entretribus, dioses o autoridades, dequeresultan Nomos o leyes;y es sabido que algunos trminos morales primitivos se re-fieren a las estaciones del ao y a las fases de la luna. Ko-nos es el regocijo dionisiaco enque se revelan los poderesrenacientes del principio vital; y Gamos, el regocijosexualque lo acompaa. En cuanto a las disciplinas mentales, Re-trica, al contrario de lo que hoy sugiere, fue un esfuerzopor la claridad o Saphneia. Diccin y estilo suelen yux-taponerse como elocucin y elocuencia. Historia signific

    primero investigacin, reservndose el trmino Logografaquemstarde se aplicar alos escritos jurdicos parael relato de lossucesos. Sofa, adems delsentidode nues-tra ciencia actual, cubre unradio extenso, en que lo mismocabe el saber construir pontones que el resolver enigmas.Arte comprende todo aquello que el hombre, con su trabajo,aadeo aporta a la naturaleza, y no se distingue entre artesy Bellas Artes. Sofstica degenerapoco a poco desu nobleza

    primitiva, que permiteaplicar tal designacin al artede los16

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    Siete Sabios,ytras de fijarse en laErstica o dialctica delosergotistas, pasa adesignar todafilosofa equivocada; yAristteleshablatodavade sofsticaen lostressentidos. Fi-losofa comienza porser curiosidad en general, y hasta cu-

    riosidad de viajero: Soln, segn Herdoto,viajabapor fi-losofa, en busca de las maravillas del mundo. Zenn, elfilsofo elata, ataca a losfilsofos, porquellama as exclu-sivamente a sus adversarios los pitagricos. Para stos, lafilosofaes laconsideracindelhombrecomo intermedio en-tre Dios ylos animales. Scrates recoge este sentido, apo-yndose en las intenciones ticas y, a travs desus exhorta-ciones, la palabra llega a orientarse y aclimatarse poco apoco en su rumboy en suconcepto actuales. Si meditamosunos instantesy dejamosqueestassignificacionesaunquesean tan rpidamente evocadas se revuelvan en nuestroespritu ybusquensuacomodo, veremos lentamenteaparecerla imagen en la placa sensible: la ordenacinde nociones, elCosmos griego. La teora de aquella cultura, escogiendocuidadosamente los casos, podra construirse sobre los tes-timonios lxicos, as como suele constrursela por los solostestimonios plsticos. Elresultadoseramuchomenosincom-

    pleto que para otros pueblos, en quienes el ejercicio verbalpareceunaactividad accesoriay no lleg nunca a alcanzarigual comandosobrelas cosas.

    3. Nada, pues, ms expresivo sobre la figura dela men-tegriegaque el observar cmola palabra se enfrentaconlapalabray lepidecuentasyla juzga; cmo, en suma,se en-frentalacrticacon las manifestacionesliterarias. Tal es la

    justificacin del ensayoqueahora emprendemos.

    4. Pero qu es la crtica? Esta bifurcacin entre laliteratura ysu contrasteparececonsecuenciade cierta esen-cial duplicidad del espritu, al que todo se le representacomo untrnsito entre dosextremos,como un trasladarse deun lado a otro. Los sofistas averiguarn que todo tienesucontrario. El justo mediodeAristteles adquiere as unsen-tido dinmico. El maniquesmo es la hereja climtica de

    la mente; y la mismapalabra hereja comportala bifur-17

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    cacin. La hereja de la literatura es la crtica: la crticaGreciacreeltrmino para transmitirlo alo s latinosy deallalmundo, reaccin, ms o menosfundada ennuestrasimpresioneso en nuestrosprincipios, antela obramisma.

    5. Convienedistinguirconceptosafines. Cuando,en ma-terialiteraria, lacrtica se limitaa registrar loshechos, sequeda en historia de la literatura. Cuando define, por es-quemayespectro, elfenmeno literario,es teora de lalite-ratura. Cuandopretende dictarreglas a la creacin, autori-zndoseyaen laexperienciaoyaen la doctrinasea stafilosfica, esttica, tica o hasta meramente poltica, sedesvirtaen preceptiva. En los dos polos del ejecrtico en-

    contramos el impresionismo y el juicio. Aqul es la crti-caartstica, creacinprovocadapor la creacin; no parsitacomo injustamente se dice, sino inquilina,y subordinada alacreacinajenasloen concepto, no encalidad,puesto quepuede ser superior al estmulo que la desata. Y ste, eljuicio, corona delcriterio, es aquella altadireccin delesp-rituque integra otra vez la obra considerada dentro de lacompleja unidad de las culturas. Y hacia elcentro del ejecrticoencontramosaquel tipodeexgesis queadmite laapli-cacinde mtodos especficos (ya histricos,yapsicolgicos,yaformales),que hoy se ha convenidoen llamarla cienciade laliteratura.

    6. Estacienciaes resultado,por unaparte,de la acumu-lacin de obrasy crticas en elcurso del tiempo, acumula-cinquefacilita generalizaciones y enseanzas;y, porotraparte,es resultado dela insercin delespritu cientfico,tan

    desarrollado en elltimo par de siglos, sobre el cuerpo delos estudios literarios. Esta ciencia cuenta con la historialiteraria, quedaporconocida o ayuda de paso aseguir la-brando;recela delateoraliterariao modificasingularmen-tesus intenciones tradicionales; prescinde de lapreceptiva,porcuantosta se entrometea gobernarla creacin.

    7. Todos entendemos hoy por crtica elexamen, funda-do en sensibilidad y conocimiento, que procura enriquecer

    el disfrutey lastimacinde laobra literaria,explicandoy18

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    quedeclarardesde ahoraque la pocaa queestas leccionesse contraen no nos mostrar precisamente la crtica en elsentidopuro, en el sentido deseable. Por eso, en busca delacrtica, tendremosirremediablemente que cruzar jurisdic-

    ciones ajenas, sintampoco pretendercubrirlas del todo ensucabal extensin. Nuestroensayoes laexploracindeunayeta oblicua, donde para ms dificultad, el metal apareceescondidoentre mineralesextraos.

    2. ETAPAS

    9. Viajalacultura, no se est quieta. Por tressiglos fundasuscuarteles en Atenas;porotros tressiglos,en Alejandra.Como elnctar de nuevecnsulesque dice Sainte-Beuve ensus Pensares de agosto, madura por otros cinco en Roma;ocho reposaen Constantinopla. Y alcabose difunde por elOccidenteeuropeo,paradespuscruzar los mares enesperade lahorade Amrica, hoy ms apremianteque nunca.Conviene a losfines denuestro exameneltenerpresenteestecuadro:

    1 . La Edad

    Ateniense: 600 a300a.

    C.

    II. La Edad Alejandrina: 300 a. c. aloscomienzos delCristianismo.

    III. La Edad Romanadel humanismo latino: 168a. c. a530 j. c.

    IV. La Edad Romana del humanismo griego: comienzosdel Cristianismo a 530 .j. c.

    Y. La Edad Bizantina o Edad Media Oriental: 530 a1350 j. c.

    VI. La Edad Media Occidental: 530 a 1350 j. c.VII. IncipitVitaNova.

    10. Aquslo trataremosde la Edad Ateniense, conside-rndola en las principalesmanifestacionesde lacrtica. Du-rantelostres siglos quecomprendeesta edad lacual co-mienza simblicamente con la conquista de Salamina en604 a. c. bajoSoln, Atenas pasapor latirana de losPisstratos;y entrelas guerras mdicas,ve progresar sude-

    mocracia bajo Pendes y afirma su hegemona sobreuna20

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    constante fermentacinde alzamientosentresusaliados. So-brevienen las guerrasdel Peloponeso quedeterminan la he-gemona de Esparta y la instauracin en Atenas de losTreinta Tiranos, pronto derrocados. Muere Scrates. Se

    sucedeniosconflictos y las falsas treguas, ora conEsparta,ora con elpersa. A la transitoria predominancia de Tebassucedeotra vez unaequvocapredominancia de Atenas. Elimperio macedonio avanzacon Filipo, cuyas intervencionesson favorecidas por las guerras sagradas. Atenas se le rin-de. A Filipo sucede Alejandro, quien reafirma las anterio-resconquistas y lasextiendealAsia. Y la edadse cierra,enlosltimos aosdel siglo iv a. C., conla particin de lahe-

    renciade Alejandro. Atenas se agitarpenosamentebajoelyugo macednico, mientras poco a poco se dibujalaamenazade Roma.

