La Crisis 1974-1980

download La Crisis 1974-1980

of 86

description

Un análisis exhaustivo de la crisis de 1974 que rastrea sus inicios, expone sus consecuencias y prevé la aparición de una nueva recesión en el 80.

Transcript of La Crisis 1974-1980

  • Unidad 2 Mandel, Ernest. XVI y XX- XXIII.

    La crisis 1974-1980. Mxico Era 1977. Captulos 1-IX, XII-, ' 1 1

    1 LA PRIMERA RECESION GENERALIZADA DE LA ECONOMIA CAPITALISTA INTERNACIONAL DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

    En 1974 y 1975, la economa capitalista internacional ex-periment su primera recesin generalizada desde la se-gunda guerra mundial. Fue la primera recesin que afec-t simultneamente a todas las grandes potencias impe-rialistas. Si bien sorprendi a todos aquellos que, en los medios burgueses y pequeoburgueses as como en el seno del movimiento obrero, tenan fe en las afirmacio-nes segn las cuales los gobiernos del capital seran capa-ces en adelante de "controlar el ciclo" ,t nosotros la ha-bamos previsto y anunciado casi con la fecha exacta. 2

    La recesin generalizada de la posguerra fue la ms grave precisamente porque fue general. La desincroniza-cin del ciclo industrial en el periodo 1948-1968 haba re-ducido la amplitud de las recesiones. Una cada de la produccin y de la demanda internas de los pases afec-tados por una recesin (por ejemplo Estados Unidos en 1900, Japn en 1965 o Alemania occidental en 1966-1967) se compensaba cada vez por una expansin de las exportaciones hacia los pases que se libraban de la cri-sis. Esta vez, por el contrario, la sincronizacin interna-cional de los movimientos coyunturales en los principa-les pases imperialistas amplific el movimiento de retro-ceso de la actividad econmica.

    La evolucin de la coyuntura germano-occidental nos brinda un buen ejemplo. La recesin se inici en el se-gundo trimestre Cfe 1974, con un primer trimestre marca-do por una baja absoluta del PNB (producto nacional bruto) del orden de un 0.5% aproximadamente. Pero hay que recalcar que, ya en el primer trimestre, la tasa de ere-

    12

    1 1

    1

    cimiento del PNB haba cado a un 1%, mientras que las exportaciones seguan en alza en un 9.5%. Por lo tanto, se puede decir sin temor a equivocarse que el manteni-miento de una fuerte expansin de las exportaciones germano-occidentales retras por lo menos un trimestre la iniciacin de la recesin en este pas. Durante dos tri-mestres sucesivos, el segundo y el tercer trimestres de 1974, las exportaciones germano-occidentales dejron de aumentar. Pero tampoco sufrieron un retroceso. Se estancaron. Como el PNB disminuy un 0.5% durante cada uno de esos dos trimestres, cabe concluir que el mantenimiento de las .exportaciones germano-occiden-tales a su nivel mximo fren la recesin y la confin en lmites estrechos. Sin embargo, en el cuarto trimes-tre de 1974 y en el primer trimestre de 1975, las expor-taciones germano-occidentales disminuyeron respecti-vamente un 3.5% y un 8.5%, debido al efecto evidente de la recesin internacional de la economa capitalista. A causa de esto, la recesin se amplific en la RFA. El PNB disminuy un 2% y un 2.5% respectivamente du-rante esos dos trimestres. La insercin cada vez ms pro-funda de la economa germano-occidental en la econo~ ma internacional, que haba permitido limitar tambin la recesin en 1974, y que haba llevado al canciller Hel-mut Schmidt a afirmar imprudentemente ante el congre-so del sindicato de los obreros metalrgicos en septiem-bre de 1974: "Casi resulta embarazoso observar hasta qu punto nuestra economa se encuentra bien compara-da con la economa internacional", se volva fatal desde fines de 1974. Esta vez, empeor la amplitud de la crisis en vez de atenuarla. 3

    Sin embargo, la sincronizacin Internacional del ciclo industrial no es fortuita. Se debe a transformaciones econmicas ms profundas que se produjeron durante el largo periodo de expansin que la precedi; es de cierto modo su consecuencia ineluctable. '

    Esta expansin haba dado un potente impulso a un nuevo desarrollo de las fuerzas productivas, a una nueva

    13

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

  • revolucin tecnolgica. De ello result una nueva pro-gresin de la concentracin de los capitales y de la nter-nacionalizacin de la produccin, ya que las fuerzas pro-ductivas rebasaron cada vez ms los lmites del Estado burgus nacional (tendencia que empez a manifestarse a principios del siglo, pero que se amplific considera-blemente desde 1948). La divisin internacional del tra-bajo en el seno del conjunto de los pases imperialistas se diversific muchsimo. Desde el punto de vista de la organizacin del capital -de lo que Marx llama "el capi-tal en funciones"- esto se traduce por el auge de firmas 'transnacionales que producen plusvala simultneamen-te en varios pases. Semejantes firmas funcionaron en el comienzo de la era imperialista esencialmente en el sec-tor de las materias primas. Su esfera de actividad se ex-tiende hoy da a casi todos los sectores de la industria de' transformacin propiamente dicha. La internacionaliza-cin de la produccin que, en el rgimen capitalista, toma necesariamente la forma de una concentracin y de una centralizacin internacionales del capital cada vez ms avanzadas, contrarresta cada vez ms los intentos de los Estados imperialistas "nacionales" de aplicar con xito una poltica anticclica cuyo alcance sigue limitn-dose, en lo esencial, a las fronteras nacionales. 4

    La principal tcnica utilizada por los gobiernos bur-gueses para tratar de "controlar" el ciclo, despus de 1945, fue la poltica de expnsin y de contraccin suce-sivas del crdito, o sea los documentos cobrables y de la masa monetaria en su conjunto (de la "demanda glo-bal"). Por tanto, la principal tcnica para moderar la amplitud de las crisis peridicas de sobreproduccin desde hace veinticinco aos consisti en la expansin del crdito y la expansin monetaria (se trataba por supues-to de esfuerzos por reducir la amplitud de las crisis y no por impedir su aparicin, de lo cual son tan incapaces como en el pasado). La principal caracterstica de la lar-ga fase de expansin de la posguerra, desde el punto de. vista del funcionamiento de conjunto de la economa ca-14

    pitalista internacional, fue, pues, la aparicin de ciclos de crdito parcialmente autnomos con respecto al ciclo in-dustrial y que procuraban "compensarlo". Pero como el Estado, el banco central y la moneda capitalista siguen siendo nacionales, estos ciclos de crdito fueron tambin "nacionales", y levemente desincronizados en el plano internacional. Cada gobierno imperialista pudo aplicar "su" poltica de crdito, relacionada de manera "flexi-ble" con las fluctuaciones del mercado mundial a travs de las fluctuaciones de las balanzas de pago nacionales.

    Pero las tcnicas anticrisis eran y siguen siendo fun-damentalmente inflacionarias. A la larga, la aplicacin repetida de una poltica de expansin monetaria cada cinco o seis aos deba desembocar en una aceleracin universal de la inflacin. A partir del momento en que la inflacin se acelera en todos los pases imperialistas y desemboca en el derrumbe del sistema monetario inter-nacional, simbolizado por la proclamacin de la incon-vertibilidad del dlar respecto al oro, todos los gobiernos imperialistas se vieron obligados a aplicar simultnea-mente una poltica antinflacionaria, aunque slo fuese bajo la presin de la competencia: de ah un nuevo impul-so a la sincronizacin internacional del ciclo industrial.

    Por ltimo, precisamente en la medida en que la larga fase de expansin de la posguerra tocaba a su fin, en que los principales motores de la expansin empezaron a agotarse, en que el crecimiento de la produccin a largo plazo iba a moderarse, las contradicciones de la econo-ma capitalista se agravaron, a la vez dentro de cada pas imperialista y entre stos, as como entre ellos y los pa-ses semicoloniales o dependientes. Las fases de boom haban de acortarse (la de 1972-1973 fue en amplia medi-da especulativa), mientras que las fases de estancamien-to, aun de recesin, se alargaron, lo cual facilit eviden-temente la sincronizacin internacional del ciclo. Las re-cesiones que slo duran seis meses se sobrellevarn me-nos fcilmente en numerosos pases que las recesiones que duran dos aos.

    15

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

    AmilcarRectangle

    AmilcarHighlight

  • As la recesin generalizada expresa de modo sinttico la inversin de la "larga onda expansiva" (que empez en Estados Unidos en 1940; en Europa occidental y en Japn en 1948 y dur hasta finales de los aos 1960). Ha-bamos predicho esta inversin desde 1964 y le dedica-mos nuestro libro El capitalismo tardo. 5 La nueva "onda larga" se caracteriza por una tasa de crecimiento prome-dio a largo plazo sin duda inferior a la mitad de la tasa de los aos cincuenta y sesenta. La fiebre expansiva de estos dos decenios tardar en volver a manifestarse.

    Simbolizado por mayo del 68 en Francia, por el "ma-yo reptante" en Italia, por el proceso revolucionario portugus de 1974-1975, por el desarrollo espectacular de las luchas obreras en Gran Bretaa y en Espaa -fe-nmenos que tarde o temprano se extendern a la RFA, a Japn y a Estados Unidos-, lo que sobresale ante todo es una crisis social del conjunto de la sociedad burguesa, una crisis de las relaciones de produccin capitalistas y de todas las relaciones sociales burguesas, que se imbrica con la disminucin duradera del crecimiento econmico capitalista, acenta y agrava los efectos de las fluctuacio-nes coyunturales de la economa, y recibe a su vez nue-vos estmulos de estas fluctuaciones.

    16

    11 LA AMPLITUD DE LA RECESION 1974-1975

    En 1975, la produccin industrial y el producto nacio-nal bruto eran inferiores a los del ao anterior en to-dos los grandes pases imperialistas. El cuadro 1 ilustra la amplitud del retroceso de la produccin industrial entre la "cspide" del boom y el punto ms bajo de la recesin.

    Resulta sorprendente observar el desfase entre la re-duccin de la produccin industrial, mucho ms modes-ta que durante la gran crisis de 1929-1932, y la amplitud muy considerable del desempleo provocado por la rece-sin de 1974-1975, que alcanza en promedio -con dife-rencias a veces importantes de un pas a otro, siendo la RF A la gran excepcin- la mitad del desempleo de la gran crisis. Ya en la recesin de 1969-1971, se_ contaba diez millones de desempleados en el conjunto de los pa-ses imperialistas. Durante el invierno de 1975-1976, cuando el desempleo alcanz su punto culminante, el nmero total de desempleados oficialmente reconocidos en el conjunto de los pases imperialistas se aproximaba a los diecisiete millones (cuadro 11).

    El hecho de que el desempleo sea mucho ms impor-tante que la disminucin de la produccin se explica esencialmente por dos factores: . e La actividad industrial de los pases imperialistas

    sigue estando muy marcada por la tercera revolucin tecnolgic, es decir por la introduccin de las tcnicas de produccin semiautomticas y automticas. De ello resulta un rpido aumento de la productividad fsica del trabajo, sobre todo en Europa capitalista y en Japn

    17

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

    AmilcarHighlight

  • [ i

    \

    18

    """:O';oooc;-.o-o.r,r---,......o v-.oo-.-MOo.n_;r-:voo

    - --- N-I 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

    {::::'O!f"Mt""')-.:ti"")V'V;-'V-.::t-.::t r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-

    0\o-,o-,o-o-.o-.o-.0'\0\0"10"10"1

    E E E E E E E E E ~ E E 5 5 e: ,:: c ;: ;:::: _,:: ::E:: e

    ...........................................

    o ~ o ~ o o ~ ~ ~ o o v_vv~vN~~~NN

    Cuadro II. Mximo del desempleo durante la recesin de 1974-75

    Nmero de Pas Fecha desempleados

    Estados Unidos 4o. trimestre 1975 7 912 000 Gran Bretaa 3er. trimestre 1976 1 319 000 Japn 4o. trimestre 1975 1 178 000 Italia 3er. trimestre 1976 1 145 000 RFA 4o. trimestre 1975 1 141 000 Francia 3er. trimestre 1976 1 036 000 Espaa 4o. trimestre 1976 800 000 Canad 4o. trimestre 1975 724 000 Australia 4o. trimestre 1975 297 000 Blgica 3er. trimestre 1976 292 000 Holanda 4o. trimestre 1975 211 000 Dinamarca 4o. trimestre 1975 111000 Otros pases imperialistas 4o. trimestre 1975 600 000

    Fuentes: Para el4o. trimestre de 1975: Naciones Unidas. "Supplment a l'tude sur l'conomie mondiale, 1975"; para el 3er. trimestre de 1976: Financia/ Times, 25 de octubre de 1976, y Eurostat, CEE; para Es-paa: estadsticas espaolas.