    11. Laingenteaparicindeaqueldspotade la cienciahumana, como le llama Menndez y Pelayo, divide lahis-toriade la crtica griegaentres grandes periodos: antes, eny despusde Aristteles. Pero todava antes de ste, Scra-tes determinaotro centrodegravedad, yes inexplicablequelo omita sin siquiera darnos disculpas un tratadistacomo Saintsbury. Es verdad que este autor elude todo loquehalla conjetural, y Scrateslo es, aquien slodescubri-mostras el velode sus discpulos. Es verdad que por esomismodesaira Saintsbury los empeos de Eggercuya con-sultaes todavaindispensable por restaurar los borrososorgenes del sentimiento crtico, en sus manifestaciones po-pularesy no escritas; y que, por igual razn, pasa como

    sobre ascuas el vado de los presocrticos, y slo se sientetranquilo en la pocadocumentada, y conel Platn del si-glo iv. Pero aqu, recortados convenientemente los lmitesde nuestro asunto, tenemosque ir ms despacio. Por unlado,concederemosala nocinde lacrticaun sentidomsgeneroso,pues elexcesivo purismonos llevara amutilacio-nes lamentables. Por otro lado cmo vamos acerrar lapuerta alas conjeturas en materia que se reconstruye porunatradicinde fragmentos? Cuando contamos conunaobracompleta, tengamos por seguro quesu pleno sentido slo se

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    La literatura griega hasta el ao 300 a. .y.- CRITICOS MUSICOS DRAMA- FILSOFOS HISTORIA- ORADORES.

    4 0 0

    (525 Tegenes) (676 ? Terpan. Comedia 400Antistenes Ctesias Iseo 240-348Zoilo dro Media Platn JI. 415.398 Demstenesfi.365.336 (508 Laso) 390.320 428-348 Jenofonte 304.322430Herclldes Melanpides Antfanes (e) Aristteles e. 43

    0-c.355 EsquInesPntico t 412 Anaxndrldes 384.322 360Cleidemo 389.314

    Camelen Filoxeno (c) Teofrasto Eforo LicurgoPnaxlfanes 435.380 AlexIs (e) 372.287 e.405.330 e. 390-324

    Timoteo Nueva Zenn estoIco 3 5 2 Teopompo Hipnideat357 Comedia (e)364.263 346Androcio fi.344.322310Aristxeno 320-250 Epicuro Dicearco Dinarco

    Filemn (e) 341-270 347-287 fi. 342-291e. 350-263 Timeo CleantesMenandro (e) e. 350-e. 260 331-232344.202 Filcoro Demetrio Fale-DifIlo(e) e. 306.261 reo fi.317.307

    sao

    OBSERVACIONESL La tabla anterior procede, con algunas modificaciones, de J. E. Sandys, A

    History of Ctassicaj Scholarship, 2 cd., Cambridge, University Press, 1 9 0 6 ,1 p. 18. No es completa: se limita a los datosprincipales.

    2. }~nlacolumna: Oradores etc., constan, adems de los oradores, lossofistas,retoricos y gramticos.

    3. La fecha que precede al nombre indica la plenitud del autor, que los antiguossituaban hacia los 40 aos de adad, nicodato cronolgico que se conoce enalgunos casos. Las dos fechas separadas por guin que aparecen debajo delnombre corresponden al nacimiento y muerte, con la aproximacin posible.

    4.Las abreviaturas:fi,: /loruit: florece en tal fecha.c.: circa: fecha aproximada.(e): elega-

    co.(i): y&mbico.(c): poeta cmico.

    el sentidogeneral que comprende, ademsde la Retrica, laHistoria de las lenguasy laLingstica,la Mtrica,laTeo-ra literaria, la Historia, la Mitologa, la Teologa,laHistoriadelacultura, lasInstitucionesprivadas, pblicasy militares,la Geografa, la Cronologa, la Metrologa, laNumismti-ca,la Epigrafa, laHistoria artstica, laArqueologa. Estasdenominacionescorrespondena disciplinas quese entremez-clan, quea veces nacenjuntas y que, desde luego,no se di-ferencian en los orgenes, y algunas ni siquierase definenen los siglos que nos ocupan. Aunque todas, mso menosdirectamente, vansurgiendo delestudiode la poesa, aban-donan el estmulo inicial y constituyen sus fines propioscuandoas lo exigesu naturaleza. Aunque todas nacendeltrabajodidctico,laprimitivaescuelagriegano las contiene.Prontosudesbordellevar a lossofistasaemprendercursos

    independientes de losgimnasios;y luegovendrnlaAcade-24

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    miade Platn y elLiceo de Aristteles,especiesde univer-sidades. En cuanto aScrates, como moralista, prefiere alhombreen plenaaccin, prefiere lacalle.

    15. Las primerasbases delacrtica balbucientelaspro-porcionan Homero y Hesodo, la pica heroicay la didcti-ca. Sabemos, por el testimonio de la Odisea, que antes deHomero los aedos cantaban en losbanquetes, al son de lactara, los fastos y hazaas de los hroes; y sabemos queexistaunalrica de himnos, himeneos y peanes. HomeroyHesodo son tambin la materia prima de las enseanzasescolares. Si el poema homrico precede en la fecha, encambio, el hesidico recoge inspiraciones ms antiguas delpensamientoctnico de Grecia, anterioral puramente olm-picoqueelotro refleja. Talvez hayaquebuscar antes deHomero ciertas enumeraciones de barcos en lospoemas c-pricos, ciertas letanas de denuestos contralosdioses enunaHeracleidaperdida, as como latreta de Heracuandoman-da adormecer aZeus, y otras probables influencias de Te-baidas,Corintacasy Traciadasdesaparecidas. Pero, prcti-camente, Homero oscurece todas sus fuentes.

    16. Enla materiahomrica, entendidacomoorculo detodaslasciencias ylas artes,buscabanlos hombres todog-nero de enseanzas; lo quehadado origen aunaexegticatan abundante, y aun tan estrafalaria aveces, como ha su-cedidopara elQuijote. EneltratadoSobre lapoesa deHo-mero atribuido a Plutarco, apreciamos la proliferacin deestos sueos: Filosofa, Historia, Retrica, Jurisprudencia,Poltica, Religin, Moral familiar y patria, Funeraria,Arte

    militar, Medicina y Ciruga, Adivinacin, Dramaturgia,Arte epigramtica, Pintura; de todose ha buscado en Ho-mero, y todo se hacredo encontrar. Lo curioso es que, siel gramticoTelefo, de Prgamo, escribe una Retrica se-gn Hom.ero, a ninguno se le hayaocurrido desentraar elpuro sentido esttico de aquellos poetas escribendo una Po-tica segn Hornero.

    17. La consideracin de Homero ha pasado por variasetapas que Brard resume as: 1~Para diez o doce gene-

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    raciones jnicas o eolias, de 800 a500 a.c., es un autorescnico destinado ala declamacin de aedos y luego derapsodas; 2~para doce o quince generaciones atenienses yalejandrinas, de 500a 50 a. c.,un manualdeciencia yedu-

    cacin, objeto de estudio y comentario; 39 para las poste-riores generaciones romanas,bizantinasymodernas,una obraclsicade lectura. La primera etapa correspondeal poemarepresentado; lasegunda,alpoema editadoy alesfuerzodefijacin textual;latercera, alpoematrasmitido.

    18. Algo semejantepudiera decirse respecto aHesodo,conla diferencia deque las enseanzasextraliterariasqueen

    stese buscabanpuedenreducirse a lamitolgicade la Teo-gona, y a la sabidura popular y arte agrcola contenidasen las mximasde Los trabajos y los das. Seguir separada-mente lasdos vetas crticas,lahomrica ylahesidica,desdesu nacimiento hastael trmino de la Edad Ateniense,desar-ticulara sinprovechonuestrocuadro cronolgico, hacindo-nos perderla caracterizacin de las etapas. Baste recordarque el ciclo pico es laprimera incitacin que se ofrece alamente ~rtica.