    (en Estados Unidos ya se haba producido el mismo fe-nmeno durante una fase coyuntural anterior. Las fuen-tes de aumento de la productividad comenzaron incluso a agotarse, salvo en algunas ramas industriales como la siderurgia, la construccin de automviles y la construc-cin naval, afectados por un gran retraso con respecto a la avanzada productividad en Europa occidental y Ja-pn). Ahora bien, si la productividad aumenta un 5 %al ao, se necesita un aumento .de la produccin de la mis-ma amplitud para mantener el volumen del empleo pro-' ductivo, quedando el resto igual. Con un aumento de la poblacin activa de un 1% al ao, an seguir haciendo falta un aumento de la produccin de un 6%. Un descen-so de la produccin de un 2%, acompaado de un au-mento de la productividad fsica de un 4% y de un creci-miento de la poblacin activa de un 0.5%, provocara

    19

  • ~ f i : . ;

    1 1

    1 j

    una disminucin del empleo de aproximadamente un 6.5% en la industria.

    e Para reconstituir el ejrcito industrial de reserva durante el largo periodo de expansin de la posguerra el 1 capit.al haba incorporado a la masa de los asalariados efectivos o. potenciales a un gran nmero de mujeres ca-sadas, de Jvenes y de trabajadores inmigrados proce-~entes de pases menos industrializados. Estas catego-nas estab~~ por lo general, mal pagadas, acantonadas en las act.IVIdades no ealificadas y o insalubres, utiliza-das mar~malmente, y por tanto aptas para ser expulsa-das masivamente del proceso de produccin en cuanto sobrevena un cambio brusco de la coyunt~ra. No es nada sorprendente, pues, el hecho de que esta expulsin se haya.J?roducido efectivamente en gran escala durante la receswn de 1974-1975. Adems, esto provoc tasas de desempl~o mucho ms elevadas en esos tres sectores del proletanado que entre los obreros y empleados masculi-nos, adultos, autctonos y padres de familia ...

    El hecho de que, a principios de la recesin de 197 4-1975~ .la inflacin, lejos dereabsorberse con la sobrepro-duccwn, por el contrario se haya acelerado en numero-sos P.~ses, agrav indiscutiblemente los efectos de esta receswn.

    ~nefecto, un alza importante del costo de la vida que C~)ln.cide con la brus~~ aparicin del desempleo masivo sigmfica. una reduccwn del poder adquisitivo ms que proporcwnal con respecto a la reduccin del empleo (salvo si las prestaciones de desempleo aumentan ms que el.costo de la v.id~, lo cual casi nunca ha sucedido). Adema~, el m.~ntemmiento o aun la acentuacin de una tasa de Inflacwn considerable incrementa la presin so-~re todos ~os g~biernos para que lleven a cabo una pol-t!~a defla.ci~n.ana~ ~n.el momento mismo en que una po-htica anticnsis. exigma u~~ expansin del crdito y de la masa mo~etana.La preswn en este sentido fue tan fuer-te, ~or pnmera vez desde la crisis de 1929-33, que ningn gobierno de un gran pas imperialista se ha atrevido a 20

    aplicar medidas de poltica anticclica a gran escala des-de el principio de la recesin. Solamente algunos peque-os pases imperialistas, que disponen de mrgenes de maniobra o de reservas excepcionales -esencialmente Suecia, Austria y Noruega- optaron una vez ms por esta solucin: Austria y Noruega con cierto xito, mien-tras que Suecia slo logr retardar mas no impedir la contraccin marcada de la actividad productiva.

    Cuadro 111. Tasa de alza del costo de la vida en los principales pases imperialistas

    1 er. semestre de /975

    1973 1974 (ritmo anuat) Pa.5 % % %

    Estados Unidos + 6.2 + 11.0 + 12.8 RFA + 6.9 + 7.0 + 6.0 Japn + 19.1 + 21.9 + 14.1 Francia + 7.3 + 13.7 + 9.5 Gran Bretaa + 9.1 + 16.1 + 23.5' Italia + 10.8 + 21.9 + 14.1 Blgica + 7.0 + 12.7 + 15.3

    Fuente: OCDE. 1 Promedio diez meses, 197 5.

    Si el costo de la vida aumenta considerablemente, pese a la existencia de importantes reservas de mercancas no vendidas, y de importantes capacidades de produccin sobrantes en las fbricas del sector de bienes de consu-mo, esto se explica fundamentalmente por el control de los precios por los grandes monopolios de dicho sector. Estos ltimos pueden hasta cierto punto suprimir la competencia en los precios, e incluso aumentarlos en caso de descenso de la tasa de utilizacin de su capacidad productiva, a fin de compensar as el alza de los costos fi-jos por unidad producida resultante de malbaratar y de

    21

  • 1!! subutilizacin de la capacidad instalada. Los mono-polios logran as mantener sus mrgenes de beneficio y evitar un descenso demasiado catastrfico de la tasa de ganancia. Pero slo pueden lograr este propsito con la complicidad de lo~ gobiernos, de los bancos centrales y del Sistema bancano en su conjunto, que siguen inflando la masa monetaria en funcin de las necesidades de los monopolios, pese a todas las grandes promesas referen-tes a "la prioridad que se ha de otorgar a la lucha contra la inflacin".

    En el capitalismo de libre competencia -o en un siste-ma de patrn oro puro- es evidente que semejantes tc-

    n~cas .no seran I?osibles (por lo dems son posibles hoy d1a solo hasta c1erto punto, y no de manera ilimitada aun en el reino d~ los monopolios. A la larga, la ley dei valor acaba por imponerse. Volveremos ms adelante so-b.re ~s.te important~ aspecto del problema). Pero esto no s1gmflca que la cns1s de sobreproduccin haya sido menos profunda o de menor duracin a consecuencia de una f::ada general de los precios. Las crisis de 1920-1921 y de

    1929~ 1933, ambas marcadas por importantes cadas de los precios, demuestran lo contrario. La tasa de desem-pleo, en la edad de oro del capitalismo, sin intervencin del Estado, fue mucho ms importante que hoy da. En

    Es~ados Unidos. se registraron las tasas de desempleo si-gmentes (en% de la poblacin civil activa) antes de 1914: 1890: 4%; 1891: 5.4%; 1892:3%1893: 11.7%; 1894:18.4% (!); 1895: 13.7%; 1896: 14.4%; 1897: 14.5%; 1898: 12.4%; 1899: 6.5%; 1900: 5.0%; 1901: 4%; 1902: 3.7%; 1903: 3.9%; 1904: 5.4%; 1905: 4.3%; 1906: 1.7%; 1907: 2.8%; 1908: 8%; 1909: 5.1%; 1910: 5.9%; 1911: 6.7%; 1912: 4.6%; 1913: 4.3%; 1914: 7.9%.7

    Aadamos que una desincronizacin entre el ciclo in-dustrial y e.l ciclo de los excedentes agrcolas tuvo por consecuencia la acentuacin del movimiento de infla-cin en 1973-1974, aos marcados por una profunda ca-da de.las reservas mundiales de cereales y, por tanto, de alzas 1m portantes de los precios de los productos alimen-

    22

    ticios. Volveremos sobre este punto en el captulo XX. Los apologistas del sistema burgus slo pueden negar

    la gravedad de la crisis que afecta la economa capitalist.a internacional sobrestimando sistemticamente la ampli-tud de la recesin e incluso escamoteando los hechos. Es el caso, en particular, de un equipo de economistas neo li-berales dirigido por los profesores Emil Claassen y Pas-cal Salin, dentro del cual encontramos eminencias como el premio Nobel Milton Friedman y el profesor Jacques

    1' Rueff. Escriben framente: "Por lo general, una gran de-

    presin puede definirse por dos elementos. Por una par-

    1 te, el producto nacional bruto debe disminuir en un 3 a 5% [sic] y esto durante varios a~os: en 1974-197~ . para

    t Estados Unidos, slo se ha registrado una receswn, es t decir, una baja del producto nacional bruto durante por 1 lo menos dos trimestres" .8 E insisten machaconamente r en el hecho de que no habra habido retroceso del comer-

    cio mundial (de las exportaciones) en 1974-1975.

    \

    23

  • III LA CONTRACCION DEL COMERCIO MUNDIAL

    ~ur~nte veinte aos, las exportaciones de los pases ca-P.I~ah~tas au~entaron ms rpidamente que la produc-cwn mdustnal. Esta tendencia fue particularmente in-tensa en los pases imperialistas propiamente dichos. De 1953 a 1963, el volumen de la produccin industrial de lo~ pases capitalistas se haba incrementado en un 62%, mientras que sus exportaciones haban aumentado un 82%. De 1963 a 1972, su produccin industrial se haba

    incr~mentado en un 65%, mientras que las exportaciones hab1an a~~~ntado 111%. Pero en 1975, por vez primera desde el IniCIO de la larga fase de expansin econmica de la posguerra, el volumen de las exportaciones dismi-nuy?. La OCDE evala este retroceso en un 7% para el-

    conJun~o ~e} comercio J?Undial (incluso el de los pases no capitalistas), lo que Implica una tasa de contraccin ms marcada an para el comercio internacional de los pases capitalistas nicamente, ya que los intercambios entre pa.ses no capitalistas siguieron aumentando.

    Por Cierto, la contraccin del comercio mundial no coinci~i~. con. el inicio de la recesin generalizada. Pero se volv1o Inevitable en cuanto esta recesin se extendi al conjunt? de los pases. imperialistas que constituyen el

    ~;ctor siemp:e. I?redommante del mercado mundial (del poder.adquisltivo globalmente disponible)". Ya duran-

    te el pnmer semestre del ao de 1975, el valor de las ex-portaciones de varios P.ases imperialistas retroceda (el volumen de las exportaciOnes retroceda por doquier, to-mando en cuenta la persistencia del alza de los precios). Durante el segundo semestre de 1975, la cada del valor

    24

    '

    de las exportaciones se extendi a la mayora de los gran-des pases imperialistas, salvo Estados Umdos e Ita-lia que escaparon a la tendencia general (el caso de las exportaciones norteamericanas est falseado por el peso \ importante que ocupan las exportaciones de produc~os agrcolas en ese pas. Si slo se considera las exportaciO-nes de productos manufacturados, tambin retroceden en Estados Unidos durante el segundo semestre de 1975).

    Cuadro 1 V. Exportaciones por semestre, en miles de millones de dlares corrientes

    2o. semestre 1 er. semestre 2o. semestre

    Pas 1974 1975 1975

    Estados Unidos 51.6 52.9 55.2

    RFA 47.2 47.6 45.2

    Japn 29.5 28.3 26.8

    Francia 24.7 26.8 25.9

    Gran Bretaa 19.7 21.2 20.3

    Canad 17.8 16.5 17.0

    Italia 16.5 16.7 17 .o

    Fuente: OCDE, Economic Out1ook, n. 18, diciembre de 1975.