    4. GRMENESDE LA CRTICA: RECITACIN, ESCUELARECOPILACIN Y CERTAMEN

    19. La declamacinpblica de aedos (poetas) y rapsodas(poetas que luego degeneran en meros recitadores) indicaque lapoesa alcanzaya un valor autonmico, aun cuandola apreciacin todava se abstenga del juicio yse limiteal

    candoroso disfrute. Verdad o no verdad quefue Licurgo,el legislador espartano, quien import de Creta la poesahomricaen elsiglo VIII, Mstarde, Soln ateniense obligaa respetar cierta secuencia en la declamacin de los frag-mentos. LosPisistrtidas (Hiparco sobre todo) ordenanqueaquella obrasearecopiladametdicamente,operacinque re-quiere ciertas reglas. Es indudablequeyaexisten nocionesde crtica y textologa. Entrelos recopiladores odiaskevas-tas se cita aOnomcrito, ZopirodeHeraclea, Orfeo de Cro-tonay Conquilo, y aun se aade alos poetas Anacreontey

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    Simnides. Se pretende que los diaskevastascedieronalgunavez aintereses polticos, deslizando una que otra interpo-lacin intencionada: ya un versoen honor de Teseo, genioepnimo deAtenas,yaalgunas frases que respaldan las am-bicionesimperiales de Atenas sobreSalamina; y se aseguraqueHiparco desterr a Onomcritoporhaberlosorprendidofalseandoeltexto homrico para dar cabidaa cierto orculode Museo. Se sabeque, a sutiempo, Hesodoser objeto decuidados semejantes para queno se pierda suobra,cuidadosque mstarde Fercides de Atenas consagrar alospoetasrficos. Hay noticiade recitaciones enlas festividades ofi-ciales de Quos y Delos, de Chiprey Siracusa, de Sicin y

    de tica.

    20. Pronto se hablayade certmenes, de premios y co-ronas de laurel,lo quesupone unamanifestacincrtica. Secomparaa HomeroconHesodo. Se daun paso ms con losconcursos para escogerlasobrasdramticas que hande pre-sentarseen las grandes celebraciones, costumbrearrolladoraque afortunadamente se impone a pesar de la censura deSolncontraelteatroy delrespeto queinspirabansus leyes.

    21. Tenemos,pues,en gradostericamente discernibles:1~laestimacindelapoesaen elpuebloy enlaescuela; 2~la recopilacin ms o menos crtica; y 39 la calificacinen competencia. Esto, sincontar con el indicio que resultade que algunas obrasteatralesse conservenen variasversio-nes, lo que indica unacorreccin, una autocrtica, avecesespontnea,a vecesprovocadapor laderrota enelconcurso;

    ysincontar conciertos tratadospreceptivosde Laso, dePr-tinas, deSfocles, dequeslo queda lamencin~ 185).

    22. Con respecto al primerpunto, alaestimacin reve-lada en el hecho de quela poesa se considere esencial enlos programas pblicosy escolares, convieneteneren cuentaque ellocorresponda ala campaapoltica deAtenas paraestablecersuprestigioentrelos habitantes de las varias re-

    giones griegas que acudan cada cuatro aos alas grandesPanateneas,y para sembrar en lajuventudelsentimiento de

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    crtica que hoy necesitamos, que hoyentendemos, resultadodeunaexperiencia ms vasta, deun material msabundan-te, del mayor trasiegoentrepueblos y lenguas, el cual noshaconducido a lapreciosaconcepcin de la literatura com-

    parada. Seaesto dicho sinincurrirotra vez en laquerelladePerraultyBoileau sobrelosantiguosy los modernos. Detodassuertes, la crtica nos vinode Grecia.

    26. Por otra parte, la crtica est determinada por lamasa de las creaciones existentes. En este orden, rasgo ca-racterstico, Grecia, en cuyo seno naci la crtica, slo es-pecul dentro de lasmarcas de lalengua griega, aunen losdas en quetuvo yaala vistalas creaciones latinas. Pudoadmitirinspiraciones del brbaro o del egipcio (y a vecesllam egipcioatodo lo quellegabade lejos) en lo histri-co, en lo cientfico, hasta en lo poltico; nunca en lo lite-rario, donde aparece siempre aferrada asus moldes verba-les. Lo pasmosoes quesacara tanto partido de un registrorelativamenteescaso ~ 32 y ss.) -

    27. Elcrecimientodesigual de los gneros determina un

    desarrolloimperfecto de lacrtica. Ysucedeque entrelosgriegos se impusouna sola forma triunfantede latragedia,llevndose en el senoala pica. La licenciosay regocijadacomediaes relegada alapenumbra como cosa poco respe-table. Lafuncinpor excelencia, lalrica, queda confundi-da con la msica y conla danza. Laretrica que, junto ala potica,pudo serla teoray artede laprosa,result ava-salladapor elpredominiode laoratoria jurdica, a queem-pujan las revoluciones sociales

    ~ 81, 83 y 343). El g-

    nero de ms porvenir, la novela, es de nacimiento tardoy, pordecirlo as,se fuesincrtica. Lahistoria mismaapa-rece en cierto modo acarreadacomo un apndice de la ora-toria. Ysingularmenteen lapocaqueestudiamos, lateo-ra y lapreceptiva tienden a asfixiar lasmanifestacionesdelacrtica independiente.

    28. Deaququeloshistoriadoresde lamodernaciencia

    literaria descarten,en bloque,la pocaclsica, as como ol-29

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    vidannegligentemente la selva intrincada de laEdad Media;as como saltan sobre el Renacimiento queexacerblos ex-tremos tericos y preceptivos de la Antigedad, as comodesdean en conjunto los desvos didcticos y eruditos de

    la crtica dieciochesca. En su prisapor inaugurar la eracientfica,prefierenpartirdelsiglo XIX.

    29. Porlo que a laAntigedad se refiere,elloobedecealprestigio mismode los cuerpos sistemticos, al muchobul-to que hacen las Estticas y Poticas entonces edificadas:Platny su gloriosa familia,Aristteles y su ilustredescen-dencia.

    30. Peroen Greciahubo tambinotra crtica queel his-toriadorde laciencia literaria no debiera pasar por alto.Ah estn Aristfanes, el sumo letrado y aguerrido pole-mista; Dionisio de Halicarnaso que, menos profundo queAristteles y sin elgeniode Longino,es magistral enel an-lisis concreto y es capaz yade percibir el deleite cmico;Din Crisstomo, el ms literario de los retricos y, si sequiere, msameno que inteligente; el plcido ensayista Lu-

    ciano, humanista con afortunadas incursiones en el dicta-men; Hermgenes, otro retrico quese salva por suteorade lafrigidez, como se salva el dudoso Demetrio por suteora de la interpretacin; y Longino sobretodo, el admi-rable Longino, o quien haya sido el ministro de la ReinaZenobia que trat de lasublimidad, cuya captacin de lacosaliteraria, antes de los tiempos modernos, slo encuen-tra equivalencia en Dante. Ah est, finalmente, la crticatextual iniciada porlas escuelasde Alejandra yde Prga-

    mo, y continuada despusporlosbizantinos, antecedente di-recto, aunque slo represente una disciplina auxiliar, paralas actualestcnicas de laciencia literaria. Y si no hemosrecogido aPlutarco en estarpida enumeracin, es porquelo dejamosasolas, esculpiendosus estatuasmorales.

    31. Losresultados de la crtica griegapuedenreducirseaseis conceptos: 1~fundamentos de lagramtica; 2~funda-

    mentos de lacrtica textual; 39 fundamentos de lamtrica;30

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    49 investigacin de una forma trgica; 59 investigacin deuna forma pica; 6~cnones de la oratoria y atisbos delarte de la prosa. Esto ltimo, con sorprendente atencinparasu ritmoy sunmero; asuntotan descuidadodespus,

    que pasma averiguar que Fray Luis de Len contaba susslabas ysus letras, yhay quellegar hasta cierto libro deLansony hastalaestilsticade hoyen da paraquede nue-vo se leotorguelaatencinquemerece.

    6. CONFINAMIENTO DE LA CRTICAGRIEGA

    32. Antes de continuar, insistamos en el confinamiento dela crtica griega dentrode las fronterasde su hablay su li-teratura ~ 26). Una vaga tradicin nos presenta a S-crates conversando con unosletrados de la India. De estedilogo,que por lo dems no se refiereala literatura, sinoa la filosofa, slo resulta lamutua incomprensin. Entrelos presocrticos hubo grandes viajeros, pero andaban pre-ocupadosconsurepresentacin delcosmos, no directamentecon lacrticaliteraria. Otro tanto puede decirse,en su l-nea, de losprimeros historiadores. De Scrates ni siquiera

    hemospodidoapurar queviajara tanto como algunosde suspredecesores. Se admiteque, antes de cumplir iostreinta,visit aSamos y, llegado ala edad madura, slo sali deAtenas en cierta peregrinacin a Delfos, o llamado por elservicio militar. Y, enaquellosdas,viajar eraelmedioporexcelencia paraconocerel pensamientoextranjero (~S155).

    33. APlatn llega la doctrina de latransmigracin delasalmas, a laque impropiamentese aplica el trmino pos-terior e inadecuado de metempscosis. Pero no est demos-tradoquelarecibadela India,nisiquiera atravsde Egip-to, sinoms biendePitgoras,quiena suvez pudoheredarlade aquellos misterios septentrionales, fuente comnde grie-gos o indos anterioraladispersinaria. En todocaso, setrata aqude filosofa. En el orden literario, Platn slorecibedel extranjero y todavaporherenciade su propiafamilia aquellanarracin de origensata conlaquecons-

    truyesuestupenda novela poltica de laAtlntida. Por su-31

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    puesto,no consider tal narracin conmente crtica, no comoexpresinliteraria pasible del juicio, sino como pedazo derealidad o comomaterial para supropia obra. Nose leocu-rre, como a un moderno, preguntarse sobre la inclinacin

    de los egipciosaalejar fabulosamentelapocade sus rela-tos, mezclandolamitologaconlahistoria.

    34 En cuanto a Aristteles, slo practicaba la lenguagriega. Es dudosoqueAlejandrole hayacomunicado docu-mentos de Persia o de la India; y si fueverdad, ya se vequeno les hizo caso. Conocalasobservaciones de los astr-nomos caldeos, tuvo ala vista muestras exticasde historianaturalque leprestaron grandes servicios; pero si hubiera

    tenidonoticiade lascolosalesepopeyasdeOriente,suteorapoticaporcierto lo hubieraresentido (~335).

    35. Ni Alejandro, ni SeleucoNictora pesar de questecreuna manera dealianzaentre Siriay Pataliputra, delargo rastro enlas relaciones comercialesabrieroncorrien-tes de espritu que pudieran aprovechara Grecia. O los do-cumentos de estaincubacin se hanperdido,o msbienfue

    ella tarda y trascendi aotra cultura filial. Pues es inne-gableque, aunquelos historiadoresse sientan ms atradospor lamontaa documental del Imperio Tolemaico,la ver-dadera cmara nupcial de la civilizacin siriacay la hel-nica comodiceToynbeese encuentra en laMonarquaSelucida. Peroeste fenmeno, de trascendencia ulterior, nointeresaa lahistoria dela crticaliteraria. Tambines pos-terior ala Grecia clsicael establecimiento de los bactria-nos en el Punjab, ola famosaescuelade Gndara donde sesupone que naci la actual imagen cannica del Buda; y,adems, todoello msbienrepresenta un derrame delhele-nismo hacia Oriente, queno el movimiento inverso. Rawlin-son acumula testimonios sobre el legado de laIndia paralaliteratura y elpensamientoeuropeos: ningunade sus conclu-siones modifica nuestropuntode vista.

    36. Oigo ya venir unaobjecinespeciosa. Los pueblos

    nunca hanestado separados pormuros. Seguramenteque enla32

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    literatura helnica puedendescubrirse influencias exticas.Tenemos, porejemplo, el resabiode los periplos feniciosenla elaboracin de la Odisea, rastreado cuidadosamente porBrard.En esta historiadel Simbad deOccidente,como enel

    mismo mar que visita, las corrientes orientales se mezclancon las occidentales, cierto. Negar los efectos de la bienha-dada relacin entrefenicios y helenos seraun error y aunserauna ingratitud. Ellacomodice Gomperzpropor-cion ala Grecia primitiva losadelantosde las viejas civi-lizaciones babilnicay egipcia, sin hacrselospagar al pre-cio del vasallajepoltico, segn lo hubierahecho un pueblomenos mercaderque militar; como lo hizo Roma para los

    celtas y los germanos, como lo hace para sus imperios lamodernaEuropa. Peroesta fertilizacindelaliteratura grie-ga porabonos extraos no significaen modo alguno quelacrtica griegase haya interesado por estudiar, conocery va-lorar aquellas fuentes extraas. Cuando tal fertilizacin seproduce, la crtica griega no se haba desprendido ni poconi muchodel protoplasma original paradar sealesdevida.La investigacin de estos estmulos corresponder ms biena lacrticamoderna. Aunque Homeroes laprimeramateria

    de laantigua crtica, en muchos respectos los antiguos tra-bajaronsobrel a ciegas. Delsabemoshoy ms de lo queellossaban. SuestudiodeHomero, como vamosa verlo, ibaporotro rumbo. Ni siquiera les aconteci poner en dudalaexistencia del poeta individual como despus se ha hecho.Esta quedespusse ha llamado la cuestinhomrica nun-ca inquieta los antiguos. La dudasobre launidadde autorcomienza a despuntar enelsiglo xvii, cuandoPerrault enta-bla laquerella de los modernos contralos antiguos; se insi-naa comienzos del xviii en las Conjeturas acadmicas deDAubignac; a fines del propiosiglo, laresucitanlos Prole-gomena de Wolf; cubre la crtica del xix y llega por finhasta nuestros das. Los griegos, a lo sumo, presintieron laposibilidad de dos autores distintos, uno para la ilada yotro para la Odisea, y sta fue la escuela de los corizon-teso separatistas, losquepartena Homero en dos; escuela,por lo dems, de tardo florecimiento y que por eso no

    importa anuestro examen.33

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    37. Tampoco nos correspondeexponer lacrtica textualde ios alejandrinos (Zenodoto,Aristarco), queen suesfuer-zo por expurgar lapica yaislar qumicamente alHomerolegtimo,parece haber perdido la nocin de que aquellos

    viejospoemaseranobrastradicionales, cuyomismodesarro-llo se funda en lainterpolacin.

    7. LA CRTICA, NEGLIGENTE CON LA LRICA

    38. Hemos dicho que, en todala Edad Ateniense, la lricanuncamerecila atencin crtica queparaellahubiramosdeseado (~S27). Pero como concedemos por lo menos el

    valorde indiciosobrela estimacinliteraria primerpasode la crticaala recitacin y a laescuela, bien podemosrecordar lo que la lrica signific a este respecto. En estamanera de poesa, relacionadaconel cantoy la msica y,aveces, con ladanza, se distinguentresgneros: elmlico,el elegaco y el ymbico, caracterizados msbien por susmetros quepor sus asuntos, en los que se nota cierta elas-ticidad. El mlico se acompaaba conla ctara o lira dediversas formas; y los otros dos, conla flauta. Enlamlica

    suelen distinguirse las odas y los cantos corales. Lamtricade lalrica se trasladamstarde, comoel peso mismodelapoesa,aldrama:laymbica apareceen losdilogos;la m-lica, en los coros; y como ejemplo de la elega en el teatroslo conservamos la lamentacinde la Andrmaca, de Eu-rpides. El cuadro quepresentamos hace ver que la lricacomienza con el elegiaco Calmo, hacia 690 a. c., y acabacon Baqulides y Pndaro amediados del siglo ya. c. Tal

    es el canon de la lrica griega. Sin embargo, la poesaelegiaca perdura, entre vicisitudes, por diecisissiglos, pararematar hacia el ao920 de nuestra era en laAntologa deConstantinoCefalas.

    39. Lalricaacompaaba fielmentelavidaprivada, losbanquetes y laeducacinescolar. Elfamoso vaso de Dunssiglo y a. c. nos presentaescenas del gimnasio en quevarios maestros instruyen alosjvenes, bajo la inspeccin

    de lospedagogos,enlarecitacinde himnos,lacomposicin,34

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    lamsica de flauta y lira; escenas aque pueden servir decomentariociertos pasajes de Platn en elProtgoras yenlas Leyes, y algunos otros del inevitable Aristfanes, cuyascomediasnaturalmentese prestan parala pinturade las cos-tumbres. De Teognissabemosque erabastantepracticadoenla escuela, gracias acierta frasequepas en proverbio po-pular: Esolo s yo desde antesquenacieraTeognis. Perotanto en Aristfanes o en Platn, como en Aristteles o enIscrates,la alusina la lrica se reduce asu valor educa-tivo o poltico. Platn admirasin analizar:habla del divi.no Pndaro, del divino Tirteo, del sabio y nobilsimoSoln, quefue poeta ymbico. Aristtelesejemplifica el

    uso de los eptetoscon un pasaje de Simnides de Ceos, enqueste acierta a ennoblecer ladescripcin de las carrerasde mulos (~S336 y 369). Los filsofos presocrticos, engeneral, no mientan a loslricos; y cuandoHerclito recuer-da a Arquloco es, segn veremos adelante, para desearleunapaliza (~S74). De los nueve principales poetas mlicos,Alemny Baqulidesnisiquieraaparecen citados enlaEdadAteniense,como tampocolos ymbicos Semnides de Amor-gos e Hiponaxde Efeso. Qums, sihasta los olvida Aris-tfanes, cuya memoria era verdaderamente la madre delas Musas!