    La contraccin del volumen del comercio mundial se, debe fundamentalmente a la interaccin de tres factores.

    e Es un producto directo de la recesin en los pases imperialistas, en la medida en que la cada de la produc-cin y del empleo reducen la demanda glo.~al .para los bienes de consumo y los bienes de produccwn Impor~ados (incluyendo adems la demanda global de matenas primas). . . .

    e Es un producto indirecto de la receswn, en la ~edi-da en que los pases exportadores de matenas pnm~s (salvo los miembros de la OPEP) ven sus recursos en di-visas brutalmente menguados por la cada del volumen y

    25

  • los precios de las exportaciones y se ven obligados a re-ducir sus importaciones.

    e Es el producto de una poltica deliberada de reduc-cin de las importaciones seguida sobre todo por ciertas potencias imperialistas, expuestas a dficits importantes de su balanza de pagos durante el primer semestre del

    a~o de 1974, es decir el producto de un retorno apenas disfrazado al nacionalismo econmico y al proteccionis-mo.

    Adems, esta poltica tuvo mucho xito en ciertos ca-sos. El Japn, cuyo dficit de la balanza comercial alcan-zaba para el periodo marzo de 1973-marzo de 1974 13 500 millones de dlares, pudo desvanecer completa-mente este enorme dficit desde el segundo trimestre de 1975. Para el periodo marzo de 1974-marzo de 1975 la balanza comercial japonesa se cierrra incluso por un ~aldo con supervit de 4 000 millones de dlares. Misma in-versin de tendencia en Estados Unidos, cuyo dficit de la balanza comercial se situaba en el tercer trimestre de 1974 a un nivel anual de 8 000 millones de dlares, dficit que se transform en un saldo con supervit de 1 300 mi-llones de dlares en el primer trimestre de 1975. Italia lo-gr reducir el dficit de su balanza comercial en un 75%. Aun en Gran Bretaa la situacin experiment una clar-sima recuperacin, ya que la balanza comercial aument 7 000 millones de dlares del otoo de 1974 a la primave-ra de 1975. Por ltimo, para Francia, el dficit de la ba-lanza comercial de 2 000 millones de francos en marzo de 1974 se transform en un excedente de 620 millones de francos en marzo de 1975.

    Estos xitos se lograron gracias a restricciones de im-portaciones de toda ndole, as como a modificaciones de las tasas de cambio concebidas para favorecer las ex-portaciones y desfavorecer las importaciones (el caso ms patente fue el de la libra esterlina que "fluctu" de mo?o que perdi un 25% d su "valor" con respecto al reaJuste de las monedas de diciembre de 1971). En ese zero sum game, ha de haber por supuesto perdedores.

    26

    esencialmente algunos pases imperialistas me-(entre los cuales Espaa, Suecia, Suiza, Dinamar-

    , Portugal, etctera) y pases semicoloniales .. Asimismo el balance de las relaciones comerc1ales en-los pases' de la OPEP y los pa.ses imperialistas se mo-uu~;u desde el inicio de la recesin. En pnmer lugar, se

    que el excedente comercial de. los pases expo;ta-dores de petrleo iba a superar 80 mil mil~ones de dol.a-

    en 1974, pero se tuvo que revi.sar ~sta cifra y re.ducir-En definitiva, alcanz 60 mil millones de dolares.

    Adems sigui disminuyendo rpidamente. a lo lar~o del ' ao de 1975, bajo el doble efecto de la baJa mundial de las ventas de petrleo (que se deba a la vez al alza de los precios y a la recesin), y del alza ~spectacular d~l volu-men y de Jos costos de las importaciOnes de los paises ex-portadores de petrleo. Esta alza ya era del orden de un 75% durante el primer trimestre de 1975 con respecto al primer trimestre de 1974, despus de haber sido de un 70% durante el ao anterior. Volveremos ms adelante sobre Jo que significa esta inversin de tendencia. .

    27

  • . . .

    '' . , .,

    IV UNA CRISIS CLASICA DE SOBREPRODUCCION

    La recesin generalizada de 1974-197 5 es una crisis clsi-ca de sobreproduccin. Hay que afirmarlo tanto ms ca-tegricamente cuanto que muchos medios se esfuerzan

    ' .

    para las necesidades de una causa que no es puramente . acadmica, por atribuir la responsabilidad de esta rece-.. sin _generalizada a los "jeques del petrleo", incluso a

    los smdicatos y a los "aumentos excesivos de. los sala-rios". El carcter clsico de la recesin actual se mani-fiesta sobre todo cuando se toman en consideracin es-tos dos rasgos que dominan la evolucin coyuntural a ms largo plazo .

    La recesin de 1974-1975 es el resultado de una fase t-pica de descenso de la tasa promedio de ganancia. Este descenso es.claramente anterior al encarecimiento pro-nunciado del petrleo tras el inici de la "guerra del Ki-pur". Vase el cuadro V.

    Las ganancias brutas (antes de los impuestos) de todas las sociedades por acciones norteamericanas siguieron disminuyendo del ritmo anual de 155 mil millones de d-lares en el tercer trimestre de 1974 a 135 mil millones de dlares en el cuarto trimestre de 1974 y a 100 mil millo-nes en el primer trimestre de 197 5. La cada de las ganan-cias netas fue de un 25% durante el mismo periodo. Se-gn las estadsticas del Conference Board, los mrgenes de beneficio de las sociedades por acciones norteameri-canas no financieras habran pa;ado de un promedio de un 20-22% para el periodo 1959-1966 a un 12% durante la recesin 1970-1971, para alcanzar de nuevo un 15% durante el "boom especulativo" de 1972-1973 y volver a

    28

    Cuadro V. Tasa de ganancia (tras eliminacin de las ganancias de revaluacin de los stocks) respecto al capital de las sociedades no

    financieras en Estados Unidos

    Antes de los Despus de los impuestos Impuestos

    Ao (%) (%)

    1948-1950 16.2 8.6 195!-1955 14.3 6.4 1956-1960 12.2 6.2 1961-1965 14.1 8.3 1966-1970 12.9 7.7 1970 9.1 5.3 1971 9.6 5.7 1972 9.9 5.6 1973 10.5 5.4

    Fuente:' William D. Nordhaus: "The falling share ofprofit", en A. M. Okun and L Perry (comps), Brookings Papers on Economic Act-ivity, n. 1. 1974. The Broo'kings 1nstitution, Washington D. C., p. !80.

    caer a un 11-12% aproximadamente a inicios de 1975. En Alemania occidental, los expertos evalan la deca-

    . dencia de los ingresos brutos de las empresas (menos los "sueldos de empresarios" ficticios y con respecto a los activos netos de esas empresas) en aproximadamente un 20% entre 1960 y 1968 (ao de reactivacin econmica con un importante aumento de las ganancias tras la rece-sin de 1966-1967) y de nuevo en un 25% entre 1968 y' 1973 (Sachverstiindigenrat zur Begutachtung der gesamt-wirtschaftlichen Entwick/ung: Jahresgutachtem 197~). Tres aos despus, el mismo informe de expertos pubhca una curva de la parte de los ingresos brutos (de las ganan-cias) de la empresa y del capital en porcentaje del valor de la produccin. Esa parte desciende de 10% en 1960a un 8% en 1966, un 9% en 1968, un 6% en 1972, un 4.5% en 1975 y un 5% en 1977 (Sachverstiindigenrat zur Begutach-tung der gesamtwirtschajilichen Entwicklung: Jahresgu-tachtem 1977-1978, p. 57).

    29

    AmilcarHighlight

  • ', ~~ :' ,.

    ~ ! ,: ! 1 ! . '1::,! i

    ' :~

    :.;

    'i

    1'.,

    En .Gran Bretaa; la evolucin de la tasa de ganancia se evalu como lo muestra el cuadro VI.

    Cuadro VI. Tasa de ganancia (tras deduccin de las ganancias de revaluacin de los stocks) sobre haberes netos de las sociedades

    industriales y comerciales en Gran Bretaa

    Antes de los Despus de los impuestos impuestos

    Ao (%} (%)

    1950-1954 16.5 6.7 1955-1959 14.7 7.0 1960-1964 13.0 7.0 1965-1969 11.7 5.3 1968 11.6 5.2 1969 11.1 4.7 1970 9.7 4.1

    Fuente: Andrew Glyn and Bob Sutcliffe: British Capitalism, Workers and. !he Projil Squeeze, Londres, 1972, p. 66.

    El semanario The Economist formul la frase clsica referente a las vacilaciones de la industria britnica para "reactivar" las inversiones productivas: "Profits first, investments later" ("Primero las ganancias, luego las in-versiones"). Segn los clculos de este semanario, el n-dice de las ganancias de empresas disminuy de 100 en 1964 a menos de 60 en 1975, con una cada particular-mente rpida entre 1973 y 1975 (del ndice 90 a un ndice inferior a 60) (The Economist, 6 de septiembre de 1975).

    Para el Japn, durante el ao fiscal de 1974-1975 que termina el 31 de marzo de 1975, hay una cada de un 35.5% de las ganancias brutas y de un 20.9% de las ga-nancias netas de las 17 4 principales sociedades por ac-ciones del pas. En la industria manufacturera, las ga-nancias disminuyen un 56%, en los dems sectores un 19.3% solamente (Japan Times, 4 de mayo de 1975). Esta cada de la tasa promedio de ganancia en el Japn se in-serta adems en una evolucin a ms largo plazo, que aparece en el cuadro VII.

    30

    Cuadro VII. Tasa de ganancia (tras deduccin de las ganancias de revaluacin de los stocks) sobre haberes brutos de las empresas

    industriales, comerciales y financiera~ en el Japn

    Aiio

    1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974

    Antes de los impuestos(%)

    14.0 14.7 14.3 14.7 14.2 13.0 10.9 11.9

    Fuente: OCDE: "Pour le plein emploi la stabilit des prix", ln{rme McCracken, Pars, junio de 1977. p. 366.

    Segn el mismo informe McCrack~n, 1~ tasa de ga-nancia promedio bruta en Italia habm dJsmmuJdo en promedio de un 5.6% para el periodo .1966-1969 a un 4.9% en 1970, un 4.3% en 1971, un 4.2% en 1972, un 4% en 1973, un 3.3% en 1974 y un 3% en 1975 (ibid, p. 336).

    He aqu datos anlogos para Suecia:

    Grfica 1. Evolucin de la tasa de ganancia en Suecia

    Indice dt: las g

  • : ;"[

    '1 1 !

    !':!

    '1

    ci~~ (Neue 2_rcker Zetung, 8-9 de mayo de 1976). La eroswn de la ganancia, peligrosa a largo plazo, que apareci

    gradualmente en demasiados casos durante los ltimos diez aos. es el prec10 que se tuvo que pagar para poder mantener un nivel elevado de las exportaciones" (Skandinavska Enskilda Banken Quarterly Review n. 1-2, 1977). ' '

    En lo que se refiere a Francia, el profesor Christian Goux calcula una' cada de la tasa de ganancia de un

    ~8.2%e? 1970a.un 11.1%e~ 197~(Rupturesd'unsysteme economtque, baJO la coordmacwn de Xavier Greffe y Jea.~-Louis R:iffers, Dunod, Pars, 1978, p. 286). La re-lacwn ganan~Iajvalor agregado de las empresas no agr-colas9 evoluciOn del modo siguiente:

    1971: 40.1% 1972: 39.9% 1973: 38.5% 1974: 37.3% 1975: 36.1%

    f:uente: Calculados a partir de las cuentas de las empresas en INSEE Comptes de la Nation, 1976. '

    . ,El hecho ~e que las causas ms profundas de la rece-sion g~r:erahzada de 1974-1975 sean anterires al alza del precw del petrleo tambin lo demuestra el incre-mento regular de la capacidad de produccin sobrante de la indu~tria, como se desprende de las estadsticas nor-teamencanas:

    Cuadro VIII. Tasa de utilizacin de la capacidad de produccin de la industria manufacturera en Estados Unidos

    1966: 92 %(boom) 1972: 78.5% (boom) 1967: 78 %(m inirrecesin) 1973: 83.0% (boom) 1968: 87.7% (boom) 4o. trim. 1974: 78.0% (recesin) 1969: 86.5% (boom) marzo 1975: 65.0% (recesin) 1970: 78 %(recesin) junio 1975: 68.5% (recesin) 1971: 75.0% (recesin) dic. 1975: 73.5%

    Fuente: Estadsticas mensualmente publicadas en Business Week.

    32

    Este deterioro a largo plazo -en cada boom y en cada "recesin" la tasa de ultilizacin del aparato productivo disminuye con respecto a la fase idntica del ciclo ante-rior- es ms patente si se toma en cuenta la gran dimen-sin de la produccin norteamericana derrochada en fi-nes militares y paramilitares. De ello, puede deducirse una no-utilizacin casi permanente con fines civiles pro-ductivos de aproximadamente una tercera parte de la ca-pacidad de produccin instalada en Estados Uhidos. No se podra expresar mejor la naturaleza de la crisis actual como crisis clsica de sobreproduccin capitalista.

    La inversin de la "larga onda expansiva" que dura desde los aos cuarenta hasta finales de los aos sesen\a es igual de clsica. La expansin acelerada de larga dura-cin de la posguerra se deba a la sobreexplotacin de la clase obrera llevada a cabo por el fascismo y la segunda guerra mundial (en Estados Unidos, la guerra fra y sus efectos desastrosos sobre el movimiento obrero), que permiti una importante alza de la tasa de plusvala, y por ende, de la tasa de ganancia. Esto provoc una acu-mulacin ampliada de los capitales, utilizada para posi-bilitar el arranque en gran escala de la terce-fa revolucin tecnolgica (semiautomatizacin, energa nuclear). Al aumentar considerablemente la produccin de plusvala relativa y las ganancias extraordinarias de los monopo-lios tecnolgicamente adelantados ("rentas tecnolgi-cas"), esta revolucin permiti prolongar la expansin en condiciones "ideales" para el capital: con, simultnea-mente, una tasa de ganancia elevada y un nivel de vida real de las masas trabajadoras en alza, es decir un merca-do en expansin.

    Pero la tercera revolucin tecnolgica, del mismo modo que la propia expansin, que implica una concen-. tracin acentuada del capital, desembocaron en un au-

    mento intenso de la composicin orgnica del capital. El largo periodo de pleno empleo fortaleci considerable-mente el peso objetivo de la clase obrera, la fuerza de sus organizaciones de masa (ante todo de los sindicatos) y,

    33

    AmilcarHighlight

  • :r;~~ ')-1:.!

    '1: .. ~ '

    '

    :!

    i i

    1 j

    1 ~~ :;:

    con respecto a un ciclo autnomo de lucha de clases a es-cala internacional, su combatividad. De ah las dificulta-des crecie11tes con las qu.e ~~top ~1 ~a pi tal para compen-sar el alz~ de la composiciOn orgamca del capital con un alza contmua de la tasa de plusvala a partir de los aos sesenta. De ah el desmoronamiento inexorable de la tas~.promedio de ganancia que, en correlacin con la di-fuswn cada vez ms universal de las caractersticas de la tercera revolucin tecnolgica (y por tanto la erosin de las "rentas tecnolgicas"), acab por determinar la in-versin de la "onda larga". '

    Numerosos autores no captaron en absoluto esa im-br!cacin_ entre la "cri_sis del petrleo" y la inversin a mas larg?plazo de la co~untura econmica, marcada por 1~ extenswn de las capacidades sobrantes, es decir, lacre-ciente s~perp;oduccin, y la cada de la tasa promedio de g~n~ncia. Asi, Edmond Alphandry y Georges Delsup-he siguen centrando su anlisis en 1974 exclusivamente en la mani1;1Ulacin d~ 1~ demanda global por los gobier-nos Y p~even un crecimiento continuo. Concluyen: "La ten~encia que se esboza es pues una recuperacin pro-gresiva ?e 1~ co~~ntura, con tasas de inflacin ms bajas Y u~a dismm~ciOn de las tasas de inters a corto plazo, debida a la baJa de las reservas" (Les poli tiques de stabi!i-sation, .PUF, Pars, 1974, pp. 161, 180). Ya se sabe lo que suced10.

    34

    PERO CON PARTICULARIDADES CAS

    la historia del capitalismo, cada crisis de sobrepro-IULicci.on combina caractersticas generales, que depen-

    de las contradicciones fundamentales del modo de IPI:odlucci n capitalista, con caractersticas particulares

    se deben al momento histrico preciso en que se pro-fUlJce durante el desarrollo de este modo de produccin.

    recesin generalizada de 1973-1974 no escapa a esta

    Cabe recalcar dos particularidades de esta recesin. la inflacin permanente que estimula la actividad ca-

    l'"'"u''"' se pas progresivamente, mediante la inevita-aceleracin de esta inflacin y de los fenmenos de '

    que esta aceleracin provoca, 10 a la stagfla-1970-1971, y luego a la slumpflacin en 1974-

    La inflacin dej progresivamente de tener un efec1:o estimulante en la actividad productora capitalista

    su conjunto; incluso empez a tener efectos perversos: efecto, se necesitaron, simultneamente, dosis cada ms amplias de inflacin para estimular la "deman-

    global". Los datos acerca de la aceleracin de la infla-(la repercusin sobre sta del alza del petrleo no

    mn;1m;a un 2% para el conjunto de los pases imperialis-segn la OCDE) son inequvocos.

    La inflacin se nutre del efecto acumulativo de ms de decenios de prcticas inflacionistas. Se ve amplifica-

    la especulacin desenfrenada de los aos 1972-con el oro, los terrenos, los edificios, los diamantes,

    joyas y obras de arte, y sobre todo las materias pri-es decir todos los "valores refugios" que se apre-

    35

    AmilcarHighlight

  • ,

    1.1,, '

    1 "!,

    '',i,j '\i

    ' '

    1

    ,.. -

    36

    ooO\.--r-o-r--:_;N-._;r-:~

    -r>.~ --..-

    oo-or- 0\ ....:....:-.or-:r"'"iO\r--: -N- ---

    Nf'.NO\r"'iOOr"'i ...o o..:-.or-:o~

    Mr

  • ' '

    .1, ' '

    l.

    1'':1,;,

    1 Cuadro XI. Deuda pblica y privada en Alemania occidental

    (en miles de millones de marcos alemanes corrientes)

    Producto nacional Deuda Deuda

    bruto pblica privada Ben% Cen% Ao A 8 e del PNB del PNB

    1950, . 98.1 1.2 20.6 1.2 21.0 1955 181.4 7.0 63.3 3 8 34.9 1960 284.7 17.6 116.2 6.2 40.8 1965 460.4 49.5 259.3 10.8 56.3 1970 685.6 95.4 416.7 13.9 60.8 1975 1 043.6 220.6 656.4 21.1 66.0

    Fuente: Winfried Wolf:" 'Modell Deutschland' oder Klassencharakter der Krise", en Mande! y Wolf: Ende der Krise oder Krise ohne Ende, cit. p. 202.

    menudo en vsperas o al principio de una crisis de sobre-produccin. Esta ltima siempre acaba por estallar en algunos sectores clave y se extiende gradualmente al con-junto o a la mayora de los sectores de produccin. 12

    As, la recesin se inici en 1974 en el sector automovi-lstico, y en el de la construccin. Se extendi al sector textil, al electrodomstico y al de los materiales de cons-truccin (vidrio, cemento, ladrillo), para alcanzar final-mente la petroqumica. En la siderurgia, subsisti duran-te todo el verano de 1974 una situacin de penuria; luego este sector fue afectado de lleno por la recesin. Se puede hacer la misma observacin para el sector de la madera y el mueble.

    En cambio, en el sector de las mquinas herramientas, del carbn, del petrleo y de los cereales, la oferta sigui siendo inferior a la demanda durante toda la primera fase de la recesin (vase captulos X y XX). El azcar experiment una inversin de coyuntura particularmen-te espectacular (cada de precios de un 30% en el trans-curso de unas cuantas semanas). El volumen de las ven-tas de petrleo disminuy. Los pedidos en el sector de las

    38

    telecomunicaciones, que segn se crea iban a incremen-tarse continuamente durante un tiempo indeterminado, disminuyeron en Europa y en Japn.

    La coincidencia de la recesin y de una grave hambru-na en el Sahel y en otras zonas del Tercer Mundo tuvo efectos desastrosos en las poblaciones afectadas. El he-cho de que millones de hombres, de mujeres y de nios estn gravemente subalimentados y puedan morirse de hambre, mientras que enormes recursos en mquinas, materias primas y mano de obra sigan inutilizados, con-firma mejor que nada el carcter irracional e inhumano del sistema capitalista. Con estas reservas, se podra pro-ducir los tractores, los abonos, las bombas elctricas, los canales de irrigacin, para incrementar rpidamente la produccin de vveres y nutrir a los hambrientos, si la produccin fuera regida por la satisfaccin de las necesi-dades fsicas y no por la ganancia.

    39

    AmilcarHighlight

  • VI LA INFLACION AUN NO ES GALOPANTE

    En una economa capitalista "normal", es decir abando-nada a su lgica interna sin esfuerzos deliberados por parte de los Estados burgueses por moderar o corregir un poco las desviaciones coyunturales, una crisis de su-perproduccin general de las mercancas, de abundancia general de capitales con respecto a las posibilidades de aprovechamiento (crisis de sobrecapitalizacin o de so-breacumulacin) -que significa en ltimo anlisis que la masa total de la plusvala disponible ya no permite ase-g_urar a todos los capitales la tasa de ganancia prevista-siempre se traduce en una cada de los precios. En una economa de mercado que funciona normalmente, ese es el resultado inevitable ya que la oferta supera amplia-mente la demanda. En realidad, con un sistema de mone-da estable, esta cada de los precios expresa en ltimo a:lisis los progresos realizados por la productividad del trabajo durante la fase de expansin anterior, es decir la baja del valor promedio de las mercancas que traduce este aumento de la productividad, y que la fiebre de la expansin haba ocultado temporalmente.

    La economa capitalista de mercado actual ya no fun-ciona de modo "normal" ni autnomo. Desde hace ms de cuarenta aos todos los gobiernos burgueses aplica-ban sistemticamente tcnicas de intervencin en la vida econmica, cuyo resultado global ha sido inflar la masa monetaria (moneda de papel y documentos cobrables) ms que el incremento del volumen de la produ9cin ma-terial. De ello result una depreciacin de todas las mo-nedas de papel, o sea un clima de inflacin primero "la-

    40

    ten te y permanente" y luego "generalizada". Pero la in-flacin "latente y permanente" o aun "generalizada" no impide cadas de precios sectoriales o peridicos. Slo en un clima de inflacin galopante todos los precios no de-jan de aumentar (aunque no necesariamente al mismo ritmo: la ley del valor sigue reinando por este medio!). La moneda completamente depreciada permanece cons-tantemente en circulacin. Nadie quiere ya guardarla. Todo el mundo la intercambia sin cesar por mercancas. Tal fue el clima en Alemania en 1923 o 1945-1947, as como en los pases de Europa occidental bajo la ocupa-cin alemana durante la segunda guerra mundial o la in-mediata posguerra.

    Hoy da, en el conjunto de los pases imperialistas, no conocemos an una situacin de inflacin galopante. Por lo tanto, algunos precios pueden bajar, y aun bajar de modo sensible, cuando hay situacin de sobreproduc-cin y ausencia de control monopolista rgido del merca-do. Tal fue en primer lugar el caso de las cotizaciones d~

    Cuadro XII. Indices de las cotizaciones de las acciones en Bolsa 13

    1973 1974 Nivel el

    ms ms ms ms 18 de dic. Bolsa alto baje alto bajo 1974

    Londres 509.5 305.9 339.3 150.4 161.1 Nueva York 1 051.7 788.3 891.7 577.6 603.5 Toronto 237.9 200.4 228.8 150.6 153.3 Tokio 422.5 284.7 342.5 252.0 282.4 Hong Kong 1 775.0 423.9 481.9 150.1 163.3 Pars 98.9 70.7 85.1 47.8 49.4 Bruselas 142.3 112.8 131.5 84.2 87.8 Frankfurt 120.7 85.0 93.2 79.5 85.5 Amsterdam 171.9 113.3 140.8 94.6 106.1 Miln 147.3 98.3 154.2 87.0 87.8 Estocolmo 389.5 297.2 410.6 303.3 304.8

    41

    l. 1 'i:. 1 .,

    , .,.

    l

    ' ,,

    ' 'l , 1 ,,,

    :1;.

    l~;~f 1~ ~: i,, 'f';l,

    i~ !:x:. :'ii

    ,:;; ,.