    40. Como de todo esto seraabsurdoinferir que la lricano fueapreciada, elpunto se reduce a reconocer quelacr-ticahizo poco caso de lalrica. Claro que an cabe la su-posicinde queAristteles lahayatomado en cuenta en al-gn captulo perdido de su Potica; pero ningn indicio

    autoriza esta sospecha. Y el silencio de la crtica es dema-siado general para dejarlo inadvertido. Los tratadistas selimitan areconocerlo, y se creen dispensados de toda inter-pretacinsobre su posible significado. Difcilmentepodra.mosconformarnos con esta aceptacinpasiva. Y ms cuandoPlatn, en elIon, elFedro y la Repblica, demuestra tanhondacomprensindelmisteriolrico.

    41. Puedeexplicar en parte esta anomala elhecho deque la crticatom pordos rumbos principales: uno,el filo-

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    sfico, en elsentidoms generalde lapalabra, ya en apoyode latica, lapoltica ola religin, y entonces se desenten-di de la forma; otro, el retrico que, aunque tomaba encuentalos caracteresformales, slose preocupa deldiscurso

    en prosa.

    42. En parte tambinpuede servirnos de explicacin elquelalrica hayasido atrada en elestudiode lamsica yladanza, donde dominaba naturalmenteelritmo o la coreo-grafa sobre el elemento puramente verbal. A tal punto seconsideraba como un todo la combinacinde lamsica y lapalabra,que aunque aqulla se emancipade ladeclamacin

    en los juegos pticos el flautistaScadas, elcitaristaAris-tnico Platn condena este arte puramente instrumental,porque evoca sensaciones vagas, y ni elogia hroes, nidioses, ni enseaa sersabio, y slo excita sentimientos se-mejantes alcalorde laorga.

    43. En cuantoa lamtrica,ellase ajustaalestudio acs-tico y se deja fuera el significadopotico.

    44. Perotodo esto, ms queexplicar,es describir. Hayelementosparaunaexplicacinverdadera? Veamos. Elca-rcter individual de la lrica, su tono de vozprivada, pu-diera justificar la negligencia de la crtica. Esta, desde elprimer instante, aspir a conceder mxima importancia aaquellos tipos de arte que representan intereses generales, ya fundar sobre ellos sistemas coherentes con la tica y lapoltica. La crtica de la Edad Ateniense revelauna ambi-

    cin institucional. Ahora bien, los poemas lricos son fre-cuentemente versos de ocasin. Ms breves poreso que lasepopeyasylos dramas,se prenden alas vibracionesdel sen-timiento personal. Esteslo alcanzavalor objetivo cuandose expandey crece,desde la interjeccin o exclamacin enquese funda la lrica, hasta la fbula o el episodio. Loscrticos de entonces, ms educadores y filsofos que verda-deros crticos, viven empeados, como todo el pensamientogriego de lapoca,enconstruiry salvaguardarla Polis. Es-tamos, no hay queolvidarlo, ante un pueblorevuelto entre

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    inmigrantes septentrionales,acampado entre unamasainfor-medenaciones decadasy mso menos avasalladas. La l-rica no pareceofrecer aliciente cvico.

    45. Para mejor entender semejante preocupacin cvicahay quehacerun largo rodeo histrico. Lasviejas civiliza-ciones prehelnicas destellan como fuegos lejanos y luegodesaparecenen una oscuridadmisteriosa devariossiglos. ACreta, aMicenas, aTroya (no lade laIlada, queslovienea ser la sexta de siete ciudades encimadas, sino la Troyaprimitiva) podemos imaginarlas como inmensas fortalezasqueviven de cobrarpeajeen elcrucede los caminoscomer-

    ciales. Luego vienen las edades oscuras, el gran mutismode la historia. Y, de pronto, otravez se anuncia una vagaluz, quepoco a poco crecer en viva lumbrarada con losderrames de los pueblos del Norte: tales laedadheroica, ala quecorresponde la guerra de Troya, entablada ya entrepueblos igualmenteinvasores, cuyos dioses tutelares, poresomismo, se venrepartidosy enfrentadosen ladisputa de susantiguas tribus. La guerra de Troya es un fracaso. Ni si-quiera se puede saber si acab en unavictoria definida, y

    la estratagema del caballoparece un correctivo posteriorquela poesa impone ala realidad paraenderezar su sen-tido. Slo sabemos que los hroes griegos emprenden unregreso lamentable,unaodisea trabajosa, para encontrarsushogares deshechos y sus tierras anarquizadas. Sobreestasruinas se levantaesa paulatina reconstruccinque llamamoslaverdadera Grecia, cuyas proporciones monumentales su-perarn con mucho cuanto se conoca hasta entonces. La

    reconstruccin va animada, pues, de una conciencia de pro-greso. Para gente desintegrada en sus cultos y hbitos porlas emigraciones y guerras, el progreso consiste en hacerms quieta y posible la convivencia entre los hombres; esdecir, aumentar laconfianzaen los pactos socialesy asegu-rarsu continuidad. El Estadoes un producto artificial y noun presente de la naturaleza. Hay que ayudarlo a nacercon un propsito consciente y de caso pensado. Lacrtica,como las dems actividades del espritu, se sometera estaconsigna, que es un anhelo general. La filosofa presocr-

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    tica se encarams libremente conla realidad, es cierto, yrevela todo el denuedo de aquellos creadores de la cien-cia. Pero lacrticaes yaalgo posterior; aparece cuandolaconsigna se haimpuesto con mayor imperio y, puede decir-

    se, cuandoel mismo sentidomoral de la filosofa, decidi-damente afirmado por Scrates, no le da ya tiempo deemanciparse. Si lacrtica hade insistiren estos propsitos,morder sobre todo en aquellaparte de la literatura queseofrececomo msaccesible a lasolainteligencia, laque msse presta ala moraleja poltica. De las tresfuncione~lite-rariaspica,dramtica y lrica las dos primeras, pega-das al episodioo relato, satisfacen esta exigencia msple-namentequelaltima, lacual pertenece a un ordenen quepredomina laemocino, sise prefiere, eldesintersporlasrealidades prcticas. La creacin episdica siempre llevaconsigoalguna sustanciade realidad. La lrica es unacrea-cinneumtica. No quelalrica griegaequivalga alo quehoy se llama lapoesa pura. Pero aunas,entre exclamary cantarcon motivo de las realidades, como ellalo hace, odescribir ymotivarestas realidades, como lohacelacreacinepisdica, hayunaapreciable diferencia.

    46. Segn Murray, que se inspira en Protgoras, dosresortes emocionaleshande gobernar todo el mecanismo dela Polis o nuevasociedad policiada: Aids y Nmesis: sen-timiento de lapropia dignidad ante nuestros actos, aunquenadielos vea nicalifique, ysentimiento de irajustaante losdesmanes ajenos,aunqueno nos afecten (~S2). Puesbien: laAids y la Nmesis, que parecen gobernar del todo la con-ductaen lapoesa primitiva, van desapareciendoen la lite-ratura ulterior, conforme lainteligencia construye y aseguramejoreledificiodelaPolis. Los resortesemocionales cedensu oficioa los resortes delainteligenciao, como entonces sedeca, de la razn. As se apreciacomparando la represen-tacin del mundo en la edad heroica con la representacindelmundo en Platn y en Aristteles. La misma moral deScrates se funda ya en elconocimiento. Y puesto que lacrtica no amanecetanto comolacreacin, cuandolacrtica

    entra en combate yalaconsigna cvica ha madurado, y ya38

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    no se disponede otras armas quelas armas de laespecula-cin racional. De donde resulta que ala lrica, hija de lapuraemocin, se laaplaude mucho ms quese lainvestiga.

    47. Claro que esto no lo explica todo. Cmo negarcierto valor institucional a las embateras o anapestosdeTirteoque, en el siglo vii a. C., los lacedemonios cantabanal tiempo de cargar sobre el enemigo? Cmo negarlo atodo ellirismo coral, sean peanesen honor de Apolo, hipo-quermosreligiosos, part~neasde vrgenes, ditirambos dioni-siacos, himnos de los dioses o de los hroes, encomios enhonor del husped, trenos fnebreso epinicios de la victo-ria? Cmo negarlo a toda la poesa de Pndaro, que seentonaba en los cortejos o a la puerta de los vencedoresatlticosy quevienea serunaglosa delaepopeya? Cmonegarlo a los poemas que con excepciones explicablescomo ladeAnacreonteservanpara laeducacin escolar?Hay todo un gnero de lirismo que puede llamarse didc-tico-moral,otro militar, otro religioso. Se hadicho con ra-zn que Mimnermo, enamorado profesional, hace de sushistorias privadas una diversincomn,unacosa cvica que

    huele al gora. Aun el poema ntimo admitela aplicacinuniversal; y hoy tendemos a reconocerle este valor, por lomismoquese fundaen motivoshumanos mucho ms establesy arraigados quetodaslas institucionesdel mundo.