    ::,: .,) -

    !~':i 't '_!

    AmilcarHighlight

  • .1'''1

    las acciones en Bolsa, que experimentaron su peor de-presin desde 1940, e incluso desde 1931, durante la rece-sin de 197 4-197 5 (cuadro XII).

    Tal fue luego el caso de los precios de los terrenos por construir, al menos en algunos pases en que la especula-cin inmobiliaria haba reinado de modo particularmen-te desenfrenado en la fase precedente. As, en Gran Bre-taa, en el verano de 1974, los precios de los terrenos por construir bajaron en un 40% con respecto al nivel del ve-rano de 1973, acarreando en su cada numerosas compa-

    . as inmobiliarias o de crdito inmobiliario. Finalmente, fue el caso de la mayora de las materias

    primas no alimentarias, salvo el carbn y los productos petroleros:

    Cuadro XIII. lndices de las cotizaciones de las materias primas industriales

    (100 =promedio 1952-1956)

    dic. /974/ junio sept. dic. dic. 1973

    Materias primas /974 1974 1974 (%)

    Carbn y coque 394.1 389.9 434.5 + o Productos petroleros 485.1 483.8 485.6 - 0.2 Fibras 172.3 148.0 128.9 - 17.7 Cueros y pieles 161.1 163.6 92.5 + 3.5 Madera 338.7 331.1 326.0 - 5.5 Caucho 119.6 100.7 93.9 - 17.6 Hierro y acero 322.5 302.8 65.2 - 31.7 Metales no ferrosos 321.1 242.4 10.2 - 39.9

    Algunas cotizaciones de materias primas disminuye-ron an ms. A mediados de diciembre de 1974, la coti-zacin del cobre era un 60% ms baja que su mximo de abril de 1974. El caucho, afectado por la crisis de la in-dustria del automvil, experiment una cada de precios de aproximadamente un 52%, el algodn un 57%, el cinc

    42 43

    \ !.. ,.

    ~ ,,

  • VII EL ALZA DEL PRECIO DEL PETROLEO NO PROVOCO LA VIGESIMA CRISIS DE SOBREPRODUCCION DESDE LA FORMACION DEL MERCADO MUNDIAL DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL

    El efecto del aumento del precio del petrleo y de los gresos suplementarios obtenidos por Jos pases de OPEP, en la coyuntura econmica general, se """'!;'" mucho. Una leyenda pertinaz incluso ve en ello la esencial de la recesin de 1974-1975. Salvo las ideolgicas o resueltamente polticas de semejante macin, su carcter ilgico es manifiesto. Es Igtta!Jmente contraria a todas las conclusiones de la teora de las sis peridicas (del ciclo industrial) en el capitalismo, to en su versin marxista como en su versin acatd mica.

    Desde la formacin del mercado mundial del mo industrial, hubo exactamente veinte crisis de sol>re-produccin, a intervalos ms o menos regulares: las sis de 1825, 1836, 1847, 1857, 1866, 1873, 1882, 1 1900, 1907, 1913, 1921, 1929, 1937, 1949, 1953, 1961, 1970, y la de 1974-1975 (nos referimos cada vez a fecha de estallamiento de la crisis en el pas que domina el mercado mundial, es decir Gran antes de la primera guerra mundial y Estados U desde la primera guerra mundial; hubo una minicrisis en 1966-1967 en Estados Unidos, pero sin baja absoluta la produccin). Suponer que una enfermedad que se pite veinte veces tiene cada vez causas particulares y cas, profundamente ajenas a la propia naturaleza del fermo ~causas "polticas", como lo afirman te los profesores Claassen y Lindbeck en ur.bw'ences,

    . d'une conomie prospere- 15 es evidentemente m\rerosimll: e ilgico.

    44

    Algunos quisieron dar una versin seudokeynesiana a la explicacin de la recesin de 197 4-197 5 por el alza del precio del petrleo. Aqulla implicara una "transferen-cia de recursos" fuera de los pases industriales, lo cual provocara en ellos una contraccin de la demanda, y por tanto, de la produccin. Se trata, una vez ms, de un error evidente de razonamiento. Fbricas que trabajan para la exportacin no son fbricas inactivas. Como _el. mercado internacional capitalista constituye un todo, una "transferencia de poder adquisitivo" de Europa oc-cidental, de Estados Unidos o de Japn hacia los pases de la OPEP slo puede tener efectos deflacionistas en la coyuntura en caso de que ese poder adquisitivo est este-rilizado y no se transforme en demanda adicional para productos (y servicios) importados de los pases indus-trializados.

    Pero acaso esta fraccin no gastada, del supervit de la balanza comercial de la OPEP con el resto de los pa-ses capitalistas, no redujo la "demanda global" del mun-do capitalista considerado como un todo? Fuera del he-cho de que la fraccin atesorada es muy reducida, y re-presenta a lo sumo aproximadamente un 1.5% del P_NB de los pases imperialistas (y por tanto no puede explicar una recesin de la amplitud de la de 1974-1975, aun al hacer intervenir el multiplicador), el argumento no es vlido tcnicamente. En efecto, slo hay verdadero ate-soramiento cuando estos supervits (los famosos "pe-trodlares") se retiran efectivamente del circuito "mercancas-moneda de papel-moneda de crdito" que abarca la economa Ciipitalista en su conjunto. Ahora bien, esto slo sucede si estn atesorados en las cajas de caudales de Riad, de Kuwait, de Trpoli o de Tehern en forma de oro, de diamantes o de "divisas fuertes". _Pero, en realidad, la inmensa mayora de esos superv1~s de "petrodlares" estn depositados en los bancos occiden-tales en forma de depsitos a corto plazo. Los bancos imperialistas los utilizan para alimentar sus operacion~s de crdito, para inflar la masa de documentos cobrables.

    45

    ', i

  • Paradjicamente, podra afirmarse que lejos de haber te-nido un efecto de deflacin en la economa imperialista, los supervits de la balanza de pagos de los pases de la OPEP, y el modo en que fueron utilizados, mantuvieron y ampliaron la "liquidez" del sistema monetario interna-cional y por tanto el clima inflacionista.'

    Adems slo es una paradoja aparente. La incidencia real del alza del precio del petrleo en la coyuntura fue doble: por una parte, al acentuar la tendencia inflacio-nista general (tanto por el alza de los costos como por la amplificacin de la liquidez), el alza precipit el momen-to en que la inflacin tuvo un efecto perverso en la co-yuntura y en que los gobiernos se vieron obligados a to-mar medidas para frenarla un poco. Por otra parte, al pesar sobre la tasa promedio de ganancia del capital in-dustrial, acentu el movimiento de baja de esta ltima, que constituye la causa fundamental de la recesin. Pe-ro, en ambos casos, se trata de la amplificacin de un movimiento ya en curso. La recesin generalizada ya es-taba inscrita en el ciclo que empieza con la recesin an parcial de 1970-1971, y que.se prolonga en el boom espe-culativo de los aos 1972-1973. Tanto las capacidades de produccin cada vez ms sobrantes como la inflacin que se acelera lo demuestran indiscutiblemente. Ahora bien, estos dos movimientos preceden a la cuadruplica-cin del precio del petrleo por los pases de la OPEP du-rante la guerra del Kippur. Por tanto, esta alza del precio del petrleo no es ni la causa ni aun el detonador inme-diato de la recesin. Es a lo sumo un factor adicional que ampla la gravedad de la crisis.

    Es cierto que lo que precede trata de la economa capi-talista internacional como de una entidad. Lo es indiscu-tiblemente, pero se trata de un todo estructurado en Esta-dos (mercados) "nacionales". Algunos pases, tanto im-perialistas como semicoloniales, padecieron mucho ms que otros el impacto del alza brutal del precio del petr-leo. El Japn, que experiment en 1973 un enorme dfi-cit de su balanza de pagos debido el encarecimiento del

    46

    pudo absorber este dficit por un de~arrollo ~sde sus exportaciones. Se puede aphcar la mJs-

    a observacin a Alemania occidental y -hasta 1976-Estados Unidos. Otros pases fueron afectados d~ lleno experimentaron efectivame~te. efect?s deflat?nos, o

    porque tuvieron q~e restnng1r sus Importacwnes.de PnPro y de materias pnmas par.a reducir el en~rme defi-

    su balanza de pagos, o b1en porque tuvteron. que una poltica de deflacin general del crd1to Y

    de la demanda, para tratar de acabar con ese dfic!t. En esos casos, los efectos indirectos del alza del preciO del

    contribuyeron a precipitar la. rec.esin. Pero hay que recalcar que se trata, sm mnguna excep-

    cin, de pases que no determinan en absoluto la coyun-tura econmica internacional. Para los Estados que la determinan -sobre todo Estados Unidos, Japn Y Ale-mania occidental- la inversin de la coyuntura en 197~ no puede explicarse en modo algun'? por la inci?encia d!-recta o indirecta del alza del prec1o del petroleo. Mas an: los pases que ms padecieron esta alza -en.I?:rtl-cular Gran Bretaa e Italia- siguen an en receswn en 1977 mientras que la coyuntura de la economa capita-

    . lista 'internacional se est reactivando desde hace dos aos. Por consiguiente, no existe ninguna relacin .de ' causa a efecto entre el alza del precio del petrleo Y la m-versin de la coyuntura en 1974-1975. Aadamos que, aun en pases como Gran Bretaa, Italia y parcialmente Francia donde el alza del precio del petrleo parece ha-ber obli~ado a los gobiernos a una poltica deflacionist.a acentuada, la relacin de causa a efecto debe ser mediati-zada por /a opcin poltica y social del gobierno '!ctual. No es cierto que la nica tcnica pos1ble en las cJrcu~stan-cias dadas fuese la poltica de deflacin. Los gobiernos

    podan escoger entre diferentes polticas econmicas Y 'monetarias. Si no las adoptaron, fue por razones de pre-Jcn:m;'" sociopoltica, cuya naturaleza de clase debe ser

    ;deser1m:ascarada, y no por la imposibilidad tcnica de f\mnrnrlPr OtfO caminO.

    47

    : 1',-.

    AmilcarHighlight

  • Adems, se. tendi a exagerar mucho la hablar de Indonesia. Tan slo pases de densidad de de reservas de cambio de los pases exportadores de !acin mucho menor -sobre todo Arabia Saudita, t\leo en 1973-1974. Algunos medios imperialistas , los emiratos del Golfo y Qatar (Libia es un caso b1an desencadenado una verdadera propaganda Unt.errne,d'io)- pueden, en esas condiciones, mantener de ta a este.re~pecto. El Banco Mundial haba emitido la ~;.;arr1oulu duradero un supervit de su balanza de pagos: fra fantast1ca de 650 mil millones de dlares que se bien, el impacto global de este supervit en la eco-ac_umulando a corto plazo en las cajas de los pase! capitalista internacional se reduce debido a la rea-mlem~ros de ~a OPEP. Estudios emprendidos por de dficits importantes en la primera categora Brookmgs Instltution y por la Morgan Guaranty los pases de la OPEPY Company ya haban corregido bastante esas esltt'matc!CJ Se haba estimado que el supervit de la balanza de nes, ya que prevean un mximo de haberes de los paises de los pases exportadores de petrleo al-de la OPEP en 1978 de 280 mil millones de dlares acu- 80 mil millones de dlares en 1974. Tan slo fue mui~~:dos como reservas de cambio, cifra que iba a bajar 57 mil millones. (Ulteriormente, este supervit sigui ultenormente a 179 mil millones de dlares en 1980 ( to- . Segn el Banco de Inglaterra, habra d~s estas .estimaciones se fundaban en una tasa de de 36 mil millones de dlares en 1976 y de 33 mil mi-bw del dolar ms o menos estable alrededor de su nivel de dlares en 1977, de los cuales 20.8 mil millones de 1974): pesde entonces, hubo que efectuar una nueva semestre y tan slo 12 200 millones en el revaluacon en el sentido de una disminucin semestre de 1977. Para 1978, se estima que baja-

    No resulta difcil descubrir el por qu de est~ cambio a menos de 15 mil millones de dlares, en caso de que brus~o. Todos los pases miembros de la OPEP vieron in-. se produzca ningn nuevo aumento del precio del pe-~ediatamente en los nuevos recursos de divisas propor- ) Adems, hay que aadir que a estos 57 mil millo-c~onados por el alza del precio del petrleo el medio de ini-' de supervit slo corresponde un dficit acumulativo Ciar o. ~c~lerar !_os planes de desarrollo econmico que les la balanza de pagos de los pases imperialistas (pases permltman sahr definitivamente del estado de subdesa- miembros de la OCDE) de 30-35 mil millones, mientras rrol!o (lo cu.al acarreara para sus clases poseedoras a la el resto es un dficit acumulado por los pases capi-vez menos nesgos de explosiones sociales y ms posibili- semicoloniales y dependientes, as como por los

    dades de a~umulacin de capitales a gran escala). llamados "socialistas". Si se toma en cuenta el he-Ahor~ bien, la mayora de los pases miembros de la de que la balanza comercial de los pases miembros

    OPEP tienen una densidad de poblacin relativamente la OPEP tena un supervit de 97 mil millones en f~erte. Aun recursos tan importantes como los prove- nos damos cuenta de que estos pases haban inver-mc:~ntes de la cuadruplicacin del precio del petrleo no 40 mil millones de dlares, en una u otra forma, en b~st~n ~~ra sostener a largo plazo un proceso de indus- . extranjero. tnahzac10!1 a~elerada. Por 0 tanto, estos pases volvern Ya el ao anterior, en 1973, se haban invertido 60 mil a ser deficitanos muy rpidamente desde el punto de de "petrodlares" en el extranjero. En 1974, ~a de su ?alanza de pagos, debido a la amplitud de inversiones alcanzaron 57 mil millones. Se distribu-

    -tmportacwnes necesarias para planes de desarrollo del modo siguiente: cado~ po.r la megalomana. Tal es, en particular, el . 43% en el mercado de eurodivisas (incluyendo enrod-de N1gena, de Argelia, de Irn, de Iraq y de V

    . ,,

    1

    . ~.

    48 49

  • 20.7% de inv~rsiones a largo plazo en varios pases s vo Estados Umdos y Gran Bretaa . 12.2% de in_versiones a largo plazo' en Estados U ni

    (mcluyend? t1tulos de Estado); 7. 7% de m versiones a corto plazo en Gran Bretaa (in-

    cluyendo .Bonos del Tesoro); . 7% de mversiones a corto plazo en Estados Uni

    {mcluyendo Bonos del Tesoro) 6% de inversiones ante orga~ismos internacionales 2. 7% de i_nversiones a largo plazo en Gran Bretaa (i~

    cluyendo titulos de Estado ).1 De rebote, la cada del supervit de la balanza de g~s d~ los pases ~iembros de la OPEP -que pas de 57 mil millones de dolares en 1974 a 36 mil millones de d-lares en 1975-_perturb gravemente la balanza de pagos de Gran Bretana, ya que provoc retiros masivos de pe-trodl~res ?epositados en 1973 y 1974 en los bancos de ' este pa1s (veas e The Economist del 17 de mayo de 197 5).

    50

    VIII LOS PAISES SEMICOLONIALES Y DEPENDIENTES EN LA RECESION

    Cuando se examina el efecto de la recesin y del alza del precio del petrleo en la economa del Tercer Mundo -ms exactamente: en los pases capitalistas semicolo-niales y dependientes- hay que distinguir muy claramen-te el caso de los pases exportadores de petrleo y el del resto del Tercer Mundo.

    Los ingresos considerables obtenidos por la primera categora de estos pases los protegieron eficazmente de los efectos directos e indirectos de la recesin de la eco no ma capitalista general. Es decir que el crtel del petrleo "aguant" pese a la recesin, pese a la cada de la deman-da y del volumen de las exportaciones. 19 La amplitud de la renta petrolera obtenida por las clases poseedoras de

    los pases de la OPEP aparece en el cuadro XIV:

    Cuadro XIV. Ingresos petroleros de los pases de la OPEP en /974 (estimaciones en millones de dlares corrientes)

    Arabia Saudita Irn Venezuela Njgeria Kuwait Libia lraq A bu Dhabi Argelia Total OPEP

    29 500 21 000 10 600 9.233 9 000 9 000 7 000 5 300 5 000

    110 mil millones de dlares

    51

    ' i

  • Aproximadamente la mitad de esta suma fue uo:uHoa11~ a un incremento de las importaciones tanto de Jos oH;nc!s de equipo (infraestructura, industria y agricultura) co1mo, de los bienes de consumo. .. La capitalizacin .de la renta petrolera y la ""''""u",.

    cwn de enormes capitales-dinero tanto en manos del Es-~~do -:pero,~n numerosos pases de la OPEP, el Estado es propiedad de algunas familias privadas- como en ma-

    nos de la clase dominante, deben llevar a un inicio ms 0

    menos acentuado del proceso de industrializacin de acu~ulacin de capitales industriales y de formaci~ de capital fi?anciero "autctono" a gran escala. Examina-remos ~as adelante -en el captulo XIX- la incidencia de conJunto del mercado mundial.

    A la larga, la industrializacin de los pases de la OPEP. acentuar las contradicciones internas de la economa de los pases imperialista.s, ya que debe ampliar y agravar los fenomenos de capacidad de produccin excedente en toda una serie de ramas industriales. 20 En lo inmediato crea salidas suplementarias para ramas industriales d~ los ~ases imper!alist~s especializados en la exportacin . d~ b!ene~.de equipo e mfraestructurales, el suministro de fa~ncas llaves en la puerta", de empresas de obras p- ~hcas, etctera. 21 J:Ie aqu algunos de los proyectos ms Importantes mencionados durante la recesin de 1974-1975:

    -. unjoint venture entre Irn y el trust qumico nortea-menc~~;no pu Pont de Nemours de un valor estimado en 280 mil millones de dlares

    . . ',

    - unom~ venture entre Iran y el trust alemn Thyssen para la cre~cin de una fundicin de acero y de dos fbri-cas de la?~IIlos en Ahvaz y Esfajn;

    - unomt venture.entre Irn, el trust alemn Thyssen Y el trust norteaf!J.encano Fluor Corp. de Los Angeles para la construccwn de una nueva refinera de petrleo en Abadn;

    - la construccin de una nueva metrpolis industri"al en Al Jubayl, en Arabia Saudita, que incluye en particu-52

    una refinera de petrleo y varios complejos petroqu- ' ,mJ.~,;u:s. as como un enorme complejo de refinera de pe-trllln en Irn (Businees Week, 26 de mayo de 1975);

    la creacin de una inmensa fbrica de abonos sin t-en Iraq en asociacin entre los gobiernos japons e

    iraqu, con valor de 400 millones de ~la.res; . - unjoint venture entre el grupo .MI.tsui y el ~obierno

    iran para la construccin d.e una fabnca de etilen.o con valor de 200 millones de dolares (The Pacific-Asta Re-

    sources Center, PARC, Tokio, 1977). De ello deriva, por una parte, ellupar .cada vez ~s im-

    portante que las exportaciones de maqumas, de bienes de . equipo y de fbricas "llaves en la puerta" ocuparn en ~1 comercio mundial de maana. El Far Eastern Economzc Review public en su nmero del ~6 de ~a>:o de 1975 un estudio acerca de esta rama de la mdustnajaponesa, cu-

    . yas exportaciones pasaron de 1 500 millones de dlares en 1972 a 3 000 millones de dlares en 1974, y que se con-sidera como el sector ms expansivo y ms dinmico de la

    .economa japonesa, merecedor de una proteccin muy particular por parte del gobierno. . .

    Por otra parte, se desprende de ello una I.mportanci.a acrecentada de los pases de la OPEP en cahdad de sah-

    . das para los pases imperialistas, aun si su parte en las ex-porta.cnla RF A y el Japn, esta parte acre7ei!tada se. en-cuentra claramente indicada por las estadistlcas cornen-. (vase captulo XIX). Resul~a intere~ante.indic~r 9ue las exportaciones francesas hacia Argeha casi se tnphca-ron en dos aos, pasando de 2 380 millones de francos en

    a 6 200 millones en 1974. Sin embargo, las proyecciones "optimistas" que sim~ pl~:mt!nt:e ven en la al:umulacin de divisas en manos de

    clases poseedoras de los pa:ses de la. O.PEP. salidas ~upara la economia impenahsta mternacw-

    y por tanto el motor de una nueva fase de expansin, :.Paide

  • leo, que determina la capacidad de importacin de pases miembros de la OPEP, sigue siendo muy incierta. Ya, actualmente, es obvio que una parte de las gann'~' de las clases poseedoras de estos pases estn y estarn contrarrestadas por el encarecimiento de los nrnch1c importados por una parte, por la del lar y de la libra esterlina por otra (para la fraccin de esta renta conservada en forma lquida o casi lquida). Los pases miembros de la OPEP, al reclamar el ajuste del. precio del petrleo con los precios de los productos ma-nufacturados, o la fijacin del precio del petrleo en De-rechos Especiales de Giro (moneda imaginaria interna-cional aparentemente "garantizada" contra la desvalori-zacin), tratan de escapar a esta lgica infernal de la eco-noma capitalista internacional que sigue siendo domina-da por el imperialismo. Pero los DEG no son ms que una moneda imaginaria. Slo se puede pagar en moneda . de papel que tiene curso, y no en "papel-oro". Cualquier. conversin de los DEG en dlares, o en otras divisas en va inexorable de depreciacin constante, provocar por lo tanto mecanismos compensatorios: cada an ms in-tensa del dlar; reduccin an ms importante del consu-mo relativo de petrleo,22 bsqueda an ms febril de fuentes energticas de sustitucin; alza an ms fuerte de los precios de los bienes de equipo exportados hacia los pases de la OPEP, en mecanismos que corren el riesgo de neutralizar las ventajas a mediano y largo plazo;

    - para todo un periodo, el alza del precio del petrleo de la OPEP determina una sustitucin progresiva de energa (incluso de petrleo no exportado por los pases miembros del crtel) a sus exportaciones. Los expertos estiman que la sobreproduccin de petrleo y la capaci-dad excedente de las refineras persistirn hasta 1982. En 1985, la parte de los pases miembros de la OPEP en produccin mundial de petrleo bajara de un 60% da a un 40% si el crtel se obstinara en ajustar su nrri

  • rablemente el dficit ya crnico de su balanza de pagos y absorbi una buena parte, si no la totalidad, de la "ayu- . da" que reciben, retrasando o bloqueando de ese modo importantes proyectos, en particular de modernizacin de la agricultura;

    - el aumento del precio de los vveres y de los abonos qumicos que deben importar del mercado mundial les hizo perder an ms recursos que el alza del precio del pe-trleo. El costo de his importaciones de vveres y de abo-nos de los pases semicoloniales aument en 5 mil millo-nes de dlares en 1973 y en un importe anlogo en 1974, o sea en total 10 mil millones en dos aos, mientras que el costo de sus importaciones de petrleo slo aument en 1 200 millones de dlares en 1973 y en 7 mil millones e 1974, o sea en total 8 mil millones para los dos aos;

    - el hundimiento de la cotizacin de toda una serie de ma~erias primas .Y la reduccin del volumen de sus expor-tacwnes mdustnales a consecuencia de los efectos de la recesin internacional, disminuyeron sus recursos en di-visas en el momento mismo en que sus gastos en divisas haban aumentado considerablemente debido al encare-cimiento de las importaciones;2s

    - el efecto acumulado de todos esos factores provoc una regresin de la productividad del trabajo en la agri-cultura, aunada en varios casos a una regresin de la pro-duccin absoluta, as como un estancamiento si no un re-troceso de la produccin industrial (imposibilidad de ' mantener el nivel necesario de importaciones de ciertas > materias primas y piezas de repuesto; decadencia de la demanda en el mercado interior; decadencia de las expor-taciones, etctera.)