    48. No queda resuelto el extremo. La solucin corres-ponde a los especialistas. A nosotros nos basta con sealaresta singularidad desconcertantey no tolerarla sin protesta.Sipertenecemosa lacastade los quese resignanano enten-der, ser mejor queno tratemos de Grecia. Porque Grecianuncapuso en dudael alcance de los instrumentoshumanospara todo aquello quenacicon el hombre.

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    II. LA ERA PRESOCRTICA O LA EXPLORACIN

    HACIALA CRTICA

    1. EL CUADRO, LA ERA, LA TRADICIN

    49. LAS REFERENCIASbiogrficasde laAntigedad, msqueen las fechas de nacimiento,insistenen laplenitud o Acm,lacualse sita generalmente hacialos cuarenta aos (~S52).La unidadde asuntonosllevara incluiren laera presocr-

    tica algunoshombresquede hecho se cruzaroncon Scratespor las calles de Atenas, peroqueno derivande l,u otrosquenacieron mstarde. Algo anteriores sonPrdico e Hi-pias, algo posterior es Tucdides. Todos, en su acm, co-rresponden a los mismos tiempos. Estapocaes elresultadodevarias ondas delespritucrtico. Enlaera presocrticanoslo cuentan los filsofos, sino tambin los retricos y losgramticos, los historiadores y hasta los mdicos. Nuestrainvestigacinlospresentabajoun ngulo limitado, ya vecessl los toca de pasada. Para losfilsofos, porejemplo, te-nemos que dar porconocido el sistema central, ariesgo deinvadir un terreno extrao. Algo semejante acontece con loshistoriadores. Y si prescindimos de los mdicosaunqueen el tratado Del Arte, del arte mdica, hay preceptos deaplicacingeneral a todaoperacin del criterio es porqueel famosoJuramentode Hipcratesles manda abstenersedetodo efectismo literarioy olvidar las citas de los poetas.

    50. Comprendemos, pues, en nuestrocuadro:1 Los filsofos presocrticos de las distintas escuelas:

    lajnica de Tales, Anaximadro, Anaxmenes, Herclito; laitlica de Pitgoras, relacionada con los rficos o extrava-gantes; laelata de Jenfanes, Parmnides y Zenn; laato-msticade Leucipo y Demcrito; la eclctica deEmpdoclesy Anaxgoras quienes, con Meliso, establecen hacia media-dos delsiglo y la solidaridad, o al menos larelacin regu-larentrelas lejanas escuelas.40

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    2~Lossofistas Gorgias y Protgoras, enquienes se apre-ciatambin estafusin de influencias, y dequienes derivangramticos y retricoscomoPrdico,Hipias, Polo.

    39 Loshistoriadores: Hecateo, Herdoto, Tucdides, que

    no slose unen al cortejoporaquel desvo de laretrica deque ya hemos tratado, y que vino a envolverlos como unorden ms de laelocuencia, sino porotras razonesms sus-tancialesqueluegoexplicaremos (~S27 y 119 yss.).

    51. Estas ondasdelpensamientocrtico se extienden so-bre unaanchuraaproximada queocupa el tercio central.delMediterrneo. Van desde los litorales del Asia Menor Mi-

    leto, Magnesia, Efeso, Colofn,Clazmene, Focea, cruzanlas islasde Samos y de Quos, luego laGrecia continental,llegan hasta Sicilia y subenpor el occidente de Italia. Elmovimiento partede los ncleos jnicos, una faja no mayorde unoscien kilmetros, hacia el siglo VI a. C. Por 546, elavancedel Imperio persa, quemediosiglo ms tardeha deprovocar laruina de la ilustreMileto, cuna de la filosofa,hacequelas legionesde maestrositinerantesse recojanhaciael sur de la Magna Grecia. Entre las guerrasprsicasy las

    guerras del Peloponeso, la Atenas de Pendes les ofrece unrefugio. Si laruina de Mileto,primer emporio intelectual,permiteel auge de Atenas, el nuevo Imperio atenienseper-mite la integracin de las filosofas nacidasfuera de Ate.nas, al Oriente y alOccidente. Al fin aparecenlas primerasfilosofas atenienses: Arquelao, Scrates y Platn. En esteir yvenir, se mantienehastacierto puntoel sabor jnico delosorgenes. Losemigradosvan suscitando a su paso nuevosbrotes, nuevas tendencias. El vaivn mezcla las corrientes.En ellas encontramos las primeras exploraciones hacia lacrtica.

    52. La crtica,en efecto, antesde especializarse,comien-za por ser patrimonio indeciso de los filsofos, en las cuali-dades y maneras que vamos a referir. La erade los preso-crticos es todavaunaeraconjetural. Su conocimiento nosllega en pedacera y desperdicios; slo lo alcanzamos me-

    diantelatradicin indirecta. Ellaasume cuatro formas:41

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    1 Lasreferenciasde los filsofos. En Platny enAris-tteles, por ejemplo, encontramos noticias sobre la antiguafilosofa. Platn revela aqu un sentido histrico raro enlaAntigedad. Aristteles violenta un poco las perspectivas

    envistade su propio sistema; suele tomar al pie de la letraalgunas humoradas de Platn, y es, en general, deficienteen sus referencias ala matemtica. Entre los estoicos, Cri-sipo; entre los escpticos,Sexto Emprico; entre los neopla-tnicos, Simplicio, se ocuparn de los viejos sistemas filo-sficos. A manera de tabla mnemnica, se recomiendan alestudianteciertos versos del ltimogranpoetalatino, Clau-diano, dirigidos al cnsul Flavio Manlio Teodoro, all porfines del siglo IV denuestra era.2~La doxografa. O exposicin de opiniones y doctri-

    nas, dequees ejemplo cierto tratado deTeofrasto sobre lasteoras fsicas, fuente demuchos resmenes posteriores (Seu-do-Plutarco, Estobeo, Ecio, Cicern) -

    3 Labiografa. O vidas defilsofos, gnero represen-tado por Digenes Laercio: anecdotario de escasa penetra-cin y por eso mismo, segn el punto de vista, tan indis-pensable como intil ~ 502). Se trata en verdad de unaobra colectiva, hecha con extractos de diversas fuentes, yslopor comodidaddeexpresinlaconsideramoscomo obraindividual.

    49 Lacronologa. Eratstenesde Cirene, Apolodoro, et-ctera. Loshitos cronolgicosse establecen porlaculmina-cin o acmdel filsofo,quearbitrariamente se fija en suscuarenta aos, o por sucesos histricos importantes: el eclip-se anunciado porTales, la toma de Sardis, la fundacindeuna ciudad, el acceso deun gobernante ilustre, etc. ~ 49).

    Entre los tipos anteriores, hay tipos intermedios, comolos doxgrafos bigrafos: Hiplito, Eusebio, etctera.

    53. Grave error serael prescindir deuna materia his-trica cuyanica constancia esla tradicin indirecta, y muysingularmente entratando de filosofa antigua. Pues vasecmo ha llegado ella al conocimiento de los modernos, mu-chas veces porvestigios desordenados. El socratismo tiene

    que reconstruirse sobre recuerdos. Poseemos prcticamente42

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    lamitad de la obrade Platn, sus dilogos pblicos y nosus lecciones acadmicas; la mitad inversa deAristteles, laparteescolar oesotrica muchoms que la popular oexot-rica~ 255 y 327); fragmentosde Epicuro; las EnadasdePlotino. Quedan las ruinas de la nueva Academia, del neo-pitagorismo, del antiguo y del medio Prtico, y aun de laescuelaepicrea; aunquelas cenizas de Herculanoconservanabundantes fragmentos, yaunqueLucreciose hasalvadoporexcepcin. Mejorsuertecupoalestoicismo con Sneca,Epic-teto y MarcoAurelio. Tampoco quedan mal losescpticos,gracias a Sexto Emprico; ni, gracias a Filn, los alejandri-nos. En todocaso, no seraposible, por ascetismo testimo-nial,borrarla tradicin indirecta. En cuantoa los filsofos

    presocrticos,se los recomponeporreflejosypormiembrosdesarticulados. Aun puede decirse que la libertad de inter-pretacin toleradapor este juego derompecabezas ha multi-plicado paradjicamente la influencia de tales filsofos.