    Para ciertas partes del subcontinente indio, fue una ca-tstrofe anloga a la de los pases del Sahel.

    Segn una estimacin de la Morgan Guaranty Trust Company, los pases semicoloniales y dependientes no. exportadores de petrleo experimentaron en 1974los d~ ficits siguientes de su balanza de pagos:

    56

    Cuadro XV. Dficits de la balanza de pagos de pases dependientes y semicoloniales en 1974

    Brasil Mxico India Sudcorea Taiwn Per Kenia Chile Turqua Argentina Filipinas Tailandia Zambia Malasia

    En miles de millones de dlares

    7 2.5 1.8 1.8 1.2 0.850 0.450 0.434 0.400 0.352 0.290 0.150 0.100 0.100

    Segn el Fondo Monetario Internacional, el dficit de la balanza de pagos de los pases subdesarrollados no ex-portadores de petrleo ascendi a 30 mil millones de d-lares en 1974,28 mil millones de dlares en 1975 y 25 mi~

    . millones de dlares en 1976. Se lo estima en 25 mil millo-nes de dlares en 1977. Esos dficits fueron neutralizados

    en parte por un flujo de prstamos bancarios (y en menor medida, de prstamos de instituciones pblicas interna-

    cionales} destinados a esos pases. Trataremos ms ade-lan.te acerca de la significacin y las consecuencias de ese endeuda}lliento suplementario. Por el momento, regis-treiTiossimplemente esta conclusin: toda crisis capitalis-ta de sobreproduccin afecta ms fuertemente a los dbi-

    que a los fuertes, a los pobres que a los ricos. Esto es cierto en el seno de los pases imperialistas en lo que se re-

    al proletariado y a la burguesa. Es cierto en el seno u u""' en lo que se refiere a las PME (pequeas y ~!")'u"~u,,~ empresas) por una parte y los grandes mono-Plilollios por otra. Tambin es cierto a escala mundial, en lo

    se refiere a los pases semicoloniales y dependientes una parte y los pases imperialistas por otra.

    57

    ~~-' '

    :.

  • IX LA ACENTUACION DE LA COMPETENCIA INTERIMPERIALISTA DURANTE LA RECESION

    La competencia interimperialista siempre tiende a acen-tuarse cuando la coyuntura econmica se deteriora. Es el momento en que "el egosmo sagrado" prevalece. Cada clase capitalista "nacional" busca ante todo salvarse ex-portando sus dificultades y su desempleo a su veci~o y competidor.

    La burguesa imperialista de Estados Unidos haba perdido ~~hegemona absoluta sobre el mundo capitalis-ta, adqumda en 1945, durante los aos sesenta, marca-dos por un nuevo ascenso espectacular del imperialismo ?e Eu;opa o~cidental (ante todo germano-occidental) y Japones. Hacia fines de los aos sesenta, dicha burguesa trat de reaccionar. Fue primero la desvalorizacin en cascada del dlar (que llevara inevitablemente a su in-

    convert!~ilidad en oro), cuyo fin era mejorar su posicin competitiva en el mercado mundial. Luego, el aumento del precio del petrleo le pareci un excelente medio de g?lpea.r a sus competidores europeos y japoneses, que ha" b1an d1sfn~tado de un precio de la energa ms bajo du~ rante los anos sesenta, pero que dependan ms de las im-portaciones de petrleo que Estados Unidos (ambas ma: niobras resultaron armas bmerang, como lo indicare- mos ulteriormente).

    Sin duda alguna, al principio de la recesin 1974-1 la hegemona relativa del imperialismo norte:an1erka sobre el mundo capitalista pareca mejor afianzada unos cuantos aos antes. 26 Puede decirse lo mismo al nal de la recesin y en medio de la reactivacin? Lo

    58

    nos que puede asegurarse es que la cuestin dista mucho de haberse zanjado.

    En el plano del comercio internacional, los aos de, 1974 y 1975 se distinguieron poruna contraofensiva sen-sacional de las exportaciones germano-occidentales y ja-ponesas que redujeron an ms la parte de los productos manufacturados norteamericanos en el mercado mun-dial de los bienes fabricados por la industria de transfor-macin. La firmeza relativamente buena de las exporta-ciones norteamericanas en su conjunto se debe al hecho de que incluyen un buen nmero de materias primas y sobre todo una importante proporcin de productos alimenta-rios, que experimentaron un alza de cotizacin y una de-manda incrementada en 1974 y al principio de 1975, mientras que esas categoras de bienes slo desempean

    . un papel despreciable o nulo en las exportaciones germano-occidentales y japonesas.

    Excepcionalmente, durante el verano de 1974, las ex-portaciones germano-occidentales rebasaron por prime-ra vez las de Estados Unidos aun en cifras absolutas. Pero el hecho de que la industria manufacturera

    . germano-occidental ocupe hoy da el primer lugar en el mundial de los productos de ese sector parece

    duradero (vase a ese respecto el cuadro

    All~a posicin de las cuatro principales potencias im-no se modific sustancialmente. Sin embargo,

    que tomar en cuenta fuertes modificaciones de caro-ocurridas desde 1970, con una importante deprecia-del dlar y una fuerte revaluacin del marco alemn hacen que la evolucin en volumen exportado no se

    llesoremda claramente de esas cifras. Tambin hay que re-la enorme decadencia de la posicin britnica (cu-

    exportaciones en 1970 todava fueron iguales a las del mientras que cinco aos ms tarde son un 20% in-

    ti"i(Jre:sly la relativa firme:Za de las exportaciones france-(inferiores en 1970 a las de Gran Bretaa y a las del

    ux, y superiores en un 20% a las de Gran Bretaa en

    59

    AmilcarHighlight

  • 60

    ---0'\0VIOr""iOO N~o\o\~oO,.Oo\0 ~=r->.0\0-.::1"-.::t('

  • Mientras ms se amplifica y prolonga la inflacin, menos obligados pueden estar los propietarios de mercancas y los detentadores de crditos de aceptar una moneda de papel inconvertible que se desvaloriza considerablemen~ te.'9 Una moneda de papel mundial, impuesta como me-dio de intercambio y pago a todos los capitalistas, y que sera ilegal rehusarse a aceptar, presupone en ltimo an-lisis un Estado mundial, un gobierno mundial, o sea la desaparicin de la competencia interimperialista, es decir

    u~sUp imperialismo. Estamos ms lejos de ello que n nca.

    r dominio del imperialismo norteamericano se deja sentir sobre todo en el plano poltico-militar -pese a su grave derrota en lndochina-, no evidentemente en funcin de su decadencia relativa en el campo econ-mico, financiero y monetario sino en franca contradic-cin con esa decadencia. La impotencia de la burguesa europea para realizar nuevos progresos en la integracin monetaria"' y poltica en el seno del Mercado Comn, para transformarlo de una confederacin de Estados en un .Estado federal, consolida ese statu quo poltico-militar y le cuesta caro, incluso desde el punto de vista financiero. Sus contradicciones internas lo resienten, como por lo dems las del imperialismo japons. Corre el riesgo de que se le impongan cargas y servidumbres suplementarias. Corre peligro de ser vctima de algunas modificaciones comerciales espectaculares. Colocados en la balanza en otra pesa que el crecimiento ms lento de la productividad industrial en Estados Unidos, esos cambios mantienen grosso modo el equilibrio de las fuerzas en presencia.

    Pero los progresos realizados por la industria ar-mamentista europea (franco-britnica, franco-alemana, etctera) y los esfuerzos febriles emprendidos por la RFA para "abrirse paso" en el terreno de los cohetes in-dican que esta situacin no es en absoluto Irrev,ersablle . ; Sealemos a este respecto que una sociedad germ occidental, la OTRAG, alquil por 25 aos

    62

    posi?ilid~d de prolongar t:l arrendamiento por periodos de diez anos), una s~perficie de 100 000 km' en la pro vi n-cm de Shaba, en Za1re, para efectuar en ella experiencias de cohetes. No puede descartarse la hiptesis segn la cual la empresa est vinculada con el suministro de cen-trales nucleares germano-occidentales a Sudfrica; las numerosas y misteriosas visitas de expertos militares germano-occidentales a ese pas y la posibilidad de apropiacin de know-how avanzado de armas nucleares por la Bundeswehrson datos relevantes. 31 . As, el mundo capitalista en su conjunto, al escapar al

    liderazgo norteamericano sin poder sustituirlo por una alianza basada en la igualdad de poder norteamericano-nipn-europeo, u otra hegemona de sustitucin ex-

    . ' penmenta una crisis de direccin poltica internacional an ms clara que durante los aos anteriores. No existe ningn signo que permita suponer que habr cambios de~Is.Ivos a este respecto en los meses y los primeros aos prox1mos .

    . En los captulos XVI, XVII, XVIII y XIX exa-mmarem.~s las repercusiones a ms largo plazo de la acentuacwn de la competencia interimperialista -en particular las nuevas olas proteccionistas y las amenazas de guerra comercial- as como las de la restructuracin del mercado mundial a consecuencia de la emergencia de unos cuantos pases dependientes que ya cuentan con un capital mdustnal, mcluso financiero relativamente

    . ' autonomo.

    63

    :~

  • ',;

    84

    XII LOS CRACS FINANCIEROS, LA POLITICA DE REACTIV ACION Y EL MIEDO DE UN PANICO BANCARIO

    Existe una razn suplementaria que hace que la burgue-sa vacile en aceptar las dosis de inflacin necesarias hoy da para estimular una mayor reactivacin. Tales dosis

    ,.,. .. '-'"'"u riesgos crecientes de un desarreglo del sistema crdito en su conjunto, incluso de un verdadero pni-bancario geaeralizado.

    Toda crisis de sobreproduccin implica forzosamente aumento considerable de las quiebras y hundimientos firmas. Si bien las pequeas y medianas empresas se

    ms afectadas que los poderosos trusts, mientras grave sea la recesin, mayor ser el nmero de trusts

    IIJp,ortantes que sern, a su vez, barridos por la tormen-ta funcin objetiva de la crisis es precisamente la de

    caer las "ramas muertas", o sea las empresas me-rentables, ya sean grandes o pequeas. Ahora bien,

    un clima de inflacin prolongada y de endeudamiento de todos los capitalistas, lo que es ilusorio para

    "pequeos", es decir que uno pueda enriquecerse en-!Udncjo~;e (pidiendo prestado en "buena moneda" y bolsando diez aos despus con "promesas vanas")

    durante mucho tiempo realidad para los "gran-cuyo poder e influencia ante el Estado supuesta-los protegen de cualquier accidente. 39 As, la ren-

    l"u,,au de muchas grandes empresas es cada vez ms Los analistas de los bancos se topan cada vez con ~amc;uiLacc~ para descubrir la verdad tras balances

    inflacin nutre la abundancia relativa de los capita-Hin'r" que los bancos ofrecen, la amplitud de las ope-

    85 01

  • 1 1

    i ~ '.~.. :~, \f. ~ .~ !l 1 ~

    raciones bancarias se extiende a un ritmo acelerado. La competencia de los altos cuadros bancarios, que supues-tamente deciden el otorgamiento de los crditos y juzgan la solidez de las firmas, decrece forzosamente con el re-clutamiento acelerado. El clima cada vez ms competiti-vo que reina entre los bancos los incita en muchos casos a cometer imprudencias crecientes, sobre todo porque la fe en la expansin y la inflacin ininterrumpida parece re-ducir los riesgos.