    54.Digenes Laercio, en una de sus contadas ocurren-cias,dice queel progreso de lafilosofaes comparable alde la tragedia, la cual hapasado gradualmente de uno a

    dos y a trespersonajes. Que asimismo lafilosofase ocupal principio exclusivamente de la fsica; Zenn de Elealaensanch a la dialctica en sus inolvidables aporias (oaporeos, como quierePicatosteen suTecnicismo matern4-

    Lico, 1873); yScrates finalmente la condujohasta la mo-ral. El esquemaes algo sumario, yel desarrollode lafilo-sofa no hasido unasuma de asuntos,sino un crecimiento otransformacin. Perolaocurrenciade Laerciopuede provi-sionalmente aceptarse, aunquesea paramancharla tabla.

    2.FsiCoS Y SOFISTAS: SEMNTICOS Y ESTILSTICOS

    55. Veamos qu sentido adquiere lacrtica paralosfilso-fos. Distingamosaunaparteloscreadoresde sistemas me-tafsicosquevinieron a decirse fsicos (y as es preferiblellamarlos, puesto que la palabra filosofa no ha adquiridoansentidopreciso); y a otra, los maestros del razonamien-

    to,algoposteriores,quevinierona decirse sofistas. Este l-43

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    timo trmino no siempretuvo el sentidopeyorativo quehoyleasignamos. Alo quehoy solemos llamar sofsticase lla-maba entonces erstica ~ 2). La fsica aparece antes quela sofstica. Aqulla es un dogma; sta, unaduda, ms o

    menos eclctica, mso menos escptica. En aqullapredo-mina la cosmologa; en sta, la antropologa. Respecto acrticaliteraria,los fsicosse desinteresandetoda considera-cinformal oesttica,materialo lingstica. Ellosatiendenalespritu delapoesa, pero, si vale decirlo, encuanto a sucontenido o asunto extrapotico, no en cuanto ala intencinliteraria. Los sofistas, en cambio, atendern preferentemen-te a las figuras del discurso y a la forma de la expresin.Losfsicosson, a sumanera, semnticos;los sofistas sern,a

    sumanera,estilsticos. Porsupuestoquealgn fsico se ocupasecundariamente en cosas de retrica y gramticams pro-pias de lossofistas, y ms de un sofista se atreve tambincon el sistema del mundo. En el primer caso, los temasformales slosirven como apoyo de ladoctrina. Enel segun-do,el sofista slose distinguedelfsico en serms pedagogoque creador (~S81).

    3. Los FSICOS: EXGESIS RACIONALISTA Y EXGESIS ALEGRICA

    56. El nio Goethe se sorprende de que la religin y lafilosofa sean objeto de estudios separados, porque ambascosas leparecenteneren elpoema su lugarnatural. En laedad de los aedos y rapsodas, el pensamientoanda disueltoen las aguas madresde lapoesa. Conforme adelantan lasrecopilaciones dePisstratos,obrala levigacinpordensidadde sustancias. La filosofase separa de la epopeya, lateogona se hace cosmologa.Procesoderegularidad tanadmira-ble que, como Egger observaba, ms parece una invencindel espritu queno un acaso de lahistoria. El conocimiento,en un saltoaudaz, estimuladopor su mismainexperiencia yantes decanalizaren las varias disciplinas cientficas, inten-ta una representacin del universo fundada en tramas deprejuicios. Al contrastar larealidad, lareduce a lamateria,la forma, el movimiento; ala fsica en suma, aunque no

    llega todava antes de ios atomistas a la nocin clara44

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    delespacio; y busca algnagentenico que ser la esenciadivina, ya reduciendo a uno los antiguos elementos de aire,agua, tierra y fuego quedespusresucitar la doctrina deEmpdocles, ya sustituyndolos por algn otro principio

    como el infinito. Pero ntese que lamateria de los preso-crticos es mucho ms que la materia de nuestra fsica,muchoms queesta materiaestable evocada anpor la pa-labra madera. Aquella madera todava es rbol, notronco muerto: crece,se transforma, a vecesse lallama vir-tud, y hasta se la considera como una mente corpreaaunque sutil. Yen cuanto aloselementos mismos, desig-nadoscon un trmino no comprometedorqueequivaleale-tras del alfabeto, ya los considera Empdocles como ra-ces, ya Anaxgoras como semillas. Nunca es cabal eltrasiego de aquellas palabras dentro de los moldes rnoder-nos: hay que interpretary no meramente traducir.

    57. Ahora bien: los griegos nunca poseyeron una castasacerdotal quedefiniera los dogmas, lo queacaso se debealairrupcin de los nrdicos aqueos, y lo quevino a facili-tar el nacimiento de la ciencia (~S63). En los albores, la

    poesa es testimonio eminente de su pensamiento religioso.Se comenzar, pues,por investigar en la poesa el conceptode lo divino. A este fin, losviejos de Grecia, como lesllama Claudiano,usarn de dos procedimientos: lainterpre-tacin racionalistay lainterpretacin alegrica. Tales pro-cedimientoscorresponden ados actitudes del debatereligio-so sobre la poesa. Examinemos el carcter formal desemejantes actitudes,y luego lo queellas significan.

    58. La exgesis racionalista usa del texto como meropretexto, como ejemplo de un modo de pensar, para sacarde ahconclusionesfilosficas. La alegora escudriaelsen-tido oculto detrs de los textos, y llega a conclusiones desimbologa potica. La primera aprovecha laliteratura ensu funcin ancilar, por las nociones extraliterarias que ellaacarrea. La segunda anuncia ya intenciones crticas ms au-tnticas, aunqueen tanteos extravagantesydesorbitados,corno

    todo mtodo quese busca.45

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    59. Ambos tipos de exgesis sern de larga consecuen-cia. An pueden apreciarse efectos de la exgesis raciona-lista en la escuela derivada de Taine, donde la literaturasirve paraconstruir teoras sobreeldesarrollo de las civili-

    zaciones y sobre la fisonomade las culturas. An puedenapreciarse efectos de la exgesis alegrica en los descifra-mientos antropolgicos de la poesa: un crtico actual noshace saber que el tema del nio expsito, en las comediasdeMenandro, no es ms que la representacin primitiva delAo Nuevo; otro, que el Tersitesde la Ilada, feo, cojo, yodioso, no es ms que el frmacos o chivo expiatorio de losantiguos sacrificios rituales; otro, queel giganteBriareode

    los muchosbrazos no es otracosaque el primerbarco decin-cuenta remos.Bastaun instantedemeditacinpara percatar-se de queelcamino racionalista conducealas perspectivastnicas, a la psicologa de los pueblos Gobineau, Fouil.le, Frobenius, Spengler, Keyserling, fomenta lo que sellama desde Max Scheler la sociologa del saber, y acasolleva hacia aquella nocin de la psicologa de la historiaentrevistapor Dilthey. El camino alegrico, por su parte,orientado ya porotras ciencias, conduceprimeroal examen

    lombrosiano, criminolgico, y luego al psicoanaltico deFreud, aplicados ambos a la literatura. En suma: de loracional alo sociolgico; de lo alegrico, a lo psicolgicoy parapsicolgico.

    4. SENTIDO DEL DEBATE MITOLGICO

    60. Hemos dicho queambos tiposde exgesisparten de dos

    actitudesen lainvestigacin del testimonio religioso aporta-do por la poesa. Qu significado, qu alcance tiene se-mejante investigacin? Difcil asunto, queaquslo puedeserligeramenteesbozado.

    61. Los ltimos tratadistas nos convidan arevisar, alaluz de nuevas concepciones, la nocin estereotipada delpaganismo. El hombrepaganoes prehelnico;* es labestia

    *

    E l trmino prehelnico tiene aquun valor provisional. LaGrecia he-lnica, la quefund laciencia, no deriva delas invasiones nrdicas, aunque

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    no regenerada,cohibida y azuzada an por los terrores ani-males. Grecia,aunquetodava transporta resabios de barba-rie, representa un esfuerzo progresivo para depurar lo hu-mano en elhombre, para llegaral hombre clsico,mediante

    una decantacin gradual que lo purgue de las cenagosashecesprimitivas. Quisesugerirlo as en elagno disputade mi Ifigenia cruel, y quise tambin figurar con Orestesalgriegoeducadoen ladeclamaciny laelocuencia,cuandopide ala sacerdotisa que ledesateo devuelva las manosafin de poder contar su historia.* Grecia es despagani-zante, y lo que reclama alo largo de su vida es, igual-mente, desatarse el espritu parapoder raciocinar libre deligmenes inhumanos o antehumanos.