    La publicacin del libro de un experto conservador, Martn Mayer, haba impresionado a la burguesa nor-teamericana desde 1974; Mayer describa en l las diver- sas nuevas tcnicas que haban determinado el auge de las actividades bancarias ms "agresivas" desde prmr. pios de los aos sesenta. Estas se traducan en palrtt.cutar en la hereja bancaria que consiste en emplear m mente depsitos a corto plazo para financiar prstamos largo plazo, y en una expansin cada vez ms rpida volumen total del crdito -parte del cual era una creciente de crditos de recuperacin dudosa o de n~nosllm bancos y, por reaccin en cadena, un bancario. Sin embargo, sin una presin tan bancos privados corren peligro de no corregir su aventurera. Y Mayer concluye:

    86

    Hay miles de millones d , ~~ d~ prstamos en el si:t~~la.res de prdidas potencia-as a una expJos L a, nos acercam d

    ge actualmente ;ond a estructura bancariao~ ca a v~z fe~~mita crec~r el ~;a~a1~r;~~farse. M!entra~~:se~~

    el hundtmtento o g ador, mas catast 'f' rotco

    Existen algu . cario nos stgnos de un fond norteamericano a prctic reg~eso del sistema ban-denc? del probJ.ema es que se tr:s mas ortodoxas. Pero el gn s=~~e~~f~!~ologa individu!f ~~~~~menos de inci-que de 1 aventureros" o m, " anqueros -se-de espec~J~~i~~cuencias~enerales ~~~ cfionserv~dore~ :-rreiaciones creci~~~e~vasJOn y de fraude ~~a~~:nfla~ton, negocios" 1 , . entre los bancos 1 .. , de mte-

    hJa cbor;u;~i~~~=r~l~~i~~It!cas, lo~ ~ed~~~~~ ~:~~~ om res den . anos, de homb , .

    conducta de ~~~obctos, lo cual repercute igr~:lpo1Ittcos, e anqueros q mente en

    . Du nctma de toda sospecha 41 ue supuestamente estn

    . ran te la recesin de 197 4 .19 , aument en ms d - 75, el nmero deba

    mas de un 60% en Graen u~ 3t0"': en Estados Unid~~~ en Alemania 0 d re ana. Alcanz . r . en 1975 ( 14 000 Cct en tal en 1974 y d 8 6'!;j' ra de

    Pasa de un en 1977). En Francia :1 n en Ja-de 1968-1973 ~romedto anual de JO 000 umero de

    sin d d a cerca de 15 000 para el pe-de 1 u a s.uperada en 1978 E ~n 1975, cifra que

    . ~:eceston .generalizada . se~ vt~p~ras y a princi-s. en sene en el cam ~ ro U Jo una serie de ''~'"e1 c11 ed~se1 ~~~~~~~~s: ;~~~a~ ~el ~ee;~ta~~~~~s/e~e~~

    en Estados Unid , e NatJOnaJ Bank f los dominaba; el h ousndY. d~J grupo italiano Si~doSnaan

    ' d tmtento d Y e varios gru f' e os "bancos se el deiinternationaJ tosd!nancieros britnicos a ~ en Suiza), etctera. A r~n ~r!~n~ (un banco isr~eff

    de la City de Lond num~ro de socieda-res, especializadas en es-

    87 101

  • peculacin inmobiliaria, las atrapaba el torbellino, en particular el grupo Lyon,los seguros Jessel, la London ,& Country Securities, el Triumph lnvestment Trust. Segun el semanario The Economist del 9 de agosto de 1975.

    el hundimiento del mercado inmobiliario represent para el sistema financiero b~i~nico una amenaza ma-yor que el retiro de los dep

  • banco tan poderoso como el Chase Manhattan Bank que respalda el grupo Rockefeller -el Chase Manhattan Real Estate Investment Trust- asisti al hundimiento de sus acciones de 70 a 4 dlares! Los grandes bancos de Nueva York detentan prstamos inmobiliarios no garan-tizados por aproximadamente 7 mil millones de dlares, y por 4 mil millones de acciones de REIT, cuyo valor es ms que incierto. Pero esos no son Jos nicos prstamos y activos dudosos de esos grandes bancos. En otoo de 1975, la brusca amenaza de una bancarrota de la munici-palidad de Nueva York apareci en el horizonte.42 Re-sult entonces que Jos doce principales bancos de Nueva York detentaban ms de 4 mil millones de dlares de "malas deudas" (2 mil millones de obligaciones de la mu-nicipalidad de Nueva York; mil millones de prstamos a. las lneas areas; 0.4 mil millones de prstamos a la W. T. Grant y ms de 500 millones de dlares de prstamos a otros municipios amenazados de quiebra),43 que haba que aadir a Jos 11 mil millones de prstamos inmobilia-rios dudosos!

    En ciertos casos, la suma del capital propio y de las re-servas por prdidas en caso de prstamos ya es inferior al valor de los REIT en quiebra. Tal fue el caso en 1975 para por Jo menos dos de los doce principales bancos de Nueva York, el Chemical Bank y la Bankers Trust Cy. El Marine Midland Bank, que forma parte de Jos "doce grandes", ya haba registrado una prdida de ejercicio . en el cuarto trimestre de 1975. La Federal Reserve se comprometi a sostener en todo caso a Jos grandes ban-cos. Pero con este fin, vigila de cerca no menos de 546 bancos cuya suerte da Jugar a inquietud.

    El Banco de Inglaterra haba otorgado una garanta si~ milar a Jos cinco grandes bancos britnicos, a fin de brir su operacin de rescate de los bancos secundarios de las sociedades financieras. Habra "cubierto" o rantizado prstamos interbancarios por un total de 3 millones de dlares, de los cuales en particular 70 ~tn.. nes de libras esterlinas para salvar a la Slater Walker

    90

    curities (un negocio especulativ del exprimer ministro Edward ~ ~~ntado por el amigo derado como "genio fin . , eat Jlm Slater, consi-t. . . . anc1ero durant -a Y a pnnc1p1os de los aos t e os anos sesen-nes de libras esterlinas al b se enta), y adems 70 millo-ward Bates, en el cual ha canco P~Jvado de Londres Ed-proporcin de un 2591 y apJtal arabe colocado en una

    Algunos de los banc~s . pitalista, como el Chase ;:;as ~m portantes del mundo ca-Banques Suisses la agenc a~ ~ttan Bank, la Union des de Londres la 'san ue ~a e ugano del Lloyd's Bank Lan~esbank, el Hes~sche ~:~~xelles, el Westdeutsche ron importantes prdidas esbank_ (Helaba) sufrie-nes con las divisas, sin que e~~~;:~~Y:~scia d~ especulacio-tante, poner en peligro sur 'd pudiesen, no obs-meros bancos mencionad~q~ ez: S~ lo para los cinco pri-total de 300 millones d ~.as perdidas se evalan en un sufridas por el Helaba due olarles. Las prdidas totales

    rante a reces' . m1 millones de dlares Al IOn ascendenan a ceses tambin experime~ta gundC?~. bancos privados fran-ron de ellas con ayuda de 1 ron . I Jcultades, pero se libra-nacionalizados. En el cas~s ~;fndes bancos ~e depsito en la Banque de CrdJ't 'nt . Helaba participaciones l. R ernatwnal del r I osenbaum, establecido en Gi manciero Israe-t~n Center en quiebra en Br . nebr':, Y _en el Manhat-dJdas de cambio. El Westd usel~s, se anadieron a las pr-banco alemn, fue arrastra~~sc .e La?desbank, el tercer mtento de rescate del W.. por su Jefe Poullain en un (masa de depsitos de 1 ~~~em~ergische Kreditverein borde de la quiebra Graci.' ~I Iones de dlares), al millones de dlares de . a~ a el, se otrg ms de 100 asunto contribuy a lap~:~~aam~s ~esa mstitucin. Este 1977 (Der Spiegel 2 d de oullam, a finales de E . , e enero e 1978)

    s evdente que la nter . . . . .', avanzada de la producci na~olna_hz_acwn cada vez ms go de reacciones encadenan/ e capital aumenta el ries-rrotas espectaculares Si u n .cuanto se producen banca-tes burgueses y pequ~ob n numero importante de clien-

    urgueses de los bancos se aba-

    91 1

  • lanzan a las ventanillas para retirar simultneamente ,su_s depsitos, es decir cuando se produc.e .u? verdadero P.am-co bancario, se corre peligro de parahs1s de todo el Siste-ma de crdito. .

    Ahora bien el crdito desempea un papel mucho mas importante e~ la economa de lo.s .pases. il!lpe.rialistas hoy da que en 1929. Semejante cns1s prec1p1tana, ~u~s, una crisis ms grave an que la de ~ 929. La burgues1a ~~ternacional est plenamente consciente de ello. Desp~~s del crac del Herstadt Bank y del grupo Sindona, la cn.s~s financiera de la municipalidad de Nueva York y las difi-cultades de la Continental Mortgage Investors -una so-ciedad de financiamiento inmobiliario norteamericana que fue incapaz de reembolsar un prstamo de 80 millo-nes de eurodlares que un consorciO de bancos europeos le haba otorgado- evocaron el espectro de semeJante pnico bancario. Los president.es .de los ban~os centrales de los principales pases impenahstas, reumdos en Basl-lea y apoyados por los dirigentes de los grandes b~'?cos de depsito, tomaron la decisin de ya. no. permltu ~1 hundimiento de ningn banco de cualqmer 1mportanc1a que fuera, en cualquier pasimpe.ri~lista. D~eron a con~cer esta decisin al pblico hurgues mternac10nal. Las di-ficultades de pago de la Co'?tinental ~o~tgage ~nvestors fueron eliminadas por una mtervenc10n mmed1ata de fi-nancieros europeos y norteamericanos que otorgaron ~n nuevo prstamo de 150 millones de dlares a esa socie-dad.

  • XIII . LAS CAUSAS FUNDAMENTALES DE LA RECESION NO SE HAN ELIMINADO

    Pero precisamente porque las prcticas "anticrisis" lo-graron una vez ms limitar -menos que en el pasado, pero no obstante limitar- la duracin y la profundidad de la recesin de 1974-1975; precisamente porque el Es-tado burgus sac de apuros a numerosos bancos, com-paas financieras y grandes trusts que se hallaban al borde de la quiebra, la recesin no pudo desempear ef papel objetivo de "saneamiento" de la economa capita-lista que las crisis capitalistas han ejercido tradicional-mente. Por eso es que no desembocar en un nuevo boom.

    La recesin generalizada de 1974-1975 no es ni pro-ducto del azar ni un "accidente cualquiera de trayecto" (el alza del precio del petrleo) de la economa capitalista internacional. Resulta de todas las contradicciones fun-damentales del modo de produccin capitalista que han salido progresivamente a flote, tras haber estado parcial-mente contenidas gracias a la inflacin durante dos dece-nios (en Estados Unidos dos decenios y medio) de creci-miento acelerado.

    Para saber si la recesin actual ser seguida de una nueva fase prolongada de crecimiento acelerado o si, por el contrario, confirma la inversin de tendencia econ-mica a largo plazo, hay que examinar sus repercusiones en los factores principales que influyen en la evolucin a largo plazo de la tasa de ganancia en los pases imperialis-tas:

    1] Una nueva baja fundamental del precio de las ma-terias primas parece sumamente improbable en los pr-

    94

    ximo~ aos: En particular en lo referente al precio de la en7r~la, 1 e~ mter:s comn del capital imperialista (salvo qulzas e. e Japon Y, de algunos pases menores) Y de las ?urgu~slas de los P?lses semlcoloniales y dependientes es mzpedt~ que el pre~IO del petrleo exportado por los a-se~ ~e l_a O P~P c~ga po_r debajo de cierto nivel. En efe~to

    cua qUJer C~lda excesiva" de ese precio tendra com~ conse~uencJa que las posibles fuentes de energa de re-~am~~o, e(n las. cuales se han efectuado inversiones consi-era es pet