    62. Puesbien: desde que el pensamiento griego cobraconciencia de s mismo,abreun debatemitolgico, demues-tra un desvo del politesmo popular que encontr en sucuna: Hracles ahoga las serpientes. Aquella burda ex-presin del sentido religiosono lecontenta. Aun. antes deaparecer los primeros sistemas, ya Soln y Teognis plan-tean el problema del Olimpo homrico. La inquietante in-

    terrogacin se escucha entre los ardores lricos de Pndaro,aquel sublime cantor deca Voltaire de los cocherosgriegos y de las peleas a bofetadas.

    63. Los filsofos, a partir de Tales (primero de quetenemosnoticia), sonhostiles a la mitologa, y todalafilo-sofa ulterior huele, como el vino, al odre en que estuvoguardada. Si la filosofa griega ha podido fundar la cien-cia, es porhaber tomado elrumbo del pensamiento secular(~S57). Silosviejos filsofosllamandioses a sus sustan-cias primasy a sus otros mundos, la palabra dios haperdido ya sucontenido religioso, en el concepto deadora-cin o deculto. La historia dela mentegriegaes lapropia

    stas hayan representado una provechosa perturbacin, sino que se asientaenel fondo autctono de la civilizacin egea. No son los aqueos blancos yrubios, sino los morenos mediterrneos quienes descubren para el mundo elsentido cientfico y elsentido clsico.

    * [Cf. A. R.,1/igenia cruel, V: Oye, sacerdotisa: devulveme las manos,/porque no s contarsin libertad mi historia (O. C., X,p. 337). E.M. S.l

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    historia de una crisis, de un trnsito entre dos extremos.Como es natural, el pueblo retarda con respecto a la es-cuela, el agro con respecto a la Polis. Los ncleos quedeterminaronel sentidode lavidagriega son, en mitad de

    un mundo todava confuso,como guarniciones acuarteladasentrelos muros de sus ciudades o entre las costas de susislas. El muro dice Murray es a la sociedad lo queel escudo alciudadano armado. Sino me equivoco, as de-ben entenderse los muros de que nos hablan los lricos yHerclito. Por lo dems, los filsofos no necesitan ir le-

    jos para combatir el Olimpo. En las propias tradicionesprehomricas hay un fondo de creenciasanteriores a laela-

    boracin olmpica, informes y naturalistas, que por esomismo pueden prestarse a una nueva fecundacin filos-fica. Los fsicos las traducen hacia la ciencia. Losrficos,aunque corrigindolas, las conservan en su temperatura re-ligiosa. Los pitagricos alternan durante algn tiempo elmisterio yla investigacin.

    64. Porqu,entonces, laliteratura,la expresinescritaen generalno digamos ya las costumbres del hablaprc-

    tica conserva las denominaciones tradicionales de la mi-tologa? No se trata de una mera rutina verbal impuestapor los poetas, no. Desde luego, la mitologa ofrece sm-bolosde imperecedera belleza,cuyo solo encanto justificarasu cariosa conservacin. Pero hay ms: el Olimpo hom-rico es, corno dice Herdoto, una composicin potica.En ellaentran elementos pelsgicosdel animismo primitivo;elementos extranjeros importados de Libia, Egipto, Siria y

    el Asia Menor en general; y finalmente, tras algunos mile-nios de esta lenta fusin, elementos trados por ios inmi-grantes (T el Norte. De todo ello, como explica Jane EllenHarrison, surgeuna creacin poticams biendirigida a lafantasa queno ala fe. La mitologa es msla invencindel poetaqueno el dogma del sacerdote, y no habra paraqu abandonarla porrazones extrapoticas. Homero mismodistingue lo quecree de lo que fabrica: habla con respetode ios dioses en cuanto le aparecen como esenciasmeteri-

    cas y principios de lanaturaleza, del todo aceptables para48

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    El que quiere pertenecer a lanobleza dice Schwartzha de probar que desciende de un dios. Los rboles ge-nealgicos son los culpables de quela leyendagriega esttan llena de amoros entre los Olmpicos. Hay un inters

    de Estado que liga las cosas de la tierra conel revolca-dero de dioses. El auge de la democraciaacaba con las.estirpes divinas yreduce aquellas historias afrvolos galan-teos. Pero ya las tales historias quedan incorporadasen laimaginacin popular. Por lo mismo queyano se las tomaenserio, se las deja correr, comose deja andar por la calleal quehablasolo.

    68. Finalmente,el teatro,que serlaformaliteraria msimportante durantealgunos siglos, hanacido de celebracio-nes rituales y harecibido ala vez la materia pica en suseno. Lamitologay laleyenda informan susr,y el antro-pomorfismo es su mecnica indispensable. El teatro solo sebasta paraperpetuar, junto al sentimiento abstracto de lodivino, laescenografa olmpicay heroica,la expresindeldiosatravsde historiasy pasiones humanas.

    69. Conviene, sin embargo, advertirque el teatro operasobre los entes religiosos, no prolongando o continuandoelsentimiento olmpicode los poemashomricos,sino msbienretrocediendo hacia elfondopopular,prehomricoy pelsgi-co; hacia las divinidades antehumanas, pavorosas, desmesu-radasyprofundamente mezcladas con lascosascsmicas. Deotrasuerteno hubiera nacidolatragedia. El antropomorfis-mo homrico, directamente trasladado al teatro, fcilmente

    hubieradadoperasbufas a la manera de Offenbach.. Poreso es falso elesquema genticode Aristteles (~S217, 403,415-2v,429-431). En losversos de Esquilo, la metamorfo-sis y la exasperacin de [o al verse convertida en vaca sonsmbolo deunaevolucinquevarealizando susfinespor en-cimade losdolores individuales. Ante elescepticismojnicoquebrota de las interpretaciones de la obra de Homero, yponea unlado lacreencia vagopantesmo muy parecidoalatesmo y aotrolaespeculacin cientfica bifurcacin

    de queslo encontraremos lasntesisen Pitgoras,la tra-50

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    gedia ateniense acude con un nuevo enriquecimiento delsentidomstico. Laenerga del mundo vienede lejos, cruzay sacudeun instantela forma humana, y luego continasucamino.

    5. LA ACUSACIN RACIONALISTA Y LADEFENSA ALEGRICA

    70. Sepamosahora cmoobran sobreeste debatemitolgicoelataquede larazny el ataquede laalegora. La exgesisracionalista se limita arechazar de plano el antropomorfis-mo, quellega atachar de blasfemo. Laexgesis alegrica,acertada en el fondo aunque azarosaen los medios, se es-

    fuerza por defender el punto, atribuyendo a la poesa unsentidode convenciny hasta deacertijo. En este dilogose reflejan los compromisos y las transiciones entre lo queOtto llama dioses numnicos, los metericosy los propia-mente mitolgicosoantropomrficos.

    71. Pero no hay que figurarse estedebatecomouna dis-cusinrigurosa. Fijadas las intenciones,el buensentido se

    permite toleranciasy elasticidades; promiscua sin miedolosargumentos y ios hbitosde lenguaje adquiridos. Jenfanesy Parmnides, aunqueadversarios de la mitologa homri-ca, eran filsofos queescribanen versoy fcilmente caanen las formas simblicas de lapoesa. Aqul hasta era talvez rapsoda. ]~stese atrevea ofrecer sus meditaciones comouna inspiracinde las musas. Empdocles, ms tarde, en-cuentra para la musa una invocacin que Victor Hugo oBaudelairehubieran envidiado:

    Virgende brazosblancoscargada de memorias. -.

    Nada de cobardepuritanismo. La lucha es leal y comienzaporconceder lo suyo alaesttica,y hasta usade sus recur-sos. Los racionalistas no se hacen desentendidos de lo quelapoesa significa como smbolo. Tales,el unitario delagua,hadicho que elaire est lleno de dioses. Pitgoras, elcaballero delnmero, aadir: lleno de almas, alas quese suele denominar hroes o demonios. Herclito no se

    5].

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    asustade llamarle Ares a laguerra. Los racionalistasnorechazan el lenguaje homrico si lo encuentran til: ascuando el viejo poeta habla de los elementos. Algn fil-sofo usar indistintamente de las dos armas exegticas, la

    racionalistay laalegrica. Anaximandro (que nosha deja-do elprimer libro griego conilustraciones, un mapa) ,.cohe-rente en suteora de ladescendenciaanimal,es racionalistacuandoniega ala mitologa lasbitaaparicin delhombre,y alegricocuandoexplica,segn aseguraJenofonte, los se-cretos de Homero. Por su parte, el historiador Helnicoselanzaaconstruirunamitologamsfantstica quetodaslasmitologas oficiales. Lo cual muestra